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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KIMOVSKY GREGORIO (1994) Las desventuras del conocimiento científico. Una


introducción a la epistemología.1

Ciencia, conocimiento y método científico

Es indudable el importante papel que desempeña la ciencia en la sociedad contemporánea,


no solo en lo que respecta a sus aplicaciones tecnológicas sino también por el cambio
conceptual que ha inducido en nuestra comprensión del universo y de las comunidades
humanas. La tarea de comprender que es la ciencia importa porque a la vez es comprender
nuestra época nuestro destino y en cierto modo, comprendernos a nosotras mismos. Desde
un punto de vista estrecho, que deja de lado la actividad de los hombres de ciencia y los
medios de producción del conocimiento científico, podemos decir que la ciencia es
fundamentalmente un acopio de conocimiento, que utilizamos para comprender el mundo y
modificarlo.
Tratemos entonces de poner en claro que entendemos por conocimiento,. Cuando se
formula una afirmación y se piensa que ella expresa conocimiento ¿qué condiciones debe
cumplir? Según lo expone Platón en su diálogo Teetetos, tres son los requisitos que se le
deben exigir para que se pueda hablar de conocimiento: creencia, verdad y prueba. En
primer lugar, quien formula la afirmación debe creer en ella. Segundo el conocimiento
expresado debe ser verdadero. Tercero deberá haber pruebas de este conocimiento, Si no
hay creencia aunque por casualidad haya verdad y exista la prueba pero esta no se halle
en poder de quien formula la afirmación, no podremos hablar de conocimiento. Tampoco
podremos hacerlo si no hay verdad porque no asociamos el conocimiento a sostener a
sostener lo que no corresponde a la realidad o a los estados de cosas en estudio. Y aunque
hubiese creencia y verdad, mientras no exista la prueba se estará en estado de opinión más
no de conocimiento. Claro que en esta concepción platónica el establecimiento de la prueba
ya impone la satisfacción de la segunda condición la verdad del presunto conocimiento, de
lo cual resulta que las tres condiciones no son enteramente independientes.
En la actualidad, como hemos de analizar a lo largo de este libro, ninguno de los
tres requisitos se considera apropiado para definir el conocimiento científico, La concepción
moderna de este es más modesta y menos tajante que la platónica, y el término “Prueba”
se utiliza para designar elementos de juicio destinados a garantizar que una hipótesis o una
teoría científicas son adecuadas o satisfactorias de acuerdo con ciertos criterios que
discutiremos más adelante. Ya no exigimos del conocimiento una dependencia estricta entre
prueba y verdad. Sería posible que hubiésemos “probado suficientemente” una teoría
científica sin haber establecido su verdad de manera concluyente. Y por tanto no debe
extrañar que una teoría aceptada en cierto momento histórico sea desechada más adelante.
En el mismo sentido debemos señalar que hoy en día la noción de prueba no está
indisolublemente ligada al tipo de convicción o adhesión llamada “creencia”. En 1900 el
físico alemán Max Planck formuló una hipótesis revolucionaria para el desarrollo siguiente
de la teoría cuántica, pero dejó claramente sentado que no “creía” en ella y la consideraba
provisional, a la espera de que otros investigadores hallasen una solución más satisfactoria
al problema en estudio.(Lo cual, dicho sea de paso no aconteció, y Planck acabó por recibir
el premio Nobel por la trascendencia de su trabajo)
Por otra parte muchos físicos actuales emplean la teoría llamada mecánica cuántica por su
eficacia explicativa y predictiva pero la entienden a la manera de un instrumento de cálculo
y no creen que ella ofrezca conocimiento alguno de la realidad. Cabe señalar finalmente que

1
Gregorio Klimovsky (1922-2009) Filósofo de la ciencia, epistemólogo y matemático.
ƒ Considerado uno de los mayores especialistas en epistemología (el estudio crítico del desarrollo, métodos y
resultados de las ciencias) de Latinoamérica de la actualidad.
ƒ Nació en Buenos Aires y estudió matemáticas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), donde llegaría a ser Decano.
ƒ Su labor desbordó ese campo cuando comenzó a abarcar disciplinas como la ética y la metodología de la
investigación científica.
A partir de entonces se lo considera como uno de los iniciadores de la lógica y la filosofía de la ciencia en el país.
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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

las hipótesis y teorías científicas se formulan en principio de modo tentativo por lo cual la
indagación en búsqueda de pruebas no supone una creencia intrínseca en aquellas.
Sin embargo la caracterización platónica será para nosotros un buen punto de
partida aunque provisional para indicar de que se habla cuando se alude al conocimiento.
Supondremos por el momento que si un científico pretende ofrecer conocimiento se refiere
a algo creído acertado y probado. Además, puesto que no todo conocimiento es
conocimiento científico un problema que tendremos que encarar más adelante es en que
consiste la característica esencial que permite distinguir al conocimiento científico de otros
tipos de conocimiento, por ejemplo al que aludimos en nuestra vida cotidiana cuando
hablamos de conocer el camino a casa o el estado del tiempo.
Según algunos epistemólogos lo que resulta característico del conocimiento que
brinda la ciencia es el llamado método científico un procedimiento que permite obtenerlo
y también a la vez justificarlo. Pero cabe una digresión. ¿Tenemos derecho a hablar de un
método científico? El famoso historiador de la ciencia y educador James B Conat de la
Universidad de Harvard, se burlaba de quienes suponen que existe algo semejante a el
método científico y en principio parece tener razón. Pues entre los métodos que utiliza el
científico se pueden señalar métodos definitorios, métodos clasificatorios, métodos
estadísticos, métodos hipotético deductivos, procedimientos de medición y muchos otros,
por lo cual hablar de el método científico es referirse en realidad a un vasto conjunto de
tácticas empleadas para constituir el conocimiento. Tal vez este conjunto de tácticas se
modifique con la historia de la ciencia ya que con las nuevas teorías e instrumentos
materiales y conceptuales que se incorporan con el correr del tiempo se alteran no solo los
métodos sino también la noción misma de ciencia. Sin embargo entre tantas tácticas
métodos sino también la noción misma de ciencia. Sin embargo entre tantas tácticas existen
algunas estrategias fundamentales. Por ejemplo si excluimos las ciencias formales como la
matemática y en cierto modo también las ciencias sociales y nos referimos exclusivamente
a las ciencias naturales como la física la química y la biología, resulta claro que el método
hipotético deductivo y la estadística sería referirse a métodos para inferir estadísticamente
construir hipótesis y ponerlas a prueba. Si es así el conocimiento científico podría
caracterizarse como aquel que se obtiene siguiendo los procedimientos que describen estas
estrategias básica.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones


epistemológicas de las ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

La experimentación en ciencias sociales

La primera objeción al uso de los métodos de las ciencias naturales en las ciencias
sociales concierne al tipo de intervención que tiene la experiencia en estas disciplinas y, en
particular, a la posibilidad y conveniencia de aplicar métodos experimentales. La objeción se
centra en la dificultad de diseñar y realizar experimentos en el campo de lo social. En tanto
que en las ciencias fácticas ortodoxas la experimentación constituye el terreno más propicio
para la formulación y testeo de hipótesis, en las ciencias sociales tal cosa no siempre sería
posible fácticamente o admisible desde el punto de vista ético y, entonces, los métodos
usuales no podrían aplicarse.
Este argumento suele contestarse desde distintos ángulos. Ante todo, no es verdad
que en las ciencias “duras” no haya nada más que método experimental: ciencias como la
astronomía se han desarrollado con gran rigor científico sin posibilidad alguna de
experimentación, y en el caso de la geología podría decirse que experimentar es algo
excepcional. En segundo término, es totalmente equivocado pensar que es la
experimentación, y no la investigación controlada y sistemática, la que dicta el canon del
método científico. En realidad, las ciencias naturales giran alrededor del concepto central de
observación y no del de experimentación, siendo ésta última nada más que una de las
formas en que la observación puede obtenerse.
Sin embargo, es preciso entrar en el detalle de por qué no es correcto afirmar que, si
no hubiera experimentación, ciertos valores de las variables no podrían ser conocidos y, por
consiguiente, ciertas hipótesis acerca de esos valores no podrían contrastarse.
Ahora bien, respecto de las ciencias sociales surgen dos preguntas: 1) ¿podemos hacer lo
mismo que los astrónomos? Es perfectamente posible reunir datos aptos para ser
consignados y tabulados de manera de sugerir generalizaciones empíricas y aun hipótesis
teóricas. No cabe duda de que, si bien no se dispone de observaciones de todo tipo y estado
–y no se pueden provocar revoluciones políticas para observar si evoluciona o no la
economía-, es tan grande la cantidad de datos acerca de comunidades y de la acción
humana en ciudades, zonas de emergencia, rurales, etc., que reunir información mediante
observación sistemática es tan factible como en cualquier ciencia empírica ordinaria. 2) ¿es
tan claro y evidente que no pueden realizarse experimentos respecto de lo social? El primer
problema que se plantea es el de si los experimentos abarcan todas las variables que entran
en juego en las situaciones naturales o espontáneas, o sólo un conjunto determinado de
ellas. Aunque esta dificultad se presenta en todas las disciplinas científicas, se torna crucial
en las disciplinas sociales. Cuando los físicos hablan de objetos en reposo, deben recurrir a
ciertas analogías que permitan pasar del experimento mecánico en la superficie terrestre al
verdadero modelo que se aplica en el espacio vacío. Pero las analogías que permiten pasar
de un experimento social a conclusiones sobre sociedades o culturas completas encierran un
peligro: ¿qué derecho hay de pasar de una encuesta a la población? ¿Es posible hacer una
inferencia analógica de un experimento sobre un pequeño grupo o muestra a lo que sucede
en la sociedad en su conjunto? Muchos creen que sí. De esta forma, por ejemplo, hay
muchas investigaciones sobre prejuicios raciales diseñadas experimentalmente y centradas
en estudio de pequeños grupos. En el campo de la ciencia de la educación este tipo de
diseño experimental es muy común. Nagel refiere incluso un experimento de sociología
laboral: en una fábrica que tenía dos plantas, se permitió en una de ellas la autogestión y
en la otra no, pues imperaba el autoritarismo. Según una creencia habitual, la hipótesis de
trabajo suponía una mayor productividad de la última respecto de la primera, pero en la
práctica ello no sucedió. Por suerte, una vez más triunfó la democracia.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

No obstante, aunque estrictamente no se necesita el experimento para añadir


conocimiento a lo que se está tratando, una cierta dosis de éste nunca está de más. En el
caso de las ciencias sociales, sin embargo, se presenta una dificultad adicional: las variables
no pueden aislarse fácilmente, si no que se presentan como conjuntos de variables. De allí
que sean tan comunes y estén tan desarrollados los métodos multivariables empleados
también por los meteorólogos, quienes tampoco pueden hacer experimentos (salvo
mediante la inyección de yoduro de plata en las nubes), ni aislar las variables que han de
controlar. Por ejemplo, existen casos de le “psicología del rumor”, temática donde pueden
hacerse experimentos de transmisión de rumores; un tipo de ejercicio accesible donde lo
que debe intentarse es formar una cadena inevitable por la cual el rumor se transmitirá,
para comprobar cómo circula en cierto medio. En algunos experimentos se ha llegado a la
conclusión de que, si una cadena de transmisión de rumores es suficientemente extensa, el
rumor llegará a un punto desde donde iniciará su retorno. Por lo menos, algunos sociólogos
autores de modelos matemáticos han sostenido que es probable que ello ocurra. Pero
también puede ser que el rumor inicie el retorno intencionalmente, lo que no es lo mismo.
De todos modos, puede admitirse que, a veces, el hacer un experimento limitado a
una pequeña comunidad o grupo humano, al que se considera análogo o representativo de
una unidad social mayor, permite la contrastación de hipótesis o, al menos, incita a la
formulación de hipótesis. No cabe duda de que lo que se observa en el modelo puede
autorizadamente permitir que se formulen hipótesis para una gran comunidad y, en todo
caso, habrá que comprobar después, en la contrastación, si el resultado es positivo o no.
En otras palabras, en ciencia, fundamentalmente, de acuerdo con el método
hipotético deductivo, lo que interesa es cómo pueden formularse y contrastarse las
hipótesis. Esto algo que la observación, no provocada sino “naturalista” del comportamiento
social, permite realizar. Ello puede suponer dificultades de índole metodológica, pero de
ningún modo concierne a la cientificidad de las investigaciones sociales.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la Metodología de la Ciencia.


Editorial Universidad Nacional de La Plata (Pág. 39-128)

TIPOS DE CONOCIMIENTO
Conocimiento natural y conocimiento científico

El conocimiento natural es el que se adquiere en forma espontánea e informal. Es


imprescindible para la supervivencia humana en el medio natural y social, y se constituye
sobre prácticas muy básicas que pasan a formar el “sentido común”. El lenguaje natural es
su vía de expresión y de transmisión.
En el ámbito físico, por ejemplo, permite organizar el espacio, con sus relaciones de
equilibrio, formas, pesos y volúmenes. Aprendemos a calcular distancias, movimientos,
velocidades y a conocer nuestro cuerpo y nuestro entorno. En el orden social, sabemos
interpretar a nuestros semejantes, compartimos actividades con otras personas en
múltiples situaciones, como en lo familiar y lo laboral y nos constituimos en seres humanos
en esa compleja trama de afectos e informaciones que nos dan identidad y pertenencia(…).
Esta compleja trama de conocimientos espontáneos constituye la base de todo otro
tipo de conocimiento, son nuestras experiencias básicas a partir de las cuales adquirimos
habilidades, pensamientos, inferimos, comparamos, formulamos preguntas, establecemos
regularidades, hipotetizamos y valoramos.
Se trata de un campo muy rico de la experiencia humana que se adquiere
informalmente y está moldeada por nuestras disposiciones biológicas y por el orden social y
cultural. Permiten una enorme economía de pensamiento y esfuerzo, pero son también
sustento de prejuicios e ideologías. Muchas veces estos conocimientos espontáneos
obstaculizan el conocimiento científico debido a que generan estereotipos y expectativas
que es difícil abandonar cuando la realidad demanda una revisión crítica de nuestras
creencias y la búsqueda de conocimientos mejor fundados.
Hay una serie de distorsiones sistemáticas en nuestras creencias ordinarias tales
como relacionar causalmente dos fenómenos por el mero hecho de que se suceden en el
tiempo, confundir el lenguaje con la realidad, y cometer la falacia naturalista que no
discrimina lo que es de lo que debe ser. Francis Bacon distingue en su teoría de los idola
cuatro tipos de errores o distorsiones recurrentes. Los idola tribu, que son comunes a todos
los seres humanos, nos llevan a suponer, por ejemplo, que hay más orden y regularidad en
la naturaleza que la que realmente existe, o aferrarnos a creencias aceptadas, o creer que
es real aquello que deseamos (el wishfull thinking del que hablan los ingleses). También
hay distorsiones que tienen que ver con nuestras características individuales, fruto de
nuestras condiciones biológicas, mentales y de la educación recibida, a los que denomina
idola specus. Los idola fori son las distorsiones del lenguaje y la comunicación, que llevan a
confundir la existencia de un término con la realidad referida por ese término. Por último,
están los errores que vienen de la herencia filosófica y de las tradiciones: los idola theatri,
que nos llevan a adoptar ciertas ideas en forma dogmática.
En cuanto a la integración del conocimiento científico con el natural, hay distintos
modos de concebirla. Algunos sostienen la completa continuidad entre una y otra forma de
conocer, otros en cambio marcan diferencias.(…)
Mientras que el conocimiento natural tiende a ser rígido y responde a estereotipos,
el conocimiento científico es crítico. Muchas de las creencias ordinarias se ven
cotidianamente refutadas y cierto conservadurismo, o atrincheramiento del sentido común,
ligado algunas veces a prejuicios y a economías de esfuerzos, no dan cuenta de las
discrepancia.

Los orígenes del conocimiento científico se remontan a la Antigüedad del siglo VI


antes de Cristo, con las matemáticas de Thales y Pitágoras, la física y la biología de los
jónicos, la historia de Herodoto y Tucídides. (…)
Aunque es una frase hecha, puede decirse que lo que caracteriza a la ciencia es la
búsqueda de la verdad, esto significa que cualquier otro fin estará subordinado a este fin
principal que es el acceso al conocimiento. Cabe aclarar, por otro lado, que no es lo mismo

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

buscar la verdad, que alcanzarla, o tener certeza acerca de ella. Es sabido que la verdad no
siempre se logra en el contexto de la ciencia.
Es también un conocimiento racional, en el sentido de que debe ser coherente y
fundado en razones, es decir, sostenido argumentativamente.
Pretende además ser un saber crítico, rasgo que lo diferencia del conocimiento
natural, que como ya se señaló es a veces poco crítico. Cohen y Nagel dicen en
Introducción a la lógica y el método científico que mientras otros tipos de conocimiento
apelan a la intuición, a la autoridad o la repetición ciega, la ciencia se caracteriza por ser
crítica, como opuesta a dogmática. Ese rasgo le permite ser autocorrectiva. Contra las
creencias populares, lo que caracteriza a la ciencia no es su absolutez o seguridad sino su
corregibilidad y su provisoriedad.
Se caracteriza también por la sistematicidad, que hace que la ciencia no sea nunca
la suma de conocimientos aislados, sino que busca su integración en distintos sistemas y
estructuras complejas, lógicamente articuladas.
Es además un saber que intenta ser preciso. Logra esa precisión utilizando por un
lado un lenguaje técnico, con significados menos ambiguos que los del lenguaje natural, y
por otro lado mediante el empleo de herramientas formales, traduciendo sus hipótesis a
ecuaciones y fórmulas de la lógica y la matemática y distintos recursos simbólicos como los
de la química.
Otro de los rasgos de la ciencia es su carácter metódico, en el sentido de que
requiere del empleo de determinados procedimientos que gozan de confiabilidad, para la
obtención y validación de los conocimientos.
También tiene la propiedad de ser general. La ciencia busca formular leyes
generales que expresen regularidades, sin perder, en muchos casos, la singularidad. Ya
Aristóteles señalaba que la ciencia es siempre conocimiento acerca de lo general.
A diferencia del conocimiento filosófico, la ciencia acepta la existencia de supuestos
que no se cuestionan acerca de aspectos muy básicos de los objetos de estudio, su
existencia, su continuidad en el tiempo y el mejor modo de conocerlos.

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GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la
Metodología de la Ciencia. Editorial Universidad Nacional de La Plata (Pág.
39-128)

La clasificación de las ciencias

Desde la antigüedad clásica hasta nuestros días se ha formulado una enorme y


variada cantidad de clasificaciones de las ciencias(...) Se ha hablado de ciencias
experimentales y no experimentales, sagradas y profanas, morales y positivas,
naturales y sociales, duras y blandas.

Resulta claro, al comparar distintas clasificaciones, el hecho de cada una de


ellas se construye a partir de algún criterio o propiedad que se desea destacar y
que constituye el fundamento de la clasificación. Y esto ocurre con cualquier tipo
de clasificación.

En muchos casos, el supuesto subyacente a la clasificación es ontológico: se da


por sentado que la realidad está formada por distinto tipo de entidades, y a partir
de esa división se asigna a cada disciplina científica el estudio de cada uno de
ellos. Así, por ejemplo, si se sostiene, que la realidad está constituida por dos
grandes ámbitos, lo material por un lado y lo espiritual por el otro, las ciencias
podrán clasificarse, consecuentemente, en ciencias de la naturaleza y ciencias del
espíritu.

También ha sido frecuente clasificar a las ciencias desde el punto de vista


gnoseológico, es decir, sobre la base de supuestos acerca de cómo conoce el ser
humano. Se ha afirmado, por ejemplo, que la mente humana tiene un
determinado número de “facultades” o capacidades y a partir de ellas se han
clasificado las ciencias. Un ejemplo de este tipo de criterio clasificatorio lo
constituye la clasificación de Francis Bacon, quien distingue tres facultades: la
razón, la memoria y la fantasía. A la primera la hace corresponder la ciencia
propiamente dicha, subdividida en ciencia natural, teología natural y ciencia del
hombre; a la segunda corresponde la historia y a la tercera la poesía.

Ha habido también clasificaciones basadas en criterios metodológicos que


sostienen, por ejemplo, que hay ciencias experimentales y no experimentales, o
inductivas y deductivas.

(…)En las últimas décadas se ha impuesto la clasificación que divide a las ciencias
en formales y fácticas. Se trata de una clasificación útil para los intereses actuales
de la epistemología y la metodología y coincidente con más de un criterio sobre el
que puede fundarse la clasificación: el método empleado, el tipo de entidades y el
tipo de enunciados propios de cada uno de estos dos grupos de ciencias.
La lógica y las matemáticas, con sus distintas ramas como la geometría, el
álgebra y la aritmética constituyen las ciencias formales. Las restantes, como la
biología, la física, la psicología y la economía son ciencias fácticas, como se
presenta en el cuadro siguiente:

CIENCIAS FORMALES CIENCIAS FACTICAS

Disciplinas: Disciplinas.

Naturales: Sociales:

Física Psicología

Lógica Química Sociología

Astronomía Antropología

Matemáticas Biología Economía

Geología Lingüística

Meteorología Pedagogía
Ciencias formales

Las ciencias formales se caracterizan por no ser empíricas, es decir, porque no


hacen referencia a ningún dominio específico de la realidad. Cuál es la naturaleza
de sus objetos de estudio, es una cuestión que puede responderse de distintas
maneras, pero hay en general consenso respecto de su carácter no empírico.

Se señaló ya que los enunciados de las ciencias formales son analíticos, en


cualquiera de sus tipos: aquellos cuya verdad o falsedad no depende de su
correspondencia con la realidad sino de los componentes internos de los
enunciados. De acuerdo con esta caracterización, también se ha dicho que son
enunciados necesarios, a diferencia de los enunciados contingentes que
corresponden a afirmaciones empíricas. Leibniz caracteriza a las verdades
necesarias como verdades de razón, contraponiéndolas a las verdades de hecho,
que pueden no serlo. Muchos filósofos contemporáneos, siguiendo a Leibniz,
caracterizan la verdad necesaria como aquella que es verdadera en todo mundo
posible.

Respecto de la naturaleza de las ciencias formales se han sostenido distintas


posturas. Una de ellas afirma que se trata de un conocimiento relativo a entes
ideales: mientras las ciencias fácticas proveen de un conocimiento acerca del
mundo real, las ciencias formales conocen otro tipo de objetos, que no son
temporales ni espaciales, y que configuran un dominio de entidades existentes a
la manera del mundo de las ideas platónico. Según esta posición, los objetos
matemáticos existen y el matemático los descubre.

Otra posición, que puede denominarse constructivista, niega que esas entidades
existan en un mundo especial y se las descubre. Se trataría, en cambio, de
construcciones que realiza la mente; son el producto de la creación humana y
obedecen y ponen de manifiesto la estructura de nuestra inteligencia. No habría
nada que descubrir, sino que producir.

Algunos sostienen el carácter meramente sintáctico de estas ciencias, piensan


que son solamente lenguajes formales artificiales, que parten de conjuntos
reducidos de signos y fórmulas primitivas y mediante reglas de formación y de
transformación generan un sistema complejo de fórmulas derivadas del conjunto
de partida.

Por último, una posición minoritaria sostiene el carácter empírico de las


entidades matemáticas, las considera abstracciones que parten de la experiencia y
van llegando en un proceso ascendente a la afirmación de propiedades y
relaciones de suma generalidad. Han sostenido tal posición empiristas como Stuart
Mill, que decía que la matemática deriva de la experiencia, y Gonseth, que
afirmaba que la lógica era la ciencia de todos los objetos, de cualquier objeto en
general.

El método que utilizan la lógica y la matemática para justificar sus enunciados


es la deducción. En algunos casos la inferencia se efectúa a partir de hipótesis o
premisas, y en otros a partir de axiomas, en cuyo caso la secuencia deductiva se
considera que es una demostración.

Una de las características más notables de las ciencias formales es su doble rol.
Por un lado funcionan como cualquier disciplina científica, con sus problemas,
métodos y temáticas propias, sus conceptos y sus campos de investigación. Pero
por otro lado tienen un gran valor instrumental, son herramientas de amplia
aplicación en cualquiera de las otras disciplinas científicas y técnicas y también en
metodología de la ciencia, como se ilustra en la figura 2.

Figura 2

Epistemología

Metodología

Formales (lógica y matemática) Tecnología

Ciencias

Fácticas
Ciencias Fácticas

Las disciplinas que integran estas ciencias se caracterizan porque recortan


como tema de estudio determinado campo de la realidad, delimitan problemas,
procesos y propiedades de un dominio y configuran sistemas estructurados de
conocimientos relativos a ese dominio. Así, la física, la biología, la química y la
economía tienen sus temáticas propias y recortan determinados fenómenos como
sus campos de estudio. Estas problemáticas son fijas ni rígidas, se modifican a
través de la historia, se amplían por un lado, incorporando nuevas áreas de
investigación, y suelen también reducirse, cuando determinados problemas
pierden vigencia y se subsumen en otros.

El rasgo principal que diferencia a las ciencias fácticas de las formales es el


siguiente: debido a que refieren a aspectos de la realidad tienen que contrastar
sus afirmaciones con esa realidad, deben poner a prueba la verdad o falsedad de
sus enunciados.

En cuanto al lenguaje de las ciencias fácticas, sus enunciados son


fundamentalmente sintéticos y corresponden a alguno de los tipos señalados:
enunciados singulares y enunciados generales, que a su vez pueden ser
universales, existenciales o estadísticos. Pueden contener también enunciados
teóricos y categoriales, no fácticos

Además de los enunciados sintéticos, las teorías suelen contener algunos


enunciados analíticos, cumpliendo funciones instrumentales, cumpliendo funciones
instrumentales u organizativas. Hay, por ejemplo, definiciones estipulativas,
equivalencias formales y terminológicas, además de la enunciación de las reglas y
leyes lógicas y matemáticas que se pueden utilizar.

En cuanto a los términos, cabe diferenciar, por un lado, el vocabulario lógico


con expresiones como “todos”, “ninguno”, “no existen”, “algunos”, “sólo si”, “a
menos que”, y demás conectivas y operadores. Por otro lado está el vocabulario
descriptivo, que es específico de cada temática y que contiene la división
tradicional de términos observacionales y términos teóricos. Esquemáticamente:
Vl

V Vo

Vd

Vt

(V es el vocabulario de una ciencia fáctica, Vl el vocabulario lógico, Vd el


descriptivo, Vo el conjunto de términos observacionales, y Vt el vocabulario
teórico).

Las unidades de análisis más importantes de las ciencias fácticas son las
teorías, que configuran sistemas de conocimientos y de creencia que en forma
simultánea y sucesiva están presentes en todas las ciencias fácticas.

Las ciencias fácticas han sido divididas en dos grandes grupos: las naturales y
las sociales o humanas. Mucho se ha discutido en torno al tipo de diferenciación
que cabe hacer entre ambas ciencias en cuanto a sus objetos y métodos. No es
simple establecer criterios que permitan diferenciarlas. Es tal vez más simple
delimitarlas por extensión, es decir, enumerándolas, que a través de criterios
generales que permitan una diferenciación clara. Son ciencias naturales la física,
la química la biología, la astronomía, la geología y la meteorología. Entre las
ciencias sociales están la antropología, la lingüística, la economía, la sociología, la
historia, la pedagogía y la psicología.

Muchos filósofos han propuesto otras clasificaciones, generalmente conservando


la clase de las ciencias naturales, pero contraponiéndola a otras categorías, como
ciencias del espíritu, ciencias de la cultura, ciencias de la conducta, o ciencias
hermenéuticas. Cada una de estas alternativas presenta problemas filosóficos, por
ejemplo, por qué suponer un concepto tan problemático como el de espíritu,
desde el inicio, o por qué suponer que es sólo a través de la conducta que pueden
conocerse los fenómenos humanos. También se ha objetado la denominación de
“ciencias sociales” por cuanto supondría que todo lo humano es esencialmente
social: hay teorías en cada una de las disciplinas ubicadas en este grupo en las
que lo social no juega un papel preponderante. En ese sentido parecería ser el
rótulo de “humanas” la denominación que más se adecuaría, por su escaso
compromiso filosófico. Dada la circulación que ha adquirido la denominación de
“sociales”, seguiremos utilizando esa denominación, indistintamente con la de
“humanas”.
En cuanto a las diferencias que presentan ambos tipos de ciencias, muchos han
sostenido que las ciencias naturales son experimentales, mientras que las
humanas no lo son ni pueden serlo. Pero esto no constituye un criterio de
diferenciación adecuado. Por un lado, hay ciencias naturales no experimentales,
como la astronomía y muchas áreas de la biología. Hay por otro lado muchos
campos de las ciencias humanas donde se efectúan experimentos, si bien en
menor magnitud que en las naturales, como los experimentos de campo en
psicología social y en sociología, o ciertos experimentos de laboratorio en
lingüística y en psicología.

Desde el punto de vista metodológico cabe destacar que los dos tipos de
ciencias utilizan teorías y ambos deben contrastar sus afirmaciones con la
realidad. Estos puntos en común son lo suficientemente relevantes como para
permitir la consideración de estos dos tipos de ciencias unidos bajo la categoría de
ciencias fácticas. Algunos interesados en resaltar las diferencias contraponen
ciencias humanas con ciencias exactas, cuando en sentido estricto, sólo son
exactas las ciencias formales. También se distingue entre ciencias duras y ciencias
blandas (las humanas), pero puede argumentarse, como bien dijo alguien, que no
hay ciencias duras y blandas, sino modos “duros” y modos “blandos” de hacer
ciencia.

Hay puntos en común y zonas de frontera entre ambos tipos de ciencias que
favorecería una consideración integrada. Así, por ejemplo, la etología es una
disciplina nueva, que intenta aplicar categorías de la sociología a la conducta
animal y además sacar consecuencias de esos estudios para el comportamiento
humano, como las investigaciones de Konrad Lorenz, que acercan notablemente
las ciencias naturales a las sociales. Se han estudiado, por ejemplo,
comportamientos sociales tales como el liderazgo y la marginación en mamíferos
superiores como lobos y monos.

Por otro lado, es indudable que la investigación en ciencias humanas se ve


enfrentada a problemas peculiares, que tienen que ver con la multiplicidad de los
factores intervinientes, la presencia de valores y la intencionalidad de las acciones
humanas, su carácter histórico y el doble rol de sujeto y objeto de conocimiento.
Estas diferencias han llevado a muchos epistemólogos a defender la división
radical entre lo que es propio de las ciencias naturales y lo que es característico de
las ciencias humanas.

La llamada tradición comprensivista, que proviene del filósofo W. Dilthey,


sostiene la existencia de marcadas diferencias de objetos y métodos en ambos
tipos de disciplinas. Las ciencias del espíritu comprenden, las ciencias de naturales
explican; una son nomotéticas, las otras ideográficas, unas son ciencias de lo
singular, de lo idiosincrático y único, las otras buscan regularidades y formulan
leyes generales.
El método de la comprensión empática que se proponía en los orígenes del
movimiento comprensivista se ha modificado en las versiones contemporáneas a
través de la hermenéutica. Ya no es el fenómeno psicológico de la comprensión de
los sujetos estudiados, sino la interpretación como recurso de clarificación del
plano simbólico que está presente en todas las acciones y productos humanos.(…)

Es interesante señalar, por otro lado, que si bien gran parte de los
investigadores sociales del siglo pasado y principios de este siglo intentaron imitar
a las ciencias naturales, en la últimas décadas, en cambio, se ha registrado un
movimiento inverso de “humanización” de las ciencias naturales, motivado tanto
por la necesidad de incorporar al sujeto como integrante del fenómeno estudiado
como por el abandono del modelo de ciencia causalista y determinista.
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KIMOVSKY GREGORIO (1994) Las desventuras del conocimiento científico. Una


introducción a la epistemología.

Disciplinas y Teorías científicas

Cuando se habla de ciencia por otra parte conviene hacer ciertas distinciones. Para iniciar y
llevar adelante una discusión es necesario adoptar determinada unidad de análisis entre las
que destacará la noción de teoría y por ello debemos preguntarnos qué alternativas se nos
ofrecen en este sentido. Conviene pensar en la ciencia en estrecha vinculación con el
método y con los resultados que se obtienen a partir de él sin necesidad de entrar por el
momento en polémicas acerca de la naturaleza de este. Ello permite distinguir a la ciencia
de la filosofía el arte y otros campos de la cultura humana. Sin embargo hay una unidad de
análisis más tradicional la disciplina científica que pone el énfasis en los objetos en estudio y
a partir de la cual podríamos hablar de ciencias particulares la física la química a sociología.
Aristóteles por ejemplo habla de disciplinas demostrativas las que usan el método
demostrativo que luego comentaremos y caracteriza cada una de ellas según el género de
objetos que se propone investigar. La física por ejemplo debería ser caracterizada indicando
de qué objetos se ocupa la cual no es del todo fácil. Tentativamente podríamos afirmar que
se trata de cuerpos o entidades que se hallan en el espacio y el tiempo reales. La
geometría se ocuparía de figuras la, la biología de seres vivos y la psicología de cuerpos que
manifiestan conducta o psiquismo.
Pero hay buenas razones para creer que este enfoque disciplinar no es realista ni
conveniente. Los objetos de estudio de una disciplina cambian a medida que lo hacen las
teorías científicas ciertos puntos de vista son abandonados o bien en otro momento de la
historia de la ciencia, pueden ser readmitidos No es lo mismo hablar de la óptica y el
electromagnetismo. Por ello en lugar de pensar en disciplinas preferimos pensar en
problemas básicos que orientan distintas líneas de investigación. Lo cual nos lleva a
considerar una nueva unidad de análisis la teoría científica.
Una teoría científica en principio es un conjunto de conjeturas simples o complejas acerca
del modo en que se comporta algún sector de la realidad. Las teorías no se construyen por
capricho sino para explicar aquello que nos intriga para resolver algún problema o para
responder preguntas acerca de la naturaleza o la sociedad de análisis fundamental del
pensamiento científico contemporáneos.

1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones epistemológicas de las
ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

Los métodos de Mill. Concordancia y Diferencia

En el siglo pasado, el lógico y filósofo inglés John Stuart Mill sistematizó los llamados
“cánones del método inductivo”, estos “cánones” constituyen una formulación clásica de
varios procedimientos inductivos empleados por las ciencias experimentales. Veamos, por
ejemplo, qué propone el denominado método de la concordancia según el cual, si dos o
más casos del fenómeno que se investiga tienen solamente un aspecto en común, la
circunstancia en la que todos los casos concuerdan es la causa del fenómeno en cuestión.
Así, cuando se desea observar si efectivamente la variable A es la causa de la variable B, lo
que debe hacerse es lo siguiente: se toma un estado en el que, al modificar todas las demás
variables, únicamente A y B permanecen presentes. En esta situación puede deducirse lo
siguiente: cuando basta que ocurra A para que ocurra B, y puesto que todo lo demás ha
cambiado, esa condición suficiente A es la causa de B. Supongamos que estamos
investigando si cierto alimento es el origen de una intoxicación; entonces, si todos los
demás factores relevantes (alimentos ingeridos, exposición a sustancias tóxicas, etc.) varían
y lo único que se mantiene es la ingesta de dicho alimento y la intoxicación de ciertas
personas, mal podríamos atribuir la influencia causal a algún otro factor. Por lo tanto, la
condición suficiente para que se haga presente el efecto, la única disponible que no variado
en ambos casos, es la ingesta de ese alimento.
Por su parte, el llamado método de la diferencia afirma que, si en un caso en el
cual el fenómeno que se investiga se presenta y en otro caso en el cual no se presenta,
todas las circunstancias son comunes excepto una, que se presenta sólo en uno de los
casos, entonces esa circunstancia única en la cual difieren ambos casos es la causa, o una
parte indispensable de la causa, de dicho fenómeno. Siguiente con el ejemplo anterior: si en
el primer caso se tiene A y B, y en el segundo caso se extrae A, todo lo demás queda igual
y no ocurre B, entonces puede afirmarse que A es la única circunstancia en las que ambos
casos diferían y, por ende, la única posible de B. Evidentemente, si cualquier otro factor
fuera condición suficiente, por ejemplo C (estado neurótico de la población) para que se
produjera efectivamente B, como en el primer y segundo experimento se supone que no ha
variado nada salvo A, se tendría que haber provocado B en el segundo caso, donde A no se
encuentra presente. Si lo que se necesita es que acontezcan A y C para que acontezca B, el
evento A no será condición suficiente para que suceda B.
En realidad, aun las variables más simples tienen estructura interna y no debe presuponerse
que, cuando miramos el mundo, todas las características que se advierten sean
independientes entre sí, de modo que no debe asombrar que las condiciones suficiente
posean estructura interna; a saber, estén constituidas por condiciones, cada una de ellas
necesaria. Entonces, para sostener que A y C son, en conjunto, condición suficiente del
evento B, debe llevarse a cabo el siguiente experimento: al variar todo menos A y C, si se
produce B cuando todo lo demás se ha mantenido constante, en ese caso, efectivamente, A
y C son, en conjunción, la condición suficiente de B. De todos modos, para saber si A es
condición necesaria del evento B, deberá efectuarse otro experimento: ¿qué sucede si
dejamos A y extraemos C? ¿Qué sucede si dejamos C y extraemos A? Si B no se produce en
ninguno de los casos, entonces ni A y ni C, por sí solas son condición suficiente. Veamos un
ejemplo. Para producir lluvia se necesita un cierto grado de humedad y de ionización de la
atmósfera: la conjunción de humedad con ionización es causa de lluvia. Para convencernos
de esto, debe utilizarse el método de la diferencia, fijando en dos observaciones la
ionización y la humedad, y variando todo el resto. Si procediendo así, la lluvia se produce,
de acuerdo con los cánones de Mill, esa variable compleja que es “ionización-humedad” es
la causa de la lluvia.

1
GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la Metodología de la
Ciencia. Editorial Universidad Nacional de La Plata (Pág. 39-128)

El conocimiento técnico y tecnológico

La técnica constituye un ámbito de conocimiento que tiene una finalidad


práctica, porque pretende actuar sobre la realidad. Hay técnicas muy variadas y de
muy antigua data que recorren las distintas culturas desde tiempos prehistóricos,
tales como la alfarería, el curtido de pieles, la preparación de alimentos y la
agricultura.
La tecnología es un tipo especial de técnica, aquella que adopta la
metodología científica y que presupone conocimientos científicos.
El discurso técnico y tecnológico es en parte informativo y en parte
prescriptivo, una que produce reglas para generar cursos de acción. Las acciones
que se prescriben pueden tener tres finalidades, muy conectadas entre sí:

a) por un lado, se trata de evitar o prevenir ciertos hechos,


b) también se busca modificarlos y controlarlo,
c) por último, se trata de crear determinados productos o artefactos.

Por ejemplo, una técnica preventiva sería la que utiliza la agrotecnia para evitar la
degradación de los suelos o en medicina las estrategias para evitar la propagación
de una enfermedad o de una epidemia. En cuanto a técnicas de modificación y
control, pueden citarse las de dragado de ríos para controlar su cauce, reglas de
política económica para disminuir el desempleo. La ingeniería civil y electrónica
ejemplifican las técnicas de producción de artefactos y entidades tales como un
edificio, un puente o un televisor.
La importancia de la tecnología en nuestra cultura y en el desarrollo del
conocimiento son bien conocidas. El poder que ese conocimiento ha generado y la
cultura tecnológica que se ha instalado las últimas décadas es tema de permanente
reflexión. Los cambios sociales que la tecnología es capaz de generar son debatidos
desde diferentes perspectivas y modelos políticos.
La relación entre ciencia y técnica es estrecha y variada. En algunos casos,
la técnica ha tenido su propia historia, como en el caso de la navegación, la
agricultura y la producción textil, que tardíamente se conectaron con la ciencia,
recibiendo de ella los conocimientos que les permitieron convertirse en tecnologías.
En otros casos, fue a partir de los avances científicos que fueron surgiendo campos
tecnológicos nuevos, como ciencia aplicada primero y como tecnología después.
Cabe destacar que entre ciencia aplicada y tecnología hay sólo una diferencia de
grado que tiene que ver con su mayor o menor autonomía y en un continuo de
modalidades.
La tecnología hace permanentemente aportes a la ciencia, por un lado a
través del planteo de nuevos problemas, y por el otro, aportando nuevas
herramientas de exploración científica, como los radares, los microscopios, los
telescopios y un sinnúmero de sofisticados recursos para ampliar la observación y
la experimentación. En algunos casos, los cambios en los instrumentos de
observación generaron verdaderas revoluciones científicas. Está el famoso ejemplo
del telescopio de Galileo y sus adversarios que se negaban a mirar a través de él.
Como dice Galileo en Mensajero de los Astros, la observación de montañas en la
luna confirmaba “la antigua opinión pitagórica de que la luna es ( ...) como la
tierra” y refutaba la división aristotélica de un mundo supralunar, eterno e
incorruptible y otro sublunar imperfecto y temporal. En la actualidad, las técnicas
estadísticas y la simulación por computadoras son también ejemplos de la gran
influencia de la tecnología sobre la ciencia.
En cuanto a las reglas tecnológicas, comparten con las normas éticas y
jurídicas el carácter de discurso prescriptivo o directivo, pero difieren de aquéllas en
cuanto a que tienen carácter instrumental. Su forma es la siguiente: “para lograr el
fin A, deberá efectuarse el procedimiento B”. Son condicionales que conectan
medios con fines, cuyo valor es la eficacia, y no la verdad. Son ejemplos de reglas
técnicas las oraciones prescriptivas que establecen procedimientos relativos a cómo
reparar un reloj o un mueble, y son tecnológicas aquéllas que, por ejemplo,
indiquen cómo preparar un campo antes de la siembra, cómo recaudar impuestos o
cómo resolver un conflicto en un grupo de trabajo.
Se puede a su vez diferenciar distinto grado de generalidad y especificidad
en las reglas, y en el caso de las tecnológicas, si bien constituyen saberes
instrumentales, al presuponer conocimientos científicos, contienen también saberes
proposicionales.
Cabe diferenciar, por otro lado, entre las reglas tecnológicas y las acciones
mismas. En algunos contextos, se entiende por técnica y tecnología el conjunto de
acciones, la práctica misma, las acciones guiadas por las reglas, y no el cuerpo de
conocimientos que guían esas acciones, al que nos referimos en este contexto. Otra
confusión frecuente es la de tomar por tecnología a los productos tecnológicos,
particularmente los productos físicos o artefactos.
Las disciplinas tecnológicas tienen larga data en algunos casos, como la
medicina, la ingeniería, la administración y la contabilidad. En otros casos se han
desarrollado ramas nuevas, como la cibernética, la computación y la ingeniería
genética. La psicoterapia y la psiquiatría, si bien no son tecnologías nuevas, han
recibido cambios notables en las últimas décadas. La navegación espacial es otro de
los campos de desarrollo reciente.
Del mismo modo que el conocimiento científico, el conocimiento tecnológico
se organiza en disciplinas. Por un lado están las que derivan de una ciencia natural,
como la ingeniería espacial, la ingeniería química, la biotecnología y la ingeniería
genética. También hay tecnologías asociadas a las ciencias humanas, como la
economía política, la psiquiatría, la planificación educativa, la planificación social, el
urbanismo, la administración de empresas y otras. Por último, existen disciplinas
que presuponen solamente las matemáticas y ninguna ciencia fáctica, como la
cibernética y la ingeniería de sistemas. En el siguiente cuadro se ejemplifican las
relaciones de algunas tecnologías con las principales ciencias presupuestas.

TECNOLOGÍA CIENCIAS PRESUPUESTAS


Administración Sociología, Economía, Psicología,
Matemática
Agronomía Física, Química, Biología, Geología,
Geografía, Meteorología...
Computación Lógica, Matemáticas, Semiótica,...
Didáctica Pedagogía, Psicología,...
Ingeniería (distintas Física, Química, Matemáticas...(de acuerdo
especialidades) con cada rama)
Medicina Biología, Química,....
Política Económica Economía, Ciencias políticas, Sociología,...
Psicoterapia Psicología, Biología,...
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KIMOVSKY GREGORIO (1994) Las desventuras del conocimiento científico. Una


introducción a la epistemología.

Lenguaje y verdad

Al comienzo de esta introducción y a propósito del conocimiento hemos dicho éste se


expresa por medio de afirmaciones con lo cual tomamos partido a favor de una
aproximación lingüística a la cuestión. No es la única. En su análisis de la ciencia ciertos
filósofos ponen énfasis en lo que conciben como un determinado modo de pensamiento
especialmente privilegiado el pensamiento científico. Pero el pensamiento es privativo de
quien lo crea y solo se transforma en propiedad social se lo comunica a través del lenguaje.
Sin textos artículos papers o clases la ciencia no sería posible. El lector no se sorprenderá
por tanto de que en este libro adoptemos un enfoque lingüístico del fenómeno científico
sobre todo en relación con el examen de sus productos por cuanto socialmente la ciencia
como cuerpo de conocimientos se ofrece bajo la forma de sistemas de afirmaciones. Ello se
corresponde con una tendencia característica de este momento de la historia de la cultura,
como es la de privilegiar el papel del lenguaje en el análisis del arte, de las sociedades o del
hombre, y también en los campos de la lógica, la matemática o la teoría del conocimiento.
Por tanto cuando tratemos acera de conjeturas o teorías científicas de entenderlas como
propuestas, creencias u opiniones previamente expresadas por medio del lenguaje.
Cuando nos referíamos a la concepción platónica del conocimiento empleamos la palabra
“verdad”. En ciencia la verdad y la falsedad se aplican a las afirmaciones o enunciados y no
por ejemplo a los términos. Tiene sentido decir que “El cielo es azul” es verdadero o falso,
más no lo tiene que decir que cielo o azul lo sean. Platón exigía como ya señalamos que
para que un enunciado exprese conocimiento debe se verdadero. Intuitivamente esta
pretensión parece razonable ya que nadie admitiría que se pueda ofrecer conocimiento a
través de afirmaciones falsas. Pero la cuestión es mucho más difícil de lo que aparenta.
Como veremos más adelante, una teoría científica puede expresar conocimiento y su verdad
no estar suficientemente probada. Dado que el problema radica en la esquiva significación
de la palabra “verdad” tendremos que aclarar en que sentido la utilizaremos. No hay
obligación, legal o moral de emplear la palabra de uno u otro modo. Para la significación de
las palabras hay usos impuestos, generalmente más de uno u otro modo. Para la
significación de las palabras hay usos impuestos, generalmente más de uno pero no hay
razón para adherir a la tesis esencialista ( y autoritaria) según la cual cada palabra tiene un
significado privilegiado y autentico en tanto que los demás son espurios.
En el lenguaje ordinario la palabra “verdad” se emplea con sentidos diversos. Por un lado
parece indicar un tipo de correspondencia o isomorfismo entre nuestras creencias y lo que
ocurre en la realidad. Dicho con mayor precisión: entre la estructura que atribuimos a la
realidad en nuestro pensamiento y la que realmente existe en el universo. Pero a veces
parece estar estrechamente ligada a la idea de conocimiento lo cual podría transformar la
definición platónica en una tautología: decimos en medio de una discusión “esto es verdad”
o esto es verdadero” para significar que algo está probado. En otras ocasiones,
curiosamente. “verdad” se utiliza no en relación a la prueba sino a la creencia. Decimos:
“Esta es tu verdad, pero no la mía” con lo cual estamos cotejando nuestras opiniones con
las del interlocutor.
La primera acepción es en principio la que resulta de mayor utilidad. Proviene de Aristóteles
quien la presenta en su libro Metafísica, y por ello se llama “concepto aristotélico de
verdad”. Se funda en el vinculo que existe entre nuestro pensamiento expresado a través
del lenguaje y lo que ocurre fuera del lenguaje en la realidad. Aristóteles se refiere a esta
relación como adecuación o correspondencia entre pensamiento y realidad. De allí que la
noción aristotélica se la denomine también “concepción semántica” de la verdad pues la
semántica como es sabida ocupa de las relaciones del lenguaje con la realidad que está más
allá del lenguaje. La acepción aristotélica no resultará muy conveniente para comprender
que es lo que hay detrás de ciertas formulaciones del método científico en particular del
llamado método hipotético deductivo. Sin embargo no todos los filósofos epistemólogos o
científicos estarían de acuerdo en utilizar la palabra “verdad” con la significación aristotélica.
1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

En el ámbito de las ciencias formales como la matemática, hay un cuarto y muy importante
sentido de la palabra “verdad” decir, por ejemplo que una proposición matemática es
verdadera significa decir que es deductible a partir de ciertos enunciados de partida, fijados
arbitrariamente por razones que luego examinaremos.
En lo que sigue centraremos nuestra discusión el papel de la ciencia entendida como
conocimiento de Hechos, y en tal sentido la matemática, aunque también será analizada, al
igual que la lógica, será considerada como una herramienta colateral que sirve a los
propósitos de las ciencias fácticas cuyo objetivo es, precisamente el conocimiento de los
hechos. Sin embargo, ésta es una palabra que se emplea con muchos significados, y será
necesario aclarar cual de ellos adoptaremos nosotros. Diremos que un hecho es la manera
en que las cosas o entidades se configuran en la realidad en instantes y lugares
determinados. Será un hecho por tato el que un objeto tenga un color o una forma dadas,
que dos o tres objetos posean determinado vinculo entre si o que exista una regularidad n
acontecimientos de cierta naturaleza. En los dos primeros casos hablaremos de hechos
singulares pero al tercero lo consideraremos un hecho general. Cuando una afirmación que
se refiere a la realidad resulta verdadera, es porque describe un posible estado de cosas
que es en efecto un hecho No utilizaremos la palabra “hecho” por tanto para la matemática
la lógica y las ciencias formales en general. De acuerdo con esta manera de entender la
palabra una ciencia fáctica estudia hechos y por ende son ciencias fácticas tanto la física o
la biología como la psicología la sociología o la economía por que éstas pretenden dar
cuenta de hechos que se manifiestan en cada caso en un determinado sector de la realidad.
Esto no impide que se pedan distinguir entre si distintas ciencias fácticas por diferencias
metodológicas o procedimientos particulares para detectar y caracterizar los hechos. Es
posible sostener el punto de vista (que el autor no comparte) de que el conocimiento de los
hechos sociales es de naturaleza muy distinta al de los hechos físicos o biológicos, pero ello
no quita a la sociología o a la economía su carácter de ciencias fácticas. La denominación
“ciencias del hombre” alude a que se trata de disciplinas que tratan problemas diferentes de
los que abordan las ciencias naturales, pero, en cuanto a los problemas metodológicos que
presentan, también interviene la cuestión de si el ser humano o su comportamiento social
son objetos susceptibles de observación y experimentación.
En el ámbito de las ciencias fácticas, el concepto aristotélico de verdad parece
indispensable. De manera no rigurosa podemos presentarlo de este modo se supone que
por las reglas gramaticales, semánticas y lógicas del lenguaje quien realiza el acto
pragmático de afirmar un enunciado pretende describir un posible estado de cosas y al
mismo tiempo persuadirnos de que ello es lo que acontece en la realidad. Si dicho estado de
cosas realmente acaece si la descripción coincide con lo que sucede en la realidad diremos
que el enunciado es verdadero. La afirmación “En el tejado hay un gato” es verdadera si y
solo si en tejado hay un gato. Más adelante aclararemos con mayor rigor el uso de
términos tales como proposición enunciado o afirmación pero el momento los asimilaremos
a lo que los gramáticos llaman oraciones declarativas utilizadas precisamente con el
propósito de comunicar que las cosas tienen ciertas cualidades guardan entre si ciertas
relaciones o presentan ciertas configuraciones. Es interesante señalar que estas ideas de
Aristóteles han sido rescatadas en nuestro siglo por el lógico polaco-norteamericano Alfred
Tarski, quien logró establecer una definici6n formal y rigurosa de lo que el fil6sofo griego
había introducido de una manera un tanto vaga. Pero la presentación de Tarski, aunque
novedosa y precisa, no es más que una reelaboraci6n de la concepción semántica de
Aristóteles, según la cual la verdad consiste en una relaci6n positiva e intima entre lenguaje
y realidad.
La noción aristotélica de verdad no tiene ingrediente alguno vinculado con el conocimiento.
Una afirmación puede ser verdadera sin que nosotros lo sepamos, es decir, sin que
tengamos evidencia de que hay correspondencia entre lo que describe la afirmaci6n y lo que
realmente ocurre. También podría ser falsa, y nosotros no saberlo. "Hay otros planetas
habitados en el universo" es un enunciado o bien verdadero o bien falso, pero en el estado
actual de nuestro conocimiento no podemos decidir acerca de su verdad o falsedad. Esta
aclaraci6n importa pues en el lenguaje ordinario hay cierta inclinaci6n a suponer que si hay
verdad hay también conocimiento y prueba, lo cual podría generar graves malentendidos.
Por ejemplo, no nos permitiría comprender correctamente la fundamental noci6n de

2
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

afirmación hipotética o hip6tesis. Como veremos luego, quien formula una hip6tesis no sabe
silo que ella describe se corresponde o no con los hechos. La hip6tesis es una conjetura,
una afirmación cuyo carácter hipotético radica en que se la propone sin conocimiento previo
de su verdad o falsedad. Uno de los problemas que plantea la investigación científica es el
de decidir con que procedimientos, si es que los hay, podemos establecer la verdad o la
falsedad de una hipótesis. Y conviene aquí recalcar que, desde el punto de vista del avance
del conocimiento científico, puede ser tan importante establecer una verdad como una
falsedad, es decir, la ausencia de correspondencia entre lo que se describe y lo que
realmente acontece. En la historia de la ciencia hay muchos ejemplos de hip6tesis falsas
que sobrevivieron durante largo tiempo hasta que se logró probar su falsedad. Son casos
ilustres las que afirman la inmovilidad de la Tierra y el fijismo de las especies.
En síntesis: es necesario discriminar entre la verdad y el conocimiento de la verdad, entre la
falsedad y el conocimiento de la falsedad. La operación de establecer si una afirmaci6n es
verdadera o falsa pertenece al ámbito del conocimiento y es posterior a la comprensi6n del
significado atribuido a los términos "verdad" y "falsedad". Quien toma una fotografía no
sabe de inmediato si se corresponde o no con el objeto fotografiado, es decir, si es nítida o
esta distorsionada. Lo sabré luego de que sea revelada. Pero la fotografía ya será nítida o
distorsionada antes de que el fot6grafo conozca el resultado de esa operación y pueda
asegurar que ha tornado una buena o una mala fotografía.

3
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones


epistemológicas de las ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

Método de Concordancia y Diferencia: Observaciones

Se ha criticado el canon de la concordancia porque no se puede asegurar que, ante la


consigna de dejar A fija y alterar el resto de las variables, se pueda efectivamente modificar
todo, sino sólo algunas cosas. Siempre se encontrarán cosas que no cambien –por ejemplo,
la existencia del universo no varía– y persistirá la duda de si la determinación se ha
producido porque el universo sigue existiendo. Hay quien se ha burlado del método de la
concordancia, como lo muestra el siguiente caso extraído del libro Introducción a la lógica
de Irving Copi2. Alguien, extrañado de comprobar que se emborracha cuando toma
determinadas mezclas de bebidas, quiere averiguar cuál de ellas es la responsable y razona
del siguiente modo:

el lunes tomé gin con soda y me emborraché;


el martes tomé whisky con soda y me emborraché;
el miércoles tomé coñac con soda y me emborraché;

por consiguiente, la soda es la que me emborracha.

El lector advertirá que esto es una falacia que nos muestra que hay que tener
cuidado, ya que pueden existir factores ocultos inadvertidos que permanecen constantes,
como el alcohol, a los que el método de la concordancia nos inclinará casualmente
relevantes sólo una vez detectados.
Es importante advertir que tanto el método de la concordancia como el de la
diferencia, son en un sentido estricto, totalmente impracticables. Pues, ¿cómo hay que
proceder para mantener dos variables constantes y hacer que todas las demás varíen?
¿Cuántas variables existen? ¿Cuántos objetos hay en el universo? ¿Cuántos tipos de
fenómenos tienen lugar constantemente? Si bien no son infinitos, por lo menos son
numerosos. Con el método de la diferencia ocurre algo aun peor, pues exige variar A de
modo que cuando acontezca A, se encuentre presente B, y cuando ocurra no A, se
encuentre presente no B, manteniendo constante las demás variables. Y, ¿cómo hacer para
mantener constantes las demás variables del universo? ¿se imparte una orden a los
planetas? ¿Se imparten órdenes a las nubes? Es imposible. Forzosamente, junto con A y B
cambiarán la mayoría de las variables de estado de los eventos del universo.
Lo que sucede es que hay que entender correctamente el sentido de la posición de
Mill y no tomar en consideración todas las variables del universo, porque aunque algunas de
ellas no son pertinentes. Por ejemplo, si hubiera que investigar si es la humedad junto con
la ionización la que provoca lluvia, sería indistinto hacer el experimento en día viernes o
sábado, pues nadie creería que el día de la semana es una variable pertinente respecto del
origen de la lluvia. Lo que se exige es dejar fijas algunas variables (las pertinentes),
cambiando sólo las que se sospecha que tienen relación causal.
Cabe entonces preguntarse: ¿quién sabe qué variables son las pertinentes, ya que
las variables existen en cantidad infinita en el universo? Afirmar que una variable es
pertinente siempre es una hipótesis: este género de hipótesis forma parte de las
denominadas “hipótesis auxiliares” y, cuando se construye una teoría, no se las incluye en
ella, sino que se las toma como hipótesis sobre el material de trabajo que se emplea en la
investigación. En el ejemplo anterior, la hipótesis auxiliar de que el día de la semana en que
se realiza el experimento no influye en el resultado de la investigación es correcta, pues lo
que provoca la lluvia es la humedad junto con la ionización. Pero, como las hipótesis pueden

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

fallar, tal vez se compruebe que ciertas variables que se han desdeñado después de todo
eran pertinentes.
Cuando a estos métodos se los interpreta estadísticamente, lo que se investiga es si
la correlación de las variables es alta, tanto positiva como negativamente. En estadística,
las correlaciones se miden desde –1 hasta 1. Lo que indica que existe independencia entre
las variables es que la correlación sea aproximadamente 0 (cero). Pero si ésta es
aproximadamente 1 quiere decir que hay correlación causal, y si es aproximadamente –1
significa que la correlación causal vale para la ausencia de una de las variables y la
presencia de otra. En este sentido, los métodos habituales de investigación causal son
similares a los cánones de Mill y están indicando que, a igualdad de valor de las demás
variables pertinentes, si la correlación de A con B es alta y la de no A con no B también lo
es, entonces, hay correlacionó causal.
De todos modos, muchas veces se han provocado experiencias humanas para
extraer conclusiones de carácter sociológico o cultural acerca de las cuales podía suponerse
que no se manifestarían espontáneamente sin la intervención activa de los investigadores.
Tenemos el caso de una investigación realizada por una empresa que fabrica productos
cosméticos acerca del consumo de ciertas cremas para el cutis, en la que se provocó una
situación que prácticamente obligaba a los consumidores de aquéllas a revelar información
fehaciente: se pidió al público consumidor que devolviera los potes vacíos a cambio de un
premio. De esta forma, la empresa inició una investigación sobre el índice de consumo de
las diferentes marcas, obteniendo así información imposible de lograr por observación
directa o mediante cuestionarios, ya que muchas personas nunca hubieran confesado el
secreto de las cremas que realmente utilizaban. Como vemos, no se empleó una
observación controlada sino que provocó una situación experimental.
Puede considerarse que lo típico de las ciencias sociales no es manipular, provocar,
introducir o eliminar variables a voluntad, sino recolectar, acopiar e interpretar datos
primarios, obtenidos directa y contemporáneamente por el investigador, o secundarios, tal
como surgen de los documentos y registros históricos.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones


epistemológicas de las ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

La relatividad cultural y el condicionamiento histórico de los fenómenos


sociales

La amplia variabilidad social y cultural humana parece plantear un serio desafío a la


estrategia científica de producir explicaciones a través de la formulación de leyes sociales
generales. Tales leyes pueden suponerse en gran medida transculturales y transhistóricas, es
decir, válidas sin importar la cultura o el momento histórico de que se trate, aun reconociendo
que ninguna comunidad es exactamente análoga a otra ya sea por el hábitat, la historia, la
formación de las clases sociales, etc. Pero si no esto no fuera así, las dimensiones de análisis (o,
si prefiere, las variables sociales) que se investigan, se expresarán no sólo de manera distinta en
cada comunidad sino que las correlaciones o los vínculos causales diferirán de una sociedad a
otra. Llegar a leyes válidas para cualquier dispositivo parece más sencillo y factible en disciplinas
como la física, donde las leyes de caída de los cuerpos, de gravitación, de acción y reacción, son
universales. La especificidad que puede presentar cada cultura, cada sociedad o cada comunidad,
permite pensar que, si existen regularidades, estarán referidas a una estructura particular. De
esa manera, serán leyes en un sentido restringido, pues no serán ni transculturales ni
transhistóricas.
En efecto, si las correlaciones de variables fueran distintas de comunidad a comunidad, en
cierto modo no habría leyes de carácter universal, y las tácticas y estrategias de investigación en
las ciencias sociales siempre incumbirían a un problema de alcance sólo local. Evidentemente, si
los factores y las condiciones analizados son tan diversos y variables, no es tan intuitivo pensar
que existen invariantes o refutabilidades generales que pueden expresarse por medio de leyes
universales. Las tesis de relativismo cultural afirman precisamente que todos los sistemas
culturales son intrínsecamente iguales en valor y que los rasgos característicos de cada uno
tienen que ser evaluado y explicados dentro del contexto del sistema en el que aparecen sin
apelar a leyes generales. Una tesis semejante, pero referida a los distintos momentos históricos
en lugar de a los sistemas culturales, es conocida como “relativismo histórico”. (…)
Desde un punto de vista científico, para contrastar una teoría general, para hacer una
deducción explicativa, habría que testear también las hipótesis acerca de la estructura local de la
comunidad que brindan información restringida, como la que proporcionan estudios al estilo de
los de Claude Lévi-Strauss sobre el código o las prohibiciones y premisas que rigen las relaciones
de parentesco. Al igual que en el caso de las ciencias sociales, en física, en química o en biología,
al aplicar una teoría general, debemos contar con las hipótesis generales sobre el tema, pero
además con hipótesis auxiliares sobre el material de trabajo. Un buen ejemplo es la teoría
marxista de la formación de clases en correlación con el aparato productivo y las formas de
producción, que nos permite acceder a conclusiones sobre lo que ocurre en las distintas
sociedades. Pero para cada sociedad, necesitaremos además la hipótesis auxiliar de cuál es el
modo de producción vigente en ella, tema que, entre paréntesis ha incitado siempre muchas
controversias entre especialistas. Entonces, si deseamos aplicar la teoría marxista a Nigeria,
desde luego que no podremos hacerlo sin conocer la situación de Nigeria, sin construir una teoría
acerca de cuál es la forma en que allí se articulan los modos de producción, las fuerzas
productivas, las disposiciones jurídicas, etc. Recién entonces podríamos hacer, desde el marxismo
o el psicoanálisis, las deducciones explicativas de por qué Nigeria es así o por qué será de otra
manera. Con esto apuntamos a que las famosas leyes restringidas de Gibson, en realidad,
corresponden a lo que puede denominarse “información local” sobre el tipo de material de
trabajo, al que aplicaremos luego la teoría general, siempre que dispongamos de ella. Nagel
admite que los científicos sociales no han hecho una rigurosa formulación de leyes generales
básicas del comportamiento humano en sociedad y de sus componentes principales, y que, si
1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

esto se hiciera, el problema de la contrastación se asemejaría al de las ciencias empíricas


ortodoxas.
Las ciencias sociales pueden y hasta tienen la obligación moral (desde un punto de vista
científico) de investigar la posibilidad de formular una teoría unificadora, con leyes generales
sobre los componentes sociales básicos y sus patrones de comportamiento y funcionamiento
peculiares. Pero debe reconocerse que las teorías unificadoras, en ciencias, demandan mucho
esfuerzo. Sabemos que en este momento del conocimiento humano no existe ninguna teoría
unificadora, ni siquiera en física. Trató de buscarse impacientemente, con el nombre de “teoría
del campo unificado”, y Einstein dedicó las últimas décadas de su vida a tratar de encontrarla,
pero fracasó. En este momento parece que se está llegando a un punto final.
Pero el hecho de que aún no exista una teoría unificadora en ciencias sociales no indica
nada. . . salvo que todavía no se la ha encontrado. Sin embargo, es probable que, dada la
naturaleza psicofísica del ser humano, se arribe finalmente a una teoría general acerca de la
acción social humana que pueda figurar en las explicaciones, una vez establecidas las condiciones
iniciales correspondientes. Por ejemplo, puede suceder que, si conocemos los resultados sobre el
funcionamiento de la psiquis humana que nos provee la psicología, y también las leyes generales
de las interrelaciones entre los seres humanos, que nos brindan, entre otras disciplinas, la
antropología y la sociología y que, además, contemos con información sobre cómo está
estructurada la sociedad que nos proponemos estudiar, podemos llegar a deducir las leyes
restringidas de las comunidades particulares.
En la actualidad, los obstáculos para la generación de una teoría general unificadora son
epistemológicos, y no específicamente lógicos o metodológicos.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la Metodología de la Ciencia.


Editorial Universidad Nacional de La Plata (Pág. 39-128)

El conocimiento filosófico

Puesto que la epistemología es considerada una disciplina filosófica, cabe analizar


brevemente qué es lo que caracteriza la filosofía. Puede decirse que produce un
conocimiento de difícil delimitación dado el amplio campo de problemas que abarca y la
diversidad de modalidades y criterios que se han desarrollado a través de su historia.
Pretende ser un saber general, que fundamenta y evalúa los distintos productos y
actividades humanas.

Gran parte de los conocimientos filosóficos son conocimientos de segundo nivel o


metateóricos: aquéllos que no tratan problemas relativos a un campo determinado de la
realidad, sino que se ocupan de problemas acerca del conocimiento. Cuando un
Epistemólogo analiza la validez de una teoría o la adecuación de los métodos de
investigación, está haciendo enunciaciones metateóricas. Todo lo que se refiere a la verdad
de una teoría, su fundamentación teórica y empírica, su coherencia, su estructura, su poder
explicativo y predictivo es siempre metateórico. Conviene que este plano sea siempre
reconocido como distinto del plano sobre el cual se reflexiona, para de este modo evitar las
paradojas de la autorreferencia, como la famosa paradoja del mentiroso, que ya conocían
los antiguos griegos.

Pero ciertas temáticas filosóficas son también teóricas, sólo que de un amplio grado
de generalidad y abstracción como la antropología filosófica, la metafísica y algunos
desarrollos de la ética normativa. La primera trata de elucidar qué es el ser humano, y la
metafísica, que es una disciplina central dentro de la historia de la filosofía, pretende llegar
a un conocimiento general de la realidad, en el sentido de “realidad última”, dando
respuestas a preguntas más a allá de las cuales ya no cabe preguntar, a los límites de
nuestro conocimiento.

Son muchas las disciplinas que integran la filosofía. La gnoseología se ocupa del
conocimiento y sus problemas, la estética de la producción artística y la ética de la
caracterización y la fundamentación de la moral. Están también la filosofía del lenguaje, de
las religiones, del derecho, de la educación y de la ciencia. Como ya se señaló, a veces se
ha identificado a la epistemología con la filosofía de la ciencia, pero en sentido estricto, la
epistemología sólo toma los problemas relativos al conocimiento, mientras la primera
incluye otras cuestiones como las ontológicas y las éticas.

Del mismo modo que las ciencias, las disciplinas filosóficas han cambiado a lo largo
de la historia, fusionándose algunas veces y bifurcándose otras. La axiología, por ejemplo,
se constituyó por fusión de los problemas relativos a los valores, integrando la ética y la
estética. También la filosofía práctica se configuró como integración de problemas éticos y
de filosofía política. La filosofía de la tecnología y la filosofía del género son ejemplos de
disciplinas nuevas.

En algunos casos, ciertas disciplinas que en el pasado integraban la filosofía fueron


convirtiéndose en ciencias. Tal es el caso de la lógica, que desde sus orígenes, con la obra
de Aristóteles, hasta finales del siglo pasado, fue parte de la filosofía, para terminar en la
actualidad constituyendo una ciencia formal, muy cercana en métodos y contenidos a la
matemática.

Si bien la filosofía pretende configurar sistemas de conocimiento que en tanto tales


estén formados por enunciados verdaderos y fundados, su metodología difiere de la de las

1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

ciencias. Por un lado, no requiere procedimientos de constatación de las informaciones con


la información empírica, y por otro lado no hay un conjunto unificado de procedimientos que
constituyan la metodología filosófica. Entre las metodologías utilizadas se pueden
mencionar, la deducción, el análisis conceptual, la intuición y la analogía.

Una de las características más importantes de la filosofía es la de someter a


permanente crítica sus supuestos.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KIMOVSKY GREGORIO (1994) Las desventuras del conocimiento científico. Una


introducción a la epistemología.

Verificación y refutación

La palabra "verdad" utilizada a la manera aristotélica no debe suponer entonces cuestiones


relativas al conocimiento. Pero ya hemos dicho que hay un use cotidiano según el cual
"verdadero" seria equivalente a "conocido como verdadero" o "probado que las cosas son tal
como se afirma". Para evitar el riesgo de malentendidos tendremos que recurrir a palabras
mas adecuadas para señalar que se ha probado la verdad o la falsedad de un enunciado.
Son verificados y refutados. Un enunciado verificado es aquel cuya verdad ha sido probada.
Si queremos decir que se ha establecido su falsedad diremos que el enunciado esta
refutado. Algunos traductores han impuesto los neologismos falsado e incluso falsificado,
pero no es necesario recurrir a ellos, pues las palabras castellanas "refutar" y "refutado" son
suficientemente explicitas. Lo importante es advertir que los términos "verificado" y
"refutado" se refieren a nuestro conocimiento de la verdad o falsedad de una afirmación. Si
una afirmación esta verificada, entonces necesariamente es verdadera, aunque otra
afirmación puede ser verdadera sin estar verificada. Asimismo, una afirmación refutada
necesariamente es falsa, pero otra puede ser falsa sin que haya sido refutada.
Hablar de verificación o refutación de un enunciado les resulta un tanto excesivo a ciertos
autores, y por ello prefieren emplear otras palabras que reflejan, a su entender, una actitud
mas prudente con relación a nuestro conocimiento de la verdad o la falsedad. Los
partidarios de la lógica inductiva y los estadísticos, de quienes hablaremos luego, suelen
emplear la palabra confirmaci6n. Hablan de afirmaciones, creencias, hipótesis o teorías
confirmadas. Generalmente, lo que se quiere decir con esto es que podemos depositar en
ellas un elevado grado de confianza (por ejemplo, debido a que, luego de ser sometidas a
ciertos procedimientos inductivos o estadísticos, evidencian una alta probabilidad). En caso
contrario se hablara de disconfzrmaci6n. Pero algunos epistemologos, entre ellos Karl
Popper, no tienen mucha simpatía por el inductivismo y los métodos estadísticos, y
entonces utilizan otra palabra, "corroboración", para indicar que una creencia o una teoría
han resistido con éxito determinados intentos de derribarlas y por consiguiente "han
mostrado su temple". La corroboración no supone asignar probabilidades a la creencia o la
teoría, ni depositar en ellas tales o cuales grados de confianza, sino tan solo haber
fracasado al tratar de descartarlas. Como veremos luego en detalle, la palabra se adecua a
la concepción del método hipotético deductivo que ha propuesto Popper. Por el momento,
basta con señalar que el termino "corroboración" tiene un sentido mucho mas débil que
"confirmación". Seria además necesario disponer de otra palabra cuyo sentido fuese
opuesto al de corroboración, tal como "discorroboracion", pero afortunadamente no existe y
el autor promete que no utilizara palabra alguna con el significado mencionado.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones


epistemológicas de las ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

El problema de la significación de los objetos sociales


Formularemos una objeción más sólida que algunos llaman el “argumento de la transculturación” y afirma
que: los objetos sociales son hechos fácticos más significación. Los objetos humanos o sociales están cargados de
sentido que son intrínsecos a ellos, y para entender el significado propio de los objetos sociales se necesita cierto
tipo de ley semiótica que exprese la relación que, en el lenguaje de una comunidad, existe entre las reglas de
significado y las entidades referidas (…).
Cuando nos preguntamos qué le da significado a una palabra en el lenguaje, los partidarios del argumento
de la transculturación contestan que es el lenguaje, en tanto conjunto articulado de reglas gramaticales, sintácticas y
semánticas, lo que confiere significado a cada uno de sus elementos, de acuerdo a cómo está estructurada o
articulada la totalidad. Es decir que los significados no se asignan aisladamente sino que, para comprender el
significado de las palabras, debemos tener las reglas de construcción y generación del lenguaje como un todo.
Paralelamente, para comprender el significado de todos los objetos sociales, deberán conocerse las reglas implícitas
de la estructura social.
Pero si esto así, cuando se pasa de una comunidad a otra, no es que cambien las leyes –como decía
Gibson—sino que un mismo conjunto de leyes se aplica a distintos objetos: por ejemplo, lo que en una sociedad vale
para partidos políticos, en otra vale para congregaciones religiosas. Encontramos este tipo de argumentación en el
filósofo e historiador de la ciencia estadounidense Thomas Khun: cuando se pasa de un paradigma a otro (de un
estado social a otro estado social), los objetos que se encuentran en un paradigma no coinciden con los que se
encuentran en el otro, aunque parezcan ser los mismos. El mismo objeto puede tener significaciones distintas en
órdenes sociales diferentes y no hay que presuponer identidad de significados y funciones. No sea cosa que nos
suceda a ese explorador británico que cae prisionero de una tribu africana y, como advierte que lo miran con
desconfianza, para congraciarse con el cacique indígena saca un encendedor y le muestra cómo se enciende. El
cacique lo mira sumamente fascinado, toma el encendedor y comenta en voz alta y en perfecto inglés: “Es el primer
encendedor que veo que prende al primer chispazo. Mire usted tengo este canasto lleno de encendedores que no
sirven”. Según la objeción, no podemos encontrar leyes generales que sean válidas para todas las comunidades,
simplemente porque no hay objetos comunes a todas ellas que podamos observar y comparar a fin de extraer
conclusiones generales sobre sus propiedades.
Las Universidades de los Estados Unidos, en los cursos de sociología, además de incitar en los alumnos la lectura
de textos de historia y de antropología proponen la lectura de literatura de ciencia ficción. Tales lecturas son muy
estimulantes, pues permiten que nos sorprendan cosas que habitualmente no advertimos por estar inmersos en una
estructura social dada. Nos parece natural y obvio lo que se acepta en nuestra sociedad, por lo que Khun denominó
la “invisibilidad de un paradigma”. El paradigma en que está inserta la estructura es la lente con la cual observamos
el mundo y, como sabemos, las lentes no están hechas para ser vistas, sino para ver a través de ellas. De este modo,
los cuentos de ciencia ficción, al presentarnos una sociedad radicalmente diferente, destacan por contraste aquello de
lo que no nos habíamos percatado. Así, en un relato de este género, un sacerdote y un jugador terrícolas realizan uno
de los habituales viajes interplanetarios. Durante el periplo deben detenerse por bastante tiempo en un planeta
lejano, y deciden ir a pasear. De pronto ven a un grupo de nativos de ese planeta sentados haciendo girar un trompo
con forma de muñequito. El trompo representa para ellos un objeto curioso, una especie de Dios en miniatura, en
cuyo centro se encuentra una aguja que señala en una dirección. Al hacerlo girar, quien resulta señalado por la aguja
gana, y se queda con unos muñequitos de los otros. Cuando el jugador ocioso ve esto, hace girar el trompo… y gana.
Sigue jugando, y como siempre gana, empieza a acumular muñecos. El sacerdote, que está a su lado, le advierte:
“Nunca debe jugar en una comunidad donde existen costumbres que desconoce, porque en verdad ignora el
significado de lo que está haciendo”. No obstante, nuestro jugador sigue con su racha de buena suerte, pero luego
empieza a perder, hasta un momento en que otro de los jugadores logra quedarse con la totalidad de los muñecos.
Cuando esto ocurre, todos se levantan ceremoniosamente y hacen una reverencia. Se dirigen luego hacia una especie
de hangar que está cerrado. Lo abren y extraen un muñeco de tamaño natural del que sale una aguja gigante, una
especie de espada, toman al jugador afortunado y lo insertan en la espada.
Este cuento es ilustrativo, porque algo desconocido se malinterpreta por analogía. Entre dos culturas diferentes,
no hay por qué presuponer que las instituciones, o los objetos sociales en general, se corresponderán
analógicamente. Claro que, a veces, ese tipo de argumento conduce a un peligroso misticismo del sentido peculiar
que adquieren los objetos dentro de cada cultura. Pero no es necesario ir tan lejos porque, al fin de cuentas, los
lenguajes son diferentes y es cierto que el sentido de cada palabra es relativo al lenguaje al que pertenece. De esta
forma, no valen las analogías cuando se utiliza la palabra extranjera ingenuity y se procede por semejanza (como

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

hacen muchos malos traductores), interpretándola como ingenuidad cuando significa en realidad “perspicacia”, y
esto nos recuerda el relato de ciencia ficción que recién narramos.
Pero, aun cuando no se proceda analógicamente, ¿es posible realizar traducciones adecuadas de un lenguaje a
otro? O mejor, ¿puede aprenderse un lenguaje desde otro lenguaje? Aparentemente se puede y hay muchas maneras
de hacerlo, por lo cual siempre es posible representarse isomórficamente, desde una estructura, otra estructura. En
matemática hay una rama que se llama geometría descriptiva” que nos enseña cómo describir una estructura
diferente a partir de una estructura dada. Si algo semejante fuera posible en el terreno de lo social, el hecho de que
cada sujeto tome un sentido diferente en culturas distintas no impedirá que, finalmente, puedan realizarse
traducciones adecuadas y formular las leyes constantes que rigen a los objetos equivalentes. De modo que este
argumento no pesa demasiado al oponerse a la aplicación del método científico ortodoxo en ciencias sociales.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KIMOVSKY GREGORIO (1994) Las desventuras del conocimiento científico. Una


introducción a la epistemología.

Filosofía de la Ciencia, Epistemología, Metodología

Muchos autores franceses e ingleses la utilizan para designar lo que en nuestro medio se
llama "teoría del conocimiento" o "gnoseología", es decir, un sector de la filosofía que
examina el problema del conocimiento en general: el ordinario, el filosófico, el científico,
etc. Pero en este libro el término "epistemología" será empleado en un sentido más
restringido, referido exclusivamente a los problemas del conocimiento científico, tales como
las circunstancias históricas, psicol6gicas y sociológicas que llevan a su obtención, y los
criterios con los cuales se lo justifica o invalida. La epistemología seria, entonces, el estudio
de las condiciones de producción y de validación del conocimiento científico.
El epistemólogo se formula una pregunta de crucial importancia para comprender y analizar
la significación cultural de la ciencia en la actualidad: por qué debemos creer en aquello que
afirman los científicos. No acepta sin crítica el conocimiento científico sino que lo examina
del modo más objetivo posible: para él es igualmente de interés una teoría nueva,
contemporánea, que las teorías tradicionales que en su momento tuvieron gran prestancia
(como la mecánica newtoniana). Al igual que un filósofo, frente a cualquier teoría y con,
independencia de que esté apoyada por la tradición o sea muy reciente, se preguntara por
su aparición como fenómeno histórico, social o psicológico, por qué hay que considerarla
como buena o mala, o cuáles son los criterios para decidir si una teoría es mejor o peor que
otra. La epistemología es por ello una actividad crítica que se dirige hacia todo el campo de
la ciencia. La orientación que le hemos dado a este libro es, precisamente, la de una
discusión fundamentalmente epistemológica.
Estrechamente vinculada a la epistemología se halla la filosofía de la ciencia, que algunos
autores identifican con aquella. Sin embargo, no es conveniente hacerlo así, porque la
filosofía de la ciencia, como la filosofía en general, abarca muchos problemas que no son
estrictamente epistemológicos. Un problema filosófico seria, por ejemplo, tratar de decidir si
la realidad objetiva existe o es una ilusión de los sentidos; en este ámbito, el fil6sofo de la
ciencia puede interesarse por la cuestión de si la física, por ejemplo, presupone una
metafísica peculiar que afirme la existencia de una realidad externa a la subjetiva. Pero este
no es un problema central para la epistemología. Se puede sostener que los criterios de
validación de una teoría no son necesariamente dependientes de criterios metafísicos. Es
asunto de controversia. Hay quienes admiten que los cánones del método hipotético
deductivo son totalmente independientes de las opiniones que se sustenten acerca de la
realidad objetiva o de las sustancias primarias que constituyen el universo. Para otros no es
así. Los presupuestos filosóficos que existen en la ciencia influirían de un modo esencial en
la adopción de este o aquel criterio epistemológico. De manera que el término "filosofía de
la ciencia" es más amplio que el término "epistemologías", y esta sería tal vez una disciplina
independiente de aquella, si bien las conexiones entre ambas y las presuposiciones
epistemológicas constituyen de por si asunto del mayor interés filosófico. En este texto no
evitaremos en algunas ocasiones mencionar algunas de tales cuestiones filosóficas, pero al
solo efecto de exponer los criterios epistemológicos utilizados para juzgar a favor o en
contra de las teorías científicas.
Una tercera palabra que suele compartir un mismo discurso con el término "epistemología"
es "metodología". En general, y a diferencia de lo que sucede con el epistemólogo, el
metodólogo no pone en tela de juicio el conocimiento ya obtenido y aceptado por la
comunidad científica. Su problema es la búsqueda de estrategias para incrementar el
conocimiento. Por ejemplo, está fuera de discusión para el metodólogo la importancia de la
estadística, pues ésta constituye un camino posible para obtener, a partir de datos y
muestras, nuevas hipótesis. En cambio el epistemólogo podría formularse, a modo de
problema, la pregunta por el pretendido valor atribuido a los datos y muestras.
El uso de la palabra "metodología" para referirse al abordaje de problemas epistemológicos
es sin embargo frecuente. En su famoso libro La lógica de la investigaci6n científica, cuya
primera edición data de 1935, Popper se ocupa esencialmente de cuestiones vinculadas con

1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

la justificación de las teorías científicas y muy poco de los modos de hacer progresar el
conocimiento, por lo cual debería ser considerado autor de un tratado de epistemología.
Pese a ello ciertos lectores, tales como el recordado filósofo argentino Vicente Fatone, lo
conciben como un libro cuya temática es metodológica. En la acepci6n que adoptaremos,
epistemología y metodología abordan distintos Ámbitos de problemas, aunque es obvio que
el metodólogo debe utilizar recursos epistemol6gicos pues, si su interés radica en la
obtenci6n de nuevos conocimientos, debe poseer criterios para evaluar si lo obtenido es
genuino o no lo es, ya que no podría ser adepto a una táctica que lo llevara a tener por
valido un "conocimiento equivocado". La metodología, en cierto modo, es posterior a la
epistemología. Sin embargo, y tal como sucede con la relaci6n entre ciencia y tecnología, a
veces un procedimiento metodológico se descubre casualmente, se emplea por razones de
heurística y entonces el epistemólogo se ve en la necesidad de justificarlo en t6rminos de su
propio ámbito de estudio.

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GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la Metodología de la
Ciencia. Editorial Universidad Nacional de La Plata (Pág. 39-128)

LOS METODOS DE LA CIENCIA Y LA INVESTIGACIÓN

Entre los métodos científicos que se utilizan en ciencia, vamos a mencionar a:


I- La deducción;
II- El método hipotético-deductivo;
III-El método inductivo
IV- La observación;
V- La experimentación;
VI- El método clínico
VII- La investigación de campo

I-La deducción

El método deductivo es de aplicación generalizada, tanto en lógica y


matemática, que son disciplinas puramente deductivas, como en las ciencias
fácticas, que necesitan contar con procedimientos para determinar qué
consecuencias se derivan a partir de las hipótesis y teorías.
La deducción tiene una forma general, que consiste en partir de un conjunto
determinado de premisas, para obtener nuevos enunciados mediante el uso de
reglas de inferencia correctas, que son aquellas que conservan la verdad. Así, por
ejemplo, del condicional “si p entonces q” se puede inferir el condicional
contrapuesto “si no q entonces no p”; o si se tiene como premisa una disyunción “p
o q” y otra premisa niega uno de los disyuntos, por ejemplo “no p”, se infiere
correctamente el otro disyunto “q”, mediante la regla del silogismo disyuntivo. Así,
por ejemplo se puede presentar la disyuntiva respecto del origen de una
enfermedad, de si es producida por un hongo o por una bacteria. Pero si además se
cuenta con algún test de laboratorio que elimina la posibilidad de que se trate de un
hongo, la regla anterior permite concluir que la afección se debe a alguna bacteria.
Una modalidad del método deductivo es el método axiomático, que si bien
es particularmente importante en ciencias formales, su uso se extiende también a
ciencias como la física y la biología, y puede en principio utilizarse en cualquier
ciencia fáctica. Fue conocido desde la antigüedad, por Aristóteles y Euclides.
Consiste en el ordenamiento de un conjunto de enunciados tomando algunos de
ellos como axiomas, para constituir puntos de partida de secuencias deductivas, y
obtener los demás como teoremas. Se fijan también las regalas de inferencia que
podrán ser empleadas para la obtención de enunciados derivados, que son los
teoremas.
Además de enunciados primitivos y derivados, el sistema contará con
términos primitivos, que son aquellos que no se definen, y se podrá incluir nuevos
términos a través de definiciones. Por ejemplo, si en un sistema aritmético la suma
es un término primitivo, se podrá introducir la multiplicación y la potenciación
mediante sucesivas definiciones.
Para la concepción clásica, los axiomas eran considerados enunciados
autoevidentes. Su verdad quedaba justificada por su evidencia, y el resto de los
enunciados del sistema, por ejemplo de la geometría, se justificaban
deductivamente como teoremas, derivando su verdad de la verdad de los axiomas.
De este modo, de un conjunto reducido de enunciados básicos, se lograba organizar
una rama integral del conocimiento. En las versiones actuales del método, se ha
abandonado el requisito de evidencia, propiedad que se considera de índole
psicológica y relativa, ni siquiera es necesario que los axiomas sean enunciados, ya
que pueden ser también formas de enunciados, susceptibles de ser llenadas con
distinto contenido. Este carácter formal de los sistemas axiomáticos ha permitido
que un mismo sistema reciba contenidos muy diferentes por parte de las distintas
ciencias. A estos contenidos se los denomina interpretaciones. Si bien no vamos a
presentar acá los aspectos técnicos que intervienen en la construcción de una
interpretación, cabe mencionar que los términos primitivos deben ser puestos en
correspondencia con entidades, propiedades, relaciones y funciones. En el caso de
las interpretaciones que logran que todos los axiomas se conviertan en
proposiciones verdaderas, se dicen que constituyen un modelo del sistema.
Supongamos por ejemplo un sistema axiomático formado por el siguiente único
axioma:

a * b = b * a

en la interpretación en la que a y b son números naturales, y “ * ” corresponde a


la función suma, el axioma resulta verdadero, y se considera un modelo del
sistema. En cambio, si “*” es interpretado como la operación división, siendo a y
b números naturales, como el axioma resulta falso, no se considera un modelo,
sino simplemente una interpretación falsa.
Los sistemas axiomáticos que se generan por la aplicación del método
axiomático deberán reunir algunos requisitos o propiedades, dos fundamentales son
la consistencia y la completitud. La primera condición requiere que el sistema no
contenga ninguna contradicción, la segunda establece que el conjunto de teoremas
coincida con los enunciados verdaderos de la interpretación principal, que es el
dominio de conocimientos que el sistema pretende ordenar, como sería, por
ejemplo, la aritmética, la geometría euclidiana o la lógica proposicional.

II-El método hipotético-deductivo

Otro método de amplia aplicación en las ciencias fácticas es el método


hipotético-deductivo. Consiste en un procedimiento que intenta dar respuesta a los
distintos problemas que se plantea la ciencia a través de la postulación de hipótesis
que se toman como verdaderas, no habiendo ninguna certeza acerca de ellas. Son
conjeturas que anticipan una solución a esos problemas, y van configurando
estructuras jerárquicamente ordenadas de hipótesis donde algunas son
fundamentales, otras son derivadas y otras cumplen una función auxiliar. De esos
sistemas hipotéticos se derivan deductivamente consecuencias que deberán ser
empíricamente contrastadas. Por último, habrá una instancia de contrastación que
permitirá evaluar las hipótesis sobre los resultados obtenidos. Si el resultado es
desfavorable, la hipótesis será considerada refutada y en principio deberá
abandonársela. Si en cambio el resultado fuera favorable, la hipótesis será
considerada corroborada. Esta noción de corroboración difiere de la de verificación.
Mientras verificar es probar la verdad de un enunciado, corroborar es meramente la
aceptación provisoria, sobre la base de la falta de refutación, y el apoyo indirecto,
favorable. Esta cuestión se retomará más adelante.

III- El método inductivo


El método inductivo es un método que permite generalizar. Se lo suele
caracterizar como un procedimiento que parte de premisas singulares y llega a una
conclusión general. Pero esto, no es del todo cierto, ya que en muchas inducciones
las premisas también son generales, sólo que de un grado de generalidad menor
que el que presenta la conclusión. Los siguientes son ejemplos de uno y otro caso:

Caso 1 (de premisas singulares):

Se conoce el caso de tres pacientes adultos con tumores hepáticos que ante el
tratamiento con la droga X revirtieron la enfermedad al cabo de tres a cinco meses
de tratamiento.
Otro caso recientemente conocido da cuenta de un niño tratado por un tumor renal
con la misma droga y con resultados favorables.
Se conocen otros casos exitosos tratados hace algunos años, con evoluciones muy
favorables.

_______________________________________________________
Esto permite pensar que la droga X puede ser un buen tratamiento para los
tumores de un cierto tipo.

Caso 2 (de premisas generales):

Los argentinos hemos tenido problemas de desocupación en los últimos años.


Los brasileños y los uruguayos tienen problemas de desocupación en la actualidad.
Paraguay y Chile tienen problemas de subempleo y desocupación.
______________________________________________________
Puede pensarse que el desempleo es un problema de los latinoamericanos.

Las inferencias inductivas son fundamentales para todo pensamiento


humano y en las ciencias fácticas constituyen un procedimiento importantísimo en
distintos momentos de la investigación. Permite formular regularidades que luego
deberán ser evaluadas críticamente.
Se puede diferenciar el rol de la inducción en el contexto de descubrimiento
y su papel en el contexto de justificación. Para algunos es un método de
descubrimiento: un procedimiento heurístico que permite obtener leyes generales a
partir de la identificación de rasgos comunes presentes en los datos. Para otros es
un método de justificación que permite inferir hipótesis con cierto grado de
probabilidad a partir de premisas.
La diferencia importante con la deducción es que la inferencia inductiva no
garantiza la conservación de la verdad de las premisas a la conclusión. El así
llamado “salto inductivo” permite generalizar e ir más allá de la información
disponible en las premisas, pero el costo es precisamente la posibilidad de que la
generalización sea falsa., habiendo partido de afirmaciones verdaderas de menor
alcance. No tiene el mismo carácter que la deducción, que asegura la conservación
de la verdad y en consecuencia es un método probatorio. En la inducción, en
cambio, la conclusión puede tener un mayor o menor apoyo probabilìstico, o
confirmación, ya que existen diversas técnicas probabilísticas y estadísticas que
permiten aumentar la confiabilidad de la inferencia inductiva. Además de la
limitación que significa inferir conclusiones cuya verdad no está asegurada por las
premisas, existe otra limitación importante en el método inductivo: la imposibilidad
de pasar del lenguaje observacional o preteòrico de las premisas, a hipótesis o
leyes generales con lenguaje teórico en la conclusión, porque las propiedades
teóricas no están disponibles en la observación. Si esto es así, no pueden obtenerse
hipótesis teóricas a partir de enunciados empíricos.
Se conoce como inductivismo a la posición que sostiene todo conocimiento
únicamente se obtiene o se justifica mediante la inducción.

IV- Observación

La observación puede ser espontánea o natural, donde se toma


conocimiento de algún fenómeno que resulta relevante para la investigación, como
en el caso de un antropólogo que observa una ceremonia ritual en una tribu y la
registra a través de una descripción narrativa.
La observación sistemática, es una actividad programada. Consiste en un
registro cuidadoso de información empírica referida a las propiedades y procesos
que se desea investigar. Se la utiliza tanto como procedimiento exploratorio, para
el descubrimiento de regularidades y la formulación de hipótesis, como también
para la evaluación o justificación empírica de una hipótesis o teoría. Es importante
el modo en que se documentan estas observaciones. Suelen volcarse en protocolos,
que son planillas especialmente diseñadas para almacenar este tipo de información.

V- La Experimentación

La experimentación es un procedimiento que parte de la identificación de


ciertas propiedades o factores que se supone que tienen alguna relación de
dependencia, sea ésta de tipo causal o de tipo funcional, y se intenta evaluar cómo
incide la variación de alguno de esos factores sobre los otros. Cuando esas
propiedades se individualizan y definen con claridad pasan a ser consideradas
variables.
A la variable que se supone que es factor determinante en el fenómeno que
se investiga se la llama variable independiente y es dependiente la variable que
queda determinada por los otros factores. Hay que incluir también otras
propiedades, a veces consideradas como variables intervinientes, ya que
difícilmente se pueda analizar la producción de un cierto tipo de fenómeno tomando
en consideración a un único factor que actúa sobre otro. Hay casi siempre una
multiplicidad de factores que interactúan. Supongamos el caso de una
investigación que desea averiguar la acción de la humedad del suelo en el
crecimiento de una determinada especie vegetal. Sin duda habrá que considerar
otros factores que intervienen en el crecimiento de la planta, tales como el clima y
la composición química del suelo.
En el método experimental es fundamental ejercer control sobre las
variables, poder variar y registrar adecuadamente sus valores. El control de las
variables intervinientes puede efectuarse de distintas maneras:
a) se pueden mantener constantes, como podría ser en el ejemplo anterior,
estudiar suelos de la misma composición química y clima.
b) otra posibilidad es variarlas al azar, que en el ejemplo anterior sería tomar
distintos suelos y climas aleatoriamente y
c) se pueden efectuar variaciones sistemáticas: aumentar y disminuir, conjunta
y sistemáticamente con la variable independiente a los distintos factores
intervinientes.
La experimentación tiene distintos tipos, como la experimentación de
laboratorio, la de campo y la llamada experimentación ex post facto.
La experimentación de laboratorio es la modalidad que permite un mayor
control de las distintas variables, creando artificialmente las situaciones y casos que
van a ser analizados.
Se puede recurrir en muchos casos a los experimentos de campo, más
cercanos a las condiciones reales que otro tipo de experimentos. Ellos toman un
sector de la realidad en el que se presenta el fenómeno a estudiar en pequeña
escala.
Los llamados experimentos ex post facto son aquellos en que no se
manipulan a voluntad las variables, debido a impedimentos que a veces son de
índole ética y otras veces de tipo técnico. Así, por ejemplo, manipular las
condiciones psicológicas que llevan a la depresión o al suicidio conlleva riesgos a las
personas involucradas que obviamente son objetables desde un punto de vista
ético. Sin embargo, pueden estudiarse los factores intervinientes mediante en
análisis de los datos disponibles a partir de un relevamiento estadístico y con
materiales de tipo histórico. En economía, fenómenos como la hiperinflación, se
estudian a partir de sus casos históricos, ya que las variables que intervienen no
pueden manipularse a voluntad, tanto por razones técnicas como por razones
éticas.
Hay otro modo de considerar las variables, que establece diferencias entre
variables cualitativas y cuantitativas. Las primeras responden a criterios
clasificatorios, tales como sexo o estado civil, las segundas permiten alguna
correspondencia de orden numérico, como en el caso de la edad, temperatura y
velocidad. Pueden dividirse a su vez en variables ordinales y variables métricas,
sujetas a escalas de medición.
En la versión más simplificada del método inductivo experimental, están las
tablas de presencia, ausencia y grado, ideadas por Francis Bacon, y luego
ampliadas por John Stuart Mill. La siguiente es una versión esquemática de esas
tablas:

Sean a, b, c y d casos de una clase A y sea f un cierto tipo de fenómeno.

Tabla de presencia:

a tiene las propiedades G,H,I y J y se produce el fenómeno f


b tiene las propiedades G,I, K y J y se produce el fenómeno f
c tiene las propiedades I,H, J y K y se produce el fenómeno f
d tiene las propiedades L,H, J y K y se produce el fenómeno f
Si un x de un A tiene J, se produce el fenómeno f

Tabla de ausencia:

a tiene las propiedades G,H,I y J, y se produce el fenómeno f


b tiene las propiedades G,H,I y no tiene J, y no se produce f
c tiene las propiedades G, no tiene H, no tiene I, tiene J, y se produce el fenómeno
f.
d tiene las propiedades H e I, no tiene G, no tiene J y no se produce f
Si un x de un A tiene J, se produce el fenómeno f, si no tiene J no se produce f.

Tablas de grados:
a,b,c y d tienen las propiedades G,H, I y J y se produce el fenómeno f.
En a, b, c y d si aumenta o disminuye J, aumenta o disminuye el fenómeno f, estén
o no las propiedades G, H e I
Los x de A que tienen más o menos J tienen más o menos f.

VI- El método Clínico

El método clínico es muchas veces comparado con el método experimental,


por las diferencias que presenta con aquél y por ciertas rivalidades que se dan
entre ellos. Se caracteriza por efectuar estudios en profundidad de casos
singulares, sin considerar de mucha relevancia que se tome un número
considerable de ellos, como en el método experimental. Consiste en el estudio de
casos ligado generalmente a un objetivo diagnóstico y terapéutico y que fuera
desarrollado en psicología por investigadores como Freud y Piaget.
Las propiedades consideradas son múltiples y complejas y requiere de un
investigador avezado en el análisis de las interacciones que se producen en cada
caso, que son siempre individuos o personas reconocidas como distintas o
singulares y en estrecha interacción con el investigador. Los factores que se
estudian no son variables cuantificables, sino propiedades complejas que
interactúan. En el método experimental se requiere, en cambio, gran cantidad de
casos para evaluar un número reducido de propiedades, ya que se trata de
asegurar la validez, la objetividad y la confiabilidad del experimento mediante un
diseño técnicamente adecuado. Para ejemplificar, en medicina y en psiquiatría la
evaluación y el tratamiento de pacientes se efectúa generalmente sobre una
metodología clínica. Los estudios relativos a la fertilidad de los suelos y su
incidencia en la productividad de la cosecha es analizado por métodos
experimentales. En psicología, las metodologías experimentales y clínicas se han
identificado con modos muy distintos de entender la temática de la disciplina y sus
campos de investigación, pero pueden ser tomados como procedimientos
complementarios.

VII- La investigación de campo

La investigación de campo es una metodología que se usa en ciencias


sociales como la antropología, la sociología y la psicología social. Consiste en el
ingreso de los investigadores en un grupo o institución, como un barrio, una
escuela, una comunidad, una fábrica o una familia, para tomar contacto en forma
directa con los procesos e interacciones sociales que se dan en esos grupos. Tiene
distintas modalidades, que van desde las descripciones interpretativas de la
antropología cultural, hasta formas más controladas de investigación que utilizan
escalas y mediciones para el registro de las conductas. Permite la obtención de
información más amplia y completa de fenómenos humanos si se la compara con
otras formas como las encuestas, porque incluir la dimensión histórica, puesto que
se analizan los procesos en el tiempo, además de los aspectos estructurales de las
relaciones sociales.
Del mismo modo que los métodos anteriores, puede ser usado tanto para
fines exploratorios como para contrastar hipótesis.
Se requiere de la colaboración de agentes que actúen como informantes, y
de la interacción activa con los miembros del grupo que se está investigando. Los
investigadores estarán sujetos a todas las vicisitudes de las relaciones humanas,
como rivalidades y desconfianzas, para nombrar solamente los negativos, aspectos
que deberán incluirse como factores intervinientes en el análisis de la situación.
Algunas corrientes metodológicas en ciencias sociales defienden la modalidad de
investigación de campo cualitativa, en contraposición con la cuantitativa, en un
intento por superar los inconvenientes de las simplificaciones que se operan en los
estudios experimentales, priorizando aspectos que difícilmente se puedan
transformar en variables cuantitativas. En esa misma dirección, otros defienden la
investigación participativa, que compromete afectiva y socialmente al investigador
con las comunidades a las que estudia favoreciendo sus transformaciones.

En cuanto a los métodos de nivel más específico, se caracterizan por su


estrecha vinculación con los contenidos a los que se aplican. Cabe señalar algunos
ejemplos, como los tests de distinto tipo en psicología, las técnicas de diseño de
encuestas en sociología, o los procedimientos para detectar el paso de un electrón
a través de la cámara de burbujas, en física. En historia, por ejemplo, las técnicas
utilizadas tienen características propias como el análisis de documentos y diversos
materiales de archivo.
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KIMOVSKY GREGORIO (1994) Las desventuras del conocimiento científico. Una


introducción a la epistemología.

Contextos

Aludiremos finalmente a una importante distinción, muy puesta en tela de juicio en la


actualidad, acerca de los diferentes sectores y temáticas en los que transcurren la discusi6n
y el análisis de carácter epistemológico. Hans Reichenbach, en su libro Experiencia y
predicci6n, discrimina entre lo que llama contexto de descubrimiento y contexto de
justificación. En el contexto de descubrimiento importa la producción de una hipótesis o de
una teoría, el hallazgo y la formulaci6n de una idea, la invención de un concepto, todo ello
relacionado con circunstancias personales, psicológicas, sociológicas, políticas y hasta
econ6micas o tecnológicas que pudiesen haber gravitado en la gestaci6n del descubrimiento
o influido en su aparici6n. A ello se opondría por contraste el contexto de justificaci6n, que
aborda cuestiones de validaci6n: c6mo saber si el descubrimiento realizado es aut6ntico o
no, si la creencia es verdadera o falsa, si una teoría es justificable, si las evidencias apoyan
nuestras afirmaciones o si realmente se ha incrementado el conocimiento disponible.
En primera instancia ambos contextos parecen referirse a problemas independientes y
Reichenbach aboga para que no se los confunda. El contexto de descubrimiento estaría
relacionado con el campo de la Psicologia y de la sociología, en tanto que el de justificaci6n
se vincularía con la teoría del conocimiento y en particular con la l6gica. Sin embargo, en la
actualidad son muchos los filósofos _de la ciencia que, afirman que la frontera entre los dos
contextos no es nítida ni legitima, pues había estrechas conexiones entre el problema de la
justificación de una teoría (y de as cualidades lógicas) y la manera en que se la ha
construido en la oportunidad en que ella surgió. En particular, tal es la opinión de Thomas
Kuhn. Si bien este epistemólogo reconoce que la distinción aun podría ser útil,
convenientemente reformulada, a su entender los criterios de aceptación de una teoría
deben basarse en factores tales como el consenso de una comunidad científica, de lo cual
resultaría que los procedimientos mediante los cuales se obtiene, se discute y se acepta el
conocimiento resultan de una intrincada mezcla de aspectos no solo lógicos y empíricos sino
también ideológicos, psicológicos y sociológicos. En tal sentido, Kuhn interpreta que toda
separación entre contextos seria artificial y daría una visión unilateral y distorsionada de la
investigación científica. Se trata, sin duda, de una de las polémicas más intensas a las que
se asiste hoy en día en materia epistemológica y que comentaremos mas adelante.
Anticipamos sin embargo que, pese a que hay argumentos muy atendibles por parte de
ambos bandos en disputa, en este libro trataremos de mostrar que la distinción de
Reichenbach es aun valida y útil, y por ello la emplearemos con cierta frecuencia.
A los dos contextos que menciona Reichenbach se agrega un tercero, el contexto de
aplicación, en el que se discuten las aplicaciones del conocimiento científico, su utilidad, su
beneficio o perjuicio para la comunidad o la especie humanas. Se trata de un conjunto de
cuestiones que incluso tienen pertinencia para comprender los problemas propios de los
contextos de descubrimiento y de justificación. El use practico de una teoría, en tecnología o
en otras aplicaciones, tiene alguna conexión con los criterios para decidir si ella es adecuada
o no desde el punto de vista del conocimiento. En general, las discusiones epistemológicas
(y en ciertos casos también las metodologícas) pueden llevarse a cabo en cualquiera de los
tres contextos, lo cual motiva el problema de analizar la eventual relación entre ellos. Del
tema nos ocuparemos cuando tengamos ocasión de considerar en detalle las características
del método científico.
Aunque los problemas del contexto de descubrimiento y de aplicación son de enorme
importancia, tanto teórica como práctica, en este texto daremos preferencia casi exclusiva a
las cuestiones que atavíen al contexto de justificación. Nuestra preocupación principal será
la de indagar acerca de los elementos de juicio por los cuales una determinada teoría
científica merece ser considerada como conocimiento legitimo, de los criterios que permiten
decidir por una teoría en favor de otras y, en general, de justificar la racionalidad del

1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

cambio científico. Los contextos de descubrimiento y de aplicación no serán ignorados, pero


su tratamiento en detalle nos obligaria a la redacción de otro libro.

2
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones


epistemológicas de las ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

Cuando el público toma conocimiento de las hipótesis científicas


El punto conflictivo que trataremos es que, cuando progresa el conocimiento, cuando se lo formula y
difunde, la sociedad cambia, y al hacerlo cambian las condiciones de testeo y de contrastación del conocimiento que,
paradójicamente produjo el cambio. Es sabido que, cuando el conocimiento sobre lo social se convierte en una
variable social más, altera las condiciones de contrastabilidad de las teorías. Si en astronomía formulamos una
hipótesis sobre el desarrollo de las estrellas y la publicamos, el haberla divulgado no influirá sobre el
comportamiento de las estrellas. Salvo en algún otro cuento de ciencia ficción, el comportamiento de las estrellas es
totalmente independiente de los artículos que publiquen los astrónomos; hasta ahora ninguna estrella ha afirmado:
“así que ustedes tienen una teoría acerca de mí; pues me comportaré a la inversa con el único fin de descolocarlos y
dejarlos perplejos”. Esto no puede ocurrir ni en las ciencias exactas ni en las ciencias naturales.
Pero, en el caso de que sea un científico social quien publique sus ideas o hipótesis, la cuestión ya no es tan
obvia simple. Supongamos que un politicólogo llega a un país cualquiera y dice: “En el estado actual de las cosas es
muy probable que los militares rompan con el orden institucional”. Indudablemente, si el científico tiene prestigio en
la comunidad política, tal afirmación de seguro será tenida en cuenta y, muy probablemente, desatará una serie de
hechos que intentarán impedir el golpe de estado predicho, por ejemplo poner en prisión a los militares
presuntamente rebeldes. Si se logra detener el golpe, se habrá dado lo que se conoce como profecía suicida, pues
una hipótesis que predecía un hecho que hubiera acontecido si la hipótesis no tomaba estado público, al ser ésta
formulada y conocida desencadena nuevas circunstancia que impiden testearla y juzgar su validez, pues no llega a
producirse la situación predicha que haría posible la contrastación.
Así como hay predicciones que al tomar estado público terminan no ocurriendo, hay otras que tienen la
suerte inversa y se conocen como profecías autocumplidas. Son aquéllas que, cuando se formula y divulga la
hipótesis, se cumplen a pesar de que lo que predicen no habría ocurrido de no mediar tal formulación y divulgación.
Nagel cita el caso del famoso banco de la ciudad de Nueva York que terminó quebrando tan sólo porque un
periódico de prestigio escribió: “El estado financiero de este banco es tal que muy probablemente quebrará”. Así fue
que se produjo una corrida y todos los clientes del banco retiraron sus depósitos en dinero, con lo cual el banco se
vio obligado a presentarse en quiebra como lo había pronosticado temerariamente el diario. Sucedió que la hipótesis
formulada por el periodismo tuvo el efecto social de cambiar el estado de situación y la actitud de la comunidad y
produjo un nuevo estado de cosas que hizo verdadera una hipótesis antes infundada.
Pero, ¿podría decirse que la hipótesis resultó corroborada, ya que el hecho se cumplió tal como lo anunció
el periódico? Este es un caso interesante, porque para que la comunidad científica ponga a prueba las hipótesis, es
necesario que éstas sean formuladas. A fin de cuentas, la ciencia es un fenómeno social y, para que las hipótesis
cumplan el requisito de ser científicas, deben ser contrastadas intersubjetivamente. (…)
Otro escollo que se le presenta a las ciencias sociales es que la cantidad de perturbaciones a anticipar es tan
grande, que la enumeración exhaustiva se convierte en imposible. Por este motivo, todo enunciado legal acerca de lo
social muy probablemente tenga textura abierta, lo que indica que existe la posibilidad de que se agreguen nuevas
condiciones de perturbación. Si esto es así, debe tenerse en cuenta que una ley económica nunca dirá: “Si ocurre tal
cosa, sucederá esta otra”, sino: “Si las circunstancias económicas generales siguen como están –tal estado de la
hacienda pública, de la inflación, tal cantidad de emisión de moneda, etc.,-- y si el estado no interviene el banco
aportando un crédito inesperado, o un banco extranjero ofrece un préstamo para socorrerlo, etc., entonces se
producirá la quiebra de esa institución”. Los hipotéticos deductivistas dirán que es muy frecuente que se formulen
hipótesis suicidas y autocumplidas acerca de lo social, y que se invalide así la posibilidad de contrastarlas. Pero,
curiosamente, aun en estos casos, será posible contrastar alguna hipótesis que incluya como condición antecedente
adicional el conocimiento público de las hipótesis y su influencia causal. Por ejemplo, se conoce una ley sobre la
difusión de rumores según la cual, si en ciertas circunstancias se lanza un rumor, se producen determinados efectos;
precisamente, ésta es una ley que los periodistas mal intencionados usan con frecuencia. Por consiguiente, la quiebra
del banco es una corroboración legítima de las hipótesis de que si se lanza cierto rumor, en ciertas circunstancias, se
produce un colapso en la empresa. Por eso quienes defienden la utilización del método hipotético deductivo en
sociología muestran que aun las hipótesis suicidas y autocumplidas tienen efectos corroborativos respecto de ciertas
leyes sociales.
Antes de seguir adelante, hay que poner énfasis en que no hay que confundir el contexto de descubrimiento
con el de justificación. Tal vez el periódico de nuestro ejemplo anterior profesaba una ideología espuria y, por esta
razón, hizo tal anuncio. Quizá profesaba una ideología cientificista, y su deseo fue adelantarse a otras publicaciones
para demostrar la agudeza de sus analistas económicos, etc. Es decir, que pudo haber publicado el anuncio por
muchas razones, pero nuestro problema no es por qué formuló tales conjeturas y no otras sino qué valor tiene su
1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

hipótesis como conocimiento. La cuestión del origen de las hipótesis es muy interesante y, entre paréntesis, se ha
dicho muchas veces que hay personas a las que se les ocurren hipótesis de maneras muy poco ortodoxas. Así, la
teoría de la estructura hexagonal del átomo bencénico se le ocurrió al químico alemán Friedrich Kekulé mientras
viajaba en un vehículo: un tanto adormecido, vio una serie de átomos como serpientes que se mordían unas con otras
y, entonces, se le ocurrió que la molécula debía ser cíclica y no encadenada como se creía hasta ese momento.
Pero al respecto debemos ser cuidadosos ya que, en muchos casos, existen personas que si bien profesan
una ideología inaceptable pueden, sin embargo, formular hipótesis acertadas. No se trata de que no exista una
relación entre los propósitos que llevan a formular hipótesis mismas, sino que en principio son cosas distintas.
Tomemos el caso de nuestro amigo Newton. En su momento, fue presidente de la Royal Society, pero su actuación
fue muy discutida porque se dedicaba sistemáticamente a favorecer a sus amigos y perjudicar a sus enemigos. Si
bien esta conducta no es ética, no cabe duda de que es muy humana, pero no concuerda con la magnífica imagen que
se tiene de alguien tan prominente. Si bien Newton era genial como científico, actuaba de un modo tortuoso. Se sabe
que perseguía la fama y la gloria, y que, además, como político científico favoreció a su amigo Edmund Halley y a
muchos otros, pero que a Robert Hook, que era su gran competidor, poco menos que los destruyó. Pero las teorías de
Newton eran extraordinarias.
Es muy común que alguien que sostiene valores o profesa una ideología con la cual no se puede simpatizar
desde el punto de vista ético, teorice sobre la realidad en una forma muy acertada. Sólo dicen que ello no es posible
los que entienden a la ideología como una falsa conciencia que distorsiona en cierto modo la aprehensión de la
realidad. Pero para nosotros el problema principal permanece: ¿Cómo estimar si la hipótesis que el periódico lanzó
por razones ideológicas –buenas o malas—era una hipótesis correcta? No cabe duda: debe ser contrastada. Es decir,
no existe algo a priori que nos permita declarar que una hipótesis es correcta o incorrecta porque un personaje
determinado o cierto medio periodístico la ha formulado. Por ejemplo: si por razones ideológicas inferimos que,
cuando cierto diario publica una hipótesis de carácter político económico, ésta seguramente será falsa, nuestro modo
de razonar es como un barómetro, útil al fin, pero que marca siempre lo contrario: cuando hace buen tiempo indica
mal tiempo. Por lo tanto, estaremos atentos para aplicar la ley de corrección pertinente. Entonces, si leemos el
diario, pensaremos: “¡Caramba, parece que mejoraremos industrialmente!”, pues en el mismo se afirma que habrá
recesión. De cualquier modo, antes de llegar a semejante opinión sobre el diario, debe existir una etapa previa que
permita llegar a esa ley (la “ley de la ideología del diario”), etapa que consiste en contrastar las hipótesis económicas
que este periódico formula. Habrá que haber puesto a prueba y refutado sistemáticamente sus hipótesis.
Debemos destacar algo que afirmó Nagel y es que, algunas veces, formular una hipótesis no tiene ninguna
influencia en la sociedad. Todos sabemos que la historia y la cultura nos ofrecen una inmensa cantidad de
conocimiento, que en ningún caso se han asimilado e incorporado a nuestra acción social. De modo que muchas
veces se exagera en demasía el supuesto papel perturbador del conocimiento como variable social. Por otro lado,
que el conocimiento social influye y reflexivamente entre a formar parte de la acción social debería interpretarse,
antes bien, como algo positivo más que perturbador, pues ello es precisamente lo que contribuye a la transformación
social o a la “emancipación” de la que nos hablan autores críticos como Jürgen Habermas.

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Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la Metodología de la Ciencia.


Editorial Universidad Nacional de La Plata (Pág. 39-128)

CLASIFICACIÓN, DEFINICIÓN, EXPLICACIÓN

Una de las principales funciones de la actividad científica consiste en realizar


clasificaciones para luego realizar definiciones y por último dar las explicaciones. Es
por lo expuesto que a continuación se presentan las tres funciones.

I- Clasificaciones

Los conceptos, términos o variables científicos podían ser clasificatorios,


comparativos o métricos.
Son clasificatorios o cualitativos aquellos términos que forman un sistema de
categorías en las que queda dividido conjuntísticamente el dominio de entidades
sobre los que se aplica la clasificación. Así, por ejemplo, la sociología podrá
clasificar a los seres humanos por estados civil en solteros, casados, viudos y
divorciados, por sexo en varones y mujeres, y por edad en niños, adolescentes,
jóvenes, adultos y ancianos. Se verá más adelante cuáles son los requisitos que
debe reunir una clasificación adecuada.
Otros términos son comparativos o topológicos, porque se establecen sobre
una relación de orden, es decir, satisfacen la transitividad pero no la simetría, como
las relaciones de mayor o igual. Por ejemplo, según el criterio de dureza en física,
se puede establecer un ordenamiento de los minerales de mayor a menor, que a
través de procedimientos técnicos permite ubicar en un extremo al diamante y en
el otro al talco.
En algunos casos los términos clasificatorios pueden transformarse en
comparativos, dando lugar a mayores discriminaciones. Así, por ejemplo, en lugar
de la clasificación por edades antes citada, puede establecerse un orden
comparativo donde los individuos de ubiquen de menor a mayor edad, sin división
de categorías. El pasaje de términos clasificatorios o cualitativos a términos
comparativos o topológicos constituye siempre un avance en las herramientas
conceptuales de la ciencia. Pasar de categorías como las de frío-caliente a las de
mayor o menor temperatura constituyó un progreso que culminó con la noción
cuantitativa de temperatura. En muchos casos, pero no siempre, los términos
comparativos pueden convertirse en métricos, como en el caso de las nociones de
distancia, peso y temperatura.
Los conceptos métricos o cuantitativos tienen valores numéricos, debiendo
contarse con procedimientos de metrización y de medición. La metrización requiere
de la determinación de unidades y de escalas, y la medición del establecimiento de
reglas que fijen procedimientos.
Entre las propiedades que deben cumplir las clasificaciones, conviene
diferenciar algunas de tipo lógico y otras de tipos epistèmicas.
Respecto de las propiedades lógicas, una buena clasificación debe ser
exhaustiva, es decir, no deberá haber individuos de la clase a la que se aplica la
clasificación que no pertenezca a alguna de las categorías. Si, por ejemplo, se
establece una clasificación cromática, no deberá haber colores que no correspondan
a alguna de las categorías, como rojo o azul. La unión de todas las categorías
debiera dar por resultado la clase de partida, como se representa en la figura 6.
Formalmente, esta propiedad se expresa de la siguiente manera: A1 U A2 U
A3 U . . . An = U

Figura 6

1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

A1 An A4

A2 A3

Otra condición establece que ninguna categoría debe ser vacía: A1 =/= ø. Por
último, la exclusividad establece que las categorías deben ser disyuntas: A1 Ŋ A1
= ø, siendo i =/= j, ya que no debe haber individuos que pertenezcan a más
de una categoría.
En algunas ciencias en que se fueron configurando las categorías de un
modo asistemático, por yuxtaposición de distintos términos, estas condiciones
suelen no cumplirse.
Algunas veces se ha intentado corregir una clasificación que no es
exhaustiva reuniendo todos los individuos que no pertenecen a ninguna categoría
en una clase residual: se crea una nueva categoría que permite reunir a todos los
casos sobrantes. Pero este recurso pone de manifiesto la incorrección de la
clasificación, la falta de un criterio claro, no ambiguo, que sustente la división en
las distintas categorías y tiene el grave inconveniente de que nada asegura que la
clasificación residual corresponda a alguna propiedad específica, o si, por el
contrario, reúne elementos heterogéneos.
En cuanto a los requisitos epistémicos, se pueden reconocer como más
importantes los que se señalan a continuación.
En primer lugar deberá construirse la clasificación sobre un único criterio,
que tendrá que ser preciso, no ambiguo. Si se mezclan distintos criterios peligran
las condiciones de exhaustividad y exclusividad. Consideremos un ejemplo. La clase
de los seres humanos puede clasificarse según distintos criterios, como por su
peso, su edad, su sexo, su ocupación y su estado civil. Para un ordenamiento
adecuado habrá que ordenarlos eligiendo alguno de ellos, no será correcto construir
una clasificación que contenga como categorías, mujeres, empleados, jóvenes y
solteros, por ejemplo, porque habrá personas que no se ubicarán en ninguna de las
categorías y otras que estarán en más de una. Una vez construida una clasificación
a partir de un criterio, será posible hacer correspondencias con otras clasificaciones,
entrecruzándolas de distintas maneras, como, por ejemplo, entablas de doble
entrada. Así, si se entrecruza la clasificación por sexo y la clasificación ocupacional,
se tendrán clases como la de mujeres empleadas y varones obreros.
Otra condición es la discriminabilidad del sistema, es decir, que las
categorías en las que se divide el conjunto de partida tenga las clases necesarias y
suficientes para los fines que en determinado contexto se requiera. Por ejemplo,
para ciertos fines, será suficiente, en biología, considerar la clasificación de los
seres vivos en vertebrados e invertebrados, pero en función de otros intereses
habrá que construir clasificaciones mucho más discriminatorias, como en el caso en
que se quisieran analizar los sistemas respiratorio y circulatorio.
Otro requisito epistémico es la fertilidad heurística, esto es, que la
clasificación permita descubrir nuevas relaciones antes no conocidas entre los
individuos que constituyen cada clase. Esta cuestión está relacionada con el
problema de si existen o no clases naturales, es decir, agrupaciones de individuos
que no son arbitrarias, sino que dan cuenta de cierto orden natural. Así, por
ejemplo, es heurísticamente màs relevante clasificar a los animales en vertebrados

2
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

e invertebrados que, por ejemplo, dividirlos en acuáticos y terrestres: las


propiedades que se pueden descubrir y sistematizar en la primera clasificación son
mucho más abundantes y significativas que en la segunda.

II- Definiciones

Una definición es una relación entre un término, el definiendum, y un


conjunto de términos, el definiens, entre los que se establece una identidad de
significados:

t= def. A y B y C.

Los términos tienen dos componentes, la designación, intensión o


comprensión, por un lado, y por otro la denotación, extensión o referencia. La
designación es el conjunto de propiedades o notas correspondientes al término, y la
denotación o referencia es aquello a lo que se aplica. Así, el término “felino” tiene
como designación todas aquellas notas propias de los felinos, y denota a todos y
cada uno de los animales identificados como felinos, la clase de los felinos. Una
caracterización más rigurosa de estas nociones conlleva una multiplicidad de
problemas filosóficos y semánticos de difícil solución.
Hay muchos tipos de definiciones, casi todas ellas son designativas, es decir,
expresan las notas características del término a definir. Entre ellas pueden
reconocerse las lexicográficas, las estipulativas, las aclaratorias, las teóricas y las
operacionales.
Las lexicográficas son las típicas definiciones de diccionario que enuncian el
significado que los términos poseen en el lenguaje natural. Así, por ejemplo, se
define “lámpara” como el artefacto de uso doméstico utilizado para la iluminación.
Generalmente tienen un amplio margen de vaguedad y ambigüedad, que las hace
inadecuadas para ser utilizadas por las ciencias.
Las estipulativas son aquéllas que se utilizan para asignar de un modo
convencional, el significado a un término nuevo, o un significado distinto a un
término que ya poseía otro significado. Así, por ejemplo, se estipuló en algún
momento llamar “gogool” a la centésima potencia de diez, o llamar “tomógrafo” a
un determinado artefacto producido por la tecnología para el diagnóstico médico.
Las aclaratorias o elucidatorias con aquéllas que mantienen el significado
lexicográfico del término, en sus notas principales, pero estipulando algunas otras
que permitan una mayor precisión terminológica, eliminando en lo posible la
vaguedad y la ambigüedad. Tal es el caso de términos como “dinero”, “trabajo” y
“capital” en economía, y “ansiedad”, “memoria”, y “conciencia” en psicología.
Las definiciones teóricas, como se señaló antes, son aquellas que recurren
exclusivamente al vocabulario de una teoría determinada, como en el caso de la
definición de “fuerza” en física, que utiliza los términos “masa” y “aceleración”, o
cuando se define “superyo” en psicoanálisis a partir de otros conceptos de la teoría
como los del “yo”, “ello” y “aparato psíquico”.
Las operacionales son aquéllas que identifican el significado de los términos
con la realización de algún procedimiento empírico, que dé lugar a resultados
específicos y concretos. Así, por ejemplo, se define “peso” mediante algún método
de pesar.
Otro tipo de definiciones son las funcionales, utilizan para definir términos
correspondientes a herramientas y entidades y procesos de tipo instrumental. Así,
por ejemplo, “balde” se define como utensilio para el transporte y depósito de
sustancias, sólidas o líquidas, o “cuchillo” se define como herramienta cortante, por
función y no por su forma.

3
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

Las definiciones contextuales no son definiciones en el sentido estándar,


puesto que no explicitan una identidad entre términos, sino que el significado
queda determinado por un conjunto de proposiciones. Así, por ejemplo, se dice que
los axiomas de Peano definen implícita o conceptualmente el significado de
“número natural”, o que el término “gravitación” queda definido por los postulados
o leyes de la mecánica clásica. En este último caso se suele hablar de definición por
hipótesis.
Por otro lado, no todas las definiciones son designativas, las hay también
denotativas. En el caso de algunas propiedades sensoriales como “dulce”,
”amargo”, “rojo” no puede establecerse su significado a través de la enunciación de
un conjunto de notas definitorias, en cuyo caso, se argumenta, hace falta una
definición ostensiva, es decir, el señalamiento de casos particulares a los que
corresponde el término del tipo: “rojo es esto que está acá” o “amargo es el sabor
de este líquido”. Otro tipo de definiciones denotativas es el que consiste en una
enumeración. De este modo, se puede definir “felino” diciendo que son los gatos,
los tigres, los pumas, las panteras...; o se puede caracterizar “ciencia fáctica”
enumerando las disciplinas que la integran.
En la tradición aristotélica las definiciones se establecían por el
procedimiento del género próximo y la diferencia específica. Se señalaba que, por
ejemplo, un gato era un felino (el género próximo) y se enumeraban las diferencias
específicas, es decir, aquellas notas propias de los gatos que no tenían los otros
felinos. Pero este procedimiento o modalidad de definición, sólo es posible cuando
los términos a definir están insertos en una clasificación, si no, no es posible
recurrir a él.
Se pueden señalar, siguiendo la exposición de I. Copi, una serie de
requisitos o condiciones que debe reunir una buena definición.
En primer lugar, la definición debe enunciar las características necesarias, o
sine qua non, para la aplicación de un término. Se trata de aquellas propiedades A,
B y C tales que si no están presentes en un objeto o fenómeno, el término no le
sería aplicable, a diferencia de otras propiedades que son accidentales en ese
respecto. Así, por ejemplo, la propiedad de estar diseñado para la iluminación es
condición necesaria para aplicarle a un objeto el término “lámpara”. Condición sine
que non significa, precisamente que es una condición sin la cual no se identifica un
caso bajo un determinado rótulo o nombre. Se ha dicho también, que son las
propiedades esenciales de la definición de un término, pero esta denominación
sugiere, erróneamente, que hay un vínculo esencial o necesario entre las palabras y
las cosas. Por otro lado, que un objeto sea blanco o negro es accidental respecto de
si puede ser caracterizado como una lámpara.
Otro requisito es la no circularidad: el definiendum no debe figurar en el
definiens. Es circular, por ejemplo, definir “espacio” como la distancia entre un
punto A y otro B correspondiente al espacio que se extiende entre ambos. En
algunos casos, se puede dar de manera encubierta.
También se requiere que la definición no sea negativa, pudiendo ser
positiva. No es correcto caracterizar algo por lo que no es, sino que deberán
enunciarse la propiedades positivas del significado del término. La excepción a esta
regla lo constituyen aquellos términos cuyo significado es negativo, tales como
analfabeto, anormal, antivariólica y abstinencia.
Por último se requiere que las definiciones no sean ni demasiado estrechas
ni demasiado amplias. Se considera amplia a aquella definición que le faltan
propiedades definitorias. Si t = A y B y C, y si se la definiera mediante A y B, su
referencia alcanzará a más casos de los que corresponde. Si de define “mesa” como
un mueble que tiene patas y una superficie superior plana, quedarán comprendidos
en el alcance de esta definición, además de las mesas, otros muebles con esas
características, como por ejemplo, los bancos. Por el contrario, una definición es
estrecha cuando tiene más propiedades de las que correspondería incluir. Así, por
ejemplo, definir “mesa” como mueble de madera, significará limitar la aplicación del

4
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

término a aquellas mesas que están hechas de madera, excluyendo a las que son
de mármol, de hierro o de cualquier otro material. Es común, en algunas
definiciones defectuosas, que sean al mismo tiempo demasiado amplias y
demasiado estrechas: sobran propiedades por un lado, y faltan por otro.

III- Explicaciones

Una de las principales funciones de las teorías y de la actividad científica es


la de explicar. Así como la zona empírica de las teorías principalmente describe, la
zona teórica tiene como función principal la de explicar.
Se puede, por ejemplo, saber que cada doce horas se producen mareas en
las costas marinas, se puede haber pasado por la experiencia de ver subir el nivel
del mar a determinadas horas, de conocer la regularidad, pero no saber por qué se
produce. Para saberlo, necesitamos teorías, hipótesis teóricas que permitan
comprender y explicar lo que se nos presenta a la experiencia. De hecho, la
humanidad conoció el fenómeno de las mareas desde muy antigua data, pero no
logró explicarlo hasta Newton, con la postulación de la fuerza gravitatoria.
¿Qué es una explicación científica? La pregunta se puede responder desde
distintos enfoques. Desde un punto de vista lógico es un argumento o razonamiento
en el que se pretende inferir lo que se quiere explicar, o explicandum, a partir de
premisas explicativas denominadas explicans.
Desde otro punto de vista, que podemos denominar pragmático dar
explicaciones es un modo de dar respuesta a problemas. Una teoría capaz de dar
explicaciones es una teoría que resulta eficaz en una de las funciones más
importantes de la ciencia que es la tarea de evacuar problemas.
Desde otro enfoque, que se puede denominar ontológico, explicar es acceder
a un conocimiento profundo de la realidad, comprender mecanismos de difícil
acceso a la mera descripción.
El modelo hempeliano de explicación científica considera que entre las
premisas hay siempre leyes generales, en forma explícita o implícita. De este
modo, la explicación es siempre subsunción en leyes generales. Por ejemplo, puede
explicarse por qué se ha quebrado una vara de madera, apelando a leyes acerca de
la composición física y química de la madera, o se explicará el fenómeno de las
mareas apelando a las leyes de la atracción gravitatoria de la física clásica. En
algunos casos, como en el de la vara, si lo que se desea es explicar es un
enunciado singular, correspondiente a un hecho, las premisas deberán contener
además de leyes, condiciones iniciales, que es información específica relativa a la
aplicabilidad de las leyes al caso en cuestión, como el grosor de la madera o la
dureza de la vara. En cambio, si el explicandum es un enunciado general,
correspondiente a una regularidad, las premisas serán solamente enunciados
generales, es decir, leyes pertenecientes a una teoría. Los respectivos esquemas
serían los siguientes:

L1,L2,. . . Ln
C1,C2,. . .Cm I1,I2,. . .,In
_______________ ________________
E Lj

5
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

Este modelo hempeliano de explicación, podrá ser, en cuanto a la inferencia,


de dos tipos: nomológico-deductivo si el razonamiento fuera deductivo, o
probabilístico, en caso de no ser deductivo.
Por otro lado, en función del contenido de las leyes, se suelen distinguir
explicaciones de distintos tipos.
Uno es el causal, que contiene leyes que afirman relaciones causa-efecto, las
condiciones iniciales que afirman causas, y de ambas se infieren el fenómeno a
explicar como efecto, como en el ejemplo de Popper; “¿por qué murió esta rata?,
porque comió veneno en cierta cantidad, y este veneno, ingerido en determinadas
cantidades mata”.
Hay además explicaciones genéricas, que explican a través de leyes de
origen y de desarrollo, como en las explicaciones de procesos históricos o de
formación de tejidos en biología.
Otras son funcionales, que a diferencia de las causales no explican a través
de la identificación de causas, sino indicando de qué modo interactúan propiedades
y relaciones, como en la explicación de conflictos humanos en términos de
relaciones vinculares.
Un tipo de explicación muy criticada es la teleológica, que explica a través
de fines, sobre todo si se extiende a contextos donde no se trata de sujetos
intencionales capaces de tener propósitos o razones. Así, por ejemplo, es legítimo
explicar por qué corre Pedro, mediante el argumento de que lo hace para alcanzar
el tren y no llegar tarde a su trabajo, pero no sería adecuado explicar por qué
algunas especies se mimetizan con el follaje, argumentando que lo hacen para no
ser encontradas por sus predadores.
Uno de los debates que plantea la escuela comprensivista ha sido la
inadecuación de estos modelos a las ciencias humanas. La historia, dicen, no
explica mediante el uso de leyes, sino que comprende en la singularidad de los
hechos. Popper ha intentado sortear las dificultades que plantea la explicación
histórica marcando que en esas explicaciones las premisas relevantes son las
condiciones iniciales, mientras que las leyes son informaciones muy generales y
básicas, a diferencia de las explicaciones en otras ciencias como la física, en las que
lo más significativo son las leyes.
Muchos sostienen dentro del modelo hempeliano, que la predicción científica
responde al mismo modelo que la explicación, la estructura del argumento es la
misma, y la diferencia está en el carácter desconocido de la conclusión inferida.
Pero es justamente por no conocerse la verdad o falsedad del enunciado que se
predice, que constituye una prueba mucho mayor para el conjunto de leyes
explicativas el cumplimiento o no de la predicción.
Otros sostienen que explicación y predicción no coinciden necesariamente,
puesto que hay teorías que explican pero no predicen, y en algunos casos hay
predicciones sin que se cuente con una estructura explicativa. Lo primero puede
ocurrir cuando las condiciones iniciales son muy complejas, o por ausencia o
precariedad de las leyes. Lo segundo ocurre cuando se predice mediante
extrapolación de datos.
Desde un punto de vista de la evaluación que significa para una teoría el
poder explicar y predecir, es más relevante el éxito predictivo que el éxito
explicativo. Explicar un terremoto no tiene el mismo valor que predecirlo. La teoría
se pone a prueba de un modo mucho más exigente en el primer caso. Además de
este aspecto gnoseológico se agrega el valor pragmático: la teoría que anticipa y
prevé hechos futuros da réditos tecnológicos y prácticos muy preciados. En el caso
del terremoto, permitirá salvar vidas y bienes.

6
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

KLIMOVSKY, Gregorio; HIDALGO, Cecilia (1998). La inexplicable sociedad. Cuestiones


epistemológicas de las ciencias sociales. A – Z
Editora. Bs. As. (Pág. 165-192)

La incidencia del observador sobre lo que se está investigando

En esta oportunidad no son las hipótesis las que causan problemas, sino el proceso
de investigación mismo. El antropólogo Franz Boas se preguntaba cuál era, en realidad, el
sujeto de investigación típico de un antropólogo, y como es fácil constatar que las
comunidades pequeñas se alteran por la presencia de un observador, respondía: los
miembros de la comunidad más un antropólogo en su seno. Así, la comunidad que se
termina describiendo no es la originaria sin antropólogo incluido, sino otra compuesta por
los miembros propiamente dichos y el antropólogo que lleva a cabo la investigación. Pero es
evidente que la presencia del antropólogo supone una gran diferencia, pues éste puede
alterar el comportamiento habitual de la comunidad. Y lo mismo ocurre cuando una familia
hace terapia familiar: ante la presencia del terapeuta es común que se intenten ocultar
hechos relevantes para el tratamiento. Esto constituye en realidad un argumento
formidable, que expresa que tal vez no lleguemos nunca a saber cuáles son las leyes de
comportamiento de una comunidad o de una unidad familiar, porque la sola presencia del
observador produce una situación anómala que perturba su funcionamiento habitual. ¿Cómo
responderían los adalides del método científico tradicional aplicado a cuestiones sociales?
Destacando que se trata del mismo problema que se plantea en la física cuando se hacen
mediciones. Supongamos que deseamos medir la temperatura del agua contenida en una
olla. ¿Cómo lo hacemos? Sumergimos un termómetro en el líquido. Pero es evidente que,
por la ley de transmisión del calor, el par líquido-termómetro establece una dinámica de
temperaturas y la temperatura del líquido cambia. Así, cuando extraemos el termómetro y
leemos en la escala, no estamos midiendo la temperatura del agua cuando no estaba el
termómetro sino la que se registraba al formarse el sistema líquido-termómetro. Esta
situación se parece mucho a la de la comunidad con el antropólogo.
Y entonces, ¿cómo puede el físico afirmar que sabe cuál es la temperatura del agua?
Aquí ocurre algo muy interesante: el físico conoce las leyes de la termodinámica y sabe
cómo hacer la corrección. ¿Cómo hizo para conocer tales leyes? Llevó a cabo mediciones en
las que aparece nuevamente el problema: ¿De dónde sacó estos datos? ¿No sufrieron
perturbaciones por los instrumentos de medición? ¿Qué leyes de corrección utiliza? El
proceso, complicado, configura una especie de cadena de refinamiento que funciona más o
menos así: sin tener ninguna ley realizamos las primeras mediciones y con tales datos
obtenemos las primeras leyes que al igual que los datos deberán ser refinadas; ya con
éstas, aplicamos los primeros procedimientos de corrección y, a continuación, corregimos
las leyes mismas; luego tomamos nuevas mediciones con las que damos mayor precisión a
las leyes, y así indefinidamente. De este modo, disponemos cada vez de leyes y datos más
exactos. Probablemente llegue un momento en el que observaremos que las medidas, las
leyes y las correcciones son cada vez más estáticas y, como dicen los matemáticos, tienden
a un límite, al que llamaremos la “auténtica medida” y la “auténtica ley”. El punto de
estabilidad nos dará la certeza de que hemos llegado a las hipótesis que debemos tomar
como información acerca de cómo es el mundo. Pero si no llegamos a ese punto, debemos
recomenzar el ciclo tantas veces como sea necesario.
¿Qué ocurriría si hiciéramos lo mismo en las ciencias sociales? El problema es que,
tal vez, los factores de corrección sean tan extremos que, si comenzamos a hacer una
marcha autocorrectiva como la descripta, nada se estabilice y nuestras medidas oscilen
continuamente. Si esto ocurriera, concluiríamos que en la investigación social quien
representa el papel del termómetro es tan fuertemente perturbante que no se consigue
obtener ningún resultado estable y concreto.
Antropólogos como Boas y algunos sociólogos se han mostrado, sin embargo,
optimistas. Confían en que están acercándose a modelos descriptivamente adecuados. Así,
estructuralistas como Lévi-Strauss reconocen que los que ellos llaman modelos inherentes
de las distintas estructuras sociales son correctos, aun cuando ni siquiera coincidan con las
hipótesis que formulan los propios agentes de tales comunidades acerca del funcionamiento
1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

de la misma. Están convencidos de que esas hipótesis son tan acertadas como las que en
termodinámica se formulan acerca de las leyes de transmisión del calor.
Jean Piaget mismo define objeto físico u objeto real como un objeto que es siempre
relativo a cómo un sujeto asimila la realidad. En cierta medida podemos reconocer que, en
un corte histórico determinado, un objeto no es más que la perspectiva peculiar que un
sujeto tiene de la realidad y que, como tal, está perturbada. Pero la marcha de la ciencia,
sigue diciendo Piaget, se lleva a cabo de acuerdo con el siguiente juego dialéctico: siempre
que aparece una novedad, la asimilamos, es decir, la incorporamos a nuestro cuadro
gnoseológico de ese momento, pues, de lo contrario, deberíamos modificar ese cuadro. Pero
con ese acto comenzamos a acomodarnos cada vez mejor, de modo que los nuevos objetos
que van apareciendo y perturbando tan bien se van acomodando mejor. En el curso de la
historia, los objetos en perspectiva tienden a un límite cada vez más estable, por lo que
encontramos menos cambios en nuestra perspectiva del objeto. Por ende, el objeto real es
el límite de nuestros objetos en perspectiva, tal como cada cuadro momentáneo lo
mostraría. Esto no difiere mucho el procedimiento de aproximaciones sucesivas que
describimos anteriormente.
En oposición, muchos otros científicos sociales son escépticos y están dispuestos a
admitir que el papel del observador tiene tanta fuerza que es ineliminable y resistente a
cualquier estrategia de corrección, por minuciosa que sea. Denominaremos “kantiana” a la
posición de quienes afirman que nunca obtendremos un conocimiento que supere al sistema
formado por el observador y la realidad. Nunca llegaremos al “objeto en sí” y todo lo que
describamos concernirá al sistema realidad-observador, con todo lo que aporte este último.

2
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

GIANELLA, Alicia E. (1995) Introducción a la Epistemología y a la Metodología de la Ciencia. Editorial


Universidad Nacional de La Plata (Pág. 39-128)

La investigación en ciencias fácticas

Para analizar el modo en que se trabaja en las ciencias fácticas en la búsqueda del
conocimiento, se comenzará con un análisis, en parte descriptivo y en parte normativo, del
proceso de investigación que llevan a cabo los científicos en forma individual y/o colectiva.
Contra una imagen bastante difundida que concibe al trabajo científico como un
proceso un tanto pasivo y acumulativo, creemos que las ideas y venidas del quehacer
científico tienen mucho de creatividad y de diversidad.
Las modalidades de trabajo son muy variadas. No es lo mismo la investigación en
física teórica, que la investigación empírica en biología o el trabajo de campo de un
antropólogo. El primero utiliza ecuaciones y modelos matemáticos sofisticados, el segundo
tendrá que repetir experimentos y hacer múltiples y cuidadosas observaciones y el tercero
conversará y grabará entrevistas con los miembros de alguna comunidad, por dar ejemplos
muy simplificados. Un lingüista o un psicólogo deberá recurrir a la interpretación de
diversos materiales como textos, sonidos o gestos.
Sin embargo, reconociendo la multiplicidad y especificidad que presenta la
investigación en las distintas disciplinas y áreas de la ciencia, es posible encontrar algunos
rasgos comunes que permitan la construcción de un modelo unificado así como prescribir
determinados procedimientos como más adecuados.

El modelo clásico

Hay un modelo que reconstruye el trabajo científico que tiene una larga historia y
goza de amplia difusión y aceptación, no tanto por parte de los filósofos de la ciencia como
por parte de los científicos. Vamos a denominarlo modelo clásico. Fue propuesto por
primera vez por Aristóteles en el siglo IV a.c., filósofo que puede ser considerado el primer
epistemólogo, ya que es el primero que se ocupa de la fundamentación del conocimiento, la
episteme de los griegos, y de formular reglas metodológicas. Los empiristas ingleses de los
siglos XVI y XVII, aunque tenían ideas acerca del conocimiento muy diferente a las de
Aristóteles, coincidieron con este modelo y lo desarrollaron, a partir de las ideas que
presentara Francis Bacon en el Novum Organum.
El modelo distingue básicamente tres momentos.
El primero consiste en el relevamiento de hechos de un cierto tipo del modo más preciso
completo posible. Mediante la observación sistemática y cuidadosa, esos hechos se
convertirán en datos a los fines de la investigación. Así, por ejemplo, en meteorología se
tomarán una serie de registros relativos a la formación de cierto tipo de nubes, o en
psicología se harán observaciones acerca de la conducta de un grupo de niños de
determinada edad. En algunos casos, además de la observación, se recomienda también la
realización de experimentos.
En un segundo momento se procede a buscar las propiedades comunes que
presentan los datos correspondientes a esos hechos, como asociar la formación de
determinadas nubes con la producción de granizo, o determinar patrones uniformes de
comportamiento en los niños. Estas propiedades comunes darán lugar a la formulación de
regularidades o enunciados generales, del tipo “Cada vez que ocurre A ocurre también B”.
Estas regularidades podrán estar escalonadas en distintos niveles de generalización,
1
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

constituyéndose como leyes. Cuando se trata de un conjunto de leyes, sistemáticamente


conectadas, el conjunto podrá denominarse “teoría”.
Se trata de un procedimiento inductivo, del tipo que fuera analizado anteriormente.
Por último, la tercera etapa consistirá en la aplicación de las leyes y teorías para
explicar y predecir nuevos hechos mediante deducciones. En los ejemplos anteriores,
permitiría anticipar la ocurrencia de granizo y explicar y predecir la conducta de un niño de
determinada edad, subsumiéndolo en la conducta obtenida por inducción.
De un modo esquemático este proceso de puede representar mediante el siguiente
triángulo:

leyes , teorías

Inducción deducción

hechos registrados inicialmente nuevos hechos

De este modelo puede decirse, en primer lugar, que sirve como una primera y
gruesa aproximación a lo que es la tarea de un científico, pudiendo señalársele críticamente
que se trata de una versión muy simplificada de lo que es realmente la investigación.
En segundo lugar, y esto es más grave, pueden objetarse como erróneas ciertas
afirmaciones, básicamente dos. Una de ellas refiere a la primera etapa. Se ha señalado que
no es cierto que se parte siempre de hechos, puesto que nadie pasa a recolectar datos si no
sabe para qué los quiere utilizar ni qué objetivos se propone. Parecería necesario tener
algunas ideas orientativas previas que guíen la observación, algunas hipótesis. La otra
crítica señala que no es la inducción la vía que lleva a los científicos a producir teorías, sino
más bien otros recursos, más variados y menos pautados, como la libre imaginación y
analogías con otros campos de investigación.
Puesto que se trata de objeciones muy básicas, este modelo fue abandonado por la
mayoría de los epistemólogos de este siglo, a partir de los trabajos de Popper (1934) y de
Cohen y Nagel (1934), quienes construyeron modelos más sofisticados de la investigación a
partir de las críticas al modelo vigente hasta entonces.

El modelo hipotético-deductivo de investigación

Este modelo, que en alguna medida ya es clásico también, fue desarrollado, como
dijimos, por Popper, Cohen y Nagel, y otros autores como Hempel con algunas variaciones.
Se presenta a continuación un esquema gráfico de sus principales etapas y
componentes.

2
Introducción al Conocimiento Científico Unidad Nº 1

Problema Marco
Teórico

Hipótesis

Procedimientos deductivos

Consecuencias contrastables

Procedimientos de Contrastación Nueva Hipótesis

Evaluación de los resultados

Si No

La primera diferencia que presenta este modelo respecto del anterior es que según
éste, el punto de inicio de la tarea de investigación es el reconocimiento de un problema y
no un conjunto de datos acerca de un tipo de fenómenos. Son las preguntas que se
formulan acerca de la realidad las que dan origen a una investigación y no la mera reunión
de datos.
Otra diferencia importante es que la inducción no es el camino único y seguro para la
obtención de regularidades y teorías. Las críticas a la inducción como ya es sabido, son
amplias y complejas y ha sido tema de arduo debate epistemológico.
También difieren en el reconocimiento de la existencia de un marco teórico y el papel
asignado a las hipótesis.
Analizaremos a continuación cada uno de los pasos del esquema presentado en la
figura 7.

3
GIANELLA, A. Introducción a la Epistemología y Metodología de la Ciencia, Ed. UNLP,
La Plata, Cap. I, pp. 60-68.
IV. FORMAS DE INTEGRACIÓN DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Los conocimientos se ordenan y configuran en estructuras complejas de muy diversas
maneras. Consideraremos las principales.
1. Las teorías
Una de las unidades más importantes de organización del conocimiento científico es el de
las teorías, particularmente en las ciencias fácticas. En las ciencias formales también se
habla de teorías, pero en un sentido diferente: como cálculo o sistema axiomático. Pueden
caracterizarse en las ciencias fácticas, como conjuntos de enunciados de distinto tipo
conectados por relaciones de compatibilidad e implicación, que pretenden comprender y
explicar un determinado dominio de la realidad. Son ejemplos de teorías la darwiniana, la
molecular, la cuántica, la de la relatividad general y el psicoanálisis freudiano.
Siguiendo a KIimovsky, se pueden distinguir tres niveles que estratifican los enunciados
de una teoría, como se ilustra en la figura 3. Un primer nivel N1 está formada por los
enunciados empíricos básicos, que son enunciados singulares, relativos a descripciones,
datos y observaciones, conectados directamente con la base empírica de las teorías. Se
entiende por base empírica el conjunto de entidades, fenómenos, propiedades y relaciones
de un sector de la realidad a los que hace referencia la teoría. Puede entendérsela como
formada exclusivamente por componentes empíricos, o pueden reconocerse, como hace
Klimovsky, otros tipos, como la base empírica metodológica que admite componentes
teóricos de teorías presupuestas. Así, por ejemplo, un biólogo puede tomar como datos de
la base empírica, entidades, propiedades y relaciones que para la química son teóricas. Un
segundo nivel N, lo constituyen las generalizaciones empíricas, que pueden ser enunciados
universales estrictos, enunciados estadísticos o enunciados existenciales. El conjunto de
términos de este nivel sigue siendo observacional o preteórico. Por último, en el tercer
nivel N3 están los enunciados teóricos, que intentan dar cuenta en profundidad de lo que se
conoce en los niveles anteriores y hacen uso de conceptos teóricos. Algunos de los
enunciados son teóricos puros, cuando todos sus términos son teóricos, y otros son mixtos,
cuando tienen al menos un término teórico y uno observacional. Estos enunciados mixtos,
llamados tradicionalmente reglas de correspondencia o principios puente tienen la
función de conectar las construcciones teóricas con la realidad. Son imprescindibles para
asegurar la contrastabilidad y el contenido empírico de las teorías. Para muchos su
presencia es condición de cientificidad de una teoría.

Figura 3:
Sus enunciados:

N3 H1: T1.....Tn

Nivel alto H2: T2....Tc Explican, predicen, comprenden, sistematizan, llevan a


H3 T1…O1…Om descubrimientos.

N2 Hi: O1....Oi

Nivel medio Hj: O2....Oc Generalizan, correlacionan, subsumen, clasifican.

N1
Nivel Fa, Gb, . Describen, analizan, registran, enumeran, atribuyen bajo
propiedades bajo y relaciones.
  

  

base empírica

T1, T2,.................Tn son términos teóricos.


O1, O2,................Om son términos observacionales.

Los enunciados del nivel alto y medio refieren a variables individuales x, y, z. por ser
enunciados generales. En cambio los enunciados de nivel bajo refieren a individuos
determinados, representados por las constantes individuales a, b, c, a los que se le
atribuyen los predicados F, G y H.
Puede ilustrarse la diferencia entre niveles imaginando un ejemplo correspondiente a la
astronomía. Si se investigan las explosiones solares, habrá todo un conjunto de datos e
informaciones básicas, donde se registrará la localización y la magnitud de distintas
explosiones, y se buscará información del pasado (N1). Luego se encontrarán algunas
regularidades sobre la información básica disponible, y se formularán leyes acerca de este
tipo de fenómenos, algunas de ellas de frecuencias relativa o estadísticas (N). Por último, se
buscará explicar estas regularidades y el porqué de estos fenómenos a través de hipótesis
teóricas de forma universal como las que postulan fuerzas termonucleares. Se hablará
también de átomos, de cargas de energía y de partículas subatómicas (N3).
Las teorías forman parte de las disciplinas, pero no las agotan: simultánea o sucesivamente
cada disciplina ha tenido varias. En algunos casos hay teorías rivales, que explican los
mismos fenómenos, pero de maneras distintas e incompatibles. En otros casos hay teorías
compatibles, complementarias, que refieren a distintos fenómenos y procesos empíricos.
Puede también darse el caso de teorías parcialmente rivales, teorías hegemónicas que
centralizan toda la actividad de una disciplina en un momento determinado, y teorías que
presuponen otras, como se ilustra en la figura 4.

Figura 4

Para el caso de teorías rivales, es de fundamental importancia contar con algún criterio
para comparar sus méritos y de ser posible identificar cuál es falsa y cuál es verdadera. Si
esto no fuera posible, saber al menos cuál es más aceptable. Un recurso ideal, pero que
pocas veces se alcanza es el diseño de experiencias cruciales. Por ejemplo, si desde una
teoría se sostiene que la osteoporosis se origina en la escasa ingesta de calcio, y hay otra
que afirma que la enfermedad se origina en la escasa asimilación del calcio por falta de
vitamina D, el experimento crucial estará destinado a determinar si es la ausencia o
presencia de calcio solamente o si influye también la ausencia o presencia adicional de
vitámina D, para determinar cuál de las dos explicaciones es la adecuada. En su forma más
simple, la experiencia crucial tiene la siguiente forma: T1---------------E , T2--------------no
E si ocurre E habrá que rechazar T2y aceptar, al menos provisoriamente, T1.
Además de las condiciones generales del conocimiento científico ya expuestas, hay una
serie de requisitos que deben reunir las teorías. Algunos son imprescindibles, mientras que
otros son de menor importancia y actúan como condiciones ideales que se pretende
alcanzar.
En primer lugar está la consistencia interna, que es un requisito central, puesto que una
teoría contradictoria carece de todo valor.
Es imprescindible también que tenga contenido empírico, condición que se cumple si la
teoría permite deducir enunciados cuyos referentes sean propiedades y relaciones
claramente identificables en su base empírica. Un requisito que es aproximadamente
equivalente es el de contrastabibidad, que significa la posibilidad de ser puesto a prueba por
la experiencia.
Otro rasgo valorado es la sistematicidad, que permite reunir bajo un conjunto reducido de
hipótesis generales, datos y regularidades de variado contenido. También los conceptos
deberán tener sistematicidad, de modo de conformar sistemas clasificatorios bien
estructurados.
Una condición que se suele pedir de una teoría es que contribuya a una mejor comprensión
de la realidad. pero es un tanto difícil elucidar qué se espera de este requisito, que no sea
identificable con su poder explicativo, y por explicar se entiende generalmente, poder dar
cuenta de un fenómeno o una regularidad tomando como premisas explicativas las hipótesis
o leyes de una teoría.
Junto con el requisito de explicación, se pide que una teoría sea capaz de predecir Así como
una teoría construye argumentos para explicar un hecho o una regularidad ya conocidas, se
espera que esa misma forma argumentativa permita inferir hechos y regularidades nuevos y
desconocidos. Como es obvio, de lograrse esta finalidad la teoría quedará mejor
posicionada que si sólo es capaz de explicar lo ya conocido.
Es también muy importante que una teoría tenga poder heurístico, que es la capacidad para
generar nuevos conocimientos. Sería poco reconocida una teoría que solamente lograra
sistematizar los conocimientos ya existentes, pero que no pudiera producir nuevos
descubrimientos.
Además de contenido empírico, es necesario que una teoría tenga apoyo empírico. Esto
significa que en forma mediata o inmediata deberá contar con el aval de los hechos: que
haya información favorable que confirme la teoría, o la corrobore. Mientras el contenido
empírico establece que debe ser contrastable, el apoyo empírico reclama la efectiva
contrastación con resultados favorables. En algunos casos de la historia de la ciencia el
apoyo empírico de una teoría vino con algún tiempo de demora respecto de su formulación,
de años y hasta de décadas. En esos casos se solía sostener que la teoría era científica, ya
que disponía de contenido empírico, pero que estaba a la espera de elementos de juicio
fácticos para poder evaluarla. En física teórica es frecuente que se dé esta situación.
También la sociología marxista requería del transcurso de largos períodos de tiempo para
poner a prueba algunas de sus hipótesis centrales.
Otro requisito importante es la refutabilidad. Popper ha sostenido el carácter crucial de esta
condición, apoyándose en razones lógicas y metodológicas. Ha considerado también que la
refutabilidad constituye un criterio de demarcación entre la ciencia y la pseudociencia, ya
que esta última busca siempre salvaguardar sus teorías haciéndolas irrefutables. Tocía
teoría que se precie deberá ser falsable, y cuanto más falsable, mejor. Cuanto más expuesta
a refutación, más contenido empírico tendrá, y de no ser refutada habrá aportado más a
nuestro conocimiento de la realidad que otra menos refutable.
El apoyo teórico es otra condición importante para una hipótesis o una teoría. Se lo puede
caracterizar por la compatibilidad con teorías aceptadas de áreas afines, o por inferirse de
ellas. Hempel señala que para que una hipótesis sea aceptada deberá tener apoyo teórico y
apoyo empírico. como dos pilares que la sustenten. Algunas hipótesis han tenido uno sólo
de estos apoyos y esa situación les acarreo dificultades. El "caso Semmelweis" que describe
Hempel ilustra el caso histórico de una investigación médica acerca del origen de una
enfermedad, que contaba con apoyo experimental, pero que no estaba en concordancia con
las concepciones teóricas de la medicina de la época. En otros casos las teorías cuentan con
apoyo teórico debido a que se infieren de teorías más abarcativas, pero no cuentan con
apoyo empírico por no habérselas podido contrastar.
Para algunos la simplicidad también una virtud de las teorías, pero nadie ha logrado
definirla con claridad.
Parece ser más un requisito de elegancia formal, que una cuestión sustantiva.
También es deseable la aplicabilidad de una teoría. En primer lugar, es muy importante
todo lo que contribuya a mejorar las condiciones de la vida humana (y de la vida en
general) en sus distintos aspectos. Por otro lado, también es valioso, desde un punto de
vista pragmático, que una teoría puede hacer aportes al campo de la tecnología.
En cuanto a las relaciones lógicas de los enunciados de una teoría, son importantes las
relaciones que se dan entre los tres niveles. Los enunciados que pertenecen a un mismo
nivel deberán tener relaciones de compatibilidad. Por otro lado, los enunciados del nivel
medio se infieren del nivel alto, y los del nivel bajo se desprenden del nivel medio. En
condiciones óptimas esas relaciones son deductivas, pero en muchos casos se trata de
relaciones más débiles que la implicación y deducción de la lógica estándar. Desde el
punto de vista del contexto de descubrimiento, algunos enunciados del nivel medio se
obtuvieron por generalización inductiva de enunciados básicos, mientras que en otros
casos fueron obtenidos deductivamente del nivel superior. Pero cualquiera sea su origen,
a la hora de analizar la estructura de la teoría, esas diferencias no son relevantes. Se ha
dado también la circunstancia de que teorías nuevas incorporaran leyes de nivel medio
ya conocidas, tal es el caso de las leyes de Galileo, que quedaron integradas en la teoría
de Newton.
¿Qué se entiende por ley en las ciencias fácticas? Son aquellas hipótesis que gozan de cierto
reconocimiento por sus amplias confirmaciones durante un tiempo prolongado. Del mismo
modo que con las hipótesis, se establecen diferencias entre leyes empíricas y leyes teóricas,
según contengan o no vocabulario teórico.
Los enunciados teóricos constituyen el núcleo de las teorías científicas, lo que las
caracteriza y diferencia, mientras que los niveles inferiores suelen formar un campo de
conocimiento común con otras teorías. El problema de legitimar en una teoría la presencia
de las hipótesis teóricas, de considerarlas como genuino conocimiento, constituye un
problema epistemológico central. Se dice que son siempre conjeturas, ya que es sumamente
difícil saber si son verdaderas y por lo tanto si constituyen o no conocimiento. Por otra
parte, es la zona más interesante de la ciencia, ya que pretende acceder a un conocimiento
profundo de la realidad, que abarque una gran cantidad de experiencias particulares y de
generalizaciones empíricas y que provea de leyes e hipótesis que expliquen el porqué y el
cómo de los conocimientos contenidos en los niveles inferiores. Hay razones lógicas y
gnoseológicas que dificultan la evaluación. Se ha dicho, por ejemplo, que no es posible
verificar teorías, en el sentido de probar su verdad, pero se podría en cambio refutarías,
entendiendo por refutación la prueba de la falsedad. El carácter universal de las hipótesis
centrales de una teoría impide una demostración de su verdad, pero esa misma
universalidad está expuesta permanentemente a refutación, ya que un sólo caso en contrario
de una afirmación universal es prueba suficiente respecto de su falsedad. Pero la compleja
estructura de las teorías hace también compleja su refutación.
Los epistemólogos que pertenecen a la corriente estructuralista como Stegmúller y Sneed
han defendido una interpretación no enunciativa de las teorías. Las consideran
estructuras formales que pueden recibir aplicaciones y formulaciones diferentes, pero
ninguna de esas formulaciones agotaría el contenido de la teoría.

2. Las disciplinas científicas

Las disciplinas son marcos temáticos muy generales. Son estructuras más amplias, laxas y
heterogéneas que las teorías, ya que reúnen en su interior teorías muy diversas, y a veces
antagónicas. La importancia del ordenamiento disciplinar está dado principalmente por su
continuidad histórica. Si bien la división en disciplinas no es inmutable, sino que se dan
importantes cambios en sus problemáticas y en las relaciones de unas con otras, su
continuidad histórica es, en general, mucho mayor que la continuidad de las teorías
Por otro lado se ha estudiado la interacción entre disciplinas en el trabajo científico,
principalmente en relación con la investigación, que ha dado lugar a las distinciones entre
multidisciplina, interdisciplina y transdisciplina, que tienen grados de integración creciente.
La multidisciplina se caracteriza por el trabajo mancomunado de científicos de distintas
ciencias en torno a la resolución de problemas, sin la modificación de los conceptos y
procedimientos de cada una de ellas. El trabajo interdisciplinario, en cambio, se caracteriza
por el intercambio de información y procedimientos, pero manteniendo las categorías
propias de cada ciencia. Por último, el trabajo transdiciplinario requiere de la creación de
categorías y procedimientos nuevos, que van más allá de las contribuciones que efectúa
cada disciplina.

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