Madame Bovary
Madame Bovary
Madame Bovary
Madame Bovary. Novela realista, y por ende, perturbadora, podría titularse esta "clase".
Representantes, además de Flaubert (cuya obra más representativa en este rubro es “La
educación sentimental”, no solo la que leemos en este curso), fueron Austen, Balzac y Dickens.
En esa estética los pilares claves son tanto la descripción (decisiva a la hora de dar verosimilitud al
relato) y la caracterización de personajes que son “tipos sociales” (el concepto es de Lukács, un
crítico literario marxista), esto es, representantes de un sector de la sociedad. En cuanto a la
descripción, no es inusual en esta estética encontrar largas parrafadas que describan escenarios
propios de tal personaje perteneciente a tal clase social; así como tampoco, en cuanto a la
caracterización de personajes, es inusual encontrar monólogos de tal o cual personaje propios de
alguien que pertenece a la clase social a representar. Sobre esto último, vale aclarar que es recién
en la Modernidad que el ideal de verosimilitud cuenta. Previo a eso, el autor/a no se preocupaba
al grado que lo harán durante este período por la verosimilitud de un parlamento. Un ejemplo:
cuando Odiseo es quien habla en primera persona en esa genial obra de Homero, vos no prestás
atención a si es verosímil que un guerrero de hace más de 20 siglos hable así y piense así. Lo que
importa en la épica es el retrato de las “aventuras del héroe”, para simplificar, y no la verosimilitud
de su relato, la adecuación de sus dichos a una lengua propia de su pertenencia de clase, para
decirlo con Bajtin.
Como sea, hermanada con la estética realista está el NATURALISMO, estética que le agrega al
relato fiel de la realidad una necesaria indagación previa para su realización. El ejemplo fiel de esta
estética son las novelas de Zola, escritor que hará (no sin antes documentarse como si fuera a
hacer un estudio científico de su objeto) novelas sobre mineros, sobre hombres de la bolsa, sobre
la decadencia de la burguesía, etc.
Ahora bien, Madame Bovary pertenece al realismo. Gracias a la descripción de cada escenario y
situación, como lectores nos vamos ubicando en tiempo y espacio. Si bien no es de las novelas más
“fechadas” (como pueden serlo las de Dickens y Balzac), esto es, una novela que hay múltiples
referencias que la anclan en tiempo y espacio, hay elementos que permiten hacerlo.
En particular me voy a referir a uno solo. Hay en Madame Bovary una referencia elocuente a la
burguesía como clase, clase que detestaba Flaubert (al igual que Balzac, aunque éste por razones
distintas) porque la veía como frívola, superficial, pasatista. Un ejemplo, que no es mío sino de
Nabocob en su estudio sobre esta novela. Él dice sobre Homais que:
“...su ciencia procede de los folletos; su cultura general, de los periódicos; sus gustos literarios son
pésimos, sobre todo por la mezcla de autores que cita. En su ignorancia, llega a comentar que
“That is the question, como decía un periódico que leí hace poco…”, ignorando que cita a
Shakespeare y no a un periodista de Rouen, aunque probablemente, lo ignoraba también el autor
del artículo político”.
Por otra parte, la novela puede ser leída en función de la perspectiva de género que proponen los
materiales de este año del curso. En ese sentido, Bovary es una heroína, una mujer que no
encuentra un amor que la rescate de esa abulia en la que vive. Una heroína que no se resigna.
Al respecto de lo perturbadora que fue una obra en la cual la mujer es la adúltera y no tiene un
castigo social (como sí en la genial novela de Nathaniel Hawthorne, “La letra escarlata”, novela
contemporánea pero que refiere a hechos ocurridos un par de siglos atrás), me interesa que
veamos cuán puritana era esa sociedad. Se ve el puritanismo, tanto en la construcción de la obra
(me refiero al arsenal de metonimias y metáforas para retratar escenas sexuales) cuanto a que, a
pesar de esa “delicadeza” (es la antítesis del Marqués de Sade, para poner un contraste claro a lo
que me refiero), su autor fue a juicio por “ofensa a la moral pública y a la religión”. Precisamente
había sacado copias de las actas del juicio, que es memorable. Están en fotocopiadora y dispuestas
para que sean lo primero que compren cuando retornemos al instituto en 2024 :)!!!!!
Por último, Flaubert terminó convirtiéndose en una suerte de "patrono laico" del estilo, un
obsesivo que sopesaba cada frase para ver cómo sonaba. En resumidas cuentas, el loco este
trabaja la prosa como si fuera poesía y tenía la aventurada idea (modernista, por cierto) de escribir
una novela "sobre nada", que estuviera sostenida por algo tan etéreo (y trabajoso) como el estilo
literario.
Dejo un audio introductorio y dos más de análisis, uno basándome en texto de Vargas Llosa (La
orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary) y otro en texto de Nabocov (Curso de literatura
europea).
-Puritanismo de la época
-Novela de encierro
Clase 7
Abordo en este en "encuentro" (nunca sé cómo demonios llamar a esto que hacemos aquí; me
niego a llamarlo clase y opto por otros eufemismos) a esta novela como representante de su
tiempo, la Modernidad.
Tanto porque tematiza esa afirmación en una nueva época histórica (Homais es un personaje
emblema, pero también Ema y su libertad de acción) cuanto por su factura, esto es, como un
exponente de la modernidad literaria. Ahondo en uno de estos audios que les dejo sobre estas
diferencias.
Partiendo de la mención de una gran obra crítica sobre Flaubert, me refiero a "El idiota de la
familia. Gustave Flaubert desde 1821 a 1857" de Jean Paul Sartre, abordo también un tópico
necesario como es el de la profesionalización del/a escritor/a, un escenario, el de volverse un/a
"profesional de la palabra", que debe afrontar todo/a aquel/la que se dedique a la literatura desde
que no hay mecenas que sostenga tu labor.
Al respecto, hay un cambio en la esfera pública. En la era del capital, hay que ganarse un lugar
como un trabajador más. Eso es lo que debe hacer todo/a escritor/a. Lo vemos en Alfonsina Storni
y Roberto Arlt, que se ganan la vida como periodistas; o Borges, que hace lo propio como un
humilde bibliotecario municipal; no así Victoria Ocampo y Bioy Casares, que pertenecen a la
aristocracia de nuestras letras.
Bueno, eso que pasa acá, en Argentina, ya desde fines del Siglo XIX (Sarmiento y Hernández
precisamente se ganan la vida como periodistas, aunque no solamente, ambos tendrán cargos
políticos) y principios del Siglo XX, pasa obviamente en Europa, donde escritores/as deben
"ganarse el mango" escribiendo para esa clase reinante, la burguesía (pronto algunos escribirán
para la masa obrera, Jack London, uno de ellos).
Pues Flaubert escribe en este contexto entonces. Y como Baudelaire, que le escribe al "hipócrita
lector" (burgués), detesta a la burguesía como ya mencioné.
Respecto de esto último, les comparto un material que tenemos en fotocopiadora y que, al no
tener acceso, me permití leerles algunos pasajes para que vean cómo esa sociedad machista, la
Francia del Siglo XIX, esa que había declarado los derechos del hombre sin tener en cuenta
mujeres y esclavos (se olvidaban los burgueses que hicieron la revolución de los esclavos que
Francia tenía en Haití), lleva al banquillo de los acusado a Flaubert.
Les leo parte de "Acusados: Flaubert y Baudelaire o de cómo, en el año de 1857, Madame Bovary y
Las flores del mal fueron llevadas ante el tribunal" de Ricardo Cano Gaviria (Muchnik, 1984).