Modelo Guía Tesis Viii
Modelo Guía Tesis Viii
Modelo Guía Tesis Viii
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ASESORA
ANDREA MÓNICA CHÁVEZ CORNEJO
LIMA, 2021
Agradecimientos
A mi familia, principalmente a mis padres, mi prima Sandra y mi tía Luz quienes han sido mi
mayor fuente de apoyo e inspiración en todo momento. Asimismo, para mi pequeña Leia que me
acompañaba durante todo el proceso de la investigación dándome mucho amor y cariño.
A mis supervisores y amigos del internado, quienes me brindaron ánimo y ayuda constante en
la presentación del estudio al Comité de Ética, en brindarme consejos para la redacción de la
tesis y en la aplicación de las pruebas.
A mi asesora Andrea Chávez, por la paciencia, enseñanzas y tiempo dedicado.
Y, un infinito agradecimiento a las 106 pacientes que accedieron a participar en la
investigación, esto es por y para ustedes. Gracias a todas por compartir sus experiencias,
confiar en mí y contribuir a generar conocimiento sobre la sexualidad en la población
oncológica, tema poco discutido por diversos factores.
Resumen
El objetivo principal del estudio fue conocer la relación entre la Calidad de Vida y el
cuello uterino, cuyas edades oscilan entre los 26 a 65 años (M= 47.55; DE= 9.69) que recibían
atención ambulatoria en una institución oncológica de Lima Metropolitana. Para ello se utilizó
el Cuestionario de Calidad de vida (QLQ-C30) (Aaronson et al., 1993) junto con su módulo
específico para Cáncer de cuello Uterino (QLQ-CX24) (Greimel et al., 2006) y el Índice de
Funcionamiento Sexual Femenino (IFSF) (Blümel et al., 2004). Se reportó que hay una
funcionamiento sexual entre las pacientes que sí recibieron y que no recibieron información.
Las pacientes jóvenes tenían un mayor funcionamiento sexual general (d=.58; p=0.02) y
excitación (d=.73; p= 0.01) que las mayores de 45 años; y estas, presentaron mayor deseo
(d=.74; p=0.00) y orgasmo (d=.58; p= 0.02). Además, se encontró diferencias según ciertas
variables sociodemográficas. Por último, se discuten estos hallazgos, así como las limitaciones
histerectomía.
Abstract
The purpose of this study was to describe the association found between the Quality of
Life and Sexual Functioning in a sample of 106 patients who had undergone this type of surgery
(hysterectomy) because of having cervical cancer, whose ages range between 26 and 65 years
old (M=47.55; DE= 9.69) and who also received ambulatory care in an institution specialized
in cancer in Lima Metropolitana. For this end, were used Quality of Life Questionnaire (QLQ-
C30) (Aaronson et al., 1993) together with its specific module for cervical cancer (EORTC
QLQ-CX24) (Greimel et al., 2006), and the Female Sexual Function Index (IFSF) (Blümel et
al., 2004). It’s reported that there is a significant correlation between some dimensions of QLQ-
C30 quality of life (emotional functioning, fatigue and pain) and sexual functioning. With
respect to the QLQ-CX24, some dimensions of the IFSF directly correlated with enjoyment,
activity and sexual functioning, and inversely with the experience of symptoms, menopausal
symptoms and sexual preoccupation. On the other hand, there were no differences in sexual
functioning between the patients who did receive and who did not receive information. Young
patients had greater general sexual functioning (d=.58, p=0.02) and excitation (d=.73; p=0.01)
than those older than 45 years; and these, presented greater desire (d =.74, p= 0.00) and orgasm
variables. Finally, these findings are discussed, as well as limitations and suggestions are
Introducción 1
Método 11
Participantes 11
Medición 12
Procedimiento 15
Análisis de datos 15
Resultados 17
Discusión 23
Referencias 31
Apéndices 45
Introducción
Un fenómeno importante que ha generado gran impacto en la salud pública a nivel global,
es el cáncer. De acuerdo al Instituto Nacional del Cáncer (2015) esta enfermedad se define,
desde un enfoque biológico, como la proliferación de células anormales que se da de manera
descontrolada y rápida y, que tiene la posibilidad de expandirse hacia otros tejidos, afectando
a distintos órganos. En algunos casos se da mediante la generación de un tumor y si este llegara
a crecer, las células se propagarán a diferentes partes del organismo produciendo nuevos
tumores.
Uno de los tipos de cáncer con mayor repercusión a nivel psicológico y social por estar
asociado con aspectos vinculados con la identidad femenina, el funcionamiento sexual y el rol
reproductivo es el cáncer de cuello uterino, siendo este el segundo tipo de cáncer más común
en la mujer a nivel global (OMS, 2018). Se estiman 530 232 casos nuevos y aproximadamente
el 86% se dan en los países en desarrollo de acuerdo al ingreso per cápita (Hernández, Apresa,
& Patlán, 2015).
En Perú, el Ministerio de Salud [MINSA] (2017) señaló que este tipo de cáncer es el que se
presenta con más frecuencia en las mujeres, con mayor índice entre los 40 y 50 años, y se
considera como la tercera causa de muerte en ellas. Además, en el 2018, se diagnosticó 4103
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 2
casos nuevos con una incidencia estandarizada por edad de 23,2 por cada 100,000 mujeres
(Bendezu, Soriano, Urrunaga, Venegas & Benites, 2020). En base a ello, se podría decir que el
cáncer de cuello uterino continúa siendo un peligro para la salud de las peruanas y constituye
una problemática que debe buscar solución desde múltiples ángulos incluyendo políticas
públicas relacionadas a la salud.
Uno de los factores de riesgo más importantes de esta enfermedad es la infección con el
virus del papiloma humano (VPH) de un genotipo de alto riesgo oncogénico, la cual se
transmite mediante las relaciones sexuales (ACS, 2020f). Se estimó que la infección por el
VPH en mujeres con cáncer de cuello uterino es del 65, 9% mientras que las demás tuvieron
lesiones de alto o bajo grado, así como citología normal (MINSA 2017) y el principal
procedimiento de detección es el Papanicolau (Barrionuevo, Palència & Borrell, 2013). Sin
embargo, un estudio halló que muchas peruanas no se realizaban la prueba de detección por
diversas razones, entre ellas, no poseían un seguro médico, su nivel educativo era bajo, tenían
escasos recursos económicos o residían en provincias lejos de la ciudad (Barrionuevo, 2014).
Del mismo modo, existen barreras sociales y culturales debido a que hace muchos años se
ha atribuido patrones sobre cómo la mujer debe comportarse y expresar su sexualidad, lo que
a su vez tiene un impacto en su acceso de servicio de salud pública ya que, en el propio sistema
de salud, diversas autoridades enmascaran su responsabilidad, incriminando a las mujeres de
sus “creencias culturales” como justificación de no cooperar con las modernas prácticas
médicas. En ese sentido, se encontró cierto nivel de estigmatización asociado al cáncer de
cuello uterino, lo cual produce que las pacientes oculten sus síntomas por miedo a que las
juzguen por su vida sexual y eso, podría afectar el tratamiento al cual deberían someterse y la
razón por la que la mayoría no se encuentre en estadios tempranos (Arellano & Castro, 2013;
Duarte & García, 2016; Ingar, 2016; López, 2012 y MINSA 2011).
en el útero; en el estadio 2, el carcinoma invade más allá de este órgano hacia áreas próximas.
En el tercero, el tumor afecta la pared pélvica y la parte inferior de la vagina o causa una
hinchazón del riñón; y, en el estadio 4, el cáncer se extiende a la vejiga o el recto y se puede
diseminar a otros órganos (Álvarez et al., 2012). Además, un mayor estadio se asocia con
diversos síntomas como dolor durante el coito o un excesivo sangrado vaginal luego de este,
durante la menstruación o posterior a la menopausia y mayor secreción vaginal (ACS, 2020d).
Entre los tratamientos más utilizados está la cirugía, la cual se realiza en el estadio I o II y
presenta diversos tipos como: la cirugía láser o la cervicectomía, donde se extrae el cuello
uterino y la parte superior de la vagina. Y, como tratamientos coadyuvantes en los distintos
estadios se utiliza la quimioterapia, donde la paciente recibe una combinación de medicamentos
a través de una inyección o por vía oral para eliminar las células cancerígenas en la mayoría
del cuerpo y, la radioterapia, que consiste en dirigir los rayos X hacia el tumor para poder
destruir las células dañinas. Sin embargo, si el cáncer se expande a los vasos sanguíneos o
linfáticos es necesario un procedimiento radical que trae consecuencias a nivel físico en la
mujer, esta es la histerectomía. (ACS, 2020a, 2020b, 2020c, 2020e).
Aquella cirugía consiste en extirpar el útero ya sea una parte o su totalidad de acuerdo al
tipo. En la histerectomía total se extrae el cuello uterino y también el útero, pero se preservan
los ovarios y las trompas de Falopio; la histerectomía subtotal consiste en extirpar el cuello
uterino; y finalmente, la radical, remueve la mayor parte de los órganos reproductores
femeninos (Miranda, 2013).
La resección del útero genera en las mujeres un impacto en distintos niveles, por un lado,
desde lo fisiológico, la paciente puede presentar dificultad en orinar hasta que los nervios en
los tejidos cercanos al útero se alivien, pero no podrá menstruar ni tener un embarazo (ACS,
2020g). Además, si la histerectomía produjera la resección de los ovarios, va a causar la pérdida
de los estrógenos y esto a su vez genera cambios en la función sexual ya que esta hormona es
capaz de responder a estímulos sexuales con vasodilatación y una mayor lubricación (Parra,
2015).
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 4
En ese sentido, diversos autores señalaron que un aspecto que produce angustia en las
mujeres y que repercute a partir del tratamiento, es la percepción que ellas tienen sobre su
funcionamiento sexual (Hugues, 2008; Parra, 2015); la cual es comprendida por Rosen (2000)
en términos de deseo, excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción y dolor. Y, Hawton, Gath
y Day (1996) definen el mismo constructo como una manifestación del funcionamiento del
sistema neuroendocrino y del aparato reproductor, lo que posibilita a que el organismo realice
la actividad sexual con una respuesta, la cual puede ser satisfactoria o inhibitoria dependiendo
de ciertos factores que influyen como: el factor psicológico, el sociocultural y el fisiológico
Sira (1999) sostiene que existen tres componentes de la función sexual: la situación/estímulo
sexual, la respuesta sexual y el tiempo de funcionamiento. La primera produce un cambio en
el organismo ya sea dentro de su entorno o de manera interna, y eso estimula a que se produzca
una respuesta sexual. En esta última, se va presentar ciertas variaciones a nivel anatómico,
hormonal, muscular, entre otras. Y, el tiempo de funcionamiento, se da desde que comienza la
actividad sexual hasta que culmina la respuesta tal como señalan Bianco y Aragón (Como se
citó en Sira, 1999).
En relación a la respuesta sexual, existen varias fases donde se producen diversos cambios
psicofisiológicos. La primera fase es subjetiva, el deseo sexual, donde aparecen sensaciones
que conllevan a un interés hacia la actividad sexual. Luego, se producen 4 fases objetivas, en
la excitación se da una respuesta física al deseo y se origina la lubricación vaginal. Después,
en la meseta, se puede mantener o aumentar la excitación sexual, predisponiendo la siguiente
etapa, el orgasmo. En esta hay una menor tensión psicológica sexual y se generan contracciones
rítmicas de los órganos reproductores y seguido a ello, se da la resolución donde se disminuye
todos los cambios anteriores y el cuerpo vuelve a su estado normal. Cabe señalar que, en las
mujeres, estas fases no siguen un patrón fijo, sino que varía dependiendo del nivel de excitación
que cada una tenga (Blanco, 2019). Finalmente, Pino (2010) refiere de una sexta fase subjetiva
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 5
que es la satisfacción sexual, en esta se evalúa el grado de gozo luego de la actividad sexual,
pudiendo ser positiva o lo contrario
Sin embargo, en el caso de las pacientes con cáncer de cuello uterino, Palli, Llunch y Valero
(2010) refieren que los tratamientos que reciben, genera que algunas fases de la respuesta
sexual pueden verse perjudicadas ya que esta enfermedad afecta sus órganos genitales y en ese
sentido, va a repercutir directamente en su sexualidad (Parra & Carrillo, 2011; Pino, 2010).
Específicamente, en la histerectomía, Ganz y Horning (Como se citó en Pino 2010), afirman
que, entre sus efectos locales, aparte de la extracción del útero se puede acortar la vagina, tener
secreción vaginal o puede haber un tejido cicatrizante en la pelvis o en la cúpula vaginal junto
con dispareunia.
En España, Parra (2015) analizó una muestra de 229 pacientes post-histerectomizadas por
patología benigna para evaluar su función sexual luego de 3 y 6 meses de la operación, y se
evidenció una mejora en los problemas de la penetración vaginal que se da de manera
inmediata; la fase de excitación y la frecuencia de la actividad sexual mejoró en los primeros
3 meses; así como el deseo y la ansiedad anticipatoria, a partir del tercer mes manteniéndose
con el tiempo.
Por otra parte, Lonnée (2014) revisó varios estudios y en algunos señalaban que la
histerectomía produce efectos negativos en la función sexual. Entre ellos se encontraba la
investigación de Serati et al. (2009), quien evaluó el funcionamiento sexual con el instrumento
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 6
Así también, Song et al. (2012) evaluaron a 105 mujeres coreanas con cáncer de cuello
uterino en etapa inicial tratadas por diversos tipos de cirugías entre los años 2006 y 2009.
Como resultado se demostró que las pacientes con histerectomía radical tenían dificultades en
relación con su función sexual, adquiriendo una puntaje como límite clínico para la disfunción
sexual.
Las distintas opiniones con respecto a los resultados pueden deberse también a ciertos
factores que intervienen a la hora de evaluar a los pacientes, ya que diversos autores señalan
que las mujeres pueden estar poco complacidas luego de la histerectomía cuando hay poca o
inapropiada información de la intervención quirúrgica, e incluso, pueden sentir culpa o
desorientación sobre los cambios producidos por la pérdida de deseo o tienen cambios
inconscientes de sus sentimientos hacia su pareja (Komura et al., 2007; Palli, Lluch, & Valero,
2010). En el estudio de Palli, Lluch y Valero (2010) se entrevistó a 64 mujeres españolas con
diversos tipos de cáncer ginecológico y más del 90% consideraron muy importante la
información sobre la manera en la cual la enfermedad y el tratamiento van a repercutir en su
vida sexual y de pareja.
Por otra parte, otro factor a considerar es la edad. Según diversos autores, las mujeres a
partir de los 50 aproximadamente, presentan mayor disfunción sexual y cambios hormonales
como la sequedad vaginal, bajo deseo sexual , dificultad para lograr el orgasmo, disminución
de estrógenos y malestar físico (Freixas & Luque, 2009; Hendrickx, Gijs, & Enzlin, 2015;
Sobral & Soto, 2015). De la misma manera, un estudio limeño realizado con 36 mujeres con
cáncer de cuello uterino entre los 31 a 46 años demostró que las disfunciones sexuales son un
gran problema para las pacientes que se encuentran en la edad media, y el dominio más afectado
es la excitación y el deseo. Esto se debería a que las mujeres se sienten cohibidas de expresar
sus dificultades sexuales porque lo consideran un tabú (Carreño, 2017).
Si bien existen cambios a nivel físico, también hay un correlato psicológico y subjetivo
asociado a la pérdida del útero y que repercute en la mujer y en su entorno social (Olivares,
2004). Según algunos autores, este órgano está acompañado de significados asociado a la
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 7
En relación a ello, la resección del útero podría hacer sentir a la paciente como si tuviera
un cuerpo hueco, vacío (Cuamatzi & Vilela, 2009); e impactaría en su imagen corporal al
sentirse poco atractiva (Labrador, 2008); y a nivel emocional una mujer histerectomizada se
podría sentir triste, preocupada, deprimida, impotente, frustrada, entre otras debido a que es
incapaz de ser fértil, y podría tener una percepción negativa de su identidad femenina,
autoconcepto, así como sentimientos de negación, culpa, descontrol y ansiedad ya que no logra
encajar con un tipo determinado de maternidad construida por la cultura (Castañeda &
Contreras, 2017; Dunkel-Schetter & Lobel, 1991, Nuñez & Vera, 2013; Urrutia & Riquelme,
2009). Esto puede variar por diversos factores como la edad, el carácter, la situación real, o si
es que han tenido hijos o deseaban ser madres o no (Nuñez & Vera, 2013).
Así también, en ciertos estudios se demostró que algunas mujeres tienen miedo de reiniciar
su vida sexual con su pareja porque creen que puede recaer en la enfermedad, producirle dolor
o ambos piensan que uno pueda contagiar al otro (García et al., 2003). Por ello, diversos autores
señalan que el apoyo social que reciban las pacientes es importante para afrontar la enfermedad
ya sea de la familia, amigos y especialmente de la pareja con muestras de cariño, paciencia y
comprensión (Montes, Mullins & Urrutia, 2006; Nuñez & Vera, 2013).
Entre las características más importantes de la evaluación de la calidad de vida está la propia
subjetividad de esta, la temporalidad, la relación con el estado de salud y su estructura
multidimensional (Arraras et al., 2004). En esta última, existen cuatro factores principales que
se deben considerar: los síntomas de la enfermedad y los efectos secundarios, el
funcionamiento físico; es decir, si la persona es capaz o no de realizar diferentes actividades,
el funcionamiento psicológico, principalmente su estado anímico; y, finalmente el
funcionamiento social, entendido como la manera de interactuar con los demás (Niegzoda &
Pater, 1993).
Ahora bien, diversos autores mencionan que pacientes post histerectomizadas que sufrían de
disfunción sexual antes de la cirugía, mejoran en su calidad de vida luego de esta,
específicamente en la dimensión física porque sienten un alivio de sus síntomas físicos, hay una
disminución del dolor pélvico, una mayor satisfacción con su imagen corporal y sus niveles de
salud son parecidos a las de una mujer sana (Albuja & Celleri, 2015; Parra, 2011), Naughton
(Como se citó en Cerda, Pino, & Urrutia, 2006), Uzun, Savas y Ertunc (Como se citó en Bayram
& Beji, 2010).
Además, Parra (2015) señala que estos cambios irán en aumento a partir de los tres meses
de la histerectomía y al igual que en el estudio de Albuja y Celleri (2015) refieren que también
habrá una mejor calidad de vida asociada a la dimensión psicológica porque las mujeres podrán
disminuir sus niveles de ansiedad o depresión.
Sin embargo, también se han encontrado estudios que asocian la calidad de vida de manera
negativa en las pacientes con cáncer de cuello uterino que tienen diversos tipos de tratamiento,
entre ellos está: el dominio funcional ya que las mujeres no pueden hacer actividades que
requieran mucho esfuerzo, el dominio físico porque tienen fatiga y diarrea producto de la
radioterapia o quimioterapia, el dominio social y cognitivo que varía según el tipo de
tratamiento y, a nivel sexual les puede generar molestias por la sensación del acortamiento de
la vagina asociada a la radioterapia o de la cirugía. Además, la dimensión psicológica es la más
afectada porque las mujeres pueden tener mayor ansiedad y preocupación por la propia
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 9
enfermedad y por futuros exámenes diagnósticos (Castillo et al., 2015; Corradina, 2017; Parra
& Carrillo, 2011; Razo & Tomanguillo, 2017).
En base a lo expuesto, se ha podido resaltar las diferentes posturas de diversas
investigaciones en relación a la calidad de vida en pacientes con cáncer de cuello uterino. No
obstante, un estudio interesante a mencionar es el de Lee et al. (2016) que comparó la calidad
de vida y el funcionamiento sexual en 208 mujeres, divididas en un grupo control y en el otro,
eran sobrevivientes de la enfermedad en estadios tempranos, con un promedio de 45 meses
después del diagnóstico. Todas habían tenido relaciones sexuales y se demostró que la
sexualidad en relación a la calidad de vida y la función sexual, tuvo resultados similares en los
dos grupos. El autor señala que estos constructos tienen mayor relevancia en pacientes que
están en proceso de recuperación. Por consiguiente, se podría decir que la relación entre ambos
es importante de estudiar.
Un estudio actual realizado por Bae y Park (2016) en Seúl, evidenció en base a una muestra
de 137 mujeres entre 21 y 59 años con cáncer de cuello uterino que la función sexual se
relacionó negativamente con la depresión, pero de manera positiva con la calidad de vida,
específicamente en las dimensiones de: bienestar físico, bienestar social y bienestar funcional,
siendo la de mayor puntuación el bienestar físico. Asimismo, con respecto a la edad, los más
jóvenes puntuaron una mayor calidad de vida. Cabe señalar que la relación de estos dos
constructos no ha sido estudiada dentro del contexto peruano y menos aún en pacientes
histerectomizadas.
Por ello, en esta investigación el objetivo principal es poder explorar, analizar y describir la
relación entre calidad de vida y el funcionamiento sexual en pacientes histerectomizadas por
cáncer de cuello uterino.
Además, como objetivos secundarios se pretende explorar el funcionamiento sexual de las
pacientes y analizar si este varía de acuerdo a la cantidad de información que recogen sobre las
implicancias de la intervención, así como la edad que tienen.
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 10
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 11
Método
Participantes
El estudio estuvo conformado por 106 mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello
uterino quienes al momento de la recolección de datos eran pacientes de un instituto oncológico
de Lima. El rango de edad de las participantes fue de 26 a 65 años (M=47.55; DE=9.69), y
para fines del estudio se las dividió en 2 grupos; entre los 26 a 44 y los 45 a 65 años para
explorar las diferencias en su funcionamiento sexual ya que, según varios autores, las pacientes
presentan un deterioro sexual asociado a un menor grado de impulso y capacidad sexual en la
adultez media y, de acuerdo a los estadios psicosociales de Erickson, se prioriza la
productividad y la relación con los suyos, en cambio, en los adultos jóvenes le dan más
importancia a las relaciones íntimas y un compromiso recíproco (Carreño, 2017; Papalia,
Sterns, Feldman, & Camp, 2009)
Con respecto a los criterios de inclusión, las pacientes debían haber sido
histerectomizadas hace seis meses como mínimo y tres años como máximo, y que su estadio
de su diagnóstico haya sido I o II. Asimismo, ellas no debían tener tratamiento en la actualidad
y acudían por consulta externa para sus controles médicos. Por otro lado, se tenía como criterio
de exclusión a las pacientes que se encuentran en cuidados paliativos, que tengan algún
tratamiento psiquiátrico o alguna enfermedad crónica.
Para comenzar con la aplicación, se les brindó a las participantes una ficha de datos con
el objetivo de reunir información básica de cada una de ellas (Anexo B) y determinar si
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 12
cumplían con los criterios de inclusión y exclusión establecidos para esta investigación. Luego
se utilizaron los siguientes instrumentos:
medir calidad de vida en mujeres con cáncer de cuello uterino de países europeos, asiáticos y
latinoamericanos determinándose una estructura interna de 3 dimensiones (experiencia de
síntomas, imagen corporal, funcionamiento sexual/vaginal), una alta confiabilidad de
consistencia interna (α de experiencia de síntomas=0.72; α de funcionamiento sexual=0,87; α
de imagen corporal=0.86), y una adecuada validez convergente (>0.7) y divergente. Además,
aquella versión es capaz de detectar diferencias entre grupos con diferentes características
clínicas mostrando evidencia de validez de criterio concurrente. De la misma manera, este tipo
de validez se demostró en el estudio de Razo y Tomanguillo (2017), donde emplearon el QLQ-
C30 desarrollado por Aaronson et al. (1993b) y, la versión para cáncer de cuello uterino de
Greimel et al. (2006), para evaluar la calidad de vida de pacientes peruanas.
Por ende, la actual investigación empleó los cuestionarios de estos autores ya que han sido
construidos empleando muestras internacionales, han sido validados en países como Alemania,
Bélgica, Brasil, Croacia, Corea, Reino Unido y también se han utilizado en el contexto peruano,
pero en este aún no se han validado. Por ello se realizó una prueba piloto a 30 personas con el
fin de determinar las características de su uso, específicamente en pacientes histerectomizadas
por cáncer de cuello uterino en la institución oncológica.
En el presente estudio se halló evidencias de confiabilidad por consistencia interna con un
alfa de Cronbach para cada una de las subescalas del QLQ-C30, que van del .43 al .82. De la
misma manera, las subescalas del módulo complementario QLQ-CX24 presentaron una alta
confiabilidad que van del .77 al .81 (Anexo D).
El índice de funcionamiento sexual (IFSF)
Este instrumento se desarrolló originalmente por Rosen et al. (2000) con el objetivo de
evaluar y determinar las dimensiones de la función sexual en las mujeres en las últimas 4
semanas. El IFSF es de tipo autoinforme y está compuesto por 19 ítems agrupados en 6
dominios: el deseo sexual, la excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción global y dolor.
Cada ítem presenta seis tipos de respuesta, donde se obtiene una puntuación del 0 a 5.
Las puntuaciones de cada dimensión son el resultado de la suma de sus ítems que lo
componen multiplicado por un factor y la puntuación global se obtiene sumando los seis
puntajes de las escalas (Rosen et al., 2000) teniendo como punto de corte de 26.55 para
distinguir a las mujeres con o sin disfunción sexual (Wiegel, Meston, & Rosen, 2005).
El instrumento se aplicó la primera vez a 259 mujeres entre 21 a 69 años donde 131
eran sanas y las demás tenían trastorno de la excitación sexual (TES). Se demostró una
adecuada confiabilidad de consistencia interna en los 6 dominios (α=0.82) y una alta
confiabilidad test-retest para la escala total (r = 0.88). Además, se evidenció la validez
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 14
discriminante entre el grupo control y las participantes con TES y, en ambos grupos hay mayor
diferencia de medias en las dimensiones de lubricación y excitación. Asimismo, se demostró
la validez divergente a partir de la comparación del IFSF con la prueba de satisfacción marital
Locke-Wallace, obteniendo una baja y moderada correlación con el grupo de TES y el grupo
control, respectivamente (Rosen et al., 2000).
Este instrumento también ha sido aplicado en mujeres con cáncer de cuello uterino en
diversos contextos internacionales (Lee et al., 2016; Serati et al., 2009; Song et al., 2012), y
específicamente en Chile han traducido y validado este instrumento con 383 mujeres sanas que
tenían entre 20 a 59 años y habían tenido actividad sexual en los últimos tres meses (Blümel et
al., 2004). Al igual que Rosen et al. (2000), el instrumento tuvo la misma cantidad de ítems y
evidenció una alta confiabilidad de consistencia interna en cada escala que mide: Deseo
(α=.71), Excitación (α=.87), Lubricación (α=.85), Orgasmo (α=.74), Satisfacción (α=.88) y
Dolor (α=.85) (Blümel et al., 2004).
Cabe señalar que si bien en el contexto nacional, el IFSF no ha sido validado, se ha
podido utilizar en Chile (Valenzuela, 2014), y, en el Perú, Amanqui et al. (2016) tradujeron la
versión original de Rosen et al. (2000) para utilizarla en una muestra de 31 pacientes que fueron
histerectomizadas por algún tipo de cáncer ginecológico. Asimismo, Mezones et al. (2008)
aplicaron el instrumento validado por Blümel et al. (2004) a 108 mujeres con diabetes mellitus
y Carreño (2017) lo aplicó en pacientes con cáncer de cuello uterino en Lima evidenciando una
alta confiabilidad en el puntaje global (=.97) y en todos sus dominios (Deseo =.88,
Excitación =.96, Lubricación =.93, Orgasmo =.93, Satisfacción global =.60, Dolor
=.95).
A partir de ello, en este estudio se utilizó el instrumento validado por (Blümel et al.,
2004) y de acuerdo a las recomendaciones de Sireci y Faulkner-Bond (2014), se realizó una
prueba piloto con el propósito de verificar la validez de los instrumentos y se halló una alta
confiabilidad de consistencia interna con un alfa de Cronbach de .93, y sus escalas evidenciaron
una confiabilidad adecuada que van del .65 al .92 (Anexo D).
Procedimiento
Primero, se solicitó el permiso del estudio al Comité de Ética de la institución
oncológica y con su aprobación, se obtuvo las historias clínicas de las pacientes. Luego, se
realizó una prueba piloto a 30 mujeres para examinar si comprendían los ítems de los
cuestionarios o si requerían modificación. Se consideraron estrictos estándares éticos mediante
el consentimiento informado (Anexo A) y se les explicó a las pacientes los objetivos del
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 15
Análisis de datos
Los datos del estudio fueron procesados utilizando el programa estadístico SPSS
versión 24, con el fin de poder analizar los resultados que se obtuvieron. Para determinar la
confiabilidad de consistencia interna se emplea el método de estimación de la homogeneidad
mediante el coeficiente Alfa de Cronbach para cada subescala de los instrumentos.
Luego, para responder al primer objetivo específico, se contrastó las puntuaciones del
funcionamiento sexual entre las mujeres que tenían información con aquellas que no lo tenían,
empleando el coeficiente U de Mann-Whitney y la d de Cohen. Similarmente, en el segundo
objetivo específico, para contrastar el funcionamiento sexual de las pacientes según la edad, se
empleó el coeficiente U de Mann-Whitney y la d de Cohen.
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 16
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 17
Resultados
Con respecto al objetivo general, para estudiar la relación entre calidad de vida y
funcionamiento sexual, se realizó un análisis de correlación mediante el coeficiente rho de
Spearman debido a que las variables son en su mayoría no paramétricas y categóricas.
Tabla 1.
Correlación entre las variables de calidad de vida y el Índice de Funcionamiento Sexual
Femenino
QLQ-C30
Dificultades financieras
Pérdida de apetito
Func. emocional
Nausea y vómito
Func. cognitivo
Func. de roles
Constipación
Func. social
Func. físico
IFSF
Insomnio
SCVG
Diarrea
Disnea
Fatiga
Dolor
Deseo .126 .16 .235* .167 .235* .202* -.217* -.044 -.133 -.077 -.101 -.124 -.045 -.028 -.066
Excitación .375** .237 .404** .346* .28* .228 -.297* -.294* -.427** -.174 -.283* -.317* -.184 .191 -.246
Lubricación .113 .101 .17 .337* .058 .079 -.269* -.179 -.159 .087 -.099 -.266 -.194 .266 -.08
Orgasmo .252 .085 .305* .306* .29* .312* -.329* -.249 -.419** -.115 -.303* -.345* -.128 .11 -.231
Satisfacción .354** .248 .343* .369** .297* .294* -.468** -.257 -.551** -.149 -.186 -.34* -.338* .162 -.242
Dolor -.259 -.335* -.381** -.463** -.168 -.345* -.247 .413** .275* .102 .096 .044 .23 .092 .219
Total .336* .227 .457** .474** .256 .334* -.401** -.359** -.450** -.156 -.254 -.355** -.351* .133 -.267
Nota: P= Nivel de significancia; *p<0.05, **p<0.01
Por otro lado, se obtuvo correlaciones significativas entre el IFSF y las subescalas del
módulo complementario para pacientes con cáncer de cuello uterino QLQ-CX24 (ver tabla 2).
Se evidenció que las dimensiones de funcionamiento sexual, actividad sexual y disfrute sexual
tienen correlaciones directas y de tamaño moderado u alto con la mayoría de subescalas del
IFSF.
Tabla 2.
Correlación de las variables de calidad de vida para pacientes con cáncer de cuello uterino y
el Índice de Funcionamiento Sexual Femenino.
QLQ-CX24
Imagen corporal
Actividad sexual
Funcionamiento
Disfrute sexual
Experiencia de
Preocupación
Síntomas de
menopausia
Neuropatía
Linfedema
periférica
síntomas
IFSF
sexual
sexual
Deseo .138 .599** -.104 -.200* -.000 -.290** -.334** .526** .554**
Excitación .234 .566** -.237 -.086 .030 -.327* -.390** .433** .718**
Lubricación .094 .685** -.236 .015 .128 -.189 -.251 .288* .347*
Orgasmo .147 .552** -.270 -.194 -.060 -.327* -.469** .325* .627**
Satisfacción .271* .581** -,402** -.25 -.092 -.409** -.356** .535** .634**
Dolor -.306* -.716** .55** .149 -.085 .326* .552** -.311* -.337*
Total .253 .828** -.410** -.157 .046 -.402** -.462** .474** .670**
*p<0.05, **p<0.01
Por otra parte, se evaluaron los supuestos de normalidad para hacer la comparación
entre dos muestras y se halló que las diferentes escalas y subescalas de las pruebas presentaban
una distribución no paramétrica. Por lo tanto, al momento de realizar una comparación de
medianas, se decidió utilizar U de Mann-Whitney.
Para el primer objetivo específico (ver tabla 3), se buscó determinar si había diferencias
estadísticamente significativas entre las dimensiones del funcionamiento sexual y las pacientes
que habían o no recibido información. Se halló que no había diferencias estadísticamente
significativas entre las pacientes que sí recibieron y que no recibieron información con ninguna
de las subescalas del IFSF.
Ahora bien, al realizar un análisis descriptivo, se evidenció que existe una correlación
inversa y alta en las pacientes que no habían recibido información, y deseaban adquirir
información sobre su cirugía (rs=-.822), acerca de su vida sexual más adelante (rs= -.763), sobre
los síntomas post-cirugía (rs= -.843) y de los efectos a largo plazo post histerectomía (rs=-.822).
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 20
Tabla 3.
Comparación del Índice del Funcionamiento Sexual con personas que recibieron o no
recibieron información
Si recibió No recibió d de
IFSF U Sig.
M (DS) Me M (DS) Me Cohen
Deseo 7.6 (1.93) 8 7.3 (1.95) 7 1296.5 0.495 0.15
Excitación 12.5 (3.44) 12 10.6 (3.92) 11 270 0.107 0.52
Lubricación 15.6 (4.38) 17 14.7 (4.14) 14 319 0.446 0.21
Orgasmo 7.3 (3.28) 7 8.5 (3.37) 8 274 0.184 0.36
Satisfacción 6.4 (2.98) 6 7.7 (3.25) 6 280 0.148 0.41
Dolor 11.6 (2.87) 12 10.5 (3.03) 11 276.5 0.187 0.37
Total 58.7 (13.94) 58 53.0 (13.08) 54 261 0.168 0.42
*p<0.05, **p<0.01
Tabla 4.
Comparación del Índice del Funcionamiento Sexual según la edad
Se pudo observar que las mujeres mayores de 45 tienen mayor deseo sexual (d= .74; p=
0.00) y mayor orgasmo (d= .58; p= 0.02) en comparación de las que tienen menor edad. Por
otra parte, las pacientes de 26 a 44 años presentan mayor excitación durante la actividad sexual
(d= .73; p= 0.01) y un mayor puntaje del funcionamiento sexual general (d= .58; p= 0.02) a
diferencia de las mujeres que tienen 45 a más. Finalmente, no hubo relación con las subescalas
de lubricación, satisfacción y dolor.
Discusión
Ahora bien, en el presente estudio, y a pesar de la amplia bibliografía que sustenta el uso
de terapia hormonal como tratamiento de los síntomas posteriores a la histerectomía, tan solo
dos pacientes mencionaron que se beneficiaron con esta práctica, el resto de participantes de la
muestra no lo hicieron o desconocían cuál era su función. Este factor podría estar vinculado a
los resultados obtenidos sobre la relación negativa de los síntomas de la menopausia y el
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 24
funcionamiento sexual, y a su vez podría dar cuenta de la importancia de recibir una óptima
información en el momento adecuado para una mejor comprensión de los cambios producidos
por la histerectomía y sobre los diversos métodos para un mayor bienestar sexual.
Además de las técnicas ya mencionadas, también se puede resaltar que las mujeres post-
histerecomizadas no pierden la capacidad de sentir placer ya que el clítoris y la membrana que
recubre la vagina se mantienen intactos, y en el transcurso de los meses, la mayoría de los
efectos médicos se reducen (Carrobles, Gámez & Almendros, 2011; Nuñez & Vera, 2014).
Todo ello podría explicar los resultados de diversos estudios, donde las pacientes luego de la
histerectomía o la radioterapia reportaron sentir goce y satisfacción sexual pese a las
consecuencias físicas (Bayramn & Beji, 2010; Faría, Ferrarotto y Gonzales, 2015; Greenwald
y McCorkle, 2008 y Razo & Tomanguillo, 2017), y a su vez, en esta investigación se evidenció
que el disfrute y la actividad sexual se asocia directamente con la mayoría de dimensiones del
funcionamiento sexual y a su vez con un menor dolor sexual.
Todo ello, desde una mirada biopsicosocial invita a reflexionar sobre cómo esta enfermedad
implica desde una postura biológica diversos cambios físicos que a la vez viene acompañado
de sensaciones dolorosas o placenteras que se manifiestan a través del cuerpo, pero la
percepción que cada uno tenga de ello depende a su vez de un componente psicológico y
emocional. Del mismo modo, Anzieu (1995) menciona que toda representación mental de sí
mismo va en paralelo con las vivencias físicas que se dan a través de lo corporal.
1991; Labrador, 2008; Melet, 2010; Nuñez & Vera, 2013, Palli, Lluch, & Valero, 2010; Urrutia
& Riquelme, 2009).
Además, en algunos casos el desconocimiento de las consecuencias tras la histerectomía
constituye un factor de riesgo porque algunas de ellas perciben que retomar la relación sexual
es una “prueba” para evaluar si están bien luego de la cirugía o si su pareja nota algún cambio
en ellas (Komura, et al., 2007; Nuñez & Vera, 2014). En base a ello, el factor cultural estaría
también asociado al comportamiento y las emociones que pudieran tener las pacientes
histerectomizadas, componente que se desarrollará más adelante.
Sin embargo, es importante resaltar que algunas mujeres no llegan a sentir dolor, pero
mantienen intimidad sexual porque tienen creencias de que su pareja la perciba como incapaz
de brindarle placer. En ese sentido, nos podemos dar cuenta que el aspecto social y cognitivo,
en relación a los pensamientos negativos, estarían mediando en su bienestar, al ser dos
componentes de la experiencia. (Faria, Ferrarotto y Gonzales, 2015; García et al., 2003; Nuñez
& Vera, 2014; Palli, Lluch, & Valero, 2010).
En base a lo ya expuesto, se puede discutir que más allá de las consecuencias fisiológicas,
la presencia de estas fantasías, percepciones subjetivas asociadas a la cirugía, el
desconocimiento de los efectos de los procedimientos médicos y una mezcla de emociones
puede llevar a que las pacientes se sientan con mayor malestar, dolor o perder el sentido de sí
mismas, y como plantea Anzieu (1987), las alteraciones que uno pueda tener en su cuerpo
puede generar una herida psíquica, un vacío que puede incluso resultar traumático.
Por otra parte, con respecto al primer objetivo específico, no se mostró una diferencia
del funcionamiento sexual según si la paciente había o no recibido información, la cual puede
estar relacionada a diversos motivos tales como: la dificultad para comprender la pregunta, la
falta de especificidad de esta, o la presencia de gran confusión con respecto a la enfermedad al
no haber sido informada adecuadamente sobre las consecuencias de la cirugía por el personal
médico, o al haber recibido la información en términos difíciles de comprender, generando
incertidumbre sobre el futuro. (Mejía, 2012; Nuñez & Vera, 2014; Rivera, 2016).
A raíz de ello, podemos evidenciar que, desde una perspectiva cultural, es difícil para
algunas pacientes hablar de sus problemas sexuales, por considerarlo un tabú o por deseabilidad
social, ya que los mismos profesionales omiten explicar sobre estos temas, y son muy pocas
las que buscan orientarse con un personal capacitado (Carreño, 2017; Pinar et al., 2015).
sobre su vida sexual post histerectomía y sobre los efectos a largo plazo. Con respecto a las
que recibieron la primera, se evidenció una relación con un mayor funcionamiento sexual en
general, lo cual concuerda con la investigación de Brotto et al. (2008) porque al obtener una
información adecuada, las pacientes están mejor preparadas psicológicamente sobre los
cambios que se producen en su cuerpo, logrando comprenderlo, aceptarlo y todo ello genera
una mayor probabilidad de que retomen su vida sexual satisfactoriamente (Palli, Lluch, &
Valero, 2010).
Por otra parte, recibir información sobre la vida sexual post histerectomía y los efectos
a largo plazo generan cambios positivos en las dimensiones de lubricación y del deseo sexual,
respectivamente. Esto coincide con el estudio de Tsai et al. (2011), donde pacientes que habían
tenido consejería sobre su vida sexual presentaban una menor probabilidad de tener
disfunciones sexuales y, sería importante que la pareja también reciba este tipo de información
ya que una comunicación acompañados de comprensión y afecto mutuo se asocia con una
buena relación sexual, y ayuda a generar un mejor proceso de superación ante los traumas que
ha podido tener la paciente de su sexualidad y la enfermedad (Melet, 2010; Montes, Mullins &
Urrutia, 2006; Nuñez & Vera, 2013).
Un aspecto a considerar, es que menos del 50% de la muestra habían recibido al menos
una de estas informaciones, probablemente porque por parte del personal médico o de la
paciente se habría omitido hablar o se hubiera ocultado la información sobre cómo el
diagnóstico impacta en la vida sexual y los efectos que puedan sentir durante las relaciones
íntimas (Arellano & Castro, 2013; Melet, 2010).
Cabe resaltar que, en los análisis exploratorios, pudimos observar que aquellas
pacientes que no recibieron ningún tipo de información tenían un mayor deseo de recibirla, lo
cual se corrobora con los resultados de la investigación de Palli, Lluch y Valero (2010) donde
la mayoría de sus participantes creían importante obtener información sobre el cáncer de cuello
uterino y sus tratamientos, y cómo estos median en sus relaciones íntimas y su vida en pareja.
De tal manera, al explorar sobre las posibles variables que estarían influyendo en el
desconocimiento de la información, se encontró que nuevamente el factor cultural estaba
asociado con dos aspectos. El primero, al lugar de procedencia, Lima o Provincia, en función
al grado de instrucción y el nivel socioeconómico de las mismas. Y, por otro lado, las
diferencias asociadas al nivel de escolaridad alcanzado y el tipo de información recibida sobre
la enfermedad. En ese sentido, las participantes que no tuvieron estudios o llevaron grados
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 27
Por otra parte, al analizar el segundo objetivo específico, se mostró que las pacientes
histerectomizadas de 25 a 44 años tenían mayor funcionamiento sexual general y mayor
excitación, lo cual coincide con otros estudios previos (Bae & Park, 2016; Palli, Lluch, &
Valero, 2010; Parra, 2015). Esto se debería según Erikson (1985), porque durante la adultez
temprana, las personas le dan mayor importancia a tener relaciones sexuales con su pareja con
el fin de establecer un lazo estable, cercano y con mayor compromiso, mientras que entre los
40 y 50 años se reduce la frecuencia sexual por el estado físico de la persona (Papalia, 2012),
Sin embargo, en esta investigación también se encontró que las pacientes mayores de
45 presentan mayor deseo sexual y orgasmo. Este resultado es similar al estudio de Palli, Lluch
y Valero (2010) donde las parejas de 65 años a más tenían intimidad sexual con alto deseo y
satisfacción. De tal manera, se puede analizar que más allá de una determinada edad, poder
tener relaciones dependería de tener una pareja sexualmente activa y que la mujer se sienta
cómoda de experimentar su sexualidad en la fase de vida que se encuentre (Freixas & Luque,
2009; Pino, 2010).
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 28
Cabe mencionar que a partir de todo lo mencionado, se puede interpretar que el malestar
de una paciente histerectomizada se compone de diversos factores, y para que se sienta capaz
de disfrutar de las relaciones sexuales, fortalezca su sentido de feminidad y de identidad, tiene
que ver más allá de ese malestar físico, las exigencias culturales y esa sensación de tener un
cuerpo hueco o vacío, porque lo que estaría influyendo para sentirse bien es la percepción
subjetiva en función a la desaparición de sus síntomas y de su propio bienestar sexual, así como
refiere Naughton (Como se citó en Cerda, Pino, & Urrutia, 2006)
Para lograr ello, Anzieu (1987) propone que el ser humano frente a las adversidades
que experimente en su cuerpo, pueda consolidarse a sí mismo en algo que vaya mucho más allá
de ese contenedor físico, es decir que pueda trascender bajo otras reglas y características.
Entonces, en base a lo señalado y en relación a la presente investigación, se puede tomar en
consideración la trascendencia como un camino de salida hacia la recuperación del bienestar
sexual perdido en las pacientes, mediante una experiencia psicológica.
Por otro lado, se debe considerar las limitaciones del presente estudio. Una de ellas es
que no se pudo generalizar los resultados ya que algunas pacientes no deseaban participar
porque evitaban hablar sobre su funcionamiento sexual, o había dificultad de contactarse con
ellas. Otra limitación fue que algunas mujeres eran analfabetas, o tenían dificultad de poder
entender las preguntas, y esto podría estar asociado a que ellas no han tenido la posibilidad del
acceso y comprensión de la información mediante charlas de prevención y promoción de la
salud, lo cual se puede considerar como un factor de riesgo.
Además, en algunos casos, no podían leer la pregunta por algún problema de la vista y
pedían ayuda a la investigadora para que les lea los cuestionarios y lo respondan de manera
verbal. Esto pudo influir en que las pacientes minimicen sus dificultades a nivel sexual ya que,
probablemente tenían cierta incomodidad de hablar de ello, o se ha podido generar deseabilidad
social al momento de brindar su respuesta porque estaban interactuando con una persona a la
que perciben del personal médico. Así también, al ser un tipo de diseño cuantitativo, se
recomienda que en futuras investigaciones se pueda complementar con una entrevista
semiestructurada, la cual ayude a obtener información sobre la percepción que tienen las
pacientes de diversas regiones del país acerca de su feminidad, y a la vez considerar las
subjetividades de la paciente acerca de su vida sexual y su calidad de vida explorando otros
factores que podrían influir en dicha relación, como el impacto emocional tras la histerectomía
en aquellas que sí deseaban tener hijos
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 29
En conclusión, esta investigación tuvo como aporte principal analizar la relación entre
la calidad de vida y el funcionamiento sexual en pacientes histerectomizadas por cáncer de
cuello uterino ya que en el Perú no había investigaciones en base a ello, siendo esta enfermedad
la que tiene mayor índice de incidencia y mortalidad en las mujeres (Minsa, 2017). Así también,
se da la apertura de poder continuar investigando sobre la sexualidad en la población
oncológica, la cual es poco hablada en nuestro entorno.
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 30
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 31
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Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 44
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 45
APÉNDICES
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 46
Código
APÉNDICE A: CONSENTIMIENTO INFORMADO
Estimada paciente:
Deseamos solicitar su participación en el estudio “Calidad de vida y funcionamiento
sexual en pacientes histerectomizadas por cáncer de cuello uterino” a cargo de Carolina
Granados Pazos, estudiante de la especialidad de Psicología Clínica de la Pontificia
Universidad Católica del Perú y bajo la supervisión de la Mg. Andrea Chavez Cornejo.
El objetivo del presente estudio es analizar la relación entre la calidad de vida y el
funcionamiento sexual en un grupo de mujeres adultas con cáncer de cuello uterino que han
sido histerectomizadas en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).
Su participación implica llenar una ficha de datos y dos cuestionarios que se le
entregarán a continuación.
La información que se recoja será estrictamente confidencial y no se podrá utilizar para
ningún otro propósito que no esté contemplado en esta investigación. Esto significa que nadie
excepto la investigadora tendrá acceso a la información que pueda proporcionar.
En ese sentido, los cuestionarios resueltos por usted serán anónimos y por ello serán
codificados utilizando un número de identificación. Si la naturaleza del estudio requiriera su
identificación, ello solo será posible si es que usted da su consentimiento expreso para proceder
de esa manera.
Además, es importante señalar que puede finalizar su participación en cualquier
momento del estudio sin que esto represente algún perjuicio para usted. Puede darse el caso de
que alguna pregunta o actividad le incomode, en ese caso puede comunicárselo a la
investigadora o negarse a responder.
Si tiene cualquier pregunta en relación al desarrollo del proyecto, puede contactarse con
la investigadora al correo electrónico: a20131847@pucp.pe, o con su supervisora al correo
achavezc@pucp.edu.pe . Así como también, al Presidente del Comité Institucional de Ética
en Investigación, el Dr. Arístides Juvenal Sánchez Lihon al correo comité_etica@inen.sld.pe
o al 2016500 anexo: 3001.
¿Tiene hijos?: 0) Sí ( ) 1) No ( )
25 a 36 meses 44 41.5
37 a más 11 10.4
Recibió Sí recibió 55 51.9
información No recibió 51 48
Cirugía
45 42.5
Vida sexual en adelante 28 26.4
Tipo de Síntomas post-
33 31.1
información histerectomía
21.7
Efectos a largo plazo 23
No recibió ninguna
51 48
información
Quimioterapia 23 21.7
Tipos de Radioterapia 35 33
tratamiento previo Braquiterapia 29 27.4
Terapia hormonal 2 1.9
Total 17 16.0
Tipo de
Sub-total 11 10.4
histerectomía
Radical 78 73.6
6 a 12 meses 16 15.1
Tiempo de
13 a 24 meses 67 63.2
histerectomía
25 meses a más 23 21.7
Actividad sexual en Sí 52 49.1
los últimos 3 meses No 54 50.9
No practica 54 50.9
Una vez al mes 14 13.2
Frecuencia de
Dos veces al mes 16 15.1
actividad sexual
1 vez a la semana 14 13.2
2 veces a la semana 8 7.5
N=106
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 51
Correlación total de
Alfa si se elimina
Dimensiones Ítem elementos
el ítem
corregida
C30-1 .40 .44
C30-2 .45 .38
Funcionamiento físico
C30-3 .38 .48
α=.54
C30-4 .36 .49
C30-5 .26 .55
Funcionamiento de rol C30-6 .36
α=.47 C30-7 .36
Dolor C30-9 ,70
α=.83 C30-19 ,70
C30-10 .47 .61
Fatiga
C30-12 .47 .62
α=.68
C30-18 .54 .52
Náusea y vómito C30-14 .53
α=.57 C30-15 .53
C30-21 .68 .76
Funcionamiento C30-22 .61 .80
emocional C30-23 .63 .78
α=.82 C30-24 .67 .77
Funcionamiento C30-20 .28
cognitivo
α=.43 C30-25 .28
Funcionamiento social C30-26 .49
α=.66 C30-27 .49
Calidad de vida C30-29 .62
α=.77 C30-30 .62
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 52
Tabla 7
Confiabilidad del módulo específico de calidad de vida para pacientes con cáncer de cuello
uterino EORTC QLQ-CX24
Correlación total
Alfa si se elimina
Dimensiones Ítem de elementos
el ítem
corregida
CX24-1 .48 .75
CX24-2 .31 .77
CX24-3 .16 .78
CX24-4 .55 .74
CX24-5 .50 .75
Experiencia de síntomas
CX24-6 .47 .75
=.77
CX24-7 .45 .76
CX24-9 .57 .74
CX24-11 .58 .74
CX24-12 .39 .76
CX24-13 .02 .78
CX24-15 .66 .75
Imagen corporal
CX24-16 .65 .75
=.81
CX24-17 .68 .73
CX24-20 .45 .83
Funcionamiento sexual CX24-21 .73 .69
=.80 CX24-22 .59 .76
CX24-23 .69 .71
Calidad de vida y función sexual en histerectomizadas 53
Tabla 8
Confiabilidad del cuestionario Índice de Funcionamiento Sexual Femenino
Correlación total
Alfa si se
Dimensiones Ítem de elementos
elimina el ítem
corregida
Deseo IFSF1 .77
α=.86 IFSF2 .77
IFSF3 .79 .79
Excitación IFSF4 .78 .81
α=.86 IFSF5 .61 .86
IFSF6 .72 .83
IFSF7 .82 .90
Lubricación IFSF8 .87 .90
α=.92 IFSF9 .87 .89
α=.94
IFSF
Tabla 9.
Comparación del Índice del Funcionamiento Sexual con personas que recibieron o no
recibieron información sobre su cirugía
Sí recibió No recibió d de
IFSF U Sig.
M (DS) Me M (DS) Me Cohen
Deseo 7.4 (1.95) 7 7.5 (1.93) 7 1344 0.85 0.05
Excitación 13 (3.37) 12.5 10.6 (3.73) 10.5 225.5 0.03 0.68
Lubricación 16.7 (3.49) 18.5 14.1 (4.44) 14 227.5 0.03 0.65
Orgasmo 6.5 (2.92) 6 8.7 (3.33) 8 201 0.01 0.70
Satisfacción 5.9 (3.05) 5 7.7 (3.03) 6.5 218 0.02 0.59
Dolor 11.9 (3.0) 13 10.5 (2.83) 11 231 0.05 0.48
Total 62 (13.17) 64 51.9 (12.73) 54 192 0.01 0.78
Tabla 10.
Comparación del Índice del Funcionamiento Sexual con personas que recibieron o no
recibieron información sobre su vida sexual post-cirugía
Sí recibió No recibió d de
IFSF U Sig.
M (DS) Me M (DS) Me Cohen
Deseo 7.3 (1.86) 7 7.5 (1.97) 7.5 1011.5 0.56 0.10
Excitación 12.5 (3.11) 12 11.2 (3.98) 11 255.5 0.36 0.36
Lubricación 16. 9 (3.82) 19 14.4 (4.25) 14 186 0.02 0.61
Orgasmo 7.7 (2.81) 7.5 7.8 (3.59) 7 295.5 0.99 0.03
Satisfacción 5.9 (2.47) 6 7.4 (3.31) 6 225 0.13 0.51
Dolor 12.1 (2.94) 13 10.7 (2.92) 11 202 0.10 0.48
Total 61.1 (11.66) 57 54 (14.10) 55 201 0.12 0.55
Tabla 11.
Comparación del Índice del Funcionamiento Sexual con personas que recibieron o no
recibieron información sobre los efectos de la cirugía a largo plazo
Sí recibió No recibió d de
IFSF U Sig.
M (DS) Me M (DS) Me Cohen
Deseo 8.4 (1.16) 9 7.1 (2.02) 7 597.5 0.01 0.79
Excitación 10.5 (1.98) 11 11.9 (4.1) 12 188 0.18 0.43
Lubricación 13.2 (4.24) 12 15.8 (4.12) 17 169 0.08 0.62
Orgasmo 9.2 (2.89) 10 7.4 (3.4) 7 169 0.10 0.57
Satisfacción 7.5 (2.9) 7.5 6.8 (3.23) 6 207.5 0.35 0.23
Dolor 10.2 (2.71) 11 11.3 (3.02) 12 181 0.27 0.38
Total 49.2 (8.65) 51 57.8 (14.32) 59 131.5 0.04 0.73