La Conciencia
La Conciencia
La Conciencia
El NT en la misma línea, refleja en los evangelios una concepción semejante. Jesús llama
bienaventurados a los “limpios de corazón” (Mt 5,8), pues del corazón es de donde salen las
malas intenciones que contaminan al hombre (Mt 15,10-20) o las bondades para ofrecer a sus
hermanos (Cf. Lc 6,40-45). Por otra parte, es san Pablo y sus discípulos quienes introducen en el
vocabulario cristiano este término, el verbo sýnoida aparece en dos pasajes, uno de los cuales
significa ser-consciente-de-sí (1Co 4,4) y el otro designa el conocimiento, el consentimiento para
la acción (Hch 5,2).
La teoría sociológica considera la conciencia como una adaptación a las condiciones sociales, un
convenio entre el egoísmo y el interés social.
Por último, en la teoría freudiana, la conciencia es la proyección del super-ego que proviene de
una sujeción a la autoridad paterna.
La distinción conceptual lleva a considerar la noción de la conciencia como juicio práctico entre
la ley y la situación concreta. Así entre los siglos XVII y XVIII, en medio de las controversias
sobre los sistemas morales, predomina el interés por la conciencia, movido por el interrogante
¿hasta qué punto obliga una ley moral cuando es dudosa?, limitándose la conciencia a ser una
calculadora de probabilidad de las obligaciones morales, simple sierva de la ley.
Ya sería con la renovación de la moral en los últimos siglos, que la conciencia se valore como la
norma última de la moralidad, donde el hombre se encuentra con su sentido trascendente y a su
vez, descubre las fronteras de la libertad en función de la ley ( antes del vaticano II) y el grado de
obligatoriedad que ella impone.
Según la DH, el hombre percibe y reconoce por medio de su conciencia los dictámenes de la ley
divina, la cual debe seguir fielmente sin ser obligado a cosa contraria (n. 3), y en su formación se
debe prestar atención a la sagrada doctrina de la Iglesia que explicita la Palabra de Dios. Y según
la GS es en la profundidad de la conciencia que el hombre descubre una ley que él no se dicta a sí
mismo, a la cual debe obedecer y que le invita siempre a amar, a obrar el bien y evitar el mal (Cf.
GS 16). VS 59 y 60 arguyen que el juicio de la conciencia es un juicio práctico que aplica a una
situación concreta el primer principio de la ley natural –hacer el bien y evitar el mal-, por ello la
persona siempre debe actuar conforme a él, sin que se lesione su libertad.
La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad
moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice y hace,
el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe es justo y recto. Mediante el dictamen de
su conciencia el hombre percibe y reconoce las prescripciones de la ley divina, por ello, es
preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la voz de su conciencia.
Siendo esta exigencia de interioridad más necesaria en cuanto que la vida nos impulsa con
frecuencia a prescindir de toda reflexión, examen o interiorización.
d. Según el asentimiento
Conciencia cierta o segura: Es cuando en el obrar no se presenta ninguna duda relativa a la
moralidad o legitimidad del acto.
Conciencia probable: Es aquella que juzga la moralidad de un acto, según la opinión que
autoridades competentes tienen por bien fundada, aunque la persona no crea del todo la
rectitud del actuar.
Conciencia dudosa: Es la carencia de certeza en el actuar, es la duda para tomar una
decisión: ¿Qué tengo que hacer? ¿Puedo hacerlo? ¿Estoy obligado a hacerlo? ¿y cómo
elegir?. La duda puede ser positiva o negativa: Positiva cuando en pro y en contra se
presentan razones graves. Es negativa cuando en ninguna de las partes existen razones graves.
Puede ser especulativa o práctica: Especulativa la que versa sobre la verdad teórica de un
principio moral. Práctica: la que versa sobre la licitud de tal o cual acción en concreto.
Conciencia cauterizada: es la situación de la conciencia del sujeto, que no se inquieta ni
siquiera por los más grandes crimines.
11.6 PRINCIPIOS EN TORNO A LA CONCIENCIA
La moral ofrece ciertas reglas como ayuda en la toma de una decisión con respecto a un
problema, tales principios son:
Principios generales: Nunca es permitido obrar en contra de la propia conciencia y, nadie debe
obrar si no está seguro del bien en el acto a realizar.
Principios reflejos: Una ley dudosa no obliga, en la duda hay que declararse a favor de quien la
sufre (dudo de haber pagado una deuda, puedo quedar tranquilo de ella); un hecho no se presume,
debe probarse; todo acto es válido, hasta demostrarse lo contrario; en la duda se debe tender a
favor de la ley justa.
“nadie puede ser legítimamente obligado a obrar contra el dictamen de su conciencia” cuando se
trate de una ley justa es claro que la persona esta llamada juzgar a lo que esa ley le manda o le
prohíbe, pero puede suceder que una persona de buena conciencia, juzgue que no debe hacer algo
que una ley o que un autoridad del imponga que lo manda le lleva a un compromiso individuo
produce unos efectos malos.
La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los primeros años despierta al
niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una
educación prudente enseña la virtud; preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los
insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la
debilidad y de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra
la paz del corazón.
En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios es la luz de nuestro caminar; es preciso que
la asimilemos en la fe y la oración, y la pongamos en práctica. Es necesario también examinar
nuestra conciencia en relación con la Cruz del Señor, asistidos por los dones del Espíritu Santo,
ayudados por el testimonio o los consejos de otros y guiados por la enseñanza autorizada de la
Iglesia. (CEC 1783-1785).
En conclusión, la conciencia se forma en primer lugar con una verdadera búsqueda de Dios y de
sí, donde la sinceridad es pauta indispensable, y a través de los buenos consejos y testimonios de
los demás, o de las lecturas espirituales y Magisteriales, especialmente la Sagrada Escritura.
VISION PASTORAL
La conciencia ha de redescubrir la virtud de la esperanza: la psciologia modena h
ayudas ha descubrir el yo real a la luz del yo ideal, el hombre está en camino hacia lo que
ha de llegar a ser. La cocneiencia moral cristina debería alzar los ojos hacia lo
escatológico, hacia la culmiancio definitiva haci ale proyecto que Dios quiere abrir la
apertura del Reino. La conciencia se coloca en la linea utópica de la itenerancia
exodamica. La formación de la conciencia así como el ejercicio de la responsabilidad está
sujeto a una cierta ley de la gradualidad.
Imposible una buena conciencia sin proceso de concienciación: si la libertad e vista
como liberación, la conciencia es y ha de ser considerada como un proceso dinámico, el
reino de Dios se interpela en le antireino (la injusticia, el hambre) aun pte en los
individuaos y la estructuras.
La conciencia moral nos remite a la iconalidad de la persona: el hombre está llamado
a ser la digna reproducción del icono reflejado en Jesucristo. La conciencia amoral
rectamente formada despeja el camino que conduce a esta meta y nos ayuda a ejercer la
virtud del discernimiento, sereno y eficaz sobre la validez de esos caminos. el ejercicio de
la conciencia moral es a la vez don y tarea, una gracia que es preciso pedir a Dios
individual y comunitariamente.
Fuentes:
COENEN, Lothar (Coord.) Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Tomo II. Salamanca:
Sígueme, 1990.
HÄRING, Bernhard. La ley de Cristo, tomo I. Barcelona: Herder, 1961.
ROYO MARIN, Antonio. Teología Moral para seglares: I, Moral fundamental y especial.
Madrid: BAC, 1961.
SANTIDRIAN, Pedro; VIDAL, Marciano. Ética Personal: Las actitudes éticas. 4ª Ed. España:
EVD, 1980.
VARGAS MONTOYA, Samuel. Ética o filosofía moral, México: Porrua, 1996.
VIDAL, Marciano. Moral de actitudes, Tomo I: Moral Fundamental. 4ª Ed. Madrid: Ps, 1977.
A. BOUCHEZ. Biblia Clerus. Motor de búsqueda 3.0.126 para Windows 7. Piazza Pio XII
(Roma): Congregatio pro clericis, 2005. “CEC; Confesiones de san Agustín; Diccionario Ravassi;
VS; GS; DH”