Trabajo RHEMA 16
Trabajo RHEMA 16
Trabajo RHEMA 16
La muerte, como cualquier otra experiencia en la vida nos deja lecciones, que si las tomamos con sabiduría
pueden llegar a ser un gran tesoro para nosotros y que es necesario compartirlo con las demás personas que se
encuentran pasando por la situación de la pérdida de un ser querido.
Ahora, ¿Qué cosas podemos aprender de la muerte de otra persona que nos pueda hacer más sabios en
nuestras vidas según nuestro texto central?
El versículo 1 de nuestro texto central nos hace reflexionar sobre la importancia de dejar un legado mientras
estamos en vida, pues esta será nuestra huella en el mundo y esto se logra cuando tenemos un buen testimonio
ante los demás. Lo que hará que se siga hablando de nosotros es el impacto que hemos dejado en otras
personas y no simplemente pasar desapercibidos por la vida sin pena ni gloria.
Una ilustración de esto es la vida de Abel y como la Biblia habla de su testimonio en el capítulo 11 del libro de
hebreos.
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo,
dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
Una vez visto que la muerte nos impulsa a generar una buena reputación ante los demás ¿Cómo lo hacemos?
Para entender el versículo 2 de nuestro texto central, tomare como ejemplo al hombre rico en la historia que
Jesús relato sobre este personaje y Lázaro el mendigo, este señor tenia reputación por sus lujos, pero eso no le
garantizaba que su eternidad la pasara con Dios, pues nunca se preocupo por su relación con el Señor.
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CENTRO DE ENTRENAMIENTO BÍBLICO DE COLOMBIA RHEMA CEBCO
Estudios Superiores en Teología Ministerial
Espacio Académico de Ayudando personas que han perdido a un ser querido
Nombre: Jorge Armando Jiménez Cajar
Código: 311420003
Fecha: 21/04/2016
Extensión Marsella
Se podría pensar que la actitud de este rico fue insensata, tal como lo describe la Palabra de Dios en Lucas
12:16-21 y para el colmo de su insensatez le pide a Abraham que envíe a Lázaro o a alguien que se levante de
entre los muertos a testificar de su situación en la eternidad para que no le suceda lo mismo a sus familiares, a lo
cual recibió la respuesta que si no creen en el testimonio de la Palabra inspirada a Moisés y los profetas no
creerán menos si Lázaro va y les predica, por eso es muy importante la predicación del evangelio y el compartir
de Cristo a los demás, para que ellos crean, reciban a Jesús en sus vidas y por la fe en Cristo vivan una vida
santa y honorable a Dios.
Existe una película llamada “Los Secretos de Jonathan Sperry” y en un momento de la película el señor Sperry
lleva a su grupo pequeño a un cementerio para que escuchen la voz de los muertos y les recuerda la diferencia
que hay entre la vida y la muerte y como juega un papel decisivo el compartir del evangelio con otras personas
pues la muerte es el fin de la vida natural, pero el punto de partida de la vida eterna y todo se reduce a la
determinación de haber recibido a Cristo en mi corazón y en haber vivido siguiendo sus pasos en el camino y la
verdad y la vida que nos conduce al Padre.
Viendo estos dos puntos, ¿Qué otra cosa podemos aprender de la muerte de otras personas?
La muerte, como las adversidades y las circunstancias en la vida tienen el propósito de acercarnos más a Dios y
fortalecernos. En el versículo 3 de nuestro texto central encontramos la frase “la tristeza tiende a pulirnos” y es
que la muerte nos hace recordar la fragilidad y brevedad de la vida para que de esta forma vivamos sabiamente.
Quiero complementar esta idea con la siguiente ilustración, nuestra vida es como un fragmento de oro solido, que
para ser refinado debe pasar por el fuego del horno y así eliminar sus impurezas; la muerte, las adversidades y
las circunstancias de la vida son las impurezas del oro que suben a la superficie para ser retiradas y así obtener
el oro refinado que somos nosotros preparados para nuestra encuentro con Jesús en la eternidad (Ver 1 Pedro
1:6-7)
Si nuestra vida es refinada para nuestro encuentro con el Señor ¿Qué podemos concluir de nuestro aprendizaje
con la muerte de otra persona?
En resumen, no podemos vivir ignorando que nuestra vida puede seguir igual a las corrientes de este mundo que
menosprecian el valor y el significado de la eternidad en Cristo, por eso debemos auto-examinarnos
constantemente sobre cuál es el rumbo de mi vida y si este se encuentra alineado con Dios, de no ser así tengo
la oportunidad ahora de confesar mis pecados y recibir el perdón de Dios pues desconocemos en qué momento
la muerte puede encontrarnos y estar seguros que si morimos estaremos en el Cielo con Dios.
Cuando estemos en la situación de afrontar la pérdida de un ser querido o conocido, recordemos que debemos
vivir una vida más balanceada, ya que nosotros también llegaremos a esa etapa de nuestra vida, pero con la
diferencia de que habremos adquirido sabiduría para enfrentarla con madurez. Debemos ser realistas acerca de
nuestra frágil mortalidad y que la corrupción de este mundo no podrá prevalecer ante una vida integra y
consagrada para Dios.
Dios nuestro, a ti te duele ver morir a la gente que te ama. ¡Líbrame de la muerte, pues estoy a tu servicio!
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