Mesolitico y Neolitico
Mesolitico y Neolitico
Mesolitico y Neolitico
Los motivos existentes detrás de la construcción de este sistema defensivo, que pasa a ser el primero en la historia
de la humanidad, no están claros. Es posible que se debiera a la eventual riqueza de Jericó, que posiblemente no
provenía de la agricultura, sino que del comercio. Jericó se ubica en un lugar estratégico, dentro de las rutas
comerciales entre Asia y África, lo que sugiere su vocación comercial y sugiere que tal vez cobrara una cuota por
el tránsito por la zona, más que dedicarse a producir materias primas. Se postula que extraía sal, betún y azufre,
los que vendería a los pueblos beduinos de la zona. No hay evidencia de cultivos propios ni de ganadería en esta
época.
Estos muros ya tenían más de 7000 años de antigüedad cuando aparece en el lugar el pueblo de Israel, tal como
nos relata la Biblia (Josué 6). Este pueblo, que acababa de terminar el Exodo de 40 años por el desierto de Sinai y
una vez muerto Moisés, se dirigía al mando de Josué hacia la tierra prometida. Tras cruzar el rio Jordán, cuyas
aguas se abrieron del mismo modo que las del Mar Rojo antes, Dios le ordenó a Josué que todo el pueblo diera
una vuelta completa cada día alrededor de los muros de Jericó durante 6 días, y que al 7° día, dieran 7 vueltas
completas a la ciudad y que posteriormente 7 sacerdotes tocaran sus trompetas de cuerno y el pueblo proclamara
en fuerte griterío. Entonces, los israelitas observaron con asombro como los muros de la ciudad se desplomaban
solos, y entraron a la ciudad apoderándose de las riquezas para el Arca de la Alianza e incendiaron la ciudad
completamente.
Las investigaciones de Garstang comprobaron que el muro había caído desde adentro hacia afuera, no como
hubiera podido ocurrir producto de un asedio exterior, y se encontró además abundante grano quemado, hecho
consistente con la narración bíblica de que la conquista habría ocurrido en la época de cosecha y que la ciudad no
fue rendida por el hambre, sino que por la caída de las murallas tras un rápido asedio. La única controversia se
refiere a las fechas: Garstang dató este acontecimiento en el 1400 ac., pero los hallazgos de los primeros
asentamientos israelitas en Canaan datan del 1220 ac., fecha más compatible con la secuencia histórica del Exodo.
Pero estas últimas dataciones no son definitivas, y podrían variar.
Las dos figuras descubiertas en Cernavoda se encuentran entre las más antiguas y bellas manifestaciones artísticas
del hombre. No se sabe exactamente el significado de las representaciones, y tampoco si las dos figuras fueron
concebidas como parte de un conjunto o como piezas individuales.
Se cree que la mujer tiene relación con la fecundidad, siendo este tipo de estatuillas comunes en la prehistoria
humana. La pieza masculina, sin embargo, es bastante original, y no se encuentran manifestaciones similares en
otras culturas. Se le llamo "el pensador" porque parece que la expresión y la postura indican, como hemos dicho,
meditación y concentración, aunque otras teorías creen que podría representar el dolor o el luto.
Ambas fueron realizadas hace casi 7000 años, y forman parte de la denominada como cultura d Hamangia. Esta
fue una cultura del Neolítico Medio de Dobruja (Rumanía y Bulgaria) del norte de los Balcanes, que incluía el área
del Danubio, cuya evolución comienza durante la segunda mitad del 6.000 a. C. Recibe el nombre del lugar Baia-
Hamangia.
Los rasgos característicos de la cultura de Hamangia eran la producción de vasos cerámicos decorativos con
complejas decoraciones de dibujo geométricos y terracotas de figurillas humanas que expresaban una profunda
espiritualidad en contraste con la vida cotidiana. En particular, las dos figurillas de las que hablamos en esta
entrada, que están consideradas obras maestras del arte Neolitico.
Kara Brae
Es un asentamiento neolítico que se encuentra en la bahía de O´Skaill en las
Islas Orcadas y que podemos fechar aproximadamente entre el 3100 y el
2500 a.C. Está considerado el poblado neolítico mejor conservado y más
completo de Europa conocido por algunos como la “Pompeya escocesa”.
Es un núcleo de lo más curioso y está rodeado de misterio. El primero su
descubrimiento que fue posible gracias a una tormenta. Fue en 1850 cuando
un gran temporal asoló las las islas británicas que, tras pasar, sacó a la luz este
fantástico hallazgo.
Son 9 casas del mismo tamaño (unos 40 m2) y con un mismo tipo de planta, un espacio cuadrado con chimenea
central. Es un emplazamiento único, ya que en sus casas encontramos diferentes espacios con un mobiliario
realizada en piedra: espacios de almacenamiento, sillas, compartimentos que parecen ser camas y depósitos de
almacenamiento. Pero eso no es todo, además estas casas tenían cerraduras, un sistema de desagüe y hasta una
sistema elemental de “fontanería” en las paredes que permitía evacuar los desechos.
Dentro de las casas se encuentran también unos curiosos espacios estancos de los que se desconoce su función,
aunque parece ser podrían haber sido utilizados para almacenar moluscos. Resulta también muy llamativo que
una de las viviendas sólo pudiera abrirse desde fuera lo que nos hace pensar en que tuviera una función de cárcel
(algo curioso en un poblado que albergaba unas 50 personas).
Skara Brae tiene más de 5000 años de antigüedad, siendo más
antiguo que Stonehenge y las pirámides egipcias.
No conocemos que les llevó a establecerse en este alejado lugar
pero si que permanecieron en él durante 600 años. Pero entonces
inesperadamente desaparecieron sin que se sepa su causa, aunque
hay indicios (collares y diversos tipos de instrumentos
abandonados) de que la marcha fue rápida. Las teorías de porqué lo
hicieron son muchas, algunos hablan de un empeoramiento
climático y otros la llegada de algún peligro que los forzó a huir,
aunque hay ninguna segura.
ARTE MEGALITICO:
El dolmen de Menga
Es un monumento megalítico, formando parte del Conjunto
Arqueológico Dólmenes de Antequera. Se encuentra en el recinto
primero junto al dolmen de Viera, en la zona monumental denominada
Campo de los Túmulos.
Se trata de un sepulcro de corredor, conforme a la tradición atlántica de
dolmen de galería cubierta. Está construido con grandes piedras
verticales (ortostatos) y horizontales (cobijas). En la planta se distinguen
un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria de 6 m de anchura y
3,5 m de altura. Sus dimensiones son colosales teniendo en cuenta que
la longitud total del conjunto alcanza los 27,5 metros, que la cámara del
fondo tiene 3’5 m de altura y 6 m de anchura, lo que supone que la
última cobija llega a pesar unas ciento ochenta toneladas y la presencia de pilares intermedios, un recurso
constructivo muy raro en el megalitismo europeo. Otra singularidad que no encuentra referentes en Europa es la
presencia de un pozo profundo y estrecho en el fondo de la cámara. Presenta en el primer ortostato del corredor
una serie de grabados antropomorfos en forma de cruz así como de estrella. La estructura del dolmen se cubre
con un túmulo de 50 m de diámetro, como el dolmen de Viera.
Construido en el 3750-3650 a.C. aprox. (Neolítico),345 la primera
referencia al dolmen de Menga aparece en una licencia del Obispo
de Málaga en 1530, autorizando la construcción de un pequeño lugar
de oración en una finca próxima a este bien. A lo largo de los siglos
XVII y XVIII se menciona en numerosas publicaciones de carácter
histórico-artístico aunque no es hasta 1847 cuando se redacta la
primera monografía científica al respecto, la Memoria sobre el
templo druida hallado en las cercanías de la ciudad de Antequera,
provincia de Málaga, del arquitecto malagueño Rafael Mitjana y
Ardison. Las intervenciones de conservación y musealización in situ que se han venido realizando desde mediados
del siglo XX no han modificado su estructura ni imagen, por lo que se mantiene auténtico en su integridad.
Se cree para haber sido construido como una tumba para una familia de cacique alrededor 2500 A.C. El mojón es
probablemente de la misma edad que las piedras permanentes cercanas famosas del Anillo de Brodgar.
Dentro Maeshowe – estas paredes hechas de piedras embaladas y arcilla han resistido el paso del tiempo bien. El
callejón largo de abajo qué da brillos de luz del sol en pleno invierno, son el centro del cuadro.
Los otros han especulado que el sol representó un renacimiento o un rito de fertilidad, y que a la hora más oscura
de la tierra las almas de los muertos fueron llevadas por la luz del sol. Otra teoría sugiere que como el sol de pleno
invierno marcara la vuelta a la vida la entrada de sol en la tumba marcó la continuación de vida de aquellos que
habían fallecido.
Entrar entre las enormes rocas que componen la entrada es hacer un viaje al pasado. Las grandes losas crean un
angosto pasadizo adintelado que mide más de 18 metros. Nos aconsejan quitarnos las mochilas y enseguida
comprendemos por qué. En algunos puntos, el pasillo de enormes bloques apenas nos deja avanzar de costado.
Contaron, los primeros que se adentraron en esta ‘cueva’ allá por el siglo XVII, que había que reptar para llegar a
la gran sala central. Hoy, es algo más cómodo. El corredor está lleno de extraños símbolos tallados en la roca.
Espirales, triángulos, círculos, líneas que forman intrincados meandros... Nadie sabe su significado.
Una de las grandes piedras con grabados que forman el zócalo del
túmulo de Newgrange, en Irlanda.
Las últimas dataciones obtenidas para Newgrange (Condado de Meath,
Irlanda), indican que el enorme túmulo y su tumba de corredor se
construyó entre el 3.300 y el 2.900 antes de Cristo; esto es, mil años
antes que Stonehenge (Reino Unido) y casi medio milenio antes de que
los faraones empezaran a enterrarse en las grandes pirámides de
Egipto. Los hombres y mujeres que vivían en torno al Valle del Boyne,
en el que se han localizado multitud de estos monumentos megalíticos,
emplearon más de 40 años en construir esta enorme tumba de 90
metros de diámetro y más de 13 de altura. En la base, justo donde el
túmulo entra en contacto con la fértil tierra irlandesa, los constructores
neolíticos de Newgrange colocaron enormes piedras talladas con
símbolos propiciatorios con las que trataron de atraerse el favor de las
fuerzas de la naturaleza.
Entrar entre las enormes rocas que componen la entrada es hacer un viaje al pasado. Las grandes losas crean un
angosto pasadizo adintelado que mide más de 18 metros. Nos aconsejan quitarnos las mochilas y enseguida
comprendemos por qué. En algunos puntos, el pasillo de enormes bloques apenas nos deja avanzar de costado.
Contaron, los primeros que se adentraron en esta ‘cueva’ allá por el siglo XVII, que había que reptar para llegar a
la gran sala central. Hoy, es algo más cómodo. El corredor está lleno de extraños símbolos tallados en la roca.
Espirales, triángulos, círculos, líneas que forman intrincados meandros... Nadie sabe su significado.
De lo que no cabe ninguna duda es que este corredor orientado al Sureste sirvió para determinar el día exacto del
solsticio de invierno y que el sol, lo mismo que en esas islas lejanas y cálidas, jugaba un papel fundamental en la
religión de aquellos hombres y mujeres. El corredor se abre a una sala de planta cruciforme cerrada en su pare
superior por hiladas sucesivas de piedras que forman una falsa bóveda sellada con arcilla y pequeños guijarros
labrados. El silencio es sepulcral. Un sepulcro mágico. En el lugar se encontraron los restos carbonizados de, al
menos, cinco individuos. ¿Lugar de encuentro con los
antepasados?; ¿tumba de los grandes hombres y mujeres de
aquella sociedad lejana?; ¿Lugar de conexión con las fuerzas
sobrenaturales a través de los restos de los antiguos
sacerdotes?; ¿Sacrificios humanos? Quizás alguna vez lo
sepamos.
Es un objeto de la edad de bronce nórdica tardía descubierto en Dinamarca, que ha sido interpretado como el sol
arrastrado por una yegua, pudiendo tener una relación con elementos de la mitología nórdica tardía encontrados
en fuentes del siglo XIII. En la actualidad pertenece a la colección del Museo Nacional de Dinamarca en Copenague.
Data concretamente del año 1300 a. C.
Un campesino, Frederik Willumsen, encontró el carro del sol el 7 de septiembre de 1902 la primera vez que pasó
su arado por la marisma de la localidad de Trundholm, en la región de Sjælland, Dinamarca. Lo llevó a su casa y
dejó que su hijo jugara con el caballo, creyendo que la figura era solo un pedazo de juguete antiguo. El carro del
sol, sin embargo, ya estaba dañado desde la Edad del Bronce, ya que posiblemente se hundió en el pantano como
una ofrenda. En 1998, un detector de metales reveló en el mismo lugar otros fragmentos de las seis ruedas.
El carruaje solar de Trundholm es una estatua de bronce y oro, que comprende un disco de 25 cm, con una altura
total de 59 cm. El elemento equino se encuentra sobre una estructura que comprende cuatro ruedas. Bajo el disco
también hay ruedas, conectadas asimismo al resto del objeto. Todas las ruedas tienen cuatro radios. Para su
realización se recurrió a una técnica de repujado y cera perdida en hueco.
EDAD DE HIERRO:
El carro de Strettweg (Steiermark, Austria)
Apareció entre el ajuar típico de un varón de alcurnia, consistente en una urna de bronce, varias placas de cinturón,
una punta de lanza, piezas de guarnición de caballería, cerámica y un hacha de hierro. En el vehículo de cuatro
ruedas viajan un buen número de figuras, reducidas a volúmenes geometrizantes, y simétricamente dispuestas. El
centro lo ocupa un personaje femenino superior que lleva pendientes y cinturón como únicos adornos de su cuerpo
desnudo. Eleva los brazos hacia atrás en una curva pronunciada y sostiene un vaso muy abierto que reposaría en
su cabeza. Por delante y por detrás van dos personajes que sujetan las ramificaciones de la cornamenta de un
cérvido. A ambos lados desfilan dos jinetes en sus caballos, armados ellos de escudo oval, casco cónico y lanza
corta. A la figura central la preceden sendas parejas de hombres itifálicos con hachas y mujeres con pendientes.
Cabezas de toros o de bueyes, emergen de las barras que sujetan las ruedas.
The Cult Wagon of Strettweg, o Strettweg Sacrificial Wagon, o Strettweg Chariot es un carro de culto de bronce de
ca. 600 aC, que fue encontrado como parte de una tumba principesca de la cultura de Hallstatt en Strettweg cerca
de Judenburg, Austria, en 1851. Además de la carreta, otros objetos funerarios, como joyas, ánforas de bronce,
armas de hierro, y la pegajosidad y el arnés de engranajes se encontraron.
El vagón se compone de una placa base de forma cuadrada y abierta con cuatro ruedas con radios. Una figura
femenina aprox. 32 cm de alto con un objeto en forma de cuenco en las manos levantadas se encuentra en el
centro del vagón. El cuenco también se sostiene a los lados con dos soportes en forma de tijera. Recientes trabajos
de restauración y el examen por expertos ha concluido que el cuenco atribuido a la carreta hasta ahora no se ha
demostrado de manera concluyente que originalmente hayan sido parte de la furgoneta de culto [cita requerida].
Además del portador de la tetera, muchas otras figuras en forma de personas paradas y montadas, así como
animales similares a los ciervos y los caballos están presentes en el vagón. La escena representada se interpreta
como un sacrificio. El carro presumiblemente sirvió como objeto de culto para el consumo de una libación.
El vagón de sacrificios de Strettweg fue restaurado en 2009 y se exhibe en el recientemente rediseñado Museo de
Arqueología de Styrian Universalmuseum Joanneum en Schloss Eggenberg en Graz. Una copia está en exhibición
en el museo en Judenburg.
Palinólogos de la UB estudian los excepcionales restos textiles de la tumba celta de Hochdorf, en Alemania
Los investigadores de la UB Yolanda Llergo y Santiago Riera, palinólogos del Seminario de Estudios e
Investigaciones Prehistóricas de la UB (SERP), dirigido por el catedrático de la UB Josep Maria Fullola, han iniciado
el estudio de los tejidos de la tumba principesca del siglo VI aC en Hochdorf (Baden-Wurttemberg, Alemania). La
importancia de este resto arqueológico radica en el hecho de que se ha conservado un amplio y rico ajuar funerario
formado por joyas, armas y mobiliario de madera, bronce y oro, que pertenecía a una personalidad celta de alto
rango de la sociedad hallstáttica, una cultura de transición entre la edad del bronce y la del hierro que se extendió
principalmente por Europa central. El excelente estado de
conservación de la tumba hizo posible constatar que había
contenido un riquísimo ajuar textil del que persisten algunos
restos, lo que convierte el hallazgo en excepcional puesto
que los yacimientos arqueológicos raramente incluyen
tejidos.
La tumba, descubierta en 1978 en la localidad de Hochdorf,
estaba construida bajo un túmulo de seis metros de altura y,
según las evidencias encontradas, hasta ocho comensales
habrían celebrado allí un copioso banquete en honor del
difunto. También habrían bebido, en cuernos decorados con
oro, la hidromiel contenida en un caldero de quinientos litros
de capacidad. Respecto a los restos textiles, se comprobó
que el cuerpo del difunto llevaba un vestido azul y que había
sido envuelto con finas telas de colores vivos. Además, la cámara y el mobiliario habían sido forrados con telas de
colores y todo el conjunto se había decorado con flores.
Las muestras de los tejidos ya han llegado a la UB para que los investigadores del SERP inicien el tratamiento de
extracción de polen. Yolanda Llergo y Santiago Riera ya han extraído con éxito granos de polen retenidos en tejidos
procedentes de enterramientos. Sus estudios ponen de manifiesto que los análisis polínicos en textiles
arqueológicos permiten obtener información valiosa sobre los usos funerarios de las plantas, utilizadas para el
tratamiento de los cuerpos, como plantas aromáticas o como ofrendas simbólicas y decorativas. La presentación
de estos trabajos, en 2011, en el Simposio del Norte de Europa sobre Textiles Arqueológicos (NESAT XI) despertó
el interés de la arqueóloga Johanna Banck-Burgess, de la Oficina Estatal de Conservación de Baden-Wurttemberg.
Esta investigadora, que actualmente desarrolla un proyecto único de estudio, conservación y restauración de los
textiles de la tumba de Hochdorf, propuso a los expertos de la UB que se ocuparan del análisis polínico de los
tejidos de este excepcional yacimiento arqueológico .
Actualmente, la tumba de Hochdorf forma parte de la gran exposición «El mundo de los celtas», que se puede
visitar en la ciudad de Stuttgart hasta el 17 de febrero.