Capitulo 78 Modelo de Sistemas Sanitarios
Capitulo 78 Modelo de Sistemas Sanitarios
Capitulo 78 Modelo de Sistemas Sanitarios
E. Ronda Pérez
C. Aibar Remón
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Definición de sistema sanitario
El sistema social y el sistema sanitario
El sistema social fue definido por Talcot Parssons como el conjunto de
relaciones sociales, estructuras y estratificaciones de la sociedad. Sus
componentes más destacados son las llamadas funciones sociales o el
conjunto de actividades dirigidas a satisfacer las necesidades de la sociedad y
las instituciones o estructuras que tienen por finalidad desempeñarlas.
Independientemente del tiempo, el lugar y las características generales del
sistema social, aparecen como unas de las instituciones y funciones sociales
más constantes las relacionadas con la atención a la salud, las cuales
conforman lo que podemos denominar el sistema sanitario.
Desde la perspectiva de la sociología, Field definió el sistema sanitario
como el conjunto de mecanismos sociales cuya función es la transformación
de recursos generalizados en productos especializados en forma de
servicios sanitarios de la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como el conjunto de
organizaciones, instituciones y recursos cuyo objetivo principal es mejorar la
salud en los hogares, lugares de trabajo, lugares públicos y las comunidades,
así como en el medio ambiente físico y psicosocial. Los sistemas sanitarios
están formados por todos los profesionales que actúan y las medidas
utilizadas con la finalidad de promover, restablecer o mantener la salud.
La OMS lo incorpora al término más amplio de sistema de salud, que hace
referencia a todas las actividades cuya finalidad principal es promover,
mantener o restablecer la salud e incluye a todos los elementos institucionales
y comunitarios que inciden sobre la salud de la población. Así, por ejemplo,
en la definición de sistema de salud también se incluirían las redes informales
de ayuda o cuidados de salud proporcionados por familiares, vecinos o
amigos en favor de personas con problemas de salud crónicos, con alguna
discapacidad o ancianos. En términos generales, las redes informales se
consideran una respuesta esencial de la sociedad en caso de enfermedad y de
modo particular en lo referido al cuidado y atención a la patología crónica y
la invalidez. La importancia del sistema informal se refleja en el dato que
muestra cómo del conjunto de horas trabajadas en favor de las personas
enfermas en la sociedad española los profesionales sanitarios realizan solo un
12%, mientras que los familiares se encargan del 88% restante. Así como
también responden a la definición de sistema de salud las políticas y medidas
esenciales para mejorar el estado de salud de la población que se desarrollan
desde otros ámbitos como fiscalidad, educación, obras públicas, servicios
sociales, agrícolas o ambientales entre otros y que tienen repercusión directa
en la salud de la población. Por ejemplo, reducciones en la tasa de mortalidad
de accidentes de tráfico por la obligatoriedad del uso del cinturón de
seguridad y otras actuaciones legislativas.
2288
Aun cuando la aportación directa de los sistemas sanitarios, también
llamados de atención sanitaria o servicios de salud, a la mejora del estado de
salud de la población ha sido muy cuestionada, representan uno de los
sectores más amplios de la economía mundial. El gasto sanitario mundial
supera ampliamente el 8% del PIB. Asimismo, la Organización Internacional
del Trabajo estima que alrededor de 35 millones de personas trabajan en este
sector en el mundo. En España, el Sistema Nacional de Salud es el principal
empleador del país con más de un millón de trabajadores.
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sostenibilidad— del sistema, lo que implica la existencia de mecanismos de
financiación de los servicios de salud que protejan a la población de gastos
excesivos por motivos de salud evitando de este modo el quebranto que
origina en la economía familiar el hecho de estar enfermo y garantizando la
estabilidad de la renta familiar y que al mismo tiempo puedan ser
mantenidos por la economía de los propios países.
Sin embargo, los sistemas sanitarios son entidades en permanente
transformación y adaptación a las necesidades y al ámbito socioeconómico en
que deben desarrollar sus objetivos. De hecho, la mayoría de los sistemas
llevan experimentando reformas desde su creación. Un ejemplo se encuentra
en los propios cambios relativos al alcance del aseguramiento público: así, la
tasa de cobertura de la población de la Unión Europea (UE) se amplió de un
72,2% como media en 1960 a casi la totalidad (un 99%) en 2011, según datos
de la OCDE. En España, la cobertura aumentó de un 54% de la población a
un 99,5% durante ese mismo período. Por contra, al tiempo que la cobertura
pública se ha ampliado, en algunos países se tiende a conceder un mayor
papel al sector privado en la provisión de servicios, mediante el intento de
creación de mercados internos o la convergencia hacia formas organizativas
mixtas.
Asimismo, los avances de la medicina, la genética, las tecnologías de la
información y la biotecnología han originado y anuncian cambios
sustanciales en la cantidad y, sobre todo, la naturaleza de los servicios
sanitarios en un futuro no muy lejano. A nadie se le escapa el impacto de las
tecnologías de la información en general, y de los dispositivos móviles en
particular. Sirva de ejemplo que en 2013, 95 millones de personas en EE.UU.
utilizaron dispositivos móviles para obtener información o para acceder a
herramientas de salud, mientras que en 2012 lo habían hecho 75 millones.
Cambios además que deberán ir enmarcados necesariamente en una situación
demográfica caracterizada por el envejecimiento de la población y un amplio
espectro de enfermedades crónicas prevalentes y una más que probable
limitación de recursos.
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Modelos de análisis de los
sistemas sanitarios
Todo sistema sanitario se fundamenta en cuatro funciones que determinan su
estructura y organización: la financiación, la regulación del sistema, la
gestión y la prestación de servicios (fig. 78-1). Los sistemas sanitarios de cada
país deben afrontar los problemas básicos de diseñar, aplicar, evaluar y
reformar las organizaciones e instituciones con el fin de que se facilite el
desempeño de esas funciones. Las características de estos elementos y de sus
relaciones funcionales determinan en cada país los resultados y el tipo de
sistema, siempre dependiendo del entorno político, social, cultural y
económico en que se desenvuelve.
2291
La financiación de los sistemas de salud es el proceso mediante el cual se
recaudan ingresos y se asignan a las actividades de prestación de servicios
sanitarios. El diseño estratégico de la recaudación de ingresos tiene una gran
influencia en los modelos de los sistemas sanitarios. La recaudación de
ingresos se obtiene, en esencia, a partir de siete mecanismos básicos: pagos en
efectivo, seguro voluntario en función de los ingresos, seguro voluntario en
función del riesgo, seguro obligatorio, impuestos generales y específicos y
donaciones de organizaciones no gubernamentales.
Cuando cada paciente paga directamente al proveedor lo que consume —
pago por acto, en efectivo o por consumo— se trata de un gasto privado
individual. Si la persona paga una prima en función del riesgo que tiene
(como ocurre en la mayoría de sistemas de seguro voluntarios de tipo
privado) se garantiza de este modo su propia cobertura frente a los efectos de
posibles enfermedades futuras, dependiendo la protección de las condiciones
de la póliza. Por último, en el caso de los sistemas financiados con fondos
públicos por seguros obligatorios y del pago por impuestos se produce,
además, un componente de redistribución ya que se costean a través de un
porcentaje del salario de los trabajadores asumido directamente por estos y/o
sus empleadores o bien del pago en la tributación fiscal, siendo proporcional
a su capacidad económica y no al riesgo de enfermar.
El porcentaje del producto interior bruto (PIB) que se destina a servicios
sanitarios es variable según los países. En EE.UU. alcanza el 16,9%, cifra
que es un 55% mayor que el del promedio de países de la OCDE. En la
mayoría de los países de la OCDE, el gasto sanitario tiene financiación
predominantemente pública, alcanzando en 2012 aproximadamente el 72%
del mismo. Solo en México, Chile o Estados Unidos el gasto público está
por debajo del 50%, financiándose el resto a través de seguros privados o
directamente por los pacientes y sus familias.
El gasto en salud ha decrecido en los últimos años como consecuencia de
la crisis económica y de los recortes en el gasto público en varios países como
Grecia, Italia Portugal y España. Por el contrario, fuera de Europa, Chile y
México vieron un crecimiento en el gasto en salud en 2009, debido
principalmente a mayores esfuerzos hacia la cobertura universal y el acceso a
la asistencia sanitaria (tabla 78-1).
Tabla 78-1
Gasto público en salud como proporción del gasto total en salud
en países de la OCDE
2292
Fuente: elaboración propia con datos de OECD (2014). Consultado en http://dx.doi.org/10.1787/data-
00349-en (18/08/2014)
—: No disponible.
2293
La regulación de los sistemas sanitarios
La regulación tiene por finalidad tres cuestiones esenciales: formular, aplicar
y vigilar normas para el sistema sanitario; es decir, establecer unas reglas de
juego uniformes y explícitas para todos los actores o agentes del sistema
(pacientes, aseguradores, proveedores y gobiernos) y dar orientaciones
estratégicas dirigidas al sistema de salud en su conjunto.
Para afrontar estas cuestiones, la regulación se subdivide en seis
elementos: diseño del sistema global, evaluación de resultados,
establecimiento de prioridades, promoción intersectorial, reglamentación y
protección del usuario.
Evaluación de resultados
Es el elemento esencial para dar orientación estratégica y garantizar el
desempeño de las instituciones implicadas en la obtención de ingresos, las
compras, la prestación de servicios y el desarrollo de los recursos.
Promoción intersectorial
Se trata de promover en otros sistemas sociales políticas que permitan
avanzar en la consecución de las metas sanitarias. Como se ha dicho
anteriormente, actuar sobre determinantes económicos del estado de salud,
como la educación, no forman propiamente parte del sistema de salud,
pero, por su impacto sobre esta, es indudable la necesidad de hacer avanzar
esos determinantes con la finalidad de mejorar la salud.
Reglamentación
En sentido estricto, reglamentación significa establecer normas. En el sistema
de salud, existen dos tipos principales: la reglamentación sanitaria de bienes y
servicios y la reglamentación de la atención sanitaria. La primera se refiere a
las medidas que toman habitualmente las autoridades sanitarias para reducir
al mínimo los riesgos que plantean para la salud los bienes y servicios del
conjunto de la economía, especialmente las medidas relacionadas con los
alimentos. La reglamentación de la atención sanitaria se refiere a
organizaciones a las que se encomiendan las funciones financieras, de
prestación de servicios y de desarrollo de los recursos del sistema de salud. A
este respecto, la reglamentación es también una función dirigida a
2294
instituciones encargadas de otras funciones, mediante instrumentos como
la acreditación, la certificación y la fijación de precios.
2295
previsión social destinado a proporcionar a los trabajadores y a sus familias
una protección económica frente a algunos riesgos, entre ellos el de
enfermedad.
La financiación de este modelo de sistema sanitario es pública,
realizándose fundamentalmente a través de cotizaciones de trabajadores y
empresarios deducidas de las rentas del trabajo. La provisión de los servicios
suele ser pública y privada, y la cobertura alcanza a la población trabajadora
y a sus familias, habiéndose llegado con el tiempo a fórmulas de extensión de
dicha cobertura a la casi totalidad de la población. En general, este modelo
plantea problemas de equidad y costes, y entre sus ventajas destaca la mayor
capacidad de elección por parte del usuario. Es el modelo elegido en
numerosos países del norte y centro de Europa, tales como Francia, Bélgica,
Alemania, Holanda, Luxemburgo, Suiza, entre otros. También es el modelo
que imperaba en los países del sur de Europa, como España, antes que
migraran a sistemas tipo Beveridge.
2296
utilización se basa en la ley de la oferta y la demanda.
El modelo sanitario liberal, cuyo ejemplo más parecido como hemos
dicho es el de Estados Unidos, presenta como principales ventajas la alta
competitividad existente entre los diferentes proveedores, que para captar
clientes hacen que la tecnología y la investigación científico-médica avancen
notablemente. Con todas las críticas que se hacen a este sistema desde
Europa, es difícilmente rebatible la elevada calidad científico-técnica del
sistema de la medicina norteamericana. Sin embargo, la accesibilidad es
reducida para algunas prestaciones y el impacto sobre la salud de la
población en su conjunto son más limitados.
Tiene también una serie de inconvenientes, como el alto coste para la
sociedad; en Estados Unidos están por encima del 16% de gasto sanitario del
total del PIB nacional. Necesariamente deben tener redes de beneficencia
que atiendan a los que no pueden pagar directamente o no tienen seguros
que les cubran ampliamente; esto genera situaciones graves de falta de
equidad y discriminación. De hecho, y con la finalidad de mejorar el acceso a
los servicios de salud se aprobó en 2010 la «Ley de Protección al paciente y
cuidado de salud asequible» (The Affordable Care Act, conocido como
Obama Care); es una reforma dirigida a mejorar el sistema de cuidados de
salud de los ciudadanos, regular la industria de aseguradoras y reducir el
gasto en estos servicios en los Estados Unidos. En 2013, cerca de 44 millones
de americanos carecían de seguro médico (cerca del 16% de la población). La
mayoría eran familias trabajadoras que no podían costearlo. Uno de los
objetivos del ObamaCare es ayudar a estas personas a obtener sus seguros
extendiendo la elegibilidad de Medicaid (programa de seguros de salud del
Gobierno de Estados Unidos para la gente necesitada), y proporcionarles
asistencia a los ciudadanos norteamericanos que no pueden costear servicios
de salud mediante un mercado de seguros.
La ausencia de modelo
Un panorama diferente es el que nos encontramos en muchos países de
África y algunos de Latinoamérica y Asia. La mayoría de estos países
reconocen la universalidad del derecho a la salud, pero la financiación
estatal es reducida. Para hacerlo efectivo utilizan una combinación variable
de diversas modalidades de aseguramiento público y privado, asumiendo el
Estado la atención de la población no cubierta por los mismos y precisando,
con gran frecuencia, de aportaciones y colaboraciones de organizaciones no
gubernamentales y organismos internacionales relacionados con la salud.
Problemas comunes en estos países son la inequidad de acceso a los
servicios y cifras inaceptables de morbilidad evitable por enfermedades
infecciosas y con origen en el medio ambiente.
2297
servicios, la irracionalidad y la variabilidad de muchas decisiones clínicas o la
falta de evidencia demostrada de muchas de ellas determinaron que, a finales
de la década de los setenta y comienzos de los ochenta del pasado siglo,
surgiera un importante debate sanitario sobre la necesidad de introducir
reformas en los servicios sanitarios de todo el mundo. Sin embargo, el triunfo
de las políticas neoliberales en Estados Unidos y Reino Unido a finales de los
ochenta condicionó la paralización de estas estrategias y su sustitución por
otras basadas en el mercado y la competencia. Este nuevo paradigma, que
pretende transformar los centros sanitarios en empresas competitivas y
colocar en el centro del sistema a los administradores y gestores cuenta con el
respaldo de importantes organismos internacionales, como la Organización
Mundial de Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el
Banco Mundial, e influyentes grupos financieros y empresas multinacionales
del sector sanitario.
La experiencia internacional demuestra que no existe necesariamente una
relación entre la financiación pública de los servicios sanitarios y la
titularidad pública de las instituciones proveedoras de servicios como los
hospitales. Tanto Canadá como Holanda pagan sus servicios de salud
principalmente de fuentes públicas a unas instituciones privadas sin fin de
lucro. En cambio, Inglaterra, Suecia y España combinan financiación
pública con provisión de titularidad pública.
2298
Problemas y retos de los sistemas
sanitarios
La sostenibilidad de los sistemas sanitarios
El gran debate que se está produciendo en los sistemas sanitarios gira en
torno a la sostenibilidad del modelo: el alto coste de las prestaciones (con
especial atención a los fármacos y nuevas técnicas diagnósticas y
terapéuticas) y la cada vez mayor necesidad de ellas por más población,
tienden a hacer inviables económicamente estos sistemas a medio plazo. Para
ello, se están poniendo en práctica importantes medidas para mejorar la
gestión de las prestaciones, para optimizar recursos (descenso de estancias
en los hospitales, control de prescripciones, entre otros), para introducir
nuevos modelos de gestión manteniendo la financiación pública, concertar
con el sector privado diferentes formas de provisión de servicios y sobre
todo, una medida, que aunque se presta al ataque demagógico, es esencial:
definir los límites del sistema en cuanto a sus prestaciones.
Los sistemas sanitarios están sometidos a exigencias de distinto tipo. El
envejecimiento poblacional, la innovación tecnológica, la transición
epidemiológica, la crisis del estado del bienestar y las crecientes exigencias de la
población respecto a la calidad y cantidad de los cuidados y prestaciones a
recibir dificultan una gestión efectiva y sostenible de los mismos.
Adicionalmente, la gestión sanitaria suele adolecer, con frecuencia, de un
conjunto de deficiencias que dificultan la respuesta a los problemas de salud.
La rigidez administrativa, la burocracia, la descoordinación y la ausencia de
programación a medio y largo plazo son males comunes de la mayor parte
de los sistemas. Por todo ello puede afirmarse, sin demasiado riesgo de error,
que todos los sistemas sanitarios están en crisis y cambio permanente, siendo
el incremento del gasto y por ello su sostenibilidad una de las cuestiones
clave (aunque a veces se utilice como excusa la pantalla de una «eficiencia de
gestión» carente de fundamento y evidencia).
Los datos de la OCDE indican que el gasto sanitario en los países continúa
aumentando y si las tendencias actuales se mantienen, para conservar sus
sistemas de cuidados los gobiernos necesitarán poner en marcha medidas que
aseguren sus sostenibilidad. En la figura 78-2 se observa la evolución del
gasto en salud en diferentes países.
2299
FIGURA 78-2 Crecimiento per cápita de gasto en salud, en términos absolutos,
de 2000 a 2011 (o último año disponible). Fuente: OECD Health Statistics 2013,
http://dx.doi.org/10.1787/health-data-en
2300
sobre el sistema sanitario.
Las reformas emprendidas en los sistemas sanitarios de los países de
nuestro entorno están motivadas entre otras causas por el incremento del
gasto sanitario y su tendencia, por encima del crecimiento anual de la
economía, junto con la paralela insatisfacción de usuarios y profesionales y
por la existencia de fuertes variaciones en la práctica médica y la
constatación de que la productividad en los servicios sanitarios no está, a
menudo, a la altura de la eficacia deseada.
Las reformas basadas en la gestión intentan atraer mecanismos de carácter
empresarial para hacer los sistemas más eficientes, mientras que las basadas
en la competencia tratan de crear mecanismos de mercado en la oferta o
demanda de los servicios. El eje de las reformas se ha situado en la
separación entre la financiación y la provisión, centrándose, sobre todo, en dar
respuesta fundada a la siguiente cuestión: ¿quién va a producir mejor los
servicios, el sector público o el privado?
2301
información sobre el tema en su portal Crisis y salud
(http://www.easp.es/crisis-salud/). El objetivo de dicho espacio es difundir
información, documentación y evidencia sobre el impacto de la crisis
económica y las respuestas políticas de gobiernos y administraciones públicas
en la salud y el bienestar de las personas. La difusión se hace de forma activa,
además, por su canal en twitter @crisisysalud. También el informe SESPAS del
2014 versa sobre la crisis económica-financiera y la salud en España,
presentando documentación en varios bloques: Crisis económico-financiera y
salud, un área de investigación frontera; Impacto sobre determinantes
estructurales de la salud y de las desigualdades en salud; Impacto sobre los
sistemas de salud; Resultados en salud y en comportamientos relacionados
con la salud; Indicadores de monitorización e Impacto sobre grupos de
población específicos.
2302
prevención cuaternaria debería extenderse cual paraguas sobre la prevención
primaria, secundaria y terciaria, por su estrecha relación con la evidencia
científica.
2303
Evaluación de los sistemas sanitarios
El Institute for Healthcare Improvement señala tres dimensiones en las que
trabajar para optimizar los resultados de los sistemas de salud.
Mejorar la salud de la población.
Mejorar la experiencia de los pacientes de la atención incluyendo la
calidad y la satisfacción.
Reducir el coste per cápita de la atención sanitaria.
En esta misma línea, el Informe sobre la Salud en el Mundo de la OMS de
2010, centrado en la financiación de los sistemas de salud y el logro de la
cobertura universal de la atención sanitaria, destacaba la necesidad no solo
de recaudar recursos suficientes, sino, además de asegurar el uso eficiente de
los mismos, conseguir sacar el máximo partido a las tecnologías y a los
servicios sanitarios, motivando a los profesionales a prestar una asistencia
segura y efectiva, eliminar el despilfarro y motivar al personal sanitario,
evaluando críticamente los servicios que se prestan.
La evaluación de un sistema sanitario tiene, como todo aspecto en el que
influyen las preferencias sociales, un componente subjetivo. En cualquier
caso, un sistema sanitario debiera ser evaluado de acuerdo con una serie de
criterios, entre los que destacan los siguientes:
El grado en el que se aproxima a la universalidad de la asistencia.
La equidad de acceso a los servicios para todos los grupos y personas.
La efectividad sobre el nivel de salud de la población.
La adecuación a las necesidades de salud y la estructura administrativa y
política del país.
La eficiencia macro y macroeconómica.
La satisfacción de los profesionales y la población a la que atienden.
2304
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