La Culpa

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LA CULPA

Que es la culpa y la culpabilidad?

El sentimiento de culpa es considerado como una emoción negativa


que, si bien a nadie le gusta experimentar, lo cierto es que es
necesaria para la correcta adaptación a nuestro entorno. Muchos
autores coinciden en definir la culpa como un afecto doloroso que
surge de la creencia o sensación de haber traspasado las normas
éticas personales o sociales especialmente si se ha perjudicado a
alguien.

La culpabilidad, por tanto, surge ante una falta que hemos cometido (o
así lo creemos). Su función es hacer consciente al sujeto que ha
hecho algo mal para facilitar los intentos de reparación. Su origen
tiene que ver con el desarrollo de la conciencia moral, que se inicia en
nuestra infancia y que se ve influida por nuestras diferencias
individuales y las pautas educativas.

Existen personas que confunden esta emoción con la vergüenza,


incrementando su malestar emocional, ya que al mezclar ambos
sentimientos se retroalimentan entre sí. Mientras que la culpa aparece
ante el dolor por el daño causado, la vergüenza se experimenta
cuando nos percibimos con la falta de una habilidad o capacidad que
se presumía deberíamos tener.

2.- estrategias para manejar la culpa

la culpa no nos ayuda a solucionar el problema, solo incrementa el sufrimiento. por lo tanto, es


importante saber manejar la culpa.

Algunas Estrategias:

analiza la situación: date un tiempo para analizar y ver la situación con perspectiva,


para poder ser más objetivos.

acepta el malestar que implica la culpa: no trates de evitarlo, acepta tu conducta,


responsabilízate de ello. mediante la técnica de retribución podemos repartir a cada
persona la responsabilidad que se merece y no atribuirla toda a uno mismo.

distingue entre culpa y responsabilidad: no hay que buscar culpables, pero si


responsables. somos responsables de nuestros actos. parece que la culpa va ligada al
castigo, sin embargo, la responsabilidad, implica una reparación de lo que has hecho,
del daño que hayas podido causar.
permítete fallar: no pasa nada por fallar, todas las personas cometemos errores, no
somos perfectos.
no dramatices: nos sentimos culpables porque creemos que lo que hemos hecho es
horrible y en la mayoría de los casos no es así.
no te enganches en la culpa: intenta ser resolutivo y no te quedes enganchado en la
culpa y en dar vueltas a lo que has hecho. eso te paraliza y no te permite avanzar ni
solucionar las cosas.
pide perdón: expresa lo que sientes y si es posible habla con la persona que ha sufrido
el daño. si eso no es posible, puedes ayudarte mediante la escritura de una carta, quizá
sin remitente concreto.
perdónate a ti mismo: muchas veces las personas sienten vergüenza por lo que han
hecho. por ello, aprender a perdonarte es una herramienta fundamental para seguir
adelante y restaurar la autoestima que ha podido ser dañada.
revisa y cuestiona tus pensamientos:  los pensamientos que solemos tener cuando
sentimos culpa son del tipo «que van a pensar de mí» «no quería hacerlo» … a
continuación revisa y cuestiona si estas afirmaciones son ciertas «¿soy una mala
persona o he cometido un error? ¿hay alguien más implicado en esta situación?
dejar ir: una vez que he cuestionado mis creencias, dejo de anclarme en el pasado para
mirar al futuro. es hora de dejar ir a la culpa, gracias a ella he aprendido y tomado
consciencia de mis errores, me reconcilio con el pasado para vivir el presente y
construir el futuro.
autocompasión: no vamos a convertirnos en nuestro peor enemigo y vamos a
tratarnos con cariño. vamos a recordarnos que somos buenas personas, pero que
como todas las personas cometemos errores y fallamos.

la culpa desde el psicoanálisis

Freud explica la culpa como “dolor psíquico” que se impone el propio individuo por haber
traicionado al otro y por poner en riesgo su amor. es así como en este primer tiempo culpa,
amor y pulsión se encuentran en estrecha relación.

para este autor el sentimiento de culpa es "el problema más importante del desarrollo
cultural, el precio del progreso cultural debe pagarse con el déficit de dicha provocado por la
elevación del sentimiento de culpa"

3.- CARACTERISTICAS DE LA CULPA

Baja autoestima: No se creen merecedoras del amor o de las gratificaciones que le brinda la
vida y aprovechan los más mínimos errores para auto-castigarse.

Personas perfeccionistas: Cualquier error es una excusa para criticarse y reprocharse.


Personas controladoras: Piensan que todo depende de ellos, por ende son responsables de
todo.

Personas muy polares: Es blanco o negro, no aceptan la infinidad de tonalidades que tienen
las experiencias de vida, incapaces de analizar los aspectos negativos y positivos.

3.1.- QUE ES LA CULPA ADAPTATIVA

Culpa adaptativa. Aquella emoción que sobreviene ante un acto en el que se puede o se ha
faltado a algún principio ético, y cuya frecuencia, duración e intensidad facilita a la persona la
reparación de dicha conducta o su evitación.

Autocritica de una conducta concreta

Emociones menos devastadoras

Preocupación prioritaria: dolor por el daño hecho

Facilitación de la empatía

Intentos de reparación

Atribución interna y circunstancial del acto causal y modificables sus consecuencias

4.- Opuesto a la culpa

Inocencia, ingenuidad, absolución

4.1.- Consecuencias de la culpa

Cuando el sentimiento de culpa es excesivo tanto en intensidad como en situaciones,


tiene importantes consecuencias para las personas que  se sienten culpables.

Malestar emocional grave y constante, que se caracteriza por su persistencia y su


capacidad para perturbar el pensamiento y la conciencia.

Sensación de desprecio hacia uno mismo.

Desvalorización de uno mismo y como consecuencia en ocasiones baja autoestima.

Suele ser fuente de estrés y ansiedad, frustración y desasosiego.

Da lugar a una elevada auto exigencia, intentando controlar lo incontrolable.

Genera relaciones asimétricas, ya que al sentirnos culpables liberamos a los demás de


su culpa y cargamos con ella
5. Que es el auto castigo y cuáles son los generadores de la culpa

Podemos conceptualizar este término entendiéndolo como el mecanismo según el cual, una


persona, ante la percepción de haber cometido un error, y especialmente ante el surgimiento
del sentimiento de culpa, se impone un castigo. Como consecuencia de ello, podemos
alimentar la culpabilización y hasta llegar a mermar la imagen que tiene de nosotros
mismos, disminuyendo de esta manera nuestra autoestima. De esta forma, la persona, al
cometer errores, por pequeños que sean aparentemente, puede interpretarlos como fracasos
absolutos, de tal forma que progresivamente desarrolle más y más todos los rasgos citados, de
tal manera que por una parte le ayuden a prevenir futuros baches, pero por otra, dificulten su
funcionamiento cotidiano y le generen un malestar cada vez más acentuado.

Se pueden desarrollar graves problemas tanto para la persona como para los que están a su
alrededor. Algunos de ellos son, depresión , intentos de suicidio, ansiedad, problemas
relacionales , etc. Ante esto, también se proponen algunas alternativas que nos pueden ayudar
a combatirlo: En primer lugar, debemos intentar atender a la responsabilidad de los actos, y no
a la culpabilidad. Para ello debemos identificar los pensamientos y emociones que han llevado
a este sentimiento, y asumir las responsabilidades reales de lo acontecido. Junto a lo
anterior, resulta crucial aprender de los errores. Muchas veces únicamente nos quedamos con
el resultado negativo de lo que hemos hecho o dejado de hacer, dejando de lado el esfuerzo u
otras consecuencias más positivas. Por último, las autoverbalizaciones positivas también
pueden facilitar que salgamos de la espiral de negatividad. No se trata de ensalzarnos con
comentarios extremadamente positivos, ya que tampoco serían realistas y por lo tanto poco
útiles, sino de considerar aquello que sí nos funciona, que nos hace sentir bien, y con lo que
nos identificamos.

Porque se genera la culpa:

La culpa tiene un patrón similar al de la vergüenza, la culpa tiene a “alguien” detrás, a


una vocecita que nos alerta de que lo que hemos hecho no está bien, de que (ya sea real
el hecho o no) hemos hecho algo mal y podíamos haberlo hecho mejor. También puede
ocurrir que ya hayamos hecho algo que consideramos como malo y que el sentimiento
emerja de nuestro interior.
Pero como iba diciendo, esa vocecita que te alerta o te recrimina (dependiendo de cómo
sea en nsotros) tiene algo en lo que fijarse para poder alertar que esto sí que es
susceptible de sentirse culpable y esto no. Si no ¿por qué hay con cosas que no nos
sentimos culpables y con otras sí? Todo depende de nuestra bara de medir. Y aquí es
donde entra nuestra parte perfeccionista o exigente. Los que somos
más exigentes somos más propensos a sentirnos culpables ya que nuestra bara de medir
se encuentra en una posición muy alta y por ello hay muchas más cosas que se
encuentran por debajo y que hacen saltar esa alarma de “¡ey! ¿No te das cuenta de que
igual se ha sentido culpable por ese comentario o eso que has hecho?” La gente que es
menos perfeccionista tiene esa bara más baja con lo cual esa alarma salta en menos
ocasiones.

6.- Como superar mis errores


Un estudio muy interesante realizado en la Universidad de Carleton desveló que aprender a
perdonarnos no es un acto meramente simbólico sino que tiene implicaciones prácticas para
nuestra vida. Estos psicólogos les dieron seguimiento a 119 estudiantes universitarios a lo
largo del primer año de sus carreras. Todos tenían algo en común: habían procrastinado
demasiado durante el primer semestre, habían estudiado muy poco y, como resultado,
obtuvieron pésimas calificaciones en los exámenes de esa etapa. 
Sin embargo, perdonarse ese error fue crucial para cambiar su forma de afrontar los exámenes
del segundo semestre. Los psicólogos notaron que quienes seguían atascados en la culpa,
obtuvieron peores calificaciones. Sin embargo, quienes lograron perdonarse y seguir adelante,
adoptaron una actitud más proactiva, procrastinaron menos y, al final, mejoraron su
rendimiento académico. Estos psicólogos están convencidos de que el perdón nos permite
movernos más allá del comportamiento inadaptado y centrarnos en el futuro, sin que la carga
de los actos pasados pueda obstaculizar el presente. 
También se debe tener en cuenta que el sentimiento de culpa genera la tendencia a evitar
ciertas conductas, tareas y personas. En práctica, como esa culpa se encuentra activa,
tendremos la tendencia a evitar situaciones similares en el futuro que puedan generar aún más
culpa, ya que las asociaremos con algo negativo. Al contrario, cuando logramos perdonarnos,
esas situaciones dejan de ser un problema y no tenemos razones para evitarlas sino que nos
animamos a enfrentarlas.
Las 5 fases imprescindibles para perdonarse
1. Darse cuenta del error. La primera fase para perdonarse a sí mismo consiste en comprender
la verdadera magnitud de lo que hemos hecho. No tiene sentido negar el error porque no
desaparecerá. Simplemente debemos asumir que hemos cometido un error. 
2. Comprender nuestro papel. Una vez que somos conscientes del error, ha llegado el
momento de evaluar las consecuencias del mismo, tanto para nosotros como para las
personas que están involucradas. Sin embargo, no se trata de comenzar una cacería de brujas
en la búsqueda de culpables sino tan solo de asumir nuestra cuota de responsabilidad en lo
ocurrido.
3. Aprender la lección. Dan Sullivan afirmaba que todas las experiencias están compuestas por
dos partes: la parte que funciona y la que no lo hace. Una vez que identificamos ambos
aspectos, somos capaces de encontrar nuevas maneras para maximizar la parte que funcionó y
eliminar lo que no funciona. Esto significa que, incluso de los errores, podemos aprender algo.
Cada experiencia encierra una lección de vida.
4. Tomarlo con sentido del humor. Cuando estamos inmersos en una situación complicada, o
cuando nuestro error nos parece demasiado grande, es difícil encontrar el bis cómico. Sin
embargo, aprender a reírnos de nosotros mismos es esencial para afrontar los problemas. De
hecho, Shakespeare decía que “reírse de nuestros propios errores puede alargar nuestra vida”.
5. Pasar página y seguir adelante. Una vez que hemos aceptado el error y hemos aprendido la
lección, no nos queda sino pasar página. No tiene sentido continuar atascados en ese mismo
capítulo de nuestra vida. De hecho, de esta forma solo nos estaremos negando la oportunidad
de seguir viviendo.

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