Microsoft Word - ELD Demanda de Amparo Indirecto VFF

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QUEJOSO: ESCUELA LIBRE DE

DERECHO.

ASUNTO: SE PROMUEVE DEMANDA


DE AMPARO INDIRECTO.

C. JUEZ DE DISTRITO EN MATERIA


ADMINISTRATIVA EN LA CIUDAD DE
MÉXICO, QUE POR TURNO
CORRESPONDA.

PRESENTE

RICARDO ANTONIO SILVA DÍAZ, en mi carácter de Rector y representante legal


de la Escuela Libre de Derecho, personalidad que acredito en términos del
instrumento notarial 42,268 pasado ante la fe del Licenciado Mario Rischia
Velázquez, Notario 80 en esta Ciudad de México, mismo que se acompaña al
presente (ANEXO I), en relación con lo contenido en la Cláusula Trigésima del
Estatuto de la Escuela Libre de Derecho y el diverso 92 del Reglamento General de
dicha institución, todos textos vigentes, señalando como domicilio para oír y recibir
todo tipo de notificaciones el inmueble ubicado en calle Doctor Vértiz, número 12,
Colonia Doctores, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P. 06720, en esta Ciudad de México;
autorizando en los más amplios términos del artículo 12 de la Ley de Amparo,
incluyendo la facultad para interponer los recursos que procedan, ofrecer y rendir
pruebas, alegar en las audiencias, solicitar su suspensión o diferimiento y realizar
cualquier acto que resulte ser necesario para la defensa de los derechos de la
quejosa, a los abogados Arturo Ramos Sobarzo (con cédula profesional número
4560709) y Arturo Camacho Loza (con cédula profesional número 7244865).
Asimismo, con fundamento en el artículo 3o. de la Ley de Amparo y en términos del
Acuerdo General 12/2020 del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, que
regula la integración y trámite de expediente electrónico y el uso de
videoconferencias en todos los asuntos competencia de los órganos jurisdiccionales
a cargo del propio Consejo, solicito a su Señoría tenga por autorizado únicamente
para la consulta del expediente electrónico, a través del Portal de Servicios en Línea
del Poder Judicial de la Federación, al suscrito con el nombre de usuario
“SILVADIAZR”. Respetuosamente comparezco para exponer:

Con el carácter indicado y con fundamento en lo dispuesto por los artículos 1o., 3o.,
13, 14, 16 y 17, así como los diversos 103, fracción I, 107, fracción IV, todos de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y demás relativos y
aplicables de la Ley de Amparo; así como por el artículo 57, fracción III, de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, ocurro en tiempo y forma ante su

1
Señoría a solicitar el AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN
en contra de los actos y autoridades que más adelante se señalan.

A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 108 de la Ley de Amparo,


BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD, se manifiesta lo siguiente:

I. NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO

ESCUELA LIBRE DE DERECHO, representada por el suscrito RICARDO


ANTONIO SILVA DÍAZ, señalando como domicilio para oír y recibir todo tipo de
notificaciones, documentos y valores en el presente juicio de garantías, el inmueble
ubicado Doctor Vértiz, número 12, Colonia Doctores, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P.
06720, en esta Ciudad de México.

II. NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO INTERESADO

En términos de la fracción III del artículo 5o. de la Ley de Amparo, a juicio de la


quejosa, en el presente juicio no hay persona alguna con tal carácter.

III. AUTORIDADES RESPONSABLES Y ACTOS RECLAMADOS

Son actos reclamados en la presente demanda de amparo indirecto los que a


continuación se mencionan, mismos que afectan a mi representada en la forma
expresada en el capítulo de conceptos de violación:

A. De la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión:

1. La discusión, aprobación y expedición de la Ley Orgánica del Poder Judicial de


la Federación así como de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la
Federación emitidas mediante el “Decreto por el que se expide la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación y la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la
Federación; se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley
Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, Reglamentaria del Apartado B)
del artículo 123 Constitucional; de la Ley Federal de Defensoría Pública; de la Ley
de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos; de la Ley Reglamentaria de las fracciones I y II del
artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y del
Código Federal de Procedimientos Civiles”, publicado en el Diario Oficial de la
Federación de 07 de junio de 2021.

B. De la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión:

2. La discusión, aprobación y expedición de la Ley Orgánica del Poder Judicial de


la Federación así como de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la
Federación expedidas mediante el “Decreto por el que se expide la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación y la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial

2
de la Federación; se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la
Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, Reglamentaria del Apartado
B) del artículo 123 Constitucional; de la Ley Federal de Defensoría Pública; de la
Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos; de la Ley Reglamentaria de las fracciones I y II
del artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y del
Código Federal de Procedimientos Civiles”, publicado en el Diario Oficial de la
Federación de 07 de junio de 2021.

C. Del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos:

3. La promulgación de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación así como


de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación expedidas
mediante el “Decreto por el que se expide la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación y la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación; se
reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado, Reglamentaria del Apartado B) del artículo 123
Constitucional; de la Ley Federal de Defensoría Pública; de la Ley de Amparo,
Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; de la Ley Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y del Código Federal
de Procedimientos Civiles”, publicado en el Diario Oficial de la Federación de 07 de
junio de 2021.

Desde ahora debe destacarse que las porciones normativas tildadas de


inconstitucionales se combaten con el carácter de autoaplicativo, toda vez que
con su sola entrada en vigor causan afectación, desde ese momento, en la esfera
jurídica la parte quejosa.

IV. ABREVIATURAS Y REFERENCIAS

A continuación, se precisan las abreviaturas y referencias que serán empleadas en


el desarrollo del presente escrito, esto a fin de facilitar su lectura y estudio:

ELD o la quejosa Escuela Libre de Derecho

Decreto por el que se expide la Ley Orgánica del Poder Judicial de


la Federación y la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la
Federación; se reforman, adicionan y derogan diversas
El Decreto
disposiciones de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del
Estado, Reglamentaria del Apartado B) del artículo 123
Constitucional; de la Ley Federal de Defensoría Pública; de la Ley
de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la

3
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; de la Ley
Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y del Código
Federal de Procedimientos Civiles, publicado en el Diario Oficial de
la Federación de 07 de junio de 2021.

LOPJF Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

LCJPJF Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación.

Constitución
Federal o Ley Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Fundamental

CADH Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la


Ley de Amparo
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Alto Tribunal o
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Suprema Corte

ONU Organización de Naciones Unidas.

Corte IDH Corte Interamericana de Derechos Humanos.

CIDH Comisión Interamericana de Derechos de Derechos Humanos.

CJF Consejo de la Judicatura Federal.

4
ÍNDICE

I. NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO ................................................................... 2

II. NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO INTERESADO ........................................... 2

III. AUTORIDADES RESPONSABLES Y ACTOS RECLAMADOS ................................ 2

IV. ABREVIATURAS Y REFERENCIAS ........................................................................... 3

V. TÉRMINO ..................................................................................................................... 6

VI. DERECHOS FUNDAMENTALES Y PRECEPTOS CONSTITUCIONALES


VIOLADOS........................................................................................................................... 6

VII. FUNDAMENTOS DEL AMPARO ............................................................................ 6

VIII. COMPETENCIA ....................................................................................................... 6

IX. ANTECEDENTES DE LOS ACTOS RECLAMADOS ................................................. 7

X. PROCEDENCIA E INTERÉS ....................................................................................... 9

XI. CUESTIÓN PREVIA .................................................................................................. 43

XII. CONCEPTOS DE VIOLACIÓN .............................................................................. 49

PRIMERO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES POR NO RESPETAR EL DEBIDO


PROCESO RESPECTO DE CONTROL Y VIGILANCIA DE LA JUDICATURA................................... 49

SEGUNDO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES POR ESTABLECER CLÁUSULAS


HABILITANTES PARA REGLAMENTAR FACULTADES Y PROCESOS QUE DEBEN ESTAR PREVISTOS

EN LEY ............................................................................................................................. 88

TERCERO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES AL PERMITIR LA DESIGNACIÓN DE


JUECES A TRAVÉS DE UN ÓRGANO QUE NO TIENE GARANTÍAS DE AUTONOMÍA ..................... 96

CUARTO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES POR DISPONER LA CONCENTRACIÓN DE


ASUNTOS ....................................................................................................................... 104

QUINTO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES POR PERMITIR ADSCRIPCIONES SIN


RESPETAR LAS GARANTÍAS DE INDEPENDENCIA JUDICIAL ................................................. 107

SEXTO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES POR REGULAR CONCEPTOS

INDETERMINADOS PARA IDENTIFICAR IMPEDIMENTOS ....................................................... 113

SÉPTIMO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES AL PERMITIR INJERENCIAS INDEBIDAS


EN EL NOMBRAMIENTO DEL PERSONAL ............................................................................ 116

OCTAVO. LOS ARTÍCULOS SON INCONSTITUCIONALES AL PERMITIR INJERENCIAS INDEBIDAS


EN EL NOMBRAMIENTO DEL PERSONAL ............................................................................ 118

XIII. EFECTOS DE LA CONCESIÓN DEL AMPARO ................................................. 119

XIV. PRUEBAS ............................................................................................................ 119

XV. PETITORIOS ........................................................................................................ 120

5
V. TÉRMINO

De conformidad con lo establecido en los artículos 17 y 18 de la Ley de Amparo, y


como se señaló en el apartado anterior, a través de la presente demanda se
combaten, como se analizará con detalle en el Capítulo X. Procedencia e interés,
los artículos 33, 41, 42, fracción V, 44, 82, 86, fracciones II, X, XXI, XXIV, XXXI,
XXXII, XXXVI, XXXVII y XXXVIII, 90, fracción V, 93, 95, párrafo tercero, 98, 99, 100,
fracción I, 105, 109, 112, fracciones III y IV, 114, 115, apartado A, fracciones III y IV
y Apartado B, Apartado C, cuarto párrafo, 119 y 126, fracción IX, de la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación así como los diversos 29, segundo párrafo, 51,
52, 53, fracciones XIV y XV, 54, 61, 62, párrafo cuarto, 63, fracciones I y II, 66,
fracción V, 67, fracción III, inciso a), numeral 2 e inciso b), numerales 1 y 4 y fracción
IV, 68 y 73, de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación
publicadas en el Diario Oficial de la Federación de 07 de junio de 2021, entrando en
vigor, conforme a su artículo primero transitorio, al día siguiente de su publicación,
es decir, el 08 de junio de 2021, por lo cual el término de 30 días para la presentación
de la demanda previsto en la fracción II del referido artículo 17 de la Ley de Amparo,
transcurre del 08 de junio al 19 de julio de 2021, debiéndose descontar los días
sábados y domingos de conformidad con el artículo 19 de la Ley de Amparo.

Consecuentemente, el presente escrito por el que se promueve demanda de


amparo indirecto se somete a consideración de su Señoría en tiempo y forma toda
vez que no ha fenecido el plazo referido en el párrafo inmediato anterior.

VI. DERECHOS FUNDAMENTALES Y PRECEPTOS CONSTITUCIONALES


VIOLADOS

Los derechos y principios contenidos en los artículos 1o., 3o., 13, 14, 16 y 17, así
como los diversos 103, fracción I, 107, fracción IV, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos en relación con los artículos 1, 2, 8 y 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y 1, 2 y 14 del Pacto Internacional
de los Derechos Civiles y Políticos, así como lo dispuesto en aquellos que se
mencionen dentro del capítulo de conceptos de violación.

VII. FUNDAMENTOS DEL AMPARO

Lo son los artículos 1o., 3o., 13, 14, 16 y 17, así como los diversos 107, fracción IV,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 103, fracción I, 107,
fracción I, inciso b) y fracción II, 108 y demás relativos y aplicables de la Ley de
Amparo; así como por el artículo 57, fracción III, de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación.

VIII. COMPETENCIA

6
En la especie, se surte la competencia a favor de este H. Juzgado de Distrito, en
tanto que tiene competencia para conocer de amparos indirectos en términos de lo
dispuesto en el artículo 35 de la Ley de Amparo.

Asimismo, se surte su competencia por materia –en específico, la administrativa–,


de conformidad con lo establecido en la fracción III del artículo 57 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación, mismo que a la letra dispone:

Artículo 57. Los jueces de distrito en materia administrativa


conocerán:

[…]

III. De los juicios de amparo que se promuevan contra leyes y demás


disposiciones de observancia general en materia administrativa, en
los términos de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos
103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos;

[...]

[Énfasis añadido]

Lo anterior, de conformidad con lo establecido en el primer párrafo del artículo 37


de la Ley de Amparo que establece:

Artículo 37. Es juez competente el que tenga jurisdicción en el lugar


donde el acto que se reclame deba tener ejecución, trate de
ejecutarse, se esté ejecutando o se haya ejecutado.

Si el acto reclamado puede tener ejecución en más de un distrito o


ha comenzado a ejecutarse en uno de ellos y sigue ejecutándose
en otro, es competente el juez de distrito ante el que se presente la
demanda.

Cuando el acto reclamado no requiera ejecución material es


competente el juez de distrito en cuya jurisdicción se haya
presentado la demanda.

[Énfasis añadido]

Precisado lo anterior, a continuación, se manifiestan BAJO PROTESTA DE DECIR


VERDAD, los hechos y abstenciones que constan a mi representada, y que
constituyen los antecedentes de los actos reclamados:

IX. ANTECEDENTES DE LOS ACTOS RECLAMADOS

7
Los siguientes antecedentes se someten a consideración de su Señoría, sin
perjuicio de que en otras partes del presente escrito también se hacen las
precisiones necesarias relacionadas con los conceptos de violación hechos valer:

1. El 20 de febrero de 2020, el Ejecutivo Federal presentó ante la Cámara de


Senadores del Congreso de la Unión iniciativa mediante la cual propuso reformar
los artículos 94, 97, 99, 100, 103, 105, 107 de la Constitución Federal, en relación
a la transformación del Poder Judicial de la Federación.1

2. Luego de la iniciativa presentada por el Ejecutivo Federal, mediante sesión


ordinaria de 27 de noviembre de 2020, el Senado de la República aprobó el
dictamen por el que se reforman diversas disposiciones de la Constitución, relativo
a la transformación del Poder Judicial de la Federación, mientras que la Cámara de
Diputados avaló la minuta el 15 de diciembre del mismo año.

Conforme al procedimiento establecido en el texto constitucional, en febrero de


2021, con 18 votos aprobatorios de los congresos locales, el Pleno de la Cámara
de Diputados realizó declaratoria de Reforma Constitucional a la minuta con
Proyecto de Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relativas al Poder Judicial
de la Federación.

3. El 11 de marzo de 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto


por el que se declara reformadas y adicionadas diversas disposiciones de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relativos al Poder Judicial
de la Federación, a través del cual se ordena, entre otros y concretamente en su
transitorio segundo, al Congreso de la Unión, para que dentro de los 180 días
siguientes a la entrada en vigor del Decreto apruebe la legislación secundaria
derivada del mismo.

4. El 07 de junio de 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto


por el que se expide la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y la Ley de
Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación; se reforman, adicionan y
derogan diversas disposiciones de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio
del Estado, Reglamentaria del Apartado B) del artículo 123 Constitucional; de la Ley
Federal de Defensoría Pública; de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos
103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; de la Ley
Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y del Código Federal de Procedimientos Civiles, a

1
Visible en:
http://sil.gobernacion.gob.mx/Busquedas/Avanzada/ResultadosBusquedaAvanzada.php?SID=450243b23ebaadc90d2edcda
484097b0&Serial=d852f709c8460ce31e00bb7d65f27b48&Reg=1&Origen=BA&Paginas=15

8
través del cual, como su nombre lo indica, se emitió la nueva ley orgánica y la ley
de carrera judicial ambas del Poder Judicial de la Federación.

5. Mi representada considera que los actos que por esta vía se reclaman vulneran
en su perjuicio diversos derechos fundamentales reconocidos por la Ley
Fundamental, motivo por el cual se expresan los Conceptos de Violación.

X. PROCEDENCIA E INTERÉS

A través de los argumentos que se desarrollan en las siguientes líneas, se


demostrará la procedencia de la presente demanda de amparo, debido a que se
actualiza lo establecido en el artículo 107, fracción I, inciso b) y fracción II, de la Ley
de Amparo, que establece:

Artículo 107. El amparo indirecto procede:

I. Contra normas generales que por su sola entrada en vigor o con


motivo del primer acto de su aplicación causen perjuicio al quejoso.

Para los efectos de esta Ley, se entiende por normas generales,


entre otras, las siguientes: […]

b) Las leyes federales; […]

II. Contra actos u omisiones que provengan de autoridades distintas


de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo;

[Énfasis añadido]

Asimismo, de la lectura de lo dispuesto en el artículo 61 de la Ley de Amparo no se


advierte que se actualice causal de improcedencia alguna, en tanto que la litis aquí
planteada no verifica ninguno de los supuestos normativos establecidos en dicho
numeral, para ahondar en lo anterior conviene puntualizar algunos aspectos
relacionados con la procedencia del amparo contra leyes autoaplicativas.

Principio de definitividad y la inconstitucionalidad de normas con efectos


autoaplicativos

Resulta innecesario agotar el principio de definitividad, en virtud de que para agotar


los recursos o medios de defensa ordinarios que exige dicho principio se requiere
que existan y sean idóneos para modificar o revocar el acto que se reclama, lo cual
en el caso no acontece, pues el único medio idóneo para analizar la
constitucionalidad de una ley que regula a la judicatura es el juicio de amparo
indirecto, tal y como se demostrará mas adelante.

En efecto, en el presente caso se reclama la inconstitucionalidad de los artículos 33,


41, 42, fracción V, 44, 82, 86, fracciones II, X, XXI, XXIV, XXXI, XXXII, XXXVI,

9
XXXVII y XXXVIII, 90, fracción V, 93, 95, párrafo tercero, 98, 99, 100, fracción I, 105,
109, 112, fracciones III y IV, 114, 115, apartado A, fracciones III y IV y Apartado B,
Apartado C, cuarto párrafo, 119 y 126, fracción IX, de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación así como los diversos 29, segundo párrafo, 51, 52, 53,
fracciones XIV y XV, 54, 61, 62, párrafo cuarto, 63, fracciones I y II, 66, fracción V,
67, fracción III, inciso a), numeral 2 e inciso b), numerales 1 y 4 y fracción IV, 68 y
73, de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación publicadas en
el Diario Oficial de la Federación de 07 de junio de 2021, en atención a que por su
sola entrada en vigor ocasionan perjuicios a la integración, funcionamiento y libre
desarrollo de la función jurisdiccional.

Así, de conformidad con la fracción XIV del artículo 61 de la Ley de Amparo, la parte
quejosa tiene la opción de acudir de manera inmediata a la vía indirecta para
reclamar la norma sin agotar los medios de defensa ordinarios, tal y como en el caso
acontece. Dicho precepto establece específicamente:

Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: […]

XIV. Contra normas generales o actos consentidos tácitamente,


entendiéndose por tales aquéllos contra los que no se promueva el
juicio de amparo dentro de los plazos previstos.

No se entenderá consentida una norma general, a pesar de que


siendo impugnable en amparo desde el momento de la iniciación de
su vigencia no se haya reclamado, sino sólo en el caso de que
tampoco se haya promovido amparo contra el primer acto de su
aplicación en perjuicio del quejoso.

Cuando contra el primer acto de aplicación proceda algún recurso o


medio de defensa legal por virtud del cual pueda ser modificado,
revocado o nulificado, será optativo para el interesado hacerlo valer
o impugnar desde luego la norma general en juicio de amparo. En
el primer caso, sólo se entenderá consentida la norma general si no
se promueve contra ella el amparo dentro del plazo legal contado a
partir del día siguiente de aquél al en que surta sus efectos la
notificación de la resolución recaída al recurso o medio de defensa,
si no existieran medios de defensa ordinarios en contra de dicha
resolución, o de la última resolución recaída al medio de defensa
ordinario previsto en ley contra la resolución del recurso, aún
cuando para fundarlo se hayan aducido exclusivamente motivos de
ilegalidad. […]

[Énfasis añadido]

En abono a lo anterior, no debe pasar inadvertido el siguiente criterio jurisprudencial


emitido por la Segunda Sala de la Suprema Corte:

10
PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD. ES INNECESARIO AGOTARLO
CUANDO SE RECLAMAN DISPOSICIONES DE OBSERVANCIA
GENERAL EMITIDAS POR AUTORIDADES DISTINTAS DE LOS
TRIBUNALES JUDICIALES, ADMINISTRATIVOS O DEL
TRABAJO. De la interpretación estricta y sistemática de los
artículos 103, fracción I, y 107, fracción IV, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como 1o., y 107,
fracciones I, inciso g), y II, de la Ley de Amparo, en relación con el
criterio contenido en la tesis aislada 2a. CLVII/2009, (*) de la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se
advierte que el artículo 61, fracción XX, de la Ley de Amparo no
puede interpretarse en el sentido de que el principio de definitividad
debe agotarse, indistintamente, respecto de cualquier forma de
manifestación del poder (actos, omisiones y normas generales),
pues la exigencia de interponer los recursos ordinarios procedentes
se limitó constitucionalmente a los actos propiamente dichos o a las
omisiones de autoridades distintas de tribunales, excluyendo las
disposiciones de observancia general emitidas por esa clase de
autoridades, y si el legislador no acotó la impugnación de
normas generales -sean de la jerarquía que sean- a las reglas
que rigen el principio de definitividad en el juicio de amparo, se
concluye que es innecesario hacer valer algún medio ordinario
de defensa en caso de que se prevea antes de acudir a la
instancia constitucional, sin que esto implique que el quejoso esté
impedido para promover el medio de defensa que a su interés legal
convenga.2

[Énfasis añadido]

En esas condiciones, a la luz de la fracción IV del artículo 107 de la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con la fracción XX del artículo
61 de la Ley de Amparo, resulta atinado sostener que no es necesario agotar el
principio de definitividad, toda vez que a través del presente escrito se combaten
diversas porciones normativas de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación como de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación
que se identifican como un conjunto normativo autoaplicativo.

I. La quejosa cuenta con interés legítimo para instar el presente juicio


de amparo

Los actos reclamados afectan en forma directa e inmediata los derechos sustantivos
de la parte quejosa contenidos en los artículos 1o., 3o., 13, 14, 16 y 17 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en relación con los diversos

2
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 2a./J. 91/2017 (10a.); J.

11
8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 1, 2 y 14 del Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.

Como se demostrará, los actos que en el presente juicio de amparo se reclaman


violan el artículo 17 constitucional, cuya defensa corresponde a la parte quejosa no
solo en atención al adecuado ejercicio de su objeto social, sino de conformidad con
diversos precedentes del Alto Tribunal.

En efecto, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió en la


contradicción de tesis 360/2013, que las personas morales legalmente constituidas,
gozan de los derechos fundamentales previstos en la Constitución Federal y en los
Tratados Internacionales en los que el estado mexicano forma parte. Al respecto:

PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓN MÁS FAVORABLE A LA


PERSONA. ES APLICABLE RESPECTO DE LAS NORMAS
RELATIVAS A LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS QUE SEAN
TITULARES LAS PERSONAS MORALES. El artículo 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al disponer
que en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán
de los derechos humanos reconocidos en dicha Constitución y en
los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea
parte, así como de las garantías para su protección, no prevé
distinción alguna, por lo que debe interpretarse en el sentido de que
comprende tanto a las personas físicas, como a las morales, las
que gozarán de aquellos derechos en la medida en que resulten
conformes con su naturaleza y fines. En consecuencia, el
principio de interpretación más favorable a la persona, que
como imperativo establece el párrafo segundo del citado
precepto, es aplicable respecto de las normas relativas a los
derechos humanos de los que gocen las personas morales, por
lo que deberán interpretarse favoreciendo en todo tiempo la
protección más amplia, a condición de que no se trate de aquellos
derechos cuyo contenido material sólo pueda ser disfrutado por las
personas físicas, lo que habrá de determinarse en cada caso
concreto.3

[Énfasis añadido]

Ahora bien, la legitimación de la parte quejosa para instar el presente juicio de


amparo parte de la afectación que ocasiona la sola entrada en vigor de las porciones
normativas al derecho de acceso a la justicia previsto en el artículo 17 constitucional
en relación con los diversos 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en tanto que, con la emisión de las normas, se ponen en riesgo diversos
principios que derivan de la independencia judicial, como lo es la permanencia en

3
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; P./J. 1/2015 (10a.); J.

12
el cargo, el debido proceso en procedimientos sancionatorios, procesos de elección
abiertos, técnicos y objetivos; todos ellos tanto en la Constitución como en diversos
ordenamientos internacionales, tanto del sistema universal como el interamericano,
conforme a los cuales se crea un parámetro de regularidad constitucional en torno
a la debida administración de justicia, la independencia judicial y la división de
poderes.

La legitimación de la quejosa se fundamenta en la fracción I, inciso b) del artículo


107 de la Ley de Amparo, en tanto que se reclama la emisión de normas cuyos
alcances ponen en riesgo la impartición de justicia y la carrera judicial, por ser
contrarias a la independencia, imparcialidad, idoneidad, estabilidad,
profesionalización y especialización de los servidores públicos que forman parte de
ella, demerita la legitimidad de los órganos jurisdiccionales, en perjuicio del acceso
efectivo a la jurisdicción y la seguridad jurídica.

Esta legitimación para defender el derecho a una tutela judicial efectiva también
tiene fundamento en lo resuelto por la Primera Sala en el amparo en revisión
265/2020, en el que se precisó que de acuerdo con nuestro artículo 17 constitucional
el primer obligado a garantizar el acceso a la justicia es el Estado (esto bajo las
condiciones de no exclusión y no rivalidad descritas anteriormente), sin embargo,
también hay otros sujetos que integran la profesión legal y que son esenciales para
el funcionamiento del sistema jurídico, como lo son las escuelas de derecho y
diversas asociaciones de la sociedad civil, tales como los colegios de abogados.

Lo anterior, pues ciertas asociaciones civiles son sujetos idóneos en la labor


de protección y garantía de bienes públicos y derechos colectivos; como
puede ser el derecho de acceso a la justicia visto en esta dimensión colectiva.
La importancia de la defensa de ese derecho a partir de la sociedad civil, dijo la
Primera Sala, se da en tanto que la mejora en el sistema general de administración
de justicia, por lo general, es muy costosa en términos individuales y, aunque su
beneficio social puede ser grande, el beneficio individual suele no superar los costos
para una persona. De esa forma, el derecho de acceso a la justicia se ve en una
dimensión colectiva multifacética, con obligaciones positivas como negativas, por lo
que su eficacia requiere de un diálogo y control por parte de la sociedad civil.

A mayor abundamiento, no debe pasar inadvertido para su Señoría el hecho de que,


habiendo sido resuelto por la Primera Sala por cinco votos a favor, a la luz de lo
establecido en el artículo 223 de la Ley de Amparo, los razonamientos contenidos
en el amparo en revisión 265/2020 constituyen precedente obligatorio en relación
con la resolución del presente juicio. Por analogía, deben aplicarse al presente los
razonamientos sostenidos en aquel amparo en el que se identificó a diversos entes
que integran la profesión legal, como los colegios de abogados, como sujetos
esenciales para el funcionamiento de nuestro sistema jurídico y con una posición

13
idónea para avanzar en la obligación de garantizar el acceso a la justicia –
reconociéndoles interés legítimo–, pues la ratio de aquel razonamiento descansa en
que, siendo el derecho de acceso a la justicia un derecho complejo y multifacético,
es un derecho que, visto como un bien constitucional público, presenta el problema
que puede caracterizarse como de “polizón” o “free rider”4 por lo que la participación
de la sociedad civil en la defensa de este derecho resulta valiosa: La Escuela Libre
de Derecho cuenta con interés legítimo para promover el presente juicio de amparo
con el fin de procurar la efectividad de los aspectos cuantitativos del derecho de
acceso a la justicia que se ven perjudicados en razón de las porciones normativas
combatidas. Para efectos de claridad, el artículo de mérito establece:

Artículo 223. Las razones que justifiquen las decisiones


contenidas en las sentencias que dicten las salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, constituyen precedentes
obligatorios para todas las autoridades jurisdiccionales de la
Federación y de las entidades federativas cuando sean tomadas
por mayoría de cuatro votos. Las cuestiones de hecho o de
derecho que no sean necesarias para justificar la decisión no serán
obligatorias.

[Énfasis añadido]

Ahora bien, para efecto de establecer con claridad el interés legitimo que le asiste
a la quejosa, es preciso formular tres razonamientos: (a) consideraciones respecto
del interés legítimo en el amparo; (b) implicaciones del derecho a la administración
de justicia y, en relación a ello, la identificación de las porciones normativas
reclamadas en su carácter de normas autoaplicativas y, (c) la incidencia del acto
reclamado en la esfera jurídica de la quejosa que la legitima vía interés legítimo para
instar el presente juicio de amparo.

(a) Consideraciones en torno al interés legítimo en el juicio de amparo

Tal como lo estableció el Pleno del Alto Tribunal al resolver la contradicción de tesis
111/2013, el interés legítimo implica un vínculo entre una persona y una pretensión,
de tal forma que la anulación del acto que se reclama produce un beneficio o efecto
positivo en su esfera jurídica, ya sea actual o futuro, pero siempre cierto. Sin

4
Explicado por el Alto Tribunal en el mismo precedente, a propósito de su resolución dictada en el amparo en
revisión 839/2019, en torno al derecho al medio ambiente sano en los términos siguientes: 87. Siendo relevante
resaltar que, esta condición de bien público global, provocaba que la protección del medio ambiente esté sujeta
a un problema que se puede categorizar como de “polizón” o del “free rider”. Para la Segunda Sala, esto
significaba que no existen incentivos para que los individuos en particular o de manera aislada defiendan el bien
público en cuestión, pues aun cuando el beneficio social que se obtendría puede ser grande, el beneficio
particular es mínimo y el costo de oportunidad suele ser alto. Es decir, los individuos esperan a que sean otros
(como el Estado u otras personas) los que se preocupen por defender estos bienes, pero eso no les impedirá
beneficiarse de esta defensa.

14
embargo, esta titularidad potencial de una ventaja o utilidad jurídica requiere de un
interés actual o inminente y real, es decir, que no sea hipotético.

Así, para que exista un interés legítimo, se requiere de la existencia de una


afectación en cierta esfera jurídica, que no necesariamente es de índole económica,
apreciada bajo un parámetro de razonabilidad, y no sólo como una simple
posibilidad, ante lo cual, una eventual sentencia de protección constitucional
implicaría la obtención de un beneficio determinado, el cual no puede ser
lejanamente derivado, sino resultado inmediato de la resolución que en su
caso llegue a dictarse.5 Esto es, que la sentencia concesoria por sí misma se
traduzca en un beneficio para quien acude al juicio de amparo aduciendo
interés legítimo.

Dicho parámetro de razonabilidad se refiere al hecho de que la afectación a la esfera


jurídica del quejoso en sentido amplio debe ser posible, esto es, debe ser razonable
la existencia de tal afectación. Por tanto, dicho término se refiere a la lógica que
debe guardar el vínculo entre la persona y la afectación aducida.6

La Primera Sala de la Suprema Corte advirtió que ha construido en distintos


precedentes una definición mínima y flexible de lo que debe entenderse como
interés legítimo, cuyo contenido se alimenta de elementos aproximativos, que hacen
de su aplicación a los casos concretos una operación evaluativa y no mecánica.
Incluso, ha llegado a concluir que los quejosos pueden tener interés legítimo para
impugnar leyes respecto de las que no son destinatarios.

Resulta valioso tener presente lo sostenido por el Alto Tribunal al resolver la


contradicción de tesis 553/2012 donde advierte la exigencia a los Jueces
constitucionales de considerar cuidadosamente las relaciones jurídicas en que se
insertan las personas, en cada caso, pues justamente, por la intensidad del tráfico
de negocios jurídicos en un estado constitucional de derecho, como el nuestro, es
necesario determinar individualmente las posibilidades de perjuicios o
privación de beneficios, que resientan los quejosos –de manera indirecta,
pero con la entidad suficiente para afirmar la existencia de un agravio
personal–, que tengan una incidencia en los núcleos protectores de los derechos
humanos, según el caso de que se trate, para lo cual no sólo interesa la relación
directa de la autoridad o de la ley con el quejoso, (dimensión vertical), sino el
análisis integral de la red de relaciones jurídicas en que se encuentra, por
ejemplo, con otros particulares, (dimensión horizontal), en virtud de las cuales
exista una correa de transmisión con los efectos perjudiciales de los actos
reclamados.

5
Sentencia dictada en la contradicción de tesis 111/2013, p. 37.
6
Ibídem, p. 38.

15
En la misma línea, al resolver la contradicción de tesis 299/2015, la Segunda Sala
identifica que si bien el interés legítimo implica un nivel de afectación menor al
exigido en el interés jurídico, ello no significa que el mismo no deba acreditarse,
pero aún con ello, advierte, no existe impedimento alguno para que la autoridad, por
medio de inferencias lógicas, arribe a la conclusión de que sí se ha actualizado el
mismo, ello siempre analizado a la luz de la función primordial del juicio de amparo:
la protección de los derechos fundamentales de las personas y por obvias razones,
el principio pro persona contenido en el artículo 1o. constitucional cobra especial
relevancia.

En los amparos en revisión 323/2014 y 1359/2015, la Primera Sala consideró que


el estudio del interés legítimo partiera de un análisis integral de la naturaleza del
derecho y del objeto social de la quejosa, y con base en estos elementos se estudió
cómo se integraba el uno con el otro en la petición del amparo, en esos dos casos
se analizó el derecho a la educación y la libertad de expresión. Por su parte, la
Segunda Sala también concedió interés legítimo a las asociaciones civiles para
defender al medio ambiente en el amparo en revisión 839/2019, por lo que es dable
concluir que en ambas Salas de la Suprema Corte se ha sostenido que es posible
considerar la existencia de un interés legítimo en casos en los que se afecten
derechos de naturaleza difusa o colectiva, con una estructura jurídica compleja, una
dimensión colectiva y tengan el carácter de un bien público, conforme a lo cual
resulta de gran relevancia la intervención de la sociedad civil en su protección.

Finalmente, la Primera Sala al resolver el amparo en revisión 265/2020 amplió ese


espectro de derechos al acceso a la justicia, al considerar que el artículo 17
constitucional tiene una dimensión colectiva multifacética, con obligaciones
positivas como negativas, que inicialmente deben ser garantizadas por el Estado,
pero que ello no impide la participación de otros sujetos para su fortalecimiento;
motivo por el cual, en el siguiente apartado conviene identificar cuales son esas
obligaciones y derechos que surgen del derecho del acceso a la justicia en su
naturaleza compleja, para estar en posibilidad de determinar como puede participar
la sociedad civil para garantizar su eficacia.

(b) Implicaciones del derecho a la administración de justicia y, en relación con


ello, la identificación de las porciones normativas reclamadas en su carácter
de normas autoaplicativas.

b.1. Derecho de acceso a la justicia

La Primera Sala del Alto Tribunal ha establecido, al resolver los amparos en revisión
352/2012, 250/2012 y 633/2012, y amparos directos en revisión 2479/2012 y
204/2013, que el derecho al acceso a la justicia comprende el derecho de acción
que permite a los gobernados acudir a los tribunales para hacer valer las

16
pretensiones que estime pertinentes. Al respecto, sostiene, resulta necesario que el
acceso a la jurisdicción sea equitativo, lo cual se logra cuando el acceso a los
tribunales es libre para todos los gobernados, aún y cuando su ejercicio dependa
de la utilización de los procedimientos y recursos previstos en el ordenamiento
jurídico.7

En esta línea, la Primera Sala ha establecido que un elemento esencial del acceso
a la justicia es lo que se ha identificado como el derecho de acceso a la justicia o
la tutela judicial efectiva que se ha entendido como el derecho público subjetivo
que toda persona tiene, dentro de los plazos y términos que fijen las leyes, para
acceder de manera expedita a tribunales independientes e imparciales, a plantear
una pretensión o a defenderse de ella, con el fin de que a través de un proceso en
el que se respeten ciertas formalidades, se decida sobre la pretensión o la defensa
y, en su caso, se ejecute esa decisión.

En este sentido, la Suprema Corte destaca que el derecho a la tutela judicial puede
verse afectado por normas que imponen requisitos impeditivos u obstaculizadores
del acceso a la jurisdicción, si tales trabas resultan innecesarias, excesivas o
carentes de razonabilidad o proporcionalidad respecto de los fines que lícitamente
puede perseguir el legislador. De este modo, el Alto Tribunal al resolver el amparo
directo en revisión 6221/2015 sostiene que, para poder concluir que existe un
verdadero acceso a la jurisdicción o a los tribunales, es necesario que previamente
se advierta que no existen impedimentos jurídicos o fácticos que resulten
carentes de racionalidad, proporcionalidad o que resulten discriminatorios.8

7
Estas consideraciones se encuentran íntegramente recogidas en la tesis de jurisprudencia 1a.7J. 42/2007, de
rubro: GARANTÍA A LA TUTELA JURISDICCIONAL PREVISTA EN EL ARTÍCULO 17 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. SUS ALCANCES.
8
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. CXLI/2017 (10a.); TA, de rubro y
texto: DERECHO AL ACCESO A LA JUSTICIA. SU RELEVANCIA TRATÁNDOSE DE CONSUMIDORES. El
derecho al acceso a la justicia comprende el derecho de acción que permite al gobernado acudir a tribunales
independientes e imparciales a plantear una pretensión o defenderse de ella, con el fin de que a través de un
proceso en el que se respeten ciertas formalidades, se decida sobre la pretensión o la defensa, y, en su caso,
se ejecute esa decisión. Ahora bien, este derecho tiene una especial relevancia tratándose de los consumidores,
por las dificultades que su ejercicio representa para este colectivo como consecuencia de la posición de
vulnerabilidad en la que se ubica. En efecto, los consumidores son un grupo vulnerable, en el sentido de que
carecen de suficiente organización, información y capacidad de negociación frente a los proveedores de bienes
y servicios. Como consecuencia, es fundamental que las normas que rigen los procedimientos para la defensa
de los consumidores sean comprendidas y aplicadas a la luz del derecho al acceso a la justicia, con el propósito
de lograr una tutela efectiva de sus intereses y derechos. En ese contexto, hay que destacar que el derecho al
acceso a la justicia de los consumidores puede verse afectado por normas que impongan requisitos impeditivos
u obstaculizadores del acceso a la justicia, si tales trabas resultan innecesarias, excesivas o carentes de
razonabilidad o proporcionalidad, respecto de otros fines que lícitamente puede perseguir el legislador. Por lo
tanto, para poder concluir que existe un verdadero acceso a la justicia por parte de los consumidores, es
necesario que previamente se advierta que no existen impedimentos jurídicos o fácticos que sean carentes de
racionalidad, proporcionalidad o que resulten discriminatorios.

17
Ahora bien, la Primera Sala señaló que uno de los elementos integrales del acceso
a la justicia es el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, el cual se define como el
“derecho público subjetivo que toda persona tiene, dentro de los plazos y términos
que fijen las leyes, para acceder de manera expedita a tribunales independientes e
imparciales, a plantear una pretensión o a defenderse de ella, con el fin de que, a
través de un proceso en el que se respeten ciertas formalidades, se decida sobre la
pretensión o la defensa y, en su caso, se ejecute tal decisión.”9 De la misma forma,
en la jurisprudencia 1a./J. 42/2007, de rubro: "GARANTÍA A LA TUTELA
JURISDICCIONAL PREVISTA EN EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. SUS ALCANCES", la
Primera Sala de la Suprema Corte definió el acceso a la tutela jurisdiccional como
el derecho público subjetivo que toda persona tiene, dentro de los plazos y términos
que fijen las leyes, para acceder de manera expedita a tribunales independientes e
imparciales, a plantear una pretensión o a defenderse de ella, con el fin de que, a
través de un proceso en el que se respeten ciertas formalidades, se decida sobre la
pretensión o la defensa y, en su caso, se ejecute tal decisión; de ahí que este
derecho comprenda tres etapas, a las que corresponden tres derechos: (i) una
previa al juicio, a la que le corresponde el derecho de acceso a la jurisdicción, que
parte del derecho de acción como una especie del de petición dirigido a las
autoridades jurisdiccionales y que motiva un pronunciamiento por su parte; (ii) una
judicial, que va desde el inicio del procedimiento hasta la última actuación y a la que
concierne el derecho al debido proceso; y, (iii) una posterior al juicio, identificada
con la eficacia de las resoluciones emitidas. Ahora, los derechos mencionados
alcanzan no solamente a los procedimientos ventilados ante Jueces y tribunales del
Poder Judicial, sino también a todos aquellos seguidos ante autoridades que, al
pronunciarse sobre la determinación de derechos y obligaciones, realicen funciones
materialmente jurisdiccionales.”

De la misma forma, en el sistema universal, los Relatores Especiales sobre la


independencia de los magistrados y abogados del Consejo de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas han hablado del “carácter amplio del acceso a la justicia”, y
como las decisiones en esta materia tienen la potencialidad de incidir en el “derecho
al derecho” de todos nosotros, es decir, que las decisiones y políticas públicas
sobre este derecho afectan a toda la sociedad.

9
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a./J. 103/2017 (10a.); J, de rubro y texto:
DERECHO DE ACCESO EFECTIVO A LA JUSTICIA. ETAPAS Y DERECHOS QUE LE CORRESPONDEN.
De los artículos 14, 17 y 20, apartados B y C, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 8
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, deriva el derecho de acceso efectivo a la justicia, el
cual comprende, en adición a determinados factores socioeconómicos y políticos, el derecho a una tutela
jurisdiccional efectiva y los mecanismos de tutela no jurisdiccional que también deben ser efectivos y estar
fundamentados constitucional y legalmente.

18
En ese sentido, la Primera Sala ha sido contundente al señalar que el acceso a
la justicia debe garantizarse a todos sin que exista un límite en el número de
personas que lo esté ejerciendo en un determinado momento, y no se debe excluir
a nadie de la posibilidad de acceder a este servicio; es decir, no debe existir rivalidad
ni exclusión en la garantía del acceso a la justicia por su carácter de derecho
humano.

De esa forma, no solo han sido informes dentro de un mandato en el sistema


universal los que han fijado la importancia de garantizar por todos los medios el
debido acceso a la justicia, pues la Corte IDH al interpretar el artículo 25 de la CADH
ha dicho que “establece la obligación positiva del Estado de conceder a todas las
personas bajo su jurisdicción un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de
sus derechos fundamentales.”10 Aunado a que en el caso “Niños de la Calle”
(Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala, se destacó que el artículo 25 de la CADH,
en interpretación sistemática con el 1.1, implica “que el Estado tiene la
responsabilidad de diseñar y consagrar normativamente un recurso eficaz, pero
también la de asegurar la debida aplicación de dicho recurso por parte de sus
autoridades judiciales.”11

Así, corresponde al Poder Legislativo diseñar el marco normativo para que opere
una adecuada impartición de justicia, sin que ello impida que otros actores puedan
asegurarse de que se cumplan no solo con los parámetros constitucionales y los
tratados internacionales para lograr que los recursos procesales sean sencillos y
accesibles, y que sirva realmente para hacer efectivos los derechos sustantivos.

Por todo lo anterior, tal y como lo afirmó la Primera Sala en el amparo en revisión
265/2020, el primer obligado a garantizar el acceso a la justicia es el Estado (esto
bajo las condiciones de no exclusión y no rivalidad); sin embargo, las escuelas de
derecho son sujetos que integran la profesión legal y son esenciales para el
funcionamiento del sistema jurídico, toda vez que su participación permite
una aproximación neutral para valorar la idoneidad de la normatividad
establecida por el legislador, mediante un análisis comparativo de la norma
implementada y su apego al texto constitucional y de los tratados
internacionales.

b.2. Las porciones normativas reclamadas son disposiciones


autoaplicativas que afectan los derechos fundamentales de la quejosa.

10
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Cantos vs. Argentina, Sentencia de 28 de noviembre de
2002 (fondo, reparaciones y costas), párr. 52.
11
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs.
Guatemala, Sentencia de 19 de noviembre de 1999 (fondo), párr. 237.

19
Inicialmente, hay que establecer que la procedencia del juicio de amparo indirecto
en contra de leyes parte de los efectos que estas ocasionan en las esferas jurídicas
de los particulares, por lo que la Suprema Corte ha identificado los criterios de
individualización de una norma y, a partir de ello, la impugnación de leyes
autoaplicativas y heteroaplicativas. Es decir, para que proceda el juicio de amparo
es requisito sine qua non la existencia de una afectación de quien demanda la
protección de la justicia federal y, en ese sentido, las normas pueden generar una
afectación en la esfera jurídica de los quejosos en dos momentos distintos,
dependiendo de si los efectos que producen son de carácter heteroaplicativo o
autoaplicativo.

Así, las leyes autoaplicativas o de realización incondicionada son aquellas que


se caracterizan por contener disposiciones que vinculan al gobernado a su
cumplimiento desde el inicio de su entrada en vigor, consecuentemente, admiten
ser combatidas vía juicio de amparo desde el inicio de su vigencia. Ello, porque
desde el inicio de su entrada en vigor crean, modifican o extinguen situaciones
concretas pues las obligaciones contenidas en esas normas tienen lugar sin la
realización de condición alguna.

Entonces, conforme a la fracción I, artículo 17 de la Ley de Amparo, la parte quejosa


cuenta con un plazo de 30 días para reclamar la norma, pero adicionalmente, las
normas autoaplicativas pueden ser reclamadas en una segunda oportunidad, en
virtud de su aplicación en perjuicio del quejoso en un plazo de 15 días de
conformidad con el primer párrafo de dicho numeral.

Ahora bien, las leyes heteroaplicativas o de realización condicionada son


aquellas que obligan al gobernado a su cumplimiento en razón de la actualización
de un perjuicio que surge con un acto de aplicación y, por ello, es que pueden
reclamarse solo en un momento, dentro del plazo de 15 días seguidos al
conocimiento del acto por parte del quejoso. Esto es, sólo puede cuestionarse la
constitucionalidad de estas normas ante la actualización de su primera aplicación
concreta, explícita o implícita en perjuicio del gobernado y no así con posteriores
aplicaciones.

Cobra relevancia el siguiente criterio jurisprudencial emitido por el Pleno de la


Suprema Corte:

LEYES AUTOAPLICATIVAS Y HETEROAPLICATIVAS.


DISTINCIÓN BASADA EN EL CONCEPTO DE
INDIVIDUALIZACIÓN INCONDICIONADA. Para distinguir las leyes
autoaplicativas de las heteroaplicativas conviene acudir al concepto
de individualización incondicionada de las mismas, consustancial a
las normas que admiten la procedencia del juicio de amparo desde
el momento que entran en vigor, ya que se trata de disposiciones

20
que, acorde con el imperativo en ellas contenido, vinculan al
gobernado a su cumplimiento desde el inicio de su vigencia, en
virtud de que crean, transforman o extinguen situaciones concretas
de derecho. El concepto de individualización constituye un
elemento de referencia objetivo para determinar la procedencia
del juicio constitucional, porque permite conocer, en cada caso
concreto, si los efectos de la disposición legal impugnada
ocurren en forma condicionada o incondicionada; así, la
condición consiste en la realización del acto necesario para
que la ley adquiera individualización, que bien puede revestir el
carácter de administrativo o jurisdiccional, e incluso comprende al
acto jurídico emanado de la voluntad del propio particular y al hecho
jurídico, ajeno a la voluntad humana, que lo sitúan dentro de la
hipótesis legal. De esta manera, cuando las obligaciones
derivadas de la ley nacen con ella misma, independientemente
de que no se actualice condición alguna, se estará en presencia
de una ley autoaplicativa o de individualización
incondicionada; en cambio, cuando las obligaciones de hacer o
de no hacer que impone la ley, no surgen en forma automática
con su sola entrada en vigor, sino que se requiere para
actualizar el perjuicio de un acto diverso que condicione su
aplicación, se tratará de una disposición heteroaplicativa o de
individualización condicionada, pues la aplicación jurídica o
material de la norma, en un caso concreto, se halla sometida a la
realización de ese evento.12

[Énfasis añadido]

En torno al primer tipo de normas, autoaplicativas, el Alto Tribunal advierte que, los
quejosos no deben ser destinatarios directos de la ley impugnada, sino que es
suficiente que sean terceros que resientan una afectación incondicionada que los
legitime para combatirla.

Al resolver el amparo en revisión 152/2013, cuyas consideraciones han sido


retomadas en muchas otras resoluciones, la Suprema Corte incorporó una nueva
forma de advertir la afectación que producen las normas y su valoración para
efectos de la procedencia del juicio de amparo; en la que sostuvo que las normas
autoaplicativas en el contexto del interés legítimo, sí requieren de una afectación
personal, pero no directa, sino indirecta, la cual puede suceder en tres escenarios
distintos:

a) Cuando una ley establezca directamente obligaciones de hacer o no hacer a


un tercero, sin la necesidad de un acto de aplicación, que impacte

12
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; P./J. 55/97; J.

21
colateralmente al quejoso –no destinatario de las obligaciones– en un grado
suficiente para afirmar que genera una afectación que reúne las
características de jurídicamente relevante, cualificado, actual y real. La
afectación debe estar garantizada por el derecho objetivo y, en caso de
concederse el amparo, el quejoso podrá obtener un beneficio jurídico;

b) Cuando la ley establezca hipótesis normativas que no están llamados a


actualizar los quejosos como destinatarios de la norma, sino terceros
de manera inmediata sin la necesidad de un acto de aplicación, pero
que, por su posición frente al ordenamiento jurídico, los quejosos resentirán
algunos efectos de las consecuencias asociadas a esa hipótesis normativa
en grado suficiente para ser personal o colectivo, cualificado, actual, real y
jurídicamente relevante, cuya comprobación pasa por verificar que, en caso
de otorgarse el amparo, el quejoso obtendría un beneficio jurídico; y/o

c) Cuando la ley regule algún ámbito material e, independientemente de la


naturaleza de las obligaciones establecidas a sus destinatarios directos, su
contenido genere de manera inmediata la afectación individual o colectiva,
calificada, actual, real y jurídicamente relevante de la parte quejosa, es decir,
una afectación a la esfera jurídica del quejoso en sentido amplio, que puede
ser de índole económica, profesional, de salud pública o de cualquier otra,
siempre que dicho interés esté garantizado por un derecho objetivo y que
pueda traducirse, en caso de concederse el amparo, en un beneficio jurídico
al quejoso.

Consideraciones contenidas en el criterio de rubro: “LEYES AUTOAPLICATIVAS.


NORMAS QUE ACTUALIZAN ESTA CALIFICATORIA SOBRE LA BASE DEL
INTERÉS LEGÍTIMO.”

En torno al mismo tipo de normas, cabe advertir que la Primera Sala de la Suprema
Corte sostuvo que, de manera excepcional, pueden identificarse normas que aún
cuando en principio sean normas heteroaplicativas –conforme a su estructura
normativa–, generan una afectación de tal gravedad para la democracia
constitucional, que pueden identificarse como autoaplicativas. Tal
circunstancia impactará entonces en: (i) el plazo para combatirlas, como (ii) en el
interés necesario para acudir al juicio de amparo.

Así, la Primera Sala ha encontrado que, un primer tipo de dichas normas


corresponde al de aquellas que son estigmatizadoras, es decir, aquellas que con
independencia de que establezcan contenidos condicionados a un acto de
aplicación, terminan por proyectar un mensaje discriminatorio contra ciertos sujetos,
que resienten una afectación generada por la parte valorativa de la norma, al incluir
criterios vedados por el artículo 1o. constitucional. Un segundo tipo, corresponde

22
a aquellas que se erigen como barreras de acceso al debate público o que
inhiben la propia deliberación pública, entendiendo que las condiciones
normativas para la generación óptima de esta última se encuentran
constitucionalmente protegidas, en tanto que son condiciones de existencia de un
espacio público sin el cual un gobierno democrático de naturaleza deliberativa no
sería posible. La afectación que producen este segundo tipo de normas no es
generada por su parte valorativa, sino por sus repercusiones sobre la
apropiada preservación de canales de expresión e intercambio de ideas que
deben mantenerse abiertos, por ejemplo, estableciendo impedimentos, requisitos
u obligaciones, aún de abstención, que obstaculicen el desenvolvimiento de las
personas en el debate público, especialmente cuando se refieran al discurso político
o a quienes se dedican a informar. Consideraciones contenidas en el criterio emitido
por dicha Primera Sala de rubro: “INTERÉS LEGÍTIMO EN EL AMPARO CONTRA
LEYES. NORMAS CUYA SOLA EXISTENCIA GENERA UNA AFECTACIÓN
AUTOAPLICATIVA QUE LO ACTUALIZA.”

Sobre el primer tipo de normas, aún cuando no exista un acto de aplicación –norma
heteroaplicativa– resulta posible analizar la inconstitucionalidad de una norma en la
medida en que ésta, en su parte valorativa, discrimine y/o estigmatice a una persona
identificada como parte integrante de una categoría sospechosa13 de las
reconocidas en el párrafo quinto del artículo 1o. constitucional.

Así, la Suprema Corte de Justicia de la Nación desarrolló la doctrina de la


“afectación expresiva”, entendiéndose por tal, la afectación inmaterial que
produce el mensaje discriminador transmitido por la norma. Por ello, resulta
importante señalar que hay normas que ocasionan afectaciones indirectas por el
mensaje de estigmatización que transmiten, lo cual permite combatirlas a través del
juicio de amparo indirecto con el objeto de erradicar tal mensaje.

De manera textual en las sentencias de los amparos en revisión 152/2013, 263/2014


y 704/2014, la Suprema Corte ha señalado que:

Las consecuencias de no adaptar al amparo como un medio de


control constitucional apto para someter a escrutinio este tipo de
mensajes incluidos en las leyes, independientemente de su parte
dispositiva, se observa con el contenido de la tesis transcrita, la cual
se convierte en un transmisor complaciente de dicho mensaje.

Tal determinación, ha sido utilizada textualmente en las tres sentencias de amparo


referidas, es decir, es criterio reiterado de la propia Suprema Corte el reconocer al

13
Artículo 1o. […] Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la
edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

23
juicio de amparo como un medio de defensa constitucional que proteja a los
gobernados de las disposiciones de carácter general que contengan un mensaje
que los estigmatice en razón de su pertenencia a una colectividad reconocida como
categoría sospechosa, pues de lo contrario, la actividad judicial corre el riesgo de
convertirse en “un transmisor complaciente” del mensaje discriminador
contenido en la norma estigmatizante. En ese sentido, y dado que la norma emite
el mensaje de manera reiterada, día con día, no se requiere la existencia de un acto
de aplicación para poder impugnarla, tal como sucedería en el caso de las
tradicionales normas heteroaplicativas.

Luego, al resolver el amparo en revisión 492/2014, la Primera Sala encuentra otro


caso en el que ciertas normas –que en su contenido normativo puedan ser
heteroaplicativas– pueden resultar autoaplicativas por su sola existencia desde la
perspectiva del interés legítimo, al poder generar una afectación real, concreta,
individualizable, en ese caso a quienes son periodistas, se trata de preceptos
acusados de imponer barreras ex ante al debate público o que resultan inhibidoras
de la deliberación pública, entendiendo que las condiciones normativas que
permiten la generación óptima de la deliberación pública están protegidas
constitucionalmente, pues son condiciones de existencia de un espacio público, sin
el cual el gobierno democrático de naturaleza deliberativo –como está consagrado
en los artículos 39 y 40 constitucionales– no sería posible.

Entonces, aunque bien es cierto que en el caso no se trata de normas que se


proyecten con mensajes discriminatorios o estigmatizantes sobre alguna de las
denominadas categorías sospechosas contenidas en el artículo 1o. constitucional,
ni tampoco estamos en presencia de normas que resultan inhibidoras de la
deliberación pública, lo cierto es que el estándar evaluativo de esos tipos de normas
resulta aplicable al caso, en tanto que las porciones normativas reclamadas son
normas de afectación incondicionada por la gravedad que tienen para la democracia
constitucional, concretamente, al poner en riesgo diversos principios que derivan de
la independencia judicial.

Se evidencia la apertura del Alto Tribunal para estudiar aquellos casos en los que
la afectación producida por una norma implica entrar al análisis de los efectos que
la misma genera en un grupo o sector particular de la población precisamente
porque, existen normas cuya sola vigencia dentro del ordenamiento jurídico,
evaluadas bajo la óptica de un quejoso con interés legítimo, permiten poner de
manifiesto la complejidad del derecho en cuestión y la particular violación –con el
concomitante interés para protegerlo– que la norma imprime sobre sus derechos.

Es decir, la Suprema Corte ha identificado normas que imprimen efectos


perjudiciales en un contexto específico –haciéndolas autoaplicativas–, como las
normas que inhiben el discurso deliberativo, entonces el Alto Tribunal ha admitido

24
que hay normas que, si bien prima facie no parecerían ser perjudiciales, deben ser
analizadas en el contexto donde pretenden aplicarse. En el caso sometido a
consideración, debe advertirse que las porciones normativas tildadas de
inconstitucionales imposibilitan, por sus repercusiones sobre la debida
administración de justicia en México, la existencia de las condiciones necesarias
para lograr la independencia judicial y cumplimiento de la fórmula de división de
poderes, todos principios de rango constitucional.

Al resolver el amparo en revisión 265/2020, la Primera Sala del Alto Tribunal advirtió
que era posible concluir que para evaluar el interés legítimo de una persona en
el juicio de amparo para defender un derecho de naturaleza colectiva, debe
partirse de la pregunta por la naturaleza del derecho implicado y la relación
particular que una asociación pueda tener con la dimensión colectiva de dicho
derecho (su estructura compleja, su plano social, su carácter de bien público
o alguna característica análoga). Además, sostiene, a diferencia de lo que sucede
con el interés jurídico visto desde un plano meramente individual, en casos como el
advertido, en principio, no será relevante que la afectación al derecho con el acto,
ley u omisión reclamada sea más generalizada y que, consecuentemente, el
beneficio del amparo también pueda alcanzar a más personas. Eso, en su caso, es
una consecuencia del reconocimiento de ese interés legítimo.

Con ello en mente, para efectos de claridad, es relevante tener presente el


contenido de las porciones normativas reclamadas tanto de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación como de la Ley de Carrera Judicial del Poder
Judicial de la Federación que, respectivamente, establecen un nuevo régimen de
selección, control y vigilancia de los jueces, incorporando nuevas facultades; así
como nuevos mecanismos que ponen en riesgo la actividad jurisdiccional conforme
al principio de independencia judicial.

En efecto, de las normas se advierte que las porciones reclamadas inciden en la


dinámica de nombramiento, permanencia, adscripción y selección de jueces; así
como las facultades para vigilar el actuar de las y los titulares de los órganos
jurisdiccionales. Se trata de un nuevo sistema de designación, vigilancia y control
del personal que integra los órganos jurisdiccionales; por lo que es importante
recordar, que todas estas normas inciden de manera directa en la independencia
judicial que es uno de los principios esenciales del acceso a la justicia; de ahí que
cualquier afectación debe ser objeto de escrutinio constitucional para evitar una
posible invasión de poderes, pero sobre todo para lograr un verdadero sistema que
pasado por el tamiz constitucional de este mecanismo, garantice la eficacia del
derecho de acceso a la justicia en sus distintas facetas, para erradicar conductas
nocivas, pero siempre bajo un escenario de respeto a la imparcialidad que debe
contener toda resolución jurisdiccional.

25
En tal sentido, hay que advertir que si bien es cierto los artículos tildados de
inconstitucionales se combaten al incidir, cada uno de ellos de manera
independiente en aspectos diversos de la administración de justicia, también es
dable identificar, de su agrupación, un conjunto normativo que genera un mismo
efecto que incide en el aspecto o dimensión cualitativa de dicho derecho en tanto
que, contrario a avanzarse en la mayor medida posible en su protección, fracasa en
dicha obligación al generar un efecto inhibidor en la función judicial que demerita su
calidad y genera una afectación autoaplicativa a los usuarios del sistema de justicia.

Es por ello que corresponde a esta persona jurídica combatir dicha situación, no
solo como usuaria del sistema de justicia, sino también como parte de ese engranaje
para lograr la eficacia del sistema jurídico, pero de manera específica el derecho de
acceso a la justicia, cuya naturaleza encuentra dificultades para su defensa, por lo
que corresponde a las instituciones encargadas de la enseñanza e investigación del
Derecho, participar de manera neutral y sin intereses particulares en la defensa del
acceso a la justicia; lo anterior, pues a diferencia de los usuarios o juzgadores que
tendrían un interés particular en la aplicación de la norma este tipo de instituciones
se aproximan al estudio de las normas de manera neutral y les permite advertir de
manera objetiva los posibles vicios que presenten.

De ahí que la Escuela Libre de Derecho se encuentre en una posición diferenciada


que lo legitima a accionar, pues no se trata de la posición de cualquier ciudadano
que trata de velar por el mejoramiento del sistema, ni de los que intervienen en la
administración de justicia, en virtud de que como institución educativa cumple una
función social a través de la investigación y difusión del derecho, conforme a la cual
puede advertir de manera neutral las posibles violaciones a la independencia judicial
y hacer valer los mecanismos necesarios para su corrección, por lo que a diferencia
de cualquier ciudadano, las instituciones educativas están llamadas a activar los
mecanismos que permitan el adecuado ejercicio de derechos, como el acceso a la
justicia, que por su naturaleza encuentran dificultad para su defensa.

Por todo lo anterior, las normas desde su entrada en vigor generan nuevas
obligaciones a todo el aparato judicial federal, lo cual impacta en la eficacia del
derecho de acceso a la justicia, por lo que conforme a todos los estándares narrados
que hacen eficaz y efectivo el ejercicio de ese derecho, resulta necesario ejercer las
facultades que se otorgan a la Escuela Libre de Derecho dentro de su normatividad
para verificar que las mismas cumplan los estándares tanto nacionales como
internacionales; motivo por el cual, a continuación se precisarán las razones por las
que corresponde a esta persona jurídica ejercer este mecanismo constitucional.

Finalmente, esta afectación autoaplicativa resentida por la quejosa dado su posición


diferenciada como escuela de derecho que la llama a ejercer la acción en
cumplimiento a una función social diferenciada al resto de los ciudadanos, dado el

26
rol que juega en el sistema jurídico, pero de manera específica en el derecho de
acceso a la justicia, no es obstáculo para advertir el efecto heteroaplicativo que
pudiera generar a los integrantes del Poder Judicial de la Federación en su calidad
de destinatarios directos, sin embargo, como se ha dicho, el ejercicio de esta acción
permite hacer eficaz el derecho de acceso a la justicia, mediante un control
constitucional de la norma objetivo y de cierta forma abstracto, a través de la
comparación de las normas con los estándares constitucionales e internacionales,
con la finalidad de advertir si el nuevo régimen pone en riesgo la independencia
judicial y lograr con ello la desincorporación de la norma.

(c) La incidencia del acto reclamado en la esfera jurídica de la quejosa que la


legitima vía interés legítimo para instar el presente juicio de amparo.

En ese orden de ideas, en el caso en estudio, la parte quejosa cuenta con un interés
legítimo para acudir al amparo a reclamar la inconstitucionalidad de las porciones
normativas toda vez que en razón del conjunto de dichas normas se genera un
efecto de deterioro y retroceso en las condiciones de impartición de justicia en
México, es decir, afectando dicho bien público, mismas que se traducen en la
violación al derecho de acceso a la justicia, implicaciones todas que son dables de
ser estudiadas vía el juicio de amparo propuesto por la quejosa al ubicarse en una
posición diferenciada en el ordenamiento jurídico, como a continuación se
evidenciará:

La Escuela Libre de Derecho es una institución educativa privada que desde su


fundación en 1912, hace más de 108 años, se ha dedicado en exclusiva a la
enseñanza y difusión del Derecho, es decir, tiene como objetivo la formación de las
y los jóvenes abogados impulsores de los fines de la justicia y el interés público; así
como la profesionalización de abogadas y abogados mediante distintos grados
académicos; cuyo libre y ético desempeño profesional es indispensable para el
funcionamiento del sistema jurídico mexicano. Aunado a la enseñanza, dentro de
las actividades que lleva a cabo la ELD, se encuentra la difusión del Derecho cuya
labor corresponde al Centro de Investigación e Informática Jurídica de la misma
institución, quien tiene a cargo líneas de investigación que permiten no solo
identificar diversas problemáticas en el Derecho, sino proponer soluciones para
lograr la eficacia de todas y cada una de las ramas de las ciencias jurídicas.

Incluso, en el marco de la celebración de los 100 años de su fundación, en el año


2012, la Escuela Libre de Derecho, publicó una importante Obra jurídica
enciclopédica en homenaje a la Escuela Libre de Derecho en su primer centenario
que reúne más de 500 ensayos de la más alta calidad en todas las áreas de la
ciencia jurídica, distribuidos en tres grandes ámbitos: Derecho público, Derecho
privado y ciencias fundamentales y auxiliares, contribuyendo con ello al estudio
profundo actualizado y especializado del sistema jurídico.

27
De esa forma, la ELD participa desde hace mas de un centenario con distintos
operadores jurídicos para el mejoramiento del Derecho en todas sus facetas, se
insiste, no solo desde su enseñanza, sino en su difusión e implementación para
cumplir con el compromiso de servicio a la Patria mexicana desde sus inicios y
refrendado en 1929 mediante Decreto Presidencial.

En efecto, la Escuela Libre de Derecho fue fundada el 24 de julio de 1912, derivado


de una huelga de los estudiantes de la Escuela Nacional de Jurisprudencia
suscitada durante el verano de dicho año. La ELD fue fundada bajo el lema: “Jus
neque inflecti gratia, Neque perfringi potentia, Neque adulterari pecunia debet.”14 y
con el objeto exclusivo de enseñar las ciencias jurídicas y sus auxiliares, como una
institución independiente del poder público y ajena a todo fin político o credo
religioso.

Asimismo, mediante un Decreto de 22 de octubre de 1929, publicado en el Diario


Oficial de la Federación el día 23 de noviembre de 1929,15 expedido por el entonces
Presidente de la República el Licenciado Emilio Portes Gil, se reglamentó el
funcionamiento de las Escuelas Libres, en uso de la facultad que le concedía el
artículo 37 de la Ley Orgánica de la Universidad Nacional de México, Autónoma,
expedida el 10 de julio del mismo año.

En términos del artículo cuarto del mencionado Decreto, el Presidente de la


República, previos los requisitos establecidos, podría otorgar una concesión
especial para el establecimiento de la Escuela Libre correspondiente, el cual señala:

Artículo 4o. El Presidente de la República, de acuerdo con los datos


que la Secretaria de Educación Pública haya comprobado con
respecto a la institución solicitante, no sólo sobre los programas de
enseñanza, sino también sobre la capacidad de sostenerlos con
plena eficiencia escolar, podrá otorgar una concesión especial para
el establecimiento de la escuela libre correspondiente, previos los
requisitos que se estimen necesarios para garantizar la eficacia de
la enseñanza impartida y, en su caso, la competencia de los
profesionistas que allí se titulen.

[Énfasis añadido]

En términos del artículo sexto del mismo Decreto, por el solo hecho del otorgamiento
de la concesión, la escuela obtenía la capacidad jurídica que las leyes asignen a las
personas morales, a saber:

14
El derecho no debe verse influenciado por el favor, seducido por el poder ni adulterado por el favor pecuniario.
15
Visible en http://www.dof.gob.mx/index_111.php?year=1929&month=11&day=23

28
Artículo 6o. Por el solo hecho del otorgamiento de la concesión,
obtiene la escuela concesionaria la capacidad jurídica que las leyes
asignen a las personas morales.

[Énfasis añadido]

Con ello en mente, mediante Decreto de 17 de enero de 1930, publicado en el Diario


Oficial de la Federación el 29 de enero del mismo año,16 expedido por el entonces
Presidente de la República, el Licenciado Emilio Portes Gil, concedió a la Escuela
Libre de Derecho el reconocimiento de validez de sus estudios, desde su fundación,
así como de los títulos que expidiera en el futuro, en los términos del Decreto de 22
de octubre de 1929.

Desde su fundación, la ELD ha consagrado los principios de libertad de cátedra,


excelencia académica, la gratuidad del servicio del profesorado así como la
independencia del poder público, de las cuestiones políticas, religiosas o
mercantiles, como pilares fundamentales en la formación de abogadas y abogados.

La Junta General de Profesores, como máximo órgano de la ELD, mediante sesión


del 27 de enero de 1932, acordó formalizar en escritura pública la constitución,
organización y existencia de la Escuela Libre de Derecho y mediante escritura
publica número 7,749 de 06 de febrero de 1932 otorgada ante la fe del Licenciado
Antonio Rodríguez Gil y Vélez, entonces notario del Partido Judicial de Tacubaya,
Departamento Central del Distrito Federal, inscrita en el Registro Público de la
Propiedad de esta Ciudad, en el libro de Sociedades y Asociaciones Civiles, se hizo
constar la protocolización de la constitución de la Escuela Libre de Derecho, de la
que se desprende lo siguiente:

Tercero.

La Escuela Libre de Derecho tiene por objeto exclusivo la


enseñanza de las ciencias jurídicas y sus auxiliares, con
independencia de todo fin político o credo religioso, y ha impartido
su enseñanza desde julio de mil novecientos doce.

De igual forma, es importante tener presente lo que la Suprema Corte ha sostenido


en torno al objeto social de esta persona moral y su compromiso con el estado de
derecho, según se desprende de lo resuelto en el amparo en revisión 11478/1932,
que señala:

[…]

De todo lo precedentemente expuesto, se desprende que la


situación de derecho guardada por la Escuela Libre interponente del

16
Visible en http://www.dof.gob.mx/index_111.php?year=1930&month=01&day=29

29
amparo hasta el momento de la publicación del decreto de ocho de
marzo de mil novecientos treinta y dos, era la de una persona
moral constituyendo una entidad jurídica, con facultades para
impartir la enseñanza universitaria correspondiente a la carrera
de abogacía y para expedir títulos profesionales y certificados
estudios, y gozando del derecho de qué tales títulos y certificados
no sean reconocidos por el Estado, además del derecho de
organizarse, dirigirse, gobernarse y regirse con plena libertad
dentro de la ley; atributos, facultades y derechos que
constituyen la capacidad jurídica de la escuela, capacidad
derivada de la ley, reconocido por el Estado y de la cual entró a
gozar plenamente desde el momento de haber cumplido con las
condiciones de orden formal estatuidas por el reglamento de
veintidós de octubre de mil novecientos veintinueve.

[Énfasis añadido]

Aunado a ello, tal como consta en su Estatuto, la Escuela Libre de Derecho es una
persona jurídica que existe desde el 24 de julio de 1912 por voluntad de sus
fundadores, personalidad que le fue reconocida por el Decreto Ley del 22 de octubre
de 1929 y por el Decreto Concesión del 17 de enero de 1930, que otorgó validez a
los estudios realizados desde su fundación y tiene por objeto exclusivo, se insiste,
de acuerdo a la cláusula cuarta de los mismos Estatutos, la enseñanza, la
investigación y la difusión de las ciencias jurídicas y sus auxiliares, en los términos
siguientes:

CUARTA. La Escuela Libre de Derecho tiene como objeto exclusivo


la enseñanza, la investigación y la difusión de las ciencias jurídicas
y sus auxiliares, con independencia de todo fin político o credo
religioso, en los grados de licenciatura, especialidad, maestría y
doctorado.

La Escuela Libre de Derecho desde su fundación ha sido y será


ajena a cualquier fin lucrativo o preponderantemente económico, y
su enseñanza se basa en la tradición de exigencia, esfuerzo,
calidad, excelencia y en el desempeño gratuito de la labor docente
por parte de sus profesores.

De la misma forma, debe precisarse que la difusión jurídica e investigación de las


ciencias jurídicas se ejerce a través del denominado ahora Centro de Investigación
e Informática Jurídica que inicialmente el 08 de junio de 1973 empezó a funcionar
como Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Escuela Libre de Derecho. Los
trabajos de dicho Instituto se reflejan con la emisión de la Revista de Investigaciones
Jurídicas que ha venido publicándose desde el año de 1977.

30
En octubre del 2008 se inauguró el edificio destinado a la investigación de nuestra
Escuela, para que, por acuerdo de la Junta Directiva de 06 de julio de 2010 tuviera
lugar el actual Centro de Investigación e Informática Jurídica de la Escuela Libre de
Derecho. Posteriormente, el 15 de noviembre de 2017 se eleva al nivel
reglamentario por determinación de la Asamblea de Profesores.

Así, el derecho de esta persona jurídica quejosa para ejercer la presente acción se
justifica en tanto que se encuentra ejerciendo su objeto social, pues desde su
fundación, luego el Decreto presidencial, su acta constitutiva y normatividad se
advierte que es una persona moral con el derecho de organizarse, dirigirse,
gobernarse y regirse con plena libertad y cuya capacidad jurídica se funda en ser
una asociación que tiene como fin y motivo una causa de utilidad pública: la
enseñanza y difusión del derecho.

En esas condiciones, en el caso se cumplen los elementos para considerar que


existe interés legítimo para que la quejosa inicie la acción de amparo, pues: i) cuenta
con el objeto necesario que la legitima a acudir a defender el derecho de acceso a
la justicia en contra de las normas combatidas, ii) se demuestra la forma en que las
normas reclamadas impactan directamente en su situación jurídica, en tanto que
tiene el deber tanto de enseñar las ciencias jurídicas, así como difundir por todos
los medios las ciencias jurídicas y llevar a cabo todas las acciones necesarias que
permitan resguardar su objeto social identificado con su fundación que tiene un
carácter de utilidad pública.

En ese sentido, debe recordarse lo dicho en relación con el amparo en revisión


265/2020, donde, precisamente, se abordaron las exigencias del derecho de
acceso a la justicia y al respecto, la Primera Sala advirtió que dichas exigencias
no solo se dan en términos cuantitativos; es decir, no basta con que más personas
tengan acceso al sistema jurisdiccional. De manera conjunta, este derecho tiene
un aspecto cualitativo que debe avanzarse en la mayor medida posible. Esto
implica o comprende, sostiene la Suprema Corte, mejorar en aspectos que no solo
garanticen el acceso a la justicia de manera directa, sino todos aquellos
mecanismos indirectos que faciliten y hagan eficiente la administración de justicia.

Se insiste, en términos de lo contenido en el artículo 223 de la Ley de Amparo, los


razonamientos indicados son vinculantes –de manera obligatoria y no potestativa–
en el caso puesto a consideración de su Señoría toda vez que, siendo éste un caso
análogo, respetuosamente se le solicita sean aplicados en sus términos.

Al analizar el “Acceso a la justicia y su relación con ciertas personas”, en dicho


precedente, el Alto Tribunal sostiene:

122. Ahora bien, partiendo de lo anterior, si bien es acertado que de


acuerdo con nuestro artículo 17 constitucional el primer

31
obligado a garantizar el acceso a la justicia es el Estado (esto
bajo las condiciones de no exclusión y no rivalidad descritas
anteriormente), no puede pasarse por alto que hay otros sujetos
que también integran la profesión legal y que son esenciales
para el funcionamiento de nuestro sistema jurídico. Ente ellas
encontramos, por ejemplo, a las escuelas de derecho y a
diversas asociaciones de la sociedad civil, tales como los
colegios de abogados.

[…]

132. Con estas referencias no pretendemos establecer una analogía


exacta entre las condiciones de los colegios de abogados en
Estados Unidos y nuestro país; reconocemos que la regulación de
estas asociaciones es diversa, y en México al día de hoy no existe
una obligación de colegiación para poder ejercer la profesión de
abogado. No obstante, lo que buscamos destacar es la función
de los colegios de abogados en la protección del Estado de
Derecho y los derechos fundamentales es una cuestión
reconocida internacionalmente, incluso por nuestros
homólogos.

133. En esta medida, si bien el Estado mantiene la obligación


primigenia de garantizar el acceso a la justicia, la sociedad civil
también tiene un papel en la protección de este derecho, y los
colegios de abogados constituyen las instancias idóneas para
avanzar este fin. Esto en atención a su propia naturaleza como
asociaciones integradas exclusivamente por profesionistas del
derecho y su consecuente cercanía con las instituciones
impartidoras de justicia. Es a la luz de esta posición idónea que
debemos evaluar si un colegio de abogados en particular cuenta con
interés legítimo en un caso como el presente.

[Énfasis añadido]

De lo anteriormente expuesto, se sigue que conforme a la naturaleza compleja del


derecho acceso a la justicia, corresponde su defensa a instituciones diversas de
aquellos que recienten una afectación directa, en tanto la condición multifacética del
derecho y la dificultad de su defensa, pero sobre todo la importancia de activar todos
los mecanismos necesarios que permitan lograr la mayor eficacia del mismo; por lo
que la aplicación de las porciones normativas en la esfera jurídica de la quejosa –
no así hipotética– la legitiman –vía interés legítimo– para instar el presente juicio.

Se hace patente la analogía existente toda vez que, en relación a su objeto social
la ELD ha ejercido por varios años y a partir de varias actuaciones, actividades en
protección y progreso en la efectividad del derecho de acceso a la justicia, ello, al

32
realizar actividades de difusión jurídica para contar con mejores leyes y
ordenamientos que la faciliten y eficienticen, la publicación de textos especializados,
la procuración de seminarios (de manera específica respecto a la reforma judicial
se llevó a cabo el seminario virtual “Reforma Judicial”), conferencias magistrales, la
intervención del alumnado en procedimientos ante instancias internacionales vía
amicus curiae, así como la participación dentro del parlamento abierto convocado
por ambas Cámaras del Congreso de la Unión previo a la emisión de las reformas
constitucionales, así como las normas legales que se combaten en esta vía, tal y
como lo podrá advertir su señoría en la gaceta parlamentaria dentro de los procesos
legislativos –hecho que se invoca como hecho notorio, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 88 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
ordenamiento de aplicación supletoria a la Ley de Amparo–. Actividades, entre
otras, que permiten advertir cómo los fines que persigue la ELD se alinean con el
derecho en cuestión, particularmente con su referida dimensión colectiva.

Consideraciones que se ven robustecidas de la lectura del siguiente criterio emitido


por la Primera Sala de la Suprema Corte:

INTERÉS LEGÍTIMO EN EL JUICIO DE AMPARO. UNA


PERSONA NO DESTINATARIA DE UNA NORMA LEGAL PUEDE
IMPUGNARLA EN SU CALIDAD DE TERCERO, SIEMPRE Y
CUANDO LA AFECTACIÓN COLATERAL ALEGADA NO SEA
HIPOTÉTICA, CONJETURAL O ABSTRACTA. Al momento de
analizar si la parte quejosa acredita contar con interés legítimo para
impugnar una norma, el juez de amparo debe precisar en primer
lugar la ubicación jurídica desde la que se le combate: como
destinatario o como tercero. Ello se logra mediante el análisis
del ámbito personal de validez de la norma y de la posición del
quejoso frente a ésta. Al respecto, esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha concluido que mediante la introducción
constitucional del concepto de interés legítimo, las personas pueden
acudir a cuestionar la validez de normas desde la ubicación de
terceros al contenido o relación jurídica por ella contemplada, en
cuyo caso la respuesta a responder para tener por acreditado ese
requisito es: ¿La puesta en operación de la norma impugnada
genera al quejoso una afectación jurídicamente relevante? Las
distintas hipótesis de actualización de esa afectación se describen
en la tesis aislada 1a. CCLXXXII/2014 (10a.),¹ de esta Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro: "LEYES
AUTOAPLICATIVAS, NORMAS QUE ACTUALIZAN ESTA
CALIFICATORIA SOBRE LA BASE DEL INTERÉS LEGÍTIMO.".
Para describirlas, se han utilizado fórmulas como "irradiación
colateral de la norma a los quejosos como terceros", o simplemente,
"afectación colateral". Ahora bien, conviene precisar que la premisa
básica de este estándar es el requisito de que la afectación colateral

33
alegada debe presentar una relación causal con la norma
impugnada que no puede ser hipotética, conjetural o abstracta. En
otras palabras, debe tratarse de una afectación palpable y
discernible objetivamente del análisis de la ley, al grado de ser
calificable como una verdadera creación de la obra del legislador. El
principio de división de poderes que inspira el requisito de
parte agraviada, obliga a los jueces a reconocer interés legítimo
únicamente a la persona que acredite una afectación real en
sentido cualitativo, pero también temporal, actual o inminente,
nunca hipotético o conjetural.17

[Énfasis añadido]

Por mayoría de razón, toda vez que se trata de una afectación de carácter
inmediato, derivado de la implementación de un sistema nuevo que impone
obligaciones de manera inmediata en relación con la selección, vigilancia, control
disciplinario de la judicatura, acciones todas ellas que se encuentran íntimamente
vinculadas con los diversos estándares de independencia judicial y ponen en riesgo
la eficacia y actividad del derecho de acceso a la justicia, esta acción es procedente
precisamente para verificar que las normas cumplan dichos estándares y las que
no, dejen de formar parte del ordenamiento jurídico. Acción que corresponde a esta
institución de manera diferenciada a cualquier ciudadano, en tanto que guarda una
posición especial frente al orden jurídico, en relación con la naturaleza del derecho
de acceso a la justicia y su complejidad para su defensa.

Mas aún, si en esta acción constitucional se combate la facultad reglamentaria –


mediante la emisión de acuerdos generales– a través de la cual se pretende
complementar normas que regulan estas distintas acciones que intervienen en el
transcurso normal de la judicatura, las cuales deberán ser emitidas en los siguientes
días, por lo que resulta inminente se realice el control constitucional de las normas,
para dichos ordenamientos puedan emitirse una vez que se encuentra verificado el
estándar constitucional y convencional de independencia judicial.

Por esas razones, no se trata de actos futuros e inciertos, en tanto que la norma
dispone la entrada en vigor inmediata de diversas obligaciones que pueden poner
en riesgo la independencia judicial; de ahí que se vea satisfecho el requisito de
procedencia en el presente juicio, aunado a que no estamos en presencia de una
causal manifiesta e indudable de improcedencia, en ese tenor, cobra relevancia el
siguiente criterio jurisprudencial emitido por la Primera Sala de la Suprema Corte:

DEMANDA DE AMPARO. LA RECLAMACIÓN DE UN ACTO


FUTURO O INCIERTO, DEL CUAL NO PUEDA SABERSE CON
EXACTITUD SI ES INMINENTE O SI LLEGARÁ O NO A

17
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. CLXXXII/2015 (10a.); TA.

34
MATERIALIZARSE, NO CONSTITUYE UN MOTIVO MANIFIESTO
E INDUDABLE DE IMPROCEDENCIA, POR LO QUE EL JUEZ DE
DISTRITO DEBE ADMITIRLA A TRÁMITE. El artículo 145 de la
Ley de Amparo faculta al Juez de Distrito para desechar la
demanda de amparo indirecto cuando al examinarla aparezca
un motivo manifiesto e indudable de improcedencia; sin
embargo, esa potestad del Juez no es ilimitada, ni depende de
un criterio puramente subjetivo, pues tal motivo debe estar
plenamente demostrado, y advertirse en forma patente y
absolutamente clara de la lectura del escrito de demanda, de los
escritos aclaratorios o de los documentos que se anexen a esas
promociones. De ahí que cuando se reclame un acto futuro e incierto
y no pueda saberse con exactitud si es inminente, o bien, si llegará
o no a materializarse, sino que es necesario contar con
elementos de prueba que permitan una correcta conclusión, no
debe considerarse que existe un motivo manifiesto e indudable
de improcedencia que amerite aplicar el indicado artículo 145
para desechar de plano la demanda, por lo que el Juez de
Distrito deberá admitirla a trámite. Lo anterior obedece a que
para que el juzgador se encuentre en condiciones de saber si
el acto reclamado, considerado como futuro, se realizará por
parte de la autoridad, debe analizar los elementos probatorios
existentes, y si estimara racionalmente que la responsable ya
ordenó la realización del acto reclamado o que está a punto de
hacerlo, deberá admitir la demanda, sin perjuicio de que durante la
sustanciación del juicio quede plenamente probado que
efectivamente se trata de un acto de ese tipo, o se tenga la certeza
de la existencia de alguna otra causa de improcedencia regulada en
el artículo 73 de la citada ley, u otra prevista en diverso precepto
legal relacionado con la fracción XVIII de este numeral.18

[Énfasis añadido]

Por su aplicabilidad, por analogía, al caso puesto a consideración de su Señoría


resulta relevante lo contenido en el siguiente criterio jurisprudencial emitido por la
Primera Sala del Alto Tribunal:

INTERÉS LEGÍTIMO. EN PRINCIPIO, LA FALTA DE ÉSTE NO ES


MOTIVO MANIFIESTO E INDUDABLE DE IMPROCEDENCIA DEL
JUICIO DE AMPARO QUE CONDUZCA A DESECHAR LA
DEMANDA CUANDO LOS PADRES, EN REPRESENTACIÓN DE
SU HIJO MENOR DE EDAD, ACUDEN A COMBATIR ACTOS DE
AUTORIDAD DIRIGIDOS A AFECTAR LOS PREDIOS DE UN
TERCERO, DE CUYO USO SE BENEFICIAN POR ALGÚN

18
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 1a./J. 25/2003; J.

35
TÍTULO LÍCITO, Y SE RELACIONAN CON LA SATISFACCIÓN
DE NECESIDADES SENSIBLES PARA DETERMINADOS
DERECHOS CONSTITUCIONALES. El artículo 145 de la Ley de
Amparo, establece la facultad de los jueces constitucionales de
examinar el escrito de demanda y establece que, de encontrarse
motivo manifiesto e indudable de improcedencia, la desechará de
plano, supuesto que se actualiza, como se ha reiterado en la
jurisprudencia, cuando el trámite del juicio no genere posibilidades
probatorias de arribar a una conclusión diversa. Por su parte, el
artículo 107, fracción I, de la Constitución Federal, en su redacción
actual, establece como presupuesto procesal de la acción
constitucional el interés legítimo -para impugnar actos emitidos por
autoridades distintas a las jurisdiccionales-, el cual ha sido definido
por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(en la tesis aislada XLIII/2013), como el interés personal, individual
o colectivo, cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, que
puede traducirse, en caso de concederse el amparo, en un beneficio
jurídico en favor del quejoso derivado de una afectación a su esfera
jurídica en sentido amplio, que puede ser de índole económica,
profesional, de salud pública, o de cualquier otra; así, para
determinar si la falta de interés legítimo es una causa
manifiesta e indudable de improcedencia que conduzca a
desechar la demanda, los jueces de amparo, mediante una
aproximación inicial al caso, deben realizar una evaluación
preliminar y realizar un ejercicio hipotético de subsunción,
mediante el cual determinen si el planteamiento del quejoso, en
su formulación conceptual y con los elementos probatorios
disponibles, es una posibilidad potencial de actualización de su
interés legítimo o que existe una duda razonable y sólo
desechar cuando estimen que no existe tal posibilidad lógica.
Así, es una posibilidad de subsunción del concepto de interés
legítimo cuando los padres de un menor acuden al amparo a
impugnar actos dirigidos contra una asociación civil, con quienes se
relacionan jurídicamente y utilizan sus instalaciones, según lo
aducen, para satisfacer necesidades sensibles para sus derechos
constitucionales, pues en dicho planteamiento se encuentran
presentes de manera indiciaria los siguientes tres elementos: 1) la
existencia de un tercero, quien siendo titular de un derecho
subjetivo, se presume es destinatario de actos reclamados que
afectan las condiciones de ejercicio de ese derecho; 2) la parte
quejosa afirma tener una relación jurídica relevante con ese tercero,
en razón de la cual puede aprovecharse de las condiciones de
ejercicio de su derecho subjetivo, por lo cual los actos reclamados
pueden detonar una afectación colateral también en su esfera
jurídica; y 3) se alega que los actos reclamados violan el derecho

36
objetivo. La presencia de los tres requisitos permite presumir la
existencia de un agravio personal e indirecto, el cual conforma una
posibilidad aplicativa del interés legítimo cuando se impugnan actos
dirigidos contra terceros. Lo anterior, se insiste, debe entenderse
como posibilidad conceptual inicial de subsunción que conduzca a
admitir la demanda de amparo y no como conclusión definitiva, pues
el juez debe resolver en el juicio la efectiva actualización o no del
interés legítimo con base en la fijación de los actos reclamados y la
valoración de las constancias de autos; en otras palabras, la
satisfacción de los tres requisitos señalados conforma un criterio
prima facie a favor de la admisión del juicio constitucional, el cual se
debe completar con el análisis casuístico de cada demanda de
amparo.19

[Énfasis añadido]

Además, en el presente juicio de amparo tampoco se actualiza una causal de


improcedencia manifiesta e indudable toda vez que, el interés es un elemento
constitutivo de la procedencia del propio juicio de amparo según se desprende del
artículo 107, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
que en la especie, ha quedado acreditado. Así, dicho precepto establece que el
juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, teniendo tal
carácter quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o
colectivo; como en el caso en estudio.

Ahora bien, en la presente demanda se encuentra acreditada la especial situación


de la quejosa frente al orden jurídico que la legitima para obtener un beneficio
respecto del amparo, es decir, si el objeto del juicio de amparo es proteger derechos
humanos, en específico el acceso a la justicia y en el caso puesto a consideración
se reclama la inconstitucionalidad de diversos preceptos que vulneran la
independencia judicial, así como sus estándares nacionales e internacionales,
resulta evidente que la concesión del amparo redundaría en un beneficio para la
quejosa, en tanto que se traduciría en la posibilidad de ejercer adecuadamente su
objeto social y cumplir con su función específica con la sociedad que se traduce en
una utilidad pública de la enseñanza y difusión del derecho, pero además, en
términos de lo resuelto en el amparo en revisión 265/2020 se cumpliría con uno de
los principales objetos de las escuelas de derecho, consistente en la defensa del
derecho de acceso a la justicia cuyo ejercicio se encuentra vedado a los
destinatarios directos, al establecerse un sistema que inhibe el libre ejercicio de la
función jurisdiccional.

19
SCJN; 10a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 1a./J. 44/2013 (10a.) ; J.

37
Esto es, la quejosa se vería beneficiada con la concesión del amparo en la medida
en que al reconocerse la inconstitucionalidad de las normas que legitiman una
intervención indebida en la administración de justicia, se evitaría un actuar arbitrario
contrario a los estándares de independencia judicial que inhiba el adecuado y libre
ejercicio de la función jurisdiccional, con lo cual se vería satisfecho uno de los
objetivos que la Primera Sala reconoció a las escuelas de derecho a quienes se les
reconoce una posición diferenciada para poder acudir a defender ese bien público
que es la administración de justicia, en sus dimensiones cuantitativa y cualitativa.

De esa forma, la Escuela Libre de Derecho cuenta con un interés que se diferencia
de aquel interés de cualquier otra persona, en tanto que es una institución que,
desde hace más de 108 años, esta comprometida con la formación de profesionistas
operadores del sistema jurídico mexicano y con la investigación y difusión de las
ciencias jurídicas, por lo que si la emisión de las porciones normativas tildadas de
inconstitucionales impiden un verdadero ejercicio del derecho de acceso a la
justicia, su desincorporación del ordenamiento jurídico permitiría no solo garantizar
el respeto al derecho, sino un goce adecuado del mismo, finalidad que está inmersa
en la enseñanza del derecho, así como en la difusión de las ciencias jurídicas, pues
con independencia de el fin que busca todo ciudadano en cuanto a que el
ordenamiento cumpla con la Constitución Federal, en el caso corresponde a las
instituciones de educación jurídica buscar la eficacia del derecho de acceso a la
justicia mediante el ejercicio de acciones que impidan la inhibición del libre y
adecuado ejercicio de la función jurisdiccional, tal y como lo señaló la Primera Sala
en su mas reciente precedente en la materia.

Además, debe recordarse que la Suprema Corte ha señalado que los órganos
jurisdiccionales están obligados a encontrar formas adecuadas para lograr la
reparación del derecho que sean compatibles con el principio de relatividad. Al
resolver el amparo en revisión 323/2014, la Primera Sala de la Suprema Corte
estableció que no es posible alegar la violación al principio de relatividad de las
sentencias cuando se actualiza la existencia de un interés legítimo en defensa de
un derecho colectivo, en ese caso el derecho a la educación, pues la aceptación de
dicho interés genera una obligación en el juzgador de buscar los mecanismos
adecuados para remediar los vicios de inconstitucionalidad, aun cuando salgan de
la esfera individual del quejoso.

Luego, al resolver el amparo en revisión 1359/2015, la misma Sala sostuvo que el


juicio de amparo es procedente en contra de una omisión legislativa, y que es
perfectamente admisible que al proteger a una persona que ha solicitado el amparo
en contra de dicha conducta se pueda llegar a beneficiar a terceros ajenos a la
controversia constitucional, puesto que, mantener la interpretación tradicional de
dicho principio, en muchos casos acabaría frustrando la finalidad sustantiva del
juicio de amparo, esto es, la protección de todos los derechos fundamentales;

38
máxime porque, señaló, el principio de la relatividad de las sentencias debe ser
interpretado a la luz del nuevo marco constitucional. De dicho precedente se derivó
el siguiente criterio judicial:

PRINCIPIO DE RELATIVIDAD. SU REINTERPRETACIÓN A


PARTIR DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO
DE 2011. A partir de la reforma de junio de 2011 al juicio de amparo
se amplió el espectro de protección de dicho mecanismo procesal,
de tal manera que ahora es posible proteger de mejor forma los
derechos fundamentales que tengan una dimensión colectiva y/o
difusa. Así, el juicio de amparo que originalmente fue concebido
para proteger derechos estrictamente individuales y
exclusivos, ahora también puede utilizarse para proteger
derechos con una naturaleza más compleja. Por esa razón,
recientemente esta Primera Sala ha reconocido la necesidad de
reinterpretar el principio de relatividad de las sentencias de
amparo, puesto que mantener la interpretación tradicional de
dicho principio en muchos casos acabaría frustrando la
finalidad sustantiva del juicio de amparo: la protección de
todos los derechos fundamentales. Por lo demás, la necesidad
de dicha reinterpretación se ha hecho especialmente patente en
casos recientes en los que esta Suprema Corte ha analizado
violaciones a derechos económicos, sociales y culturales, puesto
que si se mantuviera una interpretación estricta del principio de
relatividad, en el sentido de que la concesión del amparo nunca
puede suponer algún tipo de beneficio respecto de terceros ajenos
al juicio, en la gran mayoría de los casos sería muy complicado
proteger este tipo de derechos en el marco del juicio de amparo,
teniendo en cuenta que una de sus características más
sobresalientes es precisamente su dimensión colectiva y difusa.
Con todo, las consideraciones anteriores no significan que la
reforma constitucional de 10 de junio de 2011 haya eliminado el
principio de relatividad, sino solamente que debe ser reinterpretado.
En este orden de ideas, esta Primera Sala entiende que el principio
de relatividad ordena a los tribunales de amparo estudiar en las
sentencias únicamente los argumentos de las partes –supliéndolos
si así procediera– y, en su caso, conceder el amparo sólo para el
efecto de que se restituyan los derechos violados de los quejosos,
sin que sea relevante para efectos de la procedencia del juicio el
hecho de que una sentencia estimatoria eventualmente pudiera
traducirse también en alguna ventaja o beneficio para personas que
no fueron parte del litigio constitucional. Lo anterior implica que los
jueces de amparo no pueden ordenar directamente en sus
sentencias la protección de los derechos de personas que no hayan
acudido al juicio de amparo, sin embargo, es perfectamente

39
admisible que al proteger a los quejosos, indirectamente y de
manera eventual, se beneficie a terceros ajenos a la controversia
constitucional.20

[Énfasis añadido]

Después, la Segunda Sala del Alto Tribunal, al resolver amparo en revisión


241/2018, donde se analizó la materia ambiental, realizó una interpretación del
artículo 107, fracción II, párrafo primero, de la Ley Fundamental y estableció que
ésta debe ser la manera más favorable a la persona, por lo cual, lejos de invocarse
una concepción restringida del principio de relatividad, era necesario maximizar
tanto el derecho humano de acceso a la tutela jurisdiccional efectiva, como el
principio de supremacía constitucional. Del estudio de dicho asunto se derivó el
siguiente criterio judicial:

SENTENCIAS DE AMPARO. EL PRINCIPIO DE RELATIVIDAD


ADMITE MODULACIONES CUANDO SE ACUDE AL JUICIO CON
UN INTERÉS LEGÍTIMO DE NATURALEZA COLECTIVA.
Conforme al artículo 107, fracción I, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, es posible acceder al juicio de
amparo para obtener la protección de los intereses legítimos y
colectivos, que son aquellos que atañen a "un grupo, categoría o
clase en conjunto". En cualquier caso, tanto el interés colectivo
como el legítimo, comparten como nota distintiva su indivisibilidad,
es decir, no pueden segmentarse. De ahí que, si en los intereses
colectivos o legítimos la afectación trasciende a la esfera
jurídica subjetiva o individual de quien promovió un juicio de
amparo, sería inadmisible suponer que por esa cuestión se
niegue la procedencia del medio de control constitucional,
pretextándose la violación al principio de relatividad de las
sentencias. En ese sentido, el artículo 107, fracción II, párrafo
primero, de la Constitución Federal, debe interpretarse de la manera
más favorable a la persona, por lo cual, lejos de invocarse una
concepción restringida del principio referido, será menester
maximizar tanto el derecho humano de acceso a la tutela
jurisdiccional efectiva, como el principio de supremacía
constitucional.21

[Énfasis añadido]

Así, no debe pasar inadvertido al papel que el Alto tribunal ha dado a las
instituciones que prestan servicios educativos privados como actores relevantes en
la formación y desarrollo, en general, del país. De la interrelación de los aspectos

20
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. XXI/2018 (10a.); TA.
21
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 2a. LXXXIV/2018 (10a.); TA.

40
comentados previamente se evidencia a su Señoría la particular relación que guarda
la ELD en relación con la protección del derecho a la administración de justicia no
solo como presupuesto de la formación de sus profesionistas egresados si no
también dado su singular situación como institución educativa formadora, en
exclusiva, de abogados. Prueba de ello es lo contenido en el artículo 86, fracción
XXVI, de la LOPJF, que establece que para la implementación de políticas judiciales
podrán participar las instituciones de educación superior, como la escuela quejosa,
a saber:

Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura Federal:

[…]

XXVII. Convocar periódicamente a congresos nacionales o


regionales de magistradas, magistrados, juezas, jueces,
asociaciones profesionales representativas e instituciones de
educación superior, a fin de evaluar el funcionamiento de los
órganos del Poder Judicial de la Federación y proponer las medidas
pertinentes para mejorarlos;

[Énfasis añadido]

E incluso, evidenciando ese importante papel que juegan las escuelas de derecho,
mediante dicha ley se promueve su participación dentro del propio poder judicial:

Artículo 53. Facultades de la Escuela Judicial. La Escuela


Judicial tendrá las siguientes facultades:

[…]

XII. Promover intercambios académicos con instituciones de


educación superior;

[Énfasis añadido]

Con ello en mente y, por su aplicabilidad al caso que nos ocupa, es menester
recordar lo contenido en el siguiente criterio jurisprudencial:

INTERÉS LEGÍTIMO E INTERÉS JURÍDICO. SUS ELEMENTOS


CONSTITUTIVOS COMO REQUISITOS PARA PROMOVER EL
JUICIO DE AMPARO INDIRECTO, CONFORME AL ARTÍCULO
107, FRACCIÓN I, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. El citado precepto establece
que el juicio de amparo indirecto se seguirá siempre a instancia de
parte agraviada, "teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un
derecho o de un interés legítimo individual o colectivo", con lo que
atribuye consecuencias de derecho, desde el punto de vista de la

41
legitimación del promovente, tanto al interés jurídico en sentido
estricto, como al legítimo, pues en ambos supuestos a la persona
que se ubique dentro de ellos se le otorga legitimación para instar la
acción de amparo. En tal virtud, atento a la naturaleza del acto
reclamado y a la de la autoridad que lo emite, el quejoso en el
juicio de amparo debe acreditar fehacientemente el interés,
jurídico o legítimo, que le asiste para ello y no inferirse con
base en presunciones. Así, los elementos constitutivos del interés
jurídico consisten en demostrar: a) la existencia del derecho
subjetivo que se dice vulnerado; y, b) que el acto de autoridad afecta
ese derecho, de donde deriva el agravio correspondiente. Por su
parte, para probar el interés legítimo, deberá acreditarse que:
a) exista una norma constitucional en la que se establezca o
tutele algún interés difuso en beneficio de una colectividad
determinada; b) el acto reclamado transgreda ese interés
difuso, ya sea de manera individual o colectiva; y, c) el
promovente pertenezca a esa colectividad. Lo anterior, porque si
el interés legítimo supone una afectación jurídica al quejoso, éste
debe demostrar su pertenencia al grupo que en específico sufrió o
sufre el agravio que se aduce en la demanda de amparo. Sobre el
particular es dable indicar que los elementos constitutivos
destacados son concurrentes, por tanto, basta la ausencia de
alguno de ellos para que el medio de defensa intentado sea
improcedente.22

[Énfasis añadido]

Expuesto lo anterior, resulta inconcuso que el interés legítimo que le asiste a la


quejosa porque es sujeto responsable de verificar una adecuada impartición de
justicia, por lo que las porciones normativas que por esta vía se combaten le afectan,
y, por otro, al haber precisado los términos bajo los cuales se considera que la
quejosa acredita la afectación que resiente en virtud de las mismos –acredita una
afectación no hipotética ni incierta, sino real e inminente como elemento constitutivo
de dicho interés– para conceder el amparo.

Inclusive, debe señalarse que el análisis en torno al interés legítimo de la quejosa,


en el caso concreto, implica necesariamente un examen del estudio sustantivo de
los argumentos de invalidez y de las normas constitucionales aplicables al caso;
ello, pues para adoptar una conclusión en todo caso se debe entrar al estudio de
fondo del asunto, por lo que no es dable desechar la demanda de amparo aduciendo
su improcedencia, por el contrario, no existiendo una causa manifiesta e indudable
de improcedencia, deberá admitirse.

22
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 2a./J. 51/2019 (10a.); J.

42
En síntesis, es dable advertir que el caso planteado en la presente demanda de
amparo, es procedente pues conforma una posibilidad de subsunción del concepto
de interés legítimo, al aducir, argumentativamente, un agravio por la existencia de
los siguientes tres elementos:

a. La existencia de un derecho subjetivo con naturaleza compleja y una


vertiente multifacética, como lo es el derecho de acceso a la justicia como
presupuesto para el ejercicio efectivo de todos los derechos de los
gobernados.

b. La parte quejosa tiene una relación jurídicamente relevante respecto del


derecho de acceso a la justicia reconocido desde su normatividad interna
y los precedentes de la Corte, la cual es suficiente para ejercer la acción
con la finalidad no solo de preservar el estado constitucional de derecho
mexicano, como lo haría cualquier ciudadano, sino defender y lograr la
eficacia de un derecho que no todos pueden llevar a cabo; y

c. Se afirma que los actos reclamados, por la trascendencia en la esfera


jurídica de la parte quejosa entendida en sentido amplio respecto a su rol
en la defensa del acceso a la justicia, son contrarios al derecho objetivo.

Por lo que, respetuosamente se solicita a su Señoría, active sus facultades de


apreciación y de juicio para analizar el planteamiento realizado en la presente
demanda de amparo, sus anexos y, en su caso los escritos aclaratorios que se sirva
requerirle a la quejosa, y realizando una evaluación conceptual de las posibilidades
jurídicas por la que advierta la actualización del interés legítimo de la ELD, la
afectación inmediata de la norma y la necesidad de su reparación, para lo cual se
solicita admita a trámite la presente demanda de amparo.

XI. CUESTIÓN PREVIA

De manera previa a precisar, a través de cada uno de los conceptos de violación,


los diversos argumentos que evidencian la inconstitucionalidad de los preceptos
reclamados, conviene hacer una referencia al parámetro de regularidad
constitucional del derecho de acceso a la justicia y de manera específica al principio
de independencia judicial. Lo anterior con la finalidad de sentar las premisas en este
apartado general y solo tomar las referencias específicas en cada una de las líneas
argumentativas.

En esas condiciones, en el presente capítulo se hará referencia de forma genérica


a los estándares nacionales e internacionales del derecho de acceso a la justicia y
al principio de independencia judicial, de forma específica lo relacionado con los
lineamientos que debe seguir el Estado para el nombramiento de jueces, su
permanencia (control) y su remoción.

43
• Acceso a la justicia como bien constitucional público

Al respecto resulta provechoso tener presente desde ahora las consideraciones


contenidas en el amparo en revisión 265/2020 en torno al acceso a la justicia como
un derecho dual, recordando lo contenido en el amparo en revisión 839/2019,
reconociendo que si bien el acceso a la justicia puede repercutir en el ámbito de
cada individuo en particular, las decisiones y políticas públicas sobre este derecho
afectan a toda la sociedad y bajo estas premisas, sostiene, también es posible
reconocer al acceso a la justicia como un bien público desde la propia estructura
que provee nuestra Constitución en su artículo 17.

Asimismo, sostiene que en complemento a esta visión dual del acceso a la justicia,
el acceso a la justicia implica necesariamente obligaciones tanto negativas como
positivas que evidencian a su vez que el contenido de este derecho no es lineal,
sino que es multifacético. Además, este derecho es el fundamento de la
independencia judicial, principio base del funcionamiento de la judicatura como
garantía orgánica.

A foja 58 de la sentencia dictada en el precedente en comento, advierte que la


obligación de proveer un marco normativo para acceder a los tribunales no se agota
con la simple consagración de instituciones procesales a nivel formal. Esta
obligación también tiene un aspecto cualitativo, lo que nos lleva a entender el
derecho de acceso a la justicia como un principio que opera en el razonamiento
jurídico como un mandato de optimización: ordena que el acceso efectivo a la
justicia se realice en la mayor medida atendiendo a las posibilidades fácticas y
jurídicas.

En tal sentido, dice, el derecho de acceso a la justicia es de contenido complejo y


multifacético. Comprende posiciones de ejercicio individual de acceso, de debido
proceso y de eficacia de las resoluciones; en donde se pone especial énfasis en la
independencia e imparcialidad de los tribunales, en la razonabilidad de los requisitos
y supuestos de acceso y en el respeto a las formalidades esenciales del
procedimiento. Sin embargo, también es un derecho con una dimensión
procedimental (como vertiente colectiva) que, además, se puede concebir como un
bien constitucional público.

Es decir, es un derecho que se extiende como una garantía generalizada para toda
la sociedad e implica un deber positivo por parte del Estado de proveer el acceso a
las vías jurisdiccionales y eliminar las barreras que limiten o impidan dicho acceso;
en particular, porque las decisiones y políticas públicas sobre este derecho afectan
a toda la sociedad y porque es un principio que, a su vez, es un fin en sí mismo y
un medio para hacer valer otros derechos humanos. Adicionalmente, es un derecho

44
que visto como un bien público presenta el problema que puede caracterizarse
como de “polizón” o “free rider”.

Así, de cara a lo resuelto por el Alto Tribunal en el mencionado amparo en revisión


265/2020, es dable sostener que lo desarrollado en dicho precedente constituyen
las denominadas exigencias cualitativas de la administración de justicia, entendida
como bien constitucional público, en las que debe avanzarse en la mayor medida
posible y que pueden ser exigidas judicialmente vía interés legítimo, como en el
caso puesto a consideración. Ello, sin que sea óbice que si bien en ese expediente
se concluyó que una omisión legislativa afectó la calidad de la administración de
justicia, lo cierto es que en el caso sometido a consideración es posible compartir
dicha conclusión toda vez que en virtud de las porciones jurídicas reclamadas se
produce una distorsión –de suyo negativa– en la calidad de la administración de
justicia, a saber la independencia judicial.

• Independencia judicial en relación con el principio de división de poderes

Al resolver la controversia constitucional 35/2000, analizando las garantías de


independencia y autonomía judiciales, en ese caso de los estados, previstas en el
artículo 116, fracción III, de la Constitución, el Pleno del Alto Tribunal advirtió que la
violación de tales principios implica necesariamente la violación del principio de
división de poderes, pues, dada la conformación del aludido precepto, es claro que
la merma en la autonomía o en la independencia de un Poder Judicial Local es una
condición necesaria y suficiente de la ruptura del principio de división de poderes.

Al respecto, sostiene que cuando la autonomía e independencia de un poder


judicial local se ven disminuidas, se ha vulnerado el principio de división de
poderes, ya que aquellos principios quedan inmersos en éste. En otras
palabras, continúa, no puede hablarse de una auténtica división de poderes cuando
uno de ellos, en este caso el judicial, no es autónomo o independiente. Y, en ese
sentido, es enfático en señalar que la violación a esos principios no es una cuestión
que pueda analizarse con un parámetro bivalente gracias al cual pueda decirse
simplemente que la violación se acreditó o no. Se trata, en todo caso, de una
cuestión gradual, pues tanto la independencia como la autonomía son valores que
admiten niveles de completitud y, por ende, de afectación.

En torno a ese ejercicio, hace notar el Alto Tribunal, conviene establecer


previamente un parámetro o mecanismo de evaluación que permita analizar cada
uno de los artículos que en cada caso se tilden de inconstitucionales considerando
que la evaluación que se lleve a cabo debe ser eficiente para medir el grado de
vulneración del principio de división de poderes desde la perspectiva del Poder
Judicial, es decir, desde la posible afectación de la autonomía y/o la independencia
judiciales.

45
Desde el análisis efectuado al resolver la controversia constitucional 33/2000,
reiterado en el estudio del Pleno de la Suprema Corte con la diversa controversia
constitucional 35/2000 y más adelante en muchos otros precedentes, consideró que
son tres las prohibiciones dirigidas a los poderes públicos a fin de que respeten el
principio de división de poderes; se trata de la no intromisión, la no dependencia y
la no subordinación con respecto a los restantes. Conceptos, dice, son en realidad
grados de uno mismo, son conceptos concéntricos porque cada uno forma parte del
siguiente, sólo que con algunas características que aumentan su grado. No
obstante, estos términos no son sinónimos porque son incluyentes hacia el grado
inferior, y excluyentes hacia el grado superior: toda subordinación (grado superior)
implica dependencia (grado intermedio) y ésta, a su vez, implica intromisión (grado
inferior); en cambio, la intromisión excluye a la dependencia, dado que esta última
es más rica en características que la primera, y la dependencia excluye a la
subordinación por la misma razón.

En relación con ello, el Pleno de la Suprema Corte ha señalado las modalidades en


que pueden presentarse actos de intromisión, dependencia o subordinación entre
poderes, las cuales se materializan bajo las siguientes condiciones:

a. La intromisión es el grado más leve de violación al principio de división de


poderes, pues se actualiza cuando uno de los poderes se inmiscuye o
interfiere en una cuestión propia de otro, sin que de ello resulte una
afectación determinante en la toma de decisiones o que genere sumisión;

b. La dependencia conforma el siguiente nivel de violación al citado principio,


y representa un grado mayor de vulneración, puesto que implica que un
poder impida a otro, de forma antijurídica, que tome decisiones o actúe
de manera autónoma; y

c. La subordinación se traduce en el más grave nivel de violación al principio


de división de poderes, ya que no sólo implica que un poder no pueda
tomar autónomamente sus decisiones, sino que además debe someterse
a la voluntad del poder subordinante.

Consideraciones recogidas en la jurisprudencia emitida por el Pleno de esa


Suprema Corte P./J. 80/2004 de rubro: “DIVISIÓN DE PODERES. PARA EVITAR
LA VULNERACIÓN A ESTE PRINCIPIO EXISTEN PROHIBICIONES IMPLÍCITAS
REFERIDAS A LA NO INTROMISIÓN, A LA NO DEPENDENCIA Y A LA NO
SUBORDINACIÓN ENTRE LOS PODERES PÚBLICOS DE LAS ENTIDADES
FEDERATIVAS.”

Es valioso lo contenido en la sentencia emitida en la referida controversia


constitucional 35/2000 donde se señala:

46
Así pues, puede decirse que el principio de división de poderes, con
especial referencia a los poderes judiciales de los estados, se
violenta cuando se cumplen todas y cada una de las siguientes
condiciones:

a) Que en cumplimiento de una norma jurídica, o bien de manera


libre, se actualice una conducta imputable a alguno de los poderes
legislativo o ejecutivo.

b) Que dicha conducta implique la intromisión, en los términos


antes definidos, de uno de esos poderes en la esfera de
competencia del poder judicial, o bien, que uno de esos poderes
realice actos que coloquen al poder judicial en un estado de
dependencia o de subordinación con respecto a él.

c) Que la intromisión, dependencia o subordinación de otro


poder verse sobre cualquiera de los siguientes aspectos:

c.1) Nombramiento, promoción e indebida remoción de los


miembros del poder judicial.

c.2) Inmutabilidad salarial (remuneración adecuada y no


disminuible).

c.3) Carrera judicial.

c.4) Autonomía en la gestión presupuestal.

[Énfasis añadido]

En relación a ello, en la sentencia dictada en la citada controversia constitucional


32/2007 se advierte que el Pleno del Alto Tribunal considera que existiría una
transgresión al principio de división de poderes, en relación con el diseño
establecido para la integración de un Consejo de la Judicatura de un estado,
cuando: (i) en cumplimiento de una norma jurídica o voluntariamente se actualice
un hecho antijurídico imputable a los Poderes Legislativo o Ejecutivo; (ii) que esta
conducta implique la intromisión de uno de esos poderes en la esfera de
competencia del Poder Judicial, o bien que uno de aquéllos coloque a éste en una
situación de dependencia o subordinación; y (iii) que la intromisión, dependencia o
subordinación verse sobre el nombramiento, promoción o indebida remoción de los
miembros del Poder Judicial; la inmutabilidad salarial; la carrera judicial o la
autonomía en la gestión presupuestal, o cuando el Constituyente local provoca un
deficiente o incorrecto desempeño del Poder Judicial de una entidad federativa al
redistribuir funciones. Tales razonamientos son recogidos en la jurisprudencia
emitida por el Pleno de esa Suprema Corte P./J. 81/2004 de rubro: “PODERES
JUDICIALES LOCALES. CONDICIONES NECESARIAS PARA QUE SE

47
ACTUALICE LA VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE DIVISIÓN DE PODERES EN
PERJUICIO DE AQUÉLLOS.”

• Independencia judicial como garantía orgánica de la judicatura

Tal como lo señaló el Alto Tribunal al resolver el amparo en revisión 265/2021, en


complemento a esta visión dual del acceso a la justicia, tal derecho implica
necesariamente obligaciones tanto negativas como positivas, que evidencian a su
vez que el contenido de este derecho no es lineal, sino que es multifacético, siendo
éste el fundamento de la independencia judicial, principio base del funcionamiento
de la judicatura como garantía orgánica.

Al resolver la controversia constitucional 1/2005, el Pleno de la Suprema Corte,


advirtió que de la interpretación sistemática de los artículos 17, 94, párrafo
octavo, 99, párrafo penúltimo, 100, párrafo séptimo, 101 y 128 de la Ley
Fundamental, se erige un sistema que garantiza la independencia de los
titulares de los órganos jurisdiccionales, consistente en la actitud que debe
asumir todo juzgador para emitir sus resoluciones con apego a derecho, al margen
de todo tipo de presiones o intereses extraños, lo cual se protege mediante diversos
mecanismos, como son: (i) la fijación de un plazo de duración en el cargo, así como
la imposibilidad de: (ii) disminuir sus remuneraciones y (iii) que ocupen diverso
empleo o encargo durante un periodo. Consideraciones que dieron lugar al criterio
de rubro: ”INDEPENDENCIA JUDICIAL. LOS DERECHOS QUE ASISTEN AL
TITULAR DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL TIENDEN A GARANTIZAR QUE
RESUELVA SIEMPRE CONFORME A DERECHO, SIN INFLUENCIAS AJENAS.”

Al resolver la controversia constitucional 32/2007, el Alto Tribunal señala que el


principio de independencia judicial implica que las decisiones de los jueces
tienen que estar basadas exclusivamente en el Derecho y viene a ser una
consecuencia del papel institucional del juez: él tiene el poder de dar la última
respuesta social a un conflicto. Dicho principio, advierte la Suprema Corte es
incompatible con el concepto de subordinación, afirmando que quienes ejercen la
función jurisdiccional dentro del órgano que encabeza uno de los poderes públicos
integran una categoría sui generis de servidores públicos, ya que, a diferencia del
resto, ejercen su función sin más subordinación que la que se tiene ante el Derecho,
es decir, sin depender de ninguna voluntad humana para llevar a cabo su función
esencial.

Otros elementos que contribuyen a la caracterización de este tipo de funcionarios,


sostiene la Suprema Corte, son: la forma de designación, la duración en el cargo
(inamovilidad judicial), la irreductibilidad salarial y los regímenes disciplinario y de
responsabilidad. Todos estos factores permiten afirmar, continúa, que la naturaleza

48
jurídica de la función que realizan estos servidores públicos es distinta a la del resto,
porque ninguna otra clase de servidores públicos tiene todas estas características.

Es importante precisar antes de iniciar con cada una de las líneas argumentativas
de inconstitucionalidad, que a través del presente amparo se combate la totalidad
del régimen establecido en las normas reclamadas, en tanto que las nuevas
obligaciones y su aplicación afectaría situaciones creadas con anterioridad, al
establecer un cambio de régimen, aun cuando las y los juzgadores ya hubiesen sido
nombrados, lo cual no solo transgrede lo contenido en el primer párrafo del artículo
14 constitucional, sino también lo dispuesto en relación al debido proceso que obliga
a que existan tribunales previamente establecidos, por lo que dicho régimen
alteraría de manera indebida situaciones jurídicas creadas previamente,
incrementando aun más la afectación a la independencia judicial, tanto para los
funcionarios judiciales, como para los usuarios de la justicia.

XII. CONCEPTOS DE VIOLACIÓN

PRIMERO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES POR NO
RESPETAR EL DEBIDO PROCESO
RESPECTO DE CONTROL Y VIGILANCIA
DE LA JUDICATURA

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis de los artículos


86, fracción II, XXXVII, XXXVIII, 98, 99, 100, 105, 109, 112, 114, 115, 119 de la
LOPJF en relación con los diversos 68 y 73 de la LCJPJF, se evidenciará a su
Señoría la inconstitucionalidad contenida dichas porciones normativas toda vez que,
lejos de cumplir con los objetivos de proveer al Estado mexicano de un poder judicial
robustecido en el que las y los jueces gocen de las garantías de legalidad, seguridad
jurídica e independencia judicial, se pretende imponerles sanciones como producto
de procedimientos sancionatorios que no revisten de garantías para el ejercicio
independiente de la judicatura.

a) Inconstitucionalidad de la facultad de integrar comités de investigación


y la creación de la Unidad de Investigación

Los artículos 86, fracciones XXXVI, XXXVII y XXXVIII y 98 de la LOPJF otorga de


manera inconstitucional facultades al CJF para investigar y determinar
responsabilidades de los funcionarios judiciales, sin embargo, de manera
inconstitucional le otorga la facultad de integrar comités de investigación, haciendo
a un lado las instituciones que la propia ley crea para tal efecto, lo cual deja en un
estado de incertidumbre y vulnerabilidad a los juzgadores. Dichas normas
establecen lo siguiente:

49
Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura
Federal: […]

XXXVI. Investigar y determinar las responsabilidades y sanciones a


las personas servidoras públicas y empleadas del propio Consejo
de la Judicatura Federal, así como de los tribunales de circuito,
juzgados de distrito y plenos regionales;

XXXVII. Realizar visitas extraordinarias o integrar comités de


investigación, cuando estime que se ha cometido una falta grave
o ante cualquier asunto de trascendencia a juicio del propio Consejo
de la Judicatura Federal, sin perjuicio de las facultades que
correspondan a la Visitaduría Judicial o la Contraloría del Consejo
de la Judicatura Federal;

XXXVIII. Dictar las medidas que exijan el buen servicio y la disciplina


en las oficinas de los tribunales de circuito, juzgados de distrito,
plenos regionales y órganos auxiliares del Consejo de la Judicatura
Federal; […]

Artículo 98. El Consejo de la Judicatura Federal y la o el secretario


ejecutivo de disciplina podrán ordenar a la o el titular de la
Visitaduría Judicial la celebración de visitas extraordinarias de
inspección o la integración de comités de investigación, siempre
que a su juicio existan elementos que hagan presumir
irregularidades cometidas por un magistrado, magistrada, jueza o
juez federales.

En las visitas ordinarias o extraordinarias de inspección, las y los


visitadores contarán con facultades para recabar toda la información
y medios de prueba, tanto de instituciones y servidoras y servidores
públicos, como de personas físicas o morales privadas, que resulten
necesarios para el debido cumplimiento de sus atribuciones.

Del resultado de las visitas ordinarias o extraordinarias de


inspección, la Visitaduría podrá disponer la práctica de
investigaciones en el ámbito de sus competencias o, de advertir
alguna conducta administrativa irregular dentro de sus inspecciones
que implique una falta administrativa no sujeta a su competencia,
dar vista a la Unidad General de Investigación de
Responsabilidades Administrativas.

[Énfasis añadido]

Los artículos resultan inconstitucionales al permitir la integración de comités


especiales de investigación, pues con ello se transgrede el papel que ha fijado la
propia Suprema Corte respecto de los Consejos de la Judicatura, precisamente en

50
cumplimiento a los principios de independencia judicial. De esa forma, la facultad
para crear comités ad hoc de investigación en las normas que se combaten,
excede las facultades con las que cuenta, pues incluso se estaría vulnerando
lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley Fundamental, al crear órganos
especializados para investigar y sancionar juzgadores, con lo que se inhibe el
libre desarrollo de la función jurisdiccional.

En ese mismo sentido, los artículos 99, 100, 105, 109, 112, fracciones III y IV de la
referida LOPJF, otorgan de manera inconstitucional facultades al CJF para
investigar y determinar responsabilidades de los funcionarios judiciales, excediendo
los estándares de administración y generando con ello un efecto inhibidor en el libre
ejercicio de la función judicial. Dichas normas indicadas tildadas de
inconstitucionalidad establecen lo siguiente:

Artículo 99. La Unidad General de Investigación de


Responsabilidades Administrativas fungirá como autoridad
investigadora en términos de la Ley General de
Responsabilidades Administrativas y tendrá la carga de la
prueba para demostrar la veracidad sobre los hechos que
demuestren la existencia de faltas administrativas, así como la
responsabilidad de aquellos a quienes se imputen las mismas.

La o el titular de la Unidad será designado por el Pleno del Consejo


de la Judicatura Federal, a propuesta de su presidencia, y deberá
tener título profesional afín a sus funciones y experiencia mínima de
cinco años preferentemente en la materia de responsabilidades
administrativas.

Artículo 100. La Unidad General de Investigación de


Responsabilidades Administrativas tendrá las siguientes funciones:

I. Llevar a cabo las investigaciones por faltas administrativas en


contra de personas servidoras públicas de los órganos del Poder
Judicial de la Federación, con excepción de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, así como emitir el informe de probable responsabilidad
de la o del servidor público imputado, de conformidad con los
acuerdos generales que dicte el Consejo de la Judicatura Federal;

II. Ordenar la recolección de indicios y medios de prueba que estime


conducentes para llegar a la verdad material de los hechos, así
como desahogarlos en su momento procesal oportuno;

III. Requerir informes y documentación a la Unidad de Inteligencia


Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, o a la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores, para que provean la

51
información contable y financiera necesaria para el trámite de una
investigación;

IV. Solicitar la aplicación y ejecución de las medidas necesarias para


impedir que se pierdan, destruyan o alteren los indicios, una vez que
tenga noticia de los mismos;

V. Inspeccionar, en el ámbito de su competencia, el funcionamiento


administrativo de los órganos jurisdiccionales a partir de las quejas
interpuestas en contra de funcionarias o funcionarios adscritos a
ellas o de los indicios señalados por la Visitaduría Judicial en el
ejercicio de sus funciones;

VI. Imponer las medidas de apremio para hacer cumplir sus


determinaciones, a que se refiere el artículo 97 de la Ley General
de Responsabilidades Administrativas;

VII. Solicitar a la autoridad substanciadora o resolutora, en los


procedimientos de responsabilidad administrativa, las medidas
cautelares a que se refiere el artículo 124 de la Ley General de
Responsabilidades Administrativas, y

VIII. Las demás que determinen las leyes, los reglamentos y


acuerdos generales correspondientes.

Artículo 105. Las Contralorías de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación, del Consejo de la Judicatura Federal y del Tribunal
Electoral tendrán a su cargo las facultades de control y la
inspección del cumplimiento de las normas de funcionamiento
administrativo que rijan a los órganos y personas servidoras
públicas del Poder Judicial de la Federación, en el ámbito de sus
respectivas competencias.

Artículo 109. Las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación, las y los magistrados de circuito y las y los jueces de
distrito, solo serán responsables por sus interpretaciones o
resoluciones cuando se compruebe que hubo cohecho o mala
fe.

Artículo 112. El procedimiento de responsabilidad administrativa,


desde la investigación hasta el cumplimiento y ejecución de la
sanción se instaurará conforme a los principios y reglas previstas en
la Ley General de Responsabilidades Administrativas y en esta Ley
para faltas graves y no graves según corresponda. En lo no previsto
en esa ley ni en el presente ordenamiento, se aplicarán los acuerdos
generales que correspondan.

El procedimiento disciplinario se regirá por las bases siguientes: […]

52
III. Corresponderá a la Unidad General de Investigación de
Responsabilidades Administrativas fungir como autoridad
investigadora en términos de la Ley General de Responsabilidades
Administrativas. Se exceptúan de la regla anterior los seguimientos
de evolución en la situación patrimonial, en los cuales directamente
se puede presentar el Informe de Presunta Responsabilidad
Administrativa;

IV. Por regla general, corresponderá a las Contralorías del Poder


Judicial de la Federación fungir como autoridades substanciadoras
en los procedimientos disciplinarios. No obstante, tratándose de
servidoras y servidores públicos que realicen funciones
jurisdiccionales en órganos distintos a la Suprema Corte de Justicia
de la Nación y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, será la Secretaría Ejecutiva de Disciplina; […]

[Énfasis añadido]

Así, los artículos citados resultan inconstitucionales al permitir la integración de una


Unidad de Investigación pues con ello se transgrede el papel que ha fijado la propia
Suprema Corte respecto de los Consejos de la Judicatura, precisamente en
cumplimiento a los principios de independencia judicial.

En efecto, al resolver la controversia constitucional 81/2017, el Pleno del Alto


Tribunal recuerda que en la exposición de motivos de la reforma al artículo 100 de
la Ley Fundamental, publicada el 11 de junio de 1999, se estableció que el Consejo
de la Judicatura Federal es un órgano del Poder Judicial de la Federación que no
tiene dependencia de la Suprema Corte ni de los jueces y magistrados que cumplen
con la función propiamente jurisdiccional. Así, advierte que, de la lectura de los
párrafos de esa reforma, en relación con la interpretación que de ellos hace al
resolver la controversia constitucional 32/2007, se tiene que, entre los Consejos de
la Judicatura y los Tribunales Superiores de Justicia debe existir un equilibrio que
salvaguarde su respectiva independencia e impida cualquier relación de
subordinación entre ambas instancias. Al mismo tiempo, hace notar, los Consejos
de la Judicatura no pueden vulnerar la independencia judicial, ni en su diseño
institucional en el que operan ni en cada uno de sus actos al prestar su labor
auxiliar.

El Pleno recuerda el contenido de aquella exposición de motivos en los términos


siguientes:

[…] la ubicación del Consejo de la Judicatura en la estructura estatal


ha dado lugar a muy diversas interpretaciones, como la que sugiere
que se trataría de un órgano desconcentrado de la Suprema Corte
de Justicia. Sin embargo, tal interpretación supondría la existencia

53
de una relación de subordinación jerárquica, lo que no corresponda
al sistema de gobierno del Poder Judicial previsto en la Constitución.

El Poder Judicial de la Federación se compone, por un lado, de


los órganos judiciales propiamente dichos, en los cuales
descansa de manera exclusiva la función jurisdiccional y, por
otro lado, de un órgano constitucional de carácter
administrativo, encargado de la administración, vigilancia y
disciplina de dicho Poder, con exclusión de la Suprema Corte.

La anterior propuesta tiene la ventaja, por una parte, de recuperar


el sentido original del texto constitucional, pero simultáneamente,
permitir que el Consejo de la Judicatura Federal mantenga de modo
estricto sus funciones de administración, vigilancia, disciplina y
carrera judicial, con plena autonomía, tal como hasta ahora lo ha
venido haciendo.

[Énfasis añadido]

Constituye un criterio reiterado por el Alto Tribunal que los Consejos de la Judicatura
pueden ejercitar sus atribuciones administrativas, pero siempre respetando todas y
cada una de las garantías constitucionales de la función jurisdiccional. Al respecto,
es valioso hacer notar que, a foja 15 de la controversia constitucional 81/2017, la
Suprema Corte advierte: “la Constitución capitalina está obligada a estructurar su
Consejo de la Judicatura tutelando en todo momento la independencia y
autonomía judiciales, pues, como veremos a continuación, ese órgano tiene
facultades para incidir en estas garantías judiciales que el Estado mexicano
está obligado a respetar.”

En ese sentido, precisamente en el mismo precedente, en relación a los


mecanismos para la conformación del Consejo de la Judicatura de alguna entidad
federativa, advierte que pueden algunos de esos mecanismos pueden vulnerar el
principio de separación de poderes así como la independencia del Poder Judicial al
generar suspicacias nocivas sobre los nombramientos de los consejeros de la
judicatura al advertir una posible intervención en las decisiones administrativas del
Poder Judicial por parte de personas designadas por otros poderes. En dicha
resolución el Pleno sostiene:

[…] este Pleno considera que no basta con establecer una mayoría
de consejeros de la judicatura internos del Poder Judicial para
garantizar la no intervención del Poder Legislativo en el Consejo de
la Judicatura local y, a través de éste, en el mismo Poder Judicial al
que el Consejo Pertenece. También es necesario declarar la
invalidez del mecanismo de nombramiento que se impugna pues la
intervención indirecta del Congreso local en la designación de
todos los consejeros de la judicatura implica un riesgo de

54
manipulación de las decisiones del Consejo por parte de una
mayoría parlamentaria. Este riesgo genera suspicacias nocivas
que vulneran la autonomía judicial y, por ello, constituye
precisamente una injerencia indebida del Legislativo en el
funcionamiento del Poder Judicial mediante la designación de la
totalidad de los consejeros de la judicatura. Adicionalmente, el
hecho de que sólo siete de los once consejeros del Consejo
Judicial Ciudadano deban ser profesionales del derecho
genera también suspicacias nocivas pues dicho requisito no
garantiza que tengan el conocimiento necesario de las
cuestiones técnicas de política judicial para nombrar
debidamente a los consejeros de la judicatura que ejercen una
función primordial y central para el Estado mexicano.

[Énfasis añadido]

Al pronunciarse en torno a la conformación de los Consejos de la Judicatura de las


entidades federativas, en la ya referida controversia constitucional 32/2007, el Pleno
del Alto Tribunal advirtió que: (i) en la suma de consejeros de la judicatura en las
entidades federativas debe haber más integrantes directamente extraídos del Poder
Judicial al que el Consejo respectivo administrará, y (ii) la conformación del Consejo
es de servicio administrativo a la función jurisdiccional, por lo que sus decisiones
deben respetar la autonomía e independencia judiciales y deben evitar controlar o
invadir la esfera jurisdiccional del Poder Judicial que administra. De esa forma, la
integración de comités ad hoc para investigar pone en grave riesgo a las y los
juzgadores, pues se permitiría iniciar facultades privativas en contra de sujetos
determinados, generando suspicacias de una posible intervención en esa labor
jurisdiccional por cuestiones subjetivas.

En ese sentido, las facultades creadas por ley deben tender al pleno respeto a la
división de poderes como expresión de una correcta distribución de funciones, pues
se garantiza que la función jurisdiccional se vea reflejada en las decisiones
administrativas. Por su relevancia en el caso en estudio, es ilustrativo el siguiente
criterio jurisprudencial:

CONSEJOS DE LA JUDICATURA LOCALES. PRINCIPIOS


ESTABLECIDOS POR EL CONSTITUYENTE PERMANENTE EN
RELACIÓN CON SU CREACIÓN. Los Consejos de la Judicatura,
como órganos de administración del Poder Judicial, sólo son
obligatorios en el régimen Federal y en el ámbito del Distrito Federal,
conforme a los artículos 100 y 122, apartado C, base cuarta, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; por tanto,
su existencia en el ámbito estatal no es imperativa. Sin embargo, en
caso de que las Legislaturas Locales decidan establecerlos en sus
regímenes internos, por cuestión de coherencia con el sistema

55
federal, de acuerdo con los artículos 40, 41, 49 y 116 de la Ley
Suprema, ello no debe contravenir los principios establecidos por el
Constituyente; antes bien, en acatamiento a los artículos 17 y 116,
fracción III, constitucionales, debe seguirse garantizando la
independencia y la autonomía del Poder Judicial Local, en función
del principio general de división de poderes, sin perjuicio de que esta
modalidad se oriente por los principios que para el nivel federal
establece la propia Ley Fundamental de acuerdo con su artículo 40,
lo que no significa mezclar diferentes regímenes del Estado
mexicano, sino sólo extraer los principios generales que el
Constituyente Permanente ha establecido para los Consejos de la
Judicatura en pleno acatamiento al sistema federal imperante en el
país, en el que los Estados de la República son libres y soberanos
en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una
Federación establecida según los principios de la Norma Suprema.
En este tenor, de acuerdo con los procesos legislativos que han
originado la creación de los Consejos de la Judicatura, el
Constituyente Permanente ha establecido, por lo menos, dos
principios fundamentales: 1. En la suma total de componentes
de un Consejo, debe haber más sujetos directamente extraídos
del Poder Judicial al que administrará, al cual previsiblemente
regresarán una vez que terminen sus funciones; y, 2. La
conformación del Consejo es de servicio administrativo a la
función jurisdiccional, por tanto, sus decisiones deben
respetar los principios de autonomía e independencia
judiciales, así como no controlar o invadir la esfera
jurisdiccional del órgano al que administrará. Estos principios
tienden al pleno respeto a la división de poderes como
expresión de una correcta distribución de funciones, pues se
garantiza que la función jurisdiccional se vea reflejada en las
decisiones administrativas; se acotan funciones de otros
Poderes para no permitir que, en ningún caso, formen mayoría
que incida en las decisiones administrativas del Poder Judicial;
se evitan suspicacias nocivas relativas a una posible
intervención en la administración del Poder Judicial por parte
de personas designadas por Poderes ajenos al mismo y,
finalmente, se garantiza que exista una mayor
representatividad de los integrantes del Poder Judicial en la
toma de decisiones administrativas y organizacionales del
indicado Poder, todo lo cual conduce a desempeñar
correctamente la función encomendada relativa a otorgar una
adecuada impartición de justicia hacia los gobernados.

[Énfasis añadido]

56
Justamente, en torno a esta intima relación que se presenta entre la labor
jurisdiccional del Poder Judicial y las labores auxiliares que presta todo órgano con
las funciones de consejo de la judicatura, la Suprema Corte analiza con
detenimiento que dicha comunicación debe ajustarse también a los principios de
autonomía e independencia judicial, a saber:

84. […] el papel del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad no se


limita a ser una instancia enfocada sólo en las labores
jurisdiccionales, sino que también juega un rol de contrapeso
político que debe velar por que se cumplan, entre otros, los
principios que tutelan la autonomía e independencia judicial.

85. Esta autonomía no sólo se vulnera cuando el Consejo


invade la labor jurisdiccional o cuando el Tribunal irrumpe en
las labores auxiliares del Consejo de la Judicatura, sino
también cuando se imposibilita o dificulta la interlocución entre
ambas instancias. Así pues, si bien el diseño institucional del
Tribunal Superior de Justicia en la Constitución capitalina habilita a
aquél para enfocarse y concentrarse en su labor propiamente
jurisdiccional, su Presidente tiene una función de interlocución con
el Consejo y representa un órgano –el Tribunal– en el que también
reside un poder soberano.23

[Énfasis añadido]

Más recientemente, al resolver la acción de inconstitucionalidad 15/2017 y sus


acumuladas 16/2017, 18/2017 y 19/2017, advierte que los diseños y mecanismos
que estructuran la decisión judicial desde del Consejo de la Judicatura –en ese caso
de la Ciudad de México– son dables de analizarse a fin de encontrar si tutelan o
vulneran la independencia judicial, ya del Poder Judicial en su conjunto, o bien, de
la independencia y autonomía de cada uno de los jueces y magistrados.

En dicho precedente, al analizar la composición del Consejo de la Judicatura de la


Ciudad de México, el Alto Tribunal ha sostenido que, incluso, las atribuciones
orgánicas, funcionales, sistemáticas y estructurales de dicho órgano inciden sobre
las garantías de autonomía e independencia del Poder Judicial en sí mismo, en
general y de los juzgados y tribunales de la Ciudad, en particular. Como del
funcionamiento del Consejo de la Judicatura se determina, para bien o para mal, la
independencia y autonomía que gozarán los jueces y magistrados –en la Ciudad de
México– evidencia para la Suprema Corte que su tutela exige una conformación

23
Texto visible a fojas 35 y 36 de la sentencia emitida en la Controversia constitucional 81/2017 resuelta por el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

57
mayoritaria de jueces y magistrados que pertenecen al mismo Poder Judicial, a
saber:

Sin una mayoría de consejeros de carrera judicial, el control de las


decisiones del Consejo queda en manos de miembros ajenos al
Poder Judicial que, por supuesto, no se reincorporarán a las
funciones jurisdiccionales al término de su encargo como
consejeros. Por tanto, no tienen prima facie conocimiento de la labor
jurisdiccional que administran, estructuran, vigilan y organizan.

Y por ello, advierte, el Consejo de la Judicatura también goza de la protección de la


garantía de independencia y autonomía judiciales, pues es parte del Poder Judicial.
Además, sostiene, debe ser independiente al cumplir sus funciones, tanto de
agentes ajenos al Poder Judicial como de los jueces y magistrados, para facilitarles
que centren su atención en sus labores propiamente jurisdiccionales.

Dicha conclusión es retomada por el Pleno del Alto Tribunal al resolver la


controversia constitucional 112/2018 donde recuerda que, precisamente al resolver
las diversas acciones de inconstitucionalidad 15/2017 y sus acumuladas, ese
órgano estableció que, del proceso legislativo que dio lugar a la reforma judicial de
1994 al artículo 100 de la Ley Fundamental, se desprendían las razones por las que
es necesaria la conformación mayoritaria de miembros de carrera judicial, en tanto
que dichos Consejos tienen como objetivo descargar a los órganos judiciales de las
labores referentes al nombramiento, adscripción y disciplina del Poder Judicial y de
otras labores administrativas para que puedan concentrar su atención en la
impartición de justicia. Además, en el ejercicio de su función también están
obligados a garantizar la independencia y autonomía del poder judicial.

Siendo valioso retomar que en el último precedente citado, la Suprema Corte aludió
a las obligaciones internacionales de México, en cuanto que las entidades
federativas deben tutelar ciertas garantías esenciales para el ejercicio de la función
judicial, entre las que se encuentran las denominadas “garantías reforzadas de
estabilidad”, así como, el énfasis que ha puesto la Corte IDH acerca de que no
basta que haya preceptos legales que consagren la independencia judicial, sino
que, es necesario que tenga verificativo en la práctica.

De los precedentes referidos en líneas previas se enfatiza que, a efecto de realizar


un estudio correcto en torno a autonomía e independencia que debe gozar todo
poder judicial, el Alto Tribunal advierte la necesidad de realizar un estudio profundo
considerando el diseño de la función judicial en su integridad y no de manera aislada
o fragmentada precisamente con la creación de esta Unidad de Investigación y de
los comités ad hoc. Lo anterior demostrará si el mecanismo adoptado permite
cumplir los fines para los que está creado, pero sobre todo que en el ejercicio de
sus facultades no se transgreda la independencia judicial, en todas sus vertientes

58
pero en específico que el sistema creado no inhiba el libre ejercicio de la función
jurisdiccional.

Aunado a ello, deben considerarse inconstitucionales las facultades previstas en el


artículo 100, en sus fracciones impugnadas, de la LOPJF en tanto que le permiten
actuar como una autoridad persecutora, siendo que el monopolio de esa actividad
recae en la Fiscalía General de la República, y aun cuando se considere que dicha
Unidad actúa en un marco administrativo, ello no puede pasar por alto que el bien
jurídico en juego es la independencia judicial, por lo que todas y cada una de esas
facultades deben estar precisamente acotadas para no intervenir de manera
indebida en la función jurisdiccional.

En ese sentido, al resolver la controversia constitucional 33/2000 la propia Suprema


Corte integrada en Pleno, analizando el procedimiento tendente a sancionar
administrativamente a los Jueces y demás servidores públicos del Poder Judicial
del Estado de Morelos, determinó que, de los preceptos de la Ley Fundamental y
de la legislación del Estado de Morelos, se puede apreciar que los procedimientos
relativos, tanto a nivel Federal como local, se sustentan en un principio de
transparencia en el ejercicio de la función del servicio público; además, los
procedimientos encaminados a determinar la responsabilidad, revisten
características que los diferencian entre sí, lo que les brinda autonomía propia.

Para alcanzar tal conclusión, el Pleno advierte y verifica que los procedimientos
tendentes a tener por acreditada la responsabilidad política y administrativa de los
servidores públicos, guardan diferencias sustanciales entre sí, atendiendo al objeto,
al sujeto y a las autoridades que intervienen en los mismos:

Mientras que la responsabilidad política tiende a sancionar las


conductas que atenten contra el ejercicio de la función pública,
tratándose de actos u omisiones que redundan en perjuicio de los
intereses públicos fundamentales o de su buen despacho; la
administrativa es la que sanciona los actos u omisiones de los
servidores públicos que afectan la legalidad, honradez, lealtad,
imparcialidad y eficiencia que deben observar en el desempeño de
sus empleos, cargos o comisiones.

El primer aspecto, corresponde competencialmente al Congreso del


Estado, por disposición de la Constitución local, como órgano de
instrucción (acusador) y al Tribunal Superior de Justicia, como
sancionador. Mientras que el segundo, corresponde al superior
jerárquico del servidor público de que se trate.

Por otra parte, en el caso de los Jueces, toca al Consejo de la


Judicatura local, conocer de su responsabilidad administrativa,
quien en uso de las facultades que le concede la Constitución local

59
y la Ley Orgánica del Poder Judicial, podrá instruir el procedimiento
administrativo, para en su caso, aplicar la sanción procedente.

[Énfasis añadido]

De esa forma, si bien existen facultades para controlar y vigilar administrativamente


a los jueces, estas no pueden exceder los principios de independencia judicial, por
lo que las garantías que los Estados deben otorgar para reforzar la independencia
judicial se pueden agrupar en dos facetas: la institucional o de sistema y la funcional
o del ejercicio individual de los operadores de justicia. Sobre el particular, la Corte
IDH ha distinguido entre la independencia de jure y de facto, al precisar que “se
requiere no sólo independencia jerárquica o institucional, sino también
independencia real”.24

Sobre los límites de la independencia real, conforme a su jurisprudencia reiterada,


la Corte IDH, al resolver el caso De la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello
y otros) vs. Ecuador consideró que “los jueces sólo pueden ser removidos por faltas
de disciplina graves o incompetencia y acorde a procedimientos justos que
aseguren la objetividad e imparcialidad según la Constitución o la ley. Sin embargo,
la Corte consideró que la garantía de estabilidad de los jueces en el cargo no
es absoluta. El derecho internacional de los derechos humanos admite que
los jueces sean destituidos por conductas claramente reprochables.” En razón
de ello, las normas que se combaten desvirtúan esa condición excepcional que
justifica una actividad persecutoria y se convierte en una regla general que inhibe la
función jurisdiccional y, por ello, transgrede la independencia judicial.

Por cuanto hace a la faceta institucional, la CIDH la ha comprendido en el sentido


de que existan garantías suficientes que permitan que la institución o entidad de
justicia no sea sometida a abusos o restricciones indebidas por parte de los otros
poderes del Estado. Por lo tanto, toda situación en que las competencias del Poder
Judicial y Ejecutivo no fueran claramente distinguibles o en donde este último
estuviera en posibilidad de controlar al primero no resulta compatible con la
acepción de tribunal independiente.

En lo que concierne a la faceta personal o al ejercicio individual de la judicatura, se


refiere además a los procedimientos y las cualificaciones para la designación de los
jueces, a las garantías relacionadas con la seguridad de su encargo hasta la edad
de la jubilación obligatoria o terminación de su periodo, y a las condiciones que
norman los ascensos, los traslados, la suspensión, la cesación de funciones y la

24
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Zambrano Vélez y otros vs Ecuador. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2007.

60
independencia real del Poder Judicial respecto a los poderes Ejecutivo y
Legislativo.25

Por otra parte, conviene destacar que en el ámbito que compete a las Naciones
Unidas, en 1985 la Asamblea General aprobó los Principios básicos de las Naciones
Unidas, relativos a la independencia de la judicatura, los cuales determinan las
garantías mínimas que deben respetarse para asegurar la independencia de la
función judicial.26

Igualmente, se han elaborado diversos instrumentos de carácter universal y


regional, encaminados a proteger la independencia en la función judicial, tales
como: a) instrumento que contiene los Procedimientos para la aplicación efectiva
de los principios básicos relativos a la independencia de la judicatura,
aprobados por la Asamblea General de la Naciones Unidas en 1989; b) los
Principios básicos de Bangalore (2002), aprobados por el Consejo Económico y
Social de las Naciones Unidas, que refieren la importancia de contar con una
judicatura competente, independiente e imparcial para la protección de los
derechos; c) los Principios de Latimer House para el Commonwealth sobre las
tres ramas de gobierno; d) la Carta Europea sobre el Estatuto de los Jueces,
de 1998; e) la Declaración de Principios de Beijing sobre la independencia de
la judicatura en la región de Lawasia, de 1995; f) el Estatuto universal del juez
y g) el Estatuto del Juez Iberoamericano.

En torno a los Principios básicos de Bangalore, desde ahora es relevante tener


presente que, en relación con la posibilidad de cambios de adscripción, procesos
disciplinarios y debida defensa de juzgadores, en 2013, la Oficina de Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito, encargó y publicó el análisis de un grupo expertos
que se convirtió en el Comentario relativo a los Principios de Bangalore sobre
la conducta judicial. En ese documento, en sus párrafos 17 al 20 se refiere a las
Medidas disciplinarias, suspensión y separación del cargo señalando que:

17 Toda acusación o queja formulada contra un juez por su


actuación judicial y profesional judicial y profesional se tramitará con
prontitud e imparcialidad con arreglo al procedimiento pertinente. El
juez tendrá derecho a ser oído imparcialmente. En esa etapa inicial,

25
Naciones Unidas. Comité de Derechos Humanos. CCPR/C/GC/32, informe de Relatora Especial sobre la
cuestión de Defensores de la ONU. Folleto núm. 29. Los defensores de los derechos humanos: Protección del
derecho a defender los derechos, párr. 19. Asamblea General. Consejo de Derechos Humanos. Informe del
Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Leandro Despouy, A/HRC/11/41, 24
de marzo de 2009, párr. 52.
26
Adoptados por el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, celebrado en Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985; fueron confirmados por la
Asamblea General en sus resoluciones 40/32, del 29 de noviembre de 1985, y 40/146, del 13 de diciembre de
1985.

61
el examen de la cuestión será confidencial, a menos que el juez
solicite lo contrario.

18. Los jueces sólo podrán ser suspendidos o separados de sus


cargos por incapacidad o comportamiento que los inhabilite para
seguir desempeñando sus funciones.

19. Todo procedimiento para la adopción de medidas disciplinarias,


la suspensión o la separación del cargo se resolverá de acuerdo con
las normas establecidas de comportamiento judicial.

20. Las decisiones que se adopten en los procedimientos


disciplinarios, de suspensión o de separación del cargo estarán
sujetas a una revisión independiente. Podrá no aplicarse este
principio a las decisiones del tribunal supremo y a las del órgano
legislativo en los procedimientos de recusación o similares.

Además, dicho Comentario señala que: “No siempre una transgresión merece una
medida disciplinaria. Aunque los principios de conducta judicial se han concebido
para que obliguen a los jueces, su objetivo no es que todas las supuestas
transgresiones se traduzcan en una medida disciplinaria. No se considera que toda
actuación de un juez que no se ciña a los principios equivalga a una conducta
indebida (o comportamiento indebido). La procedencia o no de una medida
disciplinaria puede depender de otros factores, como la gravedad de la transgresión,
la existencia o no de una reiteración de actividades indebidas y las consecuencias
de la actividad indebida para terceros y para el sistema judicial en su conjunto.27

Ahora bien, en el ámbito contencioso del sistema interamericano de protección de


los derechos humanos, la Corte IDH se ha pronunciado respecto a las garantías
que derivan de la independencia en la función judicial, en las siguientes
controversias: a) Caso del Tribunal Constitucional vs Perú. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia del 31 de enero de 2001. Serie C No. 71; b) Caso Apitz Barbera
y otros (Corte Primera de lo Contencioso Administrativo) vs Venezuela. Excepción
Preliminar. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 5 de agosto de 2008.
Serie C No. 182; c) Caso Chocrón Chocrón vs Venezuela. Excepción Preliminar.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 1 de julio de 2011. Serie C No. 227.

Aunado a ello, en opinión de la Corte IDH, conforme al derecho internacional, las


razones válidas para suspender o remover a un juez pueden ser la mala conducta
o la incompetencia. Pero esto no significa que se pueda autorizar la destitución por
la sola razón de que se hubiere revocado una determinada decisión jurisdiccional
por un órgano judicial superior, pues ello puede generar en los juzgadores el temor

27
Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, Comentario relativo a los Principios de Bangalore
sobre la conducta judicial, Viena, UNODC, 2013.)

62
de disentir de la opinión del órgano revisor, por lo que los medios de impugnación
se deben limitar a atender los puntos de disenso.28 Otro elemento más para
evidenciar la inconstitucionalidad de los preceptos reclamados, pues las facultades
están instrumentadas para investigar cualquier tipo de conducta y no de manera
excepcional o restringida como lo plantean los estándares internacionales, por lo
que dicha regulación que se combate, transgrede el principio de independencia
judicial.

Por lo que hace al control disciplinario, la Corte IDH ha determinado que tiene por
objeto "valorar la conducta, idoneidad y desempeño del juez como funcionario
público",29 por tanto, en los casos de error judicial inexcusable debe analizarse la
gravedad de la conducta y la proporcionalidad de la sanción.

El respecto, en el Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso


Administrativo”) vs Venezuela, el error judicial inexcusable fue entendido como
“aquél que no puede justificarse por criterios jurídicos razonables, lo cual le confiere
el carácter de falta grave que amerita la máxima sanción disciplinaria, esto es, la
destitución”. Se ha señalado además que “se trata de un concepto jurídico
indeterminado o indefinido, por lo cual se requiere en cada asunto particular
ponderar la actitud de un juez normal y de acuerdo a ello y a las características
propias de la cultura jurídica del país, establecer el carácter inexcusable de la
actuación del funcionario judicial”.

En el mismo caso se resolvió que cuando un órgano de naturaleza disciplinaria


examina la conducta del juez consistente en un error judicial inexcusable
previamente declarado por parte del tribunal que conoció de los medios de
impugnación, la motivación de los órganos disciplinarios no puede ser la misma que
la del tribunal de jurisdicción ordinaria, sino que en este caso se debe realizar una
nueva, dándole el tratamiento de un ilícito disciplinario para vincularla con la
idoneidad del funcionario para el ejercicio del cargo, la gravedad de la conducta y la
proporcionalidad de la sanción. El acto mismo de motivar operará como una
garantía que permite distinguir entre un error judicial inexcusable y una diferencia
de criterios jurídicos, de tal forma que no se sancione a los jueces por
interpretaciones jurídicas diferentes a las de los órganos que conocen de los medios
de impugnación.

En lo que se refiere a las autoridades encargadas de instaurar y resolver los


procedimientos sobre la suspensión, remoción o destitución de un juez, la Corte
IDH, citando los Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura de
las Naciones Unidas, enfatizó que el órgano encargado de ello siempre debe
conducirse imparcialmente y permitir el ejercicio del derecho de defensa del sujeto

28
Ibidem. Párr 84.
29
Ídem.

63
a proceso, pues la libre remoción de jueces genera dudas en la opinión pública
respecto de su posibilidad de resolver de manera efectiva las controversias
concretas sin temor a represalias.30 Así, se observa que en torno a la competencia
judicial para resolver estos procedimientos, se citan reiteradamente los indicados
Principios básicos y la Observación General aprobada por el Comité de Derechos
Humanos No. 32, que en su párrafo 20 establece:

20. Los jueces podrán ser destituidos únicamente por razones


graves de mala conducta o incompetencia, de conformidad con
procedimientos equitativos que garanticen la objetividad y la
imparcialidad establecidos en la Constitución o en la ley. La
destitución de jueces por el poder ejecutivo, por ejemplo antes de la
expiración del mandato para el que fueron nombrados, sin que se
les dé ninguna razón concreta y sin que dispongan de una
protección judicial efectiva para impugnar la destitución, es
incompatible con la independencia del poder judicial{§71}. Esto
también se aplica, por ejemplo, a la destitución por el poder ejecutivo
de jueces presuntamente corruptos sin que se siga ninguno de los
procedimientos establecidos en la ley{§72}.

Igualmente, la Corte ha determinado que cuando los integrantes del órgano


encargado de examinar y resolver sobre la responsabilidad disciplinaria de los
jueces pueden ser removidos libremente, no existen las debidas garantías para
asegurar que las presiones de otros órganos de gobierno puedan influenciar sus
decisiones.31

Como se señaló anteriormente, la Corte IDH ha señalado que la garantía de


inamovilidad no es absoluta, pues es legítimo remover a un juez antes de que
concluya el periodo para el cual fue designado siempre que se haga en razón de
causas graves que deben estar previamente definidas por el texto constitucional o
la ley, mediante un procedimiento en el que la persona en cuestión tenga la
oportunidad de defenderse y se respeten las garantías del debido proceso, pues de
lo contrario se mermaría el derecho a la independencia judicial, así como el derecho
de acceso y permanencia en condiciones de igualdad en un cargo público, previstos
respectivamente en los artículos 8.1 y 23.1, inciso c) de la CADH. En la
jurisprudencia citada de la Corte IDH es patente la influencia de los Principios
Básicos relativos a la Independencia de la Judicatura de las Naciones Unidas, las
Observaciones Generales del Comité de Derechos Humanos, las
Recomendaciones del Consejo de Europa sobre la Independencia, Eficiencia y

30
Ibidem, párr. 44
31
Ibidem, párr. 147

64
Función de los Jueces y los Principios y Directrices relativos al Derecho a un Juicio
Justo y a la Asistencia Jurídica en África.32

Respecto a la competencia de unidades de investigación de jueces (o


visitadurías), es importante señalar que, de conformidad con el Estatuto del Juez
Iberoamericano, la responsabilidad disciplinaria de los jueces debe recaer en
manos de los propios órganos del Poder Judicial legalmente establecidos a
través de procedimientos en los que se garantice el derecho de audiencia, defensa,
contradicción y otros recursos legales.33 La CIDH reconoce que no existe una
autoridad única competente que conozca de los procesos disciplinarios. Por el
contrario, menciona la existencia de los Consejos de la Judicatura y/o de la
Magistratura, la posibilidad de que las Cortes Supremas de Justicia realicen esta
función e incluso de que la lleven a cabo órganos independientes al poder judicial;
que este poder comparta dichas funciones con el Ejecutivo, o bien, que sea el
Legislativo el encargado a través de procedimientos como el juicio político.34 Por
ejemplo, en el caso de Honduras se regula una Inspectoría General de Juzgados y
Tribunales en los artículos 10 a 15 de la Ley de la Carrera Judicial y su
Reglamento.35 En el mismo tenor de ideas, es importante resaltar que la Corte IDH
especifica que la independencia judicial tiene varias dimensiones: 1) con otros
poderes, 2) el sistema judicial y 3) desde el espectro individual:

67. Ahora bien, los jueces, a diferencia de los demás


funcionarios públicos, cuentan con garantías reforzadas
debido a la independencia necesaria del Poder Judicial, lo cual
la Corte ha entendido como “esencial para el ejercicio de la
función judicial”. El Tribunal ha dicho que uno de los objetivos
principales que tiene la separación de los poderes públicos es la
garantía de la independencia de los jueces. Dicho ejercicio
autónomo debe ser garantizado por el Estado tanto en su faceta
institucional, esto es, en relación con el Poder Judicial como
sistema, así como también en conexión con su vertiente individual,
es decir, con relación a la persona del juez específico. El objetivo de
la protección radica en evitar que el sistema judicial en general y sus
integrantes en particular se vean sometidos a posibles restricciones

32
Cfr. La inamovilidad judicial no es un derecho absoluto: un juzgador puede ser destituido siempre que se haga
con base en causales previamente establecidas y siguiendo un procedimiento en el que se respeten las
garantías pertinentes. Diálogo Jurisprudencial. Número 17, julio-diciembre de 2014. Visible en:
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/dialogo-jurisprudencial/article/view/12596/14153
33
Artículo 20. Órgano y procedimiento para la exigencia de responsabilidad. La responsabilidad disciplinaria
de los jueces será competencia de los órganos del Poder Judicial legalmente establecidos, mediante
procedimientos que garanticen el respeto del debido proceso y, en particular, el de los derechos de audiencia,
defensa, contradicción y recursos legales que correspondan. Cumbre Judicial Iberoamericana, Estatuto del Juez
Iberoamericano... op. cit.
34
Cfr. CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia…, op. cit., párr. 192.
35
Ley de la Carrera Judicial, visible en: https://www.tsc.gob.hn/biblioteca/index.php/leyes/49-ley-de-la-carrera-judicial

65
indebidas en el ejercicio de su función por parte de órganos ajenos
al Poder Judicial o incluso por parte de aquellos magistrados que
ejercen funciones de revisión o apelación. Adicionalmente, el
Estado está en el deber de garantizar una apariencia de
independencia de la magistratura que inspire legitimidad y confianza
suficiente no sólo al justiciable, sino a los ciudadanos en una
sociedad democrática.

68. El principio de independencia judicial constituye uno de los


pilares básicos de las garantías del debido proceso, motivo por el
cual debe ser respetado en todas las áreas del procedimiento y ante
todas las instancias procesales en que se decide sobre los derechos
de la persona. La Corte ha considerado que el principio de
independencia judicial resulta indispensable para la protección de
los derechos fundamentales, por lo que su alcance debe
garantizarse inclusive, en situaciones especiales, como lo es el
estado de excepción.36

[Énfasis añadido]

Todos y cada uno de los estándares antes narrados evidencian el exceso del
legislador al crear una Unidad de Investigación con facultades desproporcionadas
que no solo inciden en el libre ejercicio de la función judicial, sino que además
inhiben la debida impartición de justicia conforme a la independencia judicial que
debe regir; lo mismo acontece con los comités especialmente creados para
investigar, pues con ello se genera un sistema inhibitorio en la actividad
jurisdiccional que incide de manera desproporcional en el funcionamiento de la
actividad jurisdiccional.

Por todo lo anterior, es procedente declarar la inconstitucionalidad de los artículos


reclamados, al establecer de manera desproporcional facultades que inciden de
manera indebida en la independencia judicial.

b) Inconstitucionalidad respecto de las facultades de suspensión

El artículo 86, fracción IX de la LOPJF resulta inconstitucional por violar los


principios de presunción de inocencia, así como el debido proceso y su deber
reforzado frente a la independencia judicial, pues le otorga la facultad al CJF para
suspender a juzgadores en los siguientes términos:

Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura


Federal: […]

36
Corte IDH, Caso Reverón Trujillo..., op. cit., párrs. 67-68. Corte IDH, Caso Tribunal Constitucional vs. Perú...,
op. cit., párr. 75.

66
IX. Suspender en sus cargos a las y los magistrados de circuito, las
y los jueces de distrito que aparecieren involucrados en la comisión
de un delito, siempre que así lo estime el pleno con motivo del
ejercicio de sus facultades de disciplina y vigilancia, o cuando
alguna autoridad ministerial o fiscalía den noticia de ello, así como
a solicitud de la autoridad judicial que conozca del procedimiento
penal que se siga en su contra.

Cuando la suspensión haya sido decretada por el Consejo de la


Judicatura Federal sin mediar una solicitud de otra autoridad,
deberá instruirse la formulación de denuncia o querella en los casos
en que proceda.

Cuando la determinación sea necesaria para la tramitación de un


asunto penal, la resolución que se dicte deberá comunicarse a la
autoridad que la hubiere solicitado.

La suspensión de las y los magistrados de circuito y las y los jueces


de distrito por parte del Consejo de la Judicatura Federal, constituye
un requisito previo indispensable para su aprehensión y
enjuiciamiento. Si llegare a ordenarse o a efectuarse alguna
detención en desacato a lo previsto en este precepto, se procederá
en términos de la fracción XIX del artículo 225 del Código Penal
Federal. El Consejo de la Judicatura Federal determinará si el juez,
jueza, magistrada o magistrado debe continuar percibiendo una
remuneración y, en su caso, el monto de ella durante el tiempo en
que se encuentre suspendido; […]

[Énfasis añadido]

Como se advierte de lo contenido en la porción normativa citada, no se garantiza el


derecho de audiencia establecido en: (i) el artículo 14 de la Ley Fundamental, (ii) en
el artículo 8 de la CADH, (iii) el artículo 10 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, (iv) el artículo 14, párrafo primero, del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y (v) el Estatuto Universal del Juez, en su artículo
primero.

Sobre el derecho de audiencia, existe un criterio jurisprudencial emitido por el Alto


Tribunal, en el que se describe la razón de ser e importancia de este derecho para
asegurar el debido proceso constitucional, el cual se transcribe a continuación:

DERECHO AL DEBIDO PROCESO. SU CONTENIDO. Dentro de


las garantías del debido proceso existe un "núcleo duro", que debe
observarse inexcusablemente en todo procedimiento jurisdiccional,
y otro de garantías que son aplicables en los procesos que
impliquen un ejercicio de la potestad punitiva del Estado. Así, en

67
cuanto al "núcleo duro", las garantías del debido proceso que
aplican a cualquier procedimiento de naturaleza jurisdiccional son
las que esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha identificado
como formalidades esenciales del procedimiento, cuyo conjunto
integra la "garantía de audiencia", las cuales permiten que los
gobernados ejerzan sus defensas antes de que las autoridades
modifiquen su esfera jurídica definitivamente. Al respecto, el
Tribunal en Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación,
en la jurisprudencia P./J. 47/95, publicada en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo II, diciembre
de 1995, página 133, de rubro: "FORMALIDADES ESENCIALES
DEL PROCEDIMIENTO. SON LAS QUE GARANTIZAN UNA
ADECUADA Y OPORTUNA DEFENSA PREVIA AL ACTO
PRIVATIVO.", sostuvo que las formalidades esenciales del
procedimiento son: (i) la notificación del inicio del procedimiento; (ii)
la oportunidad de ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque
la defensa; (iii) la oportunidad de alegar; y, (iv) una resolución que
dirima las cuestiones debatidas y cuya impugnación ha sido
considerada por esta Primera Sala como parte de esta formalidad.
Ahora bien, el otro núcleo es identificado comúnmente con el elenco
de garantías mínimo que debe tener toda persona cuya esfera
jurídica pretenda modificarse mediante la actividad punitiva del
Estado, como ocurre, por ejemplo, con el derecho penal, migratorio,
fiscal o administrativo, en donde se exigirá que se hagan
compatibles las garantías con la materia específica del asunto. Por
tanto, dentro de esta categoría de garantías del debido proceso, se
identifican dos especies: la primera, que corresponde a todas las
personas independientemente de su condición, nacionalidad,
género, edad, etcétera, dentro de las que están, por ejemplo, el
derecho a contar con un abogado, a no declarar contra sí mismo o
a conocer la causa del procedimiento sancionatorio; y la segunda,
que es la combinación del elenco mínimo de garantías con el
derecho de igualdad ante la ley, y que protege a aquellas personas
que pueden encontrarse en una situación de desventaja frente al
ordenamiento jurídico, por pertenecer a algún grupo vulnerable, por
ejemplo, el derecho a la notificación y asistencia consular, el
derecho a contar con un traductor o intérprete, el derecho de las
niñas y los niños a que su detención sea notificada a quienes
ejerzan su patria potestad y tutela, entre otras de igual naturaleza.37

Sobre la garantía de audiencia y el debido, la Corte IDH en su sentencia en el caso


Barbani Duarte y Otros vs Uruguay estableció que la garantía de audiencia
implicaba: “[…] por un lado, un ámbito formal y procesal de asegurar el acceso al

37
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a./J. 11/2014 (10a.) ;J.

68
órgano competente para que determine el derecho que se reclama en apego a las
debidas garantías procesales. Por otra parte, ese derecho abarca un ámbito de
protección material que implica que el Estado garantice que la decisión que se
produzca a través del procedimiento satisfaga el fin para el cual fue concebido. Esto
último no significa que siempre deba ser acogido, sino que se debe garantizar su
capacidad para producir el resultado para el que fue concebido”.38

Consecuentemente, el procedimiento tal y como está normado en la LOPJF advierte


severos vicios constitucionales y convencionales en cuanto a la protección de la
garantía de audiencia, toda vez que dicho proceso no asegura el acceso a un órgano
imparcial, sino que, por el contrario, se sanciona primero al juzgador, causando un
daño irreparable tal y como sucede, cabe advertir, en el caso de la prisión preventiva
en el sistema de justicia penal.

Asimismo, la presente disposición es violatoria del principio de presunción de


inocencia establecido en (i) el artículo 20, Apartado B, fracción I, de la Constitución
Federal, (ii) el artículo 8, párrafo segundo, de la CADH, (iii) el artículo 11 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y (iv) el artículo 14, párrafo
segundo, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

El principio constitucional de presunción de inocencia, desde su reconocimiento en


el texto constitucional, es un eje de actuación para toda autoridad al momento de
imputar una responsabilidad jurídica hacia una persona. La presunción prevalece
como un criterio condicionante, por ello se debe tener plena evidencia de que la
acusación planteada, está debidamente sustentada en elementos probatorios, de lo
contrario esa actuación carece de toda validez, por violar el principio referido, y a su
vez, el debido proceso que coexiste con este.

Al respecto, el Alto Tribunal ha establecido algunos criterios jurisprudenciales que


evidencian lo anteriormente referido, a saber:

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. ESTE PRINCIPIO ES


APLICABLE AL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
SANCIONADOR, CON MATICES O MODULACIONES. El Tribunal
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis
aislada P. XXXV/2002, sostuvo que, de la interpretación armónica y
sistemática de los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo
primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero y 102, apartado A,
párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos (en su texto anterior a la reforma publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008), deriva
implícitamente el principio de presunción de inocencia; el cual se

38
Corte IDH. Barbani Duarte y Otros v. Uruguay. Sentencia de fecha 13 de octubre de 2011.

69
contiene de modo expreso en los diversos artículos 8, numeral 2, de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14, numeral
2, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; de ahí
que, al ser acordes dichos preceptos -porque tienden a especificar
y a hacer efectiva la presunción de inocencia-, deben interpretarse
de modo sistemático, a fin de hacer valer para los gobernados la
interpretación más favorable que permita una mejor impartición de
justicia de conformidad con el numeral 1o. constitucional. Ahora
bien, uno de los principios rectores del derecho, que debe ser
aplicable en todos los procedimientos de cuyo resultado pudiera
derivar alguna pena o sanción como resultado de la facultad punitiva
del Estado, es el de presunción de inocencia como derecho
fundamental de toda persona, aplicable y reconocible a quienes
pudiesen estar sometidos a un procedimiento administrativo
sancionador y, en consecuencia, soportar el poder correctivo del
Estado, a través de autoridad competente. En ese sentido, el
principio de presunción de inocencia es aplicable al procedimiento
administrativo sancionador -con matices o modulaciones, según el
caso- debido a su naturaleza gravosa, por la calidad de inocente de
la persona que debe reconocérsele en todo procedimiento de cuyo
resultado pudiera surgir una pena o sanción cuya consecuencia
procesal, entre otras, es desplazar la carga de la prueba a la
autoridad, en atención al derecho al debido proceso.39

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. ALCANCES DE ESE PRINCIPIO


CONSTITUCIONAL. El principio de presunción de inocencia que en
materia procesal penal impone la obligación de arrojar la carga de
la prueba al acusador, es un derecho fundamental que la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce y
garantiza en general, cuyo alcance trasciende la órbita del debido
proceso, pues con su aplicación se garantiza la protección de otros
derechos fundamentales como son la dignidad humana, la libertad,
la honra y el buen nombre, que podrían resultar vulnerados por
actuaciones penales o disciplinarias irregulares. En consecuencia,
este principio opera también en las situaciones extraprocesales y
constituye el derecho a recibir la consideración y el trato de "no autor
o no partícipe" en un hecho de carácter delictivo o en otro tipo de
infracciones mientras no se demuestre la culpabilidad; por ende,
otorga el derecho a que no se apliquen las consecuencias a los
efectos jurídicos privativos vinculados a tales hechos, en cualquier
materia.40

39
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; P./J. 43/2014 (10a.);J.
40
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. XXXV/2007; TA.

70
[Énfasis añadido]

Sobre la presunción de inocencia, la Corte IDH en la sentencia del caso Zegarra


Marin vs Perú, determinó que: “[…] la presunción de inocencia es un eje rector en
el juicio y un estándar fundamental en la apreciación probatoria que establece
límites a la subjetividad y discrecionalidad de la actividad judicial. Reiteró que en
procesos penales la carga probatoria recae en el Estado.”41

El proceso tal y como se encuentra normado en la LOPJF resulta contrario a los


estándares interamericanos, ya que el sancionar previo a investigar individualiza el
proceso e impone la carga de la prueba al inculpado, cuando debería ser el Estado,
que en este caso sería el Consejo de la Judicatura Federal quien tendría que asumir
dicha responsabilidad.

Asimismo, se hace notar a su Señoría, que el procedimiento normado en la presente


disposición presenta vicios de estructura, toda vez que primeramente se plantea la
imposición de una sanción, como lo es la suspensión en sus actividades, y
posteriormente la investigación, lo cual es contrario a los estándares
constitucionales y del derecho internacional de los derechos humanos.

De igual forma, la presente disposición no contiene criterios objetivos de aplicación,


por lo que los jueces pueden ser amedrentados y amenazados con la finalidad de
ser objeto de dichas medidas, como la suspensión, lo que puede inhibirlos en la
objetividad de sus criterios judiciales.

Al respecto, el Comité de Derechos Humanos de la ONU, ha manifestado que la


separación del cargo de las y los jueces debe darse “[…] únicamente por razones
graves de mala conducta o incompetencia, de conformidad con procedimientos
equitativos que garanticen la objetividad y la imparcialidad establecidas en la
Constitución o en la ley”,42 criterio que, como ya se advirtió, no se cumple en virtud
de la formulación normativa del referido artículo.

Asimismo, al igual que en los procedimientos de nombramiento, selección y


ascenso, los de suspensión o destitución deben ser objetivos y razonables, razón
por la cual el Comité de Derechos Humanos de la ONU ha sido enfático en que “[…]
un procedimiento no es objetivo ni razonable si no respeta las garantías procesales
básicas.43” Por lo que, en consecuencia, los procesos previstos en la materia dentro
de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, deben reglamentarse a fin

41
Corte IDH. Zegarra Marín v. Perú, Sentencia de fecha 15 de febrero de 2017.
42
ONU – Comité de Derechos Humanos. Observación General No. 32, Artículo 14. El derecho a un juicio
imparcial y a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia. Doc. ONU CCPR/C/ GC/32. 23 de agosto de
2007. Párr. 20. Ver también, Corte IDH, Caso Apitz Barbera y otros Vs. Venezuela, op. cit., párr. 84.
43
ONU – Comité de Derechos Humanos. Dictamen emitido a tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo
Facultativo - Comunicación Nº 1376/2005. Doc. ONU CCPR/ C/93/D/1376/2005. 4 de agosto de 2008. Párr. 7.1.

71
de ser armónico con el texto constitucional y los tratados internacionales suscritos
por el Estado Mexicano.

Aunado a lo anterior, la CIDH resume las garantías que deben ser observadas en
los procesos de carácter disciplinario en las siguientes: (i) independencia,
competencia e imparcialidad de la autoridad disciplinaria, (ii) principio de legalidad,
(iii) defensa adecuada, (iv) motivación y (v) derecho a una revisión.44

Por todo ello, respetuosamente se solicita a su Señoría conceder el amparo para el


efecto de declarar inconstitucional la referida facultad y que con ello se impida una
intervención indebida en el ejercicio pleno de las funciones jurisdiccionales.

c) Inconstitucionalidad de las sanciones establecidas en la LOPJF

Al respecto, es menester advertir que los 115, apartado A, fracciones III y IV y


Apartado B, Apartado C, cuarto párrafo y 119 de la referida LOPJF establecen
sanciones desproporcionales e indebidas, pues consideran aplicables las mismas
sanciones tratándose tanto de faltas graves que las no graves, con lo cual se afecta
la independencia judicial, la cual impone al estado un deber reforzado de cuidado,
por lo que el mismo tratamiento para las conductas permitirá un actuar arbitrario de
quien tenga la facultad de imponer las sanciones, violando no sólo la independencia
judicial sino los principios de seguridad y certeza jurídicas de las y los juzgadores,
en tanto que cualquier falta no grave y quizá por descuidos involuntarios permitirá
su destitución. Dichas normas establecen, en su parte relativa, lo siguiente:

Artículo 115. Las sanciones por las faltas administrativas


contempladas en el presente Título y en la Ley General de
Responsabilidades Administrativas serán las siguientes:

A. Tratándose de faltas administrativas no graves las sanciones


consistirán en: […]

III. Destitución de su empleo, cargo o comisión, y

IV. Inhabilitación temporal para desempeñar empleos, cargos o


comisiones en el servicio público. […]

Se podrán imponer una o más de las sanciones administrativas


señaladas en este artículo, siempre y cuando sean compatibles
entre ellas y de acuerdo a la trascendencia de la falta administrativa
no grave. La suspensión del empleo, cargo o comisión que se
imponga podrá ser de uno a treinta días naturales. En caso de que

44
CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia: Hacia el fortalecimiento del acceso
a la justicia y el estado de derecho en las Américas. Pp. 83-103.

72
se imponga como sanción la inhabilitación temporal, ésta no será
menor de tres meses ni podrá exceder de un año.

B. Tratándose de faltas administrativas graves, las sanciones


consistirán en:

I. Suspensión del empleo, cargo o comisión;

II. Destitución del empleo, cargo o comisión;

III. Sanción económica, y

IV. Inhabilitación temporal para desempeñar empleos, cargos o


comisiones en el servicio público y para participar en adquisiciones,
arrendamientos, servicios u obras públicas. […]

C. Las sanciones administrativas aplicables a particulares por la


comisión de alguna falta administrativa consistirán en: […]

II. Para personas morales: […]

Se considerará como atenuante para la imposición de sanciones


a personas morales el que los órganos de administración,
representación, vigilancia, sus socios o sus socias denuncien
o colaboren en las investigaciones proporcionando la
información y los elementos que posean, o resarzan los daños
que se hubieren causado.

Artículo 119. Con independencia de si el motivo de la queja da o no


lugar a responsabilidad, la o el presidente de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación o del Consejo de la Judicatura Federal,
según corresponda, dictará las providencias oportunas para su
corrección o remedio inmediato, y si de la propia queja se
desprende la realización de una conducta que pudiera dar lugar
a responsabilidad, dará cuenta al Pleno del órgano que
corresponda para que proceda en los términos previstos en este
Título.

[Énfasis añadido]

Así, de la lectura de dichas porciones normativas es dable advertir su


inconstitucionalidad por no respetar el principio de independencia judicial
consagrado en el artículo 17 constitucional, pues como ya se dijo la garantía de la
inamovilidad de jueces se traduce en la exigencia de que ellas y ellos “[…] puedan
disfrutar de todos los beneficios propios de la permanencia hasta tanto acaezca la

73
condición resolutoria que pondrá fin legal a su mandato.45 Por lo tanto, la
provisionalidad no puede significar libre remoción ni alteración alguna del régimen
de garantías para su desempeño y salvaguarda de los propios justiciables.46

En lo relativo a la destitución de los jueces, la Corte IDH ha invocado los Principios


básicos relativos a la independencia de la judicatura de la ONU:

La independencia de la judicatura será garantizada por el Estado y


proclamada por la Constitución o la legislación del país. Todas las
instituciones gubernamentales y de otra índole respetarán y
acatarán la independencia de la judicatura.

Toda acusación o queja formulada contra un juez, por su actuación


judicial y profesional, se tramitará con prontitud e imparcialidad con
arreglo al procedimiento pertinente. El Juez tendrá el derecho a ser
oído imparcialmente. En esa etapa inicial, el examen de la cuestión
será confidencial, a menos que el juez solicite lo contrario.47

La Corte IDH ha dejado en claro que cuando los jueces no cuentan con las garantías
suficientes de inamovilidad se afecta el derecho a un juez independiente.48 En ese
sentido se considera como una garantía reforzada tratándose de jueces.

La inamovilidad está compuesta a su vez por las garantías: a) permanencia en el


cargo y b) no despido injustificado o libre remoción. En este último sentido, la Corte
IDH ha destacado que la garantía de inamovilidad debe ser eficaz para permitir la
reincorporación a la condición de magistrado de quien fue arbitrariamente privado
de ella y el reintegro de los salarios dejados de percibir.49

En ese sentido, en cuanto a las sanciones deben considerarse las consecuencias


que puedan producirse, a saber:

62. En el presente caso, la Corte constata que mediante el recurso


de nulidad que interpuso la señora Reverón Trujillo se declaró que
su destitución no estuvo ajustada a derecho (supra párr. 53) pero no
ordenó su restitución ni el pago de los salarios dejados de percibir.
Además, la sentencia de la SPA dejó establecido que “los elementos

45
Corte IDH. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párr.116.
46
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr.
43.
47
Visible en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/OTROS%2010.pdf
48
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Palamara Iribarne vs. Chile, Fondo, Reparaciones y
Costas, sentencia del 22 de noviembre de 2005, Serie C, núm. 135, párr. 123.
49
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo") vs. Venezuela, excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 5 de agosto
de 2008, Serie C, núm. 182, párr. 55.

74
existentes en las actas del expediente” de la señora Reverón Trujillo
hubieran llevado a que la SPA ordenara la restitución de no haber
sido por el proceso de reestructuración judicial y la posición de jueza
provisoria que ocupaba (supra párr. 55). Le corresponde entonces
al Tribunal analizar, en primer lugar, si en este caso la
reincorporación al cargo era la reparación necesaria para remediar
la situación de la señora Reverón Trujillo, lo que llevaría a la
consecuencia que un recurso efectivo implicaba necesariamente
dicha reparación (supra párr. 61). De llegar a una conclusión
afirmativa respecto a esto, el Tribunal deberá analizar si los motivos
señalados por la SPA (el proceso de reestructuración judicial y la
condición de jueza provisoria de la presunta víctima) constituían
restricciones adecuadas conforme a la Convención Americana y por
tanto eximían al Estado de reincorporar a la señora Reverón Trujillo
a su cargo y pagarle los salarios dejados de percibir. En caso que
se concluya que tales motivos no dispensaban al Estado de
proceder a la reincorporación, la consecuencia será que el recurso
no fue efectivo para solucionar la situación de la presunta víctima.
Si por el contrario se concluye que dichos motivos justificaban al
Estado para no proceder con la reincorporación, corresponderá
dilucidar si las reparaciones otorgadas, es decir, la eliminación de la
sanción de destitución del expediente de sus archivos y la orden de
que fuera evaluada e incluida en los concursos de oposición en caso
de requerirlo ella (supra párr. 55), fueron las adecuadas. De
concluirse que no lo fueron, existirá una violación del artículo 25 de
la Convención, caso contrario, no la habrá.50

Asimismo, la Corte IDH afirmó que las causas por las que se puede suspender o
remover a un juez en cuanto a su desempeño radican en su mala conducta o en
su incompetencia, por lo que no se debe encubrir bajo estos parámetros el derecho
del juez a disentir y revocar una decisión jurisdiccional de un órgano judicial
superior,51 este es un criterio acorde al Estatuto del Juez Iberoamericano, que en
su artículo 19 señala que la exigencia de responsabilidad no amparará los atentados
contra la independencia judicial que pretendan encubrirse bajo su formal
cobertura.52 En el mismo sentido, los Principios 18, 19 y 20 de los Principios básicos
relativos a la independencia de la judicatura de la ONU determina que los jueces
sólo pueden ser suspendidos o separados de su encargo por incapacidad o por un
comportamiento que los inhabilite para desempeñar sus funciones, para lo cual
deberá seguirse un procedimiento establecido en las leyes, cuya decisión estará

50
Corte IDH, Caso Reverón Trujillo..., op. cit., párr. 62.
51
Cfr., Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros..., op. cit., párr. 85.
52
Cfr., Cumbre Judicial Iberoamericana, Estatuto del Juez Iberoamericano... op. cit., artículo 19.

75
sujeta a una revisión independiente53. Cabe agregar que la Corte IDH establece
que la evaluación debe realizarse sobre la base de las condiciones fijadas en
la ley y si hay cumplimiento en ello no puede ser removido:

64. Los jueces que forman parte de la carrera judicial cuentan, en


primer lugar, con la estabilidad que brinda el ser funcionario de
carrera. El principio general en materia laboral para los trabajadores
públicos de carrera es la estabilidad, entendida como la certidumbre
que debe asistir al empleado en el sentido de que, mientras de su
parte haya observancia de las condiciones fijadas por la ley en
relación con su desempeño, no será removido. Lo anterior se
debe a que los funcionarios públicos han ingresado por medio de
concursos o algún otro método legal que determine los méritos y
calidades de los aspirantes y forman parte de una carrera
permanente.

65. Así, por ejemplo, la Ley del Estatuto de la Función Pública de


Venezuela establece que “[s]erán funcionarios o funcionarias de
carrera, quienes habiendo ganado el concurso público, superado el
período de prueba y en virtud de nombramiento, presten servicios
remunerados y con carácter permanente”, y que “[l]os funcionarios
o funcionarias públicos de carrera que ocupen cargos de carrera
gozarán de estabilidad en el desempeño de sus cargos. En
consecuencia, sólo podrán ser retirados del servicio por las
causales contempladas en la presente Ley”.54

[Énfasis añadido]

De esa forma, con la presente línea argumentativa se demuestra la


inconstitucionalidad de los preceptos en una doble vertiente, primero, al no
establecer de manera clara cuales son las conductas sancionables y no
respetar los límites que han establecido los tribunales internacionales para
sancionar en respeto al principio constitucional de independencia judicial –de
manera concomitante en relación al derecho de acceso a la justicia–; segundo,
porque las sanciones que permiten la destitución están establecidas de igual

53
18. Los jueces sólo podrán ser suspendidos o separados de sus cargos por incapacidad o comportamiento
que los inhabilite para seguir desempeñando sus funciones.
19. Todo procedimiento para la adopción de medidas disciplinarias, la suspensión o la separación del cargo se
resolverá de acuerdo con las normas establecidas de comportamiento judicial.
20. Las decisiones que se adopten en los procedimientos disciplinarios, de suspensión o de separación del
cargo estarán sujetas a una revisión independiente. Podrá no aplicarse este principio a las decisiones del
tribunal supremo y a las del órgano legislativo en los procedimientos de recusación o similares. ONU, “Principios
Básicos relativos a la independencia de la Judicatura de las Naciones Unidas”… op. cit., p. 210;
54
Corte IDH, Caso Reverón Trujillo..., op. cit., párr. 64-65.

76
forma para conductas no graves que graves, lo cual afecta de manera directa
la inamovilidad judicial.

Como insumo valorativo, debe advertirse que, en el caso específico de Honduras,


el artículo 10 del Reglamento de la Inspectoría General de Tribunales de Honduras
permite hacer visitas generales o especiales. Las primeras, como su nombre indica,
se realizan para revisar, en términos amplios, el buen funcionamiento del Poder
Judicial. Las visitas especiales se practican sólo por disposición de la Corte
Suprema de Justicia, a solicitud del Ministerio Público, por decisión del Inspector
General, o por denuncia ciudadana ante la Inspectoría o cualquier otra autoridad
judicial.55 Precisamente, el caso López Lone y otros vs. Honduras, es un asunto
toral en el tema de vigilancia y control de la judicatura. A través de este juicio se
puede observar una de las medidas que otorga el sistema interamericano a efecto
de garantizar el desempeño judicial independiente. En razón de lo anterior, se
describe el caso en las líneas siguientes:56

El presidente Manuel Zelaya había convocado una consulta popular para saber si
había interés nacional en una nueva Constitución. El día de la consulta, se realizó
un golpe de Estado por el ejército del país. A raíz del golpe del 28 de junio de 2009,
los jueces Adán Guillermo López Lone, Luis Alonso Chévez de la Rocha y Ramón
Enrique Barrios Maldonado, y la magistrada Tirza del Carmen Flores Lanza se
pronunciaron a favor del Estado de Derecho, pero el gobierno de facto los destituyó
y separó a tres de ellos del poder Judicial, pues la nueva Corte Suprema de Justicia
de Honduras señaló que había ocurrido una sucesión constitucional, por lo que
habían actuado en rebeldía.

Los jueces y la magistrada eran miembros de la Asociación de Jueces por la


Democracia, la cual salió de inmediato a defender a sus miembros. El 05 de octubre
de 2015, la Corte IDH dictó sentencia señalando que el gobierno hondureño violó
los derechos de los jueces a su libertad de expresión, asamblea y asociación.
Ordenó que se restituyera a los jueces a sus cargos y se les indemnizara por daños
compensatorios.

En el punto 267 de la misma sentencia, se estableció que:

Tratándose de sanciones disciplinarias impuestas a jueces y


juezas la exigencia de motivación es aún mayor que en otros
procesos disciplinarios, ya que el control disciplinario tiene
como objeto valorar la conducta idoneidad y desempeño del

55
Reglamento de la Inspectoría General de Tribunales. Visible en:
https://es.scribd.com/document/115936390/Reglamento-de-la-Inspectoria-General-de-Tribunales.
56
Hechos que hacen historia. Informe sobre el estudio de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos contra el Estado de Honduras, 3ª ed. ampliada, Asociación para una Ciudadanía Participativa-ACI
Participa, 2016, pp. 100-111.

77
juez como funcionario público y, por ende, correspondería
analizar la gravedad de la conducta y la proporcionalidad de la
sanción. En el ámbito disciplinario es imprescindible la indicación
precisa de aquello que constituye una falta y el desarrollo de
argumentos que permitan concluir que las conductas reprochadas
tienen la suficiente entidad para justificar que un juez no
permanezca en el cargo.

[Énfasis añadido]

Por lo anterior, debe resaltarse este caso en el que se analizó la convencionalidad


de los procesos disciplinarios y destitución de tres jueces y una magistrada que
efectuaron actuaciones a favor de la restitución de la democracia y el Estado de
Derecho, llevados a cabo, en su momento, durante el golpe de estado en Honduras
de 2009. La sentencia es de especial interés porque es la última resolución de la
Corte IDH en la que se reiteró que “[…] el alcance de las garantías judiciales y de la
protección judicial efectiva para los jueces debe ser analizado en relación con los
estándares sobre independencia judicial”57 y recordó que la “[…] violación de la
garantía de la independencia judicial, en lo que atañe a la inamovilidad y estabilidad
de un juez en su cargo, debe analizarse a la luz de los derechos convencionales
cuando se ve afectado por una decisión estatal que afecte arbitrariamente el periodo
de su nombramiento.”58

Se insistió en que la independencia judicial es el presupuesto de la


imparcialidad de los jueces; por ello, se afirmó que “[…] la denominada
imparcialidad objetiva consiste en determinar si el juez cuestionado brindó
elementos convincentes que permitan eliminar temores legítimos o fundadas
sospechas de parcialidad sobre su persona. Ello puesto que el juez debe aparecer
como actuando sin estar sujeto a influencia, aliciente, presión, amenaza o
intromisión, directa o indirecta, sino única y exclusivamente conforme a –y movido
por– el Derecho.”59

Así, esta línea argumentativa evidencia la inconstitucionalidad de las normas


reclamadas y la afectación a la independencia judicial, al regular un marco
normativo sancionador que permite la destitución por faltas no graves y graves y por
no delimitar las conductas sancionables, dejando un marco muy amplio para la
arbitrariedad en la imposición de este tipo de sanciones; motivo por el cual deben
declararse inconstitucionales dichos preceptos, concediendo el amparo solicitado
por la quejosa.

57
Párr. 190.
58
Ibidem, párr. 193.
59
Ibidem, párr. 233.

78
d) Inconstitucionalidad del régimen recursivo

Inconstitucionalidad detectada respecto al artículo 114, fracciones I y II de la LOPJF,


en relación con los diversos 68 y 73 de la LCJPJF toda vez que establecen un
régimen recursivo contrario al parámetro de regularidad constitucional del derecho
de acceso a la justicia, en especial a la independencia judicial. Para efectos de
claridad conviene tener presentes los términos de dichas porciones normativas, a
saber:

LOPJF

Artículo 114. Los medios de impugnación de los


procedimientos de responsabilidad administrativa estarán
previstos en los acuerdos generales que al efecto emitan la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Consejo de la
Judicatura Federal y la Comisión de Administración del
Tribunal Electoral.

Tratándose del Consejo de la Judicatura Federal y de los órganos a


su cargo, dichos acuerdos generales deberán seguir los siguientes
lineamientos:

I. La admisión y desechamiento de quejas por parte de la


Presidencia del Consejo de la Judicatura Federal, así como los
dictámenes conclusivos y la inactividad procesal superior a seis
meses por parte de la Unidad General de Responsabilidades
Administrativas de los Servidores Públicos serán impugnables
mediante recurso de inconformidad, y

II. Las decisiones disciplinarias serán impugnables mediante


recurso de reconsideración, salvo aquéllas en las que el Pleno del
Consejo de la Judicatura Federal imponga sanciones
administrativas consistentes en la destitución e inhabilitación a
magistradas, magistrados, juezas y jueces, en contra de las cuales
sólo procederá el recurso de revisión administrativa ante el Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

LCJPJF

Artículo 68. Procedencia. Las decisiones dictadas por el Consejo


que se refieran a la adscripción, ratificación, remoción e
inhabilitación de Magistradas o Magistrados y Juezas o Jueces de
Distrito podrán impugnarse ante el Pleno de la Suprema Corte
mediante recurso de revisión administrativa. En dicho recurso
únicamente se verificará que las resoluciones hayan sido adoptadas
conforme a las reglas establecidas en la Constitución, la presente
Ley, los reglamentos interiores y los acuerdos generales expedidos

79
por el propio Consejo. En contra de la designación de Juezas o
Jueces y Magistradas o Magistrados no procede recurso alguno.

Artículo 73. Efectos de resolución. Las resoluciones que declaren


fundado el recurso de revisión se limitarán a declarar la nulidad del
acto impugnado para el efecto de que el Pleno del Consejo dicte
una nueva resolución en un plazo no mayor a treinta días naturales.

La nulidad del acto que se reclame no producirá la invalidez de las


actuaciones de la Magistrada o del Magistrado o de la Jueza o Juez
de Distrito adscrito indebidamente.

La interposición de la revisión administrativa no suspenderá los


efectos de la resolución impugnada.

[Énfasis añadido]

Los artículos son inconstitucionales pues el sistema interamericano de protección


de los derechos humanos, en los artículos 8 y 25 de la CADH exigen las garantías
que los Estados deben otorgar a los jueces para asegurar su ejercicio
independiente, por ejemplo, la garantía de no estar sujeto a libre remoción, lo que
conlleva a que los procesos disciplinarios seguidos contra los jueces deben respetar
las garantías del debido proceso y debe ofrecerse a los perjudicados un recurso
efectivo, lo que en el caso no acontece.

Al respecto, la Corte IDH ha establecido, a través de su jurisprudencia reiterada,


que para que se preserve el derecho a un recurso efectivo, en los términos del
artículo 25 de la CADH, es indispensable que dicho recurso se tramite conforme a
las reglas del debido proceso, consagradas en el artículo 8 del mismo instrumento
internacional. Aún más específicamente, sobre “… a) El recurso efectivo luego de
la destitución arbitraria de una jueza…” determinó, al resolver el Caso Reverón
Trujillo vs Venezuela:

64. Los jueces que forman parte de la carrera judicial cuentan, en


primer lugar, con la estabilidad que brinda el ser funcionario de
carrera. El principio general en materia laboral para los trabajadores
públicos de carrera es la estabilidad, entendida como la certidumbre
que debe asistir al empleado en el sentido de que, mientras de su
parte haya observancia de las condiciones fijadas por la ley en
relación con su desempeño, no será removido. Lo anterior se debe
a que los funcionarios públicos han ingresado por medio de
concursos o algún otro método legal que determine los méritos y
calidades de los aspirantes y forman parte de una carrera
permanente […]

80
67. Ahora bien, los jueces a diferencia de los demás
funcionarios públicos, cuentan con garantías reforzadas
debido a la independencia necesaria del Poder Judicial, lo cual
la Corte ha entendido como “esencial para el ejercicio de la función
judicial”. El Tribunal ha dicho que uno de los objetivos principales
que tiene la separación de los poderes públicos es la garantía de la
independencia de los jueces. Dicho ejercicio autónomo debe ser
garantizado por el Estado tanto en su faceta institucional, esto es,
en relación con el Poder Judicial como sistema, así como también
en conexión con su vertiente individual, es decir, con relación a la
persona del juez específico. […] Adicionalmente, el Estado está en
el deber de garantizar una apariencia de independencia de la
magistratura que inspire legitimidad y confianza suficiente no sólo al
justiciable, sino a los ciudadanos en una sociedad democrática.

[Énfasis añadido]

Precisamente, las garantías contra presiones externas se dan con el respeto al


debido proceso y la existencia de un recurso efectivo que les permita defenderse,
al respecto la Corte IDH en el mismo caso60 y en relación a los multicitados
Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura de la ONU, se
pronunció respecto a las garantías contra presiones externas de la judicatura,
en los términos siguientes:

80. Los Principios Básicos disponen que los jueces resolverán los
asuntos que conozcan “basándose en los hechos y en consonancia
con el derecho, sin restricción alguna y sin influencias, alicientes,
presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o
indirectas, de cualesquiera sectores o por cualquier motivo”.
Asimismo, dichos principios establecen que la judicatura “tendrá
autoridad exclusiva para decidir si una cuestión que le haya sido
sometida está dentro de la competencia que le haya atribuido la ley”
y que “[n]o se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en
el proceso judicial.

81. Como se puede observar, los jueces cuentan con varias


garantías que refuerzan su estabilidad en el cargo con miras a
garantizar la independencia de ellos mismos y del sistema, así
como también la apariencia de independencia frente al
justiciable y la sociedad. Como ya lo ha reconocido este Tribunal,
la garantía de inamovilidad debe operar para permitir el reintegro a
la condición de magistrado de quien fue arbitrariamente privado de
ella. Ello es así puesto que de lo contrario los Estados podrían
remover a los jueces e intervenir de ese modo en el Poder Judicial

60
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197.

81
sin mayores costos o control. Además, esto podría generar un
temor en los demás jueces que observan que sus colegas son
destituidos y luego no reincorporados aún cuando la
destitución fue arbitraria. Dicho temor también podría afectar la
independencia judicial, ya que fomentaría que los jueces sigan
las instrucciones o se abstengan de controvertir tanto al ente
nominador como al sancionador. Por tanto, un recurso que
declara la nulidad de una destitución de un juez por no haber
sido ajustada a la ley debe llevar necesariamente a la
reincorporación. En el presente caso, el recurso de nulidad era el
idóneo porque declaró la nulidad y, como lo afirma la propia SPA,
hubiera podido llevar a la reincorporación de la señora Reverón
Trujillo. La pregunta que surge de esto es si las razones adelantadas
por la SPA para no reincorporarla (el proceso de reestructuración
judicial y su condición de jueza provisoria) eximían a la SPA de
reordenar dicha reparación.

[Énfasis añadido]

En tal desarrollo, cabe señalar que los Principios básicos relativos a la


independencia de la judicatura de la ONU, respecto de las garantías contra
presiones externas señalan lo siguiente:

2. Los jueces resolverán los asuntos que conozcan con


imparcialidad, basándose en los hechos y en consonancia con el
derecho, sin restricción alguna y sin influencias, alicientes,
presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o
indirectas, de cualesquiera sectores o por cualquier motivo.

3. La judicatura será competente en todas las cuestiones de índole


judicial y tendrá autoridad exclusiva para decidir si una cuestión que
le haya sido sometida está dentro de la competencia que le haya
atribuido la ley.

4. No se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en el


proceso judicial, ni se someterán a revisión las decisiones judiciales
de los tribunales. Este principio se aplicará sin menoscabo de la vía
de revisión judicial ni de la mitigación o conmutación de las penas
impuestas por la judicatura efectuada por las autoridades
administrativas de conformidad con lo dispuesto en la ley.

De lo anterior, es dable advertir que de los Principios Básicos relativos a la


independencia de la judicatura de la ONU, se desprende lo siguiente:

1. Las juezas y jueces deberán resolver los asuntos con imparcialidad,


basándose en los hechos y con base al derecho, sin restricciones y sin

82
influencias, alicientes, presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean
directas o indirectas, de cualquier sector o motivo.

2. La Corte IDH, en relación con los Jueces sometidos a procedimientos


disciplinarios, sostuvo en su jurisprudencia –vinculante para los juzgadores
del Estado Mexicano– que no pueden estar sujetos a una remoción
discrecional o arbitraria, sino que deben gozar del derecho a un debido
proceso y de las garantías judiciales que permitan la defensa adecuada ante
cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos,
con lo cual se garantiza su independencia. A su vez, resaltó que los derechos
–adicionales a los anteriores– que tienen los juzgadores, consisten en que:
i) la sanción provenga de una autoridad competente; ii) sean oídos, porque
el derecho de defensa comprende a toda persona a tener acceso al tribunal
u órgano estatal encargado de determinar sus derechos y obligaciones; y, iii)
el alcance de las garantías judiciales y de la protección judicial efectiva para
los Jueces debe ser analizado en relación con los estándares sobre
independencia judicial –de donde derivan un adecuado proceso de
nombramiento, la inamovilidad en el cargo y la garantía contra presiones
externas–.

3. En el documento denominado Comentario relativo a los Principios de

Bangalore sobre la conducta judicial de la Oficina de las Naciones Unidas


contra la Droga y el Delito, señala respecto a la amplitud de motivos sobre
influencias externas sobre las juezas y jueces, lo siguiente:

Las influencias externas no deben teñir el juicio

27. La confianza en la judicatura se erosiona si se percibe que las


decisiones judiciales están sujetas a influencias externas
inapropiadas. En aras de la independencia judicial y del
mantenimiento de la confianza del público en el sistema de justicia,
es fundamental que el ejecutivo, el legislativo y el juez no den la
impresión de que las decisiones del juez puedan estar teñidas por
esas influencias. Las influencias a que un juez puede verse
expuesto son infinitas.

[Énfasis añadido]

4. En las cuestiones de índole judicial, la judicatura será la competente y tendrá


autoridad exclusiva para decidir si una cuestión que le haya sido sometida
está dentro del sistema competencial del régimen jurídico atinente.
Asimismo, sostiene que no se efectuarán intromisiones indebidas o
injustificadas en el proceso judicial, ni se someterán a revisión las decisiones
judiciales de los tribunales por una autoridad que no es competente para la

83
revisión de dicha instancia judicial. Ello sin menoscabo de la mitigación o
conmutación de las penas efectuada por las autoridades administrativas.

5. Cabe señalar que los propios Principios Básicos, en su apartado preliminar,


señalan expresamente que “Los siguientes principios básicos,
formulados para ayudar a los Estados Miembros en su tarea de
garantizar y promover la independencia de la judicatura, deben ser
tenidos en cuenta y respetados por los gobiernos en el marco de la
legislación y la práctica nacionales y ser puestos en conocimiento de
los jueces, los abogados, los miembros de los poderes ejecutivo y
legislativo y el público en general.”

6. El Estatuto del Juez Iberoamericano determina en el artículo 19 que los


jueces responden penal, civil y disciplinariamente de conformidad con lo
previsto en la ley.61 Por su parte, la Corte IDH ha recalcado que el derecho
de una persona a ser oída en cualquier proceso por un juez competente
independiente, imparcial, y establecido con anterioridad debe ser observada
en cualquier órgano del Estado que realice materialmente funciones
judiciales,62 lo que se complementa con el Principio 17 de los Principios
Básicos relativos a la independencia de la judicatura de la ONU..63 De ello se
infiere que, si los jueces son a su vez juzgados por incurrir en
responsabilidades penales, civiles o si se ven sometidos a algún
procedimiento disciplinario gozan de este derecho humano. En similar
sentido, la Corte ha entendido que para que exista un recurso efectivo no
basta con que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea
formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para
establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y
proveer lo necesario para remediarla64. No pueden considerarse efectivos

61
Artículo 19. Principio de legalidad en la responsabilidad del juez. Los jueces responderán penal, civil y
disciplinariamente de conformidad con lo establecido en la ley […] Cumbre Judicial Iberoamericana, Estatuto
del Juez Iberoamericano..., op. cit.
62
Corte IDH. Garantías judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 27. Corte IDH,
Caso Tribunal Constitucional vs. Perú..., op. Cit., párrs. 68, 70-71, 77-78.
63
17. Toda acusación o queja formulada contra un juez por su actuación judicial y profesional se tramitará con
prontitud e imparcialidad con arreglo al procedimiento pertinente. El juez tendrá derecho a ser oído
imparcialmente. En esa etapa inicial, el examen de la cuestión será confidencial, a menos que el juez solicite lo
contrario. ONU, “Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura de las ONU”… op. cit., p. 210.
64
Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), supra nota 48, párr. 24; Caso “Cinco Pensionistas” vs Perú. Sentencia de 28 de febrero de 2003.
Serie C No. 98, párr. 136, y Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua, supra nota 50,
párr. 113.

84
aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por
las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios.65

Siguiendo los parámetros antes señalados, los artículos que se reclaman de


inconstitucionales precisados en el capítulo de actos reclamados, no garantizan de
manera integral un debido proceso; aunado a que estos de manera específica
tampoco garantizan un recurso efectivo que sea un contrapeso a las decisiones que
se tomen por las autoridades del Consejo de la Judicatura, pues todas estas
decisiones debieran ser analizadas por un órgano independiente, con la finalidad de
no centralizar o monopolizar el control de los juzgadores en unas solas manos, sino
de permitir un análisis objetivo de la decisión por otro órgano que genere
contrapeso, como lo es el Pleno de la Suprema Corte de Justicia.

De esa forma, este régimen recursivo es contrario no solo a estándares


internacionales sino incluso a la propia Ley Fundamental al establecer mecanismos
de defensa contrarios a los que establece el texto constitucional, pues este tipo de
decisiones que pueden intervenir de manera significativa en la independencia
judicial deben estar resguardadas por nuestro Máximo órgano constitucional y no
solo por el Consejo de la Judicatura. Lo anterior, pues como ya se ha dicho en
párrafos anteriores, el CJF debe ser un órgano que ejerza sus facultades siempre
en cumplimiento a los estándares de independencia judicial.

Por todo lo antes expuesto, respetuosamente se solicita a su Señoría conceder el


amparo para el efecto de declarar inconstitucional del régimen recursivo previsto en
las porciones normativas tildadas de inconstitucionales y permitir que existan
mecanismos de impugnación en una sede distinta y ajena a quien toma la decisión,
por lo que en términos de lo que establece la Constitución Federal, todas las
decisiones de control que impliquen una afectación a la independencia de
juzgadores debe ser objeto de revisión administrativa ante la Suprema Corte de
Justicia de la Nación y el Consejo de la Judicatura Federal debe de abstenerse de
impedir su ejercicio pues con ello se garantizará un recurso efectivo.

e) Inconstitucionalidad de las medidas cautelares

Inconstitucionalidad derivada de lo contenido en el artículo 86, fracciones II y X, de


la LOPJF pues transgrede el principio de independencia judicial, especialmente la
inamovilidad o permanencia en el cargo. En la parte que interesa, el artículo
establece lo siguiente:

65
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), supra nota 48, párr. 24; Caso Baldeón García vs Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de abril de 2006. Serie C No. 147, párr. 145, y Caso Almonacid Arellano y otros vs Chile. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr.
111.

85
Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura
Federal: […]

II. Expedir los reglamentos interiores en materia administrativa,


de carrera judicial, de escalafón y régimen disciplinario del Poder
Judicial de la Federación, y todos aquellos acuerdos generales que
fueren necesarios para el adecuado ejercicio de sus atribuciones en
términos del artículo 100 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; […]

X. Dictar medidas cautelares como las relativas al cambio de


adscripción, suspensión temporal, cambio de órgano jurisdiccional,
suspensión o reubicación de secretarias, secretarios, actuarias,
actuarios y personas oficiales judiciales, entre otras de menor
entidad que resulten pertinentes para permitir las
investigaciones y procedimientos disciplinarios en contra de
las y los magistrados de circuito y las y los jueces de distrito;
[…]

[Énfasis añadido]

Como ya se ha expuesto, la duración previamente establecida en el cargo ha


sido considerada por la Corte IDH como uno de los presupuestos de la
independencia de cualquier juez.66

Respecto de los jueces interinos o provisionales, el ejercicio del cargo no se debe


de extender indefinidamente en el tiempo, sino sujetarse "[…] a una condición
resolutoria, tal como el cumplimiento de un plazo predeterminado o la celebración y
conclusión de un concurso público de posición y antecedentes que nombre al
reemplazante del juez provisorio con carácter permanente".67

De lo expuesto en conceptos de violación anteriores, podemos obtener las


siguientes premisas:

1. Los jueces cuentan con varias garantías que refuerzan su estabilidad en el


cargo con miras a garantizar su independencia y la del sistema; así como
también la apariencia de independencia frente al justiciable y la sociedad.

2. La remoción de juezas y jueces podría generar un temor en los demás


miembros de la judicatura que observan que sus colegas son destituidos y
luego no reincorporados aún cuando la destitución fue arbitraria o indebida.

66
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú, Fondo, Reparaciones
y Costas, sentencia del 31 de enero de 2001, Serie C, núm. 71, párr. 75.
67
Caso Apitz Barbera y otros Op. Cit. párr. 43.

86
3. Al respecto se sostiene que el señalado temor también podría afectar la
independencia judicial, ya que fomentaría que los jueces sigan instrucciones
o se abstengan de emitir un veredicto en la controversia entre las partes.

4. Bajo este contexto, en un recurso que declara la nulidad de una destitución


de un juez por no haber sido ajustada a la ley debe llevar forzosamente a la
reincorporación a su cargo. En el Caso Reverón Trujillo vs Venezuela, la
Corte IDH estableció que el recurso disponible para un juez sujeto a un
procedimiento no basta que este en ley sino debe ser idóneo para restituir la
afectación establecida:

61. En similar sentido, la Corte ha entendido que para que exista


un recurso efectivo no basta con que esté previsto por la
Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino
que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se
ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer
lo necesario para remediarla68. No pueden considerarse
efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales
del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso
dado, resulten ilusorios.69

5. Por otro lado, la Organización de Estados Americanos en la Observación


General No. 3270 determinó que:

Es necesario proteger a los jueces contra los conflictos de


intereses y la intimidación. Para salvaguardar su independencia,
la ley deberá garantizar la condición jurídica de los jueces,
incluida su permanencia en el cargo por los periodos
establecidos, su independencia y su seguridad, así́ como una
remuneración, condiciones de servicio, pensiones y una edad de
jubilación adecuadas.

De lo anterior, podemos observar un mandato firme en el sentido de proteger a las


juezas y jueces en contra de conflictos de intereses y la intimidación que afecte en
su labor de impartición de justicia.

68
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), supra nota 48, párr. 24; Caso “Cinco Pensionistas” Vs. Perú. Sentencia de 28 de febrero de 2003.
Serie C No. 98, párr. 136, y Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua, supra nota
50, párr. 113.
69
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), supra nota 48, párr. 24; Caso Baldeón García Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de abril de 2006. Serie C No. 147, párr. 145, y Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr.
111.
70
90o. periodo de sesiones (2007). Visible en:
https://www.oas.org/es/sla/ddi/docs/acceso_justicia_instrumentos_internacionales_recursos_rec_gral_23_un.pdf

87
Asimismo, que en aras de salvaguardar la independencia judicial la ley deberá
garantizar: a) la condición jurídica de los jueces, b) su permanencia en el cargo por
los periodos establecidos, c) su independencia y su seguridad, así como d)
remuneraciones, condiciones de servicio, pensiones y una edad de jubilación
adecuadas.

De todo lo anterior podemos observar que existe una preocupación auténtica y un


mandamiento claro por parte de la Corte IDH, así como los órganos internacionales
como la Organización de Naciones Unidas y de la Organización de Estados
Americanos de reducir las presiones externas a las juzgadoras y juzgadores en su
quehacer jurídico en sus países de origen; dentro de lo cual se incluye que existan
las garantías suficientes para que las y los juzgadores puedan desarrollar libremente
y sin presiones su función.

En ese sentido, la norma es inconstitucional al prever expresamente: “entre otras


de menor entidad que resulten pertinentes para permitir las investigaciones y
procedimientos disciplinarios en contra de las y los magistrados de circuito y las y
los jueces de distrito” pues sin delimitar dichas medidas deja un margen muy amplio
para el ejercicio de la facultad, lo cual pone en riesgo la inamovilidad de los jueces,
aunado a que transgrede los principios de seguridad y certeza jurídica, mas aun
tratándose de juzgadores cuya protección debe ser reforzada por el Estado, en torno
a la independencia judicial.

Por esas razones, respetuosamente se solicita a su Señoría se conceda el amparo


para el efecto de que se desincorpore esa porción normativa, con la finalidad de que
las facultades que puedan incidir o alterar el curso de la independencia judicial este
plenamente identificadas y limitadas en ley.

SEGUNDO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES POR
ESTABLECER CLÁUSULAS
HABILITANTES PARA REGLAMENTAR
FACULTADES Y PROCESOS QUE
DEBEN ESTAR PREVISTOS EN LEY

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis de los artículos


41, 42, fracción V, 82, 86, fracción III, 95, de la LOPJF en relación con los diversos
29, 51, 53, fracción XV de la LCJPJF, se evidenciará a su Señoría la
inconstitucionalidad contenida dichas porciones normativas toda vez que, lejos de
cumplir con los objetivos de proveer al Estado mexicano de un poder judicial
robustecido en el que las y los jueces gocen de las garantías de legalidad, seguridad
jurídica e independencia judicial, se pretende imponerles sanciones como producto

88
de procedimientos sancionatorios que no revisten de los elementos que garanticen
el ejercicio independiente de la judicatura.

Respecto al tema, al resolver el amparo en revisión 199/2002, el Pleno del Alto


Tribunal estableció que en estrecha relación con el principio de legalidad y
taxatividad y con el objeto de determinar el alcance o profundidad de los mismos,
resultaba útil acudir al concepto de la reserva de ley.

Así, retomado desde doctrina por el Alto Tribunal, identifica que la reserva de ley
puede manifestarse ya de manera absoluta o de forma relativa, a saber:

(a) La reserva absoluta aparece cuando la regulación de una determinada


materia queda acotada en forma exclusiva a la ley formal (emitida por el
Congreso, ya federal, ya local), en dicho supuesto, la materia reservada a la
ley no puede ser regulada por otras fuentes.

(b) La reserva relativa permite que otras fuentes de la ley vengan a regular parte
de la disciplina normativa de determinada materia, pero a condición de que
la ley sea la que determine expresa y limitativamente las directrices a las que
dichas fuentes deberán ajustarse; esto es, la regulación de las fuentes
secundarias debe quedar subordinada a las líneas esenciales que la ley haya
establecido para la materia normativa

En este supuesto, la ley puede limitarse a establecer los principios y criterios


dentro de los cuales la concreta disciplina de la materia reservada podrá
posteriormente ser establecida por una fuente secundaria, en este supuesto
basta un acto normativo primario que contenga la disciplina general o de
principio, para que puedan regularse los aspectos esenciales de la materia
respectiva.

En tal contexto, ante las transformaciones en la estructura y funcionamiento de la


actividad administrativa del Estado, se ha generado el establecimiento en las leyes
de mecanismos reguladores lo que el Pleno identifica como las denominadas
cláusulas habilitantes que consisten, sostiene, en actos formalmente legislativos
a través de los cuales el legislador habilita a un órgano del Estado, principalmente
de la administración pública, para regular una materia concreta y específica,
precisándole bases y parámetros generales, tiene como finalidad que la
dependencia u órgano del Estado actúe expeditamente dentro de un marco definido
de acción. A fojas 48 a 50 de la sentencia dictada en dicho precedente el Pleno
desarrolla:

[…] justificación que se acentúa ponderando que el Estado no es un


fenómeno estático o paralítico cuya actividad no puede depender
exclusivamente de la Legislación y sus detalles que los procesos de

89
su formación traen consigo, pues la entidad pública, al estar cercana
y presente de esas situaciones cambiantes, dinámicas y fluctuantes
adquiere información y experiencia que debe ser aprovechada para
que el Estado haga frente a las problemáticas relativas con agilidad
y rapidez. Así, parece claro que la adopción de las cláusulas
habilitantes por parte del Legislador tiene por efecto esencial y
primario un fenómeno de ampliación de las atribuciones conferidas
a la Administración en sus relaciones con los gobernados, que le
permite actuar en materias que antes le estaban vedadas, lo que
atiende a que tan grave resulta que se establezcan disposiciones
que propicien la arbitrariedad, como generar situaciones que
coloquen a las autoridades legislativas en la imposibilidad de regular
hechos dinámicos y fluctuantes

Es conveniente destacar que la práctica legislativa de las cláusulas


habilitantes no contraviene principios como el de “División de
Poderes” o el de “Reserva de Ley”; mas bien se trata de una
evolución de estos principios para actualizarlos al Estado moderno,
y es que no se trata de que en los supuestos que aquí se estudian
el acto legislativo sea expedido por otro Poder distinto del
originalmente facultado para ello que es el Legislativo, o bien, que
lo que regularmente debe establecerse en una ley ahora se
contenga en un acto general de naturaleza distinta a la legislación,
pues la habilitación de que se trata representa un acto formal y
materialmente legislativo que busca evitar la discrecionalidad y
arbitrariedad de las autoridades administrativas facultadas, al
momento que el Poder Legislativo, determina y acota a las
entidades habilitadas la materia y alcances de su actuación
normativa o regulatoria mediante disposiciones genéricas y reglas
básicas que constituyen un marco o asignación directa que, en su
caso estarán sujetas a control mediante el principio de legalidad, y
que en correspondencia, logran dar agilidad, prontitud, firmeza y
precisión a los actos de aplicación de la ley específica que expida el
Legislador; debiéndose destacar también, por otra parte, que como
las disposiciones de carácter general que se emiten en ejercicio de
dicha facultad no son de índole legislativa o reglamentaria resulta
inconcuso que su expedición no pugna con el principio de división
de poderes ni con el de distribución de funciones entre los diferentes
órganos del Poder Público.

Dichas consideraciones dieron lugar al criterio plenario de rubro: “CLÁUSULAS


HABILITANTES. CONSTITUYEN ACTOS FORMALMENTE LEGISLATIVOS.”

Ahora bien, al pronunciarse en la contradicción de tesis 252/2007, la Segunda Sala


de la Suprema Corte precisa las características de las disposiciones que deban

90
emitirse en ejercicio de la “cláusula habilitante”, las configura como una especie de
reglas generales administrativas:

1. Son una especie de reglas generales administrativas, cuyo dictado encuentra


fundamento en una “cláusula habilitante” prevista en una ley o en un
reglamento, al tenor de la cual una autoridad administrativa es dotada de la
atribución para emitir disposiciones generales cuya finalidad es regular
cuestiones de carácter técnico, que por su complejidad o minucia, conviene
sean desarrolladas por una autoridad administrativa, atendiendo a su
elevado nivel de especialización, con mayor oportunidad y precisión.

2. Son emitidas por órganos del Estado y, por ende, sin rebasar lo dispuesto en
la respectiva “cláusula habilitante” puede vincular a los gobernados y
precisar el alcance de los deberes y obligaciones que legalmente les
corresponden.

3. Deben guardar congruencia con las normas legales existentes sobre la


materia específica de regulación de que se trate y se sujeten a los principios
jurídicos que emergen directamente de la ley, de manera tal que aun siendo
expresas, no pueden válidamente regir contra la voluntad manifiesta del texto
de la ley ni oponerse a sus lineamientos normativos, pues deben
interpretarse y aplicarse en forma armónica, sin contrariar los principios
rectores que emergen de la propia ley e incluso observar los derechos
fundamentales establecidos en la Ley Fundamental.

Es valioso lo contenido en dicho precedente donde la Segunda Sala sostiene:

En otras palabras, las disposiciones reglamentarias o


administrativas, antes que oponerse, deben tener fundamento en
normas sustentadas en otras de nivel superior, como lo son las leyes
las cuales, a su vez, están supeditadas, en cuanto a su validez, a
otras normas de mayor jerarquía, que culminan en la Ley
Fundamental del país, la cual entraña la suprema razón de validez
del orden jurídico. Por consiguiente, debe estarse a aquella
aplicación legal exegética que de manera sistemática armonice los
preceptos relativos, frente a una interpretación puramente literal que
soslaye una adecuada integración jurídica y se desentienda de la
supremacía de las normas, de la cual depende precisamente su
validez.71

De dicho precedente derivó el criterio jurisprudencial 2a./J. 97/2008 de rubro:


“PRESUPUESTO DE EGRESOS DE LA FEDERACIÓN PARA EL EJERCICIO
FISCAL DE 2006. SU ARTÍCULO 9, FRACCIÓN III, CONSTITUYE UNA

71
Texto visible a foja 132 de la sentencia dictada en la contradicción de tesis 252/2007.

91
CLÁUSULA HABILITANTE.” En la contradicción de tesis 97/2008, segunda sala,
foja 37: Es conveniente destacar que la práctica legislativa de las cláusulas
habilitantes no contraviene principios como el de “División de Poderes” o el de
“Reserva de Ley”; mas bien se trata de una evolución de estos principios que
permite al Estado actuar con mayor eficiencia, además de que no constituye una
actuación al margen del Poder Legislativo, ya que como se aprecia, es éste órgano
del Estado quien habilita a otros el desarrollo de las instituciones jurídicas
incorporadas en la Ley.

Más recientemente, al resolver el amparo en revisión 753/2011, que tuvo como


resultado la emisión del criterio 1a. XXII/2012 (10a.) de rubro: “CLÁUSULAS
HABILITANTES. SU FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL RESIDE EN LOS
ARTÍCULOS 73, FRACCIÓN XXX, Y 90 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.”, la Primera Sala del Alto Tribunal
estableció que la atribución de dichas facultades normativas a través de un acto
formalmente legislativo tiene su fundamento en los artículos 73, fracción XXX, y 90
de la Ley Fundamental que prevén, por una parte, la facultad (residual e implícita)
del Congreso de la Unión para expedir toda clase de leyes que estime necesarias
con el objeto de hacer efectivas las facultades que se le atribuyen y que le son
propias, e incluso, para hacer efectivas todas las demás facultades concedidas por
el mismo texto constitucional a los Poderes de la Unión y, por otra, que la
Administración Pública Federal será centralizada y paraestatal conforme a la Ley
Orgánica que expida el mismo Congreso, que regulará la distribución de los
negocios del orden administrativo y definirá las bases generales de creación de los
órganos administrativos.

No obstante la doctrina de la Suprema Corte, respecto de este tipo de facultades


administrativas, ha estado encaminada a permitir su ejercicio conforme a un modelo
de estado regulador, lo cierto es que ninguna de esas doctrinas hizo referencia a
casos en los que un bien jurídico de mayor relevancia como la independencia
judicial estuviese en juego; por el contrario, uno de las premisas que sustentan la
validez de esas normas frente al derecho penal es precisamente que su régimen
sancionatorio no implica la afectación de un bien jurídico como la libertad, por lo que
si bien es cierto que es posible el traslado de ciertos principios penales al régimen
sancionador, ello es posible en tanto que el procedimiento administrativo
sancionador no afecta la libertad.

En ese sentido, los artículos 41, 42, fracción V, 82, 86, fracción III, 95, de la LOPJF
en relación con los diversos 29, 51, 53, fracción XV de la LCJPJF, señalan:

LOPJF

Artículo 41. Los plenos regionales son los órganos facultados


para desarrollar las funciones señaladas en el artículo 107,

92
fracción XIII de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, y las demás que les confieran los acuerdos
generales. Se integrarán por tres magistradas o magistrados de
circuito ratificados, quienes durarán en su encargo un periodo de
tres años pudiendo ser designadas o designados para otro periodo
igual.

Artículo 42. Con las salvedades a que se refieren los artículos 10 y


21 de esta Ley, son competentes los plenos regionales para: […]

V. Las demás que les confieran los acuerdos generales de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Artículo 82. El Consejo de la Judicatura Federal contará con las


comisiones permanentes o transitorias cuyo número y
atribuciones se determinará mediante acuerdos generales del
Pleno, debiendo contemplarse en la composición de aquéllas una
distribución igualitaria entre las y los Consejeros.

La Comisión prevista en el párrafo décimo del artículo 99 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se integrará
y funcionará de conformidad con lo dispuesto en los artículos 186 al
192 de esta Ley.

Las comisiones deberán estar conformadas cuando menos por


tres consejeros o consejeras.

Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura


Federal: […]

III. Expedir los reglamentos interiores en materia administrativa,


de carrera judicial, de escalafón y régimen disciplinario del Poder
Judicial de la Federación, y todos aquellos acuerdos generales
que fueren necesarios para el adecuado ejercicio de sus
atribuciones en términos del artículo 100 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; […]

Artículo 95. Las funciones que en esta Ley se confieren a la


Visitaduría Judicial serán ejercitadas por las y los visitadores,
quienes tendrán el carácter de personas representantes del Consejo
de la Judicatura Federal.

Las y los visitadores deberán satisfacer los siguientes requisitos: ser


mayor de treinta y cinco años, gozar de buena reputación, no tener
condena por delito con pena privativa de libertad mayor de un año,
título de licenciado o licenciada en derecho legalmente expedido y
práctica profesional de cuando menos diez años; su designación se
hará por el propio Consejo de la Judicatura Federal mediante el

93
concurso de oposición que se lleve a cabo en términos de lo previsto
en esta Ley para el nombramiento de magistradas o magistrados de
circuito y jueces o juezas de distrito.

El Consejo de la Judicatura Federal establecerá, mediante


acuerdos generales, los sistemas que permitan evaluar de
manera periódica el desempeño y la honorabilidad de las y los
visitadores para efectos de lo que se dispone en esta Ley en
materia de responsabilidad.

LCJPJF

Artículo 29. Concursos de oposición para otras categorías. […]

Las y los concursantes que resulten vencedores en los concursos


de oposición serán integrados a las listas que para cada circuito
elabore la Escuela Judicial, para poder ser designados en la
categoría respectiva, en los términos previstos por esta Ley y
los acuerdos generales que para tal efecto expida el Consejo.
Dicha lista deberá integrarse en orden decreciente a partir de la
calificación más alta obtenida en el concurso. No podrán realizarse
nuevos concursos de promoción hasta en tanto todas las personas
vencedoras hayan sido designadas en la categoría para la cual
concursaron.

Artículo 51. Sustituciones y licencias. Para los efectos de las


sustituciones y licencias de las servidoras públicas y los servidores
públicos de la Carrera Judicial, se estará a lo dispuesto en la ley y
en los acuerdos generales conducentes.

Artículo 53. Facultades de la Escuela Judicial. La Escuela


Judicial tendrá las siguientes facultades: […]

XV. Las demás que se determinen en las leyes y los acuerdos


generales del Consejo.

[Énfasis añadido]

Así, dicha facultad reglamentaria que se está otorgando es inconstitucional e


inconvencional, pues en este caso la posibilidad de delegar en acuerdos generales
la reglamentación de cualquier norma que incida en el nombramiento, control,
sanción, vigilancia, permanencia o adscripción de los juzgadores pondría en riesgo
la independencia judicial, además de la certeza jurídica.

Lo anterior, pues conviene recordar lo dicho en párrafos anteriores en cuanto a que


la garantía de la inamovilidad de jueces se traduce en la exigencia de los mismos
“puedan disfrutar de todos los beneficios propios de la permanencia hasta tanto

94
acaezca la condición resolutoria que pondrá fin legal a su mandato.72 Por lo tanto,
la provisionalidad no puede significar libre remoción ni alteración alguna del régimen
de garantías para su desempeño y salvaguarda de los propios justiciables.73

En lo relativo a la destitución de los jueces, la Corte IDH ha invocado los Principios


básicos relativos a la independencia de la judicatura de la ONU, a saber:

La independencia de la judicatura será garantizada por el Estado y


proclamada por la Constitución o la legislación del país. Todas las
instituciones gubernamentales y de otra índole respetarán y
acatarán la independencia de la judicatura.

Toda acusación o queja formulada contra un juez, por su actuación


judicial y profesional, se tramitará con prontitud e imparcialidad con
arreglo al procedimiento pertinente. El Juez tendrá el derecho a ser
oído imparcialmente. En esa etapa inicial, el examen de la cuestión
será confidencial, a menos que el juez solicite lo contrario.74

La Corte IDH ha dejado en claro que cuando los jueces no cuentan con las garantías
suficientes de inamovilidad se afecta el derecho a un juez independiente.75 En ese
sentido, sin lugar a duda, es dable advertirse y tratarse por el ordenamiento jurídico
como una garantía reforzada tratándose de jueces.

De esa forma, es dable de sostener la inconstitucionalidad respecto del hecho de


que el propio órgano que tiene facultades para (a) imponer sanciones, (b) delimite
los procedimientos para aplicarlas e (c) incluso los recursos para impugnarlas, sin
ningún contrapeso, refleja una concentración de poder que no sólo atenta en contra
de la independencia judicial sino que es contraria a la división de poderes, ambos
principios de rango constitucional. En ese sentido, en este caso el modelo de estado
regulador y la modulación de los principios de legalidad y taxatividad no resulta
aplicable, al estar en juego la independencia judicial, así como el libre y adecuado
ejercicio de la función jurisdiccional.

De esa forma, en pleno respeto a la independencia e inamovilidad judicial,


respetuosamente se solicita a su Señoría declare la inconstitucionalidad de los
artículos reclamados tanto en el presente apartado como los señalados en el
capítulo respectivo, en los que se delega a acuerdos generales la reglamentación
de sanciones, procedimientos, creación de órganos persecutorios o cualquiera que

72
Corte IDH. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párr.116.
73
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr.
43.
74
Visibles en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/OTROS%2010.pdf
75
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Palamara Iribarne vs. Chile, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia
del 22 de noviembre de 2005, Serie C, núm. 135, párr. 123.

95
afecte de manera directa la independencia judicial, con la finalidad de que en todo
caso sea el legislador el que en una ley formal y material prevea de manera clara y
taxativa las acciones y consecuencias que puedan repercutir en la independencia
judicial.

TERCERO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES AL PERMITIR
LA DESIGNACIÓN DE JUECES A
TRAVÉS DE UN ÓRGANO QUE NO
TIENE GARANTÍAS DE AUTONOMÍA

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis de los artículos


86, fracción XXXII, 90, fracción V y 93 de la LOPJF en relación con los diversos 52
y 54 de la LCJPJF, se evidenciará a su Señoría la inconstitucionalidad contenida
dichas porciones normativas toda vez que, lejos de cumplir con los objetivos de
proveer al Estado mexicano de una Escuela judicial que realice la selección y
nombramiento de las y los juzgadores de manera independiente, permite que sea
un organismo autónomo lejos de la dinámica y política del Consejo de la Judicatura
la que realice dichos procesos, en cambio, la ley no otorga ninguna garantía de
independencia y/o autonomía a dicha Escuela de Formación Judicial, a pesar de
estar constitucionalmente reconocido. Dichos preceptos señalan lo siguiente:

Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura


Federal: […]

XXXII. Nombrar a las y los servidores públicos de los órganos


auxiliares del Consejo de la Judicatura Federal, y acordar lo relativo
a sus ascensos, licencias, remociones y renuncias; […]

Artículo 90. Son atribuciones de la o del presidente del Consejo


de la Judicatura Federal, las siguientes: […]

V. Proponer al Pleno del Consejo de la Judicatura Federal los


nombramientos de las y los secretarios ejecutivos, de las y los
titulares de los órganos auxiliares del propio Consejo de la
Judicatura Federal, así como el de la persona representante de este
último, ante la correspondiente Comisión de Conflictos Laborales
del Poder Judicial de la Federación; […]

Artículo 93. Para su adecuado funcionamiento, el Consejo de la


Judicatura Federal contará con los siguientes órganos: la Escuela
Federal de Formación Judicial, la Visitaduría Judicial, la Unidad
General de Investigación de Responsabilidades Administrativas, la
Contraloría, el Instituto Federal de Defensoría Pública y el Instituto

96
Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles en los términos
que establece la Ley de Concursos Mercantiles.

Con excepción del director o directora general del Instituto Federal


de Defensoría Pública y de las y los miembros de la Junta Directiva
del Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles,
cuyos requisitos para ser designadas o designados se mencionan
en las leyes de la materia correspondientes, las y los demás titulares
de los órganos del Consejo de la Judicatura Federal deberán tener
título profesional legalmente expedido, afín a las funciones que
deban desempeñar, experiencia mínima de cinco años, gozar de
buena reputación y no haber sido condenado por delito doloso con
sanción privativa de libertad mayor de un año. Los órganos contarán
con el personal que fije el presupuesto.

LCJPJF

Artículo 52. Naturaleza. La Escuela Judicial es un órgano auxiliar


del Consejo.

Funcionará como una institución de educación especializada en la


que se imparte educación judicial para la profesionalización de la
Carrera Judicial, para los estudios de posgrado, educación continua
e investigación, así como para la formación, capacitación y
actualización del personal jurisdiccional y administrativo del Poder
Judicial de la Federación y de quienes aspiren a pertenecer a éste.

Artículo 54. Integración del Comité Académico. La Escuela


Judicial tendrá un Comité Académico que presidirá su directora o
director y estará integrado por cuando menos ocho personas
miembros, designados por el Consejo, para ejercer por un período
no menor de dos años ni mayor de cuatro, de entre personas con
reconocida experiencia profesional o académica.

Con el fin de propiciar la participación del sector académico nacional


en los procesos de selección y evaluación del personal del Poder
Judicial de la Federación, la Escuela Judicial podrá invitar a
participar en los mismos a instituciones académicas de reconocida
experiencia y capacidad en la materia, que serán autorizados por el
Consejo.

El Comité Académico tendrá como función determinar de manera


conjunta con la Directora o Director General, los programas de
investigación, preparación y capacitación de las y los alumnos de la
Escuela Judicial, los mecanismos de evaluación y rendimiento, la
elaboración de los proyectos de reglamentos de la Escuela y la

97
participación en los exámenes de oposición a que se refiere esta
Ley.

[Énfasis añadido]

En ese sentido, debe recordarse que una de las garantías judiciales sobre las que
se debe hacer hincapié es la relativa a los procedimientos para el nombramiento de
las juezas y jueces del Poder Judicial, debido a que de la ingeniería constitucional
y legal se presta para la politización de las y los magistrados y ministros que ocupan
los cargos en las cortes supremas y en los tribunales constitucionales de los
Estados que forman parte del sistema interamericano, así como de la
discrecionalidad que afecta la independencia en la toma de decisiones e incluso la
participación de las mujeres en ellos,76 por lo que se hace necesario establecer
procesos que privilegien el mérito, la objetividad y la razonabilidad, que cuenten con
criterios de selección rigurosos fundados en los principios de igualdad, no
discriminación, publicidad y transparencia.77

En cuanto a las características que debe tener el órgano y los procesos de


designación, es importante señalar que si bien no hay un criterio uniforme al
respecto, lo cierto es que, de lo contenido en diversos instrumentos internacionales,
se infieren algunos rasgos: el artículo 11 del Estatuto del Juez Iberoamericano
establece la exigencia de que, por una parte, los procedimientos de selección y
nombramiento de los jueces sean públicos y valoren objetivamente los
conocimientos y méritos profesionales de los aspirantes; y por la otra, que los
órganos que lleven a cabo dichos procedimientos estén predeterminados por la
ley.78 En el caso de México, la entonces Relatora Especial sobre la
independencia de los magistrados y abogados de la ONU, Gabriela Knaul, hizo

76
Cfr., ONU, Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los
magistrados y abogados, Gabriela Knaul. Adición: Consulta subregional sobre la independencia del Poder
Judicial en América Central. Doc. ONU A/HRC/23/43/Add.4. 2 de abril de 2013, párr. 79; CIDH, Garantías para
la independencia de las y los operadores de justicia: Hacia el fortalecimiento del acceso la justicia y el estado
de derecho en las Américas. OEA/Ser..L/V/II. Doc. 44, 5 de diciembre de 2013, párr. 57.
77
Cfr., Corte IDH, Caso Reverón Trujillo vs. Venezuela. Excepción preliminar, fondo reparaciones y costas.
Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párrs. 70-74; Corte IDH, Caso de la Corte Suprema de
Justicia (Quintana Coello y otros) vs. Ecuador. Excepción preliminar, fondo reparaciones y costas. Sentencia de
23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párr. 144. ONU, “Principios Básicos de las Naciones Unidas relativos a
la independencia de la Judicatura”, en Rodríguez y Rodríguez, Jesús (comp.), Instrumentos internacionales
sobre derechos humanos ONU-OEA. CNDH, México, 1998, T. I, pp. 208-209, principio 10; CIDH, Garantías
para la independencia de las y los operadores de justicia…, op. cit., párrs. 56-82; Comisión Internacional de
Juristas, Principios Internacionales sobre la independencia y responsabilidad de jueces, abogados y fiscales-
Guía para profesionales No. 1, Ginebra, 2007, p. 43.
78
Artículo 11. Órgano y procedimiento de selección de los jueces. Los procesos de selección y nombramiento
deben realizarse por medio de órganos predeterminados por la ley, que apliquen procedimientos también
predeterminados y públicos, que valoren objetivamente los conocimientos y méritos profesionales de los
aspirantes. Cumbre Judicial Iberoamericana, Estatuto del Juez Iberoamericano, aprobado en la VI Cumbre
Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales Supremos de Justicia, España 23-25 de mayo
de 2001, visible en: https://www.isstech.gob.mx/portal/pdf/marcoJuridico/estatuto-del-juez-iberoamericano.pdf

98
el señalamiento expreso acerca la necesidad de adoptar ”las medidas necesarias,
incluyendo cambios estructurales y legislativos, para garantizar la plena
independencia de los integrantes de los poderes judiciales estatales frente a los
poderes ejecutivos.”79 Asimismo, la CIDH le ha dado un valor especial a la
publicidad de los requisitos y procedimientos de selección y nombramiento, debido
a que este factor es determinante en la disminución de la discrecionalidad de las
autoridades encargadas de los nombramientos e incluso de la intromisión de otros
poderes en dichos procesos, puesto que la apertura a la participación de sectores
sociales y académicos favorece ”la identificación de los méritos y capacidades
profesionales de las y los participantes [...] contribuye a tener mayor certeza sobre
la integridad y la idoneidad de las y los operadores designados y a brindar confianza
a la ciudadanía sobre la objetividad del proceso.”80

Por su parte, la Corte IDH se concreta a señalar que los procedimientos de


designación y nombramiento de jueces deben respetar “los parámetros básicos
de objetividad y razonabilidad”, puesto que, de lo contrario, se fomenta el diseño
de un régimen discrecional en el cual podría escogerse a personas que no sean las
adecuadas para los cargos.81

79
ONU, Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los
magistrados y abogados, Gabriela Knaul, Misión a México. Doc. A/HRC/17/30/Add.3. 18 de abril de 2011, párr.
94 f), visible en: https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2015/10052.pdf
80
80. Por otro lado, además de la publicidad de los requisitos y procedimientos, como un elemento de la
transparencia a observarse en los procesos de selección, la Comisión considera positivo que los procedimientos
sean abiertos al escrutinio de los sectores sociales, lo cual reduce significativamente el grado de
discrecionalidad de las autoridades encargadas de la selección y nombramiento y la consecuente posibilidad
de injerencia de otros poderes, facilitando la identificación del mérito y capacidades profesionales de las y los
candidatos. La Comisión considera que lo anterior resulta fundamental cuando se trata de la designación de las
y los operadores de justicia de las más altas jerarquías y el procedimiento y selección se encuentra a cargo del
poder ejecutivo o legislativo.
81. De igual manera, la Comisión Interamericana considera que para fortalecer la independencia de las y los
operadores de justicia que integrarán los más altos puestos dentro del poder judicial, fiscalía o defensoría
pública, resulta conveniente incluir la celebración de audiencias o de entrevistas públicas, adecuadamente
preparadas, en las que la ciudadanía, las organizaciones no gubernamentales y otros interesados tuvieran la
posibilidad de conocer los criterios de selección, así como a impugnar a las candidatas y candidatos y expresar
sus inquietudes o su apoyo.
82. La Comisión valora lo informado por algunos Estados en el sentido de que contemplan audiencias públicas
para la elección de candidatos a magistrados o magistradas de altas cortes, así como aquellos cuyos marcos
normativos consagran que la lista de candidatos y candidatas para magistrados deben ser publicadas en diarios
de circulación nacional, o bien, en los cuales se regula expresamente la participación de sectores sociales en
la selección del o de la defensora pública garantizando mecanismos de publicidad y de objeción ciudadana. En
suma, la CIDH considera que los mecanismos dirigidos a una mayor publicidad, participación y transparencia,
tal y como lo ha indicado la Relatora Especial de la ONU, contribuyen a tener mayor certeza sobre la integridad
e idoneidad de las y los operadores designados y a brindar confianza a la ciudadanía sobre la objetividad del
proceso. CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia…, op. Cit., párrs. 80-82.
81
74. Finalmente, cuando los Estados establezcan procedimientos para el nombramiento de sus jueces, debe
tenerse en cuenta que no cualquier procedimiento satisface las condiciones que exige la Convención para la
implementación adecuada de un verdadero régimen independiente. Si no se respetan parámetros básicos de
objetividad y razonabilidad, resultaría posible diseñar un régimen que permita un alto grado de discrecionalidad

99
La Corte IDH ha sido enfática al afirmar que los jueces deben seleccionarse
“exclusivamente por el mérito personal y su capacidad profesional a través
de mecanismos objetivos de selección y permanencia que tengan en cuenta
la singularidad y especificidad de las funciones que se van a desempeñar”82
de ahí que considere que los concursos públicos de oposición y mérito sean un
medio adecuado para la designación de las y los integrantes de la magistratura.83
Este señalamiento se confirma con las aserciones contenidas en los Principios
básicos relativos a la independencia de la judicatura de la ONU,84 el Informe de
Leandro Despouy, Relator Especial sobre la Independencia de los magistrados y
abogados de la ONU, la Recomendación No. R (94)12 del Consejo de Europa y del
Estatuto del Juez Iberoamericano85 en el sentido de que la selección de los jueces
debe basarse únicamente en los méritos a partir de criterios de selección
objetivos que aludan tanto al conocimiento como a la integridad, la capacidad y la
eficiencia con que se desempeñen los aspirantes a jueces, además de los años de
experiencia y la formación profesional.86

en la selección del personal judicial de carrera, en virtud de lo cual las personas escogidas no serían,
necesariamente, las más idóneas. Corte IDH, Caso Reverón Trujillo vs. Venezuela. Excepción preliminar, fondo
reparaciones y costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párr. 74.
82
Corte IDH, Caso Reverón Trujillo…, op. cit., párr. 72.
83
Ibídem, párr. 76.
84
Competencia profesional, selección y formación 10. Las personas seleccionadas para ocupar cargos
judiciales serán personas íntegras e idóneas y tendrán la formación o las calificaciones apropiadas. Todo
método utilizado para la selección de personal judicial garantizará que éste no sea nombrado por motivos
indebidos. En la selección de los jueces no se hará discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o condición;
el requisito de que los postulantes a cargos judiciales sean nacionales del país de que se trate no se considerará
discriminatorio. ONU, “Principios Básicos de las Naciones Unidas relativos a la independencia de la
Judicatura”… op. cit., p. 208;
85
Artículo 11. Órgano y procedimiento de selección de los jueces. Los procesos de selección y nombramiento
deben realizarse por medio de órganos predeterminados por la ley, que apliquen procedimientos también
predeterminados y públicos, que valoren objetivamente los conocimientos y méritos profesionales de los
aspirantes.
Artículo 12. Objetividad en la selección de jueces. Los mecanismos de selección deberán adaptarse a las
necesidades de cada país y estarán orientados, en todo caso, a la determinación objetiva de la idoneidad de
los aspirantes.
Artículo 13. Principio de no discriminación en la selección de jueces En la selección de los jueces, no se hará
discriminación alguna por motivo de raza, sexo, religión, ideología, origen social, posición económica u otro que
vulnere el derecho a la igualdad que ampara a los aspirantes. El requisito de nacionalidad del país de que se
trate no se considerará discriminatorio. Cumbre Judicial Iberoamericana, Estatuto del Juez Iberoamericano,
aprobado en la VI Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales Supremos de
Justicia, España 23-25 de mayo de 2001, visible en: https://www.isstech.gob.mx/portal/pdf/marcoJuridico/estatuto-del-
juez-iberoamericano.pdf
86
Cfr., ONU, “Principios Básicos de las Naciones Unidas relativos a la independencia de la Judicatura”… op.
cit., p. 208; ONU, Informe del Relator Especial sobre la Independencia de los magistrados y abogados, Leandro
Despouy. Doc. ONU A/HRC/11/41, 24 de marzo de 2009, párr. 30; ONU, Consejo de Derechos Humanos.
Informe del Relator Especial sobre la Independencia de los magistrados y abogados, Leandro Despouy. Adición:
Misión a la Federación de Rusia. Doc. ONU A/HRC/11/41/Add.2, 23 de marzo de 2009, párr. 99; Consejo de
Europa. Recomendación No. R (94) 12 del Comité de Ministros de los Estados Miembros sobre la
Independencia, Eficiencia y Función de los Jueces, adoptada por el Comité de Ministros el 13 de octubre de

100
Un segundo aspecto radica en el aseguramiento de igualdad de oportunidades
en el acceso al poder judicial.87 Este derecho se plasmó en el sistema universal en
el artículo 25, inciso c), del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
de 1966 en términos más generales, puesto que hace referencia a los cargos
públicos88 y de manera específica en el principio 10 de los Principios básicos
relativos a la independencia de la judicatura de la ONU.89

Para lograr tal cometido, se deben buscar criterios razonables y objetivos, además
de eliminar cualquier sesgo que se traduzca en discriminación tanto de iure como
de facto.90 Este es un tema particularmente sensible en el caso del acceso de
mujeres a cargos en el poder judicial, debido a que en las sociedades
latinoamericanas aún priva una participación desigual de las mujeres en el ámbito
judicial,91 por lo que la Relatora Gabriela Knaul de la ONU ha aconsejado en el caso
específico de México, el considerar ”medidas especiales temporales para garantizar
una presencia equitativa entre hombres y mujeres en los poderes judiciales,
suficiente formación y concientización encaminada a entender la finalidad y
motivación de estas medidas especiales entre todo el personal judicial y asegurar
el ingreso y ascenso de las mujeres en la carrera judicial.92

Por último, se debe buscar un marco normativo que favorezca la publicidad y la


transparencia en los procesos de selección. La CIDH se ha manifestado a favor de
mecanismos como la inclusión de sectores sociales durante dichos procesos,
las audiencias públicas y la publicación de la lista de candidatos en diarios de
circulación nacional, además de los concursos de oposición y mérito93 realizados

1994 en la 58ª sesión de viceministros, Principio I 2(c); Cumbre Judicial Iberoamericana, Estatuto del Juez
Iberoamericano, aprobado en la VI Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales
Supremos de Justicia, España 23-25 de mayo de 2001, Artículo 11; CIDH, Garantías para la independencia de
las y los operadores de justicia…, op. cit., párrs. 75-76.
87
Cfr., Corte IDH, Caso Reverón Trujillo…, op. cit., párr. 72.
88
Artículo 25. Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de la distinciones mencionadas en el artículo 2, y sin
restricciones indebidas, de los siguientes derechos y oportunidades: […] c) Tener acceso, en condiciones
generales de igualdad, a las funciones públicas de su país. ONU, “Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos”, en Rodríguez y Rodríguez, Jesús (comp.), Instrumentos internacionales…, op. cit., pp. 51-52.
89
10. Las personas seleccionadas para ocupar cargos judiciales serán personas íntegras e idóneas y tendrán
la formación o las calificaciones jurídicas apropiadas. Todo método utilizado para la selección de personal
judicial garantizará que éste no sea nombrado por motivos indebidos. En la selección de los jueces, no se hará
discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o condición; el requisito de que los postulantes a cargos judiciales
sean nacionales del país de que se trate no se considerará discriminatorio. ONU, “Principios Básicos de las
Naciones Unidas relativos a la independencia de la Judicatura…” op. cit., pp. 208-209
90
Cfr., CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia…, op. cit., párr. 64.
91
Ibídem, párrs. 66-67.
92
ONU, Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los
magistrados y abogados, Gabriela Knaul. Misión a México. Doc. ONU A/HRC/17/30. Add.3 18 de abril de 2011,
párrs. 9, 10, 94 d), disponible en: https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2015/10052.pdf
93
Cfr., CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia…, op. cit., párr. 82.

101
de preferencia, como lo señala el Relator Despouy de la ONU, por un organismo
independiente e imparcial.94

De conformidad con la Corte IDH, los estándares de publicidad y transparencia


deben partir de convocatorias que contengan el “señalamiento ampliamente público,
claro y transparente de los requisitos exigidos para el desempeño del cargo.”95 Por
su parte, la CIDH reafirma este requerimiento y profundiza en el tema, ya que señala
la necesidad de que las convocatorias y procedimientos se difundan públicamente
con antelación, a fin de que quienes deseen participar, conozcan los
requerimientos y, en su caso, se encuentren en posibilidad de satisfacerlos.96

Sin embargo, una de las cuestiones más interesantes para el caso de la designación
específicamente de las y los jueces de Altos Tribunales radica en el escrutinio de
los diversos sectores sociales a partir de la celebración de audiencias y
entrevistas públicas, en las cuales la ciudadanía como las organizaciones no
gubernamentales se encontrarían en posición de conocer los criterios de selección,
así como de expresar inquietudes acerca de las credenciales académicas y
profesionales de las y los candidatos, o bien, manifestar su apoyo.97 Por su parte,
la CIDH incluso «valora» mecanismos contemplados en legislaciones nacionales,
como la publicación de las convocatorias en diarios de circulación nacional, e
incluso los mecanismos de objeción ciudadana, debido a que, advierte, éstos dan
certidumbre acerca de la integridad e idoneidad de los concursantes, brindan
confianza a la ciudadanía sobre la objetividad del proceso y reducen las posibles
injerencias internas –de la propia judicatura– o externas –de otros poderes–.98

Es importante señalar que los instrumentos internacionales no hacen una referencia


específica respecto a la garantía de audiencia y a los medios de impugnación de los

94
Cfr., ONU, Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre la Independencia de los magistrados y
abogados, Leandro Despouy. Doc. ONU A/HRC/11/41, 24 de marzo de 2009, párr. 27.
95
73. Los procedimientos de nombramiento tampoco pueden involucrar privilegios o ventajas irrazonables. La igualdad de
oportunidades se garantiza a través de una libre concurrencia, de tal forma que todos los ciudadanos que acrediten los
requisitos determinados en la ley deben poder participar en los procesos de selección sin ser objeto de tratos desiguales
arbitrarios. Todos los aspirantes deben concursar en igualdad de condiciones aún respecto de quienes ocupan los cargos en
provisionalidad, los que por tal condición no pueden ser tratados con privilegios o ventajas, así como tampoco con
desventajas, en relación con el cargo que ocupan y al cual aspiran. En suma, se debe otorgar oportunidad abierta e igualitaria
a través del señalamiento ampliamente público, claro y transparente de los requisitos exigidos para el desempeño del cargo.
Por tanto, no son admisibles las restricciones que impidan o dificulten a quien no hace parte de la administración o de alguna
entidad, es decir, a la persona particular que no ha accedido al servicio, llegar a él con base en sus méritos. Corte IDH, Caso
Reverón Trujillo..., op. cit., párr. 73.
96
79. Para garantizar la igualdad de condiciones en el acceso a los cargos de las y los operadores de justicia, la CIDH
considera que es prioritario brindar una oportunidad abierta e igualitaria a través del señalamiento ampliamente público, claro
y transparente de los requisitos exigidos para el desempeño del cargo”. De allí, que los Estados deben emitir de manera
previa y públicamente las convocatorias y procedimientos con los requisitos, criterios y plazos para que cualquier persona
que considere satisfechos los requerimientos pueda acceder a los puestos de fiscal, juez, jueza, defensora o defensor público.
CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia…, op. cit., párr. 79.
97
81. De igual manera, la Comisión Interamericana considera que para fortalecer la independencia de las y los operadores
de justicia que integrarán los más altos puestos dentro del poder judicial, fiscalía o defensoría pública, resulta conveniente
incluir la celebración de audiencias o de entrevistas públicas, adecuadamente preparadas, en las que la ciudadanía, las
organizaciones no gubernamentales y otros interesados tuvieran la posibilidad de conocer los criterios de selección, así como
a impugnar a las candidatas y candidatos y expresar sus inquietudes o su apoyo. Ibídem, párr. 81.
98
82. La Comisión valora lo informado por algunos Estados en el sentido de que contemplan audiencias públicas para la
elección de candidatos a magistrados o magistradas de altas cortes, así como aquellos cuyos marcos normativos consagran
que la lista de candidatos y candidatas para magistrados deben ser publicadas en diarios de circulación nacional, o bien, en
los cuales se regula expresamente la participación de sectores sociales en la selección del o de la defensora pública
garantizando mecanismos de publicidad y de objeción ciudadana. En suma, la CIDH considera que los mecanismos dirigidos
a una mayor publicidad, participación y transparencia, tal y como lo ha indicado la Relatora Especial de la ONU, contribuyen
a tener mayor certeza sobre la integridad e idoneidad de las y los operadores designados y a brindar confianza a la ciudadanía
sobre la objetividad del proceso. Ibídem, párr. 82.

102
procesos de selección y nombramiento,99 sin embargo, en la Observación General
No. 32 del Comité de Derechos Humanos de la ONU se señala:

Los Estados deben adoptar medidas concretas que garanticen la


independencia del poder judicial, y proteger a los jueces de toda
forma de influencia política en la adopción de decisiones por medio
de la Constitución o la aprobación de leyes que establezcan
procedimientos claros y criterios objetivos para el nombramiento, la
remuneración, el mandato, la promoción, la suspensión y la
destitución, y las sanciones disciplinarias en relación con los
miembros de la judicatura.100

Al interpretar este párrafo de manera sistemática con lo establecido en el principio


10 de los Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura de la ONU,
en relación con los artículos 2.3101 y 25, inciso c) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y el diverso 8.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos,102, entre otros, se desprende la obligación de los Estados de
prever en la legislación y en las convocatorias no sólo los requisitos, criterios y
plazos del procedimiento de designación y nombramiento de jueces, sino también
los medios de impugnación, a fin de proteger la garantía de audiencia y el derecho
al debido proceso de los aspirantes.

Todos los elementos anteriores permiten concluir que la configuración normativa de


la Escuela de Formación Judicial no garantiza procesos de decisión autónomos y
objetivos, en tanto que solo se concibe como un órgano auxiliar del Consejo de la
Judicatura, aunque con relevancia constitucional, sin las herramientas suficientes
que evidencien su distanciamiento del Pleno del Consejo, en tanto que el
nombramiento, remuneración y remoción de su Director depende del propio Consejo
de la Judicatura, sin que su procedimiento de nombramiento o régimen de
permanencia permita una verdadera autonomía. Asimismo, el Comité Académico

99
Cabe señalar que de manera interna en nuestro país, el llamado JDC (juicio para la protección de los derechos político-
electorales de la ciudadanía) ha sido un medio para controvertir el nombramiento, entre otros, de magistrados electorales
tanto a nivel local como federal, derivado de la previsión normativa del artículo 79.2 de la Ley General del Sistema de Medios
de Impugnación en Materia Electoral el cual establece la procedencia de ese juicio cuando: ”2. Asimismo, resultará procedente
para impugnar los actos y resoluciones por quien teniendo interés jurídico, considere que indebidamente se afecta su derecho
para integrar las autoridades electorales de las entidades federativas.”
100
ONU, Comité de Derechos Humanos, Observación General Nº 32. Artículo 14. El derecho a un juicio imparcial y a la
igualdad ante los tribunales y cortes de justicia. Doc. CCPR/C/GC/32, 23 de agosto de 2007, párr. 19, visible en:
https://undocs.org/es/CCPR/C/GC/32
101
Artículo 2. [...]
3. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a garantizar que: a) Toda persona cuyos derechos
o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal
violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales; b) La autoridad
competente, judicial, administrativa o legislativa, o cualquiera otra autoridad competente prevista por el sistema legal del
Estado, decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso, y desarrollará las posibilidades de recurso
judicial; c) Las autoridades competentes cumplirán toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. ONU, “Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, en Rodríguez y Rodríguez, Jesús (comp.), Instrumentos internacionales…, op.
cit., pp. 43-44.
102
Artículo 8. Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. OEA, Convención Americana sobre Derechos Humanos, en Rodríguez
y Rodríguez, Jesús (comp.), Instrumentos internacionales…, op. cit., T.III, p. 1054.

103
previsto en las normas tampoco evidencia la posibilidad de ejercer un control
adecuado sobre las decisiones del Director de la Escuela.

En ese sentido, si bien la Escuela de Formación Judicial es un órgano


constitucionalmente previsto, respecto del cual el CJF tiene facultades de
integración, sus decisiones deben ser regladas y no discrecionales; aunado a que
al tener a su cargo uno de los elementos esenciales en la carrera judicial como es
la selección y profesionalización de los funcionarios judiciales, resulta indispensable
autonomía técnica y presupuestal, en los términos que lo ha establecido la Suprema
Corte de Justicia respecto de órganos de esta relevancia constitucional.

De esa forma, el legislador incumple en su tarea de desarrollar los conceptos


constitucionales indispensables para este tipo de órganos, conforme a lo cual se
transgrede el acceso a la justicia y la independencia judicial, pues este tipo de
órganos auxiliares son indispensables para la función judicial, en tanto que la
Escuela de Formación Judicial es el instrumento de acceso, permanencia y
promoción de las y los juzgadres, pero sobre todo para garantizar su eficacia, por lo
que resulta indispensable extenderle las garantías de independencia judicial y
garantizar conforme a los estandares de esa independencia, un marco de actuación
libre de injerencias externas, tal y como se ha precisado en apartados anteriores y
que en obvio de repeticiones no se mencionan nuevamente.

En atención a ello, se solicita se declare la inconstitucionalidad de los preceptos


reclamados por no respetar las garantías de independencia judicial, lo cual resta
eficacia al derecho de acceso a la justicia, por lo que debe concederse el amparo
para el efecto de exigir al legislador el cumplimiento de estos estándares que
garanticen autonomía técnica frente al poder político encomendado al Consejo de
la Judicatura Federal.

CUARTO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES POR DISPONER
LA CONCENTRACIÓN DE ASUNTOS

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis del artículo 86,
fracción XXIV de la LOPJF se evidenciará a su Señoría la inconstitucionalidad
contenida en dicha porción normativa, toda vez que se establece una facultad para
concentrar asuntos, lo cual resulta totalmente contrario al principio de
independencia judicial y a la garantía de injerencias externas. En efecto, dicho
precepto señala:

Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura


Federal: […]

104
XXIV. Dictar las disposiciones necesarias para regular el turno de
los asuntos de la competencia de los tribunales de circuito o de los
juzgados de distrito, cuando en un mismo lugar haya varios de ellos.

Para los efectos de lo dispuesto por el artículo 100


Constitucional, en los casos en que el Consejo de la Judicatura
Federal así lo determine mediante acuerdos generales, podrá
concentrar en uno o más órganos jurisdiccionales asuntos
vinculados con hechos que constituyan violaciones graves de
derechos humanos. […]

Este artículo resulta violatorio del principio de independencia judicial y, con ello, se
afecta la eficacia del derecho de acceso a la justicia, en tanto que se estaría
realizando una selección ad hoc para la solución de casos, con lo cual se vulnera la
garantía de independencia judicial que obliga a que los jueces sean impersonales,
por lo que una de las obligaciones probadas dentro del sistema judicial es el turno
aleatorio de los asuntos.

Es criterio de la Corte Interamericana que el derecho a un juez imparcial e


independiente no sólo exige una efectiva independencia, sino también una
apariencia de independencia. Así, por ejemplo, en el referido precedente se
estableció que los procesos de nombramiento y su inamovilidad deben ser objetivos
conforme a normas preestablecidas y “que ello es así toda vez que la libre remoción
de jueces fomenta la duda objetiva del observador sobre la posibilidad efectiva de
aquellos de decidir controversias concretas sin temor a represalias”.

Como ya se ha precisado, el principio de independencia judicial tiene efectos no


sólo para el que accede a la justicia, sino también para el respectivo juzgador y para
el resto de la sociedad. En palabras de la Corte Interamericana: “el derecho a un
juez independiente consagrado en el artículo 8.1 de la Convención sólo implicaba
un derecho del ciudadano de ser juzgado por un juez independiente. Sin perjuicio
de ello, es importante señalar que la independencia judicial no sólo debe analizarse
en relación con el justiciable, dado que el juez debe contar con una serie de
garantías que hagan posible la independencia judicial […]”103, por lo que “el ejercicio
autónomo de la función judicial debe ser garantizado por el Estado tanto en su faceta
institucional, esto es, en relación con el Poder Judicial como sistema, así como
también en conexión con su vertiente individual, es decir, con relación a la persona
del juez específico”104; precisándose además que “la dimensión objetiva se
relaciona con aspectos esenciales para el Estado de Derecho, tales como el
principio de separación de poderes, y el importante rol que cumple la función judicial
en una democracia. Por ello, esta dimensión objetiva trasciende la figura del juez e

103
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) vs Ecuador. Sentencia de 23 de
agosto de 2013 (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), párr. 153.
104
Ibidem, párr. 154.

105
impacta colectivamente en toda la sociedad. Asimismo, existe una relación directa
entre la dimensión objetiva de la independencia judicial y el derecho de los jueces
a acceder y permanecer en sus cargos en condiciones generales de igualdad, como
expresión de su garantía de estabilidad”105.

Como ya se señaló, el caso López Lone y otros vs Honduras es la última resolución


de la Corte Interamericana en la que se reiteró que “el alcance de las garantías
judiciales y de la protección judicial efectiva para los jueces debe ser analizado en
relación con los estándares sobre independencia judicial”106 y recordó que la
“violación de la garantía de la independencia judicial, en lo que atañe a la
inamovilidad y estabilidad de un juez en su cargo, debe analizarse a la luz de los
derechos convencionales cuando se ve afectado por una decisión estatal que afecte
arbitrariamente el periodo de su nombramiento”107. Se insistió en que la
independencia judicial es el presupuesto de la imparcialidad de los jueces; por ello,
se afirmó que “la denominada imparcialidad objetiva consiste en determinar si el
juez cuestionado brindó elementos convincentes que permitan eliminar temores
legítimos o fundadas sospechas de parcialidad sobre su persona. Ello puesto que
el juez debe aparecer como actuando sin estar sujeto a influencia, aliciente, presión,
amenaza o intromisión, directa o indirecta, sino única y exclusivamente conforme a
—y movido por— el Derecho”108.

De esa forma, la revisión de estas normas que afectan directa o indirectamente al


Poder Judicial, implica necesariamente que se respeten los principios de autonomía
e independencia judicial, en estricto cumplimiento a la división de poderes, por lo
que ello implida identificar una gran variedad de garantías mínimas, tales como un
mecanismo específico de designación, el pre-establecimiento de la duración del
encargo y la no disminución de remuneraciones, lo que en última instancia lleva a
salvaguardar la apariencia de independencia de los juzgadores frente a la sociedad
en general.

Todos los estándares anteriores evidencian la inconstitucionalidad de las normas


cuestionadas, en tanto que permiten una injerencia indebida al seleccionar jueces
para la resolución de casos específicos, sin que resulte suficiente que se traten de
casos de violaciones graves a derechos humanos, pues precisamente las garantías
de independecia judicial se instrumentan para dar confianza a los ciudadanos, lo
cual se logra con procedimientos de turno aleatorios, sin que exista suspicacia de
una aparente designación para la resolución de asuntos.

En ese sentido, se solicita se declare inconstitucional específicamente la porción


normativa que señala: “Para los efectos de lo dispuesto por el artículo 100

105
Idem.
106
Párr. 190.
107
Ibidem, párr. 193.
108
Ibidem, párr. 233.

106
Constitucional, en los casos en que el Consejo de la Judicatura Federal así lo
determine mediante acuerdos generales, podrá concentrar en uno o más
órganos jurisdiccionales asuntos vinculados con hechos que constituyan
violaciones graves de derechos humanos” pues transgrede la eficacia y
efectividad del derecho de acceso a la justicia, en tanto que la ciudadanía perderá
la confianza ante la posible concentración de sus asuntos, sin que existan garantías
debidas para ello, pues incluso dicha facultad se delega a acuerdos generales
rompiendo con ello la necesidad de sentar la competencia de los jueces, a través
de leyes expedidas con anterioridad al hecho; situación que evidentemente
transgrede los distintos parámetros del derecho de acceso a la justicia e
independencia judicial que han sido definidos en apartados anteriores.

QUINTO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES POR PERMITIR
ADSCRIPCIONES SIN RESPETAR LAS
GARANTÍAS DE INDEPENDENCIA
JUDICIAL

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis de los artículos


62, 63, 66, 67 de la LCJPJF se evidenciará a su Señoría la inconstitucionalidad
contenida en dichas normas, toda vez que se establece una facultad para la
movilidad de jueces, lo cual resulta totalmente contrario al principio de
independencia judicial y a la garantía de inamovibilidad. En efecto, dichos preceptos
señalan:

LCJPJF

Artículo 62. Adscripciones. Corresponde al Pleno del Consejo


asignar la competencia territorial, la especialidad y el órgano en que
deban ejercer sus funciones las Magistradas o los Magistrados,
Magistradas o Magistrados Colegiados de Apelación y Juezas o
Jueces de Distrito. […]

Siempre que ello fuere posible y en términos de lo dispuesto en este


capítulo, el Consejo establecerá las bases para que las
Magistradas o los Magistrados, Magistradas o Magistrados
Colegiados de Apelación y Juezas o Jueces de Distrito puedan
solicitar el cambio de adscripción, sin que ello genere un derecho
y en el entendido de que de ser el caso, prevalecerá la necesidad
del servicio. Por regla general, el Consejo procurará cubrir las
vacantes existentes dando prioridad a las solicitudes que se
tramiten de conformidad con lo previsto en el artículo 64. […]

107
Artículo 63. Cambios de adscripción. El Consejo realizará los
cambios de adscripción, por necesidades del servicio, considerando
los siguientes objetivos:

I. Garantizar la legitimidad de los órganos jurisdiccionales que


integran al Poder Judicial de la Federación y de sus juzgadoras o
juzgadores, frente a la ciudadanía y al resto de las autoridades,
poniendo especial énfasis en la percepción de imparcialidad. Así,
enunciativamente, se justificará la realización de cambios de
adscripción cuando puedan generarse cuestionamientos derivados
de las relaciones familiares con otros trabajadores del Poder Judicial
de la Federación en ese circuito, cuando existan nombramientos
cruzados o triangulados y, particularmente, en el órgano
jurisdiccional de su adscripción, o cuando puedan percibirse
posibles conflictos de intereses;

II. Fortalecer los circuitos y órganos jurisdiccionales en aras de que


su funcionamiento cumpla con los estándares constitucionales y
legales cuya implementación corresponde al Consejo, remediando,
por ejemplo, casos en que se presente un número inusitado de
impedimentos fundados o existan problemas de productividad o de
integración de órganos jurisdiccionales; […]

Artículo 66. Cambios de adscripción. Tratándose de cambios de


adscripción de Magistradas o Magistrados, Magistradas o
Magistrados Colegiados de Apelación y Juezas o Jueces de Distrito
se considerarán los siguientes elementos: […]

V. La disciplina y el desempeño jurisdiccional, medido a partir de los


parámetros determinados por el Consejo. […]

Artículo 67. Ratificación. Para la ratificación de Magistradas o


Magistrados, Magistradas o Magistrados Colegiados de Apelación y
Juezas o Jueces de Distrito a que se refiere el primer párrafo del
artículo 97 de la Constitución, el Consejo tomará en consideración,
de conformidad con el acuerdo general respectivo, los siguientes
elementos: […]

III. Tener una evaluación satisfactoria como juzgadora o juzgador


federal, de conformidad con lo siguiente:

a) Funcionamiento jurisdiccional, en función de lo siguiente: […]

2. Desempeño con base en la productividad que se desprenda de la


información estadística.

b) Idoneidad, en donde se acredite lo siguiente:

108
1. Que se haya conducido sin intención de engañar a las diversas
instancias administrativas del Consejo en sus procesos de
vigilancia, visitas, estadística, disciplina, conflictos de trabajo o en el
cumplimiento a las políticas judiciales implementadas,
destacadamente las de combate al nepotismo;

[…]

4. No incurrir en un incumplimiento sistemático a las normas


laborales, para lo cual podrán revisarse procedimientos
disciplinarios, conflictos de trabajo y los dictámenes de visitas
ordinarias;

IV. Los demás que estime pertinentes, siempre que consten en


acuerdos generales publicados con seis meses de anticipación a la
fecha de la ratificación y en la medida en que no se contrapongan a
lo previsto en las bases antes desarrolladas. […]

[Énfasis añadido]

El artículo 17 de la Ley Fundamental, establece en su segundo párrafo que: “Toda


persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán
expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus
resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito,
quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales”.

De igual forma, en su antepenúltimo párrafo dispone que: “Las leyes federales y


locales establecerán los medios necesarios para que se garantice la independencia
de los tribunales y la plena ejecución de sus resoluciones”.

De lo anterior se desprende que toda persona tiene el derecho a la administración


de justicia efectiva por parte de tribunales que, en razón de su competencia, grado
y materia competente. Para que este derecho humano sea realmente materializado,
es necesario que los órganos jurisdiccionales sean independientes, pues de lo
contrario, su imparcialidad se verá comprometida, impidiendo con ello que se
solvente de manera adecuada, las diversas pretensiones llevadas por los
justiciables ante su jurisdicción.

Al respecto la Primera Sala del Alto Tribunal, ha establecido lo siguiente:

TUTELA JUDICIAL EFECTIVA. EL LEGISLADOR NO DEBE


ESTABLECER NORMAS QUE, POR SU RIGORISMO O
FORMALISMO EXCESIVO, REVELEN UNA DESPROPORCIÓN
ENTRE LOS FINES DE LAS FORMALIDADES Y LOS
REQUISITOS PREVISTOS EN LA LEY PARA PRESERVAR LA
CORRECTA Y FUNCIONAL ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. Si

109
bien es cierto que los Estados Parte de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos gozan de un margen de apreciación para
articular la tutela judicial efectiva, consagrada como derecho
humano en los artículos 17 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y 8, numeral 1 y 25, numeral 1, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, también lo es que los
requisitos y las formalidades establecidos en sede legislativa deben
ser proporcionales al fin u objetivo perseguido, esto es, no deben
lesionar la sustancia de ese derecho. Así, en el acceso a la
jurisdicción se prohíbe al legislador no sólo la arbitrariedad e
irrazonabilidad, sino también el establecimiento de normas que, por
su rigorismo, formalismo excesivo o cualquier otra razón, revelen
una desproporción entre los fines que aquellas formalidades y
requisitos previstos en la ley preservan para la correcta y funcional
administración de justicia y para la efectiva protección de los
derechos de las personas, frente a los intereses que sacrifican.109

Al igual que lo dicho en el concepto de violación anterior, es criterio de la Corte


Interamericana que el derecho a un juez imparcial e independiente no sólo exige
una efectiva independencia, sino también una apariencia de independencia. Así, por
ejemplo, en el referido precedente se estableció que los procesos de nombramiento
y su inamovilidad deben ser objetivos conforme a normas preestablecidas y “que
ello es así toda vez que la libre remoción de jueces fomenta la duda objetiva del
observador sobre la posibilidad efectiva de aquellos de decidir controversias
concretas sin temor a represalias”.

Como ya se ha precisado, el principio de independencia judicial tiene efectos no


sólo para el que accede a la justicia, sino también para el respectivo juzgador y para
el resto de la sociedad. En palabras de la Corte Interamericana: “el derecho a un
juez independiente consagrado en el artículo 8.1 de la Convención sólo implicaba
un derecho del ciudadano de ser juzgado por un juez independiente. Sin perjuicio
de ello, es importante señalar que la independencia judicial no sólo debe analizarse
en relación con el justiciable, dado que el juez debe contar con una serie de
garantías que hagan posible la independencia judicial […]”110, por lo que “el ejercicio
autónomo de la función judicial debe ser garantizado por el Estado tanto en su faceta
institucional, esto es, en relación con el Poder Judicial como sistema, así como
también en conexión con su vertiente individual, es decir, con relación a la persona
del juez específico”111; precisándose además que “la dimensión objetiva se relaciona
con aspectos esenciales para el Estado de Derecho, tales como el principio de
separación de poderes, y el importante rol que cumple la función judicial en una

109
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. CCXCIV/2014 (10a.); TA.
110
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) vs Ecuador. Sentencia de 23 de agosto de
2013 (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), párr. 153.
111
Ibidem, párr. 154.

110
democracia. Por ello, esta dimensión objetiva trasciende la figura del juez e impacta
colectivamente en toda la sociedad. Asimismo, existe una relación directa entre la
dimensión objetiva de la independencia judicial y el derecho de los jueces a acceder
y permanecer en sus cargos en condiciones generales de igualdad, como expresión
de su garantía de estabilidad”112.

Como ya se señaló, pero vale la pena insistir, el caso López Lone y otros vs
Honduras es la última resolución de la Corte Interamericana en la que se reiteró que
“el alcance de las garantías judiciales y de la protección judicial efectiva para los
jueces debe ser analizado en relación con los estándares sobre independencia
judicial” y recordó que la “violación de la garantía de la independencia judicial, en
lo que atañe a la inamovilidad y estabilidad de un juez en su cargo, debe analizarse
a la luz de los derechos convencionales cuando se ve afectado por una decisión
estatal que afecte arbitrariamente el periodo de su nombramiento”. Se insistió en
que la independencia judicial es el presupuesto de la imparcialidad de los jueces;
por ello, se afirmó que “la denominada imparcialidad objetiva consiste en determinar
si el juez cuestionado brindó elementos convincentes que permitan eliminar temores
legítimos o fundadas sospechas de parcialidad sobre su persona. Ello puesto que
el juez debe aparecer como actuando sin estar sujeto a influencia, aliciente, presión,
amenaza o intromisión, directa o indirecta, sino única y exclusivamente conforme a
—y movido por— el Derecho”.

Es por ello que, las y los jueces no pueden estar sujetos a elementos externos de
índole político, social o económico, que afecten la forma de tomar sus decisiones
judiciales. La imparcialidad en las actuaciones de los operadores jurisdiccionales no
es una cuestión de percepción. Si una resolución dictada por un órgano
jurisdiccional genera una situación de afectación en la esfera jurídica y/o patrimonio
de los justiciables, existen los medios de impugnación para revertir dicha resolución,
y en su defecto investigar y sancionar a quien haya emitido un fallo en el que no se
haya garantizado una administración de justicia imparcial. En ese mismo sentido,
en párrafos anteriores se ha puntualizado la importancia de la inamovilidad judicial
en el sistema interamericano, cuyos parámetros se solicita se reproduzcan en este
apartado como si se insertasen a la letra.

La única forma en que los jueces legitiman sus actuaciones es emitiendo sentencias
que se sujeten a los parámetros de constitucionalidad y convencionalidad, y no
frente a la ciudadanía o ante otras autoridades, tal y como lo sostiene el artículo en
cuestión. Esta regulación afecta gravemente la independencia de la función judicial,
pues sujeta a las y los operadores jurisdiccionales a factores exógenos que podrá

112
Idem.

111
incidir en las decisiones a tomar en determinados casos, y, por ende, la
imparcialidad que deben guardar en sus actuaciones se verá también violentada.

Como se puede advertir, los criterios utilizados por este artículo son vagos,
ambiguos, y otorgan una absoluta discrecionalidad al CJF, para llevar a cabo
cambios de adscripción sin ninguna garantía de independencia, convirtiendo a esta
facultad, en una herramienta que puede ser utilizada para influir a conveniencia en
los criterios de la autoridad judicial desde el CJF.

Por su parte y respecto a la inamovilidad, la Corte IDH menciona que: “es una
garantía de la independencia judicial que a su vez está compuesta por las siguientes
garantías: permanencia en el cargo, un proceso de ascensos adecuado y no
despido injustificado o libre remoción”113.

En consecuencia, esta medida puede generar temor entre las y los juzgadores, de
ser removidos de adscripción a conveniencia, como represalia por los criterios
sostenidos y resoluciones establecidas en el ejercicio de sus funciones, inhibiendo
el ejercicio independiente de jueces y magistrados. Por lo tanto, es necesario que
la ley reglamente necesariamente los criterios de manera objetiva e imparcial, que
permitan ejecutar esta medida extraordinaria, ya que resulta violatoria de derechos
humanos.

Asimismo, la CIDH ya ha señalado que, la estabilidad en el cargo de las y los jueces


“es indispensable para garantizar su independencia frente a los cambios políticos o
de gobierno”.114 Lo anterior, toda vez que la inamovilidad constituye una
herramienta, no sólo de respeto irrestricto a la independencia judicial, sino del
Estado de Derecho per sé, toda vez que garantiza un actuar imparcial y objetivo por
parte de las y los juzgadores.

La Corte IDH, en el caso Reverón Trujillo vs Venezuela, explicó que el deber de


respeto se refiere a “la obligación negativa de las autoridades de abstenerse de
realizar injerencias indebidas en el Poder Judicial o en sus integrantes” y que el
deber de garantía consiste en “prevenir dichas injerencias e investigar y sancionar
a quienes las cometan”, incluyendo la adopción de un apropiado marco normativo.

Como se puede advertir, la reforma a la LCJPJF no garantiza los principios, ni


derechos constitucionales de independencia judicial y tutela y administración de
justicia efectiva, ni los criterios establecidos por la jurisprudencia interamericana,
toda vez que no establece parámetros objetivos para los cambios de adscripción, lo
que conlleva un debilitamiento del Estado de Derecho y del papel de los juzgadores

113
Corte IDH, Caso Reverón Trujillo V. Venezuela. Sentencia de fecha 30 de junio de 2009.
114
CIDH, Democracia y Derechos Humanos en Venezuela.

112
en la justicia ordinaria, vulnerando con ello la adecuada administración de justicia
para los justiciables.

SEXTO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES POR REGULAR
CONCEPTOS INDETERMINADOS PARA
IDENTIFICAR IMPEDIMENTOS

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis del artículo 126,
fracción IX de la LOPJF se evidenciará a su Señoría la inconstitucionalidad
contenida dichas porciones normativas toda vez que se establece una norma
indeterminada que atenta en contra del principio de certeza jurídica para el debido
actuar de los funcionarios judiciales. En efecto, dicho precepto señala:

Artículo 126. Las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación, las y los magistrados de circuito, las y los jueces de
distrito y las y los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal
están impedidos para conocer de los asuntos, por alguna de las
causas siguientes: […]

IX. Asistir, durante la tramitación del asunto, a convite que le diere


o costeare alguna de las personas interesadas, tener mucha
familiaridad o vivir en familia con alguna de ellas;

[Énfasis añadido]

Resulta inconstitucional la norma al considerar que un juzgador debe declararse


impedido cuando tuviere con alguna de las personas interesadas “mucha
familiaridad”. Dicho concepto indeterminado resulta contrario al principio de
legalidad y taxatividad que debe regir a toda norma que pretende generar hipótesis
para la posible imposición de sanciones, pues resulta a todas luces claro que la
violación o transgresión al artículo 126 reclamado, conlleva una sanción para el
funcionario judicial.

Así, de manera indebida la norma que se combate establece como acción


sancionable “tener mucha familiaridad”; permitiendo con ello una discrecionalidad o
margen arbitrario para poder considerar cuando se infringe esa conducta. Al
respecto debe recordarse lo dicho por la Suprema Corte respecto de este tipo de
normas:

TIPICIDAD. EL PRINCIPIO RELATIVO, NORMALMENTE


REFERIDO A LA MATERIA PENAL, ES APLICABLE A LAS
INFRACCIONES Y SANCIONES ADMINISTRATIVAS. El principio
de tipicidad, que junto con el de reserva de ley integran el núcleo
duro del principio de legalidad en materia de sanciones, se

113
manifiesta como una exigencia de predeterminación normativa clara
y precisa de las conductas ilícitas y de
las sanciones correspondientes. En otras palabras, dicho principio
se cumple cuando consta en la norma una predeterminación
inteligible de la infracción y de la sanción; supone en todo caso la
presencia de una lex certa que permita predecir con suficiente grado
de seguridad las conductas infractoras y las sanciones. En este
orden de ideas, debe afirmarse que la descripción legislativa de las
conductas ilícitas debe gozar de tal claridad y univocidad que el
juzgador pueda conocer su alcance y significado al realizar el
proceso mental de adecuación típica, sin necesidad de recurrir a
complementaciones legales que superen la interpretación y que lo
llevarían al terreno de la creación legal para suplir las imprecisiones
de la norma. Ahora bien, toda vez que el derecho
administrativo sancionador y el derecho penal son manifestaciones
de la potestad punitiva del Estado y dada la unidad de ésta, en la
interpretación constitucional de los principios del derecho
administrativo sancionador debe acudirse al aducido principio de
tipicidad, normalmente referido a la materia penal, haciéndolo
extensivo a las infracciones y sanciones administrativas, de modo
tal que si cierta disposición administrativa establece una sanción por
alguna infracción, la conducta realizada por el afectado debe
encuadrar exactamente en la hipótesis normativa previamente
establecida, sin que sea lícito ampliar ésta por analogía o por
mayoría de razón.115

PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU VERTIENTE


DE TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL CONTEXTO EN EL CUAL SE
DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES, ASÍ COMO DE SUS
POSIBLES DESTINATARIOS. El artículo 14, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, consagra el derecho
fundamental de exacta aplicación de la ley en materia penal al
establecer que en los juicios del orden criminal queda prohibido
imponer, por simple analogía y aun por mayoría de razón, pena
alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata. Este derecho fundamental no se limita a
ordenar a la autoridad jurisdiccional que se abstenga de interpretar
por simple analogía o mayoría de razón, sino que es extensivo al
creador de la norma. En ese orden, al legislador le es exigible la
emisión de normas claras, precisas y exactas respecto de la
conducta reprochable, así como de la consecuencia jurídica por la
comisión de un ilícito; esta descripción no es otra cosa que el tipo
penal, el cual debe estar claramente formulado. Para determinar la
tipicidad de una conducta, el intérprete debe tener en cuenta, como

115
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; P./J. 100/2006; J.

114
derivación del principio de legalidad, al de taxatividad o exigencia de
un contenido concreto y unívoco en la labor de tipificación de la ley.
Es decir, la descripción típica no debe ser de tal manera vaga,
imprecisa, abierta o amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en
su aplicación. Así, el mandato de taxatividad supone la exigencia de
que el grado de determinación de la conducta típica sea tal, que lo
que es objeto de prohibición pueda ser conocido por el destinatario
de la norma. Sin embargo, lo anterior no implica que para
salvaguardar el principio de exacta aplicación de la pena, el
legislador deba definir cada vocablo o locución utilizada al redactar
algún tipo penal, toda vez que ello tornaría imposible la función
legislativa. Asimismo, a juicio de esta Primera Sala, es necesario
señalar que en la aplicación del principio de taxatividad es
imprescindible atender al contexto en el cual se desenvuelven las
normas, así como sus posibles destinatarios. Es decir, la legislación
debe ser precisa para quienes potencialmente pueden verse sujetos
a ella. En este sentido, es posible que los tipos penales contengan
conceptos jurídicos indeterminados, términos técnicos o vocablos
propios de un sector o profesión, siempre y cuando los destinatarios
de la norma tengan un conocimiento específico de las pautas de
conducta que, por estimarse ilegítimas, se hallan prohibidas por el
ordenamiento. El principio de taxatividad no exige que en una
sociedad compleja, plural y altamente especializada como la de hoy
en día, los tipos penales se configuren de tal manera que todos los
gobernados tengan una comprensión absoluta de los mismos,
específicamente tratándose de aquellos respecto de los cuales no
pueden ser sujetos activos, ya que están dirigidos a cierto sector
cuyas pautas de conducta son muy específicas, como ocurre con
los tipos penales dirigidos a los miembros de las Fuerzas
Armadas.116

Conforme a los criterios anteriores, es dable advertir la inconstitucionalidad de la


norma que se reclama, pues el concepto “tener mucha familiaridad” es vaga,
imprecisa, abierta y amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación,
por lo que ese concepto no logra cumplir con el principio de taxatividad, en tanto
que el grado de determinación de la conducta típica no es tal, que permita que el
objeto de prohibición pueda ser conocido por el destinatario de la norma.

Por todo lo anterior, la norma reclamada resulta inconstitucional y se solicita se


conceda el amparo con la finalidad de que con la declaratoria de inconstitucionalidad
se genere un precedente obligatorio que impida la aplicación de esa porción
normativa.

116
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a./J. 54/2014 (10a.); J.

115
SÉPTIMO. LOS ARTÍCULOS SON
INCONSTITUCIONALES AL PERMITIR
INJERENCIAS INDEBIDAS EN EL
NOMBRAMIENTO DEL PERSONAL

A través del presente concepto de violación, enfocado en el análisis de los artículos


33, 44 y 86, fracción XXI de la LOPJF se evidenciará a su Señoría la
inconstitucionalidad contenida dichas porciones normativas toda vez que se
establece una norma que faculta de manera desproporcionada al Consejo de la
Judicatura a intervenir en el funcionamiento natural de los órganos jurisdiccionales,
con se viola la garantía de impedir injerencias externas a los órganos
jurisdiccionales. En efecto, dichos preceptos señalan:

LOPJF

Artículo 33. Cuando exista una vacante de secretario o secretaria,


actuaria o actuario u oficial judicial, el Presidente o la Presidenta del
tribunal colegiado nombrará a la persona que deba cubrir la vacante
dentro de un plazo de treinta días naturales, de entre aquellas
personas que figuren en el diez por ciento superior de las listas
de personas vencedoras a que hacen referencia el artículo 30
de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la
Federación, notificando de ello al Consejo de la Judicatura Federal
en un plazo no mayor a tres días hábiles. En caso de que el
Presidente o la Presidenta del Tribunal correspondiente no llegare
a nombrar a la persona que deba cubrir la vacante, el Consejo de la
Judicatura Federal la designará de plano en el orden de las listas,
velando en todo caso por respetar el principio de paridad de género.
Esta disposición no es aplicable para las vacantes de secretaria o
secretario proyectista a que se refiere el artículo 10, fracciones X y
XIII de la Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación

Artículo 44. […]

Cuando las ausencias temporales de la o el juez de distrito fueren


superiores a quince días, el Consejo de la Judicatura Federal
designará a quien deba suplirlo de entre la lista de personas
servidoras públicas habilitadas para desempeñar funciones
jurisdiccionales a que se refiere el artículo 86, fracción XXI, de
esta Ley.

Artículo 86. Son atribuciones del Consejo de la Judicatura


Federal: […]

XXI. Aprobar en cada región o circuito listas de servidoras y


servidores públicos autorizados para desempeñar funciones

116
jurisdiccionales, en caso de ausencia de la persona titular del
órgano jurisdiccional superior a quince días.

Dichas listas se integrarán por las y los titulares que no tengan aún
adscripción, las y los secretarios de juzgado y tribunal que, habiendo
concursado para ser jueces o juezas de distrito, hayan alcanzado la
calificación mínima para ser designadas o designados, pero sin
haber logrado entrar en la lista de personas vencedoras, así como
por las y los secretarios de estudio y cuenta que cada Ministro
o Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación autorice
para tal efecto. En caso de que de las listas no sean suficientes
para satisfacer las necesidades respectivas, se podrán considerar a
otras secretarias o secretarios conforme a los parámetros que para
tal efecto determine el Consejo de la Judicatura Federal; […]

[Énfasis añadido]

Los artículos resultan inconstitucionales por violar el principio de independencia


judicial, en específico la garantía de impedir injerencias externas a la función
jurisdiccional. En párrafos anteriores se ha señalado que en el documento
denominado “Comentario relativo a los Principios de Bangalore sobre la conducta
judicial” de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, señala
respecto a la amplitud de motivos sobre influencias externas sobre las juezas y
jueces, lo siguiente:

Las influencias externas no deben teñir el juicio

27. La confianza en la judicatura se erosiona si se percibe que las


decisiones judiciales están sujetas a influencias externas
inapropiadas. En aras de la independencia judicial y del
mantenimiento de la confianza del público en el sistema de justicia,
es fundamental que el ejecutivo, el legislativo y el juez no den la
impresión de que las decisiones del juez puedan estar teñidas por
esas influencias. Las influencias a que un juez puede verse
expuesto son infinitas.

[Énfasis añadido]

En las cuestiones de índole judicial, la judicatura será la competente y tendrá


autoridad exclusiva para decidir si una cuestión que le haya sido sometida está
dentro del sistema competencial del régimen jurídico atinente. Asimismo, sostiene
que no se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en el proceso judicial,
ni se someterán a revisión las decisiones judiciales de los tribunales por una
autoridad que no es competente para la revisión de dicha instancia judicial. Ello sin
menoscabo de la mitigación o conmutación de las penas efectuada por las
autoridades administrativas.

117
En el caso las normas permiten que el CJF o sus órganos intervengan en el
funcionamiento de los órganos jurisdiccionales, a partir del nombramiento de su
personal, lo cual aun cuando sea de manera excepcional, se traduce en una
injerencia externa al proceso decisorio que no debe permitirse.

En razón de ello, se solicita se declare la inconstitucionalidad de dichas porciones


normativas, en tanto otorgan facultades de intervención desproporcionadas e
indebidas en el funcionamiento de los órganos jurisdiccionales, lo cual contraviene
las garantías de independencia judicial que permiten la eficacia del derecho de
acceso a la justicia.

Finalmente, también se combate la totalidad del régimen establecido en las normas


reclamadas, en tanto que las nuevas obligaciones y su aplicación afectaría
situaciones creadas con anterioridad, al establecer un cambio de régimen, aun
cuando las y los juzgadores ya hubiesen sido nombrados, lo cual no solo transgrede
el primer párrafo del artículo 14 constitucional, sino también lo dispuesto en relación
al debido proceso que obliga a que existan tribunales previamente establecidos, por
lo que dicho régimen alteraría situaciones creadas de manera indebida,
incrementando aun más la afectación a la independencia judicial.

OCTAVO. LOS ARTÍCULOS SON


INCONSTITUCIONALES AL PERMITIR
INJERENCIAS INDEBIDAS EN EL
NOMBRAMIENTO DEL PERSONAL

A través del presente concepto de violación, se pretende evidenciar la


inconstitucionalidad del régimen contenido en las normas reclamadas, en tanto que
las nuevas obligaciones y su aplicación afectaría situaciones creadas con
anterioridad, al establecer un cambio de régimen, aun cuando las y los juzgadores
ya hubiesen sido nombrados, lo cual no solo transgrede el primer párrafo del artículo
14 constitucional, sino también lo dispuesto en relación al debido proceso que obliga
a que existan tribunales previamente establecidos, por lo que dicho régimen
alteraría situaciones creadas de manera indebida, incrementando aun más la
afectación a la independencia judicial.

Además, como es un hecho notorio, dentro de las afectaciones al acceso a la justicia


y la independencia judicial, se encuentra el contenido del artículo décimo tercer
transitorio del decreto combatido, el cual se combate ad cautelam, en el entendido
de que el mismo no sea analizado y estudiado en los diversos mecanismos
constitucionales que ya han sido presentados, los cuales deben ser considerados
para este órgano jurisdiccional como un hecho notorio. En ese sentido, de cualquier
forma, la extensión del mandato contenida en dicha norma se combate por
transgredir diversos principios constitucionales contenidos en los artículos 13, 14,

118
17 y 97, en tanto que se crea una norma específica y particular que beneficia a
sujetos en lo particular, con lo cual se rompe la característica de generalidad y
abstracción, se altera una situación creada, afectando de manera retroactiva la
decisión de otros poderes, pues los nombramientos realizados para un plazo
determinado se amplían por el legislador sin cumplir con los requisitos que la norma
exige, como lo es la decisión del Pleno de la Suprema Corte de nombrar a su
Presidente, así como la afectación cualitativa y cuantitativa a la administración de
justicia, en los términos que han sido expuestos a lo largo de esta demanda respecto
a la independencia judicial y la prohibición de permitir injerencias externas, mismas
que se solicitan se reproduzcan en este apartado para confrontar el artículo
transitorio tildado de inconstitucional.

XIII. EFECTOS DE LA CONCESIÓN DEL AMPARO

En atención a las consideraciones y argumentos expuestos en los capítulos


anteriores, respetuosamente pido a su Señoría que, en el caso de otorgar el amparo
y protección de la justicia de la unión a mi representada, el mismo sea otorgado
declarando la inconstitucionalidad de las normas, con la finalidad de que al
resolverse en definitiva el presente asunto pueda servir de precedente obligatorio
conforme a la mayoría calificada que obtenga, en términos del articulo 107
constitucional, con la finalidad de que el precedente sirva de fundamento para que
las normas no se apliquen con posterioridad y, en todo caso, este constituya un
precedente más, que se sume a futuros asuntos, con la finalidad de iniciar la
declaratoria general de inconstitucionalidad.

Al declararse la inconstitucionalidad de estas normas, la quejosa estará en


posibilidad de cumplir su objeto social y la función pública encomendada por la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia en el amparo en revisión 265/2020,
consistente en realizar todas las acciones necesarias para lograr la eficacia del
derecho de acceso a la justicia y los parámetros de independencia judicial
contenidos en el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en relación con los diverso 8 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, pues con ello existiría un pronunciamiento en el que se impida
la imposición de restricciones arbitrarias que obstaculice el goce pleno del acceso
a la justicia que busca la sociedad, como parte de una sociedad democrática
constitucional.

XIV. PRUEBAS

119
I. LA DOCUMENTAL PÚBLICA, consistentes en copia certificada del instrumento
notarial con el que se acredita la personalidad del suscrito como representante legal
de la quejosa. Previo cotejo y certificación, se solicita su devolución, para tal efecto
se adjunta copia simple de dicho documento. (ANEXO I)

II. LA PRESUNCIONAL LEGAL Y HUMANA, Y LA INSTRUMENTAL DE


ACTUACIONES, en todo aquello que beneficie a los intereses de mi mandante.

XV. PETITORIOS

Por lo expuesto y fundado, A USTED C. JUEZ DE DISTRITO, atentamente solicito


se sirva:

PRIMERO. Tenerme por presentado en los términos del presente escrito, en mi


carácter de representante legal de la sociedad quejosa, solicitando el Amparo y
Protección de la Justicia Federal, en contra del acto y normas emitidos por las
autoridades que se señalan en los capítulos respectivos de esta demanda.

SEGUNDO. Admitir la presente demanda a trámite y fijar día y hora para la


celebración de la audiencia constitucional.

TERCERO. Requerir a las autoridades responsables para que rindan sus informes
justificados dentro de los plazos que refiere la Ley de Amparo, con los
apercibimientos de ley.

CUARTO. Se corra traslado al Ministerio Público en los términos expresados en el


artículo 5º. de la Ley de Amparo.

QUINTO. Tener por exhibidas, ofrecidas y relacionadas las pruebas que se señalan
en el capítulo respectivo, ello sin perjuicio de adicionar algunas en el momento de
la celebración de la audiencia constitucional.

SEXTO. Tener por señalado el domicilio y por autorizadas a las personas


mencionadas para los fines descritos, incluyendo el uso de medios electrónicos para
la reproducción de las constancias que obren en autos.

SÉPTIMO. Se me tenga por reservado el derecho para ampliar la demanda en caso


de que las autoridades responsables otorguen información novedosa al caso.

OCTAVO. Tener por externada la OPOSICIÓN DE LA QUEJOSA PARA LA


PUBLICACIÓN DE SUS DATOS PERSONALES, ello con fundamento en lo
dispuesto en los artículos 8o. y 18, fracción II, de la Ley Federal de Transparencia
y Acceso a la Información Pública Gubernamental; así como 6o. segundo párrafo y
8o., ambos del reglamento para la aplicación de la mencionada ley expedido

120
conjuntamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la
Judicatura Federal.

NOVENO. Reservar mi derecho para solicitar, en un momento procesal posterior, la


suspensión de las normas reclamadas con fundamento en lo dispuesto por los
artículos 125, 128, 130 y 148 de la Ley de Amparo.

DÉCIMO. En su oportunidad, dictar sentencia en la que se conceda el amparo y la


protección de la Justicia de la Unión a mi representada en los términos solicitados
en la presente demanda de amparo.

PROTESTO LO NECESARIO

Ciudad de México, a 19 de julio de 2021.

___________________________

RICARDO ANTONIO SILVA DÍAZ

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