Pacientes Con Enfermedades Crónicas Demandan A Intercorp
Pacientes Con Enfermedades Crónicas Demandan A Intercorp
Pacientes Con Enfermedades Crónicas Demandan A Intercorp
Expediente:
Cuaderno: Principal
Sumilla: Interponemos demanda de amparo
Los demandantes son ciudadanos y ciudadanas y miembros de la sociedad civil, que ven
amenazados su derecho fundamental a la salud y el derecho del consumidor. Respecto a
este último punto, se trata de un derecho y de interés difuso, de relevancia constitucional,
que es digno de tutela jurisdiccional.
Los derechos difusos gozan de protección jurisdiccional. Según el artículo 82 del Código
Procesal Civil: “Interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto
indeterminado de personas, respecto de bienes de inestimable valor patrimonial, tales
como la defensa del medio ambiente, de bienes o valores culturales o históricos o del
consumidor”. Añade que “Pueden promover o intervenir en este proceso, el Ministerio
Público y las asociaciones o instituciones sin fines de lucro que, según la ley o el criterio
del Juez, ésta última por resolución debidamente motivada, estén legitimados para ello”.
Esta norma debe ser leída en consonancia con el artículo 40 del Código Procesal
Constitucional, que precisa: “puede interponer demanda de amparo cualquier persona
cuando se trate de amenaza o violación del derecho al medio ambiente u otros derechos
difusos que gocen de reconocimiento constitucional, así como las entidades sin fines de
lucro cuyo objeto sea la defensa de los referidos derechos. En tal sentido, los demandantes
son titulares de un interés difuso que tiene protección jurisdiccional. El TC se ha
pronunciado sobre la legitimidad para obrar de los consumidores en relación al carácter
difuso de los intereses de los consumidores:
Los intereses de los consumidores se encuentran dentro de este grupo de intereses difusos.
La razón de ello es que los consumidores son un conjunto de personas indeterminadas
que se hallan en permanente interacción con otros agentes económicos las empresas
proveedoras de productos y servicios- estableciendo relaciones jurídicas y económicas.
Esta interacción, desde la postura del consumidor considerado individualmente, merecen
una tutela jurídica diferenciada, puesto que las empresas ostentan generalmente una
2
posición favorable frente a aquellos, tanto en el aspecto económico (mayores capacidades
de negociación en la contratación) como en cuanto al manejo de la información sobre los
productos (de importancia para la salud pública y una adecuada toma de decisión de
consumo). Por ello, se requiere garantizar la tutela de estos intereses, de modo que la
posición desventajosa en que se encuentra el consumidor individual frente a la empresa
no se transforme en una circunstancia que desfavorezca o ponga en riesgo el respeto de
tales intereses. (STC N.º 1426-2006-PA/TC f.j 24). (negrita nuestra).
2. Legitimación pasiva
a. InRetail Pharma S.A., representada por su gerente general Juan Carlos Vallejo
Blanco; con domicilio en la calle Morelli 139, en el distrito de San Borja y ciudad de
Lima, a donde deberá notificársele;
b. Quicorp S.A., representada por su gerente general Rafael Dasso Montero; con
domicilio en la avenida República de Panamá N.º 2577; urbanización Santa Catalina,
en el distrito de La Victoria y ciudad de Lima, a donde deberá notificársele; y
3. Hecho lesivo
3
b. Vulneración del derecho de protección al consumidor: reconocido en el artículo
65 de la Constitución Política del Estado.
5. Petitorio
De conformidad con los artículos 1° y 55° del Código Procesal Constitucional, le solicitamos
declarar fundada la presente demanda de amparo y, en consecuencia:
a. Reconocer que InRetail Pharma S.A. y Quicorp S.A. han vulnerado el derecho
fundamental a la salud, el principio constitucional de libre competencia, la
proscripción del abuso de posiciones monopólicas, así como los derechos del
consumidor y el principio del Estado social de Derecho, al hacerse de una posición
de dominio dentro del mercado farmacéutico.
4
directrices para evitar el monopolio o posiciones de dominio en la producción de
insumos, medicamentos y equipos médicos
Para el TC, existen dos posibles perspectivas de análisis para entender cuándo una vía puede
ser considerada «igualmente satisfactoria»: 1) «una objetiva, vinculada al análisis de la vía
propiamente dicha» (vía idónea), y otra 2) «subjetiva, relacionada con el examen de la
afectación iusfundamental» (urgencia iusfundamental).
A juicio del TC desde la perspectiva objetiva, el análisis de la vía idónea puede aludir tanto
1) A la «estructura del proceso», atendiendo a si la regulación objetiva del procedimiento
«permite afirmar que estamos ante una vía célere y eficaz» (estructura idónea) 1, 2) a la
«idoneidad de la protección que podría recibirse en la vía ordinaria», debiendo analizarse
si la vía ordinaria podrá resolver debidamente el caso iusfundamental que se ponga a su
1
El TC cita las siguientes resoluciones: RTC Exp. N° 00465-2011-AA/TE f. j. 4; STC Exp. NI' 02997-2009-AA/TC, f. j. 5
5
consideración (tutela idónea)2. Añade el TC que este análisis objetivo, claro está, es
independiente a si estamos ante un asunto que merece tutela urgente. (f.j. 2.4)
Siguiendo al TC, desde una perspectiva subjetiva, una vía ordinaria puede ser considerada
idónea en dos casos: 1) si transitarla no pone en grave riesgo al derecho afectado, siendo
necesario evaluar si transitar la vía ordinaria puede tornar «irreparable» la afectación alegada
(urgencia como amenaza de irreparabilidad) 3; asimismo; 2) si pese a existir un proceso
ordinario considerado como «vía igualmente satisfactoria», se evidencia que es necesaria una
«tutela urgentísima», atendiendo a la «relevancia» del derecho involucrado o la «gravedad»
del daño que podría ocurrir (urgencia por la magnitud del bien involucrado o del daño) 4. (f.j.
2.5)
En el caso concreto, se pide la protección de numerosos derechos los cuales se vulneran con
la contrato celebrado entre InRetail Pharma S.A. y Quicorp S.A. Dentro de la perspectiva
objetiva, la estructura idónea para la protección del mandato constitucional de la proscripción
del abuso de posiciones monopólicas, el derecho a la salud y el principio de progresividad de
los derechos sociales es la vía constitucional, pues esta es lo suficiente célere y eficaz para la
protección de estos derechos, ya que los procesos constitucionales son por naturaleza, más
rápidos y flexibles que la vía ordinaria, se rigen bajo una lógica tuitiva de derechos. De igual
manera, es eficaz, pues la nulidad del contrato entre InRetail Pharma S.A. y Quicorp S.A.
restituirá los derechos vulnerados y amenazados, ya que no habrá más abuso de posiciones
monopólicas; por ende, el acceso al derecho a la salud no será vulnerado.
Desde la perspectiva subjetiva se observa que existe una urgencia de irreparabilidad, pues los
impactos económicos y sociales del abuso de posiciones monopólicas requieren ser atendidos
con urgencia. De igual manera, teniendo en cuenta que versa sobre derechos sobre la salud,
la gravedad del daño es alta.
Pero además, la procedencia del amparo en casos de defensa de los derechos de los
consumidores y usuarios, ha sido reconocida por el propio Tribunal Constitucional en la
sentencias STC No 01865-2010-AA y STC No 03975-2010-AA. En palabras del TC, (…)
no sólo puede, sino que merece ser objeto de tutela a través de los procesos constitucionales
como el amparo incoado, debiendo puntualizarse que por tratarse de un reclamo efectuado
por quien ostenta la calidad de usuario, tiene una posición preferente en el ordenamiento,
al igual como ocurre con el consumidor (EXP. N.° 01865-2010-PA. f.j 2). En este sentido,
el amparo resulta procedente e idóneo cuando se trate de violaciones al derecho fundamental
de los consumidores y usuarios.
Añade el TC, “en el caso de autos los atributos objeto de reclamo se encuentran directamente
vinculados con la protección o defensa del usuario. Dentro de dicho contexto y habiéndose
puntualizado en anteriores ocasiones que tales derechos tienen una tutela preferente a nivel
constitucional, queda claro que no resulta procedente invocar el argumento de la vía
inadecuada, cuando es el amparo, por excelencia, el mecanismo procesal pertinente para
2
De igual manera, el TC cita la RTC Exp. N° 00906-2009-AA/TC, f j. 9; RTC Exp. N° 01399-2011-AA/TE f. j. 6.
3
El TC cita la SIC Exp. N° 01387-2009-PA/IC, f. j. 3; RTC Exp. N° 00906-20 9-AA/ C, f. j. 9.
4
También cita la RTC Exp. NE 09387-2006-AA/TU f. j. 3; STC Exp. N° 00303-2012-AA/TC, f. j. 7.
6
dilucidar la vulneración de derechos constitucionales de naturaleza económica como el
descrito (subrayado nuestro)”. (STC No 01865-2010-PA, f.j. 4)
Esta tesis del TC ha sido reiterada en otras sentencias. Según el TC “este Tribunal debe
manifestar su abierta discrepancia, toda vez que, si bien es cierto el artículo 5.2 del Código
adjetivo acotado habilita a los jueces para –en el legítimo e independiente ejercicio de de la
función jurisdiccional– desestimar liminarmente una demanda, no se ha tenido en cuenta
que lo que aquí se cuestiona guarda directa relación con la protección de los derechos de
los usuarios, que conforme a la doctrina jurisprudencial de este Tribunal (Cfr. Expedientes
N.os 3315-2004-AA/TC, 1006-2002-AA/TC, 1036-2002-AA/TC, 3298-2004-AA/TC, entre
otros tantos), no sólo puede, sino que merece ser objeto de tutela a través de los procesos
constitucionales como el amparo incoado, debiendo puntualizarse que, por tratarse de un
reclamo efectuado por quien ostenta la calidad de usuario, tiene una posición preferente en
el ordenamiento, como ocurre con el consumidor”. (RSTC No 03975-2010-AA, f.j. 5)
Por todas estas razones es que consideramos que el amparo es la vía idónea para proteger el
derecho a la salud de los demandantes.
c. Los agraviados no han recurrido previamente a otro proceso judicial para pedir
tutela respecto de su derecho constitucional
No se ha recurrido a otro proceso judicial para pedir tutela del mandato constitucional de la
proscripción de los monopolios ni para la protección de la amenaza al derecho a la salud.
Es importante señalar que nos encontramos frente a una afectación continuada, pues el
contrato sigue surtiendo efectos. En consecuencia, no ha empezado el cómputo del plazo
previsto para presentar la demanda de amparo, de acuerdo con el artículo 44, inciso 3 del
Código Procesal Constitucional, que precisa que «Si los actos que constituyen la afectación
son continuados, el plazo se computa desde la fecha en que haya cesado totalmente su
ejecución».
f. El juez competente
Ha sido frecuente que las cadenas de farmacias y boticas mantengan relaciones verticales con
laboratorios y distribuidoras a fin de poder ofrecer productos de marca propia que se vendan
a menores precios que los productos de marcas tradicionales. En el año 2009, Indecopi
observó que cadenas importantes tenían relación de propiedad o gestión con laboratorios y
distribuidoras5. Esto se observa en el siguiente gráfico:
5
Resolución 078-2016/CLC-INDECOPI de 12 de octubre de 2016, fj. 260.
8
Actualmente estas tres cadenas, debido a las operaciones económicas realizadas, se
encuentran en propiedad de InRetail Pharma S.A.
El Directorio de Establecimientos de Omega Psi Phi Fraternity (OPPF) señala que, en Lima
Metropolitana, el 87.7% son Boticas (8,466); el 7.4% son farmacias (710); y el 4.9% son
servicios de farmacias (476)6. En el mercado minorista, según Indecopi, el consumidor
peruano muestra una alta preferencia por farmacias o boticas privadas al momento de adquirir
productos farmacéuticos. El 88% del gasto en compra de medicamentos de los peruanos en
el 2009, según ENAHO, fue realizado en farmacias o boticas privadas; solo 5% se realizó en
entidades públicas; y el 3% en clínicas privadas7. Es decir, existe una compra mayoritaria y
preferente por parte del consumidor en farmacias.
2. Antecedentes
En el año 2009 existían 10 cadenas de farmacias de las que el 80% de las ventas, estaban
concentradas en cuatro grupos de farmacias13. A inicios de 2011, el Grupo Intercorp compró
Inkafarma; tres semanas después, BTL fue adquirida por Química Suiza, que es dueña de
Mifarma (Grupo Quicorp). En el 2012, Química Suiza compró Boticas Fasa y en 2016,
Arcángel. Existe una tendencia clara de concentración en la industria farmacéutica que llega
al culmen cuando se acuerda la compra del 100% de las acciones de Quicorp S.A. por parte
de InRetail Pharma S.A. por el precio de 583 millones de dólares.
Las prácticas monopólicas son, de igual manera, antecedentes en estas empresas, es así que,
en 2012, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la
Propiedad Intelectual (Indecopi), sancionó con 8’984,123.17 soles a cinco cadenas de
6
REDGE (2014). Disponibilidad de medicamentos genéricos en las farmacias y boticas de Lima metropolitana. Lima.
7
Resolución 078-2016/CLC-INDECOPI de 12 de octubre de 2016, fj. 265.
8
Enfoque Derecho (2018). ¡Rumbo al monopolio?
9
Defensoría del Pueblo (2018). Reporte Derecho a la Salud. Año II. N.º 08. p.1.
10
Ibidem. p.3.
11
Ibidem, p.8.
12
Torres, J, C (2015) Disponibilidad de Medicamentos Genéricos en las Farmacias y Boticas de Lima Metropolitana.
RedGe. Lima.
13
Astuquipán, C. (2018). Mercados concentrados ¿hacia dónde apuntar en la regulación? En: Revista Business. Año XXV.
N.º 266. Marzo.
9
farmacias (Arcángel, Mifarma, Fasa, Felicidad e Inkafarma) por concertar precios de
medicamentos entre enero de 2008 y marzo de 2009, contraviniendo el artículo 11.2 de la
Ley de Represión de Conductas Anticompetitivas. En 2018, la Sala Especializada en Defensa
de la Competencia del Tribunal de Indecopi, confirma en segunda y última instancia la
sanción impuesta. Esto fue apelado y llevado al Poder Judicial, el cual, en primera instancia,
el vigésimo quinto juzgado contencioso administrativo de la corte superior de justicia de
Lima ratificó la sanción de Indecopi.
Existen investigaciones respecto a los impactos del acuerdo entre InRetail Pharma S.A. y
Quicorp S.A. El más importante es que el 83% de participación en el mercado de cadenas
farmacéuticas pasó a manos de InRetail Pharma S.A. De igual manera tendrá un 95% del
mercado de farmacia. 14 Esto se demuestra en el siguiente cuadro:
14
Távara, J. The top 10000 companies.
10
venta, para los productos InRetail, pues en nueve de cada diez establecimientos se ofreció
como primera opción un medicamento cuya marca pertenece al grupo InRetail15.
En los medicamentos del estudio, los precios varían de una marca a otra; sin embargo, se
mantiene un precio, en algunos casos, parecido. Ello es más evidente, cuando las marcas,
aparentemente diferentes, son del mismo grupo InRetail. Las diferencias más notables se
encuentran comparando la marca del precio más alto con el precio del genérico ofrecido en
las boticas de la muestra, que puede llegar hasta el 1080% de diferencia entre las dos
versiones de medicamentos (Tabla N° 8)16.
(Fuente: Oxfam)
Es así que, la Azitromicina de 500 mg, la tableta que cuesta en genérico 1.99 soles, puede
terminar con un costo de 12.77 soles la tableta. Esto es como se observa en el cuadro un
511% más. De la misma forma, es alarmante el caso de la Ciprofloxacino de 500 mg. que en
genérico cuesta 21 céntimos la tableta, puede llegar a costar hasta 2.48 la tableta. Esto
15
Oxfam (2019). Manipulación en la oferta de medicamentos: Disponibilidad y precios en Lima y Callao. Lima. p.2.
16
Ibidem. p.7.
11
representa un 1080% más. En el caso del ciprofloxacino la diferencia puede llegar hasta
1,375% más con un medicamento de marca comparado con el genérico.
(Fuente: Oxfam)
(Fuente: Oxfam)
Por lo expuesto, es evidente que las cifras son alarmantes y demuestran claramente un abuso
de posición monopólica por parte de InRetail Pharma S.A. frente a la ciudadanía que requiere
de los medicamentos para tener una salud y vida digna.
Una de las prácticas de la OCDE es el desarrollo de exámenes interpares con los países que
lo soliciten. El año 2004 se realizó uno en el Perú, una de cuyas principales recomendaciones
fue que “la Ley de la Libre Competencia debe enmendarse para proporcionar control de las
17
Accesible en https://www.oecd.org/daf/competition/2014-competition-factsheet-iv-es.pdf
18
La documentación completa de OCDE sobre este tema en: https://www.oecd.org/competition/abuse/
12
concentraciones” (OECD, 2004, pp. 69-70). El año 2018 se desarrolló un nuevo examen
interpares cuyas conclusiones fueron similares: “La situación de Perú se considera atípica
en el plano internacional, donde una abrumadora mayoría de regímenes de defensa de la
competencia incluyen mecanismos para evaluar los efectos sobre la competencia de las
operaciones de concentración” (OCDE 2018, p. 135).
1. El contrato celebrado entre InRetail Pharma S.A. y Quicorp S.A. debe ser
interpretado en el marco de las disposiciones constitucionales que regulan los
elementos del modelo económico adoptado por el constituyente
El hecho lesivo controvertido en esta demanda es un contrato entre privados, por ello es
necesario tener claro, el marco en el que debe ser interpretado el mismo. En efecto, el
ejercicio de la libertad contractual no puede ser realizado de espaldas al conjunto de
disposiciones constitucionales, que regulan los elementos del modelo económico adoptado
por el constituyente. Ellas también brindan un marco de interpretación que no solo vincula,
sino que orienta la interpretación del contenido de la libertad contractual. Lo importante de
esto es que la actividad económica, no es un espacio ajeno e impermeable al ordenamiento
constitucional, sino antes bien, está “constituido” por este.
Efectivamente, se suele apelar al libre juego de la oferta y de la demanda como marco dentro
del cual se desarrolla la relación contractual entre los diferentes agentes económicos. Sin
embargo, en muchos sectores, se entiende equívocamente que ella obedecería a reglas
económicas ajenas y exentas a los derechos, principios y valores contenidos en la
Constitución Política. Como señala Peter Haberle:
19
El Informe del 2018, accesible en: http://www.oecd.org/daf/competition/PERU-Peer-Reviews-of-
Competition-Law-and-Policy-SP-2018.pdf
13
ámbito social en el cual se concreta el ejercicio de diversos derechos fundamentales
mediante el aporte de muchos20. (subrayado nuestro)
En definitiva,
de lo que se deriva que si bien la iniciativa privada es libre, ella no puede ser ejercida
en contraposición con el interés general y social. Por este motivo, en el marco del
modelo económico que la Constitución consagra, será necesario integrar la lógica
del mercado –de la competitividad y de los intereses individuales- con la satisfacción
del interés general y social25.
El mercado no puede resolver, por sí solo, ciertos problemas que aquejan a la sociedad
producto de la economía, como son los conflictos sociales que surgen ante la ausencia de
20
Peter Haberle, Incursus. Perspectiva de una doctrina constitucional del mercado: siete tesis de trabajo, en: Constitución
Económica del Perú (Foro Económico Asia-Pacifico APEC), Palestra, Lima, 2008, pág. 34.
21
Ibídem, pág. 36.
22
Ibídem, pág. 44.
23
Ibídem, pág. 52.
24
Ibídem, pág. 52.
25
Ibídem, pág. 53.
14
mecanismos que permitan una eficiente distribución y redistribución de la riqueza26. Cuando
se diviniza al mercado y la libre competencia, como criterios racionalizadores de la vida
productiva lo que intencionalmente se olvida, es que el mercado no funcionó sin los
correctivos y los apoyos del Estado27.
Todo este desarrollo debe ser tenido en cuenta al momento de examinar el contenido de este
contrato, cuyo contenido deben estar orientado finalmente a un interés público, el cual se
sustenta en los derechos fundamentales en general y de manera específica en el derecho a la
salud. El concreto, el mercado no es una zona exenta de la fuerza normativa de la
Constitucional, ni del control constitucional. El mercado es permeado por la Constitución y
los valores, principios y derechos fundamentales que ella contiene.
Tal como hemos visto, la libertad contractual y la autonomía privada son derechos y
principios constitucionales que cuentan con cobertura normativa constitucional y legal. No
obstante, estos derechos pueden ser utilizados para violar otros derechos, y en este caso, el
derecho a la salud, como luego veremos, lo que constituye en un abuso del derecho. Se
entiende el abuso del derecho como un acto en principio licito, pero que por una laguna
especifica del derecho es tratado como no lícito al atentar contra la armonía de la vida
social30. Tal calificación, debe realizarla el juez aplicando los métodos de integración.
26
Ibídem, pág. 53.
27
Ibídem, pág. 54.
28
Ibídem, pág. 57.
29
Ibídem, pág. 64.
30
RUBIO CORREA, Marcial. Título Preliminar. 8ª Ed. Fondo Editorial de la PUCP; Lima, 2001. p.36.
15
El abuso del derecho ha sido reconocido en la última parte del artículo 103 de la Constitución.
Según esta regla, ni los poderes del Estado ni los particulares pueden, justificándose en el
ejercicio de un derecho fundamental, violar, restringir injustificadamente otro derecho
fundamental. En efecto, esta figura ocurre cuando se ejercen los derechos fundamentales en
sentido opuesto a su propio destino o contenido31. El acto abusivo es un acto ilícito debido a
la trasgresión de un deber jurídico, derivado de una prohibición genérica:
El acto abusivo
El abuso del derecho, el fraude a la ley y la desviación de poder, entendidos como ilícitos
atípicos, tienen los siguientes cuatro elementos en común: a) la existencia, prima facie, de
una acción permitida por una regla; b) la producción de un daño como consecuencia,
intencional o no, de esa acción; c) el carácter injustificado de ese daño a la luz del balance
entre los principios relevantes del sistema; y d) la generación, a partir de ese balance, de una
nueva regla que limita el alcance de la primera, al calificar como prohibidos comportamientos
que, de acuerdo con aquella, aparecerían como permitidos34.
Las tres figuras, abuso, fraude y desviación de poder, dan lugar a principios interpretativos
dirigidos al operador del derecho, pero también a principios dirigidos al legislador para que
legisle de manera que se eviten, en la medida de lo posible, las lagunas axiológicas que estas
figuras vienen a remediar. Los elementos configurativos del abuso del derecho serían: a) una
31
VALENCIA ZEA, Arturo. Derecho civil. De las obligaciones. Bogotá, Ed. Temis, t. III, 9ª ed, 1998, p. 304.
32
FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. Abuso del derecho, Buenos Aires, Ed. Astrea, 1992, pp. 139.
33
Ibídem, pág. 143.
34
ATIENZA, Manuel y RUIZ MANERO, Juan. Ilícitos atípicos. Sobre el abuso del derecho, el fraude de ley y la desviación
de poder, Madrid: Trotta. 2000, pp. 42
16
conducta permitida por el derecho positivo en virtud de una expresa disposición legal; b) el
uso contrario a los claros fines de la norma; y c) la imputabilidad, pues se presume que se
obra con discernimiento, intención y libertad, hasta tanto se demuestre lo contrario 35.
El TC es claro en sostener que los derechos también vinculan a los particulares, precisando
que su violación es un supuesto de abuso del derecho. Para este alto tribunal
Para el TC:
(...) para que eventuales abusos en las relaciones entre privados sean planteados en
el ámbito de los procesos constitucionales, no basta que se produzca un mero abuso
del derecho o que se haya vulnerado un interés o derecho subjetivo de orden
estrictamente legal, sino que es preciso que ello repercuta directamente en un
derecho cuyo contenido sea constitucionalmente protegido. Hablar del contenido
constitucionalmente protegido de un derecho no significa, desde luego, que todos sus
ámbitos puedan ser objeto de tutela judicial constitucional. En el ámbito de los
derechos constitucionales de contenido patrimonial es preciso, pues, desmenuzar
aquello que está íntimamente ligado al libre desenvolvimiento de la personalidad y
aquello de contenido eminentemente económico y, como es obvio, se trata de una
tarea que debe analizarse caso por caso 37.
17
libertad de las partes a decidir el contenido del contrato, muy por el contrario, la libertad de
contratar o de concluir el contrato está referida a la posibilidad de decidir si se contrata o no,
de elegir con quien hacerlo 38.
incurre en una inexactitud de orden técnico, porque el hecho de que las partes sean
libres de decidir sobre el contenido del contrato que celebren, concierne más a la
libertad contractual o de configuración interna y no a la libertad de contratar o de
conclusión, referida a la posibilidad de decidir si se contrata o no, de elegir con quien
hacerlo, de determinar cómo y cuándo se contrata39.
38
Carlos Cárdenas Quiróz, La supuesta santidad de los contratos y el artículo 62 de la Constitución Política del Perú, en:
Contratación contemporánea. Teoría General y Principios, Lima, Palestra Editores, 2000, (pp. 258. Un criterio similar es
compartido por el TC en la sentencia 2185-2002-AA, f.j. 1 y 2.
39
Cárdenas, op. cit. pág. 258.
18
voluntades— debe versar sobre bienes o intereses que poseen apreciación
económica, tener fines lícitos y no contravenir las leyes de orden público”40.
40
STC N.º 02736-2004-AA, f.j. 9. Este derecho en consecuencia garantiza “Autodeterminación para decidir la celebración
de un contrato, así como la potestad de elegir al co-celebrante. Autodeterminación para decidir, de común acuerdo, la
materia objeto de regulación contractual. Así pues, en perspectiva abstracta, esta es la determinación del ámbito protegido
del derecho fundamental a la libertad de contratación, lo que no quiere decir que sea un contenido oponible en todo tiempo
y circunstancia al resto de derechos fundamentales reconocidos por la Carta Fundamental, pues ello implicaría una lectura
aislada del texto constitucional que, en tanto unidad, impone una interpretación de sus disposiciones en concordancia
práctica”.
41
STC N.º 06534-2006-AA, f.j. 6.
42
Ibídem, f.j. 3.
43
STC N.º 2670-2002-AA, f.j. 3.
19
El TC va más allá y señala que dentro de los límites implícitos está los derechos
fundamentales, entre los que se encuentran los pueblos indígenas ciertamente:
Para ello se recurre a una interpretación sistemática del ordenamiento jurídico nacional en su
conjunto, entendiendo
44
Ibídem.
45
Carlos Cárdenas Quiroz, La supuesta santidad de los contratos y el artículo 62 de la Constitución Política del Perú, en:
Contratación contemporánea. Teoría General y Principios, Lima, Palestra Editores, 2000, págs. 259.
46
Ibídem, págs. 259 – 260.
47
Destacado profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú en la materia.
48
Carlos Cárdenas sustenta su interpretación restrictiva del artículo 62 de la Constitución, en los siguientes argumentos. 1)
el legislador no puede renunciar al dictado de normas imperativas o de orden público que afecten las relaciones obligatorias
en curso de ejecución; 2) en nuestro ordenamiento jurídico, analizado sistemáticamente, puede establecerse claramente la
predominancia de las normas imperativas o de orden público, las que por su naturaleza, excluyen todo pacto en contrario o
en sentido distinto, por lo que no tiene justificación que si las normas de esa clase son derogadas, modificadas o suspendidas
por otras nuevas del mismo carácter, éstas no ocupen el lugar de aquellas; 3) Si la ley ha atribuido a los particulares el poder
de establecer una relación jurídica patrimonial que los vincule, no puede merecer objeción el hecho de que el propio
ordenamiento jurídico, que atribuye carácter obligatorio a los contratos en cuanto se haya expresado en ellos restrinja la
amplitud del marco dentro del cual tales particulares puede desenvolverse, afectando las relaciones durante su ejecución; 4)
la consagración de la regla de la aplicación inmediata de la ley en los términos del artículo III del Título Preliminar del
Código Civil, importa que a las relaciones jurídicas en general en curso de ejecución les son aplicables las nuevas normas
imperativas o de orden público, más no las de orden supletorio; 5) Admitir que ninguna norma legal, aun cuando tenga
carácter imperativo o de orden público, puede afectar una relación obligatoria en curso de ejecución, significará que las
normas vigentes al momento de su celebración seguirán rigiendo para esa relación ultractivamente, sin que su suspensión,
modificación o derogación resulten eficaces respecto de la relación jurídica patrimonial especifica; 6) Aceptar que una
relación obligatoria en curso de ejecución no puede verse afectada por las normas de carácter imperativo o de orden público
que se dicten con posterioridad a su establecimiento implicaría que, a nivel de sus efectos, no existiría una diferencia
sustancial entre los contratos-ley que vinculen a un particular con el Estado y los contratos celebrados ente particulares.
Todos los contratos gozarían, al menos en teoría, de las ventajas que ofrecen los contratos-ley, incluso de manera más
amplia. Carlos Cárdenas Quiroz, op. cit., págs. 261-268.
20
que deben diferenciarse las normas imperativas o de orden público de las normas
supletorias, y señalando que al referirse el texto constitucional a las “leyes o
disposiciones de cualquier clase”, deben considerarse comprendidas en sus alcances
sólo las nuevas normas supletorias de la voluntad y no las imperativas o las de orden
público y, por consiguiente, éstas son aplicables a las relaciones jurídicas en curso
de ejecución49.
Esto es congruente con el artículo 1355 del Código Civil, que es de aplicación a los contratos
ya celebrados, y cuyo texto señala que la ley, por consideraciones de interés social, público
o ético, puede imponer reglas o establecer limitaciones al contenido de los contratos.
Las empresas privadas no están por exentas de cumplir y de respetar la Constitución y los
derechos fundamentales. Esta obligación se desprende del artículo 1 de la Constitución,
cuando precisa que la dignidad humana es el fin supremo de la sociedad, en la que se
encuentran las empresas: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son
el fin supremo de la sociedad y del Estado”. La otra norma que sustenta esta obligación es el
artículo 38, que establece que “Todos los peruanos tienen el deber de […] respetar, cumplir
y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”.
Esto implica que la interpretación y la aplicación de las normas del Código Civil que regulan
los contratos, no pueden realizarse de espaldas a la Constitución Política. Este fenómeno del
derecho civil, de sentirse se sentirse por encima del ordenamiento constitucional, es
explicado de manera clara por Néstor Sagüés50. Las razones que explican la poca
consideración de la Constitución pueden ser varias. Tal vez la más significativa sea la visión
esencialmente “jusprivatista” del mundo jurídico, que identifica “derecho” con el Derecho
Civil. A ello se suma que el Derecho Constitucional se perfila, no obstante, su vocación de
supremacía sobre el resto del aparato jurídico, como un derecho débil, a menudo vapuleado
por el poder político 51. Es interesante advertir como varios juristas procuran en cambio
mostrar al derecho privado como derecho “mejor”, en el sentido edénico de derecho
“neutral”, “puro”, no contaminado políticamente, como sería el caso del Derecho
Constitucional y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos 52.
Lo que está ocurriendo es que en los conflictos entre normas de rango constitucional y de
rango legal y/o reglamentario:
49
Ibídem, pág. 60.
50
SAGÜÉS, Néstor. “Del juez legal al juez constitucional”. En: Revista Estado Constitucional, Año 1, Número 1. Lima:
abril 2011, p. 26.
51
Ibídem.
52
Ibídem.
21
se tiende a abordar y a razonar jurídicamente con la mentalidad civilista con la que
cotidianamente opera. Por una especie de casi insalvable deformación profesional,
es normal que […] capte al derecho constitucional con los criterios, los enfoques y
hábitos mentales, los valores, la metodología, las soluciones y el discurso propio de
la especialidad en la que ha sido formado y con la que convive diariamente, vale
decir, el derecho civil53.
La ausencia de mentalidad constitucionalista en los abogados que aplican las normas sobre
concesiones mineras no formados en el Derecho Constitucional, aparte de llevar a visualizar
a este último con los ojos de otras disciplinas, ocasiona una interpretación legalista de la
Constitución, que solo genera indefensión para los derechos de los pueblos indígenas. Para
estos abogados, la Constitución y el Convenio 169 de la OIT son básicamente un fenómeno
extranormativo, un “instrumento de gobierno” entendido como una suerte de herramienta
para el manejo del poder, no para regular jurídica y cotidianamente la vida de los habitantes54.
En definitiva:
53
Ibídem.
54
Ibídem.
55
Ibídem, p. 29.
56
Seguimos acá lo desarrollado por el excelente trabajo de Mijail Mendoza Escalante, Derechos Fundamentales y Derecho
privado. Eficacia de los derechos fundamentales entre particulares y su protección procesal, Grijley, Lima, 2009, pág. 104
y siguientes.
57
STC 06534-2006-PA/TC.
22
cláusula contractual manifiestamente irrazonable y fuera del sentido común resultaba
incompatible con la propia libertad de contrato58. La “irrazonabilidad” de esta cláusula
residiría en que la morosidad de algunas personas ocasionaba el corte del servicio del resto
de ellas, de modo que el “usuario no moroso” “es perjudicado por incumplimiento del usuario
moroso”59.
Esta última sentencia trabaja otro tema, que es que la referida clausula trae consigo una
“irrazonable autorrestricción de derechos fundamentales” 60. Para el TC, la autorrestricción
residiría en la facultad de suspensión del servicio de agua a los usuarios que la cláusula
habilita a la empresa proveedora del servicio. El corte del servicio del agua potable constituye
una “afectación de intensidad ostensiblemente grave” al derecho a la salud y al derecho a la
dignidad61. Aun cuando la empresa tiene derecho a cobrar sus acreencias, esto no puede
hacerse a costa de un derecho de tanta importancia, más aún el TC demuestra que había otras
maneras de obtener lo mismo, sin sacrificar tanto.
En el presente caso, estamos ante un contrato aparentemente legal, pero que deviene
inconstitucional, cuando afecta el mandato constitucional de la proscripción de las prácticas
monopólicas, el principio de progresividad de los derechos sociales y amenaza de manera
cierta e inminente el derecho a la salud, cuando este contrato trae como consecuencia que
InRetail Pharma S.A. tiene 83% de participación en el mercado de cadenas farmacéuticas, lo
cual le da a esta empresa incidencia significativa en la fijación de los precios.
Artículo 65°. El Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para tal efecto
garantiza el derecho a la información sobre los bienes y servicios que se encuentran a
su disposición en el mercado. Asimismo, vela, en particular, por la salud y la seguridad
de la población
Añade que “En el primer ámbito, el artículo 65° de la Constitución expone una pauta basilar
o postulado destinado a orientar y fundamentar la activación del Estado respecto a cualquier
actividad económica. Así, el juicio estimativo y el juicio lógico derivado de la conducta del
Estado sobre la materia tiene como horizonte tuitivo la defensa de los intereses de los
58
Ibídem, f.j. 3.
59
Ibídem, f.j. 4.
60
Ibídem, f.j. 6.
61
Mijail Mendoza, op. Cit., pág. 116.
23
consumidores y usuarios”. Agrega “En el segundo ámbito, el artículo 65 de la Constitución
reconoce la facultad de acción defensiva de los consumidores y usuarios en los casos de
transgresión o desconocimiento de sus legítimos intereses; es decir, reconoce y apoya el
atributo de exigir al Estado una actuación determinada cuando se produzca alguna forma
de amenaza o afectación efectiva de los derechos del consumidor o del usuario, incluyendo
la capacidad de acción contra el propio proveedor”. (STC No 3315-2004-AA, f.j. 9).
Para el TC, en el artículo 65° de la Constitución aparecen las dos obligaciones estaduales
siguientes:
24
“• Garantizar el derecho a la información sobre los bienes y servicios que están a su
disposición en el mercado. Ello implica la consignación de datos veraces, suficientes,
apropiados y fácilmente accesibles.
• Velar por la salud y la seguridad de las personas en su condición de consumidores
o usuarios. Ello implica que se asegure que los productos y servicios ofertados en el
mercado deben ser tales que, utilizados en condiciones normales o previsibles, no
pongan en peligro la salud y seguridad de los consumidores o usuarios”. (STC No
3315-2004-AA, f.j. 9).
Ante esta situación de monopolio de la estructura del mercado farmacéutico por parte del
Grupo InRetail Pharma S.A. es necesario preguntarse cuál es la función o el rol que le
corresponde desempeñar al Estado, para lo cual recurriremos a la jurisprudencia vinculante
del TC. El TC se ha pronunciado sobre el importante rol que debe cumplir el Estado, en la
relación generada entre los proveedores y consumidores. Según este, existe un garante en
dicha relación: el Estado. Se exige una actuación del Estado que garantice un correcto
desenvolvimiento:
En este entender, dentro del trato razonable que debe existir entre los consumidores y los
proveedores, el Estado no puede cruzarse de brazos ante la afectación de los derechos de los
25
usuarios. El abstencionismo del Estado es incompatible con los valores reconocidos por la
Constitución. Por ello, el Estado debe vigilar al mercado, de acuerdo a criterios generales:
“Allí radica la especial función que cumplen los organismos reguladores. Estos
organismos tienen la obligación de asumir la delicada misión que les ha sido
asignada bajo principios de transparencia e imparcialidad. De la eficiente labor en
sus respectivos sectores depende, en gran medida, que se genere verdadera
competencia entre los distintos agentes económicos, lo que redundará en beneficio
de los usuarios”. (STC N.º 0008-2003-PI, f.j. 43)
Pero no solo el Estado tiene la obligación de intervenir en defensa de los intereses de los
consumidores, teniendo en cuenta que la parte débil son los consumidores. En efecto, el TC
ha desarrollado una jurisprudencia donde ha insistido en el deber especial de protección de
los usuarios y consumidores, cuando se abusa de una posición de dominio sobre los
consumidores. Dicha regla deviene en aplicable toda vez que existe la afectación de derechos
constitucionales especialmente en el derecho al consumidor.
Este es el caso por ejemplo de la sentencia recaída en el Exp. N.º 0858-2003-AA, sobre el
caso de la renta mínima. Resulta pertinente recordar lo señalado por el propio TC cuando
precisa que:
Los derechos fundamentales no solo se irradian a las relaciones de las personas con el Estado,
sino a las relaciones horizontales entre los particulares. No se puede perder de vista que,
En nuestro caso, estamos ante una corporación (El Grupo InRetail Pharma S.A.) que tiene
mucho poder económico y político, a diferencia del poder de los consumidores que está
fragmentado y resulta débil. En esa línea, el español Pedro de Vega llama la atención sobre
la existencia de poderes facticos los cuales termina imponiéndose sobre grupos aislados,
afectando en última instancia el principio de igualdad. Según este,
Ante esta situación de asimetría de poder, entre estas corporaciones y los consumidores en
forma individual que ejercemos nuestro derecho a la salud, el Estado no puede ponerse de
costado, tiene que intervenir en atención al principio de “Isonomía real”. Como señala el TC
62
Pedro de Vega, “La eficacia frente a particulares de los derechos fundamentales”, en AA.VV. Derechos fundamentales
y Estado, UNAM, México 2002, págs. 694-695.
27
en relación con el Estado social y democrático de derecho abrazado por la Constitución de
1993, distinto del Estado liberal de Derecho,
“en la medida que las Constituciones de los Estados liberales presuponían una
sociedad integrada, en abstracto, por personas iguales y, por lo tanto, su mayor
preocupación fue asegurar la libertad de las personas. Por el contrario, el
establecimiento del Estado social y democrático de Derecho parte, no de una visión
ideal, sino de una perspectiva social de la persona humana”. (STC N.º 00042-2004-
AI/TC f.j. 1.)
A juicio del TC esta situación plantea dos exigencias y obligaciones jurídicas muy concretas:
restaurar el equilibrio entre las partes y proteger los derechos fundamentales. Según este:
“recae sobre los órganos del Estado la obligación de restaurar el equilibrio perdido
a consecuencia de una relación de desigualdad, y de proteger los derechos
fundamentales como sistema material de valores. También en estos casos, como lo
ha afirmado el Tribunal Constitucional Federal Alemán, existe una obligación de
protección de los derechos fundamentales”. (STC Nº00858-2003-AA/TC, f.j. 22).
En este caso el deber especial de protección de los derechos de los consumidores se traduce
en una obligación de protección frente a la empresa, que quieren recortar o amenazar los
derechos constitucionales. Se precisa una labor garantista de los mismos órganos estatales
frente a las restricciones de los derechos y libertades fundamentales63.
De conformidad con los artículos 1 y 44 de la Constitución Política, la razón de ser del Estado
es la protección de los derechos fundamentales de las personas. El fin supremo no es el Estado
sino dignidad humana de la persona. En efecto, el fundamento normativo de este deber de
protección especial se halla constitucionalizado siendo su cobertura normativa los artículos
1 y 44 de la Constitución. El primero señala que “La defensa de la persona humana y el
respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”; y, el artículo 44 de
63
Ibídem.
28
la Norma Suprema, según el cual “Son deberes primordiales del Estado: [...] garantizar la
plena vigencia de los derechos humanos [subrayado agregado].
En palabras del TC, existe un deber especial de protección de los derechos fundamentales64.
Como dice este, esta se sustenta en la dimensión objetiva de los derechos fundamentales65.
Esta comporta
una exigencia sobre todos los órganos del Estado de seguir un comportamiento
dirigido a proteger, por diversas vías, los derechos fundamentales, ya sea cuando
estos hayan sido puestos en peligro por actos de particulares, o bien cuando su lesión
se derive de otros Estados. Se trata de una función que cabe exigir que asuma el
Estado, a través de sus órganos, cuando los derechos y libertades fundamentales
pudieran resultar lesionados en aquellas zonas del ordenamiento en los que las
relaciones jurídicas se entablan entre sujetos que tradicionalmente no son los
destinatarios normales de esos derechos fundamentales66.
Se ha señalado que la compra realizada por InRetail Pharma S.A. es legal, pues no hay
ninguna norma que le prohíba concretar y monopolizar el mercado farmacéutico en el Perú.
En tal sentido se ha dicho que la transacción comercial de InRetail Pharma S.A. es legal. Sin
embargo, esta tesis olvida que las normas constitucionales son derecho interno y de
aplicación inmediata.
Artículo 61°. El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica
que la li2mite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni
concertación puede autorizar ni establecer monopolios. La prensa, la radio, la
64
STC Exp. N.º 0858-2003-AA/TC, “debido al influjo de diversas teorías que han servido de base al constitucionalismo, y
muy significativamente de las doctrinas pactistas, desde sus orígenes, el Estado moderno ha sido concebido como un ente
artificial, una de cuyas tareas encomendadas ha sido, desde siempre, proteger los derechos fundamentales. Podría decirse,
incluso, que se trata de su finalidad y deber principal, pues, en su versión moderna, el Estado ha sido instituido al servicio
de los derechos fundamentales. El Estado, en efecto, tiene, en relación con los derechos fundamentales, un "deber especial
de protección". (título 4 y f.j. 5 y 7)
65
STC Exp. N.º 0976-2001-AA/TC, f.j. 5.
66
STC Exp. N.º 0858-2003-AA/TC, f.j. 7.
29
televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y, en general, las
empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y de
comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento,
directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de particulares.
Debe insistirse en este punto, pues a menudo algunos operadores del derecho a nivel regional
y local le asignan a la Constitución una naturaleza programática y política, en detrimento de
su fuerza normativa67. Siguiendo a García de Enterría debemos de señalar que lo primero que
hay que establecer con absoluta explicitud es que toda la Constitución tiene valor normativo
inmediato y directo68. La vinculación normativa de la Constitución afecta a todos los
ciudadanos y a todos los poderes públicos, sin excepción, y no solo al Poder Legislativo
como mandatos o instrucciones que a este solo cumpliese desarrollar –tesis tradicional del
“carácter programático” de la Constitución--; y entre los poderes públicos, a todos los Jueces
y Tribunales y no solo al Tribunal Constitucional69.
30
supeditando el cumplimiento de las normas constitucionales en general, y las
referidas a los derechos en particular, a una futura legislación o reglamentación, ya
del órgano Legislativo, ya de la Administración pública72.
No se trata de una interpretación aislada y forzada, un caso similar tuvo que resolver el
Tribunal Constitucional Español en sus primeros años de funcionamiento, donde tuvo que
definir la fuerza normativa del derecho constitucional a la objeción de conciencia, a pesar
que no estaba desarrollado legislativamente. Esta sentencia es considerada una de las
72
Ibídem.
73
Ibídem, pág. 201.
74
Luis Prieto Sanchis, El sistema de protección de los derechos fundamentales: el artículo 53 de la Constitución Española,
ADH 2, Universidad Complutense, Instituto de derechos Humanos, Madrid, marzo de 1983, pág. 382. Citado por Luis
Castillo Córdova, op. cit., pág. 201.
75
Citado por Luis Castillo Córdova, op. cit., pág. 201.
76
STC Exp. N.º 05854-2005-AA/TC, f.j. 13. Ver también STC Exp. N.º 0976-2001-AA/TC, f.j. 5 y STC Exp. N.º 1124-
2001-AA/TC, f.j. 6.
31
principales sentencias del TC Español, y es relevante revisarla pues se pronuncia sobre el
tema que nos interesa: la fuerza vinculante directa de la Constitución. Nos referimos a la
sentencia del Tribunal Constitucional Español 15/82, 23 de abril sobre objeción de
conciencia77.
De ello no se deriva, sin embargo, que el derecho del objetor esté subordinado a la
actuación del legislador. El que la objeción de conciencia sea un derecho que para
su desarrollo y plena eficacia requiera la interpositio legislatoris no significa que
sea exigible tan sólo cuando el legislador lo haya desarrollado, de modo que su
reconocimiento constitucional no tendría otra consecuencia que la de establecer un
mandato dirigido al legislador sin virtualidad para amparar por sí mismo
pretensiones individuales. Como ha señalado reiteradamente este tribunal, los
principios constitucionales y los derechos y libertades fundamentales vinculan a
todos los poderes públicos […] y son origen inmediato de derechos y obligaciones y
no meros principios programáticos; el hecho mismo de que nuestra norma
fundamental […] prevea un sistema especial de tutela a través del recurso de amparo,
[…] no es sino una confirmación del principio de su aplicabilidad inmediata78.
Es cierto que cuando se opera con esa reserva de configuración legal el mandato
constitucional puede no tener, hasta que la regulación se produzca, más que un
mínimo contenido […] pero ese mínimo contenido ha de ser protegido, ya que de otro
modo el amparo […] de la Constitución carecería de efectividad y se produciría la
negación radical de un derecho que goza de la máxima protección constitucional en
nuestro ordenamiento jurídico. La dilación en el cumplimiento del deber que la
Constitución impone al legislador no puede lesionar el derecho reconocido en ella79.
32
se trata de una norma programática, debe tenerse presente que el Convenio fue
suscrito por el Estado peruano en 1994, entrando en vigencia el 1995. Es decir, a la
fecha han transcurrido más de 15 años de su entrada en vigencia, tiempo suficiente
para su regulación, lo que no ocurrió por exclusiva responsabilidad del Estado. Esta
argumentación no hace sino poner en evidencia una omisión por parte del Estado,
debiendo por ello ser desestimada. En todo caso, este Tribunal no soslaya que con
fecha 19 de mayo de 2010 el Congreso ha aprobado la Ley sobre el Derecho a la
Consulta Previa a los Pueblos Indígenas u Originarios reconocidos en el Convenio
N.º 169 de la OIT, lo que importa un avance importante en la tutela del derecho de
consulta. (00022-2009-PI, f.j. 11)
Queda claro entonces, que la fuerza normativa de los derechos constitucionales, esos que se
encuentra en la parte “dogmática” de la Constitución, no está condicionada a la
intermediación legislativa, pues eso supondría que el poder constituyente está sometido al
poder constituido, que es el Congreso.
Artículo 61.- El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica
que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni
concertación puede autorizar ni establecer monopolios. La prensa, la radio, la
33
televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y, en general, las
empresas, los bienes y los servicios relacionados con la libertad de expresión y de
comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento,
directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de particulares.
La libre competencia no solo puede ser invocada cuando se ha producido una afectación, sino
también cuando es evidente una amenaza. Al poseer un solo grupo económico el 83% de
participación en el mercado farmacéutico a nivel nacional, se perjudica claramente a los
grupos minoritarios ya que el grupo mayoritario podrá establecer condiciones de
exclusividad para los anunciantes o ciertas preferencias en perjuicio de los grupos
minoritarios.
El artículo 7 de la Constitución Política del Estado establece que [t]todos tienen derecho a
la protección de su salud, la del medio familiar y la de la comunidad. Asimismo, la
Constitución Política establece en sus artículos 9 y 65 que el Estado, a través del Poder
Ejecutivo, debe, en el marco de una política de salud eficiente facilitar “a todo el acceso
equitativo a los servicios de salud” y que el Estado “vela, en particular, por la salud y la
seguridad de la población”, respectivamente.
En ese sentido, es obligación del Estado la realización de todas aquellas acciones tendentes
a prevenir los daños a la salud de las personas, conservar las condiciones necesarias que
aseguren el efectivo ejercicio de este derecho, y atender, con la urgencia y eficacia que el
caso lo exija, las situaciones de afectación a la salud de toda persona, prioritariamente
aquellas vinculadas con la salud de los niños, adolescentes, madres y ancianos, así como
otros grupos poblacionales vulnerables.
Tres son las obligaciones del Estado: prevenir, conservar y atender las situaciones de
grave afectación a la salud. En el caso concreto el Estado, pese a tener conocimiento no ha
prevenido ni conservado ni atendido los impactos al derecho a la salud que genera la
concentración del mercado farmacéutico que tiene InRetail Pharma S.A.
la facultad que tiene todo ser humano de mantener la normalidad orgánica funcional,
tanto física como mental; y de restablecerse cuando se presente una perturbación en
la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica, por tanto, una acción
de conservación y otra de restablecimiento; acciones que el Estado debe proteger
tratando de que todas las personas, cada día, tengan una mejor calidad de vida, para
lo cual debe invertir en la modernización y fortalecimiento de todas las instituciones
encargadas de la prestación del servicio de salud, debiendo adoptar políticas, planes
y programas en ese sentido81.
Añade el Tribunal
[d]e ello se desprende que, la protección del derecho a la salud se relaciona con la
obligación por parte del Estado de realizar todas aquellas acciones tendentes a
prevenir los daños a la salud de las personas, conservar las condiciones necesarias
que aseguren el efectivo ejercicio de este derecho, y atender, con la urgencia y
eficacia que el caso lo exija, las situaciones de afectación a la salud de toda persona,
prioritariamente aquellas vinculadas con la salud de los niños, adolescentes, madres
y ancianos, entre otras82.
80
STC No 1429-2009-HC/TC, fundamento 14.
81
STC N.º 2945-2003-AA/TC, f.j. 28
82
STC N.º 2945-2003-AA/TC
35
Sustentamos jurídicamente nuestra demanda en atención al artículo II del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional, que reconoce como finalidad esencial de los procesos
constitucionales la protección de los derechos y la dimensión objetiva de los derechos
fundamentales, según la cual, independientemente de lo que aleguen las afectados, el Estado
tiene la obligación de proteger sus derechos, toda vez que
En efecto, no solo existe el derecho fundamental de las personas a la salud, sino también
existe el deber jurídico y constitucional de los jueces, y del propio Estado, de garantizar el
efectivo cumplimiento de este derecho. El fundamento de esto tiene que ver con la naturaleza
de los derechos fundamentales y con la teoría institucional 84, abrazada por el TC en su
jurisprudencia. Esta precisa, que tanto los derechos fundamentales como los procesos
constitucionales poseen un doble carácter y una doble dimensión que se corresponde
mutuamente. En relación con los derechos fundamentales, debemos decir que son derechos
subjetivos líquidos y concretos, de otro lado, los derechos fundamentales son –al mismo
tiempo– instituciones objetivas, es decir, un conjunto de valores que informan todo el
ordenamiento jurídico 85.
83
STC Exp. N° 00023-2005-AI, f.j. 11
84
Landa Arroyo, César (2006). Estudios sobre Derecho Procesal Constitucional. Ciudad de México: Editorial Porrúa e
Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, p. 124
85
Según Giovanni Priori, el derecho fundamental a la tutela judicial tiene una doble naturaleza, pues por un lado desarrolla
una función en el plano subjetivo actuando como garantía del individuo; y por el otro, desarrolla una función en el plano
objetivo, asumiendo una dimensión institucional al constituir uno de los presupuestos indispensables de un Estado
Constitucional. Ver en: Priori, Giovanni, La tutela jurisdiccional de las situaciones jurídicas materiales: hacia una
necesaria reivindicación de los fines del proceso en Revista Ius et Veritas, editada por estudiantes de la Facultad de Derecho
de la Universidad Católica, Año XIII, N.º 26, p. 282
36
y 51 de nuestra Carta Política, los que señalan respectivamente que «[l]a defensa de la
persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado»,
[s]on deberes primordiales del Estado: garantizar la plena vigencia de los derechos
humanos», «[e]l poder del Estado emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con
las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen» y
«[l]a Constitución prevalece sobre toda norma legal.
Además, como ocurre con los demás derechos humanos, el derecho a la salud impone a los
Estados, es este caso al peruano, obligaciones de respeto, referidas a la no intervención en el
disfrute del derecho a la salud, de protección, referidas a la adopción de medidas para impedir
86
El origen de esta teoría se encuentra en la doctrina alemana y su autor es Peter Haberle. Para él, los derechos fundamentales
tienen un doble carácter: el aspecto de derecho individual y el aspecto institucional. Presentan un aspecto de derecho
individual pues son los derechos de la persona, cuyos titulares son los individuos. De otro lado, caracterizados por un aspecto
institucional, ellos representan la garantía constitucional de esferas de vida reguladas y organizadas según principios de
libertad. Ver: Haberle, Peter (1987), La libertad fundamental en el Estado Constitucional. Lima: Fondo Editorial de la
PUCP, pp. 163 y 164; En esa misma línea, para el actual presidente del Tribunal Constitucional los derechos fundamentales
tienen un doble carácter constitucional: como derechos subjetivos de la persona y como fundamento valorativo del orden
institucional. De modo que los derechos individuales son a la vez instituciones jurídicas objetivas y derechos subjetivos.
Ahora bien, es, precisamente mediante la actuación estatal, aunque también de los particulares, que los derechos pueden
se0r desconocidos, desvirtuados o vaciados de contenido, ya sea por acción o por omisión. Ver: Landa Arroyo, César
(2006). Estudios sobre Derecho Procesal Constitucional. Ciudad de México: Editorial Porrúa e Instituto Mexicano de
Derecho Procesal Constitucional, p. 125
87
Rocío Villanueva Flores (no publicado). El derecho a la salud mental como un derecho fundamental de carácter social,
p. 8
88
Carta de Constitución de la Organización Mundial de la Salud, adoptada el 22 de julio de 1946 por la Conferencia
Institucional de Salud.
37
que terceros interfieran en el disfrute del derecho a la salud y de cumplimiento, referidas a la
adopción de medidas positivas para dar plena efectividad al derecho a la salud 89.
[t]al interpretación, conforme con los tratados sobre derechos humanos, contiene,
implícitamente, una adhesión a la interpretación que, de los mismos, hayan realizado
los órganos supranacionales de protección de los atributos inherentes al ser humano
y, en particular, el realizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
guardián último de los derechos en la Región91.
Asimismo, el Comité señala que el derecho a la salud está estrechamente vinculado con el
ejercicio de otros derechos humanos y que depende de esos derechos, en particular los
derechos a la vida, a la no discriminación, a la igualdad, a la vivienda, al trabajo, a la
alimentación, a la dignidad humana, entre otros. Todos ellos configuran los componentes
integrales del derecho a la salud93.
89
Organización Mundial de la Salud (2013). Nota descriptiva N° 323: El derecho a la salud. Disponible en
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs323/es/
90
Adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2200A (XXI), de 16 de diciembre de 1966.
En vigor desde el 3 de enero de 1976.
91
STC Exp. N.º 00217-2002-HC, f.j.2. y 00218-2002-HC, f.j. 2. En la sentencia contenida en el expediente N.º 018-1996-
AI, f.j. 2, el TC hace referencia al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
92
Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales. Observación General N.º 14, aprobada en el 22º período de
sesiones (2000), párr. 1
93
Ibid., párrafo 3.
38
conjunto de factores que pueden facilitar o limitar el ejercicio del derecho a la salud, los
cuales se encuentran determinados por los avances científicos, los factores sociales, las
restricciones de los recursos públicos, entre otros».
El Pacto también establece en el artículo 12º la obligación de los Estados de adoptar ciertas
medidas orientadas a asegurar la plena efectividad del derecho a la salud. Entre ellas,
podemos destacar la indicada en el literal d) inciso 2) del citado artículo, referida a la
obligación de crear condiciones que aseguren a todas las personas asistencia médica y
servicios médicos en caso de enfermedad. Al respecto, el Comité interpreta que la asistencia
y los servicios médicos deben brindarse ya sea que se trate de una enfermedad física o mental.
Asimismo, considera que el cumplimiento de la referida disposición incluye, entre otros
aspectos, acceso igual y oportuno a servicios de salud básicos, suministro de medicamentos
esenciales y tratamiento94.
94
Ibid., párrafo 17
39
iii) Accesibilidad económica (asequibilidad): Los establecimientos, bienes y servicios
de salud deberán estar al alcance de todos. Los pagos por servicios de atención de la
salud y servicios relacionados con los factores determinantes básicos de la salud
deberán basarse en el principio de la equidad, a fin de asegurar que esos servicios,
sean públicos o privados, estén al alcance de todos, incluidos los grupos socialmente
desfavorecidos. La equidad exige que sobre los hogares más pobres no recaiga una
carga desproporcionada, en lo que se refiere a los gastos de salud, en comparación
con los hogares más ricos.
c) Aceptabilidad. Todos los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser
respetuosos de la ética médica y culturalmente apropiados, es decir respetuosos de la
cultura de las personas, las minorías, los pueblos y las comunidades, a la par que
sensibles a los requisitos del género y el ciclo de vida, y deberán estar concebidos para
respetar la confidencialidad y mejorar el estado de salud de las personas de que se
trate”. (Resaltado nuestro)
d) Calidad. Además de aceptables desde el punto de vista cultural, los
establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser también apropiados desde el
punto de vista científico y médico y ser de buena calidad. Ello requiere, entre otras
cosas, personal médico capacitado, medicamentos y equipo hospitalario
científicamente aprobados y en buen estado, agua limpia potable y condiciones
sanitarias adecuadas.
Por su parte, la Convención Americana sobre Derechos Humanos desarrolla los mecanismos
de protección de los derechos humanos en la región. Si bien la Convención Americana no
hace referencia específica al derecho a la salud, su artículo 26º, al establecer que los Estados
parte se comprometen a lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos
derivados de la Carta de la Organización de Estados Americanos, protege de manera indirecta
el derecho a la salud 97.
Al respecto, el artículo 34º literales i) y l) de la Carta de la OEA establece que los Estados
convienen en dedicar sus esfuerzos a la consecución de la «defensa del potencial humano
mediante la extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica», así
95
Aprobada en 1948 en la Novena Conferencia Internacional Americana.
96
Debe señalarse que tanto la Comisión como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han dictaminado que, si bien
este instrumento internacional ha sido adoptado como declaración y no como un tratado, en la actualidad la Declaración
Americana constituye una fuente de obligaciones internacionales para los Estados miembros de la Organización de Estados
Americanos (OEA). Ver: Organización de los Estados Americanos (2006). Documentos básicos en materia de derechos
humanos en el sistema interamericano. Washington D.C., p. 6
97
El artículo 26° de la Convención Americana, denominado desarrollo progresivo, señala que los Estados partes se
comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente
económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas
económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados
Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u
otros medios apropiados.
40
como de «condiciones urbanas que hagan posible una vida sana, productiva y digna». Estas
disposiciones se hacen exigibles a través del artículo 26º de la Convención.
Artículo 2.-
[…]
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud los Estados partes se comprometen
a reconocer la salud como un bien público y particularmente a adoptar las siguientes
medidas para garantizar este derecho:
a. la atención primaria de la salud, entendiendo como tal la asistencia sanitaria
esencial puesta al alcance de todos los individuos y familiares de la comunidad;
b. la extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos los individuos
sujetos a la jurisdicción del Estado;
c. la total inmunización contra las principales enfermedades infecciosas;
d. la prevención y el tratamiento de las enfermedades endémicas, profesionales y
de otra índole;
e. la educación de la población sobre la prevención y tratamiento de los problemas
de salud, y
f. la satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y
que
por sus condiciones de pobreza sean más vulnerables.
no puede ser entendido con carácter indeterminado y, de este modo servir de alegato
frecuente ante la inacción del Estado, pues para este Colegiado la progresividad del
gasto no está exenta de observar el establecimiento de plazos razonables, ni de
acciones concretas y constantes del Estado para plazos razonables, ni de acciones
concretas y constantes del Estado para la implementación de políticas públicas100
98
Ratificado por el Estado peruano el 4 de junio de 1995. En vigor desde el 16 de noviembre de 1999.
99
STC N° 2945-2003-PA/TC, f.j. 33
100
Ibídem, f.j. 36
41
Se trata de una obligación perentoria a ser cumplida en plazos razonables y acompañados de
acciones concretas101.
Así, a la luz de los pronunciamientos emitidos por el Tribunal Constitucional que han sido
mencionados, resulta evidente la gravedad de las amenazas al derecho a la salud de los
afectados por parte de la concentración monopólica del mercado farmacéutico de InRetail
101
Ibídem, f.j. 37
102
En el caso Azanca Meza el TC señaló que la exigencia es el derecho de requerir al Estado que adopte las medidas
adecuadas para el logro de los fines sociales. Por su parte cabe recordar la Observación General N° 3 del Comité DESC,
que establece que entre las medidas que cabe considerar apropiadas, está la de ofrecer recursos judiciales en lo que respecta
a los derechos económicos, sociales y culturales, que puedan considerarse justiciables (párrafo 5). La Observación General
No 9 del Comité DESC, establece que la existencia de recursos judiciales para los DESC es también fundamental, y que
una posición contraria no está justificada ni por la naturaleza de los derechos ni por las disposiciones pertinentes del Pact o
DESC (párrafo 10).
103
STC N° 3081-2007-PA, f.j. 23
104
STC N° 2945-2003-PA, f.j. 33
105
Ibídem, f.j. 49
106
STC No 1956-2004-AA, f.j. 8.
42
Pharma S.A. En este sentido, la nulidad del contrato es posible de ser exigible por la amenaza
del derecho a la salud frente a una concentración del mercado
107
STC Exp. N.° 0008-2003-AA, f.j. 10
108
Ibídem, f.j. 12
109
Ibídem, f.j. 12
110
El TC ha señalado que la dignidad humana es el presupuesto de todos los derechos humanos (STC Exp. N.º 0008-2003-
AI, f.j. 1). También ha precisado que la dignidad humana supone el respeto de la persona humana como fin en sí mismo,
premisa que debe estar presente en todos los planes de acción social del Estado, e irradia tanto a los derechos civiles y
políticos como a los derechos sociales y económicos (STC Exp. N.º 2945-2003-AA, f.j. 17 y 19). Pero, además, la Corte
Constitucional Colombiana ha señalado que la dignidad humana protege i) la autonomía o posibilidad de diseñar un plan de
vital y de determinarse según las características (vivir como se quiere), ii) ciertas condiciones materiales de existencia (vivir
bien), iii) la intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir libre de humillaciones).
Véase la sentenC-355/06, fundamento 8.1.
111
STC Exp. N.º 2945-2003-PA, f.j. 10
112
Ibídem, f.j. 10. Según Robert Alexy, los derechos a prestaciones en sentido estricto, son derechos del individuo frente
al Estado a algo que si –el individuo poseyera medios financieros suficientes y si encontrase en el mercado una ofertad
suficiente – podría obtenerlo de los particulares. Ver: Alexy, Robert (2001). Derechos sociales fundamentales en Miguel
Carbonell, Juan Antonio Cruz Parcero, Rodolfo Vásquez, Derechos sociales y derechos de las minorías. Ciudad de México:
Editorial Porrúa, p. 69
113
STC Exp. N.º 2945-2003- PA, f.j. 11
43
esquema liberal «[p]ara dar paso a una visión en la que junto a la libertad y sus garantías
se fomenten con igual intensidad otros valores como la igualdad y la solidaridad»114.
En tal sentido, a juicio del Tribunal Constitucional, esta situación plantea dos exigencias y
obligaciones jurídicas muy concretas: restaurar el equilibrio entre las partes y proteger los
derechos fundamentales. Según este “recae sobre los órganos del Estado la obligación de
restaurar el equilibrio perdido a consecuencia de una relación de desigualdad, y de proteger
los derechos fundamentales como sistema material de valores. También en estos casos, como
lo ha afirmado el Tribunal Constitucional Federal Alemán, existe una obligación de
protección de los derechos fundamentales116”.
En el presente caso, el deber especial de protección de los derechos de las comunidades se
traduce en una obligación de protección frente a la empresa que pretende imponer precios
astronómicos, sobre la base de su posición de dominio y de control del mercado, amenazando
de una manera cierta e inminente el derecho a la vida de todos los ciudadanos, especialmente
los de bajo recursos económicos. Se precisa entonces de una labor “garantista de los mismos
órganos estatales frente a las restricciones de los derechos y libertades fundamentales117”.
Como sabemos, el tránsito del Estado liberal al Estado social de Derecho, reconocido en el
artículo 43 de la Constitución Política, implica reconocer dos cosas. En primer lugar, que si
bien a nivel jurídico somos iguales en dignidad y en derecho, social, política y
económicamente existen profundas brechas y desigualdades, muchas de las cuales
comprometen seriamente la dignidad de sectores sociales que se encuentran en situación de
pobreza y de pobreza extrema, en este sentido, para nadie es un secreto que los pueblos
indígenas se encuentran en situación de pobreza o pobreza extrema, muchas veces como
consecuencia de la destrucción de sus entornos, de la invasión de sus territorios y de la
imposición de modelos de desarrollo ajenos a los suyos. En segundo lugar, que el Estado
social de Derecho no puede quedarse cruzado de brazos, sino que debe adoptar medidas
concretas para asegurar y garantizar el goce en sus derechos de la población con mayores
niveles de vulnerabilidad.
114
STC Exp. N.° 1956.2004-AA, f.j. 4
115
Sentencia del Tribunal Constitucional Exp. N° 00042-2004-AI/TC FJ 1.
116
Sentencia del Tribunal Constitucional Exp. N° 00858-2003-AA/TC, FJ 22.
117
Ibídem.
44
La falta de acceso a las medicinas por parte de sectores pobres, como consecuencia de la
subida de precios de medicinas como consecuencia de su posición de dominio, hacen
necesario que el Estado adopte un conjunto de acciones positivas orientadas a la protección
de la población usuaria de medicinas. Esta obligación de atención alcanza su expresión
jurídica en el artículo 59 de la Constitución, que entre otras cosas, reconoce el principio de
protección del Estado a favor de la población que sufre cualquier tipo de desigualdad.
Conclusión:
V. ANEXOS:
Anexo 1-A: Copia legible del DNI de todas las personas demandantes.
45
Anexo 1-B: Copia de la ficha registral de la personería jurídica y del mandato vigente de la
junta directiva de Aprodeh, que acredita la representación de Maria del Rosario Narvaez
Vargas identificada con DNI N.º 07594485.
Anexo 1-C: Copia de la ficha registral de la personería jurídica y del mandato vigente de la
junta directiva de la Federación de Cannabis Medicinal, que acredita la representación de
Mario Ríos Barrientos como presidente, identificado con DNI N.º 06002807.
Anexo 1-D: Documento de información anual del 2018 del Grupo InRetail- Perú Corp.
Reconoce la compra del 100% de las acciones por parte InRetail Pharma S.A. hacia la
empresa Quicorp S.A. Link:
https://www.bvl.com.pe/hhii/OE5087/20190315093601/DIA322018324532INRETAIL.PD
F
Anexo 1-F: Copia del artículo Disponibilidad de medicamentos genéricos en las farmacias
y boticas de Lima metropolitana. Lima: REDGE (2014). Link:
https://www.redge.org.pe/sites/default/files/20150413%20Folleto%20Medicamentos%20G
en%C3%A9ricos%20en%20Lima%20Metropolitana.pdf
Ofrecemos, en calidad de medios probatorios, los documentos contenidos en los anexos 1-D,
1-E, 1-F y 1-G.
POR TANTO:
46
Que, al amparo de lo dispuesto en los artículos 80 y 74 del Texto Único Ordenado del
Código Procesal Civil, otorgamos facultades generales de representación a los señores
abogados que autorizan el presente escrito de postulación de la demanda: Juan Carlos Ruiz
Molleda, con registro CAL N° 28423 y correo jruiz@idl.org.pe ; Maritza Quispe Mamani,
con registro CAC N° 2242 y correo mquispe@idl.org.pe ; Rocío Meza Suárez, con registro
CAL N° 28423 y correo rmeza@idl.org.pe , del Instituto de Defensa Legal (IDL); y Mario
Rios Barrientos abogado, con registro CAL, N.º 24993 y con correo
marioriosbarrientos@gmail.com.
Que, de conformidad con lo establecido en el artículo 138 del Texto Único Ordenado
del Código Procesal Civil, designamos a Luis Álvaro Másquez Salvador, identificado con
DNI N° 72398517 y a Víctor Sebastián Delgado Céspedes, identificado con DNI N°
74059680, a efectos de que, en nuestra representación, puedan recoger cualquier tipo de
documentación, tales como oficios, partes, copias certificadas, anexos desglosados y toda
otra producida o presentada durante el proceso judicial, así como pueda revisar el expediente
del caso.
47
Rocío Meza Suarez Luis Lazo Valdivia
Abogada DNI N.° 0873779
Registro C.A.L, N.° 28423
48