Los Indigena y El Estado en El Ecuador
Los Indigena y El Estado en El Ecuador
Los Indigena y El Estado en El Ecuador
EL ESTADO EN
EL ECUADOR
El levantamiento indÍgena de
Mayo y Junio de 1990 que tuvo un ca-
rácter global y nacional hasta entonces
inéüto y la marcha de la OPIp de
Abril y Mayo de 19g2, demuestran que
el movimiento indígena ha pasado a
ser una fuerza societal de enormes
pro¡rorciones y se ha consolidado como
interlocutor del estado.
Los editores
Mayo dp 1992
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION
EL NUEVO CONTEXTO
El estudio "Los Indígenas y el Estado en el Ecuador,,, publicado en 19g6, en
general, intentó arwlizar la relación Estado-Pueblos Indígenas a nivel latinoanurica¡w
y, concretamente, en el Ecuador. Muclws de las interpretaciotus y
fiirmaciones con-
tenidas allí, obviamente, responüeron a otra coyuntura socio porítica; sin embargo,
muclws elementos de aruilisis que quedaron sugeridos en aquel entonces se confirman
y siguen vigentes, aspecto quz justifica plenamente esta segwrfu eüción.
Indudablemente, durante estos últimos años han ocurrido tvctas sigüfícati-
vos en los campos político, económico, social y cultural que han moüficafu la rela-
ción Estado-Pueblos lndígenas, motivo central de este estudio. En este prefacio a la
presente edicün, se trata de recoger nuevos elementos de anólisis en el ónimo de ac-
tualizar y reflexionar sobre los principales acontecímientos. Concretamente, el
"demanbe del socialismo real" es un acontecimiento de especial importancia pa.ra
la
evolución política de los sectores populares, tanto del continente como de nuestro
país. Especlficamente la movilización de los indígenas,fuertemente animada por
el
pensuniento de izquierda, se encuentra en un momento decisivo lucgo de asimilar los
efectos que acompañan a dicho "derrumbe". En realidad, hay un giro sustancial no
sólo en la perspectiva de este movimiento, sino en lo relativo a la comprensión de
esta problemótica.
Definitivamente,los indígenas se mueven ahora en un contexto político muy
diferente al quc se había dctectado a mediados de los ochenta. La circunstancia actual,
como se verá luego, conftere retos novedosos y complejoJ 4 .fr¿.f aspiraciones y
reivindicacio¡tcs. De allí la importancia de interpretar la evolución de esta situación
con un criterio mós amplio para así aportar al esclarecimiento d,e un problema que
ahora aparece incuestionablemente como uno de los más trascendentales para el
futuro de las rwciones latinoamericanas.
En los últimos tiempos, mas que cambios esrructwales de ntestras sociefudes
se han suscitado giros signifícativos en el comportamiento socio político
tanto de
los Estados como de los movimienros sociales, caso concreto de los pueblos
VII
indígenas de latinoamérica, quienes han estucturado movimientos sociales que, en
Ios últimos años han sido - como en el Ecuador - protagonistas políticos ya recono'
cidos socialmente.
Contextualizando un poco, se pucde aftrmar qrc en latircarnérica, Ia ücfu de
los ochenta inició con el resurgimiento de nuevos movimientos sociales, paralelo
con el proceso de instawación dc regímenes "d¿mocráticos", lo qrc permitü en cierta
dc y
forma, Ia participación política de sectores tradicionalmente marginados
éste
VIII
al Estado. En general, estos movimientos constituyen la expresión y representación
de las demandas y reivindicaciones de estos sectores populares. Estos movimientos
han resurgido como respuesta a la situación de explotación y opresión en que viven.
Surgen como nuevos sujetos sociales y políticos, con nuevas y renovadas demandas
frente a la sociedad y al Estado; de manera casi general, plantean el catnbio de las
bases estructuroles de los Estados y sociedades nacionales.
En muclns casos Ia particición política indígeru adopta modalidades tradicio-
nales, basadas en formas comunitarias que demuestran una lenta incorporación al
sistema político oficial-formal; se observa un énfasis en presevar la cohesión étnics,
lo que ha colocado a algunos movimientos en la disyuntiva de vincularse con
partidos políticos,fundamenlalmente de izquierda, o participar mediante estructuras
políticas propias. A partir de esto se ha dado paso a la conformación de modalidades
organizativas que inciden en las estructuras de poder local y, en ciertos casos, a nivel
twcional.
En la actwlidad los movimientos indígenas lstinoamericanos en gran meüda,
estón impulsando lq reafirmación de la IDENTIDAD INDIGENA y la bfuqueda del
ejercicio de la AUT)DETERMINACIoN y otros derechos sociales, económicos.
políticos y culturales.
Revisadas las demandas globales, la totalidad de los movimientos indígenas
de latinoamérica estan planteando procesos redistributivos de la tierrq, recursos
twturales y defensa del ecosistema. Ha reaparecido la demanda por la reforma agraria a
la que se le agrega una connotación y contenido érnico político que, no signiftca
exclusivamente el reparto de las tierrcs, sino que, demandan el control del territorio.
topando de estaforma la estuctwa misma de nuestras sociedadcs.
Efectivamente, los indios organizados del conrinente empiezan a ser gesnres
de proyectos sociules con alcance nacional y continenral. sus demandas parten
de la
apelación a los sistemas de control potítico y cultural de los pueblos indígenas y
mós sectores populares. cuestionan Ios sisremas de democracia
formal que no
responden a sw intereses, por lo quz se han planteada buscar alternativas
de organi-
zación socio-políticas propias. Buscan la libersción a través del pleno
ejercicio de ta
AUTqDETERMINACI)N'.. h recuperación y control de sus tierras, territorios y
x
recursos productivos, el libre desarrollo de sus formas de organización social, la
supresión de todas las formas de explotación y opresión neocolonial subsistentes, la
democratización real de los aparatos estatales, la viabilidad de las tecnologías de
producción indígenas y populares: la defensa de los derechos humanos y del medio
ecológico, entre olros.
Es decir, plantean la estructuración de un nu/evo orden social, aspecto que no
debe entenderse como el intento de formar Estados paralelos a los existentes, sino la
creación de Estados plurinacionales, donde se reconozca la eistencia de pucblos
diferentes con derecln a d¿sarrollarse plenamente, para Io que proponen ir contrubu-
yendo a la construcción nacional plural. En esta perspecliva las demandas de los
movimientos indígenas de América rebasan lo indio, presentan proyec¡os de índole
nacional con alcance continental.
El alto grado de consenso de los movimientos indígenas de Latinoamérica
frente a estas demandas, ha sido posible en gran medida, por la coyuntura quc ofrece
1992, a propósito de cumplirse 500 años de invasión europea a América. Esta
coyuntura ha permitido que a partir del rechazo a la "celebración" del suprtcsto
"descubrimiento" de América por parte de los movimientos indígenas se valan
abriendo espacios de discusión en torno a problemáticas comunes de los diversos
pueblos indios del continente, asi como también estableciendo mecanismos de comu'
nicacióny coorünación de accíones conjuntos para impulsar ma denanda contircntal
en defensa de sus derechos históricos.
Ahora bien, frente a esta irrupción general de los movimientos sociales ! en
particular de los movimientos indígenas en América Latina, Ia respuesta de los
gobiernos (Estados) ha ido de dosformas basicatnente: por unt Wle la aplicacün de
políticas neoindigenistas, desarrollistas a nivel del agro, despliegue de programas
sociales, culturales y educativos y, por otra parte, la persecución y la represión a los
lideres de los movimientos. El resultado de este tipo de pollticas estatales es por un
Iado el amortiguamiento de los procesos de lucha, la desmovilización y cooptación
en algunos casos de organizaciones y dirigentes y, por otro lado, la radicalización
mayor de los movimientos indígenas asi como, la busqueda fu alianzas y solidddad
con otros sectores populares tanto nacionales como internacionales.
La respuesta de las clases dominantes - de la nueva derecla', sobre todo de
pensamiento neoconservador, ha sido ver como acabadas dcfinitivamente las luclws
de los movimientos sociales populares, a consecuencia del fracaso del socialismo
real. Todo esto ha venido siendo reforzado por una oleada de contrarrevolución
ideológica que lamenrablemente en muchos casos, domina la mente de nuestros
pueblos y empuja la consolidación y supremacía del sistema capitalista. Toda esta
X
situación se fragua dentro de sistemas "democróticos" donde se impone unaforma
democrótica de acuerdo a la convenienr:ia de los sectores que sustenan el control
social desde utu óptica eminentemente antisocialisra6.
A toda esta situación, se agrega la agudización de la crisis económica de todos
los paises de latinoamérica, con lo que se ha masificado la pobreza de la mayoría de
los sectores sociales: es decir, se da un proceso de "lumpenización" social.
El papel integrador de los sectores populares al sistema ¡n rw cesado, a pesar
de su debilitamiento, que ha signiftcado perder en parte er carócter de Estado "me-
diador o benefactor", lo que en la próctica se ha traútcido en una doble inpugnación
al Estado: tanto la nueva derecha como los movimientos sociales populares se
presentan como impugnadores de los Estados Nacionales pero, con intereses dife-
rentes. Los movimientos sociales populares cuestionan el carócter y naturaleza de la
sociedad, del Estado y de los sistemas democrótico formales, buscando su trans-
formación; en carnbio, la nueva d¿recha trata de que el Estado sea menosfucrte pero
mósfuncional a los intereses del capital.
En este instanrc, el Estado "benefactor", centalista e intervenror, se halla
"entre la espada y la pared", en medio de una impugnación generalizada ,'so-
dc la
ciedad civil". Dentro de ésta, desde luego, se perciben varias propuestas de trans-
formación estatal, pero clara¡nente se puede distinguir aquetla que b4sca u¡a fuscen-
tralizacióny democratizaciónfundnda en la potencialidady tradicio¡tcs organizativas
de "los de abajo", de aquella que unicamente busca laforma dc acomodar mejor a los
poderosos mediante un programa de privatizaciones y reforma administrativa que
les
favorezca. En la coyuntura actu.al, donde el peso de ta detda exterrut y la agydización
de Ia pobreza y dependencia agobian a nuestros pueblos, no cabe duda de qrc la pri-
mera aparece como una opción considerable que sale a confrontar a la segunda con
apr ec iab le s po s ibil i dades.
Esta alternativa, lejos de "enterrar" ras opciones de izquierda, se apoya en ella
y demanda su espabilamiento en un instante en que avanza enforma abrumadora
la
"derechización" del mundo y el "fin de tas ideologías" . como ya se
anotó en el libro,
en gran meüda, depende de su capacidad creativa y autocrítica el que el derrotero
abierto por el movimiento indígena en nuestros países llegue a unafase efectiva-
mente transformadora. La izquierdn organizada no puede qucdarse en el lamento y
mas
bi¿n necesita ir estructurapdo una esrrategia que se sdecúE a la realidady exigencias
actuales de los nuevos movimientos sociales, recuwrando su capacidad
críticafrente
a un sistema social que de ningún modo ha modificado su carócter opresivo y
XI
explorador, más alló de los artificios retóricos de quienes, por defenderlo, buscan
eliminar infructuosamente del anólisis las evidencias dc injusticia y miseria en 6tas
socicdades.
Para el pensamiento crítico y la acción de izquierda, es importante tatar el
problema érnico-nacional en los países en que este aspecto se halla presente. A la luz
de los acontecimienlos munüales,leios de sentirse "dcrrotados" y viendo el "fin de Ia
historia", es imprescindible mas bien iniciar una serie de replanteamientos que' no
tanto signifrquen un mero reacomodo de conceptos a las circunstancias actuales o la
renuncia a principios políticos y sistemas interpretativos todavía vólidos, sino una
reorienración de las prácticas y sus fundamentos quc permita avanzar en las anténticas
tareas de cambio y transformación social. El "vanguardismo" de la clase obrera y la
operativización de la realidad a partir del uso exclusivo del paradigma económico'
prodyctivo, definitivamente , Íienen qu¿ ser replanteados. La identidad y la cultura rc
ptreden seguir siendo considerados como meros epifenómenos de lo económico, sino
como factores de extaordinaria incidencia en la realidad y el fUwo dc rurcstros pue'
blos. Aceptarlo, no significa claudicar, sino avanzar en el conocimiento y su imple'
menlación efectivamente humanista y revolucionaria en los ámbilos socitks a que se
dctu.
Elecualoriano, es desde luego una experiencia que bienvale co¡uiderar
caso
precisamente desd¿ esre enfoque.Por ello se cree oportuna Ia segunda edición d¿ este
Iibro. No se ha querido "reescribirlo" sino dejarto tal cual, solamente con las
necesarias correcciones de índole editorial. Pero, al mismo tiempo, se ha visto como
inüspensable elaborar un breve bosquejo de Io que ha ocurrido desde lafecla dc su
pubticación en adelanle, tanto para actualizarlo corn para emprender u¡w necesaria
segunda lecrura que permita establecer paralelos, reincidencias o falencias de los
he c la s all í e nunc iada s.
xil
Los cambios provocados por la promulgación de la Reforma Agraria en las
ücadas del Ñ y 70, que en realidad, obedecieron a la necesidad de modcrnizar el agro
mós quc a la presión popular, no hicieron otra cosa quc reproducir las dcsigualdades y
acenluar aún mós los procesos de diftrenciación y descomposición socio-económica y
cultural de gran parte de la población rural ecuatoriarn. Si bien la lucha por la tiena
había alcanzado algún logro, su limitada repartición por parte del Estado no redunü
en un verdadero ca¡nbio social para la población indígena y campesina. Al contrario,
neutralizó su impulso inicial y, como efecto de su implementación "modernizante" ,
lo diluyó en prácticas inmediatistas (demandas de servicios, infraestructura, crédito,
asistencia técnica, salud, educación, etc.) que muy pronto prefiguraron, en lo que
respecta a los indígenas,la constitución de una tendcncia organizativa eminentemente
"culturalista" dentro de esta población. Para ello, como se señala en el libro, el
Estado, con el "retorno a la democracia", cumplió con su propósiro cooptador, al
sobredimensionar la efectiva y vólida demands culrural por encima de la todavís
inconclusa cuestión agraria y captar dirigentes indios para los programas de índole
educativo-cultural.
Esta actitud, sin duda tenía por propósito el zanjar distancias ente las posi-
ciones de "clase" y las de corte étnico, dentro de una estrategia estatal y de los
sectores interesados en dividir al movimiento popular. Et debate suscitado, chocó
lamentablemente con una renuencia izquierdista de aceptar la vigencia de la dimen-
sión étnica de la problemótica rural, propiciándose con ello el disranciamiento
indígena buscado por los seclores dominantes. Es esta entonces la circunstancia en
quc, al mediar la década del 80, el movimiento indígena se debatía eilre tend¿ncias
que, a su interior, eran susceptibles de ser captadas defrnitivamente por las políticas
desarrollistas del Estado y las quz, por el contrario, impulsaban una línea de alianza
popular "revolucionaria" opuesta a dicha cooptación. Entre estas dos, no era üfícil
advertir la presencia de una rercera verriente mós inclirnda por el',purismo indio,' en
todo su controverüdo utopismo y potencialidadT.
si bien se llegó a alertar en ese enbnces sobre el predominio que estaba
adquiriendo la posición culluralista al interior del movimiento indígena, cabe dejar
claro quc éste, sensible a la creciente pauperización de la población indígena, pronto
XIII
reaswúó la problemótica agraria y la cuestión de los dereclns políticos conculcafus,
hasta fijar una posición mó.s integral y acabada que definitivamente coniugars su
heterogeneidod dentro de una propuesta mas unituria.
Lo importante de estos últimos años es que estas corrientes culturalistas,
inüanistas, etnopopulistas, no han tomado mayor fuerza y por el contrario se la ob-
servado en el movimiento indígena ecualori.ano un proceso de mdurez, de unifica'
ción organizativa nacional, llegóndnse a superar de alguna morr¿ra, Iafalsa separacün
entre étniay clase.
Efectivamente, ha habido una fusión, una incorporación del elemcnto étnico
cultural que lnfortalecido el discurso y las prócticas reivindicativas del movimiento
ind.ígena. Asi, el aspecto étnico ya tn se constituye en un elemento desarticulador, de
debilitamiento, sino de fuerza. Con esta afirmación tampoco queremos absolutizar
este comporlamiento: no se descarta el hecho de que han seguido eistiendo corrien-
res indianistas, culturalistas y etnopopulistas que lwn tratado de tergiversar la lucla,
tleganfu ainciür en ciertas oragaüzaciorus,lnciéndolas retroceder conplaneonien'
tos racistas - de racismo al reves, del indio lucia el blanco y mestizo -, de aüonomh
y pfurinacionatidad pero, bajo concepciones y prócticas nunipuladas que respondcn a
intereses pregonados por lafamosa "transrncionalización de la cultura" o el principio
del derecln phtriétnico y pluriracional pero, desdc el punto d¿ vista de la furecla'
A pesar de estos problemas si se han dado pasos significativos. La
reivindicación del movimiento indígena en favor de la valorización de los elementos
étüco-culturales, estó sirviendo como instrumento de lucha. Mós que discutir sobre
categorías teóricas prima la claridad en la identificación de intereses comunes. Con el
tiempo la reivindicación étnico cultural tomó tascendencia puesto que fue incor'
porando contenidos políticos y no se quedó en la mera propuesta etnicista- Asi se
pued.e asegurar que en los últimos años asistimos 4 una elapa de resurgimiento
polírico de la cultura indígena traducida en la mayor afirmación de Ia identidad y
cohesión étnica.
El creciente desarrollo organizativo indígena a nivel regional y rucional y la
definitiva conformación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas d¿l Ecuador
(CONNE), en reemplazo dcl anterior CONACNIE (Conseio Naciorul de Coordiru-
ción de Nacionalidades Indigenas del Ecuador), constituyeron al respecto pasos
imporrantes en la configuracíón y definición de los obietivos y estrategias a seguir,
dondc ya se percibía claramente lafusión de las perspectivas dc "clase" y "etücidad" a
su interior. (Ver cuad¡o anem).
Estaaftrmación, por orro lada, tuvo por factor precipitante a la dura represión
política desatada por el régimen de Febres Cordero (1984'1988) y la imposición de
Xry
su política agraria centrada en el apoJo casi exclusivo a la agricultura empresarial
agro-exportadora. A la consecutita crisis de la pequeña economía campesina pronto
se habrían de añadir severos efecuts de tipo socio-económico, tales como el desabas-
tecimiento interno, el proceso inflacionario, la migración campesina y la desesta-
bilización de lafrontera agrícola interna, panorama al que lnbría de agregar el clímax
depredador provocada por ladesbocada política concesionaria de recu¡sos no renova-
bles ipulsada por esre régimen en la región oriental. No está demós preciso,r que la
protesta indígena al respecto fuc acallada mediante la represión directa a sus maüfes-
taciones, el desconocimiento y deslegitimación de sus organizaciones y el auspicio
ofrcial a otas d¿ caracter clientela4.
El debacle provocado por esta porítica en la población indígena explica el
éxito electoral que la social-democracía obuviera al proponer unfrerc a este abwo y
reconocer la situación de la población indígena como un problema a la vez
económico y étnico-cultural. Al contemplarse a los pueblos ínüos como ,,nacionalí-
dades" dentro de los planes de gobierno, practicamcnte se ofertaba ma nyevaforma
de
trato estatal hacia esta población, cue.\tión que desperró enorme expectativa no sólo
en los ómbitos indígenas, sino a nivel nacional e internacional.
En la prdctica, sin embargo, el nuevo régimen, sin lograr deslindarse de las
imposiciones de un capitalismo inrernacionar ubicado en el tope de la propucsta
neo-
liberal, no pudo otra cosa que reedirar ra potítica neo-indigenistaya dcsarrollada
el gobierno Roldós-Ílurtado. La propuesra de apoyo
w,
a los derechos económicos,
políticos y culturales de los indios, con base en la recuperación,
defensay garantías
constitucionales para sus recursos bósicos y de vida social,
formas no fueron vistos
como prioritarios; se puso una vez más et énfasis en las políticas educativas
y
servicios secundarios de bienestar social9. y si bien ésto significaba
un avance en
relación al retroce.so político y cuhural tlesencadenado por Febres
cord.ero, no
constituía una medida frontal para frenar los efecros socio-económicos
arriba
señalados. No podía ser de otra mcaera pues permanecían inractas
las restricciones
XV
impttcstas por los organismos financieros internacionales, los qu¿ en gran meüda
eigían la reducción dcl " gasto social" y del " intervencionismo eslatal" , con miras a
la aperrura definitiva de Ia economía de mercado en nuaslro país. De este modo,al
mediar su período, el régimen de Rodrigo Boria poco labía avanzado en materia
económica favorable a los sectores populares y asl habría de experimentar el
aconlecimienro político mós importante de los úItimos años, el que iustanente, baio
el término de "levantamiento", habría de involucrar a los inüos en Ia pleüttü de sa
mdwaciónorganizuiva.
Pero, antes d¿ entrar en el aruilisis de este importante aconlecimienlo, es per'
tbtente dcrenerse wL poco en la caracterizacün de la dcnunda üdígem eryresada t aslo
ese entonces y la forma como el Estado ecuatoriano ha reaccionado frente a esta
situación.
XVI
territorialfavorable a los indioslo. Pero, en un segundo momento, avanza hacia la
corformación de un nuevo concepto de ordenamiento económico, político y jurídico,
en la medida de que se propone la vigencia de un derecln especial para administrar
sus recursos de acuerdo con sus intereses y tradiciones. En este punto, el petitorio
obliga ¡a solamente a una redeftnición de los modelos dc desarrollo nacional, sino, y
lo que es mós grave aún, de las normas y valores que rigen la vida de los ecuato-
riatas, consagrados en su Carta Constitucional.
La propuesta obviamente se instala en el escenario de la lucha por dereclus
políticos dentro de la octual sociedad nacional y su ordcramiento estatal. Este, como
se lee en el libro, se halla sustentodo en gran medida sobre una estructura de explo-
tación que todavía pesa sobre el inüo, y mal se podría esperar que quienes lo detentan
y controlan estén dispuestos a ceder facilmente sus privilegios. No es de enrañar
enlonces lafuribunda reacción de determinados sectores en contra dc las propucstas
indias de "autodeterminación" y "autogobierno"l I , las que, a todas luces, cuestionan
el mecanismo central del mal funcionamiento de la sociedad ecuatoriana, cunl es su
sistema político estatal todavía elilista y escasamente representaÍivo.
Aunque se ha querido crear confu.sión en la opinión pública sobre el carócter
de esta detrcndn, ésta ya cuenta con un considerable consenso ruciaral. No se trata de
la creación de "un Estado dentro de otro Estado", sino de la configuración de un
nuevo orden que recoja la transformación y maduración política y cultural que ha
experimentado la sociedad civil en estos años. En ella destaca el indio como nuevo
sujeto social, en tanto busca un nivel de represenación y participación política que
corresponda con el grado de su real aporrc a la socicdad nacional y con el avance
general de Ia d¿mocratización en el país.
como se puede ver, no se r.rata orravez de un problema simple de "inte-
gración" al "d¿sarrollo nacional", sino de activar un nu.evo estilo de ordenanicnto que
XVII
acoja la diversidad socio-cultural de la sociedad ecuatoriana, d¿ntro de un enfoque
creativo que no anule su potencialidad, sino que la active en benefício de los autén-
tico s obj e tivo s nac io rnl e s.
Así, por ejempto, la "autonomía" propuesta por los indios se relíere en
realidad a Ia búsqueda de un régimen especial que adtnitaformas de "autogobierno"
para ciertas óreas de predominio irulígerw, afin de que logren adninistrar sus ctsutttos
colectivos de acuerdo con sus intereses y tradiciones, y sin desconectarse lampoco de
la vida nacional. No se trataría tanto de marginarse de la institucio¡talidad estatal,
sino de alcanzar un estatuto especial en el marco d¿ una ley fmdanental nacional
qrc
reconozca el derecln a la diferencia cultural. [Jn régimen d¿ auonomía o de autodcter-
minación indígena no conllevaría otra cosa que la posibilidad de que determinados
grupos de tradición histórica y cultural diferente puedan desanollar libremente sus
modos de vida, ejercer |os derechos que les asiste por su condición de comunidodes
étnicas y maneJar sus asuntos de interés colectivo por su cuental2. Lo demás, es
dccir, el contexto in^sriuciona! global, tendría que conciliar esta ünóünica con obieti'
vos de genuirc desarrollo cenlrado en el ser humano, cue slión qte se loru, desde ya
en una rarea de reconstrucción gtobal libre y soberana de toda la sociedd ecuanriata.
explica, en consecuencia, que la demanda irdígena se proyecte lacia un
Esto
acto d¿ reconcimiento globat de que el Ecuodor es un país plural. La petición sobre
la reforma constilucional, donde se reconozca oficialmente al Ecuador como un país
"plurinacional" y "multicukural", es una consecuencis lógica de la lucln indígena y
no un capricho conceptual o mero afán de "divisionismo". Se busca emprendcr una
disct¿sión suscitadora al respecto y no, como algunos tergiversan, iustifícar a poste'
riori una desmembración del País.
De hecho, ta discusión ha iniciaclo con pie firme. En el plano iurídico, el
planteamiento inrlígena ha delatarlo ta debilidad de un sislema legal que, paraü-
gicarnente, por un lafui, anula en el papel la diversidad cultursl dc la sociedad ecuilo'
riana, mien¡as por otro la sanciona a diario con una próctica procestnl discrimi'
natorial3 . Con ello se tlesnuda las actitudes racista de ciertos sectores. Por ello, al
detectarse estas incoherencias, no se postula discutir solamente sobre el perfec'
cionamiento del sistema legal, sino sobre la posibitidad de crear otro, con base en el
dereclw consuetudinario, que facitite la implementación de wa institucbnalidad qw
XVIII
acoia los derechos socio-culturales del conjunto de la población indígenay se torne
en la base consütutiva de un Estado plural.
Bajo este criterio, todos los aspectos de la vida cotidiana alcanzan una
percepción diferente. El asunto educativo, por ejemplo, ya no puede ser visto como
una próctica desgajada del conjunto de la demanda, ni como una política sujeta al
arbitrio de cualquier gobierno de turno: se torna en una política inveterada de reva-
lorización cultural de la población indígena que debe ser asumiday controlada por los
propios indios con miras a su maduración política y recuperación económica. La
gestión de sus derechos políticos y culturales, tanto individuales como colectivos,
por otra parte, se inscribe en un marco de lucha por el reconocimiento de su dimen-
sión de colectivifudes culturales díferentes, con auronomía para autoregirse y vincu-
larse a los demós sectores de la sociedad nacional e interrwcio¡wl.
Esta perspectiva coloca a Ia demanda indígena en el escerurio de la luclw por
los derechos humanos y garantías para los pueblos oprimidos de todo el orbe. Al
alcanzar esta ponderación, definitivamente, el movimiento indígena ecuatoríano
obtiene un sitial inusitado, convirtiéndose en un referente organizativo a nivel conti-
nental, apreciado, sobre todo, por su prdctica solidaria con el "despertar" de la con-
ciencia india americana, justo en la coyuntura de la "celebración" de los 500 aíws de
la ltegada dc los españoles|4.
sin perder su perspectiva de sector económicamente exprotado, en conse-
cuencia, el movimiento indígena ecuatoriano evolucionó hacia un plano de madurez
política de innegable peso en la sociedad, laciendo prevalecer su coldíción de repre-
senlante de pueblos etnicamente diferentes y oprimidos dispuestos a lograr su
liberación. Pero, al respecto, ¿cual había sido entretanto la reacción esnnl?
XIX
asumió un carócter netamente, represivo y discriminatorio, apenas velado por inicia-
tivas tendientes a crearse una base indígena clicntelar, conformada, como ya se había
dicho, por sectores opuestos a la CONNE. El debacle provocado, como ya se dijo,
suscitó enorme expecladvafrente al gobierno de Rodrigo Boria, sobre todo ltugo de
que su oferta electoral abordó la problemática indígena bajo el concepto de
phuiruciorclidad.
Mas, eI gobierrc de Borja había recibido un aparato esntal con una títica
situación económica, notoriamenle sometida a la presión acreedora de la banca
internacional y bs realineamientos políticos conducidos por Washington. Sin lograr
salirse de estas determinaciones, y reflejando sus limitaciones, el régimen borjisn
puso envigencia un ajuste económico de carócter neo-liberal, afin de contener así la
ir{'Iación y atender ta dcuda euerna. No estó demás referir el impacto quc ésto signi-
fícó para la economía popular; para estos sectores, a este nivel, poco había cambiafu
en referencia a la gestión anterior.
No obstante, eI gobierno de la lzquierda Democrática continn pronun'
cióndose por un nuevo trato a la prohlemática indígena nacional. En su Plan
Nacionat de Desarrollo Económico y Social había destacado la "Falta de
Fortalecimiento dc la ldentidad Nacional y de Reconocimiento del cardcter Multina-
cional y Pluricultural del Ecuador" como uno de los problemns fundamentales del
país, ante lo cual no tuvo reparos en maniftstarse por un "Debate Nacional sobre
Reformas a Ia Consriución Política de la República del Ecuador" de actterdo a las
denandas ptanteadas por las organizacionesl5 .In creación de progranas e irctancias
burocniricas especiales para tratar la cu¿sión indígena lncía úrigar la expectativade
que lwbía en este régimen Ia voluntad política para abocar la demanda indígena
integral, mas aún a sabiendts del descalsbro que atravesabon eslos sectores gracias al
febrescorderato. La evolución de esta política oficial, sin embargo, nuevamente se
proyectó hacia el típico camino neoindigenista.
En efecto, este gobierno privitegió programas educativos al momento de
concretar medidas frente a la población indígena y creó una Comisión Mixta de Alto
Nivel para conocer y formular soluciones a los problemas de este seclor. Pero pronto
esras medidas se desligaron de los problemas fundamentales, como son la falta de
tienas, oportunidades de trabajo y garantías políticas, y así el régimen se üstanció de
la demanda originaria de los indios, para pasar a una práctica de realización de
programas concebidos al margen de los acuerdos entablados con la CONNE y sus
XX
filiates. Paralelo a la virtual paralización de la Reforma Agrarial6., inició la asig-
nación dc tierras a determinadas comunidades orientales. Ante ésto, poco podían lacer
Ios programas educativos, mós aún si éstos debían desarrollarse en un marco de
tensiones con la CONNE.
De este modo, la intención originaria del gobierno social-demócrata se fue
diluyendo en una práctica ambigua y atomizada, tal como había ocwrido ya con el
régimen Roldós-l'lurtado. Pero, alara, dentro de una coyuntwa de agravarniento de la
economía popular campesina y simultóneo fortalecimiento organizativo sobre una
base étnica, cuestiones que habrían de relativizar la eficacia de dicha práctica
neoinügenista.
XXI
derechos como pueblos. De allí ql.e, ante los primeros síntomas de descontento
indígena,los principales personeros del gobierno optaran por el desün.
La primera señal ya se clió en mayo de 1989, cuando en la comunidad amazó-
nica de Sarayacu, ta OPIP retuvo a altos funcionarios del régimen, afín de obligarlos
a cumplir con sus ofrecimientos de titulación de territorios indígenas. Alll se firmó,
arnqt& a lafiurza, el "Acucrdo de Sarayacu", el que contenía un enf,oqu integral para
la demanda particular de ta OPIP. Obviamente, el gobierno desconocü la validez de
dicho acuerdo y como reacción opló por el distanciamieruo frente a estas organiza-
ciones y sus dirigentes, ampliando en cambio sus vínculos con otras opsitoras a Ia
y y
CONNE filiales. Simultaneamente, el régimen empezó a poner reparos
sus
cortapisas a la presencia de esla organización en el prograna de educación bilingrc,
condicíonandole su participación a que disminuyera sus críticas al régimen.
A ésto se sumó la creciente ola de descontento de la población indlgena
serrana, muy gotpeada por el encarecimiento de la vida, la escacez de fiientes
ocupaciorules y la carencia de recwsos productivos. Frustrados por la üwperancia del
IERAC, varias organizaciones habían elegido tomar por la fuerza tierras quc les
correspond'a ocupar al amparo de la ley. De este mofu, se habían acumulafu varios
titigios sin que se vislumbrara un camino de solución denlro de los cónones de
transcción norr¡al.
En estas circunsancias, en abril de 1990, la coNNE llevó a cabo su
Asamblea Ordinaria en Pujití (Cotopaxi), donde se analizaron todos estos problemas,
llegóndose a Ia determinación de efe ctuar en protesta un "levanlamiento indígena" de
carácter naciona!. Sin contar con el apoyo de ningún otro seclor político organizado,
ésre se realizó en los primeros días de iunio, suscitando el gran impacto que ya es de
dominio público.
El gobierno, desde luego, había desestimado el anuncio del indicado "paro".
pero luego entró en apuros al palpar su efectividad y, sobre todo, al constatar su
considerable popularidad. Angustiado y preocupado por Ia evolución de los aconte-
cimientos, aceptó sentarse a discutir con la dirigencia indígena, bajo la interme'
diación de la I gtesia Católica, la plataforma de 16 puntos planteada por la CONNE a
propósilo de I levantamiento.
El,,diálogo" que de altí derivó, sin embargo, se vió atravesado de múltiples
contratiempos ranrc prócticos como de corte político. En realidad, al baiar el nivel de
esta movilización, Ios sectores mós cuestionados por los indígenas, es decir, los
terratenienles y empresarios agropecuarios, ya habían recuperado su capacidad de
responder, acopiando tras de sí a otros sectores, tales como los militares, que
también se sentían preocupados por las tesis indígenas referidas a Ia territorialidady
XXU
unidad nacional. Estas presiones, a lafinal, habrían de incidir poderosamente en el
ánimo conciliad,or del régimen de Borja, hnciendole retroceder en lo qrc respecta a su
oferta electoral frente a los inüos.
La estrategia del régimen fue la de desmovilizar al movimiento indígena,
acogiendo como propia la versión de que los indígenas estaban "manipuladas" por
políticos subversivos nacionales y extanjeros que buscaban diviür al Ecuador. Para
éste, el éxito del levantamiento, no podía haber emanado de los propios indiosy
tenúa quz haber sido gestado desde fuera. Dentro de esta actitud, al presentar Ia OPIP
su propuesta de "Acuerdo Territorial" al gobiernolT, primó en éste el prejuicio y el
formalismo jurídico, aspectos suficientes como para que el régimen califícara estas
iniciativas como "antipatrióticas" y " afltico nstitucionale s".
Para el gobierno, la propuesta de la OPIP constituía la pruzba de las "verda-
deras intenciones" de los indios manipulados y sus asesores. Términos tales como
"territorialidad étnica", "estado plurinacional", "autonomia" o "autodeterminación in-
dígerw" pasaron aformar parte de un léxico no digerible y las organizaciones que los
formulabanfitcron colocadas en el rango de la "antipatria". En estas circunstancias, el
diálogo no podía progresar, se atomizaron las üscusiones.
Así, el conjunto del movimiento indígena nucleado en torno a la CONNE
cayó en un largo impasse marcado por el infructuoso e intermitente diólogo, silua-
ción que ante la opinión publica aparecía como Ia expresión de un reflujo que llevaba
a esta organización lncia su declinación. Las sucesivas declaraciones de la CONNE,
entre las qrc cabe mencionar su anuncio de no apoyar el proceso electoral ecuaforiatn
por ser escasamente representativo de los intereses populares, apenas sonaron a
lamentos postreros de su virtual aletargación.
Como prueba de que ésta involución dependió en gran medida de la poca
habilidad del sector oftcial para tratar con justicia y visión esta situación, se tiene
precisamente a la ulterior evolución de los acontecimientos. Las organizaciones
indígenas, al cuestionar y suspender por enésima vez el diálogo, optsron por
organizar una nueva medida de hecho. Conducidos por la OPIP y con el mísmo
planteamiento del 90, los indígenas del Pastaza emprendieron ente abril y
mayo dc 1992 una larga marcln desde sus comunidades lwcia el Palacio Presid¿ncial
XXUI
en tanlo de ello depende no sólo la supervivencia de un pensamiento sino el destino
concreto de las grande s masas que han conftada en su preücatnento. En este sentido,
es necesario recuperar en el análisis el surgimiento y evolución de los nuevos
movimientos sociales, con miras a desarrollar con y para ellos una reflexión social
que potencie el camino abierto por su participación y concurso. El movimiento
indígena es, de este modo, de extraordinaria importancia para el pensatniento y acción
de la izquierda ecuatoriana. Y sobre ello lwbrd qu¿ desterrar la apropiación dogrrultica
de antiguas tesis políticas, donde se planteaba a la "vanguarüa obrera" como única
salida revolucionaria o, en su defecto, a la participación campesina activada solunen-
te bajo objetivos agrarístas o productivistas. En realidad, hay que reconocer en la
actualidad el potencial movilizador y transformador de la cwstión étnico-nacional, la
que constituye uno puerta de enorme magnitud para los planteamientos políticos más
progresistas de la sociedad ecuatoriana.
En ese sentido, el recuento suscinto que aquí se ha hecho sobre la evolución
del movimiento indígena y su confrontación con el Estado, pretende entregar un
primer aporte para esa tarea. Este ha descorrido las limitaciones tanto del propio
aparato ptiblico com.o del conjunto de la sociedad ecustoriata, al momento en que se
ha buscado mecanismos para solucionar sus problemas estructwales. Pero, de este
ejercicio reflexivo se ha sacado una importante conclusión: los ecuatorianos
contamos en los indios con un referente organizativo popular de incalculable valor.
su madurez política expre.tada en la formulación de una plataforma política de
alcance nacional y popular lo coloca en un sitial antaño detentado por otrasfuerzas
sociales de especial ponderación. Al contar con ellos, los ecuatorianos, en general,
hemos recuperado un sentido de unidatl, autenticidadyfuturo que bienvale la pena
cultivarlo a nombre de una sociedad mós justa, plural y democrótica. Alnra sólofalta
asumir el reto desde la perspectiva del anólisis social y la prdctica política vinculada a
las profundas demandas del conjunto de los .sectores populares de nuestro pab.
XXVI
PRESENTACION
El desafío que presentan los pueblos indígenas es erume; invaden con fuer¿a el
escenario político, la sociedad blanco mestiza y las interprecaciones que la ciencia
social ha realizado de la problemática latinoamericana. El movimiento indígena
cuestiona las bases sobre las cuales se constituyen nuestras sociedades y los
paradigmas de la ciencia social conternporánea. Como acertadamente ha señalado
Norbert Lechner el paradigma fundament¿l de la ciencia social lationoamericana ha
sido la revolución. Ella establece los parámeros pra el anátisis de nuestras sociedades
y sus tendencias.
I.os tres capítulos que se representan a continuación son indudablemente los más
ricos del trabajo. En el capituloV se analizan los divenos contenidos de la demanda
4.
indígena durante el período, diferenciando sus manifesataciones religionales e
identifi cac iones ej es fundamentales : clasistas o etnicistas.
Este rabajo se origina en una constatación: durante la decada del setenta y en los
últimos años se observa la configuración de un movimiento campesino indígena
que, indudablemente, cobra un importante peso político al interior de la sociedad
ecuatoriana. Este fenómeno ha despertado la preocupación en las ciencias sociales
(básicamente en la Antropología y Sociología), así corno en varios ámbitos de la
sociedad civil e, indudablemente, en las diferentes instancias del aparao estatal.
Muchas son las hipótesis y planteamientos que se han hecho al respecto. Así
mismo, son varias las consecuencias políticas que éstas han ocasionado, sobre todo
en las que tiene relación con la lucha unitaria de los sectores populares. Sin
embargo, pese a la trascendencia de esta problemática, hasta el monento no se ha
realizado una evaluación global de esta situación. Máximo se ha llegado a la
conclusión de que el movimiento campesino indígena ha sido cooptado por el
ap¡¡rato estatal, sin detenerse demasiado en sus causas y penpectivas.
8
En efecto, en la coyuntura analizada la práctica estatal frente a la población
indígena estuvo recubierta de un discuno que aquí se denomina "neoindigenista";
éste, a su vez, se vió reforzado por planteamientos provenientes de la corriente
"etnopopulista". Las acciones institucionales surgieron de una intencionalidad
"progresista" que en última instancia no hacía miás que apuntar al mismo proyecrc
integracionista burgués, que en el discurso, se pretendió cuestionar. Esta tesis
intenta discutir est€ aspecto importante, para quienes de una u otra manera se hallan
ubicados dentro de esta problemática.
IU
CAPITIJLO I
EL PROBLEMA INDIGENA
EN EL CONTEXTO
LATINOAMERICANO
lt
reveladores de la situación. El Instituto Indigenista Interamericano (I.I.I.) señala
que la población indígena del continente, que en 1978 ascendía a27.8 millones de
habitantes, se encuentra desigualmente distribuída y confronta situaciones muy
variadas y diferenciadas. Así, aproximadamente 1.5 millones pertenecen a
poblaciones con economía autosuficiente, organización ribal y habitat ropical:
21.2 millones son agricultores campesinos y/o trabajadores rurales eventuales
articulados de alguna forma a relaciones de producción mercantil; y 5.1 millones
viven en medios ¡¡6a¡es (2).
t2
con los europeos esparioles colonizados (Sic), mantienen
vínculos sociales específicos que les dan una identidad
propia como indígenas en el contexto local y son, a su vez,
identificados como tales por las poblaciones no indígenas de
los países. (5).
CUADRO N' 1
POBLACION INDIGENA DE ACUERDO A SITUACION SOCIAL (197S)
DE LOS PAISES LATINOAMERICANOS MIEMBROS DEL I.I.I.
(cifras en miles)
SITUACION SOCIAL
PAIS Org. Org. Loc. Total 7o de la,
trlbal Campeslna Urbana absoluto pobl.nac.4
13
PAIS
Org. Org. Loc. Total 7o de ls
trlbal Crmpeslna Urb¡n¡ Abe oluto pobl. nac. /
En este sentido, según se observa en este cuadlo, la situación en cada país sería
correlativa a la importancia demográfica de la población indígena y su grado de
integración a la sociedad nacional. Al respecto, se plede apreciar la conformación de
bloques de países con mayor o nrenor presencia de población indígena y, por lo
tanto, con problemas estrucl¡rales corelativos a esta proporción.
t4
De todos modos, haciendo una apreciación general, el I.I.I. precisa como
problemas comunes, la concenüación de la tierra en pocas manos, la explotación y
merma de sus recursos nahrales, la implernentación de proyectos de modernización
inadecuados y la escasa apertura en favor de esta población, lo que en resumen ha
provocado la situación deteriorada de la población inügena del continente (6). e
eslo habría que agrcgarque la sitnciúr de pobreza, descornposición de las formas de
producción social, rculturación, etc. de la población indígena, obedece a causas
estructurales que tienen su raíz en el proceso de acumulación capitalista, que ha ido
determinando históricanpnte cambios profundos en las sociedades en las que esta
población está inserta.
15
imperativo del desanollo capitalista y la modernización empujado por las clases
dominantes.
16
Planteada así la problernática se ha suscitado una intensa polémica enre las
interpretaciones influenciadas por la corriente etnicisa y la clasista DeritFo de esta
polémica se han proyectado las perspectivas políticas y posiciones de clase que
orient¿n las organizaciones y movimientos indígenas en Latinoamérica. AI
respecto, en esle estudio se indagan algunos aspectos con relación al caso
ecuatoriano.
f. indigenista
2. etnicista (ernopopulista)
3. clasista-
Así en este estudio se entenderá que las divenas corrientes de interpretación del
problema indígena responden a posiciones contradicorias de clase.
L7
desrucción de sus bases de sustenüación, pasando a ser regidas por las leyes que
impone el funcionamiento del capital. Así la integración de onas formas sociales al
sistema es una tendencia que se vincula al desanollo del capitalismo. Es decir la
integración implica la transformación de las formas socio-económicas no
capitalistas a imagen y semejanza de los rasgos que constituyen la naturaleza
histórica del capital.
La Corriente Indigenista
Noes propósito realizar una visión completa del indigenismo; sólo se pretende
buscar destacar sus aspectos más significativos que aporten a la discusión teórica
y
aniba planteada
18
contexto de alta convulsión social, originada en el dem¡mbe definitivo del orden
i
colonial la expansión del capitalismo dentro de las naciones americanas.
Tendcncia Ewhtcionista .
Todo este sistema de ideas, desde luego, había sido utilizado para justificar la
expansión colonial eu¡opea, la "racionalidad" de un sistema social y económico y
más condiciones que permitan la incipiente acumulación capitalista; sin embargo,
no eran las más adecuadas parajustificar y representar los esfuerzos de integración
nacional de las burguesías locales, empeñadas en reordenar los espacios económicos
en función de las necesidades de acumulación. Así se desechó el evolucionismo por
19
eurocéntrico y desfasado. En compensación los teóricos burgueses adoptaron con
facilidad el relativismo culnral.
20
la de "justicia social", sin que se pueda evitar caer en concepciones etnocéntricas
evolucionistas que esta tendencia anteriormente había rechazado. En esta ocasión,
nuevamente la sociedad capitalista se constituye en patrón al que los indígenas deben
integrarse si es que se quiere acceder a la Justicia s6sial"' (21).
Este tipo de ideas alcanzaron marcado desanollo sobre todo en México, las que a
su vez, incidieron en otros países del continente; esto sin dejar de considerar también
la enorme influencia que ejerció la corriente indigenista peruana. A todo esto, se
agrega el hecho de que en las primeras decadas del presente siglo, a los países
latinoamericanos les bordea un conlexto socio político propicio para el análisis del
problema indígena (2a)' Esto implicó que el indigenismo -aunque limitadamente-
vaya evitando tanto el relativismo cultural, como las concepciones románticas sobre
el indio.
2t
El Inügenisno Oficial .
22
intensidad con que interviene el Est¿do, sus formas y grado de incidencia en la
población indígen4 están ambién en correspondencia con las formas concretas que
va adoptando la lucha de clases. y es justamente aquí donde se revela el papel
mediatizador del indigenismo: entre la magnitud y urgencia de los problemas de
la población indígena y la respuesta paliativa de los áparatos oficiaies
enredados
en una tortuosaburocracia; es deci¡en laconfrontación
cotidiana.
23
Pese a que aún no se ha realizado un serio balance de la acción indigenista desde
el momenüo de la formulación de esta nueva óptic4 es pertinente adelantar un
juicio: sus resultados sql aperi¡rs perceptibles, debi&rdose por el conrario apreciar
que las organizaciones y-rnovimientos de los pueblos indígenas han desbordado, con
sus demandas,la capacidad operativa de un campo de acción esbtál insütucional;
éste, por su carácter, jamás planteó ni planteará el ataque frontal a las raíces estruc-
tu¡ales que generan la problemática indígena que se petende subsanar.
Ante esta situación, se constata que ya pafa los años seüenia' los analisistas
empiezan a percibir, desde posiciorrcs diferentes, una situación singular:
Todo eso sugiere dos aspectos a ser considerados: por un lado la sobredimensión
sobre el fracaso del indigenismo oficial y, por otro, el surgimiento, en argunos
países latinoamericanos de movimientos indígenas -sobre todo de carácter étnico-
cuyas posiciones empiezan a expresarse mediante planteamientos autonomistas.
24
La Corriente Etnicista.
ElEtrcppulisno.
sin embargq es preciso afirmar que, aunque en el discuno esta corriente rechaza
la integración de las comunidades indígenas al sistema, responde a un mismo pro-
yecto de integración burgués al igual que es indigenismo.
25
3. Mantiene una visión dual de la sociedad diviéndola en dos grupos opuestos
(indígenas y no indígenas). Propone la recuperación y rcscoristrucción del pasado
(por ejemplo del Tahuantinsuyo): Plantea como solución práctica la "indimidad
continental", que es el susEato de los movimientos indianistas.
Uno de los estudios más recienes, ubicado en esta tendencia' ofrece un cuadro
evidente al respeco:
26
económica de clase; esE tipo de corcepciorps explican el hecho de que esta corriente
deseche, en el arálisis de la problemática indígena, el instru¡nental man¡ta €a).
Ellndianina.
n
En el mundo de hoy hay pues dos sistemas diferentes,
irreconciliables: el mundo indio colectivo, comunitario,
humano, amante y conocedor profundo de la naturaleza,
frente al mundo occidental depredador, individualist¿ egoista
y destructivo de la naturaleza. El problema es pues no
solamente la lucha de clases, ni sólo de pobres contra ricos,
ni sólo de izquierdas contra derechas, sino de dos sistemas
diferentes, de dos formas y acütudes diferentes fr,ente a la
vida y a la existencia €6).
28
variabilidad definen, entre otros, los límites de este tipo de proyectos étnicos
autonomistas.
Por otro lado, es de indicar que el hecho de que los grupos indígenas guarden
ciertas especifidades culurales, no es un frctor para ver a estos gn¡pos como los
"portadores" de una originalidad que les permitirá viabilizar una "yía propia"
independiente, tomar el control político de la sociedad, rcalizar sus propios
"esquem¡rs de desa¡rollo" al margen de las detenninaciones estrucu¡rales de la
formación social en la que se encuentrari insertos. El que no se cont€rnple en estos
análisis estas contradicciones reales históricamente determinadas, provoca
precisamente que las ideas bajo tenderrcias ehicistas (etnopopulistas) se tornen
ambiguas y conradicorias al momento de cuestionar el origen, laraíz estructural
que entr¿ba el desanollo de los pueblos indios.
En efecto, en los úti¡rps años, las ideas povenientes de las tendencias etnicistas
(etnopopulistas) han estado alimentando los discursos y políticas dirigidos a la
población indígena por determinados gobiemos en I-atinoamérica. Este estilo de
política y práctica estatal que recibe su influencia y contribución y que se presenta
como una alternativa "efrcaz" y renovada al indigenisrno tradicional oficial, es lo que
se entiende aquí como neolndlgenlsmo.
29
una fonna más de soÍEtimiento y dominación de los gn¡pc étnicoculu¡rales.
La Corriente Clasista.
En la medida que esta curiente, además de polemizar con otÍts, ha asumido una
actitud autocrítica sobrc el problema. Seordenan las ideas en torno a tres aspectos
temáticos que, entre otros, se ha ocupado de analizar. Estos son:
30
principal problema que se le ha criticado a esta corriente -desde fuera- ha sido
teórico-metodol€co. Se le cuestiona si, habiéndose estructurado a partir del estudio
de sociedades industrializadas, está en "capacidad de entender" problemáticas no
europeas que aparentemente escapan a las determinaciones de clase y análisis
"economicista" del materialisrno histórico. Aunque está demás decir que aquí se
tergiversa completamente el método empleado, en la medida que el manismo ni
constituye un receterario, ni pretende agotar el análisis (en función de la base
económica) de cualquier sociedad concreta, cabe insistir sobre este punto de partida
sustancial. En efecüo,
Esto permite rccÁer con mayor objetividad a oüos ámbitos de la realidad (como
es lo político, ideológico, cultural) a partir del análisis de la base económica. Esro,
puede posibiliar que el problema indígena e¡ las sociedades latinoamericanas sea
abordado con rnayor perspectiva, tal como el mismo Mariátegui lo inició:
3l
a) La polérnica sobre los modos de producción y
b) l-a discusión sobre la economía campesina.
32
No obstante, los grupos étnicos, cuyo desarrollo histórico se desenvolvió en
territorios americanos, hasta la actualidad comparten, limitadamente, ciertos
contenidos culturales comunes que tuvieron que ver con sociedades con cultura
precapitalista y prehispánica autóctona.
33
dominación
Las nacionalidades.
Oro problema que tiene relación con la cuestión indígena y que ha enfrentado la
corriente clasista es el de las nacionaüdades oprimidas (rninorías nacionales)
discusión que ha contribuído a la interpretación del problema indígena en
Latinoamérica
34
reivindican ¿¡spectos érrico-culturales (4O, que no pueden separarse de la búsqueda de
la überación general de todos los sectmes subordinados.
35
El proyeco articulador de las clases en oposición de las dominantes vendría, en
los casos latinoamericanos, a oigine como el proyecto de liberación que empuje
efectivamente la voluntad pupular y nacional, en la medida que sus burguesías,
por su carfuter de clase dependiente y enajenado,.no son capaces de empujar ni
consoüdar la unificación nacional. De ahí que es imporante generar mecanismos
que consoliden una estrategia común de überación popular, con el aporte de todas
las fuerzas sociales, e impulsar la lucha popular y revolucionaria, donde confluyan
las reivindicaciones indígenas étnicas, sus tácticas y estrategias particulares de
enfrenamieno al capitalismo, así como incorporar los símbolos y especificidades
culturales como elemenüos que fortalecen a nivel nacional el proceso de la lucha
popular.
PolíticaEsnnl.
Son estas cracterísticas las que conñguran un tipo histórico de Estado burgués
especffico que no se ieproduce de forma simila¡ en sociedades con capitalismo
desanollado.
36
Co¡ relación a la primera característica (reproducción dependiente del mercado
mundial), significa que en estas sociedades, por su condición de dependientes, su
contexto producüvo se halla integrado al mercado mundial, subordinándose a
deternrinaciones que trascie¡den el ámbio nacional. Esto, convierte a las burguesías
"nácionales" en meros intermediarios (o "s@ios meüores',) de una hegJmonía
extranjera que les proporciona limitadamente los elementos esenciales para
subsistir.
En palabras de Evers:
37
En este sentido, en la mediación del Estado periférico surge una contradicción
enfie un principio formal correspondienüe a relaciones capitalistas ampliamente
establecidas, y la función de imponerlas definitivamente en un medio
estruc$nlmente heterogéneo, renuente a esta imposición.
Entonces una tarea importante de la instancia política del Estado es crear los
medios (políticas), formas e instrumentos -para cumplir su función- para ejercer la
dominación sobre la clase trabajadora, la integración de las clases dominadas. En
este sentido, las garantías de existencia de la fuer¿a de trabajo dependen de los
(54)'
medios que apliqul el Est¿do en un nromeno histórico determinado
38
Específicamente, un tipo de política que, en los últimos años, determinados
Estados latinoamericanos han venido apücando para la "solución" del problema
indígena (y que se enmarca en los límites del Estado capitalista), es el
NEOII{DIGENISMO, influenciado por la coniente ehicisüa (emopopulista) en los
términos señalados en el acápite correspondiente. Esto, entendiendo que no se trata
de la legitimación de un tipo de políüca o nredidas estatales sino de la legitimación
de la dominación de una clase sobre otra"
39
Al respecto, la posición clasista es radical. No es posible una cooperación
interclasista al interior del aparato estatal o cualquier política estatal para la
población indígena eri realidad encierra una limitación profunda de clase.
40
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t2
NOTAS
3. Ibid : Pág. 27
4. Ibid : Pág.24
5. Ibid : Pág Z
6. Ibid : Pág 23
8. Darcy Ribeiro calcula que eo 1900 existla en Brasil 230 grupos iudfgenas; para
1957 se habfan ¡pducido a 143, es decir, hablan desaparecido-g7. cf. Fronteras
Indígenas de la civilización, siglo XXI, México, 1975. En los últimos aúos
se han extinguido étnias tales como los oaas en Argentina, los Teteües y
záparos en Ecuador. Por otro lado, la clase dominante de uruguay se
"enorgullece" de haber etirninado a toda la población indígena.
43
11. Cf. Serbfn, Andrés. "Etnicidad y Polftica. l,os Movimientos Indlgenas en
América Latina "N¿¿va Sociedad, Costa Ric4 1980; pág. 57
15. El etnocentrismo, quc considcra los valores propios como "el centro del
universo" ve a las formas sociales indfgenas como inferiores, como pueblos
atrasados que obstaculizan el desarrollo de la sociedad. La solución que plantea
es la integracióu de las nasas indlgeuas al sistema y la destrucción de sus bases
económicas culturales, etc. Más al respecto en varios, Indigenismo,
Modernización y Marginalidad, Cerfro de Investigación Social, Juan Pablos
Editor, México, 1981.
44
23. Aguine Beldn, 1976.
27. Esta corrienrc agn¡ps a antropólogos que acogiendo tesis marxistas critican ¡
las ¡eorfas culturalistas nortsanericanas y europcas.
28. Arce Quintenilla O., Plan Quinqueaal de Accióo Indigenista, IJ.I. 1980; pág
39
30. Es l¡nln quien mejor caractsrw el populismo como sistema de ideas. para el
caso ruso, señala los siguientes rasgos: l. La concepción del capitalismo
como una de¡adencia. 2. La concepción de la originalidad del régimen
económico ruso, en -general, y de la del campesinado, en particular. De esta
manera "los populistas no estiman necesario aplicar a las relaciones
económicas rusas los conceptos que sobre las diversas clases sociales y $us
confliclos ha elaborado 'la ciencia contemporánea. consideran al campesinado
comunal como algo superior y mejor en comparación con el capitalisno.
Niegan y disimulan las contradicciones que existen entre los campesinos,
propias de toda economla merca¡ül y capitalista; niegan el nexo de estas
coutradiccioDes con su forma más desarrollada en la industria y la agricultura
capitalista". cit. por Dlaz Polanco,lg?8; pág. g. Con relación al
etnopopulismo, esta tende¡cia actúa bajo influencia de ideas similares a las
enunciadas por lrnln: és!e, "partedeunaconoepción absüacta y generalizanle
del fenómeno étnico, que supone la existencia de una esencia étnica. l,os grupos
étnicos apareceD entooces como entidades invariantes y eternas, cuya
particularidad más conspicua consisle ea flota¡ por encima de los procesos
históricos"... "partiendo de tal independencia, cl etnopopulismo sostienen la
idea de que los grupos ét¡icos prcpugtran uo proyecto socio polfüco distinto
tanto del que rcstienea las clases domi¡antes como del que propugnan las
clases explotadas eo general. Dicho proyecto "étnico" deberá y podrá realizarse
paralela e independientemetrf€ del de las demás clases e¡ pugna. El proyecto
histórico indfgena sc realizará to contra o enfrentándose a loJ demás
proyectos, sino al margen de éstos"... "(esgrime) co¡ fines ideológicos,
dualismos abstractos y vaclos de conteaido polftico ("mundo occidental"
45
"mundo indfgena", "cultura nacional"/"cultura indfgena",elc), cuya. mayor
ventaja consistc en evadir las formas cotrcrelas de las pugnas sociales y
desalentar las luchas conjuntas que de cllas dcrivan necesariamcnte". Doc.
"Declaración de México", 1983: pág. 9-ll.
34. Para esta corrieate, el marxismo buscala "encajar" la ¡oción de clases sociales
en grupos que supuestametrte s€ des€nwelven i¡teroarente mediante relaciones,
valores y parámetros completamente diferentes a los del mundo occidental; esto
es, sin coosidersr que la población indfgeoa y sus formas de reproducción están
insertas eu rplaciooes ¡ociales de produccióo capitalista.
38. Bate, Luis. Cultwa, Clascs y Cuestión Etnico-Nuiotpl, Juan Pablos Editor,
México 198a; pág. 81.
39. I-a única forma de toma¡ el poder serla dispuiándole a la clase dominante el
control sobre las coadiciones de producción; es deci¡, cambiando las bases
fundamcntales de propiedad privada sobre los cuales aquellos se sostienen'
40. Marx y Eugels, cit por Hosbawm Eric, "[¡s Campesinos y la Política" en
Cuadertps Anugranu N0. 128, Barcelona, 1976: pág 11
1
Mariategui, José. Si¿¡¿ Ensayos sobre la realidad Peruana, Ed' Amauta,
I.ima" 1970: pág. 35.
46
44. Cuando el desarmllo capitalista se despliega en el campo (elevando la
composición orgánica del capilal) se va desplazando fuer¿a de trabajo (por
efecto de la tecnificación-aut¡omatización, etc.). En sociedades dependientes, la
proletarización de los campesinos oo es total. Alll se produce su subsunción
formal al capital, al momenlo e¡ que establece relacioaes no direc[amente o
totalnente ¡alariales con el mismo.
46. Es de anot¿r que eo est€ contexto de lucha han sido determioados lfderes
indígenas los que han relie"edo su dimensión de pueblos o culturas oprimidas
por sobre las determinaciones de clase; no está demás insisti¡ en la posibilidad
de que estas tesis corresponden a tendetrcias etnicistas, las que están jugando un
papel que, según el caso, puede ser similar al jugado por las burgueslas
dependientes Cf. Bartolomé, "Conciencia étnica y autogesüón indlgena", Rev.
Mexicana de Sociologla,1979: pág. 320.
47. Silva, Erika. Nación, Clase y Cultura, FLACSO, Quito, 1984: pá9. 27.
53. A esta fu¡ción estatal "periférica" de relación con el mercado mundial, Evers
llama "garantla de reglas generales" o también "imposición de las reglas
generales del mercado" Ibid : 198.
55. En todo caso, cualquier "desviación" hacia los inlereses populares no soo oFa
cosa que respuestas fuacioaales a la prcsenación del sistema de dominación.
47
CAPITULO II
DESARROLLO DEL CAPITALISMO
Y SITUACION DE LA POBLACION
CAMPESINA INDIGENA
EN EL ECUADOR
49
En el territorio que hoy constituye el Ecuador, en el período preincásico,
existieron fmnras & producción social de caráctercomun¡ (1)' que se extendían a lo
largo de la cordillera andina denro de una lógica de ocupación territorial
complementaria que abarcaba escalonadamente diferentes pisos ecológicos. Esta
modalid¿( en ciertoe casos, avanzaba hacia regiones uopicales y subropicales de la
costa y la amazonia con el fin de int€rcaÍibiar productc específicos de cada zona.
Así, las formas de producción pneincásica y prehispánica estaban compuest¿s, como
en el resto de los Andes, por la interrelación de dos tipos de agrupaciones humanas:
las andinas y las selvícolas.
50
parcial de algunas antiguas relaciones comunitarias. (4).
51
En fin, los españoles se encontraron con una organización política,
instituciones e ideologías que fueron sometidas y readecuadas a las nuevas
estructuras de dominación colonial; alcanzaron poder económico, político e
ideológico implementando formas de explotación a Eavés de las instituciones de la
encomienda, la mita y los obrajes, generalizándose, a lo largo de los siglos XVII y
XVIII básicanente la forma de trabajo mitayo. Todo eso condujo a unanueva forma
de explotación del trabajo indígena y la transferencia de un sobreproducto hacia
Europa, implantándose vínculos €n@ el poder meropolitano y las clases coloniales
dominantes locales. De esta manera, la estruch¡ra indígena quedó supeditada a las
necesidades de colonización española y acumulación miginaria monopóüca europea.
52
desde los inicios de la vida republicana otalizar sus intereses y responder a los
requerimienos del desarrollo capitalista internacional, que cada vez más exigía al
país la implanación de un modelo ecor¡ómico articulado a sus intereses.
En esta forma el desarrollo del capitalismo que se desplegó a lo largo del período
republicano hasta nuestros días (para la masa indígena) implicó la paulatina
explotación y ocupación de fueza de trabajo y recursos naturales bajo el imperativo
de la acumulación capitalist4 ocasionando una violenta ruptura de las modalidades
de proúrcción y reproducción social.
53
comunidades reales, expresan la dimensión de esta población en cada povincia de la
serranía. Como puede apreciarse, en términos relativos el mayor número de
comunas se concenta en las provincias centrales, siendo Chimborazo la de mayor
rango al respecto. Cabe señalar que del total de comunas jurídicas a nivel nacional
(.974), el74% se localiza en la rcgión senana-
En síntesis, los aspectos descritos sobre las fases del proceso de formación
social ecuatoriana que tienen que ver con la población indígena, históricamente han
respondido a la acumulación capitalista mundial y la integración de esta
población al sistema imperante.
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De esta form4 el colonial" constinryó un proceso de tres siglos y medio
de disolución y readecuación violenta de las estructuras sociales prehispánicas
indígenas, y su articulación a una nueva estrucn¡ra determinada por relaciones
sociales de explotación para la acumulación originaria de capital; así la masa
indígena quedó supeditada a los intereses económicos y de hegemonía política
54
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57
ideológica de la sociedad colsrial, convirtiéndose en la condición principal para su
repnoducción
El proceso de modernización.
I-acmfiguración estructural de la formación social ecuatoriana, determinada por
su condiciór¡ de subdesanollo y dependencia del rnovimieno general del capitalismo
nnnopólico (lO, implicaque en las últimas décadas el país háya experimentado una
serie de cambios t¿nto económicos conro políticos; esto en correspondancia con la
crisis del modelo a$oexportador de los años sesenun y la implantación del nuevo
modelo de desarrollo capitalista vía industrialización por sustitución de
impctrciones.
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59
Efectivamente, la década del sesent¿ se abre con una aguda crisis del modelo
agroexportador que, planteó la necesidad de impulsar un proceso de modernización,
básicamente en función de la ransformación de laestructura agraria radicional (pre
o no capitalista) a la que se enconraba ügada la mayoría de la población indígena.
60
Esto producirá una grave crisis de representación política y la agudización de
conFadicciones entre las diferentes fracciones de la clase dominante. Esta situación
dará paso al nuevo intento de modemización en el país a cargo de los militares que
toman el poder en 1972, planteando inst¿urar un nuevo modelo de desarrollo
nacional, financiado por la renta perolerA la que empuja el desarrollo de la industria
y el fontalecimianto del Estado.
6l
La estructura de tenencia de la tierra antes de la reforma agraña estuvo
básicamene formada por la hacienda traücional (21), basada en la explotación de
huasipungueros, quienes se "beneficiaban" de un lote de terreno y de ciertos
sen¡icios adicionales, a cambio de enregar su fuerza de trabajo al terratenientp de 4 a
6 días semanales, además de prestar servicios periódicamente como huasicamas
(senricios en casas) o cuentayos (cuidadores de animates).
La hacienda contaba demás oon otras fuentes de mano de obra como yanaperos,
los arrimados integrados a las familias huasipungueras y los peones libres de los
alrededtres, quienes vendían su fuerza de rabajo en épocas de alta demanda como la
siembra o cosecha En definitiva, el conjuno de la población campesina e indígena
estaba sometida a un sistema de explotrción rentista, agrupándose en una variedad
de comunidades ("de haciendan, "libI€s" y semiarticuladas) como estrategia para
enfrenta¡ este grado de explotación económica y extraeconómica; es de anotar que
esta situación se agudizaba en tanto la gran mayoría de estos campesinos vivían en
reducidas y deterioradas unidades de producción, generándose una fuerte "presión
demográfica" sobre las tierras ociosas de los latifundistas. Este cuad¡o se
complernentaba con formas anátogas de explotación de campesinos costeños en las
plantaciones del litoral empujados a sobrevivir en condiciones de virn¡al rniseria.
Como ya se dijo, fueron las reformas agrarias las encargadas de marcar los
cambios en el agro Q2).1-a Junta Militar de 1963 fue la primera en infentar
transforma¡lo y puso en práctica políticas específicas y un programa reformista
desarrollista de tinte anticomunista que respondía, en g¡an parte, a la imposición del
imperialismo norteamericano interesado en llevar a cabo su programa de la Alianza
para el Progreso.
62
delrngráfica semrna.
63
huasipungueros €7).
En generaf esta rcforma agraria fue limitada en tanto se buscaba profundizar las
relaciones capit¡listas en el campo y la consecuante descomposición de las formas
pre o no capitalistas de poducción,lareforma agraria consiguió que paulatinamente
éstas se fueran disolviendo, refuncionalizando o sustituyéndose por las capitalistas;
este aspecto efectivamente era requisito para liberar la fuer¿a de trabajo campesina
indígena y su consecuente proleta¡ización o semiproletarizació¡, además de
dinamizar a las haciendas productivas. Pero, todo esto fue reducido tanto en su
extenSión cgmo en sus alianceS, sin constitui¡Se en una efectlva solución al
problema de la tierra. En efecto, como se ve en el cuadro No 5, el proceso de
i"for^" agruia64-66afectó básicamente a la sierra' donde se dieron la mayoría de
adjudicaciones. Aún así, según Banky en esta región se benefició solamente a
17.d1E familias en una extensión de 68'447.66 hectáreas, con un promedio de
4
hectáreas por unidad. Estas cifras son ampliamente superadas por la colonización' la
que se efec$ó en desmedro de los terriorios pert€necientes a las etnias selvícolas
del Oriente.
La economía del país a partir de los ingreSos petroleros tuvo una gran
expansión; sin embargo, eS necesario anotar que el Sector agropeCuario tuvo un
lento crecimis¡b (28) ! inclusive, como ya se dijo, fue inferior a oÚos seclores de
la economí4 como es la actividad indusfial. Vtt-" d" sus políticas fue promulgar y
(29)' bajo el propósiO de reemprender
poner en vigencia la segunda reforma agraria
la rnodernización del ótnpo y acelerar la definitiva cancelación de las formas
precarias, transforma¡ las haciendas en empresas capitalistas y conformar una
'pequena
y mediana burguesía rural, que neutralice la presión campesina e indígena
en el agro.
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una efectiva reforma agraria. Pua l974la concentración de tierras sEñalaba que, el
2% de propiedades mayores a 500 hectárcas cont¡olaban el 48* de la superficie
agrícola del país; en ano que las propiedades rienores de 5 hás. que representaban el
66.9% del total, conrolaban únicamente el 6.8% de la superfig¡s (30). Esto explica
el carácter fundamental de la reivindicación campesina-
Las políücas del Estado hacia el agro tenían claras tendencias productivistas
intentando converti¡ a los latifundios en tierras de explotación capitalista bajo
amenaza de expropiación, aI tiempo de estimula¡ a la pequeña y mediana propiedad.
En este senüdo, la acción redistibutiva de la reforma agraria se redujo a una limitada
afectación de predios de baja productividad, a la.eliminación del rabajo precario de
las haciendas de propiedad esratal e iglesias, destacándose a cambio el incremento de
la producción empresaial (31);
66
GRAFICO NI 2
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FAMILIAS HECTAREAS
67
Ahora bien, por lo mer¡cionado, se observa que la política agraia del gobierno
denncrático estuvo orientada a crear incentivos para la producción agrícola, y los
beneficios se orientaron exclusivan¡ente a un determinado sector capitalizado.La
medida dejó fuera de estas ventajas a los sectores mayoritarios de campesinos e
indígenas a los cuales se destinaron únicamente medidas paliativas. Esta situación
demosraráque el proceso de "rnoderr¡ización y desarrollo" del capitalismo en el agro
no fue un pfoceso homogéneo, sino que sirvió para reproducir y profundizar las
desigualdades an el agro ecuanaiam.
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capacirtad poductiva sin tocar las grardes prophlades, cqduciendo a los campesinos
berpficiarioc hrcia un proycto productivista que pu' pafcial, aleja al conjunO del
campesinado de su reivindicrión principal, la tbrra
ps ot¡o l¡do, si bien se cmforrnó una mediana y pequeña burguesfu a€tra¡ia' los
s€ctores subalenros de población blma mtiza e indígena sedinurtaron un amplio
Sector de pequeños propietarios, comerciantes, artesa¡x)s' trabajdores agrícolas,
peones, taftltos, precaristas, asalariados, semiproletarios, etc'' que fueron
-a@uiriendo
mayü independencia de los gft¡pos de pod€r tradicional locd para su
70
reproducción tano social corno económica A su interior, como se verá adelante, se
produjo una corsiderable diferenciación saio-ecq¡ómica
Por oho ladq una vez que la mayoría de la población campesina indígen4 sobre
todo la serana, se encontró liberada de las relaciones ptecarias de producción
despojadas de sus tierras, se vió avocada a agudos procesos de proletarización,
serniproletarización y sobreexplotación; en tanto se articula débilrnónte al capital y
establece relaciones salariales en las plantaciones, la emprésa agríco14 lá
agroindustria a nivel del campo, y, fundamentalmente, en las ramas de la
construcción y senricios en las ciudades. Esta situación se agudiza puesto que el
7r
apa¡ato productivo nacional no absorüe la masa expulsada del campo.
72
situación definitivamente rompió aspectos importantes de estas formas sociales. I¿
producción, por ejemplo, fue penetrada por rclaciones sociales de producción
capitalista; las cosurmbres fueron aprovechadas en favor de la acumulación de
capital. Tal es el caso de algunas comunidades de artesanos indígenas que,
aprovechando vínculos tradiciondes de parentesco y vida comunal, pusieron a su
favor las mingas, presüamanos, de sus pariantes, allegados y vecinos. Esta situación
se presencia en oüos puntos del país. Con ello cristaliza la diferenciación intema de
este secttr, aún pu sobre la indentidad cultural.
Dado el interés de este estudio vale destacar los efectos sobre la organización
socio'política de esta población.
73
GR.AFICO N9 3
90
80
70
60
50
40
30
20
l0
74
de la población campesina indígena. Est¿ siu¡ación ha incidido en el interior de las
organizaciones y surgimiento de contradicciones, rupturas y debilitamiento y la
aparición de nuevas nrodalidades cganizrcionales, siuración que interumpe la lucha
unificada y radical del movimier¡o canrpesino indígena.
lns aspectos organizativm que son de interés para esta tesis, se aborda¡án en el
capítulo siguiente.
75
NOTAS
2. Cf. Salomón, Frank. Los Señoríos Etnicos de Quito, IOA, Otavalo 1980;
Godelier, Maurice. Vf.
3. Guerrero, Andrés y Quintero, Rafael. "L¿ traosición colooihl y el rol del Estado
en la real Audiencia de Quito", Revista Ciercias Sociales, Vol. 1, N0. 1, Quito
1977, Universidad Central, Escuela dc Sociología.
5. Ibid.
77
E. Ibid: pág. 17.
14. I-a mano de obra indfgena a¡ticulada en las haciendas y las semiarticuladas a las
mismas, fue objeto de interés de los focos agroexportaalores costeños, cuyos
representantes presiooaron sobre los sectores tradicionales serranos a fin de
liberar fuerza de trabajo iodfgena hacia las plantaciones. Este proceso produjo
una considerable migración indlgena hacia la costa, con las secuelas ya
conocidas.
16. Es de not¿r el papel que jugaron la FAO, la Cara de Punta del Este y la Alianza
para el Pmgreso. Todas las presiones sobre esta materia apuntaban a apoyar la
modernización de las estructuras agrarias obsoletas, las que coastitulan un
"caldo de cultivo" para el "comunismo ioternacional". La Carta de Punta del
Este logró la aceptación por parte del Ecuador para impulsar la Reforma Agraria
en el pals.
78
el coBtrario las FF.AA. soB las que emprenden "el liderato de ciertas
modernizaciones eD el orden ecotrómico. Tal es el caso de los militares
juüaoos, dc la de Enriqucz, dc la junta del 63..." Gucrrcro,A. y Quiat'cro,R'
i'Ocaso del Est¡do burgués-terrarcoicatc", FLACSO, Quito, cf. pág. 61'
18. Bocco, Arnaldo. "Estado y reüta petrolera eo los años setenta" en Ecuador El
Mito det Desarrollo, Ed. El Cooejo, Quiüo, 1.982.
22. "Una reforma agraria es una medida burguesa en escncia, tiene como
finalidad económica cre¡r las condiciones pra ü¡r mejor desurollo capitalista de
la egíiculnrrr y denós s€ctores de la economfa" Michael, Gutelman. cit. por
Velasco, F. en Reforma Agrcria y Movimiento Canryesirc Indlgena dela
Sierra, El Conejo, Quito, 1983, Pá5. n.
25. Cosse, Guskvo. Estado y Agro en eI Ecudor, FLACSO, Corp. Ediüora Nacional,
Quito, 1.984: pá5. 12.
28. Crece lentamenúe del orden del 4.0% promedio anual entre 19?0 y L977 con
tendencia decreciente hasta fines de la década. Cf. Jar4 C. 1984: pá9.45.
79
29. Esta ley scñala como cau¡ales de afect¿ción de la tenenciade la tierra" además
de la elimiuación dcl trabajo precario y predios de personas jurldicas sin
finalidad aglcola (iglesia y Estado), la existcncia de presión demográfica y la
ineficiencia productiva del predio.
34. El fomenüo agropecuario hasta 1.978 está d¿do en la perspectiva del desarrollo
capitalista e¡ base a la iotroducción de tccnologfa, industrialización
especializada, crédito agropecuario, polftica de riego, dotación de
infraesüuctura, e!c. Se insentó desarrolla¡ una polltica campesina a partir del
desarrollo de la comunidad. Cf. Chiriboga, M. 1982: pág. 47.
36. Cf. Chiribog4 Manuel. "El Estado y las Polfticas hacia el Scctor Rural", en
Ecuador Agrario, Ed. El Conejo, Quito, 1980: p6g. 98.
80
38. Cf. Chiriboga M. 1982: págs. 103-104.
39. Ibid.
81
CAPITULO UI
EL PROCESO ORGANIZATIVO DE LA
POBLACION CAMPESINA INDIGENA
83
l¡s movimientos campesinos indígenas, en consecuenciq deben ser anaüzados
como expresión concreta del movimiento general de la sociedad, donde su
especificidad va a estar marcad¿ por los sectores que lo promueven, las
ci¡iunstancias objetivas en que se desarrotlan y su especial orientación (a).
84
comunicación y acción colectiva y asociación para satisfacer necesidades
(O.
particulanas. U órganizaciónpuede tenerdiversas fonnas y niveles de desanoüo
Período de movilización.
85
acumulación capialista mundial, lo que fue marcando el carácter del modelo
agoexportador. Al mismo tiempo,las crisis de rumulación capitalista mundial le
fueron imponiendo al país salidas económicas tendienües básicamente a la
profundizrci& del desar¡ollo del capialisrm
en el campo, n¡ediarte la dinamizrción
de nuevas formas de concentraciófi de üerras, creación de un mercado intemo,
desarrollo de las fuerzas productivas, liberación de la fuerza de trabajo y su
convenión en mercancía y c,onsocuente ampliación de relaciones salariales, entre
otros.
86
Esta situación, en6e otras creó condiciones para el asoenso del mOvimiento
popular. En efec0o, el recdenamieno económico y político gue tuvo el país a raíz
de la crisis agroexportadora, creó contradicciones entre los gnrpos de poder
(terratenientes serranos y agroexportadores de la cost¡) y ello permitió la rcción del
movimiento populr y especlñca¡nenE del campesinado que en este período canalizó
su lucha abierta por la Reforma Agraria. De esta manera se inició un proceso que
fue sentando condiciones para el posErior surgimieno del movimieno campesino
indígena.
8?
fundamentalmente en lo que respecta al pago y aumento de salarios decrctados por
ley. La presión del campesinado sobre esta reivindicación contribuyó para que en
1960 durante el régimen de Velasco Ibarra, se alcance la fijación de salarios
mínimos para los trabajadoes agrícolas.(l2)
Para fines de 1950 e inicios del 60, las reivindicaciones campesinas e indígenas
se habían ampliado hacia la cqrsolidación de los huasipungos, la no lirnitación de la
superficie de tierra entregada y el "buen Eato", entre otras. Cabe señalar que la
reivindicación por la tierra se convirtió en una constante explicitad4 a más de los
s¡¿¡¡ss (13).
Sin embargo, distintos estudios (16)' han advertido que la FEI no llegó a üderar
la totalidad de la movilización campesina. Como un aspecto demostrativo, por
ejemplo, Iba¡ra señala el hecho de que los litigios comunales en su mayoría no se
encuentran bajo la conducción directa de la FEI, indicando además, que en varios
casos esu¡vo dirigido por la Federación Provincial de Trabajadores de Tungurahua de
la CTE, "denFo de la línea del PcE, pero sin vinculación orgánica con la FEI"; este
es el caso del conflicto de la hacienda I¡ito de Pacate mn las comunidades de Patate
Urco y Pouog (17).
Por otro lado, es necesario señala¡ otros aspectos que han sido considerados
como causales de la limit¿ción en la acción sindical y desmovilización campesina en
esos años, como es la legislación laboral; que al resEingir, por ejemplo, la
88
realización de huelgas impidió que éstas se extiendan hacia las haciendas privadas; a
más de esta ümitación se agregaba la acción represiva del Estado y de los
@r
terratenientes, que ejercían gran sobre el gobiemo.
Toda esta situación dio como resultado acciones dispersas sin articulación
regional, menos nacional. No eústía coordinación en8e los dirigentes y las luchas
asomaban sueltas; sin embargo, no se puede negar que la lucha del campesinado
golÉ a los terratenie¡tes radicion¿¡ss (18)
Por ora parte ta derecha, a través de la CEDoC (19), desde 1965 accedió al
campo, donde desarrolló acciones organizativas bajo formas cooperativas y de
sindicalismo católico, enmarcadas en concepciones anticomunistas con clara
influencia de partidos tales como el Conservador, Social Cristiano y Acción
Revolucionaria Nacionaüsta del Ecuador (ARNE). Es una organización que hrvo poca
incidencia en el campo y, para frenetrar, tuvo que apoyarse en la iglesia católica, la
que facilitó su acceso dado el grado de dorninación ideológica que ejercía a nivel
rural. Todas estas características explican la posición de respaldo de la CEDOC a la
campaña anticomunist¿ llevada adelante por la derecha, durante el período 61-63, en
todos los países latinoamerica¡ros, campaña que pretendía corifarrestÍ¡r la influencia
cubana y de la izquierda en el país y, por ende, sus acciones políticas en el campo.
89
La Federación de Trabajadores Agrícolas del Lioral (FETAL) vinculada al PcE,
fue la organización que connibuyó a lá formación de los sindicaos agrícolas Q2) en
la costa; sin embargo, no participó directamente en la lucha de los asalariados
agrícolas, siendo la Federación de Trabajadores del Guayas, vinculada a la CTE -
PCE, la que asumió la conducción de sus reivindicaciones, así como la de otros
campesfuns & la costa (Esrneraldas).
90
Cabe señalar que para el período 1962-63, se prcsentaron marcadas acciones en
contra de la actividad sindical mediante mecanismos represivos, de cooptación de
dirigentes, etc., lo que condujo a la desmovilización política del campesinado.
La presión campesina por la reforma agraria (para que se elimine las form¡s
precarias y se entregue efectivamente la tierra al campesinado) ocupó el primer
plano, aunque se siguió manteniendo la reivinücación por los salarios; esüo, en
tanto, como ya se señaló, continuaban ampliándose las relaciones capitalistas en el
campo.
Por otro lado, el Est¿do procuró debilitar la prcsión de los campesinos por la
tierra impulsando la colonización desde 1964, tanto en la región amazónica como en
la cosüa. Con este p(reso de colonización los pueblos nativos se vieron afect¿dos
por el despojo de sus territorios, la explotación de los recursos, y más efectos
propios de la penetración capitalista. Esta situación, dio paso al proceso de
organización indígena en la región amazónica en defensa de sus derechos, cuya
primera expresión fue la Federación shua¡, constituída en 1960 y con vigencia
jurídica desde 1964. Esta organización, vinculada a la Misión salesiana en sus
orígenes se generó como una estrategia para conE¡uresta¡ la colonización, que
rompía violentamente las formas tradicionales de vida social selvícola,
sometiéndolas a un serio riesgo de extinción como pueblos. Aunque estructurada
con propósitos "humanitarios" pronto sedimentó objetivos más políticos,
expresados en su vinculación a la FENOC (1960).
9r
colonización.
Estoe aspectos han sido identificados por las propias organizaciones campesinas
indígenas corno limit¿ntes qug enEe otr¿rs, inciden negativamente en la constitución
de un movimiento campesino indígena más sólido y de alcance nacional, y que
cuente cqt suficiente cotresión ideológica capaz de recuperar la radicalidad en la lucha
(aspecto que estuvo presente en movilizaciones de períodos anteriores) para
canalizarla dentrro de una lucha ogánica y política.
92
que se agudicen los efectos negativos de la penetración capitalista en el carnpo.
Serán pecisarnente los soctrres diferqrciadm (secttres rnedios) que habían rccedido
a la üerra durante la primera refornra los que empezarftr a explicitar y reivindicar,
aisladanpnte, este üpo de demandas. Estos aspectos serán analizados en el siguiente
rc&ira.
93
Al iniciar este período (1971), se abrió un espacio imporunte para la lucha
política del movimieno popular, en cuyo proceso jugó destacado papel el
campesinado indígena. La respuesta que el Estado dio a este proceso de lucha
popular se caracterizó por la subordinación, represión, conrol y cmptación de
ciertas organizaciones populares, fundame¡talmerite las del campesinado indígena.
En síntesis, correspondió a un período en que se fue cerrando el proceso uganizativo
sindical y la lucha radical por la reforma agraria; surgiendo y consolidándose las
formas organizativas diversificadas, (gremiales, cmperativas, asociaciones) bajo el
conrol del Estado. Esto, determinó que se acennúe la desmovilización y
diveniñcci&¡ de las organizacianes campesinas indígenas, siendo éste el cantexto y
condiciones en que surge el Movimiento Indígena de corte etnicista que cuenta,
fundamentalmente, con una base social perteneciente a sectores medios del
campesinado indígena, (campesinos acomodados, comerciantes, artesanos,
profesores, empleados, etc.). Al respecto conviene destacar que el énfasis se presentó
a nivel de las organizaciones de la rcgión oriental. Con estos antecedentes, a
continuación se procede a revisar el proceso de constitución del movimiento
campesino hdígena del Ecuador en la última década-
94
vetasquista.
De todos modos, la demand¿ por la reforma agraria estuvo respaldada por las
centrales yaconsoüdadas enelcampo [aFEIy IaFENOC), las que, aún con las
limiaciones ya anotadas, agnrpaban a los campesinoc indígenas más necesitados y
marginados de los incipientes ber¡eficios de la primera reforma. En estos años
(L972-1974) la FENOC amplió su influencia prácticamente a casi todo el país,
amparando fundamenalmene la demanda campesina por -fu ¡¡s¡as (28).
95
Aunque fundada en principios humanit¿rios, poco a poco fue asumiendo una
posición clasista (31); cabe destrcar que dentro de la evolución de este movimiento
no ha estado presente únicarpnte la posición clasista. Como se merpionó antes, en
sus primeros años de formación (1972-19?51hubo una fase de discusión entre los
secto¡es que sostenían la posición clasist¡ y la emicista con el fin de connolar el
movimiento y por ende &terminar la uientación política e ideológica ¿s 656(32).
96
cooperativist4 dando lugar la constitwión de va¡ias asociacior¡es regionales, tales
a
como la Asociación de Cooperativas del Litoral (ACAL) y la Asociación de
Cooperativas Agrícolas del Ecuador (ACAE). Se fortaleció FETAI, a través de la cual
se buscó conformar un movimienlo a nivel del üüoral, con cierta inclinación a
demandar especialmente servicios escatales, en corresponder¡cia con el proceso de
modernización que empezó a vivirse con más fuerza en estas ¿¡s¿5 (34). ¡¿g
minorías étnicas de est¿ regióq en cambio, experimentaron una problemática
simila¡ a las del oriente, sometidas a la creciente colonización y usurpación de sus
territorios y recursos naturales, como es el caso de las étnias Tsachila, Chachi y
Coayquer precariansrte organizadas a nivel local.
97
forjadas en otra ooyunu¡ra. EnEe t¿nüo, el proceso de reforma agraria se suspendió.
En efecto, el cambio de Rodríguez Lara por el triunvirato (1976) implicó
precisarnente el cierre de la redisribución de la tierra; cumpliéndose de esta manera
consignas imperialistas, encaminadas a inrcnsificar el modelo productivista y
paralelamente el conrol y desmovilizaci& del movimimo popula¡.
98
Con el ascenso al pod€r del bfuiomb Roldós-Hurtado, se asistió a la aperura de
una nueva fase del desarrollo capiolista en el país, csrrcteñzadapc la aplicación de
un discurso y unapolíticade tratamiento de los sectores populres distinos.
99
"defini¡ una política uniwia para el secor indígena y campesins" (44), formando
posteriormenete el Frcnte Unico de Lucha Campesina e Indígena (FULCI). Este
intento no prosperó por Ia intervención desmovilizadora que unpezó a desplegar el
gobierno en conra de las organizaciones. Así el gobierno propició una amplia
negociación entre ciertas organizaciones con influencia etnicista y agencias de
"desarollo" del gobierno.
En síntesis, en el período se obssvó dos hechos rnuy notorios: por un lado, una
respuesta estatal frente a la problemática indígen4 que empieza a coopt¿r a ciertas
organizaciones campesinas indígenas abordándolas desde la base y tentándolas desde
la cúpula de la dirigencia; y, por o8o, un reacomodo de fuerzas al interior de las
organizaciorns campesinas eue, en primera instarcia, empezaron apolarizarse entre
dos orientrciones diferentes: la "etnicista" y la "clasista". En tomo a estas líneas
comienzan actualmente a identificarse indistintamente las numerosísimas
orgamizrcicres locales y regionales que, oomo se ve en el cuadro N0 7, proüferan en
el país.
100
CUADRO N'7
NIVELES ORGAMZATIVOS DE LA POBLACION CAMPESINA
INDIGENA DEL ECUADOR 1984
CONACNIE
Asociaciones
101
NACIONAL:
CONACNIE: Consejo Nacio¡ral de Cmrdinación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuada
SIERRA:
FENOC: Federación Nrcional de Organizrciones Campesinas.
ORIENTE:
CONFENTAE: Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía
Ecuatorima.
FS: FederaciónShur
r02
COSTA:
Prefederación de Centros Chachis
103
organizaciones indígenas aparecieron con conSiderable influenCia denfo de la escena
política del país.
104
NOTAS
105
de la concepción de los indfgenas conro campesinos es que se puede hacer el
análisis clasista" Dfaz Polanco, cit por Medi¡4 A. en 1979: p6g 37.
Al respecto ver Guerrero, Aadés. Haciaúa, Capital y Lnclv & Clues Anditu,
El Cooejo, Quito, 1983.
9. Desde este momento las luchas iiodlgenas fueron asumidas dentro de una
estrategis que las ubica dentro del "campesinado". Este término se refiere
básicameote a una relación económica y ocupacional y los sectores
identificados como carnlresinos son visualizados como parte de una esFuctura
social de clases. En consecuenciq la especificidad de la lucha indfgena fue
estratégicarente la de clase sin que implique el rechazo de los aspectos étnicos.
Por lo Bn!o, al referi¡ las luchas cono "campesi¡as" se está compreodiendo la
dimensión indlgena a su interior.
1a Se fijó para los jornaleros en S/. 6,00, para los huasipungueros en S/. 3,00.
Más sobre este tema Cf. Ibarra,H. "yevilización Campesina: 1958-1963",
mimeo, 1979. "o
15. "...en realidad lo que subyace tras la intensificación tle las éxigencias salariales
a mediados de los años 40 -además de la reivindicacióo de un derecho sindical
que aglutina a todos los trabajadores del campo- es la presión, indirecta por
acceder a nuevos "derechos" al interior de la hacienda que les permita disponer
de superficies adicionales de tieria en función de mejorar las condiciones de
reproducción de la economfa familiar doméstica". Silva, Paola. Cit por Farga,C.
y Almeida, I. Campesinos y Haciendas de la Sierra Norte, lOA, Olavalo,
l9E1: pág. 214.
14. Eu 1926, eo Cayambe tuvo lugar el ler. Congreso Campesino donde nació la
FEI.
106
18. cf. CEDEP, 1984.
24. En el pafs se preseota, entre otros, los casos de AID, Clubs 4_F, Misión
Andina, ILV. Esta situación no ha vari¿do; eu la actualidad se ha ido
incremeniando la prcseacia de este tipo de agencias, tal es el caso de plan
Padrinos, Cuerpo de Paz, Visión Munidal, etc.
107
28. CEDEP, 1983: pá9.22
35. lbid : 4
39. Ibid.
108
escudaráo la ofensiva reaccionaria...para romper la influencia creciente de la
izquierda en el movimiento indfgena de la sierra y el oriente" ECUARUNARI,
Doc. s/f, pá9.9.
42. La CONFENIAE surge para reiviodicar los territorios nativos sometidos al asedio
de la colonización y de l¡s transnacionales, pero, además, conlempla como
reivindicación la culturq la educación bilingüe y la salud, englobándolo
todo en el concepto de "nacionalidad" inserta dentro de un ma¡co estatal
"plurinaciooal". Doc. CONFEMAE 1980.
43. com bandera de lucha important€ se destacó la oposición a las acüvidades del
Instituüo Lingülstico de Verano (ILV).
45. Cabe seúalar que, de allí ea adelante, los movimientos "campesinos', con base
indfgena empiezan a explicitar la condicióa étnica y denominan a sus
organizaciones como "campcsinas indlgenas", a fin de no dejarse "arrebatar"
este último término por las posicioaes etnicistas.
r09
CAPITULO IV
PRINCIPALES LINEAS
DE INTERPRETACION DEL PROBLEMA
INDIGENA EN EL BCUADOR
111
Bajo esta perspectiva" el málisis del problema indígena en el país, ha girado
fundanentalmente en torno a dos corrientes de interpretación: la etnicista y la
clasista; lí¡¡eas de interpretrción que entrarm en debate teórico, principalmente desde
la década del 70, a partir de posiciorrcs político ideológicas, que rcflejan la defensa de
posiciones de clase que se expresan en la nrpnra a nivel de discunos ideológicos
enFe las dos líneas. Eso se verá con rnayor claridad sobre todo con el surgimiento
de nuevas organizaciones indígenas du¡ante la década 6e1 79 (1). Con la reaparición
del "fenórneno étnico", oomo una expllcita reivindicación de la población indígen4
la línea etnicisa levantó en el país la polémica fundamentalmente contra la
que inclusive ha sido vista como "contrapuesta" e
t12
I-as lheas del d¿fute.
En el país con mayor cla¡idd se ha manifestado csta líne¿ a través de las esis y
acción desarrolladas por la izquierda (básicanrente a Íavés del Partido Comunisa
CTE-FEI, Parrido Socialisra).
113
El problem4 en consecuenci4 para esta posición radica en la transformación de
las estn¡co¡ras del conjuno de la sociedad capitalista a través de la lucha clasista. En
esta modidq la solución al problema indígena involucra una solución global que
abarca a toda la sociedad a pantir de la lucha conjunta de todos los explotados en
contra de sus explotadoes.
Este tipo de planteamien0os a nivel político, postulan que -"en tanüo lo étnico
es ireductible a lo occidental"- la población indígena debe buscar la solución a sus
problemas de manera independiente de los demás sectores sociales, donde también se
contempla a los trabajadores y otros grupos explotados, propiciándose de est¿ forma
la división de la lucha popular. Esta siu¡ación pennite afirmar en este esh¡dio que la
concepción de la línea etnicista -visa de esca forma- va en conúa de la lucha unitaria
de los movimientos sociales populares y fortalece el proyecto burgués de
dominación; de ahí que el Estado en los últimos, años promovió a los movimien¡os
de ca¡ácter etnicista y adoptó en su política y discurso, elementos tomados de esta
corriente. Esto ha permitido la configuración de un neoindigenismo, como
instrumento del Estado, para alca¡zar una más eficiente y renovada forma de
integración de la poblrción indígena al sistema"
Una vez que se ha visualizado de manera general los principales contenidos que
han configurado la polémica entre las dos corrientes, se hace necesario desarrollar
algunos planteamientos importantes acerca de algunos aspectos específicos de las
mismas. Cabe precisar que aquí no se observa el proceso global de la polémica
mencionada; unicamente importa en este estudio recoger ciertos aspectos en tanto
r14
son esclarecedores y pertinentes para la temática. Para el efecto, previamente se anofan
dgunos elenenüos teóricos .
En este sentido, se entenderán las etnias (o grupos étnicos) aquí como conjuntos
o estructur¡rs sociales concretas que poseen ca¡acterísticas propias, que han
desarrollado una identidad y solidaridad sociocultural que parte del compartimiento
de componentes étnicos y más símboros culturales especificos (lengua, trad.ición,
115
raaa, elterritmio, organización social), loe que adopan elcarácter de values sociales
que son defendidos como parte de la ideología cotresionadora del gn¡po social frente a
otros gn¡pos.
Por otro lado, vale precisar que "la existencia de las clases sólo va unida a
determinadas fases históricas del desanollo de la producción" (6), o a su vez, son
'efectos" dedeterminados rnodos deproducción en los que existe lapropiedadprivada
de los medios de producción, donde las relaciones sociales, se organizan en torno a
mecanismos de explotación. Asl en la sociedad capitalista las relaciones sociales se
dan en base a relaciones entre burgueses y proletuic.
En esta penpectiva, se comprenderá que las clases sociales sobre todo son
"posiciones estructurales" que el sistema asigna a los individuos. Es decir, lo que
Lenin denominó (como clases sociales) por los lugares que ocupari los individuos
en un sisema de producción determinado históricamente. Así:
116
4.2.. ELEMENTOS CENTRALBS DEL DEBATE..
El problena de la tierra
Para la línea clasista, como ya se indicó, el problerna indígena rra¡rca de lo
económico, donde la hacienda tradicional históricarnente era el centro de las
conüadicciones y de las relaciones de e:rplotrci& an el carrpo. Pra esa lÍnea los
campesinos en general y los furdígenc en particular (E), se eocortraban rticulados
al sistema latifundistamediante relrimes serviles de corte "semi-feudal", lo qug a
su vez, impedía el desarrollo de las fuerzas poduaivas en el país.
rt7
nuestra unidad con obreros ypobladores' Este modo de vida
injusto nos va acercando y permitiendo romper en la lucha
por objetivos comunes las barreras que la dominación
ideológica nos ha impueso y que todavía se mantienen en
la discriminación étnica cultural por parte de los sectorcs
explotados no indígoras, fruto de siglos de dominación en
los cuales el mesüo igualmente explotado fue utilizado
como un instrumerio más de opresión a los indígenas' Sin
embargo, sobre ésto, nuestra condición de clase nos ha
permitido ir tomando conciencia de nuesEa situación de
(11).
áxplotadoe y nuestra ¡tt ¡¡¡6¡¡9¿
"
A diferencia de lo que sostiene la ünea ehicista, esta línea concibe que la lucha
por la refOrma agraria democrática no está "ag6tada" en tant6 en el país únicamente
ie tran realizado reformas burguesas que no han eliminado aún la gran propiedad
(r2).
Con relación a la comuna, esta posición concibe que por efecto del desarrollo
capitalist4 esta forma tradicional de organizacion, está. destinada a desaparecer'
¿entro de un proceso "fatal" e "irreversible"; cree que mantenerla en laS condiCiones
de pauperizición, en que se encuentra a título de respeto a la tradición
organizacional significaría prolongar su agonía pasando a constituírse en fuente
plantea
de mano de obra barata al servicio del capital terrateniente. En consecuencia
como alternativa organizativa, a ser adoptada por los campesinOs e indígenas, la
forma cooperativa que, según esta posición, sería la que podría solucionar problemas
ecmómicos e inclusive pt"te*. la cultura indígena, en tanto se aprovecharía la rica
( 1 3).
tradición somunitari¿
118
política que permite la reproducción del grupo (grupos
sociales indfgcnas), podrá éste combinar una lógica de
resiscncia y adryación 6,r¡¡¿¡6¿ (15).
l¿s luchas concretas por la tierra hr¡ sido visualizadas, en este sentido, como
un proceso de oma de "concie¡¡cia étnba". Para ello, esta lÍnea plentca la nccesidad
de "t€cuperar" y utilizr las formas uadicionales popias (1O, proponiémdoee ¡demás
formr organizaciones polfticas au6no¡¡r¡s. En cst¡ mdida in¡pulsu¡ la ruprcsión
del latiñ¡ndiq del colmialismo inemo (17), del capitalisrno "eülocidan y "ecocida",
solicitando a los gobiemos la deümitación y €nrega de enitryios bajo modalidades
de "aulogestión", que permitan la "revalorización" de los pueblos indígenas y su
reconocimieno como entidades originales.
La organización polltica
Para la línea clasista los campesinos son los "aliados naturales" de la clase
obrera en la lucha por los cambios revolucionarios. No concibe una salida al
problema indígena campesir¡o de forma aislada ni al margen de la solución global de
la socieda4 posible únicamentc eliminando toda forma de explotación. En esro,
siendo la lucha antioligárquica,, antimperialista y popular, se la impulsa como
tarea unitaria de todos los explotados €n csttra de sus exploadores bajo el liderazgo
y conducción de la clase obrera" Si bien sc aoepta la especificidad de la problemátiia
indígena se la inscribe en un rnarco de lucha global (lt).
119
lns campesinos son considerados como una fuerza importante en el proceso
revolucionario ecuatoriano y se asigna históricamente a los huasipungueros y
campesinos sin tierra un sitial prepoúd€rante en la lucha; pero su liberación
definitiva sólo se la corcibe en tanto se alíen al proletaiado, bajo la forma sindical.
Al respecto la CTE asumió-este pansamiano y condujo su práctica política en el
carrpo bajo este precepto (19). Así man$vo como bandera de lucha y organización
las reiündicaciones de las masas campesinas ligándolas a las luchas obreras, bajo la
considerrciúr de que esta alianza se forja en el "combate" y conüa los "enemigos" de
los campesinos que umbién san de la clase obrera
Esta forma de lucha sindical, según esta posición, tiene sin embargo, una
linitrción:aunque el "esportaneismo" puede ser superado por la sindicalización, el
carnpesino tiene un escaso nivel de cOrpierrcia de clase;lo que plantea como tarea
(20).
fundamental el inc.renrnta estos niveles ¿ *ta¡ttts¡¿
Por o6o lado, esta posición tiene una concepción distinta de la comuna, como
forma organizativa con relación a la posición etnicista. Sostiene que es una
organización de lucha clasista que necesariamente debe evolucionar:
120
importancia de las formas organizativas tradicionales (comunas), donde se
concenEarían los elementos más valiosos de resistencia y lucha de la población
indígena. Solamente estas consideraciones permitirían mantener las opciones
verdaderamente indígenas que aseguf€n su presencia y cqrtinuidad cono pueblos
con identidad propia. Con esta afirmación se llegaba a cuestionar que la línea
clasista no tomó en cuenta en la lucha por la tierra a los comuneros y sus
reivindicaciones. Est€ criterio condujo incluso a aseverar que a la posición clasista
no le preocupó el problema indígena en toda la dimensión de su especificidad
socioculoral.
r21
ya indicados y, a su vez, replantear y ampliar el análisis en tanto los argumentos
etnicistas empiezan a incidir en la qienrción de las organizaciones indígenas del
Ecuador. Al respectq este pronunciamiento es cla¡o:
La dimensión cultural
l¡s elementos de la polémica ya anotados se prolongan hacia las características
cualitativas de la sociedad ecuatciana En efecüo, es precisamente en tofno al peso
de lo indígena en la conformación de la nación ecuatoriana de su culh¡ra e identidad,
donde se agudiza la polémica señalada-
I¿ línea clasista considera que los valores étnicos y culturales de los indígenas
deben ser reivindicados como valore's nacionales, en tanto el problema campesino
indígena ha sido valorizado como un problema estructural que involucra a todos los
sectores sociales del Ecuador; estareivindicació$ fror lo tanto, se halla inserta en la
reivindicación económica fundamental: la abolición de toda forma de explotación,
que destruyen y oprimen los valores culturales de los indígenas. En este sentido, la
lucha debe da¡se en contra de la dominación culhral, política e ideológica, pero,
básicamente contra la explotación económica impuesta por el sistema capital,ista,
-y
determina la' destrucción eliminación de los valores culturales nacionales(¿o).
Esta aseveración se puede apreciar en la siguienie cita extraída de un debate más
preciso al respecto:
t22
En esta perspectiVa, y en tanto los pueblos indígenas se encu€ntran innrersos
en un sisüema capitalista que los oprirne, su condición es de explotados y
consecuentemente sus valores culturales están subordinados y sujetos a
modificaciones, lo que no ha permitido que se mantengan "auénticos" a través del
proceso histórico; por consiguiente, no se los puede concebir de una manera
romántica, como "reliquia" del pasado, sino como elernentos dinámicos susceptible
de potenciane, en la medida de que se hallan presentes en la lucha coricreta de los
explotados.
r23
revalorización de las cultu¡as indias, las que, calificadas como superiores a las occi-
dentales coexisten dentro de ma¡cos estatales multiétnicos y phniculturales e inclu-
sive, multinacionales(29).
Por otro lado, esta línea concibe que la existencia hasta la actualidad, de rasgos
culturales propios de la población indígena (como por ejemplo la lengua' sus
tradiciongs y formas organizativas) sería la demostración más fehaciente de la
supen,ivencia de estos pueblos como sistemas sociales originales, los que han
poaiao mantenerse en base a mecanismos de resistencia étnica que persisten aún en
ias condiciones más duras. Aunque el colonialismo y otros procesos propios del
desa¡rollo capitalista han suscitado el racismo y la diferenciación étnica asimétrica
y subordinante, creen que no se ha destruído la cultura indígen4 observándose más
bien su adaptación a formas de dominación. Estos aspectos inclusive tienen una
proyección destacable:
t24
población campesin¿ indígena, preocupan a las dos líneas, cada una los ha visto
bajo enfoques político ideológicos distinos coherentes con sus posiciones centrales.
Como hemos visto hasta aquí las posiciones frente a los aspectos principales
(tiena, formas y estrategias organizativas, cultura, etc.) inherente al problema
campesino indígena, han reflejado de alguna manera los contenidos y el carácter de
los diferentes discursos poJítico ideológicos que sustentan posiciones de clase.
Estas diferencias, por otro lado, repercutieron en una particular posición frente al
papel que cumplió y debe cumplir el aparato del Estado, sobre todo en la medida de
que ambas líneas enuncian la necesidad de implementar cambios, lo que involucra
una posición frente a las estructuras e instituciones vigentes.
La gestión estatal
La posición que la línea clasista mantiene acerca del papel del Estado frente al
problema indígena en el país, parte de la teoría general del Estado capitalista que lo
concibe como aparato de dominación y representante de los intereses e ideología de
la clase hegemónica de la sociedad ecuatoriana. Bajo esta óptica, el Estado
ecuatoriano históricamente no respondió ni responde a los intereses y
reivindicaciones de los sectores subordinados en general y de los campesinos
indígenas en particular. Por el contrado, se erigió como órgano de ejercicio de
125
dominación sobre estos sectores (35). Con esta consideración el Estado no ha
resuelto ni podrá resolver los problemas políticos, económicos y socio cul¡rrales de
esta población por su forma y naturaleza burgués e imperialista. La acción del
Estado se habría orientado más bien hacia la configuración de la "nación
ecuatoriana", en función de la integración y subordinación de los grupos indígenas,
proyecto nacional de las clases dominantes que, deja objetivamente de lado los
derechos de esta población. En esta penpectiv4 la política y práctica del Estado
capitalista han sido entendidas como instrumentos de control y dominación polític4
a los que hay que opofier una acción reivindicativa de los sectores dominados, dentro
de un proyeco de überación global.
Al respecto, la tarea
de "redención del indio' por parte del Est¿do únicamente ha
buscado "detener la lucha" de estos sectores en pro de sus intereses y en contra de la
estructura del Estado nacional burgués y en general, del sistema capitalista. Esta
situación tiene su explicación en los hechos concretos suscitados en nuesFo propio
país; efectivamente la línea que se analiza señala (a manera de ej.) que la acción del
Estado, a través de programas de índole productivista y asistencialista, tuvo un
significativo incremento en momentos en que se agudizó la lucha popular y,
concretamente la llevada a cabo por los campesinos e indígenas en contra de la
esfuctura de dominación (década 60 en su lucha por reforma agraria). Este afán de
asistir a la población pobre del país tuvo como objetivo fundament¿I, controlar y
desmovilizar la lucha popular a través de un plan intemacional impulsado en toda
América Latina por el imperialismo (como es el caso de la Alianza para el Progreso,
años 60). Así, todas las acciones que el Estado burgués desarrolle, sea de rnanera
autónoma, o en alianza con las agencias de penetración y control imperialista, están
dirigidas a guantizar las condiciones de producción y reproducción del sistema de
acumulación capitalista dependiente.
Bajo esta óptica, la ünea clasista tq,haza las aseveraciones de otras corrientes
que, por el contrario, creen que la acción estatal ha jugado un rol de enorme
importancia en el proceso del despertar de los resurgimientos étnicos y en una
apertura de nuevos frentes de actividad económica que habrían conhibuído a
solucionar.el problema indígena del país (36). Rt respecto, cabe afirmar que la
solución del problema indígena no es ni será concesión del Estado capitalista
burgués sino un logro alcanzado a través de la lucha popular. La siguiente cita acoge
el pensamianto que se mta de explicitar:
126
En esta medida la línea clasista ha criticado durarnente las acciones rcformistas
del Estado (38). Así mismo, le niega aribución sobre ciertos avances sociales de los
sectores populares y en este caso de la poblaciótt campesina indígena, ya que
considera estos logros como producto de sus luchas y no como concesiones
voluntarias del Estado. Si bien acepta que las reformas agrarias han sido impulsadas
por el imperialismo y las burguesías nacionales, los beneficios, aunque limitados, a
los que accedió detdrminado sector de la población campesina e indígena fueron
exclusivamente produco de su lucha contra el sistema "semifeudal" dominante, o el
capitalismo y no de una acción estatal unilateral.
Por su parte, la línea etnicista fija sus planteamienos acerca de la acción del
Estado frente al problema campesino indígana del país, guiada por una concepción
pequeño burguesa sobre el Estado capitalista. En este sentido, lo ve como una
instancia "neutra" de ordenamieno jurídico administrativo de la sociedad que debe
encargarse, enEe otros aspectos, de acoger y "solucionar" el problema indígena; para
ello, deberá lleva¡ a cabo un pfoceso de integración, "respetuoso" y "pluralista" de
los diferentes grupos étnicos campesinos indígenas a la sociedad nacional; así como
promulgar e impulsar una integración de la población indígerra sin transformación
estructural de la sociedad. en esto, se buscaría:
_.-. Para esta línea, la acción del Estado burgués es de trascendental importancia
(40), y dado que le ha asignado a éste el papel
de la rclación con las organizaciones
campesinas e indígenas, cree que estos sectonxi deben buscar el acercamiento hacia el
Estado. En esta medida existe acuerdo con la participación y colaboración de las
t27
organizreiones de indígenas y campesinos al interior de las instituciones estatales.
Efectivamente, esta ünea afirma qugla población indígena debe reivindicar ante
el Estado la igualdad y el derecho a participar en programas sociales de
"autogestiónn, donde se impulse un nuevo orden:
Por otro lado, adviefe que las leyes deben ser formuladas por las propias
organizaciones, pueslo que de no ser así se seguirá teniendo a esta población en un
estado de "minoría de edad legal'.
r28
frente al Estado, esta posición lo ve inscrita en el "ma¡co jurídico territorial" de los
Estados(,f4). Enesta penpoctiva,los estados deberían precaufelar la territorialidad de
los pueblos indígenas impulsando una "adecuada" refo¡ma agtaria, con lo que
estarían respondiendo a
Se obsenra que la tendencia crítica de esta línea hacia el Estado se dirige más que
a cuestionar su ca¡ácter, su falta de eficacia en su acción frente a programas de
asistencia a las poblaciones indígen¿rs; .en este sentido le pedirá al Estado que
perfeccione y/o modiñque determinados sistemas productivos en las áreas rurales;
(a6).
con lo que se lograría mayor eficiencia en la acción modernizadora del campo
En resumen, cabe precisar que cada una de las líneas aquí contempladas tienen
una concepción distinta del Estado, tano a nivel teórico como de su práctica ejercida
frente a los sec¡ores campesinos e indígenas. Efectivanrente, para la primera ünea,
como se dijo antes, se trata de un Estado capitalista burgués, que por su ca¡ácter, no
va a resolver el problema de esta población ni de ningún sector o clase social que
esté en condiciones de subordinación (por no estar representadas en el poder);
únicamente se ocupará de crear las condiciones para su explotación y a ravés de
ciert¿s políticas y medios de integración social para la reproducción de la fuerza de
trabajo y distensionar la lucha combativa de est¿ población contra el sistema
capitalista; esto, dentro del proceso de integración de estos sectores sociales al
proyecto nacional hegemonizador de la clase dominante.
r29
El análisis del particular desarrollo de las contradicciones sociales y
descomposición económica en el agrc ecuatoriano, agud.izado por el proceso de
desarrollo capitalist4 se Edujo en una polémica entre dos líneasinterpretativas en
torno a un mismo problerna: el indígena. Este es un problema integral y debe ser
entendido como una realidad que involucra tanto la base económica como lo étnico
cultu¡d, es decir corno un problema que no separa en las sociedades lo érrico de la
poici&r estnrcn¡¡al de clase. En efecto,
130
misma plantea. La autonomía es una conüción; de la
capacidad de negación del sistema; sin embargo puede
cmducir a un aislamieno de la propia clase cuyo resultado
es una extrema debilidad frente a la dominación
g¡sente(48).
_.!n este sentido, propugna que los grupos étnicos configuren un proyecto
político distinto al de otros sectofes explotados; esto, obviamente,
se traducirá en el
surgimieno de reivindicaciones diferenciadas, que a más de las causales que aquí
se
menciona, responden a la condición económica de cada grupo que
conduce
determinado tipo de reivindicaciones, coincidiendo además un" ,ituación de
"on
crisis causada por la descomposición socio económica del campesinado indígena por
el proceso de desarrollo desigual del capitalismo.
13r
sociedad. Por su inserción en el modo de producción capitalista, por lo general se
expfesan: 1.- En la ocupación de una posición determinada denno de la división
internacional del trabajo er ramas de la producción artesanal o agropecuarias;
2'-
Desarrollando formas de producción que generalmente se encuen6an en diversos
grados de subordinación subsunción formal del trabajo al capital y 3.-
o
Óonstituyárdose en sectores sociales en si$ación de dominación y opresión cultural
(49).
frent€ a ias clases dominantes
En este sentido, las etnias han ido experimentando cambios acordes con el
proceso histórico y social. Así las éfrias no pueden ser enüendidas como estrucg¡ras
iarmóniCaS", "equilibradas", "Originales", "irredu.tibles", et.', en tant. ha
clasista' Así
repercutido en éstas los antagonismos que caracterizan a una sociedad
,rrir*o los grupos étnicos no ron indipendientes de la totalidad social, ni de la
ni
estfuctura de clases. En este sentido, se recalca' lo émico no es incompatible
sentido
independiente con lo clasista; es más bien una manifestación que adquiere
en las relaciones de clases. De esta manera:
Loétnico:noesunelementocontradictorioconloclasista
y los grupos émicos no pierden por ser tales su carácÍet y
ruíz áe chse..(50).
el anáüsis en
En esta perspectiva no se debe aceptrf anfoques que exclusivicen
problema al nivel
base a ta tinei etnicísta, ni tampoco los que reducen el
exclusivamente Clasista en su vertiente economicista obviando
la existencia de
contemplar el
etnias o grupos étnicos. De ahí que una adecuada visión debe
perder de vista la base
reconocimiento socio cultural de los grupos, claro está, sin
clasista en que éstos cobran sentido.
¡,silasoluciónalproblemaétniconopuededesvincula¡sedelasolucióndelos
puede reducine al aspecto
problemas clasistas. Ásí mismo, la cuestión émica no
factores (económicos,
cultu¡al: éste es únicamente un componente de otros
ro--parte en ia conJormación de lo étnico. Por 1o tanto lo
sociales, políticos) qo"
de clase sino como
étnico no debe comprenderse como separado de la estructura
dimensión socio cultu¡al de ésta.
r32
NOTAS
2. Al respecto, Ibarra, H., Santana, R., Sánchez Parga, J. han destacado esta
situación, pero desde ópticas diferentes.
6. Marx, Carlos. cit por Cueva Agustín, en "La concepción marxista de las clases
sociales" en Rev. Ciencias Sociales, vol. 3, 'Escuela de Sociologfa, Universidad
Central Quito, 1979: pág. 78.
133
9. Más sobre este tema puede eacontrarre en el Programa del Partido Comunista
del Ecuador de 1968, y en Pedro Saad, l¿ Reforma Agraría Democrótica,
Claridad, Guayaquil, 1976.
10. El Programa del PCE señalaba que para conseguir la reforma agraria democrática
debía combatirse por "reivindicacioaes inmediatas", tales como: estabilidad
para los asalariados agrfcolas, sembradores, finqueros, etc.; respecto a la
propiedad campesina; supresión del desalojo de campesinos, conservación de
las comunidades; ayuda crediticia y técnica; reversión al Estado de tierras
incultas y entrega gratuita a campesinos; supresión de cargas feudales; apoyo a
la orgauización cooperativista, aumento de salarios a los trabajadores agrlcolas,
etc. Cf. Programa PCE - 1968.
13. Ibid.
1'
L¿ tierra es entendida como la herencia de los antepasados, la "vida misma", la
matriz de pueblos y oacionaüdades. En definitiva es enüendida como un espacio
económico, polltico y cultural que es necesario controla¡ desde una racionalidad
propia. Cf. Sánchez Parg4 J. "L¿ Cuestión Etnica: Realidades y discursos" en
Etnia en el Ecudor: Situación y Análisis, CAAP, Cuaderno Ne 10' Quito
1984: pág. 158.
15. Ibid.
,'...1a
18. masa campesina...tiene enorme iryortancia...es la vfcti¡na más sufrida de
todo estE ¡istcm4 no sólo en sus condiciones de trabajo y vida sino que son
atacados también en los aspectos nacionales de su colecüvidad: en su idioma,
134
que cs menospreciado, en sus tradicioaes, cultura, costumbres, orgmización
propi4 etc. Por eso los campesinos rcn los aüados aaturales de la clase obrera
en la lucha por los cambios revolucionarios, que exigen una fuerte ali¿n.za
obrero+aopesina. "Programa y Estah¡tos del Pa¡tido Comunista del Ecuador, Ed.
Claridad, 19771 p6g. L8.
23. Ibid.
u. "Es que, como destaca Roger Bastide, el marxismo -base remota o próxima de
esta polltica- no ¡€posa sobre un conocimiento profundo de las civilizaciones y
sus ca¡acteres especlñcos. Su teo¡fa de la historia qstá fundada co el anáüsis de
la lucha de clases de una socicdad detcrminada: la occidcntal" Colombres, A.
1977: pág. 22.
26. Según esta posición solaneaüe el socialismo reúne las condicisnes para la
existencia y desarrollo de los valores culturales de los indfgenas.
28. Zubristski, Yuri. I-os huas Quiclws, cit. por Albornoz, O. 1984: pág. 67.
135
29.Cf.Calderón,Alfonso'ReflexionesenlasCulturasorales.Ed.Abya-yala'
1984: PáC. 9t'
30. Esta posición entiende la "civilización india" en base a valores tales como
loor"d.", comuoitarism (solidaridad), sobrieded (equilibrio) etc'; se. siDtetiza
,.lE|¡hul,,, .'lna quilla'. y .|aEa llulla'' (no robar, no meDtir, no ser
en l¡ fr¡sc
por los
soo rúbricas incásicai que eD la actualidad soD utilizadas
""gol
ira-igeres e¡ los documentos oficiales, cougresos, discursos' etc'
31. Cf. Colombres, A.1977: pág.32; Santana, R' 32; Santana' R' 1984; Sánchez
Parga, J. 1984.
35. ElEstadoecuat,orianodesdesuformación(comoEstadonacional),luegodela
.,iudependeocia.',respondióalaoecesidadeconómica"políticayculturaldela
clase dominante y su proyecto áe "nacionalidad" donde ¡o
estarán rePresentados
los sectores subordinadoJ a quienes se dejó carentes de los derechos nacionales'
Dentro de la estructura de sociedad coD uD Estado nacional burgués se buscó
eliminar en el papel las diferencias étnicas y culturales en favor del desarrollo
del mercado interno; el Estado hará de agente de "uoificación de la nación"
cf'
Silva, E. 1984.
5ó.
,'[¿ lucha económica, el combate por las reivindicaciones i¡mediatas, solamente
puede conducir a reformas parciaies, a cierto mejoramiento en
las condiciooes
devida,perojamásalaliquidacióndelsistemacapiulista.Mantenerlalucha
por trafdos el
dentro de estos estrechos llmites, es ataca¡ los resultados nocivos
136
capitalism con sedantes, cuando lo fundamental es erradicar el origen de esos
males. Y esto significa caer eD el reformismo, doctrina penriciosa fomentada
por la burgucsfa porque le permite seguir subsistiendo a coste de dádivas y
algunas concesiones. No caer en las redes del reformismo -pintado muchas
veces con colorcs deslumbrantes- es, e¡totrces, asunto de vital importancia".
Albornoz, O. 1983: póg. 152.
40. Alguoas aseveraciones de Roberto Santana recogen este pensamiento. Este aulor
ha podido afirma¡ que el problema indfgena enconha¡la una solución a partir de
la acción del Estado, agencias privadas nacionales o extranjeras. En este
Bentido, ve en el Estado y su práctica un "rol ftansformador". Esto afirma en
tanüo señala, inclusive, que deüerminadas políticas estatales en nuestro país han
permitido que se contrar¡este fenómenos corno 1¿ migración etc, Cf. Santana, R.
1984.
42. Ibid : 98
43. Ibid: 99
r37
CAPITULO V
LA DEMANDA INDIGENA
139
Así mismo, cabe indicar que, desde mediados de la década del 70, se observaron
cambios más profurdos en la demanda genaal de todos los sectffes popularas y más
aún del sector social que intcresa; sin embargq la rcivindicación por la tierra siguió
siendo una constante y, aunque limitadamente, un factor de cohesión de la lucha
campesina indígena que forma parte del conjuno de la demanda general hasta la
act¡alidad-
140
avocadas a procesos de extinción, despojo de tierras, deterioro del medio ambiente,
aspectos que redundan en descomposición, diferenciación, estratificación social,
de¿ulturación, proletarización, semiproletarización, migración etc.
Todo este proceso fue determinando que al interior del campesinado indígena
surjan diversos intereses con car¿rcterísticas contradic¡orias. Asi el inteés de la
demanda no se centrará sólo en la tierra, sino en el crédito, la asistencia técnica, los
servicios eshtales, etc.; esto en la medida en que el Estado pone en disputa este tipo
de "ofertas" que co¡responden al ca¡ácter de una política agraria productivista que
tuvo su origen fundamentalmente en la dictadura de Rodríguez I-ra. En efecto:
14l
Por su parte, el Encuentro de Sucúa a más de reivindicar la derogatoria de las
leyes de Fonrento Agropecuario y Seguridad Nrciqtal, fundanent¿hente exigió del
-a
gobierno el respeto a los derechos de las- naciqralidades indígenas sus territorios
y sus culturas propias, la oficialización de los idiomas autóctonos, la
implementación de una educación bilingüe y biculural, así como la expulsión del
ILV.
Esos dos eventos proyecta¡on las tenderrcias principales & la demanda indígena
en el período. En esta perspectiva, es necesario observar como las reiündicaciones
con tendencias clasistas se debilitaron; en cambio las reivindicaciones bajo
tendencias etnicistas empezaron a influencia¡ en el carácter y concepción general de
la demanda del campesinado indígena. Estas, en última inst¿ncia, fueron las más
desacadas y, a su vez privilegiadas por el régimen.
Tísta.
t42
...1a lucha campesina se radicaliza en su enfrentamiento
contra los terratenientes para exigir la enrega inmediaa de
la tiena, mediante movilizaciones y tomas de haciendas,
acciones levantadas por la FEI y la FENOC y amplios
sectores no organizados. Exigencia que recoge la
reivindicación fundamental que el campesinado indígena ha
levantado a partir de la Colonia" (O EcuARUNA,RI.
r43
este dinamismo, en varios c¿tsos es canalizado hacia la "solución" legal. Aunque esta
limitación es propia de la estructura social burguesa en la que se inscribe la lucha,
no obstante peniste la conducción legalista observada en períodos anteriores. Esta
situación, inclusivg se enfatiza el moÍiento en que empiezan a hacerse evider¡tes los
efectos socio-políticos de la diferenciación s@io-económica de la población
indígana.
Así como una constante está presente la reivindicación por la derogatoria de las
leyes de Seguridad Naciural y Fomento Agropecuario; se m¡mifiesta la oposición al
Código Agrario y al nuevo Reglamento a la ley de Reforma Agraria \)'/' que
impücan la suprcsión definitiva de la redistribución de la tierr¿ y bloquean su acceso
al campesinado. Por otro lado, se solicita la panicipación de las organizaciones
indígenas en la elaboración del proyecto a la Nueva Ley de Comunas y en las que
tengan que ver con población campesina indígena; se pide, además, la solución legal
de los conflictos de tierras existentes.
t44
Educacióny cultwa.
145
Básicamente reivindican el "respeto y libre desenvolvimiento de las culturas
indígenas" (tiena derechos políticos, lengua), rechazan lapenenación ideológica y
cult¡nal de agerrcias de desarrollo y proselitisrno religioso que ocasionan la división
y debilitamiento de las comunidades y organizaciones campesinas indígenas (ILV,
Visión Mundial, Plm padrinos, Cuerpo depaz, ets.).
t46
conducido por las organizaciones campesinas inlígenas; que la alfabetización tenga
un ca¡ácter "liberadof' y "curcientizado/' permmente; que las propias organizaciones
sean las que elaboren los contenidos de los progfamas de alfabetización para
converti¡los en instrumentos que permitan el avance en la lucha y organización, así
como el desarrollo de la culn¡ra; que la alfabetizaciór¡ se constia¡ya en un medio que
fort¿lezca la organización; que npdiante este programa se busque mecanismos para
hacer respetar las corquistas alcs¡zadas por las cganiz¡riones campesinas indígenas.
Así, las organizaciones, a través de la alfabetización, reivindican un espacio
democrático de denuncig de forratecimiento organizativo y medio de defensa,
impugnando un programa que, en cambio, para el régimen se constituyó en un
punto importante paalacooptaciófr de dirigentes y líderes indígenas.
147
de la población indígura de las dos regiones responden a contextos y experiencias
de
luchas distintas.
la
PreviO a revisa¡ las reivindicaciones, es necesario una breve síntesis de
situación actual de la población indígana oriental.
de
En el proceso de colonización y generalización de las formas capitalistas
el desalojo y despojo de tierras a los
producción está presente como característica
propiedad)
lndígenas nativoi; ésto en tanto se antepone el requisito legal (título de
Así, grandes masas de población indígena
del [ue carece la mayoría de indígenas.
deben abandonar sus tierras para dar paso a la ocupación de las empresas'
explotadoras transnacionales o in último de los casos, sujetarse a ser arrinconados
en reducidas reservas de tierr¿ que no van de acuerdo con sus reales
necesidades, ya
que por las propias técnicas de cultivo de tipo itinerante del medio amazónico
no se
iequieren contar con grandes cantidades de tierra pua la producción; además
incremento demográfico de estos pueblos ni se proporciona ninguna
contempla el
garantía de respeo a sus límites de reserva-
Por otro lado, las actividades de explotación petrolera así como la incontrolada
y
explotación de otros recursos natu¡ales por pafte de las empresas multinacionales
transnacionales ha incidido en la aculturación y los consecuentes
problemas
socio-económicos y culturales que sufre esta población; en efecto, el momento
en
que el indígana desprovisO de tierras se ve obügado a campesinizarse o a vincula¡se,
en calidad de obrero asalariado, jornalero, etc., al capital, separándose de su
comunidad, entra en una situación cadavez más pauperizada'
148
Siendo así, el proceso organizativo y la lucha de los pueblos de la Amazonia
giran en tomo a la reivindicación de la tierra, con una connoüación especial: ésta es
tanto medio de producción y supenrivencia, como espacio de reproducción de sus
formas socio-organizativas y políticas. En efecto,uno de los dirigentes de la
CONFENIAE extresa:
Por ser de interés pa¡a este estudio, se destaca las principales reivindicaciones
que la GoNFENAIE presenta at Estado duranre ese período. Esto se recoge
básicamente de los documentos de congresos y de eventos, donde ha tenido ¿aecta
participaciórL así como en varios de sus documentos cu¡sados a d"iversas instancias
estatales.
r49
El marco general del discuno reivindicativo de la üerra por parte de la
CONFEMAE, durane el período que inte¡esa está delineado por su concepción general
que esta organización sostiene frerite al Estado y la sociedad nacional.
Ttcnay recursos.
Exige el respeto (por parte del Estado) de los derechos territoriales de las
nacionalidades indígenas, porque consideran que son inalienables . Por ello piden
la ejecución de una reforma agraria en la que participur los indígenas y campesinos
organizados, y se proceda a entregarles títulos de propiedad comunales de todos sus
territorios. Así, exigen además la supresión de todas las formas de colonización,
puesto que las tierras supuestamente baldías están ocupadas por las diversas
nacionalidades (Shuar, Achur, Cofán, Huaorani, Tápros, Sionas, Tetetes).
150
observa cómo uno de los insrumentos legales aplicados por el Estadoha provoca-
do mayores consecuencias negativas en la población y el ecosistema de la
Amazonia- Además, es vista como'el rnecanismo que ha transferido los problemas
socio económicos no resueltos en la sierra y la costa hacia laregión oriental; es la
ley que legitirna la serie de despojos e invasiones en contra de los nativos por parte
de los colonos y compañías explotadoras multinacionales y Eansnacionales, que
operan en la Amazonia en base a las "concesiones" que les han dado los divenos
gobiernos (23). gn este sentido, la derogatoria de esta ley es considerada como
emergente y fcma parte de la reivindicrción esencial de la CONFENIAE durarite todo
el período. Paralelamente a la petición de derogaoria de esta ley, se exige al
Gobierno como un medio de defensa la legalización de los territorios de las
nacionalidade indígenas de conformidad con las' autolinderaciones iealizadas por
las propias mganizaciones miembros de la CONFENIAE; además soücitan que
las adjudicaciones sean colectivas y comunitarias, para lo que se requiere del
cumplimiento de los convenios establecidos entre el IERAC y CONFENIAE.
151
asalariados.. (2O.
Educacióny Cuhura.
152
El énfasis en estos aspecüos efnpezaron a est¿r presentes como una constante
reivindicación dura¡E todo el período. Así se insistió en la educación bilingüe y
bicultural (convenio PUCE-IEI-MEC), contra la presencia y acción de agencias y
misiones extranjeras, por el cumplimieno del Decreto 1159 (30), h entrega de las
instalaciones del ILv, oficialización de los idiomas autóctonos, contra la creación
inconsult¿ del Instituo Nacional de Anropotogía y Lingiiística (INAL), entre otros.
r53
Posterionnent€, con el gobierno de Hurtado se abrió un segundo momento, en
que los planteamientos ganerales al respeco variaron. Ya en el II Congreso de la
CONFENIAE (1982) se tendió a cuestionar el Programa de Alfabetización llevado a
cabo por el gobierno, así como apedir ¡nayor participación de dirigentes indígenas
en dicho programa; esta participación fue planteada en el sentido de que se les
asigne responsabüdades efectivas al interior de las instituciones durde se desarrolla
laactividad de alfabetización. En est€ evento sepronunciaronporlaadhesióna
las resoluciones que sobre el mencionado programa tomó el "Primer Encuentro de
Organizaciones lndígenas por la Educación Rural".
t54
cuestionó no haber pernritido una real participaciórt de los indígenas en el proceso
de alfabetización; eso significó a la CONFENIAE unine al pedido de suspensión del
referido convenio que levant¿ron las organizrciones miembros del CONACNIE en el
país.
P e ne trac ió n I de o ló gica .
Una de las reivindicaciores que logró el consenso por parte de las organizaciones
campesinas e indígenas del país, así como del movimiento obrero y otros sectores
de izquierda (que partió, fundamentalmente, de las organizaciones de la región
amazónica por intermedio de la CONFENIAE) fue el reohazo a la dominación y al
control cultural e ideológico del que es objeto la población indígena y campesina
por parte de las distintas agencias de peneración exfianjeras y nacionales
-dSJ.pXs
(36). *i:
Exigimos al Gobierno Nacional que conro primer paso para
llevar adelante una auténtica política cultural de los
indígenas, expida el Decreo, que ponga fin a la permanencia
de todas las agencias y sectas religiosas extranjeras
existentes en e[ país, tales como el Instituo Lingüístico de
Verano, Cuerpo de Paz, investigadores extranjeros,
indigenistas, etc., que sin la debida autorización de los
comuneros y organizaciones indígenas penetran y hacen un
trabajo negativo dividiendo a las comunid¿¿ss (37)
Por significar para la región oriental uno de ros problemas que afecta
di¡ectamente a la cultura de esúos pueblos, esta reivindicación tomó el ca¡ácter de
denurrcia y de manera permanente se nunhrvo durante todo el período. Cabe destacar
que a inicios del período fue nooria la campaña que ejerció CONFENIAE, junto con
otras organizaciones y sectores populares, exigiendo al gobierno la expulsión del
Instituto Lingüístico de verano. Este organismo internacional de origen
norteamericano, que ha permanecido en el país varias décádas en las comunidades
i¡¡lígenas bajo lajustificación de desarrollar actividades "científicas" de "apoyo" y
155
"civilización" a las poblaciones indígenas, se dedicó a realizat actividades de
espionaje, control y asedio que atentan contra la existencia de los pueblos y su
culh¡ra y más intereses nacionales populares.
por otro lado, ante la creación del Instituo Nacional de Anropología (INAL) en
que se
sustitución del ILV, la coNFENIAE manifestó su desacuerdo en tanto aspiraba
cumpla con el Dec. 1159 en loda su extensión y que no se reduzca a la creación de
más. El - rotundo rechazo se hizo más evidente
un nuruo organismo bu¡ocráúco
durante el désarrollo del III Congreso de la CONFENIAE. En el fondo, el rechazo
enunciaba un episodio más en el terreno que comenzaba a privilegiafse como el
más
"abierto" dentro del aparato estatal: el educativo'cultural. lns planteamientos
empezaron a gravitar en aquella dirección. Así la reivindicación sobre la
ofióiaüzación dé los idiomas autóctonos, si bien es parte de las reivindicaciones de
(38) se explicitó con mayor énfasis y
la CONFENIAE desde el inicio del período
mediante la utilización de la argumentación legal durante el II Congreso de la
CONFENIAE.
156
Esta situación, obviancnte, n¡Yo sug efecOs pofticoS a nivel de las
orgmizaciorrcs del aicnq las qr¡e co relrión e los rgpeÑs Cg¡nizativos
por
ejemplo, aseverarxr que las nrioalid¿des ¡n¿ige¡¡as on las qt'c büscar
th luch¡ debfasu
"i-ii. autode6mineción - gcsti&r y süs brmss organizrtivc'.I¡
d-use a través de las popias cgmizridts de las nrcia¡alirl¡des indfgenas sc debla
alcanzar el respeO a l¡ eutmmía de sus fOrmas organizativas propias'-la
participrción djhs organizrim bajo la mod¡lidad de la'autogestión" en los
;t gá^ ¡ ser msultedos cn aspocm & s¡ incumbencia" En
estatales, et áercct¡o
estJ sentido, pidieron la participrción al inerior de los oganismos estatales en
pfogfamas que tos involucre y ¡ccetrqr las reiq¡es &' revalorización cultural
irnp.-Usaaas por el gobi۟io, en tanto pernriUn la toma de conciencia de los
mismos (de ios indígenas). Esú presente l¡ soücitud de Qoyo del Estado a las
orgmizaciones en prograÍras de promcie\ cgmizeción'-qpTiteió.n, prcmoción
.oit*.I, difusió6 cultural, etc., todos oon un gran énfasis etnicista en los
planeamientos rcivfurdicativc.
5.4..R.EIVINDICACIONBS EN LA COSTA.
En igual forma que los del oriente los de la costa (Chachis, Tsháchilas'
Awa-Coi'yquer) fueron serianrene afectados por la expansión capitalista y por la
aplicación áe las políücas de colonizrción o ampliación de la frontera agrícola'
dasarrollada por los gobiernos en los ütimos años.
157
Este proceso de integración a la explotación capitalista, ha sido posibe a través
del daspojo y la aplicación de mecanisnps legales a la mayoría de los indígatas que
carecen de títulos de propiedad que granticen la posesión de sus tierras, así como a
través del aropello por nedio de la fuer¿a fisica por parte de grupoe ¿¡¡1¿66s. (a0).
158
forma siguiente:
Una vez revisadas las reivindicaciones presentadas por las organizrciones de las
tres regiones se puede concluir que la demanda indígena no se present¿ de manera
homogéne4 en este período. Este carácter diversificado y la concepción de la
demanda es el resultado del proceso de descomposición de la base económica social,
la diferenciación socio ecanómica interna de esta población y el debilitamiento que
sufren sus organizaciones; en sum4 el resultado del proceso de desarroüo capitalista.
(El cuad¡o N0 8 intent¿ resumir y destacar los contrastes de la demanda, de acuerdo a
las tendencias). En la demanda general existe coincidencia en el tipo de
reivindicaciones centrales, como por ejemplo la tierra, la organización y los
aspectos culturales; las diferencias se encuentran en la concepción de los
planteamientos; es deci¡ en sus discunos reivindicativos. Así por ejemplo, en las
principales organizaciones de la sierra (ECUARUNARI, FENOC, FEI) la rierra es
reivindicada como problema principal bajo una concepción clasista, como rccurso
económico básico, con énfasis en la realización de una auténtica reforma agraria,
convi¡tiéndose en un objetivo político imbricado en un cambio estructural; en
cambio, en la costa y fundamentalmente en el oriente, la tierra es reivindicada como
terriorio ancestral, como asentamienüo de "nacionalidades indígenas" y verdaderos
sistemas socio culturales, esgrimida desde la óptica del "reconocimiento" y
r59
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161
"revalorización" culh¡ral sin que necesarianente se plantee como coldición para tal
revalorización el cambio esfucnral.
762
NOTAS
2. Esta movilización fue considerada una de las más grandes del perlodo 79-84
(movilización de campesinos indlgenas)'donde participaron aproximadamente
10.000 personas. Fue impulsada por las organizaciones ECUARUNARI, FEI,
FENOC. Una de estas ha calificado a esta marcha como la que"...consütuyó una
expresióD de rechazo y de reclamo por el incumplimiento de las ofertas
electorales, una mauifestación de la capacidad de convocatoria y
movilización..." ECUARUNARI, Doc. 1979: p6g- 14.
r63
- Resoluciones "Tercer Congreso de la Federacióo de Nacionalidades Indlgenas
de la Amazonia Ecuatoriana", CONFEMAE, Tena (1984).
- Resoluciooes "II Encuenr,o Nacional de orga¡iz¿siones y Nacio¡alidades
Iodfgenas del Ecuador". CONACNIE, Quito (1984).
- Comunicaciones a Presideote O. Hurt¿do de C'ONACME (23 de septiembre/8l)
y de C1CNFEMAE (ocnrbre 1983).
- Plantcamierlos de CONFENLAE - CONACME a Ministro de Educación
(1e82).
- Ioforme dc Socret¿rio General del Movirnis¡¡¡ Ecuarunari - Pichincha.
(pcrfodo 1979 - 82).
- Informe "Condiciones por las que ahaviesa el movimiento campesioo a nivel
Dacional" ECUARUNARI (1979).
- Evaluación CONFEMAE (perfodo 82).
- Informe sobre alfabetización del gnrpo de Cmrdinación Nacional euichua
(1e82).
- Actas de sesiones del Consejo de la CONFENIAE (perfodo 82-84).
- Proyecto "I-ey de Creación de Foado Nacional de Desarrollo Campesino"
(r e84).
- Periódico "Amanecer Indio", CONFENIAE, N0. 1, (1983) y No. 3 (1984).
- Periódico "Lucha Campesina", FENOC, Varios números.
- Otras comuoicaciones a instituciones estatales, maoifiestos, etc.
8. Con el art. 5 de la L,ey de Reforma Agraria, desde enero de L976, debla ponerse
en vigencia, como causal de intervención de una hacienda el oo tener cultivado
como mínimo un 80% de las tierras o el tener una productividad menor al
promedio zonal. Esta disposición ha sido objeto de resistencia por los
t€ratenientes que exigen que se de garantlas para la inversión, bloqueando la
realización de la reforma agraria.
9. En cste Código se reuuió lodas las leyes agrarias en base a la l*y de Fomento
Agropecuario, eliminaodo las que favorecfan a los campesinos, paralizando
definitivamente la reforma agraria... Su nuevo reglamento cambia
procedirnieatos centrales. Por ejemplo, antes los campcsinos podlan presentar
la demanda.de afectación aote las Jefaturas Rcgionales; con el nuevo
Reglamento se niega ese derecho con un procedimieato, llamado de "oficio"
donde el Estado inicia el trámite de afectación, sin acoger las necesidades de
tie¡ra del campesino privilegiando la producüvidad del prcdio.
tg
!,
10. Cabe sEñalar que est¡ sinracióo guarda correspondeocia con el proccso de
debilitamiento y desarticulación erperinentado por el conjunto del movimiento
popular, afectrdo,igualmcnte por la penetración del capitslfuÍrc. *,.
.
13. Ibid.
16. Ibid.
18. Sobre el deterioro de las condiciones del medio selvfcola de costa y oriente ver
los siguiente trabajos: CIESE, CONADE, ILDIS, "Pollticas y Procesos de
Colonización". Quito, 1982; UNAE, "Problemática Social y Agraria en el
Orieote Ecuatoriano" Quito, 1985; CONFENIAE, CEDIS, "Palma Africana y
Etnocidio", Quito, 1985.
r65
categoría que eogloba toda la particularidad de los grupos indfgenas" Nueva.
1983: pág. 46. Por otro lado, CONFENIAE llegó a presentar ante el Congreso
una solicitud de r€forma a la Constib¡ción del Estado en lo relativo al art. 30
inciso 50, refercnte a nacionalidades iodígenas, para que se incluya: "Es
obligación fundamental del Estado respetar y garantizar los derechos de las
nacionalidades indlgenas y fomentar sus valores y prácticas culturales" Cf.
Oficio dirigido a presidente de Congreso, Baquerizo Nazur, por la CONFENIAE
en junio de 1983.
25. CONFENIAE, "l¿ CONFENIAE ante las compañlas multinacionales" Doc. N0. 3,
t982.
28. Cabe recordar que este aspecto igualnenle se presentó eu los planteamientos de
las organizaciones de la sierra.
29. Es de señalaf que cuatrdo el gobierno p¡oPuso la ejecución del Plan Nacional de
Alfabetización las organizaciones del oriente apoyaron dicho programa; crefan
que era esencial para la formación de las organizaciones de base. Cf.
comunicacioaes remitidas al Prcsidente República años 80 y 81.
30. El Decreto 1.159, pmmulgado por el Presidente Roldós, dfas anües de su muerte,
(1981) dictaminó la terminación de activi<lades del ILV en el pals, acogiéndose
las co¡stantes denuacias de las organizacioues sobrp sus acüvidades de división
y espionaje.
31. Al respecto en el I Encueo¡o sobre Educación Rural / 1982 son evidentes los
proaunciamientos que se hicieron con relación a lo que se hace referencia: "Que
cumpla el MEC con el arf. 26 de la Coostitución que indica que el Estado
166
fomente y prcmueva la cultura, el a¡te y la investigación cientffica con
participación de las organizacione¡ iodfgeuas y campesinas del pafs, sólo así
se llevará adelaote un prograrna de Educación..."
35. Argumento sostcnido por las orgañizaciones frente a la acción cooptadora del
Estado.
40. Estos casos se han denunciado en la zona de los Tsáchilas. cf. estudio cIEsE.
1982, mimeo.
42. como un caso finico ea el pafs los colorados se rigen por el "estatuto de la
gobernación" decretado por el gobierno de Velesco Ibarra en 1970. Según éste
los Tsáchilas se eacuetrtratr bajo la auüoridad de un gobernador indfgeaa, cargo
heredita¡io que es ratificado medimte un proceso electoral enüe los miembros
de la tribu. El gobernador es el curaadero principal y su auloridad se basa eu el
t67
spoyo dc curanderos menotrs que geoeral¡neoüe detcntan los cabildos locales.
Estc mccanismo de ¡utoridad, sin cmbargo sc etrcucnEa últirnamente de¡eriorado.
cf. CAAP, 19E4.
Tapuy, M. 'Un pueblo al que sc le aiega el futuro", Nucva, 1983: pág. 56.
168
CAPITULO VI
POLITICAS ESTATALES
FRENTE A LA POBLACION INDIGENA
r69
desde la mitad del siglo pasado. Bajo la misma óptica de integración, se abrió a
inicios del siglo la discusión del problema de la "construcción nacional", que estuvo
vinculada al debate de la cuestión indígena a partir del cual se estruca¡ró un discurso
racista en el país. Posteriormente las necesidades de reproducción capitalista
exigieron la apücación de políticas e ideologías en favor de los sectores interesados
en desarrollar el capitalismo en el campo y modernizar la sociedad ecuatoriana. Al
respecüo el discuno más explício lo constituyó el indigenismo, el mismo que en
determinado morento ñrera adoptado por la práctica oficial (1).
visto así, las políticas estatales hacia los indígenas se entienden como el
conjunto de medios integrativos de dominación instrumentalizados sucesivamente
por el Estado en beneficio del sistema capitalista dependiente que crean condiciones
para su reproducción.
Los cambios en las políticas estatales han estado definidos por las
especificidades y determinantes estructurales e históricas de la formación económica
y social; por ejemplo, la importancia demográfica que ha ido alcanzando la
población indígena en el país, el proceso de organización y grado de articulación
dentro del movimiento popular en la lucha de clases, las especificidades del sector
hegemónico que ha ido sustentando el conEol estatal, etc. Todo esto en
correspondencia con el nivel de desarrollo del capitalismo dependiente del Ecuador.
En esta perspectiva se destacan algunos de los hitos que marcan los diferentes
estilos de políticas estatales aplicadas hacia la población indígena en el país (2).
r70
formal, yapara 1833, en la prcsidencia de Juan José Flores, el problema indígena
involucró una "solución" a Eavés de la educación, función asignada en forma total al
clero.
Desde ese entonces, la acción del Est¿do hacia la pobración indígena ha ido
definiéndose cada vez más como una política de integración, sometiéndola como
productora de bienes de primera necesidad sustanciales para el mercado interno y
como mntingentes de fuerza de trabajo barato.
A fines del siglo XIX e inicios del XX se abrió en el país un período en que el
problema indígena fue motivo de preocupación cennal impulsado por las ideas que
surgieron en la revolución liberal (1395) (3). ¡ajo el auspicio del Estado se
emitieron políticas y se puso en práctica acciones integrativas funcionales al
sistema dirigidas hacia la población indígena. Estas políúcas en su mayor pane
estaban orientad¿s a la'eliminación de situaciones discriminatorias y serviles, a la
abolición de trabajo subsidiario, derogatoria de la tributación indígen"l4 supresión de
diezmos y primicias, exoneración de la conribución terriorial désamortización de
tierras comunales, etc. Posteriormente, se aboüó el concertaje s¡ 191g (4).
Ba¡o esta lógica capitalist4 las políticas estatales aplicedas en el período liberal
obedecían a la necesidad de romper la estruco¡ra hacendaria serrana y tiU"rr la
fuetza
de rabajo indígena hacia la costa. Esta fuer¿a de trabajo disputadu ent,
"ribuscaban retener
y agroexportadores de la costa, que
terra¡enientes de la sierra
t7r
indígenas an sus rcspectivas unidades, siendo esü¡ disputa el -telón de fondo de la
luchaporel poder.
Las ñ¡etzas liberales buscaban que la educaci&r actúe como medio de integración
y de rupora de las rabas ideológicopollticas, permitiendo el desarrollo del mercado
interno y por ende del sistema capitalista. Además, la capacitación de la fuerza de
trabajo ya venía a ser un requisito para la eficiente explotación-.y proceso de
(6).
modernizeión hrcendariaque émpezó a insinuane en ese entonces.
r72
articularon a diferentes sectores, dest¿cándose el sector indígena. Luego de la
repnesiórl la inupción de los secores medios en el poder cristalizó en un período de
mediación legal, que acogía levemente las demandas de los sectores populares
movilizados €n esta coyunh¡ra-
Así, el Estado emitió leyes tales como el Código del Trabajo (1938), Ley y
Est¿tuto Ju¡ídico de Comunas (193?) y otras disposiciones que pretendian proreger.
a los sectores populares dentro del marco legal. Así mismo se buscó implantar
medidas que perrnitieran superar la situación de los sectores más deprimidos. Esta
tendencia a legislar en favor de los grupos dominados cristalizó en forma más
acabada en la Constitución de 1.945 una vez que el régimen liberal se desplomó,
dándose paso a la definitiva imrpción política de las clases medias y del populismo
en el Ecuador.
cabe señalar que esta constitución acogió, entre otras, medidas dirigidas a la
población indígena centradas básicamente en la educación. En efeco el artículo 143
señalaba que: "El Estado y las municipalidades cuidarían de eliminar el
analfabetismo y estimularía la iniciativa privada en ese sentido. En las escuelas
establecidas en las zonas de predominante población india se enseñará además del
castellano el quichua o la lengua aborigen respectiva' (10).
173
del capitalismo en el agro, a fin de contrarrestar la presión de los movimientos
campesinos que se iban gestando por reivindicaciones puntuales que propiciaban una
ransformación esructural.
En esta perspectiva, el Ecuador pasó a formar partc del I.I.I. y creó una insútución
como contraparte local (el Instituo Indigenista Eiuaoriano) que dió acogida formal
a sus planteamientos ejecutando ciertas acciones de carácter indigenista paternalista
que no tuvieron rnayq repercusión (12).
174
ejecutu programas agropcuarios, de mejoramieno habitacional, salu{ educación,
organización de clubes agrícolas, de madrcs, fomento artesanal, descartando la
repartición de la tiena o el cambio esructural en la tenencia 113¡. * acción de este
organismo también se inscribió en la necesidad &l desanollo capitalista en el agro a
Eavés de la inserción gmdual de las economías campesinas en la lógica capitalista.
Con la MAE cobraron renovado impulso las funcior¡es integrativas del Estado
tales como la educación y el "desarrollo de la comunidad", cuya finalidad última fue
articular la economía campesina al mercado inErno corsiderablemente dinamizado
por el boom bananero. Además, con las políticas de la MAE se tendió a paliar y
conEolar la explosividad del campesinado sin afecar la estructura de la tenencia de la
tierra, origar y causa de la sit¡ación de la poblrci&r indígena en el Ecuadm.
r75
rcalizeier de la Refanna Agraria Esta situación dio paso para que la dictadu¡a
militr €mita la lra- I-ey en 1964. Desde ese entorioes el Estado pasó a contituine
en el mro del cmfli@ agraio.
Política desarrollista-productivista
176
La política de foneno agropecuario favoreció preferentemente a la mediana y
gran propiedad, con et objetivo de converti¡ las unidades campesinas de producción
en empresas capit¡lisas. Como producto de es!o, se fue configu¡ando por una parte,
una en(rme masa de campesinos pauperizados que quedó excluída de la distibución
de la tierra, y por otra, se fue consolidando una pequeña burguesía agraria
diferelrciada
t77
POBLACIONES INDIGENAS, en los procesos de cambio
socio económico y político que está sufriendo el país
..¡o¿¡ng¡6... (17).
178
históricamente ha sido la INTEGRACION al sistema capitalista.
En efecto, el sisrema político del país iba acorde con el desarollo capitalista
desigual y dependiente propio de una sociedad con heterogeneidad estrucural, dando
paso a la constitución de un aparato estatal de ca¡ácter periférico.
r79
Como se sabe, tradicionalrente la oligrquí4 denro de su insrumentalización
de medios integrativos hrcia las clases dominadas y la búsqueda de homogenización
cultr¡ral para la constiu¡ción nacional, fue incapaz de contemplarlas en su discurso y
peor aún poner en práctica políticas estatales pertinentes, aspecto común a las
clásicas políticas segregacionistas e incorporaüvas orientadas hacia la población
indígena-
En cambio, pra
la nueva burguesía que corfigura la nueva estrucEra de poder
dominante, la creación de otras relaciones de dominación y de consenso a través de
medios intregrativos hacia las clases dominadas, constituye una condición para la
reproducción capitelist¿ y ve estas acciones como requisitos para la formación y
desrrollo del capial.
En este sentido, las clases dominantes del país se vieron ante el imperativo de
crcar nuevos medios integrativos que recojan elementos de la cultura popular o
nrcional de carácter político e ideológico. Asi la nueva clase burguesa industrial y
financiera fue la portadora de un pnoyecto con características hegemónicas destinado
a las clases dominadas, que se puso en práctica en el proceso de retorno y en el
período constitucional conro eje para el ejercicio de la dominación.
Por otro lado, ante la pérdida de vigencia de los partidos políticos tradicionales
seconfiguraron los nuevos partidos representrntes de las fracciones de la burguesía
que buscaron ampüar esta rcpresentación hacia los sectores populares, en clara
disputa con los partidos de izquioda
Este proyecto, sin embargo, tuvo una limitación rcal: su dependencia del orden
económico capitalista monopólico que imprime los marcos posibles de desenvoltura
política. Es así que, ante una nueva coyuntura de crisis del modelo de acumulación
capitalista monopólica (21), el FMI hizo que el gobierno aplicara políticas
económicas que acogían obedientemente las imposiciones del organismo
imp€rialist& quedando de esta fcma la economía del país más subordinada al capital
financiero i¡¡¡¡¡¿sis¡al (22).
Obviarnente, todo el peso de la crisis cayó sobre los sectores populares que
tuvieron que absotber los efectos de las medidas económicas impuestas por el
gobiemo y el FMI. Estas medidas se orientaron hacia la implementación de políticas
de 'precios reales", supresión de subsidios (gasolina, trigo) restricción de
importrciorrs etc., lo que provocó la rcduccióniel poder adquisitivo de los salarios,
el crecimiento del desempleo y la migración (23).
Por oho lado, se bajó los aranceles a las importaciones y se favoreció al capital
180
extranjero con una legislación que pernritió el acceso de capitales forá¡reos. En fin,
se aplicó las "recet¿s monetaristas" y se puso también en práctica un "Plan de
gstabit¿ación" con el que se trató de dinamizar las exportrciones (24). Con esto se
reveló el carácter del modelo económico a implementarse y, consecuenten¡ente, las
medidas adoptadas en "favor" de los sec0ores dominados resultaban viables en la
medida que se ajustaban al esquema y potenciaban su base económica hacia la
acumulación capialista. Las economías campesinas, oonro ya se dijo, constituían
un sector suceptible de apoyarse con miras a consoüdar un mercado interno de
bieries de prirrsa necesidad y neuralizar el cmflico saial en su seno.
181
Se le respondió a la población campesina indígena con un discurso etnicista,
añadido de una racion¿lidad tecnocrática plasmada en la práctica de los proyectos
DRI, FODERLJMA, Promoción Organizacional y Capacitación Campesina Indígena
etc. Al estar orientados fundamentalmenüe al campesinado medio, se acentuó el
carácter divenificafu de esta práctica
Cabe anotr que en estas condiciones, las demandas de las fuenas sociales del
movirniento popular no pudieron ser canalizadas a través de los partidos políticos;
esto demuestra la falta de representación política siendo el papel de los partidos sólo
funcional p_ara eljuego electoral y no un espacio real de participación de los sectores
popula¡es(28).
Todo este panorama sugiere que el sistema político del país se basó en una
democracia que h¡vo origen y desanollo débil no puede sino significar una aparerite
democracia rcpresentariva con un considerable predominio burgués, que no pudo
acoger las demandes de los sectores populares, entre las que se encuentra las de la
población campesina indígena del país.
Con estos antecedentes más adelante se analiza el crácter de una política estatal
concreta frente a la población indígen4 entendiéndola como una esrategia burguesa
erraminada a controla¡ a esta población, sector importante del movimiento popular
del país.
El Estado capitalista tiene como función básica crear y asegurar las condiciones
de reproducción de la fuetza de trabajo para la reproducción del sistema capitalist¿ a
través de la creación de condiciones que favorezcan la integración social de las clases
dominadas. Enfe éstas se encuentra concretamente la política social del Est¿do.
r82
Previanrente, se recoge de manera breve algunos aspectos que contextualizan y
proyectan la expücación del carácter de la política apücada por el Estado hacia los
indígenas.
183
facor ocupacional (campesinado) denro de una línea que
clasist¿s que destircan el
igualnrente destaca la penpectiva económica de la lucha indígena por la tierra.
Cabe señala¡ aquí que lo émico y lo clasista no son cosas distintas. En la falsa
separación actúan posiciones etnicistas (pequalo burgués) que niegan la posibiüdad
de analizar la situación de los grupos indígenas inserta en la lucha de clases, aún a
(30).
riesgo de perder la perspectiva ot¡"ti"u de ú otalidad soc¡al
Fsta situación permite ver que la tendencia ehicista contiene elementos que son
funcionales al proyecto burgués de integración e impide la potenciación de los
elementos étnicos, los que deberían servi¡ como instrumentos que fortalezcan la
184
lucha y fo)€cto popular de liberaci&.
De todos modos, ante la crisis y complejidad que vive el movimiento
campesino ir¡dígena, la burguesía rmd€fliizarE, a través del Esüado, i¡nplennntó un
tipo de política productivista que desplazó las reivindicaciones centrales de la
poblri<h campesina indígen4 pro),Ecta¡do tanO el discuno como la páctica de una
política neoindigenista reformista Así el gobierno paulatinamente se fue
ryrqiardo de deerminadas reivindicrci<¡nes ctrbistas que con árfasis errpczaon a
levmtar algunas orgmizriores indígenas que surgierur an esr período
Asi vale que quede claro que lo que aquí se af'ma no significa negar las
auténticas reivindicrciones érricas de las agrupaciones indígenas
ó.ort" érrico; lo
que habría que reflexionar es el hecho de que la reivindicación
de ca¡ácter
étnicocultural, constituyendo para importante de la demanda, estuvo en este
período rcspondiendo al üpo de articulación que q¡vo la protesta popular, y
especíñcamente la del campesinado indígena, en circunstancias en.que
esruvo
185
controlada por la clase dominante y bajo la cor¡ducci&r pequeña burguesa que llegó a
coincidi¡ con el proyeco burgués. Lejos de que este tipo de reivindicaciones sean
articuladas al proyeco de la izqubrda en la búsqueda de cambios estructurales, se
entramparcn, más bien en el juego de la instiarcimalidad burguesa.
186
el Estado en base al consenso, el diálogo y la consult4 con determinadas
organizaciones indfgenas. Esüo se presentó con cambios de enfoque, que ya no
correspondieron al estilo de indigenismo tradicional, tutela¡ y proteccionista de
antdo ajustándose a las nuevas condiciones de desarrollo de la sociedad burguesa y
al Estado modernizante periférico. En síntesis, se asistió a un nuevo momento en
que la clase dominante dio una rcspuesta manipulada y exacerbada al problema
campesino indígena donde la política hacia esta población esurvo determinada por la
ideología e interés del bloque de clases en el poder, en su intenüo de rnodemizar
definitivarsrte el Ecuador.
187
gestación de un consenso en favor del proyecto burgués de modernización
cctstituyeron componentes de una táctrcaya insinuada en períodos anteriores, pero
que definitivamente cristelizó coherenten¡ente en este período.
Para contar con más elementos sobre las ca¡acterísticas, las formas de
y
lanifestación el grado de incidencia de la tendencia etnicista y, concreüamente, de
la política neoindigenista aplicada en el país en el gobiemo constitucional se
rEogen algunos antecedentes y aspectos sobre este tema.
188
Este congreso fue considerado como el evento oficial que marcó la nueva
orientación o lineamienos al indigenismo latinoanpricano, en el que se impuso una
"nueva política i¡digenista" que se apreció como conEaste, al menos en el discuno,
a la antigua política que se venía practicando desde 1940. Así, este evento se
presoró como el pütador de "nuevas ideas" proporcionadas porel "enfoque crítico"
de la Antropologíao an;ese entonces dinamizado por la polémica entre marxistas y
populistas (38).
189
neoindigenista del gobiemo de Roldós-Hurtado. Esto se pudo observar claramente en
su ponencia oficial ante el referido Congreso donde se contemplaron
pronunciamiantos similales a los que difundió este evento y que formaron parte de
una incipiente política social frente a los sectoes indígenas.
Oro aspeco importante que destacó la posición del gobiemo fue su empeño por
¡rsegurar la "capacidad de gestión", el "derecho a organizarse" y la "autonomía' de
esta poblaciór¡ para lo cual debía encargarse de "asegurar el apartamiento definitivo
de las agencias que perturban el desanollo", enfatizando así mismo el ca¡ácter
nacionalista del gobierno (a2).
Se propuso como estrategia para alcnzar los objetivos del "nuevo indigenismo"
la apertura hacia las organizaciones indígenas, la necesidad de establecer relación a
través del diálogo entre las organizaciones y el gobiernq para de est¿ manera "tomar
en cuenia muy seriamente y
apoyar las iniciativas de las organizaciones' que
plantean indisolublemente reivindicaciones conjuntas como etnias". Cabe insistir
que este estrechamiento de nexos se centró en la atención a organizaciones de corte
(43).
ótnicista, con las que buscó generar interlocución
190
los eventos, caminos y "alternativas" empezaron a proüferar. Uno de los más
significativos lo constituyó la reunión del Puyo, punto importante de la
('¡14).
"negociación" entre el Esa& y las oryanizac¡snes
Es interesante destacar que, por prirnera yez, se explició desde las esferas
oficiales una especie de código de relaciorps Esado-cganizacistes que reconoció en
los indígenas la capacidad de gestión de sus orrganizaciones y dirigerites. Al respecto
cabe interrogarse si eso obedeció a la estrategia de cmptación o a una apertura
coyunh¡ral que evidancia un avance en la lucha popular en sus intentos de asegurarse
cuotas de participación favorables a sus intereses fundamentales en su proceso de
lucha. En este sentido, cabe continua¡ examinando los acontecimientos.
Dentro de esta aparente apertura se señaló las líneas "ideales" para una gestión
gubernamental: la política de participación popular hacia las organizaciones
indígenas señalóque tantoel gobiernocornolas organizaciones indígenas "deberán
no sólo negociar" sino también asumir la participación en problemas globales;
además indica que el gobierno ha "buscado discutir con las organizaciones
indígenas" no sólo los problemas puntuales que se van pfesentando sino "las
concepciones generales de las relaciones Estadoorganización" (aE). La tarea en
consecuencia, era buscar una importante veta de colaboración, sin que se considere
ni se cuestione los aspectos medulares de un conflicto social real. La solución
empezó a insinuarse como política hasta tcnane en jurídica y administrativa, dentro
de una perspectiva de perfeccionar y "racionalizar" el sistema vigente, sin afectar las
191
condiciones básicas de su reproducción, corno sistema fundado en y para relaciones
deexplotrción.
r92
La resplresta de las organizaciones fue muy heterogénea, donde se percibió
posiciones tanto de acept¿cióri como de ap€ru¡ra crltica a la propuesta o de virtual
rechazo a sus fundamentos y mecanismos de acción. La cautela y esce'pticismo
resultante no fue otra cosa más que la presenración de su autonomía dentro de una
coyuntura de negociación abierta por elementos progresistas en el ámbiO oficial.
193
En efecto, el nuevo estilo de política que planteó el gobierno recurrió a una serie
de elementos conceptuales provenientes de la tendencia etnicista que fueron
configurando el discurso justificativo de su práctica. cabe observar que dichos
elementos conceptuales, teóricos, programas técnicos, etc, guardaron mediana
coherencia teórica (53) y, en el caso de programas para indígenas, de-ost aron una
tendencia ma¡cada a la crítica de la política e ideología traücior¡al. En este sentido,
se abrió un mofrento en que actuó una "nueva generación de cientistas sociales"
impugnadores de la concepción tradicional del indigenismo que, sin embargo, pese a
ser críticos, no pudieron superar su limitación de clase.
l¡
formación de estos intelectuales üene su trayectoria que cabe destacar: ya
desde las Decla¡aciones de Ba¡bados (1971-197?), de manera di¡ecta o indirecta las
posiciones etnicistas etnopopulistas influyeron en las políticas del gobiemo
constitucional a través de los intelectuales "progresistas" enquistados o cooptados
por el régimen. En estas declaraciones se propuso el tipo de reivindicaciones
etnicistas, con especial énfasis en el derecho de las poblaciones indígenas a la
t94
"eutonomfa" y la búsqueda de propias soluciones a sus problemas. La cita
siguiente evidencia este tipo de pensamienos:
Bajo esta perspectiva es que esta declaración planteó una serie de "deberes"
estatales frente a las poblaciones indígenas. En ésta se llegó inclusive a determinar,
a nivel burocrático, la autqidad que debe encargarse de la relación con los grupos
étnicos. Esto se insistió en la "Decla¡ación de San José" de Costa Rica sobre
"Etnocidio y Etnodesarrollq" (56), donde se pidió hacer un llamado a los gobiernos
paraque se "sensibiücen" sobrela"pérdidadeidentidadcultural" que están sufriendo
las poblaciones indígenas de los países del continente, sinración que fue conceptuada
como "Etnoc¡¿¡s" (57).
195
organizaciones indígenas sean las que conüolen las políticas educativas "con el
apoyo del ¡5tado" (60)'
Compartiendo con Díaz Polanco, cabe afirmar que este tipo de declaraciones
neoindiganistas (ehopopulisas) no csttcflplan y "olvidan" que el Esado capitalista
tiene como función básica garantizar la creación de las condiciones para la
reproducción del sistema capitalista en función de los intereses de la clase
dominmte. For ello, gren en una "estadolatrían, €n ma ut4í¿ (61).
196
NOTAS
1
La Revolución Juüana fue una expresión de los secüores medios que desbordan
a la revolución liberal con planteamientos de tipo socialista, aspecto que
inaugura una época de apertura estatal frente a la problemática de los seclores
explotados.
r97
8. En esüe marco es que se creó el Ministerio de previsión Social y Trabajo,
que eDtre oEas cosas, actuó como mediador entre los litigios de comuneros y
hacendados.
t2. El I.I.E., ¡ació en 1943 para cumplir con los compromisos adquiridos en
el congreso de Pátzcuaro. su primer director fue Pfo Jaramillo A. Dentro de sus
ejecutorias estuvo la realización del v congreso Interamericano eD euito en
1964. Según uno de sus ex miembros, el I.I.E, fue una congregación de
indigenistas que se dedicaron a llevar a cabo accio¡es en ,,favor,, de los
indlgenas pero "sin cumplir doctrinas". Cf. Rubio, G. prólogo ai libro ',El
Indio Ecuatoriano" de Jaramillo, A.P. Corporación Ed. Nacional, euiüo, 19g3.
Según versa el Balance del Indigenismo realizado por Alejandro Marroquln, la
función del I.I.E., era "...estudiar el problema indígena en todos los aspectos,
para procura¡ el mejoramienúo de las condiciones de vida del indio ecualoriano,
como problema propio del pafs y en general colaborar con el mejoramiento del
indio..."lnstituto Indigenista Interamericano, México 1977: pág. l7I.
198
13. L¿ MAE, creada por organismos intemacionales, se nacionalizó en 1962
para luego en 1972 pasar mediantc decreto a fornar parte del Ministerio de
Agricultura. Desde su conformación firmó acuerdos con la OIT, la FAO, la
UNESCO y la OMS, para la "asistencia técnica" destinada a .promover la
incorporación económica y social de la población indlgena dentro de la
comunidad nacional Marroqulu, 1977: pág. 50.
t4. En esüe perlodo hssta 1977 prácticamente está ausente "lo iodígena", todo
el problema y su tratamiento se redujo a establecer medidas para el
"campesinado".
20. Es preciso tJomar en cuenta que el proceso de "retorno,' tomó la vía de las
elecciones sin que se haya dado una relación sólida enEe representantes y
representados. Estos hechos determinan el carácter del "retorno,' al régimen
constitucional; esto da la pauta para comprender las grandes limitaciones con
las que se gesta y desarrolla la nueva forma de gobierno: la democracia
representativa. Mediante el proceso de reestructuración jurldica del Estado
no se
produjo el traspaso del poder de los militares a las fuerzas sociales
de la
sociedad civil. Este proceso significó un instrumento de legitimación
de la
oueva estructura de poder burgués y uaa nueva forma de control de las
masas
populares. En estas condiciones no se podla esperar o[a
cosa sino la',nueva
democracia" que se pone en práctica en el pars, sea una ',mascarada
constitucional de la dictadura de los aparatos de Estado,,. Moreano, Alejandro.
'La Tautologla del Poder y el lenguaje del pueblo" en Ecuador y'preserue y
Futuro. El Conejo, Quito, 1983: pág. 53.
199
2t. Las manifest¿ciones de la rcferida crisis en el pals se encuenFa en el fuerte
endeudamienlo externo; incubado durante las dictaduras milita¡es, que alcanzó
para 1979 los $2.818 rnillq¡ss, la bnrsca calda de los prccios de exportación
como es el caso del pctróleo que bajó en 1981 de $40 por barril a $32 en
1982, asl como otros sspectos que provocf¡ú una serie de contradicciones
estructurales del modelo de acumulación capitalisk. Cf. CAAP, 1982.
22. Ya para 1982 el gobiemo deslinó el 37% del presupueslo del Est¿do al pago de
lamencionada deuda externa. Cf. Chiriboga, M. "Crisis de Acumulación,
Democracia y Explosióo Social", Ecuador Debate N!. l, CAAP, Quito, 1982:
pás. 23.
23. Para 1982 la inflación alcaozó el 20.2% según dato oficial. Periódico HOY,
abril de 1982.
26. Est¿ protesta no pudo ser conducida por los partidos de izquierda, centro
izquierda ni por las propias fuerzas convocadoras de la protesta, como FUT
ceatrales sindicales, ya que fuerou "rebasados" por las fuerzas sociales
participantes. La izquierda se mantuvo marginada en la escena política y la
derecha aparentó su ninguna participación en las movilizaciones. Cf. Moreano,
A. 1983: pá9. 150.
27. Un punto de discordancia fue que las reivindicaciones del sector campesino
indígena no apoyaba la alianza entre el FUT y los choferes; esto fue visto
como una acción "anticampesina", Por cuanlo una pretendida alza de los pasajes
interprovinciales y rurales afectaba directamente a esta Población. También
incidió el que la demanda campesina e indlgena fue puesta en un plano
"secu¡dario" deotro de la plataforma general.
200
"núcleos de funcionamiento
28. Esta situación convierte a los partidos polfticos, en
oligárquico eu la gestión polftica poco transpar€nte a la presión de las fuerzas
socialés". Chiriboga, M. y Torres, V. 1983: pág' 29'
20r
36. Entre los aspectos que más apela el discurso neoindigenista está la
"participación" , el "respe8o a los valores culturales", la "autodetermioación",
"auúonomla",etc. Todo esúo está determinado por un reformismo demagógico que
se inserta en uDa estructura social determinada por relaciones capitalistas de
explotación, que no son cuestionadas por esta polftica ni por la etnicista que la
origina.
Jt. Cf. Acta final VIII Congreso Indigenista Interamericano, México, 1980.
38. Apreciaciones acersa de que este congreso fue crfüco. Cf., en Anuario
Indigenista Vol. XL, México 19E0, Chantal Bané, 19E3; Informe oficial det
Ecuador, 1980, Ministerio de Bienestar Social.
40. Acta Final del VIII Congreso Indigenista Inúeramericano, 1980. Subrayado en
este estudio.
43. Cf. Ponencia Oficial del Ecuador al VII Congreso Indigenista loteramericano
1980.
44. [.a "Primera Reunión Técnica sobre problemas de las poblaciones indígenas de
la Región Amazónica" se efectuó en 1981, tuvo el auspicio del Gobierno del
Ecuador con colaboración del I.I.I.; contó con asistencia de delegados oficiales
de los gobiemos asl como representantes de organizaciooes indígenas. Se llevó
a cabo en Puyo-Ecuador. Aquí se delineó una serie de estrategias y pollticas de
tratamieolo estatal al problema indígena de las poblacio¡es asentadas en la
región amazónica. Además este tipo de pollticas dieron paso a un hatamien¡o
general de la población indígena.
45. Cf. Ponencia Oficial del Ecuador, a la Primera Reunión Técnica 1981,
Ministerio de Bienestar Social.
2A
46. Se propuso "desarrollar la más seria preocupación por los problemas de las
poblaciones indígenas cn todas las insüh¡ciones estatales que de alguna manera
tienen relación o contacto con las mismas. Implica además el desarrollo del
personal técoico, en varias disciplinas, suponeri decisiones guberoamentales,
que deberáa e¡ muchos ca¡¡os superar celos de competencia insütucional o de
perspecüvas sectoriales, pero sobre todo, exige el desa¡rollar contacto con las
propias poblaciones aborfgenes..." Pooeocia Oñcial del Ecuador a la Primera
Reuniéa Técnica, 1981.
49. Advierte que para evitar problemas de "cooptación" o "presión" hacia las
organizaciones indlgenas por parte de instituciones o funcionarios del Estado,
es de "vital importancia la iastitucionalización" de las relaciones
Estado-organización. Esta insütucionalización se plantea er tanto el gobierno
la considera una mnnera de eliminar el carácter de concesión que se le atribuye a
las acciones del Estado. Ibid.
50. Ibid.
56. Esta reunión fue convocada por la UNESCO en 1981, donde particrparon
cientistas sociales, delegados de organizaciones indlgenas y de organismnos
intergubernamentales. La declaración resume las discusiooes alll realizadas. cf.
Bonfil, G., y otros, Anérica Latina: Etnocidio y EtnodesarrolJo, FLACSO,
Costa Rica 1982.
203
57. "Etnocidio significa que a ua grupo étnico, colectivo o iodividualmente, se le
niega su derecho de disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura y su
propia lengua". Ibid: 23.
59. Ibid.
60. En el caso ecualoriano, este asPecto fue muy apelado por las organizaciones
indfgenas pafticipantes en el programa de alfabetización del Sobierno. Trataron
de cootrolar el programa de educacióo bilingüe, cosa que no 1o consiguieron. Al
respecto Cf. Reuniones indlgenas convocadas para el análisis del programa;
ciertos aspectos t¿mbién se analizarán más adelante.
2M
CAPITULO VII
LA PRACTICA ESTATAL
Así, la práctica que desplegó el gobierno constitucional hacia este sector social
fue funcional al sistema'e intereses hegemónicos de las clases dominantes. En este
sentido, la razón por la que el gobierno, a Eavés de su aparato estatal, desplegó una
práctica política determinada dirigida a esta población, respondió no a la necesidad de
legitimación de una determinada medida o práctic4 sino a la misma legitimación de
la dominación clasista.
205
como medios integrativos y distensionadorcs que fueron asegurando cond.iciones de
subordinación del trabajador indígena a la relación social del capital.
Es bajo esta concepción que el gobierno planteó por primera vez una política
culural frente a los indígora contemplándola como un facüor imprescindible para el
206
desarrollo socio económico, sin ir¡cursiqrar en la reforma esüucürral de la sociedad
ecuatoriana"
207
Así, el gobierno hizo marcha¡ el aparato productivo sin recurrir a reformas
estructurales. Se limió a hacer ciertas concesiones sociales que no debían rebasar el
límite de la acción estatal para lo que recurrió a la apücación de medios integrativos
para la reproducción de la fuerza de rabajo. Bajo esta lógica buscó que la población
campesina indígena sea capaciAd4 afabetizada, etc., para lograr el irrcremento de la
producción agopecuaria y artesanal, el abastecimiento ba¡ato de productos de
primera necesidad para el consumo interno y la generación de excedentes para la
acumulación capitalista; es decir, la integración definitiva de la masa indígena al
prooeso de desarrollo capitalista
208
apropiación de los elementos de cotiüanidad, al cuáater solitario y colectivo de la
comunidad indígen4 forzándolo a ser funcional al proceso capitalista, utilizando a
su favor las caracerísticas cohesionadoras propias de la cultu¡a indígena.
209
rianifestaciones culh¡rales, la utilización de sus lenguas nativas, la solución de sus
fundamentales problemas (6), el acceso de las organizaciones al cqrmol del proceso
educativo, etc., empezó a configurar su respuesta "reconociendo" el carácter
plurilingual y multicultural del país. Para ello, impulsó la exprensión de los
servicios de socialización hacia la población campesina indígena, mediante la
puesta en ma¡cha de un ambicioso programa de alfabetización que poco a poco
empezó a cerrarse sobre sí misrno, perdiendo de vista el sentido "integral" del
pronunciamiento inicial.
Como puede verse, los objetivos de este programa poco o nada aducían sobre las
condiciones socio-económicas que originan el analfabetismo en el Ecuador.
2r0
la tasa de analfabetismo de2l.9% a5.2%, crear 15.0ü) centros de alfabetización y
contaf con 65.000 alfabetizadores, muchos de los cuales debían ser indígenas
(8). Es en este
docentes, promotores, que iban a ser capacitados por el gobie¡¡g
intento que se propició la cmptación política de nunerosos dirigentes indígenas y
campesinos quienes, pese a haberse forjado en la lucha política antidictatorial,
quedaron entrampa&s enEe el atractivo discu¡so oficial democratizante burgués y la
oferta de empleo individual.
2tl
formula¡ opciones alternativas de alfabetización y educación popular, enfrentándose
al Estado. Las instituciones del ramo, en cambio, mantuvieron la iniciativa de la
"negociación" con el propósio cooptador.
- unalfabeoquichuaunificado.
El MEc, esta vez acogió fcmalmente estos pedidos. Sin embargo las reuniones
convocadas por est¿ insütución se convirtieron por lo general en oportunidades de
las que se apropiaron las organizaciones indígenas para plantear al gobiemo las
reivindicaciones generales de esta población y no únicamente sobre aspectos de la
alfabetización. De esta forma se mantuvo un marco ambiguo de pugna y
negociación, donde la intención de las organizaciones indígenas fue influir y
presionar por soluciones a problemas fundamentales de la población y tratar de
obtener el control del proceso.educativo; aspec0o que, definitivamente no se
consiguió (12).
212
consolidarse sin alcanza¡ las metas estrictamente educativas esperadas por el
gobiemo.
213
capacitado, tampoco maneja los problemas comunitarios, es
decir, no crea método reflexivo, crítico frente a los reales
problemas que atraviesan las comunidades del sector mral
(14).
De esto lo que queda claro es que para la óptica del Movimiento Campesino
Indígena la reividicación por educación, defensa de sus valores culturales, etc., no
puede tener sino una solución estructural y global; no puede reivindica¡se la cultura
si no se ha garantizado las condiciones de reproducción y continuidad cultural; en
esto, las organizaciones son claras:
214
pusieron en práctica -a través del Estado'para el ejorcicio de la dominación a los
sectores subordinados, en esE caso la población cupesina indígeria-
2r5
Por otro lado, en t¿nto la política del gobierno se orientó hacia el fomento del
capital agropecuario y agroexport¿dor, los apoyos entregados a los campesinos e
indígenas no fueron otra cosa que parte complementaria y subordinada a esta práctica
fundamental. De esta forma, la política agraria del gobierno consistió en la
prolongación de la política que apücó la dictadura militar.
Esta política, al impulsar los DRI buscó articular todas las acciones
institucionales en un solo paquete de medidas, donde la reforma agratia no sea ofta
cosa que una parte de éstos (19). nn este sentido no se asignó importancia a la
216
redistribución de la üerra, sino a una estrategia que empujó al incremento de la
(20). los proyectos DRI debían
productividad de tipo empresarial en el campo
(21), así como
articula¡se a los de FODERUMA y Desarrollo campesino del MAG
ciertas acciones de colonización y de tirulación de tierras por reforma agraria, para
así garantizar que estas propiedades -las que están en áreas de los DRI- pasen a
constihrirse en sujetos de crédio.
Por otra parte, todas estas políticas agrarias se articularon a otras que el
gobierno puso en práctica para el sector rural y, en algún caso, a nivel urbano; tales
como las de movilización y participación popular, de prestación de servicios
sociales, alfabetización, desa¡rollo campesino, organización, capacitación, salud, etc.
2r7
política de desanollo ru¡al se fortaleció como política de carácter productivista más
que participativa-
Por otro lado, los proyectos DRI tuvieron un alcance ümitado, no acogieron las
reivindicaciones básicas de la mayoría de la población indígena carnpesina, ya que
v¡¡stos sec¡orcs de esta poblrción quedaron fuera de los ámbios de los indicados
proyectos, beneficiándose únicamenüe los "sujetos sociales" en condiciones de
responder al proyeco. Con esto se agudizó la diferenciación interna del
campesinado, cur las secuelas ya esbozadas en otro rcápita. Así, la üvisión intema
de las organizaciones, la inclinación de la demanda hacia la presión por semicios
estatales y el clientel4ie político fueron los resultados de un política que enfatizó la
veta productivista en la "soluci&r" de los probhmas del agro.
218
GR.AFICO NT 4
EYOI.UCION DE LO¡ ITOGR,AMAS DE N,ET'ORMA AGRARIA
Y COLONüZACION I979I%2
Miles
Hás
160
150
140
130
t20
li0
100
90
80
1A
60
50
44.
30.
Miles
beneficiarias
t0
9
8
7
6
5
4
3
2
i
I
0
79 80 81 82
FUENTE: IERAC, Resumen de las adjudicaciones leg¡liz^d¡5 en ¡eforma agraria
I Coloniz¡sif¡
ELABORACION: Chiriboga, M. 1984: pág. 108.
2r9
Si bien la redistribución de la tiena no constituyó el eje de las acciones del
IERAC, esta institucióri desplegó actividades complementarii¡s que se insertaron en la
línea de la política de desanollo rural; así desanolló pro$amas de asistencia técnica,
de carácter social, de capacitación, de orientación,de dotación de infraestructura
comunal, etc. Es de anota¡ que el IERAC intervino en el fomento de organizaciones,
preferentemente cooperativas (26).
- la redistribución de la población
- aumento de la producción
(27).
- ejecución de proyectos específicos
220
Bajo esOs objetivos, la colonización en el período constitucional continuó
siendo el principal mecanismo de disfibución de la tierra en la perspectiva de la
ampliación de la frontera agrícola corno nrcdio que permitió la irrcorporrción de
"tierras baldías" a la producción capitalista Así en este período la ampüación de la
fronüera agrícola significó incorporar a la producción capitalista aproximadamente
80.000 has, esto correspondió a más del l0% de la superficie total agrícola del
país(28).
221
Como se ve, esta nndida lejos de "fontalecer" a las culturas nativas, al pro'piciar
la ocupación de sus fecursos fundament¡les, deterioró sus condiciones de vida,
confirmándote Hr¡ vez más el ca¡ácter demagógico del discurso y práctica
nedrrüg€oHrael dlhcn.
En conclusi6n la política agraria dejó en un segundo plano la solución del
problema de la tiena. La tendencia de la política del gobierno en el agro se orientó
hacia la consolidacióa de la grande y mediana €mpresa agrícola que responde a los
intereses dcl desanollo capitalista en el agro. En este sentido la política agraria del
gobienio consistió en la prolongación de la política que aplicó la dictadura militar
en años anteriores.
De esta forma se const¿tó una vez más que el Estdo burgués hizo limitadas
"concesiones" a las reivindicaciones de los campesinos indígenas por tierra, (caso
años ó0-?0) en tanto significaban contribuir al proceso de modernización y cambio
de la estructura agraria que rompía los obstáculos al desa¡rollo capitalista; así como
distensiona¡ la lucha del campesinado en aquel período.De esta manera conforme se
fueron logrando esOS objetivos, se fueron cerrando los espacios legales de los que se
valía la población campesina indígena para ejercer su lucha por la tiena cerrándose
también un período en que la lucha por la tiena alcat:g:f una alta expresión.
Al igual que las otras políticas o práctieas impulsadas por el Estado burgués
periférico, bajo la forma democrática constitucional, la "promoción organizacional"
también se inscribió dentro de la lógica capitalista que apuntó a la creación de
222
condiciones para la reproducción del,sistema. Fue oEo de los medios integrativos
que ach¡ó -eri estc crut> €n la brúsqueda de la prticipación organizada de los seclores
dominados, en fonción del proyeco hegemúrico burgués.
223
federaciones y demás organizaciones indígenas representativas asumiendo la
función de interlocutor especializado entre éstas y demás instiurciones del
Esado;
224
El principio de la parricipación vino a sef pafte de la política general del
régimen hacia los sectores subordinados y específicamente los campesinos
indígenas. Las prácticas tales como desarrollo de la organización y participación
popular, fueron patte de la política social más explicita que en forma directa deücó
el gobierno al sectu rural.
El énfasis que ese gobierno puso por el tratamienüo del problema indígena vía
educación y culura o por nndiación cultu¡al- buscó acoger ciertas reivindicaciones
de las oryanizacionei d" cotte étnicq básicamente de la región oriental (37),
convirtiéndose en el tipo de reivindicación privilegiada por el régimen. En este
sentido, como ya quedó señalado anteriormente, el gobiemo desplazó a un segundo
plano las reivindicaciones centrales de esta población que formaban parte de la
demanda general del campesinado indígena.
225
gobierno constiu¡cional aceptó el reconocimiento, la defens4 conservación, respeto,
etc., de las culnras autóctonas, p¡ua "precauüelar las raíces históricas de la nación",
etc., en tanto fue parte de las concesiones que el Estado burgués hizo a los sectores
subordinados a fin de perfeccionar la dominación.
Asi la política del gobierno constitucional hacia los indígenas no pudo saline
del "límite" en sus concesiones por lo que hizo del neoindigenismo parte de su
política estatal recurriendo a los símbolos culh¡rales nacionales populares logrando
así desüa¡ las demandas centrales que por tradición de lucha política han mantenido
la población campesina e indígena y, por otro, cooptar reivindicaciones funcionales
al pnoyecto de integración burgués.
226
En efecto, hisóricamenüe el sistema capitalista ha dennstrado que, por más que
implemente políticas y medios de integración de la población campesina indígena y
más sectores dominados, no logrará su inegración dado el grado de heterogeneidad
estructural, y porque la problemática socio económica y culnual de la población
campesina indígena y otros sctGes explotados, no se solucionrán en el marco de
la sociedad capitalista
LL'
NOTAS
3. Ibid.
4. Al respeclo vale traer aquf las precisiones que Luis Bate hace zcerca de la cultura
y sus formas: "las formas culturales como tales no tienen un signo político
determinado..,Vale decir la cultura no es eo sí misma conservadora o
progresist¿, reaccionaria o revolucionaria. Las formas culturales adquieren tal
carácter o tales calidades sólo en su correspondencia concreta con los
contenidos de clase que manifiestan o con los intereses de las clases sociales
que las manejan como sfmbolos ideológicos en situaciones históricas
determinadas. Por su ca¡ácter fenoménico las formas culturales no muestran de
manera transparentre sus contenidos más aún, como se trata de símbolos, éslos
adquieren un carácter convencional cuyo signo polltico debe ser comprendido en
relación al contqxio en que se da" Bate, L. 1984: pág. 118.
8. Si sólo se detiene a revisar las cifras se puede señalar que estas metas eran
totalmente utópicas. Asl, de las asignaciones presupuestarias ($ 1'182.800
millones) conüempladas para todos los gastos del programa de alfabetización,
229
se divide para el número de analfabetos que se quiere alfabetizar en los 5 años
se contarla cou $ 1.556,31 para cubrir el gasto de alfabetización de cada
individuo duraote 5 años lo que siguifica conlar con uDa exigua cantidad. Así,
eo este sentido se puede constata¡ lo utópico de la programación educativa del
PND. En 1979, en el país habfa 929.000 analfabetos y el gobierno se propuso
alfabetizar 769.000, 500.000 de los cuales se hallaban en el área rural. Cf.
CIESE,1980.
12. Las organizaciooes indlgenas trataron de acceder al control del órgano superior
del Programa de Alfabetización (Consejo Nacional de Alfabetización), aspecto
que el Gobierno negó. Esta pugna se acentuó en 1984.
13. Segun los resultados oficiales en los cinco años se alfabetizaroo 536.000 de
los 965.000 analfabetos que tenfa para L979 el pals; ésto significó reduci¡ del
219% al 9.56%; por otro ladorsegún la opinión del gobierno la alfabetización
fue un logro ya que constituyó un instrmento para que las comunidades accedan
a servicios estatales y un medio para la movilización y organización de la
población campesina indfgena. Cf. Miaisterio de Bienestar Social, 1984.
15. Cabe recordar que el carácter autónomo de los grupos de corte étnico insertos en
el movimiento indígena asl como otros secüores influenciados por la corriente
230
etnicista contribuyeron a fofalecer la teodencia negociadora enhe indlgenas y
Estado eotrampando asl la lucha independiente de estos sectores frente al
Estado.
16. Cit., por Almeida, J. "Polltica Educativa y Etnicidad" en Ecuador Debate' 1983:
pá9. 95.
18. Esta polltica de Fome¡lo Agropecuario tuvo aPoyo técnico y financiero de las
agencias de desarrollo extraojeras como la AID, Baoco Mundial, BID, FAO. Los
contenidos, la concepción de los Proyectos y criterios de selección de los
mismos fueron determinados básicameote Por las financieras. Estos fueron
impulsados en la medida de que garantizaban un alto nivel de rentabilidad.
23r
créditos alrcdedor de 466.694 millones de sucres para financiar proyectos
campesinos en las tres regiooes del pafs. Por otro lado, en la lfnea del
"Desarollo Campesino" de la División del Desarrollo Campesino (MAG) se
trabajó mediante la implementación de proyecüos de desarrollo comunitario,
básicamentc buscando: a) folalecer la organización campesina, b) impulsar
actividades de apoyo a la productividad, infraestructura y básicamente servicios.
Cf. Documentos sobre evaluación de actividades del quinquenio último
correspondient€ a FODERUMA y al MAG. Cf. Ministcrio de Bienestar Social,
I 984.
25. Obviamente para la opinióo del IERAC los logros de la reforma agraria son
diferentes: "La población desposelda acude a la propiedad de la tierra en
porcentajes realmente importantes "Sin embargo según el gobierno el éxito
más importante se encontrarla en el hecho de que se habla abierto
"posibilidades de movilización y organización campesina, no solamente en
lorno a la consecución de Ia tierra, siuo para obtener otros servicios del Estado
como crédito, asistencia técnica, que generalmente Do han tenido una resPuesta
positiva "Ministerio de Bienestar Social, 1984" pá9. 135
26. IERAC, Doc. "La Colonización en el Ecuador" Quito, 1984: pág. 134.
27. Ibid.
29. Además, según datos del IERAC los terrilorios de grupos étnicos como los
Colorados -Tschachilas- y de algunas comuaidades se habrfao legalizado en su
totalidad, además se habrfa estado planificando (hasta inicios de 1.984) la
legalización de tierras de la zona de Tobar Donoso-Ca¡chi, en la que habita la
etnia Awa{oayquer.
232
30. IERAC, "Desarrollo, Culb¡ra y Población Indfgena", et Política Estatal y
Población Indígena, Ed. Abya-yda, 1984: 9ág.172.
31. Si se revisa las metas que el PND EG84 se Propuso alcz¡7a¡ a través de los 12
proyec¡os de colonización, se obsenta que se alcaoá a beneficia¡ al 45.65% de
las famiüas bcneficiarias previstas en el referido Plan. Cf. Chiriboga, M. 1984:
pág. 106.
35. Por ejemplo, esta dependencia impulsó desde 1981 proyecüos de investigación
y capacitación con orSanizaciones tales como FOIN, OPIP, CONFENIAE,
Gobernación de los Colorados, Pre-federación Carchi, Comunas Coayquer, etc.,
bajo un amplio programa de "promoción organizacional". Para ello, contó con
la cobertura y apoyo de instituciones particulares de invesügación y desarrollo
con importante trabajo al interior de la población indígena.
233
CAPITULO VIII
REFLEXIONES FINALBS
235
I-as políticas y prácticas del gobierno hacia esta población tuvieron un explícito
carácter cooptador en la perspectiva de ampliar las bases sociales de apoyo al
régimen. Buscó abrir un espacio de relación entre las organizaciones indígenas y las
instancias estat¿les. El gobierno dio una respuesta funcional a las reivindicaciones
de la población campesina indígena; acogió principalmente las que no impücaban
ninguna npdiñcrción de las bases del sistema por lo que privilegió las diferenciadas
y &, clr:&ter ehicista Respondió a Eavés de tres prácticas de política estatal.
1. educación y culora
2. recursos naurales; y,
3. promoción organizacional
cuyos objetivos se expresaron en el impulso de la aculturación, el desarrollo
productivista de unidades de producción capitalista y la "participación organizada" de
la población campesina indígena.
236
mantener la dominación que garantiza la reproducción de la fuerza de trabajo y al
mismo üempo precautela el sistema. En las concesiones que el gobierno hizo para
esta población, el neoindigenismo, a través de los medios y políticas integrativas,
no se salió del Umite que le permitió la naturalezay carácter de la sociedad y Estado
burgués capitalisa; éstas respondieron a los intereses de explotación de clase. Con
ello, se consolida¡on las formas de relaciones sociales de producción y dominación
ideológica y política.
En este sentido fue un nuevo estilo de política aplicada por el Estado burgués a
la población campesina indígena, en un momento determinado del proceso de
desarrollo capitalista que contibuyó a crear condiciones para la intensificación del
proyecto integracionista en el gobierno siguiente de León Febres Cordero.
237
8.2. SOBRE LAS ORGANIZACIONES INDIGENAS.
238
significó una recompocición en la orientación política de las üvenas organizaciones
del campesinado indígana a panir de las corrientes clasisa y etnicista"
Así, las reivindicaciones con tendencia clasista se debilitaron mientras que las
etnicistas empezaron a influencia¡ en el carácter y cmcepción de esta demanda. Esta
situación al interior del movimiento campesino indígena respondió al tipo de
articulación que tuvo lN protesta popular, específicamente la del campesinado
indígana considerablenrente controlada por la burguesía-
239
Ante el vacío y crisis que en ese entonces vivió el movimiento campesino
indígena, la burguesía modernizante, a través del Estado, implementó políticas y
medios de integración que desplazaron las reivindicaciones centrales de esta
población.
240
más importante que la formación de bloques que propenden a una lucha paralela
(obrera/campesina) que únicamente conduce al debilitamieno de la lucha popular y
al fortalecimiento del capitalismo.
l¡s valores étnicos y culturales de los indígenas deben ser reivindicados como
valores nacionales populares en tanto el problema campesino indígena es un
problema estructural que involucra a todos los secüores sociales del Ecuador. Esta
reivindicación, por lo tanto, se halla inserta en la reivindicación económica
fundamental: la abolición de toda forma de explotación y opresión que son las que
desruyen los valores culturales de los indígenas. En este sentido, la lucha debe
darse en contra de la doniinación cultural, política e ideológica, pero básicamente en
contra de la explotación económica impuesta por el sistema capitalista que es el que
determina la destrucción y eliminación de estos valores culturales (y no solamente
los de los indígenas).
24r
dorninante manipuló los símbolos y valores culturales en el afán de crear la
apariencia de la unidad nacional que le permita alca¡zu el consenso de los sectores
dominados para la mejor viabiü2rc,ión de la dominación clasista y la distensión de
las contradicciones antagónicas de clase.
Además hay que considerar que como resultado del proceso capitalista y de la
mediatización que hace el imperialismo de las reivindicaciones émicas (que como se
demostró se manifestó en la desarticulación y desmovilización de las organizaciones
del campesinado indígena y en el paralelo surgimiento de tendencias autonomistas,
movimientos indianistas, etc.) se ha impulsado artificialmente intentos de
proyectos autónomos de liberación. Cabe indicar la inviabilidad histórica de un
proyecto de carácter autónomo en el modo de producción capit¡lista en que se
inserta la población campesina indígena, donde para cambiar las bases de la
estructura social (y las relaciones de propiedad en que se sostienen), se requiere que
sobre la base del reconocimieno de la unidad social cultu¡al de los gmpos indígenas
se aCCeda a una conciencia de clase Como sector explotado con intereses más
amplios. Esta conciencia posibilita el establecimiento de alianzas políticas con
otras fuerzas sociales y clases que en iguales condiciones se enfrentan a la
explotación y opresión clasista. Esta conciencia de clase se presenta únicamente y
242
de forma paralela al reconocimienüo de la inviabüdad de un proyecto autónomo de
liberación que excluya la lucha de los demás sectores populares.
La tarea de "redención del indio" por parte del Estado únicamente ha buscado
detener la lucha de estos sectores en pro de sus legítimos intereses. El afán por
asistir a la población pobre tiene el objetivo fundamental de controlar y
desmoviliza¡ la lucha popular en consonancia con el plan imperialista.
Todas las acciones que desarrolla el Estado están dirigidas a garantizat las
condiciones de producción y reproducción del sistema de acumulación capitalista
dependiente. La función esencial del Estado en el capitalismo es apoyar
políticamente la implantación y expansión de relaciones sociales de producción
capit¡lista, de ahí que todas sus acciones se orientan hacia el logro de este objetivo.
243
Es preciso desca¡tar creencias de que con la acción del Estado burgués se
solucionará la problemática del campesinado indígena. I-a solución no es ni será
concesión del Estado capitalist4 porque esructu¡almente es incapaz de resolver esta
problemática. El capitalismo nunca solucionará el problema de los explotados. La
solución de los problemas del conjunto de las clases explotadas y oprimidas se
logrará a través de la lucha unitaria de todas las clases populares conrra el capital.
Ante esto, cabe precisar que el problema indígena y la cuestión étnica son temas
que responden a la búsqueda de una práctica política en el proceso de conformación
del sistema socio económico y de la lucha de clases. Asi estos aspectos constituyen
a4
manifestaciones referidas a monEntos coyunoral€s de la lucha de clases.
Por lo tanto, no son aceptables los enfoques que exchsivizan el análisis en base
a la corriente etnicista, ni los que reducen el problema al nivel exclusivamente
clasista, en su vertiente economicist¡" omitiendo la existencia de los grupos étnicos
o de sus reivindicaciones específicas. De ahí que una adecuada visión debe
contemplar el reconocimiento socio culu¡¡al de estos grupos, cla¡o está sin perder de
vista la base clasista en que éstos cobran sentido. En esta penpectiv4 el análisis del
problema éhico no puede desvinculane del de los problernas clasistas y vicevena.
245
Así mismo, la cuestión étnica no puede reduci¡se al aspecto cultural; éste es
únicamente un componente eritre otros factores que forrnan parte en la conformación
de lo étnico. Por lo tanüo, como dice Díaz Polanco, lo étnico no debe comprenderse
como separado de la estn¡c¡¡ra de clases, sino como una dimensión socio cultu¡al de
ésta.
Por otro lado, frente a este tipo de problemas que afrontan y afectan a las
organizaciones populares y sus formas de lucha (específicamente los analizados en
este estudio concernientes al campesinado indígena), la izquierda tiene una importante
tarea en su solución.
246
indígena) en este contexto: puede implicar que la burguesía siga apropiándose de
los elernentos especÍficos de lucha de es¡os soclores o, Por el contrario, la
potenciación de la lucha clasista a parir de estos elemenos.
247
BIBLIOGRAFIA
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la Amazonra
- Resoluciones "segundo coogreso de Nacionalidades Indígenas de
Ecuatoriana", 1982.
Indígenas
- Resoluciones "Tercer congreso de la coufederación de Nacionalidades
de la Amazoma Ecuatoriana"' 1984'
2s6
- Resoluciones "II Encuentro Nacional de Organizaciones y Nacionalidades
Indlgenas del Ecuador", 1984
- Otrascomunicaciones,boletines,manifieslos.
PUBLICACIONES PERIODICAS
257
INDICE
PRESENTACION ......... 5
INTRODUCCION .......
CAPITULO I
EL PROBLEMA INDIGENA EN EL CONTEXTO
LATINOAMERICANO
CAPITULO II
DESARROLLO DEL CAPTTALISMO Y SITUACION DE
LA POBLACION INDIGENA EN EL ECUADOR
2.1. ANTECEDENTESHISTORICOS 49
2s9
2.2. MODERNZACION RURAL Y CAMBIOS SOCIALES
CONTEMPORANEOS 58
El proceso de modernización 58
Principales efectos sociales 70
NOTAS 77
CAPITULO III
EL PROCESO ORGANIZATIVO
DE LA POBLACION CAMPESINA
CAPITULO Iv
PRINCIPALES LINEAS DE INTERPRETACION DEL
PROBLEMA INDIGENA EN EL ECUADOR
CAPITULO V
LA DEMANDA INDIGENA
5.1. PUNTOS CENTRALES ............. r39
5.2. REIVINDICACIONES EN LA SIERRA 142
Twtu 142
Edtrcacüny cuttwa 145
5.3. REIVINDICACIONES EN EL ORIENTE 147
Tiara r49
Ticnayrecwsos 150
zffi
Educacióny cultwa lS2
Penetaciónldeológica 155
5.4. REIVINDICACIONESENLACOSTA 157
NOTAS 163
CAPITULO VI
POLITICAS ESTALES FRENTE A LA
POBLACION INDIGENA
CAPITULO VII
LA PRACTICA ESTATAL
CAPITULO VIII
REFLEXIONES FINALES
8.I. SOBRE LA POLITICA ESTATAL 23s
8.2. SOBRELAS ORGANZACIONES INDIGENAS 238
8.3. SOBRE LAS CORRTENTES TEORICAS y LA UQLTIERDA 244
BBIIOGRÁI¡L{ 249
26r