Los Indigena y El Estado en El Ecuador

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LOS INDÍGENAS Y

EL ESTADO EN
EL ECUADOR

Alicia Ibarra Illanez


NOTA LIMINAR
A II\ SEGI.'NDA EDICION

El levantamiento indÍgena de
Mayo y Junio de 1990 que tuvo un ca-
rácter global y nacional hasta entonces
inéüto y la marcha de la OPIp de
Abril y Mayo de 19g2, demuestran que
el movimiento indígena ha pasado a
ser una fuerza societal de enormes
pro¡rorciones y se ha consolidado como
interlocutor del estado.

Que el estado deba emprender la


cuestión indígena más allá de los sig-
nos partiüstas y asumir sus demandas
con transfomaciones globales y pro-
fundas del sistema polÍtico vigenté es
la temática tratada por la autora.

Luego de cinco años de transcu-


rrida la primera eüción, el proceso vi-
vido por el movimiento indígena hace
que el contenido de este libro cobre
vigencia y actualidad.

Los editores
Mayo dp 1992
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION

LOS INDIGENAS Y EL ESTADO EN T.A. ACTUALIDAD

EL NUEVO CONTEXTO
El estudio "Los Indígenas y el Estado en el Ecuador,,, publicado en 19g6, en
general, intentó arwlizar la relación Estado-Pueblos Indígenas a nivel latinoanurica¡w
y, concretamente, en el Ecuador. Muclws de las interpretaciotus y
fiirmaciones con-
tenidas allí, obviamente, responüeron a otra coyuntura socio porítica; sin embargo,
muclws elementos de aruilisis que quedaron sugeridos en aquel entonces se confirman
y siguen vigentes, aspecto quz justifica plenamente esta segwrfu eüción.
Indudablemente, durante estos últimos años han ocurrido tvctas sigüfícati-
vos en los campos político, económico, social y cultural que han moüficafu la rela-
ción Estado-Pueblos lndígenas, motivo central de este estudio. En este prefacio a la
presente edicün, se trata de recoger nuevos elementos de anólisis en el ónimo de ac-
tualizar y reflexionar sobre los principales acontecímientos. Concretamente, el
"demanbe del socialismo real" es un acontecimiento de especial importancia pa.ra
la
evolución política de los sectores populares, tanto del continente como de nuestro
país. Especlficamente la movilización de los indígenas,fuertemente animada por
el
pensuniento de izquierda, se encuentra en un momento decisivo lucgo de asimilar los
efectos que acompañan a dicho "derrumbe". En realidad, hay un giro sustancial no
sólo en la perspectiva de este movimiento, sino en lo relativo a la comprensión de
esta problemótica.
Definitivamente,los indígenas se mueven ahora en un contexto político muy
diferente al quc se había dctectado a mediados de los ochenta. La circunstancia actual,
como se verá luego, conftere retos novedosos y complejoJ 4 .fr¿.f aspiraciones y
reivindicacio¡tcs. De allí la importancia de interpretar la evolución de esta situación
con un criterio mós amplio para así aportar al esclarecimiento d,e un problema que
ahora aparece incuestionablemente como uno de los más trascendentales para el
futuro de las rwciones latinoamericanas.
En los últimos tiempos, mas que cambios esrructwales de ntestras sociefudes
se han suscitado giros signifícativos en el comportamiento socio político
tanto de
los Estados como de los movimienros sociales, caso concreto de los pueblos

VII
indígenas de latinoamérica, quienes han estucturado movimientos sociales que, en
Ios últimos años han sido - como en el Ecuador - protagonistas políticos ya recono'
cidos socialmente.
Contextualizando un poco, se pucde aftrmar qrc en latircarnérica, Ia ücfu de
los ochenta inició con el resurgimiento de nuevos movimientos sociales, paralelo
con el proceso de instawación dc regímenes "d¿mocráticos", lo qrc permitü en cierta
dc y
forma, Ia participación política de sectores tradicionalmente marginados
éste

otros camposl . Efectivamente, se produio el surgimiento o resurgimiento de movi'


mientos sociales que entran a participar en la escena política coma nuev(N fwrzas,
como nuevos sujetos sociales.
La situación actual de los sectores populares - indígenas - continúo siendo un
prpducto del proceso de integración al sistema dominante, ya que, las co¡tdiciones
estructurales de redistribución de la riqueza no han cambiado. Los movimienAs y
organizaciones populares en latinoamerica, siguen sometidos a sislemas políticos
institucionales reguldos por Esta.dos "Nacionales" de carócter centralizab y exclu-
yente, basados en la "soberanía popular" y la democracia representativt, asryctos qtu
paraüjicamente limitan el propio desarrollo del sistema democráticoformal, impul-
sado por la nueva derecha lalinoamericana2. Y más aún limitan los procesos de
liberación popular que buscan la instawación de utw auténtica dcmocracia qrc ofrezca
yna real soberanía popular que gar(ntice ta libertad, igwlM d¿ particiryión política
y económica, la paz Y la iusticia.
Los procesos democróticos y ta próctica de los Estados lacia los sectores
populares, no han ido absorbiendo los problemas de éstos, eistiendo un distan-
ciunienlo real ente eI discurso y Ia próctica; de ahí que, la "esperanza" qte empeza'
ron a tener algunos movimientos populares en los "gobiernos democrdticos" y en el
"Estado benefactor", se han ido desvaneciendo con el claro viraie de las políticas
sociales d¿ los distintos gobiernos agrtdizadas mós aún por la criis económica.
De manera específt.ca, en la última década resurgieron movimientos sociales
de campesinos indígenas que se expandieron en toda latircamérica: mavimi¿ntos de
diversa composición procesos y posicionef ., cuyas demandas apelan a la sociedad
y

Nuevas organizaciones de pobladores, mujeres, campesinos indígenas, ecologistas' han


¡ecibido influencia de dife¡entes corrier¡tes políticas: populistas, socialistas, social-
democr¡íta postmodemistas.
Cf. Cueva, Agustín, Las Democracias Restringidas de América l¿tina' Ed. Planeta'
1988 Quito.
3 Ibid.

VIII
al Estado. En general, estos movimientos constituyen la expresión y representación
de las demandas y reivindicaciones de estos sectores populares. Estos movimientos
han resurgido como respuesta a la situación de explotación y opresión en que viven.
Surgen como nuevos sujetos sociales y políticos, con nuevas y renovadas demandas
frente a la sociedad y al Estado; de manera casi general, plantean el catnbio de las
bases estructuroles de los Estados y sociedades nacionales.
En muclns casos Ia particición política indígeru adopta modalidades tradicio-
nales, basadas en formas comunitarias que demuestran una lenta incorporación al
sistema político oficial-formal; se observa un énfasis en presevar la cohesión étnics,
lo que ha colocado a algunos movimientos en la disyuntiva de vincularse con
partidos políticos,fundamenlalmente de izquierda, o participar mediante estructuras
políticas propias. A partir de esto se ha dado paso a la conformación de modalidades
organizativas que inciden en las estructuras de poder local y, en ciertos casos, a nivel
twcional.
En la actwlidad los movimientos indígenas lstinoamericanos en gran meüda,
estón impulsando lq reafirmación de la IDENTIDAD INDIGENA y la bfuqueda del
ejercicio de la AUT)DETERMINACIoN y otros derechos sociales, económicos.
políticos y culturales.
Revisadas las demandas globales, la totalidad de los movimientos indígenas
de latinoamérica estan planteando procesos redistributivos de la tierrq, recursos
twturales y defensa del ecosistema. Ha reaparecido la demanda por la reforma agraria a
la que se le agrega una connotación y contenido érnico político que, no signiftca
exclusivamente el reparto de las tierrcs, sino que, demandan el control del territorio.
topando de estaforma la estuctwa misma de nuestras sociedadcs.
Efectivamente, los indios organizados del conrinente empiezan a ser gesnres
de proyectos sociules con alcance nacional y continenral. sus demandas parten
de la
apelación a los sistemas de control potítico y cultural de los pueblos indígenas y
mós sectores populares. cuestionan Ios sisremas de democracia
formal que no
responden a sw intereses, por lo quz se han planteada buscar alternativas
de organi-
zación socio-políticas propias. Buscan la libersción a través del pleno
ejercicio de ta
AUTqDETERMINACI)N'.. h recuperación y control de sus tierras, territorios y

ver resoluciones del P¡ime¡ Encuenrro continental de pueblos Indígenas,


euito-
Ecuador, l7-21 julio-9O.
La autodeterminación está ligada aI concepto de territorialidad que es necesaria
de ser
asumida en plena AUTONOMIA, incluso bajo el principio de su reconocimiento
como pueblos y/o nacionalidades dentro de rm Esmdo plurinacional.

x
recursos productivos, el libre desarrollo de sus formas de organización social, la
supresión de todas las formas de explotación y opresión neocolonial subsistentes, la
democratización real de los aparatos estatales, la viabilidad de las tecnologías de
producción indígenas y populares: la defensa de los derechos humanos y del medio
ecológico, entre olros.
Es decir, plantean la estructuración de un nu/evo orden social, aspecto que no
debe entenderse como el intento de formar Estados paralelos a los existentes, sino la
creación de Estados plurinacionales, donde se reconozca la eistencia de pucblos
diferentes con derecln a d¿sarrollarse plenamente, para Io que proponen ir contrubu-
yendo a la construcción nacional plural. En esta perspecliva las demandas de los
movimientos indígenas de América rebasan lo indio, presentan proyec¡os de índole
nacional con alcance continental.
El alto grado de consenso de los movimientos indígenas de Latinoamérica
frente a estas demandas, ha sido posible en gran medida, por la coyuntura quc ofrece
1992, a propósito de cumplirse 500 años de invasión europea a América. Esta
coyuntura ha permitido que a partir del rechazo a la "celebración" del suprtcsto
"descubrimiento" de América por parte de los movimientos indígenas se valan
abriendo espacios de discusión en torno a problemáticas comunes de los diversos
pueblos indios del continente, asi como también estableciendo mecanismos de comu'
nicacióny coorünación de accíones conjuntos para impulsar ma denanda contircntal
en defensa de sus derechos históricos.
Ahora bien, frente a esta irrupción general de los movimientos sociales ! en
particular de los movimientos indígenas en América Latina, Ia respuesta de los
gobiernos (Estados) ha ido de dosformas basicatnente: por unt Wle la aplicacün de
políticas neoindigenistas, desarrollistas a nivel del agro, despliegue de programas
sociales, culturales y educativos y, por otra parte, la persecución y la represión a los
lideres de los movimientos. El resultado de este tipo de pollticas estatales es por un
Iado el amortiguamiento de los procesos de lucha, la desmovilización y cooptación
en algunos casos de organizaciones y dirigentes y, por otro lado, la radicalización
mayor de los movimientos indígenas asi como, la busqueda fu alianzas y solidddad
con otros sectores populares tanto nacionales como internacionales.
La respuesta de las clases dominantes - de la nueva derecla', sobre todo de
pensamiento neoconservador, ha sido ver como acabadas dcfinitivamente las luclws
de los movimientos sociales populares, a consecuencia del fracaso del socialismo
real. Todo esto ha venido siendo reforzado por una oleada de contrarrevolución
ideológica que lamenrablemente en muchos casos, domina la mente de nuestros
pueblos y empuja la consolidación y supremacía del sistema capitalista. Toda esta

X
situación se fragua dentro de sistemas "democróticos" donde se impone unaforma
democrótica de acuerdo a la convenienr:ia de los sectores que sustenan el control
social desde utu óptica eminentemente antisocialisra6.
A toda esta situación, se agrega la agudización de la crisis económica de todos
los paises de latinoamérica, con lo que se ha masificado la pobreza de la mayoría de
los sectores sociales: es decir, se da un proceso de "lumpenización" social.
El papel integrador de los sectores populares al sistema ¡n rw cesado, a pesar
de su debilitamiento, que ha signiftcado perder en parte er carócter de Estado "me-
diador o benefactor", lo que en la próctica se ha traútcido en una doble inpugnación
al Estado: tanto la nueva derecha como los movimientos sociales populares se
presentan como impugnadores de los Estados Nacionales pero, con intereses dife-
rentes. Los movimientos sociales populares cuestionan el carócter y naturaleza de la
sociedad, del Estado y de los sistemas democrótico formales, buscando su trans-
formación; en carnbio, la nueva d¿recha trata de que el Estado sea menosfucrte pero
mósfuncional a los intereses del capital.
En este instanrc, el Estado "benefactor", centalista e intervenror, se halla
"entre la espada y la pared", en medio de una impugnación generalizada ,'so-
dc la
ciedad civil". Dentro de ésta, desde luego, se perciben varias propuestas de trans-
formación estatal, pero clara¡nente se puede distinguir aquetla que b4sca u¡a fuscen-
tralizacióny democratizaciónfundnda en la potencialidady tradicio¡tcs organizativas
de "los de abajo", de aquella que unicamente busca laforma dc acomodar mejor a los
poderosos mediante un programa de privatizaciones y reforma administrativa que
les
favorezca. En la coyuntura actu.al, donde el peso de ta detda exterrut y la agydización
de Ia pobreza y dependencia agobian a nuestros pueblos, no cabe duda de qrc la pri-
mera aparece como una opción considerable que sale a confrontar a la segunda con
apr ec iab le s po s ibil i dades.
Esta alternativa, lejos de "enterrar" ras opciones de izquierda, se apoya en ella
y demanda su espabilamiento en un instante en que avanza enforma abrumadora
la
"derechización" del mundo y el "fin de tas ideologías" . como ya se
anotó en el libro,
en gran meüda, depende de su capacidad creativa y autocrítica el que el derrotero
abierto por el movimiento indígena en nuestros países llegue a unafase efectiva-
mente transformadora. La izquierdn organizada no puede qucdarse en el lamento y
mas
bi¿n necesita ir estructurapdo una esrrategia que se sdecúE a la realidady exigencias
actuales de los nuevos movimientos sociales, recuwrando su capacidad
críticafrente
a un sistema social que de ningún modo ha modificado su carócter opresivo y

Me refiero a la concepción reducicl¿ de la democracia-

XI
explorador, más alló de los artificios retóricos de quienes, por defenderlo, buscan
eliminar infructuosamente del anólisis las evidencias dc injusticia y miseria en 6tas
socicdades.
Para el pensamiento crítico y la acción de izquierda, es importante tatar el
problema érnico-nacional en los países en que este aspecto se halla presente. A la luz
de los acontecimienlos munüales,leios de sentirse "dcrrotados" y viendo el "fin de Ia
historia", es imprescindible mas bien iniciar una serie de replanteamientos que' no
tanto signifrquen un mero reacomodo de conceptos a las circunstancias actuales o la
renuncia a principios políticos y sistemas interpretativos todavía vólidos, sino una
reorienración de las prácticas y sus fundamentos quc permita avanzar en las anténticas
tareas de cambio y transformación social. El "vanguardismo" de la clase obrera y la
operativización de la realidad a partir del uso exclusivo del paradigma económico'
prodyctivo, definitivamente , Íienen qu¿ ser replanteados. La identidad y la cultura rc
ptreden seguir siendo considerados como meros epifenómenos de lo económico, sino
como factores de extaordinaria incidencia en la realidad y el fUwo dc rurcstros pue'
blos. Aceptarlo, no significa claudicar, sino avanzar en el conocimiento y su imple'
menlación efectivamente humanista y revolucionaria en los ámbilos socitks a que se
dctu.
Elecualoriano, es desde luego una experiencia que bienvale co¡uiderar
caso
precisamente desd¿ esre enfoque.Por ello se cree oportuna Ia segunda edición d¿ este
Iibro. No se ha querido "reescribirlo" sino dejarto tal cual, solamente con las
necesarias correcciones de índole editorial. Pero, al mismo tiempo, se ha visto como
inüspensable elaborar un breve bosquejo de Io que ha ocurrido desde lafecla dc su
pubticación en adelanle, tanto para actualizarlo corn para emprender u¡w necesaria
segunda lecrura que permita establecer paralelos, reincidencias o falencias de los
he c la s all í e nunc iada s.

LOS ULTIMOS ACONTI'CIMIENTOS EN EI' ECUADOR

los sectores populares y, particularmente, de la población


La situación de
indígena d¿t Ecuodor, se ha empeorado mtis a partir de Ia crisis económica quc acnul'
mente golpea a todos los países lati¡namericanos, y en la medida de que el grado de
explotación e injusta distribución de la riqucza ha utmentafu como efecto de nuestra
dinámica económica propia de un país dependiente. En los indígenas, ésto es aún
mas grave en tanto gravita su condición de pueblos oprimidos,lo que les convierte
en el sector social sobre el que se aplica el mayor peso de la explotación y dominio'

xil
Los cambios provocados por la promulgación de la Reforma Agraria en las
ücadas del Ñ y 70, que en realidad, obedecieron a la necesidad de modcrnizar el agro
mós quc a la presión popular, no hicieron otra cosa quc reproducir las dcsigualdades y
acenluar aún mós los procesos de diftrenciación y descomposición socio-económica y
cultural de gran parte de la población rural ecuatoriarn. Si bien la lucha por la tiena
había alcanzado algún logro, su limitada repartición por parte del Estado no redunü
en un verdadero ca¡nbio social para la población indígena y campesina. Al contrario,
neutralizó su impulso inicial y, como efecto de su implementación "modernizante" ,
lo diluyó en prácticas inmediatistas (demandas de servicios, infraestructura, crédito,
asistencia técnica, salud, educación, etc.) que muy pronto prefiguraron, en lo que
respecta a los indígenas,la constitución de una tendcncia organizativa eminentemente
"culturalista" dentro de esta población. Para ello, como se señala en el libro, el
Estado, con el "retorno a la democracia", cumplió con su propósiro cooptador, al
sobredimensionar la efectiva y vólida demands culrural por encima de la todavís
inconclusa cuestión agraria y captar dirigentes indios para los programas de índole
educativo-cultural.
Esta actitud, sin duda tenía por propósito el zanjar distancias ente las posi-
ciones de "clase" y las de corte étnico, dentro de una estrategia estatal y de los
sectores interesados en dividir al movimiento popular. Et debate suscitado, chocó
lamentablemente con una renuencia izquierdista de aceptar la vigencia de la dimen-
sión étnica de la problemótica rural, propiciándose con ello el disranciamiento
indígena buscado por los seclores dominantes. Es esta entonces la circunstancia en
quc, al mediar la década del 80, el movimiento indígena se debatía eilre tend¿ncias
que, a su interior, eran susceptibles de ser captadas defrnitivamente por las políticas
desarrollistas del Estado y las quz, por el contrario, impulsaban una línea de alianza
popular "revolucionaria" opuesta a dicha cooptación. Entre estas dos, no era üfícil
advertir la presencia de una rercera verriente mós inclirnda por el',purismo indio,' en
todo su controverüdo utopismo y potencialidadT.
si bien se llegó a alertar en ese enbnces sobre el predominio que estaba
adquiriendo la posición culluralista al interior del movimiento indígena, cabe dejar
claro quc éste, sensible a la creciente pauperización de la población indígena, pronto

Esta tendencia, por lo general, es calificacla como "utópica", en la medida de que


enuncia una recupcración toral del antiguo csplendor indio. Desarrollada
concep-
tualmente cn Perú y Bolivia, ha captado adeptos cn cl Ecuador, sobre todo en
seclores
intelectualcs indígenas muy senciblcs al racismo dc que todavía son objeto los pueblos
indios.

XIII
reaswúó la problemótica agraria y la cuestión de los dereclns políticos conculcafus,
hasta fijar una posición mó.s integral y acabada que definitivamente coniugars su
heterogeneidod dentro de una propuesta mas unituria.
Lo importante de estos últimos años es que estas corrientes culturalistas,
inüanistas, etnopopulistas, no han tomado mayor fuerza y por el contrario se la ob-
servado en el movimiento indígena ecualori.ano un proceso de mdurez, de unifica'
ción organizativa nacional, llegóndnse a superar de alguna morr¿ra, Iafalsa separacün
entre étniay clase.
Efectivamente, ha habido una fusión, una incorporación del elemcnto étnico
cultural que lnfortalecido el discurso y las prócticas reivindicativas del movimiento
ind.ígena. Asi, el aspecto étnico ya tn se constituye en un elemento desarticulador, de
debilitamiento, sino de fuerza. Con esta afirmación tampoco queremos absolutizar
este comporlamiento: no se descarta el hecho de que han seguido eistiendo corrien-
res indianistas, culturalistas y etnopopulistas que lwn tratado de tergiversar la lucla,
tleganfu ainciür en ciertas oragaüzaciorus,lnciéndolas retroceder conplaneonien'
tos racistas - de racismo al reves, del indio lucia el blanco y mestizo -, de aüonomh
y pfurinacionatidad pero, bajo concepciones y prócticas nunipuladas que respondcn a
intereses pregonados por lafamosa "transrncionalización de la cultura" o el principio
del derecln phtriétnico y pluriracional pero, desdc el punto d¿ vista de la furecla'
A pesar de estos problemas si se han dado pasos significativos. La
reivindicación del movimiento indígena en favor de la valorización de los elementos
étüco-culturales, estó sirviendo como instrumento de lucha. Mós que discutir sobre
categorías teóricas prima la claridad en la identificación de intereses comunes. Con el
tiempo la reivindicación étnico cultural tomó tascendencia puesto que fue incor'
porando contenidos políticos y no se quedó en la mera propuesta etnicista- Asi se
pued.e asegurar que en los últimos años asistimos 4 una elapa de resurgimiento
polírico de la cultura indígena traducida en la mayor afirmación de Ia identidad y
cohesión étnica.
El creciente desarrollo organizativo indígena a nivel regional y rucional y la
definitiva conformación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas d¿l Ecuador
(CONNE), en reemplazo dcl anterior CONACNIE (Conseio Naciorul de Coordiru-
ción de Nacionalidades Indigenas del Ecuador), constituyeron al respecto pasos
imporrantes en la configuracíón y definición de los obietivos y estrategias a seguir,
dondc ya se percibía claramente lafusión de las perspectivas dc "clase" y "etücidad" a
su interior. (Ver cuad¡o anem).
Estaaftrmación, por orro lada, tuvo por factor precipitante a la dura represión
política desatada por el régimen de Febres Cordero (1984'1988) y la imposición de

Xry
su política agraria centrada en el apoJo casi exclusivo a la agricultura empresarial
agro-exportadora. A la consecutita crisis de la pequeña economía campesina pronto
se habrían de añadir severos efecuts de tipo socio-económico, tales como el desabas-
tecimiento interno, el proceso inflacionario, la migración campesina y la desesta-
bilización de lafrontera agrícola interna, panorama al que lnbría de agregar el clímax
depredador provocada por ladesbocada política concesionaria de recu¡sos no renova-
bles ipulsada por esre régimen en la región oriental. No está demós preciso,r que la
protesta indígena al respecto fuc acallada mediante la represión directa a sus maüfes-
taciones, el desconocimiento y deslegitimación de sus organizaciones y el auspicio
ofrcial a otas d¿ caracter clientela4.
El debacle provocado por esta porítica en la población indígena explica el
éxito electoral que la social-democracía obuviera al proponer unfrerc a este abwo y
reconocer la situación de la población indígena como un problema a la vez
económico y étnico-cultural. Al contemplarse a los pueblos ínüos como ,,nacionalí-
dades" dentro de los planes de gobierno, practicamcnte se ofertaba ma nyevaforma
de
trato estatal hacia esta población, cue.\tión que desperró enorme expectativa no sólo
en los ómbitos indígenas, sino a nivel nacional e internacional.
En la prdctica, sin embargo, el nuevo régimen, sin lograr deslindarse de las
imposiciones de un capitalismo inrernacionar ubicado en el tope de la propucsta
neo-
liberal, no pudo otra cosa que reedirar ra potítica neo-indigenistaya dcsarrollada
el gobierno Roldós-Ílurtado. La propuesra de apoyo
w,
a los derechos económicos,
políticos y culturales de los indios, con base en la recuperación,
defensay garantías
constitucionales para sus recursos bósicos y de vida social,
formas no fueron vistos
como prioritarios; se puso una vez más et énfasis en las políticas educativas
y
servicios secundarios de bienestar social9. y si bien ésto significaba
un avance en
relación al retroce.so político y cuhural tlesencadenado por Febres
cord.ero, no
constituía una medida frontal para frenar los efecros socio-económicos
arriba
señalados. No podía ser de otra mcaera pues permanecían inractas
las restricciones

Este régimen auspició la creación de ECUADOR AYLLU, agrupación indígena


opuesta a la coNAIE. También se encargó de apoyar a organizaciones de indígenas
evangélicos. así como a agencias de dudosa ac¡ividad, tales como visión
Mundial.
Mérito de este gobiemo es la creación del programa de educación bilingue interculn¡ral
en conjunción con la coNAIE. A ésto se agrega su campaña de
alfabetización
"Monseñor Leonidas Proaño". Es apreciable también
su apoyo al reconocimiento
jurídico a varias organizaciones indígenas, entre las que
se cuen¡an incluso la coNAIE
y el ECUARUNARI.

XV
impttcstas por los organismos financieros internacionales, los qu¿ en gran meüda
eigían la reducción dcl " gasto social" y del " intervencionismo eslatal" , con miras a
la aperrura definitiva de Ia economía de mercado en nuaslro país. De este modo,al
mediar su período, el régimen de Rodrigo Boria poco labía avanzado en materia
económica favorable a los sectores populares y asl habría de experimentar el
aconlecimienro político mós importante de los úItimos años, el que iustanente, baio
el término de "levantamiento", habría de involucrar a los inüos en Ia pleüttü de sa
mdwaciónorganizuiva.
Pero, antes d¿ entrar en el aruilisis de este importante aconlecimienlo, es per'
tbtente dcrenerse wL poco en la caracterizacün de la dcnunda üdígem eryresada t aslo
ese entonces y la forma como el Estado ecuatoriano ha reaccionado frente a esta
situación.

La demanda indígena actual

I-a formación de Ia CONNE con la participación de las centrales regionales


indígenas mós importantes (ECIJARIJNARI y CONFENIAE) tuvo por virtud el
llenar de conlenidos políticos a la demanda cultural. Así, los reclamos de tierra y
territorididadfueron eru¡arcadas dentro de una estrategia de recuperación socio'ctit'
ural; al riempo quc los propósitos inicialmente centrados en la sobrevaloracün de las
esferas educativa y cultural,fueron colocados junto a la lucha por Ia obtencün de
mejores condiciones materiales de existencia y el logro de derechos largamente
concuJcados.
En cierto modo,la reivinücaciónfundamental sigue siendo la tierra, pero en
la perspectiva dc tornarla dentro de una concepción de territorialidad étnica; es decir,
no como un factor exclusivamente productivo, sino como base inlegral de una vida
socio-cultural particular, dimensión que es considerada por la CONNE como la base
concreta Wra fufender la cotdición de "nacionalidades" para los pucblos indios.
Ahora bien, considerando las particularidades regionales, se propone una
estrategia paralela de "recuperación" de tierras en los Andes y "dcfensa" de territorios
étnicos en la Costa y Amazonía. En concreto, ello implica la demanda de una
Reforma Agraria efectivamente favorable al campesino fu la sierra y la simultánea
paralización fu la colonización y explotación depreddora de recursos naturales, en
aras del reconocimiento de tetitorios indígenas en las óreas topicales de oriente y
occidcnte.
Esre enfoque, en primera instancia se concren en el pedid.o fu derogatoria de
todas aqrrcllas medidas estatales tcndicntes afrenar la redistribución y estabilización

XVI
territorialfavorable a los indioslo. Pero, en un segundo momento, avanza hacia la
corformación de un nuevo concepto de ordenamiento económico, político y jurídico,
en la medida de que se propone la vigencia de un derecln especial para administrar
sus recursos de acuerdo con sus intereses y tradiciones. En este punto, el petitorio
obliga ¡a solamente a una redeftnición de los modelos dc desarrollo nacional, sino, y
lo que es mós grave aún, de las normas y valores que rigen la vida de los ecuato-
riatas, consagrados en su Carta Constitucional.
La propuesta obviamente se instala en el escenario de la lucha por dereclus
políticos dentro de la octual sociedad nacional y su ordcramiento estatal. Este, como
se lee en el libro, se halla sustentodo en gran medida sobre una estructura de explo-
tación que todavía pesa sobre el inüo, y mal se podría esperar que quienes lo detentan
y controlan estén dispuestos a ceder facilmente sus privilegios. No es de enrañar
enlonces lafuribunda reacción de determinados sectores en contra dc las propucstas
indias de "autodeterminación" y "autogobierno"l I , las que, a todas luces, cuestionan
el mecanismo central del mal funcionamiento de la sociedad ecuatoriana, cunl es su
sistema político estatal todavía elilista y escasamente representaÍivo.
Aunque se ha querido crear confu.sión en la opinión pública sobre el carócter
de esta detrcndn, ésta ya cuenta con un considerable consenso ruciaral. No se trata de
la creación de "un Estado dentro de otro Estado", sino de la configuración de un
nuevo orden que recoja la transformación y maduración política y cultural que ha
experimentado la sociedad civil en estos años. En ella destaca el indio como nuevo
sujeto social, en tanto busca un nivel de represenación y participación política que
corresponda con el grado de su real aporrc a la socicdad nacional y con el avance
general de Ia d¿mocratización en el país.
como se puede ver, no se r.rata orravez de un problema simple de "inte-
gración" al "d¿sarrollo nacional", sino de activar un nu.evo estilo de ordenanicnto que

l0 La crítica se centÍa en la política oficial sobre asignaciór¡ protección y explotación de


áreas naturales. ver coNAIE, "Aspecro Tierras, Terrirorios, Recu¡sos Naturales v
Ecología", Doc. Asamblea, Guayaquil, 1991.
l1 La reacción más fuerte fue la de las crímaras de agricultores y ganaderos, las que
concila¡on también el pronunciamiento de las Fuer¿a Armadas, tendiente a destaca¡ el
carácter "scpararista" de la propuesra indígena. ver vARIos, "Indios", Abya-yala,
Quito, 1991. LA coNAIE, por su parre, se ocupó de desmenrir esa acusación,
enfatizando su versión en términos de "pluralidad" para la estructr¡ra es¡atal del
Ecuador. ver MAGAS, Luis, "El ¡evanramienro Indígena visto por sus protagonistas,',
ICCI, Quiro, 1991.

XVII
acoja la diversidad socio-cultural de la sociedad ecuatoriana, d¿ntro de un enfoque
creativo que no anule su potencialidad, sino que la active en benefício de los autén-
tico s obj e tivo s nac io rnl e s.
Así, por ejempto, la "autonomía" propuesta por los indios se relíere en
realidad a Ia búsqueda de un régimen especial que adtnitaformas de "autogobierno"
para ciertas óreas de predominio irulígerw, afin de que logren adninistrar sus ctsutttos
colectivos de acuerdo con sus intereses y tradiciones, y sin desconectarse lampoco de
la vida nacional. No se trataría tanto de marginarse de la institucio¡talidad estatal,
sino de alcanzar un estatuto especial en el marco d¿ una ley fmdanental nacional
qrc
reconozca el derecln a la diferencia cultural. [Jn régimen d¿ auonomía o de autodcter-
minación indígena no conllevaría otra cosa que la posibilidad de que determinados
grupos de tradición histórica y cultural diferente puedan desanollar libremente sus
modos de vida, ejercer |os derechos que les asiste por su condición de comunidodes
étnicas y maneJar sus asuntos de interés colectivo por su cuental2. Lo demás, es
dccir, el contexto in^sriuciona! global, tendría que conciliar esta ünóünica con obieti'
vos de genuirc desarrollo cenlrado en el ser humano, cue slión qte se loru, desde ya
en una rarea de reconstrucción gtobal libre y soberana de toda la sociedd ecuanriata.
explica, en consecuencia, que la demanda irdígena se proyecte lacia un
Esto
acto d¿ reconcimiento globat de que el Ecuodor es un país plural. La petición sobre
la reforma constilucional, donde se reconozca oficialmente al Ecuador como un país
"plurinacional" y "multicukural", es una consecuencis lógica de la lucln indígena y
no un capricho conceptual o mero afán de "divisionismo". Se busca emprendcr una
disct¿sión suscitadora al respecto y no, como algunos tergiversan, iustifícar a poste'
riori una desmembración del País.
De hecho, ta discusión ha iniciaclo con pie firme. En el plano iurídico, el
planteamiento inrlígena ha delatarlo ta debilidad de un sislema legal que, paraü-
gicarnente, por un lafui, anula en el papel la diversidad cultursl dc la sociedad ecuilo'
riana, mien¡as por otro la sanciona a diario con una próctica procestnl discrimi'
natorial3 . Con ello se tlesnuda las actitudes racista de ciertos sectores. Por ello, al
detectarse estas incoherencias, no se postula discutir solamente sobre el perfec'
cionamiento del sistema legal, sino sobre la posibitidad de crear otro, con base en el
dereclw consuetudinario, que facitite la implementación de wa institucbnalidad qw

L2 Ver DIAZ-POLANCO, Hécto¡, "Fundamentos del Es¡ado Automómico", Doc.


multigrap., México, 1991.
l3 Ver WRAY. Alberto, "El Derecho y los Pueblos Indígenas", Doc. CIDES, Quio'
1990.

XVIII
acoia los derechos socio-culturales del conjunto de la población indígenay se torne
en la base consütutiva de un Estado plural.
Bajo este criterio, todos los aspectos de la vida cotidiana alcanzan una
percepción diferente. El asunto educativo, por ejemplo, ya no puede ser visto como
una próctica desgajada del conjunto de la demanda, ni como una política sujeta al
arbitrio de cualquier gobierno de turno: se torna en una política inveterada de reva-
lorización cultural de la población indígena que debe ser asumiday controlada por los
propios indios con miras a su maduración política y recuperación económica. La
gestión de sus derechos políticos y culturales, tanto individuales como colectivos,
por otra parte, se inscribe en un marco de lucha por el reconocimiento de su dimen-
sión de colectivifudes culturales díferentes, con auronomía para autoregirse y vincu-
larse a los demós sectores de la sociedad nacional e interrwcio¡wl.
Esta perspectiva coloca a Ia demanda indígena en el escerurio de la luclw por
los derechos humanos y garantías para los pueblos oprimidos de todo el orbe. Al
alcanzar esta ponderación, definitivamente, el movimiento indígena ecuatoríano
obtiene un sitial inusitado, convirtiéndose en un referente organizativo a nivel conti-
nental, apreciado, sobre todo, por su prdctica solidaria con el "despertar" de la con-
ciencia india americana, justo en la coyuntura de la "celebración" de los 500 aíws de
la ltegada dc los españoles|4.
sin perder su perspectiva de sector económicamente exprotado, en conse-
cuencia, el movimiento indígena ecuatoriano evolucionó hacia un plano de madurez
política de innegable peso en la sociedad, laciendo prevalecer su coldíción de repre-
senlante de pueblos etnicamente diferentes y oprimidos dispuestos a lograr su
liberación. Pero, al respecto, ¿cual había sido entretanto la reacción esnnl?

La práctica estatal frente a los indit¡s

En realidad, el autoritarismo del gobierno de Febres cordero twbía torrudo


muy conflictiva la relación Estado-Organizaciones Indígenas, previamente
flexibili-
zada por el régimen Roldós-Hurtado. Abocado a cornr todo programa social
gubernamental y cwlquier apoyo al desarrollo organizativo de los sectores populares,

l4 La coNAIE apoya la campaña conrinenral conrra la celebración del euinto


centenario. Denrro de ella, coauspició en julio de 1990 con la oMC <te colombia y la
SAIIC de los EE uu, la realización en euiro del "Encuenuo continental de h¡eblos
Indígenas". con la presencia de 120 delegados de varios países, allí se elaboró un
importante programa a nivel de las Américas.

XIX
asumió un carócter netamente, represivo y discriminatorio, apenas velado por inicia-
tivas tendientes a crearse una base indígena clicntelar, conformada, como ya se había
dicho, por sectores opuestos a la CONNE. El debacle provocado, como ya se dijo,
suscitó enorme expecladvafrente al gobierno de Rodrigo Boria, sobre todo ltugo de
que su oferta electoral abordó la problemática indígena bajo el concepto de
phuiruciorclidad.
Mas, eI gobierrc de Borja había recibido un aparato esntal con una títica
situación económica, notoriamenle sometida a la presión acreedora de la banca
internacional y bs realineamientos políticos conducidos por Washington. Sin lograr
salirse de estas determinaciones, y reflejando sus limitaciones, el régimen borjisn
puso envigencia un ajuste económico de carócter neo-liberal, afin de contener así la
ir{'Iación y atender ta dcuda euerna. No estó demás referir el impacto quc ésto signi-
fícó para la economía popular; para estos sectores, a este nivel, poco había cambiafu
en referencia a la gestión anterior.
No obstante, eI gobierno de la lzquierda Democrática continn pronun'
cióndose por un nuevo trato a la prohlemática indígena nacional. En su Plan
Nacionat de Desarrollo Económico y Social había destacado la "Falta de
Fortalecimiento dc la ldentidad Nacional y de Reconocimiento del cardcter Multina-
cional y Pluricultural del Ecuador" como uno de los problemns fundamentales del
país, ante lo cual no tuvo reparos en maniftstarse por un "Debate Nacional sobre
Reformas a Ia Consriución Política de la República del Ecuador" de actterdo a las
denandas ptanteadas por las organizacionesl5 .In creación de progranas e irctancias
burocniricas especiales para tratar la cu¿sión indígena lncía úrigar la expectativade
que lwbía en este régimen Ia voluntad política para abocar la demanda indígena
integral, mas aún a sabiendts del descalsbro que atravesabon eslos sectores gracias al
febrescorderato. La evolución de esta política oficial, sin embargo, nuevamente se
proyectó hacia el típico camino neoindigenista.
En efecto, este gobierno privitegió programas educativos al momento de
concretar medidas frente a la población indígena y creó una Comisión Mixta de Alto
Nivel para conocer y formular soluciones a los problemas de este seclor. Pero pronto
esras medidas se desligaron de los problemas fundamentales, como son la falta de
tienas, oportunidades de trabajo y garantías políticas, y así el régimen se üstanció de
la demanda originaria de los indios, para pasar a una práctica de realización de
programas concebidos al margen de los acuerdos entablados con la CONNE y sus

15 VEr GOBIERNO DEL DR. RODRICO BORJA, "PIAN NACiONAI dC DCSATTOIIO


Económico y Social, 1989-1992", Tomo III, Quito, Ecuador.

XX
filiates. Paralelo a la virtual paralización de la Reforma Agrarial6., inició la asig-
nación dc tierras a determinadas comunidades orientales. Ante ésto, poco podían lacer
Ios programas educativos, mós aún si éstos debían desarrollarse en un marco de
tensiones con la CONNE.
De este modo, la intención originaria del gobierno social-demócrata se fue
diluyendo en una práctica ambigua y atomizada, tal como había ocwrido ya con el
régimen Roldós-l'lurtado. Pero, alara, dentro de una coyuntwa de agravarniento de la
economía popular campesina y simultóneo fortalecimiento organizativo sobre una
base étnica, cuestiones que habrían de relativizar la eficacia de dicha práctica
neoinügenista.

El levantamiento indígena de 1990

Recapitulando, se puede decir que, previo a este acontecimiento, se lnbían


juntado las siguientes circunstancias :
A) La crisis económica había golpeado mós a los sectores populares, entre
Ios cuales los indígenas aparecían como los moyormente afectados. Ante ello,
reapareció en estos sectores la luclw por la tierra.
B) El Estado ecuatoriano, exigido por los organismos financieros interna-
cionales, había restringido el "gasto social" y su papel "benefactor", para así dzspla-
zar su política hacia una posición neo-indigenista que, poco a poco,fue tornandose
dzmagógica.
C) Los inüos habían desarrollada su estructura organizativa a nivel nacio-
nal, incorporóndole un cariz especial: la politización del componente étüco-cultural
y su articulación a la tuclw por la tierra, territorialidad y dereclns políticos.
D) En la sociedad ecuatoriana se había dado una mayor apertura, com-
prensión y solidaridad de los planteamientos de los pueblos indígenas organizados.
Y,
E) La coyuntura de los 500 añt¡s había tenido por efecto paradógico el
convocar el rechazo popular, susceptibale de lornarse en mecanismo movilizadar de
todos los sectores progre.si.stas del país.
Pero, habida cuentu de sus limitaciones, el gobierno de Borja, en lugar de
interpretar este clima suscitador, se entregó mós bien a una próctica de disuación,
centrada en la labor de desconocer al movimiento indígena y sus demandas de

l6 Ver ROSERO, Femando, "Levantamicnro Indígena: Tierra y Precios", CEDIS, Quito,


r990.

XXI
derechos como pueblos. De allí ql.e, ante los primeros síntomas de descontento
indígena,los principales personeros del gobierno optaran por el desün.
La primera señal ya se clió en mayo de 1989, cuando en la comunidad amazó-
nica de Sarayacu, ta OPIP retuvo a altos funcionarios del régimen, afín de obligarlos
a cumplir con sus ofrecimientos de titulación de territorios indígenas. Alll se firmó,
arnqt& a lafiurza, el "Acucrdo de Sarayacu", el que contenía un enf,oqu integral para
la demanda particular de ta OPIP. Obviamente, el gobierno desconocü la validez de
dicho acuerdo y como reacción opló por el distanciamieruo frente a estas organiza-
ciones y sus dirigentes, ampliando en cambio sus vínculos con otras opsitoras a Ia
y y
CONNE filiales. Simultaneamente, el régimen empezó a poner reparos
sus
cortapisas a la presencia de esla organización en el prograna de educación bilingrc,
condicíonandole su participación a que disminuyera sus críticas al régimen.
A ésto se sumó la creciente ola de descontento de la población indlgena
serrana, muy gotpeada por el encarecimiento de la vida, la escacez de fiientes
ocupaciorules y la carencia de recwsos productivos. Frustrados por la üwperancia del
IERAC, varias organizaciones habían elegido tomar por la fuerza tierras quc les
correspond'a ocupar al amparo de la ley. De este mofu, se habían acumulafu varios
titigios sin que se vislumbrara un camino de solución denlro de los cónones de
transcción norr¡al.
En estas circunsancias, en abril de 1990, la coNNE llevó a cabo su
Asamblea Ordinaria en Pujití (Cotopaxi), donde se analizaron todos estos problemas,
llegóndose a Ia determinación de efe ctuar en protesta un "levanlamiento indígena" de
carácter naciona!. Sin contar con el apoyo de ningún otro seclor político organizado,
ésre se realizó en los primeros días de iunio, suscitando el gran impacto que ya es de
dominio público.
El gobierno, desde luego, había desestimado el anuncio del indicado "paro".
pero luego entró en apuros al palpar su efectividad y, sobre todo, al constatar su
considerable popularidad. Angustiado y preocupado por Ia evolución de los aconte-
cimientos, aceptó sentarse a discutir con la dirigencia indígena, bajo la interme'
diación de la I gtesia Católica, la plataforma de 16 puntos planteada por la CONNE a
propósilo de I levantamiento.
El,,diálogo" que de altí derivó, sin embargo, se vió atravesado de múltiples
contratiempos ranrc prócticos como de corte político. En realidad, al baiar el nivel de
esta movilización, Ios sectores mós cuestionados por los indígenas, es decir, los
terratenienles y empresarios agropecuarios, ya habían recuperado su capacidad de
responder, acopiando tras de sí a otros sectores, tales como los militares, que
también se sentían preocupados por las tesis indígenas referidas a Ia territorialidady

XXU
unidad nacional. Estas presiones, a lafinal, habrían de incidir poderosamente en el
ánimo conciliad,or del régimen de Borja, hnciendole retroceder en lo qrc respecta a su
oferta electoral frente a los inüos.
La estrategia del régimen fue la de desmovilizar al movimiento indígena,
acogiendo como propia la versión de que los indígenas estaban "manipuladas" por
políticos subversivos nacionales y extanjeros que buscaban diviür al Ecuador. Para
éste, el éxito del levantamiento, no podía haber emanado de los propios indiosy
tenúa quz haber sido gestado desde fuera. Dentro de esta actitud, al presentar Ia OPIP
su propuesta de "Acuerdo Territorial" al gobiernolT, primó en éste el prejuicio y el
formalismo jurídico, aspectos suficientes como para que el régimen califícara estas
iniciativas como "antipatrióticas" y " afltico nstitucionale s".
Para el gobierno, la propuesta de la OPIP constituía la pruzba de las "verda-
deras intenciones" de los indios manipulados y sus asesores. Términos tales como
"territorialidad étnica", "estado plurinacional", "autonomia" o "autodeterminación in-
dígerw" pasaron aformar parte de un léxico no digerible y las organizaciones que los
formulabanfitcron colocadas en el rango de la "antipatria". En estas circunstancias, el
diálogo no podía progresar, se atomizaron las üscusiones.
Así, el conjunto del movimiento indígena nucleado en torno a la CONNE
cayó en un largo impasse marcado por el infructuoso e intermitente diólogo, silua-
ción que ante la opinión publica aparecía como Ia expresión de un reflujo que llevaba
a esta organización lncia su declinación. Las sucesivas declaraciones de la CONNE,
entre las qrc cabe mencionar su anuncio de no apoyar el proceso electoral ecuaforiatn
por ser escasamente representativo de los intereses populares, apenas sonaron a
lamentos postreros de su virtual aletargación.
Como prueba de que ésta involución dependió en gran medida de la poca
habilidad del sector oftcial para tratar con justicia y visión esta situación, se tiene
precisamente a la ulterior evolución de los acontecimientos. Las organizaciones
indígenas, al cuestionar y suspender por enésima vez el diálogo, optsron por
organizar una nueva medida de hecho. Conducidos por la OPIP y con el mísmo
planteamiento del 90, los indígenas del Pastaza emprendieron ente abril y
mayo dc 1992 una larga marcln desde sus comunidades lwcia el Palacio Presid¿ncial

t1 En esta propuesta se pedía lcgitimación de territorios indígenas y la capacidad de


controlarlos con normas propias, por sobrc las modalidades administrativas actual-
mente vigentes. Ver OPIP, "Acuerdo sobre el Derecho Territorial de los Pueblos
Quichua, Shiwiar y Achuar de la Provincia de Pastaza, a suscribirse con el Estado
Ecuatoriano", Curaray, Julio 5 de 1990,

XXUI
en tanlo de ello depende no sólo la supervivencia de un pensamiento sino el destino
concreto de las grande s masas que han conftada en su preücatnento. En este sentido,
es necesario recuperar en el análisis el surgimiento y evolución de los nuevos
movimientos sociales, con miras a desarrollar con y para ellos una reflexión social
que potencie el camino abierto por su participación y concurso. El movimiento
indígena es, de este modo, de extraordinaria importancia para el pensatniento y acción
de la izquierda ecuatoriana. Y sobre ello lwbrd qu¿ desterrar la apropiación dogrrultica
de antiguas tesis políticas, donde se planteaba a la "vanguarüa obrera" como única
salida revolucionaria o, en su defecto, a la participación campesina activada solunen-
te bajo objetivos agrarístas o productivistas. En realidad, hay que reconocer en la
actualidad el potencial movilizador y transformador de la cwstión étnico-nacional, la
que constituye uno puerta de enorme magnitud para los planteamientos políticos más
progresistas de la sociedad ecuatoriana.
En ese sentido, el recuento suscinto que aquí se ha hecho sobre la evolución
del movimiento indígena y su confrontación con el Estado, pretende entregar un
primer aporte para esa tarea. Este ha descorrido las limitaciones tanto del propio
aparato ptiblico com.o del conjunto de la sociedad ecustoriata, al momento en que se
ha buscado mecanismos para solucionar sus problemas estructwales. Pero, de este
ejercicio reflexivo se ha sacado una importante conclusión: los ecuatorianos
contamos en los indios con un referente organizativo popular de incalculable valor.
su madurez política expre.tada en la formulación de una plataforma política de
alcance nacional y popular lo coloca en un sitial antaño detentado por otrasfuerzas
sociales de especial ponderación. Al contar con ellos, los ecuatorianos, en general,
hemos recuperado un sentido de unidatl, autenticidadyfuturo que bienvale la pena
cultivarlo a nombre de una sociedad mós justa, plural y democrótica. Alnra sólofalta
asumir el reto desde la perspectiva del anólisis social y la prdctica política vinculada a
las profundas demandas del conjunto de los .sectores populares de nuestro pab.

Alicia lbarra lllánez


Quito, Mayo del92

XXVI
PRESENTACION

La relación Estado Pueblos Indígenas durante el gobierno Roldós-Hurtado,


Hurtado-Roldós (1979-1984) constituye la problemática central del trabajo que nos
propone Alicia lbarra. Realizado como ésis en la Escuela de sociología de la
Universidad Cenüal del Ecuador, el rabajo pstula una int€rpret¿ción desde una de las
corrientes del ma¡xismo latinoanericano. La autotil logra una visión totalizante y
coherente que se mantiene a lo largo de toda la obra. Eüo me parece su principal
mérito y tal vez su principal limitante.

El desafío que presentan los pueblos indígenas es erume; invaden con fuer¿a el
escenario político, la sociedad blanco mestiza y las interprecaciones que la ciencia
social ha realizado de la problemática latinoamericana. El movimiento indígena
cuestiona las bases sobre las cuales se constituyen nuestras sociedades y los
paradigmas de la ciencia social conternporánea. Como acertadamente ha señalado
Norbert Lechner el paradigma fundament¿l de la ciencia social lationoamericana ha
sido la revolución. Ella establece los parámeros pra el anátisis de nuestras sociedades
y sus tendencias.

La cuestión nacional y la cuestión indígena fueron leídas e interpretadas desde el


paradigma señalado. El capitalismo, y particularmente el periférico, consühryen para
esta coriente, Eabas esEucturales a la solución de la cuestión nacional, es decir a la
posibilidad de integración de los divenos sect$es que los constituyen bajo un mismo
horizonte cultural del cual se sienten partícipa. El crácterextrovertido no nacional de
nuesttas clases dominantes y su origen colonial reproducen constantemente la
dominación étnica además de la explotación capit¡lista En este marco analítico
generalmente aceptado, solamene la revolución socialista puede resolver la cuestión
nacional por lo que se debe priviligiar las luchas de contenido anti-capitalista. Lo
nacional popular como aglutinamiento de las fuerzas populares plantea ya la
posibilidad de resolución de la cuestión nacional, en la medida que aglutina las divenas
vertientes culturales del pueblo en una sola corriente nacional. Esta interpretación
recoge el planteamiento que ya a inicios del siglo planteara con inteügencia indudable
José Carlos Mariategui.

Los movimientos indígenas contemporáneos desafían ese paradigma análitico y


esa interpretación de la cuestión nacional. Reivindican ante todo el derecho a la
diferencia, tanto en las luchas actuales como en la nueva sociedad que debe
constituirse. El derecho a la diferencia reivindicadora, el territorio, la identidad
cultural, la lengua, la autodeterminación y la soberanía. En ese sentido tiene un
carácter profundamente desestructurador respecto a las sociedades actuales. En esa
perspectiva los procesos de cambio social se constituyen desde la divenidad y
proyectan utopías societales respetosÍls de la diversidad cultural.

El Esrado debe ser analizado a diferentes niveles de análisis. En el nivel más


abstracto, el del capital en general, el Estado asegura y expone contínuamente la
acumulación capitalista. En el segundo nivel, el de la formación social, el Estado está
atravezando por la lucha de diversas fracciones burguesas que plantean diferentes
estrategias de acumulación, pero también por las luchas de los sectores populares. En
el caso-de las políticas neoindigenist¿s que constiuryen el centro de la preocupacion de
la tesis de Alicia Ibarra estas deben entenderse en este nivel. El movimiento indígena
y sus luchas obligan al Estado a desplegar políticas integracionistas hacia la población
indígena, las qué reflejan contenidos de ciertas fracciones burguesas. Las políticas
integracionistas intentan institucionalizar las luchas del movimiento indígena para
impeair que estas se desborden hacia propuestas radicales. Ello a su vez obliga al
móvimiento indígena ha desplegar nuevas tácúcas de acaso al Estado, expandiendo su
demanda.

El trabajo de Alicia Iba¡ra analiza las demandas indígenas y las respuestas


estatales en ei período lg7g-lg9{,es decir el primer gobiemo democráüco luego de las
dictaduras militares de los sesenta. Para ello, inicialmente presenta críticamente las
principales venientes latinoamericanas de interpretación sobre la cuestión indígena,
iuego ánaliza someramente las principales caracterfuticas del desarrollo del capitalismo
del Ecuador, cOn espeCial referencia al seCtOr rural, evaluando sus efectos Sobre la
población indígena; posteriormente realiza un breve recuerito del proceso organizativo
del movimiento campesino-indígena; finalmente, discute las principales
interpretaciones sobre lá cuestión indígena en el Ecuador. Estos cuatro capítulos
iniciales permiten a la autora precisar teóricarnente y metodológicamente su enfoque'

I.os tres capítulos que se representan a continuación son indudablemente los más
ricos del trabajo. En el capituloV se analizan los divenos contenidos de la demanda

4.
indígena durante el período, diferenciando sus manifesataciones religionales e
identifi cac iones ej es fundamentales : clasistas o etnicistas.

Para la autora es en el movimiento indígena serrano donde los contenidos


reivindicadores son clasistas, mientras en la Amazonía y en la Costa los contenidos
tienen un ca¡iz mas etnicista. En et capítulo VI se a¡ralizan las respuestas estaBles a
las demandas indígenas, estableciendo que ellas tuvieron un carácter neoindigenista.
Finalmente en el capítulo VII la práctica estatal es.confrontada con el discurso oficial,
lo que permite a la autora establecer los límites de la política estatal. En el capítulo
final Alicia Ibarra presenta sus principales conclusiones y argumenta su hipótesis
central: el neoindígenismo estatal recupera los contenidos etnicist¿s de ciertas
vertientes del movimiento indígen4 mientras los contenidos son irrecuperables por el
Estado. Ergo, el movimiento indígena debe enfatizar los contenidos clasistas de sus
luchas.

Esta presentación sería incornpleta sino subrayaría algunos de los méritos


indudables del rabajo. En primer lugar, la coherencia teórica del rabajo que lo recorre
del principio a fin. En segundo lugar su énfasis en el debate con otras corrientes
interpretativas. En tercer lugar el trabajo se asienta en una importante base
documental : periódicos, informes oficiales, etc.

MANUEL CHIRIBOGA, CAAP.

Quito, 1 de julio de 1987


INTRODUCCION

Este rabajo se origina en una constatación: durante la decada del setenta y en los
últimos años se observa la configuración de un movimiento campesino indígena
que, indudablemente, cobra un importante peso político al interior de la sociedad
ecuatoriana. Este fenómeno ha despertado la preocupación en las ciencias sociales
(básicamente en la Antropología y Sociología), así corno en varios ámbitos de la
sociedad civil e, indudablemente, en las diferentes instancias del aparao estatal.

Esta problemática elevada al nivel de "polémica" sobre la "cuestión indígena',


ha llevado a pronunciamientos que han repercutido en la orientación y conducción
política de las organizaciones y del conjunto del movimiento campesino indígena
del Ecuador. Como punlo oentral se ha ubicado la perspectiva política real de esüe
sector en la construcción de la nueva sociedad ecuatoriana y, articulado a esto, se ha
polemizado sobre el papel que el Estado cumple en este proceso.

Muchas son las hipótesis y planteamientos que se han hecho al respecto. Así
mismo, son varias las consecuencias políticas que éstas han ocasionado, sobre todo
en las que tiene relación con la lucha unitaria de los sectores populares. Sin
embargo, pese a la trascendencia de esta problemática, hasta el monento no se ha
realizado una evaluación global de esta situación. Máximo se ha llegado a la
conclusión de que el movimiento campesino indígena ha sido cooptado por el
ap¡¡rato estatal, sin detenerse demasiado en sus causas y penpectivas.

Este estudio busca aportar una aproximación sistemática para la comprensión


de este "asunto". Aunque inicial, procura toca¡ los aspectos medulares de la
polémica con una finalidad: enfrentar al interior de la ciencia social una temática que
no ha sido suficientemente tratada bajo la penpectiva globalizante de las ciencias
sociales o, en su defecto, ha sido tergiversada o atomizada a través de enfoques
parci¡liz¿dos o escuetamente abordados corp "esu¡dio de caso".

En este sentido, el presente trabajo se propone analizar y sistematizar los


principales aspecüos de la siu¡ación general de la población campesina indígena.

Se busca fundamentalmente establecer la relación entre el Estado y las


organizaciones campesinas indígenas y su movimiento, a partir del estudio de su
demanda, procesos y formas de lucha social así como del cnácter de la respuesta
estatal, básicamente en el período 79-84.

El estudio examina la dinámica y comportamiento político existente entre el


Estado y las organizaciones indígenas en la perspectiva de analizar los contenidos de
la práctica estatal en el período referido y las repercusiones de este juego de fuerzas
al interior de la sociedad ecuatoriana

Se interesa en caracterizar al movimianto indígena en función de los cambios


experimentados por la sociedad ecuatoriana en la rlltima década y años e identificar
los contenidos de sus principales tendencias y expresiones organizativas.

También es preocupación de este rabajo analizar la incidencia de las corrientes


teóricas especialrnente la "etnicista" y "clasista" en la interpretación de la cuestión
indígena, en la orientación y conducción política del movimiento y organizaciones
indígenas y en la definición de una práctica política por parte del Estado frente a esta
población.

Al respecto es pertinente prrecisar que este trabajo busca destacar elementos


centrales de la polémic4 no tanto por efectuar un rnero ejercicio teórico, sino poryue
interesa discuti¡ y aportar elementos críticos susceptibles de tomarse en cuenta en la
práctica política de los sectores populares.

Estas preocupaciones, en gran medida parten de la necesidad de reflexionar sobre


una experiencia particular al interior de una instancia estatal avocada al ratamiento
de la población indígena y el contacto personal con sus organizaciones y sus
problemas. Lo que en un principio fue entusiasmo y dedicación, en un segundo
momento, como producto de la profundización a través de las ciencias sociales,
redundó en una posición crítica tendiente al esclarecimiento mutuo del sentido real
de una política estat¡l específica al interior de la sociedad capialista ecuatoriana.
Esta tesis es el resultado concreto de esta experiencia y la necesidad de replantear lo
que se insinuaba en ese entülces.

8
En efecto, en la coyuntura analizada la práctica estatal frente a la población
indígena estuvo recubierta de un discuno que aquí se denomina "neoindigenista";
éste, a su vez, se vió reforzado por planteamientos provenientes de la corriente
"etnopopulista". Las acciones institucionales surgieron de una intencionalidad
"progresista" que en última instancia no hacía miás que apuntar al mismo proyecrc
integracionista burgués, que en el discurso, se pretendió cuestionar. Esta tesis
intenta discutir est€ aspecto importante, para quienes de una u otra manera se hallan
ubicados dentro de esta problemática.

Luego de examinar documentos, conversar con dirigentes e intelectuales


conocedores de la problemática, así como luego de asistir a congresos, eventos,
cursos, etc., destinados a discuti¡ la problemáúca indígena he llegado a la presente
sistematización. Esta no es más que un primer intento al respecto. varios son los
aspectos articulados por este estudio; sin embargo, muchos son los temas que
quedan abiertos a partir de este intento inicial. Es de esperar que, en tanto el
conocimiento es una tarea social y compartida, éstos sean desarrollados por nuevos
estudios y por personas que aborden con más profundidad los aspectos que aquí se
tratan o dejaron de tratar. se hace un llamado, sobre todo a la sociotogia y
Antropología para avocar esta tarea. En relación a esta última es pertinente la
concitación, a fin de que evite convertirse, como dice Andrés Mediná, en ',la fase
superior del indigenismo".

El primer capítulo ubica el problema indígena en el contexto latinoamericano,


procurando examinar las principales corrientes interpretativas que se han desarollado
sobre esta problemática. En este sentido se abordan las corrientes etnicista y
clasista, buscando establecer elementos teóricos para tratar la problemática
ecuatoriana.

El segundo capítulo, intitulado "Desa¡rollo del capitalismo y Situación de la


_
Población Indígena en el Ecuador", recoge aspectos inherentes a faies del desarrollo
capitalista, como el caso del proceso de la modernizaciónrural y de su repercusión
en la situación de la población campesina indígena.

El tercero sintetiza "El proceso organizativo de la población campesina


indígena", partiendo de una revisión conceptual de las categorías que permiten
establecer metodológicamente dos períodos organizativos en el p.o"iso de lucha
social de estos sectores, establecidos en momentos de lucha previos a la reforma
agraria y posterior a la misma.

Este análisis permite comprender elementos de la naturale za y caracteísticas de


la lucha campesina indígena llevada a cabo hisóricamente por este sector.
El capítuio cuarro, anabza ias "Principales líneas de interpreución del problema
indígena en el Ecuador", ubicando los principales ejes del debate, donde se destacan
las diferentes posiciones frente al problema de la tierra, la cultura, la organización
política y la gestión estatal.

En ¡orno a est¡rs líneas se desarrolla en el capítulo quinto las ca¡acterísticas de la


demanda indígen4 desglosada metodológicamente por regiones del pafu.

Con estos elementos en los capítulos sexto y séptimo se analiza y caracteriza la


política y práctica estatal. Finalmente, se efectúa a la manera de "Reflexiones
Finales", una evaluación crítica sobre los aspectros centrales de este estudio, bajo el
interés de proyectar el análisis al contexto político present€.

Debo mi agradecirniento y gratitud a todas las personas que orientaron y


aportaron en la gestación, desarrollo y conclusión de este trabajo.

Debo umbién agradecer a todos aquellos que respaldaron y compaltieron mi


a trabajo en la Oficina Nacional de Asuntos Indígenas del Ministerio de Bienestar
a Social. Es preciso reconocer a los dirigenteS y miembros de organizaciones que de
una u otra rnanera fueron partícipes de este estudio. Por oro lado fue importante la
I acogida recibida en la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad
Central del Ecuador, fundamentalmente a través de los profesores que conocieron y
t.

aprobaron la realización de este estudio. Mi especial reconocimiento para José


Almeida y Nicanor Jácome, quienes aportaron valiosamente alarealizrción de este
trabajo.

Finalmente agradezco a la Editorial Abya-Yala por hacer posible la publicación


del presente estudio.

IU
CAPITIJLO I
EL PROBLEMA INDIGENA
EN EL CONTEXTO
LATINOAMERICANO

1.1.- VISION GENERAL DEL PROBLEMA.-

DenEo del conjunto de ca¡acterísticas que más se ha destacado en el análisis


sociológico sobre América Latina sobresale su condición de dependencia del
mercado capitalista mundial de los países que la conforman (1) . Al ahondar sus
causas, adernás de ubicar su principal constricción en el carácter de la división
intemacional del trabajo en que se encuentran entrampadas históricamente las
sociedades latinoamericanas, se ha identificado la existencia de furras de producción
social de tipo tradicional en su interior las que han sido concebidas
equivocadamente como uno de los obstáculos fundamentales a su desarrollo
capitalisa y definitiva consoüdación.

En efecto, el grueso de la población indígena de estos países es considerado


como parte de estas formas de producción social tradicional, con dinámicas
socio-económicas y culturales específicas que varían en orden al grado de
peneración de relaciones capitalisas de producción al interior de estas formas y a su
nivel de articulación en la 'sociedad nacional". En consecuenci4 la situación de la
población indígena latinoamericana es produco del proceso de acumulación
capitalista dependiente, que para esta población se tornó en un proceso de
Integración al sistema y sociedad nacional.

En los análisis oficiales especializados más difundidos descriptivamente se ha


entregado una visión panorárnica que, aunque no proporciona un enfoque estructural
sobre el problema indígena en I¿tinoaméric4 permite conüar con ciertos datos

lt
reveladores de la situación. El Instituto Indigenista Interamericano (I.I.I.) señala
que la población indígena del continente, que en 1978 ascendía a27.8 millones de
habitantes, se encuentra desigualmente distribuída y confronta situaciones muy
variadas y diferenciadas. Así, aproximadamente 1.5 millones pertenecen a
poblaciones con economía autosuficiente, organización ribal y habitat ropical:
21.2 millones son agricultores campesinos y/o trabajadores rurales eventuales
articulados de alguna forma a relaciones de producción mercantil; y 5.1 millones
viven en medios ¡¡6a¡es (2).

Las agupaciones étnicas que conforman el primer grupo están ubicadas


principalnente en la cuenca amazónica y en la ac$alidad aEaviesan un serio peligro
de extinción; sus diferencias culturales con la población no indígena son grandes,
sin que existan condiciones que aseguren la reproducción y continuidad de estos
grupos étnicos. Con el avance del proceso capitalista se ha acentuado la expansión
territorial de la frontera amazónica lo que ha implicado la reducción de tenitorios de
asentamiento de estos grupos érricos y la serie de secuelas propias de la expansión
capitalisu (enfermedades, destribali"-ación, pérdida de la identidad culnral, etc.) que
afectan profundamente sus posibilidades de sobrevivencia.

Elsegundo grupo - que según el I.I.I. -


constituiría el2l.l% de los 120
millones de latinoamericanos que habitan en el área rural se encuentra distribuído
fundamentalmente entre México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia; esta
población se dedica a la agricultura y ganadería de tipo campesino doméstico, con
índices de productividad bajos; afrontan serios problemas de falta de üerras por la
desigual distribución de ésta, por lo que viven en pequeñas parcelas, producen
bienes con márgenes de ingtesos que no superan los 75 dólres percápita; además,
(3)
en conjunto expresan una siu¡ación de enorme carcncia de servicios 665is65.

Finalmente, el grupo que se asienta en los centros urbanos de los países


latinoamericanos, es el resultado de los procesos generalizados de migración
campo-ciudad; se ubican en ba¡rios periféricos o marginados, ca¡acterizados por
altos niveles de densidad demográfica falta o ausencia total de servicios básicos, lo
que impüca una situación de vida deprimente y acelerados pr.ocesos de decultu¡ación,
(4)
descampesin haciín,proletarización o semiproletarización.

Este complejo y variado conglomerado humano, ha sido caracterizado por el


I.I.I. del siguiente rnodo.

...Se puede definir a grosso modo a las poblaciones


indígenas como aquellas que, si bien han sufrido
modificaciones sust¿nciales desde sus primeros contactos

t2
con los europeos esparioles colonizados (Sic), mantienen
vínculos sociales específicos que les dan una identidad
propia como indígenas en el contexto local y son, a su vez,
identificados como tales por las poblaciones no indígenas de
los países. (5).

Aunque esta conceptualización es descriptiva, vale recogerla con el fin de


con@er, en los mismos términos, la disribución cuantitativa de la población que el
I.I.I. considera como indígena al interior de los diferentes países latinoamericanos.
Esta sería la siguiente (ver cuadro N! 1):

CUADRO N' 1
POBLACION INDIGENA DE ACUERDO A SITUACION SOCIAL (197S)
DE LOS PAISES LATINOAMERICANOS MIEMBROS DEL I.I.I.
(cifras en miles)

SITUACION SOCIAL
PAIS Org. Org. Loc. Total 7o de la,
trlbal Campeslna Urbana absoluto pobl.nac.4

l.- Con mayorla


ind.campesina
ME)OCO 7.2L2 829 8.041 L2.4
GUATEMAI..A, ? 2.832 907 3.739 59.7
ECUADOR 97 2.235 230 2.562 33.9
PERU 206 4.010 1.807 6.023 36.8
BOLIVIA 187 2.544 793 3.524 59.2

Subtotal 490 18.836 4.569 23.869

2.- Con mayoría


ind.tribal
BRASIL 186 56 u2 0.2
COI¡MBI,A 42L 126 547 2.2
VENEZI.JEIA 150 52 202 1.5
PANAI\,TA 93 27 r20 6.8
PARAGUAY 51 15 66 2.3

Subtotal 901 r.I77

13
PAIS
Org. Org. Loc. Total 7o de ls
trlbal Crmpeslna Urb¡n¡ Abe oluto pobl. nac. /

2.- Con minola


indígena
HONDLJRAS(++) 107 3.2
COSTARICA 103 13 0.6
MCARAGUA(++) 43 1.8
EL SALVADOR (+r) ....... 100 2.3
CHILE 516 100 6L6 5.7
ARGENTINA 54 26r 83 398 1.5

SIJBTOTAL 54 787 186 L.277

TOTALES t.445 19.899 4.755 26.099

Fueute: I.I.I. (1979)

+ : inclufdos en org. campesina


++ : información no confiable
.l : basado en proyección a L977

Nota : se excluye del cuadro a EE.UU,


pals que cuenta con 1.5 millones
de indfgenas.

Pa¡a el Instituto Indigenista Interamericano la situación de la población se


inserta en un contexto de desequilibrio inherente a cada país latinoamericano, siendo
las condiciones en que se desenwelven los grupos indígenas cada vez más
deficitarias, en la medida que se ubican mayoritariamente en la periferia de los
cenEos dinámicos de la "vida nacional", ámbito al cual llegó escasamente el
beneficio de la nndernidad"

En este sentido, según se observa en este cuadlo, la situación en cada país sería
correlativa a la importancia demográfica de la población indígena y su grado de
integración a la sociedad nacional. Al respecto, se plede apreciar la conformación de
bloques de países con mayor o nrenor presencia de población indígena y, por lo
tanto, con problemas estrucl¡rales corelativos a esta proporción.

t4
De todos modos, haciendo una apreciación general, el I.I.I. precisa como
problemas comunes, la concenüación de la tierra en pocas manos, la explotación y
merma de sus recursos nahrales, la implernentación de proyectos de modernización
inadecuados y la escasa apertura en favor de esta población, lo que en resumen ha
provocado la situación deteriorada de la población inügena del continente (6). e
eslo habría que agrcgarque la sitnciúr de pobreza, descornposición de las formas de
producción social, rculturación, etc. de la población indígena, obedece a causas
estructurales que tienen su raíz en el proceso de acumulación capitalista, que ha ido
determinando históricanpnte cambios profundos en las sociedades en las que esta
población está inserta.

En efecto, para algunos autores (7), h Eansformación de las formas de


producción social tradicional, constituye un Eánsito real que obliga a la población
indígena a cambiar su forma de vida; así, su idioma autóctono por la lengua
nacional; la organización social fincada en relrciones de parentesco, por la que se
basa en las relaciones de clase; los elementos de la "economía de prestigio" por las
de la economía mercantil, etc.

Haciendo énfasis en esta perspectiva, se ha observado la manera, cada vez más


creciente, como las formas sociales indígenas se van insertando en el proceso de
acumulación capitalista, en la sociedad nacional, y en el paralelo deterioro de sus
bases y formas productivas de sustentación socio-económica y organización
radicional; todo esto, en cor€spondencia con la creciente inserción de esus formas
en relacisres sociales de producción capitalisa.

Cabe anotar que el proceso de expansión capitalista, en algunos países


latinoamericanos, ha significado el exterminio total de determinadas etnias
indígenas (8).

Por otro lado, en todos estos procesos de "integración" de la población indígena


al sistema, el Estado ha cumplido y cumple un papel importante; la práctica
institucional frente a la población indígena en cada país latinoamericano ha
oscilado enEe el patemalisrno asistencialista y la suprcsión de esüos grupos; esta
sin¡ación se ha dado en directa correqpondencia con la magniord demográfica de estas
poblaciones y la rnadurez y nivel de lucha política alcanzada por sus organizaciones
denno del proceso co¡rtradicorio de "integración naciqral" impulsado por las clases
dominantes vinculadas al aparato del Estado (9). por otro lado, se ha evidenciado la
incapacidad del Estado burgués, de acoger y solucionar el problema indígena -así
como el de los demás sectores populares- y además se ha constatado la
incompatibilidad de las formas de producción tradicional indígenas con el

15
imperativo del desanollo capitalista y la modernización empujado por las clases
dominantes.

En tanto la situación esüuctural de explotación y subordinación de la población


indígena ha sido una de las condiciones que históricamente aseguró la reproducción
del sistema ha sido función de la clase en el poder genefar consenso en torno a la
concepción de la situación y condición del indígena como "nahlral" e inherente a su
condición "subhumana"; de allí que, en casi todos los países latinoamericanos,
exista un acenhrado racismo y discriminación hacia las poblaciures indígenas como
resultado de la ideología y posición de la clase dominante. Esta intolerancia es
opuesta a la concepción y lucha política levantada por los movimientos indígenas y
populares que apoyan p(rcesos de liberación nacional popular y Eansformación
social latinoamericana-

Esta situación, sin embargo, no ha sido soportada estáticamente por tal


población; en realidad, ésta se ha movilizado políticamente para oponerse a este
proceso.

Específicamente, en la lucha en contra de la dominación y opresión, en el


transcurso de la última década se han ido gestando en Latinoamérica,
fundamentalmente en los países con mayor población indígena' numerosas
organizaciones y movimientos indígenas, tales como el Consejo Indio
Sudamericano (CISA); Hatun Kamachi kup del Consejo Regional "Poder Indio", en
Perú; Movimiento Indio Tupac Katari Quichua y Frente Cul6ral Tahuantinsuyo,
en Boliüa; Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecua¡oriana
(CONFENIAE). Federación de Centros Shua¡, Movimiento Ecuarunari,
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE)' en Ecuador,
Consejo Regional Inügena del Cauca (CRIC), en Colombia; Movimiento Indígena
de Identidad Nacional y Federación Indígana del Amazonas, en Venezuela; Unión de
las Naciones Indígenas, en Brasil; Parcialidades Indígenas ToBAMosKoY, en
(10). gs de anotaf que la mayoría de estas organizaciones y
Paxaguay, entre otras
movimientos surgen y se desarroUan a pa*ir de reivindicaciones eminentemente
etnicistas impulsando entre otras, la propuesta de überación nacional a partir del
Movimiento Indio. Esta sin¡ación ha incidido en la orient¡ción de los movimientos
sociales y en la dinámica política de las sociedades en las que se ha fijado esta línea
con rnayor énfasis. Al respecto, resulta importante averiguar el real grado de su
incidencia y comprobar si la "recuperación política de la población indígena, vendría
(Ir,|' lo
a marcaf un importante pasg en el proceSo de liberaCión latinOameriCatla"
que ha hecho opinar, inclusive, a algunos autores que su fuerza rivalizaría con la
(12).
potencialidad revolucionaria de los e¡¡pp5

16
Planteada así la problernática se ha suscitado una intensa polémica enre las
interpretaciones influenciadas por la corriente etnicisa y la clasista DeritFo de esta
polémica se han proyectado las perspectivas políticas y posiciones de clase que
orient¿n las organizaciones y movimientos indígenas en Latinoamérica. AI
respecto, en esle estudio se indagan algunos aspectos con relación al caso
ecuatoriano.

En síntesis, las formas sociales indígenas históricanpnte han sido sonptidas a


un proceso de acumulación capitalista mediante modalidades especlficas de
integración nacional burguesa. Ante esto, la penpectiva de esta población ha ido
desde su extinción como pueblos hasta su integración degradada dentro de estos
rnarcos nacionales. Sin embargo, se ha producido también su constante lucha y
movilización política en contra de la explotación y opresión bajo líneas y formas
organizativas divenas.

1.2.. PRINCIPALES CORRIENTES DE INTERPRETACION.

En Laünoamérica el problema indígena ha sido interpretado fundament¿lmente


con base en Ees corrientes de pensamieno teórico:

f. indigenista
2. etnicista (ernopopulista)
3. clasista-

Estas conientes han surgido históricamente como producto de la evolución del


pensamiento social; de la necesidad de la clase dominante para justificar
teóricamenüe el proyecto integracionista y de dominación ideológica; y como
sustento de posiciones de clase er¡ contradicción.

Así en este estudio se entenderá que las divenas corrientes de interpretación del
problema indígena responden a posiciones contradicorias de clase.

hevio a entrar al análisis de los principales contenidos de las corrientes de


interpretación, se afirma que el problema indígena en América Laüna, es preciso
analizarlo como un problema de TNTEGRACTON; proceso que ha sido
instrumentalizado por el sistema dominante de manera paraleia a la formación de las
naciones latinoamericanas.

En este sentido, siendo el capitalismo un sistema de tendencia mundial, éste


implica procesos de disolución de las formas de producción social pre o no
capitalistas, las que al ser integradas al sistema dominante, enEan en un proceso de

L7
desrucción de sus bases de sustenüación, pasando a ser regidas por las leyes que
impone el funcionamiento del capital. Así la integración de onas formas sociales al
sistema es una tendencia que se vincula al desanollo del capitalismo. Es decir la
integración implica la transformación de las formas socio-económicas no
capitalistas a imagen y semejanza de los rasgos que constituyen la naturaleza
histórica del capital.

Con estas anotaciones, se señala que la preocupación teórica por el llamado


"problema indígena" no es reCie,nte; en realidad, como sustento de la integfación,
surgió en el momento mismo de la c.onguista europea y el establecimiento de
colonias de explotación en América (13). Sin embargo, las corrientes se tornaron
sistemáticas a fines del siglo pasado y a comienzos del presente siglo, en directa
correspondencia con los procesos de integración nacional de las jóvenes naciones
americanas.

El reordenamiento interno e internacional bajo la égida del capitalismo


monopólico implicó para cada uno de los est¿dos nacionales una torna de posiciones
frente al desarollo del capital (14) y, constatándose la presencia "obstaculizante" de
las formas precapitalistas indígenas, se emprendió la reflexión de esta problemática
utilizándose intrumentos teóricos que insinúan el imperativo de integrar a estas
formas precapitalistas a los procesos de acumulación del capital. Asi hisóricamente
apareció el pensamiento indigenista como la expresión teórica de este proyecto
integracionista.

Progresivamente, con la evolución del pensamiento social, han ido surgiendo


las corrientes etnicistas (etnopopulista) y clasista; la etnicist¿, aunque intenta
contraponerse a la corriente inügenista, responde a la misma línea integracionista.
La clasista, en cambio, plantea propuestas teóricas definitivamen¡e opuestas a
las anteriores. En la medida que en torno a estas tres corrientes, se ha ido
desenvolviendo una intensa polérnica que peniste hasa la actualida4 cabe detenerse
a revisar cada una de éstas por el carácter de clase que encierran, lo que permite
adopur unaposición frente al poblema que aquí preocupa-

La Corriente Indigenista
Noes propósito realizar una visión completa del indigenismo; sólo se pretende
buscar destacar sus aspectos más significativos que aporten a la discusión teórica
y
aniba planteada

La conriente indigenista como ideología y práctica de dominación surgió a fines


del siglo XDi con influencia de teorías originadas en Norteamérica y Europa' en un

18
contexto de alta convulsión social, originada en el dem¡mbe definitivo del orden
i
colonial la expansión del capitalismo dentro de las naciones americanas.

Esta, al constatar el surgimieno de nuevos grupos sociales, se centró en


hacer énfasis en el carácter aEasado de las formas sociales indígenas con referencia al
parón capitalista occidental y propuso la integración de la población indígena a la
sociedad nacional y al sistema capitalista-

Con este imperativo, se ha presentado bajo dos tendencias: el evolucionismo y


el culh¡ralismo-funcionalist¿ las que mrrcqponden a difererites fases del desanollo de
la corriente indigenista; a su vez, tran atiminta¿o la configuración de las prácticas y
políticas estatales de tratamieno del problema indígena.

A continuación se analizan algunos contenidos de estas tendencias que son


importantes para este estudio.

Tendcncia Ewhtcionista .

El período en que surge esta tendencia en la interpretación indigenisra,


corresponde a la época de la revolución industrial europe4 paralela a la implantación
del colonialismo moderno. Es¡e es considerado corno un período de "progreso" y
"civiüzación"; convirtiéndose Europa en el modelo de desanollo socio-económico y
cultural al que debían referirse las formaciones ladnoamericanas.

Con relación a la población indígena, est¿ concepción la ubica dentro de una


escala evolutiva, con lo europeo como pauta a la que debía ajustane cualquier
posibilidad de desanollo de estas poblaciones, consideradas "inferiores". Esta dio
paso al etnocentrismo (lO, y a la prácüca del segregacionismo. Esta predicaba que,

En atención a que el üemperamento de la raza es servil,


apático, holgazán, superticioso, retadatario, conviene
cruzarla con los pueblos de las razas europeas dotadas
todas de las cualidades con8arias a esos defecos, capaces
de producir un equilibrio progresivs (16).

Todo este sistema de ideas, desde luego, había sido utilizado para justificar la
expansión colonial eu¡opea, la "racionalidad" de un sistema social y económico y
más condiciones que permitan la incipiente acumulación capitalista; sin embargo,
no eran las más adecuadas parajustificar y representar los esfuerzos de integración
nacional de las burguesías locales, empeñadas en reordenar los espacios económicos
en función de las necesidades de acumulación. Así se desechó el evolucionismo por

19
eurocéntrico y desfasado. En compensación los teóricos burgueses adoptaron con
facilidad el relativismo culnral.

T e rd¿ nc ia C ul t uralk t a-fitncio ruli sta.

La esta tendencia es el relativismo cultural norteamericano y el


raíz de
funcionalismo inglés (17). Surgen en contraposición al evolucionismo' como
opciones interpretativas adecuadas a su particular relevamieno de aspectos tales
cómo la divJrsidad cultural. Rechazan el esquema implícito en la teoría
evolucionista que ubica a los üferentes sistemas culturales en términos inferiores y
superiores, primitivos y desanollados. En este sentido los relativistas cfeen que la
perspectivaidecuada es la viabilidad de todo sistema culu¡ral; perc como ésto no se
cumple hasta su consecuencia lógica se plantea la aculhración, que conduce a la
eliminación de los valores de la cultu¡a indígena y la adopción de los valores de la
cultura hegemónica nacional. Con ésto, esta tendencia cae en una profunda
confadicción. Efectivamente, el proceso de aculturación implica "respetal" las
culturas autóctonas permitiéndoles, en teoría, un "desarrollg propio"' PerO, Como
diCe Díaz Polanco, Con la "secreta esperanza" de que tal respeto COnduzca a los
indígenas al abandono de sus valores culturales para incorpora¡los en el sistema
(18). Oe ahí que desde las esferas institucionales se impulsará la integración de los
(19)'
indios "respetando los valores cultu¡ales y su dignidad dg hsrn6¡s5 "

El afán de equilibrio social, pese a que reconocía la situación conflictiva de una


población ligadi a la sociedad nacional mediante mecanismos coloniales (que la
iolocaban más en una estructufa de castas que en una de clases) desconocía, en
última instancia, la causa estructu¡al de tal desequilibrio; esto, sin cuestionaf al
sistema que lo originaba. Por el contrario, se pretendía su perfeccionamiento a
través de un pr@eso contradictorio tal como el mestizaje social, articulado por
remozados mecanismos de educación y aculturación. Como se dice en un análisis
crítico a esta endencia:

El utensilio privilegiado para lograr que los indios se


integren a la sociedad nacional es ciertamente la educación,
(20)'
queieviste... la forma de castellanización

Posteriormente, los relativistas entran en contradicción con su postulado de


"respeto" a todas las culturas indígenas y el imperativo del sistema capitalista de
imputsar proyectos de integración, de acumulación. Se impone la reflexión: si se
aptica et *sp"to a las culil¡as nativas, no es posible pfomover planes de integración
o cambios dirigidos a asimilar esos sistemas socio-culturales indígenas. Así, esta
corriente busca la salida a esta contradicción, incorporado a la noción de aculturación

20
la de "justicia social", sin que se pueda evitar caer en concepciones etnocéntricas
evolucionistas que esta tendencia anteriormente había rechazado. En esta ocasión,
nuevamente la sociedad capitalista se constituye en patrón al que los indígenas deben
integrarse si es que se quiere acceder a la Justicia s6sial"' (21).

Pero, la contradicción no quedará allí. En su afán de solucionar teóricanpnte la


inva¡iabilidad práctica de sus postulados, los representantes del indigenisrno de la
época (22), entran a cuestionar al relativismo cultural y sostienen que el
indigenismo "no es ni culturalista ni asimilacionista... pero es arnbas cosas a la
par". Se afirma que las culturas indígenas no pueden ser fespetadas en bloque; asi
algunos aspectos deberán ser cambiados y otros (como la lengua) podrán ser
respetados. En consecuencia, este "rEspeto" se reduce a mantener cierüos rasgos
culturales, siempre que éstos no vayan en contra de los intereses del sistema
capitalista. Esto permite afirmar a los indigenistas enfáti'camente que la integración
no implica la supresión de sus especificidades culurales.

Bajo estas ideas el movimiento indigenista abre el cuestionamiento a la


corriente relativist¡ cultural, critica a sus portavoces que "pretenden conservar como
objetos de museo, como cosa exótica a los portadores de las culturas
vernáculas"(23). pero cae inmediaamente en lacontradicción insalvable de no poder
defenderlas ni mnservarlas.

Este tipo de ideas alcanzaron marcado desanollo sobre todo en México, las que a
su vez, incidieron en otros países del continente; esto sin dejar de considerar también
la enorme influencia que ejerció la corriente indigenista peruana. A todo esto, se
agrega el hecho de que en las primeras decadas del presente siglo, a los países
latinoamericanos les bordea un conlexto socio político propicio para el análisis del
problema indígena (2a)' Esto implicó que el indigenismo -aunque limitadamente-
vaya evitando tanto el relativismo cultural, como las concepciones románticas sobre
el indio.

En fin, el problema indígura va a ser abordado por el indigenismo con un estlo


de análisis diferente,incorporando categorías sociales y económicas de mayor rigor;
de esta formq intentr¡á superar en lo teórico el enfoque de la corriente culturalist4
aspecto que en alguna medid4 se expresa en la constiu¡ción del indigenismo oficial.

2t
El Inügenisno Oficial .

Ante la evide¡te descomposición de los sistemas radicionales indígenas y el


riesgo de la explosión "subversiva" de estas masas, sometidas a la expansión del
capital, la clase dominante impulsa la articulación del indigenismo a la dinámica del
aptrato estatal de los países latinoamericanos. Con esto se plantea la aplicación del
indigenismo como política oficial a partir de 1940.

Los gobiemos de casi todos los países americanos, reunidos en Pátzcuaro


(México) en 1940, decidieron formar un organismo internacional para que estudie la
situación de la población indígena del continente.y, asista técnicamente a los
gobiemos nacionales en sus prácticas frente a esta población. Se hizo énfasis en la
práctica funcionalista del "desarrollo de la comunidad", a la par de destacar la
importancia de la educación en estos procesos de "cambio cultu¡aI". Estos aspectos,
emitidos desde México donde obtuvieron ¡nayor acogida-, se difundieron con
diferentes grados de éxito en casi todas las naciones arnericanas con población
indígena, promoviendo el aporte de numerosos cientistas sociales (sobre todo
antropólogos) y profesores, empeñados todos en "reivindicar al indio".

En este sentido, el indigenismo de Estado se convirtió en:

...1a política que realizan los esüados americanos para atender


y rcsolver los problemas que confrontan las poblaciones
i¡dígenasr con el objeto de integrarlos a la nacionalidad
correspondiente (25)

Se consideró que esta políticc siendo pa¡te de la política general de la nación,


debe abarcar los campos económico-social y culural. De ahí se sostiene que:

La redisribución de la tierra, la colonización interna, la


alfabetización y enseñanza de la lengua oficial, la extensión
agrícola... la urbanización etc., que afectan tanüo a la
población india como a la no india forman parte de la
(26).
Política nacional....

En este sentido, al postularse el indigurismo como parte inherente de la política


del Estado, convierte a éste en su ámbito natural, ubicándose como ingrediente
central de sus aparatos ideológicos, apropiándose sobre todo del educativo.

Al respecto, cabe detenerse a reflexionar un aspecto: si bien es cierto que la


política indigenista ejerce papel de dominación ideológica-política' sin embargo, la

22
intensidad con que interviene el Est¿do, sus formas y grado de incidencia en la
población indígen4 están ambién en correspondencia con las formas concretas que
va adoptando la lucha de clases. y es justamente aquí donde se revela el papel
mediatizador del indigenismo: entre la magnitud y urgencia de los problemas de
la población indígena y la respuesta paliativa de los áparatos oficiaies
enredados
en una tortuosaburocracia; es deci¡en laconfrontación
cotidiana.

Por otro lado, es pertinente reconocer que el indigenismo intentó rectificar


rumbos, pero sin saline del límite de sus causes originarios y de su cuácter de clase
burgués. Urgido por la crítica de la "nueva antropología" (27), y de la corriente
clasista ejercida desde abajo, en conjunción con los planteamientos de las propias
organizaciones indígenas (sea con influencias etnicistas y/o clasistas), el Instituto
Indigenista Interamericano impulsó en su VIII Congreso una nueva concepción de
su acciona¡. En este sentido, al proponerse en este evento, realizado en Mérida,
México (1980), la ejecución de un "Plan Quinquenal de Acción Indigenista", su
di¡ector anticipaba que:

...1a prioridad se sitúa en la tarea misma del desarrollo


económico y social y ésta es factible y deseable dentro de un
contexto político y del pluralismo social y cultural, cuyo
fundamento es el trato igualitario por parte del Estado a
odos los individuos que integran sus respectivas sociedades
nacionales, al mismo tiempo que rccon@e particularismos
y tratamiento diferencial de cada grupo étnico dentro del
mosaico social que constituyen las nacionalidades del
ss¡ti¡s¡¡e (28).

En esta penpec.tiva, se hacía un llamado para generar y aceptar la "participación"


de los grupos indígenas en las decisiones y actividades que les sean inherentes,
buscándose la "autodeterminación" política de estos pueblos y el reconocirniento
efectivo de odos sus derechos como miembros activos de sus respectivas naciones.

Este cambio de enfoque, -en el discurso- pese a lo expresivo de su lenguaje, no


escapa a las determinaciones funcionalistas-reformistas que ya se habían anotado
como sustrato teórico de la corriente y posiciones indigenist¿ls, ya que responden al
mismo proyecto burgués de integración. Por ello, cabe insistir que pese al discurso
diferente desde 1940, no hay que creer que cierta recuperación de las reivindicaciones
indias -en el discurso- permita la real liberación de los pueblos indígenas. Al
conEario, este discuno engaña, proporciona elementos que se adaptan muy bien a la
dominación de clase.

23
Pese a que aún no se ha realizado un serio balance de la acción indigenista desde
el momenüo de la formulación de esta nueva óptic4 es pertinente adelantar un
juicio: sus resultados sql aperi¡rs perceptibles, debi&rdose por el conrario apreciar
que las organizaciones y-rnovimientos de los pueblos indígenas han desbordado, con
sus demandas,la capacidad operativa de un campo de acción esbtál insütucional;
éste, por su carácter, jamás planteó ni planteará el ataque frontal a las raíces estruc-
tu¡ales que generan la problemática indígena que se petende subsanar.

Ante esta situación, se constata que ya pafa los años seüenia' los analisistas
empiezan a percibir, desde posiciorrcs diferentes, una situación singular:

l,os inüos empiezan a hablar por sí mismos; su voz, nueva


en el caso de la política nacional, denuncia la explotación
secula¡ a la que han estado sujeüos, rechazan el paternalismo
de la política indigenista y la condición exótica que buscan
afanosamente los anropólogos de todos colores. Ahora
exigen en un tono de fuerza cmtenida-..ser los ejecuOres de
un política todavía en manos de antropólogos y de
indigenistas profesionales, todos ellos sólidamente
instalados en el apaato burocrático sstad P9).

Este tipo de planteamienüos se presentaban justamente como resultado de la


constatación de que la política indigenista no opa la raíz del problem4 limitándose
únicarnente a redefinirlo como un problema de integración e intent¿ndo solucionar el
problema indígena al interior del sistema capitalista-

Todo eso sugiere dos aspectos a ser considerados: por un lado la sobredimensión
sobre el fracaso del indigenismo oficial y, por otro, el surgimiento, en argunos
países latinoamericanos de movimientos indígenas -sobre todo de carácter étnico-
cuyas posiciones empiezan a expresarse mediante planteamientos autonomistas.

Dent¡o de este contex0o, se reabre la discusión sobre el problema indígena donde


se destacan dos corrientes: la etnicista y la clasista; la prirner4 planteando una
virtual continuidad y remozamiento del antiguo indigenismo, y la segunda,
sosteniendo críticas frontales a las dos, sobre todo en lo que respecta a las tendencias
autonomistas por su eventual divorcio de las luchas de los demás sectores populares
en conm del capital.

En los siguientes acápites se trata sobre los principales contenidos y


concepciones que estas dos corrientes, hondamente diferentes, sostienen frente al
problema indígena.

24
La Corriente Etnicista.
ElEtrcppulisno.

Esa corriente tiene sus orígenes en tendencias populistas y más concretamente


en las etnopopulistas (3u), las que con relación al problema indígena se han ido
difundiendo en I-atinoamérica básicanente en las dos últimas décadas.

En su polémica con la corriente indigenista ésta sostiene en términos generales


que:

a) La integración indigenista significa disolución de las comunidades indígenas y


su absorción por el sistema capitelisg. por consiguiente, rechazan la integración
como solución, al tiempo que ponen de relieve los aspectos negativos del
sistema capitalista.

b) Destacan los aspestos positivos de las comunidades indígenas, distinguiendo


su
"armonía",'soüdaridad",'originalidad", "integración",etc.

c) La solución para est¿ corriente, por lo tanto, no consiste en la integración de las


comunidades indígenas al sistema capitalista industrial, sino que los grupos
étnicos conserven,su "identidad", su sistema de organización interna, ius
costumbres, süc. (31), denüo de marcos "pluriculturales' o "multinacionales".

sin embargq es preciso afirmar que, aunque en el discuno esta corriente rechaza
la integración de las comunidades indígenas al sistema, responde a un mismo pro-
yecto de integración burgués al igual que es indigenismo.

En general, parte de una concepción ahistórica de los grupos étnicos y


sobredimensiona el carácter positivo de las comunidades indígen'as; en lo políticó
prropicia formas reivindicativas autonomistas centradas usp"cto, básicamente
étnico+ulturales. En concreto, esta corriente: "n
1. sostiene una visión idealista de las comunidades indígenas. No ve con
objetividad que éstas se han modificado por el hecho de estar insertas en
relaciones sociales de producción capialista-

2- critica al sistema capitalista y rcchaza la integración de las comunidades


indígenas al sistema en unüo esto implica su desaparición. Es
contraria- al
capitalismo y al socialismo "occidental".

25
3. Mantiene una visión dual de la sociedad diviéndola en dos grupos opuestos
(indígenas y no indígenas). Propone la recuperación y rcscoristrucción del pasado
(por ejemplo del Tahuantinsuyo): Plantea como solución práctica la "indimidad
continental", que es el susEato de los movimientos indianistas.

4. Destaca la situación de opresión antes que la de explotación. Más que un


problema de lucha de clases es uno enEe "dos mundos", entre dos sistemas.
Plantea la toma del poder donde hay mayonía de población indígena y nürntener
la autonomía donde hay minoría.

5. Acepta colabora¡ con gobiernos que feconozcan la especificidad y la


autodeterriinación de las etnias indígenas.

Uno de los estudios más recienes, ubicado en esta tendencia' ofrece un cuadro
evidente al respeco:

Ha llegado ya el momento de considerar a las poblaciones


indias no como obstáculo sino como el motor' y aún el
conductor, de un desa¡rollo apropiado. En el contexto de un
cambio profundo de las estruc¡¡ras sciales, dicho desarrollo
debería ser... multirregional, incluso plurinacional'
multicultural e integral; debería ser la alternativa al
desarrollo capitalista centralizado, unilateral y lineal y, a la
vez, a los socialismos ya existentes, dado que estos últimos
fueron concebidos en el seno de realidades histórico-sociales
diferentes a las americanas y por lo tanto, no deberían
adoptarse como solución para los problemas del
conünente(32).
(33)' al
Como opción práctica esta corriente opone la tndianld¡d continental
occldentsllsmo "multidimenSional", COntradiCción que' en Cada paíS, Se expresa

en una situación determinada por un "coloniaüsmo interno" que subordina lo


indio a
lo "no indio", de una manera histórica y estructural.

En este sentido, esta corriente reconstruye teóricamente una sociedad dual en


(los indios y los
cada país latinoamericano, dividiéndola en dos grupos opuestos
no indioS), cada cual con procesos civilizatorios distintos al interior de un estado
multinrcional.

Así mismo, se concibe que lo que más define la situación de la población


indígena es la existencia dó relaciones de opresión más que de explotación

26
económica de clase; esE tipo de corcepciorps explican el hecho de que esta corriente
deseche, en el arálisis de la problemática indígena, el instru¡nental man¡ta €a).

Políticamente propone que en base alaindisridadcqrtirental o tranmrcional-


en los países de gran magniurd poblacional irdígen4 se tone el poder, para que lo
"occidental" se ajuste a las pautas indias, y en los casos en que la importancia
demográfica de la población indígena sea consider¿blemente menor, se perrrita la
paticipación "autogestionaria" pero gurdando la auts¡omía-

Asi la perspectiva política del proyecto de la "indianidad', idenlistanrnte cree


que el potencial revolucionario de lc pueblos indígenas puede repercutir en cambios
que impliquen la recuperrción y desarrollo de las civilizaciones prehispfrricas que la
civilización occidental, intemrmpió violentamente-; de esta forma se facilita¡ía el
desanollo original de estos pueblos-g_ug, inclusive, podríar reducir su dependencia
gracias a su riqueza y multiplicida¿ (35).

Al respecto, cabe señalar que el problema radica en que esta "riqueza y


multiplicidad" se encuenEa ya atravesada por relrciones capitrtisg5 de producción.
Por esta razón, las formas sociales de producción indígenas hm sido afected¡s en
términos tales que, no se las pueda concebir como pur¡N, al margen de la
reestructuración y refuncionalización que ha provocado en éstas el desarrollo
capitalist4 aspecto que altera en su rnisma raíz este proyecto de indianida¿

Ellndianina.

Estas lendencias etnicistas (etnopopulistas), por cierto, ha¡r calado hondo en


determinadas organizaciones indígenas del continente, y éstas son cada vez más
insistentes en presenta este tipo de planteamientos.

Efectivamente, las tesis indianistas han despertado una signifrcativa soüdaridad


internacional, sobre todo en lo que respecta a la defensa de los derechos humanos y
preservación del medio ambiente. Esto ha incidido considerablemente
en la
revalorización y autoconciencia de nu¡nenosos repre.senhltes de estos pueblos;
sin
embargo, no es menos significativo y peligroso el emplazamieno político hecho
a
la izquierda haciendo énfasis en ideas que han provocado una falsa escisión en la
lucha unltaria por demandes reivindicaüvas que involucran al conjunto de
sectores
explotados y oprimidos empeñados en la überaci&r defmitiva.

En efecto, el consejo Indio sudamericano (cIsA), principal portavoz de las


ideas indianistas, por ejemplo, entrega un argunrento csrn¡ndente
sobre lo se¡ialado.

n
En el mundo de hoy hay pues dos sistemas diferentes,
irreconciliables: el mundo indio colectivo, comunitario,
humano, amante y conocedor profundo de la naturaleza,
frente al mundo occidental depredador, individualist¿ egoista
y destructivo de la naturaleza. El problema es pues no
solamente la lucha de clases, ni sólo de pobres contra ricos,
ni sólo de izquierdas contra derechas, sino de dos sistemas
diferentes, de dos formas y acütudes diferentes fr,ente a la
vida y a la existencia €6).

Con estas tesis de base, a nivel organizativo y político plantea:

Todas las naciones indias,...han tenido y tienen todavía sus


propias formas de organización radicional, que para el indio
es su gobierno. De ahí hay que partir, reconstruír los
gobiernos comunales, ayllus, perfeccionar lo existente,
recuperar donde ha sido discriminado, reformar, ampliar y
proyectarlo hacia el infinito de acuerdo a nuestros valores
culturales...Tenemos aspiraciones e inquietudes comunes,
tenemos que reivindicar todo, levantar las fronteras efiEe eso
y nosotros, recuperar los territorios en algunas partes, llegar
al poder donde hay mayoría y lograr autonomía donde sí es
minoría. Para eso necesitamos...fundamentalmente
autogestionar nuestro desarrollo, autofinanciar nuestras
org anizaciones...los apoyos extemos llevan al paternalismo
y a la dependencia, no debemos caer en esos errores, para
cumplir estos objetivos es urgente determinar nuestras
propias obligaciones en la comunidad base, fundamento
(37).
sóüdo donde comienza el edificio de la sociedad ¡6¡¿

En general el proyecto indianista, bajo tendencias etnicistas, intenta llegar a


ejercer control autónomo de sus condiciones de poducción; no busca hegemonizar
un proyecto con contenido revolucionario socialis¡¡ y cae en:

...1a utopía del "retorno a la pureza original" que no


obstante a ser una estafa ideológica mediatizadora puede
llegar a prender con entusiasmo como bandera de lucha de
los movimientos étnicos (38).

Sin embargo, la presencia, en los planteamientos ehicistas, de conEadicciones


entre las espectativas y demandas reivindicativas y las condiciones reales de su

28
variabilidad definen, entre otros, los límites de este tipo de proyectos étnicos
autonomistas.

Por otro lado, es de indicar que el hecho de que los grupos indígenas guarden
ciertas especifidades culurales, no es un frctor para ver a estos gn¡pos como los
"portadores" de una originalidad que les permitirá viabilizar una "yía propia"
independiente, tomar el control político de la sociedad, rcalizar sus propios
"esquem¡rs de desa¡rollo" al margen de las detenninaciones estrucu¡rales de la
formación social en la que se encuentrari insertos. El que no se cont€rnple en estos
análisis estas contradicciones reales históricamente determinadas, provoca
precisamente que las ideas bajo tenderrcias ehicistas (etnopopulistas) se tornen
ambiguas y conradicorias al momento de cuestionar el origen, laraíz estructural
que entr¿ba el desanollo de los pueblos indios.

Si bien se plantea la disyuntiva de la oma del poder en los países de mayoría


indígena o Ia autonomía en aquellos que constituyen minorías atornizadas, no se
visualiza que los factores de poder cuestionados no stxl otra cosa que expresión de
los intereses de las clases dominanes or el poder, que cortrolan las sociedades en las
que exisüen (o se hallan insertas) las poblaciones indias. Estos intereses no son otra
cosa que los del capital, al que hay que enfrantar en unldad con todos los sectores
explotados, si es que de verdad se busca carnbiar las estruct¡ras soc¡alss. €9).

La negativa a r@oilrcier problemas de fondo, hrce caer a esta tendencia en


planteamienos de corte reformist¿, antiacidental y "originalísimo", como por
ejemplo la colaboración "crítica" cor aquellos "buenos gobiernos" dispuestos a
reconocer la autmomía de deter¡ninados gfi¡pos étnicos.

En efecto, en los úti¡rps años, las ideas povenientes de las tendencias etnicistas
(etnopopulistas) han estado alimentando los discursos y políticas dirigidos a la
población indígena por determinados gobiemos en I-atinoamérica. Este estilo de
política y práctica estatal que recibe su influencia y contribución y que se presenta
como una alternativa "efrcaz" y renovada al indigenisrno tradicional oficial, es lo que
se entiende aquí como neolndlgenlsmo.

En esta perspectiva se afirma que las tendencias etnicistas (etnopopulistas)


debilitan los movimientos y organizaciones populares en su lucha conEa la
explotación clasist4 favorecierido de esta forma, en último términq el proyecto de
dominación burgués. Es por esia razón que los gobiernos Latinoamericanos
burgueses (en los ¡iltimos años) han promovido y auspiciado movimientos
etnicistas, al tiempo que se han apropiado de ciertos aspectos de su plataforma y
elementos de esta corriente, dando paso a la aplicación del neoindigenismo como

29
una fonna más de soÍEtimiento y dominación de los gn¡pc étnicoculu¡rales.

En este sentido, el elemento étnico no rctíuaya como instrumento político y


esnategia de cohesión en la lucha por reivindicaciones auénticas de los grupos
indígenas. A nivel de conciencia social, esta se entraba y va quedándose replegad4
exacerbando la unidad cultural especlfica como mera "conciencia étnica", sin
Easpasar, hacia el nivel de clase explotada (conciencia de clase), aspecto que
permitiría a la población indígena identificane con otros secttres populares
(en tanto comparten inereses comunes, guardando sus especificidades) para empujar
alianzas unita¡ias y enfrentr a la explotación. Esta es la forma de dejar a un lado la
creencia de la viabilidad de un ptoyecto de ca¡ácter autónomo en un sistema con
predominio de relaciones capitalistas.

En el próximo acápite vale recoger algunos aspectos de la corriente clasista


acerca del problema que aquí ocupa. Esta ha suscitado una importante polémica en el
mundo académico de las ciencias sociales latinoamericanas y en determinados
ámbios polítbos de estos países.

La Corriente Clasista.

Esta corriente parte de concepciones basadas en la teoría marxista La situación


de la población indígena de Latinoaméricq para esta corriente, es producto de la
inserción histórica de estos pueblos en estructuri¡s sociales clasistas, determinadas
pc relaciones de e:rploución cqitatista.

Las interpretaciones sobre el problema indígena en esta corriente son varias,


pero en este acápite se recogen sólo algunos aportes importantes que apoyan el
tema que interes4 sin que se pretenda agot¡rr -ni mucho menos- los arnplios
esn¡dios aplicados al análisis mrxista del problema indígana en América Latina"

En la medida que esta curiente, además de polemizar con otÍts, ha asumido una
actitud autocrítica sobrc el problema. Seordenan las ideas en torno a tres aspectos
temáticos que, entre otros, se ha ocupado de analizar. Estos son:

1. Ubicación estructural de la población indígena, en sociedades clasistas


latinoansicmas.
2. El problema de las nrcionalidades.
3. I-a política del Estado burgués periférico dirigido a la población indígena.
Previo a entrar d desanollo de los puntos mencionados, cabe adverti¡ que el

30
principal problema que se le ha criticado a esta corriente -desde fuera- ha sido
teórico-metodol€co. Se le cuestiona si, habiéndose estructurado a partir del estudio
de sociedades industrializadas, está en "capacidad de entender" problemáticas no
europeas que aparentemente escapan a las determinaciones de clase y análisis
"economicista" del materialisrno histórico. Aunque está demás decir que aquí se
tergiversa completamente el método empleado, en la medida que el manismo ni
constituye un receterario, ni pretende agotar el análisis (en función de la base
económica) de cualquier sociedad concreta, cabe insistir sobre este punto de partida
sustancial. En efecüo,

Ias premisas de que partirnos -precisan Marx y Engels- son


los individuos reales, su actividad y las condiciones
materiales en que viven , tanto las que encuentran ya
existentes como las creadas por su actividad (40).

Esto permite rccÁer con mayor objetividad a oüos ámbitos de la realidad (como
es lo político, ideológico, cultural) a partir del análisis de la base económica. Esro,
puede posibiliar que el problema indígena e¡ las sociedades latinoamericanas sea
abordado con rnayor perspectiva, tal como el mismo Mariátegui lo inició:

Todas las lesis, sobre el problema indígena, que ignoran o


eluden a éste como problema económico-social, son otros
tantoe estériles ejercicios teóricos, -y a veces sólo verbales-,
condenados a un absoluto descrédio. No los salva a algunas
su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para
ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica
socialista lo descubre y esclarece, poque busca sus causas
en la economía del país y no en un mecanismo
adminisrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o
pluralidad de razas. La cuestión indígena arranca de nuestra
sgs¡6mí¿. (41)

Ahora bien, aunque este enfoque dio paso a interpretaciones ortodoxas y


reduccionistas, cuyas circunstancias y efeclos no es del caso analizar aquí, es
pertinente dest¿car los avances que facilitaron su adecuada comprensión, en lo que
respecta a las sociedades latinoamericanas con población indígena.

Siuacün estrucural d¿ la poblacün indígera.

Dos causas fundamentales se abrieron para enfrentar teóricamente la situación


histórica y esEuctural de las formaciones sociales latinoamericanas:

3l
a) La polérnica sobre los modos de producción y
b) l-a discusión sobre la economía campesina.

Reconstruir la discusión no es propósito de este estudio y, aún a riesgo de


esquematizar demasiado, basA indicar gue en torno a los modos de producción se
desarrolló una intensa polémica enEe los ma¡xistas que, inclusive, llevó a una
polaridad en las posiciones: la de aquellos que defendían la tesis de la feudalidad de
las formaciones sociales latinoamericanas y la que insistfu en la inserción temprana
de la región en el contexto internaciqral de relaciones capitalistas (42).

La discusi&t, aunque no ha sido superada, ha llegado más o menos al consenso


de la ca¡acterización de las sociedades latinoamericanas como formaciones
socio-econórnicas determinadas por el modo de producción capitalista dominante. A
esto se articulan connadictoriamente formas de producción social indígena pre y no
capitalistas que coexisten subordinadas como remanentes históricos
refuncionalizados por el capit4 (43).

Ahora bien, en tanto la población indígena ha sido esurdiada bajo la categoría de


"campesinado", el análisis marxista ha producido numerosos es$dios al respecto.

La situación de los campesinos en general y de los indígenas en particular ha


sido visualizada ya sea como propia de un régimen semifeudal o como parüe del
rnodo de producción mercantil simple, subyacente al capitalist4 o como formas
productivas que se subsumen formatmente al capita (aa).

En este sentido se concibe que la situación de esus poblaciones insertas en


sociedades clasistas es compleja, en tanto son formaciones multiétnicas con
culturas específicas, que originalmente fueron unificadas en torno a una formación
social precapitalistas (por ejemplo, el incario). Estas enEan en conEadicción el
momento en que se ven integradas al sistema de relaciones capitalistas de producción
denuo de un proceso histórico irrevenible.

Este proceso ha desarticulado las formas de producción tradicional precapitalista;


ha agudizado e impedido el mantenimiento de la otalidad de sus contenidos cultura-
les y la misma cohesión social de los grupos étnicos

Así por ejemplo, el propio medio de producción y reproducción social de las


formaciones precapitalistas indígenas (la tierra) entré inevitablemente en el proceso
de acumulación capitalista aspecto que alteró y produjo modificaciones con respecto
a las originales relaciones de propiedad de este recuno e introdujo oras modalidades
de apropiación.

32
No obstante, los grupos étnicos, cuyo desarrollo histórico se desenvolvió en
territorios americanos, hasta la actualidad comparten, limitadamente, ciertos
contenidos culturales comunes que tuvieron que ver con sociedades con cultura
precapitalista y prehispánica autóctona.

En esta perspectiv4 se ubica a las comunidades indígenas como parües


¿stu¡liz¿das y consustanciales a la modalidad capiralista latinoamericana. Esta se
caracteriza por su condición de dependiente y subdesarrollada, con especificidades
propias en lo que respecta a la conformación de clases sociales, a los ritmos y
niveles de desarrollo capitalista y la consolidación de un mercado interno
propiamente nacional.

Denno de la originalidad de las formaciones latinoamericanas aparecen como


conglomerados humanos que, en su conjunto, dependen de los centros hegemónicos
del capitaüsmo mundial, pero con circunstancias internas suíEÍrente heterogéneas
que condicionan su generalización. En palabras de Evers, la situación se vería así:

El resultado de esta articulación interna de una dinámica


económica global es una formación social caracterizada por
su helerogeneidad: en las sociedades periféricas, el modo de
producción capitalista ha llegado indudablemente a ser el
dominante, pero no es el único. Existen, por el contrario en
amplios sectores formas no capitalistas de producción y de
distribución, pero que deben su existencia a su
funcionalidad, a esaforma hisórica especlfica de penehación
capitalista en las regiones auxiliares de la economía
internacional (45).

Estas formas no existen aisladamente y su condición estructural intema acüal es


un producto del proceso capitalist4 de su inserción en una esEuctura social clasista.
Por esta razón no se puede considerar a est¡¡s formas indígenas no capitalistas como
rezagos de sociedades badicionales precapitalistas que existen en forma inconexa a la
esEuctura social global,obstaculizando su expansión. Por el contrario, puede
comprobarse que estos gupos "retrasados" tienen utilidad económica como fuetza de
rabajo barato y contribuyen al proceso de acumulación capitalist4 constituyéndose
en algunos c¿rsos en una condición para su reproducción.

En esta penpectiv4 la si¡¡ación actual de la población indígena responde a su


inserción al sistema de acumulación capitalista históricamente determinado. Su
particular articulación ha partido de las condiciones preexistentes al advenimien¡o
del capitalismo e inclusive, a la llegada de los españoles con su sistema social de

33
dominación

Pese a que conforman conglomerados sociales con considerables grados de


cohesión interna, forman prte de un proceso de creciente expansión de relaciones
capitalistas de producción que mina sus cdrdiciofies de poducción y de reproducción
social. Eso conduce a sus mieribros tanto hacia la proletarización o cualquiera de
sus formas intermedias (semiproletarización), aspecO que involucra procesos de
dife¡eficiación económica y social a su interior. Con ello, quedan inmenos efr una
estnrctu:r que erdefrialrqrte destnrye sus cmdicimes de existencia como pueblos
autóctsros.

Estas condiciones estructufales han sido enftentadas políticamente por la


población indígena. La corriente clasista ha abordado teóricarnente la respuesta
política de esta población. Uno de estos campos impotartes ha sido el problema de
las nacionalidades, aspecto que se esboza a coritinurción.

Las nacionalidades.

Oro problema que tiene relación con la cuestión indígena y que ha enfrentado la
corriente clasista es el de las nacionaüdades oprimidas (rninorías nacionales)
discusión que ha contribuído a la interpretación del problema indígena en
Latinoamérica

Para abordar esüe problema, previamente es prcciso tomaf los siguientes


que
aspectos: La población indígena hisóricanente ha gestado fcmas organizativas
en unos casos se han articulado en las luchas de otros sectores explotados y, en
otros, se ha limitado a circunscribine a su especifidad- En su lucha clasista contra el
capital se ha enfrentado a corriente's de influencia burguesa que tergiversan la
orientación de sus movimientos y organizaciones, debiéndose anotar que' en algunos
casos han sido cmptados pof estas corrientes. En OEos, en cambio es apfeciable
el
avance en la toma de concier¡cia de clasg corÚibu¡rendo a refczr la lucha clasista a

través de sus formas. peculiaes de reivindicrción-

La movilización política de los indígenas latinoarnericanos' er varios casos, ha


implicado la combinición de las perspectiv¡ts de clase y etnicidad. Sin embargo, si
bien el análisis clasist¿ ha prestado mayor atención a sus planteamientos como
clase, últimamente se ha visto en la necesidad de feestudi¡tf los elementos
étnico-culn¡rales implícitos a estas movilizaciones-Esto, sobre todo enla medidade
que han sido justamente estos elementos los aprropiados por la burguesía como
que
instrumentos iara aislar y neutralizar la lucha política de los pueblos indios

34
reivindican ¿¡spectos érrico-culturales (4O, que no pueden separarse de la búsqueda de
la überación general de todos los sectmes subordinados.

Un planteamianto cer¡Eado er¡ reivindicacimes aisladas o netamente culturalistas


alimentan posiciones autonomistas que en definitiva van en contra de la lucha
clasist¿ que debe ser unitaria-

Las posiciones que p,rivilegian la oposición de los indios en contra de los no


indios, no deja de te¡er connotaciones racistas.Estas provienen de la manipulación
de las reivindicaciones étnico*ulturales que, separadamente de la demanda global de
la población indígena, tergivenan los objetivos de la lucha de estos grupos,
quedando este tipo de reivindicaciones no como insEumenüos específicos de lucha
(que van a favorecer la general de los sectores explotados), sino como
reivindicaciones aisladas que coinciden y alimentan las formas de dominación
burguesa. Al respecto, entre los elementos más manipulados están la cultura, la
etnicidad y la noción de nacionalidades.

En este sentido, el análisis clasista ha aportado elementos irnporuntes:

"Para Marx y Engels la viabiüdad histórica de una nación o su independencia es


factible si existen condiciones históricas comunes. Esto es, si se asient¿ sobre un
mismo territorio, si posee una composición nacional homogénea, si tiene una
cultura etc. pero básicamente si es que el desa¡rollo capitalista ha fortalecido esa
"comunidad nacional" y ha creado las bases para una transformación
revolucionaria (47).

En este sentido, para Marx y Engels, la viabilidad de una nación o su


independencia nacional no está dada únicamente por un principio de
nacionalidades según el cual cada nacionalidad end¡ía derecho a una vida política
independiente, sino que se fundan en el grado de progresividad histórica que
represeritan las luchas nacionales de aguerdo a una perspectiva orientada hacia el
esiablecimiento del égimen s6g¡alis¡a(a8).

De esta manera la consideración de la perspectiva histórica guarda un aspecto


fundamental, la deterrninación de clase que rebasa aI principio de nacimalidad"

En cada nación clasist4 por lo tanto, hay dos proyectos de configuración


nacional: el de las clases domin¡mtes y de las dominadas. Al respecto, es pertinente
fortalecer el proyecto de las clases dominadas en una causa común de liberación
nacional popular que, en riltima insancia signifique la verdadera f¡rcrza de un pueblo,
la "voluntad colectiva nacional popular".

35
El proyeco articulador de las clases en oposición de las dominantes vendría, en
los casos latinoamericanos, a oigine como el proyecto de liberación que empuje
efectivamente la voluntad pupular y nacional, en la medida que sus burguesías,
por su carfuter de clase dependiente y enajenado,.no son capaces de empujar ni
consoüdar la unificación nacional. De ahí que es imporante generar mecanismos
que consoliden una estrategia común de überación popular, con el aporte de todas
las fuerzas sociales, e impulsar la lucha popular y revolucionaria, donde confluyan
las reivindicaciones indígenas étnicas, sus tácticas y estrategias particulares de
enfrenamieno al capitalismo, así como incorporar los símbolos y especificidades
culturales como elemenüos que fortalecen a nivel nacional el proceso de la lucha
popular.

En consecuencia, a más de examina¡ las condiciones objetivas en que se


desenvuelven los pueblos indígenas de Latinoamérica, conviene atender sus
estrategias políticas de lucha por la liberación y sus propuest¿s de construcción
nacional, para viabiliza¡los en el proceso de liberación popular encaminando a la
construcción efectiva de la unidad nacional nutrida de divenidad cultural; de ahi que
es necesario observa¡ detenidanpnte las propuestas del sector diferenciado de la
población indígena (portadores de planteaminetos étnico+ulturales), susceptible de
integrane al proyecto popular o segrpnt¿rse sin mayor proyección al interior de un
espacio que requiere de una solución global.

PolíticaEsnnl.

Si bien la discusión sobre el papel del Estado en el desenvolvimiento de los


pueblos indígenas y/o nacionalidades es muy amplio, en este acápite, solamente se
exponen elemenüos actuales, los qge surgen de la caracterización del "Estado
periférico" capitalista.

El análisis general de una política estatal concreta hacia un sector social


determinado m sociedades latinoamericanas, parte de una consideración: es la acción
específica de una forma de Estado burgués que, con Evers, se lo denomina
"periférico". Este tipo de Estado posee formas de acción pecualiares detenninadas
por características propias de las sociedades latinoamericanas, a saber: el
subdesarollo {ue se manifiesta en la reproducción dependiente del mercado
mundial- y la existencia de heterogeneidad estructural en sus formaciones
ssc¡¡ss(49).

Son estas cracterísticas las que conñguran un tipo histórico de Estado burgués
especffico que no se ieproduce de forma simila¡ en sociedades con capitalismo
desanollado.

36
Co¡ relación a la primera característica (reproducción dependiente del mercado
mundial), significa que en estas sociedades, por su condición de dependientes, su
contexto producüvo se halla integrado al mercado mundial, subordinándose a
deternrinaciones que trascie¡den el ámbio nacional. Esto, convierte a las burguesías
"nácionales" en meros intermediarios (o "s@ios meüores',) de una hegJmonía
extranjera que les proporciona limitadamente los elementos esenciales para
subsistir.

En este sentido, las consecuencias en la acción estatal son dignas de


mencionarse: la esfera esüatal aparece sobredimensionada; se sujeta prioritariamente
a intereses externos camuflados en los de la burguesía dependiente yie
contrapone a
los intereses legítimamente nacional-populares. Esto le resta una base social
"propia", la que, por el contrario, se dispersa, fragmenta y focaliza de una forma
"renuente" a los esfuerzos de centralización estatal, es áecir de unificación, de
integraci6¡ (50).

lo anterior permite visualizar mejor la segunda característicar la heterogeneidad


estn¡cu¡ral de las sociedades latinoamericanas. Esta se caracteriza por la coexistencia
de formas no capitalistas de producción, (a las que corresponden las poblaciones
indígenas) junto a las capitalistas, lo que en su conjunio configuran una base
económica no integrada de considerable heterogeneidad estn¡ctural. I¿s modalidades
que caracterizan al capitalismo desarollado no se han expandido ,'ni
en üoda su
superficie ni en toda su profundidad" (51). asi aunque las relaciones capitalistas
son las dominantes no rigen del mismo modo para todos los sectores
de la
economía, di para todas las regiones de un paíi determinado. Esto provoca
discordancia atomización y contradicciones en la acción institucional.
Esta
situación, en síntesis tipifica a los escados propios de un capitalismo periférico
corn ambiguos y contradictorios.

En palabras de Evers:

La ambigüedad del estado de la periferia capitarista no es la


indeterminación, sino la determinación bipolar. Tiene su
causa última en la dupücidad de la infraestuctura social. El
estado se intercala como mediador político entre las
estruch¡ras sociales subdesanolladas del espacio económico
local y las fuerzas económicas prevarecientes a nivel del
mercado mundial represantativas de un grado de desa¡rollo
capitalista, más avanzado,__que en su conjunto forman su
base reproduc¡iy¿ ¡¡¿¡srial (52)

37
En este sentido, en la mediación del Estado periférico surge una contradicción
enfie un principio formal correspondienüe a relaciones capitalistas ampliamente
establecidas, y la función de imponerlas definitivamente en un medio
estruc$nlmente heterogéneo, renuente a esta imposición.

Efectivamente, con relaci&r a la reproducción dependiente del mercado munüal,


el sistema económico de la periferiA para su existencia, debe sujetane a las
determinaciones de los monopolios mundiales. Esto significa que los Estados
periféricos deben actuar para articular los inlcreses entre el capital local nacional y
el monopólico.

Esta función de inserción al mercado mundial, que constituye la esencia de la


función del Estado periférico (53), a su vez, implica la de garantizar las condiciones
generales de la reproducción dependiente del mercado mundial capitalista. En
consecuencia el Estado debe encargarse, al misrno tiempo,de gnantizar las condiciones
favorables de la disponibiüdad de fuer¿a de rabajo para la reproducción del sistema.

Entonces una tarea importante de la instancia política del Estado es crear los
medios (políticas), formas e instrumentos -para cumplir su función- para ejercer la
dominación sobre la clase trabajadora, la integración de las clases dominadas. En
este sentido, las garantías de existencia de la fuer¿a de trabajo dependen de los
(54)'
medios que apliqul el Est¿do en un nromeno histórico determinado

En consecuencia, la doble determinación del Estado periférico burgués, ya


mencionad4 signifrca que el aparato institucional conserva una debilidad estructural
que, a menudo, p"*ip la gestación, en su intcrior, de una política social concreta
que intenta aooger deficiente, aislada y limitadamente (y en un marco de ambigüedad)
(55).
lis reivindicaciones de las clases subordinadas

con relación a la población indígena, el Estado periférico burgués


históricamente ha apüctdo medios de integración y políticas como las
ya
la
enunciados. Eso permite visualizar -en deternrin¿das sociedades latinoamericanas-
forma córno el apg'a¡p estatal insd¡¡cional ha ido respondiendo a las cons6icciones
en "favor" de
hiStóricas, siempre en reSguardo del sistema sin que su acción social
que natufaleza capitalista lo permite' En
eslos sectofes se salga de tos timites su
estructufalnente incapaz de resolver
esta penpectiva elnitaaopairerico buryués es
,u, proUt"^as. Sus "sol;ciones" son las más convenientes a su racionalidad
central. Como se verá, estas soluciones han ido desde la destrucción
de estas
poblaciones hasta su integnción y refuncionalizrcióndentro del sistema capitalista'

38
Específicamente, un tipo de política que, en los últimos años, determinados
Estados latinoamericanos han venido apücando para la "solución" del problema
indígena (y que se enmarca en los límites del Estado capitalista), es el
NEOII{DIGENISMO, influenciado por la coniente ehicisüa (emopopulista) en los
términos señalados en el acápite correspondiente. Esto, entendiendo que no se trata
de la legitimación de un tipo de políüca o nredidas estatales sino de la legitimación
de la dominación de una clase sobre otra"

Finalmenb, cabe detenerse en la siguiente reflexión: si la ft¡nción esencial del


Estado, en el capitalismo periférico, es apoyar poüticamente la implantación y
expansión de rclaciones sociales de producción capitalista todas sus acciones se
orientm hacia el logro de esüe objetivo.

Sin embargo, dadas las características de las sociedades latinoamericanas, por


más que el Estado periférico burgués, de cada una de ellas, ponga en práctica
políticas de integración de la población indígen4 esta forma de Estado no presta
condiciones para lograr la integración de estos sectores -y rnás clases dominadas.
Esüo constituye precisamente una de las incapacidades del capitalisrno de las
sociedades dependientes. En el caso de la población indígena, la imposibilidad es
mayor.

Su función, en realida4 se sintetiza en descomponer los mecanismos internos de


producción y reproducción social de la población indígena, máxirno consen¡¡ando
aquellos elernentos que son favorables a la acumulación del capital. y en ello se
refleja su verdadero cqrtenido de clase.

Esto revela como una- falacia la pretención neoindigenista de viabilizar desde


el Estado un proceso de cambios favorables a esa población. En efecto.

Paradójicamente, según esta tendencia (etnopopulista), el


Estado burgués juega un importante papel promotor e
impulsor en la rcalización del proyecüo etnicista; la marcha
de ambos proyectos (el de las clases dominant€s y el de las
dominadas) no resulta incompatible, sino más bien
complementaria, siempre que se logren modificar las
"actitudes" y " enores" que caracterizan la política étnica
est¿tal. Logra¡ tales modificaciones, actuando desde el
Estado, justifica la incorporación de los ideólogos
ehicistas a los aparatos bu¡ocráticos. Desde éstos se realiza
su indigenismo más "popular" o ,participativo" que
redunda a lo surno, en un reformisrno dernagóg¡s6' (56).

39
Al respecto, la posición clasista es radical. No es posible una cooperación
interclasista al interior del aparato estatal o cualquier política estatal para la
población indígena eri realidad encierra una limitación profunda de clase.

40
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t2
NOTAS

l. Cf. Cucva Agustfn, El dcsanollo det capinlismo en América Latina. H,.


Siglo )Oü, México, 1980; Evers Tilman, Et Ertado en la periferb capitalista.
Bl. Siglo XXI, México 1980.

2. Insütulo ladigenista Interamerica¡ o, Anuario, México, 1979.

3. Ibid : Pág. 27

4. Ibid : Pág.24

5. Ibid : Pág Z
6. Ibid : Pág 23

7. Aguirrc Belüán véuc obra Polémica, Iusütuto Nacio¡al de Antropologla e


Historia, México, 1976; Pozas, Los ltúios en las clases sociales ei M¿x¡co,
Siglo XXI, 1973 : pág. t74.

8. Darcy Ribeiro calcula que eo 1900 existla en Brasil 230 grupos iudfgenas; para
1957 se habfan ¡pducido a 143, es decir, hablan desaparecido-g7. cf. Fronteras
Indígenas de la civilización, siglo XXI, México, 1975. En los últimos aúos
se han extinguido étnias tales como los oaas en Argentina, los Teteües y
záparos en Ecuador. Por otro lado, la clase dominante de uruguay se
"enorgullece" de haber etirninado a toda la población indígena.

9. Este aspecto ha merecido el análisis de las ciencias sociales y se ha conclufdo


que existe un desfase entre la intencionalidad políüca explicitada por el Estado
de carácter burgués y los reales efectos sociales sobre la población sujeta a la
inlegración. Cf. Evers Tilman, 1980.

10. sobrc el surgimiento de movimienlos indianistas en América Latina y sus


planteamientos véase Revistas "Pueblo Indio" del cIsA, No. I septiembre de
1981 y Número Especial de Juüo 1982, perú.

43
11. Cf. Serbfn, Andrés. "Etnicidad y Polftica. l,os Movimientos Indlgenas en
América Latina "N¿¿va Sociedad, Costa Ric4 1980; pág. 57

12. Chantal Barré,M., en ldeologlas lüigenistas y Movimientos Indios Siglo


XXI, México, 1983.

13. Cf. Aguirre Beltrán, 1976; pág. 52

14. El reordeoamiento del esqucma de a¡ticulación al sistema consistió eo proyectar


la esfer¡ de la producción a la de intercambio co¡solidá¡dose asf la división
internacional del trabajo. En los pafses latinoamericanos se definió un modelo
de desarrollo inclinado hacia afuera y dependiente de las economfas centrales del
sistema capitalista mundial. Cf. Velasco, Fcro¡ndo. "Formaciones
SocioEconómicas del Ecuador" documentos I.I.E. Univenidad Central, Quito,
Vf; Cueva Agustfn, 19E0.

15. El etnocentrismo, quc considcra los valores propios como "el centro del
universo" ve a las formas sociales indfgenas como inferiores, como pueblos
atrasados que obstaculizan el desarrollo de la sociedad. La solución que plantea
es la integracióu de las nasas indlgeuas al sistema y la destrucción de sus bases
económicas culturales, etc. Más al respecto en varios, Indigenismo,
Modernización y Marginalidad, Cerfro de Investigación Social, Juan Pablos
Editor, México, 1981.

16. Valderrama, M. y Alfajene, A. Itúigenismo, Clases Sociales. y Problerru


Nacio¡ul, CELATS, Lima, 1977; pág 150.

17. Medina, Andés. "Indigenisno, lucha de clases y partidos políücos", e¡ Rev.


Anropología y Marxismo. Año 1,,Na I México 1979.

18. Dlaz Pola¡co, Héctor. "Indigenismo, Populismo y Marxismo", e¡ Nueva


Antropología, No 9, México 1978.

19. Aguirre Beltrán, L.976 z p6g27.

20. Chantal Barrc, M. "Polfticas Indigenistas y Reivindicaciones Indias en América


Latina 1940-1980", en América Latina, Etnodesaruollo y Etnocidio, Ed.
FLACSO, San José, Costa Rica, 1982: pág 55.

2t. Dlaz Polanco, 1978.


.r"t
Aguirre Beltán es uoo de los representantes del indigeoismo integracionista
quien a través de postulados ambiguos refleja el dilema del indigenismo de
integración.

44
23. Aguine Beldn, 1976.

24. A saber, dos hechos significativos I nivel mundial como cootincntal;


Revolución Rura y mexicana.

25. Marroquln, Alejandro, cit. por Cha¡tal Barré,M. Idcobglas Indigcnistas y


Movimíe¡xos ltúios, Ed. Siglo X)O, México, 1983: pág 34.

26. Aguine Beltrán, 1976: pág 53.

27. Esta corrienrc agn¡ps a antropólogos que acogiendo tesis marxistas critican ¡
las ¡eorfas culturalistas nortsanericanas y europcas.

28. Arce Quintenilla O., Plan Quinqueaal de Accióo Indigenista, IJ.I. 1980; pág
39

29. Medine Audés, 1979: págTl.

30. Es l¡nln quien mejor caractsrw el populismo como sistema de ideas. para el
caso ruso, señala los siguientes rasgos: l. La concepción del capitalismo
como una de¡adencia. 2. La concepción de la originalidad del régimen
económico ruso, en -general, y de la del campesinado, en particular. De esta
manera "los populistas no estiman necesario aplicar a las relaciones
económicas rusas los conceptos que sobre las diversas clases sociales y $us
confliclos ha elaborado 'la ciencia contemporánea. consideran al campesinado
comunal como algo superior y mejor en comparación con el capitalisno.
Niegan y disimulan las contradicciones que existen entre los campesinos,
propias de toda economla merca¡ül y capitalista; niegan el nexo de estas
coutradiccioDes con su forma más desarrollada en la industria y la agricultura
capitalista". cit. por Dlaz Polanco,lg?8; pág. g. Con relación al
etnopopulismo, esta tende¡cia actúa bajo influencia de ideas similares a las
enunciadas por lrnln: és!e, "partedeunaconoepción absüacta y generalizanle
del fenómeno étnico, que supone la existencia de una esencia étnica. l,os grupos
étnicos apareceD entooces como entidades invariantes y eternas, cuya
particularidad más conspicua consisle ea flota¡ por encima de los procesos
históricos"... "partiendo de tal independencia, cl etnopopulismo sostienen la
idea de que los grupos ét¡icos prcpugtran uo proyecto socio polfüco distinto
tanto del que rcstienea las clases domi¡antes como del que propugnan las
clases explotadas eo general. Dicho proyecto "étnico" deberá y podrá realizarse
paralela e independientemetrf€ del de las demás clases e¡ pugna. El proyecto
histórico indfgena sc realizará to contra o enfrentándose a loJ demás
proyectos, sino al margen de éstos"... "(esgrime) co¡ fines ideológicos,
dualismos abstractos y vaclos de conteaido polftico ("mundo occidental"

45
"mundo indfgena", "cultura nacional"/"cultura indfgena",elc), cuya. mayor
ventaja consistc en evadir las formas cotrcrelas de las pugnas sociales y
desalentar las luchas conjuntas que de cllas dcrivan necesariamcnte". Doc.
"Declaración de México", 1983: pág. 9-ll.

31. Cf. Dfaz Polanco, l97t; pág. 16.

32. Chant¡l Bané , M. l9E3: pág. 10.

33. Por indianismo se cnüende la tesis teórica sobre la problemática indfgena,


el¡borada y sustcot¡da por los propios indios. Se basa en la corriente etnicista
e impulsa el "poder indio" como "motor dc la sociedad". Cf. "Ideologla,
Filosofla y Polftica de la lodianidad" en Revista Pueblo lttdio, Ne especial,
Perú, 1982.

34. Para esta corrieate, el marxismo buscala "encajar" la ¡oción de clases sociales
en grupos que supuestametrte s€ des€nwelven i¡teroarente mediante relaciones,
valores y parámetros completamente diferentes a los del mundo occidental; esto
es, sin coosidersr que la población indfgeoa y sus formas de reproducción están
insertas eu rplaciooes ¡ociales de produccióo capitalista.

35. Ibid. pág. 239.

36. Revista Pucblo l¡tdio, L982 pág. 14.

37. Ibid: pá9. 14.

38. Bate, Luis. Cultwa, Clascs y Cuestión Etnico-Nuiotpl, Juan Pablos Editor,
México 198a; pág. 81.

39. I-a única forma de toma¡ el poder serla dispuiándole a la clase dominante el
control sobre las coadiciones de producción; es deci¡, cambiando las bases
fundamcntales de propiedad privada sobre los cuales aquellos se sostienen'

40. Marx y Eugels, cit por Hosbawm Eric, "[¡s Campesinos y la Política" en
Cuadertps Anugranu N0. 128, Barcelona, 1976: pág 11

1
Mariategui, José. Si¿¡¿ Ensayos sobre la realidad Peruana, Ed' Amauta,
I.ima" 1970: pág. 35.

42. Al respecto ver Assadorurian, C. Y otros. "Modos de produccióu en América


latina", cuademos Pasado y Preseüe, México 19?8.

43. Cf. Cueva, Agustfn. 1980.

46
44. Cuando el desarmllo capitalista se despliega en el campo (elevando la
composición orgánica del capilal) se va desplazando fuer¿a de trabajo (por
efecto de la tecnificación-aut¡omatización, etc.). En sociedades dependientes, la
proletarización de los campesinos oo es total. Alll se produce su subsunción
formal al capital, al momenlo e¡ que establece relacioaes no direc[amente o
totalnente ¡alariales con el mismo.

45. Evers, 1980 : pá9, 126.

46. Es de anot¿r que eo est€ contexto de lucha han sido determioados lfderes
indígenas los que han relie"edo su dimensión de pueblos o culturas oprimidas
por sobre las determinaciones de clase; no está demás insisti¡ en la posibilidad
de que estas tesis corresponden a tendetrcias etnicistas, las que están jugando un
papel que, según el caso, puede ser similar al jugado por las burgueslas
dependientes Cf. Bartolomé, "Conciencia étnica y autogesüón indlgena", Rev.
Mexicana de Sociologla,1979: pág. 320.

47. Silva, Erika. Nación, Clase y Cultura, FLACSO, Quito, 1984: pá9. 27.

48. Ibid : 27.

49. Evers, T. 1980 : pág. 28.

50. Ibid : pág. 30.

51. Evers, T. 1980 : pág.36-40.

52. Ibid : pág. 198.

53. A esta fu¡ción estatal "periférica" de relación con el mercado mundial, Evers
llama "garantla de reglas generales" o también "imposición de las reglas
generales del mercado" Ibid : 198.

54. Evers sostiene que los medios (represión e integración) conducen al


cumplimiento de la función central del Estado: la reproducción del sistema
capitalista: Ibid 65.

55. En todo caso, cualquier "desviación" hacia los inlereses populares no soo oFa
cosa que respuestas fuacioaales a la prcsenación del sistema de dominación.

56. Declaración de México, 1983: pág l0

47
CAPITULO II
DESARROLLO DEL CAPITALISMO
Y SITUACION DE LA POBLACION
CAMPESINA INDIGENA
EN EL ECUADOR

2.1.. ANTECEDENTES HISTORICOS..


La complejidad de la sociedad ecuatoriana está en relación a su condición de país
que internament€ guarda una considerable heterqgeneidad socio económica y cultural
y, en lo externo, está a¡ticulada al proceso de acumulación capitalista mundial en
forma dependiente. Sin embargo, siendo el modo de producción capitalista el
hegemónico, el proceso de acumulación interno se halla condicionado por la
existencia histórica de formas productivas precapitalistas y no capitalistas que se
encuentran subsumidas al capital. Es en este contexto donde se inscribe el
' problema indígena" ecuatoriano.

En efecto, la cuestión indígena es p41e de un prceso hisórico de acumulación


capitalista dependiente y construcción nacional; prtlceso que aquí se denomina
integraclón de la población indígena al sistema capitalista, el que pala avanzar'
necesita disolver el orden t¡adicional. Así los pueblos indígenas, sometidos a esB
determinaCión COmo grupOS "tradiCionales" y "afcaicos", fuefon viOlentadOs en su
base y superesEuctr¡ra para ser integrados a un sistema de explotación centrado en la
acumulación de capital queno dejadepescindir de su @ncurso.

La fayec6ria de este proceso ha sido compleja; detenerse en cda etapa hisórica


y analizar sus especificidades no es objetivo de este trabajo, pero es importante
señalar algunos elementos de la formación económica y social ecuatoriana, que
permiun comprender la cuestión indígena contemporátea

49
En el territorio que hoy constituye el Ecuador, en el período preincásico,
existieron fmnras & producción social de caráctercomun¡ (1)' que se extendían a lo
largo de la cordillera andina denro de una lógica de ocupación territorial
complementaria que abarcaba escalonadamente diferentes pisos ecológicos. Esta
modalid¿( en ciertoe casos, avanzaba hacia regiones uopicales y subropicales de la
costa y la amazonia con el fin de int€rcaÍibiar productc específicos de cada zona.
Así, las formas de producción pneincásica y prehispánica estaban compuest¿s, como
en el resto de los Andes, por la interrelación de dos tipos de agrupaciones humanas:
las andinas y las selvícolas.

Las formas de producción social andinas basaban sus ca¡acterísticas en su


particular ajuste al ambiente de monta¡ia. Las famiüas de agriculores o ayllus, para
poder enfrentar las cons.tricciones del medio, debían asociarse entre sí bajo el
régimen comunitario con liderazgo en el jefe de familia del linaje mayor. La
propiedad de la tierra era comunitaria, debiéndose anotar que las familias
usufructuarias se cohesionaban enEe sí bajo pautas, símbolos y rituales propios de
una cultura andina que se expresaba en una cosmovisión original.

los apoyos mutuos se lograban a partir de mecanismos tales como la


reciprocidad, la complernentariedad pnoductiva y la rcdisribución de bienes, Ílspectos
que constituían la esencia de la organización social indígena. Estas agrupaciones
(cacicazgos) fueron las que, posteriormente, se vincularon a otros grupos de poder
simila¡ pasando a conformar los grandes señoríos regionales, uno de los cuales
habría sido precisamente el de Quio a la llegada de los incas (z).

Las formas de producción social selvícolas, en cambio, exigidas por un medio


ecológico distinto al andino, fomaban gppos humanos demogúficamente reducidos
(bandas o ribus) y extremadamente móviles; para ello, debían disponer de amplios
territorios para alcanzar a cubrir sus necesidades mediante lacaza, pesca, recolección
y horticultura itinerante. Las formas de producción social selvícolas, en
consecuencia, conformaban conglomerados sociales diferentes a loc andinos, con los
cuales mantenían ciertos intercambios.

Cqr la invasión incásica se pr,odujo una transición de las formas de producción


social tradicional a un régimen social simila¡ al que Marx denominó el Modo de
Producción Asiático (MPA) (3); es decir, se fueron configurando nuevÍ¡s formas de
producción hornogenizadas pc el Estado incásico a cdgo de la nobleza inca.

El nuevo modo de producción se basaba en forma general en las relaciones de


producción, la organización social y la ideología prcexisten0es. Así, matuvo una
part€ de las formas comunitarias productivas antiguas, pero implicó la destrucción

50
parcial de algunas antiguas relaciones comunitarias. (4).

De esta manera el nuevo nndo de producción alzvez "prolonga y conmdice las


antiguas relaciones sgmunitarias" (5).

En lo ideológico "los incas mantuvieron los cultos de las divinidades locales,


pero añadieron el del dios sol y su hijo, el Gran Inca, e¡r honor del cual los
campesinos debían ofrecer trabajo, como lo exigían anteriormente las divinidades
locales radicionales" (6).

Pa¡a la dominación ideológica inherente a este modo de produccióo se utilizaron


las formas ideológicas antiguas en tanto compartían una similar ideología "de la
reciprocidad política económica y las representaciones religiosas"; así, la
dominación y explotación inca se ercotró disimulada"

Al Tahuantinsuyo o "imperio de las cuatro provincias" 0) homogenizado por la


dinastía cusqueña, pertenecían la mayoría de los grupos indígenas que ocupaban los
actuales territorios del Ecuador; estaban constituidos por un conjunto articulado de
"seioríos étnicos" o cacicazgm los que tmían la función de apücar el derecho tribal
que "funda los derechos del individuo en el hecho de ser miembro de una comunidad
i priva....de todo derecho a 4uellos que no pertenecen a esta comunidad" (8). 45i 1¿
formación económica y social inca guardaba contradicciones en su proceso de
consdn¡ción en que fue intemrmpido con la conquista española-

La conquista española o "hecho colonial", estuvo determinada por las


necesidades del desarollo capitalista monopólico, específicamente del incipiente
capitalismo de la formación social española. Este proceso constituyó la
transformación, disolución y readecuación de las estrucu¡ras tradicionales dominadas
y la constitución de la sociedad colonial. De esta forma las estructuras indígenas
quedaron supeditadas a las necesidades de colonización española; se dio una
readecuación de su estuctura radicional sobre todo a nivel de relaciones sociales de
producción y la disolución de los aparatos políticos ideológicos del Estado inca.
Con todo esto, se intemrmpió la irnplantación del MPA. Sin embargo, el nuevo
régimen omó aspecos de su organización social y productiva para la configuración
de la saiedadcolonial.

Así se conservaron y readecuaron las rclaciones de producción comunales y


determinadas supercstructuras político-ideológicas, conro por ejemplo el cacicazgo
indígenq que fue funcional a la apücación del tributo. Efectivamente, en el período
de transición a la sociedad colonial se utilizaron formas de dominación locales
precoloniales donde se destacó el papel de los cacicazgos (9).

51
En fin, los españoles se encontraron con una organización política,
instituciones e ideologías que fueron sometidas y readecuadas a las nuevas
estructuras de dominación colonial; alcanzaron poder económico, político e
ideológico implementando formas de explotación a Eavés de las instituciones de la
encomienda, la mita y los obrajes, generalizándose, a lo largo de los siglos XVII y
XVIII básicanente la forma de trabajo mitayo. Todo eso condujo a unanueva forma
de explotación del trabajo indígena y la transferencia de un sobreproducto hacia
Europa, implantándose vínculos €n@ el poder meropolitano y las clases coloniales
dominantes locales. De esta manera, la estruch¡ra indígena quedó supeditada a las
necesidades de colonización española y acumulación miginaria monopóüca europea.

Desde los inicios de la colonización esparlola (1532-1670) se dio el despojo de


tiena de las comunidades indígenas, lo que provocó la destrucción de gran parte de la
estructura económica anterior, base de la reproducción social de la población
indígena (10). Sin embargo, cabe señala¡ que este despojo en este período no
constituyó "...e1 medio principal de acurnulación de valores..." (11). Será desde
mediados del siglo XVII y durante el XVII cuando se acennúa el proceso bn¡tal de
despojo de tierras y el consecuente surgimiento de la hacienda como la forma de
producción que genera un poder político de la clase terrateniente, basada en el
concertaje (reclutamiento ocasional de mano de obra indígena, que luego se
convertía en permanenE, en tanto el trabajador y su famiüa quedaban endeudados
denro de la hacienda¡ (12).

El proceso de despojo impücó la paulatina reducción de las tierras comunales y


la sujeción extraeconómica del trabajador a la hacienda; creándose el régimen
hacendaio latifundista. En efeco.

A los miserables indios les falt¿ban tierras aún para


sembrar los alimentos precisos para sustentane y si
algrún indio, en paga de su trabajo llega a conseguir algo
de ganado vacuno u ovejuno no tiene donde lenerlo ni
pastarlo; y sujeta a su persona y bienes a un servicio sin
sueldo, en la hacienda del dueño Que lo perrrita (13).

Las características reinantes de e\plot¿ción de las masas indígenas en la coloni4


no cambiaron con la independencia y, luego, con la república. I-a lucha por la
independencia no fue contra la explotación de las masas indígenas ni oms sectores
populares; respondió al interés de cambiar la defecn¡osa tenmcia de la tierra y
terminar con la injusta organización económica de la Audiencia de Quio. Fue un
"acto heróico" de ciertos próceres de la nobleza Errateniente y de una nacienüe
burguesía criolla en busca de auonomía política y económica de España, logrando

52
desde los inicios de la vida republicana otalizar sus intereses y responder a los
requerimienos del desarrollo capitalista internacional, que cada vez más exigía al
país la implanación de un modelo ecor¡ómico articulado a sus intereses.

En esta forma el desarrollo del capitalismo que se desplegó a lo largo del período
republicano hasta nuestros días (para la masa indígena) implicó la paulatina
explotación y ocupación de fueza de trabajo y recursos naturales bajo el imperativo
de la acumulación capitalist4 ocasionando una violenta ruptura de las modalidades
de proúrcción y reproducción social.

Con este pr@eso, se observa en la serranía ecua¡oriana la persistencia de


exterisas áreas comunales que acogen en su interior mÍnimas parcelas de campesinos
obligados a obtener su subsisüencia" ya sea apoyándose enúe sí o comercializando
excedentes productivos y vendiendo su fuer¿a de rabajo en fo¡ma cada vez más
creciente, ya sea en haciendas locales o en fuentes de ocupación exra-regional y/o
urbanas (14)'Estos procesos afecta¡on hondamente la organización social de los
indígenas seranos. Sin embargo, pese a lo experimentado, estos sectores han
mantenido determinados niveles de identidad y organización propias que subyacen a
las modadlidades de agrupamiento comunitario, ya sea insefos permaneciendo en
comunidades de hacienda, en las "libres", o en las semiarticuladas a las haciend¡s
(yanaperos, partidarios). Los indígenas mantienen determinados sistemas
tecnológicos, usos lingüísticos y costumbres que, en cierta nedida han cumplido
una función de defensa que les ha pernritido preservar parcialrnente sus ca¡acterísticas
tradicionales de organización social, pese a hallarse involucrados en relaciones
sociales de producción capitalistas. Sin embargo, muchos de ellos ya se han
aculturado.

En conjunto, se estima que en la actualidad existe una población de dos


millones de campesinos e indígenas involucrados en las sin¡aciones arriba señaladas.
Una magninrd de esto se puede apreciar en el cuadro N0 3, donde se incluyen los
diferefites grupos indígenas de la serranía ecuatoriana.

Como se aprecia en el cuadro, la presencia de grupos étnicos en la sierra es


considerable, debiéndose notar su variedad culn¡ral" pese a los procesos comu¡les que
han experimentado.

En la sierra subsisten varias áreas étnicas que se aglutinan en tomo a la


estructura hacendaria, organizándose fundamentalmente como comunidades de
campesinos indígenas. Esto, como ya se dijo, sea conro comunidades "de hacienda"
(huasipungueros), semiarticuladas (yanaperos) y libres". En el cuadro se muestra el
número de comunas jurídicas, las que, aunque no representan a la totalidad de

53
comunidades reales, expresan la dimensión de esta población en cada povincia de la
serranía. Como puede apreciarse, en términos relativos el mayor número de
comunas se concenta en las provincias centrales, siendo Chimborazo la de mayor
rango al respecto. Cabe señalar que del total de comunas jurídicas a nivel nacional
(.974), el74% se localiza en la rcgión senana-

Por oüo lado la peneración capitalista en las regiones selvícolas se ha


caracterizado por el proceso tardío de colonización que se inició desde mediados del
siglo pasado (185G1860). Este proceso avunó hacia estos teniorios con prácticas
productivas y formas de asentamiento extrañas a la ecología de selv4 las que
produjeron un efecto desestabilizador en las áreas ocupadas por los gupos étnicos
locales. Tal es el caso de las haciendas caucheras que virtualmente inplanaron el
esclavisnro en la zona nororiental, marcando la extinción de varios grupos nativos;
o la expansión de la colonización en á¡eas indígenas del litoral que marcaron la
desaparición de vrias de estas tibus.

Así, luego de procesos tales como las actividades misioneras, la instalación de


haciendas y la explotación indiscriminada de fecursos naturales, las poblaciones
selvícolas han venido sufiendo una reducción acentuada de sus territorios, el
deterioro y la contaminación de su habitat y, en definitiva, el destrozo de sus
condiciones básicas de producción socio-económica y continuidad cultural. Esta
situación se ha agudizado a lo largo del present€ siglo. Esos efectos se suceden
fundamentalmente sobre las diversas agnrpaciores éuricas selvícolas de la actualidad
apreciables er¡ el Cuadro Ne 4. Corno se observ& la importancia de esta población
es eüdente: abarca casi toda la Amazuria ecuatoriana y constituye un conglomerado
social de gran multiplicidad lingüística y cultural pese a su proporción
demográfica. En efecto, represenca una población de aproximadamente 100.000
habitantes, que utiliza nueve idiomas para su comunicación en una extensa área de
habitat selvícola-

En síntesis, los aspectos descritos sobre las fases del proceso de formación
social ecuatoriana que tienen que ver con la población indígena, históricamente han
respondido a la acumulación capitalista mundial y la integración de esta
población al sistema imperante.

i'hecho
De esta form4 el colonial" constinryó un proceso de tres siglos y medio
de disolución y readecuación violenta de las estructuras sociales prehispánicas
indígenas, y su articulación a una nueva estrucn¡ra determinada por relaciones
sociales de explotación para la acumulación originaria de capital; así la masa
indígena quedó supeditada a los intereses económicos y de hegemonía política

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57
ideológica de la sociedad colsrial, convirtiéndose en la condición principal para su
repnoducción

La independencia y la insauración de la repúbüca correspondierqr igualmente a


las necesidades de una nueva fase del desanollo capitalista que determinó la
vinculación del país al capital rnonopólico intemacional. La formación económica
social ecuaoriana ha ido evolucionando como estruca¡ra dependiente y subordinada
al desarrollo del capialisnn mundial. A la fase colonizadora y de instauración de la
repúbüca le sucedió un período sujeo a los vaivenes del modelo agroexportador
dependiente del mercado mundial, en conüadicción con el sistema hacendario
tradicional. Las comunidades indígenas, enhampadas en estas determinaciones,
quecair como formas precapitalistas que, para efpresenre siglo, sobre todo en las
últimas décadas van a ser en nayor grado sometidas a estas relaciones sociales de
producción.

El proceso de desarollo capitalista en el agro y la consecuente necesidad de


desarrollar las fuerzas productivas, nediante la transformación de las estrucMas de
producción tradicionales, sqr los aspectos que rodean la trayecoria de la población
indígena en el contexo nacional: mientras los indígenas serranos en su mayoría
seguían, hasta media¡ el presente siglo, involucrados en relaciones de renta en
trabajo, los indígenas de la costa y del oriente empezaron a sentir la compulsión
colonizadora que usurpaba sus territorios. El deterioro de esta situación implicó la
vinculación cadavez mayor de estos sectores a relrciones de producción capitalista
en la medida de que sus recursos se hacían cada vez más deficita¡ios y sus
alternativas se sientaban hacia la venta de su fuelza de rabajo.

2.2.. MODERNIZACION RURAL Y CAMBIOS SOCIALES


CONTEIVÍPORANEOS.

El proceso de modernización.
I-acmfiguración estructural de la formación social ecuatoriana, determinada por
su condiciór¡ de subdesanollo y dependencia del rnovimieno general del capitalismo
nnnopólico (lO, implicaque en las últimas décadas el país háya experimentado una
serie de cambios t¿nto económicos conro políticos; esto en correspondancia con la
crisis del modelo a$oexportador de los años sesenun y la implantación del nuevo
modelo de desarrollo capitalista vía industrialización por sustitución de
impctrciones.

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59
Efectivamente, la década del sesent¿ se abre con una aguda crisis del modelo
agroexportador que, planteó la necesidad de impulsar un proceso de modernización,
básicamente en función de la ransformación de laestructura agraria radicional (pre
o no capitalista) a la que se enconraba ügada la mayoría de la población indígena.

El imperativo de responder a los requerimientos de ransformación de las


condiciones de acumulación capitalista para dinamizar el sistemá de acumulación
monopólica, se presentó en toda Latinoamérica. A esto se añadió el plan del
imperialismo para contraresta¡ el avance de la lucha popurar, muy influenciada por
la revolución cubana, pua lo que se desplegó una amplia campaña a través de la
aplicación de programas de corte reformista desa¡rollista que tendían a controlar y
desmovilizar esta lucha.

Este plan imperialista tuvo el apoyo de la mayoría de los gobiernos


latinoamericanos de ese entonces. En esta perspectiva, ya desde l94g la cEpAL
instaba a los países del área para que abandona¡an las formas de acumulación
tradicional que, por ser "nulas" y no obedecer a las necesidades de "modernización"
de la socieda4 debían eliminarse. I-a dinámica de crecimiento debía centrane en el
fortalecimiento de la industria, destruyéndose así las trabas a su desarrollo. En
consecuencia, se planteaba la reforma agraria como imprescindible para
implementar los cambios, en tanto era el campo donde se concentraban las formas
de producción tradicíonales que impedían el "desarrollo" y donde el riesgo de
sublevación campesina indígena era más evidente. Así se generó un consenso
internacional que apoyaba la realización de la reforma agraria (16).

De esta forma se impuso en el país un cambio de modelo económico que


obedecía a las necesidades de acumulación monopólica, lo que determinó que la
sociedad ecuatoriana entrara en un proceso de cambios y transformaciones que
tendrán énfasis con el auge petrolero.

A principios de los años setenta se reimpulsa un proyeclo económico y político


conducente a la modemización de la estructura económica del país, proyecto que, sin
embargo, la burguesía no estaba en condiciones de conducirlo. En efecto,
históricamente ésta ha sido incapaz de realizar reformas tendientes a la
modernización de la sociedad. siguiendo los dictámenes del capitalismo
monopólico, la burguesía se ha valido del Estado para que éste se encargue de
empujar el prceso de modernización en correspondencia con sus intereses. Esto ha
colocado a las burguesías nacionales en condición de socios menores del capital
transnacional, que
- no actúa precisamente en función de un proceso de acurnulación
nacional (17).

60
Esto producirá una grave crisis de representación política y la agudización de
conFadicciones entre las diferentes fracciones de la clase dominante. Esta situación
dará paso al nuevo intento de modemización en el país a cargo de los militares que
toman el poder en 1972, planteando inst¿urar un nuevo modelo de desarrollo
nacional, financiado por la renta perolerA la que empuja el desarrollo de la industria
y el fontalecimianto del Estado.

En efecto, el crecimienüo del excedente económico generado por las


exportaciones de petróleo, significó para el gobierno contar con ios recursos que le
perrnitieron impulsar el "desarrollo del capitalismo vía Estado", llegándose
a
determina¡ cambios en la estrt¡ca¡ra económica y social de la sociedadecuaüoriana.

Los ingresos por export¡ciones de petróleo crudo tuvieron un alto crecimiento


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a saber: de 59.4 millones de dólares e¡ t972 a 1.036 millones de dólares para
1.929.
La producción que en lgTzfve de 2g.5 rnillones de barriles paraLgTg alcanzó
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millones. Por otro lado, el alo crecimiento del ingreso económico fue importante
para el financiamiento del presupuesto del Estado; en este sentido,
aaquirio un
enorme poder económico que crece en más del 9oo%; ésto significE que
el
presupuesto_ Jiscal se convirtiera en el eje del crecimiento
de la acumulación
capitalista (18)' impulsando fundament¿mente la rama in¿ustri¿ alrt,
participan dinámicamente en la economía.
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Para que el Estado cumpla toda su furpión interven3ora en los diversos


s@rores
de la producciórL comercialización y servicios, así como t¿mbién para
la aplicación
de la política rcformista, se amplió su aparato institucional, incrementándose
la
intervención pública a un nivel sin preceden6s. (20).

Por oEo lado, paralelo a la expansión del capitaüsmo via industriaüzación,


se
observa el fontalecimiento noüorio del capital financiero y bancario que
deja de
relacionarse básicamente con el sector agroexportador y se toma en
un "elemento
dinámico" de la economía del país.

Por otro lado, la modernización en el agro se encaminó a romper con las


obsoletas eshucturas no favorables al capital y mejorar las condiciones
de
acumulación en el campo, buscándose atacar el latifund.ioimproductivo y
las formas
precarias de producción que configuraban la estructu¡a
agraria previa a la reforma.
Esto debía complementarse con el apoyo a unidades de-prodúcción
eficientes de
costa, sierra y oriente, con la cqrsecuente ampliación de la frontera
agrícola.

Pero no cabe duda, que el problema principal radicaba en la


estructura agraria
serTana.

6l
La estructura de tenencia de la tierra antes de la reforma agraña estuvo
básicamene formada por la hacienda traücional (21), basada en la explotación de
huasipungueros, quienes se "beneficiaban" de un lote de terreno y de ciertos
sen¡icios adicionales, a cambio de enregar su fuerza de trabajo al terratenientp de 4 a
6 días semanales, además de prestar servicios periódicamente como huasicamas
(senricios en casas) o cuentayos (cuidadores de animates).

La hacienda contaba demás oon otras fuentes de mano de obra como yanaperos,
los arrimados integrados a las familias huasipungueras y los peones libres de los
alrededtres, quienes vendían su fuerza de rabajo en épocas de alta demanda como la
siembra o cosecha En definitiva, el conjuno de la población campesina e indígena
estaba sometida a un sistema de explotrción rentista, agrupándose en una variedad
de comunidades ("de haciendan, "libI€s" y semiarticuladas) como estrategia para
enfrenta¡ este grado de explotación económica y extraeconómica; es de anotar que
esta situación se agudizaba en tanto la gran mayoría de estos campesinos vivían en
reducidas y deterioradas unidades de producción, generándose una fuerte "presión
demográfica" sobre las tierras ociosas de los latifundistas. Este cuad¡o se
complernentaba con formas anátogas de explotación de campesinos costeños en las
plantaciones del litoral empujados a sobrevivir en condiciones de virn¡al rniseria.

El predominio de formas precapitalistas en la producción agrícola implicaba que


la economía del país, que básicamente se apoyaba en la agricultura, se ülracterizara
por el bajo desa¡rollo de las fuerzas productivas, aspecfo que no se compadecía con
las exigencias de la división internacional del fabajo y con los intereses de la
fracción burguesa modemizmte nacioral. Esta siu¡ación incidió para que se inicie la
disolución de las formas precarias en la hacienda serrana, conduciendo a su
modernización.

Como ya se dijo, fueron las reformas agrarias las encargadas de marcar los
cambios en el agro Q2).1-a Junta Militar de 1963 fue la primera en infentar
transforma¡lo y puso en práctica políticas específicas y un programa reformista
desarrollista de tinte anticomunista que respondía, en g¡an parte, a la imposición del
imperialismo norteamericano interesado en llevar a cabo su programa de la Alianza
para el Progreso.

Se expidió la prirnera ley de reforma agraria en julio de t964, que se centró en


la errad.icación de las formas preCarias, esencialmente el huasipungo, ¡esguardando
las mejores tierras de las grandes haciendas y dirigiendo las afectaciones hacia las
unidades pertenecientes a propietarios ausentistas o de menor productividad, así
como las de tenencia púbüca. Así mismo, se implantó otro mecanismo de en6ega
de tierras a través de la colonización como "válvula de escape" a la presión

62
delrngráfica semrna.

En torno a la reforma agraria no acu¡aron únicamente facores de orden externo;


esfi¡vieron también presentes aspectos internos. La modernización y los cambios de
la estructura agraria" fueron intereses de la burguesía modernizante del país; por
otro lado, no se puede descuida¡ la presión que ejercieron va¡ios secüores sociales
enbe los que se encuenean loa propios indígenas y campesinos. En este sentido,
años antes a la reforma srgari4 algunos sectores t€rratenientes, fundamentalnpnte la
fracción modernizante más avanzada vinculada a la producción de la leche en la
sierra, se encargó de iniciar voluntariamente la üquidación de los huasipungos,
insüaurando, aunque de manera lenta" relaciones de tipo capitalista en sus unidades
(¿r). Con este mecanismo los
terratenientes querían detener y desmovilizar la lucha
campesina por la tiera y la presión popular en favor de una reforma agraria radical.

En contraposición a la actitud de la fracción modernizante de la burguesía,


obviamente, hubo el grupo de terratenientes tradicionales que fueron la miyoría,
respaldada por la Cámara de Agricultores, que se oponía abiertamente a la reforma
agrarif no obstante que la ley no alteraba en absoluto el monopolio de la tiena;
más bien garantizaba las condiciones de tansición de la acumulación basada en la
renta en trabajo (huasipungo) a la acumulación capitaiist¿. Es de indicar que las
fracciones opuestas a la reforma agraria no constituían precisamente parte de la
burguesia; sin embargo, no era una fracción beligeranfe,con ésta: sus contradicciones
eran di orden secundario y, como dice Guerrero, se subsumían en la participación
organizada de.los hacendados en la reproducción ampliada del modo dL producción
capitalista (2a).

En síntesis, la "iniciativa terrateniente" que, como se dijo, no involucra a todo


este sector' será una acción previa a la aplicación del proyecto reformista impulsado
por la fracción modernizante de la burguesía, que inició su plan sin contar con
la
intervención directa del Estado, como una "estrategia orientada a empujar el
desarrollo del capialismo en el campo" €5).

Asi se impuso la transformación de la hacienda tradicional. Los terratenientes


hicieron mayorcs inversiones conducentes a tecnificar los procesos de producción,
integraron a la hacienda asalariados a cambio de huasipungueros, etc. Sin embargo,
como señalan Quintero y Guerrero, la fuerza de trabajo a¡-alariada seguirá ügadi a
estructuras domésticas huasipungueras y a comunas (26). De esú manera, la
generalización de relaciones capitalistas de producción no fue total. De hecho,
en
algunas regiones los terratenientes dueños de haciendas modernizadas mantenían
relaciones combinadas pre y capitalistas, para maximizar sus ganancias, mientras
en
oras haciendas "pervivía" únicamente la renta en Fabajo extraída de los indígenas

63
huasipungueros €7).

Así, la ransformación de la estruc6ra ry¿¡iasefrana y básicamente del régimen


hacendariq se dio de acuerdo con las condiciones reales que presentaba el desarrollo
del capital en el prweso de modemización deernrinada por las necesidades del capital
monopólioo, los estímulos que fecibía una frrcción de la clase terateniente que
apoyó la reforma agraria y, por otro lado, la presión que ejercían los diversos
sectorsr populres y especfficanrnte el campesinado indígena-

En generaf esta rcforma agraria fue limitada en tanto se buscaba profundizar las
relaciones capit¡listas en el campo y la consecuante descomposición de las formas
pre o no capitalistas de poducción,lareforma agraria consiguió que paulatinamente
éstas se fueran disolviendo, refuncionalizando o sustituyéndose por las capitalistas;
este aspecto efectivamente era requisito para liberar la fuer¿a de trabajo campesina
indígena y su consecuente proleta¡ización o semiproletarizació¡, además de
dinamizar a las haciendas productivas. Pero, todo esto fue reducido tanto en su
extenSión cgmo en sus alianceS, sin constitui¡Se en una efectlva solución al
problema de la tierra. En efecto, como se ve en el cuadro No 5, el proceso de
i"for^" agruia64-66afectó básicamente a la sierra' donde se dieron la mayoría de
adjudicaciones. Aún así, según Banky en esta región se benefició solamente a
17.d1E familias en una extensión de 68'447.66 hectáreas, con un promedio de
4

hectáreas por unidad. Estas cifras son ampliamente superadas por la colonización' la
que se efec$ó en desmedro de los terriorios pert€necientes a las etnias selvícolas
del Oriente.

De todgs modoS esta reforma, aunque mínirna, provOcó cambios en la estn¡cüra


agraria sobrc todo serrana, sin consoüdar el capitalismo en el agro, pero imponiendo
en toda su extensión, relaciones sociales de producción capitalista.

La economía del país a partir de los ingreSos petroleros tuvo una gran
expansión; sin embargo, eS necesario anotar que el Sector agropeCuario tuvo un
lento crecimis¡b (28) ! inclusive, como ya se dijo, fue inferior a oÚos seclores de
la economí4 como es la actividad indusfial. Vtt-" d" sus políticas fue promulgar y
(29)' bajo el propósiO de reemprender
poner en vigencia la segunda reforma agraria
la rnodernización del ótnpo y acelerar la definitiva cancelación de las formas
precarias, transforma¡ las haciendas en empresas capitalistas y conformar una
'pequena
y mediana burguesía rural, que neutralice la presión campesina e indígena
en el agro.

cabe anotar que esf€ renovado impulso se produjo cuando la organiza-


ción campesina se fortaleció exigiendo al Estado la emisión y aplicación de

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65
una efectiva reforma agraria. Pua l974la concentración de tierras sEñalaba que, el
2% de propiedades mayores a 500 hectárcas cont¡olaban el 48* de la superficie
agrícola del país; en ano que las propiedades rienores de 5 hás. que representaban el
66.9% del total, conrolaban únicamente el 6.8% de la superfig¡s (30). Esto explica
el carácter fundamental de la reivindicación campesina-

Las políücas del Estado hacia el agro tenían claras tendencias productivistas
intentando converti¡ a los latifundios en tierras de explotación capitalista bajo
amenaza de expropiación, aI tiempo de estimula¡ a la pequeña y mediana propiedad.
En este senüdo, la acción redistibutiva de la reforma agraria se redujo a una limitada
afectación de predios de baja productividad, a la.eliminación del rabajo precario de
las haciendas de propiedad esratal e iglesias, destacándose a cambio el incremento de
la producción empresaial (31);

Para l976la intsvencbn estatal no cambió: se implantó una política agraria


tendiente a supriniir la redisribución de tierras, para privilegiar las políticas de
fomento y desanollo nrral asícomo de colqrización. Una apreciación de este énfasis
colonizador para la fecha se aprecia en el gráfico N0. 2. Para el efecto, el triunvirato
miütar de 1976 fortalecerá aún más el aparato estatal institucional agrario para que
cumpla el objetivo cenral de impulsar la modemización del agro €2).

Con el retorno al régfurnn constitucional en 1979, la política agraria continua¡á


siendo la misma con la diferencia de que prácticarente se cerrar&r las acciones de
redisribución de la tierra, limitándose a adjudicar la tierras irtervenidas durante la
última dictadura y a promover el fomento agropecuario y la ampliación de la
frontera agrícoh. €3).

En relación al campesinado, el gobierno constitrrcional se cenró en el desa¡rollo


de una política "campesinista" que contemplab4 entre otras, la prestación de
servicios como capacitación, asistencia técnica, alfabetización, salud y desarrollo
rural. El Estado intervino en el proceso de "integración" de la población campesina
indígena al proceso de acumulación de capital, deja¡do a un lado zus reivindicaciones
centrales, como es el acceso a la tierra. En este sentido, la política de fomento
agropecuario, que venía poniéndose en práctica desde la época de la dictadura
(34), esta ley
c¡státiz¿ en la promulgación y la vigenciá de h respectiva ley (1979)
se emitió con la penpectiva de garantizar el proceso en base a la innoducción de
tecnología, asignación de créditos y suüsidios (35), asistencia técnica e
infraestructura que favorecía fundamentalmente, a los medianos y gtandes
propietarios más no, a los campesinos pobres. Por otro lado esta ley acarreaba
graves medidas represivas en conha de las organizaciones indígenas y campesinas
que no aceptan fespuestas estatales sustin¡dvas a la entrega de tierras.

66
GRAFICO NI 2

NIJMERO DE HECTAREAS ADJUDICADAS Y DE FAMILIAS


BENEFICIADAS EN COLOMZACION Y REFORMA AGRARIA
NUMEROS RELATIVOS)

D&-rn5

FAMILIAS HECTAREAS

Fuente: Estadlsücas IERAC 1975


INEC, Censo Agropecuario, Quito, 1974
Elaboración: .Chiriboga, M. 1982: pág. 103

67
Ahora bien, por lo mer¡cionado, se observa que la política agraia del gobierno
denncrático estuvo orientada a crear incentivos para la producción agrícola, y los
beneficios se orientaron exclusivan¡ente a un determinado sector capitalizado.La
medida dejó fuera de estas ventajas a los sectores mayoritarios de campesinos e
indígenas a los cuales se destinaron únicamente medidas paliativas. Esta situación
demosraráque el proceso de "rnoderr¡ización y desarrollo" del capitalismo en el agro
no fue un pfoceso homogéneo, sino que sirvió para reproducir y profundizar las
desigualdades an el agro ecuanaiam.

En cuanto a la colonización, fue el único mecanismo de redistribución de las


tienas; se insistió sobre la colonización semidirigida señalando que se suprimiría el
acaparamien0o de la tiena y que se haría "el asentamiento de familias pobres de
ex-minifundistas y asalariados" en terriorios "baldíos" y la paralela delimit¿ción de
terriorios nativos. Pero provocó efectos sociales negativos en la región, sobre
esüo
todo con relación a lapoblación indígena y la degradación del habitat aspectos que
se examinarán más adelante. Una relación sobre política agraria y colonización se
aprecia en el cuadro Nq 6; El 80% de las tierras entregadas corresponden a
colonización y abarcan únicamente al 38% de familias beneficia¡ias. Por el
contrario, con la vía de reforma agraria se entregó sólo el 20% y se benefició al 627o
de familias.

En conclusión la acción Eansformadora modernizante del agro, que en el país


parte desde los inicios de los años 60 responde al proyecto burgués de acumulación
y desarrollo del capitalismo muropólico, que a través del Estado, ha ido irnponiendo
cambios en sociedad ecuatoriana. Estos, básicamente se orientaron a la
la
transformación de la estructura agraria tradicional, requisito necesario para la
modernización y c$Necuente desanollo del capiulismo en el agro.

Este proceso buscó integrar a la población campesina indígena al sistema


capitalist4 acentuando y reproduciendo las desigualdades eri el medio rural.

En este sentido, el Estado ha aplicado res tipos de política agruia. La primera


consistió en la redistribución de tienas; la segunda en la modernización con gran
inyección de capital y tecnología; y la tercera, en el fomento agropecuario, con
programas de corte desarroüista productivist¿

La primera, cenüada en la abolición de formas precarias de producción, se


desarrolló con debilidad; la segunda estuvo orientada a favorecer a medianos y
grandes propietarios, y la te-rcera, dio paso a una acción productivista con
(36). En esta medi@ la acción de las reformas agrarias
caracterfuticas diferenciadoras

68
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69
se inscribió fundanrenAhente e¡.laafetrción de tierr¿s que no efan aptas ni con
capacirtad poductiva sin tocar las grardes prophlades, cqduciendo a los campesinos
berpficiarioc hrcia un proycto productivista que pu' pafcial, aleja al conjunO del
campesinado de su reivindicrión principal, la tbrra

Principales cfcctos soc¡¡les.

El proceso de desarrolb del capitalismo en el cam¡n, ha pnovocado múltiples


efectos. Pa'a orientar bs objAivos de ese trabajo, se desacar&r algunos que tienen
más relación con la poblrcitln indígena carycsina Pra ese esEdio dichos efectos
girarán en toñx) a las siguiantes constafriones:

1.- I-a trusformrción de la estruch¡ra agfafia tradicioftal y oonsecuente


reordenamitxrb de las fi¡erzas sciales, socbúes y clases.

2.- El praeso de descoaposiciúr y dife¡encircitln económica de la población


canpesina hdíg€oa

3.- El deterirro de las cor¡dbi<xres de yida, de las famas cgmizativas tradicionales


y sistemas cr¡lu¡rales.

4.- La imrpclh de polítir,as estatales de core ¡efomista, desurollista poductivista


y de confol idoológico de los sectqes subqdinados y frmdam€ritalmerite de los
indígenas campesinm.

5.- El debilita¡niento, atomizacióri y diversificación de ingeses y reivinúicaciones


al interiorde las orgarizrciwes canpesinas indígenas.

El proceso de desarrollo del cpitalisrno en el caqn, pralelo al deterioro del


Estadooügárquico y el ascenso de la burg¡resía al poder prOdujo cambios en la
estmch¡ra de @er tradicional. Esos cambios se cafacterizafon lx)f una nueva
correlación de-fuerzas, que se refuncimalizron de acuerdo con el desarrollo del
capital y los intereses polítbos de la burguesfu la que s fue articulando al capital
ñnanciero e induStrial en aüanza Con el sectof Errateniante "oligárquíco",
respqrdiendo así a los dic6¡rsres delc4ital mcr@lico(rD.

ps ot¡o l¡do, si bien se cmforrnó una mediana y pequeña burguesfu a€tra¡ia' los
s€ctores subalenros de población blma mtiza e indígena sedinurtaron un amplio
Sector de pequeños propietarios, comerciantes, artesa¡x)s' trabajdores agrícolas,
peones, taftltos, precaristas, asalariados, semiproletarios, etc'' que fueron
-a@uiriendo
mayü independencia de los gft¡pos de pod€r tradicional locd para su

70
reproducción tano social corno económica A su interior, como se verá adelante, se
produjo una corsiderable diferenciación saio-ecq¡ómica

En este sentido, la penetrrción y expansión de las relaciones capiralistas en el


campo provocó efectos sobre la población indígena campesina expresados en la
paulatina descomposición de su base económica el acentuado proceso de
diferenciación social, la descomposición de formas organizativas tadicionales y la
significativa &grdrción de sus valores culu¡rales.

Esta crítica situación ha est¿do determin"da, básicamente, por la falta de tienas


insuficiente y/o baja productividad de sus tierras, aspec¡o que incide en su difícil
reproducción económica, social y cultural.

En efecto, los cambios mínimos de la estructura de tenencia de la tierra


implicaron los siguientes efectos en la distribuc¡6¡ (38);

- el incremento de minifundios de menos de 5 hectáreas, que para tg74


sigrificaban elff..9% del total y apenas el6.8% de la superficie.

- el incremento de las rnedianas y peqrc:nas unidades de explotrción de 5 a 100 hás


por efecb de la colonizrción y descorposici&r hrcendaia

- la reducci&r de la exensi&¡ de tierras de más de 5m hás.

En el contexto de esas modiFrcaciones, la sin¡ación campesina indígena ücutz6


una dimensión peocupante:

Para el período comprendido en&e 1954 y t974las explotaciones de rnenos de 5


hectáreas aumentaron del 251.700 a 365.200, esüo es, en un 45% su superficie
media disminuyó del 1.? hás de tierra a 1.55 hás. En este sentido, las reformas
agrarias no dieron solución al problema de falta de tierra para la población
campesina indígena. Así los datos demueshan que úicamente se benefiiió, hasta
1974, un insignificante z% de las familias ¡¡sentadas en el sector n¡r¿ (39).

Por oho ladq una vez que la mayoría de la población campesina indígen4 sobre
todo la serana, se encontró liberada de las relaciones ptecarias de producción
despojadas de sus tierras, se vió avocada a agudos procesos de proletarización,
serniproletarización y sobreexplotación; en tanto se articula débilrnónte al capital y
establece relaciones salariales en las plantaciones, la emprésa agríco14 lá
agroindustria a nivel del campo, y, fundamentalmente, en las ramas de la
construcción y senricios en las ciudades. Esta situación se agudiza puesto que el

7r
apa¡ato productivo nacional no absorüe la masa expulsada del campo.

Según datos censales, los trabajadores asalariados a nivel de la sierra


representaban el 30% de la fuena de trabajo en 1962, en cambio pxra 1974 eran
solamente el 28%. Así mismo, se habían incrementado ampliamente los
trabajadores famiümes sin remuneración que pasaron del 12% al L7%. Para el
período indicado la poblaci&r aunentó en una tasa &l 2.9% a¡uali sin anbargo, la
tiena disminuyó. (40).

De esta naner4 en torno a esta estructura productiva se fue configurando una


inmensa masa de semiproletarios, subempleados y desocupados, o que redundó en
una siturción social de crecient€ descomposición y pobreza de los sectorcs sociales
de donde emergen. Al respecto, la población carnpesina indígena fue la más
golpeada"

Para 1974,1.3 millones de personas no percibían salario alguno; eran


trabajadores ocasionales o, a su vez, se trat¡ba de productores empobrecidos. El
ingreso promedio de una familia campesina no superaba los 36.000 sucres anuales.
Aproxirnadamente el 80% de la población rural car*ía de ingresos que permitiera
cubrir las necesidades elementales de subsisterici¡ (41). g¡ este sentidq la gran masa
de campesinos al verse obügada a vender su fuerza de trabajo para conseguir o
complementar ingresos por lo general se enfrentó con condiciones difíciles para
integrarse como proletarios en plantaciones o industrias. De esta manera los
campesinos entraban a forma¡ patte del semiproletariado n¡ral en proceso de
pauperización.

Así, la peneración del capitalismo en el agro golpeó con mayor fuerza a la


población campesina indígena sin tierra, al jornalero y trabajador agrícola e
inclusive a la pequeña y mediana burguesía agraria que no pudo competir con los
sectores empresariales agrícolas. En definitiva, este proceso generó efectos
extremos: por un lado, fortaleció a un mínimo sector privilegiado, básicamente a la
empresa agroindustrial, con mejores tierras y garantías para la acumulación
capitalista y, por otro, conñguró un gran sector de población pauperizada.

El grado de deterioro de las condiciones econórnicas en que se desenvuelve la


población indígena provocó, obviamente, el debilitamiento de sus formas
tradicionales de organización social y productiva y sus manifestaciones de vida
cultural. Es así como las modalidades comunales, los sistemas tradicionales de
convivencia y cohesión social, los símbolos, lengua, ritos, tradiciones y
costumbres, en su conjunto, fueron afectadas profundamente. Si bien la población
(42), n
indígena generó estraégias de "supervivencia;para enfrenta¡ estoe embatet

72
situación definitivamente rompió aspectos importantes de estas formas sociales. I¿
producción, por ejemplo, fue penetrada por rclaciones sociales de producción
capitalista; las cosurmbres fueron aprovechadas en favor de la acumulación de
capital. Tal es el caso de algunas comunidades de artesanos indígenas que,
aprovechando vínculos tradiciondes de parentesco y vida comunal, pusieron a su
favor las mingas, presüamanos, de sus pariantes, allegados y vecinos. Esta situación
se presencia en oüos puntos del país. Con ello cristaliza la diferenciación intema de
este secttr, aún pu sobre la indentidad cultural.

Por otro lado, este proceso de deerioro de la mayoría de la poblaci&r canpesina


indígena intensificó las corrientes migratorias a los cenEos urbanos en busca de
ingresos complementarios, sobre todo, la migración temporal que es la de mayor
incidencia. Por lo general; son los jévenes quienes migran a las poblaciones
aledañas y ciudades en temporadas que no son de siembra o cosecha- En este sentido,
Ma¡tínez señala que si bien, para 1977 el 6.3% de la población rural de la sierra
correspondía a migrantes pennanentes, la mayor proporción representaba a
migrantes ocasionales. La mayoría de migrantes (8I.2%'tcorrcspondía a campesinos
propietarios de pequeñas unidade.s de producción (de menos de 5 hás.). Esto indica la
correspondencia enre migración y disponibilidad insuficiente de tierras, debiéndose
anotar una situación estructunl muy compleja del campesinado serrar¡o ecuaüoriano
(a3). fsta situación se aprecia en el gráfico Na. 3, tomado del estudio del indicado
autor.

Paralelamente, la población migrante entró en un proceso acelerado de


aculturación, transfiriéndola hacia las comunidades de origen, e intensificándose los
pr@esos de descompoeición arriba indicados.

En sín@sis, la sioación de la poblrción indígana, corno resultado de todos estos


procesos señalados evidencia una marcada heterogeneidad de su base económica
productiva gran divenificación social y hondos conflicros políticos, ideológicos y
culturales.

Dado el interés de este estudio vale destacar los efectos sobre la organización
socio'política de esta población.

Efectivamente, la pauperización de la mayoría de la población campesina


indígen4 la constitución de una pequeña burguesí4 que accedió a la tierra y que se
a¡ticuló al mercado en desfavsables condiciones, y que además va a cumplir el papel
de distensionador de la presión política, contribuyó a la modificación de la base
social y al consecuente surgimieno de inEreses y reivindicaciones divenos, muchas
veces ligados a requerimientos de gnrpos opuestos y no a las dernandas rnás sentidas

73
GR.AFICO N9 3

POBLACION IIIIGR.ANTE PERMANENTE POR TAMAÑO DEL PREDIO


EN LA SIERRA.

90

80

70

60

50

40

30

20

l0

Tamaño del Predio.

Elaboración: Martfnez, L. 1984: pág 82

74
de la población campesina indígena. Est¿ siu¡ación ha incidido en el interior de las
organizaciones y surgimiento de contradicciones, rupturas y debilitamiento y la
aparición de nuevas nrodalidades cganizrcionales, siuración que interumpe la lucha
unificada y radical del movimier¡o canrpesino indígena.

Por su parte, el Estado aprovecha esa situación de crisis y desmoviüzaciúr de


esta población para implementar sus políticas.

De esta forma la organización indígana se toma sucepible de ser cooptada por


una política estatal (de servicios, asistenci4 promoción, desrrollo rural, etc) en
circunst¡ncias en que entra a disputa recursos estatales a un nivel de clientelismo.
Esto implica su alejamiento de los planteamientos centrales pasando a reivindicar
fundamentalment€ servicios esüatales, lo que permite al Est¿do ejercer con mayor
facilidad su control social, político e ideológico de la población campesina indígena
y de cieras organizaciones.

Además el Estado, a través de las diversas políticas implementadas hacia el agro,


tendió a socializar los servicios, abaratrndo costos y creando medios de integración
social para la reproducción de la fuerza de trabajo campesina e indígena, bajo la
lfuica capitelista de integración al proceso de acumulaciú¡ de capital y no como una
acción de verdadera aterición a sus legítirnos inüereses.

lns aspectos organizativm que son de interés para esta tesis, se aborda¡án en el
capítulo siguiente.

75
NOTAS

l. Su reproduccióo se basaba en el funcionamienúo de los ayllus, comunidades


aldeanas locales, donde se asentab¡¡ grupos de parientes del mismo linaje.
El Trabajo social comunitario consistfa eir la ayuda mutua eu las actividades
productivas. Cf. Godelier, Maurice. "El concepto de Formación Económica y
Social. El ejemplo de los Incas", Instituto de Investigaciónes Económicas,
Univenidad Central, Qui¡o (s10.

2. Cf. Salomón, Frank. Los Señoríos Etnicos de Quito, IOA, Otavalo 1980;
Godelier, Maurice. Vf.

3. Guerrero, Andrés y Quintero, Rafael. "L¿ traosición colooihl y el rol del Estado
en la real Audiencia de Quito", Revista Ciercias Sociales, Vol. 1, N0. 1, Quito
1977, Universidad Central, Escuela dc Sociología.

4, "ElEstado suministraba los utensiüos y la semill4 insistiendo en que la gente


fuese a Fabajar en traje de fiesta, con música y cantos. Así pues las antiguas
formas de reciprocidad económica y las antiguas formas de ideologla y de ritual
que les correspondlan, sirvieron en adelante ¿l fu¡si6a¡miento de relaciones de
explotación y de sewidumbre económicas caracterfsticas de una forma nueva de
modo de producción perteneciente al tipo de "modo de producción asiático".
Godelier Maurice, Vf, pá9. 3.

5. Ibid.

6. Godelier Maurice vf pá9. 8.

7. El Tahuantinsuyo (Iahua: cuatro; suyo: pa¡te) fue la representación polfüca y


simbóüca del imperio inca, el que integraba los cuatro puntos cardinales y sus
corrcspondientes estructur¡s soci¡les a las determinaciones del centro
administrativo cusgueño. L,a parte norte se denominaba Chinchanysuyo, la sur
Collasuyo; la orieatal Cootinsuyo y la occidental Antiosuyo.

77
E. Ibid: pág. 17.

9. Aparato de poder poütico a través del cual a la nobleza india se le


conprometió con el reclutamiento de mano de obra y cobro de tributos,
co¡vi¡tiéndose en mediadora del sistema colonial. I.os caciques eran un gn¡Po
privilegiado social y polfticamente al interior de la sociedad. Guerrero, A. y
Quintero, R. 1977.

10. Asf la colonización española en la sierra se centró en la usurpación de tierras y


el arraigo forzoso de mano de obra indfgena. En esta medida, los grupos
indlgenas, sustetrtados en formas de organización comunal, fueron
descompuestos nediante la imposición de mecanismos económicos y sociales
extraños a la racionalidad aodina, siendo sorctidos a una modalidad de régimen
feudal. En los pueblos selvícolas las condiciones del medio les posibilitó
mantener alejados de los centros de explotación colonial, sin verse afectados
radicalmente en sus mdos de subsistencia y vivencia cultural.

11. Jácome, Nicanor. "La tributaciótr Indlgeaa en el Ecuador", I.I.E., Univenidad


Central, vf : pág. 67.

L2. Guerero, A. y Quintero, R. 1977.

13. Orozco y Piedra, T. cit por Guerrero y Quintero, 1977: p6g.39.

14. I-a mano de obra indfgena a¡ticulada en las haciendas y las semiarticuladas a las
mismas, fue objeto de interés de los focos agroexportaalores costeños, cuyos
representantes presiooaron sobre los sectores tradicionales serranos a fin de
liberar fuerza de trabajo iodfgena hacia las plantaciones. Este proceso produjo
una considerable migración indlgena hacia la costa, con las secuelas ya
conocidas.

15. Cf. Cueva, Agustln. 1980.

16. Es de not¿r el papel que jugaron la FAO, la Cara de Punta del Este y la Alianza
para el Pmgreso. Todas las presiones sobre esta materia apuntaban a apoyar la
modernización de las estructuras agrarias obsoletas, las que coastitulan un
"caldo de cultivo" para el "comunismo ioternacional". La Carta de Punta del
Este logró la aceptación por parte del Ecuador para impulsar la Reforma Agraria
en el pals.

L7. "Rccordemos que después de haber realizado ciefas modernizaciones en lo


económico y lo polltico en el üempo de Eloy Alfaro, la burguesfa ecua¡oriana
se mostró absolutamente itcapaz de impulsar uü Proceso que combinando
cambios en lo económico y poütico situase al Ecuador en la modernidad"...Por

78
el coBtrario las FF.AA. soB las que emprenden "el liderato de ciertas
modernizaciones eD el orden ecotrómico. Tal es el caso de los militares
juüaoos, dc la de Enriqucz, dc la junta del 63..." Gucrrcro,A. y Quiat'cro,R'
i'Ocaso del Est¡do burgués-terrarcoicatc", FLACSO, Quito, cf. pág. 61'

18. Bocco, Arnaldo. "Estado y reüta petrolera eo los años setenta" en Ecuador El
Mito det Desarrollo, Ed. El Cooejo, Quiüo, 1.982.

19. La industria cre¡ió el 9.7% durante la dec. 70 (indicador de estabiüdad de la


economla en conjunto) y coostituyó la tasa de crecimiento más alt¿ en el
perlodo. cf. Ja¡a, ca¡los. "El Modclo de moderniz¡ción y la crisis del agro" en
Ecudor Agruio. El Conejo, Quito. 1.9E4' pág.45.

20. Cf. Jara, C. 19E4: pág.41.

2t. I-a hacieoda tradicional de la sierra será calificada de pfecsPitaüst4 en tanto


ista se abastece casi eD su tot¿lidad de renta en trabajo de los huasipungueros y
yanaperos. Cf. Guerrero, A. La Hacicüa Precapitaüsta, y la Clase Terronnicnte
en Amérba l-atiru y su ircerción en el Modo de Prduccün Capitalista: el
Caso Ectutoriano.H.Escuela de Sociologla, Quio, 19?5.

22. "Una reforma agraria es una medida burguesa en escncia, tiene como
finalidad económica cre¡r las condiciones pra ü¡r mejor desurollo capitalista de
la egíiculnrrr y denós s€ctores de la economfa" Michael, Gutelman. cit. por
Velasco, F. en Reforma Agrcria y Movimiento Canryesirc Indlgena dela
Sierra, El Conejo, Quito, 1983, Pá5. n.

23. Esüo es conceptualizado por Barsky como "iniciativa terratenieüte" ssPecto al


que considera como puntal de La Reforna Agraria Ecuatoriana. Cf. Barsky,
Oswaldo. La Reforma Agraria Ecualoria¡4 Corporación Editora Ecuatoriana,
Quito, 1984.

24. Guerrero, A. 1975.

25. Cosse, Guskvo. Estado y Agro en eI Ecudor, FLACSO, Corp. Ediüora Nacional,
Quito, 1.984: pá5. 12.

26. Cf. Guerrero, A. y Quintero, R. yf. pAE. n-14.

27. Guenero, A. 1975.

28. Crece lentamenúe del orden del 4.0% promedio anual entre 19?0 y L977 con
tendencia decreciente hasta fines de la década. Cf. Jar4 C. 1984: pá9.45.

79
29. Esta ley scñala como cau¡ales de afect¿ción de la tenenciade la tierra" además
de la elimiuación dcl trabajo precario y predios de personas jurldicas sin
finalidad aglcola (iglesia y Estado), la existcncia de presión demográfica y la
ineficiencia productiva del predio.

30. Cf. Chiriboga, M. l9E2: pág. 102.

31. I¡ acción redistibutiva de la tierrg apenas afectó al l2.I% de la superficie


agrfcola dc la ¡ierr¿ y la costa para 1974; en la repartición apenas el 4.2i%
tuvo origen en acciones de reforma agraria. Por el contrario, bajo la modalidad
de colonización existió mayor tarea redistributiva; efectivamente las
adjudicaciones bajo esta modalidad hasta 1974 serán del 76.30%. Cf.
Chiriboga Maauel. "I-a pobrcza rural y la producción agropecuaria" en Ecuador
el Mito del Desarrollo. El Conejo, Quito, 1982: pág lO2.

32. Eo sfntesis, los gobiernos militares teodrán el papel de mediadores de la


moderoización impulseodo medidas decisivas para la penetración del
capitalismo en el c¡npo y si bien la primera reforma agraria ao logra los
rcsultados esperados, la segunda, al le¡er financiamiento, algo avanza en el
propósito.

33. Cf. Plan Nacional de Desarrollo CONADE, 1980.

34. El fomenüo agropecuario hasta 1.978 está d¿do en la perspectiva del desarrollo
capitalista e¡ base a la iotroducción de tccnologfa, industrialización
especializada, crédito agropecuario, polftica de riego, dotación de
infraesüuctura, e!c. Se insentó desarrolla¡ una polltica campesina a partir del
desarrollo de la comunidad. Cf. Chiriboga, M. 1982: pág. 47.

35. El crÉdi¡o destinado a la actividad agropecuaria tuvo un alto incremenlo en los


últimos perlodos. Segúa dalos del Banco Central, duraDte el perlodo 7G80 el
sistema bancario naciooal otorgó préstamos por un total de 384.816 millones
de sucres; de eslos créditos fueron los sectores empresariales los beoeficiarios.
Cf. Jara" C. 1984: pág 81.

36. Cf. Chiribog4 Manuel. "El Estado y las Polfticas hacia el Scctor Rural", en
Ecuador Agrario, Ed. El Conejo, Quito, 1980: p6g. 98.

37. Efectivamente, las modificaciones en la estructura de poder tradicional no


significaron la desaparición de los grupos oligárquicos terratenienteq en la
sierra y agroexportadores de la costa; por el coatrario éstos van acomodándose
y compa¡tiendo el poder con la burguesfa que desplaza a los terratenienles,
busca armar una aliauza con éstos, favorcciéndola en tanto crea coudiciones
p¡¡ra un proceso de modernización capitalista en el campo.

80
38. Cf. Chiriboga M. 1982: págs. 103-104.

39. Ibid.

Martlnez, Luciano. "Pobreza Rural y Migración" en Eandor Agroio, El Conejo,


Quito. 1984: pág. 85.

41. Chiriboga M. 19E2: p6g. 97.

42. se menciona a diversos mecsnismos de asociación productiva e inErcambio


como cstrategias económicas destinadas a conseguir ingranos adicionales y
mantenerse cono canpcsinos. La seniproletarizacióo es vista, entre otras,
como uno de estos mecanismos: Aunque se vende fuefz¡ de trabajo, se mautiene
la parcela, dentrode una situacióa ambigua, doble, paralcl4 ea definitiva,
adecuada para, "sobrevivi¡" cf. varios. Estrategias de sobrevivencia en
la Conuüdad Anditu, CAAP, Quilo, 1984.

43. Madnez" L. 1984: págs. 8l-82.

81
CAPITULO UI
EL PROCESO ORGANIZATIVO DE LA
POBLACION CAMPESINA INDIGENA

3.1.. ASPECTOS CONCEPTUALBS..

El análisis que las ciencias sociales han realizado sobre la nah¡raleza y


características de las luchas campesinas indígenas, pese a su relativo avance, aún no
ha llegado a dilucidar satisfacoriamente este import¿nte tema (1). L-os estudios más
convencionales se han limitado a establecer rasgos generales o el relato cronológico
de las luchas y rebeliones campesinas en varias ¡p¿5 (2) o, a su vez, se han sujetado
a examina¡ las condiciones y riomentos hisóricos en que surgen las movilizaciones
campesinas, las causas que incidot, los sec0ores que conducen las movilizaciones,
el peso específico del campesinado al interior de los movimientos populares, etc.
(3).La tónica común podría decirse radica en constituine en un análisis en excesos
sectorializadq coyuntüral y focalizado.

De allí que sea necesario conjugar dos planos al momento de emprender el


estudio de estos problemas: por un lado incertándolos en el ma¡co general del
movimien0o social de toda la formación económica social y, por otro, analizfurdolos
apartir & las cfucunstarrcias concrctas.

En esüe sentido, no se debe ver al movimienüo campesino indígena como un


sector homogéneo, ya que, pü el contrario, constinrye un sector que históricamente
ha estado sujeto a prtlcesos que involucran a toda la estructura de clases de una
determinada formación social, donde su particular respuesta organizativa tiene que
ver tanto COn SUS Características internas corno con los proceSOS de acumulación y
diferenciación que aFaviesan todas sus bases.

83
l¡s movimientos campesinos indígenas, en consecuenciq deben ser anaüzados
como expresión concreta del movimiento general de la sociedad, donde su
especificidad va a estar marcad¿ por los sectores que lo promueven, las
ci¡iunstancias objetivas en que se desarrotlan y su especial orientación (a).

Para visualizar adecuadamente el caso euatoriano, en esta parte se anotarán


algunas precisiones teórico-metodológicas arerca de lo que aquí se entiende como
movimienüo y movilización.

En esta perspectiv4 se enfrenta¡á el análisis de las luchas campesinas indígenas


como una expresión concrea de la acción colectiva de un sector o clase social (en
este caso el sector campesino indígena). En este sentido se entenderá por
movimieno a la acción impulsada por un grupo o clase social en un determinado
momento hisórico, pudiendo éste influenciar en la correlación de fuer¿as sociales (la
importancia está en la capacidad de los movirnientos para lograr influenciar en la
sociedad civil y para determinar el cuno político).

El movimiento demuesEa capacidad de cohesión, organicidad en las acciones de


defensa de intereses comunes, enfrentándose en puntos y momentos especiales a
determinadas clases o fracciones de clase, pra presionar sobre aspectos estrucnrales
o superestructurales de la sociedad que explota o subordina a nivel político,
económico, ideológico, culnral, a los sectores por él representados; todo esto dentro
de un marco particular de transformaciones experimentadas a escala nacional e
internrcional. (5).

El movimiento tiende llegando a ser parte


a establecer alianzas con otras clases,
de un sistema de alianzas por lo que puede convertirse en un movimiento nacional.
De esta forma su lucha se a¡ticula a la de aquellos sectores que comparten su misma
posición de clase, pudiendo configurar un proyecto ideológico y político cuya
viabilidad histórica depende tanto de las orientaciones que asuma el movimiento
como de su inserción y papel en el proceso de lucha de clases del conjunto del
movirniento social.

I¿ movilización, por el contrario, es una forma de lucha social, cuyas acciones


poseen un crácter esportáneo, aislado y ci¡rente de cohesión; su luchareivindicativa
se presenta en un ¡narco fietaÍrene reivindicativo puntual y circunstarrcial.

Además de estas dos categorías, es importante mencionr que se entiende por


organizaciúr social a una agrupación de volunAdes de un determinado grupo social
qoi hace refe¡encia a situaciones tanto de oposición como de integración o
legitimidad, a partir de una experiencia común, tratando de alcanzar un nivel de

84
comunicación y acción colectiva y asociación para satisfacer necesidades
(O.
particulanas. U órganizaciónpuede tenerdiversas fonnas y niveles de desanoüo

Bajo estas consideraciones, en el caso @uatoriano se examinará la rayectoria de


la movilización y movimienüo campesino indígena. (7), poniendo énfasis en su
particuluidad histórica y cularal la que ha conferido a estas acciones sociales una
complejida( ampütud política y creativida4 aspectos que deben ser contemplados
para su comprcrsión. En este esh¡dio, se utilizará rnetodológicarnente, y por efecúos
expositivos, los érminos movilización y -movimiento pi¡ra identificar aquellas
acciones sociales de mayor irpid€ncia nacional; tentativamente se establecerán dos
períodos: el primero, que antecede a la reforma agraria, donde se dan
fundanentalmente movilizacionqs y el segundq posteriu a lareforma, en que esas
luchas tienen mayo posibilidad de articulación como movimiento.

3.2.. PERIODOS ORGANIZATIYOS..

Período de movilización.

Una vez que se ha anotado brevemen¡e algunos aspectos conceptuales se


cúrctarizará el período de movilización, para lo que se recogen los aspecüos más
significativos de este período.

Las movilizaciones indígenas correspondieron a un período histórico de


contradicciones propio de una fase del proceso de acumulación capitalista.
Asimismo, se refirieron a momenüos en que se acentuó la polémica sobre el
problema de la formación nacional, que surgió vinculado a la discusión de la
problemática indígena bajo la influencia de tendencias y prácticas incorporativas e
integrativas. Este período se abrió en las primeras décadas del presente siglo,
imediatamente después de la revolución überal (1895). Sus ca¡acterísticas básicas
se mantienen hasta los primeros años de la dfÁ,úa del60.

El contexto económico que engloba este período se caxact€rizó por la creación de


condiciones para la consolidación del modo de producción capitalista en el país a
ravés de la implantación del rpdelo agroexportador. En esta fase esu¡vo presente la
articulación esrecha entre crisis económica e inestabilidad política, fruto de las
fluctuaciones típicas de este modelo; esto, como efecto de la vinculación de la
economía ecuatoriana al mercado monopólico mundial en forma depenüente y su
propio carácter intemo de formación social con heterogeneidad esructu¡al.

El período de la agroexportación en el país estuvo atravesado por crisis


económicas (cacao, banano) determinadas por los propios mecanismos de

85
acumulación capialista mundial, lo que fue marcando el carácter del modelo
agoexportador. Al mismo tiempo,las crisis de rumulación capitalista mundial le
fueron imponiendo al país salidas económicas tendienües básicamente a la
profundizrci& del desar¡ollo del capialisrm
en el campo, n¡ediarte la dinamizrción
de nuevas formas de concentraciófi de üerras, creación de un mercado intemo,
desarrollo de las fuerzas productivas, liberación de la fuerza de trabajo y su
convenión en mercancía y c,onsocuente ampliación de relaciones salariales, entre
otros.

La crisis económica, oomo ya se n¡encionó, detenriinó inestabiüdad política que


en est€ período fue una constmte. Esto, a su vea gureró crisis de hegemonía entre
los sectqes dominantes y curfiguró un período acentuado de descmtento y agitación
social.

Canaspondió a este perído la formación de sindicatos campesinos localizados


tanto en la costa como en la sierra (básicamente años 1920-30-35 hasta 1945), la
enrrgencia del incipiente movimiento obrero (1922) y el auge de la lucha popular
(1930). Por otro lado, a nivel &l campesinado indígena este período se caracterizó
por la lucha por litigios comunales y laborales y por la reforma agraria
(1945-1964), la que tuvo una fespuesta basada tanto en la violenta represión contra
las moviüzaciones indígenas (que estuvo a cargo básicamente de la acción
terrateniente), como en la acción estatal, institucionalizándose el control y
subordinación legal de las rnovilizaciores indígenas.

Con la crisis de la agroexportación bananera, -que se agudizó en 1955 y tuvo su


colapso en 1961-, se inició una nueva fase de desa¡rollo del capitaüsmo mundial,
como de la lucha de clases tanto interna como a nivel latinoamericano. Como
resultado, como ya se dijo en el capítulo II, se fijó un modelo de desarrollo
capitalista en el campo en base a un proyecto refOrmist¡" desa¡rollista; a su vez, la
lucha campesina se enmarcó bajo el imperativo de la úansformación de la estmctura
agraria"

En general el período previo a la reforma agrria (1964), correspondió a una


intensa lucha social (8)' ss qlssrva la presión en el campo por la disolución de la
hacienda latifur¡dista en la sierra y las constantes tomas de tierra an las plantaciones
básicamente üroceras de la costa A nivel u¡bano se presentó la presión política en
favor de la reforma agraria por parte de sectores de la pequeña burguesía' e inclusive
de la fracción modernizante de la burguesía y de las clases populares; éstas rúltimas,
básicamente la obrera, de tendencia radicalizante por la influencia do la revolución
cuban4 que provocó espectativils de cambio frcnte a la crisis económica y ruptura de
la hegemonía oligárquica de los sectores dominantes del país.

86
Esta situación, en6e otras creó condiciones para el asoenso del mOvimiento
popular. En efec0o, el recdenamieno económico y político gue tuvo el país a raíz
de la crisis agroexportadora, creó contradicciones entre los gnrpos de poder
(terratenientes serranos y agroexportadores de la cost¡) y ello permitió la rcción del
movimiento populr y especlñca¡nenE del campesinado que en este período canalizó
su lucha abierta por la Reforma Agraria. De esta manera se inició un proceso que
fue sentando condiciones para el posErior surgimieno del movimieno campesino
indígena.

Históricamente, las prirneras acciones organizativas fornales de la población


indígena y campesina del país partieron de la formación de loa prirneros sindicatos
campesinos, el momenüo en que esta forma organizacional se presentó como una
expresión política de la alianza obrero-campesina que tuvo su mayor empuje en la
década de los años ¡pi¡¡¿ (9).

I¿ formación de los primeros sindicatos rurales estuvo bajo la conducción, en


principio, del Pa¡tido Socialista y luego del Partido Comunista, siendo su base
social los huasipungueros y yanaperos en la sierra y los finqueros y sembradores en
la costa.

En un primer rromento surgieron los de la sierra y su actividad giró en lorno a


los litigios por la tierra y salarios con las haciendas tradicionales y en la costa
estuvieron referidos a conflictos en las plantaciones. Para 1926, luego del
levantamiento de indígenas de la zona de Cayambe ya se visualizó manifestaciones
y acciones vinculadas con el proceso de organización de los sindicatos indígenas.
Asi durante el período de 1926-1931 se formaron los primeros sindicatos en las
haciendas de la Asistencia Social; a saber, "El Inca" en la hrcienda de Pesillo, "Pan
y Tierra" en la Chimba y "Tierra Libre" en la hacienda Moyurco (10). Por oro lado
en la costa se forma¡on en 1928 el sinücao campesino de Naranjal y la cenral
sindical de Milagro (ll).

A partir de la emisión de las leyes de Comunas (1937), de Tierras Baldías (1936)


y el Código del Trabajo (1938) la presión campesina empezó a ser controlada por el
Estado. Con el derecho a la sindicalitación, reconocido en 1974, se posibilitó la
legalización de los sindicatos que se habían constituído inclusive desde 1920 y que
carecían de personería jurídica. En este sentido, la presión campesina por sus
reivindicaciones enúaron a subordinarse a esta serie de instrumenos legales lo que,
en riltima instanci4 significó el debilitamienüo de la acción de la lucha campesina.

De todos modos, la movilizaciór¡ campesina sindicalizadla an general se potenció


por el incumplimiento de las leyes laborales por pane de los terratenientes,

8?
fundamentalmente en lo que respecta al pago y aumento de salarios decrctados por
ley. La presión del campesinado sobre esta reivindicación contribuyó para que en
1960 durante el régimen de Velasco Ibarra, se alcance la fijación de salarios
mínimos para los trabajadoes agrícolas.(l2)

Para fines de 1950 e inicios del 60, las reivindicaciones campesinas e indígenas
se habían ampliado hacia la cqrsolidación de los huasipungos, la no lirnitación de la
superficie de tierra entregada y el "buen Eato", entre otras. Cabe señalar que la
reivindicación por la tierra se convirtió en una constante explicitad4 a más de los
s¡¿¡¡ss (13).

El surgimiento de las centrales sindicales CEDOC (1938) y CTE (1944) y, por


otro lado, la FEI (196) vinculada al PCE - CTE dió a la actividad rnoviüzadora del
campesinado un nuevo matiz, sobre todo, a raíz del papel que tuvo que cumplir la
p'91. (14). Efectivamente, esta organización fue adquiriendo ciero control sobre el
proceso de movilización de los campesinos de las haciendas de la Asistencia Social
en la sierra, constiruyendo su centro de acción la zona de Cayambe. En este sentido,
la FEI fue visualizada como la organización que acogía las reivindicaciones
campesinas, razón por la que llegó a tener significativa incidencia en algunas
provincias del país, fundamentalmente en el campesinado indígena que
posteriormente accede a la tierra a través de las reformas agrarias del 64 y 73 en
tanto huasipungueros.

De esta manera, esa orgarizrción tuvo incidencia como centno dinamizado de la


lucha campesina en la siena mn el mérito de haber conducido la movilización
campesina por la aboüción del sistema huasipungo; su presión giró en torno a la
defensa de los salarios, el acceso a nuevas tierras, la abolición de formas serviles y
básicansre la realización de la reforma agra¡ia (t0.

Sin embargo, distintos estudios (16)' han advertido que la FEI no llegó a üderar
la totalidad de la movilización campesina. Como un aspecto demostrativo, por
ejemplo, Iba¡ra señala el hecho de que los litigios comunales en su mayoría no se
encuentran bajo la conducción directa de la FEI, indicando además, que en varios
casos esu¡vo dirigido por la Federación Provincial de Trabajadores de Tungurahua de
la CTE, "denFo de la línea del PcE, pero sin vinculación orgánica con la FEI"; este
es el caso del conflicto de la hacienda I¡ito de Pacate mn las comunidades de Patate
Urco y Pouog (17).

Por otro lado, es necesario señala¡ otros aspectos que han sido considerados
como causales de la limit¿ción en la acción sindical y desmovilización campesina en
esos años, como es la legislación laboral; que al resEingir, por ejemplo, la

88
realización de huelgas impidió que éstas se extiendan hacia las haciendas privadas; a
más de esta ümitación se agregaba la acción represiva del Estado y de los
@r
terratenientes, que ejercían gran sobre el gobiemo.

Toda esta situación dio como resultado acciones dispersas sin articulación
regional, menos nacional. No eústía coordinación en8e los dirigentes y las luchas
asomaban sueltas; sin embargo, no se puede negar que la lucha del campesinado
golÉ a los terratenie¡tes radicion¿¡ss (18)
Por ora parte ta derecha, a través de la CEDoC (19), desde 1965 accedió al
campo, donde desarrolló acciones organizativas bajo formas cooperativas y de
sindicalismo católico, enmarcadas en concepciones anticomunistas con clara
influencia de partidos tales como el Conservador, Social Cristiano y Acción
Revolucionaria Nacionaüsta del Ecuador (ARNE). Es una organización que hrvo poca
incidencia en el campo y, para frenetrar, tuvo que apoyarse en la iglesia católica, la
que facilitó su acceso dado el grado de dorninación ideológica que ejercía a nivel
rural. Todas estas características explican la posición de respaldo de la CEDOC a la
campaña anticomunist¿ llevada adelante por la derecha, durante el período 61-63, en
todos los países latinoamerica¡ros, campaña que pretendía corifarrestÍ¡r la influencia
cubana y de la izquierda en el país y, por ende, sus acciones políticas en el campo.

Para 1965 surgió la Federación Nacional de organizaciones campesinas


(FENoc) como ramificación de la cEDoc que inicialmente se denominó Fed.
Ecuatorima de Trabajadores Ecuatorianoe (FEIAP). Su lucha nrvo poca incidencia en
el campo y su accionar se caracterizó por ser puntual y descontinuada; se centró en
la promoción campesina y el apoyo a los trámites de liquidación de los
huasipungos. Es deci¡, sus actividades giraron en torno a la gestión ante el IERAC
sin alcanza¡ ¡nayor incidencia política an el campo.

Para estos años la movilización logró un significativo crecimiento; la lucha por


la tierra creció, debiéndose_anotar que la mayoría de conflictos registrados se
concenEaron en pichincha @0¡. ldemás, ya se pudo observar que la lucha se orientó
a exigir la reforma agaria

En cuanto a la movilización política de los campesinos de la costa, se llevó a


cabo básicamenüe en tomo a la lucha reivindicativa de los trabajadores agrícolas de
las plantaciones bananeras, así co¡no de los finqueros y sembradmes, que mantenían
relaciones de renta en dinero y especie con los dueños, en base al mecanismo de la
"redención ds suttiyes" (21).

89
La Federación de Trabajadores Agrícolas del Lioral (FETAL) vinculada al PcE,
fue la organización que connibuyó a lá formación de los sindicaos agrícolas Q2) en
la costa; sin embargo, no participó directamente en la lucha de los asalariados
agrícolas, siendo la Federación de Trabajadores del Guayas, vinculada a la CTE -
PCE, la que asumió la conducción de sus reivindicaciones, así como la de otros
campesfuns & la costa (Esrneraldas).

Durante eslos años (50 - 60), la relación capitalisa en la costa se amplió


considerablemente, asp@to que incidió en el crecimiento del proletariado y por
consiguicnte er¡ la fcmrción de más sindbatos.

Pra la @u el proyecüo burgués de transformación del agro, comandado por el


imperialismo ncteamericano a ca¡go del Estado y b4io el impulso de la burguesía
nacional agroexportadora costeña en aüanza con los secüores terratenientes
modernizurtes de la sierra, coincide con la presión campesina e indígena y la lucha
social del momento, manipulándola para acelerar la apücación de s^u^proyecto
reformistadesarrollista de transfcmación del agro hacia el capialismo 123¡' En este
sentido, como ya se indicó en el acápite anterior, la Junta Miütar de 1.963' que
derrocó a A¡osenrena Monroy, impulsó la prinnra reforma agrria a través de la cual
se inició el proceso de supresión de las formas precarias en el campo y
posterimmente la colonización de tierras "baldías".

El campesinado beneficiario de la reforma agraria al übera¡se de la estn¡ctu¡a


hacendaria tradicional, enró en un proceso de diferencirción interna considerable, ya
que parte de ellos, cuya situación difería significativamente del campesinado sin
tierra, fue cooptada por la política reformiSta de ese enlonces' a través de la
gestación de cmperativas y asociacibnes de producción. En esta medida la lucha
campesina e indígena fue tomando nuevas formas.

Se asiste prácticamente al cierre de la acción campesina a través de la


sindicalización; esto significó la aparición de modalidades que reemplazaron las
formas sindicales por organizaciones de corte productivistq que responden
indireCtamente a los incipientes intereses de un nuevo sector de campesinos
pequeños propi*arios que empiezan a acornodarse; en es¡o actuaron agentes que
eetfunutaron la frmaciór-r de organizaciures gremiales y la peneración de agencias
de desarroüo turo nrcionales como extranjeras, obedienes a directrices y consignas
irnperialistas (Z). Estas, ent¡e Otros aspectos, se dedicaron a "preocuparse" de los
campesinos no beneficiarios que empezaron t¿mbién a constituirse en un grave
problema a juzgar por su creciente pauperización precipitadapor lareforma"

90
Cabe señalar que para el período 1962-63, se prcsentaron marcadas acciones en
contra de la actividad sindical mediante mecanismos represivos, de cooptación de
dirigentes, etc., lo que condujo a la desmovilización política del campesinado.

Sin embargo, pese a estar la movilización campesina indígena bajo la vigilancia


estatal y de los grupos dominantes, se obsenó un rcl¿tivo reflujo de la acción que
empezó a aglutinarse en tdno a la efectiva implementación de la reforma agraria en
el país, lucha que fue conducida prirrcipalmcr¡te pc la FEI y la FETAL en la sierra y
costa rcspectivamente.

La presión campesina por la reforma agraria (para que se elimine las form¡s
precarias y se entregue efectivamente la tierra al campesinado) ocupó el primer
plano, aunque se siguió manteniendo la reivinücación por los salarios; esüo, en
tanto, como ya se señaló, continuaban ampliándose las relaciones capitalistas en el
campo.

En esto la FEI jugó un papel destacado al relacionar la lucha por la reforma


agraria con los intereses de oEos seclores sociales, sobre todo con la clase obrera.
Este aspecto le permitió renovÍu, aunque mínimamente, la posibilidad de vincula¡
sus reivindicaciones a oEas de ca¡ácter global y de cambios estructurales sostenidos
por la clase obrera. En este sentido, el PCE intentó darle una connotación política a
la lucha por la tierra en el marco de la alianza obrero - campesina.

Por otro lado, el Est¿do procuró debilitar la prcsión de los campesinos por la
tierra impulsando la colonización desde 1964, tanto en la región amazónica como en
la cosüa. Con este p(reso de colonización los pueblos nativos se vieron afect¿dos
por el despojo de sus territorios, la explotación de los recursos, y más efectos
propios de la penetración capitalista. Esta situación, dio paso al proceso de
organización indígena en la región amazónica en defensa de sus derechos, cuya
primera expresión fue la Federación shua¡, constituída en 1960 y con vigencia
jurídica desde 1964. Esta organización, vinculada a la Misión salesiana en sus
orígenes se generó como una estrategia para conE¡uresta¡ la colonización, que
rompía violentamente las formas tradicionales de vida social selvícola,
sometiéndolas a un serio riesgo de extinción como pueblos. Aunque estructurada
con propósitos "humanitarios" pronto sedimentó objetivos más políticos,
expresados en su vinculación a la FENOC (1960).

Posteriormente, se organizaron los pueblos Quechua del oriente de la provincia


del Napo, como Federación de organizaciones campesinas del Napo (FEpocAN) en
1!x8, que luego se integró también a la cEDoc y a la FENoc, dentro de un esfuer¿o
considerable en su lucha para conservar sus territorios ante el embate de la

9r
colonización.

En conjunto, todos estos esfi¡erzos empezaron a evidenciar una considerable


heterogeneidad de la base social campesina indígena del país. pero una primera
apreciación global permite ver en este período una actitud frene a la rcforma agraria
que siguió manteniendo la tmdencia legalista caacerística de las npvilizaciones de
décadas anteriores lo que condujo a que se trate de lograr tas reivindicaciones denfio
del marco legal que, por cierto, en poco amparaba al campesino indígena. Esta
marcada legalidad debilitó la lucha, reflejando dispenión, inmediatismo,
diferenciación y poca capacid4d de presión, propiciando más bien la rcpresión y
cmtrol porpete del Estado (:a)).

En síntesis, de la primera reforma agraria y su aplicación significó la


neutralización de la movilización campesina. Por otro lado, varias
organizaciones(x) senalaron que el logro de ciertas ccrquistas bloquearon la acción
radical del campesinado, permitiendo la formación de pequeños propietarios
campesinos que captaron tierrq y posteriormente sen¡icios del Estado, hecho que
repercuüó en la diferenciación y dispersión de la presión campesina indígena. Esta
situación también generó efectos a nivel de la organización tradicional del
campesinado indígena, dado que sus modalidades más ca¡acterísticas, como
comunidades y centros poblados, fueron perdiendo cohesión social en la medida en
que algunos de sus miembroo se inserta¡on cadavezmás en relaciones capilalistas de
producción de manera difererrciada provocando descomposiciór¡ de esos espacios.

Estoe aspectos han sido identificados por las propias organizaciones campesinas
indígenas corno limit¿ntes qug enEe otr¿rs, inciden negativamente en la constitución
de un movimiento campesino indígena más sólido y de alcance nacional, y que
cuente cqt suficiente cotresión ideológica capaz de recuperar la radicalidad en la lucha
(aspecto que estuvo presente en movilizaciones de períodos anteriores) para
canalizarla dentrro de una lucha ogánica y política.

Pese a todas estas restricciones, sin ernbargo, las movilizaciones campesinas en


este período incidieron en los cambios experimentados en la sociedad ecuatoriana-
Aunque limitadamentg sus luchas contribuyeron a la afectación de la estructura
latifundista de tenencia de la tiena. De alguna manera a partir de las movilizaciones
por la reforma agraria, se cimentaron las bases para la lucha clasista más orgánica en
años posteriores.

Por otro lado, los planteamientos específicos de la población indígena, tares


como: culüura, lengua, identida4 étnica, etc., fueron contemplados de manera
general y ambigua dentro de este período. siendo esta la sihración, se debe esperar

92
que se agudicen los efectos negativos de la penetración capitalista en el carnpo.
Serán pecisarnente los soctrres diferqrciadm (secttres rnedios) que habían rccedido
a la üerra durante la primera refornra los que empezarftr a explicitar y reivindicar,
aisladanpnte, este üpo de demandas. Estos aspectos serán analizados en el siguiente
rc&ira.

Período de formación del movimiento.

En este período se presentan como características dos hechos: t) la


profundización del desarrollo capitalista en el agro y 2\ elparalelo surgimieno del
Movimiento Indígena (con tendencia ehicista).

Efectivanente, corresponde a un período de inpulso del desa¡rollo capitalista en


el país, ya no, como en el período anteriormente analizado (que se basó en una
economía agroexportadora), sino mediante el fomento del capital industrial y
financiero apoyado en los recursos provenientes del auge peúolero. Asi en estó
período, la economía agroexportadora se convirtió en "agrominera exportadora".
Esto no implicó sin embargo que con la incorporación del peróleo a la economía
del país, cambiaran las condiciones de su inserción en la división internacional del
trabajo; por el contrario, continuó el país siendo exportador de p,roducos primarios
y dependiente de los vaivenes e imposiciones del mercado capitalista mundial.

Así mismo, a nivel inlerno, el crecimiento económico no se reflejó de la misma


manera en los distintos s@tores de la economí4 lo que hizo que en éste período
se
acentúe el desarrollo económico desigual, con el consecuente impeoramiento
de las
condiciones socio económicas de lapoblación.

Este proceso de modernización e intensificación del capitalis¡¡e en


este período,
se radujo en cambios de la estructura económica y social que se expresaron
políticamente en la configuración de nuevas fuerzas políticas
,.iro.nt-t"s de los
nuevos sectores sociales. La burguesía ¡omó impulso, así también el Estado
rrpdiads, ancargado de imporer lo cambios en la saiedad.
A nivel del agro, a este período le correspondió la aplicación del proyecto
de
r¡odernización y ampliación de las relaciones sociales de
iroducción capitalista con
el que se trató, por un lado, de erradicar definitivamenÉ tar fo.*as obsoletas
de
ptoduclión tradicional precapitalist4 impulsando cieros cambios
en la estn¡cu¡ra de
tenencia de la tierra, a partir de una segunda reforma agraria y, por
otro, asignar
capital que fonente e incremente la productividad oe caracter enpás'aria.

93
Al iniciar este período (1971), se abrió un espacio imporunte para la lucha
política del movimieno popular, en cuyo proceso jugó destacado papel el
campesinado indígena. La respuesta que el Estado dio a este proceso de lucha
popular se caracterizó por la subordinación, represión, conrol y cmptación de
ciertas organizaciones populares, fundame¡talmerite las del campesinado indígena.
En síntesis, correspondió a un período en que se fue cerrando el proceso uganizativo
sindical y la lucha radical por la reforma agraria; surgiendo y consolidándose las
formas organizativas diversificadas, (gremiales, cmperativas, asociaciones) bajo el
conrol del Estado. Esto, determinó que se acennúe la desmovilización y
diveniñcci&¡ de las organizacianes campesinas indígenas, siendo éste el cantexto y
condiciones en que surge el Movimiento Indígena de corte etnicista que cuenta,
fundamentalmente, con una base social perteneciente a sectores medios del
campesinado indígena, (campesinos acomodados, comerciantes, artesanos,
profesores, empleados, etc.). Al respecto conviene destacar que el énfasis se presentó
a nivel de las organizaciones de la rcgión oriental. Con estos antecedentes, a
continuación se procede a revisar el proceso de constitución del movimiento
campesino hdígena del Ecuador en la última década-

El inteno de modernizar y profundizar el desa¡rollo capitalista en el país, no


tuvo los efectos deseables; si, por un lado, al implementa¡se la primera reforma
agraria se afectó levemen¡e la estructura tradicional teira¡eniente, apen¿¡s se tocó el
poder económico y político de estos sec¡ores y, más bien, se posibilitó el
desanollo de una capa de pequeños y medianos propietarios que cumplían el papel de
colchón social frente a las demandas radicales; por otro lado, la "sustitución de
importaciones" encontró su límite en el reducido mercado interno y la ausencia de
recursos financieros para impulsar el programa de indusrialización.

En estas circunstancias se propició una nueva experiencia velasquista-populista,


cuyo líder pao pudo hacer frenüe a la cñis estruc¡¡ral de la sociedad ecuatoriana.
En política agraria luego de autoproclama¡'se dictador (1971) expidió la ley de
abolición del trabajo precario (Decreto 373) y benefició a los pequeños propietarios
costeños con el Decreto 1.001 (27), sin llevar adelanüe una reforma radical.

I-a dictadu¡a de Rodríguez La¡a, considerablemente fortalecida por el ingreso


petrolero, facilitó dos tipos de alianza: por un lado, la interburguesa
(agroexporadores, industriales, finalrcistas y tenateniartes modemizantes) y por otro
lado, la "popular" (los secores "progresistas" de la burguesía industrial, de la
tecnocracia burocrática y determinados s@tores del movimienO sindical). En la
medida en que existían recufsos pala todos, la "siembra del pefóleo" permitía
ciertas "@ncesiones' al movimiento pOpular y, en este sentido, relativamente se
abrió un espacio para su movilización, considerableÍEnte reprimida en el período

94
vetasquista.

Al inbia este período (197872),la presión volüó a oenrarse en la realizaci&¡


de una efectiva reforma agraria, tano desde las posiciones de la burguesía como
desde el movimienüo popular. Sin embargo, fue notoria la aparición de nuevos
requerimientos y formas organizativas al interior de los seclores campesinos e
indígenas del país, lo que fue configurando un complejo pancama de organizaciqres
& caráater local (comunas, asociaciones y cooperativas) y regional (uniones y
federrciones), muchas de las cuales empezarcn a ser la base para la constitución de
nuevas federrciones y confederaciones a nivel nacional. Si bien la demanda pc la
tierra continuó siendo central, ésta empezó a ser acompañada de crecientes
requerimientos impuestos por el desarrollo capitalista" como son: crédito,
capacitación y asisencia técr¡icq empujados fundanpntalmente ps secttres que, al
interic de las oryanizrciones de base buscabm la viabilidad de pequeñas propiedades
ya canrcüdadas.

De todos modos, la demand¿ por la reforma agraria estuvo respaldada por las
centrales yaconsoüdadas enelcampo [aFEIy IaFENOC), las que, aún con las
limiaciones ya anotadas, agnrpaban a los campesinoc indígenas más necesitados y
marginados de los incipientes ber¡eficios de la primera reforma. En estos años
(L972-1974) la FENOC amplió su influencia prácticamente a casi todo el país,
amparando fundamenalmene la demanda campesina por -fu ¡¡s¡as (28).

Por otro lado, aparcció'en. 1972 el movirniento ECUARUNARI (Ecuador


Runacunapac Riccharimui) cqr base en secbrcs campesinos vinculados a la iglesia
progresista de la cual se desügó formalnpnte €n 19?5. Fundanrentada en tendencias
etnicistrs y rrtodologías participativas y corrientizadoras empezó a estruch¡rar una
dirigencia indígena con un cqrsider¿ble campo de acciúr en Pichincha Tungurahua,
chimborazo, cañdr y Esmeraldas, centrando su rabajo en campesinos npdios,
campesinos pobres sin tierra y subproletarios urbanos (29). con esta dinámica,
varias organizaciones pertenecientes a la FENoc, especialmenÉ serranas, se
agruparon a esle movimi€nto, sobre todo al producirse los conflicos internos entre
cEDoc - ¡H\roc G0).

En loc primeros a¡'ios el ECUARUNARI jugó un papel significativo en la lucha


por la reforma agrari4 que le confirió una significativa imagen a nivel nacional,
aumentando sus bases en forma considerable. Cabe destacar que, entre sus
pr@sitc subyacía la intención de formar cqr la FEI y la FENoc un frerile ¡inico de
presión campesina en el país, extendierdo esta aspiración hacia las agrupaciones
indígenas del qiente.

95
Aunque fundada en principios humanit¿rios, poco a poco fue asumiendo una
posición clasista (31); cabe destrcar que dentro de la evolución de este movimiento
no ha estado presente únicarpnte la posición clasista. Como se merpionó antes, en
sus primeros años de formación (1972-19?51hubo una fase de discusión entre los
secto¡es que sostenían la posición clasist¡ y la emicista con el fin de connolar el
movimiento y por ende &terminar la uientación política e ideológica ¿s 656(32).

En la región oriental, en cambio, la población indígena Quichua y Shuar


dinamizaron sus organizaciones de base y regionales en r€spuesta a la agresiva
ocupación y explotación de sus territorios, obügados también por el riesgo de
extinción y acorralamienO experinrnt¿do por ofas minorías éUricas de la amazonía
ecuatoriana, tales como los Cofán, Siona-Secoya y la Huaorani, afectadas
violentamente por las actividades de exploración y explotación de petróleo.
ObligadOS a asentarse en "Centrqsn y "COmunaS" COnrO mecaniSmO alternativO a la
creciente usurpación de suS tierras, estas étnias regionales empezafon a pasar
abruptamente de las formas de cupación transhumante a las modalidades sedenurias
de tipo campesino, con la correspondiente afectación de sus instituciones
Eadiciqlales. Sin embargo, no les quedaba ofa posibilidad que rcogerse a las formas
jurídicas auspiciadas por el Estado, pero sin p€rder la perspectiva de reivindicar
paralelarrente sus tefritorios comunales. Para ello, empezaron a aparecer las
organizrcioes de segundo grado.

I¿FEPOCAN (Federación de Organizaciones Campesinas del Napo), constituída


en 1969 bajo el amparc de la Misión Josefina, se convirtió en 1973 en Federación
de Organizaciones Indígenas del Napo (FOIN), en un claro intenO de luchar por la
defensa de tienas y la "liberación de los grupos indígenas frenüe a la explotación y
contrOl que sobre ellos tenían los colonos, Comerciantes, hacendados y misiones
religiosas" G3).El proceso organizativo de la población quichua se fue cristalizando
en varias inStancias que, agrupando a Cen6os, comunas' asociaciones y cooperativas
de determinadas áreas geográficas, adoptaron el nombre de Unión de Nativos de la
Amazonia Ecuatoriana (UNAE), Organizaciones de Pueblos Indígenas del Pastaza
(OPIP) y Jatun Comuna Aguarico. Por o6o lado, la Federación Shuar siguió
conformando y aglutinando centros indígenas, con la particularidad de convertirse en
la primera organización en desarrolla¡ su sistema propio de educación bilingüe
(castellano-shuar) y en formular la noción de territorialidad con gestión nativa.
Como se verá posteriormente, este conjunto de organizaciones y reivindicaciones
dio pie a la constitución de una organización regional con importante incidencia en
el panorama organizativo de la población indígena: la Confederación de
Naciqralidades Indíganas de la Amazonía (C0NFENIAE).

En la costa, el impulso organizativo del campesinado enfatizó la forma

96
cooperativist4 dando lugar la constitwión de va¡ias asociacior¡es regionales, tales
a
como la Asociación de Cooperativas del Litoral (ACAL) y la Asociación de
Cooperativas Agrícolas del Ecuador (ACAE). Se fortaleció FETAI, a través de la cual
se buscó conformar un movimienlo a nivel del üüoral, con cierta inclinación a
demandar especialmente servicios escatales, en corresponder¡cia con el proceso de
modernización que empezó a vivirse con más fuerza en estas ¿¡s¿5 (34). ¡¿g
minorías étnicas de est¿ regióq en cambio, experimentaron una problemática
simila¡ a las del oriente, sometidas a la creciente colonización y usurpación de sus
territorios y recursos naturales, como es el caso de las étnias Tsachila, Chachi y
Coayquer precariansrte organizadas a nivel local.

En todo caso, este es el contexüo en que se promulgó y puso en práctica la


segunda reforma aga¡ia la qug en principio, al obtener impulso financiero gracias a
la renta peüolerq enfó en es@na conro una henamienta desanollista encaminada a
elevar la productividad en el caurpo y su respectiva modernizaciór¡ apoyándose en
los campesinos medios, los empresarios agrícolas y las asociaciones productivas.
Este afán por productividad significó una escasísima redistribución de la tierra el
apoyo crediticio y técnico a los propietarios "eficientes" y la considerable apertura de
la frmera agrícola en laregión oriental.

La base social del movimienlo campesino indígena se sedimentó en varios


sectores, divenificándose los intereses al interior de las organizaciones de base y en
las de carácter regional y arún nacional, en direca correspodencia con los procesos
de estratificción y diferenciación interna determinados por la agresiva penetración
capitalista en el campo. El Estado, en consscuenciq empezó a cooptar los sectores
más "prósperos" del carnpesinado y a varios de sus miembros, en algún momento
inclusive importantes dirigentes, por ejemplo, son cooptados pata colaborar en
acciones desanollistas del aparao estatal, separándose de la lucha unttaria por ia
demanda global.

Todos estos aspectos, entre otros, condujeron al debilitamiento de las


organizaciones indígenas y campesinas, a un grado tal que, para fines de 1.974, las
propias organizaciones expresaban su preocupación por un proceso que conducía a la
casi disolución de la FEI y a una pérdida de fuerza de la FENOC y del
ECUARUNARIG5). pese a que éstas continuaban luchando por la tiena, pc servicios
estatales y nejores salarios, su gestión enryezó a ser desbo'rdada por una base local
definitivamente afectada por prtresos de peneración del capitalismo a su interior.
Esto se expresó en la ampliación del mercado de tierras, las "oportunidades"
ocupacionales en los cenEos urüanos y en el apoyo estatal a la producción
mercantil, donde los intercses de los campesinos indígenas más pauperizados ya
planteaban relos y conflictOs más agudos a las dirigencias de las organizaciones

97
forjadas en otra ooyunu¡ra. EnEe t¿nüo, el proceso de reforma agraria se suspendió.
En efecto, el cambio de Rodríguez Lara por el triunvirato (1976) implicó
precisarnente el cierre de la redisribución de la tierra; cumpliéndose de esta manera
consignas imperialistas, encaminadas a inrcnsificar el modelo productivista y
paralelamente el conrol y desmovilizaci& del movimimo popula¡.

I¡ movilización campesina desplegada en este período para presionar por la


realización de la reforma agraria, prácticanurte asistié a las últimas manifestaciones
convocadas con la exigencia de tierra "con ley o sin ley' (36)' insertándose esta
reivindicación en la plataforma de la primera huelga nacional (13-XI75). Estas
manifestriones de protesta en contra del régirrcn, obviamente, h¡vieron la respuesta
represiva de parte de la dictadura enfatizándose más aún la desarticulación del
rnovimieno popular y especlficancnte del campesinado indígana-

El triunvirato, enca¡amado en el poder (1976) con el propósito de iniciar el


"retorno al sistema democrático" (1976-L979), cumplió perfectamente su rol
antipopular, ya anticipado en la últirna fase de la dictadura de Rodríguez Lara; como
lo indica Acost¡, "la masacre de los obreros del ingenio Azta"la serie de decretos
anti-obreros, Ia creciente intervención del capital foráneo en la economía y un
endeudarniento extemo agresivo fueron hechos sobresalientes de los últimos años de
la dictadura milita¡" (37). Esta tónica, obviamente, se adoptó con las organizaciones
campesinas indígenas y a sus reivindicaciones de refmma agraria se responüó con la
promulgación de la de Fonento Agropecuario, instnrnrento decididamente destinado
a congelarla y, disolver el impulso organizativo popular en el agro, de suyo ya
debiütado.

Creadas estas condiciones, el trimvi¡ato emprendió el proceso de "retorno" al


régimen constitucional, suscitando situaciones y espectativas a nivel popular, sector
que empezó a ser pasto de la oferta electonal.

El discuno antioligárquico y una nueva oferta de reforma agrari4 el voto para el


analfabeo, la enadicación del analfabetismo, la defensa de las culturas indígenas , la
justicia social para sus miembros etc, vinieron a ser promesas electaales esgrimidas
por los partidos de centro que, con la mira puesta en el érea rural" disputa¡on la
clientela a los partidos tadicionales (conservador y liberal), captando a la postre el
voüo del campesinado. Las organizaciones formalmente vinculadas a la vertiente
electoral de la izquierda (Frente Amplio de Izquierda), si bien inicialmente
demostra¡on considerable respaldo a sus candidatos, al no ser estos elejidos en la
primera vuelta del proceso electoral se inclinaron en la segunü vuelta, por el
binomio de centro con tendencia social demócrata creyéndose interpretados en sus
discursos y en sus promesas

98
Con el ascenso al pod€r del bfuiomb Roldós-Hurtado, se asistió a la aperura de
una nueva fase del desarrollo capiolista en el país, csrrcteñzadapc la aplicación de
un discurso y unapolíticade tratamiento de los sectores populres distinos.

Esta política buscó mantener al movimiento popular controlado y


desmovilizado, logrando cooptar a ciertos secüores sociales, como base social de
apoyo; así como "acoged' deterrrinadas reivindicaciqres de la demanda general.

En b económico, a esta fase le conespondió una prolongada crisis conómica


que se agudizó con la fuerte presión, que por el pago de la deuda externa ejerció el
Fondo Mq¡etario Intemacimal.

A pesar de que para 1979-1981, se irrcrementaron los ingresos fiscales por la


venta de peúóleo, no hubo un cambio sust¿ncial en la econornía intema del país;
po el contrario, se sufrió un creciente deterioro de las condiciones socioecorúmicas
del conjuno de la poblaci6¡ (38).

En el sector agrícola como ya se dijo an el capítulo anterior, se mantuvo una


política que privilegió laproducción de tipo empresarial y dejó en un segundo plano
a las unidades de producción campesinas pobres (39), a b que se agregaba el
desnesurado copamieno de tienas en el ciente y detenninadas áreas en la costa
afectando aún más a las ya gol@as eErias nativas.

fuiEesb,rebrotroncon fuerza las orgurizrciones campesinas indígenas del


país, expresándose sobre todo a nivel local y regional (40). empezó a vertebra¡se la
protesta nacional bajo la conducción de las centrales FENOC y ECUARUN¡¡¡ (41).
En el Oriente se concretó aquel inteno de años aaás que perseguía la consti¡¡ción de
la CoNFENIAE (42)' (1980) aglutirundo a casi todas las organizaciones de esa región.

En oótubre de 1980 se realizó la "Marcha Nacional Campesina Indígena",


exigiendo el cumpümienüo de la ofert¡ elecoral, con énfasis en la aplicación de la
reforma agraria y la derogatoria de la I-ey de Fomento Agropecuario, bajo la
consigna de la "unidad campesina indígena contra el hambre y los engaños del
Gobierno". En esta oportunidad, se impugnó fuertemcnte la penetración en las
organizaciones campesiq?s indígenas de agencias de desa¡rollo y educativas del
gobierno y extranjeras (43).

Luego de esta marcha, se intentó esEucturar un Movimienlo Campesino


Indígena a nivel nacional, congregando a las organizaciones de sierra, costa y
oriente; aspecto que, bajo la iniciativa del ECUARUNARI, la FEI y la FENOC,
cristalizó en la creación del F¡ente Unico de l,ucha Campesina (FLJLC), que buscaba

99
"defini¡ una política uniwia para el secor indígena y campesins" (44), formando
posteriormenete el Frcnte Unico de Lucha Campesina e Indígena (FULCI). Este
intento no prosperó por Ia intervención desmovilizadora que unpezó a desplegar el
gobierno en conra de las organizaciones. Así el gobierno propició una amplia
negociación entre ciertas organizaciones con influencia etnicista y agencias de
"desarollo" del gobierno.

En un esfuerzo por impulsa¡ la lucha unificada del campesinado indígena' en


1980 se rezlizó el "Primer Bncuentro Campesino e Indígena" donde, luego de
examinar la política nrcional y la siUración de los s*¡6res sociales del campo' se
constiuryó el Consejo de Coordinación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONACNIE) (Sucúa, 1980). Estruc¡¡rado sobre todo con las organizaciones del
oriente recibió, sin embargo, el respaldo del ECUARUNARI que estratégicafiente
buscó mantenerse en este Consejo para contrarrestr las tendencias etnicistas que
empeza¡on a insinuarse como línea política al interior de las organizaciones
srii¡ta¡s5 (45).

En la mdida de que algunab de las organizaciorps integrantes del coFENtAE y


CONACNIE habían emprendido una modalidad dc negociación con el gobierno, la
FEI, FENOC y ECUARUNARI (organizaciones que se identifrcan por su línea clasista)
empezaron un SistemátiCO CueStionamiento a eStAS Organizaciones, ma¡cando una
polémica al interior de estas centrales indígenas, de indudable trascendencia pra la
orientación y viabilidad de sus luchas. Esto, como se verá en el próximo capítulo,
implicó retomir una discusión acerca de las orientaciones políticas e ideológicas
sostenidas por posiciones de clase.

En síntesis, en el período se obssvó dos hechos rnuy notorios: por un lado, una
respuesta estatal frente a la problemática indígen4 que empieza a coopt¿r a ciertas
organizaciones campesinas indígenas abordándolas desde la base y tentándolas desde
la cúpula de la dirigencia; y, por o8o, un reacomodo de fuerzas al interior de las
organizaciorns campesinas eue, en primera instarcia, empezaron apolarizarse entre
dos orientrciones diferentes: la "etnicista" y la "clasista". En tomo a estas líneas
comienzan actualmente a identificarse indistintamente las numerosísimas
orgamizrcicres locales y regionales que, oomo se ve en el cuadro N0 7, proüferan en
el país.

En conclusión, la participación política de la población indígon en el presente


siglo, se ha dado en los dos períodos de diversas ¡nÍmsras, formas y contenidos. Eso
es, tanto por la especificidad de sus luchas y reivindicaciones como por las
determinaciones hisóricas del contexo socio político en que se han desarollado.

100
CUADRO N'7
NIVELES ORGAMZATIVOS DE LA POBLACION CAMPESINA
INDIGENA DEL ECUADOR 1984

CONACNIE

Asociaciones

Costa Sierra Amazonia


U
OPIP: Organización de Pueblos Indfgenas del Pastaza.
CONACME: Consejo de Coordinación de Nacionalidades Indfgenas del Ecuador.
CONFENIAE: Confederación de Nacionalidades Indlgeoas de la Amazonia
Ecuaüoriaoa.
ECUARI.JNARI: Ecuador Runacuaapac Ricchairimui.
FENOC: Federación Nacio¡al de Organizaciones Campesinas.
CODIGO DE
FEI: Federación Ecuatoriana de Indios. RELACION:
FOIN: Federacióo de Orgaoizaciones lodlgenas del Napo. Filiación
I.]NAE: Unión de Nativos de la Amazonia Ecuaüoriana.
Delegados
Fuente: Cuadernos Nueva, No. 7.
Reelaboración : este estudio.

101
NACIONAL:
CONACNIE: Consejo Nacio¡ral de Cmrdinación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuada

SIERRA:
FENOC: Federación Nrcional de Organizrciones Campesinas.

FEI: Federación Ecuanmiana de Indios.

ECUARLJNARI: Ecuadc Runacunapac Riccharimui:


- FICI-INRUJTA (Federación Indígena y Campesina de Imbabura -
ImbaburaRunrcunapac
- JamTandanacui
- PichirchaRiccha¡imui
- MIT (Movirnieno Indígena & Tungurahua)
- MICH (Movimiento Indígena de Chimborazo)
- BRLJNARI @olívarRunacunapacRicchaimui)
- UrcCC (Unión Provincial de Comunas y Cooperativas
deC4iu)
- LJNASAY (Unión Canpesina del Azuay)

UCIC: Unión de Comunidades Indígaras de Calderón

MIc: Movimiento Indígena de Cotopaxi

FIIS: Federrción Interprovirrcial de Indígenas Saraguros

ORIENTE:
CONFENTAE: Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía
Ecuatorima.

FOIN: Federrción de Oganizrcionc Indígenas delNapo

LINAE: Unión de Nativos de la ArnazoniaEcuatmiana

OPIP: Organizrción de hrcblos Irdígenas del Pastaza

FS: FederaciónShur

r02
COSTA:
Prefederación de Centros Chachis

hefederación de Cabildos Awa

Gobemación de los Colorados Cfsáchilas)

En el primer períodq sus luchas se han expresado fundamentalmente a través de


las movilizaciones campesinas suscitadas a lolrgo de la pimera mitad de siglo, las
que, si bien mostraron radicalidad en su enfrentamiento contra el sistema, se
desarrollaron fundamentalmente dent¡o de un ámbio local o regional, sin ofrecer una
opción de articulación nacional.

Las reivindicaciones de los indígenas fueron asumidas por las formas


sindicaüstas de lusüa y subsumi¡las denEo de los plantearnienos formulados para el
conjuno del campesinado. Este aspecto proporcionó un csltenido clasista a la lucha
y sus reclamos se nuclearon en torno a la demanda por la tierra" salarios y mejor
traüo laboral. En alguna medida, esta situación llevó a una conducción legalista de la
lucha, siendo una de las limitaciones más importantes en las perspectivas de
transformación radical de la sociedad, impidiendo su articulación efectiva en la lucha
del movimiento popular. La represión y el conúol estatal fueron también sus
obstáculos fundamentales.

En el segundo período, conforme se implementó en el Ecuador un modelo de


modernización capitalista, se suscitó un impulso común y unitario de todos los
s@tores populares golpeados por el avance del capitalismo.

En el agro, la trayectoria organizativa clasist¿ cobró impulso pero llegó a un


límite en el momento en que lo central de la demanda (tierra) fue manipulada por el
Estado modernizante a través de la reforma agraria. Con la satisfacción parcial de
esta demanda se dio paso a un proceso de diferenciación social al interior del
conjunto del campesinado, lo que, a su vez, diversificó significativamente sus
demandas frente a la sociedad y el Estado. En este sentido, empezaron a aparecer
nuevas formas organizativas con tendencias distintas que incidieron en la
articulación del movimiento campesino indígena en el Ecuador. De esta manera, se
desa¡rolla¡on al interior de esta población fundamentalmente dos opciones: a) seguir
nucléandose en torno a una estrategia clasista para ahondar la demanda y desarrollar
la lucha clasista del movimiento popular; o b) gestar nuevas formas organizativas
dentro de una perspectiva de "especificidad", "autonomía", "autodeterminación", es
decir, bajo una tendencia etnicista. Dentro de este panorama, las nuevas

103
organizaciones indígenas aparecieron con conSiderable influenCia denfo de la escena
política del país.

A fin de identificu y cuactnizu adecuadamente esta situación, a continuación se


la
expone aspectos de la polémica dentro de las ciencias sociales a propósito de
trayectoriá ysituación de la población indígena en el Ecuador. Esta revisión
p.i.itita iáentificar las tendlncias que inciden en las orientaciones de las
organizaciones indígenas.

104
NOTAS

I De hecho, aún no hay acuerdo en distinguir "organización", "lucha" y


"movimiento". I¡s movitnientos campesinos, por lo general, han sido tratados
en forma evoluciouista según la cual, deberfan passr por "etapas biológicas de
crecimien0o" para ser considerados corno tales Cf. Calderón, Fernando. Dandler,
Jorge Rivera, Silva. "Algunas Reflexiones conceptuales sobre movimienüos
s¡mlesinos, etnicidad y criterios metodológicos" en rev. Diólogo sobre Ia
participación No 2, LJNRISD Ginebr4 1892: pág. 13.

En Ecuador ver Albornoz, Oswaldo. Las Luclos Itdlgerus en el Ecuador. H.


Claridad Guayaquil 1976.

Cf. Quijano, Anibal. Los Movimientos Catnpesinos Contemporáneos aL


América Latina, Ed. Latina" Bogotá, 1976.

4. Para las sociedades andinas se ha destacado la existencia de por lo ¡nenos Fes


orientaciones en los movimien¡os campesinós indfgenas a) La étnico-cultural;
b) la de clase y c) la nacioaal. Cf. Calderón, F. y otros, 1982.

5. Al respecto consultar Velasco, F. Refornu Agraria y Movimiento Campesino


Indtgena, El Conejo, Quito, 1983.

Cf. Calderón, F. y otros, 1982: 969. 17.

7. Se adopta el término "campesino indfgena" como apropiado a la situacióu ya


que dentro de esta categorla se incluye una dimensión de clase, en tanüo la
mayorla de la población iodlgena se encuentra en la posición estructural de
pequeños producüores agrícolas subordinados al capital (inclusive gran, parte de
los indfgenas de costa y orieo&e), y la condición de etnicidad, por cuanto abarca
la dimensión cultural de estos sectjores. En esta medid4 la reivindicación como
canpesinos indlgerus aba¡ca la complejidad de la problemática rural popular
del agro ecuatoriano. Al respecüo, es vlilida la siguiente cita: "visuariza¡ a los
indlgenas como campesinos es una cuestión esencial sobre todo porque
considerar la especificidad exclusivamente étnica de los grupos indfgenas ha
causado una serie de confusioaes y de planteamis¡tos enóneos...asf, a partir

105
de la concepción de los indfgenas conro campesinos es que se puede hacer el
análisis clasista" Dfaz Polanco, cit por Medi¡4 A. en 1979: p6g 37.

Al respecto ver Guerrero, Aadés. Haciaúa, Capital y Lnclv & Clues Anditu,
El Cooejo, Quito, 1983.

9. Desde este momento las luchas iiodlgenas fueron asumidas dentro de una
estrategis que las ubica dentro del "campesinado". Este término se refiere
básicameote a una relación económica y ocupacional y los sectores
identificados como carnlresinos son visualizados como parte de una esFuctura
social de clases. En consecuenciq la especificidad de la lucha indfgena fue
estratégicarente la de clase sin que implique el rechazo de los aspectos étnicos.
Por lo Bn!o, al referi¡ las luchas cono "campesi¡as" se está compreodiendo la
dimensión indlgena a su interior.

10. Prieto, M. "Condicionamieolo de la moviüzación: El caso de las haciendas


deOlmedo. 192ó-1948". Tesis Dpto. de Antropologla, PUCE Quito, 19?8: pág.
43.

ll. Albornoz, O. 1976: pág. 84.

1a Se fijó para los jornaleros en S/. 6,00, para los huasipungueros en S/. 3,00.
Más sobre este tema Cf. Ibarra,H. "yevilización Campesina: 1958-1963",
mimeo, 1979. "o

15. "...en realidad lo que subyace tras la intensificación tle las éxigencias salariales
a mediados de los años 40 -además de la reivindicacióo de un derecho sindical
que aglutina a todos los trabajadores del campo- es la presión, indirecta por
acceder a nuevos "derechos" al interior de la hacienda que les permita disponer
de superficies adicionales de tieria en función de mejorar las condiciones de
reproducción de la economfa familiar doméstica". Silva, Paola. Cit por Farga,C.
y Almeida, I. Campesinos y Haciendas de la Sierra Norte, lOA, Olavalo,
l9E1: pág. 214.

14. Eu 1926, eo Cayambe tuvo lugar el ler. Congreso Campesino donde nació la
FEI.

15. CEDEP. "Las Luchas Campesinas 195G1983", Centro de Educación Popular,


Qui¡o, 1984, p6g. L2.

16. Cf. Iba¡ra H. 1979; Santana, Roberto. Campesirdo lrdígeu y eI DesSode


la modernídad, CAAP, @ito, 1.983; Velasco, F. 1983.

l'l . Ibarra, H. 1979: pág. 33.

106
18. cf. CEDEP, 1984.

19. En principio la CEDOC, esomó corc Confederación Ecuatoriana de Obreros


Católicos, al momento se le conoce como Central Ecuatoriana de
Org anizaciones Clasist¿s.

20. Pa¡a 1961 a abril de 1962 la mayorla de confliclos agrlcolas se ubicaban en


Pichincha con a5 casos; en cambio la moviüzació¡ es menor en chimborazo
con 4, Carchi 3, Azuay 2, etc. Ibarr4 H. 1979: p6g. 47

tl Este consistfa en la etrtrega dc terrenos a campesinos para que ésüos los


"desmontaran" y cultivaran libremente; luego, el terra0eniente percibla parte de
la producción y "redimfa" (rcapropiaba) su üerra, desplazando al campesino
hacia otros puntos de reinici¡r de nuevo el proceso.

22. Los primeros sindicatos de Milagro se des¡rrollaro¡ ¡obre la base de los


finqueros "Su impulso vino dado tanlo de la crisis cacao¡era como del empuje de
las organizaciones gremiales de Milagro, (Guayas) cont¡oladas por el pcE. los
primeros sindicatos ee establecieron en la déc. del 30 en Samboroudón,
Naranjal, Tama, Naranjito, Bucay, Garaico4 luchando por la rebaja de los
a¡rendamien0os, "pero sieryre llevados por la consigna que la üerra debe ser de
los campesinos". Cf. Ibarra, H. 1929: pág. 59.

23. Efectivamente este proyecto burgués encabezado por Arosemena Monroy


respaldado por la crE, FEI, FETAI- URGE, sectores populares, s€€tores medios,
dioamizó la campaña pro rcforma agraria. uua muestra de ese ',consenso,' fueron
las dos concentraciones campesinas ea 1961. Cf. CEDEP, 19g4.

24. En el pafs se preseota, entre otros, los casos de AID, Clubs 4_F, Misión
Andina, ILV. Esta situación no ha vari¿do; eu la actualidad se ha ido
incremeniando la prcseacia de este tipo de agencias, tal es el caso de plan
Padrinos, Cuerpo de Paz, Visión Munidal, etc.

25. Cf. Velasco, F. 1983: pág. 130.

26. Ibid; El ECUARUNARI y la FENoc, por su part€ se han pronunciado en esre


seDtido.

27. El decreto 373 faciütaba la expropiación de parcelas bajo tenencia precarista en


beneficio del productor di¡ecto. El decreto 1.001 especificaba este
procedimiento para los productores precaristas de uroz. Todas lstas situaciones
conformaban un cuadro de considerable agitacióa social y de. entorpecimiento,
de la producción nacioual. Cf. Velasco, F. l9g3; pág. 99.

107
28. CEDEP, 1983: pá9.22

29. ECUARUNARI, "Condiciones del Movimiento Campesino a nivel nacional"


Doc. Vf. pág.9

30. CEDEP, 1983: pág 25.

Jl. La mayorla de los documcntos del ECUARUNARI hacen hincapié en este


calificativo. El énfasis está en identificanc como clasista. Ob¡érvese lo
siguiente: "Por primera vez va¡Dos a hacer presencia púbüca como orgaoización
clasist¡". Precisamente, fue en el III Congreso reaüzado ct L977, doode se
expresó con mayor claridad la llnea clasista del movimieoio. Asf entre los
puntos fundamentales se destacó: "... un asentamienlo al moviniento obrero
como base de la lucha proletaria" Cf. Doc. ECUARUNARI, III y V cotrSresos.

32. Sobre el proceso de discusión véase tesis de Ron, Francisco. "Las


Movilizaciones Campesinas en el Ecuador 1968-f977. El caso del Mov.
ECUARUNARI" CLACSO, Quito, 197E.

33. Enúevista a Vicente Shiguengo,presidente de FOIN, eD t€v. NUEVA,


Cuadernos N0 7, "La Cuestióa lodlgena en el Ecuador", Quito, 1983, pág. 41.

34. Cf. ECUARUNARI, Doc. "Condiciones del Movimiento Campesino a Nivel


Nacional", Vf: pág 4.

35. lbid : 4

36. cf.Acost¿ A. "Riesgos Dominantes de crecimienlo Ecuatoriano ea las ultimas


Décadas". Ecuador: El Müo del desarrollo, El Conejo, Quito' 1982.

5t, Ibid : pág.43.

38. Chiriboga, M. 1982: pág. 123.

39. Ibid.

40. En este perlodo se coastituyen numerosas uniones de


comunas,
federaciones locales, regiooales, e!c.; Do se puede dejar de meucionar además el
aparecimieoto de agrupaciones de indlgen¿5 syangéücos, los que se aglutinaron
en la "Federación Ecuatoriana de Indios Evaogélicos" a través de uniones y
agociaciones.

47. El ECUARUNARI expresaba: "El quichua de Roldós en su posesión quedó


convefido asl en un engaúoso disfraz y en el adorno detrás del cual se

108
escudaráo la ofensiva reaccionaria...para romper la influencia creciente de la
izquierda en el movimiento indfgena de la sierra y el oriente" ECUARUNARI,
Doc. s/f, pá9.9.

42. La CONFENIAE surge para reiviodicar los territorios nativos sometidos al asedio
de la colonización y de l¡s transnacionales, pero, además, conlempla como
reivindicación la culturq la educación bilingüe y la salud, englobándolo
todo en el concepto de "nacionalidad" inserta dentro de un ma¡co estatal
"plurinaciooal". Doc. CONFEMAE 1980.

43. com bandera de lucha important€ se destacó la oposición a las acüvidades del
Instituüo Lingülstico de Verano (ILV).

44. ECUARUNARI, doc. Vf : pág; 9

45. Cabe seúalar que, de allí ea adelante, los movimientos "campesinos', con base
indfgena empiezan a explicitar la condicióa étnica y denominan a sus
organizaciones como "campcsinas indlgenas", a fin de no dejarse "arrebatar"
este último término por las posicioaes etnicistas.

r09
CAPITULO IV
PRINCIPALES LINEAS
DE INTERPRETACION DEL PROBLEMA
INDIGENA EN EL BCUADOR

4.I.. ASPECTOS GENER,ALES.,

En los últirms años la cuestión indígena en el país ha sido interpretada a través


de divenas corrientes político ideológicas. Estas corrientes interpretativas se
entenderán aquí conn posiciures de clase. Visto así esto lleva a plantear que en lo
indígena está implício un problema ideológico y socio-político que arranca de una
situación socio-ecsrómica conqeta" Se afrrma estro, en tanto se hace referencia al
problerna indígana atendiendo su inserción €n una sociedad clasista dependiente del
capital mon@üco, como la ecuatoriana, dmde cada uno de sus miembros mantiene
una posición frelrte a lo esructural y supercstructural de la sociedad; es decir, en
respuest¿ a la situación que cada uno tiene en el proceso de producción de bienes
materiales, lo que se traduce en contradicciones antagónicas enhe clases.

Frente a lo indígena, como ya se dijo en el Cap. I de este esh¡dio, a nivel de


LatinoanÉrica y, por ende, del Ecuador, el problema indígena despertó considerable
"interés" en los diversos secüores sociales, sobre todo de las clases dominantes en
disputa por el control político, ideológico y eonómico de esta población; esro en la
medida que este sector social se había constituído en un factor de importante
incidencia en la vida social,cultural, ideológica y económica del conjunto de la
sociedad ecuaoriana, aspecto que también fue percibido por la globalidad de los
sectores dominados. En esta óptica, la clase dominante históricamente ha venido
impulsando la Integraclón de esta población al sistema capitalista.

111
Bajo esta perspectiva" el málisis del problema indígena en el país, ha girado
fundanentalmente en torno a dos corrientes de interpretación: la etnicista y la
clasista; lí¡¡eas de interpretrción que entrarm en debate teórico, principalmente desde
la década del 70, a partir de posiciorrcs político ideológicas, que rcflejan la defensa de
posiciones de clase que se expresan en la nrpnra a nivel de discunos ideológicos
enFe las dos líneas. Eso se verá con rnayor claridad sobre todo con el surgimiento
de nuevas organizaciones indígenas du¡ante la década 6e1 79 (1). Con la reaparición
del "fenórneno étnico", oomo una expllcita reivindicación de la población indígen4
la línea etnicisa levantó en el país la polémica fundamentalmente contra la
que inclusive ha sido vista como "contrapuesta" e

Tratándose de conientes de interpretación que encierran contenidos políticos e


ideológicos sostenidos por diferentes posiciones de clase, obviamente, han
repercutido a nivel de los distinOs seclores sociales y sobre todo en el del
campesinado indígena y sus cganizrciones. Sin embargo, al respecto, cabe señala¡
que el grado de incidencia de una u otra de estas corientes al interior del
movimiento indígen4 estárespandiando en gran medida a las condiciones objetivas
que presenta la sociedad en determinado mornenüo histórico y al nivel de lucha de
clases alcanzado por el conjuno del movimienüo popular y específicamente del
movirnienSo canpesino indígena-

De-rit¡o de esta perspectiva, es que al interic de las organizaciones de esta


población se asunren posiciones de defensa de determinados derechos y
reivindicaciones con tendencias tanto clasistas como etnicistas; esto es, en
correspordencia con el desarrollo y evolución política de los demás sectores de la
socieda( básicamente del conjunto de la lucha del movimiento popular. El
énfasis de lo "étnico" o lo "clasista", como se verá posterionnente, responde a esta
conelación.

Cabe señalar que de la gama de corrientes de interpretación del problema


indígen4 aquí se toman corio punto de partida los elementos más significativos
aportados por las indic¡das corrienEs, en tanto permiten distinguir los contenidos
más esenciales det debate, sin pretender agotar estos aspectos sino guardando los
límibs de qste €surdio y enmarc&rdolos en los objetivos del misrno. No está demás
señalar que en este capínrlo se enfrentan únicamente determinados elementos
teóricos de la polémica y su incidencia más evidente en el seno de las luchas
populares; posteriornrnb, se examinará su influencia al interior de determinadas
organizrcimes fudígenas carpesinas.

t12
I-as lheas del d¿fute.

DenEo de la izquierd4 en rclaciór¡ a la tradicional inerpretación de la coniente


clasista sobre el problema indígen4 ésta se ha basado en un enfoque estructural,
afirmando que éste está determinado históricamente por relaciones sociales de
explotación capitalista Su apreciación del problema es unitaria en t¿nüo lo étrico
está virnulado, y no seprado con lo clasista.

En el país con mayor cla¡idd se ha manifestado csta líne¿ a través de las esis y
acción desarrolladas por la izquierda (básicanrente a Íavés del Partido Comunisa
CTE-FEI, Parrido Socialisra).

En la medida €n que al análisis del problema indígena desanollado ur el país se


incorporó - al igual que en otros países latinoamericanos- lo étnico como elemento
importante para su mejor y completa comprensión, pam la corriente clasista
implicó en cierta medida replantear la interpretación clasista -radicional- que se
sostenía con relación a este problema-

Además implicó proyectar un análisis y práatica contemplando, como aspectos


fundamentales, los elementos de orden socio cultural indígena (no muy
desarrollados por la üteranra manista). Esto es significativamente imponane, en
tanto la peneración de tendencias etnicistas, en el análisis del problema indígen4
así como en la orientación de los movimientos sociales, empezí a convertir los
elementos étnico culturales en factores "decisivos" de la ruptura del discurso
político enfie las dos corrientes.

En este sentido, la línea clasista ha entenüdo el problema indígena como


estruch¡ra¡, propio de una sociedad de tipo capitalist4 donde las condiciones tanto
económicas como superestructu¡ales de esta población se encuentran determinadas
históricamente por relaciones de explotación. Así, el problema indígena ha sido
visualizado más como un problema económico, inherente a la cuestión agraria, que
como un problema mera¡nente superestructural, relativo a la dominación cultural.
Para esta posición resulta válida la aseveración de Mariátegui:

Quienes colocamos, en primer plano el problema social,


asumimos la actitud menos lírica y nrenos literaria posible.
No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la
educación, a la cultura, al progreso, al amor y al cielo.
Comenzamos por reivindicar categóricamente, su derecho a la
¡¡srr¿ (3).

113
El problem4 en consecuenci4 para esta posición radica en la transformación de
las estn¡co¡ras del conjuno de la sociedad capitalista a través de la lucha clasista. En
esta modidq la solución al problema indígena involucra una solución global que
abarca a toda la sociedad a pantir de la lucha conjunta de todos los explotados en
contra de sus explotadoes.

En cambio, la línea etnicisa ha entendido el problema indígena como


erninenbmente culhral, siendo imporante la revalorización culnral y étnica de esta
población. Parte de una conoepción ahistórica e idealista de lo étnico, que lo
entiende corno una dirpnsión original y plantea la existencia de un "núcbo étnico"
milenrio, i¡reductible e invriable, no afecudo por el poceso histórico, separado de
la estructu¡a social de clases en que se insertan las poblaciones indígenas. Se det¿ca
el ca¡ácter "superior" de las étnias en contraste con el mundo "occidental" que es
calificado como decadente; lo que se traduce en una concepción dual que separa
artificialmente a dos mundos: el indígena y el occidental.

Este tipo de planteamien0os a nivel político, postulan que -"en tanüo lo étnico
es ireductible a lo occidental"- la población indígena debe buscar la solución a sus
problemas de manera independiente de los demás sectores sociales, donde también se
contempla a los trabajadores y otros grupos explotados, propiciándose de est¿ forma
la división de la lucha popular. Esta siu¡ación pennite afirmar en este esh¡dio que la
concepción de la línea etnicista -visa de esca forma- va en conúa de la lucha unitaria
de los movimientos sociales populares y fortalece el proyecto burgués de
dominación; de ahí que el Estado en los últimos, años promovió a los movimien¡os
de ca¡ácter etnicista y adoptó en su política y discurso, elementos tomados de esta
corriente. Esto ha permitido la configuración de un neoindigenismo, como
instrumento del Estado, para alca¡zar una más eficiente y renovada forma de
integración de la poblrción indígena al sistema"

Por otro lado, lo señalado permite afirmar en términos generales que la


discriminación cultural es producto y condición para la reproducción de la
explotación al interior de una sociedad clasisa capitalista; de ahí que se haga
necesario eliminar la explotación, en todas sus formas, donde sean los propios
indígenas quienes encuenEen la solución al pnoblerna indígena, pero en alianza con
el proletariado y más secores explotados.

Una vez que se ha visualizado de manera general los principales contenidos que
han configurado la polémica entre las dos corrientes, se hace necesario desarrollar
algunos planteamientos importantes acerca de algunos aspectos específicos de las
mismas. Cabe precisar que aquí no se observa el proceso global de la polémica
mencionada; unicamente importa en este estudio recoger ciertos aspectos en tanto

r14
son esclarecedores y pertinentes para la temática. Para el efecto, previamente se anofan
dgunos elenenüos teóricos .

P r e cisio n¿ s c onc eptuale s,

El problema indígena y la cuestión étnica son temas que responden a la


búsqueda de una práctica política en el proceso de conformación del sistema socio
económico y de la lucha de clases. Así, estos asp€ctos constituyen manifestaciones
referidas a mornentos coyunhrales de la lucha de clases.

El análisis de estos aspectos ha impücado, como ya se dijo, la toma de


posiciones ideológico-políticas al inerior de una formación social. La existencia y
características de cualquier grupo social, están referidas a su carfu,ter de clase y su
posición en el sistema de relaciones sociales de producción; sin embargo, la
existencia y entendimiento real de los grupos sociales no se ümita únicamente a su
participación en el proceso productivo del npdo de producción, sino que hay una
"dimensión" más amplia de la existencia de las clases, la que es común a todas
éstas, se les considere o rxl como gupos étnicos.

En este sentido, esta "d.imensión", para Díaz polanco, es entendida como


"etnicidad". Así se cornprenderá la etnicidad corno una "dimensión" de toda clase
social. Es preciso señala¡ que lo étnico está referido a las "muy variables,' formas
eri que se articulan y estruchJran @ncfeüamente los elementos de orden socio cultural
tales como las costumbres, las formas de organización social, la langua, la radición
histórica enre oros (4).

Ahora bien, el hecho de haber concebido a la etnicidad como una',dimensión"


que involucra a todas l¡s clases y que va más altá de la existencia
de las clases a partir de su inserción en el proceso productivo, lleva a
explicar que lo étnico está referido a la especificidad y partióukridades histórico
culturales de la existencia de determinados grupos sociales, debiéndose de esta
manera entender a lo étnico como una "dimensión" específica y particular de la
estrucnllir social; es una de las expresiones básicas de la configuración clasista de la
sociedad, que tiene que ver con ciertas características cultorales, sislemas
de
organización social, lengu4 nadición históric4 erc. Es decir, son los elementos
de
qden socio culn¡ral de una determinada formación social.

En este sentido, se entenderán las etnias (o grupos étnicos) aquí como conjuntos
o estructur¡rs sociales concretas que poseen ca¡acterísticas propias, que han
desarrollado una identidad y solidaridad sociocultural que parte del compartimiento
de componentes étnicos y más símboros culturales especificos (lengua, trad.ición,

115
raaa, elterritmio, organización social), loe que adopan elcarácter de values sociales
que son defendidos como parte de la ideología cotresionadora del gn¡po social frente a
otros gn¡pos.

Esos facores, en tanto se inscriben denro de situaciones históricas concretas,


pueden ser poüenciados políticamente como elementos específicos de la lucha
clasist¿ (5). Pero, igualmente, pueden ser fac0ores manipulados por la clase
dominane.

Por otro lado, vale precisar que "la existencia de las clases sólo va unida a
determinadas fases históricas del desanollo de la producción" (6), o a su vez, son
'efectos" dedeterminados rnodos deproducción en los que existe lapropiedadprivada
de los medios de producción, donde las relaciones sociales, se organizan en torno a
mecanismos de explotación. Asl en la sociedad capitalista las relaciones sociales se
dan en base a relaciones entre burgueses y proletuic.

En esta penpectiva, se comprenderá que las clases sociales sobre todo son
"posiciones estructurales" que el sistema asigna a los individuos. Es decir, lo que
Lenin denominó (como clases sociales) por los lugares que ocupari los individuos
en un sisema de producción determinado históricamente. Así:

I¡s clases sm grandes gfirpos de hornbres que se diferencian


entre si por el.lugar que ocupan en un sistema de
producción históricamente determinado, ¡nr las relaciones
en que se encuentran frente a los medios de producción
(relaciones que las leyes fijan y consagran) por el papel que
desempeñan en la organizaciÓn social del trabajo y, por
consiguiente, por el modo y la proporción en que perciben
la parte de la riqueza social de que disponen. Las clases
sociales son grupos humanos, uno de los cuales pueden
apropiarse del trabajo del oro por ocup¡u puestos diferentes
en un égirnen determinado de economía social (7).

Esta ubicación estructural de las clases deüermina, a su vez, la existencia de


conEadiciones entre éstas; lo que históricamente se expresa a Eavés de la lucha de
clases. En esta lucha, varias formas de dominación ideológico políticas han
acompañado a la explotaciúr económica ejercida por la clase dominante en contra de
la clase del trabajo. Una de estas formas puede generane en una sociedad burguesa
a través de la etnicidad; es decir, a partir de la manipulación de los símbolos y
valores culn¡rales de las clases subaltemas.

116
4.2.. ELEMENTOS CENTRALBS DEL DEBATE..

El problena de la tierra
Para la línea clasista, como ya se indicó, el problerna indígena rra¡rca de lo
económico, donde la hacienda tradicional históricarnente era el centro de las
conüadicciones y de las relaciones de e:rplotrci& an el carrpo. Pra esa lÍnea los
campesinos en general y los furdígenc en particular (E), se eocortraban rticulados
al sistema latifundistamediante relrimes serviles de corte "semi-feudal", lo qug a
su vez, impedía el desarrollo de las fuerzas poduaivas en el país.

Pa¡a esta línea el problema indígena en consecuencia se halla subsumido en el


campesino, con carrcErístic¡rs precafltrlistas destinadas a des4lü€cercsl el avarpe
del capitalismo, que configura las clases fundanpnales en qosbión an el campo.
Ios proletarios rurales y los sectces afurs (huasipnguercl en esta medida son la
fuerza principal de la lucha por la tierr4 bajo la conducción del rmvimier¡o obrero.

En tanüo el monopolio de la tierr¿ y las relacimes precapitalistas eran la raba


fundanrental, la concepci&r de la lucha estaba ercaminede hrcia la cqrsecución de
una "reforma agraria democrática" (9) que se prqicie el cambio de réginren de
propiedad; de ahí que se sostenía que la lucha debía orientase a combatir el
huasipungo y la hrcienda tradicisral. Igualrure, a ú¡yés de la lucha por la refsrna
agraria se buscab4 a más de los cambios estrucü¡¡ales en el agro, la revolución
social en el Ecuador.

Este pensamiento, en gran rndid4 se cristalizó en los plmteamienos que en


apoyo de los movimienos campesinc sindicalizados haciael FCE. En efecüo, en el
VIII Congreso de esüe partido (1968) se consideró que desde el puno de vista
marxista leninist¿ la rcvolución cuamina involucraba la refrma agraia t€ndiente
a destrui¡ el latifundio y los rezagos feudales m el campo, impulsando la entrega
gratuita de la tierra al canpesinado. Csrsideru¡do que era necesario impulsar las
reivindicaciones inmediaas en aras de lograr la "conciencia política de clase",
entraba a respaldar estas luchas (10). para ello veía necesario organizar al
campesinado en sindicaos e imprlsr la huelga 6Írr mecanis¡no de prcsión. De
esta manera se delineaba una estrategia de lucha en el canpo en alianza con los
demás sectores organizados del país, asumiendo su concierrcia como prolearios.
Esos planteamientos, se reflejarur tarüilh €n otras ügmizrcimes de iz4uierda:

...nuestra organización imErlsa la unidad de todos los


trabajadorcs del campo: carnpesirrcs e indígenas. De ahí

rt7
nuestra unidad con obreros ypobladores' Este modo de vida
injusto nos va acercando y permitiendo romper en la lucha
por objetivos comunes las barreras que la dominación
ideológica nos ha impueso y que todavía se mantienen en
la discriminación étnica cultural por parte de los sectorcs
explotados no indígoras, fruto de siglos de dominación en
los cuales el mesüo igualmente explotado fue utilizado
como un instrumerio más de opresión a los indígenas' Sin
embargo, sobre ésto, nuestra condición de clase nos ha
permitido ir tomando conciencia de nuesEa situación de
(11).
áxplotadoe y nuestra ¡tt ¡¡¡6¡¡9¿
"
A diferencia de lo que sostiene la ünea ehicista, esta línea concibe que la lucha
por la refOrma agraria democrática no está "ag6tada" en tant6 en el país únicamente
ie tran realizado reformas burguesas que no han eliminado aún la gran propiedad
(r2).

Con relación a la comuna, esta posición concibe que por efecto del desarrollo
capitalist4 esta forma tradicional de organizacion, está. destinada a desaparecer'
¿entro de un proceso "fatal" e "irreversible"; cree que mantenerla en laS condiCiones
de pauperizición, en que se encuentra a título de respeto a la tradición
organizacional significaría prolongar su agonía pasando a constituírse en fuente
plantea
de mano de obra barata al servicio del capital terrateniente. En consecuencia
como alternativa organizativa, a ser adoptada por los campesinOs e indígenas, la
forma cooperativa que, según esta posición, sería la que podría solucionar problemas
ecmómicos e inclusive pt"te*. la cultura indígena, en tanto se aprovecharía la rica
( 1 3).
tradición somunitari¿

la línea etnicista, por otra parte, el problema de la tierra es a la vez


Para
y
económico y cultural (1a). Este recufso a más de ser un rnedio de producción
supervivencia, es concebido como espacio territorial, fuente y garantía de la
reproducción cultural. Si bien ést¿ ha sido mermada por el latifundismo y se
ericuenEa asediada por el capitelismo conserva aún condiciones para la supervivencia
y desanollo de estos pueblos. Esto significaríaque el problema indígara va más allá
áe lo económico y se sitúa en los planos superestructurales, donde su identidad
cultural les ha permitido mantenerse como pueblos específicos al interior del
Ecuador, pese atgrado de opresión al que hisórica¡n¡¡nte se han visto sujeOs. Esto
se colige en la cit¿ siguiente:

Sólo en la rnedida que el factor cul¡ral y la ider¡tidad éhica


se encuentren articuladas a una esFategia económica y

118
política que permite la reproducción del grupo (grupos
sociales indfgcnas), podrá éste combinar una lógica de
resiscncia y adryación 6,r¡¡¿¡6¿ (15).

Siendo la tierra la base de la viü y la culurg y estando car€ntcs csos pueblos


de este recurso, apoyan una 'refonna agraria integral" encaminade a rccuperar
territaios y sistcmas sciales tradicionales.

l¿s luchas concretas por la tierra hr¡ sido visualizadas, en este sentido, como
un proceso de oma de "concie¡¡cia étnba". Para ello, esta lÍnea plentca la nccesidad
de "t€cuperar" y utilizr las formas uadicionales popias (1O, proponiémdoee ¡demás
formr organizaciones polfticas au6no¡¡r¡s. En cst¡ mdida in¡pulsu¡ la ruprcsión
del latiñ¡ndiq del colmialismo inemo (17), del capitalisrno "eülocidan y "ecocida",
solicitando a los gobiemos la deümitación y €nrega de enitryios bajo modalidades
de "aulogestión", que permitan la "revalorización" de los pueblos indígenas y su
reconocimieno como entidades originales.

Contrastando las posiciones de las dos líneas frente al problema de la tierra, se


puede observar las discrepancias fundamentales, que en gran medida parten de la
concepción que cada una sostiene sobre el carfuc¡et y naturaleza de la sociedad
ecuatoriana en general y del agro en particular: mientras para la posición de la línea
clasista el problema de la población irdígena y campesina radica en la exisrcncia de
un sistema capitalista de explotacióq para la etnicista se expresa en la coexistencia
de "sist€mas socio culturales" en oposición, En esta medida, en tanto para la
primera posición la solución al problema de la tiena se c€Nrtra en la transformación
estructural de la sociedad global, para la segunda cqrsiste e¡ un recdenamieno de la
sociedad que integrc la espeifhidad económica y cultural de csta población. Estas
diferencias se han taducido en postulados y prácticas pollticas que han influenciado
de distinta manera en los movimienos reivindicativos de los campesinos indígenas
exister¡tes en el Ecuadu. Estos aspectos deben aborda¡se con más detenimiento.

La organización polltica
Para la línea clasista los campesinos son los "aliados naturales" de la clase
obrera en la lucha por los cambios revolucionarios. No concibe una salida al
problema indígena campesir¡o de forma aislada ni al margen de la solución global de
la socieda4 posible únicamentc eliminando toda forma de explotación. En esro,
siendo la lucha antioligárquica,, antimperialista y popular, se la impulsa como
tarea unitaria de todos los explotados €n csttra de sus exploadores bajo el liderazgo
y conducción de la clase obrera" Si bien sc aoepta la especificidad de la problemátiia
indígena se la inscribe en un rnarco de lucha global (lt).

119
lns campesinos son considerados como una fuerza importante en el proceso
revolucionario ecuatoriano y se asigna históricamente a los huasipungueros y
campesinos sin tierra un sitial prepoúd€rante en la lucha; pero su liberación
definitiva sólo se la corcibe en tanto se alíen al proletaiado, bajo la forma sindical.
Al respecto la CTE asumió-este pansamiano y condujo su práctica política en el
carrpo bajo este precepto (19). Así man$vo como bandera de lucha y organización
las reiündicaciones de las masas campesinas ligándolas a las luchas obreras, bajo la
considerrciúr de que esta alianza se forja en el "combate" y conüa los "enemigos" de
los campesinos que umbién san de la clase obrera

Esta forma de lucha sindical, según esta posición, tiene sin embargo, una
linitrción:aunque el "esportaneismo" puede ser superado por la sindicalización, el
carnpesino tiene un escaso nivel de cOrpierrcia de clase;lo que plantea como tarea
(20).
fundamental el inc.renrnta estos niveles ¿ *ta¡ttts¡¿

Por o6o lado, esta posición tiene una concepción distinta de la comuna, como
forma organizativa con relación a la posición etnicista. Sostiene que es una
organización de lucha clasista que necesariamente debe evolucionar:

...e1problema principal de las comunas es económico que


no puede ser solucionado con meros paliativos como
pretenden algunos sino dotándoles de tierra y haciéttdoles
partícipes de una reforma agraria demarática...No están, ni
pueden estar por consiguiente, excluídos de la lucha clasista
tan imPugnada Y tan temida (¿r'.

La posición etnicista en cambio, concibe la lucha indígena como un


enfrentamiento autónomo donde debcn participar únicamente indígenas con sus
propias organizaciones (22); en esüe sentido, cfee que no @ría estar a la "zaga" de
otros movimientos sCiales u organizaciOnes proletarias y
u¡banas ; es decir,
rechaza diluír la especificidad de las demandas indias en organizaciones y
pfogram¡rs más amplios. Esto, en tanto se conceptúa esta alianza como una
indeseable "asimilación '
de "lo indígena" a los movimientos sociales no
indígenas , lo que según este pensamieno conüeva el riesgo de que sus
reivindicaciones y formas organizativas sem tergivenadas o supnimidas al interior de
las uganizrciones de cute clasist¿

Al criticar que las organizrciones clasist¿s enfatiza¡on la lucha'economicista"


por la refcma agrarie ccnrándola en la rcción de los huasipungueros y asalariados
sin tierra aganizados en sindicatos, esta interpret¡rci&r cqrsidera que se minimizó la

120
importancia de las formas organizativas tradicionales (comunas), donde se
concenEarían los elementos más valiosos de resistencia y lucha de la población
indígena. Solamente estas consideraciones permitirían mantener las opciones
verdaderamente indígenas que aseguf€n su presencia y cqrtinuidad cono pueblos
con identidad propia. Con esta afirmación se llegaba a cuestionar que la línea
clasista no tomó en cuenta en la lucha por la tierra a los comuneros y sus
reivindicaciones. Est€ criterio condujo incluso a aseverar que a la posición clasista
no le preocupó el problema indígena en toda la dimensión de su especificidad
socioculoral.

Ante los movimientos concfetos suscitados en el campo ecuatoriano, este


pensamienO criticó la presencia "perturbante" de las centrales sindicales, las que
estarían' estorbando el esclarecimieno y potenciación de la "conciencia étnica" y el
mismo proceso de orgurización indígena, con insisencia encaminada a sustituírla
por una "conciencia de clase", extraña a los intereses del campesinado indígena del
¡su¿6s¡ (23).

Con estos antecendentes, se va perfilando lo sustancial de la polémica entre la


posición clasista y la etnicist¿ donde aparecen evidentes los términos de la
oposición: ante un mismo problema (el indígena) las interpretaciones varían. Las
diferencias se dan en tonio a la concepción de las formas de lucha de conciencia y de
proyectos políticos frente a la sociedad. Mientras para la primera posición es
importante la lucha unit¡ria basada en la alianza obrero+ampesina lo que redunda en
una toma de conciencia de clase y se sintetiza en un proyecto de cambio estructural
global, para la segunda consiste en una lucha autónorna bajo modalidades de
organización propias, lo que se expresa en una toma de conciencia étnica y en la
formulación de un proyecto de reordenamiento social que acepte la especificidad
socio+ultural de los pueblos indígenas del Ecuador.

Es evidente que el problema indígena encierra varias connotaciones, tanto


económicas como políticas e ideológico-culturales, pero lo que puede verse es el
relievamiento de lo político y cultural en el debate. La posición etnicista,
aribuyéndose la condición de intérprete de las verdaderas aspiraciones y realidades
de los pueblos indígenas, cuestiona principalmente a la izquierda marxista su falta de
visión frente a los aspecos más profundos (valores culü¡rales de estos secúores),
tildando de "economicista" y "sectario" su método de análisis y práctica política.
Este argumento se produce en la medida que la izquierda, en sus primeros
pronunciamientos, no explicitó con detenimiento los aspectos inherentes al
problema étnico cultural (24); sin embargo, en los últimos años se ha podido
observa¡ que la izquierda acoge en alguna medida estos temas, sobre todo cuando
empiezan a enfretar el debatg tanto en cuanto debe responder a los custionamientos

r21
ya indicados y, a su vez, replantear y ampliar el análisis en tanto los argumentos
etnicistas empiezan a incidir en la qienrción de las organizaciones indígenas del
Ecuador. Al respectq este pronunciamiento es cla¡o:

...a las falsas soluciones propuestas por las clases


dominantes en torno al problema indígena...las fuerzas
progresistas ecuatorianas deben responder con otras que
tengan en cuenta las verdaderas y fundanrntales aspiraciorcs
de los pueblos indios, las que... están resumidas en las
reivindicaciones de carácter económico y émico...la
negacién y el desprwio de los valorcs culturales del indio,
son oonsecuerria direct¡ de su subordinrción económica y
social...parece imposible que pueda desaparecer la
discriminación étnica y racial sin antes conseguir la
liberación económica mediante el acceso a la tie¡ra...Nos
atenemos pues, al principio leninista, que establece que los
problernas étnicos y nacionales deben ser tratados sobre una
(25).
base económica y ólasista

La dimensión cultural
l¡s elementos de la polémica ya anotados se prolongan hacia las características
cualitativas de la sociedad ecuatciana En efecüo, es precisamente en tofno al peso
de lo indígena en la conformación de la nación ecuatoriana de su culh¡ra e identidad,
donde se agudiza la polémica señalada-

I¿ línea clasista considera que los valores étnicos y culturales de los indígenas
deben ser reivindicados como valore's nacionales, en tanto el problema campesino
indígena ha sido valorizado como un problema estructural que involucra a todos los
sectores sociales del Ecuador; estareivindicació$ fror lo tanto, se halla inserta en la
reivindicación económica fundamental: la abolición de toda forma de explotación,
que destruyen y oprimen los valores culturales de los indígenas. En este sentido, la
lucha debe da¡se en contra de la dominación culhral, política e ideológica, pero,
básicamente contra la explotación económica impuesta por el sistema capital,ista,
-y
determina la' destrucción eliminación de los valores culturales nacionales(¿o).
Esta aseveración se puede apreciar en la siguienie cita extraída de un debate más
preciso al respecto:

La lucha indígena conjunta con las otras clases explotadas,


que no es "asimilación de lo indígena... no destruye las
etnias ni las culturas aborígenas.. ya que esa destn¡cción
(27).
está condicionada por el a"arrce del capitalismo

t22
En esta perspectiVa, y en tanto los pueblos indígenas se encu€ntran innrersos
en un sisüema capitalista que los oprirne, su condición es de explotados y
consecuentemente sus valores culturales están subordinados y sujetos a
modificaciones, lo que no ha permitido que se mantengan "auénticos" a través del
proceso histórico; por consiguiente, no se los puede concebir de una manera
romántica, como "reliquia" del pasado, sino como elernentos dinámicos susceptible
de potenciane, en la medida de que se hallan presentes en la lucha coricreta de los
explotados.

Hay que advertir que la clase dominante ha utilizado la culn¡ra y bs valorm


étnicos, como una nueva forma de dominación ideológica €n oontr¿ de tos preblos
indígenas. La sobredimensión y
sublimrción exagerada que la cmiene emicista
hace de los valores cultu¡ales indígenas, conduce a la tergivenrción de la luch4 el
momento en que este análisis tinduce las reivindicacimes de fondo hacia aspectos
meramente culturales y de revalorización étnica, dejando en un segundo plano la
lucha por la supresión de la explotación econórnica, base y origen de tales
fenómenos. Eso ha sido interpreado por la izquierda corno una -¿esv¡ación eórica
que ha llevado a determinadas organizacianes campesinas indígenas hrcia endencias
racistasy etnocentristas que se aislan a¡tificialmente de la posición clasista
influyendo para que estos pueblos busquen ra solución a sus problemas con
independencia de los demás sectores popuftres, rcEasando y teqgivenando la lucha
contra la explotación. Este pensamiento está recogido en la cia siguiente:

Resolviendo su tarea fincipal detener la lucha- inpcriendo


a los indígenas quichuas la ideología religiosa,
burgués-reformista o una ideología francamente
anticomunist4 las fuetzas reaccionrias ut¡lizm en forma
amplia y hábil las prticularidades & la culora modo de
vida y tradiciones del Ereblo quichua @8).

En consecuenci4 la "resurgencia étnica" es producao de la lucha y toma de


conciencia clasista por parte de la poblaci&r campesina indígena en su lucha contra
la explotación económica. El fortalecimiento de la conCiencia de clase de los
diversos grupos étnicos y del conjunlo de los sectorcs populares del Ecuador
conlleva a la consolidación de una conciencia nrcional , ex¡resada en lm proyecro
popular que busca transfoma¡ la sociedad ecuaüoriana de acuerdo corr los inúereses
globales de los trabajadorcs.

En referencia a la posición etnicist¿ ésta ha identificado Ia culura como un


aspecto central del problema indígena. Bajo este enfoque, es indispensable la

r23
revalorización de las cultu¡as indias, las que, calificadas como superiores a las occi-
dentales coexisten dentro de ma¡cos estatales multiétnicos y phniculturales e inclu-
sive, multinacionales(29).

El valor de la cultura indígena se basaría en la especificidad étnica y cultural


propia de la civilización inüa (30); de ahí que por su calidad de pueblos diferentes
debe¡ían éstos ¡eivindicar ante la sociedad nacional:- el respeto a sus formas
originales y particulares de vida organización, idioma y costumbres; el desa¡rollo de
sus etnias, en tanto agrupamientos sociales divenificados; su identidad como
pueblos oprimidos; el derecho a la vigencia de sus 3istemas ideológicos, su
derecho A poa.t y a laadministración de sus estadol3l). Todo esto lleva a
plantear la tesis de la recuperación del_pasado histórico de los pueblos indios, ya sea
como etnias o como nacionalidades (32).

Por otro lado, esta línea concibe que la existencia hasta la actualidad, de rasgos
culturales propios de la población indígena (como por ejemplo la lengua' sus
tradiciongs y formas organizativas) sería la demostración más fehaciente de la
supen,ivencia de estos pueblos como sistemas sociales originales, los que han
poaiao mantenerse en base a mecanismos de resistencia étnica que persisten aún en
ias condiciones más duras. Aunque el colonialismo y otros procesos propios del
desa¡rollo capitalista han suscitado el racismo y la diferenciación étnica asimétrica
y subordinante, creen que no se ha destruído la cultura indígen4 observándose más
bien su adaptación a formas de dominación. Estos aspectos inclusive tienen una
proyección destacable:

...1o indígena se ha demostrado que sigue actuando como


factor relativamente independiente para generar nuevas
formas de territorialidad propia de organización y de
(55'.
inculturación o de adaptaciones culturales

En cierto sentido, esta posición cre€ gue el fenómeno de la resurgencia, étnica,


experimentada sobre todo en la última década y años 80 al interior de los
movimientos campesinos indígenas del país y Latinoamérica es producto de la
toma de "conciencia érrica" por part€ de esta población; se llega inclusive a señalar
que la revolución debe ser cultural, ya que no sería efectiva ni' profunda sin que se
tome en cuenta la nadición cultural de los indígenas. Esta revolución daría paso al
surgimiento de una nueva sociedad libre de toda opresión, dominación y
colónialismo que opondría la "nueva indianidad a la caduca hispanidad y
(34).
anglosajonid¿¿"

por lo observado, se puede apreciar que si bien la culh¡ra y valores étnicos de la

t24
población campesin¿ indígena, preocupan a las dos líneas, cada una los ha visto
bajo enfoques político ideológicos distinos coherentes con sus posiciones centrales.

La línea clasisüa, por su parte, manteniendo su concepción estructural de la


socieda( aprehende el problema de la cultura como un asunto nacional y como
reivindicación clasista que involucra no sólo a campesinos e indígenas sino a todos
los sectores sociales, en tanto se identifican como explotados. La lucha clasista
conlleva el cambio estructu¡al de la socieda( lo que garantizwáel mantenimiento de
valores culturales nacionales, cuyas diferentes vertientes llevarán a la consolidación
unitaria de una verdadera nacionalidad ecuabriala.

En cambio, para la línea etnicista, la cultura y la revalorización de las


particularidades e identidades étnicas, sería un problema central que, aunque
concieme únicamente a la población campesina e indígen4 debe ser reconocida por
la sociedad nacional y el Estado, dentro de una gestión jurídico institucional
tendiente a consolidar estos derechos. Esto en tanto considera que sus culturas, si
bien son diferentes a las de la sociedad nacional "blanco mestiza", no deben ser vistas
como marginales ni inferiores; así, quienes deben lleva¡ adelante la lucha y
reivindicación cultural serían solamente los indígenas y campesinos, en tanto les
identifica su condición de pueblos diferentes y oprimidos; pero la transformación que
sancione este derecho depende de la apernra y decisión de los órganos del Estado, así
como de la "comprensión" de los demás sectores sociales del Ecuador.

Como hemos visto hasta aquí las posiciones frente a los aspectos principales
(tiena, formas y estrategias organizativas, cultura, etc.) inherente al problema
campesino indígena, han reflejado de alguna manera los contenidos y el carácter de
los diferentes discursos poJítico ideológicos que sustentan posiciones de clase.
Estas diferencias, por otro lado, repercutieron en una particular posición frente al
papel que cumplió y debe cumplir el aparato del Estado, sobre todo en la medida de
que ambas líneas enuncian la necesidad de implementar cambios, lo que involucra
una posición frente a las estructuras e instituciones vigentes.

La gestión estatal
La posición que la línea clasista mantiene acerca del papel del Estado frente al
problema indígena en el país, parte de la teoría general del Estado capitalista que lo
concibe como aparato de dominación y representante de los intereses e ideología de
la clase hegemónica de la sociedad ecuatoriana. Bajo esta óptica, el Estado
ecuatoriano históricamente no respondió ni responde a los intereses y
reivindicaciones de los sectores subordinados en general y de los campesinos
indígenas en particular. Por el contrado, se erigió como órgano de ejercicio de

125
dominación sobre estos sectores (35). Con esta consideración el Estado no ha
resuelto ni podrá resolver los problemas políticos, económicos y socio cul¡rrales de
esta población por su forma y naturaleza burgués e imperialista. La acción del
Estado se habría orientado más bien hacia la configuración de la "nación
ecuatoriana", en función de la integración y subordinación de los grupos indígenas,
proyecto nacional de las clases dominantes que, deja objetivamente de lado los
derechos de esta población. En esta penpectiv4 la política y práctica del Estado
capitalista han sido entendidas como instrumentos de control y dominación polític4
a los que hay que opofier una acción reivindicativa de los sectores dominados, dentro
de un proyeco de überación global.

Al respecto, la tarea
de "redención del indio' por parte del Est¿do únicamente ha
buscado "detener la lucha" de estos sectores en pro de sus intereses y en contra de la
estructura del Estado nacional burgués y en general, del sistema capitalista. Esta
situación tiene su explicación en los hechos concretos suscitados en nuesFo propio
país; efectivamente la línea que se analiza señala (a manera de ej.) que la acción del
Estado, a través de programas de índole productivista y asistencialista, tuvo un
significativo incremento en momentos en que se agudizó la lucha popular y,
concretamente la llevada a cabo por los campesinos e indígenas en contra de la
esfuctura de dominación (década 60 en su lucha por reforma agraria). Este afán de
asistir a la población pobre del país tuvo como objetivo fundament¿I, controlar y
desmovilizar la lucha popular a través de un plan intemacional impulsado en toda
América Latina por el imperialismo (como es el caso de la Alianza para el Progreso,
años 60). Así, todas las acciones que el Estado burgués desarrolle, sea de rnanera
autónoma, o en alianza con las agencias de penetración y control imperialista, están
dirigidas a guantizar las condiciones de producción y reproducción del sistema de
acumulación capitalista dependiente.

Bajo esta óptica, la ünea clasista tq,haza las aseveraciones de otras corrientes
que, por el contrario, creen que la acción estatal ha jugado un rol de enorme
importancia en el proceso del despertar de los resurgimientos étnicos y en una
apertura de nuevos frentes de actividad económica que habrían conhibuído a
solucionar.el problema indígena del país (36). Rt respecto, cabe afirmar que la
solución del problema indígena no es ni será concesión del Estado capitalista
burgués sino un logro alcanzado a través de la lucha popular. La siguiente cita acoge
el pensamianto que se mta de explicitar:

Nunca ha estado en nuestro pensamiento el bálsamo de la


caridd corno medio de resolver los problemas sociales que
continuan como hasta ahora en manos de los
explotadoresGT).

126
En esta medida la línea clasista ha criticado durarnente las acciones rcformistas
del Estado (38). Así mismo, le niega aribución sobre ciertos avances sociales de los
sectores populares y en este caso de la poblaciótt campesina indígena, ya que
considera estos logros como producto de sus luchas y no como concesiones
voluntarias del Estado. Si bien acepta que las reformas agrarias han sido impulsadas
por el imperialismo y las burguesías nacionales, los beneficios, aunque limitados, a
los que accedió detdrminado sector de la población campesina e indígena fueron
exclusivamente produco de su lucha contra el sistema "semifeudal" dominante, o el
capitalismo y no de una acción estatal unilateral.

Sostiene que la lucha popular y especíñcamente la del campesinado indígena no


debe circunscribirse únicamente en el ma¡co legal existente, en tanto éste no
garantiza sus intereses, sino los de las clases explotadoras; sin embargo, en sus
luchas puede utilizar las leyes y todos los instrumentos y mecanismos democráticos
como estrategias de lucha revolucionaria, sin que ello signifique una adhesión
-alianza
constitucionalista, o el establecimiento de una con el Estado o la
subordinación a sus instituciones; al conEa¡io se plantea la independencia de las
organizaciones frente al Estado y una lucha combativa contra los sectores
sociales que lo sostienen en función de sus intereses.

Por su parte, la línea etnicista fija sus planteamienos acerca de la acción del
Estado frente al problema campesino indígana del país, guiada por una concepción
pequeño burguesa sobre el Estado capitalista. En este sentido, lo ve como una
instancia "neutra" de ordenamieno jurídico administrativo de la sociedad que debe
encargarse, enEe otros aspectos, de acoger y "solucionar" el problema indígena; para
ello, deberá lleva¡ a cabo un pfoceso de integración, "respetuoso" y "pluralista" de
los diferentes grupos étnicos campesinos indígenas a la sociedad nacional; así como
promulgar e impulsar una integración de la población indígerra sin transformación
estructural de la sociedad. en esto, se buscaría:

...conseguir una integración recíproca, la coparticipación en


el poder político, la pluralidad de las legislaciones
nacionales, la auto - gestión de los pueblos indígenas, etc.
(lo que) supone la rectificación de conducta y de políticas
estatales, en base al enriquecimiento que proporciona la
reflexión i¡¡srcu1¡ur¡ (39).

_.-. Para esta línea, la acción del Estado burgués es de trascendental importancia
(40), y dado que le ha asignado a éste el papel
de la rclación con las organizaciones
campesinas e indígenas, cree que estos sectonxi deben buscar el acercamiento hacia el
Estado. En esta medida existe acuerdo con la participación y colaboración de las

t27
organizreiones de indígenas y campesinos al interior de las instituciones estatales.

Efectivamente, esta ünea afirma qugla población indígena debe reivindicar ante
el Estado la igualdad y el derecho a participar en programas sociales de
"autogestiónn, donde se impulse un nuevo orden:

Situación diferente será cuando las nacionalidades indígenas


tengan acceso y derecho real y prioritario en la dirección del
Estado, en igualdad a oEos sectores de la población de los
países. En tal caso, se llegará a una efectiva coparticipación
en la toma de decisiones (41).

Bajo la consideración de que de la acción y políticas del Estado dependen, en


gran medida, de la permanencia de la población campesina indígena y concientes de
que el marco legal existente en el país determina las referidas políticas y acciones
estatales dirigidas hacia esta población, esta posición asigna una importancia
destacada a la legislación. Tiene entendido que la legislación debería contemplar de
manera específica los derechos y aspiraciones de los pueblos indígenas, aspecto que
debería el Estado encargarse de reformar, para ajustar a las nuevas condiciones. En
este sentido, cree también que esta aspiración requiere de mucha "madu¡ez" y de la
reflexión de todos los sectores sociales, ya que ello significaría lograr que en la
sociedad nacional se valore los intereses de las nacionalidades indígenas aún a costa
de limita¡ aspiraciones econórnicas y políticas(a2).

Como se observ4 el planteamiento de esta línea frente al Estado se limita a


atribuirle la realización de cambios en la legislación, la que debe ser específica y
diferente por involucrar a sectores.con realidades distintas a las de la sociedad
nacional; ésto, en tanto se estaría garantizando la integridad de las nacionalidades
indígenas. La siguiente cita es reveladora de lo que aquí se señala

...si no se llega a un fundamento jurídico de las


nacionalidades indígenas dentro del Estado, la posición de
éstas se¡á más débil. Las legislaciones nacionales deberán
reconocer el derecho de subsistencia de las Nacionaüd¿des
(43).
Indígenas en su propia identidad

Por otro lado, adviefe que las leyes deben ser formuladas por las propias
organizaciones, pueslo que de no ser así se seguirá teniendo a esta población en un
estado de "minoría de edad legal'.

Con relación a la defensa tegal de la tierra de la población campesina e indígena

r28
frente al Estado, esta posición lo ve inscrita en el "ma¡co jurídico territorial" de los
Estados(,f4). Enesta penpoctiva,los estados deberían precaufelar la territorialidad de
los pueblos indígenas impulsando una "adecuada" refo¡ma agtaria, con lo que
estarían respondiendo a

...un sano principio de recuperación parcial de la tierra pra


quienes fueron despojados de ella dentro de un acto de
justicia ¡t6¡ts¡6¡¿ (45).

Se obsenra que la tendencia crítica de esta línea hacia el Estado se dirige más que
a cuestionar su ca¡ácter, su falta de eficacia en su acción frente a programas de
asistencia a las poblaciones indígen¿rs; .en este sentido le pedirá al Estado que
perfeccione y/o modiñque determinados sistemas productivos en las áreas rurales;
(a6).
con lo que se lograría mayor eficiencia en la acción modernizadora del campo

En resumen, cabe precisar que cada una de las líneas aquí contempladas tienen
una concepción distinta del Estado, tano a nivel teórico como de su práctica ejercida
frente a los sec¡ores campesinos e indígenas. Efectivanrente, para la primera ünea,
como se dijo antes, se trata de un Estado capitalista burgués, que por su ca¡ácter, no
va a resolver el problema de esta población ni de ningún sector o clase social que
esté en condiciones de subordinación (por no estar representadas en el poder);
únicamente se ocupará de crear las condiciones para su explotación y a ravés de
ciert¿s políticas y medios de integración social para la reproducción de la fuerza de
trabajo y distensionar la lucha combativa de est¿ población contra el sistema
capitalista; esto, dentro del proceso de integración de estos sectores sociales al
proyecto nacional hegemonizador de la clase dominante.

Por el contrario, la sejunda posición ve en la práctica y política del Estado el


camino para la solución del problema campesino indígena.

En tanto concibe al Estado en términos de instancia "neuFa" ante los conflictos


de clases, en la medida en que el Estado "respete" y reconozca a los pueblos
indígenas como diferentes, esta línea concibe que el Estado puede encaragarse de
integrarlos adecuadamente al proyecto nacional que, de hecho, viene a ser
"pluricultural".

De lo dicho hasta aquí, se puede advertir que frente al problema indígena en el


país se han pronunciado varias interpretaciones político ideológicas que
corresponden a posiciones de clase; en este sentido, lo indígena se encuenfia
encubierto por un carácter de clasg es un problema socio político, es un problema
nacional.

r29
El análisis del particular desarrollo de las contradicciones sociales y
descomposición económica en el agrc ecuatoriano, agud.izado por el proceso de
desarrollo capitalist4 se Edujo en una polémica entre dos líneasinterpretativas en
torno a un mismo problerna: el indígena. Este es un problema integral y debe ser
entendido como una realidad que involucra tanto la base económica como lo étnico
cultu¡d, es decir corno un problema que no separa en las sociedades lo érrico de la
poici&r estnrcn¡¡al de clase. En efecto,

No entender el problema así es permitir que los sectores


dominarcs saquen provecho de esta diüsión artificial. Del
mismo ütodo, sectores indígenas, de manera conciente o
inconciente asumen posiciones que igualmente causan
distanciamienO y recelo pra la lucha conjunta, cuestiones
que...deben ser superadas €n aras del fo¡talecimiento de la
lucha campesina indígena (47).

La posición que orienta el análisis del problema indígena a partir de


concepciones de la línea etnicista y ve la solución de la problemática indígena
netamente a partir de lo cultural, viene a ser, una pcición de la clase dominante que
busca tergiversar y neutralizar la dinámica de lucha clasista que evoca la situación
estruc¡rral globlal.

Cabe reflexionr al respeco: Si bien se considera el cnácter específico de la


población indígen4 esto no significa que esté aislada ya que forma parte del
conjunto de la estructura social y se sncuentra vinculada a un proceso histórico
clasist¿. Sin embargo, como se ha visto, la línea de interpretación etnicist¿, busca
orientar la interpretación de la reivindicción de la población indígena dentro de una
tendencia que ve a lo étnico separddo de la problemática nacional y estructural ésto
conduce claramente a posiciones indigenistas etnicistas y a la implementación por
parte del Estado, de políticas de similar índole como el caso del neoinügenismo.
Por oEo lado, este tipo de enfoque, como ya se dijo, incidirá políticamente al
interior del movimiento indígena incentivando tendencias racistas y autonomistas;
sobre una apreciación de este rúltimo aspecto la siguiente cita es evidente:

Si puede señalarse tendencias tales como la ruptura con las


prácticas anteriores, y el logro de una autonomía de
conciencia y acción, conviene preocuparse por precisar
alrededor de que se organiza su propio proyecto...Si es
posible percibir una cierta tendencia a la
autonomía...conviene preguntarse por la proyección qr¡e
ésta alcanza a ñ¡turo y cuáles son los problemas que ella

130
misma plantea. La autonomía es una conüción; de la
capacidad de negación del sistema; sin embargo puede
cmducir a un aislamieno de la propia clase cuyo resultado
es una extrema debilidad frente a la dominación
g¡sente(48).

El enfoque político ideológico de la línea ehiciste radica en la separactón de


lo étnico de la estruch¡¡a social de clases y en consecuericia la reivindicación étnica
la ve aislada de la lucha clasisra. En esa perspectiv4 el problema indígena cenrado
en lo émico ya a ser básicanrente culo¡ral, lo que conduce a configurar un esquema
teórico y práctico desrpvilizador y coherente con el prroyecm burgués que susrcna
el sistema clasisa dominsrte.

Así, el elemento étnico ideológico puede constituine en un elemento de


debilitamiento de los movirnientos populares. Bajo esta óptica,la solución al
problema indígena se halla al margen del sistema y no pasa por la transformación de
las estructuras sociales. De esta forma, esta línei asigna al Estado el rol
transformador de la sociedad y el destino de los grupos étnicos se sujeta al proyecto
nacional de las clases dominantes, que deja de lado sus derechos y reivindicaciones
socio econémicas, políticas y culturales. Bajo esta perspectiva, el proclamado
"respeto" a los pueblos indígenas se ¡educe al impulso iuperficial
de los elementos
culturales, lo que conlleva únicamente a que la clasJ dominante justifique su
objetivo ideológico dominador y la práctica integradora de esta poblacién.

Así' la problemática étrica es sacada del contex¡o sociosonómico que le reduce


a espacios limitados donde se exclusiviza la lucha de los indígenas al aspecto
netamente étnico, descuidando la lucha más amplia y con loJ demás
sectores
populares.

_.!n este sentido, propugna que los grupos étnicos configuren un proyecto
político distinto al de otros sectofes explotados; esto, obviamente,
se traducirá en el
surgimieno de reivindicaciones diferenciadas, que a más de las causales que aquí
se
menciona, responden a la condición económica de cada grupo que
conduce
determinado tipo de reivindicaciones, coincidiendo además un" ,ituación de
"on
crisis causada por la descomposición socio económica del campesinado indígena por
el proceso de desarrollo desigual del capitalismo.

Para finalizar, se anota las siguientes precisiones:

los grupos étnicos o etnias existen relacionados a la estructura general


de la

13r
sociedad. Por su inserción en el modo de producción capitalista, por lo general se
expfesan: 1.- En la ocupación de una posición determinada denno de la división
internacional del trabajo er ramas de la producción artesanal o agropecuarias;
2'-
Desarrollando formas de producción que generalmente se encuen6an en diversos
grados de subordinación subsunción formal del trabajo al capital y 3.-
o
Óonstituyárdose en sectores sociales en si$ación de dominación y opresión cultural
(49).
frent€ a ias clases dominantes

En este sentido, las etnias han ido experimentando cambios acordes con el
proceso histórico y social. Así las éfrias no pueden ser enüendidas como estrucg¡ras
iarmóniCaS", "equilibradas", "Originales", "irredu.tibles", et.', en tant. ha
clasista' Así
repercutido en éstas los antagonismos que caracterizan a una sociedad
,rrir*o los grupos étnicos no ron indipendientes de la totalidad social, ni de la
ni
estfuctura de clases. En este sentido, se recalca' lo émico no es incompatible
sentido
independiente con lo clasista; es más bien una manifestación que adquiere
en las relaciones de clases. De esta manera:

Loétnico:noesunelementocontradictorioconloclasista
y los grupos émicos no pierden por ser tales su carácÍet y
ruíz áe chse..(50).

Este enfoque contrasta con la separación que se ha insinuado entre


el "mundo
occidental" y el "mundo indígena"; la separación debe darse a
partir de clases
explotadas y explotadoras, es áecir, a partir de la identificación
por parte de las
se enfrentan no a
clases explotadas de un "enemigo común", en tanto los indígenas
' occidente en su conjunto, sino a clases explotadoras concretas'

el anáüsis en
En esta perspectiva no se debe aceptrf anfoques que exclusivicen
problema al nivel
base a ta tinei etnicísta, ni tampoco los que reducen el
exclusivamente Clasista en su vertiente economicista obviando
la existencia de
contemplar el
etnias o grupos étnicos. De ahí que una adecuada visión debe
perder de vista la base
reconocimiento socio cultural de los grupos, claro está, sin
clasista en que éstos cobran sentido.

¡,silasoluciónalproblemaétniconopuededesvincula¡sedelasolucióndelos
puede reducine al aspecto
problemas clasistas. Ásí mismo, la cuestión émica no
factores (económicos,
cultu¡al: éste es únicamente un componente de otros
ro--parte en ia conJormación de lo étnico. Por 1o tanto lo
sociales, políticos) qo"
de clase sino como
étnico no debe comprenderse como separado de la estructura
dimensión socio cultu¡al de ésta.

r32
NOTAS

t. Como caso demostrativo se puso ¡l nsviñis¡to ECUARUNARL En su


proceso de maduración polftica, se presentaron posiciones tanúo clasistas como
etnicistas. En los primeros años de formación (72-75) se produjo una fase de
discusión entre los sectores que sostenían tanlo la posición clasista como la
etnicista al interior del movimiento. En este caso, claramente se observa la
polémica arriba seflalad4 en el seno de u¡ movimiento indígena concreto. Cf.
Rhon, F. 1978.

2. Al respecto, Ibarra, H., Santana, R., Sánchez Parga, J. han destacado esta
situación, pero desde ópticas diferentes.

J. Mariátegui, J. Carlos. "El problema de la Tierra" en La Polémica del


Indigenismo, Ed. Mosca Azul Editores, Lima 1976: pág. I23.

Díaz Polanco, cit. por Bate, L. 1984: pág. 53.

). En este sentido, estos elemeDüos, que fonnan parte de la conciencia social de un


grupo, el momento en que se conviertea en elementos potenciadores de la lucha
clasista van a ser parte de la conciencia de clase.

6. Marx, Carlos. cit por Cueva Agustín, en "La concepción marxista de las clases
sociales" en Rev. Ciencias Sociales, vol. 3, 'Escuela de Sociologfa, Universidad
Central Quito, 1979: pág. 78.

Lenín, V.I. cit por Cuevq Agustln. 1979: pá9. 78.

8. El campesinado, según esta línea, estarfa consütuído fundamentalmente por los


pequeúos propietarios minifundistas, los precaristas, (huasipungueros,
arrimados y yanaperos), los trabajadores agrícolas asalariados de la sierra, así
como por los finqueros sembradores y otros sectores de asalariados agrlcolas de
la costa. Cf. Albomoz, Oswaldo. Historia d.el Movimiento Obrero Ecuatoriano,
Ed. Letra Nueva, Quito, 1983.

133
9. Más sobre este tema puede eacontrarre en el Programa del Partido Comunista
del Ecuador de 1968, y en Pedro Saad, l¿ Reforma Agraría Democrótica,
Claridad, Guayaquil, 1976.

10. El Programa del PCE señalaba que para conseguir la reforma agraria democrática
debía combatirse por "reivindicacioaes inmediatas", tales como: estabilidad
para los asalariados agrfcolas, sembradores, finqueros, etc.; respecto a la
propiedad campesina; supresión del desalojo de campesinos, conservación de
las comunidades; ayuda crediticia y técnica; reversión al Estado de tierras
incultas y entrega gratuita a campesinos; supresión de cargas feudales; apoyo a
la orgauización cooperativista, aumento de salarios a los trabajadores agrlcolas,
etc. Cf. Programa PCE - 1968.

11. Cf. ECUARUNARI, Doc. "Cultura, Nacionalidades y Alfabetización", VI


Congreso, L982: pá9.4.

1) Albomoz, Oswaldo. "Sobre algunos aspectos del problema indlgena" en ^La


Cuestión Indlgena en eI Ecuador, Centro de Investigaciones de la Reaüdad
Ecuatoriana, Cuadernos Na. 1, Qui0o, 1984: pá9. 52.

13. Ibid.

1'
L¿ tierra es entendida como la herencia de los antepasados, la "vida misma", la
matriz de pueblos y oacionaüdades. En definitiva es enüendida como un espacio
económico, polltico y cultural que es necesario controla¡ desde una racionalidad
propia. Cf. Sánchez Parg4 J. "L¿ Cuestión Etnica: Realidades y discursos" en
Etnia en el Ecudor: Situación y Análisis, CAAP, Cuaderno Ne 10' Quito
1984: pág. 158.

15. Ibid.

16. Se refiere fundameatalmente a l8 comunidad tradicional tanlo andina como


servícol4 la que teodrl4 s€gún este pensamiento, continuidad histórica desde la
época prehispánica. cf. colombres, Adolfo. Hacia la Aaogestión lüígena,
Compilación, serie Antropológica, Ediciones del Sol, Quiüo' 1977.

17. El colooialismo interno eotieaden como un proceso "caracterizado por el


enfreatamiealo socio-cultural eotre la sociedad colonizadora y occidental y las
sociedades indfgenas colonizadas" Cf. Scott S, Robinson. "El Etuocidio
Ecuatoriano", Universidad lberoamericaoa, México, 1971' pág. 1.

,'...1a
18. masa campesina...tiene enorme iryortancia...es la vfcti¡na más sufrida de
todo estE ¡istcm4 no sólo en sus condiciones de trabajo y vida sino que son
atacados también en los aspectos nacionales de su colecüvidad: en su idioma,

134
que cs menospreciado, en sus tradicioaes, cultura, costumbres, orgmización
propi4 etc. Por eso los campesinos rcn los aüados aaturales de la clase obrera
en la lucha por los cambios revolucionarios, que exigen una fuerte ali¿n.za
obrero+aopesina. "Programa y Estah¡tos del Pa¡tido Comunista del Ecuador, Ed.
Claridad, 19771 p6g. L8.

19. lo largo y ancho del Callejón


"Cuaado se ha derramado sa¡¡gre de indios a
Interandi¡o, cuando los montuvios costeños han sido desalojados por
gamonales y compañfas extranjeras, se ha dejado ok vibrante y soüdaria la
prctesta de la clace obrera...A través de cstas luchss conjuntas, pealamos, se ha
ido fodando la alianza obrera-campcsina, con¡olidáodoec y haciédose c¿d¿ dla
nós estrccha. La FEI y la FETAL, forman parte dc la CTE como cxpresión
ooncreta de esta unidad. Unidad imprescindible para el futuro de l¡ revolución
ecuatoriana" Albornoz, 0.1983; pág. 136.

20. Segúu Albornoz, la eqr,ootaoeidad y la falta de co¡ciencia polftica que caracteriza


la lucha caryesina cambió coo la lucha sindical Cf. Albomoz, O. 1984.

2t. Albornoz, O. 1984 : pág. 58.

22. Roberto Santaua se ha encargado de defender este tipo de posiciones al


respec¡o, véase "Acü¡alidad de una conf¡ontación cuestión indlgena y cuestión
campesina en el espacio interandino ecuatoriano" e¡ I¿ Cu¿stión lrdtgetu en eI
Ecuador, Nq I CIRI Quito, 1984. "El Caso de Ecuan¡aari", Revista Nariz del
Diablo Na 7, CIESE. Quito, 19E1.

23. Ibid.

u. "Es que, como destaca Roger Bastide, el marxismo -base remota o próxima de
esta polltica- no ¡€posa sobre un conocimiento profundo de las civilizaciones y
sus ca¡acteres especlñcos. Su teo¡fa de la historia qstá fundada co el anáüsis de
la lucha de clases de una socicdad detcrminada: la occidcntal" Colombres, A.
1977: pág. 22.

25. Albornoz, O. "Acerca de las diversas inüerpretacioaes socio-polfticas en tomo a


la solución de los problemas étnico y nacional en el Ecuador", Seminario EI
Movimiento Indlgena en la Ircfu por b hdeperúercía, Ia Demeracia y la Paz
en Anérba Latina. INIESEC, Quilo, 1985.

26. Según esta posición solaneaüe el socialismo reúne las condicisnes para la
existencia y desarrollo de los valores culturales de los indfgenas.

27. Albornoz, O. 1984: pAE. 6.

28. Zubristski, Yuri. I-os huas Quiclws, cit. por Albornoz, O. 1984: pág. 67.

135
29.Cf.Calderón,Alfonso'ReflexionesenlasCulturasorales.Ed.Abya-yala'
1984: PáC. 9t'

30. Esta posición entiende la "civilización india" en base a valores tales como
loor"d.", comuoitarism (solidaridad), sobrieded (equilibrio) etc'; se. siDtetiza
,.lE|¡hul,,, .'lna quilla'. y .|aEa llulla'' (no robar, no meDtir, no ser
en l¡ fr¡sc
por los
soo rúbricas incásicai que eD la actualidad soD utilizadas
""gol
ira-igeres e¡ los documentos oficiales, cougresos, discursos' etc'

31. Cf. Colombres, A.1977: pág.32; Santana, R' 32; Santana' R' 1984; Sánchez

Parga, J. 1984.

"Tuvieron territorio, normalmente de modo ancestral y ligado a la


vida'
32.
Ejercitaronunaautonomíacompletacomopueblos.Tuviero¡unaorganización
las cuales
social basada en la sangre, esto es, en las relaciones de Pafentesco,
Sus Dormas sociales eran culturales. Nadie quedaba fuera'
son irrenunciables.
Estaban unidos por uo mismo idioma. Su propia cultura fue
el proceso histórico
más remoto que la memoria de las generaciones"' Es decir el grupo estaba tan
fuertemente ligado por territorio, vida autónoma, sangre' raza'
Dormas'
costumbres, idioma, pasado común etc', que la nacionalidad era en si misma
pueblo era innata.'
irrenunciable. De modo que, la pertenencia a determinado
Calderón, A: Pág' 94.

Sánchez Parga, J. 1984: Pág' 152'

34. Cf. Colombres, A' 1977: P6g.32.

35. ElEstadoecuat,orianodesdesuformación(comoEstadonacional),luegodela
.,iudependeocia.',respondióalaoecesidadeconómica"políticayculturaldela
clase dominante y su proyecto áe "nacionalidad" donde ¡o
estarán rePresentados
los sectores subordinadoJ a quienes se dejó carentes de los derechos nacionales'
Dentro de la estructura de sociedad coD uD Estado nacional burgués se buscó
eliminar en el papel las diferencias étnicas y culturales en favor del desarrollo
del mercado interno; el Estado hará de agente de "uoificación de la nación"
cf'
Silva, E. 1984.

Este tipo de apreciaciones acerca de la acción y política del


Estado ecuatoriano
36.
Cf. Santana, R. 1984.

Albornoz, O. 1984: Pág. 12.

5ó.
,'[¿ lucha económica, el combate por las reivindicaciones i¡mediatas, solamente
puede conducir a reformas parciaies, a cierto mejoramiento en
las condiciooes
devida,perojamásalaliquidacióndelsistemacapiulista.Mantenerlalucha
por trafdos el
dentro de estos estrechos llmites, es ataca¡ los resultados nocivos

136
capitalism con sedantes, cuando lo fundamental es erradicar el origen de esos
males. Y esto significa caer eD el reformismo, doctrina penriciosa fomentada
por la burgucsfa porque le permite seguir subsistiendo a coste de dádivas y
algunas concesiones. No caer en las redes del reformismo -pintado muchas
veces con colorcs deslumbrantes- es, e¡totrces, asunto de vital importancia".
Albornoz, O. 1983: póg. 152.

39. Calderó¡, A. 1984: pá9.'14.

40. Alguoas aseveraciones de Roberto Santana recogen este pensamiento. Este aulor
ha podido afirma¡ que el problema indfgena enconha¡la una solución a partir de
la acción del Estado, agencias privadas nacionales o extranjeras. En este
Bentido, ve en el Estado y su práctica un "rol ftansformador". Esto afirma en
tanüo señala, inclusive, que deüerminadas políticas estatales en nuestro país han
permitido que se contrar¡este fenómenos corno 1¿ migración etc, Cf. Santana, R.
1984.

41. Calderón, A. 1.984: pág. 108.

42. Ibid : 98

43. Ibid: 99

44. "Las propias organizaciooes iodlgenas deberán fijar su política en lo


concerniente al régimen de prcpiedad de la üerra" y éste deberá ser adoptado por
la respectiva formulación del Estado. Calderón, A. 1984: pág. 104.

45. Ibid: 103

46. Santan4 R. 1984 : páCs. 36 -43.

47. ECUARUNARI, Doc. VI Coagreso, 1982: pág.4.

48. Faletlo Eazo, "El problema de la dependencia y lo nacioaal popular" FLACSO,


Chile, 1976 : pá9.20.

49. Bate, Luis. 1984 : pá9.79.

50. Ibid : 53.

r37
CAPITULO V
LA DEMANDA INDIGENA

5.1.- PUNTOS CENTRALES.

En este capítulo corresponde revisar sobre las principales reivindicaciones que


conforman la demanda general del campesinado indígena frente al Estado, en el
período contemplado para este estudio.

En el período constitucional se configuró una demanda general que fue


heterogénea, con t€ndencias clasistas y etnicistas, acogiendo intereses divenos.
Como una de sus características se presentó con especial incidencia la reivindicación
étnica cultural con influencia de la corriente eoricist¿ (etnopopulista), influyendo así
en el carácter y configuración de la &manda general del campesinado indígena.

En el carácter diversificado de la demandahan actuado factores tales corno


la profundización de las relaciones capitalistas deproducción en el agro y el
paralelo surgimiento del fenómeno étnico-cultural que se tornó en reivinücación
levantada por el Movimiento Indígena, convirtiéndose a su vez, en el tipo de
reivindicación privilegiada por el Gobiemo.

En general, la demanda obsewó cambios con relación a la tradicional; así,


durante el período varió con relación a la intensidad del desarrollo capitalist4 a las
diferencias regionales, a loo sectores sociales que plantean las reivindicaciones, a las
formas y tendencias orgmizativas específicas, así como a los cambios coyunturales
que se present¡ron en el referido período.

139
Así mismo, cabe indicar que, desde mediados de la década del 70, se observaron
cambios más profurdos en la demanda genaal de todos los sectffes popularas y más
aún del sector social que intcresa; sin embargq la rcivindicación por la tierra siguió
siendo una constante y, aunque limitadamente, un factor de cohesión de la lucha
campesina indígena que forma parte del conjuno de la demanda general hasta la
act¡alidad-

Si bien la demanda general del campesinado indígena ha tenido una constante


-lucha por la tierra, culnna la organización social propia-; estas reiviridicaciones se
han manifesado diversificadas en función de la influencia de la corriente clasista y/o
etnicista en la co,nfiguración y conducción de la misma. La primera enfatiza los
aspectos estructurales de la demanda, sin excluir loe elementos étnico cultu¡ales, la
segunda se interesa más en los aspectoe supefestructurales de la misma.

Cabe reomar algurns asp€ctos que per.mitirán comprender lo que se afirma-

Efectivamente, la descomposición y diferenciación de la base social del


campesinado indígena ha estdo deternrinadapor el desarrollo del capitalismo en el
campo y la interrrención del Estado, aspectos que defirrn los diversos momentos de
la lucha campesina indígena así corno su pr(rceso organizativo esto; tanto en las
regiones indígenas selvícolas corno en las andinas. Este proceso implicó efectos
sobre la tradicional organización social y económica y el debilitamiento de sus
formas organizativas, notándose un nivel de cohesión ideológica -al interior del
campesinado indfgenr que diñere de la que catrctsi,z.6 en años anEriorcs la lucha
por la tierra.

desde 1963 enfrascada en el marco legal


Así la rcivindicación por la tierraquedó
y Subordinada a las "concesignes" que el Estado, coherente con el proyecto de la
burguesía, impulsó como "válvula de escape" a la presión campesina indígena- De
esta manera, quedaron las rcformas agrarias y la colonización como políticas
furpionales al esquema de desarrollo burgués hasta la ach¡alidad.

En este sentido, el proceso de transfcn¡ación de la estrucn¡ra agra[ia signiftcó el


debilitamien6 de la lucha campesina por la tiena. En consecuencia, al encontrarse la
mayuía de esta población, desprovista de su medio de producción fundamental,
limitada pof un marco legal que congeló la redisribución de la tiera empujada a la
migración temporal o definitiva, imposibititada para incorporarse en condiciones
adecu¡das a la industria u otros clrculos prodnctivos u¡banos, es anojada del campo
hacia las ciudades en un agudo proceso de proletarizrciúny semiproletarización, que
paralelanrente esoatifica y diferencia económicamente a sus diversos s@tores. A eslo
se agrcga la particular siturión de las étnias selvícolas (cost4 oriente) que se ven

140
avocadas a procesos de extinción, despojo de tierras, deterioro del medio ambiente,
aspectos que redundan en descomposición, diferenciación, estratificación social,
de¿ulturación, proletarización, semiproletarización, migración etc.

Todo este proceso fue determinando que al interior del campesinado indígena
surjan diversos intereses con car¿rcterísticas contradic¡orias. Asi el inteés de la
demanda no se centrará sólo en la tierra, sino en el crédito, la asistencia técnica, los
servicios eshtales, etc.; esto en la medida en que el Estado pone en disputa este tipo
de "ofertas" que co¡responden al ca¡ácter de una política agraria productivista que
tuvo su origen fundamentalmente en la dictadura de Rodríguez I-ra. En efecto:

Mientras la lucha por la tierra es para las grandes mayorías


campesinas la principal aspiración, otros compañeros
lucha¡on por un mejor salario, estabilidad y, otros lo harán
por crédito, asistencia técnica- Esto significa compderos
que también comencemos a tener intereses diversos,
distintas aspiraciones, lo que lleva también a una debiüdad
en la organización sino le sabemos dr el tratamiento
adecuado...Vemos por lo tanto que los cambios que se han
dado en el campo nos han diferenciado, nos han dispenado
siendo esto una cuestión que influye di¡ectamente en la
organización campesina ( l).

En este sentido, la reivindicación de la úerra va acompañada de demandas por


servicios estatales, conformando así una plataforma cornbinada que responde a las
nuevas condiciones de la estructura agraria, proceso de modernización agraria y
situación de la población indígena en el campo.

En efecto, la "Ma¡cha Nacional Campesina Indígena" de ocur¡bre de 1.980 en el


"Encuentro de Nacionalidades Indígenas del Ecuador" que se reahzó en Sucúa en
octubre del mismo año, expresaron esta modalidad reivindicativa a inicios del
período constitucional encabezado por el binomio Roldós-Hurtado.

La "Marcha Nacional Campesina e Indígena" (2), fundamentalmente reivindicó


la derogatoria de las leyes de Seguridad Nacional, Fomento Agropecuario, la
improcedencia del código Agrario; además, pidió la sanción para los asesinos de los
obreros de Aztra, la expulsión del Instituto Lingüístico de verano; cuestionó, entre
otros aspectos, el Plan Nacional de Alfabetización y el intento de conformación del
Instituto Nacional de Cultu¡as Aborígenes y Acción Comunitaria QNceyec) €).

14l
Por su parte, el Encuentro de Sucúa a más de reivindicar la derogatoria de las
leyes de Fonrento Agropecuario y Seguridad Nrciqtal, fundanent¿hente exigió del
-a
gobierno el respeto a los derechos de las- naciqralidades indígenas sus territorios
y sus culturas propias, la oficialización de los idiomas autóctonos, la
implementación de una educación bilingüe y biculural, así como la expulsión del
ILV.

Esos dos eventos proyecta¡on las tenderrcias principales & la demanda indígena
en el período. En esta perspectiva, es necesario observar como las reiündicaciones
con tendencias clasistas se debilitaron; en cambio las reivindicaciones bajo
tendencias etnicistas empezaron a influencia¡ en el carácter y concepción general de
la demanda del campesinado indígena. Estas, en última inst¿ncia, fueron las más
desacadas y, a su vez privilegiadas por el régimen.

A continuación se visualizan las reivindicaciones generales separándolas por


(4).
regiones debido a fines expositivos solamente

5.2.. REIVINDICACIONES EN LA SIERRA.

Las reivindicaciones de las organizaciones de la sierra históricamente han


desarrollado tendencias de carácter clasista a su interior. Responden al grado de
avance del capitalismo esp,ecífico experimentado por esta región, así como por el
país en general, a su trayectoria de lucha clasista (vinculada a otros sectores
pupulares principalmente a la clase obrera) y al nivel organizativo y toma de
conciencia clasista alCanzados. Como resultado de estos procesos' Sin embargo, las
orientaciones y tendencias reivindicativas de las organizaciones de esta región en los
últimos años (fundanentalmente años 70, proceso de modernización) se presentan
bajo tendencias combinadas (clasistas y ehicistas) pero manteniendo el predominio
de la clasista.

Tísta.

El problema principal de la población de esta región es la falta de tierra. De ahí


que la reivindicación central que presentan las organizaciones de la sierra es la tierra
y la realización de una efectiva reforma agraria- Esta reivindicrción la concibe como
recurso económico básico para la reproducción socio cultu¡al de la población
campesina indígena; en consecuencia, las Organizaciones la han Convertido en un
elemento de cohesión para la organización y lucha por la demanda general del
campesinado indígena. Al respecto, dos de sus organizaciones representativas se
pronunciaron de esta numera:

t42
...1a lucha campesina se radicaliza en su enfrentamiento
contra los terratenientes para exigir la enrega inmediaa de
la tiena, mediante movilizaciones y tomas de haciendas,
acciones levantadas por la FEI y la FENOC y amplios
sectores no organizados. Exigencia que recoge la
reivindicación fundamental que el campesinado indígena ha
levantado a partir de la Colonia" (O EcuARUNA,RI.

...1a lucha del movimiento campesino indígena se ha


expresado en el principio básico del derecho a la tierra base
fundanental para el desanollo de la nacionalida{ de nuesúa
cultura, nuestro idiom4 el derecho a la organizac¡6¡...(6).
FENOC.

Efectivamente, los resultados del proceso de penetración capitalisa en el agro


se han presentado con mayor agudeza y antiguedad en las &eas de ocupación del
carypesinado indígena de esta región. Ello impüca que la mayoría del campesinado
indígena desprovisto de tie¡ra mantenga como principal reivindicación la
recuperación de este recurso vital, a lo que se agrega una especial insistencia por la
ampliación de servicios estatales, mejoras salariales y sociales para los tabajadores
agrícolas (estabilidad, derechos laborales, seguridad social, derecho a la
sindicalización, etc.), dentro de una penpecüva que conjuga su situación doble de
campesinos y proletarios. Estas reivindicaciones se resurnen así:

Reforma Agraria con conEol campesino... entrega gratuita


de la tierra a los campesinos organizados; no pago de las
deudas por tierras; rechazo al intento de cambia¡ la reforma
agraria por la.colonización; crédito y asistencia técnica
conüolada por los carnpesinos...alza de salarios a los
jornaleros agrícolas, pago de!a semana integral, vacaciones
y demás beneficios ssci¿s5 0).

En este sentido, sus principales organizaciones pugnan fundamentalmente por


la ¡ealización de la reforma agraria enfatizando la aplicación del Art. 25 y los
artículos relativos a la distribución, redistribuciórr y tenencia de la tierra y que
limifan la extensión de la propidad de la misma (8).

En esta penpectiv4 la lucha conrcmpla principios clasistas contra el sistema de


explotación con pronunciamientos anticapitalistas, antimperialistas,
antioligárquicos; contra la represión y opresión. sin embargo, si bien estos
principios se expresan políticanente a través de movilizaciones, huelgas, paros, etc,

r43
este dinamismo, en varios c¿tsos es canalizado hacia la "solución" legal. Aunque esta
limitación es propia de la estructura social burguesa en la que se inscribe la lucha,
no obstante peniste la conducción legalista observada en períodos anteriores. Esta
situación, inclusivg se enfatiza el moÍiento en que empiezan a hacerse evider¡tes los
efectos socio-políticos de la diferenciación s@io-económica de la población
indígana.

Así como una constante está presente la reivindicación por la derogatoria de las
leyes de Seguridad Naciural y Fomento Agropecuario; se m¡mifiesta la oposición al
Código Agrario y al nuevo Reglamento a la ley de Reforma Agraria \)'/' que
impücan la suprcsión definitiva de la redistribución de la tierr¿ y bloquean su acceso
al campesinado. Por otro lado, se solicita la panicipación de las organizaciones
indígenas en la elaboración del proyecto a la Nueva Ley de Comunas y en las que
tengan que ver con población campesina indígena; se pide, además, la solución legal
de los conflictos de tierras existentes.

A esta reivindicación se agregan las que proponen la participación en


determinadas instancias estatales básicamente de crédio (Banco Central'Foderuma)
para pedir su democratización, la ampliación del plazo de pago a 20 años'
reivinücándose además infraestructr¡r4 servicios de salud' programas específicos de
bienestar social y desarrollo. Al respeto se ve que, en este tipo de reivindicaciones'
están conjugados especialmente los intereses de una masa de pequeños y medianos
propietarios, por lo general, beneficiarios de la Reforma Agraria con espectaüvas
frente al Gobierno.

En esta forma se observa como empezó a impactaf, en los intereses


reivindicativos de las organizaciones, la diversificación socio económica producida
por el proceso capitalista en el campo.

A nivel político, al interior de las organizaciones, se suscitan contradicciones en


la conducción y orientación de la lucha, lo que incide en el debilitamiento de las
organizaciones sostenidas por la tendencia clasista; esto en la medida que va
ginando teÍeno la tendencia de carácter emicista t¿nto en su interior como en el
iurgimiento de nuevas formas organizativils, levantadas fundamentalmente por un
que
sector de campesinos e indígenas acomodados (lrofesores, comerciantes' etc')
inciden en este proceso.

Así se afirrna que la peneración capitalista -que implica descomposición de la


base económica social dJ la población campesina indígena- provocó diversificación
en los intereses reivindicativos y el consecuente debilitamiento de la
lucha bajo
tendencias slas¡hs( 1o).

t44
Educacióny cultwa.

La reivindic¡ción sobre lo étnico cultural , epaf€ce oon mayor explicitación.


Frente a esüo, la conducción clasiste Eat¡ de que ésA no se presente separada de la
plataforma general de lucha clasist¿.

En esta medida, con relación a la educación y culnra las reivindicaciones de una


de las organizaciones de la siena básicamente expresa que:

...consideramos imperiosa la necesidad de m¿ntener en alto


la bandera de la defensa de nuestra culnra indígena y rescate
de nuesEos valores... (11).

Pero, en oposición a una eventual desviación etnicista, sostienen que la


reivindicación de los valores culturales no está separada de la lucha por la tierra,
mejores condiciones de vida por la supresión de la explotación y opresión. Estas
reivindicaciones se orientan hacia la búsqueda de condiciones para la existencia y
desarollo de las nacionalidades étnicas.

...donde nuestra músic4 nuestra poesía, nuestras formas de


organización propias, los lazos comunitarios, las técnicas
productivas en cuestión encuentren su propia expresión y
significado (12).

De esta forma la reivindicación de la culu¡r4 la educación erc., está articulada a


la reivindicación económica, por el cambio de estructuras sociales, contra el
imperialismo y además, en forma unitaria con todos los rabajadores del campo
campesinos indígenas y los bbreros urbanos y más sectores populares y sus aliados.
En efeco.

Los campesinos e indígenas con sus organizaciones hemos


ido uniendo, acercando, somos una realidad de cientos de
miles, que durante siglos hemos defendido nuestra identidad
y hoy conjuntamente con los sectores populares luchmemos
bajo esperanzas comunes, pero igualmente planteamos
nuesE¿rs reivindicaciones específicas que deben ser asumidas
por todos los explotados. Negar esas reivindicaciones
específicas sería acallar la voz del indígena, sería negar una
fuerza viva, presente, sería negarle posibilidades de victoria
a un proyecto de transformación. Creemos en la alianza
obrero campesina como lazo fundamental para obtener
nuestra ¡6..¿916¡ (13).

145
Básicamente reivindican el "respeto y libre desenvolvimiento de las culturas
indígenas" (tiena derechos políticos, lengua), rechazan lapenenación ideológica y
cult¡nal de agerrcias de desarrollo y proselitisrno religioso que ocasionan la división
y debilitamiento de las comunidades y organizaciones campesinas indígenas (ILV,
Visión Mundial, Plm padrinos, Cuerpo depaz, ets.).

En cuanto al Instituto Lingüístico de Verano, la agencia


imperialista que trata de destruir a los sectores indígenas y
dizque "culu.ralizarles" a Eavés de la religión pfotestante, se
llegó a la conclusión de que había que impulsar una
carnpaña por la expulsión del Instituto Lingüístico de
Verano -ILV y de las demás seccas protestantes que achian
en el campesinado con el objeto de dividir las
organizaciones (14).

Así mismo, frente al papel esnatégico y de dominio ideológico que la


burguesía, a través del Estado, ejerce por rnedio de la educación y manipulación de
los símbolos cultu¡ales, esta reivindicación contempla críticas a la intervención de
la política de educación y culurra del gobiemo. Para estas organizaciones,

Esta política de pretendida revalorización cultu¡al, no es más


que el intento de supeditar al conjunto del pueblo a un
estado burgués proimperialista, que quiere aparecer como
nacional, en el cual todos tenemos aparentemente, iguales
derechos y obligaciones tratando de ocultar así la
explotación de que somos objeto (1O.

En este sentido, el hecho de que el gobierno haya acogido la reivindicación sobre


la alfabetización con el "Plan Nacional de Alfabetización",es considerado por las
organizaciones de la sierra como un resultado de las luchas reivindicativas que el
Movimiento Campesino ha venido levantando a través de la hisoria ecuatoriana
(16) y no
como concesión "generosa" del Gobierno.

De ahí que, percibiendo el carácter demagógico del Plan Nacional de


Alfabetización, las organizaciones le oponen resistencia ftatando de frenar la
dominación ideológica e intervencionista estatal, presentando al gobierno
planteamientos que consideran la cultura y la educación (alfabetización) como un
aspecto integral que contemplaproblemas fundamentales del campesinado indígena,
reconociendo sus verdaderos derechos tales como la tierra, la organización, su
cultur4 su idiom4 etc. En esta medida exigen que el programa esté controlado y

t46
conducido por las organizaciones campesinas inlígenas; que la alfabetización tenga
un ca¡ácter "liberadof' y "curcientizado/' permmente; que las propias organizaciones
sean las que elaboren los contenidos de los progfamas de alfabetización para
converti¡los en instrumentos que permitan el avance en la lucha y organización, así
como el desarrollo de la culn¡ra; que la alfabetizaciór¡ se constia¡ya en un medio que
fort¿lezca la organización; que npdiante este programa se busque mecanismos para
hacer respetar las corquistas alcs¡zadas por las cganiz¡riones campesinas indígenas.
Así, las organizaciones, a través de la alfabetización, reivindican un espacio
democrático de denuncig de forratecimiento organizativo y medio de defensa,
impugnando un programa que, en cambio, para el régimen se constituyó en un
punto importante paalacooptaciófr de dirigentes y líderes indígenas.

En estas reivindicaciones, como puede verse, confluyen los intereses


diversificados de sectores de campesinos ¡robrcs, con o sin tierr4 con aquellos de los
sectrores medios acomodados, que reivindican los elenentos culturales dentro de una
perspectiva integral.

La fusión de estos intereses no implica que no exisun conEadicciones entre las


concepciones reivinücativas de la tendencia clasista y la etnicist4 lo que provoca
disputa en la definición de la línea que conduce las organizrciones indígenas en la
sierra. En esta disputa se observa que el carácter clasista mantiene su predominio.
En ello, la línea de orientrción clasisa de las organizaciones indígenas de la sierra y
su forma unita¡ia de concebir las reivindicrciones de este sector (17) es apoyada y
alimentada por los demás sectores populares ( de línea clasista), que conciben a la
reivindicación etno cultural como elemeno de fortalecimiento de la lucha de los
trab4jadores.

5.3.. REIVINDICACIONES EN EL ORIENTE.

Estas organizaciones poseefi un carácüer considsablemente influenciado por la


corriente eü¡icista. Si bien plantean reivindicaciones centrales, en fo¡ma similar a
los de la siena, tales como la defensa de la tien4 la orgaricidad propi4 culüra, etc.,
sus concepciones y prácticas políticas difieren significativamente de las anteriores,
identificándose en éstas un ma¡cado car&ts auüonomisa. Esta sin¡ación arranca,
como ya se dijo, de las condiciones específicas en que se desenvuelven estos
pueblos.

El desarrollo capitalista afecta de distinta maÍrera a esta región con relación a la


sierra; esto obviamente, incide para que las rcivindicaciones que presentan las
organizaciones indígenas de esta región contemplen especificidades que difieren en
sus planteamientos de los de la sierra. Es¡o sugiere que los procesos organizativos

147
de la población indígura de las dos regiones responden a contextos y experiencias
de

luchas distintas.

la
PreviO a revisa¡ las reivindicaciones, es necesario una breve síntesis de
situación actual de la población indígana oriental.

La crítica si¡¡ación de la población indígena de esta región ha est¿do determinada


por la expansión de las rilaciones capitalistas de producción a través de la
la
colonización o apeftufa de la frontera agrícola, con lo que el Estado, bajo
"baldías", intenta desplazar el
consideración de que las tierras del Oriente son
problema de la tierra (no resuelto por la reforma agfaria en la sierra y costa) hacia
esta región.

de
En el proceso de colonización y generalización de las formas capitalistas
el desalojo y despojo de tierras a los
producción está presente como característica
propiedad)
lndígenas nativoi; ésto en tanto se antepone el requisito legal (título de
Así, grandes masas de población indígena
del [ue carece la mayoría de indígenas.
deben abandonar sus tierras para dar paso a la ocupación de las empresas'
explotadoras transnacionales o in último de los casos, sujetarse a ser arrinconados
en reducidas reservas de tierr¿ que no van de acuerdo con sus reales
necesidades, ya
que por las propias técnicas de cultivo de tipo itinerante del medio amazónico
no se
iequieren contar con grandes cantidades de tierra pua la producción; además
incremento demográfico de estos pueblos ni se proporciona ninguna
contempla el
garantía de respeo a sus límites de reserva-

Por otro lado, las actividades de explotación petrolera así como la incontrolada
y
explotación de otros recursos natu¡ales por pafte de las empresas multinacionales
transnacionales ha incidido en la aculturación y los consecuentes
problemas
socio-económicos y culturales que sufre esta población; en efecto, el momento
en
que el indígana desprovisO de tierras se ve obügado a campesinizarse o a vincula¡se,
en calidad de obrero asalariado, jornalero, etc., al capital, separándose de su
comunidad, entra en una situación cadavez más pauperizada'

Al sufrir las consecuencias de la alteración del ecosistema selvícola, ven estos


pueblos como se descompone su mundo mediante la presencia de misiones
proceso
ieligiosas, agencias tano privadas como de gobierno que, paralelamente al
ido Esta presencia ha
de óolonización y desarróllo capitalist4 han apareciendo.
pueblos y últimamente se ha observado efectos
alterado la convivencia de esOJ
negativos en tanto han ejercido un papel disociador al interior de las organizaciones
y ómunidades indígenis, constituyéndose en obstáculos para su desenvolvimiento
como pueblos (18).

148
Siendo así, el proceso organizativo y la lucha de los pueblos de la Amazonia
giran en tomo a la reivindicación de la tierra, con una connoüación especial: ésta es
tanto medio de producción y supenrivencia, como espacio de reproducción de sus
formas socio-organizativas y políticas. En efecto,uno de los dirigentes de la
CONFENIAE extresa:

Cuando pedimos la tierra, la tierra la pedimos


fundancnalmente en forma comunal, entonces de hecho es
una reivindicación propia estamos reivindicando la tierra en
sí y además una forma de tenencia, que es una tenencia
comunal o comunitaria. I¿ tiena es nuestra, es de todos, es
del pueblo. Necesitamos la tierra para hacer rabajos
comunitarios, para llevar adelante la producción de esa tierra
de acuerdo a esa misma estrucura de los pueblos indígenas,
t¿mbién comunitariamente (19).

Bajo esta óptica las reivindicaciones empiezan a explicitane a través de sus


organizaciones. Al respecto, mediante las reivindicaciones de la Confederación de
Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CoNFEMAE¡ (20), sg tr¿ducen
más claramente las reivindicaciones de esta región; por tal motivo es pertinente
analizar sus planteamientos, puesto que esta organización rccoge las ca¡acterísücas
más significativas que interesa destaca¡ en este estudio. No está demás indica que en
su seno se han dirimido más explícitamente las tendencias arriba señaladas y que,
como constihtye la matriz del C-onsejo de Coordinrción de Nacionalidades Indígenas
del Ecuador (coNAcNIE, organización a la que desde un punto de vista esratégico
pasó a forma¡ parte ECUARUNARI), constituyó un espacio significativo en la
evolución del movimiento indígena del Ecuador hacia posiciones sugerentes para la
lucha de los sectores populares.

Por ser de interés pa¡a este estudio, se destaca las principales reivindicaciones
que la GoNFENAIE presenta at Estado duranre ese período. Esto se recoge
básicamente de los documentos de congresos y de eventos, donde ha tenido ¿aecta
participaciórL así como en varios de sus documentos cu¡sados a d"iversas instancias
estatales.

En sus reivindicaciones se resalta la noción de nacionalidades indígenas€l) en


tantos pueblos que guardan su diversidad étnica y cultural donde parte también su
concepción de pueblos multiér¡icos y pluriculturales.

r49
El marco general del discuno reivindicativo de la üerra por parte de la
CONFEMAE, durane el período que inte¡esa está delineado por su concepción general
que esta organización sostiene frerite al Estado y la sociedad nacional.

Así de manera explícita, el Primer Congreso de la CONFENIAE recogió una


serie de planteamienos que, en términos generales, se mantienen en todo el período,
cuyos contenidos globales definen a la tierra como asentamientos territoriales
pertenecientes ancestralmente a las nacionalidades indígenas de la Amazonia y base
fundamental de su supervivencia y reproducción social" económica y cultural. Bajo
esta concepción se hicieron pronunciamientos mediante los cuales se desconoce los
límites políticos establecidos por el Estado, en tanto estarían obstacuüzando la vida,
unidad territorial y organizativa de su pueblo.

Ttcnay recursos.

El aspeco fundamental de reivindicación en relación al problema de la tierra, se


centra en la exigencia al gobierno de la derogaOria de leyes tales como:
Colonización, Fomento y Desarollo Agropecuario y Seguridad Nacional. Esto, en
tanto se ha venido sosteniendo que son leyes que agudizan los problemas sociales y
atentan contra los derechos e intereses legítimos de las nacionalidades indígenas de la
Amazonia y del país. Al respecto, el siguiurte pronunciamiento es evidente:

RECHAZAMOS todo proyecto de Colonización prognmas


(sic) por el INCRAE, PREDESUR y CREA, por lo tanto
exigimos al Gobierno la derogatoria de la Ley de
Colonización en la Región Amazónica, la Derogaoria de la
ky de Seguridad Nacional, la Ley de Fomento y Desarrollo
AgroPecuari o... (22).'

Exige el respeto (por parte del Estado) de los derechos territoriales de las
nacionalidades indígenas, porque consideran que son inalienables . Por ello piden
la ejecución de una reforma agraria en la que participur los indígenas y campesinos
organizados, y se proceda a entregarles títulos de propiedad comunales de todos sus
territorios. Así, exigen además la supresión de todas las formas de colonización,
puesto que las tierras supuestamente baldías están ocupadas por las diversas
nacionalidades (Shuar, Achur, Cofán, Huaorani, Tápros, Sionas, Tetetes).

Si bien la reivindicación por la derogatoria de las leyes de Colonización y


Fomento Agropecuario, forman parte de una demanda general del Movimiento
Campesino Indígena e inclusive del Movimiento Popular en esta coyuntum, en el
caso de la CONFENIAE mereció primordial importancia de la Colonización. Se

150
observa cómo uno de los insrumentos legales aplicados por el Estadoha provoca-
do mayores consecuencias negativas en la población y el ecosistema de la
Amazonia- Además, es vista como'el rnecanismo que ha transferido los problemas
socio económicos no resueltos en la sierra y la costa hacia laregión oriental; es la
ley que legitirna la serie de despojos e invasiones en contra de los nativos por parte
de los colonos y compañías explotadoras multinacionales y Eansnacionales, que
operan en la Amazonia en base a las "concesiones" que les han dado los divenos
gobiernos (23). gn este sentido, la derogatoria de esta ley es considerada como
emergente y fcma parte de la reivindicrción esencial de la CONFENIAE durarite todo
el período. Paralelamente a la petición de derogaoria de esta ley, se exige al
Gobierno como un medio de defensa la legalización de los territorios de las
nacionalidade indígenas de conformidad con las' autolinderaciones iealizadas por
las propias mganizaciones miembros de la CONFENIAE; además soücitan que
las adjudicaciones sean colectivas y comunitarias, para lo que se requiere del
cumplimiento de los convenios establecidos entre el IERAC y CONFENIAE.

La exigencia al gobiemo por parte de la CONFEMAE para que enüegue títulos de


propiedad de los territorios indígenas se presentó con mayor fuerua durante los II
(1982) y III (1984) Congresos de esta Organización, así como en el II EncuenEo de
CONACNIE donde se denunció una serie de casos de despojo de tierras de
comunidades indígenas; esta situación se produjo en momentos en que se acentuó el
incremento de la explotación de recursos naü¡rales (Z). Como consecuencia de ésto
estuvo otro de los aspecüos de constante denuncia, que fue la defensa de los recu¡sos
naturales y contra la destrucción del ecosistema. Cabe señalar que en la mayoría de
los eventos examinaron los graves efectos sobre la población indígena.

Frente a las emprésas transnacionales el radicalismo es manifiesto. Se las


considera como enemigo cenEal que atenta contra la supervivencia de estos pueblos:
Tal es el caso de las etnias Cofán y Huaorani (Napo), las que virtualmente han sido
desplazadas de sus territorios para facilitar las actividades de las compañías
petroleras. Est¿ denuncia se aprecia en el texto siguiente:

En el caso de nuestra región amazónic4 debemos destacar la


presencia destructiva de las compañías petrole¡as, encabezada
por la'TEXACO; las cultivadoras de palma africana,
principalmente "Palma Oriente" y "Empresa Shushufindi",
las compañías madereras; las productoras de te; las empresas
de turismo. La acción de est¿s empres:rs ha significado
despojo de üerras a los indígenas, como en el caso de las
comunidades de San Pablo y Huataraco... destn¡cción de la
selva... reducción de los indígenas a la condición de peones

151
asalariados.. (2O.

Otro caso concreto de denuncia permanen¡e en este período se constituyó la


solicitud de derogatoria del decreo supremo 3134-A, ¡nediante el cual la dictadura
militar oorgó al CREA el derecho ¿ ¡s¡lizal programas de colonización en territorios
shuar. Esta reivindicación se inscribió en momentos en que se incrementó la
ocupación de territorios nativos por parte de las transnacionales petroleras
(1980-1982). Es de nota¡ el énfasis que se hizo sobre este caso durante el II
Congreso de la C0NFEMAE.

De ahí que es precisanrente en el II Encuenüo donde la CONFEMAE planteó la


necesidad de que el Estado realice la revisión de las leyes Forestal y de Parques
Nacionales. Bajo esta óptica surgió ora solicitud (1982) relativa a que el Estado
asigne un fondo de participación de las regalías obtenidas del pemóleo a ser invertido
en obras en beneficio de la población indígena de la Amazonia, para lo que la
CONFENIAE propuso la creación del "Fondo para el Desarrollo Cunpesins" (26).

Educacióny Cuhura.

Por otro lado, para la CONFENIAE la reivindicación relaciorada a la educación y


la cultura urvo destacada importancia:

Podemos habla¡ de una reivindicación fundamental que es la


tierr¿ reivindicación al derecho a la educación, al derecho a
la salu{ al derecho a beneficiarnos de las riquezas del país.
Una reivindicación, y esto lo consideramos muy
importante, a busca¡ el respeto a nuestra cultura y
fundamentalmente a nuestra libre organización como
(27).
Pueblos indígena5

Así la reivindicación de la cultura está articulada a otras como es el caso de la


(28¡.
tiena adopando un carácter integrd

Reivindican que el gobierno realice, además de una efectiva política agraria, un


programa de eú¡crción bilingüe y bicultural (D), donde terigan participación directa
los mismos indígenas ya que consideran que a través de éste se logrará garantizar las
condiciones particulares de cada pueblo. Así se pide la creación por parte del
Ministerio de Educación de un "Centro Naciomal de Investigación Socio Cultural y
Lingüístico", institución que debería ejecutar programas propuestos por las
organizaciores de las naciuralidades indígenas y ser dirigidas pu las mismas.

152
El énfasis en estos aspecüos efnpezaron a est¿r presentes como una constante
reivindicación dura¡E todo el período. Así se insistió en la educación bilingüe y
bicultural (convenio PUCE-IEI-MEC), contra la presencia y acción de agencias y
misiones extranjeras, por el cumplimieno del Decreto 1159 (30), h entrega de las
instalaciones del ILv, oficialización de los idiomas autóctonos, contra la creación
inconsult¿ del Instituo Nacional de Anropotogía y Lingiiística (INAL), entre otros.

En el primer congreso.de la CONFENLAE se delineó cistos contenidos sobre la


concepción de la culn¡ra y las reivindicaciones frente al Fstado.

Se puede identificar un primer monento donde aparece lareivindicación cultural


presentada por la CONFEMAE con una serie de planteamientos y declaraciones donde
destacan como aspecüos esenciales la "revalorización cultural", que considera la
"culhra de las nacionalidades indígenas como un patrinpnio nacional y la raíz de un
pueblo con civilizrción".

En la reivindicación de la educación y la cultura bajo la concepción de la


"revalorización" estáimplícito el discurso apelativo hacia el Estado exigiéndole el
respeto a las manifesüaciones culh¡¡ales, la auüonomía organizativa, la especificidad
cultural como etnias y como pueblos "multiétnicos" y "pluriculturales"; todo esto
bajo el principio de autonomía y autogesti6¡ (31).

De esta manera la tendencia etnicista fue marcando el carácter de las


reivindicaciones de las organizaciones de la región oriental. Cabe destacar que esrc
tipo de planteamientos fueron impulsados por una dirigencia diferenciada de su
base (profesores, cornerciantes, dirigentes de cooperativas, etc.) quienes, al tiempo
que acogieron las reivindicaciones más sentidas de la población, las concibie¡on e
interpretaron con argumeritos provenientes de la üendencia etnicista y el apoyo de
algunos profesionales que comparten esta línea (antropólogos, lingüistas) tanto al
in¡erior del aparao estacal como fuera de éste. con es¡o se configuró un discurso y
entendimien¡o entre las organizaciones y el Esado bu¡gués dispuesto a hacer algunas
"concesiones" de ca¡ácter culturalista (etricista) a las rnismas.

Es de observar que en el P¡imer congreso de cONFENIAE se insistió sobre la


necesidad de que el Estado asurna r€sponsabilidades sobre tarcas de- revalorización
cultural. En esta perspectiv4 se señaló que el gobierno nacional "debe velar" e
"impulsar la revalorización cultural de las nacionalidades indígenas". Se reivindicó
la participación de los indígenas en las actividades que sobre educaci&l y culurra el
gobiemo desa¡rolla; fundame¡talmene se solicitó la participación en el prrograma de
Alfabetización Bilingüe. Asi frarte a este progra¡na se mostró interés y apoyo en
determinados aspectos del mismo.

r53
Posterionnent€, con el gobierno de Hurtado se abrió un segundo momento, en
que los planteamientos ganerales al respeco variaron. Ya en el II Congreso de la
CONFENIAE (1982) se tendió a cuestionar el Programa de Alfabetización llevado a
cabo por el gobierno, así como apedir ¡nayor participación de dirigentes indígenas
en dicho programa; esta participación fue planteada en el sentido de que se les
asigne responsabüdades efectivas al interior de las instituciones durde se desarrolla
laactividad de alfabetización. En est€ evento sepronunciaronporlaadhesióna
las resoluciones que sobre el mencionado programa tomó el "Primer Encuentro de
Organizaciones lndígenas por la Educación Rural".

De esta manera, se inició una etapa de cuestionamiento al Programa de


Alfabetización del gobierno, que se mantuvo durante todo el período, que se
caracterizó por un constante rechazo a las actividades que con relación a la
alfabetización desarroüaba el Centro de Investigaciones para la Educación Indígena
(CIEI) de la Universidad Católica en convenio con el Ministerio de Educaci6n\5¿).

Asi en el Oriente se mantuvo un estilo de cuestionamiento que se abría a la


negociación,en tanto que en la sierra se observó posiciones más radicales de las
organizaciones ftente al programa de alfabetización bilingüe, que puede califica¡se
como de oposición más abierta.

Las diferencias en los planteamientos entre las organizaciones de oriente y de la


sierra se observan en las siguientes citas. La primera expresa la posición
conciüadora de la CoNFENIAE en tánto que la segunda demuestra su oposición:

Que se determine las políticas de educación büngüe entre el


Ministerio de Educación y la CONFEM¡e (33).

Creemos que todas las proüncias han tenido graves y serios


problemas para implementa¡ el Plan de Alfabetización, unos
de índole administrativo y económico, otros metodológicos
y de contenido pero dl más grave...es que con el cambio de
gobierno, después de la muerte del Presidente Roldós, la
alfabetización se ha convertido en un programa de la
Democracia Popular, que la está utilizando para consegut el
(34).
apoyo popular a su gobierno

Por oEo lado, el cuestionamiento al programa de alfabetización se centró en la


observación de gue el convenio MEC-CIEI no cumplió con los objetivos previstos,
provocando el divisionismo(35), entre las organizaciones indígenas, a ravés del
control de las mismas y la cooptación de sus dirigencias. En este sentido, se le

t54
cuestionó no haber pernritido una real participaciórt de los indígenas en el proceso
de alfabetización; eso significó a la CONFENIAE unine al pedido de suspensión del
referido convenio que levant¿ron las organizrciones miembros del CONACNIE en el
país.

Esta situación hizo que CONFENIAE propusiera un proyecto alternativo de


educación bilingüe ingcultural para lo que negociaron políticas de educación
bilingüe con el MEC, previo a establecer un acuerdo con el cONACNIE. Al respecto,
el III Congreso de la GONFEMAE aprobó el proyecto alternativo que ib4 a su vez, a
ser remitido al Parlamento. Por su parte, el segundo Encuentro de Nacionalidades
Indígenas se pronunció en los mismos términos.

P e ne trac ió n I de o ló gica .

Una de las reivindicaciores que logró el consenso por parte de las organizaciones
campesinas e indígenas del país, así como del movimiento obrero y otros sectores
de izquierda (que partió, fundamentalmente, de las organizaciones de la región
amazónica por intermedio de la CONFENIAE) fue el reohazo a la dominación y al
control cultural e ideológico del que es objeto la población indígena y campesina
por parte de las distintas agencias de peneración exfianjeras y nacionales
-dSJ.pXs
(36). *i:
Exigimos al Gobierno Nacional que conro primer paso para
llevar adelante una auténtica política cultural de los
indígenas, expida el Decreo, que ponga fin a la permanencia
de todas las agencias y sectas religiosas extranjeras
existentes en e[ país, tales como el Instituo Lingüístico de
Verano, Cuerpo de Paz, investigadores extranjeros,
indigenistas, etc., que sin la debida autorización de los
comuneros y organizaciones indígenas penetran y hacen un
trabajo negativo dividiendo a las comunid¿¿ss (37)

Por significar para la región oriental uno de ros problemas que afecta
di¡ectamente a la cultura de esúos pueblos, esta reivindicación tomó el ca¡ácter de
denurrcia y de manera permanente se nunhrvo durante todo el período. Cabe destacar
que a inicios del período fue nooria la campaña que ejerció CONFENIAE, junto con
otras organizaciones y sectores populares, exigiendo al gobierno la expulsión del
Instituto Lingüístico de verano. Este organismo internacional de origen
norteamericano, que ha permanecido en el país varias décádas en las comunidades
i¡¡lígenas bajo lajustificación de desarrollar actividades "científicas" de "apoyo" y

155
"civilización" a las poblaciones indígenas, se dedicó a realizat actividades de
espionaje, control y asedio que atentan contra la existencia de los pueblos y su
culh¡ra y más intereses nacionales populares.

Posteriormente, si bien la CONFENIAE demostró su respaldo al Decreto 1159


mediante el cual el gobierno dio por terminado el cq¡venio que el país mantenía con
el ILV, ya para su II congreso la CoNFENIAE cuestionó al gobierno el
incumplimiento del mecionado decreto; así apeló a su efectivización y' a su vez,
pidió él trasp¡tso de las instalaciones del ILV a las organizaciones aglutinadas en la
CONFENIAE y CONACNIE.

pa¡alelamente, se denunciaron sobre las actividades que desarrollan miembros del


ILV en las comunidades y que actúan bajo nuevos nombres tales como Visión
Mundial, Plan padrinos, Alas para el Socorro, etc. Al respecto, se pidió la
expulsión definitiva del país a todas estas sectas y agencias de penefación; esta
siruación fue tema ¿e anátisis de todos los congresos , eventos y manifiestos de la
CONFENIAE.

por otro lado, ante la creación del Instituo Nacional de Anropología (INAL) en
que se
sustitución del ILV, la coNFENIAE manifestó su desacuerdo en tanto aspiraba
cumpla con el Dec. 1159 en loda su extensión y que no se reduzca a la creación de
más. El - rotundo rechazo se hizo más evidente
un nuruo organismo bu¡ocráúco
durante el désarrollo del III Congreso de la CONFENIAE. En el fondo, el rechazo
enunciaba un episodio más en el terreno que comenzaba a privilegiafse como el
más
"abierto" dentro del aparato estatal: el educativo'cultural. lns planteamientos
empezaron a gravitar en aquella dirección. Así la reivindicación sobre la
ofióiaüzación dé los idiomas autóctonos, si bien es parte de las reivindicaciones de
(38) se explicitó con mayor énfasis y
la CONFENIAE desde el inicio del período
mediante la utilización de la argumentación legal durante el II Congreso de la
CONFENIAE.

En efecto, el gobierno empezó a orientaf su interés y privilegio hacia


por la
reivindicaciones educativo culturales, sostenidas por afgumentos influenciados
corriente etnicista. Este se valió del carácter etnicista de las reivindicaciones
de la demanda
orientales para apropiárselas de numera aislada sacándola del conjunto
la lucha reivindicativa y
y propiciar así las tendencias autonomistas; obstaculizando
ii¿emanOa general del campesinado indígena' De esta manera' las reivindicaciones
por paÍe del
orientales debido a su cÍ¡rácter ehicista merecieron un traüo privilegiado
gobierno, y se tornafon funcionales a los intereses y políticas del misrno.

156
Esta situación, obviancnte, n¡Yo sug efecOs pofticoS a nivel de las
orgmizaciorrcs del aicnq las qr¡e co relrión e los rgpeÑs Cg¡nizativos
por
ejemplo, aseverarxr que las nrioalid¿des ¡n¿ige¡¡as on las qt'c büscar
th luch¡ debfasu
"i-ii. autode6mineción - gcsti&r y süs brmss organizrtivc'.I¡
d-use a través de las popias cgmizridts de las nrcia¡alirl¡des indfgenas sc debla
alcanzar el respeO a l¡ eutmmía de sus fOrmas organizativas propias'-la
participrción djhs organizrim bajo la mod¡lidad de la'autogestión" en los
;t gá^ ¡ ser msultedos cn aspocm & s¡ incumbencia" En
estatales, et áercct¡o
estJ sentido, pidieron la participrción al inerior de los oganismos estatales en
pfogfamas que tos involucre y ¡ccetrqr las reiq¡es &' revalorización cultural
irnp.-Usaaas por el gobi۟io, en tanto pernriUn la toma de conciencia de los
mismos (de ios indígenas). Esú presente l¡ soücitud de Qoyo del Estado a las
orgmizaciones en prograÍras de promcie\ cgmizeción'-qpTiteió.n, prcmoción
.oit*.I, difusió6 cultural, etc., todos oon un gran énfasis etnicista en los
planeamientos rcivfurdicativc.

5.4..R.EIVINDICACIONBS EN LA COSTA.

Las organizaciones indígenas de la costa presentarcn niveles incipientes de


que se
organicidaá. si bien existen organizaciones de base (comunas, centros)
a¡ticulanq¡ anivel local y/oregional (Unión de Cabildc Coa¡quer' Prefederación de
de 16g Colcados)' éstas no definieror¡ claramente sus
Cent¡os Chachis, Gobernación
líneas de orientrción. Sin embargo' p¡esentarcn cierta ¡finidad esfuc6ral con la
problemática que experimenta la población indígena selvlcola del oriente, por lo que
iendieron a idintiñcane con la lfuea de aier¡tación seguiü por sus organizaciones;
de hecho, existen delegad6 de las dirigerpias indígenas chrctris en la CONFENLAE.

En gran parte lo que se ha identiñcado como características de la población


indígena y aganizaciores üe¡rales es similrpra las de la costa'

En igual forma que los del oriente los de la costa (Chachis, Tsháchilas'
Awa-Coi'yquer) fueron serianrene afectados por la expansión capitalista y por la
aplicación áe las políücas de colonizrción o ampliación de la frontera agrícola'
dasarrollada por los gobiernos en los ütimos años.

La penetración de las emp'resas nacionales y multinacion.l:l¿" explotación de


(5v) (palma africana,
recotsoi naturales (rnadera) y plantaciones agroindustriales
abacá, erc.) ha significado la incorporación a la exploución cpitalista de la mano de
obra indígen4 asi como de los teritcios ocupados tradicionalmente por lc nativos,
quienes fueron desplazados de sus tierras, que el Estado cs¡sidera "baldíasl'.

157
Este proceso de integración a la explotación capitalista, ha sido posibe a través
del daspojo y la aplicación de mecanisnps legales a la mayoría de los indígatas que
carecen de títulos de propiedad que granticen la posesión de sus tierras, así como a
través del aropello por nedio de la fuer¿a fisica por parte de grupoe ¿¡¡1¿66s. (a0).

A más de la integración a la producción conercial con los consecuentes efectos


socioeconómicos, estos pueblos se vieron avocados a fuertes procesos acultu¡ativos
de extinción de la población a causa de la cont¿minación de los ríos y del medio, lo
que ocasionó la proüferación de las enfermedades letales pam es0a población. Caso
particular es de la poblrción Chachi (Cayapas) quienes se encuentrari afectados por la
onchocercosls, enfermedad de tipo crónica ransmitida por filarias, que provoca la
ceguera al enfermo. Se calcula que aproximadamente el50% de lapoblación Chachi
se encuenm ya afectada por el mal (al). En este sentido, la extinción de este pueblo
es casi inminente. Por su parte la población Tsháchila (Colorada) compuesta por 8
comunas que agrupan 1.200 habitantes, se encuentra reducida denro de una mínima
extensión de 10.000 hás" en un punto de extraordinario flujo colonizador (Santo
Domingo de los Colorados). Pese a su riqueza cultural esta etnia está degradada,
folclorizada acultu¡ada, aún en los aspectos más cenrales de su vida cultu¡al como
es el caso de los curanderos. Así mismo su riesgo de extinción es inminente, pese a
esür "protegidos" por una ley y un régirien especial (a2). Por último los
Awa-Coayquer localizados en una zona tropical extremadamente marginal (frontera
occidental colombo-ecuaioriana), mantienen un régimen productivo y de vida social
típico de etnia selvícola. Esta situación se ve dramáticamente afectada por la
penetración agresiva de colonos (43).

Ante esta situación las organizaciones existentes @refederación Chachi,


Gobernación de los Colorados y Unión de Cabildos del Pueblo Awa-Coayquer),
exprcsaron sus reivindicaciones a través de la CONFENIAE-CONACNIE, así como de
nunera separada. Entre estas organizaciones la Prefederación Chachi mantuvo con el
CONACME una relación más permanente.

Particularmente cuestionaron la forma de ocupación de sus tierras, la alteración


del ecosistema tropical costeño, el respeo a sus formas organizativas tradicionales,
entre otras. Concretamente ante el Estado reivindicaron la delimitación, ünderación,
legalización y en6ega de títulos de propiedad de manera comunal. Así mismo,
demanda¡on la atención de servicios de salu( educación bilingüe y bicultural acorde
con sus especificidades y la defensa de su culU¡a. De igual manera se pronunciaron
por la promulgación de medidas que eliminen lapeneración de sectas y agencias de
control ideológico. De esta forma en gran medida se solidarizaron con las
reivindicaciones, planteamientos y orientaciones sostenidos por la
CONFENIAE-CONACNIE. Est¿ situación, en el caso de los Chachis se explicitó en la

158
forma siguiente:

La asociación se fornró con algunos objetivos específicos.


primero veíamos el problerna de la tenencia de la tierra
segundo vEíamos el maltr¿to y la explotación de parte de los
negros y de los blancos...tercero, porque estabamos
diezmados por el paludismo, por la onchocercosis y otras
enferrnedades ropicales y nadie nos atendía-.J¿ tierra se nos
llevaban, educaciór¡, no nos daban escuela, los indígenas
nada, nada teníarnos, ni üerra, ni atención de salud, ni
educación...somos indígenas, como oúos gn¡pos del oriente
y de la sierra, con iguales necesidades, y padecemos igual,
querernos educación; pedirnos tierr¿ atenci&r del gobiemo y
lo que queremos también es integrarnos a la vida social
integrarnos, pero sin descuidar la culo¡a (4).

En esta forma las organizaciones indígenas de la costa intentaron defender sus


condiciones básicas de supervivencia y preservación como pueblos, debiéndose
anot¿r que su especial situación de debiüdad organizaüva y demognáfica los llevó a
una formulación limitada de planteamientos que, sin embargo, cayeron dentro de las
penpectivas de alianzas con las organizaciones del oriente, con quienes comparten
una sihración común.

Una vez revisadas las reivindicaciones presentadas por las organizrciones de las
tres regiones se puede concluir que la demanda indígena no se present¿ de manera
homogéne4 en este período. Este carácter diversificado y la concepción de la
demanda es el resultado del proceso de descomposición de la base económica social,
la diferenciación socio ecanómica interna de esta población y el debilitamiento que
sufren sus organizaciones; en sum4 el resultado del proceso de desarroüo capitalista.
(El cuad¡o N0 8 intent¿ resumir y destacar los contrastes de la demanda, de acuerdo a
las tendencias). En la demanda general existe coincidencia en el tipo de
reivindicaciones centrales, como por ejemplo la tierra, la organización y los
aspectos culturales; las diferencias se encuentran en la concepción de los
planteamientos; es deci¡ en sus discunos reivindicativos. Así por ejemplo, en las
principales organizaciones de la sierra (ECUARUNARI, FENOC, FEI) la rierra es
reivindicada como problema principal bajo una concepción clasista, como rccurso
económico básico, con énfasis en la realización de una auténtica reforma agraria,
convi¡tiéndose en un objetivo político imbricado en un cambio estructural; en
cambio, en la costa y fundamentalmente en el oriente, la tierra es reivindicada como
terriorio ancestral, como asentamienüo de "nacionalidades indígenas" y verdaderos
sistemas socio culturales, esgrimida desde la óptica del "reconocimiento" y

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161
"revalorización" culh¡ral sin que necesarianente se plantee como coldición para tal
revalorización el cambio esfucnral.

Paralelamente, proliferaron las organizaciones locales (uniones, cooperativas,


asociaciones, etc.) que básicamente reivindicaban la atención estat¿l en créditos,
asistencia técnica, infraestructura, capacitación, prornoción cultural etc.; esto
ptant€ó pra las organizaciones centrales (ECUARUNARI, FEI, FENOC, CONACNIE)
un reto en la conducción. Esta siuración rcsponde al grado de desarrollo capitalista,
conciencia de clase alcanzada por la población, experiencia en la lucha política
clasista condiciones eri que surgen y se desarrollan los procesos organizativos en
cada región y a nivel del conjunto del movimieno popular en el país.

De esta forma las reivindicaciones tanto de la sierra como de la costa y oriente,


encerraron en su interior, no sin confliclo, tendencias clasistas y etnicistas que
definieron er¡ cada región, el carácter de sus planearnientos frente al Estado y los
demás sectores de la sociedad nacional. De todos modos, en la sierra el predominio
fue clasista, en t¿nto que en el oriente y costa fue etnicista. Esto configuró una
demanda indígena general complej4 divenifrcada y oon contradicciones a su interior,
de la que el gobierno tomó separadamente la reivindicación etnicist4 convirtiéndola
en su reivindicación privilegiada. Esta situación dejó enrever la desarticulación
interna del movimiento campesino indígen4 aspecto que planteó a la izquierda la
necesidad de reimpulsar el proceso unitario del mismo. En esta situación tuvo
marcada incidencia la intervención del gobierno y su aparato institucional.

762
NOTAS

1. ECUARUNARI, "La organización del Movimiento campesino. Tarea


fundameotal del campesinado", Doc. 1981: pág. 3.

2. Esta movilización fue considerada una de las más grandes del perlodo 79-84
(movilización de campesinos indlgenas)'donde participaron aproximadamente
10.000 personas. Fue impulsada por las organizaciones ECUARUNARI, FEI,
FENOC. Una de estas ha calificado a esta marcha como la que"...consütuyó una
expresióD de rechazo y de reclamo por el incumplimiento de las ofertas
electorales, una mauifestación de la capacidad de convocatoria y
movilización..." ECUARUNARI, Doc. 1979: p6g- 14.

3. El INCAYAC fue una propuesta del Minis¡erio de Educación para la creación de


un instituto que iba a conducir el programa de Alfabetización. Cf. MEDUC
"Culturas Aborígenes y Alfabetización en el Ecuador". Rev. Mizga, Quito,
1979.

4. Para el efecto se tona información de maoera principal de los siguientes


documentos:

- Documenlo del V Coogreso del ECUARIJNARI Provincial (agosto 1979).


- Resoluciones "Encuentro de Nacionalidades Indlgenas del Ecuador en Sucúa (20
al 25 óe octubre de 1980).
- Resoluciones "Primer Congreso Regional de Nacionalidades Indígenas de la
Amazonla Ecuatoriana", Puyo (1980).
- Resoluciones "Seminario Nacioual de Alfabe¡ización Quichua", La Merced
Nueva Vida (abril 19E0)
- Resoluciones "segundo Coagreso de Nacionalidades Inillgenas de la Amazonia
Ecuatoriana", Puyo (1982).
- Documento "Encuentro Nacional de Organizaciones Indígeuas por la
Educacion
- Cucnca (ocn¡bre 1982).
Rural", Sayausl
- Docuoentos VI Congreso ECUARUNARI (septiembre 1982).

r63
- Resoluciones "Tercer Congreso de la Federacióo de Nacionalidades Indlgenas
de la Amazonia Ecuatoriana", CONFEMAE, Tena (1984).
- Resoluciooes "II Encuenr,o Nacional de orga¡iz¿siones y Nacio¡alidades
Iodfgenas del Ecuador". CONACNIE, Quito (1984).
- Comunicaciones a Presideote O. Hurt¿do de C'ONACME (23 de septiembre/8l)
y de C1CNFEMAE (ocnrbre 1983).
- Plantcamierlos de CONFENLAE - CONACME a Ministro de Educación
(1e82).
- Ioforme dc Socret¿rio General del Movirnis¡¡¡ Ecuarunari - Pichincha.
(pcrfodo 1979 - 82).
- Informe "Condiciones por las que ahaviesa el movimiento campesioo a nivel
Dacional" ECUARUNARI (1979).
- Evaluación CONFEMAE (perfodo 82).
- Informe sobre alfabetización del gnrpo de Cmrdinación Nacional euichua
(1e82).
- Actas de sesiones del Consejo de la CONFENIAE (perfodo 82-84).
- Proyecto "I-ey de Creación de Foado Nacional de Desarrollo Campesino"
(r e84).
- Periódico "Amanecer Indio", CONFENIAE, N0. 1, (1983) y No. 3 (1984).
- Periódico "Lucha Campesina", FENOC, Varios números.
- Otras comuoicaciones a instituciones estatales, maoifiestos, etc.

5. ECUARUNARI, Doc. N0. 3 VI Congreso, 1982.

6. FENOC periódico "Lucha Campesina", s/n, 1984.

7. CEDEP, 1984: 9á9.29.

8. Con el art. 5 de la L,ey de Reforma Agraria, desde enero de L976, debla ponerse
en vigencia, como causal de intervención de una hacienda el oo tener cultivado
como mínimo un 80% de las tierras o el tener una productividad menor al
promedio zonal. Esta disposición ha sido objeto de resistencia por los
t€ratenientes que exigen que se de garantlas para la inversión, bloqueando la
realización de la reforma agraria.

9. En cste Código se reuuió lodas las leyes agrarias en base a la l*y de Fomento
Agropecuario, eliminaodo las que favorecfan a los campesinos, paralizando
definitivamente la reforma agraria... Su nuevo reglamento cambia
procedirnieatos centrales. Por ejemplo, antes los campcsinos podlan presentar
la demanda.de afectación aote las Jefaturas Rcgionales; con el nuevo
Reglamento se niega ese derecho con un procedimieato, llamado de "oficio"
donde el Estado inicia el trámite de afectación, sin acoger las necesidades de
tie¡ra del campesino privilegiando la producüvidad del prcdio.

tg
!,

10. Cabe sEñalar que est¡ sinracióo guarda correspondeocia con el proccso de
debilitamiento y desarticulación erperinentado por el conjunto del movimiento
popular, afectrdo,igualmcnte por la penetración del capitslfuÍrc. *,.
.

11. ECUARUNARI, Doc. V Congrcso, 1979: 96g.33. '


l'
12. ECUARUNARI, 1982: pá9. 4.

13. Ibid.

t4. FENOC, Pcriódico "Lucha Campesina", N0. 10. 19E0.

15. ECUARUNARI, 19E2: páS. 6.

16. Ibid.

L7. A saber: la reivindicación económica -tierra- articulada a aspectos


$uperestructurales (culturales); lo económico como condición, para la
continuidad y reproducción cultura.

18. Sobre el deterioro de las condiciones del medio selvfcola de costa y oriente ver
los siguiente trabajos: CIESE, CONADE, ILDIS, "Pollticas y Procesos de
Colonización". Quito, 1982; UNAE, "Problemática Social y Agraria en el
Orieote Ecuatoriano" Quito, 1985; CONFENIAE, CEDIS, "Palma Africana y
Etnocidio", Quito, 1985.

19. Viteri, A. (CCINFENIAE) "Los pueblos de la Amazonia se unea", en Rev.


Nuev4 1983: pág.46.

20. I-a CONFENIAE se constihyó en agosto de 1980 en el seno del "Primer


Congreso de Pueblos ladlgenas de la Amazonia Ecuatoriana". Aglutina a la
FOIN, Fed. Shuar, Jatun Comuna Aguarico, Unión de Nativos de la Amazonia
(UNAE), Organización de Pueblos Indlgenas del Pastaza (OPIP) y la
Prefederación de Ce¡tros Chachis; además, forma parte del CONACNIE. Surge
como el resultado de una prolongada trayectoria organizativa de la población de
la Amazo¡ia, que tieoe su origen eo la lucha por la tierra contra la
colonización, el s¡cdio cultural, el geaocidio y el etnocidio. Propende a la
uuid¡d con organizacioaes a nivel ioteroacional, en la lucha soüderia por la
"propia libcración que les identifique" coa las caueas de las aacioo¿lidades y
con las de la CONFENIAE. Cf. Nuevl, "La cucsüón Indfgcna en el Ecuador',,
N!. 7, Quito, 1983; CONFENIAE" "Amanecer Indio" periódico Ns 1, 19g3.

21. El presidentc de CONFENIAE indica que el concepúo de nacionaüdadcs sintetiza


lo siguiente: "Nosotros hemos reivindicado el término nacionalidades ciomo una

r65
categoría que eogloba toda la particularidad de los grupos indfgenas" Nueva.
1983: pág. 46. Por otro lado, CONFENIAE llegó a presentar ante el Congreso
una solicitud de r€forma a la Constib¡ción del Estado en lo relativo al art. 30
inciso 50, refercnte a nacionalidades iodígenas, para que se incluya: "Es
obligación fundamental del Estado respetar y garantizar los derechos de las
nacionalidades indlgenas y fomentar sus valores y prácticas culturales" Cf.
Oficio dirigido a presidente de Congreso, Baquerizo Nazur, por la CONFENIAE
en junio de 1983.

CONFENIAE, "Primer Congreso Regional de Nacionalidades Iodfgenas de la


Amazonia" Doc. 1980.

23. Varias comunidades Quichua de Napo y Pastaza se encuenEEn afectadas por la


usurpación de tierras y concesiones estatales que perniten las actividades de
compañlas madereras y agroiodustriales (palma africana) por sobre los derechos
de los naüvos indfgenas.

24. Básicamenle petnóleo y bosques.

25. CONFENIAE, "l¿ CONFENIAE ante las compañlas multinacionales" Doc. N0. 3,
t982.

26. Se encuentra desde 1983 en el parlamento el proyecto de "Ley de creación del


Fondo Nacional de Desarrollo Campesino".

27. Nueva" l9E3: pá9.45.

28. Cabe recordar que este aspecto igualnenle se presentó eu los planteamientos de
las organizaciones de la sierra.

29. Es de señalaf que cuatrdo el gobierno p¡oPuso la ejecución del Plan Nacional de
Alfabetización las organizaciones del oriente apoyaron dicho programa; crefan
que era esencial para la formación de las organizaciones de base. Cf.
comunicacioaes remitidas al Prcsidente República años 80 y 81.

30. El Decreto 1.159, pmmulgado por el Presidente Roldós, dfas anües de su muerte,
(1981) dictaminó la terminación de activi<lades del ILV en el pals, acogiéndose
las co¡stantes denuacias de las organizacioues sobrp sus acüvidades de división
y espionaje.

31. Al respecto en el I Encueo¡o sobre Educación Rural / 1982 son evidentes los
proaunciamientos que se hicieron con relación a lo que se hace referencia: "Que
cumpla el MEC con el arf. 26 de la Coostitución que indica que el Estado

166
fomente y prcmueva la cultura, el a¡te y la investigación cientffica con
participación de las organizacione¡ iodfgeuas y campesinas del pafs, sólo así
se llevará adelaote un prograrna de Educación..."

32. En el "Primer Encueotrro de Organizaciones Indlge.lras por la Educación Rural se


decidió la suspe.osióo del Convenio MEC- CIEI. A esta insütución se le encargó
elaborar los pmgramas de afabctiz¿ción quichua.

33. COMENIAE, Doc. II Congreso, 1982.

34. ECUARUNARI, Doc. 1982.

35. Argumento sostcnido por las orgañizaciones frente a la acción cooptadora del
Estado.

36. Fuodamcntalmate: Instituüo Lingüfrtico de Verano, Cuerpo de Paz, "Alas para


el Socorro", "Visióa Mundial", 'Plan Padrioos", "Unión Misioncra Volunta¡ia",
etc.

37. CONFENIAE, Doc. 1980.

38. Cf. Comunicacioaes dirigidas a Presidente de la República y Minisrros de


Estado (mayo de 1983); Resoluciones
II Congrcso de la CONFENIAE.
39. En el caso de los Chachis desde la década del 60 el gobierno había asignado
580.000 ha. de bosques a 13 compaifas explotadoras de madera, las que hasta
1979 no habla cumpüdo coo la rcforestación. Cf. Nueva, L983.

40. Estos casos se han denunciado en la zona de los Tsáchilas. cf. estudio cIEsE.
1982, mimeo.

41. l¡s chachis consdnryen la etnia más numerosa de la cost¿ (aproximadamente


4.000 personas). Se ubican en la selva Eopical de la Provincia de Esmeraldas,
agrupándose en 22 centros indfgeoas. Mantienen formas de ocupación selvlcola
que son caracüerlsücas del habitat hopical (horticultura itinerante, caza, pesca,
recolección). ultimamente sus lerritorios se ven cad'a vez más asediados por
compañlas madereras. Esta situación de alguna tnanera comparten con la
población negra.

42. como un caso finico ea el pafs los colorados se rigen por el "estatuto de la
gobernación" decretado por el gobierno de Velesco Ibarra en 1970. Según éste
los Tsáchilas se eacuetrtratr bajo la auüoridad de un gobernador indfgeaa, cargo
heredita¡io que es ratificado medimte un proceso electoral enüe los miembros
de la tribu. El gobernador es el curaadero principal y su auloridad se basa eu el

t67
spoyo dc curanderos menotrs que geoeral¡neoüe detcntan los cabildos locales.
Estc mccanismo de ¡utoridad, sin cmbargo sc etrcucnEa últirnamente de¡eriorado.
cf. CAAP, 19E4.

43. El proyecto de construcción de la vfa Intcrocéanica que vinculará la región


orieatal con la sierr¿ (Ca¡chi-Maldoaado) y la costa (San Lorenzo-Esmcraldas)
cortará eu dos el t€rritorio aosyqucr y lo sometcrá a los procesos caractcrlsticos
dc colo¡iz¡ción capitalista.

Tapuy, M. 'Un pueblo al que sc le aiega el futuro", Nucva, 1983: pág. 56.

168
CAPITULO VI
POLITICAS ESTATALES
FRENTE A LA POBLACION INDIGENA

6.I.- EVOLUCION DE LAS POLITICAS ESTATALES.


Antecedentes.

Para ca¡acterizar el actual estilo del tratamiento est¿tal hacia la población


indígena, es preciso hacer una breve revisión histórica de las políticas apücadas por
el Est¿do ecuatoria¡o.

Al EsAdo ecuatciano, como a la mayoría de losEstados latinoamericanos, les ha


correspondido cumplir una funci&r fundament¿l la'rleación de las condiciones para
la reproducción deper¡di€nte del mercado mundial conn un imperativo del proceso de
acumulación capit¿lista que ha significado poner en práctica el proyeco capitalista
de integración. Corno patte de la consoüdación de este prcyecto desde el proceso
mismo de conquistas y la formación de los Fstados nacionales, el llamado problema
indígena ha constituído un problema de INTEGRACION. Este proceso se entiende
como la expansión y homogenización del mercado intemo condl¡cente a elimina¡ las
rabas económicas y sociales proplas de sociedades estrucurmlmente heterogéneas al
movimiento del cpital a través del cual se busca la articulación de las formas pre o
no capit¡listas al sistema dominmte, las que pasan a ser regidas por las leyes del
capital.

Siendo objetivo del capitalismo ecuatoriano la integración de la población


indígena al sistemA las clases dominanteS del país, pusieron en práctica estrategias
que mantuvieron en condiciones serviles de control y dominación a esta población,

r69
desde la mitad del siglo pasado. Bajo la misma óptica de integración, se abrió a
inicios del siglo la discusión del problema de la "construcción nacional", que estuvo
vinculada al debate de la cuestión indígena a partir del cual se estruca¡ró un discurso
racista en el país. Posteriormente las necesidades de reproducción capitalista
exigieron la apücación de políticas e ideologías en favor de los sectores interesados
en desarrollar el capitalismo en el campo y modernizar la sociedad ecuatoriana. Al
respecüo el discuno más explício lo constituyó el indigenismo, el mismo que en
determinado morento ñrera adoptado por la práctica oficial (1).

visto así, las políticas estatales hacia los indígenas se entienden como el
conjunto de medios integrativos de dominación instrumentalizados sucesivamente
por el Estado en beneficio del sistema capitalista dependiente que crean condiciones
para su reproducción.

Estas políticas han variado en el tiempo en relación a las etapas específicas de


acumulación de capital en el Ecuador, acocando el problema indígena con diversas
modalidades de tratamiento y concepción.

Los cambios en las políticas estatales han estado definidos por las
especificidades y determinantes estructurales e históricas de la formación económica
y social; por ejemplo, la importancia demográfica que ha ido alcanzando la
población indígena en el país, el proceso de organización y grado de articulación
dentro del movimiento popular en la lucha de clases, las especificidades del sector
hegemónico que ha ido sustentando el conEol estatal, etc. Todo esto en
correspondencia con el nivel de desarrollo del capitalismo dependiente del Ecuador.

En esta perspectiva se destacan algunos de los hitos que marcan los diferentes
estilos de políticas estatales aplicadas hacia la población indígena en el país (2).

Durante la colonia se ejerció una dominación directa Estado-población indígena


por el lapso de tres siglos. Este período se caracterizó por la aplicación de
polítlcas segregacionlstas en base a "mecanismos dominicales" de cla¡o corte
colonizadoc formas drásticas de acumulación originaria, sobrexplotación económica
basada en la dominación racial, coacción extraeconómica, dominio político total
recubierto de mecanismos ideológicos tales corno la "evangeüzación".

Posteriormente, con la formación del Estado nacional repubücano se pasó a una


fase de incorporación de la población iááígena a la sociedad nacional, donde su
siurrcirin de explotación y discrimen no tuvo sino cambios formales de dominación,
donde se empujó a la poblrción indígena como fuerza de trabajo a ser incorporada al
proceso de acumulación capitalista en condiciones de degradación cultural. En lo

r70
formal, yapara 1833, en la prcsidencia de Juan José Flores, el problema indígena
involucró una "solución" a Eavés de la educación, función asignada en forma total al
clero.

El desa¡rollo del capitalismo mun¡lial le exigió al país cambiar las condiciones


de acumulación interna y, anüe la apertura del período agfoexportador (lo que
signif,rcó acentuar el proceso de integración e incorporación de fuerza de rabajo y
medios de produccion al proceso poductivo carpit¡lista), la construcción nrcional y
modernización de la sociedad ecuatoriani se tornó un imperativo básico. con
relación a la población indígena el Estado buscó ampüar las condiciones de
producción y reproducci&r del capital mediante la imposición de nredic integrativos
de dominación y explotacién que "liber€" est¿ fuena de trabajo en beneficio de los
nuevos centro,s de acumulrci&r.

Desde ese entonces, la acción del Est¿do hacia la pobración indígena ha ido
definiéndose cada vez más como una política de integración, sometiéndola como
productora de bienes de primera necesidad sustanciales para el mercado interno y
como mntingentes de fuerza de trabajo barato.

6.2.- POLITICAS DE INTEGRACION.

A fines del siglo XIX e inicios del XX se abrió en el país un período en que el
problema indígena fue motivo de preocupación cennal impulsado por las ideas que
surgieron en la revolución liberal (1395) (3). ¡ajo el auspicio del Estado se
emitieron políticas y se puso en práctica acciones integrativas funcionales al
sistema dirigidas hacia la población indígena. Estas políúcas en su mayor pane
estaban orientad¿s a la'eliminación de situaciones discriminatorias y serviles, a la
abolición de trabajo subsidiario, derogatoria de la tributación indígen"l4 supresión de
diezmos y primicias, exoneración de la conribución terriorial désamortización de
tierras comunales, etc. Posteriormente, se aboüó el concertaje s¡ 191g (4).

El Estado empezó a asumir acciones de integración social de la población


indígena a través de la socialización de servicios tales como la educación (5).
De esta
forma el Estado cumplía la función de regular las condiciones de reproducción
de la
fuer¿a de trabajo y por ende del sistema imperante, buscando rupri*i,las
formas
tradicionales de apropiación del excedente económico.

Ba¡o esta lógica capitalist4 las políticas estatales aplicedas en el período liberal
obedecían a la necesidad de romper la estruco¡ra hacendaria serrana y tiU"rr la
fuetza
de rabajo indígena hacia la costa. Esta fuer¿a de trabajo disputadu ent,
"ribuscaban retener
y agroexportadores de la costa, que
terra¡enientes de la sierra

t7r
indígenas an sus rcspectivas unidades, siendo esü¡ disputa el -telón de fondo de la
luchaporel poder.

Las ñ¡etzas liberales buscaban que la educaci&r actúe como medio de integración
y de rupora de las rabas ideológicopollticas, permitiendo el desarrollo del mercado
interno y por ende del sistema capitalista. Además, la capacitación de la fuerza de
trabajo ya venía a ser un requisito para la eficiente explotación-.y proceso de
(6).
modernizeión hrcendariaque émpezó a insinuane en ese entonces.

Sin embargo la aplicación y concepción de esta política no dependía


exclusivanrente de la voluntad oficial; tenía que ver también con la dinámica de los
rnovimienOs sociales del país. En efecq en prirner lugar se presentó la rcsistencia
de la clase terra¡eni€nte oligárquica no dispuesta a perder sus prerrogativas. Esto se
6adujo en la exacerbación de la explotación de los trabajadores de las haciendas,
usurpación de tierras comunales, violencia y más abusos en su oontra. Ante esta
situación los indígenas se mov¡lizaron en defensa de sus derechos y en contra de la
violencia oligárquica, dispuestos también a hacer cumplir la ley impartida por el
régimen lib€ral. Por otro lado, fueron conformándose nuevos sectores sociales en las
áreas urbanas del país, gestándose organizaciones gremiales, sindicales y el
surgirnienO de partidos con tendencia socialista que presionaron por reformas al
Estado. Este impulso fue reprimido por el égimen liberal cuyo epílogo sangriento
se expresó en la masacre del l5 de noviembre de 1922 en Guayaquil.

Como se ve, el "interés" de estas políticas radicaba en integrar al conjunto de la


población bajo el dominio del capital. Esus políticas no dieron el resultado esperado
por las clases en el poder y por el contrario, se desencadenó un generalizado
descurtenO popular una vez que se ent¡ó en un período de crisis ag¡oexportadora.

Ia irupción de la revolución juliana (Igzq Q) y las presiones que ejerctron


(8).
las movilizaciones popularcs hicieron que el Estado haga ciertas concesiones

Con la influencia de est¿ revolución, el problema indígena para el Estado iba


tomando Otro enfoque que exigía cambios que se enmarquen en las nuevas
caractefísticas de "modemización" y reformas del país. ES cuando el Estado veía con
más interés la necesidad de alfabetizar al indio, de quitarle sus tradicionales
costumbres, "culh¡rizarlo"; es decir, integfade a la sociedad nacional con "dignidad"
haciendose eco de las demandas de diferentes sectores, principalmente de los
me¿ios.(9)

Es que ya para la década del 30, se había vivido un período de acentuada y


generalizada agitación social con intensos movimientos sociales populares que

r72
articularon a diferentes sectores, dest¿cándose el sector indígena. Luego de la
repnesiórl la inupción de los secores medios en el poder cristalizó en un período de
mediación legal, que acogía levemente las demandas de los sectores populares
movilizados €n esta coyunh¡ra-

Así, el Estado emitió leyes tales como el Código del Trabajo (1938), Ley y
Est¿tuto Ju¡ídico de Comunas (193?) y otras disposiciones que pretendian proreger.
a los sectores populares dentro del marco legal. Así mismo se buscó implantar
medidas que perrnitieran superar la situación de los sectores más deprimidos. Esta
tendencia a legislar en favor de los grupos dominados cristalizó en forma más
acabada en la Constitución de 1.945 una vez que el régimen liberal se desplomó,
dándose paso a la definitiva imrpción política de las clases medias y del populismo
en el Ecuador.

cabe señalar que esta constitución acogió, entre otras, medidas dirigidas a la
población indígena centradas básicamente en la educación. En efeco el artículo 143
señalaba que: "El Estado y las municipalidades cuidarían de eliminar el
analfabetismo y estimularía la iniciativa privada en ese sentido. En las escuelas
establecidas en las zonas de predominante población india se enseñará además del
castellano el quichua o la lengua aborigen respectiva' (10).

Dentro de esta misma perspectiva se reconoció el quichua como lengua


nacional.

oras conquistas de la clase obrera y sectores populares se consignaron en esta


constitución. sin embargo, estas concesiones legales casi no tuvieron vigencia;
velasco Ibarra, caudillo populist4 rápidamente la aboüó así como reprimió al
movimiento social que lá impulsó. con esto, los intentos, aunque tímidos en favor
de los sectores populares, se suprimieron definitivamente, inaugurándose una fase de
represión y supresión de estos avances legales. En lo que respecta a la población
indígena, los escasos logros que venían instaurándose desde 1940, fueron
bloqueados.

En efecto, ya para 1940 el problema indígena había sido motivo de


preocupación de los gobiemos del continente, ante lo cual como una estrategia de
contrainsurgencia aplicada por el imperialismo en los paises latinoamericanos, se
impartió un estilo de política ofrcial continental.q'l consagra a partir del congreso
Indigenista Interamericano de Pátzcuaro (1940). (11).

Los lineamientos de este organismo se basaron en los planteamientos


interamericanos de post guerra que básicamente sostenían la necesidad del desanollo

173
del capitalismo en el agro, a fin de contrarrestar la presión de los movimientos
campesinos que se iban gestando por reivindicaciones puntuales que propiciaban una
ransformación esructural.

Para garantizar la aplicación de este plan de contra insurgencia (que asegure la


produccióru reproducción y expansión capialista), el Estado, auspiciado por la clase
dominante requería crear nuevas condiciones generales de reproducción de la fuerz¿ de
trabajo, que permitan la integración social de las clases dominadas, en este caso de
los sectores indígenas.

En esta perspectiva, el Ecuador pasó a formar partc del I.I.I. y creó una insútución
como contraparte local (el Instituo Indigenista Eiuaoriano) que dió acogida formal
a sus planteamientos ejecutando ciertas acciones de carácter indigenista paternalista
que no tuvieron rnayq repercusión (12).

Estos planteamientos sutilmente fueron contemplados en la Constitución de


1945. Su aboüción neutralizó esta escasa influencia y el natamiento de la población
indígena entró en una etapa de virtual oscurantismo con el Gobierno de Velasco
Iba¡ra, enEampado en la dinámica demagógica del populismo, cuyas perspectivas
escasamente tenían viabilidad, dada la crisis econórnica que experimentaba el
Ecuador de ese entonces.

La imrpción del boom bananero en 1!X8 imprimió al Estado la necesidad de una


vez más ensayar la modemización de la estructura productiva del país, apuntando
hacia la modificación de las estruch¡¡as tradicionales tales como la hacienda serana
donde ya se empezó a percibir conflicos sociales más agudos entre los trabajadores
y terratenientes. La ca¡encia de tiena venía a complicar la situación de la población
indígena a niveles imposibles de reÉisti¡.

En este sentido el desarrollo y "modemización" del capitalismo requería de la


mayor liberación de fuer¿a de trabajo indígena así como captar la que era arrojada
como produco de la crisis de la hacienda serrana y conducirla hacia las plantaciones
de banano. Esto implicaba para el Estado crear e increment¿¡ medios de integración
social para la población campesina indígena. Así bajo el gobierno de Galo Plaza se
inició en el agro ecuatoriano una acción sistemática dirigida al campesinado
indígena, la que estaba determinada por una política de carácter desarrollista
integracionista que de ningún modo insinuaba una real solución de estos problemas
como es la redistribución de la tiena"

Inserta en la misma política actuó la Misión Andina de Ecuador (MAE) desde


1954, adscribiéndose a una políüca de "desarrollo de la comunidad' que consistió en

174
ejecutu programas agropcuarios, de mejoramieno habitacional, salu{ educación,
organización de clubes agrícolas, de madrcs, fomento artesanal, descartando la
repartición de la tiena o el cambio esructural en la tenencia 113¡. * acción de este
organismo también se inscribió en la necesidad &l desanollo capitalista en el agro a
Eavés de la inserción gmdual de las economías campesinas en la lógica capitalista.

Con la MAE cobraron renovado impulso las funcior¡es integrativas del Estado
tales como la educación y el "desarrollo de la comunidad", cuya finalidad última fue
articular la economía campesina al mercado inErno corsiderablemente dinamizado
por el boom bananero. Además, con las políticas de la MAE se tendió a paliar y
conEolar la explosividad del campesinado sin afecar la estructura de la tenencia de la
tierra, origar y causa de la sit¡ación de la poblrci&r indígena en el Ecuadm.

Por otro lado, como parte de la estrategia imperialista, las políticas de


integración social de los pueblos indígenas, tales como "evangelización",
"civilización", alfabetización bilingüe, "desarrollo de la comunidad", entre otras,
fueron delegadas a las agencias y misiones extranjeras de origen básicamente
norteamericano. Desde 1953 bajo el gobierno de Plaza se suscribieron convenios
entre el Ecuador y el Instituto Lingüístico de Verano y, posteriormente, con el
Cuerpo dePaz de EE.UU. Desde ese entonces se oficializó en el país la intervención
de tales agencias sobre todo en comutiidades indígenas de la región amazónica;
desde entonces se propició la ocupación legitimada de los territorios de diversas
étnias del país por pafle de empresas interesadas en sus recursos naturales.

Las políticas de integración en base a la educación oorno se ha visto, han estado


preserit€s a lo largo del tratamiento estatal a la poblrción indígena; sin embargo, se
debe señala¡ que desde los años 50 y 60 el Estado empezó a ahondar estos esfuerzos
y la alfabetización se constituyó en obligación del Estado, instaurándose la
educación bilingüe como un medio efrcaz pua alcanzar la integración de la
población indígena, dentro de una política sustitutiva que omite la problemática
cennal.

Todas estas políticas paliativas no incidieron en el mejoramiento de las


condiciones de la población indígena; por el connrio, se agu¡lizaron mucho más
con la nueva crisis del caprtal que afectó la producción bananera en el país. Debido a
esto se intensificó el desarrollo capitalist4 que exigía entre otras, la modernización
efectiva de la estructura agraria tradicional.

A este requerimiento del desarrollo capitalista y de la burguesía por modemizar


el agro se aunó la demanda de los sectores populares, específicamente del
campesinado indígena y de onos sectores sociales que presionaban al Estado por la

r75
rcalizeier de la Refanna Agraria Esta situación dio paso para que la dictadu¡a
militr €mita la lra- I-ey en 1964. Desde ese entorioes el Estado pasó a contituine
en el mro del cmfli@ agraio.

Política desarrollista-productivista

Desde l98f se instau¡ó an el país un tipo de política estatal explícita de corte


produaivistaJesarrollista ví¡ rnodernización capialisa que caracterizó desde ese
entorces la política estaal hria el agro y la población campesina indígena.

Así cm el inperaivo de rnderniza el agro (a nivel de terrat€nientes como de


econornías cmpesinas) y bajo la cmcepción de subsumir el problema indígena en
el carnpe.sino (14), el Estado emF¡jó la reforma agraria. Esta, como ya se dijo, se
redujo a la eliminrción de las formas precarias de producción, a una limitada
distribuciiln de tierras de prqiedad de la Iglesia y del Estado y a la colonización,
disminuyado la gesiúr por tierras por parte de la población campesina indígena.

Estas polfticas, obviamente, no estaban dirigidas a la redistribución oal de la


pc esa raón ñ¡e un reducido s€ctor del campesinado el que se benefició con
tierra;
estas políticas, soctor que en el proceso se fue configurando como una pequeña
burguesía agnria significativamente diferenciada; ésta, al haber resuelto su
problerna de tierra erpezó a orientr sus reivindicaciones hacia aspecos punn¡ales y
alejados de lareivindicaciút cenral, conduciendo así su interés hacia los servicios
estatales y aspectos cr¡ln¡¡ales.

Con la tímida uiúr


de la primera refcr¡ra agrria no se solucionó el problema
de la tierr¿ ni p¡do tampoco detenerse la presión del campesinado, que reaccionó
con fuerza entre l<x años 70 - 75, cuando el gobierno, contando con recunos del
petróleo, reimpulsó el proceso de modernización del agro. Al promulgarse la
segunda ley de refama agrria se arnpüó, de alguna rnaner4 la redistribución de la
tierra cm el objeto de suprirnir definitivamente las formas precarias de producción y
deters el avanoe del rnovimiento campesino indígena; p€ro tampoco fue suficiente.

For ello, paralelamente a la disribución de la tierra, empezó a aplicane de


marcra más explícita la política de fonpnto agropecuario, que paulatinamente fue
sustioyendo a la redistribución de tierra. Así mismo se amplió la política de
colonización que afectó principahente a la población nativa de la región oriental,
hecho que suscitó un proceso rcentuado de organización de la población en defensa
de sus territaios.

176
La política de foneno agropecuario favoreció preferentemente a la mediana y
gran propiedad, con et objetivo de converti¡ las unidades campesinas de producción
en empresas capit¡lisas. Como producto de es!o, se fue configu¡ando por una parte,
una en(rme masa de campesinos pauperizados que quedó excluída de la distibución
de la tierra, y por otra, se fue consolidando una pequeña burguesía agraria
diferelrciada

Así con el predominio de una política productivista de fomeno y desarrollo


agropecuario, el problema indígena siguió hasta ese enlonces (1976) ausente y
subsurnido el problema campesino. Como ya se dijo, la demanda del campe.sinado
indígena se diversifrcó en tanto ir¡cidieron los intereses conducidos por la pequeña
burguesía agraria que emergió de la incorrecta e incompleta disuibución de la tiena.
Estas reivindicaciones diver¡ificadas estuvieron determinadas por tendencias
etnicistas e intereses productivistas, que coincidieron con el surgimiento de los
primeros grupos indígenas de corte etnicista que enfatizaron la reivindicación
emoculnual (15), dentro de una situación especial como es la suscit¿da en la región
amazónica. A esto se añade la confluencia de este tipo de reivindicaciones con el
proyecto hegemónico de la burguesía tendiente a apropiarse de la reivindicación
erricista en su favor.

En esta perspectiva, ya para esüos años (1977-19?8), constituyó un imperativo


para el Estado asumir políticas explícitas hacia la población indígena; fueron
momentos en que nuevamente se puso en vigencia el problema indígena bajo una
concepción eÍ¡icista.

En el año 197? esta tendencia se enfatizó influenciando en el discurso de la


política estatal, así como las reivindicaciones y tendencias políticas de determinados
grupos indígenas que empezarcn a actuar con el ánimo de crear un rnovimiento
articulado a las esferas oficiales, paralelo al Movimiento Campesino Indígena de
tendercia izquierdista

I-a incorporación de un nuevo lenguaje en el discuno oficialista (términos tales


como el "fespeto" a la "autodeterminación" y "valores de las culu¡ras autóclonas", el
derecho a la "prticipaciút" etc.), que a decir del Instietúo Indigenista Ecuatsiano, se
trataría de un replanteamiento a su poütica denominada "nueva acción indigenista",
se ObServó Claramente en las decla¡aciones vertidas en el "Primer EnCuentro de
(16), organizado
Poblaciones Indígenas del Ecuador" realizado en Conoco¡o enL97'l
por el LI.E. En é1,

...por unanimidad se acordó impulsar una docEina que


favorezca y consiga la AUTODETERMINACION DE LAS

t77
POBLACIONES INDIGENAS, en los procesos de cambio
socio económico y político que está sufriendo el país
..¡o¿¡ng¡6... (17).

En esta penpectiva ya se fueron configurando las pautas y lineamienos tanto


del discuno como de la práctica y política estatal hacia los indígenas que se puso en
vigencia en el período constiurcional.

Pralelamente, en tanto el proyeco burgués demand¿ba a noás de la liquidación


de las formas precapitalistas de producción y de la propia estructura de poder
radicional, la modemización de la sociedad nrcional y del apaato estatal (proyecto
al que debían subsumine los sectores dominados del campo y la ciudad), la
burguesía se planteó capt¡¡r a estos sectores bajo las formas de consenso democrático
burgués; esto, en tánto para la burguesía determinados sectores del campesinado
indígena y otros sectores dominados constiruían rédios elecorales y de legitimación
del gobierno, así como bases reales de una política económica de modernización.
Así se explicaría el denodado "afán" del gobierno constitucional por impulsar
medidas de integración y socialización de la población campesina indígen4 con
respuestas centradas en la cultu¡a y educación que privilegian una reivindicación
proveniente de sectores diferenciados y con concepciones etnicistas, funcionales al
proyecto burgués. Paralelamente continuó y enfatizó la política de fomento
agropecuario a cambio de la paulatina supresión de acciones de reforma agraria. De
est¿ maner4 se obviaron reivindicaciones centrales de la demanda general la tiena
los recursos naturales y los aspectos profundos de la reivindicación cultural.

En síntesis, el gobierno privilegió una política cultural hacia los indígenas,


reconociendo la especificidad cultu¡al de esta población; pero, en la realidad, al
restá¡sele apoyo a sus reivindicaciones fundamentales, afecó su continuidad cultural.

El problema radica en que el gobierno concibió a la cultura como un aspecto


superestructural separado de las mndiciones básicas que la sustentan. De allí que la
respuesta fue dernagógica en tanto no acogió las reivindicaciones básicas del
Movimiento Campesino Indígena, tendiente precisamente a recuperar y consolidar
las bases económicas de su producción y reproducción socio-cultural, algo que no
puede lograne al interior del sistema capitalista.

Se han presentado brevemente los aspectos más signifrcativos de las políticas


estatales previo a la apertura del período constitucional, donde se ha observado que
las políticas y el discuno han ido cambian&, adecuándose y haciéndose funcionales
a las condiciones que presenta la sociedad ecuatoriana sujeta al desarrollo capiBlista,
donde la tendencia central de las políticas dirigidas hacia la población indígena

178
históricamente ha sido la INTEGRACION al sistema capitalista.

En este período constiucional 79-84, qn interesa en este esu¡dio, se observó una


significativa variación en el estilo de la política estatal frente a la población
indígena. Como se trata de una coyuntura especial en la evolución de la política,
aquí se la destaca-

63. CARACTERIZACION SOCIO . POLITICA DEL PERIODO


r979-19E4.

Desde la década del 60, el país entró a un período de reformas económicas y


políücas económicas,que llevaron a la modificrción de las relacis¡es de producción
y la configuración de la nueya estrucora de poder denro del nuevo orden burgués
( l8).

En efecto, el sisrema político del país iba acorde con el desarollo capitalista
desigual y dependiente propio de una sociedad con heterogeneidad estrucural, dando
paso a la constitución de un aparato estatal de ca¡ácter periférico.

La institucionalidad del régimen burgués, bajo el ietorno a la forma


democrática, estuvo determinada por la estrategia imperialista para la superación de
la crisis económica del capitalismo monopólico que se caracterizó por la apücación
de políticas de' distensión combinada con la supresión de regímenes democráticos
populares, el control y la desmovilizaci6n¿" lut -¿s¿s (19).

En el país, el proceso de consolidación del Estado burgués periférico en base al


régimen democrático parlamentario impücó la aplicación de un conjuno depolíticas
de ransición que delimitaron su carácter y campo de acción (¿uJ, tales como el
establecimiento de la alianza burgués-oügárquica, el fortalecimiento del capital
financiero, la represión y desmovilización del movirniento popular y la apücación
de un proyeco de hegemonía hacia los sectses dominados.

Respecto a los sectores populares, este proyecto estuvo orientado a la


cooptación fundament¿lmente de la población campesina indígena y buscó ampliar
las bases sociales del régimen consútucional a través del sufragio y el voto a los
analfabeos; todo esto signiñcó aglutinr a más sectores de las clases dominadas y
propiciar una nueva correlacién de fue¡zas cur un ampüo consenso de estos sectores.
En esta perspectiva, se buscé reestructufar en la sociedad civil las formas
democráticas de consenso.

r79
Como se sabe, tradicionalrente la oligrquí4 denro de su insrumentalización
de medios integrativos hrcia las clases dominadas y la búsqueda de homogenización
cultr¡ral para la constiu¡ción nacional, fue incapaz de contemplarlas en su discurso y
peor aún poner en práctica políticas estatales pertinentes, aspecto común a las
clásicas políticas segregacionistas e incorporaüvas orientadas hacia la población
indígena-

En cambio, pra
la nueva burguesía que corfigura la nueva estrucEra de poder
dominante, la creación de otras relaciones de dominación y de consenso a través de
medios intregrativos hacia las clases dominadas, constituye una condición para la
reproducción capitelist¿ y ve estas acciones como requisitos para la formación y
desrrollo del capial.

En este sentido, las clases dominantes del país se vieron ante el imperativo de
crcar nuevos medios integrativos que recojan elementos de la cultura popular o
nrcional de carácter político e ideológico. Asi la nueva clase burguesa industrial y
financiera fue la portadora de un pnoyecto con características hegemónicas destinado
a las clases dominadas, que se puso en práctica en el proceso de retorno y en el
período constitucional conro eje para el ejercicio de la dominación.

Por otro lado, ante la pérdida de vigencia de los partidos políticos tradicionales
seconfiguraron los nuevos partidos representrntes de las fracciones de la burguesía
que buscaron ampüar esta rcpresentación hacia los sectores populares, en clara
disputa con los partidos de izquioda

Este proyecto, sin embargo, tuvo una limitación rcal: su dependencia del orden
económico capitalista monopólico que imprime los marcos posibles de desenvoltura
política. Es así que, ante una nueva coyuntura de crisis del modelo de acumulación
capitalista monopólica (21), el FMI hizo que el gobierno aplicara políticas
económicas que acogían obedientemente las imposiciones del organismo
imp€rialist& quedando de esta fcma la economía del país más subordinada al capital
financiero i¡¡¡¡¡¿sis¡al (22).

Obviarnente, todo el peso de la crisis cayó sobre los sectores populares que
tuvieron que absotber los efectos de las medidas económicas impuestas por el
gobiemo y el FMI. Estas medidas se orientaron hacia la implementación de políticas
de 'precios reales", supresión de subsidios (gasolina, trigo) restricción de
importrciorrs etc., lo que provocó la rcduccióniel poder adquisitivo de los salarios,
el crecimiento del desempleo y la migración (23).

Por oho lado, se bajó los aranceles a las importaciones y se favoreció al capital

180
extranjero con una legislación que pernritió el acceso de capitales forá¡reos. En fin,
se aplicó las "recet¿s monetaristas" y se puso también en práctica un "Plan de
gstabit¿ación" con el que se trató de dinamizar las exportrciones (24). Con esto se
reveló el carácter del modelo económico a implementarse y, consecuenten¡ente, las
medidas adoptadas en "favor" de los sec0ores dominados resultaban viables en la
medida que se ajustaban al esquema y potenciaban su base económica hacia la
acumulación capialista. Las economías campesinas, oonro ya se dijo, constituían
un sector suceptible de apoyarse con miras a consoüdar un mercado interno de
bieries de prirrsa necesidad y neuralizar el cmflico saial en su seno.

A pesar de las medidas tomadas por el gobierno, la c¡isis no se superó; nrvo


mucha dificultd en el pago de la deuda pública y privada (2t. Así los efecos de la
crisis sobre los sec¡ores populares así como para ciertos sectores del capital
generaron un agudo conflicto smial. El desconteno popular se empezó a manifestar
desde los inicios de 1982, siendo una de las rnáximas expresiones la sexta huelga de
octubre del mismo año, que aglutinó la protesta de diversos sectores sociales,
fundamentalmente pequeños comerciantes, obreros, estudiantes, campesinos e
indígenas (26).

Cabe observar que la participación de los campesinos e indígenas en la referida


huega de octubre fue en base a un conjunto de reivindicaciones específicas tanto de
carfuts clasista como etnicista; no obstante, no coincidieron en su totalidad con
las reivindicrciones levmtadas pu el FUf, demostrándose una vez más la escasa
capacidad de esta central pra absorber efectivamente la demanda de la población
campesina e indígena en su plataforma 6" los¡¿ (27).

Frente al descontento de la población campesina indígen4 el gobierno responüó


con represión y nrcdidas potiticas productivistas dirigidas a sectores medios del
campesinado indígena matizadas por un discurso etnicista. Este tipo de respuesta
fue acogida por sectores que sosüenían reivindicaciones atomizadas y funcionales al
gobierno, situación que incidió entre otros en el debilitamiento del Movimiento
Campesino Indígen4 ya seriamente afecudo pc la represi&r ejercida por la dict¿dura
militar en contra del movimieno popular.

En general, el respaldo popular con que inició el gobierno de Roldós-Hurtado


fue desgastándose y perdiendo respaldo. lás demandas de ciertos sÉtores populares
que de alguna manera empezarcn a serresponüdas en 19?9, paulatinamente fueron
cayendo en la posergación o atención pacializada en el gobierno de Hurtado, una
vez que des4ueciera el ¡residente Roldós.

181
Se le respondió a la población campesina indígena con un discurso etnicista,
añadido de una racion¿lidad tecnocrática plasmada en la práctica de los proyectos
DRI, FODERLJMA, Promoción Organizacional y Capacitación Campesina Indígena
etc. Al estar orientados fundamentalmenüe al campesinado medio, se acentuó el
carácter divenificafu de esta práctica

Cabe anotr que en estas condiciones, las demandas de las fuenas sociales del
movirniento popular no pudieron ser canalizadas a través de los partidos políticos;
esto demuestra la falta de representación política siendo el papel de los partidos sólo
funcional p_ara eljuego electoral y no un espacio real de participación de los sectores
popula¡es(28).

Todo este panorama sugiere que el sistema político del país se basó en una
democracia que h¡vo origen y desanollo débil no puede sino significar una aparerite
democracia rcpresentariva con un considerable predominio burgués, que no pudo
acoger las demandes de los sectores populares, entre las que se encuentra las de la
población campesina indígena del país.

En conclusión el Estado, se consolidó como insúumento de dominación,


asumiendo la forma democrática burguesa en su intento por ampliar su base de
sustentación y cooptar al movimiento popular en su favor. Todo esto bajo una
estrategia imperialista por superar la crisis del modelo de acumulación monopólica-

Con estos antecedentes más adelante se analiza el crácter de una política estatal
concreta frente a la población indígen4 entendiéndola como una esrategia burguesa
erraminada a controla¡ a esta población, sector importante del movimiento popular
del país.

6.4. POLITICA ESTATAL EN EL PERIODO CONSTITUCIONAL.

El Estado capitalista tiene como función básica crear y asegurar las condiciones
de reproducción de la fuetza de trabajo para la reproducción del sistema capitalist¿ a
través de la creación de condiciones que favorezcan la integración social de las clases
dominadas. Enfe éstas se encuentra concretamente la política social del Est¿do.

Con estas consideraciones se intentará abstraer los elementos esenciales y


cúrcterizar un tipo de política estatal ensayada durante el período constitucional
para los indígenas. Esto entendiéndose que se refiere a una política que se aplica en
un nomento determinado del desanollo de la sociedad ecuatoriana y del avance de la
organización de la población campesina indígena, bajo una forma de gobierno: la
democracia representativa.

r82
Previanrente, se recoge de manera breve algunos aspectos que contextualizan y
proyectan la expücación del carácter de la política apücada por el Estado hacia los
indígenas.

El movimiento popular y particulannente el campesinado indígena acusó


notable debiütamieno en su fmrna de lucha en la ryoura del período consdn¡cional
(1979). Aquí, cabe una mirada reEospecüva: La ofensiva represiva con que estuvo
cargado el llamado proceso de "feüorno" (197G1979) al orden constitucional, logró
debiütar la lucha política del conjuno del movimiento popular y específicamente
del campesinado indígena encerrado en la g,oblemática de la rcforma agrri¿ @9).

Como se conoce, el referido proceso de "retorno" estuvo, entre otros,


acompañado de la aplicación de políticas agrdias que cotórjerur a la paralización de
la reforma agraria, emisión de la I-ey de Fomeno Agropecuario y el impulso a la
colonización de "tierrds baldías".

En estas condiciones, la desmovilización y desarticulación del movimiento


campesino serano, se expresó claramente en la forma de lucha y en el carácter que
asumieron sus reivindicaciones, una vez que, prácticamente se cerró (en 1.975) un
intenso período de lucha por la tiena-

Así, la configuración de la demanda quedó supeditada al Estado y, como se


señaló en el capítulo anterior a los inEreses inmediaos de un sector de la pequeña y
mediana burguesía agraria mediatizada por reivindicaciones que apuntaban hacia la
modernización y acumulación capitalista en el agro. Así mismo, se halló
acompañada de reivindicaciones etnicistas, presentes sobre todo en el proceso
organlzativo de la población indígana de la costa y el oriente y en menor grado en
las organizaciones de la sierr¿

De esta numera el carácter de la dernu¡da de este secmr social fue cambiando y


diversificándose, observándose que ciotas reivindicrciones de la demanda general se
fueron articulando y haciéndose funcionales al proyeco de integración y de
desarrollo productivista de la burguesía-

Este surgimieno de intseses diversificados al interior del campesinado indígena


fue &sfavorable para la formación de una cq¡ciencia de clase. Efectivanente, cuando
aparecieron diversos intereses al interior del campesinado indígena, surgió la
desunión a consecuencia del acceso diferenciado que tienen ciertos grupos a
concesiones del Estado bajo el argumento de su "singular identidad étrrico+ultural".
La constatación del problema indígena de selvA denro de su especificidad, va a
plantear t¿mbién un elemento de discordancia y difícil manejo a los planteamientos

183
facor ocupacional (campesinado) denro de una línea que
clasist¿s que destircan el
igualnrente destaca la penpectiva económica de la lucha indígena por la tierra.

Son estas las condiciones en que el movimiento campesino indígena, al igual


que el conjunto del movimieno popular, quedó supeditado al proceso de "retomo" al
régimen constitucional, limitando sus formas de lucha a la mera "participación"
electoral.

Ante estas condiciones los candidatos de la burguesía desarrollaron un


demagógico discuno que captó a grandes sectores del campesinado indígena a üavés
de enunciados que acogían en la retórica "antiolígárquica" y democratizante
requerimienos concretos de esta población, tales como reforma agrariA err¿dicación
del analfabeúsmo, voto a los analfabeos, justicia social, e!c. Dentro de este m¿¡rco
de contradicciones, el partido populista CFP, en alianza con la DP, capitalizó el
apoyo de grandes sectores del campesinado indígena y otros sectores subalternos.

Bajo este contexto es que, para la apertura del régimen constitucional, se


presentó, por un lado, el debilitamiento y desmovilización del movimiento
campesino indígena, de corte clasista, y por otro, el surgimiento de grupos con
tendencias etnicistas y reivindicaciones que fueron cooptadas por el nuevo gobiemo.
De esta nnnera el fenómeno de resurgencia étnica en el país apare€e en momentos
de crisis de debilidad del movimiento campesino indígena y el rebrote de los
planteamientos etnicist¿s de un considerable sector avocado al riesgo de su extinción
como pueblos. Así se observó que el efecto del proceso de acumulación capitalista y
consecuente debiütamiento de las organizaciones se expresó en el surgimiento de la
tendencia etnicista al interiorde ciertas organizaciones que empezaron a proliferar en
el país. Esta tendencia exacerbó la reivindicación cultural, fomentando una falsa
escisión en la demanda general del campesinado indígena, asp@to que influyó en la
división y la falta de lucha unificada del campesinado indígena y del movimiento
popular. El fenómeno de resurgencia étnica conducido bajo este tipo de posiciones
se constituyó en un síntoma de debilidad del proceso de lucha clasista del
movimiento campes ino indígena.

Cabe señala¡ aquí que lo émico y lo clasista no son cosas distintas. En la falsa
separación actúan posiciones etnicistas (pequalo burgués) que niegan la posibiüdad
de analizar la situación de los grupos indígenas inserta en la lucha de clases, aún a
(30).
riesgo de perder la perspectiva ot¡"ti"u de ú otalidad soc¡al

Fsta situación permite ver que la tendencia ehicista contiene elementos que son
funcionales al proyecto burgués de integración e impide la potenciación de los
elementos étnicos, los que deberían servi¡ como instrumentos que fortalezcan la

184
lucha y fo)€cto popular de liberaci&.
De todos modos, ante la crisis y complejidad que vive el movimiento
campesino ir¡dígena, la burguesía rmd€fliizarE, a través del Esüado, i¡nplennntó un
tipo de política productivista que desplazó las reivindicaciones centrales de la
poblri<h campesina indígen4 pro),Ecta¡do tanO el discuno como la páctica de una
política neoindigenista reformista Así el gobierno paulatinamente se fue
ryrqiardo de deerminadas reivindicrci<¡nes ctrbistas que con árfasis errpczaon a
levmtar algunas orgmizriores indígenas que surgierur an esr período

Histúicanente se ha de¡mtrado que la irrcaprcid¡d del Estado periférico para


genere una rcspuesta a las reivfudicaci<¡rps estrucurrales, ecqrómicas fundan¡cntales
de los sectores subalEmos y específicannne del campesinado indígena (como es el
caso de la tierra) y al mismo tiempo detener la tensión de esta población, ha llevado
al Estado a plantear políticas de asistencia fijadas én reivindicaciones
superestn¡ct¡¡ales. Esa siunción de hecho tiene su explicación, co¡no se sugiere en
la siguiente cita

...Cuando el campesinado amenaza con convertirse en un


movimieno político fuerte, bajo las bar¡deras ideológicas de
identificación y defensa de la cultur4 la burguesía puede
permitine el juego demagógico y populista... de aceptar y
más aún aceptar pat€rnalmente corno ta¡ea del Estado la
"defensa" y "consetrvrción" de las culturas autóctonas...Con
ello, 'desinflan, desmoviliza, coopta el rigor de los
npvimientos reivindicativos sobre cuya base podría forjane
una unidad política de mayores ¿¡sarces... (3 I ).

cm esto se evidencia que cuando el movimienb indígena de mmera auténüca


empezó a utilizar políticanente los elementos étnico culturales conro instrumento
de una forma particular de lucha que fortalece al conjunto del movimiento popular,
inmediatamente la burguesía aprovechó el debilitamiento que atraviesa el
movimicno popular y especíñcanrne del campesinado indígena paa propiane
de
estm elementos, acentuando la desnrovilización de la lucha populr.

Asi vale que quede claro que lo que aquí se af'ma no significa negar las
auténticas reivindicrciones érricas de las agrupaciones indígenas
ó.ort" érrico; lo
que habría que reflexionar es el hecho de que la reivindicación
de ca¡ácter
étnicocultural, constituyendo para importante de la demanda, estuvo en este
período rcspondiendo al üpo de articulación que q¡vo la protesta popular, y
especíñcamente la del campesinado indígena, en circunstancias en.que
esruvo

185
controlada por la clase dominante y bajo la cor¡ducci&r pequeña burguesa que llegó a
coincidi¡ con el proyeco burgués. Lejos de que este tipo de reivindicaciones sean
articuladas al proyeco de la izqubrda en la búsqueda de cambios estructurales, se
entramparcn, más bien en el juego de la instiarcimalidad burguesa.

Par¿ fines de la década del ?0 y en el contexto del proceso de "retorno", el


llamedo problema indígena tomó rctualida{ lo que despertó el inteés de diversos
sectoes sciales, prtidos políticos, intelect¡ales y del popio gobierno (32).

C-on el aseenso del gobierno de Roldós-Hurtado se asistió a un nuevo momento


histórico en que el problema indígena fue exacerbado en el interés de
apnovechab€3). gt propio discurso de Roldós denotó una evocación lírica cargada
de una ideología indigenisa crítica un extracto del rcferido discurso:

Hablo para esos humildes hermanos ecuatorianos...Hablo


para los centernafes de miles de indios, para mis hermanos
indígenas ecuatorianos, recordados en los discursos,
protagonistas de la novela, materias de poesía, objeto
permanente de explotación social y pretéridos (sic) en las
s6ras (34).

Esto correspondió a un p€ríodo en que, como dice Solórzano, se debe "volver la


mirada a lo indígena o bien ver lo indígena con nuevos ojos" (35).

En este punto cabe reflexionr si esle "interÉs" por el problema de la población


indígena conespandió a las auténticas reivindicacimes de esta población u obedeció
a una nueva estrategia de la burguesía para aprovechar en su favor el momento de
crisis del movimieno campesino indígena" Cabe concluír que lo que se persiguió
fue hacer &l "problema" indígena un factor de debiütamienüo y división del
rmvimienüo campesfun indígena.

Así los elenrcrrtos étnicos, pese a ser expresión estruchral y coyuntural de la


lucha específica de clases, €n este pedodo cobraron importancia pero dentro de una
estrategia que fue marcando las propuestas del gobierno y sobre todo su discuno.
Esto impidió que estas formas específicas de lucha del campesinado indígena
forblecieran al movimienO popular y específicamente al movimiento campesino
indígena

En efecto, el gobierno constiurcional fijó su discr¡no y práctica hacia el sector


campesino indígena ider¡tificfudole como base social de apoyo y legitimación del
sistema; así buscó abrir un espacio de relación €ntre las organizaciones indígenas y

186
el Estado en base al consenso, el diálogo y la consult4 con determinadas
organizaciones indfgenas. Esüo se presentó con cambios de enfoque, que ya no
correspondieron al estilo de indigenismo tradicional, tutela¡ y proteccionista de
antdo ajustándose a las nuevas condiciones de desarrollo de la sociedad burguesa y
al Estado modernizante periférico. En síntesis, se asistió a un nuevo momento en
que la clase dominante dio una rcspuesta manipulada y exacerbada al problema
campesino indígena donde la política hacia esta población esurvo determinada por la
ideología e interés del bloque de clases en el poder, en su intenüo de rnodemizar
definitivarsrte el Ecuador.

Esta puede calihca¡se como una gestión en la que el gobierno aplicó,políticas y


prácticas que corresponden a una nueva forma de inóigenismo lo que aquí se
denomina NEOINDIGENISMO. Esta ideología y práctrca se presentó como un
"indigenisrno crítico" que adoptó un discurso distinto al indigenismo oficial
radicimal de integración.

Vale prccisar que el neoindigenismo se centró en enfatiza¡ aspectos étnico


cula¡rales que ubican al problema indígena en un nivel superestructural; ide¡tiza los
sisüemas socio económicos no capitalistas, niega o vela las contradicciones
existentes en las comunidades indígenas (que cabe afrrma¡ existen por el hecho de
estar articuladas al sistema vigente a través de rclaciones sociales capitalistas de
p,oducción).

Al concebir lo étnico-cultural como elementos separados de la ot¿lidad social,


este enfoque tiende a ver a las comunidades indígenas como entidades autónomas que
en el proceso de integración deben articula¡se a un sistema moderno capitalista,
democrático a ultranza y respetuoso de la diversidad; esto, negando las
contradicciones reales presentes en cada sector social y los nexos estructurales que
unifican a todos los ámbitos socio-económicos dertro de relaciones de explotación
(36).

Esta clara forma de relegar las reivindicaciones auéndcas de un importante


seclor forma pare de una estrategia de dominación y un planteamiento general de
perfeccionamiento racionalizado del sistema. De allí que determinadas
reivindicaciones legítimas de los sectores campesinos fueron reconstituídas
separadarnente dentro del discurso y práctica oficial como planteamienos orgánicos
de la burguesía modemizante, empeñada en consolida¡ la sociedad nacional, con
reformas que no opan las bases que sostienen la esnucnra del sisterna capitalista
dominante.

La cooptación de determinadas reivindicaciones de la demanda popular y la

187
gestación de un consenso en favor del proyecto burgués de modernización
cctstituyeron componentes de una táctrcaya insinuada en períodos anteriores, pero
que definitivamente cristelizó coherenten¡ente en este período.

Para proporcionar mayores elementos, a continuación se examinan aspecrcs que


incidieron en la conformación de este discuno y práctica política del Estado,
caliñcada de neoindigenista

6.5. POLITICA NEOINDIGENISTA OFICIAL.

Esta política estatal dirigida a la población indígena se inscribe en el proyecto


capitalista burgués de integración y reproducción dependiente del mercado mundial
capitalist4 empujado en los últimos años, por la clase dominante a través de los
Estados en varios países latinoamericanos con población indígen4 como es el caso
delEcuadu.

Por el ca¡ácter de política "renovada" y "crítica" frente al indigenismo oficial


tradicional, se trata de un estilo de política que tomó elemenüos teórico conceptuales
de la corriente eE¡icista cuya práctica neoindigenista oficial es coherente con los
principios de las tendencias ideológico políticas, manifestados en regímenes
controlados por la social democracia ylo democracia cristiana de ciertos países
latinoamericanos. Esta situación curespondió al caso ecuatoriano.

Para contar con más elementos sobre las ca¡acterísticas, las formas de
y
lanifestación el grado de incidencia de la tendencia etnicista y, concreüamente, de
la política neoindigenista aplicada en el país en el gobiemo constitucional se
rEogen algunos antecedentes y aspectos sobre este tema.

La influencia indigenist4 el ca¡ácter y ciertas tendencias neoindigenistas en la


política oficial se percibieron claramente desde el Congreso de páucuaro en 1.940
que impulsó el I.I.I. En este Congreso se cuestionó las tendencias "etnocéntricas",
"evolucionistas", "asimilacionistas" del enfoque y práctica sobre la "solución"
del
problema indígena y se buscó ejercer una práctica adecuada en favor de estos
s@tores. Pese a los intentos poco se hizo al respeclo, lo que llevó a la posterior
"autocrítica" del indigenismo y a la brúsqueda de un nuevo enfoque (37).

De la serie de corgresos que ha organizado el I.I.I., con los países miembros de


la oEA para impartir orientaciqres políticas de rcción indigenista, la expresión más
sugerente del nuevo indiganismo o neoindigenismo se manifestó precisamente en el
VIII Congreso Indigurista en 1980.

188
Este congreso fue considerado como el evento oficial que marcó la nueva
orientación o lineamienos al indigenismo latinoanpricano, en el que se impuso una
"nueva política i¡digenista" que se apreció como conEaste, al menos en el discuno,
a la antigua política que se venía practicando desde 1940. Así, este evento se
presoró como el pütador de "nuevas ideas" proporcionadas porel "enfoque crítico"
de la Antropologíao an;ese entonces dinamizado por la polémica entre marxistas y
populistas (38).

Dent¡o de sus rsnendaciones se preconizó la revalorización de las culn¡ras


autóctonas, emitiéndose críticas "duras" a la integración indiscriminada de la
población indígena s€guida por el indigenismo tradicional, que únicamente
respondió a los grupoc de poder que han ido obedeciendo a presiones foráneas y de
progranu$ sociales que se han convertido en mecanisnos de desmoviüzación y en
estrategias para controlar y reprimir el avance de los niveles de organización y de
lucha de los indígenas (39). Denno de esta tónica, se buscó una mayor apertura de
los gobiernos hacia la participación de estos sectores en la esfera de las decisiones
gubemamentales. Como es obvio, no se cuestionó la naturaleza de los problemas y
siu¡ación de la poblaciúr indígena.

Esto en tanto se trató de precautelar el sistema, y más no los intereses de los


indígenas y más sectores populares. Así se buscó aplicar nuevas formas de
dominación en base a un nuevo discu¡so y estilo de política: el neoindigenismo
como parte del proyecto burgués.

En efecto, a manera de recomendaciones el VIII Congreso insistió que los


gobiernos deberían:

Reconocer la capacidad de gestión de las organizaciones


indígenas y su derecho a partlclpar en la gestión pública y
sobre todo, en el diseño y ejecución de las acciones que a
ellos les afecta. Esto supone respetar la independencia
y asegurar la autonomfa ¡especto del aparato del estado, de
los grupos de poder y de cualquier ota forma de -tutelaje-
que estas organizaciones requieren para gestionar sus
genuinos intereses. De manera especial se recomienda contar
con las organizaciones indígenas, independientes y
autónomas, para las acciones que se acuerden en este
Congreso y las que se efectúen en la ejecución del Plan
(40).
Quinquenal de Acción Inügenista 1¡lsrarnerisans

Todos estos pronunciamientos influyeron en la confrguración de la política

189
neoindigenista del gobiemo de Roldós-Hurtado. Esto se pudo observar claramente en
su ponencia oficial ante el referido Congreso donde se contemplaron
pronunciamiantos similales a los que difundió este evento y que formaron parte de
una incipiente política social frente a los sectoes indígenas.

En efecto, la ponencia oficial contempló críticas al indigenismo tradicional,


sobre todo destacando el defectuoso anfoque dado al problema indígena sin toma¡ en
consideración la "especificidad étnica y cultural" de estos pueblos; así también
criticó la institucionalidad ineficiente de los organismos oficiales nacional y
extranjeros encargados de la población indígena (41).

La propuesta del gobierno del Ecuador tendiente al "nuevo indigenismo",


contempló el replanteo conceptual y de la práctica del indigenismo, para lo cual
propuso que se debe reconocer la "doble vertiente de la condición de esa población",
es decir, su situación como clase social explotada y su "especificidad étnica". En
este sentido, se planteó la cuestión etnia-clase como aspectos a ser üornados en
cuenta por el gobierno en el llamado que se hizo a sus instituciones para "reconocer
su especificidad étnica y cultural", solicitándoles ser atentos con algo que de suyo
contiene contundenteS elementos de confadicción, como eS el de conciliar los
intereses de las clases dominantes con los de las dominadas. En este sentido, la
ponencia advirtió "enfáticamente" que la práctica de este nuevo indigenismo debe
"abandonar el paternalismo impositivo y utilitario que no responde a los intereses de
los indígenas", buscando garantizar su "participación" y el respaldo a sus
reivindicaciones.

Oro aspeco importante que destacó la posición del gobiemo fue su empeño por
¡rsegurar la "capacidad de gestión", el "derecho a organizarse" y la "autonomía' de
esta poblaciór¡ para lo cual debía encargarse de "asegurar el apartamiento definitivo
de las agencias que perturban el desanollo", enfatizando así mismo el ca¡ácter
nacionalista del gobierno (a2).

Se propuso como estrategia para alcnzar los objetivos del "nuevo indigenismo"
la apertura hacia las organizaciones indígenas, la necesidad de establecer relación a
través del diálogo entre las organizaciones y el gobiernq para de est¿ manera "tomar
en cuenia muy seriamente y
apoyar las iniciativas de las organizaciones' que
plantean indisolublemente reivindicaciones conjuntas como etnias". Cabe insistir
que este estrechamiento de nexos se centró en la atención a organizaciones de corte
(43).
ótnicista, con las que buscó generar interlocución

Esta propuesta y estrategia del gobierno se articuló a la creciente influencia de


sectores medios de tecnócratas profesionales ubicados en la esfera gubernamental;

190
los eventos, caminos y "alternativas" empezaron a proüferar. Uno de los más
significativos lo constituyó la reunión del Puyo, punto importante de la
('¡14).
"negociación" entre el Esa& y las oryanizac¡snes

En este evento se defrnió el carácter del discurso y práctica neoindigenista del


gobiemo hacia los indígenas. Por considerar importante, se recoge aquí aspectos
acerca de la relación entre las organizacbnes indígenas y el Estado que propuso el
gobierno en el serio de la rcferidareunión.

Es interesante destacar que, por prirnera yez, se explició desde las esferas
oficiales una especie de código de relaciorps Esado-cganizacistes que reconoció en
los indígenas la capacidad de gestión de sus orrganizaciones y dirigerites. Al respecto
cabe interrogarse si eso obedeció a la estrategia de cmptación o a una apertura
coyunh¡ral que evidancia un avance en la lucha popular en sus intentos de asegurarse
cuotas de participación favorables a sus intereses fundamentales en su proceso de
lucha. En este sentido, cabe continua¡ examinando los acontecimientos.

Para la concepción del Gobiemo, la relación entre el Estado'organizaciónes


indígenas fue considerada uno de los "problemas más importantes". Siendo así,
aseveró que "el Estado busca la relación dirccta con las poblaciones indígenas y en
especial con sus organizacionas (lo que) implica...un sin número de exigencias para
el propio Estado" (45). Para alcanzar esos objetivos, enFe oros (6), el Gobierno
se planteó como tarca prominente la realización de una acción "pronrocional" que
estuvo dispuesta según la política social del égimen no sólo para la población
indígena sino para todo el conjuno de sectores populares 6sl Ecuador (aD.

El énfasis en la "promoción" y "movilización" es sinomático en la medida


que sugiere una opción organizacional de la población indígena que entró a
cuestiona¡ cadavez más las líneas organizaüvas de corte clasista.

Dentro de esta aparente apertura se señaló las líneas "ideales" para una gestión
gubernamental: la política de participación popular hacia las organizaciones
indígenas señalóque tantoel gobiernocornolas organizaciones indígenas "deberán
no sólo negociar" sino también asumir la participación en problemas globales;
además indica que el gobierno ha "buscado discutir con las organizaciones
indígenas" no sólo los problemas puntuales que se van pfesentando sino "las
concepciones generales de las relaciones Estadoorganización" (aE). La tarea en
consecuencia, era buscar una importante veta de colaboración, sin que se considere
ni se cuestione los aspectos medulares de un conflicto social real. La solución
empezó a insinuarse como política hasta tcnane en jurídica y administrativa, dentro
de una perspectiva de perfeccionar y "racionalizar" el sistema vigente, sin afectar las

191
condiciones básicas de su reproducción, corno sistema fundado en y para relaciones
deexplotrción.

En este sentido, el gobierno planteó las siguientes medidas para la política


frente a las oganizrciores indígenas:

- El reconocimiento & las organizaciones indígenas en calidad de


"lnterlocutores prlvllegiados" respecto a los problemas de esta
población.

- "Apoyar" a las organizaciones en su desarrollo, €n tanto las considera como


"legítimas reprcsenumtes de los pueblos indígenas".

- "Instiu¡cionalizar" las relaciones entre Estado-Organizaciones Indígenas (49).

- Mantener "absoluto respeto por la cultura", fespeto que concibe como: la


"defensa de la pluriculturüdad del país" y el surgimiento de "formas de
desarrollo histórico propias"; como parte del "proyecto del pueblo
ecuatmiano de constuír una sociedad más culta y digna".

- La "defensa del derecho" y la capacidad de las poblaciures indígenas "a


organizarse independientemente y a tomar decisiones por su propia cuenta".

La referida política de "fespeto" debía concret¿rse en función de nes líneas de


acción:

1. Impulsar y fortalecer las formas de organización de la población indígena-

2. Fortalecer la participación en la toma de decisiones de loi grupos indígenas.


(50).
3. homover y difundir los valores culturales de los grupos indígenas ..."

Se mencionó una política sobre tierra y recursos naturales pero el énfasis de


la ponencia del gobierno ecuatoriano se cenüó en los aspectos acerca de la relación
Estado-Organizaciones Indígenas y el rescate de los valores culturales de esta
población. Con ello, se marcó una tendencia que prevaleció en adelante; es decir, un
interés por consolidar formas organizativas favorables al régimen, generar
"interlOcutores" y, a pattir de ellO, buscar SoluCiqres "Originales" a IOS prOblemas de
sus representados, en aras de la "unidad nacional". LaS soluciOnes estructurales
vendrían posteriofiriente, como frr¡o de estacor€sponsabilidad en las ta¡eas.

r92
La resplresta de las organizaciones fue muy heterogénea, donde se percibió
posiciones tanto de acept¿cióri como de ap€ru¡ra crltica a la propuesta o de virtual
rechazo a sus fundamentos y mecanismos de acción. La cautela y esce'pticismo
resultante no fue otra cosa más que la presenración de su autonomía dentro de una
coyuntura de negociación abierta por elementos progresistas en el ámbiO oficial.

Aunque, como ya se mencionó, lapoüúca neoindigenista que adoptó y aplicó el


gobierno para el traüamiento de la población indígena del país obedeció al proyecto
burgués capitalista no se puede dqiar de considerar que laconfiguración del discurso
y políticas del gobiemo conta¡on con el apoyo de sectores de intelectuales
virrutados al Esbdo y con oryanizasiones indígaras, que participaron e influyeron
en el diseño, cientación y formulaciónde las polítbas, actraliz¿ndo y enriqueciendo
(51).
sobre todo el discu¡so del gsta¿s

Dentro de la lÍnea de anátisis del comportamiento general del sector de


"inelech¡ales de Estado", Moreano hace not¡r la ter¡d€ncia sugerido de la siguiente
nrafier&

Nos referimos al predominio, o por lo menos a la gran


importancia que tienen en la escena intelecural los nabajos
de los economistas, sociólogos, antropólogos. No
cuestionamos, por supuesto, el catácter de las
investigaciones. Pero querenros llamar la atención sobre la
corrcspondencia de esa importancia con la ideología
tecnocrática y las demandas operacionales del Estado. La
coyuntura teórica...está de hecho, consünrida por la lógica
del discurso estatal. Los antiguos intelectuales del régimen
oügárquico, poet¿s y juristas han sido sustituídos por este
nuivo tipo de intelectuales ¿s Estade (52).

Al respecto, fue notoria la presencia y participacón de sectores intelectuales de


lapequeña burguesía con especialistas de divenas ramas. Cabe señala¡ que el sectcr
de antropólogos y üngiiistas tuvo papel notorio en la campaña antill-V y otras
ejecutorias, para lo que llegó a forma¡ un "Frente de Solidaridad con los Pueblos
Indígenas", de importante peso €rl la discusión del problema indígena an el país.

Esta panicipación, pese a las intenciones, cayó en la tendencia etnicista oficial


neoindigenist4 que se arrogó una condición "creativa" y "revolucionaria", con
matíz contestatari& pero que permitió un "flexible foceso de cooptación", ya que
tras de esa fachada revolucionaria se escondían posiciones de clase que
definitivamerite fueron manipuladas por la burguesía-

193
En efecto, el nuevo estilo de política que planteó el gobierno recurrió a una serie
de elementos conceptuales provenientes de la tendencia etnicista que fueron
configurando el discurso justificativo de su práctica. cabe observar que dichos
elementos conceptuales, teóricos, programas técnicos, etc, guardaron mediana
coherencia teórica (53) y, en el caso de programas para indígenas, de-ost aron una
tendencia ma¡cada a la crítica de la política e ideología traücior¡al. En este sentido,
se abrió un mofrento en que actuó una "nueva generación de cientistas sociales"
impugnadores de la concepción tradicional del indigenismo que, sin embargo, pese a
ser críticos, no pudieron superar su limitación de clase.

Esüos sec¡ores de intelectuales estuvieron bajo la influencia de la corriente


etnicista que respaldó las reivindicaciones de corte étnico cultural (la
autodeterminación, autonomía, la propia conducción de los destinos de los pueblos
indígenas etc.) y, en síntesis, defendieron y se identificaron con un discurso y
práctica neoindigenista en un régimen que, estratégicamente "se abrió" a las
organizrciones indígenas en la gestión estacal.

La siguiente cita recoge algunos aspectos que permiten reflexionar sobre la


participación de los cientistas sociales con tendencia autonomista (etnicista) en la
configuración de las políticas estatales:

...Pero loda la vitalidad manifestada en la denuncia se


resuelve en alternativas irreales, utópicas, cuando no se
impugnan los principios del orden social vigente, no se
busca posibilidades de cambio viables. Esta tendencia se
puede reconocer por la posición mantenida frente al papel
del Estado...Desde esta perspectiva se apoya al Estado...y se
le oüorga el papel de gran demiurgo revolucionario frente al
colonialismo y al imperialismo...Esta es la premisa
implícita en la acción del ala izquierda del aparato
burocrático, así como de todos aquellos que se le inco'rporan
con la supuesta esperanza de actuar desde el interior del
,¡r1.¡1¿... (54).


formación de estos intelectuales üene su trayectoria que cabe destacar: ya
desde las Decla¡aciones de Ba¡bados (1971-197?), de manera di¡ecta o indirecta las
posiciones etnicistas etnopopulistas influyeron en las políticas del gobiemo
constitucional a través de los intelectuales "progresistas" enquistados o cooptados
por el régimen. En estas declaraciones se propuso el tipo de reivindicaciones
etnicistas, con especial énfasis en el derecho de las poblaciones indígenas a la

t94
"eutonomfa" y la búsqueda de propias soluciones a sus problemas. La cita
siguiente evidencia este tipo de pensamienos:

(Apoya¡) al derecho que tienan las poblaciones indígenas de


experimentar sus propios esquemas de rutogoblerno
desarrollo y defensa, sin que estas experiencias tengan que
adoptarse o someterse a los esquemas económico y socio
políticos que predominan en un determinado momenúo. La
transformación de la sociedad nacional es imposible si estas
poblaciones no se sienten que tienen en sus manos la
(55)
creación de su propio ¿ssti¡s.-.

Bajo esta perspectiva es que esta declaración planteó una serie de "deberes"
estatales frente a las poblaciones indígenas. En ésta se llegó inclusive a determinar,
a nivel burocrático, la autqidad que debe encargarse de la relación con los grupos
étnicos. Esto se insistió en la "Decla¡ación de San José" de Costa Rica sobre
"Etnocidio y Etnodesarrollq" (56), donde se pidió hacer un llamado a los gobiernos
paraque se "sensibiücen" sobrela"pérdidadeidentidadcultural" que están sufriendo
las poblaciones indígenas de los países del continente, sinración que fue conceptuada
como "Etnoc¡¿¡s" (57).

Allí se pronunciaron los intelectuales por el "respeto a la identidad de las


culturas indígenas", en contra de la violación de los derechos humanos de esta
población, entre otros aspectos. Pa¡a ello se examinó:

...1a necesidad de contrarrestar el etnocidio y poner en


marcha un proceso de auténtico ehodesarrollo, es decir el
est¿blecimiento y la aplicación de políticas tendientes a
garantizar a los grupos indígenas el libre ejercicio de su
propia .o1¡u¡¿...(58).

Concomitántemente, se planteó el derecho de los grupos étnicos al


"etnodesarrollo", como una capacidad ¡utónom¡ de decisión de una "sociedad
diferenciada culturalmente", püt guiar su propio desarrollo y el ejercicio de la
autodeterminación en base a formas autónomas de organización, social y cultural.
En igual línea se reconoció el proceso de creciente autonomía y autogestión de los
pueblos indígenas, aspectos que había que impulsar y apoyar.Por otro lado, se
propuso la necesidad de la participacién de los representantes de los pueblos,
nacionalidades y efrias indias en todo lo que pueda afectar su destino; en este sentido
se instó a los gobiemos para que les den participac¡6n (59). Como ejemplo, se
mencionó que con ¡elación a la política de educación bilingüe y bicultural, las

195
organizaciones indígenas sean las que conüolen las políticas educativas "con el
apoyo del ¡5tado" (60)'

Compartiendo con Díaz Polanco, cabe afirmar que este tipo de declaraciones
neoindiganistas (ehopopulisas) no csttcflplan y "olvidan" que el Esado capitalista
tiene como función básica garantizar la creación de las condiciones para la
reproducción del sistema capitalista en función de los intereses de la clase
dominmte. For ello, gren en una "estadolatrían, €n ma ut4í¿ (61).

Como se puede observar en todos los pronunciamiantos que se recoge aquí se


prcsent¿n similares discursos en las reivindicaciones de tipo etnicista que comparte
la política neoindigenista; éso es, en la búsqueda de una solución a través del
Estado capialista burgués inserto en una sociedad clasista aspecto que no es ajeno
al Ecuadm.

En efecto, los planteamientos influenciados por la tendencia etnicista y la


propuesta práctica neoindigenista fueron impulsados y acogidos por el gobierno
constitucional. Esto, en tanto para el estilo de política neoindigenista (para la
integración renovada de la población indígena) consdnryó imponer una nueva forma
de dominación y la creación de condiciones que empujen el proyecto burgués de
desarrollo monopólico capitalista dependiente, preservando así el sistema imperante.

Asimismo, estos pronunciamientos fueron precisamente los que influyeron en


sectores de una pequeña burguesía obligada estnrcgfalmente a "participar" en los
procesos sociales coÍro factores tecnicos del "cambio" social. Por lo general fueron
neoindigenistas, que demostraron una actitud de pleno apoyo a sectores indígenas
con reivindicaciones etnicistas, cumplimieno un papel de presión frente al Estado
para que acoja diclras reivindicacisres.

A continuación se examina Írspectos de la política neoindigenista del gobierno


consútucional, expresados a través de determinadas prácticas @ncretas de acción
estatal, a efectos de ahondar el análisis en el sentido ya anotado.

196
NOTAS

t. Asf el iadigenismo se convierte en el conjunto de prácticas, políticas


e ideológicas que corresponden a las necesidades de producción capitalista y la
coostrucción nacional.

a Al respecto, cabe señalar que hacer un recorrido de las políticas estatales


implementadas por el Estado ecuatoriano hacia los iodfgenas es un tema
importante para otro estudio, que rebasa los objetivos de éste.

En lo que respecta a la población indígena sus objetivos, entre otros, fueron:


Destruirla base de la domioación política e ldeológica de la iglesia
lerrateniente serrana; eümina¡ el poder eclesiástico y su capacidad de cont¡ol de
la población; liberar a los indígenas para que puedan abastecer los
requerimientos de la fuerza de trabajo en la expansión de las plantaciones
cacaoteras de la cost¿. Cf. CIESE Rev. Acción, Na.5, Quio. 1980.

4. El concertaje era una obligación contractual establecida entre el lerrateniente y


el trabajador que redundaba en el endeudamiento progresivo de este rfltimo. Esto
arraigaba al trabajaüor y su familia en la hacienda, en la medida de que esta
deuda se transmitla hereditariamente.

). Se decretaron leyes que disponlan la creación obligatoria de escuelas


para los hijos de los trabajadores de las haciendas, a fin de hacerles "útiles a la
sociedad".

6. Paralelamente se dispoolao medidas tales como: exoneración de impuestos


por el comercio de ganado; baja de cos¡o de la sal; übertad en el uso de las
aguas de vertientes; eüminació¡ del alcoholismo, facilitar la inmigración del
trabajador... Cf. CIESE, 1980: pág. 19.

1
La Revolución Juüana fue una expresión de los secüores medios que desbordan
a la revolución liberal con planteamientos de tipo socialista, aspecto que
inaugura una época de apertura estatal frente a la problemática de los seclores
explotados.

r97
8. En esüe marco es que se creó el Ministerio de previsión Social y Trabajo,
que eDtre oEas cosas, actuó como mediador entre los litigios de comuneros y
hacendados.

9. En esla época se destacó el libro de plo Jaramillo A. "El Indio


Ecuatoriano" (1922) que fue una de las primeras manifestaciones de la literan¡ra
sociológica indigenista. sin embargo, esta década que se denominó de la
"generación del 30" es en la que más énfasis se dio a la denuncia sobre la
situación de la población indígena, situación que trató de interpretar la literatura
indigenista de la época (a saber, novelas y relatos tales como: "plata y Bronce"
de Luis Martfnez y "Huasipungo" de Jorge lcaza). Alejandro Moreano ha
caracterizado a esta generación asl:"... la generación del 30...crea una literatura
fundada en la vida y la creatividad populares, inauguró la literatura nacional
ecuatoriana. No solamente en la perspectiva de uD Duevo lenguaje sino en sus
contenidos la denuncia de la explotación"," El Escritor, la Sociedad y el poder"
en La Literatura Ecuaforiana en los últimos 30 años, Ed. El Conejo, euito,
1983: pá9. 105. Cabe por ot'o lado, señalar que la "generación del i0,, estuvo
determinada por acontecimientos como el 15 de nov. de I9Z2, la guerra civil de
los "cuatro días" de 1932, la crisis de 1929, que son hechos que incidieron en
la corriente literaria de la época. cf. cueva, Agustln. "El Mélodo Materialista
Histórico aplicado a la periodización de la historia de la literatura ecuatoriana",
en revista Casa de las Américas Na. 127, La Habana, 19g1: pág. 40. por otro
lado, la "generación del 30" tuvo la influencia proveoiente de hechos de la
historia latinoamericana y mundial la Revolución Rusa y Rev. Mexicana, que
repercutieron en la vida política y cultural de los pafses y la revolución del
contineDte.

10. CIESE, 1980: pág. 19.

11. cf. convención Internacional relativa a los congresos indigenistas


interamericanos y al I.l.I., diciembre de 1940, México, 1952.

t2. El I.I.E., ¡ació en 1943 para cumplir con los compromisos adquiridos en
el congreso de Pátzcuaro. su primer director fue Pfo Jaramillo A. Dentro de sus
ejecutorias estuvo la realización del v congreso Interamericano eD euito en
1964. Según uno de sus ex miembros, el I.I.E, fue una congregación de
indigenistas que se dedicaron a llevar a cabo accio¡es en ,,favor,, de los
indlgenas pero "sin cumplir doctrinas". Cf. Rubio, G. prólogo ai libro ',El
Indio Ecuatoriano" de Jaramillo, A.P. Corporación Ed. Nacional, euiüo, 19g3.
Según versa el Balance del Indigenismo realizado por Alejandro Marroquln, la
función del I.I.E., era "...estudiar el problema indígena en todos los aspectos,
para procura¡ el mejoramienúo de las condiciones de vida del indio ecualoriano,
como problema propio del pafs y en general colaborar con el mejoramiento del
indio..."lnstituto Indigenista Interamericano, México 1977: pág. l7I.

198
13. L¿ MAE, creada por organismos intemacionales, se nacionalizó en 1962
para luego en 1972 pasar mediantc decreto a fornar parte del Ministerio de
Agricultura. Desde su conformación firmó acuerdos con la OIT, la FAO, la
UNESCO y la OMS, para la "asistencia técnica" destinada a .promover la
incorporación económica y social de la población indlgena dentro de la
comunidad nacional Marroqulu, 1977: pág. 50.

t4. En esüe perlodo hssta 1977 prácticamente está ausente "lo iodígena", todo
el problema y su tratamiento se redujo a establecer medidas para el
"campesinado".

15. Caso del inlento de conformación del "Movimis¡to MODELINDE,, Cf.


Revista Nueva N0. 44, 45, 46. Aqul se aprecia los primeros intentos
organizativos y manipulación del problema iudlgena por parte de tendencias
etnicistas "autonomistas".

16. según el I.I.E., a este even¡o asistieron represenrantes de los grupos


étnicos cofán, Sioo4 secoya" shuar, Achuar, euichua del orienle, saraguro,
chibuleo, cañari, cayapa, etc. cf. Declaración del primer Encuentro de
Población Indlgena del Ecuador-Conocoto, 1977.

t7. Boletla del I.LE, Na. 1, 1977: pág. 8. Subrayado en el lextjo.

18. Cueva, A. 1980; Guerrero, A. y euiotero, R. Vf.

19. El proceso de "retorno" a la democracia en el Ecuador estuvo marcado por


la fuerle represión al conjunto del movimiento popular y subordinación de la
pequeña burguesía. cf. "crisis de la lzquierda y perspectivas polfticas en
el
momeoto actual" lQ8l.

20. Es preciso tJomar en cuenta que el proceso de "retorno,' tomó la vía de las
elecciones sin que se haya dado una relación sólida enEe representantes y
representados. Estos hechos determinan el carácter del "retorno,' al régimen
constitucional; esto da la pauta para comprender las grandes limitaciones con
las que se gesta y desarrolla la nueva forma de gobierno: la democracia
representativa. Mediante el proceso de reestructuración jurldica del Estado
no se
produjo el traspaso del poder de los militares a las fuerzas sociales
de la
sociedad civil. Este proceso significó un instrumento de legitimación
de la
oueva estructura de poder burgués y uaa nueva forma de control de las
masas
populares. En estas condiciones no se podla esperar o[a
cosa sino la',nueva
democracia" que se pone en práctica en el pars, sea una ',mascarada
constitucional de la dictadura de los aparatos de Estado,,. Moreano, Alejandro.
'La Tautologla del Poder y el lenguaje del pueblo" en Ecuador y'preserue y
Futuro. El Conejo, Quito, 1983: pág. 53.

199
2t. Las manifest¿ciones de la rcferida crisis en el pals se encuenFa en el fuerte
endeudamienlo externo; incubado durante las dictaduras milita¡es, que alcanzó
para 1979 los $2.818 rnillq¡ss, la bnrsca calda de los prccios de exportación
como es el caso del pctróleo que bajó en 1981 de $40 por barril a $32 en
1982, asl como otros sspectos que provocf¡ú una serie de contradicciones
estructurales del modelo de acumulación capitalisk. Cf. CAAP, 1982.

22. Ya para 1982 el gobiemo deslinó el 37% del presupueslo del Est¿do al pago de
lamencionada deuda externa. Cf. Chiriboga, M. "Crisis de Acumulación,
Democracia y Explosióo Social", Ecuador Debate N!. l, CAAP, Quito, 1982:
pás. 23.

23. Para 1982 la inflación alcaozó el 20.2% según dato oficial. Periódico HOY,
abril de 1982.

24. Como uD punüo central del programa estuvo la devaluación monetaria


incluyendo ua sistema de "miuidevaluaciones" diarias de $0.04 por dólar y la
aplicación de la Ley de Regulación y Control del Gasto Prlblico que afectó
básicamente el financiamiento de los proyectos de tipo social.

25. El efecto de las medidas, en particular la restricción de las importaciones


condujeron a una disminución de las importaciones en un L4Vo y un ftltil
incremento de las actividades de exportación en apenas un 0,7Vo a enero del
presente año (1983) en términos de su globalidad (de cuyo lotal las ventas al
exterior del petróleo representan el 56Vo) disminuyeron eD un Promedio del
l9%, y las expolaciones 3.9% debido a la fuefe sobre oferta en el mercado de
los precios que en el año anterior significó una reducción del 7%. Ciriboga, M.,
y Torres,V. "Programa de estabilización y protesta Popular" en Ecuador Debate
No 2. CAAP, Quioo, 1983: p69.9.

26. Est¿ protesta no pudo ser conducida por los partidos de izquierda, centro
izquierda ni por las propias fuerzas convocadoras de la protesta, como FUT
ceatrales sindicales, ya que fuerou "rebasados" por las fuerzas sociales
participantes. La izquierda se mantuvo marginada en la escena política y la
derecha aparentó su ninguna participación en las movilizaciones. Cf. Moreano,
A. 1983: pá9. 150.

27. Un punto de discordancia fue que las reivindicaciones del sector campesino
indígena no apoyaba la alianza entre el FUT y los choferes; esto fue visto
como una acción "anticampesina", Por cuanlo una pretendida alza de los pasajes
interprovinciales y rurales afectaba directamente a esta Población. También
incidió el que la demanda campesina e indlgena fue puesta en un plano
"secu¡dario" deotro de la plataforma general.

200
"núcleos de funcionamiento
28. Esta situación convierte a los partidos polfticos, en
oligárquico eu la gestión polftica poco transpar€nte a la presión de las fuerzas
socialés". Chiriboga, M. y Torres, V. 1983: pág' 29'

Efectivamente eo este perfodo se asiste a una situación que difiere de la


anterior
29.
(1975)quecorrespondióaunaet&paenquelaaccióndelmovimient'opopular
se caracterizó por iu lucha antioligárquica, antidictadur4 Por la democracia'..1o
que se expresó en tas luchas que desarrollaron el movimiento obrero, campesino
y estudiantil. Una de las más altas expresiones fue la huelga de 1975'

30. un caso concreto se constata en la relación que sostienen organizaciones


comoECUARUNARI€oNACNIEcuandoseobservaquelademandageneralde
éstas, acogen reivindicaciones tanto étnicas como de clase' Dlaz Polanco
que no lo
aclara, al áistlnguir lo que para él serlan los grupos étnicos de los
son, que los primeros too "gapot sociales", que, "al poseer su propia etnicidad
desarrollan formas distintas de ideotidad...lo étnico por consiguiente no es un
elemenüo extraño ( o incompatible con) lo clasista, y los grupos étnicos no
cit. por Bate' 1984: pág.53'
pierden pof ser tales su carácter y su ralz de clase",

31. Bate, Luis. 1984: pág. 121.

32. Durante la década del 70 y años 80 se abrió en el pals debates y discusiones


acerca de la situación de la población indígena. Este perlodo de difusión
pública
estuvo aFavesado por la apelación de ciertos grupos iodígenas que ponían como
ejes de discusión la revalorización cultural, el pluralismo cultural, etc' Por otro
ládo, cabe recordar el debate que se abrió al interior del ECUARUNARI a
partir
de posiciones étnicas Y de clase.

33. En el pals se han presentado momentos históricos (años 30-5G60- y, en este


caso, la coyuntura .79) en que la clase domiuante ha dado uoa resPuesta
exacerbada al problema de la población indlgena. El discurso indigenista y la
práctica de pollticas implementadas por la clase dominante a través del Estado
ie ha manifestado de diversas formas (programas reformistas, programas
asistenciales de integracióa). Cabe señalar que esta situación es una
característica que se expresa en algunos palses latinoamericanos bajo la
conducción principalmente de gobieroos popuüstas, sobre todo en la fase de la
industrialización por sustitución de importaciones, cuando a través del poder
polltico se impulsaron pollticas estatales de seguridad social.

34. Meosaje de posesióa del Presideote Roldós, agosto de 1979.

35. Solór¿ano, Mario. "El naciooalismo indfgena: una ideología burguesa' en


Antropologta, Cuaderno de Investigación, PUCE, Quio, 1984: pág' 27 '

20r
36. Entre los aspectos que más apela el discurso neoindigenista está la
"participación" , el "respe8o a los valores culturales", la "autodetermioación",
"auúonomla",etc. Todo esúo está determinado por un reformismo demagógico que
se inserta en uDa estructura social determinada por relaciones capitalistas de
explotación, que no son cuestionadas por esta polftica ni por la etnicista que la
origina.

Jt. Cf. Acta final VIII Congreso Indigenista Interamericano, México, 1980.

38. Apreciaciones acersa de que este congreso fue crfüco. Cf., en Anuario
Indigenista Vol. XL, México 19E0, Chantal Bané, 19E3; Informe oficial det
Ecuador, 1980, Ministerio de Bienestar Social.

39. Cf. Dfaz Polanco, 1981.

40. Acta Final del VIII Congreso Indigenista Inúeramericano, 1980. Subrayado en
este estudio.

4L. Cf. Ponencia oficial del 'hcuador al VIII Congreso Indigenista


Interamericano, 1980.

A' Según Barojov el nacioualismo y las luchas nacionales obedecen


fundamentalnente a los inúereses y posicioues de la clase que lo sustenta; eD
este caso concreto, el nacionalismo forma parüe del proyecto de integración de
la burguesía, por lo tanto, ese nacionalismo posee un contenido burgués. Cf.
Barojov, B. Nacionalismo y Lucha de Clases, Cuadernos del Pasado y Presente,
México, 1979.

43. Cf. Ponencia Oficial del Ecuador al VII Congreso Indigenista loteramericano
1980.

44. [.a "Primera Reunión Técnica sobre problemas de las poblaciones indígenas de
la Región Amazónica" se efectuó en 1981, tuvo el auspicio del Gobierno del
Ecuador con colaboración del I.I.I.; contó con asistencia de delegados oficiales
de los gobiemos asl como representantes de organizaciooes indígenas. Se llevó
a cabo en Puyo-Ecuador. Aquí se delineó una serie de estrategias y pollticas de
tratamieolo estatal al problema indígena de las poblacio¡es asentadas en la
región amazónica. Además este tipo de pollticas dieron paso a un hatamien¡o
general de la población indígena.

45. Cf. Ponencia Oficial del Ecuador, a la Primera Reunión Técnica 1981,
Ministerio de Bienestar Social.

2A
46. Se propuso "desarrollar la más seria preocupación por los problemas de las
poblaciones indígenas cn todas las insüh¡ciones estatales que de alguna manera
tienen relación o contacto con las mismas. Implica además el desarrollo del
personal técoico, en varias disciplinas, suponeri decisiones guberoamentales,
que deberáa e¡ muchos ca¡¡os superar celos de competencia insütucional o de
perspecüvas sectoriales, pero sobre todo, exige el desa¡rollar contacto con las
propias poblaciones aborfgenes..." Pooeocia Oñcial del Ecuador a la Primera
Reuniéa Técnica, 1981.

.+1. Cf. PND. 8G84 Vol. II.

48. Doc. Ministerio de Bienestar Social "Pautss para el tratamieoto Estatal de la


Población Indfgena", Quito, 1981.

49. Advierte que para evitar problemas de "cooptación" o "presión" hacia las
organizaciones indlgenas por parte de instituciones o funcionarios del Estado,
es de "vital importancia la iastitucionalización" de las relaciones
Estado-organización. Esta insütucionalización se plantea er tanto el gobierno
la considera una mnnera de eliminar el carácter de concesión que se le atribuye a
las acciones del Estado. Ibid.

50. Ibid.

51. "Este conglonerado burocrático en la cúspide del aparalo estatal es la piedra


angular de las formas institucionales de los reglmenes políticos
contemporáneos del tercer mundo -esencia de las estructuras de dominación en
sociedades estructuralmente heterogéneas y dependientes...La
seudodemocracia...conglomerado burocrático (que) se esconde detrás de una
fachada democrática (es) Io suficientsmeote elaborada para servir de paragolpes
polltico o como cortina de humo legitimadora" Evers, T. 1981: pág. 136.

52. Moreano, A. "El escritor, la sociedad y el poder" en I-a Literatura


Ecuatoriana en los Ultimos 30 años, El Conejo, Quito, 1983 (b) pág. 129.

JJ. cf. PND 80-84, proyeclos DRI, FODERUMA, ONAI-MBS.

54. Medina, A. 1.979: pág. 55.

)). Decla¡ación de Barbados 11,1977.

56. Esta reunión fue convocada por la UNESCO en 1981, donde particrparon
cientistas sociales, delegados de organizaciones indlgenas y de organismnos
intergubernamentales. La declaración resume las discusiooes alll realizadas. cf.
Bonfil, G., y otros, Anérica Latina: Etnocidio y EtnodesarrolJo, FLACSO,
Costa Rica 1982.

203
57. "Etnocidio significa que a ua grupo étnico, colectivo o iodividualmente, se le
niega su derecho de disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura y su
propia lengua". Ibid: 23.

58. Bonfil, G., y otros, 1982.

59. Ibid.

60. En el caso ecualoriano, este asPecto fue muy apelado por las organizaciones
indfgenas pafticipantes en el programa de alfabetización del Sobierno. Trataron
de cootrolar el programa de educacióo bilingüe, cosa que no 1o consiguieron. Al
respecto Cf. Reuniones indlgenas convocadas para el análisis del programa;
ciertos aspectos t¿mbién se analizarán más adelante.

61. Cf. Díaz Polaoco, 1978: págs. 23'2/l'

2M
CAPITULO VII
LA PRACTICA ESTATAL

7.1.- CAMPOS DE ACCION.

Se parte de la consideración de que, como ya se ha señalado, la función básica


del Est¿do burgués periférico, en una sociedad clasistq es la creación de condiciones
para la reproducción del sistema capitalista. En este sentido, la práctica estatal
específica dirigida a la población campesina indígena, que se denomina aquí
neoindigenismo, corespondió precisamente al carácler capitalista periférico del
Estado y smiedad clasista ecualoriana.

Así, la práctica que desplegó el gobierno constitucional hacia este sector social
fue funcional al sistema'e intereses hegemónicos de las clases dominantes. En este
sentido, la razón por la que el gobierno, a Eavés de su aparato estatal, desplegó una
práctica política determinada dirigida a esta población, respondió no a la necesidad de
legitimación de una determinada medida o práctic4 sino a la misma legitimación de
la dominación clasista.

El carácter de la práctica estatal estuvo determinada por las condiciones


estructurales que parten de la infraestructura hacia la superestructura; así, la acción
del gobierno frente al proceso de la producción y reproducción económica y social se
orientó a garantizar las condiciones que sustentan el sistema imperante. A través de
su práctica el gobierno buscó garantizar las condiciones de reproducción y
socialización de la fuer¿a de trabajo indígena a través de políticas y medidas tales
como: desa¡rollo rural, promoción organizacional, salud y fundamentalmente,
educación (alfabetización) y cultura (rescate de valores culturales). Estas actuaron

205
como medios integrativos y distensionadorcs que fueron asegurando cond.iciones de
subordinación del trabajador indígena a la relación social del capital.

Además a ravés de esta práctica estatal se intentó da una respuesta funcional a


las reivindicaciones de la población campesina indígan4 de las que, como ya se dijo,
privilegió las diferenciadas y las de carácter etnicista.

El fortalecimiento que hizo el gobierno a determinadas prácticas y medios


integrativos (cultura, educación) dirigidos hacia la población campesina indígena,
correspondió a la necesidad del capital de integrar a los sectores subordinados
(como es el caso de la población indígena) al proceso de rcumulación de capital, con
la generalización de relaciones capitalistas en una sociedad heterogénea como la
ecuatoriana-

En efecüo, bajo el impertivo del desarrollo capitalista periférico, el gobierno


constitucional intenó obtener el consenso de odos los sectores sociales impulsando
el proyeclo hegemónico burgués dirigido a los sectores fiopulares, destinado a
concilia¡ los intereses antagónicos de clase. como ya se indicó, con relación a la
población irdígen4 éste se cientó hacia la co.pt*ión de este sects sodd. para
ello, se propuso una práctica "democrática" que acogió algunas de sus
reivindicaciones, principalnrnte las que no modifican las bases del sistema; asi la
prárlir,a estatal buscó mantqrer la lógiz de la goducción y reproducción capitalista
y el predominio burgués de la socicdad ecsdoriana

Es en esta penpectiva que el réginren se planteó "rescatar" los valores de la


población campesina indígena" Al apreciar su aporte efectivo en la ampüación del
mercado interno, especialncnte en la producci& de bienes agrícolas de primera
necesidad, impulsó la economía campesina parcelaria -pirripalnarte rnedia- que fue
objeto de un tatamiento privilegiado por contar con condiciones de potencial
productivo más aptos a los intercses del modelo productivista de explotación
capitalista.

El objetivo fue, en consecuenci4 desplegar medidas que impulsen la efectiva


integración de la población indígena al desa¡rollo capitalista l¡s medios y políticas
aplicados para esta población se concretarqr en el privilegio de lo cultural (a través
de la educación y la promoción), como medidas paralelas que buscaron dar una
respuesta "positiva' a los secüores acomodados movilizados en función de intereses
diferenciados que acogían las ofertas furrcionales del Gobiemo.

Es bajo esta concepción que el gobierno planteó por primera vez una política
culural frente a los indígora contemplándola como un facüor imprescindible para el

206
desarrollo socio económico, sin ir¡cursiqrar en la reforma esüucürral de la sociedad
ecuatoriana"

La política neoindigenista del gobierno hacia la población indígena fue


configurándme mediante la apropiación de símbolos culturales, insnumentalizada a
través de las prácticas de instituciones y aparatos ideológicos dedicados a la
educación, cultura y promoci&r. En esE sentido:

...cuando la burguesía está consolidada económica y


políticamente en un terri¡orio nacional y una población,
sobre los que ejercen su soberanía está también capacitada
para ejercer su dictadura de clase bajo formas
democrático-liberales o populistas y presentándose como
conciliadora de los intereses de las distintas clases,
desarollará ideologías de "rescate" de las múltiples "raíces"
de la nación. Se apropiará de la profundidad hisórica de las
tradiciones culturales de las distintas eurias...(l).

A fin de integrar definitivamente a la población indígena al proyecto


sociocconómico del régimen, los mecanismos fuerqr sucediéndose coherentemente.
El Plan Nacional de Desa¡rollo contempló en varios de sus programas a la
población indígen4 planteando el reconocimienlo, respeto y fomento de sus
expresiones culturales, como garantía de una "nación con identidad propia', con
fisonomía múltiple, 'pluricultural" y "multiétnica". Para asegurar y controlar su
aporte a la sociedad ecuatorian4 el égimen propuso la "protección, conservación e
investigación de las culturas vernáculas", tratando de que la "acultu¡ación de sus
miembros no implique la'rcnuncia de sus propias identidades culturales" (2), en el
implício de integrarlos -conjugurdo tradición y modernización- en los términos de
la ideología burguesa dominante.

El concepo de "ecuaüorianidad", de este modo, pretendió fundi¡ en una sola


noción los intereses de la burguesía nrodernizante y los planteamienos sentidos de
un sector social const¿ntemente postergado; esto dio paso a la confcrnación de un
verdadero mito ideológico en manos de la voluntad estatal: la "unidad nacional".
Con ést¿ se intentó velar las contradicciones sociales y lograr la "integrrción física,
económica, social y cultural del Ecuador" (3), mediante la rnanipulación de los
símbolos culturales del pueblo.

El razonamiento fue: reconocida la condición pluricultural del Ecuador, la


superación de los problemas radicaba en propiciar la nivelación sociat de todos sus
miembros bajo la noción abstracta de "igualdad denno de las divenidad cultural".

207
Así, el gobierno hizo marcha¡ el aparato productivo sin recurrir a reformas
estructurales. Se limió a hacer ciertas concesiones sociales que no debían rebasar el
límite de la acción estatal para lo que recurrió a la apücación de medios integrativos
para la reproducción de la fuerza de rabajo. Bajo esta lógica buscó que la población
campesina indígena sea capaciAd4 afabetizada, etc., para lograr el irrcremento de la
producción agopecuaria y artesanal, el abastecimiento ba¡ato de productos de
primera necesidad para el consumo interno y la generación de excedentes para la
acumulación capitalista; es decir, la integración definitiva de la masa indígena al
prooeso de desarrollo capitalista

La búsqueda de la cristalización de este proyecto burgués se dio en torno a tres


vertientes de acción estatal claramente identificables y mutuamente
complementarias:

a) La política educativa y culural;


b) La política frente a los recursos productivos; y,
c) La política de promoción y organización popular.

El contenido de estas vertientes se sintetizó en el impulso de la aculturación,


empuje a la consolidación productivista de unidades de producción capitalista, así
como la estabilización de las fronteras agrícolas y la participación organizada de la
población campesina indígena en apoyo al proyecto del régimen.

Dentro del ma¡co global de tratamiento a los sectores populares, la política


específica destinada al indigenado apareció como necesidad importante. La
"solución" al problema indígena en realidad fue una opción para el capital nacional
y transnacional, empeñado en creí¡r condiciones de producción y reproducción
dependiente del mercado capitalista mundial de la sociedad ecuatoriana, sin opar la
estructura del sistema, en una salida fundamentalmente superestructural. Al
respecto, cabe reconstruir, aunque sea someramente, los contenidos de estos campos
derción.

7.2.. LA POLITICA EDUCATIVA Y CULTURAL.

La política de educación y cultura fue un medio más de integración y


socialización de la población campesina indígena al proyecO burgués de unif,tcación
nacional, control político, homogenización cultural e integración al sistema
capitalista. I.os contenidos ideológicos que infodujo la alfabetización y en general
el control político que se ejerció a través del proceso educativo buscó imponer la
concepción burguesa de la revalorización de la cultura. El Estado se_apropió de los
(4)i apuntó a la
símbolos rituales y más manifestaciones de la cultura indígena

208
apropiación de los elementos de cotiüanidad, al cuáater solitario y colectivo de la
comunidad indígen4 forzándolo a ser funcional al proceso capitalista, utilizando a
su favor las caracerísticas cohesionadoras propias de la cultu¡a indígena.

Pa¡a el gobierno la política de alfabetización y cultura significó el eje de la


política social hacia el sector rural y tuvo un papel complementario a la política
agraria de "Desarrollo Rural Integral", sin dar respuesta a las demandas
fundamentales de la población indígena; por el contrario, excluyó sus
reivindicaciones fundamentales, entre ellas l¡ tierra, para dar paso a un proceso de
cooptación y desmovilización a través de una práctica neoindigenista (en base al
impulso de lo educativo y cultural), como respuesta estatal a reivindicaciones
sacadas de la demanda general. De esta forma, la alfabetización cumplió un papel
esratégico y político en el gobierno demócrata cristiano, an la búsqueda de una base
social de apoyo al régimen.

El gobierno paaió de un discurso que contenía una serie de principios que


invocaron, entre otros, la "justicia social", la "democracia participativa", la
"movilización popular", la supresión de las "desigualdades"', insistiendo en la
necesidad de que se realice una "formación integral" que fomente la participación
organizada de la población en la autogestión del "desarollo comunitario" y el
pr@eso de integración nacional, dentr,o de la divenidad económic4 social y cultural
del país. Uno de los obstiáculos principales que impedía el desa¡rollo de la población
indígena radicab4 según el gobierno, en el alarmante analfabetismo existente en el
país.

Dentro de esta concepción general de la política social del gobierno se insertó


precisamente la alfabetización que, según opinión oficial, tenía un "nuevo enfoque"
que absorbía una de las reivindicaciones sentidas. Así, en el discuno, se manifestó
que:

...no habrá alfabetización científica de masas, democrática y


liberadora si paralelamente no se desarrolla una auténtica
reforma agraria que definitivamente sepulte los rezagos
feudales, si no se desanolla una política de nuestros recursos
naturales de defensa de la soberanía popular...si no se
desa¡rollan estos presupuestos la política alfabetizadora será
una nueva farsa y una nueva frustración para el pueblo (5).

El gobierno, ante el imperativo de ampliar los medios de integración de la


población campesina indígena a través de la educación y ante la reivindicación de
las organizaciones indígenas que exigieron la defensa y revalorización de las

209
rianifestaciones culh¡rales, la utilización de sus lenguas nativas, la solución de sus
fundamentales problemas (6), el acceso de las organizaciones al cqrmol del proceso
educativo, etc., empezó a configurar su respuesta "reconociendo" el carácter
plurilingual y multicultural del país. Para ello, impulsó la exprensión de los
servicios de socialización hacia la población campesina indígena, mediante la
puesta en ma¡cha de un ambicioso programa de alfabetización que poco a poco
empezó a cerrarse sobre sí misrno, perdiendo de vista el sentido "integral" del
pronunciamiento inicial.

Efectivamente, ya conformado el Plan Nacional de Desa¡rollo 80-84, el


gobierno se propuso reducir "drásticamente" el analfabetismo en el país y
"revalorizar" las lenguas y culturas nacionales. Denuro de sus objetivos planteaba:

- Que se impulse el dominio de la lectura y escritura por parte de la


poblrción campesina indígena;

- Que se redice la alfabeüación en lenguas vernáculas;

- Que el castellano sea un medio para propiciar el "diálogo intercultural" y la


integrrción nacional;

- Que la alfabetización sea un proceso de formación integral, pluralista,


unificadora, extensiva, realista, participativa y movilizadora.

- Que se propicie y amplie la participación de la población de cada


comunidad para que la alfabetización asuma un carácter solidario y de
"empresa colectiva" (se tiene interés de integrar la educación a la vida
cotidiana de la comunidadX

- Que la alfabetización tenga la capacidad de consolidar la "democracia


participativa";

- Que la alfabetización sea un "freno" al proceso de emigración de la


población campesina indígen4 etc. 0).

Como puede verse, los objetivos de este programa poco o nada aducían sobre las
condiciones socio-económicas que originan el analfabetismo en el Ecuador.

De odos modos, se invitó a todos los sectores sociales a "participar" en esta


tarea nacional específicamente a la "inteügencia indígena". La demanda de recursos
humanos fue enorme al contemplarse como metas reducir en cinco años de gobierno

2r0
la tasa de analfabetismo de2l.9% a5.2%, crear 15.0ü) centros de alfabetización y
contaf con 65.000 alfabetizadores, muchos de los cuales debían ser indígenas
(8). Es en este
docentes, promotores, que iban a ser capacitados por el gobie¡¡g
intento que se propició la cmptación política de nunerosos dirigentes indígenas y
campesinos quienes, pese a haberse forjado en la lucha política antidictatorial,
quedaron entrampa&s enEe el atractivo discu¡so oficial democratizante burgués y la
oferta de empleo individual.

Con esta intención prcviamente recurrió a estrategias de "co¡sulta" y


(9). En este
"negociación" con los repf€sentantes de las organizaciones indígenas
intento el gobiemo auspició una serie de reuniones de las que vale rnenciona¡ el
"Encuen6o Nacional de Culturas Aborígenes, Organizaciones Campesinas y
Asociaciones Barriales" realizalo en diciembfe de 1979, or el que se cqrci6 a varias
organizaciones populares para que participen en la creación del "Instituto de
(1 0).
Culn¡ras Aborígenes y ección Comunitaria; (INCAYAC)

lns planteamien6s de las organizrciones fueron rechazados por el gobierno y


este proyecto oficial se diluyó para posterionnente dar paso al programa de
alfabetización, en cuya concepción no tuvieron participación las organizaciones
indígenas, sin implicar para el gobierno tener que asumif paralelamente a este
prografna la solución de problemas agrarios. Este repliegue, no obstante, rindió el
resultado esperado: la cooptrción de funportantes dirigentes y la consecuente mayor
intervención estat¿l en las organizrciones, sobre todo de base.

Para la ma¡cha del referido progfama el MEC suscribió un convenio con la


Universidad Católica (cIEl) en enero de 1980 con el propósito de que esta
insürución se errcargue de c4acitar al pcrsonal indígena de "rnonitores, promotores
y capacitadores", elaborarel material didáctico, realizr investigaciones y en ganeral
ampliar las accior¡es de alfabetizrción en comunidades fudígenas.

Paralelancnte, el personal indígene fue escogido por el Ministerio de Educación


e incorporado en calidad de servidores públicos a la Oficina Nacional de
Alfabetización. De esta manera este penonal indígena se ubicó en un lugar
intermedio cono empleado del Estado y representante de la comunidad. Si bien las
organizaciones indígenas del país advirtie¡u¡ el peligo e inclusive.denunciaron la
(11).
intención, el nrecaniimo empezó a desprntr a niveles inquietantes

I-as organizaciones vieron como el Estado se apro'piaba de una reivindicación


hondanente sentida y la implenrentaba a su favorirrclusive aprovechando personajes
claves de las comunidades. En respresta, deterrninadas organizaciones empezaron a

2tl
formula¡ opciones alternativas de alfabetización y educación popular, enfrentándose
al Estado. Las instituciones del ramo, en cambio, mantuvieron la iniciativa de la
"negociación" con el propósio cooptador.

Para 1980 el MEC promovió un seminario en el campamento "Nueva Vida" al


que asistieron dirigentes delegados de las diferentes comunidades indígenas del país.
En esta ocasión nuevamente las organizaciones le plantearon al gobierno exigencias
que rebasaban la alfabetización, tales como:

- la solución de los problemas de tiena y de infraestructura;

- la derogaoria de las leyes de Fomento Agropecuario y SeguridadNacional;

- la expulsión del Instituto Lingüístico de Verano;

- la nominación de capacitadores por las comunidades y organizaciones de


base;

- unalfabeoquichuaunificado.

El MEc, esta vez acogió fcmalmente estos pedidos. Sin embargo las reuniones
convocadas por est¿ insütución se convirtieron por lo general en oportunidades de
las que se apropiaron las organizaciones indígenas para plantear al gobiemo las
reivindicaciones generales de esta población y no únicamente sobre aspectos de la
alfabetización. De esta forma se mantuvo un marco ambiguo de pugna y
negociación, donde la intención de las organizaciones indígenas fue influir y
presionar por soluciones a problemas fundamentales de la población y tratar de
obtener el control del proceso.educativo; aspec0o que, definitivamente no se
consiguió (12).

Esta disputa, que luego se amplió hacia la formulación de planes de Educación


Primaria Intercultural, en realidad configuró un espacio de lucha fundamental para
las organizaciones indígenas y sus representados. Efectivamente, frente a la
cmptación de dirigentes indígenas por parte del gobierno y el relegamiento de las
reivindicaciones esenciales de la población indígena, sus organizaciones expresaron
su rechazo a los programas de alfabetización.

De esta manera, en tanto la concepción y práctica del gobierno sobre la


alfabetización y educación intercultural no contemplaron las metodologías,
contenidos, mecanismos (pedagogía, material didáctico, etc.) y en general la propia
reivindicación planteada por las organizaciones, estos programas no lograron

212
consolidarse sin alcanza¡ las metas estrictamente educativas esperadas por el
gobiemo.

Indudablemente, denro de las políticas sociales que el gobierno dirigió a la


población campesina indígena, la que tendió a acentuar más el control político de
esta población, fue la de educación. Esta claramente tuvo el propósito de converti¡ a
la alfabetización en un insnumeno de col¡esión de lapoblación campesina indígena
(13).
en la perspectiva de ampüar la base social de apoyo al régimen

No está demás indicar que la alfabetización incidió en la aceptrción elecoral


considerable de la Democracia Popular en medios indígenas. Igualmente, cabe
mencionar que estos programas apuntaron cla¡amente a propiciar una política de
capacitación laboral y ocupacional considerable, en consonancia con los programas
productivistas que sustiuyeron a la Reforma Agraria. Esos aspecos serán tratados
en su oportunidad; por lo pronto es dable consignar su concatenación.

Desde la óptica oficial, el proyeco político de los programas educativos habrían


tenido éxito relativo. Sin embargo, en lo que respect¿ a la óptica de los
beneficiarios, la oferta de alfabetización del gobierno, que en principio generó la
espectativa de la población campesina indígen4 a medida que avanzaba el program4
se fue desgastando. Así el pmceso de alfabetización significó un factor contradictorio
y distante de los intereses de estr población.

La tan mentada "participación" fue muy limitada y no coincidió con los


términos de participación planteados por las organizaciones -y aceptados por el
MEC-. El hecho de que el hograma conó con penonal indígena de alfabetizadores
no significó que este grupo fuera portador de los intereses de la población y
organizaciones indígena¡, ni que tampoco se imponga a las decisiones oficiales.
Unicamente constituyó una forma de cooptación de dirigentes que pronto se
descoyunturó de las bases, aspecto que en su oporhrnidad fue impugnado por las
propias organizaciones :

El Programa de Alfabetizrción no responde a los verdaderos


intereses de la comunidad" Para la elaboración del Programa
de Alfabetizaciún no existió la participación de
organizaciones campesinas. Los alfabetizadores no
coordinan con las organizaciones existentes en las
comunidades, realizan trabajos aislados. No existe
participación de los adultos en la alfabetización. El
alfabetizador no participa en las reuniones donde se discute
los problemas comunitarios. El alfabetizador no es

213
capacitado, tampoco maneja los problemas comunitarios, es
decir, no crea método reflexivo, crítico frente a los reales
problemas que atraviesan las comunidades del sector mral
(14).

En estas condiciqres la arción alfabetizadora no fue un factor de moviüzación y


fortalecimiento organizacional para la solución de los auténticos problemas de la
población campesina indígena; de ahí que antes que salir fortalecidas las
organizaciones, se debilitaron en este proceso, incidiendo en la desmovilización de la
lucha unilicada de la población campesina indígena y del conjunO del movimiento
popular (15).

Sin embargo, pra el Movimien¡o Campesino Indígena enfrentar esta polftica de


desmovilización del gobiemo constituyó -aunque de manera limitada- cumplir un
papel importante en la lucha de coyuntura. Las organizaciones indígenas lucharon
por apropiarse del proceso alfabetizador para presionar -a propósito de la
alfabetización- por el conjunto de la demanda del Campesino Indígena. En muchos
casos esta situación tornó a la alfabetización en un medio de cohesión utilizado por
las organizaciones en favor de sus propios procesos organizativos.

De esto lo que queda claro es que para la óptica del Movimiento Campesino
Indígena la reividicación por educación, defensa de sus valores culturales, etc., no
puede tener sino una solución estructural y global; no puede reivindica¡se la cultura
si no se ha garantizado las condiciones de reproducción y continuidad cultural; en
esto, las organizaciones son claras:

El rescate cultural que no reivindica nuestro derecho


irenunciable a la tien4 muesEa el verdadero inteés político
del gobierno o de disEaernos la atención del contenido real
de nuestra lucha y enfrentar al Movimiento Campesino. Así
impulsa el programa de Alfabetización que en sus
contenidos no contempla nuestra realidad de nacionalidad y
clase explotada" (por lo que esta debe) ser llevada por las
propias organizaciones teniendo efi cuenta sus contenidos,
nuestra realidad pasada presente y cual es nuesFo futuro.
Que junto a la alfabetizaciún debemos exigir nuestras
reivindicaciones básicas como la tierra, contra la
(16).
discriminación, la pobreza y otros..." (ECUARUNAn¡

En conclusión, la política y prácrica del gobierno constitucional, con relación a


la educación y cultura fue paÍe del proyecto hegemónico que las clases dominantes

214
pusieron en práctica -a través del Estado'para el ejorcicio de la dominación a los
sectores subordinados, en esE caso la población cupesina indígeria-

Denfo de este pfoyecto la educación y la culn¡a constituyeron medios de


integración y socialización de es¡¿ población, así corno instrume¡rOs de los que se
valió el régimen para ejercer la intervención y connol a la poblrción campesina
indígena. Estos medios de subordinación y dominaci&t ideológica se exltfesaron a
través de la cooptación, desmovilizrción y de la apropiación de símbolos y más
manifesteiones de la cultura populr indígena lo que en úttima instancia se radujo
en el debilitamieno y divisiúr de las organizeiorrcs.

Toda esta siü¡ación, se iriscribió dentro de la lógica c4italisa burguesa de creal


condiciones favsables para lareproórcci<fi del sisema

En esta perspectiva fue que el gobiemo privilegió las ¡eivindicaciones de


educación y cultura planteadas por las organizrciones de la poblacióft campesina
indígena; pero bajo los intereses y concepción burguesas de los contenidos
educativos y culturales, más no dentro de los prfurcipios que sobre la educación y
cultura propuso el conjunO del movi¡nienlo campesino indígena a través de su
demandageneral

7.3..POLITICA FRENTE A LOS RECUR.SOS PRODUCTTVOS.

Si bien el eje de ta política estatal frente a los indígenas se centró en el ámbito


educativo-cultural, existió la intención implícita de curducir a los "beneficiarios"
hacia programas socio'económicos de corte productivista todo esto dentro del
proyecto burgués de reproducción capitalista. El imperativo ñre ernprjr programas
de desanollo que viabilicen la "plena incorpoación" de los indígenas a la "sociedad
nacional". Sin embrgo, el goblema Oe la injusta distribución de la tierr¿ 117), no
llegó a ser tocado con profundidad; por el contrario, el problema fue diferido y más
bien tra¡sferido h¿cia las zonc de colonizrción.

Como ya se dijo, la política ag¡aria y de recursos productivos se caracterizó por


la virtual suspensión de la rdama agrria el auspicio producüvista a los pequeños
y medianos propietarios y la arremetida en teriorios nativoc para la explotación
capitalista.

El objetivo fue ampliar el nscado interr¡o e incrernentr laproducción de bienes


de prilrrcra necesidad; para ello, se desplegó una vasta campda de "promoción" y
"capacitación" técnica de la fi¡e¡za de trabajo rn califrcada, pra s¡ perfeccianamiento
e incorporrción apta al rnercado de rabajo en calidad de asalaiados.

2r5
Por otro lado, en t¿nto la política del gobierno se orientó hacia el fomento del
capital agropecuario y agroexport¿dor, los apoyos entregados a los campesinos e
indígenas no fueron otra cosa que parte complementaria y subordinada a esta práctica
fundamental. De esta forma, la política agraria del gobierno consistió en la
prolongación de la política que apücó la dictadura militar.

Es una ironía constatar que, mientras más se "dignificaba" al indígena, se


descuidaba la base imprescindible de esta dignidad, es decir, el sustento básico que
parte del usufructo libre de los recursos productivos.

En efecto el Plan de Desarrollo 80-84, determinó para el quinquenio las metas


productivistas de su política agraria:

- el incremeno de la producción y productividad agropecuaria en base a la ley


de Fomento Agropecuario;

- beneficiar a través de la reforma agraria a76.816 familias campesinas en un


área de 894.452 has, con un presupuesto de 2.800 millones de sucres.

- a nivel de colonización, aplicar un sistema semidirigido y una ocupación de


750.000 has, con 15.000 familias beneficiadas.

Pa¡a la aplicación de la política de Fomento Agropecuario, el gobierno se apoyó


en la Ley üctada en marzo de 1.979 por la dictadura a través de la cual se buscó
imponer una línea empresarial capitalista en el campo, minimizando la política de
reforma agraria, concentrando el interés en los proyectos DRI @esarrollo Rural
Integrd¡ (18).

Dentro de esta tónica el Plan Nacional de Desarrollo estableció como meta la


ejecución de 17 proyectos DRI, a cargo de la Secretaría de Desarrollo Rural Integral
(SEDRI). Estos proyectos, según el gobierno, tenían carácter prioritario y se
contempló como meta influencia¡ en 1.2 millones de hás y a65 mil personas.

En este sentido, la política agraria general convirtió al fomento agropecuario en


el centro de la política hacia el agro, y a ésta debían ajustarse los sectores
campesinos e indíguras sin que mediaticen las diferencias culturales tan elogiadas en
el discurso.

Esta política, al impulsar los DRI buscó articular todas las acciones
institucionales en un solo paquete de medidas, donde la reforma agratia no sea ofta
cosa que una parte de éstos (19). nn este sentido no se asignó importancia a la

216
redistribución de la üerra, sino a una estrategia que empujó al incremento de la
(20). los proyectos DRI debían
productividad de tipo empresarial en el campo
(21), así como
articula¡se a los de FODERUMA y Desarrollo campesino del MAG
ciertas acciones de colonización y de tirulación de tierras por reforma agraria, para
así garantizar que estas propiedades -las que están en áreas de los DRI- pasen a
constihrirse en sujetos de crédio.

Pa¡a la ejecución de dichos proyectos el gobierno contempló la dotación de


crédiüo, asistencia técnica, investigación, infraestn¡ctura de riego, planificación de la
producción y actividades agrícohs (22).

A través de esta política se pretenüó asegurar el abastecimiento del mercado


interno y satisfacer las necesidades de desanollo capitalista meüante la producción
de artículos ba¡atos en áreas de ejecución de los proyectos DRI, en los que se había
resuelto el problema de tenencia de la tiena. Así se buscó integrar definitivamente
las economías campesinas mediante la expansión de relaciones sociales de
produccion capitalista.

Como "sujetos sociales" beneficiarios de los DRI se definió -teóricamente- a los


campesinos "deficitarios o semijornaleros", a los campesinos parcelarios y sin tierra
que corresponden justamente al sector más pobre de la población campesina; sin
embargo, en lapráctica ninguno de estos grupos de campesinos mencionados lo fue,
ya que éstos en la reaüdad no contafon,ni cuentan,con los requisitos que exigieron
los proyecOs, a saber: tener recursos suficientes que garanticen rentabiüdad (por lo
general cafecen totalmente de ello) y estar organizados; así, al no tener condiciones
para incrementar la producción y productividad ni mejorar su ingreso ni nivel de vida
(como teóricamente señalaron los proyectos de la SEDRI y el PND 80-84), los
sectores mencionados no fueron precisamente los beneficiarios de los DRI, sino los
propietarios de medianas y grandes unidades con potencial capitalista.

Por otra parte, todas estas políticas agrarias se articularon a otras que el
gobierno puso en práctica para el sector rural y, en algún caso, a nivel urbano; tales
como las de movilización y participación popular, de prestación de servicios
sociales, alfabetización, desa¡rollo campesino, organización, capacitación, salud, etc.

De este modo, la participación de los campesinos en los proyectos DRI fue


limit¿da y por lo general esnrvo sujeta a una estrecha consulta sobre aspectos ya
decididos a nivel institucional y a navés de relaciones de poder local articulados con
el Estado, lo que implicó ausencia de una real participación campesina. Así, el
contexto institucional, el carácter de la política agraria y los condicionamientos
impuestos por el financiamiento, claramente dan la pauta para sostener que la

2r7
política de desanollo ru¡al se fortaleció como política de carácter productivista más
que participativa-

Por otro lado, los proyectos DRI tuvieron un alcance ümitado, no acogieron las
reivindicaciones básicas de la mayoría de la población indígena carnpesina, ya que
v¡¡stos sec¡orcs de esta poblrción quedaron fuera de los ámbios de los indicados
proyectos, beneficiándose únicamenüe los "sujetos sociales" en condiciones de
responder al proyeco. Con esto se agudizó la diferenciación interna del
campesinado, cur las secuelas ya esbozadas en otro rcápita. Así, la üvisión intema
de las organizaciones, la inclinación de la demanda hacia la presión por semicios
estatales y el clientel4ie político fueron los resultados de un política que enfatizó la
veta productivista en la "soluci&r" de los probhmas del agro.

Entre tanto, cabe hacer un recuento suscinto de lo ocurrido con la reforma


agraria en el período: ésta únicamente fue un mecanismo para la implementación de
la política productivista del régimen. En este senrido, la rcforma agrariano cumplió
un papel redistributivo. Consecuentemente, en el período constitucional tuvo un
alcance limitado: llegó únicamente al 14.6% del objetivo previsto en el PND 80-84,
que pretendía afectar 894.452 has., para beneficiar a76.816 familias de las que
benefició al12.6% de esüa nreta.

I¡ acción de reforma agraria se redujo a la dot¿ción de tíulos de pnopiedad de las


tierras inten¡enidas en anteriores períodos y en tierras intervenidas en anteriores
períodos y en tieras que fueron insertas en los proyectos ¡p¡ (23). En este sentido
se la concibió bajo estos argurrrcntos:

...tiene por objetivos...consoüdar la capacidad producüva de


los predios que al momento se encuentran en manos de
organizaciones campesinas y la titulación de propiedades
que...han sido ennegadas a los campesinos y no cuentan
hasta el momento con los títulos respectivos lo que
constituye un obstáculo para que eslos se conviert¿n en
sujeos dg ctÉdito (za).

La acción redistributiva fue débil (25)'en 1.979 y en 1980 se logró adjudicar


87.684 y 65.135 has rcspectivamente, superficie que disminuyó significativ¡unente
en 1.981 y 1.982 en que se adjudicó únicamente 39.570 has y 25.E46 has er¡ cada
do. IJ mayor cantidad de las hectáreas enregadas fueron al principio del período del
gobierno, esto en ¡azónde que el IERAC se encontraba re¡lizando las entregas de
tierras interveriidas anterionrente; para loe años siguientes disminuyó claramente la
afectación de pedios. Esto, se prede observar en el gráfico No 4.

218
GR.AFICO NT 4
EYOI.UCION DE LO¡ ITOGR,AMAS DE N,ET'ORMA AGRARIA
Y COLONüZACION I979I%2
Miles
Hás
160
150
140

130
t20
li0
100
90
80
1A
60
50
44.
30.

Miles
beneficiarias
t0
9
8

7
6
5
4
3
2
i
I

0
79 80 81 82
FUENTE: IERAC, Resumen de las adjudicaciones leg¡liz^d¡5 en ¡eforma agraria
I Coloniz¡sif¡
ELABORACION: Chiriboga, M. 1984: pág. 108.

2r9
Si bien la redistribución de la tiena no constituyó el eje de las acciones del
IERAC, esta institucióri desplegó actividades complementarii¡s que se insertaron en la
línea de la política de desanollo rural; así desanolló pro$amas de asistencia técnica,
de carácter social, de capacitación, de orientación,de dotación de infraestructura
comunal, etc. Es de anota¡ que el IERAC intervino en el fomento de organizaciones,
preferentemente cooperativas (26).

En síntesis, el gobierno no apoyó la política de reforma agraria, empeorándose


las condiciones de la población que no tuvo la tierra. Esto se fadujo en un período
en que se acentuaron los conflictos en el agro, tales como la migración,
moviüzaciones, huelgas, tomas de tierras, como presión para que el gobierno afecte
a predios y de una respuesta realista a los problenns fundamentales del agro.

Esta sin¡ación se pretendió subsanar con el incremento de la colonización, como


"válvula de escape" a las presiones no paliadas por el proyecto productivista. Al
respecto conviene hacer algunas anotaciones:

con relación a la política de colonización del PND 80-84 y el IERAC


contemplaron como objetivos:

- la redistribución de la población

- integración física del área a colonizar al contexto del país

- adecuada utilización y manejo de los recu¡sos materiales renovables

- aumento de la producción

- afianzamiento de la soberanía nacional

Estos objeúvos exigían acciones como:

- ordenamiento de la legislación de la tenencia de la tierra

- aplicación de la modalidad de coloniz.ción dirigida y semidirigida en áreas


nuevas

- fomenüo de empresas agroindustriales

(27).
- ejecución de proyectos específicos

220
Bajo esOs objetivos, la colonización en el período constitucional continuó
siendo el principal mecanismo de disfibución de la tierra en la perspectiva de la
ampliación de la frontera agrícola corno nrcdio que permitió la irrcorporrción de
"tierras baldías" a la producción capitalista Así en este período la ampüación de la
fronüera agrícola significó incorporar a la producción capitalista aproximadamente
80.000 has, esto correspondió a más del l0% de la superficie total agrícola del
país(28).

Ante est€ agresivo procqso colcrizada que afecó preferentenrente a la población


nativa de laregión amazónic4 se respondió cqr una fuerte resistenciaorganizada de
la población indígena nativa que presionó, enEe oEas, poque se suspenda dicho
prceso, se delimite y adjudique tíulos de pnopiedad como un nedio de defensa legal
de sus territorios. Como produco de esta presión de la población nativa el gobiemo
se vió obligado a enregar -vía colonización- títulos de propiedad y a realizar
delimitaciones de terriorios en favu de algunas comunidades indígenas.

Así, según datos oficiales, en el período 1979-1983 se habrían entregado


634.116 hectáreas de las que 317J62 has, o sea el50.l%o, fueron adjudicadas a
comunidades indígenas de la región amazónica (29) na¡ién¿ose beneficiado a2A47
familias campesinas indígenas (30). Con ello, sinembargo, no se frenó el asedio
capitalista sobrc estos recu$os.

Por oEo lado, la reivindicación general por la tierra no se solucionó con la


colonización Gl). gsta persistió y en un marco mucho más conflictivo:

...1a colonización en vez de ser un camino que viene a


solucionar problemas de grupos humanos para
proporcionarles una mejor vid4 ha sido lo contrario: causan
problemas a otros grupos de seres humanos"
(ECUARUNAR¡ €z).

Así, dentro de las transformaciones del proceso de modernización capitalista


ocuridos en la sociedad ecuatoriana, la colonización constituyó un mecanismo que
permitió dicho proceso tornándose, además, en el n¡edio alternativo de distribución
de la tierra ante el paulatino congelamienüo de la reforma agraria.

Esta agresiva ¡nlítica en muchos casos implicó el desalojo de grupos nativos,


provocó fuertes enfrentamientos entre gupos nativos y colonos. Además, a esto se
añadió el problema de la masiva instalación de agroindustrias, petroleras, madereras,
etc., lo que agudizó mucho rnás la situación de esta población.

221
Como se ve, esta nndida lejos de "fontalecer" a las culturas nativas, al pro'piciar
la ocupación de sus fecursos fundament¡les, deterioró sus condiciones de vida,
confirmándote Hr¡ vez más el ca¡ácter demagógico del discurso y práctica
nedrrüg€oHrael dlhcn.
En conclusi6n la política agraria dejó en un segundo plano la solución del
problema de la tiena. La tendencia de la política del gobierno en el agro se orientó
hacia la consolidacióa de la grande y mediana €mpresa agrícola que responde a los
intereses dcl desanollo capitalista en el agro. En este sentido la política agraria del
gobienio consistió en la prolongación de la política que aplicó la dictadura militar
en años anteriores.

Correspondió a una política que fomentó al capital agroindustrial y


agroexportador a tavés de créditos, subsidios, liberación de impuestos' etc'' y que
además, se valió de un instrumento legal de control repnesivo de la fuerza de fabajo
campesino indígena y de supresión de las formas de organización y lucha de esta
poblaci&r por la tiena.

De esta forma se const¿tó una vez más que el Estdo burgués hizo limitadas
"concesiones" a las reivindicaciones de los campesinos indígenas por tierra, (caso
años ó0-?0) en tanto significaban contribuir al proceso de modernización y cambio
de la estructura agraria que rompía los obstáculos al desa¡rollo capitalista; así como
distensiona¡ la lucha del campesinado en aquel período.De esta manera conforme se
fueron logrando esOS objetivos, se fueron cerrando los espacios legales de los que se
valía la población campesina indígena para ejercer su lucha por la tiena cerrándose
también un período en que la lucha por la tiena alcat:g:f una alta expresión.

En consecuencia, como para el períOdO constituciOnal prácticamente ya se


habían suprimido las formas precarias de producción que obstaculizaban la
penetración y desaroüo capitalista en el agro (y en tan6 el movimiento campesino
indígena, pÍ¡ra esos momentos, se hallaba desarticulado y desmovilizado por efecto
dp la represión dictatorial), al gobierno constitucional le correspondió acentuar y
continuar el proyecO productivista y de modemización agraria así corno ampüar las
condiciones de socialización e integración de la fuerza de trabajo indígenacampesina
para la reproduccióri del sistema capitalista.

7.4.. LA POLITICA DE PROMOCION OR,GANIZACIONAL.

Al igual que las otras políticas o práctieas impulsadas por el Estado burgués
periférico, bajo la forma democrática constitucional, la "promoción organizacional"
también se inscribió dentro de la lógica capitalista que apuntó a la creación de

222
condiciones para la reproducción del,sistema. Fue oEo de los medios integrativos
que ach¡ó -eri estc crut> €n la brúsqueda de la prticipación organizada de los seclores
dominados, en fonción del proyeco hegemúrico burgués.

La aplicación de este tipo dc nedios integrativos, se presentó como una


carrcterística de un rÉginen baF la fmna denncrática parlamurtria, cuya necesidad
funcional fue la de reproducir y al mismo tiempo disimular o velar la explotación y
desigualdades existentes entre los agenbs de la producción'

En est¿ penpectiva, esta política constituyé un eje importante de la acción del


gobierno frente a los sectores subalterms. Contempló la capacidad de gestión de las
órganizaciones populares así como suderecho a la "participación" en las decisiones
p6lUcas para lo que se propuso estáblecer relrción directa con las organizaciones en
(33). Con esüo se buscó formar
iase at diálogo,-la inierlócucién y la consulta
organizaciones paralelas que cornpitan con las ya constituídas o consolidar aquellas
que compartían las espectativas oficiales.

Con relación a los sectores indígenas, la política y práctica de la promoción


organizacional estuvo preseRte en casi Odas las acciones que desplegaron las
instituciones estatales en el campo. No está demás señala¡ que esta política se
articuló funcionalrnente a las políticas y prácticas del gobierno ya anotadas.

Como un aspecto importante dentro de est¿ política cabe destaca¡ que el


gobierno abrió un espacio instin¡cional específico (Oficina Nacional de Asuntos
Indígenas), donde cla¡amente se explició lapráctica neoindigenista de la promoción
organizacional hacia la población indígena; pc considerar necesario, se hace algunas
anoaciones sin que sea intención hacer una evaluación axhaustiva de una práctica
específica del égiman.

La Oficina Nacional de Asuntos trndígenas (ONAI) se creó como instancia de


"interlocución" entre el Estado y las organizaciones indígenas, para lo que
contempló como objetivos:

- Definir políticas para el Eatamiento estatal de los problemas indígenas del


país;

- promover el proceso organizacimal de la población indígena;

- investigar y difundir la realidad de esoc sectffes saiales;

establwer relaciones de participación con las organizaciones de base'

223
federaciones y demás organizaciones indígenas representativas asumiendo la
función de interlocutor especializado entre éstas y demás instiurciones del
Esado;

- conformar mecanismos de cmrdinación interinstitucional,, nacional e


internacional, para la ejecución de acciones en beneficio de la población
indígana; y,

- examinar la gestión de entidades estatales y privadas que desarrollen


actividades en áreas indígenas (34).

Como se observa, siendo la búsqueda de la interlocución entre Estado y


organizaciones, la función esencial de esta instancia se cenFó en desplegar
programas de "fortalecimiento organizacional", lo que fue uno de sus principales
-Estos
frentes de rabajo. se desarrollaron a partir de proyectos de capacitación,
difusión cultu¡al e investigación; así mismo mantuvo la práctica de auspiciar y
financiar eventos (seminarios, congresos, reuniones, cursos) requeridos por las
organizaciones (35). Entre otros, promoüó la emisión de proyectos de ley, como es
el caso del de "Garantías a los Pueblos Indígenas y Minorías Etnicas". Todo esto en
el ánimo de que:

Estos aspectos coincidan con un propósio adicional de la


ONAI de no descuida¡ el apoyo político que esta oficina ha
prestado a ciertas reivindicaciones planteadas por las
organizaciones...que ha coadyuvado al fortalecimieno de las
mismas y, paralelamenle, a la consolidación de la ONAI,
como su inüerlocutor g5t¿¡¿1 (36).

En esta perspectiv4 adicionalmente se dedicó a apoy:¡r requerimientos de tipo


infraestructural y de carácter económico productivo bajo la modalidad
"autogestionaria' y de "participación".

Esta práctica y política estatal $vo obviamente, efectos en las organizaciones


indígenas las que se manifestaron de manera heterogénea ya sea con el rechazo
(ECUARUNARI), la aceptación condicionada -que trataba de evita¡ la cooptación por
parte del Estado- (CONFENIAE), o la simple adhesión (varias organizaciones
locales).

En general esta práctica neoindigenista del régimen reclamó como requisio la


particlpación organlzada de la población indígena, que estuvo encaminada a
que acuie como base social de legitimación de la política del gobiemo.

224
El principio de la parricipación vino a sef pafte de la política general del
régimen hacia los sectores subordinados y específicamente los campesinos
indígenas. Las prácticas tales como desarrollo de la organización y participación
popular, fueron patte de la política social más explicita que en forma directa deücó
el gobierno al sectu rural.

El llamado que hizo el gobierno a la participación organizada de los sectores


dominados estr¡vo dada en tanto esta organización y participación no vaya en contra
de las instituciones estatales ni de la política del régimen sino a través y en favor de
éstas. El gobierno constiu¡cional apoyó estas rcciones de participación organizada
basár¡dose en su prirrcipio de "democracia participativa" y en el marco del pluralisrno
de ideas, derechOs e intefeses que "nugren la Convivencia nacional" burguasa.

Con este razonamiento oñcial, la práctica neoindigenist¿ de la panticipación fue


funcional al sistema ya que permitió que los inügenas en lugar de que se coloquen
en la oposición, sean integrados, según o6o medio de integración social: " la
participación".

En fin, el reconocimiento de la particularidad étnica cultural de la población


indígena, el derecho a la participación, auOgestión etc., son aspectos que estuvieron
presentes en toda la concepción de la política neoindigenista del gobierno, como
cornplemento necesario a la política productivista del proyecO hegemónico burgués.

Bajo estos principios las organizaciones indígenas como ya se vió entraron a


jugar un papel importante en las políticas de educación , alfabetización, cultura,
promoción organizativa, etc., de tal forma que estos program¡rs, en principio,
tuvieron la apariencia de ser el resultado de la acción concertada enúe el gobierno y
las organizaciones indígenas. Pero conro ya se sabe, el resultado de esta relación
sólo implicó la maym intervención del Esado al interior de las organizaciones y la
cons@uent€ diviSión de éStaS. A pretexO de "revalorizar" y "respetar" laS Culturas
indígenas, se manipuló y fomentó la pugna y división en estos sectores.

El énfasis que ese gobierno puso por el tratamienüo del problema indígena vía
educación y culura o por nndiación cultu¡al- buscó acoger ciertas reivindicaciones
de las oryanizacionei d" cotte étnicq básicamente de la región oriental (37),
convirtiéndose en el tipo de reivindicación privilegiada por el régimen. En este
sentido, como ya quedó señalado anteriormente, el gobiemo desplazó a un segundo
plano las reivindicaciones centrales de esta población que formaban parte de la
demanda general del campesinado indígena.

En esta línea general de análisis, se debe afirmar como conclusión que el

225
gobierno constiu¡cional aceptó el reconocimiento, la defens4 conservación, respeto,
etc., de las culnras autóctonas, p¡ua "precauüelar las raíces históricas de la nación",
etc., en tanto fue parte de las concesiones que el Estado burgués hizo a los sectores
subordinados a fin de perfeccionar la dominación.

En efecto, estas concesiones son funcionales a los intereses de dominación y


explotación económica del Estado burgués. Como no le perjudica el hecho de que
"ceda" políticamente o haga concesiones ante reivindicaciones ehicist¿s de defensa
de la cultura (revalorización cultural, respeto, participación), le implica una
concesión en lo aparente, en lo "fenoménico";permitiéndole más bien refonar la
sujeción pnlítica el dominio ideológico, grantizando así la creación de condiciones
de reproducción de la fuerza de trabajo, que a su vez reproduce el sistema a través de
los medios funcionales de integración social que le asegure no ceder en lo esencial,
en su explotación económica como clase.

El Estado burgués periférico en su acción fr€nte a los sectores dominados tiene


límites que surgen de su propia naturalez4 del carácter de clase de la sociedad, por lo
que debe garantizar la propiedad privada. Si traspasara esta "frontera" en las
cotcesiones, el Estado se constitui¡ía en una "fuetza contra si misrng" (38).

Asi la política del gobierno constitucional hacia los indígenas no pudo saline
del "límite" en sus concesiones por lo que hizo del neoindigenismo parte de su
política estatal recurriendo a los símbolos culh¡rales nacionales populares logrando
así desüa¡ las demandas centrales que por tradición de lucha política han mantenido
la población campesina e indígena y, por otro, cooptar reivindicaciones funcionales
al pnoyecto de integración burgués.

La respuesta que el gobierno dio al problema indígen4 no pasó por la


transformación de las condiciones estructurales, ni social, ni económicas; la
"solución" y la respuesta que el gobierno ofreció al campesinado indígena
estuüeron enmarcadas dentro y con el sistema capitalista; no conEa éste.

Al respecto, es sugerente nreciqlar la cita tomada de un campesino colombiano,


que permite reflexionar sobre la altemativa a tornar frente a un sistema capitalista
que nunca solucionará loc problemas de los gnrpos explotados.

...para nosotros...no existirán verdaderas soluciones en el


rnarco del actual capitalismo y que todas nuestras luchas,
para ser efectivas, habrán de ser parte del proceso de
liberación de nuestro continente junto con las masas
mayoritarias de I-atinoamé¡s¿ (39).

226
En efecto, hisóricamenüe el sistema capitalista ha dennstrado que, por más que
implemente políticas y medios de integración de la población campesina indígena y
más sectores dominados, no logrará su inegración dado el grado de heterogeneidad
estructural, y porque la problemática socio económica y culnual de la población
campesina indígena y otros sctGes explotados, no se solucionrán en el marco de
la sociedad capitalista

LL'
NOTAS

l. Bate, L. 1984: pág. 98.

2. Plan Nacional de Desa¡rollo 80-84. CONADE.

3. Ibid.

4. Al respeclo vale traer aquf las precisiones que Luis Bate hace zcerca de la cultura
y sus formas: "las formas culturales como tales no tienen un signo político
determinado..,Vale decir la cultura no es eo sí misma conservadora o
progresist¿, reaccionaria o revolucionaria. Las formas culturales adquieren tal
carácter o tales calidades sólo en su correspondencia concreta con los
contenidos de clase que manifiestan o con los intereses de las clases sociales
que las manejan como sfmbolos ideológicos en situaciones históricas
determinadas. Por su ca¡ácter fenoménico las formas culturales no muestran de
manera transparentre sus contenidos más aún, como se trata de símbolos, éslos
adquieren un carácter convencional cuyo signo polltico debe ser comprendido en
relación al contqxio en que se da" Bate, L. 1984: pág. 118.

). Oficina Nacional de Alfabetización, "Educación Bilingüe In&ercultural en el


Ecuador (80-84)", en Política Estatal y Población Indígena, Ed. Abya-Yala,
Quito, 1984: pág. 355.

6. Cabe recordar que la reivindicación por la educación para el Movimiento


Campesino Indígena está articulada a la de tierr4 al derecho a la organización, a
la cultura, etc. No se puede defender ni revalorizar ninguna cultura si el Estado
sostieDe pollticas agrarias, leyes y en general uDa estructura social y económica
que va eD contra de sus intereses.

7. Cf. Plan Nacional de Desarrollo 80-84. Vol. IV.

8. Si sólo se detiene a revisar las cifras se puede señalar que estas metas eran
totalmente utópicas. Asl, de las asignaciones presupuestarias ($ 1'182.800
millones) conüempladas para todos los gastos del programa de alfabetización,

229
se divide para el número de analfabetos que se quiere alfabetizar en los 5 años
se contarla cou $ 1.556,31 para cubrir el gasto de alfabetización de cada
individuo duraote 5 años lo que siguifica conlar con uDa exigua cantidad. Así,
eo este sentido se puede constata¡ lo utópico de la programación educativa del
PND. En 1979, en el país habfa 929.000 analfabetos y el gobierno se propuso
alfabetizar 769.000, 500.000 de los cuales se hallaban en el área rural. Cf.
CIESE,1980.

9. El gobierno, al buscar interlocutores, tomó en consideración el nivel


organizacional de la población indlgena; consideró que no era conveniente
emprender una polltica sin la previa negociación con sus organizaciones. Así,
la alfabetización se convi¡tió en el eje de la concertación de alianzas políticas
entre las organizaciones y el Estado, las que oo coincidieron con los intereses
de la población campesina indlgena.

10. En esta reunión las organizaciones indfgenas condiciona¡on al gobierno su


creación pidiendo, etrtre oEas cosas, que el INCAYAC sea controlado por las
organizaciones indfgenas y barriales y que este organismo tenga capacidad de
presión ante instituciones estatales para la solución de problemas esenciales,
como es el caso de las tierras, infraestructura y dotación de otros servicios
sociales.

11. El persooal indlgena por lo general era un sector diferenciado dentro de la


comunidadad, articulado al poder local o perteneciente a la dirigencia. Cf.
Sánchez Parga, J. "Estado y Alfabetización" en Ecuador Debate Ne. 2, CAAP,
Quito, 1983.

12. Las organizaciooes indlgenas trataron de acceder al control del órgano superior
del Programa de Alfabetización (Consejo Nacional de Alfabetización), aspecto
que el Gobierno negó. Esta pugna se acentuó en 1984.

13. Segun los resultados oficiales en los cinco años se alfabetizaroo 536.000 de
los 965.000 analfabetos que tenfa para L979 el pals; ésto significó reduci¡ del
219% al 9.56%; por otro ladorsegún la opinión del gobierno la alfabetización
fue un logro ya que constituyó un instrmento para que las comunidades accedan
a servicios estatales y un medio para la movilización y organización de la
población campesina indfgena. Cf. Miaisterio de Bienestar Social, 1984.

14. Opinión de un dirigente de llumán, tomado de "Análisis Crltico de los


Promoúores Nacionales sobre el Método de Alfabeüzación Macac, en Ministerio
de Bienestar Social, 1984,

15. Cabe recordar que el carácter autónomo de los grupos de corte étnico insertos en
el movimiento indígena asl como otros secüores influenciados por la corriente

230
etnicista contribuyeron a fofalecer la teodencia negociadora enhe indlgenas y
Estado eotrampando asl la lucha independiente de estos sectores frente al
Estado.

16. Cit., por Almeida, J. "Polltica Educativa y Etnicidad" en Ecuador Debate' 1983:
pá9. 95.

t7. El ceoso agropecuario de 1.974 demostró que la desigual distribución de la tierra


se ha mantenido. El 26.6% 6e la tierra está en manos de aPenas el 0.3% de
propietarios, aquellos que poseen más de 500 has. Los minifundios -unidades
que tienen meaos de 5 has- rePresentan el 66.9% del número de unidades
productivas y dispone4 de sólo el 6.8% de las üerras que por lo general son de
mala calidad. Cf. IERAC "20 aios de Reforma Agraria en el Ecuador".
Seminario, Quilo, 1984: pá8. 44.

18. Esta polltica de Fome¡lo Agropecuario tuvo aPoyo técnico y financiero de las
agencias de desarrollo extraojeras como la AID, Baoco Mundial, BID, FAO. Los
contenidos, la concepción de los Proyectos y criterios de selección de los
mismos fueron determinados básicameote Por las financieras. Estos fueron
impulsados en la medida de que garantizaban un alto nivel de rentabilidad.

19. PND, 80-84, pág.20 Vol. IV.

20. En esta perspectiva se determinó:


- Que la política de reforma agraria se sujete a la legislación vigenle (es dect a
las leyes de Fome¡to Agropecuario y de Reforma Agraria) y que armonice
disposiciones cootradictorias existeotes en las leyes.
- Que la acción de reforma agraria se realice en áreas previamente seleccionadas
y de carácter prioritario.
- Que se legalice.los derechos de tenencia actual de las tier¡as intervenidas por
el IERAC. Dichas ¿lreas se incorporarán al proceso económico a través de la
ejecución de proyectos de desarrollo rural integral.
- Que estimule y apoye las uaidades agrlcolas modernas y eficientes que
cumplan con lo estipulado en la ley de reforma agraria.
- Que se impulse la organización de los beneficiarios y su decidida
participación en la crcacióo de empresas de auogestióa y el fortalecimienío
del sistema de comunas y cooperaüvas, como condición esencial para el éxito
del proceso de reforma agraria. Cf. "Polfticas y Estrategias de Reforma
Agraria y Colonización en el últim quinquenio" IERAC y PND 80-84.

21. En el caso de los proyec¡os FODERUMA, estos vealan ejecutándose desde


1978. En el perlodo constitucional constan como pollticas de menor
eovergadura que las pollticas de la SEDRI. Est¿s acu¡aron media¡te dotacióu de
créditos a campesinos pobres. Para 1983 FODERUMA había destinado para

23r
créditos alrcdedor de 466.694 millones de sucres para financiar proyectos
campesinos en las tres regiooes del pafs. Por otro lado, en la lfnea del
"Desarollo Campesino" de la División del Desarrollo Campesino (MAG) se
trabajó mediante la implementación de proyecüos de desarrollo comunitario,
básicamentc buscando: a) folalecer la organización campesina, b) impulsar
actividades de apoyo a la productividad, infraestructura y básicamente servicios.
Cf. Documentos sobre evaluación de actividades del quinquenio último
correspondient€ a FODERUMA y al MAG. Cf. Ministcrio de Bienestar Social,
I 984.

22. Cf. PND. 8GE4 Vol. II, pág. 41.

23. En 1982 se expidió el reglamento para la aplicación de la Ley de Reforma


Agraria codificada, cuyo objetivo fue regular el proceso de reforma agraria ante
casos de inafectabilidad, expropiación y revisión. Se intentó armonizar las
leyes de Fomento Agropecuario y Reforma Agraria. Se suprimió la causa de
"presión demográfica" (art. 46 numeral 19 de la Lcy de R. Agraria Codificada),
es decir, el único mecanismo con que contaban los campesinos para acceder a la
tierra durante la década del 70. Este es un ejemplo de la forma cómo el gobierno
fue congelando la reforma agraria.

24. Chiriboga, M. 1984: pág. 107.

25. Obviamente para la opinióo del IERAC los logros de la reforma agraria son
diferentes: "La población desposelda acude a la propiedad de la tierra en
porcentajes realmente importantes "Sin embargo según el gobierno el éxito
más importante se encontrarla en el hecho de que se habla abierto
"posibilidades de movilización y organización campesina, no solamente en
lorno a la consecución de Ia tierra, siuo para obtener otros servicios del Estado
como crédito, asistencia técnica, que generalmente Do han tenido una resPuesta
positiva "Ministerio de Bienestar Social, 1984" pá9. 135

26. IERAC, Doc. "La Colonización en el Ecuador" Quito, 1984: pág. 134.

27. Ibid.

28. "Consecueacias Sociales y Polfticas de la l*y de Refroma Agraria" e¡ Política


Estatal y Población Indtgena. Ed. Abya-yala, 1984: p6g' 46.

29. Además, según datos del IERAC los terrilorios de grupos étnicos como los
Colorados -Tschachilas- y de algunas comuaidades se habrfao legalizado en su
totalidad, además se habrfa estado planificando (hasta inicios de 1.984) la
legalización de tierras de la zona de Tobar Donoso-Ca¡chi, en la que habita la
etnia Awa{oayquer.

232
30. IERAC, "Desarrollo, Culb¡ra y Población Indfgena", et Política Estatal y
Población Indígena, Ed. Abya-yda, 1984: 9ág.172.

31. Si se revisa las metas que el PND EG84 se Propuso alcz¡7a¡ a través de los 12
proyec¡os de colonización, se obsenta que se alcaoá a beneficia¡ al 45.65% de
las famiüas bcneficiarias previstas en el referido Plan. Cf. Chiriboga, M. 1984:
pág. 106.

32. CIESE-ILDIS-CONADE, "Polfticas y Procesos de Colonización", memorias,


Quito. 1982: pá9. 18.

Al respeclo cabe remitirse a La serie ¿g seminarios, encuenaos, etc., que


promovidos desde el Estado, buscaron la relacióa Estado-orgaoizaciones
indlgenas. A saber Reuoión del Puyo 1.981, Reunión por la creación del
INCAYAC. Reunio¡es organizadas por la ONAI, Reuniones de discusión del
Programa de Alfabetización, etc.

34. Plan Operativo ONAI - Ministerio de Bienestar Social, 1984.

35. Por ejemplo, esta dependencia impulsó desde 1981 proyecüos de investigación
y capacitación con orSanizaciones tales como FOIN, OPIP, CONFENIAE,
Gobernación de los Colorados, Pre-federación Carchi, Comunas Coayquer, etc.,
bajo un amplio programa de "promoción organizacional". Para ello, contó con
la cobertura y apoyo de instituciones particulares de invesügación y desarrollo
con importante trabajo al interior de la población indígena.

36. Ministerio de Bienesta¡ Social, ONAI. "Informe Quinquenal de Labores 80-84".

Jt. El gobierno privilegió la reivindicación de tipo etnicista con


organizaciones ,locales, regionales con fuerte inclinación por demandas de
servicios. I¿ CONFENIAE, al representar en parte estos intereses, fue captada
por esta polltica.

38. Cf. Tilman Evers, 1980: páC. 66.

39. Cf. Rev. Nueva Artropologta, 1978: pág. 33.

233
CAPITULO VIII

REFLEXIONES FINALBS

En estas notas se toman algunas ideas que merecen destacane a nivel de


¡eflexión. Para su ordenamienüo se las agrupa en tres preocupaciones centrales:

a) cuácter y nannaleza de la política estatal frente a la población indígena;

b) comportamieno político de las cganizaciones campesinas indígenas;

c) incidencia de corrientes teóricas en esta práctica y el papel de la izquierda


frente a la problemática indígena.

8.l..SOBRE LA POLITICA ESTATAL.

La política estatal dirigida a la población indígena en el período constitucional


79-84, claramente se inscribió en el proyecto burgués de integración de esta
población al proceso de acumulación y desarrollo capitalista dependiente, empujado
en los últimos años, bajo estilos distintos, en varios paises Latinoamericanos con
población indígen4 co¡no es el caso del Ecuador.

correspondió a un estilo de política que tomó elementos de la corriente


etnicista, en base a un discurso renovado. Implementó la práctica del
neoindigenismo como una nueva forma de dominación, para la creación de
condiciones que impulsen el proyecto burgués de desarrollo capitalista. Asi esta
práctica específica dirigida a la población campesina indígena, correspondió al
carácter capitalista del Estado y sociedad clasista ecuatoriana; fue funcional al
sistema e intereses hegemónicos de legitimación de la dominación clasista.

235
I-as políticas y prácticas del gobierno hacia esta población tuvieron un explícito
carácter cooptador en la perspectiva de ampliar las bases sociales de apoyo al
régimen. Buscó abrir un espacio de relación entre las organizaciones indígenas y las
instancias estat¿les. El gobierno dio una respuesta funcional a las reivindicaciones
de la población campesina indígena; acogió principalmente las que no impücaban
ninguna npdiñcrción de las bases del sistema por lo que privilegió las diferenciadas
y &, clr:&ter ehicista Respondió a Eavés de tres prácticas de política estatal.

1. educación y culora
2. recursos naurales; y,
3. promoción organizacional
cuyos objetivos se expresaron en el impulso de la aculturación, el desarrollo
productivista de unidades de producción capitalista y la "participación organizada" de
la población campesina indígena.

Se relegaron las reivindicaciones auténücas de esta población. Determinadas


reivindicaciones fueron reconstituidas separadamente dentro del discurso y
racionalidad oficial. Los medios y políticas aplicadas para esta población se
cqlc€ntrafon en el privilegio de lo culUrala través de la educación y la promoción,
como nedidas complementarias que buscaron dar respuesta a sectores diferenciados
que coincidieron con las propuestas del gobierno. La política de educación y cultura
fue parte del proyecto hegemónico que las clases dominantes pusieron en práctica a
través del Estado. Así, la política neoindigenista se configuró mediante la
apropiación de símbolos culturales que fueron instrumentalizados a través de las
prácticas de instituciones y aparatos ideológicos dedicados a la educación, cultura y
promoción.

Como se observó, el objetivo de este tipo de política estat¡l hacia la población


indígena fue desplegar medidas que impulsen la efectiva integración de esta
población al desarrollo capitalista. Estas medidas de subordinación y dominación
ideológica, se expresi¡ron a través de la cooptación de dirigentes, desmovilización de
organizaciones y la apropiación de símbolos y más manifestaciones de la cultura
in&gena inhefentes a la demanda indígena general, lo que en última instancia se
traau¡o en el debilitamiento y división del Movimiento Campesino Indígena del
Ecuador.

En efecto, an general la política neoindigenista aplicada por el régimen hacia


esta población contribuyó al debilitamieno del movimiento campesino indígena en
la lucha clasista. gobierno se apropió de ciertas reivindicaciones e hizo
El
concesiones necesarias para distensionar la presión de estos sectores populares y

236
mantener la dominación que garantiza la reproducción de la fuerza de trabajo y al
mismo üempo precautela el sistema. En las concesiones que el gobierno hizo para
esta población, el neoindigenismo, a través de los medios y políticas integrativas,
no se salió del Umite que le permitió la naturalezay carácter de la sociedad y Estado
burgués capitalisa; éstas respondieron a los intereses de explotación de clase. Con
ello, se consolida¡on las formas de relaciones sociales de producción y dominación
ideológica y política.

En este sentido fue un nuevo estilo de política aplicada por el Estado burgués a
la población campesina indígena, en un momento determinado del proceso de
desarrollo capitalista que contibuyó a crear condiciones para la intensificación del
proyecto integracionista en el gobierno siguiente de León Febres Cordero.

Efectivamente, durante el período 79-84 se generÍ¡ron las condiciones propicias


p¿üa que el gobiemo actual aplique con mayor fuerza el proyecto burgués de
integración capitalista. La acción de este gobiemo hacia la población campesina
indígena se basa en una política y discurso que difiere del neoindigenista anterior
pero que se aprovecha de los logros y las condiciones creadas por la gestión pasada.
Esta se caracteriza por no ser explícita en lo que se refiere a la educación y cultura y
por el contrario muy clara en su tendencia productivist¿ de apoyo al gran capital de
relegamiento total a los pobres y de apoyo parcial a medianas y pequeñas unidades de
producción campesina indígena. En su estilo de natamiento a estos sectores, intenta
reimpulsar las antiguas formas asistencialistas de "desarrollo de la comunidad",
practicadas en el país en los años 60.

En esta perspectiva es de observar como la sEDRI, ciertas políticas de


FODERUMA y determinadas actividades inherentes al IERAC, INCRAE y Ministerio
de Agricultura pasaron a formar parte del Ministerio de Bienest¿¡ Social, como parte
de una "Secreta¡ía de Desanollo Rural Integral" que acoge a la "Dirección Nacional
de Poblaciones Indígenas" (ex oficina Nacional de Asuntos Indígenas). Así el
régimen sepulta definitivamente la reforma agraria y desarrolla en su lugar una
acción productivista volcada a beneficiar a unidades de producción rentables y
asistencialista para los pobres que no se inscriben dentro de est¿ tendencia.

Es preocupante la supresión abierta de todas las formas de participación y de


libertad organizativa de las organizaciones, así como el desconocimiento de
legítimos derechos de esta población por pafte del gobiemo los que, en pa$e fueron
acogidos por el gobiemo de Oswaldo Hurtado.

237
8.2. SOBRE LAS ORGANIZACIONES INDIGENAS.

En efecto, el desa¡rollo capitalista a través del proyecto de integración de la


población campesina indígena ha incidido en el proceso organizativo de su
movimieno en el país. En realidad, la acción política de este sector como expresión
concreta de la lucha de clases históricamente ha estado sujeto a los procesos de
desarrollo capitalista que involucra a toda la formación social ecuatoriana. Sus
rcspuestas han tenido direct¿ relación con estos pr@esos, en colrespondencia con el
grado de desanollo organizativo y de lucha del conjunto del movimiento popular.

En este proceso la acción del Estado burgués ha sido decisiva. Históricamente su


accionar se ha orientado a debilitar la lucha y organización de la población
campesina indígena, para lo que se ha valido de la represión, la cooptación, medidas
legales, políücas, económicas y más mecanismos que han actuado para subordinar y
desarticular su lucha. En grui medida el destino de esta población ha estado y está
sujeta al poder político ideológico que plantea la relación del Estado con esta
población denno de la sociedad civil; la población indígena y sus organizaciones han
tenido que enfrentar a las diversas formas de dominación y explotación apücadas por
el sistema.

El desarrollo del capitalismo en el campo definió, en gran medida, los diversos


momentos de la lucha campesina indígen4 así como su proceso organizativo. Este
proceso implicó efectos sobre la tradicional organización social y económica y el
grado de cohesión de sus formas organizaüvas, notándose en las últimas décadas un
nivel de cohesión ideológica que difiere de la que caracterizó en años anteriores la
lucha por la tierra. La represión y contol imperialista y del Estado nacional contra
la lucha campesina por la tierra, se consolidó precisamente a partir de la emisión y
puesta en práctica de la reforma agraria: ést¿ enre otras, impücó la neutralización de
la acción radical del campesinado indígena por la tierra, el cierre del proceso
organizativo sindical en el campo y el surgimiento de diversas modalidades
organizativas con reivindicaciones e intereses diferenciados. En este sentido, el
desarrollo capitalista en el campo ecuatoriano, implicó el debilitamiento y
desmovilización de la lucha del campesinado indígena y como expresión de esta
situación el surgimiento de formas organizativas locales y regionales que
promovieron la paralela conformación del movimiento indígena con tendencia
etnicista separado del movimieno campesino indígena ya existente.

En momentos en que el conjunto del movimienO popular y específrcamente del


campesinado indígena (1979) acusó notable debilitamiento en su forma de lucha, se
enfatizaron tendencias emicistas a su interior, aspecto que incidió negativamente en
la articulación de la lucha del movimiento campesino indígena en el país. Esto

238
significó una recompocición en la orientación política de las üvenas organizaciones
del campesinado indígana a panir de las corrientes clasisa y etnicista"

A nivel político, al interior de las organizaciones se suscitaron contradicciones


en la conducción y orientación de la lucha lo que contribuyó al debilitarniento de
las organizaciones sostenidas po le endencia clasista.

A su interior, se fueron asumiendo posiciores difererites y rcivindicrciones con


tendencias tanto clasistas como etnicistas; esto también en correspondencia con el
desarrollo y evolución política de loe demás sectores populaes.

En el período 79-84 est¿ siu¡aciór¡ se expresó clararnen¡e en la configurrción de


la demanda general del campesinado indígena con influencias hetercgéneas tanto
étnicistas como clasistas. El carácter diversificado y la corcepción reivindicativa de
la demanda del campesinado indígena fueron el resultado del proceso de
descomposición de la base socio+cor¡ómica de lapobtación y, a su vez, obedecieron
a procesos de desmovilizaciór¡ de las orgrnizaciones como e procesos organizativos
y experiencias de lucha distinos.

De todos modos, la rcivindicación étnica cultural fue la que más incidió en el


carácter y configuración de la demanda general dcl movimiento campesino indígena
durante la coyunhrra. En este tipo de reivindicaciones estuvieron conjugados los
intereses económicos de una masa de pequeños y nedianos propietarios.

Así, las reivindicaciones con tendencia clasista se debilitaron mientras que las
etnicistas empezaron a influencia¡ en el carácter y cmcepción de esta demanda. Esta
situación al interior del movimiento campesino indígena respondió al tipo de
articulación que tuvo lN protesta popular, específicamente la del campesinado
indígana considerablenrente controlada por la burguesía-

En general, la demanda durante el período varió con relación a la intensidad del


desarrollo capitalista, diferencias regionales, sectores sociales diferenciados que
plantearon las reivindicaciones, formas y tendencias organizativas específicas, así
como con los cambios coyunu¡rales que se presentarm en el referido período.

Las reivindicaciones de ca¡ácter etnicista se üornaron funcionales a los intereses


del gobierno. De esta nuriera el gobiemo aprovechó la presencia de reivindicaciones
de carácter ehicista en la demanda general, como una condición para su respuesta
neoindigenista. Asi se configuró un espacio de negociación enrá la organiiación
indígena de tendencia etnicista y el gobiemo.

239
Ante el vacío y crisis que en ese entonces vivió el movimiento campesino
indígena, la burguesía modernizante, a través del Estado, implementó políticas y
medios de integración que desplazaron las reivindicaciones centrales de esta
población.

Frente a la clara intervención del Estado en contra del proceso de organización


del movimiento campesino indígena, la lucha política de determinadas
organizaciones opusieron resistenci4 manteniendo posiciones más radicales frente a
la política del gobiemo. Estas buscaron definir una poftica unitaria para el sector
campesino indígen4 mediante la conformación de frentes de lucha (FUL,C, FULCD,
que en última instancia, no se materializaron. Sin ernbargo, se formó el CoNACNIE
como expresión de esfuerzo por la lucha del campesinado indígena, con el objeto de
contrarestar las tendencias burguesas etnicist¿s que empezaron a manifestane como
línea política al interior de las orgmizaciones, sobre úodo orientales.

La respuesta de las organizaciones en general fue muy heterogénea,


percibiéndose desde posiciones de aceptación y apertura hasta de crítica y rechazo a
la política del régimen.

No obst¡nte, primó una tendencia hacia la negociación sea condicionada o no.


Todo eso propiciado por el vigoroso desarollo del aparato insütucional destinado a
entregar crédi¡os, servicios, infraestructur4 promoción cultural, e!c. Sobre todo a
organizaciones locales y regionales que poco a poco fueron desarticulandose de las
centrales nacionales.

Ahora bien, frente al proceso de integración capitalista es preciso que la


respuesta política impulsada por el movimiento y las organizaciones de la
población campesina indígana avance hacia la lucha unitaria como única alternativa
frente a la explotación y opresión.

La lucha autonomista y separada de los demás s@tores populares no favorece su


unidad- La única separación que debe dane en la lucha clasista es entre explotados y
explotadores, opreso¡es y oprimidos, a partir de la identificación, por parte de las
clases explotadas, de un "enemigo común": el capitalismo.

Como se ha visto, dentro del capitalismo las demandas de las organizaciones


indígenas encierran cantradicciones, tornándose inclusive inmediatistas; sin
embargo, la potenciación de su alo carácts anticapitalista y la conducción adecuada
de la lucha conjunta de campesinos indígenas y más sectores populares, es un logro

240
más importante que la formación de bloques que propenden a una lucha paralela
(obrera/campesina) que únicamente conduce al debilitamieno de la lucha popular y
al fortalecimiento del capitalismo.

Es preciso que se elimine, del interior de las organizaciones y movimiento


campesino indígena, toda clase de corrientes burguesas que constituyen
desarticuladoras de la lucha clasista. Como se ha visto, sus planteamientos
promueven formas políticas autonomist¡rs de reivindicación y la consecuente
división de las mismas.

La presencia de este tipo de corrientes en el movimiento y organizaciones


populares, y específicamente en los del campesinado indígena han obstaculizado su
participación clara en el proceso de lucha de clases; esto, obviamente, va en confta
de la lucha de los movimientos sociales populares y fortalece la dominación
burguesa.

El caso concreto de la corriente etnicista que fijó la solución de la problemática


indígena a partir de lo étnico culn¡ral responde al interÉs de la clase dominante que
busca tergiversar, confundi¡ y neutralizar ta dinámica de lucha clasista que involucra
una solución estructural global.

l¡s valores étnicos y culturales de los indígenas deben ser reivindicados como
valores nacionales populares en tanto el problema campesino indígena es un
problema estructural que involucra a todos los secüores sociales del Ecuador. Esta
reivindicación, por lo tanto, se halla inserta en la reivindicación económica
fundamental: la abolición de toda forma de explotación y opresión que son las que
desruyen los valores culturales de los indígenas. En este sentido, la lucha debe
darse en contra de la doniinación cultural, política e ideológica, pero básicamente en
contra de la explotación económica impuesta por el sistema capitalista que es el que
determina la destrucción y eliminación de estos valores culturales (y no solamente
los de los indígenas).

Los valores culturales deben ser elementos dinámicos de potenciación y


fortalecimiento de la lucha de clases de los explotados, cuya dinámica es la única
adecuada para überar sus inmensas posibiüdades dento de un nuevo o¡den social.

Como se demosró la apropiación burguesa de los símbolos y valores cultr¡rales


en el período constirucional no se basó precisanrente en formas de discriminación y
segregación; por el conrario se implementó unaideología burguesa de "rescate', de
los valores culturales, bajo el mito de la unidad nacional difundidos por las
insütuciones estatales y otros medios al servicio de la burguesía. La clase

24r
dorninante manipuló los símbolos y valores culturales en el afán de crear la
apariencia de la unidad nacional que le permita alca¡zu el consenso de los sectores
dominados para la mejor viabiü2rc,ión de la dominación clasista y la distensión de
las contradicciones antagónicas de clase.

El movimieno campesino indígena no debe permitir que la clase dominante


utilice los valores culturales étnicos, como una nueva forma de dominación
ideológica en su conra.

La subümación y sobredimensión que la corriente ehicista hace de los valores


culturales indígenas, conduce a la tergiversación de la lucha el momento en que este
análisis induce la reivindicación de fondo hacia aspecOs meramente culturales y de
revalorización étnica dejando en un segundo plano la lucha por la supresión de la
explotación económica y la opresión nacional. Esto constituye una desviación
teórica que ha llevado a determinadas organizaciones campesinas indígenas hacia
tendencias racistas, que empujan la búsqueda en base a proyectos autonomistas de
soluciones aisladas de los demás s@tores populares, retrasando y tergiversando la
lucha contra la explotación y opresión.

Por otro lado, cabe reflexionar lo siguiente: si en el seno de la población


campesina indígena y sus organizaciones está presente de forma predominante un
nivel de conciencia espontánea, correspondiente a una "clase en sf', por más que los
movimientos étnicos logren una alta presión ante el Estado burgués, su conciencia
espóntánea seguirá enfatizando reivindicaciones étnico culturales, atomizadas e
inmediatistas que los ümita como clase social sin llegar a constitui¡ un proyecto
alternativo de amplio alcance.

Además hay que considerar que como resultado del proceso capitalista y de la
mediatización que hace el imperialismo de las reivindicaciones émicas (que como se
demostró se manifestó en la desarticulación y desmovilización de las organizaciones
del campesinado indígena y en el paralelo surgimiento de tendencias autonomistas,
movimientos indianistas, etc.) se ha impulsado artificialmente intentos de
proyectos autónomos de liberación. Cabe indicar la inviabilidad histórica de un
proyecto de carácter autónomo en el modo de producción capit¡lista en que se
inserta la población campesina indígena, donde para cambiar las bases de la
estructura social (y las relaciones de propiedad en que se sostienen), se requiere que
sobre la base del reconocimieno de la unidad social cultu¡al de los gmpos indígenas
se aCCeda a una conciencia de clase Como sector explotado con intereses más
amplios. Esta conciencia posibilita el establecimiento de alianzas políticas con
otras fuerzas sociales y clases que en iguales condiciones se enfrentan a la
explotación y opresión clasista. Esta conciencia de clase se presenta únicamente y

242
de forma paralela al reconocimienüo de la inviabüdad de un proyecto autónomo de
liberación que excluya la lucha de los demás sectores populares.

Así, la reivindicación de lo étnico debe ser producto de la lucha y toma de


conciencia clasista por parte de la población canpesina irdígena, en su lucha contra
la explotación económica. El fortalecimiento de la conciencia de clase de los
diversos grupos étnicos y del conjunto de los sectores populares del Ecuador
conlleva la consolidación de una conciencia nacional exprcsada en un proyecto
nacional popular que busque reordenar la sociedad de cor¡formidad con los intereses
de los tabajadores del campo y la ciudad.

De ahí que es preciso aprchender el problema de lo étnico cultural como un


asunüo nacional y como reivindicación clasista que involucra no sólo a campesinos
indígenas, sino a todos los secüores sociales en tanto se identifican como
explotados.

La lucha clasista conlleva al cambio estructural de la sociedad, lo que garantiza


el mantenimiento de los valores culu¡rales nacionales, cuyas diferentes vertientes
lleva¡¿án a la consoüdación unitaria de una verdade.ra nación @uatoriana, fundada en la
contribución mriltiple de las nacionalidades indígenas.

Es importante que el movimiento campesino indígena tenga clara la concepción


y posición frente al Estado y no se angañe por d*erminada recuperación que éste
hace de las reivindicaciones indígenas en el discurso neoindigenista; ésto no
favoreció, como s€ observó, la lucha de esa población. Al contrario, Este tipo de
política y discuno proporcionó elementos que faciütaron una nueva forma de
dominación de clase. En e¡te sentido, cieras políticas sociales que bajo regímenes
democráticos burgueses se implenentan hacia las clases populares son perjudiciales
para su desarrollo organizativo radical.

La tarea de "redención del indio" por parte del Estado únicamente ha buscado
detener la lucha de estos sectores en pro de sus legítimos intereses. El afán por
asistir a la población pobre tiene el objetivo fundamental de controlar y
desmoviliza¡ la lucha popular en consonancia con el plan imperialista.

Todas las acciones que desarrolla el Estado están dirigidas a garantizat las
condiciones de producción y reproducción del sistema de acumulación capitalista
dependiente. La función esencial del Estado en el capitalismo es apoyar
políticamente la implantación y expansión de relaciones sociales de producción
capit¡lista, de ahí que todas sus acciones se orientan hacia el logro de este objetivo.

243
Es preciso desca¡tar creencias de que con la acción del Estado burgués se
solucionará la problemática del campesinado indígena. I-a solución no es ni será
concesión del Estado capitalist4 porque esructu¡almente es incapaz de resolver esta
problemática. El capitalismo nunca solucionará el problema de los explotados. La
solución de los problemas del conjunto de las clases explotadas y oprimidas se
logrará a través de la lucha unitaria de todas las clases populares conrra el capital.

Sin embargq la lucha popular, específicamente la del campesinado indígena, no


debe darse únicamente en el marco legal existente; éste, corno se sabe, no garantiza
sus intereses. No obstante en sus luchas debe utiliza¡ los mecanismos legales y
democráticos como estrategia de lucha, sin que se de subordinación al Estado o a
sus instituciones; por el contrario, debe existir la independencia de las
organizaciones frente a éste.

El Estado por su carácter no va a resolver el problema de esta población ni de


ningún sector social que esté en condiciones de subordinación, por no estar
representados en el poder; únicamente se encargará de crear y reproducir las
condiciones para su explotación. Así, el problema indígena no tendrá solución
mediante políticas integrativas aplicadas por el Estado burgués y al interior del
sistema capitalista; lo único que éste logra es acentuar la descomposición socio
económica y cultural, la proletarización y semiproletarización de enormes masas de
esta población.

8.3.- SOBRE LAS CORRIENTES TEORICAS Y LA IZQUIERDA.

En el campo de las ciencias sociales an el pais como en otros de Latinoamérica,


el análisis e interpretación del problema indígena ha implicado una polémica entre
las corrientes etnicistás y clasistas, que han incidido en la orientación y conducción
política del movimiento y organizaciones del campesinado indígena, así como en la
configuración de las políticas y prácticas del Estado burgués dirigidas hacia la
población indígena.

En el país est¿s corrientes entraron en un debate teórico más explícito cuando la


línea etnicista levantó la polémica conEa la clasista con el riesgo de entramparse en
una discusión fútil que más que avaruzü en la comprensión de aspecüos concernientes
a la problemática indígena, podrían confundir y conribuir así a refor¿ar el proyecto
burgués.

Ante esto, cabe precisar que el problema indígena y la cuestión étnica son temas
que responden a la búsqueda de una práctica política en el proceso de conformación
del sistema socio económico y de la lucha de clases. Asi estos aspectos constituyen

a4
manifestaciones referidas a monEntos coyunoral€s de la lucha de clases.

La comprensión rcal de los gnrpos sociales no prede redr¡cine únicamen¡e a su


participación en el proceso productivo del modo de producción, sino que debe
contemplarse una ndimensión" más amplia de la existencia de las clases, la que
además es común a todas éstrs. De ahí que la comprcnsión del problema indígura
requiere del análisis integral como una realidad que involucra tanto la base
económica como lo étnico cultural; es decir, un problema que no se separa, en la
socieda{ lo érrico de la posición esüucü¡¡al de clase.

I¡ étnico está referido a la espocificidad y prticularidades hisórico cultr¡rales de


la existencia de determinados grupos sociales, debiéndose entender como una
"dimensión" específica y particular de la estructura social; es una de las expresiones
básicas de la configuración clasista de la sociedad, que involucra ciertas
ca¡acterísticas culturales, sistemas de organización social, lengua, tradición
histórica erc.

En esta medida los gmpos étnicos no son independientes de la otalidad social,


ni de la estructura de clases; lo étnico no es incompatible con lo clasista: es más
bien una manifest¿ción que adquiere sentido en las relaciones de clase.

El enfoque político ideológico de la ccriente etnicista radica en la separación de


lo étnico de la estructura social de clases y en consecuencia ve la reivindicación
étnica como aislada de la lucha clasista- En esta perspectiva, el problema indígena
centrado en lo éurico va aser básicamente cul¡¡ral, lo que conduce a configurar un
esque¡na teórico y práctico desmovilizador y coherente cur el proyeco burgués que
sustenta el sistema clasista dominante. Así, los elementos étnicos pueden
constituine en un factor de debilitamienüo y mntraproducentes para la ma¡cha del
movimiento popular.

Al respectq es pertinente indicar que por el contrario, los elementos étnicos, en


la medida en que se inscriben denEo de siaraciones históricas conc¡etrs, deben ser
potenciados políticamente como factses específicm de la lucha clasista.

Por lo tanto, no son aceptables los enfoques que exchsivizan el análisis en base
a la corriente etnicista, ni los que reducen el problema al nivel exclusivamente
clasista, en su vertiente economicist¡" omitiendo la existencia de los grupos étnicos
o de sus reivindicaciones específicas. De ahí que una adecuada visión debe
contemplar el reconocimiento socio culu¡¡al de estos grupos, cla¡o está sin perder de
vista la base clasista en que éstos cobran sentido. En esta penpectiv4 el análisis del
problema éhico no puede desvinculane del de los problernas clasistas y vicevena.

245
Así mismo, la cuestión étnica no puede reduci¡se al aspecto cultural; éste es
únicamente un componente eritre otros factores que forrnan parte en la conformación
de lo étnico. Por lo tanüo, como dice Díaz Polanco, lo étnico no debe comprenderse
como separado de la estn¡c¡¡ra de clases, sino como una dimensión socio cultu¡al de
ésta.

En tano lo égrico y lo clasista no son cosas distintas, en su falsa separación


actúan posiciones burguesas que niegan la posibilidad de que los grupos étnicos se
comprendan en el marco del análisis de la lucha de clases de la otalidad social.
Quedarse en este tipo de análisis es situa¡se en la perspectiva etnicista que
disoniona el conaimiento real del problema indígena.

Por lo expuesto, el análisis de las ciencias sociales sobre la cuestión indígena


debe buscar la Superación de las interpretaciones burguesas y conEalresta¡ su
incidencia en los análisis y orientación del movimiento campesino indígena y' por
otro lado, replantear las interpretaciones tradicionales de orden clasista. Es preciso
que en el tratamiento teórico de lo indígena se profundice el estudio de lo étnico
como un elemento importante para su mejor comprensión.

Por otro lado, frente a este tipo de problemas que afrontan y afectan a las
organizaciones populares y sus formas de lucha (específicamente los analizados en
este estudio concernientes al campesinado indígena), la izquierda tiene una importante
tarea en su solución.

Cabe en esta pafte precisar que, miAnEas la conducción de las organizaciones


campesinas indíganas se dejen entrampaf en tendencias y políticas burguesas no
contribuirán al proceso de lucha clasista y las reivindicaciones centrales de esta
población seguirán sin solución. Et hecho de que el imperialismo haya tomado
lspacio en la conducción y orientación de los movimientos indígenas plantea la
necesidad de que la izquierda presente una alternativa al problema indígena.

Frente a la rremetida de tendencias burguesas en la conducción y orientación de


las oraganizaciones indígenas y su movimiento es imperioso fijar una nueva
perspectiua de tratamieno a las reivindicaciones de este sector, dándole a la lucha del
iampesinado indígena un lugar específico en la que lleva adelante el conjunto del
movimiento poPular.

La consideración objetiva de la potencialidad del indigenado y sus elementos


específicos y estrategias de lucha es imprescindible para la lucha de clases;
contemplarli o dejar de contemplarla puede acarrear importantes determinantes
políticas, (dada la incidencia política que cadavez alcutzael movimiento campesino

246
indígena) en este contexto: puede implicar que la burguesía siga apropiándose de
los elernentos especÍficos de lucha de es¡os soclores o, Por el contrario, la
potenciación de la lucha clasista a parir de estos elemenos.

I-a legítima reivindicación étnica no debe convertine en el obstáculo para la


clara participación política de la población campesina indígena a través de sus
organizaciones en la lucha de clases. Por ello, es irnportante que la izquierda llegue a
profundizar teóricamenle los aspectos étnico-culturales; esto permitirá la mejor
comprensión y conocimiento de la realida( aspecto imprescindible para la
orientación de la práctica política de la izquierda hacia este iÍiportante sector social,
así como de los demás secüores populues.

247
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PUBLICACIONES PERIODICAS

Revista Nueva Na 44, 45, 46.


Cuadernos Nueva N'7 "La Cuestión Indlgena en el Ecuador",
Quito, 1983.

257
INDICE

PRESENTACION ......... 5
INTRODUCCION .......

CAPITULO I
EL PROBLEMA INDIGENA EN EL CONTEXTO
LATINOAMERICANO

1. 1. VISION GENERAL DEL PROBLEMA t1


t.2. PRINCIPALES CORRIENTES DE INTERPRETACION r7
La Corriente Indigenista ............. 18
T endenc ia Ew I ucionista 19
T ende nc ia C ul t urali sta-funcio rulis,n 20
EI Inügeüstno Oficial 22
La Corriente Etnicista 25
El Etrcpopulisno 25
Ellndianist¡a 27
La Corriente Clasista 30
Situación estructutal d¿ la poblacün itúígerw 3l
Las nacbrnli¿lad¿s 34
PolíücaEstatal 36
NOTAS 43

CAPITULO II
DESARROLLO DEL CAPTTALISMO Y SITUACION DE
LA POBLACION INDIGENA EN EL ECUADOR
2.1. ANTECEDENTESHISTORICOS 49

2s9
2.2. MODERNZACION RURAL Y CAMBIOS SOCIALES
CONTEMPORANEOS 58
El proceso de modernización 58
Principales efectos sociales 70
NOTAS 77

CAPITULO III
EL PROCESO ORGANIZATIVO
DE LA POBLACION CAMPESINA

3.1. ASPECTOS CONCEPTUALES 83


3.2. PERIODOS ORGANIZATIVOS 85
PerÍodo de movilización 85
Período de formación del movimiento 93
NOTAS 105

CAPITULO Iv
PRINCIPALES LINEAS DE INTERPRETACION DEL
PROBLEMA INDIGENA EN EL ECUADOR

4.1. ASPECTOS GENERALES ll1


IAs lírcas dcl dcbare 113
P re cisiones c onceptuale s 115
4.2. EI.EMENTOS CENTRALES DELDEBATE tr'7
El problema de la tierra rr7
La organización polítiga ........... 119
La dimensión cultural .............. 122
La gestión estatal r25
NOTAS 133

CAPITULO V
LA DEMANDA INDIGENA
5.1. PUNTOS CENTRALES ............. r39
5.2. REIVINDICACIONES EN LA SIERRA 142
Twtu 142
Edtrcacüny cuttwa 145
5.3. REIVINDICACIONES EN EL ORIENTE 147
Tiara r49
Ticnayrecwsos 150

zffi
Educacióny cultwa lS2
Penetaciónldeológica 155
5.4. REIVINDICACIONESENLACOSTA 157
NOTAS 163

CAPITULO VI
POLITICAS ESTALES FRENTE A LA
POBLACION INDIGENA

6.l. EVOLUCION DE LAS POLITICAS ESTATALES .................. 169


Antecedentes.............. .. 169
6.2. POLMCAS DE INTEGRACION NI
Política desarrollista-productivista n6
6.3. CARACTERZACION SOCIO POLITICA DEL PERIODO
1979-1984
t79
6.4. POLITICA ESTATAL EN EL PERIODO CONSTITUCIONAL ... r82
6.5. POLMCA NEOINDIGENISTA OFICI.AL r88
NOTAS r9"7

CAPITULO VII
LA PRACTICA ESTATAL

7.1. LOS CAMPOS DE ACCION 20s


7.2, LAPOLITICAEDUCATIVA Y CULTI,'RAL .......... 208
7.3. POLITICA FRENTE A LOS RECURSOS PRODUCTIVOS ...... 215
7 .4. LA POLMCADE PROMOCION ORGANTZACIONAL 222
NOTAS. 229

CAPITULO VIII
REFLEXIONES FINALES
8.I. SOBRE LA POLITICA ESTATAL 23s
8.2. SOBRELAS ORGANZACIONES INDIGENAS 238
8.3. SOBRE LAS CORRTENTES TEORICAS y LA UQLTIERDA 244

BBIIOGRÁI¡L{ 249

26r

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