Análisis Del Caso Pucp - Chumán Diaz

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ANÁLISIS DEL CASO PUCP – EXP.

NÚMERO 03347-2009-PA-TC

La controversia gira en torno al patrimonio sujeto a sucesión de José de la Riva Agüero


(militar y político peruano) quién por propia voluntad al no tener herederos directos,
ejerce su derecho de libre disposición y por medio de la sucesión testamentaria
(estipulado actualmente en el artículo 686 del Código Civil) transfiere sus derechos de
propiedad (sucesión) a la Pontifica Universidad Católica del Perú.

Pero los hechos controvertidos de esta sucesión testamentaria se ven evidenciados en los
diferentes testamentos dejados por Riva Agüero en diferentes tiempos, el primero en el
año de 1933, el segundo en el año de 1935, el tercero en el año de 1938 y el último en el
año de 1939. Estipulando en ellos una voluntad sin mucho grado de especificación,
motivo por el cual se dio origen a un proceso judicial entre 2 instituciones muy
reconocidas y con trascendencia nacional como son la PUCP y el arzobispado.

A continuación se analizará la trascendencia de los testamentos de 1933 y 1938:

El primero expresa como heredera principal a la PUCP, sin embargo otorga una
característica o condición especial que consiste en un plazo de 20 años posteriores a la
muerte del testador, para que el sucesor adquiera “la propiedad absoluta” del causante.

En el segundo se manifiesta la creación de una junta administradora conformada por un


integrante del arzobispado y otro que vendría a ser el rector de la citada universidad.
Otorgándoles potestades diversas a ambos como cuidar el cumplimiento de las Mandas
y Legados en relación al patrimonio sucedido.

Sin embargo es ahí que surge la discusión entre estas instituciones por las diferentes
interpretaciones que ambas tenían sobre lo manifestado en dichos testamentos, ya que
por parte de la PUC le correspondería a esta la “propiedad absoluta” por lo estipulado
en el testamento del año 1933 en concordancia con el testamento del año 1938 en donde
se vuelve agregar a la PUCP como sucesor principal del patrimonio y por ende futuro
propietario. Por parte del arzobispado dirige su pretensión amparándose en el
testamento del año 1938, que de acuerdo a estos, si se hace una correcta interpretación
testamentaria se reconocería la verdadera voluntad del testador que refiere que la
comunidad católica nunca se aparte de dicho patrimonio, por el contrario; que sea esta
quien lleve la administración no solo de las mandas y legados de la Riva Agüero, sino
también del patrimonio sucedido.
Ante ello se realiza la siguiente pregunta ¿Qué es la propiedad absoluta?
Para responder dicha interrogante se acude a doctrina y se encuentra que de acuerdo a
Enrique Varsi Rospigliosi (2019):
La característica de absoluta compete a 2 supuestos que son; un señorío pleno
sobre el bien y que lo absoluto determina su carácter “erga omnes” (oponible a
terceros) y el ius persequendi (perseguir el bien dónde y con quién esté).
Entonces el titular goza de “todos” los atributos sobre el bien, el summun
facultatis: usar, disfrutar, disponer y reivindicar, lo que hace de la propiedad
un derecho pleno, a diferencia de los derechos reales desmembrados, en los que
se ejerce solo un señorío parcial sobre la cosa. Y es un derecho oponible a
terceros, en cuanto todos deben respetar la propiedad, correspondiéndole al
propietario accionar la defensa de sus intereses.
Entonces el carácter de absoluto que refiere el testamento de 1938 a la propiedad que le
compete a la PUCP es un derecho pleno que es oponible a terceros y por ende el
arzobispado quedaría apartado de la administración de dicha propiedad.
A continuación se analizará la propiedad desde el punto de vista constitucional:
De acuerdo al artículo 2 inciso 16 de la Constitución Política del Perú de 1993, en su
articulación número 2 inciso 16 expresa el derecho que toda persona tiene a la
propiedad y a la herencia. En otras palabras refiere que la propiedad puede ser
transmitida por herencia, la misma que se llevará a cabo por la muerte de su antiguo
propietario.
Según González Linares (2012), “es el derecho real por antonomasia que tiene por
objeto los bienes de contenido económico y de proyección social, y que confiere al
titular los poderes materiales de usar, gozar, los jurídicos de disponer y reivindicar el
bien, sin más limitaciones que las establecidas por la Constitución y las leyes”.
Entonces se tiene que la propiedad de acuerdo a lo declarado por José de la Riva Agüero
en sus manifestaciones de voluntad plasmadas en testamento conduce como único
propietario a la Pontifica Universidad Católica del Perú.
Derechos vulnerados:
En este punto se analizará que derechos constitucionales se vulneran con las
pretensiones de las partes, tanto de la PUCP como del arzobispado.
El primero señala que si bien es cierto dentro de la denominación “católica” de la citada
universidad, no quiere decir que ésta pertenezca a la comunidad católica, y que sea esta
quién tenga dicho poderío sobre la universidad solo por el hecho de las creencias y el
apego religioso que tenía José de la Riva Agüero, sin embargo la PUCP no es ajena a la
comunidad católica y dentro de su estatuto reconoce a esta dentro de su asamblea
universitaria.
Dicho este preámbulo se aprecia en el expediente sujeto a análisis que al sostener el
arzobispado que la PUCP se aparte del ejercicio de propiedad que le corresponde se está
violando en primer término al derecho a la propiedad estipulado en el artículo 2 inciso
16 y el artículo 70 de la constitución política del Perú, en segundo término se viola el
derecho a la Autonomía Universitaria de acuerdo al artículo 18 de la constitución
política.
El derecho que invoca el arzobispado a ser vulnerado, es el derecho a heredar de
acuerdo al artículo 686 del Código civil, que para ellos le corresponde de acuerdo a la
interpretación hecha al testamento de 1938.
Asimismo se analizará ¿Qué interpretación testamentaria hecha por las partes es
correcta?
De acuerdo a Fernando Vidal Ramírez (2007) la interpretación del testamento reviste
especial importancia, pues su contenido es la voluntad del testador, dictada al notario si
el testamento es por escritura pública, manuscrito por el testador si es ológrafo o
manuscrito o dictado a un tercero si es cerrado, pero en todos los casos debe ser la
expresión directa de su voluntad, la que sólo puede darse a conocer, para los efectos
sucesora les cuando el testador ha fallecido. La interpretación, entonces, debe ser la
genuina determinación del sentido y del alcance de sus disposiciones testamentarias
a) Interpretación de la PUCP:
En el caso de la PUCP, para opinar sobre qué es lo que quiso disponer el testador José
de la Riva Agüero, y así interpretar lealmente su voluntad, es indispensable tratar de
conocer su personalidad, sus múltiples calidades intelectuales y los determinantes
históricos familiares.
Cuando Riva Agüero decide sobre el futuro de sus bienes no cabe duda que ordena que
estos bienes pasen a la cultura universitaria (de acuerdo a los testamentos de 1933 y
1938) A esta última estipula la denominación de “heredera absoluta, lo repite en su
testamento de 1938 con el nombre de “Heredera Principal”, Riva Agüero sabía, por
muchos antecedentes familiares, qué cosa se decide y ordena en los testamentos, sabía
también, por no haber herederos directos en su caso, qué cosa eran “Mandas y
Legados” y quiénes deberían encargarse de cumplirlos. Por eso cuando dice, “y para las
mandas, legados, etc., constituyo como condición insustituible una Junta Perpetua
formada por el Rector de la Universidad (que es además su heredera absoluta) y un
delegado del Arzobispo”, la misión de esa junta, es cuidar del cumplimiento de las
Mandas y Legados, entre los que están en el testamento de Madrid del año 1939 Por
eso, no se puede negar que la propiedad absoluta de los bienes de Riva Agüero sea de
la Universidad Católica, y que la obligación de cumplir con las mandas, legados, etc.,
fuera y fue la misión cumplida o no de la Junta Administradora Perpetua. Mirko Lauer
(La República, 3 de agosto del 2012.)
Entonces de acuerdo a la legislación civil peruana esta circunstancia se encuentra
plasmada en el artículo 778 del Código Civil la cual lleva la denominación de “albacea”
en donde se expresa que:
“El testador puede encomendar a una o varias personas, a quienes se
denomina albaceas o ejecutores testamentarios, el cumplimiento de sus
disposiciones de última voluntad”.
Asimismo se ve reflejado que dentro de las disposiciones de los Testamentos (1933 y
1938) se revela que el Testador era consciente que la Junta Administradora era un
albacea por el mismo hecho de ser un jurista de talla transcendente en la historia
peruana.

b) Interpretación del arzobispado:


El Arzobispado se contrae fundamentalmente a que se determine, de manera meridiana,
cuál de las cláusulas pertinentes que figuran en los testamentos de 1933, versus el de
1938, debe primar, si hubiere varios testamentos secuenciales, sucesivos y opuestos, el
posterior elimina al anterior, pues lo que cuenta es la última voluntad del causante, en
atención a lo anterior se tiene que, si bien Riva Agüero instituyó por heredera principal
de sus bienes, en su testamento de 1933, la modificación se origina o se crea a través de
un nuevo elemento que aparece en calidad de adición (1938): el testador impone la
obligación consistente en disponer, con legítimo e incuestionable derecho, de que sea
una Junta Administradora insustituible la que, con carácter de “perpetuidad”, administre
los bienes que son de propiedad y para beneficio y sostenimiento de la heredera: la
Universidad Católica del Perú. (exp. 03347-2009-pa-TC).

Para el arzobispado se aprecia la clara e inequívoca voluntad del testador de nombrar


una “administradora perpetua” de los bienes que deja en herencia a la Universidad, la
perpetuidad, tanto jurídica como gramaticalmente, alude a una “duración sin fin”, no
puede admitirse la interpretación de la PUCP que señala que, la administración de los
bienes de la universidad corresponde de modo exclusivo y excluyente a su propietaria, y
que sólo la administración de las mandas y encargos religiosos corresponden a la Junta.
Esta división o separación de intenciones no se advierte, por más esfuerzos que se
realicen, del texto fluido y claro de la cláusula correspondiente del testamento de 1938.
(exp. 03347-2009-pa-TC).

De acuerdo a ello el Tribunal Constitucional al apegarse a una mala interpretación por


parte del arzobispado resuelve declarar infundado el amparo presentado por la PUCP.
Criterio que mi persona no comparte por lo siguiente:

La interpretación hecha por la PUCP fue la más acertada a la voluntad del testador, que
en reiterados testamentos dejo claro que la propiedad del patrimonio le corresponde a la
PUCP y no al arzobispado, éste solo ejerce un acto de administración temporal más no
adquirirá un poder permanente por encima del nuevo propietario.
De acuerdo al código civil un testamento puede dejar sin efecto a otro (artículo 779 del
código civil), pero en el presente caso la intención de Riva Agüero, no fue dejar sin
efecto los testamentos anteriores, por el contrario; añade nuevos términos, los cuáles
fueron interpretados erróneamente por el arzobispado al querer apropiarse de un
patrimonio que no le pertenece ya que la administración de este solo se limita a ser
albacea.

Expongo mi total desacuerdo con la declaración de invalidez del acuerdo del 13 de julio
de 1994 que declara el Tribunal, porque no se aprecia ningún acto de aprovechamiento
por parte de la PUCP hacia el arzobispado. Asimismo la universidad no es ajena a las
actuaciones religiosas pretendidas por el causante en sus testamentos, los cumple a
cabalidad y esto quedó plasmado en el acuerdo de 1944 con el anterior cardenal.
Bibliografía

1. Lauer, M. (3 de Agosto de 2012). PUCP: herencia, mandas y legados. Obtenido


de https://www.pucp.edu.pe/endefensadelapucp/neutras/pucp-herencia-mandas-
y-legados/index.html
2. RAMÍREZ*, F. V. (2007). LA INTERPRETACIÓN DEL ACTO
TESTAMENTARIO. Revista Oficial del Poder Judicial, 10.
3. Rospigliosi, E. V. (2019). Las características del Derecho de Propiedad.
GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL, 9.
4. González Linares, N. (2012). Derecho Civil Patrimonial. Derechos reales. Lima:
Jurista.

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