Una Madre de Fe

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"UNA MADRE DE FE" (Mt.

15:21-28) fue el mensaje por el "Día de las Madres" que se predicó


el domingo 11 de Mayo en nuestra Iglesia.

INTRODUCCIÓN:
Es oportuna la ocasión para unirnos en elogios para aquella madre, única en ternura, llena de
amor y de compasión hacia sus hijos.
Hay muchos modelos de madres en las Escrituras, Eva, Ana, María, Jocabed, madre de
Moisés.
La historia que vamos a ver, presentada por Mateo, es de la mujer cananea, una mujer gentil,
que es digna de ser colocada también en la galería de los hombres y mujeres de fe.
El Señor había salido del territorio judío. Allí iba a estar a salvo de la hostilidad de los escribas,
fariseos, porque los judíos no iban a ir a territorio gentil. En ese lugar iba a hallar a esta mujer.
Vamos a ver las virtudes de esta mujer junto a su fe, pero en contraposición veremos la
reacción que tuvo el Señor para con ella. Veamos de lo que fue capaz la fe de esta madre.
I. CON AMOR A PESAR DE LA RESERVA (SILENCIO) DEL SEÑOR.
II. CON ÁNIMO, CLAMANDO A PESAR DEL APARENTE RECHAZO DEL SEÑOR.
III. ADORO A PESAR DE LA APARENTE REPRENSIÓN DEL SEÑOR.
IV. ADMIRADA Y RECOMPENSADA POR EL SEÑOR.

I. UNA MADRE DE FE, CON AMOR A PESAR DE LA RESERVA (SILENCIO) DEL SEÑOR,
Mt. 15 v.21-23 a.
“Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron,
diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros”.
¡Qué no hace una madre por amor a su hijo! Por un hijo una madre pasa las noches en
desvelo, se arriesga a donde hay peligros; se expone a sufrir frio con tal de que sus hijos
estén abrigados; va a sufrir hambre o enfermedad con tal que su hijo coma o esté bien.
Ilustración:
El amor de una madre es sacrificial, dispuesto a cualquier cosa. Suelo ver a madres aquí en
Paraguay, que salen con sus hijos de Teletón, (centro de rehabilitación para niños
discapacitados) muchos de ellos no pueden caminar. Pero estas madres llevando en sus
brazos a sus amados hijos , y muchos de estos son ya grandes, pero ellas no tienen
problema, ellas tienen mucho amor y ¡que fuerzas tienen estas madres sufridas!.
A esa madre que le debemos todo lo que somos. Aquella mamá que nos brindo su especial
amor en los primeros años de nuestra vida; su apoyo más firme en los años de nuestra niñez;
nuestra amiga tierna y leal en los años de nuestra juventud, sus consejos piadosos y sabios.
Salomón dijo de su madre, “Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada.
Dadle el fruto de sus manos. Y alábenla en las puertas sus hechos” (Proverbios 31:29-31)
Esta mujer cananea es un gran ejemplo en la Biblia para todos los tiempos.
• La condición en que vivía su hija no la desanimaba. Hizo suya la miseria de su hija.
• Fue por amor que le hizo acercar hasta Jesús.
• Aceptar el silencio del Señor.
• Continuar en sus suplicas.
• Aceptar los rechazos de los discípulos.
• Fue el amor que le hizo ver esperanzas para su hija.
• Aunque todo se cierre aunque todo se oscurezca, aunque parezca que no había alternativa.
La fe de ella fue creciendo.
Una madre nunca estará tranquila mientras tenga a un hijo pasando por alguna tribulación.
Hay dos expresiones que revelan la angustia por la que esta pobre madre estaba pasando.
1. En la primera dice: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!” v.22;
2. En la otra, ella se postra, y dice: “¡Señor, socórreme!” v. 25.
Ella no solo había oído hablar de Jesús y su poder, sino que descubrió que él era también era
el Mesías. Descubrió que sólo el Hijo de David podía tener de ella misericordia, y el poder
para traer a su hija a un estado de paz.
Sabía que Jesús era el cumplimiento de la esperanza judía, y también suya. Su petición fue
directa, “ten misericordia de mí”. Por cuanto ella sufría tanto como su hija, le suplicó a Jesús
que la socorriera en aquel momento de tanto dolor y tristeza.
El padecimiento de su hija era en extremo. Cuando expuso su causa delante del Señor, le
dijo: “Mi hija es gravemente atormentada por un demonio”. ¿Podemos imaginarnos la
magnitud de esta escena de dolor?.
Satanás es el ladrón que roba la paz, el gozo y las esperanzas. “El ladrón no viene sino para
matar, hurtar y destruir...” (Jn.10:10b)
Él sigue destruyendo las vidas jóvenes. El ejemplo de esta madre nos hace ver la importancia
de interceder a Dios por los hijos. Una buena madre no estará feliz hasta no ver a su hijo libre
de todo poder de Satanás.
*¡Qué dolor para una madre, no solo la enfermedad, sino que sus hijos no anden en los
caminos de Dios!
*¡Qué dolor no ver a sus hijos en la casa de Dios, sino frecuentando bares, la casa de los
borrachos!
*¡Qué dolor que sus hijos no tengan la compañías de los santos, sino de sinvergüenzas,
ladrones, boca sucias, bebedores, fumadores, mujeres de la vida!
*¡Qué triste para una madre, no ver a sus hijos caminar obedeciendo la Palabra de Dios, que
anden por esos lugares de muerte y de perdición!
Consejos:
1. HABLA CON TUS HIJOS DE DIOS. Esto es muy importante, que de muy temprana edad, le
lleves por los caminos del Señor para que conozcan a Cristo como su Salvador personal. Lee
tu y a cada uno de tus hijos la Palabra de Dios, no importa cuál sea las edades de tus hijos.
Dedica tiempo, deja todo lo que tengas que dejar, pero enséñales las historias bíblicas, que
aprendan versículos, que canten de Jesús.
2. PRESTA ATENCIÓN SOBRE LA VIDA DE TUS HIJOS. Mira sus compañías. Monitorea el
tiempo de televisión, lo que él o ella están mirando, controla el internet. Establece una rutina
sana diaria de vida. Investiga las razones detrás de un mal comportamiento.
3. LLEVA A TUS HIJOS A LA IGLESIA. Comienza a alistarse el sábado por la noche. Que tus
hijos sepan que el domingo es un día para el Señor, de gozo.
II. UNA MADRE DE FE, CON ÁNIMO, CLAMANDO A PESAR DEL APARENTE RECHAZO
DEL SEÑOR Mt. 15 vs. 22 - 24.
Vs 22. “Clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí;”
Esta mujer parecía que tenía todo en contra, era gentil, cananea, era mujer, en ese entonces
para los judíos las mujeres eran inferiores a los hombres tanto intelectualmente como en
materias religiosas.
Impacientes con ella por su insistencia en seguirlo y clamar, los discípulos dijeron:
“Despídela”, como diciendo “líbrate de ella”. No mostraron compasión ni por la mujer ni por su
hija. No podemos sino admirar el ánimo de esta madre, paciente y persistente.
El Jesús que nos revela la Palabra siempre atendió a la gente y tuvo tiempo para ellos y sus
necesidades. Nunca dejó a alguien esperar por su respuesta. Nadie se fue jamás de su
presencia sin haber sido tocado por su gracia y misericordia.
Sin embargo, aquí le vemos un tanto “indiferente”, como rechazando. Mateo dice, “Jesús no le
respondió palabra” v. 23ª. Él sabía de su dolor y oído su petición. Él sabía de dónde provenía
esta mujer. Por su omnisciencia, él tuvo que saber del tormento de la muchacha, y la terrible
condición de una persona poseída por un demonio. Bien pudo esa madre haberse regresado
cuando notó que Jesús no le dio respuesta.
¿Que van hacer ustedes si alguien les trata así?
Pero esa madre no se inmutó. Ella siguió adelante. Ella no se dio por vencida. Siguió
clamando. Ella había encontrado al Salvador para su hija y no iba a renunciar en su
búsqueda.
Aquí tenemos el ejemplo de una madre que por amor a su hija no disminuyó la intensidad de
su clamor.
Al principio parecía que la suplica de esta pobre madre había sido desoída, pues Jesús no le
contesto palabra. Solo una madre de fe es capaz de hacer esto. A ellas no las vencen las
circunstancias. Sus hijos son un tesoro sin precio. Por ellos, ellas son capaces de esperar. Era
esa fe que no podía dejar de recibir respuesta a sus oraciones.
¿Qué ánimo tienes para seguir clamando por tus hijos? ¿Te decaes, te abates, te
descorazonas, te amedrentas?
Consejo:
1. CLAMA A DIOS POR TUS HIJOS. Nuestros hijos necesitan de nuestras oraciones, tanto
más si no son salvos, sino conocen a Dios. Aun cuando ellos sean creyentes. Necesitan de
nuestra protección en la oración. Orar por su salud, por sus estudios, por su futuro, por sus
compañías, por su futuro esposa o esposo.
Haz una lista de oración. Aparta tiempo cada día para orar por cada hijo. Ore con cada hijo
todos los días. Ore para que ellos amen y teman al Señor.
III. UNA MADRE DE FE, ADORO A PESAR DE LA APARENTE REPRENSIÓN DEL SEÑOR
Mt. 15 v.25-27
v.25 “Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme”.
Bien pudiera uno pensar que ya era suficiente con el silencio y aparente rechazo del Señor
para que esta mujer se retirara desilusionada. Jesús siguió su camino sin atender su llamado.
Cuando al fin hablo, sus palabras fueron desalentadoras. “dijo: No soy enviado sino a las
ovejas perdidas de la casa de Israel”.
Pero ella, se postro en tierra, adorando dice estas palabras: “¡Señor, socórreme!”.
Ante esto, ella se encontró con otra respuesta que no hubiese pensado: “No está bien tomar el
pan de los hijos, y echarlo a los perrillos” vs. 26.
¿Qué hubiese hecho usted frente a semejante respuesta?
La respuesta de Jesús fue como cortarle toda esperanza.
• Jesús no la llamo perra, como los fariseos lo hubiesen hecho. La palabra griega para
perrillos, quiere decir un perrito mascota, faldero. Pero aquí no es la palabra, perro
vagabundo, que eran los sucios habitantes de la calle, enfermos, despreciables. Note que
Jesús le dice con esta respuesta que ella no puede recibir ningún favor porque ella no es de la
familia. Ella era de los “perrillos”, por lo tanto no le correspondía el pan de los hijos.
• ¿Qué haría Ud. ante estas palabras de aparente reprensión?
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos
abundantemente, y no zahiere; y le será dada. Pero pida en fe, no dudando nada: porque el
que duda es semejante á la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte
á otra”. Santiago 1, 5-6
Jesús estaba estimulando a esta mujer a una fe creciente. “ Y ella dijo: Sí, Señor; mas los
perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.”
Pero esta madre tuvo una fe inquebrantable. Su fe fue sometida a la más alta prueba que
alguien podía resistir.
“Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo”. 1 Pedro 1:7
Lo que podemos aspirar con relación a Dios es su misericordia, y desprendernos de lo que
consideramos nuestros derechos.
Ella sabía que no merecía el “pan de los hijos”, pero si podía optar por “las migajas que caen
de la mesa de sus amos” v.27.
• Esta madre nos muestra la manera cómo debemos acercarnos a Dios cuando pasamos por
profundas pruebas, en quebrantamiento y humillación. Ella terminó postrada, la mejor manera
para esperar Su misericordia.
IV. UNA MADRE DE FE, ADMIRADA Y RECOMPENSADA POR EL SEÑOR, Mt. 15 v.28
Ilustración:
“El famoso predicador G. Cambell Morgan tuvo cuatro hijos que también fueron predicadores.
Howard, el más joven, fue también tenido como un gran predicador. Una vez ocupó el púlpito
de su padre mientras éste predicaba el otro lado del Atlántico, en Londres. Alguien que quería
averiguar lo que realmente pensaba Howard, le preguntó: —Howard, ¿quién es el mejor
predicador de la familia? Sin dudarlo un momento, respondió: —Mi madre. Algunas veces los
hombres y mujeres que nunca suben a un púlpito predican los mejores sermones al vivir a
diario la Palabra de Dios en sus vidas” (CBP)
La fe de esta mujer era grande porque persistió en pedir y confiar aun cuando todo parecía
estar en contra suya.
Cuando Jesús vio la manera como aquella grande madre había enfrentado todas las “pruebas
de fe” que se levantaron contra ella, la admira y la recompensa: “Oh mujer, grande es tu fe;
hágase contigo como quieres” v. 28. Jesús conocía el corazón de esta madre.
“A lo suyo vino, mas los suyos no le recibieron; pero a los que creen en su nombre les dio la
potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12, 13) Y aquí tenemos a una madre a quien el
Señor le concedió la potestad de ser su hija (esto se infiere por su propia fe), y también la
sanidad de su hija, que fue el objeto de su búsqueda.
Con este ejemplo, esta madre nos muestra que el amor, “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta”.1 Corintios 13. Que no se levantará hasta escuchar “hágase contigo
como quieres”.
Las dos personas de gran fe que se menciona en el evangelio de Mateo eran gentiles: esta
cananea y el centurión romano Mateo 8: 5-13
Que podamos ser hombres y mujeres de fe, a pesar de los obstáculos, a pesar que pudiera
haber un aparente rechazo, pudiese haber un silencio, como que no hay respuestas, pero el
Señor está obrando para el bien de nuestras vidas para esa fe que él quiere ver.
“Y su hija fue sanada desde aquella hora”. ¿Cuál hora? Aquella cuando la madre se enfrentó a
la batalla de su fe. La hora cuando ella confió en Jesús como el Mesías.
CONCLUSIÓN: Hijos, vuestras madres tienen hacia ustedes un amor grande. La mejor
recompensa que una madre creyente puede esperar de sus hijos es, que sus hijos sean
salvos. Si no has creído en Cristo como tu Salvador, dile al Señor ahí en tu ser interior: Dios te
he cerrando mi corazón, perdóname, sálvame, gracias por Jesucristo, ayúdame a conocer
más de Él. Y si son salvos que amen al Señor y anden sus caminos. ¡Feliz día mamá!

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