De Esclavos A Hijos - Devocional 10.10 PDF
De Esclavos A Hijos - Devocional 10.10 PDF
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DE ESCLAVOS A HIJOS
A. Tu vida espiritual está determinada por la revelación que tengas del Padre y la relación que desarrolles
con Él.
B. La orfandad espiritual o esclavitud es un espíritu que opera atentando contra los hijos de Dios,
haciéndoles creer que Dios es grande pero no cercano. Que es muchas cosas menos su Padre. Cuando
no sentimos a Dios como Padre, entramos en temor. Si nos desconectamos del Padre, NO PODEMOS
AVANZAR EN LO SOBRENATURAL, YA QUE SEPARADOS DE ÉL, ¡NADA PODEMOS HACER!
D. “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre” (Juan 4:23). Los verdaderos adoradores son hijos y
viven como tales, honrando y manifestando al Padre.
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo,
aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”. Gálatas 4:1-7
1. Síntoma principal.
El amor es un combustible más poderoso que el temor. No actuamos por culpa o temor al rechazo,
sino por amor y seguridad en quienes somos. VALES LA VIDA DE CRISTO (el valor de alguien está
determinado por lo que otro entrega por él).
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Romanos 8:15-16
a) La orfandad espiritual o esclavitud es un espíritu que opera atentando contra los hijos de Dios para
anular su propósito, herencia y ministerio.
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DEVOCIONALES
b) A veces recibimos el bautismo de Cristo, el del Espíritu, pero nos falta el del Padre. ¡Que es un
bautismo de amor, que hecha fuera el temor! Podemos ser salvos por el sacrificio de Cristo, servir a
Dios con los dones del Espíritu por el bautismo del Espíritu, pero ¡necesitamos el bautismo del amor
del Padre!
c) El temor arruina tu imagen propia. Te paraliza, te contamina. “Huérfano” significa que carece de
Padre.
d) El Espíritu Santo le predica a nuestro espíritu sobre la importancia de que somos hijos de Dios
(Romanos 8:16). De esta manera es el principal encargado de erradicar la orfandad de nosotros. La
esclavitud no es quitada solamente por un evento aislado, sino por correr diariamente a los brazos del
Padre a través del testimonio del Espíritu Santo.
2. Identidad.
Cuando basas tu identidad en el hacer, eres efectivo. Cuando basas tu identidad en el ser, eres feliz.
Puedes servir a Dios con alegría, sabiendo quién eres para Él. Por eso Jesús necesitó los tres
bautismos: El del Hijo, el del Espíritu y el del Padre.
Tu identidad debe estar basada en lo que el Padre dice de ti y no en lo que otros dicen. ¿Qué dice el
Padre de ti?
Lucas 5:15-16: Jesús, cuando crecía en fama, se apartaba a solas con el Padre. Si no eres definido cada
día por el Padre, alguien más te definirá. Las personas y Satanás están haciendo fila para decirte que
eres alguien distinto a lo que el Padre dice.
Jesús ya había sido afirmado y definido por el Padre (Lucas 3:22), sin embargo vemos cómo Satanás
quiere introducir orfandad…
“Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. Lucas 4:3
El hacer (la activación ministerial) es fruto de una identidad sana por recibir el amor del Padre.
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DEVOCIONALES
“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: ¡Abba, Padre!” Gálatas 4:6
Abba: Expresión de un niño que pide los brazos de papá. La madurez tiene que ver con parecernos
cada vez más a Cristo, pero ser cada vez más como niños delante del Padre.
Dios no es un ídolo al que adoramos los fines de semana, es un Papá con quien caminamos
diariamente.