Santa Teresa de Los Andes
Santa Teresa de Los Andes
Santa Teresa de Los Andes
virgen
Juana Fernández Solar vino al mundo en Santiago de
Chile el 13 de julio de 1900. Desde su adolescencia se
sintió atraída irresistiblemente por Cristo. El 7 de
mayo de 1919, ingresó en el monasterio de las
Carmelitas Descalzas de Los Andes con el nombre de
Teresa de Jesús. Entregó su alma a Dios el 12 de abril
del año siguiente después de hacer su profesión
religiosa. Es la primera flor de santidad de la nación
chilena y del Carmelo Teresiano de América Latina.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Alegrémonos, llenos de gozo, porque el Señor ha
amado a esta virgen santa y gloriosa.
ORACIÓN,
Dios misericordioso, alegría de los santos, que
inflamaste el corazón juvenil de Santa Teresa con el
fuego del amor virginal a Cristo y a su Iglesia, y la
hiciste testigo gozoso de la caridad aun en medio de
los sufrimientos; Concédenos, por su intercesión, que,
inundados por la dulzura de tu espíritu, proclamemos
en el mundo, de palabra y de obra, el evangelio del
amor.
Par Nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura: Oseas 2, 2.14b.15b.19-20
Salmo 33: R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Segunda lectura: Flp 4, 4-9
Aleluya: Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la
gente sencilla.
Evangelio: Mt 18, 1-4
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, por esta oblación que te presentamos en la
fiesta de santa Teresa de Los Andes, concédenos los
bienes de la paz y la unidad. Por Jesucristo nuestro
Señor
ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Jn 15, 9)
"Como el Padre me ha amado, así los he amado yo,
dice el Señor; permanezcan en mi amor."
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor y Dios nuestro, que los sagrados
misterios que celebramos en la fiesta de santa Teresa
de Los Andes, realicen en nosotros la paz y la
salvación eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor...
De los escritos espirituales de Santa Teresa de Jesús
de Los Andes
Sólo Jesús es hermoso
Sólo Jesús es hermoso. El sólo puede hacerme gozar.
Lo Llamo, lo lloro, lo busco dentro de mi alma. Quiero
que Jesús me triture interiormente para ser hostia
pura donde El pueda descansar. Quiero estar sedienta
de amor para que otras almas posean ese amor. Que
yo muera a las criaturas y a mí misma para que El viva
en mí.
¿Hay algo bueno, bello, verdadero que podamos
concebir que en Jesús no esté? Sabiduría, para la cual
no hay nada secreto; poder, para el cual nada existe
imposible; justicia, que lo hace encarnarse para
satisfacer por el pecado; providencia, que siempre
vela y sostiene; misericordia, que jamás deja de
perdonar; bondad, que olvida las ofensas de sus
criaturas; amor que reúne todas las ternuras de una
madre, del hermano, del esposo y que, haciéndolo
salir del abismo de su grandeza, lo liga estrechamente
a sus criaturas; belleza que extasía… ¿Qué otra cosa
imaginas que no esté en este Hombre-Dios?
¿Temes acaso que el abismo de la grandeza de Dios y
el de tu nada jamás podrán unirse? Existe en El el
amor; y esta pasión lo hizo encarnarse para que,
viendo un Hombre-Dios, no temieran acercarse a Él.
Esta pasión hízolo convertirse en pan, para poder
asimilar y hacer desaparecer nuestra nada en su Ser
infinito. Esta pasión le hizo dar su vida, muriendo
muerte de cruz.
¿Temes acercarte a Él? Míralo rodeado por los niños.
Los acaricia, los estrecha contra su corazón. Míralo en
medio de su rebaño fiel, cargando sobre sus hombros
a la oveja infiel. Míralo sobre la tumba de Lázaro. Y
oye lo que dice a Magdalena: Mucho se le ha
perdonado porque ha amado mucho. ¿Qué descubres
en estos rasgos del Evangelio, sino un corazón bueno,
dulce, tierno, compasivo, un corazón, en fin, de un
Dios?
Él es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo.