Textodeapoyo - Cuento El Picapedrero 6°
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Durante la época en que se construía la Gran Muralla, vivió un pobre diablo que
trabajaba como picapedrero. Chen Ple-Hua, éste era su nombre, pasaba los días
renegando de su existencia, con enormes pesares y amarguras. No había noche
que antes de dormirse no pidiese a los dioses el poder cambiar su suerte.
Cierta noche, cuando apenas se había quedado dormido, una gran luz inundó la
estancia y un dios chino se le apareció.
— No soy feliz, -le contestó-, con mi pobre sueldo apenas puedo tener una choza
donde malvivir, no puedo permitirme el lujo de tomar una taza de té. Mientras que
otros…
— Un gran Mandarín –contestó Chen-, ellos viven bien y tienen cuanto desean.
Pero, perdonad mi osadía gran señor. ¿Quién sois y cómo podéis ayudarme?
Al día siguiente, Chen salió a dar un paseo por los jardines de su fastuoso palacio.
La mañana era maravillosa y el sol lucía en todo su esplendor. Al ver el Sol, Chen
pensó: Cómo molesta el Sol, me abrasa y nada puedo hacer. Ni tan siquiera me
protegen las sombrillas de mis sirvientes. Quién fuese Sol.
Y así, Chen se convirtió en el Astro Rey del día. Vagaba por el cielo dominándolo
con su luz radiante, esplendoroso, se sentía tan poderoso...Pero una tarde, una
densa y plomiza nube se interpuso en su camino, impidiendo que los rayos del sol
pasasen a través de ella. Esto irritó enormemente al antiguo picapedrero que
pensó:
¿Cómo una nubecilla osa ponerse en mi camino?
¡Quién fuera nube!
— ¡¡Quiero ser como ese hombrecillo!! –y al abrir los ojos comprobó, que todo
había sido un sueño.