Lectura #1 La Nueva Crítica Criminológica

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 16

EUGENIO RAÚL ZAFFARONI

ÍLISON DIAS DOS SANTOS

La nueva crítica criminológica


Criminología en tiempos de totalitarismo financiero

Presentación:
Jorge Vicente Paladines

Qyito, Ecuador
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

11

DOS PA[OUNJAS UAO[NJ[S YSUS INDISP[NSAHlffi


AffiPUffiJAS

1. Es hora de formularnos dos preguntas


En el siglo XV no comienza nuestra historia1 , sino la de nuestra in-
serción colonial en el mundo. Lo reseñado tuvo lugar en esta última
historia, lo que no puede pasarse por alto, aunque eso no fue suficiente-
mente relevado por el derecho penal ni por la criminología, ni siquiera
por la crítica de fines del siglo pasado, quizá como arrastre de la abso-
luta incomprensión de Marx y Engels acerca del colonialismo2 •
Nuestro saber académico (criminológico y jurídico) ha sido derivado,
del mismo modo que nuestra posición geopolítica en el planeta siem-
pre fue periférica (colonizada), aunque con momentos de desarrollo
autónomo. Por ende, la primera pregunta que sobrevuela la crimino-
logía en la región es si existe una criminología latinoamericana o si nos
hemos limitado a recihir pasivamente un saher siempre importado, es decir,
si se elaboró un marco teórico propio a partir de las contribuciones
provenientes de otros etnopaisajes, gestado en la dinámica de la peculiar
realidad criminológica regional y, por consiguiente, con los elementos
heurísticos adecuados al análisis crítico de ella.

1. Para Hegel comenzamos a existir en ese siglo, aunque seguimos siendo un porvenir
que, por pertenecer al futuro, no le interesaba de momento {Georg Wilhelm Friedrich
Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, Madrid, 1980, p. 177).
2. Sobre Marx y Engels respecto de la usurpación de territorio mexicano por parte de
Estados Unidos, la colonización de la India y Simón Bolívar, Leopoldo Zea, Filosofía
de la historia americana, México, 1978, p. 73; Demetrio Boersner, Marx, el colonialismo
y la liberación nacional, en "Nueva Sociedad", 66, mayo-junio de 1983, pp. 80 y ss.

35
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

Cabe advertir que no se pretende la invención de un nuevo campo,


con metodología y epistemología únicas, ni tampoco una criminología
critica de todos los sitios y, menos aún, despreciar lo construido por mero
afán de innovación académica, sino que la cuestión consiste en saber si
la criminología regional es capaz de comprender la hipercomplejidad del
mundo al que quiere servir3.
La segunda pregunta es si, después de casi medio siglo del giro critico
de la criminología académica y de su expansión en nuestra región, se
trató del reflejo de una crítica al poder punitivo de sociedades que no
eran las nuestras y careció de sentido trasladarla a nuestro continente
o si, por el contrario, fue útil y, en tal caso, qué validez conserva en el
presente4 •
2. ¿Existe la criminología latinoamericana?
No creemos que existan criminologías nacionales, sino diferentes reali-
dades o contextos de poder, todos los cuales se valen del poder punitivo
conforme a intereses hegemónicos, pero las críticas al instrumento de
que se valen y de las formas en que lo usan en sus respectivos contex-
tos, son contribuciones al saber criminológico general. En este sentido,
es absurdo pretender nacionalizar cualquier orden de conocimientos5,
porque científicamente, las leyes que una ciencia verifica como válidas
en un país no pueden ser falsas en otro: las piedras siempre caerán ha-
cia abajo, lo que no desmiente el hecho de que en algún país no haya
piedras o algunos las arrojen hacia arriba.

3. Para una profundización interdisciplinaria sobre las bases del pensamiento complejo
en la contemporaneidad, Edgar Morin, Introductíon a la pensée complexe, Paris, 1996,
pág. 23 y SS.
4. Las cuestiones acerca del carácter científico de la criminología y de la existencia de una
criminología latinoamericana provocaron un intenso debate en los años ochenta del
siglo pasado, en el que también intervinieron penalistas (cfr. Rosa del Olmo, Segunda
ruptura, cit.; el debate entre Lola Aniyar de Castro y Eduardo Novoa Monreal en
"DoctrinaPenal",Bs.As., 1985,números 86y87; FranciscoMuñozConde,comentario
a Criminología de la liberación, de Lola Aniyar de Castro en "Doctrina Penal", 1989;
sobre esto, Carlos Elbert, Criminología La.tinoamericana, Teoría y propuestas sobre el
control social del tercer milenio, Bs.As., 1996, pp. 21 y ss.).
5. Recordemos otros totalitarismos: una física alemana con Hitler, una biología propia
con Stalin.

36
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

No obstante, si nos limitamos a la criminología académica, si bien es


innegable que hemos marchado al compás de discursos importados en
diferentes épocas, los criminólogos locales hicieron siempre grandes
esfuerzos para ajustarlos a nuestra realidad, pues desde los más reaccio-
narios y racistas hasta los más críticos, nunca carecieron de creatividad6 •
En nuestra región siempre fue muy notoria la enorme distancia entre
la función manifiesta del poder punitivo y su función latente, de modo
que se legitimó la primera con cualquiera de las teorías en boga entre
los juristas, pero casi se ignoró la función latente (funcionalidad para
el poder de cada momento). Sin embargo, acerca de esta última se re-
gistra un enorme y rico cúmulo de enseñanzas críticas deslegitimantes
del poder punitivo, aunque aún no hayan sido incorporadas a la crimi-
nología académica. A nadie que eche una mirada a discursos políticos,
literatura, declaraciones, acciones y manifiestos de luchas populares o
de grupos perseguidos, panfletos, periódicos disidentes y demás, pro-
ducidos a lo largo de medio milenio de lucha anticolonialista7, le pue-
den pasar por alto las críticas alpoder punitivo ejercido por procónsules
locales. Se trata de la enorme riqueza propia del material crítico del
poder punitivo, producido en cada una de las etapas coloniales.
3. ¿Nos olvidamos de nuestros críticos?
Es innegable que Bartolomé de las Casas fue un crítico del control
social colonial ibérico 8, como que son reveladores de resistencia antico-

6. Los criminólogos positivistas fueron bastante sagaces y, además, por ser ideólogos dd
poder explotador de las oligarquías dominantes, alcanzaron difusión europea en su
momento. Sin duda que en la Argentina, la criminología difundida por José Ingenieros
y sus Archivos alcanzó un nivel incluso superior al de países europeos (cfr. Miceli,
Claudio Marcelo, José Ingenieros y los '51.rchivos de Criminología", XII1 Jornadas de
Investigación y Segundo Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur,
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 2006; Alejandra Mailhe (edit.),
Archivos de Psiquiatría y Criminología (1902-1913) Concepciones de la alteridad social
y del sujeto femenino, La Plata, 2016). El panorama contemporáneo sigue siendo
creativo, por ejemplo, los diferentes autores en Carlos Alberto Elbert (Coordinador),
La criminología del siglo XXI en América Latina, Bs.As., 1999.
7. Sobre esta continuidad, Cfr. Adolfo Colombres, América como civilización emergente,
Ensayo, Bs. As., 2008, p. 92.
8. Cfr. M. Bataillon -A. Saint-Lu, El Padre Las Casas y la defensa de los indios, Barcelona,
1976; Alberto Filippi, en introducción a Derecho penal humano, Bs.As., 2017.

37
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

lonial episodios como el dominicano de Liborio y su culto 9, la rebelión


de Conselheiro10 y la historia del Padre Cícero11 en el nordeste brasile-
ño, los discursos indigenistas 12, las rebeliones indias13 , la independen-
cia haitiana14, el genocidio patagónico 15, los quilombos16, los revolución
mexicana 17,los orígenes de nuestro sindicalismo 18 ,la lucha anarquista19 ,

9. Cfr. Martha Ellen Davis, La ruta hacia Lihorio, Mesianismo en el Sur Profundo
dominicano, Santo Domingo, 2004.
1O. Souza Barros, Messianismo e violéncia de massa no Brasil Río de J aneiro, 1986; Adelino
Brandáo, Paraíso perdido, Euclides da Cunha I Vida e obra, Sao Paulo, 1997.
11. Neri Feitosa, O Padre Cícero, e a op;áo pelos pobres, Sao Paulo, 1984; Lira Neto, Padre
Cícero, Poder,fé e guerra no sertáo, Sáo Paulo, 2009.
12. Pierre Duviols, Religiones y represión en los Andes en los siglos XVI y XVIL en Robert
Jaulin (org), "El etnocidio a través de las Américas",México, 1976,pp. 84yss.; E.Ayala
y otros, Pueblos indios, Estado y derecho, Quito, 1992; Fausto Reinaga, Tesis india, La
Paz, 1971; del mismo, La Revolución india, La Paz, 2015; Silvina Ramírez, Horizonte
político del movimiento indígena en Argentina, Bs.As., 2017; Rafael Loayza Bueno,
Racismo y etnicidad en Bolivia, La Paz, 2010; Instituto de Investigaciones Jurídicas,
UNAM,Aspectos nacionales e internacionales sobre derecho indígena, México,1991.
13. Arturo Emilio Sala, La resistencia seminal De las rebeliones nativas y el Malón de la
Paz a los movimientos piqueteros, Bs.As., 2005; Alberto Flores Galindo, Buscando un
Inca, Lima, 1988; Ramiro Condarco Morales, Zarate, el "temible" Wilka, Historia de la
rebelión indígena de 1889, La Paz, 1965.
14. Jean Casimir, Haití acuérdate de 1804, México, 2007; José Luciano Franco, Historia de
la revolución de Haití, La Habana, 1966.
15. Arturo Emilio Sala, Odiarás a tu prójimo, Critica de la razón maligna. Escritos, documentos
y testimonios sobre las políticas criminales en la Argentina, Buenos Aires, 2017; Osvaldo
Bayer (coord .. ), Historia de la crueldad argentina,fulioA. Roca y elgenocidio de los Pueblos
Originarios, Bs.As., 2010.
16. Richard Price (Comp.), Sociedades cimarronas, Comunidades esclavas rebeldes en las
Américas, México, 1981.
17. Jesús Silva Herzog, Breve historia de la Revolución Mexicana, México, 1984; Alan
Knight, La Revolución Mexicana, México, 1986; John Womack Jr., Zapata y la
Revolución Mexicana, México, 1985; Jesús Sotelo lnclán, Raíz y razón de Zapata,
México, 1970.
18. laacov Oved, El anarquismo y el movimiento obrero en la Argentina, México, 1978;
María Laura San Martino de Dromi, Historia sindical argentina, Mendoza, 1986.
19. Osvaldo Bayer, Los anarquistas expropiadores, Bs.As., 1986; del mismo, Severino Di
Giovanni, el idealista de la violencia, Bs.As., 1989; Christian Petralito, Ramón L. Falcón,
Baluarte de la represión nacional Lanús, 2013.

38
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

las denuncias de múltiples crímenes dictatoriales20 • Tampoco pueden


olvidarse críticas muy orgánicas contra el colonialismo21 y, por supues-
to, los testimonios de los genocidios olvidados, como la masacre de más
de 30.000 personas que reprimió la rebelión de Farabundo Martí y que
acabó con la minoría indígena en El Salvador en 193222 , o la llamada
masacre del perejil, en que por orden de Trujillo se asesinaron a más de
20.000 haitianos en la República Dominicana en 193723 •
Casi nada de esto ha sido debidamente incorporado a la criminología
latinoamericana, pese a que la aproximación y el diálogo entre los sabe-
res académicos y los producidos fuera del campo académico, parece ser
inevitable en todo lo que hace al conocimiento, puesto que se observa
una especie de extensión al contrario, apoyado justamente en una ecolo-
gía de ambos saberes, sin jerarquías ni deslegitimaciones24•
4. Seguimos atrapados en la epistemología del positivismo
Esta limitación epistemológica de nuestra criminología académica tam-
bién es colonialista o, por lo menos eurocentrista25 (quizá mejor llamarla

20. Rodolfo Walsh, Operación masacre, Bs.As., 1974; Salvador Ferla, Mártires y verdugos,
Bs.As., 1964.
21. Por ejemplo, Manuel González Prada, Obras, Lima, 1985; del mismo, Horas de
lucha, Lima, 1980; una visión amplia muy documentada en Carlos Piñeiro Iñíguez,
Pensadores latinoamericanos del siglo XX. Ideas, utopías y destino, Bs.As., 2006; Leopoldo
Zea, Precursores del pensamiento latinoamericano contemporáneo, México, 1979; José
Luis Abellán, La idea de América, Origen y evolución, Madrid, 1972; Benito Marianetti,
Manuel Ugarte, Un predecesor de la lucha emancipadora en América Latina, Bs.As., 1976.
22. Sobre este genocidio: autores varios, Universidad de El Salvador, Causas y efectos de
la Insurrección Campesina de enero de 1932, San Salvador, 1995; Thomas Anderson,
El Salvador, 1932, San Salvador, 2001; Jeffrey L Gould y oitro, 1932, rebelión en la
oscuridad, San Salvador, 2008.
23. Cfr. Matías Bosch Carcuro - Elíades Acosta Matos - Amaury Pérez Vargas (Edit.),
Masacre de 1937. 80 años después. Reconstruyendo la memoria, Santo Domingo, 2018.
24. Boaventura de Sousa Santos - Naomar de Almeida Filho,A universidade no século XXI:
para uma universidade nova, Coimbra, pp. 69 y ss.; no faltaron autores europeos que
tempranamente observaron la contracara cultural del dominio del hemisferio norte
(así, Jean Ziegler, La victoria de los vencidos, Barcelona, 1988).
25. Desnuda con bastante acierto el relato hegeliano Carlos M. Tur Donatti, La critica al
eurocentrismo desde el siglo XXI y América Latina, en Rossana Cassigoli - Jorge Turner
(coord .. ), "Tradición y emancipación cultural en América Latina", México, 2005, pp.
17 y ss.; también, Alejandro Miroli, El anti-Hegel. Una lectura .filosrifica del programa

39
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

hoy nortecentrista), pues no se ha liberado del gran relato de Hegel y


sus continuadores hasta derivar en el fin de la historia. Como en defi-
nitiva es el poder (el señor) quien decide qué es (o no es) ciencia, para
descartar todo conocimiento que le resulta disfuncional y deslegiti-
marlo cientificamente como politica,folklore, tradición, etc., aún estamos
sometidos a las epistemologías del norte y por esa razón los discursos
críticos de pensadores y luchadores -por no mencionar los anónimos-
no se consideran criminológicos. La criminología latinoamericana no
ha superado del todo el horizonte de proyección de la versión del he-
gelianismo, groseramente biologizada por la vieja criminología racista,
importada a fines del siglo XIX.
En los estrechos límites de esa epistemología criminológica del norte,
cupieron diferentes objetos de estudio, cuyo análisis se desarrolla como
historia interna de la criminología académica que, de tan variopinta, dio
lugar a que sea preferible hoy hablar -en plural- de historias de la cri-
minologíti26. A su vez, estas historias meramente internas tienden a sub-
estimar los marcos de poder determinantes de los notorios cambios de
objeto, como también que cada una de esas etapas -que en conjunto
suelen llamarse teoria criminológica- implica un proyecto de política cri-
minaP7, es decir, que toda la criminología teórica proyecta ejercicios del
poder punitivo, aunque a veces no lo haga en forma explícita, lo que no
obsta a que siempre sea posible deducirlo.
En este sentido, urge que la criminología académica latinoamerica-
na se haga cargo del reclamo de Boaventura de Souza Santos con el
nombre de epistemologías del sur, incorporando el saber adquirido en las
luchas por quienes resisten la desigualdad y la discriminación produci-
das por el subdesarrollo colonialista. La crítica al poder punitivo apun-
talador de las estructuras del subdesarrollo colonialista, en definitiva,

afrocentrista de Cheikh Anta Diop, en "Ser y estar", Universidad del Salvador, Bs.As.,
2013, pp. 71 y ss.; para nuestra región, Leopoldo Zea, Filosofía de la historia americana,
México, 1978.
26. Cfr. Gabriel Ignacio Anitua, Historias de los pensamientos criminológicos, Buenos Aires,
2005.
27. Al respecto, la exposición y clasificación de George B. Vold, Thomas J. Bernard,Je.ffrey
B. Snipes, Theoretical Criminology, Oxford University Press, 1998.

40
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

no es otra cosa que un instrumento de lucha contra éste y, por ende, se


debe aprender de quienes lo sufren y resisten28 • Por ello, la criminología
debe tomar seriamente en cuenta los llamados estudios poscoloniales29,
que también forman parte de las mencionadas epistemologías del sur30 •
Es necesario que quede claro que no debe confundirse el reclamo de
epistemologías del sur con la llamada posmodernidad. Dado que no puede
obviarse la modernidad -porque es imposible negar lo pasado-, una
epistemología del sur tiene la misión de encarar la modernidad desde
el colonialismo, a diferencia de la llamada posmodernidad, que intenta
hacerlo siempre como historia interna de la propia modernidad 31 •
5. Es obvio que existe la criminología latinoamericana
América Latina es el mosaico cultural más rico y en continuo proceso de diá-
logo, sincretización y yuxtaposición, de todas las marginaciones colonialistas
del planeta en los últimos cinco siglos, lo que se verifica con la historia de
nuestra configuración poblacional, pues además de nuestros pueblos
originarios, hemos sumado a personas de todos los grupos humanos
sojuzgados del mundo: nos colonizaron islámicos convertidos a la
fuerza en el sur ibérico 32, portugueses que trajeron a todos los judíos y
disidentes perseguidos por Europa, se transportó población africana a

28. Cfr. Boaventura de Souza Santos Justicia entre saberes: Epistemologías del Sur contra el
Epistemicidio, Madrid, 2017.
29. Sobre estos estudios, sin perjuicio del clásico Franz Fanon, Pele negra, máscaras brancas
(1952), Salvador - Bahia, 1981; Miguel Mellino, La crítica poscolonial Descolonización,
capitalismo y cosmopolitismo en los estudios poscoloniales, Buenos Aires, 2008; Eduardo
Deves Valdés, Pensamiento periférico. Una tesis interpretativa glohal, Sgo. de Chile,
2012;José Maurício Domingues, EmancipafáO e história. O retorno da teoria social, Rio
de Janeiro, 2018; Jean- Loup Amselle, JI distacco dall'Occidente, Roma, 2009; Achille
Mbembe, Critica de la razón negra, Bs.As., 2016.
30. Boaventura de Souza Santos Justicia entre saberes, cit. La expresión postcolonial no debe
entenderse en sentido cronológico, puesto que el colonialismo no ha terminado, sino
que el prefijo post corresponde a un más allá del colonialismo (en este sentido, Eduardo
Restrepo, Stuart Hall y la cuestión postcolonial en Versión. Estudios de comunicación y
Política Número 37/octubre-abril 2016).
31. Cfr. Ana J aramillo, La descolonización cultural, Un modelo de sustitución de importación de
ideas, Lanús,2014,p. 65; en similar línea de pensamiento,Fermín Chávez,Epistemología
para la periferia, Lanús, 2012.
32. Cfr. Felipe Maillo Salgado, ¿Por qué desaparecióAI-Ándalus?, Bs.As., 1998.

41
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

la fuerza, chinos al Pacífico e indios al Caribe, llegaron masivamente


desplazados económicos del sur europeo y víctimas de las dos guerras
del último siglo y, en menor medida, siguen llegando víctimas hasta el
presente.
Somos el producto cultural más completo de la colonización del plane-
ta. Basta leer a Hegel para verificar que culturalmente somos la contracara
del colonialismo planetario33•
Todos estos saberes culturales se agregan a los ancestrales precolonia-
les34 y son el soporte de la resistencia regional al colonialismo. Es-
tos conocimientos y los adquiridos en la larga lucha anticolonialista
latinoamericana, proveen valiosos elementos críticos al control social
punitivo en los sucesivos momentos de dominación, aunque epistemo-
lógicamente los haya marginado la criminología académica, lo que en
modo alguno impide afirmar su legítima e incuestionable pertenencia
a nuestra criminología crítica en cada una de las etapas colonialistas.
De allí que, la segunda cuestión a dilucidar, es decir, si la criminolo-
gía académica crítica de las últimas décadas del siglo pasado mantiene
vigencia, se vincule a la anterior, o sea, si se trata de una importación
teórica extraña a la realidad de nuestros sistemas penales, o si, por el
contrario, sus aportes tienen validez universal y atemporal y, por con-
siguiente, siguen siendo útiles para la crítica del control social punitivo
de nuestro tiempo y espacio.
6. La criminología critica se difundió bajo gobiernos civiles
En los países de nuestra región menos afectados por las dictaduras
de seguridad nacional35 fue donde comenzó a difundirse la llamada

33. Para el más fino teórico del dominio europeo (Hegel, Lecciones sobre la .filosofía de la
historia universal, cit.) estamos formados por indios inferiores en todo y sin historia (p.
169}, negros en estado de naturaleza y sin moral (p.177), árabes, mestizos y aculturados
islámicos, fanáticos, decadentes y sensuales sin límite (p. 596), judíos sumergidos en el
servicio riguroso (p. 354), latinos que nunca alcanzaron el nivel del mundo germánico
(p. 657) y algunos asiáticos, apenas un poco más avanzados que los negros (p. 215).
34. Sobre éstos en su aspecto simbólico, Adolfo Colombres, Poética de lo sagrado. Una
introducción a la antropología simbólica, La Habana, 2016.
35. Cabe observar que entre ellos se hallaba Colombia (cfr. Juan Guillermo Sepúlveda,
Hacia una criminología critica en Colombia, "Nuevo Foro Penal", Bogotá, nº 26, 1984},
aunque registró episodios gravísimos, como el asalto al Palacio de Justicia, en que

42
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

criminología de la reacci.ón soci.a/36 , que instaló un nuevo paradigma al


desplazar al delincuente como centro de interés, para pasarlo al sistema
penal, demostrando que las etiologías previas eran falsas, porque al dejar
fuera el aparato institucional represivo, presuponían tácitamente que
operaba en forma natural Este cambio de objeto -que se menciona
como el giro copernicano de la criminología académica- se difundió en
nuestra región por varios investigadores, entre los que cabe destacar
como pioneras a dos inolvidables criminólogas venezolanas: Lola Ani-
yar de Castro (1937-2015) 37 y Rosa del Olmo (1937-2000) 38 •

fueron asesinados varios jueces de su tribunal supremo, entre ellos el penalista Alfonso
Reyes Echandía y también el criminólogo Emiro Sandoval Huertas (cfr. Rosa del
Olmo, Cuando la realidad no existe (El asalto al Palacio de Justicia, Bogotá, Colombia, 6 y
7 de noviembre de 1985), original cedido por la autora, mayo de 1987; también Manuel
Vicente Peña Gómez, Palacio de justicia: las 2 tomas, Bogotá, 1987).
36. El texto más difundido en los años setenta fue el citado de Ian Taylor, Paul Walton y
Jock Young, como también la recuperación de la obra Punishment and Social Structure
de Georg Rusche y Otto Kirchheimer (Punishment and social structure, Columbia,
1939; Punifáo e estrutura social, Rio de Janeiro, 1999; Pena y estructura social, Bogotá,
1984). Cabe mencionar la crítica sociológica a las instituciones totales de Erving
Goffman, Internados, Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales, Buenos
Aires, 1992.
37. La síntesis póstuma de su obra, llevada a cabo en colaboración con Rodrigo Codino, es
su magnífico Manual de Criminología Sociopolítica, Bs. fu., 2013. Son fundamentales
sus trabajos Criminología de la Liberación, Maracaibo, 1987 y Criminología de la reacción
social, Maracaibo, 1977; además: Entre la dominación y el miedo, Nueva criminología y
nueva política criminal, Mérida, 2003; La realidad contra los mitos, Reflexiones críticas
en criminología, Maracaibo, 1982; Conocimiento y orden social: criminología como
legitimación y criminología como liberación, Maracaibo, 1981; El guante de terciopelo,
Maracaibo, 1992; Democracia y justicia penal, Caracas, 1992; su presentación a "Hacia
una teoría crítica del control social, Encuentro interdisciplínario sobre la liberación",
Maracaibo, 1986; La criminología crítica en el siglo XXI como criminología de los Derechos
Humanos y la contra-reforma humanística o "las teorías criminológicas no son inocentes~ en
"Revista brasíleira de Ciencias Criminais", nº 76, 2009, pp. 265 y ss.
38. Rosa del Olmo,América Latina y su Criminología, México, 1981; Estudio criminológico
de los delitos de tránsito en Vénezuela, Caracas, 1978; Drogas: Inquietudes e interrogantes,
Caracas, 1998; ¿Prohibir o domesticar? Políticas de drogas en América Latina, Caracas,
1993; Ruptura criminológica, Caracas, 1979; Segunda Ruptura Criminológica, Caracas,
1990; Criminología argentina, Apuntes para su reconstrucción histórica, Bs. As., 1992;
(con Édgar Saavedra R.) La Convención de Viena y el narcotráfico, Bogotá, 1991; (con

43
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

Al extenderse los gobiernos civiles en varios países, cesó la persecución


ideológica39, se normalizó la vida universitaria y la criminología de la
reacción social se expandió por la región, demandando una creciente
integración transdisciplinaria40 • En este sentido, la criminología de
la reacción social no sólo expresó esta integración, sino que fomentó
también la producción de lo todavía no dicho, lo inédito. No en vano
se intenta marginarla en algunos ámbitos universitarios, que prefieren
ignorar el mundo social y su permanente construcción.
Esta criminología de la reacción social correspondió a distintos marcos
ideológicos. Como vimos, los más moderados partían del interaccionis-
mo simbólico41 y de lafenomenología 42 , mientras que los más macrosociales
-en particular la llamada criminología radica/43- se nutrían del marxis-
mo no soviético (el soviético era positivista), o sea, en el marxismo no
dogmático de la escuela de Frankfurt44, como también del belga Ernest
Mandel (1923-1995), de los norteamericanos Paul Sweezy (1910-

Xabier Arana, comp.), Normas y culturas en la construcción de la "Cuestión Droga~ Oñati,


1996; 'Ihe War on Drugs, en "Crime and Social Justice", nº 30, 1987.
39. Sobre la censura en tiempos de dictadura, Andrés Avellaneda, Censura, autoritarismo y
cultura: Argentina 1960-1983, Bs.As., 1986.
40. Cfr. Edgar Morin, La téte bien faite: repenser la réforme, réformer la pensée, Paris, 1999,
pp. 11 y ss.; Laura Zúñiga, Política criminal, Madrid, 2001, pp. 28 y ss.; una breve
investigación en esta línea, Ílison Días dos Santos, En busca de la justicia restaurativa:
un cambio de paradigma en el derecho penal de garantías, Bs. As./Montevideo, 2018.
41. Siguiendo al sociólogo George Herbert Mead, On social psychology, Selected papers
edited byAnselm Strauss, University ofChicago Press, 1956.
42. Cfr. por ejemplo, Aaron V. Cicourel, 'Ihe social organization oJJuvenile Justice, New
York, 1968; Alfred Schutz - Thomas Luckmann, Las estructuras del mundo de la vida,
Bs. As., 1977; Peter Berger - Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad,
Bs.As., 1986.
43. Tempranamente la estudió en la región Juarez Círino dos Santos, A criminologia
radical, Río de Janeiro, 1981.
44. Cfr. Rolf Wiggershaus, A escota de Frankfart, História, desenvolvimento teórico,
significa;áo política, Río de J aneiro, 2002; Zoltán Tar, A escola de Francofarte, Sáo Paulo,
1977; Goran Therborn, La escuela de Frankfurt, Barcelona, 1972; Max Horkheimer,
Teoría critica, Torino, 1974; Luis Arroyo Zapatero - Adán Nieto Martín - Ulfrid
Neumann (org.), Crítica y Justificación del derecho penal en el cambio de siglo, Castilla-La
Mancha, 2003.

44
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

2004) y Paul Baran,(1909-1964), del alemán André Gunder Frank


(1929-2005), etc.

7. Reveló los caracteres estructurales del poder punitivo


No es menester exponer todas las variables de esta crítica académica45
para verificar que conservan plena validez los conocimientos acerca de
los caracteres estructurales de todo ejercicio del poder punitivo, como
la selectividad, el entrenamiento social diferencial, los estereotipos, el
efecto reproductor, el deterioro carcelario, la impunidad del white collar
crime, la dañosidad social de los delitos económicos, la relación inversa
entre poder económico y vulnerabilidad punitiva, las formas enmas-
caradas del poder punitivo (manicomios, niños, adolescentes, tercera
edad), la importancia de la vigilancia, etc. Todos ellos son aportes críti-
cos válidos para todos los tiempos, pues se verifican en cualquier práctica
punitiva como instrumento de poder.
Los avances tecnológicos de las últimas décadas introdujeron nuevos
métodos -en particular en cuestiones de vigilancia-, que produjeron
cambios en el ejercicio del poder punitivo, pero más cuantitativos que
cualitativos, puesto que la mayor eficacia tecnológica agudizó los carac-
teres estructurales revelados por la criminología de la reacción social.
8. La crítica también desbarató los dogmas de los penalistas
Por otra parte, la criminología -y aun la sociología clásica- desbara-
taron los dogmas pseudosociológicos con que el discurso jurídico penal
legitima usualmente al poder punitivo. Baratta observó que entre el
saber jurídico y las ciencias sociales 46 se abría una peligrosa brecha que

45. Muy buenas síntesis de las dife.rentes direcciones, en Massimo Pavarini, Introduzione
a ... la criminología, Firenze., 1980; Alessandro Baratta, Criminología critica e critica del
diritto pena/e, cit.; Elena Larrauri, La herencia de la criminología critica, Madrid, 1991;
Gabriel Ignacio Anitua, Historias de los pensamientos criminológicos, cit., pp. 351 y ss.;
Kerry Carrington and Russell Hogg, Critica/ Criminology, Issues, Debates , Challenges,
Devon, 2011; G. B. Traverso - A. Verde, Delinquenza e control/o socia/e ne/ mondo di
produzione capitalistico, Padova, 1981; Sérgio Salomáo Shecaira, Criminologia, Sao
Paulo, 2004.
46. Cfr. el artículo que inaugura las primeras páginas de la primera edición de la revista
italiana de criminología crítica de la Escuela de Bolonia: Alessandro Baratta,
Criminología liherale e ideologia della difesa socia/e, en "La <2!iestione Criminale", 1975,

45
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

desintegraba cualquier sistema, pues la teoría jurídica se basaba en da-


tos sociales que la sociología demostraba que eran falsos o meramente
imaginarios. Por cierto, la sola selectividad pone en cuestión nada me-
nos que la eficacia de toda norma penal, teniendo en cuenta la diferen-
cia kelseniana entre validez y eficacia de la norma.
Una doctrina penal que pretende inspirar sentencias, pero que entrena
a quienes deberán decidir ocultándoles que las sentencias son actos
políticos (de gobierno de la polis), sólo puede promover una política
alienada, con programas delirantes, ilusorios o alucinados, pues ningún
programa político puede falsear datos de realidad sin perderse en sus
efectos sociales. Esta advertencia a los penalistas es otra contribución
de valor universal de la crítica47 , especialmente importante en la región,
donde es demasiado evidente la disparidad entre las funciones mani-
fiesta y real del poder punitivo.
9. La cótica anglosajona traía una falla de origen
Además de lo dicho, es menester observar que la criminología acadé-
mica, desde su aparición, pasó por alto los delitos más graves: los crímenes
de masa ogenocidios, a los que tampoco depara ahora especial atención48 •
La criminología racista no podía ocuparse del genocidio, porque lo
legitimaba como tarea civilizadora, pero tampoco lo hizo la crimino-
logía sociológica norteamericana de entreguerras, que se centró en los
conflictos causados por la migración, coincidente con los años locos, la
crisis de 1929 y las repercusiones de la primera guerra, pero la de pos-
guerra tampoco lo hizo pese a la Shoá, cuya aberración demandaba su
atención. La criminología crítica cambió el paradigma al hacer eje en
el sistema penal y sus instituciones, pero limitaba su crítica al sistema
penal de sus sociedades.

vol. 1, n. 1, pp. 7 y ss.; posteriormente, el otro conocido escrito de similar importancia


es Criminologia e dogmática pena/e. Passato e futuro del modello integra/o di scíenza
penalistica, en "La Qyestione Criminale", 1979, ano V, n. 2, pp. 147-172.
47. Ensayo de una nueva integración en Zaffaroni, En busca de las penas perdidas,
Deslegitímación y dogmática jurídico-penal, Bs.As., 1989 (posteriormente en Zaffaroni-
Alagia- Slokar, Derecho Penal, Bs.As., 2001).
48. Hay algunas excepciones, como Wayne Morrison, Criminología, civilización y nuevo
orden mundial, Barcelona, 2012.

46
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

Fue así que en la historia interna de toda la criminología académica,


quedaron fuera de su atención los delitos más graves, crueles y horren-
dos de la humanidad, aun los cometidos en forma contemporánea a
su desarrollo académico, como las atrocidades belgas en el Congo en
tiempos de Leopoldo II o el genocidio armenio49 • Pese a que la Shoá
fue muy estudiada en otras disciplinas50 , casi no llamó la atención de
los criminólogos51 •
Las racionalizaciones de este silencio pueden deberse en parte a la tesis
del camino especial alemán (Sonderweg) 52 que -en el fondo- no deja de
ser un racismo cultura/izado {los alemanes son astJ, en tanto que los otros
argumentos no pasan de juegos epistemológicos sin mucho sentido: los
genocidios son problemas de política o bien de derecho internacional,
la magnitud del daño excede las posibilidades de la criminología o ésta
-al igual que lo sostenido por Bauman respecto de la sociología- tiene
poco que ofrecer al estudio del genocidio, etc. 53
La verdadera razón por la que los criminólogos enmudecieron ante los
genocidios, fue porque hasta no hace mucho les era muy difícil admi-
tir dentro de sus límites epistemológicos, que esos crímenes de masa
fueron cometidos por agencias del poder punitivo (policías o ejércitos

49. Sobre este manifiesto genocidio calló también toda Europa. Cfr. Vahakn N. Dadrian,
7he History efthe Armenian Genocide, Ethnic Conflict from the Balkans to Anatolia to the
Caucasus, Oxford, 199 5; Marcello Flores, JI Genocidio degli Armeni, Bologna, 2006.
50. Cfr. Daniel Feierstein, Epílogo a Crímenes de masa, Bs. As., 2011; del mismo,
Interpretaciones jurídicas y sociológicas del genocidio, en "Revista de Derecho Penal y
Criminología", La Ley, Bs.As., 2012; Matías Bailone, Los fondamentos de la pena en
los crímenes de Estado; el poder (auto) punitivo legitimado por la criminología critica, en la
misma, agosto de 2018.
51. En las últimas décadas se alzaron voces criminológicas frente a este silencio, por ej.,
David O, Fríedrichs, 7ha crime ef the century?7he case far the Holocaust, en "Críme,
Law & Social Change", 34, 2000; George S. Yacoubian, Genocide, Terrorism, and the
Conceptualization ef Catastrophic Criminology, en "War Crimes, Genocide & Crimes
against Humanity", volumen 2, 2006, pp. 65 y ss.
52. Sobre el Sonderwegy el debate respectivo, Helmut Walser Smith, en "German Studies
Review", mayo de 2008.
53. Puede verse una síntesis de estos argumentos en: William S. Laufer, 7he fargotten
Criminology ef Genocide, en "The Críminology of Criminal Law" (Laufer and Adler,
etc.), volumen 8, pp. 71 y ss.

47
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI - ÍUSON DIAS DOS SANTOS

en función policial)54 y, por ende, quedaron presos de la propia legiti-


mación del poder punitivo, a la que las urgencias políticas coyunturales
(o el señor) les impedía poner en duda y, por ende, eran incapaces de
reconocer que contiene siempre una pulsión genocida que, de no ser
acotada por un poder jurisdiccional, pasa al acto con todas sus terro-
ríficas consecuencias masivamente letales. Aunque parezca mentira, la
criminología pasó por alto los genocidios porque quedó presa del derecho pe-
nal (de sus legitimaciones)55 •
10. En la región es demasiado notoria esta omisión
Pese a que la Shoá se había cometido en el hemisferio norte, la omisión
de la crítica criminológica no parece haber sido tan notoria como en
Latinoamérica. Quizá sea debido a que floreció cuando Europa vivía
aún el esplendor de su reconstrucción de posguerra, en tanto que a
nuestra región llegó cuando apenas se habían extinguido los regímenes
genocidas y continuaban perpetrándose las atrocidades de la guerra
centroamericana.
Si bien los criminólogos críticos condenaron fuertemente esos críme-
nes y algunos fueron víctimas directas de ellos 56 , no repararon a fondo
en ellos para incorporarlos teóricamente a la criminología académica,
en buena parte porque en algunos países se los consideró pertenecien-
tes a un pasado sin retorno posible, pues con la vuelta a gobiernos
civiles y el impulso de Carter al sistema interamericano de Derechos
Humanos, se vivenciaba un particular optimismo democrático.
No obstante, algo estaba faltando, porque la región aun hoy vive la im-
punidad de muchos genocidas y la guerra centroamericana cobraba en

54. Cfr. Zaffaroni, Crímenes de masa, Bs.As., 201 O; Un replanteo epistemológico en criminología
(a propósito del libro de Wayne Morrison), en "Derecho Penal y Política Criminal, Libro
en homenaje al Maestro Alvaro Bunster", México D.F., 2010; Alejandro Alagia, Hacer
sufrir, Bs.As., 2013.
55. Esto explica el silencio que Laufer (artículo cit.) observa en Ratzinovich y otros
criminólogos.
56. En Guatemala fueron muertos criminólogos que habían fumado el Manifiesto de
la criminología crítica en los años setenta; Roberto Bergalli y Juan Bustos sufrieron
prisión y exilio; etc.

48
LA NUEVA CRÍTICA CRIMINOLÓGICA

los años ochenta miles de víctimas (80.000 en El Salvador, 200.000 en


Guatemala), sin contar con las ejecuciones sin proceso 57 , que continúan
en varios países, las cárceles convertidas en campos de concentración,
la corrupción policial, el debilitamiento de los Estados y la erosión del
aparato judicial. Al menos intuitivamente se vivenciaba la falta de un
eslabón como carencia notoria de la crítica: los sistemas penales habían
degenerado fácilmente en genocidas y eso requería una explicación, en
particular porque mantenían casi intactas sus estructuras.

57. Viejo problema de la realidad latinoamericana (cfr. la investigación del IIDH, Muertes
anunciadas, Bogotá, 1992. Reedición, Avellaneda, Argentina, 2016).

49

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy