Fotógrafos Dominicanos
Fotógrafos Dominicanos
Fotógrafos Dominicanos
Una genesis de esos primeros fotografos nos dice que: en 1861 llegó a Santo Domingo el fotógrafo
retratista cubano Francisco de Rojas quien se estableció en la ciudad Capital; en 1872 llega el
fotógrafo puertorriqueño Juan de Torreforte a Puerto Plata, donde abre un esablecimiento; en
1875, procedentes de Cuba, también se instalaron en Puerto Plata los fotógrafos Francisco Correa
y John Calm; en 1876, Narciso Arteaga; por esa misma época estuvieron en Santo Domingo los
fotógrafos Lyon y Lyon, J. M. Sanders, Benjamín Toucey, Claudio Morales, y Piqué y Zafrané. En
1879 tenían su Galería Fotográfica en Santo Domingo el Señor Bobrie, e igualmente Salomón D.
Levy. En 1884 llegó desde Venezuela a la Capital el pintor y fotógrafo Cordiglia, y en 1885 el
maestro español J. Fernández Corredor abrió su Gran Salón Fotográfico en la misma ciudad
Capital. En 1901, Carlos Stam (o Carlos E. Stam, o Carlos E. Stamp) tuvo su estudio fotográfico
en la ciudad de Santiago.
Como podemos constatar los primeros fotógrafos que tuvo la republica dominicana fueron
extranjeros que decidieron establecerse en la isla y allí, montar sus negocios de fotografías.
Los registros historicos dejan ver que probablemente el primer dominicano en establecerse como
fotógrafo profesional fue Julio Pou (1862-1940) quien, en 1887, inaugura su estudio fotográfico en
la ciudad Capital. Fue el fotógrafo oficial de Ulises Heureaux; obtuvo mención de honor en el
concurso fotográfico patrocinado por la revista Luz y Sombra en la ciudad de Nueva York, En
1922, formó parte, del equipo que realizó la primera película dominicana de ficción: La leyenda de
la Virgen de la Altagracia. Julio Pou inicia una fotografía dominicana hecha por dominicanos.
FRANCISCO PALAU
Francisco Palau (1879-1937), fue fotógrafo, editor y cineasta. Realizó retratos y fotografías de
importantes momentos históricos de nuestro país, como la llamada Revolución de 1903. fue dueño
de Fotografía Palau en Santo Domingo, fundó una revista ilustrada Blanco y Negro (1908-1930),
en la que se publicaban fotografías artísticas, artículos sobre el arte y técnicas fotográficas. Desde
la dirección de la revista Blanco y Negro, donde impulsó proyectos de divulgación del arte
fotográfico. Fue el primero en utilizar la tricromía en República Dominicana y así lo anunciaba en
Blanco y Negro: “Talleres de fotograbados de Francisco Palau, el único que puede hacer la
tricromía en el país”.
Pintor, escultor, dibujante, músico y profesor, la figura de Abelardo ocupa el ambiente artístico
dominicano desde la década de 1880 hasta inicios de la del 1930. Blanco y negro, y sepia, fueron
los valores en que apoyó su tratamiento del claroscuro. Los efectos de luz y sombra confirmaron
el naturalismo y el romanticismo como los estilos imperantes en sus fotografías. Fue catalogado
por los escritores de entonces como “un espíritu renacentista”.
Había estudiado en el Taller de Juan Fernández Corredor y con Luis Desangles –Sisito–. Fue
aprendiz de fotografía en los estudios de Julio Pou, y compartió con el fotógrafo y escultor español
Frank Adróver Mercadal, técnicas fotográficas y escultóricas. Igualmente recibió orientación
fotográfica con Cordiglia y con el holandés Naar, fotógrafos trashumantes que durante su estadía
en Santo Domingo a fines de siglo XIX, impartieron prácticas de daguerrotipos, técnicas
fotográficas y modelado en los estudios-talleres que abrieron.
ABIGAÍL MEJÍA
Ana Emilia Abigaíl Mejía Soliere; considerada como pionera del arte fotográfico con mirada de
mujer, nació en Santo Domingo en 1895. Su padre fue Juan Tomás Mejía Cotes, Ministro de
Justicia, Fomento e Instrucción Pública del gobierno de Ulises Heureaux, y su madre fue Carlota
Solière de Wint.
Fue una excelente prosista y viajera incansable. Vivió su adolescencia entre Barcelona y París. En
1912 se graduó en la Escuela Normal de Maestras de Barcelona, siendo alumna de María
Montessori. Durante su estancia en la década de 1920 España realizó diversos viajes por Europa y
en España era asidua del Estudio Fotografía París de la Plaza de Cataluña y llevaba siempre una
cámara Kodak Vest Pocket para acompañar la impresión de sus trayectos por barco, tren o
automóvil.
En 1926 publicó en la revista Blanco y Negro que dirigía Francisco A. Palau su "Plan acerca de la
fundación de un Museo Nacional en Santo Domingo", reflexiones sobre sus experiencias de visitas
y observaciones, a los museos del Prado, Louvre y a la Pinacoteca del Vaticano. Tuvo bajo su
responsabilidad la fundación y dirección del Museo Nacional.
Es precursora: de la redacción de las propuestas de reformas al Código Penal Dominicano en 1932;
de la creación de las primeras escuelas nocturnas para obreras y de la organización del Voto de
Ensayo de la mujer dominicana en 1934. En 1933 publicó su Ideario Feminista.
Abigaíl Mejía es considerada la pionera del arte fotográfico femenino en la República Dominicana.
Escribió la primera Historia de la Literatura Dominicana en el año 1937 y posteriormente publica
en 1939 el primer catálogo editado en la República sobre un Museo.
BARÓN CASTILLO
Nació en Santo Domingo, en 1906. Fue alumno de Abelardo Rodríguez Urdaneta y de Alfredo
Senior, con quien trabajó. Comienza a destacarse en la década de 1930 y abre un establecimiento
con su hermano Salvador Castillo en la ciudad de Santo Domingo.
Se distinguió por sus excelentes retratos de estudio a importantes personalidades y artistas entre las
que destaca la declamadora argentina Berta Singerman; lo que lo convirtió en uno de los fotógrafos
más populares de su época. Además, fotografió los monumentos arquitectónicos de la ciudad de
Santo Domingo y muchas de estas imágenes aparecen en el libro Lugares y Monumentos Históricos
de Santo Domingo, de Emilio Rodríguez Demorizi.
Barón Castillo, se casó con una de las hermanas de su maestro Alfredo Senior. Posteriormente,
abrió su propio estudio fotográfico ubicado en la calle El Conde esquina Arzobispo Meriño; se
ganó una muy buena reputación por sus retratos y fotografías artísticas, sobre todo en blanco y
negro.
El carácter apacible y bonachón de Barón Castillo ayudaba a que las largas sesiones no fueran
tediosas, además de que el ritmo de vida en las décadas de los 40 y 50 permitía que las sesiones de
fotos fueran una sesión de arte, dando como resultado obras de arte de la fotografía.
Es probable que haya adquirido el archivo fotográfico de las Hermanas Weiner cuando dejaron
República Dominicana, pues a la altura de 1948 los anuncios que publicaba Barón Castillo incluían
este texto: “Archivo completo de las Hermanas Weiner para hacer repeticiones”.
Nació en San Francisco de Macorís el 8 de diciembre de 1913. Hija de la Sra. Juana María Castillo
y del Dr. Darío Contreras, primer cirujano dominicano especializado en ortopedia y precursor de
esa especialidad en el país. Cursó estudios en la Maisons d ́Educations des Lycées de Jeunes Filles
–Víctor Duury–Versailles (París) de 1916 a 1927, y luego siguió la carrera de Arqueología en la
Sorbonne. Se especializó en abadías medievales de los siglos XI y XII. En esa época desarrolla su
afición por la fotografía arquitectónica, dejando una impecable colección de fotos en blanco y
negro. En Francia visitaba con frecuencia el estudio de P. Bertrand. Estaba al tanto de las
exposiciones del Musée du Louvre y el Musée d ́Art Moderne a través de Pages de France.
En 1933 retornó al pais y entre San Francisco de Macorís, Santiago de los Caballeros y Santo
Domingo, vive y desarrolla sus actividades intelectuales y laborales. En 1942 se establece de forma
definitiva en Santo Domingo. En 1949 se gradúa de licenciada en filosofía en la Universidad de
Santo Domingo. Fue Secretaria de Primera Clase y Traductora de la Misión Francesa en República
Dominicana (1946-1962). En 1963, a raíz de la muerte de su padre, permanece tres años en Francia,
pero en 1966 se reintegra a sus labores diplomáticas en la Embajada de Francia hasta 1975.
En 1937 y alentada por Juan Bosch, comenzó a escribir cuentos que fueron publicados en diferentes
diarios, es, una maestra del relato breve y una artífice del cuento psicológico.
En julio del 2002 se mostró por primera vez al público la colección de fotografías de catedrales y
abadías de los siglos XII y XIII, tomadas por Hilma Contreras en 1932, con el título Silencio de
Catedrales. “...comparable en su excelencia al estilo fotográfico que desarrollarían en la década de
1950 Viguier, Molinard, P. Bertrand, Chevojon, P. Le Moult y Feher, quienes optaron, al igual que
ella, por captar con su lente las catedrales medievales francesas.
Hilma Contreras hizo de la fotografía una síntesis conceptual, buscó las claves del espacio perfecto,
los planos y ángulos referenciales para la inmediatez óptica y ofrecernos el legado histórico
medievalista de las abadías como templos de silencio.
En 1932 realizó una serie sobre las ciudades de Barcelona, Montserrat, y las Baleares de Palma de
Mallorca, Pollensa y Soller. Esta muestra contó con el auspicio de la Embajada de Francia en la
República Dominicana, y la curaduría de Cecira Armitaro de Nahory, museóloga, diplomada de
investigación del Louvre.
A fines de la década de 1940 se fue a vivir a España donde permaneció por treinta años, viajó por
Europa y Norteamérica visitando los grandes museos y pinacotecas. Ocupó importantes cargos
culturales y organizó exposiciones claves, como la Primera Exposición Pictórica-Femenina
Nacional, ABSIDE, en 1955.
Escribió artículos sobre arte, literatura e historia y la única biografía existente sobre Abelardo
Rodríguez Urdaneta, titulada Abelardo Rodríguez Urdaneta: su vida, su obra y sus maestros (La
Coruña: Grafinsa, 1974).
Realizó una serie de fotografías de viajes que plasman monumentos y paisajes, con gran sentido
compositivo y excelente manejo de la luz. Ocupó puestos directivos en importantes agrupaciones
culturales.
En 1988 creó la primera Biblioteca Femenina Nacional, la cual dirigió hasta su fallecimiento en
1995. Durante su vida recibió numerosos homenajes y premiaciones entre los que destaca la Placa
de Honor al Mérito otorgada por ABSIDE.
Según la investigadora Ylonka Nacidit-Perdomo: “La obra fotográfica de Belkis Adróver requiere
un estudio y especial atención. Para hablar de ella es necesario recordar la idea expresada por
Paul Delaroche de que es preciso que el artista obligue a la naturaleza a pasar a través de su
inteligencia y de su corazón. En tal sentido estamos ante una obra reducida al muro -el cielo- y el
agua, a los diferentes tipos de luz difusa, donde predomina un closeup fotográfico como si fueren
vistas a través de una ventana o desde un edificio próximo al objeto captado, donde la faja del
cielo es el escenario impresionista para crear su estética”.
Nació en Santo Domingo, República Dominicana. Hijo de Luis E. Mañón. Médico radiólogo y
radioaficionado, por muchos años trabajó en el Hospital Internacional de Santo Domingo.
Aprendió fotografía con su padre, y realizó un trabajo fotográfico de relieve, mayormente paisajes
en blanco y negro.
En noviembre de 1968 participó en el Salón de Otoño de la Fotografía que se exhibió en el
Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo. Obtuvo el Segundo Premio en el Concurso de
Aficionados del Periódico El Caribe en 1949 con su obra La Empalizá.
Sobre esta foto escribió María Ugarte: “El fotógrafo ha sacado de un tema vulgar un efecto
insospechado. En ella, no sólo el logró de la composición es un éxito, sino que lo es también el
sentido profundo de lo criollo”.
Fotografías suyas aparecen en el libro La República Dominicana: origen y destino del pueblo
cristiano más antiguo de América, de Ramón Marrero Aristy.
En 1949 el periódico El Caribe abrió, junto con el copatrocinio de las firmas González de Orense
y Caribair, un concurso fotográfico que llamó Concurso de Aficionados, el primero en nuestro país;
una oportunidad para que fotógrafos aficionados dieran a conocer sus obras. Participaron 135
fotógrafos aficionados y se consideraron de suficiente calidad para ser publicadas.
Hay que destacar que la composición del jurado del Concurso de Aficionados (1949 que patrocinó
el diario El Caribe, incluía a un pintor de fama como Darío Suro, lo que indica que los valores
artísticos de la fotografía y más aún, la fotografía como arte, ya había calado en los dominicanos.
Desde la famosa Exposición de arte de 1890, en el Salón Artístico de la Sociedad Literaria Amigos
del País, figuró en nuestro país la fotografía como arte; esta tendencia se manifiesta casi desde los
inicios de la actividad fotográfica en territorio nacional. En 1954 el ingeniero Juan Ulises García
Bonnelly funda y dirige Foto-Arte, proponiéndola como órgano de la Sociedad Fotográfica
Domínico-Americana. Además de fotografías de actos políticos y sociales, la revista Foto-Arte
incluía tomas de edificios y ruinas coloniales, de proyectos y obras del Gobierno y de edificios ya
diseñados por importantes nombres de la arquitectura moderna dominicana.
Trabajó en farmacia por más de cuarenta años, la muerte le sorprendió cuando preparaba su primera
exposición individual que hubiera llevado como título Memorias olvidadas de un fotógrafo. Fue
fundador del grupo Jueves 68.
En una entrevista que le hiciera Danilo De los Santos declaró: “Yo retrato. Asumo la cámara y
revelo por encargo y por placer. No he llevado mi experiencia en una cárcel de egoísmo. He
compartido. He orientado un poco. He respondido a la demanda y he dialogado entre fotógrafos.
Esta experiencia con quien mejor la he compartido es con Jorge, mi hijo...” A la pregunta, en la
misma entrevista, de si era más fotógrafo que artista respondió: “Soy un poco de los dos, más lo
primero que lo segundo, porque la fotografía no me ha servido para exhibirme como sujeto o para
asumir un protago-nismo social; sino para dejar que ella, la fotografía, hable por sí sola como
foco, luz, película, revelado y entrega. Si el resultado es bueno, hablamos de arte, y eso tiene su
implicación para el realizador.”
Falleció en Santiago de los Caballeros el 9 de junio de 1997. Sus fotos fueron incluidas en la
muestra Reinvenciones: fotografía dominicana post-dictadura organizada por el Centro Cultural
Eduardo León Jimenes en el 2005 y expuesta en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM)
HERIBERTO PIETER
Estudió medicina y contó con el apoyo del Dr. Fernando Arturo Defilló, quien lo orientaba y le
prestaba los libros. Después de completar los estudios médicos, presentó su tesis el 20 de octubre
de 906 y partió a París, Francia, donde vivió desde 1909 hasta 1911, estudiando con una beca del
Gobierno Dominicano. En la Universidad de París obtuvo el título de Médico Colonial. Realizó un
segundo viaje a París en la década de 1920 e hizo su especialidad sobre el cáncer.
De origen humilde, poseía un espíritu refinado y amaba las artes. Tuvo una especial inclinación
por la fotografía, la que cultivó como pasatiempo, logró fotos de una excelencia indiscutible. Se le
considera un pionero de la fotografía a color junto al farmacéutico Carlos F. de Moya. Al doctor
Heriberto Pieter se le considera el precursor de la oncología en la República Dominicana. Murió el
19 de mayo de 1972, a los 88 años de edad. En honor a su trabajo, el Instituto de Oncología de
República Dominicana lleva su nombre.
CARLOS F. DE MOYA