Rogers La Naturaleza Del Hombre
Rogers La Naturaleza Del Hombre
Rogers La Naturaleza Del Hombre
Carl R. Rogers
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En mi experiencia he descubierto que el hombre tiene caracterís-
ticas que parecen inherentes a su especie, y los términos que en dife-
!1 Nota <le los compiladores: esta formulación del doctor Rogers, publicada en el
[ournal of Counsellng Psychology, en el otoño de 195 7, constituye una respuesta a un
artículo del profesor Donald E. Walker, del San Diego State College, sobre "Car!
Rogers y la naturaleza del hombre", que apareció en la edición del verano de 1956 de
Ja misma revista, donde el doctor Walker señaló Ja semejanza entre la filosofía
\ de Car! Rogers y la de Rousseau y su falta de semejanza con la filosofía de Sigrnund
! Freud.
i • Tomado de la American Psychologiral Assn, Ralph F. Berdie ( di r.), ]. Coumeling
' Psycbol, vol. 33, núm. 1, 1957.
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2 LA NATURALEZA DEL HOMBRE 31
30 PRIMERA PARTE, 'PERSPECTIVAS
lidad, a la cooperación y a la m d
su naturaleza básica asegura la coan·t~rez. ~n genleral, la expresión de
rentes ocasiones me han. parecido descriptivos de estas características . inuacion y e mejo · t d 'l
son. tales como positivo, que se mueve hacia adelante, constmctivo, mismo y de su especie. rarnien o e e
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se aferra a la relación dependiente. Se vuelve cada vez más indepen-
diente y autónomo. En la. primera etapa de su vida, que corresponde
1 desarrollo, la diferenciación I
tiende fundamentalmente
fª~ profundas h~nden hacia el
, as re dac10nes cooperativas, cuya vida
r a la infancia en el hombre, es completamente egoísta y centrado en . a moverse e la depe d · 1 .
1
" \ dencia; cuyos impulsos tienden naturalrn n encia ~ a indepen-
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sí mismo, pero al ir madurando muestra, además de dichos impulsos,
un razonable grado de cooperatividad en la caza. La leona alimenta,
complejo y cambiante atrón d
es tal que tiende a pr sp
=. a armonizarse en un
e autor_regulaoon; cuyo carácter total
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cuida, protege y parece disfrutar a sus cachorros. Los leones satis-
facen sus necesidades sexuales, pero esto no significa que se entre-
e ervarse y a me¡orarse
su especie, y tal vez a conducid h .
mi experiencia descubrir que ª -ª~~ ~:
Y
a pre~ervar y me¡orar
mas amplia evolución. En
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guen a orgías desenfrenadas y lujuriosas. Sus diversas tendencias y damente miembro único de l un m _ivihuo es verdadera y profun-
necesidades apremiantes llegan a · un continuamente cambiante ba- . a especie umana no e d b .
lance dentro de él mismo, y en e~e sentido se autocontrola y se miento que despierte horror. Más bien . . s un escu n-
totalmente un ser humano es t me inclino a creer que ser
autorregula en forma muy satisfactoria. En aspectos básicos, es miem- · pene rar en el e . 1 ·
ser una de las criaturas de est 1 , om.I_> e¡o proceso de
bro de la especie Pelis leo, esencialmente constructivo y digno de
responsiva, creativa y adaptable~ P aneta, mas ampliamente sensible,
confianza. Sus tendencias fundamentales apuntan en dirección al des-
arrollo, a la diferenciación, a la independencia, a la autorresponsabi-
32 PRIMERA PARTE. PERSPECTIVAS 2 LA NA TU RALEZA DEL HOMBRE 33
De este modo, cuando un freudiano como Karl Menninger me Le he dado vueltas a las razones que explican la vasta discrepan-
dice como lo ha hecho en una discusión sobre este tema, que él per- cia entre la visión freudiana ele la naturaleza del hombre y la que
cibe' al hombre como "innatamente malo" o, en forma más precisa, parece encontrar justificación en la experiencia con la terapia cen-
como "innatarnente destructivo", sólo puedo sacudir mi cabeza con trada en el paciente. Tengo dos hipótesis que me gustaría someter
asombro. Me conduce a toda clase de preguntas inquietantes. ¿Cómo a consideración, aunque puedan parecer ofensivas para los devotos
es posible que Menninge: y_ yo, que ~ra~aj.amos co~ un propósito tan seguidores del psicoanálisis.
similar en relaciones tan intimas con individuos atribulados, tengamos Primero, me parece gue Freud estaba comprensiblemente muy
experiencia de la gente en formas tan distintas? Tal vez_ esas profundas emocionado con su descubrimiento -un descubrimiento formidable
diferencias no importen si el terapeuta realme~te se !nter:sa po.r. su para su época- ele que detrás de un exterior convencional o "bueno",
paciente. Pero, ¿cómo puede un terapeuta sentir un mtere~ positivo el hombre abrigaba todo tipo de sentimientos e impulsos sexuales y
por su paciente si su propia tendencia innata es la d_e d_es_truir ?, y a~m agresivos que fructuosamente había escondido tanto para sí mismo
cuando sus propias tendencias destructivas fueran inhibidas apropia- como para los demás. Este descubrimiento fue ofensivo para la cul-
damente y controladas por su analista, ¿quién controlaría la destruc- tura de aquel periodo; por ende, sus críticos y Freud mismo se ~nfo-
tividad ele ese analista?, y así hasta el infinito. caron en los sentimientos "malos" del hombre que yacen bajo la
Quedará claro que mi experiencia no proporciona pruebas para superficie. Este continuó siendo el foco, a pesar de que la propia
creer que si los elementos más profundos de la. natura~eza del hom- experiencia de Freud con sus pacientes debe haberle demostrado que
bre fueran liberados, tendríamos un ello destructivo y sin control que una vez que estos sentimientos "malos" fueran conocidos, aceptados
andaría suelto por el mundo. Para mí, esto tiene tan poco sentido y entendidos por el individuo, se podría confiar en que fuera una
como decir que la "leonicidad" del león sería_ una cosa mal~. Resp_eto persona socializada, normalmente autocontrolada. Al calor de la con-
a los hombres que mantienen tales puntos de vista, pero en m1 exp,enen- troversia sobre el psicoanálisis, se descuidó este último punto de vista,
cia no encuentro pruebas para apoyarlos. Estoy por una form~lac10n he- y Freud se pronunció en favor de Jo que, en mi opinión, es una visión
cha en un trabajo anterior, "La visión que un terapeuta tiene de la de la naturaleza humana demasiado superficial. Por supuesto, era '
vida plena" (The Hurnanist, 1957): un punto de vista mucho más profundamente informado que el que
sostenían sus contemporáneos, pero, como su propia experiencia ha-
Simpatizo poco con el concepto de que el hombr~ ~s básicamente !:racio- bría justificado, no era un concepto tan profundo.
nal y que sus impulsos, si no son controlados, condurn~n. a la destru~c1on ~e Mi segunda hipótesis explicaría el porqué Freud no asimiló este
- otros y de sí mismo. La conducta del hombre es exquisitamente racional, se
mueve con ordenada y perspicaz complejidad hacia las metas que su orgarnsmo significado más profundo que podría haber percibido en la terapia
se esfuerza por alcanzar. La tragedia para la mayoría ?e n?sotros es que nues- que condujo. He experimentado que, aun cuando los pacientes pue-
tras defensas nos impiden darnos cuenta de es_ta r~:10nal_1dad, de suerte q;1e den, hasta cierto punto, descubrir independientemente algunos de s1:-s
de manera consciente nos movemos en una dirección mientras que orgams- sentimientos negados o reprimidos, no pueden por cuenta propia
micamente nos estamos moviendo en otra. Pero en nuestra persona que está alcanzar una completa aceptación emocional de los mismos. Sólo
viviendo el proceso de la vida plena habría un _n~1mero cada vez ~eno~ de dentro ele una relación interesada, estos sentimientos "horribles" son
dichas barreras, y crecientemente sería un part1c1pa_nt~, en la rac1onalida,d
ele su organismo. El único control de impulsos que ex1stma_ o que demostraua
primero completamente aceptados por el terapeuta y después pueden
ser necesario es el interno y natural balance de una necesidad contra otra, y ser aceptados por el paciente. En su autoanálisis, Freud se vio privado
el descubrimiento ele conductas que siguen el vector que má~ ce~canamente _se de esta relación cálidamente aceptante; por ende, aunque pudiera lle-
aproxima a la satisfacción de todas las necesi~~des. La experiencia de la satis- gar a conocer y en cierto grado entender los aspectos ocultos y negados
facción extrema de una necesidad ( de agresion, o sexo, etc.) en forma tal de sí mismo, me pregunto si podría alguna vez haber llegado a acep-
que violente la satisfacción de otras necesidades ( de compañerismo, de _rela- tarlos por completo, incluirlos como una parte significativa, aceptable
ciones tiernas, etc.) -una experiencia muy común en la y_erso,na organizada y constructiva de sí mismo. Es más probable que haya continuado
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defensivamente- disminuiría de modo considerable. Participarta en las am-
¡ pliamente complejas activida?es _a~torregulador~~ d_e _su organismo -los con-
troles termostáticos tanto psicológicos como f1s1olog1cos- en forma tal que
percibiéndolos como aspectos inaceptables de sí mismo -enemigos,
que al ser conocidos podía controlar-, más que como impulsos que,
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le permita vivir en creciente armonía con él mismo y con los demás. cuando existen libremente en equilibrio con sus otros impulsos, eran
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