Live en La Electrónica
Live en La Electrónica
Live en La Electrónica
Guión:
Eso no pasa. Nadie te dice lo que tienes que decir. No estás hecho para sentarte en un
rincón y practicar. Ni si quiera te corrigen cuando te equivocas. Pensad cuando teníais
2 o 3 años y decíamos una palabra errónea una y otra vez, nadie te corregía. Incluso
resultaba gracioso. Es más, si lo sigues diciendo las suficientes veces tus padres
aprenden tu propio lenguaje. ¡Y empiezan a decirlo mal también!
Lo mejor de todo es que sigues siendo libre con tu forma de hablar. Y no tienes que
estar todos estos años aprendiendo para luego encontrar tu propia voz ya que ésta
nunca la has perdido. Nadie te robó eso.
Ese es uno de los problemas que los profesores de música cometen. Enseñan a tocar
un instrumento primero antes de que comprendan la música. A los niños no se les
enseña a deletrear la palabra leche antes de que la hayan estado bebiendo durante
algunos años.
Pero por algún motivo pensamos que antes van las reglas y los instrumentos.
Cuando escuchamos música sin etiquetas, podemos escuchar como se producen las
diferentes frases, como hablan entre sí los instrumentos, como una parte se diferencia
de la otra, al igual que un bebe sabe lo que significa cuando la madre sube el tono de
voz aunque no entienda ninguna palabra. Para el momento en el que el bebe pueda
hablar una palabra, ya ha aprendido mucho acerca del idioma.
No se trata de aprender las reglas y el instrumento como primera opción. ¿A quién le
importa el instrumento con el que se habla? lo importante es lo que tienes que decir.
Y para ello utilizamos los instrumentos, para comunicarnos.
Por tanto, que no te obliguen a practicar, que no te digan lo que tienes que decir, que
no te juzguen y sobretodo, no te juzgues tú a ti mismo.
La práctica está bien y también es necesaria pero no más que ponerlo todo en el
contexto, y lo hemos comprobado con el aprendizaje de idiomas.
¿Entonces, porqué cambia eso cuando alguien de afuera comienza escuchar? Esa
libertad se pierde a medida que crecemos y aprendemos y necesitamos encontrar una
manera de mantener esa libertad. Pero se puede encontrar. No la perdemos para
siempre.
Imaginemos a un niño tocando el piano con una sonrisa de oreja a oreja. Dale la
primera lección y esa sonrisa desaparece. Muchas veces tienes que trabajar durante
toda tu vida musical para recuperar esa sonrisa. Como maestros podemos mantener
esa sonrisa, si la enfocamos de la manera correcta. Permitiendo que el estudiante
mantenga esa libertad.
Jesper Juul, “Su hijo una persona competente”. Hace poco llegó a mis manos un libro
muy interesante y altamente recomendable. Resulta que empecé a leerlo pensado que
encontraría las claves para educar a mi “futuro hijo” si es que algún tengo y resulta que
descubrí en él que la tenía que educarme era yo. O mejor dicho, deseducarme.
Como dice en el libro, si no existen reglas de como llevar una relación de pareja o
amistad, porqué nos afanamos en tenerlas hacia nuestros hijos.
Os hago una pregunta. ¿Qué es lo que el mundo necesita, con otro gran músico? Y digo
músico como podría ser cualquier otra carrera. Practicando todas esas horas,
convirtiendo toda nuestra casa en una sala de música, invirtiendo en aparatos,
material, instrumentos, etc. ¿Es solo para que pudiéramos ganar más dinero? ¿Para
poder subir al escenario y poder disfrutar de la gloria? ¿Para alimentar nuestro Ego?
Después de tantos años de estudio, horas de piano, conciertos, viajes, escenarios, etc.
me doy cuenta que ser un buen músico tiene más que ver con el estilo de vida. Y no
me refiero al que llevan muchos de los grandes músicos que conocemos y que
desgraciadamente nos han abandonado.
Ahora que estoy ahondando en la música, que estoy estudiándola con mayor
profundidad para no solo poder compartirla como profesora, sino también para
encontrar mi voz y mi libertad musical como antes mencionaba, me doy cuenta de que
podemos aprender mucho de la música y aplicarlo a nuestras vidas. Para ser un buen
músico has de ser un buen oyente. Pero también podemos pensarlo al revés. Si somos
buenos oyentes, seremos buenos músicos. Escuchar. Dejar espacio para que las cosas
pasen. Con el paso del tiempo oímos, pero nuestra capacidad de escucha decrece.
Escuchar, ser consciente. Ahí empieza todo, como el bebé que empieza a balbucear
como respuesta a lo que escucha.
Podemos tener 5 grandes músicos tocando uno al lado del otro pero si no se escuchan
puede sonar horrible. Podemos tener músicos que no toquen tan bien individualmente
que si se conectan, si se escuchan y tocan juntos sonará mucho mejor.
Hay una herramienta infalible para recuperar la escucha y la consciencia que permite
crear ese espacio en el que las cosas simplemente pasan. En el que ya no estamos
pensando en lo que tengo que hacer mañana, en como hacer que este disco tenga más
visitas, en cómo hacer que este sello escuche mi track, en cómo componer el temazo
del siglo, etc. Esta herramienta nos ayuda a no juzgar y no ser juzgados, a simplemente
estar y es cuando de repente ocurre. Estamos creando música. Estamos haciendo
música.
Para alguien que no esté familiarizado en absoluto con este proceso puede resultarle
tedioso, difícil, incluso una pérdida de tiempo. Sólo os puedo decir que bajo mi
experiencia, que si no aprendemos a escucharnos, difícilmente sabremos escuchar lo
que nos rodea. Hay que estar atentos para saber abrazar la frustración como una parte
más en la belleza del proceso creativo. Si no estamos atentos no podremos disfrutar
con plenitud de nuestra relación con la música y más vulnerables seremos
sucumbiendo en los deseos superficiales de la industria.
En bastantes de mis alumnos con los que he trabajado observo ese ansia, habitual de
la edad en muchos casos. Quieren ser productores, quieren ser compositores, pero, no
por la música que emana de sus artistas favoritos, no por la música que han vivido,
bailado o sentido, sino por las fotos que ven de ellos. Por la vida que muestran. Vienen
con esas ganas de ser. Puede ser que esta fuerza les ayude a avanzar rápidamente, el
problema es que con el paso del tiempo, esa imagen que persiguen se va difuminando,
se afanan por buscar otra pero cada vez cuesta más, dado que no han cultivado la suya
propia. Es entonces cuando llega un momento en el que no comprenden realmente
porqué hacen lo que están haciendo y llega la gran pregunta. Porqué y para qué haces
lo que haces?
Por tanto, recordad que escuchar es un recurso que podemos usar de por vida.
---
Bien, dado que se trata de música. Dejemos de hablar y toquemos o improvisemos
juntos.
Recordáis cuando teníais cuatro años y llamaban a tu puerta para salir a jugar? La
respuesta inmediata era Si. Pero a medida que envejecemos y llaman a nuestra puerta
para jugar, nuestra reacción adulta es, “Espera, jugar a qué”. Lo que hoy me gustaría es
transportaros a esa edad donde naturalmente sabíamos como crear y colaborar con
otra persona. Y lo haremos a través de técnicas de improvisación.
Pero a mi me gustaba volar. Esperaba que se fuera para hacerlo. Era cuando me sentía
libre de verdad. Pasaron unos 3,4 años más y fue cuando empecé a entrar en contacto
con el jazz y la música electrónica cuando retomé el arte de la improvisación. Aquí me
di cuenta de que, la improvisación se movía en dos mundos paralelos, la libertad y la
expresión como fruto de unos patrones ya adquiridos.
Algo importante que me gustaría compartir con vosotras antes de empezar es que no
existe una nota correcta o una nota errónea. Todo depende del tiempo que hayamos
estado expuesto a esta música, de nuestra capacidad para comprenderla y apreciarla,
del contexto sociocultural en el que la escuchamos y de lo que queramos expresar con
ella.
Dicho esto, me gustaría que alguien se sentara aquí conmigo. Las reglas serán las
siguientes.
8. Podemos escoger las reglas del techno, del house, dubstep o break.
9. Mirar ejercicios y preparar plantilla.
En ese momento ella ha sentido la música. Ha sido pianista. Más que eso, ha sido
músico. Una bailarina nunca tiene que hacer preguntas antes de bailar. Una cantante
tampoco suele tener que preguntar en que tonalidad estamos. Sin embargo, los
músicos tenemos que hacer demasiadas preguntas.
Si alguien hubiese irrumpido en esta sala ahora mismo pensaría que somos dos
pianistas dando un concierto a cuatro manos. Eso me lleva a pensar que si utilizo mi
conocimiento de la forma correcta puedo ayudar a otros a levantarse rápidamente.
Por tanto, podemos decir que cuanto más juguemos, mas reglas del juego
conoceremos, más facilidad tendremos para adaptarnos a ese juego lo que nos dará
libertad para romper esas reglas e incluso crear un juego nuevo como hacia aquel bebé
del que os hablaba creando un nuevo lenguaje.
Olvidad el miedo a lo abrumador que puede ser encontrarnos con información que
desconocemos por completo, muchos aparatos, tecnología, teoría musical, datos etc.
Abrazad ese miedo y apreciad la curiosidad que hay detrás de él.
Cuando compartimos con los demás dado que es un lenguaje es muy importante la
forma en la que nos comunicamos.
Inspiraciones:
Keith Jarret
Keith Jarret - "Last Solo"Final Impromptu
Nunca toca un concierto de la misma madera, es uno de los grandes improvisadores de
jazz de la época.