Revista Atticus 12
Revista Atticus 12
Revista Atticus 12
Contraportada: Montaje RA
disponer de un solarium para el solaz regocijo de su
moradores.
2 Revista Atticus
Número 12
Octubre 2010
Sumario
Sumario
03
Fotodenuncia
04
Editorial
06
Humor Gráfico
07 Por Andrés Faro
y otros artistas.
Escultura en terracota 8
09 El Belén napolitano,
Un ritual lúdico para iniciados.
por José Miguel Travieso
Escultura barroca en España
20
La exposición Lo sagrado hecho real nos da la
oportunidad de echar una amplio vistazo por uno de los
1600 - 1700 momentos más productivos y extraordinarios del arte
por Luis José Cuadrado español, el Siglo de Oro.
Costus, dos gaditanos en la movida
35
Dos pintores, Enrique Naya y Juan Carrero
formaron este singular grupo.
madrileña
por Gonzalo Durán López
Urban Glass House
Philip Johnson y los edificios de
40 Philip Johnson proyectó esta singular
casa donde pasó buena parte de su vida. 3
cristal Fue el encargado de construir las Torres
por Juan Diego Caballero de Europa (KIO).
Revista Atticus
El beso en la historia del arte
por Luis José Cuadrado Gutiérrez 46 Tercera entrega del Beso en la Historia del
Arte. Esta vez abordamos las muestras en
Esther Bengoechea la fotografía..
Catalina de Aragón y Castilla
Reina de Inglaterra
54 Artículo sobre una de las seis esposas de
Enrique VIII
por Josep María Osma Bosch
Historia de la música clásica Ya podemos “escuchar” música mientras leemos la
por Manuel López Benito 59 revista gracias a esta extraordinaria iniciativa.
Los tres últimos días de Fernando Pessoa Excelente ensayo sobre el genial escritor
por Mª del Rosario Martín Muñoz 66 portugués
Los libros ¿futuro incierto? ¿Está en peligro el libro impreso? Una
Por Marina Caballero
72 particular reflexión sobre este actual tema.
La ciudad del tac… tac… tac…
75
Desde San Martín de los Andes, en la
por Ana María Manceda Patagonia nos ha llegado este relato.
Microrrelatos
77
Selección de microrrelatos.
por Daniel Sánchez y David Moreno
Enemigos íntimos
80
Llosas y Gabo por Miguel San Millán
Poesía
82
Selección de Manolo Madrid
Selección de fotografías
98
ONGD PUENTES
101
Comprometida con el desarrolla humano en
algunos países de África y América Latina.
tar, Hungary, taken on Tuesday, Oct. 5, 2010. (AP Photo/MTI, Gyoergy Varga)
FOTODENUNCIAF Atticus
An aerial view of the red mud covering streets and neighborhood of Kolon-
MAL en Hungría
Y
a es mala baba que una empresa que se hemerotecas vemos mucha similitud en ambas situa-
llama MAL (Sociedad Magiar para la Pro- ciones. ¿Creen ustedes que han pagado por aquel de-
ducción de Aluminio) cause tanto mal. La sastre? Y ¿por el de ahora en Hungría?
verdad es que no hace gracia y no es para
jugar. Ni tan siquiera para jugar para aquellos que lo Y si echamos la vista un poco mas allá descubri-
hacemos con las palabras y disfrutamos tanto con ello. mos otro incidente que tiene que ver con el ahorro en
las medidas de seguridad y en definitiva con la avaricia
Una balsa de residuos tóxicos se rompe. Su rotura empresarial y su obsesivo afán de lucro: los mineros
provoca una gran vertido de desechos químicos tóxi- atrapados bajo tierra en Atacama (Chile). Si se hubie-
cos y corrosivos. Arrasa con todo, contamina la Tierra ran hecho las cosas bien las medidas de seguridad hu-
y mata animales y flora sin piedad. bieran costado un 10 por ciento de lo que al final ha
costado. Si por lo menos el vertido sirviera para tomar
Una vez más este tipo de empresas se saltan a la conciencia y que no se vuelve a repetir. Si por lo menos
torera las más mínimas y elementales medidas de se- lo de los mineros sirviera para algo y se aseguran las
guridad porque tal vez esto supone invertir un dinero. instalaciones y esto no volviera a suceder. Pero parece
Un dinero que no tienen pensado perder en su afán que no va a servir para nada como así sucedió antes.
desmedido de ganar. ¡Cuánta avaricia! Y no escarmen- ¿Cuánto mal es necesario para concienciarnos de que
tamos. Un vertido muy similar se produjo aquí bien solo tenemos una vida y un planeta?
cerquita de nuestras casas: la balsa de Bolidén en Az-
narcóllas. ¿Se acuerda? Seguro que si consultamos la
4 Revista Atticus
E
sta foto me ha llamado la atención por A veces, la respuesta policial a estas manifesta-
la tensión que se respira. Podía haber ciones se combate con excesivo celo llevándose por
elegido otra, de la muchas que hay so- delante a inocentes participantes. Pero también es
bre las huelgas generales en Francia, muy cierto que a veces, ocultos en la muchedumbre
donde los disturbios son muy evidentes. Pero la ele- se hallan verdaderos profesionales de reventar estos
gida parece ser la calma que precede a la tempestad. actos, donde el pillaje es su moneda corriente y el acto
Un joven se enfrenta a pecho descubierto a un gen- vandálico su verbo, actuando bajo signos de estética
darme pertrechado al más puro estilo robocop. El jo- ultra y nazi. Destrozan el mobiliario urbano, asaltan
ven parece esgrimir su mirada arrogante como única tiendas, vuelcan coches, incendian contenedores y así
arma. Hasta podemos oírle decir ¿qué pasa, de qué podíamos seguir con una lista larga de desmanes. Y
vas? Todo hace pensar que luego la cosa desembo- entonces lo que parece ser una buena causa se con-
có en carreras de los manifestantes y diferentes actos vierte en un sin sentido, en una exaltación de la vio-
vandálicos. lencia y ya no tiene razón de ser la protesta.
Pero no solo es en Francia donde las revueltas po-
pulares acaban en violentas refriegas. Últimamente se
prodigan con exceso por todo la geografía internacio-
nal al amparo de la globalización.
Revista Atticus 5
Editorial
Número
Acudimos a otra nueva cita y con esta se cumple una docena.
Con algo de retraso sale este nuevo ejemplar que tienes ante
Revista Atticus
ti. El motivo del retraso no es otro que la preparación de un
número en edición impresa, el UNO, que tenemos previsto que
salga al mercado a mediados de diciembre.
José Miguel Travieso continúa con su entrega de la Escul-
tura en terracota. Esta vez aborda uno de los temas que atraen a grandes y a pequeños: el Belén napolitano. La exposición
Lo sagrado hecho real ha sido un autentico éxito de afluencia de público en Valladolid. La cita fue objeto de un merecido
especial monográfico, el número 2, que se encuentra disponible en la Web para su descarga. Aprovechamos la ocasión
y ahora hemos incluido un reportaje centrándonos en la Escultura en el siglo XVII. Damos la bienvenida a Gonzalo
Durán que nos hace un curioso reportaje sobre una pintura algo más desconocida de la que estamos acostumbrados
a ver: Costus, dos gaditanos en la movida madrileña. Desde aquí le damos las gracias y os animamos a que visitéis su exce-
lente blog. Juan Diego Caballero acude fiel a su cita con una entrega que se puede considerar como la continuación
a la que abordamos en el pasado número: Urban Glass House, Philip Jonson y los edificios de cristal. Seguimos con El beso
en la Historia del Arte en esta ocasión nos hemos fijado en la fotografía. Luis José Cuadrado y Esther Bengoechea
son los coautores del reportaje. Catalina de Aragón y Castilla, Reina de Inglaterra es obra de Joseph Mª Bosch un tema
de actualidad gracias a una serie televisiva. En el pasado número 11 se sumó a nuestro rico plantel de colaboradores
Manuel López Benito autor de unos de los mejores blogs en su género, la música clásica. Ahora es cuando cristaliza
esa colaboración. Por un lado tenemos los textos en nuestra revista y por otro lado tenemos un enlace que nos lleva
a los fragmentos musicales. Es decir, que podemos estar leyendo en nuestra casa y a la vez escuchar la música que se
cita en los textos. Esperamos que os guste esta iniciativa. Comenzamos la serie con Los orígenes de la música clásica. Una
mención especial también la merecen todos aquellos que nos estáis mandándonos vuestros textos. Así a los nombres
de Manolo Madrid y Marina Caballero ya habituales entre nosotros tenemos que unir los de Ana Mª Manceda,
Daniel Sánchez y David Moreno (gozosos microrrelatos), Miguel San Millán y Enrique Arias Vega (otro ha-
bitual colaborador). Especial atención merece el ensayo sobre la figura de Fernando Pessoa realizado por María del
Rosario Martín. Los Arribes del Duero es el lugar que nos propone Jesús Santos. Un poco más allá, Val de San Lorenzo
es un pueblo maragato con mucho atractivo en su batán Jesús Trapote realizó una exposición de sus escultura más
pequeñas. Y hasta allí nos fuimos siguiéndole la pista. También estamos encantados con contar con grandes fotógrafos
en Revista Atticus. Acuden a este número Rogelio García, Jesús González, Chema Concellón, Pablo Díaz, Luis
Raimundo García, Alicia González y Jesús Arenales. Cierra el número un espacio que cedemos con mucho gusto
a la ONGD PUENTES una asociación que viene realizando su trabajo para el desarrollo humano en algunos países
de África y Latinoamérica.
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Humor Gráfico
por A. Faro
Gentileza de A. Faro
www.e-faro.info
Andrés Faro Lalanne
Dibujante desde que tiene uso de razón y hasta
que la pierda. Vino al mundo en Salas de los Infan-
tes, en tierras del «Mío Cid», el año 1965.
Desde 1997 es el encargado del chiste en el «Diari
de Tarragona», decano de la prensa española.
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Humor Gráfico
1 2
1 - El Roto, publicado en El País el 20 de
septiembre de 2010
2 - Fontdevila, publicado en Público el 14
de septiembe de 2010
3 - Medina, publicado en Público el 4 de
septiembre de 2010
4 - Forges, publicado en El País el 26 de
agosto de 2010
5 - Elrich, publicado en El País el 16 de
septiembre de 2010
3
5
Medina
4
8 Revista Atticus
Escultura
EL BELÉN NAPOLITANO,
un ritual lúdico para iniciados
por José Miguel Travieso
Belén Cuciniello
Museo de la Cartuja de San Martino, Nápoles.
P
Escultura en Terracota 8 ara continuar la serie dedicada a la es-
S. XVIII cultura realizada en terracota vamos
a referirnos a una modalidad artística
que, trascendiendo su componente
artesanal, se consolidaría en la ciudad
de Nápoles en el siglo XVIII, donde la representación
tradicional del belén conocería una total transforma-
ción al abandonar el primitivo referente devocional im-
plantado por San Francisco para pasar a convertirse en
un divertimento elitista de carácter netamente profano,
alentado por el gusto por los espectáculos, el afán de
pompa social y el coleccionismo desmesurado por par-
te de reyes, aristocracia y burguesía enriquecida.
Revista Atticus 9
El fenómeno se inicia en el siglo XVII, cuando se
abandonan las pautas escultóricas en madera o piedra
aplicadas a las escenas de la Natividad, generalizadas en
la mayoría de las regiones italianas, pasando a incorpo-
rar figuras de pequeño formato producidas en terraco-
ta, que permitieron disponer en residencias particulares
de belenes similares a los que recibían culto en iglesias
y conventos. Se pueden establecer dos fases en este
proceso. En un primer momento se recurre a la elabo-
ración de pequeñas figuras de vestir, con la cabeza y el
tronco tallados en una sola pieza, brazos y piernas ar-
ticulados y vestidos reales con vistosa pasamanería, del
mismo modo que las bambolas para niños. Después, y
a lo largo del siglo XVIII, la composición de las figuras
adopta un prototipo definitivo de acuerdo a un com-
plejo proceso de ejecución basado en el método de en-
samblaje, por el que los pequeños maniquíes disponen
de un tronco de alambre maleable recubierto por hilos
de estopa, con extensiones para brazos y piernas, que
permite con su flexibilidad adoptar cualquier postura
de la anatomía humana. A este sólido armazón se fijan
las cabezas, manos, pies y vistosos vestidos en tela real
sujetos por alfileres imperceptibles.
10 Revista Atticus
grado de depuración al cabo del tiempo, lo que per-
mitía conseguir carnaciones mórbidas muy realistas.
La testina se extiende en unos cuatro centímetros a la
altura del pecho y dos por detrás formando la pettiglia,
que va provista de unos orificios que permiten amarrar
con firmeza la cabeza al tronco con cordones. Es en el
interior de la pettiglia donde muchas piezas aparecen fir-
madas y fechadas por sus autores mediante incisiones.
Revista Atticus 11
Las piernas aparecen modeladas de pies a rodillas y ellos elaborados por artistas especializados.
contribuyen a la identificación del personaje, de modo
que la variedad es ingente, desde simples pies descalzos Un componente muy atractivo de las figuras napo-
a una innumerable modalidad de zapatos, botas, sanda- litanas son los vestiti o vestiduras que definen la con-
lias, polainas, harapos, etc. En las plantas de los pies lle- dición social del personaje. Están aplicadas de modo
van practicados unos orificios para que, sin necesidad selectivo con tejidos de diferentes texturas hasta con-
de peanas, se puedan sujetar sobre clavos colocados en figurar cinco tipos de diseños: aquellos de tipo bíblico
la base del decorado. tradicional en los personajes sagrados, los trajes de fae-
na de campesinos, pastores y pescadores, los trajes tí-
Todas las figuras adoptan como medida convencio- picos de las regiones del reino de Nápoles, la indumen-
nal la Terzina, es decir, unos 38 centímetros, aunque taria realista de comerciantes, artesanos y burgueses,
algunas se reducen a 20 para remarcar el sentido de entre ellos los mezzocarattere, burdos campesinos enri-
profundidad colocadas en la escena. También convie- quecidos, que siguen una moda de influencia francesa,
ne resaltar la presencia de figuras, siempre escasas, que y finalmente las pintorescas y sofisticadas vestiduras de
no siguen la modalidad de maniquí de vestir, sino que las figuras integrantes del séquito de los Reyes Magos,
están modeladas en su integridad con desnudos de con gran influencia de la estética dominante en el Im-
gran calidad. Son las academias, así llamadas por recor- perio Otomano. Para la confección de trajes de figuras
dar los trabajos en las prestigiosas instituciones de la del belén se llegaron a fabricar tejidos especiales en la
época como paso previo a esculturas de mayor escala. Real Fábrica de Tejidos de San Leucio, próxima a Ca-
Siempre representan a mendigos, ciegos o monjes in- serta. Asimismo, a muchas figuras les eran aplicadas
digentes. joyas en miniatura elaboradas de forma personalizada.
Junto a la elaboración escultórica de pastori, el belén En un intento de representación del mundo real,
napolitano integra otros cuatro componentes impres- no podía faltar la presencia de animales, cuyo aspecto
cindibles: los vestiti o vestiduras, las figuras de animali, veraz obedece a un proceso de investigación científica
los finimenti o accesorios y el plastico o decorado, todos alentada por una mentalidad racional propia de la Ilus-
12 Revista Atticus
El belén napolitano
tración. Las figuras presentan un minucioso realismo teriales que en la vida real, sorprendiendo los trabajos
en el que ejercieron una gran influencia algunos pinto- de vidrio soplado, los trabajos en filigrana de plata y las
res de género, tales como Rosa da Tivoli o Domenico incrustaciones de toda clase de materiales preciosos.
Brandi, aunque en algunos casos los modelos eran to- Les acompaña una reproducción realista de productos
mados del natural, incluyendo las especies salvajes del comestibles, unos realizados en barro y otros en cera,
jardín zoológico del rey. siempre ricos en matices.
Entre la variedad de animales aparecen tres tipos El plastico constituye la escenografía básica y era en-
diferenciados. En primer lugar, aquellos utilizados para cargada a notables arquitectos que daban nombre al
el trabajo, el pastoreo y las aves de corral. Entre ellos se belén por ellos montado. Suele adoptar una disposi-
encuentran caballos, mulas, vacas, cerdos, rebaños de ción en gradas para facilitar la visión de diferentes es-
ovejas y cabras, conejos, pavos, patos, gallinas e inclu- cenas superpuestas y repite una serie de lugares comu-
so aves de caza como perdices, aunque posiblemente nes, como aledaños de la ciudad, calles y plazas. Exige
es más llamativa la presencia de búfalas, cuya leche es la presencia de una serie de componentes diferencia-
la materia fundamental para la elaboración tradicional dos cuya colocación es arbitraria. Suele ser constante la
de mozzarella. Otro grupo lo integra una variedad de presencia del masso, conjunto de caminos que serpen-
animales callejeros, tales como perros, gatos, palomas tean por valles en los que se incluyen ríos y puentes.
y pájaros, todos ellos pululando por los ambientes de A veces adopta la forma de scoglio, paisaje abrupto de
la ciudad en búsqueda de alimentos. Un último grupo peñascos en que se ubican las escenas pastoriles, repre-
presenta animales salvajes y exóticos, siempre vincula- sentaciones de establos o la Santa Gruta.
dos al cortejo real, entre ellos caballos de raza árabe,
camellos, elefantes, leones, monos, pavos reales, faisa- De forma constante aparecen la fuente y el pozo, la
nes, etc., que contribuyen a crear la fantasía de la exis- posada en el entorno del mercado, en alusión al malo-
tencia de mundos idílicos poblados de animales fantás- grado peregrinaje de María y José, que siempre está re-
ticos y riquezas. lacionada con el alimento material, y la gruta o templo,
siempre en lugar destacado como centro de alimento
Los finimenti o aparejos se constituyen uno de los espiritual al cobijar el Misterio. Cuando aparece la mo-
principales alicientes del belén napolitano. Aparecen dalidad de gruta, suele estar organizada a dos niveles,
como un repertorio en miniatura de todos los obje- reservando las cavernas inferiores para la colocación
tos, utensilios y productos que ofrecía la vida urbana de figuras de diablos, que son vencidos con el naci-
y rústica del siglo XVIII, desde ajuares domésticos a miento de Cristo. A partir de los descubrimientos de
piezas suntuarias representadas en alfombras, palios, Herculano (1738) y Pompeya (1748) el fervor por la
ánforas, cofres, collares, armas e instrumentos musica- arqueología transmutó la gruta en un suntuoso templo
les, todas ellas elaboradas a escala con los mismos ma- romano en ruinas, realzado por abigarradas formacio-
Revista Atticus 13
14 Revista Atticus
El belén napolitano
nes angélicas, elemento que asimiló el simbolismo del Es precisamente el gusto por el teatro y los espec-
fin del paganismo con la llegada de Cristo. táculos en el Nápoles dieciochesco lo que va a definir
la composición del peculiar belén napolitano, que llega
Las construcciones del caserío suelen reproducir a incorporar con inusitada normalidad al componente
modelos de arquitectura popular repletos de anacronis- sacro del belén una serie de escenas mundanas que de-
mos, reservando un espacio para el cortejo de los Re- jaron de tener sentido en marcos religiosos. Todo tiene
yes Magos que convierten el entorno en un auténtico su origen en La Cantata dei Pastori, obra compuesta en
zoco de mercadería por el que deambulan pintorescos 1698 por Andrea Perrucci (1651-1704), una composi-
soldados, bandas de músicos uniformados y elegantes ción teatral que narra las vicisitudes de María y José al
arménides o georgianas. El elemento de unión entre viajar a Belén para realizar su empadronamiento. En
unas y otras escenas lo establece el cammino, integrado la trama se incluyeron luchas de ángeles y demonios,
por figuras e instalaciones. Finalmente hemos de refe- un azaroso escribano llamado Razzullo y finalmente un
rirnos a los fondos pintados por pintores profesiona- barbero chiflado de nombre Sarchiapone, predominan-
les, bien con motivos paisajísticos de gusto rococó o do las escenas cómicas, las expresiones vulgares y el
con simples celajes, incluso con anacrónicas vistas de la predominio del argumento profano sobre el religioso,
bahía de Nápoles. Se tiene constancia de casos en que siempre en clave cómica y popular, aunque en la repre-
el plastico era reforzado con la colocación de espejos y sentación todo confluía en la escena final de la adora-
botellas coloreadas en las que se introducían velas para ción del Redentor.
reforzar el efecto teatral.
El mismo espíritu de esta obra, que llegó a ser pro-
Venimos utilizando una serie de términos en letra hibida por la autoridad eclesiástica, se materializó en la
cursiva que nos ayudarán a comprender que el belén composición del belén, dando lugar a la aparición de
napolitano se llegó a convertir en un auténtico ritual escenas de corte costumbrista, identificadas con la vida
para iniciados, similar a lo que ocurriera en ese mismo cotidiana de Nápoles, junto a otras referidas a cabalga-
tiempo con la ópera, incorporando un componente tas de monarcas orientales, que prevalecieron sobre el
teatral muy del gusto de una sociedad que se entregó a componente religioso del belén, dejando relegada la es-
la construcción de grandes teatros como nuevos tem- cena del Nacimiento a un segundo plano, con la pecu-
plos de ocio y cultura, especialmente aficionada al bai- liaridad de convertirse en un pozo inagotable de incor-
le, las mascaradas y las cabalgatas, en definitiva, a todo poración de figuras, lo que se tradujo en un exacerbado
lo que tuviera que ver con el espectáculo. afán de coleccionismo y dio lugar a la aparición de una
auténtica industria napolitana a la que se dedicaban nu-
Revista Atticus 15
merosos talleres. Esta fue la causa de que la presencia
de este tipo de belén fuese rechazado en las iglesias por Este belén tan diferenciado en su contenido a los
ser considerado un “teatrillo mundano”. de otras regiones y países, puede considerarse como el
producto más característico de ciento cincuenta años
El belén napolitano agrupa cuatro espacios impres- de arte napolitano y fue especialmente propulsado por
cindibles: el ambiente rústico en el que se representa el el monarca Carlos VII, coronado en 1759 como Car-
Anuncio a los pastores, un caserío urbano cuyo centro los III en España. Heredando la tradición paterna, y
es la Posada presidiendo la frenética actividad del mer- junto a su esposa María Amalia de Sajonia, convirtió
cado, un espacio urbano o a extramuros por el que dis- el montaje del belén en una de sus aficiones preferidas,
curre el cortejo de los Reyes Magos y la gruta o templo en un pasatiempo de moda, siendo imitada la tradicio-
clásico en ruinas acogiendo a la Sagrada Familia. En nal exhibición palaciega por aristócratas y burgueses
ocasiones estas escenas pueden aparecer por separado hasta consolidarse la costumbre de ser presentados en
montadas en el interior de un tipo de vitrina denomi- sus salones por las “grandes familias” como signo de
nada scarabattola. A pesar de todo, presente en cada uno prestigio y alta posición social, con casos extravagan-
de los apartados citados, el principal protagonismo del tes como el del príncipe de Ischitella, que tratando de
belén napolitano es la fiesta gastronómica, representa- epatar llegaba a incorporar deslumbrantes joyas en el
da al límite por la presencia de todo tipo de comidas y cortejo de los Reyes de su célebre belén, que era visita-
bebidas que adquieren un simbolismo de revancha del do por miembros de las casas reales.
pueblo miserable ante la carencia alimenticia converti-
da en enemiga secular, de modo que, al menos una vez En la producción de figuras tan demandadas tra-
al año, por Navidad, el pueblo podía sentirse saciado bajaron prestigiosos escultores activos en Nápoles,
ante aquella fantasía, de igual manera que se saciaba el algunos de ellos vinculados a la Real Fábrica de Capo-
espíritu con la conmemoración del Nacimiento. dimonte, que crearon modelos muy personales que se-
16 Revista Atticus
El belén napolitano
Revista Atticus 17
rían copiados y repetidos. Entre la larga nómina
destacan los nombres de Giuseppe Sanmartino (1720-
1793), el mejor de todos ellos, creador de piezas de
extraordinaria originalidad y verismo, Francesco Cele-
brano (1729-1814), autor de característicos tipos popu-
lares con facciones muy reconocibles, Lorenzo Mosca
(1720-1793), Angelo Viva (1748-1837), Salvatore di
Franco, Giuseppe Gori, Giuseppe da Lucca, Frances-
co y Nicola Vassallo, Nicola y Eduardo Ingaldi, Giovan
Battista Polidoro, los especialistas en animales Fran-
cesco Gallo, Carlo Amatucci y hermanos Schettino, el
autor de refinados instrumentos Antonio Vinaccia, el
orfebre artífice de lujosos recipientes Leopoldo Amo-
roso y un largo etcétera en el que se incluyen autores
de los que sólo se conocen sus iniciales.
Revista Atticus 19
Escultura
escultura
barroca
en espaÑa,
1600 - 1700
L
a exposición Lo sagrado hecho real
nos da la oportunidad de echar una am-
plio vistazo por uno de los momentos
más productivos y extraordinarios del
arte español, el Siglo de Oro.
20 Revista Atticus
Aspecto de la sala
con Cristo yacente en la
Exposición Lo sagrado
hecho real celebrada en
Valladolid. Foto: LJC
Desde Revista Atticus nos hemos acercado hasta No podemos olvidarnos que este movimiento se va
las salas del museo para ver esta magna exposición y a desarrollar junto con la Contrarreforma Católica en
hemos querido recoger nuestras impresiones, así como respuesta a la reforma protestante de Martín Lutero.
un detallado estudio de las obras allí presentes, en un El Barroco fue considerado como una especie de ex-
número monográfico que hemos publicado bajo el tí- presión propagandista en manos de la Iglesia Católica
tulo Lo sagrado hecho real. Pintura y escultura españo- y del absolutismo monárquico. El Concilio de Trento
la, 1600 - 1700 (desde primeros de agosto se encuentra entre los muchos acuerdos dictó un decreto sobre las
disponible para su consulta y descarga en la Web). imágenes sagradas estipulando de manera específica
los requisitos esenciales para las imágenes que iban a
Ahora con este artículo nos queremos acercar a dos ser objeto de veneración. La Iglesia Católica tenía muy
obras cumbres de la escultura de ese periodo. Para ello presente que las imágenes sagradas por su naturaleza
recogeremos en un primer apartado las características no solo pertenecen a la esfera de lo sagrado, sino que
formales de la escultura para a continuación centrar- constituyen obras de arte y por lo tanto pertenecen al
nos en dos personajes claves: Gregorio Fernández y mundo del arte.
Pedro de Mena, con sus obras El Cristo yacente y La
Dolorosa. Las imágenes deberían de representar historias ver-
daderas, no falsas ni apócrifas; deberían ser decorosas;
Revista Atticus 21
deberían ser verosímiles; y sus cualidades emotivas y lo tanto su cuerpo está rígido, mortecino, pálido, con
expresivas deberían inspirar no solo la devoción, sino la cabeza inclinada. Estamos ante una escultura hiper-
también la emulación de las figuras sagradas represen- realista. Ahora estamos ya casi acostumbrados a esta
tadas . visión. Pero esto en su día debió de ser algo chocan-
te. Me imagino que esto es comparable, por poner un
En España estos aires se respiran profundamente. ejemplo muy actual, con las esculturas de Gunther von
Por un lado están los jesuitas (apostando por lo espiri- Hagens, en cuya realización utiliza la plastinación y el
tual sobre lo material) y por otro lado la temible Inqui- resultado final es como si fueran cadáveres (en realidad
sición (encargada de velar ese cumplimiento). Algunos lo son) diseccionados o disecados.
artistas fueron contratos por el propio rey Felipe II y Otros artistas españoles del siglo XVI como Alonso
sus sucesores o por la iglesia para velar por el cumpli- Berruguete y Gaspar Becerra siguen los modelos idea-
miento de los cánones dictados en Trento. lizados de Miguel Ángel.
22 Revista Atticus
escultura barroca en espaÑa, 1600 - 1700
En España, en la escultura
barroca encontramos obras que
confieren a este estilo sus propias
particularidades locales. Así la te-
mática es casi exclusivamente re-
ligiosa con ejemplos genuinos en
retablos, sillerías, esculturas mu-
para ojos y uñas, y resina para la simulación de lágrimas
chas de las cuales se integraran en
y sangre.
los pasos procesionales, otra de esas particularidades.
La escultura pierde su aspecto volumétrico a favor
El artista busca representar la belleza con una obra
del aspecto lumínico. Los juegos de colores son mati-
que tenga capacidad dramática para conducir al espec-
zados con recursos pictóricos que hacen que la pintu-
tador a lo emotivo, a lo ascético y para ello no dude en
ra sea una continuación de la escultura y también a la
acudir a planteamientos teatrales en la ejecución de su
inversa.
obra en donde sus piezas expresan aquella (la belleza)
en actitudes afectadas y grandilocuentes.
Escuelas
El medio más utilizado es la madera y en su mayo-
Dentro del Barroco en España podemos distinguir
ría ésta será policromada por otro artista diferente al
dos escuelas: la escuela castellana y la escuela andaluza.
escultor, casi siempre un pintor. Determinados artistas
Una tercera escuela se desarrollaría, en el siglo XVIII,
acentuarán ese realismo con la utilización de postizos
en Murcia.
como pelo natural para las pestañas, o cristal o marfil
Revista Atticus 23
La Escuela Castellana “la vida en conjunción de dos organismos disimila-
res, normalmente en íntima asociación, y por lo general
Los centros donde se desarrolla son Valladolid y con efectos benéficos para al menos uno de ellos”.
Madrid, fundamentalmente. Tiene como punto en co-
mún con la andaluza en que es muy realista. La escul- Pero la buena relación entre ambos gremios no
tura castellana tiene como identidad la talla completa, siempre fue fluida. El escultor labraba su obra y se la
donde el dolor y la crueldad se manifiestan claramente entregaba al pintor. Éste era el encargado de darle el
en la sangre que perla las tallas. Gran dinamismo e in- aspecto final, lo que en definitiva supone hacer reali-
tenso modelado de unos rostros con gran expresividad dad un proyecto, darle vida. Esto como es lógico podía
son otras de las características que se da en esta escuela. suponer muchas veces una gran frustración para los
escultores y un punto de discusión a la hora de afrontar
Destaca la figura de Gregorio Fernández (1576 – ese aspecto final en el acabado de la obra. A esto habría
1639), que sumar por un lado el grado de dependencia que
tenían con el pintor y por otro el aspecto lucrativo: los
La Escuela Andaluza pintores eran reacios a ceder esa parcela. La policromía
de las esculturas, era una técnica que se enseñaba en las
No tiene un solo centro productor sino varias en las escuelas de pintura. Uno de los estudios más afamados
principales ciudades andaluzas como Sevilla, Córdoba, de pintura en España en aquella época era el de Fran-
Jaén o Granada. cisco Pacheco. En él estudiaron, entre otros, Velázquez
De gran realismo pero con expresión más serena y y Alonso Cano. El propio Pacheco policromó obras
sosegada que la castellana. Resalta también como ca- de Montañés como es el ejemplo de San Francisco de
racterística principal el clasicismo y la elegancia de sus Borja de la Universidad de Sevilla (presente en la expo-
composiciones y figuras con modelado suave. sición). Pacheco y Montañés constituye un ejemplo de
colaboración entre pintor y escultor además de estar
Principales figuras: Martínez Montañés (1568 – muy bien documentada tal labor.
1649), Alonso Cano (1601 – 1667), Juan de Mesa (1583
– 1627) y Pedro de Mena (1628 – 1688). Posteriormen-
te resaltará una mujer: Luisa Roldán (1652 – 1706), co- Gregorio Fernández
nocida por La Roldana.
(Texto de José Miguel Travieso publicado en su blog:
http://domuspucelae.blogspot.com/2009/03/arte-
La Escuela Murciana espanol-gregorio-fernandez-la.html)
Tiene en Francisco Salzillo el máximo representan- Nacido en Sarria (Lugo) en abril de 1576, inició
te. Se dedica a los pasos procesionales casi de forma su aprendizaje en el taller de imaginería de su padre,
exclusiva. En su obra se hace evidente el influjo ita- pero durante su juventud acude a Madrid atraído por la
liano así como los primeros rasgos del rococó cuyo oferta laboral de El Escorial, donde trabajaba el escul-
estilo empieza a desarrollar en el siglo XVIII por toda tor milanés Pompeo Leoni. En Madrid se casa con Ma-
Europa. ría Pérez Palencia, bastante más joven que él. Al poco
tiempo, por influencias del Duque de Lerma, Felipe III
desplaza en 1601 la Corte de Madrid a Valladolid, pro-
La escultura policromada: una simbio- yectándose un nuevo Palacio Real, circunstancia que
favorece la llegada de Gregorio Fernández a orillas del
sis perfecta, o casi
Pisuerga para trabajar en la decoración del salón de fes-
La simbiosis que se produce entre el escultor y el tejos del nuevo palacio, junto a un grupo de escultores
pintor es casi perfecta en la elaboración de la escultura capitaneados por Pompeo Leoni.
policromada. El botánico alemán Anton de Bary defi-
nió ese término por primera vez en 1879 (no creo que Instala su casa y taller en la calle del Sacramento
tuviera en mente precisamente a pintores y escultores), (actual Paulina Harriet, esquina con Espíritu Santo), en
El uso del término encaja perfectamente para definir la manzana situada enfrente del desaparecido conven-
la relación que estos artistas tienen en la escultura po- to del Carmen Calzado (terreno después ocupado por
licromada: el Hospital Militar, hoy convertido en Conserjería de
Sanidad de la Junta de Castilla y León), perteneciendo
a la parroquia de San Ildefonso, donde bautiza a sus
24 Revista Atticus
escultura barroca en espaÑa, 1600 - 1700
dos hijos: Gregorio, que nace en Valladolid en 1605 y con el comerciante de lencería Juan Rodríguez Gavila-
muere prematuramente a los cinco años, y Damiana, nes, a los que ya no llegó a conocer.
nacida en 1607. En su casa, junto a criados, aprendi-
ces y oficiales, conviven con el escultor su hermano de Gregorio Fernández alcanzó, fruto de su enorme
madre Juan Álvarez, que ejerce de ayudante y muere trabajo, una posición económica muy desahogada, aun-
en 1630, y un sobrino, hijo de otro hermano, también que siempre hizo gala de una gran generosidad. En la
llamado Gregorio. cumbre de su carrera, en 1635 el rey Felipe IV, al que el
escultor viera nacer en Valladolid, participando de los
Desde su llegada a Valladolid, la actividad del escul- fastos de su bautizo en 1605 (narrados detalladamente
tor fue imparable, realizando sin interrupción encargos por Tomé Pinheiro da Vega en su obra “Fastiginia”),
para la Corte, conventos, iglesias y cofradías. Tras el se refiere a él como “el mejor escultor que hay en estos
nuevo traslado de la Corte a Madrid en 1606, Gregorio mis reinos”. Pero en ese tiempo ya habían comenzado
quedó atado a Valladolid para atender los numerosos los achaques de salud que le impedían trabajar a tem-
compromisos de trabajo. En la ciudad colaboró y enta- poradas.
bló una profunda amistad con el escultor más impor-
tante en ese momento, Francisco de Rincón, que tenía Gregorio Fernández muere el 22 de enero de 1636,
su taller en la Puentecilla de Zurradores (actual calle a punto de cumplir los 60 años, en unos días muy llu-
Panaderos), con el que intercambia modelos e influen- viosos que provocaron el desbordamiento del Pisuer-
cias. A la muerte prematura de este escultor amigo en ga, con desastrosas consecuencias para el entorno del
1608, Gregorio recoge y tutela a su hijo Manuel Rin- convento de Santa Teresa y del barrio de San Ildefon-
cón, de 15 años, al que forma en el oficio de escultor, so. Fue enterrado, según disposición propia, en la igle-
ejerciendo como padrino cuando el joven se casa en sia del Carmen Calzado, donde había adquirido en pro-
1615. piedad una sepultura. Tiempo después se colocó sobre
ella un retrato pintado por el que podemos conocer la
También mantuvo una estrecha amistad con Diego fisionomía del genial artista (actualmente se conserva
Valentín Díaz, pintor ilustrado que poseía una impor- en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio y ha
tante biblioteca y que realizó la policromía de alguna sido atribuido a Diego Valentín Díaz). Su viuda María,
de sus obras. Asimismo, gozó de su amistad Juan de que le sobreviviría 27 años, pasaría a vivir con su hija
Orbea, prior del vecino convento del Carmen Calzado Damiana en la calle de la Panadería, después de su últi-
y admirador del escultor, que ejerció como mecenas mo enlace en ese mismo año.
para todos los conventos carmelitanos. Otras personas
de su círculo de amistades fueron algunos colaborado- Hombre de profundas convicciones religiosas, algo
res asiduos, como los ensambladores y hermanos Juan normal en su tiempo, fue un excelente creador de imá-
y Cristóbal Velázquez (a este último apadrina una hija), genes que fueron tomadas como modelos en toda
los hermanos pintores Marcelo y Francisco Martínez España, destacando como autor de impresionantes
(al primero apadrina un hijo), que realizaron la policro- retablos, de una nueva iconografía referida a los san-
mía de muchas de sus obras, y el ensamblador Juan de tos canonizados en su tiempo, entre ellos Santa Teresa,
Muniátegui, casado con María Juni, nieta del célebre San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Isidro
imaginero, que habitaban una casa muy próxima al ta- Labrador, etc., y de imágenes concebidas para ser ve-
ller. neradas de cerca, según los postulados trentinos, espe-
cialmente crucificados y yacentes, a los que incorpora
Su hija Damiana no fue muy afortunada en amores. postizos que aumentan su realismo.
Después de su primer matrimonio en 1621, a los 14
años, con el escultor navarro Miguel de Elizalde, oficial Pero lo que sigue sorprendiendo a todos son las
de su padre, llegaría a casarse otras tres veces más, ya composiciones procesionales dedicadas a la Pasión,
que enviudó repetidamente. De su segundo matrimo- con grupos de acentuado carácter teatral y figuras an-
nio con el médico Juan Pérez de Lanciego nacieron tológicas en la historia de la escultura barroca española.
dos nietos que alegraron la vida de Gregorio Fernán-
dez: Teresa y José. Tras desposarse de nuevo con el es-
cultor zaragozano Juan Francisco Iribarne, el maestro
recibe en 1633 un tercer nieto: Gregorio Francisco. No
ocurre lo mismo con los ocho hijos que nacieron del
cuarto matrimonio de Damiana en septiembre de 1636
Revista Atticus 25
26 Revista Atticus
Revista Atticus 27
28 Revista Atticus
escultura barroca en espaÑa, 1600 - 1700
30 Revista Atticus
Dolorosa y clérigos. En 1658 pasa a residir a Málaga al recibir un
Hacia 1670 importante encargo para la catedral. En 1663 fue nom-
Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1688) brado maestro mayor de la escultura de la catedral de
Madera policromada con aplicación de postizos Toledo donde se encuentra San Francisco de pie, en éxtasis
Santuario de Santa María de la Victoria, Málaga una de sus mejores obras junto a la Magdalena penitente.
Escultura barroca. Escuela granadina
En los comienzos de su carrera su estilo se vio in-
fluenciado por su padre. Se aprecia una evolución pau-
Pedro de Mena (1628 – 1688) escultor granadino. latina donde los rostros (sobre todo femeninos) se van
Se dedicó principalmente a la imaginería religiosa, gus- haciendo más ovalados, con cuellos más largos, nariz
to que había heredado de su padre, también escultor y perfilada y boca pequeña. A partir de su estancia en
que falleció cuando Mena tenía 18 años, dejándole su Málaga, va adquiriendo una gran destreza y maestría
taller. Trabajó con Alonso Cano del cual aprendió nue- en la ejecución de las obras. Con ello su estilo se vuelve
vos conceptos estéticos con un trabajo más elaborado mucho más realista y naturalista. Al final de su carrera
de gran perfección técnica y realismo. Hombre devoto y después de haber conocido el hacer de otros artis-
y religioso se movió con mucha soltura entre obispos tas castellanos su obra se despoja de lo superfluo para
Revista Atticus 31
aligerar el volumen con modelos más simples pero de des, hasta llegar a convertirse por su inconfundible es-
gran carga espiritual. La clave de su éxito no fue tanto tética en todo un emblema de su taller granadino, casi
en un programa iconográfico novedoso sino en desa- siempre haciendo pareja con imágenes del Ecce Homo,
rrollar una escultura no muy imaginativa pero si llena con ejemplares localizados en distintas poblaciones es-
de sentimiento, de verosimilitud y realizada de forma pañolas e incluso en Austria y en la Casa Profesa de la
sencilla. Sus obras están cargadas de realismo, son ele- Compañía de Jesús en México.
gantes (propio de la escuela andaluza a la que pertene-
ce) sin grandes estridencias. La Dolorosa fue uno de los temas escultóricos más
desarrollados por la plástica española del siglo XVII
Se centró fundamentalmente en obras exentas, con como consecuencia del gusto por la expresividad dra-
repetición de una tipología como son sus San Francisco mática y la emotividad, de modo que Pedro de Mena
o la Magdalena penitente. Fue un artista consciente de no pudo sustraerse a crear su propio modelo, al que
su valía y como muestra de este orgullo le llevo a dejar inculcó el ascetismo que constituye la nota estética que
una innumerable cantidad de obras firmada. Para ello predomina en toda su obra y que ha sido equiparado en
colocaba a modo de firma una pequeña cartela con su numerosas ocasiones a la pintura de Zurbarán, como
nombre en la peana de la escultura. ocurriera en la exposición “Lo sagrado hecho real”
presentada en Londres, Washington y Valladolid en los
Pedro de Mena fue el creador de una peculiar ico- años 2009 y 2010, todo ello fruto posiblemente de la
nografía de la Virgen Dolorosa que no sólo se ajustó a rígida formación religiosa impuesta al escultor por su
la perfección al culto estimulado por los ideales contra- padre, el también escultor Alonso de Mena.
rreformistas en el siglo XVII, sino que, desde el punto
de vista profesional de un imaginero, constituye una El modelo creado por Pedro de Mena, que sigue
muestra de virtuosismo por la capacidad para trans- la modalidad de Stabat Mater y que desarrolló espe-
mutar una materia como la madera en un simulado ser cialmente en la década de 1670 a 1680, recurre a la
viviente que aumenta sus valores al ser contemplado de figura de medio cuerpo de tamaño natural, con aspecto
cerca. Por este motivo las Dolorosas por él elaboradas se de busto de visión frontal y apoyado sobre una peana,
convirtieron en objetos devocionales muy populares y recordando en cierto modo los modelos utilizados en
fueron solicitadas repetidamente, obligando al escultor los bustos-relicario barrocos tan frecuentes en Espa-
a realizar toda una serie, en diferentes tamaños y actitu- ña. En este caso la ausencia de elementos narrativos,
32 Revista Atticus
Revista Atticus 33
lienzo enyesado enmarcando el rostro y dejando entre-
ver parte de la túnica roja, creando un juego de sutiles
volúmenes que adquieren un marcado sentido pictóri-
co en forma de cortes con grandes pliegues, muy efec-
tista a la luz de las velas. El gran hallazgo plástico es
que esta indumentaria, invariable en todas las versio-
nes, constituye una envoltura un tanto abstracta que
contribuye a enfatizar los valores del rostro y del gesto.
la languidez del rostro y la gesticulación de las manos Esta Dolorosa de Málaga se identifica con la “Virgen
unidas proporcionan una gran expresividad emocio- de las Angustias” que en 1688 se cita en los inventarios
nal de carácter intimista. A ello se une el trabajo de la de don Antonio Manrique de Lara, conde de Mollina y
cabeza según el prototipo creado por el escultor, con Frigiliana, caballero de Santiago, vicealcalde de Málaga
rostro oval, nariz afilada, cejas arqueadas, boca peque- y cliente de Pedro de Mena, siendo donada la imagen
ña y cuello largo, siempre mostrando un dramatismo tiempo después por su sobrino a la capilla funeraria
atemperado, propio de la escuela andaluza. familiar de la iglesia de Santa María de la Victoria, ubi-
cada por entonces a extramuros de la ciudad.
La Dolorosa del convento cisterciense malagueño de
Santa María de la Victoria, muy similar a las conserva- Un continuador en la escuela andaluza del tipo de
das en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana Dolorosa creada por Pedro de Mena fue el granadino
de Valladolid y en una colección privada de Sevilla, re- José de Mora (1642-1724), también especialista en imá-
coge estas características, en este caso con las manos genes devocionales talladas en madera.
cruzadas a la altura del pecho para insinuar un momen-
to angustioso y el rostro dirigido al frente y ligeramente
inclinado, remarcado el efecto de tristeza la colocación
de la boca entreabierta, dejando ver dientes de mar-
fil, ojos almendrados con párpados caídos y provistos
de pestañas, lágrimas de cristal (perdidas), regueros de
resina en las mejillas y un juego envolvente de la toca
y el manto en el que Mena demuestra su habilidad en
el trabajo de la madera, en este caso de pino, y en la
aplicación de lienzos enyesados de gran verismo que
realzan el trabajo facial.
34 Revista Atticus
COSTUS
Dos gaditanos en la movida madrileña
E
l 20 de noviembre de 1975 la televi-
sión y la radio anunciaron al mun-
do la muerte del general Francisco
Franco, el dictador que rigió con
mano de hierro una de las dictadu-
ras más largas y feroces de la historia reciente, surgida
casi cuarenta años antes de una guerra civil que él mis-
mo inició. Casi desde ese mismo instante empezaron a
producirse una serie de cambios profundos en España,
no sólo políticos, sino también sociales y culturales, tan
importantes como los primeros.
Revista Atticus 35
COSTUS. Lola Flores y
Yul Brinner (1979). Decora-
ción del bar La Vía Láctea,
Madrid.
se cometieron, en unas ocasiones quizá por las ganas movimiento contracultural, que tuvo en dos ciudades
de probar todo lo prohibido, en otras, por desconoci- españolas, Vigo y Madrid, sus dos centros más activos.
miento, por impaciencia y por otras muchas más razo- En Madrid, el movimiento se conoció como la movida
nes. Hoy sería impensable escuchar a un político gritar madrileña o nueva ola madrileña, y algunos de sus ico-
enardecido ante una multitud de jóvenes “¡Rockeros: nos más reconocibles, fueron el director de cine Pedro
el que no esté colocado, que se coloque... y al loro!”, Almodóvar, la cantante Alaska, la periodista Paloma
como hizo Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid, Chamorro y un larguísimo etcétera que cubre casi to-
en 1984, que le convirtió en un referente para la juven- das las manifestaciones culturales y artísticas, y no sólo
tud de la época, y al que llamaban el viejo profesor. las musicales como algunos pudieran pensar.
La manera de vestir de aquellos jóvenes, desenfa- Entre los artistas más sugerentes de la movida ma-
dada y desafiante, les hizo caer, como reconocía Radio drileña, y figuras importantes de la misma, está COS-
Futura, enamorados de la moda juvenil; su forma de TUS, nombre bajo el que se cobijaron los artistas
divertirse al calor del amor en un bar, como proclama- gaditanos, Enrique Naya y Juan Carrero, auténticos
ban Gabinete Caligari, hizo que estos locales fueran maestros del pop-art español. Juan Carrero nació en
punto de reunión y de experimentación, convirtiéndo- Palma de Mallorca y Enrique Naya en Cádiz, donde
se algunos en lugares de culto, como ocurrió con La ambos vivían y estudiaban en la Escuela de Artes y
Vía Láctea en Madrid; gritaban a quien quisiera oírles, Oficios. Allí se conocieron e iniciaron una amistad y un
y a quien no también, como en la canción de Alaska y amor que duró hasta la muerte prematura en 1989, pri-
Los Pegamoides, que ni tú ni nadie puede cambiarme. mero de Enrique, víctima del sida, y un mes más tarde
Una música diferente, alegre y colorista, puso himno a de Juan, por suicidio. Es fácil comprender lo estrecha y
todas estas inquietudes y sirven hoy como banda sono- asfixiante que podía ser una ciudad pequeña de la épo-
ra de aquellos años, para algunos mágicos y dorados. ca como Cádiz, para la forma de vida y las inquietudes
que empezaron a mostrar los jóvenes artistas. En 1975,
Esos anhelos de cambio y modernidad se traduje- el mismo año de la muerte del dictador, se trasladaron
ron en un auténtico fenómeno de cultura alternativa o a Madrid, para finalizar sus estudios de Artes y Oficios.
36 Revista Atticus
Costus, dos gaditanos en la movida madrileña
COSTUS. Pareja con arco (1988). De la serie La ENRIQUE COSTUS. Carmen Polo viuda de Franco
Andalucía de Séneca. Museo de Cádiz. (1978). De la serie Paso Trascendental del Diez Minutos al
HOLA.
y personal visión del monumento y de sus símbolos, rrealista y el expresionismo, incluyendo la luz medite-
pleno de ironía y sátira, que no debió ser bien recibido rránea y los paisajes egipcios, tras un viaje a aquel país.
precisamente entre los sectores más rancios de la so-
ciedad española: arcángeles seductores con vaqueros La obra de Costus combina admirablemente lo con-
ajustados y cremalleras a medio abrir, vírgenes con me- temporáneo y lo clásico. El clasicismo viene dado en
dias rojas y estética punk, etc. muchas de sus obras, y especialmente en las últimas,
tanto por la composición, heredada del barroco, como
La tercera, también llamada “Serie Andaluza”, es por el tratamiento escultórico de muchas figuras. Y
una vuelta a las raíces, a Cádiz y Andalucía. Quedó in- como hicieran muchos de los artistas del pasado, que
completa a la muerte de los artistas. En ella vuelven a se atrevían a introducir en sus composiciones religio-
fundir, como habían hecho en la anterior, el estilo hipe- sas y alegóricas a personajes de su tiempo vestidos a la
38 Revista Atticus
Costus, dos gaditanos en la movida madrileña
Podemos decir que el tiempo engrandece el trabajo • Este artículo se publicó en el blog Línea Ser-
de estos gaditanos, que se muestra de una gran moder- pentinata (http://lineaserpentinata.blogspot.com),
nidad. No creo exagerado decir que es de lo mejor del donde puede verse acompañado de un montaje foto-
pop-art español, y desprenden una ironía, un sentido gráfico con más obras de COSTUS.
del humor, y un atrevimiento difícilmente superables.
Revista Atticus 39
Urban glass house
philip johnson
y
Q
ue puede construirse una vivienda en
la que el cristal sea el elemento hege-
mónico hasta el punto de hacer casi
invisible la edificación, ya lo demostró
de manera magistral Mies van der Rohe (1886-1969)
cuando diseñó la casa Farnsworth (ver Revista Atti-
cus número 11, página 18 y siguientes), construida en
1950 si bien, a efectos de lo que luego vamos a narrar,
Philip Johnson: “Glass house” (1949). ha de tenerse presente que el proyecto corresponde a
New Canaan, Connecticut, EE.UU. 1946. Esa vivienda es todo un homenaje a las concep-
40 Revista Atticus
urban glass house
ciones del movimiento moderno en arquitectura y, al bos realizaron algunos proyectos de manera conjunta,
mismo tiempo, una seria llamada de atención sobre las como el famoso Seagram Building de Nueva York. Jo-
posibilidades de minimalismo edificatorio. hnson sintió siempre una profunda admiración hacia la
obra de Mies y ello explica que el entonces joven arqui-
Como sabemos, el gran arquitecto alemán pasó tres tecto, siguiendo a su maestro levantase para sí mismo
décadas en Estados Unidos, país en el que ejerció una una vivienda de carácter semejante, la conocida “Ur-
enorme influencia sobre generaciones de colegas nor- ban glass”, finalizada en 1949, una excelente propuesta
teamericanos. Uno de esos arquitectos que acabaron arquitectónica que, no obstante sus méritos, no deja
atrapados por la asombrosa capacidad para crear edi- de ser deudora de la obra maestra que Mies levantó en
ficios de Mies fue Philip Johnson (1906-2005), veinte Plano (Illinois).
años más joven que él y con quien trabó una profunda Muchos años después de finalizar aquella vivienda,
relación que, a mi juicio, fue siempre la que correspon- el arquitecto de las Torres Kio de Madrid, proyectó un
de a un maestro y su alumno. En cualquier caso, am-
Revista Atticus 41
Dos vistas del interior de Glass House del arquitecto Philip Johnson realizada en
1949 en New Canaan, Connecticut, EE. UU
42 Revista Atticus
Sobre estas líneas y a la derecha: Dos vistas del exterior del
edificio “Urban glass house”.
Abajo: Vista del espacio interior del edificio.
nuevo edificio en el que retomaba el empleo del cristal La muerte de Johnson a los 98 años le impidió ver
como elemento fundamental, desde el punto de vis- concluido su proyecto, cuya finalización se retrasó has-
ta de la visibilidad obviamente. Me refiero a la “Ur- ta el año 2007 como consecuencia de ciertas complica-
ban Glass House”, situada cerca del río Hudson, en el ciones técnicas. Sorprende sobre todo que en la ciudad
downtown de Nueva York. En este caso, no se trata de de los rascacielos estas lujosas viviendas disfruten de
una vivienda unifamiliar, sino de un edificio de doce tan amplia visibilidad. La razón es bien sencilla: esta
plantas estructurado con la forma de distintos cubos zona de Nueva York se encuentra aún prácticamen-
de cristal que componen una geometría variable, orga- te libre de construcciones elevadas, de manera que el
nizada en los cuarenta apartamentos en que se divide cuidadoso diseño del edificio por parte de Johnson ha
la edificación. atendido a orientar su “casa urbana de cristal” de for-
Revista Atticus 43
Philip Johnson y John Burgee, 1996 Puertas de Europa, Ma-
drid, España.
En la página anterior:
De arriba a abajo:
Plano de Planta, plano de sección, Vista aérea de las torres y
Foto de Philip Johnson con la maqueta del proyecto.
44 Revista Atticus
urban glass house
Revista Atticus 45
Fotografía
C
ontinuamos con el beso en la histo-
ria del arte.
Revista Atticus 47
Arriba: Alfred Eisenstaedt, El beso, 1945 New York.
Abajo: Robert Doisneau, El beso en la Place de l’Hotel de Ville, 1950.
En la página siguiente: otros bellos ejemplos de fotografías de Doisneau que tiene
como tema el beso.
48 Revista Atticus
El beso en la historia del Arte
Revista Atticus 49
tantes puertas: desde Vogue hasta Le Point, pasando dustrial y publicitaria. No fue hasta 1984 cuando se le
por American-Life. Trabajó en la fotografía de varias reconocieron sus méritos mediante la concesión del
películas y terminó siendo protagonista de una: ‘Bon- Premio Nacional de Fotografía por parte del Ministe-
jour Monsieur Doisneau’, de Sabine Azéma. rio de Cultural. Muy recientemente el gobierno se ha
hecho con los valiosos archivos fotográficos de este
Alfred Eisenstaedt y Robert Doisneau lograron in- artista cuando estaban a punto de pasar a manos pri-
mortalizar el beso y elevarlo a la categoría de arte. Ya vadas.
sea robado o posado, ambos artistas han pasado a la
posteridad por plasmar con un beso un momento o
una época concreta y hacerla eterna. Centelles captó muchas imágenes de milicianos.
Unas parapetados tras la barrica, otras, como en este
caso, partiendo al frente. La foto de Centelles capta el
beso de despedida de un miliciano que da a una joven.
Le damos las gracias a Esther por su trabajo. Desde En realidad esto es una suposición mía porque prime-
aquí solo podemos añadir el dato anecdótico. El beso ro, el beso no lo vemos, supongo que por la actitud de
de Alfred Eisenstaedt volvió a ser noticia recientemen- ambos protagonistas han llegado a juntar sus labios. Y
te. La abuela Edith Shain (antaño la joven enfermera) segundo, lo de despedida, bueno, tal vez sea así, tal vez
que en su día besó al soldado desconocido en Times se está despidiendo de su chica, de su pareja, de su es-
Square al termino de la segunda guerra mundial murió. posa, pero esto… tampoco lo sabemos. Si que vemos
Había confesado que no sabía nada del joven soldado, a un miliciano que le esta esperando, que le está acu-
ni tan siquiera su nombre. ciando, que le apresura para no perder a su columna, a
su camaradas, le tira del fusil y hasta parece que oímos
un mustio y lacónico vamos. Tal vez solo la joven le
dijo un adiós sentido, o un simple piropo, y el otro se
volvió para corresponderla con un apasionado beso.
Eso quiero pensar: el joven parte al frente y tal vez sea
esa su despedida no solo de la muchacha sino también
de lo que conoce, de la seguridad del hogar, del res-
guardo de las calles de su ciudad. Se marcha al frente,
se marcha a guerrear. ¡Coño! ¿Cómo no vas a dar besos
y despedirte?
50 Revista Atticus
El beso en la historia del Arte
Revista Atticus 51
R
evista Geográfica Española es una revista que comenzó a editarse en España
en mayo de 1938 (como reza en su encabezamiento en el II Año Triunfal).
Fue editada por la Imprenta Icharopena en San Sebastián en un tamaña de
24,4 x 18,4 cm. Su director fue V. Salas. Profusamente ilustrada en blanco y
negro y con fotografías y anuncios de la época.
52 Revista Atticus
Revista Geográfica Española
En su primer número marcaban su propósito en las actual y hemos intercalado alguna foto actual y algunas
siguientes líneas: anotaciones.
El Servicio Nacional de Propaganda del Ministerio La primera entrega recoge el recorrido desde San
de Interior, patrocina la publicación del primer número Sebastián a Bagdad: Visitan Andrinópolis, Konia, Ale-
de Revista Geográfica Española para poner de nuevo po, Damasco y Bagdad.
al pueblo español en comunicación, frecuente y fervo-
rosa, con lla presencia esencial de su paisaje. La mon- La segunda parte del recorrido relatan las aventu-
taña, la llanura, el desierto y el río, toda la belleza y la ras desde Bagdad a Beluchistan (una antigua región del
austeridad de nuestro suelo, han de tener, del mismo sur de Asia que comprende parte del Pakistán actual,
modo, aparición en nuestras páginas y entrañado cono- sureste del Irak y sur de Afganistán). Con paradas en
cimiento en nuestra palabra. Y volveremos a integrar, Teherán, Ispahán, Bam y Kandahar
con una labor humilde y sin descanso, nuestro paisaje
a la unidad. Y en la tercera parte, en esta que nos ocupa en este
número, van desde Afganistán hasta la India, detenién-
Su director V. Salas realizó un viaje en coche desde dose en ciudades como Kabul, Paeshawar y Delhi en-
San Sebastián a la India. Este reportaje lo dio a conocer tre otras.
en su revista en tres excelentes entregas.
Hoy que los medios tecnológicos han cambiado
Revista Atticus ha recogido el testigo y lo da a re- tanto no creo que fuera posible hacer este interesan-
conocer a todos aquellos cuantos vean esta publica- te periplo al recorrer un buena parte de territorios en
ción. conflicto bélico. Que lo disfruten.
Para ello hemos escaneado sus páginas (de algunos Revista Atticus
ejemplares algo ajados) y lo ofreceremos manteniendo P.D. Se entrega como anexo a RA12 y está disponi-
esas tres entregas, eso sí como un volumen anexo al ble en la Web www.revistaatticus.es
número principal. Pero hemos decidido darle un toque
Revista Atticus 53
Historia
Reina de Inglaterra
S
i alguna vez los lectores de
estas páginas tienen la opor-
tunidad de hacer turismo en
Londres ,una de las visitas
obligadas, y que no deben perderse, a los
muchos lugares históricos que se esparcen
por toda la ciudad, es, sin ninguna clase de
dudas, el palacio de Westminster, donde en
una de sus lujosas estancias, la conocida
como la Prince´s Chamber (Cámara del Prín-
cipe), se hallan los retratos del rey Enrique
VIII (1491 - 1547) y su media docena de es-
posas, con la peculariedad que a la izquierda
del monarca hay cinco: Ana Bolena (1507
54 Revista Atticus
Catalina de Aragón y Castilla, Reina de Inglaterra
En su niñez, transcu-
rrida entre los muros de
la Alhambra de Grana-
da, le fue impartida una
enseñanza acorde con su
alto rango, enseñanza que
pronto se le quedó peque-
ña y empezó a sumergirse
en otras áreas culturales,
como las matemáticas,
música, literatura e idio-
mas, siendo una de ellas
gran versada, el latín, del
cual leía, hablaba, y tradu-
cía a los escritores, poetas,
e historiadores clásicos ro-
manos. También destacó
en la lectura humanística,
donde incluso, años más tarde, llegó a entablar amistad
- 1536), Jane Seymour (1509 - 1537), Ana de Cleves y correspondencia con Juan Luis Vives (1492 - 1540);
(1515 - 1557), Katherine Howard (-1542), y Katheri- este humanista valenciano, que además de ser precep-
ne Parr (1512 - 1548); y a su diestra, un único retra- tor de María I de Inglaterra e Irlanda (1516 - 1158), la
to, la de Catalina de Aragón y Castilla, protagonista de única hija de Catalina y de Enrique VIII, le dedicó en
este artículo y en nómina en el reparto de la serie que 1524 el libro De Instititutio Christina Feminae, un tratado
actualmente emite una cadena de televisión estatal de pedagógico sobre la educación femenina cristiana. Du-
nuestros país, Los Tudor, y cuyo personaje es interpreta- rante su vida en Inglaterra, ya siendo reina consorte,
do de forma magistral y de gran veracidad por la actriz mecenó varias universidades e importantes colegios,
irlandesa Maria Doyle Kennedy (1964). consiguiendo que a esos centros del saber pudieran ac-
ceder las mujeres, extraña circunstancia en esas épocas
Catalina vino al mundo en la localidad madrileña que el sexo femenino era considerado el descanso del
de Alcalá de Henares, el 16 de enero de 1485. Nacida guerrero.
con pelo rubio pelirrojazo, ojos azules, y de piel blanca,
similar a los Trastámara, descendientes de Catalina de En 1488, todavía no existía España como nación,
Lancaster (1373 - 1418), su bisabuela materna, y de su los Reyes Católicos mantenían, además de las últimas
tatarabuelo, Eduardo III de Inglaterra (1312 - 1377). batallas contra los nazaríes, un conflicto, de momento,
Fue la benjamina de las hijas del rey Fernando II de diplomático y político con la vecina Francia, Fernando
Aragón (1452 - 1516) y de la reina Isabel I de Casti- e Isabel, mediante el Tratado de Medina del Campo
lla (1451 - 1504); además, de nuestra biografiada, los (Valladolid), celebrado al año siguiente, pactan los es-
primeros monarcas del Reino de las Españas, es decir, ponsales de Catalina con Arturo Tudor (1486 - 1502),
la unificación de los reinos hispánicos, tuvieron más hijo heredero, y enfermizo, del reciente coronado En-
descendencia: Isabel (1470 - 1498), Juan (1478 - 1497), rique VII de Inglaterra (1457 - 1509), vencedor en el
Juana (1479 - 1555), María (1485 - 1536) y Pedro (1488 año anterior de la denominada “Guerra de las dos Rosas”,
- 1490). conflicto civil inglés entre los partidarios de la Casa de
Revista Atticus 55
Lancaster, los Tudor, y los de la Casa de York-Plan- inglés que le exigía ser presentada ante el rey con la cara
tagenet, cuyo último monarca fue Ricardo III (1452 descubierta, al contrario de cómo se usaba en España.
- 1485), muerto en el mismo campo de batalla de Tanto el séptimo de los Enriques de Inglaterra, como
Bosworth. El 15 de agosto de 1497, oficiado por el su heredero, su futuro esposo y entre ellos había una
arzobispo de Canterbury, se celebró, por poderes, el familiaridad de primos en cuarto grado, se quedaron
matrimonio. exhortos al contemplar la belleza, simplicidad y sim-
patía de la infanta castellana. Tras varias jornadas de
Doce años después del Tratado de Medina del presentaciones y saraos, Catalina de Aragón y Castilla,
Campo, el 21 de mayo de 1501, Catalina se despedía de que en esos momentos ya había conocido al segun-
su familia. Con un fuerte contingente militar de escol- dón Enrique, y nada de imaginar que dentro de pocos
ta, y acompañada de un gran sequito, entre los que se años sería su segundo esposo, hacía su entrada solem-
hallaban figuras ne y en olor de
de primer orden multitud en la
como el arzo- ciudad de Lon-
bispo de Santia- dres, asignán-
go de Compos- dole para ella y
tela, Alonso de su largo sequito
Fonseca y Ulloa en palacio del
(1476 - 1534), obispo. Diez
y su confesor y días después,
tutor, el obis- en la catedral
po de Mallor- de San Pablo,
ca, Alejandro los dos jóvenes
Geraldini (1455 hacían efecti-
- 1523), funcio- vo su unión.
narios, sacerdo- Según cuentan
tes, pajes, damas las crónicas del
de compañía, evento, duran-
asesores… y sin te el banquete,
olvidarnos de su celebrado en
fiel dueña, El- el palacio de
vira de Manuel Wensminster,
(¿ - ¿), partió de Catalina demos-
Granada hacía tró a sus nuevos
Toledo, siguien- acogedores una
do la ruta por la gran simpatía y
propia Medina cariño, y mien-
del Campo, Va- tras su esposo
lladolid, Santiago de Compostela, llegando a A Coru- estaba jugando con la chiquillería de la corte, ella se
ña, en cuyo puerto, el 17 de agosto, embarcó rumbo exhibía, con vítores y aplausos, con una selección de
a Inglaterra; pero, debido a lo peligros que se hacía la bailes españoles.
navegación por una climatología adversa en esos mares
bravíos del Cantábrico, teniendo que ganar puerto en Tras permanecer unos días en el palacio diocesano
Laredo (Santander); y del mismo lugar, un mes y diez londinense, los recién casados, por orden del rey, el 21
días más tarde, de nuevo se hizo a la mar, pisando tierra de diciembre se trasladaron al castillo de Ludlow, una
inglesa en Plymouth el 2 de octubre de ese mismo año, fortaleza Normanda construida en el siglo XI y situa-
siendo recibida por las autoridades locales y, repre- da en el condado de Shropshire, en centro-oeste de
sentando a Arturo, el obispo de Bath y Welles, Oliver Inglaterra. En este castillo, de la marca galesa, estando
King (¿ - ¿); mientras el pueblo llano, con gran fasto, la nuestra adolescente pareja, no se libró de la epidemia
recibía como una reina. conocida como la “ fiebre con sudor frío”, afectando a
la mayoría de su población, en la que también la pade-
El día 4 del mes siguiente, en la sede episcopal de ció el propio Arturo Tudor, que falleció por su causa
Dogmersfield, Catalina tuvo que aceptar el protocolo el 2 de abril de 1502,dejando a Catalina viuda, y, a pe-
56 Revista Atticus
Catalina de Aragón y Castilla, Reina de Inglaterra
Catedral de Peterborough
Revista Atticus 57
glaterra, formularon las quejas ante el papa Clemente mas Crowell (1485 - 1540), fue acusada de adulterio
VII (1478 - 1534), quien delegó al cardenal Lorenzo con varios hombres asiduos de la Corte, entre los que
Campeggio (1471 - 1539) a tomar cartas en el asun- se hallaban el músico Mark Smeton (1512 - 1536), que
to; el prelado, al ver lo grave del asunto, lo trasladó a fue ejecutado, y de incesto con su hermano Lord Ro-
Roma; se preveía un largo y complicado pleito. chford (¿ - ¿), también ajusticiado, estando embaraza-
da, se le cortó la cabeza a espada, y ese mismo día, 19
El 14 de julio de 1531, Enrique VIII, que llevaba de mayo de 1536, fue enterrada en la capilla de la Torre
un bienio de vida conyugal con Ana Bolena, ordenó de Londres. Diez días después, Enrique VIII se casaba
el confinamiento de la todavía su esposa legal la reina con Jane Seymour, antigua dama de compañía de Ca-
Catalina. Un año y medio después, el cardenal Wolsey, talina y de la Bolena, y madre del que sería Eduardo
debido a su negligencia y falta de celo al no poder fallar VI de Inglaterra, tercer soberano de la dinastía Tudor
a favor del rey en el simulacro de juicio donde se deba- (1537 - 1553).
tía el divorcio real, fuer arrestado mientras dormía con
su concubina, falleciendo de “muerte natural” mien- El 7 de enero de 1536, a la edad de 50 años, Catalina
tras era conducido a presidio a la Torre de Londres. Su fallecía en su confinamiento del castillo de Kimbolton,
sustituto, Thomas Crammer (1489 - 1556), sin espe- en el condado de Cambridgeshire, al suroeste de Ingla-
rar el veredicto de Roma, el 25 de enero de 1533, unía terra. Trece días después, era enterrada en la cercana
en matrimonio, en una ceremonia de carácter secreto, abadía de Peterboroug, hoy catedral; aunque sus fune-
a Enrique con su amante. Transcurridos dos años, el rales de rango de princesa viuda de Arturo, sobre su
papa Clemente VII promulgaba la sentencia por la cual sepultura figura en letras doradas la leyenda Katharine
declaraba válido el matrimonio entre Catalina de Ara- Queen of England (Catalina Reina de Inglaterra), ya que
gón y Castilla con Enrique Tudor. Pero, nada le im- desde el momento de ser abandonada y repudiada por
portó al monarca inglés ese dictamen, ya que se había su esposo y hasta el día de dejar el mundo de los vivos,
constituido en jefe supremo de la nueva Iglesia, de su jamás renunció a su título de reina.
país, la protestante, separándose de las directrices de
Roma; hoy en día, su descendiente, la reina Isabel II
(1926 - ) sigue haciendo valer ese cargo decretado por
el Parlamento inglés en 1534.
58 Revista Atticus
Historia de la Música Clásica
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er a
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Pr
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na manera divertida de seguir y conocer la
Historia de la Música Clásica es el leivmo-
tif de esta sección. Sólo pretende mos-
trar como a medida que avanzan los siglos la música
evoluciona siguiendo las pautas del entorno que le es
contemporáneo y nos informa de un
aspecto importantísimo de la Historia
de la Civilización, donde la música, ha
jugado, juega y jugará un destacadísimo
papel.
AUDICIÓN MUSICAL
Iniciemos nuestro viaje a través de
la Historia de la Música con una página
de danza. Un baile de compositor anó-
nimo, como tantos y tantos casos. Una
página emocionante. Un placer para los
sentidos.
Baile anónimo
Revista Atticus 59
Con respecto a los instrumentos de cuerda el
mismo modelo deductivo nos lleva al arco, con do-
ble funcionalidad, cazadora y musical. Pasar de la
instrumentación y el cante, a la danza, parece un
paso lógico, como se refleja de forma documental
en las pinturas rupestres, que presentan escenas de
danza. En resumidas cuentas, la música nos acom-
paña desde los albores de la presencia del homo
antecesor en este maravilloso planeta azul llamado
Tierra. ¿Y el metrónomo? Ah, sí, se me olvidaba, el
corazón y su latido.
AUDICIÓN MUSICAL
Escuchemos la preciosa recreación que hace
Rafael Pérez Arroyo de la primera estación, Ashet
- incluida en las tres estaciones- que el magnifico
programa que se adjunta al disco presenta diciendo.
“Los egipcios consideraban la música como canto y
los instrumentos una imitación de la voz a los que se
debía hacer cantar. Sorprendentemente los flautistas
eran los músicos mas considerados después de los
cantantes, seguramente porque su instrumento es-
taba alimentado por la respiración entendiendo esta
como aliento de vida”. Música original de Rafael Pé-
rez Arroyo.
HISTORIA DE LA MÚSICA CLÁSICA.
I. LOS ORÍGENES
Las tres estaciones
Difícil respuesta la requerida para conocer cuando El disco que incorpora esta magnífica música y que
y donde surge la música. En cualquier caso respuesta no debe faltar en ninguna discoteca así como el impre-
abierta, a tenor de los nuevos descubrimientos arqueo- sionante libro que escribió Rafael Pérez Arroyo, com-
lógicos en marcha. Pero podemos dar una aproxima- parten nombre: La música en la era de las pirámides
ción, no datada pero si causal, al nacimiento musical.
Todo hace pensar que la voz humana representa el pri-
mer instrumento musical. Lo que ya no está tan claro si HISTORIA DE LA MÚSICA CLÁSICA.
este instrumento se convierte en trasmisor primero del GRECIA ( I )
lenguaje y deriva mas tarde para ser música, o es en si
primero lenguaje musical que luego se articula en len- Es indudable que la Civilización Occidental, tal
guaje oral. En cualquier caso, ahí está el instrumento. como hoy la conocemos, es heredera directa de la cul-
tura Griega, que impregna todas y cada una de sus ma-
El concepto del ritmo, por deducción, nos lleva a nifestaciones artísticas -la literatura, la escultura, la pin-
las manos, primer instrumento de percusión. Eviden- tura, la arquitectura, y también la música- desde hace
temente, una interpretación continuada de la percu- 29 siglos. Pero, a su vez, crea las bases del pensamiento
sión, debería ser molesta para el instrumentista, de ahí científico, filosófico y político que, desde entonces, no
que surgiesen luego claquetas en el Antiguo Egipto. han dejado de evolucionar sin perder por ello el reco-
nocimiento del germen paternal, que Grecia, y luego
En cuanto a los instrumentos de viento, los cara- Roma representan.
millos, o huesecillos de animales, previa y debidamen-
te fabricados, representan los primeros ejemplares de Pero centrémonos en la Música en Grecia. Podría-
este tipo. No debemos descartar un descubrimiento mos escribir, y se han escrito, tratados y tratados sobre
casual, que luego hemos incorporado al refranero con la importancia de la música griega. Este artículo pre-
“y sonó la flauta por casualidad”. tende destacar los hechos importantes que marcaron
60 Revista Atticus
Historia de la música clásica
el futuro de la música occidental. Desde esa perspec- acompañada de ethos (carga moral) y sumergida en un
tiva, dos son los legados que no debemos perder de pensamiento imbuido por la mitología, la filosofía y la
vista: literatura, es el regalo que los griegos nos hacen y que
marcará el futuro de la Música.
Dotan a la música de un sustrato teórico, es decir,
al igual que la filosofía, o la matemática, o la astrono- En próximos artículos profundizaremos un poco
mía, o incluso la arquitectura, no se concebían sin un más en todas estas cuestiones.
aparato teórico que amparase el crecimiento y desarro-
llo de esas disciplinas, exactamente igual ocurre con la AUDICIÓN MUSICAL
música. De la música griega han llegado a nosotros menos
de cuarenta pequeños retales. Pero por la numerosí-
En segundo lugar, y no menos importante, conci- sima iconografía conocemos que dos eran los instru-
ben la música como una ciencia que encierra en silen- mentos preferidos por los griegos, como ya hablare-
cio, y transmite al sonar, cualidades morales capaces mos de ello: el aulos, un primo antecesor del oboe, y
de alterar el comportamiento del auditorio. Para los la lira. Sirva para ilustrar este artículo el sonido de una
griegos la música imita las pasiones del hombre, distin- descendiente, la lira de seis cuerdas, acompañada de
guiendo así una serie de modos para dichas pasiones. percusión, tal como sonaba en la Hesperia, evocadora
Cito, a modo de ejemplo el modo mixolidio, capaz de de la música que Arquíloco hacía sonar en el siglo VII
entristecer, el dorio capaz de amansar a las fieras, o el a.C.
frigio para provocar alegría enardecedora.
Hesperia
Si a estos dos aspectos fundamentales añadimos pe-
culiaridades del mundo griego, tendremos una visión GRECIA ( II )
general de qué es lo que los griegos han hecho por
la música. Estos aspectos peculiares son, entre otros: Teoría de la Música Griega. Brevemente, y con el
La Mitología, la Filosofía, la Astronomía, la Poesía ánimo de excitar vuestra curiosidad, subrayaré aquellos
-épica y lírica- y la Tragedia. Por tanto, teoría musical aspectos de la teoría musical griega que la definen y,
como comentábamos en el artículo anterior, sirven de
Revista Atticus 61
base teórica a la música occidental. binoni (1671-1751) compuso aproximadamente 2200
años después de muerto Pitágoras -si 2200 años- su
No es casual que griego sea el fonema que da nom- Concierto para oboe y orquesta en re menor Op. 9 nº
bre a nuestra pasión “mousiké”, a pesar que para los 2 como homenaje al Elector de Baviera, Maximiliano
griegos el término era mucho más amplio que para no- Emmanuel II (1662-1726), del que incluyo su segundo
sotros como tendremos oportunidad de comprobar, o movimiento: Adagio. Así se escribe la Historia.
que también la canción -“melos”- que para Platón era
la conjunción de habla, ritmo y armonía, sea la raíz eti-
mológica de melodía. Adagio
AUDICIÓN MUSICAL
Hagamos correr el reloj y parémonos en el siglo XX.
El 29 de Mayo de 1913. Ese día se estrenó la Consagra-
ción de la Primavera de Igor Stravinsky (1882-1971),
para muchos la obra que abre el siglo XX desde el pun-
to de vista musical. De ella os propongo que oigamos
el final,- la danza sagrada-. En esta página me parece
que condensa Stravinsky a Dionisio, a la tragedia grie-
ga, a la mitología, a la bacanal, al ritmo y, si me lo per-
mitís, hasta la lucha de Apolo con la serpiente Pitón.
La danza sagrada
GRECIA ( IV )
Sin embargo la lira es el instrumento ideal para el Pitón, herida por Apolo, huyó a Delfos, el Oráculo
canto lírico de Apolo y más tarde de Orfeo. Muy ale- de la Madre Tierra, –Hera- pero Apolo la siguió y allí
jada, desde el punto de vista del ethos, del aulos, se la mató. Avisado Zeus por Hera y enfadado con el
utilizaba con fines diametralmente opuestos a la hora comportamiento de su hijo quiso honrar la memoria
de conmover al auditorio. Mucho más unida al sentir, de la serpiente y castigar a Apolo. Todo en uno. Para
al ritmo y a la melodía de la poesía. ello instituyó los Juegos Píticos y obligó a su hijo a pre-
sidirlos, como penitencia.
Decir, por último, que nos han llegado escasísimos
ejemplos de la música griega, a diferencia de lo que -Los Juegos Panhelénicos tuvieron mucha impor-
ocurrió con la escultura, la arquitectura o la literatu- tancia como lugar de encuentro de los habitantes de
ra. Citar entre pocos ejemplos más: dos himnos dél- las ciudades-estado griegas. Destacar entre ellos los
Píticos, los Olímpicos e incluso los juegos de Delfos,
Revista Atticus 63
de la música de Atenea. Ante semejante prodigio Mar-
sias decidió engatusar, con su fingida interpretación, a
todos los campesinos de Frigia al tiempo que alardeaba
de que ni Apolo con su lira podría componer mejor
que él. Llegó la fanfarronada a los oídos de Apolo que
lo retó en duelo musical. El vencedor podría hacer con
el vencido lo que considerase oportuno. Marsias acep-
tó y el jurado fue compuesto por las Musas, como no.
Empate fue el veredicto de aquellas hasta que Apolo
le dijo al sátiro: “-Te desafío a que hagas con tu ins-
trumento lo que hago yo: ponlo al revés y toca y canta
al mismo tiempo-”. Ante la imposibilidad de cantar y
soplar la flauta Marsias fue derrotado. Apolo decidió
desollarlo vivo y clavó su piel a un pino.
64 Revista Atticus
Historia de la música clásica
PAPAGENO
PAPAGENO
Yo soy el pajarero,
Der Vogelfänger bin ich ja,
siempre alegre, ¡ole, upa!
Stets lustig, heißa, hopsassa!
Como pajarero soy conocido por
Ich Vogelfänger bin bekannt
viejos y jóvenes en todo el país.
Bei Alt und Jung im ganzen Land.
Cazo con reclamo y toco la flauta.
Weiß mit dem Locken umzugehn
Puedo estar alegre y contento,
Und mich auf ’s Pfeifen zu verstehn.
porque todos los pájaros son míos.
Drum kann ich froh und lustig sein,
Yo soy el pajarero,
Denn alle Vögel sind ja mein.
siempre alegre, ¡ole, upa!
Der Vogelfänger bin ich ja,
Como pajarero soy conocido
Stets lustig, heißa, hopsassa!
por los viejos y los jóvenes
Ich Vogelfänger bin bekannt
en todo este país.
Bei Alt und Jung im ganzen Land.
¡Me gustaría tener una red
Ein Netz für Mädchen möchte ich,
para muchachas,
Ich fing sie dutzendweis für mich;
las cazaría por docenas!
Dann sperrte ich sie bei mir ein,
Luego las metería en la jaula
Und alle Mädchen wären mein.
y todas ellas serían mías.
Wenn alle Mädchen wären mein,
Si todas las muchachas fueran mías,
So tauschte ich brav Zucker ein.
las cambiaría por azúcar:
Die, welche mir am liebsten wär’,
y a la que yo más quisiera
Der gäb’ ich gleich den Zucker her.
le daría enseguida el azúcar.
Und küßte sie mich zärtlich dann,
y me besaría con delicadeza,
Wär’ sie mein Weib
si fuera mi mujer y yo su marido.
und ich ihr Mann,
Dormiría a mi lado y la acunaría
Sie schlief ’ an meiner Seite ein,
como si fuese una niña.
Ich wiegte wie ein Kind sie ein.
Revista Atticus 65
Los tres últimos días
de Fernando Pessoa
H
subheterónimo inesperado, la compañía de los amigos
ay buenas razones para arriesgarse a y la omnipresente Lisboa, hecha de paisajes, calles, igle-
leer esta obrita (al tamaño nos refe- sias, parques, restaurantes y gentes, de recuerdos como
rimos) de Antonio Tabucchi. Quie- el de Ophélia Queiroz, único amor conocido del llama-
nes leyeron Sostiene Pereira, o vie- do el Poeta, y personajes ficticios o de naturaleza hí-
ron la película, se pueden acercar brida entre realidad e imaginación, aunque dotados de
de nuevo al escritor italiano. Como ya se ha dicho la na- tanta vida que miente quien pueda tacharlos de inexis-
rración es de corta extensión y no nos llevará mucho tentes. La vida cotidiana, los paseos por la ciudad, la
tiempo leerla sin dejar de lado nuestras obligaciones convivencia con los “otros”, la doble faceta escritor-
cotidianas. Disfrutaremos de la recreación del mundo empleado, el origen, la infancia, el destino, la muerte, la
de Pessoa de la mano de un especialista privilegiado en compañía de la creación y la soledad existencial, todos
el autor portugués, un genial autor, Pessoa, visto por los elementos conviven en armonía. Todo confluye en
otro autor genial, Tabucchi. un conjunto en el que cada pieza es una tesela y solo
al tener la perspectiva general del mosaico, este cobra
No quiero contar mucho del argumento pero como sentido en una interrelación necesaria.
el título ya dice algo, recuerdo: “Los tres últimos días
de Fernando Pessoa”, creo que no sorprendo a nadie La complejidad de la heteronimia pessoana se des-
si digo que al final Pessoa muere y que estos son sus cubre a cada paso. Seres imaginados con imaginación
últimos días. Cercana la muerte, le asaltan sus heteróni- propia, con autoría propia y con biografía, con vida.
mos, sus otros yoes que le han acompañado a lo largo Son personajes con opiniones personales, con perso-
de su vida y estarán con él hasta el final. Nada es gra- nalidades diferenciadas que mantienen tal grado de hu-
tuito en la obra. ¿Quién sabe más de Pessoa que Ta- manidad que caen incluso en la humana contradicción.
bucchi?; pues muy pocos. Pero claro, este texto no es Personajes que cambian, que evolucionan en su caso o
un estudio académico de crítico superespecializado, es que se mantienen fieles a sus ideas. Los yoes conversan
la libertad absoluta de un autor que sabe mucho acerca con Pessoa y hasta le sorprenden. La madeja no deja
del protagonista del que trata. de hacerse nudos y los heterónimos llegan incluso a
relacionarse entre sí sin intervención de Pessoa.
Este texto de Tabucchi tiene como subtítulo: “Un
delirio”. Y así debe ser entendido, como un delirio, un Los álter ego, ante la certeza de la partida del crea-
sueño, en un plano aparte de la realidad. En unas cua- dor al más allá, acuden a hacerle una última visita. Hay
renta páginas aflora la vida y obra de Pessoa, comple- agradecimientos, sorpresas, secretos revelados, confe-
mentada con la labor literaria que rellena las lagunas siones y alguna que otra recriminación ahora perdona-
66 Revista Atticus
Los tres últimos días de Fernando Pessoa
Revista Atticus 67
bros se difundan a través de editoriales de calidad que “al comprobar que en mi imaginación seguía presente
no sean empresas que únicamente venden libros como el reclamo y la idea de ese desconocido y curioso poe-
pudieran vender otro artículo; aprecia además la cer- ta portugués que me había seducido” (Conversaciones
canía en el trato y un contacto más personal. con Antonio Tabucchi, pág. 51). La pasión por Portu-
gal y uno de sus hijos más ilustres no se queda ahí. Ha-
Espero que os guste y si es así, estáis de enhora- cia la mitad del curso decide viajar al país luso con su
buena porque se han traducido muchos libros de este coche, un Fiat 500. Fue la primera vez que puso un pie
autor. Por citar algunos: en un territorio antes soñado. De paso, y es obligatorio,
tuvo que pasar por España y aprovechó para quedarse
Nocturno hindú unos días en Madrid, ciudad que es de su agrado.
Pequeños equívocos sin importancia
Un baúl lleno de gente Tabucchi define, recrea, explica la condición o idio-
El ángel negro sincrasia del artista, especialmente del escritor. La lite-
Dama de Porto Pim ratura es para el toscano, según sus palabras, algo re-
La cabeza perdida de Damasceno Monteiro lacionado con los deseos, los sueños y la fantasía. En
Realidades ajenas muchas de sus obras, los protagonistas son personajes
Autobiografías ajenas: poéticas a posteriori entre la realidad y la ficción, o más bien, personajes
El juego del revés reales que existieron que se vuelven ficticios. Asumir la
El tiempo envejece deprisa: nueve historias condición de escritor es un tema que aborda en muchas
La oca al paso: noticias desde la oscuridad que estamos de sus entrevistas, el artista debe aceptar un destino, no
atravesando siempre feliz, casi nunca feliz si nos atenemos a multi-
tud de biografías; es atreverse a hablar, a involucrarse,
Y no nos olvidemos de Réquiem: una alucinación, a opinar, a ser parte, a permitir la visita de personajes
donde también se halla la figura de Pessoa, y como fantasmas. Como buen conocedor de las letras, deberá
indica el subtítulo, fuera del plano de la normalidad. Si tener presentes referentes como Pirandello y el mismo
incluso sois de esos a quienes os gusta que el mismo es- Pessoa a este respecto.
critor haga de crítico de su propia obra y os cuente sus
impresiones, este es de esos; os recomiendo: Conversa- El sueño, la alucinación, el delirio, son constantes
ciones con Antonio Tabucchi, de Carlos Gumpert Melgosa en su obra. El sueño es y no es. La dimensión onírica
y publicado, cómo no, por Anagrama. permite la convivencia entre verosimilitud y fantasía,
más margen de maniobra. Interesante resulta el tono
Sostiene Tabucchi la idea de que para el entendi- irónico aplicado al autor de La interpretación de los sueños
miento de ciertos autores, sobre todo de su obra, es en Sueños de sueños. Freud sueña o Tabucchi se lo ima-
importante el conocimiento de las circunstancias de su gina soñando, y parodia la perspectiva sicológica de los
vida. No se trata de cotilleos ni de lo que diga cual- sueños en clave freudiana. “Sus Casos Clínicos pueden
quiera, tenga base o no. Imaginemos a un lector de ser leídos como ingeniosas novelas” (p. 96). En Sue-
una zona rural de China que lee el Romancero Gita- ños de sueños, personajes conocidos, donde predominan
no, ¿no le sería de utilidad al menos conocer o situar los escritores, dan rienda suelta a su mundo a través
geográficamente y en la historia a la figura de Lorca? de la experiencia onírica; Tabucchi se viste de sicoa-
Lorca, Pessoa, Cecco Angiolieri, Caravaggio, Chéjov, nalista, de artista, de músico, de pintor y sobre todo
Toulouse-Lautrec… y muchos otros, que sueñan o son de escritor. Resultado de ello es un cuadro en el que
soñados en Sueños de sueños, son de esa clase. ¿Y el es- se entremezclan vida y obra, lo que fue y lo que pudo
critor Antonio Tabucchi?, ¿quién es? Nacido en 1943, haber sido, tal es el caso del sueño de Goya, otro gran
natural de Pisa, escritor, articulista, traductor, catedrá- soñador frecuentado por “fantasmas”.
tico de Lengua y Literatura Portuguesas. Tenía en men-
te especializarse y licenciarse en Filología Románica o Así las cosas, tenemos claro que Tabucchi es escri-
en Literatura Española, pero a semejanza de un relato tor, que frecuentemente escribe sobre escritores, sobre
propio “la casualidad” o el “destino” le lleva por otro el que más Pessoa al que incluso traduce, y que se
camino. En una estación de tren en París llega a sus multiplican los sustratos, las máscaras, los personajes,
manos el poema “Tabaquería” de un hasta entonces la vida propia, la de otros, la imaginación propia, la
para él desconocido Pessoa y le da un vuelco su vida, de otros. El creador, el narrador, tiene una y mil caras
se desata la pasión portuguesa. En el curso académico como múltiples pueden ser los caracteres. Se desdo-
siguiente decide cambiar la orientación de su carrera bla, vive con ellos y ellos por él, se mueve en la mul-
68 Revista Atticus
Los tres últimos días de Fernando Pessoa
Revista Atticus 69
la de mi imaginación, la de mi vida, la de mi existencia, para ser, para decir, para desdoblarse, para tener di-
no sólo como escritor, sino también como hombre” ferentes visiones. Muchos, uno, ninguno, nadie como
(p. 190). en “Tabaquería”. Un Tabucchi plural aborda el mundo
plural pessoano en Los últimos tres días de Fernando Pes-
No es nueva esta circunstancia de la macrotextuali- soa, al final de la existencia “vital” del personaje real-
dad en la literatura; sin ir más lejos, otro autor de culto ficticio. El tema de la muerte, del fin, se vuelve paisaje
en Italia como es Vincenzo Consolo es uno de los me- y personaje como en otros escritos del autor toscano.
jores representantes. También característica de Conso- Se trata de una frontera, de un límite que puede ser re-
lo, y de otros autores como Borges, que comparte Ta- basado, combatido o alterado en el terreno imaginativo
bucchi es la búsqueda de la complicidad con el lector al de la literatura. Pessoa anima a uno de sus heterónimos
evocar y muchas veces sobrentender el conocimiento a seguir escribiendo en su ausencia, tal es la autonomía
de otros pre-textos o información relativa a personajes otorgada. Por otro lado, se sugiere la inmortalidad de
famosos o a su obra, en especial artistas. Junto a los la obra, entendida como criatura dotada de vida propia,
artesanos de la escritura, se hacen referencias a otras creada, en parte tuya, en parte ajena, independiente.
disciplinas como puede ser la pintura. Así pues tiene
cierta ventaja el lector avezado, o bien quien posea un Bernardo Soares, el considerado normalmente por
bagaje cultural o el que esté dispuesto para la investi- la crítica semiheterónimo, en Los tres últimos días de
gación. En el caso de Tabucchi no hay que asustarse, Fernando Pessoa, enseña a un papagayo los versos de
pues no es indispensable ser un humanista del siglo Campos-Pessoa de “Tabaquería”. Cuidado, que no es
XXI; su obra se puede leer a diferentes niveles y suele un pájaro cualquiera, se dice que es un oráculo que pre-
ser magnánimo con el lector, puesto que no cae en la dice el futuro. Se dice que algún día las almas grandes
erudición por la erudición, sino que el conocimiento sabrán esos versos de memoria:
previo o la recreación histórica o real, entre comillas, es
normalmente un punto de partida para el despegue de “No soy nada, nunca seré nada, no puedo querer ser
la imaginación y de las posibles alternativas ficcionales. nada” (p. 124).
Es buena gente Tabucchi. Al final de las dos obras, y
para situarnos, ha puesto un apéndice biográfico de Uno se familiariza con los heterónimos y acaban
los personajes comparecientes. Tanto en Los tres últimos siendo como de la familia. Qué universo el de Pes-
días de Fernando Pessoa es de agradecer la ayuda, como soa… y el de Tabucchi… Un momento, un momento,
incluso en Sueños de sueños, pues trata a algunos artistas yo soy lectora y también interpreto… ¿No podría ser?,
que a lo mejor no conocemos mucho, porque el crite- ¿sería posible?, ¿sería posible quizá en un libro de Ta-
rio seguido ha sido la predilección del autor. bucchi? Pero tal vez así se descubriría, se quitaría una
máscara… Estos autores tienen mucho en común, mu-
No toda la obra de Tabucchi es sobre Pessoa y Lis- chísimo. ¿Podría ser Tabucchi un heterónimo que ha
boa, aunque te asalten en muchas ocasiones. Es un au- escapado del baúl de Pessoa? Me lo estoy preguntando
tor capaz de escribir novelas, mas brilla especialmente y me da la sensación de que deliro, que al igual que un
en los relatos cortos, pequeñas historias y cuentos. El manchego caballero me estoy volviendo tarumba por
estilo sí suele ser humorístico a veces, irónico en mu- culpa de los libros. Por otra parte hay muchos indicios:
chas ocasiones, frecuenta lo equívocos, las dobles in-
terpretaciones, lo que dice y su contrario, es un jugador • Los dos han llevado bigote durante mucho
nato. Pero sin dejar de lado la ternura, la melancolía, tiempo.
la esperanza o la resignación de que la vida hay que • Lisboa, lugar de destino. Pessoa por nacimien-
tomársela como viene pues el mundo está loco, loco. to y residencia, Tabucchi por elección. ¿Sabíais
que el italiano pasa su tiempo dividido (cual
Su personaje emblemático, Pessoa, da para mucha Proserpina) entre la ciudad de la desembocadu-
literatura. Por un lado un trabajador que realizaba tra- ra del Tajo e Italia? (Bueno eso no es tan raro,
bajos administrativos y traducciones comerciales, que quién no quiere volver de nuevo a Lisboa o a la
llevaba una vida anónima y aparentemente gris; por Toscana, yo la primera).
otro, mucha vida a través de sus heterónimos. La otra • ¿Y que su amor, la esposa de Tabucchi, es lis-
faceta, la no profesional, la múltiple porque se nos que- boeta? Y tiene hijos por tanto bastante portu-
da corto decir que llevaba una doble vida. No es una gueses. ¿Serán estos unos heteronimillos?
cara o dos, se trata de multiplicidad, los heterónimos • Tabucchi sabe mucho sobre Pessoa y lo tradu-
con obra y hasta biografía propia. Libertad, libertad ce. ¿Lo sabrá de primera mano?
70 Revista Atticus
Los tres últimos días de Fernando Pessoa
• Tabucchi sueña con su italiano padre fallecido tengo en la oscuridad?, ¿en lo oculto? Su mirada me lo
manteniendo una conversación en portugués dice todo. Me restringiré a la noche, al mundo de los
(Réquiem y comentario en Autobiografías ajenas). sueños, en lo que todo es posible, hasta yo”.
Además, el libro Réquiem, lo escribe directamen-
te en portugués y la traducción al italiano la ha “Cuénteme su último sueño, me conminó. Y al es-
hecho otra persona porque el autor prefirió no cuchar sus palabras invocadoras, se me presenta en se-
hacerla. gundo plano, tras el psicoanalista, otro sueño, también
mío. Detrás de un Freud sentado, un individuo de pie,
¿Es Tabucchi un médium? ¿O quizás un heteróni- con gafas y bigote, que me resulta simpático y cercano,
mo de Pessoa con vida propia? ¿O no será, como mu- sin decir una palabra, mueve la cabeza de un lado a
chos artistas, un embaucador, un fingidor, un impos- otro, negando. “¿Lo ves? ¿Lo ves ahora mismo?” me
tor a fin de cuentas? Todos los escritores son en cierta pregunta el doctor. Y yo miro más arriba, al lugar en el
manera unos delincuentes de guante blanco. Tabucchi que el personaje, ente, fantasma, ser viviente o presen-
define a los escritores con el calificativo de “ladrones”, te solo en sueños, acelera su movimiento giratorio de
le parece necesario sustraer información a los demás cabeza, cada vez más rápido, y me parece así ver dos
para escribir “y yo lo hago descaradamente” (Conver- figuras, después cuatro, después muchas más… Y allí
saciones con Antonio Tabucchi). Pues eso, tened cuidado estaba yo soñando doblemente, con un sueño dentro
con amigos y conocidos escritores o escribidores, ¡no de otro sueño, palimpsesto que utiliza un único espa-
saben o no pueden guardar un secreto! cio. Freud, no sé si para tranquilizarme, alterarme aún
más o para dar un diagnóstico, me dice: «Es una aluci-
Para secretos los que se revelan contando los sue- nación, nada es real».
ños. Os voy a hacer una confidencia y espero no arre-
pentirme. Esta pasada noche he soñado. Ha sido todo No se si os hago un favor al invitaros a la inmersión
muy extraño, raro el sueño en sí, o más bien una par- en la obra de Tabucchi, y por extensión de Pessoa. O
ticularidad: He soñado en italiano, y no es mi lengua quizás agravo vuestra bibliopatía, si ya tenéis algunos
materna. Estaba tumbada en un diván y cerca de mí síntomas. Uno coge, ingenuamente, un libro de un
un hombre circunspecto, que no sé por qué, pero con autor, por ejemplo porque se lo ha recomendado un
la certeza dentro del sinsentido de los sueños, yo sabía amigo o porque te llega a las manos en una estación de
que era Freud. Lo cual me parece sorprendente, por- tren… y no sabe donde puede acabar. Un caso, alguien
que todos sabemos que no era de Italia, pero me habla- ve una peli llamada “Sostiene Pereira”, después va y se
ba en un perfecto italiano como si su cuna se hubiera compra el ejemplar, lee una recomendación entusiasta
mecido en la Toscana. Yo le contaba un problema, una en una revista de un libro de Tabucchi, se da a la lectu-
disfunción particular que él escuchaba con mezcla de ra de títulos como Sueños de sueños o Los tres últimos días
conmiseración y curiosidad. “A veces, doctor, me sien- de Fernando Pessoa (se lee las dos obras porque vienen
to muy mayor, otras muy muy joven… en ocasiones en el mismo volumen y no le gusta dejar las cosas a
hombre, la mayoría mujer. Esto me ocurre especial- medias), ahora se le ocurre la idea de conseguir otros li-
mente cuando escribo. Tengo la sensación de que me bros del mismo escritor que traten al personaje de Pes-
meto en la piel de cualquiera con la facilidad con la soa, Un baúl lleno de gente parece un título atractivo, de
que me cambio de traje”. “¿Escribes? -me preguntó paso se compra los otros de Tabucchi que ve en la mis-
arqueando una ceja–. Eso es altamente preocupante. ma librería, como que no te puedes perder títulos tan
¿Qué escribes?” continuó, animándome a describir mi representativos como Pequeños equívocos sin importancia o
enfermedad. “Pues escribo de todo, casi que me atre- El juego del revés, y claro, quieres conocer los primeros
vo con cualquier género, es más, los mezclo, tal es mi textos que publicó y lo último que está en el mercado.
desfachatez y mi impertinencia; no atiendo a razones Y como también te compraste Réquiem, te lo leíste y
ni propias ni ajenas, es más, me da por perder el tiempo te gustó, te han entrado ganas de leerlo en el idioma
imaginándome personajes y lugares reales o inventa- original, te apuntas a unas clases de italiano pero la gra-
dos”. “Cuídate de a quien dejas tus engendros -dijo mática no es tan fácil como pensabas a priori, cuando
enérgicamente– pueden descubrir tus extravagantes llevas unas cuantas clases y menos dinero en tu cuenta,
manías y tu múltiple personalidad”. “Gracias doctor, te enteras que al Tabucchi ese le ha dado por escribir
-le respondí- me deja usted más intranquila”. Me digo Réquiem en portugués (este escritor está resultando un
para mis adentros: “Se confirman mis sospechas. Entré tanto liante, cada vez te parece más que puede ser uno
en esta estancia desconociéndome y salgo con la certi- de los heterónimos que tienen vida propia). Y tú de
dumbre de rara avis”. “¿Qué me aconseja? ¿Me man- portugués no sabes más que ser muy educado y decir
Revista Atticus 71
“muito obrigado”. Te entra la angustia de que es real-
mente imprescindible que aprendas portugués ¿cómo Los libros, ¿futuro
si no vas a leer la dichosa obra en su lengua de origen?,
¿y cómo vas a entender a Pessoa y a toda su gente que incierto?
hablaban o escribían en portugués?, ¿o no? Te pones
a buscar información sobre Pessoa y te asaltan mon-
tones de nombres, que son él y no son él. Menos mal Cuando me vaya,
que algunos te suenan por ser personajes de Tabucchi. querré resumirme en un libro,
Y como Pessoa no es una isla (si acaso un archipiélago) sólo en uno,
dentro de la cultura portuguesa, necesitas saber más que hable sincero
sobre la literatura lusa. Pensando y pensando te salen en el interior de quien me tenga.
solo los nombres de Camões, Lobo Antunes y Sarama-
go (este último, otro escritor dividido entre dos países
E
y fascinado por Pessoa como Tabucchi) y ya está, ya te
has liado y no sabes cómo empezó todo esto. s obvio que el hombre, sabiéndose pere-
cedero, ha querido perdurar en el tiem-
Por último decir, para no sentirse solo en estos po a través de sus obras arquitectónicas
embrollos, que el mismo Tabucchi que nos ha meti- y artísticas, en ocasiones como colecti-
do en este embolado es también uno que empezó por vo o sencillamente como individuo. Así, un cuantioso
leerse un poemita y al final no veas el tiempo que le y rico legado, procedente de civilizaciones ancestrales
ha ocupado. En Conversaciones con Antonio Tabucchi, el y también modernas, en la actualidad se preserva de
propio escritor nos explicará muchas cosas, veremos su deterioro (con esmero e incluso mimo) gracias a la
que es un tipo muy humano y comprensivo con las aplicación de técnicas de conservación y restauración.
debilidades lectoras ajenas y propias. Otro librito, por Y dentro de ese patrimonio cultural, protegido por las
si no teníamos bastante. Te viene el vértigo y el ansia instituciones y entidades privadas, se incluyen papiros,
por leer otros libros de Tabucchi que ni siquiera están pergaminos, códices, libros impresos, para deleite y
traducidos al español. Te intentas justificar diciéndote aprendizaje de las generaciones venideras.
que debes aprovechar las clases de italiano, los libros Sin embargo, hoy más que nunca, muchos crea-
comprados que son solo parte de la biblioteca que te dores no persiguen que sus obras permanezcan incó-
estás haciendo sobre Tabucchi, y el tiempo invertido. lumes a lo largo de los siglos. Todo lo contrario. De
Títulos como Marconi, se ben mi ricordo… te parecen tan hecho, el llamado arte efímero se quiere así: fugaz e
sugerentes. incluso frágil, como la propia vida de los seres. Las ins-
talaciones e intervenciones temporales no se aferran
Atención, ¡cuidado con los libros! Que unos tiran de a los espacios. A lo sumo, quedará constancia de su
otros y no se acaba nunca. El que avisa, no es traidor. precaria existencia en un catálogo. Es otro talante para
afrontar la creación.
Algo similar ocurre con la literatura, que se decanta
por lo breve, contagiada de nuestro ritmo diario: narra-
María del Rosario Martín Muñoz ciones cortas y microrelatos. Pero, sobre todo, en las
redes sociales de Internet es donde escritores, poetas
o simples comunicadores amantes de la palabra se ex-
presan mediante citas célebres, estrofas, apotegmas o
sucintas reflexiones que propician escuetos comenta-
rios, y que, luego, desaparecen como engullidos por el
mismo sistema informático. Por supuesto, nadie se la-
menta de ello, pues es evidente que no podemos abar-
car con los brazos mares inmensos. Eso sí, de vez en
cuando, alguien comenta: “mejor sería leerlo en papel”
y no falta quien imprime sus entradas favoritas de los
blogs.
Ahora añoremos: cómo no disfrutar del placer de
un libro en la mano, que se hojea buscando esa frase a
la que siempre se retorna; o que se relee cuando lo vi-
vido transmuta los sueños, provocando desencuentros
72 Revista Atticus
con el texto. Y en algún momento de
cavilación, escribimos notas al margen.
Son nuestras huellas, como los pétalos
de rosa tras el romanticismo de una cita,
o aquella tarjeta olvidada con un núme-
ro de teléfono que nunca se marcó. Sí,
ese libro que cuenta no sólo su historia,
sino en ocasiones la nuestra; que hoy
dormita en la mesilla de noche con el
marcapáginas de piel curtida o de flo-
res secas a modo de recordatorio, que
descansa en el regazo durante un largo
recorrido en tren. Libros queridos, pero
también ¡cuántos ignorados!
Sean en rústica, en edición de bol-
sillo o artesanales cosidos a mano, los
libros escritos con sabiduría demandan
permanecer para las nuevas generacio-
nes, en un intento de aportar su expe-
riencia valiosa, ligada a vicisitudes de
otros seres reales e imaginarios; pues, a
través de sus páginas, el autor propone
reflexiones, posturas, críticas. Se puede
afirmar que las obras literarias enrique-
cen, cual sembrado que da fruto, a las
mentes yermas. A ellas corresponderá
abrir caminos con expectativa.
Entonces, ¿por qué nuestra pereza
(pereza alimentada por las nuevas tec-
nologías y el endiablado despliegue de
los medios de comunicación) echando
tan sólo vistazos a un buen libro? Ahí
están gran número de ellos, vencidos
sobre los expositores de muchas libre-
rías e incluso ignorados en un estante
de nuestra casa; donde, al menos, no
sufrirán el infortunio de acabar en una reciclado. Hecho, éste último, del que se congratulará
máquina trituradora de papel. Destino inevitable que, algún bosque abocado también al exterminio.
sin duda, aguarda a tantas ediciones no vendidas en Ciertamente, hay otras salidas menos dramáticas
su totalidad, que son devueltas a las editoriales para para los textos que no encontraron a tiempo su lector,
hacer sitio a otras novedades del mercado. Un tiraje como el saldo o que la adquisición corra a cargo de
mal calculado, ineficaz promoción y el escaso favor de los propios autores. Por fortuna, a la literatura clási-
los lectores son algunas de las causas que motivan su ca se le concede una larga vida en los anaqueles, pues
almacenaje. Y puesto que el coste que origina su man- siempre hay lectores interesados en su disfrute. Pero
tenimiento como activo de la empresa no compensa aun así, estos libros geniales sufren del tedio y, sobre
una posible demanda de ejemplares por parte de los todo, del fracaso de verse arrinconados a la espera de
libreros a largo plazo, la guillotina se impone: los libros unas pupilas ávidas de lectura. Salvémoslos. Tanto los
devueltos son destruidos y el papel se vende por kilos célebres como los inéditos se nos abrirán generosos: su
para su reciclado. memoria, sus secretos, su risa. Son la rebelión del inte-
Tal vez, echándole imaginación, no sea una muerte lecto, el clamor de los olvidados, la venus, lo sacro… Y
en balde y aquel ejemplar picado, del que se borraron podemos elegir.
irremediablemente poemas y diálogos, se convierta en
una nueva obra con mejor estrella, impresa en papel Marina Caballero
Revista Atticus 73
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74 Revista Atticus
LA CIUDAD DEL TAC… TAC… TAC…
C
omenzó a escucharse el ruido una no- El ruido nunca más paró. Lo que al principio fue un
che de primavera ¡ bah! Es una mane- raro acontecimiento comenzó a preocupar a los veci-
ra de decir, en realidad era una noche nos. Se especulaba que quizás se estuvieran producien-
helada. Se percibía que esa temporada do temblores de tierra, cosa normal en esa geografía,
había llegado por los cantos de algunos pájaros auda- que provocaran desprendimientos de rocas y éstas se
ces y los brotes de las plantas, un hecho casi milagroso deslizaran desde los cerros circundantes hacia el valle
esto de los vegetales, de alguna manera mostraban la donde se encuentra la ciudad. ¡Pero entonces debería
fortaleza de su reino. Hasta hace muy poco habían so- escucharse una lluvia de tac...tac! Y no era así, el ruido
portado grandes nevadas y ahora las heladas, pero ellos provenía de un solo objeto que recorría a su antojo la
estaban ahí, triunfantes, mostrando sus retoños. ciudad y todos sus recovecos.
El viejo Ariel vive en las márgenes de la ciudad, su Algunos grupos de pobladores se organizaron para
cabaña está situada en una zona más alta que el centro, recorrer la ciudad a la hora en que se producía el mo-
justo donde comienza la formación boscosa. Debido lesto sonido. Nada vieron pero comenzaron a percibir
al intenso frío, ese atardecer entró temprano a su casa, olores en los alrededores de dónde provenía el ruido.
al calor de la cocina a leña tomaba mate y leía novelas La ciudad se convirtió en una Torre de Babel, su es-
de aventuras, al lado su perro Don Quijote, pero su tructura no era de diferentes lenguas sino de distin-
gran pasión era la pintura, pasaba meses hasta terminar tos olores. Los sentían agradables o nauseabundos con
un cuadro, siempre eran paisajes que él observaba en todas sus variedades. A Don Ariel se le ocurrió hacer
sus paseos y los retenía en su memoria. La radio era una estadística y como si tal cosa, indagaba a los veci-
otra compañera, escuchaba todo tipo de música. Cada nos qué tipo de olor había percibido, luego se iba a la
tanto se paraba, estiraba su cuerpo, el perro lo imitaba, cabaña y anotaba los datos que recordaba. Así todos
los dos, flacos y altos se acercaban a la ventana. Don los días. Con el tiempo acumuló gran cantidad de opi-
Ariel observaba el cielo con el ardiente deseo de descu- niones, las cuales analizaba y clasificaba. Le llamó la
brir algún suceso extraordinario en el cosmos. Durante atención la variedad de olores.
el día paseaba con su bastón y su perro por el centro El pánico se fue apoderando de la ciudad. En la in-
y los alrededores de la ciudad. Hablaba poco con los timidad de sus hogares, los habitantes sentían como si
vecinos, tenía una intuición fuera de lo común, no se le el ruido recorriera sus conciencias. La primavera pasó
escapaba nada de lo que éstos hacían o pensaban, pero y el verano se adueñó glamoroso entre los turistas y los
su boca estaba sellada. Todo quedaba en su cerebro y aterrorizados pobladores. Lo extraordinario era que los
en algunos casos en su corazón. Esa noche, cerca del visitantes no oían el tac...tac...tac, ni olían más que las
amanecer, sintió un ruido chispeante, corto y repetiti- hermosas flores de los jardines y las plazas.
vo; tac...tac...tac. Se levantó a espiar, los vidrios de la Recién entrado el otoño, cuando el bosque explo-
ventana estaban opacados por la helada, la abrió, una taba de colorido, el clima equilibrado en días más so-
brisa fría chocó con el calor de la cabaña. No vio nada. leados, como cediendo una pequeña tregua antes que
Don Quijote tenía las orejas paradas y movía la cola. avasallara con sus lluvias y nevadas, el viejo Ariel tomó
El tac...tac siguió escuchándose cada vez más alejado, una decisión, acompañado de Don Quijote se levan-
como si bajara hacia el centro del pueblo. taría a la hora del ruido y se juró no descansar hasta
Al otro día, en conversaciones familiares, en el club, descubrir qué o quién lo producía. Ayudado por las
en los cafés, comentaban el persistente ruido que los deducciones obtenidas con su estadística casera, arri-
despertó. En su diaria caminata, el viejo Ariel charló bó a características personales de grupos que sintieron
con los vecinos, debió admitir qué él también lo había olores similares. Como toda población humana, la ciu-
escuchado. dad del ruido tenía sus bondades y pecados; amores
Revista Atticus 75
secretos, crímenes misteriosos, crueldades, envidias, tento pero no dejaba de correrle un escalofrío cuando
algún alarido de solidaridad, odios, rencores, heroísmo. lo observaba, era tan cerrado, inexpugnable.
El viejo y el perro volvían al amanecer, agotados, sin Una noche, mientras realizaba quehaceres atrasa-
descubrir nada. En ese tiempo no salía por las maña- dos debido a su obsesión por la pintura, sintió sirenas.
nas en su cotidiano paseo. Los vecinos le preguntaban Salió de la casa, se sorprendió al ver el bosque incen-
por su ausencia, pero nada dijo de lo que hacía por la diado, los árboles de los cerros parecían envueltos en
noche. A fines de otoño, en la rutina de su búsque- llamaradas rojas, como si provinieran del centro de la
da, se sentó en una inmensa piedra cercana a su casa, tierra. Un olor a incienso impregnaba el aire, se asustó,
ésta estaba partida por un añoso árbol que surgía entre por el camino iban veloces los coches de los vecinos
las mitades. Se recostó cansado, Don Quijote apoyó para ayudar a combatir el fuego. Luego de unas horas
su cabeza en las rodillas del viejo. El frío de la noche de espera se acercó al camino, los vecinos regresaban.
no le permitía dormirse, su cuerpo estaba aletargado, —No sabemos que sucede Don Ariel, no fue un
sentía una profunda paz. De pronto lo vio, la luz de la incendio, es un reflejo rojo que sale de la tierra.
luna iluminaba una pequeña cosa que de manera sua- No pudo dormir, miró el cuadro y sintió la nece-
ve y saltarina bajaba hacia el centro del pueblo ¡tac... sidad de pintar de fondo el bosque en llamas, luego
tac...tac! Se quedó quieto, la mano sobre la cabeza de se le ocurrió que el nudo no podía quedar tan cerrado
Don Quijote, como suplicándole que no se moviera. en ese paisaje dantesco, como si emanara un calor que
Hombre y perro eran estatuas bajo el árbol de la pie- provocara la apertura del tejido apretado, y lo abrió.
dra partida. Sólo los ojos seguían alucinados al extra- Quedó como una inerte y opaca flor semiabierta. No
ño objeto, hasta que lo enfocó. Era un nudo, opaco, lo pudo colgar como sus otras obras, lo envolvió con
apretado. Desprendía un olor intenso, a vida, a mucha mucho papel y por último en una bolsa de tela os-
vida. Intuyó que el material del que estaba hecho era cura. Lo guardó en el sótano, entre las cosas menos
una trama de disímiles sentimientos y acontecimientos deseables. Su rostro expresaba cierta irónica perversi-
que se enredaban de tal manera que sería imposible dad, era una ceremonia secreta, sólo Don Quijote era
deshacerlo. Todo el nudo era un símbolo, una síntesis, testigo.
era la suma entretejida del “ Todo” lo que allí habitaba. Misteriosamente, luego de esa noche, nunca más se
Regresó a la casa junto a Don Quijote, en un silencio escuchó por la ciudad y sus alrededores el escalofriante
abismal, solo se escuchaba en la lejanía el tac...tac...tac.. tac... tac... tac.
Nunca más salió a caminar. Los vecinos decían que se
había vuelto loco. Ana María Manceda
Ocurrieron eclipses, el paso de cometas, lluvias de
estrellas, como provocando la mirada del viejo, pero www.buceandoenelinfinito.blogspot.com
éste había perdido el interés de mirar el universo por mail: amtaboada@smandes.com.ar
la ventana. Ahora indagaba con su mirada ese enigmá-
tico nudo y trataba de plasmarlo en la tela, pintaba y
pintaba. Con los meses terminó el cuadro, estaba con-
76 Revista Atticus
Microrrelatos
un ¡Ssssss! eterno, el odio a un ¡Bum! y los orgasmos a un
efusivo ¡Mmm!…
Lástima que haya olvidado incluir también, el que define
su triste soledad.
A
Qué sería yo sin mi mujer cababa de cerrar la puerta. Aquella de ma-
L
dera que carcomía sus lados. El portazo
ucía se coloca encima mía, justo sobre mis ro- anunciaba que las cosas no iban bien. Mi
dillas. Me coge por el cuello, me acerca a su concentración se mojó con el contacto del
boca y empieza a hacerlo cómo a mi me gusta: agua que bajaba desde arriba. Las gotas resbalan a través de
primero, me la pone tiesa, con delicadeza, po- mi cuerpo: llovía copiosamente.
niéndola a punto para lo que viene después. Entonces, con Por mi cabeza sólo caminaba una idea: dejar a Lucía, pero
habilidad, la mueve de un lado a otro, por aquí, por allá, no lo tenía del todo claro. Dudaba, siempre dudaba: decírse-
hacia abajo, hacia arriba, siempre sin perderme de vista… lo ahora o callar para siempre. Yo la quería: me afirmaba a
y por fin, sonriente y complacida –igual que yo-, remata su mí mismo con la cabeza. Mientras, por la calzada circulaban
preciso ejercicio con un último y certero movimiento. Ali- bajo la lluvia intensa coches, muchos coches. Todos siguien-
viado –qué sería yo sin mi mu- do el mismo criterio. Todos di-
jer-, me voy a trabajar. El nudo rigidos por el veredicto de sus
ha quedado perfecto. limpiaparabrisas: aquellos que
se movían de izquierda a dere-
cha. Un movimiento obsesivo
Cinco letras
M
que negaba, que me animaba a
renunciar a mis pretensiones de
is amigos
dejarla. Los coches insistían en
me decían
su empeño. No vacilaban. Se
que era un
mostraban imperativos. Eran
maldito ro-
muchos. Eran como un no lo
mántico y que estaba loco por
hagas persistente. Las dudas
escribir el nombre de mi chica
ante tal insistencia me obliga-
cada vez que accedía a una pá-
ron a replantearme las cosas.
gina: ¿No puedes usar una con-
La decisión estaba tomada:
traseña con números, como
abandoné. Cerré los ojos y di
todo el mundo? Pero, a mí me
media vuelta.
gustaba hacerlo. Así era yo.
Caminaba con las manos
Para mí, era como tenerla ahí
abrigadas en los bolsillos y con
cada dos minutos: su fragancia
paso indeciso. Antes de abrir la
atrapada en una palabra…
puerta regalé unos segundos a
Pero, con el tiempo, aquello
la reflexión:
terminó y conocí a Laura, tam-
-Cupido: inventor del lim-
bién de cinco letras, y que hoy
piaparabrisas- pensé en un acto
por hoy es mi mujer.
de lucidez mientras esbozaba
¡Ay si se enterara!
una sonrisa contenida.
Lucía seguía siendo mi no-
Clic via.
M
i hermano es un tipo extravagante de
esos que se encierran en la habitación
mientras filosofean sobre nuevos con-
ceptos. Talento tiene, de eso no hay
Daniel Sánchez
duda y según dice, uno de sus mayores logros es un origi-
nal lenguaje que permite expresar con exactitud fenómenos
http://microrrelatosapeso.blogspot.com/
poéticos e indescriptibles. No suena nada mal, la verdad. http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/
Así, en su diccionario, la alegría experimentada tras una lar-
ga espera equivale a un ¡Din-don!, el paso del tiempo a un Fotografía de LJC: Boceto de Vinea, Víctor Ochoa,
¡Tic-tac!, un bello amanecer a un ¡Quiquirikiiii!, la muerte a Bodega Museum, Cigales, Valladolid
Revista Atticus 77
¡Ay mamá!
D
eseabas que estudiara medicina y
soy abogado. ¡Ay papá! Deseabas
que jugara al fútbol y me decanté
por el kárate. ¡Ay! Ambos queríais
que me casara con Eva, la vecina de toda la vida y
el otro día os presenté a Roberto.
Cuestión de gustos
A
l comienzo todo era muy fácil. Ce-
díamos en nuestras pretensiones
alternativa y sucesivamente. Pero el
paso de los años enturbió nuestra
relación y ya no nos poníamos de acuerdo ni para
elegir el destino de las vacaciones.
Ella siempre prefirió el mar, a mí me gustó des-
de niño la montaña. cómo mi mujer se aleja ¡montada en una escoba! Siempre
Este verano, decidimos separarnos. supe que era un poco bruja, no obstante, sigo sospechando.
Ella, embarcaría su equipaje en un avión para sobrevolar Voy a esperar por si alguien la acompaña a su regreso.
el océano Atlántico, rumbo al Caribe; a mí me esperarían las
cumbres alpinas. Seis disparos, una bala
L
Lo peor es que mientras yo me quedé colgado de una
soga, mi sombra en libertad, huyó con gran celeridad. as cinco y media de la tarde, llueve en la calle
y aunque algo adormilado en el sofá, me asalta
Rompecabezas sorpresivamente una historia para un nuevo mi-
D
crorrelato. Sin perder tiempo salto en busca de
e Sara, me he quedado sus ojos verdes, de papel y bolígrafo y empiezo a escribir:
Noelia sus labios carnosos, de Alicia su ca- “Cinco integrantes de la mafia saldan sus cuentas jugán-
bello negro azabache, de Cristina sus largas dose su suerte a la ruleta rusa. El primero, tras dar un buen
piernas, de Patricia su generoso corazón y así trago de whisky, suspira, cierra los ojos y … ¡pum! Ha teni-
he ido recomponiendo a la mujer de mis sueños. Ahora, con do suerte, este es un disparo sin bala. Uno tras otro emulan
las manos manchadas de sangre, me pregunto qué hacer con a su compañero con igual resultado…”
todas las piezas que sobran. Levanto la vista del papel pensando la manera idónea
de continuar y es cuando me doy cuenta de que mi mano
derecha tiene un revolver apuntándome a la sien.
Doble vida
H
e de decir que sospecho de mi mujer. La- S.O.S.
U
mentablemente llevo ya un tiempo que por
las noches, cuando ella cree que estoy dor- n día no hace mucho mi hijo de seis años
mido, la oigo levantarse de la cama y salir de me contó que oía ruidos en las paredes de
la habitación. Y allí la espero a que vuelva durante una hora, su habitación y le tranquilicé diciéndole
dos y a veces hasta tres. Presiento que algo esconde. Una que serían las tuberías del agua. Otro día
noche de estas la seguiré. le descubrí hablando solo con la cara pegada a la pared aun-
A la semana siguiente. que no le di importancia, pensé que sería juego de niños.
He de decir que sigo desconfiando de mi mujer. Lo ten- Pero me empecé a inquietar un poco cuando al terminar
go todo preparado. Le daré el beso de buenas noches y me las comidas llenaba una bolsa con las sobras para su amigo
haré el dormido. Intuyo que tiene otra vida. invisible. Aún así me convencí de que sería una manía pasa-
Llegó la noche. jera. Lo que ha terminado por asustarme son unas huellas
Se acaba de levantar de la cama, aguardo un minuto y de manos aparecidas detrás del cabecero de su cama. Sobre-
hago lo mismo. De puntillas salgo de la habitación. Silencio. salen solicitando ayuda y cuando le llamo, no me contesta.
Me asomo al salón pegado a la pared mientras oigo cerrarse No sé dónde se ha metido.
la puerta de casa. Corro hacia la ventana y atónito observo
David Moreno
Más Microrrelatos http://nocomentsno.blogspot.com/
78 Revista Atticus
“En Familie” en la SEMINCI
Breve comentario
por Luisjo
Dinamarca, 2010 ta y cruel que disfruta
Género: Drama llamando panadera a su
Dirección: Pernille Fischer Chris- nueva esposa. La pre-
tensen sencia de primerísimos
Guión: Kim Fupz Aakeson, Perni- planos cortos a veces se
lle Fischer Christensen nos muestra incomoda,
Interpretes: como queriendo hacernos participes de una situación que para
Jesper Christensen - Rikard Rheinwald, Lene Maria Christen- algunos de nosotros es muy cercana. Esto se refuerza con los mu-
sen - Ditte, Anne Louise Hassing - Sanne, Johan Philip Asbæk chos silencios presenten en toda la cinta.
- Peter La directora Pernille Fischer Christensen transmite una
imagen egoísta de los hombres. El padre y el novio de Ditte se
Me enfrento a la presión de la SEMINCI. Acudo a la sala muestran ajenos tanto a sus propios sentimientos como los de
para ver y disfrutar de la película, a esto hay que añadir un tra- sus allegados. Rikard es incapaz de pedir matrimonio “como Dios
bajo que consiste en emitir un comentario breve y conciso y a la manda” a Sanne. Quiere casarse con ella como pago de su buen
mayor rapidez posible. Dejo la sala pasada la medianoche y ni tan trabajo como enfermera, eficaz y silenciosa, durante el año que
siquiera uso el ordenador, ni en la sala habilitada para enviar las duró su enfermedad. Por que cree que es lo que debe de hacer
crónicas, ni en mi casa. Dejo que las imágenes reposen en la cabe- no por que lo sienta así. Y le importa un higo que su hija quie-
za y que el sueño potencie las ideas que conforman esta pequeña ra desarrollarse profesionalmente en Nueva York. Solo quiere de
crónica. Así que ya les cuento desde aquí que llego tarde a esta ella que siga con la saga familiar, solo le preocupa el legado de
redacción, a esta cita con los lectores. su panadería. “Tengo cuatro hijos y ninguno sabe hacer pan”, se
lamenta Rikard.
En familie. Es un dramón de una familia danesa de varias Excelente trabajo del actor que encarna a Rikard. Sin embar-
generaciones de excelentes panaderos. go no me resulta nada convincente el papel, inexpresivo durante
buena parte de la cinta, del novio de Ditte.
Una pequeña sinopsis Las féminas están muy bien retratadas. Sanne se ha cansado
Rikard Rheinwald (Jesper Christensen) es el cabeza de familia del carácter de su marido y falla en los momentos más decisivos.
de la tercera generación de panaderos. Una saga donde el bisabue- Por eso las decisiones que tiene que tomar en esos duros momen-
lo, Werner, llegó desde Alemania con un saco de trigo debajo del tos son del todo entendibles. La actriz que encarna al personaje
brazo y ahora se muestran orgullosos de ser los proveedores de de Diette también realiza una buena actuación. Ditte sufre por
la Casa Real danesa y los hoteles Hilton. Rikard recibe la buena ejercer su madurez. Es valiente y nunca rehúye el enfrentamiento
noticia de que su enfermedad ha remitido y apenas hay rastros con su padre aun a sabiendas de su incomprensión. Se muestra
visibles en su radiografías. Su hija, Ditte (Lene Maria Christensen), decidida frente a su marido y también nos muestra sus dudas y
fruto, junto a su hermana, de un anterior matrimonio, también temores ante las elecciones que debe de acometer.
goza de buenas noticias. Por un lado su experiencia y buen hacer La película desemboca en una larga agonía rodada con un hi-
con su propia galería ha llamado la atención de la poderosa galería perrealismo inquietante y doloroso. Así es nuestro futuro en mu-
Gagosian de Nueva York. Le ofrecen hacerse cargo de la repre- chas ocasiones: inquietante y doloroso en la toma de decisiones
sentación y busca de nuevos talentos para toda Europa. Esto le que la madurez de nuestra responsabilidad nos obliga a tomar ya
supondría vivir en la Gran Manzana. Ditte se plantea esta nueva sea como padre, hijo, novio… Decisiones que tenemos que tomar
etapa en su vida profesional y le cuenta a su novio sus planes de en nuestro camino ante la muerte, el amor, el trabajo. Una película
ir a vivir juntos. Y por otro, un análisis confirma su esperado pero realista y dura, intensa y emocional, de una discípula de Lars von
inoportuno embarazo. Su novio Peter (Johan Philip Asbæk), artis- Trier donde el lazo de la familia es el auténtico protagonista.
ta, ve con ilusión y cierto recelo ambas noticias. Para celebrar las Destacar la escena del arranque, la gran interpretación de Jes-
buenas nuevas Rikard le propone matrimonio a Sanne, la madre per Christensen y esas cuatro canciones, potentes, de la banda
de sus dos adolescentes retoños. Estas situaciones familiares se sonora. En su conjunto es una buena película por lo cual no sería
volverán del revés cuando Rikard recae de su grave enfermedad. de extrañar que ocupara algún lugar en el palmarés de esta 55
edición de la SEMINCI.
El comentario
El film arranca con unas entrañables imágenes que nos van Esto de la SEMINCI me recuerda a una pastelería. Una bue-
mostrando la evolución de la saga familiar en su negocio de la pa- na pastelería donde tienes a tu entera disposición unos exquisitos
nadería. Las escenas reciben el apoyo de una maravillosa canción dulces de todos los colores y sabores. Y los vas probando y ex-
(a lo largo de la película oiremos tres o cuatro canciones excelen- clamas, joder qué bueno es este. Y este otro. Y hum, este no está
tes). Después de las únicas escenas de jolgorio en la fiesta familiar nada mal. Y en tu golosa avaricia apenas disfrutas de lo que estás
que sucede a la boda de Rikard y Sanne el drama está presenta comiendo. Cuando te quieres dar cuenta… ya no te acuerdas de
en cada una de las escenas. Hay un violencia contenida, a punto qué bombón, golosina o pastel era el más rico. Yo no soy muy
de estallar. Una violencia física que se manifiesta en un bofetón, golosón, me controlo y soy capaz de que los bombones que mi
pero subyace una violencia síquica muy fuerte, profunda. Poco a buen amigo Toño me trae de Bruselas me duran un par de meses.
poco, vamos descubriendo el carácter del cabeza de familia. Ejer- Con la SEMINCI me pasa lo mismo. Dosifico. Quiero que ese
ció su tiránico poder durante muchos años que no nos muestran recuerdo dure en mi mente pero esta tarde ya tengo otra película
en la pantalla. Ahora solo es un decrépito viejo, enfermo, egoís- que me espera. Es duro este oficio.
Revista Atticus 79
Enemigos íntimos
P
ciar la grandeza del escritor a pesar de los 40 años de
uede que resulte extraño encabezar unas creación literaria y de pensamiento al mas alto nivel.
líneas sobre mi admirado Mario de la ma-
nera en que lo hago, sí, ya sé que ahora Con este encabezado quiero referirme a los otrora
todo el mundo habla y presume conocer y amigos íntimos y ahora enemigos de toda la vida Gabo
entender sobre la grandeza de Vargas Llosa cuando en (Gabriel Gª Márquez) y Mario, bueno de toda la vida
los últimos años muchos ya le habían descartado e in- no y menos de la literaria donde ambos comparten ge-
cluso muchos otros acérrimos enemigos en lo político nialidad y enaltecen el castellano como lengua moder-
ahora se ven abocados a aplaudirle y loarle no sin gran na, dinámica y universal. Cuentan, los que más próxi-
mos estuvieron de ellos, que allá por los 70 tuvieron
importantes desavenencias “familiares” enredo o mal-
entendido entre sus parejas que terminaron o dieron
comienzo con un impresionante puñetazo de Mario a
Gabo al que noqueó hasta el punto de dejarle el rostro
sangrante, y hasta hoy, mejor hasta ayer mismo en que
Gabriel al enterarse del Nobel obtenido por Mario le
escribió una escueta nota en twitter en el que le dice
“cuentas iguales”, refiriéndose, no sin ironía, que al fin
es Nobel como él, que lo es desde hace casi 30 años.
80 Revista Atticus
ción, apenas serian unos 5 o 10 minutos, pero tiempo al paisaje y al paisanaje, en mas de 15 años visitándo-
mas que suficiente para apreciar la talla humana, ele- la, estudiándola y en definitiva queriéndola. Me cuesta
gancia y genio, al tiempo que sencillez y trato agradable mucho entender que en lo ideológico Márquez tenga
de este enorme personaje, que en lo político ha sabido connivencia con dictadores impresentables como los
corregir y pasar de una juventud comunista a sus po- Castro y el gorila Chavez, enemigo pernicioso para los
siciones de liberalismo y amante de la libertad y la jus- intereses colombianos, entrar en esa materia me daría
ticia, hombre valiente con principios y firme defensor para otro largo comentario, lo que si puedo decir es
de sus ideas, valentía y honradez que le ocasionó en que su literatura, su bella ficción, traspasa la frontera de
ocasiones disgustos y malos tragos, pero que el tiempo, lo ideológico, mientras que lo fácil y “moderno” para
como siempre tenaz, da a cada uno lo suyo, y las victo- los media es etiquetarle como si de un producto de
rias llegan, a veces un poco tarde si, pero llegan. supermercado se tratara. Mas clara esta la ideología en
Vargas, aunque como el mismo ha señalado en entre-
Hace no muchas semanas la periodista Blanca Bera- vista recién recibido el premio: “cuando escribo, la ideología
sategui en el Cultural de El Mundo entrevistó al inmi- queda en segundo plano”.
nente Nobel, de esa entrevista resalto algunos recortes:
“hay un tipo de estupidez contemporánea que tiene mucho que ver Termino con una referencia bibliográfica, distinta
con la cultura audiovisual de nuestro tiempo”, ello referido al seguramente de los títulos de sus novelas que están
adoctrinamiento y bajeza cultural extendida como una repitiéndose diariamente en todos los medios, yo les
epidemia en los medios de masas. Y en otro momento invitaría a leer de Mario Vargas Llosa los “Ensayos li-
de la entrevista añade “detrás de la crisis financiera hay una terarios I”, editados por el autor, (Galaxia Gutenberg,
moral degradada por la codicia. Y esa es una forma terrible de Círculo de Lectores), en especial el ensayo: “García
incultura”, haciendo alusión a la que está resultando ser Márquez. Historia de un deicidio” (pgs 117 a 681).
la mayor crisis, no solo económica sino también de va-
lores, de la época actual.
Miguel San Millán, octubre 2010
El conocimiento que tengo de Gabo es de haber http://www.emp.uva.es/miguelsanmillan/otrosi-
leído sus libros tantas veces hasta aprendérmelos, de- diomas.html
gustarles como un buen café una de otra vez, unido al
hecho de que su tierra colombiana también es la mía
por el conocimiento y el cariño que tengo a sus gentes,
Revista Atticus 81
Poesía
Profecías de guerra que pululan por los campos
y los restos de las ciudades,
averiguando las razones
Serán, quizá, lo que fueren,
de políticas y religiones
que no lo que quisieren,
que motivaron los combates;
otros llegaron desde universos,
agravios que aparecieron
espacios multiplicados
desde que fueron los hombres
por el factor del tiempo,
nacidos de otras especies
y nacieron los pensamientos,
que llegaron mucho antes.
arquetipos de mundos distantes,
Todavía, habrá quienes griten
ideas opuestas e irreconciliables
recordando la tormenta,
de razas que serán estigmas
unos cuantos escondidos
suficientes para la guerra;
en la empinada ladera,
de nuevo el caballo verde
en agujeros propiciados
trotando desde los cielos
por las saetas de fuego
y rompiendo los campanarios,
que escupieron desde lejos
trayendo a su compañera
las manos de los guerreros;
la de la montura negra,
¡mirad, ya vienen!, gemían,
luchando por la mejor parte,
sus ojos sin brillo clavados
bajo la cruz de siempre,
en las nubes más oscuras,
labrada en tosca madera.
donde se ocultan los buitres
Correrá sin cesar el tiempo
por lanzas de fuego empujados.
en relojes de despachos
¿Quién eres?, indagaron curiosos
marcando la nueva era,
los hombres que se apiñaban
aquella que llamaremos,
contemplando estremecidos
el día hache y la hora cero;
a la divinidad de la vara,
y los soldados de Allah
que sin hacer ningún ruido
serán repartidos por el suelo,
se manifestó ante todos,
bañando de sangre occidente
amaneciendo desde la nada
antes de que un señuelo
tras un aroma de ozono
llegue desde la extraña casa
que hasta los ojos quemaba;
que da vueltas en el cielo,
y en silencio y sin palabras,
sembrando de fuego ardiente
señalando el Sol del cielo
desde la esquina del mundo
con la punta de su lanza,
hasta las nevadas cumbres
alzó de su mano un dedo
que en el oriente se elevan,
y con una voz que no sonaba,
desvaneciendo las criaturas
dejó en la mente de todos
que habitan el continente;
que sólo una era quedaba.
luego se abrirá la gran grieta
Y surgirá un nuevo planeta,
por donde asomará enrojecida
una vez que pasen los años;
la ardiente lengua del planeta,
por tierras de escoria y ceniza
que luchará con las aguas
correrán hasta los lagos
que ambicionan invadirla;
fangosos ríos de agua
entonces, todo se hará vapor
arrastrando de los sembrados
impregnado de veneno,
el rojo trigo abrasado,
emponzoñándonos el aire
para que nazcan los verdes
que respiraremos luego.
que formarán nuevos prados;
Aún, germinarán huracanes
sólo faltarán del paisaje
que volarán ingobernables,
las figuras de dos piernas,
ocultando bajo sus sombras
que se llamaron humanos.
a descendientes de mutaciones
con semblantes infernales,
82 Revista Atticus
con la tinta de su sangre,
Otra carta de amor sobre amarillentas hojas
del otoño que llegó antes,
contando de tantas flores
A mi corazón errante
sus aromas, sus amores
en el país del desamor,
y los colores de sus ropajes.
mientras arde la zarza
Después de terminar el día
con el fuego de mayo,
y otros tantos que vinieron,
olvidos llenos de ardor
mirando llegar las nubes
presos en caja de olivo
que despiertan el invierno,
y aromas de primavera
viendo desnudas las ramas
que hieren mis sentidos
que del Sol le protegieron,
sin que lo quisiera yo;
las palabras que nacieron
a mi corazón dormido
se quedaron en la tierra,
a la vera de la vida
empapadas de la lluvia
dejando ir el camino
que la sangre diluyeron.
alumbrado por el rayo,
Explica, poeta sin versos,
lluvia para hacer barro
preguntó la Luna en el cielo
y se lo lleve el río,
saliendo detrás de la nube
pecado de no quererte,
que había mojado el poema
olivas que se cayeron
escurrido en el húmedo suelo,
al borde de un prado mío;
como harás desde ahora
a mi corazón rebelde
para escribir esas rimas
que permanece huido
que cuentan de tantas flores
en crepúsculos de sueño,
los colores que tenían
alboradas de sopor
y sus congojas de amores.
en olivares espesos
Dime, poeta del tiempo,
y rebelión de celos,
gorjeó volando una alondra
para evitar más duelos,
que ya llegaba muy tarde
envío cartas de amor
para escapar de los fríos
sin decirle señor don.
que venían con el cierzo,
cómo dirás a los niños
Del poemario “Háganse los mares”
esas frases y esas trovas
para que aprendan despacio
las verdades que se esconden
en canciones y en sonetos.
Poeta del aire Pero el poeta del parque,
pintando flores de barro,
levantó despacio los ojos
En el recodo de los vientos, para indagar en el cielo
donde vuelan las campanas y gritó mirando hacia el valle:
para que despierte el Duero, ya enseñaré a los pardales
levanta su porte el castillo las palabras de mis labios,
erguido sobre las aguas para que vuelen muy lejos
que verdean en la tarde, y las reciten con trinos
reflejando las cigüeñas desde plazuelas y calles.
que regresan a sus nidos
caminando con sus alas Del poemario “Rumores del Duero”
sobre caminos de aire.
En las almenas, sentado,
al contraluz de la torre Manolo Madrid
y al frescor de los jardines http://escritormanolomadrid.blogspot.com
escribe versos el poeta druidasss@yahoo.es
Revista Atticus 83
Hay que acabar con él
L
a reunión era tan secreta que muchos no toca, un tal José Gutiérrez que es más peligroso que
sabían cómo se llamaban. No sabían cómo las siete plagas de Egipto.
se llamaban los demás, claro, porque cada Se sentó con una vacilación no estudiada. ¿Habían
uno sí sabía su propio nombre. La convo- sido realmente siete las plagas de Egipto? ¿No habría
catoria había sido terminante: “Emergencia máxima. metido la pata? Se prometió a sí mismo que se ase-
A las ocho, en punto B-4. Una vez leído, destruya este guraría bien, qué ironía, antes de hacer otra cita en el
papel”. futuro.
Eran veinte personas con trajes impecables. Cami- El silencio subsiguiente fue roto por un hombre
sas de Milán. Rolex de oro. Con un extraño parecido, gordo y rubicundo:
como si tuviesen un remoto antepasado común. Un —¡Pobre Gutiérrez! Eso de ser gafe debe resultar
hombre alto, con un rictus hepático, se levantó en un una lata...
extremo. —¿Pobre, dice usted? ¡Riquísimo! Los pobres so-
—Buenas tardes, caballeros —dijo, con un insig- mos nosotros, que no ganamos para cubrir las pólizas.
nificante acento inglés—. Soy el representante de Él, mientras tanto, se ha profesionalizado y cobra el
Lloyd’s. Siento no poder ofrecerles un té con pastas, diez por ciento del seguro por cada siniestro que pro-
pero es que la hora del té ha pasado ya. voca.
Los otros diecinueve representantes de las prin- El hombre alto abrió su cartera de mano y repartió
cipales compañías de seguros del mundo rebulleron copias del dossier de José Gutiérrez. Por él se entera-
inquietos. El hombre alto continuó: ron de que Gutiérrez, José, hijo de Casimiro y Eladia,
—Todos estamos al borde de la quiebra. Los si- acogido al seguro de desempleo, era el causante de
niestros aumentan y las tablas actuariales no sirven 214 desgracias en menos de medio año.
para una mierda. —¡A siniestro y medio por día! —silbó con admi-
Asombrado ración un francés
de su propia ve- tras enredarse en la
hemencia léxica, erre.
el inglés estuvo Todo estaba ex-
a punto de pedir plicado en el dos-
perdón. Pero se sier. Gutiérrez per-
contuvo. La grave- noctó en un hotel
dad de la situación de cinco estrellas
disculpaba su des- y esa noche un in-
liz verbal. cendio destruyó
—Y sabemos las doce plantas
a qué es debido del inmueble. Otro
—añadió, dando día cambió mil pe-
un puñetazo en setas en un banco
la mesa—. Los y media hora des-
siniestros aumen- pués los atracado-
tan porque hay res se llevaban 30
un individuo que millones. Ese mis-
es gafe. Existe un mo día se paseó
tipo —enfatizó— por el puerto y una
que atrae la desgra- ola arrancó de cua-
cia sobre cuanto jo el faro. Otra vez
84 Revista Atticus
mandó una postal a un primo suyo de Cercedilla y un Envejecido y triste, pensó en José Gutiérrez antes
terremoto acabó con un millar de cercedillenses. de suicidarse a su vez.
Cuando los reunidos concluyeron de leer el lar- —¡Ganaste, hijo de perra! —masculló— Pero ja-
go dossier, se había hecho de noche. Nuevamente el más os devolveremos Gibraltar.
hombre alto los sacó de su ensimismamiento: Y un disparo rompió el silencio del punto C-6, de-
—¿Y bien? jando la estancia con un olor a pólvora. La bala, tras
—Habría que hacer algo —reconoció un tipo con saltar los sesos del inglés, se incrustó en la cañería de
monóculo—. Yo ya no puedo mantener a mi querida. agua, provocando una inundación. La Lloyd’s perdió
Una oleada de comprensión recorrió los rostros de 180 millones más.
los asistentes. Las queridas se estaban poniendo muy
caras.
—La única solución —dijo con suavidad un hom- (Este cuento fue publicado por la revista El Jueves,
bre de rostro gris— es acabar con él. de Barcelona, el 25 de abril de 1979. Posteriormente
Por si los demás no habían captado del todo la pro- fue recogido en el libro de relatos Nada es lo que pa-
fundidad de su idea, la explicó más claramente: rece.- ENRIQUE ARIAS VEGA.- Ediciones Beta III
—¡Hay que matarlo! ¡Matar a José Gutiérrez! Milenio.- Bilbao.- 2008.- 221 páginas)
Tres días después de esta reunión secreta, los pe-
riódicos publicaban la noticia siguiente: “José Gutié- Enrique Arias Vega
rrez, obrero de la construcción en paro, se salvó de la
muerte por un milagro. Un camión al que se le rom-
pieron los frenos estuvo a punto de arrollarle. Incom-
prensiblemente, el camión, en vez de chocar con él,
se empotró en la compañía de seguros La Dolorosa,
desmoronándose dos plantas del edificio. Hay que la-
mentar siete muertos, numerosos heridos y unas pér-
didas que se cifran en los 200 millones”.
Al día siguiente, cuando José Gutiérrez tomaba
una caña en un bar, la bala que pasó rozándole la me-
jilla se incrustó en el pecho del financiero Ordóñez,
cuya vida estaba asegurada en 300 millones. Hubo un
duelo muy sentido y el ministro del Interior prometió
que acabaría con el terrorismo.
Dos días más tarde, el avión en el que había saca-
do pasaje José Gutiérrez se estrellaba en Las Azores.
Afortunadamente, José Gutiérrez perdió el vuelo por-
que el taxista había pinchado una rueda camino del
aeropuerto. Balance: 124 muertos y cerca de dos mil
millones en indemnizaciones.
Esa misma semana comenzaron a quebrar las com-
pañías de seguros. A nadie extrañó, entonces, que en
un lapso de pocas horas se suicidasen dos ejecutivos
de las principales empresas aseguradoras. Con un alto
sentido de la oportunidad, Diario de Avisos editoriali-
zó: “Un caso de mala suerte”.
Fue repartido un nuevo telegrama secreto: “Emer-
gencia máxima. A las cinco en punto, C-6. Esta vez
habrá té. Destruya el papel como siempre”.
Ni siquiera el reclamo del té sirvió para lograr el
quórum. El hombre de Lloyd’s se encontró solo esta
vez. Cuando, perdida la compostura británica y con
el té enfriándose, estaba a punto de blasfemar, se dio
cuenta que sus 19 colegas no podían acudir porque
todos se habían suicidado.
Revista Atticus 85
Por los Arribes del Duero:
Villardiegua de la Ribera
A
unque esta zona es muy amplia y abarca moso verraco prerromano, cruzamos todo el pueblo
tanto la provincia de Salamanca como tomando su salida en dirección oeste estamos sobre el
la de Zamora como así las provincias camino del Jaral, a ambos lados grandes encinas dentro
portuguesas, cada una en su margen del de cortinas en zonas conocidas como El Pozaco y Rita
río Duero, elegimos la ruta que va desde Villardiegua la Rodera, bien delimitadas con paredes de piedra, pro-
de la Ribera hasta la presa de Miranda do Douro. pias de estas zonas de difícil construcción y hoy oficio
ya desaparecido. Continuamos hasta desembocar al ca-
Iniciamos nuestra ruta desde la plaza donde está mino de Rita el Ciervo en su dirección sur-oeste, hasta
ubicada la iglesia parroquial de Villardiegua y un her- encontrar un cruce con un camino que nos lleva has-
86 Revista Atticus
nocturno. Son construcciones
de piedra con techos de escoba
bien orientadas hacia el sur, así
los chivos pequeños quedaban
protegidos del frío y del pisoteo
de las cabras y de los depreda-
dores de la zona, especialmente
de los zorros, se las cerraba con
una pesada laja de piedra.
88 Revista Atticus
Jesús Trapote
en Val de San Lorenzo:
Una jornada en la maragatería
Revista Atticus 89
E
l sofá de casa nos tiende su cálido y que fue un núcleo textil de gran importancia, tal vez
confortable abrazo. Y hay que estar solo comparable con la producción de los centros ca-
atento a esas señales porque ése es talanes. Por cierto, el nombre maragato tiene un con-
el momento indicado para levantar fuso origen. La teoría más aceptada, hoy en día, es la
el culo del sofá y poner rumbo hacia que ha formulado el catedrático de la Universidad de
un punto que nos aleje de la rutina. En esta ocasión León, Laureano Rubio, en la que viene a decir que en
una exposición de escultura de un amigo es buen mo- esta zona los antiguos habitantes también conocidos
tivo para solventar los casi 360 km de distancia. Una como somonzanos se dedicaban a comercializar pes-
distancia un tanto larga para un viaje de ida y vuelta en cado salado de Galicia (Mar) a Madrid (los Gatos) y de
el día, pero hoy las carreteras y los automóviles ofrecen ahí Maragato. Hoy, los tiempos cambian, son los Gatos
ciertas garantías de realizar un viaje seguro y confor- (los madrileños) los que se dedican a colonizar la zona
table. los fines de semana en busca de su famoso cocido ma-
ragato. Pero dejemos el cocido para luego.
Jesús Trapote expone sus obras en Val de San Lo-
renzo. Ya nos hicimos eco de esa circunstancia en En Val de San Lorenzo se encuentra el Centro de
nuestra Web Interpretación Textil La Comunal (C.I.T.). Es un edi-
ficio que fue construido por la Sociedad Comunal de
http://revistaatticus.es/2010/07/27/jesus-trapote- Artesanos para realizar todas la labores que iban aso-
grandes-mensajes-pequenos-formatos ciadas con el proceso de preparación de la lana para
realizar manufacturas, ya sea paños o mantas. Todo
este complejo funcionaba hasta 1998. Ahora se ha re-
Val de San Lorenzo es un pequeño pueblo situado cuperado por iniciativa del propio Ayuntamiento de
a 6 Km. de Astorga que se extiende por la vega del río Val de San Lorenzo y funciona en determinadas visitas
Turienzo. Constituye uno de los pueblos más impor- y para distintos artesanos que todavía hacen uso de esta
tantes de la Maragatería, debido fundamentalmente a vieja maquinaria que constituye un excelente ejemplo
90 Revista Atticus
Revista Atticus 91
del entramado industrial de principios del siglo XIX. Y
el museo se puede visitar en su horario habitual.
Este edificio alberga la Segunda Fase del Museo
Textil (el núcleo principal lo constituye el Batán o Pi-
són, que luego veremos). Las pequeñas esculturas que
conforma la exposición de Jesús Trapote que lleva por
título Grandes mensajes, pequeños formatos se en-
cuentran repartidas por la sala.
92 Revista Atticus
Interior de La Comunal con una maquina con las boninas y
al fondo una escultura de Trapote.
Revista Atticus 93
Interior del Batán o Pisón con la máquina con los cardos para extraer el pelo de las mantas, con algunos ejemplos de manufactura.
Hoy día tenemos la inmensa fortuna de conocer de la trama como para la urdimbre. Una vez colgada en
primera mano cómo era el proceso de fabricación tex- las perchas se procedía a su cardado (se usan un car-
til de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX dón o cardencha que es una variedad que se cultiva en
gracias a que Val continuó con su trabajo hasta final del Albacete y Alicante entre otros centros de producción,
siglo XX y gracias también a la labor del Ayuntamiento ya que es un cardo más alargado y con las puntas ha-
y sus gentes que han sabido restaurar y poner a dispo- cia abajo) para sacar el pelo de forma natural. Esto se
sición del público en general este espacio. hacía con cardos naturales insertados en una máquina
diseñada a tal efecto.
Llama la atención las diferentes fotos que se en-
cuentran en las paredes de la sala. Esto se debe a un Astorga
encuentro que se realizó durante seis semanas en el ve-
rano de 1926 de diferentes colectivos de artistas (pin- Astorga tiene mucho que ver. Podemos destacar
tores, acuarelistas, ceramistas, etc) provenientes de la tres sitios de interés. Uno de ellos es la plaza del Ayun-
Escuela de Cerámica de la Moncloa de Madrid y que tamiento que alberga el edificio consistorial. Se inició
fueron realizadas por Aniceto García Villar, profesor su construcción en 1683. Consta de dos pisos, con dos
de la escuela. Constituyen un elemento etnográfico de torres en las esquinas rematadas con chapiteles y un
primer orden para el estudio de la maragatería. espadaña central. El piso superior tiene unos balcones
de hierro. La espadaña central sostiene la campana y el
El Batán o Pisón reloj en el que dos maragatos marcan las horas. Es un
ejemplo de arquitectura civil del barroco leonés.
El Batán o Pisón (como lo conocen los propios
maragatos) complementa la visita y fue la primera fase Otra visita imprescindible es al Palacio Episcopal.
del Museo Textil. Una serie de canales desvía el agua Obra de Gaudí, su construcción se llevó a cabo entre
(ahora en verano inexistente) que mueve unas ruedas 1889 y 1915. Su fachada presenta cuatro torres cilíndri-
de molino que hace mover unos pisones que golpea la cas y sigue sus principios del modernismo catalán que
manta. Aquí se realizaba la función principal de lavar encontramos en tierras maragatas, fundamentalmen-
la manta para quitarle un aceite que se había añadido a te, por la amistad que unía al obispo con Gaudí, un
la lana para facilitar la elaboración de hilos tanto para
94 Revista Atticus
hombre muy fervoroso. El pórtico luce tres arcos abo-
cinados. La estructura del edifico se sustenta en pilares
con capitales decorados y bóvedas de crucería. Todo el
conjunto está rematado con un almenado que recuerda
al estilo mudéjar.
El cocido maragato
Revista Atticus 95
Val de San Lorenzo con el Mesón Maragato y su Ermita.
La manera de oficiar en esta región es lo que le con- la Carballeda y posiblemente acudan muchos “extran-
fiere ese carácter particular: se sirve al revés. El cocido jeros” que vuelven a su pueblo en su cita anual para ver
consta de tres platos o vuelcos. El primero de ellos es a sus paisanos y familiares. Y como no hacía mucho
un plato con todas las carnes. Están suelen ser siete calor degustamos el cocido sin ningún pero, ni mucho
(hay restaurantes que anuncian hasta doce): pie y oreja menos decepción. Podemos decir que además dispone
de cerdo, gallina, tocino, morcillo, chorizo, costilla, etc. de otros platos en una corta pero selecta carta donde
Junto con un relleno (miga de pan, con huevo frita). A brilla con luz propia una ensalada templada, un tronco
continuación los garbanzos acompañados de verdura, de bonito (al ajillo) y unos postres caseros (la leche frita
generalmente suele ser repollo o berza, y patata cocida. suave y deliciosa). Muy recomendable.
Y, por último, se acaba con la sopa: el caldo resultante
de esa cocción con unos fideos o rebanadas de pan. http://www.mesonmaragato.com/
En nuestra particular jornada maragata accedimos En definitiva una buena y completa jornada con in-
a unos de los restaurantes que existen en Val de San terés etnográfico, artístico y gastronómico. Un conse-
Lorenzo. No íbamos a ciegas pues nos habían anuncia- jo: no dejen que el sofá de casa les abrace más que lo
do que Gloria y su hermano (regentes del restaurante justo.
Mesón Maragato) tenían buena cocina y no se pasa-
ban en el precio (cosa esta últi- Luisjo
ma que suele ser muy habitual en
algunos afamados restaurantes).
Por el calor reinante, principios
de Septiembre tal vez no sea el
mejor momento para degustar
un cocido maragato. Pero si que
nos lo ofrecieron, tal vez porque
se daba la circunstancia de que
estamos en las fiestas locales de
96 Revista Atticus
www.rogalonso.com
Fotografía
Comunicando
Jesús González
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Revista Atticus 97
www.flickr.com/photos/concellon
98 Revista Atticus
Y ellos a lo suyo
Luis Raimundo García
www.haciendoclick.blogspot.com
Estamos en otoño
Alicia González
Bus - Stop
Jesús Arenales
Revista Atticus 99
TENDER PUENTES PARA CONSTRUIR MAÑANAS
E
n las semanas previas a la creación
de esta Ongd, discutíamos mucho
sobre las razones, la filosofía, el
ideario y el espíritu que debería te-
ner nuestra asociación: ¿por qué lo hacíamos?, ¿para
qué?, ¿qué conseguiríamos?, ¿serviría de algo? Bien es
verdad que, desde mucho antes, un grupo de amigos
recogíamos dinero en nuestros círculos, o a través de
algunas actividades benéficas, y lo enviábamos a los
diferentes proyectos. Pero ahora se trataba de algo
más serio. Fueron muchos los nombres barajados,
pero uno se impuso inmediatamente: PUENTES. Y
Alfabetización de niños en el Congo el nombre, en cierta forma, fue nuestro destino: nos
fue proporcionándonos metas y valores.
Lo primero: había que tomar conciencia de
en qué orilla del puente vivíamos. Lo segundo: ha-
bía que ser conscientes de qué gente vivía en la otra
orilla del puente. No se trataba de enviar dinero al
otro lado, como quien arroja un poco de calderilla.
Construir un puente significaba dar posibilidad, a los
de una y otra orilla, de encontrarse, conocerse, descu-
brirse y ayudarse.
Muchos de nosotros hemos cruzado, tem-
poralmente, este puente, con las piernas del cuerpo,
y, definitivamente, hemos cruzado este puente con
el compromiso, que son las piernas del alma. Kapu-
cinsky decía que los árboles tienen raíces, pero los se-
res humanos tenemos piernas para movernos y salir
Chapas (Guatemala):
- Contribución al mantenimien-
to general de la casa para niños y jóve-
nes con discapacidad mental. Acoge a
unas 40 personas con modalidades de
centro de día y residencia.
- Apoyo a un grupo de 60 fami-
lias desfavorecidas (alimentos, medici-
nas, escuela), a través de un sistema de
apadrinamientos.
Amozoc (México):
- Comedor, cuidados sanita-
rios y talleres de ocio para 60 ancianos
marginales en un Centro de Día.
Diciembre 2010