Parcial Didactica 3.
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DEFINICIÓN DE EVALUACIÓN
ÁMBITOS DE LA EVALUACIÓN
Los ámbitos a los que se aplica la evaluación en el campo educativo son
varios, tales como; el programa, los métodos, centros, aprendizajes, entre otros.
Desde sus comienzos, los modelos cualitativos y cuantitativos fueron
aplicados especialmente a programas educativos que comprendían los elementos
del quehacer docente.
Una de los aspectos cuestionables, es que los resultados individuales
dependen de la valoración realizada por diversos docentes con variedades de
criterios y distintos puntos para emitir los juicios evaluadores. Un sistema no puede
ser evaluado como positivo o negativo ya que solo evalúa el rendimiento de los
alumnos, los resultados que se han alcanzado por los alumnos están condicionado
por muchos factores que integran el sistema educativo, si no se conocen los
espacios del sistema es difícil que se mejore la calidad de enseñanza.
La evaluación permanente aplicada dentro del sistema ha sido una tarea
dirigida casi exclusivamente al aprendizaje de los alumnos, por lo tanto, los
resultados del sistema se han valorado en función al rendimiento que han ido
alcanzando las diferentes promociones de los estudiantes que han pasado por el.
Evaluar un sistema educativo mediante el rendimiento del alumnado es
considerado aceptable, ya que la finalidad de toda educación institucional es
conseguir un buen nivel de formación en las generaciones jóvenes.
Por eso, dentro del sistema aparecen tres ámbitos en donde se aplican la
evaluación: La administración educativa, los centros escolares y los procesos de
enseñanza y aprendizaje. La evaluación de las administraciones educativas consiste
en que cada centro, y cada profesional tomará las decisiones pertinentes para
desarrollar un sistema educativo que se regule de manera legal. El sistema
educativo, pretende dotar a los estudiantes de una gran dosis de conocimiento y
conseguir que sean capaces de superar obstáculos, para que cuando finalice la
educación institucional estos estén operados con un pensamiento bien estructurado
de habilidades, así como también destrezas que sean apropiadas para su formación
continua.
Situándonos en las políticas educativas y en consecuencia, en su legislación,
la estructura y principios de un sistema educativo son el reflejo de la sociedad en la
que se implanta y, por lo tanto, aparece influido por ella, por los valores que
predominan y son aceptados entre sus miembros. Así, en una sociedad competitiva
que valora preferentemente el éxito y la posesión de bienes materiales, el sistema
educativo suele proponerse dotar a los alumnos de una gran dosis de conocimiento,
conseguir personas que sean capaces de superar exámenes y en consecuencia
dispongan de “cabezas bien llenas”. Por el contrario, si la sociedad persigue la
integración personal y profesional más adecuada para sus miembros, el sistema
educativo debe pretender la formación integral de la persona para que, cuando
finalice su educación institucional, esté dotada de un pensamiento bien
estructurado, de habilidades y destrezas apropiadas para su formación continua, de
actitudes participativas, creativas, críticas, de un grado de socialización adecuado;
en resumen, se propondrá conseguir “ cabezas bien hechas” (Montaigne).
La división y subdivisión interna que se establece en una Administración
educativa deberá estar en función de la estructura del sistema escolar, de manera
que, con su funcionamiento coherente y coordinado favorezca el adecuado
rendimiento de las diversas instituciones educativas que lo componen y la máxima
optimización de los recursos existentes.
Los estudiantes estudian para aprobar. Los profesores enseñan para que sus
alumnos superen las evaluaciones. Lo que tiene valor real en la enseñanza es lo
que se evalúa; de lo contrario, nadie lo tiene en cuenta.
La evaluación es importante, pero no como elemento de poder o de
mantenimiento de la disciplina, no como instrumento de promoción u obtención de
un título, no como exclusivo factor de comprobación de lo que se “aprende”, nunca
como fin de la educación. No se enseña para “aprobar”. Se enseña y se aprende
para alcanzar una plena e integral formación como persona.
“La evaluación aplicada a la enseñanza y el aprendizaje consiste en un
proceso sistemático y riguroso de recogida de datos, incorporado al proceso
educativo desde su comienzo"(Casanova, 1998) esto es para que dispongamos de
información continua y significativa y conocer la situación, formar juicios de valor y
tomar una decisión adecuada para mejorar la actividad educativa progresivamente.
La evaluación corresponde a la toma de decisiones y mejorar los procesos y
resultados de situaciones valoradas académicamente
Esta aplicación de la evaluación para la mejora de procesos debe contribuir al
cambio de imagen que se tiene de la evaluación y de los fines que persigue. Por
otro lado, cuando evaluamos solemos hacerlo para detectar lo negativo (errores de
aprendizaje, fallos del funcionamiento, entro otros) y destacamos en general,
escasamente lo positivo.
Pero si estamos empeñados en que cambie para mejor la imagen y el
sentido de la evaluación, la clave está en detectar el error de aprendizaje en el
momento en que se produce, de manera que surta efecto para la aclaración de
cuestiones que no se comprendieron claramente y el alumno pueda continuar
avanzando en su formación. En consecuencia ese error detectado no tiene efectos
sancionadores, puesto que de él no deriva una calificación negativa, como ocurriría
en un examen. El error, no sería un llamado de atención sino que se convertiría en
un elemento para emitir un juicio negativo de ese alumno en relación con los
objetivos pretendidos.
MOMENTOS DE LA EVALUACIÓN.
En todo caso, la evaluación debe estar integrada en el proceso enseñanza-
aprendizaje convirtiéndose en un instrumento de acción pedagógica, que debe
adaptarse a las características de cada alumno en todo el proceso de aprendizaje y
además comprobar y determinar el logro de las metas educativas. La estructura
básica del concepto evaluación se complica al asentar sobre ella tipos, funciones,
fases, objetivos, etc. La estructura básica conceptual de la evaluación no cambia,
aunque sí pueden cambiar las circunstancias: el momento (cuando evaluar), las
funciones (para que evaluar), los contenidos (que evaluar), los procedimientos
(como evaluar), los ejecutores (quienes evalúan), etc. En definitiva, la evaluación
educativa tiene un contexto determinado, un espacio o contenido sobre el que
actúa, unos momentos continuados a lo largo del proceso, y persigue unas
finalidades u objetivos formativos concretos.
La evaluación tiene como origen al campo empresarial ya que se medía
cuantitativamente los resultados, de esa manera se pretendía mejorar el progreso
del estudiante, entonces se podría decir que la evaluación intentaba medir la
cantidad de los conocimientos dominados por los educandos, enfocado en la
enseñanza y el aprendizaje como un proceso sistemático para la obtención de
datos.
La evaluación comprende distintas clasificaciones: según su funcionalidad y
según su temporalización.
FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN
Las funciones que se le pueden asignar a la evaluación son variadas. Muchos
autores distinguen gran diversidad de finalidades que es posible alcanzar con su
aplicación, y para ello determinan funciones como la predictiva, de regulación,
formativa, etc.
TIPOS DE EVALUACIÓN
EVALUACIÓN INICIAL: Se realiza al comienzo del curso académico, consiste
en la recogida de datos de los estudiantes, a través, por ejemplo, de una prueba
diagnóstica. Para poder comprender la situación inicial de cada estudiante.
Es necesaria una evaluación inicial para poder adecuar la enseñanza a las
condiciones de aprendizaje del estudiante.
EVALUACIÓN PROCESUAL: Consiste en la valoración a través de la
recogida continua y sistemática de datos en lo referido al aprendizaje del estudiante
y de la enseñanza del docente.
La recogida de datos nos permite la adopción de decisiones sobre la marcha,
es de gran importancia para el docente para no extender en el tiempo la resolución
de las dificultades presentadas por los estudiantes.
Donde aparece un error pues en vez de usarlo para calificar, es decir evaluar en si
al trabajo del estudiante, será usado más bien para detectar el problema del
aprendizaje.
EVALUACIÓN FINAL: Es aquella que se realiza al culminar un proceso de
enseñanza y aprendizaje. En definitiva, supone un momento de reflexión en torno a
lo alcanzado, después de un plazo establecido para llevar a cabo determinadas
actividades y aprendizajes.
instrumentos de evaluación.
A pesar de ser una evaluación en la que se comprueban los resultados
obtenidos, no necesariamente tiene una funcionalidad sumativa. Para entender
mejor cuando está presente la función sumativa veamos un caso donde se tiene que
decidir definitivamente acerca de la obtención de un título, por ejemplo, ahí
tendríamos presente la evaluación final y la funcionalidad sumativa; pero si la
situación fuera al terminar un trabajo con una unidad didáctica ya resultará
simplemente una evaluación final. Por lo tanto, se puede decir que la evaluación
final puede adoptar las dos funciones descritas anteriormente, es decir, formativa y
sumativa.
La función formativa entonces adecua el modo de enseñanza al modo de
aprendizaje del estudiante y a su vez el docente tomará las decisiones oportunas
para mejorar el proceso de enseñanza.
INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN
Un tipo de error está relacionado con la dificultad que enfrentan los alumnos
al momento de entender las instrucciones que se les dan, ya sea oral o escrita. Se
relaciona con la dificultad que presentan al leer los enunciados de los problemas o
de otros textos. Evidentemente las preguntas son más fáciles para quien las realiza
y conoce sus respuestas, que para quiénes tienen que pensar al leerlas en qué
debe contestar. Es indispensable una descentración del punto de vista del que
pregunta para percibir lo que puede ser una dificultad para el que no conoce la
respuesta.
CONCLUSIÓN
Como bien lo explica la autora, con su experiencia e intercambiando con
otros docentes, es muy fácil estar de acuerdo en la aplicación de la Evaluación
desde la teoría. Pero al llegar a la práctica los desacuerdos surgen debido a que no
es fácil cambiar las costumbres de evaluar a los alumnos mediante los tradicionales
exámenes, como forma de comprobar lo aprendido o no por el alumno. Existe
mucha competitividad en la sociedad y los exámenes contribuyen al ejercicio de la
competición entre compañeros, por ende, colabora a que los padres exijan a sus
hijos saltar todos los obstáculos que impone el sistema educativo.
Podríamos decir que en los últimos años ha ido en aumento la cantidad de
errores en el aprendizaje. Esto se debe quizá a la falta de interés y comprensión de
los estudiantes o la falta de creatividad por parte de algunos docentes a la hora de
plantear las propuestas. Si bien no todos aprenden de la misma manera hay que
buscar las herramientas para captar la atención del estudiante y hacer que disfrute
de la práctica en el aula, de esa manera estaremos contribuyendo a que aprendan
de los errores y no evitando que tropiecen con estos, ya que hacen parte del
aprendizaje de los mismos.
Si queremos contribuir a la formación integral de los estudiantes debemos
fomentar la buena interpretación de las propuestas y ayudar a su comprension. No
solo para que les sirva en alguna situación en particular, sino para que puedan
afrontar las distintas situaciones de la mejor manera posible y que comprendan que
el error es parte del crecimiento personal de cada uno, no solo como estudiantes.