Sistemas de Reintegracion
Sistemas de Reintegracion
Sistemas de Reintegracion
Ante una situación de deterioro o ruina de una obra de arte, el restaurador guiado por una
actitud crítica, puede dirigir su intervención hacia un tratamiento de conservación y/o de
restauración.
Es dentro del proceso de restauración donde tiene lugar la denominada etapa de
reintegración cromática. Esta etapa tiene como finalidad principal restablecer el
potencial estético de la obra de arte, mermado por los deterioros sufridos por el transcurso
del tiempo y que impiden realizar su correcta lectura.
Básicamente, esta etapa consiste en realizar una integración cromática en aquellas zonas de
la obra donde existen pérdidas del estrato pictórico, y cuyo color afecta de forma negativa
al conjunto
general.
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Otro aspecto que contribuye a aumentar la notoriedad de la laguna en la imagen, es el
cambio abrupto de los gradientes de intensidad luminosa existente entre ambas
laguna/imagen, ya que se genera una mejor definición o resolución de los mismos (Gibson,
1974:158); tal situación se produce, por ejemplo, en una zona de penumbra de la imagen
interrumpida por una laguna, la cual presenta, generalmente, el color blanco correspondiente
a la capa de preparación.
Según el efecto de Liebmann (Koftka, 1973:155-156), una figura roja aplicada sobre un
fondo verde con una luminosidad exactamente igual, se observa que la distinción figura-
fondo se desvanece; así, la distinción entre figura-fondo depende más de la luminosidad que
del matiz. Este aspecto es utilizado a menudo por los pintores para reforzar las diferencias
de matiz aplicando distinta luminosidad.
Una vez que la laguna -figura- ha sido visualmente aislada como zona de mayor interés para
el observador, la atención se centra sobre ella; este hecho queda reflejado en un aumento del
número y duración de las fijaciones del ojo en el área de la laguna -figura-, en mayor grado
que en la imagen general -fondo-, así, se establece una transferencia periódica de atención
desde una parte -laguna- a una totalidad –imagen general- (Granovskaya, Bereznayay
Grigorieva, 1987:46-47).
A la mutilación de la imagen producida por las lagunas, hay que añadir además,
una devaluación, es decir, un retroceso con carácter de fondo de lo que precisamente en su
origen era la figura (Brandi, 1963:150; Brandi, 1993:27-28).
Las lagunas generan ciertas tensiones que compiten con las propias de la imagen pictórica,
ya que no permiten al ojo efectuar una lectura equilibrada de la imagen, y producen una
sensación equívoca, generalmente, desagradable.
Esa duda hace imprecisa la lectura y afecta al juicio perceptual del observador. Ante estas
situaciones confusas o ambiguas, el esquema visual deja de determinar lo que se ve y entran
en juego otros factores subjetivos del observador, tales como su foco de atención o su
preferencia por alguna dirección determinada (Arnheim, 1994:27).
En la obra pictórica contemporánea, la perturbación estética ocasionada por las lagunas
puede resultar incluso más grave que en obras antiguas, ya que, en general, la esencia o
principio de la pintura actual se basa con frecuencia en efectos cromáticos (Althófer,
1991:85-86).
Si se considera la obra de arte como una unidad, una laguna actúa sobre ella
fragmentándola, al interrumpir su plano figurativo y cromático. Cuando se deteriora esa
conexión, la lectura natural de la obra resulta dificil en muchos casos debido a que la laguna
asume una función que no le corresponde, haciéndose, así, más notoria su
presencia en forma de figura en un primer plano.
Esta interrupción o fragmentación de la imagen en la obra de arte ocasionada por las lagunas
se puede restituir ya que, según Brandi (1993:25-26):
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Para restablecer el potencial expresivo de la obra se recurre a neutralizar el carácter negativo
que la laguna tiene sobre la misma, reduciendo el valor emergente que la laguna asume
respecto a la obra, de figura a fondo (Brandi, 1963:150).
Para ello, la laguna deberá asumir un valor de nexo de unión de las partes o fragmentos
originales existentes y no de interrupción como pérdida, tratando por otra parte, de que
quede patente su existencia en la obra como un hecho ligado al tiempo-vida de la misma
(Casazza, 1992:65; Philippot, 1959:5; Pincas, 1991:292).
La intervención que trata de resolver esta ambivalencia, dentro del proceso de restauración
de la obra, se denomina reintegración. Este proceso se establece como una hipótesis crítica,
es decir, como proposición sujeta a posibles modificaciones
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Otra forma totalmente distinta de realizar esta reintegración ilusionista se basa en la
reconstrucción siguiendo la misma sucesión de estratos que los de la obra a restaurar; a este
método se le denomina “continuidad de estructura” (Bergeon, 1990:192; Bergeon,
1996:24).
En muchos casos, el sistema de reintegración invisible o ilusionista viene exigido por los
propietarios, galerías de arte, marchantes, anticuarios y coleccionistas y tiene, entre otras,
como razón más noble, la de rodearse de cosas bellas, no de documentos; de ahí su deseo de
restaurar objetos de valor (Bello y HorreE 1995:38; Marijnissen, 1967:375). Frente a ellas,
la reintegración visible, que se describe en el siguiente apartado, suele venir exigida
principalmente por los museos (Malavoy, 1988:129), en donde las pérdidas son reconocidas
como tales. Bajo esta consideración, las lagunas se mantienen en tonalidades neutras
sencillas o con el tono de la imprimación, de tal forma que la intervención efectuada no
pueda comprometer los posibles examenes posteriores que se lleven a cabo.
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Se utiliza el término rigatino, quizás más difundido en España, como equivalente
de tratteggio usado en Italia, (según N. del T. del libro de Cesare Brandi: Teoria de la
restauración, Madrid, Alianza Forma, 1988, pág. 74.)
El tratteggio fue elaborado por los restauradores Laura y Paolo Mora, entre 1945-1950
(Bergeon, I99&27).
La reintegración así efectuada puede prestarse a confusión respecto al color original, en el
caso de que su ejecución se realice sin ninguna o poca calidad y no permita apreciar los
trazos efectuados, o bien, se ejecuten unos trazos intensos y gruesos que haga prevalecer el
aspecto formal de los mismos sobre el efecto cromático que se persigue. Su ejecución
necesita de unas exigencias técnicas específicas, entre ellas su realización sobre un estuco
blanco, ya que la luminosidad de éste crea una superficie reflectante para los trazos de los
colores puros que se utilicen.
Básicamente, este método de reintegración tiende a realizarse con la aplicación de tres
colores. Los trazos pueden ser más o menos finos, próximos y adaptados según la
dimensiones de la obra (Mora, Mora y Philippot, 1984:309).
Su aplicación es compleja, lenta y laboriosa, ya que los trazos se realizan con pinceles muy
finos y los resultados obtenidos no siempre son los deseados. A la laboriosidad de ejecución
de esta técnica, hay que añadir la dificultad de obtener pinceladas que sean nítidas en los
trazos, es decir, sin discontinuidad y sin formar gotas en la parte inferior de los mismos, de
manera que comiencen y terminen en forma aguda.
Cada uno de los trazos ha de ser por sí mismo poco intenso, con el fin de conseguir la
intensidad por su yuxtaposición y superposición y no por la fuerza del color (Mora, Mora y
Philippot, 1984:309).
1.2.2.4.- Veladuras
Este procedimiento se aplica cuando en un cuadro la pintura original existe pero resulta
borrosa o poco evidente en determinadas áreas, debido al desgaste de la capa pictórica
(Legorburu, 1995:262), o bien falta la capa pictórica, pero la capa de preparación subsiste
todavía (Bergeon, 1990:193; Pincas, 1991 :295).
La reintegración se efectúa por medio de veladuras de color muy sutiles que procuren
transparencias y permitan visualizar toda la subcapa y la información que conlíeva.
Este procedimiento es suficiente para restablecer a cierta distancia el equilibrio cromático
general de la obra.
Deberá limitarse estrictamente al área que comprende el contorno de las lagunas, sin exceder
sus bordes ni invadir las zonas de pintura original.
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No deberá ser hipotética opor analogía, con objeto de evitar falsificaciones o confusiones
miméticas. Este aspecto no se cumple de forma íntegra en el tipo de reintegración invisible
o ilusionista, siendo éste uno de los motivos por el que se cuestiona la aplicación de este
sistema.
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Deberá ser reversible’, es decir, debe poder eliminarse con facilidad cuando
interese, sin que esto suponga un peligro para la pintura original adyacente; esto conlíeva la
elección de materiales más endebles que el original.
Es a partir de mediados del siglo actual, 1940-1945, cuando se exige en toda intervención de
restauraciónlos principios de legibilidad. reversibilidad y estabilidad.
Bergeon (1996:26), define dos tipos de reversibilidad: una fisica, que implica la posibilidad
fisica de extraer la materia aplicada, y otra química, significa que si la materia es disuelta
para ser aplicada, permanezca soluble en el disolvente utilizado.
Se deberán utilizar materiales estables que sean permanentes en su envejecimiento e
inocuos con respecto a la materia original; por tanto, antes de su utilización estarán
suficientemente probados.
Deberá documentarse exhaustivamente la intervención efectuada.
Las técnicas pictóricas utilizadas en la ejecución de los distintos sistemas de reintegración
revisados son varias; por lo que se hace necesario conocer las ventajas e inconvenientes que
cada una de ellas presenta, con el fin de poder determinar su mejor adaptación al
procedimiento de reintegración elegido, así como a la propia técnica pictórica utilizada en la
obra.
Con independencia del sistema de reintegración adoptado, en la selección del aglutinante a
utilizar, además de las características generales de estabilidad y reversibilidad, es necesario
valorar una serie de propiedades (Scicolone, 1993:113-114):
Debe ser capaz de formar una película elástica que conserve sus propiedades iniciales de
flexibilidad, con el fin de evitar la aparición de craqueladuras.
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El grado de volatilidad del disolvente deberá permitir una aplicación cómoda.
Por último, es necesario considerar la viscosidad del aglutinante, la cual variará en función
del grado de dilución y de la naturaleza de sus componentes. Esta propiedad influye en la
facilidad de aplicación de los trazos o capas.
En relación a los pigmentos, deben utilizarse los considerados más puros y estables, con el
fin de evitar posibles alteraciones futuras.
En comparación con otras técnicas, la acuarela presenta las ventajas de secar rápidamente,
conservar su solubilidad en agua, no amarillear con el paso del tiempo y, debido a su
resistencia a los disolventes orgánicos, permitir la eliminación del barniz posterior. Por otra
parte, como inconvenientes se encuentran su falta de elasticidad, la susceptibilidad al
crecimiento de microorganismos y la variación notable del color en el barnizado (Gómez,
1994:161; Legorburu, 1995:267-269; Pincas, 1991:293).
El aspecto óptico de la mayoría de las pinturas murales al fresco se adecua a los resultados
obtenidos con la reintegración efectuada con acuarela.
La técnica al óleo no debe ser utilizada por razones de reversibilidad y estabilidad, en
cuanto que presenta tiempos y características de envejecimiento negativos y, por lo general,
tratarse de la misma técnica pictórica que en su origen se utilizo para realizar las obras.
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Las lámparas fluorescentes presentan relativamente, un débil espectro continuo del que
emerge una fuerte radiación en ciertos puntos o bandas del espectro. Thomson (1986:54),
describe algunas lámparas fluorescentes que presentan un buen rendimiento de color.
Por lo general, se obtiene un buen rendimiento de color usando una combinación de
distintas lámparas fluorescentes, de manera que se compense los posibles carencias de
emisión que tienen por separado(Ktihn, 1986:146).
Staniforth (¡985:102), pone como ejemplo una obrare integrada en un estudio bajo una
iluminación de luz dia y vista después con iluminación de tungsteno. Los posibles colores
metámeros existentes presentarán diferentes emisiones en las longitudes de onda largas
(roja) del espectro. Esto es debido a que la luzde tungsteno emite relativamente en mayor
grado en las longitudes de onda largas que la luz día y, por lo tanto, destacara más esta zona
espectral de radiación. Así, una igualación metamérica realizada bajo luz de día con una
reflectancia en las longitudes de onda largas mayor que la pintura original,
parecerá más rojiza bajo una iluminación de tungsteno.
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La mezcla sustractivcta tiene lugar cuando coinciden o se superponen dos o más colores
aplicados en forma de trazos, puntos, o veladuras; el color resultante de la síntesis es
distinto a los departida.
Este proceso se desarrolla en función de la transparencia de los colores utilizados, ya que en
la medida que los colores empleados sean menos transparentes, surgen fenómenos de
difusión además de absorción21; en este segundo caso, el proceso se conoce como mezcla
sustractiva compleja (Billmeyer, 1981:139-141), cuyos resultados son más difficile de
predecir.
La mezcla óptica ( mezcla aditiva), también llamada mezcla espacial, es una ilusión
cromática que se produce en el ojo del observador, al contemplar a una cierta distancia la
reintegración efectuada con trazos o puntos.
Este proceso se fundamenta en la combinación y fusión en un nuevo color, de los puntos o
trazos de diferentes colores que son percibidos simultáneamente; este fenómeno es debido a
que los códigos de puntos o trazos realizados, son áreas estimulares demasiado pequefias
para ser resueltas individualmente por el mosaico de células receptoras en la retina. Este
efecto óptico, de mezcla de los colores en nuestra percepción, ya fue utilizado en el siglo
pasado por los neo- impresionistas y, particularmente, por los puntillistas (Lacomme,
1993:42); asimismo, también es empleado para producir efectos de sombras en aguafuertes
y dibujo, en los que se logra este efecto mediante trazos más o menos próximos (Agoston,
1987:208; Arnheim, 1994:399).
Cuando se observar la reintegración, a una distancia lo suficientemente próxima para ver la
estructura de trazos o puntos individuales, se produce el efecto cromático
de asimilación, también conocido por los términos de efecto de Visión de Bezoid o contraste
invertido.
En base a este efecto, los colores de los trazos o puntos que se perciben parecen aproximarse
entre sí y cambiar de un color a otro.
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Otro efecto cromático es el denominado contraste simultáneo, que tiene lugar cuando se
observa de forma global la reintegración efectuada en relación a los colores limítrofes
originales; tiene especial importancia en las reintegraciones unitarias o generales (tinta
neutra y abstracción cromática).
Este efecto es responsable de que una misma tonalidad neutra, bajo unas condiciones de
iluminación y contemplación, se aprecie cromáticamente distinta en cuanto a luminosidad y
tono según sea el color adyacente; así, una determinada tonalidad sobre un fondo neutro
parecerá más intensa, mientras que sobre un fondo de color aparecerá más neutral, o bien un
color podrá parecer claro sobre un fondo oscuro y este mismo color, sobre un fondo claro,
parecer más oscuro. Este efecto cromático es el motivo por el cual no se consigue obtener
resultados satisfactorios en las reintegraciones unitarias (tinta neutra y abstracción
cromática).
En resumen, los distintos efectos cromáticos que pueden tener lugar, según la distancia de
observación de una reintegración en una obra, serán los siguientes:
a una distancia normal se produce la mezcla óptica de los trazos, o puntos de las
áreas reintegradas;
a esta misma distancia también puede producirse el fenómeno de contraste
simultáneo entre el área reintegrada y el color adyacente;
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por último una aproximación a la obra que permita observar los detalles de la
reintegración juntos, trazos) hará posible experimentar el fenómeno de asimilación.
En los párrafos anteriores se han expuesto los efectos cromáticos que interaccionan en las
sensaciones de color y que están influenciados por los colores limítrofes, sin embargo,
según una serie de razones fisiológicas complejas, los estímulos cromáticos se experimentan
con referencia a un mundo conocido, producto de una serie de asociaciones.
Esto hace que en ocasiones un color se perciba como si avanzase y otro como si
retrocediese, o bien parezca quepese más o menos que otro, incluso que tenga dinamismo o
inmovilidad.
El criterio dinámico de avance o retroceso en la percepción óptica del color, generalmente,
se corresponde con la temperatura cromática del mismo, que establece como próximos a los
colores cálidos y como lejanos a los colores fríos; no obstante, este criterio está en función
del contexto en el que estén situados. De acuerdo a esta característica subjetiva, puede
ocurrir que una incorrecta reintegración cromática de una laguna, visualmente parezca que
está en un plano distinto al de la capa pictórica limítrofe.
Técnicamente, la dificultad de llevar los tonos cálidos a fríos y los oscuros a claros hace
recomendable iniciar la reintegración con colores fríos y claros.
Los efectos cromáticos tales como colores complementarios, contraste simultáneo y
similares, que en general refuerzan la función de los colores, así como el acabado de la
estructura de la superficie cobran especial importancia en la expresión plástica de la obra
pictórica contemporánea (Althófer, 1991:85). Por esta razón en estos casos es necesario
efectuar un grado de reintegración más elevado, con el fin de poder hacer una correcta
lectura de la obra. En este tipo de obras se acusa particularmente los defectos cromáticos
que aparecen en la reintegración de estructuras matéricas no reproducibles (metales, tejidos,
etc.); a esto hay que añadir la problemática general de su restauración, debido
fundamentalmente a la falta de costumbre en la realización de una correcta lectura de la obra
de arte contemporánea, así como al insuficiente conocimiento de los materiales utilizados
por el artista (Scicolone, 1993:111-112).
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