Perjuicios y Daños Del Amor Romántico
Perjuicios y Daños Del Amor Romántico
Perjuicios y Daños Del Amor Romántico
El film Casablanca fue, en la década del 50, el ícono romántico por excelencia. Como
ese, cientos de otras películas, fotonovelas, tiras televisivas, etc., fueron imponiendo un
modelo de amor del cual fue muy difícil apartarse a la hora de conformar pareja.
Parafraseando a Rochefocauld , quien decía que hay mucha gente que no sabría qué es el
amor si no hubiera leído primero historias de amor, lo trasladaría esa idea a la imagen que
ofrece el cine y la tv, que se han constituido en los paradigmas por donde circulan las
identificaciones con los protagonistas-héroes de las escenas amorosas.
Muchas de las premisas implícitas en el modelo del amor romántico han terminado
ejerciendo, con los cambios sociales de fines de siglo, efectos negativos sobre la subjetividad,
siendo esto más marcado en la mujer.
En nuestra sociedad actual, posmoderna, continua su perniciosa influencia ya que se
insiste en que sea la base de una institución social básica como lo es el matrimonio y la familia.
Ese amor romántico ofrece unos modelos de comportamiento imposibles de ser logrados en
la esfera matrimonial, y por ende, cuando falla la pasión romántica, producen frustración,
desengaño, vacío.Pero tal vez, algo más peligroso que lo señalado más arriba, sea la cuestión
que este modelo de amor está sustentado sobre principios marcadamente patriarcales y
androcéntricos.
Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
Hacer todo junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y
apetencias.
Todas esas características, ideas, creencias y mitos que definen el amor romántico,
hacen que sea prácticamente imposible conseguirlo, o bien, ya que puede compararse al
período de “enamoramiento”, se hace muy difícil sostenerlo.
Cada época está inmersa y construye, en ese recíproco generarse que es la construcción social
de la realidad, unas figuras sobre el amor.
Marcela Lagarde y De Los Ríos, llama a las mujeres actuales, protagonistas de este
amor patriarcal mujeres sincréticas. Son aquellas que a pesar de su formación moderna,
están imbuidas en ideologías tradicionales, románticas y de ruptura e innovación progresista o
transgresora, de manera simultánea. Esto es así porque a pesar que hablemos de
posmodernidad, o sobre modernidad, etc., siempre coexisten simultáneamente, aspectos del
pasado que se mezclan, se hibridizan, con los del presente. Nunca los cambios se instalan de
una vez y para siempre: muchos aspectos se resisten más que otros y crean a veces, desfasajes
o contradicciones significativas. (Podemos emparentarlo con el concepto de pensamiento
híbrido donde se mezclan elementos de distintas sociedades y culturas).
Esa versión romántica del amor que aún perdura, a pesar de los acelerados cambios
sociales de las últimas décadas, hace que muchas mujeres experimenten un derrumbe de sus
fortalezas frente al amor. Lo viven como un acto de fe. Y padecen, por ese motivo, relaciones
frustrantes, deficitarias, y con un alto grado de inequidad.
Pero lo que tal vez prevalezca en forma más extendida, en estas primeras décadas del
siglo XXI, es lo señalado por Lagarde: tendencias importantes de mujeres que se rebelan o se
oponen a esquemas del amor para toda la vida. Algunas, cada vez en mayor número, aman a
mujeres, otras han dejado de esperar al hombre o la mujer de sus sueños, muchas cuentan con
varios amores en su biografía amorosa, algunos implican relaciones conyugales, encuentros
breves, otros más que incluyen convivencia o hasta matrimonio y un número creciente
experimenta abandonos, separaciones y divorcios, con y sin secuelas personales y sociales
perdurables. De lo que no queda duda es que las mujeres promueven, actualmente, la
mayoría de los divorcios en el mundo.
El amor patriarcal y los amores patriarcales, han hecho de las mujeres, ser cautivas y
cautivadas por el amor. Ese cautiverio se ha edificado “en torno al amor que envuelve la
sexualidad erótica y procreadora. La maternidad, la filialidad, la conyugalidad, la familiaridad y
la amistad, implican al amor considerado inmanente de las mujeres”.
Los hombres continúan siendo los sujetos del amor y de la sexualidad, de ahí su centralidad y
jerarquía. Las mujeres son el objeto del amor de los hombres, a los que se agregan, ahora, y
cada vez más otros sujetos transgénero y transexuales (también son el objeto de amor de
hombres hétero, bi, trans).
“La opresión de las mujeres encuentra en el amor uno de sus cimientos. La entrega, la
servidumbre, el sacrificio y la obediencia, así como la amorosa sumisión a otros, conforman la
desigualdad por amor y son formas extremas de opresión amorosa”.
*Autor del libro “Amores y parejas en el siglo XXI” Ed. Letra VIVA. Bs As. 2009
www.decristoforis.com.ar