Trabajo Final Violencia Epistémica en La Escuela

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Universidad Nacional de Tres de Febrero - Maestría en Estudios y Políticas de Género

Asignatura: (Trans)femicidio, violencia estructural e instituciones

Docente: Dra. Moira Pérez Segundo cuatrimestre 2019

Estudiante: Leila Ferdman DNI: 33397304

La violencia epistémica en la escuela

Introducción

La escuela es uno de los grandes espacios institucionales en los que se


manifiestan muchas de las disputas ideológicas y de poder presentes en la sociedad. La
figura del docente se concibe, en muchos de estos lugares, como peligrosa en tanto
tiene en sus manos la educación de les estudiantes. El espacio escolar se disputa la
formación de les niñes y adolescentes con la familia y los contenidos dados son
mirados con una lupa, muchas veces, carente de argumentos donde lo que priman son
los prejuicios, los mitos, el miedo a la “perversión” y el erróneo supuesto de que la
escuela es o debe ser neutral y ajena a “la política” (como si tal cosa fuera posible y
confundiéndola muchas veces con el partidarismo).

En esta línea de análisis, resulta fundamental tener en cuenta no solo el


currículum oficial sino también el currículum oculto1 que afecta a lxs docentes además
de a sus estudiantes, dado que determina aquellos temas sobre los que se puede
hablar y aquellos temas sobre los que no, según cada institución escolar.

La propuesta en el presente trabajo es analizar una serie de experiencias de


docentes en actividad para observar algunas de las maneras en que se pone en juego,
desde distintxs agentes, la violencia en las instituciones escolares, y cuáles son o
podrían ser las consecuencias de estas situaciones.

Se tomará como punto de partida la definición de violencia epistémica dada por


Perez en “Violencia epistémica: reflexiones entre lo invisible y lo inconfesable. El Lugar
1
Phillip W. Jackson es considerado el creador del término y sostiene que “el alumno aprende en la
escuela no es sólo lo que aparece en los documentos curriculares sino algo más complejo, como es el
conjunto de reglas y normas que rigen la vida escolar, sentimientos, formas de expresarlos, valores,
formas de comportamiento y adaptación a distintos ámbitos. Estos aprendizajes que no aparecen
“declarados” en los proyectos curriculares oficiales los denominó.”
http://teoricosdelcurriculum.blogspot.com/2010/07/phillip-w-jackson.html

1
sin Límites” debido a que en los casos estudiados el conflicto surge a partir de los
contenidos dados, lxs destinatarixs de las clases (se considera que para ciertas
comunidades el contenido sería adecuado en tanto para otras comunidades no), o bien
a la manera en la que se dictan dichos contenidos. Perez explica que la violencia
epistémica “refiere a las distintas maneras en que la violencia es ejercida en relación
con la producción, circulación y reconocimiento del conocimiento: la negación de la
agencia epistémica de ciertos sujetos, la explotación no reconocida de sus recursos
epistémicos, su objetificación, entre muchas otras.” (Perez, 2019:82)

Perez destaca el hecho de que la violencia epistémica muchas veces no es


identificada como violencia y por esto trae a colación el concepto de “violencia lenta”
desarrollado por Rob Nixon quien dice que se trata de una “violence that occurs
gradually and out of sight, a violence of delayed destruction that is dispersed across
time and space, an attritional violence that is typically not viewed as violence at all.” 2
(Nixon, 2011:2) Esto implica que, en general (aunque no siempre), quienes ejercen
violencia epistémica la ignoran (como ocurre con las microagresiones) y la practican
con la creencia de que lo que hacen es velar por una educación adecuada para les
estudiantes. Y a su vez, aquellxs que la padecen carecen de herramientas para
defenderse y suelen ser vencidxs por el miedo a las represalias si no se retrocede en el
discurso cuestionado por las autoridades y/o familias.

Esto sí/Esto no

El termino <<sujeción>> refleja como los sistemas de


significación y control que nos conciernen impregnan
nuestras vidas, nuestras formas de conocer el mundo y
nuestras formas de imaginar la transformación. (Spade,
2015: 40)

El recorte de experiencias relatadas en el anexo de este trabajo pertenece al


espacio curricular de Lengua y Literatura y se vinculan en general con el trabajo con la
ESI en el aula, muchas veces desde una perspectiva transversal que excede las
cuestiones de la salud sexual y reproductiva. En otras ocasiones se vinculan con la

2
“una violencia que ocurre gradualmente y fuera de la vista, una violencia de destrucción diferida que
está dispersa en el tiempo y el espacio, una violencia erosiva que en general no es vista como violencia
en absoluto”

2
elección de ciertos textos con los que los equipos de conducción o las familias no
acuerdan por las temáticas de abordan o el vocabulario que utilizan. Todo esto va
conformando un curriculum oculto al que les docentes deben atenerse a la hora de
armar el corpus y planificar sus clases dado que de no hacerlo se exponen a llamados
de atención, e incluso sanciones.

Se analizarán algunos fragmentos de las experiencias a la luz de los conceptos


de violencia epistémica, y curriculum oculto entre otros.

En el siguiente fragmento se observa que la lectura de un libro genera enojo e


indignación entre algunas familias que son avaladas por el equipo de conducción de la
escuela.

“no debía tomarlo como una censura, pero que tal vez no era el libro ideal
para esa comunidad de estudiantes (familias de un nivel adquisitivo entre
medio y alto a excepción de algunes estudiantes becados). Destacó que todo
esto era para cuidarme a mí y que no tuviera problemas a futuro.” (Experiencia
1)

La novela en cuestión aborda el tema del otro marginalizado y estigmatizado por


la sociedad y propone un acercamiento desde el relato en formato de crónica. La
propuesta invita a reflexionar acerca de los prejuicios, los grises entre lo que se
considera bien y mal, la corrupción policial y el gatillo fácil.

La aclaración de que no debía ser tomado como censura trasluce todo lo


contrario, pero disfraza la intervención de sugerencia bienintencionada. ¿Qué se
entiende cuando se afirma que el libro no es adecuado para esa comunidad de
estudiantes? Evidentemente hay un curriculum de temas pertinentes para los
diferentes estratos sociales, como si cada clase social perteneciera a guetos aislados y
no debieran cruzarse ni siquiera desde la literatura. Las tramas sobre las villas, la
violencia, la pobreza y la marginalidad debieran entonces acotarse a escuelas de clase
baja en tanto para las escuelas de clase media y alta habría temáticas más “acordes”.

La violencia epistémica actúa, en palabras de Perez “como represión de una


cierta perspectiva o como no reconocimiento de otras; por parte del sujeto mismo o
desde tercerxs; sobre individuos, conceptos, enfoques o cosmovisiones enteras.”
(Perez, 2019:91)

3
En relación con esto Helen Logino sostiene la importancia de que la
comunidad asegure el desarrollo de puntos de vista alternativos para que sean fuente
de críticas y nuevas perspectivas. Y destaca la necesidad de cultivar las voces
potencialmente disidentes. Sin embargo, esas voces que buscan irrumpir en el aula
desde lo literario y proponer otras miradas e interpretaciones posibles sobre la
realidad social, son negadas, temidas, cuestionadas, tanto desde la institución como
desde las familias, como si pudieran pervertir de alguna manera a les alumnes. El
problema es que cuando no se habla del otro y se lo niega, se obtura su existencia. De
esta manera, les estudiantes construyen una idea de mundo y de realidad sumamente
sesgada.

En los siguientes extractos el conflicto también es en relación con los


contenidos dictados, pero más específicamente en relación con la ESI

’No va a tener problema, a ella no le importa nada’. Con lo que evidencian


la sensación de que las clases son transgresoras en cuanto a los contenidos
“permitidos” en esa escuela. (Experiencia1)
(…) y a mi amiga le tocó comerse un acta “por entorpecer la
investigación”. Todo quedó muy tenso y la ESI se convirtió en mala palabra.
Tanto es así que a principios del 2019, en la primera EMI, nos dijeron que no
podíamos tratar contenido de ESI en clase, que se estaba creando un espacio
específico para trabajarla, a cargo de una psicóloga a quien yo misma he
escuchado decir barbaridades y falacias relativas a este asunto (y, claro, lxs
chiques fueron los primeros en darse cuenta de que la propuesta no tenía mucho
sentido). Ni hablar, por supuesto, del lenguaje inclusivo. (Experiencia 4)

En la primera experiencia se pone en evidencia la vigencia de un currículum


oculto que tiene tanta fuerza que les estudiantes comienzan a advertirlo e identifican
los contenidos como no permitidos y la actitud de la docente como de rebeldía frente
a la institución. Esto es el resultado de una construcción institucional que de manera
sutil silencia o sugiere evitar ciertas temáticas por lo que a quien las trata en sus clases
se le considera transgresor/a. Pero también, y como puede observarse en la segunda
experiencia, expone al riesgo de la sanción. El equipo directivo determina qué sujetos
tienen la autoridad epistémica para hablar de los temas referidos a la ESI y de esta
manera se aseguran el control de lo que se dice y de lo que se hace con aquello que se
dice (en la segunda cita la censura surge luego de que a partir de un texto literario
trabajado en clase una alumna denunciara por acoso a un preceptor de la escuela). La
violencia epistémica aparece de forma casi imperceptible hasta que la violación de
4
aquello que se prohíbe resulta tan evidente que la intervención por parte de las
autoridades se hace efectiva.

A modo de cierre

Si bien el análisis ha alcanzado apenas algunos fragmentos de las experiencias


incluidas en este trabajo, resultan suficientes para comenzar a pensar la manera en la
que la violencia epistémica, de manera sutil y en ocasiones imperceptiblemente,
interfiere y moldea la práctica docente en las escuelas secundarias.

Las historias de colegas sancionadxs circulan por los pasillos, no solo entre la
comunidad de profesorxs sino también de estudiantes y construyen currículums
ocultos propios de cada institución escolar según su línea política e ideológica. Las
familias disputan el rol de formación de lxs adolescentes con la escuela (y en última
instancia con lxs profesorxs) sin contemplar los argumentos pedagógicos que sostienen
las propuestas o ignorándolos por completo.

Al igual que ocurre con las microagresiones, la acumulación de experiencias va


haciendo mella en lxs docentes en actividad quienes muchas veces optan por auto
censurarse para evitar intervenciones o llamados de atención. Por supuesto esto
resulta en un perjuicio inmenso para les estudiantes a quienes se les priva de
contenidos fundamentales para la conformación de un pensamiento crítico y una
visión de mundo amplia que contemple las diversas identidades y realidades que
conviven en la sociedad.

Es fundamental comenzar a visibilizar estas situaciones dentro de los ámbitos


formales y académicos para que dejen de naturalizarse como parte inherente de la
práctica docente y no sea el temor el que determine los contenidos de las aulas sino
una pedagogía transgresora que acompañe el desarrollo de los sujetos según sus
inquietudes y necesidades.

“Dibujar una pedagogía «transgresora», preocupada por las exclusiones de la


normalidad, permite la construcción de zonas alternativas de identificación y crítica
necesarias para reconocer las estructuras dominantes y para la creación de nuevos
deseos” (Britzman 2002, 200).

5
Bibliografía

 Britzman, D. P. (2002). La pedagogía transgresora y sus extrañas técnicas, en


Mérida, R. M. (Ed.) Sexualidades transgresoras. Una antología de estudios
queer. Barcelona: Icaria, 197-228
 Castro Gómez, S. (2000). Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema
de la ‘invención del otro’. Lander, E. (ed.) La colonialidad del saber:
eurocentrismo y ciencias sociales. CLACSOUNESCO
 Pérez, M. (2019). Violencia epistémica: reflexiones entre lo invisible y lo
inconfesable. El Lugar sin Límites, 1 (1), 81-98.
http://www.revistasuntref.com.ar/index.php/ellugar/article/view/288/267
 Spade, D. (2015). Una vida “normal”. Violencia administrativa, política trans
crítica y los límites del derecho. Bellaterra. Introducción: “Derechos,
movimientos y política trans crítica”, 33-59
 Sue, D. W. (2010). Microaggressions in Everyday Life. Race, Gender, and Sexual
Orientation. Wiley. Capítulo 1: “The Manifestation of Racial, Gender, and
Sexual Orientation Microaggressions” y Capítulo 2: “Taxonomy of
Microaggressions”, 3-41.

6
Anexo

Corpus de experiencias docentes


Experiencia 1
*Algunas familias se quejaron por la lectura de la novela Cuando me muera quiero que
me toquen cumbia de Cristian Alarcón3.
La novela figuraba entre el corpus propuesto para el programa de tercer año
entregado al inicio del ciclo lectivo.
Tras la evaluación final y luego de ricos intercambios con les estudiantes
quienes habían podido reflexionar acerca de las situaciones que se proponían en la
trama, la vicedirectora de la institución me citó en su despacho. Inicialmente habló de
temas irrelevantes y luego, como si fuera un comentario de poca importancia me
comentó que algunas familias se habían acercado a la escuela a cuestionar la elección
del libro. Le aclaré que el libro figuraba en el programa desde principio de año porque
me dio a entender que yo lo había agregado a las lecturas del año sin autorización.
Luego dijo que no debía tomarlo como una censura, pero que tal vez no era el libro
ideal para esa comunidad de estudiantes (familias de un nivel adquisitivo entre medio
y alto a excepción de algunes estudiantes becados). Destacó que todo esto era para
cuidarme a mí y que no tuviera problemas a futuro. Afortunadamente ya habíamos
terminado de trabajar con el libro, pero por supuesto no volví a darlo.
*Los estudiantes me conocen y saben de la amplitud de temas que abordamos en las
clases de Prácticas del Lenguaje dado que incorporamos siempre cuestiones de ESI, de
reflexión sobre la actualidad, discriminación, etc. Sin embargo, esto ha resultado en
que afirmen, como algo positivo, “No va a tener problema, a ella no le importa nada”.
Con lo que evidencian la sensación de que las clases son transgresoras en cuanto a
los contenidos “permitidos” en esa escuela.

Experiencia 2
*Un padre se quejó porque habíamos analizado La argentinidad al palo de la Bersuit
en relación con el Martín Fierro. La directora me sacó del aula para que le explicara
al padre, no me defendió ni me atacó. Pero le dije que había surgido como inquietud
de lxs chicxs, por eso la vimos.
*El director se enojó conmigo porque había dado De cómo Romeo se transó a Julieta
por un par de palabras de la jerga adolescente, porque un padre se quejó. Nunca
leyó mi planificación.

3
Se trata de una novela de no-ficción cuya historia gira alrededor de la figura de Víctor Manuel “El
Frente” Vital, un delincuente juvenil de 17 años de las villas de San Fernando que murió por las balas de
la policía. Alarcón genera la posibilidad de otra lectura de la cultura villera, a veces muy mal vista y poco
comprendida por las demás clases sociales. Reconstruye la vida y la muerte de los jóvenes “lúmpenes”
del conurbano bonaerense que transitan por caminos de violencia y traiciones, pero también son
atravesados por lazos de solidaridad y compañerismo.

7
*Otro director se fijaba de dónde tomaba mis artículos de opinión si de Página 12 o de
Clarín. En las fotocopias ponía Clarín, pero trabajaba con Página 12 en la clase o ponía
las dos versiones.
También entraba sin avisar, se quedaba un rato y después se iba. Nunca daba
devoluciones, salvo que escuchara algo que no le gustara. Luego empezó a ocultarse
en los pasillos, para escuchar a los profesores. Ahora tiene delegados de cada curso
que le cuentan con quién se llevan bien trabajando o no.
Experiencia 3
* El rector siempre entra a observar las clases, a veces participa, pero en general
no. De hecho, el último trimestre estuve haciendo en ese curso las prácticas de
didáctica especial y en varias clases de la facu la profe y mis compañeros se
asombraban y preocupaban del rol del rector sobre mi trabajo. Entendiéndolo como
una suerte de acoso.
En marzo, en una jornada EMI (creo) me trató súper mal delante de todos mis
colegas por haber desaprobado a tantos chicos de tercer año que era y sigue siendo el
peor curso para laburar. Es muy difícil que se enganchen y están acostumbrados a
ganar la batalla. Desde ya que no soy la única profe con muchos desaprobados, pero
sí la más joven y la “nueva”. Después de eso me sacaron la jefatura.
Este año tuve otra mala escena con el rector. Nos reunimos para hablar sobre
una alumna que era de este curso, ahora cuarto, pero se terminó yendo del cole luego
de pelearse con todos sus compañeros quienes la acusan de mentirosa y de mala mina
en general.
(…) en algún momento de la charla le dije “Mirá, Raúl, yo era muy maleducada con mis
profesores y no me importaba porque igual aprobaba entonces tenía muy mala
conducta y en el colegio siempre citaron a mi mamá para resolverlo. Jamás se les
hubiera ocurrido decirles a los profesores que no me llamaran la atención cuando me
desubicaba”. Por supuesto que se sintió herido en su ego, ya que yo le estaba
criticando su laburo así que me empezó a gritar, muchísimo y delante de la directora
y la secretaria de primaria, comparten oficina. Me gritaba cosas con doble discurso,
como que yo estaba privándolos del derecho a estudiar/ aprender, cuando es él el
que se rige por el pago de la cuota y en esta escuela hay que chuparles las medias a
los alumnos y familias para que sigan viniendo, entonces no quieren llamados de
atención, no quieren reprobados, etc. Me parece que quienes les sacan el derecho a
aprender son claramente ellos. Yo terminé llorando, mucho, y le dije “no sé si te das
cuenta, pero no puedo seguir la conversación así que te pido permiso para
retirarme” y así me fui llorando del cole.
Después hablé con la jefa de depto quien se sorprendió un montón de que no la
hubieran llamado para presenciar la reunión, porque parece ser que suele asistir
como testigo. Claro, esta vez era él atacándome a mí, no quería testigos.
Después de eso todo se calmó solo… a mí se me fue yendo la ira y nada, sigo
laburando ahí como si nada.

Experiencia 4
*Una amiga y colega, también de literatura, mantenía contacto con una ex alumna.
No recuerdo cómo pero mi amiga se enteró de que el preceptor de 5to año “se le

8
había tirado” a esta chica. Como era ex alumna y no había dicho nada, no se podía
hacer mucho… pero mi amiga se quedó preocupada porque el preceptor en cuestión
seguía en la institución, de manera que encontró la forma de hacer saltar la perdiz:
llevó un cuento de Schweblin a 5to en el que parece que va a pasar algo terrible, pero
no sucede nada. El foco en el relato, cuyo nombre no logro recordar, está puesto en lo
que lxs lectorxs asumimos, en lo no dicho, en el peligro potencial… de manera que
luego de la lectura, en el debate posterior, luego de un intercambio de miradas de lxs
jóvenes y algunos comentarios, mi amiga se enteró (y luego confirmó) que,
efectivamente, el preceptor seguía haciendo de las suyas. Esta vez, la víctima era una
chica muy buena alumna (inteligentísima, un prodigio) y que, además, era la más
contestataria y “revolucionaria” del colegio, razón por la cual no era la favorita de las
dueñas y el rector.
Para acortar, lo que puedo decir es que se elevó una queja formal, el preceptor fue
apartado de su puesto (con mucha resistencia por parte del equipo directivo) y a mi
amiga le tocó comerse un acta “por entorpecer la investigación”. Todo quedó muy
tenso y la ESI se convirtió en mala palabra. Tanto es así que a principios del 2019, en
la primera EMI, nos dijeron que no podíamos tratar contenido de ESI en clase, que se
estaba creando un espacio específico para trabajarla, a cargo de una psicóloga a
quien yo misma he escuchado decir barbaridades y falacias relativas a este asunto (y,
claro, lxs chiques fueron los primeros en darse cuenta de que la propuesta no tenía
mucho sentido). Ni hablar, por supuesto, del lenguaje inclusivo. En el 2018 lo que
fueron ese grupo terrible de 3er año, ya en 4to, me denunciaron con el rector y con
las dueñas por usarlo (no entendieron nunca todo lo que habíamos comentado en
clase –los cómos, porqués, el hecho de que no era obligatorio, aunque yo lo usara,
etc.-). En fin, en retrospectiva creo que no me abrieron a mí también un acta en ese
momento porque la ESI es una ley y no tenían mucho argumento… Pero sí me
prohibieron usarlo, sobre todo por la cantidad de quejas de xadres de alumnes.
* Las clases se desarrollaron como esperaba. Los debates fueron ricos, lxs chicxs
parecían haberse enganchado con el argumento y con los análisis…pero un buen día,
luego de la evaluación de cierre (creo que exactamente una semana después), antes
de entrar a dar mi primera clase del lunes, me llamaron al despacho de una de las
dueñas. Allí me esperaban las dos dueñas y la secretaria. Las caras no auguraban nada
bueno.
Comenzaron la charla haciéndome saber que había habido muchas quejas de
alumnxs y xadres porque había traído a colación, en las clases que refiero y a partir de
la novela de Bradbury (Fahrenheit 451), actos (políticas, dichos) nefastos o reprobables
de Trump, Bolsonaro y Macri (todos presidentes electos el año en cuestión). Dijeron
que no estaba siendo democrática porque apuntaba solo a ejemplificar con ellos (no
pude dejar pasar comentarios sobre el grupo Clarín, es verdad). Es decir, que estaba
siendo tendenciosa y que, si bien jamás había hablado de mi adhesión a un partido u
otro, mis preferencias políticas se dejaban entrever y eso estaba poniendo muy
incómodxs a muchxs alumnxs. Me aclararon que la escuela tiene que ser neutra
(parece que no recuerdan o no recordaron en ese momento una de las máximas
básicas de la pedagogía: la escuela no es un espacio aséptico, es político
inherentemente). Me dijeron que era una docente débil si no podía dejar de lado mis
opiniones y posturas a la hora de pararme frente a una clase. Que lo que para mí era
una injusticia, quizás para otro no lo era (y no puedo dejar de pensar en este punto

9
en el índice de pobreza y en cómo creció – eso no es subjetivo-). Y otras cosas por el
estilo que ya no recuerdo.
Cuando la dueña (que lleva el apellido de uno de los tres presidentes controversiales)
terminó de hablar, me dio la palabra. Admití que muchas cosas de las que
mencionaron eran ciertas (los ejemplos, obviamente), les comenté que, en muchos
casos, lxs estudiantes habían tergiversado los hechos (alegaron que yo había dicho que
Bolsonaro era un dictador, cosa que nunca dije –quizás a raíz de algunos ejemplos eso
quedó libre a interpretación-) pero que, justamente, en principio mi intención había
sido trabajar con ejes específicos y con la coyuntura.
En fin, no lo vi venir. Si estoy de acuerdo con que tengo que modificar y replantearme
la aproximación a lxs estudiantes (quizás, incluso, un poco los contenidos –aunque no
demasiado, no de manera estructural, me estaría fallando a mí misma si lo hiciera-),
pero la realidad fue que no tuve más ganas de soportar que me siguieran censurando.
Claramente, el público estudiantil (y sobre todo, lxs xadres de ese público) tendían al
conservadurismo bien característico de la derecha. Y eran mayoría y el equipo
directivo estaba en consonancia con ellxs (fue mi error perder esto de vista, olvidarlo
por tratarse de una escuela pequeña y “de barrio”). De manera que renuncié, y no
me arrepiento en absoluto.

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