Matrimonio Sacramento
Matrimonio Sacramento
Matrimonio Sacramento
Lo que pretendemos...
Conocer la naturaleza, fundamento y misión del Matrimonio cristiano.
Descubrir la bondad y gracia de Dios para quienes optan por el sacramento del Matrimonio.
Asumir los valores propios del sacramento del Matrimonio.
En síntesis:
El matrimonio es el casamiento, boda, desposorio, dar el “si” entre un hombre y una mujer, es parte de
la vida pública y privada del ser humano.
Es uno e indisoluble fiel y fecundo, esas son sus exigencias y sus bienes.
Comenzamos el camino
Del noviazgo al matrimonio.
El matrimonio, realidad humana, adquiere fisionomía especial al convertirse en sacramento, es Don,
gracia, compromiso, decisión de vivir la unión y el amor conyugal en Cristo y desde él. Cristo otorga al
matrimonio un carácter singular a través de palabras, signos y sobre todo, con su muerte y resurrección.
Casarse por la iglesia es camino difícil, sin magia ni garantía de “éxito” implica compromiso y esfuerzo,
abrirse el regalo ofrecido en él y la exigencia de vivir los valores que nos propone, confiando siempre en
la ayuda y bendición de Dios. La vida en pareja, camino de santificación, requiere valentía para decir
<<si>>, ante Dios, a la persona amada.
Marcos 10, 2 – 9
Con la mirada atenta
Saber o que implica casarse por la iglesia los ayudará a tomar una mejor decisión. Sobre todo, descubrir
que lo primordial para casarse es el amor recíproco.
Caminamos y aprendemos
Contraer matrimonio tiene distintos nombres, cada uno refiere a algún aspecto particular de la
unión entre un hombre y una mujer.
Casamiento: procede de “casa”. El matrimonio origina una casa, un hogar, una cuna que brinda
cobijo, lo necesario para la vida. Hace alusión a los comportamientos necesarios para vivir en
común con otro; da lugar a crear un espacio de amor donde todos son recibidos.
Boda: tiempo sublime, celebración festiva excelsa, refiere al amor entre dos personas que se
aman y se arriesgan a caminar juntos para toda la vida.
Desposorio: es desposarse, tener confianza mutua, prometerse, brindarse uno al otro. Quien
contrae matrimonio abandona su ser en el otro, confía en que le será fiel, firme apoyo, dará
seguridad y podrán ligarse mutuamente. No es promesa, sino seguridad.
Dar el “sí”: expresa la confianza de darse y aceptar incondicionalmente al otro
El matrimonio en el plan de Dios
Para los católicos el matrimonio es un sacramento; tiene su origen y fundamento en Dios; es una forma
de vida estrechamente ligada a la historia de salvación:
o Dios bendice la unión entre un hombre y una mujer para que puedan poblar la tierra (cf. Gn 1,
27-28; 2, 18-25)
o Los profetas describen la relación de Dios con Israel mediante la imagen de un amor conyugal:
exclusivo, fiel, estable, de confianza y abandono (cf. Jr 2-3.31); esta imagen y cualidades
prepararon nuestra comprensión de la unidad e indisolubilidad del matrimonio.
o Los libros de Rut y Tobías testimonian la profundidad del matrimonio, la fidelidad y ternura
entre los esposos.
o El Cantar de los cantares expresa el amor sublime entre un hombre y una mujer, reflejo del
amor, más fuerte que la muerte (Cant. 8,6)
Jesús devuelve al matrimonio su originalidad: asiste a una boda en Caná (cf. Jn. 2, 1-11), se muestra a
favor de la unidad e indisolubilidad (cf. Mt 19, 4-6). El matrimonio adquiere una nueva situación, a partir
de la salvación realizada por Cristo.
Los sacramentos apuntan a una realidad trascendente que actualizan; por ellos Dios nos recuerda su
amor, salvación, además nos salva de manera real en el aquí y ahora; da su gracia, se dona a sí mismo
cada que recibimos un sacramento. Los católicos valoramos mucho a los sacramentos, porque son
medios de unión y encuentro con Jesús que nos ama. Reconocemos que Jesús es el gran sacramento de
Dios y que la iglesia es sacramento de Cristo (cf. LG 1) Expresa de manera especial su ser sacramental a
través de los siete sacramentos: bautismo, confirmación, eucaristía, reconciliación, unción de los
enfermos, orden sacerdotal y matrimonio.
La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida,
ordenando por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole,
fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados. (CIC 1055)
El Matrimonio es un sacramento especial, no necesita elementos externos; agua, aceite, pan... Es
sacramento viviente porque las personas de los novios que se unen son el “elemento” necesario que se
convierte en signo de otra realidad. La iglesia, al definir el Matrimonio como sacramento, expresa que el
“si” recíproco de dos personas tiene que ver con Dios.
Para los creyentes recibir el sacramento del Matrimonio es estar dispuestos a establecer una relación
ante Dios, para que las moldee, bendiga, santifique y haga crecer según su voluntad de amor.
Cristo Jesús. Esposo de la Iglesia, que la ama y se entrega por ella, muestra el camino de lo que debe ser
el matrimonio, invitando al hombre a liberarse de la dureza del corazón y a que se reconozca capaz de
amar y de entregarse a su esposa de la misma manera que Cristo a la Iglesia (DNPF 47)
Del matrimonio válido se origina un fuerte lazo, perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza; además
en el Matrimonio cristiano los cónyuges son fortalecidos y quedan como consagrados por un Sacramento
peculiar para los deberes y la dignidad de su estado (CIC 1134).
Uno e indisoluble la autenticidad del sacramento del matrimonio pude ser definitivo, lo
requiere la dignidad humana de los esposos, porque la comunión es la meta del amor conyugal
(cf. CIC 1056; CEC 1644)
Fiel el auténtico amor tiende por sí mismo a ser definitivo, no pasajero, es la consecuencia de
hacer la donación de sí mismo a otro (cf. CEC 1646). Los esposos han de conservar una fidelidad
inviolable, firmes, dispuestos a amarse de forma única y exclusiva. Su motivo más profundo
consiste en la fidelidad de Dios a su alianza, de Cristo a su Iglesia (cf. CEC 1647)
Fecundo Tarea fundamental del Matrimonio es servir a la vida (cf. FC 28) Los hijos son el don
excelente del Matrimonio. La fecundidad se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual y
sobrenatural que los padres transmiten a los hijos por medio de la educación; puede ser vivida
incluso en los matrimonios a los que Dios no les ha concedido Hijos, a través de la caridad,
acogida y sacrificio (cf. CEC 1652-1654)
Además quienes desean unir sus vidas para siempre, han de tomar en cuenta la importancia de ofrecer
sus dones a la relación de pareja, de modo que cada uno se vea beneficiado en la realización plena de
sus personas, tendrá que buscar la edificación y el bien común.