Coracero

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CAMPAÑAS DE LA INDEPENDENCIA

Las campañas de la Independencia son las acciones llevadas a cabo durante los
16 años de luchas incesantes que ensangrentaron el Alto Perú, desde la batalla
de Chacaltaya en 1809 hasta la batalla de Tumusla, ultimo combate efectuado
en 1825.

I.- Armas que usaba la Caballería Patriota.

Las armas que usaba la Caballería del Ejercito Patriota, consistían en


unas varas, en cuyas puntas brillaban enormes cuchillos solidamente
amarrados a ellas con cuerdas, para utilizarlas como lanzas, asimismo
contaban con sables y algunas pistolas.

II.- Táctica empleada por la Caballería Patriota.

La táctica empleada se reducía a la guerra de montoneras, a luchas


campales y a las celebres guerrillas.

III.- Abastecimientos.

El aprovisionamiento consistía en maíz tostado, chuño, charque y hojas


de coca que llevaban cargados a la espalda o en morrales.

IV.- Vestuario.

Carecían de uniforme militar y no tenían mas equipo que el vestido con el


que salían de sus hogares y su fiel amigo el caballo que eran de su
propiedad.

V.- Principales acciones en las que se destacó Caballería Patriota.

Las campañas de la independencia se iniciaron en las alturas de


Chacaltaya a raíz de la sublevación encabezada por Don Pedro Domingo
Murillo, es así que el 25 de octubre de 1809 se produce la batalla de
Chacaltaya, donde aparece por primera vez el escuadrón de caballería
“HUSARES”, con 100 hombres a caballo armados únicamente con
lanzas.

En la batalla de Aroma, llevada a cabo el 14 de noviembre de 1810,


participa la caballería con el escuadrón “PATRICIOS DE CABALLERIA”,
contando con 180 hombres, caracterizándose por su gran valor y audacia
al ejecutar una maniobra para envolver a las tropas realistas y cortarles la
retirada.
En la batalla de la Florida, ocurrida el 25 de mayo de 1814, Warnes
participa con un escuadrón de caballería a órdenes de José Manuel
Mercado, este escuadrón contribuyó a la victoria al atacar por los flancos
de las fuerzas realistas.

En la batalla de la Laguna, el 13 de septiembre de 1816, participa el


escuadrón “DRAGONES” a ordenes del patriota Ravelo.

En la batalla del Pari, el 21 de noviembre de 1816, participa un escuadrón


de caballería armado con lanzas y vestida de pies a cabeza con cuero
curtido; eran los “GLORIOSOS JINETES DE WARNES”, quienes
ofrendaron la vida en esta batalla.

LA CABALLERIA EN LA EPOCA REPUBLICANA

I.- Armas que usaba la Caballería.

Las armas que usaba la Caballería al fundarse el Ejercito Nacional,


consistían en lanzas, sables, pistolas y carabinas.

II.- Instrucción y Táctica empleada por la Caballería.

La instrucción y preparación militar estaba basada sobre la


reglamentación española, la misma que rigió en nuestro ejército hasta
muy avanzado el Siglo XIX, la misma que admitía los principios tácticos
implantados por Federico El Grande, adoptados pos las ordenanzas
españolas en 1761 y que contemplaban la idea de maniobra, el
envolvimiento, la sorpresa y la concentración de esfuerzos en un punto
dado.

Esta doctrina fue asimilada por los oficiales criollos alistados en el ejército
realista y transmitidas al ejército que había sido organizado al fundarse la
república.

La caballería combatía a caballo, en masa; su fuerza residía en la carga,


las primeras unidades de caballería del ejército de Bolivia, adoptaron los
mismos nombres de la caballería española, como ser los Lanceros,
Coraceros y Húsares.

Lancero.

Soldado de caballería que va armado con lanza, estos soldados se


consideraban imprescindibles en la primera fila de las cargas de
caballería, por la ventaja de su larga arma en la lucha inmediata.

Coracero.
Soldado de caballería protegido con coraza. La denominación surgió en
Francia, en 1642, para el Regimiento de coraceros del rey, creado por
Luís XIII. En los ejércitos españoles, al soldado de caballería pesada se lo
denomino coracero. Los coraceros desaparecieron en España en 1874.

Húsar.

Soldado de la caballería ligera cuyo armamento era el sable, el vocablo


proviene del húngaro husz: veinte y ar: renta, porque el reclutamiento era
de un jinete por cada veinte familias. Uno de los países pionero en la
utilización del sable para sus ejércitos en el viejo continente fue Hungría.
Las invasiones turcas a finales del siglo XV, mostraron a los húngaros el
empleo de una caballería ligera, armada con alfanjes, modelo que pronto
imitaron y al que dieron tanta importancia, que su ejército se organizó,
primero con la mitad de sus efectivos que debían de ser regimientos de
Húsares, y mas tarde la casi totalidad de su ejército. De esta manera
igualaban a sus enemigos en las tácticas de combate. El armamento del
Húsar ofensivo era el sable curvo muy afilado y la lanza, y el defensivo
una cota de malla y un casco a imitación de los modelos turcos que le
cubría la cabeza.

Los ejércitos de Napoleón demostraron la valía de la Caballería ligera a la


hora de realizar grandes cargas, en comunicaciones, persecuciones y
reconocimiento. En pocas palabras, lo que la Caballería aportaba al
campo de batalla era una gran capacidad de maniobra y una rapidez y
violencia en los ataques que sorprendían al enemigo.

En España, era la Caballería ligera la que con más efectividad


funcionaba, pues permitía realizar descubiertas, emboscadas y golpes de
mano apoyándose en los principios de estas acciones: la rapidez y la
sorpresa.

Por su naturaleza, el caballar del que disponía el ejercito en la época, se


ajustaba a la perfección a estos requisitos ya que si bien no eran
monturas de gran porte y belleza, si eran ágiles, resistentes y rápidas. Por
otro lado, el jinete compenetrado totalmente con su caballo, debía
dominar la esgrima de sable (curvo) para salir vencedor en el cuerpo a
cuerpo, y en el uso de la carabina ligera o tercerola, que utilizaban
ocasionalmente.

Otras características que aportaban protección en el combate, como el


“cravate” de seda, que era un pañuelo de seda que se llevaba al cuello
aportando protección a tan delicada zona; las charreteras amortiguaban el
golpe de filo sobre los hombros y, sobre todo, la pelliza que colgaba al
hombro izquierdo, con sus pieles, galones, dorados y demás “adornos”
que constituían un eficaz escudo en el brazo izquierdo desarmado y
ocupado con las riendas. Los cordones y laceríos de Húsares y
Cazadores de este tipo de Caballería, protegían también el pecho de sus
propietarios de los sablazos.

A la hora de hacer frente a jinetes enemigos, esta Caballería adoptaba


formaciones en línea y con poco fondo para tratar de envolver al
adversario, si bien tras el cuerpo a cuerpo se solía precisar la entrada en
acción de una reserva para decantar el resultado de la pelea.

Cuando se enfrentaba a la Infantería enemiga, se encontraban con la


dificultad de romper un cuadro, que si bien no era imposible, costaba
muchas bajas si la Infantería estaba bien instruida y mantenía la calma.
Era fácil, y a menudo su acción resultaba terrorífica para el enemigo si la
infantería estaba formada en línea, o desplegados en guerrilla o si caían
emboscados en una marcha.

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