Vattimo Pensamiento Debil y Nihilismo
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IZTACALA
RESUMEN
El artículo explora la obra del filósofo italiano Gianni Vattimo, importan-
te figura del pensamiento contemporáneo. El texto se centra en la pro-
blemática del nihilismo, tal y como es examinada en distintos momen-
tos de la producción de Vattimo, quien articula una reflexión teórica en
diálogo con Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger. La propuesta de
Vattimo, el “pensamiento débil”, conlleva una concepción de la verdad
como interpretación que se analiza en el artículo, a lo que se suma un
acercamiento teórico y filosófico al mundo tecnológico actual, al mundo
informatizado de la sociedad de la comunicación acelerada. También
se plantean algunas interrogantes sobre la conjunción entre “fe débil” y
nihilismo que trata de desarrollar en distintas obras Vattimo, a la par
que se construye un breve acercamiento a su diálogo con los marxis-
mos, tema que se encuentra subyacente en varias de sus propuestas.
En general, se busca explicitar y aclarar qué se entiende por “nihilismo”
en un representante relevante de la discusión filosófica actual, sin dejar
de lado la problematización sobre sus planteamientos.
Palabras clave: Pensamiento débil, nihilismo, muerte de Dios, herme-
néutica.
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Profesor de Psicología Social en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM, E-mail:
d.gomez.arredondo@gmail.com
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sentación. Cuando abordó estas temáticas hace más de tres décadas, llegó a
apreciar ciertas tendencias que se han desplegado hasta el paroxismo desde que
realizara esos análisis.
En El fin de la modernidad Vattimo se remite a ciertos pasajes de Nietzsche para
establecer un vínculo entre la “muerte de Dios” y el despliegue de la técnica mo-
derna, de tal forma que “la nueva situación de relativa seguridad que había alcan-
zado la existencia individual y social en virtud de la organización social y del desa-
rrollo técnico” volvería superflua la búsqueda de un fundamento. (Vattimo, 1994,
157) Recordemos que un aspecto clave de la propuesta de Vattimo, el intento de
“debilitar” el pensamiento filosófico, conlleva la renuncia a buscar fundamentos o
principios. Al esbozar un “pensamiento débil” se busca al mismo tiempo distan-
ciarse de cualquier pretensión “fuerte” de verdad. En ese sentido, su obra conecta
con un aspecto de la “posmodernidad”, y él mismo trató de establecer el vínculo
entre “pensamiento débil” y fin de la modernidad.
Despedirse de la modernidad conllevaría alejarse de las pretensiones de cons-
trucción de un discurso verdadero, un discurso fundamentado que retrate o repre-
sente diversos aspectos del mundo. En ese marco, siendo congruente con su lec-
tura de Heidegger, Vattimo ve en muchos aspectos de la modernidad una prolon-
gación y continuación del proyecto de la metafísica occidental. La historia de la
metafísica occidental está saturada de la búsqueda de un fundamento, de un prin-
cipio que dé cuenta de la totalidad de lo real.
Bajo otra óptica, en una perspectiva distinta a la asumida por Vattimo, la moderni-
dad consiste, en parte, en la sustitución de la metafísica y el advenimiento y con-
solidación de la ciencia. Así, en ciertas reconstrucciones de la modernidad, la
ciencia moderno-experimental, la ciencia matematizada releva al pensamiento me-
tafísico, el cual está dominado por abstracciones y especulaciones sin soporte
empírico. Pues bien, la lectura, la interpretación que Vattimo hace de la mano de
Heidegger muestra las continuidades entre el pensamiento metafísico y el dominio
técnico del mundo característico de la modernidad. No hay, entonces, un modo
diferenciado de acercarse a la realidad que distinga por completo al pensamiento
de la técnica, al pensamiento “calculador” con respecto a la metafísica, sino que la
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che y Heidegger. Aquí habría varios puntos importantes que señalar, que nos
permitirán comprender cómo es que se realiza esa combinación, que pareciera
vetada o descartada. ¿Cómo ocurre que un filósofo asuma el sentido básico de la
fórmula de Nietzsche de la “muerte de Dios” y persista asumiéndose como pensa-
dor católico?
Una parte de la respuesta reside en la interpretación que realiza Vattimo de la ke-
nosis, la encarnación, aspecto clave del mensaje cristiano. (Conill, 2007,133) Para
el filósofo italiano, esta dimensión del Dios cristiano supone su “abajamiento”, la
pérdida de sus atributos violentos. Al volverse hombre, el Dios cristiano “muere” en
tanto entidad trascendente y, por ello, Vattimo ofrece una lectura conciliatoria entre
la fórmula nietzscheana de la “muerte de Dios” y el mensaje cristiano de la encar-
nación.
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cia de la proposición con la cosa, como la adecuación del enunciado con un esta-
do del mundo. (Vattimo, 1993)
Para tomar distancia de este modo de entender la verdad, hay varias vías que la
corriente filosófica hermenéutica ha tomado. En una de ellas se ha señalado la
diferencia entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, de tal modo que a
éstas últimas les corresponde el terreno de la interpretación. Mientras en el ámbito
de las ciencias de la naturaleza estaría vigente y resultaría válida la verdad como
adecuación de la proposición con un estado de cosas, para las ciencias humanas
resultaría imperativo e imposible de soslayar un acercamiento al sentido, un desci-
framiento del significado de la acción humana y de sus productos.
Dado que toda acción humana está situada en un mundo, debido a que el ser
humano está “abierto” a su mundo, la verdad como interpretación sólo se puede
inscribir en ese marco, esto es, únicamente comprendiendo el mundo de perte-
nencia se puede proceder al conocimiento de la realidad humana. En el caso es-
pecífico de la filosofía hermenéutica de Gadamer, la cual, por cierto, Vattimo ha
examinado minuciosamente, se genera una tensión entre el intérprete, quien bus-
ca comprender y descifrar una acción humana o un producto cultural (por ejemplo,
un texto) y lo interpretado. En ese proceso de comprensión, el intérprete acarrea
todos los pre-juicios que lo sitúan en un mundo histórico-cultural determinado, en
efecto, sólo a partir de una comprensión de sí mismo, de su propio mundo se pue-
de abrir al “otro”, al mundo del “otro” que se congela y cristaliza parcialmente en
un texto (Aguilar, 2008).
Como hemos visto, el nihilismo, según Vattimo, en tanto se conjuga con la “muerte
de Dios”, pondría en crisis una noción de verdad que procede de la metafísica oc-
cidental y se prolonga en el cientificismo moderno. En parte, lo que este autor
busca es decirle “adiós” a la verdad y mantener sus pretensiones sólo en el te-
rreno de la interpretación. Quisiera problematizar a dónde nos conduce, cuáles
son algunas de las consecuencias de un enfoque como éste.
Cabe aclarar que Vattimo, al presentar su concepción “débil” de la verdad, no está
sosteniendo que “todo vale”, que cualquier interpretación es aceptable. Al retomar
la problemática hermenéutica de la apertura al mundo, en primer lugar reconoce
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Por un lado, habría que conectar la meditación heideggeriana sobre la técnica con
la temática marxista de las fuerzas productivas. Como hemos visto, Vattimo reto-
ma y prolonga la reflexión de Heidegger sobre la técnica, enfatizando que ésta
responde a un “destino”. El punto de llegada del filósofo italiano, el pensamiento
débil, pretende responder a las condiciones de la época de la técnica consumada
o realizada.
Hay que recordar que Heidegger, al examinar la “esencia” de la técnica, introdujo
la noción de “emplazamiento” (Gestell) enfatizando la forma en que los instrumen-
tos y aparatos tecnológicos se inscriben en un marco, en un conjunto que les
asigna un lugar, casi diríamos una “función”. De esta forma, cada aparato técnico,
todo instrumento tecnológico corresponde a una parte de un emplazamiento. En
ese sentido, se ha señalado la cercanía entre la noción heideggeriana de “empla-
zamiento” y el concepto de “dispositivo”, que explorará en su obra Michel Foucault.
(Braunstein, 2013) En ambos casos se busca señalar que un aparato técnico, una
máquina, por ejemplo, está inserta en una constelación no solamente tecnológica
(en la que se nos remitiría a su eficacia para controlar y dominar procesos natura-
les) sino también se vincula a una apertura de mundo, a un universo histórico-
social. Un “dispositivo” incorpora la distribución de los seres humanos, a los que
les asigna un lugar allí dentro, por ejemplo en tanto “recursos”, de igual forma que
ubica a los aparatos técnicos en ese horizonte.
Por su parte, si bien resulta difícil localizar una convergencia o unanimidad entre
los diversos marxismos con respecto a la técnica, podríamos esbozar algunos
puntos que saltan a la vista. Desde esta perspectiva, la aceleración de la técnica
en la modernidad no puede disociarse de las dinámicas propias del capitalismo.
Se trata de un tipo de análisis que uno podría remontar a las obras tempranas de
Karl Marx, en las que se señala que la burguesía revoluciona y conmociona en
forma permanente los instrumentos de producción, los medios de cambio y las
vías de comunicación. Es el capital el que va conformando un mercado mundial,
una suerte de red productiva, comercial y financiera que abraza y constriñe al glo-
bo entero. Las exigencias de la acumulación capitalista desencadenan las fuerzas
productivas, la técnica misma y su despliegue no puede situarse sin tener como
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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