Carnovale V Acerca Del Concepto de Ciudadania 1 1

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Acerca del concepto de ciudadanía. ( material extraído de Carnovale, Vera. Introducción.

Dimensión
histórica de la ciudadanía. CAICYT CONICET. 2010)

El concepto de ciudadanía está íntimamente ligado a la idea de derechos individuales por un lado, y
a la noción de pertenencia a una comunidad, por otro. Es una relación política entre un individuo y una
comunidad. Esta relación queda cristalizada en un status jurídico en virtud del cual el individuo es
reconocido como miembro de pleno derecho de una comunidad de iguales y asume ante ella una serie de
deberes vinculados a la esfera pública.
El conjunto de derechos que los ciudadanos tienen en una comunidad determinada es muy
amplio. Podemos decir que se dividen, generalmente, en tres grandes grupos: a) derechos civiles; b)
derechos políticos; y c) derechos sociales, económicos y culturales.
Los derechos civiles son aquellos vinculados a la libertad individual, a la seguridad, a la libertad de
pensamiento y conciencia, a la libertad de expresión y a la libertad de reunión y asociación. Los derechos
sociales, culturales y económicos se vinculan al mundo del trabajo, de la educación, de la salud y del
bienestar social.
Los derechos políticos refieren a la participación activa de los ciudadanos en el proceso de toma de
decisiones políticas en la comunidad de la que forman parte. Esto significa, fundamentalmente, que todo
ciudadano tiene el derecho de elegir mediante el voto a sus representantes y ser elegido como tal para ocupar
cargos públicos de gobierno. A diferencia de otro tipo de derechos, los derechos políticos tienen una
extensión limitada: no todas las personas que forman parte de una comunidad son titulares de ellos. Para ser
sujeto titular de derechos políticos se deben reunir algunas condiciones que varían según los países pero que,
en la actualidad y en general, se vinculan con la capacidad de discernimiento y la nacionalidad. Pero esto no
siempre ha sido así.
La ciudadanía no es única ni inmutable: ha variado según las épocas, los países y las conflictividades
políticas particulares que en ellos se libraron. Podemos afirmar, entonces, que los alcances de la
ciudadanía están ligados a una situación histórica concreta, en un Estado determinado y que los
derechos que de ella se desprenden han sido conquistados por los sujetos a la vez que han sido
otorgados por el Estado tras largos procesos de conflictividades y acuerdos.
Si pensamos en la historia occidental de los dos últimos siglos, por ejemplo, advertimos que tras la
Revolución Francesa (1789) el principio de la soberanía popular cobró un fuerte impulso tanto en Europa
como en América. Sin embargo, lo cierto es que la ciudadanía política fue excluyente en su origen y durante
varios siglos de los pobres, de las mujeres, de las minorías étnicas o de las mayorías oprimidas (como
aborígenes y negros).

Tal carácter limitado de la ciudadanía política se manifestó a lo largo de la historia a través de


distintos modos y criterios de exclusión. A continuación, nos centraremos en la historia de algunos de
ellos.
Si bien tras la caída de los Imperios iberoamericanos las clases dirigentes de América Latina se enfrentaron al desafío
de la construcción de un orden político-institucional –y por tanto, al problema de la delimitación de la ciudadanía- dada
la heterogeneidad de realidades sociales, étnicas y políticas resulta muy complejo tomar a América Latina como unidad.
En efecto, la existencia de comunidades indígenas, de esclavos, de campesinos, de inmigrantes, las características de las
clases dominantes, entre otros factores, fueron determinando en cada región y/o país problemas y desafíos específicos
que delinearon rumbos muy dispares. Anticipándonos un poco y sólo a modo de ejemplo, podemos señalar que,
mientras en el Río de la Plata el sufragio universal quedó establecido casi inmediatamente después de la Revolución de
1810, en Brasil, la declaración de la República, el fin de la esclavitud y el establecimiento del sufragio universal
tuvieron lugar hacia fines del siglo XIX (1889). Análogamente, mientras la Argentina del Centenario (1910) se
caracterizaba, entre otras cosas, por un modelo político conservador, sustentado en el fraude y en la exclusión de hecho
de los sectores populares en los asuntos públicos, México protagonizaba la primera gran revolución latinoamericana de
este siglo que contaba entre sus actores principales a las masas indígenas y campesinas. Los ejemplos podrían seguir y
también el señalamiento de las muchas formas de participación o de exclusión política (prescriptiva o real) que tuvieron
lugar en una siempre convulsionada América Latina a lo largo de los dos últimos siglos .

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