El Espiritu en La Redencion

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EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

Una de las obras más importantes que el Espíritu Santo hace en el hombre
es acercarlo a Dios. El hombre en su estado natural nace espiritualmente
muerto y la ira de Dios está sobre él, por esa razón, el hombre tiene una
extrema necesidad de ser salvado.
El pecado ha separado a la criatura de su creador, no puede haber una
comunión entre la pecaminosidad del hombre y la santidad de Dios.
Hay una distancia infinita que separa al hombre pecador del Dios que es
tres veces Santo. Afortunadamente después de la caída de Adán, Dios
nunca abandonó a sus criaturas, sino que quiso mantener una relación
con ellos.
En primer lugar, Dios planteó la salvación desde antes de la fundación del
mundo, y lo hizo para que los hombres rebeldes se escaparan de la
condenación del pecado. Este medio de salvación que Dios propuso a los
hombres fue antes de que Adán se revelará contra Dios, aun cuando el
pecado no se había introducido al mundo.
Muchos piensan que la caída de Adán tomó desprevenido a Dios, y que
todas las cosas se salieron de control y como el plan “A” no funcionó
entonces propuso un plan “B” que fue mandar a su hijo a morir por los
hombres, pero tal afirmación es una herejía.
Dios es soberano y todo está bajo su control, Dios es omnisciente y nada
le puede sorprender. Jesucristo siempre ha sido el plan “A” de salvación
para todos los hombres.
En segundo lugar, para cerrar esa distancia infinita era necesario que la
segunda persona de la deidad (Jesucristo) se encarnara y se convirtiera en
nuestro mediador. Tenía que ser Dios para ir delante de Dios y ser hombre
representando a todos los hombres. Sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8  y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz. (Filipenses 2:7-11)
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre, (1 Timoteo 2:5).

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

La obra de Cristo cambió completamente la posición del mundo en su


relación con Dios, ya el mundo a través de Cristo no está en enemistad
contra Dios, sino que gracias al sacrificio sustituto en la cruz, el hombre se
reconcilió con Dios. Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación. (2 Corintios 5:19)

Cuando hablamos de la encarnación de Jesucristo debemos admitir dos


grandes verdades que son importantes para esta doctrina.
1- Cristo fue al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero hombre.
2- Al hacerse carne dejó a un lado su gloria pero en ningún sentido
dejo de lado su deidad.
La totalidad de su deidad y su completa humanidad eran esenciales para
completar su obra en la cruz. Si Cristo no hubiera tomado naturaleza
humana entonces no pudo haber muerto porque Dios no puede morir, si
Cristo no hubiera tenido naturaleza divina la salvación no hubiera sido
alcanzable para todo el mundo (un hombre no puede morir por todo el
mundo), era necesario tener un poder infinito que solo Dios posee, y
Jesucristo siendo hombre también era Dios.
Cristo vino al mundo para revelar a Dios ante los hombres (Mt. 11:27; Jn.
1:18; 14:9; Ro. 5:8; 1 Jn. 3:16). Por medio de la encarnación, el Dios, a
quien los hombres no podían comprender, se revela en términos que son
accesibles al entendimiento humano. (Lewis Sperry Chafer)
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Luego de haber dado un repaso general acerca de la persona del Padre y
la persona del hijo en la salvación, es necesario hablar de la persona del
Espíritu Santo.
En la historia de la iglesia, la personalidad del Espíritu Santo ha sido
descuidada, solo la personalidad del Padre y del hijo había sido definida.
Nosotros sabemos que en (UN) Dios (triuno-trinidad) subsisten 3 personas
(Padre-Hijo-Espíritu Santo), y si el Padre y el hijo son personas, entonces el
Espíritu Santo también lo es, ya que comparten la misma naturaleza y
atributos.
Dios el Padre en su acto de autoridad y libertad, nos envió al Espíritu
Santo que procede de la riqueza de su Gracia, para recibir continuamente

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

provisiones adicionales para que el hombre sea beneficiario de alguna


bendición espiritual.
Dios pone su Espíritu en o dentro del hombre (Is. 42:1; 63:11). Dios
derrama al Espíritu Santo frecuentemente (Pr.1:23; Hch. 2:17). Implica el
derramamiento de dones, gracia del Espíritu y las obras especiales tales
como la purificación y consolación de esos en quien él es derramado.

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

EL ESPIRITU SANTO Y EL ESTADO CAIDO DEL HOMBRE:

En nuestro estado caído carecemos de la capacidad para recibir las cosas


de Dios, Pablo da la siguiente declaración: Pero el hombre natural no acepta
las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender,
porque se disciernen espiritualmente. (1 Corintios 2:14).

Es imposible para el hombre caído discernir las cosas espirituales a menos


que el Espíritu Santo lo capacite para tener discernimiento a través de la
regeneración. El inconverso no puede saber las cosas del Espíritu de Dios
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente
(1corintios 2:14).

El nuevo nacimiento, es la operación del Espíritu Santo para que el


hombre pueda vivir completamente para Dios, en la conversión de
NICODEMO, Jesús dijo lo siguiente: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan
3:3).

El nuevo nacimiento es visto por los teólogos como un segundo Génesis


(nueva creación), un nuevo comienzo, un cambio radical. No significa que
pasamos de naturaleza humana a naturaleza divina, sino que pasamos de
una naturaleza caída a una naturaleza restaurada o en otras palabras, de
estar espiritualmente muertos a espiritualmente vivos.
El reino de Dios es invisible para el hombre natural, no porque el reino
mismo sea invisible, sino porque los espiritualmente muertos son también
espiritualmente ciegos. El nuevo nacimiento es una condición para aquel
que quiera ser salvo, sin el nuevo nacimiento, no hay vida eterna, no
puede ver ni entrar en el reino de Dios.
Cuando Nicodemo escuchó la enseñanza de Jesús, él dijo: ¿Cómo puede un
hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de
su madre y nacer? (Juan 3:4).

Esta enseñanza dejó desconcertado a Nicodemo, para él era difícil la tarea


de regresar al útero de su madre, no logró distinguir entre el nacimiento
biológico y el nacimiento espiritual.
Jesucristo habló acerca del nuevo nacimiento como una condición
necesaria para ver y entrar al reino de Dios, nadie nace cristiano, todo lo

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

que es engendrado de carne no puede ver el reino de Dios, la carne


engendra más carne y no puede producir espíritu. Respondió Jesús: De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
[a] espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan
3:5-7).

Más tarde en el evangelio de Juan se añade el siguiente comentario:  El


espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he
hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63)
La persona que ha sido regenerada por el Espíritu Santo tiene su mirada
puesta en el cielo y sus oídos afinados para escuchar la voz del Rey del
cielo. Sin embargo, la persona que no está regenerada es terrenal, sus
oídos están sordos, su vista esta cegada y no puede ver la gloria de lo alto.
Vive como un cadáver andante en un cementerio espiritual, desviado del
camino de Dios, sigue un camino conforme al príncipe de la potestad del aire,
el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (Efesios 2:2).

El nuevo nacimiento no es religiosidad, una persona puede asistir


continuamente a la Iglesia, leer la biblia todos los días, orar todas las
noches, llevarse bien con sus vecinos ¿Qué más necesita?, El nuevo
nacimiento no es ser religioso, recordemos que Jesús estaba dirigiéndose
a un hombre ultra religioso como lo era Nicodemo pero a pesar que hacía
todo lo mencionado, le faltaba nacer de nuevo. Nicodemo era un fariseo,
miembro del sanedrín, la corte más alta. (Si alguien pudiera ganar el cielo a
través de las obras, NICODEMO SERÍA UN DE ELLOS).

Los que están muertos espiritualmente tienen un amo, su amo tiene una
línea de conducta hacia el pecado y el hombre carnal le obedece
gustosamente, Satanás ejerce influencia y autoridad sobre ellos. Cuando
hablamos del hombre carnal no nos estamos refiriendo a nuestro aspecto
físico, sino a los deseos que son enteramente pecaminosos. Entre los cuales
también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne,
satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de
ira, lo mismo que los demás (EFESIOS 2:3).

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

EL ESPIRITU SANTO TOMA LA INICIATIVA PARA NUESTRA


REGENERACION

La iniciativa de ser regenerados es gracias a la obra soberana de Dios el


Espíritu Santo. La iniciativa es de Dios, no de nosotros, el hombre es
totalmente incapaz de escoger a Dios, el pecado dañó su mente y
voluntad.
Su voluntad se encuentra dañada por el pecado, no le permite acercarse a
Dios, aunque puede responder positivamente al llamado externo que Dios
hace a través de la predicación, el hombre puede profesar ser de Cristo
por un tiempo, pero lo que gobierna al hombre no es su voluntad, es su
corazón Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
(Proverbios 4:23). El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas.
¿Quién puede decir que lo conoce? (Jeremías 17:9).

En cuanto al entendimiento el hombre no puede saber las cosas


espirituales, con respecto a la voluntad, no puede estar sujeta a la ley Por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la
ley de Dios, ni tampoco pueden (Romanos 8:7). En Cuanto a la adoración no
puede llamar a Jesús “Señor” Por tanto, os hago saber que nadie que hable por
el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino
por el Espíritu Santo (1 Corintios 12:3), En cuanto a sus obras prácticas, no
puede agradar a Dios Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu
(Romanos 8:8), con respecto a su carácter, no puede dar frutos espiritual
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí
mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
(Juan 15:4).

El hombre no puede levantarse a sí mismo de la muerte espiritual, se


necesita de la intervención divina y de forma absoluta. Antes de ejercer la
fe, Dios aviva nuestras almas para responder al llamado de Dios. Un claro
ejemplo está en la muerte de Lázaro, aquel hombre no cooperó con Jesús
para su resurrección, simplemente cuando el hijo de Dios dijo:”¡LAZARO
VEN FUERA!” el muerto con más de tres días caminó hacia Jesús. Aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos) (Efesios 2:5).

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

Los espiritualmente muertos no toman iniciativa alguna, a menos que la


regeneración ocurra primero, sin la regeneración no hay posibilidad de fe.
No hay ningún bien que recibamos de Dios si no es traído a nosotros por el
Espíritu Santo. Ni hay en nosotros algún bien hacia Dios, alguna fe, amor,
obediencia a su voluntad, sino somos capacitados primero por el Espíritu
Santo. Porque en nosotros, que es en nuestra carne, no hay nada bueno,
como Pablo nos dice. Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita
nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no.
(Romanos 7:18)

Por la regeneración los cristianos tienen una nueva naturaleza (2 Co. 5:17),
con nuevas capacidades espirituales (Ro. 6:18, 20; 1 Co. 12:3).

La salvación solo llega por la voluntad de Dios y no por la del hombre Los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios (Juan 1:13). El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de
verdad, para que seamos primicias de sus criaturas (Santiago 1:18).

Aunque los tres miembros de la Deidad hacen contribuciones únicas al


esfuerzo de la regeneración, las Escrituras enfatizan que dicha
regeneración tiene lugar por la interacción complementaria del Espíritu de
Dios Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y
del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne
es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (Juan 3:5-7). //Esto solo quiero saber de
vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan
necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne
(Gálatas 3:2-3).

Este acto de gracia eficaz se efectúa, en su totalidad, sin ayuda humana y


lo realiza el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios. Esta creación de
nueva vida resulta en que los creyentes sean nuevas criaturas con una
nueva naturaleza, capacidades, deseos, relaciones y responsabilidades.

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)
EL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

DESPUÉS DE QUE EL ESPÍRITU DE DIOS REGENERA, SE PRODUCEN AL


MENOS SEIS MEJORAS ESPIRITUALES RELEVANTES QUE INVOLUCRAN AL
ESPÍRITU:

1. Cristo bautiza al creyente con el Espíritu y lo integra en el cuerpo.


Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o
griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
(1Co. 12:13).

2. El Padre sella al creyente con el Espíritu Santo como marca de


propiedad y garantía de la salvación propia. En él también vosotros, habiendo
oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, (Efesios 1:13).

3. El Espíritu mora en el creyente


¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1
Corintios 3:16).

4. El Espíritu llena al creyente


No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu (Efesios 5:18).

5. El Espíritu produce fruto espiritual en la vida del creyente


Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Gálatas 5:22-23).

6. El Espíritu capacita al creyente para el servicio en la iglesia


Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo (1 Corintios 12:4).

Libro: “Para un siervo de Dios”- Autor: Joel Guerra (Iglesia Pentecostal NUEVA JERUSALEN)

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