Cas 2394 2012 Libertad

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El Decreto Legislativo N° 730 es la norma especial que regula los descansos

remunerados de los trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad


privada, estableciéndose éste de manera general a treinta días anuales.
Asimismo, el artículo 6° del Decreto Legislativo N° 882 – Ley de Promoción de
la Inversión en Educación, establece que el personal docente y administrativo de
las instituciones educativas particulares, entre estas las universidades, se rigen
exclusivamente por las normas del régimen laboral de la actividad privada.
De una interpretación literal del artículo 54° de la Ley Universitaria y del artículo
6° del Decreto Legislativo N° 882, se aprecia que el único régimen laboral
aplicable a los docentes de las universidades privadas es el de la actividad
privada, incluyendo el plazo que se concede por concepto de vacaciones. Sin
embargo, podría indicarse que existiría una antinomia aparente en la misma Ley
Universitaria, puesto que en el mismo artículo 54° señala que los docentes de
las universidades privadas se rigen por las disposiciones del Estatuto de la
respectiva Universidad, en lo que respecta a las normas para su ingreso a la
docencia, su evaluación y su promoción; siéndoles aplicables las normas del
Capítulo V, con excepción de los literales e) y g) del artículo 52° y el artículo 53°;
no obstante, dicho artículo 52° regula los derechos de los docentes ordinarios y
la misma ley señala que la legislación laboral de la actividad privada
determina los derechos y beneficios de dichos profesores, pudiéndose entender
que únicamente el régimen laboral de la actividad privada determina los
derechos y beneficios de los docentes ordinarios de las universidades privadas.
La duda ante la interpretación de las disposiciones normativas anteriormente
señaladas han sido dilucidadas por la Sala de Derecho Constitucional y Social
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República en la Casación
Laboral N° 2394-2012-La Libertad.
Casación Laboral N° 2394-2012-La Libertad: Período vacacional de los
docentes ordinarios de universidades privadas
En el presente caso, el demandante, en su calidad de docente ordinario interpuso
demanda contra la Universidad Privada Antenor Orrego, en adelante UPAO, por
concepto de vacaciones no gozadas e indemnización por el no goce oportuno de
las mismas, señalando entre otros argumentos que a los docentes ordinarios de
las universidades públicas y privadas les corresponde vacaciones por 60 días
anuales, de conformidad con el artículo 52° de la Ley N° 23733 - Ley
Universitaria. En su demanda, dicho docente señaló que únicamente gozó de 30
días de vacaciones, motivo por el cual solicitó el pago de los 30 días restantes
anuales que no gozó, así como la indemnización por el período no gozado,
solicitando la aplicación lo establecido en el artículo 23° del Decreto Legislativo
N° 713.
Por su parte, la universidad demandada argumentó que el artículo 18° de la
Constitución establece que las Universidades se rigen por sus Estatutos, la
Constitución y la ley; y en su caso se trata de una universidad privada, que se
rige en cuanto a su constitución por la Ley N° 23733, la ley hace una excepción
en determinados aspectos que tienen que ver en el ejercicio de la educación
universitaria a cargo de las universidades privadas, en otros casos rige el
Decreto Legislativo N° 882 en el caso que las Universidades sean Sociedades
Anónimas; al respecto, efectivamente el artículo 52° de la Ley Universitaria
establece las vacaciones en términos generales, esta ley regula tanto las
Universidades Públicas y Privadas, de tal modo que el docente demandante
alega este derecho, invocando analógicamente el Decreto Legislativo N° 713, lo
cual resultaría contradictorio ya que el Artículo IV del Título Preliminar del Código
Civil establece que para establecer o restringir derechos no se aplica la analogía.
Del mismo modo, resulta que el artículo 54° de la Ley Universitaria determina
que los profesores de la Universidades Privadas se rigen por las normas de su
Estatuto, de tal suerte que el caso preciso de las Universidades Privadas, los
beneficios y derechos de los profesores de las universidades privadas se regulan
por las leyes que rigen el régimen laboral de la actividad privada, y en el caso
del goce del derecho vacacional, lo que corresponderían a los profesores de
Universidades Privadas sería la aplicación estricta del Decreto Legislativo N° 713
y el derecho a vacaciones en virtud de su artículo 10° es decir, de 30 días,
contrariamente lo que ha invocado el docente demandante, por lo que a
consideración de la universidad demandada, la acción resultaría infundada.
El Tercer Juzgado Laboral de Trujillo declaró fundada la demanda y ordenó a la
universidad demanda el pago de las vacaciones no gozadas y la indemnización
por el no goce oportuno de las mismas, respecto del período 1998-199 al 2008-
2009; bajo los siguientes argumentos:
 El literal f) del artículo 52° de la Ley Universitaria, prescribe: “De
conformidad con el Estatuto de la Universidad los Profesores Ordinarios tienen
derecho a: f) Las vacaciones pagadas de sesenta (60) días al año, sin perjuicio
de atender trabajos preparatorios o de rutina universitaria de modo que no
afecten el descanso legal ordinario;(…)”; y el artículo 54° de la citada ley
establece: “Los profesores de la Universidades privadas se rigen por las
disposiciones del Estatuto de la respectiva Universidad, el que establece las
normas para su ingreso a la docencia, su evaluación y su promoción. Le son
aplicables, además las normas del presente Capítulo con excepción del artículo
52 incisos “e” y “g”, y 53. La legislación laboral de la actividad privada determina
los derechos y beneficios sociales de dichos profesores.
· De conformidad con el marco legal citado, se desprende que el Profesor
Ordinario de una Universidad Privada tiene derecho a vacaciones pagadas de
sesenta (60) días al año, ya que por mandato del artículo 54° de la Ley
Universitaria, el Profesor Ordinario de la Universidad Privada, a parte del
Estatuto respectivo, es aplicable el Capítulo V de la Ley Universitaria, con
excepción de los incisos e) y g) del artículo 52° y artículo 53°; puesto que dichas
disposiciones son propias de los Profesores de Universidades Públicas,
permitiendo interpretar que los Profesores de Universidades Privadas tienen
derecho a las vacaciones pagadas de sesenta (60) días, y por mandato del
párrafo final del artículo 54° de la Ley Universitaria, es de aplicación la legislación
laboral de la actividad privada; esto es, la legislación laboral del régimen laboral
común, ésta última que es la que se refiere el literal d) del artículo 213° del
Estatuto de la universidad demandada.
· El Decreto Legislativo N° 882, vigente desde el 10 de noviembre de 1996, es
un dispositivo normativo con rango legal, cuya finalidad era la de promover y
conducir instituciones educativas, incluidas las Universidades privadas y el de
transferir su propiedad; esto es, dicha norma legal tenía entre sus líneas
directrices la eliminación de trabas a la inversión e inequidades, entre otras
materias; lo que permite deducir que dicho decreto legislativo no resulta ser una
norma legal que regula los derechos y deberes de los profesores de
Universidades privadas, uniéndose el hecho que tanto dicho decreto legislativo
y la Ley Universitaria, sus materias son distintas puesto que la primera regula el
derecho de propiedad y el régimen tributario, y la otra, los derechos y deberes
del estamento universitario señalado.

Al ser eso así, lo establecido en el artículo 6° del Decreto Legislativo N° 882


respecto a que el personal docente y los trabajadores administrativos de las
Instituciones Educativas Particulares, incluyendo las Universidades Privadas,
bajo relación de dependencia, se rigen exclusivamente por las normas del
régimen laboral de la actividad privada, debe ser concordado con el párrafo del
artículo 54° de la Ley Universitaria que señala: “La legislación laboral de la
actividad privada determina los derechos y beneficios de dichos profesores.”; lo
que permite interpretar que la norma legal que regula el descanso vacacional de
los profesores de universidades privadas, es el literal f) del artículo 52° de la Ley
Universitaria, es decir, el período vacacional de dichos docentes es de sesenta
(60) días anuales.

Habiendo sido interpuesto recurso de apelación por la universidad demanda,


contra la mencionada sentencia, la Primera Sala Laboral de La Libertad confirmó
la sentencia de vista, declarando fundada la demanda en ambos extremos. Cabe
señalar que este caso ha sido de conocimiento en una anterior oportunidad por
parte de la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte
Suprema, mediante la Casación Laboral N° 2804-2011-La Libertad[2], la misma
que declaró fundada la casación debido a que la sentencia de vista incurrió en
falta de motivación e incongruencia interna al señalar la posibilidad de la
aplicación “complementaria” del artículo 23° del Decreto Legislativo N° 713
respecto a la Ley Universitaria; en consecuencia se declaró nula la sentencia de
vista en virtud del artículo 39° de la Ley N° 29497 – Nueva Ley Procesal del
Trabajo[3]; y ordenaron que la Primera Sala Laboral vuelva a expedir nuevo
pronunciamiento.
El 27 de abril de 2012, la mencionada sala laboral volvió a emitir sentencia
confirmando la sentencia del juzgado laboral, habiendo interpuesto la
universidad demandada nuevamente recurso de casación contra la última
sentencia. El 17 de diciembre de 2012 se realizó la vista de la causa ante la Sala
de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema y se emitió
en la fecha la sentencia, pronunciándose dicha Sala Suprema en esta
oportunidad sobre el fondo de la controversia.
Al respecto, la mencionada Sala Suprema argumenta que la Sala de mérito no
ha cumplido adecuadamente con lo ordenado en la Casación N° 2804-2011-La
Libertad y se ha limitado a reproducir nuevamente los argumentos empleados en
la sentencia que fue anulada. No obstante, de conformidad con los artículos I y
III del Título Preliminar de la Nueva Ley Procesal del Trabajo[4], y en pro de la
realización de un proceso laboral célere y eficaz, la Sala Suprema estableció que
no correspondía declarar nuevamente la nulidad de la sentencia recurrida, por
tal motivo procedió a emitir un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia.
Sobre el principio de celeridad se ha dicho que es el principio en virtud del cual
el proceso laboral debe gozar de la mayor agilidad de plazos y sencillez en su
tramitación[5]; pese a que este principio también se encontraba regulado en la
anterior Ley Procesal del Trabajo, Ley N° 26636, se puede apreciar que en la
actual ley procesal contiene disposiciones que permitirían conseguir la celeridad
procesal ya que se han reducido los plazos de duración de los procesos
laborales[6].
Así las cosas, los aspectos centrales sobre los cuales la Sala Suprema debe
emitir un pronunciamiento es sobre: (i) la posibilidad de que los docentes de las
universidades privadas cuenten con sesenta (60) días de descanso vacacional;
y (ii) la pertinencia de amparar la indemnización por el no goce oportuno del
descanso vacacional en aplicación del Decreto Legislativo N° 713.
Sobre el primer punto en controversia, la Sala Suprema ha establecido que, en
base a una interpretación sistemática, y favorable al trabajador, del literal f) del
artículo 52° con el artículo 54° de la Ley Universitaria, se puede concluir que
tanto los docentes ordinarios de las universidades públicas como de las
universidades privadas tienen el derecho a gozar de sesenta (60) días de
descanso vacacional anual remunerado; puesto que argumentar lo contrario
sería vulnerar el principio de igualdad, mediante el cual toda persona tiene
derecho a ser tratada por igual.
El derecho a la igualdad ante la ley, reconocido por el inciso 2 del artículo 2º de
la Constitución Política[7], implica el “reconocimiento de la existencia de una
facultad o atribución conformante del patrimonio jurídico de una persona,
derivada de su naturaleza, que consiste en ser tratada igual que los demás en
relación a hechos, situaciones o acontecimientos coincidentes”[8]. En tal sentido,
como ha tenido oportunidad de pronunciarse el Tribunal Constitucional, la
igualdad puede ser entendida como el derecho fundamental de la persona “a no
sufrir discriminación jurídica alguna; esto es, a no ser tratada de manera dispar
respecto a quienes se encuentren en una misma situación, salvo que exista una
justificación objetiva y razonable de esa desemejanza de trato”[9].
Trasladada a los derechos laborales, esta regla asegura la igualdad de trato que
obliga a las entidades estatales y a los particulares a observar, con respecto a
las relaciones laborales, una conducta que “no genere una diferenciación no
razonable y, por ende, arbitraria”. De lo contrario, se estaría ante un caso de
discriminación al haberse afectado al trabajador “en sus características innatas
como ser humano” o vulnerado “la cláusula de no discriminación prevista por la
Constitución”[10].
Asimismo, el inciso 1 del Artículo 26º de la Constitución[11] consagra la igualdad
de oportunidades sin discriminación como uno de los principios que rigen la
relación laboral. Al respecto, el Tribunal Constitucional, ha precisado que este
principio “obliga a que la conducta ya sea del Estado o los particulares, en
relación a las actividades laborales, no genere una diferenciación no razonable
y, por ende, arbitraria”[12].
Por su parte, la Corte Suprema[13] ha establecido que el principio de igualdad
que se encuentra consagrado en el inciso 2 del artículo 2º de la Constitución
Política del Estado no impide al operador del derecho determinar, entre las
personas, distinciones que expresamente obedezcan a las diferencias que las
mismas circunstancias prácticas establecen de manera indubitable, es decir, la
existencia de sucesos espacial y temporalmente localizados que poseen rasgos
específicos e intransferibles que hacen que una relación jurídica sea de un
determinado tipo y no de otro, así la diferenciación implica una relación efectiva
entre el trato desigual que se establece, el supuesto de hecho y la finalidad que
se persigue alcanzar.
Respecto al caso en concreto, la Sala Suprema ha determinado que no existen
criterios objetivos que permitan establecer un trato diferenciado entre los
docentes ordinarios de universidades públicas y de universidades privadas,
puesto que para ambos rige la Ley Universitaria. A su vez, señala que cuando el
artículo 54° de la Ley Universitaria establece que “(…) la legislación laboral de la
actividad privada determina los derechos y beneficios de dichos profesores”
debe ser interpretada que los derechos y beneficios que establece dicha ley le
son aplicables a los docentes ordinarios de las universidad privadas, además de
los derecho y beneficios que se encuentran sujetos al régimen laboral privado.
No obstante, sobre el segundo punto materia de controversia, la Sala Suprema
ha argumentado que no sería aplicable a los docentes ordinarios de las
universidades privadas las disposiciones relativas a la indemnización por no
goce oportuno de vacaciones conforme el Decreto Legislativo N° 713, toda vez
que dicha indemnización encuentra su correlato en el período vacacional de
treinta (30) días, siendo éste un supuesto fáctico distinto al regulado por la Ley
Universitaria; y además la ley especial que regula el período vacacional de
sesenta (60) días, no ha regulado una sanción a la universidad empleadora en
caso no otorgue el período vacacional señalado de manera oportuna.
Por dichos motivos, la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de
la Corte Suprema de Justicia de la República declaró FUNDADO el recurso de
casación, casó la sentencia de vista y actuando en sede de instancia revocó la
sentencia apelada (sentencia del Tercer Juzgado Laboral) en el extremo de la
indemnización vacaciones por el no goce oportuno de las vacaciones, y
confirmaron en los otros extremos; es decir, a los docentes ordinarios de las
universidades privadas también les corresponde sesenta (60) días de
vacaciones anuales.
Comentario final
De una primera lectura de las disposiciones establecidas en la Ley Universitaria
se pudo apreciar que el régimen laboral de los docentes ordinarios de las
universidades privadas es el relativo al de la actividad privada; siendo regulados
por este régimen exclusivamente todos los derechos y beneficios para dichos
docentes; sin embargo, pese a que la Sala Laboral no cumplió a cabalidad la
sentencia casatoria anteriormente dictada; la Sala de Derecho Constitucional y
Social Permanente haciendo uso de la interpretación sistemática e interpretando
las disposiciones de la Ley Universitaria a favor del docente ordinario
(trabajador), es que ha zanjado la controversia relacionada al período vacacional
que les corresponde a los docentes ordinarios de las universidades privadas.
Como bien suponemos, esta medida podría tener un efecto en la economía de
los estudiantes de las universidades privadas puesto que es de sus pensiones
que se obtienen los recursos, entre otros, para solventar las remuneraciones y
derechos de los docentes universitarios; caso contrario con la situación de las
universidades públicas, que ya se han venido contemplando dichos montos que
son pagados con dinero del erario nacional.
[1] www.anr.edu.pe/portal/index.php
[2] Diálogo con la Jurisprudencia, edición de Marzo de 2012, p. 233.
[3] Ley N° 29497 – Nueva Ley Procesal del Trabajo
“Artículo 39º.- Consecuencias del recurso de casación declarado fundado
(…)
En caso de que la infracción normativa estuviera referida a algún elemento de la tutela jurisdiccional o el debido proceso, la Sala Suprema
dispone la nulidad de la misma y, en ese caso, ordena que la sala laboral emita un nuevo fallo, de acuerdo a los criterios pr evistos en la
resolución casatoria; o declara nulo todo lo actuado hasta la etapa en que la infracción se cometió”.
[4] Ley N° 29497 – Nueva Ley Procesal del Trabajo
“Artículo I.- Principios del proceso laboral
El proceso laboral se inspira, entre otros, en los principios de inmediación, oralidad, concentración, celeridad, economía procesal y
veracidad”.
“Artículo III.- Fundamentos del proceso laboral
En todo proceso laboral los jueces deben evitar que la desigualdad entre las partes afecte el desarrollo o resultado del proceso, para cuyo
efecto procuran alcanzar la igualdad real de las partes, privilegian el fondo sobre la forma, interpretan los requisitos y pr esupuestos
procesales en sentido favorable a la continuidad del proceso, observan el debido proceso, la tutela jurisdiccional y el principio de
razonabilidad. En particular, acentúan estos deberes frente a la madre gestante, el menor de edad y la persona con discapacid ad.
Los jueces laborales tienen un rol protagónico en el desarrollo e impulso del proceso. Impiden y sancionan la inconducta contraria a los
deberes de veracidad, probidad, lealtad y buena fe de las partes, sus representantes, sus abogados y terceros (…)”.
[5] MONTOYA MEGAL, Alfredo. Derecho del Trabajo. 30° edición, Tecnos, Madrid, 2009, p.762.
[6] TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge y Luis VINATEA RECOBA. Comentarios a la Nueva Ley Procesal del Trabajo. 1° edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2010, p.30.
[7] Constitución Política del Perú
“Artículo 2º.- Derechos fundamentales de la persona
Toda persona tiene derecho: (…)
2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condic ión económica
o de cualquiera otra índole. (…)”.
[8] Sentencia recaída en el Expediente 0261-2003-AA/TC, Fundamento Tercero.
[9] Ídem.
[10] Referencias tomadas de la Sentencia recaída en el Expediente 008-2005-PI/TC, Fundamento Vigésimo Tercero.
[11] “Artículo 26º.- Principios que regulan la relación laboral
En la relación laboral se respetan los siguientes principios:
1. Igualdad de oportunidades sin discriminación. (…)”.
[12] Sentencia recaída en el Expediente Nº 008-2005-PI/TC, Fundamento Vigésimo Tercero.
[13] Casación Nº 228-2006-Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 5 de enero de 2007.

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