Fisiopatología Del Dengue
Fisiopatología Del Dengue
Fisiopatología Del Dengue
“Toribio Rodríguez de
RESOLUCION MINISTERIAL Nº 076-98-ED
Mendoza”
REVALIDADO POR R.D. Nº 0766-2006-ED
V.-CICLO: 2021-II
Existen diversas teorías patogénicas para explicar las formas graves del dengue. Según la teoría
secuencial, una segunda infección producida por otro serotipo produce una amplificación de la
infección mediada por anticuerpos o inmunoamplificación con una gran replicación viral y
aumento de la viremia, lo cual determina la gravedad de la enfermedad (Cummings et al., 2005).
Otras teorías consideran que las diferencias en la patogenicidad de las cepas virales explican las
formas graves del dengue (Anantapreecha et al., 2005). En la práctica, en una misma epidemia
de dengue coexisten factores del huésped y factores del virus, así como factores
epidemiológicos o ambientales.
Cuando el virus es introducido en la piel, la primera célula diana es la célula dendrítica presente
en la epidermis (Palucka, 2000; Kwan et al., 2005), principalmente las células de Langerhans,
que se activan y presentan el virus al linfocito T. De igual manera, los virus que invadieron la
sangre son identificados por los monocitos y células endoteliales, que también cumplen la
función presentadora. Los primeros linfocitos en activarse son los CD4 y posteriormente los CD8,
con liberación de citoquinas (Cardier et al., 2005).
La infección viral induce apoptosis de linfocitos T en los primeros días de la infección que de
acuerdo a su intensidad puede influir favorablemente en la desaparición del virus o puede
provocar la lisis de grandes cantidades de esas células y disminuir transitoriamente la
competencia inmunológica del paciente, así como provocar daños en otras células y tejidos del
huésped, tales como los endotelios, hepatocitos, miocardiocitos, neuronas, células tubulares
renales, y otras, lo cual podría explicar la afectación de muchos órganos durante esta infección
(Limonta et al., 2007). La trombocitopenia se produce por destrucción de plaquetas en sangre
periférica por un mecanismo inmuno-mediado. Los sangramientos durante el dengue no están
en relación directa con la intensidad de la trombocitopenia (Gomber et al., s. d.), pues se
producen por un conjunto de factores (Schexneider & Reedy, 2005). Las causas de los
sangramientos en el dengue son múltiples (Srichaikul & Nimmannitya, 2000) incluidos los
vasculares y algunas alteraciones de la coagulación por acción cruzada de algunos anticuerpos
antivirales contra el plasminógeno y otras proteínas, así como un disbalance entre los
mecanismos de la coagulación y los de la fibrinolisis.
La clínica del dengue tiene un curso propio por múltiples mecanismos basándose en el
equilibrio de la genética y antecedentes inmunológicos del huésped (de riesgo: asma
bronquial, diabetes, anemia falciforme, etnicidad, factores de complejos mayores de
histocompatibilidad), así como la virulencia.
Todos los serotipos pueden generar una infección de tipo asintomática, cuadro febril o grave.
Al darse la infección, se da una respuesta de tipo primaria debido a la producción de IgM,
cuyo pico antidengue es alrededor de 15 días póstumos al inicio de síntomas para una
depresión de sus niveles a indetectables en el segundo y tercer mes posteriori
La entrada del virus por estos receptores en la célula blanco, inhibe la reacción inmune
antiviral transcripcional de las interleucinas 6 - 10 y 12 con TNF - α e IFN - γ
respectivamente, dando como resultado un campo idóneo para la replicación del virus.
Simultáneamente, se da una respuesta aberrante de los linfocitos T, provocando daño tisular
(citolisis e inflamación)
Cascada de la coagulación
Dentro de la fisiología propia del cuerpo humano, está el mantenimiento del equilibrio
vascular de los componentes de la sangre, pared vascular y la fuga de dicho compartimento,
conocido como hemostasia (ver imagen 1). Este proceso celular se ha descrito de múltiples
formas, a través de los años de investigación. El modelo más reciente y que es utilizado, es
la descripción celular, el cual se compone de 3 fases (iniciación, amplificación, y
propagación)
El proceso acciona en la iniciación con la exposición del vaso o endotelio dañado, el cual
expone el primer componente conocido como el factor tisular (FT), dando así la señal a los
demás elementos para participar en ello. El factor tisular se une al factor VII, activándose, y
en conjunto con la activación del factor X por medio del factor X asa, con ayuda de iones de
calcio y fosfolípidos (ambos actúan como puentes durante el proceso). A su vez,
simultáneamente se use al factor V activado (siendo este un cofactor) y ambos activan el
factor II (protrombina). Esta etapa da como productos finales el factor neoactivado y
trombina, en escasa cantidad pero suficiente para su función, debido a la existencia de un
inhibidor del factor tisular, proteína de las células endoteliales, quien se une al factor X
activado y por ello no se produce el complejo protrombinasa, compuesto por el factor X y
factor 5 activado
Se continua con la etapa de amplificación, la cual tiene como protagonista la trombina activada,
quien tiene como función principal activar el cofactor V, factores XI - XIII y plaquetas, además
de separar al factor Von Willebrand (FVW) y el factor VIII, con ello se activa dicho elemento. Es
decir, se da una disociación del factor VIII con el factor VW para que este se una a las
plaquetas, el cual es el encargado de la hemostasia primaria; el factor VIII activado continua
por sí solo (13,14).
Permeabilidad elevada
La infección por dengue puede ser clínicamente inaparente y puede causar una enfermedad
de variada intensidad que incluye desde formas febriles con dolores en el cuerpo y con
mayor o menor afectación del organismo hasta cuadros graves de choque y grandes
hemorragias. Hasta ahora se ha aceptado que la diferencia principal entre el dengue clásico
o fiebre del dengue (FD) y la fiebre hemorrágica dengue (FHD) no son precisamente los
sangramientos sino la extravasación de plasma, en particular cuando tiene expresión y
repercusión clínica porque se expresa en aumento significativo del hematocrito y por
colección de líquido en cavidades serosas, tales como derrame pleural, ascitis y derrame
pericárdico.
El espectro clínico del dengue tan variado nos explica la diversidad de cuadros clínicos que
podemos encontrar en una misma familia o población durante un brote epidémico, pues
algunos pacientes (quizás la mayoría) estarán sólo ligeramente afectados y erróneamente
ni siquiera procuraran los servicios médicos, otros tendrán síntomas escasos
(oligosintomáticos) y otros estarán muy afectados, con gran postración y quizás con una
evolución desfavorable, deterioro clínico y muerte, a veces en pocas horas. Cada uno de los
cuatro virus del dengue puede producir cualquier cuadro clínico del referido espectro.
También existen las formas clínicas que por no ser tan frecuentes se les llama "atípicas" que
resultan de la afectación especialmente intensa de un órgano o sistema: encefalopatía,
miocardiopatía o hepatopatía por dengue, así como la afectación renal con insuficiencia
renal aguda y otras que también se asocian a mortalidad (Martínez, 2005).
El dengue es una enfermedad muy dinámica, a pesar de ser de corta duración (no más de
una semana en casi el 90% de las veces). Su expresión puede modificarse con el paso de
los días y puede también agravar de manera súbita, por lo cual el enfermo necesita que el
medico lo atienda de modo repetido, preferentemente todos los días. El curso de la
enfermedad del dengue pasa por tres etapas clínicas: la etapa febril la única para la
inmensa mayoría de los enfermos , la etapa critica y la etapa de recuperación (Figura 2).
Esto es característico del dengue: el primer dia afebril es el dia de mayor riesgo de presentar
complicaciones. La etapa critica coincide con la extravasación de plasma (escape de
líquidos desde el espacio intravascular hacia el extravascular) y su expresión mas temida es
el choque, con frialdad de los tegumentos, pulso fino, taquicardia e hipotensión. A veces,
con grandes hemorragias digestivas asociadas, así como afectación de hígado y quizás de
otros órganos. El hematocrito se eleva en esta etapa y las plaquetas que ya venían
descendiendo alcanzan sus valores más bajos. En la etapa de recuperación generalmente
se hace evidente la mejoría del paciente, pero en ocasiones existe un estado de sobrecarga
líquida, así como alguna infección bacteriana sobreañadida.
Cuadro clinico
Secuencia de los signos clinicos en el diagnostico de las formas clínicas del dengue
Entre el 3º y 6º día para los niños, y entre el 4º y 6º día para los adultos (como período más
frecuente pero no exclusivo de los enfermos que evolucionan al dengue grave, la fiebre
desciende, el dolor abdominal se hace intenso y mantenido, se constata derrame pleural o
ascítico, los vómitos aumentan en frecuencia y comienza la ETAPA CRITICA de la
enfermedad, por cuanto es el momento de mayor frecuencia de instalación del choque.
También en esta etapa se hace evidente la hepatomegalia. La presencia de signos de
alarma es muy característico del transito a esta etapa y anuncian complicaciones tales como
el choque (Rigau & Laufer, 2006).
No tienen que estar presente, de inicio, todos los signos clínicos de choque. Basta constatar
el estrechamiento de la tensión arterial (TA) diferencial o presión del pulso (diferencia de 20
mmHg o menos entre la TA máxima o sistólica y la mínima o diastólica), la cual
generalmente ha sido precedido por signos de inestabilidad hemodinámica (taquicardia,
frialdad, llenado capilar enlentecido, entre otros). Por tanto, no es necesario esperar la
hipotensión para diagnosticar choque (Martínez & Velázquez, 2002).
Los signos de choque la mayoría de las veces tienen duración de algunas horas. Cuando el
choque se hace prolongado o recurrente, o sea, se prolonga más de 12 ó 24 horas y
excepcionalmente más de 48 horas, se aprecian en el pulmón imágenes radiológicas de
edema intersticial a veces semejando lesiones neumónicas. Más adelante puede instalarse
un síndrome de dificultad respiratoria por edema pulmonar no cardiogénico, con
ensombrecimiento del pronóstico.
Es probable que el médico que atiende un paciente con FD indique un recuento leucocitario
en busca de la frecuente leucopenia, la cual puede ser intensa hasta mostrar menos de
1.000 leucocitos x mm cúbico. La fórmula diferencial hará evidente la neutropenia propia de
la fase inicial de la enfermedad, algunas células en banda y linfocitos atípicos. El
hematocrito y el recuento plaquetario serán los exámenes de laboratorio
clínico indispensables en el paciente que se sospeche pueda evolucionar hacia el dengue
grave, con extravasación de líquidos, choque y hemorragias, aunque su realización no es
estrictamente necesaria durante el seguimiento del caso febril sospechoso de dengue si no
hay sangrados espontáneos o al menos- tenga una prueba del lazo positiva. Los enfermos
que requieren hematocritos y recuentos plaquetarios, generalmente los necesitan seriados
durante varios días.
No obstante, el recuento leucocitario > 6000 células/mm 3 ha sido factor asociado a la
progresión del enfermo al SCD, al menos en adultos (Harris et al., 2003). En Rio de Janeiro,
en el año 2002, los resultados de laboratorio demostraron la importancia de la leucocitosis y
la hemoconcentración como indicadores pronósticos por la frecuencia de estas alteraciones
en los enfermos que luego fallecieron, así como las elevaciones en las transaminasas,
principalmente de TGO (Azevedo et al., 2002).
El estudio del paciente debe completarse según el cuadro clínico, las posibilidades del lugar
y el tipo de atención que esté recibiendo: ambulatoria o con hospitalización, en este segundo
caso puede incluir la realización de coagulograma completo, eritrosedimentación, proteínas
totales, ionograma, gasometría, urea, creatinina, transaminasas u otras enzimas en sangre
que expresen citólisis hepática (Villar-Centeno et al., 2008), así como medulograma, si fuera
necesario.
Para el diagnóstico diferencial (Bruce et al., 2005; Wilder-Amith et al., 2004) el médico en
determinados casos puede requerir del hemocultivo, la gota gruesa, estudio del líquido
cefalorraquídeo (citoquímico y bacteriológico) y otras pruebas más específicas. Los estudios
radiológicos de tórax y la ultrasonografía abdominal son muy útiles en el dengue
hemorrágico, así como el electrocardiograma y el ecocardiograma si se considera una
posible afectación miocárdica. Con este último se puede identificar un derrame pericárdico,
pero también algo mas importante: una contractilidad miocárdica disminuida que sea
expresión de miocarditis por dengue.
Los criterios de laboratorio para el diagnóstico son los siguientes (debe estar presente por lo
menos uno de ellos):
* Aislamiento del virus del dengue del suero, el plasma, los leucocitos o las muestras de
autopsia.
* Demostración del antígeno del virus del dengue en tejidos de autopsia mediante pruebas
de inmunoquímica o inmunofluorescencia o en muestras séricas mediante técnicas de
inmunoensayo.
La fiebre hemorrágica del dengue requiere la presencia de los cuatro criterios siguientes: a)
fiebre (o haber presentado fiebre en la semana), algún sangramiento espontáneo casi
siempre petequias, u otro o , por lo menos, tener positiva la prueba del lazo, c)
trombocitopenia menor de 100000 por mm cúbico, y d) extravasación de plasma,
evidenciada por elevación del 20% del hematocrito, o por la disminución del 20% del
hematocrito después de la etapa critica, o por la demostración de derrame pleural, ascitis o
derrame pericárdico mediante estudios de imágenes, casi siempre la Sonografía
(Organización Panamericana de la Salud, 1995).
En los últimos años se han publicado artículos (Balmaseda et al., 2005; Setiati et al., 2007)
que cuestionan la utilidad de esta clasificación, por considerarla rígida, demasiado
dependiente de resultados de laboratorio y no inclusiva de enfermos de dengue con otras
formas de gravedad, tales como la afectación particular del Sistema Nervioso Central
(encefalitis), del corazón (miocarditis) o del hígado (hepatitis grave). Tampoco era útil para el
manejo clínico de los enfermos. Por tal razón, el TDR/OMS (Programa de Adiestramiento e
Investigación en Enfermedades Transmisibles de la Organización Mundial de la Salud)
auspició un estudio internacional, llamado DENCO (Dengue Control), uno de cuyos
componentes era de clínica y su objetivo principal era obtener información de un numero
elevado de enfermos con dengue confirmado, y encontrar una forma mejor de clasificarlos,
así como identificar cuales serían los signos de alarma que fueran útiles para mejorar el
protocolo de manejo de casos de dengue.
Se obtuvo información clínica de casi 2.000 enfermos con dengue confirmado, procedentes
de siete países de dos continentes. El estudio concluyó que de 18 a 40% de los casos no
podían ser clasificados mediante la actual Clasificación de la OMS, y más de 15% de casos
con choque tampoco podían ser clasificados como casos graves de dengue, porque no
cumplían con alguno de los criterios para ser considerado caso de FHD/SCD. El estudio
también tuvo otro resultado consistente en la propuesta de una clasificación binaria de la
enfermedad: DENGUE y DENGUE SEVERO.
Esta nueva clasificación tiene un riguroso soporte científico y coincide, a grandes rasgos,
con los criterios de los clínicos expertos en dengue en nuestra Región, pero necesita ser
validada en la práctica, por lo cual el acuerdo tomado en la sede de la Organización Mundial
de la Salud fue aplicarla durante un nuevo período en un numero mayor de países para
conocer su utilidad y factibilidad en situaciones de endemicidad de dengue y durante
epidemias de la enfermedad, tanto en hospitales como en unidades de Atención Primaria de
Salud.
El choque por dengue está presente en la inmensa mayoría de los enfermos que agravan y
fallecen, como causa directa de muerte o dando paso a complicaciones tales como:
hemorragias masivas, coagulación intravascular diseminada, edema pulmonar no
cardiogénico, fallo múltiple de órganos (síndrome de hipoperfusión-reperfusión). Más que
complicaciones del dengue se trata de complicaciones del choque prolongado o recurrente.
Pevenir el choque o tratarlo precoz y efectivamente significa prevenir las demás
complicaciones de la FHD y evitar la muerte.
En los enfermos con dengue es frecuente que exista alguna afectación hepática,
generalmente recuperable. También puede existir alguna afectación miocárdica
particularmente en adultos , con poca expresión electrocardiográfica. Con menor frecuencia
ocurre la afectación renal y neurológica. No obstante, algunos enfermos de dengue pueden
manifestar especial afectación de un órgano o sistema por lo que se les han llamado "formas
clínicas de dengue a predominio visceral" en ocasiones asociadas a extrema gravedad y
muerte. Por su relativa poca frecuencia también se les ha llamado "formas atípicas de
dengue", a veces asociadas a una determinada predisposición individual u otra enfermedad
previa o coexistente (infecciosa o no infecciosa). Durante una epidemia es posible que se
presente alguno de estos casos: hepatitis o hepatopatía, conducente a fallo hepático agudo
(Shah, 2008), encefalitis o encefalopatía, expresada frecuentemente en afectación de la
conciencia (coma) a veces también con convulsiones, miocarditis o miocardiopatía,
manifestada en hipocontractilidad miocárdica con disminución de la fracción de eyección del
ventrículo izquierdo y posible fallo cardíaco, así como nefritis o nefropatía que puede ser
causa de fallo renal agudo o puede afectar selectivamente a la función de reabsorción
propia del tubuli renal distal y de esa manera contribuir al aumento de líquido del espacio
extravascular.