Análisis de La Constitución Política Del Estado

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ANÁLISIS DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

Caracterización del Estado


La caracterización del Estado como unitario social de derecho plurinacional y
comunitario es nueva, no se encuentra esta descripción amplia y compleja en la
antigua Constitución. La caracterización del Estado es espinosa e integra, articula la
dimensión jurídica con las emergencias políticas, el Estado unitario social de derecho
con el carácter plurinacional y comunitario e intercultural, ratificando su condición de
libre, independiente, soberano y democrático. Se funda en la pluralidad y el pluralismo
que se mueve en distintas dimensiones: política, económica, jurídica, cultural y
lingüística. Se basa en el reconocimiento de la preexistencia de los pueblos y naciones
indígenas originarios, lo que conlleva reconocer su derecho a la libre determinación.
La caracterización del Estado hace una descripción del pueblo en su diversidad y
multiplicidad, identificando su composición abigarrada en tanto naciones, clases y
estratos sociales, dispersos en las ciudades y el campo. La caracterización del Estado
asume una forma de gobierno democrática y participativa, además de abrirse a
múltiples formas de representación, directa, universal y comunitaria. Por otra parte,
combina valores culturales de los pueblos y naciones originarias con principios
liberales. Esta concepción compuesta de la caracterización del Estado recoge la
evolución constitucional liberal y se enriquece con el aporte indígena a las nuevas
formas constitucionales y políticas.
La constitución de transición
Puede decirse que la nueva Constitución Política del Estado es una Constitución en
transición. Se trata del tránsito de un Estado unitario y social a un Estado plurinacional.
De un Estado que ha renunciado al federalismo después de la guerra de fines del siglo
XIX y principios del siglo XX (la llamada Guerra Federal) y que ha optado por el
unitarismo. Un Estado que ha construido un modelo de Estado populista, después de
la Guerra del Chaco, consolidándolo como un Estado de Bienestar, al estilo
latinoamericano, puesto en escena durante los doce años de la Revolución Nacional
(1952-1964). Lo unitario y lo social, entonces, son una herencia del pasado. Esta es la
forma en que, en Bolivia, se afrontó la modernidad. Lo nuevo en la nueva Constitución
es el carácter plurinacional y comunitario, lo nuevo es la descentralización
administrativa política y el sistema de autonomías. El carácter plurinacional tiene que
ver con el eje descolonizador como ruta de constructora del Estado republicano,
colonial y liberal. Lo plurinacional tiene que ver con el reconocimiento de la
preexistencia colonial de las naciones indígenas originarias, es decir, el
reconocimiento de la matriz poblacional del pueblo boliviano. El pueblo boliviano viene
caracterizado descriptivamente por su diversidad etnográfica y sociológica. Este
pluralismo estatal, que es además un pluralismo de naciones, es un avance sustantivo
en el pluralismo democrático, construido a partir del despliegue de las identidades
colectivas y el comunitarismo político. El carácter comunitario de la nueva Constitución
se basa en el reconocimiento de las instituciones culturales que estructuran los
comportamientos y conductas de las comunidades no sólo rurales, sino también
urbanas. Hablamos, además, de los ayllus, las tentas, las capitanías, las estructuras
estructurantes que codifican las migraciones, los asentamientos migratorios, las
fiestas, las ferias, las challas, los ritos y las ceremonias, donde anida el simbolismo
colectivo. Una primera conclusión podría ser la siguiente: se trata de una transición del
carácter unitario y social del Estado al carácter plural-nacional y comunitario.
También se trata de una transición constitucional debido a la composición combinada
de desarrollos evolutivos de los derechos, deberes y garantías liberales con demandas
indígenas constitucionalizadas y formas jurídico políticas que le dan un marco
constitucional al proceso de nacionalización y recuperación de los recursos naturales.
En otras palabras, no deja de ser una constitución liberal, aunque en su versión más
bien pluralista, incorporando cuatro generaciones de derechos: derechos individuales,
derechos sociales, derechos colectivos y derechos relativos al medio ambiente. Es
también una constitución indígena y popular en tanto que incorpora la institucionalidad
propia de las naciones y pueblos indígenas originarios, sus estructuras y prácticas
autóctonas. Del mismo modo, es una constitución que reconoce el rol primordial de lo
público en forma de estado interventor, de bienestar e industrializador. Esta
combinación de lo liberal pluralista, de lo indígena originario y lo estatal plurinacional
hace a la composición de la transición jurídico política. Una segunda conclusión puede
ser enunciada de la siguiente manera: el nuevo mapa institucional es una combinación
de formas liberales, indígenas y populares, en el sentido del Estado de Bienestar.
Estructura constitucional
La estructura del texto constitucional consta de cinco partes: caracterización del
Estado, derechos, deberes y garantías; estructura y organización funcional del Estado;
estructura y organización territorial del Estado; estructura y organización económica
del Estado; y jerarquía normativa y reforma de la constitución, donde se encuentran
las disposiciones transitorias. La primera parte hace al bloque dogmático de la
Constitución y las otras partes, exceptuando la última, hacen al bloque orgánico de la
Constitución. La caracterización del Estado establece que Bolivia es un Estado unitario
social de derecho plurinacional comunitario, libre, independiente, soberano,
democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. En los principios, valores
y fines del Estado, se dice que la soberanía reside en el pueblo boliviano y se ejerce
de forma directa. El Art. 8 combina los principios y valores andinos, amazónicos y
chaqueños con principios y valores democráticos, símbolos inmanentes culturales con
significaciones trascendentales políticas. El género es un eje transversal a todo el
documento, así como lo plurinacional y comunitario. Esto hace a los nuevos sujetos y
subjetividades constitutivas de la nueva forma política. Los sujetos de género, sobre
todo el femenino, los sujetos y subjetividades diversas de la pluralidad, los sujetos
colectivos emergen como nuevos imaginarios y actores de los nuevos escenarios en el
nuevo horizonte político. Esto le da una dinámica molecular al engranaje institucional y
a los dispositivos políticos. No es que los otros sujetos, los clásicos de la modernidad,
hayan desaparecido, sino que aparecen en los nuevos escenarios encandilados por
los colores de una pluralidad de figuras. Otra es la trama y, por lo tanto, los desenlaces
esperados.
Puede decirse que la nueva Constitución Política del Estado es una Constitución en
transición. Se trata del tránsito de un Estado unitario y social a un Estado
plurinacional.
La representación se abre a varias formas, directa y participativa, por voto universal y
comunitaria de acuerdo a normas y procedimientos propios. Este universo
representativo condice con el pluralismo de las formas de representación y con la
diversidad de sujetos, sujetos individualizados y colectivos, sujetos femeninos y de las
comunidades. Habla también de las distintas formas de la democracia, representativa,
directa y comunitaria. La democracia retorna al devenir de la acción política y a la
forma primordial de deliberación: la asamblea. Se rompe, entonces, el monopolio de la
clase política, politizando el ejercicio mismo en todos los ámbitos de la gestión social.
La democracia ya no es de pocos sino de todos. Los muchos ejercen su mayoría en
dialéctica con las minorías, dialéctica donde se pone en escena la trama de los
intereses y las perspectivas, lugar donde se da la ocasión de la síntesis política.
Los derechos se dividen en los fundamentalísimos, como una adquisición en la
evolución de los derechos, además de los fundamentales y las garantías
constitucionales. Entre los derechos fundamentalísimos se encuentran el derecho a la
vida, al agua y la alimentación, a la educación, a la salud, al hábitat y a la vivienda, y al
acceso a los servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, gas
domiciliario, postal y telecomunicaciones. Estos derechos no pueden quedar en
suspenso por ningún motivo, ni siquiera en un estado de sitio.
La evolución de los derechos
Los derechos fundamentales son los civiles, los políticos, los de las naciones y
pueblos indígenas originarios, los campesinos, los sociales, los económicos, donde se
encuentran el derecho al medio ambiente saludable, protegido y equilibrado, a la salud
y a la seguridad social, al trabajo y al empleo, a la propiedad. En los derechos
fundamentales se encuentran los derechos de la niñez, adolescencia y juventud,
también los de las personas adultas mayores, las personas con discapacidad, las
personas privadas de libertad, las usuarias y usuarios, las consumidoras y
consumidores. La educación está concebida como intercultural y están desarrollados
los derechos culturales. Se tiene una sección (IV) dedicada a ciencia, tecnología e
investigación. Se tiene un capítulo sobre comunicación social.
Los derechos no quedan como declaración, sino que, para que se cumplan
indefectiblemente, cuentan con recursos constitucionales. Entre las garantías tenemos
las jurisdiccionales, las acciones de defensa, entre las que se encuentran la acción de
libertad, la de amparo constitucional, la de protección de privacidad, la de
inconstitucionalidad, la de cumplimiento y la acción popular. Se establecen los estados
de excepción y se define la ciudadanía. Como puede observarse, lo declarativo de la
Constitución forma parte del constitucionalismo más evolucionado, de las grandes
tradiciones liberales, incluyendo el avance del liberalismo comunitario, de las grandes
tradiciones socia les, incluyendo todas las conquistas de las clases, sectores y
estratos sociales. Incluso se destaca, se hace visible, la distinción de los derechos
fundamentalísimos respecto a los fundamentales, mostrando que los derechos
sociales, colectivos y relativos a la vida y al medio ambiente no tienen menor jerarquía
que los derechos individuales, sino que, más bien, son equivalentes. De lo que se trata
es de destacar el valor de estos derechos de segunda, tercera y cuarta generación.
Se declara que la educación constituye una función suprema y primera
responsabilidad de Estado; el Estado y la sociedad tienen tuición plena sobre el
sistema educativo. La educación es unitaria, pública, universal, democrática,
participativa, comunitaria, descolonizadora y de calidad; la educación es intracultural,
intercultural y plurilingüe. Todo esto forma parte de la transversalidad de la
caracterización del Estado como plurinacional. En otras palabras, se trata de la
construcción de la integración social a partir del reconocimiento de la diversidad, se
trata de hacer actuar e interconectar las partes, se trata de articular y diferenciar las
partes componentes de las nuevas subjetividades que hacen a la formación social
abigarrada. Se dice que la lengua se ha creado para hablar con los otros, distintos, de
otras lenguas. La incorporación del plurilingüismo enriquece sustantivamente la
circulación de los saberes y la formación abierta a las cosmovisiones. Estas nuevas
experiencias en ámbitos alternativos formativos se abren a campos de posibilidades
constitutivas de nuevas subjetividades y a lecturas a partir de dúctiles y novedosos
paradigmas. Ya no se puede sustentar la educación en un único paradigma, el que ha
sido dominante, el constructivista, sino que se abren horizontes de decibilidad a partir
de nuevas máquinas de expresión, horizontes de visibilidad a partir de nuevos
agenciamientos corporales. Resulta indispensable, entonces, hacer girar los
paradigmas inventados alrededor de flexibles y abiertas experiencias educativas.
Estructura plurinacional y organización funcional del Estado
La segunda parte de la nueva Constitución Política del Estado hace a la estructura y
organización funcional del Estado, es decir, corresponde a la estructura de los órganos
del Estado. Podemos decir que esta estructura atañe a la conformación de cuatro
órganos: el órgano legislativo, el órgano ejecutivo, el órgano judicial y el órgano
electoral. Empero, si atendemos a la estructura de otros órganos del Estado, nos
encontramos con el control social, que podríamos decir que se trata de un “quinto
poder”, además de los cuatro “poderes” anteriores. Se dice que, cuando se habla de
órganos, nos referimos a la metáfora del cuerpo estatal desde una perspectiva
integral, en tanto que, cuando hablamos de “poderes”, desarrollamos la perspectiva
del equilibrio entre ellos. Esto se inicia con la teoría de los límites y el control mutuo de
los poderes, evitando la concentración en alguno de ellos. Tanto la perspectiva integral
de los órganos como la perspectiva del equilibrio de los “poderes” forman parte del
paradigma liberal, sólo que una se asienta en un modelo organicista y la otra en un
modelo equilibrista. Con cierta exageración, puede decirse que la visión de los
“poderes” del Estado es más liberal que la visión organicista; sin embargo, ambos
discursos hablan de lo mismo: la organización y la estructura estatal. La diferencia con
el esquema estatal anterior, relativo a la antigua Constitución Política del Estado, es
que, además de aumentar el número de los “poderes” del Estado –en vez de tres
ahora son cuatro o cinco–, se tiene una composición atravesada por la condición
plurinacional y comunitaria. Otro paso trascendental es avanzar de la democracia
representativa a la democracia participativa, constituyendo un “poder” social con la
constitucionalización de la participación y el control social.
Hablamos de una asamblea plurinacional, bicameral y con representación indígena a
través del voto universal. Este órgano o “poder” elige representantes uninominales y
plurinominales. La Cámara de Diputados estará conformada por 121 miembros
elegidos, basándose en criterios territoriales y poblacionales, en circunscripciones
uninominales. Los escaños se asignarán a través de un sistema de mayoría relativa.
La Cámara de Representantes Departamentales estará conformada por cuatro
representantes por departamento, elegidos por circunscripción plurinominal
departamental, asignados mediante sistema de representación proporcional.
Hablamos de un órgano ejecutivo, también plurinacional, siendo el dispositivo político
que concentra la voluntad y la acción política de la condición plurinacional y
comunitaria del país. El órgano judicial se constituye a partir de la complementariedad
de dos formas de justicia, la formal, “occidental”, ordinaria, y la justicia comunitaria
que, a pesar de manifestar un carácter práctico, tiene otra formalidad, ceremonialidad
y valores. La complementariedad de ambos sistemas propone una articulación dual,
enriquece y expande las formas de administración de justicia, estableciendo una
comisura en la ligazón de ambos en términos de tribunales que comparten una
conformación plurinacional e intercultural. El tribunal constitucional es plurinacional
intercultural, garantizando de esta forma la interpretación de ambos sistemas, la
conjugación y la conjunción de los mismos. El órgano electoral también tiene una
composición plurinacional, es responsable de organizar, administrar y ejecutar los
procesos electorales.
Estructura y organización territorial del Estado
La estructura y organización territorial del Estado hace al sistema de autonomías,
desarrolla en el espacio el proceso de descentralización administrativo y político.
Define, por lo tanto, los cambios en la geografía política. Son cuatro las formas de
autonomía: departamental, regional, municipal e indígena. Las nuevas formas de
autonomía son la departamental, la regional y la indígena, persistiendo, desde la Ley
de Participación, la autonomía municipal, que es la herencia en el sistema de
autonomías. En esta forma de descentralización administrativa y política, las entidades
territoriales autónomas no están subordinadas entre ellas y tendrán igual rango
constitucional. También hay que tener en cuenta a los departamentos donde ha
ganado el “No” en el referéndum autonómico; estos departamentos gozan de la
condición de descentralizados, sin llegar a ser autonómicos, empero pueden llegar a
esta condición mediante referéndum departamental.
Últimamente se ha discutido mucho la condición de la autonomía departamental, hay
quienes pretenden que la única forma de autonomía sea la departamental, cosa que
sería muy restringida ante los requerimientos de un proceso de descentralización
abierto y múltiple. El sistema autonómico requiere ser complejo y compuesto, lo que
equivale a reconocer las distintas formas de autonomía posibles. Entre estas
posibilidades se halla la autonomía regional, que implica un proceso de
descentralización mayor, incorporando formas locales de gestión, que la hacen más
operativa y democrática. La lucha contra el centralismo no sólo equivale a
descentrarse del Estado central, sino también a descentrarse de otros centros, esta
vez departamentales, las capitales de departamento, donde se asientan poderes
económicos, clases dominantes, monopolios de circuitos financieros, y se congrega la
administración de los latifundios. La autonomía regional está pensada en la
perspectiva de pasar a un nuevo ordenamiento territorial. Esta dimensión autonómica
viene conformada por mancomunidades de provincias y de municipios.
La opción es por el desarrollo sustentable, el equilibrio del medio ambiente y la
participación de la población en la gestión ambiental.
Las formas de autonomía conllevan sus diferencias, no tienen la misma historia, ni
tampoco conforman las mismas estructuras organizativas, además de ocupar
diferentes espacios. Estas diferencias se hacen patentes en la distinción de sus
formas de gobierno y en la distinción de sus competencias. El gobierno de cada región
estará constituido por una Asamblea Regional con facultad deliberativa,
normativoadministrativa y fiscalizadora, en el ámbito de sus competencias, y un
órgano ejecutivo; en tanto que el gobierno de cada departamento autónomo estará
constituido por un Concejo Departamental, con facultad deliberativa, fiscalizadora y
legislativa-normativa departamental en el ámbito de sus competencias exclusivas
asignadas por la Constitución y un órgano ejecutivo. El gobierno autónomo municipal
estará constituido por un Concejo Municipal con facultad deliberativa, fiscalizadora y
legislativa-normativa municipal, en el ámbito de sus competencias exclusivas, y un
órgano ejecutivo, en tanto que la autonomía indígena originaria campesina es la
expresión del derecho al autogobierno como ejercicio de la autodeterminación de las
naciones y los pueblos indígenas originarios y las comunidades campesinas, cuya
población comparte territorio, cultura, historia, lenguas y organización o instituciones
jurídicas, políticas, sociales y económicas propias.
Estructura y organización económica del Estado
La nueva Constitución Política del Estado propone una economía plural. En otras
palabras, espacios económicos diferenciales, entrelazados e integrados que se
articulan y complementan, que se distinguen por sus efectuaciones, sus prácticas y
sus estructuras diferentes, empero se conectan en múltiples intersecciones
comerciales, financieras, distributivas, de consumo y productivas. Sus circuitos se
cruzan, manteniendo sus espacios diferenciales. Toda esta gama de estrategias
económicas, la comunitaria, la estatal, la privada y la cooperativa, serán conjugadas
por el Plan de Desarrollo Nacional y monitoreadas por el Estado, institución macro que
intervendrá en toda la cadena económica, fortaleciendo la economía comunitaria,
ayudando en la economía cooperativa, promocionando la economía estatal y
garantizando a la economía privada. Por otra parte, los espacios de la economía plural
se hallan integrados por un espesor ético y cultural, espesor que atraviesa esos
espacios incorporando sentidos que van más allá de la economía:
La economía plural articula las diferentes formas de organización económica sobre los
principios de complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad,
sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. La economía social y comunitaria
complementará el interés individual con el vivir bien colectivo (Art. 307).
De los cuatro ejes de la economía plural, el comunitario goza de especial atención
debido a su larga historia y al papel que le toca jugar en el condicionamiento y
dirección de los comportamientos y conductas de la mayoría de la población. La
comunidad sigue siendo el referente más fuerte de los trueques, las ferias, el trabajo
colectivo, el ayni, la minka, la complementariedad subyacente entre los distintos pisos
ecológicos, la reciprocidad entre las comunidades.
El Estado reconocerá, respetará, protegerá y promoverá la organización económica
comunitaria. Esta forma de organización económica comunitaria comprende los
sistemas de producción y reproducción de la vida social, fundados en los principios y
visión propios de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos (Art. 308).
Otro eje de especial atención es el estatal. Se busca el fortalecimiento del Estado en
todos los niveles de la cadena económica, empero el Estado no es más que el
administrador de las propiedades de todos los bolivianos. Por tanto, el Estado tiene
como tarea “administrar a nombre del pueblo boliviano los derechos propietarios de los
recursos naturales y ejercer el control estratégico de las cadenas productivas y los
procesos de industrialización de dichos recursos” (Art. 310). La economía comunitaria
y la economía estatal son ejes primordiales de la economía plural, ejes que se
promocionan sin desmedro de otros ejes económicos como el privado y el cooperativo.
La economía privada forma parte de una realidad económica insoslayable, promueve y
gestiona una parte significativa de los espacios económicos. En este sentido, “el
Estado reconoce, respeta y protege la iniciativa privada, para que contribuya al
desarrollo económico, social y fortalezca la independencia económica del país” (Art.
309). En lo que respecta al eje cooperativo, “el Estado reconoce y protege las
cooperativas como formas de trabajo solidario y de cooperación, sin fines de lucro”
(Art. 311).
Sustentabilidad y pueblos indígenas
En la cuarta parte de la nueva Constitución Política del Estado, que corresponde a la
Estructura y Organización Económica del Estado, en lo que respecta al título segundo,
que corresponde a Medio Ambiente, Recursos Naturales, Tierra y Territorio, se
establece en lo que comprende al Medio Ambiente lo siguiente:
Es deber del Estado y de la población conservar, proteger y aprovechar de manera
sustentable los recursos naturales y la biodiversidad, así como mantener el equilibrio
del medio ambiente (Art. 342).
Se dice también que la población tiene derecho a la participación en la gestión
ambiental, a ser consultada e informada previamente sobre decisiones que pudieran
afectar a la calidad del medio ambiente (Art. 343).
Y concluye:
El patrimonio natural es de interés público y de carácter estratégico para el desarrollo
sustentable del país. Su conservación y aprovechamiento para beneficio de la
población será responsabilidad y atribución exclusiva del Estado, y no comprometerá
la soberanía sobre los recursos naturales. La ley establecerá los principios y
disposiciones para su gestión (Art. 346).
Como puede observarse, la opción es por el desarrollo sustentable, el equilibrio del
medio ambiente y la participación de la población en la gestión ambiental. Ello significa
que nos movemos dentro del paradigma de la sustentabilidad, que tiene implicaciones
en una democracia ecológica, que significa la participación de la gente en la gestión
ambientalista. Esto nos lleva a una concepción abierta de los recursos naturales:
I. Son recursos naturales los minerales en todos sus estados, los
hidrocarburos, el agua, el aire, el suelo y el subsuelo, los bosques, la
biodiversidad, el espectro electromagnético y todos aquellos elementos y
fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento.
II. Los recursos naturales son de carácter estratégico y de interés público para
el desarrollo del país (Art. 348).
Es indudable que los recursos naturales se encuentran íntimamente ligados al medio
ambiente. La forma de explotación de los recursos naturales es determinante en el
modo de desarrollo. La sustentabilidad exige que la explotación de los recursos
naturales se dé mediante una adecuación equilibrada entre desarrollo y medio
ambiente, entre el desenvolvimiento de las condiciones de producción y la
biodiversidad.
La explotación de recursos naturales en determinado territorio estará sujeta a un
proceso de consulta a la población afectada, convocada por el Estado, que será libre,
previa e informada. Se garantiza la participación ciudadana en el proceso de gestión
ambiental y se promoverá la conservación de los ecosistemas, de acuerdo con la
Constitución y la ley. En las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, la
consulta tendrá lugar respetando sus normas y procedimientos propios (Art. 352).
De lo último se colige que la adecuación equilibrada debe darse también con la
cultura. Desarrollo sostenible, medio ambiente y cultura forman un triángulo.
Llamemos a este triángulo el de la sustentabilidad con identidad, el de la
sustentabilidad con participación de los pueblos indígenas originarios.
Hidrocarburos
En lo que respecta a los hidrocarburos se establece que “el Estado definirá la política
de hidrocarburos, promoverá su desarrollo integral, sustentable y equitativo, y
garantizará la soberanía energética” (Art. 360).
Agua
En el capítulo quinto de la parte que corresponde a Estructura y Organización
Económica del Estado, en lo que respecta a los recursos hídricos, se establece:
I. El agua constituye un derecho fundamentalísimo para la vida, en el marco
de la soberanía del pueblo. El Estado promoverá el uso y acceso al agua
sobre la base de principios de solidaridad, complementariedad,
reciprocidad, equidad, diversidad y sustentabilidad.
II. Los recursos hídricos en todos sus estados, superficiales y subterráneos,
constituyen recursos finitos, vulnerables, estratégicos y cumplen una
función social, cultural y ambiental. Estos recursos no podrán ser objeto de
apropiaciones privadas y tanto ellos como sus servicios no serán
concesionados (Art. 373).
El agua es un recurso estratégico, sobre todo en lo que respecta a la sustentabilidad.
No se podría concebir un desarrollo sustentable e integral sin la comprensión de que el
agua es un bien común, que forma parte fundamental del equilibrio ecológico y de los
ciclos climáticos, es un bien que debe satisfacer a las generaciones contemporáneas y
que debe preservarse para las generaciones futuras. Por tanto:
I. El Estado protegerá y garantizará el uso prioritario del agua para la vida. Es
deber del Estado gestionar, regular, proteger y planificar el uso adecuado y
sustentable de los recursos hídricos, con participación social, garantizando
el acceso al agua a todos sus habitantes. La ley establecerá las
condiciones y limitaciones de todos los usos.
II. El Estado reconocerá, respetará y protegerá los usos y costumbres de las
comunidades, de sus autoridades locales y de las organizaciones
indígenas originarias campesinas sobre el derecho, el manejo y la gestión
sustentable del agua.
III. Las aguas fósiles, glaciales, humedales, subterráneas, minerales,
medicinales y otras son prioritarias para el Estado, que deberá garantizar
su conservación, protección, preservación, restauración, uso sustentable y
gestión integral; son inalienables, inembargables e imprescriptibles (Art.
374).
También:
I. Es deber del Estado desarrollar planes de uso, conservación, manejo y
aprovechamiento sustentable de las cuencas hidrográficas.
II. El Estado regulará el manejo y gestión sustentable de los recursos hídricos
y de las cuencas para riego, seguridad alimentaria y servicios básicos,
respetando los usos y costumbres de las comunidades.
III. Es deber del Estado realizar los estudios para la identificación de aguas
fósiles y su consiguiente protección, manejo y aprovechamiento
sustentable (Art. 375).
Pueblos indígenas originarios
Hablamos además de poblaciones de matrices histórico culturales que conllevan
posibilidades civilizatorias alternativas a las de la modernidad capitalista. Hablamos de
pautas culturales en equilibrio con el medio ambiente y la biodiversidad. Podemos
decir que estas pautas culturales forman parte de la ecología, de la dinámica ecológica
y de los círculos y circuitos de los ecosistemas. Pero también podemos decir que la
ecología forma parte de los ámbitos culturales, de la circulación de los saberes, de las
cosmovisiones integrales, que no separan el saber del oikos, del hogar, de la morada
de los habitantes, de todos los seres orgánicos. Pueblos indígenas, entonces, no sólo
como población y ethnos sino también como saberes y prácticas. Son estas técnicas,
estas prácticas, estos saberes los que tienen que ser recuperados en la perspectiva de
mundos construidos desde la proliferación de la sustentabilidad. Porque no sólo hay
un modelo de la sustentabilidad sino muchos, en juego con los componentes de la
biodiversidad. La di ferencia con un desarrollo no sustentable se halla en la capacidad
destructiva y desequilibrante del desarrollo, del progreso de la evolución moderna, que
separan las condiciones naturales de las condiciones históricas, que separan las
condiciones ecológicas de las condiciones económicas, abstrayendo las riquezas
naturales como recursos explotables indefinidamente, independientemente de los
ciclos ecológicos y de los equilibrios medioambientales. En cambio, la sustentabilidad
es pensable desde una profunda conexión entre condiciones naturales y condiciones
históricas, entre condiciones ecológicas y condiciones socioeconómicas, la
sustentabilidad es pensable desde una profunda imbricación entre formaciones
sociales y nichos ecológicos.
En la nueva Constitución Política del Estado se considera:
Nación y pueblo indígena originario campesino a toda la colectividad humana que
comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y
cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial española […] en el
marco de la unidad del Estado y de acuerdo con esta Constitución las naciones y
pueblos indígenas originarios campesinos gozan de los siguientes derechos:
1. A existir libremente.
2. A su identidad cultural, creencia religiosa, espiritualidades, prácticas y costumbres,
y a su propia cosmovisión.
3. A que la identidad cultural de cada uno de sus miembros, si así lo desea, se
inscriba junto a la ciudadanía boliviana en su cédula de identidad, pasaporte u otros
documentos de identificación con validez legal.
4. A la libre determinación y territorialidad.
5. A que sus instituciones sean parte de la estructura general del Estado.
6. A la titulación colectiva de tierras y territorios.
7. A la protección de sus lugares sagrados.
8. A crear y administrar sistemas, medios y redes de comunicación propios.
9. A que sus saberes y conocimientos tradicionales, su medicina tradicional, sus
idiomas, sus rituales y sus símbolos y vestimentas sean valorados, respetados y
promocionados.
10. A vivir en un medio ambiente sano, con manejo y aprovechamiento adecuado de
los ecosistemas.
11. A la propiedad intelectual colectiva de sus saberes, ciencias y conocimientos, así
como a su valoración, uso, promoción y desarrollo.
12. A una educación intracultural, intercultural y plurilingüe en todo el sistema
educativo.
13. Al sistema de salud universal y gratuito que respete su cosmovisión y prácticas
tradicionales.
14. Al ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y económicos acorde a su
cosmovisión.
15. A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a través de
sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas
susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y garantizará el derecho a la
consulta previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada,
respecto a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que
habitan.
16. A la participación en los beneficios de la explotación de los recursos naturales en
sus territorios.
17. A la gestión territorial indígena autónoma, y al uso y aprovechamiento exclusivo de
los recursos naturales renovables existentes en su territorio.
18. A la participación en los órganos e instituciones del Estado (Art. 30).
Como puede observarse, la nueva Constitución Política del Estado comprende a las
naciones y pueblos indígenas originarios no sólo como poblaciones, culturas, saberes
plenamente reconocidos, sino también desde la perspectiva de los derechos. No
solamente se trata de la declaración de derechos colectivos, sino de un capítulo
específico dedicado a los derechos de las Naciones y Pueblos Indígenas Originarios
Campesinos. Las naciones y pueblos indígenas forman parte de la estructura de los
derechos constitucionales, son parte estructurante de la estructura de la nueva
Constitución.

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