Viage Por Egipto y Siria Durante Los Añ PDF

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VIAGE

POR

EGIPTO Y SIRIA

DURANTE LOS AÑOS DE 1783, 1784 Y 1785:

ÜHRA ESCRITA EN FRANCES

POR C F. >VÓLNEY, '

Y TRADUCIDA AL CASTELLANO CON NOTAS Y AD1CIONES


POR UN HABANERO.
Picolas Efwv '•"

TOMO PRIMERO.

PARIS

EN LA IMPRENTA DE JULIO DIDOT,


CALLE DEL PUENTE DE LODI, N° 6.

4 830.
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PUBLIC LIBHARY
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A8TOR. LENOX AN»
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PROLOGO DEL TRADUCTOR.

« quod nec Jovis ira, nec ignis.


Nec poterit ferrum, nec edax abolere vetustas.»
Ov1d1o.

Al oir pronunciar Egipto y Siria, nadie habrá


que, penetrado de la mas profunda veneracion, no
se represente vivamente, de un lado , la madre de la
civilizacion universal , la cuna de las ciencias y de
las artes, la patria de los Faraones y Tolomeos, Ja
colosal grandeza de sus monumentos , el Arcano
impenetrable de las inscripciones que los decoran :
' del otro , los siglos de los patriarcas , Moises y el
monte Sinaí , Salomon y su magnificencia , los Fe
nicios y sus bajeles, Alejandro y su prepotencia,
Jesucristo y nuestra religion , Godofredo y la con
quista de Sion; y como si todavia faltaran á esa
tierra sagrada títulos á nuestra admiracion y res
peto, nos trasporta la fantasia á las arenosas plani
cies áeDjizé, á ver al conquistador de Italia sin se
gundo , delante de los testigos de cuarenta siglos,
ahuyentando con el resplandor de su gloria la hidfa
revolucionaria que devoraba la patria , y echando
los cimientos de su tremenda influencia y poderío.
Los gigantescos monumentos del Egipto , las pi
rámides, sarcófagos y esfinges que aun subsisten,
a
VJ PRÓLOGO
las, antiguas generaciones que se han sucedido, el
Copto, el Arabe, el Otomano, el Griego, todo ha
resistido á la huella del tiempo^librándose de en
tera destruccion ; y bajo montones de arena, en las
ruinas de Tiro, de Ménfis y de Babilonia, en el
Carmelo y en el Libano, todo se halla en su lu
gar ; pero todo está muerto , como para testificar
que la grandeza y poder de un pueblo tan solo
estriban en sus instituciones 1 !
Teniendo pues, por cierto que con dificultad
se podrá presentar una region que inspire un in
teres mas general á todas las naciones, H qué no será
respecto de aquellos pueblos, en cuya traza y fiso
nomia, en cuyo idioma, usos y costumbres vive y
vivirá eternamente impresa la estampa de los Orien
tales? Tal es el caso de los Españoles y de sus des
cendientes de América. Asi que, sin insistir sobre
la importancia del asunto, pasemos á examinar
mas detenidamente el modo con que le ha desem
peñado nuestro autor.
Antes de Volney todos los viageros, sin cuidarse
de la atencion que pudieran merecer sus aven
turas personales, habian seguido el plan de inter
polarlas en sus descripciones : de aquí nace que
sus relatos vienen á formar unos verdaderos diarios

1 Véase el Prospecto para la historia científica y militar de


la espedicion de Egipto, que publica Bory de Saint-Vincent
en consorcio de otros sabios distinguidos.
DEL TRADUCTOR. V1J
de los sucesos y observaciones segun el orden, ó
mas bien, segun el desorden en que es indispensable
se presenten. No quiero decir con esto que omita el
viagero dar cuenta al lector de las impresiones que
le causan los nuevos objetos : por el contrario, nada
es mas á propósito para internarle en el conocimien
to del pais que se estudia. No hay de ello mejor tes
tigo que aquella brillante página en que describe
nuestro autor las sensaciones que esperimentó al
pisar por vez primera las márgenes de Alejandria.
Apartóse Volney de la ruta trillada, redactando su
viage segun el método mas fecundo en resultados,
es decir , por orden de materias. Solo con tender la
vista sobrela tabla de capítulos, se convencerá todo
el mundo del tino admirable con que sabe dividir
el asunto ; y yo espero que la lectura de la obra de
mostrará que la acertada clasificacion de materias es
la prenda mas segu1d del buen éxito en este género
de composiciones : todo Id demas es subalterno. De
cia la célebre autora-de Cbriha qüe'á los Franceses
mas que á ninguna otra nacion pertenecianla habili
dad de hacer un librería abrazar tan absolutamen
te esta opinion , creo que el Viage por Egipto y Sfria
le ofreceria su mejor garante. Orden invariable en
las ideas , feliz enlace en las transiciones , los pun
tos examinados estensamente , pero sin difusion ,
pasages trazados con el pincel de Tácito , que va
len páginas enteras , variedad por fin en el estilo ,
VÜj PRÓLOGO
sin perder jamas de vista aquella unidad, alma y
vida de toda obra. Si la imparcialidad y erudicion
con que está escrita la presente hizo esclamar á
Daru delante dela Academia francesa, que en el
viagero se descubria la sensatez mirando con los ojos
de la sabiduría; yo, al reparar la gravedad y el es
píritu de reprobacion con que un observador de
veinticinco años describe aun aquellos rasgos de
las costumbres orientales que mas deben halagar
á la juventud, no puedo menos de personificar
en él al juicio prestando armas á la virtud.
Pero si este profundo pensador se desvió de la
senda ordinaria en la redaccion de su libro , no fue
menos original en los preparativos de su viage. Per
suadido de que no es posible formar juicio exacto
acerca de las regiones que se visitan , sin ponerse en
las mismas circunstancias de sus habitantes, trató de
antemano en su propio pais de adestrarse en todos
aquellos ejercicios ^que practican los pueblos de
Oriente. Difícil y riesgosa era ciertamente la em
presa. ?Pero qué obstáculos eran capaces de arre
drar un corazon tan enérgj^1mente templado, ni
entibiar aquel celo inestinguible por la sabiduria?
Acostúmbrase desde luego á cabalgar sin riendas,
aprende á lanzar el djerid, se ejercita en recorrer á
pie grandes distancias ; y lo que es mas todavia , se
empeña en habituarse á la mas rígida abstinencia ;
y lo consigue en términos de poder subsistir con la
DEL TRADUCTOR. ' ¡X
frugal/lieta de los moradores del desierto. He aquí
como se aparejaba este observador por escelencia,
no ya á estudiar simplemente los usos y costum
bres de los pueblos nómades, sino a sentirlos y es-
perimentarlos en su propia persona. Asi es como
viviendo con la sobriedad de un Beduino, logró
llevar á cabo su propósito con medios que en
otras manos apenas hubieran bastado á principiar.
Sabido es que no obstante la escasez de su dotacion ,
aun le restaban algunos luises de oro á su regreso á
las playas de Francia. Mas no bastan las dificulta
des mencionadas para estinguir el fervor del joven
viagero, joven tan soloen los años y en elardimiento.
Pareciéndole que nada se ha hecho si aun queda to
davía por hacer, en lugar de aprender el arábigo
en Europa, como de costumbre, vuela á encerrarse
en un convento de Coptos, hasta ponerse en dispo-
cionde manejar con soltura aquel idioma flexible,
comun á tantos pueblos orientales. Esta resolucion,
segun observa un escritor de fama , presagiaba ya
una de aquellas almas enérgicas, que encontramos
firmes é inalterablesgen los críticos lances de la
vida. Ninguno pues, con mas razon que nuestro
viagero, podia habernos hablado de los trabajos
y peligros superados por su constancia y valor :
pero él sabe sobreponerse á esa especie de fragi
lidad , á esa propension tan natural que nos in
cita á ponderar nuestros riesgos y nuestros triunfos.
X PROLOGO
«Nunca nos dice por dónde ha pasado, ni qué
le ha sucedido, evitando con sumo cuidado el
presentarse en la escena : es como un habitante
de aquellos lugares, que habiéndolos observado
largo tiempo, nos describe su estado físico, poli- *
tico y moral 1. » Es un autor que respeta demasia
do el tribunal del público, para atreverse á hablar
de su propia persona ; dejando al asunto y al estilo
el cuidado de cautivar la atencion.
Asi es quejamas se tributó á libro alguno testimo
nio mas unánime de aprobacion. Geógrafos, histo
riadores, viageros, literatos, nacionales y estrange-
ros, todos á una se apresuraron á declarar que Vol-
ney habia fundado nueva escuela, causando una
verdadera revolucion en su género. Los Antillones
y los Rennell , los Rcbertson , los Gibbon y los Hum-
boldt no le pueden citar sin colmarle de elogios 5.
Pero ?qué homenage mas honorífico á la veracidad
é inteligencia de nuestro autor que las palabras de
la Comision de Egipto, comision memorable que ,
reuniendo las luces de la Francia en todos ramos,
era presidida por un Mong^y un Berthollet? « He
aquí la única guia (Volney) que no nos ha estra-
viado jamas. » En efecto, cuanto se ha publicado

1 Daru.
2 Gibbon particularmente en una nota de su Decadencia
y caída del imperio romano, prorumpe entusiasmado: « O
Volney ! yo quisiera que viajaras por el resto del globo ! »
w
DEL TRADUCTOR. xj
posteriormente sobre aquellas regiones no es mas
que ampliacion ó confirmacion de los asertos y
conjeturas de nuestro viagero 1. Y si en su dicta
men franco y verídico acerca de la degradacion
á que se habian reducido los Turcos comprometió
hasta su libertad % por el prestigio que entonces
causaba cuanto decia relacion con el Oriente, el
éxito de la guerra con los Rusos, patentizando el
estado de consuncion del coloso otomano , ha
hecho plena justicia á las miras del benemérito
filósofo, que osó proclamar la verdad en obsequio
de su nacion cuando habia peligro en manifes
tarla.
Pero aun demostrado que el Viaqe por Siria y
Egipto sea uno de los astros mas resplandecien
tes de la literatura del siglo XVIII, y que su autor
reuna en grado heroico el espíritu de observa
cion con la veracidad en los relatos, todavía no
faltará quien oponga que la obra debe haber en
vejecido por las mutaciones que precisamente
habrá causado en aquellos paises el lapso de casi

1 La misma suerte ha cabido á su Pintura del clima y ter


reno de los Estados-Unidos de América. Se han publicado
despues obras y mas obras acerca de tan importante region
por nacionales y estrangeros de no escaso mérito, y sin
embargo, en todas ellas no han podido menos de repro
ducir la Pintura del clima de los Estados-Unidos.
2 Fue arrestado por orden del ministerio en 1787, á con
secuencia de sus Consideraciones sobre la guerra de los Turcos.
XÍJ PRÓLOGO
media centuria , corrida desde su publicacion.
Respecto al Egipto particularmente, arrastrados
como á porfía los sabios modernos de todos los rin
cones del orbe por los inagotables recursos con que
brinda para la inteligencia de la antigüedad, se ha
esplorado el pais en unos términos, que quizá es
hoy la region mejor descrita del universo. ?Por-
qué pues no haber traducido algun otro viage de
los recientemente publicados? Fácilmente se desva
necerán estos reparos con lo dicho hasta aquí so
bre el mérito singular del autor , que no permite
ser reemplazado , y con remitir á los lectores á las
notas y adiciones que van agregadas. En ellas he
procurado no solamente suplir los vacíos que el
autor no pudo llenar, sino tambien estractar de
las investigaciones posteriores cuanto dice rela
cion con los puntos que él toca, ó que tal vez
sirva para mejor pintar el pais. De propósito me he
' abstenido de entrar en pormenores de antigüeda
des : pues sobre llevarme demasiado lejos, no in
teresan á la mayoría de los lectores y siempre re
quieren láminas detalladas* para ser entendidas.
Nada me hubiera sido mas fácil que estender
me sobre el particular. Es tal la copia de mate
riales que ofrecen asi la espléndida Descripcion de
Egipto, publicada por orden del gobierno frances ,
como las obras posteriores del hábil Denon, del
exacto Hamilton , de los infatigables Banks y Bel
DEL TRADUCTOR.
zoni, del intrépido Cailliaud y otros sabios y ar
tistas esclarecidos , que antes bien se siente el
curioso abrumado con tanta riqueza, y mas que
perplejo en la eleccion.J?or el contrario , quizas he
tocado en minucioso, en cuanto se refiere al es
tado actual del pais : pues sobre ser esta la parte
mas instructiva del asunto, adquiere nuevo realce
por la circunstancia de que un anciano oriental ,
sin mas luces que las naturales, es el que ha aco
metido la obra de la presente regeneracion. Sea cual
fuere el fallo de la posteridad acerca de las miras ele
Mehemet-Alí , no se podrá menos de convenir que
ni aun en medio de la culta Europa , se tendria por
un ente vulgar al que entre mil otras mejoras ha
osado el primero introducir en la tierra de los fa
náticos Otomanos el don inestimable de la publica
ción periódica, riego tan precioso á la cultura de
los hombres como el del Nilo á la de los camjys.
Poco he tenido que adicionar tocante á Siria. En
esta parte es hoy tan completo el trabajo del autor
como el dia en que salió de sus manos. Baste decir
que despues de haber leido cuantos viages notables
se han publicado posteriormente sobre esa region ,
con especialidad los deBurckhardt, Buckingham
y Forbin , todo lo nuevo que he encontrado , escep-
tuando algunas descripciones de ruinas reciente
mente descubiertas, se reduce al apéndice que
agrego sobre los Turcomanos, y á una que otra nota
XÍV PHÓLOGO
de menor cuantia. En una palabra, el estado polí
tico de aquella provincia en nada ha cambiado
desde Selim III hasta Mahamud II.
Mas aun dado caso que hubiese variado la con
dicion de aquellos paises, el libro de Volney no
moriria. El acierto y maestria con que está escrito
le constituyen clásico en la materia; y mientras
inspiren ínteres la Siria y el Egipto, servirá Volney
de preliminar á su estudio, asi como por mas des
cubrimientos que ensanchen el dominio de la his
toria natural , los primeros que nos abran su santua
rio, serán siempre Buffon y Cárlos Lineo. He aquí
el privilegio esclusivo del genio. Mas diré : yo
creo que aun cuando feneciera el incentivo que
nos lleva tras esas regiones venerables, viviría el
monumento que levantó Volney. Pues si la esce-
lencia de un libro se ha de graduar principalmente
por $\l virtud de estimular el pensamiento , con
fieso que ninguno me escitó tantos y tan variados
como los cuadros elocuentes del pintor de la Siria.
Si todos los viages se redactaran con semejante es
píritu, no sé yo que hubiera medio mas eficaz de
poner en ejercicio las facultades de la mente á par
que las afecciones del corazon.
Tambien debo recomendar esta lectura á los
que traten de estudiar las demas obras del autor.
No hay una de ellas que no se halle bosquejada en
la presente, ó que no reciba luces de*la misma.
DEL TRADUCTOR. XV
Bajo este respecto el viage de Volney por el llevante
fue como una veta riquísima ,. cuyo laborío em
pleó fructuosamente el resto de sus dias.
He aquí cuanto tuve por necesario advertir
acerca del autor. Acaso dirá alguno que mas bien
he escrito un elogio á su memoria que un prólogo
para su obra: Pero téngase presente que en los
viages, asi como en la historia, el hombre es inse
parable del escritor. Por lo demas, haciendo resal
tar las dotes que distinguen á nuestro viagero del
vulgo de los de su clase , quedan manifestados los
requisitos que deben exigirse al que toma sobre sí
el delicado encargo de pintar los países y juzgar
de sus moradores.
Ni se crea que la cualidad de traductor me pone
una venda respecto de mi original. Al libro me
remito : él hablará por mí, manifestando si el ho-
íenage que le tributo es hijo de un concepto exa
gerado, ó la espresion sencilla del mas severo exá-
men. Al lector incumbe declarar si hay fuego y
energía en las descripciones , fuerza de argumen
tacion y recursos en la parte polémica , observa
cion y sagacidad en la meteorológica , y si jamas
escritor alguno aventajó en profundidad y filoso
fía al que estendió el capítulo de los Beduinos y el
de las Costumbres de Siria. ?No es cierto que le dis
tingue aquel espíritu vasto y generalizador, patri-
moniode los entendimientos superiores?En nuestro
XVJ PROLOGO
viagero era todo uno ojear el libro de la natura
leza , y penetrar hasta sus íntimos recónditos.
Breve seré tocante á mi traduccion. Terminada
estaba desde el año de 1 8 2 1 , en que demasiado jo
ven todavía la emprendí en mi pais, para recreo de
una persona con quien me ligan los dulces cuanto
estrechos vínculos de la sangre y del afecto ; sin
que soñara entonces que veria en algun tiempo la
luz pública. Mas considerando muy luego que haria
no pequeño servicio á mis compatriotas en im
primirla , y como me hallase en esta capital con
proporciones para realizarlo, traté de corregir mi
manuscrito, aunque apresuradamente, á fin de
hacerle menos indigno de los ojos del público. So
licitando pues, la indulgencia de mis lectores para
toda la obra , la reclamo mas particularmente res
pecto de las narraciones que se hallan esparcidas
en el discurso de ella. Confieso que esta parte de mi
original siendo la mas fácil de comprender, no es
la menos difícil de traducir ; no solo porque la índole
de nuestra lengua, naturalmente inclinada ála ca
dencia y rotundidad de los períodos, se aviene mal
con la francesa, que admite un estilo cortado en
el género histórico, sino tambien porque siendo
el modo de contar del autor demasiadamente re
ducido, aun para su propio idioma, casi pecaria en
descarnada la- narracion si la trasladaramos tal como
está á el habla de los Solis y de los Marianas. Por
DEL TRADUCTOR. XVlj
esta razon he procurado evitar el escollo, contor
neando y eslabonando la narrativa , por decirlo
asi , mas sin abusar en manera alguna de las galas
de nuestro armonioso y rico idioma. La obligacion
del traductor es hacer que se trasluzca el original
por entre el nuevo ropage con que se le viste.
En la escritura de los nombres arábigos citados
en el discurso de la obra , me he conformado con
la ortografía del autor, sancionada , despues de
repetidos debates, por la Comision de Egipto. Asi
no se estrañará v. g. el ver escrita q, como en qadi,
sin que se le siga u : pues la primera de estas letras se
ha adoptado para representar aquel sonido gutural
entre k yj, tan frecuente en el idioma de los Ara-
bes como desconocido en los de Europa. Por iden
tidad de razon, se notará el acento circunflejo en
la vocal a en muchas voces orientales. Su objeto es
indicar aquella pronunciacion de a abierta , que
no tenemos en castellano, y que tanto abunda en
el aleman.
Por lo respectivo á las notas del cuerpo de la
obra, contemplando que nada puede llenar mas
ventajosamente el objeto de los viages que el cotejo
de los paises que se describen con los que conoce
mos de antemano, sobre todo si entre ellos median
a nalogias ; mejor dicho , no siendo un viage mas que
una continua comparacion de impresiones pasa
das con impresiones nuevas, no he perdido coyun-
b
XV1IJ PROLOGO DEL TRADUCTOR.
tura de comparar el Egipto con mi suelo natal ;
logrando asi de una vez dar mas publicidad á uno
que otro dato acerca de aquella isla preciosa , casi
virgen de esploracion científica. Por lo demas, á
cualquiera que apenas pisara aquel terreno privi
legiado, ó que acudiese á las fuentes en que he
bebido para las otras notas , se le ocurririan obser
vaciones análogas á las mias. Yo no aspiro á la ori
ginalidad : mi divisa , asi como la de mi autor, se
cifra en la instruccion del lector, fundada en la
verdad y su aprovechamiento. ¡Venturoso yo, y
recompensado con usura , si despertando mas y
mas el apetito de la juventud hacia lis estudios
sólidos, por la propagacion de las luminosas doc
trinas contenidas en este libro, contribuyo con mi
humilde cuota á la mejora intelectual y perfeccion
moral de mi idolatrada patria !
PROLOGO DEL AUTOR.

Octubre de 1786.
Cinco años ha que siendo aun muy jóven, me propor
cionó la suerte una pequeña herencia, que fácilmente
reduje á numerario : toda la dificultad estaba en em
plearle 1.Consulté con mis amigos : aconsejábanme unos
quedisfrutase del capital; otros que le pusiese á rédito :
pero yo eché mis cálculos, y vi que la cantidad era muy
corta para aumentar notablemente mis entradas,, v
harto crecida para disiparla en fruslerías. Circunstan
cias felices me habian habituado al estudio desde mis
tiernos años : yo habia contraido un gusto, ó mejor di
cho, una pasion decidida por instruirme : mi caudal me
presentaba un nuevo medio de saciar mis deseos y de
ensanchar la esfera de mi educacion. Habia leido y
oido repetir mil veces que entre todos los medios de
adornar nuestra mente y de formar el juicio no habia
uno mas eficaz que losviages; asi pues me decidí á via
jar; pero restaba elegir el teatro de mis observaciones,
queríale nuevo, ó al menos brillante. Mi pais y los es
tados circunvecinos me parecieron muy conocidos ó
muy fáciles de conocer: la América naciente y los sal-
vages me tentaban; pero al fin otras ideas me determi-

1 Esta cantidad no pasaba de mil dosoiéhtos pesos fuertes. Nota


del traductor.
tomo 1. I
1- PROLOGO DEL AUTOR.
naron por el Asia : la Siria y el Egipto en particular bajo
el doble respecto de lo que fueron en otro tiempo y de
lo que son en el dia, presentaban un vasto campo á las
observaciones políticas y morales á que ansiaba entre
garme. «En estos paises, me dije, nacieron la mayor
parte de las opiniones que nos gobiernan ; de allí han
salido esas ideas religiosas que han influido tan podero
samente en nuestra moral pública y privada, en nues
tras leyes, en una palabra, en todo nuestro estado so
cial. Es pues de sumo interes conocer los lugares en
que tuvieron origen dichas ideas, los usos y costumbres
de que se compusieron, el espíritu y carácter de las na
ciones que las han consagrado. Es muy importante
examinar hasta qué punto se han alterado, ú conser
vado; indagar cuál haya sido la influencia del'clima, los
efectos del gobierno, las causas de sus hábitos, en suma,
deducir por el ¿estado actual , él de los tiempos pa
sados. »
Por otra parte, considerando las circunstancias po
líticas en que se halla el imperio turco de veinte años
acá, y meditando sobre las consecuencias que pueden
producir, parecióme un objeto digno de curiosidad,
tomar noticias exactas de su régimen interior , para cal
cular sus fuerzas y recursos. Con estas miras partí para
Egipto á fines de 1782. Despues de haber estado siete
meses en el Cairo , encontraba muchos tropiezos para
recorrer lo interior, y muy pocos ausilios para apren
der el arábigo; con este motivo resolví pasar á Siria. El
estado menos turbulento de esta provincia, corres
pondió mejor á mis intenciones : en ocho meses de re
sidencia con los Druzos, en un convento árabe, me fa-
PROLOGO DEL AUTOB. 3
| miliaricé con la lengua; y asi preparado recorrí libre
mente la Siria de estremo á estremo en el espacio de un
año. Habiendo regresado á Francia al cabo de tres , be
creído que mis trabajos podian tener alguna utilidad, y
me he resuelto á publicar mis observaciones acerca del
estado actual de la Siria y el Egipto ; otra razon me ba
estimulado á ello muy particularmente : los viages en
esos paises son muy difíciles y penosos , por cuyo mo
tivo son raras las relaciones que de ellos tenemos , é
imperfectas las nociones que adquirimos. Los mas de
los viageros se han ocupado en investigaciones de an
tigüedades, omitiendo el estado moderno; ademas,
casi todos han corrido el pais apresuradamente , care
ciendo asi de los medios principales de conocerle, es
decir; el tiempo y el uso del idioma. Sin este es im
posible apreciar la índole y carácter de una nacion ;
porque la traduccion de intérpretes jamas surte el
efecto de una conversacion directa. Sin el tiempo no se
puede juzgar con propiedad, porque la poderosa im
presion de los nuevos objetos nos arroba y confunde
nuestro entendimiento; es preciso esperar á que calme
este primer ímpetu , y retroceder mas de una vez á la
observacion para asegurarse de su exactitud. !Tan
cierto es, que el arte de observar bien exige mas ejer
cicio de lo que vulgarmente se cree !
A mi llegada á Francia, he hallado que un viagero
moderno se me ha anticipado acerca del Egipto, dando
áluz el tomo primero de sus cartas1, y posteriormente
otros dos volúmenes; no obstante, como el campo es

1 Savary, Lettres sur [Égypte.


4 PROLOGO DEL AUTOR.
vasto y rico, hay todavía mieses que cosechar; fuera de
que á los lectores no disgustará el oir dos testigos sobre
las materias ya publicadas.
La Siria, sin ser menos interesante que el Egipto, es
un asunto mas nuevo de tratar; pues lo que han escrito
algunos viageros ya es añejo é incompleto. Desde luego
no era mi ánimo hablar sino de lo que habia visto por
mis ojos; mas deseando, por satisfacer á los lectores,
completar el cuadro de esta provincia, creí hacer al
gun servicio en aprovecharme de las observaciones
agenas, siempre que ha estado en mi mano compro
barlas por medio de la analogía.
En la relacion de los hechos he procurado guardar
el mismo espíritu que he tenido en su examen, es decir,
un amor imparcial por la verdad. De intento me he
abstenido de toda pintura poética, aunque no se me
ocultan las ventajas de la ilusion para con el mayor nú
mero de los lectores ; pues estoy persuadido que los
viages pertenecen á la historia y no á las novelas. Los
paises los he representado cual me han parecido; los
habitantes ni mejores ni peores de lo que los he visto;
y acaso he estado en aptitud de verlos como real
mente son, no habiendo recibido de ellos ni beneficios
ni ultrajes.
ESTADO FISICO

DEL EGIPTO.

CAPITULO PRIMERO.

DEt EGIPTO EN GENERAL Y DE LA CIUDAD DE ALEJANDRIA


EN PARTICULAR.

En vano nos preparamos con la lectura de los libros


al espectáculo de los usos y costumbres de las nacio
nes ; siempre mediará una inmensa distancia entre el
efecto de las narraciones sobre el entendimiento , y el
de los objetos sobre los sentidos. Las imágenes tra
zadas por sonidos carecen de correccion en el diseño
y de viveza en el colorido : sus pinturas conservan
una cierta oscuridad que no deja tras sí mas que un
vestigio fugaz pronto á borrarse : asi lo esperimen-
tamos mas particularmente, cuando desconocemos
del todo los objetos que se nos quieren pintar; porque
como entonces la imaginacion no tiene términos de
comparacion, se ve obligada á reunir miembros espar
cidos para componer nuevos seres ideales; y en se
mejante trabajo, de suyo vago y precipitado, es muy
difícil que no confunda las pinceladas y altere los con-
6 ESTADO FISICO
tornos. ^Porqué , pues , nos maravillamos , si viniendo
luego á ver los modelos no reconoce las copias que ella
misma ha formado, y recibe impresiones que todas
llevan el distintivo de la novedad?
En este caso se halla un europeo que llega por mar
á Turquía. De nada le sirve haber leido las historias y
las relaciones ; en vano 'ha intentado por las descrip
ciones figurarse el aspecto de los terrenos , el orden de
las ciudades , los trages y modales de los habitantes :
todos estos objetos son nuevos para él. Su prodigiosa
variedad le deslumhra; el ideal que se habia trazado
desaparece de su fantasía , quedando entregado á los
mas vivos sentimientos de sorpresa y admiracion.
No hay lugar mas á propósito para producir uno y
otro efecto que la ciudad de Alejandría en Egipto. El
nombre de esta ciudad que recuerda el genio de un
personage tan asombroso , el nombre del pais que trae
á la memoria tantos hechos é ideas ; la vista del sitio
que presenta el paisage mas pintoresco; aquellas
palmas alterosas y á manera de quitasol; aquellas
casas de azotea que tal parecen destechadas, aquellos
chapiteles arruinados de los minaretes que sostienen
una balaustrada en los aires ; todo advierte al viagero
que está en otro mundo. Si salta en tierra, un con
junto de novedades le sitia por todos lados ; ya es una
lengua , cuyos sonidos bárbaros y acento áspero y gu
tural ofenden su oido ; ya son vestidos de una forma
estrambótica, semblantes de una apariencia estrada.
Él advierte atónito , en vez de nuestros rostros limpios
y desbarbados, de nuestras cabezas pobladas de pelo ,
DEL EGIPTO. 7
de nuestros sombreros tríangulares 1 y de nuestros
vestidos cortos y ajustados ; aquellas caras atezadas y
barbudas, aquel lio de ropa plegado sobre una ca
beza rasurada; y la larga vestimenta que cayendo del
cuello á los talones, cubre el cuerpo en vez de ves
tirle ; sus pipas largas de seis pies ; los tremendos ro
sarios con que se adornan las manos ; y aquellos dis
formes camellos que acarrean el agua en botas de
cuero; sus asnos ensillados y enfrenados, que tras
portan con ligereza al ginete en pantuflos; el mercado
mal surtido de dátiles y de unos panecillos redondos
y chatos ; la caterva inmunda de perros que vagan por
las calles ; y en fin cierta especie de fantasmas ambu
lantes que envueltas en un ropage talar, no manifies
tan de humano mas que unos ojos de muger. Aparíen
cias tan estraordinarias , apoderándose de los sentidos ,
embargan la mente para el raciocinio; y hasta no ha
llarse el viagero á sus anchas eh el alojamiento (tan
deseado al rendir una larga navegacion) no puede
recapacitar con calma y detenimiento sobre las estra
ñezas que tan fuertemente le han inmutado. Entonces
trae á la memoria aquellas calles estrechas y sin em
pedrado; las casas bajas, y de suyo lóbregas, aun mas
oscurecidas con los enrejadas, el pueblo todo estenuado,
pálido y descalzo , sin otro vestido que una triste camisa
azul ceñida de una tira de cuero ó de un pañuelo en
carnado. Ya el aire general de misería que advierte en

1 Téngase presente que en la época en que esto se escribia aun no


se habian introducido los sombreros redondos, que no empezaron á
usarse hasta tres años despues, es decir en 1789. Nota del traductor.
\ . . .
8 ESTADO FISICO
los moradores y el misterio que encubre las habita
ciones , le hacen entrever la rapacidad de la tirania y
la desconfianza de la esclavitud. Pero muy pronto un
nuevo espectáculo se lleva toda su atencion, y son
aquellas vastas ruinas , situadas al lado de tierra. En
nuestros paises las ruinas son un objeto de mera cu
riosidad : apenas se encuentra en parages estraviados
algun antiguo castillo , cuyo deterioro indica mas bien
el abandono de su dueño que la miseria del lugar. Al
contrario en Alejandría, no bien se sale de la ciudad
nueva en el continente , nos vemos rodeados de un
ámplio terreno casi todo ocupado por ruinas; y en dos
horas de camino se sigue una hilera doble de muros y
de torres que formaban el recinto de la antigua Ale
jandría. La tierra está cubierta con los despojos de
sus remates; las paredes enteras se hallan desmoro
nadas; las bóvedas hundidas, las almenas destro
zadas , y las piedras corroidas y desfiguradas por el
salitre. Se recorre un dilatado espacio sulcado de
escavaciones , calado de pozos , distribuido por muros
casi sepultados , sembrado de algunas colunas anti
guas , tumbas modernas , palmas , nopales 1 , donde
no se encuentra otro viviente que algunos chacales 2 ,
gavilanes y buhos. A los habitantes , en fuerza de la
costumbre, no les causan impresion estas escenas, em
pero el estrangero , cuyas memorias se avivan por el
incentivo de la novedad , sufre una emocion que á veces

1 Vulgarmente tuna, árbol de la cochinilla.


* Mas adelante, tratando de la Siria, da el autor la historia de este
tímido cuadrúpedo, habitante de las ruinas. Nota del traductor.
DEL EGIPTO. 9
le arranca algunas lágrimas , y que da margen á un sin
número de reflexiones tétricas que afectan sobrema
nera el corazon al paso que elevan el alma.
Yo no repetiré aquí las descripciones que han hecho
todos los viageros de las celebérrimas antigüedades
de Alejandría; pues Norden, Pocoke, Niebuhr y re
cientemente Savary han dado muy por estenso cuanto
puede desearse acerca de los baños de Cleopatra , sus
dos obeliscos, sobre las catatumbas, las cisternas, y
la coluna impropiamente llamada de Pompeyo 1. Estos
nombres realmente son magestuosos ; pero la inspec
cion de los originales hace perder la ilusion del grabado.
Solo la coluna por la valentía de su elevacion , el ám
bito de su circunferencia, y la soledad que la rodea,
infunde un verdadero sentimiento de respeto y admi-*
racion. Alejandría en su estado actual es el emporio
de un comercio muy considerable; y asimismo la
puerta de todos los efectos que salen del Egipto para
el Mediterráneo , escepto el arroz de Damieta. Allí tie
nen los europeos factorías con sus agentes para el
trato de nuestras mercancías por medio de cambios.
Siempre se hallan embarcaciones de Marsella, de
Liorna , de Venecia , de Ragusa y de los dominios del
Gran Señor, pero el invernage es muy espuesto. El
puerto nuevo , único donde se admiten europeos , se ha
henchido de tal suerte de arena , que en los temporales ,
las quillas de los buques tocan el fondo, que siendo
1 Segun el cálculo generalmente seguido en Alejandría, la altura
de la caña, contando con el chapitel, es de noventa y seis pies; y su
circunferencia de veintiocho pies y tres pulgadas.
lo ESTADO FISICO
de roca viva , corta prontamente los cables de las an
clas , y entonces son impelidos los unos sobre los
otros, causándose los mayores estragos. Hace cosa de
diez y seis , ó diez y ocho años , que hubo de ello un
ejemplo bien funesto. Cuarenta y dos barcos se estre
llaron contra el muelle por una ráfaga de viento del
N. O. ; y aun despues de tiempo en tiempo , se han su
frido pérdidas de catorce, de ocho , de seis, etc. buques.
El puerto viejo , cuya entrada está resguardada por la
lengua de tierra llamada Cabo de. los Higos 1 , no está es -
puesto á estos desastres ; pero allí solo se admiten em
barcaciones musulmanas. Mas ?porqué, diran en Eu
ropa, no reparan esos hombres el puerto nuevo? La
respuesta es sencilla , porque en Turquía se destruye
para no reparar nunca jamas; y con el tiempo se ar
ruinará tambien el puerto viejo , donde se arroja hace
mas de doscientos años el lastre de los buques. El ca
rácter turco es aniquilar los trabajos de lo pasado , y
las esperanzas de lo futuro ; porque en la barbarie de
un despotismo ignorante, no se guarda nada para ma
ñana.
Por lo tocante á ciudad fuerte, Alejandría nada vale.
No se ve allí obra de fortificacion que merezca este
nombre ; ni aun el faro con sus altas torres lo es ; no
hay cuatro cañones montados , y ni siquiera Un arti
llero que sepa apuntar. Los quinientos genízaros que
deben formar la guarnicion , estan reducidos á la mi
tad , y son unos menestrales que no saben mas que
fumar la pipa. Afortunadamente para los Turcos los
1 En árabe Ras el- tin.
DEL EGIPTO. I I
Francos estan interesados en guardar fuero á esta ciu
dad. Una fragata rusa ó maltesa bastaria para hacerla
cenizas; pero semejante conquista seria inútil. Ningun
estrangero podria establecerse allí por la falta de
agua. Es preciso sacarla del Nilo por un Kalidj 1 , ó ca
nal de doce leguas que la trae anualmente al tiempo
de la inundacion; entonces se llenan los subterráneos
ó cisternas que estan en la antigua ciudad y esta pro
vision debe durar hasta el año siguiente ; estando por
demas decir, que si un estrangero quisiera situarse
allí se le cerraria el canal. La Alejandría comunica con
el Egipto solo por este canal, pues por suposicion hiera
del Delta y por la naturaleza del terreno, pertenece
realmente al desierto de Africa; sus cercanías son un
arenal llano, estéril, esento de árboles y casas, donde
no se encuentra otra planta que la que produce la
soda2, y una hilera de palmas que sigue el rastro de
las aguas del Nilo conducidas por el Kalidj.
Hasta no llegar á Roseta (que en el pais llaman
Rachid) no se puede decir que está uno efectivamente
en Egipto : aquí se abandonan las arenas blanquizcas
propias de la playa , para entrar en una especie de
estiércol negro, pingüe y ligero, que es el carácter
distintivo del terreno de Egipto ; tambien entonces se
venporprimera vez las aguas de aquel Nilo tan famoso :
su lecho , encajonado en dos vegas perpendiculares , se
parece mucho al rio Sena entre Auteuil y Passy. Los

1 Pronuncíese kalidge.
* Esta es la barrilla; en árabe el-qali, de donde se ha formado el
nombre de sal al-kali.
12 ESTADO FISICO
espesos palmares que le rodean, los vergeles que sus
aguas riegan , los limoneros, naranjos, plátanos, al-
bérchigos y otros árboles por su perpetuo verdor
hacen de Roseta uno de los sitios mas amenos ; aumen
tándose la ilusion por el contraste que forma con Ale
jandría y el mar. Todo lo que hay de aquí al Cairo es
tambien muy á propósito para acrecentarla.
En este viage que se hace subiendo por el rio, se
empieza á adquirir una idea general del terreno, del
clima y de las producciones de tan memorable pais.
Nada imita mejor su aspecto que las huertas del bajo
Loira ó las llanuras de la Flandes , pero á fin de que
sea mas completa la semejanza , es indispensable su
primir el sin número de casas de campo y de árboles ,
y sustituirle algunos palmares despoblados y ciertas
casuchas de tierra construidas sobre elevaciones artifi
ciales. Todo este terreno es de un nivel tan igual y tan
bajo , que yendo por mar , se descubren en el hori
zonte , á menos de tres leguas de la costa , no solo las
palmas sino aun la arena que las sostiene ; de allí , re
montando el rio , se sube por una cuesta tan cómoda
que no hace correr el agua mas de una legua por hora.
Por lo que respecta á la perspectiva del campo varia
muy poco ciertamente ; porque no hay mas que palmas
solitarias , ó agrupadas , mas raras á medida que ade
lantamos en lo interior; villorrios edificados con tierra
y de una traza ruinosa; una llanura sin término , que
segun la estacion , es un mar de agua dulce , un pan
tano cenagoso , una alfombra verde ó un campo de
polvo , la vista se enfada y fatiga con aquel horizonte
DEL EGIPTO. l3
lejano y vaporoso por todas partes ; al fin, en la con
fluencia de los dos brazos del rio se comienza á descu
brir hácia el E. las montañas del Cairo, y del S. al
O. tres moles enormes y aisladas , que por su forma
angular, se viene en conocimiento de que son las pi
rámides. Desde este momento se entra en un valle que
remonta hasta el mediodia entre dos cordilleras ^d£
alturas paralelas. La del Oriente, que se estiende hasta
el mar Rojo, merece el nombre de montaña por su
repentina elevacion ; y el de desierto por su apariencia
pelada y silvestre: la de Occidente solo es una cresta de
roca cubierta de arena , que se ha definido muy bien ,
llamándola dique ó calzada natural. Mas pintemos en
dos palabras el Egipto ; representémonos por un lado
un mar estrecho y rocas abundantes, por el otro plani
cies inmensas de arena, y en medio un rio que corre
por un valle de ciento y cincuenta leguas de largo, y
tres á siete de ancho , y que en llegando á treinta leguas
del mar, se parte en dos brazos , cuyas ramificaciones
se pierden en un terreno libre de obstáculos y casi sin
pendientes.
La aficion por la historia natural, tan difundida
para honra de nuestro siglo , exigirá sin duda noticias
exactas acerca de la naturaleza del suelo, y de los mi
nerales de este gran territorio ; pero desgraciadamente
el modo con que allí se viaja no es nada á propósito
para satisfacer sobre el particular. No sucede en Tur
quía como en Europa; entre nosotros, los viages son
paseos agradables; allí, son trabajos penosos y ar
riesgados, particularmente para los europeos á quienes
l4 ESTADO FISICO
un pueblo supersticioso se obstina en mirar como
agoreros que vienen con su magia a llevarse los tesoros
que sepultaron los genios debajo de las ruinas. Esta
opinion ridicula , pero arraigada , junto con el estado
de guerra y turbulencia habitual quita toda seguridad
y se opone á cualquier descubrimiento. No puede uno
desviarse solo por los campos , ni aun ir acompañado ,
sin esponer la vida á graves peligros ; y asi el viagero
se ve circunscrito á las márgenes del rio y á una ruta
conocida de todo el mundo, y que nada enseña de
nuevo : por cuya razon tan solo reuniendo lo que cada
cual ha visto por sí con lo que otros han observado,
pueden adquirirse algunas ideas generales. Bajo estos
datos, nos inclinamos á decir que la armazon, ó es
tructura interior del Egipto, desde Asuan (la antigua
Siena) hasta el Mediterráneo es un lecho de piedra cal
cárea, blanquizca y blanda, que contiene algunas
conchas parecidas á las que se encuentran en los mares
vecinos 1 . Tiene la tierra esta cualidad asi en las pirá
mides como en la roca de Libia que las sostiene. En
cuéntrase tambien en las cisternas, en las catatumbas
de Alejandría y en los escollos de la costa donde se
prolonga. Asimismo se halla en la montaña del E. en
la altura del Cairo , y los materiales de esta ciudad no
se componen de otra cosa. Por último, esta misma
piedra calcárea forma las inmensas canteras que se
estienden de Sauádi á Manfalut, en un espacio de mas de
veinticinco leguas , segun el testimonio de Siccard.
Estas conchas son principalmente erizos, volutas, bivalvos y
cierta especie de lentejas. Véase el Viage al Levante del doctor Shaw.

-
DEL EGIPTO. |5
Este misionero nos dice ademas que hay mármoles en
el valle de los Carros, al pie de las serranías que cir
cundan el mar Rojo, y en las situadas al N. E. de
Asuan. Las principales canteras de granito encarnado
estan entre esta ciudad y la catarata , aunque debe ha
ber otras mas abajo; porque en la ribera opuesta del
mar Rojo, los montes Oreb, Sinai', y sus adyacentes,
dos jornadas al N., estan formados de él No muy dis
tante de Asuan hácia el N. E. hay una cantera de piedra
serpentina, que los naturales emplean para hacer
ollas y otras vasijas destinadas al fuego. En la misma
línea sobre el mar Rojo , habia antes una mina de esme
raldas, de que no ha quedado ni rastro. El cobre es
el único metal que mencionan los antiguos en estas
regiones. En el camino de Suez es donde se encuentran
mas pedernales de los que llaman de Egipto , aunque
el fondo es una piedra calcárea dura y sonora : allí es
tambien donde se han cogido ciertas piedras , que por
su forma , han creido algunos ser vegetales petrificados.
Efectivamente parecen unos leños tallados en bisel por
sus estreñ1os y taladrados de agujeritos ; de modo que
cualquiera los tendria por traqueas de plantas; pero
casualmente se me proporcinó examinar una veta con
siderable de esta especie en el camino de los árabes Ha-
uatat*, ymecercioréde que era un verdadero mineral3.

1 Este granito de Asuan es de color gris , con manchas negras y á


veces encarnadas.
2 Cada tribu tiene sus caminos peculiares para evitar disputas.
3 Por lo demas , no hay diez árboles en este desierto , y parece in
capaz de producirlo.
l6 ESTADO FISICO
Objetos mas interesantes son los dos lagos de ana-
tron descritos por el mismo Siccard ; estan situados en
el desierto de Chaíat, ó de san Macario al O. del Delta.
Su lecho es una especie de foso natural, de tres á
cuatro leguas de largo , sobre un cuarto de ancho ; el
fondo es sólido y pedregoso : está seco por espacio de
nueve meses ; pero en invierno filtra de la tierra una
agua de un rojo violado que llena el lago hasta cinco ú
seis pies de altura ; á la vuelta de los calores se eva
pora el líquido y queda una costra de sal espesa de dos
pies , tan compacta que para arrancarla es menester
que sea á fuerza de pico : produce dicho lago hasta
treinta y seis mil quintales de esta sal, anualmente.
Este fenómeno , que indica un terreno impregnado de
sal, se halla repetido en todo el Egipto. En cualquier
parte que se cave, se encuentra agua salobre la cual
contiene anatron , sal marina y un poco de nitro. Asi
mismo cuando se riegan los jardines , se ve despues de
la evaporacion y absorcion del agua , florecer la sal en
la superficie de la tierra ; y este suelo , lo mismo que
todo el continente del Africa y del Arabia, parece que es
de sal ó que la produce.
En medio de estos minerales de diversas calidades ,
en medio de esta arena fina y rojiza peculiar al Africa ,
la tierra del valle del Nilo se presenta con caracteres ,
que la constituyen una clase distinta. Su color negruzco,
su cualidad gredosa y pegadiza , todo anuncia su
origen estrangero : efectivamente el rio es quien la con
duce desde la Abisinia : diríase que la naturaleza se
ha complacido en formar artificiosamente una isla ha
DEL EGIPTO. 17
bitable en una region á la cual había negado todos sus
favores. Sin este cieno pingüe y liviano, el Egipto
jamas hubiera producido cosa alguna : al parecer él
solo contiene los gérmenes de la vegetacion y la fecun
didad , cuando no los debe sino al rio que le deposita.

CAPITULO II.

DEL NILO V DE LA ESTENSION DEL DELTA.

El Nilo es el árbitro de la existencia física y política


del Egipto : él solo subviene á aquella primera nece
sidad de los seres organizados, la del agua, que se
siente con tanta frecuencia en los climas cálidos y se
escita con tal viveza por la privacion de este elemento.
El Nilo por sí solo , sin el ausilio de un cielo avaro de
lluvia , lleva á todas partes el alimento de la vegeta
cion; permaneciendo tres meses sobre la tierra, la em
bebe de una dosis de agua suficiente para el resto del
año. Si no saliera de madre, apenas podria cultivarse
un terreno muy reducido aun con escesivos gastos ; de
manera que hay sobrada razon para decir, que es la
medida de la abundancia , de la prosperidad y de la
vida. Si el portugues Albuquerque hubiera podido rea
lizar su proyecto de apartarle de la Etiopia al mar
Rojo , este pais tan rico no seria mas que un desierto
tan inculto como los vastos yermos que le circundan.
TOMO I. . 3
l8 ESTADO FISICO
Al ver el uso que hace el hombre de sus facultades , ? nos
quejaremos de la naturaleza por no haberle dotado
mas ventajosamente?
Asi pues con justa razon han tenido los Egipcios en
todos tiempos y aun conservan en nuestros dias un
respeto religioso por el Nüo 1 : debemos, sin embargo,
perdonar á un europeo , que al oir ponderar la belleza
de las aguas del Nilo , ^e sonrie de la ignorancia de los
naturales. Nunca estas aguas turbias y fangosas le en
cantarán como las claras fuentes y los arroyuelos cris
talinos; nunca, á menos que sea movido de la priva
cion, el cuerpo moreno de una Egipcia, manando una
agua amarillosa , le recordará las Náyades al salir del
baño. Seis meses del año está el agua tan cenagosa,
que es preciso dejarla sentar para beberla 2. En los tres
meses anteriores á la inundacion, se reduce á una
corta profundidad, caliéntase en su lecho y se pone
verdosa , hedionda y llena de gusanillos ; en este inter
valo de tiempo se ven precisados á echar mano de la
que está depositada en los algibes. Pero en cualquier
estacion , las personas delicadas cuidan mucho de per
fumarla : por lo demas , en ningun pais del mundo se

1 Le dan los epítetos de santo, bendito, sagrado; y al tiempo de las


crecientes, es decir, al abrir los canales, las madres zabullen á sus
hijos en la corriente , muy creidas de que estas aguas poseen una
virtud purificante y divina , como la supusieron los antiguos en todos
los rios.
1 Al intento se sirven de almendras amargas, con que frotan el
vaso y entonces se pone ligera y potable. Pero solo la sed ó la pre
vencion pueden 'encarecerla como superior á la de nuestras fuentes
y grandes rios , cuales son el Sena y el Loira.
DEL EGIPTO. 19
hace mayor uso del agua. En las casas, en las ca
lles, en todas partes, lo primero que se presenta es
un jarro de agua, y el primer movimiento de un Egip
cio es asirle y tomar un gran trago ; lo cual no causa
el menor mal, gracias á la escesiva traspiracion. Es
tos vasos , que son de barro sin vidráfr, hacen filtrar
el agua tan rápidamente , que se. vacian en pocas ho
ras. El objeto que se proponen por este mecanismo
es mantener el agua bien fresca; y se consigue tanto
mejor, cuanto esté espuesta á una corriente de aire
mas agitado. En algunos lugares de la Siria beben el
agua que ha filtrado ; pero en Egipto se toma la que
queda en el vaso 1 .
De algunos años á esta parte la accion del Nilo sobre
el terreno del Egipto, es un problema que divide á los
sabios y á los naturalistas. Considerando la cantidad
de lodo que el rio depone, y comparando los testimo
nios de los antiguos con las observaciones de los moder
nos, creen muchos que el Delta ha crecido considera
blemente , asi en elevacion como en estension. Savary
acaba de dar mas peso á esta opinion en las cartas que ha
publicado sobre el Egipto ; pero como los hechos y autori
dades que alega , me ofrecen resultados muy diferentes
á los suyos , creo que nuestras contradicciones deben
presentarse ante el tribunal del público. La discusion

1 El habitante de la isla de Cuba tiene una idea cabal de este modo


de refrescar el agua ; pues ademas de la variedad de vasos de distin
tos barros del pais destinados á este objeto , se usa mucho de las al
carrazas de Andalucía, que son los mejores refrigerantes. Nota del
traductor.
2O ESTADO FISICO
es tanto mas necesaria por la notable circunstancia
de que este viagero permaneció en aquel pais por espa
cio de dos años , y muy pronto su testimonio llegaria
á erigirse en ley : fijemos la cuestion , y tratemos pri
meramente del aumento del Delta.
Un historiador griego que ha dicho sobre el Egipto
antiguo casi todo lo .que sabemos , y lo que diaria
mente se comprueba, Herodoto de Halicarnaso, es
cribia , hace veintidos siglos :
« El Egipto, donde abordan los Griegos, (el Delta )
es una tierra adquirida , una donacion del rio , lo mismo
que todo el pais cenagoso que se estiende subiendo
siempre hasta tres dias de navegacion 1. »
Las razones que alega el historiador para fundar su
aserto, manifiestan que estaba bien informado. « En
« efecto, añade, el terreno de Egipto que es un cieno
« negro y de miga se diferencia enteramente del ter-
« reno de Africa , que es una arena roja , y del de Arabia ,
« que es gredoso y lleno de guijarros.... Este cieno lo
« trae el Nilo de la Etiopia.... y las conchas que se ha-
« lian en el desierto prueban demasiado que antigua-
« mente el mar se internaba mas en las tierras. »
Herodoto al paso que ha reconocido esta usurpa
cion del rio, tan conforme á la naturaleza, no ha de
terminado sus proporciones. Savary ha creido poder
suplir la falta del historiador. Examinemos su racio
cinio.
« Creciendo en altura, (el Egipto) 2 ha aumentado

1 Herodoto , lib. 2 , pág. i o5 , edicion Wesling , en folio.


' Savary, Lettres sur l1Égypte, tom. i , pag. 16.
, BEL EGIPTO. 21
tambien en longitud. En comprobacion de ello me val
dré de un solo hecho de los infinitos que presenta la
historia. En el reinado de Sammético, los Milesianos
abordaron con treinta buques á la embocadura Bolbi-
tina (hoy de Roseta) y allí se fortificaron. Fundaron
una ciudad , á que dieron el nombre de Metelis; (Strabo ,
lib. 17) que es la misma Fané , que ha conservado la
denominacion de Messil en los diccionarios coptos.
Esta ciudad , en otro tiempo puerto de mar , ahora dista
de él nueve leguas ; es decir , el espacio que se ha pro
longado el Delta desde Sammético hasta nuestros
dias. »
Nada mas exacto á primera vista que este razona
miento ; pero recurriendo al original en que se funda
Savary, vemos que falta el hecho principal. He aquí
el testo de Estrabon traducido al pie de la letra 1 :
« Despues de la embocadura Bolbitina , hay un cabo
arenoso y bajo, llamado el Cuerno del cordero , el cual
se estiende á mucha distancia (en el mar), despues
sigue la garita de Perseo , y el muro de los Milesianos ,
porque estos, en tiempo de Kiaojares, rey de los Me-
dos , que fue tambien de la era de Sammético , rey de
Egipto , abordaron con treinta buques á la embocadura
Bolbitina, saltaron en tierra, y edificaron la obra que
lleva su nombre. Poco despues habiéndose internado
hasta la noma , ó provincia de Sais , y una vez de ha
ber batido las tropas de Inarés en un combate sobre
el rio , fundaron la ciudad de Naucratis , un poco mas
1 Geog. Strabonis , i1rterp. Casaubon , edit. 1 707 , lib. 1 7 ,
pag. 11 52.
22 ESTADO FISICO
abajo de Schedia. Despues del muro de los Milesianos ,
yendo hácia la embocadura Sebenitica, hay algunos la
gos como el de Butos , etc.
Tal es el pasage de Estrabon tratando de los Mile
sianos ; no se advierte en él la menor vislumbre de
Metelis ; cuyo nombre' tampoco se encuentra en toda
su obra. Tolomeo ha sido quien se lo ha suministrado
á Danville pero sin aplicarlo á los Milesianos ; y mien
tras que Savary no patentice la identidad de Metelis y
del muro Milesiano por indagaciones practicadas en el
pais, son inadmisibles sus conclusiones.
Él ha creido que Homero le ofrecia un testimonio
análogo en los pasages en que habla de la distancia de
la isla del Faro al Egipto ; pero el lector juzgará si está
mas fundado en este punto que en el otro. Citaré
la traduccion de madama Dacier2, menos brillante,
pero mas literal que ninguna otra , circunstancia que
cabalmente es la que mas importa á nuestro pro
pósito.
« En el mar de Egipto , frente al Nilo , cuenta Me-
nelao, hay una isla que se llama el Faro, distante de
una de las embocaduras de este rio el camino que
puede hacer en un dia un bajel con viento en popa... »
Y mas abajo Proteo dice á Menelao :
« El destino inflexible no os permite visitar vuestra
patria , sin que volvais al rio Egiptus y ofrezcais heca-
tumbas perfectas á los inmortales. »

1 Véase la escelente Memoria de Oanville sobre el Egipto, en-4° ,


1765, pág. 177.
1 Odisea, lib. 4-
DEL EGIPTO. 23
«Dijo, prosigue Menelao, y mi corazon se llenó de
dolor y de tristeza ; porque Dios me ordenaba entrar
en el rio Egiptus , cuya travesía es tan difícil y peli
grosa. »
De estos pasages, y principalmente del primero,
quiere deducir Savary que el Faro, que hoy está unido
á la ribera, se hallaba antes muy distante ; pero advir
tamos que cuando Homero habla de la distancia de
esta isla, no la aplica á la ribera de enfrente, como ha
traducido el viagero, sino á la tierra de Egipto, al rio
Nilo. En segundo lugar, se entenderia pésimamente la
espresion jornada de navegacion , si se tomara por el
espacio indefinido que podian correr los buques , ó por
mejor decir, las barquillas de los antiguos. Los Griegos
daban á ese término un valor fijo de quinientos cuarenta
estadios. Herodoto que nos lo refiere espresamente,
nos da un ejemplo de ello cuando dice, que el Nilo ha
ganado al mar , el terreno que va remontando hasta
tres jornadas de navegacion ; y los mil seiscientos
veinte estadios que resultan, convienen perfectamente
con el cálculo mas exacto de mil quinientos estadios ,
que cuenta en otra parte que hay de Heliópolis al mar.
Ahora bien, tomando con Danville los quinientos cua
renta estadios por veintisiete mil toesas , ó cerca de
medio grado *, tenemos por el compas , que esta me
dida es la distancia del Faro al Nilo , y mas particular
mente á dos tercios de legua mas arriba de Roseta ,
1 Herodoto, lib. 12, pag. 106 y 107.
" Para completarle no faltan mas que mil trecientas toesas.
24 ESTADO FISICO
localidad en que con alguna razon puede situarse la
ciudad que daba su nombre á la embocadura Bolbi-
tina ; y es de advertir que allí era donde acudian los
Griegos , y abordaron los Milesianos , siglo y medio
despues de Homero. Luego no hay datos que com
prueben, como se supone, la rapidez de la ganancia del
Delta , ó del continente ; y si todavía se quisiese sos
tener, quedaria por esplicar como esta ribera que no
ha ganado media legua desde Alejandro , ganó once en
el intervalo infinitamente menor que medió desde
Menelao hasta aquel conquistador 1.
Habia un medio mas auténtico para valuar esta ga
nancia en el terreno , y es , la medida positiva del
Egipto dada por Herodoto. Este es su testo : « La an
chura del Egipto sobre el mar, desde el golfo Plinti-
nito hasta el pantano Serbonide cerca de Casius , es de
tres mil seiscientos estadios ; y su longitud del mar á
Heliópolis es de mil quinientos estadios. »
Hablemos únicamente de este último punto , quedes
el que nos interesa. Danville ha probado con observa
ciones hechas con aquella sagacidad que le era caracte
rística , que el estadio de Herodoto debe valuarse entre
cincuenta y cincuenta y una toesas francesas. To-

1 Se puede redargüir á Homero de inexactitud, cuando afirma


que el Faro estaba frente al Nilo ; mas para disculparle , diriamos que
hablando del Egipto como del estremo del mundo, no debió dete
nerse en una nimia precision. Ademas, el brazo Canópico, en otro
tiempo iba por los lagos á abrirse cerca de Abuquir; y si como me lo
hace creerla inspeccion del terreno, pasó antes al O. mismo de Abu
quir, la que en tal caso habria sido una isla , Homero ha tenido razon
en decir que el Faro se hallaba frente al Nilo.
DEL EGIPTO. 25
mando este último término , los mil quinientos estadios
equivalen a sesenta y seis mil toesas , que á razon de
cincuenta y un mil al grado bajo este paralelo , dan
un grado y cerca de veinte minutos y medio. Ademas,
segun las observaciones astronómicas de Niebuhr ,
viagero del rey de Dinamarca, en 1761 1, la dife
rencia de latitud entre Heliópolis (hoY la Matarea)
y el mar era de un grado y veintinueve minutos en
Damieta , y de un grado veinticuatro minutos en Ro
seta; de donde resulta por una parte tres minutos
y medio, que viene á ser lo mismo que legua y
media , de ganancia ; y ocho y medio por la otra ó lo
que es lo mismo , tres leguas y media , es decir , que
la antigua ribera corresponde á once mil ochocientas
toesas mas abajo de Rose,ta, lo cual dista muy poco
del sentido que yo doy al pasage de Homero ; mientras
que si se aplica al brazo de Damieta , cae novecientas
cincuenta leguas mas abajo de esta ciudad. Es cierto
que^ midiendo inmediatamente por el compas , la línea
de la ribera, remonta cerca de tres leguas mas arriba
del lado de Roseta , y cae sobre la misma Damieta ; lo
que proviene del triángulo formado por la diferencia de
longitud. Pero en tal caso, Bolbitina , mencionada por
Herodoto , está fuera del límite , y entonces no se halla
Busiris (Abusir) en medio del Delta, como lo trae He
rodoto2. Debemos confesarlo : loque dicen los antiguos
y lo que nosotros sabemos de la localidad , carece de la

1 Véase el Viage en Arabia por C. Niebuhr, en 4", que no debe con


fundirse con la Descripcion de Arabia por el mismo , i vol. en-4°.
* Lib. 2 , pag. 1 23.
26 ' ESTADO FISICO
exactitud debida para determinar rigorosamente las ga
nancias sucesivas de terreno. Para discurrir con mas
seguridad , deberian hacerse indagaciones por el es
tilo de las] de Choiseul-Gouffier sobre el Menandro 1 ,
seria preciso escavar y registrar el terreno ; pero se
mejantes trabajos exigen una reunion de recursos , á
que contados viageros pueden aspirar. Aquí se pre
senta una dificultad peculiar, y es que el terreno are
noso que forma el Bajo-Delta, sufre grandes trastor
nos de un dia para otro. El Nilo y el mar no son los
únicos agentes que contribuyen á producir este efecto ;
pues el viento hace tambien un papel muy principal ;
y asi, unas veces ciega los canales y repele al rio ,
como ha sucedido con el antiguo brazo Canópico :
otras , acumula arena y sepulta las ruinas hasta el
punto de hacerlas desaparecer. Niebuhr cita un
ejemplar notable de lo que decimos. En 1762 ha
llándose este viagero en Roseta, casualmente se des
cubrieron en las colinas de arena que estan al S. de
la ciudad, varias ruinas antiguas, y entre otras ,
veinte colunas magníficas de mármol de labor griega ,
sin que la tradicion dijese cosa alguna sobre el nom
bre del lugar a. Todo el desierto adyacente me pa
rece se halla en igual caso. Esta parte, corlada en
otros tiempos por grandes canales y poblada de ciuda
des , no presenta en el dia mas que colinas de una
arena amarillosa muy fina, que el viento aglomera al
pie de cualquier obstáculo, y que muchas veces cubre
1 Véase el Voyage pittoresque de la Gréce, tom. 2.
2 Esta posicion conviene mucho á Bolbitina.
DEL EGIPTO. ' 27
hasta las palmas. Asi pues , á pesar de los trabajos de
Danville, no podemos estar seguros de la aplicacion
que hizo de muchos lugares antiguos á las localidades
actuales.
Savary ha sido mucho mas exacto en lo que refiere
acerca de una de aquellas revoluciones del Nilo por la
cual parece que este corría en otro tiempo por la Li
bia al sur de Ménfis. Pero la narracion de Herodoto
de donde saca este dato, admite algunas dificul
tades. Asi, cuando este historiador dice, segun el tes
timonio de los sacerdotes de Heliópolis, que Menés,
primer rey de Egipto ¿ atajó el recodo que hacia el
rio, dos leguas y cuarto ( 100 estadios ) mas arriba de
Ménfis a, y que abrió un nuevo cauce al oriente de esta
ciudad ; ? se sigue de aquí por ventura que Ménfis ha-
bia estado hasta entonces en un desierto árido y re
moto del agua? 1S1será admisible semejante hipótesis?
?Se podrá creer á la letra en aquellos trabajos de
Menés, que fundara una ciudad , que se ha citado como
existente antes de él , que abriera canales y lagos, echara
puentes, construyera palacios, templos, etc, y todo esto
en el origen de una nacion , y cuando las artes estaban
en su cuna? ?El tal Menés no será quizas un ente his
tórico y las narraciones de los sacerdotes no serán to
das mitológicas? Estas consideraciones me hacen creer
que el haber obstruido Menés el curso del rio fue so
lamente con el objeto de hacer una derivacion perju
dicial al regadío del Delta; conjetura tanto mas verosi-
1 Lettre 1 , pag. 12.
2 Herodoto, lib. 1.
28 ESTADO FISICO
mil cuanto observamos, no obstante el testimonio de
Herodoto , que esta parte del valle vista desde las pi
rámides no presenta vestigio alguno que nos haga creer
en la existencia de un antiguo obstáculo. Por otro lado ,
me parece que Savary se ha empeñado mucho en hacer
tocar con el dique mencionado mas arriba de Mentís
la gran barranca , llamada Bahr bela ma , es decir, rio
sin agua, como para indicar el antiguo cauce del
Nilo. Todos los viageros citados por Danville , le hacen
llegar á Faiume, de quien parece une continuación mas
natural 1 . Para establecer este nuevo hecho , seria pre
ciso haber inspeccionado el terreno ; y yo jamas he
oido decir en el Cairo que Savary, por el rumbo del
Sur hubiese pasado mas allá de las pirámides de
Djizé. La formacion del Delta , que deduce él de este
trastorno , es igualmente inadmisible ; porque en aquella
revolucion tan repentina, ? cómo se puede imaginar que
el peso enorme de las aguas, que vinieron á lanzarse á la
entrada del golfo % hicieron refluir las del mar ? El choque
de dos masas líquidas no produce mas que una mezcla ,
de donde resulta muy en breve un nivel comun ; y ha
biendo mas agua, segun se dice, debió correr con
mas fuerza. Es verdad que el viagero agrega : las arenas
y el cieno que el Nilo trae, se amontonaron alli , la isla

1 Efectivamente, por la inspeccion del mapa estaríamos mas in


clinados á creer, que por allí pasaba antes la corriente del rio : ahora,
por lo respectivo á las petrificaciones de mástiles y buques de que
habla Siccard , seria necesario para darles crédito que fuesen compro
badas por viageros mas ilustrados que ese misionero.
" Lettre 1 , pag. 1 1 y siguientes.
DEL EGIPTO. 29
del Delta poco considerable alprincipio , salió de las aguas
del mar, cuyos límites estendió. ?Pero cómo sale una
isla del mar ? Las aguas corrientes allanan en vez de
acumular : estas consideraciones nos conducen á la
cuestion de la elevacion.

CAPITULO III.

DE LA ELEVACION DEL DELTA.

Herodoto , que trató esta cuestion tan bien como la


anterior, no se ha esplicado sobre las proporciones de
la elevacion, sin embargo refiere un hecho, en que se
apoya Savary para deducir consecuencias positivas :
he aquí en resúmen su razonamiento :
« En tiempo de Meris , que vivia quinientos años
antes de la guerra de Troya 1 , bastaban ocho codos
para inundar el Delta en toda su estension. Cuando
Herodoto vino á Egipto se inundaba con quince, bajo
el imperio de los Romanos con diez y seis ; en tiempo
de los Arabes con diez y siete : hoy el término favorable
es diez y ocho, y el Nilo crece hasta veintidos ; de donde
infiero que el Delta se ha elevado catorce codos en el
espacio de tres mil doscientos ochenta y cuatro años. »
Ciertamente asi seria, si se admiten los hechos como

1 Lettre i , pag. 12.


3o ESTADO FISICO
el viagero los presenta ; pero acudiendo á las fuentes,
se encuentran circunstancias que desvirtuan los prin
cipios y sus consecuencias. Citemos ante todo el testo
de Herodoto.
« Los sacerdotes egipcios, dice este autor cuentan
que en tiempo de Meris, el Nilo inundaba al Delta,
elevándose solo ocho codos. En nuestros dias á menos
que no llegue á quince ó diez y seis , no se derrama por
el pais. Pero despues de la muerte de Meris hasta este
momento no han corrido novecientos años. »
Calculemos : de Meris á Herodoto 900 años
De Herodoto al año de 1777, dos mil
doscientos treinta y siete, ó, si se quiere. 2,240
Total. 3, 140
? Porqué hay este esceso de ciento cuarenta y cua
tro años en el cómputo de Savary? ? Porqué no sigue las
cuentas de su autor? Pero pasémosle por la crono
logía.
En tiempo de Herodoto era menester diez y seis co
dos, ó á lo menos quince, para inundar el Delta; en
tiempo de los Romanos no se necesitaba mas : con que
sacamos en claro que quince y diez y seis son siempre
el término fijado.
Antes de Pelronio, dice Estrabon2, no reinaba la abun
dancia en Egipto , sino cuando el Nilo se elevaba á catorce
codos. Pero este gobernador obtuvo por el arte lo que
le negaba la naturaleza, y asi se vio en su prefectura
reinar la abundancia á los doce. Los Arabes se esplican
1 Lib. 2, pág. 109.
* Lib. 17.
DEL EGIPTO. 3l
en los mismos términos : hay un libro en su idioma que
contiene un estado de todas las crecientes del Nilo
desde el año 622 de la egira hasta 875(1 470 de la era
vulgar) : por esta obra se convence que en las épocas
mas recientes siempre que el Nilo tiene catorce codos
de profundidad en su álveo, hay cosecha y provision
para un año; si llega á diez y seis, para dos; pero te
niendo menos de catorce y ascendiendo á diez y ocho,
hay escasez ; lo cual se conforma perfectamente con la
narracion de Herodoto. Aunque el libro que he citado
es arábigo, sus resultados andan en manos de todos :
basta consultar la palabra Nilo en la Biblioteca oriental
de Herbelot, ó los estrados de Kalkáchenda en el Viage
del doctor Shaw.
La naturaleza del codo no puede producir equivo
caciones; porque Fréret, Danville y Bailly han demos
trado que el codo egipcio , avaluado siempre en veinti
cuatro dedos , es igual á veinte y media de nuestras
pulgadas 1 ; y el codo actual, llamado Dráá Masri, está
dividido precisamente en veinticuatro dedos, esto es,
veinte pulgadas y media. Pero las colunas empleadas
para medirla altura del rio han padecido una alteración
que es muy importante no omitir.
En los primeros tiempos que los Arabes ocuparon
el Egipto , dice Kalkáchenda , advirtieron que cuando
el Kilo no llegaba al término de la abundancia , cada

1 Yo he medido machos con un pie de rey de cobre , pero he ha


llado que variaban todos de una á tres líneas. El Draá Stambulí (codo
de Corstantinopla) tiene veintiocho dedos, ó veinticuatro pulgadas
menos una línea.
32 ESTADO FISICO
cual se apresuraba en hacer su provision para el
año ; lo que desde luego perturbaba el orden público.
Quejáronse de esto al califa Omar, quien comisionó
á Amrú para examinar el asunto; y he aquí lo que
contestó el encargado : « Habiendo practicado todas las
diligencias que vos nos encargasteis, hemos encon
trado que cuando el Nilo sube á catorce codos , se lo
gra cosecha bastante para el año ; si llega á diez y seis,
es abundante; pero á doce y á diez y ocho es mala : y
como el pueblo está muy á cabo de todo lo que pasa ,
por las proclamas de estilo , se toman medidas que al
teran estraordinariamente el comercio. »
Omar, para remediar este abuso , acaso hubiera
querido abolir la costumbre de las proclamas ; mas
siendo esto impracticable , imaginó, por consejos de
Abutaaleb , un espediente con el cual logró el mismo
resultado. Hasta entonces la coluna de medidas, llamada
nilómetro 1 , se habia dividido en codos de veinticuatro
dedos; Omar la hizo destruir, y le sustituyó otra que
estableció en la isla de Rudar mandando que los doce
codos inferiores se compusiesen de veintiocho dedos
en vez de veinticuatro; y que los superiores quedasen
como antes en veinticuatro. De aquí resultó que en
lo sucesivo, marcando el Nilo doce codos en la co
luna , eran realmente catorce ; porque habiendo
cuatro dedos de esceso en cada codo , quedaba un so
brante de cuarenta y ocho dedos , ó dos codos : de
forma que cuando se proclamaban catorce codos , tér-

1 En arábigo meqins , instrumento mesurador ó medidor.


DEL EGIPTO. 33
mino de cosecha suficiente, la inundacion efectivamente
estaba en el grado de abundancia; y el pueblo, en todas
partes juguete de las palabras, se dejaba embaucar.
Pero esta alteracion no pudo ocultarse á los histo
riadores árabes; y añaden que las colunas de Sa'id,
ó Alto-Egipto siguieron dividiéndose por veinticuatro
dedos, ¿p1e el término diez y ocho (antiguo estilo) fue
siempre adverso; que el diez y nueve era muy raro, y
el veinte casi una maravilla 1.
Luego nada es menos constante que la progresion
alegada, y nos hallamos autorizados á establecer con
tra ella el hecho siguiente : que el estado del Nilo no
ha variado en un período conocido de_ diez y ocho si
glos. ? Porqué pues, en el dia se manifiesta tan dife
rente ? ? cómo es que desde el año de 1 4 7 3 h a pasado tan
repentinamente de quince á veintidos ? Este problema
me parece fácil de resolver ; yo no buscaré su esplica-
cion en los hechos físicos , sino en las circunstancias
de la cosa : ho es el Nilo el que ha variado ; es la co
luna, son sus dimensiones. El misterio con que los
Turcos la encubren, impide á la mayor parte de los
viageros asegurarse de su exactitud ; pero Pocoke que
logró verla en 1739, dice que todo estaba confuso y
desigual en la escala de los codos ; y aun observa que

1 El doctor Pocoke , que ha hecho -muchas buenas observaciones so


bre el Nilo , se ha estraviado enteramente en la esplicacion del testo
de Kalkáchenda : ha creido , por un pasage ambiguo , que el niló-
metro del tiempo de Omar no tenia mas que doce codos ; y ha levan
tado sobre este error un edificio de falsas conjeturas. Voyage de Po
coke, tom. 2 , pág. 278.
tomo 1. 3
34 ESTADO FISICO
le pareció nueva , circunstancia que nos hace pensar
que los Turcos , á imitacion de Omar, se habían permi
tido una nueva alteracion : en fin , hay un dato muy
decisivo en el particular: Niebuhr * , de cuya vera
cidad no se dudará, habiendo medido en 1762 los ves
tigios de la inundacion , sobre un muro de Djizé, en
contró que el primero de junio , habia bajado, el Nilo
veinticuatro pies franceses. Ahora bien , veinticuatro
pies reducidos á codos al respecto de veinte pulgadas
y media cada uno , son precisamente catorce codos y
una pulgada. Es cierto que aun quedan diez y ocho
dias de menguante; pero valuándolos en medio codo,
por un cálculo, cuyo punto de comparacion 5 le in
sinua Pocoke, no resultan mas que catorce codos y
medio , lo cual eonviene exactamente con el cómputo
antigua. ,
Savary alega otro hecho , al que tampoco puedo sus
cribir sin alguna limitacion . « Durante mi mansion en
Egipto , dice (carta " pág. 1 4), he recorrido dos veces
el Delta y aun le he atravesado por el canal de Menufe.
Corria caudalosamente el rio en los grandes brazos de
Roseta , de Damieta y en los que cruzan el interior del
pais; pero no*salia de madre mas que en las tierras
bajas, donde se sangraban los diques para regar las
campiñas sembradas de arroz. »
De aquí infiere : « que el Delta está actualmente en

1 Voyage en Arábie, tom. i , pág. 1oa.


'El 1 7 de mayo , la coluna tenia once pies fuera del agua , el 3 de
junio , tenia once y medio ; luego en diez y siete dias hubo un semi-
codo de aumento. Voyage de Pocoke , tom. a.
DEL EGIPTO. 35
« la situacion mas favorable que puede darse para la
« agricultura, porque perdiendo en inundacion, ha ga-
« nado esta isla anualmente los tres meses que la Te-
« baida está sumergida en las aguas. » Nada, á mi ver,
mas estraño que la tal ganancia. Si el Delta ha ganado
en no inundarse ya , ?porqué se deseó tanto en todos
tiempos la inundacion ? Mas se dirá : las sangrías su
plen. — Pero es muy viciosa la comparacion entre el
Delta y los huerlos del Sena. Solo al lado del mar se
encuentra agua á flor de tierra; en cualquiera otra
parte está bajo el nivel del suelo , y á proporcion que
remontamos, se eleva mas la ribera. En fin, si me es
lícito citar mi testimonio, puedo asegurar, que ba
jando del Cairo á Roseta por el canal de Menufe, he
observado, en los dias 26, 27 y 28 de setiembre
de 1 783 , que aunque las aguas se habian retirado mas
de quince dias antes, los campos aun estaban sumer
gidos en parte, y en los parages limpios se descubrían
todavía los rastros de la inundacion : luego el hecho
alegado por Savary no puede atribuirse sino á una
mala inundacion; y no debemos creer que la eleva
cion haya variado el estado del Delta 1 , ni que los
Egipcios se vean reducidos á procurarse el agua por
medios mecánicos tan dispendiosos como limitados 2.
1 Aun el álveo del rio se ha levantado como el resto del terreno.
* En el Baje—Delta se riega por medio de norias, porque el agua
está á flor de tierra ; pero en el Alto-Delta , es menester poner rosa
rios á las ruedas , ó elevar el agua por potencias movibles. De estas
máquinas hay muchas en el camino de Roseta al Cairo, cualquiera
que las vea se convencerá de que á pesar de lo trabajosas que son de
manejar, se saca muy poca agua con ellas.
3.
36 ESTADO FISICO
Resta ahora resolver la dificultad de los odio codos
de Meris, que opino es producida por causas de la
misma naturaleza. Parece que despues de este príncipe
hubo una gran revolucion en las medidas , y que de un
codo se hicieron dos : esta conjetura es tanto mas pro
bable cuanto en tiempo de Meris el Egipto no forma
ba un solo reino; pues habia por lo menos tres de
Asuan al mar. Sesóstris , posterior á Meris , los reunió
por la conquista ; pero despues de este príncipe vol
vieron á dividirse, lo cual duró hasta Sammético. Esta
revolucion en las medidas es muy conforme atribuirla
á Sespstris , que causó un trastorno general en el go
bierno : él fue quien estableció nuevas leyes y nueva
administracion ; el que hizo levantar diques y calzadas
para situar las ciudades y villas , y abrió tantos ca
nales, segun dice Herodoto", que en Egipto se aban
donaron los carros, que hasta entonces se habian
usado.
Por lo demas, debe advertirse que los grados de inun
dacion no son los mismos en todo Egipto ; antes siguen
una regla de diminucion gradual , á proporcion que el
rio baja. En Asuan el derrame es mayor en un sesto
que en el Cairo ; y cuando en esta última ciudad se
cuentan veintisiete pies , apenas hay cuatro en Roseta
y en Damieta : la razon es que fuera del caudal de agua

1 Herodoto, lib. 2. Esta anécdota amohina mucho á los cronolo


gistas modernos que hacen á Sesóstris anterior á Moises , en cuyo
tiempo aun subsistían los carros : pero no es culpa de Herodoto el
que no se haya entendido su sistema de cronología , el mejor de la
antigüedad.
DEL EGIPTO. 37
queabsorven las tierras, se eleva mas el rio por hallarse
oprimido en un solo lecho y en un valle angosto, al
contrario, cuando ha pasado el Cairo, como ya no está
sujeto por las montañas y se divide en mil ramas , su
cede necesariamente que la masa de agua pierde en
profundidad lo que gana en superficie.
De lo dicho se inferirá sin duda, que nos hemos lison
jeado demasiado en suponer que se conocen los tér
minos precisos de la elevacion y aumento del Delta.
Mas no porque yo rechace ciertas circunstancias ilu
sorias, pretendo negar el fondo de los hechos , cuya
existencia está harto comprobada , asi por el raciocinio,
como por la inspeccion del terreno. Pongamos un
ejemplo : la elevacion del terreno , á*mi ver, está de
mostrada por un hecho , sobre el cual se ha insistido
muy poco : cuando se va de Roseta al Cairo en la men
guante de las aguas, como en marzo, se advierte, á
medida que se sube , que las márgenes se elevan por
grados sobre el agua ; de suerte que si en Roseta es
ceden dos pies al nivel, desde Faué sobresalen tres á
cuatro, y mas de doce en el Cairo 1 : supuesto este dato ,
se puede deducir de él una prueba de la elevacion por
depósito ó sedimento ; porque guardando proporcion la
capa de cieno con el espesor de las capas de agua que
le deponen , debe ser mayor ó menor, segun que estas
capas sean mas ó menos profundas ; y acabamos de ver
1 Seria curioso demostrar qué proporcion guarda hasta Asuan.
Los Coptos ( á quienes he consultado sobre el particular) , me han
asegurado que estaba mucho mas elevada en todo el Said que en el
Cairo.
38 ESTADO FISICO
que observan una gradacion análoga desde Asuan
hasta el mar.
Por otra parte, el aumento del Delta se da á conocer
de un modo muy sensible por la configuracion del
Egipto sobre el Mediterráneo. Si consideramos su
proyeccion en un mapa, se ve que el terreno que está
en la línea del rio , terreno formado de una materia es-
trangera , ha tomado una forma saliente semicircular,
y las líneas de la ribera de Arabia y de Africa, con quien
confina, han adquirido una direccion entrante hácia el
fondo del Delta ; lo que hace sospechar que en la anti
güedad él citado terreno fue un golfo que con el tiempo
se ha cegado.
Este cegamiento, comun á todos los rios, se ha efec
tuado por medio de un mecanismo que les es igual
mente propio : las aguas de las nieves y lluvias, que
corren de los montes á los valles , no cesan de acarrear
las tierras que arrancan en su curso. Las partes mas
graves de estos despojos, como son los guijarros y
arenas , se detienen en breve , si una corriente rápida
no las impele : pero si las aguas no encuentran mas
que una tierrecilla fina y ligera, se impregnan de ella
en abundancia y ruedan por los bancos con facilidad.
ElNilo encontrando semejantes materiales en Abisinia
y el interior del Africa , se vale de ellos , para apresu
rar sus trabajos; impregnan á sus aguas, y el lecho
se hinche en términos, que á veces detiene la cor
riente. Pero, cuando por la inundacion recobra sus
fuerzas, empuja estos bancos hácia el mar, al paso
que trae otros para la estacion siguiente ; despues que
DEL EGIPTO. 39
llegan á su embocadura, se acopian los cienos en forma
de arenales ; porque el declive ya no permite bastante
accion á la corriente, y porque el mar contrapesa
con su resistencia. La estagnacion que de aquí resulta,
obliga á la parte tenue, que hasta entonces habia sobre
nadado, á deponerse, y lo efectua particularmente
en los parages donde bay menos movimiento , como
en las orillas. Asi la costa se enriquece poco á poco
conlosdespojos del campo superior y del mismo Delta;
porque si el Nilo le quita á la Abisinia para dar á la
Tebaida, tambien le roba á esta para llevar al Delta,
y á este para el mar. En donde quiera que sus aguas
tienen corriente , despoja al mismo suelo que enrique
ce : cuando se sube al Cairo en tiempo de menguante, se
advierte en todas partes derrumbarse las orillas tajadas
perpendicularmente. El Nilo que las mina por el pie,
privando de apoyo á una tierra tan ligera , la hace caer
en su lecho. En las crec1entes, esta tierra se embebe de
agua y se deslie ; y cuando vuelve el sol y la sequía , se
cuartea y desmorona, arrastrándosela entonces elNilo.
De esta manera se han obstruido muchos canales , y
otros se han ensanchado , elevando sin cesar el cauce
del rio. El mas frecuentado en el dia (el que va de Nadir
á Damieta) se halla en ese caso : este canal, abierto en
su origen por la mano del hombre , se asemeja hoy al
Sena en muchos parages. Aun suple al brazo principal
que corre de Batn el Baqara á Nadir, y se va cegando
en unos términos que si no se trata de destupirle,
acabará por convertirse en tierra firme : la razon es
porque el rio busca incesantemente la línea recta en
4o ESTADO FISICO
donde tiene mas fuerza ; por la misma causa ha pre
ferido el brazo Bolbitino , el cual no era en su origen
sino un canal artificial que iba á parar al brazo Canó-
pico 1.
Resulta igualmente de este mecanismo del rio , que
los principales colmos deben formarse en las líneas de
las grandes embocaduras y donde la corriente sea mas
fuerte ; la configuracion del terreno es muy conforme
á esta teoría. Tendiendo la vista sobre el mapa, se ad
vierte que la proyeccion de las tierras se verifica princi
palmente en la direccion de las ramas de Roseta y de
Damieta. El terreno lateral y el intermedio se han que
dado formando lago y ciénaga indivisibles entre el
continente y el mar, porque los canalillos que allí to
can , no son bastantes á cegarle completamente. Los
sedimentos y cieno se elevan con la mayor lentitud ; y
aun por este medio no llegarian á estar sobre las aguas ,
si no se agregase un agente mas poderoso , que es el
mar : él es quien trabaja incesantemente en elevar el
nivel de las orillas bajas sobre sus propias aguas ; en
efecto, las olas vienen á morir sobre la ribera y empujan
la arena y el cieno que encuentran al llegar ; sus emba
tes acumulan luego aquel dique ligero , y le dan una
elevacion que jamas hubiera tenido, estando las aguas
serenas. Este hecho es muy patente á todo el que ande
á orillas del mar sobre una ribera baja y movediza;
pero es preciso que el mar no corra sobre la playa;
porque si pierde en los lugares donde hace remolino ,
gana en los que se pone en movimiento progresivo.
1 tierodoto , lib. 2.
DEL EGIPTO. 41
Cuando los arenales llegan por último á flor de agua,
acuden hombres á recoger las arenas con la mano. Pero
en vez de afirmar que esta maniobra eleva el nivel so
bre el agua , deberia decirse que abate el nivel del agua ,
puesto que los canales que se abren , reunen en cortos
trechos las capas líquidas que estaban esparcidas en
espacios mayores 1 . De esta manera ha debido for
marse el Delta con una lentitud, que demanda mas
siglos de los que conocemos ; pero el tiempo jamas
falta á la naturaleza 2.

1 Esta multitud de canales , es un motivo que puede hacer variar


los grados de inundacion : porque si hay muchos y profundos, el
agua correrá mas pronto y se elevará menos : y si hay pocos y super
ficiales , sucederá lo contrario.
* Despues de publicado esteViage, se me ha hecho ver una me
moria deFréret (Academia de las inscripciones, tom. 1 6), en la cual
se habian ventilado estas cuestiones desde el año de 1 745. En ella,
este sabio crítico , atacando de frente la narracion de Herodoto y el
testimonio de los sacerdotes egipcios , pretende que el Delta jamas ha
sufrido mudanza alguna desde los siglos mas remotos : apoya sus ra
zones contra el acrecentamiento en la posicion de las ciudades de
Tanis, Damieta y Roseta; pero los hechos que cita son vagos, y la
diferencia de la medida de Niebuhr escedente á la de Herodoto , es
un argumento incontestable contra su opinion. Por lo tocant^á la
elevacion, prueba, con mas autores de los que yo he citado, que
desde Meris hasta fines del siglo quince la inundacion ha sido
siempre la misma : despues de este tiempo es cuando los viageros han
hablado de una inundacion de veintidos y veintitres codos. El prín
cipe Radzivil es el primero que la menciona en el año de i583. Fréret,
rechazando su testimonio y el de los otros , sostiene que la inunda
cion jamas ha variado , y que la diferencia de los antiguos á los mo
dernos , proviene de que los unos cuentan desde el fondo del agua ,
cuando los otros no contaban sino desde la superficie en tiempo de
menguante. El docto académico invoca las observaciones de Shaw y
42 ESTADO FISICO
Seguramente aun que dan muchas observaciones por
hacer, ó repetir en este pais; pero, como ya llevo dicho,
sufren grandes dificultades. Para vencerlas, sobre ne
cesitarse tiempo y habilidad , seria menester entrar en
gastos considerables, y con todo eso, bajo muchos res
pectos , los óbices accesorios son mas graves que los
principales. El señor baron de Tott lo ha palpado re
cientemente en cuanto al nilómetro. En vano intentó
seducir los guardas, de nada le valió haber dado y
prometido mas zequíes á los pregoneros, para obtener de

de Pocoke; pero estas, al paso que corroboran su consecuencia, des


truyen su esplicacion : en efecto , segun ellos , la creciente neta del
Nilo fue, en 171^ de diez codos veintiseis dedos, que agregados á
cinco codos y unos pocos dedos que ya tenia el rio , dan diez y seis
codos y algunos dedos sobre el fondo : en 1 7 1 5 , la creciente fue de
diez codos , que juntos con seis que tenian las aguas , forman diez y
seis codos : en 1^38, fue de once codos y quince dedos, que con
cinco que tenia el rio , l1acen diez y seis codos- , y no veinte, como dice
Fréret, pág. 353. Luego los antiguos han contado desde el fondo lo
mismo que nosotros , y resulta un estado idéntico en todos tiempos.
Fréret , no obstante que se equivoca en este punto , refiere un hecho ,
que á ser cierto , nos descubre el enigma : dice haber visto un codo
del nilómetro , que no tenia mas que quince pulgadas , ocho líneas
franysas ; ahora bien , veintidos codos de á quince pulgadas ocho lí
neas , hacen trecientas cuarenta y cuatro pulgadas ocho líneas , mien
tras que diez y seis codos , dan trecientas veintiocho , donde solo se
advierte una diferencia de un pie cuatro pulgadas ; de suerte que
seria factible que estotro codo fuese una innovacion de los Turcos, y
que el meqfás tuviese muchas especies de codos. Por lo demas, Fréret
no se ha hecho cargo de la alteracion de Omar citada porKalkachenda;
y está muy distante de resolver la dificultad acerca de los ocho codos
de Meris , diciendo que provinieron de la derivacion de Sulac. Asi
que, sin faltar en un ápice al respeto debido á Fréret, yo persisto en
mis deducciones.
DEL EGIPTO. 43
ellos las verdaderas alturas del Nilo; sus informes
contradictorios prueban la mala fé con que proceden,
ó la ignorancia en que estan. Acaso se dirá : hagánse
colunas en las casas particulares ; pero estas operacio
nes , al parecer tan sencillas , sen realmente inpractica
bles. El que lo intentara , se espondria á riesgos de mu
cha consideracion : baste decir, que hasta la curiosidad
de los Francos enfada cada vez mas á los Turcos. Ellos
se figuran que nosotros codiciamos su pais ; y lo que
pasa de parte de los Rusos , junto con las preocupacio
nes difundidas en Oriente , contribuye á ratificar sus
sospechas. En la actualidad es voz universal en el im
perio ; que han llegado los tiempos vaticinados -por los pro
fetas; que elpoderío y religion de los musulmanes caminan
á su destruccion , que el rey Jauno viene á establecer un
nuevo imperio, etc. Pero ya es tiempo de seguir el hilo
de nuestras ideas .
Apenas tocaré acerca de la estacion tan conocida
del derrame 1 , sobre su gradacion insensible, y no re
pentina, como la de nuestros rios; tampoco hablaré
de las variedades que ofrece, siendo unos años co
pioso, otros escaso, y aun algunos nulo; caso rarí
simo, á la verdad, pero del cual se citan dos ó tres
ejemplos. Todos estos particulares»son harto sabidos
para repetidos ; sábese igualmente que las causas de
estos fenómenos que fueron un enigma para los anti-

1 Se asigna el 19 de junio á punto fijo, pero seria empresa propo


nerse determinar sus primeros instantes tan rigurosamente como quie
ren hacerlo los Coptos.
44 ESTADO FISICO
guos 1 , no lo son para los europeos. Despues que sus
viageros les han informado que la Abisinia y la parte
adyacente del Africa son anegadas con las lluvias de
mayo , junio y julio , han inferido con razon , que estas
lluvias son las que, por la disposicion del terreno,
afluyendo de mil rios diversos , se aglomeran en un
mismo valle para ofrecer en riberas lejanas el espectá
culo magestuoso de una masa de agua que emplea tres
meses en escurrirse. Dejamos al cuidado de los físicos
griegos la accion de los vientos del norte , ó etésios, que
detenian el curso del rio por una pretendida presion ;
y es de admirar que hayan admitido semejante espli-
cacion , siendo asi que el viento no opera mas que so
bre la superficie del agua , sin impedir que el fondo
obedezca la pendiente. En vano han alegado algunos
modernos el ejemplo del Mediterráneo, el cual por la
duracion de los vientos del E. , descubre la costa de
Siria en un pie , ó en pie y medio , para cubrir con la
misma cantidad de agua las de España y de Provenza;
y que con los vientos del O. sucede lo contrario. Tales
argumentos son harto ilusorios ; pues no hay paridad
entre un mar sin pendiente y un rio que la tiene, en
tre la masa de aguas del Mediterráneo y el caudal del
Nilo , finalmente entre una estension de veintiseis pies
y otra de diez y ocho pulgadas.

1 Menos para Demócrito que la adivinó. Véase la Historia de Dio-


Joro de Sicilia, lib. 2. Paréceme que tambien Homero tuvo alguna vis
lumbre ; porque el epíteto que da al NiIo.( diipetés, es decir, de orí-
gen celestial) es una alusion muy clara á las lluvias : de lo cual
deduzco, que los antiguos sacerdotes egipcios poseían una física mas
DEL EGIPTO. 45

CAPITULO IV.

DE LOS VIENTOS Y DE SUS FENOMENOS.

Los vientos del norte, que siempre son periódicos,


ademas de refrescar la atmósfera , sirven principal
mente para llevar á Abisinia una prodigiosa multitud •
de nubes. Desde abril hasta junio, no cesamos de
verlas subir bácia el S. , de modo que á veces está uno
en la espectativa de lluvia : pero esta tierra ardiente en
vano pide á las nubes un beneficio, que ha de re
cibir bajo otra forma. Nunca llueve en el Delta durante
el estío ; y aun en todo el discurso del año llueve ra
rísima vez, y eso en muy corta cantidad. Las lluvias del
año de 1761 , observadas por Niebuhr, fueron un caso
estraordinario , que hasta la fecha no se ha vuelto á
repetir. Los estragos que causaron en el Bajo-Egipto,
donde derribaron porcion de casas construidas de
tierra, convencen demasiadamente que allí se mira
como estraordinaria esa abundancia de agua. Por otra
parte debe observarse , que las lluvias disminuyen á
proporcion que nos elevamos hacia elSa'id. Asi, llueve
con mas frecuencia en Alejandría y en Roseta que en
eJ Cairo , y en este mas que en Minié; llegando á ser la
estensa de lo que se cree ; y que las tradiciones que corrían despues
en Grecia no eran sino una emanacion de sus libros sagrados.
46 estado nsico
lluvia casi un prodigio en Djirdjé. Nosotros los habi
tantes de regiones húmedas no concebimos como
puede subsistir un pais sin lluvias 1 ; pero en Egipto ,
fuera de la porcion de agua con que se empapa la tierra
en tiempo de la inundacion , los rocíos que caen en las
noches de verano bastan para la vegetacion. Los me
lones de agua, conocidos en Marsella con el nombre
de pastéques {sandias) de 1^ palabra arábiga battik, nos
ofrecen de ello una prueba bien patente : en efecto, á
veces no tienen al pie mas que un polvo seco, y sin em
bargo, las hojas no dejan de estar frescas. Estos rocíos
convienen con las lluvias en que son mas copiosos
hácia el mar, y mas escasos á proporcion que se alejan
de él; y difieren en que son menos abundantes en el in
vierno que en el verano. En Alejandría , el mes de abril,
á puestas del sol se empapan los vestidos y los ter
rados como si hubiera llovido. Tambien convienen
dichos rocíos con las lluvias en que son en mas ó me
nos cantidad segun el viento que sopla. El S. y el S. E.
no los producen, pero el N. trae mucho, y el O. mas.
Estas diferencias se esplicarán fácilmente , si atende
mos á que los dos primeros vienen de los desiertos
de Africa y Arabia , donde no encuentran una gota de
agua; pero el N. y el O. al contrario, impelen contra el
Egipto la masa evaporada del Mediterráneo, que am
bos atraviesan , el uno en su latitud , y el otro en toda
su longitud. Asimismo reparo, comparando mis obser-

1 Cuando llueve en Egipto y en Palestina , es un regocijo general :


el pueblo se reune en las calles , canta , baila y grita con yoces descom
pasadas, ja, allah! yamobáreck ; es decir, !oh Dios! oh bendito! etc.
DEL EGIPTO. 47
vaciones sobre el asunto hechas en Provenza, Siria y
Egipto con las de Niebuhr en Arabia y Bombai , que
esta posicion respectiva de los mares y continentes es
la causa de las diversas cualidades de un mismo viento,
que es llovioso en un pais , al paso que siempre es seco
en otro : cosa que perturba mucho los sistemas de los
astrólogos antiguos y modernos acerca de la influencia
de los planetas. .
Otro fenómeno muy singular es el retorno periódico
de cada viento, y digámoslo asi, su apropiacion á
ciertas estaciones del año. La Siria y el Egipto presen
tan en este punto una regularidad digna de fijar nues
tra atencion.
En Egipto , cuando el sol se acerca á nuestras zonas ,
los vientos que se mantenian en las partes del E. pa
san á los rumbos del N. y se fijan allí. En junio, so
plan constantemente del N. y N . O. ; y por esta razon es
el mejor tiempo de pasar al levante : asi que, un buque
bien puede anclar en Chipre ó en Alejandría á los ca
torce , y á veces á los doce dias de su salida de Marsella.
Los vientos continuan en julio soplando del N. con va
riaciones á derecha é izquierda del N. O. al N. E. A fines
de julio , en el discurso de agosto y la mitad de setiem
bre, se fijan en N. franco, y son muy moderados, aunque
mas vivos de dia que de noche ; por entonces reina tam
bien en el Mediterráneo una bonanza general, que re
tarda el regreso á Francia hasta setenta y ochenta dias.
A fines de setiembre , cuando el sol vuelve á cruzar
la línea , los vientos vuelven hácia el E. ; y sin estacio
narse , soplan allí mas que en ningun otro rumbo , es
48 ESTADO FISICO
cepto el N. Las embarcaciones aprovechan este tiempo,
que dura todo octubre, y parte de noviembre, para
retornar á Europa ; y las travesías para Marsella son de
treinta á treinta y cinco dias. A medida que el sol pasa al
trópico de Capricornio, los vientos se ponen mas varia
bles y revoltosos ; sus regiones mas constantes son el N.,
elN. O. yelO. Asi se mantienen en diciembre, enero y fe
brero, que para Egipto, lo mismo que para nosotros, es la
estacion del invierno. Entonces los vapores del Mediter
ráneo , acumulados y condensados por el frio de la at
mósfera, se acercan á tierra, y forman las nieblas y
las lluvias. A fines de febrero y en marzo , cuando el
sol vuelve al ecuador, los vientos conservan mas que
en ningun otro tiempo los rumbos del mediodia. En
este último mes y en él de abril es cuando se ve reinar
el S. E. el S. franco y S. O. Se mezclan con el O. el
Norte, y el E. ; el cual es mas constante á fines de
abril ; y en mayo divide con el N. el imperio del mar,
y hace mas cortos los retornos á Francia que en el equi
noccio de otoño.
DEL VIENTO CALIENTE, Ó KAMSIN.
Estos vientos del S. de que acabo de hablar, reciben en
Egipto el nombre genérico de vientos de cincuenta (dias)1,
no porque duren todo ese período consecutivamente,
sino porque aparecen con mas frecuencia en los cin
cuenta dias anteriores , ó posteriores al equinoccio. Los
viageros los han dado á conocer en Europa con la deno-
1 En árabe kamsin; pero esta k representa la jota española, ó la
c/i alemana1. , , *
DEL EGIPTO. 49
minacion de vientos envenenados 1 , ó con mas propiedad,
vientos calientes del desierto . En efecto, el calor que produ
cen llega á un grado tan escesivo , que no es dable formar
idea de él, sin haberle esperimentado ; con todo , puede
compararse su impresion á la que se recibe de la boca
de un horno de panadero en el momento de sacar el
pan. Cuando estos vientos empiezan á soplar, el aire se
pone bochornoso; el cielo, siempre tan despejado en
aquellos climas , se oscurece súbitamente; el sol pierde
su esplendor, y su disco aparece de color violado ; el
ambiente no está nebuloso, pero sí empañado y lleno
de un polvo sutilísimo, que no suelta fácilmente y pe
netra por donde quiera. Este viento siempre ligero y
rápido , no es muy caliente al principio, pero asi que se
entabla por un rato , aumenta en estremo la tempera
tura. Los animales presto le reconocen por el trastorno
que esperimentan en su máquina : el pulmon, no es
tando ya ocupado por un aire suficientemente enrare
cido , desde luego se encoge y atormenta : la respira
cion es corta y anhelosa; resécase la piel, y se sienten
devorados de un ardor interno : en balde es hartarse
de agua, no hay ^rma de restablecer la traspiracion :
en vano es buscar la frescura ; los cuerpos que antes
la proporcionaban , burlan la mano que los toca ; el
mármol, el hierro, el agua, aunque el sol esté oculto,
se hallan calientes. Entonces las calles se quedan yer
mas ; y reina el silencio , como en medio de la noche.

1 Los Arabes del desierto los apellidan semun, es decir, veneno; y


los Turcos chamyelé, ó viento de Siria , de donde se ha formado la de
nominacion de viento samiel.
tomo 1. '4
5o ESTADO FISICO
Los vecinos de Jas ciudades y aldeas se encierran en
sus habitaciones , y los moradores del desierto en sus
tiendas, ó en pozos abiertos en tierra, donde esperan
á que pase esta especie de tormenta : por lo comun
dura tres dias , y si escede de ellos, es insoportable. ! Po
bres de los caminantes á quienes acomete en' campo
raso, distantes de todo asilo; entonces sufren de lleno
sus rigores , perdiendo á veces hasta la vida ! El mayor
peligro está en el momento que viene la ráfaga,
cuya velocidad aumenta el calor hasta el punto de su
focar súbitamente y con circunstancias singulares :
ora cae un hombre en medio de otros dos que salen
ilesos ; ora se ve uno salvo con solo cubrirse las narices
con un pañuelo, ó meterlas en un agujerito de, arena,
como acostumbran los camellos; ó bien huyendo á ga
lope como hacen los Arabes, cuando sienten venir la mo
feta, nombre que cuadra perfectamente á este aire. Por
otra parte , está probado que es mas nocivo de Mossul á
Bagdad que en ningun otro parage : lo que se atribuye
á la cualidad sulfurosa y mineralógica del territorio que
cruza desde el Eufrates. Debe observarse que en nada
molesta á las caravanas , las cualesjandan á la sazon
por el camino de Damasco á Alepo ; en Bagdad es mor
tal en los minaretes, en las azoteas y en el puente , pero
no asi en los sitios bajos. Si á esto agregamos que des
pues de la muerte sobrevienen hemorragias por la na
riz y la boca , que el cadáver permanece caliente , que
se hincha, se pone amoratado y se desmorona fácil
mente; parecerá mas y mas probable que este aire
DEL EGIPTO. 5l
mortífero es un gas inflamable, cargado en ciertos ca
sos de ácido sulfuroso 1.
Otra cualidad distintiva de este viento, es su es
trema sequedad : llega á tal punto , que el agua con que
riegan los suelos, se evapora en pocos minutos. A
causa de esta sed escesiva de agua , marchita y des
hoja las plantas ; y estrayendo con demasiada prontitud
las emanaciones de los animales , encrespa el cutis ,
cierra los poros , y causa aquel calor febril que acom
paña siempre las supresiones de la traspiracion.
Estos vientos cálidos no son peculiares al Egipto:
tambien los hay en Siria ; pero son mas comunes en la
costa y en el desierto que sobre las montañas. Niebuhr
los ha observado en Arabia, Bombai y el Diarbekr;
tambien se esperimentan en Persia , en Africa y aun en
España2 ; en todas partes son semejantes sus efectos ;
pero su direccion difiere segun los lugares. En Egipto
el mas violento es el de S. S. O. ; en la Meca viene del
E. ; en Surate del N. ; en Basra del N. O. ; en Bagdad
del O., y en Siria del S. E. He aquí un contraste que
embaraza á primera vista; pero reflexionando, nos da

1 Es tan fundada la conjetura del autor, cuanto ese fluido aeri


forme es uno de los mas sufocantes que se conocen. Sin embargo , es
tambien verosímil que se halle mezclado con otros gases que alteren la
pureza del aire : como por ejemplo, el ácido carbónico y particular
mente el azoe que suele desprenderse en mucha cantitad enlas gran
des mudanzas atmosféricas. Por lo demas, solo el analisis química
podrá descubrirnos su verdadera composicion. Nota del traductor.
' En las costas de Andalucía y Cataluña son bien conocidos bajo
el nombre de levantes, por la direccion en que soplan. Nota del
traductor.
4-
52 ESTADO FISICO
la clave del enigma. Si examinamos las posiciones geo
gráficas , se encuentra que siempre viene el viento cáli
do de los continentes desiertos ; y por eso es natural ,
que el aire que cubre las dilatadas llanuras de la Libia
y la Arabia , no hallando en ellas rios , lagos , ni bos
ques, se caldee estraordinariamente, asi por la accion de
un sol abrasador, como por la reverberacion de la arena,
y adquiera el grado de calor y sequedad 4e que es sus
ceptible. Si sobreviene una causa cualquiera que dé
impulso á esta masa, luego se precipita y lleva con
sigo las propiedades pasmosas que le notamos. Estos
vientos no tienen la misma intensidad en todas las es
taciones : ! tan cierto es que aquellas cualidades son
debidas á la accion del sol sobre las arenas ! En Egipto,
por ejemplo , se asegura que los vientos del S. en di
ciembre y enero son tan frios como el N. ; y la razon
es , que el sol habiendo pasado ya al trópico de Capri
cornio, no baña con sus rayos el Africa setentrional, y
que la montuosa Abisinia está por entonces cubierta de
nieve : es indispensable que el sol se haya acercado al
ecuador para producir estos fenómenos. Por identidad
de razon, el S. tiene un influjo mucho menos eficaz en
Chipre; porque llega refrigerado por los vapores del
Mediterráneo. En esta isla el N. es quien le reemplaza ;
allí se quejan de que en el estío produce un calor in
soportable , al paso que se siente helado en el invierno :
lo cual resulta claramente de que el Asia menor está
abrasada de calor en el verano , mientras que en el in
vierno se halla plagada de hielo. En conclusion , este
asunto presenta un sin número de problemas propios
DEL EGIPTO. 53
á cautivar la atencion del físico. ? Por ventura no será
interesante averiguar :
i ° De dónde dimana esa relacion de las estaciones
y la marcha del sol con la especie de vientos y las re
giones donde soplan ?
2o ? Porqué, en todo el Mediterráneo, los rumbos
del N. son los mas constantes , en términos de reinar
nueve meses en los doce del año?
3o ? Porqué los vientos del E. vuelven con tanta re
gularidad despues de los equinoccios , y porqué en esta
época reina de ordinario un viento mas recio?
4° ? Porqué los rocíos son mas abundantes en verano
que en invierno ; y porqué las nubes , efecto de la eva
poracion del océano , siendo esta mayor en estío que
en hibierno , hay sin embargo mas nubes en esta esta
cion que en aquella?
5o Finalmente, ?porqué las lluvias son tan raras en
Egipto , y porqué las nubes so dirigen con preferencia
sobre Abisinia? a
Pero ya es tiempo de concluir la pintura física que
he principiado.
ESTADO FISICO

CAPITULO V.

DEL CLIMA Y DEL AIRE.

Con razon pasa por muy cálido el clima del Egipto,


pues en julio y agosto el termómetro de Réaumur se
mantiene , en las piezas mas templadas , á veinticuatro
y veinticinco grados sobre el término del hielo 1 . Sé que
en el Said sube aun mas ; pero ignoro el grado á punto
fijo. La proximidad del sol (que en el estío está casi
perpendicular) es sin duda la causa principal de tanto
calor; mas cuando se considera que otros paises si
tuados en la propia latitud son mas frescos , se tras
luce una segunda causa tan eficaz como la primera ; y
es el nivel del terreno poco elevado sobre el mar. En ra-
1 El astrónomo Beauchamp ha observado muchas veces 37° y 38°
en Basra, y este calor reina particularmente en la mayor parte de
las playas de Persia , de Arabia y de la India : 3a0 y 33° , término del
calor de la'sangre , son muy frecuentes en Florida y en Georgia ( de
América ). Asi , el Egipto debe colocarse entre los paises de una
temperatura media *.
* La temperatura que asigna el autor al Egipto es cabalmente el maximum
de la de la isladeCuba, cteteris paribus, esto es, á la sombra. Rara vez ha
pasado el mercurio de a5% ni aun durante los meses mas cálidos , que son
julio y agosto. Sin embargo en estos mismos meses se mantiene constante
mente en a3° y a4° al mediodía, sin mas variaciones que lasque natural
mente ba de producir la ausencia diaria del sol , que lo hace bajar á veces
hasta 6", y cuando menos 3°. Nota del traductor.
DEL EGIPTO. 55 '
zon de dicha temperatura , no deben distinguirse mas
que dos estaciones en Egipto, la primavera y el estío;
es decir, el tiempo fresco, y el de los calores. Estos du
ran desde marzo hasta noviembre; y; aun á fines de
febrero el sol á las nueve de la mañana es insoportable
para cualquier europeo. En todo este tiempo , el am
biente es abrasador, el cielo centelleante, y el calor
insufrible á los que no estan acostumbrados. Con el
ropage mas ligero y en un completo reposo se derrite
uno en sudor; el cual es tan necesario que la menor
supresion es una enfermedad ; de suerte que en vez del
saludo ordinario : como ¿o pasa usted, deberia decirse
mas bien : ? Qué tal suda usted*! Luego que se aparta el
sol del zenit , se templan algo estos calores. Los vapores
de la tierra anegada por el Nilo , y los que traen los
vientos del O. y del N., absorviendo el calórico difun
dido en la atmósfera, proporcionan un frescor agra
dable, y aun frios picantes, si damos crédito á los
naturales y á algunos negociantes europeos : pero ad
viértase que los Egipcios , que andan casi en carnes y
que están acostumbrados á sudar, tiritan al menor
fresquecillo. El termómetro que en febrero se man
tiene, cuando menos ocho ó nueve grados (escala de
Réaumur) sobre el hielo, es el que nos da ideas exac
tas en el asunto. Puede decirse que la nieve y el gra
nizo son fenómenos, que nunca han visto muchos
Egipcios de cincuenta años. Por lo que toca á nuestros
negociantes, deben su estrema sensibilidad al abuso
que hacen de las pieles : llega hasta tal grado que en
invierno las mas veces llevan dos ó tres cubiertas de
56 ESTADO FISICO
piel de zorra ; y aun en los ardores de junio conservan
el armiño ó el gris : ellos pretenden que la frescura
que se esperimenta á la sombra es una razon mas que
suficiente de arroparse con tanto esceso : efectivamente ,
las corrientes del N. y del O. que reinan casi siempre ,
refrescan mucho cualquier parage donde no cae el sol;
pero el motivo secreto y verdadero de semejante moda,
es que las pieles vienen á ser los galones y bordados de
Turquía, y el objeto favorito del lujo asiático: ellas
son la insignia de la opulencia y el rótulo de la digni
dad, respecto á que la concesion de puestos impor
tantes siempre se participa regalando una piel; como
si se dijese al agraciado, que en lo adelante es un señor
de tal categoría, que no tendrá mas ocupacion que

Quizá juzgarán algunos , que el Egipto, en razon de


los calores , y de ese estado pantanoso que dura tres
meses , sea un pais insalubre. Cabalmente esto fue lo
primero que me ocurrió á mi llegada; y al ver despues
en el Cairo las casas de nuestros negociantes situadas
á lo largo del kalidj , donde yace el agua estancada
hasta abril, me confirmé mas en mi juicio, y me per
suadí que los hálitos acuosos debian causarles muchas
enfermedades ; pero la esperiencia desmiente esta pre
suncion : las emanaciones de las aguas posadas tan no
civas en Chipre y en Alejandreta, no producen daño
alguno en Egipto. La causa me parece ser la continua
sequedad de la atmósfera, mantenida ya por la vecindad
del Africa y de la Arabia , que sin cesar absorven la
humedad, ya por las corrientes perpetuas de los vientos
DEL EGIPTO. 57
que no encuentran obstáculos. En comprobacion, las
carnes que se esponen al viento N. , aunque sea en el
estío, lejos de corromperse, se desecan y endurecen
como guijarro. En los desiertos se encuentran cadá
veres desecados , tan ligeros , que un hombre levanta
fácilmente con una mano toda la osamenta de un ca
mello 1.
Ademas de esta gran sequedad del ambiente , se le
nota en todas partes una cualidad salina. Las piedras
estan corroidas de anatron , y en los lugares húmedos
se encuentran largas agujas cristalizadas, que cual
quiera las equivocaría con el salitre. La pared del jar-
din de los jesuitas en el Cairo, formada de ladrillo y
tierra , cria una costra de anatron , del espesor de un
peso fuerte , y cuando se riegan los cuadros del jardin
con agua del kalidj, una vez de'secos, se ven relum
brar sobre la tierra unos cristales blancos , que segura
mente no los ha traido el agua; puesto que no da
indicios de sal ni al gusto, ni á la destilacion 2.
Esta propiedad del aire y de la tierra junto con el
calor, es lo que comunica sin duda á la vegetacion una

1 Con todo , debemos advertir que el aire es mucho menos seco en


la costa que en las tierras altas ; asi es que no se puede poner el hierro
veinticuatro horas al aire en Alejandría y en Roseta ; sin que se cu
bra todo de orín.
2 Los fenómenos descritos aquí por el autor favorecen bastantemente
la conjetura que espuse en una nota anterior (artículo del viento Kam-
sín) sobre la probabilidad de un copioso desprendimiento de azoe ,
en las grandes revoluciones atmosféricas. ?Qué otra cosa son esas
producciones salinas sino efectos de la nitrificacion causada por el
azoe del aire que se halla en gran cantidad? Nota del traductor.
58 ESTADO FISICO DEL EGIPTO.
actividad casi increíble para los que habitamos en cli
mas frios : siempre que las plantas abundan en agua ,
se desarrollan con una rapidez prodigiosa. Cualquiera
que haya estado en el Cairo ó en Roseta, podrá haberse
cerciorado que la especie de calabaza llamada qara ,
echa en veinticuatro horas retoños de cerca de cuatro
pulgadas de largo : pero concluyamos con una observa
cion importante : este suelo tan feraz parece esclusivo é
intolerante. Allí degeneran muy pronto las plantas exó
ticas , segun consta de observaciones cotidianas. Nues
tros negociantes se ven obligados á renovar todos los
años las simientes , y hacen traer de Malta coliflores ,
remolachas, zanahorias y salsifíes. Estas hortalizas al
principio medran admirablemente; pero si se siem
bran despues las nuevas semillas, solo producen plan
tas enfermizas y fruncidas. Lo mismo ha sucedido con
los albaricoques , peras y albérchigos que se han lle
vado á Roseta. La vegetacion en este terreno es de
masiado violenta para nutrir bien tejidos esponjados y
pulposos; para esto seria preciso acostumbrar por
grados á la naturaleza , y aclimatarlos á fuerza de es
mero en el cultivo 1 .

1 Son tan notables las analogías que existen entre la isla de Cuba ó
cualquiera de las Antillas y el Egipto, en cuanto al estado físico , que no
se puede menos de indicarlas á cada paso. Tampoco admite fácilmente
plantas estrañas el suelo cubano , aunque quizás no llega al pnnto de
esclusion del de Egipto. Efectivamente , como es mas vario el terreno
de aquella isla , hay parages en que no cuesta tanto aclimatar las exóti
cas de paises mas frios. Yo he gustado muy buenos duraznos produ
cidos en terrenos que no distan siete leguas de la Habana. Sin em
bargo, por lo que respecta á la hortaliza, degenera lo mismo que en
ESTADO POLITICO

DEL EGIPTO.

CAPITULO VI.

DE LAS DIVERSAS CASTAS DE SUS HABITANTES.

En medio de las revoluciones que no han cesado de


agitar la fortuna de los pueblos , hay pocos paises que
hayan conservado puros y sin mezcla sus moradores
naturales y primitivos. Aquella misma codicia que en
todas partes incitara los individuos á usurparse sus
propiedades respectivas, ha sublevado las naciones
unas contra otras : el resultado de este choque de in
tereses y fuerzas ha sido introducir en los estados un
vencedor estrangero, que, ora usurpador insolente,
ha despojado á los vencidos del dominio que la natu
raleza les habia concedido ; ora conquistador mas tí
mido, ó mas civilizado, se ha contentado con parti
cipar de los favores que su suelo nativo le denegara. He

Egipto ; pero con esta diferencia , que las nuevas semillas en vez de
producir plantas fruncidas y enfermizas, vegetan con demasiada vio
lencia, echando unas hojas inmensas, y sin dar tiempo de sazonar
á los jugos nutricios , cuya circunstancia las hace en estremo acuosas.
Nota del traductor.
6o ESTADO POLITICO
aquí los motivos porque se han establecido en las na
ciones diversas castas de habitantes; quienes alguna
vez , asemejándose en sus costumbres é intereses , han
, mezclado su sangre; si bien con mas frecuencia, divi
didos por preocupaciones religiosas ó políticas, han
vivido reunidos en el mismo suelo, pero sin confundirse
jamas. En el primer caso , han perdido las castas por
su mezcla , los caracteres que las distinguian , y for
mado un pueblo homogéneo , en el cual no se advierten
ya los vestigios de la revolucion. En el segundo, per
maneciendo separadas, han perpetuado sus diferen
cias y levantado un monumento que ha sobrevivido á
los siglos , y puede , en ciertos casos , suplir el silencio
de la historia. /
En esta situacion se halla el Egipto : arrancado hace
mas de veintitres centurias á sus propietarios naturales,
ha visto establecerse sucesivamente en su seno Persas,
Macedonios , Romanos , Griegos , Arabes , Georgianos,
y por fin cierta raza de Tártaros, conocidos bajo el
nombre de Turcos otomanos. iSuchos de estos, pueblos
han dejado las huellas de su tránsito; mas como se
mezclasen en la serie de los tiempos , ha dimanado de
aquí una confusion , que dificulta en algun modo dis
cernir el carácter distintintivo de cada uno. No obs
tante, podemos distinguir en la poblacion del Egipto ,
cuatro castas principales de habitantes.
La primera y la mas estendida es la de los Ara-
bes , que debe dividirse en tres clases : 1° la poste
ridad de aquellos que al tiempo de la invasion de este
pais por Amrú el año de 64o , acudieron del Hedjáz y
DEL EGIPTO. 6l
de todas las partes de la Arabia á situarse en esta region ,
tan justamente ensalzada por su abundancia. Cada cual
se apresuró á posesionarse de las tierras, y muy en breve
se inundó el Delta de estos estrangeros, con menos
cabo de los Griegos vencidos. Esta raza primera, per
petuada en la clase actual de los felláhs ó sean labra
dores y menestrales, conservan todavía su fisonomía
primitiva; pero los individuos que la componen han
adquirido mas estatura , y son mas fornidos ; efecto muy
natural de un alimento mas sustancioso y abundante
que el de los yermos.En general, los habitantes de Egipto
no pasan de cinco pies cuatro pulgadas, aunque mu
chos llegan á seis y siete ; su cuerpo es musculoso y
reforzado sin ser gordo , como es consiguiente en unos
hombres acostumbrados á la fatiga. Su tez quemada
por el sol , es casi negra ; mas sin embargo , su sem
blante nada ofrece de estraño ni desagradable. Los mas
tienen contorneada la cabeza en forma de un óvalo per
fecto , la frente ancha y espaciosa , y debajo de sus
cejas castañas , unos ojos negros , hundidos y brillan
tes ; la nariz es bien grande sin ser aguileña ; la boca
perfectamente formada , y sin escepcion , los mas her
mosos dientes. Los que moran en las ciudades, como
que estan mas mezclados, no tienen facciones tan uni
formes y marcadas. Los de las aldeas al contrario, como
no se enlazan sino en sus familias, ofrecen caracteres
mas generales y constantes , y una cierta aspereza en
su continente , hija sin duda de las pasiones que com
baten unas almas continuamente irritadas por el es
tado de guerra y tiranía que les circunda.
62 ESTADO POLITICO
2° La segunda clase de Arabes es la de los Afri
canos ú occidentales 1 , que vinieron varias veces y
con diversos gefes á reunirse á la primera ; descien
den, asi como esta , de los conquistadores musulmanes
que lanzaron á los Griegos de la Mauritania; ejercen
igualmente la labranza y oficios ; pero estan mas difun
didos en el Said , donde tienen comarcas y aun prín
cipes particulares.
3o. La tercera especie es la de los Beduinos ú hom
bres de los desiertos 2 , conocidos de los antiguos
bajo el nombre de Escenitas, es decir, habitadores de
tiendas. De ellos, unos dispersos en familias, habitan
en las rocas , cavernas , ruinas y lugares estraviados ,
con tal que encuentren agua; otros, reunidos en tri
bus , acampan en las tierras bajas , y se pasan la vida
en un viajar continuo.
Unas veces en el desierto, otras á orillas del rio,
ellos no se apegan á la tierra sino mientras lo exige el
interes de su seguridad , ó la subsistencia de sus reba
ños. Hay algunas tribus que anualmente vienen del
seno del Africa, despues de la inundacion, para apro
vecharse de los nuevos pastos ; y en la primavera se
vuelven á internar en el desierto; otras son mas es
tables en Egipto , y arriendan tierras para sembradura ,
las que cambian anualmente. Todas estas tribus se
mantienen dentro de limites convenidos, los cuales no
deben traspasar, so pena de guerra. Poco mas ó me-
1 En árabe magárbe , plural de magrebi, hombre de garb , ó del po
niente : estos son nuestros berberiscos.
' Fn arábe bedáui, formado de bíd; desierto , pais sin habitaciones.
DEL EGIPTO. 63
nos, todos tienen un mismo género de vida, los mis
mos usos y costumbres. Ignorantes y pobres, los Be
duinos conservan un carácter original , distinto del de
las otras naciones que los rodean : pacíficos tan solo en
sus campos , en cualquiera otra parte se hallan en un
estado habitual de guerra. Los labradores, á quienes
pillan , los odian de corazon , los caminantes que son
robados , maldicen de ellos ; y los Turcos que les te
men, procuran dividirlos y corromperlos. Calcúlase
que sus tribus en Egipto podrian componer un ejér
cito de treinta mil caballos; pero estas fuerzas se
hallan tan dispersas y desunidas, que se les trata como
salteadores y vagamundos.
La segunda raza de habitantes es la de los Coptos,
llamados en árabigo el Qubt. Hay muchas familias de
ellos en el Delta : pero la mayor parte viven en el Sa'id,
donde se les ve ocupar aldeas enteras. La historia y la
tradicion atestiguan que son descendientes del pueblo
despojado por los Arabes, es decir, de aquella mezcla
de Egipcios , Persas y especialmente Griegos , que en
tiempo de los Tolomeos y Constantinos, poseyeron
por tantos siglos el Egipto. Se diferencian de los Ara-
bes en la religion, que es la distila, aunque siguen la
secta de Eutiques. Su adhesion á las doctrinas euti-
quifnas, les ha atraido de parte de los demas Griegos
persecuciones y que los han hecho enemigos irreconci
liables. Cuando los Arabes conquistaron el pais, se
aprovecharon de esta coyuntura para debilitarlos
mutuamente. Los Coptos lograron eá fin espulsar á sus
rivales ; y en virtud de estar enterados de la adminis
64 ESTADO POLITICO
tracion interior del Egipto desde tiempos atras, han
llegado á ser los depositarios de los registros de las
tierras y de las tribus. Bajo la denominacion de escri
banos, ellos son en el Cairo los intendentes, secretarios y
tratantes del gobierno y de los beys. Estos escribanos, á
pesar de ser despreciados de los Turcos á quienes sir
ven , y aborrecidos de los hacendados á quienes opri
men, forman una especie de corporacion, cuyo presi
dente es el escribano del comandante principal. Él es
quien dispone de todos los empleos del ramo , los que
no concede sino á fuerza de dinero, segun el espíritu
de este gobierno.
Preténdese que el nombre Coptos, les viene de la ciu
dad asi llamada, donde se retiraron, segun dicen, en
tiempo de las persecuciones de los Griegos ; pero yo
creo que tiene un origen mas natural y mas antiguo.
La palabra arábiga Qubti, Copto , me parece una alte
racion evidente de la griega Ai-gupti-os, es decir Egip
cio; porque es de advertir que la y se pronunciaba
con sonido de u entre los antiguos Griegos ; y como los
Arabes no usan la g en las sílabas ga go gu , ni la p con
las mismas vocales , reemplazan siempre dichas letras
con la q y la b : luego los Coptos son propiamente los
que representan á los Egipcios 1 : hay ademas un dato
peculiar que corrobora esta acepcion. Examinando
el rostro de muchos individuos de esta raza, le he ha
llado un carácter peculiar, que me ha llamado la aten-

1 Con tanta mayor exactitud , cuanto habitaban en el Said aun an


tes de Diocleciano , y parece que esta parte del pais no estuvo tan
inundada de Griegos como el Delta.
DEL EGIPTO. 65
cion : todos tienen una tez cetrina y aceitunada , que
ni es griega, ni árabe; cara abotagada, ojos inflados,
nariz aplastada, labios toscos, en una palabra, faccio
nes propias de mulato. Yo desde luego estuve tentado
á atribuir al clima estas]aparíencias cuando habiendo
ido á visitar el Esfinge , su aspecto me dió la clave del
enigma. Al ver aquella cabeza que es de la de un negro
en todas sus facciones , recordé aquel pasage tan ter
minante de Herodoto , donde dice5 : « Por mi parte creo
« que los Colcbos son una colonia de los Egipcios,
« porque tienen el cutis negro y el pelo encrespado
« como ellos ; » es decir , que los antiguos Egipcios
eran verdaderos negros de la especie de todos los na-

1 En efecto , advierto que el rostro de los negros representa exac


tamente aquel estado de contraccion que adquiere el nuestro cuando
está castigado por la luz y una fuerte reverberacion del calor; en
tonces se fruncen las cejas, los carrillos se elevan, los párpados se
cierran , la boca hace lajeta. VPor ventura esta contraccion de las
partes móviles no habrá podido , y aun debido , con el tiempo , in
fluir en las partes sólidas, y modelar hasta el mismo núcleo de los
huesos? En los paises frios, el viento, la nieve, el aire penetrante
producen casi el mismo efecto que el esceso de luz en los cálidos.
Vemos por otra parte, que casi todos los salvages tienen la configura
cion del cráneo algo parecida á la del negro ; entra despues la costum
bre de amoldar la cabeza á los niños, y el tocado con que se la cu
bren : entre los Tártaros, por ejemplo, es un birrete alto que oprime
las sienes y levanta las cejas; cuyo estilo me parece la causa de la ceja
de cabra que se nota en los Chinos y Calmucos : en las zonas templa
das y en los pueblos que viven bajo de techado, como no tienen
Jugar estas causas, las facciones aparecen prolongadas por el des
canso de los músculos, y los ojos al ras con la frente, por estar res
guardados de la accion del aire.
* Herodoto , lib. i , pág. J 5o.
tomo 1. 5
66 ESTADO POLITICO
turaies de Africa 1 . De esta manera se esplica como su
sangre , mezclada muchos siglos ha con la de los Roma
nos y Griegos, ha debido perder la intensidad de su
color primitivo , conservando empero la marca de su
molde original. No hay inconveniente en dar á esta
observacion mas latitud, y erigirla en principio, di
ciendo : que la fisonomía es una especie de monu
mento, adecuado en innumerables casos para com
probar , ó ilustrar los testimonios de la historia sobre
el origen de los pueblos. Entre nosotros , el lapso de
novecientos años no ha sido poderoso á oscurecer la
señal peculiar que distinguía á los habitantes de las
1 Esta observacion, que al publicar mi viage en 1787, pareció mas
bien nueva y curiosa que fundada en la verdad , en el dia ha sido
llevada hasta la evidencia por hechos tan interesantes como decisivos.
El doctor Blumenbach, profesor muy distinguido de anatomía en
Gottinga, publicó en 1794 memoria, que da los siguientes re
sultados :
I° Que habiendo tenido oportunidad de disecar porcion de mo
mias egipcias , halló ;
2°Que los cráneos de estas momias pertenecen á tres razas distintas
de hombres , á saber: una etiópica caracterizada por carrillos elevados,
labios toscos, nariz chata y ojos reventones ; asi, añade él, nos pinta
Volney los Coptos del dia.
La segunda raza presenta los caracteres de los Hindus, y la tercera
es mista de las dos primeras.
El doctor Blumenbach cita tambien , como muestra de la primera
raza , el Esfinge grabado en la obra de Norden , del que no habian he
cho caso hasta aquí los mas célebres anticuarios. Yo agrego en esta
edicion para nuevo comprobante el mismo Esfinge, dibujado por
«no de los artistas mas sobresalientes de nuestros dias, M. Cassas,
amor del Voyage pittoresque de la íyrie, de tÉgypte, etc. En él se
observará , fuera de las proporciones gigantescas , una configuracion
de facciones que corrobora mas y mas mi opinion.
ÍDEL EGIPTO. 67
Galias , aquellos hombres del Norte, que en tiempo de
Cárlos el Grueso , vinieron á ocupar la mas opulenta
de nuestras provincias. Los viageros que van por mar
de Normandía á Dinamarca , se sorprenden de la se
mejanza fraternal que advierten entre los habitantes
de estos dos paises , á pesar d^ la distancia de lugares
y tiempos. La misma observacion ocurre cuando pa
samos de Franconia á Borgoña ; y si se recorriese con
atencion la Francia, la Inglaterra, ó cualquier otra
region, sin duda se encontrarían los vestigios de la
emigracion estampados en la faz de sus moradores,
f Por ventura los Judíos no llevan esas señales indele
bles á donde quiera que se situan? La nobleza, en
aquellos estados en que representa á un pueblo es-
traño introducido por la conquista , si no se enlaza con
los naturales, sus individuos conservan siempre un
sello particular. Todavía se distingue la sangre cal
muca en la India ; y si alguien hubiera estudiado las
diversas naciones de Europa y del norte del Asia , acaso
habria dado con analogías que se han sepultado en el
olvido.
Pero volviendo á nuestro Egipto; el hecho que su
ministra á la historia , 'cuántas reflexiones no ofrece á
la filosofía ! .'Qué asunto mas propio de nuestras medi
taciones, que el contemplar la barbarie é ignorancia
actual de los Coptos , amanadas de la alianza del genio
profundo de los Egipcios, con la imaginacion brillante
de los Griegos!
El id1oma es otro monumento , cuyas indicaciones
no son menos exactas, ni menos instructivas. El que
5.
68 ESTADO POLITICO
antes usaban los Coptos , comprueba perfectamente los
hechos que asiento. De un lado, la forma de sus letras
y la mayor parte de las voces , demuestran que la na
cion griega , en el discurso de mil años de morada , im
primió fuertemente su marca al Egipto 1 : mas del otro,
se advierte que el alfabeto copto cuenta cinco letras,
y el diccionario muchas voces que son como las reli
quias y despojos del antiguo egipcio. Estas palabras,
examinadas con criterio, ofrecen una analogía bien
patente con los idiomas de los antiguos pueblos adya
centes, tales como los Arabes, Etíopes, Sirios y aun
los de las riberas del Eufrates , pudiendo sentarse por
punto averiguado : que los enunciados idiomas no fue
ron mas que dialectos derivados de un tronco comun, ó
lengua madre.De tres siglos á esta parte, ha caido en des
uso el de los Coptos ; porque los Arabes conquistadores ,
despreciando el idioma de los pueblos vencidos , les im
pusieron , junto con el yugo , la obligacion de aprender
su lengua. Esta obligacion se erigió en ley , á fines del
siglo primero de la egira, á virtud de haber prohibido
el califa Uáled Io, el uso de la lengua griega en el
ámbito de su imperio : desde el momento adquirió
el arábigo un ascendiente universal ; y las otras len
guas, relegadas en los libros, solo quedaron para
los sabios, quienes, á la postre, las miraron con indife
rencia y abandono. Tal ha sido la suerte que ha ca
bido al copto en los libros ascéticos y en los del rezo
eclesiástico , únicos conocidos en que existe : en el dia
ni los clérigos ni frailes, que por su ejercicio parece
1 Véase el Diccionario copto de Lacroze
DEL EGIPTO. 6q
deberían aprenderle, le entienden absolutamente; y
tanto en Egipto como en Siria, sean musulmanes, ó
cristianos, todo el mundo habla árabe, y no corre
otra lengua.
En este asunto se ofrecen algunas observaciones
que no dejan de interesar á la geografía y á la historia.
Los viageros, al describir los paises que han visto,
acostumbran , y aun se ven en la necesidad , de citar
voces de la lengua que en ellos se habla. Por ejemplo,
si se trata de nombres propios de pueblos, de indivi
duos, ciudades, riosyotros objetos peculiares al pais,
no pueden menos de hacerlo ; pero de aquí ha dima
nado un abuso , y es, que traspasando las voces de una
lengua á otra , las han desfigurado en términos de no
poderlas conocer. Esto ha acontecido especialmente
con los paises que describo : de donde ha resultado un
caos insondable en los libros de historia y geografía.
Un Arabe que supiera el frances, no conocería en nues
tros mapas ni diez vocablos de su lengua, y nosotros
mismos , despues de haberlos aprendido , esperimen-
tamos igual inconveniente. Muchas son las causas que
concurren á producir estas confusiones.
1 ° La mayor parte de los viageros ignoran la lengua
árabe, y sobre todo su pronunciacion: esta ignorancia
es causa de que su oido, bisoño en los sonidos estran-
geros, haga una comparacion viciosa con los de su pro
pio idioma.
2o La naturaleza de muchas pronunciaciones , que
carecen de analogía en la lengua á que se trasladan.
Esto lo palpamos diariamente en la th de los Ingleses,
*jO ESTADO POLITICO
y en la jota de los Españoles. El que no las ha oido
pronunciar, no puede formar idea de ellas; pero el
caso es mucho mas dificultoso respecto de los Ara-
bes, cuya lengua tiene tres vocales y siete á ocho con
sonantes desconocidas á los europeos. ? Cómo , pues»
se han de pintar esas letras para conservarles su valor,
y no confundirlas con otras que forman diferente sen
tido 1 ?
3o En fin, la tercera causa de desorden es el plan
seguido por los escritores en la redaccion de los atlas
geográficos. Tomando todas sus nociones de los euro
peos que han viajado en Oriente , han adoptado la or
tografía de los nombres propios tal como en ellos la
encontraron ; pero no han advertido que las varias na
ciones de Europa , usando igualmente de letras roma
nas, les dan valores diferentes. Por ejemplo la u de
los Italianos no es nuestra u francesa , sino ou ; su gh
no es gé, sino gué: su c no es ce, sino tché, de donde
resulta una diversidad aparente de voces , que son sin
embargo las mismas. Asi es, que lo que se debe escri
bir en frances chaik, ó schék, se escribe alternativa
mente schek-1, schekh, schech, schiek, segun que se
saque del ingles , del aleman , ó del italiano , cuyas

1 No ha habido ni un viagero , incluso el erudito Pocoke , que con


tanto tino esplicaba los libros , que haya podido prescindir de intér
prete. Recientemente Vonhaven , profesor de arábigo en Dinamarca ,
no pudo entender ni siquiera el salam alai kom (los buenos dias ) ,
cuando llegó á Egipto ; y su compañero el joven Forskal , al cabo de
un año, estaba mas adelantado que él.
* Para percibir estas diferencias en la lectura , se hace preciso de^
letrear.
DEL EGIPTO. 7I
combinaciones de sh, sch, se, no son mas que nuestra
che. Los Polacos escribirian szech , y los Españoles ,
chej , esta diferencia de la final, i, ch, y kh proviene
de que la letra árabe es lajota española , ó ch alemana 1 ,
que no la tienen Ingleses , Franceses ni Italianos. Pol
la misma razon, los Ingleses escriben Rooda la isla que
los Italianos escriben Ruda y que nosotros debemos
pronunciar como los Arabes Rouda: igualmente Po-
coke escribió haramé por harámi, ladron; Niebuhr
dsjebel por djebel, montaña, y finalmente Danville,
que se servia mucho de obras inglesas, escribia Shá1n
por Chám {Siria); wadi por ouádi, valle, y otros mil
ejemplares.
Por estas causas , como ya llevo dicho , se ha intro
ducido un desorden en la ortografía , que todo lo con
funde ; y si no se ocurre á este mal , resultará en cuanto
á la moderna el mismo inconveniente de que nos que
jamos en la antigua. Los Griegos y los Romanos con su
ignorancia de las lenguas que llamaban bárbaras, y la
manía de amoldar los sonidos á su antojo , nos han
hecho perder las huellas de los nombres primitivos, y
privádonos de un medio precioso de reconocer el es
tado antiguo por el actual.
Nuestra lengua, asi como la de ellos, adolece tam
bien de esta nimia delicadeza : á ninguna palabra se
le da el pase en el idioma, si antes no se recorta y des
figura, pues nuestro oido desecha por bárbaro cual
quier sonido que le sea estraño. No cabe duda que es
1 No siempre se pronuncia como joto española la ch alemana; pero
sí, despues de la o y de la u, como, en buch, libro.
•J 2 ESTADO POLITICO
inútil introducir nuevos sonidos ; pero seria muy con
veniente acercarnos en todo lo posible á los que tra
ducimos, y asignarles por equivalentes , los mas aproxi
mados á los nuestros , añadiéndoles signos convenidos.
Si cada pueblo hiciera otro tanto, la nomenclatura
seria única , como sus modelos 1 : he aquí el primer
paso para una operacion que de dia en dia se hace mas
urgente y mas fácil de ejecutar; esto es, un alfabeto
general que abrace todas las lenguas , ó á lo menos las
de Europa. En el discurso de esta obra citaré lo menos
que me sea posible palabras árabes ; pero cuando me
vea precisado á ello , nadie se maraville de que yo me
aparte alguna vez de la ortografía del mayor número
de viageros. Si hemos de juzgar por sus escritos , pa
rece que ninguno ha comprendido bien los verdaderos
elementos del alfabeto arabigo , ni conocido los princi
pios que deben adoptarse en la traslacion de las pala
bras á nuestra escritura 5. Pero volvamos al asunto.
La tercera raza de habitantes es la de los Turcos ,
que son los dueños del pais, ó á lo menos, llevan el título
de tales. En su origen el nombre Turco no era priva
tivo de la nacion á que le aplicamos : comprendia en
general á todos los pueblos derramados al oriente y aun
al norte del mar Caspio, hasta mas allá del lago Aral,
1 Cuando vuelvan los viageros franceses que actualmente estan
dando la vuelta al mundo , se verá la confusion que producirá en sus
narraciones la diversidad de las ortografías francesa é inglesa.
* El lector aficionado á este género de estudios puede consultar una
obra , que he publicado para llenar el objeto que insinuo aquí , con el
título de Simptification des langues orientales , in-8°. Paris , librería de
Durand , calle Serpente.
DEL EGIPTO. 73
en los vastos paises que han recibido de ellos la deno
minacion de Tur-están 1. Estos son los mismos pueblos
de que han hablado los antiguos Griegos bajo los nom
bres de Partos , Masagetas y Escitas , á cuyas varias
denominaciones hemos sustituido solamente la de Tár
taros. Pastores y vagantes como los Arabes beduinos ,
se mostraron en todos tiempos guerreros feroces y te
mibles. Ni Ciro, ni Alejandro pudieron subyugarlos ;
pero los Arabes fueron mas afortunados. Cerca de
ochenta años despues de Mahoma , entraron , por or
den del califa Valed Io, en los paises pertenecientes á
los Turcos ; y no contentos con hacerles conocer su re
ligion y disciplina militar, les convirtieron presto en
tributarios ; pero habiéndose introducido la anarquía
en el imperio , los gobernadores rebeldes se valieron de
ellos para resistir á los califas; y de esta manera toma
ron parte en todas las ocurrencias. No tardaron en
adquirir un ascendiente muy notable, debido princi
palmente á su género de vida. Con efecto, siempre alo
jados en tiendas y sin soltar las armas de las manos ,
formaban un pueblo belicoso y una milicia aguerrida
y diestra en todas las maniobras de los combates. Es
taban divididos, como los Beduinos , en tribus ó cam
pos, que llamaban en su lengua ordu, de donde hemos
sacado la palabra horda para designar los pueblos er
rantes. Estas tribus, aliadas ó divididas entre sí por sus
intereses respectivos , tenían de continuo guerras mas

1 Están es una voz persiana que significa país, y se aplica como


terminacion á los nombres nacionales ; asi se dice arab-están , frank-
están, etc.
y4 ESTADO POLITICO
ó menos generales : y he aquí al motivo porque vemos
en su historia varios pueblos llamados igualmente Turcos
acometerse, destruirse y espulsarse alternativamente.
Para evitar equivocaciones, reservaremos el nombre de
Turcos propios á los de Constantinopla, y llamaremos
Turcomanos á sus predecesores.
No bien se habian introducido en el imperio árabe
algunas hordas de Turcomanos cuando lograron impo
ner la ley á aquellos que los habian llamado en clase de
aliados, ó de mercenarios. Asi lo esperimentaron muy
especialmente los mismos califas. Motazzan 1, hermano
y sucesor de Almamun, habiendo tomado para su
guardia un cuerpo de Turcomanos, se vió precisado
á salir de Bagdad , á causa d& los desórdenes que co
metieron. Posteriormente á Motazzan, llegaron a tal
grado el poderío é insolencia de estos hombres , que se
erigieron en árbitros del trono y de la vida de sus prín
cipes : asesinaron tres de ellos en menos^le otros tantos
años. Los califas , aunque á duras penas emancipados
de tan ominoso pupilage , no por eso fueron mas cau
tos en lo sucesivo. Por los años de o35, habiendo
Radi-b'ellah 2 depositado el mando en poder de un Tur
comano, sus sucesores tornaron á las antiguas cadenas,
quedando bajo la custodia de los emirs-el-otnara , como
meros simulacros de la autoridad. En medio de estos
desórdenes, ocasionados por la anarquía, penetraron
en el imperio multitud de hordas turcomanas, y fun
daron varios estados independientes, mas ó menos tran-
1 En 834 de la era cristiana.
' Que se place en Dios , es la significacion.
DEL EGIPTO. 75
sitorios , en el Kerman, el Korasan, en Iconium, Alepo,
Damasco y el Egipto.
Hasta entonces los Turcos actuales, distinguidos por
el nombre de Oguzianos, se habían mantenido al oriente
del Caspio y hácia el Djihun; pero á principios del si
glo trece, como Djen-kiz-kan (Gengiscan) condujese
todas las tribus de la Tartaria superior contra los prín
cipes de Balk y Samarqand; los Oguzianos no tuvieron
por conveniente aguardar á los Mogoles. Partieron á
las órdenes de su gefe Soliman, y llevando por delante
sus rebaños , vinieron á acamparse ( año de 1 2 1 4 ) en
el Aderbedján , en número de 5o, 000 caballos. Allí
fueron perseguidos y echados por los Mogoles mas
al occidente en la Armenia : pero habiéndose ahogado
Soliman (en 1 220 ) por haber querido pasar el Eufrates
á caballo , su hijo Ertogrul tomó el mando de las hor
das, y se internó en las llanuras del Asia menor, á
donde eran atraídos sus rebaños , por los pingües pastos
en que abundan. La irreprensible conducta de este gefe
le grangeó en aquellas regiones tal influjo y conside
racion, que los demas príncipes se afanaban a porfía
por conseguir su alianza. De este número fue el tur
comano Ala-el-din, sultan de Iconium, el cual sintién
dose ya agobiado por los años, y hostigado por los
Tártaros de Djen-kiz-kan, concedió terrenos á los Turcos
de Ertogrul, y á él nombróle general de todas sus
huestes. Ertogrul correspondió á la confianza del sultan:
arrolló á los Mogoles, adquirió mas crédito y poder ; y
trasmitió estas prendas á su hijo Osman, quien reci
bió de otro Ala-el-din , sucesor del primero , el Qofetán,
76 ESTADO POLITICO
el tambor y las colas de caballo , símbolos del mando
entre los Tártaros. Plúgole a Osman que en lo adelante
los Turcos á sus órdenes , á diferencia de los demas, lle
vasen su nombre, siendo llamados osmanles , de donde
hemos formado, otomanos 1. No pasó mucho tiempo
sin que la nueva denominacion fuese formidable
á los Griegos de Constantinopla, en cuyos territo
rios hizo Osman incursiones considerables con el fin de
fundar, como lo efectuó, un imperio poderoso. Desde
luego le dió el titulo de tal, tomando para sí (en 1 3 00 )
la investidura de solían, que significa soberano absoluto.
Es bien notorio que los sucesores de este príncipe , here
deros de su ambicion y de su actividad , continuaron
engrandeciéndose con menoscabo de los Griegos ; sá
bese asimismo , que despojándolos continuamente de
muchas provincias en Europa y Asia , se vieron redu
cidos á los recintos de Constantinopla ; y que en fin , Ma-
homa II , hijo de Amurato, tomó esta ciudad en 1 453 ,
y cortó de raiz ese renuevo del imperio romano.
Entonces los Turcos , viéndose desembarazados de los
negocios de Europa, llevaron su ambicion á las pro
vincias meridionales. Bagdad sojuzgada por los Tárta
ros , habia mas de doscientos años que no era gober
nada por los califas 2 ; pero una nueva potencia formada
enPersia, habia sucedido á una parte desus dominios.
En el Egipto se habia creado otra desde el siglo diez,

1 La mutacion de í en s proviene de que la letra original es la th


inglesa, que los estrangeros traducen ya como t, ya como s.
"En ia3g, Holagu-kan, descendiente de Djenkiz, abolió el cali
fato en la persona de Mostázen.
DEL EGIPTO. 77
que subsistía entonces con el nombre de Mamelucos ,
y se habia apropiado la Siria y elDiarbekr. Los Turcos
se propusieron despojar á sus competidores. Bayazid,
hijo de Mahoma, ejecutó, aunque parcialmente, este
proyecto contra el sofí de Persia , apoderándose de la
Armenia ; y Selim , su hijo , le llevó á pleno efecto contra
los Mamelucos. En 1 5 1 7, este sultan logró atraerlos
engañosamente hácia Alepo , so pretesto de ausiliarles
en la guerra de Persia, cuando de repente volvió las
armas contra ellos , y les arrebató inmediatamente la
Siria y el Egipto, persiguiéndolos hasta allí. Desde
luego se introdujo en este pais la raza de los Turcos ;
pero se ha estendido muy poco en lo interior : apenas
se encuentran individuos de esa nacion, sino en el
Cairo , donde ejercen las artes y desempeñan los em
pleos de la religion y la milicia. Anteriormente ocupa
ban tambien todos los puestos del gobierno ; mas de
treinta años á esta parte , se ha efectuado insensible
mente una revolucion, que sin quitarles el título, les
ha despojado de la realidad del poder.
Esta revolucion ha sido obra de la cuarta y última
raza de que vamos á tratar. Sus individuos, nacidos
todos en las faldas del monte Cáucaso, se distinguen
de los demas habitantes por el color rubio de sus ca
bellos, desconocido en los naturales de Egipto. Es
tos son los mismos que encontraron nuestros cruzados
en el siglo trece, y que llamaron Mamelucos, ó con
mas propiedad , Mamluks. Despues de haber sufrido el
yugo de los Otomanos por espacio de mas de dos
centurias , hallaron al fin medios de recobrar su an
78 ESTADO POLITICO
tigua preponderancia. La historia de esta milicia ,
los motivos que la trajeron por primera vez á Egip
to, el modo con que se ha perpetuado y restable
cido, finalmente su forma de gobierno, son otros
tantos fenómenos políticos tan peregrinos , que bien
merecen consagrarse algunas páginas a su esposi-
cion.

CAPITULO Vil.

COMPENDIO DE LA HISTORIA DE LOS MAMELUCOS.

Los Griegos de Constantinopla , envilecidos por


un gobierno despótico y supersticioso, vieron en el
lapso del siglo séptimo las provincias mas opulentas
de su imperio hechas presa de un nuevo pueblo. Los
Arabes, exaltados por el fanatismo de Mahoma, y to
davía mas por el delirio que les inspiraban unos goces
desconocidos hasta entonces, habian conquistado en
menos de ochenta años todo el norte del Africa hasta las
Canarias , y todo el mediodia del Asia hasta el Indo y
los desiertos tártaros. Pero el libro del profeta, que en
señaba el método de las abluciones, de los ayunos y
de los rezos, no se habia ocupado en la ciencia de las
leyes , -ni en inculcar aquellos principios naturales de
moral que sirven de cimiento á los imperios y las so
ciedades. Los Arabes sabian vencer, pero no gober-
DEL EGIPTO. 79
nar; por manera que el edificio informe de su poder
no tardó nada en desplomarse. El vasto imperio de los
Califas, que habia pasado del despotismo á la anar
quía, se desmembró por todos lados. Los goberna
dores temporales , desengañados ya de la santidad de
su cabeza espiritual , se erigieron por todas partes en
soberanos, creando estados independientes. El Egipto
no fue de los últimos en seguir este ejemplo; pero
hasta 9691 no se plantificó allí una potencia ^reglada,
cuyos príncipes, bajo el nombre de califas fatmitos ,
disputaron á los de Bagdad hasta el título de su digni
dad. Entre tanto , estos últimos , privados de su auto
ridad por la milicia turcomana, no estaban en disposi
cion de reprimir las pretensiones y desmanes de sus
rivales. Asi pues, los califas de Egipto quedaron pací
ficos poseedores de tan rico pais , y en aptitud de ele
varle al rango de una nacion respetable. Pero la his
toria entera de los Arabes comprueba que jamas
conocieron la ciencia del gobierno. Los soberanos de
Egipto , déspotas como los de Bagdad , y siguiendo sus
huellas, marcharon velozmente al propio destino. Tra
báronse en disputas de sectas : no contentos con esto ,
fundaron otras nuevas, y hasta persiguieron á muchos
por grangearse prosélitos. Uno de ellos, nombrado
Hákem-b1amr-elláh 2, llevó la estravagancia al punto de
pretender que le reconociesen por Dios encarnado , y
cometió la barbaridad de pegar fuego al Cairo por
mero desenfado. Otros , instigados por un lujo insen-
1 O 97 2 , segun d'Herbelot.
' Es decir, comandante por orden de Dios.
8o ESTADO POLITICO
sato, malbarataron los caudales públicos. El pueblo
oprimido les cobró la mayor aversion ; y los cortesanos,
alentados por las flaquezas de sus amos , aspiraron á
despojarlos. Tal fue el caso de Adhad-el-din , último
vástago de esta raza. Con motivo de cierta invasion de
los cruzados , de cuyas resultas le constituyeron tribu
tario suyo , se alzó contra él uno de sus generales á
quien habia depuesto amenazándole de arrancarle el
mando , del cual se habia mostrado tan indigno en las
últimas ocurrencias : sintiéndose Adhad incapaz de re
sistir por sí solo, y perdidas las esperanzas en su nacion,
donde se habia dado á aborrecer, recurrió al estran-
gero. En vano la razon y la esperiencia de todos los si
glos le dictaban que los estraños , una vez depositarios
de su persona, no tardarian en convertirse en amos : esta
primera indiscrecion le precipitó á otra mayor; pidió,
pues , socorro á una casta de Turcomanos y de Curdos
situados al norte de la Siria , é imploró la proteccion de
Nur-el-din, soberano de Alepo, quien sin hacer tregua
á sus devastaciones en el Egipto , se apresuró á en
viarle un ejército. Con efecto, este cuerpo auxiliar
libró á Adhad del tributo de los Francos y de las pre
tensiones de su general , pero el califa en realidad no
logró mas que cambiar de enemigos, dejándole tan
solo una sombra del poder; hasta que por fin Seláh-el-
dín, que tomó el mando de las tropas en 1 1 7 1 , le hizo
sufocar á poco tiempo. Asi quedaron los Arabes de
Egipto sujetos á estos estrangeros, cuyos príncipes
comenzaron una nueva dinastía en la persona de Seláh-
el-din.
DEL EGIPTO. 8l
Mientras que estos acontecimientos pasaban en
Egipto , y mientras que los cruzados de Europa eran
echados de Siria á causa de sus desórdenes ; movi-
mientos estraordinarios preparaban otras revoluciones
en el Asia superior. Djen-kiz-kan , á la sazon gefe
único de casi todas las hordas tártaras, solo aguar
daba una coyuntura favorable para invadir los estados
circunvecinos : un insulto inferido á ciertos mercade
res, que estaban bajo su proteccion, fue el motivo
ostensible de su marcha contra el sultan de Balk y el
oriente de Persia. Entonces, es decir, por los años
de 1 2 1 8 , estas regiones fueron el teatro de una de las
mas sangrientas calamidades de que haga mencion la
historia de los conquistadores. Los Mogoles, la tea y el
acero en la mano, saqueando, quemando y degollando
sin distincion de edades ni sexos, redujeron todo el
territorio comprendido entre el Sihum y el Tigris a un
yermo espantoso cubierto de cenizas y esqueletos : y
trasladándose velozmente al norte del Caspio, estendie
ron sus devastaciones hasta la Rusia y el Cuban. Las
consecuencias de esta espedicion, acaecida en 1227,
introdujeron á los Mamelucos en Egipto. Los Tártaros,
saciados ya de sangre, trajeron consigo muchedumbre
de jóvenes esclavos de ambos sexos ; sus campos y los
mercados de Asia estaban inundados de ellos. Los su
cesores de Seláh-el-din , que á fuer de Turcomanos ,
mantenian correspondencias en el Caspio, vieron desde
luego la oportunidad de proporcionarse á precio ín
fimo una milicia , cuya gallardía y braveza les eran tan
conocidas. Por los años de 1 23o , uno de los sucesores
TOMO I. 6
82 ESTADO POLITICO
de Seláh mandó comprar hasta el número de doce mil
mancebos, que resultaron ser Tcherkássos, (Circasia
nos,) Mingrelianos y Chazanos: hízolos adoctrinar en
los ejercicios militares , y dentro de poco logró formar
una legion de las mas bizarras y lucidas del Asia;
pero no tardó en esperimentar que era tambien de las
mas insubordinadas y levantiscas. Bien pronto estas
milicias , á semejanza de las guardias pretorias , le im
ponían la ley á cada instante : pero llegó la audacia al
colmo en tiempo de su sucesor, á quien osaron de
poner. Por fin, en i25o, poco despues del desastre
de S. Luis, estos soldados asesinaron al último prín
cipe turcomano, y le sustituyeron un gefe de los suyos
con el título de sultan1, guardando para sí el de Mam-
lukos, que significa esclavo militar2.
Tal es esta milicia de esclavos que muchos siglos ha
dispone en déspota de la suerte del Egipto. Desde
luego los fines correspondieron a los medios. Sin mas
contrato social entre sí que el interes del momento ; sin
otro derecho público con respecto á la nacion que el
establecido por la conquista ; los Mamelucos no han
tenido por norma de conducta y gobierno otro sistema
que la violencia de una soldadesca desenfrenada y gro
sera. El primer gefe que eligieron, aprovechándose de
' Los antiguos Franceses formaron de esta voz, las de soldan y sou
dan, segun la alteracion frecuente de o/ en ou; como defol,fou, loco;
de mol, mou, blando.
' Mamhtk, participio pasivo del verbo malak, poseer, y significa el
hombre poseído en propiedad ; que en buen castellano quiere decir es
clavo ; pero esta clase se distingue de los siervos domésticos , ó negros,
que allí llaman abd.
DEL EGIPTO. 83
ese espíritu turbulento para hacer la conquista de
Siria , disfrutó un reinado de diez y siete años ; pero en
lo sucesivo ningun otro ha llegado á este término. El
puñal, la cuerda, el veneno, el asesinato público y
privado; he aquí los resortes que han decidido la
suerte de una serie de cuarenta y siete tiranos que se
cuentan en el discurso de dos y media centurias. Final
mente, en 1 5 1 7, Selim, sultan de los Otomanos, hizo
prender y ahorcar á Tumán-bey, su último caudillo ,
quedando asi estinguida la dinastía
Selim , conforme á los principios de la política turca ,
deberia haber esterminado todo el cuerpo de los Ma
melucos ; pero miras mas refinadas le hicieron por
esta vez faltar á lo establecido. No podia ocultarse á su
penetracion que poniendo un bajá en Egipto con la
misma autoridad que en las otras provincias ; la distan
cia de la capital seria un incentivo muy poderoso á la
revolucion : para obviar este inconveniente , combinó
un sistema de administracion , de tal modo que los po
deres divididos en muchos cuerpos se contrapesasen
1 La. historia de este primer imperio de los Mamelucps, y en gene
ral la del Egipto desde la invasion de los Arabes , ha dejado hasta aquí
un gran vacío en nuestros conocimientos. Sin embargo , existen en la
biblioteca nacional dos manuscritos arábigos , capaces de satisfacer
nuestra curiosidad en el particular. Este descubrimiento le debemos
al ciudadano Ventare, intérprete de lenguas orientales, quien acom
paña hoy al general Bonaparte. Por nuestras relaciones de amistad y
el aprecio que le merezco , me ha franqueado una traduccion casi con
cluida de dichos manuscritos. Es de desear que salgan á luz cuanto
antes; mas como ,esto no ha de ser tan pronto, creo hacer un servicio
á mis lectores y á la amistad , insertando una noticia de ellos á conti
nuacion del artículo sobre el Egipto.
6.

>-
84 ESTADO POLITICO
mutuamente, á fin de mantenerlos mejor bajo su de
pendencia : la porcion de Mamelucos que habian esca
pado de su primera matanza , le pareció muy adecuada
al intento : estableció, pues , un diván, ó consejo de re
gencia, compuesto del bajá y los gefes de los siete
cuerpos militares. Era de la incumbencia del bajá no
tificar á este consejo las órdenes de la Puerta , hacer
pagar el tributo , velar sobre la seguridad pública , es
tando alerta contra los enemigos esteriores, y oponerse
al engrandecimiento de los diversos partidos; por lo
tocante á los miembros del consejo, tenian derecho
de rechazar las órdenes del bajá, motivando la nega
tiva ; podian asimismo deponerle , en caso necesario ,
y en fin , estaban facultados para ratificar toda especie
de reglamentos civiles ó políticos. Con respecto á los
Mamelucos , se decretó que se elegirian de entre ellos
los veinticuatro beys , ó gobernadores de las pro
vincias : se confió á su cuidado el reprimir á los Ara-
bes y vigilar sobre todo lo perteneciente á la recau
dacion de los tributos y policía interior. Sin embargo, su
autoridad era puramente pasiva, destinada á servir de
instrumento de la voluntad del consejo. Uno de esos
Mamelucos , residente en el Cairo , obtuvo el título de
jeque-el-beled 1, que vale tanto como gobernador de la
ciudad, pero en sentido meramente político, es decir,
sin ningun poder militar.
El sultan impuso tambien sus tributos, una parte de
1 Jeque significa propiamente anciano, senior populi; tiene en
Oriente la misma acepcion que entre nosotros ; y quiere decir señor,
comandante.
DEL EGIPTO. 85
los cuales se destinó al sueldo de veinte mil hombres
de infantería , y doce mil de caballería, residentes en
el pais : otra para surtir á la Meca y Medina de trigo ,
por carecer de él, y en fin el sobrante, para engrosar
el kazné, ó tesoro de Constantinopla y sostener el lujo
del serrallo. Por lo demas, no se contó con el pueblo
que debia subvenir á estos gastos , sino como un agente
pasivo, segun observa muy oportunamente Savary, que
dando sometido cual antes á todo el rigor del despo
tismo militar.
Esta forma de gobierno no dejó de corresponder á
las miras de Selim , puesto que duró dos siglos ; pero
habiendo desmayado la vigilancia de la Puerta de
cincuenta años acá , se han introducido novedades ,
cuyos resultados han sido multiplicar á los Mamelucos,
hacer ir á sus manos las riquezas y el crédito, y propor
cionarles al cabo un ascendiente sobre los Otomanos ,
que casi ha neutralizado el poder de estos. Para formar
idea cabal de semejante revolucion, es indispensable
conocer por qué medios se han perpetuado y multi
plicado los Mamelucos en Egipto.
Parecerá á primera vista que unos hombres , mora
dores tan antiguos del pais , se habrán reproducido
por la via natural de la generacion ; pero si el modo
con que se establecieron fue una ocurrencia singular,
no es menos peregrina su propagacion. Desde siglo y
medio que existen Mamelucos en Egipto , ni la prole de
uno siquiera ha llegado hasta nuestros dias ; no hay
tan solo una familia que alcance á la segunda genera
cion : todos los hijos se les malogran en la niñez ó en la
86 ESTADO POLITICO
adolescencia. Los Otomanos casi se hallan en igual caso ;
pero es de observar que ellos procuran evitarlo casán
dose con las hijas del pais , que siempre han sido tan
despreciadas de los Mamelucos 1 . Ahora pues , que se
esplique porque unos individuos tan bien constituidos ,
casados con 1nugeres sanas , no pueden continuar pro
creando a orillas del Nilo una raza que tuvo el ser en
las faldas del Cáucaso ; y recuérdese por otro lado , que
las plantas de Europa resisten igualmente perpetuar
allí su especie. Acaso habrá quien dude de la existencia
de estos dos fenómenos ; pero no por eso son menos
constantes , y aun segun aparece nada nuevos : efecti-

1 Las mugeres delos Mamelucos son, asi como eltos, esclavas trai
das de Georgia, de Mingrelia, etc. Mucho se dice de su belleza; y es
preciso creerlo por la voz de la fama. Pero un europeo que no haya
estado mas que en Turquía , no tiene derecho á certificarlo. Las tales
mugeres son mas invisibles que las demas del pais; y sin duda á este
misterio se debe la idea elevada que se forman de su hermosura. Yo
tuve la oportunidad de informarme sobre el particular por una señora
esposa de un negociante nuestro del Cairo , la cual tenia entrada
franca en todos los harem, en razon del comercio que hacia de galo
nes y telas. Esta señora , que tiene mas de un título para juzgar bien ,
me ha asegurado, que entre mil, ó mil y doscientas mugeres selec
tas que habia visto, no encontró diez que fuesen realmente hermo
sas : pero los Turcos no son tan delicados como nosotros en esto de
belleza; con tal que una joven sea blanca, ya es linda; pero en
siendo gruesa, es encantadora. Su rostro es como la luna llena, sus ca
deras son como almohadas , asi esclaman ellos para espresar el su
perlativo de la beldad : diríase que la graduan á quintales. Tienen, por
otra parte, un proverb1o digno de la atencion del fisiólogo : toma
una blanca para los ojos ; mas para el placer toma una Egipcia. Efectiva
mente, la esperiencia les ha probado que las mugeres del norte son
en realidad mas frias que las del mediodía.
DEL EGIPTO. . 87
vamente, los antiguos nos han trasmitido observa
ciones muy análogas : asi, cuando Hipócrates {Libro de
aere , locis et aquis ) dice que entre los Escitas y Egip
cios iodos los individuos se asemejan , al paso que estas
dos naciones no se parecen á ninguna ; cuando agrega
que en los paises de estos dos pueblos , el clima , las
estaciones , los elementos y el terreno presentan cierta
uniformidad peculiar ?qué otra cosa es esto sino recono
cer aquella especie de intolerancia de que hablo, de parte
de la naturaleza? Si tales paises imprimen á todo lo que
les pertenece un sello tan peculiar y privativo ? no vemos
aquí una razon suficiente para que repela todo lo estran-
gero? Parece que en tal caso no queda mas recurso de
connaturalizar los animales y plantas, que el propor
cionarse alguna afinidad con el clima, enlazándose con
las especies indígenas ; y los Mamelucos , como hemos
dicho , se han resistido á ello. Asi que se han propa
gado y multiplicado por el mismo medio que se intro
dujeron , es decir, han sido reemplazados por esclavos
traidos de su pais natal. Desde el tiempo de los Mogoles
no ha cesado de hacerse este tráfico en las orillas del
Cuban y del Faso 1 , tráfico que á la manera que en el
Africa , se mantiene allí, ya por las guerras que se hacen
las numerosas tribus entre sí , ya por la miseria de los
habitantes, que venden sus propios hijos para procu-

1 Este pais fue en todas épocas un semillero de esclavos : de aquí


se surtían los Griegos , los Romanos y el As1a antigua. Pero í no es sin
gular leer por una parte en Herodoto que la Colchida (hoy la Geor
gia) recibia habitantes negros del Egipto , y ver por otra actualmente
como aquella nacion se los, devuelve tan diversos?
88 ESTADO POLITICO
rarse el sustento. Estos esclavos de ambos sexos son
primeramente trasportados á Constantinopla, de cuyo
mercado se esparcen luego por todo el imperio , donde
son comprados por los pudientes. Los Turcos una vez
que se apoderaron del Egipto, hubieran debido sin
duda prohibir tan peligrosa mercancía : por no haberlo
hecho asi , sufren hoy reveses que contribuyen á des
poseerlos del pais , y que han sido preparados de an
temano por infinitos abusos. La Puerta desde mucho
tiempo habia descuidado sobremanera los negocios de
esta provincia : á trueque de reprimir á los bajaes habia
soltado las riendas al divan , ampliándole las facultades ;
y de este modo los gefes de los genizaros y azábs lle
garon á ser omnipotentes. Ni aun los soldados conver
tidos en ciudadanos por los matrimonios que contra
jeron, eran ya hechuras de Constantinopla. Una alte
racion introducida en la disciplina, habia agravado
estos desórdenes. A los principios, los siete cuerpos
militares tenían fondos comunes , y si bien era rica la
sociedad ; como que los particulares no disponían de
nada, tampoco podian emprender cosa alguna. Los
gefes, á quienes quedaban las manos atadas por esta
disposicion, intentaron abolirla; y lográronlo con su
crédito é influjo, obteniendo permiso de poseer toda
clase de bienes raices, ya fuesen tierras ya aldeas. Mas
como dichas tierras y aldeas dependiesen de los gober
nadores mamelucos, fue preciso guardarles algunas
consideraciones para que no las gravasen. Desde en
tonces los beys adquirieron una influencia marcadasobre
los militares , que hasta allí los habian despreciado ; in
DEL EGIPTO. 89
fluencia que se acrecentó tanto mas cuanto su adminis
tracion les procuraba inmensas riquezas : ellos las em
plearon en grangearse amigos y devotos ; adquirieron
mayor número de esclavos , y despues de libertarlos , les
promovian, valiéndose de su crédito, á los grados de
la milicia y del gobierno. Estos protegidos, conservando
hácia sus patronos un respeto consagrado por las cos
tumbres orientales , les formaron facciones dispuestas
á ejecutar todos sus antojos. Tal fue la marcha que
siguió Ibrahim, uno de los kiáyas 1 , ó corone/es retirados
de los genizaros , quien ,áfinesde 1746) logró reunir en
sí todos los poderes : habia multiplicado y promovido
á sus libertos en términos, que de veinticuatro que
eran los beys , ocho pertenecian á su casa. Asi se ad
quiria una preponderancia tanto mas segura, cuanto
el bajá hacia que quedasen siempre puestos vacantes
á fin de percibir los emolumentos ; ganándose por otra
parte con.su prodigalidad á todos los oficiales y sol
dados de su cuerpo : en fin, su asociacion con Rodoan, el
mas acreditado de los coroneles azábs, puso el sello á
su poderío. El bajá, gobernado por esta faccion, no
fue en lo adelante mas que una mera fantasma , y las
órdenes del sultan se desvanecían en presencia de las
de Ibrahim. Despues de su muerte, ocurrida en 1757,
su casa, es decir sus libertos, divididos entre sí, pero
adunados contra los demas, continuaron en imponer
la ley. Rodoan, que habia sucedido á su colega , fue es-
1 Los cuerpos militares de los genharos, axabs, etc., eran manda
dos por kiáyas, que despues de un año de servicio, renunciaban el
empleo , y se les concedia el retiro con voto en el divan.
go ESTADO POLITICO
pulsado y asesinado de resultas de una intriga tramada
por ciertos jóvenes beys , y entonces se siguieron di
versos comandantes en muy corto espacio de tiempo.
Finalmente, en 1 766, Alí-bey, uno de los principales ac
tores de las turbulencias que por tantos años fijaron la
atencion de la Europa, adquirió una preponderancia
decidida sobre sus competidores , y bajo el título de
emir-hadj , y de jeque-el-beled , logró arrogarse por en
tero el poder. Como la historia de los Mamelucos está
tan intimamente enlazada con la suya, continuaremos
la primera con la narracion de la postrera.

CAPITULO VIII.

RESUMEN DE LA HISTORIA DE ALI-REY 1.

La época del nacimiento de Alí-bey está sujeta á la


misma incertidumbre que la del mayor número de
Mamelucos. Vendidos por sus padres en la mas tierna
edad , ó robados por sus enemigos , estos niños no solo

1 Habia ya mucho tiempo' que estaba redactado este artículo ,


cuando Savary ha dado á luz otros dos tomos acerca del Egipto , en
uno de los cuales inserta la vida de este mismo Alí-bey. Yo me es
peraba encontrar en su narracion noticias capaces de verificar ó de
enmendar las mias ; ! pero cuál ha sido mi sorpresa al ver que casi en
nada se parecen las unas á las otras! Esta discrepancia me ha sido
tanto mas desagradable cuanto ya varias veces hemos discordado ;
cosa que hará creer á algunos lectores que de adrede me propongo
DEL EGIPTO. g1
se acuerdan muy poco de su patria y origen , sino
suelen poner empeño en ocultarlo. La opinion mas
recibida tocante á Alí , es que nació entre los Abaza-
nos , uno de los pueblos que habitan el Cáucaso , y
contradecir á este viagero. Pero fuera de que no conozco personal
mente á Savary, protesto que semejantes parcialidades son muy age-
nas de mi carácter. ?Por qué fatalidad sucede, que habiendo estado
en el mismo pais, debiendo haber bebido en las mismas fuentes,
sean no obstante tan encontrados nuestros relatos? Confieso inge
nuamente que no alcanzo la razon : lo que si puedo asegurar es, que
en seis meses de morada en el Cairo , he preguntado con la mayor
prolijidad acerca de estas ocurrencias á aquellos negociantes nues
tros y mercaderes cristianos, que por su larga residencia y acredi
tada sensatez, me parecieron mas fidedignos. Hallábales conformes
en lo sustancial , y aun tuve la proporcion de oir confirmar sus noti
cias por un negociante veneciano (C. Rossetti) que fue uno de los
consejeros mas íntimos de Alí-bey, y el promotor de sus conexiones
con los Rusos y de sus proyectos sobre el comercio de la India. En
Siria he conocido un sin número de testigos oculares de los acaeci
mientos comunes al jeque Dáher y á nuestro Ali-bey; y por aquí he
podido juzgar del grado de creencia que merecían los informes obte
nidos en Egipto. En el discurso de ocho meses que pasé entre los
Druzos , supe por el obispo de Alepo , que lo era entonces de Acre ,
mil particulares , tanto mas irrecusables cuanto el prelado estaba in
formado nada menos que de boca del ministro de Dáher, Ibrahim-
Sabbar, que frecuentaba mucho su casa. En Palestina viví con varios
comandantes , asi cristianos como musulmanes, de las tropas de Dáher
que pusieron el primer sitio á Jafa con Alí-bey, y sostuvieron el se
gundo contra Mohammad-bey. He visto el pais, oido los testigos y
confrontada sus dichos ; se me han comunicado ademas noticias his
tóricas por el agente veneciano en Jafa, partícipe que fue de las tro-
pellas producidas por tantas turbulencias. He ahí los materiales con
rjue he tejido mi narrativa. No quiero decir con esto que no se encon
trarán algunas variantes : t qué historia hay que no adolezca de ellas?
VLa batalla de Fontenoi no cuenta diez versiones diferentes? El histo
riador pues, no puede aspirar sino á obtener los resultados capitales
92 ESTADO POLITICO
cuyos esclavos son los mas estimados 1. Los traficantes
en este ramo le trasportaron en uno de sus carga
mentos anuales á la feria del Cairo , donde fue com
prado por los hermanos Isaac y Yusef, aduaneros ju-
y admitir las probabilidades mas fundadas. Lo que ha pasado por
mi en la presente ocasion me ha cerciorado de cuan dificultoso es
apurar la verdad de los hechos históricos.
No se crea empero, que dejasen de llegar á mi noticia algunos de
los relatos de Savary, á quien tampoco podemos tachar de inventor,
pues su relacion es al pie de la letra la de una obra inglesa , publi
cada en 1783 , con el título de « Compendio de la historia del alza
miento de Alí-bey » (An account of the history ofthe revolt of Ali-bek),
en la que apenas se han consagrado cuarenta páginas al asunto ,
siendo casi todo el libro un hacinamiento de lugares comunes y de
pormenores de costumbres y geografía. Yo me hallaba en el Cairo , á
la sazon que las gacetas dieron cuenta de este impreso ; y me acuerdo
mucho que cuando nuestros negociantes oyeron hablar de una tal
María, muger de Alí-bey, de cierto griego Báud, padre de este co
mandante, de un reconocimiento como el de Joseph y otras especies
de este jaez, se miraban atónitos unos á otros, y acabaron por reír
á carcajadas de los cuentos que se forjaban en Europa. Asi pues, por
mas que el factor ingles, residente en: Egipto en 1771 , apele á la au
toridad del kiáya de Alí , y demas beys que dice haber consultado (sin
saber el árabe), nunca será ; e fiar su testimonio , pues no se le puede
considerar bien instruido , faltándole un requisito tan esencial como
el conocimiento del idioma. Crecen mis sospechas , al reparar que da
principio á su historia por un error imperdonable >dicÍpndo)rnj^Q '
pais de Abasa es lo mismo que Amasea, sieni nm'r[r
el Cáucaso , yendo hacia el Cuban, y la otra es .;[jo]i ggjg artículo ,
tigua Capadocia , ó Natolia moderna. -~*~r-r.*.
1 Los Turcos aprecian en primer lugar los esd s Tchercassos , ó
Circasianos; egp3° los Abazanos; en 3° los Mingrelianos ; en 4° los
Georgianos; en 5° los Rusos y Polacos; en 6° los Húngaros y Ale
manes; en 70 los Negros; finalmente los últimos de todos son los
Españoles, los Malteses y otros Francos, á quienes desprecian por
borrachos, disolutos, levantiscos y haraganes.
DEL EGIPTO. g3
dios, quienes se le regalaron á Ibrahim Kiaya : podia
tener entonces de doce á catorce años , mas se ignora
su edad á punto fijo ; porque los orientales tanto cris
tianos como musulmanes no llevan registros de naci
mientos. Alí , en casa de su nuevo patrono , ejercia las
funciones propias de los Mamelucos , las que casi en
todo son las mismas de los pages para con los prín
cipes. Recibió la educacion de estilo ; es decir, enseñe
sele á manejar bien un caballo, á disparar la carabina
y la pistola , lanzar el djerid , tirar el sable , y aun leer
y escribir alguna cosa. Manifestó en todos estos ejer
cicios tal fuego y petulancia, que se atrajo el apodo
turco de djendáli, es .decir, loco. Mas no pasó mucho
sin que los sobresaltos de la ambicion vinieran á mo
derar sus brios. A la edad de diez y ocho á veinte años,
su amo le dejó crecer la barba, esto es, le libertó ; pues
entre Turcos solo las mugeres y esclavos presentan la
cara limpia de bigotes y barbas ; y de aquí nace aquella
impresion desfavorable que les causa la vista de cual
quier europeo. Al emanciparle, Itrahim le dió muger ,
dotóle de hacienda y le promovió al grado de káchef ó
gobernador de distrito ; por fin , le elevó á la clase de los
eMittucu .. Estos varios ascensos, junto con el
qne pusieron el p. 1 1 • ., 1 1 1 •
gundo contra ! 1 <Iue adqu1r1o , despertaron la amb1-
c ere üu-bev. La muerte de su patrono, en 17^7,
abrió un vasto okmpo á sus proyectos. Mezclóse en
todas las maquinaciones que se tramaron para pro
mover, ó suplantar los comandantes : él fue quien ar
ruinó á Rodoan Kiaya , cuya plaza fue llenada por los
{jefes de las facciones que alternativamente se enseño-
l
g4 ESTADO POLITICO
reaban del pais. El que ocupaba el puesto en 1762,
era Abd-el-Rah-mán , poco fuerte por sí mismo , pero
sostenido por muchas casas confederadas. Alí era en
tonces jeque-el-beled; aprovechóse de la ausencia de
Abd-el-Bah-mán , que á la sazon conducía la caravana
de la Meca, para hacerle desterrar ; mas muy en breve
le llegó á él su vez, y fue condenado á residir en Gaza.
Esta ciudad , dependiente de un bajá turco , ni era el
sitio mas delicioso , ni el mas seguro para que llevase
en paciencia la proscripcion ; en consecuencia fingió
tomar aquel camino , y á los tres dias estaba de vuelta
en el Said, donde se incorporó con sus partidarios.
Una residencia de dos años en.Djirdjé fue lo que le
proporcionó aquel asiento y madurez que le faltaban ;
y desde entonces aparejaba ya los medios de conseguir
y afianzar el poderío que tanto ambicionaba. Por últi
mo, en 1 766, fue llamado al Cairo por aquellos amigos
que se habia grangeado con el dinero, y se apareció
de improviso en esa ciudad : en una sola noche mató
cuatro beys enemigos , desterró otros tantos , y se en
contró de esta manera gefe del partido mas numeroso.
Hecho ya depositario de la autoridad, resolvió em
plearla por todas vias para mas engrandecerse : su am
bicion ya no se contentaba con el mero honor de co
mandante , ni de qáiemmaqán. La supremacía de Cons-
tantinopla ofendia demasiado su amor propio que á
nada menos aspiraba que al título de sultan de Egipto.
Todas sus providencias se encaminaron siempre á este
fin ; él echó del puesto al bajá , ente por cierto de mera
fórmula ; negó el tributo de estilo 5 y por fin , en 1 768 ,
DEL EGIPTO. g5
se propasó hasta á batir moneda con su cuño1. La
Puerta no podia mirar sin indignacion estos descala
bros tan repetidos á su autoridad ; mas para estorbarlos
habria sido preciso declarar la guerra, y las circunstan
cias no eran favorables para el caso. De un lado , el
árabe Dáher, establecido en Acre , tenia en conflicto á
toda la Siria ; del otro , el divan de Constantinopla , ab-
sorvido en los negocios de Polonia y en las pretensio
nes de los Rusos, no podia distraer su atencion del
norte. Tentóse el tan conocido remedio de los capidjis 2 ;
pero el veneno, ó el puñal se anticiparon siempre á
contrarestar la cuerda que ellos preparaban. Ali-bey,
aprovechándose de las circunstancias , daba de dia en
dia mas vuelo á sus empresas y á sus triunfos. Habia
muchos años que alguna parte del Sa'id era ocupada
por ciertos jeques árabes poco sumisos. Uno de ellos,
nombrado Hammán, se estaba formando allí una po
tencia muy capaz de inquietar : el primer paso que dió
Alí fue librarse de este cuidado : so color de que aquel
jeque escondia un depósito que le confiara Ibrahim
Kiáya , y que protegia á los rebeldes , destacó contra él ,
en 1769, un cuerpo de Mamelucos mandado por su fa
vorito Mobammad-bey , el cual acabó en un solo dia
con Hammán y todo su poder.
A fines de este mismo año se vió otra espedicion,
cuyas consecuencias debian ser trascendentales hasta
1 En su caida , sus piastras desmerecieron un veinte por ciento ;
porque se pretendia que estaban muy recargadas de liga. Pero un
comerciante envió diez mil á Marsella, y rindieron un beneficio con
siderable despues de fundidas.
* Porteros , ó sea ejecutores de losfirmones del sultán. Nota del trad.
0,6 ESTADO POLITICO
la misma Europa. Alí-bey armó buques en Suez, y
cargándolos de Mamelucos , ordenó al bey Hasan fuese
á ocupar á Djedda, puerto de la Meca; mientras que
un cuerpo de caballería , bajo el mando de Mohammad-
bey, marchó por tierra á la misma Meca, la cual fue
tomada y saqueada sin disparar un tiro. Su objeto era
establecer en Djedda el depósito universal del comercio
con la India ; y este proyecto, sugerido por unjoven ne
gociante veneciano 1 , confidente suyo, debia hacer aban
donar la travesía por el cabo de Buena-Esperanza , y
sustituirle el antiguo derrotero del Mediterráneo y el
mar Rojo. Pero, sin hablar del mal resultado que ter
minó esta empresa s, los hechos han probado luego, que
se procedió precipitadamente, y que antes de introducir
el oro en un pais , se debe tratar de darle leyes.
Entre tanto Alí-bey, vencedor de un jeque del Said,
y del jerife de la Meca, se contempló nacido para
dominar el mundo entero. Imbuíanle sus cortesanos
en que era tan poderoso como el sultan de Constanti-
nopla, y creyólo tan de veras como ellos mismos. A
haber reflexionado un instante , se habria convencido
que el Egipto, comparado con el resto del imperio , es un
estado sumamente pequeño , y que siete ú ocho mil ca
ballos que mandaba, no podian entraren parangon con
cien mil genizaros , que tiene el sultan á su disposicion ;

1 C. Bosseti; segun este plan, su hermano Baltasar Boseti debia


ser administrador de la aduana de Djedda.
' Poco despues, los habitantes de la Meca echaron á los Mame
lucos del puerto y de la ciudad, y restablecieron el' jerife que había
sido depuesto.
DEL EGIPTO. 97
pero los Mamelucos nada saben de geografía ; y Alí ,
que veia el Egipto de cerca , le tenia por mas estenso
que toda la Turquía, que le quedaba mas distante.
Resolvió, pues, comenzar la carrera de sus conquistas.
Estándole á mano la Siria , naturalmente debia ser el
primer teatro de sus empresas , y tanto mas cuanto la
situacion de las cosas coadyuvaba eficazmente á sus pro
yectos. La guerra delos Rusos, declarada en 1 763, ocu
paba todas las fuerzas de los Turcos en el norte; el
jeque Dáher insurreccionado á la sazon, era un aliado
prepotente y fiel ; últimamente las exacciones del bajá
de Damasco, indisponiendo los ánimos, ofrecian la
mas hermosa coyuntura de invadir su distrito y me
recer el timbre fle libertador de los pueblos. Alí , bien
penetrado de este conjunto de circunstancias, no tar
dó en ponerse en movimiento mas que el tiempo in
dispensable á hacer los aprestos debidos. Tomadas
ya todas las medidas, publicó, en diciembre de 1 770,
un manifiesto contra Osman , bajá de Damasco , y
envió quinientos Mamelucos á ocupar á Gaza con el
fin de asegurarse la entrada de Palestina. No bien hubo
sabido Osman la noticia de la proyectada invasion,
acudió á impedirla sobre la marcha. Los Mamelucos ,
amedrentados por su diligencia y el número de tropas ,
estaban ya , las riendas en la mano , prontos á huir á la
menor señal; pero Dáher, el hombre mas activo que
se ha conocido en Siria largo tiempo hace , vino volando,
desde Acre á sacarles del aprieto. Osman , acampado
cerca de Jafa, tomó la fuga sin entrar en accion. Dáher
entonces ocupa inmediatamente á Jafa , Ramlé y toda la
TOMO I. ' 7
q8 ESTADO POLITICO
Palestina, quedando asi libre el camino á la hueste
numerosa que se esperaba.
Llegó á fines de febrero de 1 77 1 : las gacetas de
aquel tiempo atribuyéndole sesenta mil hombres , hi
cieron creer en Europa que era un ejército como
los de Rusia y Alemania; pero los Turcos, y especial
mente los asiáticos, todavía difieren mas de los euro
peos en cuanto al estado militar que en los estilos y
costumbres. Nadie se persuada que sesenta mil hom
bres de los suyos sean ni con mucho sesenta mil solda
dos de los nuestros : no hay de ello pruebá mas pal
pable que el ejército de que se trata. En realidad podia
muy bien llegar á cuarenta mil combatientes , que de
bemos clasificar en el orden siguienll : cinco mil Ma
melucos , todos á caballo , y he ahí en lo que estribaba
el nervio del ejército ; cerca de quince mil berberiscos
de ápie, sin mas infantería ; porque los Turcos ignoran
lo que vale , y entre ellos el hombre á caballo es cuanto
puede desearse para el combate. Ademas , cada Mame
luco llevaba de séquito dos criados á pie, armados con
palos ; de donde resultan diez mil criados : despues , un
esceso de domésticos yserradjs, ó sirvientes de á caballo
para los beys y cachéfs, que se computan en dos mil,
y últimamente el resto se componia de una caterva de
vivanderos y mozos de campaña : ved ahí ese decantado
ejército tal cual me le han pintado personas que le
vieron y siguieron. Era mandado por Mohammad, el
valido de Alí-bey, por sobrenombre Abudáhad, ó
padre del oro , en razon de la esplendidez de su tienda
, y lo suntuoso de su arnés. Por lo respectivo á orden y
DEL EGIPTO. 99
disciplina , son especies que ni aun deben mencio
narse, hablando de Turcos. Sus ejércitos, como tam
bién los de los Mamelucos, no son sino un tropel con
fuso de ginetes sin uniforme , en caballos de todos
tamaños y colores, marchando sin guardar filas ni
cuadros. Semejante cuadrilla se dirigió hácia Acre, de
jando por do quiera que pasó , los rastros de su indis
ciplina y rapacidad : allí se juntó con las tropas del
jeque Dáher, consistentes en mil quinientos Safadíanos 1
á caballo mandados por su hijo Ali , mil doscientos
Motualis de la misma arma , á cuya cabeza estaba el
jeque Nasif , y mil berberiscos de infantería sobre poqo
mas ó menos. Una vez efectuada la reunion y con
certados sus planes, marcharon para Damasco en el
mes de abril. Osman, a quien se le dejara sobrado
tiempo de prepararse, habia juntado por su parte un
ejército tan numeroso y tan mal ordenado como el de
su antagonista. Los bajaes de Saida a, Trípoli y Alepo in
corporados con él , aguardaban juntos al enemigo en
las mismas murallas de Damasco. El lector no debe
imaginarse que allí hubiera movimientos combinados ,
como los hay entre nosotros hace mas de un siglo , y
que han elevado la guerra á una ciencia de cálculo y
reflexion. Los Asiáticos ignoran hasta los primeros
elementos de este arte. Sus ejércitos vienen á ser una
batahola; sus marchas , puro pillage ; sus campañas ,

1 La gente de Dáher llevaba este nombre ; porque la residencia pri-


* mitiva de su gobierno fue en Safad, villa de Galilea.
1 Esta ciudad es la que ha sucedido á la antigua Sidon.
7-
lOO ESTADO POLITICO
meras incursiones ; sus batallas , sangrientas refriegas :
el mas fuerte, ó el mas arrojado sale en pos de su
contrario , quien muchas veces huye sin batirse ; mas
si espera á pie firme entonces le aborda , y se embisten
simultáneamente , disparan las carabinas, rómpense las
lanzas , se tajan á sablazos ; casi nunca hay artillería ;
y aun habiéndola , de muy poco sirve. El terror se
esparce á veces sin motivo : huye uno de los partidos y
el otro le persigue gritando victoria ! El vencido sufre
la ley del vencedor, y regularmente el campo finaliza
con la batalla.
Asi fue en parte lo que acaeció en Siria en 1 77 1 . El
ejército de Alí-bey y Dáher marchó contra Damasco.
Aguardáronle los bajaes ; acercóse aquel , y el 6 de junio
llegaron á un resultado decisivo : Mamelucos y Safa-
dianos cayeron con tanto furor sobre los Turcos, que
estos , espantados de la carnicería , huyeron precipita
damente; los bajaes no fueron los últimos á ponerse
en salvo ; dueños los aliados del terreno , se apodera
ron sin esfuerzo de la ciudad , que no estaba defendida
ni por soldados ni por murallas. Tan solo el castillo
hizo alguna resistencia. En sus muros arruinados no
se veia un cañon, y mucho menos artilleros; pero
habia un foso pantanoso, y detras de las ruinas al
gunos fusileros ; lo que bastó para contener todo aquel
ejército de caballería : sin embargo , como los sitiados
estaban vencidos en la opinion , capitularon al tercer
dia; y debiendo en consecuencia entregarse la plaza
al siguiente, sobrevino, al rayar el alba, una de las mas
estrañas revoluciones. En el momento en que se aguar
DEL EGIPTO. IOI
daba la señal de rendicion, Mohammad grita súbita
mente á retirada, é incontinenti todos sus soldados se
vuelven presurosos hácia Egipto. En vano acudieron
Alí-Dáher y Nasif sorprendidos á informarse del motivo
de tan inesperado retorno : el Mameluco no responde
á sus instancias mas que con amenazas altaneras, y
todos decamparon en confusion: no tenia aquello
visos de retirada, sino de verdadera fuga : corrian
como si el enemigo les fuese aguijoneando las espal
das : el camino de Damasco al Cairo se plagó de infan
tes y caballos estraviados, de pertrechos y bagages
abandonados. Por el momento se atribuyó esta pere
grina aventura á un falso rumor de la muerte de
Alí-bey; pero la legítima causa del enigma fue una
conferencia secreta celebrada por la noche en la tienda
de Mohammad-bey. Habiendo visto Osman que nada
habia logrado con la fuerza , empleó la seduccion ; y so
color de tratar de pacificacion, halló modo de intro
ducir en la tienda del general egipcio un agente sutil,
que tentase sembrar la sublevacion y la discordia. In
sinuó á Mohammad, que el papel que hacia era muy
indecoroso á *su honor y poco conveniente á su segu
ridad ; que se engañaba de medio á medio, si creia que
el sidtan dejase impunes los atrevimientos de Alí-bey ;
que era sacrilegio violar una ciudad santa como Da
masco, una* de las dos puertas de la Kiábá1; que se
maravillaba*que antepusiese di favor del sultan el de
un esclavo suyo, y que colocase otro señor entre él y
1 En razon de la romería ; pues las dos grandes caravanas salen del
Cairo y de Damasco.
102 ESTADO POLITICO
su soberano : que por otra parte, se sabia que este
nuevo dueño, esponiéndole diariamente á nuevos peli
gros , le sacrificaria á su ambicion y á la envidia de su
kiáya , el copto Reza. Estas razones, y con especia
lidad las dos últimas , que giraban sobre datos bien no
torios, penetraron vivamente á Mohammad y á sus
beys : al punto deliberaron , jurando por el sable y el
Qóran, partir sin dilacion para el Cairo. He ahí las
causas que motivaron aquel decampamento tan repen
tino, abandonando la conquista, y huyendo con tal pre
cipitacion , que en el Cairo no corrió la voz de la venida
de Mohammad hasta seis horas antes de llegar. Alí-
bey, atónito cuanto enfurecido del suceso, bien qui
siera castigar al instante á su general; pero Moham
mad se presentó tan bien acompañado , que no hubo
medio de atentar contra su persona : fue forzoso disi
mular : á lo que se sometió Alí con tanta menos violen
cia , cuanto debia su fortuna mas bien al arte de encu
brir, que á la valentía en el obrar.
Alí-bey, aunque privado tan de improviso de los
frutos de una guerra dispendiosa , no renunció por eso
á sus proyectos. Continuó enviando socorros á su
aliado Dáher , y alistó otro ejército para el año de 1 7 7 2 ;
pero la fortuna, cansada de hacer en su obsequio
mas de lo que sus talentos merecian, cesó por fin de
dispensarle sus favores. El primer descalabro que su
frió fue la pérdida de porcion de cayasas, ó balandras ,
cargadas de arroz para Dáher, las cuales fueron apre
sadas por un corsario ruso á la vista de Damieta. Pero
contratiempo mucho mas funesto fue la evasion de
DEL EGIPTO. |o3
Mohammad. Alí-bey no podia olvidar lo acontecido en
Damasco ; sin embargo , luchando en su pecho el resen
timiento con aquel resto de cariño que conservamos por
nuestros favorecidos , no se resolvía á tomar un partido
violento ; cuando de golpe una espresion que se deslizó
al negociante veneciano, su confidente, que le trataba
con suma familiaridad , acabó de determinarle á la ven
ganza. « ? Acaso los sultanes de los Francos, decía en
cierta ocasion Ali á aquel europeo, por quien lo he sabido,
tienen hijos tan ricos como mi Mohammad ? — No se
ñor, respondió el cortesano; ya se guardarian bien;
porque, como ellos dicen, los hijos muy grandes anhe
lan demasiado por heredar á los padres. » Estas pala
bras penetraron cual dardo en el corazon de Alí-bey.
Desde este momento no vió en Mohammad mas que
un rival peligroso, y asi decretó su ruina. Para efec
tuarla sin riesgos , mandó desde luego orden especial á
cada puerta del Cairo , que no dejasen salir á ningun
Mameluco de tarde ni de noche ; intimando despues á
Mohammad , que sobre la marcha fuese desterrado al
Sald : creia Alí que con semejante contraorden , seria
detenido Mohammad en las puertas , y que apoderán
dose las guardias de su persona , darian con él al traste.
Pero el evento maiogró tan vagas y tímidas medidas.
Quiso la suerte , que equivocadamente se creyera que
Mohammad estaba encargado de órdenes particulares
de Alí ; asi que le dejaron pasar con todo su séquito , y en
este instante quedó frustrado el plan. Alí-bey , instruido
del error , ordenó le persiguiesen ; pero Mohammad pre
sentaba un aspecto tan amenazador, que los de Alí no
104 ESTADO POLITICO
fueron osados á embestirle : en esto se retiró al Said ,
rebosando de cólera y anheloso por desfogarla. Pero
allí le aguardaba otro peligro. Ayub-bey , teniente de
Alí, fingiendo tomar parte en los sentimientos del
desterrado , le acogió con las mas vivas demostraciones
y juró por el sable y el Qóran que abrazaria su causa.
A poco tiempo se interceptaron cartas del teniente á
Alí, en que le prometía regalarle muy luego con la
cabeza de su enemigo : averiguada la trama por Mo-
hammad, hizo prender al traidor ; y despues de haberle
cortado las manos y la lengua, le mandó al Cairo á
recibir el galardon de su patrono.
Entre tanto los Mamelucos, zelosos de la fortuna
de Alí-bey, y cansados de sufrir sus arrogancias , deser
taron en pandillas al campo de su rival. Los Arabes de
Hamman, incitados por el resentimiento y halagados
por la esperanza del botin, se juntaron con ellos. Al
cabo de cuarenta dias , se vió Mohammad bien refor
zado para bajar del Said, y venir á acampar á cuatro
leguas del Cairo. Alí-bey, en estremo turbado con esta
vecindad, titubeaba sobre el partido que debia tomar,
y al fin abrazó el peor de todos. Temiendo que le hi
ciesen traicion , si marchaba en persona, mandó avan
zar un cuerpo de tropas bajo el maado de Ismael-bey,
de quien tenia motivo para sospechar, quedándose
él acampado con los de su casa en las puertas del
Cairo. Ismael, que habia tenido parte en el negocio de
Damasco, no bien estuvo en presencia del enemigo,
se pasó á sus filas ; sus tropas desconcertadas se reple
garon huyendo hácia el Cairo : mientras que estas se
DEL EGIPTO. I05
juntaban al cuerpo de reserva, los Arabes y Mame
lucos que las perseguian , las acometieron con tal brío ,
que quedaron enteramente derrotadas. Alí-bey, desa
lentándose á lo sumo, no trató sino de salvar su per
sona y sus tesoros : entró mas que de prisa en el Cairo,
saqueando apresuradamente su propio palacio , y fugó
para Gaza acompañado de ochocientos Mamelucos ,
los cuales siguieron la suerte de su caudillo : todo lo
que ahora deseaba era llegar á Acre por verse con su
aliado ; pero los habitantes de Nablus y de Jafa le
cerraron el paso. Fue necesario que el mismo Dáher
viniese á remover los estorbos. El Arabe le acogió con
aquella sencillez y franqueza que han constituido en
todos tiempos el carácter de su nacion , y le llevó con
sigo á Acre. Saida pedia entonces socorro por hallarse
sitiada por las tropas de Osman y por los Druzos ; él
fue á llevárselo, y Alí le acompañó. Ambos ejércitos
reunidos formaban unos siete mil hombres de caballe
ría : luego que estos se acercaron , levantaron los Turcos
el sitio, retirándose una legua al norte de la ciudad sobre
el rio Aula. Aquí fue (en julio de 1772) donde se libró
la batalla mas notable y metódica de toda esta guerra.
El ejército turco tres veces mas fuerte que el de los
aliados, fue batido completamente. Los siete bajaes
que le mandaban fugaron, y Saida quedó por Dáher
y su gobernador Degnizlé. De regreso á Acre , fueron
Dáher y Alí-bey á castigar á los habitantes de Jafa ,
que se habian sublevado por guardar para sí un depó
sito de pertrechos y vestuario , que allí dejara una pe
queña flota de Alí, antes de ser este lanzado del Cairo.

,
106 ESTADO POLITICO
La ciudad , ocupada por un jeque de Nablus , les cerró
las puertas; asi que fue forzoso asediarla. Esta espe-
dicion que principió en julio, no terminó hasta ocho me
ses despues , y eso que Jafa no tenia por recinto mas que
una pared de jardin sin foso; pero en Siria y Egipto es-
tan aun mas bisoños en el arte de la guerra de sitio que
en la de campaña : al cabo los sitiados capitularon en
febrero de 1773. Libre Alí, ya no pensaba en otra cosa
mas que en retornar al Cairo : Dáher le ofrecia so
corros ; los Ilusos , con quienes habia contraido alianza
cuando el negocio del corsario , prometían igualmente
ayudarle ; solo faltaba el tiempo necesario para reunir
estos medios ahora dispersos; y entretanto Alí se im
pacientaba sobremanera. Las promesas de Rezq, su
oráculo y su kiáya, daban»nuevo pábulo á su petulancia :
este Copto no cesaba de inculcarle que era llegada la
hora de su vuelta, que los astros ya presentaban los
signos mas halagüeños ; que la pérdida de Mohammad
estaba presagiada del modo mas cierto. Ali, que como
todos los Turcos creia firmemente en la astrología , y
se fiaba ciegamente de Rezq , por las muchas veces que
se habian cumplido sus predicciones , no podia so
portar mas demoras. Las noticias del Cairo acabaron
de hacerle perder la paciencia. En los primeros dias de
abril recibió cartas firmadas de sus amigos , en que le
manifestaban estar ya aburridos de su ingrato esclavo,
y- que solo esperaban su presencia para echarle del
puesto. En el acto resolvió su partida, y sin aguardar
por los Rusos , se puso en camino con sus Mamelucos
y mil quinientos Safadianos mandados por Osman, hijo

1
DEL EGIPTO. IO7
de Dáher . Pero no sabia Alí que las cartas eran un ardid
de su rival , quien las habia arrancado por fuerza para
hacerle caer en el lazo. Efectivamente , despues de
haberse internado Alí en el desierto que divide á Gaza
del Egipto , encontró cerca de Saléhié un cuerpo de mil
Mamelucos escogidos que le esperaban. Este cuerpo era
mandado por el joven bey Murad, que estaba enamo
rado perdido de la muger de Alí-bey, y le habia sido
prometida por Mohammad, con tal que entregase la
cabeza de aquel ilustre desgraciado. Apenas hubo
Murad columbrado la polvareda que anunciaba desde
lejos á los enemigos , cayendo sobre ellos con su tropa ,
los arrolló completamente; y para remate de fortuna,
encontrando con Alí en la refriega , le acometió , hi
rióle en la frente de un sablazo , hízole prisionero y le
condujo á Mohammad. Este, que se hallaba situado
dos leguas mas atras , recibió á su antiguo señor , con
aquel respeto exagerado tan corriente entre Turcos, y
aquella sensibilidad estremada que sabe fingir la per
fidia. Alojóle en una magnífica tienda, previno que se
le tratase con las mayores atenciones , y se apellidaba
mil veces su esclavo, besando el polvo de sus plantas;
pero al tercer dia terminó esta farsa, con la muerte de
Alí-bey , atribuida por unos á las resultas de la herida,
y por otros á las del veneno ; ambos casos tan igualmente
verosímiles , que no es posible decidirse por ninguno.
Tal fue el término de la carrera de un hombre , que
por algun tiempo habia fijado la atencion de la Eu
ropa, y dado á muchos políticos barruntos de una
gran revolucion. No puede negarse que Alí fue un

1
108 ESTADO POLITICO
personage estraordinario ; pero formariamos una idea
harto elevada de su carácter , si le pusiesemos en pa
rangon con los hombres superiores : lo que de él cuen
tan testigos f1dedignos , convence , que si bien poseyó
el germen de unas prendas relevantes , con todo , la
falta de cultura no les dejó cobrar aquel desarrollo y
realce en que estan vinculadas las grandes virtudes.
No hagamos mérito de su credulidad en la astrología ,
que mas de una ¿vez determinó las acciones de su vida,
con menosprecio de los motivos mas fundados. Pasé
mosle tambien por sus traiciones , sus perjurios y aun el
asesinato de sus bienhechores medios de que se va
lió para adquirir ó mantener su poder. No cabe duda
que la moral de una sociedad anárquica es menos rí
gida que la de una sociedad pacífica : pero aun juz
gando á los ambiciosos por sus mismos principios , se
echará de ver que Alí-bey , ó no acertó á trazar un
plan de engrandecimiento , ó mal supo seguir el que se
propusiera ; asi que él mismo se labró su perdicion. Con
sobrado fundamento podemos motejarle tres faltas capi
tales : primera , aquella pasion insaciable de conquis
tas , que agotó infructuosamente sus rentas y sus fuer
zas , y le hizo descuidar en la administracion interior
de su propio pais ; segunda , aquel reposo á que se
entregó tan precozmente , en términos de no hacer ya
nada por sí , quedando todo al arbitrio de sus tenien
tes : lo que rebajó en sumo grado el respeto que le
profesaban los Mamelucos , y alentó los ánimos á la

1 Tal fue él de SAléh-bey.


DEL EGIPTO. IOg
rebelión ; tercera , en fin , las riquezas exhorbitantes que
aglomeró en cabeza de su valido , y que procuraron á
este el crédito de que abusó. Aun suponiendo á Mo-
hammad virtuoso ? no debia temer Alí la seduccion de
los aduladores, que en todos los paises del mundo ha
cen el cortejo á la opulencia ? Pero no obstante estos
desaciertos , es forzoso admirar en Alí-bey una cuali
dad que le distingue de la turba de tiranos que han
gobernado el Egipto : si los vicios de una mala educacion
le impidieron descubrir la senda de la verdadera gloria ,
á lo menos, anheló por ella constantemente; y este de
seo jamas se albergó en almas vulgares. No le faltó para
alcanzarla sino ser guiado por espertas conductores , y
entre los mandones , pocos hay acreedores á este elogio.
No puedo pasar en silencio una observacion que he
oido hacer en el Cairo. Nuestros negociantes europeos ,
testigos del reinado de Alí-bey y de su caida , despues
de encarecer la bondad de su administracion , su celo
por la justicia y su benevolencia hácia los Francos ,
añaden con sorpresa que el pueblo no sintió su muerte.
De aquí toman pretesto para repetir aquellos cargos de
inconstancia-é ingratitud con que se acostumbra tachar
al pueblo ; pero -si examinamos debidamente todas las
circunstancias , el caso no será tan estraño como apa
rece. En Egipto , lo mismo que en todos paises , los
juicios del pueblo son dictados por el interes de su
subsistencia ; es decir , segun que sus gobernantes se
la faciliten ó dificulten , les amará ó aborrecerá , les col
mará de elogios ó de maldiciones : modo de juzgar
que no puede culparse de precipitado ni de injusto. '

1
I IO ESTADO POLITICO
En vano aturdirán al pueblo con que el honor del im
perio, la gloria de la nacion, el fomento del comercio y
el adelantamiento de las bellas artes exigen tal ó cual
operacion : la necesidad de vivir es primero que todo ;
y cuando la muchedumbre carece de pan , le resta por
lo menos el derecho de rehusar su reconocimiento y
su admiracion. ? De qué le servia al pueblo egipcio que
Alí-bey conquistase el Said , la Meca y la Siria , si estas
conquistas no mejoraban su suerte ? Y efectivamente
empeoró ; pues los gastos ocasionados por las tales
guerras agravaron las ya pesadas contribuciones : solo
la espedicion á la Meca se absorvió la suma de cuatro
millones y doscientos mil pesos fuertes. Las salidas
de trigo , causadas por el consumo de los ejércitos , junto
con el monopolio de algunos negociantes que gozaban
de favor , causaron una carestía que asoló el pais en el
bienio de 1 770 y 1 77 1 . Ahora bien , ? cuándo los veci
nos del Cairo y los pobres campesinos se caiah muer
tos de hambre , les asistian ó no motivos de murmurar
contra Alí-bey ? ? tenian ó no razon en condenar el co^-
mercio de la India , cuando todos sus proventos debian
concentrarse en unas pocas manos ? Cuando Alí-bey
malgastaba cuarenta y cinco mil duros en solo la em
puñadura de un kandjar 1 , por mas que los joyeros
ponderasen su magnificencia ? no era lícito al pueblo
renegar de semejante despilfarro? ? Esta largueza , cano
nizada por sus cortesanos con el epíteto de virtud , el
pueblo , á cuya costa se ejercia , no estaba autorizado á
llamarla vicio ? ? por ventura era mérito en este hom-
1 Puñal que se porta á la cinta.
DEL EGIPTO. I1I
bre prodigar el oro que nada le costaba? * qué género de
justicia era satisfacer á espensas del público sus afectos
ó sus obligaciones particulares , como lo hizo con su pa
netero 1 ? No se puede negar : la mayor parte de las ac
ciones de Alí-bey ofrecen mas que principios de justicia
y de humanidad , motivos de uDa ambicion y vanidad
personal. El Egipto no era á sus ojos sino un patrimo
nio , y el pueblo un rebaño , de los cuales podia dispo
ner á su antojo ?y nos sorprenderemos luego de que-
los hombres, á quienes trató en dueño imperioso, le
hayan juzgado al fin como mercenarios descontentos?

CAPITULO IX.

BREVE SUMARIO DE LO OCURRIDO DESDE LA MUERTE DE ALI-


BEY HASTA 1785.

Despues de la muerte de Alí-bey , en nada ha mejo-


1 Partiendo Alí-bey á uno de sus destierros (porque fue desterrado
tres veces) se habia acampado cerca del Cairo, y se le concedió la
moratoria de veinticuatro horas para pagar sus deudas ; en estas cir
cunstancias llegó por allí un genízaro nombrado Hagan , á quien de-
bia quinientos zequíes (setecientos cincuenta duros); creyendo AIí
que vendría por su dinero , trató desde luego de disculparse : mas sa
cando Hasan otros quinientos, le interrumpió diciéndole : tú estás en
el infortunio : toma otros tantos. Alí, confundido de tal generosidad,
juró por la cabeza del profeta, que si volvía á mejor fortuna, le pa
garía con un beneficio sin- ejemplo. En efecto, á su regreso le creó
su proveedor general de víveres ; y aunque no ignorase las exaccio
nes escandalosas de Hasan , jamas trató de reprimirlas.
I 11 ESTADO POLITICO
rado la suerte de los Egipcios ; sus sucesores ni si
quiera han imitado lo que habia de laudable en su con
ducta. Mohammad- bey , que llena su puesto desde
abril de 1 773 , no ha manifestado, en dos años de go
bierno , mas que los furores de un bandido y las mal
dades de un traidor. Desde luego , á fin de dar cierto
colorido á su ingratitud para con su patrono , aparen
taba haber sido únicamente vengador de los derechos
del sultan , y ministro de su voluntad ; en consecuen
cia , habia enviado á Constantinopla el tributo atrasado
de seis años , y renovado el juramento de una obedien
cia ilimitada. Tambien refrendó sus protestas de sumi
sion en la muerte de Alí-bey ; y so color de manisfestar
su celo por el sultan, pidió permiso para hacer la guerra
al árabe Dáher. La Puerta , que habría solicitado este
paso como un favor, se tuvo por feliz en otorgarle
como una gracia ; y en muestra de ello le confirió ade
mas el título de bajá del Cairo : asi que Mohammad ya
no se ocupaba sino en su espedicion. Acaso preguntará
el lector , ? qué interes político podia tener un gober
nador de Egipto en destruir al árabe Dáher, rebelde en
Siria ? Pero aquí era desatendida la política , lo mismo
que en casi todas ocasiones. Los móviles de esta espe
dicion eran ojerizas particulares , y entre otras un re
sentimiento personal de Mohammad-bey. No*podia este
borrar de su memoria una carta sangrienta que Dáher
le escribiera , cuando la revolucion de Damasco , ni tan
tas providencias hostiles, como el jeque habia tomado
contra él y en obsequio de Alí-bey. Vino por otra parte ,
la codicia á inflamar el encono. El ministro de Dáher,
DEL EGIPTO. I I3
Ibrahim Sábbár 1 , pasaba por hombre de inmensos
tesoros , y el Egipcio buscaba en la perdicion de Dáher
la doble ventaja de enriquecerse y de vengarse. Asi
pues , no vaciló un momento en acometer esta guerra ,
haciendo sus preparativos con toda la actividad que
inspira el rencor : proveyóse al intento de un tren es-
traordinario de artillería ; mandó venir artilleros estran-
geros , cuya direccion confió al ingles Robinson, é hizo
trasportar desde Suez un cañon de diez y seis pies de
longitud, que de tiempo inmemorial estaba inservible.
Por fin , en febrero de 1 7 7 6, se presentó en Palestina con
un ejército igual al que habia conducido á Damasco. Al
acercarse , la gente de Dáher que ocupaba á daza ,
perdiendo la esperanza de sostenerse , tomó la reti
rada ; con éste motivo, se apoderó de la plaza , y sin
detenerse un instante , marchó contra Jafa. Esta ciu
dad , que tenia guarnicion , y cuyos moradores estaban
habituados á la guerra, se mostró menos dócil que
Gaza ; y entonces fue preciso sitiarla. La historia de este
asedio será un monumento curioso de la ignorancia de
aquellas gentes en el arte militar ; á fin de formar de
él una idea suficiente , espondremos lo mas esencial.
Jafa, antigua Ioppé, está situada en una ribera poco
elevada sobre el nivel del mar. Solo el local de la ciudad
es una colina en forma de pilon de azúcar, con cerca
de ciento treinta pies de altura perpendicular. Las oa-

1 La r de Sábbár se pronuncia de aquel modo defectuoso tan co


mun entre los Franceses y conocido bajo el nombre de grasseyement ;
asi pronunciada la palabra equivale á tintorero ; con sonido de erre ,
significaría sondeador.
tomo 1. 8
I 14 ESTADO POLITICO
sas esparcidas por la cuesta ofrecen la perspectiva pin
toresca de unas gradas de anfiteatro ; en la cumbre hay
una pequeña ciudadela que todo lo domina : la falda
está cercada de un muro desparapetado , alto de doce
a catorce pies , sobre dos ó tres de espesor : las comizas
que le adornan es cuanto le distingue de una simple pa
red de corral. Este muro, desprovisto de foso, se halla
rodeado de jardines , donde los limones , naranjas y ci
dras adquieren , en un suelo ligero , un tamaño prodigio
so. He ahí en resumen la ciudad que atacaba Moham-
mad. Tenia por defensores quinientos á seiscientos
Safadiemos, y otros tantos vecinos, que en viendo al
enemigo , empuñaron sus sables y echaron al hombro
sus arcabuces de pedernal y mecha. Habia algunos ca
ñones de bronce de á veinticuatro , pero sin cureñas ; mas
sin embargo , colocáronlos medianamente sobre unas
armaduras hechas á toda prisa , y contando como fuerza
efectiva su valor y despecho , respondieron á las intima
ciones del enemigo con amenazas y tiroteo de fusilería.
Convencido Mohammad de la necesidad de vencerlos
á pura fuerza , trasladó el campo frente á la ciudad ;
pero el Mameluco estaba tan á ciegas en las reglas del
arte que se puso á tiro de cañon : muy en breve las ba
las que llovian sobre las tiendas , le advirtieron de la
falta tan crasa que habia cometido : apartóse algun
trecho, mas aun le alcanzaban los tiros ; continuó pues
desviándose , hasta que por fin dió con el punto de
seado : aquí plantó su tienda , en la que se ostentaba el
lujo mas desenfrenado : al rededor, y sin guardar or
den , se levantaban las de los Mamelucos : alojáronse
DEL EGIPTO. I I5
los berberiscos en barracas formadas por ellos mismos
de troncos y gajos de limones y naranjos ; y el rema
nente del ejército se acomodó lo mejor que pudo : dis
tribuyéronse algunas guardias tal cual ; y sin el requisito
de atrincherarse, ya se reputaron acampados. Como
era preciso levantar baterías, escog1eron un terreno
algo elevado al sueste de la plaza ; y aquí tras unas pa
redes de jardin acomodaron ocho piezas de artillería
de grueso calibre , á doscientos pasos de la ciudad , y
rompieron el fuego sin hacer caso de los fusileros ene
migos, que desde lo alto de los terrados les mataron va
rios artilleros. Todo este orden de cosas parecerá tan
estraño en Europa , que estarán tentados á dudar que
existiese; pero todavía no hay once años que ocurrieron
estos sucesos; yo he visto el lugar de la escena , he oido
porcion de testigos oculares, y he creido de mi deber no
alterar ni en pro ni en contra unos hechos por los cua
les se ha de juzgar del carácter de una nacion.
Ya se echa de ver que á un muro de tres pies de es
pesor y sin parapeto, presto lograron abrirle una ancha
brecha ; asi pues , fue necesario salvarle en vez de su
bir. Los Mamelucos querian efectuarlo á caballo;
pero como se les hiciesé entender que era impractica
ble, consintieron por primera vez en marchar á pie.
Seria ciertamente un espectáculo muy curioso el verlos
con aquellos disformes calzones de sarga de Venecia
tan embarazados con sus capas arremangadas, el
sable corvo en mano y la pistola á la cintura, avanzar
dando traspies por los escombros de la muralla.
Creíanse ya salidos del paso cuando hubieron ven
8.
I 16 ESTADO POLITICO
cido aquel obstáculo ; pero los sitiados que sabian mas
que ellos, esperaron á que hubiesen llegado al espacio
vacío que media entre la ciudad y el muro : allí los
asaltaron desde las azoteas y ventanas de las casas con
tal granizada de balas, que los Mamelucos ni aun tu
vieron ánimo para hacer fuego ; con esto se retiraron
persuadidos de que aquel parage era un atascadero in
transitable , puesto que no se podia penetrar á caballo.
Murad-bey los volvjó á llevar al muro repetidas veces ,
pero siempre inútilmente. En tanto, Mohammad-bey se
consumia de desesperacion, de rabia y sobresaltos : asi
pasaron cuarenta y seis dias. En tales circunstancias
los sitiados , cuyo número disminuia con los reiterados
ataques , y que no veian llegar los socorros de Acre , ya
comenzaban á desmayar, enfadados de ser ellos los
únicos defensores de la causa de Dáher. Por otro lado ,
los musulmanes se quejaban de que los cristianos , ocu
pados esclusivamente en rezar, pasaban mas tiempo
en la iglesia que en el campo. En este estado entablá
ronse conferencias por parte de algunos sugetos : pro
púsose abandonar la plaza , si los Egipcios ofrecian ga
rantías : especificáronse las condiciones , y se podia
mirar como ya concluido el tratado , cuando , por la
seguridad que ocasionaba , se entraron varios Mame
lucos en la ciudad. Siguiólos la muchedumbre, ellos
quisieron pillar, los otros , como era natural , trataron
de defenderse ; y he aquí que se empeña de nuevo el
ataque : entonces el ejército se precipitó de tropel y la
ciudad padeció todos los horrores del saco ; mugeres ,
niños, ancianos, hombres hechos, todos indistinta-
DEL EGIPTO. II7
mente fueron pasados á cuchillo; y Mohammad tan
infame como bárbaro , hizo erigir á su vista para mo
numento de la victoria una pirámide compuesta de las
cabezas de estos infortunados : asegúrase que escedian
de mil doscientas. Esta catástrofe , acaecida el diez y
nueve de mayo de 1 776 , propagó el terror por todo el
pais. Hasta el jeque Dáher salió huyendo de Acre,
donde luego fue reemplazado por su hijoAlí. Este Alí,
cuya activa intrepidez todavía es alabada en Siria,
pero que empañó su gloria por las continuas subleva
ciones contra su padre; Alí, repito, creyó que Mo
hammad le respetaria en virtud de un tratado que con
él habia ajustado; mas el Mameluco al llegar á Acre,
le declaró que en prenda de su amistad le pedia nada
menos que la cabeza de Dáher. Alí , engañado , dese
chó la propuesta del parricidio , y abandonó la ciudad
álos Egipcios que la saquearon completamente : á duras
penas escaparon del pillage los negociantes franceses ;
y aunmuy pronto se vieron en un terrible conflicto. Ins
truido Mohammad de que ellos eran depositarios de las
riquezas de Ibrahim, kiáya de Dáher, les intimó que si no
las restituian , todos sin escepcion serian degollados. El
domingo próximo era el dia señalado para esta tremen
da pesquisa, cuando la suerte vino á libertarlos á ellos y á
la Siria de tan horrorosa calamidad. Mohammad fue ata
cado de una calentura maligna , que acabó con él en dos
dias, á la flor de su edad 1 . Los cristianos de Siria estan
persuadidos de que muerte tan prematura fue cas
tigo del profeta Elias, por haber violado la iglesia del
* En junio de 1 776.
i 18 ESTADO POLITICO
Carmelo : y aun cuentan que se le apareció repetidas veces
en la hora de la agonía baj o la figura de un anciano, y que
el moribundo clamaba sin cesar: « quitadme de encima
ese viejo que me importuna y me espanta. » Pero los que
se hallaron al lado de este general en sus últimos mo
mentos , han manifestado en el Cairo á sugetos fidedig
nos que la consabida vision, hija del delirio febril,
era producida por la memoria de diversos asesina
tos ; y que la muerte de Mohammad fue debida á cau
sas harto naturales , como lo son un clima conocido por
enfermizo, un escesivo calor, la inmoderada fatiga y las
amargas congojas que le habia ocasionado el sitio de
Jafa. Nos erá fuera de propósito observar aquí que si se
escribiese la historia de los cristianos de Siria y Egipto,
saldria tan llena de prodigios y apariciones como la de
los primitivos siglos.
Apenas circuló la noticia del fallecimiento del Mame
luco, todo aquel ejército, despues de una derrota pare
cida á la de Damasco , tomó confusamente el camino
de Egipto. Murad-bey, á quien el favor de Mohammad
habia grangeado un crédito considerable, se apresuró
en volver al Cairo para disputar el mando á Ibrahim-
bey. Este, que era igualmente liberto y favorito del
difunto, no bien se informó del estado de las cosas,
cuando tomó sus providencias , á fin de asegurarse de
una autoridad de que fuera depositario desde que se
ausentó su patrono. Todas las apariencias anunciaban
una guerra declarada ; pero los dos rivales , despues de
haber tanteado sus respectivos recursos , los hallaron
tailbien contrapesados , que se hacia en estremo dudoso
DEL EGIPTO. I I9
el éxito del combate. Adoptaron pues, el partido de la
paz, y celebraron un convenio , en virtud del cual que
daba indivisa la autoridad , á condicion que Ibrahim
conservase el título dejeque-el-beled , ó sea comandante ;
pero lo que mas influyó en el acomodamiento fue el
interes de su comun seguridad. Despues de la muerte
de Alí-bey , los beys y káchefs , hijos de su casa 1, tem
blaban en secreto , viendo que el poder habia pasado
á manos de una nueva faccion ; y si la superioridad de
Mohammad habia chocado con sus pretensiones , la de
los esclavos de este, les pareció del todo insoporta
ble : resolvieron pues sacudirla , entablando al efecto
una serie de tramas y maquinaciones con que á la
postre lograron formalizar una liga contra Ibrahim y
Murad. Tenian por caudillo á aquel mismo Ismael-bey
que habia vendido á Alí , y que era el único bey res
tante de la creacion de Ibrahim Kiaya. Manejóse con
tanto artificio, que Murad é Ibrahim se vieron obliga
dos á evacuar el Cairo de su motu propio, y ampa
rarse de la proteccion que brindaba el castillo ; mas
habiéndolos sitiado Ismael, abrazaron el partido de
trasladarse al Said. No tardó la conducta tiránica de
este gefe en proporcionarles infinidad de desertores ,
con los cuales volvieron al ataque, consiguiendo lan
zarle á su vez. Viéndose Ismael despojado, fugó á
Gaza, de donde cruzó por mar á Derné, al oeste de Ale
jandría, y se marchó al Said , camino del desierto. Por
otra parte, Hasan-bey, ex-gobernador de Djedda, que
'Es decir, de quien habia sido patrono; porque entrelos Mame
lucos el liberto pasa por hijo de la casa.
120 ESTADO POLITICO
habia sido desterrado del'Cairo , se refugió ásimismo en
el Said; y estos dos gefes, identificando sus intereses ,
formaron un partido que aun subsiste hoy dia. Murad, é
Ibrahim , inquietados por su duracion, han tentado des
truirle varias veces ; pero jamas lo han conseguido. Por
fin, llegaron á conceder á los rebeldes un distrito mas
arriba de Djirdié ; sin embargo, como lo único que an
sian estos Mamelucos es por las delicias del Cairo, ejecu
taron algunos movimientos en 1 783 , y con este motivo
creyó Murad-bey que debia hacer una tentativa para
esterminarlos : yo llegué al pais á tiempo que se acti
vaban ios preparativos. Su gente derramada por el
Nilo detenian todas las barquillas que encontraban , y
garrote en mano forzaban á los infelices patrones á
que los siguiesen hasta el Cairo ; mas cada cual pro
curaba huir para exonerarse de una carga que no
habia de producirles salario alguno. Habíase impues
to en la ciudad una contribucion de quinientos mil
dahlers (quinientos veinticinco mil pesos fuertes) sobre
el comercio ; obligábase á los panaderos y en general
á todos los mercaderes á entregar sus géneros á menos
del cos+o neto ; y todas esas estorsiones , tan abominadas
en Europa, allí no eran mas que cosas de estilo. Reco-
leclada ya la suma á principios de abril , no tardó
Murad un punto en partir para el Said. Las noticias
de Constantinopla , asi como las de Europa , sus perpe
tuos ecos , pintaron por entonces esta espedicion como
una guerra notable, y el ejército de Murad como de
una fuerza respetable : éralo efectivamente, si se atiende
á los recursos de que podia disponer y al estado del
DEL EGIPTO. 131
Egipto ; mas no por eso es menos cierto que no escedia
de dos mil hombres de á caballo. Al ver la alteracion
constante que padecen las noticias de Constantinopla ,
debemos creer, ó que los Turcos de la capital ignoran
cuanto pasa en Egipto y Siria , ó que quieren embaucar
á los europeos con esos relatos exagerados. El primer
caso es mas probable que el segundo , en razon de la
poca comunicacion que media entre estas partes dis
tantes del imperio. Por otro lado, cualquiera juzgaria
que nuestros negociantes , por su larga residencia en
las distintas escalas , podrian ilustrarnos en el parti
cular ; pero estos individuos , encerrados en sus kans
como en prisiones , se curan muy poco de lo que no
concierne directamente á su comercio ; contentándose
con reir á sus anchas de las gacetas que les envian de
Europa. Con todo, no ha faltado entre ellos quien
haya tratado de enmendarlas ; pero se ha aprovechado
tan mal de sus correcciones , que han renunciado á un
trabajo molesto y sin utilidad.
Despues de haber salido Murad del Cairo, condujo
sus dragones á marchas redobladas por las orillas del
rio; los equipages y municiones seguian detras en
botes , y el viento norte, que es el mas reinante, favo-
recia la diligencia del capitan. Los desterrados, en
número de unos quinientos , estaban situados mas allá
de Djirdié. Apenas supieron la venida del enemigo,
comenzó entre ellos la division; unos querian com
batir , otros deseaban capitular ; muchos abrazaron el
último partido y se entregaron á Murad-bey; pero
Hasan é Ismael siempre firmes en su propósito, remon
íaa ESTADO POLITICO
taron en vuelta Asuan seguidos por cerca de doscientos
y cincuenta caballos. Persiguiólos Murad hasta la cata
rata , donde se situaron ventajosamente en puntos tan
escarpados, que los Mamelucos, siempre ignorantes en
la guerra de posiciones, creyeron impracticable el
forzarlas. Agregábase que Murad , temiendo que con
una larga ausencia del Cairo , se suscitasen novedades
en su contra , se apresuró á regresar á la mayor breve
dad ; y con esto los proscritos , libres ya del aprieto ,
volvieron á tomar posesion de su puesto en el Said,
como anteriormente.
En una sociedad en que las pasiones de los particu
lares no son dirigidas hácia un centro comun, y en
donde cada cual es un egoista y no ve en la incerti-
dumbre venidera sino el ínteres del momento , en donde
los gefes no saben inspirar sentimientos de respeto, y
por consiguiente no son parte a mantener la subordina
cion; en semejante comunidad, es caso imposible que
exista un estado fijo y constante ; el choque tumul
tuario de partidos incoherentes debe imprimir una
movilidad perpetua á toda la máquina : he ahí lo que
continuamente está sucediendo en la sociedad de los
Mamelucos del Cairo. No bien habia llegado Murad ,
cuando nuevas combinaciones de intereses , escitaron
nuevos disturbios : habia á la sazon en el Cairo , ademas
de su faccion , de las de Ibrahim y de la casa de Alí-bey,
varios beys oriundos de otras casas estrangeras. Las
facciones dominantes no hacian caso de ellos á causa
del abatimiento en que yacian ; mas los beys entre tanto
acordaron, en julio de 1 783, reunir sus fuerzas , hasta en
DEL EGIPTO. 123
tonces separadas , y formar asi un partido que tambien
elevase sus pretensiones al mando. Quiso la suerte que
abortase este plan , y los cabecillas , que eran cinco, se
vieron de improviso condenados á destierro al Delta.
Aparentaron obedecer la orden, mas no bien habían
salido de la ciudad , cuando tomaron el camino del Said ,
refugio ordinario y cómodo de los malcontentos : per-
siguióseles inútilmente por todo un dia en el desierto
de las pirámides ; al fin lograron escapar no solo de los
Mamelucos sino tambien de los Arabes , y llegaron sin
mas novedad á Minié, donde sentaron el real. Este
pueblo, situado cuarenta leguas mas allá del Cairo y en
la margen del Nilo que domina , era muy á propósito
á sus designios. Dueños allí del rio, podian interceptar
cuanto bajase del Said ; y supieron aprovechar tan ad
mirablemente su ventaja que se apoderaron del envio
de trigo que hace esta provincia anualmente en la esta
cion ; en consecuencia el Cairo , privado de sus basti
mentos, se vió amagado del hambre. Por otra parte,
los beys y los propietarios , cuyas tierras estaban en el
Faium y mas allá , perdieron sus rentas , por haberse
echado sobre ellas los desterrados. Estos nuevos des
órdenes clamaban por otra espedicion : Murad-bey,
fatigado de la anterior, se resistia á emprenderla ; pero
Ibrahim se encargó de ella en su lugar. Desde el mes
de agosto , sin embargo de estar en el Ramadan , se dió
principio á los aprestos ; y procediendo en todo como
en la precedente, apresaron las barcas junto con sus
patrones , impusieron contribuciones y se obligó á los
proveedores á hacer los suministros mal de su grado
124 ESTADO POLITICO
Finalmente , á principios de octubre , partió Ibrahim
con un ejército que pasaba por formidable , porque cons
taba de unos tres mil caballos. Efectuóse la marcha
por el Ndo , en razon de que no habiendo las aguas de
la inundacion evacuado aun todo el pais , todavía estaba
anegado el terreno. En pocos dias se hallaron al frente
unos de otros : pero Ibrahim, que no tiene un tempera
mento tan belicoso como Murad , no osó atacar á los
confederados; entró en negociacion, y ajustó un tra
tado verbal, cuyas condiciones fueron el retorno y
restablecimiento de los beys. Murad , que sospechaba
alguna trama urdida contra él en este convenio, estaba
muy descontento : nunca fue mayor la desconfianza
entre él y su competidor; pero lo que acabó de alar
marle fue la arrogancia que manifestaron los proscri
tos en el divan general que celebraron : él se reputó
vendido ; y para precaver las resultas , salió del Cairo
con su gente, y se retiró al Said. Creyóse declarada
la guerra ; pero no fue asi , porque Ibrahim supo
contemporizar. Al cabo de cuatro meses vino Mu
rad á Djizé, como para decidir la querella en batalla
campal ; y por espacio de veinticinco dias , ambos
partidos, separados por el rio, estuvieron rostro a
rostro , sin llegar á las manos. Tuviéronse algunas con
ferencias ; pero Murad , poco satisfecho de las condi
ciones, y no hallándose bastante poderoso para dic
tarlas á la fuerza , regresó sin demora al Saíd : allí le
siguieron los enviados, quienes, despues de cuatro
meses de negociaciones, le redujeron al fin á retornar
al Cairo : las condiciones fueron , que continuaria en
DEL EGIPTO. 125
participar de la autoridad con Ibrahim , y que los cinco
beys serian privados de sus bienes. Fugaron estos al
verse asi sacrificados por Ibrahim ; voló Murad en pos
de ellos , y habiéndolos hecho prender por los Arabes
del desierto, los trajo al Cairo para tenerlos custo
diados á la vista. Entonces parecia ya restablecida la
paz; pero lo acaecido entre los dos comandantes , harto
les descubría sus mutuas intenciones , para que en lo
adelante pudiesen continuar en armonía. Bien con
vencido cada uno por su parte de que su rival tan solo
aguardaba el momento favorable de perderle, cada cual
velaba por evitar una sorpresa, ó por prepararla á su
contrario. Esta guerra sorda llegó al punto de obligar
á Murad-bey á abandonar el Cairo en 1784; pero acam
pándose en las puertas , hubo de mostrar un semblante
tan resuelto, que Ibrahim huyó despavorido con su
gente para el Said. Allí permaneció hasta el mes de
marzo de 1785 , en que por nuevo acuerdo volvió al
Cairo, donde participa, como antes, de la autoridad
con su antagonista, ínterin alguna nueva trama le
ofrezca ocasion de desquitarse. Tal es el sumario de
las revoluciones que han agitado el Egipto en estos
últimos años. Yo he procurado desnudar los sucesos
de la multitud de incidentes con que se hallan enla
zados ; porque, á parte de su incertidumbre , no presen
tan interes , ni instruccion : todo se reduce á con
juraciones, enredos, traiciones y asesinatos, cuya
repeticion muy presto llega á fastidiarnos : basta lo re
ferido, siempre que el lector se haya hecho cargo del
encadenamiento de los" hechos sustanciales, y deduzca
126 ESTADO POLITICO
consecuencias generales acerca del estado moral y po
lítico del pais que se estudia. Réstanos ahora escla
recer mas particularmente esos dos puntos capitales.

CAPITULO X.

ESTADO ACTUAL DEL EGIPTO.

Despues de la revolucion de Ibrahim Kiaya , y espe


cialmente despues de la de Alí-bey , el poder de los Oto
manos en el Egipto ha llegado á ser mas precario que en
ninguna otra provincia del imperio. Verdad es que la
Puerta conserva perennemente allí un bajá; pero este
bajá, encerrado y custodiado á la vista en el castillo del
Cairo , es mas bien el prisionero de los Mamelucos que
el sustituto del sultan. Efectivamente, ellos le deponen ,
proscriben y echan á su antojo ; y á la mera intimacion
de un heraldo vestido de negro , desciende 1 de su pa
lacio como un simple particular. No han faltado bajaes,
escogidos de intento por la Puerta que hayan ten
tado por medio de manejos ocultos restablecer las fa
cultades de su dignidad ; pero los beys han hecho tan
riesgosas estas maniobras , que aquellos empleados se
contentan en el dia con pasar tranquilamente los tres
años que debe durar su cautiverio , y consumir en paz
la pension que se les asigna.
1 La fórmula de la deposicion se limita á esta palabra : Enzel; es
decir, desciende del castillo.
DEL EGIPTO. 127
Entre tanto los beys , temerosos de provocar al di
van á un partido violento, jamas osan declararse in
dependientes. Todo continua haciéndose en nombre
del sultan : sus mandatos son recibidos , como ellos
dicen, sobre la cabeza y los ojos , esto es, con el mayor
acatamiento; pero esta decantada sumision no pasa
de una apariencia ilusoria : lo cierto es que á veces sus
penden el pago del tributo , y siempre le hacen pade
cer desfalcos. Se cargan en cuenta gastos de limpia de
canales, del trasporte de los escombros del Cairo al
mar, lo invertido en sueldos de la tropa, en la repara
cion de las mezquitas, etc. etc. que todos son otras
tantas partidas falsas y simuladas. Asimismo proce
den dolosamente respecto al grado de inundacion de
las tierras : solo el temor á las carabelas que vienen
anualmente á Damieta y Alejandría, es lo que les
mueve á satisfacer la contribucion de arroz y trigos ;
y todavía se dan traza para alterar el efectivo de los
bastimentos, capitulando con los receptores. La Puerta
por su lado , fiel á su acostumbrada política , se desen
tiende totalmente de estos abusos ; á ella no se le oculta
que para remediarlos, seria preciso hacer esfuerzos
costosos , y tal vez una guerra declarada que compro
meteria su dignidad : á que se agrega que de muchos
años á esta parte , otros intereses mas urgentes la com
pelen á concentrar todas sus fuerzas en el norte; y
ocupada de su propia seguridad en Constantinopla ,
deja á merced de las circunstancias el cuidado de res
tablecer su poderío en las provincias lejanas : ella fo
menta las desavenencias entre los diversos partidos,
138 ESTADO POLITICO
para estorbar que alguno se consolide ; y este sistema,
que aun no le ha fallado, es igualmente útil á sus em
pleados principales, quienes se proporcionan cuan
tiosas rentas , vendiendo á los rebeldes su proteccion
é influjo. El almirante actual, Hasan-bajá, ha sabido
mas de una vez valerse de estos resortes para con Mu
rad é lbrahim, en términos de haberles arrancado su
mas considerables.

CAPITULO XI.

CONSTITUCION DE LA MILICIA DE LOS MAMELUCOS.

Los Mamelucos, al apoderarse del gobierno de


Egipto , tomaron ciertas medidas que parecen asegu
rarles su posesion. La mas eficaz indudablemente es la
precaucion que siempre han tenido de envilecer los
cuerpos militares de los azábs y de los genizaros. Estos
dos cuerpos, en otro tiempo el terror del bajá, en el
dia no son mas que unos simulacros tan insignificantes
como él mismo. Esta falta debe igualmente imputar
se á la Puerta : pues desde mucho antes de la insur
reccion de lbrahim Kiáya , el número de tropas turcas
que debia ser de cuarenta mil hombres , parte caba
llería ; se habia reducido á menos de la mitad por la
avaricia de los comandantes , quienes se apropiaban
las pagas de los soldados ; desorden que despues de
DEL EGIPTO. 129
Ibrahim fue llevado al colmo por Alí-bey. Este pro
curó desde luego descartarse de cuantos gefes podian
hacerle sombra; y al intento dejó vacar los empleos
para no proveerlos en adelante : privó á los comandan
tes de toda especie de influjo; y envileció las tropas
turcas á tal punto , que en el dia todos los genízaros , los
azabs y los cinco cuerpos restantes se reducen á una
caterva de artesanos , mozos de campaña y vagabun
dos, que sirven de porteros á quien les paga, y tiem
blan en presencia de los Mamelucos como el popu
lacho del Cairo. Puede decirse con verdad que en estos
Mamelucos se cifra toda la fuerza militar del Egipto :
en los campos y aldeas hay algunos centenares de
ellos destinados á mantener allí su autoridad , á per
cibir los tributos y velar sobre las exacciones ; pero la
mayor parte se halla reunida en el Cairo. Segun los cóm
putos de los sugetos mejor informados , su número no
puede pasar de ocho mil quinientos hombres, inclusos
tanto beys y káchefs como simples libertos y Mamelu
cos aun esclavos ; entre los cuales hay porcion de jó
venes de veinte á veintidos años. La casa mas fuerte
es la de Ibrahim-bey , que cuenta cerca de quinientos ;
despues le sigue la de Murad , que no llega á cuatro
cientos ; pero que con su audacia y prodigalidad con
trapesa la opulencia avara de su rival; los demas beys,
en número de diez y ocho á veinte , sostienen desde
cincuenta hasta doscientos. Hay ademas una infinidad
de Mamelucos que podrian muy bien denominarse
vagos; porque siendo hijos de casas ya estinguidas, se
agregan á esta ó la otra, segun les dicta el interes pro-
TOMO I. 9
l3o ESTADO POLITICO
pio ; y estan por lo tanto dispuestos á cambiar por quien
mas les ofreciere. Tambien deben entrar en cuenta al
gunos serrádjes, especie de criados de á caballo , porta
dores de las órdenes de los beys, y que ejercen las
funciones de nuestros alguaciles y porteros : la tota
lidad ascenderá á unos diez mil caballos. No debemos
contar infantería de ninguna clase; pues no es esti
mada en Turquía y mucho menos en las provincias
asiáticas del imperio: todavía reinan en estas regio
nes las preocupaciones de los antiguos Persas y Tár
taros sobre el particular: no siendo la guerra entre ellos
otra cosa sino el arte de huir ó perseguir, claro está que el
hombre de á caballo que desempeñe mejor ambos ob
jetos , es el único que se reputa por verdadero militar;
y como entre bárbaros no hay mas sugeto de distincion
que el hombre de guerra , ha resultado de aquí que es
una especie de desdoro el andar á pie, y por eso está
reservado tan solo al pueblo. Por este motivo los Ma
melucos no permiten montar á los habitantes del
Egipto mas que en mulas y asnos , gozando ellos es-
clusivamente el privilegio de ir á caballo; del que por
cierto usan en toda su amplitud: dentro de la ciudad, en
el campo , de visita y aun de puerta en puerta, jamas
se les ve sino á caballo. El vestido que llevan tambien
es debido á ciertas preocupaciones , y eso basta para
que le miren como materia de obligacion. Dicho
trage, que en su forma no difiere del que estilan todas
las personas acomodadas de Turquía , merece ser des
crito.
DEL ECIPTO. I3I

$1.

VESTIMENTA DE LOS MAMELUCOS.

Lo primero de lodo es un gran camison de cotonía


clara y amarillenta, encima del cual se ponen una
especie de bata de indiana , ó de tejidos muy finos de
Damasco y de Alepo. Esta túnica, nombrada antarí, cae
del cuello a las corvas , y cruza por la parte delantera
del cuerpo hasta las caderas, donde se ata con dos
cordones. Sobre esta primera cubierta viene otra de la
misma hechura y amplitud, y cuyas anchas mangas
descienden sin angostar hasta las yemas de los dedos ,
llámase coftán , y comunmente se hace de sederías mas
ricas que la anterior. Un largo cinturon ajusta estos
dos vestidos al cuerpo, y le divide como en dos lios.
Encima de las citadas piezas viene otra llamada
djubé, que es de paño sin aforrar, y tiene la misma
forma que la precedente , solo que las mangas no al
canzan mas que al codo: en invierno, y á veces en
verano suelen llevar el djubé guarnecido de pieles , y
entonces es una verdadera pelliza. Finalmente , sobre
estas tres cubiertas , colócase la última, que denominan
beniche; y viene á ser la capa ó trage de ceremonia.
Su oficio es cubrir perfectamente todo el cuerpo hasta
las puntas de los dedos ; porque seria muy mal visto
el enseñarlos delante de los grandes. El cuerpo en
vuelto en la beniche , parece un largo saco , de donde
salen un cuello desnudo y una cabeza rasurada, cu
9-
l32 ESTADO POLITICO
bierta de un turbante. El de los Mamelucos, nom
brado qáuq , es de forma cilindrica y de color amarillo ,
guarnecido por fuera de un rollo de muselina puesto
con esquisito primor. Su calzado se reduce á una es
pecie de escarpín de cuero amarillo que les llega hasta
los tobillos , y á una chinela sin talon, que por lo mismo
está muy espuesta á caerse en el camino. Pero la pieza
mas singular de tan complicada vestimenta es una clase
de pantalones tan largos que casi besan la barba , y
tan sumamente anchos que cada pierna de por sí podria
contener todo el cuerpo ; á que se agrega que los Mame
lucos los hacen de una estofa veneciana llamada sata 1,
que aunque tan suave como el paño de Elbeuf, es mas
abatanada que el buriel ; y que para andar con mas
soltura incluyen en ellos con un cinturon corredizo
todas las partes colgantes de los vestidos que acabamos
de describir. Ya se viene á los ojos que los Mamelucos
fajados y embargados de esta manera , mal pueden ser
buenos infantes ; pero lo que no es posible concebir
sino despues de haber visto hombres de diversos pai
ses , es que ellos tienen su trage por el mas cómodo del
mundo. En vano se les arguye que por todos estilos es
embarazoso; pues á pie estorba caminar, á caballo
los carga inútilmente , y que una vez desmontado el
ginete , es hombre perdido ; ellos responden : asi se
usa ; y á semejante contestacion no hay réplica.
1 Palabra italiana que se aplica esclusivamente para designar la
sarga de lana. Nota del traductor.
DEL EGIPTO. 1 33

S n.

EQVIPAGE DE LOS MAMELUCOS.

Veamos si han sido mas racionales en el equipo del


caballo. Desde que en Europa se sigue la buena senda
de buscar los motivos de cada cosa, se ha llegado á
comprender, que para que el caballo ejecutase libre
mente sus movimientos con el ginete, debia cargarse lo
menos posible, y por eso se ha procurado aligerar el
arnés cuanto sea compatible con la solidez. Esta inno
vacion, que entre nosotros no se ha efectuado hasta
el siglo XVIII, está muy distante todavía de los Mame
lucos que se han quedado en el XII. Estos hombres ,
que no siguen mas norte que la costumbre , ponen al
caballo una silla, cuya armadura en sí tosca, la re
cargan de hierro, madera y cuero. Sobre su parte
trasera se levanta un borren de ocho pulgadas de alto
que encubre al ginete hasta la cintura, mientras que
por la delantera sale un arzon de cuatro á cinco pulga
das que amenaza al pecho de no inclinarse. Debajo de
la silla, en lugar de bastos, estienden tres cubiertas
muy espesas de lana : todo es asegurado por una cin
cha que pasa por cima de la silla , y se ata no con he
billas , sino con nudos de correas poco firmes y muy
complicados. Tienen ademas dichas sillas una gran
pechera ; pero carecen de grupera , lo que las tira de
masiado sobre la cruz del caballo. Los estribos son
unas planchas de cobre mas largas y anchas que el
I 34 ESTADO POLITICO
pie, y cuyos lados levantados como una pulgada , vie
nen á morir al asa de donde cuelgan. Los ángulos de
la plancha son cortantes y hacen veces de espuelas ,
con que desangran cruelmente los hijares al caballo.
Por lo comun un par de estribos mamelucos pesa de
nueve á diez libras , y los hay hasta de doce y trece :
la silla y las cubiertas pesan por lo bajo veinticinco ;
de forma que el caballo, sin contar el ginete, sufre ya
una carga de treinta y seis libras ; cosa tanto mas ridi
cula cuanto los caballos de Egipto son en estremo pe
queños. La cabezada está tan mal dispuesta como todo
lo demas; es de aquellas que llamamos á la gineta, y
carece de toda especie de juego. La barbada , que se
reduce simplemente á un anillo de hierro, aprieta la
barba en términos de cortar el pellejo al animal ; asi es
que todos estos caballos tienen las encías despedaza
das, y estan enteramente perdidos de la boca; esto
tambien es efecto necesario de las prácticas de los Ma
melucos , quienes , lejos de cuidársela como nosotros ,
se la destruyen con violentos tirones , y especialmente
con cierta evolucion que les es peculiar : despiden el
caballo á rienda suelta , y luego le detienen de repente
en lo mas veloz de la carrera ; el caballo entonces con
tenido por el bocado, entiesa las piernas, dobla los
jarretes y termina la carrera resbalando sin flexibilidad
alguna, cabalmente como un caballo de palo : salta á
la vista cuanto se les dañarán las piernas y la boca
con la repeticion de tan bárbara maniobra ; pero los
Mamelucos encuentran en ella mucha gracia ; y segu
ramente es muy conforme á su modo de combatir. Por
DEL EGIPTO. l35
lo demas, sin embargo de llevar las piernas como
enganchadas , y á pesar de los continuos bamboleos
del cuerpo , no puede negarse que los Mamelucos son
ginetes firmes y vigorosos , y que poseen cierto aire
militar que no deja de halagar aun los ojos del estran-
gero : convengamos asimismo en que han sido mas
avisados en la eleccion de sus armas.

§ III.

ARMAS DE LOS MAMELUCOS.

La primera es una carabina inglesa de unas treinta


pulgadas de largo y de calibre tal , que con ella se pue
den arrojar á la vez hasta diez ó doce balas , cuya des
carga es siempre mortal aun careciendo de destreza 1 .
En segundo lugar, llevan á la cinta un par de pistolas
de marca que atan al vestido por medio de un cordon
de seda. Del arzon pende una maza de armas de que
se sirven para repartir golpes; finalmente sobre la
pierna izquierda cuelga de una bandolera un sable
corvo de una especie poco conocida en Europa 2, cuya
hoja medida en línea recta no tiene veinticuatro
pulgadas , pero en su curvatura llega á treinta. Esta
forma , que nos parece tan estraña , no ha sido adop-

1 Por la descripcion , esta carabina es un verdadero trabuco. Nota


del traductor.
1 Éralo efectivamente á la sazon que esto se escribia : mas hoy,
"quién no está familiarizado no solo con la forma descrita, sino con
una variedad indecible de ellas? Nota del traductor.
1 36 ESTADO POLITICO
tada sin fundamento : efectivamente la esperiencia en
seña que la herida causada por una hoja derecha se
limita al lugar y momento de su caida, puesto que
para cortar necesita apoyarse : al contrario la hoja
curva , como siempre presenta filo al retirarla , se des
liza con el esfuerzo del brazo y continua su accion por
un largo espacio. Esta observacion no se ha ido por
alto á los bárbaros, cuyo ingenio suele ejercitarse de
preferencia en las artes homicidas ; y de aquí el uso
de las cimitarras no menos universal que antiguo en
Oriente. El comun de los Mamelucos acostumbra á
surtirse con hojas llevadas de Constantinopla y otros
puntos de la Turquía europea ; pero los beys se dis
putan las de Persia y las de las antiguas fábricas de
Damasco1, pagando por ellas hasta diez y doce onzas
de oro. Las calidades que estiman en las enunciadas
hojas son ligereza , temple igual y sonoro , vibraciones
en el acero, y sobretodo, sutileza en el filo, el cual se
guramente no puede darse mas esquisito : sin embargo,
todas ellas adolecen del grandísimo defecto de ser
tan quebradizas como el vidrio.

$ iv.

EDUCACION Y EJERCICIOS DE LOS MAMELUCOS.

El arte de servirse de las armas descritas es el asunto


de la educacion de los Mamelucos y la ocupacion de

1 Digo antiguas, porque en el dia ya no se trabaja allí el acero.


DEL EGIPTO. I 37
toda su vida. Diariamente se marchan muy temprano
á una llanura que está fuera del Cairo ; allí , corriendo
á galope tendido , se ejercitan en sacar con presteza la
carabina de la bandolera , en dispararla con tino y en
arrojarla por debajo del muslo, á fin de poder echar
mano á una pistola , la cual una vez descargada , lan
zan por cima del hombro : despues hacen lo mismo
con la compañera , fiándose del cordon que las sujeta ,
y asi no pierden tiempo en volverlas á colocar. Los
beys que regularmente presencian el acto , los alientan
y estimulan con palabras y promesas ; y el que rompe
la vasija de barro que sirve de blanco , está seguro de
obtener, no como quiera vanos elogios, sino su galardon
en dinero. Ejercítanse asimismo en el manejo del sa
ble y principalmente en tirar el reves de abajo arriba ,
que es el mas difícil de parar. Los filos son fan supe
riores y sus manos tan diestras que muchos tajan una
cabeza de algodon empapada con la misma facilidad
que un pan de manteca. Tambien tiran el arco, aun
que le han desterrado ya de los combates. Pero su
ejercicio favorito es el djerid : este nombre que propia
mente significa caña, se aplica en general á cualquier
vara que se vibra con la mano , por los mismos princi
pios que debieron haber observado los Romanos con el
pilum : en lugar de palo , usan ellos de gajos frescos
de palma deshojados : estas ramas , que tienen la fi
gura de un tallo de alcachofa , son de cuatro pies de
largo , y pesan de cinco á seis libras. Armados con
este dardo , entran los caballeros en la lid , y corriendo
á rienda suelta , se le lanzan desde muy lejos. Apenas
I 38 ESTADO POLITICO
arrojado, el agresor vuelve la brida á su caballo, y en
tonces le toca al fugitivo su vez de perseguir y lanzar.
Los caballos, amaestrados por la práctica, ayudan á los
ginetes á las mil maravillas : nadie diria sino que se
placen en el ejercicio al igual de sus amos : pero este
placer es bastante arriesgado ; porque hay brazos que
despiden con tal impulso , que á veces hiere el golpe y
aun llega á ser mortal. ! Desgraciado del que no evi
taba el djerid de Alí-bey ! Estos juegos que nos pare
cen bárbaros, se hallan íntimamente enlazados con
el estado político de las naciones. No hace tres siglos
que existian entre nosotros , y su estincion la debemos
muchomenosal accidente acaecido á Enrique II , ó á un
espíritu filosófico , que á un estado de paz interior que
los ha hecho enteramente inútiles. Al contrario , se
han conservado entre los Mamelucos ; porque la anar
quía en que viven continúa reclamando como de pri
mera necesidad todo lo concerniente á la guerra. Vea
mos si sus progresos en este ramo guardan proporcion
con su práctica.

S v.

ARTE MILITAR DE LOS MAMELUCOS.

En nuestra Europa ya es sabido que en hablando de


tropas y de guerra , al punto nos figuramos una dis
tribucion de hombres por compañías , batallones y re
gimientos; uniformes asi en la estatura como en el
trage , formaciones por filas y líneas , combinaciones
DEL EGIPTO. l3o
de maniobras particulares , ó de evoluciones genera
les ; en una palabra , un sistema completo de operacio
nes fundadas sobre principios bien averiguados. No
pueden caber ideas mas exactas respecto de nosotros ;
empero aplicadas á los paises de que tratamos , se con
vierten en otros tantos errores. Los Mamelucos no co
nocen , ni por asomos , nuestro arte militar : ellos no
tienen ni uniformes , ni orden de batalla , ni formacio
nes , ni disciplina , y lo que es mas , ni aun subordina
cion. Su modo de juntarse es un verdadero tropel , la
marcha una barabunda, el combate un desafío, la
guerra un latrocinio ; por lo comun se hace esta den
tro de la misma ciudad del Cairo : cuando uno menos
piensa , estalla una conspiracion , al instante montan
los beys á caballo , propágase el rebato y comparecen
los contrarios : embístense por las calles sable en
mano ; algunas muertes deciden la contienda , y el mas
débil ó el mas tímido sufre la pena de proscripcion. El
pueblo absolutamente se mezcla en semejantes peleas ,
? qué le importa que se degüellen los tiranos ? Mas no
se juzgue por eso que sea tranquilo espectador en me
dio de las balas y de los sablazos ; este papel es siempre
harto riesgoso : cada cual pues , huye apresurado del
campo de batalla , sin regresar hasta el momento en
que se restablece el sosiego. Suele á veces el populacho
saquear las casas de los desterrados , sin que los ven
cedores se lo estorben. Sobre este asunto será conve
niente observar que aquellas frases usadas en las no
ticias de Europa « los beys han hecho reclutas : los
beys han conmovido al pueblo : el pueblo ha favore
l4o . ÜSTADO POLITICO
cido tal partido : » son muy poco á propósito para dar
nos ideas exactas ; pues en las diferencias entre los
Mamelucos el pueblo nunca es mas que un ente del todo
pasivo.
A veces suele trasladarse la guerra al campo : mas no
por eso desplegan mas arte los combatientes. El partido
mas fuerte ó el mas atrevido persigue á su adversario ;
y caso de ser igualmente denodados , se aguardan el
uno al otro ó se dan una cita ; y en el lugar convenido,
sin atender á las ventajas de la posicion , se acercan las
tropas de ambos en peloton , marchando al frente los
mas valerosos: al aproximarse, luego se desafian y
acometen , cada cual elige su contendor : disparan si
es que pueden , y pasan cuanto antes al sable ; aquí es
donde resplandece verdaderamente todo el arte del
ginete y la agilidad del caballo. Si cae este, es perdido
aquel. En las derrotas, los criados, que nunca se sepa
ran de sus amos , les ayudan á levantar del suelo ; y si
no hay testigos , suelen acabar con ellos , á fin de des
pojarles de la cintura de zequíes que acostumbran lle
var consigo. Con frecuencia acontece que la batalla
finaliza con la muerte de dos ó tres personas , especial
mente ahora que los Mamelucos han llegado á com
prender que siendo sus patronos los principales inte
resados, justo es tambien que corran los mayores
peligros, renunciándoles el honor de arrostrarlos. Si
logran ventajas , tanto mejor para todos ; mas caso de
ser vencidos , se capitula con el vencedor, quien las mas
veces hace sus proposiciones anticipadamente. El único
medio de siempre ganar es mantenerse quedo : enton
DEL EGIPTO. I4I
ees estan seguros de encontrar un señor que les pague;
y con esto se vuelven al Cairo á vivir á su costa hasta
nueva fortuna.

§ VI.

DISCIPLINA DE LOS MAMELUCOS.

Ese carácter inquieto que causa la volubilidad de


esta milicia , es una consecuencia necesaria de su cons
titucion. El joven paisano vendido en Mingrelia ó en
Georgia, y trasportado por mará Egipto, apenas sienta
la planta en tierra, sus ideas padecen la mas completa
revolucion. Una esfera inmensa se presenta á su vista.
Todo contribuye á despertar su audacia y su ambicion ;
todavía se ve esclavo, y ya se siente en su corazon
destinado á ser algun dia señor, y revístese desde luego
del carácter de su futura condicion. Calcula la necesidad
que de él tiene su patrono , y le hace comprar sus ser
vicios y su celo; mídelos, digámoslo asi, por el sa
lario que recibe ó espera recibir. Y como esta sociedad
no conoce otro móvil que el dinero, resulta de aquí
que el principal conato de los dueños es satisfacer la
codicia de sus sirvientes á fin de conservarse por
siempre su adhesion. De aquí dimana aquella prodiga
lidad de los beys , ruinosa al Egipto á quien roban , de
aquí la insubordinacion de los Mamelucos fatal á sus
gefes, á quienes despojan , de aquí en fin las tramas
que no cesan de agitar á los grandes y á los pequeños.
Apenas se liberta un esclavo , ya echa el ojo á los pri- . t
I 42 ESTADO POLITICO
meros empleos : y ?quién seria capaz de poner coto ú
sus pretensiones? En los que mandan no advierte
aquella superioridad de talentos que infunde res
peto ; no ve en ellos mas que unos soldados como él,
que han ascendido á la cumbre del poder por los de
cretos de la suerte; y si ella se digna favorecerle , lo al
canzará del mismo modo , y no será menos hábil en
el arte de gobernar, puesto que este consiste única
mente en arrebatar dinero y manejar el alfange. De
semejante orden de cosas ha nacido tambien un lujo
desenfrenado, que soltando los diques á todas las ne
cesidades, ha dado á la rapacidad de los potentados
una amplitud sin límites. Llega el lujo á tal estremo,
que no hay M .meluco, cuyo entretenimiento baje de
quinientos duros anuales ; y muchos que cuestan el
duplo. En cada Ramádan es indispensable estrenar
vestido, y para ello necesitan paños franceses, satas
venecianas y telas de Damasco y de las Indias. Asi
mismo se hace preciso renovar á menudo los caballos y
sus jaeces. Tambien quieren lucir pistolas } sables
con labores de oro y plata , estribos dorados con oro
molido, sillas y bridas guarnecidas con chapas de
plata. Los gefes, para distinguirse del vulgo de la
tropa, han menester joyas , piedras preciosas, caballos
árabes de á mil y mas pesos, chales de Cachemira1
de ciento y doscientos , é infinidad de pellizas , que por
lo menos cuestan cien duros cada una 2. Las mugeres
han abandonado por demasiado sencilla la antigua
1 Véase la nota del tomo 2 , cap. 26 , relativa á los chales.
2 Los negociantes europeos que han cobrado fpisto á tanta espíen
DEL EGIPTO. 1 43
moda de llevar aderezos de zequíes en la cabeza y el
pecho, habiéndoles sustituido los de diamantes, de
esmeraldas, rubíes y perlas finas; y al devaneo por
los chales y las pieles han agregado la pasion por las
telas y galones de Lyon. Al contemplar que semejan
tes necesidades se encuentran en una gente que tiene
en sus manos toda la autoridad y que desconoce los
derechos de vida y propiedad ; juzgue el lector de las
consecuencias que deben acarrear, asi respecto de las
clases obligadas á subvenir á ellas , como de las cos
tumbres de los mismos en quienes se hallan.

§ VII.
' .: : ut
COSTUMBRES DE LOS MAMELUCOS.

Al describir las costumbres de los Mamelucos , te


memos, aun conservando los caracteres sencillos de
la verdad, incurrir en la nota de exageracion. Nacidos
la mayor parte en el rito griego, y circuncidados al
momento que se les compra, no son á vista de los
mismos Turcos mas que unos renegados sin fe ni religion.
Estraños entre sí, no se hallan enlazados con aquellos
vínculos naturales que unen á los demas hombres.
Sin padres, sin hijos, lo pasado nada ha hecho por
ellos, ni ellos tampoco se curan de lo venidero. Igno
rantes y supersticiosos por educacion, se vuelven fero
ces por los asesinatos, sediciosos por los tumultos,
didez, no se creen con un vestuario decente, si no escede e! valor
de dos mil quinientos á tres mil pesos fuertes.
I 44 ESTADO POLITICO
pérfidos por las tramas , infames por el disimulo y
corrompidos por toda clase de relajacion. Son dados
muy particularmente á aquel vergonzoso resabio que
fue en todos tiempos el vicio de los Griegos y de los
Tártaros ; esa es la primera leccion que reciben de su
maestro de armas. No acertamos á esplicar un gusto
tan estragado, cuando se considera que á ninguno
faltan mugeres ; á menos de no suponer que ellos bus
can en un sexo el incentivo de que han privado al otra:
mas sea de esto lo que fuere , lo cierto es , que no hay
un solo Mameluco esento de la tacha ; y que cundien
do el contagio, ha depravado á los habitantes del Cairo
y aun á los cristianos de Siria que allí moran.

CAPITULO XII.

GOBIERNO DE LOS MAMELUCOS.

Tal es la especie de hombres que en la actualidad


constituye la suerte del Egipto : almas de este temple
son las que estan á la cabeza del gobierno ; como que
algunos sablazos felices, un poco de mas ó menos as
tucia ú osadía conducen á la preeminencia : pero fácil
mente se concibe que semejantes advenedizos, por
cambiar de fortuna no mudan de carácter; asi es que
no cesan de abrigar sentimientos de esclavos aun ele
vados á la condicion de reyes. Entre ellos la soberanía
DEL EGIPTO. l45
no es el arte espinoso de enderezar hácia un centro co
mun las pasiones diversas de una sociedad numerosa,
sino únicamente un medio de adquirir mayor número
de mugeres, de alhajas, caballos, etc., en suma, satis
facer mas plenamente cuanto se les antoja. La admi
nistracion asi esterior como interior se dirige conforme
á estos princ1pios. Por una parte, todo el sistema ad
ministrativo^ se reduce á maniobrar en la corte de
Constantinopla , á fin de eludir el tributo ó las ame
nazas del sultan ; por otra, á comprar crecido número
de esclavos , á grangearse mas partidarios , á sufocar
las conjuraciones y á aniquilar los enemigos secretos
con el cuchillo ó el veneno : los gefes, sobresaltados de
continuo , viven á la manera de los antiguos tiranos de
Siracusa : Murad é Ibrahim no duermen sino rodeados
de carabinas y de alfanges. Finalmente , no tienen idea
alguna de policía ni de orden público 1. El grande ob
jeto es procurarse dinero ; y el medio mas sencillo de
conseguirle es echarle mano donde quiera que se pre
sente, arrebatársele violentamente á quien quiera que
le posea, é imponer á cada instante contribuciones ar-

1 Cuando estaba yo en el Cairo , le robaron los Mamelucos la muger


á un Judío que cruzaba el Nilo en su compañía. El despojado, como
era regular, fue á quejarse á Murad, y este bey le contestó con su
voz de carretero « vaya ! dejad que se huelguen esos muchachos. »
En la tarde del mismo dia mandaron proponer los Mamelucos al Ju
dío que le devolverian la muger, si aprontaba cien piastras por su
trabajo; y no hubo mas remedio que contarlas. Es de advertir que
segun las costumbres del pais , el capítulo de las mugeres es mas sa
grado que la misma vida.
tomo 1. 10
I 46 ESTADO POLITICO
bitrarias sobre los pueblos y sobre la aduana , la que
precisamente las hace refluir sobre el comercio.

s i.

ESTADO DEL PUEBLO EN EGIPTO. •

Fácilmente se echará de ver que en un pais como el


que acabamos de pintar, todo debe ser análogo al sis
tema que le rige. Allí donde el cultivador no goza del
fruto de sus afanes, mal puede trabajar sino á la
fuerza, y de consiguiente decae la agricultura: allí
donde no hay seguridad en los goces de la vida, falta
aquella industria que los crea , y las artes permanecen
en mantillas : allí en fin , donde los conocimientos yla
ilustracion á nada conducen, no se hacen esfuerzos
por adquirirlos , y los talentos yacen sepultados en la
barbarie. He ahí una fiel pintura del Egipto. La mayor
parte de las tierras se hallan en manos de los beys, de
los Mamelucos y de los curiales : el número de propie
tarios pertenecientes á otras clases es sumamente re
ducido, estando ademas sus posesiones sujetas á un
millon de gravámenes. A cada instante ya hay que pagar
una contribucion, ya un daño que reparar; no se co
noce el derecho de sucesion ni de herencia en cuanto
á los inmuebles ; todo entra en la caja del gobierno , de
quien se hace indispensable rescatarlo. Los menes
trales son allí unas verdaderas, máquinas á jornal , á
quienes no se deja para el sustento sino lo tasado para
no perecer. El arroz y trigo que cosechan pasan á la
DEL EGIPTO. I 4y
mesa de sus señores, mientras que ellos no se reser
van mas que el dura 1 , con cuya harina hacen una es
pecie de pan sin levadura, é^insipido cuando está frio.
Este pan cocido á la lumbre, que encienden con la
boñiga seca de los búfalos y vacas 2 , junto con algu
nas cebollas crudas y un poco de agua encima , consti
tuye su alimento de todo el año : dichosos ellos si pue
den agregar de cuando en cuando un poco de miel ,
una pizca de queso, leche cortada y algun puñado de
dátiles. La carne y la grosura, á que son tan apa
sionados , no aparece sino en los dias muy festivos y
entre las personas mas acomodadas. Todo su vestido
consiste en una camisa de tela azul bien grosera y en
una capa negra de un tejido claro y burdo. La cabeza
se la cubren con una toca de cierta especie de paño ,
sobre la cual se enrollan un gran pañuelo de lana en
carnado. Los brazos, piernas y pecho los llevan al
aire, y la mayor parte no visten calzones. Sus habita
ciones son unas chozas fabricadas de tierra , donde se
ahoga cualquiera de calor y de humo , y en donde les
asaltan muy á menudo todas aquellas enfermedades
causadas por el desaseo, la humedad y los malos ali
mentos : en fin para colmo de penalidades , se juntan
á estos males físicos los .sustos de que viven agitados ;
el temor al saqueo de los Arabes, á las visitas de los

1 Especie de grano muy parecido á las lentejas; crece por mazor


cas sobre una caña de seis á siete pies de altura : es el holcus arundi-
naceus de Lineo.
' Téngase presente que el Egipto es un pais despejado de bos
ques.
.o.*
I 48 ESTADO POLITICO
Mamelucos, Jas venganzas de las familias y cuantas
zozobras son consiguientes á la guerra civil , les man
tienen constantemente sobresaltados. Esta pintura co
mun á todas las aldeas , no es mas halagüeña respecto á
las ciudades. En el mismo Cairo el estrangero recien
llegado no puede menos de notar la traza de ruina y de
miseria que allí reina : el gentío que se agolpa en las
calles no ofrece á sus miradas mas que andrajos as
querosos y una desnudez repugnante. Verdad es, que
suelen encontrarse algunos señores á caballo rica
mente vestidos ; pero este contraste del lujo y la po
breza , sirve para hacer mas chocante el espectáculo
de la indigencia. Cuanto se ve ó se oye indica que aquel
pais es la mansion de la esclavitud y de la tiranía. No
se habla de otra cosa sino de turbulencias políticas,
de miseria pública , de estorsiones de dinero , de pa
lizas y de muertes. La vida y la hacienda se hallan sin
proteccion alguna. Se vierte la sangre de un hombre
con la misma facilidad que la de un buey; y lo que es
mas aun , la justicia la derrama sin formalidades ni trá
mites : el vigilante nocturno en sus rondas , y el oficial
de dia en sus vueltas, juzgan, condenan y hacen eje
cutar la sentencia, todo en un pestañear y sin recurso
alguno. Estos agentes van acompañados de verdugos,
y á primera orden cae la cabeza del infeliz sentenciado
en el saco de cuero donde se recibe , para no manchar
el puesto. !Ah si solo las apariencias del delito espu
siesen al peligro de la pena ! pero ! cuántas veces sin
otro motivo que la codicia de un potentado y la dela
cion de un enemigo , se cita ante el bey un individuo
DEL EGIPTO. l4g
porque se sospecha que posee dinero ! Entonces se le
exige cierta suma; y si la niega, le echan en tierra y le
aplican doscientos ó trecientos palos en las plantas de
los pies; y á veces no paran hasta no dejarle exánime.
! Ay de aquel á quien se le traslucen comodidades ! mil
y mil espías estan siempre prontos á denunciarle ; asi
es que solo con la esterioridad de la pobreza se puede
escapar de las rapiñas del poder.

§ n.

MISERIA T HAMBRE DE ESTOS ULTIMOS AÑOS.

En los tres últimos años especialmente, esta ca


pital y el Egipto entero han ofrecido el espectáculo de
la miseria mas deplorable. A los males habituales hi
jos de una tiranía desenfrenada y á los acarreados por
las revueltas de los años anteriores, vinieron á juntarse
plagas naturales aun mas destructoras. La peste lle
vada de Constantinopla el mes de noviembre de 1 783,
ejerció sus acostumbrados estragos en todo el dis
curso del invierno : contáronse hasta mil y quinientos
muertos salidos en un dia por las puertas del Cairo 1 :
sin embargo , por un efecto harto comun en el pais ,

1 En Turquía los sepulcros, conforme al estilo de los antiguos, se


hallan siempre fuera de las ciudades ; y como cada sepultura está cu
bierta de ordinario por una gran losa, sobre una pequeña obra de
mampostería , resulta de aquí casi otra ciudad que bien podría lla
marse, como antiguamente en Alejandría, Necrópolis, es decir, ciu
dad de los muertos.
l5o ESTADO POLITICO
apareció el estío para templar sus rigores. Mas una
vez disipado ese primer azote , le sucedió muy en breve
una calamidad no menos espantosa. No habiendo sido
suficiente la inundacion de 1783, quedó sin sembrarse
una gran parte de las tierras por falta de regadío , y la
otra por falta de semillas ; y como en el año subse
cuente tampoco llegase el desborde á los términos fa
vorables, no tardó en declararse la carestía. Desde
fines de noviembre , ya el hambre arrasaba con tanta
gente en el Cairo como la misma peste; las calles, poco
ha plagadas de pordioseros , ya no presentaban uno
siquiera ; todos perecieron , ó desertaron : la desola
cion se propagó por todos los pueblos del interior ;
una multitud de desdichados, instigados por el deseo
de la propia conservacion, se difundieron por los cam
pos circunvecinos. Yo he visto toda la Siria inundada
de ellos : en enero de 1785, las calles de Saida, de A ere
y la Palestina entera hormigueaban de Egipcios , muy
fáciles de reconocer donde quiera por su cutis trigue
ño ; y aun hubo algunos que penetraron hasta Alepo y
el Diarbekr. Es imposible averiguar exactamente la
despoblacion causada en estos dos últimos años, por
que los Turcos no llevan registros de muertos , ni de
nacidos ; ni menos forman censos de poblacion 1 ; pero
la opinion general era que el pais habia perdido la
sesta parte de sus habitantes.
En tales circunstancias , se renovaron todas aque
llas escenas espantosas , cuya mera narracion hace

1 Tienen preocupaciones supersticiosas contra esta práctica.


DEL EGIPTO. 15I
estremecer , y cuya vista imprime un sentimiento de
horror y de tristeza que difícilmente se borra. Los
mismos horrores acaecidos en el hambre de Bengala
en años anteriores , se repitieron en Egipto : las calles
y plazas públicas estaban obstruidas de esqueletos
ambulantes : en vano imploraban los moribundos
con sus acentos lánguidos y lastimeros la piedad de
los que pasaban ; el temor del comun peligro empe
derníalos corazones ; estos malhadados espiraban arri
mados á las casas de los beys , que sabian estar ates
tadas de arroz y de trigo ; aconteciendo á veces , para
remate de tormentos, que los Mamelucos, importuna
dos por sus clamores , los lanzaban á garrotazos. No
se omitió medio alguno de los mas asquerosos para
saciar el furor del hambre ; las mas repugnantes in
mundicias eran devoradas con placer ; y nunca olvi
daré haber visto , volviendo de Siria para Francia , el
mes de marzo de 1785, en los muros de la antigua
Alejandría, á dos miserables sentados sobre el cadáver
de un camello, disputando á los perros aquellas piltra
fas corrompidas. ^
Existen entre nosotros ciertas almas enérgicas , que
despues de haber pagado el tributo de compasion
que merecen desgracias tan inauditas, pasan de re
pente , por un impulso de indignacion , á imputarlas
como crímenes á los que son víctimas de ellas. Esos
severos filósofos, juzgan dignos de la muerte á los
pueblos que no tienen ánimo para resistirla , ó que la
sufren sin esperimentar el consuelo de la venganza.
No satisfechos todavía, se estienden á alegar hechos de
l52 ESTADO POLITICO
esta especie en prueba de una paradoja moral te
merariamente asentada, é intentando apoyar el pre
tendido axioma : que los habitantes de los países cálidos,
envilecidos por temperamento y por carácter , estan desti
nados por la naturaleza á ser para siempre esclavos del
despotismo.
? Pero acaso se ha examinado detenidamente si se
mejantes hechos han ocurrido ú no alguna vez en los
climas que se quiere honrar con el privilegio esclusivo
de la libertad? ?Por ventura se ha observado con la
debida exactitud si los datos generales con que se escu
dan , van acompañados de circunstancias y accesorios,
que por lo regular hacen variar la naturaleza de los re
sultados ? Acontece en política lo mismo que en medi
cina : asi en una como en otra los fenómenos , vistos
aisladamente , nos estravian en cuanto á las verdaderas
causas del mal. Los tales políticos se apresuran dema
siado á erigir en reglas generales algunos casos parti
culares : estos principios universales que tanto agradan
al entendimiento , casi siempre tienen el defecto de ser
vagos. Es 4an raro, en fin, que los datos sobre que se
discurre sean exactos, y el observarlos es asunto tan
delicado , que las mas veces es de temer se levanten
sistemas sobre bases imaginarias.
En el caso presente, si se profundizan las causas
del estado de nulidad en que yacen los Egipcios , nos
convenceremos que ese pueblo avasallado por crueles
circunstancias , es antes bien digno de lástima que de
menosprecio. Efectivamente, no sucede respecto del es
tado político de este pais lo que acontece con el de nues
DEL EGIPTO. I 53
tra Europa. Entre nosotros , disipándose cada vez roas
las huellas delas antiguas revoluciones , los estrangeros
vencedores han ido enlazándose gradualmente con los
naturales vencidos; y de esta mezcla han resultado
cuerpos de naciones idénticas , movidas en lo adelante
por unos mismos intereses. Al contrario en Egipto y en
casi toda el Asia, los pueblos indígenas, sojuzgados
por revoluciones todavia recientes á conquistadores
estraños, han formado cuerpos mistos, cuyos intereses
son diametralmenfe opuestos. El estado se halla divi
dido propiamente en dos facciones ; la primera , que es
la del pueblo vencedor, cuyos individuos ocupan
todos los empleos del poder civil y militar; y la se
gunda , la del vencido , que constituye todas las clases
subalternas de la sociedad. La faccion gobernante, ad
judicándose á título de conquista el derecho esclusivo
de cualquiera propiedad, trata á la gobernada como
un instrumento pasivo de sus goces ; y esta en compen
sacion, privada de todo género de interes personal,
le cede únicamente lo que no está en su arbitrio rete
ner: su situacion es cabalmente la de un esclavo á
quien se hace intolerable la opulencia de su señor y
que de corazon quebrantaria las cadenas de la servi
dumbre , si tuviese á su alcance los medios de reali
zarlo. Esta impotencia es otro rasgo que distingue
aquella constitucion de las nuestras. En los estados
europeos , los gobiernos , como que obtienen los me
dios de gobernar del seno mismo de las naciones , no
les es ni fácil, ni ventajoso abusar del poder; mas
dado caso que los gobernantes se creasen intereses
I 54 ESTADO POLITICO
personales y distintos de la comunidad, no podrian
menos que encaminarlos á la tiranía. La razon es que
fuera de aquella muchedumbre llamada pueblo, que aun
que fuerte por su número , es débil por su desunion , hay
un orden medio que , participando de los atributos del
pueblo y del gobierno , equilibra en cierto modo al uno
con el otro. Este orden le compone toda aquella clase
de vecinos opulentos y acomodados que, esparcidos
por los varios puestos de la república, tienen un in
teres comun en que se respeten los derechos de segu
ridad y propiedad de que disfrutan. En Egipto al con
trario, se desconoce el estado medio, no existen
aquellas clases numerosas de nobles , togados , ecle
siásticos, comerciantes, hacendados, etc., que vienen
á ser como un cuerpo intermedio entre el pueblo y el
gobierno. Allí , ó todos son militares y curiales , esto es,
empleados del gobierno; ó labradores, artesanos y
mercaderes , es decir pueblo : y el pueblo sobre todo
carece del recurso mas eficaz de luchar contra la tira
nía, á saber, el arte de concentrar y' dirigir sus propias
fuerzas. Para destruir ó reformar los Mamelucos , seria
menester una liga general de los paisanos , la cual es
imposible de realizar, en razon de lo metódico del sis
tema de opresion : diríase al verle que los tiranos en
todas partes tienen ciencia infusa para oprimir. Cada
provincia y aun cada distrito es regido por un gober
nador : cada aldea tiene su teniente siempre alerta
sobre los movimientos de la multitud. Si este oficial
1 En arabe tjaiem-maqam , que palabra por palabra quiere decir
lugar-teniente ; de aquí se ha formado caimacan.
DEL EGIPTO. | 55
parece débil por ser solo contra todos , el poder á quien
representa le hace fuerte. Por otro lado , la esperiencia
enseña que donde quiera que un individuo posee ar
rojo bastante para volverse déspota , jamas deja de en
contrar hombres degradados que coadyuven á la em
presa. El teniente delega sus facultades á algunos
miembros de la misma sociedad que tiraniza , y estos
sugetos son otros tantos apoyos de su poder : celosos
en estremo unos de otros , se disputan á porfía su vali
miento, y él se sirve de cada uno de ellos alternativa
mente para destruirlos todos á la par. Las mismas ren
cillas y odios inveterados dividen tambien las familias
de los lugares; pero aun suponiendo (lo que es casi
imposible) los ánimos ya reconciliados, y que en con
secuencia se verificase un acuerdo , ? qué ventaja po
dría conseguir una tropa de paisanos provista de palos
y hasta de fusiles , á pie y casi desnudos contra unos
dragones tan ejercitados y armados de pies á cabeza?
Yo por mi parte desespero tanto mas de la salvacion
del Egipto cada vez que contemplo cuan á propósito
es el terreno para maniobrar con la caballería. Si hasta
entre nosotros, la infantería mejor organizada todavía
teme medir sus fuerzas con la caballería en el llano
Vqué no será entre .unas gentes que no conocen ni los
primeros rudimentos de la táctica , y que ni aun pue
den aprenderlos, porque son fruto de la práctica, y
estales es vedado adquirirla? En los paises montañosos
es donde la libertad posee grandes recursos : allí , fa
vorecido por la conformacion del terreno , un pequeño
cuerpo de tropa suple el número con la habilidad:
I 56 ESTADO POLITICO
unánime, por ser al principio poco numerosa, ad
quiere de dia en dia nuevas fuerzas con el hábito de
ejercitarlas. El opresor, menos activo por ser ya po
deroso, procura contemporizar ; y al fin viene á suceder
que esas mismas tropas de paisanos ó de ladrones que
antes despreciaba , se trasforman en soldados aguerri
dos, que le disputan en la planicie asi el arte de com
batir como el lauro de la victoria. En las regiones llanas
al contrario , la menor gavilla que se forme , es disipada
al punto ; y el paisano bisoño que no sabe levantar un
atrincheramiento , no le queda mas recurso que apelar
á la piedad de su dueño y continuar en la servidumbre.
Asi pues, si se tratara de sentar algun principio general,
ninguno lo mereceria mas que el siguiente: los países
llanos son la morada de la indolencia y de la esclavitud;
y las montañas la patria de la energía y de la libertad 1 .
Podria muy bien acaecer que en su situacion actual
los Egipcios no diesen muestras de valor , sin que se
diga por ello que les falta el gérmen de esa prenda y
que el clima se le haya rehusado. En efecto , aquel es-
1 Efectivamente, la mayor parte de los pueblos tanto antiguos
como modernos que se han distinguido por esfuerzos de bizarría,
han sido casi todos montañeses. Los Asirios, que conquistaron las di
latadas regiones comprendidas entre el Indo y el Mediterráneo , ba
jaron de las montañas de Aturia. Los Caldeos eran oriundos de los
mismos paises ; los Persas de Ciro salieron de las serranías de la El-
maida , los Macedonios de los montes Rodofes. En los tiempos mo
dernos , los Suizos , los Escoceses, Saboyanos, Miquelctes , Asturianos ,
los habitantes de las Cevénes , siempre libres ó difíciles de sojuzgar,
serian otros tantos monumentos vivos de la generalidad de la regla ,
si la escepcion de los Arabes y de los Tártaros no indicase que hay
otra causa moral , aplicable asi á las llanuras como á las montañas.
DEL EGIPTO» ta?
fuerzo continuo del ánimo que llamamos valor, es una
cualidad que depende mucho menos del físico que del
moral del hombre , y asi no es el mas ó menos calor,
sino antes bien el brio de las pasiones y la confianza
en nuestras propias fuerzas lo que nos infunde au
dacia para arrostrar los peligros. Si no existen estos dos
requisitos , bien podrá el valor permanecer en la inac
cion ; pero en tal caso , son las circunstancias las que
faltan, y no propiamente la facultad. Por otra parte , si
hay hombres capaces de energía, deben de ser aquellos
cuya alma y cuerpo arreciados, por decirlo asi, con el
hábito de sufrir, han adquirido una cierta rigidez, en
que se embotan los dardos del dolor; pues tales son los
Egipcios. Es alucinarse voluntariamente el figurárselos
como enervados por el calor y viciados por el liberti-
nage. Los moradores de las ciudades y las personas
pudientes viven sin duda en aquella molicie , que es
patrimonio suyo en cualquier clima ; pero los labra
dores, tan despreciados y conocidos bajo el nombre de
felláhs, saben soportar fatigas realmente pasmosas. Vé-
seles pasar dias enteros sacando agua del Nilo , des
nudos y espuestos á un sol que nos acabaria. Los que
sirven de criados á los Mamelucos , siguen todos los
movimientos del ginete. En poblado, en el campo, en
la guerra , donde quiera los acompañan siempre á pie :
se pasan dias enteros corriendo por delante ó detras
de los caballos ; y cuando llegan á cansarse , primero
se atan á la cola que quedarse atrasados. Algunos ras
gos morales de los Egipcios ofrecen inducciones aná
logas á los datos físicos. La terquedad que manifiestan
1 58 ESTADO POLITICO
Jas gentes del pueblo en sus ojerizas y venganzas su
encarnizamiento en los combates que suelen librarse
de lugar á lugar, el punto de honor que ponen en su
frir una paliza sin revelar su secreto 2 , y aun la bar
baridad con que castigan en sus mugeres é hijas el mas
leve desliz contra el pudor 3 ; todo ello nos convence
que si la preocupacion ha sabido inspirarles entereza
en ciertas cosas , esta entereza no necesita mas que
direccion para convertirse en un valor formidable. Los
alborotos y sediciones en que les hace estallar de
cuando en cuando su ya cansada paciencia, señalada
mente en la provincia de Charquié, indican un fuego
cubierto de cenizas, que no aguarda para dar la esplo-
sion, sino manos espertas que sepan agitarle.

§ III.

ESTADO DE LAS ARTES V DE LOS ENTENMMIENTOS.

Pero un obstáculo insuperable á cualquier feliz re-


1 Cuando un hombre mata á otro , la familia del difunto exige de
la del agresor el tablon, cuyo reclamo se trasmite de generacion en
generacion sin olvidarse jamas.
, 2 Cuando uno resiste este género de tormento sin descubrir su di
nero, dioen de él : es todo un hombre, y esta espresion le indemniza
del dolor.
3 Suelen á veces degollarlas por la mas mínima sospecha ; y esta
preocupacion reina igualmente en Siria. Hallándome yo en Ramlé,
un hombre del pueblo se paseó muchos dias en la plaza del mercado
con una capa manchada en la sangre de su hija , á quien habia de
gollado por una simple presuncion : el mayor número lo aprobaba :
la justicia turca jamas se mezcla en cosas de esa especie.
DFX EGIPTO. l59
volucion es la crasa ignorancia que les inunda ; ella es
la que cerrando los ojos á los entendimientos acerca
de las causas de los males , los ciega asimismo en
cuanto á los medios de curarlos.
Proponiéndome volver á tocar mas largamente este
punto, que cual otros muchos anteriores, es comun
á toda la Turquía , apenas me detendré por el momento.
Baste observar que esta ignorancia , difundida en to
das las clases de la sociedad, estiende su influencia
sobre toda especie de conocimientos asi físicos como
morales, sobre las ciencias, las bellas artes, y lo que
es mas , las artes mecánicas. Puede asegurarse que las
mas sencillas todavía estan en su cuna. Las obras de
carpintería, cerragería y armería son sumamente grose
ras. Las mercerías , quinquillería , los cañones de fusil
y de pistola son reglones que vienen todos del estran-
gero. Apenas se encuentra en todo el Cairo un relojero
que sea capaz de componer un relox , y eso que los de
este oficio son regularmente europeos. Los joyeros sí
son mas comunes allí que en Esmirna y en Alepo ;
pero no saben propiamente ni montar un simple dia
mante de rosa. Se fabrica pólvora, pero es basta en
estremo. Hay refinerías, pero el azúcar está lleno de
melaza, y el blanco cuesta muy caro. Los únicos artí
culos que han alcanzado cierto grado de perfeccion
son las sederías ; y sin embargo, el trabajo es todavía
mucho menos acabado , y el precio sin comparacion
mas subido que en Europa.
ESTADO POLITICO

CAPITULO XIII.

ESTADO DEL COMERCIO.

Causa sin duda maravilla que en medio de esa


barbarie universal , el comercio no obstante haya con
servado hasta el dia de hoy la actividad que se le ve
desplegar en el Cairo : pero el exámen atento de las
fuentes de~ donde deriva, nos dará la solucion del
problema.
Dos causas principales contribuyen á hacer al Cairo
el sitio de un vasto comercio. La primera es el acopio
de todos los consumos del Egipto dentro de los muros
de esta ciudad. Todos los grandes propietarios , es de
cir, los Mamelucos y los curiales estan reunidos en la
capital y atraen á ella sus rentas , sin devolver nada
al pais que se las suministra.
La segunda es su situacion geográfica , que la cons
tituye un lugar de tránsito y un centro de circulacion,
cuyas ramificaciones se estienden por el mar Rojo á la
Arabia y la India ; por el Nilo á la Abisinia y el interior
del Africa ; y por el Mediterráneo á la Europa y á todo
el imperio turco. Anualmente llega al Cairo una cara
vana de Abisinia, que trae de mil á mil doscientos
esclavos negros , dientes de elefante, oro en polvo , plu
DEL EGIPTO. I6I
mas de avestruz, gomas, papagayos y monos 1. Otra
caravána formada en los confines de Marruecos y con
destino á la Meca , atrae peregrinos hasta de las már
genes del Senegal 5. Costea el Mediterráneo recogiendo
á los de Argel, Trípoli, Tunez, etc., y llega por el de
sierto á Alejandría con tres ó cuatro mil camellos. De
aquí pasa al Cairo, donde se junta con la caravana de
Egipto. Ambas de concierto parten luego para la
Meca, y regresan cien dias despues. Pero los peregri
nos de Marruecos que tienen todavía seiscientas le
guas por vencer, no vuelven á hallarse en sus hogares
hasta despues de una ausencia total de un año largo.
El cargamento de dichas caravanas consiste en telas
de la India, chales de Cachemira, gomas , perfumes ,
perlas, y principalmente café del Yérjien. Estos mismos
efectos llegan por otra via á Suez , respecto á que los
vientos del Surque soplan en mayo, traen de veinti
seis á veintiocho velas procedentes del puerto de
Djedda. El Cairo no retiene para sí todo este acopio de
mercancías ; pero ademas de la porcion que consume,
utiliza tambien en los derechos de pasage y en los
gastos que hacen los romeros. Asimismo vienen de
cuando en cuando pequeñas caravanas de Damasco

* Esta caravana viene por tierra orillando el Nilo : con ella volvió
el ingles Bruce de Abisinia en 1772, donde acababa de hacer el
viage mas atrevido que se ha emprendido en este siglo. En la trave
sía del desierto se encontró la caravana 'falta de comestibles, y se
mantuvo por espacio de muchos dias con goma solamente.
* Yo he visto en el Cairo porcion de negros que llegaron en esta
caravana, procedentes del pais de los Fulis al norte del Senegal , que
decían haber visto algunos Francos en su tierra.
tomo 1. 11
162 ESTADO POLITICO
con sederías y cotones , aceites y frutas secas. Durante
el buen tiempo se hallan siempre en la rada de Da-
mieta algunos buques descargando tabaco de fumar
de Lataquié. Es enorme el consumo de este renglon en
Egipto. Dichos barcos reciben en cambio arroz , mien
tras que otras embarcaciones se suceden sin interrup
cion en Alejandría , llevando pasageros de Constanti-
nopla junto con vestidos , armas , pieles y mercerías.
Tambien llegan varios otros de Marsella, Liorna y
Venecia con paños, grana, telas y galones de Lyon,
especerías , papel , plomo , hierro , zequíes de Venecia
y dahlers de Alemania. Todos estos efectos, traspor
tados por mar á Roseta en unas barcas que denominan
djerm 1 , se depositan primero allí y despues se reem
barcan en el Nilo para ser remitidos al Cairo. Segun la
pintura que acabamos de hacer , no debe admirarnos
que el comercio ofrezca un espectáculo tan grandioso
en esta capital 2 ; pero si se examina por qué canales
se vierten estas riquezas, si consideramos que gran
porcion de las mercaderías de la India y el café pasan
al estrangero, que el descubierto se llena con los gé
neros de Europa y de Turquía ; que el consumo del
páts se cifra casi esclusivamente en objetos de lujo que
han recibido ya la última mano ; en fin , si atendemos
1 Especie de barquillas que llevan una. inmensa vela latina, rayada
de azul y negro como el cotí.
2 En 17845 el Egipto consumía valor de cuatrocientos mil pesos
de géneros nuestros, y nos daba en cambio casi seiscientos mil.
Ahora bien , como este ramo era por lo bajo la quinta parte de todo
su comercio, no puede computarse la totalidad en mas de tres mi
llones de duros efectivos.
DEL EGIPTO. . 1 63
á que los productos dados en cambio son por la mayor
parte materias primeras ; se vendrá en conocimiento
que todo ese inmenso tráfico se efectua sin acarrear
grandes ventajas ni á la riqueza del Egipto , ni al bien
estar de la nacion.

CAPITULO XIV.

DEL ISTMO DE SUEZ Y DE LA UNION DEL MAR ROJO


CON EL MEDITERRANEO.

Ya hemos hablado del comercio que mantiene el


Cairo con la Arabia y la India por el istmo de Suez.
Esto nos trae á la memoria una cuestion de que suelen
ocuparse mucho en Europa : á saber , si seria posible
cortar el istmo que separa el mar ífojo del Mediter
ráneo, á fin de que los buques pudiesen cruzar á la
India por una ruta mas corta que la del cabo de Buena-
Esperanza. Comunmente se cree esta operacion prac
ticable en razon de la angostura del istmo. Pero
habiendo hecho un viage á Suez, la mera inspeccion
del local me ha sugerido razone^ para pensar lo con
trario.
Es constante que el espacio que divide los dos ma
res no escede de diez y ocho á diez y nueve leguas co
munes ; es asimismo cierto que este terreno no está
interrumpido por montañas , tanto que desde la altura
1 1.
1 64 ESTADO POLITICO
de las azoteas de Suez no se descubre con el anteojo
en toda aquella planicie desnuda y rasa hasta perderse
de. vista mas que una pequeña prominencia muy ten
dida hácia la parte del N. O.; de manera que no es la
diferencia de niveles lo que se opone á la proyectada
comunicacion 1 ; mas el gran obstáculo consiste en
que por todos los puntos en que se corresponden el
mar Rojo y el Mediterráneo , la ribera á una y otra
banda es un suelo bajo y arenoso , en donde se estan
can las aguas formando charcos y cenagales sembra
dos de bancos , de suerte que los buques no pueden
acercarse á la costa sino á una distancia considerable.
Ahora bien , ? cómo se ha de abrir un canal durable
en las arenas movedizas ? Por otro lado , la playa está
desprovista de puertos , y asi seria preciso construirlos
en todas sus partes ; por fin , el terreno carece absolu
tamente de agua dulce , y seria forzoso para surtir una
numerosa poblacion traerla en gran cantidad desde
muy lejos , es decir , del Nilo.
1 Los antiguos creyeron que el mar Rojo estaba mas elevado que el
Mediterráneo ; con efecto , si se observa que desde el canal de Qol-
zum basta el mar tiene el Nilo una pendiente por espacio de treinta
leguas, no se juzgará esta idea tan ridicula, aunque parezca que el
nivel debió establecerse por el cabo de Bueña-Esperanza. Añádase á
esto que es constante que los vientos continuos por un mismo lado
elevan las aguas sobre las riberas opuestas ; asi los vientos del E. sus
penden de doce i diez y ocho pulgadas el nivel del mar en los puertos
de Tolon, Marsella y de la Cataluña; y el monzon del S. debe pro
ducir un efecto semejante en el canal largo y angosto del mar Rojo:
vice versa el del norte producirá el efecto contrario : asi pues, en
todo caso, lo primero que debe hacerse es verificar la observacion
de los antiguos.
DEL EGIPTO. I 65
Luego el mejor y acaso el único medio de realizar
la union es el que se ha practicado con éxito repetidas
veces ; á saber : abrir la comunicacion de los dos ma
res por el intermedio del mismo rio : el terreno se
presta á ello sin esfuerzo ; porque el monte Moqattam
abatiéndose repentinamente á la altura del Cairo , tan
solo forma una esplanada baja y semicircular», ro
deada por un llano que conserva un nivel igual desde
las orillas del Nilo hasta la punta del mar Rojo. Los
antiguos , que desde muy temprano hubieron de pene
trarse de las circunstancias de la localidad , tuvieron
la idea de juntar los dos mares por un canal conducido
hasta el rio. Estrabon observa que el primero de estos
acueductos se construyó bajo el reinado de Sesóstris ,
es decir , en tiempo de la guerra de Troya 1 ; y en
prueba de la gran impresion que causó esa obra , se
notará que el citado geógrafo advierte que tenia cien
codos ( ó ciento setenta pies) de ancho sobre una profun
didad suficiente para navegar un bajel de mucho porte.
Despues de la invasion de los Griegos , le restablecie
ron los Tolomeos ; y bajo la dominacion de los Ro
manos fue reedificado por Trajano. En fin hasta los
Arabes han seguido el ejemplo. En tiempo de Omar
ebn-el Kattab (año 640 ) , dice el historiador el-Makin ,
sufriendo las ciudades de la Meca y Medina los rigo-

1 Estrabon, lib. 17. Nótese que la guerra de Troya, segun cálcu


los que me son peculiares, corresponde á la época de Salomon. Véase
una Memoria sobre la cronología antigua inserta en el Diario de los
sabios correspondiente al mes de enero de 1782 ; y tambien en la En
ciclopedia metódica ,.tom. 3, del artículo Antigüedades.
166 ESTADO POLITICO
res de la carestía , ordenó aquel califa al gobernador de
Egipto Amrü que echase un canal del Nilo á Qolzum ,
a fin de que en adelante pasasen por esa via las contribu
ciones de trigo y de centeno destinadas para la Arabia.
Ciento treinta y cuatro años despues , el califa Abú-
Djafar-al-Manzor le hizo cegar por el motivo contrario
de interceptar los víveres á un descendiente de Alí que
se habia amotinado en Medina ; y desde esa época ja
mas se ha vuelto á abrir. El memorado canal es el
mismo que va el dia de hoy al Cairo , y se pierde én la
campiña sita al nordeste de Berket-el-Hadj , ó lago delos
Peregrinos. Qolzum, que es el Clysma delos Griegos,
en cuyo parage iba á besar, está arruinado muchos
siglos ha ; pero el nombre y el solar subsisten todavía
en un montecillo compuesto de arena , ladrillos y pie
dras , situado á trecientos pasos al norte de Suez, o ri-
llas del mar , frente al vado que conduce al manantial
de el-Naba. Yo he visto este lugar, como lo hizo iNie-
buhr ; y los Arabes me han informado lo mismo que á
él que se llamaba Qolzum ; asi pues , Danville se ha
equivocado , cuando por una indicacion viciosa de To-
lomeo , ha desviado la situacion de Clysma ocho leguas
mas al mediodia. Juzgole igualmente estraviado en la
aplicacion que hace de la localidad de Suez á la antigua
Arsinoé : pues hallándose sita esta ciudad , segun Grie
gos y Arabes , al norte de Clysma, debemos rastrear sus
huellas , siguiendo la indicacion de Estrabon 1 , allá
en lo mas retirado del golfo , tirando hacia el Egipto , sin

• Lib. 17.

1
DEL EGIPTO. • IO7
llegar empero , como Savary, hasta Adjerud, que está de
masiado al oeste : debemos pues circunscribirnos al ter
reno bajo que se estiende cerca de dos leguas al estremo
del golfo actual ; siendo asi que este espacio es toda
la retirada que se puede conceder al mar en el discurso
de diez y siete siglos. Anteriormente estas comarcas
estaban pobladas de ciudades que han desaparecido á
par que el agua del Nilo : las acequias que la traian se
han destruido; porque en terreno tan movedizo se
ciegan rápidamente , ora por la accion del viento , ora
por la caballería de los árabes Beduinos. En el dia el
comercio del Cairo con Suez se hace solo por medio de
caravanas , que se juntan en las épocas de la entrada y
salida de los buques ; es decir , á fines de abril ó prin
cipios de mayo, y en todo el. curso de julio y agosto.
Aquella en cuya compañía fui yo en 1783, constaba de
cinco á seis mil hombres , y de unos tres mil camellos1 .

1 Estuvo mas de mes y medio ya reunida, difiriendo la partida por


varios motivos, entre otros por haberles tocado'dias aciagos, en cuyo
punto son los Turcos tan supersticiosos como los Romanos *. Por fin
partió el 27 de julio y llegó á Suez el 29, habiendo gastado otras
tantas horas por el camino de los Hauatas, que está una legua mas al
sur que el lago de los Peregrinos.
* La mala semilla cunde hasta por los campos mejor cultivados. Entre
los marineros de los Estados-Unidos de América está tan arraigada la creen
cia en los días aciagos, que no hay capitan de barco , por despreocupado que
sea, que ose hacerse á la vela en viernes. Por esta prudente condescendencia
no solo evita , que su tripulacion esté agitada de disgusto y recelo durante
la navegacion, sino que, caso de contratiempo, puedan atribuirlo, como
acontece, á su temerario desprecio por tan infausto dia. Este ejemplo de los
Estados-Unidos se hace mas notable por la circunstancia de ser, por causas
bien obvias , uno de los pueblos del mundo mas esennj de preocupaciones.
Es de presumir que esta les haya sido trasmitida por Su3 progenitores los
I 68 ESTADO POLITICO
El cargamento consistía en maderas, velas y jarcias
para las embarcaciones de Suez ; algunas anclas , car
gadas cada una en cuatro camellos ; barras de hierro ,
planchas de estaño y plomo ; varios fardos de telas y
barriles de grana; trigo, cebada, habas, etc.; piastras
de Turquía , zequíes de Venecia y dahlers del imperio.
Todas estas mercancías iban con destino á Djedda , la
Meca y Moca , donde satisfacen el 'débito resultante
de las que vienen de la India , y del café de Arabia ,
en el cual estriba principalmente el grueso de los re
tornos. Habia ademas un sin número de peregrinos
que preferian la ruta de mar á la de tierra , y finalmente
las provisiones necesarias , como arroz , carne , carbon
y hasta el agua ; porque Suez es el lugar mas despro
visto de cuantos hay en el mundo. Tendiendo la vista
desde lo alto de las azoteas por sobre la llanura arenosa
del norte y del oeste, ó por los peñascos blanquecinos
de la Arabia al oriente , ó sobre el Océano y el Moqat-
tam hácia el sur i, por ningun lado se descubre un ár
bol, ni una mapcha verde, donde solazarse los ojos
fatigados de tan desapacible perspectiva . Arenales
amarillentos ó una dilatada marisma de agua verdosa :
he ahí todo lo que presenta la mansion de Suez ; y el
estado ruinoso de las casas contribuye á hacerla aun
mas tétrica. La única agua potable que se encuentra en
Ingleses. Inclinome á pensarlo tanto mas, cuanto advierto una cierta propen
sion á las ideas supersticiosas en la gente de mar de todas parles , y general
mente en aquellos hombres cuya suerte está mas espuesta á la merced de los
elementos, ó á las vicisitudes de la fortuna. No será estraño pues, que reinen
preocupaciones de esta especie en la nacion marítima y mercantil por esce-
lencja. Nota del traductor.
DEL BGIPTO. l6g
sus inmediaciones viene de el-Nabá, es decir, la fuente,
sita á tres horas de camino sobre la costa de Arabia:
es tan salobre que solo mezclándola con un poco de
aguardiente rom, puede ser bebible para los europeos.
El mar podria surtirles de pescado y conchas en abun
dancia; pero los Arabes pescan poco y mal. Asi pues,
por los inconvenientes mencionados , una vez que par
ten los buques , no quedan en Suez mas almas que el
gobernador mameluco y doce á quince personas que
componen su casa y la guarnicion del lugar. La for
taleza, aunque solo sea una casucha mezquina, los
Arabes la miran como una ciudadela por tener seis
cañones de bronce de á cuatro y dos artilleros griegos
que no disparan sin volver la cara. El puerto es un
malecon miserable, donde no pueden 'atracar ni aun
las barquillas de menos porte sino en pleamar : pero
tal como es, allí se cargan las mercancías para ser
conducidas cruzando por los bancos de arena á los
buques que fondean en la rada. Esta, distante una
legua de la ciudad , se halla separada de ella por una
playa que queda enjuta en la baja marea : carece de
toda especie de resguardo; de suerte que se podria
haber atacado inpunemente á los veintiocho buques
que conté allí. Estos" por sí mismos son incapaces,
de resistencia , mediante á que toda la artillería que
montan se reduce á cuatro pedreros mohosos. Cada
año va disminuyendo su número; porque costeando
incesantemente por una playa llena de escollos, se
pierden siempre por lo menos uno entre nueve.
En 1783, como recalase uno de ellos á el-Tor para
I 70 ESTADO POLITICO
hacer aguada, fue sorprendido por los Arabes á tiempo
que la tripulacion dormia en tierra. Despues de haber
desembarcado mil cminientos fardos de café, abando
naron la nave á merced del viento , el cual la arrojó
sobre la costa. El astillero de Suez no es el mas á pro
pósito para reponer semejantes pérdidas; pues allí
apenas se construye una cayasa en tres años. Por otra
parte , el mar que con su flujo y reflujo aglomera las
arenas sobre la playa , acabará por cegar el canal , y
acontecerá á Suez lo mismo que á Qolzum y Arsinoé. Si
el Egipto tuviera entonces un buen gobierno , se apro
vecharia de la coyuntura para edificar otra ciudad en
la misma ensenada , donde se podria cortarla por una
calzada de siete ú ocho pies de elevacion tan solamente,
respecto á que la marea no sube de ordinario mas qüe
tres pies y medio. Asimismo deberia reparar ó abrir
de nuevo el canal del Nilo , y de este modo se ahorra
rian los cien mil duros que cuesta anualmente la es
colta de los Arabes Hauatats y Ayaidi. Ultimamente,
para evitar la peligrosísima barra del Bogaz de Roseta ,
se haria navegable el canal de Alejandría, desde cuyo
punto se descargarian inmediatamente las mercan
cías en el puerto. Pero semejantes empresas jamas
serán objeto de los desvelos del gobierno actual. Ni
aun la mezquina proteccion que dispensa al comercio,
está fundada sobre motivos racionales ; si le tolera , es
porque en él encuentra un medio dé satisfacer su rapa
cidad, una fuente de donde saca perennemente sin cui
darse de que se agote. Tampoco sabe aprovecharse del
grande interes que tienen los Europeos en comunicar
DEL EGIPTO. I7I
con la India. De nada ha valido que los Ingleses y
Franceses hayan tentado entrar en negociaciones, para
abrir este derrotero; pues siempre se ha negado de
plano, ¿ ha hecho inútiles todos los arreglos. Seria li
sonjearse en balde el esperar resultados felices y du
rables, cuando se trata de haberlas con uh gobierno
semejante ; pues aun caso de estar concluidos los tra
tados, las revoluciones que de la noche á la mañana
trastornan el estado del Cairo, los harian completa
mente ilusorios. Asi aconteció respecto del convenio
que celebró el gobierno de Bengala con Mohammad-
bey en 1775. Por otro lado, es tal la codicia y mala fé
de los Mamelucos , que siempre encontrarán pretestos
para vejar á los negociantes, ó para aumentar, faltando
á su palabra, los derechos de aduana. Los del café son
enormes en la actualidad, el fardo de este fruto que
pesa trecientas setenta y tres á setenta y cinco libras,
y cuesta en Moca cuarenta y cinco patacas 1 ó sea cua
renta y siete duros y un quinto , paga en Suez por derecho
de bahróde mar veintiseis duros, ilem trece pesos seis y
medio reales , gravámen impuesto en 1 783 5 ; de suerte

1 Este es el nombre que dan los Proveníales al dahler del Imperio ,


conforme á la denominacion de los Arabes que le llaman rial obutáqa,
es decir padre de la ventana , en razon del escudo de armas , que se
meja, segun dicen ellos, á una ventana. El dahler vale veintiun reales
de vellon.
"En mayo de 1783, la flota de Djedda que constaba de veinti-
ocho.velas , entre las cuales habia cuatro buques con troneras para
sesenta cañones, trajo cerca de treinta mil fardos de café, que al res
pecto de trecientas setenta libras cada uno componen el peso total de
cien mil quintales ; pero es de advertir que los pedidos de ese año
I 72 ESTADO POLITICO
que si agregamos el seis por ciento que cobran en
Djedda, tendremos que los derechos casi igualan al
precio de compra 1 .

CAPITULO XV.

DE LAS ADUANAS É IMPUESTOS.

La administracion de las aduanas constituye en


Egipto , asi como en toda la Turquía , uno de los em
pleos principales y mas lucrativos del gobierno. El en
cargado de ellas es á un tiempo contralor y asentista
general. De él dependen todos los derechos de entrada,
de salida y circulacion : él nombra cuantos subalter
nos le place para su recaudacion. A esto añade los

fueron un tercio mas de lo ordinario. Asi que, deben contarse sola


mente de sesenta á setenta mil quintales anuales. El fardo paga cua
renta y tres pesos un real de derecho en Suez ; de forma que los treinta
mil han rendido á la aduana un millon doscientos noventa y seis mil.
1 En Moca 3 pesos 1 | reales.
En Suez 27 3^
Item... 13 6|
Total de derechos. . . 44 ^?
Compra 47 1 I
Suma. . . 91 4í
A que se agrega flete , pérdidas y averías : asi no debemos admirar
nos de que el café de Moca se venda de tres á cuatro reales la libra en
Egipto , y á cinco y .medio en Marsella.
DEL EGIPTO. 173
paites , ó privilegios esclusivos de los anatrones de Te-
rané , de las sodas de Alejandría, de la cañafístula de
Tebaida y de las hojas de sen de la Nubia ; en suma
es el árbitro del comercio , y por supuesto le arregla á
su antojo. La contrata nunca pasa de un año : el precio
del arrendamiento, en 1783, ascendia á mil boisas,
que á razon de quinientas piastras cada una , y de me
dio duro la piastra , hacen doscientos cincuenta mil
pesos. Verdad es que debe agregarse tambien el con
tingente de las llamadas avanias 1 , ó sean , demandas
accidentales ; quiere decir , que cuando Murad-bey ó
Ibrahim necesitan cien mil ó mas pesos , hacen venir á
su presencia al administrador, quien jamas se exime
de contarlos ; mas en virtud del rescripto que le otor
gan , queda facultado para descargar la avanía sobre
el comercio , repartiéndola arbitrariamente entre los
varios gremios y naciones , tales como Francos , Ber
beriscos , Turcos , etc., aconteciendo con frecuencia que
este arreglo le reporta grandes ventajas. En algunas
provincias de Turquía el administrador está encargado
asimismo de la percepcion del rriirí , especie de im
puesto que gravita únicamente sobre las tierras. Mas
en Egipto el manejo de ese ramo se halla confiado á
los escribanos coptos, que le ejercen bajo la direccion
del secretario del comandante. Dichos escribanos lle
van los registros de cada pueblo , y les compete Colec
tar los tributos y exhibirlos en el erario : muy á me
nudo suelen aprovecharse de la ignorancia de los
1 Estorsion pecuniaria que suelen padecer en Turquía los merca
deres, pasageros, y domiciliarios de otro culto. Nota del traductor.
174 ESTADO POLITICO
campesinos para dar por no recibidos los descargos , y
de esta manera les hacen pagar en segundas : en con
secuencia les obligan á vender sus bueyes , búfalos , etc.,
y ni la estera en que descansan estos infelices se li
berta de las garrás de los perceptores. La tasa ordina
ria debería ser de treinta y tres piastras por feddán , es
decir , cerca de diez y siete pesos por cada yunta de
bueyes ; pero suele llegar abusivamente hasta cuarenta
duros. Calcúlase que la suma total del miri , recau
dado asi en dinero como en especies, á saber, trigo ,
cebada, habas, arroz, etc. , puede montar á nueve ó
diez millones de duros cuando se vende el pan á un
fadda por rotle , esto es , á dos cuartos la libra de ca
torce onzas.
Pero volviendo á las aduanas , segun costumbre an
tigua , eran desempeñadas por los Judíos ; mas ha
biéndolos arruinado completamente Alí-bey con una
enorme avanía en 1769, pasó en seguida la adminis
tracion á manos de los cristianos de Siria , en cuyo
poderse mantiene todavía. Estos cristianos, que vinie
ron de Damasco al Cairo hace cosa de cincuenta años,
no eran en los principios sino dos ó tres familias ; mas
la fama de las utilidades que reportaban fue atrayendo
otras poco á poco hasta que su número ha crecido á
cerca de quinientas. Con su moderacion y economía
lograron irse apoderando uno tras otro , de todos los
ramos del comercio , y al cabo se hallaron en disposi
cion de arrendar la aduana cuando acaeció el desastre
de los Judíos : desde entonces han adquirido tal opu
lencia y llevan tan lejos sus pretensiones , que es de
DEL EGIPTO. 175
temer acaben con la misma suerte que aquellos israe
litas. Creyóse llegado ese momento cuando su gefe,
Antonio Farauan , desapareció clandestinamente del
Egipto (en 1784) dirigiéndose á Liorna en pos de la
seguridad necesaria para gozar de una fortuna de seis
cientos mil duros ; pero este acontecimiento de que
no habia ejemplo en el pais 1 , tampoco ha traido con
secuencias.

$ 1-

DE!. COMERCIO DE LOS FRANCOS EN EL CAIRO.

Despues de estos cristianos la clase mas copsidera-


ble de negociantes es la de los europeos conocidos en
Levante bajo el nombre genérico de Francos. Desde
tiempos muy atras habian tenido los Venecianos es
tablecimientos en el Cairo, donde espedian sargas,
sederías , cristales , mercerías , etc. Los Ingleses parti
cipaban igualmente , enviando paños, armas y quin
quillería, que han conservado hasta el dia de hoy la re
putacion de .superioridad : mas como los Franceses
hayan suministrado despues los mismos géneros mu
cho mas barato , se han llevado la preferencia , sobre
veinte años hace , en términos de escluir enteramente
á sus rivales. El pillage que sufrió lá caravana que
quiso pasar de Suez al Cairo , en 1 7 7 9 2 , acabó de des-
1 En general los orientales tienen una aversion decidida contra las
costumbres de Europa ; lo que les aleja toda idea de emigracion.
1 Los periódicos de entonces hablaron largamente de este pillagi'
176 ESTADO POLITICO
cargar el último golpe . á los Ingleses ; y desde esa
época no se ha vuelto á ver en dichas ciudades ni tan
solo un factor de esta nacion. El comercio principal
de los Franceses en Egipto , asi como en todo el Le
vante , consiste en paños ligeros del Languedoc, llama
dos londrinos primeros y londrinos segundos. Despá
chame un año con otro de novecientos á mil fardos. La
utilidad que dejan es de treinta y cinco y cuarenta por
ciento ; pero como en el recambio sufren una pérdida
de veinte y veinticinco , el producto neto se limita á
un quince por ciento. Los demas renglones de impor-
1
con ocasion de M. de Saint-Gernlain , de la isla de Borbop , cuyo de
sastre hizo tanto ruido en Francia. Componíase la caravana de oficia
les y pasageros ingleses y de algunos prisioneros franceses , que ha
bian venido en dos buques á desembarcar en Suez , para trasladarse
á Europa por la via del Cairo. Informados los árabes Beduinos de
7or de que los pasageros llevaban un rico cargamento , resolvieron pi
llarlos, y efectivamente lo verificaron á cinco leguas de Suez. Los
Europeos , despues de haber quedado desnudos como la palma de la
mano , y dispersos por el terror, se dividieron en dos bandos. Los
unos regresaron á Suez , y los otros en número de siete , creyéndose
capaces de arribar al Cairo , se internaron en el desierto. Bien pronto
el cansancio , la sed , el hambre y los ardores del sol fueron acabando
con ellos uno á uno. Solo M. de Saint-Germain resistió á todas estas
plagas. Por espacio de tres dias y dos noches anduvo errante por tan
desamparado y árido desierto , helado con el viento del norte por la
noche (era en enero) , quemado por el sol durante el dia , sin otra co
bija que la me le proporcionaba un zarzal, donde metía la cabeza
por entre laWspinas, y sin mas bebida que su propia orina. Por fin, al
cabo de tres dias habiendo columbrado el agua de Berket-el-Hadj ,
hizo los últimos esfuerzos por dirigirse allí, pero antes de llegar y»
habia caído tres veces desfallecido, y tal vez se habría quedado en el
sitio , si un campesino que iba montado en su camello , no le hubiera
divisado á uña gran distancia. Este hombre caritativo se le llevó á su
DEL EGIPTO. 177
tacion vienen á ser hierro , plomo , especerías , ciento
veinte barriles de cochinilla , algunos galones , estofas
de Lyon , varios artículos de mercería , y finalmente ,
dahlers y zequíes.
En cambio reciben café de Arabia, gomas de Africa,
cotonías groseras fabricadas en Manuf, y que son remi
tidas á América; cueros sin curtir, azafran, sal amo
niaca y arroz 1 . Estos efectos por rareza llenan el saldo,
por lo que casi siempre se hallan embarazados para
los retornos : no se crea empero que sea por falta de

casa y le asistió con la mayor humanidad por espacio de tres dias. Al


cabo de este término , enterados de la aventura los negociantes del
Cairo ; hicieron traer á Saint-Germain á la ciudad , adonde llegó en
la situacion mas deplorable que imaginarse puede. Su cuerpo era todo
una llaga viva, su aliento cadavérico , apenas le restaba un soplo de
vida. Sin embargo , á fuerza de esmero y diligencia , Carlos Magallon ,
que le habia hospedado en su casa , tuvo la satisfaccion no solo de
salvarle la vida , sino de restablecerle completamente. Mucho fue lo
que se exageró en ese tiempo la barbarie de los Arabes , cuando es
constante que á nadie quitaron la vida : ahora que estamos ya mejor
impuestos del suceso , debemos mas bien reprender la suma impru
dencia de los europeos , que en todo el negocio se condujeron cual
unos insensatos. Reinaba entre ellos la mayor discordia; y habian
llevado la negligencia á tal estremo , qne no tenian á mano siquiera
una pistola servible : todas las armas estaban encerradas en los cajo
nes. Por otro lado , parece que los Arabes no obraron de por sí ; res
pecto á que sugetos muy instruidos del caso, aseguran que todo
habia sido plan concertado de antemano en Constantinopla por la
compañía inglesa de la India, la cual veia de muy mal ojo que los
particulares entrasen en competencia con ella para el despacho de las
mercaderías de Bengala ; y lo ocurrido en el discurso de las pesquisas
ha comprobado la verdad de ese aserto.
1 El trigo está prohibido, y Pocoke observaba en 1737 cuanto ha
bia dañado esta providencia al cultivo.
tomo 1. 12
178 ESTADO POLITICO
variadas producciones; puesto que el Egipto cosecha
trigo , arroz , durá , mijo , ajonjolí , algodon , lino , caña-
fístula, sen, cañas de azúcar, nitro, sal amoniaca,
anatron, miel y cera. Tambien podrian tener sedas y
vinos; pero faltan la industria y la actividad, porque
el que se dedicase á estos ramos , no disfrutaria de su
trabajo. Calcúlase que la importacion que hacen los
Franceses puede ascender á quinientos ó seiscientos
mil pesos. La Francia habia mantenido allí un cónsul
hasta el año de 1777; pero atendidos los gastos que
ocasionaba , se vieron precisados á estinguir la plaza.
Transfirióse entonces á Alejandría, y los negociantes,
que le cejaron partir sin reclamar indemnizaciones,
se han quedado en el Cairo de su cuenta y riesgo. La
situacion de estos comerciantes , que hasta el presente
no ha variado, es muy parecida á la de los Holandeses
en Nangazaki, es decir, que encerrados en un gran ca
llejon sin salida, viven entre sí con poca ó ninguna
comunicacion con los de fuera: puede decirse que aun
les temen, y asi no salen sino lo menos posible, á fin
de no esponerse á los insultos del populacho, que odia
hasta el nombre de Francos , ó á los ultrajes de los
Mamelucos que les obligan en la calle á apearse de
sus asnos. Hallándose en esta especie de detencion
perpetua, tiemblan á cada instante de que la peste les
compela á encerrarse en sus casas, ó que alguna aso
nada esponga su tierra al pillage , ó bien que el coman
dante exiga sumas de dinero1 , ó finalmente , que los
1 Se ha notado que estas avanías ascienden un año con otro ¿5
doce ó trece mil pesos.
DEL EGIPTO. I79
beys les fuercen á hacer suministros , lo que es siem
pre riesgoso. No son menores los sobresaltos que les
acarrean sus negocios. Precisados á vender al fiado ,
por rareza son pagados en los plazos convenidos. Ni
aun las letras de cambio tienen póliza de ninguna es
pecie, ni recurso en justicia, porque la justicia es un
mal peor que la bancarrota : todo se hace en conciencia,
y la conciencia se va ensanchando cada dia mas : es
cosa corriente diferir los pagos por años enteros ; á
veces suelen no verificarlos absolutamente , y de se
guro que siempre padecen desfalcos. Los cristianos,
sus principales corresponsales, son mas infieles en
este punto que los mismos Turcos; siendo de notar
que en todo el imperio hallamos el carácter de los cris
tianos muy inferior al de los musulmanes; sin em
bargo , se ven en la forzosa necesidad de hacerlo todo
por mano de ellos. Agreguese que jamas se logra rea
lizar los fondos, porque no es dable recobrar una
deuda sin empeñarse en otra acreencia mas cuantiosa.
Por todas estas razones el Cairo es la escala mas pre
caria y molesta que hay en Levante : hace quince años
que se contaban allí nueve casas francesas; en 1785
ya estaban reducidas á tres , y muy en breve no que
dará ni una siquiera. Muchos cristianos, con haberse
trasladado de poco acá á Liorna, infieren un graví
simo detrimento á los establecidos en el Cairo , en ra
zon de la correspondencia inmediata que llevan con
sus compatriotas ; y el gran duque de Toscana , que les
trata como tales subditos, contribuye con el mayor
conato al acrecentamiento de su comercio.
12.
l8o ESTADO POLITICO

————————f——»—#——————————

CAPITULO XVI.

DE LA CIUDAD DEL CAIBO EN PARTICULAR.

El Cairo , de que tanto hemos hablado ya , es una


ciudad tan célebre, que merece la hagamos conocer
mejor, estendiéndonos algo mas. La capital del Egipto
no lleva el nombre de el-Qáhera que le dió su funda
dor ; los Arabes no la conocen sino por el de Masr ,
que no tiene signicacion sabida ; con todo , parece ser
el antiguo nombre oriental del Bajo-Egipto Está si
tuada sobre la ribera oriental del Nilo , á un cuarto de
legua de distancia, lo que la priva de una gran ven
taja : sin que esta falta pueda ser compensada por el
canal que la une al rio ; porque no tiene agua cor
riente, sino mientras dura la inundacion. Cuando oí
mos hablar del gran Cairo , se nos figura que será una
capital por lo menos semejante á las nuestras ; mas
si se advierte que entre nosotros las ciudades no prin
cipiaron á decorarse sino de cien años á esta parte , se
percibirá fácilmente que en un pais donde todo se halla
todavía en el siglo décimo, deben participar los ve-

1 Este nombre Masr, tiene las mismas consonantes que el de Mesr-


aim , citado por los Hebreos ; el cual respecto de hallarse en plural ,
parece designar propiamente los habitantes del Delta, al paso que los
de la Tebaida se llamaban benikus , es decir hijos de kus.
DEL EGIPTO. l8l
cinos de la metrópoli de la barbarie general. Asi el Cairo
no presenta ni aquellas plazas regulares , ni aquellas
calles alineadas , ni aquellos suntuosos edificios públi
cos ó privados, en donde la arquitectura ostenta todos
sus primores. Los arrabales estan desfigurados por coli
nas polvorosas, formadas de los escombros que se amon
tonan diariamente 1 ; y en sus cercanías la multitud
de sepulcros y la infeccion de los muladares ofrecen
una perspectiva tan repugnante á la vista como desa
gradable al olfato. En lo interior , las calles son estre
chas y tortuosas ; y como no estan empedradas , la mu
chedumbre de hombres , camellos , asnos y perros
que se agolpan en ellas , levantan un polvo insupor-
table : muchas veces suelen los vecinos regar delante
de sus puertas , y entonces á la polvareda suceden
el lodo y los vapores fétidos. Las casas son de dos y
de tres pisos , contra el uso universal del Oriente , y
estan terminadas por una azotea enlosada, ó solada
de barro : la mayor parte estan construidas con tierra
y ladrillos mal quemados ; y algunas con piedras blan
das de un hermoso grano , estraidas del monte Moqat-
tam , que está ahí cerca : todas ellas tienen la apariencia
de prisiones , por carecer de luces á la calle. En un pais
semejante es sumamente arriesgado estar claro; y aun
se tiene la precaucion de hacer muy baja la puerta de la
entrada : lo interior está muy mal distribuido ; no obs
tante , en las habitaciones de los grandes se encuen-

1 £1 sultan Selim habia destinado barcas espresamente para que


estuviesen de continuo arrojándolos al mar; pero se ha destruido este
establecimiento , para apoderarse de los fondos.
182 ESTADO POLITICO
tran algunas comodidades y adornos : con especiali
dad deben celebrarse las magníficas salas donde salta
el agua sobre receptáculos de mármol. El pavimento,
formado de una taracea de la misma piedra y de loza
de varios colores, está cubierto de esteras y colcho
nes , y encima de todo de una rica alfombra , sobre la
cual se sientan con las piernas cruzadas. Al rededor de
la pared hay una especie de sofá cargado de almoha
dones movibles , muy cómodos para apoyar la espalda,
ó los codos : á siete ú ocho pies de altura hay un es
tante en cuyos entrepaños se muestran ricas porcela
nas de la China y del Japon. Las paredes , por otra
parte desnudas , estan pintorreteadas con algunas ale
gorías sacadas del Alcoran y varios arabescos de colo
res, con cuyos ornatos suelen tambien recargar los
portales de los beys. Las ventanas no tienen vidrieras
ni bastidores corredizos , sino únicamente un enre
jado , cuya hechura cuesta á veces mas que nuestros
cristales. La claridad les viene de los patios interiores ,
de donde arrojan los sicómoros un reflejo verde muy
grato á la vista. En fin, una abertura al norte, ó en la
cumbrera del techo , les proporciona la circulacion del
aire , al paso que por una contradiccion bien estrava-
gante, se envuelven con vestidos y muebles calientes,
como son las mantas de paño y las pieles. Los ricos
creen que con estas precauciones evitan las enferme
dades ; pero la gente del pueblo , sin mas abrigo que
su triste camisa azul y sus duras esteras por cama , se
resfria menos y goza siempre de mejor salud.
DEL EGIPTO. l83

POBLACION DEL CAIRO Y DEL EGIPTO.

Repetidas veces se ha cuestionado sobre la pobla


cion del Cairo. Si creemos al aduanero Antonio Fa-
raum, citado por el baron de Tott, es de cerca de
setecientas mil almas , comprendido el Bulaq ( arrabal
y puerto separado de la ciudad ) ; pero en Turquía to
dos los cálculos de poblacion son en estremo arbitra
rios ; porque allí no se llevan registros de nacimien
tos , ni de muertes , ni de matrimonios : y aun los
musulmanes, segun hemos notado ya, tienen preo
cupaciones supersticiosas contra la costumbre de em
padronar. Solamente seria posible computar el número
de cristianos por medio de las cédulas de su capita
cion Todo lo que podemos asegurar es que, segun
el plano levantado por Niebuhr en 1 76 1 , el Cairo tiene
tres leguas de circunferencia, es decir, poco masó
menos el circuito de Paris tomado por la línea de los
baluartes. En este recinto se incluye un sin número de
jardines, patios, terrenos vacíos y ruinas. Ahora bien;
si Paris dentro del recinto de los baluartes no encierra
mas de setecientas mil almas, aunque las casas sean
de cinco pisos ; es muy difícil creer que el Cairo , que
solo las tiene de dos, pase de doscientas cincuenta
mil almas. Es asimismo impracticable apreciar con
exactitud la poblacion total del Egipto. No obstante ,
como es bien sabido que el número de ciudades , villas

1 Que se llama karadj; esta k se pronuncia comojota española.


I 84 ESTADO POLITICO
y aldeas no escede de dos mil trecientas 1 , y como na
se pueda valuar el de habitantes de cada lugar , uno
con otro , en mas de mil almas , aun entrando en este
cálculo el Cairo ; se sigue que la poblacion total no
debe pasar de dos millones y trecientas mil almas. El
área de las tierras labrantías , segun Danville , es de
dos mil cien leguas cuadradas , de donde resultan mil
ciento cuarenta y dos habitantes por legua cuadrada.
Esta proporcion , mayor que la de la misma Francia ,
podrá hacer creer á algunos que el Egipto no está tan
despoblado como se imagina ; pero si se observa que
las tierras jamas descansan , y que son todas feraces ,
se convendrá en que esta poblacion es muy reducida
en comparacion de lo que ha sido y de lo que podria ser.
Entre las singularidades que llaman la atencion del
estrangero en el Cairo , se puede citar la caterva pro
digiosa de perros espantosos que vagan por las calles,
y las bandadas de milanos que vuelan sobre las casas ,
dando graznidos importunos y lúgubres. Los musul
manes, lejos de matar ni unos ni otros, aunque los re
putan igualmente inmundos % les suelen echar las so
bras de sus mesas ; y los devotos establecen una especie

1 Danville examinó dos listas de los pueblos del Egipto : la una del
siglo pasado cuenta dos mil seiscientas noventa y seis ciudades y al
deas : la otra de mediados del presente dos mil trecientas noventa y
cinco , de las cuales novecientas cincuenta y siete pertenecen al Saíd
y las mil cuatrocientas treinta y nueve al Delta; lo que asciende sin
embargo , como observa el mismo Danville , á dos mil trecientas no
venta y seis. El resumen que yo doy es del año de 1 783.
2 Las tórtolas , que allí abundan á millares , hacen sus nidos en las
casas , y ni aun los muchachos las tocan.
DEL EGIPTO. 1 85
defundaciones en favor de los perros para proveerles de
pan y agua. Estos animales tienen por otra parte el
recurso de los basureros , que en verdad no les libra
de que algunas veces padezcan sus buenas crujías de
hambre y sed ; pero lo que debe admirar es que seme
jantes ayunos jamas sean seguidos de la rabia. Prós
pero Alpino babia hecho ya esta observacion en su Tra
tado de ¿a medicina de los Egipcios. La rabia se desconoce
igualmente en Siria; no obstante, el nombre de esta
enfermedad existe en la lengua arábiga , y no es de orí-
gen estrangero.

CAPITULO XVII.

DE LAS ENFERMEDADES DEL EGIPTO.

S I-

DE LA PÉRDIDA DE LA VISTA.

Este fenómeno en el género de las enfermedades no


es el único notable del Egipto ; hay otros varios que
merecen describirse.
El que mas llama la atencion es la multitud pro
digiosa de vistas perdidas ó viciadas : llega á tal
grado, que paseándome muchas veces por las calles
del Cairo, entre cien personas que he encontrado,
I 86 ESTADO POLITICO
veinte eran ciegas, diez tuertas y otras veinte te
man los ojos encendidos, purulentos ó manchados.
Casi todo el mundo lleva vendas en los ojos , indicio
cierto de una oftalmia naciente ó en estado de conva
lecencia ; pero lo que mas me ha maravillado es ver la
frialdad ó la apatía con que sufren una desgracia de
tanta consideracion : « estaba escrito » dice el musul
man ; « ! Dios sea loado ! » « Dios lo ha querido , » es
clama el cristiano, « ¡bendito sea! » Esta resignacion es
sin duda el mejor y aun el único recurso luego que ha
llegado el mal ; mas por un abuso funesto á la humani
dad, impidiendo investigarlas causas de la dolencia , ha
venido á ser otro azote no menos cruel. Entre nosotros
ha sido tratada la cuestion por algunos médicos ; mas
como hayan ignorado las circunstancias del caso , no
han podido menos de aventurar especies demasiado
vagas : tratemos de presentar los datos fundamen
tales , á fin de contribuir á la solucion del problema.
1° Las fluxiones de ojos y sus consecuencias no son
peculiares al Egipto ; tambien en Siria se adolece de
ellas; pero con esta diferencia, que se hallan menos
estendidas ; y es de observar que solo se padecen en la
costa del mar.
2o La ciudad del Cairo, siempre rebosada de inmun
dicias, está mas espuesta que todo el resto del Egipto1;

1 Debe advertirse que los ciegos de los pueblos acostumbran ir a


establecerse á la mezquita de las Flores (el-Azhar) , donde tienen una
especie de hospital. La voz lazareto me parece que sale de el-Azhar'-
' Y sin duda tambien azahar, asi por la formacion como por el significado.
¿Vota del traductor.
DEL EGIPTO. 187
el pueblo mas que las personas acomodadas ; los na
turales mas que los estrangeros ; y por rareza son ata
cados los Mamelucos. Finalmente, los campesinos del
Delta son mas propensos que los árabes Beduinos.
3o Las fluxiones no tienen estacion fija, por mas
que haya dicho Próspero Alpino ; es una endemia co
mun á todos los meses y á todas las edades.
Discurriendo sobre estos preliminares, me ha pa
recido, que nopodia atribuirse como causa principal
á los vientos del mediodia ; porque en tal caso , la epi
demia deberia ser peculiar al mes de abril, y los Be
duinos serian atacados lo mismo que los campestres :
tampoco puede atribuirse al polvo fino esparcido en el
aire, pues las gentes del campo estan mas espuestos á
él que los vecinos de la ciudad : el hábito de dormir en
las azoteas parece una causa mas eficaz á producir
esta dolencia ; pero dicha causa ni es única ni simple ;
porque en los paises internos y lejos del mar , como en
el valle de Balbek, el Diarbekr, las llanuras de Hauran
y en las montañas se acuestan á la intemperie, sin que
la vista sufra nada. Luego si en el Cairo, en todo el
Delta y sobre las costas de la Siria es peligroso el dor
mir al raso, es indispensable que la atmósfera adquiera
alguna cualidad nociva por la proximidad del mar :
esta cualidad , sin duda , es la humedad , que combi
nándose al calor , viene á ser entonces el origen de las
enfermedades. Las propiedades salinas de este aire,
que tanto se observan en el Delta , tambien contribu
yen á ello por la irritacion y picazones que causan á
los ojos , como lo he esperimentado yo mismo ; por úl
1 88 ESTADO POLITICO
timo , el régimen de los Egipcios me parece ser uno
de los agentes mas poderosos. El queso, la leche cor
tada, la miel, el agraz, las frutas verdes, las legumbres
crudas, que son el sustento ordinario del pueblo,
producen en el bajo vientre cierta perturbacion , que
segun observan los prácticos, estiende su influencia
hasta la vista : entre estos alimentos , las cebollas cru
das , de que abusan , tienen una virtud peculiar para
irritarla, segun me lo han hecho notar en mí mismo
los frailes de Siria. Unos cuerpos alimentados de este
modo , abundan en humores corrompidos , que buscan
sin cesar por donde evacuarse. Apartados de las vias
internas por el continuo sudor, brotan por la super
ficie esterior, y se fijan donde hallan menos resisten
cia. Es regular prefieran la cabeza, porque como los
Egipcios se la rasuran semanalmente y se la cubren
1 con un ropage escesivamente cálido , la hacen el foco
principal de la traspiracion. Ahora bien , por leve que
sea la impresion del frio que recibe esta cabeza al des
cubrirse , se interrumpe la traspiracion , y refluye á los
dientes , ó con mas facilidad á los ojos , respecto á que
son parte menos resistente ; y estas fluxiones reiteradas
debilitan el órgano y acaban por destruirle. Esta indis
posicion trasmitida por la generacion , llega á ser una
nueva causa de la enfermedad ; y de aquí proviene que
los naturales esten mas espuestos que los estrangeros.
Es tanto mas probable que la escesiva traspiracion de
la cabeza sea uno de los agentes principales de estos
desórdenes, cuanto los antiguos Egipcios, que la lle
vaban descubierta, no han sido citados por los me
DEL EGIPTO. 189
dicos de haberse visto tan acosados de oftalmias ■ ; y
los Arabes del desierto que se la cubren muy poco , seña
ladamente en la infancia, estan asimismo libres de ese
achaque.

$11.

DE LA VIRUELA.

Las consecuencias de la viruela son una de las cau


sas mas principales de tantas cegueras como hay en
Egipto. Esta enfermedad, que allí es desoladora, no
la curan por un buen método : en los tres dias primeros
dan á los enfermos el debs, ó agraz, miel y azúcar; y
desde el séptimo se les permite comer lacticinios y pes
cado salado , como si estuvieran buenos y sanos : en
el período de la supuracion jamas se les purga, y se
evita particularmente lavarles los ojos, aunque los *
tengan llenos de podre , y los párpados pegados con las
lagañas secas : hasta el cabo de cuarenta dias no se
hace esta operacion ; y entonces el pus detenido , irri
tando el globo del ojo , forma un cauterio , que roe todo
el órgano. No se infiera por esto que la inoculacion sea
desconocida en Egipto ; practicanta en efecto, aunque
muy rara vez. Los Sirios y los habitantes de Anadolia,
que la conocen desde muy atras, tampoco la usan \
Estos vicios en el régimen deben mirarse como

1 Sin embargo, la historia observa que muchos de los Faraones


murieron ciegos.
1 La practican introduciendo un hilo en la carne , ó haciendo res
pirar, ó tragar el polvo seco de los granos.
190 ESTADO POLITICO
agentes mas perniciosos que el mismo clima, que nada
tiene de mal sano 1 ; al mal alimento sobre todo , es á
quien deben atribuirse tanto aquellos semblantes es
pantosos de los mendigos , como la traza miserable y
endeble de los niños del Cairo. Estas criaturas en nin
guna otra parte ofrecen una apariencia tan lastimosa :
tienen los ojos hundidos , la tez macilenta y abotagada,
el vientre hinchado de obstrucciones , las estremidades
flacas y el cutis amarilloso; en una palabra, parece
que estan luchando de continuo con la muerte. Sus
ignorantes madres pretenden que el mal de ojo, que les
ha causado algun envidioso hechicero , es lo que les
pone en tal estado ; y esta preocupacion tan antigua 2,
es todavía muy general, y está sumamente arraigada
en Turquía: pero la verdadera causa de tan tristes
figuras consiste en el mal alimento. Asi pues, á pesar
de sus variados talismanes 3 , es increible el número de
los que mueren ; pudiendo asegurarse que esta ciudad
posee mas que ninguna otra la propiedad funesta de
absorverse la poblacion.
Una enfermedad muy estendida en el Cairo es la
que allí llama el vulgo mal bendito, y nosotros muy

1 Se puede citar en comprobacion á los Mamelucos , que á virtud


de un alimento sencillo y de un buen régimen , gozan de la salud mas
robusta.
2 Nescio quis teneros oculus mihi fascinat agnos , decia Virgilio.
3 Se ve con mucha frecuencia en Egipto colgar al rostro de los
niños , y aun de los hombres retacitos de telas encamadas, ó ramales
de coral y de abalorios de colores : el objeto que se proponen con
semejantes diges es atraer con su color y movimiento la primera
ojeada del envidioso; porque esa, segun ellos , es la que hace daño.
DEL EGIPTO. 191
impropiamente mal de Nápoles : medio Cairo está infes
tado de ella. La mayor parte de los habitantes creen
que este mal les proviene de susto , de maleficio o des
aseo : algunos hay que aunque conocen su verdadera
causa , aparentan ignorarla ; pues como depende de
un punto en que son sumamente reservados, no se
atreven á confesarlo. Este mal bendito es muy difícil
de desarraigar : con el mercurio administrado bajo
cualquier forma que sea, comunmente nada se consi
gue; los vegetales sudoríficos prueban mejor; pero
tampoco son infalibles: afortunadamente el virus es
poco activo , en razon de la traspiracion natural y arti
ficial. Allí se hallan ancianos que, como en España,
padecen esta dolencia hasta los ochenta años ; pero
sus efectos son mas funestos a los niños que nacen
contaminados. El riesgo es inminente para cualquiera
que la lleve á un pais frío; entonces hace progresos
rapidísimos , y en general se muestra siempre mas re
belde en esta trasplantacion. En Damasco, y en las
montañas de Siria se corre mayor peligro , por ser el
invierno mas riguroso ; y en no cuidándose , termina
con todos los síntomas conocidos , segun he visto dos
ejemplares.
Una incomodidad peculiar al clima del Egipto es
cierta erupcion cutánea que sale todos los años 1 . A fines

1 Esta erupcion es la que se conoce vulgarmente con el nombre de


salpullido ; y parece comun á todos los paises cálidos. En las Antillas
se padece tambien anualmente á la entrada de los calores; aunque
no es tan general : sin embargo , apenas hay persona robusta que se
escape de ella. Nota del traductor.
ig2 ESTADO POLITICO
de junio , ó principios de julio , el cuerpo se cubre de
manchas rojas y de barritos que producen una picazon
sumamente importuna. Los médicos , reparando que
este efecto se presentaba constantemente en seguida
de las nuevas aguas, les han atribuido la causa. Muchos
han creido que dependia de las sales , de que las han
supuesto saturadas; pero sobre no haberse demostrado
la existencia de semejantes sales , parece que el fenó
meno tiene una razon mas natural. Hemos dicho en
otro lugar que las aguas del Nilo se corrompian á fines
de abril en el lecho del rio : los que la estan bebiendo
desde este tiempo, se forman sin duda humores de
mala calidad : llega despues el agua nueva, y apenas se
comienza á usar , opérase en la sangre una especie de
fermentacion, cuyo resultado es separar los humores
viciados y empujarlos al cutis , donde los llama la tras
piracion ; en suma , es una verdadera supuracion pur
gativa , que nunca deja de ser saludable.
Otra dolencia no menos comun en el Cairo, es cierta
hinchazon de las bolsas, que casi siempre degenera
en una enorme hernia ó hidrocela. Se ha observado que
ataca con preferencia á los Griegos y Coptos; y por
este motivo se sospecha , que sea causada por el abuso
que hacen del aceite , el cual consumen sin tasa du
rante los dos tercios del año por lo menos. Se conjetura
asimismo que los baños calientes contribuyen en gran
manera á producir este desorden : su uso inmoderado
produce ademas otros resultados no menos nocivos 1.

1 Los Egipcios y los Turcos en general , tienen una pasion decidida


. DEL EGIPTO. 193
Con esta ocasion, observaremos que asi en Siria, como
en Egipto , una esperiencia constante ha probado que
el aguardiente estraido de higos comunes , ó de los de
sicómoro, lo mismo que el de dátiles y tunas , ejerce
una influencia tan pronta sobre las bolsas, que las
pone adoloridas y duras al tercer ó cuarto dia de ha
ber tomado cualquiera de esos licores ; de modo que si
no se abandona su uso , degenera el mal en una hidro-
cela completa.
por el baño de estufa ; cosa que se hace muy difícil de concebir res
pecto de un pais tan cálido como el suyo ; yo creo sin embargo que
esta costumbre sea mas bien obra de sus preocupaciones que del pla
cer que esperimenten. El precepto del Alcoran, que ordena á los
hombres una ablucion completa despues del débito conyugal, es por
sí solo un motivo bastante poderoso ; y la vanidad que muestran en
hacerlo es otra causa no menos eficaz. Por lo que respecta á las mu-
geres, se agregan á estos motivos los siguientes : 1° el baño es el
único punto de reunion donde pueden ostentar su lujo, y regalarse
con melones y demas frutas, pasteles y otras golosinas; 2° que estan
persuadidas , como lo habia observado Próspero Alpino , que el baño
les proporciona aquella gordura , que pasa entre ellas por belleza. Por
lo tocante á los estrangeros, sus pareceres son tan diversos como
sus sensaciones. Muchos negociantes del Cairo se desviven por el
baño, mientras que otros individuos se han sentido muy maltrata
dos ; á estos últimos pertenezco yo : me ha causado vértigos y tem
blores en las piernas , que me duraron hasta dos dias. Confieso inge
nuamente que sumergirse en agua casi hirviendo, y arrancar la
traspiracion por las convulsiones del pulmon, me han parecido
gustos harto estravagantes : por mi parte jamas envidiaré á los Turcos
ni su opio , ni sus estufas , ni sus maseurs tan obsequiosos '.
* Asi denominan en Levante á una especie de criados muy jóvenes desti
nados esclusivamente á enjugar á sus amos al salir del baño , rascarles sua
vemente el cuerpo y servirles despues las golosinas con tal prolijidad , que
hasta les parten los bocados. Se les considera como los primeros sirvientes
del mundo en órden á finura y delicadeza. Nota del traductor.
TOMU 1. l3
194 ESTADO POLITICO
El aguardiente de uvas secas no tiene el mismo in
conveniente ; siempre está anisado yes muy espirituoso ;
porque suelen destilarle hasta tres veces. Los cristia
nos de Siria y los Coptos de Egipto hacen mucho uso
de él : cuando se me contaba al principio que estos
últimos se beben cántaros llenos en la cena , lo tenia
por exageracion ; mas luego me he convencido de ello
por mis propios ojos, sin que por eso haya dejado de
asombrarme que semejantes escesos no les causen la
muerte instantáneamente , ó les produzcan á lo menos
los síntomas de una profunda embriaguez.
La primavera , que en Egipto equivale al estío de
nuestros climas , trae calenturas malignas , cuya crisis
es siempre muy acelerada. Un médico frances, que
ha curado muchas , observa que la quina , adminis
trada en las remisiones , en dosis de dos ó tres onzas,
ha salvado frecuentemente enfermos que estaban ya
al borde del sepulcro1. Luego que se declara el mal,
es menester sujetarse rigorosamente al régimen vege
tal ácido ; se prohibe al enfermo la carne , el pescado,
y sobre todo los huevos , que en Egipto son un veneno.
En este pais , como tambien en Siria, la sangría es mu
cho mas nociva que ventajosa 2 , aun cuando parece
1 Al dia siguiente se administra siempre una lavativa para evacuar
la quina.
* Esta observacion cuadra perfectamente con la que he oído mil
veces en la Habana, respecto de los negros bozales, á mi amigo el doc
tor Terriles , facultativo tan distinguido por su larga práctica como
por su espíritu observador. Las razones en que se funda el profesor
español para oponerse á la sangría son del todo análogas á las de
nuestro autor. Efectivamente, los Africanos recien llegados de su
DEL EGIPTO. 1g5
mejor indicada ; la razon es , que como los cuerpos nutri
dos con alimentos mal sanos , asi como frutas verdes ,
legumbres crudas , queso , aceitunas , etc. , tienen poca
sangre y muchos humores , su temperamento es por
lo común bilioso , como lo indican muy bien sus ojos
y cejas negras , su tez trigueña y sus cuerpos flacos.
El dolor de estómago es la enfermedad habitual 1 : no
hay quien no se queje de acedías y bascas ; asi , el
emético y el cremor de tártaro se administran con muy
buen éxito casi en todos los casos. Tambien reinan las
calenturas malignas que llegan á ser á veces epidémi
cas ; y en tal caso se confunden fácilmente con la peste ,
de la cual nos resta tratar.

S ni.
-
BE LA PB9TK.
J

Algunos han querido asentar entre nosotros la opi


nion de que la peste era originaria del Egipto ; pero
esta asercion , fundada en vagas preocupaciones , pa
rece desmentida por los hechos. ÍTuestros negociantes

tierra, donde se alimentan escasa y malamente, ofrecen esa consti


tucion pobre de sangre , ó mejor dicho, plagada de humores pernicio
sos. Asi es que las disenterías y el venéreo ejercen en ellos horrorosos
estragos. No cabe duda que estos vicios se trasmiten hasta cierto
punto con la generacion : por tanto el citado práctico desaprueba
en general la emision de sangre aun en los negros hijos del pais. Nota
del traductor.
1 Tambien es este achaque de todos los paises cálidos. Nota del
traductor.
li.
10,6 ESTADO POLITICO
establecidos en Alejandría hace tantos años , aseguran
de concierto con los Egipcios, que la peste jamas viene
de lo interior del pais 1 , sino que primero se presenta
sobre la costa de Alejandría ; de aquí pasa á Roseta ,
despues al Cairo , luego á Damieta y finalmente al resto
del Delta. Tambien han observado que siempre es pre
cedida de la entrada de algun buque procedente de
Esmirna , ó de Constantinopla , y que si ha sido vio
lenta en alguna de estas ciudades en el verano , crece
el peligro para la suya en el invierno entrante. Parece
demostrado que su foco es Constantinopla, que allí se
perpetua por la ciega negligencia de los Turcos , la cual
llega al colmo ; pues se venden públicamente los mue
bles de los apestados. Las embarcaciones que van luego
á Alejandría , nunca dejan de traer abastos , y vesti
dos de lana comprados en esas ventas , cuyos géneros
son espendidos en el bazar , ó mercado público , desde
donde propagan el contagio al instante : los Griegos
que hacen este comercio , son casi siempre las prime
ras víctimas : poco á poco va cundiendo la epidemia
por Roseta, hasta que finalmente llega al Cairo, si
guiendo el camino trillado por las mercancías. Al mo
mento que se declara , los negociantes europeos se
encierran en sus kans , ó haciendas , con sus familias ,
y no comunican mas con los de afuera. Los víveres,
depositados á la puerta del kan , los recibe un portero ,

1 Próspero Alpino, médico veneciano, que escribia en 1591 , dice


asimismo que la peste no es oriunda del Egipto; que de donde viene
es de Siria, de Grecia y de Berbería; que los calores acaban con
ella, etc. Véase su obra de Medicina jEgyptiorum , p%. -¡8.
DEL EGIPTO. 197
que los coge con tenazas de hierro y los sumerge en
un barril de agua destinado al intento. Si se quiere ha
blar con ellos , se mantienen siempre retirados , de
modo que no pueda haber contacto con sus vestidos ,
ni aun alcanzarles el aliento ; con tales precauciones
logran preservarse de la plaga, á menos que no se in
frinja en algo este arreglo. Hace algunos años que ha"
biendo pasado un gato por las azoteas á las viviendas
de nuestros negociantes del Cairo, comunicó el con
tagio á dos de ellos , de los cuales uno murió.
Fácilmente concebirá el lector, cuan enfadosa ha
de ser esta clausura , que suele prolongarse hasta tres
y cuatro meses , en cuyo tiempo todos los entreteni
mientos se reducen á pasearse de tarde en los terra
dos , y á jugar á los naipes de noche.
La peste ofrece variedad de fenómenos á cual mas
dignos de notarse. En Constantinopla reina durante el
estio , v se debilita ó concluye en el invierno. En
Egipto sucede cabalmente al reves ; reina en el invier
no, y junio siempre acaba con ella. Esta contrariedad
aparente se esplica por el mismo principio. El invierno
la destruye en Constantinopla , porque el frio es muy
riguroso ; el verano la enciende , porque el calor es
húmedo , á causa de los mares , bosques y montañas
circunvecinas. En Egipto el invierno fomenta la peste ,
porque es húmedo y suave ; el estío la aniquila , por
ser cálido y seco ; opera sobre ella como sobre las car
nes á las que no deja corromper. El calor no es dañino
sino en tanto que se junta á la humedad 1. Cada cuatro
1 En el Cairo se ha observado que los afiladores, sin cesar emp»
1g8 ESTADO POLITICO
ó cinco años se ve el Egipto afligido de la peste ; y
las devastaciones que causa menguarian necesaria
mente la poblacion, si los forasteros que afluyen
continuamente de todo el imperio , no reparasen una
gran parte de sus pérdidas.
La peste es mucho mas rara en Siria : veinticinco
años ha que allí no se esperimenta ese azote ; la razon
es sin duda la escasez de buques que vengan en dere
chura de Constantinopla ; obsérvese ademas que no
se connaturaliza tan fácilmente en aquella provincia.
Trasportada del Archipiélago y aun de Damieta , á
las ensenadas de Lataquié , Saida ó Acre , no se arraiga
allí de ningun modo ; exige circunstancias prelimina
res y cierta ruta combinada ; asi es preciso que pase
del Cairo directamente á Damieta ; pero entonces es
seguro que toda la Siria queda contaminada.
La creencia arraigada en el fatalismo , y mucho mas
la barbarie del gobierno , han estorbado hasta aquí á
los Turcos precaverse de esta plaga tan horrorosa : sin
embargo , el buen suceso con que han visto coronados
el esmero y prolijidad de los Francos , ha causado bas-

pados con el agua fresca que cargan al hombro en una bota, jamas
son acometidos de la peste ; pero esto es mas bien lavarse que no es
tar espuesto á la humedad : por otra parte , el astrónomo Beauchamp
me ha comunicado , en carta escrita de Bagdad , que la peste del
año 1 786 arrasó con todos los aguadores de la ciudad. Los mismos
europeos, á pesar de sus lociones de vinagre, no pudieron escapar, al
paso que uno de ellos que se bebió vasos enteros logró salvarse.
Beauchamp hace tambien la observacion curiosa, que la peste jamas
s*e traslada á la Persia, cuyo clima es en general mas templado y su
terreno montañoso y cubierto de vegetales.
DEL EGIPTO. 199
tante impresion á muchos de ellos de algun tiempo
á esta parte. Los cristianos del pais que tratan con
nuestros negociantes , de muy buena gana se encerra
rian lo mismo que ellos ; mas para esto seria menester
permiso formal de la Puerta. Parece que actualmente
se ocupa de este objeto, si acaso es cierto que haya
publicado un edicto el ano pasado, con el fin de esta
blecer un lazareto en Constantinopla y otros tres en el
imperio ; a saber , en Esmirna , en Candía y en Ale
jandría. El gobierno de Tunez ha adoptado esta sabia
medida hace algunos años; pero la policía turca es
en todas partes tan detestable , que no debemos pro
meternos el mejor resultado de semejantes estableci
mientos , á pesar de su estrema importancia para el
comercio y para la seguridad de los estados del Me
diterráneo 1 .

1 El año pasado tuvimos de ello una triste prueba : cundió en Tú


nez una peste tan violenta , cual jamas se habia esperimentado , y fue
llevada por buques procedentes de Constantinopla , que habiendo so
bornado los guardas , entraron fraudulentamente , sin hacer cuaren
tena.
-

200 ESTADO POLITICO

CAPITULO XVIII.

BREVE PINTURA DEL EGIPTO.

El Egipto aun presta materia á otras muchas obser


vaciones ; mas como son agenas de mi asunto , ó coin
ciden con las que tendré ocasion de hacer tratando
de la Siria ; no me estenderé mas sobre el particular.
Si se trae á la memoria lo que he espuesto acerca
de la naturaleza y del aspecto del terreno , si nos figura
mos un campo llano , interceptado de acequias y cana
les, anegado por espacio de tres meses, fangoso y
verde por otros tres , empolvado y cuarteado el resto
del año ; si nos imaginamos sobre este terreno , villor
rios arruinados, formados de lodo y de ladrillos, sus
moradores desnudos y morenos , búfalos y camellos
esparcidos por el pais , sicómoros y dátiles de trecho
en trecho , lagos , campos cultivados , y grandes espa
cios vacíos ; si á esto se agrega dn sol resplandeciente
sobre la bóveda azulada de un cielo casi siempre des
pejado de nubes ; vientos mas ó menos recios , pero
constantes ; nos habremos podido formar una idea
aproximada del estado físico del pais 1. Ya se habrá
1 Cuando escribia yo esto en 1786, no habia llegado á mi noticia
la carta de Amrú al califa Omár, en la que trata precisamente de la
misma materia y bajo el mismo aspecto. Mis lectores no pueden me
DEL EGIPTO. 20 I
juzgado del estado político de los habitantes , por sus
divisiones en castas , en sectas y en condiciones ; por
la naturaleza de un gobierno que desconoce la pro
piedad y la seguridad individual , y que ejerce un po
der sin límites , confiado á una soldadesca licenciosa y
grosera : por último, se puede apreciar la fuerza de
este gobierno , reasumiendo lo que hemos dicho acerca
de su estado militar y la calidad de sus tropas ; obser
vando al mismo tiempo que ni en todo el Egipto ni en
las fronteras , existe fortificacion alguna , ni reducto ,

nos de agradecerme que les inserte aquí este rasgo curioso de la elo
cuencia oriental :
Carta del califa Omár, ebn-el-kattáb , á Amrú , su lugar-teniente en
Egipto.
« O Amrú , hijo de el-Aás , te suplico que al recibo de esta , me
hagas una pintura del Egipto tan exacta y tan viva, que me pueda yo
imaginar estar viendo con mis propios ojos ese delicioso pais. Salve. »
Contestacion de Amrú.
11 ! O príncipe de los fieles ! imagínate un desierto árido y un es
campado magnífico en medio de dos montañas , de las cuales , la una
tiene la forma de una colina de arena , y la otra la del vientre de un
caballo ético, ó del lomo de un camello. ! Ve ahí el Egipto ! Todas
sus producciones, y todas sus riquezas desde Asuan (Syena) hasta
Menchá, le emanan de un rio bendito que corre magestuoso por en
medio del pais. El momento de la creciente y menguante de sus aguas
es tan regular como el curso del sol y de la luna ; hay una época fija
en el año en que todos los manantiales del universo vienen á pagar á
este rey de los rios el tributo á que los ha sujetado la Providencia.
Entonces crecen las aguas , salen de madre y bañan toda la faz del
Egipto , para dejar asentado un cieno productivo. Entonces no
queda mas comunicacion de pueblo á pueblo sino por medio de bar-
tas ligeras , tan numerosas como las hojas de la palma.
« Luego que llega el instante en que sus aguas ya no son necesaria»
202 ESTADO POLITICO
ni artillería , ni ingenieros , y que la marina no cuenta
mas que las veintiocho naves y cayasas de Suez, ar
madas cada una de cuatro pedreros mohosos , y mon
tadas por marinos que no conocen ni la brújula. Al
lector pertenece fijar sobre estos datos la opinion que
debe formarse de semejante pais. Si acaso advierte que
yo se le presento bajo un punto de vista diferente de
. algunas otras relaciones , esa diversidad no debe sor
prenderle. Nada menos unánime que los juicios de los

para fertilizar el suelo , este rio dócil se estrecha de nuevo dentro de


los límites que el destino le ha prescrito , y permite asi recoger el te
soro que ha escondido en el seno de la tierra.
«Un pueblo protegido del cielo, y que á manera de la abeja no
parece destinado sino á trabajar para los otros, sin aprovecharse del
fruto de sus sudores , abre suavemente las entrañas de la tierra , y allí
abandona las semillas, cuya fecundacion espera de aquel Ente que
hace crecer,y madurar las mieses. El germen se desarrolla , elévase el
tallo , fórmase la espiga , todo á beneficio de un rocío que suple á las
lluvias , y mantiene el jugo nutricio de que el terreno está embebido.
A la mas abundante cosecha , sucede de golpe la esterilidad : de esta
manera , o príncipe de los fieles ! es como el Egipto presenta alterna
tivamente la perspectiva de un desierto desapacible y polvoroso , de
una llanura líquida y plateada , de un pantano negro y cenagoso , de
una pradera verde y undosa , de un jardin adornado de flores mati
zadas, y de una campiña cubierta de mieses doradas : ! bendito sea el
creador de tantas maravillas !
« Tres cosas , o príncipe de los fieles ! contribuyen esencialmente á
la prosperidad del Egipto y á la felicidad de sus habitadores. La pri
mera, no adoptar con ligereza los proyectos inventados por la codi
cia fiscal, que todos se encaminan á subir el impuesto. La segunda,
emplear el tercio de las rentas en la conservacion de los canales ,
puentes y diques. La tercera en fin , no cargar el impuesto sino sobri'
los productos naturales , sobre los frutos que nos rinde la tierra. —
DEL EGIPTO. 203
viageros sobre las regiones que han visitado : las mas
veces encontrados entre sí , este deprime lo que aquel
ensalza ; y otro pinta como la mansion de las delicias
el mismo sitio que para alguno no pasa de la línea or
dinaria. Se les acusa de contradiccion ; pero sus
mismos censores la participan con ellos , como que es
inherente á la naturaleza de las cosas. Por mas conato
que pongamos por el acierto, nuestros juicios se fun
dan mucho menos en las propiedades reales de los
objetos , que en las impresiones que recibimos ó que
llevamos de antemano al tiempo de examinarlos. Una
esperiencia diaria nos convence de nuestra propension
á mezclar siempre ideas agenas del asunto ; y de aquí
dimana que el mismo pais que nos ha pafecido ameno
en un tiempo , nos parezca desapacible en otro. Ade
mas de esto , tan fuerte es la preocupacion de los pri
meros hábitos que nunca llegamos á sacudirla com
pletamente. El habitante de las montañas aborrece las
llanuras ; el morador de las llanuras menosprecia los
montes. El Español quiere un cielo ardiente ; el Dina
marqués apetece un tiempo nebuloso ; nosotros gusta
mos del verdor de los bosques ; el Sueco prefierela
blancura de las nieves ; el Lapon , trasportado de su
cabaña ahumada á los sotos de Chantilly , se moriría
de calor y de melancolía. Cada cual tiene sus placeres ,
y juzga siempre consiguiente á ellos : yo estoy per
suadido que para un Egipcio el Egipto es y será siem
pre el pais mas delicioso del mundo , aunque no haya
visto otro alguno. Mas si me es lícito manifestar mi
dictamen , como testigo ocular , confieso ingenuamente
2<)4 ESTADO POLITICO
que yo no me he formado una idea tan aventajada.
Yo haré justicia á su estremada feracidad , á la varie
dad de sus producciones , á las ventajas de su posicion
para el comercio : convengo en que el Egipto no está
tan sujeto á las vicisitudes de intemperie que hacen fa
llar nuestras cosechas ; que allí se desconocen los hura
canes de América ; que los terremotos que en nuestros
dias han desolado á Portugal y á Italia, son rarísimos
en Egipto , aunque no faltan ejemplares 1 : convengo asi
mismo en que el calor que es una muerte para los eu
ropeos , no es gran inconveniente para los naturales ;
pero sí lo es y gravísimo aquellos vientos mortíferos
del S. ; no lo es menos el del N. E. que causa agudos
dolores de cabeza , y es otro en fin aquella plaga de
alacranes , mosquitos y especialmente moscas ; de
suerte que no se puede comer sin esponerse uno á tra
garlas. Por otro lado , no hay pais en el mundo de un
aspecto menos variado ; adonde quiera que volvamos
los ojos , no encontramos mas que un escampado hasta
perderse de vista ; constantemente un horizonte bajo y
uniforme 2 ; los dátiles sobre su tronco flaco y descar
nado , ó chozas de tierra construidas sobre calzadas :
nunca aquella amenidad de paisages, en donde la
variedad de los objetos , la diversidad de los sitios ,
enagenan el alma y los sentidos por escenas y sensa
ciones que se reproducen de continuo : ningun pais es
menos pintoresco , ni puede haberle menos á propó-
Entre otros hubo uno violentísimo año dé 1 1 1 3.
* Pueden verse las láminas de Norden que hacen patente esta pers
pectiva.
DEL EGIPTO. 2o5
sito para las pinceladas de los pintores y de los poe
tas ; allí nada se encuentra de lo que causa el encanto
y la belleza de sus cuadros ; y es muy notable que ni
los Arabes ni los antiguos hagan mencion de los poe
tas de Egipto. En efecto , ? qué cantaria el Egipcio con
el rabel de Gesner y de Teócrito ? no ve ni arroyuelos
cristalinos, ni frescos céspedes, ni antros solitarios ;
no conoce ni los collados , ni las cuestas , ni las rocas
pendientes. Thompson no sentiria ni el silbido de los
vientos en las florestas , ni el retumbar del trueno en
las montañas , ni la tranquila magestad de los antiguos
bosques , ni la imponente tempestad , ni la dulce calma
que le sucede : un círculo eterno de las mismas ope
raciones presenta siempre los pingües rebaños, los
campos fértiles, el rio pantanoso, el mar de agua
dulce , y los lugares que semejan islas. Si nos conver
timos hácia el horizonte , que abraza la vista , esta se
arredra de no descubrir mas que yermos incultos , en
donde el viagero perdido , cansado de fatiga y sufo
cado por la sed , se anonada viendo el espacio inmenso
que le separa del mundo ; en vano implora el cielo y
la tierra ; sus ayes perdidos sobre una planicie sin
término, ni aun tiene la ilusion de oírlos repetir por
los ecos : careciendo de todo y solo en el universo , se
deshace de rabia y desesperacion , en vista de una na
turaleza tan lúgubre y silenciosa, y aun privado del
consuelo de ver derramar una lágrima de compasion
por su desgracia. Este contraste tan vecino es lo que
causa indudablemente el aprecio estremado que se
hace del suelo del Egipto. La desnudez del desierto
2o6 ESTADO POLITICO
hace resaltar mas la abundancia de las orillas del rio , y
el aspecto de las privaciones aumenta el embeleso de
las comodidades de la vida. Muchas podrán haber sido
en los tiempos anteriores, y aun podrian renacer bajo
los auspicios de un gobierno paternal ; pero con el
que les rige actualmente , la prodigalidad de la natu
raleza es inútil é improductiva. Por mas que se cele
bren los jardines de Roseta y del Cairo ; es menester
confesar que el arte del jardinero , arte tan grato á los
pueblos civilizados , es ignorado de los Turcos , que
desprecian los campos y el cultivo. En todo el imperio
solo se hallan vergeles silvestres, donde estan plan
tados los árboles sin esmero alguno , y sin tener si
quiera el mérito del desorden. En vano se ensalzan los
naranjos y toronjas que prosperan al aire libre ; nues
tro entendimiento se alucina por estar acostumbrado
á enlazar con la idea de esos árboles las de opulen
cia y de cultivo que entre nosotros efectivamente les
acompañan. En Egipto, los árboles comunes, aso
ciándose á la miseria de las chozas que cubren , sola
mente reproducen la memoria del abandono y la po
breza. Tambien nos pintan con los mas halagüeños colo
re» al Turco tendido suavemente debajo de su sombra ,
dichoso, regodeándose con su pipa , sin curarse de nada
en el mundo ; pero aunque la ignorancia y la necedad
tengan sin disputa sus goces , lo mismo que el talento y
la sabiduría ; confieso francamente , que yojamas pude
envidiar el reposo de los esclavos , ni llamar ventura
la apatía de unos autómatos : y si la esperiencia no me
hubiese descubierto las causas secretas del entusiasmo
DEL EGIPTO. 207
de los viageros por el Egipto, seguramente que no
hubiera acertado á comprenderlo. . ,

§ UNICO.

DE LAS EXAGERACIONES DE LOS VIAGEROS..

Siempre se ha notado en los viageros un prurito es


pecial en ponderar la escena de sus viagcs , y los sen
satos que en todos tiempos advirtieron la exageracion
de los relatos, han aconsejado estar alerta contra sus
prestigios , segun aquel proverbio tan sabido 1 : el
abuso subsiste sin embargo ; porque depende de ciertas
causas que jamas se estinguen , pudiendo decirse que
cada cual de nosotros lleva consigo el germen de dicha
propension , y que á veces esta nota suele comprender
aun á los mismos censores. En efecto, examínese
con atencion á un recien llegado de paises lejanos,
en una sociedad ociosa y curiosa ; la novedad de sus
cuentos le atrae la atencion de todos, y produce hasta
una cierta benevolencia hácia su persona : le aprecian,
porque divierte, y porque sus pretensiones son de
aquellas que no pueden chocar. Por su parte, tarda
muy poco en percibir que el interes se promueve es
citando sensaciones nuevas. La.necesidad de sostenerle
y aun el deseo de acrecentarle, oblíganle á dar coloridos
mas vivos á sus pinturas; dibuja los objetos mas en
grande para que causen mayor impresion ; los triunfos
1 Multum mentitur, qtti multum vidit ; esto es , De luengas tietras ,
luenga* mentiras.
208 ESTADO POLITICO
que obtiene, le alientan á proseguir, el entusiasmo
que produce viene á serle trascendental; y muy en
breve se establece entre él y su auditorio cierta emu
lacion y cierto comercio , por el cual devuelve en
asombro lo que se le paga en admiracion. Lo porten
toso de cuanto ha visto, resalta desde luego sobre él
mismo; despues, por grados, sobre los que le han
oido, quienes tambien lo cuentan, si se ofrece : de este
modo la vanidad (que en todo se mete) es una de
las causas de aquella propension de que todos adolece
mos, ya sea para creer, ya para contar prodigios.
Ademas de esto, nosotros estamos mas dispuestos á
ser entretenidos que instruidos ; y ved ahí los motivos
naturales porque los forjadores de cuentos en todo gé
nero, han ocupado siempre un lugar tan distinguido
en la estimacion de los hombres y en la clase de los
escritores.
Hay otra causa peculiar de entusiasmo que obra en
los viageros : la imaginacion distante de los objetos de
que ha gozado, se inflama por su privacion; la au
sencia enciende los deseos; y fastidiados de cuanto
nos circunda, hallamos cierto embeleso en lo que está
fuera de nuestro alcance. A veces echamos de menos
un pais de donde deseabamos salir á toda prisa ; y nos
figuramos como hermosos aquellos mismos lugares,
cuya vista aun podria sernos enfadosa. Los viageros
que solo estan de paso en Egipto no se hallan en ese
caso; porque no tienen tiempo todavía para perder la
ilusion de la novedad ; pero cualquiera que se avecinde
allí, bien puede comprenderse en esta clase. Nuestros
DEL EGIPTO. 209
negociantes lo conocen mejor que nadie; y han hecho
á este propósito una observacion que merece citarse :
dicen que hasta sus mismos compañeros, que tanto
han esperimentado las desazones de semejante man
sion , no bien han regresado á Francia , cuando todo
disgusto se borra de su memoria; sus recuerdos ad
quieren colores sumamente halagüeños, en términos
que dos años despues , nadie creeria que hubiesen
morado jamas en aquellos paises. « ?Cómo se acuerda
usted todavía de nosotros , » me escribia última
mente un residente del Cairo ; « es posible que usted
conserve aun tan vivas y verdaderas las ideas de esta
mansion de miseria cuando hemos notado que los que
se vuelven allá, las olvidan hasta el punto de sorpren
dernos á nosotros mismos? » — Yo lo confieso: causas
tan generales y poderosas no habrían dejado de influir
tambien en mí; pero he puesto particular esmero
en precaverme de ellas , y en retener las primeras im
presiones para dar á mis descripciones el único mérito
de que son susceptibles , es decir , el de ser conformes
con la verdad. Ahora ya es tiempo de convertirnos á
objetos de mayor interes : mas como el lector no me
perdonaria abandonar el Egipto, sin hablar de ruinas
y pirámides, diré siquiera dos palabras.

1 Nadie menos que yo tiene motivos de queja contra el Egipto-:


allí he esperimentado de parte de nuestros negociantes la acogida
mas lisonjera y generosa; jamas me sucedió ningun accidente des
agradable , ni aun echar pie á tierra delante de los Mamelucos : es
verdad , que no obstante lo mal visto que es allí andar á pie por la
calle , yo nunca lo hacia de otra manera.
tomo 1. i%
2 10 ESTADO POLITICO

CAPITULO XIX.

DE LAS RUINAS Y DE LAS PIRAMIDES.

Ya he manifestado cuan penoso es viajar por eí


Egipto , particularmente en estos últimos años ; lo que
impide hacer indagaciones sobre las antigüedades. La
falta de recursos , y mas que todo la de circunstancias
propicias , nos reducen á no ver mas que lo que otros
han visto, y á no decir sino lo ya publicado. Por esta
razon, no repetiré lo que se ha repetido mas de una
vez en Pablo Lucas, Maillet , Siccard, Pocoke, Grea-
ves, Norden, Niebuhr, y recientemente en las Cartas
de Savary. Me ceñiré á algunas consideraciones gene
rales.
Las pirámides de Djizé son un ejemplo patente de
la dificultad de observar á que aludo. Sin embargo de
estar situadas á cuatro leguas del Cairo , donde residen
los Francos , y de haberlas visitado infinitos viageros ,
todavía no se hallan de acuerdo en cuanto á sus di
mensiones. Varias veces se ha medido su altura por
métodos geométricos, y cada operacion ha dado un
resultado diferente 1 . Para decidir la cuestion , seria
0
1 Se debe agregar á la lista de estas diferencias , citada por Savary,
la medida reciente de Niebuhr, que da á la pirámide mayor cuatro
cientos ochenta pies de altura perpendicular.
DEL EGIPTO. 2 11
preciso una nueva medida formal , practicada por pe
ritos acreditados ; pero mientras no se efectue , debe
mos tachar de error á todos los que dan á la pirámide
principal tanta elevacion como base , atento á que su
triángulo es visiblemente achatado. El conocimiento
de la indicada base me parece tanto mas interesante,
cuanto creo hallarle cierta relacion con una de las me
didas cuadradas de los Egipcios ; y si acaso en el corte
de las piedras se encontrasen dimensiones que vinie
sen á ser las mismas, podrían deducirse otras me
didas.
Ordinariamente se quejan de no comprender la des
cripcion de la parte interior de las pirámides ; y en
efecto, á menos de no estar versado en el arte de los
planos, con dificultad se entenderá por el grabado. El
medio mas acertado para adquirir una idea exacta,
seria formar con barro frio ó quemado una pirámide
en pequeño , guardando ciertas proporciones , por
ejemplo, de una pulgada por toesa. Esta masa debería
tener ocho pies, cuatro pulgadas de base, y siete y
media de altura poco mas ó menos ; cortándola en dos
partes de arriba abajo, se le abriría el primer con
ducto que baja oblicuamente, la galería que sube del
mismo modo y la cámara sepulcral que está en el es
tremo. La obra de Norden suministraría los porme
nores mas exactos; pero seria menester para ejecutar
bien el modelo un artista muy maestro en este^género
de trabajos.
La línea de la roca en que estap cimentadas las pirá
mides , no se eleva sobre el nivel de la llanura mas de
.4.
212 ESTADO POLITICO
cuarenta á cincuenta pies : la piedra de esta es como
ya he dicho, calcárea, blanquecina, parecida en su
grano á un hermoso morrillo , ó á aquella especie co
nocida en algunas provincias de Francia con el nom
bre de rairie. La de las pirámides es de una naturaleza
semejante. A principios del siglo se creia , por la au
toridad de Herodoto, que los materiales habían sido
trasportados de otro lugar ; pero habiendo observado
los viageros la semejanza de que hablamos, han juz
gado mas natural que se sacase de la misma peña ; y
hoy es mirada como fabulosa la relacion del historia
dor griego, y como absurdo este trasporte de las pie_
dras. Calcúlase que el aplanamiento de la roca ha de
bido proveer la mayor parte del material , y el resto se
supone haber sido estraido de subterráneos invisibles,
que se aumentan segun se necesita. Pero si la opinion
antigua adolece de inverosimilitudes , la moderna está
llena de suposiciones. No es motivo suficiente para
juzgar el decir: Es increíble se haya trasportado de países
distantes , es absurdo haber multiplicado los gastos , que vie
nen á resultar enormes, etc. En las materias que depen
den de las opiniones y de los gobiernos de los antiguos,
es muy delicado determinar la medida de las probabi
lidades : asi pues por inverosímil que parezca el hecho
de que se trata , si se observa que el historiador que le
refiere, le ha sacado de los archivos originales; que
ademas se le halla muy cabal en todo cuanto admite
verificacion; que la roca Líbica no presenta en pa
raje alguno elevaciones análogas á las que se#quieren
suponer, y que los subterráneos aun estan por descu-
UEL EGIPTO. 2i3
brir; si traemos á la memoria las inmensas canteras
que se estienden desde Sauádi hasta Manfalut en un
espacio de veinticinco leguas ; finalmente, si conside
ramos que las piedras estraidas de ellas, que son todas
homogéneas , no tienen ningun otro uso aparente 1 ,
estaremos inclinados por lo menos á suspender el jui
cio hasta que se presenten pruebas mas decisivas.
Igualmente algunos escritores , cansados de la opinion
que las pirámides eran sepulcros , las han querido con
vertir en templos ú observatorios ; porque han repu
tado como absurdo que una nacion sabia y civilizada
hiciese un negocio de estado del sepulcro de su gefe,
y han mirado como estravagante que un monarca
abrumase su pueblo á exacciones, para encerrar un
esqueleto de cinco pies en una montaña de piedras :
pero vuelvo á decirlo, juzgamos erradamente de los
pueblos antiguos , siempre que tomamos por punto de
comparacion nuestras opiniones y nuestras costum
bres. Los motivos que los han animado, pueden pare
cernos estrambóticos , y aun lo serán efectivamente á
los ojos de la razon, sin haber sido por eso ni menos
poderosos, ni menos eficaces. Por otra parte, caeria
mos en infinitas contradicciones históricas, si les supu
siesemos reglas de cordura conforme á nuestros
principios ; en suma , acostumbramos á discurrir ate
niéndonos mas á nuestras ideas que á las suyas. Pero
bien sea que sigamos aquí unas ú otras , nos convence-

1 No hablo solamente de las pirámides de Djizé , sino de todas en


general. Algunas, como las de Bayamont, no descansan en rocas, ni
las hay en los alrededores. Véase á Pocoke,
2i4 ESTADO POLITICO
remos de que las pirámides no pueden haber sido obser
vatorios astronómicos1 : primeramente, porque el monte
Moqattam ofrecia una situacion mas encumbrada que
les quitaria la vista si se hubiesen construido; y en
segundo lugar, porque todo observatorio elevado es
inútil en Egipto , donde el terreno es sumamente bajo ,
y los vapores' ocultan las estrellas muchos grados so
bre el horizonte ; tercero, porque asimismo es imposible
subir por la mayor parte de las pirámides ; y en fin ,
porque era superfluo reunir once observatorios tan in
mediatos como lo estan las pirámides , ya grandes, ya
pequeñas , que se descubren de la localidad de Djizé.
Segun estas consideraciones, se inferirá que Platon,
que fue quien sugirió la especie en cuestion , no pudo
tener á la vista sino casos accidentales, y que en el
presente solo posee su mérito ordinario de elocuente
oradon. Por otra parte , si confrontamos los testimo
nios de los antiguos con las circunstancias de los lu
gares , si se atiende á que junto á las pirámides se en
cuentran de treinta á cuarenta monumentos menores,
que ofrecen como unos bosquejos de la misma figura
piramidal ; que este lugar estéril , separado de la tierra
cultivable, posee la cualidad que requerian los Egip
cios para formar un cementerio, y que muy cerca de
aquí estaba el de toda la ciudad de Ménfis (la llanura
de las Momias ) ; entonces nos convenceremos que las
pirámides no han sido otra cosa mas que tumbas.
Se tendrá menos dificultad en concebir que los déspo-
1 No niego sin embargo á la pirámide principal la propiedad que le
ha descubierto el docto é ingenioso Dupuis.
DEL EGIPTO. 11 5
tas de un pueblo supersticioso , han podido cifrar su
orgullo en erigir para su esqueleto una morada impe
netrable , luego que se sepa que desde antes de Moises,
era de dogma en Ménfis que las almas volvian al cabo
de seis mil años, á habitar los cuerpos que habian
abandonado : he ahí la razon porque se tomaba con
tanto empeño el preservar esos mismos despojos de la
disolucion , y por eso se esforzaban en conservar sus
formas por medio de aromas, de fajas y de sarcófagos.
El que aun subsiste en la cámara sepulcral de la gran
pirámide , tiene precisamente las dimensiones natura
les ; y esta pieza tan oscura y estrecha1 , jamas ha podido
servir sino para alojar á un muerto. Preténdese que
hay algo de misterio en aquel conducto subterráneo
que desciende perpendicularmente á la parte inferior
de la pirámide ; pero se olvida que fue uso constante
de toda la antigüedad mantener comunicaciones con
el interior de los sepulcros , á fin de practicar en los
dias prescritos por la religion Jas ceremonias fúnebres,
como eran las libaciones y ofrendas de manjares á los
difuntos. Es pues indispensable que volvamos á la opi
nion , por anticuada que sea , de que las pirámides son
verdaderas tumbas2 ; y este uso, que ya lo indican todas

1 Tiene trece pasos de largo , sobre once de ancho y poco mas ó


menos la misma altura.
1 Aun lo es la pirámide principal ; pero si está comprobado que el
lado de su base equivale exactamente á un estadio alejandrino (de
seiscientos ochenta y cuatro pies nueve pulgadas y sesenta centésimas),
y se encuentra ser al justo la quingentésima parte de un grado de
círculo terrestre , segun sabemos ; si , como observa el sabio é inge
nioso Dupuis, sus faces estan dispuestas bajo un ángulo tal, que á la
3I6 ESTADO POLITICO
las circunstancias locales , se evidencia asimismo por
la práctica de los Hebreos , los cuales, como es sabido,
en casi todo imitaron á los Egipcios , y por esa razon
dieron la figura piramidal á los sepulcros de Absalon
y de Zacarías , que hoy se ven todavía en el valle de
Josafat: en resolucion, está demostrado hasta por el
nombre de estos monumentos ; pues habiendo seguido
un analisis conforme á todos los principios de la cien
cia , me da al pie de la letra la significacion de cámara ó
bóveda del muerto 1 .

entrada del sol en los signos equinocciales , su disco aparece colocado


en la cúspide al espectador que esté arrodillado en la base; es forzoso
convenir que en la construccion de aquella se tuvieron en considera
cion otros motivos. Por lo demas , estas cuestiones muy en breve se
rán ilustradas por los sabios que estan en Egipto.
1 Veamos la marcha de esta etimología. La palabra Pirámide es la
griega Pyramis , idos : pero en antiguo griego la y se pronunciaba
como u; luego es menester decir puramis. Cuando los Griegos comen
zaron á frecuentar el Egipto despues de la guerra de Troya , no podian
tener en su lengua el nombre de un objeto nuevo para ellos ; y asi de
bieron tomarle de los Egipcios : claro está pues que la vozpuramis no es
griega , sino egipcia. Ahora bien , parece constante que los dialectos
del Egipto , que eran varios , tenian muchas analogías con los de los
paises vecinos , tales como la Siria y la Arabia. Bien es verdad que en
los idiomas de estos pueblos la p es una pronunciacion desconocida;
pero asimismo es un hecho que los Griegos al prohijar las voces bár
baras , casi siempre las alteraban y muchas veces confundian un so
nido con otro muy parecido : tambien es efectivo que en palabras
muy conocidas la p se encuentra tan constantemente tomada por 6,
que casi no se diferencia. En este supuesto , puramis se convierte en
buramis ; mas en el dialecto de Palestina bur significa toda especie de
escavacion en tierra, como cisterna, mazmorra, ó sea prision propia
mente subterránea, en una palabra, sepulcro. Véase á Buxtorf, Lexi
con Hebraic. Resta ahora el amis , cuya s final me parece una termina-
DEL EGIPTO. 2I7
La gran pirámide no es la única que se ha regis
trado : hay otra en Saqára que ofrece por dentro la
misma Configuracion. Hace algunos años que cierto
bey intentó abrir la tercera en magnitud , que se halla
en el local de Djizé , para estraer el pretendido tesoro.
Con este fin principió á derribar por el mismo lado y
á la misma altura en que está abierta la grande ; pero
despues de haber arrancado doscientas ó trecientas
piedras con afanes y gastos considerables, abandonó
sin éxito alguno su avariciosa empresa. Ignórase la
época de la construccion del mayor número de las pi
rámides ; la de la grande empero , es tan evidente que
jamas debió haberse puesto en duda. Herodoto la atri
buye a Cheops con tal individualidad de circunstancias,
que prueba que los autores que consultó estaban, bien
enterados 1 . Pero este Cheops , segun la nómina del his
toriador , la mejor de todas , resulta ser el segundo rey
despues de Proteo 2 , el cual fue contemporáneo de la
guerra de Troya; y por el órden de los hechos se evi-
cion sostituida á la t, que no era propia de la índole de la lengua
griega , pero sí constituia la oriental a-mit, es decir, del muerto; bur
a-mit, bóveda del muerto : de la sustitucion de s en t hallamos un ejem
plo en la voz atrivis , bien conocida por atrivit. A. los inteligentes toca
decidir si hay muchas etimologías que reunan tantos requisitos como
la presente.
1 Este príncipe, dice, reinó cincuenta años y gastó veinte en edifi
car la pirámide : el tercio de los habitantes del Egipto fue compelido
por levas al trabajo de labrar, trasportar y levantar las piedras.
* Es de advertir que si se escribiese el nombre egipcio citado por
los Griegos , con caracteres fenicios , nos serviriamos de las mismas le
tras con que pronunciamos Pharao; la o final es en hebreo h, que al
fin de diccion suele muy á menudo convertirse en f.
2I8 ESTADO POLITICO
ilencia que su pirámide fue construida por los años
de 1 4o á 1 6o de la fundacion del templo de Salomon ,
es decir, ochocientos cincuenta años antes de J. C.
La mano del tiempo , y mas todavía la del hombre,
que han asolado todos los monumentos de la antigüe
dad, nada han podido hasta aqui contra las pirámides.
La solidez de su construccion, y la enormidad de su
mole las han preservado de todo menoscabo, y pare
cen asegurarles eterna duracion. No hay viagero que
no prorumpa entusiasmado al hablar de ellas, y ese
entusiasmo no es exagerado. Diez leguas antes de lle
gar, ya empiezan á columbrarse aquellas montañas
facticias. Aparentan alejarse á medida que uno se les
acerca ; todavía nos hallamos á una legua de distancia,
y ya dominan de tal suerte la tierra que se cree estar
á sus plantas ; por fin se tocan , y no hay voces para
espresar la variedad de sensaciones que allí se esperi-
mentan 1 : la altitud de su remate , la inclinacion de su
pendiente, la amplitud de su superficie, el peso de su
1 Yo no conozco en París sitio mas á propósito para figurar las pi
rámides que el hospital de Inválidos visto desde el Cours-la-Reine '.
Como la longitud del edificio es de seiscientos pies , iguala exactamente
á la base de la gran pirámide : mas para representarse su altitud y
solidez , se debería suponer que la cara mencionada se elevase en un
triángulo , cuyo vértice escediese á la altura de la cúpula en dos ter
cios de esta (tiene trecientos pies) : ademas debe fingirse que la
misma faz se repite sobre cuatro lados en cuadro , y que la figura que
resulte, sea toda maciza, y no presente por afuera mas que un in
menso declive dispuesto por gradas.
* Esto es, Paseo de la reina , que forma parte de los Campos-Eliseos. Desde
allí se descubre al otro lado del rio aquel grandioso edificio en toda su lon
gitud. Nota del traductor.
DEL EGIPTO. 219
asiento , la memoria de los tiempos que recuerdan , el
cómputo del trabajo que han costado , la idea de que
estas inmensas rocas son obra del hombre tan pequeño
y tan débil que se arrastra á sus pies ; todo penetra el
alma y el corazon á la vez de asombro , de terror, de
humillacion, de respeto y admiracion; mas es preciso
confesar que muy en breve sucede otro sentimiento á
este primer trasporte. Despues de haber formado una
opinion tan sublime del poderío humano , si descende
mos á meditar acerca del objeto en que le emplea , ar
rojamos una mirada de pesar sobre la obra de sus ma
nos ; nos aflige el considerar que para construir un vano
sepulcro, ha sido forzoso atormentar veinte años á toda
una nacion ; gemimos reflexionando en el sin número
de injusticias y de vejaciones que han debido causar las
onerosas levas que se hacian para el acarreo , corte y
acopio de tantos materiales. Se enardece nuestro pecho
contra la estravagancia de los déspotas que mandaron
levantar esas bárbaras obras : este sentimiento nos
asalta mas de una vez cuando recorremos los monu
mentos del Egipto ; esos laberintos, esos templos, esas
pirámides en su maciza estructura , atestiguan mucho
menos el ingenio de un pueblo opulento y amigo de las
artes , que la servidumbre de una nacion atormentada
por el capricho de sus mandones. Entonces disculpa
mos á la avaricia, que violando sus tumbas, haya
frustrado sus esperanzas: entonces se tributa menos
lástima á esas ruinas ; y mientras el amante de las be
llas artes se indigna en Alejandría de ver aserrar las
colunas de los palacios para hacer ruedas de molino ,
2 20 ESTADO POLITICO
el filósofo, despues de aquella primera emocion que
causa la pérdida de todo lo bello , no puede menos de
sonreirse interiormente al contemplar la justicia oculta
del destino , que devuelve al pueblo lo que le costó
tantos afanes , y que somete á la mas humilde de sus
necesidades el orgullo de un lujo inútil.
Sin duda el interes por este pueblo mas bien que
por sus monumentos, es lo que debe inspiramos el
deseode ver pasarel Egipto á otras manos ; mas aun bajo
ese último respecto, seria siempre de desearse una re
volucion semejante. Si esta region fuese poseida por
una nacion aficionada á las artes imitativas , se encon
trarian en ella recursos para el conocimiento de la an
tigüedad , que ya el resto de la tierra no puede facili
tarnos; y tal vez se descubririan hasta libros. No hace
tres años que se desenterraron cerca de Damieta mas
de cien volúmenes escritos en idioma desconocido1, é in
continenti fueron quemados por orden de los jeques
del Cairo. El Delta, á la verdad , ya no presenta ruinas
muy interesantes ; porque los moradores todo lo han
destruido , ora movidos de la necesidad , ora de la su
persticion Pero el Said que es menos poblado, y la
raya menos frecuentada del desierto , todavía las ofre
cen intactas. Con especialidad debemos prometérnos
las de los oasis , esas como islas separadas del mundo
por un piélago de arena, donde no ha penetrado nin
gun viagero conocido desde Alejandro. Estas comar-
1 He sabido este hecho por los comerciantes de Acre , que le cuen
tan segun el testimonio de un capitan de barco de Marsella, que
entonces cargaba arroz en Damieta.
DEL EGIPTO. 221
cas , que antiguamente tenían ciudades y templos , no
habiendo sufrido las devastaciones de los bárbaros,
han debido conservar sus monumentos , por lo mismo
que su poblacion se ha depauperado ú estinguido;
y esos monumentos sepultados en las arenas, quedan
guardados como en depósito para la generacion veni
dera. Para ese tiempo , quizá menos remoto de lo que
se cree, debemos diferir nuestros votos y nuestras es
peranzas. Entonces se podrá escavar y registrar en
todos sus recónditos la tierra del Nilo y los arenales de
la Libia ; podrá abrirse la pirámide menor de Djizé ,
que para demolerla desde los cimientos , no se gasta
rían diez mil pesos fuertes ; y acaso tambien á esa
época debemos remitir el desciframiento de los gero-
glíficos , aunque creo puede conseguirse con los recur
sos que ya poseemos.
Pero baste de conjeturas : tiempo es ya de pasar al
exámen de otra region no menos interesante que el
Egipto , asi en lo antiguo como en lo moderno.
APENDICE

El primero de los dos manuscritos arábigos de que ha


blé, ( capítulo vn, Historia de los Mamelucos, en nota)
existe en la Biblioteca nacional , marcado con el n° 786.
Aparece haber sido compuesto en el año de 1620, por un
curial , el jeque Merei , hijo de Yusef el Hambalita.
Viene á ser una especie de crónica en el estilo de los
Orientales, que pinta consecutivamente, pero sin cohe
rencia en el discurso, los sucesos mas notables de los rei
nados de los príncipes, su advenimiento al trono , sus
guerras , fundaciones piadosas , su muerte y algunos rasgos
de su carácter. El autor comienza la serie desde los prime
ros califas, en cuya época se efectuó la conquista del
Egipto, hasta el bajá turco, que era en su tiempo virey
del sultan de Constantinopla. Formar un estrado circuns
tanciado de esta obra , sobre ser demasiado largo , seria
ageno de mi asunto. Bastaráme ofrecer los principales re
sultados, á saber: — que, desde la invasion de Amrú, lugar
teniente del califa Ornar, el Egipto fue gobernado por los
vireyes de los califas, sus sucesores, cuya residencia es
tuvo primero en Damasco, y luego en Bagdad. — Que uno
de dichos califas (Maimun) habiendo creado para sí una
guardia de esclavos turcomanos, esta soldadesca al fin se
posesionó de todos los empleos militares del imperio, y
del gobierno de las provincias. — Que un hijo de esos sol
dados esclavos, nombrado Ahmed-Ben-Tuton , se hizo in
2 24 APENDICE.
dependiente por los años de 872 , y formó un imperi
que abrazaba desde Rahbé , cerca de Mussel , hasta Berfe
ene
ría. — (El tributo del Egipto pasaba de seis millón*
ochocientos cuarenta y tres mil doscientos trece duros , '
habia siete mil yeguas de raza en las haras , esto es , ye
güerías de Ahmed.) — Que al cabo de treinta años volvi< m
el Egipto á poder de los califas, quienes, á pesar de lo
ocurrido, no procedieron con mas cordura. — Que en 9^4» j
un soldado aventurero, nombrado Akchid, se declara
tambien independiente, y mantuvo al pie de cuatro-
cientos mil hombres. — Que á su muerte, un esclavo
negro, llamado Kafúr, empuñó el cetro y reinó con
un tino sobresaliente. — Que despues de él, en 968, los
descendientes de Fátima y de Alí , reconocidos por
califas en Berbería, se apoderaron del Egipto, donde
reinaron bajo el nombre de falimitas. Que uno de ellos
fundó, en 969, la ciudad actual del Cairo: que esta familia
continuó reinando en una línea de príncipes , que , segun
advierte Merei , fueron todos locos furiosos , ó estúpidos.
— Bajo la dominacion de estos , se sepultó el Egipto en
un abismo de calamidades , pestes y carestías , de las cua
les duró una siete años. Con este motivo, hace el cronista
el cómputo de las hambres y pestes , y resultan veintiuna
en los ocho siglos corridos desde 635 hasta 144o-
Habiendo creado los califas de Egipto , a semejanza de
los de Bagdad , una guardia de estrangeros, presto fueron
como aquellos víctimas de la insubordinacion de dichas
tropas. Selah-el-din , curdo de estraccion, visir del postrer
fatimita, depone á su amo y funda la dinastía de A'iub, asi
llamada , por el nombre de su padre. — Él fue quien hizo
construir el pozo de escalera de caracol , nombrado pozo
de Josef. Su ejército constaba especialmente de caballeros,
qr en arábigo llaman serrádjin, de cuya denominacion
formaron los cruzados la palabra sarracenos. Reinó esta di
APENDICE. 225
f"?3tía ochenta.y cinco años, bajo la dominacion de diez
.. 1ltanes.
[Como la tropa, compuesta entonces de Mamelucos tur-
" 1manos, asesinase al último aiubita, empuñó el cetro un
5 j 1rcomano, por nombre Ibey , estableciendo asi la dinas-
a de los Mamelucos turcomanos. — En el corto reinado
el hijo de Ibey, Holagú-Kan y sus Mogoles destruyen á
'''Bagdad junto con el califato en 1258. — Levantada por
Qalaún , décimo sultan turcomano, una guardia de doce
' mil Mamelucos circasianos, comprados en los mercados
de Asia , se enseñorea de todo esta milicia , elige los prínci
pes, los destrona, los sufoca, etc. — Recayó la eleccion
en un gefe del tal cuerpo, nombrado Barquq, y da prin
cipio la dinastía de los Mamelucos circasianos ; á su falle
cimiento dejó en efectivo valor de tres mil setecientos no
venta y siete millones doscientos noventa y cuatro pesos
fuertes , y cerca de dos millones en muebles. — El vigésimo-
tercio de esta dinastía fue atacado por Selim II , quien des
pués de haberle matado en una batalla librada junto á
Alepo , persiguió en Egipto á su sucesor Tumán-bey, en
1 quien finalizó el primer imperio de los Mamelucos. — Su
mando la serie de estos príncipes, resultan cuarenta y ocho
' sultanes, de los cuales la mitad turcomanos, y la otra
circasianos, que solo reinaron por espacio de doscientos
sesenta y tres años : que de los veinticuatro turcomanos ,
once fueron asesinados y seis depuestos : que de los veinti
cuatro circasianos , á seis cupo la primera suerte y á once
la segunda , y que porcion de ellos no reinaron sino al
gunos meses : todos estos príncipes no se emplearon en
otra cosa que en hacer la guerra , en robar , arrasar , y luego
establecían fundaciones piadosas , como mezquitas , escue
las, etc. : que en tiempo del undécimo de la raza turcoma
na, estuvieron ya á punto de derivar el Nilo al mar Ijojo
por el pie del monte Moqattam ; mas fueron retraidos de
TOMO I. ~y l5
226 APENDICE.
la empresa , porque el presupuesto de los. gastos ascendía
á cuatrocientos cincuenta mil pesos fuertes. Por último
Merei presenta la nómina de los bajaes , que es muy poco
interesante, y concluye esponiendo los principios del go
bierno musulman , que se reducen al despotismo puro y
neto de derecho divino.
El segundo manuscrito, numerado 695, es un espejo 1 ,
ó sea pintura del imperio de los Mamelucos , sultanes
de Egipto , compuesto por Kalil , hijo de Cháhin el
Záher, visir del sultan Maley- el- ¿jeraf (octavo de la
dinastía circasiana).
Esta obra , de cuyo género no conozco ejemplar entre
los Arabes , es una especie de estadística del imperio de los
Mamelucos, en tiempo del escritor. En leyéndole, cual
quiera diria que ha descrito la corte de Luis XIV. — Solo
el índice de los capítulos bastará para que podamos gra
duar su mérito ; sin embargo , agregaré aquellas particula
ridades , que me han parecido mas curiosas é instructivas.
Despues de un prólogo en estremo enfático, á estilo mu
sulman, despues de la protestacion de costumbre, que no
hay mas que un Dios , y Mahoma es su único profeta , en
tra Cháhin á describir las eminentes dotes que deben cons
tituir el carácter de todo mortal, á quien la pluma del
destino ha trazado en sus planchas indelebles una carrera
gloriosa ; previene en seguida , que habiendo compuesto
primeramente un librote en folio, juzgó despues mas acer
tado reducirle á muy corto volumen (cosa digna de imi
tacion ); y procede á la tabla metódica de los capítulos.
Capitulo i. De los títulos que afianzan al Egipto la su
perioridad sobre los demas imperios de la tierra. — De
sus lugares de devocion y de peregrinacion. — De sus ma-

1 Esta es la espresiva palabra de que usa el manuscrito arábigo.


Nota del traductor.
APENDICE. 22Í
ravillas, asi antiguas como modernas. — De sus limites.
— De sus ciudades. — De sus fronteras. — De las provin
cias y paises que abraza su dominacion.
Capitulo u. Del poder soberano. —. De las cualidades
necesarias á un sultan. — De sus deberes. — De los dias
de gala y de ceremonias públicas. — De los uniformes de
cada clase de empleados inmediatos del sultan.
Capitulo m. Del comandante de los fieles ; de su clase;
de su estado. — De los grandes qádis ( jueces) , á quienes in
cumbe atar y desatar. — De los imánes. — De los aboga
dos y demas curiales y qádis particulares.
Capitulo iv. Del visir, á un tiempo primer ministro y
superintendente de las rentas del palacio del sultan. —
De la tesorería del sultan y de sus administradores. — De
los secretarios de estado, encargados asimismo del ramo
de cámara y del despacho. — DeL inspector general de las
tropas. — Del orador (ó primer abogado) del divan (con
sejo). — Del primer maestre de boca (repostero mayor) del
sultan , á cuyo cargo está la administracion del tesoro pri
vado y del real patrimonio, y en general, la de todas las
oficinas establecidas para los negocios de hacienda.
Capitulo v. De los hijos del sultan reinante , y de los
príncipes de sangre real. — Del regente. — Del vicege
rente del imperio. — Del maestre de cuadras (caballerizo
mayor). — Delos emires que comandan mil Mamelucos.
— De los emires de la música militar, con mando de cua
renta Mamelucos , y de los emires inferiores, con él de
veinte, diez, y cinco Mamelucos.
Capitulo vi. De los oficiales supremos de la corona , y
en general de todos los que desempeñan funciones públicas
y privadas cerca del sultan. — De los dependientes kavanis
y oficiales khassekis, sacados de entre los Mamelucos liber
tos , y que hacen en palacio las veces de gentiles-hombres
de cámara y de guardias de corps. — De su servicio, y de
i5.
228 APENDICE.
las guarniciones en que estan acuartelados y de faccion.
— De los palomares destinados á la crianza y manuten
cion de las palomas mensageras 1. — Del trasporte de la
nieve desde Siria á Egipto , y de las estafetas reales esta
blecidas en todo el imperio.
Capitulo vh. De las casas de las princesas , y del sota-
intendente ó veedor de los harenes. — De los eunucos y
criados libres , que hacen el servicio del serrallo. — Del
guarda trastos {trastero) de la corona. — De la armería. —
De los almacenes del sultan. — De los dos principales gra
neros reales, y de todo lo concerniente á este ramo de ad
ministracion , asi para la entrada como para la salida de
granos.
Capitulo viii. De los dependientes de la servidumbre de
palacio. — De la cocina. — De las caballerizas. — De la
halconera. — De las cazerías del sultan , y de los lugares
destinados al depósito de las redes y alojamiento de los pa
jareros fchucheadores) para la caza de las aves acuátiles.
Capitulo ix. De los inspectores del terreno (ingenieros),
encargados de entender en la construccion y reparacion
de puentes, en abrir canales, levantar diques y calzadas,
y dirigir todas las obras públicas en las avenidas y men
guantes de las aguas del Nilo. — De los gobernadores de las
provincias del Egipto. — De los comandantes particulares.
— De los empleados en las subdelegaciones de rentas de
las villas y aldeas , y del régimen establecido para la re
caudacion de impuestos.
Capitulo x. De los vireyes superintendentes en el go
bierno de las ocho provincias de Siria. — De los qádis su
periores. — De los emires, y demas oficiales empleados en
las capitales de dichas provincias. — Del número de giundis
y haigas que las guarnecen, y de los comandantes particu-

Palomas que sirven de correos ordinarios, Nota del traductor.


APENDICE. 229
lares de las ciudades y castillos que se hallan en este im
perio.
Cap1tulo x1. De los emires y jeques árabes. — De los
emires turcomanos y curdos al servicio del estado.—De las
espediciones militares. — De los campos volantes. — De la
conquista del Ye'men , del Diarbekr y de la isla de Chipre,
en el reinado del sultan Maley-el-Jjeraf.
Cap1tulo x11. Coleccion de algunos hechos históricos,
que á cada cual conviene saber y meditar, para deducir de
ellos reglas de conducta. Termina este capítulo con algunos
retazos de poesía moral, compuestos por Maley-el-Kiámel ,
príncipe soberano de la fortaleza de Heifa, y con una res
puesta de Maley-el-Ajeraf, á Mirza-Chah-Roy (hijo de Ta-
merlan ).
Cap1tulo 1. Secc1on v. Límites del Egipto. — Al S. los
límites del Egipto parten desde las riberas del mar de Qol-
zum (mar Rojo), cerca de la ciudad de Aidab, y compren
diendo el pais de los Haribs de Nubia, que principia en la
gran Catarata, detras de la serranía de Djenadel, van á
parar hasta los montes de Aden y las rocas de Habecha
(Abisinia). Sus confines al E. son el mar Rojo, cuya costa
es árida y llena de peñascos. Desde Suez se va ensanchando
dicha costa hácia el oriente. Su anchura máxima se halla
entre el estanque de Gorandel y el desierto de Tih. Aquí
está la frontera de Siria. Hácia el N. está ceñido por el
mar desde las ciudades de Záqat, Refah y Amedj, mas
conocida por el nombre de el-Arich, frontera de Siria en
el golfo de Gaza.
Por occidente, abraza el territorio de Alejandría, el pais
de Loíunetyde el-Amidain, hasta el Acabé (antiguamente
Cabathmus magnus, ó sea la gran bajada) inclusive; aquí,
desviándose la línea divisoria, y estrechándose sobre los
dos oasis, se aproxima al Saíd ( Alto - Egipto ) para jun
tarse con las fronteras del mediodía.
23o ' APENDICE.
El Nilo tiene su nacimiento en las faldas de los montes
de la Luna. — Por espacio de sesenta jornadas de camino,
corre por paises habitados. — Por espacio de otras diez,
por tierras estériles. — Una vez llegado á Nubia , la atra
viesa sesenta jornadas , pasa luego á los yermos ciento
veinte jornadas ; por fin vuelve á entrar en terreno fértil
hasta el mar, en el que desagua por las dos embocadu
ras de Damieta y Roseta.
Seccion vii. Del Cairo y sus arrabales. — El nuevo Cairo
(Masr-el-Qáhera) tiene doce millas (cuatro leguas) de
largo, desde Tár-el-nabi, hasta Sebáat-udjuh. En este espacio
se incluye el viejo Cairo (Masr-el-Qadim) y siete grandes
arrabales. El autor entra en minuciosos particulares acerca
de colegios, mezquitas, palacios, cotos, parques, etc. , y
compara cada arrabal con una ciudad principal del imperio;
uno equivale á Alepo; otro á Alejandría; cual állems; cual
á Acre : de cuyo cotejo deduce un total de setecientas mil
almas de poblacion en la capital : (he ahí, á mi ver, el orí-
gen de la opinion , que ha prevalecido hasta el dia, de atri
buir al Cairo tan inmensa poblacion ; ! pero cuánto han
cambiado los tiempos ! )
El viejo Cairo es el puerto del Alto-Egipto. En tiempo
del sultan Nadjm-el-din , se contaban en él hasta ocho
cientos bateles.
Seccion ix. Division del Egipto. — Divídese en catorce
provincias ; siete al mediodía y siete al norte. Cada
provincia tiene trecientos sesenta pueblos y muchas ciu
dades.
Miniet es la denominacion genérica de los puertos y ac
cesos del Nilo.
Manfalut, territorio desprendido de la provincia de
Usiút, con treinta aldeas, cosecha soberbio añil (en i442)-
Aquí es donde se deposita el tributo de esta provincia,
que asciende á un millon ciento y cincuenta mil ardebs
APENDICE. 23 I
de granos (cada ardebs equivale á ciento noventa y dos
libras ).
A tres jornadas al poniente de Usiút, cruzando por un
desierto arenisco y pedregoso, está el-Uah (oasis, ó sea
isla de arenaJ, asi llamada por el nombre de su cabeza de
partido.
Otra oasis del medio tiene dos aldeas , nombradas el
Qasr, y el-Hindan.
Otra, mas inmediada al Alto-Egipto, se llama Dakilé
( interior], y contiene dos lugarejos, cuyos vecinos viven de
cebada , maiz y dátiles.
Seccion xi. De la ciudad de Alejandría, — Alejandría es
el puerto mas frecuentado de los estrangeros; las naciones
francas tienen aquí cónsules, gentes distinguidas que sir
ven de rehenes al sultan. Cuando alguna de estas naciones
infiere agravio al islamismo, se hace comparecer á su re
presentante, y se le obliga á resarcir el daño. — La aduana
rinde mil dinars (mil cuatrocientos duros). Estramuros
de la ciudad , se ve la famosa coluna , que llaman el-Sanári ,
ó sea gran mástil. (Lo mismo dice Abulfeda : esta palabra
Sauári es la que algunos han tomado por Severo, empera
dor.) Yo he oido decir que un sugeto se había dado traza
para subirla y sentarse encima del capitel.
Capitulo iv. Del visir ó ministro supremo. — El visir es
un ministro con preeminencia sobre todos los empleados
principales. — Es de institucion divina, Aaron fue visir de
Moises.
El visir cela sobre todos los ramos del gobierno, sobre
todos los agentes de la administracion, cualesquiera que
sean; los pone y depone de sus empleos; los castiga y re
compensa.
Lleva cuenta de todos los ingresos y gastos del estado;
acrecienta la hacienda , no valiéndose de la tiranía , sino
de pulso y economía.
232 APENDICE.
Las entradas del imperio consisten en rentas fijas , pro
ductos eventuales, y derechos señoriales sobre los labra
dores. Las rentas fijas son : la tasa en dinero efectivo sobre
las tierras de labor; los derechos de aduana, de diez por
ciento en especie , sobre el comercio de introduccion y
estraccion ; el tributo de los pueblos conquistados , la ca
pitacion de los no-musulmanes, llamada karadje; los ar
rendamientos de monopolios, llamados paites; el diezmo
de los frutos de la tierra ; los impuestos sobre fábricas y
tiendas , y el quinto del botin legal.
Las rentas contingentes son : la vigésima en las heren
cias de los colaterales; las multas; el precio por la sangre
humana derramada 1 ; los impuestos estraordinarios y con
cesiones de feudos ; derecho á la herencia de los estran-
geros no naturalizados; los bienes mostrencos, los tesoros
descubiertos ; el diezmo de los rebaños pastantes y trashu
mantes , pero no de los animales domésticos.
Derechos señoriales sobre los labradores , á saber : i° de
recho de deslinde; 2o derecho de particion de un terreno
legado á diversos coherederos ; 3° idem de acrecentamiento
de tierras y pastos, por aluviones del Nilo; 4° idem de amo
jonamiento,, ó linderos de las posesiones; 5° idem sobre las
norias levantadas en el Nilo , para el regadío.
He ahí las rentas legales : coléctanse segun trámites fijos
en el pais, y estan destinadas á beneficio del estado; por
manera que el sultán no es mas que depositario de estos
fondos.
Asi como el visir cela sobre los empleados , el sultan
debe vigilar sobre el visir ; y este aconsejar al sultan , ad
vertirle y aun reprenderle.
Seccion h. La tesorería real es una oficina encargada de

1 Conmutacion de la pena de muerte en pecuniaria. Nota del tra


ductor.
-
APENDICE. 233
infinidad de ingresos por mayor y menor; y son los si
guientes :
1° Derechos en la frontera de Egipto que linda con la
Siria.
2° Derechos de entrada sobre cuanto se introduce no
solo en el Cairo sino en todo Egipto, escepto lo consignado
al tesoro privado.
3° Derecho á las sucesiones de los estrangeros,
4° Administraciones y estancos del Cairo, como son las
carnicerías, tenerías, almazaras (molinos de aceite), inge
nios de azúcar (trapiches); derechos sobrela introduccion
de víveres.
Derechos sobre los anatrones ó sodas de Terráné.
Derecho de Manfalut.
Derecho de investidura, y censos de feudos arrendados
ó de paises bajo la proteccion del gobierno de Egipto.
Derecho de limpia de canales , que deben hacer varias
provincias.
Provento de las cañas de atúcar y de las colqáz, culti
vadas de cuenta del sultan.
Producto de las granjas y jardines del sultan, mejorados
con pozos de noria.
De estos ingresos , la hacienda paga y costea :
1° La cebada para los establos del sultan.
2° La racion de las caballerizas de los correos.
3° La mesa de palacio.
4° Las reparaciones de las casas reales.
5° La carne y demas comida para los Mamelucos del sul
tan y toda su servidumbre.
6° El repuesto de sus despensas.
7° Las pensiones de caridad consignadas sobre las he
rencias de estrangeros.
8° La manutencion de los bueyes de los cortijos. — El
acarreo del trébol y paja para las caballerizas.
234 APENDICE.
En tiempo del sultan Barquq, ascendían los indicados
gastos á cincuenta mil dinars mensuales ( setenta mil
duros ).
El tesoro es administrado por un gefe y varios subalter
nos. Esta oficina tiene por alguaciles y porteros una cua
drilla de moros, que llevan y ejecutan las órdenes.
Seccion iii. Del primer secretario de estado, encargado del
despacho y cnancillería. — Este es un empleado de impor
tancia, es el sugeto de toda la confianza del sultan; debe
saber citar el Alcoran , las anécdotas de los reyes , las sen
tencias de los sabios, los hermosos versos de los poetas, etc.
Su arte consiste en hacer espresar al sultan en todos sus
escritos conjnobleza, tino, grandeza , ingenio, gracia y ele
gancia : al intento debe forjar frases rimadas y altisonan
tes; es de su incumbencia espedir los tratados de alianza
de los califas y sultanes; los nombramientos de los qádis y
gobernadores, las encomiendas de beneficios militares en
favor de los emires y djondis, etc., y finalmente las cartas
del sultan. •
Estas cartas tienen un formulario artificioso, segun la
categoría de las personas. Las que se dirigen á los subditos ,
se llaman mokátebát; las que se mandan á los estrangeros,
moráselát.
El mas alto tratamiento para con los estrangeros es el
de el maqám , el ááli.
El mas ínfimo es el madjlas , ó megeles, el ááli.
Para los súbditos el mas elevado es maqarr, el karim
( vuestra gracia ).
Despues maqarr el ááli ( escelencia ).
Luego djenáb-el-kerim (corte magnífica).
Despues, djenáb el ááli (corte eminentísima); por fin,
sadr el adjal (presencia augusta); hadrat (simple pre
sencia).
Seccion vi. Tesoro privado. — En este entiende un oficial
APENDICE. 235
mayor , que asimismo administra las tierras afectas al
sueldo de los Mamelucos del sultan , y varios ramos de ren
tas , cuya masa se denomina tesoro 'privado. Estos empleados
han solido adquirir grandes caudales.
De este departamento dependen ciento sesenta villas y
aldeas, á las cuales deben agregarse muchos paises que es-
tan bajo la proteccion del gobierno, y otros en arrenda
miento. Solo las villas de Menzalé y de Faraskut, rinden
cada una anualmente treinta mil dinars ( cuarenta y dos mil
duros), item los derechos de investidura de los gobernado
res de provincia , inspectores del terreno , comandantes de
villas y lugares y comisarios de policía. — Personas fide
dignas é instruidas me han asegurado que todo el tesoro
montaba á cuatrocientos mil dinars (quinientos sesenta
mil duros), y á trecientos mil ardebs (quinientos setenta
y seis mil quintales) de trigo, cebada y habas.
El gasto consiste en soldada y manutencion de los Ma
melucos del sultan ; cebada para sus caballos ; manutencion
de las princesas y el harem ; salario y sustento de toda la
servidumbre de palacio , etc.
Secc1on vh. Del real patrimonio. Este viene á ser la renta
propia del sultan ; comprende :
1° La aduana de Alejandría en cuanto al comercio de los
Francos.
2o Los derechos sobre las especerías procedentes de la
India.
3o La venta de los mugiles , y la de las -huevas de pes
cado en escabeche.
4o Derechos, sobre las artes y oficios mecánicos, taber
nas, bailarinas y prostitutas.
5o Derechos sobre los corredores é intérpretes.
6o Producto de los tejares y alfarerías.
7° Alquiler de los camellos para cabalgar de Alejandría
á Roseta.
336 APENDICE.
8° Aduana de las mercancías de la India, sita en el-Tor.
9" Derechos en Damieta sobre varios renglones , y entre
otros sobre las refinerías de azúcar.
10° El quinto del botin legal.
1 1° Arriendo del lago Semanaul y otros estanques.
12°, Derechos sobre Fúa , emporio de los Francos , cuando
era navegable el canal de Alejandría (en el año de 132o),
el cual ha cesado de serlo de ciento veinte años acá.
1 3" Derechos sobre las tierras de Brulos , Nesterúh y el
puerto de Roseta.
14° Aduanas del Sa'id (Egipto superior) sobre los Abisi-
nios que trafican en esclavos negros, oro en polvo, etc. ;
v paites (monopolios ó estancos) de sen y cañafístula.
1 5° Derechos de los campos protegidos , y de los arren
dados á los Arabes.
16° Producto de innumerables cortijos y fundos del real
patrimonio , regados por norias.
El alquiler de Fonduq-el-Kerim , edificio sito en el viejo
Cairo.
. Sucesion de todos los magnates , que fallecen en el Egipto,
sin herederos legítimos.
Beneficios de la casa de moneda.
Derecho de la ciudad de Berut.
Aduanas de las mercaderías de la India, acarreadas á
Bedr, á Honain y Buaib-el-Aqabé.
Ahora siguen los cargos :
1° Pertrechos de guerra para todas las espediciones.
2° Gasto de la caravana, y de la festividad del sacrificio.
3° Distribucion de las víctimas entre los oficiales mayo
res y menores.
4° Gastos de la fiesta pascual, del banquete y de los re
gocijos públicos.
5" Renovacion del vestuario y menage del harem.
6" Idem , del vestuario de los Mamelucos.
APENDICE. 237
7° Trage de honor para los oficiales supremos, los qádis
y emires de primera clase ; y para los káchefs. (En lia iran
todos los musulmanes estrenan vestidos , tanto ellos como
su casa ; cuyo estilo se llama kesué.)
8° Manutencion completa de los empleados en el im
puesto.
9" Abastecer el harem y serrallo de dulces, confituras,
sorbetes, frutas y otras golosinas.
10° Agasajos que se hacen á los soberanos.
1 1° Trage de honor para todos los empleados del impe
rio : (es práctica vigente en todo el islamismo el no confe
rir las plazas sino por el año corriente ; el agraciado paga
un donativo, ú propina du babuchas, ó sean chinelas : el
mas rico se lleva el cargo. ) Cada uno de estos trages di
fiere en forma, tamaño, color y riqueza , segun la gerar-
quía (en general el vestido es sumamente costoso, con
especialidad por las pieles ).
Secc1on v. Gran abogado del consejo. — Siempre que
ocurre algun asunto de gravedad , el sultan reune el con
sejo ( divan ) ; al efecto convoca al príncipe de los creyen
tes, á los cuatro grandes qádis, al visir, los emires de mil
caballos y al condestable.
Antes de entrar en la sesion, el sultan espone sus inten
ciones á un individuo de su confianza y elocuente , á quien
se le encarga presentar el asunto de la discusion, y satis
facer á todos los reparos que ocurran. El sultan guarda
silencio.
Se ha ideado este encargado con la mira de que el sultan
jamas resulte comprometido , y á fin de que se hagan las
objeciones con toda libertad, respecto á que cualquier error
que se deslice , ha de recaer precisamente sobre el abogado
ú relator.
Cap1tulo v. Los hijos del sultan son educados con es
238 APENDICE.
mero en el harem. Es costumbre antigua hacer encerrar á
todos los que existen al advenimiento de algun príncipe.
Malek-el'Ajeraf dió libertad á cuarenta ; pero murieron en
la peste del año de i429> que se llevaba hasta diez mil
quinientas caberas por dia.
Si el príncipe es menor de edad , entra á gobernar un
regente , con el nombre de nezdm-el-molk (el que pone or
den en el reino ). En caso de ausencia del sultan , toma el
mando un vicario , náieb-el-molk.
El gefe de los emires es una especie de condestable ; de
nominante atabek el ásáker.
Los emires se dividen en varias clases. Los de la primera
poseen cien Mamelucos , y comandan mil : su número
debería ser veinticuatro.
Los de la segunda poseen cuarenta Mamelucos : debe
rían ser cuarenta. La música militar toca á la puerta de sus
moradas á /1ásr(hora del tercer rezo) 5 consta de timbales,
tambores y clarines. Estos últimos instrumentos son de
fecha reciente.
Los emires de la tercer clase deberían ser en número
de veinte : cada cual tiene otros tantos Mamelucos.
Los de cuarta clase deberían ser cincuenta , y tener cada
uno diez Mamelucos.
Finalmente la quinta y última clase es de treinta emires ,
que cada cual tiene cinco Mamelucos de cortejo.
Entre dichos emires, unos tienen empleo efectivo en el
estado : otros, solo título y grado.
El ejército se divide en muchos cuerpos. Ka rabal Culi,
príncipe tártaro, habiendo enviado, muchos años ha, á
pedir un tributo , so pena de mandar contra el Egipto
veinte tumanes de caballeros (doscientos mil caballos) el
sultan, que en tiempo era, no le dió mas contestacion que
remitirle el estado siguiente de sus tropas :
APENDICE. 23g
i° Los djendis el halqa, ó escolta del sultan. — (Casa
real ) 24,000 caballos.
i" Mamelucos del sultán 1 0,000
Mamelucos de los emires 8,000
Gendarmas, ó caballería ligera en Da
masco 12,000
Mamelucos de los emires de Damas
co 3,ooo
Gendarmas en Alepo. ... 6,000
Mamelucos de los emires de Alepo . . . 2,000
Gendarmas de Trípoli 4,ooo
Mamelucos de los emires 1,000
Gendarmas de Safad 1,000
Mamelucos de los emires 1,000
Guarniciones de los castillos de Siria,
inclusos los Mamelucos 60,000

total i32,ooo caballos.

Arabes dominados.
Tribu Báli-fadl , hijos de Nuéir 24,000
Arabes de Hedjaz 24,000
Tribu del Aálí 2,000
Arabes de Iráq 2,000
— del Yemen 2,000
— de Djezire 2,000
— de Metruq 1,000
— de Djarm « ,00o
— Beni oqbé y beni Mehdi 1,000
— el Ornara i5ooo
— de Hindam 1,000

6 1 ,00o
2 4o APENDICE.
Suma de la vuelta 61,000 caballos.
— Aáid 1,000
— Fezárát 1,000
— Moharib 1,000
— Qaril 1,000
— Qattáb 1,000
— de Egipto junto 3,ooo
— Hauára 24,000
Turcomanos esparcidos en hordas, 6
campos por tierras de Siria" y el Diar-
bekr, segun consta de los registros, en
número de 180,000
Los Ochrán (no sabemos mas de estos,
sino que són otra casta de Turcoma
nos) divididos en treinta y cinco distri
tos , cada uno á razon de mil caba
llos 35,ooo
Curdos 20,000
Milicias del Egipto , al respecto de treinta
y tres mil villas y pueblos, y de dos
caballos por villa 66,000

total 526,000 caballos.


De los almacenes y graneros del sultan. — El sultan tiene
almacenes, donde se depositan todos los productos en es
pecie de sus aduanas, como pimienta, canela, especerías,
azúcares, maderas de construccion, etc.
Tambien posee dos graneros , que son dos maravillas.
En el uno , llamado Chiuán , se almacenan los gra
nos, trigo , arroz , leña, paja , etc. , para el consumo de pa
lacio.
En el otro, nombrado Hirá , se guardan los granos de
reserva , á que no se les pone mano sino en caso de nece
sidad ; á veces se prohibe la salida. Este granero bien re
APENDICE. . 24l
puesto, subviene en las carestías. De aquí salen las limos
nas. Hubo un año en que el beneficio de la venta subió
á trecientos mil dinars (de cuatro reales de plata cada
uno ).
Veintisiete pestes y carestías han afligido al Egipto en el
discurso de ocho siglos ; á veces sufrió tres plagas de estas
en veinticinco años ; y eso siempre en tiempos de revueltas
y de mal gobierno.
Capitulo ix. $ [. De los inspectores del terreno de labor,
Kocháf-el-Toráb. — Los inspectores del terreno son esco
gidos de entre los emires de primera gerarquía ; se les des
pacha anualmente á principios de primavera , á todas las
provincias del Egipto, para dirigir los trabajos necesarios
á la conservacion de canales , levantar diques y calzadas ,
y todo lo relativo á la creciente y menguante de las aguas
del Nilo.
El ramo de la real tesorería está encargado , por cuenta
de los fondos que percibe , de hacer ahondar ciertos cana
les del comun, á fin de facilitar el desagüe. Mas todo lo
concerniente á diques y calzadas necesarias á la solidez de
los puentes , debe costearse por contribuciones y derramas
sobre cada pueblo, habida consideracion á la fertilidad y
estension de su territorio. Desde que el Nilo principia á sa
lir de madre, se redobla la vigilancia en la conservacion
de diques, calzadas y puentes hasta que los campos esten
bien empapados ; pues si estas obras fueran arrastradas por
la corriente, derramando las aguas consecutivamente , de
jarían sin regadío comarcas enteras. Cuando mengua el
Nilo, es menester por el contrario, proporcionar el des
borde, á fin de poder sembrar las tierras en sazon.
Por lo que hace á los puentes establecidos para utilidad
local de ciertos pueblos, toca á los hacendados conser
varlas. Los inspectores nada tienen que ver en el parti
cular.
TOMO. I. l6
242 APENDICE.
§11. De los káchefs, ó inspectores de provincia. — Los go
bernadores del Egipto, denominados káchefs, eran ante
riormente en número de tres.
Uno mandaba desde los confines de Gizah hasta Gena-
del, esclusive. Nombraba siete emires, que administraban
bajo sus inmediatas órdenes las siete provincias meridio
nales (Heptanómis y Tebaida).
El segundo gobernaba la parte del norte ( el Delta ) , te
niendo asimismo siete emires á su mando.
Solo la provincia de Gizah estaba encargada al tercero.
Este era á veces emir de la primera clase y gefe de mil
caballos, asi como los dos primeros ; otras era algun emir
de la música militar.
De poco acá se han creado tres plazas de káchef, desti
nadas á la parte meridional; de las cuales, una es para
Faitím, otra para el Said inferior, y la tercera para el su
perior. Igualmente se ha dividido el norte en tres kachefatos.
El primero abraza las provincias del este (Charqié); el
segundo la del oeste (Garbié); y el postrero, la Behiré,
ó sea provincia del Lago , que desde tiempo inmemorial
ha formado gobierno aparte. .
Mas , si me es lícito dar mi dictámen , semejantes dispo
siciones son menos favorables al baen orden que las ante
riores.
Dividiendo los empleos, se ha minorado el poder é in
flujo , que concentrados antes en pocas manos permitían á
los comandantes desplegar aquel boato y magnificencia
que siempre infunde respeto á la muchedumbre.
Anteriormente , cada vez que un káchef del Said ó del
norte hacia la visita de su distrito , el sosiego precedía á sus
pasos, y su sequito de mil caballos ocasionaba una circula
cion de numerario, que vivificaba el comercio y la agri
cultura.
Todavía los káchefs suelen nombrar encargados de entre
APENDICE. 243
los emires subalternos ; pero el nombramiento de la ma
yoría de ellos ha recaido en poder del administrador del
tesoro privado (ustadarj, quien vende estos empleos, y
paraliza el poder de los káchefs.
§ ni. De los funcionarios en cada pueblo , y de la recauda
cion del impuesto. — En cada ciudad , ó villa principal, hay
un qádi , un recaudador de los derechos de la real tesore
ría, otro del tesoro privado , otro para el real patrimonio;
item, un comisario de navegacion (del Nilo), un oficial
militar para la policía, un asentista adjudicatario, un
inspector de canales ; y sindicáis procuradores, semejante*
en sus atribuciones á los burgo-maestres de Holanda.
Antiguamente, el impuesto solo se colectaba en especie;
hace mucho tiempo que todo es por arriendo , y los contra
tistas adjudicatarios de los pueblos tienen sus casas bajo un
pie de opulencia , que muchos reyezuelos de Asia no viven
con tanto esplendor.
Los asentistas de Menzalé y de Faraskur exhiben en las
cajas del real patrimonio , Cada uno de por sí treinta y
seis, mil dinars 1.
Los demas pueblos , muchos de los cuales rinden de doce
á veinte mil dinars, estan igualmente arrendados por su- .
mas inalterables2.
Las tierras afectas al peculio de los djendig, estan divi
didas por kiráts; y cada kirat está valuado en mil dinars,
cerca de dos mil doscientos duros.
Capitulo x. Administracion de las provincias.
1° Provincia de Damasco.
* Cerca de ochenta y siete mil cuatrocientos duros. -— En 1 780 ,
Murad-bey sacaba de Faraskur cien mil patacas, ó sea ciento y
cinco mil duros.
' He ahí el motivo por que todo prosperaba; pues en variando
anualmente el impuesto sobre raices , se amortece la industria , y se
arruinan los estados. Nota de Volney.
244 APENDICE.
2° Karak.
3° Halab (Alepo).
4o Tarábolos (Trípoli ).
5° Homs ( Hems ).
6o Lafad. •
7° Gazzah (Gaza).
La primera y mas considerable provincia de Siria es la
de Damasco. Su virey (kafil) ostenta un .aparato que com
pite con el del sultan á quien representa. Dispone á su
albedrío de todos los .empleos civiles y militares de su go
bierno.
Los oficiales mayores militares son el emir generalísimo
de las tropas, el gefe de los porteros, doce emires de pri
mera clase, veinte de segunda , y sesenta de diez y de cinco
Mamelucos.
El tribunal de justicia consta de cuatro supremos qádis
de las cuatro escuelas ó sectas ortodoxas , y cada cual nom
bra sustitutos en Damasco y demas ciudades de la pro
vincia, para entender asi en' lo civil como en lo criminal. -
Los empleados superiores de pluma (mobácherin), son:
el secretario dei despacho, el inspector general del ejército,
el ustadar ó tesorero privado , el del real patrimonio , el de
la tesorería real , y el visir.
Los agentes ejecutivos (arbab-el-uaza'ief) son dos inspec
tores con honores de káchefs, que hacen la visita ó vuelta,
turnando entre sí; los emires de los distritos, los coman-
dantes de. plazas, el aposentador mayor, el tr1buno del
ejército, etc., casi como en el Cairo.
El castillo de Damasco está confiado al lugarteniente
del sultan y á siete oficiales porteros (capidjis).
Por lo que hace á los djendis de guarnicion en la provin
cia, deberían ser doce mil, de los cuales dos mil cerca del
virey; el resto distribuido con los emires, por escuadrones
de quinientos hombres, y no de mil como en Egipto.
APENDICE. 2^5
Karak ocupa el segundo escalon en orden á provincia.
Es costumbre escribir al virey en papel encarnado; porque
habiendo un sucesor de Seláh-el-din repartido su imperio
entre tres hijos suyos, á saber, á uno le asignó el Egipto;
á otro la Siria, desde Bisan hasta el Diarbekr; y al pos
trero el resto de Siria y Karak; se ha trasmitido el ceremo
nial de estos sultanes á sus vireyes.
De algun tiempo acá no tiene Karak por gobernador mas
que dos capidjis ; por tribunal dos qádis, y por guarnicion
algunos Mamelucos y babritas (gente de mar), con un
príncipe árabe que manda todas las tribus del distrito.
'Los otros cinco gobiernos son administrados bajo el
mismo sistema que el de Damasco, aunque no con tanto
fausto y gastos : el de Hama estaba destruido desde aquella
fecha.
Hay fortalezas y castillos con emires particulares. Sus
guarniciones constan de un teniente del sultan, un cuerpo
de babritas retirados, un gefe de día, un tribuno del ejér
cito, algunos Maníelucos del sultan, porteros y porcion
de soldados del pais que montan la guardia. (El autor
ignora si Malatié debe mirarse como fortaleza, ó como ca
pital de provincia.) Allí es donde mandaba Doqmaq, de
quien fue esclavo Malekrel-acheraf (amo del visir autor).
Capitulo xi. De los emires y jeques árabes, turcomanos
y curdos. — Los Arabes diseminados por las tierras de
Egipto y Siria , se dividen en tribus , cada una con su emir
correspondiente. Este emir tiene bajo de sí jeques encar
gados de la conservacion del órden y de la recaudacion de
las contribuciones, de que son contratistas, cada cual en
su respectivo distrito.
§ 1. De tas espediciones militares. Distínguense dos espe
cies de espediciones (tedjárid), una contra el" estrangero ,
otra contra el subdito rebelde. En ambos casos, se com
pone el ejército de tropa de caballería, y archeros de á pie ,
248 APENDICE.
trigo candeal , cebada , habas , lentejas , garbanzos , ar
roz , etc. , asciende á cuarenta y ocho mil ochocientos
ochenta ardebs (cada ardeb pesa dos quintales menos ocho
libras).
Dichos terrenos rinden ademas en censos pecuniarios,
setenta bolsas (diez y siete mil cuatrocientos duros).
Agréganse á esta suma otros ramos de réditos provenien
tes de raices, impuestos en diversos fundos por varios sul
tanes , bajaes y particulares , asi en tierras como en casas y
tiendas ; á esto llaman el surer. Las limosnas montan , se
gun Mohammad-ben-ezháq , á ciento sesenta y cuatro bol
sas (cuarenta y un mil duros). Mas por las partidas de las
cuentas solo resultan ciento cuarenta y una bolsas.
A lo que deben añadirse mandas semejantes hechas
en Natolia (Rum-ili), Alepo ^ Damasco y demas paises
musulmanes ; total que constituye una riqueza enorme en
pro de la Meca y^ Medina.
Soliman estableció asimismo ochenta camellos de dota
cion , para los pobres que quieran hacer la romería.
Palomares para los pichones de mensage. — Háilanse si
tuados estos palomares en torres construidas de trecho en
trecho en todo el ámbito del imperio, con' la mira de celar
sobre la seguridad y quietud pública.
En Mussel fue donde primero se sirvieron de palomas
para el porte de cartas 1. Luego que los Fatmitas invadie
ron el Egipto, establecieron "estos correos aéreos, tomando
el negocio con tal calor , que destinaron fondos especial-
1 Llamábanlas batáiq , y eran cartas de aviso liso y llano ; se ataban
bajo el ala : fechábanse con especificacion del lugar, dia y hora , des
pachándolas por duplicado : una vez Ueglda el ave, la conducia el
centinela al sultan quien con su propia mano desataba el papel.Las
palomas bien adoctrinadas no tenian precio. Estos establecimientos
eran sumamente costosos pero tambien eran utilísimos. Llamaban á
las palomas ángeles de los reyes.
APENDICE.
mente para este objeto. Entre otros registros de la oficina
del ramo, habia uno en que se hallaban clasificadas las
castas de palomas reconocidas por mas á propósito para
el caso. El virtuoso Madj-el-din Abd-el-Dáher compuso un
libro sobre la materia , titulado Tamáin-cl-Hamáin ; esto
es, Amuletos de las palomas.
Mucho tiempo ha que estan destruidos los palomares del
Sa'id, de resultas de las conmociones que han arruinado el
pais ; subsisten empero los del Bajo-Egipto (en i45o);y
he aquí un estado de ellos, inclusos tambien los de Siria.
Nota.: Que las distancias han sido agregadas por el tra
ductor , segun Danville , y segun sus propios datos.

§ I. Correspondencia del Cairo con Alejandría.

PALOMARES.

Castillo de la Montaña (en el Cairo) e


Monuf- el-uliá .' 3g
Damanhur-el-uáhech 45
Skandarié ( Alejandría ) 36

120
§ II. Del Cairo á Damieta.

Castillo de la Montaña o
Torre de Beni óbaid 36
Echmum-el-rommán 36
Duutriíát ! 3o

102
§ III. Del Cairo á Gazzah.

Del Cairo á Bilbais 27


25o APENDICE. •
Suma de la vuelta 27 millas.
De Bilbais á Saléhié 27
De Saléhié á Qátia 43
De Qátia á Varrádé 48
De Varrádé á Gazzé 1 81

225

§ IV. De Gazzé á Jerusalen, un palomar. ... 81


En Nablus, otro idem 36
• ,117

De Gazzé á Habrán 3o
En Sáfie, sobre un riachuelo de este nombre. 45
EnKarak 48

123
§ Y. De Gazzé á Safad.
En el-Qods (Jerusalen) 48
En Djenin 3o
En Bisan 24
En Safad il\r •

126

§ VI. Le Gazzé á Damasco , siete palomares.

De Gazzé á Jerusalen , un palomar 48

1 El traductor cree que se ha omitido un palomar en el-Arich, res


pecto á ser la distancia harto grande y por consiguiente muy molesta
para el trasporte de las palomas.
APENDICE. 25l
Suma de enfrente .... 48 millas.
En Genin 3o
En Bisan 24
En Táfés '. 3o
En el-Sánemain '. 24
En Damasco. . . : • • 3o

186
De Damasco á Balbek , un palomar. . . 48
De Damasco á Halab, siete palomares.
En Damasco, un palomar '. . . <
En Cara . 45
En Heins , 36
En Hama .' 24
En Marra 3o
En Kan-tunám , 3o
En Halab 28

193

De Halab á Behesna, cuatro palomares.



En Halab
, En el-Biré , banda orientaj del Eufrates 66
En Qalát-el-Rum 27
En Behesna.. 45

138

De Halab á Rahabé, cuatro palomares.

En Halab '
En Qábáqíb. •• 75 '
252 APENDICE.
Suma de la vuelta millas.
En Tadmtír (Palmira) 7^
Enel-Rahabé 108
258

De Damasco á Tarábolos ( Trípoli) , cinco palomares.

En Damasco 1
En Saida 63
En Berut ' 24
EnTerbelé ••• 3 o
En Tarábolos . * t 24
4i
Tales son los palomares mantenidos en el imperio, para
la celeridad en la remision de pliegos de oficio. Cada uno
tiene su director y sus celadores, quienes aguardan por
turno la llegada de las palomas : hay ademas criados y
muias de carga destinados á cada palomar, para las muda-
' das respectivas de las palomas. El gasto total no deja de
ser bien subido.
«
DE LA CONDUCCION DE LA NIEVE, Y DE LAS REMUDAS
DE HEDJINES DESTINADOS AL EFECTO.

Antes del sultan Barquq, venia la nieve de Damasco al


Cairo en barquillas, que partian de Saida y Berut para
Damieta, donde se trasbordaba en botes menores, que la
llevaban liasta Bulaq. De aquí la trasportaban en came
llos al castillo, donde se guardaba en sótanos. En tiempo de
Barquq, y aun despues, se despachaba en hedjines (dro-
1 Es de suponer que se ha omitido aquí un palomar en las mon
tañas . . a
APENDICE. 253
medaños), dándose setenta viages desde i" de junio hasta
3o de octubre uno cada cincuenta y cuatro horas.
Diariamente parten de Damasco cinco hedjinet cargados
de nieve, y guiados por un práctico y un correo portador
de órdenes al lugar de la parada. En cada parada se man
tienen seis hedjines de remuda.
Las paradas son las siguientes :
De Damasco á el-Sánemain. . . «. 3o millas.
— á Tafés ". » 24
— á Erbed 18
— á Djenin. . . . .' 36
— á Qáqun. .. ; 18
— á Ludd 18
— á Gazzé 36

180
— á el-Arich 5y
— á Uarrádé 24
-- á Mutailem • ■ • 24
— á Qátié 24
— á Saléhié 4^
— á Bilbeis 24
— al castillo del Cairo • — 27

222

Postas de á caballo, llamadás bartd.

El gobierno tiene establecidas postas en los caminos


principales del imperio, á saber:
(Debe advertirse que por baríd (carrera) se entiende un
trecho de dos á cuatro leguas (una parada).
La legua consta de tres millas; y esta de tres mil codos,
medida de el-Háchim, una delas primeras tribus árabes.
254 .APENDICE.
El codo es de veinticuatro dedos : el dedo , de seis granos
de cebada por lo ancho : y el grano, de seis pelos de la
cola de un mulo.

Ruta del Cairo al Sa1d.

Del Cairo á Gizah , cruzando el Nilo ' 1 5 millas.


— á Bernecht . . . .' 15
— á Miniefel-Qáid 18
— á Uena 18
— á Siátem .' >8
— á Dehrut ' 15
— á Iqlosena 18
— á MinietEbukasib 18
— á Achmunain • 15 •
— á Dehrut-el-Cherif.' 12
— á Menhi 12
— á Manfalut 12
— á Usitít 13
— á Tima 21
— áMaragat '. 12
— á Belensun 12
— á Djirdjé 12 t
— á Belienet •. . • 15
— á Hú , 21
— á Qóm-el-Ahmar 12
— á Derenbe ' 15
,— á Rus , atravesando el Nilo 12
— deKusáHedjré 15
— á Edua 15
— á Esna, posta doble 24

385
APENDICE. 255
Aquí terminan las paradas. Para continuar el camino, se
alquilan cabalgaduras á particulares.
De Esna se pasa á Aidab en el mar Rojo, lugar de depó
sito del Yemen y de Habach (Abisinia).
Del Cairo á Scandarié , hay dos caminos ; uno por el
Delta, cruzando por poblado, y otro por el desierto, á
izquierda del rio.
Por el Delta, hay del Cairo á Kaliüb 9 millas.
— á Monuf. 18
— á Mohallet-el-Marhum , 24
— á Nahararié. . , 24
. — á Turkmánié '. 24
— á Scandarié 24

123
Por el desierto, ó camino enjuto, hay del Cairo á Djazi-
ret-el-Qit 18 millas.
— á Uardan 12
— á Terráné 12
— á Zauiet-el-Mobarek 12
— á Damanhur 21
— á Luqin 18
— á Scandarié ^4

"7
Del Cairo á Dumiát.

Del Cairo á Kaliúb 9


— á Bilbais 18
— á Saléhié , 24
— á Sádié. 12
— á Bainunet 12

75
a56 APENDICE.
Suma de la vuelta 75 millas.
— á Achmun-el-Rummán
— á Faraskur • 21
— á Dumiát 9

"7
Del Cairo á Gazzé.

Del Cairo á Sádié, arriba dicho . . . .' 63


— á Gorábi 18
— á.Qátié .' ; 12
— áMáán • • 12
— á Motáilem 12
— áSeuádé ? 12
— á Uarrádé. 12
— á Bir-el-Qádi .' 12
— á el-Arich 1 12
— á Karriobé 12
— á Sáaqa 12
— á Refah 9
— á Salqa 12
— á Gazzé 12

222
De Gazzé á Karak.

De Gazzé á Belaquis 12
— á Habrún 18
— á Djenba 12
— á Zuair 18
— áSafié • ' 15
— á Kafar -. . . 24
— á Karak 21

120
APENDICE. a5y
De Rarak á Chubak , estremidad setentrional de la
Arabia Petrea, no hay mas de tres paradas en cerca de
noventa millas.

De Gazzé á Damasco.

De Gazzé i Djenin 12 millas-


- áBait-Derás. . 12
- áLudd 12
- á el-Udjaá 6
- áTiret 6
- á Qáqun ®
- á Fámié •' • 9
- á Djenin (en Safad) •. • • 9
- á Hettin 6
- á Zerin • 6
- á áin-Djalut 6
- á Bisan 6
- áErbed ■ 12
-áTáfes 18
-áRás-el-Má 12
- áel-Sanémain 12
-áGabágib 12
- áKesué 9
- á Damasco °

180

De Damasco á el-Biré , sobre el Eufrates.

De Damasco á Kusair al N 9
— áQatifé,alE 12
%
11
TOMO I. «7
2 58 APENDICE.
Suma de la vuelta 21 millas.
— áEfteraqalN 6
— á Rastel 9
— áQara 9
— áGasulé 12
— á Semsin 12
— áHems 12
— á Rusten 12
— á Hama ••• 12
— á Latmin 9
— á Djerabolos 9
— á Marra 12
— áEbad 12
— á Emár 12
— á Kinesrin. 9
— á Halab 12
— áel-Bab 3o
— á Bait-Beré 3o
— á el-Biré , 15

255

De Damasco á Djabar, baluarte del imperio sobre el


Eufrates.

De Damasco á Homs (véase arriba) 81


De Homs ácia el E. á Masná i\
— á Qarnain 18
— á el-Baida 24
— á Tadmúr 24
— á Kerbe 24
— á Sakné 18
APENDICE. 2t59
Suma de enfrente ii3 millas.
— á Qabqab - • 18
— á Kauamel ^4
— áRahabé A
— áDjabar lio

38c,
De Damasco á Safad.

De Damasco á Buraid , N.-O 12


— á Qulus • 12
— á Oraimbé 18
— á Nuran *
— á Djabb Yuscf «
— á Safad 12

84
De Damnsco á fieiut.

De Damasco á Kan-Maiselun 12
— á Harin, sobre el Qasmié 18
— á Saida , por el Líbano 33
— i Berut 24

87
De Damasco a Balbek.

— áZebdani i5
— á Bura 12
— á Balbek i3

4o

17-
a6u APENDICE.

De Damasco a Tarábolos.
De Damasco á Gazubé (véase camino de Ha-
lab. ) 55 millas.
— áQadis 18
— á Aqmar 21
— á el-Akra 18
— á el-Arká 13
— á Tarábolos 15

13g
De Damasco á Karak.

De Damasco á el-Qatibé 12
— á Barádié 18
— á Bordj-el-Abiad 18
— á Hosban 18
— á Qanbes 24
— á Dibián 24
— á Qaté-el-Modjeb 24
— á Safra 24
— á Karak 24

186
De Halab á Behesna y á Qaisarié (Cesaréa) , frontera
del imperio en Armenia.
De Halab á el-Semúqa 10
— á Istidra 12
— á Bait-el-Fár 18
— á Antab 12

53
APENDICE. 2&I
Suma de enfrente 5a millas.
— áDair-Kún. 9
— á Qúna. . . . 12
— á Arban. . . la
— á Behesna. . 9
— á el-Qaisarié 12o

a16

Desde el año de 14>a cesó el gobierno de mantener re


mudas de Bebesna á Qaisa1 ié.
Continua el autor en las secciones doce y trece tratando
de la Siria estensa é interesantemente ; pero es demasiado
largo de trasuntar: nos contentaremos con indicar que, de
acuerdo con los geógrafos musulmanes, divide la Siria en
cinco regiones. •
1° La Palestina , desde el-Añch hasta Ladjun , junto al
Qarmel (el Carmelo).
2° El Haúran , pais variado de llanuras y montañas ,
cuya capital es Tabarié.
3o El Gutáh (ó pais hueco) : ciudades principales; Da
masco , Trípoli , Safad y Balbek.
4° El pais de Hems , donde no se crian ni alacranes ni
serpientes.
5° El Kinesrin , que .tiene por capital á Halab , y por
dependencias á Serbin, Antioquía, Rama, etc.
Segun el plan administrativo del imperio , está repartida
la Siria en seis provincias , las que llevan los nombres de
sus respectivas capitales.
Llámase la primera , provincia de Gaza, ciudad situada
en un llano fértil. El distrito de Karak, nombrado tam
bien Moab, está por separado, y comprende desde Ula,
en la Arabia Petrea , hasta el arroyo Zizalé , el que desagua
en el Jordan : es un espacio de veinte jornadas de camellp
26z APENDICE.
(á seis leguas por jornada). El pais tiene muchos pueblos;
pero hay escasez de agua en los caminos, y crecido número
de desfiladeros entre las rocas , en los cuales un solo hom
bre es capaz de detener á un centenar de dragones. — Ra-
rak es de las ciudádelas mas fuertes que se conocen ; jamas
se ha podido tomar á pura fuerza.
La segunda se llama provincia de Safad, y contiene
mas de mil doscientos lugares. Hállase la ciudad en una
situacion amenísima, sobre el lago de Tabarié, defendida
por una escelente fortaleza. Súr (Tiro), dependiente de
ella, no pasa de un lugarejo miserable.
La tercera, ó sea provincia de Damasco, es la mas rica
asi en producciones de todas clases, como en número de
aldeas. El autor le cuenta mil ochocientas, y eso que omite
las de varios distritos.
La cuarta , ó provirlcia de Trípoli , contiene mas de tres
mil lugares : Hesn-el-akrad , fuerte castillo , le sirve de con
fín al E.
La de Hama , que es la quinta , abunda en pueblos y cas
tillos : el de la ciudad capital fue destruido por Tamerlan.
La sesta llamada de Halab , es dilatadísima y rica en
sumo grado. El castillo de Halab es obra de manos de hom-
bt-es ( quiere dar á entender el montecillo sobre que se halla
el castillo ).
De Halab dependen : Anúoquld sobre el Orontes ; Djabar
sobre el Eufrates ; Rahbé al S. de Djabar en la banda orien
tal del propio rio ; Sis en Armenia, poblado de cristianos;
Tarsus, á orillas del mar, frente á Chipre ; Biré sobre el
Eufrates, donde hay un puente de bateles y considerable
número de Castillos y ciudades importantes; todo lo cual
lo describé el autor muy menudamente. (De manera que
etl esa e'poCa , es menester suponerle á la Siria por lo bajo
veinte mil pueblos , entre ciudades y aldeas ; y graduando
unos con otros , á razdn de trecientas cabezas , tendremos
APENDICE. 263
seis millones de habitantes : estado por cierto bien dife
rente del actual, y á mi ver, muy inferior al antiguo, en
tiempo de Tito y Vespasiano.
Cierro mi estracto con algunas ideas del visir Cháhin ,
acerca de los principios de la soberanía.)
Cap1tulo 11. Secc1on 1. Del poder soberano. El poder so
berano es un destello de la divinidad. Si reina el buen or
den, si se castiga la sedicion y la licencia, etc.; todo es
efecto milagroso del sagrado carácter impreso en la frente
del déspota (sultan, ó dueño absoluto).
El blanco de la suprema potestad es la conservacion de
los individuos y el auge de la pro comunal , por medio de
un gobierno justo. El sultan debe manejar con pulso el sa
ble que Dios ha puesto en sus manos, para defender el
imperio , dar valimiento á la religion y hacer guardar las
leyes divinas y humanas. (Merei, el historiador jurista pre
citado , repite á cada paso que es precepto de la ley hacer
guerra á los infieles. — Que en las ciudades conquistadas,
no se les debia permitir que edificaran nuevos templos ,
ni que reparasen los viejos. — Que mas valdría demoler
los todos , sin escepcion. )
Asi como Dios ordena al sultan trabajar en la felicidad
de los subditos, asi tambien manda á los subditos obedecer
y acatar ciegamente al sultan , ejecutar sus mandatos sin
bosticar ; por ser depositario de la ley de Dios y del pro
feta.
El profeta recibió del mismo Dios el imperio universal
del mundo ; su potestad respecto á las leyes y al sacerdocio,
se han trasmitido á sus sucesores de mano en mano hasta
el dia de hoy, como igualmente al emir-el-Mumenin , quien
confiere al sultan la investidura , de acuerdo con los jueces
supremos, los doctores de la ley, los empleados principales
dela corona y comandantes del ejército.
A virtud de esta sancion , se erige el soberano electo en
264 APKNDICK.
dueño del erario , generalísimo de las tropas , gobernador
de las plazas, administrador de todos los negocios del im
perio; debiendo cada individuo cifrar su gloria en aca
tarle.
Seccion ii. De los deberes del déspota. — (Este capítulo
es un verdadero catecismo de moral cristiana. Debe el sul
tan ser piadoso y timorato , practicar los actos de religion
en presencia del pueblo; es de su deber domeñar el orgullo,
el engreimiento, la avaricia, la mentira; reprimir la có
lera, presentar un semblante digno, serio, respetable; ha
de ser sufrido, justo , equitativo; en suma, debe ser el com
pendio de todas aquellas prendas del corazon y del enten
dimiento, que en cualquier clase de gobierno, constituyen
el arte único de gobernar , en cuanto dice relacion al indi
viduo, mas no en cuanto á las bases del contrato social.)
Seccion iv. Obligaciones de los subditos. — Redúcense al
profundo respeto hacia el sultan , ciega ejecucion de sus ór
denes, entera adhesion á su servicio, y aconsejarle para bien
obrar. El punto cardinal del gobierno es que ninguna clase
ni individuo, cualquiera que sea, salga de los límites que
les estan señalados.
ESTADO FISICO

DE LA SIRIA.

CAPITULO PRIMERO.

GEOGRAFIA É HISTORIA NATURAL DE LA SIRIA.

Saliendo del Egipto por el istmo que separa el Africa


del Asia, si seguimos la ribera del Mediterráneo, se en
tra en otra provincia de los Turcos, conocida entre
nosotros con el nombre de Siria. Este nombre, que
como otros infinitos, nos le han trasmitido los Griegos,
es una alteracion del de Asiría , introducido entre los
Jónicos , que frecuentaban aquellas costas , despues
que los Asirios de Ninive redujeron esta region á pro
vincia de su imperio1. Por este motivo, bajo la deno
minacion Siria, no se incluia al principio toda la esten-
sion que abrazó despues. Antiguamente no comprendia
ni la Fenicia ni la Palestina. Sus actuales moradores,
que segun el uso constante de los Arabes , no han adop
tado la nomenclatura griega, desconocen el nombre

1 Es decir, por los años de 75o antes de J.C. Esta es la razon porque
Homero , que escribió á principios de aquel siglo , no la ha citado ,
aunque hace mencion de los habitantes del pais, sirviéndose del
nombre oriental Arcan, alterado en Arimeen y Erembos.
266 ESTADO FISICO
Siria 1 ; y le han sustituido el de Barr-el-Chám 2 ; que
significa pais de la izquierda; y con esta espresion desig
nan todo el espacio comprendido entre dos líneas tira
das , la una de Alejandrela á la Eufraya , y la otra de
Gaza al desierto de Arabia, confinando al E. con el
mismo desierto , y al O. con el Mediterráneo. Esta de
nominacion de pais de la izquierda, por el contraste
con la de Yamin, p de la derecha, indica que habria por
cabeza de partido un lugar intermedio, que debe ser la
Meca ; y por su alusion al culto del sol 3, descubre un
origen anterior á Mahometo, y al mismo tiempo la
existencia de ese culto ya conocido en el templo de la
Kiabé.

1 Sin embargo, los geógrafos le citan algunas veces escribiendo


Suria, conforme á la traduccion constante de iay griega en u arábiga.
2 Pronuncíese Cl1ám, y no Kam; regla general, en los vocablos
árabes que yo cite escritos con ch, pronúnciese esta letra como en
frances en la voz charme, aunque esté en fin de diccion. Danville es
cribe Shám; porque sigue la ortografía inglesa, en la cual sh, es la ch
francesa : el-Chám simplemente es el nombre de la ciudad de Da
masco , que era reputada como la capital de Siria. No sé porque Sa-
vary ha agregado una s, escribiendo el-Chams, que quiere decir
ciudad del Sol.
3 En la antigüedad , los pueblos que adoraban el Sol , como le ren
dian su homenage al momento de salir, se suponian siempre con el
rostro vuelto al oriente : en este caso , el norte quedaba á la izquierda,
el mediodia á la derecha y el poniente á la trasera , llamada en orien
tal , acheron y akaron.
DE LA SIRIA.

§ I.

ASPECTO DB LA SIRU.

Si tendemos la vista sobre el mapa de Siria , obser


varemos que este pais es en cierto modo una cordillera
de montañas , que desde un tronco principal , se distri
buyen á derecha é izquierda en varias direcciones : la
perspectiva del terreno cuadra muy bien con esta des
cripcion. Efectivamente, bien que abordemos por mar,
bien que nos aproximemos por las- inmensas planicies
del desierto ; de todos modos , divisamos el horizonte
desde muy lejos rodeado de una muralla nebulosa,
que corre N . S. todo lo que la vista puede alcanzar : á
proporcion que nos vamos acercando, distinguimos
un sin número de cimas amontonadas como por gra
dos , las cuales ora aisladas , ora reunidas en cordille
ras , van á morir á una línea principal que todo lo do
mina ; cuya línea seguimos sin interrupcion desde su
entrada por el N. , hasta la Arabia. Primero estrecha
al mar entre Alejandreta y el Orontes; despues de ha
ber dado paso á este rio, vuelve á tomar su camino,
desviándose un poco de la ribera , y por una serie de
cumbres continuadas , se prolonga hasta los manan
tiales del Jordan , donde se divide en dos ramas , para
encerrar como en un gran receptáculo á este rio y sus
tres lagos. En esta travesía se ven desprendidas de la
citada línea, como de un tronco principal, infinidad
de ramificaciones , que van á perderse , unas en el de
268 ESTADO FISICO
sierto, donde forman diversos depósitos, como el de
Damasco, del Haurán, etc., y otras hácia el mar,
donde se terminan á veces por rápidas caidas, como
sucede en el Carmelo, en la Nakuze, en el cabo Blanco
y en casi todo el terreno comprendido entre Berut1 y
Trípoli. Pero con mas frecuencia conservan suaves
pendientes que rematan en llanos , como los de
Antioquia, Trípoli, Tiro, Acre y demas.

§ n.

* t>E LAS MONTAÑAS.

Estas, variando de niveles y de lugares, cambian


tambien de formas y de aspecto. Entre Alejandrela y
el Orantes , los álamos , alerces , encinas , bojes , lau
reles , tejos y mirtos que sombrean los terrenos ,
les dan un aire de vida , que alegra al viagero entris
tecido por el escampado de Chipre 2. Algunas veces
suelen encontrarse sobre las pendientes , cabanas cir
cundadas de higuerales y de viñas, cuya vista endulza
la fatiga de un camino, que por sendas escarpadas, nos
conduce sin cesar del fondo de las barrancas á la cima
de las serranías , y de las serranías á las barrancas.
Por el contrario , las ramificaciones inferiores que van
al norte de Alepo, no presentan mas que rocas descar
nadas, sin verdor y sin tierra. Al sur de Antioquia, y so-
1 La antigua Béryta.
' Todos los buques que van á Alejandreta tocan en Chipre, cuya
parte meridional es una planicie baja y pelada.
DE LA SIRIA. 369
bre el mar las cuestas se prestan á producir olivos , ta
baco y viñedos « ; pero del lado del desierto , la cima y
pendiente de esta cordillera son una serie casi con
tinua de peñascos blanquecinos. Hácia el Líbano se
elevan las montañas, mas sin embargo, adquieren
en muchos parages cuanta tierra les es necesaria
para ser cultivables á fuerza de industria y trabajo.
Allí , entre las peñas , se presentan los restos nada
magníficos de aquellos cedros tan ponderados 5 ; y en
su lugar, abundancia de álamos, encinas, abrojos,
morales , higueras y vides. Dejando el pais de los Dru-
zos, las montañas van perdiendo en altura y aspereza,
y son mas á propósito para la labranza ; vuelven á le*
vantarse al sueste del Carmelo, y revistiéndose de
espesos arbolados, forman bellísimos paisages; pero
internándonos hácia la Judea , se desnudan completa
mente, estrechan sus valles, aparecen secas y escar
padas , terminando sobre el mar Muerto en un cúmulo
de riscos incultos , que abundan en precipicios y caver
nas 3 ; mientras que al este del Jordan y del lago , hay
1 Debemos esceptuar el monte Casio, que descuella sobre Antio-
1/uía, como un enorme pico. Mas Plinio traspasa los límites del
hipérbole, cuando dice que desde su punta se descubre al mismo
tiempo la aurora y el crepúsculo.
* No hay mas que cuatro ó cinco de estos árboles que tengan al
guna apariencia.
3 Este es el territorio llamado grutas de Engaddi, donde se han
retirado vagamundos en todos tiempos; hay algunas en que podrían
albergarse hasta mil quinientos hombres *.
* Estas cuevas son las mismas á donde el inimitable novelista escoces nos
ha trasportado , en las mas encantadoras escenas de su Talisman. Nota del
traductor.
27O ESTADO FISICO
otra cordillera de peñascos mas elevados y pendientes,
que ofrece una perspectiva todavía mas lúgubre, y
anuncia á lo lejos la entrada del desierto, y el término
de la tierra habitable.
La inspeccion de los lugares convence que el punto
mas empinado de toda la Siria , es el Líbano al sueste
de Trípoli. Apenas se sale de Larneca en la isla de Chi
pre , cuando á treinta leguas de distancia ya se divisa
en el horizonte su punta nebulosa. Este hecho tam
bien se hace patente reparando en el mapa el curso
de los rios. El Orontes, que naciendo en las montañas
de Damasco, va á perderse en Antioquía; el Qásmíé,
que desde el norte de Balbek se encamina á Tiro; el
Jordan , cuya pendiente le hace derramar al mediodia ;
todos concurren á probar que el punto mas promi
nente está situado en la localidad indicada. Despues
del Líbano , la cima que mas descuella , es la del monte
Accar; colúmbrase desde que salimos de Marra en el
desierto, bajo la figura como de un enorme cono trun
cado , que por espacio de dos dias no se aparta un ins
tante de la vista. Nadie hasta el dia de hoy, ha tenido
oportunidad, ó recursos de llevar el barómetro á estas
montañas, para determinar su altura; sin embargo,
podemos deducirla por una medida natural que es la
nieve. En el invierno, no hay cumbre desde Alejan
drela á Jerusalen que no esté cubierta de ella ; pero lle
gado marzo, se derrite luego en todas partes, menos
en el Líbano ; aunque no dura todo el año sino en sus
rinconadas mas altas , y hácia el N. E. , por hallarse
aquí resguardada de los vientos del mar y de la accion
DE LA SIRIA. 271
del sol. Asi lo vi yo á fines de agosto de 1784, cuando
me sufocaba de calor en el valle de Balbek. Ahora
bien, siendo constante que la nieve en esa latitud
exige una elevacion de mil quinientas á mil seiscientas
toesas para no liquidarse", debemos inferir que el Lí
bano llega hasta esa altura ; y por lo tanto es muy in
ferior á los Alpes y aun a los Pirineos1.
El Líbano, baj o cuyo nombre debe incluirse toda la cor
dillera del Kesrauán y del pais de los Druzos, ofrece en to
das sus partes el espectáculo de las grandes montañas.
Allí se representan á cada paso aquellas escenas, en que
la naturaleza ostenta, unas veces agrado, otras magnifi
cencia , muchas singularidad y siempre variedad . Si arri
bamos por mar , y desembarcamos en la ribera, la altitud
y declivio de aquel muro, que parece cerrar la tierra, y
aquellas moles gigantescas que se van á las nubes nos
inspiran asombro y respeto. Si el observador atento se
traslada despues hasta las cúspides que limitaban su
vista, la inmensidad del espacio que descubre es un

1 Kl autor advierte en esa latitud, porque el límite de las nieves


perpetuas varia en razon de las latitudes. Bajo el ecuador se halla á
cuatro mil ochocientos metros de elevacion, se(jun Humboldt; al
paso que en los Alpes la ha encontrado Saussure á los dos mil qui
nientos cincuenta. Nota del traductor.
a Calcúlase que monte Blanco, el mas elevado de los Alpes, tiene
dos mil cuatrocientos toesas sobre el nivel del mar *; y el pico de
Ossiam en los Pirineos , mil novecientos. ,
* Posteriormente Saussure, despues de reiteradas medidas , determinó la
altura de este monte en cuatro mil setecientos setenta y cinco metros, á lo
cjue casi viene á ser lo mismo, dos mil- cuatrocientas cincuenta toesas: cuyo
resultado difiere en cincuenta toesas del avaluo que presenta nuestro via
jero . Nota del traductor.
2 7 -i ESTADO FISICO
nuevo motivo de admiracion : pero á fin de gozar plena
mente de la magestad del espectáculo, debe colocarse so
bre la cima misma del Líbano, ó del Sannino. Allí, por
todos rumbos se dilata un horizonte sin término ; allí
cuando está el cielo despejado, se pierde la vista, ora so
bre el desierto que confina al golfo Pérsico , ora sobre el
océano que baña la Europa : el alma enagenada cree
abrazar el mundo entero. Tan pronto las miradas er
rantes por la cordillera sucesiva de las montañas , tras
portan el ánimo en un instante imperceptible de An-
tioquía á Jerusalen, como acercándonos á lo que nos
rodea , penetran la profunda lejanía de la ribera. Por
último, fijada la atencion por tanta variedad , se exa
minan detenidamente las rocas y los bosques , los tor
rentes y las cuestas , las comarcas y las ciudades. Se
siente como un placer interno en encontrar pequeños
aquellos mismos objetos que se habian visto tan en
grande : miramos complacidos el valle cubierto de nu
bes tempestuosas, y nos sonreimos al oir debajo de
nuestras plantas, aquel trueno que antes retumbaba
con tanto estrépito sobre nuestras cabezas. Se deleita
el ánimo de ver á nuestros pies aquellas cumbres poco
ha tan amenazantes , y ahora en su abatimiento , seme
jantes á los sulcos de un campo arado , ó á las gradas
de un anfiteatro; nos envanecemos en fin, de haber
llegado á ser el punto mas dominante entre tantos V
tan varios objetos , y un sentimiento de orgullo nos los
hace mirar con doble regocijo.
Luego que el viagero recorre el interior de aquellas
serranías , principian á arredrarle la fragosidad de
DE LA SIRIA. 273
los caminos , los despeñaderos de las pendientes , y la
profundidad de los precipicios ; pero muy en breve la
destreza y agilidad de los mulos en que cabalga , tran
quilizándole del todo , le permiten examinar á sus an
chas los incidentes pintorescos que se suceden para
distraerle. Allí, lo mismo que en los Alpes , camina
dias enteros para llegar á un parage que tiene á la
vista desde su partida ; sube, baja , se vuelve , costea ,
trepa ; y en tan continua mudanza de sitios , diríase
que una virtud mágica renueva á cada instante las de
coraciones de la escena. Ora se le presentan aldeas
que parece van á resbalar por las colinas escarpadas ,
y dispuestas de tal modo que los techos de una hilera
de casas sirven de piso á la fila que las domina. Ora
es un convento situado sobre un cono aislado , como
Mar-Chaia en el valle del Tigre. Aquí es una roca
atravesada por un torrente , que se ha convertido en
un arco de puente natural , como en Nahr-el-Leben 1 .
Allí es otra pena cortada perpendicularmente , que
semeja á una alta muralla ; á veces encima de las cues
tas, los bancos de piedra descarnados y separados
por las aguas , parecen á unas ruinas dispuestas arti
ficiosamente. En muchos parages las aguas, encon
trando cabida, han minado la tierra intermedia y
formado cavernas , como en Nahr-el-Kelb cerca de
Antura : en otros se han abierto conductos subterrá-

■ Hio de la Leche, que desagua en Nahr-el-Salib, llamado tam


bien rio del Berut; este arco tiene mas de ciento sesenta pies de
|arg-o , sobre ochenta y cinco de ancho y cerca de doscientos de ele
vación sobre el torrente.
tomo 1. 18
274 ESTADO FISICO
neos por donde corren riachuelos la mayor parte del
año, como sucede en Mar-Elias-el-Kum y en Mar-
Hanna 1 ; y en otros por fin , estos incidentes tan agrada
bles han venido á pararen escenas bien trágicas. Hanse
visto las rocas por los deshielos y terremotos , perder
el equilibrio, derribarse sobre las casas vecinas y
aplastar á sus moradores : habrá unos veinte años que
un accidente de esta especie sepultó cerca de Mar-
dejordjós un lugarejo miserable del cual no han quedado
ni rastros. Mas recientemente y junto al mismo parage
se ha desprendido de una colina una mole de tierra
cargada de morales y de viñas , de resultas de un des
hielo repentino ; y resbalando por el declive de la misma

1 Estos arroyos subterráneos son muy comunes en toda la Siria; los


hay junto á Damasco , en las fuentes del Orontes y en las del Jordan .
el de Mar-Hanna (convento de Griegos) cerca de la aldea de
Cla1air se abre paso por una cueva llamada el-Bálué, es decir, la tra
gona) viene á ser una boca de unos diez pies de ancho situada al
fondo como de un embudo : á los quince pies de profundidad hay
una especie de primer fondo, pero en realidad no sirve mas que
para encubrir una abertura lateral sumamente honda. Hace algunos
años que la cegaron, á consecuencia de haber servido para ocultar
un asesinato : cuando vinieron las lluvias del invierno hubieron de
afluir las aguas y formaron un charco profundisimo ; mas como al
gunos ojos de agua se abriesen camino por entre las piedras , muy
pronto se desprendieron estas de la tierra que las sostenia : entonces
haciendo esfuerzos la masa de agua por vencer el obstáculo , reventó
de golpe con una esplosion semejante á la de un rayo; fue tal la
reaccion del aire comprimido , que hizo saltar una manga de agua á
mas de doscientos pasos contra una casa vecina. La corriente for
mada por este choque , produjo un remolino que arrasó con las vi
ñas y árboles plantados en aquella especie de embudo, y los arrojó
por la segunda abertura.
DK LA SIRIA. 2^5
roca en que antes estaba , se ha llegado á fijar en el
valle inferior, formando una pieza enteriza ; ni mas
ni menos que á manera de un buque que se echa al
agua desde el astillero. De tan peregrina ocurrencia
dimanó un pleito muy ruidoso aunque justo , entre el
dueño del fundo indígena y el del fundo emigrado :
cuya causa fue llevada hasta el tribunal del emir
Jusef , quien la transigió desde luego partiendo la di
ferencia. Parecerá á primera vista que tales accidentes
deberían tener disgustados á los habitantes de las
montañas ; pero prescindiendo de la rareza con que
acontecen , estan compensados por una ventaja que
hace preferible la mansion de estas serranías á la de
las mas ricas llanuras ; quiero decir , por la seguridad
en que viven contra las vejaciones de los Turcos. Esta
seguridad ha parecido un bien tan precioso á sus mo
radores , que han desplegado en esos breñales una in
dustria que en balde buscariamos en cualquiera otra
parte. A fuerza de arte y de trabajo han arrancado á
un suelo ingrato una gran variedad de producciones.
Ora, á fin de aprovecharse de las aguas, las conducen
por mil rodeos sobre las pendientes , ó las sujetan en
los valles por medio de represas ; ora sostienen las
tierras prontas á derrumbarse por medio de terraple
nes v murallones. Casi todas las montañas beneficiadas
de esta manera ofrecen la perspectiva de; una escalera
ó de un anfiteatro , en que cada escalon es una hilera
de vides ó morales : yo he contado hasta ciento y ciento
veinte sobre una misma cuesta desde el fondo del valle
á la cumbre de la colina : entonces hasta me olvidaba
■ 8.
276 ESTADO FISICO
que estaba en Turquía, ó si me acordaba, era para
sentir con mas viveza cuán poderoso es aun el mas
leve influjo de la libertad.

§ III.

ESTRUCTURA DE LAS MONTANAS.

La estructura interior de estas montañas la forma


un banco de piedra calcárea , dura , blanquecina y so
nora como la piedra arenisca ; dispuesta por capas in
clinadas de diversos modos,1Esta piedra es casi la misma
en tocia la estension de la Siria : frecuentemente se
halla desnuda y se parece á las rocas peladas de la
costa de Provenza ; tal es la cordillera que sigue el ca
mino al norte entre Antioquía y Alepo , y que sirve de
cauce superior al riachuelo que corre por esta última
ciudad. Ermenaz , villa situada entre Serkin y Kaftin ,
tiene un desfiladero idéntico á los que se pasan, yendo
de Marsella á Tolón. Si se va de Alepo á Hama , en
contramos constantemente las venas de la misma roca
en la llanura , al paso que las montañas que corren á
mano derecha , presentan unos montones de trecho
en trecho que figuran como grandes ruinas de ciuda
des y castillos. Esta misma piedra es la que bajo una
forma mas regular, compone la masa del Líbano, del
Anti-Libano , de las montañas de los Druzos , de la
Galilea y del Carmelo , prolongándose hasta el lago
Asfahites : en todas partes fabrican los habitantes sus
casas con ella y la queman para hacer cal. Jamas he
DK LA SIRIA. 277
visto ni oido decir que semejantes piedras tuviesen
conchas petrificadas en los puntos mas elevados del
Líbano ; pero hay entre Batrun y Djebail, en el Kes-
rauan , á poca distancia del mar, una cantera de pie
dras esquitosas, en cuyas láminas se encuentran marcas
de plantas , de peces , de conchas y señaladamente de
cebollas albarranas. El torrente de Azqálan en Pales
tina está tambien empedrado con una piedra pesada ,
porosa y salada , que contiene muchas volutas y bival
vos del Mediterráneo. En fin , Pocoke encontró porcion
de estas conchas en los peñascos que rodean el mar
Muerto.
En cuanto á minerales , el hierro únicamente es el
que abunda ; las montañas del Kesrauan y de los Dru-
zos estan llenas de este metal. Todos los años en el
estío benefician los naturales sus minas , las cuales
son simplemente de ocre. En la Judea no pueden me
nos de encontrarse , pues Moises observaba hace mas
de tres mil años , que las piedras de ese pais eran de
hierro. Dícese que hay una mina de cobre en Antabés
al N. de Alepo , pero debe de estar abandonada tiempo
ha : tambien he sabido por los Druzos , que cuando
se derrumbó la montaña del pleito , se encontró allí
un mineral que rindió plata y plomo ; mas como este
descubrimiento hubiera arruinado la comarca, atra
yéndose sobre sí la atencion de los Turcos , se dieron
prisa en ahogar hasta los menores indicios del hallazgo.
s78 ESTADO FISICO

§ IV.

BK LOS VOLCANES Y TERHEMOTOS.

El mediodia de la Siría, es decir, el receptáculo


del Jordan, es la tierra de los volcanes. Las fuentes bi
tuminosas y sulfúreas del lago Asfaltites , las lavas
y piedras pomez arrojadas sobre sus orillas, y el
baño termal de Tábarié, convencen que este valle ha
sido el sitio de un fuego devorador que aun no se ha
estinguido. Se observa que de cuando en cuando as
cienden del lago algunas humaredas , y que se han
abierto nuevas grietas en las márgenes. Si las conje
turas en materia semejante no estuvieran espuestas á
ser harto vagas , se podría sospechar que todo el valle
es debido al hundimiento repentino de un terreno, que
antes bacia desaguar al Jordan en el Mediterráneo : a
lo menos parece cierto , que el accidente de las cinco
ciudades destruidas fue producido por la erupcion
de un volcan , que estaba entonces encendido. Estra-
bon dice terminantemente, (Lib. 16o, pág. 264.) (fue
la tradicion de los habitantes del pais , es decir , dé los
mismos Judíos , era (fue en otro tiempo el valle del lago
estaba poblado de trece ciudades florecientes , que fueron
sepultadas por un volcan. Este pasage parece confir
mado por las ruinas que todavía hoy encuentran los
viageros en gran número sobre la ribera occidental.
En esta comarca hace muchos años que cesaron las
erupciones, pero no asi los terremotos, que son los
DE LA SIRIA. 279
que las suplen , y que todavía se sienten de tarde en
tarde. La costa en general está sujeta á ellos ; y la
historia cita infinitos ejemplares en que se ha trastor
nado la faz de Antioquia , de Laodicea , de Trípoli, de
Béryta , Sidon, Tiro , etc. En nuestros dias ( en 1 769 )
sucedió un caso , del que dimanaron los mas espanto
sos desastres : dícese que quitó la vida á mas de veinte
mil personas en el valle de Balbek , cuya pérdida no
se ha reparado : por espacio de tres meses , los sacu
dimientos inquietaron á tal punto á los montañeses
del Líbano , que les hicieron abandonar sus hogares ,
y guarecerse debajo de tiendas. Ultimamente , el 1 4 de
diciembre de 1 783 , estando yo en Alepo, se sintió en.
esta ciudad una conmocion tan fuerte, que hizo sonar
la campanilla del cónsul frances. Se ha notado en Siria
que los temblores casi nunca suceden sino en invierno,
despues de las lluvias de otoño ; y esta observacion
tan conforme con la del doctor Shaw en Berbería , pa
rece indicar que la accion de las aguas sobre la tierra
y los minerales secos , es la causa de estos movimien
tos convulsivos. No será fuera de propósito advertir
aquí que el Asia-Menor está igualmente sujeta á ter
remotos".
1 La química, esta antorcha de las ciencias, ha venido á corroborar
en estos últimos tiempos' la opinion de nuestro viagero. Hasta que
los ilustres Davy y Gay-Lussac no examinaron analíticamente las la
vas y demas producciones volcánicas de diversos paises, no pasaba de
una vaga conjetura el considerar los terremotos y volcanes como
efecto de la combinacion del agua con esos minerales combustibles.
Humphry Davy, guiado por sus descubrimientos sobre la descom
posicion de los metales tórreos y alcalinos y por sus analisis practi
28o ESTADO FISICO

DE LA LANGOSTA.

La Siria , el Egipto , la Persia , y casi todo el medio


dia del Asia 1 adolecen de otra plaga no menos formi
dable ; trátase de las nubes de langostas de que tanto

cados en Italia , fue el primero que anunció que el agua era descom
puesta por estos metales en las entrañas de la tierra, y que de ahí
nacia el copioso desprendimiento de gas hidrógeno. Gay-Lussac,
despues, siguiendo las huellas del filósofo ingles, y llamando á exa
men todas las doctrinas anteriores , asi como los hechos en que des
cansan , ha llegado á formar la teoría mas probable y luminosa que
tenemos acerca de este tremendo fenómeno. Habiendo observado que
los volcanes no exhalan sino una cantidad mediana de hidrógeno
sulfurado , pero que al mismo tiempo desprenden mucha agua en el
estado de vapor y sobre todo una cantidad muy considerable de gas
ácido hidro-clórico , de hidro-clorates de soda , de amoniaco y
hasta metales , concluye este sabio químico que los fenómenos y pro
ductos volcánicos deben atribuirse , no ya á la accion del agua pura
sobre los metales, sino á la de este líquido sobre los cloruretos de los
metales térreos , ó á la de las aguas del mar sobre estos mismos cuer
pos. A este propósito conviene advertir, dice. el célebre Brongniart,
que no es una mera casualidad que de ciento sesenta y cinco volcanes
conocidos, haya mas de ciento sesenta situados á orillas del mar, ó
á poca distancia efectiva de esa masa de aguas. Escusado es advertí»
que la teoría de Gay-Lussac no escluye la accion del agua sobre las
pintas. Ellas son las que proveen el azufre para el hidrógeno sulfu
rado. Los estrechos límites de una nota (que ya esta va escediendo)
no me permiten entrar como quisiera en otros pormenores sobre tan
importante materia. Sin embargo, el lector podrá consultar al in
tento el Dictionnaire des Sciences naturelles (artículo Kolcans), publi
cado en Paris por los profesores del Jardin de Plantas. Nota del tra
ductor. . .
1 No son solo esos países los que padecen este azote. Los vientos
DE LA SIMA. 28l
han hablado los viajeros. La multitud prodigiosa en
que se reunen estos insectos, se hace increíble al que
no lo ha visto por sus ojos : la tierra se cubre de ellos
en un espacio de muchas leguas : desde lejos se oye el
ruido que arman , talando las yerbas y los árboles ,
muy parecido al de un ejército que arrasa un campo
al escondite. Mas valiera tener que hdiar con los Tár
taros que con estos bichos destructores ; al ver los es
tragos que causan , diriamos que el fuego va siguiendo
sus huellas. Por donde quiera que pasan estas legio
nes , desaparece la verdura del campo , ni mas ni me
nos que como una cortina que se recogiera : los árboles
y plantas , todos deshojados y reducidos á su^s ramas
y troncos , hacen suceder en un pestañear el espectá
culo horroroso del invierno á las brillantes escenas de
la primavera. Cuando las nubes de langostas cogen
vuelo para salvar algun obstáculo , ó para atravesar
con mas prontitud un terreno desierto, podemos de
cir , sin ponderacion , que la atmósfera se oscurece.
Por fortuna este azote no es muy frecuente ; que no
hay cosa que traiga con mas seguridad la carestía y
demas miserias que le son consiguientes. Los natura
les de Siria han hecho dos observaciones sobre el par
ticular : 1 0 que la langosta no aparece sino despues
de un invierno muy suave : i" que siempre viene del de
sierto de Arabia.Con estos datos se esplica perfectamente
como el frio habiendo dejado intactos los huevos de

tambien impelen las nubes de dichos insectos á varias partes de Euro


pa , señaladamente á la Hungría , Polonia y Rusia meridional. Tam
poco falún de tiempo en tiempo en las islas Canarias. Nota del trad.
u82 ESTADO FISICO
dichos insectos , les ha permitido multiplicar tan súb1
tamente ; y porque acabándose la yerba en las dilata
das llanuras del desierto, salen de golpe enjambres
tan numerosos. Luego que se aparecen en la campiña,
procuran los habitantes espantarlas oponiéndoles tor
rentes de humo ; pero á veces les faltan las yerbas y
la paja necesarias para producir la humareda : tam
bien abren fosos , donde caen y se entierran muchas ;
pero sus enemigos mas acérrimos son los vientos del
S. y del S. E. , y el ave llamada samarmar 1 : este pá
jaro que se da mucho aire al chamariz , las persigue en
bandadas numerosas , como las de los estorninos ; v
rio solo las devora hasta mas no- poder, sino que mata
cuanto puede ; asi es que los labradores respetan estos
pájaros y no permiten que se les tire en ningun tiempo.
Por lo que toca á los vientos del S. E. y del S. , estos
empujan violentamente los enjambres de langostas
sobre el Mediterráneo ; y allí se abogan tantas , que
cuando yacen tendidas en la playa , se infesta ei aire
por muchos dias hasta una gran distancia

1 Este es el mirlo rosado, turdus roseus de Lineo. Es de ocho pul


gadas de largo , y tiene un penacho oscuro con reflejos violados y las
plumas del dorso y del vientre de un bellisimo color de rosa. JVota
del traductor.
* Posteriormente se ha descubierto otro medio mas eficaz para
ahuyentar tan pernicioso insecto. En julio de 1 826 acudieron en tanto
número á una hacienda situada en las cercanías de Odessa (Rusia en
el Cherson, sobre el mar Negro) que en pocas horas no solo se vio
desaparecer el verdor de los campos , sino lo que es mas , las ramas de
los árboles quedar todas encorvadas, y muchas quebradas con el
peso de la langosta que se paraba sobre ellas. En estas circunstancias ,
DE LA SIRIA. 2 83

$ vi.

CUALIDADES DEL TERRENO.

Fácilmente se percibirá, que en una region tan dila


tada como la Siria, no puede ser la misma en todas
partes la naturaleza del terreno. En general la tierra
de las montañas es bastante rígida ; mas la de las
llanuras es de miga y liviana é indica la mayor fera
cidad : en el territorio de Alepo , hasta Antioquía , se
parece mucho al ladrillo molido, ó á un polvo de ta
baco muy fino 1 . Sin embargo , el Orontes , que atra
viesa este distrito, lleva sus aguas teñidas de blanco ;.
lo que proviene de las tierras de este color con que se
impregna en su nacimiento. Casi en todas las demas
partes, la tierra es negra , y se asemeja bastante á un
escelente abono de jardin. En las llanuras, como por
ejemplo , en las del Haurán , de Gaza y de Balbek , con
dificultad se encuentra ni una piedrecilla suelta. Las
hallando el propietario que eran inútiles todos los medios empleados
de ordinario , apeló á un recurso que" se le ocurrió : valióse de todos
los habitantes de la quinta para hacer levantar la langosta por medio
de instrumentos estrepitosos. Esta disposicion tuvo el mejor éxito : al
punto se vieron nubes densísimas de langostas que impelidas por el
viento, caian precipitadas en el mar. Siete ú ocho dias despues se
descubria la ribera plagada de estos insectos en una estension de
varias leguas.(Estractado de la Gaceta de Madrid , diciembre de 1 826.)
Nota del traductor.
1 Esta es ni mas ni menos la apariencia de una especie de terre
nos que abundan mucho en la isla de Cuba , y son conocidos por el
nombre de tierras coloradas. Nota del traductor.
284 • ESTADO FISICO
lluvias de invierno forman allí hondos pantanos, y
al retornar el verano , el calor , á la manera que en
Egipto , abre unas grietas en el terreno que llegan á
muchos pies de profundidad.

§ VII.

DE LOS BIOS Y LAGOS.

Las ideas exageradas , ó si se quiere las grandiosas


ideas , que los historiadores y viageros procuran dar
nos de los objetos lejanos , nos han acostumbrado á
considerar las aguas de Siria con un respeto que ha
laga nuestra imaginacion. Nos complacemos en decir,
el rio Jordan, el rio Orontes , el rio Adonis ; y no obs
tante , si se quisiese conservar á las voces su genuina
significacion , no hallaríamos rigurosamente en este
pais mas que simples arroyos. El Orontes y el Jordan,
que son los mas caudalosos , apenas tienen sesenta va
ras de cauce en sus embocaduras 1 ; los otros ni aun
merecen ser mencionados. Si en el invierno las llu
vias y la liquidacion de las nieves les dan alguna im
portancia , en todo el resto del año ni se supiera por
donde corren, á no ser por algunos pedernales que
arrastran en gu curso, y por las lajas cascajosas de
que está lleno su lecho. Los tales rios no son mas que
torrentes con cascadas ; y es fácil conocer que como
las montañas que los surten , escasamente distan dos
1 Es verdad que el Jordan es profundo ; pero si el Orontes no
fuera detenido por infinitas represas , se quedaria seco en el estío.
DE LA SIRIA. 28")
pasos del mar, sus aguas no tienen tiempo de reunirse
en dilatados valles para constituir lo que llamamos
ríos. Los estorbos que los mismos montes oponen á su
tránsito en muchos parages , han formado varios la
gos, como el de Antioquía, el de Alepo, de Damasco,
de Hule, de Tobarte, y el que han engrandecido con
el título de mar Muerto, ó lago Asfahites. Todos es
tos lagos , escepto el último , son de agua dulce , y
abundan en peces desconocidos en los nuestros 1 .
Solo el lago As/ahites no contiene viviente ni aun
vegetante alguno. No vemos ni verdor en sus orillas ,
ni peces en sus aguas ; pero es falsísimo que su at
mósfera esté tan corrompida, que ni los pájaros pue
dan atravesarla impunemente ; con mucha frecuencia
se descubren golondrinas volando á la superficie , las
cuales vienen á tomar el agua que necesitan para cons
truir sus nidos. La verdadera causa de la falta de ve
getales y animales es la saladura acre de sus aguas ,
mucho mas fuerte que la del mar. La tierra que le ro
dea igualmente impregnada de esta sal acre , no con
siente planta de ninguna especie ; y aun el aire que se
carga de ella por la evaporacion , y que ademas recibe
los vapores del azufre y del betun , tampoco puede con
venir á la vegetacion : de aquí nace aquel aspecto de

■ El lago de Antioquía abunda mas que todo en anguilas, y en


una especie de pescado rojo, muy mediano de comer. Los Griegos,
que son unos ayunadores sempiternos, consumen lo que no es de
cible. El lago de Tabarié aun es mas rico en pesca : está lleno parti
cularmente de langostas y cangrejos; pero como en sus cercanías no
habitan mas que musulmanes , es muy poco lo que se pesca.
286 ESTADO FISICO
muerte que reina en derredor del lago. Por lo demas ,
sus aguas , lejos de ser fangosas , son por el contrario
cristalinas é incorruptibles , como es consiguiente en
una solucion salina. El origen de este mineral salino
no ofrece la menor duda, pues sobre la ribera del S. O.
hav minas de sal gema , de donde he traido yo algu
nas muestras á Francia. Estan situadas á la falda de
las montañas que dominan por este lado , y proveen ,
desde tiempo inmemorial ; al consumo de los Arabes
de estas comarcas , y aun al de la ciudad de Jerusa-
len. Asimismo se hallan en esta ribera pedazos de
betun y azufre, con que hacen los Arabes un comercio
insignificante ; tambien se presentan grietas profun
das, que aparecen de lejos como unas pequeñas pirá
mides erigidas en sus bordes. Encuéntrase ademas
una especie de piedra, que por la frotacion exhala
un olor desagradable, arde como el betun, se pule
como el alabastro, y sirve para enlosar los patios 1.
Finalmente se ven de trecho en trecho trozos de mar
mol informes , que los ojos prevenidos los toman por
estatuas mutiladas ; y que los peregrinos ignorantes
y supersticiosos miran como un monumento de la
aventura de la muger de Loth , aunque jamas se ha
dicho que esta muger se trasformase en piedra como
Niobé, sino en sal, que debió licuarse el invierno
subsecuente.
No pudiendo atinar algunos físicos de donde se
1 Esta piedra pertenece á la clase de las calcáreo-bituminosas , \
se halla tambien abundantemente en el Puy-de-Dome ( Auvernia ).
Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 287
surte el Jordan, para el incesante desagüe qué hace
en el lago, han supuesto la existencia de una comu
nicacion subterránea con el Mediterráneo ; pero , fuera
de que no conocemos cueva alguna con que se pueda
confirmar esta hipótesis, Hales ha demostrado por cál
culos muy exactos, que la evaporacion era mas que
suficiente para consumir las aguas del rio : es en efecto
muy considerable; y aun suele hacerse patente, como
se nota en las nieblas que cubren el lago al salir el sol,
y que luego se disipan por el calor.

§ VIII.

DEL CLIMA.

Generalmente está muy^ valida la opinion de que la


Siria es un pais bien cálido, mas esta idea no es exacta,
sino bajo ciertas distinciones: 1° en razon de las la
titudes, que en un espacio de cjento cincuenta leguas
no cesan de diferir de lo sumo á lo ínfimo ; 20 á causa
de la division natural del terreno en llano y bajo, y en
alto ó montañoso: esta division produce diferencias
mucho mas perceptibles; porque al paso que el ter
mómetro de Réaumur llega en las inmediaciones del
mar á veinticinco y veintiseis grados , apenas se eleva
en las serranías á veinte y veintiuno1. Asi, en el in-

1 Lo mas que baja el termómetro en invierno sobre toda la costa


de Siria , y particularmente en Trípoli , es de ocho á nueve grados
sobre el término del hielo ; en el verano , en las piezas bien cerradas ,
sube hasta veinticinco grados y medio y veintiseis. Por lo tocante al
2.88 ESTADO FISICO
vierno, mientras que se halla cubierta de nieve toda
la cordillera de montañas ; los terrenos inferiores ja
mas lo estan, ó la conservan solo instantáneamente.
Con estos datos debemos establecer dos climas prin
cipales : uno muy cálido , que es el de la costa y las lla
nuras inferiores, como son las de Balbek, Antioquía,
Trípoli, Acre, Gaza, Hauran, etc.; otro templado, y
casi idéntico al nuestro, el cual reina en todas las mon
tañas, particularmente si tienen cierta elevacion. El
estío de 1784, segun los Druzos, ha sido uno de los
mas intolerables de que haya memoria; no obstante,
yo que lo he pasado , no le hallo comparable con los
calores de Saida, ó de Berut.
En este clima las estaciones siguen casi el mismo
orden que en el centro de Francia: el invierno que
dura de noviembre á marzo^ es picante y riguroso , no
pasa año sin que caiga nieve , y á veces cubre la tierra
hasta muchos pies de altura y por espacio de meses
enteros ; la primavera y el otoño son allí muy agrada
bles, y el estío nada tiene de insoportable. Al contrario
en las llanuras; desde que el sol vuelve al ecuador, se
esperimentan de golpe calores inaguantables, que no
cesan hasta octubre ; pero en compensacion , el in

barómetro, debe advertirse que á fines de mayo se fija en veinti


ocho pulgadas , y se mantiene asi hasta el mes de octubre *.
* Si esceptuamos las variaciones diarias que son tan periódicas como redu
cidas, podemos decir otro tanto del estado del barómetro en la isla de Cuba j
en general entre los trópicos , durante casi todo el aüo , y particularmente en
la estacion citada. Por mi parte pnedo asegurar que jamas lie visto en la Ha
bana el barómetro a veintinueve pulgadas, como lo he observado muy á me
nudo en los paises fríos y templados. Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 289
vierno es tan templado, que los naranjos, dátiles,
plátanos y otros árboles delicados prosperan al aire
libre : es á la verdad una perspectiva deliciosa para un
europeo, en Trípoli, ver debajo de sus ventanas en el
mes de enero, los naranjos cargados de azahares y de
frutos , á la sazon que el Líbano está erizado de escar
chas y de nieves. Debemos advertir sin embarga , que
en las partes del norte y al este de las montañas , el in
vierno es mas crudo , sin que esto impida que el estío
sea muy caliente. Casi todas las semanas hiela y
nieva en Antioquía, Alepo y Damasco durante el in
vierno , lo que sin duda proviene mas de la posicion
de las tierras que de la diferencia de latitudes. Efec
tivamente toda la llanura al este de las montanas es un
campo elevadísimo sobre el nivel del mar, castigado
por los vientos secos del N. y del N. E. , y guarecido
de los húmedos del O. y S. O. Finalmente, Antioquía
y Alepo reciben de las montanas de Alejandreta que
se hallan á la vista, una corriente de aire en estremo
penetrante, á causa de las emanaciones de la nieve,
con que aquellas estan por tanto tiempo coronadas.
En virtud de esta disposicion peculiar , la Siria
reúne bajo el mismo cielo climas muy diferentes, y
abraza en un corto recinto goces, que la naturaleza
en otras partes ha dispersado á grandes distancias
de tiempo y de lugar. Entre nosotros, por ejem
plo, ha separado las estaciones por meses; y allí se
puede decir que no lo estan mas que por horas. Si se
halla upo insultado en Saida ó Trípoli con los calores
de julio, en seis horas de camino se trasporta á las
TOMO I.
y.gO ESTADO FISIGO
montañas vecinas, y encuentra la temperatura de
marzo. A la inversa, si nos sentimos en Becharrai
aburridos de las escarchas de diciembre , en una jor
nada nos trasladamos á la ribera , engalanada con las
flores de mayo 1. Asi es que los poetas árabes han di
cho con tanto ingenio como propiedad , que el Snnnino
llevaba el invierno en la cabeza, la primavera sobre
los hombros , el otoño en el seno , y el estío dormia á
sus plantas. Yo me he convencido de la exactitud de
esta imágen en la temporada de ocho meses que pasé
en el monasterio de Mar-Hanna 3 á siete leguas de
Berut. A fines de febrero, habia dejado en Trípoli,
legumbres nuevas ya en sazon , y las flores abiertas :
cuando llegué á Antura3, empezaban á brotar las yer
bas; y en Mar-Hanna todavía estaba todo sepultado
bajo de nieve. El Sannino no llegó á soltarla entera
mente hasta fines de abril; y en el valle que domina
se comenzaban á descubrir algunos botones de rosa.
Ta el tiempo de las brevas hábia pasado en Berut,
cuando nosotros comiamos las primeras en Mar-Han
na; y los gusanos de seda estaban ya en los capullos,

1 Asi lo acostumbran muchos habitantes de la comarca : se van á


pasar el invierno cerca de Trípoli, mientras que sus casas estan se
pultadas en la nieve.
* Mar-Hanna el-Chuair, es decir, S. Juan, junto al pueblo de
Chuair. Este monasterio está en un valle pedregoso , que le une al de
Nahr-el-Kelb , ó torrente del perro. Sus religiosos son griegos-católi
cos, del orden de S. Basilios ya tendré ocasion de hablar de ellos
mas largamente.
3 Anteriormente era casa de los jesuítas1!; pero en el dia está ocu
pada por los Lazaristas.
DE LA SIRIA. 291
cuando entre nosotros ni aun se habia deshojado la
mitad de las moreras. La Siria añade á esta prerogativa
de perpetuar sucesivamente las fruiciones de la vida,
la de multiplicarlas sin cuento, por la variedad de sus
producciones : si el arte acudiera con sus ausilios á la
naturaleza, no cabe duda que podrían reunirse en un
espacio de veinte leguas las de las regiones mas remo
tas. En la actualidad, á pesar de la barbarie de un go
bierno enemigo declarado de toda industria y adelan
tamiento, nos quedamos absortos al contemplar la
infinidad de productos de esta provincia turca1. Sin
contar el centeno, la cebada, las habas y el algodon
de rama que allí se cultivan en todas partes, se en
cuentran ademas un sin número de frutos útiles ó
de regalo , peculiares á diversos países. La Palestina
abunda en ajonjolí, propio para estraer aceite, y en
dura semejante al de Egipto 3. El maiz prospera en el
suelo ligero de Balbek, y aun el arroz se cultiva con
éxito á orillas del cenagal de Hctulé. Hasta ahora poco
tiempo, nadie habia intentado plantar cañas de azúcar
en los huertos de Saida y de Berut ; pero las que hoy
existen, son tan buenas como las del Delta. El añil
crece silvestre á las márgenes del Jordan , en tierra de
Bisan; y con un poco de esmero, adquiriría mucha ca-

- 1 Tambien Méjico, en las partes que llaman tierra fria, goza en


grado eminente de esta prerogativa. Por lo demas , son sumamente
análogas las circunstancias de terreno y clima entre ese pais y la
Siria. Nota del traductor.
* Nunca he visto en Siria el alforfon , y la avena es muy escasa. Lo
único que se da allí de fon-age á los caballos es paja y cebada.
19-
292 ESTADO FISICO
lidad. Las cuestas de Latcquíé producen tabaco de fil
mar que constituye el principal artículo de las relacio
nes comerciales con Damieta y el Cairo : su cultivo
está ya difundido por todas las montañas. Por lo to
cante á árboles , el olivo de Provenza crece en Antio-
quía y en Ramlé á la altura de las hayas. En la morera
está vinculada la riqueza de todo el campo de los Dru-
zos , por las esquisitas sedas que les procura ; y la vid ,
suspendida en rodrigones ó enredándose por las enci
nas , les abastece de vinos blancos y tintos , que po
drian competir con los de Burdeos. Antes del estrago
causado por las últimas turbulencias , Ja/a veia acli
matadas en sus huertos dos posturas del algodon-árbol
de la India, que medraban á maravilla; sin embargo,
esta ciudad no ha perdido sus limones , ni sus enormes
cidras1, ni sus sandías, mas estimadas que las de Bru
tos*. Gaza tiene dátiles como los de Meca, y grana
das como las de Argel. Trípoli produce naranjas lo
mismo que Malta; Berut higos como Marsella, y plá
tanos como Santo-Domingo ; Alepo goza del privilegio
esclusivo de los duraznos, y Damasco se vanagloria
justamente de poseer todas las frutas de nuestras pro
vincias : su suelo pedregoso es igualmente á propósito
para las manzanas de la Normandía , las ciruelas de la
Turena y los melocotones de Paris. Allí se cuentan
veinte especies de albericoques , una de las cuales con-

1 Yo he visto algunas que pesaban diez y ocho libras.


' En Brulos , sobre la costa del Egipto , se dan mejores sandías qui
en el resto del Delta, donde las frutas son generalmente muy acuo
sas.
DE LA SIRIA. 293
tiene una almendra riquísima , muy estimada en toda
la Turquía. Finalmente la planta de la cochinilla (el
nopal) que crece en toda la costa, quizas alimenta á la
hora de esta á tan precioso insecto, como sucede en
Méjico y en Santo-Domingo 1 ; y si se atiende á que las
montañas del Yemen , que producen un café tan esqui-
sito, son una continuacion de las de Siria, y que su
terreno y temperamento son casi los mismos5, nos in
clinaremos á creer que en la Judea principalmente po
dria aclimatarse esta produccion de la ¿rabia. Asi
pues , no es de admirar que con tan numerosas prero-
gativas de terreno y clima, la Siria haya pasado en to
dos tiempos por un pais delicioso , y que los Griegos y
Romanos la pusiesen en parangon con sus mas her
mosas provincias , y aun al nivel del mismo Egipto : mo
tivo tambien porque en estos últimos años , preguntado
un bajá que las conocía á entrambas , á cuál de las dos
daba la preferencia, respondió : El Egipto es sin duda
un escelente cortijo; pero la Siria es una amenísima al
quería 3.
* Creyóse por mucho tiempo qfle el insecto de la grana era priva
tivo á Méjico ; y los Españoles para asegurarse esclusivamente su pro
piedad, prohibieron so pena de muerte la esportacion de la co
chinilla viva; pero habiendo logrado Thierri cogerla en 1 771 y
trasportarla á Santo-Domingo , encontró que las runa* de esta isla
las tenian desde antes de su llegada. Parece que la naturaleza casi
nunca separa los insectos de las plantas que les estan apropiadas.
* La disposicion del terreno del Yemen y del Theama tiene mucha
analogía con el de Siria. Véase á Niebuhr, Viage en Arabia.
3 Para completar la historia natural de la Siria , conviene advertir
que cria todos nuestros animales domésticos , y tiene ademas el bú
falo y el camello , cuya utilidad es tan conocida. Por lo tocante á
ESTADO FISICO

$ IX.

CUALIDADES DEL AIRE. .

No debemos olvidar decir algo acerca de las cuali


dades del aire y de las aguas ; estos agentes presentan
en Siria varios fenómenos dignos de examinarse. En
animales monteses, se encuentran en las llanuras gacelas, que reem
plazan á nuestros corzos; en las montañas y pantanos hay infinitos
jabalíes, mas pequeños y no tan feroces como los nuestros. No se
conocen el ciervo y el gamo ; el loto y la verdadera zorra son muy
escasos; pero hay un número estraordinario de la especie media
llamada chacal (en Siria la llaman uáui, remedando su ladrido ; y en
Egipto dib, ó lobo). Los chacales andan en manadas por los recintos
de las ciudades, de cuyas inmundicias se alimentan; jamas asaltan á
nadie , ni saben defenderse mas que huyendo. Todas las noches pa
rece que se avisan para aullar, y los tales aullidos que son en estremo
lúgubres , duran á veces hasta un cuarto de hora. En los parages es-
traviados hay tambien hienas (en árabe daba) y onzas, impropia
mente llamadas tigres (Nemr). Sus principales guaridas son el Lí
bano, el pais de los Druzos y de Nablus, en el monte Carmelo, y
las cercanías de Alejandreta; en compensacion estan libres de leo
nes y osos; la caza acuátil es muy «bundante ; pero la de tierra sola
mente lo es en algunas comarcas : la liebre y la gran perdiz de pico-
colorado son las piezas mas comunes; los conejos, si es que los hay,
son rarísimos; el francolín no deja de encontrarse bastante en Trí
poli y cerca de Jafa. Por último , no debemos olvidar que la especie
del colibrí * existe en el territorio de Saida t M. J. B. Adanson, antes
intérprete fu esta ciudad, y que cultiva la historia natural con tanto
gusto como éxito , halló uno , que se le regaló á su hermano el acadé
mico. Esta y el pelícano sonJas únicas aves notables que ofrece la Siria.
* Nombre genérico de las varias clases de pájaro-moscas , que tanto abun
dan en el Brasil y aun en las Antillas. En la isla de Cuba los llaman vulgar
mente sunsunes. Nota del traductor. ■
DE LA SIRIA. 3g5
las serranías, y en toda la llanura elevada que corre al
oriente, el aire es ligero, puro y- seco; al contrario,
en la costa y particularmente desde Alejandreta á
Jafa , es húmedo y pesado : por manera que la Siria
está dividida en toda su longitud en dos regiones dife
rentes , cuya linea de separacion y aun su causa es la
cordillera de montañas ; pues oponiéndose por su
elevacion al libre tránsito de los vientos de O., ocasiona
en el valle la aglomeracion de los vapores que traen
ellos del mar; y como por otro lado, el aire no es li
gero , sino en tanto que está puro 1 , solo despues de
haberse descargado de todo peso estraño , puede ele
varse hasta la cumbre de ese antemural y salvarle. Por
lo respectivo á los efectos que produce en la salud ,
el aire del desierto y el de las montañas es saludable
para los pechos bien constituidos ; mas para los de
licados , es sumamente nocivo ; de suerte que á los
europeos amagados de pulmonía , se ven en la nece
sidad de enviarlos de Alepo á Lataquié ó Saida. Pero
esta ventaja del aire de la costa está neutralizada
por inconvenientes mucho mas graves. En general
puede asegurarse que es malsano , que fomenta las
fiebres intermitentes y pútridas , y aquellas fluxiones
de ojos , de que hablamos tratando del Delta. La cos
tumbre de dormir al sereno en los terrados, que
regularmente produce funestos resultados, va de
jando de ser nociva tanto en las montañas como en
las tierras bajas , á proporcion que nos alejamos mas
1 No siempre asi : en los dias secos de invierno está el aire muy paro ,
y sin embargo pesa mucho , como bien lo indica el barómetro. N. del t.
296 ESTADO FISICO
del mar; cuya observacion confirma lo que ya tengo
dicho sobre el particular.

§ X.
CUALIDADES DE LAS AGUAS.

Las aguas , asi como el aire , tienen tambien sus di


ferencias : en las montañas , las de fuente son ligeras y de
muy buena calidad ; pero no sucede asi en el llano bien
sea al E. ó al O ; pues si no se logra una comunicacion
natural ó artificial con los manantiales , toda la demas es
salobre. Esta propiedad va en incremento á medida que
nos internamos en el desierto, donde no se encuentra
otra. Dicho inconveniente es causa de que las lluvias
sean tan preciosas para los habitantes delas fronteras,
de modo que en todos tiempos han puesto el mayor
conato en recogerla en pozos y subterráneos cerrados
herméticamente : asi es que en cualquier lugar arrui
nado, lo primero que salta á los ojos son los aljibes.
El estado de la atmósfera en Siria, especialmente
sobre la costa y en el desierto , es en general mas cons
tante y regular que en nuestros climas : por rareza se
oscurece el sol dos dias consecutivos ; apenas se ven
nubes en todo el estío ni menos caen aguaceros : estos
no principian hasta fines de octubre; y aun con eso,
ni son largos ni abundantes ; los labradores los desean
para sembrar lo que ellos llaman la cosecha de frio,
es decir, trigo y cebada 1. Las lluvias son mas frecuen-
1 Las siembras de la cosecha de frío , que denominan cAetóuie, no se
hacen en parte alguna de Siria hasta que comienzan las lluvias de
DE LA SIRIA. 297
tes y mas recias en diciembre y enero , y en los para-
ges elevados caen bajo la forma de nieve: tambien
suele baber sus chaparrones en marzo y abril ; y se
aprovechan de ellos para las sementeras de estío , que
son el ajonjolí, dura, tabaco, algodon, habas y san
días. El resto del año es bastante uniforme, y mas
bien se quejan de sequía que de humedad.

S XI.

DE LOS VIENTOS.

En Siria á par que én Egipto , guardan los vientos


cierto período y tienen su estacion apropiada. Por el
equinoccio de setiembre empieza á soplar el N. O. con
mas frecuencia y mas recio ; pone el ambiente seco ,
claro y penetrante ; siendo de notar que en la costa
causa jaquecas asi como el N. E. en el Egipto, y mas
en la parte del setentrion que en la del mediodia,
pero nunca en las montanas. Debe asimismo adver
tirse que las mas veces dura tres dias consecutivos ,

otoño, es decir, cerca del dia de Todos-Santos. La época de esta


cqsecha varía segun los lugares : en Palestina y Hauran se corta el
trigo y cebada desde fines de abril y en todo mayo. Pero á medida
que nos encaminamos hacia el norte , ó nos elevamos en las monta
ñas , se retarda la siega hasta junio y julio.
Las siembras de la cosecha de estío , ó sniflé, se hacen en los chu
bascos de primavera ; esto es , en marzo y abril ; y la siega , en los
meses de setiembre y octubre. La vendimia se efectua en las mon
tañas á fines de setiembre; los gusanos de seda abren en abril y
mayo , y trabajan sus capullos en julio.
298 ESTADO FISICO
como el S. y el S. E. en el otro equinoccio : asi se man
tiene hasta noviembre, es decir, cerca de cincuenta
dias , alternando particularmente con el viento del E.
Son reemplazados por el N. O. , el S. O. y el O. que
reinan de noviembre á febrero. Estos dos últimos son,
valiéndome de la espresion de los Arabes, los padres
de las lluvias : en marzo se aparecen los vientos perni
ciosos de la parte del S., acompañados de las mismas
circunstancias que en Egipto ; pero aflojan avanzando
hácia el N., y se hacen mucho mas soportables en las
serranías que en los llanos. Comunmente no duran
cada vez mas de uno á tres dias. Los vientos del E.
que los relevan, continuan hasta junio, en cuyo mes
se entabla el N., el cual permite ir y venir á la vela por
toda la costa : en esta estacion tambien acontece , que
diariamente gira el viento por el horizonte y pasa con
el sol del E. al S., y del S. al O., para volver por el N.
á principiar de nuevo la misma carrera. Entonces
reina en la costa por la noche un viento local, lla
mado viento de tierra (terral); no sopla sino ya puesto
el sol, dura hasta su salida, y no se estiende mas de
dos ó tres leguas mar afuera.
La esplicacion de todos estos fenómenos presenta sin
duda problemas interesantes para la física , y que bien
merecian se ocuparan en su solucion. No hay pais en el
orbe mas á propósito para las observaciones meteoro
lógicas que la Siria. Diríase que la naturaleza de intento
ha reunido allí todos los medios de estudiar sus ope
raciones : nosotros con nuestros climas nebulosos , in
ternados en vastos continentes, apenas podemos seguir
DE LA SIRIA. 2f)g
las grandes mutaciones que acaecen en la atmósfera ;
el reducido horizonte que limita nuestra vista , tambien
estrecha nuestro entendimiento ; acá no descubrimos
mas que una mínima parte de lo que se representa
en la escena , y los fenómenos que acontecen se ma
nifiestan alterados por un millon de circunstancias.
Allí al contrario un teatro inmenso está abierto á
nuestras miradas; los mas poderosos agentes de la
naturaleza estan reunidos en un espacio tan pequeño ,
que facilita en estremo el comprender sus juegos recí
procos. Ora en el O. se nos ofrece la vasta llanura lí
quida del Mediterráneo; al E. la del desierto, tan
sumamente árida y dilatada; ora en medio de estas
dos planicies , se elevan prominencias , cuyos picos son
otros tantos observatorios , desde donde la vista puede
alcanzar hasta treinta leguas. Con solo cuatro observa
dores se abrazaria la Siria en toda su longitud ; y allí ,
desde las cimas del Casio , del Líbano y del Tabor, po
drian percibir cuánto sucede en un horizonte inmensu
rable : tambien observarian porqué la region del mar, al
principio despejada , se cubre luego de vapores ; cómo
es que estos se dispersan, se subdividen, trepan y as
cienden sobre las montañas ; cómo por otra parte , la
region del desierto , siempre trasparente , jamas pro
duce nubes , y solo es oscurecida por las que recibe del
mar : entonces se responderia á la cuestion de Michaelis1
sobre si el desierto produce rocíos , diciendo : que como
no tiene agua sino en el invierno despues de las lluvias,
■ Véanse las cuestiones propuestas por Micliaelis á los viageros del
rey de Dinamarca.
300 ESTADO FISICO
no puede evaporar mas que en esta época. Despues re
corriendo con una ojeada el valle de Balbek ardido de
calor , mientras que la cúspide del Líbano está blan
queada de hielos y de nieve , se convencerian de la ver
dad de unos axiomas ya establecidos , á saber : que el
calor es mas intenso , á proporcion que nos acervamos al
plano de la tierra, y menor, á medida que nos desviamos;
de tal modo que parece no es otra cosa que un efecto
de la accion de los rayos solares sobre la tierra. Por úl
timo , podria tentarse con esperanzas de un feliz resul
tado, la solucion de la mayor parte de los problemas
que dependen del conocimiento de la meteorología del
globo que habitamos.

CAPITULO II.

CONSIDERACIONES SOBRE LOS FENOMENOS DE LOS VIENTOS ,


NUBES, LLUVIAS, NIEBLAS, TRUENOS Y RAYOS.

Pero mientras se emprenda este trabajo con toda la


individualidad que demanda , voy á esponer en pocas
palabras algunas reflexiones generales, que me ha su
gerido la inspeccion de los fenómenos. Ya he hablado
de,las relaciones que guardan los vientos con las esta
ciones ; tambien he indicado que el sol por la corres
pondencia de su curso anual con las variaciones de
DE LA SIRIA. 301
aquellos , se manifestaba como el agente principal 1 :
en fin , su accion sobre el aire que envuelve la tierra ,
parece ser la causa primera de todos los movimientos
que se efectuan sobre nuestras cabezas. Para concebir
este mecanismo con claridad , debemos ir á buscar el
hilo de nuestras ideas en su verdadero origen , trayen
do á la memoria las propiedades del elemento puesto
en accion.
1° Todo el mundo sabe, que el aire es un fluido,
cuyas partículas naturalmente iguales y móviles, pro
penden sin cesar á nivelarse como el agua y demas
fluidos ; de suerte que si suponemos una pieza de seis
pies de magnitud en todas direcciones , el aire que en
ella se introduzca se esparcirá por igual y la llenará
perfectamente.
i° El aire goza tambien de la propiedad de dilatarse
y condensarse , esto es , ocupar un espacio mayor, ó me
nor en una cantidad dada : asi en el ejemplo propuesto
de la pieza , si se vacian los dos tercios del aire que
contiene, el tercio restante se estenderá en el lugar
1 Una de las pruebas mas evidentes de la influencia del sol sobre
los vientos es la regularidad que guardan los alisios entre los trópi
cos. En la Habana , verbigracia , he observado infinitas veces , particu
larmente los años de 18a5, 18a6y 182 7, durante el estío, en los muchos
dias que reina la brisa consecutivamente en esa estacion, que jamas
salta al amanecer, sino hasta las diez y media de la mañana : quiere
decir,hasta que el sol , por una permanencia de cuatro y media á cinco
horas sobre el horizonte , no ha emitido una cantidad de calórico su
ficiente para perturbar el equilibrio de la atmósfera. Y es tan admi
rable la puntualidad con que se aparece este viento, que no discrepa
un solo minuto de un dia á otro. Con fundamento pues, podría lla
mársele el relox tropical. Nota del traductor.
3ü2 ESTADO FISICO
evacuado , y llenará toda su capacidad ; mas si en vez
de espeler el aire , se le añade el duplo , triplo , etc. , la
pieza le contendrá igualmente ; lo que no sucede con
el agua.
La dilataciones promovida señaladamente por la ac
cion del fuego ; y calentado entonces el aire , reune en
un espacio igual menos partículas que el aire frio, se
vuelve mas ligero, y por consiguiente es impelido
hacia arriba. Por ejemplo, si en la pieza supuesta se
introduce un brasero encendido, al momento el aire
que le toque primero se elevará hácia el techo ; y el
que estaba mas próximo tomará el lugar que aquel
abandonó. Si este aire es de nuevo enrarecido, seguirá
la marcha del primero , y se establecerá de este modo
una corriente de abajo arriba1, alimentada por la
afluencia del aire lateral ; de manera que el aire mas
caliente se esparcirá en la parte superior, y el menos
calentado en la inferior, conspirando entrambos á
ponerse en equilibrio, segun la primera ley de la
fluidez2.
Ahora bien, si aplicamos este mecanismo á lo que
sucede en grande sobre el globo, hallaremos la es-
plicacion del mayor número de los fenómenos de los
vientos.
El aire que rodea la tierra , puede considerarse como
un océano en estremo fluido , cuyo fondo le ocupamos
nosotros , y cuya superficie se halla á una altura des-
Este es el artificio de las chimeneas y baños de estufa.
1 Ademas, el aire dilatado hace un esfuerzo por romper las barre
ras que le sujetan ; pero este efecto es indiferente á nuestro propósito.
DE LA SIRIA. 3<»3
conocida 1 . En virtud de su fluidez , este océano tiende
sin cesar á equilibrarse y quedar estancado ; pero como
el sol pone en accion la dilatabilidad , resulta de aquí un
movimiento que trae á todas las partes en continua fluc
tuacion. Cayendo pues los rayos solares sobre la superfi
cie de Ja tierra , producen exactamente el efecto del bra-
seroenlapiezadel ejemplo; comunícanle un cierto grado
de calor, que dilata el aire contiguo, y le hace pasará la
region superior. Si el calor estuviese igualmente distri
buido en todas partes , el juego general seria uniforme ;
pero la temperatura varia poruña infinidad de circuns
tancias , que son otros tantos motivos de las agitacio
nes que notamos.
Primeramente : es cosa muy averiguada , que la
tierra se calienta mas , a proporcion que se acerca su
plano á la perpendicular del sol ; de forma que el
calor es nulo en el polo , y estremo bajo el ecuador.
Esta es la razon porque nuestros climas son mas frios
en el invierno , y mas cálidos en el estío ; este es tam
bién el motivo porque en un mismo lugar y bajo una
misma latitud, la temperatura puede ser muy di
versa , segun que el terreno inclinado al N. ó al S., pre
sente su superficie mas ó menos oblicuamente á los
rayos del sol a.
1 A pesar de lo difícil que es determinar con alguna exactitud la
altura de la atmósfera terrestre, en razon de la desigualdad de su
densidad; con todo, de las observaciones que hasta ahora poce
mos, inclusas las aerostáticas, se evidencia que no puede bajar de
siete leguas españolas de á ocho mil varas. Nota del traductor.
' He ahí la causa , segun lo ha observado muy bien Montesquieu ,
de que la Tartaria, sin embargo de hallarse bajo el mismo paralelo
3o4 ESTADO FISICO
En i° lugar : está tambien comprobado , que la su
perficie de las aguas despide menos calor que la de la
tierra ; asi , en el mar, en los lagos y rios , se calentará
el aire mucho menos , bajo la misma latitud , que en
el continente ; y hasta puede decirse que , donde quiera
que sea , la humedad es un principio de frescor : he
ahí la razon porque un pais ínterin está poblado de
bosques y lleno de marismas es mas frio , que despues
de talados los unos , y desecadas las otras 1 .
3o En fin: otra consideracion igualmente impor
tante, es que el calor disminuye á medida que nos
elevamos sobre el plano general de la tierra2. Este
hecho está comprobado por la observacion de las al
turas mas elevadas, cuyos picos, hallándose cubiertos
de nieves eternas aun bajo la línea, atestiguan la exis
tencia de un frio perenne en la region superior.
Ahora bien, si nos hacemos cargo de los efectos

que la Inglaterra y la Francia , sea infinitamente mas fria que estos


dos paises.
1 Con esto se esplica porqué la Galia era mas fria en la antigüedad
que en nuestros dias.
" La proporcion en que decrece es un grado del termómetro cen
tígrado por cada ciento noventa y un metros de elevacion, segun
las observaciones de Humboldt. Saussure halló ciento noventa y
cinco por cada grado, y Gay-Lussac, en uno de sus viages aerostáti
cos, ciento ochenta y siete metros y cuatro décimos. Este último
resultado me parece preferible , en razon de las circunstancias en que
se hizo la observacion. Efectivamente, el océano aéreo no está ro
deadlo inmediatamente , como lo estan las montañas , de otros cuer
pos, cuales son los picos y mesetas , que pueden communicarles ó des
pojarles de una porcion considerable de su calórico, flota del tra
ductor.
DE LA SIRIA. 3o5
combinados de estas diversas circunstancias , hallare
mos que llenan las indicaciones de la mayor parte de
los fenómenos que queremos esplicar.
Primeramente : como el aire de las regiones polares
es mas frio y pesado que el de la zona tórrida , debe
resultar de aquí, segun la ley del equilibrio de los
fluidos, una presion que se dirige incesantemente a
hacer afluir el aire delos dos polos hácia la equinoccial;
y en esta parte la teoría está apoyada por los hechos.
Las observaciones practicadas por todos los viageros
demuestran que los vientos mas constantes en ambos
hemisferios , asi setentrional como meridional , vienen
de aquel cuarto del horizonte , cuyo medio le ocupa el
polo , quiere decir, del N. O. y el N. E. Lo que se efec
tua particularmente en el Mediterráneo se halla en
consonancia con lo que sentamos.
Ya he observado tratando del Egipto , que en aquel
mar los rumbos del N. son los mas permanentes ; de
tal manera, que en los doce meses del año reinan
nueve. Este fenómeno se esplica de un modo muy
plausible , diciendo asi : la ribera de la Berbería , he
rida por los rayos solares , calienta el aire que la cubre ;
este ya enrarecido asciende , ó sigue por el interior de
las tierras ; entonces el ambiente del mar, encontrando
menos resistencia por este lado , se precipita allí sobre
la marcha; mas como él tambien se caldea, toma el
camino del primero , y asi sucesivamente se va desafb-
jaiido la atmósfera del Mediterráneo : en virtud de e.ste
mecanismo , el aire que rodea á la Europa , hallándose
sin apoyo por esta parte , se ensancha considerable-
TOMO I. iO
3p6 ESTADO FISICO
mente ; y muy en breve se establece Ja corriente gene
ral, que será mas impetuosa, á proporcion que sea
mas frio el aire del N., y de aquí aquella impe1upsidad
de los vientos, mayor en invierno que en estío:
pero será tanto mas floja, cuanto mas se acerque ¡i
uniformar la temperatura el aire de las distintas regio
nes : de aquí sin duda aquella marcha de los vientos
mas moderada en el buen tiempo , y que aun en julio y
agosto termina con una calma general ; porque en
tonces el sol , mas cercano á nosotros , calienta casi
igualmente todo el hemisferio hasta el polo. Aquel
curso uniforme y constante que toma en junio el N. E.
proviene de que el sol, aproximado hasta el para
lelo de Asuán, y casi hasta el de las Canarias, establece
á las faldas del monte Atlas una aspiracion vecina y
regular. Este retorno periódico de los vientos del E.
tras de cada equinoccio , tiene tambien indudablemente
su razon geográfica • mas para dar con ella seria forzoso
tener una noticia general de lo que acontece en otras
partes del continente ; y confieso que me falta ese requi
sito. Ignoro asimismo el motivo de aquella duracion
de tres días, que guardan los vientos del sur y del norte,
cada vez que se aparecen en tiempo de los equinoccios.
En la marcha general de un mismo viento, suelen
sobrevenir diferencias , que son originadas por la con
formacion de los terrenos ; es decir, que si un viento
tropieza con un valle , sigue su direccion á la manera
de las corrientes del mar. De aquí dimana , sin duda ,
que en el golfo de Venecia casi no se conozca otro
viento que el N. O. y el S. E. ; porque tal es la direccion
DE LA SIRIA. 807
de ese brazo de mar : por identidad de razon , todos
los vientos en el mar Rojo son N. ó S. : y si en la Provenza
es tan frecuente el N. O. ó mistral , debe atribuirse tan
solo á que las corrientes de aire que caen.de las Ce-
vennes y de los ¿ílpes, son compelidas á seguir la direc
cion de las vegas del Ródano.
?Pero qué se hace la masa de aire estraida por la
costa de Africa y la zona tórrida? Esta cuestion puede
resolverse de dos modos :
1 ° El aire cuando llega á esas latitudes , forma una
gran corriente conocida por el nombre de viento alisto
del este 1, que reina , como todos saben , desde las Cana
rias hasta América3: luego de llegada aquí, parece
que es interrumpida por las montañas del conti
nente, y se aparta de su primitiva direccion; vol
viendo ep sentido contrario á formar aquel viento

1 Este es el llamado vulgar é impropiamente brisa, asi por los


mari os españoles como por los ingleses y americanos. Nota del tra
ductor.
* Franklin creyó que él viento alisio del este dependía de la rotacion
de la tierra ; pero si esto es asi , í porqué no es perpetuo el viento del
este ? Por otra parte , f cómo se esplicarán en esa hipótesis los dos mon
zones de la India , dispuestos de tal manera que sus alternativas son
señaladas precisamente por el tránsito del sol al ecuador, es decir, que
los vientos del O. y del S. reinan durante los seis meses, que se halla
el sol en la zona setentrional ; y los del E. y N. en los otros seis , en
que recorre la meridional? ?Por ventura esta correspondencia no
prueba que todas las anomalías de los vientos dependen únicamente
de la accion del sol sobre la atmósfera terrestre ? La luna , que tan sen
siblemente influye sobre el Océano , puede tambien influir sobre los
vientos; pero el influjo de los demas planetas parece una quimera ,
propia solo de la astrología judiciaria.
20.
3o8 ESTADO FISICO
del O. que reina en el paralelo del Canadá ; de suerte
que con este retorno compensa las pérdidas de las
regiones polares.
2o El aire que acude del Mediterráneo al Africa ,
dilatándose allí por el calor , se eleva á la region su
perior ; mas como se enfria á cierta altura dada , resulta
que su primer volumen se reduce en estremo por la
condensacion. Entonces podria decirse, que habiendo
recobrado su peso, deberia volver abajar; pero fuera
de que si se acerca á la tierra se habrá de calentar
y enrarecer , esperimenta ademas de parte del aire
inferior una presion poderosa y continua que le sos
tiene ; estas dos colunas , la una del aire superior en
friado y la otra del inferior dilatado, estan entre sí
en incesante lucha. Si se rompe el equilibrio , el aire
superior , obedeciendo al impulso de su gravedad,
puede caer sobre la region inferior hasta llegar á la
tierra1: á accidentes de esta naturaleza es á lo que
debemos atribuir con especialidad aquellos torrentes
súbitos de aire helado , conocidos por el nombre de
huracanes ó granos que parecen desplomarse del cielo,
y que traen á las estaciones y regiones mas cálidas el
frío de las zonas glaciales. Si el aire circundante re
siste, se limita el efecto de los huracanes á un espacio
muy corto ; pero si choca con corrientes ya formadas ,
redoblan estas sus fuerzas y llegan á ser tempestades
que duran muchas horas. Estas borrascas son secas
cuando el aire se halla despejado ; mas si está cargado
de nubes, van acompañadas de un diluvio de agua y
granizo, que al tiempo de su caída son condensados
DE LA SIRIA. iOQ
por el aire frio. Asimismo puede acontecer que en el
parage de la ruptura se establezca un descenso de agua
continua , en el cual vengan á resolverse todas las nu
bes circundantes ; y entonces resultarán aquellas co
lunas de agua , conocidas bajo los nombres de mangas ,
bombas , ó tifones 1 : estas mangas no son raras en la
costa de Siria , en vuelta del cabo Vedjh y hácia el
Carmelo ; debiendo advertirse que se presentan particu
larmente por los equinoccios , y cuando el cielo está
borrascoso y encapotado.
Ejemplos constantes de esta caida del aire enfriado
en la region superior , nos los proporcionan las mon
tañas de una cierta elevacion. Apenas se acerca el
invierno , sus cimas se cubren de nubes , y de aquí
emanan torrentes impetuosos que los marinos llaman
vientos de nieve. Entonces dicen ellos , que las monta
ñas se defienden , porque los tales vientos , arrastrando
con cuanto encuentran, no permiten aproximarse á
ellas por ningun lado. El golfo de Leon y el de Alejan-
dreta son famosos en el Mediterráneo por circunstan
cias de esta especie.
Siguiendo los mismos principios , se esplican fácil
mente los fenómenos de aquellos vientos de las costas ;
llamados vulgarmente vientos de tierra (terrales). Las
observaciones de los marinos en el Mediterráneo , com
prueban que durante el dia vienen del mar , y por la
nocbe de tierra ; que son mas recios cerca de las cos
tas elevadas , y mas débiles junto á las bajas. La razon

1 Franklin da la misma esplicacion.


3lO ESTADO FISICO
es clara : el aire tan pronto dilatado por el calor del
dia como condensado por el frio de la noche , sube y
baja alternativamente de la tierra al mar, y del mar
á la tierra. Lo que yo he observado en Siria hace pal
pable este efecto. El frente del Líbano que mira al
mar , castigado por el sol en el discurso del dia y espe
cialmente á la hora de siesta , escita un calor que en
rarece la capa de aire que cubre la pendiente. Este
aire, haciéndose mas leve, pierde el equilibrio en que
estaba con el del mar, y es oprimido y echado para
arriba : pero el nuevo que le reemplaza caldeándose
a su vez , muy presto marcha en seguimiento
asi de uno en otro , se forma una corriente
muy parecida á la que se nota en los conductos de
las estufas , ó de las chimeneas 1 . Luego que el sol
se pone, cesa esta accion; enfriase la montaña,
condénsase el aire , y se vuelve grave , torna á caer, y
desde entonces forma un torrente que corte a lo
largo de la pendiente hasta el mar : esta corriente
cesa por la mañana ; porque el sol , de retorno sobre el
horizonte, vuelve á comenzar el juego del dia ante
rior. Dos ó tres leguas es lo mas que se estiende en el
mar ; porque el impulso de su descenso es destruido
por la resistencia de la masa de aire por donde pene
tra. En razon de la altura y rapidez de dicho descenso,
se prolonga el curso del viento de tierra ; y se halla mas
estendido al pie del Líbano y de la cordillera del norte,

1 Muchas veces es sensible á la vista ; pero aun se hace mas paten


te, aproximando A los tubos una mota de seda deshilada, ó la llama
de un cerillo.
DE LA SIRIA. 3l I
porque en esta parte las montañas son mas elevadas,
mas pendientes y mas próximas al mar. Pero en la
embocadura del Qasmié soplan ráfagas violentas y
repentinas 1, cuyo efecto debe atribuirse á la profundi
dad del valle de Béqdá , cpie aglomerando el aire en el
angosto cauce de aquel rio , le impele como encaño
nado por un tubo. En la costa de Palestina es mucho
menor la carrera que hace el viento , porque allí los
montes son mas bajos , y media entre ellos y el mar
toda una llanura de cuatro á cinco leguas. En Gaza y
en la ribera del Egipto es nula la corriente, porque
el terreno es demasiado tendido para que haya un
declive muy notable. Finalmente , en todas partes
arrecia en el estío , y afloja en el invierno , respecto á
que en esta última estacion , decreciendo la tempera
tura , disminuye tambien el enrarecimiento.
Este estado respectivo del aire del mar con el de los
continentes, es la causa de un fenómeno (observado
hace muchos siglos ; á saber , la propiedad que tie
nen las tierras en general y especialmente las monta
ñas , de atraer ¿as nubes sobre sí. Cualquiera que haya
visto diversas playas , se habrá podido convencer , que
las nubes formadas primero sobre el mar , ascienden
despues por una marcha constante hácia los conti
nentes , y se dirigen de preferencia á los montes mas
elevados que en ellos se encuentran. Algunos físicos
han querido ver en estos efectos una virtud de atraccion ;
pero prescindiendo de que esta cualidad oculta eft
1 Estas ráfagas son tan fuertes, que á veces hacen zozobrar los
Lotes. Por poco hago yo la prueba.

i
3 12 ESTADO FISICO
nada es mas clara que el antiguo horror al vacío, se
presen ran aquí agentes materiales que nos dan una
razon mecánica del fenómeno : quiero decir , las leyes
del equilibrio de los fluidos , en cuya virtud las ma
sas de aire mas pesado, empujan hacia arriba á las
mas ligeras. En efecto los continentes siempre son
(en igualdad de latitud y de nivel) mas penetrados del
calor que los mares ; y de aquí debe resultar una cor
riente perenne que impele al aire del mar, y por con
siguiente á las nubes sobre la tierra. Se dirigirán tanto
mas al continente , á medida que las montañas esten
mas caldeadas y por decontado mas aspirantes ; si en
cuentran un escampado llano y seguido , se deslizarán
por él sin detenerse ; porque estando ese terreno calen
tado por igual , no hay causa que pueda condensarlas :
he ahí la razon de que nunca llueva, ó al menos muy
rara vez , durante el estío, en Egipto y en los desiertos de
Arabia y del Africa. El aire de estas regiones , calen
tado y enrarecido , rechaza de sí las nubes , pues estas
no son mas que vapores , y todo vapor es elevado cons
tantemente por el aire caldeado. Se hallan pues forza
das á nadar en la region media , donde la corriente es
tablecida las conduce á los puntos mas empinados del
continente , los cuales en cierto modo hacen veces de
chimenea , segun ya hemos indicado. Allí , mas distan
tes del plano de la tierra , que es el gran foco del calor,
se enfrian y condensan por un mecanismo semejante
al que pasa en la cucúrbita de los alambiques ; sus
partículas se resuelven en lluvias ó en nieves ; mas en
invierno varian los efectos con las circunstancias : en
DE LA SIRIA. 3I3
tonces, como el sol se halla distante de los paises de
que hablamos , cesa la tierra de estar tan caldeada y
adquiere el aire un estado muy semejante al de las
montañas mas elevadas ; se enfria pues y se condensa
mas : los vapores ya no suben tanto , las nubes se for
man mas abajo , y á veces tocan en la tierra , donde
las vemos en forma de nieblas. En esta época, acumu
ladas por los vientos de O. , y por la falta de las cor
rientes, que las llevan consigo en el estío, son com-
pelidas á descargar en el llano ; y de aquí fácilmente
se deduce la solucion de aquel problema 1 : ¿ Porqué
siendo mas abundante la evaporacion en estio que en in
vierno , hay no obstante mas nubes, nieblas y lluvias en
esta estacion que en aquella ? Tambien se infiere de aquí
la razon de otro hecho común al Egipto y á la Pales
tina a , á saber : SÍ hay alguna llovizna continua , mas bien
será por la noche que de dia. Se observa generalmente
en estas regiones que las nubes y nieblas se apro
ximan á la tierra durante la noche , y se desvian de
ella luego que amanece ; y es porque la presencia del
sol produce calor suficiente para rechazarlas. Yo lo he
notado repetidas veces en el Cairo, en los meses de
julio y agosto de 1783. Con mucha frecuencia al salir
el sol , teníamos niebla , hallándose el termómetro en
1 El autor alude á uno de aquellos problemas meteorológicos que
él mismo propone al terminar la seccion del « Estado físico del Egip
to. » Nota del traductor.
* Yo he hecho la observacion en Palestina en los meses de noviem
bre , diciembre y enero de 1784 y 1785. La llanura de Palestina, par
ticularmente en vuelta de Gaza , se halla casi en las mismas circuns
tancias de clima que el Egipto.
3(4 ESTADO FISICO
diez y siete grados ; dos horas despues , subia hasta
veinte y veinticuatro , y entonces el cielo estaba po
blado de celajes que corrian del sur. En otra ocasion .
volviendo de Suez por aquel mismo tiempo , es decir ,
del ?-4 al 26 de julio , no tuvimos niebla en las dos no
ches que dormimos en el desierto ; pero habiendo avis
tado en la madrugada la llanura de Egipto , la noté
cubierta de una capa de vapores que me parecieron
estancados ; segun que iba aclarando tomaron giro y
elevacion ; y todavía no eran las ocho de la mañana ,
cuando la tierra estaba toda despejada , y el aire no
ofrecia mas que algunas nubeculas diseminadas , que
remontaban por el valle. Al año siguiente, estando con
los Druzos, observé varios fenómenos casi idénticos.
Desde fines de julio pasaba diariamente una serie de
nubes , que se atribuia al derrame del Nilo por el Egip
to 1 , y que efectivamente venian de aquella parte , y
se trasladaban al nordeste 2. Despues de esta primera
irrupcion, sobreviene á fines de julio y en agosto, otra
eslacion de celages. Diariamente se oscurecia el cielo
á eso de las once ó las doce de la mañana , y á veces no
volvia á mostrarse el sol en toda la tarde ; entre tanto
afluian las nubes al pico del Sannino , muchas de las
cuales, trepando las pendientes, corrian por entre las

1 No es fuera del caso advertir que el Nilo restablece entonces una


corriente de aire sobre toda la costa de Siria , la cual va desde Gaza
hasta Chipre.
* En mi concepto esta es la misma coluna de que habla el baron de
Tott. Yo me he cerciorado igualmente del estado vaporoso del hori
zonte de Egipto, de que hace mencion este viagero.
DE LA SIRIA. 3l5
viñas y los álamos : en otras ocasiones , estando entre
tenido en la caza, me he visto de repente metido en
una neblina blanca, húmeda , tibia y tan opaca, que
no se divisaban los objetos á cuatro pasos de distancia.
A cosa de las diez ú once de la noche , tornaba á des
pejarse el cielo , alumbraban las estrellas, y continuaba
la noche serena ; al dia siguiente salia el soMwillante ,
y al mediodía se empezaba á repetir la misma escena
del anterior. Esta repeticion de fenómenos embarazaba
tanto mas mi entendimiento , cuanto no atinaba que
era lo que se hacia de toda aquella masa prodigiosa de
nubes: una parte, á la verdad, pasaba por la cordi
llera del Sannino , y asi podia suponer que iba en vuelta
del Anti-Líbano ó del desierto ; pero ? y la otra que es
taba en camino sobre la pendiente, á la sazon que se
ponia el sol , en qué se trasformaba , especialmente no
dejando en pos de sí , ni rocío ni lluvia bastante á ago
tarla ? Deseoso de averiguar la razon del enigma , em
prendí subir por muchos dias consecutivos al amane
cer á una cumbre muy inmediata ; y allí , tendiendo
la vista por el valle y el mar en una línea oblicua de
cerca de cinco leguas , examiné lo que pasaba. Al prin
cipio lo único que percibí fue un charco de vapores
que ocultaban las aguas ; pareciéndome oscuro aquel
horizonte marítimo , mientras que el de los montes
estaba clarísimo : á medida que el sol le iluminaba ,
iba yo distinguiendo nubes por el reflejo de sus rayos ;
primero me parecian muy bajas ; pero á proporcion
que aumentaba el calor , se separaban unas de otras ,
subian , y tomaban siempre el rumbo de las montañas
3 I6 ESTADO FISICO
para pasarse allí lo restante del dia , como ya lo he
mos apuntado. Entonces supuse que estas nubes que
veia ascender, eran por la mayor parte las mismas
del dia anterior , las cuales sin haber podido concluir
su subida , habian sido enfriadas por el aire y arro
jadas hacia el mar por el viento de tierra. Despues
inferí que allí se detenian toda la noche, hasta que
saltando el viento de la mar, se las llevaba á la mon
taña y hacia cruzar parte de ellas por sobre la cima ,
para ir luego al otro lado á resolverse en rocío, ó á
refrigerar el aire sediento del desierto.
He dicho que esas nubes no nos traian rocio ; y he
reparado ademas que cuando la atmósfera se encubría
de esta manera, habia menos que cuando el cielo
estaba despejado. Pero en cualquier tiempo, el rocío
es menos abundante en estas serranías que en la costa
y en el Egipto : lo cual se esplica perfectamente di
ciendo , que el aire carece de fuerza bastante para
elevar hasta esa altura el esceso de humedad de que se
carga ; porque el rocío , como es bien notorio , es aquel
sobrante de humedad que el aire calentado disuelve
durante el dia 1 , y que condensándose por la frescura
de la noche , cae de nuevo, con tanta mayor abundan-

1 Las observaciones practicadas en estos últimos años por el doc


tor Wells sobre el rocío , si bien no hacen variar la teoría recibida en
, cuanto á la fuente que surte este metéoro , es decir, el esceso de hu
medad en la atmósfera , la alteran completamente respecto al modo
de producirse. En efecto, hasta ahora se habia considerado que el
rocío se efectuaba por evaporacion ; mas hoy parece evidente que la
radiacion del calórico es la única y verdadera causa del fenómeno.
Largo seria describir todos los esperimentos que lo convencen ; sin
DE LA SIRIA. 3l7
cia cuanto el parage sea mas contiguo al mar 1 : de
aquí rocíos escesivos en el Delta, y escasos en la Te-

embargo , vista la profundidad con que trata el autor esta parte me


teorológica, no puedo menos de ofrecer algunas breves consideracio
nes , que bastarán á ponerlo de manifiesto. Si colocamos á corta dis
tancia del suelo una planchita horizontalmente, y fijamos en ella dos
termómetros , uno arriba y otro abajo , advertiremos una diferencia es
trema de temperatura entre el termómetro superior y el inferior. Ahora
bien , el termómetro inferior no puede perder su calórico en el espa
cio , por estorbárselo la plancha , antes bien recibirá de esta ; al paso
que el superior emite por el aire el suyo sin que le sea devuelto. Asi
pues, cuando la superficie de la tierra se ha resfriado á causa de la
radiacion y de la falta de compensacion de su calórico , el vapor que
ella contiene se enfria igualmente ; y por consecuencia el aire se
aproxima al punto de saturacion. Si no escede este punto , no hay
rocío ; si, por el contrario, se llega á saturar, entonces se verifica el
fenómeno. Por este mismo principio se esplican admirablemente no
solo todas las diversas circunstancias que presenta el rocío, sino
tambien la congelacion artificial del agua en Bengala , la de la hume
dad en las vidrieras de las ventanas y una infinidad de fenómenos
análogos que hasta ahora se habian atribuido con plena confianza á
la evaporacion. He aquí un ejemplo bien notable de lo que sucede con
harta frecuencia en ciencias naturales y particularmente en meteo
rología; nada parecia mejor demostrado que la causa del rocío, nin
guna esplicacion en la apariencia mas sencilla ni mas natural que la
que se daba ; y sin embargo , un solo hecho bien observado basta para
echarla por tierra. Si esto acontece aun en fenómenos tan simples ,
qué será con los mas complicados? Repetir siempre las observacio
nes, he ahí el modo de comenzar nuestro estudio : apelar constan
temente á la esperiencia , he ahí la única sancion en la ciencia de la
naturaleza. Nota del traductor.
1 Con esto se resuelve un problema que me propusieron en Jafa ; á
saber : í Porqué se suda mas en Jafa , estando á orillas del mar, que
en Ramlé que se halla tres leguas tierra adentro? La razon es, que
como el aire de Jafa está saturado de humedad no estrae sino con
demasiada lentitud las emanaciones del cuerpo, al paso que en Ran1
3I8 ESTADO FISICO
baida , y aun en lo íntimo del desierto , segun me han
informado ; y si no se desprende la humedad , cuando
el cielo está encapotado 1 , es porque ha adquirido la
forma de nubes , ó porque nubes la interceptan.
En otros casos , estando el cielo sereno , se ven las
nubes disiparse y desaparecer como el humo ; y á ve
ces formarse á nuestra vis:a, y de un punto imper
ceptible, convertirse gradualmente en masas enormes.
Esto sucede con especialidad en la punta del Líbano,
y los marinos han esperimentado que la aparicion
de una nube sobre ese pico, es anuncio infalible del
viento de O. Muy á menudo al ponerse el sol, he no
tado que estas como humaredas, adhieren á las faldas
de los peñascos de Nahr-el-Kelb , y crecen con tal rapi
dez, que en una hora el valle todo no era mas que
humo empantanado. Los habitantes pretenden que es
efecto de los vapores que exhala el valle; pero ?cómo
un valle todo de piedra y casi sin agua puede sumi
nistrar tan abundantes emanaciones? Es mas natural
decir que los vapores de la atmósfera son los que , con-
densados al acercarse la noche , caen bajo la forma de
una llovizna imperceptible, de cuyo aglomeramiento
resulta el lago nebuloso que se observa. Las nieblas se
esplican felizmente siguiendo los mismos principios :
no las hay en los paises cálidos sitos lejos del mar, ni
en los frios en los ardores del estío , porque en todos

lé, en donde el ambiente está mas reseco, las estrae con mayor pron
titud. Esta es tambien la razon porqué en nuestros climas el aliento
es visible en invierno y no en estío.
1 Este hecho depone en favor de la radiacion. Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 3lQ
estos casos el aire no tiene humedad superabundante.
Mas aparecen en el otoño , despues de las lluvias , y
aun en estío despues de las turbonadas; porque
entonces la tierra ha recibido material para la eva
poracion, y ha adquirido cierto grado de frescor
muy adecuado á la condensacion. En nuestros climas
comienzan siempre prefiriendo la superficie de los
prados, á los campos labrados. Muchas veces , á pues
tas del sol, se advierte sobre la yerba una tela de
humo que muy en breve crece en estension y altura.
La razon es muy obvia; los lugares húmedos y fres
cos reunen mas que los áridos los requisitos necesa
rios para condensar los vapores que descienden. Pero
aun resta por hacer infinitas consideraciones acerca
de la formacion y propiedades de estos vapores , que
aunque son los mismos , toman en tierra el nombre de
nieblas, y en la atmósfera el de nubes. Cotejando entre
sí sus diversos accidentes, se advierte que siguen
aquellas leyes de combinacion, disolucion , precipitacion
y saturacion, en cuya teoría se ocupa tan especialmente
la física moderna , bajo el nombre de química. Si fuera
mos á tratar aquí estas materias con la profundidad que
merecen , seria forzoso entrar en particulares , que me
desviarían demasiado de mi asunto principal : asi que
me limitaré á una sola observacion relativa á lo
Este metéoro se siente en el Delta lo mismo que en
toda la Siria ; pero con la diferencia, que tanto en aquel
primer pais como en la llanura de Palestina, es rarísimo
en el estío , y mas. frecuente en el invierno : en las
montañas sucede al reves. En ambas regiones su legí
320 ESTADO FISICO
timo tiempo es el de las lluvias , es decir , por los equi
noccios , y señaladamente en el de otoño ; tambien es
cosa muy notable que jamas viene del continente,
sino del mar : todas las tempestades que se arman en
el Delta 1 y en Siria vienen siempre del Mediterráneo.
Las horas que prefieren en todo el dia, son la tardecita
y la mañana 2 ; van acompañadas de chaparrones muy
violentos , y á veces de granizos que aniegan el cam
po de charcos en poco rato. Estas circunstancias, y
especialmente la constante asociacion del trueno á las
nubes , dan márgen al siguiente raciocinio : si el rayo
se forma siempre con las nubes , si necesita pre
cisamente de su consorcio para manifestarse ; claro
' está que debe ser el resultado de algunos de sus ele
mentos. Ahora bien; ?de qué manera se forman las
nubes? Por la evaporacion de jas aguas. ?Y cómo se
efectúa la evaporacion ? Por la presencia del fuego ; el
agua por sí misma no es volátil, necesita de un
agente que la haga elevarse; este agente es el fuego,

1 Yo ignoro lo que pasa en el Alto-Egipto sobre el particular ; mas


por lo tocante al Delta , parece que de cuando en cuando recibe nu
bes y truenos del mar Rojo. El dia que salí del Cairo (el 36 de se
tiembre de 1783) al caer la noche, se presentó una borrasca por
el S. E., acompañada de muchos rayos y relámpagos , la cual ter
minó en un granizo violento, cuyos copos eran como garban
zos de los mas gordos. Duró de diez á doce minutos, y asi nos dio
tiempo,, á mis compañeros de viage y á mí, de recoger en la falúa los
suficientes para llenar dos vasos grandes, y decir que habiamos be
bido helados en Egipto. Por otra parte, será conveniente advertir
que entonces empieza á soplar en el mar Rojo el monzon del sur.
* Niebuhr observó igualmente en la Moka y en Bombai, que los
turbiones venian siempre del mar.
DE LA SIRIA. 32 I
y de aquí aquel hecho bien averiguado : que la evaporacion
está en razon directa del calor aplicado al agua. Cada mo
lécula de este fluido es volatilizada por otra de fuego ,
y sin duda tambien por alguna de aire con quien se
combina. No hay inconveniente en mirar esta combi
nacion como una sal neutra , y comparándola al nitro
puede decirse , que el agua hace las veces de álcali , v
el fuego representa al ácido nitroso: las nubes com
puestas de este modo, flotan por el aire, hasta que
circunstancias adecuadas vienen á disolverlas ; si acaso
se proporciona un agente que sea poderoso á romper
de golpe la combinacion de las moléculas, se efectuará
una detonacion acompañada de luz , como sucede en
el nitro ; en virtud de este efecto , hallándose la materia
del fuego y la del aire disipada súbitamente, el agua •
que tenian en disolucion, recobrando su gravedad na
tural, se precipita de la altura á que se habia elevado :
de aquí aquellos recios chubascos, que siguen á las
fuertes tronadas y que suceden ton preferencia al fin
de las tempestades ; porque entonces la materia del
fuego no estando en combinacion mas que con el aire ,
se funde al igual del nitro ; y esta es quizá tambien
la causa que produce aquel relampagueo sin estrépito que
suele advertirse en el horizonte1. ?Pero esta materia del
fuego es acaso distinta de la eléctrica? ?Por ventura
sigue, en sus detonaciones y combinaciones , afinidades
y leyes peculiares ? Esto es lo que no me meteré yo á
indagar. Semejantes investigaciones son agenas de la
1 Impropiamente nombrado fusilazos. Mas valiera denominarle
llamaradas. Nota del traductor.
tomo i. ai
322 estado físico
sencilla relacion de un viage : ceñirse á la esposicion de
los fenómenos, he ahí la provincia del viagero ; y quizá
he traspasado yo sus límites con haber agregado algu
nas esplicaciones , que se desprendían de ellos natu
ralmente 1 .

1 Parece tambien que las estrellas cadentes son una combinacion


particular de la materia del fuego. Los Maronitas de Mar-EHas mr
han asegurado que hace como tres años que cayó una estrella de es
tas sobre dos muías del convento, y las mató inmediatamente, cau
sando un estallido semejante al de un pistoletazo, y sin dejar mas
vestigios que el rayo \
* Cuando nuestro viagero escribía, apenas prinoipiába á difundirse por el
mundo sabio el descubrimiento del inmortal Franklin sobre la identidad
entre la materia del rayo y la electricidad escitada en nuestras máquinas.
Por esta razon no es de estrañar que presente una esplicacion de los metéo
ros ígneos que ya no es admisible en el estado actual de nuestros conoci
mientos. No puede negarse sin embargo que es bastante ingenioso ese modo
de esponer los fenómenos; ofreciendo ademas una notable analogía con la
doctrina de algunos físicos modernos de mucho mérito , á cuya cabeza se ha
llan Libes y el famoso geómetra Mongc. Consideran estos sin duda al Buido
eléctrico como el agente principal, mas no le creen todavía suficiente por sí
solo á producir el espantoso estrépito del trueno. Juzgan indispensable que
se efectue una inflamacion de gas hidrógeno en las nubes para causar la fuer
te esplosion que sentimos. Libes aplica esta doctrina , de una manera que no
deja de ser plausible , á la produccion de los chaparrones {pluies eforage) :
en efecto , nada mas fácil de concebir que la caida repentina de esos torren
tes de lluvia, si suponemos una viva combustion de hidrógeno en el oxígeno
del aire, de la cual debe necesariamente resultar agua en grandísima copia. Ni
se diga que es inadmisible la existencia del hidrógeno en las altas regiones de
la atmósfera, por no habérsele encontrado jamas en los ascensos aerostáti
cos; pues muy bien puede producirse repentinamente en los momentos dela
tempestad ( momentos en que nadie hasta el dia de hoy se ha elevado á esas
alturas á recoger el aire que en ellas circula ) y despues desaparecer inme
diatamente bajo la forma líquida , combinándose con el oxígeno. ¿Qué difi
cultad hay, por otra parte , en admitir esa descomposicion y recomposicion
del agua por medio de la electricidad atmosférica , cuando de la produccion
de ambos efectos tenemos pruebas tan convincentes en nuestros aparatos
DE LA SIRIA. 323
electro-motores? Ademas, se puede esplicar felizmente en esta doctrina el
ruido redoblado del trueno, pues resultando un vacío perfecto de la con
densacion de los gases , se perturba el equilibrio del aire , y por consiguiente
las colunas de este fluido deben acudir impetuosamente á restablecerle, pro
pagando sus fuertes vibraciones por todo el océano aéreo. Es menester con
fesar que todas estas suposiciones son bastante plausibles. No se crea empero
que yo trate de defender las ideas de los citados filósofos : mi ánimo lia sido
tan solo llamar la atencion aunque rápidamente, sobre estos dos puntos:
i" que había alguna semejanza entre esta doctrina y la de nuestro autor,
cuando dice que los fenómenos del rayo seguían , en su concepto , ciertas le
yes de combinacion química, esplicacion que hace honor á su sagacidad con
siderada la época en que escribió; y 2° que en meteorológica , aun en lo que
parece mejor demostrado, hasta ahora no hemos pasado de conjeturas y solo
conjeturas mas ó menos fundadas. Nota del traductor.

3 t.
1
ESTADO POLITICO

DE LA SIRIA.

CAPITULO III.

DE LOS HABITANTES DE SIRIA.

Este pais, lo mismo que el Egipto , ha padecido desde


tiempos muy atras , revoluciones que han contribuido
á cruzar las castas de sus moradores. En el discurso de
veinticinco centurias , podemos contar hasta diez inva
siones que introdujeron é hicieron suceder pueblos
estraños. Los primeros fueron los Asirios de Ninive,
quienes, habiendo pasado el Eufrates por los años
de 740 antes de nuestra era, se apoderaron en el
espacio de medio siglo de casi todo el territorio si
tuado al norte de la Judea. Los Caldeos de Babilonia,
luego de aniquilar esa potencia de quien eran depen
dientes , entraron , como por juro de heredad , en el
goce de sus posesiones, y acabaron de conquistar
toda la Siria, escepto únicamente la isla de Tiro. A
los Caldeos sucedieron los Persas de Ciro, y á estos
últimos los Macedonios de Alejandro. Entonces pare
cía que la Siria ya iba á salir del vasallage de las po
tencias estrangeras , y que conforme al derecho natu
3 26 . . ESTADO POLITICO
ral de cada nacion , se formaria su sistema de gobierno
propio. Sin embargo, los pueblos, que no vieron en
los Seléucidas mas que unos déspotas crueles y opre
sores , reducidos al trance de optar entre dos yugos ,
eligieron el menos gravoso ; y de esta manera la Siria ,
rindiéndose á las armas de Pompeyo , se volvió pro
vincia del imperio romano.
Cinco siglos despues de esta conquista , cuando los
descendientes de Teodosio dividieron su inmenso pa
trimonio , mudó la Siria de metrópoli sin cambiar por
eso de señor, quedando agregada al imperio de Cons-
tantinopla. Tal era su condicion en el año 622, á tiempo
que las tribus de Arabia , congregadas bajo el estan
darte de Mahoma, vinieron á tomar posesion de ella
ó por mejor decir, á devastarla. Desde esa época,
despedazada sin cesar por las guerras civiles de los
Fatmitas y de los Omiadas , sustraida á los califas por
sus tenientes rebeldes , arrancada á estos por las mili
cias turcomanas , disputada por los cruzados europeos,
recobrada por los Mamelucos de Egipto , desolada por
Tamerlan y sus Tártaros ; al fin ha venido á quedar
en poder de los Turcos otomanos quienes de doscientos
sesenta y ocho años á esta parte son dueños abso
lutos.
Del desorden de tantas vicisitudes , ha resultado uii
compuesto de poblacion , tan vario como los elemen
tos de donde se formó : por manera que los habitante?
de Siria no pueden ser mirados como un cuerpo de
nacion homogéneo , sino como una mezcla de varias
naciones diferentes.
DE LA SIRIA. 327
Podemos distribuirlos en tres clases principales.
1 0 La descendencia del pueblo conquistado por los
Arabes, esto es , los Griegos del imperio de Oriente.
i" La posteridad de los Arabes conquistadores.
3o El pueblo dominante en la actualidad , quiere
decir, los Turcos otomanos.
De estas tres clases , las dos primeras exigen algu
nas subdivisiones, en razon de las distinciones que
han sobrevenido. Asi pues , clasificaremos los Griegos :
1 0 En Griegos propiamente tales , llamados vulgar
mente cismáticos, ó segregados de la comunion romana.
20 En Griegos latinos , reunidos á la antedicha co
munion.
3o En Maronitas , ó Griegos de la secta del monge
Maron, antes independientes de ambas comuniones,
y hoy adheridos á la última.
Los Arabes deben dividirse, 1° en descendientes
propios de los conquistadores, los cuales han mez
clado mucho su sangre ; y forman la porcion mas
considerable.
2o En Motuális , que solo se distinguen de estos por
su creencia religiosa.
3o En Druzos , que tampoco difieren sino bajo seme
jante respecto.
4o Finalmente en Jnsarié, tambien oriundos de los
Arabes.
A estos pueblos, que son los habitantes agrícolas y
sedentarios de la Siria, debemos asimismo añadir otros
tres errantes y pastores ; á saber :
1 0 Los Turcomanos ;
3 28 ESTADO POLITICO
2o Los Curdos ;
3o Los árabes Beduinos.
Tales son las castas que se hallan esparcidas por
todo el territorio comprendido entre el mar y el de
sierto , desde Gaza hasta Alejandreta.
Es de advertir que en esta enumeracion no encon
tramos representantes visibles de los pueblos anti
guos ; sus caracteres han venido á refundirse todos en
la fisonomía de los Griegos , quienes en realidad , por
una permanencia continuada^ desde Alejandro hasta
nuestros dias , han tenido sobrado tiempo para identi
ficarse con la antigua poblacion : tan solo en la tierra
y en algunos rasgos de sus usos y costumbres se descu
bren vestigios de los siglos antepasados.
La Siria no se ha resistido como el Egipto á adoptar
las castas estrangeras. Todas se connaturalizan en
ella con la misma facilidad ; la sangre sigue, con corta
diferencia, las mismas leyes que en el mediodia de
Europa , guardando las diversidades que resultan de
la naturaleza del clima. Asi, los habitantes de las lla
nuras meridionales son mas atezados que los del norte,
y aquellos mucho mas que los de las montañas. En el
Líbano y el pais de los Druzos , la tez de los moradores
no discrepa en lo mas mínimo de la de nuestros pro
vinciales del centro de la Francia. Las Damasquinas y
Tripolitanas son muy celebradas por su blancura y
aun por la regularidad de sus facciones ; en cuanto á
esta segunda parte es menester atenerse á la voz de
la fama, porque el velo que llevan siempre puesto, á
nadie permite hacer observaciones generales. En mu
DE LA SIRIA. 329
chas comarcas las aldeanas no andan con tantos
escrúpulos, sin que por eso sean menos castas. En
Palestina , por ejemplo , se ve casi al descubierto á las
mugeres casadas ; y se nota que la miseria y los tra
bajos no dejan de marchitar las gracias de su rostro ;
los ojos es lo único bueno que conservan , siendo de
advertir que los tienen bellísimos en todas partes ; el
largo ropage que usan y que es el vestido universal,
permite , en los movimientos del cuerpo , distinguir su
forma ; esta por lo comun no es airosa , pero al menos
no han sufrido alteracion las proporciones. Yo no me
acuerdo haber visto en Siria, ni aun en Egipto, dos
personas corcovadas , ó contrahechas : es verdad que
allí apenas se conocen aquellos talles sumamente
apretados , que tanto se estiman entre nosotros , y de
que no se hace aprecio en Oriente ; antes se observa
que las muchachas, de acuerdo con sus madres, se
valen desde muy temprano de recetas supersticiosas
para engordar : afortunadamente , la naturaleza , opo
niéndose á nuestros devaneos, ha señalado límites á
esas estravagancias ; y no se advierte que en Siria por
no ajustarse demasiado el talle, engruesen mas los
cuerpos que en Francia , donde casi se le da tormento.
Los Sirios son generalmente de mediana estatura ;
y menos corpulentos y abultados que los habitantes
del norte, como sucede en todos los países cálidos.
En las ciudades , ño obstante , se encuentran algunos
individuos , cuyo vientre desproporcionado convence ,
que la influencia del régimen puede confcrarestar en
cierto modo la del clima.
33o ESTADO POLITICO
Por lo demas , en Siria no reina enfermedad alguna
peculiar al pais , escepto los empeines de Alepo , de que
hablaré en tratando de esta ciudad. Las otras dolencias
son las disenterias y las calenturas imflamatorias é in
termitentes , causadas todas por el uso de las frutas sin
sazonar de que acostumbra hartarse el pueblo. La virue
la es á veces muy funesta. Pero la molestia general y
continua es el dolor de estómago ; cuya causa se con
cibe fácilmente si atendemos al abuso que todos hacen
de las frutas verdes, legumbres crudas, aceitunas,
miel , queso , aceite rancio , leche cortada y pan malfer-
H mentado. Ved ahí los alimentos ordinarios de todo el
mundo : los zumos ácidos que de ellos resultan, produ
cen acedías , nauseas y aun vómitos de bilis muy fre
cuentes. Asi, la primera indicacion en cualquier enfer
medad es casi siempre el emético , el cual , sin embargo
de su eficacia , no es conocido allí mas que por los médi
cos franceses. La sangría , como ya llevo dicho en otra
parte , jamas es absolutamente indispensable , ni tam
poco muy útil. En casos menos urgentes , el cremor de
tártaro y la pulpa de tamarindo obran efectos admi
rables1.
El idioma universal de Siria es la lengua árabe.
Niebuhr refiere por oidas , que el siriaco es usado toda-
1 En la isla de Cuba apenas hay práctico que no prefiera estos pur
gantes suaves (vulgarmente digestivos) á los muy enérgicos, al menos
en los casos ordinarios; porque aUí, lo misnlo que en todos los pai
ses cálidos , no conviene exasperar el estómago , que se halla en un
estado habitual de escitacion producido por el estímulo del calor. He
ahí tambien lá razon porque las bebidas espirituosas causan mayores y
mas prontos estragos que en los climas fríos. Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 33 I
vía en algunos pueblos de las montañas ; mas sin em
bargo de haber inquirido sobre el particular á varios
rebgiosos que conocen á fondo el pais , nada he logrado
averiguar de lo que dice este viagero : tan solo me
han podido informar que en los lugares de Malula y
de Sidnáia, cerca de Damasco, se habla un idioma tan
corrompido , que cuesta mucho trabajo el entenderle.
Pero esta dificultad nada prueba , porque en Siria , asi
como en todos los paises árabes , varian y se alteran
los dialectos de un punto á otro. Podemos pues con
siderar el siriaco como lengua muerta para estas re
giones. Los Maronitas, que le han conservado en su
liturgia y en su misa , aunque le recitan , no le compren
den la mayor parte. El griego se halla en el mismo
caso : entre los frailes y clérigos , ya sean cismáticos
ya católicos , hay muy pocos que le posean ; para esto
es preciso que hayan hecho un estudio particular en las
islas del Archipiélago : por otro lado es bien notorio
que el griego moderno está tan adulterado, que lo mismo
se adelanta con él para entender á Demóstenes, que con
el italiano para leer á Ciceron. La lengua turca no lá usan
en Siria mas que los militares, el gobierno y las
hordas turcomanas1. Algunos naturales la aprenden
por la necesidad de manejar por sí mismos sus ne
gocios á la manera que los Turcos aprenden el arábigo
para comunicar con los hijos del pais ; pero la pronun
ciacion y acento de estas dos lenguas tienen tan poca

1 En Alejandreta y en Beilan, que está muy inmediato, se habla


turco ; pero estas ciudades pueden considerarse como fronteras de la
Caramania , cuya lengua vulgar es la turca.
332 ESTADO POLITICO
semejanza entre sí , que siempre permanecerá la una
estrangera para la otra sin mezclarse jamas. Los órga
nos de los Turcos acostumbrados á una prosodia na
sal y pomposa , por rareza consiguen imitar los sonidos
guturales y las fuertes aspiraciones del árabe. Esta
lengua usa tan repetidamente de vocales y conso
nantes guturales , que la primera vez que se les oye
hablar, diria cualquiera que estan haciendo gárgaras.
Semejante particularidad la hace muy dificultosa para
todos los europeos; pero es tal la fuerza del hábito,
que cuando nosotros motejamos á los Arabes su aspe
reza, ellos nos tachan de faltos de oido, y echan la
culpa á nuestros idiomas. El italiano es al que dan la
preferencia, y comparan con algun fundamento el
frances al turco , y el ingles al persiano. Militan entre
ellos casi las mismas diferencias. El arábigo de Siria
es mucho mas duro que el de Egipto; y la pronun
ciacion de los letrados del Cairo pasa por un modelo de
facilidad y elegancia. Pero segun ha observado Nie-
buhr, la de los habitantes del Yémen y de la costa del
sur es mucho mas suave , y comunica al arábigo un
grado de fluidez de que -no se le hubiera creido sus
ceptible. Repetidas veces se ha intentado establecer
analogías entre los climas y las pronunciaciones de las
lenguas : sé ha dicho , por ejemplo , que los habitantes
del norte hablaban mas con los labios y con los dientes,
que los del mediodia. Esta observacion puede ser cierta
respecto de algunas partes de nuestro continente ; mas
para hacer de ella una aplicacion general , se necesita
rian datos mas detallados y estensos de los que se po-
DE LA SIRIA. 333
seen: debemos ser sumamente reservados en esos
juicios generales que formamos acerca de las lenguas
y sus caracteres ; porque cada cual^iscurre arreglán
dose á la suya propia y de consiguiente se funda en una
preocupacion hija del hábito , que perjudica sobrema
nera á la exactitud del razonamiento.
De los pueblos de Siria que llevo designados , unos
estan difundidos indistintamente por todas partes , y
otros se hallan limitados á espacios particulares , que
conviene determinar.
Los Griegos propiamente tales, los Turcos y los
Arabes campesinos se hallan en el primer caso, pero
con esta diferencia , que los Turcos solo estan avecin
dados en las ciudades , donde ejercen los empleos de
la milicia y la magistratura , é igualmente las artes. Los
Arabes y los Griegos viven en las aldeas , y componen
la clase de los labradores en el campo y la de la plebe
en las ciudades. El pais que contiene mas aldeas grie
gas , es el bajalato 1 de Damasco.
Los Griegos de la comunion romana , mucho menos
numerosos que los cismáticos , estan todos retirados
en las ciudades , donde ejercen las artes y hacen de
tratantes. La proteccion de los Francos les ha valido
en esta parte, una superioridad decidida, donde quiera
que hay factorías europeas.
Los Maronitas forman un cuerpo de nacion que
ocupa casi esclusivamente todo el territorio compren
dido entre Nahr-el-Kelb (rio del Perro ) y Nahr-el-Báred
1 Nombre que se aplica tanto al distrito gobernado por un bajá ,
como á la autoridad que ejerce. Nota del traductor.
334 ESTADO POLITICO
(rio Frio), desde la cima de las montañas al oriente,
hasta el Mediterráneo al occidente.
Los Druzos sogj limítrofes suyos, y se estienden
desde Nahr-el-Kelb hasta cerca de Sur (Tiro) entre el
valle de Beqáá y el mar.
El territorio de los Motuális comprendia anterior
mente el valle de Beqáá hasta Súr. Pero este pueblo
sufrió una revolucion algun tiempo hace que casi ha
acabado con él.
Por lo tocante á los Ansárié , estan diseminados
desde Nahr-ággar hasta Antakié: divídense en varias
pueblas ó tribus , tales como los Kelbié, los Qadmusié,
los Chamsié, etc.
Los Turcomanos , los Curdos y los Beduinos no tienen
domicilio fijo , sino que andan vagando sin cesar con
sus tiendas acuestas y sus rebaños por delante en dis
tritos limitados , de que se creen ellos tales propieta
rios: las hordas turcomanas acampan con preferencia
en la llanura de Antioquia; los Curdos en las monta
ñas de Alejandreta y el Eufrates ; y finalmente los Ara-
bes por toda la frontera de Siria, adyacente á sus
desiertos, y aun en los llanos del interior, como son
los de Palestina , Beqáá y Galilea.
DE LA SIRIA. 335

CAPITULO IV.

DE LOS PUEBLOS PASTORES Ó ERRANTES DE LA SIRIA.

S i.

DE L08 TURCOMANOS.

Compréndense los Turcomanos en el número de aque
llas pueblas tártaras que en tiempo de las grandes revo
luciones de los califas, emigraron del oriente del mar
Caspio , y se difundieron en las llanuras de la Armenia
y del Asia-Menor. Su lengua es la misma que la de los
Turcos. Su género de vida es muy parecido al de los
árabes Beduinos : á la manera que estos, son pastores,
y por consiguiente se ven obligados á recorrer dila
tados espacios , á fin de apacentar sus numerosos re
baños : mas á pesar de tanta analogía , se diferencian
en que siendo muy ricos en pastos los campos frecuen
tados por los Turcomanos, pueden sustentar mayor
porcion, y dispersarse menos que las tribus del de
sierto. Cada ordú, ó campo reconoce su gefe , cuyas fa
cultades no estan determinadas por ninguna clase de
estatutos , sino únicamente dirigidas por la costumbre
y las circunstancias : es caso bien raro que el gefe
abuse de su poder; porque siendo la sociedad en es
336 ESTADO POLITICO
tremo reducida , la naturaleza de las cosas mantiene
casi una perfecta igualdad entre sus miembros. Todo
hombre que se halla en estado de llevar las armas , se
apresura luego á alistarse ; porque su seguridad , res
petos y consideracion dependen tínicamente de la
fuerza individual que posea.
Todos sus bienes consisten en ganados , cuales son
camellos , búfalos, cabras y principalmente carneros.
Los Turcomanos se alimentan con lacticinios , man
teca y carne , que todos son renglones muy abundan
tes entre ellos. Venden su ganado en las ciudades y
en los campos , pudiendo decirse que casi ellos esclu-
sivamente surten todas las carnicerías. En cambio
reciben armas , vestidos , plata y granos. Sus mugeres
hilan lanas , y hacen alfombras para sentarse , cuya
costumbre reina en estas regiones desde tiempo inme
morial 1 , y por tanto indica claramente la existencia
de un estado que jamas ha sufrido alteracion. Pol
lo que toca á los hombres , no tienen mas oficio ni
beneficio que fumar la pipa y pastorear sus rebaños :
son ginetes vigorosos , y soldados infatigables ; porque
estan de continuo cabalgando, su lanza al hombro,
el sable corvo al costado y la pistola á la cintura. Mu
chas veces suelen tener sus reyertas con los Turcos ,
quienes les temen á par de muerte : mas como estan
separados entre sí de campo á campo , no pueden ad
quirir aquella preponderancia, que les aseguraria su
1 Entre nosotros , el estilo de sentarse las mugeres sobre alfombras
en las iglesias , es conocidamente un resto de los muchos caracteres
arábigos que aun se notan en nuestras costumbres. Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 337
fuerza reunida. Pueden contarse sobre unos treinta
mil Turcomanos errantes , en los bajalatos de Alepo y
de Damasco , únicos distritos de Siria frecuentados
por ellos. La mayor parte de estas tribus se trasladan
en el estío á la Armenia y la Caramania , donde encuen
tran pastos mas pingües , regresando luego á sus acos
tumbrados cuarteles de invierno. Los Turcomanos en
cuanto á religion , son tenidos por musulmanes , y por
cierto llevan consigo muy comunmente el principal dis
tintivo de tales, quiere decir, la circuncision. Sin em
bargo , se curan bien poco de materias religiosas , y
ni tienen las ceremonias ni el fanatismo de los pue
blos sedentarios. Para hablar con propiedad acerca
de sus costumbres, seria preciso haber vivido con
ellos. Solamente diremos , que gozan de la reputacion
de no ser tenidos por ladrones como los Arabes, sin
que por eso sean menos generosos , ni hospitalarios ;
y si atendemos á que viven acomodados sin ser ricos ,
ejercitados por la guerra, y robustecidos por los tra
bajos y la adversidad , es forzoso inferir que estas cir
cunstancias deben alejar de ellos la corrupcion anexa
á los. vecinos de poblado , y el envilecimiento propio
de los campestres.
§ II.

DE LOS CURDOS.

Los Curdos forman otro cuerpo de nacion , cuyas


tribus una vez divididas , se han esparcido asimismo
por el Asia-Inferior y ocupan una estension considera-
TOMO I. 32
338 ESTADO POLITICO
ble , especialmente de cien años á esta parte. Su pais
natal es la cordillera de montañas de donde parten las
varias ramificaciones del Tigris , cuyo rio , rodeando
el curso superior del gran Zab , pasa al mediodia
hasta las fronteras del Irak-Adjami , ó sea el Persiana1.
Los geógrafos modernos designan este pais con el
nombre de Curd-istán. Es fertilísimo en granos , lino ,
ajonjolí, arroz , en escelentes pastos , nuez de agallas
y aun sedas. Recógese allí una bellota suave , de dos ti
tres pulgadas de largo , con la que se prepara una es
pecie de pan. Todas las tradiciones é historias mas
remotas del Oriente hacen mencion de este pais , y en
él colocan la escena de infinitos sucesos mitológicos.
El caldeo Beroso y el armenio Mariaba, citados por
Moises de Choreno , refieren que en los montes
Gord-uos 2 fue donde aportó Xisuthrus, una vez salvado
del diluvio ; y las circunstancias de situacion que
agregan dichos autores convencen de la identidad , de
suyo bien patente , que existe entre los vocablos Gord
y Curd. Estos Curdos son los mismos citados por Je
nofonte bajo el nombre de Kard-ucos, que se opusie
ron á la retirada de los diez mil. Este historiador
advierte ademas^ que aunque se hallaban establecidos
por todo el ámbito del imperio de los Persas , siempre
hubieron de burlar el poderío del Gran-rey , y las ar
mas de sus sátrapas. Muy poco ó nada han variado

1 Adjam es el nombre de los Persas en árabe. Los Griegos le co


nocieron y espresaron por la voz achemen-ides.
' Estrabon (lib. 2) dice que el Niphate y su cordillera se llaman
Oonlonei.
DE LA SIRIA. 339
en su estado moderno ; y á pesar que en la apariencia
son feudatarios de los Otomanos , respetan bien poco
las órdenes del gran señor y las de sus bajaes. Nie-
buhr, que pasó por esas tierras en 1769, refiere que
observan en sus montañas una especie de régimen
feudal, muy parecido, á mi entender, al que luego
veremos entre los Druzos. Cada comarca tiene su gefe;
y toda la nacion está dividida en tres facciones princi
pales é independientes. Las desavenencias y ojerizas,
tan naturales en el estado de anarquia en que viven ,
han segregado de la nacion una infinidad de tribus
y familias , que han abrazado despues la vida errante
de los Turcomanos y de los Arabes. Hanse difundido
por el Diarbekr y por las llanuras de Arzrum , Erivano ,
Sibas , Alepo y Damasco : calcúlase que todas sus co
marcas reunidas , pasarán de ciento cuarenta mil tien
das , es decir , igual número de hombres armados. Los
Curdos son pastores y vagabundos como los Turco
manos ; pero difieren de ellos en ciertos puntos relati
vos á costumbres. Los Turcomanos dotan á sus hijas
para casarlas : los Curdos no las entregan sino á pre
cio de oro. Los Turcomanos no hacen caso alguno de
aquella antigüedad de alcurnia , que llaman nobleza ;
y para los Curdos es lo primero del mundo ; final
mente los Turcomanos no roban á nadie , y los Curdos
por donde quiera tienen fama de salteadores. Por este
motivo son tan temidos en tierra de Alepo y de Antio-
quía , donde bajo la denominacion de Bagdachlié , ocu
pan las serranías al oriente de Beilam, hasta cerca de
Klés. En ese bajalato y en el de Damasco , pasan de
25.
34o ESTADO POLITICO
veinte mil sus tiendas y chozas ; que tambien tienen
ellos habitaciones estables. Se les reputa musulma
nes ; pero son gentes que no se cuidan ni de dog
mas ni de ritos. Muchos de ellos, sin embargo,
distinguidos por el nombre de Yazdié , tributan culto
al Chaitan, ó Satanás , es decir , el genio enemigo (de
Dios). Esta creencia, perpetuada especialmente en el
Diarbekr y en las fronteras de Persia , es un vestigio
del antiguo sistema de los dos principios del bien y del
mal , que bajo formas ya persianas ó judías , ya cris
tianas ó musulmanas , no ha cesado de reinar en esas
regiones. Generalmente se mira á Zoroastro como su
primer autor ; pero mucho antes de ese profeta ya el
Egipto conocia el Ormuzd y Ahrimanes bajo los nom
bres de Osirisy Tyjon. Sin mejor fundamento se cree
que el tal sistema no se divulgó hasta los tiempos de
Darío , hijo de Histaspes , siendo asi que Zoroastro , el
apóstol del dogma , vivió en Media én una época cor
respondiente al reinado de Salomon.
La lengua, primer indicio de hermandad en los
pueblos , ofrece entre los Curdos variedad de dialectos ;
pero en sustancia viene á ser persiana mezclada con
algunas voces arábigas y caldeas. Las letras de su al
fabeto son puramente persianas : la Propaganda hizo
imprimir en Roma un vocabulario compuesto por
Mauricio Garzoni , que da muy buenas luces en la
materia. Es de desear que los gobiernos. alienten y
protejan este género de trabajos. De algun tiempo á
esta parte ha publicado el doctor Pallas porcion de
vocabularios comparados : desgraciadamente estan
DE LA SIRIA. 34l
impresos en caracteres rusos ; y no es de creer que la
nacion rusa reduzca á toda la Europa á admitir sus
letras , con preferencia á las romanas.

§ III.

DE LOS ARABES BEDUINOS.

Otro pueblo de los que vagan por la Siria , le cons


tituyen aquellos árabes Beduinos , que ya encontramos
en Egipto. Entonces hablé de ellos muy ligeramente ,
pues como no les vi mas que de paso , y sin saber
todavía el idioma, mal podia su nombre tínicamente
sugerirme datos y comparaciones ; mas habiéndolos
conocido mejor en Siria y aun practicado un viage es-
presamente á uno de sus campos cerca de Gaza, y
vivido con ellos por espacio de muchos dias , me
ofrecen al presente noticias y observaciones , que paso
á esponer con alguna individualidad.
En general , siempre que se trate de Arabes , debe
mos distinguir , si son cultivadores , ó si son pastores;
porque esta diferencia en su modo de vivir , ocasiona
otra tan marcada en su carácter y costumbres , que
casi les constituye estrangeros entre sí. En el primer
caso , como que lleVan una vida sedentaria , y estan
fijados al mismo suelo, y sujetos á gobiernos regulados ,
disfrutan de un estado social que los acerca bastante
mente á nosotros. Tales son los habitantes del Yémen ;
y tales tambien los descendientes de los antiguos con
quistadores, quienes forman en todo ó en parte, la
ESTADO POLITICO
poblacion de la Siria , del Egipto y de los estados Ber
beriscos. En el segundo caso , como solo les apega á
la tierra un interes momentáneo , como se hallan tras
portando de continuo sus tiendas de un lugar á otro,
sin estar ligados por leyes de ninguna clase , tienen
un modo de existir , que no es en rigor ni el de los
pueblos civilizados , ni el de los salvages , y que por
lo mismo merece ser estudiado detenidamente. Tales
son los Beduinos , ó moradores de los vastos desiertos ,
que se estienden desde los confines de la Persia hasta
las costas de Marruecos. Aunque estan divididos por
comunidades ó tribus independientes , y á veces ene
migas , podemos considerarlos como un mismo cuerpo
de nacion. Muestra bien evidente de esta fraternidad
es la semejanza de sus idiomas. La única diferencia
que entre ellos media, es que las tribus de Africa
cuentan un origen mas reciente, supuesto que son
posteriores á la conquista de aquellas regiones por
los califas , ó sucesores de Mahoma ; mientras que las
tribus del desierto propio de Arabia, ascienden por
escalones no interrumpidos hasta los tiempos mas re
motos. De estas últimas trataré especialmente, por
estar mas enlazadas con mi asunto. A ellas es á quien
el uso constante del Oriente apropia el nombre de
Arabes , respecto á ser la raza primitiva y mas pura
de estas gentes. Se les apellida con el sinónimo Bedáui,
el cual segun he observado ya , significa hombre del
desierto; equivalente tanto mas exacto , cuanto en los
idiomas inveterados de estos países, la palabra Arab
designa propiamente una soledad ó desierto.
DE LA SIRIA. 343
Con sobrada razon hacen alarde los moradores del
desierto de ser la raza mas pura y mejor conservada
de los pueblos árabes; jamas han sido conquistados , y
ni aun siende conquistadores , se han mezclado con los
vencidos ; pues las proezas con que se acostumbra
honrar su nombre en general , realmente han sido pri
vativas á las tribus del Hedjáz y del Yémen. Las del
interior de las tierras no emigraron cuando la revo
lucion de Mahoma ; ó si acaso tomaron parte en ella ,
solo fue por algunos individuos que desertaron , movi
dos de miras ambiciosas ; asi es que el profeta , en su
Qoran, trata á los Arabes del desierto de rebeldes y
de infieles ; sin que todo el tiempo trascurrido les haya
hecho variar en gran manera. Podemos decir que han
conservado bajo todos aspectos su primitiva sencillez é
independencia. Cuanto nos refieren las historias mas
atrasadas acerca de sus costumbres , estilos , idiomas
y aun de sus preocupaciones , lo hallamos confirmado
el dia de hoy casi en todas sus partes ; y si añadimos
que esta uniformidad de carácter preservada en la dis
tancia de los tiempos, subsiste tambien en la de los
lugares , es decir , que aun las tribus mas lejanas se
asemejan infinitamente , se convendrá sin duda , en
que es indagacion bien curiosa examinar las circuns
tancias anejas á un estado moral tan peregrino.
En toda Europa , y particularmente en nuestra Fran
cia , donde no se ven pueblos errantes , no acertamos á
comprender qué alicientes pueden determinar á los
hombres á abrazar un género de vida, que tanto nos
disgusta. Mas diré: con dificultad concebimos nosotros
344 ESTADO POLITICO
lo que es un desierto, ni como un terreno siendo ingrato
sea capaz de sustentar habitantes, ó porque no está
mejor poblado caso de ser cultivable. A mí tambien
me asaltaron estos reparos, como á uno de tantos ; por
cuya razon juzgo conveniente insistir sobre los par
ticulares que me han patentizado estas rarezas.
La vida errante y pastoral que llevan muchos pue
blos del Asia, dimana de dos causas principales. La
primera es la naturaleza del terreno, que negándose á
toda especie de cultivo , los pone en el estremo de re
currir á aquellos animales, que se contentan con las
yerbas silvestres de la tierra: de manera que si los
pastos no son abundantes, un solo animal dejará ex
hausto mucho terreno , y asi les será forzoso recorrer
espacios dilatados : ved ahí el caso en que laboran,
asi los Arabes del desierto propio de Arabia como los
del de Africa. 0
La segunda causa podríamos atribuirla á los hábitos
de los moradores , y no al terreno , que es cultivable y
aun feraz en muchos parages , como v. g. en la raya
de Siria , el Diarbekr, Natalia, y la mayoría de comar
cas frecuentadas por los Turcomanos y los Curdos.
Sin embargo , analizando dichos hábitos, me ha pare
cido no eran en sí mismos sino el resultado de la situa
cion política de esos paises ; de forma que es menester
en conclusion referir la causa primera al gobierno
naiemo. Los hechos que se presencian diariamente vie
nen al apoyo de esta opinion; porque en cualquier
parte que las hordas y tribus errantes encuentran paz
y seguridad , junto con lo bastante para vivir , allí se si
DE LA SIRIA. 345
tuan , y pasan insensiblemente al estado de cultivado
res y sedentarios. En otros casos sucede lo contrario:
cuando la tiranía del gobierno agota el sufrimiento de
los habitantes de algun pueblo , los desdichados labra
dores abandonan sus albergues, se retiran con sus fa
milias á las montañas , ó bien se quedan vagando por
las llanuras , no con otro ahinco que el de cambiar de
domicilio para no ser sorprendidos por sus opresores.
Hasta suele acontecer, que algunos individuos, con
virtiéndose en salteadores , á fin de sustraerse al im
perio de las leyes, ó á las garras de la tiranía, se
reunen formando pequeños campos, los cuales se
mantienen de mano poderosa , y multiplicándose en lo
sucesivo llegan á ser otras tantas hordas ó tribus. Po
demos pues concluir que en los terrenos cultivables ,
la vida errante es un efecto de la depravacion del go
bierno^ y parece que la sedentaria y cultivadora , es
aquella á que los hombres son naturalmente mas pro
pensos.
Por lo que respecta á los Arabes , parecen condena
dos de juro á la vida vagante , por la naturaleza de los
desiertos en que moran. Para formar idea de estos yer
mos, figurémonos, bajo la bóveda azulada de un cielo
por lo regular ardiente y despejado, planicies inmen
sas hasta perderse de vista , despobladas de casas y ár
boles, desprovistas de arroyos, y esentas de monta
ñas. A veces las miradas se estravian por un horizonte
raso y anivelado como el Océano : en otros parages
forma mil quiebras el terreno, ó se eriza de rocas y
peñascos. La tierra por do quiera igualmente des
346 ESTADO POLITICO
nuda, no presenta en su superficie mas que algunas
plantas leñosas diseminadas muy de trecho en trecho,
y uno que otro matorral esparcido aquí y allá, cuya
tranquila soledad apenas es interrumpida por las gace
las, liebres, langostas y ratas. Tal es casi todo el des
poblado que se estiende desde Alepo hasta el mar de
Arabia, y desde el Egipto hasta el golfo Pérsico, en un
espacio de seiscientas leguas de longitud, sobre tre
cientas de anchura.
Mas no se crea que en tan dilatada estension sea el
terreno de la misma calidad ; antes varia considerable
mente por vetas y comarcas. En la frontera de Siria,
por ejemplo , la tierra es comunmente de miga , buena
de labrar y aun feraz ; todavía continua asi á orillas del
Eufrates ; pero adelantándose en lo interior y hacia el
mediodia, se vuelve gredosa y de blanquizal, segun
aparece en los confines de Damasco; luego se des
cubre pedregosa, como en el Tth y el Hedjáz; final
mente , toda es arena pura al oriente del Yémen. Esta
diferencia en la calidad del suelo , produce algunas va
riedades en cuanto al estado de los Beduinos. Ponga
mos el caso en las comarcas estériles , es decir , mal
surtidas de plantas : aquí andan escasas de gente las
tribus , y muy distantes entre sí ; tales son el desierto
de Suez, el del mar Rojo, y lo íntimo del gran yermo,
que denominan Nadjd1. Cuando el terreno está mejor
abastecido de yerbas, como sucede entre Damasco y
el Eufrates, las tribus no son tan raras ni se hallan

1 Pronúnciese Najd.
DE LA SIRIA. 347
tan apartadas unas de otras ; por último , en los para-
ges cultivables , como son el distrito de Alepo , el Hau-
ran y el campo de Gaza , las hay numerosísimas y muy
cercanas entre sí. En los primeros casos , los Beduinos
son puramente pastores , viviendo tan solo del producto
de sus rebaños , de algunos dátiles y carne fresca , ó
secada al sol, la que reducen á polvo como harina.
Mas los que se hallan en el postrer caso , siembran al
gunos terrenos, y agregan trigo, cebada y aun arroz á
la carne y los lacticinios.
Procediendo ahora á examinar las causas de la este
rilidad é incultura del desierto, hallaremos que pro
vienen especialmente de la falta de fuentes y rios , y
en general de la carencia de agua. Esta carencia di
mana de la configuracion del terreno, que á virtud de
ser llano y enteramente limpio de montañas , no per
mite á las nubes mas que deslizarse por su super
ficie recalentada, lo mismo que acontece en Egipto:
solo en el invierno se detienen , porque entonces les im
pide elevarse el frío de la atmósfera, y caen disueltas
en lluvia. La desnudez del terreno es asimismo causa
de sequedad ; pues no encontrando el ambiente sino
arenas abrasadoras , se caldea mas fácilmente , y asi
obliga las nubes á subir. Si todo el desierto se plantase
de árboles , v. g. de abetos , es mas que probable que
sobrevendria una alteracion notable en el clima" .

1 Tanto mas cuanto el terreno se mejorana , no solo en razon de la


humedad , sino tambien por la combinacion química de los despojos
vegetales con los principios minerales que constituyen el suelo. Nota
del traductor.
348 ESTADO POLITICO
Una consecuencia de las lluvias de invierno, es oca
sionar en los parages que tienen buen suelo , como en
la frontera de Siria, un cultivo muy semejante al del
interior de esta provincia; mas como esos aguaceros
no bastan á producir fuentes ni arroyos perennes , los
habitantes sufren el inconveniente de carecer de agua
en el estio. Para obviarle ha sido necesario recurrir al
arte , construyendo pozos , estanques y aljibes , donde
se deposita la provision anual. Estas obras exigen anti
cipacion de capitales y no pequeño trabajo , y aun sin
eso estan espuestas á mil contingencias .La guerra puede
aniquilar en pocos dias la tarea de muchos meses , y el
único recurso para todo el año : una sequía rigorosa,
lo que es harto frecuente , puede malograr la cosecha ,
y aun reducirlos á la carestía del agua. Es verdad,
que cavando en cualquier parte , siempre se da con
ella desde seis hasta veinte pies de profundidad ; pero
esta agua es muy salobre, asi como toda la del de
sierto de Arabia y de Africa 1 ; y aun no es eso lo peor ,
sino que por lo regular suele agotarse ; llegado ese tran
ce , sobrevienen inmediatamente la sed y el hambre , en
términos que si el gobierno no acude con el socorro ,
se quedan despobladas las aldeas. Ya se deja ver que
en un pais asi constituido , no puede menos de ser pre-

1 Esta cualidad salina es tan inseparable del terreno, que se tras


mite hasta á las plantas : todas las del desierto abundan en soda y en
sal de Glauber.Es de advertir que la proporcion de dichas sales dismi
nuye, á medida que nos acercamos á las montañas, donde llega á ser
casi nula ; y bien visto todo , esta propiedad salina debe ser la ver
dadera causa de la esterilidad del desierto.
DE LA SIRIA. 34g
caria la agricultura; fuera de que bajo un régimen
como el de los Turcos , mas seguro es vivir de pastor
errante que de labrador sedentario.
En las comarcas cuyo terreno es predregoso y are
nisco, como en el Tih, el Hedjáz y el Nadj, las lluvias
hacen brotar las semillas de las plantas silvestres ; asi
es que reaniman los espinares , los ranúnculos , ajen
jos, qalis (barrilla), etc., y se acopian en las hondona
das , formando charcos , donde crecen cañas y yerbas :
entonces se reviste la llanura de un verdor sumamente
grato y risueño ; y esa es la estacion de la abundan
cia asi para los rebaños como para sus dueños : mas
luego que vuelven los calores , no hay punto que no
se agoste, y la tierra polvorosa y blanquizca solo nos
presenta tronchos resecos y duros como guijarro , á
que no pueden meter el diente , no digo los caballos ó
bueyes, pero ni siquiera las cabras. En tal estado, el
desierto seria inhabitable, y era menester abando
narle , si la naturaleza no le hubiera destinado un ani
mal de un temperamento tan resistente y frugal,
cuanto es ingrato y estéril el terreno , en una palabra,
si no hubiera puesto allí el camello. No hay animal al
guno en quien se note una analogía tan marcada y es-
clusiva con el clima en que vive : cualquiera diria que
una intencion premeditada ha tenido gusto especial en
proporcionar las cualidades del uno á las del otro. La
naturaleza , queriendo que el camello viviese en un pais
en donde á duras penas hallaria con que sustentarse ,
ha economizado la materia en toda su estructura. No
le ha dado las formas abultadas del buey, ni del ca
35o ESTADO POLITICO
bailo, ni del elefante ; sino que circunscribiéndole á lo
estrictamente necesario, le dotó de una cabeza redu
cida y sin orejas , pegada al estremo de un largo y fla
quísimo pescuezo : ha despojado sus piernas y cuartos
de todo músculo inútil para el movimiento ; en fin , no
ha concedido á su cuerpo de espárrago mas que los
vasos y tendones indispensables para trabar su arma
zon. Proveyóle de una fuerte quijada, para masticar
los alimentos mas rígidos ; pero temiendo no consu
miese demasiado , le estrechó el estómago , forzándole
de este modo á rumiar. Guarnecióle el pie de una masa
carnuda, que resbalando por el lodo, y siendo muy
embarazosa para trepar, no le permite transitar sino
por un suelo enjuto, igual y arenoso como el de la
Arabia ; por último , le condenó visiblemente á la es
clavitud , negándole todo medio de defensa contra sus
enemigos. Destituido de los cuernos del toro, de la
pezuña del caballo , del colmillo del elefante , y de la
ligereza del ciervo, ?qué podria hacer el camello, si
fuera acometido por el leon, el tigre, y aun el lobo? Asi,
la naturaleza , á fin de conservar la especie , le escon
dió en el seno de los vastos desiertos , donde la carestía
de vegetales no podia atraer la caza , y la falta de esta
habia de alejar las fieras. Fue preciso que el alfange
de los tiranos lanzase al hombre de la tierra habitable
para que el camello perdiese su libertad. Trasferido al
estado de domestiquez , ha llegado á ser el recurso de
habitar la tierra mas ingrata del mundo. Él solo sub
viene á todas las necesidades de sus amos. Con la leche
de su hembra se sustenta la familia entera , bajo las
DE LA» SIRIA. 35 I
diversas formas de cuajada , queso y manteca ; y aun
á veces suelen comer su carne. Hacen calzados y ar
reos de montar con su piel, tejen vestidos y arman tien
das con su pelo. En sus lomos se trasportan los fardos
mas pesados ; por fin, cuando la tierra les niega el for-
rage para mantener el caballo, alhaja tan preciosa al
Beduino, la camella con su leche acude á la penuria,
sin que tantos y tan señalados servicios ocasionen á
sus dueños otro coste que algunos gajos de abrojos y
de agenjo, con unos cuescos de dátil molidos 1. En con
clusion, es tal la importancia de este cuadrúpedo para
el desierto, que si le sacasen de allí, se sustraeria in
faliblemente toda la poblacion , de quien es el único
apoyo 2.

1 La frugalidad de este precioso cuadrúpedo llega al cstremo de


poderse pasar diez y doce dias sin beber : y es tan marcado el empe
ño , por decirlo asi , que ha puesto la naturaleza en hacerle abstinente ,
que hasta las corcovas que le desfiguran contribuyen á llenar ese ob
jeto. En efecto, dichas prominencias no estan formadas mas que de
pura grasa , la cual sirve de nutrimento al animal ; y de ordinario se
hallan estiradas y llenas. Mas despues de largas jornadas, se les ponen
fruncidas y colgantes , y aun á veces suelen desaparecer enteramente.
Nota del traductor.
* Yo conozco cuatro clases distintas de camellos : la primera que
acabo de describir, es propiamente el camello árabe cargador, el cual
no tiene mas de una corcova, y muy poco pelo en todo el cuerpo.
La segunda es el camello corredor, llamado en el Cairo hedjin,
mas cenceño en todas sus formas, y con solo una prominencia : este
es el legítimo dromedario de los Griegos. En el dia hay dos de estos en
Paris , los cuales se espusieron al público en las fiestas del Campo-de-
Marte. Ambas especies estan difundidas desde Marruecos hasta
Persia.
La tercera es el camello turcomano , esparcido desde Alepo hasta
352 ESTADO POLITICO
He ahí delineadas las circunstancias en que la natu
raleza ha puesto á los Beduinos para constituirles una
casta de hombres singulares asi en lo físico como en
lo moral. Esta singularidad resalta tanto, que sus
mismos vecinos , los Sirios , les conceptuan por entes
estraordinarios. Esta opinion corre mas valida res
pecto á las tribus de lo íntimo del desierto , como Jas
de Anaré, Tai Kaibar y otras , que jamas asoman por
poblado. Cuando en tiempo de Dáher , llegaron algu
nos á caballo hasta Acre , causaron allí la misma im
presion , que harian entre nosotros los salvages de
América. Todo el mundo miraba atónito aquellos hom
bres mas pequeños , mas flacos y mas morenos , que
ningunos Beduinos hasta entonces conocidos : sus
piernas enjutas se volvian todo tendones , sin pantor-

Constantinopla y al norte de la Persia : no tiene mas que una cor


cova ; no es tan alto como el árabe ; las piernas au nque mas cortas son
mas gruesas, y el cuerpo mas carnudo y mucho mas poblado de pelo.
El del pescuezo es tan largo que le cuelga hasta el suelo , y general
mente es de color pardusco.
La cuarta es el camello tártaro ó bactriano : hállase en toda la China
y#la Tartaria, y tiene dos prominencias : solo de estos se ven en
Pekin, al paso que son tan raros en el Asia-Inferior, que me seria
fácil citar infinidad de viageros, asi europeos como árabes, quienes,
á par que yo , nunca han visto ninguno.
Buffon ha confundido enteramente todas estas especies *.
* En confirmacion de lo que espone el" autor en esta nota , y para evitar las
equivocaciones que siempre se suscitan en la clasificacion de los camellos ;
diremos con los mejores naturalistas que el cuadrúpedo designado por algu
nos autores bajo el nombre de camello de ¿rabia es nuestro dromedario, y
el que llaman camello de Bactriana es nuestro camello propiamente dicho.
Diodoro de Sicilia y Estrabon denominan al dromedario camelos dromas ( ca
mello corredor). De ahí han formado los modernos dromedario. Nota del ti-.
DE LA SIMA. 353
rilla alguna ; el vientre le tenian pegado al espinazo , y
sus cabellos eran casi tan ensortijados como los de los
negros. Tambien ellos por su parte de todo se asombra
ban : no podian comprender de qué modo estaban en
pie las casas y las torres , ni cómo se atrevian las gentes
á habitar bajo de techado y siempre fijas en el mismo
sitio; pero nada les dejaba mas absortos que la vista del
mar, no pudiendo su mente concebir aquel desierto tan
dilatado de agua. Hablóseles de mezquitas, de rezos,
de abluciones ; y ellos preguntaban qué significaba todo
eso , quiénes eran Moises , Jesucristo y Mahoma , y
porqué no componiendo los habitantes tribus distintas ,
seguian sin embargo caudillos opuestos.
Bien se deja conocer que los Arabes fronterizos han
de estar mas ladinos que los del interior; y aun hay
varias tribus menores , que por vivir en el seno del
pais , como en el valle de Beqáa, en el del Jordan y en la
Palestina, se hallan casi al nivel de civilizacion con la
gente del campo ; pero esos son muy despreciados de
los demas Beduinos , quienes les miran como Arabes
bastardos , y como rayas, ó esclavos de los Turcos.
Los Beduinos por lo regular son chicos de cuerpo ,
flacos y morenos , mucho mas sin embargo en lo ín
timo del desierto que en la frontera del pais cultivado ;
y aun allí mismo , siempre lo son mas que los labra
dores comarcanos : en un mismo campo se nota tam
bien esta diferencia ; yo he observado que los jeques ,
es decir , la gente acomodada y sus criados , eran cons
tantemente mas corpulentos y mas fornidos" que el
resto del pueblo. Algunos he visto que escedian de
TOMO I. 23
354 ESTADO POLITICO
cinco pies cinco y seis pulgadas de estatura , al paso
que la ordinaria entre ellos solo es de cinco pies dos
pulgadas. La causa de esta diversidad debemos atri
buirla á la cantidad de alimento , que es mas abun
dante entre los de la primera clase que en los de la
segunda 1 . Podemos decir que el comun de los Bedui
nos vive perennemente en la miseria y acosados del
hambre. Entre nosotros parecerá cosa increible , mas
no por eso es menos cierta , que todo el sustento dia
rio de un Beduino apenas compone diez onzas : en
las tribus del Nadj y Hedjaz particularmente , la abs
tinencia ha llegado al estremo. Con media docena de
dátiles untados en manteca derretida y un poco de
leche dulce ó cortada lo pasa un hombre todo el dia ,
contándose por muy dichoso , si agrega algunas piz
cas de harina bien grosera, ó una albondiguilla de
arroz. La carne está reservada para las grandes festi
vidades del año ; y solo en caso de boda ó de morto-
rio se mata algun cabrito ; únicamente los jeques
acaudalados y generosos son quienes pueden rega
larse con algunos camellitos y con arroz cocido con
carne. En tiempo de carestía el vulgo , siempre ham
briento , no desprecia ni aun Jos alimentos mas viles :
de aquí nace aquella costumbre de los Beduinos de co
mer langostas , ratas , lagartos y serpientes asadas en
las malezas ; de aquí tambien las rapiñas en las labran-

1 Esta causa se advierte asimismo cotejando los camellos árabes


con los turcomanos ; pues estos últimos, como viven en paises en que
tienen á pasto el forrage , han llegado á constituir una especie mas
membruda y abultada que los primeros.
DE LA SIRIA. 355
zas y los robos en los caminos ; de aquí finalmente su
constitucion endeble, y su cuerpo diminuto y seco , mas
bien ágil que vigoroso. Acerca de su temperamento
ocurre una observacion importante para los médicos ,
y es que sus desperdicios en todo género , incluso el su
dor , son en estremo escasos ; teniendo la sangre tan
privada de serosidad , que solo el escesivo calor á que
estan espuestos pudiera mantenerle su fluidez. Sin em
bargo, esto no les quita que sean por lo demas bas
tante sanos, ni que haya menos enfermedades entre
ellos que entre los habitantes del pais cultivado.
Por lo espuesto se vendrá en conocimiento que la
frugalidad de los Arabes no es mero efecto de su al-
bedrío , como ni tampoco del clima en que moran. No
puede negarse , que el escesivo calor en que viven ,
privando al estómago de la actividad que le da el frio ,
facilita esa estremada abstinencia ; sin duda tambien el
hábito de guardar dieta , impidiendo á aquel órgano el
dilatarse , contribuye á que la puedan soportar ; pero
el motivo primero y principal que en ellos obra , á par
que en los demas hombres , es la exigencia de las cir
cunstancias en que se hallan , ora de parte del terreno ,
como llevo esplicado , ora de parte de su estado social ,
que paso á esponer.
Ya he dicho que los árabes Beduinos estaban divi
didos por tribus, formando otros tantos pueblos par
ticulares. Cada una de estas tribus se apropia un ter
reno, el cual constituye su hacienda; y en esta parte
no difieren de las naciones agrícolas sino en que ne
cesitan mayor estension de terreno , á fin de proveer á
2.1.
356 ESTADO POLITICO
la subsistencia de los rebaños durante todo el año.
Cada tribu compone uno ó muchos campos , que es-
tan repartidos en el pais , y cuyas partes son recorri
das todas sucesivamente , a medida que los rebaños las
van consumiendo ; por esto sucede que en un grande
espacio , solo se encuentran habitados algunos puntos
que cambian de un dia para otro ; mas como todo ese es
pacio es necesario para el sustento anual de la tribu ,
cualquiera que se introduce en él , es reputado infrac
tor de la propiedad ; lo que tampoco se diferencia del
derecho público de las naciones. Asi pues , si una tribu
ó sus subditos entran en terreno ageno , son trata
dos como usurpadores y enemigos , y sin remedio hay
guerra. Pero como las tribus tienen sus relaciones en
tre sí, ya procedentes de parentesco ya de convenios
particulares , resultan de aquí alianzas que contribu
yen á hacer las guerras mas ó menos generales. El
modo de proceder en tales ocasiones es sumamente
sencillo. Averiguada la ofensa, montan á caballo, bus
can al enemigo , y luego que se encuentran, comienzan
á parlamentar ; por lo regular hacen las paces ; mas en
caso contrario se acometen por pelotones , ó de ginete
aginete, embistiéndose á escape echados sobre el caba
llo y lanza en ristre : .cuya arma á pesar de su longitud,
suelen á veces despedir contra el enemigo fugitivo :
por rareza se disputa la victoria ; el primer encuentro
casi siempre decide la contienda; y los vencidos huyen
á rienda suelta por la llanura rasa del desierto. Comun
mente les anochece en la carrera , y la oscuridad los
oculta del vencedor. La tribu que ha perdido , levanta
ÜE LA SIRIA. 357
el real , se retira con marcha precipitada y va á pedir
asilo entre los aliados. Satisfecho el enemigo, se con
tenta con perseguir los rebaños algo mas adelante ; y
asi presto vuelven los dispersos á ocupar su antiguo
terreno. Pero de resultas de las matanzas causadas
en las peleas , quedan siempre motivos de rencor,
que perpetuan las disensiones. El interes de la co
mun seguridad ha establecido entre los Arabes desde
mucho tiempo una ley general , en virtud de la cual
la sangre de todo hombre matado debe ser vengada
con la de su agresor : he ahí lo que ellos llaman el tár,
ó talion; cuyo derecho compete al mas próximo pa
riente del difunto. Su hononse halla de tal modo com
prometido para con todos los Arabes, que si omite
exigir su talion, queda para siempre tildado de des
honra. En consecuencia, está acechando el momento de
vengarse; si acaso muere su enemigo por cualesquiera
otras causas, el Beduino no se da por satisfecho, re
cayendo entonces su venganza sobre el pariente mas
cercano. Estas ojerizas se trasmiten, como por via de
herencia , de padres á hijos , y solo fenecen con la es-
tincion de una de las dos razas : á menos que las fami
lias no se avengan, sacrificando al culpable, ó bien
rescatando la sangre por un precio convenido en dinero
ó en ganado. Fuera de este modo de satisfacer , no hay
mas*pa&, ni mas tregua , ni alianza entre ellas , y á ve
ces tampoco ni aun entre las tribus recíprocas. Media
sangre entre nosotros , es lo primero que se dice en cual
quier negocio que ocurre , siendo esta espresion una
barrera insuperable. Como tales contingencias se han
358 ESTADO POLITICO
multiplicado con el lapso de los tiempos , ha venido a
suceder que la mayor parte de las tribus tienen que
rellas inveteradas, y asi viven en un estado habitual
de guerra ; lo cual junto con su género de vida , hace á
los Beduinos un pueblo militar, sin que por eso esten
muy adelantados en la práctica de ese arte. Hallánse
dispuestos sus campos en forma de rueda , bastante
irregular, cerrada por una sola hilera de tiendas , mas
ó menos apartadas entre sí. Dichas tiendas tejidas con
pelo de cabra ó de camello , son negras ó pardas , á
diferencia de las de los Turcomanos que son blanque
cinas. Estan tendidas sobre tres ó cinco estacas de
cinco á seis pies de altura, solamente , lo que las hace
parecer muy gachas; visto de lejos un campo asi dis
puesto, se descubre como una porcion de manchas
negras; pero el ojo perspicaz de los Beduinos jamas se
engaña en lo que realmente son. Cada tienda habitada
por una familia , está dividida por medio de una cor
tina en dos partes; una para las hembras, y la otra
para los varones. El intermedio vacío del gran cerco ,
sirve para acorralar de noche el ganado. Jamas for
man atrincheramiento; las únicas patrullas y centine
las apostadas son los perros; los caballos quedan ensi
llados á pie firme, á fin de estar listos á montar ála
primer alarma; mas como no hay orden, ni distribu
cion , los tales campos, de suyo fáciles de. asaltar,
no ofrecen defensa alguna en caso de ataque : asi es
que á cada paso acaecen accidentes, como robos de
bestias, etc. ; siendo esta guerra de merode y correría,
una de las que mas ocupan á los Arabes.
DE LA SIKIA. 35g
Las tribus que habitan en la vecindad de los Turcos,
se hallan en una situacion todavía mas turbulenta:
efectivamente , esos estrangeros, arrogándose á fuer de
conquista, la propiedad del territorio, tratan á los Ara-
bes como vasallos rebeldes, ó como enemigos inquietos
y peligrosos. Conforme á este principio , jamas cesan
de hacerles una guerra sorda ó declarada. Los bajaes
ponen un estudio particular en aprovechar todas las
coyunturas de incomodarlos : tan pronto les disputan
un terreno que les tenian arrendado , como les recla
man un tributo que no estaba pactado: si la ambicion
ó el interes dividen una familia de jeques , ellos alter
nativamente prestan ausilio á uno y otro partido, y
acaban por arruinarlos á entrambos. Muy frecuente
mente mandan envenenar, ó asesinar aquellos gefes,
á quienes temen por su valor ó su talento, aun cuando
sean aliados suyos. Los Arabes tampoco se descuidan
por su lado ; pues mirando á los Turcos como usurpa
dores y traidores , estan espiando de continuo la opor
tunidad de hacerles daño. Desgraciadamente las mas
veces pagan justos por pecadores : casi siempre "sufren
los paisanos por los delitos de los militares : al menor
alboroto , les siegan las mieses , les quitan los rebaños,
se interceptan las comunicaciones y el comercio : los
infelices gritan ladrones ! y tienen razon ; pero los Be
duinos invocan el derecho de la guerra , y acaso no van
infundados. Mas sea de ello lo que fuere , lo cierto es
que estas depredaciones arraigan tal desavenencia en
tre los Beduinos y los habitantes de la tierra cultivada ,
que los hace mutuamente enemigos irreconciliables.
36o ESTADO POLITICO
Tal es la situacion de los Arabes en lo esterior. Está
sujeta á grandes vicisitudes, segun la buena ó mala
conducta de sus gefes. Por lo regular sucede que una
tribu se eleva y engrandece , mientras que otra antes
rica y poderosa , decae ó se aniquila ; no queremos
dar á entender con eso que se destruyan todos sus
individuos , sino que se incorporan á otra , emanando
esto de la misma constitucion interna de las tribus.
Cada cual se compone de una ó muchas familias prin
cipales , cuyos individuos llevan el dictado de jeques
ó señores. Estas familias representan con bastante pro
piedad á los patricios de la antigua Roma y á los nobles
de la Europa moderna. Uno de ellos manda en gefe á
todos los demas ; es como si dijeramos el general de
este pequeño ejército ; y suele tomar el título de emir,
que significa comandante y príncipe. Cuanto mas pa
rientes, hijos y aliados cuente , tanto mas fuerte y po
deroso será : á estos se juntan algunos sirvientes , cuya
adhesion se ganan las mas veces , proveyéndoles en
un todo. Ademas, vienen algunas familias poco nu
merosas á agregarse al gefe ; porque no siendo por sí
solas bastante fuertes para poder vivir independien
tes , necesitan de amparo y de alianza. Esta reunion ,
cual queda descrita , es lo que se llama qábilé ó tribu.
Distínguense unas de otras por el nombre de su cau
dillo , ó por el de la familia gobernante. Cuando se
habla de sus miembros en general , se les nombra hi
jos de fulano , aunque no sean todos en realidad sus
hijos carnales, y aunque este padre universal haya
muerto desde largo tiempo. Asi se dice : beni Temin ,
DE LA SIRIA. 36 1
ulád Tai; esto es, los hijos de Temin y de Tai. Este
modo de espresarse ha pasado metafóricamente a los
nombres propios de los paises : la frase ordinaria para
designar los habitantes de cualquier region es : los hijos
de talparte. Segun este principio los Arabes llaman ulád
Masr , á los Egipcios ; ulád Chám , á los Sirios ; y por
la misma regla , dirian ulád Fransa , á los Franceses ;
ulád Mosqu á los Rusos 1 ; particularidad algo impor
tante para la inteligencia de la historia antigua 2.
El gobierno de esta sociedad es á un tiempo demo
crático , aristocrático y aun despótico , sin ser decidida
mente ninguno de ellos por-separado. Es republicano;
porque el pueblo tiene una influencia primera en todos
los negocios, y no se da un paso sin el consentimiento
de la mayoría. Es aristocrático ; porque las familias de
los jeques gozan de algunas prerogativas , que en todas
1 Ese modismo no puede llamarnos la atencion á los Españoles, por
que le tenemos en nuestra lengua. Mas no sucede asi respecto á un
estrangero europeo, en razon de no hallarse en ninguna otra lengua
viva de las occidentales. Nosotros sin duda lo hemos derivado del
arábigo. Nota del traductor.
' Con esta simple indicacion y recordando que los antiguos asi como
los modernos tenian sus patronos, ó genios tutelares; podremos dis
tinguir muchas veces en la historia si se trata del nombre de un país ó
del de un personage real ó mitológico. De ello nos ofrecen infinitos
ejemplos los fastos primitivos de los Griegos. No son menos frecuentes
en los anales de los Caldeos , Babilonios y Hebreos. 1 Por ventura no se
ha creido seriamente en la existencia de Hermes, como inventor de las
letras?... ?Cuántas disputas y errores no hubiera ahorrado á la geogra
fía, la historia y la cronología esa sencilla distincion? El que desee
convencerse de su importancia , consulte la obra de nuestro viagero
titulada : Recherches nouvelles sur tjíistoire ancienne, tom. i , cap. 1 4 ,
p. 1 58 y siguientes. Nota del traductor.
3Ó2 ESTADO POLITICO
partes son hijas de la fuerza. Finalmente es despótico;
porque el jeque principal está revestido de un poder
indefinido y casi absoluto. Si es hombre de carácter,
podrá abusar de su autoridad ; pero aun los abusos tie
nen sus límites , muy estrechos , en razon del estado de
las cosas. Con efecto , si un gefe cometiese una injusticia
notoria ; por ejemplo , si quitase la vida á un Arabe , le
seria casi imposible escapar de la pena en que incurre.
El resentimiento del agraviado en nada respetaria su
título; sufriria el talion; y en no pagando la sangre,
seria asesinado infaliblemente ; cosa bien fácil en aten
cion á la vida simple y privada que llevan los jeques
en el campo. Si hostiga á los súbditos con duros trata
mientos , luego le abandonan , y se pasan á otra tribu :
sus mismos parientes se aprovechan de las faltas en
que incurre , para desposeerle del mando , y ponerse
en su lugar. No le queda contra ellos el arbitrio de
apelar á tropas estrangeras ; sus vasallos comunican
entre sí con harta facilidad , para que pueda dividirlos
en intereses , y constituirse una faccion estable. Por
otro lado , ? con qué se soldaria esta gente , puesto que
la tribu no le contribuye con ninguna clase de im
puesto , cuando la mayor parte de los súbditos estan
ceñidos á lo justamente necesario, y hasta él mismo
se ve reducido á posesiones muy módicas , y eso re
cargadas de cuantiosos desembolsos ?
Efectivamente, en toda tribu el jeque principal es
el encargado de costear á los yentes y vinientes ; él es
quien recibe las visitas de los aliados,y de cualquiera que
venga á tratar de negocios. A continuacion de su tienda
DE LA SIRIA. 363
hay un gran pabellon que sirve de posada á todos los
forasteros y caminantes. Aquí es tambien donde se cele
bran las juntas frecuentes de los jeques para decidir
acerca de los acampamentos y decampamentos , ajustar
la paz, declarar la guerra, componerlas diferencias con
los Turcos y los pueblos , sentenciar las causas y plei
tos de los particulares ; en suma , acordar sobre todo
lo político y gubernativo. A este gentío , que no cesa
de renovarse , es menester darle café , pan cocido al
rescoldo , arroz y á veces cabrito ú camello asado ; en
una palabra , es preciso tener mesa franca ; siendo
tanto mas importante el ser liberal, cuanto la genero
sidad versa principalmente sobre renglones de pri
mera necesidad. De ahí dependen todo el crédito y el
poder ; pues para el Arabe hambriento la primera de
las virtudes es la liberalidad que le alimenta ; en cuyo
juicio no van errados : la esperiencia efectivamente
ha enseñado que los jeques avaros jamas salen de la
esfera de adocenados : de aquí el proverbio arábigo
tan exacto como lacónico : puño apretado , corazon
menguado. Para ocurrir a todos esos desembolsos , no
cuenta el jeque mas recursos que sus manadas , á veces
algunas labranzas y el contingente de los robos con
los derechos de peage de los caminos ; medios que
aun en totalidad todavía son bastante limitados. El
jeque, en cuya tienda fui á vivir á fines de 1784 en
el pais de Gaza, era considerado como el mas opulento
de aquellas comarcas : sin embargo su gasto no me
pareció esceder al de un labrador acomodado de los
nuestros : su menage y semovientes que consistian en
364 ESTADO POLITICO
algunas pieles, alfombras , armas , caballos y camellos
no pueden avaluarse en mas de diez mil duros ; y eso
que en este cómputo las dos partidas mas gruesas son
cuatro yeguas de raza , estimadas en mil doscientos
pesos , y los camellos al respecto de cuarenta duros
por cabeza. No deberemos pues, cuando se trate de
Beduinos, tomar las palabras príncipe y señor en el sen
tido que ordinariamente les damos : nos acercariamos
mucho mas á la realidad , comparándolos á los hacen
dados bien acomodados de paises montañosos , cuya
sencillez observan asi en el porte y trage como en las
costumbres y vida doméstica. Efectivamente , el mismo
jeque que dispone de quinientos caballos , no desdeña
ensillar el suyo y echarle la paja y cebada , picada con
su propia mano. En la tienda , la muger es quien hace
el café , amasa el pan y cuece la carne. Las hijas y
parientas son las que lavan la ropa, y van con el cán
taro á la cabeza y el velo en el rostro á sacar agua de
la fuente : ved ahí ni mas ni menos el estado que nos
pinta Homero en la Odisea y el Génesis en la historia de
Abrahan. Mas debemos sin embargo confesar que con
dificultad formariamos idea cabal de semejante género
de vida , si no le viesemos por nuestros propios ojos.
La simplicidad, ó si se quiere, la pobreza del comun
de los Beduinos guarda proporcion con la de sus cau
dillos. Todos los bienes de una familia estan reduci
dos á un escaso ajuar , cuyo inventario es poco mas
ó menos del tenor siguiente : algunos camellos y ca
mellas , cabras , gallinas , una yegua con sus arreos
de montar , un toldo , una lanza de trece pies de largo ,
DE LA SIRIA. 365
un sable corvo , un fusil mohoso de mecha ó de llave ,
una pipa de fumar , un molino portátil , una olla , un
cubo de cuero, una sartencilla para tostar el café,
una estera , algunas mudas de ropa y una capa de
lana parda ; finalmente , por todas alhajas, unos cuan
tos anillos de vidrio ú de plata con que se atavian las
mugeres las piernas y brazos. En no faltando nada de
esto , ya se tiene por suntuoso el menage. De lo que
carece el pobre y que con razon mas desea es la yegua :
efectivamente este cuadrúpedo es el gran medio para
adquirirfortuna ; montado en la yegua es como sale el Be
duino , bien sea á perseguir los enemigos , ó bien á mero
dear en las campiñas y caminos. La yegua es preferida
al caballo , porque no relincha >, porque es mas mansa ,
y finalmente porque da leche , que cuando se ofrece ,
sirve para matar la sed y aun el hambre de su dueño.
Ceñidos de este modo á lo puramente indispensa
ble , los Beduinos tienen tan poca industria como ne
cesidades : todas sus artes se reducen á urdir sus gro
seros toldos, á tejer esteras y á hacer manteca de
leche. Su comercio está limitado á trocar camellos,
cabritos, caballos, y los lacticinios que preparan, por
armas , vestidos , algun poco de arroz ó de trigo y
tambien dinero , el cual acostumbran á enterrar. Las
ciencias son enteramente desconocidas entre ellos : no
tienen idea alguna de astronomía, ni de geometría ,
ni medicina : carecen totalmente de libros , y no hay
1 Se entiende , tan fuerte y con tanta frecuencia como el caballo.
En Inglaterra he oido relinchar por su potro á las yeguas árabes,
como á las de cualquier otra raza. Nota del traductor.
366 ESTADO POLITICO
cosa mas rara, aun entre los jeques, que encontrar
quien sepa leer. Toda su literatura está cifrada en re
citar de memoria cuentos é historias por el estilo de
las Mily una noches. Es decidida la aficion que tienen
por este género de narraciones ; con ellas llenan la
mayor parte de sus ratos de ocio, que son los mas del
año. Por la noche se sientan en el suelo á la puerta de
sus tiendas, ó bajo de cubierta, si hay frio; y allí
formados en cerco de una mezquina lumbre de bo
ñiga , la pipa en la boca y sus piernas cruzadas , Se
estan por un rato sumidos en el mas profundo silen
cio, hasta que sin mas preludio prorumpe cualquiera
de los presentes con un había en tiempo de entonces, y
sigue contando hasta el fin las aventuras de un mozo
jeque y de una joven beduina : refiere como vió el ga
lan la primera vez á su querida al escondite , y como
quedó de ella enamorado perdido : luego procede á
pintar faccion por faccion el rostro de la hermosa
doncella ; ya celebra sus ojos negros , grandes y apa
cibles como los de la gacela , encareciendo sus mira
das melancólicas y apasionadas ; ya admira sus cejas
arqueadas cual dos arcos de ébano , y su talle derecho
y flexible como una lanza ; no omite ni su modo de
andar tan suave como el de una yegüita , ni sus pár
pados ennegrecidos con el kohl 1 , ni sus labios pinta-

1 Es curioso que el aleman y su derivado el ingles apliquen esa


misma palabra para designar el carbon de piedra. La voz alemana
kohle es de una identidad notable, y aunque en la inglesa coal se
ha alterado la ortografía por los modernos, conserva sin embargo
la misma pronunciacion coul. Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 367
dos de azul, ni sus uñas manchadas de henné1 (color
de oro) ; tampoco se olvida de su garganta compara
ble á un par de granadas , ni de sus acentos tan dulces
como la misma miel. Luego entra á relatar las cuitas
del acongojado amante que se consume en tales términos
de. deseos y de amor , que ya su cuerpo no arroja mas
sombra Por último despues de haber detallado las
tentativas que puso en planta por ver á la amada de
su corazon, y luego de referidos los obstáculos que
oponian sus padres , los raptos y encantamientos de
sus enemigos , el cautiverio que sobrevino á entram
bos amantes y otras ocurrencias á este tenor, termina
á entera satisfaccion de su auditorio , conduciéndolos
unidos y dichosos á la tienda de los padres ; y cada
cual de los circunstantes á porfía se apresura en tribu
tar á su elocuencia el ma cha allah 3 merecido. Tambien
tienen sus canciones amorosas , en las cuales se advierte
mas donaire y sentimiento que en las de los Turcos y los
vecinos de las ciudades : lo que sin duda proviene de que
1 Segun me informa el mayor Heidenstan , sueco de nacion , que ha
residido nueve años en Oriente y publicado dos novelas interesantes
en frances sobre sus viages, el henné, pronunciado quena por los
Turcos, es una raiz que da un color rojo con que los mahometanos
en general se tiñen las uñas , y las mugeres de edad las canas y aun
los pies , como para acordarse por via de acto religioso de no ensu
ciarlos con el tocamiento de cosas inmundas. Algunos Arabes pintan
tambien con ella la cola y crin de sus caballos , si las tienen blancas.
Nota del traductor.
, * Esta frase es muy análoga á la nuestra ya no es ni su sombra, que
empleamos igualmente que los Arabes la suya para espresar el super
lativo de la consuncion. Nota del traductor.
3 Esclamacion de elogio, como si se dijera : Bravo! muy bien,
perfectamente !
368 ESTADO POLITICO
siendo de costumbres mas castas , esperimentan el ver
dadero amor, al paso que los otros entregados á la
relajacion, no conocen mas que el placer carnal.
Considerando que la condicion de los Beduinos , es
pecialmente en lo íntimo del desierto, se asemeja bajo
tantos aspectos á la de los salvages de América, me he
preguntado varias veces ?porqué aquellos no tenían la
misma ferocidad que caracteriza á estos ? ? Porqué á
pesar de sufrir tan grandes escaseces , era inaudito en
tre ellos el uso de comer carne humana ? ? Porqué en
fin sus costumbres son mas suaves y mas sociales? Yo
voy á responder á estas cuestiones con las razones que
me ha suministrado el analisis de los hechos.
Parecerá á primera vista que siendo la América tan
rica en pastos , lagos y selvas , sus habitantes debe
rian tener mas facilidades para la vida pastoral que
para cualquier otra. Si advertimos empero que los
bosques , prestando una guarida cómoda á los anima
les , los sustraen de la mano del hombre , vendremos
en conocimiento que el salvage ha sido compelido por
la naturaleza del terreno á ser cazador y no pastor.
En tal estado, todos los hábitos han concurrido á for
marle un carácter violento. Su cuerpo se ha endure
cido con las enormes fatigas de la caza ; las hambres
estremas que pasa, seguidas repentinamente de la
abundancia de caza , han debido hacerle voraz : la
costumbre de derramar sangre y devorar su presa , le
han familiarizado con la carnicería y con el espectá
culo del dolor. Si le acosa el hambre, apetece la carne
con ardor , y encontrando á su alcance la de su seme
DE LA SIRIA. 36 Q
jante , ha debido comerla , y ha podido resolverse á
matarle para saciar su apetito. Hecha la primer
prueba , volvióse á sentir con ganas , repitió y fue ha
bituándose por grados ; de este modo llegó á ser an
tropófago , sanguinario y atroz ; y á su alma se comu
nicó al fin la insensibilidad de todos sus órganos.
IPero cuán diversa es la posicion del Arabe ! Arro
jado sobre dilatadas llanuras, desprovistas de agua y
de bosques, no ha podido ser cazador ni pescador, por
falta de pesca y de caza. El camello es lo que le ha de
terminado á abrazar la vida pastoral ; y en todo su ca
rácter encontramos los rasgos que la distinguen. Ha
llando á mano un alimento ligero, pero suficiente y
perenne, ha contraido el hábito de la frugalidad; con
tento con su leche y sus dátiles , no ha deseado de
vorar carne ni verter sangre ; y no habiéndose acos
tumbrado sus ojos al espectáculo de la matanza, ni
sus oidos á los gritos del dolor, ha conservado un
corazon humano y sensible.
Luego que este salvage pastor conoció el uso del
caballo , sufrió su estado alguna modificacion. La fa
cilidad que con eso adquiriera de recorrer dilatados
espacios, le hizo vagabundo: hasta entonces habia
sido ansioso por escasez, ahora se volvió ladron por
codicia , y tal ha permanecido su carácter. Pillador mas
bien que guerrero, el Arabe no tiene un valor sangui
nario ; él no lleva otro fin en atacar que el despojar;
y si acaso encuentra resistencia , no cree que un mez
quino botin merezca la pena de dejarse matar. Para
irritarle es forzoso sacarle sangre; pero entonces se
TOM0 1. a4'
ESTADO POLITICO
le halla tan obstinado en vengarse, cuanto fue pru
dente en comprometerse.
Mucho se ha motejado á los Arabes este espíritu de
rapiña; pero sin meterme á disculparlos, diré única
mente que no se atiende como se debiera, á.que se
mejantes escesos solo se cometen contra el estrangero,
que es reputado enemigo ; y por consiguiente ese sis
tema de latrocinio está fundado en el derecho público
de la mayor parte de las naciones. Por lo tocante al
interior de su sociedad , reina entre ellos una buena fé,
un desinteres y uná generosidad que harian honor aun
á los pueblos mas civilizados. ?Qué costumbre puede
haber mas noble que aquel derecho de asilo estable
cido en todas las tribus? Un estrangero, qué mas ! un
enemigo , con el mero hecho de pisar la tienda del
Beduino, ya se hace inviolable su persona. Seria una
infamia , un borron indeleble satisfacer aunque sea
una justa venganza con detrimento de la hospitalidad.
. Si el Beduino ha consentido una vez en comer con su
huésped el pany la sal, nada en el mundo le podrá obli
gar á hacerle traicion : ni aun todo el poderío del sul
tan seria capaz de arrancar á un refugiado 1 de la tribu
á que se acoge, á menos de no esterminarla totalmente.
Este Beduino tan codicioso fuera de su campo, apenas
pone el pie en casa, se trasforma en la criatura mas
liberal y generosa que darse pueda. Por poco que po-

1 Los Arabes distinguen entre sus huéspedes el que llaman mos-


tadjir, 6 que implora proteccion, del nombrado matnub, ó sea , el que
planta su tienda en la hilera de las demas, es decir, que se avecinda
entre ellos.
DE I,A SIRIA. 371
sea , no como quiera está siempre dispuesto á partirlo
con su huésped , sino que aun tiene la delicadeza de
no esperar á que se lo pidan : si se pone á comer, hace
alarde de sentarse á la puerta con el fin de convidar á
cuantos pasen; su generosidad es tan sincera, que
no la contempla como un mérito , sino como un
deber : asi es que él se toma sobre la hacienda agena
el mismo derecho que da sobre la suya. Al ver el uso
que de este derecho hacen los Arabes, se creeria que
viven en comunidad de bienes. Sin embargo, ellos
conocen la propiedad , mas no con aquel rigor que le
han dado entre los pueblos agrícolas las necesidades
facticias del lujo. Podrá tal vez decirse que esta mo
deracion es hija de la imposibilidad en que yacen de
multiplicar los goces de la vida ; pero si observamos
que las virtudes en lá mayoría del linage humano
son debidas mas bien á la exigencia de las circuns
tancias que á otra causa cualquiera, convendremos
en que los Arabes no dejan de ser acreedores á nuestra
estimacion : por lo menos son muy afortunados en
que la necesidad establezca entre ellos un orden de
cosas que á los mas sabios legisladores ha parecido el
colmo de perfeccion á que puede alcanzar la políti
ca ; quiero decir, una especie de igualdad ó de aproxi
macion en la reparticion de los bienes y en el orden de
las condiciones. Privados de una infinidad de fruicio
nes que la naturaleza ha prodigado en otros paises , no
abundan en tantos medios dé estragarse y envilecerse.
No es tan fácil á los jeques crearse un partido que es
clavice y empobrezca la masa de la nacion. Poseyendo
372 ESTADO POLITICO '
cada individuo lo bastante en sí propio, puede con
servar mejor su carácter y su independencia ; y de este
modo la pobreza individual viene á ser á la vez causa
y garantía de la libertad pública.
Esta libertad es estensiva aun á las materias de re
ligion : pero media en este punto una diferencia no
table entre los Arabes tle poblado y los del desierto ;
pues mientras que los primeros, sufren el doble yugo
del despotismo civil y religioso, los últimos viven en
una esencion absoluta de entrambos : verdad es que en
las fronteras de los Turcos procuran los Beduinos por
política guardar las apariencias musulmanas ; pero en
realidad son tan poco rígidos, y su devocion es tan
tibia, que generalmente pasan por infieles sin ley y
sin profetas. Llegan hasta el punto de declarar con toda
franqueza que la religion de Mahoma no se hizo para
ellos : « Porque, asi esclaman, ?cómo hemos de hacer
abluciones, si no tenemos agua? ?cómo hemos de dar
limosna, cuando no somos ricos? Aporqué se nos exige
ayunar durante el ramadan , si nosotros pasamos ayu
nando todo elaño??Y finalmente para qué habemos
de ir á la Meca, cuando Dios está en todas partes? »
Por lo demas cada cual piensa y obra á su modo, asi
que reina entre ellos la mas completa tolerancia. Esta
se halla retratada muy al vivo en una conversacion
que tuvo conmigo cierto dia, uno de sus jeques nom
brado Ahmed, hijo de Bahir, gefe de la tribu de los
Uahidié. « ? Porqué, me decia, quieres tú volverte donde
los Francos? Yo veo que á tí no te disgustan nuestras
costumbres, que sabes manejar la lanza y correr un
DE LA SIRIA.
caballo lo mismo que un Beduino ; con que quédate
aquí con nosotros. Te surtiremos de pellizas, te seña
laremos tu tienda, te daremos una Beduiha joven y
honrada y te proveeremos de una buena yegua de raza.
Tú vivirás en nuestra casa... » « ?Pero no adviertes, le
contesté yo , que habiendo nacido entre los Francos ,
me han educado en su religion? ?Cómo mirarán los
Arabes á un infiel, ó qué pensarán de un apóstata ?... »
« ? Pero no has visto tú , me replica él, que los Arabes se
curan muy poco del profeta y del libro ( el Alcoran ) ?
Cada cual de nosotros sigue los dictados de su con
ciencia : las acciones son para los hombres , mas
la religion es para Dios. » Otro jeque, conversando
conmigo en otra ocasion , inadvertidamente me dirigió
la fórmula corriente entre ellos de : escucha y ora al
profeta; y yo en vez de darle la respilesta ordinaria he
orado, le contesté sonriéndome : ya escucho. Conoció
entonces su distraccion, y sonrióse igualmente. Mas
un Turco de Jerusalen que se hallaba presente á la
sazon, tomó la cosa mas á pechos : « O jeque, le
reprende, ?cómo te atreves á dirigir á un infiel las
palabras de los verdaderos creyentes? » La lengua es
ligera,,respondió el jeque, aunque el corazon sea blanco
(puro ) ; mas de lo que yo me maravillo es de que cono
ciendo tú las costumbres de los Arabes , ofendas de esa ma
nera á un estraño que ha comido con nosotros el pan y la
sal. Y despues volviéndose hácia mí : « ? Todos esos
pueblos del Frankestan de que me has hablado , y que
no siguen la ley del profeta , son por ventura en ma
yor número que los musulmanes? » « Se cree, le con
374 1 ESTADO POLITICO
testé, que son cinco ó seis veces mas numerosos que
ellos, aun inclusos los Arabes... » « Dios es justo, re
puso él, todo lo pesará en su balanza 1 . »
Menester es confesarlo : bay pocas naciones civiliza
das que posean, generalmente hablando, una moral
tan estimable como la de los árabes Beduinos; siendo

1 Niebuhr refiere en su Descripcion de la Arabia, tom. 2 , pág. 208 ,


edicion de Paris , que de treinta años á esta parte se ha introducido
en el Najd una nueva religion,, cuyos dogmas son muy análogos á las
disposiciones morales de que acabo de hablar. « Los fundamentos de
« esta doctrina , dice el viagero , son que Dios solo debe ser invocado
« y adorado como autor de todo lo creado ; que no es lícito en las
« oraciones hacer mencion de profeta alguno , porque esto sabe á
« idolatría; que Moises, Jesucristo, Mahoma, etc., han sido á la
« verdad hombres grandes, cuyas acciones son edificantes; pero que
« ningun libro ha sido inspirado por el ángel Gabriel , ni por otro
« cualquiera espíritu ^elestial. Finalmente , que los votos hechos en
« peligro inminente , no tienen mérito alguno , ni producen obligacion
« de ninguna clase.
11 Yo no sé , añade Niebuhr, hasta qué punto podemos atenernos
« á la relacion del Beduino que me contó estas cosas. Tal vez seria ese
11 su modo de pensar; pues aunque los Beduinos se apellidan maho-
« metanos, comunmente hacen muy poco caso de Mahoma y del Al-
11 coran. »
Esta insurreccion ha tenido por motores á dos Arabes que , despues
de haber viajado por negocios mercantiles en la Persia y el Malabar,
comenzaron á discurrir sobre la diversidad de religiones que habian
visto, y dedujeron en conclusion esta tolerancia universal. Uno de
ellos nombrado Abd-el- Vaheb se creó en el Najd un estado indepen
diente desde el año de 1 760 : el segundo llamado Mekrámi, jeque de
Nadjerán, abrazó las mismas opiniones, y por su acreditado valor
adquirió un poderío considerable en aquellas regiones. Estos dos
ejemplares me confirman mas y mas en una conjetura que había yo
formado de antemano ; y es que no hay cosa mas fácil que operar
una gran revolucion política y religiosa en el Asia.
DE LA SIRIA.
de advertir que estas mismas virtudes se encuentran
por lo comun en las hordas turcomanas y entre los
Curdos; de suerte que parecen vinculadas á la vida
pastoral. Es por otra parte muy singular que entre
esta clase de hombres sea donde la religion cuenta
menos formas esteriores que en ninguna otra, al punto
que jamas se les han conocido sacerdotes , ni templos,
ni culto regulado. Pero ya es tiempo de continuar
la descripcion de los demas pueblos de la Siria , y de
dirigir nuestras consideraciones sobre un sistema so
cial totalmente distinto del que ahora dejamos , es de
cir , sobre el estado de los pueblos agrícolas y seden
tarios.

CAPITULO V.

DE LOS PUEBLOS AGRICOLAS DE LA SIRIA.

§ I

DE LOS ANSAKIE.

El primer pueblo agrícola que debemos distinguir


en Siria del resto de sus habitantes, es el que llaman
en el pais con el nombre plural de Jnsarié, el cual en
los mapas de Delisle está traducido por el de Ensirianos,
V en los de Danville por el de Nassarís. El terreno ocu
• ESTADO POLITICO
pado por los Ansarié es la cordillera de montañas que
se estiende desde Jntakié, hasta el riachuelo nombrado
Nar-el-Kebir, ó sea rio-Grande. El origen de este pue
blo es un hecho histórico poco conocido, pero al
mismo tiempo muy instructivo. Lo referiré tal como
le trae un escritor que ha bebido en las fuentes primi
tivas 1.
« En el año 1202 de los Griegos (es decir 891 de
« J. C. ) vivia en las cercanías de Kufa, en la aldea de
« Nasar, un anciano á quien sus reiterados ayunos,
« continuas oraciones y estremada pobreza le habían
« grangeado la opinion de santidad: y como muchas
« gentes del pueblo se declarasen partidarios suyos,
« procedió á elegir de entre ellos doce discípulos para
» divulgar su doctrina : mas habiendo llegado estos
« pasos á oidos del comandante del lugar , hubieron de
« alarmarle, y en consecuencia mandó prender al viejo
« y le hizo meter en la cárcel. En medio de este con-
« tratiempo , tuvo la fortuna que su estado moviese el
« corazon de una muchacha esclava del carcelero, la
« cual se propuso ponerle en libertad. Muy en breve
k se le presentó una ocasion favorable que no dejó des-
« perdiciar. Un dia que el carcelero se habia quedado
« profundamente dormido, á consecuencia de embria-
« guez, acércasele la muchacha y le saca con sumo
« tiento las llaves que tenia debajo de la almohada ; y
« asi que abrió la puerta á nuestro viejo , tornó á po-
« nerlas donde las habia cogido; sin que á todas estas

1 Assemani, Biblioteca oriental.


DE LA SIRIA. 377
« la sintiese su amo : al dia siguiente , cuando el al-
« caide fue á visitar á su preso , se quedó tanto mas
« absorto de encontrar la pieza vacía, cuanto no se
« descubria el menor vestigio de violencia. Persuadióse
« entonces que el buen varon habia sido librado por
« un ángel, y se apresuró á correr la voz por todas
« partes, á fin de evitar de este modo la reprension
« en que tan justamente habia incurrido. El anciano
« tampoco se descuidó por su lado : contó la aventura
« en los mismos términos á sus sectarios, y desde
« luego se dedicó mas que nunca á la predicacion de su
« doctrina. A este propósito escribió tambien un libro,
« en el cual, entre otras cosas, se lee lo siguiente: Yo
» fulano de tal, natural de la villa de Nasar, he visto á
« Jesucristo, que es la palabra de Dios , que es Ahmad
« hijo de Mohammad, hijo de Anafa, del linage de Ali ,
« que es tambien Gabriel; y me ha dicho asi: tú eres el
« que lee (con inteligencia) ; tú eres el hombre que dices la
« verdad; tú el camello que preserva á los fieles de la co
tí, lera; tú la bestia de carga que lleva el peso de ellos; tú
u eres el espíritu (santo) y Juan hijo de Zacarías. Anda,
« ve y predica á los hombres que al tiempo de orar hagan
a cuatro genuflexiones : á saber , dos antes de salir el sol,
« y otras dos antes de ponerse , cuidando siempre de volver
a el rostro á Jerusalen, y repitiendo tres veces estas pala-
« bras : Dios omnipotente , Dios altísimo , Dios inmensi-
a simo; que no guarden mas que la segunda y tercera
tí fiesta; que solo ayunen dos dias en el año; que no se la
tí ven el prepucio y que no bebqn cerveza , sino vino cuanto
378 ESTADO POLITICO
« apetezcan 1 ;finalmente , que se abstengan de la carne de
« los animales carnívoros. Nuestro anciano pasó despues á
(i Siria, donde difundió sus opiniones entre la gente del
« campo y ¿del pueblo , entre quienes halló creyentes á
« millares ; y al cabo de algunos años desapareció , sin
« que se haya vuelto á tener noticia de su paradero. »
Tal fue el origen de estos Ensartenos , los cuales por
la mayor parte eran moradores de aquellas serranías
de que hemos hablado. Poco mas de un siglo despues
de esta época , cuando los cruzados hacían la guerra
por esos contornos; marchando de Marrah por el Oron-
tes hácia el Líbano, encontraron de estos Nasireanos y
mataron un crecido número. Guillermo de Tiro 2, que
refiere el suceso, los confunde con los Essasinos , con
quienes tal vez tuvieron algunos rasgos de semejanza.
Respecto á lo que agrega que el término ¿issasinos era
tan corriente entre los Francos como entre los Arabes,
sin poder con todo esplicar su origen , paréceme que
el problema es de muy fácil solucion. Segun el uso
vulgar de la lengua árabe, Hassásin3 significa ladrones

1 Era agradecido el santo varon : no podia olvidar que debia la li


bertad á la embriaguez de su carcelero. Por lo demas, á pesar de lo
visible que es en esos preceptos el empeño de contrariar á los del Al-
coran, se nota sin embargo, que nuestro inspirado no ha podido
prescindir de ellos enteramente. No hay religion ó secta en Oriente,
por opuesta que sea al islamismo , en cuyas doctrinas ó prácticas no
se trasluzcan síntomas del contagio musulman. Nota del traductor.
2 Lab. 20, cap. 3o.
3 La raiz Hass con h mayúscula significa matar, asesinar, escuchar
para sorprender; pero el compuesto hassás no le hay en el vocabu
lario de Golio.
DE LA SIRIA. 379
nocturnos, gentes que matan en acecho : aun hoy dia se
le da esa acepcion en el Cairo y en Siria : por esta ra
zon cuadraba bien á los Batenianos, que mataban ale
vosamente; los cruzados, que hallaron empleada la es-
presion en Siria á tiempo que estaba mas en voga la
tal secta , debieron adoptar su uso. Lo que ellos nos
cuentan del viejo de la montaña, es una mala traduc
cion de la frase jeque-el-Djebal, que se deberia verter
en señor de las montañas : he ahí el motivo porqué los
Arabes han designado con esta denominacion al gefe
de los Batenianos , cuya residencia principal estaba al
oriente del Curdistan, en los montes de la antigua Media.
Los Ansarié estan 'divididos , como llevo dicho , en
varias pueblas ó sectas : distínguense entre ellos los
Chamsié, ó sea adoradores del sol; los -Kelbié, ó adora
dores del perro, y los Qadmusié , que se asegura tribu
tan un culto especial al órgano que en las hembras
corresponde á Priapo1. Niebuhr, á quien hicieron los
mismos relatos que á mí, dice que no se resolvia á
creerlos , porque no es probable que los hombres se degra
den hasta ese punto : tpero semejante modo de discurrir
se halla desmentido asi por la historia de todos los
pueblos, la cual convence que el espíritu humano es
capaz de Jos estravíos mas inauditos , como por el
mismo estado actual de la mayor parte de las naciones
y señaladamente las de Oriente. En ellas reina tal grado
de ignorancia y de credulidad , que no es estraño admitan
1 Tamhien.se dice que tienen sus asambleas nocturnas, en las cua
les, despues de concluidas ciertas lecturas, apagan las luces, y se
mezclan ambos sexos, como hacian los antiguos Gnósticos.
38o ' ESTADO POLITICO
cuanto hay de mas absurdo. Los cultos estrambóticos
. de que hablamos son tanto mas creibles respecto de
los Ansarté,, cuanto parece se han conservado por una
trasmision no interrumpida de los primitivos siglos en
que reinaron. Los historiadores 1 observan que no
obstante la vecindad de Antioquia, apenas penetró el
cristianismo en estas provincias ; y que aun despues del
reinado de Juliano, contaba muy pocos prosélitos :
desde entonces hasta la invasion de los Arabes apenas
tuvo tiempo de establecerse , pues en las revoluciones
que versan sobre opiniones , no siempre se encuentran
las mismas ventajas en los campos que en las ciudades
para su plantificacion. En estas últimas á beneficio de
la continua y fácil comunicacion , se divulgan las ideas
con indecible prontitud ; y en breve queda decidida la
suerte que les cabe , ya sea por una caida ya por un
triunfo muy marcado. Los progresos que haría proba
blemente esta religion entre aquellos rústicos monta
ñeses, no sirvieron mas que para trillar el camino al
mahometismo , que era mas análogo á sus inclina
ciones : y de los dogmas antiguos y modernos resultó
una mezcla confusa , á la que debió el viejo Nasar todo
el éxito de su empresa. Siglo y medio despues de Na
sar, creó tambien una secta Mohammad-el-Durzi;
pero los Ansartenos no quisieron admitir su dogma
principal, que era lá divinidad del califa Hakem : he
aquí el motivo porqué han permanecido distintos de
los Druzos , aunque por otra parte tengan varios ras-

1 Oriens Christ., tom. 2 , pág. 680.


DE LA SIRIA. 38 1
gos de semejanza. Muchos de los Ansarié creen el
dogma de la metempsícosis ; otros rechazan el de la in
mortalidad del alma ; en suma , en la anarquía civil y
religiosa que reina entre estos hombres, se forman
ellos las opiniones que mejor les parece, siguen la
secta que les place , ó no abrazan ninguna absoluta
mente.
Su pais está dividido en tres distritos principales
que tienen á renta los gefes llamados Moqaddamin :
pagan el tributo al bajá de Trípoli , quien les entrega
su título anualmente. Las montañas que habitan son
en lo general menos escarpadas que las del Líbano ,
y de consiguiente mas á propósito para el cultivo;
pero por eso mismo se hallan mas espuestas á las
incursiones de los Turcos : razon porqué siendo
tan fértiles en granos , tabaco , viñas y olivares ,
estan sin embargo menos pobladas que las de sus
vecinos los Maronitas y Druzos , de que vamos á
tratar.

§ II.

DE LOS MARONITAS.

Entre los Ansarié al setentrion y los Druzos al me


diodia , habita un pueblo pequeño conocido desde mu
cho tiempo por el nombre de Mauáné, ó Maronitas. Su
origen primitivo y la variedad que les distingue de
los Latinos, cuya comunion siguen, han sido materias
largamente discutidas por los escritores eclesiásticos ;
382 ESTADO POLITICO
pero lo mas averiguado é interesante en el particular
puede reducirse a lo siguiente.
A fines del siglo sesto de la iglesia , cuando el espí
ritu eremítico estaba todavía en el fervor de la no
vedad , vivia á las márgenes del Orantes un tal Má-
roun , que por sus ayunos , su vida solitaria y sus
austeridades se atrajo la consideracion de todo el pue
blo circunvecino.
Parece que en los disturbios que ya se habian sus
citado entre Roma y Constantinopla , hubo de interpo
ner su crédito en favor de los occidentales. Su muerte
acaecida poco despues , lejos de resfriar á sus partida
rios , dió nuevo pábulo á su celo : corrióse muy pronto
la voz de que su cadáver hacia milagros ; y á este ru
mor se congregaron gentes de Kinesrin , de Auásem y
otros parages , quienes le erigieron en Hama una ca
pilla y un sepulcro ; tardando poco en fundar allí un
convento que adquirió grande celebridad en toda
aquella parte de la Siria. Entre tanto volvieron á tra
barse las contiendas entre las dos metrópolis , y todo
el imperio tomaba partido en las disensiones de los
sacerdotes y de los príncipes. En ese estado se halla
ban las cosas , cuando á fines del siglo séptimo un
monge del convento de Hama , llamado Juan el Ma.ro-
nita , logró por su superioridad en la predicacion que le
considerasen como uno de los apoyos mas firmes de
la causa de los Latinos ó papistas. Por este mismo tiempo
sus contrarios , los partidarios del emperador , denomi
nados por esta causa melkitas, es decir, realistas , ha
cian grandes progresos en el Líbano. A fin de atajar
DE LA SIRIA. 383
los con éxito , resolvieron los Latinos enviar á Juan el
Maronita ; y en consecuencia se le presentaron al agente
del papa ^en Antioquía , quien despues de haberle
consagrado obispo deDjebail, le mandó á predicar por
aquellas regiones. No tardó Juan en reunir sus secua
ces y en aumentar el número : viendo sin embargo pa
ralizada su mision por los manejos ocultos y aun por
los ataques que le hacian abiertamente los melkitas ,
creyó necesario repeler la fuerza con la fuerza , jun
tando al intento todos los Latinos y situándose con
ellos en el Líbano , donde formaron una sociedad in
dependiente asi en lo civil como en lo religioso. Esto
es precisamente lo que nos indica- un historiador del
imperio Oriental 1 en los términos siguientes : « El año
« octavo del reinado de Constantino Pogonato (676
« de J. C»), habiéndose reunido tumultuariamente los
« Mardaitas , se apoderaron del Líbano que era el re-
« fugio de vagabundos , de esclavos y de gente de to-
« das clases. Allí lograron reforzarse á tal punto , que
« detuvieron los progresos de los Arabes , y estrecha-
« ron al califa Moáuia á implorar de los Griegos una
« tregua de treinta años , con obligacion de pagar un
« tributo de cincuenta caballos de raza, cien esclavos
« y diez mil piezas de oro. »
El nombre Mardaitas de que se vale aquí el autor es
un término siriaco que significa rebelde , y por su opo
sicion á melkita ó realista , prueba á la vez que el idioma
siriaco todavía estaba vigente en aquella época , y que

1 Cedrenus.
384 ESTADO POLITICO
el cisma que desolaba el imperio era tanto cjvil como
religioso. Por otro lado , parece que el origen de estos
dos partidos y la existencia de una insurreccion son
hechos anteriores a la época citada ; porque desde
los principios del mahometismo (año 622 de la era
vulgar ) se hace mencion de varios reyezuelos particu
lares , de los cuales uno nombrado Yusef mandaba en
Djebail ; y otro llamado Kesrú gobernaba lo interior
del pais , que por eso tomó el nombre de Kesrauán.
Asimismo se cita despues de estos dos , otro que hizo
una espedicion contra Jerusalen , y que murió de edad
muy avanzada en el pueblo de Besconta 1 , donde tenia
su residencia. De forma que desde antes de Constan
tino Pogonato estas montañas eran asilo de los mal
contentos ó de los rebeldes , que huian de la intolerancia
de los emperadores y de sus agentes. Sin duda por
esta razon asi como por cierta semejanza de opiniones
hubieron de refugiarse allí Juan y sus discípulos : y sea
por el ascendiente que se grangearon ó por el que ya po
seian , la nacion entera se apropió el nombre de Maro-
nitas , que no era afrentoso como el de Mardaitas. Pero
sea de ello lo que fuere , lo cierto es que Juan estable
ció entre estos montañeses un sistema reglado y mili
tar , dándoles armas y gefes , y que emplearon su li
bertad en combatir los enemigos comunes del imperio
y de su reducido estado , en términos que muy presto
se posesionaron de casi todas las serranías que van
hasta Jerusalen. El cisma que se introdujo por esta

1 En el Kesrauán.
DE LA SIRIA. 385
época entre los musulmanes conspiró á facilitar sus
triunfos. Moáuia, sublevado en Damasco contra Alí
califa de Rufa , se vio obligado , á trueque de no soste
ner dos guerras á la vez, á firmar en 678 un tratado
oneroso con los Griegos. Siete años posteriormente ,
le renovó Abd-el-Malek con Justiniano II, mas con la
precisa condicion de que este emperador le libertase
de los Maronitas. Justiniano no solo tuvo la impru
dencia de venir en ello , sino que cometió la vileza de
mandar asesinar á su gefe por un enviado , á quien
ese hombre harto generoso habia recibido bajo los
auspicios de paz. Una vez perpetrada esta maldad ,
empleó el agente la seduccion y la intriga con tan fe
liz suceso que logró sonsacar doce mil hombres del
pais ; quedando asi abierto el campo á los progresos
de los musulmanes. Poco tiempo despues otra perse
cucion amenazó á los Maronitas de una ruina total : el
mismo Justiniano envió tropas contra ellos al mando
de Marciano y de Mauricio , que destruyeron el mo
nasterio de Hama y pasaron á cuchillo mas de qui
nientos monges. De aquí fueron á trasladar la guerra
hasta el Kesrauán , pero afortunadamente en estas cir
cunstancias fue depuesto Justiniano la víspera del dia
en que se iba á ejecutar de orden suya una carnice
ría general en Constantinopla ; y entonces los Maroni
tas , autorizados por el sucesor del imperio , atacaron
las huestes de Mauricio con tal furia , que quedaron
completamente derrotados y muerto su caudillo en la
refriega. Desde esa época se les pierde de vista hasta
TOMO I. .>. 5
386 ESTADO POLITICO
la invasion de los cruzados , con quienes tan pronto
celebraron alianzas como tuvieron diferencias : en este
intervalo , que duró mas de tres centurias , perdieron
gran parte de sus posesiones , y asi se vieron forzados
á retirarse al Líbano dentro de los límites en que se
hallan actualmente. Sin duda tambien pagaban tribu
tos , siempre que habia gobernadores árabes ó turco
manos bastante poderosos paraexigírselos. Hallábanse
en ese caso con respecto al califa de Egipto Hakem-
B'amr-Ellah , cuando por los años de i o 1 4 cedió este
la costa en que habitan á un príncipe turcomano de
Alepo. Dos siglos despues, habiendo lanzado Selah-
el-din á los europeos de estas comarcas , era menester
rendirse á su poder y comprar la paz á fuerza de con
tribuciones. Entonces fue (es decir por los años de 1 2 1 5)
cuando los Maronitas se agregaron á la comunion ro
mana , á lo cual siempre habian estado dispuestos ;
y asi subsisten hasta el dia de hoy. Guillermo de Tiro ,
que es quien refiere el hecho , observa que tenían
cuarenta mil hombres de armas llevar. Su situacion
bastante pacífica bajo el mando de los Mamelucos ,
fue perturbada por Selim II ; este príncipe sin em
bargo ocupado en negocios mas arduos , desdeñó to
marse la pena de conquistarlos. Esta omision les hizo
cobrar aliento , y de acuerdo con los Druzos y su emir
el famoso Fakr-el-din fueron de dia en dia ganando
terreno sobre los Otomanos : estos movimientos em
pero vinieron á tener un funesto resultado ; pues ha
biendo Amurato III despachado contra ellos á Ibrahim ,
bajá del Cairo , este general los redujo á la obediencia
DE LA SIRIA. 387
en 1 588 , y los sometió á un tributo anual que pagan
todavía.
Celosos los bajaes desde ese tiempo , por estender
su autoridad y sus rapiñas, han intentado varias
veces introducir en las montañas de los Maronitas sus
guarniciones y sus agáes ; pero constantemente re
chazados , se han visto en la necesidad de atenerse á
la primera capitulacion. Asi pues la sujecion de los
Maronitas se reduce á pagar un tributo al bajá de Trí
poli , cabeza de partido de su territorio : todos los años
le arrienda este á uno ó muchos jeques 1 , es decir , á
los notables del pais, quienes hacen la derrama por
distritos y aldeas. Dicho impuesto gravita casi esclu-
sivamente sobre las viñas y moreras , que son los prin
cipales y casi los únicos renglones de cultivo. Varia
mas ó menos segun los años , ó segun la resistencia
que se puede oponer al bajá. Tambien hay aduanas
establecidas á orillas del mar, como las de Djebaily
Batrun ; pero este ramo es de muy poca considera
cion.
Su forma de gobierno no está cimentada sobre pac
tos espresos , sino únicamente sobre usos y costum
bres. Este inconveniente sin duda hubiera acarreado
funestas consecuencias , á no haber sido prevenidas
por varias circunstancias felices. La primera es la reli
gion , que poniendo una barrera insuperable entre los
Maronitas y los musulmanes , ha estorbado á los am
biciosos que se unan con los estrangeros para esclavi
1 En las montañas la palabrajeque simplifica propianfente notable,
ó señor campestre.
25.
3$ 8 ESTADO POLITICO
zar su nacion. La segunda es la naturaleza del terreno ,
que ofreciendo por donde quiera puntos de fácil de
fensa , ha proporcionado á cada pueblo y aun á cada
familia medios de resistir con sus propias fuerzas y
por consiguiente de coartar la estension de un solo
poder : en fin debemos contar por tercera causa la
misma impotencia de semejante sociedad , la cual
rodeada desde su origen de enemigos poderosos , no
ha sido parte á qontrarestarlos sino manteniendo la
union entre sus miembros ; union que , como nadie
ignora , solo tiene cabida en tanto que los individuos
se abstienen de oprimirse los unos á los otros , disfru
tando recíprocamente de la seguridad de sus personas
y de sus bienes. Asi es como se ha sostenido el go
bierno por sí mismo en un equilibrio natural ; y con
sus costumbres que hacen veces de leyes , se han
preservado los Maronitas hasta el dia de hoy de la
opresion del despotismo y de los desórdenes de la anar
quía.
La nacion podemos considerarla como dividida en
dos clases; á saber, el pueblo y los jeques. Con esta pa
labra se da á entender los mas notables de entre los ha
bitantes , á quienes la antigüedad de sus estirpes y los
bienes de fortuna proporcionan un estado mas distin
guido que el de la muchedumbre. Todos habitan es
parcidos por las montañas , ya sea en pueblos , ya en
lugarejos y hasta en casas aisladas ; lo que no sucede en
Ja llanura. La nacion entera es agrícola , y cada cual
beneficia con sus manos la pequeña heredad que posee
ó que tiene arrendada . Hasta los j eques viven de esta ma
DE LA SIRIA. 38g
ñera , sin que los distinga del pueblo otra cosa que una
mala pelliza , un caballo y algunas ligeras ventajas en la
comida y la habitacion : todos se mantienen frugalmen
te, con pocos goces, pero en cambio libres de muchas
privaciones, puesto que son contados los objetos de
lujo que conocen. En general la nacion es pobre, pero
nadie carece de lo necesario; y si acaso se ven mendi
gos una que otra vez , son mas bien de las ciudades de
la costa que del mismo pais. La propiedad es tan sa
grada como en Europa , y no se advierten allí aquellos
despojos ni avanías tan frecuentes entre los Turcos : se
transita de noche y de dia por todo el pais con una se
guridad desconocida en el resto del imperio. El estran-
gero halla entre ellos hospitalidad lo mismo que entre
los Arabes ; sin embargo , se nota que los Maronitas
son menos generosos y aun adolecen algun tanto de
cicatería. Ajustándose á los principios del cristianis
mo , no tienen mas que una muger, con quien suelen
casarse las mas veces sin haberla visto , y siempre sin
haberla tratado. Mas contra los preceptos de esa mis
ma religion han admitido ó conservado el estilo árabe
del talíon; en cuya virtud compete al mas próximo pa
riente del asesinado el vengar su muerte. Por un há
bito fundado en la desconfianza y en el estado político
del pais, todos los individuos sin escepcibn, bien sean
jeques ó del comun, andan siempre armados de fusil y
puñal : quizá es este un grave inconveniente ; pero de
aquí sacan la ventaja de no ser bisoños en el manejo
de las armas, cuando llegan lances de usarlas, tales
como la defensa de su territorio contra los Turcos
390 ESTADO POLITICO
Como el pais no mantiene en pie tropas regladas , cada
cual está obligado á marchar contra el enemigo , en
caso de guerra : si esta milicia estuviera bien organi
zada, valdria mas que muchos de los ejércitos de Eu
ropa. Segun los censos formados en estos últimos años,
asciende el número de hombres de armas tomar á
treinta y cinco mil. Ahora pues , arreglándonos á Ja
proporcion ordinaria, esa cantidad supondria un total
de poblacion de cerca de ciento cinco mil almas. Si á
este cómputo añadimos el número de clérigos, frailes
y monjas, repartidos en mas de doscientos conventos,
junto con el vecindario de las ciudades marítimas, como
Djebail, Batrun, etc. , resultará la suma de ciento
quince mil almas.
Si comparamos esta cantidad á la superficie del ter
reno, que es de cerca de ciento cincuenta leguas cua
dradas, tendremos setecientos sesenta habitantes por
legua cuadrada : proporcion que no deja de ser con
siderable, puesto que una gran parte del Líbano se
compone de riscos incultivables , y que la tierra aun en
los parages labrados, es rígida y poco fértil.
Por lo tocante á religion , los Maronitas dependen de
Roma. El clero, reconociendo la supremacía del papa,
ha continuado, como antiguamente, en elegir un pre
lado , que lleva el título de Batraq ó Patriarca de An-
tioquía. Los eclesiásticos se casan como en los primi
tivos siglos de la iglesia ; pero sus esposas han de ser
doncellas y no viudas, y en ningun caso pueden ellos
pasar á segundas nupcias. Celebran la misa en len
gua siriaca, aunque la niayor parte no saben palabra
DE LA SIRIA. 3g I
de este idioma : tan solo el evangelio se lee en alta voz
en arábigo , á fin de que el pueblo le entienda. Admi
nístrase la comunion bajo entrambas especies. La hos
tia es un panecillo redondo, sin levadura, del espesor
de un dedo , y algo mas grande que un escudo de seis li
bras 1 : en la parte superior tiene un sello, que es la por
cion del celebrante ; el resto se corta en pedacitos , que
el preste echa en el cáliz, revolviéndolos con el vino,
y que distribuye á cada comulgante por medio de una
cuchara que sirve para todos. Los clérigos no poseen
como entre nosotros beneficios ni rentas fijas : viven
tan solo de la limosna de sus misas > de las donaciones
de los fieles y de su trabajo manual. Algunos ejercen
oficios , otros cultivan un pequeño cortijo , y todos se
ocupan en el sostenimiento de sus familias y en la
edificacion de su grey. Los respetos y consideraciones
de que gozan los indemnizan en cierto modo de la es
casez en que viven : á cada paso estan recibiendo ho-1
menages muy lisonjeros á la vanidad : no hay quien
les salude sea pobre ó rico , grande ó pequeño , que no
se apresure á besarles la mano , que ellos tampoco se
descuidan en ofrecer ; y no pueden mirar con buenos
ojos que los europeos se abstengan de una demostra
cion de reverencia , que tanto repugna á nuestros usos ,
y que nada cuesta á los naturales, acostumbrados á
prodigarla desde su tierna infancia. Por lo demas , en
ninguna parte de Europa se celebran los ritos de la re
ligion con mas libertad ni publicidad que en el Kes-
1 Antigua moneda francesa un sí-es-no-es mayor que el peso
fuerte. Nota del traductor. 4
ESTADO POLITICO
rauán. Cada pueblo tiene su capilla con su ministro , y
en toda capilla hay campana, cosa inaudita en lo res
tante de Turquía. De esto blasonan los Maronitas , y
para asegurarse la perpetuidad de tales franquicias,
no consienten á ningun musulman avecindarse entre
ellos. Asimismo se han arrogado el privilegio de llevar
turbante verde, lo que fuera de su territorio costaría
la vida á cualquier cristiano.
No cuenta la Italia mas obispos que esta reducida
comarca de Siria , donde conservan la modestia de su
estado primitivo : es muy 'frecuente encontrarlos en
los caminos montados en sus mulas sin mas comitiva
que un mero sacristan : la mayor parte viven en los
conventos , donde se les ve vestidos y alimentados al
igual de un simple fraile. Sus temporalidades no esce
den ordinariamente de trecientos duros ; y en un pais
en que todo es barato, les basta tan corta suma para
mantenerse y aun les sobra para procurarse comodi
dades. Asi como los presbíteros tambien salen ellos de
la clase de los frailes : su título para la eleccion es por
lo comun una preeminencia en el saber, cosa nada di
fícil de adquirir, respecto a que el vulgo de religiosos
y de clérigos no tienen mas ciencia que la del catecis
mo, ni conocen mas libro que la Biblia. Debemos sin
embargo advertir que estas dos clases subalternas
ofrecen en su conducta y costumbres un dechado mas
edificante que los obispos y el patriarca. Estos conti
nuamente entregados á los enredos y disputas de pre
eminencia y de religion, no cesan de divulgar el escán
dalo y sembrar cbsenciones en el pais , so pretesto de
DE LA SIRIA.
ejercer la correccion eclesiástica , segun se practicaba
antiguamente : asi es que se escomulgan unos á otros
y á sus respectivos adherentes : suspenden a los clé
rigos , entredichan á los monges , imponen penitencias
públicas á los seglares ; en una palabra , han retenido
aquel espíritu embrollador y quisquilloso que fue el
azote del imperio de Oriente. La corte de Roma , repeti
das veces importunada de sus debates , pone el mayor
conato en pacificarlos á fin de mantener en estas re
giones el único asilo que allí queda á su poder. Hace
algun tiempo que se vió precisada á intervenir en cier
to negocio muy peregrino, cuya relacion nos podrá
dar una idea del estado moral de los Maronitas.
Por los años de i 755 habia en las inmediaciones del
convento de misioneros jesuítas una joven maronita
llamada Hendié, que á impulsos de su vida ejemplar
comenzó á atraerse la atencion del pueblo. Ella ayu
naba, llevaba puesto el silicio, poseia el don de lágri
mas ; en una palabra , teniendo los visos de una ana
coreta consumada , como en los primeros tiempos de
la iglesia, nada tardó en adquirir la reputacion de tal.
Mirábala todo el mundo como un modelo de piedad y
aun teníanla muchos en olor de santidad : de aquí á
los milagros es bien coi to el trecho : con efecto , muy
en breve se esparció la voz de que la muchacha obra
ba prodigios. Para hacernos bien cargo de la impresion
que causarian estos rumores, no debemos perder de
vista que el estado de las luces en el Líbano es casi el
mismo hoy dia que en los primitivos siglos : asi que no
hubo mofadores, ni incrédulos, y ni aun siquiera du
394 ESTADO POLITICO
dadores. La Hendié supo aprovecharse de este entu
siasmo para poner en planta sus proyectos ; y siguien
do en apariencia las huellas de sus predecesores en la
misma carrera , manifestó el deseo de ser fundadora de
una nueva orden. Pero por mas vueltas que dé el cora
zon humano , bajo cualquier forma que disfrace sus
pasiones, ellas serán siempre las mismas : asi el con
quistador como el cenobita no tienen mas ahinco que
saciar la ambicion de poder ; y el orgullo de la preemi
nencia se trasluce hasta en los escesos de la humildad.
La fundadora carecía de fondos para edificar el monas
terio ; pero ella acudió á la piedad de sus partidarios y
luego llovieron las limosnas : fueron tantas que en muy
pocos años pudieron levantar dos casas espaciosas
construidas á cal y canto , fábrica que debió importar
sobre cuarenta mil escudos El parage que llaman el
Kurket es un cerro al N. O. de Antura dominando al O.
sobre el mar que está muy inmediato, y registrando
por el S. hasta la ensenada de Berut, cuatro leguas
distante. Poco tardó el Kurket en poblarse de monges
y de religiosas. El patriarca actual fue creado director
general del establecimiento; los demas empleos asi
principales como secundarios fueron confiados á va
rios sacerdotes ó candidatos que se establecieron en
una de las casas. Todo prosperaba á medida del deseo:
verdad es que se notaba morian muchas religiosas;
pero esto se atribuía á la insalubridad del aire, y cierto
era muy difícil atinar la verdadera causa. Ya había

1 El escudo frances vale tres pesetas. Nota del traductor.


DE LA SIRIA. 3g5
cerca de veinte años que la Hendié reinaba en su pe
queño imperio, cuando- un accidente imprevisto vino
á echarlo todo por tierra. Uno de los dias calurosos
de estío, le cogió la noche cerca del convento á un
mandadero que venia de Damasco áBerut: encontró ya
cerrada la portería, y como era á deshora, no quiso
incomodar á nadie; contentándose pues de tener por
cama un monton de paja , se acostó en el patio de afuera
á esperar el dia. Yahabia largo rato que dormia, cuan
do vino á despertarle un ruido clandestino de puertas
y cerrojos. De una de estas puertas salian tres mu
jeres con palas'y azadones en la mano ; iban seguidas
de dos hombres que llevaban á cuestas un lio blanco
abultado y al parecer muy pesado. Encaminóse la co
mitiva hácia un terreno inmediato obstruido de pie
dras y de escombros; y al llegar allí, soltaron el fardo
los cargadores , abrieron un hoyo , donde le metieron ,
cubriéndole con tierra bien pisada; y concluida la ma
niobra , se volvieron á entrar con las mugeres que iban
detras. Hombres juntos con religiosas, una salida noc
turna y misteriosa, un bulto depositado en un foso
secreto , eran cosas para dar en qué pensar á nuestro
viajante. Absorto al principio , permanecia en profun
do silencio, pero muy presto las reflexiones que le
asaltaban , comenzaron á llenarle de inquietud y es
panto : asi pues , sin aguardar á que amaneciese , par
tió en vuelta de su destino. Conocia en la ciudad á un
mercader, que pocos meses antes habia puesto á sus
dos hijas en el monasterio de Kurket con un dote de
dos mil pesos. Marchó á verle nuestro mandadero , va
3y6 ESTADO POLITICO
rilando todavía si contaria su aventura y al mismo
tiempo impaciente por referirla. Sentáronse pues, como
de costumbre, con sus piernas cruzadas, encendieron
su larga pipa y tomaron su taza de café. Desde luego em
pieza el mercader á preguntar sobre el viage , y nuestro
hombre responde que habia pernoctado junto al Kurket.
Ruéganle entonces los demas que entre en particulares :
hácelo asi , y al fin se declara diciendo al oido al amo
de la casa cuanto habia pasado por su vista. Las pri
meras palabras le dejan atónito : el lio sepultado en
tierra le pone en cuidado ; presto vino la reflexion á
aumentar su desasosiego. Sabe por un lado que una de
sus hijas está enferma; repara por otro que fallecen
muchas religiosas. Tan amargos recelos atormentan
su corazon : no.se atreve á admitir por ciertas unas
sospechas harto graves, pero tampoco puede des
echarlas : en tal conflicto monta á caballo acompañado
de un amigo ; vuelan juntos al convento , llegan y ma
nifiestan su deseo de ver á las dos novicias : contéstan-
les las porteras que estan enfermas. Pero el mercader
no se conforma , quiere que sin demora se las pongan
delante ; se le rehusa con malos modos ; porfía , se obs
tinan ellas ; ahora sí que las sospechas se convierten
en certidumbre. Sale de allí desesperado, corriendo á
buscar á toda prisa en Dair-el-QamaráSaad, kiaya 1 del
príncipe Yusef, comandante de la montaña. Refiérele el
caso minuciosamente : queda el kiaya pasmado de lo
que oye ; y sobre la marcha le da gente de á caballo y

1 Nombre que se da á los ministros de los príncipes menores.


DE LA SIRIA. 397
la orden de abrir el monasterio de grado ó por fuerza.
Agrégase el cadí al mercader y ya toma el negocio un
aparato judicial. La primera diligencia en llegando fue
escavar la tierra , y hallaron que el bulto depositado era
un cadáver, en quien el desventurado padre reconoce
al instante su hija menor : allanan sin demora el con
vento y encontraron la otra en una prision y cerca de
espirar. Reveló la exánime abominaciones que hacian
estremecer, y á las que iba á ser inmolada lo mismo
que su hermana. Aprendióse desde luego á la santa , la
que sostuvo su papel con entereza ; y en cuanto á los
clérigos y el patriarca, fueron demandados en juicio.
Los enemigos de este último se aprovecharon de la
coyuntura para perderle y disfrutar de sus espolios ,
obteniendo al fin que fuese suspenso y depuesto. La
causa pasó á Roma en 1776, y del informe de la Pro
paganda resultaron descubiertas infamias escandalosas
de libertinage y horrores inauditos de crueldad. Consta
de lo actuado que la Hendié hacia perecer las religio
sas , ó por lucrar con sus despojos , ó porque se nega
ban á obedecer sus caprichos. Asimismo se ha probado
que esta muger no solamente comulgaba, sino que
consagraba y decia misa ; que habia abierto debajo de
su cama unos conductos por los cuales se introducian
perfumes , siempre que trataba de figurar los estasis
y las visitas del Espíritu-Santo. Consta finalmente que
tenia á su devocion un bando para apoyar sus planes
y publicar que ella era la madre de Dios que habia
vuelto al mundo, y otros mil despropósitos á ese tenor.
Pero í quién lo pensara? A despecho de la evidencia y
398 ESTADO POLITICO
de la vindicta pública , la monja ha conservado un
partido bastante poderoso para oponerse al rigor del
tratamiento que tan justamente merecia : la han en
cerrado en diversos conventos , de donde se ha evadido
repetidas veces. En 1783 se hallaba en el de la Visita
cion de Antura , y el hermano del emir de los Druzos
tenia el mayor empeño en libertarla. Gran número de
personas creen todavía en su virtud , y a no haber sido
la casualidad del caminante, tambien la creerían sus
actuales enemigos. ? Qué deberemos pensar de esas re
putaciones de santidad , cuando las hay que penden de
tales resortes?
En el corto espacio que abraza el pais de los Maro-
nitas se cuentan mas de doscientos conventos de hom
bres y mugeres. La regla de su observancia es la de
san Antonio Abad , que guardan con un rigorismo
que nos hace recordar los siglos pasados. El hábito
de los monges es de una estofa de lana burda y par
dusca, muy parecida en su corte al sayal de los capu
chinos. Comen lo mismo que la gente del pueblo , menos
carne que jamas la prueban. Ayunan con mucha fre
cuencia , y tienen largas horas de rezo asi de noche
como de dia : el resto del tiempo le invierten en cul
tivar la tierra y en romper cancos con que levantar el
muro que calza los terraplenes , para sostener las pos
turas de viñas y moreras. Cada convento tiene un
hermano zapatero, otro sastre, uno tejedor, otro pa
nadero , en suma un oficial de aquellas artes mas ne
cesarias : regularmente se halla un convento de mon
jas al lado de otro de frailes ; y no obstante, por rareza
DE LA SIRIA. 399
se oye hablar de escándalos. Estas mugeres llevan
tambien una vida muy laboriosa, y esa actividad es
sin duda quien las precave del hastio y de los desór
denes consiguientes á la ociosidad : asi es que lejos
de haber dañado á la poblacion estos establecimientos,
puede decirse al contrario que han contribuido á acrecen
tarla, multiplicando los productos por medio del cul
tivo en una proporcion superior al consumo. La casa
principal de fraües maronitívs es la que llaman Qoz-
haié, seis horas de camino al oriente de Trípoli. Aquí
es donde se exorcisma á los endemoniados como en
los primitivos siglos de la iglesia. Todavía los hay por
estos contornos : no hace muchos años que nuestros
negociantes de Trípoli vieron uno , que ejercitó la pa
ciencia y el saber de los religiosos. A este hombre sano
en apariencia , le acometían súbitamente tales convul
siones , que le ponian en un furor , á veces sordo y á ve
ces estrepitoso. Rasgaba , mordia , arrojaba espuma pol
la boca y siempre con la tema : el sol es mi madre , dé
jenme adorarla. Inundáronle de abluciones, atormen
táronle con ayunos y oraciones , hasta que por fin
dicen se consiguió ahuyentar el diablo ; mas segun lo
que cuentan testigos ilustrados , parece que los pre
tendidos endiablados no son otra cosa que unos hom
bres tocados de locura , manía ó epilepsia ; siendo
muy de notar que con el mismo vocablo arábigo se
designa á la vez epilepsia y obsesion 1 .
La corte de Roma , prohijando á los Maronitas , les

1 Kabal y Kabat. Esta k se pronuncia como jota española.


400 ESTADO POLITICO
ha franqueado un hospicio en esa capital, adonde pue
den enviar varios jóvenes á ser educados gratuita
mente. Era de creer que por este medio se hubieran
introducido en el pueblo maronita las ideas y artes
europeas : pero los alumnos de esta escuela , sujetos á
una educacion puramente monástica, no traen á su
patria mas adquisicion que el idioma italiano que les
viene á ser inútil , y una erudicion teológica que á nada
conduce : asi es que no tardan en volverse á quedar
como al principio. Tampoco han producido revolu
cion alguna en las luces los tres ó cuatro misioneros
que mantienen en Gazir los capuchinos de Francia.
Su ocupacion se reduce á predicar en su iglesia , ins
truir á los niños en el catecismo , la Imitacion de Cristo
por Kempis , los salmos de David , y enseñarles á leer
y escribir. Anteriormente t^nian los jesuitas dos de
ellos en su casa de Antura , pero han sido reemplazados
por los lazaristas, quienes continuan en la mision. La
ventaja mas sólida que ha resultado de estos trabajos
apostólicos , es que el arte de la escritura se haya ge
neralizado mas entre los Maronitas ; por cuya preemi
nencia han logrado ser en estas comarcas lo que los
Coptos en Egipto, es decir, que se han apoderado de
todas las plazas de escribanos, intendentes y kiayas
entre los Turcos, y mas particularmente entre los Dru-
zos , aliados y vecinos suyos.
DE LA SIRIA.

s III.

DB LOS DRUZOS.

hos^ruzos ó Deruz, cuyo nombre hizo algun ruido


en Europa á fines del siglo diez y seis , son un pueblo
poco numeroso que se asemeja infinito á los Maronitas
en cuanto al género de vida , forma de gobierno ,
idioma, usos y costumbres. Tan solo la religion cons
tituye su principal diferencia. Por mucho tiempo fue
un enigma la de los Druzos ; pero al fin se ha descor
rido el velo y estamos ya en disposicion de dar una
noticia de ella bastante circunstanciada, asi como de su
origen, con el cual está íntimamente enlazada. Para
comprender bien su historia , será conveniente remon
tar á las fuentes primitivas.
Veintitres años despues de la muerte de Mahoma,
las desavenencias entre su yerno Alí y Moauia, gober
nador de Siria, hubieron de causar en el imperio árabe
un cisma religioso que aun subsiste hoy dia ; pero bien
examinado , la tal separacion versaba solamente acerca
de la potestad; y los musulmanes, aunque divididos
en sus pareceres respecto á los representantes del pro
feta , estaban de acuerdo en los dogmas 1. Hasta el siglo
subsecuente no se introdujo entre los Arabes aquel es-

1 La causa radical de toia esta gran contienda fue la aversion que


Aicha, muger de Mahoma, habia concebido contra Alí, motivada,
segun dicen , por haber revelado este una infidelidad suya al profeta :
jamas pudo ella perdonarle la indiscrecion; y despues de haber lo
grado con sus manejos ocultos escluirle tres veces del califato, vien-
tomo i. 26
4o2 ESTADO POLITICO
piritu de discusion y controversia suscitado por la lec
tura de los libros griegos, y hasta entonces tan ageno
de su ignorancia. Los resultados fueron cual debia es
perarse : discurriendo sobre materias que no estaban
sujetas á ninguna especie de demostracion , y^n mas
norte que los principios abstractos de una lógica inin
teligible, se dividieron en una multitud de opiniones y
de sectas. Por el mismo tiempo cayó el poder civil en
la anarquía, y la religion que se vale de él para conser
var su unidad , siguió la misma suerte : entonces acae
ció á los musulmanes lo que ya habian sufrido los cris
tianos. Los pueblos que habian adoptado el sistema de
Mahometo , le ingertaron sus propias preocupaciones;

do que á la cuarta se lo llevaba á su pesar, juró perderle á todo


trance. Al intento sublevó contra él varios gefes de los Arabes , entre
otros á Amrú, gobernador de Egipto, y á Moauia que lo era de Siria.
Este último se hizo proclamar califa ó sucesor en la ciudad de Da
masco. Alt entonces, para despojarle de la dignidad, le declaró la
guerra; mas con su conducta negligente echó á perder todos sus ne
gocios. Despues de varias hostilidades en que quedaron contrapesa
das las ventajas, pereció por fin en Rufa á manos de un asesino ó 6a-
tentano.Reemplazáronle sus partidarios eligiendo á su hijo Kosam, pero
este joven poco á propósito para unas circunstancias tan espinosas
como en las que se hallaba , fue muerto en un reencuentro por los sec
tarios de Moauia. Semejante ocurrencia acabó de exasperar los áni
mos y de hacer irreconciliables á las dos facciones. El rencor que se
profesaban fue uno de los motivos de no estar mas de acuerdo acerca
de los comentarios del Alcoran. Gozábanse los doctores de ambos
partidos en contradecirse á porfía : resultando de aquí la division
de los musulmanes en dos sectas que se tratan recíprocamente de he
réticas. Los Turcos siguen la que considera á Omar y á Moauia como
legítimos sucesores del profeta. Los Persas al contrario abrazaron el
partido de Alt.
W I.A SIRIA. 4<>3
y he aquí como antiguas ideas supersticiosas que esta
ban difundidas por el Asia , son reproducidas bajo nue
vas formas: vióse renacer entre los musulmanes el
dogmadelametempsícosis, las trasmigraciones y los dos
principios del bien y del mal, como igualmente la resur- .
reccion al cabo de seis mil años, segun habia ense
ñado Zoroastro ; y en el desorden político y religioso del
estado, cada inspirado se volvió apóstol, y cada após
tol se erigió en gefe de secta. Contábanse mas de se
senta famosas por el número de sus partidarios ;
difiriendo todas en ciertos puntos dogmáticos , é incul
pándose recíprocamente de heregía y errores. A esta al
tura habían llegado las cosas , cuando á principios del
siglo XI , fue el Egipto teatro de una de las escenas
mas peregrinas que en su género ofrezca la historia.
Escuchemos á los escritores originales1. « El año 386
« de la egira ( 996 de J. C. ), dice El-Makin, subió al
« trono de Egipto á la edad de once años el tercer ca-
« lifa de la estirpe de los Fatmitas ,' llamado Hakem-
u b'amr-ellah. Este príncipe fue uno de los mas estra-
« vagantes de que hagan memoria las crónicas de los
« reyes. Primero hizo maldecir públicamente en las
« mezquitas á los primitivos califas, compañeros de
« Mahoma; y luego revocó el anatema: obligó á los
« cristianos y judíos á abjurar su creencia; y despues
« les permitió volver á ella. Prohibió se hiciesen cal-
« zados á las mugeres , á fin de impedirles que salie-
« ran de casa. Por esparcir el ánimo mandó quemar

1 El-Makin , lib. 1 , Hist. Arah.


»6.
4o4 ESTADO POLITICO
« la mitad del Cairo, mientras que sus soldados pilla-
« ban la otra mitad. No contento con estos furores,
« vedó la peregrinacion á la Meca, el ayuno y las cinco
« horas de rezo; por fin llevó la locura hasta el es-
« tremo de querer pasar por Dios vivo. Deseando ave-
« riguar el número de individuos que le- reconocian
« por tal , mandó formar una lista de ellos , y resultó
« ascender á diez y seis mil : la idea de su divinidad fue
« apoyada por un falso profeta, recien llegado de Per-
« sia á Egipto. Este impostor, nombrado Mohammad-
« ben-Ismael, enseñaba que no era meritorio practicar
« el ayuno ni la oracion, la circuncision , la peregri-
« nacion , ni guardar las fiestas ; que eran absurdas las
« prohibiciones de comer carne de puerco y beber
« vino ; que era lícito el matrimonio de hermanos con
« hermanas y de padres con hijas. A fin de congra-
« ciarse con Hakem, sostuvo que este califa era el
« mismo Dios encarnado ; y en vez de llamarle por su
« nombre üakem-b'amr-ellah , que significa gobernante
« por orden divina , le apellidó Hakem-b'amr-eh , ó sea
* gobernante por su propio mandato. Desgraciadamente
« para el profeta no estuvo en mano de su nuevo Dios
« librarle del encono de sus enemigos : arrastráronle
« en una asonada á los mismos pies del califa , el i
n fue tambien asesinado poco despues en el me
« Moqqattam, donde decia que llevaba comercio
« los ángeles del cielo. »
La muerte de estos dos caudillos no pudo detener
los progresos de sus opiniones: un discípulo de Mo-
hammad-ben-Ismael , llamado Hamz-ben-Jhmad, las
DE LA SIRIA.
difundió con celo infatigable por todo el Egipto, la Pa
lestina y la costa de Siría hasta Sidon y Béryta. Pa
rece que sus prosélitos tuvieron la misma suerte que
los Maronitas ; esto es , que perseguidos por la co
munion dominante, hubieron de refugiarse en las-mon
tañas del Líbano, donde con mas facilidad podian de
fenderse : lo cierto es que despues de dicha época los
encontramos establecidos y constituyendo una socie
dad independiente como sus vecinos. Creeríase á pri
mera vista que la diferencia de cultos los hubiera
hecho enemigos declarados ; pero el interes urgente de
su comun seguridad les obligó á tolerarse mutua
mente; y desde entonces se nos manifiestan siempre
reunidos , ya contra los cruzados , ya contra los sul
tanes de Alepo, ya contra los Mamelucos y Otomanos.
La conquista de Siria por estos últimos no cambió en
lo mas leve su estado primitivo. Selim 1 , que á su
vuelta de Egipto nada menos proyectaba que la con
quista de la Europa, no se dignó detenerse ante las
rocas del Líbano. Soliman II , su sucesor , ocupado
de continuo en guerras muy importantes, ora con los
caballeros <le Rhodas, con los Persas y el Yemen, ora
contra los Húngaros , los Alemanes y Cárlos V , Soli
man II tampoco tuvo lugar de acordarse de los Dru-
zos. Estas repetidas distracciones contribuyeron á
alentarlos sobremanera ; y no satisfechos con su inde
pendencia, bajaban muchas veces de1 las montañas á
saquear á los vasallos de los Turcos. En vano intenta
ron los bajaes reprimir estas incursiones; sus tropas
fueron siempre batidas ó rechazadas. Asi estuvieron
4o6 ESTADO POLITICO
hasta el año de 1 588 , en que Amurato III , cansado
de las reiteradas quejas que le llevaban , resolvió enfre
nar á los rebeldes á cualquier costa , y tuvo la dicha de
lograrlo. Mandó desde el Cairo á su general Ibrahim-
bajá que fuese á atacar á los Druzos y Maronitas , y efec
tuólo con tal maestría y vigor que consiguió forzarlos
dentro de sus montañas. Sobrevino luego la discordia
á malquistar los gefes entre sí , y él supo aprovechar
la coyuntura para exigir una contribucion de mas de un
millon de piastras ( medio millon de duros ) y para im
ponerles un tributo, que subsiste hasta el presente.
Parece que esta espedieion hizo época aun en la
constitucion de los Druzos. Hasta entonces habian
vivido en una especie de anarquía , bajo el mando de
diversos jeques ó señores. Estaba la nación principal
mente dividida en dos facciones, como sucede en
todos los pueblos árabes , y que denominan partido
Qaisí y partido Yamaní 1 . Con la mira de simplificar
la administracion > dispuso Ibrahim que solo hubiese
Un gefe responsable del tributo y encargado de la po
licía. No tardó este agente en adquirir una gran pre
ponderancia , hija de la naturaleza de s^ -empleo ; y
bajo el nombre de gobernador , casi vino á ser el ver
dadero rey de la nacion : mas como semejante em
pleado saliese del seno de la misma república , dimanó
de aquí un escollo que no habian previsto los Turcos ,
y en que estuvieron á pique de naufragar. Efectiva
mente , concentrando en sus manos" todos los poderes ,
1 Estas facciones se distinguen por el color de sus banderas : la de
los Qakís es roja ; y la Üe los Vamailis blanca.
DE LA SIRIA. 4o7
se halló el gobernador en disposicion de dar á sus
fuerzas un giro unánime , que hizo mucho mas enérgico
el impulso. Como era natural, hubo de dirigirlas con
tra los Turcos ; porque los DruzOs , no por estar ava
sallados , dejaron de ser sus enemigos. Unicamente se
vieron precisados en sus ataques á valerse de rodeos,
para salvar las apariencias , haciendo mía guerra sorda
tal vez mas asoladora que una guerra declarada.
Entonces fue, á principios del siglo diez y siete,
cuando el poder de los Druzos adquirió su mayor en
sanche : obra de las luces y ambicion del famoso emir
Fakr-el-din, llamado vulgarmente Fakar-din. Apenas
se vió este príncipe gefe y gobernador de la nacion ,
puso todo su conato no solamente en disminuir la in
fluencia de los Otomanos , sino hasta engrandecerse con
menoscabo suyo ; y manejó las cosas con un arte de
que hay pocos ejemplos entre los comandantes de
Turquía. Procuró captarse desde luego la confianza de
la Puerta con las mas vivas demostraciones de rendi
miento y de fidelidad. Por entonces infestaban los
Arabes el llano de Balbek y los campos de Tiro y Acre;
hízoles la guerra , libró á los habitantes de ese azote ,
y preparó asi los ánimos á que anhelasen por su go
bierno. El puerto de Berut venia de molde á sus pro
yectos : proporcionábale comunicacion con los estran-
geros y señaladamente con los Venecianos , enemigos
acérrimos de los Turcos. Al efecto prevalióse Fakr-el-
din de las malversaciones del agá y consiguió espul-
sarle ; no paró ahí : supo ameritar para con el divan
este acto de hostilidad, pagándole un tributo mas ere
4o8 ESTADO POLITICO
cido. Igual conducta observó respecto de Saida , Bal-
bek y Tiro ; hasta que por último , en el año de 1 6 1 3,
se vió dueño absoluto del territorio comprendido entre
estos paises y Adjalun y Safad. No podian los bajaes
de Damasco y de Trípoli mirar con indiferencia tan
reiteradas usurpaciones. Ora las resistian á viva fuerza
sin poder cortar el vuelo á Fakr-el-din ; ora intentaban
con secretas maquinaciones desacreditarle y perderle
en la Puerta : pero el emir, que tampoco se descui
daba en mantener allí sus espías y protectores , siem
pre lograba eludir los tiros que se le asestaban. Al
fin empero llegó el divan á sobrecogerse de los pro
gresos de los Druzos , y trató desde luego de apres
tar una espedicion capaz de aniquilarlos completa
mente. Entre tanto, bien fuese política, bien miedo
de su parte , lo cierto es que Fakr-el-din no tuvo por
conveniente aguardar la borrasca que le amenazaba.
Mantenia relaciones en Italia que eran el áncora de sus
esperanzas : resolvió pues ir en persona á instar por los
ausilios que se le prometian , persuadido de que su
presencia reanimaría el celo de sus amigos , al paso
que su ausencia calmaría la cólera de sus enemigos :
asi que despues de entregadas las riendas del gobierno á
su hijo Alí , dió la vela enBerut, y arribado á las playas
de Toscana, marchó presuroso á Florencia, corte de
los Médicis. La llegada de un príncipe de Oriente á
Italia no pudo menos de despertar la atencion pública :
preguntábanse todos á qué nacion pertenecia ; y de
aquí dimanó que se pusiesen á indagar el origen de
los Druzos. Cotejados los hechos históricos y los carac
DE LA SIRIA. 4o9
teres de religion , parecieron tan equívocos , que no
era dable decidir si serian musulmanes ó cristianos.
Trajéronse las cruzadas á colacion , y se supuso que
un pueblo refugiado en las montañas y enemigo de
los naturales , por fuerza debia ser progenie de los
cruzados. Era demasiado favorable esta preocupacion
á Fakr-el-din para que tratase de desacreditarla ; antes
al contrario tuvo la sagaz ocurrencia de reclamar pre
tendidas alianzas con la casa de Lorena : fue apoyado
en todas sus instancias por los misioneros y comer
ciantes que se prometían respectivamente un nuevo
teatro para sus conversiones y especulaciones. Mien
tras anda- valida una opinion , se le buscan pruebas á
porfía. Impresionados los doctos en orígenes con la
semejanza de los nombres , querian que Druzos y
Dreux 1 fueran una misma cosa ; y sobre este cimiento
levantaron una pretendida colonia de cruzados fran
ceses , que bajo el mando de un tal conde de Dreux ,
hubo de establecerse en el Líbano. La observacion
hecha posteriormente de que Benjamín de Tudela cita
el nombre Druzos mucho antes de las cruzadas , ha
echado por tierra esa hipó^sis. Pero un dato que de
bió haberla destruido desde su principio es el idioma
que usan los Druzos. Si ellos fuesen descendientes de
los Francos , habrian conservado á lo menos algunas
reliquias de nuestras lenguas ; pues mal puede perder
la suya una comunidad retirada en una comarca ,
donde vive aisladamente. Mas los Druzos hablan un
1 La analogía no es tan perceptible en castellano , por ser frances
el nombre Dreux : nosotros diriamos Drosos. Nota del traductor.
4lO ESTADO POLITICO
árabe muy castizo , y en el que no se tropieza con una
sola palabra de origen europeo. Habia largo tiempo
que la verdadera etimología del nombre de este pue
blo andaba en manos de todos , sin que nadie hubiese
caido en la cuenta. Derívase del mismo fundador de la
secta que se apellidaba el-Dorzi, y no el-Darari, como
lo traen nuestros impresos. La confusion de estas dos
voces tan diversas en nuestra escritura , pende de las
dos letras arábigas r y z , que no difieren sino en que
la z lleva encima una tilde , que muy frecuentemente
se ha omitido ó borrado en los manuscritos 1.
Despues de nueve años de permanencia en Italia ,
volvió Fakr-el-din á su patria á recobrar las riendas
del gobierno. Durante su ausencia habia su hijo Alí
rechazado álos Turcos, aquietado los ánimos y mante
nido los negocios en muy buen órden. Restaba so
lamente al emir para coronar su obra , emplear las
luces que habia adquirido en sus viages , á fin de me
jorar la administracion interior y promover el bien
estar y felicidad de su nacion ; pero lejos de consa
grarse á la útil cuanto espinosa práctica del gobierno ,
se entregó totalmente á acuellas artes frivolas y dis
pendiosas , á que habia cobrado aficion en Italia.
Construyó por todas partes magníficas casas de re
creo, donde quiera baños y jardines ; y arrostrando las

1 Débese este descubrimiento á un tal Miguel , dragoman y bara


tista de Francia en Saida su patria : es autor de una Memoria acerca
de los Druzos, cuyos dos únicos ejemplares regató él mismo, uno al
caballero de Taulés , cónsul en Saida , y el otro al baron de Tott ,
cuando pasó por allí en 1777 á inspeccionar esa escala.
DE LA SIRIA. 41 I
preocupaciones del pais , osó adornarlas con pinturas
y esculturas proscritas por el Alcoran. Poco tardaron
en manifestarselos resultados de tan indiscreto ma
nejo. Indispusiéronse los Druzos , cuyo tributo conti
nuaba como en tiempo de guerra ; revivió la faccion
de los Yamanis ; comenzó á murmurarse de los gastos
exhorbitantes del príncipe ; y el fausto que ostentaba
encendió nuevamente la envidia de los bajaes. Quisie^
ron estos aumentar las contribuciones , y volvieron á
romperse las hostilidades. Rechazólos Fakr-el-din, y
ellos tomaron ocasion de su resistencia para hacerle
odioso y suspecto con el sultan mismo. Ofendióse el
violento Amurato de que un vasallo se atreviese á en
trar en parangon con su señor , y juró su ruina a cual
quier costa. Despachó en consecuencia una orden al
bajá de Damasco para que marchase con todas sus
fuerzas contra Berut , residencia ordinaria de Fakr-el-
din. Aprestáronse por otro lado cuarenta galeras que
debian bloquear el puerto para interceptarle todo gé
nero de ausilio. El emir, qne confiaba en su fortuna
y en un socorro que esperaba de Italia , resolvió ha
cer frente á esta nueva tormenta. Al intento encargó
á su hijo Alí el cuidado de contener el ejército turco ;
y osó efectivamente luchar contra él , á pesar de la
grande desproporcion en fuerzas : mas despues de ha
berles ganado dos batallas , fue muerto en la tercera
accion ; con cuyo motivo cambiaron las cosas de as
pecto , y tornaron á su antigua decadencia. Fakr-el-
din entonces , acobardado con la pérdida de sus tro
pas , afligido por la muerte del hijo y enervado por
4I2 ESTADO POLITICO
la edad y por una vida voluptuosa , Fakr-el-din perdió
el consejo y el valor. Ya noveia mas recurso de sal
vacion que en la paz : á este fin comisionó á su hijo
segundo á solicitarla á bordo del almirante turco , pro
curando seducirle con dádivas; pero el almirante rete
niendo los presentes y el enviado, declaró que no
se contentaba sino con la persona del mismo príncipe.
Al saber la noticia Fakr-el-din, fugó despavorido ; y
los Turcos con el campo por suyo , marcharon en su
seguimiento : refugióse en el lugar escarpado de Niha,
y al punto le cercaron allí. Desengañados los sitiado
res con un año de asedio de la inutilidad de sus esfuer
zos , hubieron de dejarle libre ; mas muy en breve los
mismos compañeros de adversidad, aburridos ya de
sus desgracias , le vendieron traidoramente á los Tur
cos. Aun en manos de sus enemigos , concibió Fakr-el-
din esperanzas de perdon , y se dejó conducir á Cons-
tantinopla. Ufano Amurato de ver á sus plantas un
príncipe tan célebre, le mostró al principio aquella
benevolencia que inspira el orgullo de la superioridad;
pero volviendo luego al sentimiento mas durable de
la envidia, se rindió á las instigaciones de sus cortesa
nos; y en un acceso de su humor violento, le mandó
sufocar, como se ejecutó por los años de i632.
Despues de la muerte de Fakr-el-din continuó su
descendencia en posesion del mando, pero siempre
con el beneplácito y bajo la supremacía de los Turcos.
Habiendo llegado á faltar la línea de varon en la fami
lia, fue deferida la autoridad por eleccion de los jeques
á la casa de Chehab, que aun reina actualmente. El
DE LA SIRIA. 4I3
único emir de este linage , digno de recordarse , es el
llamado Melhem , que reinó desde 1740 hasta 1 7 5 9 . En
este. intervalo logró con su esmero reponer las pérdidas
que habían padecido los Druzos en lo interior , y reco
brar en lo esterior aquella considepacion de que ha
bian decaido á consecuencia del reves de Fakr-el-diii .
En sus últimos años (hácia 17 45 ) llegó Melhem á dis
gustarse de los cuidados del gobierno , y abdicó para
retirarse á vivir en ^>az á una soledad religiosa , á ma
nera de los Oqqals1. Mas los movimientos que sobre
vinieron , le llamaron otra vez á los negocios , á cuya
cabeza estuvo hasta 1769, en que falleció, general
mente sentido. Dejó tres hijos en la infancia : segun
costumbre del pais debia suceder el primogénito nom
brado Yusef; pero como no contaba mas de once años,
recayó el mando en su tio Mansur, á virtud de una
disposicion, bastante general en el derecho público del
Asia , que exige que los pueblos sean regidos por
hombres ya entrados en edad de razon. No era cierta
mente un príncipe tan tierno á propósito para sostener
sus pretensiones ; mas un Maronita llamado Sad-el-
Kuri, á quien Melhem habia confiado su educacion, se
tomó sobre sí aquel cuidado. Aspirando á que su pu
pilo fuese un príncipe opulento , para ser él un visir
poderoso , se esforzaba con todas veras en labrarle su
fortuna. Desde luego se retiró con él á Djebail en Kes-
rauan , donde poseia el emir Yusef haciendas dila
tadas ; y allí se propuso atraerse á los Maronitas , apro-

1 Especie de anacoretas turcos. Nota del traductor.


414 , ESTADO POLITICO
vechando cuantas ocasiones se ofrecian de servir asi á
los particulares como á la nacion. Las cuantiosas ren
tas de su pupilo con lo moderado de sus gastos ponian
á disposicion suya los medios mas eficaces de realizar
sus miras. Hallábase el remate del arrendamiento del
Kesrauan dividido entre varios jeques, de quienes no
estaban muy satisfechos: valióse Sad de esta ocasion,
negoció con el bajá de Trípoli y quedó por único rema
tador. Desde muchos años •omátian los Motuális del
valle de Balbek usurpaciones de terreno en el Lí
bano , y se asustaban los Maronitas con la vecindad
de esos musulmanes intolerantes. Compró Sad al bajá
de Damasco el permiso de hacerles la guerra, y los
espulsó en el año de 1763. Estaban los Druzos cons
tantemente divididos en dos facciones1 : Sad supo enla
zar sus intereses con la que contrariaba á Mansur, y
preparó sordamente la trama en que habia de caer el
tio para elevar al sobrino.
Por este mismo tiempo el árabe Dáher, señor de la
Galilea y residente en Acre , inquietaba á la Puerta con
sus progresos y pretensiones : á fin de oponerles un
dique poderoso , acababa ella de reunir los bajalatos de
Damasco , Saida y Trípoli en manos de Osman y de
sus hijos ; y se veian claro sus intenciones de hacer la
guerra abierta é inmediatamente. Temiendo Mansur á
los Turcos , y no atreviéndose por lo tanto á insultar
los, usó de la política ordinaria en semejantes casos :
fingió servirles, á tiempo que favorecia al enemigo. Fue
1 Los partidos Qaisi y Yamará, que en el dia llevan el nombre ¿e
las dos familias que estan á su cabeza , los Djambelats y los Leslovif-
DE LA SIRIA. 4*5
esto para Sad un motivo de seguir el rumbo contrario :
apoyóse en los Turcos para contrarestar la faccion de
Mansur, maniobrando con tal maña ó felicidad que hizo
deponer á aquel emir en 1770, y colocar á Yusef en
su lugar. El siguiente año estalló la guerra de Alí-bey
contra Damasco. Llamado Yusef por los Turcos, tomó
parte con ellos ; mas sin embargo de su crédito , no
consiguió que los Druzos saliesen de sus montañas
para ir á engrosar el ejército otomano. Prescindiendo
de. la aversion que han tenjdo en todos tiempos á com
batir fuera de su pais ; en la presente ocasion estaban
harto divididos en lo interior, para poder abandonar
sus hogares : y cierto que por esta vez tuvieron moti
vos de alabarse de su renuencia. Dióse la batalla de
Damasco , en la que , como hemos visto , quedaron los
Turcos completamente derrotados. No creyéndose se
guro el bajá de Saida en su propia capital corrió á
refugiarse á la misma casa del emir Yusef. Las circuns
tancias no eran favorables; pero la fuga de Moham-
mad-bey cambió el aspecto de las cosas. Contando el
emir por muerto á Alí-bey, y no creyendo que Dáher
estuviese bastante reforzado para sostener la contien
da , se declaró contra él abiertamente. Estaba Saida ame
nazada de un sitio ; y envió luego un destacamento de
mil quinientos hombres de su facción para guarecerla :
despues en persona determinando á los Druzos y Ma-
ronitas á que le siguiesen , bajó con veinticinco mil
paisanos al valle de Beqáá ; y en la ausencia de los Mo-
tuális que servian con Dáher, todo qi*dó arrasado á
sangre y fuego desde Balbek hasta Tiro. Mientras los

.- •
4I6 ESTADO POLITICO
Druzos, envanecidos con su hazaña, marchaban en
desorden hácia esta última ciudad , quinientos Motuá-
lis, informados de lo que pasaba, acudieron de Acre
inflamados de furor y despecho , y cayeron con tanta
violencia sobre este ejército que lograron la mas com
pleta derrota : fue tal la sorpresa y confusion de los
Druzos , que creyéndose atacados por el mismo Dáher
y traidores los unos á los otros, se tiraban mutuamente
en su desordenada fuga. Los derriscaderos de Djesim
y los bosques de álamos poi^ donde transitaron los fu
gitivos , quedaron sembrados de cadáveres , de los
cuales muy pocos perecieron á manos de los Moruális.
Avergonzado el emir Yusefde tamaño descalabro , voló
á refugiarse en Dair-el-Qaman A poco tiempo trató de
indemnizar su pérdida; pero habiendo vuelto á ser ba
tido en la llanura que media entre Saida y Tiro, se
vió en la necesidad de devolver á su tio el anillo, sím
bolo del mando entre los Druzos. En 1773, tornó una
nueva revolucion á colocarle en el puesto ; mas solo á
costa de una guerra civil, logró mantener su potestad.
Entonces fue cuando para asegurarse de Berut contra
el partido contrario , invocó el ausilio de los Turcos , y
pidió al bajá de Damasco un hombre de luces, capaz
de defender la ciudad en caso necesario. Recayó el
nombramiento en un aventurero, que asi por su for
tuna posterior como por el papel que representa hoy
dia , merece que le demos á conocer. Este individuo ,
llamado Chinad, es natural de Bosnia y tiene por lengua
nativa el esclavón, segun afirman los capitanes de barco
de Ragusa, con quienes prefiere conversar á todos los
DE LA SIRIA. 4¡7
demas. Asegúrase que se espatrió á la edad de diez y seis
años , por evitar las resultas de un estupro que atentó
contra su cuñada : pasó á Constantinopla; y viéndose
allí sin saber modo de subsistir , se vendió á los trafi
cantes de esclavos con la mira de ser trasportado á
Egipto. Arribado al Cairo , fue comprado por Alí-bey,
quien desde luego le yuso en la clase de sus Mamelu
cos. No tardó Ahmad en descollar entre todos, por su
valor y habilidad. Empleóle su patrono varias ocasio
nes para aquellos lances arriesgados , tales como ase
sinar los beys y kachefs que le eran sospechosos ; y
hubo Ahmad de desempeñar tan á satisfaccion todas
sus comisiones, que esto le valió el apodo de Djezzar,
que significa degollador. Gozaba á ley de tal del favor
de Alí , cuando vino de golpe un accidente á privarle
de él. Juzgando necesario ese bey desconfiado proscri
bir á uno de sus bienhechores, nombrado Sáleh-bey ,
encargó á Djezzar cortarle la cabeza. Bien fuese por
remordimiento , bien por egoismo , ello es que Djezzar
no solo se mantuvo renuente, sino hasta abogó por el
proscrito. Mas sabiendo al dia siguiente que Moham-
mad-bey habia cumplido la encomienda , y que Alí ya
iba dándose por agraviado, se creyó perdido sin re
curso ; y para evitar la suerte de Sáleh-bey , se escapó
clandestinamente sin parar hasta Constantinopla. Allí
solicitó empleos proporcionados á la clase que antes
tuviera; mas como encontrase aquella concurrencia
de pretendientes que afluyen á todas las cortes, varió
de plan , y se marchó á Siria en pos de servicio en ca
lidad de soldado raso. Casualmente pasó á los Druzos,
TOMO I. 1-
4I8 ESTADO POLITICO
y allí fue hospedado nada menos que en casa del kiaya
del emir Yusef. De aquí se trasladó á Damasco, en
cuya ciudad muy pronto adquirió el título de agá,
con mando de cinco banderas, es decir, cincuenta
hombres : en ese puesto fue donde vino la suerte á vi
sitarle, proporcionándole la comandancia de Berut.
Apenas se vió Djezzar establecido, en su nuevo destino,
tomó posesion de la ciudad en nombre de los Turcos.
Confundido quedó Yusef de golpe tan mortal. Pidió
justicia en Damasco; pero conociendo que se burla
ban de sus plegarias , apeló despechado á Dáher, con
quien celebró una alianza ofensiva y defensiva en Rás-
el-aén, cerca de Tiro. Tan luego como Dáher se unió á
los Druzos, marchó á sitiar por tierra á Berut, á
tiempo que dos fragatas rusas, cuyo servicio se compró
en seiscientas bolsas1 (cerca de ciento cuarenta y nueve
mil talegas de duros), fueron á bombardearla por mar.
No hubo mas arbitrio que ceder á la fuerza. Despues
de una resistencia bien obstinada, entregó Djezzar
su persona y la plaza. Encantado el jeque de su de
nuedo, y halagado con la preferencia que le diera so
bre el emir , se le llevó consigo á Acre , colmándole de
toda especie de favores. Llegó su decision por él al
punto de confiarle una pequeña espedicion á Palestina,
juzgándole apto para el caso : pero Djezzar apenas
acercado á Jerusalen, se pasó otra vez á los Turcos, y
regresó á Damasco. Sobreviene la guerra de Moham-
mad-bey : preséntase Djezzar al capitan bajá, y gánase
1 La bolsa equivale exactamente á quinientos escudos españoles.
Nota del traductor.
DE LA SIRIA. 4ig
luego su confianza. Acompañóle al sitio de Acre; y asi
que el almirante hubo destruido á Dáher , no encon
trando sugeto mas á propósito que Djezzar para llenar
Jas miras de la Puerta en esos paises, le nombró bajá
de Saida. Convertido por esta revolucion en superior di
recto del emir Yusef, lejos de haberle perdonado la inju
ria, ha dado lugar á que se le acuse de ingratitud. Por una
conducta verdaderamente turca aparentando á veces
reconocimiento y á veces enojo , no ha cesado de estar
con él en continuas desavenencias y reconciliaciones ;
exigiéndole siempre numerario por precio de Ja paz ,
ó por indemnizacion de la guerra. Este manejo le
ha salido tan admirablemente, que en el espacio de
cinco años ha arrancado al emir ochocientos mil du
ros mal contados, suma tanto mas prodigiosa cuanto
el remate del pais de los Druzos no llegaba entonces ú
veinte talegas de pesos. En 1 784 le hizo la guerra , y
le depuso, colocando en su lugar al emir del territorio
de Hasbeya, nombrado Ismael. Mas habiendo Yusef
comprado de nuevo su gracia, volvió á entrar á fines
de año en Dair-el-Qamar. Tuvo hasta el arrojo de irle a
visitar á Acre, de donde no se creia que retornase; pero
Djezzar es muy parco en esto de verter sangre , cuando
quedan esperanzas de dinero. Por fin puso al príncipe
en libertad, y aun le despachó con demostraciones de
aprecio. A poco le nombró la Puerta bajá de Damasco ,
donde reside hasta el dia de hoy : conservando la in
mediata supremacía del bajalato de Acre y del pais
de los Druzos, se ha apoderado, á fuer de tal, de la
persona de Sad, kiaya del emir; y so pretesto de que
.>.-.
420 ESTADO POLITICO
era el motor de las últimas turbulencias , le ha amena
zado de hacérselas expiar con su cabeza. En sobresalto
los Maronitas por la vida de un hombre á quien reve
rencian, han ofrecido novecientas bolsas 1 por su res
cate. Pero el bajá entra ya en regateo , y quizas conse
guirá hasta mil : mas si, como es probable , se agota el
oro con tantas contribuciones , ! ay entonces del prín
cipe y de su ministro ! Hasta cierto punto lo han mere
cido : porque la impericia del uno y la ambicion del
otro, mezclando á los Turcos en los intereses de los
Druzos , han descargado un golpe fatal á la tranquili
dad y seguridad de su nacion , golpe de que no se re
cobrará en muchos tiempos, si es que solo sigue el
curso natural de los sucesos.
Volvamos á la religion de los Druzos. Lo dicho
acerca de las opiniones de Mohamm id- ben- Ismael ,
puede considerarse como su definicion mas exacta.
Efectivamente ellos no rezan , ni ayunan, ni se circun
cidan , ni guardan fiestas , ni se abstienen de lo vedado.
Beben vino , comen carne de puerco y se casan her
mano con hermana. Tan solo se advierte que no hay
enlace público ú autorizado entre padres é hijos. De
todo lo cual se deducirá con fundamento que los Dru
zos no observan culto alguno : debemos sin embargo
esceptuar cierta clase qüe tiene sus usos religiosos bien
denotados. Los individuos que la componen son para
el resto de la nacion lo que eran antiguamente los ini
ciados respecto de los profanos. Danse ellos el nombre

1 Mas de doscientos mil duros. Nota del traductor.


BE hk SITUA. 42 1
de Oqqals , que significa espirituales , en contraposicion
al vulgo que llaman djahel , ó sea ignorante. Tienen
diversos grados de iniciacion , de los cuales el mas
escelso exige el requisito del celibato. Distínguense
por el turbante blanco que llevan como símbolo de su
pureza ; y es tanto lo que de ella blasonan , que se
creen manchados por el simple contacto de cualquier
profano : si come uno en su plato , ó bebe en su vaso ,
le quiebran al punto : de aquí proviene el uso tan ge
neral en el pais de una especie de vaso con llave, por
donde se bebe sin tocar con los labios. Todas sus prác
ticas estan envueltas en misterio : tienen sus oratorios '"
siempre aislados y situados en parages altos. Dícese que
allí practican ciertas ceremonias en presencia de una
pequeña estatua que representa un buey ó un becerro ;
y de aquí se ha querido inferir que eran descendientes
de los Samaritanos. Mas prescindiendo de que el he-
chorno está comprobado , bien podria tener otros orí
genes la adoracion del buey. Poseen uno ú dos libros
que procuran ocultar con el mayor empello ; pero la
casualidad ha frustrado sus conatos : en una guerra
civil, acaecida habrá cosa de seis á siete años, el emir
Yusef , que es djahel , se encontró uno de ellos en el
saqueo de uno de sus oratorios. Personas que le han
leido, aseguran que no contiene mas que una jerga
mística , en cuya oscuridad sin duda cifran los adep
tos todo su mérito. En él se habla del Hakem-b'amr-eh,
• espresion con que designan á Dios encarnado en la
persona del califa : tambien se hace mencion de la otra
vida , de una morada de penas y otra de bienaventu-
42 2 ESTADO POLITICO
ranza , donde por decontado tendrán los Oyqals el
1 ugar de preferencia. Distínguense igualmente diversos
grados de perfeccion , á los que se asciende por prue
bas sucesivas. Por lo demas, estos sectários tienen todo
el sobrecejo y escrúpulos de la supersticion : son inco-
municativos porque estan débiles ; pero es verosímil
que si estuvieran fuertes , serian promulgadores é in
tolerantes. La generalidad de los Druzos , muy agena
de este carácter , es del todo indiferente en materias
de religion. Los cristianos que viven en el pais pre
tenden que muchos de ellos admiten la metempsícosis,
que otros adoran el sol , la luna y las estrellas : todo
esto es muy creible, pues á la manera de los Ansarié ,
cada cual , conforme á los dictados de su conciencia ,
sigue la senda que le acomoda ; aparte de que esas
opiniones son las que naturalmente ocurren á los hom
bres rústicos y sencillos. Cuando pasan á tierra de
Turcos , fingen ser musulmanes ; frecuentan las mez
quitas y hacen sus rezos y abluciones. Si van donde
los Maronitas, asisten á la iglesia, y se santiguan
con el agua bendita asi como ellos. Muchos importu
nados por los misioneros , han consentido en bau
tizarse, y despues estos mismos solicitados por los
Turcos, se han dejado circuncidar y al fin han venido
á morir sin ser ni cristianos ni musulmanes : no han
sido empero tan inconsecuentes en materias políticas,
romo vamos á verlo.
DE LA SIRIA. 423

§ IV.

DEL GOBIERNO DE LOS DRUZOS.

Al igual de los Maronitas , podemos considerar á los


Druzos como divididos en dos clases , á saber : el pue
blo y los notables , designados con el nombre de jeques,
y con el de emires, ó sea descendientes de los príncipes.
La condicion general es la de cultivador. Ya sea como
arrendatario, ya como propietario, cada cual vive en
su finca , atendiendo á sus moreras y á sus viñas : en
algunos cantones siembran ademas algodon , tabaco y
algunos granos; pero son renglones de poca conside
racion. Parece que en su origen estuvieron todas las
tierras , como antiguamente entre nosotros , en manos
de un corto número de familias. Mas para hacerlas
productivas ha sido menester que los hacendados
ricos realizasen ventas y arriendos parciales : esta
subdivision ha venido á ser el móvil principal de la
fuerza del estado , por haber multiplicado el número
de interesados en la causa pública : subsisten con todo
vestigios de la primitiva desigualdad , que aun hoy dia
son de una influencia perniciosa. Las inmensas rique
zas que conservan algunas familias les proporcionan
un ascendiente muy marcado en todos los pasos de la
nacion , en una palabra , sus intereses privados pesan
demasiado en la balanza contra los intereses públicos.
Lo ocurrido en estos últimos tiempos suministra ejem
plos propios á servir de leccion. Por lo regular todas
4^4 ESTADO POLITICO
las guerras intestinas ó estrangeras que han pertur
bado el pais , han sido originadas por la ambicion y las
miras particulares de algunas casas principales , como
las de los Lesbeks , Djambelats , los Ismaeles de So-
lyma, etc. Los jeques de estas casas, que poseen por
sí solos la décima parte del pais , se han grangeado
devotos á fuerza de dinero, logrando al fin envolver
al resto de los Druzos en sus disensiones. Pero la
nacion entera debe tal vez á este conflicto de los di
versos partidos , la ventaja de no ser esclavizada por
su gefe.
Dicho gefe , denominado hákem , ó gobernador, y
tambien emir ó principe, es como un rey ó general que
reune en su persona todos los poderes civiles y milita
res. Su dignidad ora pasa del padre á los hijos , ora del
hermano al hermano ; mas bien segun el derecho del
mas fuerte que de las leyes establecidas. Las mugeres
en ningun caso , pueden pretender esta prerogativa á
titulo de herencia , cosa muy conforme á los principios
orientales ; pues estando escluidas de la sucesion en lo
civil, con mayor razon deben estarlo en lo político. En
general los estados del Asia son harto borrascosos, y
su administracion requiere necesariamente demasiados
talentos militares para que el sexo débil ose entreme
terse en los negocios. Entre los Druzos, caso de faltar
la línea de varon en la familia reinante , pasa la auto
ridad al hombre que reuna en la nacion mas sufra
gios y facultades. Pero ante todo es indispensable ob
tener la aprobacion de los Turcos , constituyéndose al
mismo tiempo vasallo y tributario suyo. Tambien suele
DE LA SIRIA. 425
acontecer, que á título de supremacía , nombran el há-
kem contra el voto nacional, como lo ha practicado
Djezzar en la persona de Ismael de Hasbeya ; pero este
estado de coaccion no dura sino mientras es sostenido
por la violencia que lo establece. Las funciones del
gobernador se reducen á velar en la conservacion del
orden publico , á estorbar que los emires , los jeques
y las aldeas se hagan la guerra ; tiene accion para re
primirlos con la fuerza en caso de desobediencia. Tam
bien es el supremo juez nato , y nombra todos los qa-
dis , reservándose sin embargo el derecho de vida y
muerte : asimismo es recaudador del tributo* de donde
saca una parte convenida para pagar anualmente al
bajá. El tributo varia segun que la nacion sepa ó no
hacerse respetar : á principios del siglo era de ciento
sesenta bolsas (cuarenta talegas de duros); pero Mel-
kem obligó á los Turcos á que se contentasen con sesenta.
En el año de 1784 pagaba el emir Yusef solo ochenta .
prometiéndoles noventa. Este impuesto que llaman inirí
gravita sobre las moreras , viñas algodonales y granos.
Todo terreno sembrado paga á proporcion de su ampli
tud ; cada mata de morera sufre una tasa de tres medinos
( veintisiete maravedis), el centenar de viñedos paga una
piastra ó cuarenta medinos ( medio duro ). De tiempo
eri tiempo asientan de nuevo las matrículas á fin de
conservar la igualdad en la imposicion. Los jeques y
emires no gozan de privilegio alguno en este particu
lar , y podemos decir que contribuyen á los fondos pú
blicos en razón de sus haberes. La recaudacion no tiene
costos ningunos ; cada cual paga su contingente en
426 ESTADO POLITICO
Dair-el-Qamar , si le acomoda, ó á los colectores del
príncipe que recorren el campo despues de la cosecha
de las sedas. Los proventos del tributo son para el prín
cipe ; de manera que tiene un interes directo en redu
cir las demandas de los Turcos : tambien le conven
dria aumentar el impuesto ; mas para esta operacion
se necesita el consentimiento de los notables que tie
nen derecho á oponerse. Requiérese igualmente su
venia para declarar la guerra y hacer la paz. En tales
casos está obligado el emir á convocar asambleas ge
nerales , y esponerles el estado de las cosas. Todo je
que , y aiift cualquier vecino que por sus luces ó bizar
ría se ha grangeado algun crédito, tiene derecho de
votar ; de suerte que podemos considerar el gobierno
como una mezcla templada de aristocracia , monarquía
y democracia. Todo depende de las circunstancias : si
el gobernador es hombre de talento, será absoluto;
. pero si le falta , no será nada. La razon de estas vicisi
tudes es la carencia de leyes fijas ; y este defecto, co
mun á toda el Asia , es la causa radical de todos los
desórdenes de sus gobiernos.
Ni el emir principal, ni sus subalternos mantienen
tropas regladas : solo tienen algunas gentes adictas al
servicio doméstico y varios esclavos negros. Si se trata
de hacer la guerra , todo individuo sea jeque ó plebeyo
en estado de llevar las armas , es emplazado á mar
char. Entonces cada cual toma su saquillo de harina, se
provee de un fusil , unas cuantas balas , un poco de
pólvora fabricada en el lugarf y se encamina al parage
señalado por el gobernador. Si acaso es guerra civil ,
DE LA SIRIA. 427
como sucede con frecuencia, sirvientes, tributarios,
amigos , todos toman las armas en defensa de su pa
trono ó de su cabeza de familia, formándose en derre
dor suyo. En tales casos era de creerse que las partes
ya enardecidas , se propasarían á los últimos escesos ;
pero rara vez llegan a las manos y mucho menos á la
matanza : nunca faltan promediadores , y se apacigua
la querella tanto mas presto cuanto que cada patrono
está obligado á mantener á sus partidarios de municio
nes de boca y de guerra. Este régimen, que acarrea
felices resultados en los disturbios civiles, no deja de
estar sujeto á abusos en las guerras esteriores : asi lo
ha comprobado la de 1784. Djezzar, que no ignoraba
que todo el ejército vivia á costa del emir Yusef, apa
rentó contemporizar, y los Druzos, que hallaban muy
agradable ser mantenidos sin hacer nada, prolongaron
las operaciones ; al cabo el emir se cansó de pagar , y
ajustó un tratado, cuyas condiciones han sido funestas
para él , y de resultas tambien para su nacion ; siendo
constante que los intereses del príncipe y de los subdi
tos jamas pueden andar separados.
Los usos de que he sido testigo en estas circunstan
cias , pintan muy al vivo las prácticas de los tiempos
antiguos. Luego que el emir y los jeques hubieron re
suelto la guerra en Dair-el-Qamar , subieron de noche
pregoneros á las cimas de las montañas , y allí empe
zaron á gritar de voz en cuello : A la guerra, á la guerra,
tomad elfusil, tomad las pistolas; montad á caballo , no
bles jeques ! armaos de lanza y sable; presentaos mañana
en Dair-el-Qamar. \ O celo de Dios ! ycelo de los combates
428 ESTADO POLITICO
os inflame ! Oida esta convocatoria por las aldeas co
marcanas, fue luego repetida; y como todo el pais no
es mas que un hacinamiento alternado de sierras ele
vadas y de valles profundos , en pocas horas llegaron
los gritos hasta las fronteras. En el silencio de la noche,
el acento de los clamores y el retumbo prolongado de
los ecos, tenían algo de espantoso y terrible. A los tres
ilias de la cita, ya habia quince mil fusiles en Dair-el-
Qamar; de suerte que en el acto se hubiera podido dar
principio á las operaciones.
Fácilmente se concibe que unas tropas de esta espe
cie, ni por asomos se parecen á nuestra milicia euro
pea : no tienen uniformes , ni formacion en batalla , ni
distribucion por compañías ; es un atropellamiento de
paisanos de casaca corta , con las piernas al aire y el
fusil en mano. A diferencia de los Mamelucos y de los
Turcos todos van á pie : solo los emires y jeques usan
caballos, que de muy poco sirven , atendido lo áspero
y escarpado del terreno. La única guerra que puede
hacerse es puramente de posiciones. Los Druzos ja
mas se arriesgan al llano , y tienen razon : allí no po
drian resistir el choque de la caballería, mayormente
careciendo sus fusiles de bayoneta. Todo el arte de
ellos consiste en trepar por los riscos y deslizarse por
entre las malezas y lajas, para hacer desde esos puntos
un fuego bien dañino; pues estando á cubierto, dispa
ran á sus anchas ; y por haber cursado mucho la caza
y los juegos de emulacion, han llegado á adquirir una
puntería certera. No son menos duchos en las irrupcio
nes de improviso , sorpresas nocturnas , emboscadas y
DE LA SIRIA. 429
todos aquellos lances en que se puede embestir al ene
migo presto y cuerpo á cuerpo. Ardientes en proseguir
sus triunfos , tan prontos en desanimarse como en co
brar aliento, atrevidos hasta tocar en temerarios, y á ve
ces aun feroces, les distinguen sobre todo dos cualidades
constitutivas de las buenas tropas : obedecen ciega
mente á sus gefes , y son de una sobriedad y robustez
que no se encuentran en las naciones civilizadas. En la
campaña de 1 784 se pasaron tres meses á la intempe
rie, sin tiendas absolutamente y sin mas abrigo que
una zalea de carnero ; y con todo eso no hubo mas en
fermos ni muertos que si se hubieran quedado en sus
Gasas. Consistian sus víveres como en cualquier otro
tiempo, en panecitos cocidos al rescoldo ó sobre un
ladrillo, cebollas crudas, queso, aceitunas, frutas y
algun trago de vino. La mesa de los jeques casi com
petia en frugalidad; y bien podemos asegurar que estas
gentes se mantuvieron cien dias con lo que á igual nú
mero de Franceses ó Ingleses no hubiera alcanzado
para diez. Ellos no conocen la ciencia de las fortifica
ciones, ni la artillería, ni los acampamentos; en una
palabra ignoran hasta los rudimentos del arte de la
guerra. Pero si hubiera entre ellos algunos que ad
quiriesen nociones, fácilmente le cobrarian aficion,
y llegarian á componer una milicia formidable. Seria
tanto mas fácil de formar, cuanto el cultivo de las
viñas y moreras no basta á ocuparlos todo el año;
les sobra mucho tiempo 1 que podrian invertir en

1 Con este mot1vo , luego que concluyen la cosecha de sus sedas

f
43o ESTADO POLITICO
los ejercicios militares. En los últimos padrones que
se hicieron de los individuos armados , se contaban al
pie de cuarenta mil ; lo que supone un total de pobla
cion de cerca de ciento veinte mil almas: poco hav
que agregar á esta suma ; porque no habitan Druzos en
los pueblos de la costa. Ahora , siendo la superficie del
pais ciento diez leguas cuadradas, resultan mil noventa
almas por legua cuadrada ; cantidad igual á la de nues
tras provincias mejor pobladas. Para graduar cuan
crecida es esta proporcion , no perdamos de vista que
el terreno es ingrato , y que aun quedan muchas cimas
por cultivar ; que los granos que se recogen , no alcan
zan para mantenerse tres meses en el año; que no hay
absolutamente manufacturas; que todas las esporta-
ciones se reducen á las sedas y algodones , cuyo saldo
sobrepuja muy poco á la entrada del trigo de Hauran,
de los aceites de Palestina, y del arroz y café que se
saca de Berut. ?De dónde nace pues, esta afluencia
de hombres en espacio tan reducido? En último ana
lisis , no acierto á descubrir otra causa que el destello
de libertad que les reluce. Allí , á diferencia del pais
turco, cada cual goza en plena seguridad de su vida
y hacienda. El campesino á la verdad no está mejor
acomodado que en las demas partes del imperio , pero
á lo menos está tranquilo : no teme , como les he oido
decir repetidas veces , que el aga , el caimacan , ó el bajá
envíen djendis (militares) á saquear la casa , á llevarse la
familia , á dar palizas , etc. Escesos de esta especie son
en el Líbano, salen muchos labradores como nuestros Limousins i
hacer las cosechas en el Uano.
DE LA SIRIA. 43 I
inauditos en la montaña. La seguridad pues, ha sido el
primer móvil de la poblacion, por el incentivo que na
turalmente arrastra á todos los hombres á multipli
carse donde quiera que hallan soltura. Otra causa no
menos eficaz de incremento , ha sido la frugalidad de
la nacion, que consume poco en todo género. Por úl
timo, es el tercer motivo la emigracion de infinidad de
familias cristianas que abandonan diariamente las pro
vincias turcas para venir á establecerse en el Líbano :
allí son bien acogidas de los Maronitas por la identi
dad de religion, y de los Druzos por tolerancia y por
el interes bien entendido de aumentar en su pais el nú
mero de brazos, de consumidores y de aliados. Todos
viven en paz; pero me veo forzado á decir que los cris
tianos suelen manifestar á veces un celo indiscreto y
quisquilloso capaz de perturbarla.
La comparacion que los Druzos tienen motivo de
hacer á cada instante de su suerte con la de los demas
vasallos turcos , les ha hecho formar un concepto muy
ventajoso de su condicion , el cual por una gradacion
natural ha venido á redundar en sus personas. Libres
de la violencia é insultos del despotismo , se contem
plan ellos hombres mas perfectos que sus vecinos;
porque tienen la dicha de estar menos envilecidos. De
aquí ha dimanado un carácter mas resuelto, mas enér
gico , mas activo ; un verdadero espíritu republicano.
En todo el Levante tienen fama de inquietos , empren
dedores, arrojados y valientes hasta la temeridad: se
les ha visto entrar en Damasco , de dia claro , en nú
mero de trecientos solamente , y esparcir el desorden

) ,
432 ESTADO POLITICO
y la carnicería. Es digno de notar que sus vecinos los
Maronitas, con un régimen casi idéntico , no poseen esas
cualidades en grado tan relevante. Deseoso yo de sa
ber el motivo, lo pregunté un dia en una reunion donde
se trataba del particular, á consecuencia de ciertos su
cesos recientes; y despues de un corto silencio, un
viejo maronita respetable, quitándose la pipa de la
boca, y torciendo con los dedos las puntas de sus bar
bas , me contestó : Tal vez los Druzos temerían mas la
muerte , si creyesen lo que viene despues. Tampoco admi
ten la máxima del perdon de las injurias ; ui hay gente
mas celosa en cuanto á pundonor. Cualquier insulto de
palabra ó de hecho inferido á este nombre, ó á las bar
bas 1 , se castiga en el acto á puñaladas 2 ó á fusilazos ;
cuando entre las gentes de las ciudades , la venganza
nunca pasa de gritos y denuestos. Esta nimia delica
deza ha introducido en los modales y en las espresiones
una mesura, ó si se quiere, una cortesía que nos ma
ravillamos de encontrar en la gente ordinaria: suele
hasta degenerar en disimulo y falsedad , especialmente
entre los gefes á quienes intereses mas vastos obligan
á guardar mayores miramientos. A todos es necesaria
la circunspeccion, por las consecuencias temibles del *
talion , de que ya hemos hablado. Esta costumbre
puede parecernos bárbara ; pero al menos tiene el mé
rito de hacer veces de justicia regular, siempre incierta
1 Nuestra frase insultaren sus barbas es visiblemente arábiga. Ñola
del traductor.
' Con el kandjar. »

i
DE LA SIRIA. 433
y mal administrada en unos estados turbulentos y casi
anárquicos.
Otro punto de honor árabe que tambien distingue á
los Druzos es el de la hospitalidad. Cualquiera que se
presente á sus puertas , á título de suplicante ó de
pasagero, bien puede estar seguro de ser alojado y
mantenido del modo mas generoso y sin afectacion al
guna. Yo he visto en muchas ocasiones á pobres aldea
nos dar el último mendrugo de pan que habia en su
casa al caminante necesitado; y cuando les advertia
que ya esto tocaba en imprudencia , me respondian :
Dios es liberal y magnífico , y todos los hombres son her
manos. Asi es que en este pais, lo mismo que en el resto
de Turquía, á nadie le ha ocurrido establecer posadas.
Luego que ellos contraen con su huésped la obligacion
sagrada del pan y la sal, no hay poder en el mundo ca
paz de hacérsela violar : en este punto se citan varios
rasgos sumamente honrosos á su carácter. Hace algu
nos años que un agá de genízaros culpable de rebelion,
se ahuyentó de Damasco y fue á refugiarse entre los
Druzos : llegó esto á oidos del bajá, y le mandó recla
mar del emir so pena de guerra : pidiósele el emir al
•- jeque Talhuq , que le habia acogido en su casa ; mas
el jeque lejos de entregársele, le responde indignado :
SDe cuándo acá se ha visto que los Druzos entreguen á sus
huéspedes ? Di al emir que mientras que Talhuq tenga bar
bas, no caerá ni un pelo de la cabeza de su refugiado. Ame
nazó el emir de sacarle por fuerza, y Talhuq hizo armar
su familia. Temiendo entonces el emir una asonada ,
adoptó un arbitrio usado como jurídico en el pais : in-
TOMO I. 28

V
434 ESTADO POLITICO
timó al jeque que mandaria cortar cincuenta moreras
al dia en su campo, hasta tanto que entregase el agá.
Echaron abajo mas de mil, y Talhuq siempre inaltera
ble: por fin los demas jeques enardecidos, hicieron
causa comun, é iba ya el levantamiento á volverse
general, cuando el agá, acusándose de haber ocasio
nado tantos desórdenes , se ausentó sin saberlo su
mismo patrono1.
Los Druzos tienen asimismo la preocupacion de los
Beduinos sobre el nacimiento. Al igual de ellos hacen
grande aprecio de la antigüedad de las familias : no
podemos decir sin embargo que de aquí se originen
inconvenientes de consideracion. La nobleza de los
emires y de los jeques no les exime de pagar el tributo

1 He encontrado en una coleccion manuscrita de anécdotas árabes


otro rasgo, que aunque no pertenece i los Druzos, le juzgo muy
bello y magnánimo para ser omitido.
«En tiempo de los califas, dice el autor, luego que Abdalah, el
« vertedor de sangre, hubo degollado cuantos descendientes de Om-
« niah pudo aprender, uno de ellos, nombrado Ebrahim , hijo deSo-
« liman, hijo de Abd-el-Malek tuvo la fortuna de escapar y refugiarse
« en Kufa , donde entró disfrazado. Como no conociese nadie de
« quien poder desconfiar, se metió á la ventura en el portal de una
« casa grande, y allí se sentó. A poco rato llega el amo de la casa se-
« guido de algunos criados , apéase del caballo , entra y al reparar
« en el estrangero , le pregunta quién es : Yo soy un desgraciado , le
« responde , que viene á pedirte asilo. Dios te guarde , dijo el hombre
« rico , entra y estate aquí en paz. Ya habia muchos dias que Ebra-
» him vivia en la casa sin que su patrono le hubiese dirigido la menor
« pregunta. Mas admirado él mismo de verle diariamente entrar y sa-
u lir á caballo á la propia hora , se arriesgó una ocasion á preguntarle
« el motivo. Me han informado , le contestó el rico , que un tal Ebra-
» him, hijo de Soliman , se halla escondido en la ciudad : él fue quien
DE LA SIRIA. 435
á proporcion de sus haberes : ella no les da ninguna
clase de prerogativa ni en la posesion de bienes rai
ces , ni en la de empleos. No se conocen en el pais ,
como tampoco en el resto de Turquía, derechos de
caza y de gleba, ni diezmos señoriales ó eclesiásticos,
ni feudos , ni laudemios , ni derecho de retracto en las
ventas: todo está, como suele decirse, en alodio, esto
es, libre de cualquier gravámen : cada uno, despues de
satisfacer su mirí, su arriendo ó su renta, es dueño abso
luto en su casa. Finalmente, por gracia particular, los
Druzos y Maronitas no pagan el rescate de las heren
cias , y el emir no se arroga como el sultan la propie
dad universal de los inmuebles : existe sin embargo ,
un abuso en la ley de sucesiones que acarrea funestas
« mató á mi padre , y le ando buscando para tomar mi talion. Enton-
« ees conocíyo , dice Ebrahim, que Dios me había traído allí de intento :
11 adoré su decreto y resignándome á morir, le contesté: Dios ha abra-
11 zado la defensa de tu causa : varon ofendido , la víctima la tienes á tus
11 plantas. Atónito el magnate á estas palabras me respondió : Yo veo,
11 o estrangero ! que el peso de la adversidad te abruma , y que can
il sado de la vida, buscas un medio de perderla; pero mis manos
u estan atadas para el crimen. Yo no te engaño , repuso Ebrahim , tu
■i padre por mas señas se llamaba fulano ; nos encontramos en tal
11 parte , y el lance pasó de esta y de la otra manera.: y diciendo esto
« un temblor violento se apodera de toda la máquina del rico ; rechi-
« nábanlelos dientes como á un arrecido de frio , chispeábanle los ojos
« de furor y se le inundaron en lágrimas. Asi permaneció por algun
u tiempo silencioso y cabizbajo; pero en fin alzando el rostro hácia
« Ebrahim : Mañana , le dijo , te unirá el destino con mi padre ; y Dios
u habrá cobrado mi talion. ÍPero cómo he de violar yo el asilo de mi
« casa? Desventurado estrangero, huye de mi presencia, toma, aquí
11 tienes cien zequíes ; sal en el instante , y que no te vuelva yo á ver
u mas en mi vida. »
28.

\
e-
436 ESTADO POLITICO
consecuencias. Los padres, como por derecho romano,
estan facultados para mejorar al hijo que se les antoja;
y de aquí ha venido á resultar con el tiempo , en muchas
familias de jeques, que todos los bienes se han acu
mulado en un solo individuo , que se ha valido de ellos
para intrigar y perturbar el orden ; al paso que los pa
rientes se han quedado , como ellos dicen , príncipes de
aceitunas y queso , esto es, tan menesterosos como el
comun del pueblo.
Por una consecuencia de sus preocupaciones, los
Druzos son enemigos de enlazarse fuera de sus fami
lias. Asi es que siempre prefieren el pariente , por
pobre que sea, al estraño mas opulento ; y se ha visto
mas de una vez á simples lugareños negar sus hijas á
mercaderes de Saida y de Berut que poseian doce y
quince mil piastras. Asimismo conservan hasta cierto
punto aquel estilo de los Hebreos, que exigía que el
hermano se casase con la viuda del hermano : pero
esta costumbre, asi como otras muchas de ese antiguo
pueblo , no les es peculiar, pues las participan con
los habitantes de Siria y en general con las naciones
árabes.
En resumen , el carácter propio y distintivo de los
Druzos es ,• como llevo dicho , un cierto espíritu repu
blicano que les comunica mas energía que á los otros
vasallos turcos , y produce en ellos una indiferencia
absoluta en materias de religion, que contrasta mucho
con el celo de los musulmanes y cristianos. Fuera de
eso, su vida privada, sus costumbres, sus preocupa
ciones , son las mismas que las de los demas orienta
DE LA SIRIA. 4^7
les. Pueden casarse con muchas mugeres , y repudiar
las cuando les acomode ; pero á escepcion del emir
y algunos potentados , son rarísimos estos casos. Ocu
pados continuamente en sus trabajos campestres , no
esperimentan aquellas necesidades facticias , ni aque
llas pasiones exageradas , hijas del ocio que acompaña
á los moradores de las ciudades. El velo con que se
cubren las mugeres es en sí mismo un preservativo
contra aquellos deseos que turban la sociedad : cada
hombre no conoce mas cara de muger que la de la
suya, de su madre, hermanas y cuñadas : todos vi
ven en el seno de su familia y apenas salen de casa.
Las mugeres , inclusas las de los jeques , amasan el
pan, tuestan el café, lavan la ropa, aderezan la co
mida ; en una palabra , desempeñan todas las hacien
das domésticas. Los hombres cultivan las viñas y
morales , construyen muros para calzar las tierras ,
abren y conducen acequias de regadío. Unicamente
al caer la tarde suelen juntarse en el patio, en el area,
ó en casa, del gefe del lugar ó de la familia ; y allí ,
sentados en rueda, las piernas cruzadas , la pipa en
la boca y el puñal á la cinta, platican acerca de la co
secha y de los trabajos campestres, de la carestía
ó de la abundancia ; hablan de la paz ó de la guer
ra, de la conducta del emir, del monto deL im
puesto , de cosas pasadas , de intereses presentes
y de conjeturas sobre lo venidero. A veces los mucha
chos , cansados de sus juegos , vienen á escuchar en
silencio ; y se maravilla uno de oir niños de diez á
doce años contando con mucha formalidad porqué
1
438 ESTADO POLITICO
Djezzar ha declarado la güerra al emir Yusef, cuantas
bolsas ha gastado el príncipe , en qué proporcion se
aumentará el mirí, qué número de fusiles habia en el
campo y quién tenia la mejor yegua. Preciso es que
asi sea : no reciben otra educacion, ni les hacen
leer los Salmos como entre los Maronitas , ni el Alco
ran como entre los musulmanes ; y aun los mismos
jeques apenas saben escribir una esquela. Pero si su
entendimiento carece de nociones útiles ó agradables,
á lo menos no está, preocupado de ideas falsas ó per
judiciales ; y no cabe duda que esta ignorancia natu
ral vale mas que las necedades adquiridas1. De aquí
por lo menos ha resultado una ventaja, y es que ha
llándose todos los talentos casi al mismo nivel , no se
ha hecho tan perceptible la desigualdad de condicio
nes. Efectivamente , no se ve entre los Druzos aquella
inmensa distancia que separa las clases , y que en la
mayor parte de las comunidades degrada á los peque
ños sin mejorar los grandes. Jeques ó plebeyos , todos
se tratan con aquella familiaridad razonable, que no
peca en licencia ni en servilismo. Ni aun el emir
principal es diferente de los demas vecinos : es como
un rico señor campestre , que no desdeña sentar á su
mesa al mas sencillo labrador. En conclusion , son ni
mas ni menos las costumbres de los tiempos pasados ,
es decir , las costumbres de la vida del campo , por la
cual ha debido comenzar toda nacion ; de suerte que
podemos establecer que todo pueblo en quien las ba-
1 Mas vale papel blanco que emborronado , decía el profundo Hob-
bes. Nota del traductor.
DK LA SIRIA. 4-5 9
liemos , está todavía en la primera época de su estado
social.

DE LOS MOTUAL1S.

Al oriente de los Druzos, en el hondo valle que se


para sus montañas de las del territorio de Damasco ,
habita otro pequeño pueblo conocido en Siria bajo el
nombre de Motuális. La particularidad que los distin
gue de los demas habitantes de Siria es que siguen la
secta de Alí como los Persas , mientras que todos los
Turcos son prosélitos de Ornar ó de Moauia. Esta dis
tincion, fundada en el cisma que el año 36 de la egira
dividió á los Arabes acerca de los sucesores de Mahoma ,
fomenta un odio irreconciliable entre ambos partidos ,
segun llevo indicado. Los sectarios de Omar, que se
consideran á sí propios como únicos ortodoxos, se cali
fican de Sonnitas, que tiene el mismo sentido, y ape
llidan á sus adversarios Chites, ó sea sectarios (de Alí).
La palabra Motuáli tiene la misma significacion en el
dialecto de Siria. Los secuaces de Alí, que toman ese
nombre en mala parte , le han sustituido el de Adlié,
que quiere decir partidarios de la justicia (al pie de la
letra, justicieros); y han adquirido esta denominacion
de resultas de haber suscitado un punto dogmático
contra la creencia de los Sonnitas. He aquí cuanto dice
sobre el particular una obrita árabe intitulada : Frag
mentos teológicos sobre las sectas y religiones del mundo 1.
1 En arábigo : Abárát el IV^ptka lamín fi mazáheb ona Dianát el
Donia.
442 ESTADO POLITICO
en que no se cometiesen mas depredaciones , y por este
medio se adquirió aliados capaces, á lo que se decia,
de armar diez mil dragones , gente toda resuelta y te
mida. Poco despues se apoderaron de la villa de Tiro,
donde establecieron su emporio marítimo universal :
en 1 7 7 1 sirvieron infinito á Alí-bey y á Dáher contra
los Otomanos. Pero en su ausencia se aprovechó el emir
Yusef de la ocasion para armar á los Druzos , y vino á
saquear el pais. Hallábase delante del castillo de Dje-
zin á la sazon que los Motuális volviendo de Damasco
supieron la noticia de la invasion. Al relato de los hor
rores cometidos por los Druzos , se llenó de furor tal
una avanzada de solo quinientos hombres , que sobre
la marcha tiró hácia el campo enemigo, resuelta á
perecer vengándose. La sorpresa y el desorden que
causaron , unidos á la discordia que reinaba entre las
facciones de Mansur y de Yusef, favorecieron aquella
maniobra desesperada á tal punto , que todo el ejército,
compuesto nada menos que de veinticinco mil comba
tientes, sufrió la derrota mas completa. Como en los
años subsecuentes tomasen un sesgo nada halagüeño
los negocios de Dáher, se resfriaron por él los Motuá
lis , hasta que al fin le abandonaron en la catástrofe
que terminó sus dias. Pero bien han llevado la pena de
su imprudencia bajo la administracion del bajá que le
sucedió. Desde el año de 1777 no ha cesado Djezzar,
señor ya de Saida y de Acre , de trabajar en la pérdida
de ellos. Esta persecucion les obligó en 1 784 á recon
ciliarse con los Druzos y hac*1' causa comun con el
emir Yusef para resistir al toajá. Aunque reducidos á

j
DE LA SIRIA. 44^
setecientos fusiles , hicieron mas en esta campaña que
quince á veinte mil Druzos y Maronitas congregados
en Dair-el-Qamar. Ellos solos tomaron el fuerte de Mar-
Djebáa, y pasaron á cuchillo á mas de cincuenta ó se
senta Arnautas 1 que le guarnecían. Mas habiéndose
malogrado todas las operaciones por la mala inteligen
cia que reinaba entre los gefes druzos , ha conseguido
al fin el bajá posesionarse de todo el valle y aun de la
ciudad de Balbek. A esa época no se contaban arriba
de quinientas familias de Motuális que se refugiaron en
el Anti-Líbano y en e] Líbano de los Maronitas ; y pros
critas ya de su suelo natal, es muy probable que aca
ben por aniquilarse, sepultando consigo hasta el nom
bre de la nacion.
Tales son los pueblos particulares que se hallan
comprendidos en el circuito de la Siria. El remanente
de la poblacion que forma el mayor número , se com
pone , como ya he dicho , de Turcos , de Griegos y de
castas árabes. Réstame ahora presentar un estado de
la distribucion geográfica del pais , segun la adminis
tracion turca , y agregar algunas consideraciones gene
rales , sobre el resultado de las fuerzas y de las rentas ,
la forma del gobierno, y finalmente sobre el carácter y
costumbres de los mencionados pueblos.
Pero antes de pasar á estas materias , me ha pare
cido dar una idea de los movimientos que en estos
últimos años han estado á pique de causar una re
volucion importante en Siria y crear una potencia
1 Nombre que dan los 'ratees á los soldados macedoníos y á los
epirotas. \
444 ESTADO POLITICO DE LA SIRIA.
independiente : hablo de la insurreccion del jeque
Dáher que por largo tiempo se atrajo la atencion de los
políticos. Una sucinta esposicion de su historia, de
suyo interesante, lo será tanto mas, asi por su nove
dad, como porque cuanto han publicado los periódi
cos es nada á propósito para formar una idea cabal
del estado de las cosas en aquellos paises lejanos.

FIN DEL TOMO PRIMERO.


"V^-^ "X/W"X/X/X"^/^^^ 'X*'V%- X^^^X'

INDICE

DE LO CONTENIDO EN ESTE TOMO.

Páe.
Prólogo del traductor v
Prólogo del autor I
ESTADO FISICO DEL EGIPTO.
Capitulo i. — Del Egipto en general y de la ciudad de Alejan
dría en particular 5
Capitulo ii. — Del Nilo y de la estension del Delta 17
Capitulo iii. — De la elevacion del Delta 29
Capitulo iv. — De los vientos y de sus fenómenos $5
Capitulo v. — Del clima y del aire 54
ESTADO POLITICO DEL EGIPTO.
Capitulo vi. — De las diversas castas de sus habitantes 59
Capitulo vii. — Compendio de la historia de los Mamelucos. . . 79
Capitulo viii. — Resumen de la historia de Ah'-bey go
Capitulo ix. — Breve sumario de lo ocurrido desde la muerte
de Alí-bey hasta 1 785 . 111
Capitulo x. — Estado actual del Egipto 126
Capitulo xi. —. Constitucion de la milicia de los Mamelucos. . . 128
§ 1. Vestimenta de los Mamelucos 131
§ 11. Equipage de los Mamelucos l33
§ ni. Armas de los Mamelucos l35
§ iv. Educacion y ejercicios de los Mamelucos i36
§ v. Arte militar de los Mamelucos 1 38
§ vi. Disciplina de los S^melucos 1 !\ 1
§ vil. Costumbres de los Jlayielucos i43

r '
446 INDICE
Pag
Capitulo xh. — Gobierno de los Mamelucos nj4
§ i. Estado del pueblo en Egipto 1 46
§ 11. Miseria y hambre de estos últimos años 1^9
§ ni. Estado de las artes y de los entendimientos 1 58
Capitulo xin. — Estado del comercio 160
Capitulo xiv. — Del istmo de Suez y dela union del mar Rojo .
con el Mediterráneo i63
Capitulo xv. — De las aduanas é impuestos 172
§ I. Del comercio de los Francos en el Cairo 1-5
Capitulo xvi. — De la ciudad del Cairo en particular 180
Poblacion del Cairo y del Egipto i83
Capitulo xvii. — De las enfermedades del Egipto 1 85
§ 1. De la pérdida de la vista ibid.
§ 11. De la viruela 189
§ ni. De la peste ig5
Capitulo xviii. — Breve pintura del Egipto 200
§ único. De las exageraciones de los viageros 207
Capitulo xix De las ruinas y de las pirámides 210
Apéndice 223

ESTADO FISICO DE LA SIRIA.

Capitulo i. — Geografía é historia natural de la Siria 265


§ 1. Aspecto de la Siria 267
§ 11. De las montañas • 268
§ ni. Estructura de las montanas 276
§ iv. De los volcanes y terremotos 278
§ v. De la langosta. . 280
§ vi. Cualidades del terreno 383
§ vil. De los rios y lagos 284
§ VIH. Del clima . . . . 287
§ ix. Cualidades del aire 294
§ x. Cualidades de las aguas 296
§ xi. De los vientos. 297
Capitulo ii. — Consideraciones sobremos fenómenos de los
vientos, nubes, lluvias, nieblas, truenos y rayos 3oo
DE LO CONTENIDO E^*ESTE TOMO.

ESTADO POLITICO DE LA SIRIA.


P4g
Capitulo ni. — De los habitantes de Siria 3i5
Capitulo iv. — De los pueblos pastores ó errantes de la Siria. . 335
§ i. De los Turcomanos ibid
§ u. De los Curdos . 33j
§ ni. De los árabes Beduinos 34 1
Capitulo v. — De los pueblos agrícolas de la Siria 375
§ i. De los Ansarié ibid
§ n. De los Maronitas 38 1
§ ni. De los Druios 4o1
§ iv. Del gobierno de los Druzo» 423
§ v. De los Motuális 4^9

FIN DEL INDICE DEL TOMO PRIMERO


I

i
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