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Revolución Mexicana, el gran movimiento social del Siglo XX

El domingo 20 de noviembre de 1910, desde las seis de la tarde, iniciaba el levantamiento armado convocado por
Francisco I Madero para poner fin al gobierno de Porfirio Díaz, y establecer elecciones libres y democráticas.

Autor
Secretaría de Gobernación
Fecha de publicación
19 de noviembre de 2018
Así lo establecía el llamado Plan de San Luis proclamado por Madero desde su exilio en San Antonio, Texas.
Ese manifiesto denunciaba los abusos del régimen porfirista y ofrecía, entre otros proyectos, restituir a los
campesinos los terrenos que les habían sido arrebatados arbitrariamente.
La apelación al apoyo rural significó que el campesinado se sumara de manera unánime al alzamiento maderista, al
igual que los indígenas y los mestizos.
A finales de mayo de 1911, los generales Pascual Orozco y Francisco Villa tomaron Ciudad Juárez, Chihuahua, lo
que representó el triunfo de los rebeldes; después de las elecciones de octubre de ese año, elevó a Francisco I. Madero
a la Presidencia, en lo que fue la primera etapa de la #RevoluciónMexicana.
En su libro Breve Historia de la Revolución Mexicana, el político y académico Jesús Reyes Heroles (1892-1985)
subrayó que, efectivamente, la causa fundamental del gran movimiento social que transformó la organización del país
en casi todos sus variados aspectos, fue la existencia de enormes haciendas en manos de unas cuantas personas con
mentalidad conservadora o reaccionaria.
Al serio problema de la distribución de la tierra, se sumaba la situación de miseria de los campesinos, que estaban
prácticamente sometidos al poder de los grandes terratenientes, ya que les regulaba el salario y, a través de las
llamadas “tiendas de raya”, les proporcionaba el alimento y el vestido al precio que deseaba.
No solo eso, se permitía a los sectores empresariales la explotación de los obreros, con bajos salarios, largas jornadas
de trabajo, nulas prestaciones, trabajo dominical y nocturno; además de la inseguridad e insalubridad de los talleres.
El movimiento revolucionario continuó los siguientes años con descontentos entre las distintas facciones que lo
iniciaron. Uno de ellos fue Emiliano Zapata, quien al frente del Ejercito Libertador del Sur, reclamaba a Madero
haber incumplido lo ofrecido en cuanto a la devolución de tierras a las comunidades indígenas y agrarias del estado
de Morelos; en tanto en Chihuahua, al norte, Pascual Orozco acusaba al presidente de corrupción y traición al país.
Posteriormente, Madero fue víctima de la asonada militar conocida “Decena Trágica”, ocurrida a partir del 9 de
febrero de 1913. En un principio, Victoriano Huerta, en su condición de general maderista, combatió ese
levantamiento de oficiales del viejo régimen porfirista, aunque luego se pasó a sus filas, con la mirada puesta en
ocupar la presidencia, lo que ocurrió después del asesinato de Francisco I Madero.
Venustiano Carranza y Abraham González, como gobernadores maderistas, se pronunciaron en contra del usurpador
Huerta. Mientras González fue muerto Carranza, con el Plan de Guadalupe, convocó al pueblo a tomar las armas para
restablecer la legalidad en el país.
Se formó el Ejército Constitucionalista, con Francisco Villa en el norte, Álvaro Obregón en el noroeste, Pablo
González en el centro, y Emiliano Zapata en el sur. Carranza y “Pancho” Villa combatieron al gobierno de facto hasta
la renuncia de Huerta en 1912, tras la invasión estadounidense a Veracruz.
Se considera que la promulgación de la Constitución de 1917 puso fin a la Revolución Mexicana; sin embargo, la
lucha se prolongó más tiempo, antes de que el país se estabilizara.
Otros personajes relevantes de la Revolución Mexicana fueron: José María Pino Suárez, Felipe Ángeles y los
hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón; así como Aquiles, Carmen y Máximo Serdán.

Aniversario del inicio de la Revolución Mexicana


“Estoy más orgulloso por las victorias obtenidas en el campo de la
democracia que por las alcanzadas en los campos de batalla.”
Francisco I. Madero
Revolucionario y presidente de México
 
Uno de los episodios más importantes dentro de la historia de nuestro
país, es sin duda alguna la Revolución Mexicana, siendo éste un gran
acontecimiento político y social con el cual se inició una transformación
y un nuevo proceso de construcción nacional. Dicho evento dio inicio el
20 de noviembre de 1910 cuando el pueblo mexicano empuñó sus
armas en contra del régimen de Porfirio Díaz[1].
En 1875, el general Porfirio Díaz tomó la decisión de postularse en las
elecciones presidenciales de ese año. Era la tercera vez que intentaba
llegar al poder, pero en esta ocasión competía contra Sebastián Lerdo
de Tejada. Díaz, al no estar de acuerdo con tener competencia, dirigió
una campaña en contra de Lerdo, acusándolo de realizar modificaciones
legales para facilitar su reelección. Así comenzó un período de guerra
civil que llevaría a la salida de Lerdo de Tejada y el ascenso del general
Díaz a la presidencia. México empezó a tener un auge en el desarrollo y
modernización de su industria, el comercio y el transporte, pero bajo el
control directo de empresas extranjeras que tenían en sus manos el
petróleo, los ferrocarriles, la minería, entre otras, la concentración del
poder económico y político en unos pocos privilegiados. Mientras que
la mayor parte de la población del país vivía en la pobreza extrema,
trabajando en jornadas sin descanso, con salarios que apenas
alcanzaban para subsistir, con un régimen autoritario sin respeto a la
dignidad ni a la vida humana. Con el paso del tiempo y cansados de
tantas injusticias, muchos mexicanos reaccionaron, surgieron grupos y
organizaciones que aspiraban a lograr una transformación de país, lo
primero era la salida de Porfirio Díaz del poder. Entre las exigencias de
la Revolución, estaba un sistema de gobierno democrático genuino,
mayores derechos sociales, una reforma agraria justa para los
campesinos, y libertad e igualdad para el pueblo, lo anterior debido las
tierras de labranza estaban concentradas en pocas manos, que
formaban grandes latifundios de terratenientes extranjeros y
nacionales[2].
La figura de Madero es emblemática para el movimiento revolucionario,
Las ideas liberales aprendidas desde la infancia, lo impulsaron para
buscar una mayor justicia social en México, por lo que en 1901 se
comprometió con las ideas del Partido Liberal y difundió el periódico
Regeneración de los hermanos Flores Magón, y en 1904 dio inicio a su
carrera política, funda el Club Democrático Benito Juárez y para
difundir los postulados organizo el periódico El Demócrata, en donde
colaboraba con artículos sobre derechos humanos, sufragio y libertad.
En octubre de 1908 publica el libro La sucesión presidencial de 1910
donde criticaba al entonces presidente de México Porfirio Díaz quien
había estado por más de treinta años en el poder, y demandaba
elecciones libres, libertad de expresión y de asociación. Conoció e
intercambio ideas con los principales intelectuales, periodistas y líderes
opositores del régimen porfiriano, organizando un plan para elecciones.
El 22 de mayo de 1909 por iniciativa de Francisco I. Madero se crea el
Partido Nacional Anti-reeleccionista (PNA), cuyo lema era “Sufragio
Efectivo, No Reelección”, su objetivo principal era participar en las
elecciones presidenciales de México contra la reelección de Porfirio
Díaz.
Madero lanzó, el 5 de octubre de 1910, el Plan de San Luis, que rechazó
la reelección y convocó a derrocar al dictador. El pueblo mexicano
demostró fiel apoyo al llamado de Madero, se lanzó a la lucha armada el
20 de noviembre de 1910. Lo que la nación demandaba eran principios
democráticos y sociales esenciales, como igualdad, justicia, equidad y
libertad para un pueblo que sufrió demasiados abusos durante treinta
años que duró la de dictadura. Dentro de los grupos que se unieron a la
lucha se encontraban campesinos que reclamaban su derecho a la
propiedad de tierras, obreros que reclamaban justicia social y por las
clases medias que pedían libertad política[3].
Las fuerzas opositoras tomaron el control de una gran parte del país,
dejando a Díaz sólo una opción: anunciar, el 25 de mayo de 1911, su
renuncia como presidente de México. Días después, Francisco I.
Madero entró victorioso a la Ciudad de México el 7 de junio de 1911
rumbo al Palacio Nacional, dando término al Porfiriato [4]. La revolución
no había concluido, apenas había iniciado.
La Revolución Mexicana de 1910 dio lugar a la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos de 1917, la cual reformó la del 5 de
febrero de 1857, aún nos rige. Esta Carta Magna asentó los cimientos
para recuperar la paz en la vida institucional, contiene los ideales,
anhelos y aspiraciones de la nación mexicana[5].
 

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