Celebración de La Pasión Del Señor

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CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

SENTIDO DEL DIA


(Para ser leído al inicio de la transmisión)
En este día, en que ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo, la Iglesia meditando la
Pasión de su Señor y Esposo, y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento. La Iglesia
intercediendo por la salvación de todo el mundo, inicia propiamente la celebración de la
Pascua. Ya que, se trata del «paso» de Jesús a través de la muerte a la vida nueva. La
muerte de Jesús está llena de esperanza y de victoria. El Viernes Santo está centrado en la
Cruz del Señor. Este día no está lleno de tristeza, sino de celebración. Hoy se proclama la
Pasión del Señor y se adora la Cruz como el primer acto del Misterio Pascual. El color rojo,
nos recuerda que no estamos en unas exequias, ni guardando luto, sino en una fiesta, Fiesta
porque celebramos que Jesús se ha entregado voluntariamente a la muerte para salvar a
toda la humanidad.
COMENTARIO DE ENTRADA
Hermanos, nos congregamos esta tarde de viernes santo, día en que recordamos y
revivimos la pasión y muerte del Señor. Jesús nos ha enseñado que el sentido de la vida es
el amor, y que el amor verdadero llega hasta el extremo de entregar la propia vida. Seremos
contemplativos de la Cruz del Señor, donde tuvo origen la salvación del mundo, y, al
comulgar, nos haremos partícipes de su Cuerpo entregado y de su Sangre derramada, que
serán para nosotros elementos necesarios para renovar nuestro encuentro con Jesús en la
palabra, como discípulos misioneros. Dispongámonos a vivir con mucho recogimiento esta
sagrada celebración.
COMENTARIO A LA POSTRACIÓN
El sacerdote en silencio, se postra ante el altar, este gesto de humildad, de anonadación,
expresa la pequeñez del hombre frente a la grandeza de Dios. El altar está desnudo, porque
simboliza el cuerpo de Cristo que se inmola por nosotros, el altar es signo de la pobreza más
extrema de Cristo al donarse en la cruz. Desde nuestras casas pongámonos de rodillas en
actitud de adoración de este misterio de la entrega de Jesús por nosotros.
COMENTARIO A LAS LECTURAS
Jesús es el verdadero siervo, sumo sacerdote e intercesor. El camino de la cruz es el
camino de nuestra vida, que debemos recorrer apoyados en Jesús. Al final Él nos dará la
Victoria. Escuchemos con atención.
COMENTARIO A LA ORACIÓN UNIVERSAL
Concluimos la liturgia de la Palabra con la oración universal. Las intenciones de esta oración
expresan el valor universal de la pasión de Cristo, elevado en la cruz para la salvación del
mundo entero. Hoy de manera extraordinaria, oraremos por el fin de la actual circunstancia
que desde hace un año atraviesa la humanidad. (Desde nuestros hogares nos unimos en
absoluto silencio orando por todas las realidades, podemos permanecer en pie o
arrodillarnos)
ORACION UNIVERSAL
I. Por la Santa Iglesia.
Oremos, queridos hermanos, por la Iglesia santa de Dios, para que Dios nuestro
Señor se digne merecerle la paz, la unidad, y su protección en toda la tierra; y para
que nos conceda una vida pacífica y serena para glorificarlo como Dios padre
omnipotente.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas las naciones,
conserva la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida por todo el universo,
persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
II. Por el Papa.
Oremos, también por nuestro Santo Padre el Papa FRANCISCO para que Dios
nuestro Señor, quien lo eligió en el orden del Episcopado, para regir al pueblo santo
de Dios, lo preserve de todo mal, para bien de su santa Iglesia
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, que en tu sabiduría todo lo diriges, atiende bondadoso
nuestras suplicas y protege con tu amor a nuestro Papa, para que el pueblo cristiano,
que Tú gobiernas bajo el cayado de este pastor, crezca en méritos y progrese en la
fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
III. Por todos los ministros y por el pueblo de Dios.
Oremos también por nuestro obispo Pablo, por todos los obispos, presbíteros y
diáconos de la Iglesia, y por todos los fieles del pueblo santo.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y gobierna todo el cuerpo de la
Iglesia, escucha la suplicas que te dirigimos por tus ministros y haz que, con el don de
tu gracia, te sirvamos en todas las cosas con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV. Por los Catecúmenos.
Oremos, también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor escuche sus
oraciones, les abra de par en par la puerta de la misericordia, y, perdonados todos
sus pecados por el bautismo, queden incorporados a Cristo Jesús, Señor nuestro.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, que fecundas siempre a tu Iglesia con nuevos hijos,
aumenta la fe y la sabiduría en los catecúmenos, para que, al renacer en la fuente
bautismal, los cuentes entre tus hijos adoptivos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
V. Por la unidad de los Cristianos.
Oremos, también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro
Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes viven de acuerdo
con la verdad
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, que congregas a los dispersos y conservas a los que
congregaste, mira con bondad la grey de tu Hijo para que, a los consagrados por un
solo Bautismo, los conserve unidos la integridad de la fe y los una el vínculo de la
caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
VI. Por los Judíos.
Oremos, también por los judíos, que fueron los primeros a quienes habló Dios nuestro
Señor, para que Él les conceda crecer en el amor de su nombre y en la fidelidad a su
alianza.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su
descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la
Antigua Alianza, logre alcanzar la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
VII. Por los que no creen en Cristo.
Oremos, por los que no creen en Cristo, para que, también ellos, iluminados por el
Espíritu Santo, puedan entrar en el camino de la salvación.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo, que, caminando
en tu presencia con sinceridad de corazón, encuentren la verdad; y haz que nosotros,
por el continuo crecimiento en el amor y por el deseo de conocer más plenamente el
misterio de tu vida, seamos más perfectos testigos de tu caridad en el mundo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
VIII. Por los que no creen en Dios.
Oremos, también por los que no conocen a Dios, para que viviendo rectamente según
su conciencia merezcan encontrarlo.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, que creaste a todos los hombres, para que deseándote
te busquen, y para que al encontrarte descansen en Ti, concédenos que, en medio de
las dificultades de este mundo, al ver los signos de tu amor y el testimonio de las
buenas obras de los creyentes, todos los hombres se alegren al confesarte como
único Dios verdadero y Padre de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
IX. Por los gobernantes de la naciones.
Oremos, también por todos los gobernantes de las naciones, para que, de acuerdo
con sus designios, Dios nuestro Señor los dirija en sus pensamientos y en sus
decisiones hacia una autentica paz y libertad para todos.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, en cuyas manos están los corazones de los hombres y
el derecho de los pueblos, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que,
promuevan en toda la tierra, con tu ayuda, la prosperidad de los pueblos, la libertad
religiosa y una paz duradera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
X. Por los que sufren.
Oremos, queridos hermanos, a Dios Padre Todopoderoso, para que, en todo el
mundo, aleje los errores, haga desaparecer las enfermedades y erradique el hambre,
redima a los encarcelados, rompa las cadenas, proteja a los viajeros, conceda pronto
regreso a los emigrantes y peregrinos, dé salud a los enfermos y conceda la salvación
a los moribundos.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todo poderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren,
escucha las suplicas de los que te invocan en cualquier tribulación, para que todos
experimenten en sus necesidades la alegría de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
XI. Por la emergencia del CORONAVIRUS (Intención especial del Obispo Diocesano, ante
la actual Emergencia)
Oremos también hermanos por todas las personas que han muerto a causa de esta
epidemia, por sus familias que lamentan sus pérdidas, por los que se encuentran en
grave peligro, por el personal médico y sanitario, para que en la cruz de Jesús,
encuentren la fuerza para superar la adversidad.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice la oración conclusiva de esta intención:
Oh Dios, apoyo y fortaleza en la debilidad humana, Muéstranos la eficacia de tu
auxilio y escucha nuestras suplicas confiadas. Por Jesucristo nuestro señor.
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ
COMENTARIO
Ha llegado el momento de contemplar el Vacío de Dios en el mundo, Cristo ha muerto por
nuestros pecados, Cristo ha muerto para salvarnos, podemos decir como san Pablo: me
amó y murió por mí. En este momento nos colocamos de rodillas y hacemos desde nuestras
casas un acto de adoración al misterio de la cruz. No adoramos la materialidad de la cruz,
sino lo que ella significa para nosotros, el gran misterio del amor de Dios. Después de la
aclamación del sacerdote, respondemos: Venid adoremos.
Una vez venerada la cruz, preséntela a los fieles que están en el templo y a los que siguen
la transmisión para que adoren la cruz desde sus casas
COMENTARIO:
Ha llegado el momento de contemplar el vacío de Dios en el Mundo, Cristo a Muerto por
nuestros pecados, Cristo a muerto para salvarnos, nos colocamos de Rodillas y hacemos
desde nuestras casas un acto de adoración del misterio de la Cruz
COMUNIÓN ESPIRITUAL
COMENTADOR: para todos aquellos que no han podido comulgar y para aquellos
hermanos, que participan de la celebración desde nuestros hogares, los invitamos a realizar
un acto de contrición profundo, con el deseo de poder recibir a Jesús espiritualmente en
nuestras vidas.
Después de un momento de silencio, lee pausadamente
Hermanos repitan conmigo:
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento
del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero
no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y
como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti Señor, no permitas que
jamás me aparte de Ti. Amén.
COMENTARIO A LA SALIDA:
El altar permanece desnudo. Cristo ha muerto por nuestra Salvación. La casa está vacía,
este vacío es sobrecogimiento, silencio y ayuno, es una celebración cultual en lo hondo. La
Iglesia medita hoy la sepultura del Señor, su descanso, desde nuestras casas esperemos en
silencio el grito de victoria de Cristo sobre la Muerte del gran Sábado de Gloria.

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