Física Cuántica
Física Cuántica
Física Cuántica
INTRODUCCIÓN
Lo que esto quiere decir es que, al igual que ocurre con los seres vivos (el
significado último de esta comparación está en el fondo de todo este trabajo), no
es posible conocer con certeza lo que realizarán en un momento determinado.
Sólo considerándolas en sus agrupaciones es posible establecer una probable
línea de movimientos. El grado de cumplimiento del cálculo estadístico se verá
reforzado en relación directamente proporcional al aumento del número de
partículas consideradas. Resumiendo: la aparente inexorabilidad en el
cumplimiento de las leyes físicas que se observa en el mundo macroscópico, (la
que llevó a la Física clásica a sus más optimistas afirmaciones), SÓLO SE
DEBE A QUE EL GRADO DE INCERTIDUMBRE POSIBLE EN EL
MOVIMIENTO DE UN OBJETO MACROSCÓPICO ES INAPRECIABLE
YA QUE, ESTADÍSTICAMENTE, ESTAMOS CONSIDERANDO EL
MOVIMIENTO DE UN NÚMERO EXTRAORDINARIAMENTE GRANDE
DE PARTÍCULAS.
a) SPIN.-
Los físicos dan valores al spin de las partículas, ya que no todas ellas
presentan unas mismas características al respecto. Normalmente, estos valores
se representan con números enteros o fraccionarios. Se habla de 1, 2, 3, 1/2, 2/3,
etc., como valor del spin de una partícula concreta, e incluso algunas partículas
no tienen spin ninguno.
Para intentar dar una idea de lo que con esto se quiere decir, recojo un
simpático ejemplo de la físico Danah Zohar:
La teoría del campo cuántico nos lleva incluso más allá de la muerte de
Newton y del universo silencioso, proporcionándonos un cuadro vivo del fluido
dinámico que descansa en el corazón de un ser indeterminado. Aquí, incluso
aquellas partículas que se manifiestan a sí mismas como seres individuales, lo
hacen únicamente brevemente.
" Cuando observamos Júpiter, los fotones de luz solar reflejados en los
átomos de su atmósfera atraviesan los varios cientos de millones de kilómetros
del epacio interpuesto, penetran en la atmósfera de la Tierra y chocan con las
células retinianas, desalojando electrones de los átomos allí situados. Esta
mínima perturbación da lugar a una pequeña señal eléctrica, que una vez
ampliada y conducida al cerebro, proporciona la sensación Júpiter De ahí se
deduce que a través de esta cadena, las células cerebrales están ligadas por
fuerzas electromagnéticas a la atmósfera de Júpiter. Si la cadena de
interacciones se amplía mediante el uso de telescopios, nuestro cerebro está en
conexión con la superficie de las estrellas situadas a miles de millones de años
luz.
En el terreno subatómico las cosas son distintas porque las energías son
mucho menores que en la vida diaria y hay tanta actividad que incluso períodos
de tiempo que son absolutamente diminutos para nosotros permiten que
ocurran muchas cosas. Por ejemplo, la energía necesaria para elevar un
electrón a un estado atómico excitado es tan pequeña que puede tomarse
prestada durante varias milésimas de billonésimas de segundo. Puede que
parezca tratarse de un período no muy largo, pero permite importantes efectos.
Si un fotón encuentra un átomo, puede ser absorbido, provocando que el átomo
se excite al pasar un electrón a un nivel energético superior. Si el fotón no tiene
la bastante energía para elevar el electrón, el déficit puede tomarse prestado,
lo que permite que la excitación ocurra temporalmente. Si el déficit energético
no es demasiado grande, el préstamo puede ser bastante largo, tal vez de una
milbillonésima de segundo. Este tiempo es lo bastante largo para que el
electrón gire alrededor del átomo y en cualquier caso es comparable a la
duración del estado de excitación. El resultado es que, cuando se devuelve el
préstamo y el fotón es remitido, el átomo ha estado excitado el suficiente
tiempo para reordenar su forma, de manera que el fotón emitido no lo será en
la misma dirección del primero. Esto cabe describirlo diciendo que el fotón
entrante ha sido desviado por el átomo hacia otra dirección.
La paradoja E.P.R. no era más que una formulación teórica con la que se
pretendía describir un procedimiento técnico que, en su día, demostraría la
incorrección del principio de incertidumbre, entendido éste como algo sustancial
y no coyuntural, no derivado de insuficiencia tecnológica. La bondad de la idea
no podía ser comprobada inmediatamente ya que técnicamente no era posible
aún realizar un experimento de las características requeridas. Pero, aún a nivel
teórico, Einstein rechazó la idea de Bohr y, en general, de la escuela de
Copenhague, y apostó por la naturaleza cierta y objetiva de la realidad.
Aunque los experimentos que se iban realizando a lo largo del siglo XX,
iban dejando poca duda sobre la equivocación del planteamiento de la paradoja
E.P.R., el experimento definitivo que llevó a la confirmación del teorema de
Bell y del principio de incertidumbre e inseparabilidad de las partículas, no se
realizaría hasta 1982. El equipo de ALAIN ASPECT, en la Universidad de
París-Sur, logró en 1982 la última gran refutación de la teoría de las variables
ocultas: defnitivamente, las dos partículas nacidas de una misma fuente están
tan inseparablemente unidas que, aunque medie entre ellas una distancia muy
superior a la que recorre la luz de forma inmediata, la perturbación realizada
sobre una de ellas es acusada inmediatamente por la otra, en una correlación que
no puede ser física, ya que nada físico puede viajar más rápido que la luz.
De lo que no cabe ninguna duda, y es un hecho del que habrá que partir a
la hora de hacer una valoración del mundo cuántico y configurar una nueva
visión del universo que la integre, es de que en el año 1982 quedó demostrada la
NO-SEPARABILIDAD de las partículas nacidas de una misma fuente. Pero si
a eso le añadimos la casi unánimemente aceptada tesis de la teoría del big-bang,
hay que considerar que todas las partículas del universo estuvieron una vez
reunidas en una misma fuente, y habría que apostar por la total correlación
del Universo.
"Al igual que otras muchas personas yo me planteé desde muy joven
ciertas cuestiones filosóficas y entre ellas, en particular, el problema básico:
cuál es la naturaleza de lo que es?. En este sentido puedo decir que fue el
interés por la filosofía lo que me llevó a la práctica de la investigación
científica y no a la inversa. Sin embargo, ese interés al que me refiero se
habría, de manera segura, desvanecido con bastante rapidez si no me hubiese
dado cuenta de que la propia física plantea cuestiones filosóficas. A esto debo
añadir también que la atención prestada por mis padres a todo lo relacionado
con la literatura y el arte ha contribuido de forma notable y sin ninguna duda a
ampliar mi horizonte".
Pero vistos estos datos básicos sobre las matemáticas aplicables a la física
de las partículas, conviene detenernos un poco sobre la propia historia del
surgimiento de estas nuevas ideas en la instrumentación de la ciencia de los
números. Lo cierto es que, muy en consonancia con las constantes sorpresas que
depara el mundo cuántico, las soluciones matemáticas aplicables a las nuevas
perspectivas de la física, surgieron de forma inesperada y cuando unos meses
antes, principios de 1925, sólo se podía describir "una lamentable mezcolanza
de hipótesis, principios, teoremas y recetas para calcular" (Max Jammer). Y lo
que es más desconcertante: surgieron dos teorías cuánticas completas,
autónomas, lógicas y bien fundamentadas.
WERNER HEISENBERG nació en Würzburg el 5 de diciembre de
1901. En 1920 se matriculó en la Universidad de Munich, donde estudió física
con Arnold Sommerfeld, uno de los físicos más influyentes del momento y que
había estado muy relacionado con el desarrollo del modelo atómico de Bohr.
Hesisenberg se vio sumido rápidamente en la investigación con la teoría
cuántica, y se propuso encontrar números cuánticos que explicaran el
desdoblamiento de rayas espectrales en parejas (dobletes). En un par de
semanas encontró la respuesta; todo se podía explicar en términos de números
cuánticos semienteros: Había encontrado la solución más simple del problema,
pero sus compañeros y su superior quedaron sorprendidos, pues la misma base
de la mecánica cuántica (los "saltos cuánticos") partía de la suposición de que
los números cuánticos tenían que ser números enteros.
"PAUL DIRAC era unos meses más joven que Heisenberg: Nació el 8
de agosto de 1902 y está considerado como el único teórico inglés comparable
a Newton, y desarrolló la forma más completa de lo que hoy se conoce como
mecánica cuántica. No se dedicó a la física teórica hasta después de obtener su
graduación en ingeniería por la Universidad de Bristol en1921. Al no tener
trabajo como ingeniero tuvo la posibilidad de ir becado a Cambridge a
estudiar matemáticas, pero no pudo hacerlo debido a problemas económicos.
Siguió en Bristol, viviendo con sus padres, donde realizó en dos años, gracias a
su formación previa, los estudios correspondientes a la licenciatura en
matemáticas aplicadas; la titulación, que normalmente suponía tres años de
dedicación, la obtuvo en 1923. Por fin pudo ir a Cambridge para dedicarse a la
investigación Científica y Técnica; sólo después de llegar a Cambridge
comenzó a interesarse por la teoría cuántica.
LA TEORÍA DE SCHRÖDINGER.-
Sin duda, la atractiva imagen de las ondas con realidad física en círculos
alrededor de los núcleos atómicos, que condujo a Schrödinger al
descubrimiento de la ecuación de ondas que hoy lleva su nombre, es errónea.
La mecánica ondulatoria no es más que, como la mecánica matricial, una guía
para el estudio del mundo atómico; pero, al contrario que la mecánica
matricial, la mecánica ondulatoria produce la ilusión de ser algo familiar y
cómodo. Esta ilusión ha persistido hasta nuestros días disimulando el hecho de
que el mundo atómico es totalmente diferente de nuestro mundo de cada día.
Varias generaciones de estudiantes, entre las que figuran las de los científicos
actuales, podrían haber profundizado mucho más en la teoría cuántica si
hubieran sido obligados a enfrentarse con el tratamiento abstracto de Dirac, en
lugar de permitirles pensar que lo que sabían sobre ondas en el espacio
ordinario les proporcionaba una imagen del comportamiento de los átomos. Y
por eso parece que a pesar de los enormes progresos en la aplicación de la
mecánica cuántica, como si de una receta se tratara, a muchos problemas
interesantes, apenas nos encontramos hoy, más de cincuenta años después, en
mejor posición que los físicos de los años 20 en cuanto al completo
conocimiento de los fundamentos de la física cuántica. El mismo éxito de la
ecuación de Schrödinger desde el punto de vista práctico ha hecho que la gente
no se detuviera a pensar profundamente sobre las razones para su validez".
En este caso, la función onda (`las reglas`) nos dicen que el gato ha
comido el veneno y ha muerto (probabilidad I) y que el gato ha disfrutado de
un alimento nutritivo y vive (posibilidad II). Solamente es cuando esta función
onda se 'hunde', cuando todas las posibilidades que describe quedan de repente
reducidas a una realidad fija, el momento en que nos encontramos con un gato
que podemos acariciar o enterrar. Evidentemente, un hundimiento de ese tipo
puede ocurrir alguna vez porque, si continuamos con el relato, cuando abrimos
la jaula y miramos en su interior, el gato está definitivamente muerto (o vivo).
Pero, por qué? Qué cosa ha matado al gato de Schrödinger?"
"Pero, lo que es aún peor para aquellos a quienes gusta creer que el
mundo 'es exactamente como es', nuestra interferencia posee una dimensión
inesperada. La observación no sólo hace fracasar de alguna forma la función
onda, ayudándonos de esa manera a proporcionarnos un mundo en el primer
lugar, sino que resulta también que la forma particular que nosotros elegimos
para observar la realidad cuántica determina en parte aquello que nosotros
veremos. La función onda cuántica contiene numerosas posibilidades y no
depende más que de nosotros cuáles de ellas serán producidas.
Qué tiene que ver todo esto con la teoría cuántica? De la misma forma
que se suele tener un concepto del mundo real existente aun cuando no sea
observado, Wheeler imaginaba que existía realmente un objeto que él trataba de
identificar. Pero no existía. Todo lo real eran las contestaciones a sus preguntas,
de la misma forma que lo único conocido acerca del mundo cuántico son los
resultados de los experimentos. La nube era, en cierto sentido, creada por el
proceso seguido al preguntar y, en el mismo sentido, el electrón es creado por el
proceso de detección experimental. La anécdota ilustra claramente el axioma
fundamental de la teoría cuántica de que ningún fenómeno elemental es un
fenómeno hasta que no sea un fenómeno detectado. Y el proceso de detección
puede originar contradicciones con el concepto ordinario de realidad.
Pero, según esta versión, quién crea al observador, puesto que éste es
una realidad concretada? La respuesta inmediata sería: Dios, el que, según esto,
no crearía al hombre para que habitara el Universo, sino para que lo creara.
"En la física cuántica, a esta dependencia del "ser" de una cosa de todo
el medio que la rodea, se la denomina "contextualismo" y tiene extensas
implicaciones tanto por lo que se refiere a nuestra concepción completa de la
realidad como a nuestro entendimiento de nosotros mismos en tanto que
compañeros de esa realidad" (Zohar).
Ambas posibilidades tienen muy poco que ver con lo que consideramos
admisible en nuestros cauces habituales de entendimiento. Es un error creer que
no se ha comprendido el entramado de implicaciones que se desprenden del
mundo cuántico, por parecer que las conclusiones que se formulan, por
disparatadas, han debido ser entendidas mal. Se cuenta como anécdota real que
Bohr, cuando se le acercaba alguien tratando de explicarle alguna solución a los
probemas que surgían del mundo cuántico, decía: "Lo que usted da como
solución es una cosa disparatada, pero no lo bastante disparatada para ser
verdadera". Y el propio Bohr decía con firmeza que el que no se sintiera
profundamente sobrecogido y conmovido por las implicaciones de la mecánica
cuántica, es que no la había entendido.
Pero, no se puede decir más? Quizás habría que matizar algo la tesis
mayoritaria, o de Copenhague, en una tesis intermedia que recientemente se ha
sostenido, incluso en publicaciones de 1991. Resumiendo esta posición, se
puede decir que sostiene que hay que tener cuidado con las interpretaciones
radicales del contextualismo que parecen llevar al peligroso criterio de que no
hay realidad sino sólo perspectivas del consciente. Para estos físicos, entre ellos
Zohar recientemente, la consciencia no crea la realidad. Es cierto, porque así se
ha comprobado, que entre el observador y lo observado se establece un diálogo
creativo que determina el colapso de la función onda y la concreción en
partícula. Pero el observador sólo concreta una realidad ya potencialmente
contenida en la función onda. Es decir, el observador concreta pero no crea y,
por tanto, no puede colapsar la función onda concretando una realidad que en
esa función no estuviera contenida. En la creación hay arbitrariedad, mientras
que en la concreción el observador se encuentra condicionado por las propias
posibilidades de lo que observa. En esta tesis se devuelve consistencia a la
realidad, aunque sea una consistencia potencial e incierta. Es decir, el
observador puede colapsar la función onda determinando si el gato de
Schrödinger muere o vive, ambas posibilidades contempladas en la función
onda de su realidad, pero lo que no puede hacer es, por ejemplo, convertirlo en
mariposa.
Esta sería, desde luego, una solución radical y nos colocaría rápidamente
en el ámbito de lo místico. No hay razones contundentes para descartarla y no
es raro que un buen número de creyentes en la divinidad, hayan visto en la
mecánica cuántica un punto de apoyo decisivo en el que sustentar su fe. Sobre
todo, la mística oriental y muchos de sus decires parecen poderse incardinar en
el nuevo cauce de conocimiento de la Naturaleza que ha abierto la
fenomenología cuántica.
Pero Gaia tiene aún los suficientes recursos para restablecer y mantener
el equilibrio... siempre que no traspasemos los límites de su capacidad. Esa es
al menos la opinión de otro pensador holístico cuyas ideas han despertado
verdadero furor en los últimos tiempos: JAMES LOVELOCK. Su libro "Gaia,
una nueva visión de la vida sobre la Tierra" ha batido todos los récord de
ventas en el mundo. 'Tanto ahora como a lo largo de la historia de la Tierra, su
climatología y su química parecen haber sido en todo momento las óptimas
para el desarrollo de la vida --señala Lovelock-- Que esto se deba a la
casualidad parece tan improbable como salir ileso de un atasco de tráfico con
los ojos vendados'. Pero esa improbabilidad se ha concretado en nuestro
planeta, según Lovelock, 'una entidad de tamaño planetario y propiedades
insospechadas, atendiendo a la simple suma de sus partes'. El científico ha
buceado en las hermosas resonancias de la mitología clásica para bautizar a
su 'entidad planetaria': Ella es Gaia, 'una entidad compleja que comprende el
suelo, los océanos, la atmósfera y la biosfera terrestre: el conjunto constituye
un sistema cibernético autoajustado por realimentación, que se encarga de
mantener en el planeta un entorno física y químicamente óptimo para la vida' ".
Dos son las analogías que se señalan como observables entre el cerebro y
el ordenador:
Una vez más surge con fuerza la cuestión sobre qué sea lo consciente y
qué relación guarda con la fisiología y el funcionamiento del cerebro: podemos
reducir la riqueza de la vida consciente a la muy estrecha franja de pensamiento
y conducta que se puede escribir en forma de programas?.
Según este autor y demás defensores del modelo holográfico "existe una
extraña 'similitud' entre la manera en que tanto el cerebro como el holograma
distribuyen la información por todo el sistema".
El avance que supone este modelo frente al del ordenador reside en que
se sitúa en un plano holístico que expresa con facilidad criterios de lo unitario,
en tanto que la parte refleja el todo. Una comprensión de lo universal en
términos similares se da tanto en el ámbito místico-oriental como en algunas
manifestaciones de la filosofía occidental. En este sentido, se cita al budista
DIAMOND SUTRA: "Se decía que en la casa de Indra había una red de
perlas tan bien dispuestas que, cuando mirabas una, veías todas las demás
reflejadas en ella. De la misma manera, cada uno de los objetos existentes en el
mundo no es sencillamente el mismo, sino que abarca a cada uno de los demás
objetos, y de hecho 'es' todos los demás objetos".
El propio SPINOZA, en su filosofía, expresa una concepción pareja al
insistir en que todas las cosas de este mundo están hechas de una misma
sustancia.
Hace ya casi cuarenta años que el físico DAVID BOHM fue el primero
en presentar las sorprendentes analogías que existen entre la conducta de
nuestros procesos de pensamiento y algunos procesos cuánticos:
"De esta manera, lo mismo que la vida que conocemos sería imposible si la
teoría cuántica no tuviera presente su límite clásico, también sería imposible el
pensamiento de la manera en que lo conocemos a menos que pudieramos
expresar sus resultados en términos lógicos".
Pero, se preguntan los físicos, estas semejanzas son meras analogías más
o menos anecdóticas, o nos permiten abrigar esperanzas de conseguir
comprender en términos cuánticos el mecanismo físico de la consciencia?.
Podemos hablar de una verdadera consciencia cuántica, es decir, derivada de
un mecanismo mecánico-cuántico? Cuando David Bohm presentaba las
analogías reseñadas con anterioridad, la falta de desarrollo en neurobiología y
en la propia física cuántica, apenas hubieran podido permitir ir más lejos. Ahora
bien, qué se puede decir actualmente?.
La respuesta entronca directamente con los recientes descubrimientos de
la inseparabilidad o correlación no local de las partículas. Esto, de alguna forma,
semeja la característica unidad de la consciencia, principal obstáculo, como
veíamos, para la consideración de modelos físicos como el ordenador o el
holograma.
La físico Danah Zohar, a la que debo citar con fecuencia en esta parte de
la exposición por haber publicado en 1991 su libro "Consciencia cuántica",
dirigido plenamente a tratar el tema que ahora nos ocupa, recoge como una
primera aproximación:
Decía allí que los fermiones se rigen por un principio esencial para que
sea posible la que conocemos como nuestra "sólida realidad": el principio de
exclusión de Pauli, según el cual una partícula-fermión no puede ocupar el
lugar detentado por otra al mismo tiempo. Es decir, no pueden confundirse. Esto
explica, entre otras cosas, que la Naturaleza asigne alrededor del núcleo del
átomo a los electrones (que son fermiones) distintos niveles de energía. Si un
electrón ocupa un nivel de mayor esfuerzo energético y no "cae" a otro de más
bajo "desgaste", siendo la tendencia general de la Naturaleza la del menor
consumo de energía, esto ocurre simplemente porque los niveles más bajos
están "ocupados" por otros electrones y el principio de exclusión obliga a un
más "costoso" emplazamiento.
Pero, qué tiene que ver todo esto con nuestra indagación acerca de la
naturaleza física de la consciencia?. Si reflexionamos un poco, la respuesta a
esta pregunta parece clarificarse. Se puede observar en el comportamiento de las
condensaciones "Bose-Einstein" un componente nuevo que se sobreañade al
conjunto en el que se produce y del que trae causa. La coherencia de la
condensación, la que determina la unidad, es algo más que la mera suma de
individualidades del conjunto. Y esto es así en la medida en que el contemplar
una parte de ese conjunto no nos explicaría la totalidad, y ni siquiera a esa parte,
ya que ésta presenta comportamientos que sólo son entendibles en la clave del
entrelazamiento de la totalidad. Sólo una observación del todo nos explicará la
actitud de la parte, ya que ésta en realidad no es parte sino una parcial
manifestación de una unidad superior.
A fuer de ser sincero, aquí se podría dar por terminada esta segunda parte
de la exposición dedicada a la mecánica cuántica y sus posibles conexiones con
la consciencia. Es evidente, que a los efectos aquí perseguidos sería una paso
espectacular poder vincular de una forma clara y rotunda los mecanismos
cuánticos y el proceso de pensamiento consciente. A través de los variados
libros que he podido leer al respecto, esto no es nada fácil. Sin embargo, para
poder reflexionar y sacar conclusiones razonables que nos hagan pensar que los
nuevos conocimientos sobre el mundo de las partículas pueden tener relación
con lo que nosotros somos y nuestra conducta, no es algo indispensable. Que
somos fruto en última instancia de ese extraordinario ámbito cuántico, es algo
indiscutible y sobre esa base se puede construir nuestro pensamiento. No se
olvide que fue un determinado descubrimiento científico o, por mejor decir,
todo una nueva concepción científica (la física del Renacimiento), la que han
inspirado, como después podremos ver, las ideas más seguidas (a nivel social,
automáticamente seguidas) en los últimos doscientos años y que hoy más que
nunca, las consecuencias ideológicas de aquella nueva posición del hombre en
la Ciencia, están plenamente instaladas en nuestra sociedad.
Sin embargo, antes de iniciar lo que sería la tercera parte de esta
exposición, me parece muy interesante recoger aquí el único caso que he
encontrado en el que se describe un mecanismo mecánico-cuántico que soporte
la experiencia de la consciencia. Viene recogido en el ya tan citado libro
"Consciencia cuántica" de Danah Zohar y, quizás porque es reciente, no he
leído nada acerca de él, ni a favor ni en contra. Es evidente que yo no tengo
conocimientos suficientes para valorarlo en su justa medida. Por ello, me limito
a recogerlo íntegramente en el capítulo que se contiene y a reseñar que es la
tesis individual de un físico que intenta encontrar, sin saltos injustificados, el
camino que lleva desde las partículas subatómicas a nuestra condición de seres
conscientes.
"Una sincronía cuántica a gran escala existe en, y explica, las especiales
propiedades de los láseres, los superfluidos o los superconductores, pero la
importancia del tipo encontrado en los sistemas de Fröhlich reside en que
existe en la temperatura corporal normal. Más aún, se encuentra 'solamente' en
el tejido biológico, donde las moléculas bipolares cargadas, al vibrar en el
interior de las paredes celulares, existen señales de frecuencia de microondas.
Tales frecuencias existen habitualmente en, y tienen un efecto sobre, el tejido
biológico: por ejemplo, las tasas de crecimiento de las células de la levadura se
ve influido por las radiaciones de microondas. Sin embargo, continúa siendo un
misterio la razón por la que las células vivas generan y responden a las
radiaciones de microondas, y adquieren de esta manera la capacidad para
contener entre sus paredes fases condensadas de Bose-Einstein, aunque una
está pidiendo alguna explicación. Como dice Fröhlich, 'los sistemas biológicos
se han ... desarrollado hasta cumplir un cierto objetivo, y se debe permitir, por
tanto, el que se pregunte por el objetivo de una cierta estimulación'.
Otros biofísicos, algunos de los que trabajan como colegas del profesor
Fröhlich, y otros que lo hacen independientemente, han encontrado evidencias
del mismo tipo de coherencia biológica, aunque sus investigaciones sugieren
que se trata de una ordenación coherente de fotones al nivel de la luz visible,
más que (o añadido a) aquella otra a nivel de microondas.
Cada modelo EEG global es estable, aunque --lo mismo que también es
cierto para las ondas en general-- las neuronas individualizadas que lo
componen cambian de momento a momento, tanto cuando se trata de toda la
piel en los modelos EEG como, de una forma más dramática, en el caso de
aquellos que se han realizado sobre dos neuronas individuales comprometidas
con el mismo estímulo visual, los modelos onda que representan la
estimulación están sincronizados, sugiriendo que una coherencia de amplio
espectro vincula las pautas de encendido de las neuronas individuales. Esto es
difícil de explicar por medio de cualquier interpretación clásica de las
conexiones entre neuronas, pero la proposición de que el cerebro posee un
sistema cuántico integrado convierte en más fácil la interpretación.