Uni 1-Tema 4 Codo, Muñeca y Mano
Uni 1-Tema 4 Codo, Muñeca y Mano
Uni 1-Tema 4 Codo, Muñeca y Mano
El codo es la articulación pivote del miembro superior; situado entre el hombro y la muñeca. Posiciona y
estabiliza la mano en el espacio. Actúa como pivote de la palanca del antebrazo (el ser humano puede
llevarse los alimentos hasta la boca), y constituye una articulación de sostén en los pacientes minusválidos
de los miembros inferiores.
Este compromiso de estabilidad del miembro superior y la potenciación de las posibilidades de la función
prensil de la mano, pueden hacer vulnerable al codo a la sobrecarga y al traumatismo, siendo estos factores
las razones más frecuentes del dolor relacionado con el movimiento y disfunción de éste.
Tendremos en cuenta para su valoración aspectos como la edad, el sexo, la profesión y otro tipo de
actividades que desarrolle el paciente de modo específico, profundizando en el conocimiento del inicio de los
síntomas dolorosos, su localización e irradiación, el carácter y posibles factores desencadenantes.
El paciente puede quejarse en la exploración de que el codo está rígido y produce incapacidad para
doblarse, estirarse o retorcerse por completo (disfunción articular) o puede referir dolor o ardor en el codo,
especialmente cuando permanece sentado durante periodos largos o cuando se tumba en la cama
(mecanismos de dolor referido o de dolor radicular).
Si están dañadas las estructuras neuro-musculo-esqueléticas del codo, el paciente asociará rápidamente los
síntomas con actividades tales como agarrar objetos firmemente, o no ser capaz de enderezar el codo
completamente por el dolor y la rigidez, o despertarse por las mañanas y encontrar que se necesitan varios
movimientos del codo para eliminar la rigidez. La presencia de dolor y de la limitación dolorosa del
movimiento en la articulación del codo puede tener varias causas.
Aparte la exploración clínica, existe una serie de pruebas funcionales, que permiten elaborar un diagnóstico
exacto. Se debe prestar especial atención a la posición del codo, ya que si se produce un derrame articular
o un proceso artrósico o artrítico, el codo adopta una posición de ligera flexión. El aumento de la sinovial,
los derrames articulares, las tumefacciones, las contracturas y especialmente la bursitis del olécranon se
pueden observar y palpar claramente por detrás de la apófisis del olécranon.
El dolor prolongado puede producir una cierta protección tanto voluntaria como involuntaria frente a la
movilidad del codo, lo que con el tiempo conduce a contractura de la cápsula del codo y en algunos casos
del músculo braquial.
El codo es, anatómicamente y fisiológicamente, un punto de unión extenso de la información neural desde
varios orígenes; el nervio radial es vulnerable en el codo, ya que pasa sobre la cabeza del radio y después
profundiza en el túnel supinador, el nervio cubital es también vulnerable, ya que pasa a través del tabique
intermuscular duro y se hace superficial por detrás del epicóndilo medio, y el nervio mediano se hace
sensible al pasar cerca del borde duro del tendón del bíceps y después pasa a través del pronador redondo.
La estabilidad de la articulación del codo está garantizada por los ligamentos colaterales cubital y radial,
y su inestabilidad puede objetivarse mediante diferentes pruebas exploratorias.
Los objetivos que nos plantearemos serán determinar qué aspectos son importantes a la hora de realizar
una buena evaluación de codo y qué consideraciones tendremos que tener en cuenta en el estudio de su
patología que nos pueda influir directamente en ésta. Conocer la frecuencia de las lesiones osteopáticas del
codo a nivel de miembro superior.
MOVIMIENTOS Y EJES
Teniendo en cuenta la forma oval de la cabeza radial y la disposición oblicua del radio con respecto al cúbito,
se distinguen en la pronación dos movimientos secundarios.
El eje de pronación se desplaza hacia fuera (ovalidad), lo que permite el paso de la tuberosidad bicipital
entre el radio y el cúbito. En la pronación forzada, la cabeza radial se anterioriza acompañando la rotación
interna del cúbito y en la supinación forzada, se posterioriza acompañando la rotación externa del cúbito.
POSICIÓN CERO:
POSICIÓN DE REPOSO:
POSICIÓN DE BLOQUEO:
INSPECCIÓN
Hay que tener en cuenta el valgo fisiológico que forman los ejes longitudinales del brazo y antebrazo que
viene a medir entre 5º y 15º-20º, más pronunciado en mujeres que en hombres.
Observaremos la presencia de tumefacciones que puedan afectar a los surcos visibles y conocidos de la
región o cicatrices que puedan influenciarnos en una posible limitación de movilidad.
PALPACIÓN
En posición de extensión, el codo debe presentar a la epitróclea, el olécranon y el epicóndilo formando una
línea recta; mientras que en flexión de 90º deben conformar un triángulo isósceles (triángulo de Hutter).
La valoración de la movilidad se realiza para observar el juego articular de cada una de las articulaciones
que lo forman:
COLOCACIÓN: El paciente y el terapeuta se colocan uno frente al otro. Los brazos del paciente cuelgan
relajados. Con las manos de éste colocadas en el talle del terapeuta.
ARTICULACIÓN HÚMERO-CUBITAL: Presa: Agarrar el codo desde dorsal y colocar los dedos índice y
medio en el olécranon. Prueba: Llevar los brazos hacia la extensión máxima y valorar la sensación final.
La sensación terminal de los movimientos es dura para la flexión pasiva ya que termina por el contacto
óseo de la apófisis coronoides cubital en la fosa coronoidea, mientras que la flexión activa termina por el
contacto de los tejidos blandos en el lado ventral del húmero.
La extensión y la pronación son también duras porque terminan por el contacto óseo del olécranon en la
fosa olecraniana del húmero y con el contacto del radio con el cúbito respectivamente y la sensación final de
la supinación es firme al terminar por el estiramiento de los tejidos blandos, sobre todo los ligamentos.
PRUEBAS DE ESTABILIDAD
PIVOT SHIFT PARA EL CODO: Pone de manifiesto una inestabilidad rotatoria posterolateral del codo.
PROCEDIMIENTO: El paciente se posiciona en decúbito supino, con el hombro flexionado entre 160º-180º y
en rotación externa máxima. El examinador está de pie, en la cabecera de la camilla. Con la mano distal
apresa el tercio inferior del antebrazo, mientras la mano proximal hace lo propio con el codo. De este modo,
partiendo de la extensión completa del codo y supinación del antebrazo, se imprime una fuerza valguizante
sobre el codo a medida que éste se flexiona.
VALORACIÓN: Un hallazgo positivo vendrá dado por una reacción aprensiva por parte del paciente, que se
acompaña de la subluxación de la articulación húmero-cubital.
PRUEBAS ORIENTATIVAS
VALORACIÓN: Con esta prueba se evalúa la integridad de la articulación del codo, incluidas las estructuras
óseas y ligamentosas. La aparición de dolor o de limitación al movimiento indica una disfunción de la
articulación que debe examinarse atentamente.
EXPLORACIÓN NEUROLÓGICA
La porción neurológica de la exploración consiste en pruebas que tienen por objeto valorar el poder de la
musculatura del codo, lo mismo que la integridad del abastecimiento nervioso de los músculos, dividiendo la
exploración en tres partes:
PRUEBA Nº2. PRUEBA DE MOVILIDAD: PROCEDIMIENTO: Paciente sentado sobre la camilla con los
antebrazos en supinación. El paciente flexiona los codos y los trae delante del pecho manteniendo juntos los
bordes internos de los antebrazos y las manos. Ahora el paciente intenta extender los codos manteniendo
los antebrazos juntos.
VALORACIÓN: Se descubre disfunción si se produce pronación del antebrazo durante la extensión del
codo.
PRUEBA Nº3. DESLIZAMIENTO ANTERIOR DEL RADIO: PROCEDIMIENTO: El lado cubital del antebrazo
del paciente está sobre la mesa de tratamiento, con el brazo en abducción. La articulación está en reposo.
Con una mano proximal el clínico toma el cúbito del paciente desde el lado cubital y lo fija contra el apoyo.
La otra mano del examinador toma el radio del paciente desde el lado posterior y anterior, inmediatamente
lateral a la interlínea articular, y lo mueve en sentido ventral. El dedo pulgar del clínico palpa la interlínea
articular.
PRUEBA Nº4. DESLIZAMIENTO POSTERIOR DEL RADIO: PROCEDIMIENTO: El lado cubital del
antebrazo del paciente está sobre la mesa de tratamiento, con el brazo en abducción. La articulación está en
reposo. Con una mano proximal el clínico toma el cúbito del paciente desde el lado cubital y lo fija contra el
apoyo. La otra mano del examinador toma el radio del paciente desde el lado posterior y anterior,
inmediatamente lateral a la interlínea articular, y lo mueve en sentido dorsal. El dedo pulgar del clínico palpa
la interlínea articular.
VALORACIÓN: Valoraremos la cantidad y calidad del movimiento, así como la sensación terminal.
PROCEDIMIENTO: Se pide al paciente que levante una silla; durante esta acción el brazo debe estar en
extensión y el antebrazo en pronación.
PRUEBA DE BOWDEN
PROCEDIMIENTO: Se pide al paciente que efectúe una presión determinada hasta 30 mm Hg sobre el
manguito de un esfigmomanómetro, mientras el clínico intenta simultáneamente mantener una presión sobre
el manguito
PROCEDIMIENTO: Se pide al paciente que con la mano en ligera extensión dorsal, cierre el puño con
fuerza y extienda el codo. Con una mano, el clínico fija la articulación de la muñeca del paciente por la cara
ventral mientras con la otra sujeta el puño. El paciente debe continuar la extensión de la mano venciendo la
oposición del clínico, quien intenta hacer presión para flexionar el puño (en posición de extensión dorsal)
venciendo la oposición del participante.
VALORACIÓN: La aparición de dolor en el epicóndilo lateral y/o en la musculatura extensora lateral indica
epicondilitis.
PRUEBA DE MILLS
PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado y el examinador de pie al lado de éste. Con la mano
distal, el clínico prona el antebrazo y flexiona los dedos y la muñeca del paciente, llevando el hombro en
rotación interna hasta la horizontal. La mano proximal asegura con el pulgar la extensión del codo, necesaria
para el estiramiento de la musculatura epicondílea
VALORACIÓN: La aparición de dolor a lo largo de la región epicondílea es un hallazgo positivo que indica
inflamación de los tendones de la zona. La presencia de dolor es debida a la elongación de la musculatura
afecta, la epicondílea, y es importante no perder el contacto con la zona del epicóndilo para poder valorar la
tensión muscular y localizar con exactitud el origen del dolor. Esta misma posición será la de partida para
efectuar la manipulación del mismo nombre.
VALORACIÓN: La pronación y la flexión de la articulación de la mano constituyen una gran carga para los
tendones de la musculatura extensora del antebrazo en el epicóndilo lateral. La aparición de dolor durante
estos movimientos en la zona del epicóndilo lateral y/o en la musculatura extensora radial indica epicondilitis.
Como consecuencia de un atrapamiento del nervio mediano puede aparecer dolor y parestesia, ya que el
nervio queda bajo presión a lo largo de su recorrido a través de los músculos pronadores.
PRUEBA Nº1: PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado con el codo en extensión completa y el
antebrazo en supinación. El examinador frente al sujeto, fija con una mano el codo y sitúa la otra en la palma
de la mano del paciente. Así, partiendo de una posición de flexión dorsal de la muñeca, el examinador
resiste su flexión palmar y la pronación del antebrazo.
VALORACIÓN: La aparición de dolor localizado en la región epitroclear es un hallazgo positivo que indica
inflamación de los tendones de la zona. Los músculos que se afectan con más frecuencia son el pronador
redondo y el palmar mayor.
PRUEBA Nº2: MPROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado igual que la prueba anterior con el
codo en extensión completa y el antebrazo en supinación. El examinador frente al sujeto, con una mano en
la cara posterior del codo y la otra sobre la palma de la mano. Ahora, partiendo de una extensión completa
del codo, se realiza una flexión dorsal pasiva
VALORACIÓN: Un dolor localizado en la epitróclea humeral es un hallazgo positivo que indica inflamación
localizada. El dolor es debido al estiramiento de la musculatura epitroclear. La flexión dorsal también puede
efectuarse de un modo brusco, golpeando la palma de la mano. Una movilización en valgo de codo en
flexión de 15º también provocaría dolor en caso de lesión.
SIGNO DEL CODO DE GOLFISTA: PROCEDIMIENTO: El paciente flexiona el codo y efectúa una flexión
palmar de la mano. El clínico sujeta con una mano la mano del enfermo y con la otra fija el brazo. El paciente
debe intentar extender el brazo venciendo la resistencia del clínico.
VALORACIÓN: La aparición del dolor en el epicóndilo medial indica una epicondilopatía (codo del golfista).
PRUEBA DE EXTENSIÓN SOBRE EL ANTEBRAZO:
SIGNO DE TINEL PARA EL NERVIO CUBITAL: Indica un síndrome del surco del nervio cubital o
neuropatía de éste. PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación. El clínico sujeta el brazo
del enfermo y golpea suavemente con el martillo de los reflejos o con el dedo índice de la mano libre sobre el
surco del nervio cubital (canal epitrocleo-olecraniano).
VALORACIÓN: El nervio cubital discurre por un surco óseo detrás del epicóndilo medial. Debido a su
situación relativamente superficial a menudo aparecen trastornos del nervio por presión. Las heridas, las
distensiones, las inflamaciones, las cicatrizaciones o una alteración por presión crónica son las causas más
habituales de la neuropatía cubital. La aparición de descarga eléctrica o parestesias en el antebrazo o el
brazo durante la percusión del surco del nervio cubital sugiere una alteración del nervio por presión.
En esta prueba debe tenerse en cuenta que un golpe no muy fuerte del nervio (aunque no haya alteración
alguna) también ocasiona dolor. Asimismo, la percusión repetida del nervio puede comportar una alteración.
El signo de Tinel positivo verdadero nunca es doloroso; si hay dolor asociado al ligero golpeteo se trata de
un neuroma. Aparece a las 4-6 semanas de la lesión. Su validez se limita a aquellas parestesias asociadas
con ramas nerviosas en crecimiento, muy sensible a percusiones ligeras y lejanas al área en que se
encuentra el nervio lesionado o reparado. La sensación de corriente eléctrica se debe al estado de
regeneración de las células cilíndricas jóvenes. El punto más distal con sensación anormal representa el
límite de la regeneración nerviosa; permite, por tanto, valorar el progreso de la reparación.
PRUEBA DE FLEXIÓN DEL CODO: Indica un síndrome del surco del nervio cubital.
VALORACIÓN: El nervio cubital discurre a través del túnel cubital, constituido por los ligamentos colaterales
cubitales y el músculo flexor cubital del carpo. En la posición descrita se produce una distensión máxima del
nervio cubital. La aparición de parestesias a lo largo del recorrido del nervio indica una neuropatía. Si el
resultado de la prueba es positivo debe efectuarse una exploración neurofisiológica (neurografía-
electromiografía).
SIGNO DE TINEL PARA EL NERVIO MEDIANO: Indica neuropatía del nervio mediano o el denominado
síndrome del pronador redondo.
PROCEDIMIENTO: Se coloca la muñeca en extensión y se realizan percusiones sobre el nervio a la altura
del desfiladero carpiano o en la zona del pronador redondo en extensión y supinación de la mano.
VALORACIÓN: Si las percusiones provocan dolor o parestesias en la mano el signo es positivo. El pronador
redondo tiene dos haces a través de los cuales pasa el nervio mediano y tras un traumatismo repetido el
músculo puede espamarse y provocar la irritación del nervio.
MANIOBRA DE COMPRESIÓN DEL PRONADOR REDONDO: Evidencia una neuropatía del nervio
mediano.
PROCEDIMIENTO: Se coloca al paciente sentado con el codo en ligera flexión, de unos 20º, y el antebrazo
en posición neutra de pronación y supinación. El clínico frente a éste, con una mano sostiene el codo y con
la otra agarra la mano del paciente. El sujeto trata de extender y pronar el antebrazo contra la resistencia
que le ofrece e examinador.
VALORACIÓN: El hallazgo es positivo si existe sensación parestésica a lo largo del trayecto del nervio
mediano a su paso por antebrazo y mano. Otra maniobra de provocación consiste en la oposición a la
pronación y a la flexión palmar de la muñeca. La solución quirúrgica para la descompresión del nervio,
estimada en último caso, suele albergar buenos resultados.
PRUEBA DE COMPRESIÓN DEL MÚSCULO SUPINADOR: Indica una alteración del ramo profundo del
nervio radial.
PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en bipedestación. El clínico palpa con una mano y distalmente
al epicóndilo lateral el surco radial del músculo extensor radial largo del carpo (primer radial externo) y con la
otra se opone a la pronación y supinación activas).
VALORACIÓN: Un dolor constante a la presión en el surco muscular, o bien que se agudiza durante la
pronación o supinación en la parte proximal y radial del antebrazo indica una comprensión del ramo profundo
del nervio radial en músculo supinador (el ramo profundo del nervio radial atraviesa el músculo).
El punto de dolor a la presión se encuentra más ventral que el punto doloroso de la epicondilitis lateral típica.
La molestia a la presión del nervio puede estar causada por cambios en los tejidos musculares, por fracturas
de la cabeza del radio o por tumores de partes blandas. A la impotencia funcional para la extensión del dedo
medio en la articulación metacarpofalángica subyace una parálisis del músculo extensor de los dedos,
inervado por el ramo profundo del nervio radial.
CONCLUSIONES
1. El codo es una zona vulnerable y las lesiones osteopáticas del codo son con diferencia
las más frecuentes a nivel del miembro superior.
2. Tendremos en cuenta para su valoración aspectos como la edad, el sexo, la profesión y
otro tipo de actividades que desarrolle el paciente de modo específico, ahondando en cuestiones
básicas como el conocimiento del inicio de los síntomas dolorosos, su localización e irradiación, el
carácter y posibles factores desencadenantes.
3. Un trastorno de la columna vertebral cervical, en la columna vertebral torácica y las
costillas pueden ocasionar, en diversas circunstancias, dolor en la articulación del codo, por lo que
deberán ser debidamente exploradas.
4. Si están dañadas las estructuras neuromusculoesqueléticas del codo, el paciente
asociará rápidamente los síntomas con actividades tales como asir objetos firmemente, o no ser
capaz de enderezar el codo completamente por el dolor y la rigidez, o despertarse por las mañanas
y encontrar que se necesitan varios movimientos del codo para eliminar la rigidez. Si el dolor del
codo tiene su origen en las estructuras que están lejos del codo o se debe a mecanismos que están
menos influenciados por el movimiento, el paciente asociará menos el dolor del codo con actividades
funcionales obvias de la región. El empeoramiento de los síntomas dependerá más de la hora del
día (por la mañana, por la tarde o por la noche), o de otros factores, como la rigidez prolongada o los
cambios de temperatura.
5. Las lesiones de codo se producen generalmente por esfuerzos mal dosificados,
transportar cargas pesadas, tracciones bruscas sobre el antebrazo, caídas sobre el brazo tenso,
presiones bruscas sobre el codo en extensión, etc. Todas ellas pueden modificar las relaciones
articulares y producir impotencia funcional en los movimientos básicos de flexión-extensión y
pronación-supinación. Se producen básicamente desajustes mecánicos en la articulación u otras
lesiones de partes blandas.
6. La presencia de dolor y de la limitación dolorosa del movimiento en la articulación del
codo puede tener varias causas. Aparte la exploración clínica, existe una serie de pruebas
funcionales que permiten elaborar un diagnóstico exacto y este estudio ofrece una revisión de las
pruebas más utilizadas y reflejadas en la literatura.