Los Trabajadores en La Era Del Progreso de Mirta Lobato

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

1)

a) Ante el nuevo contexto mundial, de la creación de un mercado unificado, además del


ingreso de capitales extranjeros, llegaron al país, millones de inmigrantes, trabajadores
libres que vinieron como mano de obra a “hacerse la América”, que tanto prometía. Era
común la falta de brazos, pero el exceso de vagos, como afirmaban los sectores dominantes.
El peón rural no tenía la disciplina requerida y era más propenso a vivir de la caza furtiva y
el campo. La inmigración seria, entonces, la solución a la “baja calidad” de la mano de obra
local, con su capacidad para transformar las costumbres. Además, el rápido crecimiento de
la economía requería un número demasiado elevado de trabajadores que el crecimiento
demográfico local no podía satisfacer. Por eso, ante la escasez de mano de obra local tanto
cuantitativa como cualitativa, según los estándares de progreso que imponía la sociedad
occidental, el gobierno alentó una serie de medidas a mediano y largo plazo, como
promesas de ascenso social, leyes contra vagos, etc., que permitió asegurarle a los sectores
terratenientes una oferta de mano de obra regular, disciplinada y dispuesta al empleo
asalariado. Según Lobato, la argentina moderna se conformó en el plano del trabajo con los
inmigrantes.

b) La expansión económica y social de Argentina, significó la formación de un mercado de


trabajo libre y unificado, como rasgo distintivo de consolidación del capitalismo.
La creación de una economía cada vez más compleja, tuvo su correlato en el mercado
laboral con la incorporación de millones de trabajadores a ocupaciones antes inexistentes.
Empleados en el sector primario su mayoría, muchos en los crecientes sectores secundarios
y terciarios de las urbes en desarrollo. También se modificó la distribución espacial del
trabajo ya que la mayoría de esos inmigrantes se estableció en la ciudad.
Hacia fines del siglo XIX, existían pésimas condiciones de trabajo en Buenos Aires y el
resto de las provincias, descripto como un sistema bárbaro de esclavitud por los mismos
observadores de la época, con el fin de mantener bajos los costos de producción. La ley de
descanso dominical era recurrentemente violada, la seguridad no estaba garantizada, los
obreros no tenían capacitación, etc. Desde ese momento, los trabajadores comenzaron a
reclamar por mejoras en las condiciones: jornada laboral de 8 hs, mejores condiciones de
higiene, protección contra accidentes y enfermedades, protección para las mujeres y niños,
formas de retribución y salarios.
Bialet Massé, medico pensador de la época, pronunció un discurso nacionalista basado en
la valoración del trabajador criollo frente al extranjero. Señalaba el error y la falta de
fundamento con que se miraba al obrero criollo y se procedía en materia de organización y
colonización violando la letra y el espíritu de la Constitución. Sostenía también que la
mujer criolla era soberana del hogar y tenía una enorme facultad para adaptarse a diversas
labores destacándose en los oficios femeninos.
El lenguaje de la protección colocaba a la maternidad como la principal y única función de
la mujer. La prohibición del trabajo femenino porque constituía un peligro para la
maternidad y para la moral familiar y social fue un punto específico que se incorporó al
manifiesto del Comité Internacional Obrero en 1890. La demanda de protección de la
madre obrera pasó -como en el caso de la jomada laboral- de las organizaciones gremiales
al recinto del Congreso Nacional. Allí se debatió la Ley de protección del trabajo femenino
e infantil reiterando argumentaciones sobre la importancia de la función de procreación
asignada a la mujer y, en 1907, se estableció la jornada de 8 horas, el descanso semanal y el
resguardo de la salud y la moral de las mujeres. Para proteger a las madres que trabajaban,
se fijó la prohibición de trabajar en industrias peligrosas, un permiso de 15 minutos cada
dos horas para amamantar a los hijos y la obligación del descanso antes y después del parto.

c) Uno de los aspectos que resalta Lobato como paradójico de la historia argentina es
la debilidad del conflicto obrero rural y la distinción, por el contrario, de los conflictos del
mundo urbano, en un país basado en una economía rural.
La modernización de la Argentina implicó una reestructuración social con la conformación
de nuevas clases subalternas: en el campo, chacareros y peones rurales; en ciudades y
pueblos, obreros de fábricas y talleres, asalariados del sector servicios y del comercio.
En la región pampeana, tres fueron los actores sociales subalternos: peones-braceros,
chacareros y colonos. (Se denominan colonos a los pequeños propietarios de tienda a
mientras que chacarero refiere a los que alquilaban). El agricultor (colono-arrendatario) y
los trabajadores asalariados adquirieron importancia en la región pampeana cuando la
agricultura demandó una gran cantidad de brazos. El chacarero pampeano podía trabajar la
unidad de producción con fuerza de trabajo familiar durante buena parte del año agrícola y
recurrir al trabajo asalariado en el período de la cosecha. La duración de las tareas de las
distintas cosechas (trigo, lino, maíz) implicaba un desplazamiento de trabajadores en un
período de tiempo, y de una provincia a otra. Los peones rurales eran trabajadores
itinerantes.
Por otro lado, también existían los trabajadores golondrinas, el en litoral pampeano y el
Norte del país. Los contingentes indígenas eran arrastrados por jefes y caciques.
En la pampa, los trabajadores rurales vendían su fuerza de trabajo a los chacareros y la
disparidad de los salarios generaba una experiencia de fragmentación entre los trabajadores
que hacía difícil la tarea de unión y organización. La debilidad de las manifestaciones
conflictivas en el mundo rural fue otra de las paradojas de la historia social rural a lo largo
de toda esta etapa. Es cierto que se produjeron conflictos donde intervinieron los nuevos
actores sociales del campo, pero pocas veces alcanzaron los niveles de confrontación de las
áreas urbanas.
Un estudio de caso de la provincia de Santa Fe, pone evidencia una amplia gama de
tensiones y conflictos: la inseguridad de las fronteras por los avances indígenas, la
exposición de las acciones de los bandidos rurales y la resistencia frente a los abusos de las
autoridades.
Los colonos tuvieron activa participación en el movimiento político de 1890, cuando se
manifestaron favorables a los opositores del régimen del presidente Juárez Celman. Pedían
la eliminación de los impuestos a las cosechas. La ola de protestas alcanzó su punto
máximo cuando en 1893, con la movilización de los agricultores de la colonia de
Humboldt, donde los colonos se enfrentaron armados a un destacamento de 20 soldados.
Reclamaban Éstos reclamaban la libertad de los detenidos, la derogación del impuesto, la
elección directa del juez de paz, la creación de comisiones populares para administrar los
fondos recaudados por el fisco en las colonias y la restitución del derecho de votar a los
extranjeros en las elecciones municipales.
Los acontecimientos dieron lugar a la formación de la Unión Agraria, que estaba en
estrecha relación con la Unión Cívica Radical.
En el sur de la provincia, la ola de rebeldía fue finalmente reprimida y dio lugar a otras
manifestaciones de tensión. En el sofocamiento del movimiento de protesta de los colonos
se manifestó el conflicto existente entre gringos y criollos.
Las demandas de los colonos eran modestas. Reclamaban la eliminación o la disminución
de los gravámenes fiscales que pesaban sobre la producción y la comercialización de sus
productos. No discutieron ni la política oficial de tierras, ni la situación de los
arrendamientos, ni la de los trabajadores rurales. Los vínculos políticos de los colonos
fueron importantes para la obtención de sus demandas.
Los problemas existentes en el mundo rural pampeano afloraron nuevamente en la década
del diez en el territorio nacional de La Pampa. Allí, los chacareros se organizaron y
movilizaron reclamando la abolición de los contratos expoliadores y de la práctica de los
pagarés en blanco. El movimiento fue violentamente reprimido, se produjeron muchas
detenciones y algunas muertes. Los maestros rurales jugaron un papel importante en la
organización de la protesta. Los chacareros conformaron la Liga Agraria de La Pampa, que
subsistió hasta que en 1918 se convirtió en sección de la Federación Agraria Argentina.
El Grito de Alcorta fue una  rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales,
que en 1912, tuvo repercusión en todo el sur santafecino. Los protagonistas fueron los
arrendatarios y no los pequeños propietarios, quienes reaccionaron ante una coyuntura
desfavorable que hacía imposible mantener los valores del arrendamiento. Los chacareros
arrendatarios y aparceros participaban de la mentalidad de la época, caracterizada por la
búsqueda de ganancias rápidas.
En Firmat (Santa Fe) se constituyó la Sociedad Cosmopolita de Agricultores, que dio a
conocer un manifiesto por el que reclamaba la baja del arrendamiento en dinero y no más
del25% en especie. Unos pocos meses más tarde, en junio de 1912, unos 2.000 agricultores
del sur santafecino se reunieron en Alcorta, en el Salón de la Sociedad Italiana. La
asamblea decidió el cese de las actividades. El paro y la protesta se extendieron
rápidamente a otras colonias llegando incluso, hasta la provincia de Córdoba.

Distinto al movimiento obrero rural fue el de los trabajadores urbanos. Desde fines del siglo
XIX comenzaron a organizarse para lograr una serie de reivindicaciones propias de la
época y se expansión comenzó a atemorizar a las clases dirigentes. Muchos obreros que
comenzaban a protestar y a llevar a cabo huelgas (principal herramienta de la lucha obrera)
como los ferroviarios y los portuarios, eran claves para la economía agroexportadora y
podían llegar a paralizarla si no llegaban a un acuerdo con los propietarios.
Según Lobato, la principal forma de organización obrera urbana fueron los gremios, donde
trabajadores de una misma actividad se reunían, voluntariamente y con aporte de fondos,
para defender sus intereses. Fue muy común, sobre todo luego de 1901, la formación de
federaciones obreras, que nucleaban a varios gremios de distintas actividades para unificar
su poder.
En el periodo 1880-1916 se constituyeron los primeros gremios y las primeras federaciones
(UGT socialista, CORA sindicalista, FORA anarquista y la FORA sindicalista), que
aumentaron considerablemente luego de la crisis de 1890 y comenzaron con la
organización de un movimiento obrero fuerte y con conciencia de clase. Uno de los
principales medios de difusión de las ideas de estas organizaciones, pero también de
cohesión y construcción de conciencia de clase fue la prensa.
Una de las cuestiones más importantes para el movimiento obrero organizado de esa época
era la mantención de la autonomía de las organizaciones gremiales de los partidos políticos.
Esto se debe a que la fuerza política más fuerte de la época eran los anarquistas (no lo
socialistas ni los sindicalistas), que no bregaban por el control del poder político sino más
bien por la revolución social. Se desplegaban verdaderas batallas por la representación de
un gremio entre socialistas, anarquistas y sindicalistas, cada uno con diferentes
concepciones de la actividad parlamentaria, la necesidad de alcanzar el poder político, el
papel de las huelgas, las relaciones con el Estado, etc.
Según la autora, la principal herramienta del movimiento obrero era la huelga ya que tenía
profundos efectos simbólicos: no solo demostraba la cohesión del grupo, su conciencia de
clase, sino que también demostraba la ruptura de un orden que se creía normal. Se recurrió
tanto a huelgas parciales como a huelgas generales y uno de los principales motivos de la
protesta era la solidaridad contra la represión policial, en apoyo a otros conflictos, contra
leyes coercitivas, etc. Estos movimientos tenían más éxito cuando eran llevados adelante o
apoyados por gremios directamente relacionados con la economía agroexportadora, quienes
tenían mayor poder para reclamar ya que de su actividad dependía la continuidad misma de
la producción y el comercio.
c) La relación del movimiento obrero con el Estado fue de gran tensión. Este último
recurrió a la represión y la violencia para tratar de controlarlo, es decir que lo entendía
como un problema policial, no social. Sin embargo, la extensión y expansión constante de
los conflictos obligaron pronto a la clase dirigente a darse cuenta que debían hacer ciertas
concesiones para lograr mantenerse en el poder. El conflicto obrero comenzaba a hacer
visible las contradicciones del desarrollo capitalista y del “orden” establecido por el estado
nacional. Las acciones protagonizadas por los trabajadores… alteraron la idea de orden, que
fue un elemento central de la organización y constitución del Estado nacional. Las huelgas
en primer lugar, los boicots y las manifestaciones pusieron en la mesa los nuevos
problemas que el Estado debía resolver.
El movimiento obrero organizado tenía una conciencia de clase clara y sus acciones iban
dirigidas a la crítica de las exclusiones sociales, económicas y políticas que sufrían
cotidianamente. Sin embargo, sus reclamos eran limitados a la hora de establecer una
democracia más representativa y participativa ya que mientras los socialistas tenían un
acceso limitado al parlamento, los anarquistas descreían tanto de este como de la
democracia representativa misma y sus conflictos al interior del movimiento impedían
llegar un acuerdo.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy