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Educación, Ciudadanía

y Globalización
Globalización y ciudadanía

BLOQUE 1
ECGA050319
Educación, Ciudadanía y Globalización

Índice

1. Globalización y ciudadanía.......................................................................................... 3

1.1. Definición de conceptos ......................................................................................3

1.2. Dificultades en la práctica de la ciudadanía ..........................................................5

1.3. Estado benefactor y ciudadanos obedientes ........................................................7

1.4. Impacto de la práctica de la ciudadanía en la globalización...................................11

1.5. Impacto de la práctica de la ciudadanía en la educación........................................14

1.6. Derechos humanos y globalización .....................................................................16

Referencias Bibliográficas................................................................................................ 19

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

1. Globalización y ciudadanía

Se puede afirmar que ciudadanía es un concepto vivo, en constante evolución, socrático; es decir, que gira
entre derechos y deberes, entre estatus e instituciones en medio de políticas públicas e intereses de las
grandes corporaciones o particulares. La llamada ciudadanía es un proceso de lucha por lograr alcanzar
derechos formales y de exigencia de políticas públicas para hacerlos reales.

Hay que acceder de manera paulatina al carácter dinámico o histórico de la ciudadanía, de los deberes
y derechos que forman el estatus y la filosofía entre el enfrentamiento sociocultural y las modificaciones
políticas y legales que lleven a la formación y crecimiento de la ciudadanía. No hay progreso de la ciuda-
danía sin conflicto cultural y social.

Actualmente, los derechos ganados y otorgados


a la ciudadanía son mucho más complejos que en
el pasado y tienen que adecuarse a poblaciones
mucho más diversificadas e individualizadas.

La ciudadanía del siglo XXI no puede ser compren-


dida sólo como una forma más de reivindicación,
necesita también la actuación, formación y el com-
promiso constante de los ciudadanos, gobiernos
y otros sectores de la sociedad, así como el apoyo
de los instrumentos y recursos.

Los temas que estudiaremos a continuación te per-


mitirán definir algunos conceptos para entender la
relación entre globalización y ciudadanía.

1.1. Definición de conceptos

La globalización es un proceso histórico de integración mundial que puede ser analizada no sólo desde el
punto de vista político, social o económico, sino como la consecuencia de la reducción de distancia entre
diferentes países del mundo. Esta disminución es ocasionada por la revolución en las comunicaciones,
y se da con el acotamiento de tiempo y costo para unir dos puntos, esta es la causa principal de la globali-
zación, así como el creciente comercio entre naciones.

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Educación, Ciudadanía y Globalización

La separación constante que se da entre las fronteras Debido a la tirantez entre las naciones se llegó al
económicas y comunicacionales ha generado una primer tratado global de la historia (Tratado de Tor-
expansión capitalista con la posibilidad de invertir y desillas), donde España y Portugal pactaron cómo
realizar acciones financieras globales, orientadas dividirse los territorios conquistados.
a mercados distantes a los que, definitivamente,
en otro momento histórico era imposible de llegar Ahora bien, otro concepto importante es el concepto
debido a los altos costos. de ciudadanía, el cual se vincula con los derechos
y deberes que poseen las personas en relación con
De tal modo, el proceso de globalización ha mo- la sociedad en la que viven. “El término ciudada-
dificado la forma en la que interactúan los países nía proviene del latín civitas, que significa ciudad”
y los sujetos, generando un gran impacto en as- (Significados, 2018).
pectos económicos (mercado laboral, comercio
internacional), políticas (instauración de sistemas Por lo tanto, son dos los aspectos que determinan
democráticos y respeto de los derechos humanos) la ciudadanía de una persona; el que sea miembro
y acceso a la educación, tecnología, entre otros de una comunidad organizada y la convivencia que
(Imaginario, 2019). este establezca con la sociedad.

Otros autores definen la globalización como un Además, el concepto de ciudadanía también se


fenómeno moderno que puede ser analizado desde relaciona con los derechos políticos de cada indi-
diversos ángulos. El término proviene del inglés viduo, ya que sin ellos no podría participar en los
globalization, donde global equivale a mundial, por asuntos relacionados con el Estado, ya sea manera
lo que algunos consideran que el concepto más directa o indirecta en su gobierno, como a través
apropiado en castellano es mundialización, que del voto para elegir gobernante o para competir por
proviene del vocablo francés mondialisation (Pérez cargos públicos. Uno de los requisitos para que la
J., 2008). ciudadanía ejerza sus derechos políticos es poseer
una nacionalidad (Significados, 2018), pero también
Si analizamos el origen histórico de la globaliza- que se ejerza una democracia.
ción, tendríamos que remontarnos a 1492, cuando
Cristóbal Colón llegó a América; en ese momento Otra característica importante que involucra el tér-
Europa se expandió en una serie de imperios y su mino ciudadanía es que los individuos deberán
comercio global creció año con año. cumplir con sus deberes, no sólo para un bien pro-
pio, sino también en beneficio de la comunidad en
Su poder mercantil se basó en la teoría econó- la que habitan, por convivir en una sociedad libre
mico-política que consideraba competir por una y en democracia.
gran cantidad de riqueza y un control riguroso del
comercio. Las acciones ciudadanas deberían causar cambios
que conduzcan a evolucionar y fortalecerse, partici-

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

pando en comunidades, en políticas sociales y en ONG (Organizaciones no gubernamentales) de manera


activa a través del voluntariado, donde se realizan acciones de solidaridad para el bien de la población
excluida de las condiciones de ciudadanía. (Significados, 2018).

Cabe destacar que el concepto de ciudadanía se encuentra en constante evolución, debido a los grandes
cambios sociales, políticos y económicos ocurridos en el devenir de la historia.

1.2. Dificultades en la práctica de la ciudadanía

Como se resaltó en el tema anterior, hablar de ciudadanía es un tema de vanguardia cuando se abordan
las ciencias sociales y humanas. Su entorno refleja una pluralidad de situaciones políticas y de cambios
sociales como: violencia, desigualdad, migración, neoliberalismo, comunicación de masas, tecnología
informática, entre otros; por lo que es conveniente reflexionar en torno a su influencia en las prácticas
ciudadanas.

En uno de los textos sobre la interpretación sociológica del desarrollo de los derechos del hombre, Thomas
Marshall en Citizenship and Social Class liga la ciudadanía moderna fundada sobre los derechos, al de-
sarrollo de relaciones capitalistas y de la división del trabajo en el contexto moderno del Estado nacional.
Allí analiza cómo la transformación en la relación individuo, sociedad y estado genera una infraestructura
económica distinta, con una fuerza laboral inestable, debido a la movilidad que existe en el mercado la-
boral; y cómo este proceso se ha ido construyendo con un enfoque histórico social, a partir de intereses
políticos y con la influencia, cultural, social y económica específicas, que si se analizan en la actualidad
seguirán generando polémica.

La ciudadanía, entonces, se concibe en la actua-


lidad principalmente como un estatus (posición o
condición) donde se solicita, define y posibilita el
acceso a los recursos básicos para el ejercicio de
derechos y deberes; y, si tiene acceso a éstos,
se materializa. En caso contrario, se produce lo
que algunos teóricos llaman déficit de ciudadanía
(Andrade, 2016).

Andrade, E. (2016) también menciona que el modelo


de ciudadanía está ligado al Estado-nación que se
maneja actualmente, y asegura que su impacto en
un mundo globalizado se ha agotado gracias a la
desigualdad y los factores étnicos culturales.

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Por lo anterior, si se analiza en este momento la práctica ciudadana, seguramente encontraremos exclusión
y desigualdad que impiden que cada individuo ejerza su derecho de vivir en cualquier Estado, incluso cuan-
do no haya nacido en él; o al observar ciudadanos que aunque cumplen con sus obligaciones nacionales
y son considerados en otro estrato social o, como coloquialmente se conocen, de “segunda”, provocando
una práctica desigual entre la ciudadanía.

De esta manera, es preciso revolucionar el concepto de ciudadanía y atarlo a factores más reales y conse-
cuentes, desligarlo de la nacionalidad y permitir que su contenido material se entregue a quienes realmente
conforman un Estado, ya que sólo una ciudadanía inclusiva permite el reconocimiento pleno de los derechos
a las personas, garantiza la legitimación democrática y crea un verdadero vínculo entre la persona y el
Estado en el que reside. La única posibilidad de avanzar en el reconocimiento de derechos de las personas
y ser congruentes con la globalización es caminar hacia la ciudadanía inclusiva (Andrade, 2016).

Fuente: https://www.laprensa.hn/opinion/caricatura/1147174-411/tris-
teza-caricatura-experiencia-vida-honduras-diario_la_prensa-?i=1

Un problema en este tipo de práctica ciudadanía, por ejemplo, se puede observar con los extranjeros que
llegan a un país distinto al de origen con la finalidad de radicar en él, pero la legislación jurídica que se ejer-
ce no les permite formar parte de esa comunidad y, por consiguiente, se afectan sus derechos humanos.

Otro factor determinante en las prácticas ciudadanas se relaciona con las sociedades posindustriales
“globalizadas”, dominadas por la comunicación electrónica, que disminuye la capacidad de orientación
cognitiva y de autoidentificación de los sujetos expuestos a la presión simbólica de los media (Del Lago,

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

1999), lo que da lugar a la “aldea global” y la autonomía cognitiva individual. Esta situación tiene que ver
con la innovación tecnológica satelital como medio de comunicación masiva, cuya intención es acercar
la información a nivel mundial.

Al respecto, Beynon y Dunkerley (2000) sostienen que el archipiélago global de la emisión televisiva que
promueve la interacción entre las diferentes civilizaciones y culturas del planeta está favoreciendo el es-
tablecimiento de un diálogo intercultural y de una pacífica integración de las actitudes intelectuales, de los
valores éticos y de las propensiones políticas, lo cual pudiera dar una posibilidad de acercar una diversa
sociedad de civilizaciones y culturas.

En cambio, para Robert Fortner (2003), por ejemplo,


la comunicación televisiva o cibernética no sólo no
produce intimidad civil y la confianza política que
está en la base de las relaciones orgánicas de una
“aldea”, sino que está en el origen de la automatización
social de las metrópolis contemporáneas, donde las
personas viven una al lado de la otra, sin conocerse
y sin ninguna sensibilidad de empatía: se trata del
espacio de la débil o de la debilísima solidaridad de
la “sociedad tecnotrónica” (Fortner 2003).

Es indudable que en este mundo globalizado, de


cambios y de innovación, es indispensable tomar
en cuenta estos referentes para llevar a cabo pro-
yectos educativos de calidad y que responda a las Fuente: http://lacaricaturafr.blogspot.com/2018/09/la-caricatura.html
necesidades de los diferentes actores que en ellos
participan.

1.3. Estado benefactor y ciudadanos obedientes

Hablar de ciudadanos “obedientes” es hablar de ciudadanos informados, con un alto nivel de participación,
que expresan intereses plurales y que son articulados de acuerdo a las capacidades que el gobierno y la
administración pública tienen para regularlos e institucionalizarlos.

El espacio vital de los ciudadanos debe entenderse en la categoría existencial propuesta por Forstoff (cita-
do en Magaldi, 2010), y que se refiere a las mismas posibilidades de existencia que los ciudadanos tienen
para acceder a los bienes materiales e inmateriales que condicionan y permiten su condición de vida. Es un
espacio que necesita de la intervención, coordinación y de la administración gubernamental para conseguir
la ordenación de la vida social y la realización material, moral e intelectual de los ciudadanos (Magaldi, 2010).

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Es al Estado al que le corresponde determinar el ámbito de los derechos de los ciudadanos, quienes tienen
el beneficio de contar con una vida en común; es decir, en sociedad, y también gozan de derechos civiles,
políticos y sociales, siempre en un marco de respeto y de bien común.

En nuestro actuar diario sabemos que existen escritos normativos que nos señalan el cumplimiento de
esos derechos, pero es muy diferente su intención y aplicación en la vida de las personas, tanto a nivel
individual como colectiva.

Según Guzmán (2003), la forma en que el Estado ejerce sus funciones está relacionada con el concepto
de gobernabilidad, defendido por varios organismos internacionales, pues señala que es la:

“Capacidad de adaptación de los países al nuevo modelo de desarrollo, como con la


capacidad de las sociedades de desarrollar equilibrios virtuosos (o por lo menos razo-
nablemente estables) entre los sistemas económicos, políticos y culturales”. (Guzmán,
2003, p.48)

Sin embargo, este equilibrio se ha visto aplazado por la predominancia del sistema económico sobre los
otros sistemas sociales, políticos, etc.

A lo largo del tiempo, la interpretación de la ciudadanía liberal ha extendido sus estudios de las ciencias
políticas y del derecho a las ciencias sociales, retomando aspectos sobre el Estado y la nación.

En la época de la Ilustración estos fenómenos de Estado y nación fueron explicados a partir de una relación
entre lo político-territorial y lo simbólico-cultural en un marco conceptual sobre los fenómenos de construcción
y ejercicio de la ciudadanía, participación ciudadana e, incluso, procesos de acción y organización políticas.

De la Peña analiza que, si en este marco conceptual se considera la democracia liberal,


“tenemos que dichas discusiones explican la ciudadanía en función de su relación con
los procesos o eventos que abonan al ejercicio de la democracia, la constitución del
Estado-nación, la participación social y el surgimiento de una conciencia política que
se expresa a través de una voz pública que realiza una serie de demandas o reclamos
en aras de lograr o satisfacer el cumplimiento de los diferentes tipos de derechos reco-
nocidos a los individuos”. (Marshall, 1965).

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

Acevedo en su ensayo ciudadanos inesperados. Espacios para la construcción de ciudadanía ayer y hoy
destaca que Guillermo de la Peña (2007, p.142) analiza que si en este marco conceptual se considera la
democracia liberal:

“Tenemos que dichas discusiones explican la ciudadanía en función de su relación con


los procesos o eventos que abonan al ejercicio de la democracia, la constitución del
Estado-nación, la participación social y el surgimiento de una conciencia política que
se expresa a través de una voz pública que realiza una serie de demandas o reclamos
en aras de lograr o satisfacer el cumplimiento de los diferentes tipos de derechos reco-
nocidos a los individuos”. (Acevedo, 2012, p.2).

En el mismo documento de Acevedo (2012). De la Peña (2007) señala que la ciudadanía es formal en la
medida que es una condición o estatus legal reconocido por un Estado y es sustantiva, pues genera un
sentido de pertenencia y lealtad que se traduce en participación de la esfera pública, preocupación por
temas de interés común y acciones de demanda por satisfacer y ver cumplidos los derechos que los mis-
mos estados reconocen.

Por su parte, Acevedo (2012) resalta que la ciudadanía no es únicamente un estatus legal que el Estado
reconoce y concede, sino que su construcción implica:

“Una relación entre personas en la esfera pública”, ese espacio social “donde se nego-
cian los criterios extra-legales que la definen en momentos y circunstancias precisas”.
(Acevedo, 2012, p.22).

En el mismo libro de Acevedo (2012) resalta que la ciudadanía es entendida como el encaje nutrido y va-
riado de prácticas que son necesarias para que un sujeto (individual o colectivo) se vuelva competente en
un momento dado y en un campo social y legal específico para hablar o actuar en nombre de lo público, o
en nombre de lo que considera sus derechos (sean éstos reconocidos o no legalmente) y que participan
en la “negociación de los criterios que definen dicha competencia” (Acevedo, 2012, p. 22)

En tanto, Uvalle. R (1996) menciona que:

Es propio de la democracia moderna, que a la acción del gobierno no sólo se le reconozcan


atribuciones, sino que se le impongan límites para que no se desborde en la sociedad.

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Los excesos del gobierno en materia de atribuciones es (sic) fuente de males públicos
y fomento para tensionar las relaciones de la sociedad y el Estado (p. 113).

El buen gobierno calcula el desenvolvimiento de sus fuerzas y propicia que las capacidades sociales y públicas
sean aprovechadas con sentido de utilidad y progreso. El adecuado gobierno se nutre de la vida pública y su
fortaleza es el resultado de armonizar con medios políticos los deseos privados y los beneficios públicos. Un
bienhechor gobierno no excluye a los individuos, ciudadanos y organizaciones sociales de los beneficios que
deben compartirse.

La ciudadanía mundial constituye una realidad so-


ciopolítica que está reconocida desde mediados del
siglo pasado y que está en proceso de construcción.
El buen gobierno es congruente con los valores y pos-
tulados de la democracia y reconoce que el ciudadano
no sólo opine sobre el resultado de sus acciones, sino
que tenga opción de participar en lo relacionado con
el destino de los intereses públicos.

La inclusión del punto de vista de la sociedad en las


acciones del gobierno es pieza fundamental en la
democracia, dado que en la democracia moderna
no tiene cabida la marginación de los ciudadanos.
El acceso a los beneficios públicos y a la igualdad de oportunidades configura estructura de apoyos y
oposiciones que obligan a los gobiernos y a las administraciones públicas a ser mejores.

De esta manera, premiar la “obediencia” de la coexistencia ciudadana es que los gobiernos y las admi-
nistraciones públicas atiendan con equidad y eficacia los requerimientos indispensables que permiten
acrecentar el sentido de comunidad e identidad solidaria en favor del Estado y la vida pública.

Aludir a la participación ciudadana implica reconocer que en la democracia moderna hay formas de comple-
mentación y expresión que dan vigor a los sistemas de gobierno. En este caso, la participación ciudadana
es una opción que permite acercar el gobierno a los propios ciudadanos para fortalecer su representación
e intervención en los asuntos de orden común. En la medida en que la ciudadanía participa en el destino
que tiene que compartir, quiere decir que el gobierno y la administración pública son receptivos y abiertos
a los valores y a la dinámica de la vida pública.

La participación ciudadana estimula que el pluralismo cívico tenga un sitio nodal en los marcos de la de-
mocracia representativa.

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

Cuando la administración pública formaliza la participación ciudadana, responde de mejor modo a los
reclamos públicos, ensancha las expresiones de la representación social y evita distanciamientos o sepa-
raciones que dañan su credibilidad.

Más aún, cuando por efecto de la globalización se ha conformado una forma de convivencia organizada
globalizadora, cuyo referente se encuentra a partir de situar las capacidades individuales, el bienestar
compartido, la fortaleza y el progreso de los estados. En tal sentido, la tarea de las clases políticas, de los
ciudadanos y de las organizaciones públicas es construir puentes de comunicación y cooperación para
que la comunidad global no desaparezca con los nacionalismos exacerbados,incultura y polarización de
la riqueza y la pobreza.

1.4. Impacto de la práctica de la ciudadanía en la globalización

Entre los requisitos para practicar o desarrollar la ciudadanía se encuentran las relaciones a nivel nacional
e internacional. La capa internacional es la que marca un cambio en el actuar del estado en un escenario
global, con un dominio en el mercado.

Como comenta Pey (2001) en su artículo “La ciudadanía en la época de la globalización”, Jürgen Haber-
mas señala que:

En la actualidad el espacio de la ciudadanía no pareciera limitarse al ámbito del Estado-Na-


ción; [...] comienza a dibujarse un espacio público planetario, como consecuencia de una
comunicación global, que apela a la opinión mundial. Se ha abierto un nuevo espacio,
que vincula la ‘idea de pertenencia a una comunidad política nacional (ciudadanía)’ con
‘el desarrollo del derecho internacional que somete a los individuos, las organizaciones
no gubernamentales y los gobiernos, a nuevos sistemas de regulación’. (párr. 3).

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Lo anterior ha ocasionado que una sociedad en movimiento, con sentido crítico y reflexivo, pase a ser de
consumo, en donde los ciudadanos delegan su responsabilidad social a otro, perdiendo su sentido principal
de ejercer su propio derecho. Esto ha provocado que el concepto de ciudadanía se transforme pidiendo
su contenido e intención:

“Aquellas visiones que postulan como igualmente lícitas desde las nuevas formas so-
cietales (sic) y la emergencia de las llamadas ‘redes ciudadanas’, hasta la existencia
de una ciudadanía de mercado, bajo la cual se podría ejercer ciudadanía simplemente
viendo televisión, navegando en Internet, o colaborando en colectas de organismos
filantrópicos” (Pey, 2001, párr. 5).

Es necesario enriquecer el concepto de ciudadanía con nuevos contenidos, o “ampliarlo”, pues son válidos
algunos principios que lo han sustentado desde hace tres siglos. De esta forma, el tema de ciudadanía
continúa relacionándose al ejercicio de los derechos, no es más que “el derecho a tener derechos”.
Por tanto, es conveniente entender que el concepto de ciudadanía además debe incluir un principio de
identidad, en donde todos sean tratados de manera igualitaria, incluyentes en un mundo globalizado y en
expansión, tanto en su economía como en lo social.

En este entorno de reflexión, el concepto de ciudadanía con naturaleza multidimensional, incluye aspectos
políticos y económicos, pero también sociales; el problema estriba en que en un:

“Estado de derecho, parece obvio que todos los ciudadanos y ciudadanas deberían
acceder a los derechos civiles y políticos; pero no resulta igualmente obvio para todos
que también los derechos económicos, sociales y culturales (los llamados DESC) son
una condición en una sociedad democrática” (Pey, 2001, párr. 8).

De acuerdo con lo señalado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), (2001),
para promover la ciudadanía en un sentido más actual, los Estados y sistemas políticos deben ser capaces
de absorber y reflejar las nuevas prácticas de los movimientos sociales y combinar las políticas públicas
con el capital social de la propia sociedad, a través de sus organizaciones. El rescate del espacio público
es parte de la agenda de extensión de la ciudadanía, como también la reducción de las desigualdades,
entre otros.

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

Por lo tanto, la ciudadanía en un mundo globalizado debe tomar conciencia de que vivimos en un entorno
social, que debe de preocuparse por lo que pasa a nuestro alrededor y que en caso de alguna situación
problemática buscar soluciones para crecimiento en común.
Según un nuevo informe de la ONU (2019), es preciso actuar de forma concertada a nivel mundial para
extender las ventajas de la economía digital a las numerosas personas que hasta ahora prácticamente no
se han beneficiado de su rápida expansión.

Por otra parte, en el blog de Intermón-Oxfam (2005) se menciona que debemos ser críticos “extremos”,
con conciencia, activismo (trabajar en la conformación de redes) y crear un compromiso para lograr una
“ciudadanía global”.

La importancia de contar con una eficiente plataforma digital es para abrir un canal de comunicación y dis-
tribución de contenido de valor para los internautas que potencialmente podrían convertirse en ciudadanos
informados y potencialmente críticos.

El objetivo no sólo es difundir información relati-


va a los proyectos de ciudadanía global, también
busca ejercer presión a través de medios propios,
aprovechando las herramientas que la era de las
nuevas tecnologías proporciona y que permiten
navegar en la red buscando soluciones en materia
de “educación, comunicación y concientización de
ciudadanía crítica”; debemos incluir necesariamente
las propuestas que los movimientos sociales trans-
formadores hacen llegar a la población con todas sus actividades de difusión, con el apoyo de los medios,
pues ahí está el germen de la conciencia y de la actuación que es capaz de oponerse a lo existente; es
trascendental que la población haya recibido una visión crítica respecto a un problema e incluso tenga
conexiones con gente comprometida.

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Por lo anterior, a cada uno de nosotros nos corresponde trabajar en cuáles son los medios a los que tenemos
acceso y sus contenidos, y generar un sentido crítico al participar en plataformas digitales, manifestacio-
nes, grupos de represión social, entre otros.

1.5. Impacto de la práctica de la ciudadanía en la educación

La educación juega un papel determinante en el impacto de una práctica ciudadana con responsabilidad
y cohesión, con un sentido democrático.

Benito Martínez (2005) asegura que es importante considerar políticas de educación para la ciudadanía
democrática y educación para los derechos humanos, que representen un elemento esencial para la
convivencia social, reflejadas en sus planes de estudio y en la organización escolar, extendiéndose a la
educación no formal a lo largo de la vida, educación social, en conjunción con las instituciones sociales;
es decir, situando la tarea en todos los ámbitos, potenciando la formación inicial y permanente de los edu-
cadores, así como contemplando la contribución de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías
(Martínez, 2005).

No sólo es importante considerar instruir a la ciudadanía al simple acto de votar, también se deben planear
e incluir el conjunto de acciones ejercidas por una persona que incide en la vida de la comunidad (local,
nacional e internacional) y, como tal, requiere un espacio público, en el que las personas pueden actuar
juntas. Como señalan Camps y Giner en Manual de civismo (2004), “la democracia es la expresión política
del civismo […], asumir e interiorizar los valores democráticos o cívicos es la condición de la ciudadanía”
(Camps y Giner, 2014, p.113 ).

Por su parte, E. Audigier señala:

La educación para la ciudadanía es un campo teórico y práctico donde se traducen, en


acuerdos y desacuerdos, nuestras concepciones de la vida social y política, la definición
de los derechos, libertades y obligaciones que estimamos legítimas para nosotros y
para los otros, nuestras maneras de pensar el lugar de los conflictos y de resolverlos,
nuestras concepciones de la educación, del papel respectivo de la familia, de la escuela
y de otras instituciones susceptibles de intervenir en la instrucción, la educación y la
socialización, del lugar que tienen los conocimientos o la experiencia en la construcción
de competencias. A estos elementos se añade la necesidad de una prospectiva que
permita anticipar ciertas evoluciones de nuestras sociedades (Audigier, 1999, p.6).

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

Actualmente, entre los educadores existe una creciente toma de conciencia y un activo compromiso con
la necesidad de desarrollar y promover actitudes y valores que permitan construir una sociedad más igua-
litaria y justa.

La formación, tanto familiar como escolar, cumple un papel central en la construcción de cada uno de los
aspectos de la ciudadanía democrática que hemos venido comentando. En primer lugar, la formación de
ciudadanos supone para el sistema educativo la responsabilidad de formar sujetos que dispongan de las
habilidades suficientes y las disposiciones adecuadas para participar de modo eficaz en la formación y
en las decisiones del Estado.

Esto supone:

• Instruir a los ciudadanos de modo adecua-


do y veraz en el conocimiento de las carac-
terísticas fundamentales y la historia de la
comunidad política a que pertenecen.

• Estimular el conocimiento y la aprehensión


critica del conjunto de derechos y obligacio-
nes legales que les corresponden en tanto
miembros de esa comunidad política.

• Desarrollar habilidades para tomar decisio-


nes responsables en la formación e aplica-
ción de acciones colectivas.

• Fortalecer el sentido de pertenencia, a ese afecto entre extraños derivado de perseguir objetivos
comunes al que Aristóteles llamó amistad ciudadana, y que resulta indispensable para el manteni-
miento de cualquier comunidad política saludable.

Una efectiva representación democrática requiere no solamente de la competencia para elegir y hacer-
se elegir, sino también, por un lado, estar formado en la capacidad de formular demandas propias en un
modo equilibrado y aceptable, compatible con las demandas de otros y, por otro, para estar posibilitado
para interpretar demandas ajenas, formularlas y socializarlas de tal manera que otros puedan aceptarlas
como propias.

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Al respecto, Castillo Guzmán y Carlos Sánchez (2003) determinan ciertas tensiones en las que se desarrolla
la ciudadanía tanto dentro como fuera de las instituciones educativas que tienen que ver con el proceso
de socialización vs el de individuación, por lo que señalan:

“La ciudadanía es un proceso por el cual un individuo integra o fusiona su expresión indi-
vidual con la esfera pública, conservando, sin embargo, su individualidad por el ejercicio
de sus obligaciones y la consecución de sus derechos” (Castillo y Sánchez, 2003, p.6).

Resulta preciso señalar que la educación formal


debería completarse con otros procesos educati-
vos, especialmente con procesos no formales que
favorezcan la participación y el compromiso que,
junto a la formación profesional en los Institutos de
Formación Docente y de todo proceso participativo,
se conviertan en un verdadero proceso educativo:
es decir, se debe buscar una educación no sólo para
a la ciudadanía, sino en la ciudadanía.

Para lograrlo se requiere generar ciudadanos con una formación democrática, que practiquen el respeto
entre los conciudadanos y las autoridades.

Por lo anterior, la formación plural y no discriminatoria del alumnado puede coadyuvar dentro y más allá
de los contenidos curriculares o las rutinas institucionales en la búsqueda de esta habilidad de convivir de
manera armónica.

1.6. Derechos humanos y globalización

Para iniciar, se debe señalar que los derechos humanos constituyen las únicas conexiones legales que
fusionan a todas las personas, sean quienes sean y estén donde estén, bajo su condición de personas.
Por tanto, los seres humanos tienen derecho a elegir libremente su modo de vida, a no ser esclavizados ni
sometidos a malos tratos, a arbitrariedades, a la exclusión social, a la emergencia social ni a la explotación
por parte de terceros.

Durante décadas, la noción de la universalidad de los derechos humanos ha sido controvertida, principal-
mente en países cuyas economías y democracias son débiles o inexistentes. Muchas veces se ha dicho
que los derechos humanos son un invento de occidente para tener injerencia en ciertos países o para tener
el pretexto de controlar o violar la soberanía de los mismos.

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Bloque 1. Globalización y ciudadanía

De esta forma, con el objeto de proteger a las per-


sonas del exceso de poder en los Estados surgió
el concepto de los derechos humanos y quedaron
recogidos en una Declaración Universal aprobada
en 1948.

En la Declaración Universal de los Derechos huma-


nos se narra la historia de los derechos humanos,
misma que fue integrada por representantes de
diversas regiones del mundo y decretada el 10 de
diciembre de 1948 por la Asamblea General de las
Naciones Unidas con precedentes jurídicos y culturales contra la tortura, la discriminación (ya sea por
motivo de etnia, color de piel, género u orientación sexual) y otra serie de crímenes actúan estos principios
supranacionales (ONU, 1948).

Con la finalidad proteger los derechos humanos, dicha declaración se promueve en todo el mundo, en más
de 500 idiomas.

Desgraciadamente, en esta era de la globalización existe un amplio número de ejemplos en los que nada
de lo anterior se cumple:

Uno de los casos más conocidos es el que afecta a los medicamentos contra el virus del síndrome de in-
munodeficiencia adquirida (SIDA). ¿Hasta dónde los gobiernos están facultados para evadir los acuerdos
que protegen las patentes farmacéuticas al otorgar licencias en la fabricación de medicamentos genéricos,
a fin de salvaguardar la salud de sus ciudadanos? ¿Pueden las organizaciones internacionales dificultar
o impedir que Estados tomen medidas en beneficio de los derechos humanos?

Estas son interrogantes que surgen cuando existen


estas problemáticas a nivel mundial.

Otro ejemplo es que durante muchos años el Fondo


Monetario Internacional y el Banco Mundial negaron
por motivos de coste a que los países endeudados
realizaran inversiones en el desarrollo rural. En mu-
chas ocasiones se hizo depender la concesión de
créditos a la sumisión y al cumplimiento de ciertas
condiciones; al final, muchos pequeños agriculto-
res no pudieron asegurar sus ingresos por lo que
perdieron sus parcelas de trabajo.

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Educación, Ciudadanía y Globalización

Indudablemente, se puede observar en aquellos


países que se han visto afectados por guerras civiles
o en los llamados “Estados fallidos”, la responsa-
bilidad de tomar decisiones para brindar apoyos
que gestionen mejores condiciones de trabajo es
de las empresas, resolución que se da a partir de
un buen comportamiento ciudadano, por no decir
“sumisión”.

Otro ejemplo es el Congo, donde se extraen infinidad de metales preciosos bajo condiciones inhumanas.
A lo largo de una cadena de producción dominada por la corrupción llegan estos materiales hasta el con-
tinente europeo, donde son empleados en la fabricación, entre otros, de teléfonos móviles. Lo anterior
deja una pesada y dolorosa herencia sobre el respeto a los derechos humanos, lo que ya de por sí deja
socavado al país africano.

De esta manera, se puede concluir que la globalización a la que los derechos humanos está sujeta han
desarrollado de manera conjunta cosas positivas y negativas en el ámbito social; sin embargo, la eficacia,
cumplimiento y grado de justicia a la que están ligadas varía enormemente conforme el ambiente geopo-
lítico y económico de la nación que la aplique, pues los intereses cambian de país en país y de momento
a momento.

Por otro lado, también se puede ver que la globali-


zación ha aportado el reconocimiento de la dignidad
humana, en virtud de que los derechos humanos son
cada vez más visibles, gradualmente más estudiados,
progresivamente más respetados, y, finalmente,
cada vez más aplicados; son cambios históricos
que requieren tiempo para su consolidación.

Así, se puede afirmar que la relación entre la globalización y los derechos humanos está llena de dificul-
tades; sin embargo, cabe considerar que, si bien los instrumentos legales internacionales y la creciente
conciencia social en el mundo son muy importantes, la voluntad política de cada país (especialmente la de
los más poderosos y desarrollados) juega un papel sustancial en la promoción de los derechos humanos
sobre los intereses económicos y, por lo tanto, la noción de que los derechos humanos son “universales”
no es errónea, sino que se trata de un concepto que depende de múltiples factores que obstaculizan su
alcance efectivo como se analizó previamente.

18
Bloque 1. Globalización y ciudadanía

Referencias Bibliográficas

19
Educación, Ciudadanía y Globalización

20
Bloque 1. Globalización y ciudadanía

21

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