Los Patriarcas
Los Patriarcas
Los Patriarcas
PATRIARCAS
una historia familiar
Diversidad. Esa es la palabra que mejor describe a las familias del siglo XXI. A diferencia de lo
que ocurría hasta mediados del siglo pasado en todo el mundo, cuando primaba el modelo de
matrimonio formal –predominio del marido y autoridad de los padres–, hoy, en la Argentina,
solo el 37% de las familias responden a la versión tradicional padre-madre. En cambio,
según el último censo, 8 de cada 10 hogares están habitados por familias en
diferentes versiones.
«La mayor parte de la población continúa viviendo en familia, pero hay cambios internos. En
ese sentido, la situación pareciera asemejarse a un gigantesco caleidoscopio donde se
encuentran todas las formas de vivir en conjunto», comenta Victoria Mazzeo, titular de la
cátedra de Demografía Social de la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Instituto Gino Germani.
Los hogares monoparentales (a cargo de un solo progenitor), por ejemplo, pasaron del
15% al 17% en la última década; mientras que aquellos extendidos y compuestos
(integrados por una pareja o uno de sus miembros, con o sin hijos, y por otros
parientes o no parientes) conforman casi un 20%, y la proporción de personas que
viven solas creció del 15 al 18%.
Por lo visto, la familia monoparental es consecuencia directa de las separaciones y
divorcios, que han aumentado a la par de las uniones consensuales, que vienen en
ascenso desde los años 90. En la zona metropolitana de Buenos Aires, que incluye a la
capital, estos datos resultan más evidentes. En la última década, el porcentaje de mujeres que
conviven con sus parejas sin casarse se duplicó en la franja 20 a 64 años, pero son las más
jóvenes (3 de cada 4 mujeres, de 25 a 29 años) las que optan por la unión de hecho en vez del
matrimonio.
Esta Historia
Escuchar la canción Esta historia de Rally Barrionuevo
Raly Barrionuevo
https://www.youtube.com/watch?v=4imdzemLbtw
Vamos desandando este camino,
vamos resistiendo en este olvido
que está lleno de vida este dolor,
está lleno de sangre este dolor.
Para profundizar
Aunque en la época patriarcal ya existía la escritura -se la conocía ya desde el 3300 a.C.-, los patriarcas no
fueron hombres de cultura escrita, por consiguiente no hay un registro escrito de su experiencia. De acuerdo a
su vida trashumante, la transmitían oralmente de padres a hijos, de generación en generación. Es lo que
llamamos la tradición oral.
En toda transmisión oral es imposible la exactitud de los hechos. Cada transmisor, al escuchar la narración oral,
la re-interpreta de acuerdo a sus ideas y a las nuevas circunstancias en que vive. Lo que permanece inmutable
es la vivencia y la verdad profunda que se transmite a través de lo narrado
A través de los relatos que se encuentran en el libro del génesis descubrimos la experiencia vital de los
protagonistas, A estas narraciones se las llama sagas.
Saga es una narración de lejano fondo histórico, ampliamente fabulado por la tradición oral, cuya finalidad no es
informar acerca de lo que narra, sino transmitir un mensaje: las experiencias de fe del pueblo.
Es importante ver que el sujeto de estas tradiciones orales es el pueblo, en ellas intervino todo los habitantes
del mismo. Ellas reflejan las experiencias de la vida popular, sus búsquedas y sus luchas. Quien las puso por
escrito necesariamente fue una persona, pero siendo parte del pueblo, expresó las vivencias populares, que el
pueblo hizo suyas, porque se sintió reflejado en ellas.
Se encuentra en lo que actualmente llamamos Medio Oriente, sobre la costa este del mar
Mediterráneo por el sur limita con Egipto y por el norte con Siria y el Líbano. Se trata de una pequeña
franja de tierra con una ubicación privilegiada para las rutas comerciales y militares, razón por la cual
el territorio de Israel será muy codiciado por los grandes imperios los cuales se sucedieron en su
dominación.
Esta atravesada de norte a sur por el río Jordán, que nace al norte, pasando por el mar de Galilea y
desembocando al sur en el Mar Muerto. La región central está constituída por algunas mesetas
(Galilea) y colinas (Samaría, Judea).
Fue en esta región, que originalmente se llamaba Canaán, (sus habitantes, los cananeos), donde
comenzaron los primeros asentamientos de unas tribus que por los siglos XII a X a.C. llegaron a
constituirse como el Reino de David y Salomón y se llamó Israel.
Estos grupos dedicados principalmente a la actividad pastoril, van a realizar, una verdadera migración
en masa; algunos de ellos realizarán su camino por el territorio de la actual Palestina llegando incluso
hasta Egipto. En el camino la convivencia con otros grupos no va ser fácil, y los conflictos se van a
plantear fundamentalmente por la posesión de la tierra donde tendrán que enfrentarse
principalmente a los agricultores.
Veamos cómo los presenta la Biblia
https://www.youtube.com/watch?v=_ul7CUuuuR4
Después de estos acontecimientos, Dios puso a prueba a Abraham: «¡Abraham!», le dijo. El respondió: «Aquí estoy».
Entonces Dios le siguió diciendo: «Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo
en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré».
A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y
después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado.
Al tercer día, alzando los ojos, divisó el lugar desde lejos,
y dijo a sus servidores: «Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a
Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes».
Abraham recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac; él, por su parte, tomó en sus manos el
fuego y el cuchillo, y siguieron caminando los dos juntos.
Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: «¡Padre!». El respondió: «Sí, hijo mío». «Tenemos el fuego y la leña,
continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?».
«Dios proveerá el cordero para el holocausto», respondió Abraham. Y siguieron caminando los dos juntos.
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo
puso sobre el altar encima de la leña.
Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
Pero el Angel del Señor lo llamó desde el cielo: «¡Abraham, Abraham!». «Aquí estoy», respondió él.
Y el Angel le dijo: «No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios,
porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único».
Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el
carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abraham llamó a ese lugar: «El Señor proveerá», y de allí se origina el siguiente dicho: «En la montaña del Señor se
proveerá».
Luego el Angel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo,
y le dijo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo
único,
yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la
orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos,
y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz».
Abraham regresó a donde estaban sus servidores. Todos juntos se fueron a Berseba, y Abraham residió allí.