El Valor de Una Madre
El Valor de Una Madre
El Valor de Una Madre
14 Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar,
poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante
por el desierto de Beerseba. 15 Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto,
16 y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el
muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. 17 Y oyó Dios la
voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No
temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 18 Levántate, alza al muchacho, y
sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. 19 Entonces Dios le abrió los ojos, y
vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. 20 Y Dios estaba
con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
c. La madre que se humilla por el bienestar de sus hijos, Mateo 15: 21-28
21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Y he aquí una mujer
cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David,
ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero
Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo:
Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a
las ovejas pérdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo:
¡Señor, socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y
echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas
que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,
grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Al principio parece que Jesús no le hace ningún caso. Los discípulos se sentían incómodos,
y Le dijeron: «Dale ya lo que sea, para que nos deje en paz.» La reacción de los discípulos
no era de compasión precisamente, sino todo lo contrario: aquella mujer les resultaba
molesta, y lo que querían era librarse de ella lo más pronto posible.
Es claro que no podemos poner en duda que Se sintió movido a misericordia hacia aquella
mujer.
Así es que Jesús se volvió hacia la mujer, y le dijo: «No está bien quitarles el pan a los hijos
para echárselo a los perrillos.» Comparar a una persona con un perro siempre ha sido,
especialmente entre los semitas, uno de los peores insultos. Los judíos hablaban con
insolencia arrogante de «los perros gentiles,» «perros infieles» y más tarde «perros
cristianos.» En aquellos días los perros eran carroñeros inmundos por las calles
-escuálidos, salvajes, a menudo enfermos.
Jesús usó el diminutivo perrillos (kynaria), que no eran los perros callejeros sino los
animales de comía que vivían en las casas, muy diferentes de los perros parias que
andaban por las calles y escarbaban las basuras en busca de comida.
Y los ojos se Le iluminaron de gozo a Jesús ante una fe tan indómita, y concedió la
demanda, la bendición y la sanidad que ella tanto deseaba.
Isaías 66:13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén
tomaréis consuelo.
d. La madre está dispuesta a perder para proteger a sus hijos, 1 Reyes 3.16-27
16 En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. 17 Y dijo
una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz
estando con ella en la casa. 18 Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz
también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la
casa. 19 Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20 Y se levantó a
medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado,
y puso al lado mío su hijo muerto. 21 Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi
hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo
había dado a luz. 22 Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto.
Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del
rey. 23 El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice:
No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. 24 Y dijo el rey: Traedme una espada. Y
trajeron al rey una espada. 25 En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad
3
a la una, y la otra mitad a la otra. 26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey
(porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño
vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. 27 Entonces el rey respondió y dijo:
Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
Era un episodio tenso que pondría a prueba la sabiduría de Salomón, dos mujeres habían tenido hijo
cada una, con tres días de diferencia, una de ellas no tuvo cuidado y durmiendo con el bebe se
acostó sobre el y lo mato (v.19), esta rápidamente cambio su hijo muerto por el hijo vivo de la otra
mujer.
Al despertar en la mañana la mujer de quien era el hijo que estaba vivo se dio cuenta que el niño
muerto no era su hijo, cosa que la otra mujer responsable de la muerte no quiso aceptar, por ello
fueron llevadas delante de Salomón para que fungiera como juez de esta disputa.
Salomón escucho la defensa de la verdadera madre, pero la impostora no daba su brazo a torcer y
peleaba por la potestad del niño vivo el cual no era su hijo. Salomón lleno de sabiduría mando a
traer una espada (v. 24) y para solucionar dicho problema mando a que partiesen el niño en dos para
dar una parte a cada madre (v.25).
Es allí, en esos momentos de peligro para un hijo en donde una verdadera madre se deja ver. Es que
la verdad es que una madre tiene un amor único para nosotros los hijos, ellas están dispuestas a todo
por amor a nosotros, cosa que muchas veces no vemos y si lo vemos no le damos importancia.
El episodio que acá se estaba dando era propicio para ver hasta donde una madre permitiría que su
hijo sufriera un percance. Me llama la atención el versículo 26, mas que todo la parte que dice: “sus
entrañas se le conmovieron por su hijo”.
Esa mujer no pudo resistir el hecho de pensar que su hijo podía morir, prefirió dejar que la otra
mujer impostora tomara potestad de su hijo, antes de verlo muerto, fue ahí en donde Salomón
descubrió a la verdadera madre, el amor por su hijo la delato.
Definitivamente una madre no puede ver sufrir a su hijo y quedarse como que si nada, ver a un hijo
sufrir es como sufrir por si misma y es porque Dios ha dotado a las madres con un amor que se
asemeja a su amor por nosotros, claro esta que el amor de Dios sobrepasa todo entendimiento, pero
personalmente pienso que el amor de una madre es el que mas se asemeja al amor que Dios tiene
por nosotros.
4
Isaías 66:13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en
Jerusalén tomaréis consuelo.
a. La madre está dispuesta a perder para proteger a sus hijos, 1 Reyes 3.16-27
¿Qué podemos aprender del versículo 26 a través de la actitud de esta madre cuando
dijo: “¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis”?
¿Cuál puede ser el significado de la frase “porque sus entrañas se le conmovieron por
su hijo”?
Esa mujer no pudo resistir el hecho de pensar que su hijo podía morir, prefirió dejar
que la otra mujer impostora tomara potestad de su hijo, antes de verlo muerto, fue ahí
en donde Salomón descubrió a la verdadera madre, el amor por su hijo la delato.
Definitivamente una madre no puede ver sufrir a su hijo y quedarse como que si nada,
ver a un hijo sufrir es como sufrir por si misma y es porque Dios ha dotado a las madres
con un amor que se asemeja a su amor por nosotros, claro esta que el amor de Dios
sobrepasa todo entendimiento, pero personalmente pienso que el amor de una madre
es el que mas se asemeja al amor que Dios tiene por nosotros.
5
b. La madre que se humilla por el bienestar de sus hijos, Mateo 15: 21-28
¿Qué nos quiere enseñar nuestro Señor Jesús cuando dijo: Oh mujer, grande es tu fe;
hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora?
Conclusión
Valoremos la madre que Dios nos dio y seamos agradecidos por ella. A pesar de que a
veces no nos damos cuenta ellas hacen sacrificios por sus hijos. No lo hacen por que sus
hijos se lo merezcan sino por que es su naturaleza como madre hacer todo lo que este a
su alcance para el bienestar de ellos.