Conceptualizaciones Del Rol Docente
Conceptualizaciones Del Rol Docente
Conceptualizaciones Del Rol Docente
TELLO
PRACTICA II
Conceptualizaciones del
Rol Docente
Año : 2021
El rol docente es tarea, que cumple distintas tareas o roles está preparado,
encargado de brindar su enseñanza su saber, sus conocimientos, a niños,
jóvenes, adultos a través de actividades que prepara para poder llegar a sus
alumnos con diferentes metodologías, es el mediador entre la enseñanza y el
conocimiento, también proporciona información algunas veces deja de ser
protagonista para pasar hacer un guía. También busca despertar el interés a sus
alumnos por conducir un aprendizaje más participativo, para que sean
autosuficientes creativos, facilitar y lograr un desarrollo académico exitoso.
Rodrigo Ruay Garcés En esta línea se resalta que el profesor trabaja en un mundo
en cambio, “postmoderno”; pocos contradecirían que el carácter y las exigencias
del trabajo del profesor han cambiado profundamente con el correr de los años.
Para mejor o peor la enseñanza ya no es lo que era. La tarea del docente es cada
vez más difusa.
Abordar el rol del maestro en la escuela de hoy es de una complejidad mayor y por
este motivo habría que abordarlo desde el paradigma de la complejidad, para no
caer en el simplismo de un análisis reduccionista
Las competencias del educador para el siglo XXI deben estar ligadas al concepto
de calidad, equidad y participación de la institución educativa. La formación de los
alumnos para la sociedad del siglo XXI, exige a los docentes nuevas
competencias no sólo en sus prácticas pedagógicas sino a nivel de la formación
académica que se desarrolla en las escuelas de pedagogía y en general en todas
las instituciones que se dedican a esta noble tarea.
El rol profesional del docente cobra sentido en tanto cuanto éste es un agente
social que su accionar está en función del desarrollo y crecimiento de las personas
y de la comunidad. En esta dirección el desarrollo profesional del docente para el
siglo XXI, es parte de una racionalidad del conocimiento, que se demanda como
desafío a la escuela de hoy, según la UNESCO, los cuatro grandes pilares hacia
donde debe orientar su quehacer.
• Aprender a aprender
• Aprender a hacer
• Aprender a ser
Las competencias del educador para el siglo XXI deben estar ligadas al concepto
de calidad, equidad y participación de la institución educativa. La formación de los
alumnos para la sociedad del siglo XXI, exige a los docentes nuevas
competencias no sólo en sus prácticas pedagógicas sino a nivel de la formación
académica que se desarrolla en las escuelas de pedagogía y en general en todas
las instituciones que se dedican a esta noble tarea.
El, lugar del profesor en un nuevo modelo escolar, lejos de quedar menoscabado,
se fortalece porque se trata de re profesionalizar a la profesión misma y no solo a
cada maestro en particular se trata de hacernos fuertes, héroes como dice Alberto
Hurtado, en lo que define la profesionalidad misma de la docencia y su función
social: enseñar para que otros aprendan y emprendan lo que no podían aprender
ni emprender.
Hasta hace unos años, el profesor era quien seleccionaba y curaba la información
que llegaba a sus estudiantes. El docente construía el conocimiento del alumnado
y, ante cualquier duda, los estudiantes acudían a él para ampliar o aclarar esas
lecciones. Ahora, resulta mucho más rápido acudir directamente a Internet. El gran
inconveniente de todo esto es que el alumno se sitúa ante una inmensa cantidad
de información que muchas veces es incapaz de asimilar, y es necesaria una
constante selección con la que saber valorar y distinguir los contenidos de calidad.
Es en este contexto en el que el profesor debe replantearse su papel.
El profesor debe promover ejercicios prácticos que permitan a los alumnos aplicar
lo aprendido. Para ello, lo más apropiado es plantear problemas que obliguen a los
alumnos a buscar, seleccionar y procesar la información adecuada, potenciando la
variedad metodológica de aprendizaje.
Sobre la primera idea: escuela vacía. Que hace la autora Rita Gotardo son
recorridos históricos más que interesantes poniendo énfasis en su primer contrato
fundacional. Una escuela que históricamente tenía como finalidad formar al sujeto
ciudadano mediante una penetración ideológica a través de la instrucción de
contenidos haciendo esto posible. Una escuela que formaba subjetividad
pedagógica y que producto de varias crisis sociales, políticas, culturales debió
redefinir su contrato y pensar las nuevas escenas escolares desde otro lugar.
Freire sostiene que “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del
hombre sobre el mundo para transformarlo. La educación tiene en el hombre y el
mundo los elementos bases del sustento de su concepción. La educación no
puede ser una isla que cierre sus puertas a la realidad social, económica y política.
La experiencia pedagógica que realizan los futuros profesores en las aulas de
escuelas y liceos es un requisito normado en el proyecto formativo de las carreras
pedagógicas de las universidades, donde cada institución formadora tiene definido
su propio enfoque dado que es una actividad curricular habilitante para la
titulación. Se instala la necesidad que el profesor, a partir de su propia práctica en
las aulas, se convierta en un investigador de su quehacer profesional.