GayArt n6 Revista de Literatura y Arte Grafico Gay
GayArt n6 Revista de Literatura y Arte Grafico Gay
GayArt n6 Revista de Literatura y Arte Grafico Gay
Agusti Pericay
Octavio
Sánchez
Cada vez que un chico quiere ejercer ese derecho saltan las alarmas de los más moralistas a nuestro
alrededor, los que abogan por la perpetuidad de la vida, para ellos como para nosotros, esta verdad de
quiénes somos está vedada, entonces terminamos envueltos en la vorágine de la vida gay, situación misma que
se va atenuando hasta que ya no nos molesta, llegando al punto en que amar se hace ante nuestros ojos algo
palpable y a lo cual nos entregamos: hemos salido del closet. No podemos entender como para algunos
heterosexuales es difícil concebir esta realidad, sus excusas y falsos argumentos han quedado atrás, pero
¿Cómo se sienten ellos con respecto a nosotros?
Podremos entonces explicarlo así, el virus del sida nos ha rondado por varios años, muchas personas
que han sido arrastradas por esta situación y aunque ahora menos, la verdad, quedan marcadas con un
diagnostico que los hará cambiar de vida y llevar una vida más responsable que implica mayores cuidados.
Una vez superado el shock de la enfermedad, la necesidad de amar tal cual estaba presente en nosotros,
aflora y para muchos gais diagnosticados la necesidad de luchar con la sociedad se torna doble: enfrentar el
mismo derecho de amar libremente y el derecho de convivir con una situación adicional de salud. Solo que
esta vez el grupo se reduce, pues muchos gais ven inconcebible la idea de que alguien diagnosticado con el
virus del vih, pueda tener sexo incluso si tiene la más estrictas normas de protección, nos convertimos
entonces en vez de víctimas; victimarios y somos quienes juzgamos e impedimos la libre expresión de algo al
cual tenemos todos derecho, el amor…
Arniel Levis
GRACIAS
Xavier Martínez
http://sorpastillera.blogspot.com.es/
https://www.facebook.com/xavima
MACARENA GOVANNTES
EL EXORCISMO DE MARY JOE.
Parte 2:
“EL CORRAL DEL VICIO”
LA DIVINA PASIÓN NO LA DEJABA EN PAZ. LOS ÉXTASIS DE SOR AGATHA.
Sor Agatha estaba reclinada sobre su cama en su celda. Una habitación austera de paredes grises con un crucifijo
sobre la cabecera y un mueble con una palangana para lavarse la cara.
Se encontraba rodeada de Sor Angustia y Sor Piedad quienes la cuidaban con paciencia y devoción. Todas le tenían
mucho cariño y también sabían que Sor Agatha no podía desfallecer pues era el miembro de la congregación que más
dinero aportaba. En resumidas cuentas todo el convento vivía de sus divinos dones.
La hermana superiora Alfonsina se encontraba en su despacho hablando por teléfono con el director de la
penitenciaria de depredadores sexuales "EL CORRAL DEL VICIO", Don Enrique Bachiller.
- Si sabemos que hace dos semanas que no acudimos a su cárcel. Pero eso no quiere decir que Sor Agatha esté
preparada en unos días para realizar sus "milagros" con sus presidiarios. No, estoy segura que en tan solo unos días estará
en plenas facultades.
- Hermana Alfonsina. No podemos continuar así. Necesitamos a Sor Agatha de inmediato. Los presos están
completamente revolucionados y tememos un motín. Ya sabe hermana Alfonsina que nuestros presos son diferentes,
nuestra penitenciaría es digamos que algo especial. Solo albergamos a depredadores sexuales y el gobiernos nos está
forzando para que aumente el número de reinsertados. Dos semanas es mucho tiempo Sor Alfonsina. La hermana Agatha
debe estar dispuesta en tan solo unos días.
MARGARITA ROTEMBERGER DESTRADIVARUS DE TODOS LOS SANTO LLEGA AL PUEBLO PARA
COMPRAR LAS DELICIAS DEL CONVENTO.
Después de aparcar su jaguar en una plazoleta
temerosa de que lo niños del pueblo al ver tan magnífico
coche por pura maldad (¿Acaso son de otra forma lo niños?.
Pensó Margarita) le rayasen el coche rojo metalizado.
Pregunto a varias ancianas que se encontraba sentadas
a las puertas de sus casas a pesar del frió del día y el viento
solano que corría hacía enloquecer a cualquiera. Dejó la
pamela en el coche y pensó que sería mejor llevar un
pañuelo de Armani anudado a la cabeza estilo estrellas de
Hollywood, estilo road movie. Su apariencia era como si la
princesa de España se hubiera presentado en ese pueblo
olvidado para comprar una docenas de dulces de un
convento del que nadie sabía nada.
Las ancianas ataviadas con toquillas a los hombros le
indicaron la dirección del convento que se encontraba a la
afueras.
- ! Pero qué wonderful toquilla¡.- Exclamo Margarita.-
Eso en Serrano te cuesta un mes del sueldo de un parado.
- ¿Pero tengo que coger el coche o puedo ir andando?.-
Preguntó Margarita siendo lo más simpática posible. No
quería dar mala impresión de una mujer de mundo y
empaque ante aquellas pobres ancianas.
- Puede ir usted andando perfectamente. Contesto una Ilustración: Arna Baartz
de las ancianas dándole un codazo inapreciable a su
compañera mirando las dos las calles adoquinadas y los www.facebook.com/ArnaBaartzArtist
zapatos carísimos de la señora de Madrid.
- Vaya andando mujer, !Vaya¡.
Margarita transcurridos diez minutos andando sobre aquellos calles adoquinadas con sus zapatos de diseño se cago
literalmente en la madre que parió a las ancianas llamándolas víboras mal nacidas.
- Para que te fíes del pueblo llano.
Unos minutos después llego a las puertas del convento. Llamo pero nadie abría la puerta. Una puerta inmensa de
madera robusta con dos crucifijos en cada hoja. Espero varios minutos y decidió dirigirse a la parte posterior del convento.
Los muros que lo rodeaban estaban pintados de blanco. La pintura estaba descascarillada.
Al fondo del muro se encontró una puerta semiabierta. Podía oír unas conversaciones acerca de una tal Sor Agatha y
de lo enferma de éxtasis espiritual que estaba. Hablaban entre ellas de la necesidad de acudir a la penitenciaria lo antes
posible para cobrar por los servicios de la hermana. Las monjas hablaban como si se tratasen de vecinas de un bloque de
Lavapiés. Margarita Rotemberger se pudo enterar de todo.
- Disculpen señoras.- Dijo Margarita abriendo la puerta muy lentamente mirando todo a su alrededor donde se
encontró con un patio llenos de limoneros un huerto seco y una monjas relajadas fumándose un pitillo. Las hermanas al ver
a la extraña entrar por la puerta de inmediato tiraron los cigarrillos como si las hubieran pillado atracando un banco.
- Verán vengo desde Madrid para compras sus dulces tan famosos. Pero algo me dice que aquí hay algo más
interesante que una docena de dulces. ¿ Quien es Sor Agatha?. Estoy completamente segura que me lo contaran todo,
aunque he de decirles que ya he podido oír más de la mitad de lo que ustedes les hubiera gustado que escuchase. A la
hermana superiora imagino que no le hará gracia que sus hermanas anden fumando cigarrillos en su tiempo libre y
chismorreando acerca de una hermana que por lo que se ve es el portento del convento. Me lo cuentan todo. O me chivo de
todo. Ustedes eligen. Seguro que la hermana superiora no soportara su comportamiento de verduleras en monjas tan
devotas como ustedes.
Margarita Rotemberger Destradivarius De Todos Los Santos, regresó a Madrid con dos docenas de delicias de Santa
Mónica De Alabastros y con toda la información sobre Sor Agatha. Esa tarde la reunión de té con sus "más mejores
amigas" seria más que especial.
PENITENCIARIA DE DEPREDADORES SEXUALES
"EL CORRAL DEL VICIO". DOS DÍAS DESPUÉS.
Sor Agatha completamente recompuesta del subidón de
éxtasis divino entró a la penitenciaria acompañada de la madre
superiora Alfonsina y de Sor Mina como tesorera del convento
tenía que organizar la factura de la intervención de la joven
monja.
Los pasillos eran largos y a los lados los presos en sus
celdas aplaudían al ver pasar a Sor Agatha. La vitoreaban le
gritaban "guapa", "hermosa" y alguno que otro un poco más
ordinario le increpaba con un "desde aquí puedo oler tu coño",
esos eran los peores. A Sor Agatha le dio un impulso de vomitar
al oír la frase. Sabía perfectamente a lo que acudía y que Dios le
había otorgado aquel don para hacer el bien a la sociedad pero
era muy duro de llevar, a veces.
El director Don Enrique recibió a las hermanas en su
despacho. Un despacho en color crema con cortinas verdes y
muebles de roble oscuros. Tomó asiento fumando un puro.
- Espero que no les moleste el humo.- Dijo soplando una
gran cantidad.
- Si no le importa Don Eduardo la niña está delicada y el
humo y olor del puro le dan nauseas.- Contestó la madre
superiora.
- Pues nada. Se apaga el puro y todo solucionado.- El
director apagó el puro con fuerza sobre un cenicero de cristal
barroco.- Sor Agatha, ¿está usted preparada?.
- Si señor. Contestó tímidamente mirando los cuadros
que colgaban de las paredes de antiguos directores de la
penitenciaria.
- Pues bien. ¿Podemos comenzar ahora mismo?. Vayamos
a la habitación. Ya hay diez presos esperando. Pobres
inocentes.- Don Enrique carcajeo fuertemente.
La habitación estaba decorada diferente al resto del
recinto. Era incluso agradable. Cortinas blancas, la cama con
Ilustración: Arna Baartz
dosel en el centro también cubierta con colcha de color blanco.
www.facebook.com/ArnaBaartzArtist Tenías la sensación de estar en una nube.
Sor Agatha entró en la habitación y comenzó a
desnudarse. Se quedo completamente desnuda pero no se
descubrió la cabeza. El primer preso entro. Se bajó los
pantalones mientras Sor Agatha se encontraba inmóvil
tumbada sobre la cama.
- Poséame.- Dijo tímidamente la joven.
- Encantado guapetona.
El preso copulo con Sor Agatha salvajemente susurrándole obscenidades al oído. Cuando termino un guardia lo llevo
de nuevo a su celda. Así pasaron los nueve presos restantes.
Sor Mina hacia cuentas en el despacho de Don Enrique. Una factura en B por un total de cinco mil euros.
- Como siempre es usted un pagador extraordinario.- Comento Sor Mina contando los billetes con tal rapidez que
pareciese haberse tomado un par de red bull´s.
Dos días después los diez presos que mantuvieron relaciones sexuales con Sor Agatha quedaron completamente
impotentes. Su impulso sexual había desaparecido. Eran corderitos mansos. El Don Divino de la joven monja había obrado
tan eficaz como siempre.
Cuando Sor Agatha regresó al convento. Tomo una ducha de agua caliente. Se enjabono todo el cuerpo con jabón
casero y se frotó con una esponja exfoliante vegetal hasta enrojecer su cuerpo.
Una vez en su celda vistió un nuevo habito y levantó una tabla suelta del suelo donde había un pequeño agujero del
cual sacó una botella de Jack´s Daniels bebiendo de ella un gran trago. A mitad de la botella Sor Agatha se quedó dormida.
TARDE DE TÉ, DELICIAS DE SANTA MÓNICA Y
LA DESESPERACIÓN DE RITA P.
Las amigas se encontraban sentadas en el saloncito de
té estilo moderno, todo muy metálico con un toque
extravagante barroco como las cortinas rojo teatro y algunos
muebles en color dorado y negro. Margarita Rotemberger
Destradivarius De Todos Los Santos había pues al corriente
a todas sus "mas mejores amigas" la extraña historia de Sor
Agatha.
- Me enteré de todo precisamente cuando recomendada
por Rodolfa mi chacha fui al convento para comprar estas
delicias de San "nosequé".
- ¿Y dices que tiene el don divino de la santidad?.
Pregunto mientras sorbía un poco de té la Duquesa Del
Pepinillo Siempre tieso.- Muy interesante.
- Bueno, yo diría más que interesante. Un Monja que
es violada sistemáticamente por depredadores sexuales para
que obre el milagro de dejarlos impotentes sexualmente
hablando.- Contesté mientras me zampaba una de las
delicias de Santa Mónica tremendamente dulces y
azucaradas.
- Desde luego es que tenéis una vida tan flipante, tan de
hacer por hacer.- Contesto indignada Rita P.- Con el
problema que tengo yo en casa. Con mi hija Mary Joe. Está
de un violento atroz. Parece un personaje de esos del
programa "Hermano Mayor" pero, peor. Además de ser
Ilustración: Arna Baartz violenta conmigo es gótica, pero a la jodida le encanta los
www.facebook.com/ArnaBaartzArtist zapatos de Prada. ¿Vosotras comprendéis que una Gótica
vaya hecha un mamarracho todo de negro estilo Marilyn
Manson con zapatos de Prada?. Esta niña me va a quitar la
vida.- Rita P no paraba de comer delicias de Santa Mónica.
- Es el estrés. Me dar por comer y luego liposucción al canto y es como una espiral en la que entras y no puedes salir.
Es horroroso, horroroso.- Contesto llorando zampándose la ultima delicia.
- ¿Qué dicen los psiquiatras del López Ibor?.- Pregunto María Teresa Bosques.- Son unos excelentes profesionales.
- Nadie se decide a dar un diagnostico. Algunos aseguran que es el comienzo de una esquizofrenia. Otros dicen que
estrés postraumático. ¿Pero qué trauma ni leches? . Otros un trastorno adaptativo mixto con trastorno de la ansiedad
generalizada y trastorno de la personalidad no especificada. Esto es insoportable. Mañana mismo hemos quedado para
realizarle más pruebas con el doctor Hannibal Tecter.
Margarita Rotemberger Destradivarios De Todos Los Santos se le ocurrió una idea maravillosa.
- Rita P. ¿Por qué no llevas a Mary Joe a visitar a Sor Agatha?.
- ¿Para que la deje impotente? .- Contestó Rita P en tono de reproche.- Qué tonterías dices.
- Mujer por probar no se pierde nada. !Si ningún psiquiatra se atreve a dar un diagnostico y un tratamiento y Mary
Joe va a peor según nos cuentas¡. No es mala idea. Los Santos están para obrar milagros. Quizás ayude a Mary Joe.- Dije
en tono conciliador. Con Rita P no se podía hablar a la defensiva pues siempre saldrías perdiendo,
- No digáis más tonterías. Mañana tenemos cita con el psiquiatra y nos dará un diagnostico y un tratamiento si lo
necesitara.- !Ahhhh¡.- Gritó irritada.- La culpa de todo la tiene el padre de la niña que la tiene muy mimada. Os podéis
creer que le ofreció un puesto en la multinacional del chorizo "Petuny" y la niña lo rechazó. ¿Sabéis donde está trabajando
ahora?. En un sex shop.- Rita P dejó caer la taza de porcelana que le regalo a Margarita el Duque de Winchester.-
- A esa niña le pasa algo. De eso estoy segura querida Rita P.- Contesto con toda la sabiduría de los años mi abuela La
Duquesa.
- Ya sé que no se encuentra bien el problema es qué demonios le ocurre.- Contesto Rita P levantándose para marcharse
a una sesión de dermoabrasión del cutis.- Bueno chicas mañana telefoneo y os cuento algo. Besos a todas.
Se retiro del saloncito acompañada por la chacha Rodolfa hasta la puerta,
LA VIDA DE MARY JOE.
La joven Mary Joe contaba con tan solo diecisiete años. Era una chica introvertida lo que viene a ser una inadaptada
social a pesar de tenerlo todo. Su padre le regalaba cualquier cosa que Mary Joe pidiera. La dejaba ir de vacaciones con
chicas y chicos durante semanas y no tenía la atención de llamar a su madre Rita P. Esta culpaba de la situación de la niña a
su marido que por el divorcio se sentí culpable por no estar más tiempo con su hija.
Mary Joe era Gótica pero le encantaba llevar zapatos de diseñadores como Prada su favorito. Su padre le ofreció un
puesto en la empresa de embutidos "Petuny" como directora de marketing, pero la niña rechazo el empleo y se colocó a
trabajar en un sex shop underground en el barrio de Chueca. La dueña era amiga de Mary Joe y le hizo ese favor sabiendo
esta última que Mary Joe no era lo que se dice una Santa. Más bien era un poco puta y se tiraba a todo ser viviente
gritándole a veces: "Chúpame la sangre".
Mary odiaba a su madre Rita P por haberse divorciado del padre. Le hacía la vida imposible y tenía unos aspectos de
la misma que no eran digamos "normales". Mataba gatos y los metía en cajas de zapatos. Pinchaba murciélagos vivos en la
pared de su dormitorio e insultaba a su madre con palabras soeces como : "Hija de la gran puta", "Cabrona cornuda",
"Mal nacida". "Bruja".
Su ira era tal que comenzaba a hacerse daño a ella misma cortándose los brazos con cuchillas de afeitar que había
dejado el padre olvidadas en casa. Cuando los brazos estaban sangrando abundantemente se lo enseñaba a la madre.
- Arderé en el infierno por tus pecados.- Y acto seguido se desmayaba.
Rita P estaba en un estado de ansiedad continuo. Llegando a pensar que su hija estaba poseída por un ser maligno ya
que a veces los objetos de la casa, como aquel jarrón de la dinastía Ming se tambaleaba varios segundos en presencia de
ambas, madre e hija. Mary Joe sonreía siniestramente.
Mary Joe jugueteaba con las sectas satánicas. Iban a cementerios con sus colegas góticos y celebraban fiestas en honor
a Satanás. Rita P estaba al corriente de todo pues había puesto un detective privado a su hija. La única condición que puso
Rita P al detective es que jamás Mary Joe podría sospechar que la estaban vigilando.
La noche antes de acudir a la cita con el psiquiatra el doctor Hannibal Tecter. Mary Joe se levantó despacio, salió de su
habitación y acudíó al dormitorio de la madre. Abrió la puerta y se acercó lentamente hacia los pies de la cama.
- En nombre de Mephisto y todos sus demonios.- Gritó Mary Joe.
Rita P se sobresalto despertándose de inmediato. Observando la tez blanca de su hija y los labios morados. Pero había
algo extraño. !Si, estaba segura¡. No llevaba maquillaje gótico.
- En nombre de Belcebú. Mira lo que hace la PIJA de tu hija.- Mary Joe abrió el armario de su madre y con un
cuchillo comenzó a rasgar los vestidos de grandes firmas.
- ! Oh Dios mío ¡.- Exclamo aterrorizada la madre.- Ayúdanos Señor.- Sollozo Rita P.- Sus ojos permanecían abiertos
como faros. Su cuerpo temblaba de terror. Cuando vio que Mary Joe con el cuchillo en mano se acercaba a uno de sus trajes
grito aterrorizada. Las ventanas se abrieron por el viento que soplaba de aquel crudo invierno. Soltó la almohada tirándola
al suelo y de rodillas en la cama grito a pleno pulmón arañándose la cara.
- Hija puta el Chanel Noooooooooooooooo............
Macarena Govanntes.
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OCTAVIO SANCHEZ (MAKI) OCTAVIO SANCHEZ (MAKI)
Otro joven se detuvo unos metros más adelante, bajo el toldo, devorando con los ojos los pasteles y helados protegidos
por expositores refrigerados. Su cuerpo bien proporcionado relucía a causa del sudor, del ejercicio realizado indebidamente y
sin criterio alguno en parque cercano a pesar de estar desaconsejado. Su torso brillaba, en su escaso vello rasurado se adherían
pequeñas gotas iridiscentes, su camiseta colgaba de la riñonera ajustada a su cintura. Su ceñido y empapado pantalón
deportivo marcaba una virilidad con promesas que con toda posibilidad podrían ser cumplidas copiosamente. Con los pulgares
cogidos de la cinturilla de la prenda exhibía una actitud sexualmente agresiva que no pasó desapercibida al observador de
mediana edad. Los brazos del muchacho se encontraban en posición de alerta, sus manos señalaban y destacaban la zona
genital. En conjunto, su inconsciente parecía gritar soy viril y puedo dominarte. El “pitopausico” en público, como sus recios
compañeros de trabajo, hubiera criticado tal ostentación chulesca, ya que era lo que se esperaba de él. Íntimamente, deseó
palpar aquel cuerpo terso y atrayente de unos veinticinco años, atraerlo lentamente hacia sí, abrazarlo y estrecharlo. Un atisbo
de ternura emergió y asumió esa actitud para su colección de gestos.
Decidido, el acalorado deportista empujó la puerta sonriendo de satisfacción ante el drástico cambio de temperatura.
Se puso la camiseta, tanto por respeto al local como por un fingido sentido del pudor. Solicitando a la dependienta un enorme
cucurucho de tres sabores -nata, turrón y pistacho-, se encontraba a unos cinco metros del circunstante. El corazón del
reflexivo se descompasó al imaginar su lengua en contacto con la suya, mezcladas con papilas chocolate, que era su sabor
preferido.
Para otro testigo, no dejaría de ser interesante el juego de miradas cargadas de concupiscencia o desaire según se
prestara atención al fisgón o fisgoneado. El observador del fino degustador té pero sediento de cervezas no perdió detalle de lo
que su presunta presa apreciaba sintiéndose desairado, invisible, acomplejado. Una vez más: ¿cómo competir, cómo
arriesgarse, cómo aspirar a…? La cruel ojeada del muchacho le amilanó, pero también la sumó a su compilación de miradas.
Cruzó los brazos, cerró los puños en un inconsciente acto de defensa y hostilidad, con los dientes apretados y la cara
enrojecida. Sus pretensiones ocultas se desinflaron, las intenciones imaginarias de un inminente acercamiento por su parte se
vieron aplacadas como si su pene hubiera sido fragmentado, similar a un lápiz al que, tras intentar sacarle punta, ésta
emergiera siempre quebrada desencantando al escriba. ¡Clac!
El Apolo, mientras tanto, jugueteó con sus ojos
verdes ante la dependienta que sonrió tontamente ante las
atenciones de que era objeto. Su mirada caía por debajo
del nivel de los ojos de la jovencita, dirigiéndose a un
triángulo imaginario formado por los ojos y la boca. Risas
tontas, gestos nerviosos, culebreos en los miembros, rubor
en las mejillas. El ritual de cortejo aparente continuó
durante unos minutos.
El bebedor impenitente contempló su propia
expresión de envidia reflejada en el escaparate, se sentía
vapuleado por el rebote de la indiferencia. Los dos
muchachos eran esferas arrogantes golpeadas por un taco
emocional inexperto en una indefinida mesa de billar
cuyas normas eran inexistentes en la actualidad. ¡Normas!
Si él hubiera luchado contra ellas en su momento… El
mozo salió finalmente del establecimiento lamiendo
voluptuosamente las gélidas bolas chorreantes hasta la
muñeca, al tiempo que se despedía de la empleada con la
mano libre. En el exterior le esperaba, emergido de la
nada, un muchacho algo mayor que él al que abrazó
efusivamente, procurando que el helado no rodara por los
suelos o manchara la camiseta de tirantes del otro Ilustración: Peter Siegrist
mancebo. Le ofreció un bocado con las pupilas dilatadas
www.facebook.com/peter.siegrist.
fijas en él, que dio un lengüetazo lento al pistacho en un
gesto de doble sentido entendido por ambos. Tras un beso 3
fugaz en los labios se alejaron cogidos impune y
orgullosamente de la mano.
No podía dar crédito a sus fisgoneos. Sorprendido,
colorado, en su orgullo herido, agachó la cabeza para
ocultar su íntima vergüenza en la revista. Tomó un
trago de su té helado, que ya se estaba aguado por el
hielo derretido, para calmar el fuego de sus entrañas
junto con el del desagrado. Suspiró hondamente con un
gesto que en su dramatismo le sorprendió a sí mismo.
Alzó la mano y pidió una cerveza bien fría.
Aburrido, simuló contemplar los cuadros
mientras que, en realidad, cotilleaba a los que bajo de
ellos se encontraban sentados en las mesas: alborotados
estudiantes, una pareja de ancianos columbrando en
distinta dirección, tres solteras de mediana edad
conversando acerca de lo caro que resultaba hacer la
compra diaria causa de la crisis, una parejita de
enamorados ausentes del mundo y un grupo de
ejecutivos agresivos. Mantuvo con uno de estos últimos
una mirada más larga de lo necesario; mezcla de morbo
e inquina se lanzaron. Pretendieron alargar su desdén en
un reto no escrito, esperando que el otro fuera el
primero en bajar la vista. Ganó el diligente
emprendedor. Incómodo, quiso refugiarse en otras
atenciones que disimularan su derrota. Se interesó
entonces en los otros dos hombres encorbatados que le
acompañaban, despojados de sus chaquetas que
reposaban, pulcramente, sobre una silla neutralmente
compartida. Con la actitud de “mear colonia” parecían
ajenos a las temperaturas. El más joven hablaba
animadamente al mostrar unos documentos al más
veterano. Su mirada era firme, segura, casi
intimidatoria; una mirada que no se desviaba del
entrecejo del otro, mirada de negocios rebosante de
asertividad. En principio interesado, el encanecido sujeto
permanecía inclinado sobre su joven orador, mas algo
debió contrariarlo, pues en un momento determinado se
Ilustración: Peter Siegrist recostó sobre el respaldo de su asiento, desviando el
www.facebook.com/peter.siegrist. contacto visual al tiempo que cruzaba los brazos como si
de una coraza se tratara. El vendedor de ideas cambió de
táctica. Para incitar su apertura le entregó otros
informes que no tuvo más remedio que tomar en sus
Ilustración: Peter Siegrist manos. Periódicamente, con una pluma de elegante
www.facebook.com/peter.siegrist. marca señalaba los puntos más importantes del
3 contenido, alternando un ascendente movimiento de la
mano a la altura de su rostro, obligándolo de nuevo a
mirarle a los ojos. El bebedor reconoció que aquello era
toda una obra maestra y la sumó a su recolección.
Estragado tras unos minutos de constante escrutación tomó un largo trago. No aguantaba el no poder fumar. En
su mente encendió un pitillo y se imaginó con la cabeza inclinada hacia abajo exhalando el humo por la nariz como un toro
embravecido. Atisbó ahora a una explosiva mujer que entraba en la café. Se desplazaba digna y sensualmente por entre las
mesas ocupadas, obligando a ser admirada o valorada. Al caminar, acentuaba la ondulación de sus caderas para destacar
la zona pelviana. Demorándose conscientemente, de pie para conceder a los demás unos segundos añadidos para que
pudieran contemplarla, escogió un rincón, ni muy a la vista ni muy escondido. Su corta minifalda negra retrepó
bruscamente al sentarse dejando a la vista sus contorneados muslos. Como si en algo pudiera mitigar el resultado la estiró
elevando ligeramente sus nalgas del asiento para facilitar el intento de recato. Sus labios se humedecieron adquiriendo un
aspecto que invitaba a la sexualidad, al tiempo que acariciaba con la mano, ascendiendo y descendiendo, el vaso olvidado
de una consumición ajena. Cruzó y descruzó lentamente las piernas indicando inconscientemente que deseaban ser
tocadas.
El la escudriño activamente, admirando el buen uso de los rituales de cortejo que compartían en complicidad las
mujeres para llamar la atención de los hombres. Reconoció su técnica y coordinación, concediéndola una puntuación
elevada con una generosidad quizá demasiado empática pero emocionalmente competitiva.
Un camarero que comenzaba su turno se aproximó a la llamada del desastrado y hogareño rompedor de platos y vasos,
que durante unos instantes dudó entre marcharse a casa para enfrascarse en la autocompasión o quedarse un rato más.
Eligió esta última opción dispuesto a dar un nuevo repaso a la clientela pidiendo una nueva cerveza. El camarero no se
inmutó al pasar delante de los amantes fogosos. Ella, apretando bajo la mesa la virilidad de su compañero tras sus
pantalones, era besada ardientemente. Las pupilas de ambos se dilataban en un reflejo mutuo, sus labios se encontraban
hinchados y ligeramente enrojecidos por la excitación, su ritmo cardiaco se encontraba acelerado, sus manos se
acariciaban mutuamente ajenas a lo que les rodeaba. Unos evitaron la mirada, otros la mantuvieron de soslayo
sonrientes, los más la fijaron insolentemente. Los amantes se encontraban demasiado absortos en sus ardores. Tras besos,
caricias y manoseos disimulados, él lanzó un gemidillo al tiempo que cerraba los ojos. Segundos después, tapándose con
una llamativa carpeta repleta de pegatinas se dirigió a los aseos. Sólo entonces la dueña de la mano hábil reparó en los
discrepantes espionajes de que habían sido objeto. Se ruborizó ligeramente, no demasiado, pensando hasta que punto
ellos habían perdido la noción de la realidad y hasta qué extremo los demás habían permanecido atentos a ella. Sin saber
que hacer simuló repasar con interés algunos de sus apuntes. Al levantar el rostro, la minifaldera de caderas oscilantes le
lanzó un guiño de complicidad sumado al gesto del pulgar hacia arriba que fue interpretado con todo su significado.
Azorado y al mismo tiempo feliz por la mancha húmeda en sus pantalones al intentar borrar otras más significativas bajo
su ropa interior, el varón regresó. El bebedor vio como ella le susurraba algo al oído; pidieron la cuenta precipitadamente
y se marcharon.
Un ruido de cristales rotos procedente de la cocina sobresaltó a los clientes, que en general sonrieron y
bromearon sobre el susto. Con un delantal no demasiado presentable, el cocinero salió de la dependencia y se inclinó
enfurecido sobre el encargado. Con voz tensa y apenas contenida le comunicó algo y casi le arrastró al interior. Una
expectación general animó nuevamente el ambiente, causando inevitables especulaciones públicas o íntimas acerca del
suceso y algunos conatos de indiscretos atisbos. Voces subidas de tono, intentos de apaciguamiento, algunas palabras
soeces traspasaron las puertas…
Transcurrieron las horas despaciosamente y el local ya no conservaba los susurros de una ermita; la gente charlaba
animadamente esforzándose en hacerse entender. Clientes entraron y salieron, pero él permaneció hasta el cierre. Repitió
sus ritos una y otra vez, con unos y con otros, escrutando con diversos márgenes de interés aquellos esbozos fragmentados
de vidas que le parecían mucho más interesantes que la suya. Él bebió y bebió, su boca se convirtió en una oquedad
pastosa, su vista se nubló… sin embargo permaneció estoicamente, atesorando sus nuevas adquisiciones.
Llegada la hora de cerrar la actividad se fue paralizando. Conscientes de la inminente clausura, los asistentes
fueron abonando sus consumiciones. Los empleados fueron limpiando la barra y las mesas con bayetas de dudosa higiene,
colocaron las sillas sobre ellas y barrieron con serrín. Descuidadamente, los clientes salieron encontrando una noche
tórrida, sofocante. Unos se dirigirían a sus hogares, otros prosiguieron la velada en alguna terraza o discoteca, algunos
rumiaban a solas sus pensamientos, los de más allá charlaron animadamente. Unos pocos se prepararon para su
incorporación a la soledad y monotonía diarias, deseando que a la mañana siguiente sucediera algo que diera sentido a
sus vidas y carencias. Entre estos últimos se encontraba el desgraciado -cargado con una bolsa con una docena de latas de
cerveza- que caminó serpenteando sobre el ardiente asfalto nocturno. Demoró su retorno apoyándose en paredes y farolas
cómplices. Tras penetrar en el portal subió lentamente los treinta y siete escalones que le separaban de su celda
incomunicada elegida por él mismo. Lo hizo a oscuras ya que no logró acertar a encontrar el interruptor de la luz de la
escalera. Sorprendentemente logró abrir la puerta al quinto intento, más por casualidad que por pulso, pericia o excelente
visión. Podría permanecer en su pocilga un par de días más, hasta que se viera obligado a ir al bar o la cafetería y
avizorar durante unas horas las existencias de extraños para regresar de nuevo cargado con sus raciones etílicas y
emocionales. Llevaba años haciendo lo mismo.
Se tendió en la cama de la habitación y abrió el cajón de la mesilla. Sacó de ella una abultada carpeta repleta de
fotos de gente que recordaba y pero que a él habían olvidado, cartas con fechas cada vez más dispersas. Extrajo una
libreta bancaria. Comprobó el último saldo y sonrió ante aquellos números caprichosos que no dejaban de aumentar a
pesar de que la mayoría de la gente lo estaba pasando francamente mal por la cacareada crisis. Pero, ¿de qué le servían
sus ahorros? No eran suficientes para que fuera feliz, para que no se sintiera solo, para que no viviera a través de los
demás, para que estuviera cuerdo…
En el portátil abrió varias ventanas de google y tomó el teléfono. Dudó entre llamar a una de las compañías
telefónicas para escuchar una monocorde voz lejana o solicitar por fin los servicios de alguno de los hombres que vendían
sus cuerpos y afectos.
Marcó. La línea estaba comunicando. No importaba. Esperaría.
MICHELLE SANCHEZ
(Imágenes oníricas, sensitivas y enigmáticas)
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Gay+Art: En tu obra reciente podemos ver una amalgama de contrastes que van desde el barroco mas
recargado a imágenes de una simplicidad y limpieza que recuerdan el ikebana Japonés ¿Estamos asistiendo a la
evolución lógica de tu estilo, o realizas un planteamiento exclusivo para cada una de tus obras?
Mario Patiño: El barroquismo siempre ha sido parte de mi proceso, Deseo que en cada lectura de la obra se
vayan descubriendo nuevos elementos, que la complejidad sea un arma de seducción. La complejidad es un reto
personal de armonía, balance y composición…pero también una cuestión de gusto personal, cambiante y
contradictoria como mis estados de ánimo.
Cíclicamente, surge un gusto por los elementos simples, que no requieren de palabras, o mensajes iconográficos
para contextualizarlos. Su belleza y poder radican en esa simpleza. Pero, para el aprecio de este arte ‘minimalista’
se requiere de una gran sensibilidad.
Gay+Art: Si tuvieses que elegir 6 de tus obras que te definieran ¿Cuáles elegirías?
Mario Patiño: Son tan cambiantes como mis estados de ánimo, y evolucionan junto con mi quehacer creativo.
Pero me seducen de manera personal, las que hacen referencia a la ‘muerte’, dialéctica y paradójicamente.
Gay+Art: Para nuestros lectores que desean dedicarse profesionalmente a la ilustración y al comic, ¿Cómo lo
hiciste para entrar en el mundo profesional? ¿Qué consejos le darías a alguien que comienza?
Mario Patiño: Parte importante de la incorporación a este ‘submundo’ son las conexiones, las relaciones que
uno pueda generar, surgidas y vinculadas al trabajo artístico. Se requiere de tocar o patear muchas puertas, para
lograr una visibilidad.
La visibilidad se refuerza con la factura, diversidad, unicidad, concepto y cantidad de trabajo artístico que a la
larga redundan en el respeto hacia el artista y su obra.
La disciplina creativa es lo más importante, tanto en técnica como en concepto. Hay que ejercitar un poco las dotes
de socialización, y comunicación que redunden en mejores oportunidades de difusión y posibles ventas.
COTILLEOS, MORBO Y BARBACOAS
Tal y como creo que os conté en otro episodio, en el verano del año 1994 yo estaba viviendo en la villa de Palamós. Era
un maravilloso pueblecito turístico que, aunque contaba con el 3ºpuerto comercial de Cataluña, no había caído en el exceso
turístico y conservaba aun el encanto tradicional de los pueblos de antaño.
El municipio, que presidia el extremo norte la bahía de Palamós, era famoso por cuatro cosas:
1º- por tener el paseo marítimo y la playa urbana mas limpia de la región.
2º- por tener la lonja de pescadores donde se distribuía la famosa Gamba de Palamós (una exquisitez buscada por los
mejores cocineros y gastrónomos del mundo)
3º- por el puerto comercial donde atracaban continuamente los cruceros del mediterráneo y que era el principal motor
económico de la multitud de tiendecitas y restaurantes dedicados al negocio del suvenir y la comida típica de la zona.
4º- por ser el municipio con mas burdeles de la provincia, que sin duda debía de ser una consecuencia de todo lo citado
anteriormente.
Hacia un par de años que estaba viviendo allí, en una antigua casita de pescadores restaurada propiedad de mi madre,
estaba a segunda línea de mar detrás del paseo marítimo, y disponía de un patio trasero donde podía guardar mi coche y
quedaba sitio para poner unas tumbonas, una hamaca, una barbacoa y un juego de mesa y sillas de jardín.
Y era en ese patio donde me reunía de vez en cuando con los pocos amigos que había podido mantener al trasladarme
de la capital de provincia a la costa.
El que solía aparecer mas a menudo por casa era Miquel, una mariquita de 1.90 m que conocí en mi época de modelo,
y que había reencontrado como coctelero jefe del POMELO’S, después de varios años habíamos retomado una amistad que
dejamos aparcada en el año 1988.
Otras mariquitas que solían venir a casa eran el Javi (a
quien todo el mundo conocía como la Cuca) y el Fede, de los
cuales pienso hablar extensamente en otros episodios.
Como casi todos los sábados trabajaba como Dragg Isis
en el PACHA, mi vida social se solía limitar a las barbacoas
de los jueves o los viernes. Era una buena escusa para
reunirnos las cuatro mariquitas y ponernos al día de
nuestras conquistas y cotilleos, cenar y salir luego de marcha
negra por la zona.
Mas tarde se empezaron a acoplar amigas de
mariquitas, amigos de amigas, y amigos de amigos de
amigas o amigos… hasta el punto que un viernes cualquiera
se podían arrejuntar en mi casa unas 40 personas que se
conocían entre ellas pero de las cuales yo solo conocía unas
seis o siete.
Las barbacoas funcionaban con una sola norma: yo
preparaba una gran ensalada y una gran macedonia de
frutas para postre, los que querían participar tenían que
traerse la carne que querían poner en la barbacoa para
comer y lo que deseaban beber.
Esta norma provocaba situaciones de lo mas
surrealista, como la vez que llegaron un matrimonio joven
con un bloque de carne de cordero congelado que después
de presentarse me dijeron: -Nos han dicho que para
participar en la fiesta teníamos que traernos la carne, por
cierto donde tienes el microondas para descongelar esto-
mientras me mostraban el bloque de unos 4 kilos de carne
de cordero (por cierto en la casa no había microondas, la
carne se fue directa al congelador del frigorífico).
Lo normal era que después de cada barbacoa quedaran unos dos kilos de carne cocinada, que de una manera bien
dosificada me resolvía la cena del resto de la semana.
Hablando con Miquel, llegamos a la conclusión de que, como la mayoría de los participantes eran amigas conocidas
con sus novios, maridos o posibles ligues, y venían mas que nada por la curiosidad de poder chafardear en la casa del
anfitrión, ya que era un gay conocido y reconocido en el municipio, habría que hacer todo lo posible por no defraudarlos,
así que cambiamos toda la decoración para que pareciese lo mas gay posible. Además (esa decisión la tome por mi cuenta)
esparcí, de manera mas o menos sutil, un montón de revistas del tipo Men-sual o Top-gay (si, de esas que tienen esos relatos
de erotismo gay totalmente pornográficos) en sitios estratégicos entre las revistas del salón o entre las tumbonas de la
terraza.
Cuando se lo comente a Miquel, acabamos haciendo apuestas para saber si los acompañantes de nuestras amigas
venían por el interés que tenían por ellas o por el interés que tenían en el mundo gay.
La verdad es que era divertidísimo ver a maridos casadísimos leyendo y releyendo totalmente absortos y excitados los
lascivos relatos del Men-sual, aunque, lo mejor de todo eran los comentarios que nos llegaban entresemana a través de
conocidos del tipo:
-Hija, no sé que le dan a mi novio-marido en las cenas del viernes en casa de tu amiga la Dragg Isis esa, que cuando
llegamos a casa está mas caliente y salido que el pico de una plancha.
Otro clásico de las cenas barbacoa, era la necesidad imperiosa y obsesiva de todos los chicos (supuestamente
heterosexuales) de probarse las pelucas y los plataformones de Dragg Isis. Una vez montados en los zancos y con los pelos
postizos empezaban a contonearse y a intentar desfilar como si fuesen (penosas) modelos de alta costura. Una de las
grandes ventajas de calzar un nº 45 de pie era que tooodos los chicos de la fiesta hacían cola para probarse los zapatones.
Creo que alguna universidad tendría que financiar un estudio para intentar descubrir cuáles son los motivos que
inducen en los hombres esa necesidad imperiosa que tienen cada vez que ven unos pelucones y unos zapatos de tacón del 40
y pico, de ponérselos y desfilar como una modelo.
Fue en esas cenas donde conocí a Nuria, la que creo que sería una de mis mejores amigas durante esa época de mi vida.
Junto con Miquel fueron los dos pilares que estuvieron allí en los buenos ratos y en los momentos mas amargos de mi
carrera como Dragg Queen.
Nuria era mi alma gemela, y no lo digo a modo espiritual, no, lo digo porque, por algún tipo de conexión cósmica
acabamos juntándonos bajo un mismo techo y en la misma fiesta dos personas que habíamos nacido el mismo día, el mismo
año, en el mismo hospital con 2 horas de diferencia. Eso nos daba mucho juego a fantasear con la idea de un cambio en las
cunas, o en las identidades o…. quizás éramos gemelos y nos habrían separado al nacer.
La verdad es que teníamos muchísima complicidad, nos parecíamos mucho, los dos éramos muy independientes
emocionalmente (quizás porque a los dos nos habían pisoteado el corazón cuando nos enamoramos por primera vez),
podíamos estar hablando durante horas de cualquier tema, incluso de sexo (es increíble lo que se llega a desinhibir una
persona cuando habla con alguien con la tranquilidad y confianza de que no hay ninguna posibilidad de sexo o relación
sentimental a la vista).
Su filosofía era Carpe Diem (vivir al día a tope), sin duda después
de muchos años intentando ser la persona que creía que esperaban de
ella, acabo rebelándose y empezó a ser quien ella quería ser. Me contó
que tuvo su gran revelación del mundo en un viaje a Burkina Faso,
donde por lo visto acabo teniendo un tórrido romance con el guía del
safari fotográfico. A partir de esa experiencia su mundo cambio, tal y
como decía ella: - Mi vida sexual se divide en: A, antes del negro y B,
después del negro-. Así que en los últimos años se dedico a hacer todas
las horas extras que podía en la empresa donde trabajaba y cambiarlas
por días de fiesta, para poder realizar así su máxima pasión: irse cada 6
meses unos 10 días a Burkina Faso o a Nigeria y que le arreglara el
cuerpo el negro.
Durante los meses de verano era norma no hacer ninguna barbacoa
ya que yo trabajaba cada noche y la mayoría de mis amigos estaban de
vacaciones (no era la cosa de dejar que montasen en mi casa una fiesta
un puñado de personas que no conozco absolutamente de nada). Pero ese
año y a consecuencia del desastre sentimental que supuso para mí la
extraña relación que mantuve con Jordi, tampoco hicimos ninguna cena
los meses de septiembre y octubre.
Ya a casi finales de octubre, creí que era el momento de quitarme
los problemas de la cabeza y empezar a hacer de nuevo vida social, así
que decidí organizar otra barbacoa. Hacia mas de dos meses que no
hablaba con Nuria, de hecho no había hablado con la mayoría de los
habituales desde el mes de julio, solo con Miquel y de manera esporádica
ya que coincidíamos con él en el POMELO’S cuando íbamos Jordi y yo
en agosto a tomar el café.
Era el 24 de octubre y Miquel había llegado de viaje y aun le
quedaban 4 días de vacaciones y decidió pasarse por mi casa para
organizar el tema de la cena. Con un par de gintonics nos pusimos al día
de todos nuestros desastres amorosos y ligues varios.
Y al entrar en el tema de la cena me dijo: - Nena, no esperes mucha
gente para la cena, que se ha montado un follón en el pueblo con la
movida de las cenas en tu casa, que creo que el día menos pensado las
mujeres te van a linchar.-
Me quede todo pasmado y le dije:- ¿A qué coño te refieres?-
Y sin poder parar de reírse y haciendo ademanes con la copa en la mano me dijo:- ¿recuerdas cuando apostábamos
por si los novios y maridos venían por curiosidad o por complacer a sus parejas? Pues ganaste tu; venían por curiosidad.-
-Vaya, pues entiendo que las mujeres del pueblo estén cabreadas, por lo que dices habrá habido una salida del
armario masiva- le conteste yo.
-¿Masiva? Eso es poco, resulta que la Cuca y el Fede se los han follado a todos, mientras tu y yo estábamos
organizando la fiesta con las tías, ellos se los iban trajinando y quedando para follar entresemana- me dijo Miquel medio
cabreado.-y no es justo, había un par que me habría encantado hacérmelos yo- añadió muy molesto.
-Bueno, ya han salido del armario, seguro que en nada tienes oportunidad de trajinártelos- le dije.
A lo que me contesto en tono muy ofendido y poniéndose los dedos en la boca fingiendo vomitar- ¡¡¡Perdona!!!! Una
servidora tiene su dignidad, y antes de hacérmelo con un tío que ha pasado por las manos de la Cuca…. ¡¡¡Prefiero pasar
hambre!!!-. Deducí que Miquel conocía muy bien a la Cuca, demasiado creo, y sinceramente esa era una información que
por ahora no deseaba tener.
La barbacoa se hizo.
Éramos Miquel, yo, Nuria y 3 amigas suyas. Por cierto, desde ese día poquitos hombres (aparte de nosotros) volvieron
a asistir a las cenas en mi casa.
Posdata:
Tal y como decía la divina Raffaela Carrá: si un hombre te acompaña a una fiesta oscura, no sabes nunca si es por
amor o por algo mas.
27 YAHOREE
QUIMERAS
La Habana y después
Pedro Gandía
La Habana y después, novela fragmentada en tres tempos y ubicada en dos
continentes, entre la primavera de 1994 y el verano de 1997, tiene como
protagonista a Alex, viajero y cosmopolita, un “artista en vacaciones”, un
esteta que satisface su hedonismo viajando siempre a Oriente y al Sur. .
Liebe
Isabel Montes
Dos mujeres, dos bandos y todo el amor del mundo para combatir el odio y la
ira que gestó la Segunda Guerra Mundial. El destino querrá unir a Gabrielle y
Gretten, dos mujeres de vidas e ideas antagonistas, para ponerlas a prueba y
demostrarnos que el amor sólo entiende de amar.
Métetelo en la cabeza
Carmen Nestares
Novela que se adentra en el corazón de una apasionante historia de amor entre
mujeres. Una obsesiva historia de amores intensos y deseos desatados en la
que la independencia emocional, la mentira y la traición jugarán un papel
decisivo.
El otro Drácula
Tony Mark
Y si Drácula no hubiera sido el monstruo sanguinario que cree la gente? ¿Qué
conocemos realmente de su historia, sino la versión que de él ha dado Bram
Stoker? Parece ser que existe otra, escrita un año antes de la publicación del
mítico Drácula:
Tiempo al tiempo
Varios autores
Exquisita recopilación de narraciones cortas juntadas a partir de dos nexos de union: La ficción
histórica y los argumentos de temática homosexual.
Relatos de Stonewall 2013 es un original recorrido a lo largo de la Historia a través de un
prólogo introductorio y dieciséis relatos escritos por algunas de las mejores plumas de la nueva
generación de autores LGTB. Romanticismo, erotismo, humor e intriga se dan cita en épocas
históricas muy diferentes —desde la prehistoria hasta la explosión del Challenger— para ofrecer
una lectura fresca y amena; cada nuevo relato supone un salto en el tiempo, pero también de
estilo, ya que cada uno de los autores ha dejado su impronta personal.
Historias Oscuras
Arniel Levis, 2012. Narrativa Gay
Un grupo de ladrones, llamados los piratas de la Gran Vía del Diablo deciden dar un golpe algo mayor que los
que acostumbran, una seguidillas de errores convierte la operación en un infierno... y pronto sus vidas
quedaran marcadas, sumando error tras error sin poder detenerse, una casualidad los llevará al único chico
que podrá salvarlos de ir a prisión; pero para ello deberán destruirlo y convertir su vida en la más terrible
pesadilla… "Historias Oscuras..."
http://levis-novelasgays.blogspot.com.es/
27 Yahoree
Agusti Pericay
Alex Romagor acaba de conocer la noticia de la muerte de su único pariente vivo, su tío abuelo
Gregory.
El retorno a la casa de su infancia le hará descubrir que su familia nunca ha sido lo que él creía y que
los fantasmas de su infancia son mucho más reales de lo que nunca había pensado que podrían ser.
Yo lo vi primero
Sebas Martin
Han pasado seis años desde Los chulos pasan…, y la vida de Salvador y sus amigos ha
evolucionado. Las cargas familiares de algunos de ellos y los años —que pesan más que los
kilos—, junto a la situación económica (que no está para tirar cohetes), han hecho que dejen
atrás las salidas de copas y la fiesta para llevar una existencia más tranquila, más familiar.
Pero no nos engañemos: la cabra tira al monte y valores como la fidelidad o la amistad se
pueden ir a tomar viento a la primera de cambio cuando aparecen unos pantalones con un
buen relleno.
"Las fieras"
Eduardo García.
Asuntos desordenados
Juan Benitez.
Mario nunca imaginó terminar de esta manera...
Pero ahora, lleno de arrepentimiento por sus malas costumbres, está dispuesto a recuperar a aquel chico que fue;
sus valores, su personalidad, su verdadero yo. Aunque para lograrlo debe repasar los peores momentos de su vida,
e identificar sus errores para aprender de ellos.
Mario representa a todo un colectivo y sus problemas, más comunes de lo que se cree. Y más allá de eso,
representa a todos los que alguna vez se han visto superados por las circunstancias, y han necesitado para y
empezar de nuevo.
Una historia sobre las malas decisiones, sobre vicios que se adquieren y poco a poco tuercen tu camino, y te
transforman en quien nunca deseaste ser. Tropiezos que no ocurren por un Dios que cruza su pierna para hacerte
caer, sino que es resultado de la propia torpeza. Una torpeza muy común por otra parte, y es que esta vida a la que
nos enfrentamos es todo menos sencilla.
Los libros, comics y direcciones web que os recomendamos desde Gay+Art (revista de literatura y arte
gay) son una selección realizada por los colaboradores del proyecto.
Nos gustaría saber la opinión de los lectores y vuestras sugerencias de libros y comics.
Si eres escritor o creador de comic y tienes un proyecto de temática gay, lesbiana o transexual aquí
tienes una ventana donde poder exponerlo. Si eres lector o creador y deseas ponerte en contacto con
nosotros puedes hacerlo en gaymasart@hotmail.com o en tipericay@gmail.com
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Interesante blog que profundiza en el mundo homosexual y el arte del siglo XX
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NO SE LO DIGAS A NADIE
(Facundo R. Soto)
El relato que sigue me lo contó “6” un sábado a la tarde, cuando nos quedamos solos en el vestuario, después de jugar
en el Club Atlético de San Telmo. Le prometí que no se lo iba a decir a nadie. La historia la terminó en el quiosco de la
esquina, donde nos bajamos dos Gatorade. Después, lo acompañé a tomarse el subte y me quedé pensando algunas cosas…
Mientras cenaban, a las dos semanas de compartir el departamento, “5” le contó que había cambiado de novia y ahora
estaba saliendo con Marcela, la referí de Cantillo.
—La de las dos colitas, bah tres —especificó y se rió. También había otra con banderín, pero sin cola —volvió a reírse.
A la mañana, cuando tomaban unos mates antes de ir a trabajar, le preguntó si le molestaba que Marce se quedara una
noche a dormir en su departamento. El sol recién había salido y entraba por la ventana calentando el piso de madera. “6”
se acercó a la maceta donde estaba empezando a crecer la planta de marihuana. Vio un caminito de hormigas. Las aplastó
con el dedo, una por una. A las que estaban en el piso les tiró un chorro de agua caliente.
—No, fierita. Ahora esta casa es de los dos. Hace lo que quieras… cuando yo me traiga un chabal vos no me vas a decir
nada, ¿o sí?
“5” le dio un abrazo y salió para el trabajo. A “6” ese día le pareció interminable. Trabajaba de seguridad en un
shopping. Se la pasó todo el día deseando que llegara la noche; armando y desarmando planes. Hasta que tomó una
decisión y pudo volver a observar a la gente que entraba y salía de los locales, con paquetes y bolsas de regalos.
Cuando llegó a la casa, “6” no tocó timbre. El corazón le latía como una bomba a punto de estallar. Se dio cuenta de que
tenía la boca seca y que si hablaba no le iban a salir las palabras. Abrió una lata de cerveza y se la tomó de un saque.
Acomodó en la heladera las otras que había comprado en el supermercado chino, una al lado de la otra. Las etiquetas
miraban hacia la puerta. Caminó por el pasillo hasta llegar al living. Estaba cerrado. Abrió la puerta, sin golpear. Estaba
oscuro. Encendió la luz. No había nadie. Fue al cuarto de “5”. No lo encontró. Bajó para comprar en la verdulería de la
esquina. Se apuró por si cerraban. Pidió berenjenas, zanahorias y una docena de huevos. Preparó lasaña de verduras.
Abrió otra cerveza y prendió una vela. La apagó. Tuvo miedo de que “5” se confundiera y lo estampara contra la pared de
una trompada. Eran las diez y media y su amigo no llegaba. Después de tanto pensar, se decidió a llamarlo, pero saltó el
contestador.