Capitulo Xiii (El Ilicito Tributario)
Capitulo Xiii (El Ilicito Tributario)
Capitulo Xiii (El Ilicito Tributario)
CARRERA
Materia: DERECHO FINANCIERO TRIBUTARIO, ADUANERO
INTEGRANTES
CELIN SOLIZ GONZALES
CRISTIAN RODRIGUEZ SALAZAR
NIXON ALBERTO VILLAGOMEZ PINTO
MILTON JAVIER JUSTINIANO
MARIO SALAZAR ARGOTA
CAPITULO XIII
EL ILICITO TRIBUTARIO
1°) Que hay una identidad sustancial entre el ilícito penal y el ilícito tributario,
cuando este se tipifica como tal en el código tributario y en leyes tributarias
especiales, o cuando también aparece tipificando en el código penal.
2°) Que, frente a la infracción cometida, tanto en el ilícito penal común como
en el ilícito tributario, la sanción tiene la misma función intimidación
(prevención general), y de represión (prevención especial).
Segundo: Que las normas jurídicas tributarias, derivan para los sujetos obligaciones de
dar (dinerarias), y también deberes que se traducen en un comportamiento
de facilite a la Administración sus funciones de percepción y fiscalización de
los impuestos.
Quinto: Que el sujeto activo de la relación jurídico – tributaria, puede sufrir un daño
de contenido patrimonial por el tardío cumplimiento por parte del
contribuyente (mora); y que, en tal caso, nace a favor por fisco acreedor el
derecho de percibir, junto al monto de la obligación principal otra suma por
concepto de “interés de mora”, que tiene las características de una sanción
de finalidad indemnizatoria.
5ª. Se comprueba la existencia de una identidad sustancial entre las infracciones y las
penas reguladas en el código penal y por las leyes tributarias. Se reconoce así
mismo la existencia de diferentes notables en su respectivo régimen legal de
aplicación.
6ª. Se refiere al concepto y a las clases de las infracciones, se estima que todas
aquellas que ofrecen naturaleza punitiva, tanto si se aplican por los órganos
judiciales deben inspirarse básicamente en los principios de tipicidad,
antijuridicidad, y culpabilidad elaborados en el seno de la dogmática jurídico-
penal.
1.2. Doctrinas administrativistas. – Hay que distinguir, por un lado, entre un orden
jurídico que tutela y protege los derechos de los individuos y, por otro lado, entre
un orden administrativo, que tutela el orden de la sociedad organizada
colectivamente o el bien común; la tesis de los administrativistas es que hay dos
clases de ilícitos: los que atentan directamente a los derechos individuales y; los
que vulneran las normas que rigen el orden social. Por tanto, el ilícito tributario es
de naturaleza administrativa ya que el bien jurídico tutelado es el bien común de la
sociedad organizada administrativamente. El ataque a este bien jurídico con la
consiguiente violación de la ley tributaria, representa el quebrantamiento del orden
administrativo del Estado sin embargo los seguidores de la tesis administrativista,
no han podido menos que recorrer en este punto, en sentido de admitir la
posibilidad legitima del legislador de criminalizar algunas infracciones de los
contribuyentes que contribuyan un daño económico altamente significativo para el
Estado, aunque manteniendo siempre su posición contraria a la aplicación de
sanciones penales.
1.3. Posiciones dualistas. – Como frecuentemente ha sucedido y aun sucede en
nuestros días, ocurre que, en el desarrollo doctrinal de las disciplinas jurídicas,
estudiosos y doctrinarios del desarrollo tributario, todo ellos juristas, también
profundamente conocedores de otras ramas del derecho emprenden la tarea de
crear terceras posiciones. Surgen así las posiciones dualistas, que se inclinan por
aceptar la posibilidad que determinadas infracciones tributarias, además de estar
tipificadas como ilícitos administrativos, pueden ser decisión del legislador,
constituir un ilícito penal (delito). La consecuencia lógica de esta premisa, sea la
existencia de sanciones penales por un lado y civiles o administrativas por otro; las
primeras, aplicables a los delitos y contravenciones tributarias tipificadas y penales
por el código penal, y las segundas, a infracciones de menor gravedad
generalmente sancionadas con penas pecuniarias o típicamente administrativas
(suspensión de licencias, clausuras, etc.).
El nuevo CTB (Ley 2492), suprimió por razones incomprensibles, el artículo citado
cuyo contenido resumía los principios jurídicos: primero, que el infractor sea
evidentemente culpable por haber actuado con dolo o culpa; segundo, que la
carga de la prueba pertenece al fisco en lo que se refería a la carga de la prueba,
el articulo suprimido seguía la solución dada en la legislación comparada en
sentido que el objeto de la prueba no es probar si hubo o no intención infraccionar,
es decir, penetrar y descubrir si en la mente o psiquis del sujeto, nació esa
intención, lo cual, constituye una prueba imposible de lograr. Lo que hay que hay
que entender es que el dolo y la culpa como –sustentaban los redactores del
MCTAL- son conceptos jurídicos vinculados lógicamente a hechos objetivos, a lo
que sucede en la sociedad, revelan conductas dolosas o culposas en que incurren
los contribuyentes.
Los mismos redactores del MCTAL aclaran que la prueba debe versar únicamente
respecto al hecho tipificado como infracción y no al resultado económico que
afecten al Fisco; un ejemplo sería el caso que, ante la inobservancia del
contribuyente de cumplir con ciertas obligaciones formales es suficiente la
comprobación del no cumplimiento, no importando si este tuvo si este tuvo o no,
perjudicar al Fisco.
Los requisitos que tienen en cuenta los juristas y legislaciones para entender que
existe la figura del fraude de ley son: 1) Que al admitir la validez del acto suponga
la violación efectiva de la ley defraudada; 2) QUE LA LEY en el que se ampare el
acto (ley de cobertura), no tenga la finalidad de protegerlo; si la tuviere, no habría
fraude de ley, sino choque o colisión de leyes que habrá de redimirse según su
jerarquía. Por lo tanto, el fraude de ley no es defraudación en los alcances del
derecho en general, ni del derecho penal tributario en particular.
“1. Para evitar el fraude de ley se entenderá que no existe extensión del hecho
imponible cuando se graven hechos, actos o negocios jurídicos realizados con el
propósito de eludir el pago del tributo amparándose en el texto de normas dictadas
con finalidad diferente, siempre que produzcan un resultado equivalente al
derivado del hecho imponible. El fraude de ley tributaria deberá ser declarado en
expediente especial en el cual se de audiencia al interesado.
“1ª) Quien obra en fraude de ley no realiza el hecho imponible contemplando por
la norma:
2ª) aun así se llega a los mismos resultados económicos que la norma tributaria se
proponía gravar:
3ª) bajo la anterior apariencia de legalidad subyace una intención fraudulenta “esta
última nota, destacada por ambos autores, contraria a la no intencionalidad
defraudaría del contribuyente –que alguna doctrina y legislación, le atribuyen como
requisito- ponen de relieve el problema el problema procesal de establecer los
aspectos subjetivos.
3.1 Antecedentes. - En nuestro país, las sanciones por infracciones a las leyes
tributarias, han tenido históricamente un acentuado carácter penal, no sólo por la
propia naturaleza de la sanción establecida en leyes específicas administrativas,
sino por la generalizada remisión al código penal como ordenamiento punitivo a
esas infracciones. El primer CTB seguía la orientación doctrinal del MCTAL, en
sentido que las infracciones y sanciones tributarias debían integrar un conjunto de
normas adscritas al derecho tributario y no al derecho penal común. Esa
orientación respondía a los siguientes principios jurídicos elaborados por la
mayoría de los países latinoamericanos.
La Ley 2492 que textualmente dispone. “Sustituyese el artículo 231⁰ del código
penal, por el siguiente texto. Son delitos tributarios los tipificados en el código
Tributario y la Ley General de Aduanas, los que serán sancionados y procesados
conforme a lo dispuesto por el Título IV del presente código”.
II. La investigación y juzgamiento de los delitos tributarios se rigen por las normas
de este código por otras leyes tributarias, por el código de Procedimiento penal y
el código Penal en su parte general con las particularidades establecidas en la
presente norma.
Reiterando lo dicho, el concepto jurídico del delito, no puede ser estructurado sin
ser entendido como una conducta del ser humano que el derecho penal la llama
"acción", que objetivamente es lesiva, vale decir, que ataca, lesiona y hiere,
determinados bienes protegidos por normas jurídicas.
El concepto jurídico de error elaborado por la doctrina, es similar al emitido por las
Academias nacionales del lenguaje, y no deja mayores dudas en cuanto a su
cabal concepto y entendimiento; así, en el llamado error de derecho, se manifiesta
la ignorancia de cualesquiera leyes y normas en general, así como también la
interpretación equivocada de éstas. Otra manifestación del error, es el error de
hecho, consistente en que la ignorancia radica en el hecho real en sí mismo, que
es objeto de aplicación de una norma.
3. Omisión de pago.
Este artículo sanciona el incumplimiento de los deberes formales con una multa
que oscila entre las cincuenta (50-UFV’s) y cinco mil (5.000 UFV' s), señalando
que esta sanción se aplicará a cada una de las conductas contraventoras de
acuerdo a lo dispuesto en la norma reglamentaria. JAIME RODRIGO, advierte que
el CTB al clasificar las clases de contravenciones en el art. 160, incluye
erróneamente entre éstas, el incumplimiento de los deberes formales. El error
radica dice en que el incumplimiento de deberes formales en el numeral 5 no tiene
la misma gravedad de las contravenciones previstas en los numerales 1 al 4. Su
razonamiento se funda en la normativa del art. 6 del CTB que dispone que sólo la
ley puede tipificar ilícitos tributarios, en tanto que el incumplimiento de dichos
deberes se regula a través de normas reglamentarias de las conductas
explícitamente señaladas en el art. 162 del CTB.
1.Defraudación tributaría.
2.Defraudación aduanera.
5.Contrabando.
Del texto del artículo transcrito, podemos señalar que la defraudación tributaria es
un delito penal de resultado , por haberse causado un perjuicio económico por
encima de una cuantía mínima.
En lo que respecta al inicio del procedimiento penal , el arte. 185 del CTB dispone
específicamente que “Corresponde al Ministerio Público dirigir la investigación de
los delitos tributarios promoviendo la acción penal respectiva ante los órganos
jurisdiccionales con el auxilio de equipos multidisciplinarios de investigación de la
Administración Tributaria, de acuerdo con las atribuciones , funciones y
responsabilidades establecidas en el presente código, el código de Procedimiento
penal y la Ley Orgánica del Ministerio Público”.
Añade el artículo que dichos equipos por ser el órgano técnico de investigación de
la Administración, actuarán directamente o bajo la dirección del Ministerio Público,
pudiendo además aquella “solicitar la colaboración de la Policía Nacional y del
Instituto de investigaciones Forenses”.
b) El principio del “Non bis in ídem” .- Desde la perspectiva del derecho penal,
está muy claro que dicho principio significa que una persona no puede ser juzgada
dos veces por un mismo hecho. Desde la misma perspectiva, el referido principio
se aplica cuando a una sola acción corresponde una imputación , aunque ella
caiga bajo más de una figura delictiva; en palabras de GARCIA BELSUNCE: “ …lo
que se imputa a un sujeto son sus acciones, por lo cual cuando no hay más que
una acción no puede haber más que una imputación. En el ámbito tributario penal,
se da la concurrencia de la actuación de la administración tributaria, cuando a la
hora de emitir la resolución determinativa en la que se contiene entre otros
requisitos la calificación de la conducta del contribuyente y la sanción en el caso
de las contravenciones; si en la Resolución Determinativa se precalificara dicha
conducta de defraudación, por existir pruebas o indicios objetivos (prejudicialidad),
al iniciarse la acción penal en la jurisdicción respectiva corresponde la valoración
de las imputaciones presuntamente delictivas.
Dos serán las cuestiones que voy a plantear en relación a las causas de la
evasión tributaria y obviamente , lo que vaya a decir, responde a criterios
doctrinales de maestros del derecho tributario, unos, más controvertibles que
otros, pero todos irrenunciables por sustentarse en las bases fundamentales del
Estado de Derecho. Empezaré con la debatida cuestión de las causas de la
evasión fiscal para después terminar con una relación resumida de sus efectos
políticos y económicos.
Todo derecho represivo tiene por fin proteger un bien jurídico y por eso, los
códigos penales clasifican los delitos en función de los bienes a los que agraden:
delitos contra las personas, delitos contra la propiedad, contra la fe pública, etc.
¿Cuál es el bien jurídico protegido por el penal tributario? Existe consenso en que
dicho bien consiste en el derecho del Estado a percibir los tributos establecidos
por ley en el monto y el tiempo realmente debido por los contribuyentes; el bien
jurídico protegido, es pues, la integridad financiera de la hacienda pública, y la
evasión tributaria pone en peligro la consecución de los objetivos financieros del
Estado que hagan posible la satisfacción de las necesidades públicas requeridas
por la sociedad.
También me adhiero a quienes sostienen que la política represiva tributaria, debe
consistir principalmente en sanciones pecuniarias y aplicar las penas de privación
de libertad, sólo para casos de delitos de defraudación que signifiquen un dañó
económico significativo al Estado, lo cual justifica la referencia del principio
irrefutable que: a mayor daño mayor pena. Si tuviera que aplicarse la pena de
prisión a todos los casos de defraudación detectados por la Administración que no
seria pocos la población penitenciaria más numerosa del país seria la de
defraudadores, pero habida cuenta que los procesos penales tendrían una
duración de años, no se llega a ver la eficacia intimidatoria y represiva, que se
espera del sistema.