Aprendiz Masón - Tomo - 2 Venezuela

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JOSE BERICOTTE GUILARTE

TOMO 2

MANUAL DEL APRENDIZ MASONICO.

1. Jano, el año y los solticos………………………………………………………………3


2. El rito y el símbolo de la cadena de unión………………………………………….. 6
3. Definir los concept os de fantismo, superticion y moral. Establecer sus
implicaciones…………………………………………………………………………………9
4. Los misterios y su aplicación en la Masoneria…………………......................15
5. Describir el traje del recipiendario e interpret ar el sentido de sus elementos
constitut ivos…………………………………………………………………. .……………19
6. Estblecer los precepctos que sustenta la masonerí a………………….…………30
7. Estblecer las razones que justifiquen al G:.. A:. D: . U:………………………….43
8. Describir e interpretar los viajes de la iniciación masónica…………………….60
9. Analizar el juramento del aprendiz…………………………………………………...78
10. El Neofito…………………………………………………………………………………...80
11. Conocer, ejecutar, interpretar el lenguaje del aprendiz…………………………80
12. Conocer e interpretar los element os decorativos del Grado…………………. 81
13. Conocer las atribuciones de las Digs y Ofis de una Logia………………………96
14. Interpret ar las consignas de libertad, Igualdad y f raternidad. Salud-Fuerza-
Unión………………………………………………………………………………………108
1
15. La part e hist orica de la masonerí a………………………………………….……..111
15.1Los origenes de la I nstitución……………………………………………….. …….111
16. El origen de la masonería operativa……………………………………………….121
17. Sobre la historia de la Masonerí a…………………………………………………..128
18. Origen y evolucion de la masonería especulativa………………………………137
19. Origen, idiologia, f ines y forma de organización de las asociaciones de
constructores(masonerí a 0perativa) ante la aparición de la masonería……149
20. La Masonerí a heredera de la forma de Organización interna de la idiologia y
la pract ica de la masonería operativa……………………………………………... 159
21. Comprender los fundamentos de la doctrina exoterica en los pueblos
antiguos……………………………………………………………………………………175
22. Las caract eristicas de las comunidades mist icas……………………………….178
23. Establecer los f undamentos de las principales escuelas filosof icas…..179
24. Conocer la vida y obra de los grandes iniciados…………………………... ....183
25. El solticio de verano…………………………………………………………………..210
2

1. JANO, EL AÑO Y LOS SOLSTICI OS


En el curso de su tratado sobre los Fastos, Ovidio hará decir a Jano "me
penes est unum vasti custodia mundi" (I, 119), o sea, lo caracteriza como aquel que, el
sólo, custodia el universo. Esta at ribución es importante y parece haberse escapado a
la mayor parte de los est udiosos. Si, en efecto, por un lado nos lleva hacia la
fundamental función "inicial" del dios latino, aún parece decirnos más.
En realidad establece una relación part icular de Jano con el universo, centrada sobre
el mant enimiento de la armonía cósmica y sobre los ritmos que la expresan, junto a
una caracterización del dios como unum que parece aclarar cuanto se ha dicho
precedentemente: "tunc ego, qui fueram globus et sine immagine mole" (I, 111), o sea,
como una especie de síntesis principial, cuya imagen iconográfica biforme no sería
más que una explicación simbólica.
La relación con el cosmos se evidencia también por la alusión de Fastos., I, 125,
como allí donde Ovidio añade: "praesideo foribus coeli cum mitibus Horis". Aparte de la
mención de los "agujeros del cielo" sobre la que enseguida volveremos, aquí importa
ent ender por qué Jano protege tales "puertas celest es" junto a las Horas. Concebidas
como hijas de Temis, est as tres divinidades son Eunomia, "orden recto", Dike, "el
derecho", Irene, "la paz". Sus at ribut os hacen así de ellas en modo eminente las
divinidades de la armonía y del equilibrio cósmico, las "hijas" que especifican la
función de Temis, "el orden" primordial por excelencia, que precede al mismo reino de
Zeus, que Jano cust odia presidiendo aquellas "puertas del cielo" que el verso en
cuestión nos dice ser particularmente importantes en el ámbito del mantenimiento de la
armonía cósmica.
Añadiremos que un at ribut o clásico de Temis es la "balanza" que le sirve para
"pesar" los desórdenes cósmicos provocados por los hombres con sus acciones poco
conscient es; si recordamos , sin embargo, que el signo zodiacal de Libra no formaba
parte en épocas ant iguas del circulo zodiacal, sino que era una const elación celeste,
se podrá fácilmente concluir que tales versos nos proporcionan una relación de Jano
con una era cósmica anterior a la actual estructuración del ecuador celeste,
caract erizada por la "armonía" del "orden" y de la "paz", o sea, por un equilibrio
cósmico del cual el dios era considerado el centro y la fuente primigenia.
En relación evidente con t odo este orden de ideas se presenta el verso 120,
allá donde Jano declara que "jus vertendi cardinis omne meum est ". ¿Pero qué es este
"derecho de girar el gozne del universo"? La expresión debe ser relacionada con la
contenida en el verso precedente de "custodio del universo", pero con una
caract erización ulterior. Jano, en ef ect o, aparece aquí como el eje en torno al cual
3
rueda el entero universo, el axis mundi que no puede carecer de relación con el polo
celeste, como parece sugerirnos por otra parte la expresión ciceroniana duplex cardo,
"polo norte y polo sur". Pero tal expresión puede decirnos aún más. Plinio, por ejemplo,
emplea la expresión cardo anni para indicar el solsticio, o sea, el punto celeste que es
propiamente el "gozne" de la rueda cósmica que no puede ser considerado sino en
relación con el axis mundi, el polo celeste.
Tal interpretación nuestra puede así dar cuent a de otra particularidad enigmática del
dios, aquella relativa a su estatua que ostentaba en la mano derecha el numero 300 y
en la izquierda el 65, "ad demost randam anni dimensionem", como dice Macrobio que
retoma un tema ya present e en Plinio (Hist. nat. , 34, 33), equivocadamente
considerado como una alusión a un símbolo solar, mientras que debe ser relacionado
con el ciclo anual; "quae precipua est solis pot est as", concluye Macrobio (Sat urnales,
I, 9, 10).
La cosa, por otra parte, puede ser comprobada cuando se recuerda que t ambién
Varrón en el quinto libro de sus Antiquitates rerum divinarum (en Macrobio, Saturnales,
I, 9, 16) escribirá que "Iano duodecim aras pro tot idem mensibus dedicatas" [como los
doce dioses admitidos del arcaico panteón romano cuyo principium es, precisamente,
Jano], exact amente la tot alidad de la duración del año, o sea el "anillo" del tiempo,
dado que annus est á formado por la part ícula an, que según Gayo Ateyo Capit one (De
iure pont ificio, fr. 13) representa circum, "en torno", cosa que nos da el término annus
para "circulo", "anillo", para indicar el movimient o circular del tiempo transcurrido por
sus doce estaciones.
La función de axis mundi cumplida por Jano es important e y nos enví a al
caráct er primordial de dios, a la "unicidad" que se expresa también en las monedas, en
aquella aes que era caracterizada por un eje, I, que dividía exactamente las dos caras
del dios ahí figurado. Todo ello tiene una evident e ligazón con el simbolismo del año,
más precisamente con las dos mitades del año obtenidas por la intersección de una
ideal línea axial que delimita las dos "puertas del cielo", los "orificios" de los que
hablaba Ovidio en Fastos, I, 125.
Para comprender bien este punto hay que recordar que el ciclo anual se
especif ica en los dos momentos fundamentales del recorrido solar, el descendente,
desde el solst icio estival hasta el invernal, y el ascendente, del solsticio invernal al
estival, según un ciclo que indefinidamente retoma tal vicisitud cósmica.
Los semiperíodos así obtenidos const ituyen las dos mit ades del año, la oscura y
la clara, referidas en el plano mítico a Noto y a Boreas, las dos fuerzas solsticiales
puest as respectivament e bajo el signo de Cáncer y de Capricornio. El axis mundi (=
Jano) aparece por ello como la unidad que contiene el principio los dos "orif icios" de
los que hablaba Ovidio, las dos "f uerzas celest es" que marcan la "puert a de los
hombres" y la "de los dioses" de las que trata la mitología helénica y la especulación
pitagórica. Los atributos de geminus y biceps, dos de los más característ icos de Jano,
pueden así relacionarse con este simbolismo cósmico del dios, aquel mismo que ha
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sido considerado equivocadamente como solar, olvidando que los símbolos ligados al
sol no son otra cosa que una especif icación "personalizada" de ciclos espirit uales
ant eriores, como ha sabido demostrar en un contexto general de historia de las
religiones el gran Mircea Eliade.
La especial relación de Jano con los solsticios está claramente indicada por los
textos. Ovidio dirá que el dios en las fórmulas rit uales era denominado Clusius y
Patulcius ("modo namque Patulcius idem et modo sacrif ico Clusius ore vocor", Fast, I,
129-130), una afirmación que también el más tardío Macrobio confirma, allí donde
habla de un "Ianus Patulcius et Clusivius", pero conocía también por Servio y por Lido.
Del texto macrobiano se puede deducir una et imología reconducible a pateo y a claudo,
pero la dif icultad surge por el hecho de que los dos suf ijos –ulcius y usius- son oscuros
y no reconducibles a otras formulaciones lingüísticas. El sentido de "abierto" (patet) y
de "cerrado" (clauditur) parece, con todo, el más verdadero, porque también se conecta
con el simbolismo solsticial del que hablamos. El atributo de pat ulcius, en efecto, es
precisamente el del solsticio estival, cuando el año se "abre" a un nuevo recorrido. Es
el momento creat ivo, el "inicio" de un ciclo tan import ante que en algunos calendarios
arcaicos, como el Sothiaco del antiguo Egipto o el de la más arcaica Hélade, se hací a
comenzar el año solar precisamente por Cáncer. Clusius, sin embargo, indica lo
opuesto, la "clausura" del recorrido anual, el inicio de la mitad ascendente oscura que
concluirá en el signo opuest o, para después retomar todo de nuevo. Además, todavía
en un testimonio del que inf orma Renato del Ponte se dice que Jano era denominado
"Patulcius et Clusius, ianitur superum inferunque", donde las dos atribuciones son
referidas respect ivamente a la mit ad superior y a la inf erior del año, las cuales vienen
"introducidas" por el dios latino. Son ést os elementos precisos de una función "axial"
que se centra sobre las "fuerzas del año", sobre aquellos solsticios que la antigüedad
consideró la "vía de los dioses" y la "vía de los hombres", a las cuales quizás se
puedan referir los dos at ribut os de los que habla Macrobio (Saturnales, I , 7, 20),
Antevorta y Postvorta, que en una aplicación particular parecen poder relacionarse con
tales días, dado que la "puert a delant era", "que abre", es la del solst icio veraniego,
mientras que la "trasera", "que cierra", es la invernal.
Según Ovidio (Fastos, I, 318) el agonium del 9 de enero es la fiesta propia del
dios Jano: "Janus Agonali luce piandus erit". La etimologí a del término es compleja.
Ovidio (v. 321 y siguientes) la ref iere al acto ritual, mientras los estudiosos modernos
están inclinados a dar crédito a la tesis de Paul. Fest. 9 L, según la cual "los antiguos
llamaban a la víctima sacrificial". Varron (De ling. lat., 6, 3, 12) y aún Ovidio (Fastos, I,
333-334) declaran que en tal período el rex sacrorum sacrif icaba un carnero negro en
la Regia, el edifico del Foro que hospedaba t ambién al pontifex maximus. La fecha es
importante; el 9 de enero lo presenta Ovidio como la primera fiesta del año "cuatro
días después de las Novenas", y representa por ello desde el punto de vist a litúrgico el
inicio verdadero y propio del año sagrado. Rápidamente, t ras el agonium, con el 11 de
enero, comienza el ciclo de las fiestas de Carmenta, que, según D. Sabbtucci, pueden
5
ser interpretadas con relación al dios Jano, dado que su simbolismo hace de ellas por
excelencia "diosas de los pasajes": "permaneciendo firmes en el nacimiento del año se
just ifican las relaciones de Carmenta con Jano, que no solament e son de calendario,
sino también, por así decir, "teológicas" [.. .] como ha propuesto Macrobio, para el cual
Antevorta y Postvorta, las dos Carmentas, seráan compañeras más adaptadas al dios
biceps, "que conoce el pasado y precede el fut uro". No es sólo esto, sino que tampoco
puede considerarse casual que dicho ciclo de f iestas que comienzan el 9 de enero con
el agonium, que a su vez abren el nuevo año bajo el signo de Jano, est én colocadas
rit ualmente después de las Saturnalia, o sea, el ciclo de fiestas dedicadas al dios que
Jano asume en el Lazio. Colocadas poco antes del solsticio invernal, las Saturnalia son
un típico ritual de "fin de año" que tiende a clausurar el ciclo litúrgico t ranscurrido a
través de una reactualización ritual del illud tempus primordial, y por ello mismo
regenerar el tiempo nuevo. Enseguida después, hast a el 8 de enero, hay una especie
de "vacaciones solst iciales" [similares en el significado ritual a las cristianas de doce
días de Navidad a Epif anía], para recomenzar después el nuevo ciclo anual en el mes
de Jano, Januarius, con la fiesta del dios, el agonium , y la muerte del carnero negro
que, quizás, siguiendo a Georges Dumézil, es el animal especialmente dedicado a
Quirimus y por ello conect ado con ciertos aspectos de las iniciaciones guerreras y a
los ritos de pasaje (1) -cosa que nos podrí a plantear la hipót esis de que tales rituales
pueden tener una colocación, como ent re las tradiciones de otros pueblos
indoeuropeos, en correspondencia con el solsticio de invierno, y por ello el curioso
paralelismo de dos sí mbolos de la pax augustea, la cornucopia y el Capricornus, ambos
referidos a Octaviano, el príncipe que de nuevo dio vitalidad a los antiguos rituales
conexos con la diosa Juventas. 1
2. EL SÍ MBOLO Y EL RI TO MASÓNICO DE LA CADENA DE UNIÓN
La cadena de unión es sin duda alguna uno de los sí mbolos más significat ivos
de entre t odos los que decoran la Logia masónica. Se trata de un cordel que rodea
todo el templo por su part e superior. Esta situación en lo "alt o" le da una connotación
celeste, conf irmada por los doce nudos que aparecen de trecho en trecho a lo largo de
todo el cordel, los cuales simbolizan los doce signos del zodíaco. Esos nudos se
corresponden, además, con las doce columnas que excepto por el lado de Oriente
también rodean el recinto de la Logia. Cinco de esas columnas están situadas en el

1 1. Para comprender la importancia de un año sacro puede que sea necesario tener presente las

siguientes reflexiones. En diversas tradiciones espirituales de la humanidad se encuentran rituales y cultos


ligados a un arcaico simbolismo del dios año, la proyección de ritmos espirituales que entre los puntos
"nodales" del calendaria anual, meses, estaciones, y, más particularmente, equinocios y solsticios tendían a
revelarse como epifanías divinas, hasta hacer del ciclo anual una verdadera y propia liturgia celeste –cosa que
explica el sentido verdadero de la antigua astrología-. En tal sentido, el año como hecho cronológico marcado
por la salida venía a revestir el carácter de un símbolo, ello mismo experimentado como "distensión del tiempo,
que no es otra cosa que una forma cristalizada de un ritmo espiritual anterior a la particular percepción del flujo
del devenir". Sobre los ciclos cósmicos, cfr. N. D’Anna, Virgilio e le rivelazioni divine. La IV egloga e il
Fanciullo divino, Ecig, Genova, 1989, cap. III ("I cicli cosmici e il regno di Saturno"), que está enteramente
dedicado a la cuestión, según el punto de vista de la antigua tradición espiritual romana.
6
lado de Septentrión, otras tantas a Mediodía, y las dos restantes: las columnas J y B- a
Occidente.
Para comprender esta simbólica habría que tener en cuenta que la Logia es,
ant e todo, una imagen del mundo, y como tal debe exist ir en ella una representación de
lo que const ituye el "marco" mismo del cosmos, que es propiamente el zodíaco.
Muchos recintos o santuarios sagrados al igual que las ciudades edificadas según las
reglas de la arquitectura t radicional-, siendo la proyección en la tierra del orden
celeste, están de una u otra manera "enmarcados" por las constelaciones zodiacales.
Es el caso, por ejemplo, del Ming-Tang chino, del Templo de Jerusalén (y su arquetipo
la Jerusalén Celeste), de muchas fort alezas templarias, y en construcciones tan
ant iguas como puedan ser el crómlech megalítico de Stonehenge. Asimismo, los
masones operativos, y en general los artesanos const ructores de cualquier sociedad
tradicional, se serví an de un cordel para determinar la posición correcta de los templos
o cat edrales, que siempre y de forma invariable, estaban orientados según las
direcciones del espacio señaladas por los cuatro puntos cardinales, exactamente igual
que la Logia. Ahora bien, como menciona René Guénon "... entre las funciones de un
'marco' quizá la principal es mantener en su sitio los diversos element os que contiene
o encierra en su int erior de modo de formar con ellos un todo ordenado, lo cual, como
se sabe, es la significación misma de la palabra 'cosmos'. Ese 'marco' debe pues, en
cierta manera, 'ligar' o 'unir' esos elementos entre sí , lo que está formalmente
expresado por el nombre de 'cadena de unión', e inclusive de est o resulta, en lo que a
ella concierne, su significación más profunda, pues como todos los símbolos que se
present an en f orma de cadena, cordel o hilo (todos ellos símbolos del eje) se refieren
en definitiva al sûtrât mâ". 2 Por consiguiente, la cadena de unión masónica vendría a
significar, considerada desde el punto de vista metafísico, exactament e lo mismo que
la "cadena de los mundos": un sí mbolo que resume el conjunto de t odos los estados,
seres y mundos que conforman la manifestación universal, los cuales subsisten y están
ligados entre sí por el "hilo de Atmâ" (sût râtmâ), es decir por su hálit o o espíritu
vivif icador.
Por ot ro lado, la cadena de unión es también la cuerda anudada (o houppe
dentelée) que aparece figurada en los "cuadros de Logia" masónicos, y concretamente
en los pertenecient es a los grados de aprendiz y de compañero. La significación
simbólica de dicha cuerda es idéntica a la de la cadena de unión, pero, al mismo
tiempo, y vinculado específ icamente con el simbolismo del cuadro de Logia, habría que
considerar también otro aspect o import ante de ella: el que tiene como f unción
"proteger", además de "unir" y de "ligar", los símbolos y emblemas que aparecen
dibujados en el cuadro, el que es considerado como un espacio sacralizado, y por tanto
inviolable. En este sent ido, la idea de "prot ección" está incluida en el simbolismo de
los nudos y las ligaduras, que por sus formas respectivas recuerdan el trazado de los
dédalos y laberintos iniciáticos. En la simbólica universal, el laberinto, además de
2 Ver René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada cap. LXV. (R)
7
estar relacionado con los "viajes" y las pruebas iniciáticas, también tiene como función
la defensa y protección de los lugares sagrados o cent ros espirituales, impidiendo el
acceso a los mismos a los profanos que no están cualificados para recibir la iniciación.
Pero la def ensa se extiende igualmente (y podríamos decir que principalmente) a
impedir el acceso a las inf luencias sutiles del psiquismo inf erior, el que por su carácter
especialmente disolvent e representan un claro peligro que ha de ser controlado y
evit ado a toda costa, pues por medio de esas inf luencias se int roducen determinadas
energías maléficas y caóticas dest inadas a destruir, o en el mejor de los casos a
debilit ar, a los propios cent ros espirituales y a las organizaciones tradicionales ligadas
a ellos, y consecuentemente a impedir en lo posible la comunicación con las
influencias verdaderamente superiores, de las que esos centros y organizaciones han
sido -y son- precisament e el soporte. Y al hilo de esta última ref lexión, quizá no estaría
de más señalar los peligros de disolución (o de petrif icación, pues para el caso es lo
mismo) que en la actualidad acechan a la Masonería, ya que es a todas luces evidente
que esta organización tradicional se ha visto sometida a una paulatina ext irpación de la
dimensión iniciát ica y esotérica de sus símbolos y sus ritos. Y lo que es tal vez más
lament able es que esa acción ha sido llevada a cabo muchas veces por masones que
no han comprendido que es precisamente gracias a esos sí mbolos y ritos (revelados en
el origen y transmitidos a lo largo del tiempo) que la Orden masónica adquiere su pleno
sentido, pues ellos constituyen sus señas de identidad, lo que dicha Orden es en sí
misma, y no podrí a dejar de ser, a menos de quedar totalment e desvirt uada y vacía de
contenido esencial. Para que esa situación no llegue a ser irreversible, pensamos que
se hace necesario que los masones de espírit u tradicional (esto es, aquellos que
consideran que la Masonería pertenece y es una ramif icación de la Tradición
Primordial y por tanto una vía de realización al Conocimiento) restituyan de nuevo el
sentido cosmogónico y metafísico de su legado simbólico-rit ual, empezando por
considerar que la cadena de unión es, efectivamente, el "marco" celeste que delimita,
separa y protege el "mundo de la luz" del "mundo de las tinieblas", lo sagrado de lo
profano.
Además de la cuerda anudada que rodea la Logia y el cuadro, existe un rit o en
la Masonería que también recibe el nombre de cadena de unión. Se trata de aquel que
está constit uido por el entrelazamiento que forman las manos, con los brazos
ent recruzados, de todos los int egrant es del taller, lo cual, precisamente, tiene lugar
alrededor del cuadro de la Logia y de los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la
Belleza momentos ant es de clausurar los trabajos. En primer lugar, habría que decir
que la cadena de unión es uno de los ritos masónicos que más directamente aluden a
la fraternidad masónica, la que, en efecto, está sustentada en los lazos de armonía y
concordia que entre sí ligan a t odos los masones. De ahí el por qué a los nudos de la
cuerda también se les denomine "lazos de amor", pues el amor, entendido por lo más
alto, es la fuerza que concilia los cont rarios y resuelve todas las oposiciones en la
unidad del Principio. Dicha fraternidad representa, por tanto, el f undamento mismo
8
sobre el que se apoya la propia organización iniciát ica y tradicional. En est e sentido, el
ent relazamiento de manos y brazos configura una trama crucif orme que evoca la
imagen de una estructura fuertemente cohesionada y organizada.
Pero est e rito se realiza, f undamentalmente, para dirigir una plegaria o
invocación al Gran Arquitecto, siendo en esa invocación donde reside su sentido
profundo y su razón de ser. Por ello, prescindir de la plegaria como sucede en muchas
logias act uales, por el mero hecho de ignorarla o por considerarla un trasnochado
anacronismo, provoca inevitablement e el empobrecimiento del propio rit o, quedando
éste, en consecuencia, reducido prácticament e a casi nada. Sin embargo, en la antigua
Masonería operativa, la plegaria y las invocaciones de los nombres divinos formaba
parte constit utiva del rito y de los trabajos simbólicos; y precisament e ella se realizaba
en la cadena de unión y alrededor del cuadro de la Logia, con lo cual se confirma el
papel verdaderamente "central" que este último ha desempeñado siempre en la
Masonería.
Por lo general, la cadena de unión comienza y termina en el Venerable Maestro,
y es él, como la máxima autoridad de la Logia, el que dirige la invocación al Gran
Arquitecto. Veamos a continuación un ejemplo de ésta según es de uso todavía ent re
algunos Ritos masónicos que han seguido conservando parte del legado operativo:
"excl; Arquitecto Supremo del Universo! excl.; Fuente única de t odo bien y de toda
perfección! excl.; Oh Tú! Que siempre has obrado para la felicidad del hombre y de
todas Tus criaturas; te damos gracias por Tus paternales beneplácit os, y te conjuramos
para que los concedas a cada uno de nosotros, según Tus consideraciones y según
nuest ras necesidades. Esparce sobre nosot ros y sobre todos nuestros Hermanos Tu
celeste Luz. Fortifica en nuestros corazones el amor hacia nuestras obligaciones, a fin
de observarlas fielment e. Que puedan nuestras reuniones estar siempre fortalecidas en
su unión por el deseo de Tu placer y para hacernos útiles a nuest ros semejant es. Que
ellas sean por siempre la morada de la paz y de la virt ud, y que la cadena de una
amistad perf ect a y fraterna sea en lo sucesivo tan sólida ent re nosotros que nada
pueda alterarla. Así sea".

Por consiguiente, y según se desprende de esta oración masónica, la unión


encadenada y fraterna se convierte en el soporte horizontal y psicosomático (terrest re),
sobre el que "descenderán" -estimulados por la plegaria- los beneplácitos
(bendiciones) de la influencia espiritual o supra-individual -"Tu celeste Luz"-,
posibilitando así una vía de comunicación axial ent re el cielo y la tierra, o como se dice
en lenguaje masónico, ent re la Logia de lo Alto y la Logia de Abajo. Es decir, que a
través de la invocación lo que se pretende esencialmente es la comunicación con las
energías celestes (las Ideas o atributos creadores del Arquitecto universal) cuya acción
espiritual ha conformado -y conforma permanent ement e- la realidad simbólica, ritual y
mít ica (es decir, cosmogónica y met afísica) de la organización iniciática. Al mismo
tiempo, en el rit o de la cadena de unión se concentra la ent idad colect iva constituida
9
por todos los antepasados que realmente part iciparon en la Tradición y su
conocimiento, y de los que se dice moran en el "Orient e Et erno" (la Logia celeste).
Dicha ent idad se hace una en comunión con sus herederos actuales, esto es, con los
masones que, habiendo recibido y comprendido (en la medida que sea) el mensaje de
su legado tradicional, contribuyen hoy en día a mant enerlo vivo y actuant e. En este
sentido, la cadena de unión también est á simbolizando la cadena iniciática de la
tradición masónica (y por analogí a la de todas las tradiciones), cuyo origen es
inmemorial, como lo es asimismo el mensaje que ella ha ido transmitiendo a lo largo
del tiempo y de la historia.

Las individualidades, o mejor, la idea de lo individual y lo part icular que cada


componente de la cadena pudiera tener de sí mismo, desaparece como tal para formar
un solo cuerpo que vibra y respira a una misma cadencia rítmica. La cadena de unión
deviene así un círculo mágico y sagrado donde se concentra y fluye una fuerza
cósmica y t eúrgica que asimilada por t odos y cada uno de los integrantes de la misma
les permit e participar del verdadero espíritu masónico y de su energía salutífera y
regeneradora.

No es entonces de extrañar que durante el transcurso del rito de la iniciación, el


neófit o reciba simbólicamente la "luz" integrado en la cadena de unión, lo cual es
perfectament e coherent e en una tradición en la que el rito y el trabajo colectivo
desempeñan una función eminent e como vehículos de transmisión de la influencia
espiritual.

3. DEFINIR LOS CONCEP TOS DE FANATI SMO, SUPERSTICI ÓN Y MORAL.


ESTABLECER SUS IMPLI CACIONES.

2.1. EL FANATISMO.
10
Etimológicamente significa”: Celo excesivo de los fanát icos ”El fanatismo, es la
pasión condenada por la doctrina de la Orden. Es un celo ignorante y ciego llevado
hasta el frenesí. Excitado y dirigidos por manos expertas, es el instrumento más
terrible y desastrosos de las pasiones polít icas y religiosas. El f anatismo procede en
primer lugar de la ignorancia: Nada más propio para excitarlo que la f e religiosa,
cuando rechaza de plano el libre albedrí o y el razonamient o. La historia nos enseña
ejemplos que conf unden la razón. El espíritu moderno ha obligado por f in al fanatismo
a ocult arse ant es nuest ras leyes y costumbres y la masonerí a t rabaja sin tregua ni
descanso para que la luz de la razón y de la verdad disipe para siempre las tinieblas

que aun la rodean. Por eso, es combatido por la masonerí a, por que envenena a la
conciencia y no permite el libre razonamient o entre los hombres.

2.2. LA SUPERSTICIÓN.

Deriva del Latín: Supersticiones. Es la creencia extraña a la fe religiosa y


contraria a la razón. Especialmente cuando es supervivencia o residuo del paganismo y
la magia, y tiene caráct er ridí culo, como la creencia en los fantasmas, los saludadores,
los talismanes (herraduras, etc.) y los agüeros: el número trece, el vuelco de salero, el
aullido de los perros, el encender el cigarrillo tres personas, con un mismo fósforo, el
pasar y tocar la giba de una joroba do, etc.
Sant o Tomas de Aquino la define”: Un vicio opuest o, por exceso a la virtud de la
religión, no porque la superstición concede más culto a Dios que verdadera religión,
11
sino pro que da culto divino a quien no debe darse o lo da a Dios de un modo
impropio.”( 3 )

Hay, pues dos especies de superstición: a la primera pertenece la idolat rí a, la


adivinación y la vana observación (empleo de ciertos medios que ni por su naturaleza,
ni por disposición de Dios son apta para el fin que se intente lograr) así como la magia,
la hechicerí a, el espiritismo y el ocultismo.
Sobre la segunda especie de superstición dice sant o Tomas: “Si hay alguna cosa
en el culto o practicas religiosas que de suyo no ordene a la gloria de Dios, ni elevar al
Dios a la mente del hombre o de refrenar las desordenadas concupiscencias de la
carne y de igual modo si es conforme a lo est ablecido por Dios y por su Iglesia o esta
contra la costumbre Universal del pueblo cristiano,

debe reputarse por superfluo y supersticioso.”( 4 )

2.3. LA MORAL.
Es un conjunto de normas de conductas admitidas en una época o por un grupo
de hombres
Es un conjunto de normas de conduct a tenidas como incondicionalment e validas
por obligatoria en absoluto para todos los hombres. Desde el punto filosófico, la moran
es considerada como el cómo el conjunto de facult ades espirituales, en contraposición
a lo físico. La moral es aut ónoma por excelencia, en el sentido, que es una ley dictada
por la propia conciencia de la persona y no por una instancia ajena a ést a. Sin
embargo, para determinar lo que es Moral, los filósofos le han dado diversas
interpretaciones, por su complejidad y aceptación de la sociedad; por cuanto no
concierne al mundo jurídico, sino que pertenece al fuero interno y el respeto humano,
he allí su gran complejidad.

3
B.Braileys. Santo Tomas de Aquino.pag 345.
4
Obra.Citada,pag 348
12
Las implicaciones del fanatismo, la superstición y la Moral, a lo largo del
progreso de la humanidad y la barbarie de la especie humanas, esta llena de ejemplos
de las grandes implicaciones, que las mismas han t enido a lo largo de la evolución
social del hombre.
Hay autores que tratan a la moral, como una disciplina práctica, que t rata de
erigir o justificar normas del sent imient o. Los que sust entan que la moral se basa en el
sentimiento (en el sentido de conjunt o de emociones e inclinaciones altruistas y
simpáticas) y que existe un sentido moral o conocimient o intuitivo de lo bueno y de lo
malo. Esta doct rina ética es defendida por Shaf tesbury, Hutcheson, Rousseau, Adán
Smith, ent re otros.
¿ Hay dif erencia entre la moral masónica y la Moral profana?

Si existen marcadas diferencias.

Reflexionando sobre el tema y trasladándonos al desarrollo de la historia, se


observa a lo largo del mismo, la diferente forma, que ha suf rido la moral.
En la antigua Grecia y la Roma imperial, dieron de la misma los más altos
conceptos y los más nobles ejemplos; que sirvieron de base, tantos en los hechos,
como en derecho, de la moral individual. La moral sufrió su punto culminante con el
aparecimiento del Cristianismo, lo cual hizo extensiva a la moral, hasta la f amilia,
reconociendo de est a manera su gran aporte, admirados, aun por aquellos, que no
practican sus dogmas.
Bajo esta noble concepción de la moral ha echado raíces, en nuestros hábit os y
cost umbres, al extremo que bajo sus lineamient os, nos obligan a distinguir entre el mal
y el bien, es decir de nuestra conciencia, la cual debe ser eminentemente progresista.
QQ.HH:: Se ha hablado de dos moral, una individual y otra familiar, est a división
la presento por primera vez, el celebre filósof o positivista Augusto Comte, quien a la
vez dividió a la moral humana en:
Moral individual.
2. - Moral domestica(Que yo denomino moral familiar)
3. - Moral Social.
Particularmente me permito hacer una división de la moral, no por la crea
necesaria, sino por la cambiant e de ella, cuando cubre las diferentes etapas en donde
le toca desenvolverse, de acuerdo con el entorno, que se nos manifiest a, en el
transcurso de nuestra vida. Esta división es la siguiente:
1. - La moral individual.
2. - La moral de pareja.
3. - La moral de familia.
4. - La moral del trabajo.
La moral social.
1. -La Moral individual.
13
Es la primordial, porque difí cilmente, se pueden practicar las demás, porque ella
represent a su conciencia, el discernimiento de su tiempo y espacio, de sus enf oques,
de sus creencias, recurso, alt ernativa y valores.
Esta forma de valor moral individualizada, no es semejant es a las formas
morales, sino que son sus propios valores, normas y creencias que le van a permitir al
ser humano ir desarrollándose, hast a llegar a aut orealiarse, para así armonizar con
todas las leyes del Universo.
2. - La moral de pareja.
Es diferent e a la Moral individual, por dos individuos, que pueden tener dif erente
tipos de Moralidad, entre en relación, y el resultado de la misma, seria la moral de
pareja, aun cuando los valores individuales de cada uno, pueda persistir en ellos.
3. -La Moral de f amilia.
La Moral de familias, es más amplia que la moral de pareja y por ende de la
individual, porque la misma es resultado de una moral nacida de un equipo, de una
unión, de una int egración, cuya finalidad es la integración en el más amplio sentido, la
integración familiar, siendo esta la verdadera cédula, en la cual descansa la sociedad.
4. - La moral del trabajo.
Es donde los individuos deben adaptarse, ubicarse, identificarse y relacionarse
con todo el mundo ético, contenido en la organización.
5. - La Moral social.
En este sentido, la moral individual, queda incluido, en un conjunt o de entes
morales, hast a forma una sociedad, que part icipe y obtenga una conciencia publica,
que en ultima instancia se conviert a en una doct rina de deberes, para con sus
miembros, por que todos est o crearía luchas y aberraciones, que se deben evit ar,
Pero desgraciadamente la historia nos ha enseñado, que en cada época
hist órica
Han sido precisament e los privilegios, que han socavado las bases sociales,
dando origen a las fanáticas practicas, productos de aberrantes creencias religiosas
por una parte, así como también diversas doctrinas políticas, solucionando después
tales posturas a través del credo conformista y de sometimientos espirituales, usando
como arma el miedo, el cast igo y un vago premio a ciertas recompensas. Así el hombre
adquiere una conducta moral, no por que crea en ella, sino por que “Dios” quiere que
la acept e así, en vez de dejarlo al libre albedrío de escogencia. Pórtate bien, porque
alguien lo dice o te lo impone, recibirás castigo si no lo haces y n por que ese debe
ser, el coronamiento más apropiado para ti.
14
Sobre la base de las af irmaciones ant eriores, se puede concluir, que la moral

profana, es una moral del miedo, por que no dan opción de escogencia, no existe un
menú de posibilidades y por eso no es una moral de conciencia, sino de castigo
impuestas por cost umbres y por leyes, las mayorías de las veces atentatorias de la
nat uraleza humana, por ser imperfecta e irracionales.
En cambio la moral masónica, se conoce, para que se practique desde el mismo
momento de la iniciación, mas cuando el Venerable Maestro requiere del profano, el
concepto de moral que él tenga y cualquiera que sea su repuesta, el Venerable
Maest ro le rispota: “ La moral, es el ceñimiento de las reglas del buen vivir y una
constant e practica del bien, merced a la cual, largándose la exist encia del hombre y el
radio de su acción, puede acrecentar el acervo de la sociedad en que vives,
correspondiendo de ese modo al esfuerzo de quienes le han precedido en la vida, en
beneficio de los que tras él se sucedan”.
En Nuestra Constitución Masónica, en su articulo 1, esta concentrada la doctrina
social de la masonería, con sus principios y preceptos, que partir de la liturgia y la
tradición masónica, sobre la realidad política y económica pat a iluminar e inspirar la
acción de los masones, para que estos puedan diseñar y construir esa sociedad
fraternal y solidaria, progresista y justa que aspiramos.
La moral masónica, es el amor a la verdad, la francmasonería se ha
comprometido a construir una nueva sociedad, part iendo de las relaciones
interpersonales, en donde la justicia, la libertad y la paz, el bienest ar y la fraternidad,
sean sus columnas f undamentales.

La doctrina social de la masonerí a, no es una estruct ura ideológica, ni un


programa económico, cult ural o polít ico, sino una orientación fundament al para el
hombre y la sociedad, respondiendo tanto a las exigencias de la ciencia, como a los
desafí os morales.
La moral masónica es el instrumento que se tiene para construir una nueva
sociedad, más justa, solidaria, más fraternal.
La masonerí a no es expert a en política economía, pero es maest ra en lo ético o
moral. Por ello no se puede callar en la def ensa del hombre y el progreso de la
15
sociedad. No se trat a de salir a la calle, con pancartas, ni panflet os, sino a plantear,
con la solvencia que tiene, las instancias morales que se derivan de los obstáculos.-
Pobreza, desempleo, corrupción, inseguridad, crisis educativa, las cuales se oponen
para alcanzar las plenitud del desarrollo del hombre.
Para los Masones, Hiram, no represent a el arquitecto del templo, sino que es
también la resurrección y la inmortalidad de la idea ética y social que él representa,
por el bien que cada masón es capaz de hacer en servicios de sus semejantes, de la
sociedad.
Hiram no surgió simplemente en la sociedad de su tiempo, no se recluyo en sí
mismo, como el caracol en su concha, no se ent rego a las reflexiones abstractas ni a
contemplación desvitalizadota del pensamiento y de la cosa, sino que como maestro
también tenia vida profana, se lanzo a construir, a levantar una obra, una sociedad que
cobijara al hombre en su ansia de perf ección y de bienestar.
La moral masónica, a diferencia de la moral profana no enseña hacer el bien por
el bien, es decir que el bien debe hacerse por si mismo, por que el bien es bueno, útil,
necesario, hacerlo de acuerdo con nuest ra luz interior, independient e de toda
consideración, regla o razón ext erior, independientes de las leyes, reglas costumbres y
deberes que se hayan est ablecidos indicados o impuestos del exterior por ritos,
leyendas, mit os, religiones, usos, costumbres o la opinión pública, es decir sin tomar
en consideración la aprobación, sin derecho a disentir.
Pero también existe inmoralidad en nuest ra Orden de QQ:.HH:: que no se han
inst ruidos, que sobre la base de su astucia logra conquistar “el poder” ent re las Logias,
sobre la base de las calumnias, of ensas, falsean realidades, conque elevan un
conjunto de virt uosas y lastimeras protestas, cuando se le toca o se le reclama,
aunque sea en forma superficial, el problema de su sinceridad. Reaccionan con una
actitud de conquista de sus opiniones, a t ravés del ejercicio espont áneo de una
dialéct ica pura, fría e impasible, cuando la realidad demuestra que la mayoría de las
veces, solo se tarta de una af irmación arbitraria, de una capricho, de una intuición o de
una desea intima ext ractado, que defienden con razones rebuscadas durante mucho
tiempo y de cierta manera en una forma empí rica. Aunque lo nieguen, todos son
abogado ast utos, en la defensa de sus perjuicios, que ellos falsament e denominan
“verdades” y aunque ellos no lo crean, est án muy lejos de poseer el heroísmo propio
de la conciencia, que se conf iesen asimismo sus propias mentiras, es decir muy lejos
del valor que se deja oír, ya sea para advertir a un H:: o poner en guardia al enemigo o
para burlarse de sí mismo.
Hay otros HHSS:. Que se hacer pasar por caritativos, los cuales escogen a las
personas quienes debe socorrerse y va a esa persona indicándole que él lo va ayudar
en lo que necesite, que es preciso de su ayuda, convirtiéndose en un manipulador
vulgar de las necesidades de los HHSS: . O de los profanos, si fuere el caso.
La moral Masónica, instruye desde la iniciación, el principio de responsabilidad
para sí mismo, por ser esta la única fuente de su moralidad. No necesit a de alguien
16
que tenga que decir, lo que debe hacer, que tiene que respetar la vida ajena, cuando el
debe respetar la suya propia Nadie le tiene que obligar a decir la verdad, cuando él
esta claro consigue mismo, viendo bajo su propia verdad, ni que forzarlo a respetar los
bienes que no le pertenezcan, ni la intimidad de ot ro, cuando el sabe hacerlo con la
suya.
La moralidad nace, no de otro, esta arriba o esta abajo. La conciencia personal,
es única e indivisible. No se puede compromet er con lo que otros piensen, sientan o
quieran. Su conciencia, es un contexto totalmente integrado, capaz de orientar al
masón, sin estar sujetos a sabidurías extrañas. Difícilmente le podrí an indicarle a un
masón totalmente realizado, que es lo más conveniente para él o indicarle cual debe
ser su responsabilidad.
La moralidad del masón se traduce en comportamient os concretos, estas
expuestas dificultades, cont rat iempos, diferencia desde afuera. El peligro siempre lo
hará crecer, nada lo puede desarraigar o destruir, a no ser que él mismo conceda esa
posibilidad, no tiene perfección, existe perceptibilidad. No hay adorno ni inefabilidad,
no hay garantía contra el dolor ni los errores. Existe la claridad, para ver lo
descarnado con luz propia y aprender a sacar lo positivo. Cuando hago uso de mi
moral masónica, me queda siempre una sensación de fortaleza, de poder espiritual
indescriptible, tal como lo expresa Pablo Neruda en el siguiente verso:

Hay una peña brava aquí, en la costa


El vient o furibundo, la sal del mar, la ira desde hace siempre
Ahora y ayer y cada siglo.
La tocaron
Tiene arruga, caverna, grietas, figuras, gradas, mejillas de granitos
Y estalla el mar en la roca, amándola.
Rompe el verso maligno, relámpagos de espumas, brillo de luna rabiosa.
Es una peña gris, color de edad, austera infinita, cansada, poderosa.

3. LOS MISTERIOS Y SU APLICACI ÓN EN LA MASONERÍ A.

He dado a entender que se celebraban Misterios Menores y Mayores en Eleusis,


y ya que es obvio que los primeros eran en cierto sentido una introducción a los
segundos, parece razonable suponer que juntos formaban una unidad, del mismo modo
que el grado de Novicio en la alta Orden de Caballería conducía al t ítulo de Caballero y
estaba incomplet o sin él. No obstante, M. Ouvaroff, un escrit or francés de principios
del siglo diecinueve, afirmó como puntos altamente probables 1) que los Misterios
Mayores eran completament e dist int os de los Menores; 2) que no hay ninguna prueba
de que todos los Mystae pudieran convertirse en Epoptae; 3) que si hubiese sido
posible tal progreso indiscriminado, los Misterios Mayores habrían sido traicionados
casi con cert eza; 4) que había un principio de selección en el trabajo y un muro
17
divisorio en forma de una doct rina doble; 5) que los Mist erios Menores no enseñaban
nada en conf lict o directo con el politeí smo, pero que 6) los Mist erios que venían a
continuación impartían nociones justas con respect o a la Divinidad, la caída del
hombre, su inmortalidad y el modo de retornar a Dios; 7) que –de acuerdo con Galeno–
los hierofantes entregaban ciert os libros secretos a los Epoptas que sólo ellos podían
leer. La hipótesis de Ouvaroff acerca de una puerta sellada ent re los dos Ritos y de su
apert ura sólo a aquellos que eran favorecidos por una elección especial no está
sost enida por ninguna evidencia. Unos veinticinco años antes, el Barón de Sainte-Croix
afirmaba que la difusión del Crist ianismo en Grecia hizo que los Guardianes de Eleusis
fueran mucho más cuidadosos con las admisiones a los Misterios Mayores, y esta es la
razón por la que –de acuerdo con Tertuliano– había un intervalo de cinco años entre
ambos
Ritos, mientras que al parecer en los tiempos antiguos, según el testimonio
aut orizado de Plutarco, un Mysta podía convert irse en un Epopta un año después de su
iniciación.

a. PRELI MINARES DE LA INI CIACIÓN Y LA ELEVACIÓN.

Habiendo visto como la Suggestive Enquiry int erpreta las lustraciones de los
Mist erios y las experiencias trascendent ales que se supone que seguí an a
continuación, hemos de explicar que los Candidatos a los Misterios Menores eran
requeridos para bañarse en el río Iliso, tras lo cual el Dadouchos, oficiant e de la
ceremonia, hacía que colocasen sus pies sobre las pieles de las víctimas que habían
sido sacrificadas a Júpiter. Se trataba, pues, de una observancia simbólica sin una
eficacia inherente. La lustración est aba precedida de un ayuno y cont inuaba con una
promesa solemne de secreto. El Candidato a los Misterios Mayores también se
preparaba con un ayuno, con un Rito de Ablución en el agua salada del mar, y
finalment e, con el fuego; se supone que las llamas de ciertas antorchas –que eran
pasadas de mano en mano– purificaban al grupo o cohorte de Postulant es. Éste era
nuevamente un procedimiento convencional, al igual que la continencia sexual
impuesta en ambos casos antes de la participación en los Ritos. No había nada ex
opere operato, aunque hay que entender que la impresión que produjo en los espírit us
de Plat ón o Proclo debió dif erir genéricament e de lo que experimentó Alcibíades.
Mientras que este últ imo compuso una burla vergonzosa de los secretos
procedimientos en estado de embriaguez durante una orgí a, Platón afirma que las
ceremonias de purif icación liberaban a quienes pasaban por ellas de la culpa y las
consecuencias de los crímenes, no sólo en la vida terrenal sino también tras la muerte.
Por tanto, Platón las comprendió sacramentalmente, como el signo ext erior de una
gracia interior, o del mismo modo en que se entiende el sacramento de la conf esión en
la I glesia Latina –supeditado a la adecuada disposición del penit ente y a que haya
vuelto su corazón hacia Dios–. Decir otra cosa es desvariar.
18

b. LOS RITOS DE AGRA.

Los Misterios Menores tenían lugar en Agra, en las orillas del Iliso, y los
Mayores, en Eleusis mismo, al lado del mar. Un coment ario curioso acerca de las
especulaciones de Ouvaroff es que en los recuerdos del pasado, en términos
comparativos, hay bastantes menciones a aquellos Ritos que su hipótesis supone
haber estado protegidos por un muro de doble doctrina y una ley estricta de selección,
mientras que no hay prácticamente nada sobre el proceder de los Ritos int roductorios.
Obviamente, ést os eran de una modalidad preparatoria en relación con aquellos que
venían a continuación, y de ahí que se los haya descrito en términos que sugieren que
sólo implicaban ceremonias de purificación. Hemos visto, no obstante, que los
Mist erios Mayores estaban precedidos por purificaciones de un t ipo mucho más
elaborado. Cualesquiera que fuesen las distinciones ent re unas y ot ras, todas estaban
ligadas por el nexo de la Leyenda Eleusina, la cual estaba distribuida de manera t al
que los Mist erios Menores representaban el retorno de Perséfone a la tierra mientras
que los Misterios Mayores reflejaban su descenso a las regiones infernales y su
experiencia en ellas. Según Clemente de Alejandría, los primeros constituyeron los
cimient os de las doctrinas ocult as y su superestructura fue erigida mediante los
segundos. Se ha supuesto que la base de los Misterios tenía que ver con la necesidad
de la virtud frente a una Providencia Divina vista como algo situado por encima de la
especie de ‘esquema de provisión’ que podría connot ar el mito general del Panteón
griego. También se ha dicho que las representaciones de los Misterios Menores
estaban diseñadas con el fin de exhibir la condición de un alma impura investida de un
cuerpo terrestre “e inmersa en una naturaleza material”. Hasta aquí, en t al caso, eran
una instrucción moral, una recomendación de la vida de la razón en oposición a la vida
de los simples sentidos y sus apetit os. De acuerdo con Warburton, “no se pret endía
exigir al iniciado nada difícil que no se le ayudase a realizar”. Había sacrificios a
Deméter y Perséf one, y parece que los neófit os recibían inst rucciones que estaban
destinadas a ser desarrolladas más completamente en el estadio siguiente. Pueden
haber tenido que ver con esa “renovación de vida y nuevo nacimient o en el hombre”
que –según Müller– estaba implícita en la leyenda de Perséfone, quien personificaba
originalmente “la desaparición y el retorno de la vida vegetal en la sucesión de las
estaciones” pero se convirtió en la reina de los muertos o de aquellos que eran
introducidos en la tierra y regresaban de su interior. Las representaciones de Agra
concluí an con la entronización de los Candidatos y la celebración de una danza ritual a
su alrededor, según el Barón de Sainte-Croix –aunque la autoridad es Dion Crisóstomo,
cuya ref erencia directa eran, no obstante, los Misterios de Samotracia, y en particular,
su escena f inal.

c. LOS MI STERIOS MAYORES.


19

Los Misterios Menores y los Mayores eran precedidos y sucedidos por una
tregua por parte de aquellos que est aban en guerra: se dice que era proclamada en
todas las ciudades y que era aceptada y observada por todos. En una palabra, la
Hélade externa era puesta en un estado de reposo simbólico que podía dar lugar a las
actividades sacramentales de la Hélade mística escondidas en el corazón de su
religión. Los Fest ivales de los Mist erios Mayores comprendían un periodo de nueve
días sin incluir los Juegos Eleusinos, que nat uralmente no f ormaban parte de los Ritos
y se celebraban a intervalos est ablecidos –aparentemente, cada tercero y quinto año–.
Sólo puedo hablar del proceder ceremonial sucint amente
.1) El Primer Dí a estaba dedicado a las Purificaciones Rituales, y los Candidat os
eran reunidos fuera del Templo.
2) El Segundo Dí a era el de la inmersión en las aguas limpiadoras del mar, en
el periodo de luna llena o cerca de él. Era cont emplado como un Rito de Regeneración,
y deduzco que es por ello que los participant es en los Misterios de Eleusis eran
llamados Hijos Regenerados de la Luna.
3) El Tercer Día era el del Ayuno Negro del Rito, y –según Plutarco– era
también un día de luto y de observancia ceremonial triste. Proclo dice que esta
observancia conmemoraba las lágrimas de Ceres y Proserpina. Además est aba
consagrado a la cont inencia, y encont ramos vagas alusiones a un ceremonial los
pastos o lecho míst ico que presumiblemente involucraba alguna prueba de mérit o a t al
respecto: simbolizaba la resistencia de Proserpina en su noche de bodas en el Hades.
Finalmente, cada Candidato sacrif icaba un cerdo joven que habí a sido purificado el día
ant erior en las aguas del océano.
4) El Cuarto Día era de procesiones, y se infiere de los coment aristas de
Arist ófanes que también se realizaban danzas místicas en un prado cubierto de flores.
5) El Quinto Día est aba marcado por la ceremonia de las antorchas que ha sido
mencionada en relación con el simbolismo de la purif icación por el fuego. Los
portadores de las antorchas eran, de manera más especial, los Candidat os, quienes
ent raban en el Templo de Ceres de dos en dos, y se dice que las llamas difundían un
aroma inefable. Durante la ceremonia prevalecía un silencio de veneración puesto que
se conmemoraba la búsqueda de Deméter, quien encendió una antorcha en la
oscuridad sobre los fuegos del Et na y así buscó a Proserpina.
6) Parece que la procesión de antorchas del Quinto Día era una observancia
que se cumplía con luz de día; el Sexto Día, no obstante, est aba consagrado a Yaco y
se portaban antorchas en la oscuridad al traer su estatua de At enas. Yaco forma parte
de los Ritos de Eleusis siendo hijo de Zeus y Perséfone y habiendo asistido a Demét er
en su búsqueda. Éste era el festival más popular de todos los que jalonaban el
progreso del Rito. De Atenas a Eleusis, la multit ud acudí a de t odas partes para tomar
parte en los sacrificios, las libaciones y las danzas que se celebraban en los
santuarios del camino. Todo el mundo llevaba coronas de mirto y los diferent es tipos
20
de instrumentos musicales cont ribuí an con su clamor a la procesión. Se advertirá que,
pese a la reserva que caracterizaba a los Misterios en sí, no había ninguna con
respecto a sus aspectos exteriores; del mismo modo que los Candidatos procedían de
las cuatro part es del mundo conocido, resultaba que todo Atenas t omaba parte en la
observancia, saludaba a aquéllos cuyas iniciaciones y elevaciones mant enían la
conmemoración nacional y combinaba su bienvenida con burlas. No sé a qué hora salía
la procesión de la ciudad –probablement e al despunt ar el alba–, pero la media noche
ya había caí do sobre Eleusis antes de que la comitiva llegase allí, de modo que ésta
se había convertido horas antes en una gran procesión de ant orchas.
7) La Celebración de los Misterios comenzaba durante la sexta noche. Se
ordenaba a los profanos e impuros apartarse del recint o, se abría el Templo de
Deméter y los Candidatos ent raban con la vista cubierta. También eran desnudados y
revest idos con prendas de piel. Habiendo la mayor de las oscuridades, en medio de
una furia sonora terrorífica, se mostraba a los Myst ae la visión del Tártaro y de sus
tormentos por medio de una representación; a continuación venía la visión del Elíseo.
Se habla de (a) melodías celest es, (b) un cielo despejado, (c) perfumes fragantes y (d)
prados floridos poblados por los Elegidos, quienes –como un escritor moderno se han
atrevido a decir “danzaban y se divertían con juegos inocentes y pasatiempos”. Tal era
la vida bendita por venir que ofrecía la iniciación en Eleusis –la Better Land de la Sra.
Hemans establecida con menor intensidad.
8) No está claro en los registros, pero es probable que la estatua de Yaco fuese
transportada de vuelta a Atenas en el Séptimo Día con las mismas observancias. En
cualquier caso, los Candidatos –o al menos, los que eran llamados a participar en el
último Grado de los Misterios, el de los Epopt ae– se quedaban alrededor del recinto
del Templo. Entre esta elevación y la anterior pasaban doce meses completos. Tenía
lugar en la Sépt ima Noche, y ha sido descrita por Hipólito –nuest ra única y muy tardía
aut oridad– como el “Sagrado Matrimonio de Zeus y Deméter”. Est as divinidades eran
personificadas por el Hierofante y la Alta Sacerdotisa –también llamada
Hierophantide–, quienes se dice que se ret iraban a la oscuridad durant e un periodo
que simbolizaba la noche de bodas y retornaban radiantes con esplendor, llevando el
Hierofant e una espiga de trigo, “el más perfecto misterio de los Epoptae” según
Hipólito. Aquél proclamaba al presentarla el nacimiento de un niño sagrado. En una
lect ura espiritual de ello –de acuerdo con la ciencia de la mística–, no cabe duda de
que se trata de una simbólica muy alta y plena, pero queda como una cuestión abierta
saber en qué modo era comprendida por el común de los Adeptos.
9) Los Misterios Menores se repet ían en el Octavo Día, según nos informa
Filóstrato, en beneficio de los Candidatos retrasados. Ello se justif icaba por la leyenda
de Asclepios, quien llegó de Epidauro después de la primera celebración siendo ést a
repet ida en f avor suyo.
10) En el Día Noveno no habí a más observancia ceremonial que las libaciones
de vino, el cual era vertido con dos aguamaniles, uno hacia el sol levant e y otro hacia
21
el sol poniente; el sacerdote que oficiaba miraba sucesivamente hacia el cielo y la
tierra, el padre y la madre de todas las cosas.

Esto está dicho con la aut oridad de Proclo.

d. UNA CONCLUSIÓN GENERAL.

Estamos ahora en condiciones de enjuiciar la tesis relat iva a los Misterios


formulada con palabras de gran solemnidad en la Suggestive Enquiry. El místico no era
unido a la Naturaleza Divina por medios divinos; no recibía la iluminación divina ni
participaba en la substancia de la Deidad; no era liberado espiritualment e por las
lust raciones practicadas en los Rit os; no pasaba por una muerte figurativa inducida por
un trance magnét ico o de otro tipo; y tampoco lo Divino en su int erior era asimilado por
lo Divino en el universo. El encanto románt ico de la iniciación es una cosa, pero los
hechos recordados son ot ra y muy dist int a, desafortunadamente. Si hubiese podido
present arlos como t ales o hubiese podido hacerlo confiando en la visión de ot ro
testigo, habría alcanzado ant es y más simplement e la meta de mi investigación. Así,
result a que, en vez de una iluminación comunicada directament e por aquellos que
estaban iluminados –Adeptos y Epoptas en el sent ido trascendent e, o “hierofantes
resplandecientes con la Deidad”–,
1) los Candidatos de Eleusis eran testigos o bien participaban de una
represent ación dramática que, a grandes rasgos, es comparable a los procedimient os
rit uales de la Masonería;
2) que, aparent emente, la iniciación y la elevación tenían lugar de forma
multitudinaria, y a ellas acudían los f ilósofos, los estudiantes pobres y la gente común
a pie, mientras que los ricos eran trasladados en carros;
3) que allí se ofrecí a –pues lo era– una gran y desordenada variedad de
visiones objetivas, representaciones escénicas y más cosas;
4) que era asunto del audit orio extraer provecho de ello o no;
5) que la mayorí a de los iniciados se marchaban llevando consigo,
principalmente, una instrucción ampliada acerca de “un futuro est ado de recompensas
y castigos” además de los secretos oficiales y de todo lo que podía haber de recuerdo
precioso en los discursos de los hierof antes –acerca de lo cual no sabemos nada en
absoluto–;
6) que, en palabras de Isócrates, el premio duradero eran “unas expectativas
agradables en lo tocante a la muerte y la et ernidad”. Según Aristóteles, los iniciados
no aprendían nada en un sentido concreto sino que sólo recibían impresiones, y el
alemán Lobeck, presumiblemente en base a esto, ha afirmado que los Misterios de
Eleusis eran, en realidad, “asuntos insignif icantes”. Pero si preferimos la evidencia de
Platón, los Mist erios fueron est ablecidos “para mejorar la crueldad de la raza, exalt ar
su moral y refinar sus modos”. Por lo tanto, digámoslo de nuevo, los Misterios eran
22
como la Masonerí a, un sistema de alegorías y símbolos que encubre una enseñanza
ética y espiritual cuyo valor final reside en guiar la vida de la doct rina impartida en su
seno.

4. LA DOCTRINA DE LOS MISTERIOS.

Permanecen por encima de todas los cuest iones trat adas aquellas cosas que
necesariament e se nos escapan porque los memoriales guardan silencio acerca de
ellas, recordando las plegarias de los Misterios. ¿Qué eran aquellas frases inscrit as en
el Petroma o tabla de piedra que son descritas como una lección terrible? ¿Se
enseñaba en Eleusis la doctrina de la unidad en Dios más allá de todas las máscaras e
imágenes de la mitologí a griega, tal como Warburton y otros han creído? ¿Era la
doctrina secret a, por el contrario, un invento tardío y vago acerca de aquélla, que
trataba de leyes y legisladores, del descubrimient o de la agricult ura y de la
preparación de la siembra y de la cosecha, tal como el Barón de Sainte-Croix
concluye? La veneración por los Misterios que muest ran los grandes f ilósofos
espirituales impide esta segunda visión, y a partir de las consideraciones hechas
ant eriormente, es más razonable inferir que la gran representación no estaba
desprovista de un gran significado en su contexto de lugar y periodo. Warburton parece
estar más próximo de la verdad que otros que han expresado dudas acerca de sus
hallazgos; o bien la Doctrina de la Unidad Divina ent ró en la filosofía procedent e de los
Mist erios, o bien la filosofía interpret ó los Misterios en el sent ido de su propia doctrina.
La vía del medio indicada por Lenormant, donde nadie puede hablar con
certeza, es quizás la más sabia. “En la iniciación mayor”, dice, “lo que era present ado
a la contemplación de los epoptai debía consistir en mitos más complicados y ajenos a
la religión pública, mitos a los cuales se atribuía un significado más profundo y que
proporcionaban un mayor conocimient o de la naturaleza interior de los dioses. De aquí
deriva su nombre, epopteia y, sobre todo el término más signif icante de autopsia, el
cual indica muy claramente que los epopt ai tení an fama de contemplar a los dioses
cara a cara en su misma esencia”. Naturalmente, es obvio que  , entia y
essentiae no se ven cara a cara, pero tiene un significado simbólico que al dios del
inframundo se le represente por medio de una gran oscuridad y a Zeus como un fuego
sin forma. Así, también el héroe de Apuleyo, testif icando acerca de sí mismo, dice: “Vi
al sol brillar en las alt as horas de la noche con un esplendor luminoso”. Debemos
recordar, no obst ante, que en un momento avanzado de los Misterios, los Candidatos
contemplaban una imagen de Deméter vestida gloriosamente y manifestada en una luz
deslumbrante, y que esto es ver “cara a cara” simbólicamente.

5. DESCRI BIR EL TRAJE DE RECIPIENDARIO E INTERPRETA R EL SENTIDO


DE SUS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS.
a. INTRODUCCIÓN.
23
Desnudar una o varias part es del cuerpo, desempeña un papel estelar en las
tradiciones espirituales como símbolo. Observamos así mismo que la desnudez o más
concretamente, tomar conciencia de ella, se considera siempre como el símbolo de una
diferencia en el ámbit o espirit ual. Así cae Adán en relación con su estado anterior que
era el conocimiento directo y la unión con su Creador. Ant es de eso no era consciente
de su desnudez, pasa a serlo cuando adquiere un conocimient o más “humano”
Hemos empleado la palabra caída sin atribuirle la habit ual connot ación negativa,
ya que evoca de por sí, por la simple diferencia, una diferencia de nivel. Por lo tant o la
desnudez simboliza el contacto directo, es decir, sin nada que o cubra, con el principio
Creador. Es también espiritual, por que nos permit e ent rar en contacto con la Verdad..

Por consiguiente, el desnudo simboliza ese despojarse interiormente, que


permite afrontar la verdad sin velo, porque ella no tiene velo, no tiene adorno, ni lo
necesit a y para poderla contemplarla se necesita un estado igual. Despojarse,
desnudarse, símbolo de la Verdad, el conocimient o, la iniciación, es para el que lo
realiza, un signo de que está iniciado. Es la marca que indica que posee el
Conocimiento o de que encarna, voluntariamente o no, La verdad. En realidad no hay
desnudo. De todos los rituales se desprende que el candidat o no esta ni vestido ni
desnudo frente a la vestiment a moral (Estado decente, símbolo de la indigencia, est ado
en que se encuentra un hombre cuando viene al mundo, estado de miseria, estado de
debilidad)
Hay mucho más que nociones morales de los rituales, porque también existen
gestos. El hecho de quitar el vest ido protector de una parte del cuerpo, implica
habitualmente considerarla como desnuda, es decir, que se ve la piel. Podríamos, decir
ent onces que se encuent ra en un estado int ermedio, que significa en medio de algo, a
medio camino entre un estado y otro. Desde otro ángulo, puede considerase como un
estado central. Está en medio de un proceso, que gracia al rito debe llevarle hacia el
centro. Ya no es profano, aún no es iniciado Desde est e punto de vista esta en un
estado int ermedio. Se prepara para viajar hacia el centro, en que se unirá al principio
espiritual. Todo lo anterior no contradice, sino que confirma lo que afirmábamos
ant eriormente, por que el candidat o esta al mismo tiempo parcial y temporalmente
desnudo. El iniciado, es decir el ser realizado puede siempre evocar y manifestar su
24
desnudez, por el contrario el profano esta siempre tras el velo en lo que respecta al
Conocimiento.
Nuestros estatut os establecen que el momento de la iniciación, el traje de Orden
del Recipiendario es el siguiente: Brazo izquierdo y pierna derecha desnudos, pie
izquierdo con chinela, los ojos vendados y una soga al cuello, que el Recipiendario
sujetara por sus extremos con la mamo derecha”( 5 )
Podemos clasificar estas part es del cuerpo en dos categorías: Part es centrales o
vitales o también obligatoria por naturaleza y partes art iculadas, situada en medio de
los miembros.

b. BRAZO IZQUI ERDO Y PIERNA DERECHA DESNUDOS.


Además del pie, también se desnuda una rodilla, la del lado contrario al pie
descalzo y un brazo del lado contrario a la rodilla y por lo tanto necesariamente del
mismo lado que el pie. Aparece aquí un movimiento en zigzag: pie, rodilla contraria,
brazo cont rario a la rodilla.
Al considerar al cuerpo según sus lados (derecho-izquierdo) para crear un
estado intermedio y al tomar esas mitades, podemos crear así, un “est ado intermedio”
La rodilla y la pantorrilla al descubiert o, es el símbolo del conocimient o y aquel
que enseña su rodilla es el iniciado. Podemos ver t ambién, que la rodilla por su
constit ución y su función, permite al hombre, andar, progresar. Esta es la razón, con
frecuencia se ha considerado por una parte, como el sí mbolo del poder y por la otra de
la humildad, que es el abandono del poder cuando esta encorvado. El acto de
arrodillarse o la genuflexión, es claramente una forma voluntaria de situarse en
situación de impot encia y también de parada en la progresión

5
Ritual del Aprendiz Masón. G: .L:.de la República de Venezuela.
25

c. EL BRAZO.

Por últ imo, el brazo que ha sido desnudado o más concretamente el antebrazo y
el codo, una art iculación important e por los movimientos que permite al brazo.
El brazo simboliza por supuesto la posibilidad de hacer, crear, de actuar.
Simboliza la act ividad, la fuerza, el poder, la capacidad. El brazo, más aun, el
ant ebrazo, es la prolongación del espírit u; el codo es pues, es la fuente de la que nace
la acción. El iniciado trabajará con el brazo, realizará un trabajo de construcción. Con
el brazo trasmitirá, lo que aprenda a su cent ro de conocimiento. Relación mano-
cerebro. Así se explica que se descubra el futuro constructor.
Para los demás ritos esta explicación no es válida. Hay que reconocer que si
algún día hemos manejado las herramientas es el brazo derecho, por medio de su
prolongación, la mano, el que generalmente t raza, dibuja, hace planos, sost iene el
compás. Por el contrario es el brazo y la mano izquierda la que sost iene la regla y la
escuadra, el que esculpe, perfila y convierte en formas la fuerza brut a que el brazo
derecho envía a través del mazo y el cincel. En nuest ro rito se dan vueltas
rit ualisticamente alrededor del pavimento del mosaico por la izquierda, es decir la
mano izquierda esta en el exterior de la circulación, del circulo y el interior a mano
derecha.
El brazo izquierdo designa la vida contemplativa y la sabiduría, permit e la
realización en la paz y en el silencio, es el lado del principio pasivo, así como el de la
def ensa y de la prot ección. La mano y el brazo derecho son el símbolo de la actividad
y de la fuerza.
Hay que hacer notar, aún cuando así no lo dispones nuestros rit uales, la
desnudez del brazo izquierdo, hace que se descubra la t etilla izquierda, indicando con
esto, que el simbolismo del corazón, de una manera indirecta lo indica, porque el
corazón es la sede la int eligencia directa, intuitiva, de la contemplación. Podemos
afirmar que todos os ritos masónicos descubre el corazón. El hecho de descubrirlo
permite al candidato recibir en directo las inf luencias espirituales que el rit o va poner
26
en marcha. Además, debemos subrayar aquí un gran principio de los ritos espirituales
y de la transmisión que realizan. Est os ritos se centran, en efecto en el contacto por
eso el masón no debe estar separado del resto de sus hermanos, bajo ninguna
restricción egoísta.
También tiene otro significado, el cual represent a el despojo de todo
convencionalismo, que impide la sincera manif est ación de sus sentimientos y de sus
aspiraciones más profundas (desnudez de la tet illa izquierda)

d. LA PI ERNA DERECHA DESNUDA Y EL PIE IZQUIERDO CON CHINELA.

Aquí la parte importante, tanto física como simbólicamente, es el pie, porque es


él a través del t alón, el que tocará el suelo en primer lugar durante los
desplazamientos (entradas y salida, transmisión de secret os, perambulaciones)
El rito de descalzarse o desnudar los pies al aproximarse a un lugar sagrado,
deriva del Latín discalceare, quitarse el zapat o. Esta costumbre tiene a su favor suyo
el prestigio de su antigüedad y su universalidad.
En el libro del Éxodo, en que el Ángel del Señor le dice al patriarca desde la
zarza ardient e: ”No te llegues acá: quit a tus zapatos de tus pies, porque el lugar en
que esta tierra sant a es”( 6 )
Como se ve en el tiempo de Moisés, existía este Rito, lleno de una gran
significación simbólica.
Clarke, opina en sus Comentarios”: que las naciones orientales derivan de est e
mandato la cost umbre de realizar su culto religioso con los pies descalzos, pero lo más
probable es que esta ceremonia se emplease mucho tiempo antes el episodio de la
zarza, y que el legislador judío la conociese, ya como signo de reverencia”( 7 )
En este mismo sentido lo sost iene el obispo Patrick” quien cree que la
cost umbre se derivo de los antiguos patriarcas, transmitiéndola la tradición de
generaciones generación”( 8 )
Existen abundantes pruebas en los autores antiguos de est a costumbre ent re el
pueblo judío y algunos gentiles
Pit ágoras ordenaba a sus discípulos ”Of rece tu sacrifico y rinde culto con los
pies descalzo” 9
Justino Márt ir dice” que los sacerdot es ordenaban a quienes asistían a los
templos gentiles que se quit asen los zapatos” 1 0 .
Drusio dice en las notas del libro de Josué que en las naciones de Orient e era
deber piadoso hollar el pavimento del t emplo con los pies desnudos.

6
Éxodo.
7
J.Clarke. Comentarios. Pág. 456
8
J.Patrick. Dogma, pág. 45
9
Pitágoras. Versos Áureos
10
Mártir. Religión. Pág.342
27
Maimones afirma: “ no se permitía a los hombres entrar en la montaña de la
casa de Dios con los zapatos puestos, ni con el cayado y vest idura de trabajo o con los
pies cubiert o de polvo” 1 1
El Dr. Oliver dice”: El act o de ir con los pies descalzos se considera siempre
como una señal de humildad y de reverencia; los sacerdotes oficiaban siempre con los
pies
En la leyenda de Jasón(Jef e de los argonautas) en el navío Argos se
transportaron a la Colquide y conquist aron el Vellocino de oro- Maestros del cent auro
Quino, protegido de Juno, hija de Saturno y Rea, hermana y esposa de Júpiter, celebre
por su odio a los Troyanos) y es la siguiente:
Jasón encontró en la margen de un río, a una anciana deseosa de pasar y sin
titubear el tomo sobre sus hombros, hasta dejarla en rivera opuest a. Cual no seria la
sorpresa de Jasón, al ver que la pobre vieja tomaba el rost ro majestuoso de Juno,
diosa del cielo, y en pago de su buena acción, le promet ió protegerlo en todas sus
empresas. Jasón había perdió una sandalia en el lecho del río, pero estaba tan
contento, que esto no le importo y entro con el pie la vecina ciudad. Bebas, rey de ese
país, había sido advertido por un oráculo, que debía desconfiar de un hombre que
llevara un solo pie calado Inquieto el rey a la vist a de Jasón, le pregunto: ¿Qué harías
tu con un ciudadano, al que una predicción t e la hubiera denunciado como que debería
atentar en cont ra de tu vida?. - Lo enviaría a buscar el Vellocino de Oro, contesto
Jasón, pronunciando así su propia sentencia. La perdida de un zapato, vino a ser la
causa de la expedición de los argonautas. Corresponde a loes espí ritus reflexivos
buscar el sentido prof undamente iniciatico de este mito. descalzos en sus templos,
aunque a menudo est o perjudicaba su salud” 1 2
Haciendo un análisis, de las af irmaciones y criterios anteriores, los mismos se
centran normalmente en explicaciones morales, como la humildad ante Dios, la
confianza en aquellos a los que se confía el candidat o, un testimonio de buena fe, el
símbolo de la sinceridad del próximo juramento, a la ent rada en el suelo sagrado, por
que así se realiza en muchas religiones o en las citas bíblicas como en el Libro de
Ruth, como quitarse una sandalia y dársela a otro, era una manera de testif icar en
Israel.
El rito de descalzarse, es por lo tanto un sí mbolo de reverencia y significa,
según el lenguaje del simbolismo, que el lugar a que uno se aproxima tan humilde y
reverentemente esta consagrado a un santo propósito.
Hay que destacar también que nos encontramos ante dos element os: El pie y su
preparación. El pie es considerado simbólicamente como la toma de posesión de algo;
poner el pie sobre una tierra es reivindicar su posesión. La huella que sobre ella se
deja es esta marca de la posesión y el sí mbolo del que la ha dejado, por medio de la
presión que ejerce su peso. Sin embargo, el acto de ponerle al pie una chinela o

11
Maimones. La Cabala. Pág.324
12
J. Oliver. Comentarios a la fe. Pág.345
28
ent endida en la forma general de la preparación del pie, provoca he aquí, lo
importante, un desequilibrio en la marcha del candidato, el cual por el mismo hecho
renquea y claudica. Así, el plano personal, interno y personal del desplazamient o del
candidat o se ve afectado. Anda de algún modo en zigzag, con un pie más bajo que
otro, con la línea de las caderas desequilibradas. Así pues, ya no hay equilibrio, por
consiguiente ya no hay paridad o paralelismo. Hay f ractura, rupt ura de un equilibrio, el
del prof ano, del equilibrio del profano. Hay una ruptura entre lo profano y lo sagrado;
esta ruptura de continuidad se produce en el interior del profano convertido en
candidat o. Es por lo tanto un signo de la herida espiritual, es decir de ruptura, de un
desequilibrio producido por el contacto con el Conocimient o visto desde el mundo
profano. El mundo prof ano no reconoce al que acaba de escapar de su influjo

e. LA VENDA QUE CUBRE SUS OJOS.

La venda que cubre sus ojos no es solamente el símbolo de la ignorancia, de su


ceguera en el mundo prof ano, de su incapacidad para percibir la verdadera Luz. Como
preparación para ser admit ido en el Templo, es evidentemente una continuación de la
oscuridad del cuarto de reflexión, una ceguera voluntaria, un aislamiento de las
influencias del mundo exterior y de la luz ilusoria de las inf luencias y de la luz ilusoria
de los sentidos como medio para llegar a la percepción espiritual de la Verdad. Es
decir, es el desconocimient o de uno mismo, los perjuicios, nuestras ignorancias.
Además, es importante que haya una revelación en el momento del descubrimient o de
la Luz. Llevar al candidato sin venda lo harí a imposible, por eso cuando se le retira la
venda, un mundo completamente nuevo surge de la oscuridad.
La practica de la venda, originaria probablemente de los rit os de las gentes de
Oficios, viene de un pasado, aún más lejano. En la antigüedad ya se usaba este
accesorio. Así Temis, diosa de la Ley, del Orden y de la Justicia. , Llevaba una venda
para demostrar su imparcialidad, su desconocimiento de aquel a quien juzgaba. En otro
ámbito, Eros tenía los ojos vendados, “lanzaba sus flechas al azar y agit aba
cruelmente los corazones con sus temibles tiros”
La venda de la ceremonia masónica representa la ceguera del mundo prof ano: el
descubrimiento de uno mismo, los prejuicios, la ignorancia. El que lleva una venda en
los ojos y quiere andar por la f uerza, se pierde, a no ser que se le asigne un guía,
como dice nuest ros rit uales. El candidato está, obligado a confiar en el que le ayuda a
penetrar en el Templo y a realizar los viajes, agarrándose a él con mano firme.
Además es importante, que haya una revelación en el momento del
descubrimiento de la Luz. Llevar al candidato sin venda, haría imposible esta
operación. Cuando se le ret ira al candidat o, un mundo completamente nuevo surge de
la oscuridad.

f. LA CUERDA QUE CIÑE EL CUELLO.


29
Se pasa una cuerda alrededor del candidato. En est e punto es necesario
precisar que no realizaremos ninguna asimilación ent re la cuerda y la cadena, que
procede de un simbolismo bien distinto, pero a veces se ut iliza en la Logia para
just ificar a la cuerda. El propio término cuerda viene de una familia numerosa, de la
que también forman parte cordel, cordón, franciscano, cíngulo. Cualquiera que f uere su
etimologí a en una legua concreta, el principio y el uso de la cuerda es idént ico para
toda la humanidad. Una cuerda es una at adura y por ello, por ser esa su naturaleza,
ata, enlaza, une y también sostiene. Los anglosajones emplean la palabra Cobletow,
que contiene, además de la idea de ligadura, clarament e las ideas de sirga, de
remolque y por lo tanto de tomar cargo
Atar es, pues, “ Unir”, que representa tres ideas fundament ales: El objeto unido,
el objeto al que se une y el vínculo que sirve para ello.
La primera alusión a la cuerda en los documentos ant iguos masónicos, se
encuentran el manuscrit o escocés Ms.Dumf ries Nº 4 (1710) de la siguiente
forma¿ Cómo habéis sido introducido a la Logia? De manera embarazosa, con una
cuerda alrededor del cuello.
El Ms. Slone (1700) no decí a nada sobre la preparación del candidato, no más
que Ms Trinity que no obstante hace alusión a las dimensiones de un cable de ancla,
como el Examen de un Masón(1723)
El Ms. Grahan(1726) no dice nada sobre la cuerda.. La confesión de un
Masón(1727) describe la preparación de la introducción a la Logia y sólo menciona a la
cuerda más adelante, bajo la forma de un ¨ cable de remolque La Masonería
Diseccionada(1730) que contiene la preparación del candidato, no estipula nada sobre
la cuerda, pero cit a también el cable de “ nueve pulgadas”
La primera divulgación francesa que data de 1737, la Recepción de un Free-
Masón no parece conocer también el uso de la cuerda. El Ritual de Uzerche, tampoco
hace referencia a la cuerda. Sin embargo, Tres Golpes Distintos(1760), así como Jakin
& Boaz 1762) permit en verificar de manera totalmente explícita, el uso de una cuerda.
Por el contrario Shibboleth que data de la misma época no menciona en absolut o el
uso de una cuerda.
Nos encontramos una vez más, al igual con otros símbolos, con unas series de
elementos: La cuerda y enrollada alrededor del cuello del candidat o, por un lado y el
hecho de que, a veces, un guía sostenga un ext remo de la cuerda por otro.
En la simbología tradicional la cuerda es el vínculo espiritual con la Divinidad, la
luz o cualquiera otra cosa de est e género, como el Centro espirit ual. Representa por
asimilación, el propio camino espirit ual, la Vía, el sendero que hay que seguir para
llegar a la luz. En est o se identifica con la escalera y los demás sí mbolos que evocan
el Eje del Mundo. Vemos aquí cómo por medio de un cambio de plano se pasa de la ví a
horizontal a la ascensión vertical, siempre acompañado de la idea de progresión y de
movimiento. De est e modo induce la idea de objetivo a conseguir, de esfuerzo, de
mét odo, también de rectitud en el proceso.
30
Además, la cuerda ata, por medio de sus nudos. Los dos sentidos opuestos y
complementarios de est e símbolo, atar-desatar nos lleva a pensar en Jano y nos
conduce a plantearnos la cuestión de la puert a y de su paso.. Así, pues, es también el
poder que ata y desat a, que encadena y libera, que abre y cierra. La liberación del
nudo es una victoria Por eso creo, que la soga que se le coloca al candidato alrededor
del cuello no debe ser ent endida porque el candidato esté prisionero de “sus
pasiones”¿cuáles, si ha sido elegido a las calif icaciones requeridas? Si no por que se
trata de liberarse de ot ras ataduras, de no ser así est uviésemos restringiendo el
significado simbólico de la cuerda, al pretender afirmar que somos simples cautivos,
almas encadenadas a la carne y criminales para la Ley del Rey de Reyes. Por eso,
para que el símbolo tenga pleno signif icado, es fundamental que el que guía al
Candidato no suelte nunca el extremo de esta cuerda y que, como lo requiere el Rito
de Emulación le guíe, suavemente.
El otro elemento a considerar es el lugar por el que pasa la cuerda: el cuello. Es
un punto débil del cuerpo, lo que soporta y sost iene la cabeza. La sangre del sacrificio
se vierte por medio de la sección de los vasos del cuello. Se priva de la palabra
seccionando o rompiendo, en esa zona, en la laringe. La cerviz es lo que se endurece
como signo de rebelión cont ra el espíritu. Sobre el cuello, se pone el yugo. Se
encadena por esta parte. A partir del cuello se inclina la cabeza, como prueba de
humildad. El collar que se coloca alrededor del cuello es un signo de pertenencia,
también de servicio y deber.
Los Rituales explican la cuerda, como de costumbre a través de consideraciones
morales, t ales cuando se afirma que la cuerda que ciñe al cuello, indica el estado de
esclavit ud de nuestras pasiones, errores y prejuicios, o la presenta como un peligro
que asechan al candidat o, cuando se afirma que el hombre se encuent ra en las
tinieblas del mundo prof ano, que es el yugo de la fatalidad que pesa sobre él.
Existe, además, ot ra explicación como es la del “cordón umbilical” que no es del
todo desacertada, si se tiene en cuenta el origen griego de la palabra y el de su
función central para el recién nacido. En lo que respecta en este sentido tan preciso,
los cuadernos del aprendiz, en el Rit o de Emulación, la cuerda se coloca alrededor del
tronco, así como en el Rito York, pero en otro grado.
Según nuestros Rituales, como hemos visto, la cuerda se coloca alrededor del
cuello y que el recipiendario sujet ará con su mano derecha y a dif erencia del nuestro,
el extremo libre de la cuerda es sostenido por una guía. Una cosa esta clara: Para
desempeñar su papel, la cuerda debe estar extendida, no debe pender, es decir, no
debe estar simplemente cogida durante su utilización. En Algunos rit uales, se precisa
que debe estar”suavemente” extendida. Es un símbolo viviente de la unión entre el
candidat o y la Masonería, por medio de la Logia, que para el que es iniciado se
convierte en la Logia Madre. La cuerda no se quita, en los ritos que la emplean, hasta
el momento del juramento.
31
En el R:.E:. A:. A:. , caerá tras el primer juramento, sobre la copa y justo antes
el primer viaje, moment o en el que se conduce al Candidat o entre columna, en
Occidente.
En el Rito de Emulación esto ocurrirá tras la obligación solemne y una vez
recibida la luz el candidat o se le retirará “la cuerda corrediza prevista de un nudo”. En
este rito la cuerda figura como uno de los tres grandes peligros. La cuerda simboliza
como el cordón umbilical, el vínculo ent re el nuevo hijo y su madre. Al ser un vínculo
espiritual, nada podrá cortarlo jamás. Mediante una cuerda se tira al Candidato hacia
el Centro, mediante el juramento acepta estar atado a éste. La cuerda que simboliza el
vínculo espiritual es reemplazada por el jurament o, que represent a para él un vínculo
menos visible pero mucho más efectivo. Exist e un vínculo entre el uso de la cuerda y el
jurament o, de ahí que Jones escriba, aunque sin convicción sea cierto”: Es posible que
exista una ant igua relación entre la presencia del ronzal o de la cuerda, alrededor del
cuello del candidato y la prestación de un juramento solemne. Esa es la razón por la
cual un Masón, iniciado por una Logia Regular, estará siempre vinculado a la Orden
iniciática. Por otra parte, sólo puede haber masones recibidos en una Logia regular. La
dimisión de la Obediencia existe únicamente en virtud de la asociación y no de la
Orden. La exclusión, por el motivo que sea, debe situarse en el mismo plano. Ocurre lo
mismo con el cambio de Logia. Esto es cierto, hasta tal punt o que un Masón que
regresa a su Logia, se reint egra y no es iniciado ot ra vez; un Masón que cambia de
Logia se afilia y no es iniciado de nuevo; un masón que cambia de obediencia se
integra y no es iniciado de nuevo. Todo esto demuestra que un Masón que es iniciado,
conserva baja cualquiera circunstancia la plenitud de sus derechos espirituales y que
una vez est ablecido, el vinculo no puede ser roto”.
Otro aspect o a considerar es el que contiene la idea de remolcamiento. Una de
las funciones de la cuerda, además de atar, es la de sacar al candidat o del mundo
profano, ext raerlo, despegarlo hasta llevarlo hasta el mundo sagrado del Templo, que
represent a el plano espiritual. Un ser iniciado, coge la cuerda y arrastra al Candidato
de lo profano a lo prof ano, con el fin de guiarlo hacia el centro, al alt ar sobre el que
prestará su primer juramento, vínculo libre y conscient emente aceptado con este
mundo. De ahí que la cuerda se retire físicamente en este momento.
Tenemos pues, una cuerda que simboliza varias cosas: La acción de la Luz para
liberar a un ser del mundo profano, el vínculo con el centro espiritual, el camino que
conduce hacia ese cent ro, el esfuerzo que será necesario realizar, así como la posible
muert e, si se tiene cuidado por torpeza o malas intenciones. Vemos entonces a un
“pobre candidato” que va a claudicar para franquear la puerta del Templo, la cuerda
alrededor del cuello, guiado por medio de está por un ser de Luz que va conducirlo
hacia el Centro, donde se encuentra la Luz. Va a at ravesar de este modo las puertas
de la muerte, ya que sus intenciones son puras(deberá demostrarlo más tarde) y a
estar unido al Principio.
32
A partir de su primer juramento, est a cuerda desaparecerá, ya que no tiene
nada que temerle a la muerte, aunque su triple viaje hacia el centro todaví a no ha
acabado. Este paso de la puerta se desdobla, de alguna manera por el paso de la
puert a y por la retirada de la cuerda. Aquí va a empezar cojeando a liberarse de sus
ataduras con el mundo profano y a proseguir su purif icación por medio de los tres
viajes. El hecho de estar atado a al Luz, de atarse conscientemente a ella o más
concretamente de tomar conciencia de su vínculo con ella, ocurre simultáneament e a
una liberación total, complet a e infinit a. Los lazos con el destino desaparecen, pues
son el resultado de las ataduras profana de todo tipo.
El Candidato se aproxima a la Luz, manifestación de ese poder que es capaz de
dar o quitar, prohibir o permitir, atar o desatar, dar dulzura o amargura.

g. EL DESPOJO DE LOS METALES.


Aún cuando el mismo, no forma parte del traje del recipiendario, es obvio que
forma parte del mismo proceso.
El significado exot érico del despojo de los metales que suf re el candidat o en su
iniciación es su est ado de indigencia en que incapaz de ayudar al prójimo-y

posteriorment e se insta al neófito a no olvidar est a lección y aprovechar de ayudar al


necesit ado cuando est é es su poder hacerlo.
También se acostumbra enseñar un significado más ocult o, simbólico, tomando
los met ales como represent antes de toda la riqueza mat erial o de todos los bienes
físicos explicándosele al neófito que el falso brillo de los metales no deberá ya
deslumbrarlo jamás y que habiendo atravesado las pruebas de la iniciación-quedando
simbólicamente purif icado-considerará los bienes materiales como simple herramient as
33
para hacer el bien y no como valores cuya acumulación puede transformarse en el
principal objet ivo de su existencia.
Una t ercera explicación, es que los met ales por sus cualidades magnéticas,
pueden desviar o pert urbar las f uerzas espirituales que actúan sobre el neóf ito dent ro
del Templo, especialment e en el moment o de prestar su juramento, cuando se
encuentre bajo la bóveda misteriosa de forma piramidal. Por lo tant o es indispensable
que el neófit o no lleve encima objeto metálico alguno, que perjudique el aspecto
místico de la iniciación. En Latín la palabra met allum originalmente signif icaba-mina- y
luego se aplico a lo que ext rae de la mina, es decir el mineral-del cual finalmente se
obt iene el met al.
A est e respecto, Mircea Eliade hace notar” 1 3 que el hecho de ext raer los
minerales del seno de la tierra, constit uye en cierto modo una violación de la Madre
Tierra y por su relación con el fuego(a los met ales hay que f undirlos, refinarlos,
forjarlos) los metales representan un aspecto sat ánico de la naturaleza”
El primer metal utilizado en la ant igüedad f ue el bronce, una aleación del cobre
y el estaño. Este último esta cont aminado con arsénico y es por lo que los herreros
mitológicos eran representados como lisiados, paralizados por los metales que
trabajaban. El despojo de los metales, es como una especie de purificación.
Finalmente quisiera propones otra int erpretación del despojo de los metales, que
no me parece encontrado anteriormente y es que los metales representan una et apa
det erminada en la evolución de la civilización. Anterior a ella est a la et apa de la
piedra, en brut o o ast illada (paleolítico) o bien labrada (neolítico)
Al despojar la profano de sus met ales, lo obligamos a retornar al estado de la
piedra, señalándole así, la import ancia de su t rabajo de aut o-formación usando las
herramient as simbólicas que le ent regan para t allar su propia personalidad-su piedra
interior- para integrarla en el edificio del t emplo espiritual que erigimos sin cesar.
Desde el momento en que entra en el gabinete de reflexión, se le pide al
candidat o que se desprenda de sus met ales. Debe darle al Experto, o al Hermano
Preparador, dependiendo del rito, dinero, cheques, tarjetas de crédit o, gemelos,
anillos, relojes, etc.

¿Por qué le han quitado sus joyas, dinero y ropas?

En mi tierra, ese es el símbolo de una vida nueva... despojado de todo aquello


que el orgullo humano ha invent ado y que se deja a las puertas del Templo, ya que
Dios, al crearnos, nos ha hecho iguales y el oro, las joyas y los vestidos sólo valen
para esconder nuest ros vicios. ..
Los metales son fuente y símbolo de desigualdad. En efecto, el recipiendario
que permanece en el gabinete reflexión no está allí en calidad de miembro de una

13
Mircea Eliades. Herreros y Alquimistas.1959...p.98.
34
categorí a socio-profesional más o menos f avorecida. Est á allí como hombre. Est o es
muy import ante por la ceremonia que v vivir y durante el resto de su vida masónica.
Todos los masones son iniciados y viven su Masonería en pie de igualdad.
Suprimir ese carácter igualitario equivale a eliminar el principio básico de la
Masonería.
Los met ales, depositados por el impetrante en la bandeja del Oficial que le
acompaña, no son más que los signos de, fortuna material. Simbolizan todo lo que le
retiene al mundo profano: la notoriedad, la celebridad o el prestigio, los privilegios por
nacimiento o profesión, los defectos, las inclinaciones negativas...
Los ocultistas establecen una correspondencia entre met ales y los pecados
capitales:
Oro…. Orgullo
Plata.. Pereza
Hierro……. Ira
Mercurio…..Envidia
Estaño……. Gula
Cobre……. . Lujuria
Plomo…… Avaricia
El abandono de los metales, que sólo ocurre durant e la Iniciación, es válido para
toda la vida masónica.
En cada Tenida, todos y cada uno de los masones de metales en la puerta del
Templo y trabajan sobre su piedra o Lámina de Dibujo, sin importar su grado o su
puest o en Logia.
En otro plano, la presencia de los metales en los metales en los diferentes
grados de la Iniciación amenaza con entorpecer el paso de los “fluidos”, ya que actúan
como recept ores, como amplificadores, o como emisores de energía. El simbolismo de
los metales está ilustrado en estos extractos del Graham (1726) y de los Tres int entos
dist int os (1760):

¿Cómo entró en la Logia?


Pobre y sin blanca, ciego, e ignorante de nuestros secret os.

¿Por qué?

Porque nuestro Salvador se hizo pobre para nuestra Redención. Del mismo
modo yo también me hice pobre, para llegar al conocimiento de Dios, resumido en la
Escuadra.

¿Por qué se despojó de todos sus metales?

Porque no debía llevar nada ofensivo o defensivo a la Logia.


Dame la segunda razón, Hermano mío.
35

Como era pobre y estaba sin blanca cuando me hice masón, eso me enseñó que
debía ayudar a todos los Hermanos pobres y sin dinero, siempre y cuando esté a mi
alcance.

6. ESTABLECER LOS PRECEPTOS QUE SUSTENTA N A LA MASONERÍA.

En el artículo 1º de nuestra Const itución Masónica se est ablecen los preceptos o


principios que sustenta a la masonería, al est ablecer: La Francmasonería, Institución
esencialmente f ilantrópica y progresiva, tiene por objeto la investigación de la verdad,
estudio y práctica de la moral y de la solidaridad. Trabaja por el mejoramiento
espiritual y material de la humanidad y por el perfeccionamiento individual y social.
Tiene por principios la tolerancia mutua, el respeto de los demás y de sí mismo,
y la libert ad absoluta de conciencia; no dando cabida en su seno a debat es sobre
política y religión,
Es su divisa: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Tiene por deber extender a todos los miembros de la especie humana los lazos
fraternales que unen a los francmasones.
Recomienda a sus adeptos la propaganda de sus principios. Así por el ejemplo
como de palabra y por escrit o; pero, siempre observando la reserva del secreto
masónico.
Considera el trabajo como uno de los deberes esenciales del hombre, honra de
igual manera al trabajo intelect ual, como el manual.( 1 4 )
Comentando este lineamient o contenidos, en nuestra Constitución Masónica, los
precept os que sustentan a la masonería podrí amos establecerlo de la siguiente

14
Constitución de la Gran Logia de la República de Venezuela
36
manera: Es una escuela inciática que tiene por objeto, la perfección del hombre, el
estudio de las ciencias en todos sus ámbitos y sentido filosófico, la practicas de todas
las virt udes y la fraternidad ent re los hombres.

Es en consecuencia una escuela que conlleva a la filant ropía, a lo filosófico y al


progreso, aunque admite diversos ritos y grados, esta diversidad no altera los
principios que sustenta, ni los medios que adopte, ni el objeto que se propone.
La masonerí a no esta afiliada, ni puede af iliarse a ninguna religión positiva ni
formar parte de ninguna escuela política. Esta por encima de cualquiera discusión, de
allí que ofrece a los amantes de la verdad el terreno más apropiado para la inteligencia
mut ua y la fraternal unión.
El Gran Oriente de Francia establece en su constitución de 1854 los preceptos
esenciales de la masonería, resumida en la siguiente definición: ”Instit ución
esencialmente filosófica, filantrópica y progresiva, tiene por base la existencia de Dios
y la inmortalidad del alma; por objeto el ejercicio de la beneficencia, el estudio de la
moral universal, de las ciencias y de las artes y la pract ica de todas las virtudes” 1 5
Lo anterior nos da una idea de lo polémico del punto, sin embargo creo que la
masonería, t iene dos preceptos fundamentales, a saber:
La contemplación del caráct er divino y la del humano. Nuestra instit ución
considera a Dios como un solo ser et erno, existente perse, en contraposición a la
mitología de los pueblos antiguos, sobrecargados de multitudes de Dioses y Diosas, de
semidioses y de héroes; y al hombre se le considera, como ser inmortal, que debe
prepararse en esta vida, para otra eterna y f utura, en idéntica contraprestación con la
filosofí a antigua, que circunscribía a la existencia humana a la vida presente.
Por lo tant os estos dos preceptos: La de la unidad de Dios y el de inmortalidad
del alma, constit uyen los preceptos fundamentales de la masonerí a. Por eso, cuando
queremos definirla de la forma más elemental, lo podemos hacer diciendo que es una
escuela inciática que enseña estos dos preceptos. Asimismo, he llegado a la siguiente
conclusión:
En cualquiera época cualquiera asociación e instit ución que enseñaron estas
verdades de un modo alegórico o simbólico y, a pesar de poder desarrollarse en un
ambiente, en que predomina el oscurantismo intelectual y la degradación de las
ant iguas religiones polit eístas, creemos tener derecho a sostener, que esas
asociaciones fueron encubando, los precept os de la institución masónica, tal como hoy

15
Constitución del Gran Oriente de Francia.
37
existe. 4. Principios básicos constitutivos de la Francmasonería Universal aprobados
en la asamblea general de los Francmasones que se reunió en París en el año de
1523.

De la Logia Francmasónica y sus miembros:

1. Siet e o más Francmasones, debidamente capacitados, reunidos bajo la


bóveda celeste, a cubierto de la indiscreción prof ana, para discutir y resolver
libremente, por mayoría de votos, los asunt os que les interesen colectivament e, forman
una Logia Francmasónica, similar a las de la Masonerí a operativa.

2. Los t rabajos en Logia se verifican durante las horas libres de ocupación de


los reunidos, y de pref erencia entre el medio día y la media noche, bajo la dirección de
un Maestro Aprobado (Presidente y dos Celadores, también Aprobados
(vicepresidentes). Las reuniones se ef ect úan ant e los útiles de trabajo conocidos,
colocados en el Ara del Medio en la forma acostumbrada, estando resguardada la
ent rada al recinto de la reunión por un Guardián seguro y resuelt o y un Experto
retejador de los visitantes. Todos los que desempeñan cargos son elegidos por
mayoría de votos de los Francmasones reunidos, sea para una Asamblea o para un
período determinado por ellos.

3. Los Francmasones reunidos en Logia, de acuerdo con las reglas y costumbres


conocidas desde tiempos muy antiguos, pueden, previa averiguación respecto a los
candidat os, iniciar a los profanos en los Misterios (Secretos) de la Francmasonería y
examinar a los Aprendices y Compañeros para elevarlos a los grados de capacit ación
superiores inmediatos, tomando de ellos la promesa de fidelidad en la forma
acostumbrada, ante los út iles simbólicos del Trabajo y de Ciencia y comunicándoles los
signos, los toques y las palabras secret as de reconocimiento y de socorro, universales
ent re los francmasones.

4. Es costumbre antigua, firme e inviolable, no admitir como francmasones a sus


enemigos naturales que son: los clérigos de las religiones, los poseedores de tí tulos y
privilegios de las castas de la nobleza y los hombres que tienen convicciones
contrarias a los principios básicos de la Francmasonerí a, salvo en los casos de
rebeldía de éstos contra la ideología de los grupos mencionados.

5. No se admit en como Francmasones los esclavos, los menores de edad y los


incapacitados física y mentalmente.

6. Unión, Solidaridad y Cooperación son los principios de la organización interna


de la Francmasonería Universal.
38
7. La inclinación al estudio y trabajo, la vida y costumbres sanas y normales, el
comport amiento decoroso, el trato fraternal ent re los asociados a la Francmasonería,
la preocupación const ante por el progreso y bienestar del género humano y su propia
perfección, son distintivos de un buen Francmasón.

8. Para poseer los derechos completos del Francmasón dentro de las


agrupaciones y dentro el pueblo masónico en general, es indispensable e
imprescindible escalar los t res grados de capacitación de Aprendiz, de Compañero y de
Maest ro, y conocer en esencia la Leyenda no alterada de la Masonería Antigua
respecto la Construcción del Templo de Salomón; contribuir económicamente para el
sost enimiento de sus agrupaciones; asist ir regularmente a los trabajos de Logia;
Preocuparse por los hermanos enfermos, perseguidos o caídos en desgracia y por sus
familiares; ayudar a los hermanos viajeros y no abusar de la confianza de nadie.

9. Son derechos esenciales de un Francmasón: a) voz y voto en Logia y en la


Asamblea General (Gran Logia) de los Maestros Masones; b) elegir y ser elegido para
todos los cargos dentro de sus agrupaciones; c) pedir la revisión de los acuerdos
tomados en Logia ante la Asamblea General de los Maestros Masones; d) exigir en
Logia la responsabilidad de los elegidos en el desempeño de sus cargos; e) pedir
just icia francmasónica en casos de conflictos entre los asociados a las Logias af ines; f)
formar triángulos y est rella para trabajar masónicamente en los lugares donde no es
posible reunirse en Logia por causas de fuerza mayor; g) disfrut ar de socorro, ayuda y
protección mutua entre los Francmasones; h) visit ar a las Logias ideológicamente
afines y ocupar los puest os correspondientes a su grado de capacit ación, previa
identificación de su calidad de Francmasón en f orma acostumbrada y segura, y i) pedir
el Certificado de Retiro de la Logia sin explicación de causas, est ando en pleno goce
de sus derechos.

Son deberes primordiales de los Francmasones, pugnar:

10. Por el reconocimiento del principio de la separación de la filosofí a de la


teología.

11. Por la libertad de pensamiento y de investigación científica.

12. Por la aplicación del método científico experimental en la filosofía.

13. Por el int ercambio de los conocimientos y de las práct icas ent re los hombres
para el bien propio y de la humanidad.

14. Por la libertad de conciencia religiosa y la prohibición absoluta a los clérigos


de las religiones de inmiscuirse en los asuntos políticos.
39
15. Por la abolición de los privilegios de las castas de la nobleza y del clero.

16. Por la prohibición de emplear a los esclavos en los oficios de los hombres
libres.

17. Por los derechos de los pueblos de gobernarse libremente, según sus leyes
y costumbres.

18. Por la abolición de los Tribunales especiales de justicia del clero y de las
cast as de la nobleza, y el establecimiento de los Tribunales comunes, de acuerdo con
las costumbres y leyes de los pueblos.

Otras disposiciones Constitucionales:

19. Toda Logia Francmasónica es soberana, no puede inmiscuirse en los


asunt os int ernos de ot ras Logias, ni elevar a grados de capacitación superiores a los
aprendices y compañeros afiliados a otras Logias sin su consentimiento o la solicitud
de ellas.

20. Un pacto entre las Logias significa la Cooperación y no la renuncia total o de


parte de su soberanía.

21. Siete o más Logias Francmasónicas de un territ orio determinado pueden


formar un Federación (Gran Logia) y tres o más Federaciones pueden unirse en una
Conf ederación.

22. Para conservar intactos los principios de Unión, Solidaridad y Cooperación


no es recomendable la formación de dos Federaciones o Conf ederaciones sobre el
mismo territorio.

23. La Asamblea General de los Maestros Masones es la autoridad Suprema del


territ orio de una Federación, dicta las leyes, nombra y controla su Gobierno Federal y
elige a los represent antes que forman part e de la Asamblea de la Confederación.

24. Todo Francmasón capacitado, electo para un cargo o representación, es


responsable ante sus electores y puede ser destituído por ellos en cualquier momento.

25. Entre lo Francmasones y sus asociaciones no pueden exist ir diferencias


basadas en la distinción de razas, color o nacionalidad.

26. Los principios de Universalidad, Cosmopolitismo, Libertad (no esclavitud),


Igualdad (ant e las posibilidades) y Fraternidad (como base de relaciones entre los
hombres) son las metas de la Francmasonería.
40
27. Como producto del pensamiento filosófico progresista, los conceptos básicos
de la Francmasonerí a son sagrados e inviolables. Estos preceptos no pueden estar en
contraposición con los progresos de las Ciencias ni con las ideas avanzadas de épocas
posteriores; por lo tant o, los Francmasones no pueden t ergiversarlos ni omitirlos, sin
perder su calidad de progresist as y de francmasones.

a. Interpretación de la Constitución Francmasónica del Año 1523.

Es indispensable hacer un comentario a esta Constitución ya que, habiendo sido


formulada a principios del siglo XVI, moment o en el que existían condiciones dist int as
a las actuales, pudiera parecer hoy arbitraria o anacrónica. El coment ario debe t ender,
por tant o, a su just ificación en vista de las circunstancias que la motivaron y a su
amplia interpretación para adapt arla a las circunstancias que hoy prevalecen. Vemos
ya, por la lect ura de su último artículo, que los inspiradores de esta Constitución
tuvieron la preocupación de su validez a través de los tiempos, por lo que procuraron
no injertar en ella más que principios de carácter general que pudieran tener actualidad
en toda época.

Pero en realidad, su justificación, que le da la historia y las circunstancias en


que se produce, la hemos hecho ya a lo largo de todo este trabajo, rest ándonos más
bien explicar su significación, teniendo en cuenta, sobre t odo, que la Francmasonería
fue objeto de la más grande falsificación histórica y de la desnaturalización más
absoluta de su esencia, para ponerla al servicio de los intereses que ella precisamente
combatía. En efecto, a partir de la muert e de Francisco I de Francia, la Instit ución, que
llevaba en sí el germen del progreso y de la universalidad, se expande por toda
Europa, pero su cent ro, su cerebro direct or, se traslada de París a Londres, debido a la
persecución encarnizada de la Contrarreforma, que hizo la vida de los francmasones
casi imposible en la capital francesa. La Francmasonería fue introducida en Inglaterra
por Tomás Moro, y su progreso fue tal, que en la época de Cronwell logra en este país
una conquista fundamental: la República. Pues bien, cuando la monarquí a inglesa se
restauró, fue primordial preocupación de la nobleza y de la Iglesia anglicana, destruir a
su mort al enemiga, la Francmasonerí a, bajo la capa de "librarse de enojoso yugo traído
por Bacón a la filosofí a y por Cromwell a la polít ica" (Findell).
Para conseguir su fin, nobles y clérigos, capitaneados por el teólogo Anderson,
conciben la idea de apoderarse de la Instit ución, en la misma forma que pretendió
hacerlo el entonces rey de Inglaterra Guillermo de Orange, en Holanda, en
combinación con el clero de aquel país. El plan consistía en introducirse en la
Francmasonería progresista y simular un renacimiento de la misma, como derivada de
la Masonería operativa, purgándola de cuant o significase lucha política cont ra el trono
y el altar, y substituyendo a estos fines por otros, tomados de la Cofradías medievales,
y por el espíritu antipapista propio de la Iglesia oficial inglesa. Hicieron, pues, unos
41
"Antiguos Límites" o "Landmarks" inventados por ellos, que quisieron hacer pasar por
los aut énticos Antiguos Límites de la Masonería operativa, según document os que
decían poseer y que "desgraciadamente se quemaron", también según su propia
afirmación.
No es nuestro propósito hacer aquí una historia de este movimiento de
falsificación; citamos solamente el hecho, para hacer resalt ar más fuertement e el
caráct er progresista de la Constitución Francmasónica de 1523, f rente a la estructura
de la masonería escocesa y yorquina, inspirada en la obra de Anderson, de carácter
net amente reaccionario o, en el mejor de los casos, anodino. en efecto, est a seudo
francmasonería es una sociedad benéfica, en la cual se oculta con frecuencia la
ignorancia más supina bajo la capa del misterio; de una palabrería hueca de aspecto
liberal, anticatólico y revolucionario, o de un misticismo plat ónico o yoga, hindú, para
conseguir la supuesta perfección individual.

La Constitución Francmasónica de 1523 contiene unos precept os que deben ser


observados, pero no establecer limitaciones que la enquist en en una época
det erminada, ni mucho menos en un sistema filosófico cerrado y definitivo. Por el
contrario, ella señala solamente unos preceptos mí nimos y deja, por lo tanto, libre el
camino para el progreso y nuevas ideas libertadoras que tiene que surgir a través de
los tiempos; por esto es imposible hacer una int erpretación o ampliación de sus bases,
sin contradecir en nada su esencia primit iva. Pasemos a continuación a examinarla.
El artículo primero, que determina la forma en que debe constit uirse una Logia,
requiere múltiples aclaraciones. Se fija en siete el número de elementos que deben
integrarla como mínimo; más adelante se habla de triángulos y estrellas constit uidos
por t res y cinco elementos respectivamente. Pero es preciso aclarar, que los números
tres, cinco, siet e y nueve a los que se quiere dar significaciones esot éricas
mist eriosas, no tiene en la Francmasonerí a semejante caráct er.
El número tres tiene, indudablement e, una significación mecánica y geométrica,
acept ada desde luego por los masones operativos, que es la de señalar la cantidad de
elementos necesarios y suficient es para hacer una estructura estable e indef ormable;
pero est e caráct er nada tiene de misterioso, y expresa también lo que puede ser el
primer germen de una sociedad: en efecto, en la reunión de dos element os no hay más
que dos fuerzas af ines o contrarias, que se traducen en acuerdo o discrepancia, en
colaboración o rupt ura. Pero en la reunión de tres hay ya un compromiso de
colaboración por el sometimiento de una parte a la otras dos: esto constit uye la
primera célula democrática de símbolo de convivencia humana, conseguida a base de
la transigencia de la minoría, frente a la opinión de la mayoría.
El régimen de mayorías y minorí as, excluyendo el empat e, sólo puede haberlo
en las sociedades en las que el número de sus elementos es impar. Por eso, en las
formas más elementales de sociedades como ést a, se especifica que sean tres, cinco o
siet e el número de sus element os integrantes, y no cuatro o seis. Naturalmente, a
42
partir de siet e no hay limitaciones y por eso dice el artículo que comentamos, "siete o
más francmasones"... Se entiende, pues, que a partir del número siet e debe haber un
voto de calidad en la presidencia, que elimine el empate.
La expresión "reunidos bajo la bóveda celeste" tiene su origen, con toda
seguridad, en la necesidad que experimentaban las sociedades secretas, de reunirse al
aire libre, en medio del campo o en el bosque, para eludir la vigilancia de sus
enemigos; pero no podemos entenderla en el sentido de que sea indispensable
reunirse al aire libre, como algunos creen. Debemos ent ender por tal expresión, el
derecho que se proclama para los hombres libres, de reunirse en cualquier punto del
Universo y constituirse en asociación. Tampoco debemos darle la significación de
reunión sin cart a patent e, es decir, sin autorización de un Alto Cuerpo que patrocine la
reunión. Esta última idea, practicada por la seudo francmasonería andersoniana, es
una negación o, cuando menos, un condicionamient o del derecho de reunión;
condicionamiento indispensable para la monarquía inglesa, que tenía por f in controlar
a la Francmasonería como enemigo potencial. Este control se conseguía por medio de
las cart as patentes otorgadas a las Logias, sin cuyo requisito eran declaradas
irregulares y perseguidas.
Este artículo, pues, const ituye una amplia declaración del derecho de reunión y
de asociación. La frase "debidamente capacitados" no es una cortapisa, sino que
significa, simplemente, que para ser Logia Francmasónica debe estar const ituida por
elementos que sepan lo que es la Francmasonería.
El artículo segundo fija la hora de las reuniones en Logia. Es ésta una cuestión
que carece de import ancia, aunque todaví a los Sindicatos de trabajadores establecen
que la reunión de sus Asambleas ha de verificarse fuera de las horas de trabajo. Es,
pues, esta norma, herencia de una ant igua costumbres de Masones operativos que, por
otra parte, los ponía ha cubierto de la acusación de vagos.
Las expresiones de "Maestro Aprobado" y "Celadores Aprobados" traducen, en lo
especulativo, una calificación de la Masonería operativa: aprobado quiere decir,
simplemente, capacitado. El prof ano que entraba a t rabajar como aprendiz, no era tal
aprendiz hasta que sabía perf ect ament e lo que tenía que hacer en esa et apa
profesional; al pasar a Compañero, no sabí a desempeñar el trabajo de est a segunda
etapa hasta que lo aprendí a, en cuyo momento era "aprobado", y lo mismo sucedí a en
la etapa de Maestro. Así pues, en lo especulativo, la expresión "Maestro Aprobado"
significaba que éste debía aceptar, comprender y pract icar los principios generales de
la Francmasonería y particularmente los impuestos de su grado.
Se establece además en este artículo, que los útiles de trabajo deben colocarse
en el Ara del Medio, siguiendo la norma tradicional, puesto que se dice "en la forma
acostumbrada". Conviene hacer resaltar, que el Ara, en el recinto de la reunión de los
Francmasones, está en el centro, de los reunidos, y no en un extremo, como el Altar de
lo Templos y en las reuniones de la nobleza, que implica el repudio de la consideración
de igualdad, representada por las reuniones de Mesa Redonda. El Ara en la
43
Francmasonería no significa solamente el lugar donde se depositan los instrumentos de
Trabajo, sino, también, el santuario en el que se conserva la herencia legada por los
ant epasados, es decir, la cultura, la sabiduría y la ideologí a que los ligaba a todos en
la lucha por el progreso, y los inmort alizaba en la memoria de la Humanidad.
En la última parte de este artículo se hace referencia a la forma de elegir a los
dirigentes de las Asambleas, por mayoría y en la forma democrática, a diferencia de lo
prescrito por Anderson para estos fines, pues establecía este clérigo, que los cargos
direct ivos debieran ser cubiertos por "caballeros de buena estirpe o nobles de
nacimiento", a los que los reunidos deberían "obedecerlos con humildad".
El artículo tercero establece la forma de adquirir los grados de capacitación y el
derecho de las Logias para otorgarlos, observando "reglas y costumbres conocidas",
pero sin necesidad de autorización de Altos Cuerpos; consagra, pues, la libertad y
aut onomía de las Logias. La palabra "mist erio", contenida en est e artí culo, empleada
todaví a hoy para designar el oficio en el idioma inglés, es herencia de la Masonería
operativa y significa solament e "secreto". (Entre los artesanos de la ant igüedad, el
oficio se consideraba como misterio o secreto del Gremio).
El artículo cuarto indica que una Masonería con nobles y clérigos, como la
andersoniana, no puede ser considerada como Francmasonería. En él se señala
claramente el carácter político de la Instit ución, mostrando cuales son "sus enemigos
nat urales: los clérigos de las religiones, los poseedores de tít ulos y privilegios"...
Hace, sin embargo, una excepción: la de los hombres que, pert eneciendo a las castas
privilegiadas, se hayan rebelado cont ra la ideología de las mismas. A esta clase de
hombres pertenecieron masones ilust res, de los que son ejemplo los f ilósofos
Francisco Bacón, Barón de Verulan, Barón Holbach, etc., en Europa, y el Canónigo
Cortés de Madariaga y Fray Servando Teresa de Mier, en América.
En el artículo tercero se dice que las Logias pueden iniciar a profanos, "previa
averiguación" respecto a los mismos; en el cuarto se excluye ent re los candidat os, a
nobles y clérigos, y, por último, en el quinto se señalan nuevas exclusiones, que
comprenden a los esclavos, menores e incapacit ados. (Obsérvese que no excluye a las
mujeres). La esclavitud existí a en la época en que la Const itución fue promulgada y
duró varios siglos. Todavía hoy la encontramos disimulada bajo ciertas formas. Pues
bien, siendo la Institución una organización con fines científ icos y polít icos que agrupa
a minorías select as, y no una organización de masas del tipo del moderno partido
político o sindicat o -pues debemos recordar que nació de la organización sindical para
asumir la dirección de la lucha política y del progreso científico-, era natural excluir al
esclavo y a cuantos carecieran de libert ad y preparación de alguna clase, como son los
menores y los incapacit ados mentales. Así pues, esta exclusión se hace por razón de
que los excluidos en nada beneficiarían a la Institución y la expondrían, en cambio, a
los peligros de su indiscreción. De este artículo se desprende que la Francmasonería
se concibió desde un principio como una escuela de preparación científica y filosófica,
para crear una minoría de dirigentes que pudieran influir en el progreso a través de su
44
competencia y actuación en círculos gubernament ales o al frente de agrupaciones
populares.
El artículo sexto señala los tres principios fundament ales de organización
interna de la I nst itución, indispensables para su subsistencia y desarrollo, tant o en la
labor cultural que exigí a int ercambio de conocimientos y prácticas, como en la política
y aun en la meramente humana de ayuda mutua. Es sabido que la Masonería Escocesa
cambió los principios de Unión, Solidaridad y Cooperación, por los de Salud, Fuerza,
Unión, o bien, Salud, Estabilidad y Poder, en los cuales vemos el espíritu contrario a la
evolución progresista perseguido por los francmasones primitivos, y el deseo de
consolidar la monarquía constitucional inglesa, poniendo la Institución a su servicio.
El artículo séptimo señala las condiciones morales y la actitud ante la vida que
debe tener el f rancmasón. Es natural que, por prestigio, la Institución se preocupase
por la conducta de sus afiliados, ya que aspiraba a ser modelo de organización
progresista, y, por ot ra part e, teniendo que vivir en la clandestinidad, es lógico que se
asegurase de la integridad moral de sus componentes; pero las condiciones que este
artículo señala por un buen francmasón difieren sustancialmente de las burdas reglas
impuestas por el clérigo Anderson en sus "Ant iguos Limites", en los que se norma la
conducta del masón como si fuera una bestia a la que hay que indicar los más
pequeños detalles de una conducta honorable.
El artí culo octavo determina las condiciones necesarias para llegar a poseer los
derechos completos del francmasón. Comentaremos solamente lo que se ref iere a la
necesidad de conocer la Leyenda "no alt erada" de la Masonerí a Ant igua, respect o a la
construcción del Templo de Salomón, que hemos dado anteriormente. El término "no
alterada" indica clarament e, que ya en la época en que esta Constitución fue
promulgada existían dif erentes tergiversaciones de la Leyenda del Maestro, que como
sabemos, expresaba alegóricamente la ideología progresista, republicana y anticlerical
de la Masonería operativa. Tales alteraciones habían sido introducidas por el clero en
las agrupaciones de construct ores controlados por él, y que eran conocidas con el
nombre de Cofradías y Ordenes (Templarios, Pontí fices, etc.).
Pues bien, de la misma manera que la Iglesia crist iana, en los primeros siglos
de su existencia seleccionó cuatro Evangelios de los cincuent a y tantos que existí an,
declarándolos "autént icos", así el clérigo Anderson eligió para sus f ines la versión de
la Leyenda del Maestro que más se acomodaba a los intereses que representaba, y
declaró, igualmente, que era la "auténtica": en su versión, los asesinos de Hiram Abif
son los tres compañeros, que representaban la Ignorancia, la Hipocresí a y la Ambición;
a diferencia de la Leyenda verdaderamente no alterada, en la que los tres asesinos
represent an la I gnorancia y están instigados por el rey Salomón y el sacerdote Sadoc,
que representan la Ambición y la Hipocresí a, respectivamente.
Es natural que el teólogo Anderson presentase su "Leyenda" así mutilada ante
los nobles y clérigos que dirigían aquella "Masonería", y que no olvidaban el trágico fin
45
del Salomón inglés, Carlos I. Lo contrario hubiera sido ment ar la soga en casa del
ahorcado.
El conocimiento y la interpretación progresista de la Leyenda no alterada daban
al Maestro la condición de "Aprobado" y los derechos completos dentro del pueblo
francmasónico. Este artículo recalca de un modo definit ivo el carácter político de la
Francmasonería, a diferencia de la andersoniana, que establece la condición de que
todo masón debe ser "un pacífico súbdito del Poder Civil" y nunca se ha de
"comprometer en conjuras y conspiraciones".
Pero el apoliticismo de la sociedad proclamada por Anderson, encierra en
realidad una importantísima posición polí tica: en ef ect o cualquier acción humana
supone un fin, un criterio, una filosof ía, una actitud ante la vida y ante la sociedad, que
en def initiva es una actitud política. Ahora bien, ¿que act itud polít ica se esconde
det rás del apoliticismo? La siguient e: "Est ando conformes con la est ructura política del
país, deseamos dejar las cosas tal como están". De esta manera, la "Masonería"
andersoniana se declaraba, de un modo encubiert o, institución monárquica, al servicio
de la Corona y de la Iglesia de Inglat erra. Est a actitud política hipócrit a del Sadoc
anglicano se destaca al considerar el apoyo que dio la "Masonería" inglesa a los
masones libertadores de América, que, según el apoliticismo debieran ser "fieles
súbditos" de los reyes de España. Claro es, que el apoyo a que hacemos referencia
tenía por objeto liberar a los pueblos americanos del dominio español, para ponerlos
después bajo el inglés, según cínica confesión del primer ministro de aquel país, mist er
Canning.
El artículo noveno, último de los que se refieren a la organización interna de las
Logias, establece los derechos esenciales de un francmasón, sólo alcanzables,
nat uralmente, cumpliendo las condiciones establecidas en los precedentes, y de un
modo muy particular en el artículo octavo. Est os derechos están hoy reconocidos en
cualquier sociedad democrática; pero no lo eran entonces en las Cofradí as ni lo f ueron
en las Const ituciones de Anderson, según las cuales, la Asamblea no podía juzgar a
sus nobles dirigent es, a los que tenía que most rar complet a sumisión. El nombre de
Asamblea General se refiere a lo que posteriormente se llamó Gran Logia, nombre
citado entre paréntesis, y que es la Asamblea de los Maestros Aprobados de diversas
Logias, f ederadas según especifica más adelante el artículo 21.
Los art ículos siguient es, del 10 al 18, cont ienen los principios básicos de la
ideología que debe normar el pensamiento y la actit ud de un afiliado a la I nst itución.
Los tres primeros, o sean el 10, 11 y el 12 establecen que todo francmasón debe
luchar por la separación de la filosofía y la teología, por la libertad de pensamient o e
investigación científica y por la aplicación del mét odo científico experimental en la
filosofí a. Estos tres principios constituyen la primera demanda revolucionaria
present ada al clero cat ólico romano en la Edad Media, por la Masonería operat iva y los
sabios de aquella época como Grosseteste, Rogelio Bacón, Guillermo de Occam, et c.,
que representaban entonces la corriente científico naturista, surgida como oposición al
46
régimen teológico feudal, con objeto de impulsar el desarrollo de las Ciencias en bien
de la Humanidad.
En la Edad Media se consideraba a la filosofía como la "sirvienta" de la teología
y las ciencias se cultivaban únicamente para fortalecer los dogmas y supersticiones
religiosas, hasta el punto de que la Iglesia perseguía a lo hombres de ciencia cuyas
investigaciones pudieran poner en duda la "verdad" cont enida en las Sagradas
Escrituras. Pues bien, cont ra este concepto est recho y t endencioso de la filosofía,
represent ado por la Escolást ica, surge la corrient e científico-naturalista a que estamos
aludiendo, y que implicaba una teoría del conocimiento y del saber opuesto
radicalmente al saber teológico, fundado en la revelación y en la míst ica.
La Francmasonería primitiva reafirmó la demanda, que antes mencionamos, en
la época del Renacimient o italiano, impulsada por las condiciones políticas y
económicas de las Ciudades-Repúblicas del norte de Italia. Los francmasones de
Francia, al redactar su primera Constitución, injertaron en ella los tres citados
principios, como base de la Francmasonería Universal.
Según estos principios, es preciso, ante todo, delimitar el campo de la filosofía
propiamente dicha, separándola de la teologí a, valiéndose de la investigación científica
basada en el método experimental. Así pues, la labor de un francmasón debe consistir
en desechar todas aquellas elucubraciones basadas en dogmas, supersticiones o
razones seudo científ icas, que los clérigos de las religiones y los sofist as hábiles en el
manejo del silogismo quieren hacer pasar por filosóficas, para producir efectos
favorables a sus intereses part iculares, en detrimento del interés colect ivo de la
Humanidad. Las falsas filosofías han servido, por ejemplo, para justif icar el llamado
"derecho divino", el "derecho del más fuerte", los privilegios inhumanos de las cast as
dominadoras, el derecho de comerciar con esclavos, el derecho de "mare nostrum",
que amparaba la piratería; ciert os aspectos de la propiedad privada y de la explotación
de la ignorancia humana, etc., etc.
El artículo 13 recomienda el int ercambio de conocimientos y prácticas, con el fin
de que todo francmasón pueda conocer cuantas teorías y doctrinas existen en torno de
un problema determinado, para decidir librement e su opinión con verdadero
conocimiento de causa. Este art ículo se opone, por lo t anto, a la enseñanza dogmática
basada en la simple af irmación del maestro, que constituye una imposición, casi
siempre de fines interesados.
En el artículo 14 se proclama la libertad de conciencia religiosa y se establece
la prohibición de la intervención de los clérigos en la política del paí s. Esto parece a
primera vista una limitación de la democracia, puesto que, en un régimen
verdaderamente libre, todo ciudadano eclesiástico o seglar debería tener los mismos
derechos. Esta manera funesta de concebir la democracia no tiene antecedentes ni en
At enas, ni en Roma ni en ningún régimen democrático o no democrático que haya
persistido y jugado algún papel en la hist oria. Los derechos, en una buena doct rina
democrática no deben ser ot orgados como armas que pueden destruir los derechos
47
mismos. La Iglesia reclamó siempre libertad allí donde no la tení a a su gusto o estaba
somet ida a principios democráticos; pero la suprimió totalmente en lugares donde
dominaba; por lo tant o, no se le puede reconocer derechos, so pena de poner en
peligro la existencia del Est ado que se los otorgue. El artículo que comentamos
encierra, pues, ese sentido auténticamente democrático, que consist e en negar a las
Iglesias en general los derechos que ella no respeta ni reconoce a los demás.
El principio de lucha por la abolición de los privilegios de castas, de que habla
el artículo 15 de la Constitución, tiene plena actualidad: no solamente los continent es
asiáticos y africano, sino también el europeo no están expurgados de este mal.
El artículo 16 parece a primera vista anacrónica y aun de sentido discriminatorio
ant idemocrático. Nada más equivocado; su redacción no corresponde, ciert ament e, a
las act uales condiciones, pero es aplicable a la sociedad de hoy y no es
discriminatorio. En la época en que fue redact ado, en la que comenzó el Renacimiento
y la Edad de Oro del esclavismo, el esclavo era, a la fuerza, el esquirol que, por la
comida, desplazaba al hombre libre de su trabajo; así pues, la aspiración de los
Gremios, referente a la eliminación del esclavo como t rabajador en los oficios de los
hombres libres, iba directamente contra el esclavista.
En efect o, si ést e no pudiera emplear al esclavo más que en las condiciones de
salario de los demás trabajadores, la esclavitud dejaría de ser negocio, y
desaparecerí a como sistema. La Iglesia, desde la dad Media, fue la competidora de los
Gremios de Construct ores de la Masonería operativa libre, pues, formando las
llamadas "Cofradías" o "Hermanda des" semimonásticas, hacía trabajar a los
construct ores por ella cont rolados, de sol a sol, por la comida y el alojamiento, y de
esta manera fortalecía la esclavitud. El sistema esclavist a ha persistido más o menos
disimuladament e a t ravés de los siglos, y ello ha motivado que en los Estados
verdaderamente democráticos se establezcan derechos mínimos, irrenunciables por
parte de los trabajadores, que tiendan a impedir la servidumbre de los que, por carecer
de medios de vida, ofrezcan su trabajo en condiciones inhumanas.
El art ículo 17 se refiere a la f orma de gobierno de los pueblos y el término
"gobernarse librement e" en él contenido significa régimen republicano, en el que
habían vivido los f undadores de la Francmasonería de las Ciudades-Repúblicas
italianos. Los demás regimenes se catalogaban como dominios o posesiones, y no se
consideraban libres.
Por último, el artículo 18 est ablece como principio básico de lucha por la
abolición de los Tribunales Especiales de justicia, de las castas privilegiadas, que
comprendían, tanto los Tribunales de la Inquisición, como los que establecían los
príncipes y los monarcas en benef icio de nobles y militares, para fines políticos o
económicos. Aun cuando muchos de los Tribunales de esta índole están hoy abolidos
por la sust itución del régimen feudal por el capitalista, no es posible asegurar t odavía
que la justicia se imparta actualmente por auténticos Tribunales Populares y por la
leyes justas para el pueblo en general.
48
En contraposición a estos precept os de carácter polít ico y progresist a que
establece la Constit ución Francmasónica de 1523, la seudo masonería andersoniana,
en sus diversos ritos, no sólo los omit e intencionalmente, como "yugo enojoso", en sus
"Landmarks", sino que introduce otros preceptos que desnaturalizan el espí ritu de la
Institución, como los dogmas religiosos de creencias en un Ser Supremo y en la
inmortalidad del alma; proclama, además, el apolit icismo que obliga al francmasón a
ser "pacífico súbdito" del régimen est ablecido. La denominación "pací fico súbdito"
implica el régimen monárquico, que la Francmasonería Progresista repudia en su
Constitución; se admití a la nobleza y el clero dentro de la Instit ución, dándoles
preferencia para los cargos de responsabilidad, etc.
Los siguient es artículos de la Constitución, del 19 al 25, establecen la estructura
interna de la Institución, regulando la forma de federar las Logias y formar
Conf ederaciones que, sin menoscabar la libert ad y soberanía de cada una, coordina y
aúna sus esfuerzos para alcanzar más fácilmente los fines comunes dentro del más
puro espíritu democrát ico.
El artículo 26 sintetiza la ideología de la Instit ución en los principios de
Universalidad, Cosmopolitismo, Libertad, Igualdad y Fraternidad, que hacen de la
organización francmasónica un ejemplo de estructura social, que debe ser imitada por
los pueblos para que los principios de Unión, Solidaridad y Cooperación prevalezcan
en sus relaciones en bien de la Humanidad.
El artículo 27 y último afirma que los preceptos básicos de la Instit ución son de
tal caráct er, que la Francmasonería nunca puede apartarse del camino progresista y
servir de inst rument o a tendencias reaccionarias, ni tampoco ser obst áculo para el
desarrollo de las Ciencias y de las ideologí as avanzadas de épocas posteriores.
Frente a esta organización democrática, la seudo francmasonería andersoniana
opone una organización autocrática, que desde luego elimina la Gran Asamblea de los
Maest ros Masones como autoridad suprema y establece una Gran Maestría que
recuerda por sus facult ades especiales a un monarca, y una Asamblea de Luces de las
Logias particulares, como auxiliar de la Maestría. El socorro mutuo francmasónico lo
substit uye por la limosna humillante, al estilo de la I glesia. No se respeta la soberaní a
de las Logias particulares en lo relativo a la concesión de los grados de Compañero y
Maest ro que se otorgan en aquella Asamblea de Luces o a la vista por los Grandes
Maest ros. Se niega el derecho de asociación libre y se impone a las Logias la
obligación de f uncionar bajo Dispensas o Patent es otorgadas por los Grandes
Maest ros, etc. , etc.

b. Organización de la Francmasonerí a Primitiva Universal.

En el document o que acabamos de comentar no se define de un modo total la


estructura de la Institución de la Francmasonería Primitiva. En él se hace referencia a
la organización de los tres primeros grados, cuya adquisición es indispensable para
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obt ener los derechos complet os dentro del pueblo francmasónico; también se alude a
"formas tradicionales" heredadas de la Masonería operativa. Pero como estas formas
tradicionales no están definidas en la Constitución de un modo concreto por razones
especiales, aunque f orman el complemento que define la organización tot al de la
Institución en sus grados superiores, es preciso hacer constar, aunque sea de un modo
esquemático, la organización tot al de la Institución hasta su grado noveno y último.
Los tres grados primeros, de Aprendiz, de Compañero y de Maest ro, se llaman
probatorios o de capacitación, que se reconoce cuando se otorga la categorí a de
"Aprobado". Sólo al llegar a la categoría de Maestro Aprobado, el candidato se
considera con plenos derechos dentro del pueblo francmasónico y se le comunica lo
relativo a la organización de los grados superiores, a los que tiene derecho al llegar a
la edad masónica determinada para cada uno.
Los tres grados siguientes, el cuarto de Artífice o Maest ro Perf ect o, el quinto de
Inspector y el sexto de Arquitecto, llamados de perf ección, t ienen en la
Francmasonería Primitiva el mismo carácter especial que tenían en la Masonería
operativa. En efect o, los masones operativos, que pertenecí an a los grados
mencionados, no eran ya meros ejecut ores de la obra material, sino verdaderos
creadores, proyectistas y, por lo tant o, artistas. El Artífice era el pintor, el escultor o el
imaginero; el Inspect or era el Ingeniero, o sea, el técnico que vigilaba la ejecución de
la obra; el Arquitecto proyectaba el edificio de acuerdo con los medios y las
necesidades de tipo social que pretendía resolver con su obra. En la Francmasonería
el Artí fice se ocupa de los problemas políticos del Estado; el Inspector, como
represent ante de la Ciencia, y, por tant o del principio de su independencia de la
Teología, se ocupa de la política religiosa, y por último, el Arquit ect o, como direct or y
coordinador de las actividades de los demás, se preocupa de la def inición de la
filosofí a de la f rancmasónica, de acuerdo con los principios generales de la Instit ución
y dent ro de las condiciones del medio y de la época.
Existen además tres grados administrativos: el de Gran Maestro, el de Gran
Inspector y el de Gran Arquitecto.
La autoridad suprema de la Institución en el territorio de un Estado soberano
reside en el Supremo Consejo, compuesto de veint isiet e Grandes Arquitectos del grado
noveno y últ imo de la Francmasonería Primitiva como máximo, y nueve como mínimo.
La autoridad suprema de la Francmasonería Primit iva Universal reside en la
Asamblea General de la Confederación de los Supremos Consejos de los Estados
soberanos, cuya Comisión Permanente reside en Suiza.
La Francmasonerí a Primitiva, fiel a sus principios progresistas, es opuesta a la
adopción de sí mbolos, emblemas, títulos , denominaciones, condecoraciones, etc.,
nobiliarias o religiosas, y de ceremonias místicas con vestiduras ridículas, Por t anto,
considera como una corrupción de la Francmasonería todas aquellas agrupaciones que
se escudan con águilas bicápit as de las monarquías más denigrantes de Europa, y
emplean como símbolos o condecoraciones cruces de todas formas, la Biblia, el Corán,
50
y otros libros, que por ser representación del principio religioso, son completamente
ajenos al carácter científico de la I nst itución. Tampoco se admiten t ítulos pomposos
principescos par designar las jerarquías, como "Sublime Prí ncipe del Real Secreto",
"Gran Juez Inquisidor Comendador", "Caballeros Kadosch o del Águila Blanca y Negra"
y otros semejant es.
Los francmasones progresistas admiten únicamente los símbolos, emblemas y
denominaciones que preceden de la Masonería operativa y ciertas condecoraciones
para dest acar el mérito de aquellos afiliados que por su labor son acreedores a una
dist inción honorífica, cuidándose de todo aquello que envenena el ambiente,
despert ando y est imulando la vanidad. Su lema principal es pugnar por el triunfo de la
Verdad científicament e demostrable, por el progreso del Género Humano, por la Unión
y Solidaridad y Cooperación ent re los francmasones y por la Fraternidad Universal.

7. ESTABLECER LAS RAZONES QUE JUSTIFIQUEN AL G. A. D. U.

Todos nosot ros añoramos al cielo, lo difícil es encont rar el camino de regreso.
Los ant iguos representaban el nombre de Ser Superior por medio de jeroglíficos,
prefiriendo ést os, a las palabras, debido a la gran reverencia, o mejor dicho a la
supersticiosa veneración que le infundí a.
La masonerí a ha adoptado el mismo sist ema. El Gran arquitecto del Universo, a
quien por costumbre se designa en los escrit os, con la iniciales G.A.D. U, se trat a sin
embargo de un concept o eminentemente iniciát ico, es decir en el cual ingresamos
progresiva y gradualmente a medida, que nuestros ojos espirituales se abran a la Luz
masónica. De allí que estas iniciales se tenga como un nombre técnico aplicado a la
Deidad. Esto es just ificable, por que una escuela iniciática, como lo es la Masonerí a,
en donde los principios de la arquitectura simbolizan esa ciencia a fines morales y
que sus adeptos profesan ser arquit ect os de un gran templo espirit ual, se debe
considerar, pues al Ser Divino como un Gran Arquitect o, que nos ayudará a
comprender el plano que nos tiene asignado.

En él existen tres signos comprendidos en él: La letra G, el Triángulo Equilátero


y el Ojo que todo lo ve
51

a. LA.LETRA G:

Esta letra como componente del alf abeto español, no puede aceptarse como un
símbolo apropiado para una inst itución cuyos orígenes datan, desde el mismo
comienzo del lenguaje humano, pues le faltarían los elementos de antigüedad y
universalidad, que deben caract erizar a t odo símbolo masónico.
Si, la t omamos, como una degradación del sí mbolo hebreo contenido en la letra
Yod, con el que, se acostumbraba a expresar el nombre del sagrado.
Esta letra es la inicial de la palabra de Jehová o Yo, cuya palabra nunca se
escribía en forma entera. Pero como la letra G, es la inicial de la palabra inglesa God
(Dios) equivalente a Jehová y teniendo, pues la letra G la significación y fuerza de la
palabra hebrea Yod, puede considerarse, que es como un prot otipo, un símbolo de la
energía vivificante y conservadora de Dios, expresada en la palabra Jehová o IOA,
sinónima de energía generativa y prolíf ica del creador.

b.El OJO QUE TODO LO VE:

Es quizás el sí mbolo más import ante del gran Ser. Los hebreos y los egipcios lo
emplearon, debido a que las almas imaginat ivas, tienden a señalar alguna parte del
cuerpo humano, para simbolizar alguna función especifica.
Eligieron el ojo abiert o como símbolo de vigilancia y el ojo de Dios para
represent ar la vigilancia y custodia del universo. El ojo que todo lo ve puede
considerarse como símbolo de Dios omnipotent e, su aspecto conservador y guardián,
al que alude Salomón en el Libro de lo Proverbios, cuando dice: ” Los ojos de Jehová
están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos”(cap. XV, 3)(24)

c.El TRI ANGULO.


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Es el sí mbolo más difundido de la masonería. En todas las épocas y religiones el


Triángulo ha sido el símbolo de Dios.
En los grados superiores de la masonería toma el nombre de Delta, para aludir a
la cuarta palabra del alfabeto griego, por que tiene la misma forma y se llama de esa
manera.
El Triángulo es el símbolo del Supremo Arquitecto del Universo, el creador,
cuando esta rodeado de los múltiples rayos de gloria, del Arquit ect o y Otorgador de
Luz.
Podemos concluir, que la razón para justificar el G.A.D.U, es que él es la Verdad
divina, que el Masón debe buscar incesantemente.
De esta manera, sin imponer opinión o creencia alguna, pero dejándole a cada
cual, la libertad de interpretar esta expresión simbólica, según su part icular educación
y convicciones, todos somos conducidos nat uralmente hacia una misma verdad,
esforzándonos a penet rar más adentro, llegando al fondo de su propia visión y
creencia, que como todas, tiene que ser tolerada, respetada e int erpretada como unos,
de los infinit os caminos que conducen a la verdad.
Vida del hombre, el cual entra débil y desnudo en una ruta de escollo y de
peligros. Las purif icaciones realizadas en los viajes recuerdan que el hombre no es lo
bastante puro para entrar en el templo de la filosofía. Esta es la causa que la iniciación
fuere considerada como un sacramento. El hombre que se ejercita en pensar marcha
en principio ciego, avanza por tant eo, tropezando a cada paso contra obstáculos que
no podría salvar, sin la ayuda de protectores expert os.

d. Dios en el límite.
Según el consenso occident al, la humanidad ha dado sus primeros pasos en el
siglo XXI; tiempo crucial, aún no muy dif erente de nuest ro ant erior siglo. Época de
búsquedas, incertidumbres, aciertos y desconciertos; para unos, marcado por los
logros y avances de una humanidad cient ífica y tecnológica, donde el hombre,
finalment e, es dueño y señor de la tierra; otros, en cambio, experimentan un horizonte
teñido por el sin sent ido nihilist a y la desesperanza valórica. En este jardí n, a veces
desolado, habita una creat ura semejante a un Ser que, para muchos, ha caído en el
olvido.  

En esta nueva realidad configurada por el hombre moderno y posmoderno, nos


preguntamos si lo sagrado aún pervive, si es posible encontrar el rastro de Dios en el
53
quehacer cot idiano y globalizado de esta generación inquieta, decepcionada, pero
siempre, y a pesar de sí misma, tan humana. Para muchos, Dios parece haber quedado
al margen de todo esto, entonces, cómo comprender al Creador del universo y Señor
de la historia y ese tal límite donde parece haber quedado.

Hablar del límite puede evocar en nosotros distintas percepciones de est a


realidad; por un lado, el lí mit e es el perímetro de toda f igura, la natural capacidad de
contención de todo continente, que de no existir, lo particular se disolvería en lo
universal, y el rostro amado solo sería una vaga conciencia colectiva del amor, jamás
el amor.  
El lí mit e es aquella frontera que permite albergar pasiones, sueños, que esperan
ansiosos encontrar una rut a, aquella que les posibilite traspasar el ínt imo espacio
primordial, para descubrir cada vez nuevos límites y nuevos caminos, y así hasta
donde el corazón pueda llegar.
El límite es también lo que me diferencia del otro, lo que   me convierte en mí
mismo y al otro en un sí mismo tan pleno como yo; entonces, asumir mi mismidad será
la posibilidad que me permita asumir la otroredad del otro.  
Pero el lí mit e también puede ser lo prohibido, el tabú, lo que no puedo traspasar
sin quedar manchado con una marca indeleble, que pueda llegar a alt erar la propia
realidad, y, finalmente, atravesando los siglos,   la de la humanidad entera.   La
excesiva proximidad con el límite será la actitud desafiant e del transgresor, que se
acerca a esa carretera perdida que solo puede conducir al abismo.  
También es ciert o que estar en el límite es llegar hasta el exceso de algo,
atravesar esa línea virt ual, existencial, supondrá un cambio de estado, un modo
diferent e de vida o la pérdida de la calidad de dicha vida, cualquiera sea el modo en
que esto pueda entenderse.  
Visto está que el límite, tant o puede ser el desaf ío que me abre a nuevas
posibilidades, como el oscuro territorio que se encuentra más allá de lo aceptable. Y
aún más, pues el límite puede ser también el borde, el margen   periférico de la
realidad, la f rontera del mundo donde van a dar los exiliados.  

Entonces, podemos pregunt arnos qué hace Dios en el límite, y en qué límite se
encuentra Dios; es que acaso abandonó Él, por decisión propia, su morada en el cent ro
del universo, desde donde reina. Si no f ue Él, ent onces, quién tuvo la osadía de
trasladar a Dios del lugar que se merece y que le corresponde. La encrucijada nos deja
frent e a dos alternativas, o todo ha sido una farsa, y ese Dios solo ha sido un sueño,
que por momentos se convirt ió en pesadilla, o si es capaz de llegar al lí mit e es más
Dios que nunca, porque se at revió a sentir lo que nunca antes había sentido, y sin
perder nada de lo suyo, se arriesgó a cruzar la frontera por donde el Trascendente
nunca habí a pisado con   pies propios y humanos.  
54
Dios acot ado en la periferia de nuestra existencia, tal vez el lugar donde mejor
prefiere ser Dios; donde aceptarlo puede ayudar a descubrir al verdadero Dios. Él ya
no ocupa el centro absolut ista de un mundo que creyó que ya tenía asegurada su cuota
divina por el mero hecho de nombrarlo; Él no se conforma con lo accesorio, sino solo
con lo fundamental; y lo fundamental no siempre es lo más evidente. Entonces, emigró
con los hombres y mujeres a quienes se les desvaneció el anhelo de alcanzar la ciudad
eterna; sin que por ello hubieran perdido los sueños de construir las promesas eternas
en la ciudad terrena, donde quizá Dios, o el nombre de Dios, no tendría cabida.  

Algunos decidieron sepult arlo, otros solo comenzaron a marchar sin siquiera
volver el rostro atrás; Dios a lo lejos los despedía, mientras avanzaba en la esperanza
de cada uno. Acostumbrado a caminar por el desierto, tenía pies ligeros, sabía de sed
y de penas, de confianzas y decepciones, de grandes sueños, de traiciones.  
Dios sigue siendo el Nazareno, que viene de una tierra de la que nada bueno
puede salir, profeta herido, varón de dolores. Si el límite es la lejanía, Él se atrevió a
descender a ella en el infierno de la realidad humana. Tan lejos de Dios como puede
ser una cruz puesta en la periferia de la ciudad santa, y sin embargo, era Dios el que
estaba allí.  
Dios quedó, entonces, clavado para siempre en el sufrimient o de cada varón y
mujer, en la desesperanza que agobia, en la injust icia lacerante que humilla, en la
miseria cot idiana que arrastramos anhelando una vida digna. En ese anhelo también se
quedó Dios, en los sueños, en la añoranza por una mañana nueva, como aquella en la
que él venció las fronteras de la muerte. Si el suf rimiento es la marca de la finitud
humana, la esperanza es el sello indeleble de la realidad eterna.  
A lo largo de los siglos, los hombres, hemos intent ado conocer al que nos
conoció primero, al que nos dio int eligencia y corazón para amarlo y conocerlo; pero en
ese válido intento, muchas veces, lo hemos encerrado en una imagen o un concepto. Y,
así como nadie puede at rapar al amor, sino es amando, Dios escapaba siempre, y
reaparecí a en los corazones de buena voluntad, recreando siempre la inteligencia
humana; triunfaba en la entrega generosa de los que const ruían con esperanza, de los
que venciéndose a sí mismos, superaban límites y abrían caminos para otros. Por ser
carpintero conocí a del trabajo creador del artesano, y como el alfarero, era capaz de
deshacer la obra mal hecha y de volver a realizarla, una y mil veces más.  
Durante mucho tiempo, Dios ocupó la atención de la sociedad, y así, cada época
hist órica dijo algo de Dios, y lo dijo a su manera; en ese caminar, Cristo fue
represent ado y proclamado, tant o de modo severo y t rascendente, como cercano y
humano. Pero lentament e, Dios dejó de ser nombrado en la academia, en la tribuna, ya
no est uvo en el taller del art ista, y sobre todo fue dejando de ocupar el corazón de
mucha gente. Y como ya no había deseo de ese Dios, ent onces, no fue necesario
expresar simbólicamente aquel deseo.  
55
Sin embargo, los hombres y mujeres, preocupados por las cosas de est e mundo,
no perdieron la inquietud por ese algo más, esa medida desbordada que alienta cada
paso, esa rebelde nostalgia que impide aceptar lo mísero de est a realidad. Cuántas
veces el crepúsculo los encontró insatisfechos, pues, lo que soñaban nunca era todo lo
que podí an realizar, y todo lo que anhelaba su pasión no alcanzaba a ser aquello que
podían configurar en un sueño.  
Muchos, t al vez, se decepcionaron del modo como era presentado Dios, otros se
escandalizaron de cómo se vivían sus enseñanzas, algunos vieron en Él la proyección
de una frustración humana, o la contradicción absurda de su propia libertad.
Finalmente, ante la imposibilidad de demostrar su existencia abandonaron el asunto,
persuadidos de cada conciencia se harí a cargo del problema. Dios, mientras tanto,
seguí a preocupado por lo más import ante, la vida del hombre, que era su gloria,
porque el que ama más se preocupa de amar, que de contar cuantos lo aman. Y Él
sabía que tenía asegurada su presencia en el amor que cada hombre sintiera por su
prójimo; un día se lo habí a contado a dos de sus discípulos amigos, es el otro la puerta
de encuentro con Dios, porque Él mismo había hecho de t odos su prójimo y había
decidido quedarse en cada uno, cada día, hasta la et ernidad.    
Y quedarse es algo más que un simple estar, por ser Creador seguiría recreando
esperanzas, despertando inquietudes. Allí donde la belleza proclame la vida estará el
Resucitado transfigurando la cot idiana exist encia, como adelanto luminoso de una
realidad nueva, y cuando se plasme el horror que de cuenta de un mundo herido, será
el Crucificado quien acompañe el suf rimiento inocente.
Si los artistas aún sueñan, no les faltarán herramientas para describir lo
innombrable, para recrear lo increado, para acot ar en ciertos límites lo
inconmensurable. El mundo sigue siendo tierra de hombres y creatura de Dios.

e. Dios en el lìmite
La centuria que se inauguró en 1900 despertó, al momento de su llegada,
enormes expectat ivas. Como pocas veces en la historia de la humanidad se tení a t anta
conciencia de lo que significaba este umbral simbólico, quizás debido a la mayor
importancia de la opinión publica, de la presencia más numerosa de una población más
o menos informada y dadas las conquistas que, en el plano del conocimiento y su
proyección a la vida ordinaria, se habían dado en el siglo anterior. En la imaginación
de los europeos, en un mundo dominado por el viejo continente, el f uturo se
present aba como una prometedora marcha hacia un progreso sin contrastes. Incluso la
sombra de la guerra, siempre present e, parecía   domesticable por el progreso de
manera que se imaginó que el conflicto futuro y que llegó en1914-   sería el últ imo de
su género, esencialment e técnico, moderno, rápido y limpio.
 El sentido del limite para el ser humano se había perdido paulatinamente
durante el siglo XIX, dándose un opt imismo frente al futuro en el que se mezcla una
cierta cuota de ingenuidad y una buena dosis de arrogancia. Es la actit ud dominante en
56
lo se ha llamado “la ciudadela del orgullo” que se afirma a sí misma en el racismo, el
imperialismo y, de allí a poco en el tot alitarismo. El amanecer del siglo era pues
prometedor para quienes se habían convencido de que la ciencia, el desarrollo
industrial  y el modelo de civilización europeo eran irresist ibles. De hecho en el cuarto
año del nuevo siglo se habí a conseguido un sueño tan antiguo como la humanidad
misma: el vuelo dirigido era posible gracias a la ciencia y la técnica y se proyect aban
nuevas conquistas y nuevas metas cada vez más audaces. Ya las distancias parecían
rendirse frente al progreso, las enfermedades paulatinamente se ret iraban, la velocidad
trataba de dominarlo todo y se podía soñar que el mundo del f uturo se acercaría
progresivamente a la felicidad y a la plenitud. Ya no habría   limites para la razón
humana y su inventiva y no habrí a motivos para ser pesimist as desechándose visiones
de la historia que consideraban la Providencia, que confiaban en un Dios que escapaba
a la razón y que se planteaban la felicidad en la et ernidad como la más importante
conquista humana.  
El siglo XX mantendrá esta línea confiará alternativamente en el progresismo, en
el positivismo, en el marxismo, el psicoanálisis, el comunismo, el fascismo o el
nazismo,   movimient os que cumplirán una f unción de sucedáneos de la religión. En
todos est os casos   existe, en la base la de las corrientes enunciadas, una actitud
caract erizada por el descontento con el present e y el convencimiento de que el mundo
esta mal organizado y, mas important e aún, la creencia en la posibilidad de la
liberación del mal del mundo, a través de un proceso histórico. Aquí esta el nudo de la
cuestión por que estos movimientos creen que está en el poder humano el producir un
cambio que tenga carácter liberador en el orden de la existencia. Se trata pues de
encontrar las formulas para la liberación propia y de la del mundo. En est e proceso
importantes sectores confiaron esencialmente en la razón humana y   en la ciencia,
pero también, y paradojalmente, en el rechazo de la razón afirmando un vitalismo
voluntarista. Otra opción fue creer en la capacidad de establecer organizaciones
sociales eficientes con visos de perf ección, cuestionando las ideas de trascendencia
divina  como escapist as o superf luas. La confianza en la perfectibilidad del mundo a
través de un orden nuevo basado en principios utópicos   y voluntaristas   alcanzó   con
la emergencia de las masas una forma de   vulgarización y   se pasó en numerosos caso
a vivir lo que ya Goya había anticipado en su famoso capricho N° 43, “el sueño de la
razón produce monstruos”. Del sueño de progreso, felicidad y dominio de la naturaleza
pasamos a la pesadilla del hombre contemporáneo desbordado por situaciones
activadas por él,   pero,   que ya no puede controlar. El siglo fue en varios momentos
una macabra escenificación de la fábula del aprendiz de brujo.   Las más influyentes
utopías dadas por est e siglo, que amanecía tan prometedorament e, son distopías que
hablan del lenguaje moderno de la técnica, pero, no como liberación sino como nuevas
formas de dominación: en Zamiatín, y Orwell por el terror; en Huxley y   Burgess por la
aliención.  
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Estas obras presentan mundos en que la libertad del hombre esta muy lejos de
haberse logrado y donde la felicidad es completamente extraña a las realidades
descritas. Son obras de la desmesura, de la perdida del sent ido del limit e del ser
humano,   que repite una vez más la idea de la tentación original. En el afán correct ivo
se llega al Lager o al   Gulag, palabras que no hubiésemos querido aprender, se
present an figuras como   Stalin y Pol Pot, y experiencias como las del experimento nazi
de volver a crear la humanidad. Son las expresiones mas brutales y evidentes de la
perdida de limites y del situar a  
Dios en el limit e que vivió el siglo XX. A estas se suman otras menos evidentes
o en algún modo justificadas por diversos sect ores: las dos grandes guerras mundiales
y los numerosas conflictos de los años de Guerra Fría así como la insultante opulencia
frent e a la miseria. Pero también innumerables manif est aciones de falt a de humanidad
en pro de “principios”, de postergación de valores para alcanzar progreso, llegándose a
situaciones inédit as para la especie: nunca antes habíamos tenido la posibilidad de
comet er un suicidio colectivo de tal medida como el que alcanzo a través de la energía
atómica y nunca se había pagado un tribut o tan caro como el del patrimonio del planeta
a los dioses del progreso. Quizá si la emergencia de las fantasías de Mary Shelley
como una realidad concreta con clonaciones e ingeniería genética y los debates de la
bioética dimensionen con mayor claridad el t ema del haber alcanzado una situación
limite para la especie y la ilusión de creer en el “seréis como dioses”.   El arte del siglo
XX ha sido f iel a este ilusionarse y desilusionarse,   a estos sueños y pesadillas y junto
con la ilusión ha conocido notables formas de desazón, que con todo son
manifest aciones de reacción a un mundo que interpela e incomoda, que se presenta
angustiante y pesadillesco.
Es fácil criticar a un siglo que es particularment e culpable dado el alto grado de
conciencia teórica del sentido de humanidad con que llegaba el siglo XX. Al finalizar
éste el tono dominante en muchos es el de haber hecho un terrible aprendizaje que nos
ha situado dentro de nuestros limites naturales, con nuest ras incertidumbres e
inconst ancias y nuestra incapacidad de dominar el futuro. Uno de los fenómenos más
sorprendentes de este siglo es que, ya sea en la brutalidad de los genocidios o en la
molicie del hedonismo, se quiso poner a Dios en el limite, tomar distancia y prescindir
de su presencia en nuest ra existencia, reemplazándolo   por nuevas formas de fe en el
progreso, en la ciencia, en la humanidad, en el partido, en el pueblo, en el caos,   en la
riqueza, en el placer, o en nada. Sin embargo con asombrosa persistencia la necesidad
de trascendencia a llevado a una vuelta a est e Dios que, desde el limit e, no ha
planteado el rechazo resentido de la humanidad sino, por el contrario, ha abierto su
imagen a las diversas manifestaciones de amor y comprensión por el prójimo. En un
siglo de ext remos, la imagen de Dios se hace multiforme para acoger las experiencias
del ser humano que busca incansablemente superarse y conocer llegando a descubrir
sus propias limitaciones. La experiencia del siglo XX, un siglo de ext remos, es en mi
opinión una ocasión formidable que Dios nos ha dado presentándose en el prójimo
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sufriente, en el caut ivo de su pobreza y de su riqueza, de su poder o su dependencia.
Dios desde el lí mite se nos present a fragmentado y bondadoso como opción siempre
valida cuando todo parece caer y más que recriminar nos ayuda resit uar los desafíos
de la capacidad creativa e imaginativa de la humanidad.

f.En el limite: Dios, el Arte y los Art istas.

¿Por qué cambian los estilos en el arte? ¿Por qué tiene que exist ir el cambio y
por qué los arcos de tiempo se han precipitado? La est ética del Barroco duró 150 años.
El siglo XX, en sólo   cien años vio desfilar una veintena de propuest as diferentes,
algunas imbricadas entre ellas; otras, irreconciliables. Hoy, casi cada autor es un estilo
para sí mismo y rechazando la idea de un colectivo, se recluye, en un Yo ensimismado.
Hay un arte que ha perdido el centro. El dolor de la pérdida, la decadencia, puede
producir objetos de arte, pero son tristes.  
Imaginando una vasta circunferencia, puede concebirse en el centro a un motor
inmóvil, Dios, e irradiando desde él, las parcelas del tiempo humano, esas cuotas
temporales que a cada uno le corresponden. Dios observa desde ese punto sin tiempo
cómo transcurre el devenir   humano y cómo los hombres se af anan y prodigan sus
propuestas con maneras particulares que se llaman estilos, individuales o colectivos.
Todo, pues, converge hacia Dios y Él es la suma de los estilos, pues recoge   todos los
esfuerzos de los hombres que, más que creación, descubren y conquistan lo que ya
estuvo hecho desde antes del principio de los tiempos. El amor de Dios los ha hecho
partí cipes de su propia condición creadora y, de vuelt a, Dios recibe todas las ofrendas,
las soberbias y las humildes. La obra de arte, que nació por un act o de caridad divina,
por un don hacia el hombre creador, vuelve a su origen. Dios es la suma de todos los
procesos creativos y de t odos los objetos de arte.  
Pareciera que en la sección de tiempo que constituye esta época   - mi t iempo -  
ya no hay claridad para avizorar el cent ro. Si la niebla cubre la mirada, puede
hablarse de una pérdida del centro. Cuando ello ocurre, surge el grito, pues perdido
Dios, el art ista tiene la int uición de que su cuota de tiempo pasará breve y rauda. El
artist a inicia la búsqueda sin la rosa de los vientos, pero no renuncia a buscar una
verdad  y un significado, es decir,   t odo aquello que hará que la obra quede inscrita en
su cuota temporal y la represente. La empresa de vida se ha hecho difícil y nada
parece ayudar al hombre que crea. ( El grito de Munch, est á aprisionado en el pavor
del gest o y sólo el cielo arrebatado parece oírlo. El arrogante papa   de don Diego de
Velázquez, ahora en la mirada de Francis Bacon, grit a, pero nadie lo escucha pues su
clamor queda prisionero de una jaula de vidrio).  
Dios nunca puede estar en el límite. Pero el hombre, que en su oscuridad busca
la luz donde no puede hallarla,   lo coloca allí, y desde ese moment o, se sitúa él mismo
en el límite de la nada. Nihilismo cínico o nihilismo angustioso, sensación indiferent e
de la nada o una  tragedia cotidiana que aplasta.
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Cuando de la pura angustia germina una conmoción estét ica y un t raspaso
percept ible de mi circunstancia aut obiográfica hacia un observador o receptor, caemos
en la tentación de pensar que aunque Dios no esté presente, nos podemos valer de las
vicisit udes de nuestro propio Yo para intentar la experiencia artí stica y comunicarla en
un formato estético. En la evolución de los estilos en la música occidental, esto se vio
muy claro. Cuando la oración se hizo canto, el Gregoriano,   fuent e de toda nuestra
música, no existía el autor reconocible. Con el comienzo de la invención polifónica, se
inició  la aventura individual y el centro paulatinamente se alejó, hasta quedar oculto.
Los elementos que empezaron a perturbar la visión fueron, justamente, todos aquellos
ingredientes puramente humanos que alimentaron la arrogancia. Por una part e, han
constit uido el muestrario de toda la riqueza que Dios puso en el hombre creador; por
otra, el frenesí de la vanidad y la tent ación del dominio. Desde que el humanista Pico
de la Mirándola hizo dialogar a   Dios con el hombre y lo declaró cent ro del mundo, el
mensaje fue mal int erpretado y los siglos presenciaron el avance del error. Sí , es cierto
que Pico de la Mirándola así lo imaginó, pero esa declaración f ue una concesión de
Dios y el hombre olvidó al Dadivoso que le otorgó ese privilegio en un act o de suprema
caridad. No   fue entendido de la única manera certera: eres el centro del mundo,   pero
Yo soy el cent ro de tu centro.  
El hombre se encantó con sus posibilidades y jugó a ser   al creador. Introdujo la
expresión emocional en las derivaciones del Gregoriano,   la sensualidad en el
contrapunto, la gestualidad teatral en la música sacra, la razón en las estructuras. Se
proclamó un demiurgo y convocó a la humanidad entera al abrazo universal, trastocó  
f undamentos normat ivos;   hizo tabla rasa, empezó de nuevo y de pronto, ya no supo
qué hacer. El arte musical se crispó, agredió y también gritó, pero pocos se
interrogaron por la razón de ese alarido. Algunos sólo lo atribuyeron a la necesidad de
las transformaciones internas e inevitables del lenguaje y olvidaron que el hombre
había introducido en sus juegos estéticos y en el   mundo, una  muerte sin esperanza.
En el t ranscurso histórico, los intent os no fueron estériles pero el terreno comenzó a
hacerse yermo cuando esas tent ativas no fueron devueltas, conscientemente, a su
punto de origen, al centro. El arte sin centro ha buscado afanosamente. Han caído
viejos conceptos. Sin poder dirigir la mirada al cent ro, el hombre ha caminado en todas
las direcciones, sin querer o atreverse a mirar hacia el único punt o seguro. El hombre,
con mirada oblicua y no rect a, invade las parcelas temporales que no son las suyas: la
presencia postmoderna de la cita, el buscar procedimientos de tiempos pretéritos para
sust entar el ahora, el hurgar compulsivamente en el pasado huyendo de la agresión del
present e, sólo revela que el centro ha sido escondido.  
La rebelión hizo   que se negaran las realidades del mundo para hacer nacer
nuevas realidades en la voz profunda del Yo. Cuando el Yo no refiere a nada más que
a sí mismo, el   artista creador se embriaga en lo que supone es la libertad plena. Ahí
están muchos objetos de arte para demostrarlo: surge un Bello interior, que pret ende
legitimar todas las búsquedas, que valida t oda experiencia y sus resultados, que
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reclama su lugar al lado de cánones que se estigmatizan por envejecidos y gastados.
Pero el ojo que nunca mira hacia lo alto y que sólo se dirige hacia el interior del ser,
encuentra, a veces, que él es sólo una gran pregunt a. (Ives, prof eta, la plasmó como la
pregunta sin respuesta: un desolado solo de trompeta, errante, asincrónico,   que vuela
por encima de un halo de cuerdas). Hemos colocado a Dios en el lí mit e, o, tal vez, ya
lo hemos sacado f uera de él.   No est á en el centro ni está en ninguna parte.   ¿Ha sido
expulsado pues no podemos resistir   que nos vuelva a abandonar? ¿O tendremos que
decir, con Jean Rostand que “lo divino, quizás, es aquella cualidad del hombre que le
permite soportar la falta de Dios”?  
In soli Deo gloria; Ad majorem Dei gloriam;   In nomine Jesu; Jesu juva. Eran
invocaciones que encomendaban el comienzo del trabajo o expresiones de gracias al
concluirlo. Inscripciones que encabezaban o rubricaban una part itura, sin importar si
eran obras sacras o seculares. ¡Si empezáramos a verlas nuevamente!  
Creo firmemente en Dios Padre que es el Hijo y el Espíritu Santo, pues aunque a
veces lo sienta ausente, aunque crea que se ha escondido, todo lo que hago pierde su
sentido si al menos no lo presiento, allá, en alguna part e.
Si no lo adivino,   a través de la densa bruma que cubre este pedazo de tiempo
que me ha sido otorgado, nada me queda definido sin   su luz.  
 
 
g. Arquit ect ura: promesas de la materia.

       Una discusión nunca saldada en la arquitectura del siglo XX, fue la referida
a saber si puede hablarse con propiedad de Arquitectura, con A mayúscula, en relación
con las const rucciones de uso cotidiano, aquellas que se hayan inextricablemente
ligadas a la vida diaria y a las actividades mundanas, como casas, bancos, escuelas y
casi todo lo edificado. Es bien conocida la posición del arquit ect o Adolf Loos al
respecto: sólo el Monument o o el túmulo funerario merecerían recibir la letra capital, la
A mayúscula que emparenta a la Arquitectura con el Arte. El rest o, lo que tiene
vinculación con la vida, serí a arquitectura con “a” minúscula, edilicia, construcción
utilitaria para la que no hace falt a Arte sino oficio. Evident ement e, para Loos,
Arquitectura sólo sería aquella construcción que tiene que ver con lo Trascendente,
que aspira a reflejar o a hacer presente, de una u ot ra forma, una realidad que no es
mundana, que supera a la simple presencia de lo que está, de lo que veo. Pero no se
trata de generar ninguna ilusión, en el sent ido, quizás, de la escenografía, sino todo lo
contrario, se trata de dar cuerpo y materia a algo que por definición no lo tiene, como
la Muert e o la idea de lo Sagrado, pero que no por ello es menos real.  
      En la afirmación de Loos está contenido, como puede verse, un problema
central de la arquitectura occident al, particularment e de la religiosa pero no sólo de
ella. De todas las artes, la arquit ect ura es probablemente la más comprometida con la
mat eria, pero no trabaja con la materia en sí, como puede ocurrir (aunque no
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necesariament e) con la escultura, sino que se vale de materiales. Estos materiales
son, justamente, la materia manipulada y transformada de manera t al que pueda ser
apt a para la construcción, que pueda ser utilizable para crear espacios habitables, en
el sent ido de alojar acciones humanas, cualquiera sean estas. La ley que guía,
ent onces el orden y la combinación de est os materiales, es la de la elevación: las
construcciones se levant an del suelo afirmándose en él contra las fuerzas nat urales.
Por su relación, entonces, con la mat eria y por el rigor de la ley que la guí a, la
arquitectura tiende naturalmente a remitir a sí misma. En tal sentido, conf orma una
realidad concreta, material, que quiere seguir siéndolo. La arquitectura insiste sobre sí
misma, sobre su propia realidad. Por eso, hacerla portadora de un sent ido de
Trascendencia, de vinculación con una realidad que está más allá de mis sentidos, y
quizás también de mi comprensión, es una operación compleja y quizás riesgosa, que
hace de este tipo de construcciones una familia particular.  
    Nuestra arquitectura religiosa, desde la Edad Media hasta el siglo XIX, hizo
de este problema su principal recurso. El espacio sagrado por excelencia, el del
interior de las iglesias, fue pensado en los términos de esta insondable dif icult ad:
¿cómo hacer para que la arquit ect ura, con sus part es y sus materiales concretos pueda
remitir hacia lo más trascendente? ¿cómo hacer para que su promesa del Paraíso sea
tan viva y real, tan luminosa y llena de dicha como la que nos presenta Dante?
Evident ement e, los recursos puestos en juego fueron innumerables, y seria imposible
compendiarlos aquí. De todas formas, es claro que el espacio sagrado se convirtió en
el banco de pruebas formal y t ecnológico que alimentó a toda la arquitectura
occidental. Hacia él convergieron, de innunerables maneras, las art es y los oficios, y
allí se experimentó, en pos de esta superación de lo material, la unidad entre el
conocimiento cientí fico y el arte. Hast a qué punto est a armonía y est e conciert o de
trabajos que aparece en una cat edral gótica, por ejemplo, es ref lejo de una comunidad
humana igualmente armoniosa, es algo que cada vez aparece más en duda. Sin
embargo, su imagen    no dejó de pulsar. Aún en el siglo XX, una de las principales
escuelas de la arquitectura moderna, como fue la Bauhaus, tomó, en el moment o de su
fundación en 1919, la representación de un int erior de una catedral gót ica (un grabado
moderno de corte expresionista) como la imagen que   mejor sintet izaba las
aspiraciones de su nuevo programa. Este tení a como objetivo, just amente, hacer
posible una Nueva construcción, que devolviera a la arquitectura su unidad perdida, y
con ella a la propia sociedad. El grabado también se esforzaba en mostrar esa
particular manera, que se desarrolló en las catedrales góticas, de disolver lo material
por medio de la luz. Pero esa superación de lo material está puesta aquí en f unción de
una clara t rascendencia histórica y una difusa, aunque cierta, trascendencia religiosa.  
      Este ejemplo es representativo de una cierta act itud de la arquitectura
moderna, en el siglo XX. Muchos de los principios desarrollados por la arquitectura
religiosa de siglos anteriores son reformulados por ésta y aplicados a múltiples
programas y tipos de edificio, muy pocos de ellos de carácter religioso. La int ención de
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llevar los materiales a un lí mit e, de tensarlos hasta el extremo, que puede verse en
tanta arquitectura del siglo XX, no deja de tener vinculación con las experiencias de
los siglos anteriores. Igualmente, la insistencia (a veces casi obsesiva) de la
arquitectura moderna en relación con la riqueza de los espacios interiores, guarda
correspondencia con la larga tradición de la arquitectura religiosa en t al sentido, como
ha sido señalado en múltiples trabajos.
Evidentemente, algo se ha trasvasado del estupor ante lo construido que fue
fundant e de ésta última y que puede verse, sin esf uerzo, en los interiores de Le
Corbusier o de tantos arquitectos del siglo XX.
Que este estupor obedezca a otras intenciones, en nada disminuye su pulsión
hacia una realidad más perfecta y superadora de la condición presente del hombre.  
 
Nápoles o la metamorf osis del cotidiano, en espacio sagrado.

Pignon-Ernest deseaba darse un tiempo para interrogar a los arquetipos que


fundan las raíces mediterráneas y en ello, penet rar en las estruct uras de nuestro
imaginario colectivo.
 
El lugar para este ejercicio intelectual, sociológico, ant ropológico y estét ico fue
conscient ement e elegido. El artist a estaba convencido de que en Nápoles “la hist oria
no se diluye, se superpone (.. .) allí exist e una familiaridad antigua, esencial (...) como
un retorno al cent ro de la tierra”.  

Para el trabajo que aquí nos convoca, Ernest Pignon-Ernest, ha elegido una
ciudad compendio de la memoria occidental, verdadero laberinto de hist orias, fábulas,
mitos y épocas visibles en la arquitectura. “La de trama más cerrada en esplendores y
ultrajes. De altas leyendas. De bajos instintos (...). Él allí, restit uyó lo eterno a lo
precario, lo religioso a lo prof ano, lo inest imable a lo indigente (y) Nápoles se encontró
frent e al espejo de sus huellas, de sus creencias sin edades, de sus alegorías”. (André
Valter, Lavori in corso (cat), Lyon, Le Rect angle, 1999)  
El proyecto est á   compuesto, como podremos ver en nuestro encuentro, por
treinta y un dibujos originales (realizados a la piedra negra en diferentes format os) y
diez murales-seriados (serigrafiados sobre papel períodico), que   aluden a la muerte y
a la resurrección, dialogando algunos de ellos con la ciudad, durante Semana Santa. El
conjunto, fue desplegado diferidamente en la ciudad a lo largo de siet e años (1988 -
1995) y se ofrece como la int ervención más compleja que ha realizado el artist a.  
Para iniciarlo, el pint or comenzó por recorrer detenidamente la ciudad, sacando
fot os, croquis, t omando apuntes de edificios y leyendo sobre sus hist orias.
Del total de la información, “la muerte” apareció como una constante simbólica.
En aquella geografía dominada por dos volcanes, sus manifestaciones y sus rituales se
encontraban por todas partes: al oriente el Vesubio - responsable de todos las difuntos
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de Pompeya -; al occident e el volcán Soflamara, en perpetua ebullición y cuyos
temblores han hecho que los napolitanos tengan una relación especial con la muerte:
intensa, cot idiana trágica e irónica.  
Recordemos que en sus calles negras (construidas con lava volcánica) es que  
Agripina será apuñalada y Masaniello decapit ado; que allí es donde Eneas, guiado por
la sibila de Cumes, entrará al reino de Hades. Virgilio sitúa en ella las puertas del
infierno, y el siglo XX aporta sus muertos, con las numerosas víctimas de la camorra.  
Sin embargo, como contrapartida a la cultura mortuoria que late en la atmósfera
de la ciudad, la mujer result a fundamental para los napolitanos: en sus rituales,
muchas “madonnas” reemplazan a las figuras sagradas masculinas, imprimiendo un
sello de esperanza y dulzura que el artista que nos convoca sabrá recuperar.  
Dicha evidencia lleva al pint or a est udiar a los art istas napolitanos en general,
aunque paulat inament e se va cent rando en Mattia Pretti y sobre todo en Caravaggio,
decidiendo emprender el trabajo en etapas que hasta ahora conf orman cuatro períodos
de intervención: Conjunto Nápoles I (1988). Conjunto Nápoles II (1990). Conjunto
Nápoles I II (1993). Conjunt o Nápoles I V (1995).  
El aut or af irma, que concentradas sobre la lava negra con que pavimentaron sus
calles (los napolitanos) est án todas las esperanzas míticas, históricas, geológicas y
racionales, mezcladas, confundidas para montar en cualquier momento desde el vientre
de la tierra”  
A nuest ro juicio, la obra de Pignon Ernest en dicho escenario es una aleada de
aquella   luz fuent e de vida, que logra a duras penas salir de la oscuridad que la
absorbe, en las calles de la mítica Nápoles (met áfora certera de occidente).

h. Lo Sagrado en la Música

Acaso sea el adjetivo sagrado, el atributo más misterioso de muchos lenguajes.


Palabra que rebasa su semántica porque, al fin de cuentas, nos habla de lo invisible.
La música no es menos elusiva y enigmática. Una misteriosa forma hecha de
tiempo; algo que se escapa a su ser y se adjetiva a sí mismo; una materia inasible que,
a pesar de surgir en nuestro más íntimo espacio, se desprende y se aleja de nosotros
despert eneciéndonos, trascendiéndonos, tal como el vocablo sagrado, se escurre de
nosot ros y se aleja de nuestra comprensión.  
“Música, sagrada despedida, el otro lado del aire.. . puro, gigantesco, pero ya no
habitable”, escribió Rilke. ¿ Por qué, para Rilke, ha de ser sagrado el momento en que
la música nos abandona ? ¿ Es la música un puente hacia una realidad superior,
inalcanzablemente remota como “el otro lado del aire”? ¿ O es ella misma, al dejarnos,
un reflejo numinoso, una forma posible de lo sagrado ? Una forma posible porque, a
pesar de ser la música una mat eria inasible que nos trasciende,   algo de nuestro ser
mortal corpóreo tiene en su esencia, algo de nuestro calor se lleva al más allá.  
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Entonces hablar de lo sagrado en la música puede parecer casi una paradoja.  
Es como atribuirle a lo sagrado un atributo redundante, o al revés, es at ribuirle a la
música un predicado que vuelve a la frase tautológica; una imagen que se proyecta en
la misma imagen y de algún modo se vuelve infinita o et erna.  
La palabra sagrado no parece tener tiempo. O tal vez los engloba a todos. Los
hombres respiramos esta palabra desde nuestro propio tiempo cronológico, sucesivo,
finit o. Pero lo sagrado parece f lot ar en un tiempo inmemorial, que está siempre siendo,
pero que nunca fue, es o será.  
Por otro lado, la música está hecha de tiempo, pero no de cualquier tiempo. No
precisamente de aquel que transcurre y devora el pasado como el dios Cronos a sus
hijos, sino de un tiempo que, en el decir de Rilke, se coloca “perpendicularmente sobre
el corazón de los hombres, es decir, una sincronía que interrumpe la diacronía del
mero tiempo transeúnt e.
Puede ser esta extraña dimensión del tiempo que nos regala la música, un modo
posible de acceder a lo sagrado.  
Desde el primer sonido de una obra se suspende lo sucesivo, se suspende la
incredulidad y el alma abandona el tiempo porque, de algún modo, se recoge en lo
invisible.
La obra termina y el hombre vuelve a su t iempo, vive en el tiempo y hasta como
tiempo.
Desde que fue instaurado el tiempo en la música, a través de unidades
met ronómicas, cifras indicadoras y barras de compás, la música pasó a funcionar como
un sistema regularizado   de percepciones en forma de latidos, con un sístole y un
diástole claramente perceptibles.
Desde ent onces, los compositores han buscado la f orma de eludirlo, de
contradecirlo, o, de al menos, no hacer sentir su transcurso, su pulsación irref utable.  
Bach en su t ejido fugal se independiza muchas veces de los dictados de la barra
de compás. Su música fluye desoyendo el pulso regular que impone la   cifra
indicadora.
Por qué est e af án de eludir est a ley pulsativa. Por qué rechazar esta aparente
inseparabilidad   de la música con relaciones métricas y cronométricas   que definen
divisibilidades y proporcionalidades. ¿ No es acaso más seguro y placentero sentirse
sujeto a algo tan confiable como la regularidad pulsat iva, que es como el pulso
cardíaco, primigenio y esencial ?
Pero la música no ha sido nunca sólo un mero espacio-tiempo estriado, un
tiempo pulsado definiendo un transcurso inevitable en secciones claramente
det erminadas. La forma, unidades de medida y relaciones cronométricas no son el
tiempo, pero fueron el modo de poder percibirlo en la música. Expandir o ampliar la
percepción sonora, fue una consecuencia inevitable en la búsqueda de un tiempo
dist int o al cronológico. La música buscaba hacer oír un tiempo en estado puro.  
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Este afán de querer f iltrarse hacia una especie de burbuja de tiempo musical,
donde el pulso métrico no se percibe, donde la sucesión de ideas musicales se
suspende y la música parece   flot ar en una nube estacionaria, en un tiempo que ya no
fluye, es una voluntad creativa de origen misterioso. Para un compositor creyente como
Messiaen, esta voluntad es la prueba de que nuestro misterioso origen trae consigo la
huella de la Eternidad.  
Incluso un compositor no creyent e, sabe que cuando compone, instaura para sí
mismo un tiempo ficticio, un tiempo que no es de este mundo; un tiempo que se parece
mucho a un oasis de eternidad en el incesante río temporal que nos desgasta. Hay algo
pleno en esa breve eternidad. Y hay una suert e de necesidad de instaurarlo, de
establecer un parént esis en la corriente   del tiempo humano.  
Abrir una brecha de eternidad entre dos ríos de tiempo, tal como la vida instaura
un parént esis de vida entre dos muertes; la de antes de nacer   y la de después de
morir.
Y la música se vuelve un espejismo de   eternidad. Nos devuelve la ilusión de
poseer, entera y simultáneamente, una vida interminable.  
Es la misteriosa voluntad estética de no querer ir a ningún lado ni venir de
ninguna parte. Como la música de Debussy, que jamás concibió el desarrollo temát ico.
Su objet ivo no era derivar su mat erial sonoro a partir de element os previos, su objetivo
no era relacionar el pasado de la obra con el futuro, a través de una progresiva
transformación de sus temas, de modo de sent ir un transcurso causal, un proceso
continuo de derivaciones. Su problema no era ¿ de dónde viene est o ? o¿ hacia dónde
va esto ? Su problema era ¿ cuánt o puede durar esto ?
O es el caso de obras como Ryoanji, de John Cage, donde el problema de la
duración real, cronológica de una obra es puesta en cuestión. Por qué una obra debe
durar una cantidad limitada de minutos u horas, determinadas por leyes del mercado y
por razones de sent ido práctico. Por qué una obra no puede durar días, o meses o aun
años.  
Y por qué en ella debe suceder necesariamente algo. Por qué necesariamente
debe tener situaciones sonoras contrast antantes o en const ante transformación. Por
qué una obra no puede ser una interminable línea del horizonte.  
¿Habrá una secreta nostalgia por ese tiempo sin para qué, sin pasado ni futuro?
Una nostalgia en su más remota etimologí a. Aquella que nos entrega el griego: nostos  
(regreso)
y algos   (dolor). Dolor por no poder regresar, o t al vez, en la interpretación que
propone
Ott o Dörr forzando la etimologí a:   nostalgia, dolor por el nosot ros perdido.
De cualquier modo, la palabra nos habla de un anhelo truncado por algo que
puede ser plenitud. O un t iempo de plenitud.  
Para Messiaen los pájaros son lo opuesto del tiempo. Su canto no tiene para
qué, en su sentido humano. Su canto no t iene en sí nada que pase y, al mismo tiempo,
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en él est á todo present e. No es un orden de sucesiones. Sólo cabe, para quien los
escucha, percibir su presencia.
Obras como el Cuart eto para el Fin del Tiempo, de Messiaen, especialment e su
primer movimient o (Lit urgie de Crist al) o el tercero (Abisme des Oiseaux) nos
recuerdan la capacidad de la música para refut ar el tiempo humano. Su elusiva
influencia anula el designio del keep going, esa compulsiva exigencia del Unnamable
de Beckett, con la que Luciano Berio nos amartilla en el tercer movimiento de su
Sinfonía y que tan bien describe el incesante río de tiempo que nos arrastra.  
Un instante eterno de música, nos libera del aquel horror de vivir en lo sucesivo.
Un instante  nos deja en un remanso, en una rivera del rí o cronológico, en una orilla
que tal vez no tenga otra orilla.  
Y allí, en la percepción plena de la música, nos reencontramos con un tiempo
fict icio, un tiempo irreal que no sólo rige a la música, que no sólo af ect a a su realidad,
sino que también des-realiza al composit or y a sus auditores, librándolos, al menos
transitoriamente, de las esclavitudes del mundo real.  
No nos f ue dada la eternidad, pero nos ha sido dada la música. Un inst ante de
gracia entre la eternidad y el tiempo sucesivo. Un estado que Sant o Tomás llamó la
evit ernidad, y que sitúa entre lo que él def ine como la eternidad simultánea y
permanent e y el tiempo en movimiento y sucesivo. Santo Tomás defiende la eviternidad
como la forma de duración propia de los espírit us puros. De ellos- nos dice no puede
decirse que están en el tiempo, ni tampoco que son eternos porque eso sólo le
compete a Dios. Ellos son eviternos, porque su naturaleza no hace dif erencia entre
pasado y futuro; son inmut ables en sus pensamientos y propósitos.  
Mientras somos la música, mientras somos la percepción art íst ica plena, somos
inmutables; nos deslizamos a una especie de inmobilidad completa y esencial. Mient ras
somos la música, no somos pasado ni futuro; el padre-tiempo nos concede al f in el
lugar donde podemos no recordar a nadie, porque todos están presentes. El tiempo ya
no desgasta ni consume nada.  
La eviternidad, el instante de pureza de los impuros, el segundo de divinidad de
seres imperf ect os por obra y gracia de una acción de arte. La entrega absolut a a la
fuerza invisible del arte,   des-realiza a su ejecutor al punto de desmaterializarlo y
hacerlo existir como una forma de espíritu en un inst ante que nos parece et erno.  
Tal vez sea la evit ernidad de las artes, una forma posible de vislumbrar lo
sagrado.
O quizás sea, como los ángeles para Rilke, la única forma de lo sagrado que
podrí amos soportar.  
 
i. La dignidad del hombre a través del dolor.

Me parece que hablar de Dios en el límite sólo tiene sentido si se lo hace desde
el hombre, desde la percepción del hombre que está en el límite. No parece posible o
67
razonable pensar que Dios pueda estar circunscrito a límites de ninguna especie, ni
mucho menos est ar en un límite.  
Al pensar en el hombre que est á en el límite, lo primero que se viene a la mente
son las múltiples formas del dolor. El sufrimiento, el abandono, la miseria, la
enf ermedad, la incomprensión, la injusticia, en fin, todo aquello que lleva al ser
humano a experimentar que sus fuerzas y su capacidad de resist encia están a punto de
abandonarlo, que "ya no da más". Su vida, ent onces, le parece absurda y ni siquiera
sabe cómo es que puede aún seguir viviendo, ni qué sent ido tiene aferrarse a una
existencia miserable.  
Los artistas contemporáneos, con cuyas obras hemos tenido ocasión de tomar
contacto, nos muest ran precisamente a este hombre desgarrado. Su sensible mirada
penetra en las profundidades del dolor humano y lo saca a la superficie, poniéndolo de
manifiesto de una manera tal que ya no podemos ignorarlo. No podemos volver la vista
hacia otro lado y quedar indif erentes ante los niños destrozados por la guerra, en la
obra de Michel Azama, o ante los enf ermos de sida de Ernest Pignon-Ernest, quien,
más encima, nos los pone en las calles, en el espacio público, donde no podemos dejar
de verlos y convivir con ellos.  
Los artistas nos muest ran lo que t odos los dí as t ratamos de no ver. Ponemos a
los viejos y a los enfermos mentales en asilos, escondemos a los niños con síndrome
de Down o con cáncer, mantenemos a los más pobres lo más lejos posible del lugar
donde juegan nuestros hijos. Cuando en los noticieros de televisión nos muestran
imágenes de guerras y desastres, o las miserias de nuest ra propia sociedad, las vemos
como algo ajeno y tratamos de pasar rápidament e a ot ro tema y olvidarlas cuanto
ant es.  
En contraste con est o, la mirada del artista nos obliga a forzar nuestra propia
mirada, exigiéndonos plantearnos la pregunta por el sent ido del dolor y por el sentido
de la experiencia humana. Y, a la vez que nos hace patente la precariedad y limitación
de lo humano, nos sugiere una ciert a dirección en la cual interpretar ese sentido. Nos
ent rega un dolor humanizado, recogido, por así decirlo, con infinito amor. Su particular
mirada nos devuelve una humanidad dignificada por el dolor. Por paradójico que
parezca, en el absurdo del dolor, en la experiencia de los propios límites y en la
capacidad de compasión ante el dolor del otro, el ser humano puede descubrir su vida
como algo valioso y digno.  
Las más variadas mitologías y religiones han int entado explicar el misterio del
dolor. De entre ellas, la mirada de los griegos de la antigüedad me parece
particularmente interesante para resaltar este punto. En los poemas de Homero se
encuentra con frecuencia expresado el contraste entre los dioses y los hombres en
términos de lo fácil y lo difícil, lo feliz y lo penoso. Los dioses son los "rhéia zoóntes",
los que viven con facilidad, en tant o que para lo mortales la vida resulta llena de
fat igas y dolores.
68

Los mortales debemos soportar, aunque nos sean dolorosos, los regalos de los
dioses, tant o los más difíciles como los mejores.  

      "Los dioses destinaron a los míseros mort ales a vivir en la tristeza, mientras
sólo ellos   están libres de cuidados. En los umbrales del palacio de Zeus, hay dos
toneles de dones       que el dios reparte: en el uno están los males y en el otro los
bienes." (Il. 24. 525)  

"De los dioses los dones, aunque estemos sufriendo, por necesidad,
      soportamos los hombres. Pues el yugo descansa sobre nuestro cuello. "
     (Himno Homérico a Démet er, 216-217)
            
Sin embargo, la misma inmortalidad y la facilidad de sus exist encias parece
hacer de las vidas de los dioses homéricos algo poco serio, se lo pasan en fest ines,
comiendo y bebiendo néctar y ambrosí a, mientras "una risa inext inguible se ext iende
por el Olimpo". En contrast e, la vida de los seres humanos cobra seriedad e
importancia, precisamente por su brevedad, por estar limitada por la muerte y estar
somet ida al dolor y al suf rimiento. Mientras los dioses se disputan por cuál ciudad
humana destruir primero o a qué héroe favorecer en un combate singular   --pero luego
olvidan rápidamente la disputa, y el dest ino final de los hombres los tiene sin
cuidado--, los seres humanos son capaces de llegar a la sublimidad de la compasión.
Vemos cómo, en la escena final de la Ilí ada, Aquileo, después de haberse dejado llevar
por la cólera y el rencor, llegando al punto de arrastrar por el campo de bat alla e
intent ar mutilar el cadáver de Héctor, es vencido por la compasión y, llorando junto al
anciano Príamo, accede a entregarle los despojos de su hijo.  

Los dioses griegos aparecen todaví a más insensibles en la época arcaica,


llevando a decir a Heródoto que la divinidad es "envidiosa y molestadora" (phthonerós
te kai tarakhódes) y permit iendo aún en la época clásica que un Plat ón se pregunte si
nos habrán creado los dioses con algún propósito serio o si no somos más que un
pasat iempo para ellos.  

Contrasta con esa visión nuestra concepción cristiana de un Dios que nos creó
por amor, por la superabundancia de su amor.  

Sin embargo, esta visión nuestra es más difícil de reconciliar con el misterio del
dolor. Es mucho más fácil pensar que los dioses, o no exist en, o no se cuidan de los
asunt os humanos, o aún peor, son envidiosos y quieren hacernos la vida difícil de
sobrellevar. Así, el dolor y el mal en el mundo son simplemente datos de la realidad.
En cambio, nuestra concepción de un Dios que es amor, y que es a la vez   omnipot ente
69
e infinitamente bondadoso, parece entrar en contradicción a cada moment o con el
sufrimiento patent e de las criaturas humanas y con su tremenda capacidad de causar
daño y dolor.
 
En este cont ext o, la figura de Jesucristo como un Dios que quiso hacerse
hombre y compartir nuestro dolor hasta la muerte, le devuelve el sentido al dolor,
dignificándolo y dignificando la existencia humana.

La humanidad ent era es levantada con él en el madero de la cruz.  

"Se alza la cruz sobre un cielo profundo,


árbol de sangre,en sus brazos sost iene
el desgarrado cuerpo que contiene
todo el dolor, todo el amor del mundo."
                 
Esta capacidad de ver el rostro de Dios en el más pobre y doliente, que
apreciamos en Jesús, en los santos, en personas como Teresa de Calcuta y Alberto
Hurtado --y en muchos otros, incluso no creyentes--, que pueden ver a través de los
harapos , la pestilencia y la abyección, es la misma sensibilidad que despiertan los
artist as que hemos visto.  
Ellos descubren la dignidad del hombre brillando en su propia miseria y
reclamándonos para que la reconozcamos. Su mirada nos t oca en lo más profundo,
para sacarnos de la indif erencia egoíst a y movernos al amor y la compasión. Nos lleva
a trascender la pregunta por el sent ido del dolor, transformándola en un llamado a
mitigar tanto dolor.

 
j. El teatro: en la frontera de dos mundos.

El teatro, compart e con la experiencia religiosa una serie de procesos


psicológicos personales y colectivos.
El primero, bien evidente, es la creación de un t iempo fuera del tiempo, un
tiempo fuert e y significativo, donde se traen al presente -se representan- los hechos de
la ficción, los hechos narrados. Es la creación de un tiempo psíquico absoluto de
nat uraleza ext racotidiana.

En la representación teatral -y esto hace que el teat ro tenga un aspecto ritual


intrínseco, asistimos a una inversión de la linealidad del tiempo, a la creación de un
contratiempo bien parecido a lo que Mircea Eliade describe como tiempo sagrado que
es por su propia naturaleza reversible, en el sentido de que es, propiamente hablando,
un tiempo mítico primordial hecho present e*. El teatro int errumpe la duración temporal
profana por la inserción de un tiempo diferente, que no transcurre al mismo ritmo del
70
tiempo de todos los días. Es un tiempo litúrgico que consiste en la reactualización de
un acontecimiento que tuvo lugar en illo tempore, cuando los hechos fueron capturados
por el aut or y trasformados en historia narrada. El tiempo de la ficción -como el tiempo
sagrado- es indefinidamente recuperable, indefinidamente repet ible. ¿Cuant as veces
Hamlet ha salt ado al tiempo de la Historia? Esa Dinamarca que huele mal es un
espacio/tiempo primordial que visitamos la gente de t eatro de todas las épocas, porque
en ella el t iempo no trascurre, se mant iene y se sustenta a sí mismo, inagotable.  
El t eatro si está bien hecho -sea drama, comedia,   tragedia u otro género a
inventar- siempre consigue transportarnos hacia un espacio más importante y
significativo, que no es el espacio escénico -el espacio escenográfico mat erial- sino el
espacio de la ficción, ese espacio fuerte e importante donde ocurren los hechos de la
hist oria, donde los personajes viven y llevan a cabo acciones dramáticas, urgent es y
esenciales. Los actores distinguen bien la cualidad de esos dos espacios. Hay lugares
en el escenario que jamás t ransitan sino van invest idos de la dignidad del personaje,
cuando ya han atravesado la frontera ent re este mundo y el otro, cuando ya han
realizado todos los ritos de pasaje, el vestuario, el maquillaje, los ejercicios fí sicos y
vocales. En el teatro, el espacio de la ficción es el único real, el único que existe
realment e, y todo el resto, la extensión inf orme que le rodea*.  
La práct ica escénica -como experiencia vital cargada de numinosidad- va
transformando el espacio escénico en un espacio sacralizado. La ritualización del
espacio de la representación a través de los ensayos, la repetición y la liturgia teat ral
es lo que va transformando el escenario en un punto fijo, axe mundi, un centro
ordenador desde donde se puede comenzar la creación de un mundo. El concepto de
espacio vacío de Pet er Brook tiene este mismo sentido: es el punto cero de donde
surge la creación.  
En muchas culturas la frontera entre el teatro y el culto no ha terminado de
conformarse. En ciertas prácticas de posesión ritual en culturas de origen af ricano,
podemos observar que no existe un límite claro entre lo que podrí amos llamar teat ral,
es decir, aspect os f ormalizados y establecidos según una convención estética -uso de
vest uario, caract erización, formas de habla- y lo que serí a una experiencia religiosa
absoluta, una toma de cont act o con agentes del más allá. Es un ejemplo extremo, es
verdad, pero el t eatro siempre se mueve en esa zona de peligro que se encuentra al
centro de esos dos universos simbólicos que muchas veces entran en conf licto, como
un loco que se cree Napoléon. Si el act or vive su rol con verdad es que ha sido en
cierta medida poseído por su personaje, su conciencia ha permitido que un complejo
psíquico autónomo - realizando una acción propia y personal- haya tomado el relevo
del mando, por el tiempo que dura la ficción, una ficción que sent imos más real que lo
real, más atract iva, más digna de ser vivida.  
En el teatro, las hist orias se abarcan, se complet an y se comprenden, los
conflictos se enfrent an y se solucionan, los personajes realizan acciones únicas y
ejemplares, el mundo se ordena de acuerdo a un paradigma estét ico que hace que
71
incluso los hombres más villanos muestren su momento de debilidad y logren
conmovernos con su miseria. La vida adquiere una dimensión de sentido. Ocurre algo,
se aprende algo.  
Lo más inquietante de Cruzadas de Michel Azama es que plantea la pregunta por
la vida interrogándose por la muerte. Todas las escenas se construyen en ese lugar
que se encuent ra en la frontera de dos mundos, sin geografía ni tiempo, ese lugar
met afísico que permite poner en escena la ceremonia de la muerte. Los personajes
vivos, los cuatro jóvenes, son muertos en vida, jóvenes sin futuro, sin proyect os. Los
otros, que ya murieron, recorren la escena como las ánimas buscando una explicación,
interrogándonos acerca de su muerte, reviviéndola, transformándola en relato. En el
espacio prot egido de la ficción t eatral, los muertos de miles de guerras recuperan su
palabra y su dignidad.  
Cruzadas nos transporta a esa frontera desde donde es posible dialogar con los
muert os. (Tal vez sea est a capacidad de habitar zonas espirituales liminales, lo que ha
hecho del teatro un arte peligroso, tantas veces prohibido y perseguido durante la
Historia).  
Sin embargo, en Cruzadas no se explica por qué se muere, ni cuál es el trabajo
que t endremos que enfrentar en la ot ra vida. No hay respuest as. Esa es su mayor
fuerza dramática. Después de la muert e una segunda muerte sobre la que no sabemos
nada. Una muerte definitiva que está lejos de la frontera de este mundo. Una zona de
silencio a donde el teat ro no puede acceder. La Clueca sigue buscando. ¿Queda
alguien ahí? ¡Eh alguien! Tiene que quedar alguien.  
 

8. DESCRIBIR E INTERPRETA R LOS VIAJES DE LA INICIACIÓN MASÓNICA.

Entre su llegada a la puerta del Occidente y el momento en el que recibe la Luz,


el candidato va la viajar guiado por manos compasivas.
Los viajes del aprendiz, siguen siendo, como antaño el emblema de la vida del
hombre, el cual entra débil y desnudo a una ruta de escollos y peligros.
Las purificaciones realizadas en los viajes, recuerdan que el hombre no es lo
bastante puro, para entrar en el templo de la f ilosofía.
Esta es la causa que la iniciación, fuere considerada como un sacramento. El
hombre que se ejercita en pensar, marcha en principio ciego, avanza por tant eo,
tropezando a cada paso contra obst áculo, que no podrí a salvar, sin ayuda de los
protectores expert os.
La ceremonia de recepción del candidato, en el primer grado consiste
esencialmente en tres viajes que sintetizan admirablemente todo su progreso masónico
en los tres grados. Cada viaje representa un nuevo estado, un periodo dist int o y una
nueva etapa de su progreso.
72
Para int entar comprender lo que tiene lugar, cabe plantearse, en efecto, un
cierto número de preguntas con respecto al análisis de cada uno de los”objetos” que se
nos proponen.¿ Para qué sirven los viajes que realiza el candidato? ¿Qué ocurre en
ello? ¿ Qué significan, ya sea por separado o los tres juntos?¿ Con qué se
corresponde los elementos incorporados a los viajes?¿ Pueden separase los viajes de
los elementos de purificación?¿ Qué es la purif icación que hablan los Rituales?¿ Qué
función cumple?¿ Aportan los elementos un sentido complementario a los viajes?
¿ Expresan la realidad sobre el sent ido de los viajes las justificaciones moralizadoras y
sentiment ales de los rituales?¿Explican realment e los acontecimientos?

a. LOS VIAJES.

¿Qué describen los rit uales?

Tras prest ar el juramento y beber de la copa de las Libaciones, el candidat o


será llevado a dar tres vueltas, llamados viajes, por la Logia. Un guí a responderá por
él en cada uno de ellos, para que pueda pasar y cont inuar su progresión. Durante este
recorrido atravesará las tres pruebas. Luego prestará un segundo jurament o de
fidelidad, sobre las Tres Grandes Luces de la Masonerí a, que renovará después de
recibir la Luz, pero antes de ser recibido como masón. Observamos también, que el
candidat o, durantes sus viajes es guiado y sostenido de diversas formas. Es
ciertamente una condición obligatoria, ant e la ceguera del candidato.

b. EL PRI MER VIAJE.

En el primer viaje del R. E. A. A, el candidat o, ayudado por el Expert o y el


Maest ro de Ceremonia, comenzará a progresar a la inversa del sent ido rit ual normal.
Se desplazará”sinistrosum” es decir, con el lado izquierdo hacia el int erior
73

del desplazamiento. Comenzará este viaje partiendo desde las columnas del
Occidente.
Un Ritual explica, de f orma pedagógica e indudablemente en beneficio de los
Masones que lo lean y pongan en práctica, que est e viaje simbolizará”la incapacidad
para conocer las profundas leyes del universo y adecuarse a ellas”, pasará”primero por
una plancha de bolas dispuestas a lo largo de la Columna del Norte, siempre sostenido
por el Expert o y el Maestro de Ceremonia” Durant e este viaje, “se oirá un gran ruido
hecho con los pies y las espadas. Después del ruido, cesará cuando el V: .M:. De un
golpe de mazo” y se la ingeniarí an para crear una corriente de aire delante del rostro.
Le detendrán ante la bandeja del S:. V:. colocado en el Sur”( 1 6 )

Este primer viaje esta, lleno de dificult ades y peligros y se cumplen en medio de
los ruidos más fuertes y variados, que representan el desencadenamiento de las
tempestades y de los vientos, sí mbolos de las falsas creencias, opiniones y corrientes
contrarias del mundo, con la que hay que enfrent arse. Es la prueba del aire, empleada
en las antiguas iniciaciones, como lo demuestra la purificación por el aire, que es la
culminación de este viaje. La dirección es de Occidente a Oriente por el lado Norte.
Aquí , se representa una de las fases más profunda de la iniciación.
Int erpretando la doctrina míst ica, que ella esconde y su revelación a través del
simbolismo, debe hacerse, de la siguiente manera:

16
Gran Logia de Francia. Ritual del Primer Grado Simbólico.1992
74

El candidato que partió del Occidente (el dominio de los hechos, la realidad
objetiva, el mundo sensible) se avent ura a t ravés de las tinieblas de la región
Norte. Emprende la marcha por ese oscuro bosques pint ado por el Dant e y citado por
Virgilio, donde se escondí a el ramo de oro, que procuro a Eneas el acceso a los
infiernos.
Este ramo, consagrado a Proserpina, es la f acultad de inducción, que lleva al
espíritu a generalizar los hechos observados.
Esta operación mental puede conducir a falsas hipótesis. El pensamient o
humano comienza a caer de un error en otro. Son tantas las tretas, celadas y lazos, de
los que la inteligencia, debe lograrse zafarse.
Esa lucha conduce al candidat o hacia el Oriente ( el dominio de la abstracción,
la realidad subjet iva, el mundo inteligible) Fluyen deducciones, es decir un retorno
hacia el Occidente (los fenómenos sensibles) por la vía del mediodía.
Es la purificación por el aire. El soplo impetuoso de la opinión general,
quebranta el andamiaje falso de las teorí as personales.
El Tarot, libro hieroglí fico que nos ha sido conservado bajo la forma de juego de
cartas nos recuerda est a prueba. Se ve a un hombre proyectado desde lo alto, de unas
torres que el fuego del cielo la decapita.
Bajo el punto de vista de la moral, el primer viaje es el emblema de la vida
humana.
El tumult o de las pasiones, el choque de los diversos interese, la dif icultad de la
empresa, los obstáculos que se multiplican a nuestro paso, los competidores
empeñados en dañarnos y siempre dispuestos a molestarnos, t odo eso esta figurado en
la irregularidad del camino, que el candidato ha recorrido, por el ruido que se hace
alrededor de él.
También simboliza este viaje, las pruebas de la vida, conque la persona t iene
que enfrentarse const antemente en sus primeros esfuerzos, desde lo mat erial, hasta lo
ideal, dominando sus inst int os, pasiones y deseos, así como las circunstancias
contrarias, que la conf rontan, por medio del discernimiento de la realidad profunda de
la vida y del intimo propósito, de todas sus experiencias, buscando la verdad y
sirviéndose de la misma, como remedio para sus males, según enseña Pit ágoras en
sus Versos Áureos.

“ Pero existe una extirpe divina entre los mortales,


de la cual si llegas a ser part icipe,
conocerás las cosas que t e enseño, y sirviéndote de ellas como remedio
De muchos males hará libre tu alma”.

c. EL SEGUNDO VIAJE.
75

Tras su primer viaje por la Logia, el candidato será llevado al punto de partida,
es decir al Occidente, ent re las columnas, ant e la puerta de la Logia, todavía sostenido
y guiado. Este viaje se realiza “dext rorsum” es decir, nos encontramos ahora con el
sentido de circulación habitual de este Rito de Oeste a Este, saliendo del Norte y
volviendo por el Sur.
El pensador resuelt o se esfuerza en discernir las causas de sus f racasos, para
después volver sobre sus pasos.
Este segundo viaje, es más fácil que el Primero. Se just ifica, por que es la
consecuencia direct a de los esfuerzos hechos en el Primer viaje.
En la medida en que aprendemos a superar los obstáculos, est os
progresivamente desaparecerán, la experiencia nos vuelve desconf iado. En est e viaje
una gran certidumbre, pesa en nuestro espíritu, todo pensamient o debe ser rect ificada,
todo error resuelto.

Al ruido atorment ador del primer viaje, el de las armas que chocan, emblema de
los combates, que el hombre debe sostener constantemente para rechazar las
influencias corruptoras que lo rodean y que pret ende dominarlo tiende a desaparecer.
Para devolverle la conf ianza en sí mismo, se le somete a la purificación por el
agua. Es una especie de bautismo f ilosófico, que lo lava de toda impureza y libra al
Alma de sus errores, vicios e imperfecciones que const ituyen la raíz o causa interior de
todo mal o dif icultad ext erior.
El segundo viaje es la perseverancia en esta obra metódica de purificación del
alma.

d.EL TERCER VIAJE.

Se realiza también dextrorsum, el terreno está totalmente limpio, libre o la


superficie que recorre el candidat o es regular.
Representando el segundo viaje la virtud negativa, por lo que se hace necesario
purificar el alma de sus pasiones, errores y def ect os, así mismo constit uye la necesaria
preparación para la etapa sucesiva que nos indica el tercer viaje. El Iniciado debe
flanquear un triple círculo de f uego.
76
Esto se cumple con la mayor facilidad, por que ha desaparecido por completo los
ruidos y los obstáculos; solo se oyen el acorde de música cadenciosa, que parece salir
del silencio mismo.
Habiendo el Iniciado ya dominado la parte negativa de la Naturaleza, debe ahora
familiarizarse con la energía positiva del fuego.

Este descenso del espíritu const ituye, la prueba y la purificación por el fuego,
que elimina por medio de una plena conciencia de la Verdad, t odo residuo de impureza,
toda traza de los errores e ilusiones, que dominaron precedentemente su alma.
El iniciado se prepara y aprende animar por el fuego, es decir en el más
profundo y sutil elemento de las cosas, del cual t odo nace y en el cual se disuelven,
donde cesa por completo el poder de la ilusión y la Realidad se manif iesta tal como es.
Esta marcha se realiza sin dif icultad, sin tropezar con ningún obstáculo, sin oír
ruido alguno.
La facilidad de este viaje, se debe más a la perseverancia del candidat o, que a
la fogosidad de las pasiones (llamas)
Ha sabido oponer la calma de la serenidad. Se ha hecho apto para juzgar
serenamente: Es lo que le ha permitido penetrar hasta el foco cent ral del conocimiento
abstracto, simbolizado por el Palacio de Plutón (Columna J) donde el aprendiz recibe
su salario.
Por un lado las llamas, representan la esencia espiritual o Principio Universal
del Ser, que entra en cont act o con él, por medio del discernimiento y por el otro lado
represent an la energía primordial, que constit uye el poder de la Suprema esencia.
El iniciado se mantiene en medio de las llamas (las pasiones) sin quemarse,
pero se deja penetrar por el calor, que de ellas se desprenden.
El entusiasmo bien orientado es una fuerza, de la que es preciso sacar
provecho, porque ella comunica la energía necesaria para realizar grandes cosas.
Habiendo realizado, en las prof undidades de su propio ser, este int imo contacto,
con la esencia fundamental que es al mismo tiempo Verdad, Poder y Virt ud, el iniciado
anda ahora firme y seguro, sin que nada tenga el poder de modificar su actividad o
hacerlo desviar.
Un ardor vivo, pero sabiamente gobernado, debe elevar al iniciado, hacia todo lo
que es noble y generoso. Est a serenidad imperturbable, que tiene en si misma, su
77
razón de ser y su raíz, y en la cual el alma descansa para siempre al abrigo de todas
las influencias, t empest ades y luchas exteriores, permaneciendo absolutamente firme
en su esfuerzo y en sus propósitos, hace patente que la prueba simbolizada por el
tercer viaje ha sido superada, por llevar el iniciado encendido dentro del mismo, algo
que es como una llama que nunca se apaga, aquel ent usiasmo vehement e y
persistente, que brot a de la misma raíz del ser y es la base de toda realización
exterior.

e.LAS FUENTES U ORI GEN DE LOS VIAJES.

El escrit or masón Jean-Francois Blondel dice: Las fuentes de est os viajes “en
los rit uales y en especial inglesas no aparecen los viajes, tal y como se conocen en
Francia” y se mencionan a partir de 1740.
Una opinión bastante aceptada entre los aut ores masónicos, es que los viajes
serian típicament e franceses y que en los Rit os anglosajones no habría “viajes”

f. LOS ELEMENTOS CONTENIDOS EN LOS VIAJES.

Los cuatro elementos que aparecen en el REA. son por supuesto abstracciones.
Son los principios constitut ivos de la materia. Parecen haber sido escritas, por primera
vez, por Pitágoras de acuerdo con sus enseñanzas recibida en Egipt o. Con
posterioridad la encont ramos en Emplédocles (La purificación) luego en Platón y
Arist óteles, que permit e la unión con la Edad Media y el conocimient o que impregnó a
los constructores. El element o aparece mucho antes de los Griegos, tal como se
observan en las enseñanzas tradiciones de Egipto.
Citando a R. Scwaller de Lubiez, quien dice”: De ahí, que los antiguos resuman
toda la ciencia en estas palabras: Todo proviene del Uno y vuelve a él por los Tres
Principios y los Cuatro Elementos. El fuego es la causa del todo. Cuando se manifiesta
se convierte en tres = agua. Así el fuego est a contenido t res veces en el agua, dos
78
veces en el aire; dos veces el aire es la Tierra. Pero en el agua hay, sobre todo por
gestación direct a Aire y Fuego. En esta genealogía de los elementos se contiene t oda
la ciencia del Génesis”
El elemento más alejado del fuego es la t ierra y después sucesivamente el agua
y el aire. Son claramente los element os de la manifestación. Aquí tenemos, no una
terna, como a muchos en los ritos masónicos les gust a decir, sino un principio
cuaternario con t odas las correspondencias ligada a él en los diversos órdenes..
Vemos también en ellos, el simbolismo de los números, ya que est os element os
remiten a Entidades, que son las unidades Uno, Dos, Tres y Cuat ro. (abst racción de
toda cost umbre aritmética)
Entramos también en las relaciones con la Geometría, en la utilización de los
números y aquello ligado al simbolismo de las herramientas de construcción. Vemos
además aparecer los vínculos que unen las diversas f ormas tradicionales,
reconociendo en ellas los principios sobre las cuales se funda la alquimia, ent re ot ras.
Por ot ra parte, para algunos autores es indudable que el simbolismo de los cuatro
elementos designa en los ritos masónicos, la presencia de operaciones alquímicas, que
no parecen necesarias. Esto es muy posible, pero nos parece una reducción del
significado y de lo que pueda ser necesario. Ya que los elementos, sin bien pertenecen
a la alquimia, sólo están presente por parentesco tradicional, el cual nunca utiliza más
que una ví a para manifestarse. Además esta t écnica tomada del Hermet ismo, sólo
pueden utilizar los mismo símbolos, por la propia naturaleza de las cosas y en
particular tratándose de los elementos básicos de la Creación.
En nuest ros rituales estos elementos son cuat ro. El candidato en la Logia,
durante los tres viajes, sufre t res purificaciones. Ya ha sufrido una primera, antes de
ent rar en la Logia, mediant e la prueba de la tierra, represent ada por el cuarto de
reflexión.
La presencia de elementos o principios elementales est á de todos modos, esta
estrechamente relacionada con la propia noción de purificación. No es necesario decir
que las purificaciones que estamos estudiando están relacionada con la que t uvo lugar
ant es de entrar en el t emplo, con los elementos alquímicos presente en el cuarto de
reflexión.

Además atendiendo lo que representa la purif icación, es decir atendiendo a las


raíces simbólicas de las que parte, el número de purificaciones variará, sin bien las
79
evoluciones de los rituales parece tender hacia una uniformidad ternaria. Además
dependen en mucho rit os de dos aspectos: Una teoría cosmogónica tradicional de
cuatro element os y ot ra teorí a no tradicional relacionada con la Biblia cual la
regeneración de la humanidad a través de la regeneración del hombre, como individuo
y es present ada bajo un doble aspecto: El agua y el f uego Ejemplo: el
diluvio(purificación por el agua) y el fuego que destruye a la humanidad pecadora. Es
la búsqueda adánica del candidato, como bien lo expresa Peñón”: lo que importa a la
hora de conocer el principio fundamental del rit o es considerar que la purificación se
realiza mediante los element os, en el sentido cosmológico del término y la razón de
esto puede expresarse fácilmente en pocas palabras: el que dice element o dice simple
y el que dice simple dice incorruptible. Por lo tant o, la purif icación ritual tendrá
siempre como soporte material cuerpos que simbolizan los elementos cuyas
designaciones portan..

Hay que reseñar que la alquimia evoca un quinto element o, que permite la
realización de la Gran Obra.
Es posible establecer correspondencias ent re los elementos, el hombre, el
conocimiento y determinados valores.

Los sistemas occidentales de pensamiento dividen el cosmos en cuatro


elementos: fuego, aire, agua y tierra.
Los Est oicos pensaban que estos cuatro elementos se equilibraban en el mundo
gracia al poder y la volunt ad de un espí ritu divino.
Ya en un época más recientes, el siglo XVI, Paracelso establece que los
elementos están habitados, por criaturas que ya aparecí an en numerosos relatos
mitológicos y leyendas: las sirenas pueblan las aguas, los silfo el aire, los gnomos las
ent rañas de la t ierra y la salamandra el fuego.
Para los Noepitagóricos, el universo est á divido en dos hemisferios: el aire y El
fuego, que pertenecen al mundo superior y el agua y la t ierra al inferior.

En el Timeo Platón desarrolla su t eoría de los elementos:

El Dios puso el agua y el aire entre el fuego y la Tierra y los has hecho
prporcionados uno con respecto a los otros.
En t anto en cuant o era posible, de manera de lo que el fuego es el aire,

El aire lo fue al agua y lo que el aire es al agua, el agua. Lo fue a la tierra; así
es como reunió y compuso un cielo visible y tangible. De este modo y con estos
elementos, en número de cuatro, fue formado el mundo. .. Cada uno de los cuatro
elementos ha ent rado en su t otalidad en la composición del mundo, pues su aut or lo ha
compuest o con todo el f uego, con toda el agua, con todo el aire y con t oda la t ierra, sin
dejar fuera ninguna porción ni poder de estos element os.
80

Fuego Espirit o Iniciación Ardor


Agua Alma- Religión- Sensibilidad-
Aire Ment e Filosofía Intelectualidad
Tierra Cuerpo Vida Materialidad
Mat erial

Honorius Augustodunensis afirma que la carne procede de la tierra, la sangre


del agua, el aliento del aire y el calor del fuego. Asocia además los sentidos y los
elementos: el oído y el olf ato con el aire, el tacto con la tierra, el gusto con el agua y
la vista con el fuego.
La astrología tradicional también hace ref erencia a los Elementos. Descompone
los doce signos del zodiaco en cuatro grupos: los signos de fuego, tierra, aire y agua.
Asia retiene cinco elementos, la India añade el Éter. Los cinco elementos se
conjugan en el "microcosmos". El sabio es el que hace vivir ese "microcosmos" en
armonía con el "macrocosmos". En China los elementos son el agua, la madera, el
fuego, el metal y la tierra; el aire está ausente.

En casi t odos los lugares donde se considera que hay cuatro element os, se
det ect a una cost umbre que consiste en crear dos parejas de contrarios: Fuego-

Agua y Aire-Tierra.

Fuego Aries Leo Sagitario


Agua Tauro Virgo Capricornio
Aire Géminis Libra Acuario
Tierra Cáncer Escorpio Piscis
La Masonería va a poner al neóf ito en contacto con est os elementos en el
gabinete de reflexión o en el Templo propia-mente dicho, durante la ceremonia de
Iniciación.
Rit os 1".Viaje 2° 3~.Viaje
Viaje
R. F. Aire Agua Fuego
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(1801)
R. F. Aire Agua Fuego
(G. O.)
R. E. Aire Agua Fuego
A. A.
R. E. Fuego Agua Tierra
R.

En el Rito Escocés Rectificado se considera que el neóf ito debe pasar la prueba
del aire durante sus peregrinaciones en el Templo. En los demás rit os, que presentan
los elementos aire, agua y fuego, ocurre a la inversa, pues se piensa que la prueba de
la tierra se vive única y exclusivamente en el gabinete de reflexión.

Si pensamos ahora en los tres primeros días de la Creación, nos damos cuenta
que el primer día tuvo lugar la separación de la luz (fuego) y las tinieblas; el segundo
día t uvo lugar la separación de las aguas (Agua) y el tercer día aparecieron los
continent es (Tierra).

Es posible que el Rito Escocés Rect ificado se haya inspirado en estos hechos a
la hora de elegir los element os y su orden en sus viajes.

1. LA TIERRA.

No es nuestra int ención est udiar las diversas cosmogonías, pero si podemos
destacar que existen similitudes entre muchas de ellas. La tierra se concibe como un
crisol del que emerge el reino vegetal, y después las restantes formas de vida.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y
oscuridad por encima del abismo, y un vient o de Dios aleteaba por encima de la aguas.
[... j Dijo Dios: "Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y
árboles que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra". Y así fue.

En la edad de oro los hombres nacían de la tierra, como el trigo en un campo


lleno de surcos. Tras la caída, fue necesario recurrir al vientre de la mujer que, como
la tierra, necesita ser trabajado para ent errar dent ro la simiente". La tierra fue pronto
asimilada a la mujer, y numerosas sociedades est ablecieron analogías entre el trabajo
de la tierra y la pro-creación. La labor es la penet ración, la semilla la eyaculación, la
siega el alumbramiento, la cosecha el amamanta-mient o...

La asociación tierra-mar aparece en Jacob (1, 20-21):


Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rapó la cabeza, y postrado en
tierra, dijo:
Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá retornaré.
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En el Rigveda (Grhyasutra 4, 1) se desarrolla la misma idea:


Vete bajo esta tierra, tu madre... Tierra, recíbele, acógele
Cúbrele con un faldón de t u vest ido Como una madre protege a su hijo.

La asociación tierra-madre aparece bajo otra perspectiva en el Génesis (2, 7):


"Entonces Yahvé Dios modeló al hombre con arcilla del suelo", o según otra traducción
"con polvo de la tierra". Adán es pues hijo de la tierra.
Los romanos rendían culto a Ceres, diosa de las cosechas, que estaba
relacionado con el de la Tellus Mater; ésta se representaba mediante numerosos
pechos, simbolizando su inagotable y et erna fecundidad.
Resulta difí cil no mencionar aquí el mito de Gaia, que emergió del caos y
engendró a su hijo Uranos mientras dormía. Uranos, el cielo, hizo caer una lluvia
fertilizante sobre su seno cubiert o, dando a luz a los dioses, así como a todas las
criaturas que cubrieron o poblaron la tierra: hierbas, flores, árboles, animales... Ir bajo
tierra es remontar en el tiempo hasta el origen de la humanidad, hasta la Creación, es
ir hacia los Misterios.
Todo est e simbolismo se encuentra recogido en el gabinet e de reflexión, del que
hemos hablado con anterioridad.

La tierra present a otra simbologí a, que se asienta sobre tres niveles diferent es.

La tierra es en primer lugar lo que es plano; represent a entonces lo concreto, lo


real, lo t angible, lo cotidiano. En segundo lugar es lo que corta el horizonte, lo que se
eleva: monte, montaña, cumbre; la tierra es pues ascensión, elevación, exact amente lo
que simboliza la pirámide. Por último, es el movimiento inverso, el precipicio, el
abismo; es des-censo a las profundidades, búsqueda de los misterios.

Retomamos el simbolismo del Sello de Salomón, unión de dos triángulos


opuestos (ver esquema que viene a continuación).

El hombre vulgar solo conoce y comprende del mundo la línea AC, a lo que se
aleja un poco de ella. El ser evolucionado capta el espacio ACED. El iniciado, que ha
llegado hasta F, hasta sus raíces, y que por lo tant o se conoce, puede alcanzar la cima
B, desde la que podrá brillar.
El Templo es caverna y montaña al mismo tiempo. Es el crisol donde tiene lugar
el viaje interior.
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También es el lugar en el que el espíritu se comunica con Dios a través de la


ofrenda, la plegaria o la meditación. Al estudiar el camino masónico con relación a la
tierra, uno se da cuenta que existe una diferencia f undamental entre el Rito Escocés
Rectificado y los demás. Para el primero la t ierra est á en el Templo, mientras que para
los demás ritos la prueba de la tierra se vive fuera del él. ^Qué puede significar esto?

El Rit o Francés y el Escocés Antiguo Aceptado parecen considerar que el


elemento tierra pert enece al mundo prof ano. El candidato realiza su trabajo de
introspección antes de entrar en el lugar sagrado que es la Logia.

Para el Rito Escocés Rectificado el candidato no es del todo prof ano, ya que ha
atravesado la puerta del Templo. En cuanto que el neófito toca la tierra con su mano,
el Hermano Preparador dice:

La semilla depositada en la tierra allí recibe la vida, pero si su germen está


alterado la propia tierra acelera su putrefacción.

A pesar de las aparentes divergencias, el mensaje del elemento tierra es el


mismo para todos los ritos masónicos: es conveniente efectuar un movimiento hacia
uno mismo, hacia el int erior, para poder encont rar la verdadera naturaleza de cada
uno. Por eso habrá que despojarse de ella para renacer a una nueva vida.

2. EL AGUA.

El simbolismo del agua se evoca repetidas veces en la Biblia, bien en el Ant iguo
o en el Nuevo Testamento. En el Libro del Génesis (1, 6-10) se habla del principio del
mundo.
Dijo Dios: "Haya un f irmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas
de ot ras". E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento,
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de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmament o
"cielos ". Y atardeció y amaneció: dí a segundo.
Dijo Dios: "Acumúlense las aguas de por debajo del firmament o en un solo
conjunto, y déjese ver lo seco; v así fue. Y llamó Dios a lo seco "tierra ", y al conjunto
de las aguas lo llamó "mares"; y vio Dios que estaba bien.

Pero t ambién en el Génesis (2, 5-14), se dice:

... Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, no había hombre que
labrara el suelo.. . De Edén salí a un río que regaba el jardí n, y desde allí se repartía en
cuatro brazos. El uno se llama Pisón.. . El segundo rí o se llama Guijón... El tercero se
llama Tigris... Y el cuarto río es el Eúf rat es.

El agua está pues en el principio de la Creación. La vida nace de ella, es la


madre ant es de que la tierra emergiera. Dios modela a Adán con una mezcla de tierra y
agua, unión de lo seco y de lo húmedo. Las aguas de lo alt o son masculinas y las de lo
bajo f emeninas.

La Biblia nos presenta el agua bajo formas diversas: rocí o, lluvia, diluvio,
manantial, torrente, pozo, fuent e, río, mar. A cada una de est as formas corresponde un
simbolismo.

El mar es violento, amenazant e. Intenta oponerse a la voluntad divina, pero Dios


"lo sujeta bajo la planta de sus pies (Jeremí as 5. 22-24).
^A mí no me t emeréis? - oráculo del Yahvé-, ^delante de mi no temblaréis,
que puse la arena por término al mar, límite eterno, que no traspasará?
Se agitará, mas no lo logrará; mugirán sus olas, pero no pasarán... "temamos a
Yahvé nuestro Dios, que da la lluvia tempranera
y la t ardía a su tiempo.

El agua acude varias veces para socorrer a Moisés. Tras salir de Egipto, el
pueblo de Israel, al que el Faraón perseguía, llegó hasta el límite del mar Muerto y se
encontró bloqueado.

Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar durante toda la
noche un fuerte vient o del Este que secó el mar, v se dividieron las aguas. Los
israelit as entraron en medio del pie enjuto, mientras que las aguas formaban murallas
a derecha e izquierdo... Así precipitó Yahvé a los egipcios en medio del mar, pues al
retroceder las aguas cubrieron los carros y a su gente, a todo el ejércit o del Faraón,
que había entrado en el mar para perseguirlos.
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Más adelant e, cuando el pueblo se queja de hambre y sed, "hay una capa de
rocío alrededor del campament o".

Se producen numerosos encuent ros cerca de un manant ial o de un pozo. Así


conoce Jacob a Raquel, Moisés a Séforas... El pozo, la fuent e, recuerdan
efectivament e la fecundidad, pero t ambién y sobre todo la Ley. En el Cantar de los
Cant ares, Israel recibe el nombre de "fuente de los jardines".

El agua, bajo la forma de rocí o, es uno de los signos que Gedeón solicita de
Yahvé antes de aceptar ser el guía del pueblo de Israel. Es la prueba del vellón
(Jueces 6, 36-40):

Gedeón dijo a Dios: "Si verdaderamente vas a salvar por mi mano a Israel, como
has dicho, yo voy a tender un vellón sobre la era; si hay rocío solant ente sobre el
vellón y todo el suelo queda seco, sabré que salvarás a Israel por mi mano, como has
prometido.

El rocí o, la lluvia también puede representar la Ley.

Que mi palabra cale como la lluvia, que mi palabra caiga como el rocío, como
los chaparrones sobre la verde hierba.

El rí o es una de las manif est aciones de la omnipotencia divina. En palabras de


Ezequiel, (47, 1-12), "el agua sale de debajo del umbral del Templo"... El agua es
inmensa. Mil codos, después dos mil, después tres mil, después cuatro mil.

El agua era ya un torrente que no pude atravesar.. Est a agua desemboca en el


mar, en el agua hedionda, v el agua queda saneada... A orillas del torrent e, a una y
otra margen, crecerán toda clase de árboles f rutales cuyo follaje no se marchit ará y
cuyos f rutos no se agotarán.

El nomadismo sólo puede acabar cuando hay agua en gran cantidad. De ahí la
aparición de las ciudades cerca de lagos, rí os, afluentes. Cuando no existe agua en
estado natural, se realizan canalizaciones para domest icarla, representando entonces
una victoria del hombre sobre la naturaleza.

En el Génesis el agua es fuente de vida, y lo que permit e que la vida continúe,


se organice. Evoca la purificación o el castigo. Esta idea se ilustra perfectamente en
las traducciones griega y hebraica de Ezequiel (22, 24). Allí donde se dice en griego:
Eres una tierra que no ha tenido lluvia
En hebreo se traduce por:
Eres una tierra que no ha sido purif icada.
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Cuando Dios está harto de las disolutas costumbres de los hombres, decide
aniquilarlos, salvando a los que él considera dignos: Noé y su familia. Noé y los suyos
serán el principio de una nueva humanidad.
Casi t odas las religiones recurren al agua para los rit os de purificación:
mediante libación, aspersión, simple contacto, ablución o inmersión.

• Libación

En la época del segundo Templo, el sacerdot e vertía el agua de un aguamanil de


oro en una pila de plata colocada sobre el altar. El agua primero sobre el altar y
después a la tierra. La libación simbolizaba el retorno de la estación de las lluvias, el
ciclo eterno del agua, don del Creador, expresión de su omnipotencia. Conviene
además reseñar que el oro del aguamanil se refiere al sol y la plata a la luna.

• Aspersión

Antes del introit o, el sacerdote desde Occident e en dirección al altar, utilizando


el hisopo al son del Asperae me Domine. Con este gesto lava los pecados de sus
fieles, pues sólo pueden part icipar en los mist erios eucaríst icos aquellos que están
limpios de toda mancha. El agua del hisopo está bendecida. Es el agua viva de la que
habla Jesucristo:

De su seno brotarán ríos de agua viva.

• Contacto

Al entrar en la iglesia, encontramos una pila de agua bendita a cada lado de la


puert a. El fiel mete los dedos de la mano derecha y se santigua.

El agua bendita purificadora del hisopo y de la pila es de algún modo un


recuerdo del agua del bautismo. Las pilas de agua bendita marcan la separación entre
lo profano y lo sagrado, el mismo papel que desempeñan las columnas J y B del
Templo.

• Ablución

El lavado antes de la plegaria o el oficio se reduce a veces a la ablución de las


manos. El Corán se muestra más exigen-te:
Enjuágate la cara, y las manos hast a el codo, pásate la mano por la cabeza y
por los pies, hasta las espinillas.
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La mancilla, el pecado, las falt as se asimilan a menudo a suciedades físicas, de
ahí el uso del agua que, al fluir, se las lleva consigo.

• La inmersión

La inmersión t otal representa la vuelt a a los orígenes del mundo, la muerte y el


renacimiento. Una prueba clara de esta idea la encontramos en est e extract o de las
Catequesis (11, 4):

Por eso, en la inmersión, como en la noche, moveréis nada, pero en la emersión,


os encont raréis como en el dí a. Moriréis v naceréis al mismo tiempo. Est a agua
salvadora fue vuest ra tumba y vuestra madre.

El agua ya no es sólo purificación, es regeneración.

El Rito Escocés Rectificado pone en boca del Hermano Preparador, tras la


prueba del agua, las siguientes palabras:

El agua limpia y purifica a través de la disolución de las cosas impuras, pero


contiene en sí misma influencias funest as y los principios de la putrefacción.

3. El AIRE.

Ya desde sus primeras líneas, el Génesis expresa la idea de que la Creación es


inminente. Habla de tohú y de bohG, el desiert o y el vacío, t inieblas que cubren el
abismo, y de un viento de Dios que forma remolinas sobre las aguas. Así pues, todo
viene del soplo de Dios, que permite el orden dentro del caos.

El sexto día Dios creó al hombre:

Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus
narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.

Aquí también el aliento de Dios es creador.

El aire es el element o que permite la transmisión. Las ondas sonoras se mueven


en el aire y actúan sobre el oído. Por otra parte, el aire permite la relación entre el
cielo y la tierra, y ent re la tierra y el cielo. En este sent ido, su simbolismo coincide con
el del puente, el de la escalera, el de la columna...

El aire representa la ligereza, la gracia. Se opone a la pesadez, a la gravitación,


a lo terrestre y a lo material. De ahí la fascinación que produce el vuelo, la levitación
en el hombre. Muchos son los cuent os, los relatos mitológicos, las leyendas, que
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cuent an las aventuras de un personaje que podía volar: la alf ombra voladora de las Mil
y Una Noches, Peter Pan, Ícaro... encarnan este sueño.

Ícaro consigue salir del laberinto gracias a las alas que fabricó su padre Dédalo.
Pero se acercó demasiado al sol y la cera de las alas se derritió y cayó. Algunos han
visto en el mit o de (caro la huida de la realidad; ot ros ven el símbolo de la
megalomaní a, de la locura de la grandeza, de la ambición desmesurada. Y aún para
otros, el vuelo de Ícaro simboliza la libertad. El aire representa en efecto la evasión de
carro. Pero no sabe dominar sus pulsiones ni administrar la libertad recién adquirida, y
muere a causa de su ignorancia y su desmesura.

Para algunos simbolistas, cuando Dios sopla en la nariz del hombre, le comunica
no sólo la vida, sino también la f acultad, el poder de soñar, la posibilidad de abandonar
el ámbito de lo real.

El aire es a menudo asociado al viento. Este vient o puede anunciar una


manifest ación divina, como en el episodio del paso de mar Muert o: representa a veces
los desórdenes de la naturaleza, sus cambios, sus met amorfosis. Por eso el
movimiento de las nubes en el cielo simboliza la inestabilidad de nuest ro mundo. La
mitología griega de Eolo, que controla los cuat ro vientos: Aquilón, Austro, Euro y
Zafiro. El viento puede transformarse en tempestad, se conviert e entonces en una
manifest ación del poder divino, un signo de la cólera de Dios, e incluso un castigo.

4. EL FUEGO.

En casi todos los relatos mit ológicos, el fuego es a la vez uno de los bienes más
preciados del hombre y una verdadera calamidad.

Cuando Prometeo roba el fuego a Zeus (de una rueda del carro Solar, o de la
forja de Hefestos), ^lo hace por buenas y nobles razones? Para Hesíodo, Prometeo no
es más que un ladrón, un bribón, que ha abusado de los Dioses. Para Esquilo es todo
lo cont rario: es el que ha sacrif icado su quietud para regalar a la humanidad "el
maest ro de t odas las artes, un tesoro de valor incalculable".

Baehelard, en su Psicoanálisis del fuego, ve en Promet eo, cuyo nombre significa


"previsión", al que pretende no sólo igualar a sus padres y Maestros, sino superarlos:

El complejo de Promet eo es el complejo de Edipo de la vida intelectual.

Desde los albores de la humanidad el fuego ha representado una necesidad.


Cuando el hombre vivía en cavernas o chozas, el fuego mantenía alejados a los
depredadores. Daba luz y calor, y permitía la cocción de los alimentos.
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Con la sedentarización el fuego adquirió una mayor importancia si cabe. En vez
de abatir los árboles a mano, tarea larga y penosa, los hombres han practicado la tala
mediante fuego, lo que no estaba exento de riesgos. El incendio era a menudo difícil
de controlar. El Éxodo (22, 5) explica:
Si se declara un fuego, Y se increment a con zarzales de modo que se abrasen
las encinas, la mies, o el campo, el aut or del incendio deberá resarcir el daño.

El fuego alimenta la f orja. Cualquier sociedad depende de las herramientas y de


las armas, de ahí el prest igio de los herreros en el pasado, y la not oriedad, a partir del
Génesis, de Tubalcaí n, que "f orjaba todos los instrumentos de cobre y hierro, y
posteriorment e de Hiram, "lleno de sabiduría, de int eligencia y de saber para cualquier
trabajo en bronce".

El fuego también puede destruir la podredumbre:

Se quemará el vestido, tejido, cobertor de lana o de lino o el objeto de cuero en


que se encuentre la mancha, pues es lepra maligna; será quemado (Levít ico 13, 52).

Como no podía ser de otra forma, el fuego se convirtió en símbolo de


purificación y todas las religiones hacen ref erencia a su simbolismo en sus ritos, que
se asocia por otra parte con el del agua, para marcar la presencia divina. En el rito
ant iguo de Alianza (génesis 15, 17), se habla de "un horno humeante y una antorcha de
fuego que pasó por entre aquellos animales partidos".

En el Éxodo (3, 2), se evoca la zarza quemada:


El ángel de Yahvé se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una
zarza.

El fuego aparece también en la columna que guía a los hebreos durante el


Éxodo, o en los relámpagos del Mont e Sinaí (Éxodo 19, 16-18):

Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos v relámpagos... Todo el monte Sinaí
humeaba, porque Yahvé había descendido sobre él en el fuego.

Se sugiere a la perfección el fuego purificador en el libro de los Números (31,


22):

El oro, la plata, el bronce, el hierro, el estaño, el plomo, todo lo que puede


pasar por el fuego, lo pasaréis por el f uego y quedará puro. Pero será purificado con
las aguas australes. Pero todo lo que no pueda pasar por el fuego lo pasaréis por las
aguas.

También se le menciona, pero bajo la forma de brasas, en I saí as (6, 6-7):


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Entonces voló hacia mi uno de los seraf ines con una brasa en la mano. .. y t ocó
mi boca .y dijo:
"He aquí que esto ha tocado tus labios; se ha ret irado tu culpa,
tu pecado está expiado ".

Por otra part e, Dios separa a los just os de los pecadores, mediante el fuego, del
mismo modo que el metalúrgico separa el plomo de la plata contenidos en la galena
(Jeremías 6. 29-30):

Jadeó el fuelle, el plomo se consumió por el fuego.


En vano se afinó el afinador, porque la ganga no se desprendió.
Serán llamados "plata de desecho", porque Yahvé los desechó

El fuego es por supuest o el instrumento del cast igo, de los infiernos, con t odo el
peligro que eso conlleva. Por eso mismo se quemaron, con ent usiasmo o locura, brujas
y brujos, libros que no expresaban la verdad de aquel tiempo, hombres que osaban
enunciar teorías contrarias a las ideas recibidas.

En hebreo la raíz ner significa al mismo tiempo luz y fuego. El fuego es el


elemento del conocimiento, de la iniciación. La primera epíst ola de San Juan da un
mensaje sobre el que todo masón debería meditar:

Quien dice que est á en la luz )' aborrece a su hermano, está aún en las
tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.

El f uego es el conocimient o verdadero, la luz verdadera. En este sentido, Jesús


dice (Le 12, 49):

"He venido a arrojar un fuego sobre la tierra, v ^cuánto desearía que ya


estuviera encendido!

Este fuego alimenta la espada llameante y la estrella llameante. Se enciende


con la Iniciación y se alimenta de la enseñanza de los sí mbolos y de lo vivido por el
masón. En la Logia, el fuego encarna la presencia del Gran Arquitecto. Aunque se
apaga entre cada Tenida, siempre es el mismo, ya que se enciende hacia el Oriente.
Se puede est ablecer un paralelismo con el fuego del Templo. El episodio del fuego
milagrosament e conservado (Segundo Libro de los Macabeos), muestra que el fuego
del Templo continúa ardiendo, a pesar de la destrucción:
Pues, cuando nuestros padres fueron llevados a Persia, los sacerdotes piadosos
de entonces, habiendo tomado fuego del alt ar, lo escondieron secret a-ment e en una
concavidad semejante a un pozo seco... Pasados muchos años, cuando a Dios le pidió,
Nehemías, enviado por el rey de Persia, mandó que buscaran el juego los
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descendient es de los sacerdotes que lo habían escondido; pero como ellos informaron
que en realidad no habí an encontrado fuego, sino un líquido espesó, él le mando que
lo sacasen y trajesen. Cuando estuvo dispuest o el sacrificio Nehemí as mandó a los
sacerdotes que rociaran con aquel liquido al leña y lo que habí an colocado sobre ella…
Se encendió una llama tan grande que t odos quedaron maravillados.

El ritual del Rito Escocés Rectificado dice:

El fuego consume la corrupción, pero también devora al ser corrupto.

Esta frase pone de manifiest o la dualidad del fuego. El que no sabe controlarlo,
o cont rolarse, se convierte en un peligro para él mismo y para los demás.

9. ANALI ZAR EL JURAMENTO DE APRENDIZ.

Establecen nuestros rit uales, que inmediatamente de haber efectuado los viajes,
el candidato debe prestar un jurament o. Los momentos importantes de la vida
masónica están marcados por juramentos.
El juramento es un elemento que muchos consideran verdaderamente esencial
en el rit o.. Efectivament e esto parece indiscut ible. Gracia a él el recipiendario
manifieste su voluntad de vincularse a la organización iniciática en la que está
integrándose y marca en él la ruptura entre profano e iniciado. Según JUL. Schnetzler,
es el juramento “ el que permite al prof ano entrar en la cadena espiritual” Para Jean
Saulnies “ es la piedra angular de la agregación de un hombre a una Logia”
El se haya ahora dispuesto a prestar su jurament e, lo cual lo hará frent e al Ara,
en la posición exigida de acuerdo con los nuevos rituales. No se trat a pues, de un
jurament o vulgar, como los que hacen en el mundo profano, sino de uno antiguo y
sagrado, que se pronuncia sin violencia. Sus expresiones son enérgicas, por que quien
lo prest a. Es cierto que el Juramento no es solamente un elemento anodino del rito,
sino que es de realmente de vit al import ancia.
Teniendo los ojos tapados todaví a con una venda, esta a punto de pasar de la
barbarie a la civilización. Si todo Rito prepara en efecto, al profano para su unión con
el mundo espiritual y le lleva a las condiciones f avorables para prestar su juramento,
es éste último el que cont ribuye a integrar al candidato en el seno de la cadena
espiritual.
El juramento es sin duda el “corazón” del rit o de iniciación masónica” En la
opinión de Jean Saulnier “en el juramento masónico se observan element os
variables(Dios o el G.A.D.U., la Biblia o Las Const ituciones) y elementos invariables” A
su juicio, esos son tres: el hecho de poner a los present es por testigos, la obligación
de guardar secreto y la aceptación de las penalidades.
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Cuando hablamos del juramento masónico, estamos hablando del primer
jurament o que presta un candidato que es admitido en el Orden. Los juramentos de los
demás grados lo remuevan y lo actualizan, ya que al pasar de un grado a ot ro, el
candidat o se encuentra desde el punto de vista espirit ual, en una situación análoga a
la que fue la suya en el momento de su admisión.

En los misterios antiguos se impresionaban de ese modo al Iniciado, para que


tomase la resolución de observar fielmente su juramento, por t emor a los suplicios.
Alcibíades, fue desterrado por haber faltado a su juramento revelar los misterios
de Ceres, Prometeo divulgo entre los hombres el secret o del fuego, que había
arrebat ado a los Dioses, por el cual un águila le arranco el corazón por mandato de
Júpiter.
Tántalo, no supo cont ener la garrulan linguae, cuando asistió al banquete de los
dioses y fue condenado a tener ante sí el alimento, pero sin probabilidades de
alcanzarlo. Esto signif ica que las puertas del templo se cerraron para siempre para él.
Edipo fue castigado por indiscreto, Sansón a perder los ojos, por haber
publicado el enigma de la esfinge. También por haber sido indiscreto Orf eo sufrió el
suplico de Abelardo. Por poco fue tapiado Esquilo, por vestir a los actores, con el
ropaje de iniciado, Aristóteles, acusado de impiedad por el Heriofantes, por haber
hecho sacrificio en presencia de su mujer del rito de Eleusis. Así existen infinidades de
ejemplo dentro de la Hist oria de la Humanidad.
La persecución cont ra la masonería, se torna violenta a principio del siglo XVII.
Ante este est ado, dice Laurens”: Los francmasones no se dispersaron, sino que se
reunieron con mayor ardor. Las tribulaciones no descorazonaron en casos semejant es,
pues solo sirve para aumentar el celo, reanimar la constancia y dar una energí a. Que
desafí a los mayores peligros. Tal es los resultados de las persecuciones violentas. En
las entrañas de la tierra existían innumerables logias. El secret o inviolable le
garantizaba sus existencias” 1 7

17
Laureen. L. Historia Masónica, Pág.345
93
Esta es una de las características más resultantes de la masonerí a. Sus
elevados principios, la lealt ad y fidelidad a los mismos que se pide a sus iniciados. A
los que quieren hacer hombres libres, en el sent ido más amplio de la palabra, los pone
para siempre por encima de las criticas interesadas y malévolas que se le han hecho,
bajo el pretexto del secreto en el cual se desarrollan sus actividades.
El Juramento se hace en presencia del Gran Arquitecto del Universo y de los
hermanos reunidos en la Logia”.
El reconocimiento de la presencia del G.A.D.U, es pues la primera condición.
Los hermanos reunidos, son el símbolo de aquellas presencias inteligentes que haya
constant ement e al lado de nosotros. La obligación se cont are libre y espont áneamente”
con pleno y profundo convencimiento del alma”.
El masón contrae la obligación que lo liga a la Orden, con las más elevadas
aspiraciones de su alma, con la más plena, libre y espontánea voluntad, y hasta el
último momento se le Toma, esto es resumido en la celebre sentencia de Luciano:
¿Quién habrí a de guardar el secreto mejor que yo, que soy un iniciado?
En otras palabras el juramento está condicionado por diversos element os, pero
para nuestro razonamiento los consideraremos como “objetivos” es decir, exteriores.
Otros elementos intervendrán simultáneament e, pero lo separaremos de los primeros.
Serán elementos más interiores, por estar más relacionado con el propio candidato.
Definiremos los element os objetivos según los siguientes crit erios:
1.-Condiciones temporales. El juramento se presta en un momento preciso. En
nuest ro rito, a diferencia de otros ritos parece haber varios momentos en los que se
presta juramento. En realidad sólo hay dos: el primero tiene lugar al principio del rito,
ant es de los viajes, en el moment o en que el candidato bebe de la copa de las
libaciones. El segundo se presta tras los viajes, con los ojos vendados ant es de la
escena llamada “del perjuro”. Este juramento debe ser renovado al pie de la letra t ras
el don de la luz, pero antes de la comunicación complet a de los secret os (la
inst rucción)
2.-Condiciones medioambientales: Esta relacionado con actitudes y objet os. Se
trata de un juramento de silencio, de las pruebas que va a realizar que son los viajes.
3.- Condiciones de lugar: Se pronuncia en lugares concretos.

10. EL NEÓFITO.

Aprovecho la oportunidad para tratar de clarificar la conf usión que presentan en


ciertos masones, al emplear dicho termino indistintamente. Por ejemplo: La palabra
iniciado, cuya terminología recuerda la vestidura blanca, conque antiguamente se
investí a a aquél, signif icaba primit ivamente el que comienza una nueva vida: ”novam
vitan inibat. ” Apuleyo dice que la iniciación es resurrección a nueva vida. Las palabras
aspirantes, post ulante, candidato, neófit o se emplea indist int ament e y erróneament e en
algunos reguladores para designar al Recipiendario; por eso me voy a permitir hacer
94
algunas consideraciones sobre dichos términos, a fin de contribuir a disipar las dudas
en cuanto a su aplicación.
“ El aspirante o postulant e”, es el que solicit a ser iniciado. Desde que la Logia
acuerda su admisión, es “el candidato”. Es “Recipiendario” cuando se le admit e a las
pruebas. Y una vez, que se le ha recibido, lleva el nombre de “ Neófito”(recién nacido)
o de iniciado en el grado conferido.
Antes, el que solicita por medio de instancia su admisión en una sociedad, en
otros tiempos se denominaba postulante, a quien solicitaba entrar en un convento.
En Roma, el que aspiraba un cargo o dignidad se ponía una invest idura
blanca(cándida) de donde se deriva la palabra candidato. Por extensión, es costumbre
en Masonería, quien aspira a un grado, dignidad o función, se le denomine candidato.
El neófit o, se le daba ese nombre, quien se presenta para ser recibido
solemnemente en una corporación.

11. CONOCER, EJECUTAR E I NTERPRE TAR EL LENGUAJE DEL APRENDIZ.

La Masonería ha sido diseñada, para impart ir ciertos conocimientos sobre la


vida, que ayuden al hombre en la tarea suprema de su autorrealización y t odo lo que
esta tarea trae aparejado. En lí nea general, el lenguaje del aprendiz es el silencio, que
ya hemos desarrollado ant eriormente, sin embargo me voy a permit ir hacer algunas
consideraciones eminentemente esotéricas, sobre el lenguaje del aprendiz.
Este lenguaje, comprende los signos(Orden y de saludo), Tocamiento, Pal: .
Sag:. batería, marcha, edad, horas de trabajo, etc.

El signo, constituye ese lenguaje universal, del cual Leland dice” es una cosa
que debe desearse, más bien que esperarse”

La adopción de los signos, como medio de reconocerse entre sí los iniciados, se


remonta a los tiempos en que se instit uyeron los primeros misterios.

Las tradiciones masónicas, apoyada en la autoridad de los text os sagrados y en


las obras de los autores más eminente de la antigüedad, así como el irrefagrable
testimonio del gran numero de monument os, cuyos vestigios, desafiando la inclemencia
del tiempo, a través de los siglos han llegado a nuestros días, nos indican que en
aquellas remotísimas edades, ciert os hombres escogidos y virtuosos, amante de las
ciencias y del progreso y del bienest ar de sus semejantes, se reunían formando un
cuerpo especial, en comunidades distintas, para dedicarse a los altos f ines de su
humanitario instit uto. Est os iniciados se dividían en varias clases y jerarquías y tenían
signos, toques y palabras, especiales de reconocimient os, cuyo significado sólo podía
confiársele por la iniciación. Dado al estado evolucionist a de la Masonería, hoy el
número de signo distintivos y característicos, sean hoy innumerables también, puesto
95
que salvo muy contadas excepciones, cada grado masónico tiene cuando menos, uno
que él es peculiar, habiendo unos, no obst ante que t ienen varios.
Aunque por lo general, los signos no se distinguen por un nombre especial, hay
sin embargo grandes números de ellos, que forman categorí as, digamos así, por ser
comunes a dist int os grados, y por lo t anto tienen una denominación particular. Por
ejemplo la nomenclatura de los más principales: de Orden, de saludo, de pase, de
reconocimiento, palabra de pase, palabra sagrada, trocamient os, etc.

12. CONOCER E INTERPRETA R LOS ELEMENTOS DECORATIVOS DEL


GRADO.

El Rit o de la investidura, es un símbolo de gran importancia en la Masonería.


Este rito de la invest idura, es decir, el de poner al aspirante de algún ropaje,
con el objeto de indicarle que esta suficientemente preparado, para poder asist ir a las
ceremonias que han de celebrarse, ha existido desde la antigüedad. Por ejemplo: En la
economía levítica de los israelitas, los sacerdotes llevaban siempre puest o el abnet o
delant al blanco, el cual formaba part e de las vestiduras sacerdotales.
En los misterios persas de Mit ra, se investí a al candidato con un cíngulo, una
corona o mitra, una túnica de púrpura y, por ultimo, un mandil blanco, en cuanto había
recibido la Luz. En las ceremonias iniciáticas Hindúes, se investía a los candidatos con
el sash o zennaar sagrados, que se asemejan a la banda masónica. Los exent os,
vestían de blanco a los candidatos.
Este rito nos induce a tratar del conocidísimo símbolo de la Francmasonería:

a. LA VESTIMENTA.

En la convocat oria que recibe cada masón, antes de cada Tenida a menudo se
precisa: “t raje oscuro, camisa blanca, corbata negra” es decir lo conoce traje de rigor.
Algunos piensan que es por esnobismo, deseo de aparentar, elitismo, et c. Sin
embargo es precisamente por todo lo contrario: las ropas que se prescriben son un
“uniforme” es decir, que todos los Hermanos, están en un pié de igualdad. La noción de
moda ya no existe. La Masonería femenina lo ha comprendido muy bien, hay
numerosos logias donde se impone el traje negro. Se consigue así una idea de
uniformidad y por consiguiente de unidad.
Además, el Templo es un lugar sagrado: Allí no se va mal vestido o por el
contrario, para parecer elegante. Conviene comportarse con calma, dignidad, mesura y
rigor. Este rigor debe siempre comenzar con uno mismo.
Cuando se consult an los grabados masónicos del siglo XVI II, se ve que los
masones no llevan unos hábito particulares. No obstante tampoco se aprecian signo de
descuido. Parecí a más bien que las normas establecidas por numerosas Logias(traje
oscuro, camisa blanca..) son reciente. Datan probablemente de principio del siglo XIX.
96
c. El MANDI L DE PIEL DE CORDERO.

El mandil es, sin duda, herencia de la Masonerí a operativa. Para las gentes de
Oficio, el mandil no es un accesorio cualquiera de la vestiment a, sino que responde a
criterios muy precisos, dictados por la comodidad y la seguridad.

El mandil es a menudo de cuero. Constituye una barrera ent re el hombre y la


mat eria. Es el que recibe el instrumento punzant e que desgraciadamente resbala al
golpear contra la piedra o la madera, que sufre las salpicaduras de metal fundido o los
fragmentos de roca durante la t alla, el que prot ege de la suciedad.

La tarea del Aprendiz es desbastar la piedra bruta. Antiguament e llevaba un


mandil largo, envolvent e, que protegía el pecho, la pelvis y las piernas. Por eso, ya en
nuest ros días, en ciert os ritos, el mandil del Aprendiz se lleva con el pet o levantado,
para evitar así heridas en el abdomen y en el tórax.

El Compañero recibe la piedra desbastada por el Aprendiz y se esfuerza por


darle forma cúbica. Es un trabajo de definición, que no necesita grandes golpes de
mazo contra el cincel y no despide fragment os peligrosos. Debe actuar con precisión y
minuciosidad, por eso no necesita el peto protector.
El mandil masónico ha hecho verter ríos de tinta. El abad Perau escribía en su
tiempo:

En est as solemnes asambleas cada Hermano tiene un mandil hecho de piel


blanca, ciaos cordones también deben estar hechos también de piel.

Los hay que los llevan lisos, es decir, sin ornamentos. hay que los decoran con
un lazo azul. He visto a algunos que llevaban, sobre eso que denominan peto, los
atributos de la Orden: la escuadra y el compás.

Según un grabado del s. XVI II, los Maestros masones llevan un mandil blanco,
con el peto recogido y con el bajo redondeado. Actualmente ya no es así . Los mandiles
varían en tamaño, forma, colores y decoración según los ritos y los grados.

El mandil del Aprendiz es complet amente blanco; el de los Compañeros es a


menudo el mismo, pero con el peto recogido. Sin embargo algunas Logias ut ilizan otro
tipo de mandil, con rosetas, como en el Rito Emulación, con una orla o un ceñidor azul,
como en el Rit o Escocés Rectificado, o roja como en el Rito Escocés Antiguo
Acept ado. El mandil del Maest ro es diferente en cada Rito, pero siempre con un fondo
blanco.
97
En el Rito Francés, la orla y el ceñidor son de color azul cielo y en ellos figuran
las letras M. .. B... , a veces el Sol y la Luna, a veces la escuadra bajo el compás, o la
Cadena de Unión, o ramas de acacia.
En el Rito Emulación notamos la presencia de siete cadenet as de plata con
esferas a cada lado, así como tres rosetas azul cielo en Delta.
En el Rito Escocés Ant iguo Aceptado, la orla es roja, las cadenet as de oro y las
rosetas rojas.
En el Rito Escocés Rectificado las roset as y la orla son de color azul cielo.
El mandil del Venerable se caracteriza por tener tres t aus en delta (que
sust ituyen a las rosetas cuando aparecen sobre el mandil del Maestro).
Simbólicamente hablando, el mandil es muy import ante en la Masonería. Es el
primer “decorado” que el Venerable pone al nuevo Aprendiz. El mandil conviert e al
profano en masón.
Recibe de mis manos el hábit o de la Orden, el más antiguo v más respetable de
todos. .. No aparezcas nunca en la Logia sin estar ataviado con este mandil blanco.
Ya sea el Primer Vigilante (Rito Emulación), el Experto (Rito Escocés Ant iguo
Acept ado) o el Venerable (Rit o Francés y Escocés Rectificado), los que vistan al
neófit o con el mandil de Aprendiz, hay una transmisión de un verdadero símbolo, un
mensaje magníf ico, que se ilustra en la declaración del Primer Vigilante del Rito
Emulación:
Por orden del Venerable Maestro, os visto con la insignia distintiva del Masón.
Es más antiguo que el Toisón de Oro o que el Águila romana, más cargado de honor
que toda Orden del mundo, pues es el .símbolo de la inocencia e el lazo de amist ad.
Os exhorto con todo mi poder a llevarlo v a considerarlo como t al. Y además os digo
que si no deshonráis esta insignia, ella no os deshonrará nunca.
Hace algunos años algunos masones creyeron poder dispensarse de llevar el
mandil, considerando que bastaba con el collar. Pero se olvidaba de este modo el
aspecto fundamental de la Masonería: la glorif icación del trabajo. Felizmente hoy en
día estas iniciativas escasamente valorizadoras han desaparecido por complet o, por el
bien de la Masonería.
En relación con el mandil masónico, existen dos lógicas opuestas ent re sí y
simétricas: Para la primera el mandil es exact ament e para aquello que esta just ificado,
es decir la insignia que prueba no solament e la pertenencia a la masonería, sino
también la prueba de la transmisión y de la posesión de un saber, es decir de un
conjunto estruct urado de conocimient o. En otra Orden de cosas, la posesión del Mandil
indica la posesión de un estado espiritual acompañado de diversas herramient as
simbólicas a las que están unidas y las que van a permitir, al mismo tiempo probar la
accesión a ese nivel, así como el trabajo espiritual que esto supone, para dominarlo
realment e y no virtualmente. Para la segunda lógica la entrega del mandil, se justifica
por el hecho del que nuevo aprendiz, es un ser débil hay que hay que proteger.
98
El mandil se convierte así, en un mero instrumento de protección. Observamos
ent onces que cada Rito se apoya en una de las dos justificaciones tradicionales del
vest ido. Una prenda es un instrument o de protección, pero al mismo t iempo ha sido
siempre la manif est ación ext erna de un est ado. Una vez investido, será para siempre la
marca visible de su estado de aprendiz, ante que pase a cualquier otro grado. En lo
que respeta a un objet o ritualizado, el argument o de la protección es correct o, pero
parcial, por durante ese instante y mucho más instant e el Aprendiz es protegido por la
Logia, ante de que pase a otro grado.
Par algunos aut ores, como Ragón, el mandil es el emblema del trabajo
masónico. Es decir que estamos dispuestos a trabajar, servir en algo, por que en la
masonería no vamos a recibir algo, por nada.
Este trabajo que demos realizar, es la construcción de un templo interior, el cual
formara parte del Templo de G. A.D.U de acuerdo a los planes del mismo. Esta obra es
en sí mismo, nuestra autorrealización. También vemos, que al cerrar los Trabajo de
nuest ro Taller, recibimos del Primer Vigilant e, (o nuestra alma) un salario en
concordancia con los trabajos que hemos realizados
Le recuerda al neófit o, que un masón debe llevan siempre una vida act iva y
laboriosa. No podrá presentarse en logia sin decorarse con el Mandil, lo cual implica
nuevamente, que si entramos en el mismo, solament e es para trabajar.
Para otros autores, en todas esta clase de investidura, la significación, ha sido
siempre la de expresar la idea de pureza. El pensador ve en esto el cuerpo físico, la
envoltura mat erial conque el espíritu, debe revertirse para tomar part e en la obra de la
construcción universal.
Este signif icado procede de dos fuentes: De su color y de su mat erial.
El mandil debe ser de un color blanco inmaculado, por que en todo el tiempo ha
represent ado la inocencia y la pureza.
Gran part e de las invest iduras sacerdotales judíos, son blanco, para representar
éste simbolismos y es cosa digna de tenerse en cuenta por que la palabra hebrea
Laban, que significa emblanquecer, denota también purificar, por eso se encuentran en
las Sagradas Escrit uras, alusiones a est e color, como sinónimo de pureza. Por ejemplo
en el Apocalipsis, el Espírit u, promet e recompensar a los vencedores con una piedra
blanca; y en el mismo libro místico, se ordena al apóstol que diga que la justicia de los
Santos es una hermosa ropa limpia y blanca.
En los primeros tiempo del cristianismo, se vestía a los cat ecúmenos con
vest idura blanca, significando con ello, que se habían limpiado de los pecados pasados
y que, desde entonces deberían llevar una vida de inocencia y pureza.
Los gent iles rendían el mismo culto a la signif icación simbólica de este color.
Los egipcios, decoraban la cabeza de Osiris, con una blanca tiara y su sacerdot e
usaba ropa de lino blanco. Los discípulos de Pitágoras, sus ropajes eran blancos. Los
druidas daban vestidura blanca a los iniciados que habían alcanzado el último grado(el
de la perfección), para enseñar al aspirante que únicamente se concedía semejante
99
honor a quienes habían limpiado de todas las impurezas del cuerpo y alma. Como
vemos, en todos los Misterios y ritos religiosos antiguo, se observa la misma
cost umbre de llevar vestidos blancos.
Portal, dice en su Tratado sobre los Colores Simbólicos” el blanco símbolo de la
divinidad, y del sacerdocio, represent a la sabiduría divida, aplicada a una joven denota
virginidad, a una persona acusada inocencia y a un juez justicia”
En cuant o al mat erial con se hace el mandil, es preciso que sea de piel de
cordero, pues no debe sustituirse por ninguna ot ra sustancia, como por ejemplo la
seda, el lino, el satén, por que destruiría por complet o el simbolismo de la investidura.
El cordero, en toda la época ha sido considerado como símbolo de la inocencia.
Hay abundantes pruebas de esta af irmación en el Antiguo testamento. El Mandil puro e
inmaculado de color blanco y de piel de cordero, simboliza pues, en la masonería esa
perfección de cuerpo u pureza del alma, que son cualidades esenciales de quien desea
participar en sus sagrados misterios.
Al frente de estas dos posiciones, podemos concluir, que el mandil part icipa de
un contenido mas profundo, más hermético.
Él sacárnoslo y volverlo a tomar en forma periódica, indica el despojarnos del
cuerpo físico, al volverlo a tomar indica que nuevamente tómanos el cuerpo de
aprendiz. El mandil t iene la forma de un sobre. La solapa superior es triangular,
simbolizando como el compás, nuest ro espí ritu que es Trino. La parte inferior es
rectangular, y simboliza, como la escuadra lo material, es decir nuestra nat uraleza
inferior.
Profundizando más, según la doctrina alquimista, pueda que exista conf usión en
algunos hermanos Masones, el hecho que por un lado, se afirme que el “hombre es de
nat uraleza triple”, como reflejo de su trinidad reflejada el Triángulo, que forma la
escuadra, mient ras que por otro lado, que el hombre esta representado por un
rectángulo dada su nat uraleza cuádruplo. La confusión se puede crear, por que muchos
desconocemos que el cuerpo físico es doble. Siendo su doble el cuerpo vital o etérico.
Cuando hablamos de las manifestaciones del hombre como personalidad, decimos que
ésta es t riple; vale decir, mental, emocional y física.
Pero cuando hablamos de su constitución, decimos que ésta es cuádrupla,
compuest as por cuatro vehículos de expresión: el mental, el emocional, el vital o
etérico y el físico denso (manifestándose estos últimos, como uno solo.
Admitiendo que el Mandil representa en parte inferior y rect angular la cuádruplo
nat uraleza del hombre, es decir su ser inferior ¿ por qué la forma de un rectángulo y ni
de un cuadrado?
Este es uno de los misterios más profundo de la creación. La realidad que
expresa la figura rectangular del mandil, representa más que el hombre individual. Si
represent ara al hombre solo, tendría que ser un cuadrado. Pero no hay tal cosa, como
el hombre solo. El cuadrado se extiende, para incluir a los demás hermanos de la
Logia, cuyos cuadrados a la vez, se extiende como el suyo para incluirlo a él. Es
100
inseparable del cuerpo de hermanos. Lo que hace imposible est a separación es el
cuerpo vital o et érico(éter) el vehículo que une todas las cosas, por que el ínter
penetra y conduce sus energías. Es el que le da vida a las cédulas y órganos del
cuerpo f ísico. Todos los eres, todas las cosas compartimos el mismo cuerpo. Esta
simple figura del rectángulo(o cuadrado extendido) representado por la parte inferior
del mandil, lo dice t odo. Todos nos extendemos a través de nuestro cuerpo etérico,
hasta ínter penet ra al de los demás. El salirse de sí mismo es, pues lo natural. Más
que hermanos, somos uno.

Es por esto, también que las logias tienen forma rectangular, en ves de
cuadrada. La inclusividad es fundamental en el sistema masónico, pues est e consiste
de int egraciones. El sentido de separación, es, por tanto, cont rario al mismo.
La forma rectangular que vemos en la Logia, cada vez que entramo en ella y que
vemos en el mandil cada vez que no los ceñimos, debe recordarnos est e hecho e
inducirnos a dejar fuera todo sentido de separación. Al ceñirnos el mandil indicamos
que aceptamos la ley del amor impersonal, en nuestra actuación en logia. Esto se
manifiesta en actos de hermandad, compresión y ayuda mutua.
El hombre esta representado también como un cuadrángulo, por que el reino
humano, es la síntesis de los otros tres(mineral, vegetal y animal) formado un cuarto
reino.
Vemos así que el G.A.D.U representado por un triángulo, se expresa a través del
número cuatro.
Cabe señalar que la ciencia alquímica, dest aca asombrosas coordinaciones con
el símbolo del mandil, Por ejemplo: Los tres lados del triángulo equilátero, más los
cuatros lados del rectángulo del mandil, forman siete lados, que constituyen los sietes
funcionarios, para que la logia sea perfecta.
101

Por cuanto somos un ser séptuplo y la Logia es una representación de nuestro


ser en funcionamient o, es lógica que ella requiera de siete funcionarios para ser
perfecto su funcionamiento
El acto de cerrar el sobre, bajando la solapa triangular sobre el rectángulo en el
segundo grado, tiene el significado que reviste el “descenso” del espírit u en la f orma.
También significa que desde ese momento, comienza el trabajo consciente de la
edificación del templo.
El Mandil tiene una línea que une el Triángulo superior de la solapa, con el
rectángulo inferior. Físicamente esto equivale al diafragma en nuestro cuerpo, el cual
constit uye la lí nea entre nuestros centros superiores e inf eriores.
Psíquicament e la frontera ent re lo superior y lo inferior en nuestro ser esta
constit uido por nuest ra mente. La línea inferior del Triángulo superior equivale a la
mente superior o abstracta. La línea superior del rectángulo(que coincide con la
inferior del Triángulo) es la ment e inferior o razonadora. Ambas deben unirse. Queridos
hermanos cuant os caminos existen para mantener impecable nuestro mandil.

d. EL SI MBOLISMO DE LOS GUANTES.

.Los guantes:

Es cierto que los canteros y los albañiles no llevaban todo el tiempo guantes
para trabajar. Todaví a en nuestros días es raro ver obreros enguantados en una obra.
Volont é de Vouvray, Honrado Compañero Cantero de la piedra del Deber,
escribe:
la macet a golpeaba más veces la mano que la herramienta... Mi ruano izquierda
comenzaba a ponerse azul... Mi mano estaba completamente manchada de sangre seca
y agrietada.
Cuando los obreros llevaban guant es, éstos eran de cuero grueso. No tienen
nada que ver con los de los masones especulativos del s. XVII I o los masones
actuales, en fino algodón blanco. Llevar guantes estaba sin duda reservado a los
Maest ros, que marcaban así su supremacía sobre los ejecutantes. Nicolás de Briard
describe así a un obrero:
Los Maestros de los masones, con la vara v los guantes en la mano, dicen a los
otros: “por aquí me lo t allo”, v dejan de trabajar.
La dif erencia entre los dist intos tipos de guantes est á muy clara en la obra de
Pierre du Colombier, Los obreros de las catedrales, (Pág. 17 y 103). En las vidrieras
de Chartres, el Cantero cuya cabeza se encuent ra bajo el compás lleva guantes
gruesos, mientras que el Maestro de los albañiles, está delicadamente enguantado.
Los guantes del masón no son mero accesorios de modo o elegancia, sino que
encierran un verdadero contenido simbólico. Los libros de rituales dicen que Los
compañeros”lleven guantes blancos para indicar que eran inocente del crimen” El
102
masón debe guardarlo continuamente mientras est é en la Logia, except o durant e los
jurament os y la cadena de unión.
En el Rito Francés, así como en Rit o Escocés Rect ificado, el Venerable da dos
pares de guantes al neófit o.
La blancura de los guant es debe siempre recordaros
El candor que siempre debe reinar en el alma
De un hombre honrado y la pureza de nuest ras acciones.
No admit imos a las mujeres en nuest ros misterios
Pero al rendir homenaje a sus virtudes, nos
Gusta revivir sus recuerdos en su t rabajos.
Toma mi querido hermano, unos guantes, que daréis a la mujer que más
estiméis.
Al día siguiente a su Iniciación, el Hermano Goethe, regalo el segundo par de
guante a la Sra.von Stein, explicándole que ese regalo sólo se podía hacer una vez en
la vida de un masón.
El mandil y los guantes forman parte de la vest imenta del masón, más que de los
decorados masónicos. No obstante, en el Rito Escocés Rectif icado, el Venerable dice:

No parezca nunca en la Logia sin est ar


Adornado con est e mandil blanco.

Los demás ritos emplean la palabra”ataviado” o “vestido”

La investidura de los guantes, tiene int ima relación con del mandil, de tal modo
que el estudio del simbolismo de este ultimo debe seguir innecesariamente el de los
primeros.
En algunos tratados que datan de edad media, se puede determinar, que el
iniciado debía regalarles a todos los miembros de su Logia un par de guante. En la
masonería moderna, al contrario él recibe dos pares de guantes, de los que uno le esta
destinado. Al entregar los guantes al candidato se le quiere enseñar que los actos de
todo masón deben ser tan puros e inmaculados, como los guant es que se regalan. El
otro par lo ofrecerá el iniciado a la mujer que más est ime.
Muchos autores, están de acuerdo que el simbolismo de los guant es, no es en
realidad, más que una modificación del simbolismo del mandil. Los dos significan igual,
puest o que aluden a la purif icación de la vida, purificación que se simbolizo siempre
con la oblación que precedía a las ant iguas iniciaciones en los misterios sagrados.
Pero a pesar de que los masones americanos e ingleses acept an tan solo el
mandil y rechazan los guantes como sí mbolo masónico, parece ser que estos últ imos
son muchos más important es en la ciencia simbólica, pues en todos los antiguos
escrituras se encuentran abundantes alusiones las manos limpias o puras.
103
Hemos visto que los guantes y el mandil proceden de una misma fuente
simbólica. Veamos si tiene t ambién su mismo origen hist órico.
La adopción del mandil en la masonería, se debe indudablemente a que los
albañiles empleaban en la edad media esta prenda necesaria. Esta es una de tan
pruebas que nuestra ciencia especulat iva se deriva del arte operat ivo.

¿Nos legaron también los guantes?

Didron, en sus anales Arqueológicos, establece un conjunt o vastísimo de


situaciones en que se demuestra que los guant es fueron usados también por la
masonería operativa.
Los guantes no se cont emplan desde las perspect ivas de una protección laboral,
sino como un adorno. En el discurso que se hace en la entrega de los guantes, tiene
dos sent idos: Hay una primera entrega de un par de guantes moralizando el objeto:
“conciencia pura”, “dignidad”, “candor” y al mismo tiempo se entrega un segundo par
de guantes justificando de antemano las objeciones que podrí a suscitarse en el mundo
profano, ante la negat iva de admitir mujeres.
Era costumbre de ent regar dos pares de guantes al recién iniciado, uno para sí
mismo y el otro para la mujer que más respeta, tiene una larga tradición histórica.
Posiblemente, su origen se remonta al siglo X. Una crónica relata que en el año 960,
los monjes del Monasterio de San Alban en Maguncia le ofrecí an un par de guantes al
obispo en su investidura. 1 8
En la oración que se pronunciaba en la ceremonia de la investidura, se imploraba a
Dios que vist iera con pureza las manos de su sirviente. Durandus de Mende (1237-
1206) interpret aba los guantes cono sí mbolo de modestia, ya que las buenas obras
ejecutadas con humildad deben ser mant enidas en secreto 1 9
En la invest idura de los reyes de Francia, éstos recibían un par de guantes, tal
como los obispos. Las manos ungidas y consagradas del rey, así como las de un
obispo, no debían t ener contacto con cosas impuras. Después de la ceremonia, el
Hospitalario quemaba los guantes, para impedir que pudieran ser ut ilizados para usos
profanos. 2 0
En el año 1322 en Ely (ciudad inglesa donde se levanta una gran catedral), el
Sacristán compró guantes para los masones ocupados en la “nueva obra”, y en 1456,
en el Colegio Eton, se señala que cinco pares de guantes fueron entregados a los
albañiles que edif icaban los muros, “como es obligación por costumbre”. 2 1

18
Esta magnifica obra de arte es del escultor Juan de Arfe que labró en 1590.
19
Al que los adeptos prefieren como pnuema. En griego mucho más cercana a la verdad científica y a la realidad
experimental, en que puede advertirse una relación muy sugestiva sinónimo entre la vara de Aarón y el dardo de
Ares.
20
El adepto entiende que habla aquí de los metales alquímicos producidos por reincrudación, o sea el regreso al
estado simple de los cuerpos metálicos vulgares.
21
Tratado reimpreso en Le Triomphe hermétique de Limojon de Sain-Didier.1699.p.18
104
También hay un documento que precisa que en el Colegio Canterbury en Oxford,
el Mayordomo anotó en sus cuentas que “se dieron veinte peniques como glove money
(dinero de guante) a todos los masones ocupados en la reconst rucción del Colegio”.

En 1423 en York (Inglaterra) diez pares de guant es fueron suminist rados a los
albañiles (“setters”) con un costo total de dieciocho peniques.
En Inglaterra, en las épocas isabelina y jacobina (1558-1625) los guantes tenían
un prestigio que es difícil comprender en la actualidad. Se trataba de un artículo de
lujo, poseedor de mucho simbolismo, y constituí an un regalo apreciado. El guante
significaba entonces un profundo y recíproco vínculo entre quien lo daba y quien lo
recibí a.

En 1571, Robert Higford envió un par de guantes a la mujer de Larence Banister.


En 1609 J. Beaulieu le comunicó a William Trumbull que “Mi señor le ha regalado 50
chelines en un par de guantes a Monseñor Marchant como retribución por haberle
enviado el diseño de la escala.” En el Año Nuevo de 1606 los músicos reales le
obsequiaron cada uno un par de guantes perf umados al rey Jacobo I. En 1563 el Conde
de Hertford, con quien la reina estaba disgustada, queriendo congraciarse con ella le
escribió al Lord Robert Dudly que deseaba una reconciliación y ruega que le present e a
la Reina, en su nombre, un pobre par de guantes como prenda.

Los guantes eran un regalo acostumbrado en el Año Nuevo, que a veces era
sust ituido por el “dinero de guante”. Asimismo, los guantes constit uían un obsequio
tradicional de los enamorados a sus prometidas. En la obra de Shakespeare (quien era
hijo de un guantero) Much Ado about Nothing (Mucho trají n por nada), el personaje
femenino Hero declara “estos guantes, que el conde me envía, son un excelente
perfume” (Acto III, escena 4). El payaso en The Winter’s Tale (Hist oria de Invierno)
declara: “si no estuviera enamorado de Mopsa, no debieras tomar mi dinero, pero
estando encantado como estoy, estaré t ambién esclavizado con ciert as cintas y
guantes (Acto IV, escena 4). En Enrique V el rey intercambia guantes con el soldado
raso William (Acto IV, escena 1).

Entre 1598 y 1688 en muchos documentos escoceses se menciona la entrega de


guantes a los picapedreros y albañiles.

Estos documentos se refieren a masones operat ivos, pero también respecto a


los especulat ivos existen documentos ant iquísimos.

Desde 1599 exist en pruebas que a cada masón en su iniciación debía


ent regársele un para de guantes - que pagaba de su bolsillo. El documento más
ant iguo en esta materia es el llamado Estatuto Shaw, dirigido a la Logia Kilwinning en
diciembre de 1599, donde se estipula que los derechos de iniciación en la logia
105
sumaban 10 libras esterlinas escocesas, con 10 chelines para los guant es.
Documentos de la Logia de Melrose de los años 1674-1675 demuestran que tanto los
aprendices como los compañeros tenían que pagar derechos de ingreso “con guantes
suficientes para toda la compañía.. .”.

En un documento de Aberdeen en 1670 se expresa que el aprendiz debe pagar


“cuatro dólares reales con un mandil de lino y un par de buenos guantes para cada uno
de los hermanos”. El uso del lino en vez de cuero es interesante, pero se explica por
tratarse de una zona donde existían numerosas t ejedurías de lino.

En 1686, Robert Plot, en The Natural History of St afford-shire (Historia Natural


del Condado de Stafford), relata que era costumbre entre los Francmasones “que
cuando cualesquiera son admitidos en la Sociedad, se convoca una reunión (o Logia,
como la llaman en algunas partes), que debe consistir de por lo menos 5 o 6 de los
Antiguos de la Orden, a quienes los candidatos obsequian con guantes, y asimismo a
sus esposas... ”. (12). Est a es aparent ement e la primera mención del obsequio de un
par de guantes a la mujer como parte de la ceremonia de iniciación.

En 1723 se publicó el documento llamado Examen de un Masón en el periódico


londinense El Correo Volante, que comienza así: “Cuando es recibido un nuevo
Francmasón, después de haber entregado a todos los presentes un par de guant es
para hombre y un par para mujeres y un mandil de cuero... ”.
Posteriormente, esto se transformó en una tradición en todas las iniciaciones, y
aparece en todos los rit uales de iniciación franceses del siglo XVIII, aunque cabe
señalar que en Inglaterra y Escocia se perdió paulat inamente la costumbre y desde
comienzos del siglo XIX ya ni se menciona en las act as y reglamentos de logias.

En 1724 se menciona que logia en Dunblane ent regaba un par de guantes y un


mandil a sus iniciados. En 1754, en Haughfoot (Inglaterra), la logia est ableció “que
nadie puede entrar a la logia sin un par de guantes para cada miembro de la susodicha
logia”. En la primera “revelación” francesa conocida, que dat a de 1737, llamada Carta
de Herault, se señala que el aprendiz recibe en la ceremonia de iniciación un mandil de
cuero blanco, un par de guantes para sí mismo y un par de guantes para la mujer que
más estima. La tradición se mant iene viva especialmente en las logias que trabajan en
el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, si bien otras logias también practican la misma
cost umbre.
Es int eresante mencionar que en los grados superiores del Rito Escocés se
usan guantes de diversos colores, especialmente negro y verde, además del blanco,
apropiados al simbolismo del grado.

f. LA ESPADA.
106
Hay una gran diferencia entre la espada del caballero en la Edad Media, la del
noble del siglo XVIII y la del masón act ual.

Es posible que, por su pasado, haya sido considerada como un signo de


igualdad entre los plebeyos y los nobles que frecuentaban las mismas Logias. Sin
embargo hay que extenderse en la palabra igualdad. Bajo el Antiguo Régimen no
significaba de ninguna manera igualdad social. La nobleza no estaba por la labor de
pensar que t enía que abandonar sus derechos y privilegios por la Masonerí a. Se
trataba de una igualdad de orden filosóf ico o espirit ual. Esta idea se desarrolla en un
ant iguo rit ual del Rito Escocés Rectif icado, que precisa:
Fiel al deseo de la naturaleza, que fue la igualdad, el masón restablece en sus
Templos los derechos originales de la familia humana; nunca se sacrifica a los
prejuicios populares, Y el nivel sagrado expresa aquí todos sus estados. Respeta en la
sociedad civil las distancias que la Providencia establece o tolera.
Guárdate de est ablecer entre nosotros unas dist inciones ficticias que nosotros
condenamos. Deja tus dignidades y decoraciones prof anas en la puerta,
y ent ra sólo escoltado por tus virt udes. Cede al paso en nuestras Logias al más
virtuoso, al más iluminado, cualquiera que sea tu rango en el mundo.

Cuando el Venerable dice al nuevo Aprendiz: "Os ent rego vuestra espada", hay
que considerarla como objet o del mundo profano y no como elemento del ritual
masónico, a diferencia de las espadas de los Hermanos sobre las columnas, la del
Techador, la del Experto o la del Venerable.

La espada se utiliza repetidas veces durante la Iniciación. Cuando el


recipiendario llama a la puert a del Templo, el Venerable del Rito Escocés Antiguo
Acept ado exclama:
^Hermanos míos! ^Empuñad vuestras espadas, pues hay un prof ano en la puerta
del Templo!
Inmediat amente después, cuando el impetrante entra en el Templo, se le aplica
la punta de una espada sobre el corazón. En el Rito Escocés Antiguo Aceptado y en
Emulación, es el Techador el que sostiene la espada, mient ras que en el Rito Escocés
Rectificado el Segundo Vigilante pone su espada en la mano derecha del candidato y le
dice:
Señor, poned la punta de esta espada sobre vuest ro corazón
¿Por qué poner una espada sobre el corazón? La primera explicación que viene
a la mente es que el recipiendario debe guardar en secreto todo lo que va a descubrir,
lo que va a vivir. Va a descubrir muy pronto unos símbolos que no pueden ni deben ser
vistos por ojos profanos. Si se muestra indiscreto, se le imponen sanciones.
107
Este acero, siempre prest o a alzarse para cast igar el perjurio, es el símbolo del
remordimiento que os desgarraría el corazón si osarais traicionar a la paternidad en la
que habéis sido admit idos.

Esta es la explicación esotérica, aunque hay otra mucho más simbólica: la


espada representa el conocimiento, el saber iniciático. La enseñanza esot érica que se
da al recipiendario mediante la ceremonia de Iniciación va directa al corazón. Si bien
apela al intelect o, a los conocimientos profanos del individuo, se dirige sobre todo a su
sensibilidad, a su permeabilidad, a su ego. Se hace evident e que la noción de castigo
mediante arma blanca en caso de indiscreción es por supuesto secundaria. Esto es tan
real que en algunas Logias se sustit uye la espada por un compás (ver Herramientas).

La espada también entra en juego durant e el segundo viaje. Un ritual antiguo del
Rito Francés (AGO.), da esta explicación:
Se oye el chocar de espadas. Simboliza las luchas que el hombre está obligado
a mantener para defenderse, para asegurar su exist encia y la de su familia.

El Rit o Francés (según el Regulador de 1801) da ot ro sentido, más moral:


Los obstáculos se allanan bajo los pies del hombre que no abandona los
caminos de la virtud; sin embargo, no está aún libre de los combates que debe
sost ener para vencer las pasiones y las de los demás hombres. Esto es lo que
represent a ese chocar de espadas.
Algunos rit uales imponen los ruidos de pasos durante el primer viaje, un chocar
de espadas durante el segundo y el silencio más absoluto durante el tercero. Puede
que ésta const ituya una referencia a la construcción de Templo de Salomón. Los pasos
represent an el éxodo del pueblo de Israel, el ruido de espadas, el reino de David, al
que Dios no autorizó a construir el Templo, pues había usado y abusado de la espada,
había vertido ante Dios mucha sangre sobre la t ierra.

El silencio recuerda el relato bíblico:

No se oyó en la casa ni martillo, ni hacha, ni ningún inst rument o de hierro


durante la construcción del Templo.
La espada también se emplea cuando el neófito recibe la Luz. Los Hermanos
que están sobre las columnas dirigen su acero hacia el candidato. En el Rito Francés
(G. O), se sostiene la espada con la mano derecha y con la izquierda en el Rit o Francés
(1801) y en el Rito Escocés Ant iguo Aceptado.
Los espírit us antimasónicos han creído ver aquí un gesto claro de amenaza
contra el que osara traicionar los secretos que se le acaban de revelar, o que se le
transmitirá, posteriormente.
Los rituales dejan claras las cosas sobre este aspecto. El Rito Escocés Ant iguo
Acept ado es además muy preciso:
108

Neófito, estas espadas que os apuntan no amenazan vuestra persona. Os


anuncian que todos los Masones volarán para socorreros en el momento del peligro.
Sin embargo, para cult ivar el mist erio que rodea a la Orden, el Venerable añade:
Pero también os anuncian que, si traicionáis vuestro juramento, sólo
encontraréis vengadores de la Masonería y la Virtud ent re todos los Hermanos
repartidos por el mundo.

El Rit o Francés se expresa en parecidos términos (G.O):

Las espadas que veis os anuncian que los Masones os defenderán de ahora en
adelante, si vuestra vida o vuest ro honor pudieran estar amenazados. También os
anuncian que encontraréis en nosotros vengadores de la Masonería si faltáis a
vuestras promesas o si faltarais al Deber.

Estas amenazas no son creíbles, pues la Logia es un remanso de paz, de


concordia y de frat ernidad. Son indudablement e la herencia de los Antiguos Deberes,
de una época en la que los secretos técnicos, geométricos o esotéricos protegían el
Oficio.

La idea de protección que dan las espadas apuntadas hacia el neófit o tiene un
sentido más rico. En el momento en que el nuevo Hermano recibe la Luz, todas las
energías convergen en él, para confortarlo, dinamizarlo en la búsqueda que acaba de
comenzar.

La bóveda de acero es un homenaje que se rinde a los dignatarios de la Orden.


Los Maestros, sobre cada una de las columnas, sujet an sus espadas en sentido oblicuo
con la mano derecha, formando así una bóveda, un túnel. Guardan la post ura hasta
que la o las personalidades de visita hayan tomado asiento en el Orient e.

La bóveda de acero no es una costumbre típicamente masónica. Fue tomada de


los milit ares, que la trajeron a sus Logias.

Existe una cierta flexibilidad en lo referent e a la mano que debe sostener la


espada. Si nos ceñimos a los ritos masónicos debería ser la mano izquierda, ya que
únicamente la espada del Techador tiene valor de arma. Las demás espadas están
present es como vectores de energía, esa energía que ha pasa-do por el corazón.
Si ant eponemos la protección del o de los dignatarios, es ciert o que la espada
debe ser sostenida con la mano derecha. Cada Maest ro masón pone su espada al
servicio del o de los que rinde homenaje.
El Perf ect o Masón (1744) evoca una Tenida en la que todos los masones sujetan
la espada con la mano derecha y las cruzan a modo de bóveda de cañón. Algunos
109
rit ualistas afirman que se debe sostener la espada con la mano izquierda y los
Maest ros con la mano derecha, lo que no es precisamente elegant e.
Es importante t ener en cuent a el múlt iple simbolismo general de la espada.
Como arma, la espada evoca la bravura, el coraje, la abnegación a beneficio de una
causa, el poder. Uno pone su espada al servicio de alguien o de algo. También encarna
la destrucción, ya sea positiva o negativa. El acero es el arma del tirano que toma el
poder por la fuerza y reina mediant e la violencia. También es el arma del héroe
liberador que lucha contra la injusticia y la ilegitimidad.

En Jeremías (21, 7) forma parte de los tres azot es:

Y tras de esta, entregaré al rey de Tulá, a sus siervos y al pueblo que en esta
ciudad quedare de la pest e, de la espada y del hambre. ..
La espada es entre otros el símbolo de la palabra.
... Y de su boca salía una espada aguda de dos filos... (Apocalipsis 1, 16)
Los dos f ilos podrían representar el bien y el mal, el cielo y la tierra, la muerte y
la resurrección...
La espada es también luz, en el sent ido de que su hoja brilla con mil fuegos. Es
rayo, iluminación, conocimiento del bien y del mal. Después del ordenarle, el caballero
ponía su espada al servicio de Dios, para defender su religión y los valores
relacionados con su fe.
Si bien la espada simboliza el combate, a menudo se trata de una lucha interior
contra ciertos aspectos negativos de la personalidad. Esta es la idea que recoge este
pasaje de Mat eo (10, 34):
No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino
espada.
En las leyendas del rey Arturo, la espada aparece como un elemento de unión
ent re el cielo y la tierra, ent re el mundo de la Idea y el de la Realidad.

• La espada llameante O FLAMI GERA.

En el Rito Escocés Antiguo Aceptado, el Venerable sost iene la espada


llameante, de hoja ondulada, con la mano izquierda. Su uso es muy reciente y debe
dat ar de principios del s. XIX.

Simboliza el rayo. Emana, como los querubines, de la imaginería babilonia.


Y habiendo expulsado al hombre, puso delant e del jardín de Edén querubines, y
la llama de espada fulgurant e, para guardar el camino al árbol de la vida.
En el Rito Escocés Antiguo Aceptado el Venerable apoya la punta de la espada
sobre la cabeza del candidato y golpea tres veces sobre la hoja con su mazo:
O según ot ra traducción:
110
El Rito Francés (G.O. Gloton 1946) no utiliza la espada llameante, pero se
dist ingue del anterior en que la espada se apoya sucesivament e sobre el hombro
derecho, sobre el hombro izquierdo y después sobre la cabeza. En cada posición el
Venerable golpea tres veces con el mazo, lo que hace un total de nueve:
Así echó Dios a Adán; puso al Oriente del jardí n de Edén querubines que agitan
una espada llamean-te para guardar el camino al árbol de la vida.

¿Lleva cada uno de los querubines una espada llameante?

Hay división de opiniones: unos prefieren la segunda versión, pues consideran


que cada ángel lleva una espada "fulgurante". Otros piensan que sólo habí a una
espada llamean-te, reposando sobre un pedest al.
Sea lo que sea, la espada llameante es la fuerza ilumina-dora que la iniciación
confiere. Es el sí mbolo de la creación. En ef ect o, con la espada llameant e en la mano
izquierda, el Venerable pronuncia estas palabras:

Yo t e creo Aprendiz. Yo le creo Compañero. Yo te creo Maestro Masón.

En este sentido, esta espada debería ser utilizada única-mente para las
Iniciaciones y los aumentos de salario. Una espada normal debería bastar para el resto
de los actos masónicos.
Los Rit os Francés y Escocés Rectificado, como hemos referido anteriormente,
no utilizan la espada sino un compás, poniendo una de sus puntas sobre el corazón del
neófit o. El simbolismo del compás está próximo al de la espada: conocimiento,
ent endimiento...
Hay que reseñar que sólo el Rito Escocés Antiguo Aceptado, con su empleo de
la espada llameante, crea al Aprendiz, al Compañero y al Maestro, mientras que en los
demás ritos el Venerable recibe y constituye, lo que traduce perf ect amente el
significado de la espada llameante.•

g. EL SOMBRERO.

La manera de vestir del s. XVIII imponía que los hombres fueran con sombrero.
No obst ante se sabe por numerosos grabados que los masones asistí an a las Tenidas
con sus ropas diarias. El llevar sombrero, aunque varía según el rito, se remonta sin
duda a est a época.
En el Rit o Emulación las cabezas están desnudas. Algunos text os antiguos
precisan que el Venerable debe llevar la cabeza cubiert a, aunque esta costumbre ha
caído en desuso.
En el Rito Escocés Ant iguo Aceptado y en el Rito Francés los Maest ros llevan
sombrero, aunque únicamente en la Cámara del Medio.
111
En el Rito Escocés Rectificado los Maestros llevan sombrero, sin importar el
grado de la Tenida.
En el Rito Nova Scotia el Venerable lleva un sombrero alto.
En todos los ritos los masones se quitan los sombreros cuando se dirigen al
Gran Arquit ect o del Universo.
El sombrero es posiblemente inf luencia de las cost umbres de las gent es de los
Oficios, que pegaban sus colores distintivos a los bordes de los mismos.
En el Rit o Escocés Rectificado, el Venerable, al final de la ceremonia de
Iniciación, dice al nuevo Aprendiz:
Os hago entrega de vuestro sombrero, pero no debéis cubriros con él sin el
permiso del Venerable Maestro.

h. El TAHALÍ.

Es una banda de cuero o de tela a la que está colgada la espada. El tahalí part e
del hombro derecho y llega hasta el flanco izquierdo, donde se encuentra la vaina.
En determinadas Logias del Rito Francés y Escocés Antiguo Aceptado, los
Maest ros que no tienen puesto de Oficial llevan un tahalí azul cielo adornado con una
escuadra y un compás.

• El collarí n.

En las Logias Azules los Oficiales llevan un collar decorado con el emblema de
su cargo. El collar es generalmente azul cielo. En el Rit o Escocés Ant iguo Aceptado
está decorado con una orla roja.

El siguient e cuadro es de orden general, pues la composición del Colegio varía


según el rito.
Of iciales Joyas
Venerable Escuadra
Maestro
Primer Nivel
Vigilante
Segundo Plomada
Vigilante-
Orador Libro abierto
Secretario Dos plumas
cruzadas
Tesorero Dos llaves
Hospit alario Bolsa
112
Maestro de Dos espadas
Ceremonias + bastón
Experto Regla +
espada + ojo
Cubridor Espada con
punta en alt o

Tal y como se puede comprobar en la estatuaria romana, el sombrero indica la


superioridad del que lo lleva. Esta superioridad viene dada por la iniciación, la
enseñanza y el conocimiento.

I. EL BASTÓN O VARA.

No aparece en el Rito Escocés Rectificado (la joya del Maestro de Ceremonias


son dos espadas entrecruzadas).
En el Rit o Francés y en el Escocés Antiguo Aceptado, el Maestro de Ceremonias
marca el paso golpeando el suelo en un ritmo regular con ayuda de su vara. En
Emulación, el Director de Ceremonias y los dos Diáconos llevan vara, mientras que en
el Rit o Nova Scotia son los dos Diáconos y los dos Intendentes. En estos dos ritos la
mano derecha está a la alt ura de la cint ura, se sostiene la vara verticalment e y no toca
el suelo.

13. CONOCER LAS ATRIBUCIONES DE LAS DDig:. Y OOf ic:. De La logia.

Antes de hablar de los Of iciales, del papel que desempeñan, de su lugar en la


Logia, de sus Joyas, creemos necesario recordar, que un puesto de Oficial no es un
titulo honorífico.
A partir del moment o en se elige, o se designa, a un masón para ocupar un
puest o, recibe un cargo desde ese preciso instante de su I nst alación, que debe asumir
con la mayor perfección posible. Durante su mandat o en la Logia, un Oficial, ya no es
como los demás hermanos, es el responsable del buen funcionamient o del Taller.
Si uno de los Oficiales no cumple con sus funciones va en perjuicio de toda la
Logia. Un Of icial existe por y para la Logia, del mismo modo que la logia sólo existe
por los Oficiales, sin los que no podría estar constit uida regularmente. En teoría no se
puede dar por comenzado los trabajos hasta que todos los puestos están ocupados. El
Rito Escocés Rectificado es muy preciso en ese punto. Antes de la Apertura el
Venerable interroga al Maest ro de Ceremonia:
Hermano Maestro de Ceremonia.
113
¿están todos lo que deben ayudarme a abrir esta Logia
colocados y decorados con los signos de sus poderes?

Si hay asientos vacant es, el Maestro de Ceremonias dirá: Venerable Maestro, el


puest o de.. . no está cubierto.
La nominación de los Oficiales varí a según las Obediencias, los rit os y el
reglamento interno de la Logia.
La cost umbre impone que todos los Oficiales tengan el grado de maestro, y que
el Venerable haya sido Vigilante. Sin embargo, cuando una Logia es muy joven, o
cuando los maestros son poco numerosos, a menudo es necesario dar puestos de
Oficial a los Compañeros.
No se trata de desarrollar aquí todos las formas de elección, lo que complicarí a
inútilmente est e capít ulo, aunque no dejaremos de cit ar algunos usos.
Después de hacer act a de candidatura, se elige al Venerable y éste const ituye
su cuadro de oficiales. A menudo los maestros de la Logia eligen al Tesorero y al
Tejador.
Después de hacer acta de candidat ura, se elige al Venerable y a los Oficiales.
Esto viene a decir que al Venerable se le impone el cuadro de oficiales.
Cada Maestro del t aller anota en un papel el nombre del hermano que desea ver
como Venerable. El Experto, o el Maestro de Ceremonias recogen los votos en el saco
de las propuestas y las lleva al banco del Venerable Maestro en el púlpito. Los
escrut inios serán controlados por el Orador y el Experto. Los Hermanos más citados
son designados como posibles candidat os. Son libres para mantener o no su
candidat ura. Se procede después al voto. Una vez que se elige al Venerable se
procede del mismo modo para cada uno de los Oficiales.
Los dif erentes modos de escrutinio tienen cada uno sus ventajas y desventajas.
Cuando el propio Venerable elige su cuadro, creando alrededor de él un equipo
homogéneo, que podrá trabajar en unidad. Sin embargo existe el riesgo de que el
equipo sea percibido como un bloque, como un clan.
Cuando se impone el cuadro, el Venerable debe arreglárselas con los demás
Oficiales, y no siempre es f ácil implantar la orient ación que él pretende dar a la Logia,
aunque un cambio de rumbo sea útil.

En el Rito Escocés Rectificado se practica la “cooptación”: un Consejo de


Maest ros designa un candidato y la Logia se pronuncia después sobre esta candidatura
única. A menudo este Consejo est á constituido por los Maest ros Escoceses de San
Andrés.

En Emulación se practica la rotación, except o para el tesorero, que se elige


mediante papeletas secretas. El Venerable se convierte en Pasado Maestro Inmediato,
el Primer Vigilante en Venerable, el Segundo Vigilante en Primer Vigilante...
114
La ventaja de este sistema es que los Hermanos t ienen el tiempo material para
prepararse y conocer a la perfección su futuro oficio. Además, la rotación sistemática
evit a que en la Logia aparezcan las tensiones típicas del periodo electoral.

Dignidades y Oficiales

.El Venerable Maest ro

Es el presidente de una asamblea profana. Decide el Orden del día, asegura el


contacto con las inst ancias superiores, represent a a la Logia en las asambleas y
consejo...
Es el reflejo del taller. Sobre él y en él se van a concent rar las energías de cada
uno. Dirige la Logia, le da un sentido y una orientación, gracias al apoyo de los
hermanos. Con la experiencia uno se da cuenta de que todo Venerable deja su huella,
su sello, su estela. Sus sucesores aportarán otros elementos, unas veces diferentes,
otras complementarios, y harán que una Logia se conviert a en lo que es. Es un grupo
que consigue adquirir una identidad dent ro de unos límites perfectamente definidos por
los reglamentos.

Cada Venerable se encarga de un taller con ayuda de sus Oficiales y Hermanos


sobre las columnas y lo transforma, lo hace diferente, preparándolo así para los
tiempos venideros. El ser Venerable no es cosa de un momento o de un mandato. Es la
herencia de lo que existía, y la preparación de lo que será.
El Venerable Maestro crea, recibe y constituye al nuevo aprendiz, recibe y
constit uye al compañero y al maestro. Ant e él se juran las Obligaciones, es decir, los
jurament os. En este sent ido es el int ermediario ent re el Gran Arquitecto y la Logia.

En el Rito Escocés Rectificado es el que da el nuevo aprendiz los guantes y el


mandil, el que le comunica las palabras, los signos y los toques.
Durante su instalación, el Maestro I nst alador reviste al Venerable con un mandil
nuevo, adornado con tres taus. En su collar lleva ahora una escuadra.

.Los Vigilantes

Los Vigilantes son el segundo y tercer mazo de la Logia. El Primer Vigilante, que
supervisa los trabajos de los Compañeros, es además el responsable de la disciplina
en la Logia. El Segundo Vigilante se ocupa de la instrucción de los Aprendices sobre la
columna del norte.
El papel de los Vigilant es está claramente definido en el ritual de Instalación del
Rito Escocés Ant iguo Aceptado:
115
Hermanos Primer y Segundo Vigilantes, estáis llamados a secundarme de la
manera más directa. Mientras yo me ocupo de la dirección general de la Logia, cuento
con vosotros para mant ener la disciplina entre los obreros.
Hermano Primer Vigilant e, os sentaréis al Occident e y observaréis si son
puntuales y aplicados. Deberéis llamarlos al orden si se relajan en su afán. Vuestra
vigilancia debe ser est rict a, ya que seréis responsables de sus fállos.
Hermano Segundo Vigilante, os sent aréis al Mediodía, a plena luz, y tendréis por
misión vigilar la instrucción masónica de los miembros de la Logia.
El collar del Primer Vigilante lleva un nivel, y el del Segundo Vigilante una
perpendicular.

.El Orador

Este puest o no existe en Emulación. Como depositario de los Reglamentos


Generales de la Obediencia y del reglamento int erior de la Logia, debe velar por su
estricta aplicación. Es el órgano de la Ley Masónica y, como tal, est á encargado de
expresar sus conclusiones, favorables o no, ante el resultado de una Plancha Trazada
o de una discusión. Una vez expresadas las conclusiones nadie en el taller puede
volver a tomar la palabra sobre el asunto trat ado. Al ser depositario de la Ley,
interpela directamente al Venerable Maestro, sin pasar por los Vigilant es.

Tras una Iniciación o un Aumento de Salario, el Orador se erige en port avoz de


la Logia para desear la bienvenida al Hermano recibido nuevamente.

El Orador juega un papel muy important e en la Logia, ya que evit a las


infracciones al reglamento, los despropósit os, los descuidos. Debe estar atento en todo
momento durant e la Tenida.
Su collar lleva un Sol resplandeciente, o un libro verde sobre el que se puede
leer la palabra Ley.

.El Secretario

Como dicen los textos masónicos, es la memoria de la Logia.


Realiza los informes de los trabajos y los lee durante la siguiente Tenida en
forma de Plancha Trazada, sometida después al voto de los Maestros tras las
conclusiones del Hermano Orador.
Prepara en conjunción con el Venerable Maest ro los órdenes del día, las
citaciones que serán enviadas a los miembros del taller, a los Venerables de las Logias
vecinas (o a sus Secretarios) y a las inst ancias superiores.
El Secretario está al cargo de la parte administrat iva: relaciones entre la Logia y
sus miembros, entre la Logia y las otras Logias y entre la Logia y la Provincia u
Obediencia. Él prepara los expedientes de iniciación, de aumento de salario y tiene a
116
la Administ ración al corriente de los diferent es cambios que pueden producirse en el
seno de la Logia: iniciaciones, pases a compañero, elevación o exaltación al grado de
maest ro, dimisiones, radiaciones, fallecimient os... para que los ficheros estén al día.
Su collar lleva dos plumas entrelazadas.

.El Tesorero

Lleva a cabo la percepción de los derechos de iniciación, las cotizaciones


anuales e imputa los capitaciones a las inst ancias superiores, con las que mantiene un
estrecho cont act o.
Reembolsa los gastos de desplazamiento de los delegados de la Logia cuando
hay asambleas masónicas, Tenidas en la Gran Logia... Paga los gastos de
funcionamiento del taller: alquiler, electricidad, t eléf ono, compra de mandiles, materia-
les, etc.
Cuando un Hermano abandona la Logia, le expide el finiquit o para que pueda
afiliarse a otro taller.
El collar del Tesorero lleva una o dos llaves entrecruza-das, según el rito y
Obediencia. En el caso de que se lleven dos, una le pert enece a él y la otra al
Venerable.

.El Hospitalario

También se le llama, según el rit o, El lemosí n ario o Limosnero.


Su f unción se desarrolla principalmente fuera del Templo, no dentro. A través
del Hospitalario se concretizan la caridad y la fraternidad masónicas. Debe siempre
estar al corriente de los problemas, de las dificultades, las penalidades que puedan
atravesar los hermanos del t aller, para poder act uar como mejor convenga a sus
intereses, reconfort arlos y ayudarlos t anto espiritual como mat erialmente. En la Logia
recoge los óbolos de la Viuda.
La insignia de su función es una bolsa de limosnas (o una llana).

El Experto

En el Rito Emulación y en el Nova Scotia se le llama Diácono.


A menudo lo acompaña el Maestro de Ceremonias para llevar a cabo sus
funciones (encendido de las estrellas, des-pliegue del cuadro de la Logia...).
En el transcurso de las ceremonias de iniciación o de aumento de salario,
dependiendo del rito que se practique, debe preparar al candidato y guiarlo, una vez
que el Maestro de Ceremonias (o el Hermano preparador) ha realizado su oficio.
Cuando el rito no cont emple la figura del Techador, es el Experto el encargado
de verificar la calidad masónica de los visitant es.
117
Su joya está adornada con dos espadas entrecruzadas y un bast ón. En el Rito
Emulación su joya es una paloma con una rama de olivo en el pico. El Maest ro de
Ceremonias o Direct or de Ceremonias
Antes de empezar la Tenida, debe verif icar que la preparación del Templo se ha
efectuado correctament e. Si así fuera necesario, encargará las correcciones
pertinentes a los Aprendices y los Compañeros responsables de la preparación.
Su papel es acoger a los visitantes, anunciarlos y conducirlos a su lugar.
Además, está encargado de acompañar a todos los Hermanos que se desplazan en la
Logia. A menudo trabaja con el Experto, sobre t odo en la Apertura y la Clausura de los
Trabajos.

Su joya está adornada con dos espadas entrecruzadas y un bastón.

.El Techador o Guardia Int erior

Su oficio consist e en advert ir al Venerable Maestro, por medio de los Vigilantes,


que un hermano se encuentra en la puerta y solicita entrar al Templo.
En el Rito Escocés Ant iguo Aceptado es el “Pasado Inmediato Maestro” el que
ocupa esta función.
Su joya lleva una espada en posición vertical.

.El Tejador

Es el guardián exterior de la Logia, es decir, su trabajo consist e en impedir el


acceso al Templo a visit antes desconocidos por él, o que no han podido demostrar su
pertenencia masónica o su grado.
Es el representante del Segundo Vigilante.
Cuando el visit ante ha sido debidamente tejado, el Hermano Tejador llama a la
puert a del Templo y, según el grado de la Tenida, el Techador le hará entrar.

Los puestos de Oficial son una invención de la Masonería especulativa. La


creación de los Oficios se basa en la necesidad de ayuda que tiene el Venerable para
cumplir su tarea, para que el desarrollo de las ceremonias pueda ser armonioso y para
que las obligaciones administrativas no sean demasiado acuciantes. Sin embargo es
muy probable que se hayan multiplicado los puest os para poder agradecer o rendir
homenaje a determinados Hermanos por su cont ribución a la Logia o a la Orden.
Los Estat utos de Schaw (1599), en el artículo 2, precisan que los masones
“obedecerán a sus Vigilantes, Diáconos y Maest ros, en todo lo concerniente al Of icio”.
El Watson (1687) habla de un Vigilante (Warden) que sirve como “leal
intermediario entre el Maestro y los Compañeros” (esta idea ya aparecía en el Regius y
en el Cooke).
118
En el Sloane (1700) “el Muy Venerable Maestro” dirige a “los Maest ros y
Compañeros de la Venerable Logia”.
En el Dumfries (1710), las tres luces de la Logia son “el Maestro, los
compañeros y el Vigilant e”.
En cuanto a Anderson, en el capítulo 111 de Las obligaciones de un Masón,
habla de “las Logias, del Maestro y de los Vigilant es”, y después, en los Reglamentos
Generales (11):
La autoridad del Maestro ausente recae sobre el último maestro que esté
present e, aunque no puede actuar hasta que el Primer Vigilante, o en su ausencia el
Segundo Vigilante, haya convocado a la Logia.
El artículo 111 describe la función del Secretario, pero sin hacer de él un Oficio:
El Maestro de cada Logia, o uno de los Vigilantes, u otro hermano en su Orden,
llevará un regist ro de sus reglamentos, del nombre de sus miembros, una lista de todas
las Logias de la ciudad,
Esto prueba que el puesto de secretario no había sido creado en la época de las
Primeras Constituciones.
En el artículo VIII aparece el óbolo, que conviene reflejar:
El puesto de Hospitalario no exist e entonces, y el de Tesorero no es obligatorio.
En el artí culo XIII se habla del secretario y del tesorero, aunque sólo en el seno
de la Gran Logia. Lo mismo ocurre para “otro hermano (que deberá tener el grado de
compañero), que deberá ser nombrado para vigilar la puert a de la Gran Logia”.
En el epílogo Anderson habla de la creación de una nueva Logia por part e del
Gran Maest ro y sólo cita como Of icios los de Maestro y Vigilante:
El Gran Maest ro pedirá al nuevo Maestro que de comienzo a sus f unciones
cuant o ant es eligiendo a sus Vigilantes.. . El nuevo Maest ro les instalará en su propia
lugar en todas las ceremonias, dándoles los instrumentos de su Oficio... Y est a Logia,
estando así completamente constit uida...de la indicación de los lugares y fechas
normales de las Tenidas y de todas las actividades que sea necesario anot ar.

Este don será entregado al Maestro, a los Vigilantes, o al Cajero, si los


miembros juzgan oportuno elegir uno.
-Primer Vigilant e.
Segundo Vigilant e. –
Dos Diáconos.
Secretario.
Un comunicado de la Respetable Logia “La Sabiduría”, al Orient e de Toulouse,
con fecha del 25 de junio de 1774, nos permite tener una idea aproximada sobre la
composición de una Logia a finales del siglo XVI II. En él se mencionan los siguientes
Oficios:
Maestro.
Primer Vigilante.
119
Segundo Vigilant e. - Orador.
Secretario.
Maestro de hotel. - Hermano Terrible.
Guardián de los sellos. - Enfermero.

Con el fin de facilit ar la comprensión hemos confeccionado unos esquemas con


el lugar que ocupan los Oficiales en la Logia según el rito.
Esto demuestra, empleando la t erminología de Anderson, que únicamente
existían los Grandes Of icios.
El Prichard (1730) pone en escena la f igura del Tejador.
Según nuestro conocimient o, los Oficios no aparecen hasta 1760, con los Tres
golpes distintos:

Maestro.

Rito Escocés Rectificado


Venerable
,Maestro,
Secretario Orador
Elemosinariu Tesorero

Ecónomo

Maestro de

Ceremonias
/2-
120
Vigilant e \u Vigilante

Pórtico

Rito Francés Antiguo


Secretario
Hospitalario
Vigilan
venerable ,Maest ro,
Maestro de Ceremonias Techador
Orador
Tesorero
Experto

/ 2” Vigilan.Pórt icoRito Escocés Ant iguo y Acept ado Rito Emulación


C] Secretario
Venerable ,Maest ro,
orador
I”Experto

pasado Capellán Maestro


Inmediat o
L Hospitalario Tesorero L
Maestro de Ceremonias
Experto
Tesorero

N
Secretario

Intendent e
121

Maestra de
Ceremonias Techador
Vigilant e
Pórtico
Tejadur
Techador
20 Experto

Organista
Pórtico- Antiguo Maestro. Trat aremos este punto no desde el punt o de vista
inst itucional, por cuant o el mismo se haya det erminado en nuestros Estatutos
Generales y Constitución Masónica.
Mi interés es desarrollarlo desde el punto esot érico, por considerarlo de sumo
interés.
En est e sent ido los Dignatario y Oficiales de la Logia personifican dist intos
aspectos, facultades y act ividades de nuestro ser o del Universo.
Tiene cada uno un significado psicológico. A través de sus act uaciones podemos
ver, cómo funciona el mecanismo de la conciencia en el ser.
De acuerdo con la afirmación, de que “como es arriba, es también abajo”, este
“ser” personificado en la Logia, puede ser desde él, hasta el átomo, el cual es una
logia en miniat ura.
Vemos f uncionando en ésta la Trilogía: Protón, neut rón y electrón. En el
G.A.D. U., vemos asimismo, la Trilogía: Padre, Hijo y Materia.
Entre estos dos extremos esta el ser humano, con la trilogía: Espíritu, alma y
cuerpo. Aun en nuestro cuerpo o personalidad, vemos actuando también la Trilogía,
compuest as por los cuerpos: Mental, emocional y físico.

Esta Trilogía se haya representada t ambién en la Logia por las tres dignidades,
es decir el V: .M:. El 1º:. V y el 2º:.. Por lo tanto, podemos darle a la actuación de cada
uno de estas tres dignidades, la interpretación que corresponde al “ser” que deseamos
considera.
Por cuanto está considerando aquí al hombre y el drama de su descendencia y
ascendencia, debemos confiar a tomar a la Logia, como una representación suya y a
las tres dignidades principales como la personif icación de la actividad de su espíritu
(que denominamos el ser supremo en él) su alma mediadora (su ser superior) y su
122
cuerpo, es decir su personalidad (que denominaremos su ser inferior) sin olvidar por
un momento que él es una imagen del G.A.D.U con todos sus detalles.
A través del drama que se desarrolla en cada Tenida, en el grado de aprendiz,
observaremos el comportamiento del espíritu, el alma y la personalidad en acción.
El V:.M:. En el “Oriente”, personifica la Divinidad, el espíritu, es decir la fuerza
y el poder divino. Se halla situado en el lugar más elevado de la Logia, representando
así, nuestro Ser Supremo. Su imagen debe conf undirse por lo tanto, con la luz de las
estrellas de cinco puntas que se halla det rás de él.
Es, principalmente la expresión de la Volunt ad espiritual.
Se manif iesta a través de la ment e superior. Es el G:. A:. Entre nosotros y el
dador de la vida.

El 1º V:. Ubicado en el Oeste de la Logia representa el Alma y el 2º V:. En el


Sur, la personalidad.
Conjuntamente con el V: .M:. Forman un Triángulo debidos a los lugares en que
hayan ubicado los asientos en la Logia.
El ápice del mismo, es decir el punto de síntesis de los ot ros dos, está ocupado
por el 1ºV:., Sirviendo de eslabón entre el espí ritu y el cuerpo. Es el elemento
sint etizador o unificador de la vida en manifestación. Tanto él como el 2ºV:. Actúan
sobre instrucciones o estímulos del Ven:. M:.( El espíritu.
El 1º V:. Como alma, personifica al “hijo” es decir la síntesis o la relación entre
el espíritu y la materia. No es ni lo uno ni la ot ra. Es por lo tanto, el mediador entre los
dos opuestos(espírit u-materia) Expresa la sabiduría divina, y su característica
predominante es, el amor ilimitado y horizontal, dist inguiéndose por su lí nea horizontal
de acción y su equilibrio.
Esto se halla simbolizado por el nivel, que lleva como distintivo durante los
trabajos en la Logia.
Por hallarse de cara al trono en el Oriente, puede desde su ubicación, ver
claramente “El plan” Es por est e mot ivo, el Const ructor en nosotros.

Refleja el 2º V:.(La personalidad) la luz que le llega del Oriente, siempre y


cuando el mismo se halle en condiciones de sintonización para recibirla. Actúa sobre la
personalidad a través de la naturaleza emocional, cuando esta no se haya perturbada.
No es difícil discernir, pues, lo que sucede, cuando no podemos capt ar la luz del alma,
por serle imposible reflejar en nosotros.” La superf icie de las aguas”( de la
personalidad) debe est ar quieta para reflejar su Luz”.
El 2º V: personalidad o el aspecto material del ser, constituye el instrumento a
través del cual se expresa el ser supremo en nosotros(el espíritu) y lleva a cabo su
obra de construcción del Templo. Reúne a los obreros, es decir sus inst rumentos, para
que revelen a través de sus obras, la naturaleza divina.
123
Su cualidad distint iva es la de la inteligencia o Luz mental. Se distingue por su
acción en un sentido vertical, en contraste con la actit ud horizontal del alma.
Es por eso que su distintivo en la Logia, es la Plomada, la cual en su carácter
de péndulo, indica lo temporal de su existencia.
Tanto el Nivel, como la Plomada son expresiones de la fuerza de gravitación del
amor. Pero, que mientras que el Alma expresa el amor horizont al e inclusivo, la
personalidad expresa el amor vertical y exclusivo.
En el cruce de ambos, en un punto elevado de síntesis, como es de esperarse,
se haya el primer objetivo de la personalidad, el cual requiere su fusión con el Alma.
Esto se conf irma con la Escuadra, que simboliza al hombre, pues la misma es
una combinación del nivel y la plomada de, lo vertical y horizontal de la vida.
En su papel de la personalidad o ser inferior, el 2º V: . Se expresa( por la
mediación del 1ºV: . o Alma) como un reflejo del ser supremo en nosotros( El Ven:.M:. )
Por est o se le considera comúnment e, como el No-Ser, en contraste con nuest ro
verdadero Ser.
Los tres trabajan en cooperación, para el adelanto del Ser espirit ual. Cada uno
represent a uno de los tres grados masónicos en que se divide el proceso de
aut orrealización.

Así, como el mundo mat erial, la personalidad es también, una imagen del mundo
espiritual. Como se ha mencionado, la personalidad es triple, a semejanza de la Tríada
espiritual.
Es por este motivo que nos manifestamos con una doble personalidad, la
superior y la inf erior.
Se dice que tres rigen una Logia, cinco la forman y siete la hacen perfecta,
requiriendo esto últ imo, tres dignidades y cuat ro oficiales. Est os tres principales son el
Ven:.M: : el 1ºV:. y el 2º V:., Es decir el espíritu, al alma y el cuerpo.
Pero para comunicarse entre sí, est os tres punt os del triángulo, se requiere dos
líneas intermedias.
Estos int ermediarios están personif icados, por los Diáconos. Con estos dos
forman cinco.

Los Diáconos son los transmisores de energí as espirituales, de inspiración


divina y de los planes y propósitos del G.:.A.:.D.:. U
Ellos constituyen los medios de comunicación de nuestro ser. El 1º diácono,
cuando lo vemos transmit ir la palabra sagrada en los trabajos de la Logia, relaciona al
V.:.M:. Con el 1º V.:., Es decir el espí ritu con el Alma, de est a manera forma la Mente
Superior. El 2º Diácono relaciona al 1º. :. V.:. Con el 2º.: V es decir el alma con la
personalidad y mente razonadora, representando de ésta manera la int uición.
Para que la relación del mecanismo de expresión sea perf ect a y completa en
todo sentido, la personalidad debe cont ar también con dos of iciales más.
124
Estos son el Guarda Templo Int erno y Ext erno, completando con ellos, los sietes
que hacen una logia perfecta.

El Guarda Templo int erno, represent a el sentido interno y los sentimientos del
cuerpo emocional. Se ocupa de nuestra vida interior y de cerrar la puerta de nuestro
Templo para excluir la perturbación de prof anos cuando realizamos nuestros trabajos.

El Guarda Templo Externo, representa los cinco sent idos del cuerpo físico.
Estos const ituyen los medios de contacto con el mundo exterior, es decir el medio
exterior del Templo y el medio que nos va a permitir adquirir el conocimient o del
mismo.
Hast a aquí hemos considerado a la logia en función del ser; pero ella es
asimismo, un instrumento de Luz o de energía.
Así como la Luz, al pasar por el prisma se divide en siete rayos o colores, la
fuente de Luz del Orient e simbólico, al pasar por el Ser, representado por la Logia, se
expresa a través de siete rayos o canales de luz. Los mismos se manifiest an como los
siguientes fenómenos:
1. La voluntad.
2. El amor.
3. La inteligencia.
4. La tendencia hacia la armoní a a través del conf lict o de opuestos;
5. Cierta leyes Universales, en las cuales se funda la ciencia concreta.
6. La devoción.
7. El Orden.
Así como hay tres colores primarios y cuatro secundarios, también hay tres
agentes primarios y cuat ro secundarios, para la manifestación de estas energías en
nuest ro ser. Los primeros tres, como quedo señalado, son los fenómenos de la
voluntad, el amor y la int eligencia. El mismo se expresan a través de esas facultades
de nuestro ser, que lo personifican, respectivamente el Venerable Maest ro, en 1ºV, el
2º V en la Logia.
Las cuat ros energías secundarias, se expresan a través de las siguientes
facultades, personificadas en la Logia.
La tendencia hacia la armonía a través del conf lict o de opuestos, se manif iesta
en nuestra naturaleza física y est a personificado por nuestro Guarda Templo Externo.
Es muy significativo que se halle fuera del templo.
Representado las Leyes que rigen el ser y det erminando las consecuencias de
sus act os, esta el Orador Fiscal, para cuidar que se cumplan.

El Orador Fiscal interviene en todo cuant o realizamos conscient ement e, pues


todo debe contar con su aprobación. Por, ot ra parte el Orador Fiscal refleja la volunt ad
de nuestro ser, no realizamos nada sin consultarlo. Dependemos, pues de sus
125
resoluciones. El cuenta con el inconmovible respaldo de la Ley, tant o que el propio
Venerable M:. Se somete a sus conclusiones, considerándolas inviolables, pues todo
debe atenerse a las Leyes de la Creación. Más aún, el V.: M.:. Lo consulta siempre en
referencia con los trabajos que se realizan en el Taller y las propuestas hechas por lo
Obreros del mismo.

El Orador Fiscal es el Principio del Todo y sin él nada ha sido hecho.


Él es también el verbo, por que a través de él damos expresión a nuestro Ser.
Su poder de expresión es indispensable para el trabajo creativo. Su palabra es
siempre port adora de Luz, las palabras como los símbolos, tiene significado y expresan
la realidad interna, es decir la Ley que rige nuestro ser.

El Guarda Templo Int erior, expresa el fenómeno de la Devoción, que da al


Templo de nuestro Ser, su caráct er, sagrado y elevado. Contiene, en sí, la capacidad
de enfocar la Luz int erior.

El Maestro de Ceremonias, canaliza el fenómeno del Orden que reina en el Ser y


en toda la creación, ordena, coordina y armoniza las distintas actividades de nuestro
Ser. Sin ese Orden, no podrían realizar los trabajos debidamente.
Además nos organiza para hacernos receptivo de la voluntad suprema. El
Maest ro de Ceremonias, es responsable de la existencia mínima de la Logia, y su
esperanza se funda en él. El gobierna el proceso que nos lleva de un grado a ot ro de
evolución.
Por est o dirige las iniciaciones y la introducción de todo elemento nuevo en la
Logia. Él canaliza la energía que más influye sobre la vida de la Masonería: La del
Orden Ceremonial.
Además de las funciones, ya señaladas en t orno a las actividades de nuestro
ser, representada por las dignidades y Of iciales ya mencionados, cabe señalar la del
Secretario, el cual representa nuestra memoria. Esta va acumulando nuestro caudal de
experiencia en la vida. Sin esta facultad seria imposible el progreso.

El experto es la voz de la experiencia que nos aconseja en todo momento.

El Tesorero por otro lado, es el depositario del caudal de energía y de los


valores materiales y espirituales que utilizado en el adelant o espiritual y la
construcción del Templo.
Todos las dignidades y Oficiales y aún los obreros como lo veremos más
adelante, representan funciones reales en nuestro Ser.
Si lo logramos comprenderlo, t endremos una visión nueva de nuestro papel en la
Logia, y llegará el día en que nuestro papel en la Masonerí a, no sean sólo simbólicos.
Debemos ver claramente, que nuestro “YO” personal, es solamente una parte del
cuerpo que es nuestra Logia.
126
Si nos ubicamos conscientemente entre los siete que la integran y nos vemos
actuando entre ellos en forma unida y coordinada que los caracteriza, podemos darnos
cuent a, de que estamos dentro de ellos, actuando a través de ellos y ellos a través de
nosot ros.
Si proyectamos est a realidad sobre nuest ra actuación en la vida diaria, podemos
captar fácilmente nuestra correct a relación con los demás. Podemos ser mensajeros o
transmisores de luz, como los diáconos, o mediadores o intermediarios con el 1º V.:. o
inst rumento de realización como el 2º V.:.
Debemos aceptar, sin protestar, el papel que nos toque desempeñar en la vida,
por difí ciles que sean las circunstancias en que nos desenvolvamos.
Debemos tratar de ofrecer, en esas circunstancias, nuestra más grandiosa
represent ación.

14. I NTERPRE TAR LAS CONSIGNAS DE: LIBERTAD, IGUALDAD Y


FRATE RNIDAD; SALUD, FUERZA Y UNIÓN.

El conocido lema masónico Libertad, Igualdad y Fraternidad, desde el punto de


vista I niciativo, es de un significado distinto, al que prof anamente puede dársele.

a. libertad:

Etimológicamente esta palabra signif ica el estado de exención del poder o


control de otro. Es evidente que en la Masonería, la palabra libertad, se usa en una
forma met afísica y simbólicamente distinta de su significación ordinaria.
Es uno de los tres principios que componen el régimen emancipador y
regenerador de la Masonería. Es un derecho inherente a la nat uraleza humana, que le
concede al hombre la facult ad de obrar, haciéndose al mismo tiempo dueño y
responsable de sus actos.
Tiene como principio la Justicia y por regla la salvaguarda de la Ley. Esta
palabra, se encarna a partir de 1789, en una f igura femenina marcial, conquistadora,
agresiva ant e el enemigo, acorde con las reivindicaciones revolucionarias, pero que
con mayor frecuencia, ofrece la tranquilizadora imagen de un régimen, que pretende
ser apacible y seguro.
La “libert ad” va a triunfar con est os rasgos que inf unden seguridad y dejará de
ser una alegoría importante ent re otras, para transformarse en la emblema Republicana
por excelencia.
La libertad, en un sentido iniciatico, es la adquisición individual interior,
independiente de la libertad externa, que puedan otórganos las leyes y las
circunstancias de la vida.
127
Es la libertad que se adquiere, buscando la verdad, esforzándonos en el camino
de la Virt ud, libertándonos del error y de la ilusión, dominando de esta manera, las
tendencias viciosas, hábitos negat ivos y pasiones destruct ivas.
Es en otras palabras, lo que obtenemos por medio del uso de la Regla y de la
Plomada, siguiendo el camino derecho del Progreso y del Deber.
Radique define así a la palabra libertad en sentido masónico: Una palabra que
con f recuencia le oye entre nosotros y que es restringida a la misma limit ación como la
libert ad de la vida social. En nuestras Asambleas no tenemos libertad de obrar cada
uno como le parece, pero somos o deberíamos ser, libre del dominio de la pasión,
orgullo, prejuicio y toda la ot ras locura de la naturaleza humana, somos libres del falso
prestigio de que no necesitamos ser obedientes a las leyes” Entendido así, la libert ad
sería equivalente a integridad.
 
Igualdad.

Es la conformidad absoluta. Es la ausencia total de todo privilegio, de toda


dist inción de casta, clase social, colocando a todos los ciudadanos en una misma
categorí a.
La Masonería reconoce que todos los hombres han nacido iguales.
El mérito, el trabajo, la virtud, el talento, la sabidurí a, son las únicas
dist inciones que admite volunt ariamente. Sin querer trastornar el equilibrio social, ni
igualar las fortunas, ni despojar algunos en favor de otros.
La igualdad permite a la Masonería preocuparse por el bienestar de todos, en
honrar el trabajo y darle la plena posesión de sus derechos, que como persona natural,
le corresponde.
La I gualdad iniciática, de la misma manera descansa sobre la conciencia de la
identidad fundamental de todos los seres, de todas las manifestaciones espirituales o
de suprema realidad, por encima y por detrás de todas las diferencias ext erna de
dirección y grado de desarrollo.
Esta igualdad se realiza a través del Nivel y la Escuadra, es la que nos
proporciona una justa y recta norma de conducta con todos nuest ros semejantes y nos
asigna y nos hace ocupar el lugar que nos pertenece en la sociedad.
Interiorment e, la igualdad nos da la capacidad de sent irnos iguales, en todas las
circunstancias y condiciones externas y en todo puest o que podamos ocupar
temporalment e.
Es la igualdad que debemos tratar de cultivar en nuest ros sentimientos hacia los
demás, independientement e de sus palabras y acciones para con nosotros.

c. La frat ernidad.
128
El triangulo de la L. . . I. . . F. .. descansa sobre el lado de la Fraternidad. Sin
ella, la Masonería no puede cobrar su sent ido pleno, sin ella la construcción es débil.
Como uno de sus componentes, la Logia debe cult i var la cohesión de sus miembros,
sin la cual será muy difícil alcanzar el nivel adecuado de funcionamiento y rendimiento.
Son f undamentos de cohesión las labores de equipo: compartir el ágape en la sala
húmeda (aunque sea f rió), organizar salidas familiares, promover conferencias, Llevar
a cabo Tenidas blancas, edit ar boletines, revistas, etc. Hay que marcarse metas y
proyectos colectivos. Hay que realizar en t oda su profundidad la clave “unir lo que esta
disperso”.

FRATERNIDAD
IGUALDAD
En Masonería, fraternidad quiere decir”hermandad” esto esta claro. Pero en la
Masonería la hermandad está ligada por lazos espirit uales, ya que no se t rat a de una
simple organización profana, sino que tiene un carácter eminent emente iniciát ico y por
lo tanto sagrado.
Es el fin de la libert ad y la igualdad. Es la meta de ambos. En relación con los
ant eriores peldaños, es tolerancia en relación con la libert ad y comprensión con la
igualdad. La frat ernidad entendida como una sólida unión, de afecto o de buena
correspondencia ent re hermanos o entre las personas que nos trat an como tales, debe
ser ent endida en una forma generalizada, en el sentido, que su esencia sirva para unir
a todos los individuos de la especie humana.
En el proceso social conocido como la Revolución Francesa, esta palabra
confusa(fraternidad) no se podía adquirir ni conservar en apenas una semana. Parece
ser, que durante la revolución francesa, quien la demandaba, la ut ilizaba y se
identificaba con el bíblico encuentro de Caín y Abel: ”sé mi hermano o te mato”.
Muchos intelectuales se preguntaban, si tal recurso no sirvió para suscit ar la
violencia, especialmente durante la época del Terror.
Muchos reflexionaban:
¿Qué relación tiene ella, con la libertad, la igualdad y la unidad indivisible de la
República?
¿Es un sentimiento que revela una virtud, un deber, un principio político, una
visión jurídica?
¿Qué significa” fraternidad” en los principios fundamentales de la act ual
República democrática Venezolana?
Los ideales de Libertad, Igualdad y Frat ernidad, deben esparcirse como el aire,
para que llegue a todos los seres sin distingo de raza, color, cultura, religión o
creencia, con regocijo.
129
La fraternidad, debe considerarse, como la suma y el complemento de la libertad
individual y de la igualdad espiritual, de las que constituyen la adaptación practica,
siendo como la base del triángulo, formada por esas dos lí neas divergentes.
La frat ernidad, es pues, tolerancia con relación a la libertad y comprensión con
relación a la igualdad, manif iesta en desigualdad. Es además, la relación que la
Masonería establece, entre sus miembros, como núcleo y ejemplo de la que debería
existir entre todos los hombres.

d.SALUD. FUERZA Y UNIÓN.

Es la formula, conque encabezan sus document os y escritos, los masones que


profesan el Rito francés, según el sistema del Gran Oriente de Francia. También es la
formula ritual de saludo, que emplean los masones del Rit o Escocés Ant iguo y
Acept ados

15. LA PARTE HISTÓRICA DE LA MASONERÍ A.

15.1. LOS ORÍGENES DE LA INSTITUCIÓN.

Establecer un pat rón para instaurar un orden de explicación, sobre el origen de


la Institución Masónica, es muy difícil, y sobre todo en un pequeño manual como este.
Por eso me voy a limitar a est ablecer a grandes rasgo lo punto de vista de varios
hist oriadores de la masonería, sus criterios, punto de vistas y metología.

Nuestro trabajo de hoy hace referencia muy parcial a una Historia de la


Masonería que hace algunos años comenzamos a escribir, pero que nunca
terminaremos. Porque en la investigación misma, precisamente allí, encontramos la
razón para abandonar el proyecto al convencernos de que ningún documento histórico
podrí a probar fehacient ement e todas las hipótesis idealistas y las ilusiones románticas
que hasta ese momento nos hacían soñar con una Masonería casi t an vieja como el
comienzo de los t iempos.
130
Por el cont rario: a medida que íbamos tamizando el mat erial seleccionado para
la investigación íbamos convenciéndonos de que un cúmulo de hechos históricos
verdaderos se había mezclado con la expresión de los desvelos que en casi tres siglos
difundieron especuladores románticos, improvisados narradores, místicos inspirados,
filósof os de la utopía y aún dirigentes interesados. Todos est os elementos
contribuyeron a construir una estructura donde las crónicas fidedignas y las quiméricas
aunque bellas leyendas estaban t an íntimamente unidas que su separación sólo podría
ocasionar una total y grat uit a destrucción.
Estamos por lo tanto limitados a la difícil tarea de extraer de esa est ructura los
elementos de historia que sean comprobables, para poder distinguir el núcleo que
estos forman, de aquellas leyendas que tienen el mérito de aportar un alentador
sentido lírico y un significativo sentido didáctico a nuestro quehacer.

El nivel Hist órico.

Comencemos a hacerlo contando, como en los buenos cuentos, que había una
vez... en el Londres de 1717, cuatro Logias de entre las muchas existent es, o mejor
dicho subsistent es, que como t odas, estaban ya integradas por muy pocos
construct ores y muchos Hermanos aceptados 2 2 .
En estos ‘’talleres’’ encontraban refugio lícit o para comer bien, brindar mejor y
protegidos por un manto de reserva, - intercambiar sus ideas liberales. 2 3
Se unieron pues y formaron una altisonante Gran Logia cuyo primer Gran Maestro fue
Antonio Sayer que en su único año de Venera turra solamente logró int egrar otras dos
Logias al incipiente cuerpo. Lo sucedió Jorge Payne( 2 4 ) , activo y emprendedor
ant icuario, que dio a los trabajos un ritmo ext raordinario, amplió las Columnas, se
dedicó a reunir y compilar documentos y manuscritos referidos a la hist oria, usos y
reglamentos de la ant igua masonería Operativa 2 5 y redact ó las treint a y nueve

22 “aceptado” en el sentido de admitido o adepto/dentro de las logias de masones operativos) sin ser del oficio.
23 Estas ideas liberales estaban de acuerdo a lo que podemos llamar la “Evolución” inglesa por oposición a la
“revolución” francesa. John Locke/1632-1704) con su “ensayo sobre el entendimiento humano”, publicado unos
50 años ante de la fundación de la Gran Logia de Inglaterra, abre sus puertas a una nueva forma de considerar
al hombre, ya no como un elemento del régimen patriarcal de la Edad Media, ya no como un integrante de las
Guildas que le eran necesarios para ser más fuerte. Son las labores de la ilustración y comienza a imponerse
una concepción antropocéntrica. El hombre vale como individuo y no como integrante de una familia o gremio.El
ingles Francis Bacón/1561-1629) proclamo la preeminencia de la investigación científica. René Descarte(1596-
1650) LANZA SU REVOLUCIONARIO”PIENSO, LUEGO EXISTO” La ilustración a pesar de sus ideas liberales, no
logro abstraerse del “machismo” medieval. La muerte siguió teniendo una función principal dentro de la
sociedad, la de ser madre. La exhortación de ampliar conocimientos era dirigido solamente a los hombres,
mientras que las mujeres continuaron sometidas a una educación llena de prejuicios. He aquí la causa por la
cual se estableció que las logias debían estar solamente integrados por hombres.
24 Lo sucedieron:1719 Teófilo Desaguliers, 1720 reelección de Jorge Payne,1721,22, Duque de Montagú

1723,Felipe Duque de Wharton, factor determinante en la creación de la masonería española.


25Las Constituciones Góticas, el conjunto de más de un centenar de pergaminos y libros de diversos países de

Europa(Italia, Francia, Alemania, Escocia, Inglaterra) que llegaron a manos de Payne.(como el Poema Regio de
1399 y el manuscrito de Coocke de 1430) Pero no todos, pues muchos masones aprensivos, temiendo por las
consecuencias que podría acarrear la difusión de sus secretos, destruyeron parte de documentos de valor
131
Ordenanzas Generales. El fue quien le encomendó a Jaime Anderson la revisión de sus
trabajos con el fin de que aquellas Antiguas Ordenanzas se adecuaran a la nueva
organización.( 2 6 ) Corría el año 1721. El pastor Anderson, con inigualable ent usiasmo,
terminó su trabajo en el increíble plazo de tres meses, present ándolo a una Comisión
que lo sometió a exhaustivos exámenes, siendo finalmente aprobado e impreso en el
año 1723 bajo el t ítulo de

b. La Constitución de los Francmasones.

La obra consta de cuatro part es:

La Primera parte, comienza con una breve historia de la Masonería a part ir de


la Creación, en la que se pueden encontrar innumerables inexactitudes
bienintencionadas. Se han dado por lo menos dos explicaciones al hecho de que
Anderson haya escrito este prólogo, a pesar de su reconocida capacidad int electual:
una, el deseo del aut or de respetar los documentos que cada Logia había aportado y
de no corregirlos para evit ar desavenencias.( 2 7 ) Otra explicación es la de que el propio
Anderson, viendo en sus sueños profét icos una masonerí a de influencia tal que pudiera
cambiar los dest inos del mundo, no se resignó a aceptar orígenes tan modestos como
los que surgen de la asociación de obreros manuales, muchos de ellos quizá
analfabetos a pesar de su maest rí a profesional. Y Anderson quiso darles brillo y
espectacularidad.( 2 8 ) O quizá Anderson f ue sólo un compilador de historias creadas por
los masones operativos para destacarse de otros gremios.

La segunda parte contiene las LEYES FUNDA MENTALES o ANTI GUOS


DEBERES (Old Charges), sacadas de antiguos documentos y que est á compuesta de
seis artículos.( 2 9 )

La tercera contiene las ANTIGUAS ORDENANZAS GENERALES recogidas por


Jorge Payne (compuest a de 39 Ordenanzas).

inapreciable, causando con ello un daño irreparable.


26 Cabe pensar que en la elección de Anderson no influyeron solamente sus virtudes intelectuales y su Titulo de

Doctor en Filosofía, sino también su calidad de predicador presbiteriano, que le permitía un dialogo adecuado
con los masones católicos irlandeses, los anglicanos ingleses y los presbiterianos escoceses, temeroso de las
reformas que se proponían.
27 En la edición de 1738 muchas de esas inexactitudes fueron corregidas.

28 Creó una cronología poco científica, para ubicar una historia del arte de la construcción, que comienza con la

presentación de Adán como primer masón y partiendo de Caín recorre toda la descendencia de éste. Paso por
Noé y llega a Abraham. Asiría, los israelitas invadiendo la tierra de Canaán, Egipto y sus pirámides, Moisés,
Salomón, el templo, la mención de Hiram. Jesús, Grecia y sus ricas construcciones, Pitágoras, el Imperio
Romano, las invasiones bárbaras y Britania.
29 Las antiguas leyes Fundamentales/Leyes Generales de la Sociedad) o Reglas para los Francmasonería de los

antiguos documentos de la Logias de ultramar, de Inglaterra, de Escocia y de Irlanda, para uso de las Logias de
Londres, las que deben leerse siempre en la ceremonia de recepción de un nuevo hermano y siempre que el
maestro lo crea oportuno”
132
La cuarta parte y final contiene las Aprobaciones y cuatro cant os masónicos.

Este documento nos permite establecer formalment e el origen de la Masonerí a


especulativa, como institución. Cumple en primer término con la condición de poseer
reglamentos sistematizados, y en segundo término, con la de ser aprobados por
cuerpos const ituyentes que proclamaron su voluntad de cumplirlos.( 3 0 ) Este hecho
formal no impide que busquemos las fuentes: vamos a referirnos a la realidad histórica
dentro de la que nacieron las asociaciones que precedieron a la Francmasonería
especulativa, su raíz direct a y su inspiración: las Logias de la Masonería Operativa.

c. El nivel hist órico.

Hagamos una síntesis muy apretada, obligada por el carácter de est e trabajo.
Siglo III, los Bárbaros comienzan a invadir el Imperio Romano. Para defenderse de
ellos, los nativos más poderosos construyen las primeras vallas protectoras de madera,
tiempo después reforzadas por obras de albañilería.- que se convertirían en
verdaderas ciudades medievales, cuyos habitant es estaban razonablemente prot egidos
de las hordas invasoras, aunque se obligaran con ello a aceptar una situación de
servidumbre en favor del señor f eudal y a pagarle impuestos a cambio de su seguridad.

Año 1000, siglo XI. Recuperado el cristianismo, exhumadas las reliquias que se
escondieron para que los Bárbaros no las destruyeran, ya los oratorios de madera no
cumplían con las condiciones de seguridad y beato ambicionadas por los monjes. Y así
comienzan a construirse gran cantidad de abadías y monast erios por toda Europa.

En el siglo XII florecen los artesanos dedicados a const ruir palacios y edificios
sagrados. Destacada actividad se atribuye en esta etapa a los monjes benedict inos de
la Abadí a de Cluny( 3 1 ) que poseí an una impresionante biblioteca, cent ro cult ural al que
acudí an nobles y religiosos para ampliar sus conocimientos. Junto a los monjes
dedicados a la filosof ía y a la ciencia, nos encontramos allí con el grupo llamado de
‘’monjes operari’’ que eran excelentes arquitectos y se dedicaban a la construcción de
edificios. Lo mismo puede decirse de los cistercienses de la Abadía de Citeaux. ( 3 2 )

En ambos centros, Compañeros laicos recibían instrucción.( 3 3 )

30 Condiciones imprescindibles para la real existencia de una institución.


31 Abadía de Cluny, fundada en el año 910, en las alturas que separa los valles de los ríos Loira y Saona, cerca
de Lyón.
32 Ubicada en la Cote d OR, en Boloña, cerca de Dion.

33 “Cofradías Legas”
133
No podrí a decirse de muchos de estos operarios que fueran totalmente libres,
sino que en general estaban somet idos al poder de los propios monjes o en otros casos
dependí an de reyes y clérigos.( 3 4 )
Es fácil aceptar la tesis de que elementos bíblicos propios del Antiguo y del
Nuevo Test ament o f ueron int roducidos en el bagaje ideológico de la Masonería
operativa por los monjes benedictinos (Ver llamada 11), así como los anglicanos
contribuyeron posteriormente al esquema doctrinario de la Masonería especulativa.
Pero la demanda de servicios permitió que los artesanos laicos aumentaran poco
a poco su independencia y ampliaran sus conocimientos 3 5 , constituyendo las primeras
Corporaciones de Constructores, de Masons en inglés o de Maçons en francés( 3 6 ).

Se les conocía como CONSTRUCTORES DE PIEDRA FINA o PULIDA (Free


St one Masons), uno de los posibles orí genes de su nombre actual.( 3 7 )
La otra opción es la de considerar a este adjet ivo, free en free masons, como
libre, por oposición al siervo somet ido a la aut oridad del señor feudal.
Así se f orman las primeras ‘’Guildas’’( 3 8 ) en Inglat erra, el ‘’Compagnonnage’’ en
Francia( 3 9 ), las “Corporazioni de Liberi Muratori” en Italia y las asociaciones de
‘’steinmet zen’’ alemanes( 4 0 ).

Las técnicas se f ueron perfeccionando y los Maestros Constructores agregaron


nuevos conocimient os inf luencia y poder, a medida que la importancia de sus obras iba
creciendo. En la logia( 4 1 ) levantada al lado del predio donde se construían las grandes
catedrales, abadí as, iglesias y palacios, los aprendices y compañeros recibían las
inst rucciones orales del Maestro. Para ello se fueron creando fórmulas que preservaran
el secret o profesional.
Aún más: es indudable que para que cada confraternidad se mantuviera unida y
sus obreros trabajaran en paz, debieron imponerse normas de concurrencia regular, de
lealtad al cuerpo y de afecto fraternal entre los obreros, estableciéndose inclusive

34 Es lícito suponer que estos monjes no limitaron su actividad a Francia, sino que Alemania, Inglaterra y otros
países europeos también gozaron de su dirección de obras, con lo que podría ser acertado considerar que este
es un verdadero puente que une los diversos puntos geográficos en lo que se desarrollaron las asociaciones de
constructores.
35 Importante fue la contribución de los conocimientos adquiridos por los cruzados (siglos al XIII (de los

constructores musulmanes de Tierra Santa, poseedores de avanzadas técnicas.


36 El primer Estatuto de Fremasons operativos y la primera reunión de una Guilda bao la obediencia de aquél,

fue en el año 1356, en Londres. Esta se puede considerar la fecha del nacimiento de la masonería
documentada.
37 En 1350 el Parlamento inglés usó esta expresión en un laudo de salario de obreros.

38 Guilda, palabra de origen sajón: gild, guiad o geld una de cuyas acepciones era la de contribución común a un

tributo.
39 De discutida vinculación con el Orden de los Templarios, creada en 1118.

40 La francmasonería era el único oficio itinerante y los continuos viajes permitían a los obreros un intenso

intercambio de ideas e informaciones.


41 En un documento de una Guilda del año 1292, se menciona por primera vez, la palabra “Logia”. Las Guildas

comienza a nombrarse ya en el siglo X pero en el año de 1070 su existencia es indudable, cuando comienza a
construirse la catedral de CORK.
134
formas de ayuda mutua en caso de que uno de ellos sufriera una crisis pecuniaria o
familiar. ( 4 2 )

A comienzos del siglo XVIII, año 1700, culminó el proceso que llevó a las Logias
de artesanos a una situación crítica: la I glesia había ido perdiendo poder económico.
Las ideas iluministas se imponí an entre la elite intelectual y la nobleza. La instrucción
de las masas se increment ó con el desarrollo de la imprenta que Gut emberg había
descubierto en el siglo XV. El art e retomó su riqueza clásica. Los reyes propiciaban
revolucionarias técnicas de construcción más acordes con los nuevos tiempos. ¿Cómo
podrí an estas asociaciones profesionales mantener la situación privilegiada que habían
tenido hast a entonces? Comenzaron a admitir en sus columnas a filósofos, alquimist as
y cabalistas mí sticos, ( 4 3 ) junto a miembros no profesionales pero influyentes en la
corte, en la Iglesia, en la ciencia, en los grupos de profesionales libres, en el comercio
o en círculos intelectuales( 4 4 ). Est os miembros simbólicos fueron convirtiéndose en
mayoría, dándose así el fenómeno de transformación de la Masonería Operativa en
Especulativa. Pero debemos aceptar la evidencia de que los construct ores medievales
son parient es muy lejanos de los modernos masones nacidos en 1717. Incluso los
términos ‘’Masonerí a Operativa’’ y ‘’Masonería Especulativa’’ pertenecen a una
terminologí a propia de los masones ‘’acept ados’’. Las piedras dejaron su lugar a las
ideas y el objetivo ya no fue el de elevar catedrales en honor a Dios, sino el de
propender al bien de la Humanidad.

d. El nivel de las hermosas Fábulas.

Tales son las recreadas y sublimadas por aquellos autores que tratan de
explicar los orígenes de la Orden con af irmaciones que aunque improbables no son
imposibles y cuya legitimidad está dada en parte por el propio Anderson en la
introducción a sus Const ituciones. Así es como nos encontramos con desarrollos
pseudo históricos que nos llegan a hablar de los principios masónicos present es en las
teogoní as unitaristas de la India o en el trideísmo de Manu que daría lugar siglos
después al sistema de castas de los brahmanes. I gualment e se han llenado infinidad
de textos con las elucubraciones de aquellos que ven a Zoroastro (Zarat rusta, VI I
A. C.), -el creador de los primigenios Mist erios enseñados a los Magos Persas,- como el
maest ro de los Maestros Masones. No menos fabulosas son las exquisit as

42 En 1376 comienza a usarse en Inglaterra el nombre “”Compañía de los Franc-Masones”


43 Cabe distinguir de su fuente judía a la llamada”Cabala Mística”, doctrina pergeñada por la filosofía Griega del
siglos a.c. En ella nos encontramos con concepciones panteístas (mundo-Dios) (recordemos a Spinoza) y con
planteamiento sobre la inmortalidad del alma. Elementos ambos que podemos fácilmente relacionar hoy con los
“Landmarks” masónicos fundamentales.
44 En documentación del año 1600 se puede encontrar lo que parecería ser la recepción del primer masón

“aceptado” John Boswell, en Edimburgo. Con ello comienza un proceso que permite afirmar que en el año 1700
casi no existían, tanto en el continente como en Inglaterra, masones operativos.
135
proyecciones míst icas de quienes encuentran que nuest ros antecesores directos son
los sacerdot es egipcios que practicaban los Misterios de Isis y Osiris. O los
Dionisíacos (VIII A.C.). O los cretenses ( I I A.C.). O Pitágoras (VI A:C:). O los obreros
de los Colegia Fabrorum.( 4 5 )

e. Ret rogradación

Y finalmente, llegamos a la posible vinculación de la Masonería con el Rey


Salomón y los const ructores de su Templo, y con el Cristianismo primitivo 4 6 : tampoco
existe aquí una relación fáctica. Pero “el conjunt o de tradiciones, usos y cost umbres,
de simbolismo y ritualismo, f ue en parte heredado de antiguas corporaciones a través
de la propia Iglesia Cat ólica (como el triángulo equilátero o el ojo que todo lo ve). Las
corporaciones de oficio eran fundament almente cristianas. El tetragrama judío era
también empleado por el catolicismo en los front ispicios y los altares de sus
iglesias.”( 4 7 ) En general, recordemos la esencial relación entre el judaísmo y el
cristianismo, entre el Nuevo y el Antiguo Testamento y que de los tres grupos
religiosos cuyos adept os formaron la primera Gran Logia (ver llamada 6), dos eran
Prot est antes que daban igual importancia a los dos Libros. Judaísmo y Catolicismo
forman un conjunto cult ural que fue adoptado por la Masonería en forma volunt aria, en
dos etapas: una dentro de la Masonería operativa, la medieval que mencionamos; y la
segunda, a partir de 1717, como desarrollo intelect ual post erior a la Constitución de la
Gran Logia. Se consuma así una verdadera retrogradación que nos lleva hasta el real y
concreto origen histórico de la Orden.

f. Conclusiones.

Ateniéndonos solamente a los hechos, podemos concluir que la Masonerí a


moderna es una creación inglesa. Cuando en 1717 se creó la Gran Logia de Londres,
los construct ores europeos cont inentales ya hacía mucho tiempo que estaban inact ivos
por no haber adoptado la fórmula de incluir masones ‘’aceptados’’ en sus Logias. El
único vínculo realmente comprobable es precisamente el que existe con las Guildas
inglesas. Es por ello que no nos sorprendemos al descubrir que cuando hoy nos
ubicamos en el Templo, los Hermanos se forman enfrentados en Columnas y el
Venerable Maestro y los Oficiales se ubican en forma similar al del Parlamento Inglés.

45 A Numa Pompilio/siglo VII a.c.) uno de los fabulosos reyes de la roma primitiva, se le atribuye la
organización de los oficios y profesiones bajo este nombre.
46 En el libro 1 de Reyes y en Crónicas II de la Biblia se encuentran los elementos constitutivos de la leyenda de

Hiram, tan importante en Grados superiores. Pero solamente sus componentes básicos, ya que la leyenda, tal
como hoy la conocemos, recién apareció posteriormente, posiblemente a mediados del siglo XVIII. Recordemos
que el Grado de Maestro es introducido en 1738 y que recién en 1760 se aprueba el uso de la Biblia en los
trabaos masónicos.
47 “Antología Masónica” de Ambrosio Peters
136
Muchas de las normas que rigen el funcionamient o de esta Institución, encuentran su
paralelo en los rituales masónicos.( 4 8 )
Qué cabe decir entonces de todos los símbolos, las leyendas y los intent os de
asimilación histórica que hoy conocemos? Vimos ya que muchos de los sí mbolos
provienen de la etapa operativa, y se les dio un signif icado ‘’especulativo’’
ejemplarizante. Las leyendas con base bí blica fueron recreadas para que cont uvieran
una enseñanza moralizadora. Pero su núcleo puede t ambién ser encontrado por el
investigador a lo largo de toda la historia del mundo, en todas las civilizaciones.
Porque las ideas tienen vida propia y por lo tant o se desarrollan y multiplican sin
ninguna relación temporal: desde el momento en que el hombre consolidó su dominio
sobre la naturaleza y creó mét odos para saciar más cómodament e sus apetitos, pudo
elevar sus ojos hacia las est rellas y comenzar a soñar con una vida mejor. Pan y
fantasía.
Por qué los masones debieran ser entonces una excepción? China, India,
Persia, Judea, Egipto, Grecia, Roma, pudieron muy bien haber formado un sist ema
cult ural donde construcciones cosmogónicas, altas reglas morales y principios
altruistas t raducidos a estructuras religiosas, hayan contenido elementos coincident es
con los que sost ienen el edificio masónico. Su identidad casual o su adopción por la
Masonería les otorgan nueva vida y los adaptan al mundo de hoy. Est o es válido a
pesar de la fragilidad de los vínculos y aún de las contradicciones que se presentan en
muchos de los eslabones que forman esta hipotét ica cadena. Y su aceptación
condicional es constructiva, aunque sea ajena a la realidad hist órica.
En definitiva, la Masonería no vino de, sino que f ue a las f uentes, para incluir en
su doctrina principios de valor universal e int emporal. Míticos o reales, brindan una
armoniosa base para construir un firme camino ideológico. Recordemos que también la
Masonería ha sido calificada de utópica por querer superar las condiciones del mundo
profano, tratando de volar como ICARO. 4 9 Quizá la pretensión de acercarse a la verdad
constit uya una aventura igualmente peligrosa.
Enfrentémosla practicando con la imaginación abierta nuestra ciencia de la
moral, buscando respuestas tras los ricos velos de nuestras alegorí as y respondiendo
calurosamente al incentivo intelect ual que nos brinda la luz de nuest ros símbolos.
Liberemos nuestras alas y dejemos que nos remonten para superar los vicios
mundanos, perfeccionarnos, luchar por el bien y const ituir un ejemplo para los
profanos en un mundo que parece haber perdido el rumbo y avanzar inexorablemente
hacia su aut odestrucción.

Habar de los orígenes de la Masonería es imposible desarrollarlo en este


manual y me parece que lo más sensato es seguir el orden pautado por el célebre

48Tema que constituye todo un desafió para una investigación independiente.


49ICARO, hijo de Dédalo-El constructor del Laberinto de Creta donde fue encerrado el Minotauro. Junto huyeron
de su trampa donde fueron a la que lo condeno Minos, Rey de Creta, Hijo de Zeus, con alas de plumas pagada
con cera. Habiendo llegado ICARO demasiado cerca del Sol, se derritió la cera y cayó al mar.
137
aut or masónico C.W. Leadbearter quien afirma”: existen cuatro principales tendencias
del pensamiento masónico, que de ninguna manera quedan necesariamente definidas u
organizadas como escuelas, sino agrupadas de acuerdo con su relación, a cuat ro
ramas del conocimient o que quedan en principio fuera del campo masónico”( 5 0 )

Este autor agrupa en varias escuelas las tendencias que tratan de explicar el
Origen de la Masonería de la siguiente manera:

a. LA ESCUELA AUTENTICA.

Esta escuela surgió durante la última mitad del siglo XI X, en respuesta al


crecimiento del conocimiento crít icos en otros campos. Las antiguas tradiciones de la
masonería fueron examinadas minuciosamente a la luz de los document os auténticos
que estaban al alcance del hist oriador.
Se estudiaron y se recopilaron toda clase de documentos que tuviera que ver o
se relacionaran con la masonería. Pero esta escuela presenta limitaciones resultado de
su propio método de trabajo.
En una sociedad secreta como lo es la masonerí a, deben existir document os que
jamás fueron escritos por haber sido trasmitido oralmente.
Por otra part e, los documentos de la masonerí a especulativa son muy pocos
ant eriores al resurgimiento de 1717 mientras que las actas más ant iguas de una Logia
Operativa, datan del año de 1598. Por lo tanto la tendencia de esta escuela es derivar
la masonerí a de los Gremios y las Logias de la Edad Media y suponen que los
elementos especulativos fueron impuestos en fecha posterior a la organización
operativa, por que los documentos existentes no entredicen en modo alguno tal
hipótesis.
El historiador R. F. Gould afirma” podemos considerar que el simbolismo de la
masonería es anterior al año de 1717 por que prácticamente no exist e limit e en la
ant igüedad que le podamos asignar”( 5 1 )
Además esta escuela sostiene que el origen de los alt os grados masónicos son
simple innovaciones Norteamericana y por lo tanto es una masonería espuria.
Esta escuela aut entica ha sido objetos de grandes critica.

b. LA ESCUELA ANTROPO LÓGICA.

Esta segunda escuela corre a la par del avance observado en la antropología y


al aplicarlo al estudio del origen de la masonería, nos da resultados que a veces nos
causan sorpresa.

50
C.W. Leadbearter. Historia de la Masonería.31( 1987)
51
R.F.Gould. Historia de la Masonería.345(1967)
138
Algunos antropólogos se han dado a la t area de recolect ar ent re los grandes
descubrimientos arqueológicos, considerables cantidades de material iniciáticos de los
pueblos ant iguos y modernos que estén o tengan relación directa con la Institución
Masónica.
Se han encontrado muchos de nuestros símbolos en las pinturas nat urales, en
tallados, esculturas y en las edificaciones de las principales razas y civilizaciones del
mundo.
Esto ha traído como consecuencia que el origen de nuest ra inst itución, corre
paralelo al de los inicios de las grandes civilizaciones conocidas en la antigüedad.
Podemos resumir que esta escuela nos permite tener una clara revelación de la
inmensa antigüedad que tiene nuestra simbologí a masónica.
Sin embargo a esta escuela le podemos criticar, que no todos los ritos y
símbolos enseñados y pract icados en la antigüedad tengan o puedan imputársele
alguna influencia a la institución masónica y menos aun t ener base para establecer un
campo de investigación sobre los orígenes de la inst itución.
Esta escuela ha tenido el avance de la antropologí a y las investigaciones que en
ella se han hechos ponen a las claras que cualquiera que sean los eslabones precisos
para explicar nuestro origen los masones, somos los guardas y custodios de antiguos y
grandes secretos muy antiguos, que han sido puestos en nosotros con una gran
devoción.

c.LA ESCUELA MÍSTICA.

Esta escuela nos indica que la masonería es un plan para el desarrollo espiritual
del hombre y su desenvolvimiento.
Los autores de est a escuela basándose en su propia experiencia espirit ual
declaran “que los grados de la Orden son sí mbolos de ciertos estado de conciencia que
se pueden despertar en el Iniciado, si aspira a ganar los tesoros del espí ritu“ 5 2
La meta del místico es la unión consciente con Dios, en cambio la masonería
sirve para delinear una senda hacia la meta e indicarnos un plan, valga la expresión,
para elevar nuestros pasos hacia Dios.
Los místicos muchas veces están más interesados en la interpretación, que en la
investigación histórica.
No exist e interés en ellos en la búsqueda de nuestros orígenes, sino más bien
vivir de acuerdo con los símbolos de la Orden para obtener la realidad espiritual de la
cual estos sí mbolos son sus sombras.
Pero sostienen que la masonería est a relacionada con los antiguos misterios,
que t enían precisament e el mismo propósito: “El de ofrecer al hombre un camino, para
poder encont rar a Dios. ” ( 5 3 )

52
Jung. El Misticismo.321.( 1978)
53
Jung. Obra citada, Pág. 234
139
Critican además que el masón moderno ha olvidado tales enseñanzas y hacen
de nuestros ritos en la actualidad puras formas vanas.

d. LA ESCUELA OCULTISTA.

Su exigencia, según los rituales es la de buscar la eficacia sacramental-


ceremonial cuando se trabaja.
La palabra Ocultismo ha sido mal int erpretada y se pude definir “como el estudio
de la Nat uraleza, por medios de los poderes que exist en en t odos los hombres
yacient es en su mayorí a; poderes que pueden, despertarse y educarse, por medio de
disciplinas y largas meditaciones.”( 5 4 )
La meta del Ocultist a es en igual grado al del míst ico, es decir la unión con
Dios, pero su metodología difiere en muchos casos.
El propósit o del Ocultista es la obtener esa unión por medio del conocimient o y
la voluntad, educando a toda la nat uraleza: física, emocional y mental hasta que se
torne en una expresión perfecta del espíritu divino que reside en nuestro int erior y que
puede ser usado como un instrumento ef icaz en el Gran Plan que Dios ha elaborado
para la evolución de la humanidad y que la Masonería lo simboliza mediante “la
construcción del t emplo”.
El Místico por otro lado más bien aspira a una unión estática, con el nivel de
conciencia divina, limitado solo por su estado de evolución.
La meta del Ocultista se realiza a través de una senda graduada de escalones,
unos senderos de iniciaciones que le conf ieren expansiones sucesivas de conciencias,
en cambio la del Místico tiene un carácter más individual.
Plotino lo traduce de la siguient e manera”: Un vuelo del solitario, hacia el
solitario”( 5 5 )
Para el Oculista la observación exacta de una forma, es de gran import ancia y
por medio de la magia ceremonial crea un vínculo para que pueda venir la Luz divina y
a su vez, derramarlas en los ángeles, en los espíritus de la naturaleza y en otros
habitantes de los mundos invisibles.
El método del místico es las plegarias y las oraciones, no le import a las formas
y es un arcano de la vida divina. Ambas senda, si se quiere, nos elevan hacia Dios.
Una se exterioriza en servicio y sacrif icios y la ot ra se interioriza en
contemplaciones y amor.
El aut or Andrés Cassard, nos dice de la historia de la masonería lo siguient e:”
La masonería ofrece a sus iniciados mucho más que una simple moralización basada
en instrumentos de construcción y sin embargo está fundada en los más puro principios
de piedad y de virtud, pues sin una vida ética y sin pract icar la moral, ningún
verdadero progreso espiritual es posible”
 
54
El Ocultismo. M.Frery. Pág.123(1986)
55
Plotino. La Verdad. P.17(1934)
140

17 ORIGEN DE LA MASONERÍA OPERATIVA.


141

Desde el inicio de los tiempos, una de las caract eríst icas del ser humano ha sido el
afán de conocer, comprender e identificarse con su realidad objet iva y t rascendente.
Esta sed et erna de espiritualidad y saber se ve acentuada hoy en día, dado el
creciente mat erialismo que vive y suf re el mundo, con particular énfasis en occidente.
En la actualidad es frecuente el redescubrimiento o resurgimiento de ant iguas
escuelas de pensamiento, junto a la búsqueda de nuevas formas de ent ender y aplicar
los ideales que éstas post ulan.
No obstante el aparente avance de la civilización occidental, cabe decir que en
el fondo, los problemas a los que se enfrenta la Humanidad hoy, son los mismos de
siempre, aunque puedan tal vez ser dist int os las condiciones y los aspectos inmediat os
del entorno, según el tiempo y el lugar. Así también las soluciones.
De ahí que la propuesta profunda de la Francmasonería tenga una vigencia
permanent e, aunque en su expresión externa siempre haya tenido que adaptarse a su
circunstancia espacial y t emporal, a fin de mantenerse acorde a las condiciones que le
ha marcado su entorno histórico.
Ahondar sobre el origen y la evolución histórica de la Masonería es algo
complejo, sobre todo por la tradición oral pract icada por la Orden hasta comienzos del
siglo XVIII. No obstant e, es importante resaltar que para poder tener una visión amplia
y completa de su verdadera esencia es necesario y hasta imprescindible distinguir muy
bien entre sus dos aspectos inseparables:

a. Como escuela iniciatica.

En su misión positivamente transf ormadora del ser profundo del individuo, est o
es, en su esencia interior, vinculada con su entorno trascendent e; y

b.) Como organización de la sociedad civil.


142

Es decir, en su acción objetiva al exterior, donde ha act uado como promotora del
mejoramient o integral del ser humano, requisito sine qua non para el progreso de sí
mismo, de su familia, de su comunidad, de su país y del mundo.
En cuanto al primer aspect o, hay quienes afirman que los orígenes de la
Francmasonería se remont an a la época adámica, pasando por los const ructores del
ant iguo Egipto, los del Templo de Salomón en Jerusalén, etc.. Lo ciert o en cualquier
caso,  es que la enseñanza de la Tradición Universal, dif undida por las sociedades
iniciáticas desde la más remota antigüedad, preparó y ha sido el motor, la razón de
ser, de todo aquello que se denomina “doct rina masónica”, comunicada por el
simbolismo, en particular a través de los emblemas y alegorí as del Arte de la
Construcción.
Desde las épocas más ant iguas, toda construcción tiene a un lado un lugar
que hoy todavía se denomina “Logia” (del sánscrito LOKA), equivalente a la actual
“residencia de obra”. Ahí se reuní an los obreros, divididos jerárquicament e según su
destreza, talento y antigüedad en el oficio, en tres grados: Aprendices, Oficiales y
Maestros. La Logia era dirigida por el colegio de Maestros, encabezado por el
Maestro de la Obra.

En la Logia, los Maest ros perf eccionaban los oficios, planeaban el trabajo,
dividían y organizaban las tareas de la Obra, de acuerdo a la especialidad, aptit udes y
experiencia de cada uno de los miembros del grupo. El t rabajo no tenía solo un sentido
mat erial, también poseía un fondo religioso, místico.
Y es que el obrero sabía que con su trabajo no solo contribuía a la
edificación material de un inmueble, sino también al establecimiento y permanencia
de la Tradición, representada y expresada en la doctrina religiosa (recordemos por
ejemplo, que la Guerra Santa en Europa duró muchos siglos).  En la época
medieval, los obreros de la construcción (civil, religiosa, milit ar) se agruparon en
Ghyldas o corporaciones gremiales, de acuerdo a las distintas especialidades que
intervienen en el Arte de la Const rucción: canteros, albañiles, carpinteros,
vidrieros, herreros, etc.
Tiempo después, durant e las cruzadas, los Templarios necesitaron de artesanos
de la construcción para edificar los inmuebles (hospitales, albergues, t emplos, etc. )
que fueron disponiendo a lo largo de todo el trayecto a Jerusalén, de tal modo que
muchos construct ores t uvieron que separarse de sus Logias originales y partir
individualmente a los lugares del camino a Tierra Santa donde se requería de sus
servicios. Fue así que nacieron los Masones Libres o Masones Francos
(Freemason, Francmacon).
El valor del trabajo del constructor libre en un mundo dominado por el criterio
feudal del vasallaje iba más allá de lo material, implicaba t ambién el compromiso que
cada partícipe de la obra asumía por propia convicción personal. De esta manera,
143
mientras los Iniciados en el Arte eran conscientes del significado profundo de palabras
y símbolos, de la luz y la oscuridad, del volumen y vacío de cada espacio, de la forma
de cada piedra y su lugar preciso, el vulgo se quedaba sólo con el aspecto externo o
profano de la construcción.
Ese era el mismo tiempo en que los alquimistas dedicaban su
cuerpo y alma a la búsqueda de la Piedra Filosofal, indispensable para
convertir el Plomo en Oro; al encuentro de la Fuent e de la Et erna
Juvent ud, de obsequios inagot ables. Mientras los profanos los tildaban de
locos, diablos o hechiceros, los Iniciados en el Arte Alquímico extendían
la primera, como emblema de la Sabiduría, capaz de t ransf ormar la
energía humana en fuerza const ructiva, tanto en lo espiritual como en lo
material, y la segunda, como representat iva de la Iniciación,  único
sendero que conduce hacia la Fuente perenne de la Tradición Universal,
cuyo fluir inf inito trasciende la fútil exist encia física del ser humano.
Los Masones, convencidos de que tanto la material de la
edif icación, como la tarea espiritual del perfeccionamiento humano, solo
puede ser viables posible y realizables mediante la Unión, la Solidaridad
y la colaboración entre individuos libres, honrados responsables,
transmitan de boca a oí do en sus reuniones privadas en las logias
conocimientos científicos, art íst icos y filosóf ico, a efecto de hacer el
trabajo acorde con la Gran Obra, t al como ha sido tradicional en las
escuelas iniciáticas desde la más remot a antigüedad.

Este concepto partí a de la idea de que el Universo es la Obra perfecta y total,


concebida, dispuesta y dirigida por el Principio Constructor Supremo, al que
denominaron Gran Arquitecto, regida por leyes armónicas y complementarias que
pueden irse descubriendo y conociendo y que est e conocimiento mat erial, f ilosófico y
hasta metafísico puede organizarse de manera gradual (de ahí los grados masónicos)
para perfeccionar al ser humano, parte f undamental del Universo, a fin de armonizarlo
con el Gran Todo y hacerlo obrero, partícipe y a la vez producto de esa Gran Obra.
Cuando un francmasón alcanzaba el grado de Maestro, es decir, cuando ya era
capaz de crear por sí mismo, circulaba libremente por todas las Logias, instruyendo a
los aprendices y ayudando a “crear escuela”.
Por ello, los conocimientos arquitectónicos y simbólicos fueron extendidos de
manera relativament e rápida y homogénea por toda Europa.
El conocimiento no se comunicaba a cualquier persona, era transmitido solo a
los Iniciados en el Arte, teniendo como base la idea ya mencionada de que para
colaborar en la Gran Obra no era suficiente la simple habilidad científica, t écnica,
artística o artesanal, es decir, profana del obrero, sino que a ello debí a vincular
indisolublemente una actitud que ahora podíamos denominar pro activa, hacia el
conocimiento f ilosófico y el desarrollo interior.
144
Además, para ingresar en una Logia, no bastaba con ser un buen cantero,
herrero o vidriero y tener una act itud filosófica o míst ica hacia su of icio; además, el
candidat o debía ser libre, honrado y responsable.
Las cat edrales gót icas llegaron a convertirse en verdaderas enciclopedias de
piedra, vidrio y hierro, en cuyos muros, vitrales y decorados se plasmó el
conocimiento, tanto iniciático como profano.
Esta f orma de construir sufrió un decaimiento progresivo, a partir del
denominado “Renacimient o” y llegó a su extinción definitiva en el siglo XVIII, cuando
prevaleció en la arquitectura y la ingenierí a un sentido merament e superficial, utilitario,
a veces suntuoso, pero al f inal de cuentas, profano.

c. LA PALABRA MASÓN EN LA MASONERÍA OPERATIVA.

En la Francmasonería Operat iva LA PALABRA” ALBAÑIL” era el nombre de un


obrero en la Destreza del edificio en las Edad media. En Inglaterra que la Destreza era
dividida en cinco o seis ramas, llamó por los nombres diferentes, como solador,
canteros, el wailers, los sett er, etc., y cada uno de éstos era separadamente
organizado con sus propios funcionarios, reglas y regulaciones; en los cent ros grandes
de población ellos eran organizados como las Compañías de Albañiles, cada uno con
un edif icio de su propio, y activo bajo el distrit o municipal (municipal) ordenanzas que
gobernaron Compañí as de todo las ocupaciones, artes, y prof esiones. Est as ramas y
compañías eran una parte del general dore sistema en que el todo de trabajo Medieval
y comercio era organizado, y qué se gobernó en conjunto por un cuerpo grande de dore
las leyes; estas leyes pertenecieron a la Ley del Reino; y había también
subsecuentement e en funcionamiento que un cuerpo de leyes dio fuerza a por la
iglesia, de autoridad igual al del estado, y llamó Las Ordenanzas de Religión, cada uno
dora est aba bajo un gobierno triple: sus propias reglas y regulaciones; los derechos
civiles; las leyes de la iglesia. Si alguna costumbre, regla, o símbolo fueran en
conservas por una Destreza, y si cont inúa estando en el uso, no sigue que t enía su
origen en alguna práctica en el trabajo del dore, pero puede haber sido una práctica de
la iglesia, o una práctica requirió por el derecho civil.
Entre las cinco o seis ramas de la Dest reza general de construct ores uno que se
confinó a la arquitectura estaba propiamente para que llamara que se lista entre los
bellas artes y la práctica de que es una profesión. Esta rama perteneció al dore el
sistema en el sentido que vino bajo el general dore las leyes, pero en un sentido del
narrower no era un dore pero era una fraternidad; porque después de que un miembro
de él había t erminado su trabajo en un lugar que él siguió a otro, algunas veces de un
país a otro. Se llamaron los Artesanos en est a Fraternidad los Francmasones. Era de
esta rama particular, y no de la destreza del edificio en general, que nuestra propia
Fraternidad de Libre & Aceptó a Albañiles descendidos. Como una conveniencia, y para
145
dist inguir el primero la mit ad de historia Masónica de su mitad más tarde, nosotros
llamamos a los obreros en el primer período los Francmasones Operativos, y en el
período más tarde Especulativo (o Aceptó, o non-operatorio) los Francmasones, pero
esta distinción no debe empujarse muy lejos, porque cuando nosotros hemos aprendido
del último medio siglo de investigación hist órica que no hay tant a diferencia entre
Especulativo y Operativo cuando nosot ros creí mos una vez; en la Francmasonerí a
como una fraternidad ha habido una continuidad irrompible del f in de las Edades
Oscuras (aproximadamente el Décimo Siglo) al tiempo presente.

Para hacer nuestra historia todavía más int eligible nosotros debemos llevar la
dist inción entre los Francmasones eche ramas de la dest reza del edificio temprana y
otras ramas a un punt o más lejano. En los Decimocuarto Siglo varios Francmasones
(aunque no t odos ellos) empezó a organizar las Casas permanentes. Después de esa
fecha cualquier poderío del Francmasón dado o no podría pertenecer a uno de esas
Casas. Un paso extenso vino cuando entre las dos o trescientas Casas en Bretaña
unos de ellos en Londres prepare una Gran Casa en 1717 D.C. ; cada uno y cada Casa
regular o Gran Casa ahora en los rastros mundiales su hist oria a esa Gran Casa.
La línea de nuestra historia puede dibujarse por consiguiente simplemente: de la
Destreza general de Albañilería (o construyendo) a través de la rama de él la
Francmasonería, a través de las Casas permanent es primero preparadas entre los
Francmasones en el Decimocuarto Siglo, llamó al f inal de las Edades Oscuras, a través
de la Gran Casa preparada en 1717 D. C., por unos de esas Casas permanentes.
Nosotros vinimos de la Albañilerí a Operat iva Medieval, pero nosotros vinimos de él con
ese camino del part icular; en cada año desde el principio, las áreas grandes de la
destreza del edificio han permanecido fuera del área que ese camino ha cruzado. Se
llamaron arquitectos los Francmasones en lugar de Albañiles en parte porque ellos
estaban en una fraternidad y libre para mover sobre, en parte porque ellos trabajaron
en el libre-piedra, y en parte por varios ot ras y menores razones - la palabra en sí
mismo puede decirnos pequeño sobre nuestra historia.

Estos Francmasones diseñaron y const ruyeron las catedrales, iglesias, capillas,


monasterios, conventos, palacios, ayuntamient os, vest íbulos del distrito municipal,
edificios de la universidad, fuert e, y otras estructuras de un tipo monumental, para los
usos públicos que entonces como ahora, y por todas partes, es la arquitectura
propiamente para que llamó, y qué está de pie aparte lejos, casi en otro mundial, de
las estruct uras simples de residencias, tiendas, las fábricas, los graneros, etc. , qué
cualquier hombre con la habilidad normal y unos años de experiencia puede aprender
diseñar y const ruir.

Los Francmasones estaban en una clase aparte de ot ros Albañiles porque sus
edificios estaban en una clase apart e de los ot ros edif icios.
146

Pero no era esta superioridad del arte de arquitectura a otra construcción del
edificio que exclusivament e les dio su gran superioridad a los Francmasones en las
Edad media. En el período largo ent re el fin de las Edades Oscuras y la Ref orma en
que había un analfabetismo general y las ciencias fueron prohibidas, la arquitectura
era el único art e para alcanzar la grandeza, y al lado de la propia iglesia logró más
para f ormar el mundo de las Edad media que cualquier ot ra agencia - aun ahora las
Edad media se represent an a menudo o est aban por un cuadro de una catedral.
Los francmasones eran entonces qué especialistas en las puras ciencias es
ahora, los hombres escogidos, de habilidad nativa extraordinaria y talentos; ellos se
dieron un entrenamiento largo y severo y educación en un sistema de aprendizaje, y
ellos cada uno tenía que ser igualmente adepto diseñando, geometrí a, const ruyendo el
plan, la ornament ación, la entalladura, la escultura - ellos tení an que ser los amos
pasados en el uso de piedra que más gran y más difícil de todos los materiales con que
los hombres han tenido que trabajar alguna vez.
Y desde las estruct uras que ellos diseñaron y const ruyeron no sólo era para el
uso público pero también en su plan y la ornament ación t enía que expresar el espíritu
e ideas de religión, gobierno, educación, y sociedad los Francmasones const ruidos al
centro de esos reinos de cultura porque su trabajo los llevó allí ; para más de dos siglos
ellos eran los hombres supremos en Bretaña y Europa para su inteligencia,
conocimiento, habilidad, y carácter.
Ninguna otra sociedad en el mundo puede parecer atrás a un linaje más noble
que nuestro propio.
Nuestro orgullo en ese linaje casi podría ser tan grande como se tiene los
Francmasones Operativos no hechos nada más de cont inuar a un nivel normal de
excelencia la arquitectura romana vieja, Romanesque llamado que ellos habían
recuperado del resto de las Edades Oscuras; pero pasa eso en el duodécimo Siglo
ellos hicieron un gran nuevo descubrimient o de su propio qué est aba época-haciendo
eso así en la historia entera de la arquitectura del mundo sólo un otro descubrimiento
(el griego) puede compararse con él.
Ésta era su invención del Est ilo del Gótico extraordinario, sumamente nuevo.
Era est e estilo que hizo las catedrales posible (1500 de ellos), y qué después de que
había colado abajo a cosas así detalla como el plan de bot ones y la forma de cart as
escrito del alfabeto dio a Europa que la forma, formulario, y color que en las materias
todo cult urales se significan por” Medieval.” Sacó a un Francmasón que era un nuevo
tipo de hombre que dominó art es y ciencias no conocido a otros en el moment o, un
hombre como grande en la mente como en la habilidad.
Ese desarrollo del part icular dentro de la extensión ancha de la Destreza del
edificio que finalmente llevó a nuestra propia Fraternidad podría haber ocurrido si
todos los arquitectos para muchas generaciones no hubieran estado exclusivamente
especializados en el Estilo gótico, pero probablemente no habría hecho para que; por
147
consiguiente 1140 D. C., la fecha del primer edificio gót ico, es importante en la historia
de Francmasonería.
El trabajo de usar un martillo y cincela en un bloque de piedra era único entre
muchos elementos en la Fraternidad de Francmasones. Un Francmasón tenía su familia
con él; si él tuviera un aprendiz que aprendiz era tanto una part e de su propia f amilia
como un hijo adoptivo; se agruparon las familias de los Francmasones al trabajo en el
mismo lugar en un cuarto separado, o barrio; los Artesanos al trabajo, su Casa, y su
barrio, junto con todo perteneciendo a cada uno de ellos, comprendió a la Comunidad
Masónica; y las reglas y regulaciones, con las responsabilidades de los Funcionarios,
incluido su Comunidad y sólo no se rest ringió a la Casa. Aprendices tení an el
ent renamient o, mientras adiest rando, la educación. Los Artesanos adultos tení an que
dar tanto de su tiempo a pensar, estudiar, y a diseñar acerca del trabajo con sus
manos, para sin la geomet rí a, ingeniería, y entalladura ellos no podrían hacer nada.
Ellos eran una Comunidad organizada, habí a Funcionarios, reuniones y
conferencias por consiguiente. La Comunidad tení a sus propios fondos, sus propias
observancias religiosas, sus entret enimientos, las fiestas, los deport es, su vida social,
y quiso su propio herido, lisiado, el muerto, las viudas, y huérf anos. En el entret anto el
Estado y la Iglesia nunca esté lejos, y los derechos civiles y las ordenanzas religiosas
ent raron profundamente en la vida diaria del Francmasón para formarlo de muchas
maneras. Mucho (y el escritor presente diría” la mayorí a”) de lo que nosot ros llamamos
la Francmasonería Especulativa ahora estaba hace ocho siglos en la práctica de la
Fraternidad.
Cuando un obispo decidió const ruir una cat edral que él preparó una tabla,
normalmente, con él a la cabeza de él que se llamó una Administración o una
Fundación. Esta Fundación empleó a Amo de Albañiles que eran un Francmasón de
reput ación alta y después de que ellos habían est ado de acuerdo con él en el plan
general del edificio y en los costos ellos y él hicieron un contrat o juntos. Él mandó la
palabra ent onces para los Artesanos. Cuando un Art esano aplicó que él se identificó,
se examinó, y si satisfactorio se firmó adelante, ” su familia para seguir. Cuando un
número suf iciente se firmó al Amo los llamó junt os, y ellos se formaron en una Casa
que cont inuó exist iendo con tal de que el trabajo f uera en marcha y se disolvió cuando
el trabajo fue completado. El primer acto de la Casa era afianzar el albergue para sus
miembros y sus f amilias; su próximo paso era erigir un edificio para su propio uso (a
veces dos), qué también se llamó la Casa.
Este edificio era la oficina principal para el trabajo diario, una sede, y t ambién
se usó a veces como un cuarto de trabajo. Por” la Casa” un cuerpo de hombres
organizado para el solo propósito de trabajar juntos como una unidad se significó, por
consiguiente cuando el Amo tenía las instrucciones en conjunto para est e cuerpo que
él lo llamó en la Comunicación.
Los Francmasones trabajaron según un juego de reglas y regulaciones de su
propio, siglos viejo, entre ellos siendo varios Hit os, y cosas así cuestiona de
148
organización o de trabajo como se levantó en cualquier Casa dada era fijo según esas
reglas; y desde que las mismas reglas est aban dondequiera que en la fuerza que los
Francmasones trabajaron, y cada Aprendiz y Compañero eran bajo juramento nunca
violarlos, era este cuerpo de reglas que dieron su unidad y consistencia a una
Fraternidad que tenía ninguna organización nacional o los funcionarios nacionales, y
hasta que el Decimocuarto Siglo no tuviera las organizaciones locales permanent es ni
siquiera, y qué al mismo tiempo conservó sus reglas y secretos industriales en la
memoria de sus miembros y los enseñó a Aprendices por la palabra de boca.
En un período cuando los Francmasones t enían el uso de ningún libro,
manuales, tratados, o azul-impresión algo que ellos pensaron, o sabio, o puso en
práctica que parecí a o tener el valor permanente tuvo que ser promulgado en el suelo
de la Casa, o el resto tení a que tomar un formulario oral.
Para conservar las tales cosas en su pureza, y para guardar contra la alt eración,
estos formularios tuvieron necesariament e que ser repetidos encima de y encima de;
cosas así forma, así repitió en exact amente la misma generación de det alle después de
la generación, es qué historiadores quieren decir por los formularios, ceremonias, y
símbolos.
Si la palabra” simbólico” se usa como un nombre general para el cuerpo entero
de cosas así arreglado forma ent onces no es una exageración para decir que había
tanto de esta” Francmasonería Simbólica” en los períodos más tempranos de la
Francmasonería Operat iva como allí está ahora en la Francmasonería Especulativa; y
si nosot ros estamos deseosos arriesgarse una encima de-simplificación que nosotros
también podemos decir que si nosotros asimos los ocho o diez siglos de la hist oria de
Francmasonería en conjunto, la única dif erencia fundament al entre la Francmasonería
Operativa en un siglo temprano y la Francmasonería Especulativa ahora, es que un
Francmasón Especulativo no usa la Francmasonerí a como un medios de sust ento, pero
para otro propósito.
Si nosotros tomamos el duodécimo Siglo como el gran período f ormativo de la
Fraternidad, y si nosotros devolvemos a él para ver lo de que era eso ent re los miles
dora y las f rat ernidades en el moment o dieron a la una Fraternidad de Francmasonerí a
que el secreto de sobrevivir después otro dora había perecido, y de desarrollo en una
Fraternidad mundial, los hechos como dado en el párraf o sobre muéstrenos qué
buscar. Cualquier cosa que era que esos Francmasones aprendieron qué sería
conservado a través de los siglos fut uros ellos aprendieron en y de su trabajo; y una
vez ellos lo aprendieron ellos no lo pusieron en el formulario de ideas abstractas, o
doctrinas, o libros (cuando nosotros hacemos) pero lo incorporó en sus prácticas y
cost umbres; en lugar de volverse un libro, o una conferencia, o un credo, se volvió una
ceremonia, o rit o, o símbolo. Los Francmasones como los hombres de ment e de pie
lejos sobre los teólogos, filósof os, y est udiosos de Bretaña para más de dos siglos, y
bajo” teólogos” los tales hombres incluido son como Thomas Aquinas, Abelard, el
Roger Bacón, etc., qué los teólogos pensaron, ellos podrían apuntar en los tratados; lo
149
que los Francmasones pensaron, ellos incluyeron en sus prácticas, costumbres, y
símbolos.
El asunt o de teología los Francmasones dejaron a los t eólogos; ellos
consagraron a sus propias grandes ment es al gran asunto de trabajo, y como se
explicará en detalle en los capít ulos más t arde ellos fueron los primeros hombres en el
mundo hast a que ese tiempo para descubrir la verdad sobre ese asunt o.
Nosotros los Albañiles Especulativos modernos tienen una razón doble por
consiguiente por haber parecido atrás a los padres y fundadores de nuestra
Fraternidad: nosotros les damos la veneración que los hombres dan por todas partes a
los padres y fundadores; y nosotros los admiramos, como también haga a historiadores
de filosofí a y de t eología, como haber sido grandes hombres de pensamient o cuyo el
logro como los pensadores est aba época-haciendo más aun que su descubrimiento del
Estilo gótico en la arquitectura.
Si ellos no apuntaran en un libro las nuevas verdades sobre trabajo que ellos lo
descubrieron no importe; cualquier Masón especializado puede leer el Ritual tan
fácilmente como un libro abierto.
El Período Operativo de Francmasonería se trajo a un cierre y dio el lugar al
Perí odo de la Transición por una serie de event os históricos que, por una de las
coincidencias más extraordinarias conocido en la historia, ocurrió dentro de unos años
de nosotros. Henry el lazo de VIII Gran Bretaña pelado con el Papa y preparó la
manera para la Reforma. ¡El mismo Rey también abolió el dore el sistema - qué se
siguió por el Sistema Mercant il, un período en el negocio y finanzas que el presente -
teórico del dí a en el hallazgo de economía él conveniente olvidarse!
El Renacimiento irrumpió en la flor final, en el formulario de la prensa de la
impresión, los libros impresos, y generalmente cambió el clima mental en Bretaña tanto
como en Europa.
El descubrimient o de América por Colón abrió los acequia-verja a la Edad de
Exploración, un t iempo salvaje y aventurero en que Europa se explot ó encima de todo
el mundo.
La arquitectura gótica dio la manera con una rapidez casi abrupta a un nuevo
estilo en arquitectura que originó en Italia y ha pasado subsecuentemente bajo muchos
nombres, como Clásico, Neo Classical, italiano, Palladian y Reyezuelo. Podrían
guardarse los secretos industriales viejos de los Francmasones Operativos confidencial
ningún más largo después de que la Geometría de Euclide se publicó impreso, junto
con muchos otros secret os menores, viejos en las artes y ciencias.

El centro de mando en Francmasonería pasada del Francmasón individual que


va aquí y allí en su trabajo, y de sus Casas temporales, en las Casas permanentes que
se const ituyeron bajo la autoridad de copias manuscritas de los Cargos Viejos, y de
ellos pasó en el nuevo Gran Sistema de la Casa después de las 1717 D.C.
150
17. SOBRE LA HI STORIA DE LA MASONERÍA

¿Es la masonería una continuación de los misterios antiguos o una institución


moderna? ¿O es acaso una y otra cosa? Nada existe escrito en los archivos de la
sociedad sobre esto; todo es tradicional: ¿cómo podremos entonces separar lo que es
ant iguo, de lo que es o puede ser moderno?
No es nuestro objeto tratar de hacer esta operación, y dejándola a la sagacidad
del lector, nos limitaremos a exponer nuest ras ideas, sin pretender imponer nuest ro
modo de sentir como regla de conduct a. Puede ser, no obstante, que abramos a
muchos una nueva vía que recorrer si fuésemos tan felices que nuest ro deseo se
comprenda como el destello de una nueva luz.
Mucho se ha escrito sobre masonería, sin que nuest ra curiosidad haya quedado
completamente satisf echa. Los escritores, profanos en ella, la han tratado con gran
menosprecio, porque no conocí an la materia de que trataban. Los escritores masones,
y los oradores de Logia, lo han hecho con entusiasmo, y a veces impulsados por
prevenciones que los han arrast rado a faltar a la verdad o a traspasar el objeto que se
proponía. Ni unos ni otros nos han enseñado lo que deseábamos saber; porque, o no
han podido penetrar el secreto de la Institución, o no lo han querido, y han guardado
silencio sobre su historia, probándonos, una vez más, que t odo parece mudo en el Arte
Real.
Extraordinario es el deseo que nos anima de contar con hechos posit ivos sobre
la hist oria de una sociedad tan esparcida por todos los pueblos del orbe, y más cuando
se sabe que ha contado en su seno hombres ilustres de todas las edades, viéndose
aun brillar en ella a muchos justamente considerados por su saber y sus virt udes.
¿Cómo es, pues, que sabios de todas las naciones hayan podido ser y sean partícipes
de los misterios de la masonería sin haberse informado de su origen? ¿Y cómo es que
si ellos le han penetrado, han guardado el más profundo silencio, sin dejar huella
alguna en las obras que nos han legado? ¿Sería que, como iniciados en los antiguos
mist erios, la religión del juramento les haya enmudecido? Bien que el juramento no
haya sido un obstáculo en sus investigaciones sobre la historia de la Instit ución,
parece que su silencio ha provenido de faltarles los documentos necesarios para
ent regarse a este trabajo.
Privados también nosotros de aquellos materiales, ¿nos at reveremos a presentar
al lect or nuestras conjeturas sobre el origen de tan noble Institución?
No es por ciert o sino con una gran desconf ianza de nosot ros mismos que
trataremos de levant ar un extremo del espeso velo que la cubre; sirviéndonos de
excusa esta misma desconfianza, no menos que el ent regarnos con la conciencia de un
corazón sencillo al descubrimiento de la verdad.
Como quiera que se hayan suscit ado dudas por algunos escritores sobre la
ant igüedad de la masonería, no por eso dejaremos nosotros de creer firmemente que
trae su origen de los misterios egipcios. Los tres grados conocidos con el nombre de
151
masonería azul, vienen en apoyo de nuest ra opinión, pues unas mismas son las
pruebas, el aprendizaje y los result ados, a diferencia, sin embargo, de los medios que
tenían a su disposición los padres iniciadores de la ant igüedad, del tiempo que
empleaban en la preparación del neófito, y del que les era necesario para el estudio de
las ciencias, de todo lo cual se limita la iniciación moderna a dar la nomenclatura.
Se puede juzgar de los obstáculos que era necesario vencer en las iniciaciones
ant iguas por el magní fico cuadro que nos ofrece el sext o libro de la Eneida, en que
Virgilio conduce su héroe a los infiernos, cuadro que ha sido considerado aun en
tiempo de Augusto como el trazado de las pruebas de la iniciación antigua. Se
encuentran en el Asno de Oro, de Apuleyo, detalles notables sobre la naturaleza de
estas pruebas. Se hallan, en fin, en los viajes de Sethos y en los de Pitágoras, t rabajos
curiosos, llenos de erudición y de descubrimientos, sobre las costumbres antiguas,
donde se encuentran not icias que parecen bastante exact as referentes a los trabajos a
que debían someterse los que aspiraban a la iniciación. Eran éstos tan numerosos y
las pruebas tan terribles que, se dice, Orf eo no pudo resistirlas y sólo le fueron
dispensadas en obsequio de los melodiosos acordes de su lira.
Los masones que quieran comparar e instruirse sobre asunto tan import ante,
deben tomarse el trabajo de leer las obras que acabamos de indicarles, pues de otro
modo no podrán convencerse que las pruebas modernas sólo son una benigna y breve
represent ación de las antiguas, las que han sido necesario modif icar, atendidos al
estado actual de nuestros conocimient os y las relaciones de los individuos con la
sociedad.
Los padres iniciadores part icipaban, en la época a que aludimos, del poder
gubernamental, y la sociedad civil no tení a derecho a pedirles cuent a de los individuos
que entraban en el interior de los templos, tal vez para no volver a salir jamás. Est os
templos ocupaban una vasta extensión de terreno, cerrado absolutamente a los
profanos. Con ayuda de la física, que les era familiar, sorprendí an al neóf ito ya
preparado por el terror y los peligros a que le exponí an, y si no están hoy en práctica
los mismos medios, conservamos fielment e su recuerdo... ¿Cómo es que los misterios
han llegado hasta nosotros? ¿En qué época los iniciados han tomado el nombre de
masones? Este punt o nos parece difícil de resolver, si bien esta incertidumbre no
destruye lo que hemos dicho acerca de ser los antiguos misterios y la masonería la
misma cosa, siendo t al nuestro convencimiento con respect o a esto, que no sabemos
cómo se pueda aún dudar.
Convendremos con algunos que, a excepción de la masonería azul, que
comprende los t res primeros grados, los que siguen son de creación relativamente
moderna, aunque hacen referencia a t iempos algo distant es. Una gran parte de ellos
corresponde al tiempo de los Templarios; otra, parece anexa a los filósof os hermét icos,
cuando ést os se ocupaban del descubrimiento de la piedra filosof al, locura a la cual
debemos la existencia de la química, una de las ciencias más bellas y útiles al
present e. Otra parte, en fin, parecer ser debida a un resto de judaísmo, conservado por
152
los iniciados del Oriente a quienes consideramos como verdaderos autores de los
mist erios actuales.
Se preguntará: ¿por qué la masonerí a azul ha t omado el fondo de su sistema de
la Biblia y empleado el lenguaje hebraico para sus palabras misteriosas? Creemos, no
obstante, poder dar a este respect o una contestación satisfactoria.
Parece que se está de acuerdo sobre la opinión de que los mist erios, o más bien
la masonerí a, fueron traí dos a Europa por los Cruzados, y fue tal vez, en esta época,
en que tomó su nuevo nombre. No sería cosa sorprendente que los que se preparaban
para conquistar la tierra santa, y plant ar en ella el est andarte de la Cruz, hayan
encontrado los misterios conservados en esta parte del Asia por el corto número de
cristianos que allí se cont aban, aceptándolos como vínculos que les uniesen más
estrechamente a hombres que podí an y debían serles muy út iles, no siendo extraño
que los nuevos iniciados hubiesen adoptado, con el lenguaje de los primeros, el
proyecto de reconstruir el templo de Jerusalén, reconstrucción que es siempre el
objeto de los votos del pueblo judío, si bien en adelant e se conociesen por el dict ado
de masones libres, por oposición al oficio vulgar de albañiles, que era ejercido por
esclavos o siervos, siendo la condición de hombre libre requisito necesario para ser
admitido en la iniciación. Nada parece más natural.
Sent ado este precedente, nos parece f ácil concebir cómo la masonería ha
sacado de la Biblia los medios y títulos de su organización, o más bien de su
reorganización. Se sabe que los primeros cristianos eran judí os ref ormados, y que
ant es que la nueva religión hubiese tomado una forma exterior, seguían aún la Ley de
Moisés. Los iniciados que habían hecho la revolución f ueron bien pronto sobrepujados
por otros sectarios más ardientes, según parece; no adoptaron todas las innovaciones,
siendo una prueba los cismas de que está llena la historia de la religión. Los iniciados
permanecieron cristianos judíos; la Biblia fue siempre su libro sagrado, su ley
fundamental, y sus fórmulas permanecieron hebraicas.
Que los misterios hayan experimentado algunos cambios cuando los europeos se
iniciaron en gran número para formar una sociedad aparte, bien puede ser; pero sin
separarse absolutamente de los hebreos, que les habí an enseñado estos misterios,
tomaron de su historia y de sus libros canónicos las palabras y emblemas de la
masonería: medio cierto de entenderse y de enlazar los misterios antiguos a los
modernos. Tal parece que ha sido el dest ino de la religión judaica, origen o principio
de todas las instituciones del catolicismo.
Pero después de mucho tiempo, los mist erios egipcios han debido, sin duda,
haber sido adaptados a las creencias y cultos de los hebreos: la masonería, que
remontamos a la época de las cruzadas, pudiera muy bien datar de tiempos mucho más
lejanos; y en este caso, la cuestión se encontraría resuelta, pues los hebreos no
debían buscar sino en sus libros los emblemas con los cuales querían familiarizar a los
iniciados, y a los que, después, han añadido grados de iniciación, viéndose obligados a
153
tener a ésta por tema o norte de sus agregaciones, siendo consiguiente que unos y
otros procediesen de la misma f uente u origen.

Los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, conocidos con el


nombre de Templarios, o sus sucesores los masones, parecen ser, como hemos dicho,
los autores de la mayor part e de estas adiciones. Creeríamos que habí an sido
inventadas por aquellos caballeros en los tiempos de su esplendor, para aislarse de la
multitud de iniciados, si no advirtiéramos que los nuevos grados de iniciación tenían
casi todos por objeto la restit ución de la Orden después de su caída.
No dudamos, como se deja ver, que los Templarios fueran iniciados desde el
momento mismo de su instit ución; que es a ellos a quienes la Europa es deudora de la
masonería, siendo sus práct icas secret as las que sirvieron de pretexto para la
acusación de irreligión y at eísmo, y el fin t rágico que tuvieron: todo afirma esta
opinión.
Las desgracias de estos caballeros, y las persecuciones que experimentaron, a
las cuales sucumbieron, les forzaron a buscar como último ref ugio los misterios a cuyo
establecimiento tanto habían contribuido, en los cuales no dejaron de encontrar algún
consuelo y los recursos más necesarios. La situación en que se encontraban no era
común a los otros iniciados y t rataron de mezclarse con ellos, sin separarse, no
obstante, de la gran familia de masones; formaron los grados que vemos añadidos a
los tres primeros, y no los comunicaron sino a aquellos adeptos cuya decisión por la
Orden les era reconocida. Los Templarios han desaparecido del orden civil: pero han
dejado por sucesores a los masones, y sus instituciones han sobrevivido a su
desgracia.
Tal parece ser la historia y la marcha de la masonería. Pero nosot ros
preguntamos cada dí a: ¿qué es la masonerí a?
¿Qué son esos misterios de que tanto se habla a los iniciados y que jamás se
les revelan? Esta pregunta, que a menudo se nos hace aún por masones, merece ser
considerada, y vamos a cont est ar a ella. No podemos evitar cierta sorpresa siempre
que un iniciado nos int erroga sobre esto, y juzgamos desde luego, o que no se ha
tomado el trabajo de medit ar, o sólo se ha ocupado de la exterioridad de las f ormas de
aquella Instit ución. Convendremos, si así se quiere, que la masonería, que diremos a
esto que nada import a este cambio, pues si pudiera reput arse como falta, no es de la
Institución, sino de los hombres y circunstancias, que no son ni pueden ser las mismas
en todos tiempos.
Hemos visto que la masonerí a y los antiguos misterios, t ienen entre sí tal punto
de cont act o, que se puede, sin aventurar nada absolutamente, considerar la una como
la sucesión de los otros. Porque, ¿qué eran los antiguos misterios? ¿Qué se enseñaba
en ellos a los iniciados? ¿Qué cosas se les revelaban?
Si consultamos las obras que se ocupan de los misterios, nos persuadiremos
que su secret o era la doctrina de los sabios y filósofos de la antigüedad, que
154
abandonando al pueblo ignorant e y su estúpida idolat rí a, que tan bella les parecía, se
reuní an para adorar a un sólo Dios, creador y conservador de todas las cosas, a un
Dios clemente y remunerador, a un Dios Eterno, digno de los homenajes de todos los
hombres.
La iniciación estaba dividida en muchos grados o épocas, porque se querí a
inst ruir al iniciado sucesivamente y con precaución para no chocar abiertamente con
las preocupaciones de su primera educación: era necesario que est uviese ya fuera de
la edad de las pasiones, persuadiéndosele, a la vez que se le instruía sin pretender
imponérsele la creencia por la autoridad, enseñándosele las ciencias humanas,
encerradas únicamente en el sant uario de los Templos, antes de mostrársele la verdad.
Después de estudios, que duraban lo menos tres años, y algunas veces más tiempo, se
conducía al Neóf ito al interior, o sea a la parte más secreta del Templo, en donde se le
revelaba el verdadero objet o de la iniciación.
Los iniciados miraban con desprecio la idolatría, que consideraban como un
absurdo; y si entraban de nuevo en el mundo profano, respetando y somet iéndose a los
cult os establecidos, no lo hací an sino por deferencia a opiniones que era peligroso
combatir directamente.
Además, a medida que la iniciación se ha extendido, y que la filosofí a y las art es
han ilustrado a los pueblos, el culto de los í dolos ha perdido su crédito, y ha concluido
por ser abandonado del todo. Tal era el objeto de los grandes mist erios.
De la iniciación han salido todos los filósofos que han ilust rado la antigüedad, y
a la extensión sola de los misterios se debe el cambio que hemos observado en la
religión de los pueblos. Cuando los misterios han llegado a ser vulgares, est a gran
revolución se ha consumado.
Moisés, educado en Egipt o, en la corte de un Faraón, y sin duda iniciado en los
mist erios egipcios, fue el primero que estableció el cult o público del Dios de los
iniciados, del verdadero Dios. Su decálogo era la ley que regía a los iniciados, y su
física fue tomada de los Templos de Menfis, si bien la Ley de Moisés no fue entonces
sino un ensayo imperfecto de la aplicación de los principios de la iniciación, porque no
eran aún llegados los t iempos en que estos principios serían la religión universal
conocida con el nombre de catolicismo.
No es nuestro propósit o examinar las causas que se han opuesto a que la
religión hebraica no haya hecho mayor número de prosélitos, ni los obst áculos que han
limitado su ext ensión a la casa de Israel, si bien con el transcurso del tiempo vemos
salir de su seno una religión nueva nacida del secreto mismo de las iniciaciones, más
pura que la primera y que no convida a una sola familia, ni a una sola nación a sus
mist erios, sino a todos los pueblos de la tierra.
La iniciación antigua era, pues, la verdadera religión, la que después ha sido
llamada justamente católica, porque debe ser la de todos los pueblos ilustrados del
Universo: la religión enseñada por Moisés, predicada por San Juan y sellada con la
sangre de Jesús. Sí, la religión crist iana ha salido de los misterios de la iniciación,
155
según se observaba en su primitiva simplicidad, siendo esta misma religión la que se
ha conservado íntegra en los t emplos de la masonería.
Podríamos atestar igualment e, que hasta las formas del culto y aun la jerarquía
eclesiástica, en la religión católica, han sido tomadas de los usos y rituales de los
iniciados, predecesores de los masones, si los límites que nos hemos propuesto en
este ensayo nos lo permit ieran. El Evangelio, esta obra de la más dulce y pura moral,
este libro verdaderamente divino, era el código de los iniciados, y lo es aún de la
masonería.
Si como creemos, hemos demostrado que la masonería es una sucesión de los
mist erios antiguos, o que los misterios son la verdadera religión de Jesús, es
consiguiente que la masonería es esa misma religión que constant emente ha combat ido
el mat erialismo de la idolatría; pero que con la misma constancia ha rehusado admitir
los dogmas mí sticos que la superst ición, o bien el celo entusiast a de algunas almas
ardientes, han t ratado de introducir en el árbol evangélico.
Puede ser que se nos diga, que si es verdad lo que exponemos, los misterios no
tienen hoy un objeto razonable, desde el momento en que se ha est ablecido el culto
público y la creencia de los iniciados, y que el secret o de nuestras reuniones desde
luego es inútil y sin objeto.
Comprendemos toda la fuerza de esta observación; pero ¿quién ignora que la
religión católica ha luchado por más de tres siglos contra el paganismo, que era el
cult o dominante, y contra las persecuciones sin número que ésta última, su enemiga
nat ural, le ha suscitado? ¿Dudaría alguno que el secreto le ha sido largo tiempo
necesario antes de ser siquiera tolerada, es decir, hasta el momento en que
Constantino la colocó sobre el trono? Además, después del triunfo de la religión
católica, que ha sido también la época de los más grandes cismas y disputas
teológicas, ¿no hemos vist o a los hombres sabios y apacibles que querían conservar
pura la ciencia divina, apartarse de los debates y encerrarse de nuevo en el secreto de
las iniciaciones, a fin de transmitirla luego en toda su integridad?
Nos parece que así podremos dar razón de la perpetuidad de las reuniones
secret as de los iniciados, y explicar la transmisión de sus misterios hasta nosot ros:
causa de las persecuciones suscitadas contra los masones por los ministros de una
religión que hubiera debido considerarlos como sus más firmes y sólidos apoyos.
De cualquier modo que se considere la sucesión de los misterios hasta nosotros,
parece evidente, por los emblemas que decoran las logias de los masones de todos los
rit os, que a su introducción en Europa, bajo el nombre de Masonería, reconocía ya un
objeto religioso, no obstant e ser también otro su intento, tal es el de la hospitalidad
hacia los soldados crist ianos, viudas y huérfanos de guerreros muertos por la religión
en los campos de Asia; debiéndose no echar en olvido, que tan laudable propósit o no
podía menos de favorecer el crédito que desde su origen obtuvo tan filantrópica
Institución.
156
La Europa, conmovida al ver perecer tan gran número de sus más ilustres hijos
en un país sumamente f unesto para sus armas, pone término a las calamidades que
habían acompañado una guerra distant e y desastrosa; pero el amor a sus semejantes
no cesó de animar a los iniciados masones; los lazos que les unían subsist ieron
intactos, y las desgracias ordinarias de la vida no dejaron de ofrecer a sus virtudes los
medios de ejercerlas.
Una ocasión terrible se presentó desde luego. Los Caballeros del Templo, que
los masones miraban como a sus institutores, murieron casi todos en una catástrofe
espantosa, y los pocos que escaparon de los cadalsos, se refugiaron entre los
masones, que les recibieron af ect uosamente y les sostuvieron y protegieron con todo
su poder.
Pocos amigos de disputas teológicas, los masones se obligaron solemnement e a
no ocuparse jamás de opiniones religiosas. Olvidaron hasta cierto punto de que su
Institución era el depósito de la verdadera religión católica, y se limitaron a predicar,
en el int erior de sus Templos, la moral del Evangelio, a recomendar la sumisión a las
leyes civiles, el ejercicio de todas las virt udes sociales, y encarecieron la hospitalidad
y la beneficencia.
No se sigue de esto que todos los masones sean virt uosos, pero la sociedad
masónica, lo es por esencia y no podría subsistir sino basada en estos principios.
¡Cuántos act os particulares de generosidad no pudiéramos citar para probar que
la masonería es un verdadero bien a la sociedad!
¡Cuántos est ablecimientos de beneficencia, fundados y sostenidos por logias, no
nos hacen acreedores al agradecimiento público! Relación es esta que podría disgustar
a los masones, cuya primer máxima es la de ocultar cuidadosamente la mano que
dispensa el beneficio.
Queda sentado que la masonería es una Inst itución religiosa y filantrópica. En el
primer concepto, la sabiduría de sus principios, y pureza y dulzura de su moral, tan
conforme con la del Evangelio, deben necesariamente hacerla objeto de un profundo
respeto. Con respecto al segundo, que la hace tan recomendable, es una Institución
acreedora a los mayores sacrificios.
No ha sido sino por un rasgo de prudencia, de parte de los masones, por lo que
el lado religioso de la Institución ha sido abandonado a la sagacidad de los iniciados y
que tampoco se les descifren los misterios ocult os a los ojos superf iciales por los
signos emblemáticos de la masonería, en tanto que todos los discursos y ejemplos,
emanados de ella, est án concebidos de manera a recomendar el amor a sus
semejant es como virtud del masón.
Tal es el verdadero objeto de esta Institución tan injust ament e menospreciada
por aquellos que no la conocen. Los iniciados saben que nada hemos dicho que no
esté de acuerdo con los principios que profesamos, y si nuestra buena f e no puede
persuadir a los profanos, esperamos de su imparcialidad que ni condenarán a nuest ros
157
hermanos sin oírles, ni menos podrán negar que si es la masonerí a tal como queda
represent ada, merece el aprecio de todos los hombres honrados ( 5 6 )

Resumiendo la historia de la masonerí a podrí amos decir:

a. De sus Orígenes:

Hoy hacer una referencia parcial a una Hist oria de la Masonería, es una
empresa casi imposible, como hemos visto en lo expuesto anteriormente . Porque en la
investigación misma, precisament e allí, encontramos razón suf iciente para abandonar
el proyecto al convencernos de que ningún documento histórico podrí a probar
fehacient emente t odas las hipót esis idealistas y las ilusiones románticas que hasta ese
momento nos hacían soñar con una Masonería casi tan vieja como el comienzo de los
tiempos.
Por el cont rario: a medida que t amizamos el mat erial seleccionado para la
investigación nos convencemos de que un cúmulo de hechos históricos verdaderos, se
había mezclado con la expresión de los desvelos que en casi tres siglos dif undieron
especuladores románticos, improvisados narradores, místicos inspirados, filósofos de
la utopí a y aún dirigent es interesados. Todos estos element os cont ribuyeron a
construir una estructura donde las crónicas fidedignas y las quiméricas aunque bellas
leyendas estaban tan íntimamente unidas, que su separación sólo podría ocasionar una
tot al y gratuit a destrucción.

Estamos por lo tanto limitados a la difícil tarea de extraer de esa est ructura los
elementos de la historia que sean comprobables, para poder distinguir el núcleo que
estos forman, de aquellas leyendas que tienen el mérito de aportar un alentador
sentido lírico y un significativo sentido didáctico a nuestro quehacer.

Los albores de la Masonería.


56
Cassard Andres. Historia de la Masonería. Pág.128.1980
158

Estas not as int entan resumir las circunstancias hist óricas en que, durant e los
siglos XVI y XVII, se agitaba el nuevo movimient o cient ífico europeo, aún
estrechamente vinculado a la especulación filosófica t radicional de un cristianismo
mimetí zat e.
Recordemos tan sólo que la naciente Astronomía aparecía como retoño de la
ancestral Ast rología, que la Matemática rebrot aba de ent re la flora cabalística y que la
Filosofía reivindicaba su vitalidad impregnada del perf ume de una Teología
omnipresente. Aún erraba Galileo.. .
En el hervidero de inquiet udes en que se produjo la aparición de la nueva
Francmasonería, que era por sí misma una Aventura del Espíritu, surgieron
“aventureros” de los más variados perfiles.
El siglo XVIII fue una magnífica criba de turbulencias en el camino hacia nuevas
met as. Por él deambularon, en torno a la Masonerí a y aun dentro de ella, personajes
inusitados. La apariencia de alineamiento con la tradición masónica era buscada por
muchos que deseaban presentar su “producto” filosóf ico o científico con el marchamo
de los nuevos tiempos.
Hubo “espontáneos” que crearon supuestos ritos masónicos con el deliberado
propósito de embaucar a incautos de similar estirpe mediante pretendidas
“iniciaciones” arropadas de extravagantes t ítulos. Con ello se trataba de satisf acer la
codicia de honores de la acomodada burguesí a emergente.
Aparecieron por doquier, en aquel Siglo de la Luces, detent adores de grandes
“secretos” trascendent ales, antiguos misterios redescubiertos por personajes ilust res,
como el conde de Saint Germain; militares iluminados, como el barón von Hund;
universitarios clarividentes como el profesor Weishaupt, de Ingolstadt, o como el doct or
Messmer, creador del Rit o de la Armonía Universal
Sociedades secretas de ocultistas, de magos, de conspiradores, de erot ómanos,
de gastrónomos o de simples bon vivants. Todos pretendí an estar vinculados, aunque
sólo fuera por la estructura aparente que adoptaban sus fraternidades, o con alguna
tradición paramasónica.
Y no se quedaron atrás ni siquiera los jesuit as, tan int eresados siempre en
recuperar para la Iglesia una Masonería católica (advocación bajo la que antaño había
estado acogida la masonería operativa de const ructores). Se lo “exigió” la defensa de
los intereses de Roma a lo largo de su odisea estuardista en Inglaterra, Escocia y
Francia. Su proverbial tenacidad y su nada desdeñable imaginación, tan hermanas, por
qué negarlo, de la tenacidad e imaginación masónicas, les llevaron a alentar la
aparición de varios de los llamados “grados caballerescos” específicament e ligados al
escocismo estuardista y a la Orden de San Andrés de Escocia. Los ritos críst icos
“templarios” llevan, para muchos investigadores especializados, la marca indeleble de
los “compañeros de Jesús” 5 7 . Recordemos, en fin, las actividades del famoso Caballero

57
     En relación con este aspecto de la actividad de los jesuitas durante el siglo XVIII, comenta el maestro
159
Ramsey, precept or de los hijos del pretendiente Est uardo ref ugiado en Roma, a la
cabeza de los primeros escarceos masónico-escocistas en Francia durant e los
primeros lustros del siglo XVIII.
Es verdad que, durante todo aquel siglo, la propia Masonería fue un vivero de
tanteos espirituales al que int entaron adherirse especuladores intelect uales de
diversos niveles. El movimiento masónico era, en sí mismo, uno de los últimos
aldabonazos de la Tradición occidental clásica en el umbral de la nueva andadura que
estaba emprendiendo Europa por la senda de un positivismo racionalista y pragmático
que iba a caracterizar su desarrollo durant e los siglos XIX y XX, Era necesario que en
el mismo crisol masónico apareciesen juntos componentes correspondientes a ambas
concepciones bajo un denominador común de fraternidad que modera, tanto las
euf orias centrífugas de un “progresismo” desvinculante de los principios trascendentes
en los que la Orden ancla su esencia, como los posibles devaneos pseudo espirituales
a los que puede conducir la ausencia de “escuadra” y “compás” en las rutas del
Conocimiento.
En esa dualidad radica la ambivalencia de la personalidad y del quehacer social
de los masones y es, también, causa de la incomprensión y conf usión de muchos
profanos al intentar enjuiciar nuestra historia y nuestros actos puntuales sin considerar
la dimensión iniciática que debe alentarlos.

18. El ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA MASONERÍA ESPECULATI VA

Describir el proceso histórico que condujo de la masonería operativa a la


masonería especulativa.

La francmasonería especulativa es una extensión natural del espiritual de


hombre y la reserva ment al intenta desenredar sus orígenes, comprender el significado
de vida,
Y para percibir su último destino, así como para comunicar el suyo los
pensamientos en estas materias a otros. Aunque las casas completamente
especulativas son de recient e origen, la francmasonería especulativa es tan vieja como
el arte operativo él.
Es más, los rituales especulativos no se inventaron por aquéllos que establecido
las primeras casas completament e especulat ivas que llevaron a la f ormación de las
Granes Casas tempranas en el decimoctavo siglo. Estos temprano los francmasones
Paúl Naudon (Histoire, rituels et tuiler des hauts grades maçonniques, Edit. Dervy, p. 38) lo siguiente:
"Insuficiente resulta, por las mismas razones, la tesis a menudo repetida que atribuye la creación de los altos
grados masónicos a los jesuitas, quienes fueron primeramente instrumento al servicio de los Estuardo y
actuaron luego, sobre todo tras su expulsión de Francia, en 1762, y la supresión de la Orden por el Papa
Clemente XIV en 1773, por cuenta propia "ad Maiorem Dei Gloriam". Nada más cierto que el que los
Estuardos y los jesuitas, que fueron su mejor apoyo, hayan utilizado las logias masónicas escocesas, cuyo
respeto por la tradición servía a su causa y al catolicismo y que los altos grados hayan favorecido esta
acción. Es también probable que los grados originados en Alemania a partir de 1761-1762 pudieran servir
como medio de infiltración a los jesuitas apoyados por Federico II, en guerra contra Francia. Pero, aún así, la
política.... no explica en absoluto el innegable e importante contenido iniciático de los grados superiores".
160
especulativos eran hombres intelectuales en que vieron el gran valor rituales
existentes que ellos escogieron, intercaló y codificó en el formulario los ceremoniales
especulativos usados. Haciendo así ellos tuvieron el cuidado para asegurar eso cada
pasaje de ritual se expresó apropiadament e en el idioma mejor de el día. Los rituales
result antes ni hicieron ni podrí an incluir todos el mat erial disponible, pero ellos
proporcionan un sonido y la base eficaz para el los ceremoniales especulativos.
Debe acentuarse que aquéllos que est ablecieron el temprano especulat ivo las
casas no vieron el trabajo ritual como un fin en sí mismo, sino como un la fundación
para la discusión filosófica. Los ceremoniales usaron en la casa el cuarto debe
proporcionar sólo un vehículo discreto, la subsidiaria al primero, la función de
comunicar los pensamientos de uno a otros. Estos ceremoniales tienen se
estandarizado para relevar a las mentes de los participantes de materias extrañas, que
por otra part e podría impedir el pensamiento claro y podría impedir la entrega del los
cargos. Además, palabra la ent rega perfecta de ritual no tiene el valor a menos que
comunicado al destinat ario de tal una manera acerca de comprometa a su mente,
despierte su int erés e incit e su comprensión. Ni es las palabras del el ritual pensó ser
la sola instrucción, sino para proporcionar un sonido la base en que para establecer la
discusión en un asunto de relevancia y el interés. Los ot ros animales dif erentes, el
hombre tiene una curiosidad involucrando insaciable sus orígenes y el ambient e en que
él vive. La historia subsecuentemente grabada empezada hace unos 6, 000 años, hay
evidencia continua de mitologí as y religiones que se desarrollan en un esf uerzo por
proporcionar las respuest as a ést os las preocupaciones, como también hace la
francmasonería especulativa. Para apreciar bien cómo la masonería ayuda al hombre
contemplar su existencia, será primero útil para considerar los orí genes y evolución de
humanidad.

b.El hombre en la pre-hist oria.

Es considerado presentemente que el universo f ísico cuando nosotros sabemos


ahora que tiene existido durante aproximadamente 20,000 millones de años, pero que
nuest ro sistema solar era formado hace sólo aproximadamente 4,600 millones de años.
Aunque el viviendo primero los organismos en la tierra probablemente entraron
aproximadamente 3,500 millón hace en la existencia, ellos aparecen haber
permanecido inalterados para varios mil millones de años. La vida floreció primero en
los mares, pero la tierra seca no era con éxito colonizado hace aproximadament e 400
millones de años hasta, mientras todos el present e los continentes todavía estaban
intactos, mientras formando un solo continente llamado Pangaea. Itera hace
aproximadamente 100 millones de años cuando los continentes presentes empezaron a
hundirse separadamente, alcanzando su conf iguración presente hace 40 millones de
años alrededor a la altura de la última Edad de Hielo, cuando el tanta agua se cerró
con llave a en el gorras de hielo polares que el nivel del mar se quedó, mient ras
161
exponiendo la mayoría del continental las áreas del est ante. Las gorras de hielo y
glaciares se habían ret irado aproximadament e a su las posiciones del presente por
aproximadamente 8, 000.BC. Las más recientes investigaciones de arqueólogos y
palaeontologistas sugiera que el ramapit hecines que vivió entre catorce millón y hace
ocho millones de años y floreció por África, Asia y Europa, pueda ser nuest ros
ant epasados del homí nido más t empranos, mient ras distinguiéndonos de todos ot ro los
primados. Pero est o est á por ningún medio ciert o, porque los ramapithecines son
seguido por un hueco de unos cuatro millones de años en el registro fósil, después de
qué varias especies del homínido empiezan a aparecer. Un más reciente y más cierto
ant epasado, habilis de Homo llamados que significan” el skilful tripulan”, vivió en el
Valle de la Hendidura africano Oriental alrededor de hace dos millones de años y
sobrevivía durant e casi un millón de años. Nuest ro más recient e antepasado, erect us
de Homo que significa” al hombre” derecho, parece haber durado para
aproximadamente uno-y-un-media millones de años. Finalment e, sapiens de Homo que
significa” al hombre” sabio, t iene exist ido durante un 100,000 años no más o para que.
Cuando comparó con la edad del el universo, nuestra ocupación de la tierra ha sido de
hecho cort a.
Los primeros 50, 000 años de Homo sapiens existencia casi eran al final de la
Edad de la Piedra Vieja que habí a durado durant e casi 250, 000 años. Esto era el
período de los Cazadores Tempranos durante que el adelanto cultural era muy lento.
No obstante, ellos hicieron una gama amplia de instrumentos de la piedra y armas y
también logró el mando de f uego, aunque ellos no pudieran encendérselo. Ellos
podrí an cortar y puntada la ropa de piel, acercándose la norma de moderno,
Esquiamos, aunque hombres y mujeres se ornamentaron con los collares y las pulseras
de cáscaras, los dient es, las cuentas de marfil, la madre de perla y piedra. Sin
embargo, su adelanto cultural más signif icante hacia el fin de esto el perí odo,
probablement e era que ellos enterraron alguno de su muerto por lo menos con la
ceremonia. No era raro para las tumbas ser marcado con piedras o cuernos y para la
comida e inst rument os para ser puesto al lado de los cuerpos. Así, para el primero
tiempo, el hombre estaba manif est ando una creencia en algún formulario de después
de-vida, anunciando la” edad de sabiduría” signif icada por su nombre. De aquí en
adelante hombre el desarrollo aceleraría a un en la vida la proporción creciente.
Los Cazadores Tempranos normalment e vivieron en la caliza y la piedra
arenisca excava dónde éstos eran prevalecientes. En otras áreas ellos gradualmente
aprendieron usar localmente los materiales disponibles como el césped, cañas, barro e
incluso los huesos gigant escos a construya las chozas, así como para hacer las
tiendas de las pieles de animales. Alrededor del mediterráneo los Cazadores
Tempranos desarrollaron en los Cazadores Avanzados entre 35,000.B. C y 30,000.B.C,
en la plenitud de la última Edad de Hielo, entonces en el Tarde Cazadores que
precedieron la Revolución Agrícola entre que empezó 10,000BC y 8,000BC de la región
a la región. Los Cazadores avanzados desarrollaron un genio artístico notable y era los
162
creadores de representacional del arte. El Gravettians de Europa orient al y central usó
marfil, deshuese, arcilla e incluso apedrea, para hacer estatuillas pequeñas de mujeres
y también algún vivo las entalladuras animales.
Pero el más gran logro de los Cazadores avanzados era desarrollar pint ando,
principalmente en el sur-oeste de Francia y en España. Esto era logrado por el
Magdalenians de que el más probablemente era los descendientes el Gravettians.
Estas pinturas eran hecho entre 15,000BC y 10,000BC, principalmente en lo más
profundo las cuevas y lejos del hogar y el área viviente. Muchos de los tejados de la
cueva son atestado con las pinturas de bisonte y otros animales en el los policroma
llaman, mientras usando el ocre pulverizado, tamizado y manganeso aplicados húmedo
con el cepillo, almohadilla o soplet e. Este período también es nombrado para ser el
primero cuando la piedra se usó en la construcción, aunque en el formulario más
simple.
Aunque las cuevas naturales son bast ante comunes en el oriental mediterráneo,
chozas con los f undamentos de la piedra redondos se construyó en Palestina y Siria,
probablement e, con techado abovedados ligeros hechos de las ramitas y revestimiento.
Hay evidencia que a aproximadament e el mismo tiempo en las llanuras de
Mesopotámica dónde hay no las cuevas, también se usaron resguardos con los
fundamentos de la piedra, probablemente con el superestructuras de cañas. Estas
personas, los Cazadores avanzados de alrededor de 10,000BC, por consiguiente eran
los progenitores improbables de arquit ect ura y la masonería.

c.El inicio de los masones.

Estos principios humildes int rodujeron en la Revolución Agrícola que era


empezado por los Cazadores Tarde en la Nueva Edad de la Piedra y con tal de que el
requisito la fundación para el crecimiento de civilización. El verdadero cultivo fue
desarrollado primero en las planicies que barre al est e y norte en los ijares del valle
formado por los ríos Tigris y Éufrates. Ésta era el área natural para el desarrollo,
porque los ant epasados salvajes de trigo y cebada, oveja y las cabras generalmente
eran nativos a él y los valles de la planicie proporcionada fecunda la tierra y los
suministros de agua buenos. La evidencia conocida más vieja del la domest icación de
ovejas y cabras será encontrada en este área, mientras fechando de 8, 200BC y ant es.
Como el segando y moliendo de cereales y el reuniendo en rebaño y la domesticación
de animales desarrolló, el pequeño los pagos est aban abajo extendidos en el valle
fecundo dónde los pueblos empezado a formar alrededor de 6,000·BC. El cult ivo mixto
se había llevado al la llanura f ecunda de Thessaly en Grecia a aproximadamente al
mismo tiempo, que ellos, el sureste del Peloponesio, así como a Creta y Chipre.
La población creció con estos desarrollos, con el pagos volverse, más grande y
más permanente. Como resultado de este ímpetu, los ladrillos de barro est aban
primero hecho en Mesopotámica y el Oriental mediterráneo y usó en el la construcción
163
de casas. Estos ladrillos fueron formados primero a mano, como un Jericó, pero
después el barro se apisonó en los moldes. El uso de piedra para las paredes y
escolleras también se puso más prevaleciente. Los pueblos más grandes pueden
ent onces se ha retrasado a 5, 000 personas, pero generalmente era muy menor. Jericó
es probablemente la ciudad más vieja en el mundo y cuando construyó alrededor de
8,000BC ocupó 4 hectáreas. Se rodeó por una pared de la piedra maciza 3 met ros
espeso y metros alto contra que se const ruyó uno por lo menos redondo la t orre de
piedra 10 metros en el diámet ro y 8. 5 metros alto, con un construyó en escalera que
present ement e es la estructura conocida más vieja del mundo. La ciudad era
abandonada para un período, pero se colonizó aproximadamente 7,000BC de nuevo. El
pueblo no se renovó las paredes, pero casas rectangulares de ladrillo de barro con alto
la calidad enyesó las paredes y suelos extendidos encima del sitio entero. Jericó era
abandonado y recuperado varios veces son después de esto y quizás más buenas
conocido por su destrucción por Joshua en los tiempos Bíblicos.
Dos otros eventos en este período también eran de importancia particular, ést os,
siendo la const rucción de algunos de los edif icios del religioso conocidos más
tempranos a Catal Huyuk en Turquía y la construcción de” colmena” las casas a
Khirokit ia en Chipre. La” colmena” las casas eran redondas en el plan, alrededor de 8,
a 10 metros en el diámetro, con los umbrales altos para mantenerse fuera el agua de la
superficie.
Sus fundaciones eran de piedra que se llevó a una altura de aproximadamente 2
los metros, mientras los superestructuras eran bóvedas del caballet e construidas de
barro el ladrillo y de altura suficient e para acomodar una galería de la alcoba accedida
por escalera de mano o escalera. El compartimiento nivelado molido se dividió como
requerido con paredes de ladrillo de barro para que también sirvieron como los apoyos
el la galería. Estas casas continuadas en el uso hasta suplant adas más por casas
convencionales alrededor de 5,000BC o más aun recientemente. El ladrillo de barro el
arco abovedado era un adelanto signif icante en el plan arquitectónico y la
construcción, pavimentando la manera para la construcción astuta en la piedra. La”
colmena” las casas en Chipre reflejaron los más grandes adelantos del más temprano
así albañiles.
Catal Huyuk estaba ocupado de aproximadamente 6, 500BC a 5,500BC y tapas
una área de 13 hectáreas. Se piensa que ha tenido una población de 6, 000 en su el
auge, comprendiendo tres razas diferentes encontradas juntos en ninguna otra parte,
este período. Las casas eran que la madera rect angular ideó est ructuras, con el barro,
ladrillo que las paredes ext eriores y los adobos del barro de los llanos, pusieron en la
madera estrechamente condensada polos apoyados por las vigas de madera,
amuebladas con los hogares, las plataformas, los bancos y hornos. Entre las casas una
serie era detalladamente de decoró urnas que eran similar a las casas en la
construcción y muebles, aunque frecuentement e más grande. Sus sant uarios se
decoraron con la pared las pinturas, alivios de yeso, est atuas del culto y cabezas del
164
animal. El ricamente las pinturas de la pared coloreadas frecuent emente pintaron
manos y ritual o magias las escenas cazando, pero la pint ura más rara encontrada era
un único paisaje pintando un pueblo colgante de casas individuales y bloques de casas
y las urnas, con un volcán que hace erupción en el fondo. El muerto de sucesivo se
ent erraron generaciones de la misma familia dentro de las plat aformas del las urnas,
junto con el grave género apropiado. Esto indica un el adelanto significante en el
pensamiento religioso, aunque el bastant e crudo y a veces las manif est aciones
bárbaras dentro de las urnas eran completamente en cont raste a la gran inspiración
religiosa de arquitectura y arte que era pronto florecer con el civilización.
La masonerí a, por su misma naturaleza, es respecto a conducente a la
especulación el t rabajo en proceso const ruyendo, sin embargo primitivo el edificio
podrí a ser. Es necesario para considerar la conveniencia y dimensiones del disponible
los materiales; para det erminar la situación mejor y orientación para el la estruct ura; y
para preparar el sonido y las fundaciones niveladas que apoyarán el estructure
adecuadamente y puede agotarse propiamente. Las dimensiones deben ser delineó en
la tierra antes de que la erección comience y las paredes deben ser aplomado, deben
cuadrarse las esquinas y deben cubrirse de paredes que debe ser los elevadas
durante la erección para asegurar que la estructura en ambos es estable y agrada el
ojo. Incluso los masones a su inicio tení an que lograr algunos o todos éstos los
funcionamientos, requiriendo construct ivo pensaron que inevit ablemente elevaría su
conocimiento a las cosas de ot ra manera que sus requisit os inmediatos. Teniendo por
ejemplo, paredes construidas de piedras ásperas los primeros albañiles pronto
comprendido las ventajas de ladrillos regulares y usó su ingeniosidad a proporciónelos.
Así, en un sentido práctico, la albañilería especulat iva nació y pront o también
abrazaría la contemplación moral a través de una asociación natural de ideas.

d. El desarrollo de la alfabetización.

El próximo período importante de desarrollo, de 5,000BC a 3, 000BC,


aproximadamente, coincide con la edad cobriza y acomodadores en el primero del
monumental la arquitectura en Egipt o y Mesopot ámica. Usando el más simple de
mat erias primas, principalmente el ladrillo de barro y la madera importada, los
habitantes locales lograron los resultados not ables. Egipto se concent ró en las t umbas
reales grandes. El mast aba las tumbas de la Primera Dinastí a son típicas, decorándose
externamente a, represente una” “fachada del palacio. Los esfuerzos en Mesopotámica
se concentraron adelante t emplo que const ruye Sus templos rápidamente creció más
grande, más complejo y externament e más impresionant e, como est ado por Eridu, en
Sumer dónde un la serie continua de templos ha sido distinguida de aproximadamente
5,500BC a 3,000BC. En Arpachiya, en Mesopotamia norteña, las casas redondas
estaban construido similar a la colmena” más temprana” las casas de Chipre,
normalmente, se extendido por un aguilón rectangular cubrió el ala, la unidad a
165
llamándose un el “tholos.” Otro desarrollo notable era el pago fort ificado a Dimini en
Grecia, uno de los pueblos más t empranos conocido en Europa, dominada por, el”
cegaron” el palacio con su porche del pilares. Dimini se rodeó por seis las paredes
concéntricas de caliza sin curtir, con las entradas estrechas y pasajes, qué formó un
sistema def ensivo.
Aunque los grandes adelantos eran hecho en la arquitectura y el desarrollo de
las ciudades durante este período, el más gran logro era indudablement e el
amaneciendo de civilización instruido. Los sumerios de la llanura del sur de
Mesopotamia, alrededor de 4,500BC, dibujaron los pict ogramas cuneiformes primero
que los objetos del material reales representados, ayudar en la grabación de, los
inventarios para el grano, ganado y otros artículos. El punto volviéndose vino cuando
fue comprendido que una señal t ambién pudiera representar un sonido, cuando la
escritura fonética empezó. Pero como la profesión del scribal y escuelas desarrollado,
el sistema de ideogramas combinados y fonéticas se volvió sumamente complicado y
no era hast a las aproximadamente 3,500BC esa escritura había sido falsificada en un
vehículo práctico para la comunicación de idioma. Ent retanto el Los egipcios eran
escritura jeroglífica en vías de desarrollo que incorporó un la combinación de señales
para sonidos e ideas cuando se usó primero sobre 3, 300BC. El nombre egipcio para su
escritura significó” discurso de los dioses”, ref lejando su uso original para las
inscripciones reales para el pharaohs divino, no para el guarda de cuentas como
cuneiforme se usó originalmente en Sumeria.
Con el énfasis continuamente creciente en la construcción de más grande y los
edificios más complejos, los palacios, los templos, las urnas, monumental y las
estructuras sepulcrales, la albañilería era ningún más largo una tarea simple para una
banda pequeña de hombres. Por consiguiente, debe de haber estado durante este
período que las bandas experimentadas de albañiles desarrollar empezaron. Para
permitir llevar a cabo el trabajo con éxito habría sido necesario para el jefe de los
construct ores, o el albañil principal, poner en orden entrenamiento y vigilancia para las
bandas muy grandes de, albañiles y los obreros aliados. Ésta debe de haber sido una
tarea sumament e dif ícil, sobre todo cuando no pudieran darse entonces por escrito las
inst rucciones escrito. El sólo medios de matricula disponible a ellos estaba por el
catecismo, ayudado por los bocetos, en pizarra o un suelo terrizo que const ituyeron
sus tablas del t razado. Las investigaciones arqueológicas han proporcionado la prueba
aplastant e que, a pesar de estas dificult ades, los albañiles tempranos construyeron
muchos de hecho edif icios excelentes que t enían una norma notablemente alt a de
acabado. La inst rucción Masónica sólo podría empezar como perfilado anteriormente,
como él tiene continuado en el principio al dí a presente. Es más, el frecuent e si no
contacto incesante que albañiles a través de todo las edades han tenido con las urnas,
los templos, las catedrales, monumentos y edif icios sepulcrales, deben de haber
inducido albañiles para contemplar el signif icado de vida y certeza de muerte, también,
acerca de busca una comprensión del de ahora en adelant e, mucho más de tendría
166
sido usual entre la población general. Esto contribuiría significat ivamente a los
aspectos especulativos de albañilería y también criaría las explicaciones simbólicas de
los inst rument os del albañil de labor. Como en el día present e, tan ent onces tenía
muchas expresiones del masónica pertinent es volverse una parte de los idiomas de
esos días pasados de que se grabaron con el advenimiento la escrit ura cursiva. La tal
evidencia filológica demuest ra el más allá dude que a menor algunos elementos de
simbolismo y el pensamiento especulativo deben de haber sido un la parte de
inst rucción del masónica de los días más t empranos de albañilería organizada.
Un organizador de referencias simbólicas en las condiciones del masónica será
encontrado en el Las escrituras de que muchos como lo siguiente es muy bien
conocido. Durante una visita a Bethel aproximadamente treinta años antes de la caída
de Israel alrededor de 745BC, ese evento se profet iza en Amos 7, v. 7-9, cuando el
Señor midió sus personas Israel con una línea de plomo y los encontró ser el
irremediable se torcido por el pecado.
En el reino de Manasseh, el rey asesino e idólatra quién gobernó de 696BC a
642BC, la cautividad de Judas por Babilonia alrededor de Se predicen 606BC en II
Reyes, CC. 21, v. 13, cuando el Señor dijo que él habrí a “estire encima de Jerusalén la
línea de la medición de Samaria y la plomada de la casa de Abr.” En Isaiah 28, v. 16,
escritos entre 750BC y 700BC, la venida de Cristo se predice en las palabras” Mire yo
estoy poniendo en Sión para una fundación una piedra, una piedra probada, una piedra
de la esquina preciosa, de un la fundación” segura. Esto profetiza se envía a en mí
Peter 2, v. 6-8 alrededor de 60AD, cuando la muerte de Crist o se alude lo siguiente a
en significante las palabras agregaron” para aquéllos que no creen”: La misma piedra
que el constructores rechazados se han vuelto la cabeza de la esquina, una piedra que
hará, los hombres tropiezan, una piedra que los hará se cae.” Otros Pasajes del libro
de Génesis, t omado junto con algunas de las tradiciones conservado en El sumerio, el
asirio y la literatura hebrea, también proporcionan algún interesante destello en la
albañilería. En Génesis 4, v. 19-22, nosotros leímos ese Lamech un descendiente de
Caín tenía dos las esposas, Adah y Zillah. Adah aburrió dos hijos, Jabal y Jubal, el
ant erior grabándose como” el padre de aquéllos que moran en las tiendas y tienen el
ganado” y el último como” el padre de todos aquéllos que tocan la lira y cañerí a.”
Tradicionalmente, también se dice que Jabal es el fundador de geometría y el
primero albañil que construyó las paredes de la piedra y casas de piedra. Zillah aburrió
a un hijo Tubárico-cain y una hija Naamah, el anterior grabándose como” el f orjador de
todos los instrumentos de bronce e hierro” y el último enviándose a en las tradiciones
como el fundador de tejer. Estos cuatro se acreditan así con el origen de sociedad
civilizado. Nosot ros también leímos de Nimrod en Génesis 10, v. 8-11, dónde nos dicen
que él fue” el primer hombre en la tierra ser un poderoso tripule”,” cazador” poderoso y
que” él construyó Ninevah. . . . eso es el la gran ciudad.” Tradicionalment e, se dice
que albañiles se volvieron primero de nota a el edificio de la Torre de Babel, la primera
estructura en ser mencionada en, las Escrituras (Génesis 11, v. 1-9); t ambién ese
167
Nimrod era un albañil principal quién amó la dest reza, formó a sus albañiles en las
casas y les dio una carta constitucional y un cargo cuando él les envió adelante que
construyeran todas las ciudades en suyo el reino. Aunque es en la actualidad a la
fecha imposible los eventos como éstos con cualquier exactitud, ellos deben de haber
ocurrido alrededor del principio del La Revolución agrícola.

e. La masonería monumental.

Por 3,000BC los egipcios habí an desarrollado un calendario con 365 días al año
de que tiempo sus archivos históricos son exactos. El desarrollo de escribir y la
literat ura cont inuó rápidament e en Sumeria, pero Egipto era supremo en las artes
visuales y arquitectura. Civilización empezó a florezca y la albañilería monument al
desarrolló en una inmensa balanza y con la complejidad inaudit a. Las tres Granes
Pirámides de Giza en Egipto y el Zigura grande de Urnammu en Mesopotamia son
típicos de est e período. Aunque la balanza de arquitectura en Mesopot amia no era tan
grande como en Egipto, era el Mesopotamia de que era más innovador en su uso el
arco que ellos usaron extensivamente en las tumbas.

El arte de escribir cont inuado desarrollando y su uso estaba poniéndose más


extendido. Las señales desent errado a Biblos en la fecha de Lí bano de alrededor de
2,500BC y está en una escritura similar a eso entonces usado en Siria. La alfarería
encontró a Biblos y Lidon, también, en Líbano, del período 2,100BC a 1,700BC,
proporcione algunos del la evidencia más temprana del uso de una escritura lineal
llamó los pseudo-jeroglíf icos. Éste era un formulario temprano de non-egipcio
alfabético la escritura designó diversamente como Cananita, Sinaitic o proto-fenicia.

Esto la escritura comparativamente simple reemplazó progresivament e el


silábico las escrituras cuneiformes de Babilonia y Siria, así como el complejo la
escritura jeroglífica de Egipto, para que por aproximadamente 1, 500BC un alfabeto
fuera en el uso general. De este alf abeto se derivó el fenicio progresivamente
aproximadamente 1,000BC, hebreo temprano aproximadamente 700BC, griego viejo
también aproximadamente 700BC y griego formal aproximadamente 500BC de donde el
romano f ue derivado. Con el desarrollo de escrit ura en una era de construcción
monumental prodigiosa, emparejado con el ser de los adelant os hecho en la enseñanza
moral y religiosa, aunque espasmódicamente, debe asumirse razonablemente que los
aspectos especulativos de albañilería también estaba desarrollando y habría recibido
considerable el ímpetu cuando el edificio de tan magnífico un edificio como el Rey
Salomón
El t emplo se comenzó alrededor de 960BC en Jerusalén. El dest rucción más
tarde de el templo y su destrucción por Nebuchadnezzar aproximadamente 587BC
deben de haber tenido un impacto serio en la fe de albañiles por esos días, pero esa f e
habrí a se ha renovado por el decreto de Cirus en 538BC, mientras permitiendo a los
168
cautivo en Babilonia para devolver a Jerusalén para reconstruir la casa del Señor,
inicialmente, bajo la dirección de Sheshbazzar, o Zerubbabel. La restauración y el
agrandamient o del templo por Herod en el período 20BC a 64AD, cuando 1, 000
sacerdotes est aban especializados como albañiles construir la urna, debe tener
significativamente el pensamient o del masónico especulat ivo reforzado.

f. La Masonerí a clásica.

La emergencia de Grecia como una nación y centro de aprender, arte, y el


pensamiento religioso en el occidental mediterráneo, de alrededor de 1,100BC,
anunciado la era de albañilería clásica. Sus primeros templos de la piedra eran erigido
a Corinto e Ístmica antes de 650BC, de donde el orden Dórico, originado, siguió por los
templos a Corfú y Ephesuswithin el próximo cientos años, de donde el orden Jónico
originó. El orden corintio era primero usado en Delphi alrededor de 390BC. Hasta el
ascendiente de Roma, incluso en La propia Roma, la arquitectura griega prevaleció
alrededor el mediterráneo y los templos proliferaron. Sin la duda el griego clásico más
famoso las estructuras están el Partenón en Atenas y sus estructuras del cerco,
construido entre 447BC y 432BC. El énfasis en que los griegos pusieron el los
Mist erios antiguos en los tiempos clásicos deben de haber sido una influencia
significante en la masonería especulativo pensado, todavía reflejándose en algunos
ceremoniales masónicos. Esta influencia continuó en el período turbulento de romano
la regla.
Roma empezó a ext ender su territorio tomando Cartago y Corinto en 146BC y
Pergamum en 133BC. Por el territorio de 100BC Roma casi abrazado el Mediterráneo y
por 117AD el imperio romano estaba en su más grande en la fuerza y magnitud.
Durant e este período Roma desarrolló las ciudades y construyó los anf iteatros y
templos rápidamente a lo largo de su región de influencia, particularment e en el Medio
Del este. De la era romana, los dos que la mayoría celebró las est ructuras
probablement e son los Colosseum en Roma y el templo complejo a Baalbek en Líbano,
ent re Beirut y Damasco en Siria. El templo el complejo se construyó en el podio de un
templo antiguo, progresivament e encima de un el período de casi 300 años,
completándose alrededor de 260AD.
Cuando se volvió la parte del egipcio de Ptolomeo el imperio en 332BC, hasta la
ocupación romana, alrededor de 30BC, Baalbek estaba conocido como Heliopolis en
Fenicia y era el los religiosos cent ran de la región. Baalbek es notable para su tamaño
y el acabado arquitectónico, muchas fundaciones bloquea a ser en que 4 metros
cuadran la sección y 20 met ros anhelan, mientras pesando a 800 toneladas. Muchas de
las columnas era monolí tico, de granito de Aswan rosa y teniendo una altura global de
19. 6 los metros.
169
g. La Masonería catedralicia.

El declive y se cae del imperio romano anunciado el principio del la f ase final en
la evolución especulativa que el período de casi continuo el edificio catedralicio en
Bret aña y Europa que duran por lo menos de 500 hasta 1, 700. Operatorio o Albañiles
del Gremio eran organizados en Inglat erra con real aprobación que fecha por lo menos
de la Asamblea Anual de 926 que eran autorizado y animó por el Rey Athelstan. Las
casas de operatorio Grat uit ament e Albañiles eran organizados bajo la protección de
gremios de destreza, originalment e en el formulario de f raternidades religiosas,
continuando de esta manera hasta Henry, VII I disdotaron t odo las fraternidades
religiosas por el Acto de 1547. Amos de las casas eran responsables para el bienest ar
moral y religioso de su los aprendices ligados por contrato, así como para su
ent renamient o práctico en la dest reza de albañilerí a. Los cargos antiguos testifican a
esto. Está claro del los catecismos viejos y otros archivos de que se han reducido a
nosot ros el las casas operat ivas, sobre todo en Escocia dónde la Reforma era menos,
drástico en su ef ect o, que la instrucción moral era una parte íntegra del las
ceremonias. Las herramientas activas eran claramente vehículos de instrucción moral
de una fecha muy t emprana, como también era varios aspect os del trabajo de un
albañil que se convirtió a las obras simples para comunicar un mensaje.
Éstos fueron adaptados por Dr. James Anderson y otro ritualist a especulativo
temprano en el la preparación de los rituales en el uso hoy. Comencemos a hacerlo
contando, como en los buenos cuentos, que había una vez... en el Londres del año de
1717, cuatro Logias de ent re las muchas exist entes, o mejor dicho subsistentes, que
como todas, estaban ya integradas por muy pocos constructores y muchos Hermanos
acept ados. En estos ‘’talleres’’ encontraban refugio lícito para comer bien, brindar
mejor y, - protegidos por un mant o de reserva,- intercambiar sus ideas liberales. Se
unieron pues y formaron una altisonant e Gran Logia cuyo primer Gran Maestro fue
Antonio Sayer que en su único año de Veneratura solament e logró integrar otras dos
Logias al incipiente cuerpo. Lo sucedió Jorge Payne , activo y emprendedor anticuario,
que dio a los trabajos un ritmo ext raordinario, amplió las Columnas, se dedicó a reunir
y compilar documentos y manuscrit os ref eridos a la historia, usos y reglamentos de la
ant igua masonería Operat iva y redactó las treinta y nueve Ordenanzas Generales.
El fue quien le encomendó a Jaime Anderson la revisión de sus trabajos con el
fin de que aquellas Antiguas Ordenanzas se adecuaran a la nueva organización. Corrí a
el año 1721. El pastor Anderson, con inigualable entusiasmo, terminó su trabajo en el
increí ble plazo de tres meses, presentándolo a una Comisión que lo somet ió a
exhaustivos exámenes, siendo finalment e aprobado e impreso en el año 1723 bajo el
tít ulo de LA

h. Las Constituciones masónicas.


170
La obra const a de cuatro partes: comienza con una breve historia de la
Masonería a partir de la Creación, en la que se pueden encontrar innumerables
inexact itudes bienint encionadas. Se han dado por lo menos dos explicaciones al hecho
de que Anderson haya escrito est e prólogo, a pesar de su reconocida capacidad
intelectual: una, el deseo del autor de respet ar los documentos que cada Logia había
aport ado y de no corregirlos para evitar desavenencias. Otra explicación es la de que
el propio Anderson, viendo en sus sueños proféticos una masonería de influencia tal
que pudiera cambiar los destinos del mundo, no se resignó a aceptar orí genes tan
modestos como los que surgen de la asociación de obreros manuales, muchos de ellos
quizá analfabetos a pesar de su maestría profesional. Y Anderson quiso darles brillo y
espectacularidad. O quizá Anderson fue sólo un compilador de historias creadas por
los masones operativos para destacarse de otros gremios.

La segunda parte contiene las LEYES FUNDA MENTALES o ANTI GUOS


DEBERES (Old Charges), sacadas de antiguos documentos y que est á compuesta de
seis artículos. )

La tercera contiene las ANTIGUAS ORDENANZAS GENERALES recogidas por


Jorge Payne (compuest a de 39 Ordenanzas).

La cuarta parte y final contiene las Aprobaciones y cuatro cant os masónicos.

Este documento nos permite establecer formalment e el origen de la Masonerí a


especulativa, como institución. Cumple en primer término con la condición de poseer
reglamentos sistematizados, y en segundo término, con la de ser aprobados por
cuerpos constituyentes que proclamaron su voluntad de cumplirlos. Este hecho formal
no impide que busquemos las fuentes: vamos a ref erirnos a la realidad histórica dentro
de la que nacieron las asociaciones que precedieron a la Francmasonería especulativa,
su raíz direct a y su inspiración: las Logias de la Masonería Operativa.
Hagamos una síntesis muy apretada, obligada por el carácter de est e trabajo.
Siglo III, los Bárbaros comienzan a invadir el Imperio Romano. Para defenderse de
ellos, los nativos más poderosos construyen las primeras vallas protectoras de madera,
tiempo después reforzadas por obras de albañilería.- que se convertirían en
verdaderas ciudades medievales, cuyos habitant es estaban razonablemente prot egidos
de las hordas invasoras, aunque se obligaran con ello a aceptar una situación de
servidumbre en favor del señor f eudal y a pagarle impuestos a cambio de su seguridad.
Año 1000, siglo XI. Recuperado el cristianismo, exhumadas las reliquias que se
escondieron para que los Bárbaros no las destruyeran, ya los oratorios de madera no
cumplían con las condiciones de seguridad y boato ambicionadas por los monjes. Y así
comienzan a construirse gran cantidad de abadías y monast erios por toda Europa.
En el siglo XII florecen los artesanos dedicados a const ruir palacios y edificios
sagrados. Destacada actividad se atribuye en esta etapa a los monjes benedict inos de
171
la Abadía de Cluny (11) que poseían una impresionante biblioteca, centro cultural al
que acudían nobles y religiosos para ampliar sus conocimientos. Junt o a los monjes
dedicados a la filosof ía y a la ciencia, nos encontramos allí con el grupo llamado de
‘’monjes operari’’ que eran excelentes arquitectos y se dedicaban a la construcción de
edificios. Lo mismo puede decirse de los cistercienses de la Abadía de Citeaux.
En ambos cent ros, Compañeros laicos recibí an instrucción. No podría decirse
de muchos de estos operarios que fueran tot almente libres, sino que en general
estaban somet idos al poder de los propios monjes o en otros casos dependían de reyes
y clérigos. Es fácil aceptar la tesis de que elementos bí blicos propios del Ant iguo y del
Nuevo Test ament o f ueron int roducidos en el bagaje ideológico de la Masonería
operativa por los monjes benedictinos, así como los anglicanos cont ribuyeron
posteriorment e al esquema doct rinario de la Masonerí a especulativa.
Pero la demanda de servicios permitió que los artesanos laicos aumentaran poco
a poco su independencia y ampliaran sus conocimientos, const ituyendo las primeras
Corporaciones de Constructores, de Masons en inglés o de Maçons en francés(. Se les
conocía como CONSTRUCTO RES DE PIEDRA FI NA o PULIDA (Free Stone Masons),
uno de los posibles orí genes de su nombre actual. La otra opción es la de considerar a
este adjetivo, free en free masons, como libre, por oposición al siervo somet ido a la
aut oridad del señor feudal.
Así se forman las primeras ‘’Guildas’’ en Inglaterra, el ‘’Compagnonnage’’ en
Francia, las “Corporazioni de Liberi Murat ori” en It alia y las asociaciones de
‘’steinmet zen’’ alemanes.
Las técnicas se f ueron perfeccionando y los Maestros Constructores agregaron
nuevos conocimient os inf luencia y poder, a medida que la importancia de sus obras iba
creciendo. En la logia levantada al lado del predio donde se construí an las grandes
catedrales, abadí as, iglesias y palacios, los aprendices y compañeros recibían las
inst rucciones orales del Maestro.
Para ello se fueron creando fórmulas que preservaran el secreto prof esional.
Aún más: es indudable que para que cada confraternidad se mantuviera unida y
sus obreros trabajaran en paz, debieron imponerse normas de concurrencia regular, de
lealtad al cuerpo y de afecto fraternal entre los obreros, estableciéndose inclusive
formas de ayuda mutua en caso de que uno de ellos sufriera una crisis pecuniaria o
familiar.
A comienzos del siglo XVIII, año 1700, culminó el proceso que llevó a las Logias
de artesanos a una situación crítica: la I glesia había ido perdiendo poder económico.
Las ideas iluministas se imponí an entre la elite intelectual y la nobleza. La instrucción
de las masas se increment ó con el desarrollo de la imprenta que Gut emberg había
descubierto en el siglo XV. El art e retomó su riqueza clásica. Los reyes propiciaban
revolucionarias técnicas de construcción más acordes con los nuevos tiempos. ¿Cómo
podrí an estas asociaciones profesionales mantener la situación privilegiada que habían
tenido hast a entonces? Comenzaron a admitir en sus columnas a filósofos, alquimist as
172
y cabalistas míst icos, junto a miembros no profesionales pero influyentes en la corte,
en la Iglesia, en la ciencia, en los grupos de prof esionales libres, en el comercio o en
círculos intelectuales.
Estos miembros simbólicos fueron convirtiéndose en mayoría, dándose así el
fenómeno de transformación de la Masonería Operativa en Especulat iva. Pero debemos
acept ar la evidencia de que los constructores medievales son parientes muy lejanos de
los modernos masones nacidos en 1717. Incluso los términos ‘’Masonerí a Operat iva’’ y
‘’Masonería Especulat iva’’ pertenecen a una terminología propia de los masones
‘’acept ados’’. Las piedras dejaron su lugar a las ideas y el objetivo ya no fue el de
elevar catedrales en honor a Dios, sino el de propender al bien de la Humanidad.

Pero podemos tratar la historia de la masonería, desde un punto de vista


sociológico y desde este punt o de vist a comenzaremos con la siguiente pregunta:

.¿SE PUEDE HABLAR DE UNA MASONERÍA PRIMITIVA?

Al recién Iniciado, difícil es hacerle creer a estas alturas que la I nst itución
Masónica, es contemplativa, mística y estát ica, cuando la historia le ha enseñado que
la acción, los movimientos de masas que liberaron a los pueblos del mundo de las
cadenas físicas y mentales, estuvieron encabezados por masones.

Esta obra aclara todas esas dudas y revela el verdadero origen de la I nst itución,
que por varios siglos fue "EL GRAN SECRETO MASÓNI CO"

El masón invest igador podrá darse cuenta, desde la lectura del primer capít ulo,
que la presente obra es una investigación seria, basada en hechos históricos reales, y
no en elucubraciones fantasiosas y descabelladas, por lo que esperamos que esta
nueva edición t enga tant o o mayor éxito que las anteriores, en benef icio de la cultura
masónica.

Saber es Poder

Todos los movimient os ideológicos, ya sean filosóf icos, político-sociales o


religiosos, han tenido a través de la hist oria una serie de aspect os diferentes y
tendencias distintas, en consonancia con los intereses de los grupos que los
represent aban. Ninguna de esta clase ha nacido con una estruct ura acabada, sin otros
precedentes, sino que, por el contrario, se han ido gestando de acuerdo a
circunstancias históricas, que la ciencia sociológica pone de relieve para just ificarlos.

Así el platonismo tiene sus antecedentes en Pitágoras y otros filósofos y un


desarrollo posterior llamado neoplatonismo, que nace en el siglo III y llega al
Renacimiento con Nicolás de Cusa, Ficino, Telesio, etc. La dialéctica marxista nace en
173
Hegel y se desarrolla en Bauer, Feuerbach, y cont inúa con dif erentes tendencias
represent adas por Berstein, Plejanov Kaut sky, Lenin, etc. En lo que se refiere las
religiones, encontramos entre los judíos, por ejemplo, las tendencias de los caraitas y
los talmudistas y entre los cristianos una inf inidad de sectas, con precedentes en el
Gnosticismo y Maniqueísmo, de las cuales la Iglesia romana seleccionó las "ort odoxas"
y proscribió las demás como "herejías".

Pues bien, dent ro del movimiento francmasónico ha habido el mismo proceso


hist órico con ant ecedent es de diversas tendencias en la Masonería operativa libre y en
las Cofradías y Órdenes cont roladas por el clero, dedicadas a la construcción. De
estos antecedentes surgió el movimiento representado por Leonardo de Vici,
continuado en I nglaterra por Moro, Bacon, Hobbes, Locke, etc. ; en Holanda por Hugo
Grocio y Espinosa; en la Francia de los Enciclopedistas por Diderot, D'Alembert,
Helvetius, Holbach, etc., en la América colonial por Francisco Miranda, etc., etc. Al
lado de est a tendencia surgió la "herejía" de Anderson en Inglat erra y ot ras muchas
variantes en Francia y Alemania, que renunciamos a mencionar. Todas ellas tienen su
just ificación histórica, pues, todas ellas representaban intereses det erminados.

Ahora bien, el actual masón, que vive en un país y en una época, cuyos
intereses no son los de Inglaterra, donde nació el movimiento de Anderson, debe
decidir, con conocimiento de todas las tendencias de la Instit ución, y cual es la que
está en consonancia con su ideología progresist a y con los intereses de su Patria.
Procediendo así cumplirá la doct rina que se le ensaña en la Liturgia de Aprendiz y que
proclama "el derecho de pensar y discurrir, de creer o no creer, fundado en el
conocimiento de causa, y obrar según dicta la razón, y, no conforme a la astucia o
impulso de nuest ros primeros directores", es decir, de Anderson y demás
colaboradores de la monarquía constitucional inglesa. En este sentido nos parece que
el presente punto de vista, tiene el valor de poner al alcance del estudioso un aspecto
poco conocido del inicio de la masonería.

Si el masón lee con detenimient o el cont enido de este trabajo, puede llegar a
una ligera conclusión: que ha caído en un lazo tendido por un hábil teólogo, que t iene
por fin desviar las aspiraciones emancipadoras de los pueblos por un camino cont rario
a sus intereses vitales. En efecto, el ciudadano masón revolucionario, liberal,
republicano y ant iclerical, es calificado por su ideología de "libertino", dentro de la
Masonería andersoniana, que lo obliga a ser "humilde" y "pacifico súbdito del Poder
Civil" y, por lo tanto, enemigo de la Revolución. Si Simón Bolívar digno masón
progresista, hubiera sido un "pacifico súbdito", los Venezolanos no seríamos, hoy
ciudadano, sino súbdito de la monarquía de los descendient es de los Reyes Españoles.
Sí a esta conclusión llegara el masón universal, considerarí amos que nuestro
propósito había sido plenamente alcanzado, pues lo que pretendemos con la
174
publicación de este punt o de vista, que procede de la Francmasonería Progresista
Francesa, es despertar en él una inquietud, que lo lleve a adoptar una postura fecunda
por la Inst itución y por su Patria.

19. ORIGEN, IDEOLOGÍA, FI NES Y FORMAS DE ORGANIZACI ÓN DE LAS


ASOCIACIONES DE LOS CONSTRUCTORES (MASONERÍA OPERATIVA) ANTES DE LA
APARI CIÓN DE LA MASONERÍA.

a. Las escuelas de los misterios de la ant igüedad.

Entre los primitivos los Mist erios o los Alt os Secretos representaban la
sabiduría, o sea, la Ciencia de aquellos tiempos. Los Templos no fueron otra cosa que
los recintos de las escuelas, donde se practicaba la enseñanza por los procedimientos
que se denominaban Iniciaciones. También allí se verificaba el cult o profano, es decir,
ceremonias mí sticas en honor a la Divinidad adorada por el pueblo ignorante; pero esto
se hacía en épocas remot as con el propósit o de acost umbrar a los pueblos a respetar,
tanto los recintos de los t emplos como la personalidad de los sacerdot es. La
enseñanza, muchas veces, se conf undí a con el culto y las Divinidades solí an
represent ar las materias que deseaban descubrir por medio de la Ciencia.
La Iniciación no fue otra cosa que la capacitación de los individuos escogidos
para desempeñar los cargos de sacerdotes y se practicaba gradualment e, sometiendo
al candidat o a pruebas de resistencia física, valor y capacidad int electual,
enseñándole, a la vez, los conocimientos cientí ficos de aquellos t iempos y
desarrollando en el iniciado el interés por la investigación de lo desconocido.
Los Sacerdot es, o sea, los sabios ant iguos, fueron los profesores de las
escuelas de los misterios. Ellos, según expresión antigua, "transmitían" o "confiaban"
los "Altos secretos" de la sabiduría de sus t iempos a los escogidos, en quiénes se
reconocía la capacidad necesaria para comprenderlos.
Debido a que los idiomas primitivos se componían de muy pocas palabras y a
que sus expresiones carecían de la exact itud y precisión que demanda la ciencia y no
se conocían los alf abet os, los profesores (sabios antiguos) estaban obligados a
enseñar por medio de instrumentos, símbolos, alegorías, jeroglíficos, f iguras, etc.
El tema principal de la sabiduría ant igua se concret aba al estudio de los
mist erioso y de los divino, que influía bien o mal en la vida humana, es decir, al
estudio de los desconocido que en alguna forma se relacionaba con el bienestar de los
hombres, Los astros y sus agrupaciones, los planetas, los movimientos de éstos, los
fenómenos f ísicos y su inf luencia en la vida humana, etc., fueron objeto de estudio de
las ciencias antiguas que, gradualmente, se convirtieron en las ciencias nat urales de
hoy. La Ast ronomía, la Física, la Química, la Geometría, la Aritmét ica t iene su origen
en los misterios antiguos.
175
La fantasía de los sabios antiguos, el deseo de penet rar más allá del límite a
donde las ciencias naturales llegaban, el impulso de los hombres investigadores que
ambicionaban ver coronadas por medio del método lógico deductivo sus obras o
estudios, el utilitarismo de los que seseaban aprovechar su situación privilegiada, etc.,
etc., dieron origen a filosofí as diversas y numerosas, más o menos cientí fica o más o
menos fant ást icas, más o menos lógicas, o más o menos utilitarias, según los
conocimientos, el carácter, el impulso o el interés del que f ilosofaba.
Para transmitir de generación en generación los mist erios antiguos, o sea, las
ciencias primitivas, los sabios de aquellos tiempos personificaban los fenómenos
físicos, los astros, los planet as y sus movimientos, presentándolos como héroes en sus
Cuentos Alegóricos y simbolizándolos con jeroglíficos, const rucciones arquitectónicas,
monumentos, esculturas, grabados sobre paredes, pint uras, etc. Son test imonios de lo
dicho las ruinas arqueológicas, de las pirámides, esfinges, sepulcros y objet os
ant iguos y las escrituras jeroglíficas. Los signif icados de los cuentos alegóricos y de
los símbolos se enseñaban a los iniciados capacit ados y éstos los transmitían a las
generaciones f uturas. Esta forma de transmisión de los conocimientos dio origen a las
Artes, Música, Gramática, Lógica, Ret órica, etc.
Los sabios antiguos, por razones nat urales, fueron, a la vez, patriarcas,
sacerdotes, gobernadores o dominadores de sus pueblos. Como es natural, ellos
creaban las leyes, la moral, las religiones, los cultos y las doctrinas, de acuerdo con
las costumbres y necesidades de estos pueblos o con sus intereses de casta superior.
El origen de las leyes antiguas está en las costumbres de los primit ivos, que
llevaban una vida familiar basada en los instintos de defensa mutua, t anto de la
nat uraleza y de las fieras, como de las familias vecinas que, con frecuencia, se
atacaban una a ot ras. A medida que crecían numéricament e las familias, se
generalizaban sus costumbres y se convertí an en leyes de los pueblos que resultaban
de la unión de aquellas. Las leyes entre los primitivos, tenían la forma de
prescripciones morales y se amoldaban a los intereses de los distintos pueblos. Así se
explica por qué el Decálogo de Moisés, de origen egipcio, sirvió como ley al pueblo
hebreo. Por lo visto, Moisés estaba educado en Egipto y había sido iniciado en los
mist erios, o sea, en la sabidurí a egipcia, que estaba muy adelant ada en aquellos
tiempos, tanto en las ciencias fí sicas, como en los preceptos morales que regían como
leyes.
A medida que los pueblos crecían, sus relaciones y sus intereses se
complicaban con el int ercambio comercial, social y científico. Las gentes más
avanzadas emigraban por distintos razones y llevaban sus conocimientos y sus
civilización a los lugares nuevos que poblaban. Por est o los misterios egipcios y su
arte arquitectónico fueron conocidos por los tirios, t ransmitidos a los hebreos, y
posteriorment e a Grecia, Roma y a toda Europa. La prueba de que los tirios
transmitieron sus conocimientos a los hebreos, se encuentra en la leyenda bí blica
sobre la construcción del templo de Salomón. Esta leyenda dice, ent re otras cosas, que
176
cuando el rey de los hebreos quiso const ruir un templo en honor de la divinidad
adorada por su pueblo, no encontró entre sus súbditos, muy atrasados, gentes apt as
en el ramo de construcción, y por tanto, tuvo que valerse para realizar la obra, de la
amistad con Hiram, rey del pueblo de los t irios, que consideraban más civilizado.
Salomón solicitó de dicho rey un arquitecto, obreros especializados y materiales de
construcción. El rey de los t irios accedió a la petición de Salomón; el arquit ect o y los
obreros que le envió construyeron con materiales apropiados y en lugar indicado por
Salomón, un templo que simbolizaba artísticament e el Universo y revelaba las
convicciones y la sabiduría de los tirios, que fueron adoradores del Sol y tenían una
civilización de origen egipcio, considerada como la civilización universal de aquellos
tiempos.
Los misterios son del mismo origen, como lo prueban los hechos de que los
cult os públicos, los monumentos arqueológicos y las ciencias primitivas de los distint os
pueblos y razas que habitaban partes opuestas del globo terrestre, tienen absoluta
similitud. El culto del Sol de los aztecas, de los arios, de los mongoles, de los hindúes,
de los eslavos y de los egipcios, es similar en todos sus aspect os fundamentales. Las
pirámides de los egipcios y las de los aztecas son del mismo origen. La iniciación de
los profanos en los misterios egipcios, se parecía en todo a la iniciación que se
practicaba en China por la gran Logia de Hung y la que se practicaba en América por
los incas del Perú, et c.
En la ant igüedad la sabiduría se consideraba como un privilegio de la cast a
sacerdotal y, generalmente, const ituía una herencia de las familias de los sacerdotes.
Posteriormente, los militares reclamaron sus derechos, apoyándose en la fuerza
armada, dirigida en Egipto por el caudillo militar Menes. Entonces se consiguió la
limitación de los derechos de una cast a en favor de la ot ra, formándose un poder
mixt o, donde el gobierno civil estaba encabezado por los militares con Menes como
rey; los sacerdot es quedaron replegados a los asuntos religiosos y de enseñanza.

2. Origen de la casta de los const ruct ores.

Los conocimientos y el arte de construir tenían mayor import ancia que las demás
ramas de la ciencia antigua, porque las construcciones de aquellos tiempos fueron la
mejor manifestación del poderí o y de la civilización de los pueblos y, por ende, de sus
gobiernos. Los egipcios llegaron a separar el arte de la construcción de las otras
ciencias, como más important e, y, según, los concept os emitidos por Mark Saunier en
su trabajo "La Légende des Symboles", crearon los misterios en honor a Hiram, a quien
consideraban como la divinidad de los constructores. Esto significaba, que el arte de
construir se enseñaba separadamente de otras ciencias, para preparar a especialist as,
dedicados exclusivament e a este ramo, que formaban una cast a apart e.
Aunque la casta de los constructores tenía una importancia muy grande por sus
conocimientos, su arte y su habilidad para el trabajo, no participaban en el gobierno de
177
los pueblos y dependía económicamente de las cast as sacerdot al y militar, que se
consideraban como los patrones de las obras en const rucción. Por estas rezones los
componentes de la casta de los const ructores, se sentían en situación de asalariados,
lo que influía poderosamente sobre su mentalidad, que se revelaban en el carácter de
sus organizaciones y en t odas las leyendas que simbolizaban su ideología, como lo
veremos más adelante.

c. Obreros Dionisí acos y las escuelas de los misterios de Grecia.

La cultura y los misterios egipcios penet raron e influyeron poderosamente en las


ciencias secretas de todos los pueblos de Asia Menor y, posteriorment e, fueron
introducidos en Grecia y Roma. En la Grecia ant igua, cuya historia se considera como
el primer capítulo de la historia de la Europa civilizada, los conocimient os egipcios
experiment aron un perfeccionamiento. Los griegos establecieron el reinado de la razón
en las creencias supersticiosas ant iguas, proclamaron ciertos principios del Estado
moderno, cont rario al absolutismo y despotismo orientales, y llevaron a la práctica
formas más perf ectas de organización política. Los romanos, vencedores de Grecia,
asimilaron su civilización y adoptaron las prácticas, los usos y las costumbres de su
noble vencida.
Los portadores de la cultura egipcia a Grecia fueron los Obreros Dionisiacos.
Así se llamaban los griegos que se esparcieron en Asia Menor, más de mil años antes
de la era cristiana. Estos aprendieron las artes de const rucción de los egipcios y las
llevaron a su patria. Los dionisiacos por su número, no fueron ya una casta de
construct ores como la egipcia, sino un pueblo ent ero que estaba dividido en grupos o
comunidades llamados colegios, sínodos y sociedades; tení an signos y palabras de
reconocimiento y pract icaban las ceremonias de iniciación. Cada grupo o comunidad se
gobernaba por un presidente o maestro, elegido anualment e, y tenía reuniones
secret as para trat ar sus asuntos. Todos los años los grupos se reunían en asambleas
generales, y en los banquetes que coronaban est as asambleas, premiaban a los
obreros más hábiles e impartían socorros y asistencia a los indigentes y enfermos.
Tenían privilegios especiales y exclusivos para construir templos, teatros y demás
edificios, y a t al grado perfeccionaron su arte de construcción y t al fama alcanzaron,
que sus servicios fueron solicitados de Siria, de Persia, de I ndia y de África del Norte.
En Grecia, los obreros dionisiacos perfeccionaron todavía más, adquiriendo mayores
conocimientos, y de allá pasaron a Roma, formando las corporaciones de arquitectos
romanos.

d. Colegios Romanos.

Por el año 714 antes de la era cristiana, Numa estableció en Roma varios
Colegios de Artesanos a cuya cabeza est aban los Colegios de Arquit ect os compuestos
por griegos traídos de Áf rica. Así nacieron los Colegios Romanos, que se
178
establecieron, como en Grecia, de acuerdo con la legislación de Solón, sabio y
legislador griego. Sus organizaciones tení an derecho de asociarse según sus propios
estatutos y concluir contratos; se sometían a una jurisdicción especial, disfrutaban de
la exención de cont ribuciones, etc. Celebraban sus asambleas (Logias) a puerta
cerrada en locales situados cerca del lugar donde trabajaban: en ellas tomaban
decisiones por mayorí a de votos y trabajaban sobre la distribución y ejecución del
trabajo. Estaban divididos en tres grupos: aprendices, compañeros y maestros, y, se
obligaban por juramento ante las herramientas y los útiles de su oficio y profesiones a
ayudarse mutuamente y a no revelar los secretos de sus agrupaciones a los extraños.
Tenían costumbre de admitir como miembros de honor a personas que no pertenecían a
sus oficios pero se consideraban út iles para las agrupaciones y se reconocían entre sí,
por medio de signos y palabras secret as. Sus asambleas est aban presididas por
maest ros elegidos para perí odos de cinco años, asesorados por dos inspectores o
vigilantes. Se dedicaban a la arquitectura religiosa, civil, naval e hidráulica y t ambién
dirigí an las const rucciones militares, ejecutadas por soldados.
Los Colegios subsistieron hasta la caí da del Imperio; sufrieron un colapso
durante la invasión de los bárbaros y resurgieron de nuevo con la aparición del
cristianismo, conservando su organización y sus privilegios. A medida que el
cristianismo se propagaba por t oda Europa, las agrupaciones de constructores
marchaban a ejercer sus oficios y profesiones a otro lado de los Alpes, apoyados por el
papado romano que se interesaba en la construcción de edif icios majest uosos para dar
esplendor al culto.
Los miembros de los Colegios de Constructores, al salir fuera de It alia, admitían
en sus filas a los artist as de todos los países donde t rabajaban. Así, el Arte de los
Colegios Romanos fue conocido en Francia, España, Port ugal, Bélgica, Inglaterra y
Alemania.
Ya en aquella época, aparecieron varias agrupaciones que imit aban a las de
construct ores, dedicándose a diferent es trabajos especiales. Surgieron los llamados
"Hermanos Pontí fices", que se dedicaban a la construcción de los puent es, y los
"Templarios" que construí an caminos, puentes y hospicios, y no faltaban las
agrupaciones que se dedicaban exclusivamente al mist icismo, cubriéndose con la
forma de organización de los Colegios, como lo fue la "Compañía de la Trulla". Pero
todas est as agrupaciones no tenían prestigio y desaparecieron poco a poco.
Cuando Mart ín Lutero y Juan Calvino, siguiendo el ejemplo de Juan Hus, célebre
Heresiarca checo, destruyeron por su base el poder papal en diferentes Estados de
Europa, a principios del siglo XVI , se suspendieron por algún tiempo las
construcciones religiosas católicas. Ent onces, los Colegios Romanos de const ructores,
que alcanzaron a sobrevivir la época de la Edad Media, fueron af ect ados, unos por
falta de trabajo, otros por part icipar en la lucha religiosa por uno u ot ro bando, y otros
porque, influidos por el clero católico, fueron perseguidos por los protestantes.
Además, la forma de organización de los Colegios y algunos de sus principios y
179
privilegios estaban en contraposición con la ideología del régimen capit alist a naciente
en Europa. A medida que los Colegios Romanos entraban en descomposición, nacían
los Gremios de los Constructores asalariados, segregándose de la lucha religiosa y
política que les perjudicaba. A la vez aparecí an las asociaciones francmasónicas que
agrupaban a los elementos progresistas que figuraban antes en calidad de” aceptados".
Estas últimas tomaban a su cargo la capacitación int electual y técnica a los masones
operativos, preparándolos para el desempeño de sus oficios y prof esiones bajo el
régimen capit alist a naciente.

f. Causas que originaron las tradiciones y la ideologí a progresista de las


Agrupaciones de los Constructores (Masones operativos).

Ya hemos mencionado que la Cast a egipcia de los const ructores se consideraba


poseedora de sus propios Misterios y su Divinidad se llamaba "Hiram", o sea el "Gran
Arquitecto del Mundo y de la Humanidad". Como las Artes y los Oficios de la
Construcción constituí an la rama más important e de la Sabiduría de aquellos tiempos,
la Cast a de Constructores se sentía intelectualmente superior a la sacerdotal y militar;
el pueblo esclavizado se consideraba como un conglomerado ignorante, "modus
vivendi" de las castas. Pero a pesar de su superioridad intelectual. La Casta de los
Constructores dependía económicamente de las ot ras, que controlaban el Poder
público. Esta situación de dependencia económica colocaba a los Const ructores en
posición de lucha constante frente a aquellas castas dominadoras. Los Construct ores
veían a los militares como ambiciosos -dominadores por el hecho de que controlaban la
fuerza armada-; a la Cast a Sacerdotal la calificaban de hipócrita, porque compartía
maliciosamente el Poder con los militares, explotando su credulidad supersticiosa y
manteniendo la ignorancia del pueblo para explot arlo más fácilmente. Por otra parte,
los dones artísticos, la Sabiduría y la superioridad int electual de su propia cast a de
Constructores, la atribuían a una inspiración del genios de la Sabidurí a, -Hiram el Gran
Arquitecto-, Constructor del Mundo y Creador de la Humanidad, cuya existencia
suponían, cuando observaban a los Astros y a los Planetas y sus movimientos y los
relacionaban con el bienestar de los seres vivientes.
Esta ideologí a de los Constructores y sus relaciones con las demás castas y el
pueblo, fueron simbolizados alegóricamente en la Leyenda que relata la muerte del
Gran Arquitecto, debida a la conspiración de las castas dominadoras. La Leyenda
originó la tradición de las agrupaciones de los Constructores desde la época de la
civilización egipcia hasta el comienzo de la era cristiana. Según la expresión alegórica
de esta Leyenda, como matador material del Gran Arquitecto act úa el pueblo ignorante
y, por t anto, inocente, dirigido por los hipócrit as, representados por la Casta
Sacerdotal, para satisf acer sus deseos y lo de la ambiciosa Casta militar que
gobernaba el pueblo y se sent ía celosa, advirt iendo un peligro para su poder, al
contemplar al Genio de los Constructores que conmoví a a los pueblos con la belleza y
180
la majest uosidad de sus Obras Artíst icas, su Sabiduría y su Poder organizador de la
masas que trabajaban a sus órdenes; poder que amenazaba convert irse en inspirador
de una Revolución contra los dominadores. La Cast a de los Construct ores se
consideraba la heredera del Genio creador y artístico de su Gran Arquitecto muerto y
estableció, como una t radición sagrada la de exigir al candidat o, que solicit aba
iniciarse en los Mist erios de la Casta, un jurament o ante el at aúd ensangrentado de su
Gran Maestro, de que no fue cómplice en el crimen de la muerte del mismo, y, después
del juramento, le comunicaba la palabra sagrada...
La Leyenda, considerada como tradición de los Constructores y Art istas, fue
legada a los hombres de su Casta en todos los lugares donde t uvo influencia la cultura
egipcia. Los obreros dionisiacos heredaron esta tradición y la llevaron a Grecia, y de
Grecia a Roma. La Leyenda expresaba la ideologí a de la Casta de los Const ructores y
tenía carácter int ernacional y uniforme, debido a la uniformidad de régimen político y a
las condiciones económicas imperantes en aquellos tiempos.
La misma ideología tení an los construct ores tirios que edificaron el Templo de
Salomón, y el nombre de Hiram -vida elevada, en traducción del hebreo- fue la
expresión equivalente a "El Gran Arquitecto" de los egipcios. Parece que este nombre
se vulgarizó entre los Constructores de algunos países de la Antigüedad, y que a t odo
arquitecto le llamaban "Hiram". La Leyenda alegórica egipcia no fue alterada desde los
tiempos de los Faraones hast a el principio de la era cristiana.

g. El Crist ianismo.

El cristianismo en la época de su aparición representaba la corriente


revolucionaria contra la ideología y el régimen imperante en Palestina. Los sacerdotes
hebreos convirt ieron la religión en un comercio muy gravoso para el pueblo. Los
principios religiosos estaban tan "met alizados" y mercantilizados por los Talmudistas
-interpretadores hebreos de los preceptos bíblicos-, que éstos quedaban en
contraposición con las reglas morales comunes y con las costumbres sanas del pueblo.
Las masas clamaban por la venida del Mesías, de un valiente que pudiera enfrentarse
con los inaguantables dominadores y explot adores del pueblo. Por todas partes
aparecí an predicadores host iles a los gobernantes y al clero, propagando una ideología
y unos principios más en consonancia con los intereses populares. Los sacerdotes y
los gobernantes no tení an más remedio que perseguir a los propagandistas para salvar
su régimen amenazado; pero el pueblo est aba del lado de los revolucionarios, a los
que consideraba como salvadores. Las medidas represivas y las persecuciones, lejos
de aplacar la lucha revolucionaria, la ahondaban.
En est os tiempos, Palestina estaba dominada por los romanos, que extendí an su
dominio armado sobre los pueblos que colindaban con el Mar Mediterráneo. La
crucifixión del líder máximo de los predicadores revolucionarios hebreos, llamado
Jesús, vecino de Nazaret, acusado por los sacerdotes de sedición y ejecutado con el
181
consentimiento del Gobernador romano, sirvió para que el pueblo rebelde lo santificase
y lo proclamara Mesías, o sea -el salvador, el crist o de los sufridos-. Escudándose con
su nombre popularizado y con la cruz, emblema o símbolo de su sacrificio, y, actuando
como sus discípulos, los revolucionarios, que entonces se llamaban apóstoles,
fundaron una secta de carácter religioso, que solían llamar cristiana, es decir,
salvadora. La secta disfrutaba de gran popularidad y en muy poco tiempo tuvo muchos
adeptos, extendiendo su influencia fuera de las front eras de Palest ina; los apóstoles se
esparcieron por distintos rumbos acompañados de sus discí pulos, para propagar sus
ideas, presentándolas como el Testamento que a la Humanidad dejó su maestro Jesús.
Para enseñar estas ideas de modo más apropiado y comprensible para los pueblos
atrasados, usaban el mét odo antiguamente conocido, que consistí a en la enseñanza
por medio de la Leyenda alegórica. La Leyenda relataba la vida de Jesús crucificado,
como hijo de Dios, salvador de la Humanidad, atribuyéndole determinados preceptos
filosóf icos y morales, present ándolo como superhombre con poder de hacer milagros,
provocar visiones, resucit ar muert os, etc. A los discípulos que aceptaban sus
enseñanzas se les prometía un paraíso en ultratumba, y a los que las rechazaban se
les amenazaba con el infierno. Cada propagandista de la secta redactaba su leyenda
alegórica según sus conocimientos de la materia y según el medio en que hacia la
propaganda. Debido a esto, aparecieron cincuent a y tantas leyendas sobre la vida de
Jesús, llamadas "Evangelios del Nuevo Testamento", para diferenciarlas de las
Leyendas hebreas antiguas, que se llamaban el "Testamento Antiguo". Est os
"Evangelios" eran tan dif erentes y tan contradict orios que en muchos casos
perjudicaban a los mismos propagandistas. Por estas razones, más tarde, en un
Congreso de la secta, fueron aceptados únicamente cuat ro que parecieron a los
congresistas más propios para sus fines; los demás f ueron desechados.
Los dominadores romanos, que asimilaban t odo cuanto consideraban progresivo
y razonable, debido a su caráct er ecléctico fueron fácilment e contagiados de las ideas
cristianas. Por consiguiente, ellos ayudaron a propagarlas en Grecia y Roma,
convirtiendo esta última en la sede principal del crist ianismo.
Cuando el cristianismo creció y de una simple secta se convirtió en una religión
influyente y poderosa e inventó sus diferentes rit os, tuvo necesidad de construir
templos majestuosos. Ent onces, los Colegios Romanos de los Constructores fueron
aprovechados para aquellos t rabajos y principió de nuevo la época de su florecimiento.

h. Leyenda alegórica de los Const ructores en la época del crist ianismo.

Los Colegios Romanos de los Constructores tenían la costumbre de aceptar en


su seno, en calidad de miembros honorarios y protectores, a las personas útiles que
tenían capacidad para ilustrarlos en las ideologías y en las costumbres de los pueblos
donde t rabajaban, o para def enderlos por medio de su inf luencia cont ra los atropellos
que solían sufrir de sus enemigos o, simplemente, para contratar el trabajo por su
182
dedicación. El conocimient o de la ideologías y de las costumbres servía a los
componentes de los Colegios para aplicar mejor sus conceptos artí sticos a los
construcciones que levantaban con diferentes fines: templos, arcos triunfales, teatros,
palacios, etc. Muchos de est os miembros honorarios (aceptados) llegaron por la
confianza de los asociados, a conocer sus tradiciones y sus signos, t oques y palabras
secret as de reconocimiento, y algunos t rat aron de aprovechar estos conocimient os e
influencias sobre los Colegios para sus fines religiosos, político-sociales o utilitaristas,
y procuraban catequizarlos para sus creencias e imponerles su ideología. A esto se
debieron las modif icaciones de la Leyenda tradicional, de origen egipcio,
confundiéndola o alterándola con la Leyenda bíblica sobre la construcción del Templo
de Salomón. Pero estas alt eraciones no af ect aron el espíritu progresist a de los
Constructores, según lo demuest ra el texto de la Leyenda de la época crist iana, que se
redactaba de la manera siguiente:

i. Leyenda

Salomón- el déspota oriental que dominaba al pueblo Hebreo-, cumpliendo el


testamento de su padre -David-, resolvió construir un Templo en honor a la Divinidad
que adoraba su pueblo, con el fin de imitar las costumbres de los déspotas de los
pueblos vecinos, lucir ante éstos sus riquezas y sat isfacer su orgullo de muy sabio.
Como el pueblo hebreo estaba muy atrasado en comparación con los pueblos vecinos,
Salomón no encontró entre su gent e quien pudiera encargarse de la construcción.
Entonces se dirigió a Hiram -rey del pueblo de los Tirios, muy adelantado en el Arte de
la const rucción-, pidiéndole un Arquitecto, obreros especializados y mat eriales de
construcción adecuados, obligándose a pagar todo aquello en diferentes formas. El rey
de los Tirios envió a Salomón un arquit ect o muy compet ente, llamado Hiram Abif , los
obreros especializados y los materiales de construcción.

El Arquitecto preparó los planos y dirigió la construcción del Templo, que


represent aba artí sticamente el Universo, tal como lo observaban los astrónomos de la
ant igüedad, y expresaba alegóricamente la ideología de los pueblos más cultos de
aquellos tiempos que adoraban a la Naturaleza y al Sol -Astro que más beneficios
aport aba a los habit antes de la Tierra-. Su simbolismo art íst ico no fue comprendido por
el sabio Salomón, a juzgar por los relatos bíblicos.
Uno de aquellos días, estando ya para terminarse los trabajos del Templo, llegó
a Jerusalén, para visitar a Salomón, Belkis -la reina de Saba-, atraída por la
celebridad, sabiduría y obras monument ales construidas por ést e. Para dar la idea de
su poderío y para despert ar en ella el amor, con objet o de t omarla por esposa,
Salomón quiso que admirara los trabajos del soberbio edificio, erigido en honor de la
divinidad que adoraba su pueblo. La reina visitó tan bellas obras admirando los objet os
artísticos del Templo, y preguntaba quien era el autor y ejecutor de ellos. Salomón
183
contestaba que era un tal Hiram, hombre raro e intratable, mandado por el rey de los
Tirios; Belkis intrigada, solicit ó que le fuera presentado el art ista, y Salomón se dio
maña para distraerla de semejant e empeño. Esto excit ó más la curiosidad de la reina, y
Salomón, por no desazonarla, cedió a sus instancias, ordenando que llevasen a Hiram
a su presencia. La reina fue afectada en su corazón por la mirada serena y seria del
artist a, pero se calmó y le preguntó acerca de cada una de sus obras, admirándolo por
sus sabias explicaciones y defendiéndolo de las críticas injust as de Salomón, nacidas
de los celos y la baja envidia. Como la reina expresase luego el deseo de ver la
multitud innumerable de operarios que mandaba Hiram, Salomón, celoso, esquivaba el
complacerla, indicando que los operarios eran individuos de diferentes países y
lenguas y se hallaban diseminados por mil partes, y por lo tanto, resultaba imposible
congregarlos. Entonces Hiram sube trepando a un peñón de granito para ser divisado
por todas part es, y levantando la diestra, hace un ademán de trazar en el aire una
línea horizontal y una vertical, formando la escuadra mist eriosa. A est a señal acuden
en el act o de todos los puntos del horizonte los operarios de todas las razas,
nacionalidades y lenguas, formándose en orden y por grupos de aprendices,
compañeros y maestros. Hiram extiende luego el brazo formando la escuadra con el
cuerpo, y aquel mar de hombres queda inmóvil. Esto hizo comprender a la reina que
Hiram no era un simple mortal, sino un Sabio; y Salomón se dio cuenta de la
superioridad de la Sabiduría sobre la riqueza, y, del Poder del pueblo sobre el suyo,
sint iéndose humillado.
La reina clavó los ojos en el prodigioso artista, y el instinto lo hizo olvidar su
compromiso con Salomón. Al dí a siguiente, mientras que la reina paseaba con su
séquito fuera de los muros de Jerusalén, se encont ró con Hiram Abif que esquivaba los
aplausos del triunf o y buscaba la soledad. Guiados por el instint o, llama del fuego
interno, se declararon mutuament e su amor y sin vacilaciones se tomaron uno a ot ro
por esposos, conviniendo en que Hiram saldría el primero de Jerusalén y después ella,
embarazada y ansiosa de juntarse con él en Arabia, bella y libre.

No faltó un servidor de bajo fondo que denunciara a Salomón lo sucedido entre


la reina e Hiram. Asustado y humillado ante la manifestación de fuerza y organización
de los obreros que estaban bajo las ordenes del Sabio y Artista, y celoso por lo
sucedido entre éste y la reina, el ambicioso rey de los hebreos sintió envidia y odio
hacia Hiram, y temor de que su trono y corte pudieran ser aniquilados por éste pueblo
organizado, cuyo Poder se manifestaba superior al suyo. Ent onces llamó a su
presencia al hipócrit a Sadoc, -Sumo Pontíf ice de la religión de los hebreos y su
consejero-, le comunicó lo ocurrido y entre los dos maquinaron el modo de vengarse de
Hiram, seduciendo a tres obreros ignorantes, descontentos e inhábiles, para que lo
mat asen, prometiéndoles el grado y salario de maest ro como compensación.
184
Como ya est aba terminado el Templo, Hiram Abif solicit ó de Salomón licencia
para retirarse a su tierra natal. Para inspeccionar por última vez su obra, entró solo al
Templo a la hora acostumbrada, cuando los obreros descansaban. Los tres ignorantes
advertidos de su costumbre usual, se apost aron en el Templo a esa hora, y al ver a
Hiram, le exigieron los signos, los toques y la palabra secreta de reconocimient o de
maest ro. Hiram les indicó que no podía comunicarles esto, debido a que ellos todavía
no estaban capacitados para ocupar el puesto de maest ros. Entonces, los Ignorant es,
armados de los útiles de trabajo, lo mat aron y al anochecer sacaron su cuerpo
ent errándolo en la montaña, y plantando sobre su tumba una Acacia -símbolo de
inocencia-. Consumado el crimen y t emerosos de ser castigados por sus compañeros,
se escondieron en los mont es.
Al día siguiente, los obreros advirtieron tant o la ausencia del su Gran
Arquitecto, como la de los tres compañeros asesinos; comunicaron lo sucedido a
Salomón, y se dispersaron en busca del cadáver, el cual fue encontrado en la mont aña
al quinto día e inhumado en el Templo con los honores correspondientes, en presencia
de Salomón y del sacerdote Sadoc, quiénes también rindieron hipócritamente honores
al desaparecido.
Los obreros afligidos por la desaparición de su Gran Arquitecto y de su
insuperable Maestro en Artes y Oficios de construcción, juraron sobre su féretro
ensangrentado seguir su obra y aprovechar sus enseñanzas; y prometiendo la "Unión,
Solidaridad y Cooperación" en el trabajo, en el estudio y en la lucha por un futuro
mejor, se dispersaron por diferent es rumbos, llevando sus conocimientos y sus
experiencias a los pueblos atrasados y oprimidos, para ayudar a la "Evolución y al
Progreso" del Genero Humano hacia la "Fraternidad y f elicidad" Universales.
(La Francmasonerí a Progresista, que nació en el seno de la Masonería operativa
y heredó su forma de organización, conservó int act a en esencia La Leyenda del Gremio
hasta nuestros días, comunicándola a los Maestros Masones Aprobados después de
tomarles la promesa de fidelidad ante los componentes del pueblo masónico. La
comunicación de la Leyenda del Gremio a un francmasón indica una manifestación de
confianza de sus hermanos y le da plenos derechos para ocupar los puestos de
responsabilidad tanto en Logia como en las Federaciones y Confederaciones de las
Logias y, además, implica la acept ación de part e del candidato de ciertas obligaciones
correspondientes a su grado. Desde este momento se le reconoce, también, el derecho
de adquirir por la edad los seis grados superiores de la Francmasonerí a y el privilegio
de Francmasón libre). -(Not a del traduct or.)

j. Fines y formas de organización de las agrupaciones de los construct ores en


dist int as épocas de su existencia.

Los f ines y las formas de organización de las agrupaciones de los constructores


variaban siempre con el régimen político, económico y social de la época y del paí s
185
donde trabajaban. En los tiempos del despot ismo orient al, los Constructores formaban
una Casta con el fin de defenderse de la sacerdotal y militar.
Los obreros dionisiacos, que formaban pueblos enteros, se dividían en
comunidades agrícolas-industriales y se gobernaban por los sínodos (reuniones
administrativas de los jefes de las comunidades y colegios, reuniones de carácter
administrativo, educacional). Además se reunían en asambleas generales de caráct er
legislativo. Los grupos que salían a trabajar a tierras lejanas, como const ructores, se
organizaban en sociedades de carácter sindical y mutualista que contrataban el trabajo
y defendían los intereses de los agremiados.
Los Colegios Romanos t enían en su organización las caracterí sticas mixt as de
escuela, gremio y cooperativa mutualista. Se organizaban de acuerdo con la legislación
de Solón y disfrutaban de ciertos privilegios (exención de las contribuciones,
jurisdicción especial y monopolio en el ramo de construcción). Su lucha estaba
enderezada principalmente contra el clero romano, que int entaba const antemente
controlarlos religiosa y económicamente, oponiéndoles las agrupaciones semi-
monásticas, llamadas "Cofradías", "Templarios", "Hermanos Pontíf ices", etc.
En la Edad Media, las agrupaciones de los Const ructores tomaron
paulat inament e la forma de organización característica de los Gremios por oficios, de
los cuales ya estaban excluidos tant o el elemento capitalista, como los individuos
ajenos al oficio. Las asociaciones gremiales tomaban gradualmente carácter netamente
proletarios, clasista (Gremios de los compañeros, etc.), y sus fines se inclinaban a la
def ensa contra el régimen Capit alist a naciente.
Tales son los orígenes, las ideologías, los fines y las formas de organización de
las agrupaciones de los Const ructores desde la remota época de la civilización egipcia
hasta la aparición de las agrupaciones francmasónicas al final del siglo XV.

20. LA MASONERÍA, HEREDE RA DE LA FORMA DE ORGANIZACI ÓN I NTERNA,


DE LA IDEOLOGÍ A Y DE LA POLÍTICA DE LA MASONERÍ A OPERATIVA.

a. Formas y caract eríst icas de las agrupaciones en general al principio del Siglo
XVI.

Analizando las formas y las caract eríst icas de las agrupaciones en general, al
principio del siglo XVI, llamadas Corporaciones por su carácter específico,
encontramos dos grupos fundamentales: Órdenes y Gremios. Las primeras se
constit uían por el clero y la nobleza y las segundas estaban formadas por la gente de
det erminados oficios o profesiones. También existían las agrupaciones mixt as o para
186
un fin det erminado, pero éstas cambian en uno otro grupo, según los individuos que las
componían o los fines que perseguían.
Entre las Órdenes se distinguí an las religiosas, las caballerescas, las
hermandades y las frat ernidades místicas. Entre los Gremios se conocían los de
profesiones y los de of icios. Todas estas agrupaciones eran clasificadas comúnmente
con el nombre de Corporaciones, y eran algunas de ellas de carácter autocrático en
sus gobiernos internos, a diferencia de las Asociaciones más democrát icas, que se
gobernaban por la voluntad de sus asociados. Las ordenes religiosas o mí sticas
estaban al servicio del papado romano; las caballerescas o milit aristas al de los
déspotas (prí ncipes o reyezuelos) que gobernaban los pueblos, y los gremios se
formaban para la defensa de los int ereses de los hombres de trabajo, ciencia y artes.
Las características principales de las agrupaciones de aquella época est aban en
relación con las condiciones políticas, económicas y sociales reinant es. Las
corporaciones y las asociaciones gremiales estaban int egradas únicamente por
Hombres Libres, no esclavos, porque los esclavos se consideraban propiedad privada
de sus patronos y carecían de los derechos inherent es a los hombres libres. Los
agrupados prestaban jurament os obligándose a obedecer las Const ituciones de las
Corporaciones y los mandat os de sus superiores y a no revelar los secretos de ést os,
no para preservar la pureza de principio ideológicos, sino para no poner en peligro los
privilegios de los jef es, con los cuales est aban ligados por intereses de tipo familiar,
religioso, económico, de trabajo, etc. La t oma del juramento se acompañaba de
ceremonias y fiestas y se prest aba en los altares o aras, que para unos significaban el
lugar de residencia divina, para ot ros la tumba de sus antepasados y para otros,
simplemente, un lugar de respeto. El juramento se hacía ante diferentes objet os que se
colocaban sobre los altares o aras. Unos juraban ante la Biblia y la cruz, ot ros sobre
las armas militares y los escudos familiares o de los Est ados y otros sobre las
herramient as de t rabajo y los símbolos de la Ciencia y de la Nat uraleza.
Las Corporaciones ant iguas tení an carácter de Comunidades, cuando los
agrupados vivían sometidos a constituciones y reglas de vida en común (frailes o
monjes), de Fraternidad o Hermandades, cuando las agrupaciones se debí a al
parentesco, amistad, interés común o trato fraternal; y de Compañerismo, cuando se
trataba de asociaciones gremiales, científ icas o art íst icas. Sin temor a error, la
mayoría de las Corporaciones de la Edad Media pueden catalogarse como
agrupaciones Secretas, porque sus propósitos y fines principales no se revelaban
públicament e. Ante el pueblo estas agrupaciones aparecían con sus fines secundarios
como moralist as, filant rópicos, piadosos, santos o, simplemente, como gente inocente.
Las reuniones de las Corporaciones se verif icaban en secreto, precedidas de
ceremonias y juramentos de no revelar lo que se t rataba en ellas. Había también
reuniones o ceremonias públicas con carácter de fiesta y de agasajo a algún protector,
en las civiles, o de adoración a la divinidades, cuando los reunidos eran religiosos.
Una de las características importantes de las Corporaciones, consistía en que ést as
187
perseguían a la vez diferent es fines que interesaban a los agrupados. Se les podí a
calificar al mismo tiempo, como agrupaciones ideológicas, polí ticas, moralist as,
mut ualistas, piadosas, gremiales, sociales, educacionales, etc.; tenían que perseguir
todos estos f ines para proteger a sus miembros, ya que los gobiernos despót icos
reinantes no se interesaban más que por recaudar impuestos y vivir a costa del pueblo,
sin preocuparse lo más mí nimo por el progreso y el bienestar de éste. Los individuos
que integraban las Corporaciones no se t rat aban en plan de Igualdad, debido a los
principios que regí an entonces. Ya f uera por la ant igüedad, el grado de nobleza, la
preparación, la capacidad intelect ual, la influencia social o política, las pruebas de
fidelidad, la habilidad para el trabajo, etc.; se establecían grados, reglas y condiciones
para el ascenso a cada uno. Esto se prestaba naturalmente para el sostén de los
regimenes de los déspotas, para cubrir de legalidad sus pret ensiones de perdurar
eternamente en el Poder público, rodeados de los individuos de sus castas, y
conservando los privilegios que permití an el dominio económico de las masas
populares.
Como ejemplo de Corporación fundadas en base de los principios de
desigualdad citaremos las más import antes. La funesta orden jesuítica que tiene cinco
grados; los admitidos, los escolares, los legos, los coadjutores y los profesos. Los
admitidos son aprendices; los escolares ya hacen votos aunque no perpetuos de
obediencia, de pobreza y de castidad y son ayudantes de los legos o de los
coadjutores; est os últimos y los legos hacen los tres votos perpetuos citados; los
profesos hacen un cuart o vot o de estricta e incondicional obediencia al Papa de Roma
y representan la flor y nata del dogmatismo católico y el sostén más firme del papado.
Entre los grados de la nobleza medieval se conocen los siguient es: duques,
príncipes, marqueses, condes, vizcondes, barones, barones, lords y señores. Cada
grado de éstos comprendía ciert os privilegios y, en conjunto, est aban encabezados por
los duques o príncipes de sangre real y representaban las castas despót icas de
aquellos tiempos. Además, exist ían un sin fin de órdenes caballerescas y militaristas,
ent re ellas los caballeros de Malt a, los caballeros Teutónicos, los Templarios, etc.,
todas divididas en grados de desigualdad, como principio básico. Los dirigentes de las
órdenes, tanto de las monást icas como de las militaristas y de la nobleza, ocupaban
estos puest os con caráct er vitalicio y en muchas de ellas los heredaban o nombraban
sus sucesores. Tenían prerrogativas dictat oriales para resolver los asuntos de las
Corporaciones y el voto de sus componentes estaba sumamente limitado, pues tenía
caráct er consultivo únicamente. El principio monárquico y absolut ista estaba en boga.
Los Gremios y en general las asociaciones prof esionales no tení an grados
propiamente dichos, Hacían dist inción entre aprendiz, compañero y maestro, maestro
perfecto, inspector, etc., pero a base de la mayor o menor capacidad para desempeñar
el trabajo del oficio o de la prof esión. En su organización interior, como asociaciones
libres, eran democrát icos. Sus component es tenían voz y voto en las discusiones y
resoluciones de los asuntos del gremio y elegí an a sus dirigentes por un período
188
det erminado. Las relaciones entre los asociados se basaban en el trato fraternal y de
compañerismo, y se foment aban los principios de Unión, Solidaridad y Cooperación,
tanto entre los componentes como entre los Gremios de dif erentes oficios y
profesiones.

b. Origen de los gremios.

Sobre el origen de los Gremios hay divergencias de opiniones. Unos los


consideran como continuación de los Colegios Romanos (colegia), que agrupaban a los
artesanos de las ciudades en los tiempos del I mperio Romano. Otros buscaban su
origen en el derecho señorial. Otros confunden los Gremios con las Cofradías
(fraternitat es, caritat es) que se fundaban alrededor de las iglesias y de los
monasterios, con aparentes fines piadosos y carit ativos. Analizando los datos, muy
escasos, correspondientes a los siglos XI, XII, y XIII, relativos a los Gremios antiguos,
es posible deducir: 1o,. que la asociación de los artesanos en t oda Europa era
voluntaria y su organización económica fue parecida en sus rasgos f undamentales; 2o.,
que su objet ivo principal consistía en la def ensa de los intereses económicos de los
asociados; 3o., que el ejercicio exclusivo del oficio y el monopolio de producción de
artículos determinados de consumo general fueron los medios acost umbrados,
normales y reconocidos, para evitar la competencia ruinosa entre los artesanos; 4o.,
que los Gremios se dedicaban a la producción y distribución a la vez; 5o., que las
aut oridades municipales prot egían legalmente la agrupación de los artesanos en
Gremios, para ejercer más fácilmente el control, la vigilancia f iscal, sanitaria y
comercial de la producción y de la distribución de los artículos f abricados, y 6o., que
los Gremios luchaban por su autonomía administrativa interna, tanto contra las
aut oridades municipales, como contra los int rusos procedentes de otras agrupaciones
(religiosas, de nobleza, burguesas, etc.), y por sus derechos polít icos para intervenir
en el Gobierno al lado de la burguesía acaudalada. Por tanto, la organización gremial
de los art esanos fue originada por las condiciones económicas reinantes, y su forma
fue precisada por las condiciones políticas de ent onces, t omando de lo antiguo las
modalidades que se consideraban comunes a t odas las asociaciones de este género.
En resumen, los Gremios nacieron como consecuencia de las condiciones polít icas,
económicas y sociales de los siglos XI y XII.
El nacimient o de la I ndustria de Exportación durante los siglos XII y XI V originó
la transformación de los Gremios de pequeños productores asalariados. Comparando
las asociaciones gremiales de los tejedores de Maguncia, mencionados por primera vez
en el año de 1099; las de pescadores de Worms, del año 1106; las de zapateros de
Wurt zbourg, del año 1128; las de tejedores de colchas de Colonia, del año 1149; las de
curtidores de Rouen, de principios del siglo XII, y las "craft guilds" de Inglaterra de los
tiempos del reinado de Enrique I (1100-1135), con los Gremios de los obreros de
Douai, que apelaban a la huelga para defender sus intereses en 1245; con los Gremios
189
de tejedores y bataneros de Gante, que abandonaron en masa la ciudad en 1247 como
protesta contra la explot ación y mal trato; con los Gremios de los t rabajadores de los
Países Bajos, acusados de rebelión y de conspiración, et c., encont ramos un cambio
radical de la situación de los trabajadores indust riales.
El Gremio principiaba a desintegrarse como agrupación de pequeños
product ores; la pequeña industria urbana quedaba apart ada del contacto direct o del
consumidor, por medio de multit ud de intermediarios. Aumentaban las horas de trabajo,
estableciéndose la jornada que comenzaba al amanecer y terminaba al caer la noche.
Nacían las crisis industriales acompañadas de períodos largos de desocupación de los
trabajadores. se formaban los "trucks-sistems", o sea las "tiendas de raya" para
proporcionar préstamos en product os a los obreros, a precios altos, que se
garantizaban con los salarios semanales o mensuales. Surgieron las huelgas y los
paros de protesta de los jornaleros de las industrias; aparecieron los primeros rasgos
de la lucha de clases, que tomaba forma organizada, a medida que los medios de
producción pasaban a poder del capitalismo mercantil. Esta situación se presentaba en
todas partes donde la industria de exportación superaba a la indust ria local. Así f ue
como el capitalismo mercantil originó la situación económica que desint egró los
Gremios de artesanos y obligó a los asalariados a adoptar medidas revolucionarias
para la defensa de sus intereses.
El movimiento revolucionario principió en los grandes centros manufactureros de
Flandes (Gante, Brujas, Impres, etc. ), entre los asalariados de la industria textil; les
siguieron los batidores de cobre de Dinant , y después el movimiento se extendió a
Florencia, la ciudad de banqueros y de fabricantes de tela, y a otros lugares. Los
sublevados lograban adueñarse temporalment e del Poder Municipal, reglamentaban las
tarifas de los salarios y las condiciones de trabajo; pero esta situación no perduraba,
porque sus adversarios se unían y, apoyados por la fuerza militar, los bloqueaban, los
diezmaban por medio de matanzas y los obligaban a ceder. La lucha adquiría cada vez
más la apariencia de la guerra de clases entre ricos y pobres, y el capitalismo
mercant il se estabilizaba.
El sist ema basado en la separación del product or del contacto y relaciones con
los centros de consumo sirvió al int ermediario, o sea al comerciante, para establecer el
control sobre las industrias urbanas, convirt iendo la producción doméstica en
producción capit alista en gran escala. Los salarios y las condiciones de trabajo de los
aprendices y de los compañeros empeoraron. Nació el antagonismo entre maestros y
compañeros, porque est os últ imos ya no tenían esperanzas de progresar. La ruina de
los pequeños Talleres obligaba a los compañeros a formar asociaciones de defensa y
ayuda mutua, basada en la identidad de int ereses y reivindicaciones. En lugar de los
Gremios de artesanos, que agrupaban a los maestros, compañeros y aprendices,
aparecieron los Gremios de Compañeros (compagnonnages), compuest os por los
asalariados o jornaleros de las industrias, excluyendo a los maestros como element os
contrarios a sus intereses. Estas nuevas agrupaciones de compañeros aparecieron
190
primero en forma aislada en los lugares de trabajo, pero pront o extendieron su
influencia, formando los Gremios de jornaleros de cada profesión, que abarcaron los
centros industriales de dist intas naciones.

c. Agrupaciones de los constructores y sus características particulares.

Las agrupaciones de los Constructores que comprendí an los oficios y las


profesiones de picapedreros, canteros tallistas, albañiles, carpinteros, arquitectos,
escultores y pintores, se consideraban como las más antiguas. Su existencia data de
los tiempos de expansión del cristianismo por Europa. Ellos fueron los constructores de
los edificios y de los monumentos artíst icos más not ables de la Edad Media. El
caráct er internacional de estas agrupaciones está comprobado por los hombres que se
dedicaron al estudio de la arquit ect ura medieval. Se supone que su origen está ligado
a los Colegios Romanos de Const ructores, cuyos miembros acompañaron a los
misioneros en la época en que el cristianismo se extendía a t ravés de los Alpes. Es
probable, incluso, que la forma de organización de los Gremios de artesanos de las
villas y de las ciudades de Europa occidental fue tomada de las agrupaciones de los
construct ores. Por ser de suma importancia para el cristianismo las art es y los oficios
relacionados con la arquit ect ura, los Constructores disf rutaban de ciertos privilegios,
generalmente reconocidos, que garantizaban la independencia de sus asociaciones.
Los Constructores desarrollaban sus act ividades en un ambiente completamente
diferent e de los Gremios de art esanos de las villas y de las ciudades medioevales: no
estaban ligados permanent ement e a ningún lugar de residencia, ni dependían de la
influencia direct a del capit alismo mercantil, y a pesar de su dependencia económica de
la iglesia y de los gobiernos de los Estados, debido a su posición de asalariados, sus
asociaciones no estaban dominadas ni controladas por sus patrones. Los componentes
de las agrupaciones tení an libertad para cambiar el lugar de su residencia y para
buscar el trabajo que más les convení a. Por otra parte la dependencia mutua de los
diferent es oficios y profesiones en una obra de construcción, inf luí a sobre la forma de
organización de sus agrupaciones, que en la mayoría de los casos se parecían mucho
más a las de los Colegios Romanos, que a las de los Gremios de artesanos de las
villas de la Edad Media. Por estas razones, muchos aut ores los llaman Colegios
Romanos, aunque es más correct o clasificarlos como Gremios, debido a que esta
denominación fue más generalizada en los siglos XV y XVI.
Las Agrupaciones de los Constructores se distinguí an siempre por su carácter
de progresista y democrático, y por sus tendencias hacia la organización de relaciones
internacionales y universales. Su carácter progresist a se revelaba en el reconocimiento
de la necesidad de basar filosóf icamente la ideología humana en Verdades
Científ icamente demostrables; recomendaban el Trabajo y el Estudios como medios
para alcanzar el Progreso del Género humano. En su régimen int erno, las agrupaciones
de los Constructores se guiaban por los principios de Unión, Solidaridad y
191
Cooperación. También reconocí an la importancia práct ica de las categorías o grados
basados en la preparación y en la capacidad de los asociados. Dent ro de cada Gremio
se reconocí an tres grupos de capacidad manual: aprendices, of iciales o compañeros, y
maest ros (responsables del oficio). Existí an además una distinción dada por la
capacit ación int elect ual: maestros perf ect os (art istas del of icio), inspectores o
vigilantes técnicos (ingenieros) y arquitectos (proyect istas y responsables de la obra
en construcción). El reconocimiento de la necesidad de la capacit ación de los
asociados contribuía al desarrollo de las relaciones fraternales y al fortalecimiento de
la disciplina consciente ent re los elementos manual, int electual y artístico de los
Gremios. A est o se at ribuye el fracaso de la clerecía en sus intentos para controlar su
vida interna.
Para evit ar la introducción de element os extraños, host iles y enemigos, los
Gremios se organizaban y funcionaban secret ament e. Tenían sus signos, toques y
palabras secretas de reconocimiento, de socorro y de precaución (locales o
internacionales). A dif erencia de las agrupaciones de cast as privilegiadas, no eran
impenetrables para los hombres honrados, que demost raban su habilidad para los
oficios o su utilidad para los agremiados y para la Humanidad en general: los sabios,
los profesores, los escritores, los abogados, etc., se admití an como en los Colegios
Romanos, en calidad de "aceptados". Todas las asociaciones gremiales de los
Constructores se gobernaban interiorment e de acuerdo con principios democrát icos:
los asociados tenían voz y voto en los asuntos import antes, elegían por mayoría a sus
dirigentes para períodos determinados, y controlaban los ingresos y egresos de la
tesorería de su gremios. El trato entre ellos se caracterizaba por su espíritu de
fraternidad y camaradería, y sus diferencias se resolvían por medio del arbitraje
fraternal. La ayuda mutua y el socorro a los necesitados se consideraban como uno de
los objetos principales de las asociaciones; se cult ivaba la amistad y el respeto entre
las familias de los agremiados, y para f oment ar estos sentimientos organizaban fiestas
y banquetes de carácter social.
La evolución natural de la Masonería operativa debida a una serie de
circunstancias históricas, económicas, políticas y sociales , que detallaremos en los
párrafos que siguen, fue acent uando cada vez más las necesidades de acrecentar la
lucha en el terreno de lo polít ico-social, para defender más eficazmente los intereses
de los trabajadores e intelectuales, obstaculizados de modo constante por las cast as
privilegiadas. Así fue naciendo en el seno de la Masonería operativa un grupo
constit uido por los más capacitados intelectualment e y los "aceptados" progresistas,
que iban asumiendo la dirección de aquella lucha y formando un grupo que se llamó
posteriorment e Francmasonerí a.
Esta nuevo grupo, que se estableció def initivamente como agrupación separada
de la Masonerí a operativa, a part ir de su Constitución en 1523 adopt ó, como forma de
organización int erior, la de los Gremios de los Constructores que acabamos de
describir.
192

d. Formación de la ideología progresista de la Masonería operativa.

En su taller de trabajo, el masón operativo estudiaba la teoría de su oficio, con


el fin de aplicarla a la práctica de la construcción, y no por mero afán especulat ivo;
para el constructor, el pensamiento es la actitud que precede a la acción y está
just ificado por ésta. Para él no tiene sentido la especulación desligada del mundo de la
realidad, a la que se sient e íntimamente unido: operando con el espacio, con cargas,
con materiales, con hombres que trabajan y con necesidades humanas que su arte
satisface, necesit a estudiar y medir esa realidad en que vive. Si quiere cubrir un
espacio donde la gent e se congregue y lo quiere hacer con una bóveda, tiene que
estudiar los mat eriales a emplear y las leyes de la Mecánica a la que est án sujet os,
para encontrar el mejor modo de disponerlos: la bóveda se sostendrá si su
construcción la hizo de acuerdo con dichas leyes, y no porque para tal fin se
encomendara a Dios en sus oraciones.
Por lo tant o, la act itud del masón era una actitud científica, de conocimiento de
las leyes naturales, que le permitían forjar sus teorías, las que tendrí an validez
únicamente al ser sancionadas por la experiencia de la construcción, ya que, si la
bóveda se caía, el conocimient o adquirido había sido f also y era preciso modificarlo.
La práctica y la ciencia estaban inseparablemente unidas en el masón operativo,
siendo est a espí ritu el que presidía el trabajo de los talleres-escuelas, donde los
masones se reunían.

Ahora bien; educado el constructor dentro de esta disciplina científica, t enía una
constant e act itud ante la vida, que le hacía juzgar todos los problemas que le
afectaban, como masón y como hombre, desde el mismo punto de vista de crítica
racional, de invest igación de la verdad, que lo enfrent aba a todo lo que fuera
ignorancia y falsedad, sobre todo si ésta era maliciosamente aprovechada para
explotar al trabajador por el privilegiado. Nace, por tant o, el lado de la actitud
científica, una act itud netamente polít ica, dent ro del seno de la Masonería operat iva;
pero, de acuerdo con la f ormación teórico-práct ica del constructor, tal actitud se
transformaba en luchas dirigidas cont ra los enemigos de aquello a lo que
necesariament e el masón aspiraba: a la libre investigación, al triunf o de la verdad por
oposición al oscurantismo, al derecho al t rabajo y a una remuneración decorosa, etc.
Hemos visto ant eriormente, como el masón operat ivo se consideraba
tradicionalmente con mayor capacidad de conocimient os que los amos a quiénes
estaba obligado a servir, y de los que era, sin embargo, un asalariado. Consideraba a
la casta de los ricos constit uida por la nobleza, como la casta de los ambiciosos; y a la
sacerdotal, aliada de la ant erior para explotar la ignorancia del pueblo, como la casta
de los hipócrit as.
193
Es perfectamente clara, por lo tanto, la act itud de la Masonería operativa y la
formación de su ideología a través de los tiempos: una actitud práctica, que const ituye
la sanción suprema del conocimient o adquirido; una actitud científica, racionalist a e
investigadora, derivada de la anterior y dirigida precisamente a resolver de la mejor
manera los problemas que la vida presenta, por medio del conocimiento del ambiente y
de las leyes de la Nat uraleza. Por último, una actitud política, que le obligaba a
enf rentarse con aquellas castas que se oponían tradicionalmente a sus aspiraciones e
ideología.

e. Causas que acent uaron la lucha polí tica de los masones operativos en la edad
media.

El espíritu de lucha de la Masonerí a operativa, y su ideologí a, a t ravés de los


tiempos, se van forjando y acentuando debido a las condiciones imperantes (sociales,
políticas y económicas) hasta llegar a los comienzos del siglo XVI, época en la que
surge la Francmasonerí a como heredera de la ideología de aquélla y de su f orma de
organización interna. Nos int eresa por esta razón present ar el panorama de Europa
ant erior a la fecha citada; es decir, durante la Edad Media y en la floración del
Renacimiento, que coincide con la aparición de la Francmasonería.
En la edad Media, la vida se concentraba en el feudo, donde la agricultura era el
único medio de vida, que se desarrollaba de un modo rutinario y donde no existía la
investigación y el progreso: ni siervos ni señores sabían leer ni escribir. Aun en el
siglo XI, con la aparición del artesanado independient e del agricultor, no varí a el
espíritu de rutina, ya que los conocimientos se transmitían de padres a hijos, con la
prohibición de est ablecer innovaciones en la producción, incluso cuando aparecen los
Gremios.
La verdad, en est a época, estaba contenida en las Sagradas Escrituras, y la
Teología era la única ciencia a la cual todo conocimient o debí a estar supeditado. Para
adquirir esta única sabiduría habí a que hacer profesión de fe de ignorancia según la
Iglesia Cat ólica. En est as condiciones la invest igación era algo prohibido y castigado
por ella, pues todo lo que no se ajust ase al dogma era herejía que merecía la muert e.
Es de notar que hereje signif ica "el que elige"; lo que refleja el espíritu intransigente
de la Iglesia, que no permitía pensar, investigar y elegir, sino que hacía tragar su
dogma bajo amenaza de morir.
El espí ritu intransigente de aquella época era claramente opuest o al progresista
masón, que de modo encubierto era enemigo de la Iglesia, como lo ha demost rado en
sus tallas, pint uras, esculturas, relieves, etc., que realizaban en los templos por ellos
construidos. La progresiva emancipación del artesanado de su condición de siervo, va
dando lugar a la f ormación del Burgo, la Ciudad en ciernes, enclavado dentro del feudo
y sometido a él, y donde viven los comerciant es, intermediarios entre el artesanado y
el consumidor. El señor feudal comenzó a hacer t ratos con los Burgos, concediéndoles
194
ciertos privilegios mediante el pago de contribuciones, que los Gremios recaudaban y
le entregaban; de est e modo principió a sentirse en el ambiente del Burgo una cierta
aut onomía y una mayor libertad para vivir.
Los comerciantes, organizados t ambién en Gremios, acostumbraban llevar y
traer su mercancía por medio de caravanas, para protegerse mut uamente de los
pequeños señores feudales, convertidos, muchas veces, en bandidos y salteadores, a
los que hací an frent e; empezando de este modo a sent irse un espíritu de lucha y un
espíritu de empresa, que florece más tarde en el Renacimient o. Cada feudo tenía su
moneda y sus impuestos especiales, y no existí an caminos fácilment e transitables; lo
que dificultaba en gran manera el comercio. Por est as razones, la clase de los
comerciantes deseaba un Poder fuert e, el de gran señor o el real, que, limitando sus
propias ambiciones sometiera a su aut oridad a los pequeños feudos y garant izase el
ejercicio del comercio con mayor seguridad y libert ad. Por esto, la naciente burguesía
apoyaba el poder real contra el feudal, y los reyes, en compensación, concedían más y
más privilegios a los Burgos, "cart as" o f ranquicias, por las que se les reconocían
derechos de eludir obligaciones serviles, administ rar justicia, et c.; y de este modo
fueron evolucionando hasta convertirse en comunas o ciudades libres, gobernadas por
sus municipios, integrados por los Gremio de diferentes oficios; ejemplo de esto lo
constit uyó Florencia, Ciudad-República italiana, que era gobernada por los Gremios de
las siete Artes mayores. De est e modo surge la ciudad frente al castillo feudal, como
símbolo de liberación del poder del señor, que crecía rápidament e por atraer al
campesino que, huyendo de la vida miserable del campo, buscaba un trabajo más libre
en la naciente industria manuf acturera: "el aire de la ciudad hace libre a la persona",
se decí a entonces. Con la ciudad, y paralelamente a su desenvolvimient o nace una
nueva clase, la burguesía, que se enfrent a el señor feudal y a la Iglesia.
Un nuevo factor de cambio aparece con las Cruzadas, dentro de la sociedad
medieval: Bizancio, importantísimo cent ro comercial, era punto de paso obligado en la
ruta que unía al Oriente con el Occidente; era, además, el centro cult ural más
importante de aquella época y sus bibliotecas, que habían heredado la sabiduría del
mundo antiguo, eran visitadas por los sabios de toda Europa. Bizancio, viendo el
peligro que para su independencia significaba el aumento del poderío de los turcos,
hizo un llamado a los países occidentales, a fin de que la ayudaran a resistir la
invasión mahometana. Los pueblos comerciantes del norte de Italia acogieron con calor
el llamado, ya que el peligro que amenazaba a Bizancio ponía t ambién en peligro sus
propios int ereses. Por otra parte, la Iglesia de las dificultades que ponían los t urcos a
los peregrinos que visit aban los Santos Lugares, por lo que el papa propugnaba el
rescat e del sepulcro de Cristo de las manos de los "infieles".
Así pues, el espíritu religioso por un lado, el aventurero del señor f eudal que
veía en la empresa grandes oport unidades de pillaje, y, por otro, el de los
comerciantes y artesanos, que esperaban mayores beneficios de la empresa, se
unieron en un propósito común, organizándose las Cruzadas, que por espacio de dos
195
siglos hicieron la guerra a los muslimes. El espíritu de los Cruzados se refleja en el
hecho de que la católica Constant inopla fue saqueada por ellos mismos.
la consecuencia de esta empresa f ue, principalmente, el enorme desarrollo que
adquirió el comercio, no sólo por los productos orientales que afluían a Europa a través
de las caravanas de comerciantes que acompañaban a los guerreros, sino porque estos
mismos, al ponerse en contacto, en su constante viajar, con otros pueblos y culturas
dist int as, más refinadas que las suyas, se cont agiaron del lujo oriental, elevando su
propio nivel de vida, de t al manera que al regresar a su feudo ya no podían prescindir
de las joyas, telas finas, especias, armas, etc., que habían visto, y de las que hacían
gran demanda a los comerciant es; pero como el comercio exigía el pago de todos esto
lujos en dinero, el señor f eudal resolvió imponer el pago de los tributos de los
campesinos, no en especie, sino en efectivo. Nat uralmente, el campesino se veía
obligado, para adquirir la moneda, a llevar sus product os agrícolas al mercado de la
ciudad, naciendo así una nueva necesidad que creó el capitalismo mercantilist a.
El comerciante, comprador de los productos agrícolas y manufacturados del
campesino y del artesano, se conviert e en prestamista, que por medio de adelant os,
bien en dinero o en materias primas, compromet e la producción total del campo y del
taller, y poco a poco se adueña de los medio de producción, convirt iendo el artesanado
en proletario, al que, en lugar de comprarle el product o elaborado, le compra la fuerza
de su trabajo. Nace así la indust ria manufacturera de export ación y dos nuevas clases;
la burguesí a mercantilista, que desplaza al señor feudal y a la Iglesia, y el
proletariado, dependiente del capital de aquélla.
Con el nacimient o del capitalismo aparecen nuevas tecnologías, que permiten
una producción en masa, especialment e porque los talleres de manufactura cont aban
con mayores elementos técnicos y organizaban la producción racionalmente,
especializando así a los obreros y simplificando el trabajo individual. La consecuencia
de esta nuevo modo de producción, en el que la máquina y la organización iban
desplazando al artesano, creó un nuevo problema social. A los Gremios de artesanos,
en lucha por su subsistencia, al no tener manera de modif icar la sociedad, adaptándola
a las nuevas formas de producción, no se les ocurría otro medio de defensa que la
destrucción del maquinismo y de los invent ores. Surge, pues, una nueva lucha: el
Gremio se enf renta ahora con un nuevo tipo de patrón, con una tecnologí a y una
economía nueva y, por lo tanto, con un nuevo aspect o social y político.
No puede pasarse por alto en este examen de las causas de la formación de la
ideología masónica, la influencia que han tenido en la misma los constantes
movimientos heréticos que aparecieron desde los primeros siglos del cristianismo y
que se acentuaban en aquella época en las que la Iglesia amparaba situaciones
sociales en pugna con los intereses del pueblo. Citaremos ent re los más importantes, a
los de los Gnósticos y Maniqueos, en los siglos II y III; al de Prisciliano, a fines del
siglo I V, y al de los "Cataros", en el siglo XI II. Todos ellos se derivan del movimiento
196
maniqueo, y su desarrollo obedecía a causas económicas que se relacionaban con las
tendencia absorbente de la Iglesia cat ólica.
La saña de la Iglesia romana, que confiscaba los bienes de los herejes y
organizaba matanzas, a veces en masa, como la de los albigenses, decretada por
Inocencio II, que instit uyó a partir de 1213 el t ribunal de la Inquisición, para librarse
por medio de la hoguera de sus enemigos, daba lugar a que los perseguidos, para
salvar sus vidas, abandonaran los lugares de su residencia y se refugiaran el los
Burgos y, posteriorment e, en las ciudades donde el poder municipal no estaba
subordinado a la Iglesia. Florencia, fundada por maniqueos, resistió hasta el
Renacimiento las pretensiones de los prí ncipes y de los papas para dominarla, y en la
época del asesinato de los "Cataros", les dio albergue y prot ección. Los huidos de la
persecución de la Iglesia se convertían en comerciantes o artesanos, que pasaban a
engrosar las filas de oposición al despotismo reinante; razón por la cual est os hombres
asimilaban el espírit u republicano, por el que luchaban resueltamente en las ciudades
que les daban asilo. Además como art esanos y comerciantes, se veían obligados a
unirse a la corriente progresist a, contraria al oscurantismo de la Iglesia católica, y a
luchar por el libre pensamiento y la invest igación científica, que los beneficiaba en sus
oficios y profesiones. Los gibelinos florentinos, maniqueos de origen en su mayoría,
nunca f ueron part idarios del Imperio, como lo quieren cat alogar los clérigos, sino que,
por el contrario, eran ardient es defensores de la República, y si en algún caso
estuvieron al lado del Imperio, era porque ést e representaba su independencia y los
def endí a de la dominación del papado.
Así fue como durante la Edad Media se acentúo la formación de la ideología
progresista de los Masones operativos, que los empujó cada vez más a la lucha
política, en perjuicio, muchas veces, de sus intereses netamente gremiales.

f. El Renacimient o y el origen de la Francmasonería.

En el capítulo ant erior hemos examinado una serie de factores que privaban
durante la Edad Media; su evolución dio lugar a una época de crisis, de negación de
los valores vigent es entonces y de fe en ot ros nuevos, constituyéndose así el llamado
Renacimiento, etapa histórica de límites algo imprecisos, que comenzó a fines del siglo
XI V y llegó a los comienzos del XVI I, y cuyas características fundamentales
examinaremos en los párrafos siguientes.

a) La Ciudad.

El Burgo, a través de luchas y de siglos, logra emanciparse del señor feudal


hasta llegar a la autonomí a casi completa. Desde los principios del siglo XIV, París,
Lisboa, Brujas, Londres, Génova, Venecia, Florencia y otras muchas ciudades son ya
pot entes centros industriales e intelect uales; Florencia, como otras poblaciones
italianas, surge como Ciudad-República. La ciudad es propiamente lo que caracteriza
197
al espí ritu civil, es decir, a la civilización tal como la entendemos, que no es sólo el
poner al servicio del hombre la técnica y el progreso material, sino que implica una
consideración especial que se designa con el nombre de ciudadaní a. La ciudad es, por
lo tanto, símbolo de liberación mat erial y moral.
Cuando el furor de las Cruzadas se ext inguió, los trucos fueron rehaciéndose y
avanzando hacia Constantinopla, que sentí a su próximo fin. Los sabios que allí vivían
iniciaron un éxodo, siempre fecundo, hacia las ciudades libres italianas llevándose
consigo los códices y libros que encerraban la ant igua sabiduría greco-romana y árabe,
y la cultura pagana, opuesta a la medieval. Est a emigración vino a enriquecer el
espíritu de la nueva época expresado en las ciudades.
El poder representado ant año por el señor y la Iglesia pasa a la nueva clase
burguesa, y el elemento estático y conservador, la t ierra, que caracterizaba a la
sociedad medieval, pierde su import ancia, que se traslada al nuevo factor dinámico
represent ado por la ciudad. Así pues, a ésta pasa el centro de lo económico y social, y
paralelamente, el poder militar del señor y el espiritual de la Iglesia, al dinero, a la
cult ura y a la ilustración. Muchos nobles desplazados, impotent es para combat ir el
nuevo poder, abandonan el campo por la ciudad, se hacen comerciant es y se mezclan
con las nuevas clases, las que frecuent ement e les encomendaban cargos militares.
La Ciudad-Est ado viene a ser, en consecuencia, la nueva forma política de la
burguesía emancipada, constituyendo una democracia municipal, que en su origen sólo
significan la lucha cont ra el noble y la Iglesia.

b) El Humanismo.

La tendencia de la época a tomar como modelo la antigua cultura pagana, era


realment e una reconciliación del hombre medieval con la Naturaleza. El hombre
renacentista ya no piensa que esta vida es un tránsito para otra mejor, que debe ser
dedicada únicamente para hacer méritos y sacrificios, con el fin de conseguir después
de la muerte la eterna bienavent uranza; por el contrario, hay en él un potente amor a la
vida y a la Naturaleza, que es paganismo, que rompe con la tradición y se impone. El
mismo Marcilio Ficio, idealista florentino de la época, pretende conciliar el
cristianismo, "despojándolo de su execrable ignorancia", con la filosofí a platónica, a
diferencia de los escolásticos de la Edad Media, que intentaron ponerlo de acuerdo con
el sentido común.
El afán de reconocer la antigua cultura se ref leja en el movimiento por la
formación de bibliotecas, recogiéndose por todas partes, y copiando, los manuscritos
que llegaban a manos de los hombres ilustrados de la época. Petrarca y Boccacio se
dist inguieron en esta labor. El humanista Niccolo de Nicoli, el primero que concibió
desde la ant igüedad la idea de la fundación de una biblioteca pública, reúne, con la
ayuda económica de los Gremios de las siete Artes principales de Florencia,
ochocientos volúmenes, que valían la suma de mil florines. Sforza se sintió también
198
atraí do por la antigua cultura, y Cosme de Médicis, que se aprovechó de los emigrados
de Constantinopla, a los que compraba sus manuscrit os, llegó a reunir cuat rocientos.
El mismo papa Nicolás V inicia la bibliot eca vaticana con cinco mil volúmenes.
El saber de la Iglesia, que era el único en los siglos anteriores y puramente
teológico, se opone ahora un saber representado por los seglares humanistas, que
prescinden de la escolást ica y se inspiran en la cult ura pagana. La nueva clase
intelectual marcha en alianza con la burguesía revolucionaria, frente al clero.
El humanismo es, en su forma, el descubrimiento de la antigua cultura pagana;
pero en su fondo significa la concesión al hombre de una nueva categorí a: su dignidad.
Es, por lo tant o, revelación de la personalidad humana y afirmación pragmática de la
verdad de todo aquello que es útil al hombre. Para Niccolo de Niccoli, "el corazón
humano es un hogar de pasiones, es decir, de fuerzas que se atraen, se repele, se
equilibran y se combinan de mil maneras. No bien se ponen dos hombres uno frente a
otro, se desprende de su cont act o, como del contacto de dos cuerpos, una especie de
atracción o de repulsión, que se llama simpatía o ant ipat ía; dos palabras que expresan
admirablemente esta acción ciega y f atal de nuestra naturaleza. La educación y las
inst ituciones sociales pueden, sin duda, dar a estas f uerzas una dirección útil, como se
encierra ent re dos vertientes un río caudaloso; pero no está, felizmente, en el poder de
nadie aniquilarlas. Sólo los imbéciles y los hipócritas se indignan contra las pasiones,
que son para el hombre lo que los vient os a la vela de los barcos que se aventuran en
alta mar". Este elogio de las pasiones encauzadas como medio fecundo de vivir, es
contrario al espíritu monástico, que trat a de anular en el hombre su personalidad y sus
impulsos, porque según este espí ritu, "la naturaleza humana es pecadora e impura".
Los humanist as del Renacimiento pueden considerarse, por lo tanto, como los
precursores de Rousseau y del Naturalismo que busca la plena realización de la
personalidad humana.
El humanismo represente una nueva actit ud ante la vida, cuya función es
sociológica en el Renacimiento se demuestra claramente en el Arte, que es entonces
glorif icación de la belleza sensible de la forma y del color de la Naturaleza: no es
hierático y gigant e como el Egipcio o el Hindú, ni inexpresivo como el bizant ino de
figuras cadavéricas, ni frío y rígido como el medieval de santos petrificados en sus
nichos. El Arte renacentist a, iniciado por Cimbue y Giott o, es dinámico, vivo,
humanizado y expresa vida y libertad, helenizándose con el desnudo, que era sat ánico
para la Iglesia medieval.

c) El Espíritu Religioso.

El crist ianismo, nacido al lado de los esenios, que practicaban un comunismo


primit ivo, al lado de los celotes, que luchaban por la liberación de su patria del yugo
romano, contra saduceos y fariseos, ya acomodados al dominador, pierde, al
199
trasladarse a Roma, de su sencillez, su moral y su ideología, se va adapt ando poco a
poco a la sociedad romana, que termina por absorberlo y aliarlo con la clase
dominante. La Iglesia de Cristo creyó en un principio que la divinidad no necesit aba
templos, sacrificios o ceremonias, y que el mejor culto a Dios era la práctica de la
virtud; pero en contacto con el pueblo romano tuvo que aceptar su paganismo para
infiltrase en él, adopt ando sus fiest as como efemérides cristianas y ef ect uándose
paulat inament e un sincretismo ent re ambas tendencias, por lo que el paganismo cede a
la nueva Iglesia, templos, sacrificios, ofrendas, milagros, santos patronos, oraciones,
peregrinaciones, etc.
Los humanistas del Renacimiento, al est udiar las antiguas cult uras, hallaron en
el cristianismo esta herencia pagana recibida de Hermes Trimegisto, de Mitra, Platón y
Séneca, que le quitaban su origen divino y reforzaban, en consecuencia, el espí ritu
incrédulo de la época. Para Niccolo de Niccoli, el cristianismo es la cont inuación
nat ural del paganismo greco-romano, pues todos sus dogmas fueron f ormulados en
griego y por concilios griegos. Jerusalén, su cuna, jamás fue una ciudad cristiana,
siendo en realidad Roma la verdadera capital de la nueva iglesia. "Lo único judío del
cristianismo, dice Niccoli, es su monolatría intolerant e". El paganismo de la Iglesia
culmina en papas como León X y Julio II.
La Iglesia, a través de los siglos, había olvidado totalmente su origen y
finalidad, y llegó a construir un poder, que en la época que est udiamos pret endía
dominar el mundo, y por est o no toleraba ningún poder secular que pudiera discutirle
su supremacía. De aquí su enemistad hacia el Emperador, que también pretendía la
monarquía universal. El descarado poder dominador de esta Iglesia sin escrúpulos, se
manifiesta ya en el año 887 por Anastasio, obispo de Nápoles, que se asocia con
sarracenos para participar en sus piraterías, por él amparadas. Posteriormente, rota la
solidaridad cristiana después de las Cruzadas, la misma Iglesia no considera a Europa
como el lugar de la "cristiandad", por oposición a los "infieles", y Gregorio IX e
Inocencio IV llegaron a buscar la ayuda de los muslimes para sojuzgarla.
La reacción frente al poder dominador de la Iglesia era en realidad una lucha de
emancipación económica, que tomaba la f orma de herejí a teológica. Por su parte, la
Iglesia no combatía a las numerosas y disparatadas superst iciones de la Edad Media,
pero si a los espíritus libres que no creí an en ella, y para este fin organizó el Tribunal
de la Inquisición, que llevaba a la hoguera a los herejes. Pero ni est e anticristiano
procedimiento, ni Tomás de Aquino y toda la Escolástica pudieron detener la poderosa
corrient e de protesta y escepticismo que llegó a dominar en el Renacimiento.
El gran cisma de Occident e (1378-1449), la herejía de Juan Hus (1410-1438) y
la reforma de Lutero (1483-1546) acabaron totalmente con el prestigio moral de la
Iglesia. Tomás Münzter, t eólogo contemporáneo de Lutero y verdadero revolucionario,
predicaba, con la ayuda de los anabaptistas, la rebelión contra Roma: suprimió el latín
del culto y afirmaba que la Biblia debí a ser somet ida al examen de la razón, que es el
único Espíritu Santo; que Cristo era un hombre como los demás y que no hay cielo ni
200
infierno, sino virtud y concupiscencia, etc., etc. Las rebeliones contra la Iglesia pedí an
la primitiva igualdad cristiana contra los insoport ables privilegios reinantes, que se
traducía en el reparto de tierras y en igualdad ciudadana, y, por tanto, en un verdadero
programa polít ico-social.
Las posteriores herejí as de Socino (1525-1562) y de Calvino (1509-1564), así
como las innumerables guerras religiosas que asolaron a Europa, demuestran hasta
qué grado se había hecho insoportable la Iglesia como inst itución ant isocial y opuesta
al progreso. El Dante, gibelino y desterrado de Florencia (1265-1321), había expresado
ya la repulsa hacia la Iglesia, llevando a su infierno a papas y a cardenales. La Iglesia
se había adelant ado, en realidad, al Renacimient o en su concepción económica como
arma del poder; pero al ser combatida con la misma arma del poder; suf re,
nat uralmente, un gran quebranto, pues no sólo luchaban contra ella el pueblo, la
nobleza y los herejes, sino también la potente burguesía adinerada, aliada con
aquellos, moment áneamente, por un interés común.
La doctrina ético-económica medieval, según la cual el menestral trabaja para
atender a su sustento, y el comercio para enriquecerse, era pecado, se oponía al
espíritu de la empresa del Renacimient o que la Iglesia combatí a, en tanto que le
escapaba de su control el monopolio por ella ejercido anteriormente; pero con su
táctica habit ual, se adapta al nuevo espí ritu y se dedica al desenf reno de la
acumulación de riquezas y a una vida fastuosa y cómoda: los papas tienen sus
queridas, y muchos clérigos cultivan la lit eratura pornográfica de la época. El fraile
Savonarola, que se alza cont ra el sionismo desenfrenado de los papas y sus intrigas
criminales, fe quemado en la hoguera. Pero la Iglesia, para guardar las formas y
just ificar con textos sagrados sus actitudes, encont ró siempre recursos: así en la Edad
Media había hermanado sus doctrinas del "liberum arbitrium" y la "gratia divina",
concediéndole, en consecuencia, al hombre, como principio, la libertad; pero
predicaba, en cambio, la resignación cristiana, que lo mantení a en estado de vasallaje
en que su nacimient o lo haba colocado. De este modo, predicando la libertad, mant enía
la esclavit ud. Al surgir la Reforma lut erana con sus nuevos dogmas del "servum
arbitrium" y la "sola gratia", que pretende en realidad rest aurar la doctrina ético-
económica pasada, en contra de la rapacidad de la I glesia, ésta, para just ificar su
posición mundana, consagra como moral la nueva t endencia libertadora del hombre,
legitimando el comercio y el negocio, con lo que hermanaba la moral cristiana con sus
intereses económico-financieros de empresa explotadora de la ignorancia y de la
superstición.
La consecuencia de cuanto acabamos de exponer es el espíritu incrédulo del
Renacimiento ante las cuest iones dogmáticas, que establece la superioridad de la
razón sobre la f e y excluye la intervención divina en la vida de los hombres.

d). La esencia de la personalidad del hombre renacent ista.


201
La personalidad del hombre de esta época es fruto de las luchas pasadas y de
las nuevas condiciones imperantes. El espíritu avent urero de los Cruzados y el de los
comerciantes, que viajando de país en país se veían constantemente amenazados por
peligros y riesgos que t enían que vencer con sus propias fuerzas; las luchas de
artesanos y campesinos, a través de conjuras sociedades secretas, contra una
sociedad que los subyugaba, crearon en él una mentalidad nueva y una nueva fe:
estaba convencido ahora de que su emancipación era posible, pero sólo a cost a de su
propio esfuerzo. El viajero medieval, comerciante o hereje perseguido, en contacto con
nuevas cult uras y modos de vivir, aprende que el mundo es multiforme y variado, y no
cortado por un patrón único e inmutable, A esta concepción medieval se opone ahora la
idea de un mundo dinámico, que es obra definitiva de Dios, y que se transf orma
constant ement e por el esf uerzo const ante de los hombres.
El burgués adinerado, con ayuda de la inteligencia, rompe los antiguos moldes
estáticos e inicia un régimen de libre competencia. Florece, pues, el concepto de
personalidad y el espíritu de empresa, que implica riesgo, esfuerzo, e ilustración; por
lo que la clase burguesa se busca ahora la fama, la libert ad y el bienestar, que dan la
personalidad del individuo. Por primera vez desde la ant igüedad se reconoce y se
respeta el carácter original de los espíritus creadores, ya sea en el campo del Arte, de
la Literatura o de la Técnica, identif icando la obra con el autor.
El burgués rico, calculador y disciplinado, ya no reconoce lí mit es para su
progreso. Se introduce en la política y llega a gobernar las ciudades, idea expresada
por Eneas Silvio, al decir "que de los criados salen los reyes". Así surgió de la clase
de los comerciantes la dinastía de los Médicis, que gobernaba Florencia.
La nueva economía monet aria y el crédito contribuyen poderosamente al
desarrollo del espíritu de lucha, que se ref leja en la polít ica de las ciudades como
Pisa, Génova y Venecia, cuyas empresas comerciales eran a la vez guerreras. Para
esta clase de aventuras se buscaba el apoyo del "condot tiere", tipo humano producto
de la época.
El hombre del Renacimiento, de formación racionalista, no se interesa por
problemas metafísicos. Guicciardini, historiador italiano, embajador de los Médicis ante
los Reyes Católicos, afirmaba que no tení a sentido el indagar sobre las cosas
sobrenaturales "que no se ven", o hacer juicios sobre "profundos arcanos"; lo único
que interesa es preguntar "por las causas naturales de las cosas". El espí ritu incrédulo
de la época, examinado ant eriormente, no admite la constante intervención de Dios en
los asuntos de los hombres, El habría hecho el mundo, pero éste se rige ahora por sus
propias leyes. Entonces, el secreto para dominarlo consistiría precisament e en
descubrir tales leyes, que habrí a de conducir a un saber útil y práctico. El renacent ista
pensaba que todo puede conseguirse con el dominio de la técnica racional, en
oposición a la idea medieval, según la cual, nada hay que hacer, pues todo está ya
hecho y ordenado. Transformar, para poner el product o del esfuerzo al servicio del
hombre, mediante una act itud empírica, implica una nueva concepción de las cosas,
202
una nueva filosofía humanista, emancipadora, científ ica y de fe en los propios
recursos. El hombre renacentista es, por lo tanto, además de enamorado de la cultura
ant igua, inquieto investigador de la Naturaleza.
En el campo de la política, Maquiavelo hace de la lucha una cuestión técnica, y
enseña a la vez a los prí ncipes a gobernar las ciudades, y a los ciudadanos, a librarse
de los príncipes. En las ciencias, Ubaldi, Benedetti, Leonardo, Copérnico, Galileo
Kepler, etc., est udian ast ronomí a, la náutica, la ingeniería, la anatomía, etc., que era
pecado en aquella época. En el t erreno del Arte se unen en la misma persona el
técnico y el artista, como en el caso de Leonardo y de Brunelleschi; las leyes de la
perspectiva son est udiadas por los artistas que, según Alberti, deben ser ante todo
investigadores de la Naturaleza, matemáticos y técnicos, para alcanzar plenamente los
recursos del Arte. Con la dest rucción del señor feudal y el comienzo de la formación de
las nacionalidades, la guerra no es ya una lucha caballeresca, sino una cuestión
técnica. Se enfrentan ahora grandes ejércitos con nuevas armas creadas después del
invento de la pólvora; por lo que la art illería y la balí stica constituyen una ciencia
estudiada por Federico de Urbino, Alf onso de Ferrara y Galileo.
La clase de los sabios y de los intelectuales laicos desplaza a la ignorant e
frailería, a la que despreciaba, quit ándole el saber y la enseñanza. El jurista, nueva
actividad intelectual y técnica, quita también amplios campos de la actividad a la clase
de los teólogos. Las clases poseedoras, los príncipes y gobernantes se rodeaban, por
conveniencia y por prestigio, de humanistas ilustrados, de artistas y hombres de
ciencia. Así lo hicieron los Médicis, los Esforza y el mismo Francisco I de Francia, que
llevó de Italia a París un núcleo importante de estos hombres, los que constituyeron,
precisamente, la Francmasonería.
El movimiento filosófico de la época se acusa, también, de modo notable con las
Academias italianas y centros de investigación e intercambio de conocimientos, cuyo
foco primitivo era el Taller-Escuela de los artistas y sabios, en el que se impartían a
los alumnos todos los conocimientos que constituían las ciencias de entonces.
Pero el afán de saber, investigar y enseñar del hombre renacentista estaba
mediat izado por la Iglesia, rémora de todo progreso, pues la ilustración minaba sus
dogmas y su poder. Los humanistas, eruditos y escritores satí ricos se comunicaban
ent re sí, formando como comunidades secretas, que, pasando sobre las front eras,
relacionaban a los it alianos con los holandeses, como Erasmo de Rótt erdam, o con los
franceses, como Rebelais y Bundé, intercambiando sus opiniones y descubrimient os,
que no podían exteriorizar claramente a causa de la Inquisición.
Para criticar públicamente algo relacionado con la I glesia, se valían del
humorismo en obras como "El Decamerón", de Boccacio; "Elogio de la locura", de
Erasmo' "Gargantúa y Pant agruel", de Rebelais, etc. Este último, vigilado
estrechamente por la ignorante Sobona, en manos de teólogos inquisidores, termina su
obra con un pasaje en el que se adivina la cautela y el disimulo: Pantagruel y Panurgo
visit an una isla maravillosa, para conocer el oráculo de la divina bot ella que habría de
203
decir a si Panurgo sería o no cornudo en el caso de que se casara. Los visitant es, ya
en el templo, pasan por un rito iniciático y la sacerdotisa sacando una bot ella, da este
único consejo a Panurgo: "trinca", es decir, bebe. Anatole France, al comentar la vida
de Rebelais, dice que es fácil adivinar el vino de la sacerdotisa daba al iniciado: el de
la Sabiduría, el del amor a la Naturaleza y a la Verdad; consejo que el autor de aquella
novela humorística no podía dar de modo más claro.
Resumimos, pues, la est ructura de la personalidad básica del hombre
renacentista con las siguient es caract eríst icas: individualidad, personalidad y espíritu
de empresa, af án de emancipación y cooperativismo, escepticismo religioso y cautela
ant e la Iglesia; espíritu de investigación racional y empírico; republicanismo y a la vez
cosmopolit ismo.

Estos principios básicos de organización y fines ideológicos fueron formulados y


aprobados como Constit ución de la Francmasonería Universal, en una Asamblea
General de los francmasones franceses que se reunió en París en el año de 1523, o
sea, cuat ro años después de la muerte de Leonardo. Esta Constitución de la primitiva
Francmasonería, formulada dos siglos antes de la Seudo masonería inglesa de
Anderson, es la siguiente:

e.CONCLUSI ONES:

Ateniéndonos solamente a los hechos, podemos concluir que la Masonerí a


moderna es una creación inglesa. Cuando en 1717 se creó la Gran Logia de Londres,
los construct ores europeos cont inentales ya hacía mucho tiempo que estaban inact ivos
por no haber adoptado la fórmula de incluir masones ‘’aceptados’’ en sus Logias. El
único vínculo realmente comprobable es precisamente el que existe con las Guildas
inglesas. Es por ello que no nos sorprendemos al descubrir que cuando hoy nos
ubicamos en el Templo, los Hermanos se forman enfrentados en Columnas y el
Venerable Maestro y los Oficiales se ubican en forma similar al del Parlamento Inglés.
Muchas de las normas que rigen el funcionamient o de esta Institución, encuentran su
paralelo en los rituales masónicos.
Qué cabe decir entonces de todos los símbolos, las leyendas y los intent os de
asimilación histórica que hoy conocemos? Vimos ya que muchos de los sí mbolos
provienen de la etapa operativa, y se les dio un signif icado ‘’especulativo’’
ejemplarizante. Las leyendas con base bí blica fueron recreadas para que cont uvieran
una enseñanza moralizadora. Pero su núcleo puede t ambién ser encontrado por el
investigador a lo largo de toda la historia del mundo, en todas las civilizaciones.
Porque las ideas tienen vida propia y por lo tant o se desarrollan y multiplican sin
ninguna relación temporal: desde el momento en que el hombre consolidó su dominio
sobre la naturaleza y creó mét odos para saciar más cómodament e sus apetitos, pudo
204
elevar sus ojos hacia las est rellas y comenzar a soñar con una vida mejor. Pan y
fantasía.
Por qué los masones debieran ser entonces una excepción? China, India,
Persia, Judea, Egipto, Grecia, Roma, pudieron muy bien haber formado un sist ema
cult ural donde construcciones cosmogónicas, altas reglas morales y principios
altruistas t raducidos a estructuras religiosas, hayan contenido elementos coincident es
con los que sost ienen el edificio masónico. Su identidad casual o su adopción por la
Masonería les otorgan nueva vida y los adaptan al mundo de hoy. Est o es válido a
pesar de la fragilidad de los vínculos y aún de las contradicciones que se presentan en
muchos de los eslabones que forman esta hipotét ica cadena. Y su aceptación
condicional es const ructiva, aunque sea ajena a la realidad histórica. En definitiva, la
Masonería no vino de, sino que fue a las fuentes, para incluir en su doct rina principios
de valor universal e intemporal. Míticos o reales, brindan una armoniosa base para
construir un firme camino ideológico. Recordemos que también la Masonería ha sido
calificada de utópica por querer superar las condiciones del mundo prof ano, trat ando
de volar como ICARO (29). Quizá la pret ensión de acercarse a la verdad const ituya una
avent ura igualment e peligrosa. Enfrentémosla pract icando con la imaginación abierta
nuest ra ciencia de la moral, buscando respuestas tras los ricos velos de nuest ras
alegorías y respondiendo calurosamente al incentivo intelect ual que nos brinda la luz
de nuest ros sí mbolos. Liberemos nuestras alas y dejemos que nos remonten para
superar los vicios mundanos, perfeccionarnos, luchar por el bien y constit uir un
ejemplo para los profanos en un mundo que parece haber perdido el rumbo y avanzar
inexorablemente hacia su autodestrucción.

21.COMPRENDE R LOS FUNDA MENTOS DE LA DOCTRINA ESOTÉRICA EN LOS


PUEBLOS ANTIGUOS.
205

Cuando hablamos de la evolución humana nos referimos a dos clases de


procesos: La evolución del cuerpo humano y la evolución de la conducta humana.
La evolución del cuerpo humano llamada evolución morfológica es un proceso
biológico que ha sido estudiado por ant ropólogos, físicos, genetistas y los
paleontólogos humanos.
La evolución de la conducta humana es la evolución cultural, que es un proceso
bio-social que pertenece al dominio de los arqueólogos y antropólogos culturales.
No se puede sin embargo separar por entero ambas lí neas de desarrollo. Cada
una ha influido sobre la ot ra y las dos han obedecido a las leyes fundament ales de la
evolución formulada por Darwin y sus sucesores y que por f in, en parte hoy ha sido
acept ada por la Iglesia Católica.
No obstante los procesos biológicos y culturales difieren entre sí y es más fácil
de observar los cambios operado en la selección natural que se opera en el terreno
biológico, que en el cultural.
De t odos modos es fructífero considerar a la conduct a humana como adaptativa,
influida por los hechos biológicos y ambientales y como determinante en la evolución
biológica. Por eso la conducta no es simplement e cult ura.
Las pinturas rupestre halladas en las cuevas, los grabados y las tallas de
animales, cumplen funciones mágicas relacionada con la caza, del mismo modo las
Venus se consideran como unos reflejos tangibles del culto familiar a la fecundidad. La
practica corriente de las pinturas y adornos de los muertos previos a la sepultura se ha
vinculado a la creencia de la otra vida.
Para adaptarse a los distintos y medios más variados, los hombres de las
dist int as regiones y épocas desarrollaron nuevas y diferent es culturas.
Comparadas con las del Pleistoceno las culturas del Holoceno mostraron
caract eríst icas regionales muchos más acentuadas y una tendencia considerablemente
al cambio.
La agricultura y la ganadería se desarrollaron separadamente al menos en dos
grandes áreas. En el Sur de Asia, desde Mesopotamia, hasta China y en América,
desde México, hasta Perú.
En el Nuevo Mundo los principales centros de cultivo han sido las tierras altas
de México, donde las calabazas aparecieron 5.000 a. C y el maíz, las judías y otras
plantas un poco más tarde. Si, bien estas especies se extendieron hacia el Sur, hasta
Perú, en épocas muy tempranas los principales productos (pat atas de los Andes y
mandioca en las tierras bajas t ropicales) y animales domésticos sudamericanos,
result an desconocidos hasta alrededor del año 2000 a. C.
La anterior introducción nos permite det erminar el área de la evolución cultural
por que es, en ésta últ ima donde se encontraban las principales base religiosas, y
cult urales, pero a su vez existí a una base esotérica o interna, que sólo le obtení an
aquellos hombres o grupos que espiritualment e se sitúan sobre los demás humanos.
206
Me atrevo a afirmar que en ella se dejaba de lado la verdadera causa de los
sucesos: “ Los dioses”.
Igualmente en la mitología, en las leyendas y en las tradiciones, estas doctrinas
esotéricas, herméticas y ocultas eran iniciát icas por que las mismas se alcanzaban por
medio de la iniciación, es decir ingresando a un estado de conciencia única.
Difiero de muchos autores, cuando af irman que el aspect o esotérico de la
religión (conocida exotéricamente por los profanos) la suminist raban especialmente,
los llamados Misterios.
Esto es falso, por ejemplo: Cuando el Dios supremo estaba enfadado con un
país, dice un tardí o sabio egipcio, exalta a su gent e humilde y humilla a sus poderosos.
Si la ciudad de Ur fue dest ruida por los invasores bárbaros en el año 2000 a.C, fue por
que Enlil ”señor de toda la tierra” envío la tormenta maligna sobre ella”.
A veces los Dioses actuaban arbitrariamente, pero por lo general
recompensaban a los piadosos y castigaban a los malvados.
Los hombres creían en esas premisas, sin las cuales ninguna sociedad pueda
subsistir que ” los bondadosos prosperan y la bondad se equipara a la piedad”. En
consecuencia algunas enf ermedades o derrotas eran castigos por algún pecado. El
afectado había ofendido a los dioses.
Esta concepción refleja el reino de la justicia, dent ro de una sociedad humana
organizada. El Universo natural era confuso y hostil.
La alternancia de las estaciones y el ritmo de las est rellas nada tenían que ver
con los designios del hombre. Solo la vida social era ordenada y por lo tanto
predecible.
El hombre no aprende la idea del derecho de la naturaleza, sino que se impuso a
ella a la fuerza y a los dioses que la gobernaban. Al hombre no le interesa otra
causalidad que aquella que pudiese modificar. El hombre veía a los animales como sus
rivales. Los dioses señalaban al hombre bondadoso su fut uro a través, de los sueños
pero t ambién mediante oráculos, profecías y señales. Por ello, en Babilonia la historia
fue la cierva, en el arte de profetizar. A partir del siglo XXIV a.C. Los escribas
recogieron y trasmitieron las profecías.
Por eso las doctrinas interior de los pueblos han sido siempre y siguen siendo,
la misma en todos los tiempos y aplicable a todos los pueblos del mundo. Solos los
aspirantes o reformadores eran lo bastant e simple, para creer como Akhenat on la
afirmación, que “el disco solar era divino en sí mismo” o como enseñaba Platón, que
las estrellas eran dioses visibles. La personificación antropomórfica, dicho sea en
nuest ro propio lenguaje hacía al conductor responsable del bien o del mal de su carro.
De modo que entendiendo el problema en términos antropomórficos los hombres t enían
que vérselas, con lo que no eran capaces de controlar.
Aristót eles, señala que los hombres no solo imaginaban iguales a las propias
formas de los dioses, sino también su modo de vida. Las ciudades terrenales de los
207
hombres serví an de modelos a las ciudades de los dioses, que se concebían como
superreyes.
Según el credo babilónico, los hombres f ueron creados para liberar a los Dioses
del trabajo. Así el servicio a los dioses fue impuesto a la humanidad. La concepción
ant ropomórf ica del mundo divino unifica al pensamiento religioso de los pueblos
ant iguos.
En consecuencia sus material teolologico presenta un esquema unitario y global.
En otras palabras mientras que para los Profanos (los que quedan delante o fuera del
Templo, es decir, sujetos a la apariencia puramente exterior de las cosas) ha habido y
hay diferent es religiones y enseñanzas en aparente contradicción las unas con las
otras, en cambio para los iniciados, no hay, ni ha habido, más que una sola Doctrina.
En la antigüedad la oración era el vínculo entre el creyent e y lo divino. Al rezar
el Creyente se dirigía a un ser superior, alaba al Dios en cuestión y lo adula, ese era el
más grande de los Dioses; más aun cuando era el único Dios.
En cambio en la Masonería nuestra oración, radica en el cult ivo de la razón y en
la más complet a libertad de la conciencia lo cual hizo que nuestra institución se
nut riera de t oda las gamas del esot erismo, existent e en cualquiera época, en
cualquier lugar, por ser la Masonería una verdadera escuela iniciática. Para concluir
me parece azaroso y peligroso afirmar una filiación directa, prevista y seguida de “que
todas las doctrina int erna de los pueblos antiguos” sean la base de la masonerí a, por
que las enseñanzas simbólica y esotérica masónica actúan sobre planos más sutiles y
asimiladas por ment es verdaderamente iniciáticas.

Lo que sí debemos reconocer de buena fe, es que los sistemas filosóficos y


esotéricos de los Templarios de los Cataros, de los ant iguos Sabios (alquimia) han
seguido vivos multiformes y pueden ser encontrados si nos proponemos en nuest ras
enseñanzas masónicas. Sin embargo este credo místico ha veces suelen, est ar
acompañado de numerosas f allas: Tales como, aquellos elementos impuros, aport es
groseros, ingenuidades extraordinarias, que han logrado mezclarse con las grandes
corrient es subterráneas que no han cesado de correr bajos las tierras del pensamiento
universal.
Por eso es necesario un estudio imparcial de los movimientos del pensamiento
contemporáneos, por que nos va permit ir descubrir principios y bases del esoterismo
ant iguos siempre vivos act uant e en la institución masónica y seria incluso interesante
encontrar relevancia que no hubiesen cambiados.
También tendríamos que constat ar la perennidad de esas constantes esot éricas
y las podríamos encont rarla fácilment e en las corrient es del pensamiento
208
contemporáneos, esa levadura siempre poderosa de los antiguos misterios y
enseñanzas interiores de las ant iguas civilizaciones y que nos han sido trasmitidos a
los iniciados, desde los más arcanos tiempos.

22. LAS CARACTE RÍSTI CAS DE LAS COMUNIDADES MÍSTI CAS.

Al lado de los antiguos Mist erios y religiones exist ieron unos grupos de personas
que por su característica muy especial, cual era la necesidad de agruparse en una
forma espiritual de acuerdo con los ideales e í ntimas aspiraciones de sus
componentes.
Las características de estas comunidades que constit uyen un tratado de unión
con la masonería, participaban de la dualidad: operativa y especulativa.
Por que se dedicaban al trabajo manual y al estudio de la filosofa y la
contemplación. Al mismo tiempo exigían un cumplimiento iniciatico para poder
pertenecer a ellas y empleaban para su reconocimiento, palabras, signos y tocamientos
y a sus afiliado lo trataban como hermanos, cualquiera que fuere su procedencia.
El célebre historiador griego Filóstrato habla mucho de estas comunidades
místicas, de sus hermosos t emplos y sus sabias enseñanzas.
Entre estas asociaciones las más conocidas f ueron las de los Esenios, ent re los
Hebreos, la de los Terapeutas del alto Egipcio, de los Gimnósofos en la India
a. LOS ESENIOS.

Los Esenios fueron una asociación que est uvo muy extendida por Judea y Egipto
y se cree que provenía de otra más ant igua denominada de los hasideo o hasideano y
enseñaban y practicaban el amor a Dios, a la virtud y a la humanidad. Se cree que
Juan Baut ista y Jesucrist o pertenecieron a esta sociedad.
Sus prácticas doctrinales consistían en:
No jurar jamás, pues era inútil hacerlo; no causar daño a nadie; Huir de los
embusteros; Ayudar a la gente de bien, comunicar a los iniciados fielmente y sin
consentir la menor alteración, los misterios de la iniciación y no revelarlo a ningún
extraño, aunque fuesen sometido a violencia.
Los Esenios se dedicaban a profesiones út iles a la sociedad y se repartían
equitativamente todos los beneficios obtenidos en sus trabajos.

Vivían en comunidad, separados de los profanos en templo o monasterios


llamados semnee, se dividí an en cuatro clases, se ayudaban entre ellos, de modo
especial recibiendo albergue y guía cuando viajaban y tení an det erminados gestos y
contraseña para reconocerse entre sí.
209

Para otros autores los esenios, era una secta judía celebre en la antigüedad,
celebre por su ascetismo, estilo de vida comunitario y habilidad para predecir el futuro.
Los f amosos manuscritos del mar Muerto se cree que pertenecieron a una comunidad
local esenia.

23. ESTABLECER LOS FUNDA MENTOS DE LAS PRINCIPALES ESCUELAS


FILOSÓFICAS.

Por ser un punto por demás controvertido y extenso, trat aremos de desarrollarlo
siguiendo un orden, en donde enumeraremos solamente las principales escuelas
filosóf icas antiguas que guarden relación, con el origen de la masonerí a.

a. LA VEDANTI NA EN LA INDIA.

Su base fundament al radica en el est udio de los libros sagrados o Vedas o


Vedas
La colección de est os libros sagrados contiene la base f undamental de la
filosofí a India con relación a Dios, la creación, el alma y sus relaciones con la
divinidad.
Las narraciones sobre la creación del Universo, la formación primordial del
paraí so; la formación del hombre y la mujer, el primer pecado, la historia de la
serpiente, la lucha de Satán con el Ángel del Paraíso y las catástrofes del diluvio
fueron pasajes que posteriormente reprodujeron con muy pocas diferencia los Persas,
210
los Judíos, en textos que redactaron a su vez, tomando su sentido alegórico y
met afórico lo cual exige mucho tino e imparcialidad, además de un caudal de
conocimiento muy considerable para poderlo dedicarlo a su estudio e interpretación.
Los Vedas son pues los estatutos de las escrituras de los hindús, el libro de sus
leyes.
La religión que enseña los Vedas aparent ement e está referida a una adoración
de los poderes visibles de la naturaleza, tale como el sol, el cielo, la aurora, el fuego y
en general el eterno poder de la Luz. La divinidad suprema es el cielo al que llaman
“Varuna” del cual los griegos derivaron su Ouranas, después viene el Sol al que
algunos llaman a veces Savitar, el progenitor y otros Mitras o el amante de donde los
persas derivaron su Mitras. A los lados de este, está Agni de donde el Latí n derivo
Ignis que era la divinidad más próxima al hombre sobre la tierra elevándose como una
llama de los Dioses celestiales.
Pero en este culto a la naturaleza de los Vedas, f recuentemente descubren un
espíritu interior que se agrupa en el infinito y en lo eterno y en una ansiosa
investigación del divino nombre, que debían reverenciar tal como lo judí os aspiraban al
inefable tetragrámaton.
Buncen llama a est os” el deseo por la deidad innominada, que no se manifiest a
en ninguna parte del pant eón hindú de los Vedas. La voz de la humanidad, que anda a
tientas en busca de Dios” 5 8
Unos de los himnos más sublime del Veda (rig-Veda, libro X, himn 121)
terminan cada estrof a con la siguiente pregunt a:
¿Quién es el Dios?, ¿ A quien debemos, ofrecer nuestro sacrificio?
Esta misma pregunta se haya en los más grandes poemas semíticos.
”OH, que yo sepa donde encontrarlo, que yo pueda acercarme a su asient o” 5 9
Este es unos de los objetos del trabajo masónico, donde nos demuestra su
verdadero carácter religioso y su designio. Los Vedas no han t enido ninguna influencia
direct a en el simbolismo de la Masonería. Pero como cont ienen la fe más antigua de
los arios, ésta se fue int roduciendo en los sist emas subsiguientes de las razas y por
medio de los Zendavesta, de los Zoroastrianos, de los misterios de los Mitras, de la
doctrina de los platónicos y la escuela de Pit ágoras mezclada con las doctrinas
semíticas de la Biblia y del Talmud han producido los misticismos de los Gnósticos y el
de las sociedades secretas de la Edad Media, habiendo manifestado parte de su
espíritu en la filosofí a religiosa y en el simbolismo de la masonería Especulativa.
Hermanos aprendiz el estudio de los himnos vedicos resultan sumamente
interesante con grandes result ados para nuestra tranquilidad espiritual.

b.LA ESCUELA PITAGÓRICA.

58
M Buncen. La Ciencia Antigua.123(1965)
59
Taylor. Los Primeros Pensamiento Escritos.456(1973).
211
Las escuelas establecidas por Pit ágoras en Crotona y en otras ciudades han
sido consideradas por varios escritores masónicos, como los verdaderos modelos
donde posteriormente se construyeron las Logias Masónicas. Indudablemente sirvieron
a los Crist ianos ascético del primer siglo como modelos, para sus instit uciones
monásticas y con cuyas inst ituciones la masonería de la edad media se relaciono
ínt imamente con un carácter muy activo.
Dentro de concepción filosófica.-educativa a los discí pulos de esta escuela se le
sometí a a grandes pruebas, sus vestiduras eran sencillas, hacían entrega a un fondo
común de todas sus pertenencias, t enían tres años de pobreza volunt aria, así como
durante ese tiempo se le sometían a un silencio riguroso.

Las doct rinas de Pitágoras se expresaban como proposiciones infalibles, que no


admití an prueba en contrario, de allí la común expresión: “Él lo dijo todo”.
Además los discípulos eran divididos en exotéricos y esotéricos, copiada por
Pitágoras de los egipcios. Los alumnos exot éricos eran aquellos que atendían las
asambleas públicas, en donde los sabios daban instrucciones generales de filosofía.
Pero únicamente los esotéricos constituían la verdadera escuela y eran est os a
quienes Pitágoras llamaba amigos y compañeros.
En esta escuela era donde Pitágoras, daba las instrucciones secretas de sus
doctrinas interiores y explicaba el significado oculto de sus sí mbolos.
Existían tres grados: El Primero o los matemáticos, que se ocupaban del estudio
de las ciencias exact as; El Segundo o teorético trataba del conocimiento de Dios y del
estado f uturo del hombre; El Tercero o grado superior se comunicaba únicamente a un
número limitado de alumnos, cuya inteligencia era capaz de alcanzar la función
completa de la filosofía pitagórica.
Esta escuela después de existir por más de treinta años, fue disuelta finalmente
por las maquinaciones de Kylo, habit ante acaudalado de Crot ona a quien se le había
rehusado en su admisión, en venganza incit o a los ciudadanos en su contra,
procedieron a la dest rucción de la escuela y dando muerte a varios discípulos de la
misma.
La escuela nunca más fue recuperada y después de la muert e de los filósofos,
sus alumnos procedieron a recopilar sus enseñanzas y para el día de hoy muchos de
sus símbolos y enseñanzas esotéricas aun permanecen inexplicables y sin solución
aparente.
212

c.LA ESCUELA PLATÓNICA.

Estudiando con atención los tres grados de la Masonería Simbólica, se ven


reflejados en ellos, la filosofí a de Platón trasmitida por medio de emblemas, de
ceremonias y de los signos.
La relación existent e ent re esta escuela y la masonerí a es tal que basta recordar
la inscripción que existía en el at rio de la Academia( Oriente) “ Nadie entra aquí, si no
conoce Geometría” por ser seguidora esta escuela de la nat uraleza matemática de los
Primeros Principios, así como del simbolismo geométrico o constructor que nos revela
la intima naturaleza del Universo y del hombre, así como su evolución.
Además esta escuela participa de los Misterios, por que su fundador fue iniciado
en ellos. Sin embargo no fueron pregonados estos misterios en forma pública, por que
siempre existe el secreto que debe guardar el iniciado en ellos.

d.ESCUELA ECLÉC TI CA O NEOPLATÓNICA.

Es la escuela filosófica fundada en Alejandría de Egipt o que agrego a las teorías


teósof as de Plat ón muchas doctrinas místicas imit ada de éste.
Es decir, se puede decir de ella que tienen una doble características con
relación a su origen y al de su finalidad por cuanto fue producto de una amalgama de
doctrinas, escuelas, tradiciones filosóficas, iniciát icas y religiosas como una sí ntesis y
conciliación de las mismas desde el punto de vista interior en el cual se revela y se
hace patente su unidad.
Los principales discípulos de esta escuela fueron Filo, Judeaeus, Plotino,
Porf irio, Jamblico, Proclo y Julián el Apostata.
La esencia de esta escuela se pude resumir como el esfuerzo para unificar todas
las doct rinas, escuela y tradiciones por medio de la comprensión y la unificación de
todas las doctrinas encerradas en ellas.
Podemos afirmar que muchas de las enseñanzas, comprendidas en los grados
superiores masónicos han sido derivaciones de esta escuela en especial en el escrito
de Jamblico y Filo Judaeus.
Esta escuela t rat a de conciliar y unif icar la Doctrina Cristiana con las religiones
tradicionales e iniciáticas antiguas, sustituyendo el dogma (doctrina ortodoxa, el cual
nos pide una aceptación incondicional, como un acto de fe)

e. LA ESCUELA GNÓSTICA.

La gnosis es el conocimient o por medio de la cual se llega a la Doctrina interior.


Según est a escuela El Evangelio al igual que todas las escrituras y enseñanzas
religiosas debe interpretarse en un sent ido esot érico, es decir como expresión
simbólica y la representación dramática de las verdades espirit uales.
213
No obstante, a que dicha escuela se extendió a través de muchos países y fue
adoptada por numerosas sectas, la doct rina fundamental era establecida en todas
partes por los jefes de la Gnosticismo.
Esto significa que la creación visible no era la obra de la Deidad Suprema, sino
del Demiurgos una simple emanación y de varios grados alejados de la Divinidad.
A éste últ imo en efecto clasificado por ellos como” Padre desconocido” at ribuía
la creación del mundo int electual a los Adonis o Ángeles mient ras verif icaban la
creación del mundo material ejecut aban la obra de Demiurgos.
Los arquit ect os y albañiles de la Edad Media, tomaron muchos de esos
principios para aplicarlo a la ornamentación en los edif icios eclesiásticos que ellos
construyeron.
Por esta razón encont ramos, también los sí mbolos gnósticos en la filosofía
hermética y en el sistema Rosacrusiano y finalmente en muchos de sí mbolos usados en
la Masonerí a, tales como por ejemplo el Triángulo dentro del circulo, la letra G y el
tentáculo de
Salomón, cuyos orígenes son gnósticos.

24.CONOCER LA VIDA Y OBRA DE LOS GRANDES I NICIADOS.

Este punto, deberá desarrollarlo el aprendiz en la medida que cumpla con sus
tareas logiales.
Han sido tanto y serán los hombres y mujeres que se han iniciado y se seguirán
iniciando en nuestros augustos misterios que tendríamos que escribir varios tomos, a
fin de dedicárselo a ellos. Por eso me remit o a la pequeña lista de que ellos hacen el
aut or Masónico Schures, en su libro los Grandes Iniciados los cuales compila, y
establece prototipos que pueden generalizarse y extrapolarse, por ello solamente
214
citaremos: Rama, Krishna, Hermes, Moisés, Orfeo, Pitágoras, Platón, Jesús, Zoroastro,
Buda, Jesús y los Esenios.

RAMA.

Rama el más grande de los poetas Vedicos cant aba donde flameaba un f uego de
hierva seca “ EL Cielo es mi padre, él me ha engendrado. Tengo como familia todo
este acompañamiento celeste. Mi madre es la gran tierra. La parte más alt a de su
superficie es su mat riz; allí el padre fecunda el seno de aquella, que es su esposa y su
hija.” 6 0
Por su f uerza, por su genio, por su bondad, dicen los libros sagrados del Orient e
Rama había llegado a ser dueño de la India y el Rey espiritual de la tierra.
Los sacerdot es, los reyes y los pueblos se inclinaban ant e el cómo un
bienhechor celeste. Bajo el signo del carnero sus emisarios divulgaron a lo lejos la Luz
Aria, que proclamaba la igualdad de vencedores y vencidos, la abolición de los
sacrificios humanos y de la esclavit ud, el respeto a la mujer en el hogar, el culto de los
ant epasados y la instit ución del fuego sagrado, símbolo visible del Dios innominado.

KRISHNA.

60
El Giba.
215

La leyenda de Krishna, nos lleva a la fuente misma de la idea de la Virgen-


Madre de hombre-Dios y de la Trinidad.
En la India esta idea aparece desde el origen en un simbolismo transparente,
con un profundo sentido metafísico. En el libro V, capitulo II, el Vishnu-Purana, se
comprueba que los brahmanes identifican a la madre de Krishna, con la sustancia
universal y el principio femenino de la naturaleza.
De éste hicieron ellos la segunda persona de la Trinidad divina, de la tríada
inicial no manif est ada.
El padre, Nara (Eterno Masculino); la Madre, Nari (terreno femenino) y el hijo
Viradi(verbo creador) son las facultades divinas.
Es decir, lo que modernament e se conoce por el principio intelectual, el principio
plástico y el principio productor.
El mundo organizado es producto del verbo creador, que se manif iesta a su vez
bajo las formas de: Brahma el espíritu, corresponde al mundo divino; Vishnu el alma
responde al mundo humano; Siva el cuerpo, se refiere al mundo natural.
En estos tres mundos el principio masculino y el principio femenino( esencia y
sust ancia) son igualmente activos. El Eterno f emenino se manifiest a a la vez en la
nat uraleza terrest re, humana y divina. Isis es t riple, Cibeles también.
Se ve así, concebida que la doble trinidad, la de Dios y la del Universo,
contienen los principios y el cuadro de una teodicea y de una cosmogonías. Es justo
reconocer que esta idea-madre ha salido del pensamiento iniciatico Hindú represent ado
en el iniciado Krishna.
En muchos templos antiguos, como en todas las grandes religiones y en varias
filosofí as celebres la han adopt ados. Desde los tiempos de los Apóstoles y en los
primeros siglos del Cristianismo, reverenciaban el principio visible e invisible de la
nat uraleza representado en el espí ritu Santo identificado con una paloma, símbolo de
la pot encia femenina en todos los templos de Asia y Europa.
La leyenda de Krishna ref leja el origen de brahmanismo. No debemos pues,
como lo hacen la mayor parte de los sabios europeos, explicar la figura de Krishnan
216
diciendo”: Es un cuento de nodriza injertado en un mito solar, con una fantasía
filosóf ica hilvanada sobre el conjunto” 6 1
Esto no puede ser así, éste es una personaje que funda una religión que dura
miles de años, engendra una poesía maravillosa de gran cont enido filosófico, resiste el
ataque formidable del budismo, a las invasiones mongolicas, mahomet anas, a la
conquista Inglesa y conserva hast a hoy en día, una profunda convicción en el
sentimiento inmemorial y su alto origen. Siempre hay un gran hombre en el origen de
una gran institución.
Krishna en la tradición épica y religiosa, en sus aspectos humanos, por una
parte y por la otra su identificación constante con Dios o Vishnu es el creador del culto
vishnuita que dio al brahmanismo su virtud y su prestigio.
Seria mezquino no aceptar que en medio del caos religioso y social existente en
la India primitiva, motivado por la invasión de los cultos naturalistas y apasionados sea
Krishna, un ref ormador luminoso que renovó la pura doctrina aria con la idea de la
Trinidad y del Verbo divino manifestado que puso sello a su obra, con el sacrificio de
su vida y dio así a la India su alma religiosa, su forma nacional y su organización
def initiva.

HERMES.
¿ Que hacen los astros? ¿ Que dicen los números? ¿ Que ruedan las esferas? !
OH almas perdidas o salvadas! : ! Ellos dicen, ellos cantan, ellas ruedan, vuestros
destinos.

61
L.Taylos. Las Civilizaciones Antiguas.
217

Hermes es un nombre genérico, como Manú o Buda pues designa a la vez a un


hombre, a una casta y a un Dios.
Como hombre, Hermes es el primero, el gran iniciador del Egipto; como casta es
el sacerdocio depositario de las tradiciones ocultas; como Dios, es el Planeta Mercurio,
asimilado en su esf era, a una cat egoría de espíritus, de iniciadores divinos, en otras
palabras, Hermes representa y preside a la región supraterrenal de la iniciación
celeste. Los griegos discípulos de los Egipcios, le llamaron Hermes Trimegist os o t res
veces grande, porque era considerado como Rey, Sacerdote y Legislador.
La doctrina del Fuego Principio y del Verbo Luz encerrada en la visión de
Hermes es la cúspide y el centro de la iniciación en Egipto.
En la doct rina egipcia el hombre era considerado sin conciencia en esta vida, sin
que su alma f uere inmort al y sin alma racional llamadas hat i y bal.
La parte superior de su ser el alma espiritual y el espíritu divino Cheybi y Ku,
existen en él en un estado de germen inconscientes y se desarrollan después de esta
vida cuando el hombre llega a ser un Osiris.

Hermes nos indica la premisa fundament al de su pensamiento en el siguiente


verso”: El alma es una luz velada. Cuando se le abandona, se oscurece y se paga;
pero cuando se vierte sobre ella el óleo santo del amor se enciende como una lámpara
62

62
La Ciencia Hermética. Jung
218

MOI SÉS.
El más oscuro y difícil de los Libros que int egran a la Biblia, es el Génesis, por
que cont iene tantos secretos, como palabras y cada palabra esconden varios enigmas.
La revelación es tan vieja, como la humanidad consciente” 6 3
Moisés, fue un iniciado egipcio y sacerdot e de Osiris, fue incontestablemente el
organizador del monoteísmo.
A él se le debe la audacia de hacer del más alto principio de la iniciación, el
dogma único de una religión universal y la prudencia de no revelar su consecuencia,
más que a un pequeño grupo de iniciados, luego imponiéndolo a las masas por medio
del temor.
Moisés al igual que algunos iniciados tratan de imponer una religión Universal a
la humanidad, siendo esta la verdadera misión de Israel que poco judíos han
comprendidos, salvo sus profetas.
La nación Judía ha sido dispersada, aniquilada, y resurgida, mientras que la
idea de Moisés y la de sus profetas, ha vivido y se ha ensanchado. Hemos visto como
la religión cristiana la hace suya reavivada por el Islam. Moisés

Encont ró ya un instrumento preparado por las tribus de los hebreos.

63
San Jerónimo.
219
Todos los reyes nómadas fueron precursores monoteístas, tales fueron las
figuras de Abraham, I saac y de Jacob. Largo tiempo después de Moisés, la leyenda
israelit a lo agrupa en una sola familia. Isaac, pasa a ser hijo de Abraham, y Jacob hijo
de Isaac.
De esa genealogía legendaria se deduce un hecho concreto, capital: la Figura
de un cult o y un Dios Monoteísta que se estableció a t ravés de los patriarcas iniciados
en el desierto.
Para ellos el orden sublime que Aelohim reina en el Universo, y se t raduce en el
orden social represent ado por el culto a la familia, en el respeto a sus mujeres, en el
amor a sus hijos, en la prot ección a toda la tribu y en la hospitalidad para el
extranjero. Esos altos padres son los árbitros naturales entre las familias y las tribus.
Su bastón patriarcal es el cetro de la equidad.
Así cuando en Batel, Jacob ve en sueño una escala con Aelohim en la parte más
alta y los ángeles que suben y bajan, se reconoce una forma descendente y
ascendente del alma.
Estos principios monoteíst as solo esperaban un organizador, que la providencia
reservó a Moisés, iniciado en los antiguo misterios egipcios.

ORFEO

! Euridicis!
!OH luz divina! Dijo Orf eo al morir. ! Euridices! Gimieron al romperse las siet es
cuerdas de su lira.- Y su cabeza que rueda para siempre, por el río de los tiempos,
clama aun. ¡Euridices ¡ ¡Euridices!
La leyenda de Orfeo.
Orfeo es la base esencial de los misterios conocidos como Dionisos Zagreus.
Conf undida ya con la doct rina de los mist erios, la teología órfica comunica a manera
220
de iniciación; muchos de los poemas que empieza con una suplica en demanda, en que
se cierren las puertas a los profanos.
Estos comenzaban de la siguiente manera”: Escuchad, pues, las verdades que
es preciso callar a las mult itudes y que constituyen las fuerzas de los santuarios”.
“Dios es uno y siempre semejante a sí mismo”. El reina en todas las parte. Pero los
dioses son innumerables y diversos, por que la divinidad es eterna e infinita”. 6 4
Los más grandes, son las almas de los astros, soles, estrellas, tierras y lunas,
cada astro tiene la suya y todas han salido del fuego celeste de Zeus y de la luz
primit iva semiconscientes, inaccesibles, incambiables, ellas rigen el gran todo de sus
movimientos regulares 6 5 .
Más cada ast ro arrastra en su esf era etérea falanges de semidioses, que fueron
en ot ros tiempos hombres que después de haber descendido a la escala de los reinos,
han remontado gloriosamente los cielos para salir por fin del círculo de las
generaciones.
Por medio de estos divinos espírit us” Dios respira, obra, y aparece.” “Ellos son
el soplo del alma viviente, los rayos de su conciencia eterna” 6 6 .
“Ellos gobiernan a los ejércitos de los espí ritus inferiores, que vigorizan a los
elementos; ellos dirigen a los mundos. De lejos, de cerca ellos nos rodean y aunque de
esencia inmortal, revisten forma siempre cambiantes, según los pueblos, tiempos y
regiones. “. 6 7
“El impío que lo niega les teme; el hombre piadoso los adora sin conocerlo, si he
desaf iado a la muerte, como se dice, he descendido a los infiernos, fue para dominar a
los demonios del abismo, para traer a los Dioses de las alturas sobre mi Grecia amada,
para que, el cielo profundo se una con la tierra y la tierra encantada escuche las voces
divinas.” 6 8
La belleza celeste se encarnara en la carne de las mujeres el fuego de Zeus
circulara a través de la sangre de los héroes; y mucho antes de remontarse a los
astros, los hijos de los Dioses resplandecerán como inmortales” 6 9
La tradición de Orfeo, su ciencia, sus misterios se perpet uaron en Grecia y se
difundieron por todos los templos de Júpiter y Apolo.
Los poetas Griegos decían que Apolo estaba celoso de Orfeo, por ést e era
invocado con más frecuencia que él. Más tarde los Tracios convertido a la religión de
Orf eo cont aron que aquel había bajado a los inf iernos, para buscar allí al alma de su
esposa y que las bacantes, celosas de su amor eterno, le habían despedazado, su

64
Léxico Esotérico de la Obra de Trigueirinho(1995).p.427.
65
En lo antiguo, la poesía o por mejor decirlo, la forma poética era la expresión de las creencias religiosas y
la teogonía oriental, son verdaderos poemas. El arte y la religión se compenetraban tan íntimamente, que
sacerdote y poeta, eran la misma cosa, y el pueblo vivía en la fuente de la poesía la inspiración religiosa, sus
mitos y sus leyendas.
66
Poema Órfico. Wilson
67
Dollinger.J. Símbolo y Mitología.
68
Obra.Citada.pag. 231
69
J.Pierce. El Mito de Orfeo.
221
cabeza fue lanzada al Hebras y llevada por sus ondas tempest uosas, llamando aun!
Eurydices! !Eurydices!
De est e modo los Tracios cant aron como profet a a quien habían matado como
criminal y que por su muerte hubo de convertirle.
Así, el verbo órfico se infilt ro misteriosamente en las venas de la Helenia, por
las vías secretas de los sant uarios y de las iniciaciones.
Los dioses se armonizaron a su voz, en los t emplos, como un coro de iniciados,
a los sones de una lira invisible y el alma de Orf eo se convirt ió en el alma de Grecia.

PITÁGORAS.

Pit ágoras llamaba matemáticos a sus discí pulos, por que su enseñanza superior
comenzaba con la doct rina de los números.
Pero esta matemática sagrada o ciencia de los principios, era a la vez más
trascendente y más viva que las matemáticas profanas única conocida por nuest ros
sabios y f ilósofos.
El Número no se consideraba solo como una cantidad abstract a sino como la
virtud intrí nseca y act iva del Uno Supremo, de un Dios fuente de la armoní a universal.
La ciencia de los números era la de las fuerzas vivas, la de las facultades
divinas en acción en los mundos y en el hombre, en, el macrocosmo y el microcosmo
penetrándolos distinguiéndolos y explicando su juego formando nada menos que una
teogoní a o teología nacional.
Una teología verdadera debe ser los principios de todas las ciencias. No será
ella una la ciencia de Dios, sino que señala la Unidad y el encadenamiento de las
ciencias de la naturaleza.
222
Sólo merece ese nombre, si tiene la condición de constit uir, el Órgano y la
síntesis de t odo lo demás. Est e era precisamente, el papel que jugaba en los Templos
Egipcios, “la formula” y precisada por Pitágoras bajo el nombre: “ de las ciencias de
los números”.
Ella, tení a la pretensión de ser la clave del ser, de la ciencia y de la vida.
El adepto guiado por el Maestro debía de comenzar los principios de su propia
inteligencia, ant es de seguir sus múltiples aplicaciones, en la inmensidad concént rica
de la esf era de la evolución.
Pit ágoras, admitía que el espíritu del hombre o el intelecto, tienen de Dios, su
nat uraleza inmortal, invisible y absolutamente act ivo. Por que es el espí ritu lo que se
mueve por sí mismo.
Llama al Cuerpo su part e mortal, divisible y pasiva.
Pensaba él lo que hoy llamamos alma, esta estrechamente unido al espíritu pero
formado por un tercer element o intermedio, que proviene del fluido cósmico.
El se asemeja pues a un cuerpo etéreo donde el espí ritu se t eje y se construye
asimismo. Sin ese cuerpo etéreo, el cuerpo material no podrí a ser animado y sólo seria
una masa inerte sin vida.
El alma t iene la forma, semejant e del cuerpo que vivifica, y le sobrevive después
de la disolución o muerte.
Ella se vuelve entonces, expresión de Pitágoras, “el sutil vehí culo que lleva al
espíritu hacia las esferas divinas o le deje caer, en las tenebrosas regiones de la
mat eria, según sea ella buena o mala.” 7 0
Según esta síntesis, se concibe la capital importancia, que Pit ágoras concedía a
la Ley del Ternario.
Se puede afirmar que ella forma la piedra angular de la Ciencia esotérica. Todas
las grandes religiones han tenido conciencia de ella.
Un Oráculo de Zoroastro dice”: El número tres reina en el universo y la monada
es su principio.” 7 1
Hablar de la gran postura de Pitágoras, harí a a este pequeño
manual insuficiente, sus f ormaciones con la claridad del pensamiento
griego, hizo de ella el centro de la teogonía y el fundamento de la ciencia.
Hizo ent rar a la religión, a la moral y a las ciencias en una gran síntesis.
Si lo deseamos podemos dudar de que Pitágoras tuviera un muslo de oro y
podí a oír la música de las esferas. Pero contrariament e a nuest ros temas
anteriores, Hermes Trismegisto, Zoroastro y Orfeo, no podemos cuestionar
su existencia. Nació a principios del siglo sext o a. C. en la isla Egea de
Samos; pasó años en Egipto y Caldea, y la última parte de su vida en
Crotona en la costa del sur de Italia. Aquí tenía su familia y fundó una
escuela de filosofía, muriendo a una edad avanzada.

70
Pitágoras. Versos Áureos
71
Zoroastro.L.Lewuis. Pág. 234
223
 
Con la llegada de Pitágoras, aquello que es místico y misterioso en
Orfeo se acerca más a la realidad concreta, y el Colegio Invisible
comienza a tomar forma. La lira de Orfeo, que encant aba todo desde las
piedras hasta los dioses, se convirt ió en las manos de Pitágoras en un
instrumento científ ico ut ilizado para act uar sobre las emociones humanas.  

En t anto que Orfeo, si alguna vez existió, tocaba en un estado


mánt ico e inspirado, Pitágoras sabí a exactamente qué efecto psicológico
tenía cada forma musical. Podí a ajustar la dosis a la necesidad del
paciente, tal como en la anécdota del joven enf urecido que se tranquilizó
cuando Pitágoras le pidió al músico que cambiara el modo musical en el
que estaba tocando. A sus propios alumnos, les prescribió música que
podí a ayudarles en su vida ascética y sus estudios.  
Mientras que Orfeo era un poeta, Pitágoras fue un intelectual y
experimentador. No sólo ut ilizó la música, sino estaba interesado en como
ést a funcionaba e hizo experimentos para descubrirlo. Como lo hicieran
los cientí ficos más tarde, él expresó sus descubrimientos en fórmulas
matemáticas, como es el caso del teorema geométrico aún conocido con
su nombre, y la fórmula musical 12 : 9 : 8 : 6 que define las consonancias
primarias. Al menos, sus discípulos asumieron que estos descubrimient os
eran del propio Pitágoras. Es mucho más probable que Pitágoras los haya
refinado a part ir de lo que había aprendido durante sus largos perí odos de
residencia en el ext ranjero, de los sabios de Memfis y Babilonia. Tales
cosas habí an sido conocidas en esas civilizaciones por cientos de años:
sólo eran nuevas para los griegos.  
El genio de Pitágoras consistió en hacer una síntesis del
conocimient o científico que habí a aprendido fuera de su patria con la
religión órfica mistérica local, y sobre esta combinación fundar la primera
escuela filosófica en Europa. Filosofía, literalmente, "amor por la
sabidurí a", es un término que incluye tant o el corazón como la cabeza,
implicando con ello que uno solo de estos no es suficient e. Para las
religiones mistéricas, el amor sí lo era. En el cult o órfico tomó la forma de
una empat ía con toda la creación; la de el culto a los dioses,
especialmente Apolo; y la aspiración a que después de la muert e uno
podría escapar a la at adura de la tierra y unirse a los dioses en su propio
reino. Todo esto fue transferido a la comunidad pitagórica. Eran
vegetarianos, porque rehusaban dañar a las criaturas animales.
Practicaban la filant ropía privada y pública, involucrándose en la política
por el interés de la comunidad. Eran devotos de Apolo, y creían en una
224
vida después de la muerte cuyas condiciones dependían de la conducta
presente.  

Karl von Eckhartshausen, Zahlenlehre der Natur


(La teoría de los números naturales) Leipzig 1794

Lo que hizo de los pitagóricos una escuela y no solo una


confraternidad religiosa fue que también cultivaban su intelecto.
Escuchaban las disert aciones con una paciencia y pasividad que nos
asombra –los neófitos debían escuchar a Pit ágoras detrás de una cort ina,
y guardar silencio por cinco años antes de ni siquiera poder hacer una
pregunta. Aprendían matemáticas, astronomía, y la ciencia del
monocordio. Se trataba de un t ipo de sabidurí a que sólo podí a ser
cultivada por aquéllos que estaban enamorados de ella: cualquiera que no
lo est uviera se aburriría insoportablemente. Como resultado, los
pit agóricos no sólo t enían experiencias espirituales: las comprendían,
pasando las dest ilaciones del corazón a t ravés del f iltro del intelecto.  
Unos miles de años antes de la época de Pitágoras habían existido
escuelas esotéricas, tanto en Egipto como en las culturas megalí ticas. La
presencia de sofisticada geometría y arit mética en los círculos de piedra
de Bretaña y los artef act os de oro en el cont inente Europeo lo prueba.
Pero alrededor de la mitad del segundo milenio, una era obscura parece
haber intervenido, tal vez a causa de algún cataclismo geológico o
cósmico, dando fin a la era "prehistórica" y sus instituciones. El
225
renacimiento de la cultura en las regiones griegas e italianas necesitó
nuevas formas e instituciones. La escuela de Pitágoras fue una de las
primeras.  
Sólo una minúscula parte de la población est aba calificada como
"filósofos" en el sentido pitagórico. Esto es tan cierto hoy día como lo fue
en el siglo sext o antes de la Era Crist iana. Para el benef icio de estos
pocos, Pit ágoras formó una escuela e impuso a sus alumnos la obligación
del silencio, fundando así la primera sociedad secret a y esotérica en la
historia europea. Lo secreto está desf avorecido en nuestro tiempo a causa
de la ficción oficial de que todo el mundo es igual y por lo tanto con
derecho a la misma inf ormación. Por eso t iene que explicarse la reserva
tradicional de tales escuelas. Desde el punto de vista de un miembro de
una escuela esotérica, el aprender es un asunto progresivo y evolutivo, y
si alguien habla prematurament e de ello, casi seguramente darí a una
impresión falsa y distorsionada de aquello. En el t rabajo esotérico se pasa
por muchos perí odos de ilusión y desilusión, los cuales, si se ventilasen
regularment e, darían una terrible impresión a los ext raños. Además existe
una vent aja alquímica en mantener el recipient e sellado, sin dejar salir ni
entrar nada en él mientras la Obra está en proceso.  
Desde el punto de vista de aquellos que no pertenecen a la
escuela, es preferible no saber nada a recibir versiones falsas y
distorsionadas de enseñanzas por neófit os parlanchines. Tal inf ormación
errónea es mala para quienes la reciben, pues sin pasar por todo el
proceso, tendrí an ideas equivocadas acerca de asunt os extremadamente
important es. Est o también puede generar hostilidad hacia la escuela– que
es lo que sucedió en el caso de Pitágoras, donde la gente de la ciudad
eventualmente la quemó y mató a muchos miembros, tal vez hasta al
mismo maest ro. Los profanos están mejor siguiendo una religión exotérica
que metiéndose en asuntos para los cuales no están capacit ados.  
Est a actit ud es elitista, o, mejor dicho, jerárquica y totalmente
consist ente con la doctrina de la metempsicosis (la trasmigración de las
almas al interior de otros cuerpos) que era uno de los pilares de la
metaf ísica pitagórica. Tal actit ud no considera a la vida humana como
asunto individual único, sino como si fuera tan solo la cuent a de un collar.
Si por el contrario t odos tienen sólo una vida es verdaderamente injust o
que algunos hayan venido al mundo con cucharas de plata en la boca,
otros con desventajas corporales, mentales, y de circunstancia. Ext raños y
complicados motivos deben ser atribuidos a un dios o dioses para excusar
semejante estado de cosas. Pero la met empsicosis proporciona a sus
creyent es, tanto una causa de su presente est ado, que debe buscarse en
vidas anteriores, como esperanza de ganar renacimient os más felices en
226
el futuro. Cada persona es un alma encarnada temporalmente, caut iva en
el cuerpo que ha merecido.  
No es asunt o mío def ender o at acar esta filosofía, sino sólo
aclararla. Ni voy a trat ar de reconciliarla con la doctrina mencionada en el
primer artículo de esta serie (ver   I: "La Tradición Hermét ica"), a saber,
que la supervivencia del alma individual es un fenómeno raro y logrado
con mucha dif icultad. De todos los temas sobre los que los más sabios
esoteristas suelen t ener discrepancias, el del dest ino del alma –si se
reencarna o no en la tierra–, este es el más espinoso. Tal vez no existe
una sola respuesta universal ya que dif erentes almas siguen diferent es
destinos.  
Pit ágoras, siguiendo a Orf eo, enseñó la inevitabilidad de la
reencarnación, pero también que es indeseable. El símbolo órfico de la
rueda cósmica a la que est amos sujetos, ofrece la esperanza de salirse de
alguna forma de ella y nunca más tener que retornar a un soma–sema, un
"cuerpo-tumba". Esta es toda la raison d'être de las religiones mistéricas.
Las personas dan vuelta y vuelta en la rueda, de nacimiento en
nacimient o, hasta que están preparadas para la iniciación que les hará
posible, al menos, apuntar hacia est ados más allá del humano. Pero es
inútil intent ar este vuelo sin ant es haber desarrollado las alas de la
iniciación. Est e es el significado del mit o de Dédalo e ICARO.  
La escuela Pitagórica puede ser provechosament e comparada con
otra instit ución iniciát ica cont emporánea con ella, los Misterios de Eleusis.
Las iniciaciones de Eleusis, lejos de requerir años de preparación y una
vida ascética rí gida, eran asequibles a cualquier persona de habla griega
que no f uera un asesino. Habí a que realizar cierta serie ritual de actos,
relacionados con el mito de Deméter y Perséf one. Empezaban con la
procesión desde Atenas llegando a su punto culminante en la gran sala
hipóst ila de Eleusis. Todavía no sabemos exact ament e qué sucedía allí,
pero algo se veía o se presenciaba que tení a un efecto duradero. Después
de est o, los iniciados sentían una nueva seguridad especialmente con
respect o a la vida después de la muerte.  
Los misterios de Eleusis eran semejantes al Hajj, el peregrinaje a la
Mecca que todos los musulmanes deben hacer, si les es posible una vez
en su vida. Existen muchos paralelos con las prácticas islámicas, como la
abstinencia de comida durante la luz del día, el sacrificio de animales, la
representación rit ual de los suf rimientos de Deméter y Agar,
respect ivamente, la procesión, y el sentido de unidad con una gran
multit ud en el más sagrado lugar. Cada elemento contribuye a la fuerza
emocional del event o, haciendo de él una experiencia que cambia la vida y
fortalece la fe.  
227
Eleusis y el Hajj eran y son exotéricos, misterios públicos que no
requieren la participación de la mente racional. En cont raste, las escuelas
esotéricas desde la de Pitágoras en adelante requieren el cult ivo activo
del intelect o. Su meta no es un viaje espiritual como de montaña rusa sino
una vida de constante trabajo espiritual e int electual en el cual cada
avance experiencial va acompañado por el entendimiento.  
Pit ágoras ut ilizaba las ciencias del número, –matemáticas, música,
y probablemente astronomía– para afilar el intelecto del estudiante. Este
tipo de estudios no pudo haber sido común en el siglo VI antes de Cristo.
Finalmente tenemos que agradecerle a Pitágoras que hoy en día se lo dé
por sent ado. La mayor parte de las personas aprenden muchas más
matemáticas en la escuela de las que jamás pondrán en uso, porque se
cree que entrenan la mente de una forma út il para cualquier disciplina. La
música, cuando se estudia como una ciencia y un art e provee el eslabón
perdido entre la cabeza y el corazón. La astronomía, que en t iempos
pasados siempre incluía la astrología, enlaza los movimientos calculados
de los cuerpos celest es con el caráct er humano, el comportamiento y el
destino, y conect a con teorías arcaicas de la vida después de la muerte.
(Vemos algo de esto en la doctrina hermética del ascenso a través de las
esf eras planet arias). En resumen la escuela pit agórica se propone
desarrollar la participación consciente y crít ica en el drama de la vida y la
muerte. 
 

PLATÓN.

 Uno espera que la visión de un cosmos ordenado en jerarquí as y


unido por amor esté cerca de la realidad de las cosas. En la revista Lapis
Nº 3, David Fideler ha descrito la mecánica espiritual de tal universo, y su
celebración en el arte del Renacimiento. * Esta visión es la esencia de la
tradición platónica. Como veremos, provee t anto de una est ructura
metaf ísica para la f ilosofía, como de paut as para una vida cívica y
228
personal.  
La metafísica platónica toma como premisa la exist encia de un
"mundo de Formas" que es la matriz de donde surge el mundo material.
Estas Formas, lejos de ser imaginarias, son más reales de lo que la
mayoría de las personas toman equivocadamente por la realidad.
Podríamos llamarles arquet ipos: se trata de cosas como la Unidad, la
Justicia, la Bondad y la Belleza, que se ven débilment e reflejadas en lo
que conocemos de est as cualidades.  
Conforme se desarrolló la tradición platónica, las Formas fueron
identificadas con los dioses y diosas de la religión pagana. Para los
neoplat ónicos, los seres personales que adora la gente son en realidad
las Formas hacia las cuales sienten un parentesco natural. Ent re estos y
la materia se extiende una cadena de seres intermedios –semidioses,
démones, etc.– que t ambién participan en sus Formas causales y tienen
un papel en el gobierno del mundo. El cosmos entero es una jerarquía,
suspendida de modo piramidal del Uno y sus emanaciones arquetípicas.  
¿Cómo sabemos esto? Otro principio platónico es que lo semejant e
es conocido por lo semejant e. Para conocer la materia hay que tener un
cuerpo fí sico. Para conocer las cosas inmat eriales, hay que t ener un alma.
Para conocer las Formas, hay que t ener un intelecto superior que sea
semejante a ellas. Así , el individuo es un microcosmos del todo.  
Pero en la mayoría de nosotros estos órganos de Conocimient o no
est án totalment e desarrollados. La mayor parte de lo que conocemos nos
viene a través de los sent idos y es distorsionado por nuestras opiniones,
así que sólo tenemos una vaga noción de lo que es. El conocimiento
superior y más exacto empieza con la mente, y continúa hasta el punto de
tener una percepción direct a de las Formas a través del intelecto
impersonal. Quien emprende este viaje de desarrollo personal es un
filósofo: "un amante de la Sabiduría".  
El Mit o de la Caverna de Platón (República, Libro 7) describe lo que
sucede a las personas que tienen éxito en el desarrollo de est os grados
superiores de percepción. Los seres humanos se parecen a los prisioneros
en una cueva, f orzados a sentarse y mirar un muro. Detrás de ellos, están
los operadores del sistema de la cueva, que utilizan la luz de un fuego y
figuras recort ables para proyect ar un juego de sombras sobre la pared,
que los prisioneros ven con apasionado interés, ya que es todo lo que
conocen. Es tal cual una función cinematográf ica. De pront o, un prisionero
se las arregla para voltear a ver, y ve para su sorpresa que el juego de
sombras no es de verdad, sino creado por los operadores. Tal vez hasta
logre escabullirse entre ellos y descubrir las gradas que le conducen al
ext erior, donde se encuentra encantado de estar en un mundo
229
inf initamente más maravilloso que el que ha conocido. Aquí se encuentra
con los originales del juego de sobras: personas reales, árboles,
mont añas, estrellas, etc. en toda su gloriosa forma y color. El filósofo, –
pues eso es lo que ahora es– siente compasión por sus viejos amigos, aún
encadenados en la caverna, y arde por disipar su ilusión. Regresa para
contarles su descubrimiento. Pero lejos de darle la bienvenida, saltar y
escapar al mundo real, reciben su informe con incredulidad, burla y odio.
No pueden soportar que alguien pretenda saber más que ellos.  
Así lo descubrió Sócrates, maestro de Platón, cuando un jurado
ateniense lo condenó a morir envenenado con la cicuta en 399 a. C.; y la
filósofa Hipatia, cuando San Cirilo, obispo de Alejandría, incitó a una
turba a desmembrarla en 415. Est os mártires marcan el ocaso y la larga
decadencia de la tradición original platónica. Cuando la academia de
Platón fue clausurada por el Emperador Justiniano en 529 había durado
más que cualquier institución educativa conocida.  

 
La Escuela de Atenas, Rafael. 1510-11. Vaticano

 Los últimos f ilósofos de la Academia Ateniense encontraron refugio


en la corte de Persia. De allí en adelante la tradición platónica llevó una
existencia subterránea. Aunque en su forma original, el platonismo es
incompatible con cualquiera de las tres religiones abrahámicas, sagaces
adaptadores t uvieron éxito aportando element os de ella a cada una, dando
origen a la cábala, a la teosofía cristiana, y al sufismo. Este est ado de
cosas es responsable del término "Colegio I nvisible", cuyos lapsos
ocasionales en la visibilidad nos aparecen como ot ros t antos descensos
dent ro de la caverna, de parte de una escasa pero ininterrumpida cadena
de filósofos.  
Sócrates dio a conocer a Platón y a ot ros jóvenes at enienses la
noción subversiva de cuest ionar creencias y opiniones aceptadas. Usaba
una indagatoria racional, no tanto para llegar a la verdad –eso sería pedir
230
demasiado– como para disipar la ilusión. Enseñó a sus estudiant es, y
forzó a sus oponentes, a admitir su ignorancia, como preludio necesario
para la adquisición del conocimiento. Este es el resultado del famoso
"método Socrático". Pero cuando Sócrat es quería hacer una exposición
positiva de sus propias convicciones, no usaba la dialéctica sino el mito.
El mito es un relato que personifica una verdad superior utilizando
símbolos para inf lamar la imaginación y despertar la memoria. Todo
aprendizaje, para Sócrat es y Platón, es simplement e el recuerdo de lo que
nuestras almas alguna vez supieron, pero han olvidado. Todos venimos
aquí desde afuera de la caverna.  
Una filosofí a práctica sigue inmediatamente a este sistema. Su
principio debe ser la separación del alma del mundo material y su
reinstalación en su propio dominio. Pero nadie se embarcarí a en este
dif ícil y frust rante viaje si no es inducido a él por un irresist ible deseo. El
element o erótico es una part e esencial de la educación platónica: tal como
el amante es atraído a lo amado, así el alma es at raída a las Formas de la
Belleza y el Bien. El deseo carnal es el primer paso en la escalera de
ascenso a través de un cosmos sat urado de deseo en cada una de sus
partes. Cada ser en él, empezando por el Uno, emana el siguient e est ado
de ser, amándolo como su propio hijo y siendo amado a su vez. Pero una
jerarquía sin amor se vuelve tiranía, ya sea en la persona, la familia o el
est ado.  
Así llegamos a la irritante cuestión de la política platónica. Platón y
Sócrates tienen una mala prensa en estos días a causa de sus opiniones
antidemocrát icas. Al menos podemos entender por qué no podían pensar
de otra manera. Su últ ima realidad consistí a en el Uno y sus Formas
emanadas (o dioses) que dan exist encia y configuración a t odo lo demás
en la larga cadena descendente del ser. Ellos pensaban que la sociedad
humana debía ser un espejo de est o. Debe haber un Uno –el monarca– y
debe haber Formas– las leyes y sus ejecutores. Pero si la jerarquía
política ha de funcionar, el monarca debe emular la sabiduría del modelo,
la sociedad debe estar tan ordenada como las est rellas en su curso y los
niveles de la sociedad deben estar unidos por amor. ¿Ha sucedido esto
alguna vez? 
No con claridad. Una razón es que la prescripción necesaria nunca
se ha seguido: que los reyes deben ser filósofos, y los filósofos, en
consecuencia, deben ser reyes. Platón trató de preparar a Dionisio, futuro
rey de Siracusa en Sicilia, para ese papel, y f racasó cuando el joven
escapó a su control moral. El imperio Romano fue más afortunado con sus
emperadores filósof os Adrián, Marco Aurelio y Julián. Pero un imperio es
una entidad demasiado grande para una reforma platónica; la escala
231
apropiada es aquella de la ciudad–estado. En la Florencia del siglo XV,
Cósimo de Medici y su familia se convirtieron gradualmente de banqueros
en filósofos bajo la tutela de Gemistos Plethon y Marsilio Ficino, con
magníficos result ados para las art es, pero poca ventaja para el pueblo.  
En Weimar, donde Johann Wolfgang von Goet he llegó a ser
consejero y amigo del duque Carlos Gustavo (quien gobernó de 1775 a
1828) uno puede decir justamente que un filósofo estaba manejando si no
es que gobernando el estado. Este y otros "absolutismos iluminados" del
siglo XVIII y principios del XIX se acercaron al ideal platónico como
ninguno hasta entonces. Pero nunca lo suficientemente cerca.  
La política platónica es antidemocrática porque al igual que el
orden cósmico, es regida desde arriba y no de abajo para beneficio de
todos. El verdadero conocimient o pertenece al filósofo, no a las personas
que nunca han estado f uera de la caverna y que aún están esclavizados a
sus sent idos y opiniones. Sólo el filósofo puede saber qué es mejor para
el cuerpo político pues sólo él ha visto las cosas t al como son.  
Afirmaciones como estas suenan hoy tremendas y vacías. Hay dos
buenas razones. La primera porque vivimos 2.400 años después de
Platón, en una época de cinismo y cansancio del mundo, y no se ha
conocido ninguna señal de un f ilósofo-rey. La f ilosofía misma se ha
ganado un mal nombre desde que degeneró del "amor por la sabiduría" en
escuelas competit ivas de pensamiento, y finalmente en una serie de poses
int electuales de moda. En lo que respecta a los f rut os de la sabiduría
superior, hemos visto suf icientes personas "espiritualment e avanzadas"
con evidentes pies de barro, y sabemos que ellos, también, est án sujetos
como el resto de nosot ros al poder, el dinero, el sexo y el miedo.
Imaginarlos dentro de la polí tica es una perspect iva aterradora.
Desconfiamos de los fascismos, y la república plat ónica con sus marciales
guardianes y rí gidos controles, parece fascista. La democracia nos ha
convencido de que nosot ros mismos sabemos lo que es mejor para el
cuerpo político, y t enemos el derecho a elegir líderes que ejecuten
nuestras preferencias.  
Est as son algunas de las bases del rechazo inst int ivo al ideal
político platónico –no importa que, también ellas, estén sujet as a la
crítica. La segunda razón principal viene del crist ianismo, que empezó por
ser anti–jerárquico y socialmente nivelador. El Jesús del evangelio de
Lucas por ejemplo, está siempre dando preferencia a aquéllos que se
hallan en lo más bajo de la pirámide (mujeres, leprosos, los pobres,
samaritanos, etc.) y prometiendo una inversión del estat us en el Reino de
los Cielos. Esto está de acuerdo con la doctrina ya mencionada, esencial
a la filosofía platónica: que todo hombre y mujer es un microcosmos que
232
no sólo tiene un cuerpo sino también un alma inmortal y la potencialidad
de conocer a Dios, o al Uno. Comparadas con esta herencia común, las
distinciones terrestres son irrelevantes y fundamentalment e injust as. Cada
cual es hijo de Dios, y por lo tanto con igual derecho a tener voz en la
comunidad.  
Desaf ortunadamente, la democracia no ha funcionado de esa forma.
Todos podemos ser hijos de Dios, pero la mayor part e de estos niños son
muy jóvenes y tienen mucho que aprender antes de poderles confiar, sin
riesgo, los peligrosos "juguetes" del gobierno. En un moment o, y con las
mejores intenciones elegirán a un tirano que los mande. Esto puede que
no sea obvio en occidente al menos que se comprenda que los líderes
electos no representan a las personas que vot aron por ellos, sino a los
patrocinadores, que hacen posible a través de la propaganda que ellos
sean elegidos. Los tiranos no son nuestros bien intencionados candidat os
presidenciales sino las corporaciones multinacionales, los grupos de
presión con sus intereses part iculares, las indust rias militares, legales y
médicas, los banqueros y especuladores, etc. Ninguna cant idad de
democracia cura a la sociedad de tumores tan firmemente enraizados.  
Est os son los operadores del sistema ilusorio de la caverna hoy
día. Es su interés mantenernos a la mayoría moderadamente prósperos,
sat isfechos y mudos. El espectáculo que se monta es en verdad una
bomba demoledora y suf iciente para mantener las mentes de las personas
totalmente ocupadas. Bajo est as circunstancias, es tonto esperar que la
caverna sea conducida según los lineamientos de la República platónica,
o el Reino de los Cielos. Est os son modelos que existen en el mundo de
los arquetipos, no en la tierra. Pero no se necesita ser un gran sabio o
místico para haber vislumbrado el mundo de fuera de la caverna. El serbio
que verdaderamente no odia a los bosnios y a los croatas ha estado allí:
ha vist o la Forma de su común humanidad. También la persona que apaga
la televisión hastiado, rechazando las imágenes a las que son adict os sus
semejantes. Algo ha avivado la memoria que, por prof undamente
enterrada que se encuent re, puede responder a la verdad. Sí sabemos
algo de esto, y no estaríamos leyendo esta revista si no supiéramos de
ello; estamos en camino hacia la libert ad, y tenemos la potencialidad de
llevar a ot ros con nosotros, uno por uno.  

PLATÓN.
233

Nada más fácil que al encontrar las diferentes partes de la doct rina esotérica de
Platón, la doctrina de las ideas tipos de las cosas, tal como han sido expuesta en el
dialogo de Fedón, se puede llegar a afirmar que es un corolario de la doctrina de los
números sagrados de Pitágoras. En el dialogo de Timo da una exposición muy confusa
y embrollada de la cosmogonía esot érica.
En cuanto a la doct rina del alma, de sus emigraciones y de su evolución, se
encuentra a través de toda la obra de Platón, pero en ninguna parte aparece tan
claramente como en los diálogos El banquete, en Fedón y en la leyenda de Re,
colocada al fin de este dialogo.
Platón reemplaza la doctrina de los tres mundos por tres conceptos, que a falta
de la iniciación organizada fueron durante dos mil años, como tres caminos abiert os
sobre el supremo objet ivo.
Persiguiendo el bien, es decir lo justo el alma se purif ica; se prepara a conocer
la verdad, primera e indispensable condición para su progreso.
Ensanchando la idea de lo bello, el alma alcanza la belleza intelectual, esa luz
intangible, madre de todas las cosas, animadora de las f ormas, sustancia y órgano de
Dios.
Sumergiéndose el alma en el mundo comienza a dar sus primeros pasos,
persiguiendo la idea de lo verdadero, alcanza la pura esencia, los principios cont enidos
en el espíritu puro, y reconoce la inmort alidad por la identidad de sus principios, con
los principios divinos.
Abriendo esas vías al espírit u humano, Platón ha def inido y creado, fuera de los
sistemas est rechos y de las religiones particulares, la “ categoría del ideal”
Desembarazo las tres vías sagradas que conducen a Dios. El reconocimiento de
la iniciación nos justifica y nos da la razón de ser del idealismo.
234

El idealismo es la afirmación basada de las verdades divinas, por el alma que se


interroga en su soledad y juzgada por las realidades celest es, por las facultades
ínt imas y por sus voces interiores.
La iniciación es la penetración de esas misma verdades, por la visión direct a del
espíritu, por la resurrección interna. En el supremo grado, es la comunicación del alma
con el mundo divino.
El ideal es una moral, una poesía, una filosofía; la iniciación es una visión, es
una presencia sublime de la verdad.
El Ideal es el ensueño y el lament o de la pat ria divina; la iniciación, es el t emplo
de los elegidos, es su clara remembranza.
Construyendo la categoría del Ideal Platón, creo un refugio, abrió un camino de
salvación a millares de almas que no pueden lograr en est a vida, la iniciación directa,
pero aspiran dolorosamente a la verdad.
Platón logro de est a manera, que la filosof ía se convirtiera en un verdadero
santuario.
Esto nos explica la inmensa popularidad de las fuerzas radiantes de la ideas
Platónicas. He aquí por que la academia fundado por Platón en Atenas duro siglos y se
prolongo hasta crear la Gran escuela de Alejandría.
He aquí por que los Primeros Padres de la Iglesia católica, rindieron homenaje a
Platón, porque San Agustí n tomo de él, las dos tercera partes de su teologí a.
Hoy, por hoy, en donde el hombre busca un sistema filosófico único, hoy, que la
ciencia ha investigado a la materia en sus más ínt imas transf ormaciones, para
nuevamente encont rarse enfrente de lo inexplicado y de lo indivisible, Platón vuelve a
nosot ros como el más humilde de los iniciados.
235

JESÚS

Voy a resumir la grandeza de est e iniciado, en las siguient es citas:


“No he venido para abolir la ley de los profet as, sino para seguirlos”.
Mateo.V. 17.
“La Luz está en el mundo y el mundo ha sido hecho por ella; pero el mundo no la
ha conocido”.
Juan 1. 10.
“El Advenimiento del hijo del Hombre, será como un relámpago que sale del
Orient e y va hacia el Occidente”.
Mateo XXXIV.27.
Estas tres cit as, a mi entender comprende los tres grados del simbolismo
Masónico y Jesús, fue est e último un “Verdadero Maest ro”
236

ZOROASTRO.
El verbo solar es el Logos, la divina palabra que anima nuestro mundo
planet ario. Al glorificar al Sol no debe entenderse, como el sol físico, sino que
presencia tras de él, el espíritu animador del astro Rey.
Nuestro sistema solar y la tierra es el crisol más denso, donde el espíritu y la
mat eria alcanzan su tensión máxima, han sido creado jerárquicament e por potestades
cósmicas, bajo la inspiración de un Dios, inf inito e insondable.
La Biblia Hebraica lo expresa muy bien, con la palabra Elohim( Dios de los
Dioses). Tal es, el Verbo solar, el Cristo cósmico centro y eje de la evolución
terrestre.

Este genio sublime, este Verbo Solar, no debe confundirse, como dijimos ant es
con el Sol físico (por ser la quint aesencia de ese astro) no puede ser revelada en
forma súbita y de una vez a la débil humanidad. Sólo puede aproximarse a los
hombres, por etapas sucesivas. Así paulatinamente el reflejo se conviert e en rayo, el
rayo en estrella y la estrella en un fulgente Sol. Estos tres puntos indican la revelación
de Zoroastro en el Irán primitivo: El encuentro de la Magos de Babilonia, con la
imponente figura del Prof eta Daniel, la visión t erroríf ica del Sol de Osiris en las criptas
237
de Egipt o, anunciando el fin de las monarquías en t odo el Oriente y la extensión de los
mist erios ant iguos anunciando el advenimiento del Cristo Cósmico. Estos tres
acont ecimientos caract erizan las tres etapas del Verbo Solar, y simultáneament e t res
paso gigantesco para la conquista del mundo, por que permite entrever por una parte
el descenso gradual del Cristo Cósmico en la humanidad y por la otra, el
afianzamiento de las t res potencias civilizadoras: Persa, Egipt o y Caldea.

BUDA
En toda la obra de este iniciado, en toda la predicación del budismo, en t oda su
literat ura sacra y profana se pude resumir que es el eterno comentario del sermón de
Benares.
La doctrina budista tiene su característica esencial en la moral. Es una
imperiosa dulzura y de una bienavent urada desesperanza. Cultiva el fanatismo del
reposo. Es una conjunción pacif ista para la conducción del mundo. Ni metafí sica, ni
cosmogonía, ni mitología, ni plegaria, ni culto. Nada más que la meditación moral.
Su esencia es poner f in al dolor y alcanzar el Nirvana. Buda se desliga del todo
y de todos. Desconfía de los Dioses por que estos han creado la desgracia en el
mundo, desconfía de la vida terrestre, por ser esta la matriz de la reencarnación,
desconfí a del más allá, por que a pesar de todo aun impera la vida y por lo tant o el
sufrimiento, desconfía del alma, por que esta es devorada por la sed inextinguible de la
238
inmortalidad. La otra vida es a sus ojos una nueva forma de seducción, una
voluptuosidad espiritual.
No es difícil, hacer la critica al Budismo desde un punto de vista filosóf ico. Es
una religión sin Dios, una moral sin metafísica, en donde no existe posibilidad de
unión, ent re lo finito e infinito, entre el tiempo y la eternidad, entre el hombre y el
universo. Hallar esta unión es el supremo anhelo del hombre, la razón de ser de toda
religión y de la filosof ía.
Buda hace emerger al mundo, de un deseo de vida, ciego y nocivo
¿ Cómo explicar, la armoní a del Cosmos y la sed de perfección del espíritu?
He allí su contradicción metafísica.
Buda reconoce las reencarnaciones sucesivas, y en las victorias que estas
represent an, porque de est a manera el Ser labora su propio perf eccionamient o. Pero a
esto, no le otorga ninguna realidad trascendental ¿Cómo explicar tanto trabajo? Ha allí
su contradicción psicológica.
El fin del budismo como ideal y único fin del hombre de la humanidad es el
Nirvana, concepto puramente negat ivo, es la cesación del mal, por la cesación de la
conciencia. Este” Salto Mortal” en el vacío de la negación ¿ equivale acaso, a lo
grande del esfuerzo?
He aquí la contradicción Moral. Estas t res contradicciones que emanan una de la
otra encajándose rigurosamente, indican suficientemente lo débil del budismo, como
un sist ema cósmico.
239

EL BUDA
El príncipe ario Sidarta Gautama, de la tribu de los sakias, el que después fue
llamado Buda, vivió y predicó en el siglo VI antes de J.C. No sabemos con exactitud la
fecha de su nacimiento, pero tendría ya casi ochenta años cuando murió en 543, según
los cómput os de los monjes de Ceilán. Hoy se tiende a dudar de esa fecha y a creer
que hay que poner la predicación de Buda en el siglo V en lugar del VI; así es que el
Buda sería contemporáneo de Sócrates y de Nahemías.
La juventud de Gautama se deslizó sin contrat iempo en el palacio de
Kapilavastu, al norte de la India. Los sakias est aban entonces en paz con sus vecinos
y Sidarta casó con una prima suya también aria, princesa de la tribu del “otro lado del
río”. Aunque la leyenda lo haya decorado con poéticos detalles, es casi seguro que su
conversión de afect o así; un dí a, Guatama, paseando en su carro con su escudero
Chan, se encontró con el espectáculo de la vejez, la enfermedad y la muerte, que de
súbito lo abrieron los ojos para comprender la pobre trama de la vida.
Primero distinguió a un hombre viejo, al lado del camino” ¿Quién es ese cabello
blanco, ojos apagados y cuerpo tembloroso?”, preguntó a su escudero, Chana
contesto: “Es un viejo; antes fue un niño de pecho, y después un joven lleno de vida,
pero ahora su lozanía se ha marchitado y ha perdido su fuerza..” Guat ama replico: “¿ Y
240
como puede nadie regocijarse cuando sabe que pront o envejecerá y se extinguirá su
vigor?”.
Y he aquí que, mient ras hablaba todavía, vio a otro hombre que se quejaba,
respirando febrilmente: “¿Qué tiene ese hombre?”, pregunto Gautama. “Está enfermo-
contesto el escudero-; los órganos de su cuerpo se hallan descompuestos; todos los
humanos estamos sujet os a tales desórdenes.”
El escudero picó los caballos para escapar de aquella visión, pero pronto se
encontraron con un entierro. “¿Qué llevan esos hombres t an tristes, entre coronas y
flores?” El escudero respondió: “Acompañan un cadáver. Sus miembros están rí gidos,
sus pensamientos le han dejado, no tiene vida, sus placeres y suf rimientos han
terminado. Todo tiene que morir; no es posible eludir la muerte”.
Desde aquel día, Gautama fue otro hombre. Al preguntarle su esposa la causa
de sus preocupaciones, contestaba: “El hombre envejece, enferma y muere; ¿qué
incentivo puede tener para el la vida?”.
Por f in, al nacer su único hijo, cuando ya tenía Gautama veintinueve años,
decidió abandonar Kapilavast u para hacer vida de mendigo. Marcho primero a una
ciudad llena Rajada, donde habí a maestros de la ant igua sabiduría de los Vedas.
Vivían en las cuevas de las colinas que rodeaban la ciudad; más seguros allí que en
despoblado, y lo bastante solo para contemplar sin distraerse los contrafuertes del
Himalaya, que empiezan a distinguirse desde aquél lugar.
El propósito de Gaut ama es evidente quise aprender ant es de empezar a
enseñar. Pero lo que aprendió no le satisf izo. He aquí, poco más o menos, las
enseñanzas que recibió de los brahmanes el fut uro Buda y sus objeciones: el alma-
decían los maestros de la vieja sabiduría hindú - es distinta de las sanciones. Cuando
tú tocas una cosa, tu cuerpo es el que t oca pero tu alma es la que percibe. Tu alma es
la que resuelve. y piensa, pero también es ella la que siente el olor, la que nota el
sabor, que tu nariz o tu paladar perciben. Dudar de la existencia del alma es un error
que t e aparta del camino de la salvación. La verdadera vía es purificar esta alma,
separándose de las gentes, viviendo de limosna, sin apetencia ni responsabilidad.
Sobre todo, reconociendo que el mundo material es un puro sueño, llegamos a una vida
espiritual. Como un pájaro se escapa de la jaula, así vuela el alma cuando se siente
libre de las sensaciones.
Estas eran las doctrinas de ciertas escuelas brahmánicas por aquella época;
hasta aquí había llegado en los días del Buda. Las objeciones del prí ncipe Gautama,
convertidos ya en Sakia-Muni, o el sabio de su tribu, creemos que van a sorprender al
lect or. Por de pronto, el punto capital de todo el budismo es negar la existencia del
alma. Este pequeño ser vivo, espiritual pero humano, que, como un invisible
homúnculo, los filósofos griegos y romanos y todos los doctores cristianos insistieron
siempre en afirmar que llevamos encerrado en nuestro cuerpo ( el nous, la psyche, el
espíritu, la umbra, el alma), fue el enemigo capit al del Buda y de su escuela.
241
“ Nuestra miseria-replicaba el futuro Buda a los sabios hindúes- no proviene de
la esclavitud del alma, sierva, como decí s, de las pasiones, sino de que no nos hemos
liberado de la personalidad, del yo. Decí s que podéis separar el yo de sus actos, pero
os equivocáis; el hombre es un compuesto de sus facult ades; no existe ese entre
extraño que, oculto por un telón, percibe lo que pasa delante . No existen cosas sin
cualidades: son las cualidades las que forman las cosas. No existe el alma sin las
facultades, son las facultades las que forman el yo..¡ Cuánta conf usión viene del
interés en uno mismo y en su propia perfección! El mero hecho de pensar que uno
piensa, y que piensa bien, le despiert a su vanidad. Además, si exist e est a alma, como
decís, debe persistir después de la vida, ya en el cielo, ya en la tierra, ya en el
infierno..¿Estaremos eternamente condenados a egoí smo y limitación?”
Los brahmanes repetí an; “ No ves por doquier los efectos de esta
caract erización de cada cosa? El conjunt o de cualidades personales hace a los
hombres diferentes en temperamento, fortuna y destino. El Karma, o personalidad,
merece premio o castigo; por esto precisa la trasmigración del alma a otro cuerpo,
heredando de nuestra existencia anterior los efectos de nuest ras malas acciones y el
galardón de nuestra bondad”.
Gautama les contradecí a en est os términos “La existencia del Karma, . que
caract eriza cada persona y cosa, es innegable: pero el yo no exist e. Mi persona es una
combinación, así mental como material”. De las primeras discusiones de Sakia-Muni
con los brahmanes ya se desprende que en aquella época habría gran tolerancia en las
escuelas indias hasta para las opiniones más arriesgadas. Esto debí a f acilitar después
la predicación del budismo, pero, en realidad, Sakia-Muni no tení a nada que predicar
todaví a. Sus objeciones tenían sólo el carácter de una duda metafísica.
Desengañado de la escuela de Rejaga, el futuro Buda pasó al bosque para ver
si, con la penitencia y el ayuno, podía liberarse de la personalidad que le atormentaba.
Fijo su morada en la selva de Uruvela, en el lugar donde ahora se levanta el templo de
Buda y allí por espacio de seis años mort ificó su cuerpo ásperamente, hasta quedar
reducido a un esqueleto. Probó a subsistir, dice la leyenda, con un solo grano de mijo
al día. Tan dura penitencia la atrajo la admiración de las gentes, que acudían de muy
lejos para implorar con respeto sus bendiciones.
Empero, Gaut ama no est aba satisfecho, su cuerpo se debilit aba sin lograr
aumento de luz espiritual por medio de repetidos éxt asis. Buscando la verdad, no podía
experiment ar los raptos de amor que han content ado a los mí sticos de ot ras razas
comprendió que necesitaba reforzar su cuerpo quería obtener la claridad del
ent endimiento. Para esto fue primero a bañarse en el río y, al trat ar de salir del agua,
se desmayó pero haciendo un gran esfuerzo consiguió llegar a la orilla. Al verle allí,
tendido y ext enuado, la hija de un pastor le ofreció un plat o de arroz, que Sakia-Muni
comió sin escrúpulo. Est o escandalizo mucho a los que les serví an reverentes por su
vida de penitencia y austeridad.
242
Abandonado por los que le admiraban y perseguido, añade la leyenda, por los
espíritus malignos, que le tentaban de continuo, fue a sentarse al pie de un árbol que
crece en la India, una higuera silvestre (ficus religiosa) llamada Bo. Era temprano, por
la mañana, cuando comenzó a meditar a la sombra de la higuera, y antes de caer el día
recibió la gran iniciación. Desde aquel momento sería el Buda, que quiere decir “El
iluminado” Había comprendido, no la naturaleza de Dios, no la causa del universo, sino
la naturaleza del dolor, sus causas y su remedio. Est o es lo que descubrió el Muni de
los sakias, por esto fue llamado Buda; todo el budismo dimana de la gran iniciación
del Buda en ese día memorable para la historia del Oriente. Casi la mitad de la raza
humana sigue, o cree seguir, la doct rina del iluminado bajo la sombra de la higuera.
Lo que pasó por la mente del príncipe Gautama el día de su transformación en
Buda no lo sobremos nuca; él no quiso decírnoslo y la leyenda lo ha forjado a su
sabor, cont ando fant ást icas visiones.
Por de pront o, el Buda resolvió hacer lo que se llama la Gran Renunciación, est o
es, no vivir para él, sino predicar a los hombres la buena nueva. Ante todo, quiso el
nuevo Buda ir a convencer a sus maestros los brahmanes de Rajaga, y se encontró con
que ya habían muert o. Después creyó que era deber suyo convertir a los cinco
ermitaños que le habías servido en la selva de Uruvela y que al dejarle se marcharon a
Benares. Viví an entonces como penitentes en un paraje de las afueras de la ciudad,
llamado Parque de los ciervos. Al ver llegar a Buda, se confabularon para rechazarle
como a un apóst ata, pero impedidos luego por una fuerza misteriosa, le reconocieron
como iluminado y le sirvieron como a un ser superior. El Buda, lleno de bondad,
predicó a los cinco ermitaños en sermón famoso, conocido con el nombre de Sermón
de Benarés o de la Fundación del Reino de la Verdad.
Por lo demás, la disciplina moral, que hoy llamamos filosófica, propuesta como
el Buda como vehículo para obtener la suprema libertad no era una gran novedad en el
siglo VI a.J. C. sobre todo en la India; sin embargo la oposición de est e tratamient o de
Just o Medio a las prácticas ascét icas de los brahmanes se ve reflejada en todos los
discursos del Buda “Mortif icación no procura conocimiento, cuanto menos procurará el
triunfo sobre la sensualidad. Aquel que llena su lámpara con agua una vez de aceite,
no obtendrá luz; el que f rot a dos maderos podridos, no encenderá fuego .”Comed y
bebed según las necesidades del cuerpo, el agua rodea la flor del loto sin penetrar en
los poros de sus pétalos”.
Había ciert as escuelas brahmánicas que insistían en lo mismo; una vida santa
en pensamiento y en acción. Sin embargo, es original el mét odo propuest o , Hay que
romper las diez cadenas que nos at an y que, el Buda, son como sigue: la primera.
nat uralmente, es la ilusión del yo soy, Nunca somos, pues estamos cambiando a cada
momento. La segunda cadena es duda que pueda nadie liberarnos de este error del yo,
y que pueda uno mismo salvarse. La t ercera, la confianza excesiva en las buenas
obras, principalmente en la eficacia de la mortificación. La cuarta, la sensualidad; los
que pretenden conseguir la completa liberación deben practicar la abst inencia y el
243
celibat o, Para los que no hayan llegado a este grado, bastarán templanza y
moderación. La quinta cadena es la de la pasión; la sexta, el deseo de una vida
celestial, literalmente de un mundo sin f orma. La oct ava cadena es la vanidad en la
perfección ya obtenida. La novena, la excesiva seguridad en uno mismo. La décima la
ignorancia
Con algunas variantes, el Buda coincide en su camino de perfección con lo que
llamamos quietismo en Europa. Por est o conviene prestar más at ención a la psicología
budista, hasta dando a la palabra psicología el mismo valor que t iene entre nosotros, o
sea, ciencia del alma. A pesar de que niega la existencia del alma, sorprende la
extraordinaria agudeza del Buda para explicarse la formación y f uncionamiento de la
personalidad. Se ha llegado a pensar, por los primeros escritores budistas, que la
famosa solución que se llama la Rueda de la Verdad fue lo que descubrió el Buda el
día de su iluminación debajo de la higuera. La Rueda de la Verdad podría también
llamarse el árbol del Error, porque de un error nace otro, y de éste, otro, pero la
palabra rueda nos da la idea de una sucesión de errores que no tienen principio ni fin.
He aquí la serie de ellos:
La ignorancia produce la impresión de unidad de lo que está separado; cada uno
de nosotros es un compuest o, una mezcla. De est a idea falsa de unidad nace la
conciencia individual, La conciencia nos da la idea de formas, de colores y de
crecimiento, que acaso hoy podríamos interpret ar por tiempo. Las formas y colores, al
pasar por delant e de nosotros, despiertan los sent idos. Los sentidos nos incit an al
contacto . Del cont act o viene la sensación. El deseo de posesión crea el afecto. El
afecto, o amor, origina la existencia. La existencia impulsa a nacer, y del nacimiento
viene la vejez, la enfermedad y la muerte.
Esto parecerá a los occidentales el mundo al revés. No es el “ pienso, luego
existo”, de que se valió Descartes, sino el “existo porque pienso”, tengo conciencia
porque pienso, y pienso mal.
Claro está que decir que de la ignorancia venga la conciencia, y que de ésta,
paso a paso, se consiga nacer, sonará, el oído de las gentes de cultura grecolatina, no
solo como una herejí a, sino como un absurdo. Para nosotros es la vida la que, con su
plenitud, produce amor, posesión y conciencia. Pero si admit imos que el alma no
existe, la Rueda de la Verdad gira con mucho más lógica de lo que a primera vista
parece, ¿ Qué puede producir individualidad sino la ignorancia? Y este estado de
ignorancia es lo que nos forja la ilusión de la conciencia individual. Los demás punt os
de la rueda casi coinciden con los resultados de algunas escuelas modernas de
psicología. Lo que ya no parece tan claro es que del deseo de ser, vengamos a la vida;
aunque esto encaja muy bien en los pueblos de la India, de una trasmigración a otro
cuerpo después de la muerte, para recibir el premio o el castigo.
Pero obsérvese bien que, según el Buda, cuando renacemos, ya no somos lo
que habíamos sido antes. Si nuestra personalidad cambia a cada inst ante, no es
posible que subsista igual después de la muerte. El Buda se vale de comparaciones
244
para explicar la trasmigración: como de una luz se enciende de otra, como de una
semilla, como el discípulo repit e los versos o las enseñanzas del maestro, así uno nace
de lo que ha sido ant es él mismo, en otra vida.
En realidad, el por qué y el común nacemos otra vez no lo dilucidó Buda. Todas
las religiones tienen sus misterios, que hay que creer con fe sencilla, y la idea de la
reencarnación es el misterio del budismo. Todo lo demás resulta comprensible, como
basado en un proceso intelectual.
Es interesant e observar que hasta un pensador como Gautama parece at ascarse
en la idea tradicional en la India, de la trasmigración. Recordemos las palabras
triunfales del Buda al acabar el sermón de Banarés: “¡ Esta es mi última existencia!
¡ No hay reencarnación para mi! ”. Ya allí declara t ambién que el objetivo final es la
paz, la extinción, el Nirvana. Esta última palabra, casi lo único que del Buda se conoce
en Occidente, quiere decir apagar, extinguir, pero no la vida, sino la personalidad. En
los textos búdicos se menciona a menudo el Nirvana acompañado de epítet os que lo
aclaran glorifican. Nirvana es la isla del Refugio, el final del Deseo, donde no hay
cambios ni destrucción. Concretando, Nirvana es la extinción de los t res f uegos:
deseo, odio e ignorancia. Pero ya se comprenderá lo que deseo, odio e ignorancia
significan para el Buda.

Todo, el Buda y sus discípulos t uvieron que explicar a menudo el signif icado de
la palabra Nirvana a los no iniciados. “El Nirvana no es pasado ni presente ni futuro no
se produce ni se puede producir.. existe, es”. El Nirvana es casi como el Tao.
245
Tal fue, en sustancia, la doctrina del Buda. Con variedad de estilo, según
hablase al pueblo o a los brahmanes, con parábolas o dialogando con los que le
manifest aban sus dudas, Gautama insistió en estos mismos preceptos toda su vida.
Cada año, el Buda y sus discí pulos se reunían durante la estación de las lluvias en
Magadha, o Benarés, y en cuanto llegaba en buen tiempo se despedían y separaban
para seguir predicando a las gentes el Camino Medio de los ocho precept os, la Rueda
de la Vida, el Nirvana, etc. Así la actuación del Buda se prolongó durante los cuarenta
y cuatro años que median desde su iluminación debajo de la higuera hasta la muerte,
que le sorprendió ya oct ogenario, pero todaví a recorriendo tierras. En este largo

espacio de tiempo, el Buda, con su reputación bien cimentada de santo e iluminado,


sufrió interrogatorios de príncipes y doct ores de la antigua religión, de pobres y ricos,

de gentes que le pedían milagros. Y a todos supo contestar siempre con nobleza
y elevación.

25. EL SOLSTICIO DE VERANO


 
Los solst icios -de sol state, el sol se detiene- marcan los dos momentos del año
en los que el sol parece detenerse en un punto fijo de su órbita, para a cont inuación
reiniciar su marcha en sentido inverso. Estos momentos de inmovilidad abren las
puert as que permiten acceder a otros estados de ser; así el solsticio de invierno abre
la puerta de salida de la "caverna cósmica", mientras el solst icio de verano abre una
puert a que es simultáneamente de entrada y salida.
El solst icio de verano, momento que señala el inicio de la fase descendente del
ciclo anual y que est á presidido por San Juan Bautista, "el que debe menguar", se
246
relaciona con la iniciación a los "pequeños misterios" y con la entrada en la "caverna
cósmica"
Esto, en la Masonería, está simbolizado con la iniciación del profano, el cual,
tras haber sido introducido en el Gabinet e de Ref lexión, es conducido a través de un
laberinto subterráneo hast a la entrada al Templo, sí mbolo del cosmos, y en la que t ras
superar las sucesivas pruebas de purificación, nacerá a un nuevo estado, muriendo así
al mundo profano. Se trata del segundo nacimiento o regeneración psíquica.
La Masonería celebra esta fecha con un Agape rit ual, el cual consiste en una
operación iniciática cuyo objeto es transformar el alimento material en alimento
espiritual. El masón, formando part e de los tres mundos, mediante la asimilación
conscient e de los alimentos que los simbolizan, se hace part e de la Naturaleza, y por
su participación activa en el rito y a través del rit o promueve la Obra de regeneración
de la Naturaleza y la suya propia.
Ahora bien, si la finalidad de la iniciación es la "salida del cosmos", y esa
posibilidad está simbolizada por el solst icio de invierno, qué signif icado tiene para el
iniciado masón el solsticio de verano?
En Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. XXXV, dice René
Guénon: "La 'caverna cósmica' está considerada aquí como lugar de manifestación del
ser: después de haberse manifestado en ella en ciert o estado, por ejemplo en el est ado
humano, dicho ser, según el grado espiritual al que haya llegado, saldrá por una u ot ra
de las dos puertas. En el caso del pitri-yana, deberá volver a otro estado de
manifest ación, lo que conllevará una nueva entrada en la 'caverna cósmica' ".
El término pitri-yana, en la terminología vedanta, se refiere precisamente a la
"Ví a de los Antepasados", que es uno de los nombres que se da a la puerta que abre el
solsticio de verano. Es decir, que el solsticio de verano posibilita una salida y una
ent rada simultánea a la "caverna cósmica", si bien en un grado superior, como si se
tratara, geométricamente descrito, del ascenso por una espiral, y si bien el nuevo
estado no dejará de ser un estado individual y sometido a las leyes del mundo
contingente en mayor o menor medida, también es cierto que supone un grado más en
el camino vertical de ascenso hacia esa puerta situada en la sumidad del cosmos, y
que equivale a la "clave de bóveda" en el simbolismo constructivo.
Citaremos nuevamente a Guénon: "... como cada ciclo es en realidad un est ado
de existencia, la forma antigua que abandona un ser no liberado de la individualidad, y
la forma nueva que revist e pert enecen forzosamente a dos est ados diferent es, pues
ningún ser puede pasar dos veces por el mismo estado" (El hombre y su devenir según
el Vedant a).
La celebración rit ual del solsticio de verano react ualiza, haciéndola presente, la
iniciación que en su día recibió el masón, y que marcó en su propio ciclo vital
individual su ínt imo solst icio estival y su entrada en aquella "cueva cósmica" en la que
recibió la Luz. Actualización que por otro lado se reitera ritualmente cada vez que se
abren los t rabajos en Logia a "Mediodía en punto".
247
La Logia, ya lo sabemos, es un símbolo del cosmos, y en ella, presente en los
símbolos que la decoran y en los rit os que se ejecut an, se desarrolla todo el proceso
cósmico de la Creación, lo que incluye nat uralmente los procesos astronómicos, que a
su vez no son sino el sí mbolo de ot ras realidades de orden superior. De ahí la
importancia no sólo de participar, sino de hacerlo activament e en el ritual del solsticio,
con plena consciencia -en la medida que a cada cual le alcance comprender- del
simbolismo implícito en él, pues sólo esa comprensión nos permit irá identificarnos con
el rit o y trascenderlo, haciéndolo en el grado que corresponda a nuest ra propia
consciencia y accediendo a grados superiores de la misma, o lo que es igual,
accediendo a otros estados de ser.

En cuanto al signo de Cáncer, regente del solsticio est ival, es significativo


observar cómo éste simboliza las aguas y el arca que flota sobre ellas; arca en  cuyo
interior se hallan las semillas o gérmenes cuyo desarrollo será posible en el ciclo
siguiente* . Esas semillas, obviamente, hacen alusión a la posibilidad de realizar en el
nuevo ciclo la efect ivización de los "pequeños misterios", lo que permitirá el acceso a
la "Ví a de los Dioses" y la iniciación en los "grandes misterios". Sea como fuere, no
debemos olvidar que en el rit ual de Agape se invoca la ayuda del G:. A:. D:. U:. para
abrir las puertas solsticiales, ya que no es ni será por nuestros méritos propios, sino
por Su Voluntad y Su Misericordia hacia nosot ros, que podremos efectivizar la
iniciación recibida en el grado que a cada cual le corresponda hacerlo.
_________________
* Ver a est e respecto t ambién "El jeroglíf ico de Cáncer", cap. XIX de los Sí mbolos
Fundament ales de la Ciencia Sagrada. (R) .
 
 

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