Sentencia Lesion Enorme 22307 de 2012
Sentencia Lesion Enorme 22307 de 2012
Sentencia Lesion Enorme 22307 de 2012
Deber del
actor de probar el desequilibrio.
Para que proceda cualquiera de las dos soluciones indicadas, es necesario que se
den los siguientes presupuestos: a) Que haya lesión en la proporción que
establece el artículo 1947 del C. C; b) Que se trate de contratos respecto de los
cuales la ley lo admite (art. 1949 C. C.); c) Que la pretensión se reclame dentro del
término que la ley concede al efecto (art. 1954); d) Que el bien se conserve en
poder del comprador (art. 1951 C.C.); y e) Que no se trate de un contrato aleatorio.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN B
ANTECEDENTES
I. Lo que se pretende
13.3. Enfatizó que, así las cosas, el justo precio del inmueble que transfirió
en venta al municipio es el que señalaron los peritos en la prueba
anticipada de peritazgo con audiencia de la contraparte, prueba no
contradicha oportuna y procesalmente y sobre la cual guardó silencio el
Tribunal a-quo.
I. Competencia
Terreno
40.000 m2 a $1.650 c/m2 $66.000.000,oo
Avalúo especial $66.000.000,oo
14. Sin embargo, previo al estudio de la cuestión anterior, la Sala tendrá que
resolver si existe o no caducidad de la acción, en tanto la parte demandada insistió
en que no se cumplía con este presupuesto procesal.
2 Las partes tienen la carga procesal de impulsar el litigio dentro del plazo fijado
por la ley, y de no hacerlo en tiempo, perderán la posibilidad de accionar ante la
jurisdicción para hacer efectivo su derecho.
según el esquema que se ha utilizado dentro del régimen del derecho público,
particularmente para las acciones que se tramitan ante la jurisdicción contenciosa
administrativa (artículo 136 del C.C.A.).
16. De acuerdo con las diversas intervenciones del demandado dentro del
proceso, fundamenta la caducidad en la circunstancia de que el actor presentó
inicialmente la demanda el 21 de enero de 1994 ante la Juez Primero Promiscuo
del Circuito de Arauca, pero, al ser anulado dicho proceso por el Tribunal Superior
de Villavicencio, después la instauró en el Tribunal Administrativo de Arauca,
quien la inadmitió por caducidad de la acción, dado que, a su juicio, había
transcurrido ya el plazo fijado por la ley para el efecto. Empero, contrario a lo
aducido por el demandado, la Sala entiende que en el presente caso no se
configuró el fenómeno procesal de la caducidad, por las razones que se pasan a
explicar.
3
En los términos del artículo 143 del C.C.A. en su versión del art. 26 del Decreto
Ley 2304 de 1989, norma aplicable al sub lite por referirse a un asunto contencioso
administrativo, y el cual decía: “Artículo 143. Inadmisión y corrección de la demanda. No
se admitirá la demanda que carezca de los requisitos y formalidades previstos en los
artículos anteriores y su presentación no interrumpe los términos para la caducidad de la
acción. /No obstante lo anterior, si la demanda se presenta dentro del término de
caducidad, el Ponente, por auto susceptible de reposición, expondrá los defectos
simplemente formales para que el demandante los corrija en el plazo de cinco (5) días; si
no lo hiciere, se rechazará la demanda./ Tampoco se admitirá en caso de falta de
jurisdicción, o caducidad./ En caso de falta de competencia se ordenará enviar el
expediente al competente, a la mayor brevedad. Para todos los efectos legales se tendrá
en cuenta la presentación inicial hecha ante la corporación que ordena la remisión”
4
“Si bien el Código Civil indica, en el artículo 1.954, que ´La acción rescisoria por lesión
enorme expira en cuatro años, contados desde la fecha del contrato´ esta disposición no es
aplicable cuando se trata de los contratos de compraventa de bienes inmuebles celebrados por el
Estado (…)/ En efecto: El Código Contencioso Administrativo dispone que el término de caducidad
de la acción de controversias contractuales será de dos años que se contarán a partir del día
siguiente a la ocurrencia de los motivos de hecho o de derecho que les sirvan de fundamento (art.
87)”. Cfr.
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 24 de agosto de 2000, exp. 12850, C.P. Maria
Elena Giraldo Gómez.
3 Vid. Corte Constitucional, sentencia T‐576 de 10 noviembre de 1997, M.P. José Gregorio
Hernández Galindo.
decisiones de tutela favorables. En efecto, el artículo 27 del citado decreto dispone
que proferido el fallo que concede la tutela, la autoridad responsable del agravio
deberá cumplirla sin demora y si no lo hiciere dentro de las cuarenta y ocho (48)
horas siguientes, el juez se dirigirá al superior responsable para que lo haga
cumplir y abra el correspondiente procedimiento disciplinario contra aquél y que
pasadas otras cuarenta y ocho (48) horas, ordenará abrir proceso contra el
superior que no hubiere procedido conforme a lo ordenado y adoptará
directamente todas las medidas para el cabal cumplimiento del mismo. La norma
en comento señala también que el juez podrá sancionar por desacato al
responsable y al superior hasta que cumplan su sentencia. De modo que el
cumplimiento efectivo de los fallos de tutela 4 corresponde al juez de primera
instancia. O como ha señalado la jurisprudencia es responsabilidad y obligación
del juez de tutela hacer cumplir la sentencia respectiva. A su vez, el artículo 52
ejusdem prevé las sanciones por desacato 5. Sobre el alcance de este precepto la
Corte Constitucional ha señalado que las órdenes que se imparten en las
sentencias de tutela son de obligatorio cumplimiento:
4 “[R]esulta esencial que las sentencias de tutela sean ejecutadas de manera fiel e
inmediata, lo que exige el mayor rigor por parte de los organismos estatales competentes
en la aplicación de las sanciones que merezca quien desatienda las órdenes judiciales
impartidas por medio de ellas. De la estricta observancia de la normatividad
correspondiente depende la realización de los fines primordiales del orden jurídico y del
Estado Social de Derecho.” Corte Constitucional, Sala Plena, auto 008 de 1996, M.P. José
Gregorio Hernández Galindo.
5 “Desacato. La persona que incumpliere una orden de un juez con base en el presente
decreto incurrirá en desacato sancionable con arresto hasta de seis meses y multa hasta
de 20 salarios mínimos mensuales, salvo que en este decreto ya hubiere señalado una
consecuencia jurídica distinta y sin perjuicio de las sanciones penales a que hubiere
lugar. /La sanción será impuesta por el mismo juez mediante trámite incidental y será
consultada al superior jerárquico quien decidirá dentro de los tres días siguientes si debe
revocarse la sanción.”
El cumplimiento y el desacato son en realidad dos instrumentos jurídicos
diferentes, que a pesar de tener el mismo origen -la orden judicial de tutela- y
tramitarse en forma paralela, en últimas persiguen distintos objetivos: el primero,
asegurar la vigencia de los derechos fundamentales afectados, y el segundo, la
imposición de una sanción a la autoridad que ha incumplido el fallo 6.
20. Adicionalmente, es bueno recordar, de una parte, que toda decisión judicial
goza de fuerza vinculante y su inobservancia acarrea sanciones en el campo
penal7 y disciplinario y por ello todo el sistema jurídico se edifica sobre la premisa
conforme a la cual la sentencia ejecutoriada en proceso contencioso tiene fuerza
de cosa juzgada (art. 332 C. de P. Civil); y de otra parte que, de conformidad con
el artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos y el artículo 2º
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, es deber de los Estados
parte de dichos instrumentos internacionales garantizar el cumplimiento, por las
autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente
el recurso de amparo.
Lesión enorme
6 Corte Constitucional, Sala Plena, auto 010 de 2004, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
10 La doctrina del justo precio fue desarrollada por los teólogos y Santo Tomás en
la Edad Media.
lesión del sexto (15%) y más tarde por ultra dimidium (50%). En palabras de
López Jacoiste11:
25. Esto significa que, en el derecho privado, por regla general, la voluntad
libremente expresada comporta que ante posibles desequilibrios en el valor real de
las prestaciones, tanto al tiempo de celebrarse el contrato como en los momentos
subsiguientes a su nacimiento, se esté en todo caso a lo convenido, situación que
sólo puede ser variada o modificada por un nuevo acuerdo entre las partes, o, en
aquellos casos en que expresamente el derecho común lo autorice, bien sancionar
vicios de la voluntad (error, fuerza, dolo) o situaciones irregulares objetivas (lesión
enorme), o para evitar abusos de las condiciones de superioridad de una de las
partes o hacer prevalecer intereses de la economía general (regulación oficial de
precios de ciertos bienes y servicios), o excepcionalmente por hechos imprevistos
e irresistibles que tornen en forma grave y onerosa el cumplimiento del contrato
(teoría de la imprevisión, art. 868 C. Co.)15.
13
económicas y sociales no previstas ante las cuales tuvo que ceder el principio
pacta sunt servanda en los contratos por razones de equidad y justicia, para
privilegiar el principio rebus sic stantibus. 16 Ospina, Fernández, Guillermo, Teoría
del Contrato y del Negocio Jurídico, séptima edición, ed. Temis, 2005, p. 292.
14 Un sector de la doctrina nacional propugna porque la lesión sea un vicio
general de los actos jurídicos, en el entendido de que cuando ab initio se rompe la
economía del contrato en forma considerable, bien por aprovechamiento de la
penuria, ligereza o inexperiencia de una persona, este vicio adquiere proporciones
que convierte en usurario cualquier acto jurídico, aunque no sea préstamo de
dinero, en tanto los bienes y servicios tienen finalmente un precio social y objetivo,
que se puede estimar en forma aproximada en cualquier momento, con lo cual se
evita que la usura y la mala fe imperen bajo la protección legal en las
transacciones comerciales. Cfr. Ospina, Fernández, Guillermo, ob. cit. p. 291.
31. Por supuesto que esta figura tiene plena aplicación en la contratación
estatal en los mismos términos que en el derecho privado. La lesión enorme es
una figura jurídica predicable de los contratos estatales, siempre que se cumplan
los supuestos jurídicos que prevé la ley, como que ésta no hace diferencia alguna
al respecto, de manera que resulta aplicable indistintamente a los sujetos
particulares y públicos. Así lo ha manifestado esta Sección 1617 y la Corte Suprema
de Justicia, quien respecto de contratos de compraventa celebrados por sujetos de
derecho público ha precisado que como la ley no hace diferencia alguna al
respecto, la figura prevista en el Código Civil resulta aplicable indistintamente a los
sujetos particulares y públicos:
33. El artículo 1948 del Código Civil, indica que, cuando se configura la lesión
enorme, “[e]l comprador contra quien se pronuncia la rescisión podrá, a su arbitrio,
consentir en ella, o completar el justo precio con deducción de una décima parte; y
el vendedor, en el mismo caso, podrá a su arbitrio consentir en la rescisión, o
restituir el exceso del precio recibido sobre el justo precio aumentado en una
décima parte”. En otros términos, siguiendo la jurisprudencia de la Corporación 22,
cumplidos los presupuestos de la lesión enorme el interesado, bien porque el
vendedor ha vendido por menos de la mitad del precio justo o el comprador ha
adquirido el bien por más del doble de su valor real, el comprador o vendedor
afectado, podrá en la demanda intentar: i) la acción rescisoria (terminación del
contrato) para lograr el restablecimiento del equilibrio de las prestaciones; o ii)
optar por el reajuste del precio recibido o pagado, según el caso, al justo valor
acreditado en el proceso, con esta misma finalidad. De elegirse la primera
solución, las cosas se retrotraerían al momento inicial, es decir, a antes de la
celebración del contrato, de tal suerte que el vendedor obtendría la devolución del
bien y si es el comprador correspondería su restitución, sin perjuicio del
cumplimiento de las prestaciones mutuas que surjan de esta situación. En cambio,
si se escoge la segunda solución, esto es, el reajuste del precio injusto, el
21 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia n.° 119, de 9 de diciembre
de 1999.
34. Finalmente, en criterio del Consejo de Estado 25 para que proceda cualquiera
de las dos soluciones indicadas, es necesario que se den los siguientes
presupuestos:
b) Que se trate de contratos respecto de los cuales la ley lo admite (art. 1949
C. C.).
El caso concreto
35. Afirmó el actor que vendió al municipio de Arauca la totalidad del predio
denominado “La María”, con una extensión de 7 hectáreas, no obstante que en el
texto de la escritura pública se hace constar que fueron únicamente 4 hectáreas y
que recibió como precio de la venta la suma de $50.000.000, lo que representa un
precio irrisorio, razón por la cual promovió la práctica de una diligencia de
inspección judicial anticipada con intervención de peritos, cumpliendo las
exigencias legales, prueba que dice no fue analizada por el juez a quo y que tuvo
por objeto determinar la extensión real del inmueble y fijar su valor para el
momento en que la transacción se realizó y establecer si se encontraba o no
ocupado para la fecha de la diligencia. Alega, con base en esta prueba anticipada,
haber sufrido lesión enorme en su patrimonio el contrato de compra
fundamentalmente debido a dos razones que alteraron en su contra el precio de
venta de predio adjunto a la demanda: (i) una mayor extensión total del predio
objeto de venta, es decir, casi tres (3) hectáreas más; y (ii) un mayor valor del
metro cuadrado que arroja un valor comercial del predio estimado en $343 592
500.
El dictamen pericial
36. Para demostrar la lesión enorme sobre la base de las dos circunstancias
anotadas, el demandante acompañó a la demanda la prueba anticipada de
inspección judicial con intervención de peritos, practicada el 20 de agosto de 1993
por el Juez Segundo Promiscuo del Circuito de Arauca, con intervención de la
parte actora y de la entidad demandada (original a fls. 23-42-45 c. ppl.), diligencia
durante la cual se verificaron los linderos del predio “La María” objeto de la venta
del contrato del sub lite, y se constató que se encontraba ocupado a excepción de
varios lotes, con construcciones realizadas por poseedores.
37. El citado juez dentro de la diligencia confió a los peritos resolver el siguiente
cuestionario:
37.1. Punto primero: Se haga un estudio topográfico sobre la totalidad del predio
denominado “La María”, hoy cabañas del río para que se establezca en forma
exacta el número de hectáreas que tenga de extensión la finca, agregando al
dictamen el plano si se hace necesario su levantamiento.
25
Ibídem.
26
Al respecto también pueden consultarse las sentencias proferidas por la Sala de
Casación Civil de la Corte el 13 de diciembre de 1988 y el 16 de julio de 1993.
37.2. Punto segundo: Se haga con exactitud un avalúo comercial de la
totalidad del predio denominado La María, hoy Cabañas del Río, teniendo
en cuenta su ubicación, extensión, ocupantes y momento de desarrollo del
municipio y región donde se encuentra ubicado; avalúo comercial de la
totalidad del predio denominado La María, hoy Cabañas del Río teniendo
en cuenta su ubicación, extensión, ocupantes y momento de desarrollo del
municipio y región donde se encuentra ubicado; avalúo comercial del total
del predio que se debe dar a octubre de 1992, es decir, su avalúo comercial
a esa fecha.
37.4. Punto cuatro: Se establezca hasta donde sea posible los medios que
utilizaron los particulares para entrar en posesión, dominio o tenencia de las
partes del predio que ocupan.
(…)
40. Sin embargo, dentro del proceso ordinario que siguió el Juez Primero
Promiscuo del Circuito de Arauca se realizó otra inspección judicial el 26 de junio
de 1995 al predio de la litis, en la cual también se ordenó la práctica de dictamen
pericial, que fue presentado el 25 de julio de 1995 (f. 295-297 c. ppl.), en el
siguiente sentido:
Tomamos el punto delta uno (1) sobre la calle 23 con carrera 25, desde éste
punto se tomo 34 metros sobre la carrera 25 haciendo rectángulo de 30
metros y luego 35 metros de perímetro, para seguir delta dos (2) en la
esquina de la carrera 29 con calle 23 en dirección oriente-occidente,
colindando con la calle al medio con el Barrio Las Corocoras, antes
propiedad de Mery Zambrano de Pérez, del delta dos (2) se toma la carrera
29 al medio en dirección sur-norte hasta llegar al DIQUE PERIMETRAL
donde se ubicó el delta cuatro (4) colindando con la carrera 29 al medio con
terrenos de Adelina Vda. De Posso hoy Barrios Las Cabañas, del delta
cuatro (4) seis (6) se sigue por el dique perimetral sobre la parte norte en una
extensión de 223 metros; en éste punto o delta se gira en un ángulo de más
o menos 110° en dirección sur-este por un callejón hasta salir a la carrera 24,
hasta llegar a un punto distante de 172 metros, desde éste punto se gira en
ángulo recto en dirección este-oeste, pasando por los patios de unos predios
vendidos por el Señor José de Jesús Peranquive en una extensión de 17,50
metros, luego se desvía en sentido sur-este en 49 metros, para salir detrás
del Colegio Industrial donde se desvía en dirección sur hasta el punto de
partida delta uno (1).
(…)
El predio La María comprende lo anteriormente descrito y se puede observar
en el plano adjunto en copia heliográfica. Por el norte el Dique Perimetral,
que es el muro de contención del Río Cauca, por el occidente con el costado
oriental de la carrera 29, barrio Las Cabañas. Por el oriente los predios que
fueron del Señor Jesús Peranquive, costado occidental de la carrera 24. Por
el sur costado norte de la calle 23 hasta la esquina de la carrera 29 y que
están descritos en la escritura N° 1528 de octubre 12 de 1.992.
(…)
De acuerdo con el levantamiento y cálculo topográfico (…) dá un área de 5
Ha+5.425 M2 y es la que corresponde a los linderos expresados en la
escritura de venta al Municipio de Arauca.
La medición que aparece del Dique al lecho de las aguas que en ese tiempo
tenía el río Arauca y que dio un área de 1Ha+3293 M2 comprende el plano
aluvial o zona de acumulación de sedimentos del río y hasta donde rebosan
sus aguas en plena inundación, lo que corresponde a la playa del río. No
está comprendido en los linderos expresados en la citada venta.
41. Ahora bien, de conformidad con el artículo 233 del Código de Procedimiento
Civil, la peritación como medio de prueba es procedente para verificar hechos que
interesen al proceso y requieran especiales conocimientos científicos, técnicos o
artísticos. El perito debe informarle razonadamente al juez lo que, de acuerdo con
esos conocimientos especializados, conozca de los hechos -y no cuestiones de
derecho- que se sometan a su experticio, sin importarle a cuál de la partes
beneficia o perjudica, de manera que su dictamen debe ser personal 23 y contener
conceptos propios sobre las materias objeto de examen y no de otras personas
por autorizadas que sean, sin perjuicio de que pueda utilizar auxiliares o solicitar
por su cuenta el concurso de otros técnicos, bajo su dirección y responsabilidad
(numeral 2 del artículo 237 del C. de P. Civil.).
43. Así las cosas, si bien es cierto la prueba pericial es el medio idóneo,
adecuado y determinante para demostrar la lesión enorme, en tanto permite
confrontar el precio convenido en el contrato con el justo valor de la cosa
23 Devis Echandía, Hernando, Compendio de Derecho Procesal, Tomo II, Pruebas
Judiciales, Editorial ABC, 1984, p. 339 y ss.
49. De otra parte, se debe enfatizar que dentro del proceso se debatió que la
venta realizada versó sobre un predio como cuerpo cierto y no por cabida (art.
1887 C.C.)33, y que cuando el predio se vende como un cuerpo cierto, según el
artículo 1889 del Código Civil no habrá derecho por parte del comprador ni del
vendedor para pedir rebaja o aumento del precio, sea cual fuere la cabida del
predio; sin embargo, “si se vende con señalamiento de linderos, estará obligado el
vendedor a entregar todo lo comprendido en ellos”. Se hace esta mención para
significar que si bien la venta se hizo por la totalidad del predio denominado LA
MARÍA, ubicado en el perímetro urbano del municipio de Arauca con una
extensión superficiaria “aproximada de CUATRO HECTÁREAS (4 HECTÁREAS)”,
no obstante la extensión y linderos citados en la escritura pública, la venta se hizo
como cuerpo cierto, de manera que si resultaba, como en efecto sucedió -de
acuerdo con la segunda experticia que obra en el expediente y que fue practicada
dentro de este proceso-, una porción de terreno adicional a una hectárea más 5
425 M2 no le asistía derecho al vendedor para solicitar el reajuste del precio,
aunque ello no constituyera obstáculo jurídico para que pudiera ejercitar la acción
en cuanto hace al precio justo, pero sin obedecer a esa mayor extensión, en el
evento en que se le hubiese pagado el inmueble en esas condiciones por un valor
inferior a la mitad del justo precio. Pero, si en gracia de discusión esta regla no se
aplicara, es del caso señalar que si hipotéticamente se tuviese en cuenta esa
27 Es menester recordar que, de conformidad con el artículo 83 del Decreto 2811 de
1974, Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio
Ambiente, salvo derechos adquiridos por particulares, son bienes inalienables e
imprescriptibles del Estado: “b. El lecho de los depósitos naturales de agua; c. Las playas
marítimas, fluviales y lacustres; d. Una faja paralela a la línea de mareas máximas o a la
del cauce permanente de ríos y lagos, hasta de treinta metros de ancho”.
avalúo del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el cual dispondrá de un tiempo máximo
de veinte (20) días calendario para efectuar el avalúo. Si éste no se produjera en el
tiempo indicado el avalúo podrá Solicitarse a tres peritos designados en la forma prevista
en el Código de Comercio./ Podrán darse bienes inmuebles en pago de los que se
adquieran; la permuta de bienes inmuebles se sujetará a las reglas de la venta. El valor
de los bienes objeto de la permuta se determina por el mecanismo descrito en el inciso
anterior./También podrá ser objeto de estos contratos la adquisición de los demás
derechos reales”.
33
“Artículo 1887. <venta de predio rústico>. Un predio rústico puede venderse con
relación a su cabida, o como una especie o cuerpo cierto. /Se vende con relación a su
cabida, siempre que ésta se expresa de cualquier modo en el contrato, salvo que las
partes declaren que no entienden hacer diferencia en el precio, aunque la cabida real
resulte mayor o menor que la cabida que reza el contrato.”
Conclusión
53. En este orden de ideas, obró conforme a derecho el Tribunal a quo, cuando
negó las súplicas de la demanda, razón por cual la sentencia habrá de ser
confirmada.
FALLA: