Conversación Literaria Bajour
Conversación Literaria Bajour
Conversación Literaria Bajour
https://imaginaria.com.ar/2010/11/la-conversacion-
literaria-como-situacion-de-ensenanza/
“criterios de selección” fijos y previos para desde allí elegir los textos. Muchas
veces la idea de “criterio” se confunde con la de “receta”, como si hubiera un
conjunto cerrado y único de conceptos o razones para tener en cuenta a la
hora de elegir textos literarios.
Diversas experiencias demuestran que la búsqueda de criterios de
selección suele obtener como respuesta un esquema o grilla con variables
diversas desde las cuales entrar a considerar y elegir los textos. Muchas veces
esas entradas desestiman la centralidad de lo estético y se proponen
clasificaciones y tipologías que ubican en un segundo plano lo literario y lo
artístico, como son las que tienen que ver con la enseñanza de valores, para
dar un ejemplo muy conocido de demandas extraliterarias. O que si tienen en
cuenta lo literario, rápidamente le encuentran la vuelta para encerrarlo en
esquemas que no toleran la incertidumbre, las zonas híbridas, los límites
difusos. Ese posicionamiento ante la selección, además de ser reduccionista
presupone una mirada sobre la lectura en la que la teoría (más precisamente,
unos usos “aplicacionistas” de ella) la precede para condicionarla. Entonces
unos criterios predeterminados operan como punto de partida para ver si los
textos se adaptan o no a esquemas digeridos de antemano. Los textos
literarios, mirados así pierden además su singularidad, su “personalidad propia”
que se disuelve en la aplanadora clasificatoria que tiende a homogeneizar todo.
Vale aclarar que la problematización de este uso de la teoría no implica
negar su valor para el despliegue de lecturas más interesantes y complejas de
los textos. Por el contrario, las teorías son caminos flexibles para entrar en
diálogo con la lectura teniendo en cuenta la libertad de los lectores, a su vez
dueños de sus propias teorías e hipótesis en el acto de leer. Es decir, las
teorías no existen para ser aplicadas sino que constituyen visiones de mundo
que vale la pena conocer de modo crítico para encontrar algunas posibles
claves de lectura y construir otras nuevas.
El énfasis en propiciar un posicionamiento crítico en torno a la relación
entre selección de textos y teoría va de la mano con la convicción de que
cuanto más conozcamos acerca de los textos y los modos de leerlos, más
autonomía tendremos para no quedar atados a recetas, esquemas, criterios
fijos, etc., a la hora de elegir.
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caso los de verso libre, que marcan una musicalidad diferente a la tradicional
cuya composición estrófica tiene a la rima consonante y a la uniformidad
rítmica como características más clásicas. Lo mismo sucede con la exploración
de “una manera extrañada de mirar la realidad y el mundo”. Proponer a los
alumnos otros temas diferentes que se corran de las representaciones más
habituales de lo que sería “lo infantil” implica abrir el mundo de los lectores
infantiles a otras estéticas y lenguajes.
En cuanto a la demanda de los chicos de “acción, violencia y temas
fuertes”, en vez de ratificar lo que seguro ya traen y conocen
(fundamentalmente de su experiencia cultural relacionada con los medios) la
docente toma posición por una transmisión de saberes literarios que suponga
una ampliación y no una repetición de lo dado. Ante el pedido de la narración,
en vez de salirse de lo poético, negocia un salto que implica un cruce de lo
narrativo y lo poético y propone el romance, en este caso uno no tan frecuente
en la escuela primaria: una traducción de un poema de Alexandr Pushkin.
charla acerca de ese libro y luego la charla propiamente dicha pueden buscar
“seguirle el juego” a ese “truco” del texto.
Eso intentó hacer una maestra que hizo una práctica de registro de
lectura con chicos de primer grado luego de trabajar con Mi gatito es el más
bestia de Gilles Bachelet (8).
juega a copiar el gesto irónico peculiar de este texto. No ponerle sujeto a las
frases, según sugiere Gabriela, sería una manifestación indirecta de que le
están dando crédito al juego de que lo que se dice no es lo que se ve.
De todos modos, las interpretaciones que por distintas razones no entran
en el planteo irónico también tienen cabida en el diálogo, no son desestimadas.
No todos los lectores llegan a los mismos caminos ni de la misma manera. Las
lecturas que escapan a la clave que sigue un maestro también pueden ser
interesantes y es importante darles valor: todos los lectores crecemos con las
lecturas de los otros y eso también se transmite. En la conversación literaria
una clave se enriquece con otras claves. O también sucede que la discusión
lleve al cambio de la clave propia y adoptar otra u otras nuevas, ¿por qué no?
Pero, enfatizando lo que decía antes, tener en cuenta la polisemia de los
textos no implica que basta con poner en escena indistintamente todas las
interpretaciones sin seguir algunas líneas, que pueden ser las previstas por el
maestro u otras propuestas por los alumnos. Por otra parte la línea imaginada
por el maestro, cuando es presentada con permeabilidad a las ideas que van
surgiendo en la conversación, se vuelve dialógica y tiende a la construcción
colectiva de sentidos.
Uno de los caminos fundamentales para que los lectores aprendan a
discutir sobre literatura es la confianza en que sus intervenciones van a ser
tenidas en cuenta y que el maestro que coordina la charla no es el depositario
de ninguna verdad ni saber absoluto sobre los textos elegidos. Cuando el
maestro apela al texto para que sea él el que responda o que en todo caso deje
abiertas nuevas preguntas, les está marcando el camino para que consoliden
su argumentación a partir de la materialidad de lo que dicen o callan las
palabras y las ilustraciones.
En un registro realizado luego de la lectura del libro Una caperucita
roja de Marjolaine Leray (10) con chicos de Tercer Grado, la maestra Cecilia
Chiapetta pone en juego estas y otras decisiones tal como se ve en este
fragmento en el que tras una riquísima discusión sobre el texto una alumna se
pregunta por el lugar donde sucede la acción, que en esta propuesta tan
condensada en cuando a información lingüística y visual está elidido.
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escrituras que hacen dialogar la voz propia con lo coral de otras voces ya que
estamos hablando de la lectura como una construcción social. Voces que no se
pierden o diluyen en la masa de la generalización (“todos dijeron”, “algunos
contestaron”) sino que asoman en las escrituras valorizadas por su
singularidad: son voces con nombre, voces tenidas en cuenta como marcas
significativas de lectores, tal como veíamos en los fragmentos comentados
anteriormente.
Durante la realización de los proyectos de lectura, los registros se
convierten en la huella sensible de cómo lo imaginado y lo planeado se
encuentran con la realidad que siempre expande y enriquece toda hipótesis o
conjetura previa. También, gracias a la posibilidad de reflexionar sobre lo
hecho, central en la filosofía de registros que alentamos, registrar se convierte
en una detención en el camino, a veces para barajar y dar de nuevo, otras para
consolidar lo que se hizo o para imaginar nuevas tácticas.
En las tutorías, en la intimidad de los pequeños grupos que se reúnen
con colegas que están haciendo experiencias similares, propiciamos entre
todos algo que acudiendo a un neologismo didáctico podríamos llamar
“metaescucha”, ya que gracias a la lectura oral de los registros que los
maestros traen cada sábado nos convertimos en escuchadores atentos de
unos textos que narran y reflexionan sobre la escucha de las voces de los
lectores. Escuchamos cómo otros escuchan.
Circulan en esos encuentros de manera concentrada y potente las
vacilaciones o certezas sobre los textos literarios elegidos, las preocupaciones
por las censuras o autocensuras, los temores sobre los modos de intervenir, las
dudas sobre cuándo y cómo preguntar o cuándo y cómo callar en una
discusión literaria, los entusiasmos y fascinaciones por los hallazgos de los
lectores, las decisiones sobre los textos teóricos que respaldan algunas de las
reflexiones derivadas de los dichos o gestos de los alumnos o de las propias
intervenciones. Cada tutoría es una usina siempre sorprendente de
afectividades y pensamientos mediatizados por la escritura.
Para quienes coordinamos esas tutorías y para los otros maestros las
escenas de lectura leídas en voz alta entran por nuestros oídos y se dibujan en
el aire: no necesitamos estar ahí para ver. Los docentes aprenden a escribir
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registros que ayuden a los otros a mirar la trastienda de sus encuentros con
lectores: por eso la fuerza de lo narrativo para activar la escucha sensible y
para reconstruir la lectura no como un hecho abstracto sino como una
construcción anclada en el tiempo y en el espacio. La idea es que puedan
hacer relatos que vayan más allá de lo anecdótico, de lo descriptivo y ahonden
en los saberes teóricos acerca de la literatura y de la lectura.
Aunque lo relatado tiene que ver con la experiencia concreta del trabajo
de campo del Postítulo, la potencia de las narrativas docentes para la
conceptualización sobre las prácticas de lectura literaria en contextos de
enseñanza trasciende los marcos de una instancia de formación. Es deseable
que las propias instituciones educativas habiliten tiempos y espacios para que
las escrituras y experiencias de los maestros circulen, sean discutidas y se
difundan.
Hablar con los alumnos y con los colegas sobre textos literarios en la
escuela y pensar sobre cómo se hace en cada caso es para los maestros una
vía privilegiada para la invención de la enseñanza artística en la escuela. La
construcción de lo posible y lo imposible puede ser una tarea cotidiana: en eso
trabajamos.
Notas
(4) Relato de Andrea Abdala, Maestra de Nivel Inicial. Los tres libros
seleccionados por la docente fueron: Vida de perros, de Isol (texto e
ilustraciones). México, Fondo de Cultura Económica, 1997. Colección Los
especiales de A la orilla del viento. – Willy y Hugo, de Anthony Browne (texto e
ilustraciones). México, Fondo de Cultura Económica, 1995. Colección Los
especiales de A la orilla del viento – Chumba la cachumba. Anónimo popular
con ilustraciones de Carlos Cotte. Caracas, Ediciones Ekaré, 2005. Colección
Clave de sol.
(11) Registro de lectura realizado por la maestra Cecilia Chiapetta con alumnos
de Tercer Grado de una escuela pública.
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Eventos: Postítulo en Literatura Infantil y Juvenil (Buenos Aires, Argentina).
Publicaciones recibidas: El Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil.
Lecturas: Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de
lectura, por Cecilia Bajour.
Lecturas: Algunas ideas sobre la selección de textos literarios, por
Marcela Carranza.
Lecturas: La voz nace del silencio, por Cecilia Bajour.
1. mercedes dice:
2. Carla Rizo dice:
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4. Patricia dice:
5. Ernesto Gabriel dice:
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