Stanislas Breton
Stanislas Breton
Stanislas Breton
2 2 DIC. 1981
Bajo este ambicioso título, quisiera desarrollar las grandes líneas de una
teoría del silencio que me figuro está en el horizonte de al menos algunas de
las espiritualidades más llamativas del Occidente cristiano, particularmente
de la espiritualidad renano-flamenca.
Ahora bien, y no es ésta la menor de nuestras sorpresas, el pensamiento
del silencio se nutrió en un texto de la Sabiduría que la Vulgata tradujo
(como se sabe) de manera enigmática, muy propia como para suscitar
infinitos comentarios. A quien se admirara de ello, sería conveniente
recordar que el sentido de paso bíblico es indisociable del uso que del mismo
se hace, de la lectura que, al pasar y repasar sobre su línea derecha u oblicua,
le confiere una dimensión de historia, un espesor de pasado y una esperanza
de porvenir. Supongo presente en la memoria de todos la memorable versión:
Dum medium silentium tenerant omnia, omnipotens sermo tuus a regalibus
sedibus venit". Corriendo a mi vez el riesgo de una traducción-exégesis,
propongo la siguiente: "Mientras que todas las cosas se mantenían en el silen
cio, tu palabra todopoderosa descendió de las celestiales moradas".
Trataré de dar a este texto, que hizo soñar a tantas generaciones, no
ciertamente una clave de los sueños, sino más bien el contexto global que nos
permitirá construir con su ayuda un mundo ese mundo extraño y fascinante
que intentaré rehacer, soñándolo a mi vez.
Pero es imposible darle justa medida de no ser que, previamente, una
rudimentaria fenomenología del silencio, tal como la entendemos en nuestro
mundo occidental, nb le confiera retraoactivamente y por vía de contraste, la
posibilidad de una nueva emergencia. Entonces, y solamente entonces,
dispondremos de la indispensable libertad para captar la dimensión
antológica, o sea, lo que nuestros antiguos entendían por "el silencio de las
cosas"; luego la dimensión que, a falta de algo mejor, llamo yo "onto
teológica ·: la persistencia silenciosa de "todas las, cosas" en el Verbo. Por fin,
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llevando más lejos el análisis regresivo hasta su dimensión "neoontológica': e incluso que son, a despecho de sus distintas formalidades, las dos vertientes
me preguntaré sobre la antigua devoción al "silencio del Padre" y su de una misma realidad.
incidencia staurológica en el silencio de Jesús.durante la Pasión. por modo de c) El tedio, en el silencio del tedio, no se confunde con la náusea. Esta es
conclusión provisoria relacionaré aquellas zonas o entornos casi dantescos, un reacción saludable, la reacción vital de un apetito que nuestros mayores
a
pero "paradisíacos" del silencio, con la doctrina de los "tres nacimientos": del llamaban irascible y que se alza con razón contra un "agresor", que es preciso
Verbo en el seno del Padre; de Cristo en el seno de la Virgen; del Verbo en la "vomitar", arrojarle fuera del organismo. Por el contrario, en el tedio
desnudez del alma. Como se ve, no se podría disociar, en un estudio estamos fuera de lo positivo "concupiscible" o de lo negativa "irascible". Las
semejante, metafísica y ontología; teología y espiritualidad. En el anillo de cosas han perdido su fuerza estimuladora. No excitan ya. No excitando ya,
oro que les fusiona y mantiene juntos, las cuatro realidades son una misma tampoco existen, de no ser en una oscuridad (que nada tiene que ver con la
cosa. bíblica nube luminosa), en que pierden sus diferencias para perderse en una
in-diferencia generalizada, sin la menor relación con la sublime indiferencia
de los espirituales, que solo ellos conocen el valor de la diferencia. De esta
1. Fenomenología. Análisis de una situación universal degradación de la energía de las cosas, el lenguaje corriente nos
ofrece con la mayor claridad un buen testimonio: "nada me gusta': dirán los
El acceso al silencio, en el día de hoy, plantea un problema difícil. Hablo belgas; "esto no me dice nada': añadirá un francés. Nótese de paso la ausen
del "acceso al silencio" como se habla del "acceso al santuario". Si cia del "decir" a proposito de las cosas, como si, en las que son, según
examinamos lo que sucede entre nuestros contemporáneos, observamos dos Eckhart, los "adverbios del Verbo", el Verbo no nos hablara ya. Habiendo
maneras, diametralmente opuestas, de "sentirlo" o de valorarlo". Para unos perdido su voz, su fuerza de locuación, han perdido también su sabor, ese
el silencio sólo sería la "nada por defecto", de un vacío insoportable; para sabor que recordaba la antigua terminología de la sabiduría o de la sapientia,
otros, por el contrario, instruidos quizá en los secretos del viejo Oriente, sería como sapida scientia.
aquella "nada por exceso" que ofrece a las cosas, a los hombres, y hasta a lo d) Para prevenir todo posible equivoco quisiera subrayar de pasada que
divino, la ocasión de una profunda respiración, el gozo de un nuevo naci este silencio de tedio, tanto por parte de las cosas como por parte del sujeto
miento en su ser en cuanto ser, ·en su ser finalmente reencontrado. que las percibe, nada tiene que ver con la tibieza de la que hablan los teólogos
a) Nuestro mundo es el mundo de la plenitud. Estamos prendidos en un y los directores espirituales y que constituye un verdadero pecado. Los
encadenamiento universal, en una concatenatio universali, que no nos afectados del tedio, en el silencio de su mismo tedio y al margen de la culpa,
permite la menor posibilidad de retirada: trabajo fuera o dentro preocupa al margen de las categorías antropológicas de responsabilidad o inmuta
ciones de todo orden, relaciones mundanas o no, etc... Sucede todo esto cúal bilidad en el marco de un análisis del acto humano deliberado.
si no fuéramos sino el conjunto de nuestras relaciones sociales, familia Constituye, en nuestro presente contemporáneo, una suerte de a priori
res, profesionales: como si la imposibilidad de subordinarlas a las relaciones de percepción que nos hace "sentir" el mundo en su totalidad como "el todo
de orden vertical, susceptibles de abrirnos a otro espacio de la realidad, de cuanto nada nos dice". El silencio de tedio, en ciertos casos límites que no
justificara, por la interferencia con la crítica marxista del "mundo burgués", me resultan desconocidos, es la forma como el mismo mundo se nos presen
la devaluación sistemática de toda voluntad, pretendidamente "burguesa", de ta en calidad de reino de una insipidéz y de una "anorexia" generalizadas.
liberarnos de esta red, para recuperar en una especie de en-si la sustancia de Arriesgando otra consideración no está exenta de peligro, añadiría que en el
las cosas y nuestras propia sustancia. silencio de tedio, en que las cosas pierden todo sabor, todo relieve
b) Comprendemos por esto por qué, en estas condiciones, toda ruptura, estimulador, toda diferencia cualitativa, los seres se instalan en una vacía
de cualquier manera que suceda, de la corriente que nos arrastra, no monotomía en que su multiplicación indefinidamente redoblada jamás deja
solamente provoca un malestar sino también un verdadero sentimiento de que surja, mediante un salto cualitativo, una auténtica diferencia.
vacío que nos aparta de las cosas de la innumerable diversidad de sus La antigua materia, heredera del mítico caos, tenía por lo menos la
determinaciones. De este mal de civilización, que expreso yo con los vocablos ventaja de hacer presentir y esperar la forma. Lo tedioso está al margen de lo
de "vacío" o de "corte" o del "silencio por defecto", distinguiría dos grandes informe positivo o de lo diverso puro, descrito con el nombre mallarmeano
formas: el silencio del tedio en que las cosas "nada nos dicen ya" y el "silencio de "diseminación", en recuerdo de la venerable diáspora, que prometía un
de la angustia" en que los seres y las cosas, porque son ya el objeto de una nuevo mundo. En el silencio de tedio en que todo lo que aparece es sub specie
"acción transitiva", se fijan en una especie de muerte y nos anuncian así, en la taedii, nace un múndo, pero sin la singular propiedad de ser ya un cosmos. Y
angustia, nuestra propia muerte. Analizaré rápidamente estas dos modalida esta es finalmente la paradoja verdaderamente moderna del silencio de tedio:
des negativas del siJencio, recordando desde ahora que son complementarias hacer que subsista en lo anodino de lo inodoro, de lo insípido, de lo "sin color
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y sin voz", un mundo que, hablando estrictamente, no podría existir de no ser simultáneamente en la imposibilidad de servir y de "servirse". Impresiona, en
en la igualdad y equivalencia del día y de la noche, del sí y del no, de la nada y efecto, ver hasta qué punto la "no-actividad" en las diversiones mal
del todo. En este universo en que nos encontramos y que traduciríamos, organizadas engendra la angustia del "servicio inútil" o imposible, es decir, el
tanto por el lado del cuasi -objeto como del cuasi- sujeto mediante la final de un mundo en que todo se percibe bajo la categoría de lo útil, incluido
expresión "esto se hace tedioso': la diversión, en cuanto correlativa de la también el hombre. Se comprende igualmente que el tedio pueda evocar la
ocupación, es el tiempo vacío que arrebata a las cosas el poder de "hablar", angustia de desaparecer, y que la angustia de desaparecer suscite su
de hacerse entender, de h,acerse ver y gustar, y que prohíbe a los humanos la paradójico remedio en el tedio. Nos escapamos de un demonio, refugiándo
posibilidad de respirar el aire libre de una libre distancia. nos en otro: círculo infernal de una condenación.
e) El otro momento constitutivo del silencio negativo agrega al tedio lo Para resumir cuanto hemos dicho sobre los aspectos del silencio negativo
que pudiéramos llamar angustia. Dos palabras: tedio, angustia, acaso las más en nuestra situación presente, diré que revelan muy bien la condición de un
significativas de nuestro mundo actual. mundo consagrado a la producción y reproducción e incapaz de adoptar las
Fenomenólogos, siquiatras, sicoanalistas, teólogos, periodistas, todas la s distancias indispensables para que las cosas y los seres existan en sí mismos y
competencias se han asomado a la angustia, cual si en el día de hoy pudiera no solamente en el conjunto de sus relaciones instrumentales.
ser separada del tedio. Propondría una forma nueva de emplear la palabra f) Tenemos también felizmente otro mundo de silencio que no es ya "una
que, acaso, no satisfará a nadie. nada por defecto" sino una "nada por exceso". Hoy día muchos jóvenes, a lo
Se ha convenido en distinguir la angustia del miedo. Este tendría siempre largo de los caminos de la India, intentan encontrar este reino prohibido a
un objeto (miedo de esto o de aquello), mientras que la angustía carecería de nuestro furor occidental y en que pudieran, por lo demás, descubrir a los
objeto: en este sentido la angust�a sería una ang1:'sti� por na�a, por más_ _ que maestros espirituales del Occidente cristiano. Para ilustrar este mundo, re
se esté conforme (así parece) en hgarla a la expenencia o cuas1-expenenc1a de cordaré la prestigiosa figura del profeta Elías que ponía a prueba la
la muerte. Estimo que estas distinciones son un tanto superficiales, pese a su sagacidad y el fervor de los místicos del Carmelo. En el libro IV de los Reyes
gran difusión. La palabra "objeto" ilusiona y sería interesante volver en este nos es presentado, no ciertamente como un alpinista que realiza un
punto a la antigua momenclatura que distinguía objeto material y objeto entrenamiento sino como quien, paso a paso, gana insensiblemente la
formal. Lo mismo que la vista que se refiere al campo del color sobre el que cumbre. El Dios que busca no está ni en los árboles, ni en las rocas ni en el
se destacan las cosas de uno otro color, así el miedo, en cuanto que se inscribe trueno, ni en el rayo. Será únicamente en la cima, y después de haberle
en una sensibilidad ante el peligro y a la forma de defenderse del mismo, tiene buscado silenciosamente, cuando sentira el paso de Yahvé en el soplo de una
por campo el conjunto potencial de las cosas que amenazan en cuanto que brisa tan ligera como el hilo vaporoso de una telaraña. El paso de Yahvé
amenazan. Es consecuencia nada impide contemplar un mundo de peligro, o tiene como condición el tránsito, el paso a través de las cosas, un tránsito en
más simplemente el "mundo mismo en cuanto totalidad indivisa de amenazas que se renueva indefinidamente el gozo de superarlas para encontrarlas
que pesan sobre nosotros". Y como todo peligro es, en última instancia, o un mejor "en la altura", en una claridad que "desciende de las moradas
peligro de muerte o que participa de forma más o menos cercana, del peligro celestiales". Tal es el significado de aquella "serenidad" que el Maestro
de muerte, no veo ninguna razón seria para distinguir, en la perspectiva Eckhart traducía por el término germánico Belassenheit, que implica al
corriente, el miedo y la angustia. Sin embargo, la diferencia es muy real a propio tiempo el espacio de una cierta distancia, una libertad de juego en los
condición de buscarla allí donde hay alguna probabilidad de encontrar. Se movimientos, una pobreza que no se limita a los bienes materiales, un
comprende esta diferencia si se aproximan, sin confundirles, angustia y tedio. despego en que el mismo yo se olvida cual si se hubiera hecho simplemente
El tedio en el sentido moderno, hace que todas las cosas caigan en la in ' retrospectivo".
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Es este mundo de positivo silencio el que conocieron
diferencia. Si bien no existen en sentido pleno, sin embargo, no dejan de nuestros viejos maestros, cuando hablaban del "silencio de todas las cosas".
subsistir. Pero en el silencio negativo (en su segunda vertiente) esta A decir verdad, también aquí haría falta distinguir las dos caras de una
subsistencia muerta se convierte en la muerte de su subsistencia misma, ya que misma realidad. Quiero decir: soledad y silencio propiamente dicho. Pude es
la diversión. entendida como simple desocupación, no encuentra ya en las co cribir que la soledad es para el espacio lo que el silencio es para el tiempo. La
sas un punto de impacto hacia una acción transitiva o transformante. No anología de proporcionalidad no muestra solamente una similitud de
solamente no "dicen ya nada" sino nada". Esta segunda muerte de las cosas relaciones; se apoya en la comunidad más profunda de un "tomar
en el disfrute de la desocupación significa a la vez que no hacen ya nada para distancias': de un poder de emancipación. Pero, con mayor precisión
nosotros e inversamente que no podemos hacer nada con ellas y en ellas. En todavía, soledad y silencio se condicionan recíprocamente: sin silencio nada
virtud de la correlación entre el ser y el obrar, el "no hacer nada" que afecta al de soledad, sin soledad nada de silencio verdadro. Es pues menester que so
hombre y a las cosas termina en el no ser doble que le hace desaparecer bre el modelo espacio-tiempo se conciba una soledad silenciosa y un silencio
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solitario. La primera permite morar verdaderamente, habitar en los seres y m uy particularmente en las teorías del conocimiento, para mostrar justamen
en las cosas; el segundo imprime a la extensión o espacio de un auténtico te que el conocer prolonga el movimiento en cuanto es hacia su alteridad y
morar la posibilidad de una palabra. Nunca los separemos si queremos que, haciéndolo así, imprime una generosidad consustancial al ser mismo de
captar el clima necesario de la práctica espiritual y teórica del silencio se gún lo que es.
nuestros viejos maestros. c) El silencio inmamente en las cosas, lo "no-dicho" que incorporan, que
reti enen y en que son retenidas, es, pues, concretamente, su poder de estar
afuera, su posi?il�dad estática de descubrir más allá de sí mismas el sol inde
Silencio de las cosas. Onto-cosmología del silencio . _ . _
2. finidamente mult1ple, que les atrae por un cuas1-fenomeno de hehotrop1smo.
En este sentido, la oración del girasol, de la que habla Proclo, esa oración
a) "Mientras que las cosas conservaban el silencio" o "se mantenían en el muda que invoca en cada cosa y sobre cada cosa lo infinito de lo que ella no
silencio": la primera parte de nuestro texto hace, pues, alusión a un silencio es, sería lo esencial del silencio que yo llamo "onto-cosmológico. También
que empapa o envuelve a las cosas mismas. El significado es complejo. Me aquí se podría trazar en torno a cada ser, cualquiera que fuere, círculos cada
detendré antes que nada en el significado o dimensión que llamo onto vez más amplios, zonas de alteridad siempre más vastas. En el límite, como lo
cosmológica. ¿Qué intento decir con esto? insinuab an los antiguos, la menor brizna de yerba encierra, en sus senos de
Para entenderlo bien, conviene tener presente que, según la semejanza silencio, el universo entero, como si la "parte", impaciente por mantenerse
linguística tomada del Maestro Eckhart, las cosas "hablan" en la medida en tal, tuviera necesidad, en virtud de un apetito irreprimible, de restituirse al
que son ''adverbios del Verbo". Como toda palabra, para ser seria, �omporta todo al que está ligada por una relación de pertenencia. Escuchar la voz de
necesariamente un margen de silencio, se concibe que las cosas dispongan las cosas en el silencio de su ser, es percibir, por una simpatía que debería
también ellas de una especie de vacío interno que no es ni será pura ausencia inspirar una "teología del corazón" (theología cordis), la "simpatía"
0 privación. Las "cosas" "dicen" lo que son, en virtud de lo que antaño se ontología ( que nos legó el estoicismo) y que traduciremos en los términos
llamó su "forma" o su "esencia", que es en ellas la expresión del Verbo paulinos del cuerpo místico y poético de las cosas y de los espíritus.
creador. Pero al decir lo que son, a saber, una singularidad bajo una cierta
determinación, por ejemplo, esta flor, "la rosa que ves", dejan sobreentender
lo que no dicen explícitamente. A este propósito me impresiona mucho una 3. Silencio de las cosas. Dimensión onto-teológica del silencio
actitud muy característica en algunos espirituales. Pablo de la Cruz, por
ejemplo, percibía las flores de la montaña o de los valles, menos comoformas La dimensión onto-cosmo·lógica del silencio no basta, sin embargo, a
que se ofrecen a la mirada que como "voces" que sólo el "oído del corazón" nuestros espirituales. Si las cosas, impacientes de ellas mismas, están en
puede escuchar y percibir. Este paso del ojo al oído no es accidental. Marca estado, si así puedo hablar de perpetua auto-progresión; si sufren de una
un cambio cuyo alcance sería conveniente medir en relación con la teología meta-stase congénita que exige su meta-jora o transporte y su meta-morfose,
del Verbo y de la creación, "mediante el Lagos". Tendré ocasión de volver su nivel de aspiración no se detiene en las fronteras del mundo. Es un
sobre este punto más adelante. silencio más profundo el que las impele hacia la divinidad en la que, antes de
b) Pero la voz, que emana de las cosas y que crea en los mismos santos la creación del mundo, disfrutaban silenciosamente de la misma gloria de
una poética de lo sensible, es tan sutil como la ligera brisa que acarició al Dios.
profeta. Cual si también ellas se olvidaran o hicieran abstracción de su ser a) Este silencio de las cosas antes de que el mundo fuese, encontró su ex
propio mediante una enigmática "desaprobación" (que es, a su manera, una presión en una doctrina,no bastante conocida, y que merecería más atención.
forma de la serenidad o de la Gelassenheit), se refieren en su "ser-hacia" a una En la tesis de la preexistencia de todas las cosas en Dios. Se sabe que el
vertiente de sí mismas que les hace girar hacia "otro en tanto que otro". En versículo del prólogo de San Juan fue diferentemente traducido. Según la
todas las cosas, el espiritual, que es también poeta, se pone a la escucha de un puntuación que se adopte, caben tres posibilidades teológicas y metafísicas:
"no-dicho" explícito, inmanente en el mismo ser de lo que es, un "no-dicho" Y sin él nada fue hecho de cuanto se hizo;
que empuja a quien le oye hacia un "afuera" que la cosa señala discretamente Lo que fue hecho en él (esto es, la generación del Verbo) era la vida;
como un suave relampagueo o una diminuta luciérgana. Este "afuera" Lo que fue hecho, era vida en él.
"incorporado", qu_e alarga la cosa más allá de sí misma, los filósofos, poetas o Es esta tercera versión la que interesa a nuestro tema.
no, intentaron definir con su terminología abstracta. Hablaron en efecto, b) Invito a cotejar lo que dice Santo Tomás acerca de esto en diverst>s
para precisar lo "no-dicho de lo que es, del otro en cuanto otro. La puntos de su obra (IN JOhannem 1.c.; S.T.I, q.S.C.G., ), Eckhart,
escolástica, que nunca abundó en poesía, hizo suyo este tema de la alteridad, Ruysbroek, Juan de la Cruz, quizá porque fueran poetas, se manifestaron
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muy sensibles a esta exégesis en que lo esencial puede resumirse así: antes de del devenir. Es necesario pues quebrar la cadena de lo que es de suyo para
existir, las cosas preexistían en Dios, bajo la doble modalidad de causalidad y !legar a aquel nivel en que "de lo que no. es palabra viene la palabra".
conocimiento. Y como en Dios todo se identifica en su simple esencia: como b) Podemos encontrar la confirmación de esto en una simple ley tan
esta esencia es la espontaneidad de la vida en su original frescor, esc.uchar el frecuentemente recordada que tengo un cierto escrúpulo en repetirla. En
silencio de la cosas, ese silencio que les envuelve y en que son retenidas, efecto, es ley que toda forma emerge de un fondo más o menos oscuro, más o
equivale a percibir en su ser aquel "mejor ser que tenían en Dios"; equivale menos sin forma; lo cual hizo decir que "toda forma procede de lo informe".
a comprender la "dulce noche" que les precedió; equivale a situarles como c) Pero no son éstas, sin embargo, más que pobres ilustraciones de un
"ad-verbíos" en el Verbo de su origen, en que moran sin palabra propia pensamiento enormemente audaz en que lo esencial se resumiría muy bien de
justamente para convertirse en palabra hecha carne en los límites de su la siguiente manera: Aquello por lo que una cosa es lo que es no es nada de
esencia parlante. La nobleza de las criaturas, la perla preciosa que refulge en esa cosa. Si Dios es principio, no podría ser semejante a aquello de lo que es
los contornos de su forma, es no ya lo que son sino lo que eran. El sublime principio. De esta manera se delinea lo que ya he llamado la dimensión
imperfecto erat es el verbo humano, demasiado humano, de esta sublime luz meontológica del silencio. Si el mismo Verbo tiene en Dios su principio, es
de la que toda existencia dentro de los límites del tiempo sería en cierto modo necesario que su Origen esté más allá o más acá de la Palabra. Ahora bien,
una atenuación. La poesía de los místicos va así acompañada por una especie este retiro en que mantiene el Verbo es precisamente el silencio del Padre. Se
de tristeza transcendental, la tristeza de una existencia que, en cierto modo, comprende que una teología y una espiritualidad trinitaria no hayan dudado
se ha vaciado de su preexistencia. Y es por lo que, escuchar el silencio de las en dar este "paso atrás", este paso que supone una audacia y que puede
cosas, equivale a percibir aquel sub-entendido, aquel profundo gemir de toda llam arse me-ontológico en la medida en que la misma fuente del ser no se
criatura que, por la existencia se apartó en cierta medida de su creador. En podría medir en términos de ser.
cierto modo el pecado es la consecuencia lejana de la primera ruptura d) Se sigue de esto que el silencio de las cosas adquiere nueva
constituida por la misma existencia. Y es por lo que en todas las cosas, el profundidad. Toda cosa, en cuanto que habla por su ser, deja entender o sub
espiritual escucha la voz de una melancolía sin fondo. Es por lo que las cosas entender un abismo de silencio paternal del que salió. En este sentido, en
nos empujan más allá de sí mismas y del mundo; avanzan hasta su origen y su toda cosa hay necesariamente un cierto margen de inefable. Y cuanto más
primer Oriente. La existencia es nuestro ocaso. El silencio onto-teológico es ascendemos en la escala de los seres, tanto más se oye murmurar como una
pues el imperativo de un tránsito, la suprema meta-Jora, la que nos voz que se va apagando esta componente de inefable e indecible sin la que no
transporta poéticamente al reino de la luz del que caímos cuando la palabra sería lo que es. Se adivina que lo humano ocupa a este respecto un lugar
todopoderosa descendió de las serenas regiones en que moraba. Se dice de privilegiado. Pero no diré más; no pudiendo descender a los detalles técnicos
Jesús: "Y pasando en medio de ellos se fue". Si volvemos a leer estos dos de una explicación.
imperfectos: estaba... iba, comprendemos el silencio, ontológico y teoló d) Si seguimos este hilo conductor adivinamos que Cristo, en cuanto
gico, de las cosas, como un movimiento que va y vuelve, al lugar en que imagen perfecta de Dios invisible e indecible, debió participar más que
ellas estaban desde siempre. ningún hombre del abismo del silencio paternal.
Ahora bien, hay una hora, en la vida de Jesús, particularmente favorable
a esta incomparable participación. Es la hora de la Pasión: Jesús autem
4. El silencio del Padre y el silencio de la Pasión tacebat. Este silencio en _que se mantiene Jesús, es también la suprema
manifestación_ del Origen. Desnudado de todo, despojado de la misma forma
El silencio onto-teológico no es, sin embargo, nuestra última etapa. Un de hombre y de Dios, no siendo ya nada y no teniendo nada, en la blancura
nuevo motivo delinea la posibilidad de una instancia más radical. subsistente de este despojo, Cristo aparece como la imagen del Padre y de su
a) La antigüedad cristiana conoció efectivamente otro silencio, y este Silencio. En esta pobreza absoluta, es aquel sublime que nos transporta más
conocimiento tomó forma en la devoción al silencio del Padre. Poco allá del ser y que, al transportarnos, nos hace libres de la condición de quien
importan los orígenes, sin duda agnósticos, de esa devoción. Lo esencial es existe, sin exilarnos, sin embargo, de .puestra condición. Al contrario,
triba en cáptar su alcance, lo que nos es posible en virtud de un sencillo juego permitiéndonos ver las cosas, desde arriba, desde el punto más alto de su
de lógica. En efecto, ninguna palabra se pronuncia verdaderamente, ni toma origen, nos confiere la suprema libertad. La Cruz no es el rechazo del mundo.
forma sino previo un silencio. Toda palabra se alimenta de lo que Es su transfiguración. Ver todas las cosas bajo las especies del eterno silencio
aparentemente le contradice. Si en biología todo ser vivo tiene de otro ser del Padre reflejado en el silencio de la Pasión, es completar el universo,
vivo, esta evidencia se quiebra en cierto modo cuando hablamos de las cosas convertirle en reino de Dios; es hacerle acceder como palabra a la absoluta
divinas. No es ya del homogéneo al homogéneo como se establece el sentido serenidad (Gelassenheit) de estas alturas por donde pasa el "soplo", el
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"espíritu" del que no se sabe "ni de donde viene ni a donde va". La muerte de debe aplicarse mecánicamente a todo autor ni a toda obra que, de cerca o de
Jesús, en este sentido, es la manera para El de "engendrar el Espíritu y lejos, manifestaran una cierta afinidad con este género de espiritualidad.
dárnoslo a nosotros". Ante todo la misma personalidad del varó!]. espiritual no se limita jamás a la
totalidad de sus antecedentes. San Pablo de la Cruz es un santo demasiado
original, la Orden que fue su obra es demasiado específica para que les
5. El silencio y los tres nacimientos podamos considerar como epifenómenos, más o menos conscientes, de un
pasado, por muy prestigioso que lo queramos suponer. En consecuencia me
Si tenemos en cuenta el contexto o los contextos que condicionan la cuidaré de "taulerizar" con exceso a quien, en su siglo, fue el lector y
práctica espiritual y poética del silencio entre nuestros grandes espirituales, se el seguidor más distinguido de los escritos taulerianos.
hace fácil comprender la relación del silencio con la doctrina clásica de los a) No me resta hacer otra cosa sino completar ahora el cuadro
tres nacimientos: e xces ivamente genérico que he trazado �_!1 este estudio, con algunas
-nacimiento del Verbo en el seno del Padre; reflexiones que pueden tener doble interés para quienes reflexionamos sobre
-nacimiento del Verbo en el seno de la Virgen; la espiritualidad de la Pasión desde hace muchos años. Ante todo, en contra
-nacimiento del Verbo en el alma. de quienes, todavía hoy, elevan la práctica a una especie de absoluto y
a) Son las tres maneras fundamentales según las cuales la Palabra relegan la "teoría" (al decir actual) al rango de superestructura puramente
"todopoderosa descendió hasta nosotros de sus celestiales moradas". accidental, conviene reivindicar los derechos de un pensamiento inmanente
Entre estos tres nacimientos se adivina un cierto orden. El primero en la misma acción, bien que esta práctica no haya contado con tiempo o con
condiciona al segundo, que parece condicionar al tercero. Pero no es este medios convenientes para elaborarse como doctrina. Una práctica, dígase lo
orden, sobre el que eventualmente se podría discutir, el que me interesa. que se quiera, no es un fervor ciego. Deseo mucho que el espíritu sople donde
Desearía insistir sobre los elementos esenciales de esta doctrina. quiere ya que sea libre en sus dones. Pero al fin, el espíritu, incluso con la
b) Ahora bien, lo esencial, mirado de cerca puede resumirse en ciertas mayúscula del Espíritu Santo, nunca hizo voto solemne de pobreza de
proposiciones que serán la conclusión provisional de este discurso y son las espíritu. Eckhart y Taulero son los varones espirituales y teólogos que (lo
siguientes: repito) unen en un mismo fervor la metafísica y la vida espiritual. Tengo
• para que una cosa suceda en este mundo y exista el mismo mundo, es dificultad en creer que su discurso no fuera sino un chaparrón conceptual o el
necesario que preceda un margen de silencio o de "vacío creador"; conjunto discursivo de una experiencia totalmente absorbida en lo inefable
• la fecundidad del obrar comporta así como presupuesto una fase de de las experiencias tenidas. En este sentido, los horizontes múltiples que
pobreza, de despojo, digamos para resumir, de no-ser; descubría mi análisis son menos el ensayo conceptual de un filósofo "con el
• el ser en cuanto ser del que los filósofos discuten, surge y emer mal de la Sorbona" que la explicitación, más o menos sistemática (lo
ge de esta "serenidad" suprema, de esta paz que supera todo nombre; reconozco), de los diferentes planos de intencionalidad inmanentes en la
• la poesía, la filosofía, la espiritualidad y hasta un cierto punto la mis misma experiencia.
ma ciencia, cuando no se reduce a la consideración puramente b) En segundo lugar, por lo que concierte a San Pablo de la Cruz, precisa
pragmática de las cosas, consisten en un obrar que, en la medida de lo tomar en serio cuanto leemos en la Vida de Venerable por San Vicente María
posible, une las cosas con el silencio primordial del que han nacido; Strambi: "sumamente se complacía en la lectura del piadosísimo Juan Tau
• si nuestra humanidad ha de sobrevivir a las pruebas que le han sacudí-· lero, en cuyo fondo penetraba con gran lucidez, por lo que después discurría
do, que le han conmocionado, no lo conseguirá sino jugando hasta el con frecuencia y hablaba de ello con tanto agrado que con sólo nombrar a
final el juego de una poderosa inventiva, capaz de recuperarse, de cri Taulero se inflamaba su rostro y lloraba con llanto mezclado de gozo y
ticarse, de superarse, de tomar las debidas distancias: en síntesis, capaz devoción" (p. 300).
de respirar el soplo que procede de lo alto y nos llevará a donde "no Para que Pablo de la Cruz hubiera leído con tanto entusiasmo las obras
querríamos ir". de Taulero que, de primera instancia, parecerían demasiado especulativas,
era menester que la lectura hubiera despertado en él no sólo vagas afinades
de lenguaje más o menos retóricas, sino una complicidad o más exactamente
una "connaturalidad", como hubieran dicho los escolásticos, que le
SAN PABLO DE LA CRUZ Y LA ESPIRITUALIDAD DEL SILENCIO conformaba, previamente, de corazón y pensamiento a la lectura, al
contenido de la misma, cuya expresión saboreaba. El "fondo" de Taulero no
El esquema que intenté dentro del contexto a la vez metafísico, teológico le conmovió tan profundamente sino en razón de un "acuerdo" fundamental
y místico sobre una cierta espiritualidad occidental, tipo renano-flamenca, no
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cuya fórmula tenía por así decirlo en la boca, sin ser capaz de expresarla por fascinación de lo "pleno". Conocemos doctrinas filosóficas, por ejemplo el
escrito, dado el nivel de su cultura. Tropezamos aquí con una lección del espinozismo, que podemos llamar filosofías de lo "pleno". El vacío, la nada,
fundador que me parece muy preciosa para hoy. Un fundador de orden es un en una palabra cuanto se alinea bajo la etiqueta demasiado fácil de las ideas
hombre que sabe, con un saber que no es necesariamente una ciencia, cuál negativas, se considera como pura ilusión. Ahora bien, Pablo de la Cruz, sin
sea el fondo o el fundamento sobre el que se basa todo. Advierto a este esforzarse, a contra corriente tanto del sentido común como de determinadas
propósito la verosimilitud de lo que añade el mismo biógrafo: "La doctrina filosofías, comprendió la necesidad, no sólo de la mortificación ascética sino
de aquel gran hombre en que trata de la unión del alma con Dios, del reposo también (y esto resulta mucho más delicado) la necesidad de trascender las
en Dios, del aniquilamiento en Dios, etc., la había hecho enteramente suya imágenes, las formas, hasta la pura desnudez tanto en el fondo del alma
porque experimentaba cuanto leía en Taulero" (ib). Y esto me sugiere nuevas como de Dios en la Cruz. No hago, sin embargo, de él un partidario de la
reflexiones que no rebasan en ningún sentido mi intento. teología negativa � un discípulo inconsciente de Plotino o de Proclus.
¿Habrá muchos superiores religiosos que, hoy como ayer, hubieran escrito Subrayo simplemente en él una vuelta del pensamiento y del lenguaje, que
al rector de una casa estas líneas serenas: "Amadísimo Padre rector, es merece (así lo creo) más y mejor que una simple mención.
tiempo de permanecer en el fondo de Taulero, quiero decir en soledad e) La terminología, tan frecuente en él, del "fondo" (del "fondo del alma"
interna, y tomarnos descanso in sinu Dei"? (ib). Esto me recuerda, pero en en particular) me invita a una nueva profundización, que juzgo indispensa
otro orden de cosas, la decisión de Lenin, en lo más encarnizado de la guerra. ble. He aquí por qué. El término "fondo" es susceptible, según los casos, de
Llevado de un deseo muy fuerte de organizar el partido decidió leer, línea a un doble uso. A veces, como en el caso de los renanos, significa al propio
línea, la Wissenchft der Logik de Hegel, como si la eficacia de la que tanto tiempo la profundidad del alma, por encima de la multiplicidad de sus
habla exigiera el poder de tomar distancias, un poder de separación que operaciones y de sus potencias, y el fondo divino con el que comulga en una
permiten dominar las contingencias de la historia, imprimiéndoles la dirección más unidad de indiferenciación; fondo del alma y fondo divino tienden así a
apropiada. No es verdad que la creación exija el frenesí del movimiento, o el confundirse en razón de un análisis previo cuyos presupuestos no puedo reco
desprecio de un posible replegamiento en que se juntarán simultáneamente ger, para no hacer pesado mi discurso. Otras veces, según el uso que han hecho
las fuerzas vivas de la meditación, el dominio del cuerpo y la resolución los modernos, influidos por ciertas fórmulas de la Gestalt-psychologie, el
del querer. "fondo" (Grund) indica, dentro del sentido justo de la metáfora óptica, el
c) Me permito una nueva pregunta sugerida por la práctica de San Pablo horizonte, englobando en el mismo las formas de la percepción. Todo objeto
de la Cruz: ¿Cuántos entre nosotros serían hoy capaces de hablar del libro emerge así del fondo, más o menos oscuro, que le encuadra y sobre el que
clave de una vida, la voz decisiva que respondiera a una llamada del alma en adquiere todo su relieve. Es claro que el sicólogo no entiende hacer del fondo
su integridad? Sabe Dios, sin embargo, cuánto abundan los libros. En así entendido un fundamento en el sentido grave que le concede el lenguaje de
nuestras mismas santas Escrituras ¿encontraríamos los Pasionistas un los filósofos. Sin embargo, si bien ambas acepciones no son coincidentes,
espacio, un paraíso, y no sólo un lugar de paraíso sino también y, sobre todo, tienen un punto común, que nunca se ha explicitado, pero que no por ello es
la energía de una realización efectiva? En Taulero, Pablo de la Cruz, por un menos real. Se recubren, en efecto, parcialmente, por la idea simple de una
milagro de armonía preestablecida, encontró la palabra sustancial de su vida. cierta X que juega el papel de apoyo, de aquella "sobre lo que descansa'�
Sembrada en el fondo del alma, tuvo para él un significado casi Y no es indudablemente un azar que San Pablo de la Cruz, cuando habla del
sacramental que, en vista de las disposiciones del lector, obró en algún fondo de Taulero, evoque principalmente la imagen tradicional "in sinu
sentido la misma cosa que significaba. Patris".
d) Siempre en la misma línea de las sugerencias que me inspira la práctica Este punto de coincidencia parcial no elimina, sin embargo, la indistin
del fundador, me confieso impresionado por un simple hecho, pero conside ción de las dos significaciones. El fondo del que hablan las psicologías de la
rable sin embargo. Este hombre, que no era inculto, pero cuya formación no percepción quedan principalmente en el registro de la extensión, del
fue ni la de un teólogo ni la de un filósofo, se mueve con extrema facilidad, englobante, del círculo cada vez más amplio en que se sitúan, como
cual si se sintiera en su propio terreno, dentro del lenguaje aparentemente en su entorno, los objetos que descubre la vista. El fondo de Taulero no
abstruso de la mística renana. Este fenómeno entre la disposición cultural nace de la óptica o de la vista. Escapa a la mirada, no sólo porque está más
inicial y la práctica de una lectura, no sólo acredita una consonancia entre la allá de toda form_a (lo cual no es el caso del fondo entendido en el sentido de
llamada de una conciencia religiosa y la respuesta que le tranquiliza. los psicólogos), sino también y sobre todo, porque es la energía viviente en
Manífiesta una singular aptitud, extraña nv sólo al común de los mortales que se arraiga la misma sustancia de los seres. El fondo viene a ser aquí la
sino también a intiligencias más cultivadas, para lo que yo llamaría gustoso profundidad del ser mismo, aquellos por lo que y aquella en que, según la
la manipulación de lo "negativo". Hablé, en mi estudio sobre el silencio, de la palabra de San Pablo, vivimos, nos movemos y somos. Lo que aquí se perfila
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no es ya una perspectiva, más o menos indeterminada, sino una intensidad sentido e inteligencia, un modo existencial de "comportarse", de acercarse a
creadora que se sustrae, por su misma radicalidad, a la aprehensión de las Jas cosas, de guiar el propio cuerpo en espíritu y en verdad, de abrirse a una
potencias intelectuales. Ahora bien, creo que en San Pablo de la Cruz, el aco gida-recogimiento a la inmensidad generosa de lo que es. La "gran voz"
fondo de Taulero domina sin discusión el pensamiento y la expresión. Sin reúne en un Logos que nada tiene de una lógica, una "naturaleza" todavía
embargo, por más que el "fondo", no se haya mencionado en su segunda virgen y libre de nuestras empresas de dominación; una naturaleza cuyo
forma, su significado no está menos presente. Es lo que desearía demostrar a prim er gesto sería "lanzar un gran grito", como el infante que acaba de nacer
la luz de un hecho que nos refiere V.M. Strambi. y que no sabe hablar; al modo del profeta condenado a balbucir AAA solo
f) Nos cuenta incidentalmente que los libros (de Taulero), que leía de las vocales primordiales de la invocación. Pablo de la Cruz escucha el silencio
ordinario, no le impedían leer también "otro libro", el mayor, "que te de las cosas; escucha, es verdad, como misionero, y esta es la razón por la
nía continuamente ante sus ojos". "Un libro mucho mayor, es decir, cua l lo entiende "como una predicación muda". Pero esta inflexión inevitable
el de todas las criaturas visibles en que las almas puras y amantes, por que pudiera asignarse a una "deformación profesional", no hace desmerecer
medio de las cosas visibles, como por tantas letras formadas por la ma en nada el hecho primordial de la escucha, de un "ponerse a la escucha de':
no amorosa del Creador, leen las grandezas de las cosas invisibles" que es una "introducción en el mundo, un nacimiento en el mundo,
(ib p. 301). Hasta quí nada de sorprendente. La tradición cristiana ha "percibido bajo las especies de la voz".
bla en efecto del libro de la naturaleza y del libro de las escrituras. Ga g) No es difícil relacionar esta actitud con la de nuestros renanos, para
lileo mismo recogió por su cuenta esta imagen consagrada. Nada de quienes las criaturas, como lo dije en otro lugar, son "los adverbios del
sorprendente tampoco el que las criaturas fueran similadas a las letras que Verbo". En el silencio de las cosas se percibe la existencia adverbial del Verbo
forman palabras y frases. Ni tampoco que se llegara a la lectura de lo en quien todas las cosas "consisten". Pablo de la Cruz no distingue, al igual
invisible por lo visible, ni la edificante consideración del "deber de amar a que los renanos, la dimensión onto-cosmológica del silencio de las cosas de
Dios" que abundantemente nos regala las bellezas de la naturaleza. He aquí, su dimensión onto-teólogica. Los dos "momentos" de la percepció� se
por el contrario, un rasgo muy original: "anastomosan".
"Sucedía a veces que recreándose por el recinto del retiro le parecía No hay un primer momento neutro que concernería a las cosas en su
escuchar una gran voz que gritaba, y gritando le recordaba su deber de amar relación 11_1uda con el contorno "cósmico", luego, el subdeterminante, un
a Dios" (ib), he subrayado lo que en el texto me parece menos com�n. Efecti segundo tiempo que le referiría a su "significación teológica". Pero no es
vamente, el biógrafo nos enseña que el siervo de Dios, previamente a la perfec seguro que esta no distinción deba interpretarse como una ausencia de poesía
ción de los objetos precisos, escuchaba y sentía a la "naturaleza", indistinta o de insensibilidad ante el paso de las cosas, consideradas en la "sinfonía
mente, como una gran voz. Sobre el fondo de esta gran voz de Taulero, escuchaba simpatía" de su relacionas o correspondencia. Pablo de la Cruz ve, o más
las voces más precisas, la voz de las flores del jardín: "Una vez entre otras bien, entiende el mundo como la Palabra que el Padre dice en su eternidad.
residiendo en el retiro del Santo Angel, saliendo fuera del retiro y viendo las precio La expresión frecuente en él, "in sinu Patris ': proclama bien lo que intenta
sas flores del jardín, las tocaba con el bastón diciéndoles: Callaos, callaos"... decir. Evoca evidentemente el primer versículo del Prólogo de San Juan en
Pequeña historia sin duda cuya equivalencia encontramos sin dificultad en que se dice que el Logos está "junto al Padre". Las cosas cuya "gran voz" en
las florecillas franciscanas. Pero me permito yo insertar aquí la gran voz tiende, son entendidas por Pablo en el Verbo, puesto que su condición "ad
que por así decirlo precede como el fondo a la forma; las pequeñas voces que verbial" les une por esencia a esta "gran voz" que fue antes que nada la de la
manan de las flores. La naturaleza es percibida, no como el terreno de_ lo eternidad antes de ser la del mundo. Si quisiéramos afinar, sería menester
visible, sino como el de una escucha. Aparece menos ante la vista que penetra añadir que las entiende como morando con el Verbo en el seno del Padre
lo íntimo del corazón. He aludido ya, en otro trabajo, a este desplazamiento antes mismo de que ellas "pro-firieran" sus relaciones horizontales en el jueg�
de lo visual por lo auditivo. Y esto subraya a mi entender en San Pablo de la de sus correspondencias.
Cruz la sobredeterminación del fondo en su acepción extensiva, por el fondo h) Como final de esta elevación subrayaré una particularidad a que alude
en su acepción intensiva. El pasaje de la visión a la escucha reviste una gran San Vicente María Strambi en el mismo capítulo de su biografía. "Indicando
importancia no sólo en orden a una clasificación, desde luego muy con un gesto la inmensidad del paisaje dijo Pablo a los estudiantes: Ved que
superficial, que enlazaría con los "místicos-poetas" bajo los dos apelativos de todo es nuestro; lo que es del Padre es del Hijo; todo es de Dios Padre, por
visual y auditivo, sino, sobre todo, para una fenomenología diferencial de las tanto, es nuestro porque somos sus hijos". Me he divertido ante este
"formas-de-estar-en-el-mundo", esto es, de "sentirle" fundamentalmente; este silogismo, uno de los raros silogismos que encontré en sus escritos. Lejos de
sentir fundamental del que habla Rosmini y que no es nada de sensorial en la mí la i 1!1pertinencia de darle forma (1). Me basta con captar su sentido que
estricta acepción del calificativo, ya que especifica, antes que la división entre resulta mteresante (me parece) respecto de la espiritualidad del silencio, en la
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práctica del fundador. Lo que se significa, en suma, es esto. En una visión
poético-teológica del mundo, no existe ni podrá existir el derecho de SUMARIO
propiedad, ni lo "mío" ni lo "tuyo". No puede existir más que lo "nuestro"
como por lo demás, sucede en la oración que Jesús nos enseñó. Las cosas no Pág.
"se pertenecen". Se relacionan unas con otras y es por esto que se pue de
l. SILENCIO Y ESPIRITUALIOAD CRISTIANA
entender, en su silencio, las unas con las otras. Pero esto vale para la creación
entera y para el mismo Verbo que no se pertenece porque es, por su ser, "ser I. Fenomenología. Análisis de una situación ................ . 4
hacia" el Padre y "ser-junto" al Padre. Esta "desapropiación" perfecta es lo 2. Silencio de las cosas. Onto-cosmología del silencio ......... 8
que tiene de más "propio" cada cosa, lo que la hace adverbio del Verbo. Si 3. Silencio de las cosas. Dimensión onto-teológica del silencio .. 9
pues, todo pertenece al Padre en el sentido que acabamos de decir (y nada 4. El silencio del Padre y el silencio de la Pasión ........... , .. 10
tiene que ver con la calificación ridícula de "propietario" atribuida a Dios); y 5. El silencio y los tres nacimientos ......................... 12
si todo lo que es del Padre es también del hijo, es claro que todo nos
"pertenece" a nosotros que somos sus hijos. Todos estamos envueltos en el San Pablo de la Cruz y la espiritualidad del silencio ............ 12
mismo movimiento que se orienta al Padre. Todo se remonta a las celestiales
moradas, a la mansión de serenidad y de reposo in sinu Patris.
i) Con estas últimas reflexiones suspenderé mi discurso, consagrado a la
dimensión onto-cosmológica del silencio de las cosas en la práctica de San
Pablo de la.·cruz. No descubriremos en él (que yo sepa) sino las otras dos
dimensiones, meontológica, y estaurológica de que hablé en el estudio ya
mencionado. Esto no debe sorprendernos. Entre los mismos renanos, por
más que la lógica de su doctrina me hubiera podido inducir a atribuírselos, se
constata la misma ausencia. Séame permitido, pues, para terminar recordar
una vez más que un cuadro de inteligibilidad no es una carcasa que se
aplicaría mecánicamente a un autor o una obra. Y es éste el momento de
acordarnos de que el Espíritu es libre en sus dones y que sopla cuando quiere,
donde quiere y lo que quiere.
l. Noto de pasada otro silogismo, una verdadera perla, que ofrezco a mis COHERMA
NOS de Congregación. Está en "Lo spirito passionista" del P. Patrizio, Roma, 1930, p. 188
par. 82. Este silogismo memorable aparece de la forma siguiente: "se demuestra que las
castañas son frutos permitidos por la Regla". Le doy en nombre provisional de "silogismo del
castañal". Pero, claro, sin castañas.
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