Daño Moral 3
Daño Moral 3
Daño Moral 3
Exp. AA20-C-2008-000511
En el juicio por daños y perjuicios, incoado ante el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y
Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Monagas, por la ciudadana YANITZA HELENA
GONZÁLEZ CAMPOS, representada judicialmente por el profesional del derecho Mohamed Mussa
Hércules, contra la sociedad mercantil EXXON MOBIL DE VENEZUELA, S.A. patrocinada por los
abogados en ejercicio de su profesión María Gabriela Hernández del Castillo, José Armando Sosa y José
Ramón Sánchez; y en la que intervino como tercero citado en garantía la sociedad mercantil ROYAL &
SUN ALLIANCE SEGUROS (VENEZUELA) S.A., representada por la abogada Maricarmen
Santamaría, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, de Protección del Niño y del
Adolescente y Bancario de la misma circunscripción judicial, en fecha 26 de marzo de 2007, dictó
sentencia definitiva mediante la cual declaró con lugar la apelación interpuesta por el apoderado judicial de
la parte actora contra la sentencia proferida por el a quo, que declaró sin lugar la acción intentada, revocó la
sentencia recurrida, ordenó que la empresa ROYAL & SUN ALLIANCE SEGUROS (VENEZUELA) S.A.,
como garante de EXXON MOBIL DE VENEZUELA, S.A., deberá cancelar hasta los límites de su garantía
por los montos demandados, la cantidad de TRESCIENTOS VEINTE MIL BOLÍVARES (Bs.320.000,°°);
ordenó realizar experticia complementaria del fallo para determinar la corrección monetaria de acuerdo a los
índices inflacionarios estimados por el Banco Central de Venezuela, y condenó a EXXON MOBIL DE
VENEZUELA S.A. a pagar por concepto de daño moral la cantidad de QUINCE MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 15.000.000).
CASACIÓN DE OFICIO
En garantía del legitimo derecho que poseen las partes a la defensa y libre acceso a los órganos
de administración de justicia para ejercer el derecho a la tutela judicial efectiva de los mismos y el de
petición, consagrado en los artículos 49, numeral 1, 26 y 51, todos de la Constitución de la Republica Bolivariana
de Venezuela, esta Sala en sentencia numero 22, de fecha 24 de febrero del 2000, caso Fundación para el
Desarrollo del estado Guarico (FUNDAGUÁRICO) contra José Milagro Padilla Silva, determinó
que conforme a la disposición legal prevista en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, y al
principio constitucional establecido en el artículo 257 de la precitada Constitución, referido a que "El
proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia..."., tiene la prerrogativa
para extender su examen hasta el fondo del litigio, sin formalismos, cuando se detecte la infracción
de una norma de orden público o constitucional.
En este sentido, con el fin de aplicar una recta y sana administración de justicia, la
Sala procede a obviar las denuncias articuladas en el presente recurso, por cuanto el vicio
detectado no fue denunciado en casación por los recurrentes. De allí que, con fundamento
en lo anterior y autorizada por la facultad establecida en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, esta Sala de Casación Civil hará pronunciamiento expreso, para
casar el fallo recurrido con base en infracciones de orden público y constitucional,
encontradas en el caso bajo estudio.
Ahora bien, esta Sala de manera pacífica y reiterada ha establecido que el requisito de
la motivación contenido en el ordinal 4º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, impone al juez
el deber de expresar en su sentencia los motivos de hecho y de derecho que sustentan lo decidido. Esta
exigencia tiene por objeto controlar la arbitrariedad del sentenciador, pues le impone justificar el
razonamiento lógico que siguió para establecer el dispositivo y garantiza el legítimo derecho de defensa de
las partes, porque éstas requieren conocer los motivos de la decisión para determinar si están conformes con
ellos. En caso contrario, podrán interponer los recursos previstos en la ley, con el fin de obtener una
posterior revisión sobre la legalidad de lo sentenciado.
Hay falta absoluta de fundamentos, cuando los motivos del fallo, por ser impertinentes o
contradictorios, o integralmente vagos e inocuos, no le proporcionan apoyo alguno al
dispositivo de la sentencia, que es la finalidad esencial de la motivación. Es clásica la
doctrina de la Sala, que dice: ‘Tampoco se viola el artículo 162 del Código de
Procedimiento Civil, porque en el auto no falta ninguno de los requisitos que este precepto
exige en las sentencias o decisiones. El que más se acerca al defecto denunciado, es el
requisito de la mención de los fundamentos en que se apoya, y no puede decirse que una
decisión carece de tales fundamentos cuando sólo resultan inexactos o errados. Se
necesitaría que se tratara de una carencia absoluta de fundamentos, ya que, según doctrina
y jurisprudencia corriente, bastará que uno al menos, fuese bastante a sostener la parte
dispositiva para que no resulte violado el artículo 162’ (Sentencia. De fecha 6-5-39. M.
1940. Tomo II. Pág. 136)…”.
Aunado a lo anterior, cabe destacar que la escasez o exigüidad en los motivos, no debe
confundirse con la falta de motivos, pues el vicio en comento sólo existe cuando hay
carencia absoluta de los mismos…”
De igual forma, mediante decisión de reciente data publicada bajo la ponencia del
magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo, en fecha 10 de diciembre de
2008, fallo N° 848, expediente N° 2007-163, esta Sala dejó establecido su criterio con
respecto a los fundamentos necesarios para determinar la procedencia del daño moral,
señalando al respecto lo siguiente:
“…La doctrina de esta Sala de Casación Civil, con respecto a los supuestos
de hecho, que deben ser analizados por el Juez al momento de determinar el
monto del daño moral condenado a resarcir, vertida entre otros fallos, en el
de fecha 20 de diciembre de 2002, sentencia Nº RC-495, expediente Nº
2001-817, en el juicio de Rafael Felice Castillo contra Rafael Tovar,
refiriendo al criterio sostenido en decisiones del 18 de noviembre de 1998,
3 de noviembre de 1993, 9 de agosto de 1991 y 12 de febrero de 1974, que
se dan en este acto por ratificadas, expresa lo siguiente:
“...La Sala en doctrina contenida en sentencia del 9 de agosto de 1991 (Josefina Sanmiguel
de Hernández y otros contra C.A., Venezolana de Seguros Caracas), reiterada en fallo del
3 de noviembre de 1993 (Jorge Enrique Zabala contra Aerotécnica, S.A), expresó:
Este Supremo Tribunal ha establecido que los jueces cuando condenan al pago de un daño
moral, más aún si es de magnitud, están en la ineludible obligación de expresar las razones
que tuvieron para fijar el monto de la indemnización acordada. En sentencia del 12 de
febrero de 1974, la Sala sostuvo:
En el caso en examen, el sentenciador de la recurrida dio por probado el daño moral con
las demostraciones que hizo el actor de haber presentado al Banco de Fomento Regional
Los Andes, C.A., donde mantenía un depósito en cuenta corriente, un cheque por la
cantidad de Bs. 400,oo el cual no obstante tener en su haber fondos disponibles, le fue
rechazado. Ello trajo como consecuencia, que el actor resultare perjudicado en su buen
nombre y reputación con el agravante de que fue sometido a varios días en prisión,
afectándose de ese modo, sus actividades profesionales y comerciales. Tales circunstancias
a juicio del sentenciador infringieron (sic) un daño moral al actor que el sentenciador de la
recurrida estimó en la cantidad de Bs. 800.000,oo.
La condena a reparar un daño de tal magnitud obligaba a exponer una relación sustanciada
de los hechos para justificarla, como de los alcances y de los pormenores y
circunstancias que determinaron en el ánimo del Juez establecer el montante de la
indemnización en la cantidad de Bs. 800.000,oo. En sus comentarios sobre el daño moral
Planiol y Ripert, Tomo XIII, pág. 281, señalan el ‘fallo debe expresar cuáles son las
razones de hecho en que se fundamenta para dejar establecido el daño y el alcance de
la responsabilidad del dañante; debe dejar establecido con precisión los hechos en
que se funda para poner en evidencia los extremos fundamentales de la condenación.
La sentencia que no contenga estos extremos, será nula, por falta de motivación.’ En
ese aspecto es de observar, que en los últimos cincuenta años nuestra casación ha ido
ampliando su censura y el conocimiento de los hechos a través de las motivaciones de las
sentencias y es constante su jurisprudencia al rechazar las calificaciones impropias
aplicando el artículo 162 del Código de Procedimiento Civil. (G.F.N° 83, 2ª etapa, pág.
321).
...La sentencia que no contenga estos extremos es nula por falta de motivación, tal
como ha acontecido en el caso de autos, en que la alzada condena al pago en Bs.
800.000,oo sin que exista la fundamentación específica que la doctrina y la jurisprudencia
exigen en este tipo de condena.’
“...En ese mismo sentido se pronunció esta Sala en sentencia N° 159 de fecha 27 de marzo
de 2007, en el caso: Baninvest Banco De Inversión C.A., contra Carlos Eduardo Acosta
Duque; Gloria Yudith Quintero Pulido y William Andruan Hernández, en la que se
ratifica el criterio sobre el vicio de inmotivación en materia del daño moral, en
sentencia N° 00171 de fecha 2 de mayo 2005, caso: Eulalio Narváez Cassis c/ Mapfre
La Seguridad, C.A. de Seguros, entre otras, señaló lo siguiente:
(...omisis...)
Por otra parte, esta Sala, en sentencia de fecha 18 de noviembre de 1998, caso María
Y. Méndez y otras, contra Expresos La Guayanesa, C.A., reiterada entre otras,
mediante decisión del 20 de diciembre de 2002, caso: Rafael Felice Castillo, contra
Sucesión de Rafael Tovar, ha dejado expresamente establecido que la sentencia que
analice una demanda por indemnización de daños morales, debe cumplir con los
siguientes aspectos en su motivación:
Este Supremo Tribunal ha establecido que los jueces cuando condenan al pago de un
daño moral, más aún si es de magnitud, están en la ineludible obligación de expresar
las razones que tuvieron para fijar el monto de la indemnización acordada. En
sentencia del 12 de febrero de 1974, la Sala sostuvo:
(...omisis...)
“...En relación al Daño Moral, puede establecerse que éste consiste en una lesión a los
derechos subjetivos de la persona humana, de manera, que entiende ésta Alzada que no son
daños patrimoniales de contenido económico y, que por tanto, son diferentes de los
llamados daños y perjuicios patrimoniales. De manera que: “el llamado patrimonio moral
es una ficción que identifica a los derechos subjetivos no patrimoniales, es decir, que per
se no tienen una tasación o valoración metálica absoluta”.
Para Maduro Luyando, “El daño Moral, es, por exclusión el daño no patrimonial, es el
daño que no recae directamente sobre el patrimonio de una persona, es pues un daño
espiritual, inferido en los derechos de la estricta personalidad o en valores que pertenecen
más al campo de la afección que de la realidad material y económica”. Dalmartello ,
caracteriza los daños morales expresando que: “son aquellos constituidos por la privación
o disminución de aquellos bienes que tienen valor preciso en la vida del hombre y que son
la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, la integridad física, el honor y los
más sagrados afectos.”.
Para esta Alzada es evidente, que se causó un daño a las hijas del conductor CARLOS
VICENTE MENDOZA, Ciudadanas YERLIS, JENNIFER y YENIREE, por la pérdida de
su padre, pues el padre, ejerce una influencia directa en la formación y conducción de los
hijos, y resulta por lo tanto un soporte invalorable para el desarrollo de la personalidad de
esas Ciudadanas, quienes sufrieron evidentemente un profundo dolor que deja huella en su
espíritu y en su desarrollo, y que no siendo objeto de prueba, esta Alzada establece tal
dolor sufrido por las Ciudadanas antes mencionadas en la cantidad de DOSCIENTOS
MILLONES DE BOLIVARES, (Bs.200.000.000,00), entre las tres (03) co-accionantes.
Así mismo debe repararse el daño moral a favor de los padres de la menor DANYALY
DEL VALLE ARENAS RENGIFO, por la pérdida de su hija. En efecto, para ésta Alzada,
debe indemnizarse a los padres de la referida menor ANTONIO ARENAS y JUANA
RENGIFO, al pago a su favor de la cantidad de CINCUENTA MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs 50.000.000,oo), como consecuencia del dolor acaecido por la pérdida de
su menor hija, que se trasluce en el sufrimiento y dolor irreparable.
Para esta Alzada es claro, que existe la obligación tanto de la Aseguradora como de la
empresa co-accionada, de cancelar tanto el lucro cesante, como el daño moral, pues si bien
es cierto, la Aseguradora co-accionada alega que su póliza no cubre el daño moral, éste
forma parte de los daños y perjuicios que sufren las víctimas y dentro de la póliza y su
cobertura de responsabilidad del vehículo propiedad de la accionada se establece un
exceso de límites por los daños ocasionados, sobre los cuales evidentemente debe
responder la Aseguradora. Tal cual lo establece el artículo 132 del la Ley de Tránsito y
Transporte Terrestre, que les otorga a las víctimas (sic) de accidente de tránsito o a sus
herederos, acción directa contra el Asegurador por las indemnizaciones debidas por los
propietarios.
Igualmente, esta Alzada debe observar que existe solidaridad entre los co-demandados en
relación al daño material; pero en relación al daño moral, nuestra Jurisprudencia en forma
por demás reiterada, ha venido expresando:
“…ahora bien, establece el in fine del artículo 21 de la ley de tránsito terrestre, que la
obligación de reparar el daño moral se regirá por las disposiciones del derecho común, por
tanto,
“Los dueños y los principales o directores son responsables del daño causado por el hecho
ilícito de sus sirvientes y dependientes, en el ejercicio de las funciones en que los han
empleado”.
De la misma manera se observa a los autos, una experticia realizada por los funcionarios
de Tránsito, conforme al artículo 138.3 de la Ley de Tránsito Terrestre, que corre al folio
65 de la Primera Pieza, donde el perito CARLOS INFANTE JARAMILLO, legalmente
juramentado determinó daños en el guardabarro, vidrio, puertas, frontal, techo, maletera,
capot, parachoques, luces traseras y delanteras, tapicería, dirección, motor, monto el cual
asciende a la cantidad de TRES MILLONES DE BOLIVARES (Bs.3.000.000,00). Tal
experticia de tránsito constituye una documental administrativa, que como se ha dicho en
la presente motiva, goza de una presunción de certeza, por lo cual, no bastaba la simple
impugnación de las co-accionada, sino que éstas debían traer a su vez la plena prueba en
contra de lo valorado por el perito, y al no haber asumido tal carga probatoria, debe
hacerse efectiva la presunción de certeza de la referida experticia, que debe ser cancelada,
por un monto de TRES MILLONES DE BOLIVARES (Bs.3.000.000,00), a favor de las
Ciudadanas JENIFER, YENIRE y YERLIS, hijas del propietario del vehículo, según
consta de documento autenticado con valor de plena prueba, otorgado ante la Oficina
Subalterna de Registro del Distrito Monagas del Estado Guárico, de fecha 04 de Mayo del
año 2.001, anotado bajo el N° 138 y que tiene valor de plena prueba, de conformidad con
el artículo 1.363 del Código Civil, al ser un documento privado reconocido en relación a
que el occiso CARLOS VICENTE MENDOZA, es propietario del vehículo marca FIAT,
clase Automóvil, tipo Sedan, modelo REGATA RESTYLIN, color Rojo, serial del motor
6595329, Serial de carrocería ZFA138BA5J7704899, año 1.988, placas XJY-355, y así se
establece. En efecto, no bastaba como prueba en contra de la experticia, lo establecido en
el documento de venta del vehículo, pues su fecha de adquisición, fue el 04 de Mayo del
año 2.001, siendo que el accidente ocurrió unos años después, debiendo haber asumido tal
prueba a través de una experticia que era el medio conducente para traer al proceso el
verdadero valor de los daños ocasionados al bien mueble. Aunado a ello, la co-accionada
aseguradora, invoca la inadmisibilidad de la pretensión por parte de las herederas del
conductor, de solicitar la indemnización por el daño material sufrido por el vehículo, pues
según expresa, a parte de esas herederas, existen como herederas además, los Ciudadanos
JEAN CARLOS y ELLYS ORASIA MENDOZA MORO. Ante tal alegato, esta Alzada
observa, que cuando la relación jurídica se integra con varios demandantes o varios
demandados surge el fenómeno conocido con el nombre de litisconsorcio como bien lo
establece el procesalista HUMBERTO CUENCA; en el Tomo I, de su obra: Derecho
Procesal Civil; ahora bien, el artículo 146 del Código de Procedimiento Civil, establece
que podrán varias personas demandar o ser demandadas conjuntamente como
litisconsortes cuando se hallen en estado de comunidad jurídica con respecto al objeto de
la causa, tal comunidad surge de la prueba de sus derechos sucesorios o sucesorales, pero
el acta de defunción invocada por la accionada no prueba la cualidad de herederos, y al ser
así, no es necesaria la conformación del litisconsorcio activo para la pretensión de
indemnización del daño material sufrido por el vehículo y así se establece.
De la misma manera observa esta Alzada que dentro de las excepciones opuestas por la co-
accionada SERVIQUIM C.A., se encuentran las del hecho de la propia victima (sic) y las
del tercero, más sin embargo, a los autos quedó plenamente demostrada la responsabilidad
y la culpa aunado al daño, generada por la conducción del chofer dependiente de la
empresa SERVIQUIM C.A., por lo que mal puede generarse el hecho de la victima (sic) o
el hecho del tercero, más a los autos, no existe ningún medio de prueba que lleve a la
convicción del Juzgador tal afirmación fáctica, que debe desecharse y así se establece. De
la misma manera, se alegó por parte del actor y se excepcionó por parte de la co-accionada
SERVIQUIM, C.A. el hecho de que dicha empresa tiene un gran poder económico,
circunstancia ésta, impertinente a los fines de la acción de daños y perjuicios, que no tiene
relación con el contenido propio de la acción o de las excepciones, debiendo excluirse de
la dispositiva del fallo o de pronunciamiento alguno, pues es evidente que en el caso sub
iudice, lo que se pretende es la declaratoria o cuantificación de los daños producto de un
hecho ilícito extracontractual.
“…si hay varios perjudicados y el total de las indemnizaciones debidas por los propietarios
excede de las sumas aseguradas, los derechos de aquellos contra el asegurador se dividirán
proporcionalmente hasta la concurrencia de ésta suma. No obstante, el asegurador que
pruebe haber pagado de buena fé algunos de los perjudicados una cantidad mayor a la que
le correspondía, queda liberado de responsabilidad respecto a los demás perjudicados hasta
la concurrencia de la cantidad pagada.”.
Y siendo que en el caso sub iudice se demostró la plena cualidad de las herederas y
herederos de los occisos, quedando éstos establecidos como YERLIS MADELEIN
MENDOZA MARIN; JENNIFER DESSIREE MENDOZA GARCIA; JENIREE
CARLEYDIS MENDOZA GARCIA; GREIMAR BETANIA CASTAÑEDA ARENAS;
EDUARDO JOSÉ Y GABRIEL ANTONIO GUZMÁN ARENAS y DANYALI DEL
VALLE ARENAS RENGIFO por lo cual, el monto de TREINTA Y CUATRO
MILLONES OCHOCIENTOS SESENTA MIL CUATROCIENTOS CUATRO
BOLIVARES (Bs.34.860.404,00), producto de la suma asegurada, debe dividirse en
proporciones iguales a favor de los referidos herederos, quedando un monto a favor de
cada uno de ellos de CUATRO MILLONES NOVECIENTOS OCHENTA MIL
CINCUENTA Y SIETE BOLÍVARES CON SETENTA Y UN CENTIMOS
(Bs.4.980.057,71); monto éste que debe deducirse de los montos condenados a cancelar a
la co-accionada SERVIQUIM C.A. y así se establece, debiendo la empresa aseguradora
cancelar los referidos montos a cada una de los beneficiados como indemnización por el
presente proceso.
Observa esta Superioridad, que llegada la oportunidad de los informes ante esta
Superioridad, se presente el abogado SALVADOR YANNUZZI, inscrito en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el N° 11.566, quien de conformidad con lo previsto en
el artículo 19 de la Ley de Abogados procede a informar y a presentar conclusiones
escritas a favor de la expresa SERVIQUIM C.A., estableciendo en el Capitulo V, un titulo
referido a: “fraude procesal…”, donde entrando en contradicciones se interroga asimismo,
¿Si habría una combinación fraudulenta entre ese conductor y los hoy demandantes?. Pero
no lo afirma, sino que dice que se puede presumir la combinación fraudulenta. Tal alegato
resulta contradictorio, pues si existen presunciones debería el informante establecer y
alegar la existencia de un fraude procesal con una referida afirmación, y no con una
interrogante. Aunado a ello, como fundamento de esta combinación fraudulenta agrega que
hay sanciones penales y hay consecuencias pecuniarias, pero en el caso de autos, y en
relación al conductor, la sanción penal o el fallo penal no tuvo influencia en la presente
decisión civil, y tampoco hubo consecuencias pecuniarias ni de combinaciones
fraudulentas, porque el conductor no fue parte dentro del presente proceso, por lo cual
debe desecharse tal alegato y así se establece.
“...El propósito de la motivación del fallo es, además de llevar al ánimo de las partes la
justicia de lo decidido, permitir el control de la legalidad, en caso de error.
Sobre este particular, la Sala ha señalado en reiteradas decisiones, entre otras, en sentencia
Nº 83 del 23 de marzo de 1992, lo siguiente:
“…La motivación debe estar constituida por las razones de hecho y de derecho que
dan los Jueces como fundamento del dispositivo. Las primeras están formadas por el
establecimiento de los hechos con ajustamiento a las pruebas que las demuestran; y
las segundas, la aplicación a éstos de los preceptos y los principios doctrinarios
atinentes. Para la Sala en constante y pacífica doctrina, por lo menos a partir de 1906, el
vicio de inmotivación en el fallo, consiste en la falta absoluta de fundamentos y no cuando
los mismos son escasos o exiguos con lo cual no debe confundirse. También ha sostenido
la Sala en repetidas ocasiones que la falta absoluta de motivos puede asumir varias
modalidades: a) Que la sentencia no presente materialmente ningún razonamiento. b) Que
las razones dadas por el sentenciador no guarden relación alguna con la acción o la
excepción y deben tenerse por inexistentes jurídicamente. c) Que los motivos se destruyan
los unos a los otros por contradicciones...”. (Destacados del fallo citado).
Por todo lo antes expuesto, esta Sala sin entrar a emitir criterio alguno
sobre el fondo del asunto planteado, se limita simplemente a señalar que la
recurrida expresó sus motivos, de acuerdo a la doctrina vigente antes
transcrita, pues el Juez emitió opinión, con sus argumentos y razones, sobre
la importancia del daño, la relación de causalidad, la gravedad de la culpa,
la posibilidad de un hecho de la víctima que exima de responsabilidad al
agente, y dio una explicación del por qué asume que todos estos hechos
generaron daños morales en la vida cotidiana de los demandantes.
Por lo cual, los requisitos exigidos por el ordinal 4° del artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil se cumplieron en la recurrida y por ello, la
presente denuncia de infracción de dicha norma se declara improcedente.
Así se decide…”
DECISIÓN
Por los razonamientos y consideraciones anteriormente expuestos, este Tribunal Supremo de Justicia,
en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela por
autoridad de la Ley: CASA DE OFICIO la sentencia definitiva proferida en fecha 26 de marzo de 2007, por
el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito, de Protección del Niño y del Adolescente y Bancario de
la Circunscripción Judicial del estado Monagas. En consecuencia se declara la NULIDADde la misma y
se ORDENA al juez superior que resulte competente dictar nueva decisión sin incurrir en el vicio detectado
por esta Sala.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los cuatro (4) días del mes de mayo de dos mil nueve. Años: 199° de
la Independencia y 150° de la Federación.
Presidenta de la Sala,
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Magistrado,
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Secretario,
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
Exp.: Nº AA20-C-2008-000511.
Nota: Publicada en su fecha a las ( )
Secretario,